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INTRODUCCIÓN 1.-EPIDEMIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES EN ESPAÑA Y EN LOS PAÍSES DESARROLLADOS Las enfermedades del aparato circulatorio tienen una enorme relevancia en España, al igual que en el resto de países occidentales, ya que producen una elevada morbimortalidad, discapacidad y repercusión socioeconómica 1. En España, las enfermedades cardiovasculares (CV) constituyen la primera causa de muerte (Figura 1), originando en el año 2.000 un total de 125.723 muertes (57.056 en varones y 68.667 en mujeres), lo que supone el 35 % de todas las defunciones (30 % en varones y 40 % en mujeres), con una tasa bruta de mortalidad de 315 por cada 100.000 habitantes (292 en varones y 337 en mujeres) 2. 18% 35% 4% 5% 12% 26% E.cardiovasculares Tumores E.del sistema respiratorio E.del sistema digestivo Causas externas Resto E: Enfermedades. Figura 1: Mortalidad proporcional por todas las causas en ambos sexos. España, 2.000 2. 2 INTRODUCCIÓN Los dos principales componentes de las enfermedades del aparato circulatorio en nuestro país son la enfermedad cerebrovascular (ECV) y la cardiopatía isquémica (CI), que en conjunto suponen algo más del 60 % de la mortalidad CV global 2 (Figura 2). 24% 31% 16% 29% Cardiopatía isquémica Enfermedad cerebrovascular Insuficiencia cardíaca Resto de enfermedades CV CV: Cardiovascular. Figura 2: Mortalidad proporcional por enfermedades CV en ambos sexos. España, 2.000 2. Actualmente, en España la CI es la enfermedad que origina un mayor número de muertes CV (31 % en total, un 40 % en varones y un 24 % en mujeres). Este fenómeno comenzó en al año 1.996 y se debe al mayor descenso relativo de la mortalidad cerebrovascular respecto a la coronaria. En los varones comenzó a predominar la enfermedad isquémica del corazón sobre la cerebrovascular en 1.987. En las mujeres, la diferencia de la ECV sobre la coronariopatía se va acortando, aunque todavía predomina la primera 2,3. El segundo lugar lo ocupa la ECV, que representa el 29 % de la mortalidad CV global (31 % en las mujeres y 26 % en los varones) 2,3. 3 INTRODUCCIÓN A pesar de que la tasa bruta de mortalidad CV es mayor en las mujeres (337 por 100.000) que en los varones (292 por 100.000), las tasas específicas por grupo de edad son mayores en los varones, excepto a partir de los 84 años de edad 2,4. En todas las Comunidades Autónomas (CCAA), la mortalidad ajustada por edad en las enfermedades CV es mayor en varones que en mujeres. Las tasas por CI son en torno al doble en varones que en mujeres en todas las CCAA. Sin embargo, la ECV es sólo un 10 % superior en varones que en mujeres para el conjunto de España, con la excepción de las CCAA de Extremadura y Galicia 3. Las CCAA que presentan menor mortalidad CV son: Madrid, Castilla y León, Navarra y La Rioja. Las que presentan tasas más elevadas son Andalucía, Murcia, Canarias, Comunidad Valenciana y Baleares. Cabe reseñar la situación de Canarias, que tiene la tasa más alta de mortalidad por enfermedad isquémica del corazón y, sin embargo, su tasa por ECV es de las más bajas 1,5. En España las tasas de mortalidad ajustadas por edad continúan siendo de las más bajas de Europa y otros países occidentales. La mortalidad por CI es de las más bajas, y la mortalidad por ECV ocupa una posición intermedia-baja (Tabla 1) 6,7. Al igual que en otros países europeos, con excepción de Europa del Este y Grecia, en España las tasas ajustadas de mortalidad por enfermedades del sistema circulatorio han disminuido desde 1.975 (Figura 3). En el período 1.985-1.995 descendieron un 26 %, con un descenso medio anual del 2.4 % (2,3 % en varones y 2,5 % en mujeres). La mayor parte de este descenso se debe a una disminución media anual del 3,2 % en la mortalidad por ECV. También se ha producido en estos años, una discreta disminución de la mortalidad por CI del 0,6 % anual (0,8 % en varones y 0,2 % en mujeres) 1,8. Por tanto, el riesgo de morir por enfermedades del sistema circulatorio está disminuyendo en España desde mediados de los años setenta, sin embargo, y debido fundamentalmente al envejecimiento de la población, el número de muertes por CI ha aumentado 1,3. 4 INTRODUCCIÓN Tabla 1: Tasa de Mortalidad por edad de las enfermedades CV, CI y ECV por sexos en distintos países 1.995 3. M. CV GLOBAL M. CI M. ECV PAÍS HOMBRES MUJERES HOMBRES MUJERES HOMBRES MUJERES RUSIA 1.052 633 550 272 340 257 BULGARIA 846 567 296 176 268 198 FINLANDIA 476 267 304 141 102 83 ALEMANIA 443 278 217 108 91 71 PORTUGAL 417 303 103 53 213 168 R. UNIDO 411 245 259 122 78 71 EE.UU 389 245 213 116 51 45 HOLANDA 358 205 164 71 68 58 ITALIA 350 235 186 95 97 77 CANADÁ 307 185 128 60 51 42 ESPAÑA 289 201 103 47 80 65 FRANCIA 240 140 81 34 55 39 JAPÓN 233 154 50 27 91 65 M: Mortalidad. CV: Cardiovascular. CI: Cardiopatía isquémica. ECV: Enfermedad cerebrovascular. La tasa de morbilidad hospitalaria de las enfermedades CV en España en el año 2.000 fue de 1.382 por 100.000 habitantes (366 por enfermedad isquémica del corazón y 251 en el caso de la enfermedad cerebrovascular), causando más de cinco millones de estancias hospitalarias 9. La tasa de morbilidad hospitalaria de las enfermedades CV, en los últimos años, ha aumentado constantemente, tanto en varones como en mujeres, sobre todo por la enfermedad isquémica del corazón (Figura 4). En el estudio MONICA-Cataluña 10, en el periodo 1.985-1.995, la incidencia de las mismas ha aumentado anualmente un 1,8 % en los varones y un 2 % en las mujeres, mientras que en el conjunto de dicho estudio se produjo un descenso del 2,1 % en varones y del 1,4 % en las mujeres, sin embargo, en el estudio REGICOR la tasa de episodios coronarios se ha mantenido estable en los últimos años 11. Según los últimos estudios, se estima que el número de hospitalizaciones en España por infarto agudo de miocardio (IAM) y angina inestable aumentarán un 2,28 % anualmente entre 1.997 y 2.005 12. 