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Fernando el Católico. Fernando Nacionalidad: Aragón Sos del Rey Católico 10-5-1452 - Madrigalejo (Cáceres) 22-1-1516 El 10 de mayo de 1452 nacía en la localidad zaragozana de Sos el hijo primogénito del rey aragonés Juan II y su segunda esposa, la castellana Juana Enríquez, hija de don Fadrique Enríquez, almirante de Castilla. Las Cortes de Calatayud le juran como heredero de la corona de Aragón en 1461, tras la muerte de su hermanastro Carlos, el príncipe de Viana. Antes de su matrimonio conocemos algunas aventuras amorosas del joven galán con una tal Aldonza Roig. Como resultados de estos amores nacerán dos hijos naturales: Alfonso que será nombrado años más tarde arzobispo de Zaragoza y virrey de Aragón- y Juana futura esposa de don Bernardino Fernández de Velasco, condestable de Castilla-. Durante del matrimonio también mantuvo relaciones extraconyugales, naciendo dos hijas llamadas María de Aragón que pasarían sus días en un convento de agustinas de los alrededores de Madrid. En 1468 fallece doña Juana Enríquez y el príncipe Alfonso es nombrado corregente del reino aragonés y rey de Sicilia, posiblemente para dotar al joven de un reino con el que fortalecer su próximo matrimonio con Isabel de Castilla, princesa de Asturias en esos momentos. El 7 de enero se firma un protocolo entre los futuros esposos por el que Fernando se compromete a actuar en estrecha colaboración con Isabel y adoptar las decisiones en común. El enlace no satisface a Enrique IV por lo que se realizará de incógnito. Fernando parte a tierras castellanas en octubre de ese año y el día 19 se celebrará el matrimonio, oficiado por el arzobispo Carrillo quien proporciona a la pareja una dispensa papal falsa, necesaria debido a tener como antepasado común a Juan I de Castilla. Esta situación será regularizada por Sixto IV en 1471. Los siguientes meses serán de absoluto aislamiento para los esposos que ven como la mayoría de los nobles toman partido por la infanta Juana en la carrera por el trono castellano. En mayo de 1471 se producen las primeras adhesiones a los príncipes: el País Vasco se decanta por Isabel y Fernando al tiempo que la poderosa familia de los Mendoza va colocándose a su lado. La muerte de Enrique IV -12 de diciembre de 1474- y la posterior autoproclamación de Isabel como reina de Castilla -13 de diciembre de 1474- sorprenderá a Fernando en Aragón. La guerra civil castellana está servida y el aragonés quiere mover sus cartas. Se proclama el único descendiente varón vivo de Enrique IV y se presenta como candidato al trono castellano. Esta actuación motivará la firma entre los esposos de la concordia de Segovia 15 de enero de 1475- en la que se establece absoluta igualdad entre ambos en el ejercicio del poder real - a pesar de que el nombre del rey debe anteceder al de la reina, al igual que las armas de ambos-, norma que también se seguirá posteriormente en Aragón. De esta manera los esposos se presentan como un bloque consolidado, apoyado por un buen número de nobles, ciudades y villas que desean el "buen gobierno del reino", empujando a los monarcas a poner en marcha una política de consolidación del poder real. La participación de Fernando en la Guerra de Sucesión será determinante ya que Aragón apoyará a los jóvenes esposos frente a Alfonso V de Portugal y Luis XI de Francia, que se inclinan por Juana. El inicial avance portugués es frenado al tomar Fernando Zamora y obtener una contundente victoria en la batalla de Toro -1 de marzo de 1476-. La guerra estaba sentenciada al ser expulsados los franceses de Fuenterrabía, aunque los focos de resistencia en Andalucía y Extremadura aún tardarán tres años en ser apagados. El fin de la guerra se sentencia en los Tratados de Alcaçovas -septiembre de 1479-. Desde ese momento la labor personal de Fernando e Isabel resulta difícil de diferenciar, no sólo en Castilla sino también en Aragón donde el rey Juan II ha muerto en enero de 1479 siendo sucedido por Fernando. Los especialistas hablan del germen del Estado Moderno en estos momentos, poniéndose como objetivo los gobernantes la consolidación del poder monárquico. Las medidas encaminadas a la organización del reino castellano son de gran calado -creación de la Santa Hermandad y del Consejo Real, regulación de la Hacienda Real, incorporación de los maestrazgos de la Ordenes Militares a al corona la nombrar a Fernando Gran Maestre de cada una de ellas, etc.-. Parece que la actividad en Aragón no fue tan numerosa, destacando su actuación en la resolución de los problemas de los campesinos de remensa a través de la sentencia arbitral de Guadalupe (1486). Su intento de sustituir a los diputados de la Generalitat catalana por otros elegidos por el monarca no prosperó, teniendo mayor éxito en la implantación de la insaculación para la elección de cargos en el ayuntamiento barcelonés y de otras ciudades. El restablecimiento de la Inquisición en la corona aragonesa trajo en un primer momento problemas graves que acabaron con el asesinato del inquisidor Pedro de Arbues. La respuesta fue contundente y la Inquisición se afianzó en la corona. Siempre se ha hecho referencia al reparto de funciones entre Isabel y Fernando, adjudicando a la soberana los asuntos internos y al monarca los externos. En los asuntos de política exterior Fernando demostró su capacidad política. Uno de los primeros objetivos será poner punto final a la Reconquista, en unos momentos en que el reino nazarí de Granada estaba dando muestras de crisis y decadencia. La guerra duró diez años y en enero de 1492 Boabdil entregaba las llaves de la ciudad, poniendo fin a siete siglos de presencia musulmana en la península. A pesar de que la empresa se presentó como iniciativa de la corona castellana, el papel desempeñado por Fernando será crucial. También participó en la aventura americana que permitiría a Colón descubrir un nuevo continente, siendo uno de los valedores de las Capitulaciones de Santa Fe. Pero las miras del rey estaban en la defensa de los intereses aragoneses en el Mediterráneo y aquí debemos hacer referencia a los asuntos italianos y norteafricanos. En el norte de Africa se toman importantes plazas: Melilla (1497), Mers-el-Kebir (1505) y Orán (1509) estableciéndose protectorados en Bujía, Trípoli y Argel. El Magreb parecía estar ocupado por la corona hispánica cuando la derrota en la isla de Gelves (1511) hizo despertar del sueño. El control de unas cuantas plazas fuertes será el resultado de dicha derrota, poniéndose de manifiesto la fortaleza del Imperio Turco en el Mediterráneo oriental. En Italia la corona de Aragón controlaba Cerdeña y Sicilia mientras que Nápoles estaba gobernado por Ferrante, hijo natural de Alfonso V el Magnánimo. Carlos VIII de Francia también tenía intereses en la península y alcanzó un trato con Fernando: la devolución a Aragón del Rosellón y la Cerdaña -perdidos en la reciente guerra catalana- a cambio de libertad de actuación francesa en Italia -Tratado de Barcelona, 1493-. Pero la intervención del monarca francés en Nápoles motivará que Fernando organice una Liga Santa junto al emperador Maximiliano, el papa Alejandro VI, Milán y Venecia. Don Gonzalo Fernández de Córdoba dirigirá las tropas aliadas que serán derrotadas en Seminara pero que reaccionarán contundentemente en los próximos años y obligaran a Francia a establecer la retirada. Luis XII de Francia vuelve a la carga, ahora de manera diplomática y firma con Fernando el Tratado de Granada (1500) por el que se reparte el reino de Nápoles. Las aplicaciones del tratado traerán complicaciones y estallará de nuevo la guerra, obteniendo don Gonzalo dos importantes victorias en Ceriñola y Garellano (1503) siendo incorporado el reino de Nápoles a la corona aragonesa dos años después. La política matrimonial desarrollada por los Reyes católicos -título obtenido en 1494 de manos de Alejandro VI- tendrá como objetivo aislar a Francia, buscando como aliados de los reinos hispánicos a Portugal, el Imperio e Inglaterra. Los enlaces serán los siguientes: Isabel casaría con el príncipe portugués don Alfonso y al enviudar, con su heredero, don Manuel el Afortunado; Juan casará con Margarita de Austria, hija del emperador Maximiliano I y María de Borgoña; Juana contraerá matrimonio con Felipe de Austria, también hijo del emperador; María se casará con su cuñado, el viudo don Manuel de Portugal; Catalina será la primera esposa de Enrique VIII de Inglaterra. El 26 de noviembre de 1504 Isabel fallece en Medina del Campo dejando como heredera de Castilla a su hija Juana. El testamento tiene un curioso párrafo: "cuando la Princesa, mi hija, no estuviere presente en estos reinos o estando en ellos no quisiere o no pudiere entender en la gobernación de ellos (...) el rey Fernando, mi señor, rija, administre y gobierne los dichos mis reinos y señoríos por la dicha Princesa" . Quizá por este párrafo podemos deducir que Isabel aprecia ciertos trastornos mentales en su hija y no desea que el reino caiga en manos de Felipe. Fernando se hace cargo de Castilla como regente hasta la llegada de los nuevos reyes que están en Flandes. Pero la nobleza castellana empieza a dar muestras de preocupación y deseos de responder a los agravios realizados anteriormente por los monarcas. Esta nobleza levantisca apoya incondicionalmente a Felipe como rey quien también recibe el apoyo de Luis XII de Francia y del Imperio. Una vez más Fernando da muestras de su inteligencia política y firma con el rey francés la paz de Blois (1505) por la que Luis renunciaba a sus derechos sobre Nápoles y Fernando contraía matrimonio con la sobrina del monarca francés, Germana de Foix. El matrimonio se celebró en Valladolid el 18 de marzo de 1506 y a los pocos meses Fernando abandona Castilla rumbo a sus posesiones de Aragón, evitando cualquier problema con su hija Juana y Felipe. La muerte de El Hermoso el 25 de septiembre de 1506 vuelve a poner de nuevo a Fernando en la órbita castellana. Juana da muestras de incapacidad mental y en el país impera la anarquía por lo que Cisneros decide llamar a Fernando en calidad de regente, iniciándose la segunda regencia que abarcará entre 1507 y 1516. En el otoño de 1509 se encierra a Juana en Tordesillas al ser declarada loca -locura por razones de Estado más que cuestiones psíquicas, posiblemente- y ese mismo año fallece el pequeño Juan, hijo de Fernando y Germana (3 de mayo de 1509). La energía caracteriza este segundo periodo de regencia imponiendo fuertes castigos a la nobleza levantisca, siendo el episodio más destacado la invasión de Navarra en 1512. La invasión del reino vecino se encuadra en las luchas contra Francia ya que el pequeño estado era un fiel aliado francés. La excomunión de Julio II al monarca francés se hizo extensiva a Navarra y Fernando ordenó al duque de Alba la invasión que se consumó con la rendición de Pamplona el 25 de julio de 1512. Antes de morir Fernando redactó dos testamentos; en el primero de mayo de 1512 dejaba al infante Fernando como regente en espera de la llegada de Carlos I. Sin embargo este testamento será modificado en enero de 1516 al designar al cardenal Cisneros como regente de Castilla. En un delicado estado de salud, Fernando emprendió un viaje a Andalucía para organizar una gran armada contra los turcos pero antes de llegar la comitiva regia a Madrigalejo (Cáceres) el rey fallecía. Era el 23 de enero de 1516 y las coronas de Castilla y Aragón iban a parar al joven Carlos quien se hacía proclamar rey en Bruselas el 14 de marzo de 1516 Reyes Católicos. Isabel Nacionalidad: España 1451-52 - 1504-16 Isabel, hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, y Fernando, hijo de Juan II de Aragón y de Juana Enriquez, contrajeron matrimonio en Valladolid el 19 de Octubre de 1469, entre fuertes oposiciones al mismo. Isabel heredaría el trono de Castilla en 1474 después de la muerte de su hermano Enrique IV, autoproclamándose reina, ya que había un conflicto sucesorio entre ella y Juana, hija de Enrique IV, de la que se decía era hija de D. Beltrán de la Cueva y no del rey, este conflicto prosiguió después de la coronación, ya que Alfonso V de Portugal, esposo de Juana, lanzó una ofensiva en apoyo de ésta, ofensiva que se disputó en las batallas de Toro y Albuera tras las cuales Isabel, que salió vencedora, fue reconocida reina por las Cortes de Madrigal. Mientras tanto Fernando era nombrado heredero a la muerte de su hermano Carlos. En 1468 recibió el trono de Sicilia y a la muerte de su padre en 1479, el de la corona de Aragón. Participó en las luchas a favor de su esposa Isabel y a partir de esta fecha se produjo la unión dinástica de Aragón y Castilla y el comienzo del reinado conjunto, siguiendo los acuerdos que se habían firmado en 1475 en la concordia de Segovia por los que ambos monarcas mantenían su igualdad en lo tocante a Justicia, moneda y expedición de privilegios, pero reservaba a Isabel la fidelidad de los tenedores de Castillos y las cuestiones de Hacienda.Este matrimonio ha sido considerado como el punto de partida de la unidad y de la grandeza de España. El primer objetivo de los nuevos monarcas fue el de restablecer la autoridad real para lo cual se sirvieron de una poderosa organización la Santa Hermandad creada en 1476 que era una especie de policía judicial que perseguía a los perturbadores del orden. También constituyeron el Consejo Real que sustituía a las Cortes y nombraron corregidores para controlar las ciudades y vincularon la dirección de la Mesta al Consejo Real. De este modo quedaba controlada la política del reino, aunque estas medidas pesaron más sobre el reino de Castilla que sobre el de Aragón. La siguiente misión era concluir la reconquista en el reino nazarí de Granada lo que consiguieron en 1492. La paz interior y la buena organización del reino permitieron que las arcas reales se llenaran y con ellas se acometieran nuevas empresas como el apoyo al almirante genovés Cristobal Colón que descubriría América en 1492, aportando riquezas para el reino y un fuerte expansionismo exterior. El éxito de la guerra antimusulmana y la presión de los confesores de la reina indujeron a los Reyes a unificar la religión de sus súbditos por lo cual en 1492 se procedió a expulsar a los judíos y los mudéjares granadinos, obligados a convertirse. Ya en 1478 se había creado La Inquisición para perseguir a los cristianos nuevos que volvían a sus antiguas creencias. El reino continuó ampliándose al conseguir Fernando de Carlos VIII de Francia la restitución de la Cerdaña y el Rosellón en virtud del tratado de Barcelona de 1493. Así mismo en Italia se enfrentó al monarca francés consiguiendo la conquista del reino de Nápoles en 1504. En ese mismo año fallecía la reina Isabel y aunque dejaba como regente de la heredera al trono, Juana I, a su marido Fernando el Católico, la nobleza castellana no lo apoyó por lo que éste marchó a sus estados de Aragón. De este modo quedaba encargado del gobierno de Castilla Felipe de Austria, el Hermoso, esposo de la reina Juana I de Castilla, la Loca. Pero la muerte de Felipe en 1506 obligó a restituir a Fernando, llamado por el Cardenal Cisneros a Castilla en 1507. Los últimos años de su reinado se caracterizaron por los enfrentamientos con Francia en terreno italiano. A la muerte de Fernando el Católico heredó el trono su nieto Carlos I de España. Desde el punto de vista artístico esta etapa se caracteriza por la supervivencia de la tradición gótica y la lenta penetración de los nuevos moldes renacentistas. Bajo el impulso de los monarcas o de la alta nobleza se erigieron numerosos edificios, iglesias, universidades, hospitales, castillos, etc., especialmente en tierras castellanas dada la supremacía económica de dicho reino en aquella época. En el campo de la pintura se superpusieron el estilo flamenco y la novedad renacentista. En este período continuaron desarrollando su obra pintores que ya habían comenzado tiempo atrás como Huguet, Gallego, Bermejo a la vez que el nuevo estilo renacentista asomaba a las obras de artistas como Rodrigo de Osona el Viejo o Pedro Berruguete Enrique IV Nacionalidad: Castilla 1425 - 1474 Hijo de Juan II de Castilla y de María de Aragón, antes de acceder al trono ya intervino en la convulsa política castellana de la época, junto a su favorito Juan Pacheco. En 1440 casa con Blanca de Navarra, separándose de ella en 1443 por impotencia. Un año más tarde accede al trono. Casa de nuevo en 1455 con Juana de Portugal, para asegurar la cooperación entre ambos reinos. Su mandato transcurre sin grandes alteraciones hasta 1462. En este año, se renuevan los hostigamientos contra el reino nazarí de Granada, se intenta reconciliar con los Grandes de España huidos a Aragón y acepta el trono de Cataluña, ofrecido por los mismos catalanes, descontentos con Juan II de Aragón. Precisamente la cuestión catalana provoca, a partir de 1463, la caída en desgracia de los nobles más cercanos al rey (Juan Pacheco, Alfonso de Fonseca) por la pérdida de confianza en el Consejo, y el ascenso de nuevas figuras, como los Mendoza o Beltrán de la Cueva. Entre 1463 y 1468, los nobles desafectos emprenden una campaña contra el Enrique IV y elaboran el Manifiesto de Burgos (1464), en el que se critican aspectos diversos de la gestión del monarca, se incluyen las protestas de las ciudades y se critica la sucesión al trono en la persona de Juana, su hija, considerada fruto del adulterio de la reina Juana con Beltrán de la Cueva. La presión de los nobles obliga al rey a ceder y a reconocer como heredero a su hermano Alfonso, estableciéndose una comisión encargada de analizar la crisis y emitir un dictamen que procure la pacificación de Castilla. Este dictamen, la sentencia de Medina del Campo (1465), de signo desfavorable a los intereses de Enrique IV, empuja a éste a combatir a los sublevados, quienes responderán proclamando rey a Alfonso (farsa de Ávila). Los combates se prolongarán durante tres años, hasta la muerte de Alfonso (1468). La cuestión sucesoria aun no quedará resuelta. Los partidarios de Alfonso prestarán ahora su apoyo a la hermana del rey, Isabel, en contra de Juana la Beltraneja, hija del monarca. Isabel será reconocida como heredera mediante el tratado de los Toros de Guisando; sin embargo, la defensa de la causa monárquica de ésta hace que sus aliados partan de su lado y pasen a defender la candidatura de Juana, su antigua enemiga. Los tratados de Alcaçovas, 1479, dejarán a Isabel como única pretendiente al trono y reina de Castilla, por la muerte de su padre en 1474 Maximiliano I Nacionalidad: Sacro Imperio Wiener Neustadt 1459 - Wels 1519 Maximiliano I será el emperador que inicie el periodo de esplendor alemán en la Edad Moderna. Hijo del emperador Federico III, conseguirá gracias a su matrimonio con María de Borgoña, iniciarse en política al gobernar los territorios de su esposa, aunque por escaso tiempo. Luis XI de Francia también exigía los dominios borgoñones por lo que se inicia un enfrentamiento que finalizará con la firma del Tratado de Artas, renunciando Maximiliano al Artois y Borgoña en beneficio de Francia. Maximiliano es elegido rey de romanos en 1486, título que designada al sucesor al Imperio. Tras el fallecimiento de su padre en 1493 resulta elegido emperador al tiempo que hereda los dominios patrimoniales de los Habsburgo, tremendamente repartidos. Lo más destacado de la política interior llevada a