5 INTRODUCCIÓN 160 CI varones CI mujeres ECV varones ECV mujeres 140 120 100 80 60 40 20 0 2000 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1990 1989 1988 1987 1986 1985 1984 1983 1982 1981 1980 CI: Cardiopatía isquémica. ECV: Enfermedad cerebrovascular. Figura 3: Tasa de Mortalidad por CI y por ECV por sexo en España 1.980-2.000 2. 5 CI varones CI mujeres 4,5 4 ECV varones ECV mujeres 3,5 3 2,5 2 1,5 1 0,5 0 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1990 1989 1988 1987 1986 1985 1984 1983 1982 1981 1980 CI: Cardiopatía isquémica. ECV: Enfermedad cerebrovascular. Figura 4: Morbilidad proporcional hospitalaria por CI y por ECV por sexo en España 1.980-1.999 9. 6 INTRODUCCIÓN 2.-FACTORES DE RIESGO CARDIOVASCULAR Un factor de riesgo cardiovascular (FR CV) es una característica biológica o una conducta que aumenta la probabilidad de padecer o morir de enfermedad CV en aquellos sujetos que la presentan 13. La clasificación actual de los principales FR CV distingue: factores de riesgo causales, condicionantes, predisponentes y el grado de desarrollo y de extensión de la placa de ateroma como un factor de riesgo más (Tabla 2) 13,14. Tabla 2: Factores de Riesgo Cardiovascular 3. FACTORES DE RIESGO CAUSALES (MAYORES INDEPENDIENTES). Tabaco. Presión Arterial elevada. Colesterol sérico total y colesterol-LDL elevados. Colesterol-HDL bajo. Diabetes Mellitus. Edad avanzada. FACTORES DE RIESGO PREDISPONENTES. Obesidad.* Obesidad abdominal. Inactividad física.* Historia familiar de enfermedad coronaria prematura. Características étnicas. Factores psicosociales. FACTORES DE RIESGO CONDICIONANTES. TG séricos elevados. Pequeñas partículas de LDL. Homocisteína sérica elevada. Lipoproteína (a) sérica elevada. Factores protrombóticos (fibrinógeno). Marcadores de la inflamación (proteína C-reactiva). * Estos marcadores son también denominados factores de riesgo mayores por la American Heart Association (AHA) 15,16. TG: Triglicéridos. 7 INTRODUCCIÓN 2.1.-LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL 2.1.1.- IMPORTANCIA Y DATOS EPIDEMIOLÓGICOS Generalidades La hipertensión arterial (HTA) constituye el principal factor de riesgo para las enfermedades CV en los países desarrollados 1,17. Se estima que en España se relaciona con un 42 % y un 46,4 % de las muertes por CI y por ECV, respectivamente 18. La HTA se asocia en más del 70 % de los casos a otros FR CV 19,20. La evidencia de que la elevación de la presión arterial (PA) se acompaña de un incremento de la morbimortalidad CV data de la década de 1.930, según los datos recogidos por las compañías de seguros norteamericanas. Sin embargo, la principal fuente de conocimientos respecto al riesgo asociado a la elevación de la PA ha sido el estudio Framingham 21,22, que ha proporcionado a lo largo de los años abundantes datos sobre la relación entre la PA y las manifestaciones clínicas de las enfermedades CV. Hay muchos estudios que nos han aportado información sobre la PA como son: el estudio sobre la incidencia de enfermedad CV en varones norteamericanos, estudio Multiple Risk Factor Intervention Trial (MRFIT) 23 , el estudio MONICA 10 , estudio multicéntrico internacional en el que se monitoriza la tendencia de la morbilidad CV y sus factores de riesgo, realizado en Europa bajo los auspicios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), o la encuesta de salud realizada en una muestra de población americana, National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) 24. La presión arterial sistólica (PAS) aumenta con la edad de forma continua y prácticamente indefinida, mientras que la presión arterial diastólica (PAD) se eleva progresivamente alcanzando el valor máximo alrededor de los 60 años en los varones y los 70 años en las mujeres, disminuyendo después de forma gradual. La relación entre la PA y la enfermedad CV es continua, de tal forma que no existe un valor concreto de PA por encima del cual comience el riesgo o por debajo del cual desaparezca 25,26 . No es fácil dibujar una línea de separación entre hipertensión y normotensión. Después de muchos años de debate prevalece hoy la idea, defendida en su día por George Pickering, de que la PA en una población sigue una distribución casi de curva gaussiana y, 8 INTRODUCCIÓN por tanto, la prevalencia de HTA depende del punto de corte de separación entre normotensión e hipertensión. La definición de HTA desde el punto de vista conceptual, sería