cabo por Maximiliano serán las reformas encaminadas a poner fin a la situación feudal del Imperio. Para ello se reunieron diferentes Dietas en las que se hallaban representadas los diferentes estamentos, proclamándose la paz pública e instituyéndose el Tribunal Imperial de Justicia y el Consejo de Regencia, así como estableciéndose diferentes distritos administrativos y militares. En lo que se refiere a la política exterior consiguió recuperar el Artois y el Franco Condado (1493) viéndose obligado a otorgar la independencia a los suizos en 1499. Quizá lo más destacado sea su política matrimonial en la que se incluyen los matrimonios de sus hijos Felipe y Margarita con los infantes españoles Juana y Juan, respectivamente. Fruto de esta política se producirá un engrandecimiento de la casa de Habsburgo, representada en España por su nieto Carlos I y sus sucesores. Juana la Loca. Juana I Nacionalidad: Castilla Toledo 1479 - Tordesillas 1555 La historia no ha sido muy condescendiente con Juana, la hija de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos. Su sobrenombre de La Loca nos demuestra que no ha tenido muy buena prensa. Juana nació en Toledo el 6 de noviembre de 1479. Su gran parecido a su abuela paterna, doña Juana Enriquez, motivó que, cariñosamente, Isabel llamara a su hija "mi suegra". Su educación estuvo marcada por la severidad, tanto de su madre como de sus maestros. Buena muestra de ello es que aprendió latín siendo bien pequeña. Pronto se manifestó en Juana una vena mística que ella pretendió encauzar haciéndose monja. Pero sus padres tenían otro objetivo para la atractiva Juana y cuando cumplió 16 años fue concertada su boda con el archiduque Felipe de Austria, hijo de Maximiliano I y María de Borgoña, conocido por el sobrenombre de El Hermoso. El enlace entraba dentro de la política exterior de los Reyes Católicos, que tenía como fin cercar al enemigo reino de Francia. Para ello también casaron a su heredero, el príncipe Juan, con la hermana de Felipe, Margarita de Austria. La boda se celebró en Lille el 21 de agosto de 1496, prematuramente, ya que ambos cónyuges sintieron una mutua atracción nada más verse, deseando consumar el matrimonio cuanto antes. El matrimonio no cambió la actitud conquistadora de Felipe, acostumbrado a mantener relaciones sexuales con las damas de la corte, actitud que doña Juana no estaba dispuesta a permitir. Por eso pronto aparecieron los celos y los enfrentamientos entre los esposos. A pesar de esta desagradable situación, Juana y Felipe tuvieron seis hijos. El primer parto tuvo lugar el 15 de noviembre de 1498, naciendo una niña a la que se puso el nombre de Leonor. Pasando el tiempo, primero se casará con el rey Manuel I de Portugal y tras quedarse viuda, contraerá matrimonio con Francisco I de Francia. El 24 de febrero de 1500 nace su segundo hijo, Carlos. Cuenta la tradición que el parto tuvo lugar en un pequeño retrete del palacio de Gante, debido a la facilidad de Juana para dar a luz, y a los celos, de ahí que acudiera a una fiesta para vigilar constantemente a su marido. El tercer alumbramiento se produjo en 1501, viniendo al mundo una niña a la que se llamó Isabel, que sería reina de Dinamarca tras su matrimonio con Christian II. Parece ser que este embarazo vino motivado por la muerte del infante don Miguel de Portugal, lo que dejaba la sucesión al trono de España en manos de Juana. El ambicioso Felipe se mostró durante una temporada solícito y servicial, naciendo la pequeña Isabel de estas relaciones. Felipe, que ya era duque de Borgoña, de Luxemburgo, de Brabante, de Güeldres y Limburgo y conde de Tirol, Artois y Flandes, deseaba ampliar cuanto antes su poder. A principio del año 1502 Juana y Felipe llegaron a Fuenterrabía para ser jurados príncipes de Asturias en Toledo y príncipes de Gerona en Aragón. El 10 de marzo de 1503 nacía en Alcalá de Henares el cuarto hijo del matrimonio: Fernando, futuro Emperador de Alemania y rey de Hungría y Bohemia, el ojito derecho de Fernando el Católico. Felipe partió para Flandes alegando cierto desgobierno en sus estados y Juana quedaba en Castilla. Pronto decidió acudir en compañía de su esposo, a pesar de su estado tras el parto, por lo que fue detenida por su madre. Desde ese momento se apuntó la enfermedad mental de Juana como un elemento a vigilar, por lo que los Reyes Católicos desearon que quedara a su lado. Pero Juana ansiaba tanto reunirse con su marido que, desestimando los consejos, decidió marcharse a Flandes. Tras el fallecimiento de Isabel en 1504, Juana era nombrada reina propietaria de Castilla y León, siguiendo el testamento de la reina católica. Don Fernando se encargaría de la regencia mientras los flamantes monarcas llegaban procedentes de tierras flamencas. A finales del año 1505 Juana tendrá una nueva hija, María, que casará con el rey Luis de Hungría y Bohemia. En la primavera de 1506 llegaban Juana y Felipe a La Coruña, tras una estancia en Inglaterra. La llegada de los reyes provocó el definitivo enfrentamiento entre Felipe y Fernando, siendo una de las causas la pretendida locura de Juana esgrimida por el Hermoso para hacerse con la regencia. Fernando abandonó Castilla y dejó expedito el camino a su yerno En los primeros días del mes de septiembre de 1507 don Felipe jugaba un partido de pelota con sus más allegados en Burgos. Después de practicar deporte, bebió agua helada, por lo que al día siguiente se sintió con fiebre. Nunca se curó y el día 25 de septiembre de 1507 fallecía, especulándose que pudo haber sido envenenado, lo que no se pudo probar. Un cortejo encabezado por la reina se trasladó hacia Granada, viajando siempre de noche y alojándose en lugares donde las mujeres no pudiesen tener contacto con el cortejo, lo que aumentó las noticias de la locura de doña Juana. Precisamente de camino a Granada tuvo Juana su último alumbramiento, naciendo una niña llamada Catalina, el día 14 de enero de 1507, en Torquemada. Catalina contraería años después matrimonio con Juan III de Portugal. Juana no deseaba el gobierno del reino y mandó llamar a su padre para que se hiciera cargo de los asuntos de Estado como regente de Castilla. Dando muestras de enajenación mental no se cambiaba de vestido ni se aseaba e iba acompañada del féretro de su esposo- se decidió que Juana fuera encerrada en Tordesillas. Corría el mes de enero de 1509 y allí permaneció el resto de sus días, vestida siempre de negro y haciendo una vida retirada, lo que contribuyó a acentuar su problema mental. El 12 de abril de 1555 fallecía doña Juana, tras 46 años de reclusión, cubierto su cuerpo de llagas al negarse a ser aseada y cambiada de ropa. Quizá la pobre Juana tuviera una leve enfermedad mental, pero no se llevó a cabo un programa de recuperación muy adecuado con ella al encerrarla en Tordesillas, aunque, para descargo de sus familiares, esto ha sido práctica común con la mayoría de los enfermos mentales hasta nuestros días Felipe el Hermoso. Felipe I Nacionalidad: España Brujas 1478 - Burgos 1506 Felipe I ha pasado a la historia con el sobrenombre de El Hermoso, aunque quizá se haya exagerado un poco a tenor de los retratos que se conservan. El hijo del emperador Maximiliano I y María de Borgoña era un hombre de cuerpo proporcionado y de agraciado rostro, aficionado a los deportes de su tiempo al ser ágil y poseer fortaleza. Una de sus mayores aficiones eran los galanteos amorosos, contando con abundantes amantes en la corte borgoñona. Por cuestiones políticas su padre concertó con los Reyes Católicos un matrimonio doble: Felipe y su hermana Margarita casarían con Juana y Juan. El matrimonio se celebró en Lille, el 21 de agosto de 1496, y fue rápidamente consumado por los fogosos cónyuges. Pero a pesar de estar casado, Felipe no renunció a sus devaneos amorosos con otras damas de la corte, provocando los celos en su esposa. Esta situación provocó algunas tensiones, alcanzando incluso la violencia como el día que Juana agredió a una dama de la corte con un peine por tener sospechas de que era una de las furtivas amantes de su esposo. El matrimonio había supuesto el nombramiento de Felipe como duque de Borgoña, de Luxemburgo, de Brabante, de Güeldres y Limburgo y conde de Tirol, Artois y Flandes, pero Felipe ansiaba más poder. El fallecimiento de los herederos directos de los Reyes Católicos y de la propia Isabel (1504) favoreció los deseos de Felipe ya que su esposa era nombrada reina y propietaria de Castilla. El testamento de la reina católica indicaba que en caso de manifestar doña Juana algún síntoma de desequilibrio mental, el reino debería ser regido por don Fernando. Desde ese momento se produce un claro enfrentamiento entre Felipe y don Fernando, contando el borgoñón con el apoyo de la mayor parte de la nobleza. A pesar de los numerosos intentos de conciliación, Fernando acaba abandonando Castilla y permitiendo que Felipe se haga con las riendas del país, con la consiguiente satisfacción de la aristocracia. Su breve reinado estará caracterizado por el reparto de privilegios y mercedes a los nobles castellanos y flamencos, alcanzando un papel determinante el señor de Belmonte, don Juan Manuel. En Burgos, Felipe recibía el reto para jugar a pelota, juego en el que destacaba. Tras el partido, bebió un buen jarro de agua helada provocándole una intensa fiebre de la que no se recuperó hasta su fallecimiento el 25 de septiembre de 1506 Carlos I Nacionalidad: España Gante 1500 - Yuste 1558 El 24 de febrero de 1500 nacía en Gante Carlos I de España y V de Alemania. Sus padres eran Felipe de Habsburgo, conocido como El Hermoso, archiduque de Austria, duque de Borgoña, de Luxemburgo, de Brabante, de Güeldres y Limburgo y conde de Tirol, Artois y Flandes, y doña Juana de Castilla, heredera de la corona castellana y de la aragonesa. Sus abuelos maternos eran nada menos que los Reyes Católicos y los paternos el Emperador Maximiliano I y doña María de Borgoña. Como heredero de todos ellos al ser el primogénito, Carlos obtendrá uno de los mayores imperios del Renacimiento, siendo uno de los primeros impulsores de la idea de unificación en Europa, tomando la religión católica como el instrumento unificador. La educación del joven príncipe corrió a cargo de su tía Margarita de Austria, mujer de gran cultura que inculcará en Carlos el amor por las artes y la cultura. Como preceptor se hizo cargo del muchacho el cardenal Adriano de Utrecht, futuro papa Adriano VI. Desde los nueve años encontramos a otro personaje en el círculo de Carlos: Guillermo de Croy, señor de Chievres, hombre de gran codicia que se ganó la confianza del príncipe, durmiendo incluso en la misma habitación que él con la excusa de que si el príncipe se despertaba, tendría alguien con quien hablar. Aunque esta relación no parece aparentemente positiva, el contacto de Carlos con Guillermo de Croy le convertirá en un hombre de estado, acercándole a los secretos del gobierno. En 1516 fallece don Fernando el Católico, dejando vacante la corona de Aragón, mientras que la corona castellana estaba en manos de doña Juana, recluida en Tordesillas debido a su enajenación mental. Esto convertía a Carlos en regente del reino de Castilla aunque en realidad todo el poder quedaba en sus manos. Carlos embarcó en Flandes con destino a la península ibérica, llegando a las playas de Asturias en septiembre de 1517. El cardenal Cisneros, regente de Castilla, acudió al encuentro con el nuevo rey, pero falleció en Roa antes de que se produjera. El cardenal no sufrió la humillación de ver como el monarca le entregaba la dimisión, ingrata recompensa para un hombre que tanto había dado al reino. La camarilla de flamencos que rodeaba al inexperto rey (tenía 17 años y no sabía hablar castellano, por lo que no se podía comunicar con sus súbditos) acaparó rápidamente todos los puestos de confianza, iniciando una auténtica caza y captura de los caudales del reino que salían de las fronteras para la financiación de los asuntos en los Países Bajos. Lo primero que hizo Carlos en tierras españolas fue visitar a su madre, encerrada en Tordesillas desde hacía más de siete años. El encuentro entre madre e hijos (a Carlos le acompañaba su hermana Leonor, futura esposa de Manuel I de Portugal) fue emotivo ya que hacía más de doce años que no se veían. Posiblemente el motivo de la visita sería la legitimación de la decisión de coronarse rey (lo que había hecho en Bruselas el 14 de marzo de 1516) cuando la legítima propietaria de Castilla no había fallecido. Para solucionar este problema legal y político, desde este momento en todos los documentos oficiales figurarán el nombre de ambos soberanos, siempre el de la reina en primer lugar. Otro problema le surge a la camarilla flamenca con don Fernando, el hermano menor de Carlos, nacido en Alcalá de Henares, criado y educado en Castilla, con un amplio número de partidarios dispuestos a coronarle. Incluso los Guzmán pensaron en llevar a Fernando a Aragón donde sería coronado rey con el apoyo de doña Germana de Foix, segunda esposa del Católico. Con el fin de eliminar problemas, Chievres decidió enviar a don Fernando a Bruselas. Sin embargo, las Cortes reunidas en Valladolid se opusieron a dicha medida, exigiendo que Fernando permaneciera en España al menos hasta que Carlos tuviera descendencia. Pero Chievres consiguió su objetivo y envió al infante a Bruselas, saltándose la decisión de la asamblea. Los ánimos estaban bastante encendidos ya que los procuradores a Cortes (encabezados por el representante de Burgos, Juan de Zumel) no admitían que la presidencia estuviera en manos de un extranjero, Jean de Sauvage, ni los desmanes cometidos por los flamencos. Por eso se realizaron una serie de exigencias al rey como el respeto a las leyes de Castilla, el inmediato despido de los extranjeros que tuviera a su servicio, el aprendizaje del castellano y la ubicación de castellanos en los cargos más importantes. Carlos juró respeto a las leyes castellanas y consiguió un crédito de 600.000 ducados por un plazo de tres años. Superado el escollo castellano, Carlos pone rumbo a Aragón donde las complicaciones también estaban a la orden del día. En las Cortes aragonesas existía un amplio grupo que quería nombrar príncipe-heredero a Fernando. Tras meses de duros debates, las Cortes reconocieron a Carlos como rey y le otorgaron un empréstito de 200.000 ducados. Después pondría rumbo a Cataluña donde los tratos también se prolongaron en el tiempo. Un año tuvo que estar el rey entre sus súbditos catalanes. En Barcelona recibe la noticia de su elección como Emperador, el 28 de junio de 1519. Este nombramiento encenderá los ánimos en Castilla, al considerar que los gastos de Carlos aumentarían considerablemente. Rápidamente se extendieron las protestas desde Toledo a las otras ciudades del reino, exigiendo la convocatoria de una reunión de Cortes donde se recomendase al monarca que no se marchara del país, que no permitiese el saqueo de las arcas castellanas por los flamencos y que éstos abandonasen los cargos que ocupaban. Las Cortes fueron convocadas en Santiago de Compostela, pero con unos propósitos absolutamente diferentes. Los procuradores eran reacios a las propuestas que les hacían los consejeros de Carlos por lo que Gattinara decidió unilateralmente trasladar la reunión a La Coruña, donde se concedió el ansiado subsidio con el que Carlos se trasladaba a Alemania. El cardenal Adriano de Utrecht quedaba como regente de un país en rebeldía. Desde que Carlos marchó a Alemania (mayo de 1520) hasta su regreso a Castilla (julio de 1522) se sucederán en España dos de los episodios más destacables del siglo XVI: la revuelta de las comunidades en Castilla y la rebelión de las germanías en Valencia. Camino de Alemania, Carlos hizo escala en Inglaterra, llegando a Aquisgran donde sería coronado Rey de Romanos en octubre de 1520. Al recibir el nombramiento, el nuevo emperador se compromete a mantener los derechos de los príncipes, mantener el orden imperial, emplear oficiales alemanes en el interior de las fronteras, restaurar el Consejo de Regencia y convocar una Asamblea de los Estados. Dicha asamblea, denominadas Dietas, tiene lugar en Worms en 1521. En esta reunión Fernando es nombrado regente del Imperio y elevado al rango de archiduque. Lutero es declarado proscrito, iniciándose el enfrentamiento religioso que implica la expansión del luteranismo. En la primavera de 1522 Carlos pone rumbo a España, haciendo una escala en Inglaterra para firmar un acuerdo con Enrique VIII con el fin de establecer la defensa de ambos países contra Francia. En julio desembarcaba en Santander y desde ese momento van a primar los asuntos exteriores sobre la política interior. Y es que Carlos tendrá desde el primer momento una idea imperial en su cabeza, imaginando una comunidad supranacional de estados europeos unidos por la religión cristiana y vinculados por la común pertenencia a la dinastía de los Habsburgo. Esta es la razón por la que se considera a Carlos como uno de los primeros impulsores de la Unión Europea. Lógicamente estas ideas provocan una serie de obstáculos. El primero será Francia, cuyas fronteras estaban rodeadas por los territorios de los Habsburgo, algo similar a lo que le ocurre al Papado. Entre 1521 y 1544 Carlos va a involucrarse en cuatro guerras con Francisco I de Francia, guerras en las que el emperador saldrá victorioso en mayor medida. Esta es la razón por la que se considera a ambos personajes como los últimos caballeros medievales, llegándose a plantear el enfrentamiento mutuo en un duelo para solucionar los conflictos. Muerto Francisco I será su sucesor, Enrique II, quien continúe con el conflicto, obteniendo el francés una contundente victoria. Con el fin de fortalecer sus relaciones con Portugal, Carlos eligió como esposa a Isabel, la hija del rey Manuel I de Portugal y María de Aragón, hija de los Reyes Católicos. Los cónyuges eran primos hermanos lo que no eran una disculpa ya que en la época los matrimonios entre los miembros de las familias reales se consideraban una manera de mejorar la raza. Isabel era una mujer muy atractiva, con unos bellos y grandes ojos azules y un cuerpo esbelto, destacando por encima de su belleza su inteligencia, como tendrá oportunidad de demostrar en sus numerosas regencias del país. La boda se realizó en Sevilla el 11 de marzo de 1526, pasando los novios la luna de miel en Granada. Parece que el amor nació de manera inmediata entre los cónyuges, a pesar de que Carlos ya tenía una hija, fruto de su relación con Margarita van Gest durante su estancia en Flandes, en 1522. Margarita de Austria será el nombre de la primera hija ilegítima de don Carlos. Uno de los momentos más importantes para Carlos será su coronación como emperador que tuvo lugar en Bolonia el 24 de febrero de 1530, el mismo día de su cumpleaños. Clemente VII se convertía en aliado de la causa imperial al imponer a Carlos la corona de hierro de los longobardos. Los cronistas nos cuentan que para pasar del palacio donde se alojaba el séquito imperial hasta la catedral de San Petronio se había colocado una pasarela, que se rompió en el momento de pasar la comitiva. Todo quedó en un gran susto, solventado por las fiestas que se celebraron. El acuerdo con el papa que permitió la coronación obligará a Carlos a la defensa de los territorios de la Iglesia, sometiendo Florencia y llegando a un acuerdo con Venecia. De esta manera se pacificaba