aquella situación en la que fuese más beneficiosa la intervención que la abstención terapéutica 25, 27 . Técnicas de medida La técnica básica para medir la PA fue establecida ya por Riva-Rocci en 1.896 28,29 y modificada en 1.905 por Korotkoff 30, constituyendo desde entonces un medio barato y útil de medir una de las variables básicas de la fisiología humana. La medida de PA en la consulta siguiendo las recomendaciones de la OMS y la American Heart Association (AHA) 31,32 es un medio útil y válido. Actualmente están cobrando importancia las técnicas de medida ambulatoria de la PA. La obtenida mediante la monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA), o la automedida domiciliaria de la presión arterial (AMPA) permiten estratificar mejor el riesgo cardiovascular (RCV) y tienen una relación más estrecha con la lesión de órgano diana (LOD) originada por la HTA que las presiones tomadas en la clínica. Sin embargo, todavía se necesitan estudios poblacionales para establecer los valores que definan el umbral diagnóstico de HTA y ver con mayor precisión la relación entre la PA ambulatoria y el RCV 17,26,33-35. La AMPA, con aparatos validados y calibrados regularmente, puede beneficiar a los pacientes por proporcionar información sobre la respuesta a la medicación antihipertensiva, mejorar la adherencia terapéutica y la evaluación de la HTA de bata blanca 26,33-35. Prevalencia de la HTA La prevalencia de la HTA en España, utilizando el criterio de hipertensión (PA ≥ a 140/90 mmHg de PAS o PAD, respectivamente) aceptado por todas las Sociedades Científicas actualmente 25,26,33-35 , según los estudios epidemiológicos realizados en población adulta en los años 80-90, está entre 30-50 % 36. En un estudio representativo de la población española de 35 a 64 años la prevalencia de HTA fue del 45 % 37. Estas cifras aumentan con la edad y son mayores en la juventud en 9 INTRODUCCIÓN los varones que en las mujeres, correspondiendo la gran mayoría al Estadio 1 de la clasificación del VII informe del Joint National Comittee (JNC) 33. La prevalencia de HTA en la población anciana en España, según diferentes estudios, se estima que está en un 68 % 3. La HTA afecta aproximadamente a 50 millones de personas en los Estados Unidos y 1.000 millones en todo el mundo. Como la edad poblacional, la prevalencia de HTA aumentará en el futuro a menos que se implementen amplias medidas preventivas eficaces 33 . Recientes datos del estudio Framinghan sugieren que los individuos normotensos mayores de 55 años tienen un 90 % de probabilidad de riesgo de desarrollar HTA 33. En el contexto internacional, España se sitúa en una situación intermedia 3. La HTA como factor de riesgo Un metaanálisis de 61 estudios observacionales prospectivos, que incluyó a un millón de sujetos sin enfermedad CV previa, ha confirmado que en los sujetos de más de 50 años la relación entre los valores de PA, tanto sistólica como diastólica y el riesgo de eventos de enfermedad CV es continua, consistente e independiente de otros FR CV 38 (Figuras 5 y 6). La PA alta significa la mayor probabilidad de sufrir un ictus, un episodio de cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) y enfermedad renal. Así, cada incremento de 20 mmHg en PAS ó 10 mmHg en PAD, dobla el riesgo de enfermedad CV en todo el rango de 115/75 hasta 185/115 mmHg 33. Banegas et al, partiendo de la distribución de la PA en la población española de 35 a 64 años y de los riesgos relativos de muerte establecidos en estudios internacionales, han estimado que la HTA está relacionada con el 46,4 % de las muertes por ECV, con el 42 % de las muertes por CI y con el 25,5 % de las muertes totales. Por otro lado, las complicaciones mortales o no de la HTA se relacionan directamente con la cuantía del aumento de la PA y el tiempo de evolución de la misma 18. En personas mayores de 50 años la PAS > de 140 mmHg es un factor de riesgo de enfermedad CV mucho más importante que la PAD 17,25,26,33,34. La presión de pulso (PP) se ha asociado a un incremento de la morbimortalidad CV, considerándola en pacientes hipertensos mayores un determinante del RCV 17,25,26,33 . Sin embargo, en un estudio publicado recientemente en una cohorte de más de 7.000 personas 10 INTRODUCCIÓN de entre 30 y 74 años, al comienzo del mismo, que analiza la mortalidad durante los siguientes 15 años. Los autores encuentran que la PAS se correlacionó de forma lineal con la mortalidad por todas las causas, en todas las edades. La PAD en las personas de más edad presentó una curva en J. La relación entre la PP y la mortalidad dependía de si el aumento en la PP era debido a un aumento de la presión sistólica o a un descenso de la presión diastólica, por lo que su utilidad como valor pronóstico, con los datos actuales, no parece adecuada 39. Figura 5: Relación entre los valores de presión arterial, sistólica y diastólica con la mortalidad por cardiopatía isquémica (Tomada de Lewington S, et al 38). Ictus La ECV es el trastorno clínico asociado a la HTA más frecuente en el paciente hipertenso. Las cifras de PAS y PAD presentan una correlación positiva y continua con el riesgo de ictus isquémico y hemorrágico. La elevación de la PAS, con o sin elevación de la PAD, incrementa el riesgo de ictus siendo la HTA sistólica aislada un importante factor de riesgo para esta enfermedad sobre todo en el paciente de edad avanzada 25,40. 