temporalmente la península italiana. El nuevo enemigo procede ahora de Turquía y tiene un nombre propio Solimán I. En este nuevo frente de conflicto destaca la toma de Túnez por las tropas imperiales el 21 de julio de 1535. Dos duros golpes va a soportar Carlos en 1539. El fallecimiento de su esposa el 1 de mayo de 1539 provocó su hundimiento, retirándose al monasterio de la Sisla durante dos meses, tiempo en el que no permitió ningún tipo de visitas. Cuando parecía lago recuperado le llega la noticia del motín que se produce en su ciudad natal, Gante. El levantamiento había sido provocado por la negativa de los ciudadanos a pagar impuestos para sufragar las guerras contra Francia, incitando a la revuelta a las ciudades vecinas. Para sofocar la rebelión, Carlos cruzó Francia invitado por Francisco y cuando llegó a Gante la revuelta se sofocó, con su sola presencia. Nueve dirigentes fueron ejecutados, la villa perdió sus privilegios y tuvieron que pagar una indemnización, siendo obligados a mantener una guarnición. Como hombre de acción, una vez tranquilizados la mayoría de los frentes, Carlos se enzarzó en una nueva empresa: la expedición contra Argel en octubre de 1541, encontrándose con una tempestad que provocó la pérdida de 14 galeras y unas 100 embarcaciones menores. La operación resultó un fracaso y el emperador ordenó reembarcar. Un nuevo frente de conflicto se cierne sobre el Imperio, siendo uno de los mayores fracasos cosechados por Carlos. La cuestión protestante motivará un gravísimo problema en Alemania, consiguiendo imponer el emperador la fuerza en la batalla de Muhlberg (24 de abril de 1547), inmortalizado por Tiziano en un excelente retrato ecuestre. Sin embargo, esta euforia no es muy duradera ya que los alemanes se aliaron con Enrique II de Francia, quien tomó las plazas imperiales de Metz, Toul y Verdún, al tiempo que los turcos tomaban Trípoli y Mauricio de Sajonia traicionaba la confianza de Carlos y le atacaba en Innsbruck, pudiendo escapar por los nevados pasos de los Alpes para salvarse en Italia. Las amenazas eran continuas y las dificultades financieras aún peores, por lo que Carlos, cansado y decepcionado, decidió abdicar. El 25 de octubre de 1555, ante los Estados Generales reunidos en Bruselas, el emperador dejaba la soberanía de los Países Bajos en manos de su hijo Felipe. Tres meses más tarde, el 16 de enero de 1556, renunciaba a las coronas de Castilla, León, Aragón-Cataluña, Cerdeña y Sicilia a favor de Felipe. En septiembre del mismo año abdicaba el gobierno del Imperio en su hermano Fernando y se embarcaba rumbo a España. En febrero de 1557 llega al monasterio de Yuste con el fin de descansar, disfrutar de la comida y de la tranquilidad, ganada tras casi 30 años de intenso ajetreo. En Yuste fallecía Carlos I de España y V de Alemania el 21 de septiembre de 1558 Portugal, Isabel de Nacionalidad: España Lisboa 1503 - Toledo 1539 Los enlaces entre miembros de las familias reales de España y Portugal serán muy frecuentes a lo largo de la historia. Uno de los más exitosos será el llevado a cabo por Carlos I e Isabel de Portugal. Isabel era hija de María, hija de los Reyes Católicos, y Manuel I el Afortunado de Portugal; por lo tanto, los cónyuges eran primos hermanos por parte de madre. Nació doña Isabel en Lisboa, el 23 de octubre de 1503. Su infancia la pasó junto a su madre, dedicada ésta al cuidado de su amplia prole ya que engendró siete hijos. Tras el fallecimiento de su madre en 1517, Isabel ocupará el papel materno hacia sus hermanos. En estos años nos la describen como esbelta y hermosa, de ojos grises y cabellos rubios. Tras quedar don Manuel viudo por segunda vez, volvió a contraer matrimonio en 1519, eligiendo a una sobrina: doña Leonor, hija de Juana la Loca y Felipe el Hermoso. Será esta mujer una de las máximas valedoras que llevará al enlace de Isabel y Carlos, años más adelante. En las Cortes de Toledo de 1525, doña Leonor propondrá un doble matrimonio que estrechará aún más la intensa relación entre las casa de Portugal y España: el rey Juan III de Portugal casaría con doña Catalina, hija también de Juana, y el rey Carlos I de España casaría con Isabel de Portugal. La dote de Isabel era muy atractiva para las maltrechas arcas hispánicas: 900.000 doblas de oro mientras que Carlos otorgaba a su futura esposa en calidad de arras 300.000 doblas. Para ello tuvo que hipotecar las villas jienenses de Ubeda, Baeza y Andújar, signo evidente del deterioro de la economía. La entrega de la futura esposa se produjo en la frontera castellano-portuguesa el 7 de enero de 1526. La boda se celebró en Sevilla el 11 de marzo de ese mismo año. Parece que los cónyuges quedaron rápidamente prendados y decidieron pasar una romántica luna de miel en Granada, donde Carlos ordenó plantar unas flores persas que se convertirán en uno de los símbolos peninsulares: los claveles. En esta estancia granadina Isabel quedó embarazada. El parto tuvo lugar en Valladolid, el 21 de mayo de 1507, naciendo un niño que sería bautizado con el nombre de Felipe. Deseosa de guardar la compostura, Isabel ordenó que apagaran todos los candelabros de la sala, tapándose el rostro con un ligero paño para evitar que los asistentes apreciaran el dolor en su rostro. La reina contenía como podía los gritos y la comadre que la asistía recomendó que soltara toda la tensión del momento gritando, a lo que Isabel contestó: "No me digas tal, comadre mía, que me moriré pero no gritaré". Al año siguiente existen noticias de un segundo nacimiento, un nuevo varón que fue bautizado con el nombre de Juan y murió al poco tiempo. El 27 de junio de 1529 hallamos un nuevo alumbramiento, en esta ocasión una niña de nombre María. Pasado el tiempo casará con el emperador Maximiliano II y tendrá 14 hijos, entre ellos la reina Anna de Austria, cuarta esposa de Felipe II. Doña Isabel sufrió calenturas después del parto que se curaron, según las crónicas, bebiendo el agua de la fuente de San Isidro. En 1529 Isabel queda por primera vez como regente de España tras la marcha de su esposo. Cinco serán las veces que la Emperatriz desempeñe tal cargo, siempre con acierto y en permanente contacto con Carlos. Este acierto en el gobierno motivará el cariño de los súbditos hacia la Regente. El 24 de junio de 1535 Isabel dará a luz a su cuarto vástago: una niña que recibió el nombre de Juana en honor a la festividad del día y a su abuela paterna. Juana casará con el príncipe don Juan Manuel de Portugal y será madre del rey don Sebastián, fundando el monasterio de las Descalzas Reales de Madrid al quedarse viuda. Asentada casi definitivamente en Toledo, doña Isabel se rodeó de una pequeña corte de poetas e intelectuales entre los que encontramos a Garcilaso de la Vega. En esta corte también estaba don Francisco de Borja, el duque de Gandia, enamorado platónicamente de la Emperatriz. En el verano de 1539 se esperaba un nuevo parte de doña Isabel. El alumbramiento se adelantó a finales de abril, presentándose con una gran hemorragia. El niño que nació apenas vivió unas horas y la madre falleció con las primeras luces del día 1 de mayo de 1539 en el toledano palacio de los condes de Fuensalida. Carlos se retirará al monasterio de Santa María de la Sisla y encargará a su hijo Felipe la presidencia de la comitiva que trasladará el cadáver de la Emperatriz desde Toledo a Granada. También dirige la comitiva don Francisco de Borja como caballerizo de la Emperatriz. A la llegada a Granada, donde se debía depositar el cadáver, don Francisco debía abrir el féretro para dar fe del hecho al entregarlo a los monjes que debían enterrarlo. En ese momento y al contemplar el descompuesto cuerpo de Isabel, Borja pronunció la frase "No puedo jurar que ésta sea la Emperatriz, pero sí juro que fue su cadáver el que aquí se puso Felipe II Nacionalidad: España Valladolid 1527 - El Escorial 1598 La personalidad del Rey Prudente definirá la historia europea de la segunda mitad del siglo XVI. Su nacimiento en Valladolid el 21 de mayo de 1527 llenará de gozo a sus padres, el emperador Carlos V y doña Isabel de Portugal. Las fiestas que se celebraron a continuación quedaron interrumpidas cuando llegó la noticia de un hecho que crispó a la Cristiandad: el saqueo de Roma por las tropas imperiales. Carlos se vistió de luto y los festivales, torneos y justas quedaron suspendidos. El pequeño Felipe será jurado como heredero de la corona de Castilla el 10 de mayo de 1529 en el madrileño convento de San Jerónimo. La educación del príncipe quedará en manos de doña Isabel debido a los continuos viajes del emperador. En 1534 don Juan Martínez Siliceo será nombrado su tutor para que "le enseñase a leer y escribir". Al año siguiente el príncipe tenía casa propia y don Juan de Zúñiga era designado su ayo. Siliceo y Zúñiga diseñarán la educación del muchacho. Como bien dice Henry Kamen: "Como alumno, el Príncipe no era ni un modelo ni, mucho menos, sobresaliente. Su manejo del latín siempre fue regular, su estilo literario, en el mejor de los casos, mediocre, y su caligrafía siempre generalmente deficiente. Educado como un humanista, nunca llegó a serlo". Las relaciones de don Felipe con su madre fueron muy estrechas por lo que el fallecimiento de doña Isabel en 1539 supuso un golpe muy duro para el pequeño príncipe. Ese mismo año inicia sus tareas políticas ya que queda como regente del Reino ante la marcha de su padre hacia la ciudad de Gante. Felipe tenía doce años y recibió la estrecha colaboración de un Consejo de Regencia, integrado por don Francisco de los Cobos, el cardenal Tavera y el duque de Alba, familiarizándose con los asuntos de Estado. Su primer matrimonio se producirá el 15 de noviembre de 1543. La elegida será su prima María Manuela de Portugal. La duración de enlace será apenas de un año ya que la esposa falleció tras el parto del príncipe Carlos, el 12 de julio de 1545. El mismo año de su matrimonio Felipe volvió a quedar como regente de Castilla. Seguía asesorado por un consejo y las últimas decisiones estaban en manos del emperador pero Felipe iba recogiendo la necesaria experiencia. El año 1554 será el de su segunda boda. La nueva esposa será la reina de Inglaterra, María Tudor, ya que a Carlos V le interesaba especialmente la alianza inglesa. Felipe recibe el título de rey de Nápoles y duque de Milán, trasladándose a Londres para celebrar su boda, el 25 de julio de 1554. El propio príncipe consideró siempre su enlace como una cuestión de Estado y permaneció largo tiempo en tierras inglesas. Asuntos de Estado le llevaron a Flandes, donde el 25 de octubre de 1555 recibía de su padre la soberanía de los Países Bajos. El trato con los holandeses y alemanes fue muy estrecho, convirtiéndose en un monarca querido por sus súbditos. Al año siguiente Carlos abdicaba en su hijo las coronas de Castilla y Aragón, lo que hacía a Felipe el dueño del Imperio más importante de su tiempo. Su tío Fernando recibía el Imperio Alemán y los estados patrimoniales de los Habsburgo, familia que se dividía en dos ramas: la austriaca y la española. En marzo de 1557 regresaba a Inglaterra convertido en rey de España y pasa algunos meses en compañía de su esposa, intentando engendrar el tan deseado hijo. En julio regresa a los Países Bajos para conseguir una de las mayores victorias militares de su reinado: la batalla de San Quintín, el 10 de agosto de 1557. El triunfo provocaba el fin de la guerra con Francia y la firma de un acuerdo de paz, el Tratado de Cateau-Cambresis, con el que se ponía fin a la disputa por el control de Italia que quedaba en manos españolas. El tratado se sellaba con el matrimonio de Felipe con la joven Isabel de Valois -Felipe había enviudado por segunda vez en noviembre de 1558, sin conseguir el deseado heredero-. De este enlace nacerán las dos hijas con las que el monarca mantendrá una estrecha relación: Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. A su llegada a España en 1559 inició una serie de cambios en la práctica y en la forma de gobierno, rompiendo de esta manera con la tradición medieval y otorgando un carácter innovador a la Corona, al tiempo que se fijaban las bases de la administración pública moderna. Fruto de estos cambios será el establecimiento de la corte permanente en Madrid (1561), la reforma de la audiencia de Sevilla (1556), o la creación del Consejo de Italia (1558) y de las audiencias de Charcas (1559), Quito (1563) y Chile (1567). La paz con Francia le permitiría poner en práctica una política mediterránea encaminada a frenar el expansionismo turco por el norte de África y en la zona occidental del "Mare Nostrum". Precisamente para poner fin a esta expansión se formó la Liga Santa junto a Roma, Venecia y Génova, consiguiendo la espectacular victoria en la Batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571) dirigiendo las naves el hermano del monarca, don Juan de Austria. Don Juan había participado también con éxito en el aplastamiento de la revuelta de los moriscos granadinos en 1568. Ocho años después se producirá una segunda rebelión, llegando a solicitar ayuda a los turcos. Esta segunda tentativa tendrá también una escasa incidencia y será sofocada. El freno al avance turco llegará por la vía diplomática a través de intermediarios. Felipe II conseguía cerrar un frente de lucha y poder centrarse en los conflictos atlánticos, especialmente la Guerra de los Países Bajos, prioridad en la política felipina desde que se produjo la primera rebelión en 1566, sofocada duramente con la intervención del duque de Alba y la ejecución de los condes de Horn y Egmont. La muerte de Isabel de Valois y el príncipe Carlos y la invasión del príncipe de Orange en los Países Bajos motivaría que el año 1568 esté considerado como el "annus horribilis" del reinado de Felipe. Quedaba viudo por tercera vez, sin heredero varón y con una guerra en ciernes en el norte de Europa. En 1570 volverá a contraer otra vez matrimonio -el cuarto- siendo la elegida su propia sobrina, doña Anna de Austria. El matrimonio tendrá 5 hijos, sobreviviendo sólo el heredero de la corona, el futuro Felipe III. Doña Anna fallecería en 1580 pero el rey ya no se volvería a casar, pasando sus últimos años viudo. En esta década de los 70 la corte madrileña vivirá momentos de tensión y rivalidades al enfrentarse de manera casi abierta las dos facciones que competían por el favor real. La encabezada por el duque de Alba y la liderada por el príncipe de Eboli -a su muerte será Antonio Pérez quien se convierte en el jefe de este grupo-. Entre 1576-1579 las rivalidades casi provocan un colapso administrativo. Estos enfrentamientos tuvieron su punto culminante en el asesinato de don Juan de Escobedo, secretario particular de don Juan de Austria, el 31 de marzo de 1578, involucrándose al propio monarca cuando el promotor del asesinato era Pérez. Mientras estas rivalidades se producían en la corte, en los Países Bajos la situación era cada vez más complicada. La política militarista del duque de Alba había dejado paso a una línea más dialogante establecida por don Luis de Requesens pero su fallecimiento en 1576 y el saqueo de Amberes por las tropas no favorecieron esta nueva línea política emprendida. Don Juan de Austria pudo conseguir finalizar el conflicto pero su muerte en Namur (1578) tampoco ayudó. Felipe apostó por la llegada del cardenal Granvela como secretario de Estado para resolver la crisis tanto política como financiera. De esta manera se daba paso a la segunda etapa del reinado caracterizada por el inicio del declive físico y moral del monarca. La anexión de Portugal en 1581 será la gran victoria de este momento -Felipe había sido nombrado rey de Portugal en 1580 por las cortes de Thomar tras el fallecimiento del cardenal don Enrique, regente del reino a la muerte de don Sebastián- pero la situación en Flandes estaba estancada a pesar de los éxitos iniciales de Alejandro Farnesio. La intervención de Isabel I de Inglaterra en el conflicto de los Países Bajos inclinará la balanza a favor de los rebeldes holandeses. La reacción del Rey Prudente será la organización de la Armada de Inglaterra con la que pretendía invadir la isla británica, contando con el embarque de las tropas de Farnesio. El desastre de la Armada en el año 1588 iniciará la etapa de declive tanto política como física del reinado de Felipe II. Esta tercera etapa vendrá marcada por la progresiva dejación de funciones del monarca ya que sus achaques y enfermedades le impedían controlar todos los asuntos como era de su agrado. Para colaborar con las decisiones del monarca se crea la Junta de Noche (1585) en la que participa el secretario Vázquez de Leca. Cinco años más tarde se organiza la Junta Grande, consejo cuyo objetivo primordial será hacer frente a la caótica situación económica pero que se convertirá en la verdadera encargada del gobierno de la Monarquía. Estos últimos años vendrán caracterizados en cuanto a la política exterior por la intervención en la política francesa a través de su apoyo a la Liga Católica. Los deseos de situar a su hija Isabel Clara Eugenia en el trono francés -era hija de Isabel de Valoisno se verán satisfechos al coronar a Enrique IV como monarca galo. El inicio de un conflicto en la zona norte de Francia, en el que participarían activamente las tropas de Alejandro Farnesio, diversificaría los frentes de lucha y permitirá la consolidación de la posición holandesa. La Paz de Vervins (1598) ponía fin a la lucha hispano-francesa y dejaba los Países Bajos en manos de Isabel Clara Eugenia, casada con el archiduque Alberto. A medida que va avanzando en edad, la salud de Felipe II se iba deteriorando y los ataques de gota se repetían con mayor frecuencia. Llegará un momento en que no pueda firmar debido a la artrosis de su mano derecha. A finales del mes de junio de 1598 Felipe sufrió unas fiebres tercianas que le postraron en la cama, sufriendo dolores tan intensos que no se le podía mover, tocar lavar o cambiar de ropa. A las cinco de la madrugada del domingo 13 de septiembre de 1598 fallecía Felipe II en el monasterio de El Escorial. Tenía 71 años y su agonía había durado 53 días Austria, Anna de Nacionalidad: España Cigales (Valladolid) 1549 - Badajoz 1580 En 1568 Felipe II queda de nuevo viudo, sin descendencia masculina y con dos hijas pequeñas. Rápidamente aparecen candidatas: Margarita de Valois, hermana de la recientemente fallecida Isabel, y la archiduquesa Anna de Austria. El monarca español se dirige a su primo Maximiliano II a los cuatro meses de perder a su esposa en estos términos: "si se atuviera a su satisfacción personal seguiría como estaba; pero teniendo tan pocos herederos y ningún varón se alegraba por el bien de su reino del ofrecimiento que se le hacía". Dicho ofrecimiento es la mano de la archiduquesa Anna ya que esta era hija del emperador Maximiliano II y de la infanta María, hermana de Felipe II, por lo tanto sobrina carnal del monarca. Anna había nacido en el pueblo vallisoletano de Cigales el 1 de noviembre de 1549 y contaba con excelentes antecedentes de fecundidad ya que su madre había tenido nada menos que 14 hijos. Además hablaba castellano a la perfección y amaba todo lo relacionado con la península, sintiendo por su tío Felipe una especial predilección. La consanguinidad entre los cónyuges provocó cierto rechazo del papa Pío V al enlace, pero finalmente otorgó la necesaria dispensa papal. Las capitulaciones se firmaron en Madrid el 24 