11 INTRODUCCIÓN Figura 6: Relación entre los valores de presión arterial, sistólica y diastólica con la mortalidad por accidentes cerebrovascular (Tomada de Lewington S, et al 38). Afectación cardiaca Existe una relación continua entre el aumento de la PA y el riesgo de diversos trastornos cardíacos como la enfermedad coronaria, ICC, determinadas arritmias y la muerte súbita. La expresión preclínica más frecuente de este proceso es la hipertrofia ventricular izquierda (HVI) 25,40. Afectación renal La asociación entre las formas graves de HTA y la insuficiencia renal (IR) es un hecho conocido desde hace muchas décadas, pero el riesgo de afectación renal en los pacientes con HTA grado 1 ha sido objeto de polémica en los últimos años. Una publicación del estudio MRFIT ha resultado esclarecedora, verificando que existe una relación continua y creciente, similar a la descrita para otras complicaciones CV, entre la PA y la incidencia de IR desde niveles de PA de 120/80 mmHg 25,41. 12 INTRODUCCIÓN 2.1.2.- EVIDENCIAS BASADAS EN LOS ENSAYOS CLÍNICOS Modificaciones de los estilos de vida Todas las medidas estudiadas sobre cambios en estilos de vida, se apoyan en el consejo del personal sanitario, y evalúan la disminución de las cifras de PA principalmente 35, 42 . Consumo de sal La reducción de la ingesta de sodio en la dieta produce una disminución en las cifras de PA 43,44. Esta reducción es superior en los pacientes mayores de 45 años que no toman fármacos antihipertensivos y en los pacientes de 60 a 80 años puede evitar la necesidad de tratamiento farmacológico 45,46. Este beneficio se obtiene incluso en los individuos que siguen una dieta cardiosaludable 47 , aunque hay hasta un 30 % de hipertensos que no responden a esta medida 48. Ejercicio físico El ejercicio de tipo aeróbico (3 sesiones semanales de 45-60 minutos de duración), en los pacientes hipertensos, consigue disminuciones en la PAS de 4-9 mmHg 49-51. Control del peso La revisión Cochrane 52 que recoge la evidencia sobre la eficacia de la disminución del peso en el control de la PA estima que: una pérdida del 4-8 % del peso puede disminuir la PAS y PAD en unos 3 mmHg, contribuyendo a disminuir la necesidad de medicación antihipertensiva. Consumo de alcohol Existe una relación lineal entre el consumo de alcohol y los niveles de PA. La reducción en el consumo de alcohol, 13 en pacientes hipertensos bebedores INTRODUCCIÓN moderados/excesivos (30 a 60 g/día), logra una bajada en la PA, siendo el descenso de las cifras de PA proporcional a la disminución del consumo de alcohol 53. Dietas con alto contenido en potasio y calcio El estudio Dietary Approaches to Stop Hipertensión (DASH) 47 comprobó que una dieta rica en frutas, verduras, derivados lácteos desnatados y reducida en grasa es capaz de disminuir el nivel de PA en hipertensos y normotensos. En el subgrupo de individuos en los que se realizó una restricción sódica, se consiguió una mayor reducción de la PA. El consumo de potasio produce un descenso discreto de las cifras de PA en hipertensos, este efecto es mayor en los pacientes que no reciben tratamiento farmacológico, en los que no siguen dieta hiposódica y en los de raza negra 54. El suplemento de calcio por encima de los niveles recomendados en la dieta, disminuye en grado mínimo las cifras de PA en pacientes hipertenso. En resumen, la modificación de estilos de vida reduce la PA, aumenta la eficacia de los fármacos antihipertensivos y disminuye el RCV. La medida en que cada una de ellas puede contribuir queda reflejada en la Tabla 3. Tabla 3: Efecto sobre la PAS con la modificación de los estilos de vida 33. INTERVENCIÓN EFECTO EN LA REDUCCIÓN DE LA PAS. Reducción de peso. 5-20 mmHg/por cada 10 Kg perdidos. Dieta DASH. 8-14 mmHg. Reducción de sodio de la dieta. 2-8 mmHg. Realizar actividad física. 4-9 mmHg Moderar el consumo de alcohol. 2-4 mmHg. PAS: Presión arterial sistólica. DASH: Dietary Approaches to Stop Hipertensión 14 INTRODUCCIÓN Tratamiento farmacológico versus (vs) placebo La terapia antihipertensiva se asocia a una disminución en la incidencia de ictus de un 35-40 %, de IAM de un 20-25 % y de ICC en más de un 50 %. Se estima que en pacientes con HTA en estadio 1 y factores de riesgo adicionales, si conseguimos una reducción sostenida de 12 mmHg en 10 años, evitaríamos una muerte por cada 11 pacientes tratados. En presencia de enfermedad CV o LOD, sólo es necesario tratar a 9 pacientes para evitar una muerte 33. El beneficio del tratamiento farmacológico de la HTA en la reducción de la morbimortalidad CV está demostrado y reflejado en varios metaanálisis 55-64. La eficacia en la disminución de mortalidad CV con diuréticos y betabloqueantes (BB) quedó claramente demostrada desde que se publicara el metaanálisis de Collins y MacMahon 62 ,63 en 1.990 (Figura 7). 