de enero de 1570. El esposo contaba con 42 años y la esposa 21. La boda por poderes tuvo lugar en el castillo de Praga el 4 de mayo de ese mismo año, llegando la reina a Laredo el 3 de octubre. La misa de velaciones se celebró en la capilla del Alcázar de Segovia el 14 de noviembre, pasando los cónyuges la luna de miel en el palacio de Valsaín, uno de los favoritos de Felipe. Cuentan los cronistas que "a la mañana siguiente el Rey y la Reina fueron vistos alegres y contentos y salieron a oír misa en la iglesia pública". Doce días más tarde, Anna hace su entrada pública en Madrid, poniendo rumbo al Alcázar para conocer a las hijas de su esposo, Catalina Micaela e Isabel Clara Eugenia. Las damas de la corte habían dicho a las pequeñas que su madre regresaba del cielo; cuando la infanta Isabel contempló a la nueva reina se echó a llorar diciendo: "Esta no es mi madre que tiene el pelo rubio". La niña, de cuatro años, recordaba los oscuros cabellos de su madre por lo que no creyó la comedia inventada por las damas. Doña Anna contó a las infantas que no ea su madre pero que las iba a querer como si lo fuera, lo que en efecto ocurrió. Desconocemos si Anna se enamoró profundamente de su marido. Precisamente los especialistas que afirman la existencia de una aventura de Felipe II con la princesa de Eboli la sitúan en estas fechas. Si esta infidelidad fue cierta, la reina no manifestó públicamente sus celos. El embajador veneciano nos cuenta que el rey iba a visitar tres veces al día a su esposa e incluso nos describe la alcoba real: "dos camas bajas, separadas dos palmos una de otra y cubiertas por una cortina, de tal manera que parecían una sola". La austeridad y la sencillez se adueñaron de la corte madrileña, hasta el punto de llegar a la queja del embajador francés porque Madrid "parece un convento de monjas". Uno de los factores que determinaron la elección de Anna fue la elevada natalidad de su madre, no dejando en mal lugar a los que apostaron por ella. Pronto se quedará embarazada y el 4 de diciembre de 1571 nació el primer varón, bautizado con el nombre de Fernando en honor a su bisabuelo, Fernando el Católico. Se cuenta que el niño estaba dormido durante el bautizo lo que se interpretó como un mal augurio. En efecto, el príncipe Fernando falleció el 18 de octubre de 1578, a los siete años. En un viaje a El Escorial la reina sintió profundos dolores de parto, dando a luz en Galapagar de forma repentina el 12 de agosto de 1573. Nacerá un nuevo varón llamado Carlos Lorenzo, quien fallecerá el 9 de julio de 1575. Tres días después de la muerte del infante nace en Madrid el tercer hijo de la real pareja bautizado con el nombre de Diego Félix, quien también fallecerá con siete años, a causa de la viruela. El 3 de abril de 1578 nace en el Alcázar madrileño un nuevo infante al que se le puso el nombre de Felipe; será el heredero de la corona aunque en el momento de su nacimiento había dos hermanos en la línea de sucesión. El quinto y último parto de doña Anna tendrá lugar el 14 de febrero de 1580, viniendo al mundo una niña llamada María que fallecerá el 4 de agosto de 1583, con tres añitos. Se especula que los hijos de Anna fallecerían por causa de la sífilis congénita heredada de su padre, aunque también se apunta como causa de los fallecimientos las peligrosas diarreas estivales, mortales en la época. Tras el quinto parto, la reina sufrirá una grave anorexia que la puso a las puertas de la muerte. Fue necesaria la intervención del padre fray Alonso de Orozco que dio a Anna una perdiz y una loncha de tocino asados mientras recitaba versos del Magnificat. La reina comió parte de las viandas que le fueron ofrecidas y se levantó con salud. Pero pronto Anna fallecería, víctima de una gripe epidémica que previamente había padecido Felipe quien, posiblemente, contagió a su esposa. Anna fallecía en Badajoz el 26 de octubre de 1580. Un cronista nos cuenta que por esta epidemia "falescio mucha gente, despoblándose casas, y en este monasterio de San Lorenzo no quedó fraile que no cayese en cama". Felipe III Nacionalidad: España Madrid 1578 - Madrid 1621 Nacido en 1578, el hijo de Felipe II y de Ana de Austria. En 1582 se le designó heredero al trono, cargo que ocupó sucediendo a su fallecido padre en 1598. Ese mismo año contrajo matrimonio con la archiduquesa Margarita, hija del archiduque Carlos y de María de Baviera, nieta del emperador Fernando I. Su afición a la caza le hizo delegar el gobierno en manos de los validos, el principal de ellos el duque de Lerma, Francisco Gómez de Sandoval. Tradicionalmente se ha asignado a este rey y su valido una imagen de indolencia y dejadez hacia los asuntos públicos; sin embargo, sí que existieron algunas iniciativas emprendidas para reformar determinados ámbitos de la administración y de búsqueda de soluciones a los problemas de la nación, los más principales de ellos el deterioro de la paz interior, dificultada por las tensiones entre los distintos reinos; la caída del peso de España en el conjunto de las naciones europeas y la crisis institucional. En 1602 se realizó una visita para evaluar y conocer las deficiencias y problemas de la administración, demostrando la existencia de una amplia y generalizada corrupción funcionarial en el seno del Consejo de Hacienda. Se supo también de la deficiente organización de las instituciones, alguna de las cuales veían sus competencias poco o mal definidas, lo que provocaba recelos y una deficiente labor administrativa. Como solución, se fijaron nuevas ordenanzas para eliminar las competencias entre los distintos organismos que formaban el Consejo de Hacienda. Por otro lado, se intentó solucionar el retraso en las actuaciones administrativas haciendo que el Consejo de Indias dictaminase en días separados los asuntos relativos al gobierno, la guerra, la hacienda y la justicia. Para proteger el comercio con las colonias americanas y los cargamentos de oro y plata que de allí provenían, amenazados por la piratería y el corso, se creó la Junta de Guerra de Indias. Además de la Indias, surgieron también otras Juntas como las de Desempeño (1603), la de Hacienda de Portugal (1660), etc, que no supusieron una fuerte reforma de las instituciones y cuyo efecto más inmediato fue reducir las competencias de los Consejos. Algunas Juntas tuvieron una duración corta, mostrando que la solución que se quiso dar a los problemas no fue acertada y que, además de no agilizar la función pública, su influencia sobre ella fue perniciosa e incapaz de resolver los problemas. Con Felipe III las Cortes debieron ser convocadas con frecuencia para atender asuntos de fiscalidad como los servicios de millones de 1601, 1608 y 1619-, con lo que su importancia creció considerablemente, así como su poder frente a la Corona. Se encargaban también de colaborar en la elaboración y vigilancia relativa del presupuesto de la Hacienda Pública, control que la Corona trató de evitar recurriendo a su poder sobre las ciudades mediante la distribución del patronzago y a su influencia sobre procuradores y poderes locales castellanos. En consecuencia, se intensificó el dominio efectivo del trono sobre el territorio, a pesar de la pervivencia de instituciones con las que en ocasiones competía, lo que derivó en una mayor capacidad de integración y la ausencia de repuestas en forma de conflicto. En 1619 el duque de Lerma es apartado del poder, y con él cae en desuso la figura del valido plenipotenciario, figura que aparece cuestionada a partir de entonces y sujeta a restricciones. El aumento del poder de la monarquía supone también un mayor grado de control sobre las Cortes y otras instituciones. La Corte se estableció en Valladolid entre 1601 y 1606. La crisis económica y el consejo de los arbitristas promovieron una política de no confrontación con el enemigo tradicional, Inglaterra, y con Holanda, quese plasmó en la paz con la primera, firmada en 1604, y en la Tregua de los Doce Años, con la segunda, firmada en 1609. La política pacifista se asentó también en una mejora de las relaciones con Jacobo I de Inglaterra y en una acertada política de enlaces matrimoniales, que unió a Luis XIII con una infanta española y al futuro Felipe IV con Isabel de Borbón. Sin embargo, pronto la tendencia se vio rota al observar el ventajoso aprovechamiento holandés del tratado de paz, a la "conjuración de Venecia", lo que abría un nuevo escenario de conflicto, esta vez en Italia, y al inicio de la Guerra de los Treinta Años. La difícl situación en Bohemia hizo que se dedicasen los esfuerzos militares hacia el Imperio, a pesar de los planes de Lerma de atacar Argel como continuación de la expulsión de los moriscos (1609). El final del reinado sucedió en medio de graves enfrentamientos con las Cortes, acaecidos por el control ejercido por éstas en las concesiones de servicios. Felipe III falleció en 1621 Austria, Margarita de Nacionalidad: España Bruselas 1480 - Malinas 1530 El papel de Margarita de Austria será determinante en la educación de su sobrino Carlos I. Margarita era hija del emperador Maximiliano I y María de Borgoña, educándose desde 1482 en la corte francesa ya que se había concertado su matrimonio con el delfín, futuro Carlos VIII de Francia. La boda obedecía a las ansias del emperador por acercarse a los franceses, proyecto que no se llevará a cabo. Maximiliano decidió entonces dar un giro a su política exterior y se acercó a los Reyes Católicos con el fin de aislar a Francia. En esta línea se diseñó un doble enlace matrimonial: Margarita casaría con el príncipe Juan, heredero de la Corona española, y Felipe con Juana. En el trayecto entre Flandes y España, la expedición que traía a la futura reina sufrió una fuerte tormenta, pensando