771 800 671 C T 600 484 T = tratados C = control Eventos fatales C 400 316 356 289 200 160 87 86 T 0 Reducción: valor 2p: Ictus 42 % <0.0001 C. Isquemica 14 % <0.01 97 C Otras muertes vasculares Figura 7: Diferencias en el número de eventos fatales entre pacientes hipertensos tratados con diuréticos o BB vs placebo (Modificada de Collins R, et al 62,63) 15 INTRODUCCIÓN Este beneficio es consistente en adultos jóvenes y ancianos 57 , en hombres y en mujeres sin existir diferencias entre sexos 58 y en la HTA sistólica aislada 59,60. El beneficio del tratamiento antihipertensivo es mayor en pacientes con alto RCV y en ancianos que en adultos jóvenes con HTA en estadio 1 (PAS 140-159 mmHg y/o PAD 90-99 mmHg). En estos últimos el tratamiento de la HTA reduce la incidencia de accidente cerebrovascular (ACV), pero no se han detectado reducciones en la mortalidad o en la incidencia de eventos coronarios mayores 61. El tratamiento de la HTA sistólica aislada reduce en un 30 % el riesgo de ACV, en un 23 % la CI y la mortalidad total en un 13 % 59,60. En la mujer hipertensa de edad igual o superior a 55 años, el tratamiento farmacológico disminuye la incidencia de ACV (38 %), de eventos CV (25 %) y la mortalidad CV (17 %). En mujeres de raza blanca de entre 30 y 54 años no se ha detectado disminución de la morbimortalidad CV a los 5 años de tratamiento 58 , probablemente debido a un riesgo CV basal bajo. Los diuréticos a dosis bajas reducen la incidencia de ACV, CI, ICC, mortalidad CV y mortalidad total. Los diuréticos a dosis altas reducen la incidencia de ACV, ICC y mortalidad CV. Los BB reducen la incidencia de ACV y de ICC 55. El Blood Pressure Lowering Treatment Trialists Collaboration presenta metaanálisis separados de ensayos clínicos aleatorizados (ECA) frente a placebo en los que se inició el tratamiento activo con un bloqueante de los canales del calcio (BCC) o con un inhibidor de la enzima convertidora de la Angiotensina (IECA), o con un antagonista de la Angiotansina II (ARA-II) y demostró que las reducciones en los objetivos CV del estudio eran similares a las observadas en los ECA que utilizaron diuréticos o BB 56,64. El ensayo PROGRESS 65 estudió los efectos del tratamiento hipotensor sistemático con perindopril e indapamida en hipertensos y normotensos con antecedentes de ictus o accidentes isquémicos transitorios como prevención del riesgo de recidivas, frente a placebo. Este ECA constaba de dos ramas: en una se comparaban perindopril en monoterapia frente a placebo, en la segunda rama se comparaba la combinación indapamida+perindopril frente a doble placebo. Aunque globalmente los resultados muestran que perindopril es beneficioso, en los análisis por ramas de tratamiento, sólo la 16 INTRODUCCIÓN combinación indapamida+perindopril logró disminuir de una manera estadísticamente significativa la tasa de ACV y de eventos CV mayores, de manera que no se puede saber si el efecto beneficioso se debe a indapamida sola, a la combinación de los dos fármacos o a la disminución de la PA (12/5 mmHg en la rama de la combinación frente a 5/3 mmHg en la rama de perindopril). En el estudio SYST-EUR 66 (nitrendipino frente a placebo en la HTA sistólica aislada en mayores de 60 años) el nitrendipino reduce la incidencia de ACV de 13,7 a 7,9 eventos por 1.000 pacientes/año y los eventos CV totales de 33,9 a 23,3 eventos por 1.000 pacientes/año. No se detectaron diferencias significativas en la reducción de IAM ni en la mortalidad. Diuréticos vs betabloqueantes Un metaanálisis que revisa cinco ECA comparativos entre diuréticos y BB, que incluye un total de 20.000 pacientes 67 , analiza ensayos realizados tanto en jóvenes como en población entre 65 y 74 años de edad 70 reducción de morbimortalidad entre diuréticos y BB 68, 69 , no se observan diferencias en la 67 , en hipertensos de 65-74 años de edad sin tratamiento farmacológico previo, los diuréticos son ligeramente más eficaces en la reducción de ACV y de eventos CV y gozan de una mejor tolerancia 70. Sin embargo, en hipertensos menores de 65 años, principalmente varones y con HTA en estadio 1 los BB presentan una eficacia similar a los diuréticos 61. IECA vs tratamiento convencional El metaanálisis citado anteriormente realiza también una comparación entre IECA y el tratamiento convencional con diuréticos o BB 56 , agrupando los resultados de tres estudios comparativos 71-73, y concluye que no hay diferencias significativas entre los IECA y el tratamiento convencional. El estudio CAPPP 71 tiene una limitación a tener en cuenta, ya que, los grupos no son comparables al inicio del tratamiento debido a una aleatorización inadecuada, el valor medio de la PAD en el momento de incorporarse al ensayo fue 2 mmHg superior en el grupo al que se le asignó el tratamiento basado en captopril. Este desequilibrio podría enmascarar diferencias reales entre las pautas de tratamiento en cuanto 17 INTRODUCCIÓN a sus efectos sobre la CI y podría explicar el mayor riesgo de ictus observado en los pacientes a los que se asignó el tratamiento basado en captopril. El estudio STOP-2 72 es un ensayo de buena calidad que compara, entre otras, la efectividad de los IECA (enalapril y lisinopril) frente al tratamiento convencional con diuréticos y BB en pacientes de 70 y 84 años, no se observaron diferencias significativas. El UKPDS 39 compara captopril frente a atenolol en población diabética sin encontrar diferencias 73. El metaanálisis de Staessen et al 74 publicado recientemente revisa 5 ECA en los que comparaban los IECA con BB y diuréticos, concluyendo que no existen diferencias significativas entre ambos, aunque los IECA proporcionaron una protección ligeramente menor contra las ECV. El estudio ANBP2 75 ECA, compara enalapril e hidroclorotiazida, concluye que el inicio del tratamiento antihipertensivo con IECA en ancianos, particularmente varones, parece conducir a mejores resultados que el tratamiento con diuréticos a pesar de la reducción similar de PA. En el estudio ALLHAT 76, la rama que compara clortalidona frente a lisinopril, éste presentó un perfil más desfavorable que clortalidona ya que, aunque en la morbimortalidad coronaria (resultado principal del estudio) no hubo diferencias, aumentaba el riesgo de ACV, morbilidad CV combinada (mortalidad coronaria, IAM no fatal, revascularización, ingreso por angor o ICC y enfermedad vascular periférica) e ICC. Estos resultados desfavorables desaparecen (excepto para la ICC) en el subanálisis que excluye a los pacientes de raza negra. El estudio LIVE 77 compara la eficacia de la indapamida de liberación retardada (1.5 mg) con enalapril 20 mg sobre la reducción de la HVI en pacientes hipertensos. El estudio demuestra la mayor eficacia del diurético indapamida en su forma retardada (1,5 mg) en la reducción del índice de masa ventricular izquierda (IMVI), en pacientes hipertensos con HVI, comparado con los tratados con enalapril 20 mg. El IMVI es la única variable con función pronóstica demostrada entre las medidas con ecocardiografía. De forma inesperada, el estudio parece demostrar que la reducción del IMVI producido por la indapamida es mayor cuanto más tiempo pasa con la administración del tratamiento, lo que no ocurre con enalapril, que invierte su descenso inicial tras los primeros 6 meses de tratamiento. 18 INTRODUCCIÓN Bloqueantes de los canales del calcio vs tratamiento convencional La eficacia comparativa de los BCC frente al tratamiento convencional (diuréticos y/o BB) ha sido estudiada en tres metaanálisis 56,78,79, mostrando resultados discordantes: según el metaanálisis de Pahor 78 los BCC son significativamente peores que el tratamiento convencional en la disminución de CI e ICC, mientras que en los otros dos metaanálisis las diferencias no fueron significativas. En el estudio MIDAS 80 isradipino, en comparación con hidroclorotiazida, se asoció a más eventos CV. En el estudio INSIGHT 81 nifedipino fue similar a la asociación de hidrocloratiazida con amilorida en la reducción de eventos CV. Se observó, cuando se analizaba la morbimortalidad por separado, una tasa más alta de mortalidad por IAM y de ICC no mortal en el grupo asignado al BCC. En el estudio STOP2 72 se observó que los BCC isradipino y felodipino se asociaban a un riesgo mayor de IAM (no significativo) en comparación con los diuréticos. En el estudio NORDIL 82 no se observaron diferencias en términos de morbimortalidad entre diltiazem y diuréticos y/o BB. Hasta ahora, aun teniendo en cuenta las limitaciones citadas, todos los resultados apuntaban a que los BCC se podían asociar a un menor protección de cardiopatía y quizás a un menor riesgo de ACV en comparación al tratamiento convencional 56,67. Sin embargo, el estudio ALLHAT 76, no confirma estos resultados. En comparación con clortalidona, amlodipino es menos eficaz para la prevención de la ICC 76. Los BCC no son superiores en la reducción de la morbimortalidad respecto al tratamiento convencional con diuréticos y/o BB 76,79. El metaanálisis de Staessen et al 74 publicado recientemente revisa 9 ECA en los que comparaban los BCC con los BB y los diuréticos, concluyendo que no existen diferencias significativas entre ambos, aunque los BCC proporcionaron una protección ligeramente mejor para prevenir los ACV y menor protección para la ICC. Bloqueantes de los canales del calcio vs IECA La comparación entre BCC e IECA ha sido analizada en tres metaanálisis 56,78,79 . Éstos concluyen que los BCC presentan resultados menos favorables que los IECA en cuanto a reducción de CI. 19 INTRODUCCIÓN En el estudio STOP-2, realizado en pacientes mayores de 70 años con cifras de PA muy elevadas, isradipino y felodipino se asociaron además a un mayor riesgo de ICC 72. Los BCC presentan peores resultados que los IECA en cuanto a reducción de CI 78. Alfabloqueantes La rama del estudio ALLHAT 83 que comparaba doxazosina frente a clortalidona fue interrumpida precozmente debido al exceso de enfermedad CV. La doxazosina es inferior a los diuréticos (clortalidona) para reducir la incidencia de enfermedad CV y presenta un riesgo dos veces mayor de ICC 83. Antagonistas de los receptores de la Angiotensina II (ARA-II) vs Bloqueantes de los canales del calcio. El estudio VALUE 84 , incluyó 15.245 pacientes hipertensos con alto riesgo cardiovascular, comparando valsartan vs amlodipino. Los dos tratamientos disminuyeron la PA, pero el amlodipino obtuvo un descenso más pronunciado, especialmente en el período temprano (4,0/2,1vs1,5/1,3 mmHg con amlodipino y valsartan respectivamente). No encontraron diferencias significativas en la