incluso en el naufragio. Para que su cadáver fuera reconocido si se producía el hundimiento del barco, escribió en una tablilla la siguiente leyenda: "Aquí yace Margarita, gentil damisela, dos veces casada y muerta doncella". Hacia referencia a los dos intentos de matrimonio que se habían efectuado, ninguno consumado. Afortunadamente la joven reina llegó a su destino y la boda se pudo celebrar en Burgos, en 1497. Este enlace apenas duró seis meses ya que el príncipe Juan fallecía en Salamanca poco después de la boda. Se achacó la muerte del príncipe a su fogosidad sexual, manifestando en alguna ocasión la propio Isabel su rechazo a esta conducta. Sin embargo, es bastante probable que don Juan muriera víctima de la tuberculosis. Viuda, Margarita vuelve a Flandes donde se proyecta un nuevo matrimonio. En 1501 casará con el duque Filiberto II de Saboya que fallecerá tres años después. De regreso a Flandes, Margarita se dedicará al cuidado y la educación de su sobrino Carlos mientras ejerce como regente de los Países Bajos (15071515). La muerte de Fernando el Católico en 1516 hace que Carlos sea nombrado rey de Castilla y Aragón. El futuro emperador confiará en Margarita como gobernadora de los Países Bajos en las próximas décadas, realizando una importante labor al modernizar la administración del territorio, contando con la colaboración de los importantes grupos de presión de la zona. Siempre apoyó a su sobrino en la política antifrancesa, siendo la protagonista de la firma del Tratado de Cambray (1529) entre Carlos I y Francisco I. Su muerte en 1530 dejará un importante vacío difícil de superar Felipe IV Nacionalidad: España Valladolid 1606 - Madrid 1665 Hijo de Felipe III y de su esposa Margarita de Austria, nació en Valladolid en 1605. En 1621 alcanzó el trono, tras la muerte de su padre. Casó dos veces, con Isabel de Borbón en 1615 y con Mariana de Austria en 1648, de cuyos matrimonios nacieron doce hijos, sólo tres de los cuales sobrevivió (María Teresa, Margarita y Carlos II). Tuvo además un hijo fuera de sus matrimonios, don Juan José de Austria (1629), con la actriz María Calderón, alias "La Calderona", oficialmente reconocido en 1642 pero rechazado que vio rechazada por su padre en 1663 su pretensión de ser considerado infante. Objetivo prioritario de su mandato fue restaurar el poder del trono, que había sufrido una merma considerable en el reinado anterior. Delegó su poder en el poderoso valido conde-duque de Olivares (1621-1643), con el fin de realizar un ambicioso proyecto de reforma que afectaba a buena parte de las instituciones. Su primera labor se centró en la Hacienda, en la que se intentó la recuperación de rentas enajenadas, el control sobre el gasto público, el ordenamiento y estructuración del sistema impositivo, etc. En el ámbito económico, se intentó importar el modelo mercantilista holandés y se presentó el proyecto de la Unión de Armas, cuya finalidad era ordenar y canalizar los recursos provenientes de los territorios periféricos, necesarios para mantener un ejército capaz de hacer frente a los conflictos abiertos y, de paso, establecer la periodicidad y seguridad de las entregas a la Hacienda real. El proyecto de reformas se completó además con las medidas moralizantes propuestas por la Junta de Reforma, entre 1618 y 1622. En 1624 la ideología reformadora se plasmó en el Gran Memorial, cuyas grandes líneas de actuación eran la consecución de una monarquía de corte administrativo, dominada por la eficacia, y la racionalización de las acciones de gobierno, encaminadas ahora hacia el cumplimiento de objetivos y con criterios puramente ejecutivos. Sin embargo, diversos problemas darán al traste con el proyecto reformador. La cantidad decreciente de oro que llega al puerto de Sevilla entre 1619 y 1621, la oposición de la Cortes a los cambios en los impuestos, la oposición de las regiones a la Unión de Armas y el enfrentamiento de los consejos al Conde-Duque y a sus juntas, todo ello incidió para declarar la primera quiebra de la monarquía en 1627, tras haber conseguido dos grandes victorias militares en 1625 (Bahía y Breda). Además, la intervención en Bohemia en 1618 y la no renovación de la tregua de Amberes (1621), viciaron la política exterior y supusieron un quebradero más de cabeza para el gobierno de Olivares. La situación se fue tornando de dramática a desastrosa. A pesar del beneficio que en primera instancia supuso la quiebra, por cuanto las primeras medidas - sustitución de los asentistas genoveses por portugueses, súbditos del rey, y deflacción de 1628dieron su fruto y enjugaron algo el déficit, las medidas y acontecimientos siguientes resultaron nefastos. Así, entre 1621 y 1626 se procedió a acuñar moneda de vellón en exceso; a la carísima intervención en Mantua, siguieron las derrotas de Matanzas (1628), Hertogenbosch (1629) y Pernambuco (1630), con la pérdida de la primera. Las medidas no hicieron sino agravar la situación: la abolición de los millones por parte de Felipe IV y el incremento excesivo del monopolio de la sal en 1631 provocaron la rebelión en Vizcaya (1631-1634); los proyectos de reforma quedaron definitivamente aparcados, instalada la monarquía en un esfuerzo bélico que implicaba a todos los territorios y que consumía los escasos recursos de la Hacienda. En 1635 se inicia la guerra con Francia, un costosísimo conflicto que ahondará la crisis de la monarquía, obligada a recurrir a la venta de regalías y patrimonio de la Corona, al papel sellado (1636), a donativos y valimientos, y a la utilización de las Cortes para aumentar los servicios. La acuciante necesidad de fondos incrementa, además, la presión sobre una nobleza ya endeudada, sobre la que recaerá la leva de tropas y la defensa del reino, mientras que es alejada de la Corte por Olivares. Si bien el desarrollo de la guerra fue en principio exitoso (Nordlingen, 1634; Fuenterrabía, 1638), las medidas tomadas para sufragarla provocaron las revueltas de catalanes y portugueses (1640) y costaron el puesto a Olivares (1643). En su lugar, se formó un gobierno de emergencia, tutelado por Felipe IV, quien ya no volverá a dar el mismo grado de poder a ningún valido. A pesar del cambio de gobierno, los problemas continúan. La guerra prosigue y con ella la excesiva presión fiscal, que dará lugar a una nueva quiebra en 1647. Las malas cosechas, además, provocarán revueltas en Castilla (1647-52 y 165557) y Nápoles (1647). La guerra con Francia se había vuelto insostenible, por lo que se decide un cambio de política (paz de Munster, 1648; paz de los Pirineos, 1659). La caída de Barcelona en 1652 permitirán al rey recuperar parte del prestigio y confianza perdidos y le facultarán para intentar en los últimos años de su reinado la recuperación de Portugal (Elvas, 1658; Vila Viçosa, 1665). Falleció el 17 de septiembre de 1665, dejando tras de sí una monarquía en profunda recesión y crisis y con su autoridad fuertemente cuestionada por nobles, ciudades y regiones Austria, Mariana de Nacionalidad: España Viena 1634 - Madrid 1696 Al quedarse el rey Felipe IV sin heredero masculino y viudo, era necesario buscar una nueva esposa que diese un heredero a la Corona. La elegida sería María Ana de Austria, hija del emperador Fernando III y de María de Austria, hermana del monarca por lo que la nueva reina será sobrina de don Felipe. Tenía trece años y su esposo cuarenta y uno. La boda se celebró en el madrileño pueblo de Navalcarnero en octubre de 1649 y en El Escorial pasaron los recién casados la noche de bodas. Del enlace nacerán seis hijos: la infanta Margarita (1651), protagonista de Las Meninas de Velázquez y futura esposa del emperador Leopoldo I; María Ambrosia (1655) que fallece a los quince días de su nacimiento; una niña que murió al poco de nacer sin recibir nombre (1656); el príncipe Felipe Próspero (1657) que sólo llegó a cumplir los cuatro años; Fernando (1658) murió a los 10 meses; y Carlos (1661) que sucederá a su padre. A la muerte de Felipe IV el nuevo rey sólo tiene cuatro años y se establece un Consejo de Regencia en el que doña Mariana ocupa un importante papel, manifestando su escasa habilidad política. Entrega las riendas del poder a su confesor, el jesuita padre Nithard y aparta a don Juan José de Austria de los círculos de gobierno. La reina, tras las protestas que suscita el nuevo hombre fuerte, le sustituye por Fernando Valenzuela hasta que don Carlos alcanzó la mayoría de edad y don Juan José ocupa un importante papel en el gobierno. Doña Mariana se retira a Toledo y después a Aranjuez hasta el fallecimiento del nuevo valido. La reina regresó a Madrid y recuperó la confianza y la voluntad de su hijo hasta su fallecimiento, víctima de un cáncer de pecho. Su cuerpo reposa en el Panteón de los Reyes de El Escorial Carlos II Nacionalidad: España Madrid 1661 - Madrid 1700 Su madre actuó de regente hasta 1675, en que Carlos fue declarado mayor de edad. Débil e incapaz para el gobierno fue objeto continuo de presiones políticas y diplomáticas. Llamado "el Hechizado", su reinado coincidió con la depresión del s. XVII: en Castilla se vivía una época de despoblamiento, hundimiento de la agricultura, hambre, etc. La derrota internacional y la quiebra de estado de Felipe IV había inmerso a Castilla en una depresión profunda. Ante la falta de descendencia del rey se nombró sucesor al Duque Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y que sería en la rama dinástica española Felipe V de Borbón. De Carlos II se conservan diferentes retratos donde podemos observar su peculiar imagen que concuerda con ese apodo de "Hechizado" por el que se le conocía. Ejemplo de estos retratos son el realizado por Carreño o la Sagrada Forma de Claudio Coello