mortalidad y morbilidad cardiovascular, salvo que el grupo tratado con amlodipino presentó menos IAM, y los pacientes tratados con valsartán menos casos nuevos de diabetes mellitus (DM). Los autores concluyen que las reducciones desiguales en la PA pudieron explicar las diferencias entre los dos grupos. Los resultados acentúan la importancia del control precoz de la PA en pacientes hipertensos con alto riesgo cardiovascular. Antagonistas de los receptores de la Angiotensina II (ARA-II) vs Betabloqueantes El estudio LIFE 85 compara losartán frente a atenolol en hipertensos de alto riesgo CV, de 55-80 años, con HVI diagnosticada mediante electrocardiograma (ECG). Aunque no hubo diferencias entre ambos grupos en la mortalidad CV, losartán fue superior a atenolol en la reducción de ACV y menor aparición de casos nuevos de DM, presentando menos efectos adversos, sobre todo bradicardia y disnea. 20 INTRODUCCIÓN Antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA-II) El estudio SCOPE 86 compara candesartán frente a otros fármacos antihipertensivos en pacientes hipertenso de 70-89 años de edad, no hallaron diferencias significativas en la variable primaria combinada de mortalidad CV, IAM no fatal e ictus entre los dos grupos, ni en la disminución de la función cognitiva. La reducción de la PA fue ligeramente superior en el grupo de candesartán (3,2/1,6 mmHg). En la figura 8 vemos los resultados del último metaanálisis del Blood Pressure Lowering Treatment Trialists Collaboration 64. Figura 8: Efectos de los diferentes fármacos antihipertensivos sobre la PA, enfermedades cardiovasculares y mortalidad total( Tomada del Blood Pressure Lowering 64). 21 INTRODUCCIÓN ¿HASTA QUE CIFRA BAJAMOS LA PA? Presión Arterial Diastólica En relación con la PA objetivo, existen más evidencias para la PAD que para la sistólica. En el ensayo HOT 87 utilizó una pauta de tratamiento basada en un BCC (felodipino), añadiendo escalonadamente IECA, BB y diuréticos, para investigar los efectos de la reducción de la PA utilizando tres objetivos diferentes: <80, < 85 y < 90 mmHg en 18.790 pacientes hipertensos. Evaluó los efectos CV de la reducción de la PA a tres niveles: por debajo de 90, 85, y 80 mmHg de la PAD. Las PAD que se consiguieron con el tratamiento fueron de 85, 83 y 81 mmHg (sin diferencias significativas). La menor incidencia de eventos CV se producía con una PAD media de 82.6 mmHg y la menor mortalidad en una PAD de 86.5 mmHg. En pacientes hipertensos fue beneficioso bajar la PA hasta valores de 140 mm Hg de PAS y de 85 mm Hg. o menos de PAD. Un descenso adicional de la PA fue beneficioso particularmente en los pacientes diabéticos. El porcentaje de episodios CV con el régimen terapéutico fue más bajo que en otros ECA previos. La asociación de ácido acetil salicílico (AAS) a los pacientes con una buena reducción de las cifras de PA disminuyó el riesgo de IAM, sin incrementar el riesgo de hemorragia cerebral. En el ensayo PROGRESS 65 se observaron efectos beneficiosos sobre la mortalidad y la morbilidad CV al reducir la PAD hasta 79 mmHg. Presión Arterial Sistólica La mayoría de los ensayos no han conseguido bajar las cifras medias de PAS por debajo de 140 mmHg. No obstante los estudios HOT ALLHAT 76 87 , PROGRESS 65 , HOPE 88 y mostraron más efectos beneficiosos en el grupo en el cual la PAS alcanzaba cifras inferiores. ¿QUÉ FÁRMACO ELEGIMOS COMO TRATAMIENTO INICIAL DE LA HTA? El estudio ALLHAT 76 es un ECA multicéntrico que incluyo más de 42.000 hipertensos grado 1 (35 % de raza negra) de 55 años o más con un factor de riesgo adicional (IAM o ACV previo, HVI, diabetes mellitus tipo 2 (DM 2), fumador, colesterolHDL (C-HDL) < 35 mg/dl), un seguimiento medio de 6 años y con evaluación de 22 INTRODUCCIÓN morbimortalidad coronaria y CV, se compararon tres clases de fármacos (clortalidona, amlodipino y lisinopril). En este estudio clortalidona disminuyó significativamente más la PA que amlodipino y lisinopril y mostró un perfil más favorable que éstos en la prevención de la morbilidad CV. Aunque en la combinación de mortalidad coronaria con IAM no fatal (resultado principal del estudio) no hubo diferencias, sí las hubo para la morbilidad CV. El ensayo ALLHAT proporciona evidencias sólidas de que los diuréticos deberían ser considerados como tratamiento inicial de elección en hipertensos en grado 1. El último metaanálisis de Psaty, revisa 42 ECA que incluyen a 192.478 pacientes, compara la eficacia de los diuréticos a dosis bajas frente a placebo, BB, IECA, BCC, ARAII y alfa bloqueantes. Concluyendo que los diuréticos a dosis bajas son los fármacos más efectivos en el tratamiento de la PA para prevenir la morbilidad y mortalidad cardiovascular 89. El VII informe del JNC considera que los diuréticos tipo tiazida deberían ser usados como terapia inicial en la mayoría de los hipertensos, solos o en combinación con agentes de otras clases (IECA, ARA-II, BB o BCC) 33. La guía de práctica clínica (GPC) de la European Society of Hypertension– European Society of Cardiology (ESH-ESC) considera que cualquiera de los fármacos (diuréticos, IECA, ARA-II, BB o BCC) es adecuado para iniciar y mantener el tratamiento antihipertensivo 26. NIVEL DE CONTROL EN LA PRÁCTICA CLÍNICA. ABANDONO DEL TRATAMIENTO POR EFECTOS ADVERSOS Los tratamientos antihipertensivos, en general, presentan una buena tolerancia. Los diuréticos y ARA-II son los mejor tolerados; los alfabloqueantes y BCC se toleran peor y son los que presentan mayor frecuencia de abandonos por efectos adversos. Los diuréticos y BB son mejor tolerados que los BCC; los ARA-II mejor que los IECA; y los IECA mejor que los alfabloqueantes 90. 23 INTRODUCCIÓN En la clínica, a diferencia de los ECA, los pacientes tienen enfermedades coexistentes y tratamientos médicos complicados, presentando peor cumplimiento y obteniendo, por tanto, un menor beneficio y más efectos adversos 90. Se ha investigado en diversos estudios la eficacia del tratamiento antihipertensivo para el control de la PA en muestras de población representativa. Los resultados obtenidos indican que, en la mayor parte de las poblaciones estudiadas, una proporción moderada del total de pacientes hipertensos no es tratada y una proporción importante de los pacientes hipertensos tratados continúa presentando una PA claramente elevada por encima de los objetivos terapéuticos recomendados. En promedio, aproximadamente las tres cuartas partes presentaban cifras de PA superiores a 140/90 mmHg, si bien existen amplias diferencias regionales al respecto 91. En varios estudios se han descrito cambios del control de la PA a lo largo del tiempo, y generalmente estas investigaciones han evidenciado una tendencia a la mejoría del control de la PA. Desde el estudio nacional sobre nutrición y salud de 1976-80 (NHANES II) hasta el estudio 1999-2000 (NHANES III) el porcentaje de americanos que conoció su condición de hipertenso aumentó del 51 % al 70 %. El porcentaje de hipertensos en tratamiento aumentó del 31 % al 59 %. El porcentaje de hipertensos con la tensión controlada, es decir, inferior a 140/90 mmHg, aumentó del 10 % al 34 % 33. En un estudio representativo de la población española de 35-64 años con los criterios diagnósticos (PAS>140 mmHg o PAD>90 mmHg, o en tratamiento farmacológico), se obtiene que el 60 % de los hipertensos conocía su condición; de éstos, un 78 % estaba en tratamiento farmacológico, y de estos últimos, sólo el 16 % se encontraban controlado 91 . En el estudio Controlpres 95, Controlpres 98 y Controlpres 01 realizado a partir de una encuesta sobre pacientes hipertensos adultos atendidos en Centros de Atención Primaria (CAP) de España se encontró un control óptimo de la PA (PA<140/90 mmHg) en un 13 %, 18 % y 28,8 %, respectivamente 92- 94. 24 INTRODUCCIÓN 2.1.3.- RECOMENDACIONES DE LAS GUÍAS EN LA PRÁCTICA CLÍNICA Las dos guías de práctica clínica (GPG) para el manejo y tratamiento del paciente hipertenso más importantes en el momento actual son las propuestas por el Comité Nacional Americano y la de las Sociedades Europeas de Hipertensión y Cardiología. The Seventh Report of JNC for the Prevention, Detection, Evaluation and Treatment of High Blood Pressure 33 incorpora el concepto de prehipertensión, desaparece la estratificación de los factores de riesgo y unifica los estadios 2 y 3 en estadio 2 (Tabla 4). TABLA 4: Clasificación de la hipertensión según VII informe JNC 33. Clasificación HTA PAS mmHg PAD mmHg Normal <120 y <80 Prehipertensión 120-139 o 80-89 Hipertensión Estadio 1 140-159 o 90-99 Hipertensión Estadio 2 > 160 o >100 HTA: Hipertensión arterial. PAS: Presión arterial sistólica. PAD: Presión arterial diastólica. El objetivo es PA < 140/90 mmHg y en pacientes con diabetes Mellitus (DM) o enfermedad renal PA< 130/80 mmHg. La European Society of Hypertension–European Society of Cardiology (ESHESC) 26 guidelines for the management of arterial hypertension, sigue la línea de las guías anteriores de la Organización Mundial de la Salud- Sociedad Internacional de Hipertensión (OMS-SIH) de 1999 40 , valora el riesgo CV total, en base a los factores de riesgo existentes, la presencia de lesión de órganos diana y la patología asociada, estableciendo una serie de categorías de riesgo, riesgo añadido bajo, moderado, alto y muy alto, que indican un riesgo absoluto aproximado en 10 años de padecer enfermedades CV de < 15 %, 15-20 %, 20-30 % y > 30 %, respectivamente según los criterios de Framingham, o un riesgo absoluto aproximado de mortalidad por enfermedades cardiovasculares de < 4 %, 4-5 %, 5-8 % y > 8 % según la tabla del proyecto SCORE. Según sea éste riesgo, se plantea la estrategia terapéutica. 25 INTRODUCCIÓN En la Tabla 5 vemos la clasificación de la HTA utilizada por esta guía. Tabla 5: Clasificación de la hipertensión según ESH-ESC 26. Clasificación HTA PAS mmHg PAD mmHg Óptima. <120 <80 Normal. 120–129 80–84 Normal alta. 130–139 85–89 Grado 1 Hipertensión leve 140–159 90–99 Grado 2 Hipertensión moderada. 160–179 100–109 Grado 3 Hipertensión severa. >180 >110 Hipertensión sistólica aislada. >140 <90 Cuando haya diferencia de categoría entre la tensión sistólica y diastólica, se clasificará en el nivel más alto. HTA: Hipertensión arterial. PAS: Presión arterial sistólica. PAD: Presión arterial diastólica. El objetivo es PA < 140/90 mmHg y en pacientes con DM, PA< 130/80 mmHg. 26 INTRODUCCIÓN 2.2.- HIPERCOLESTEROLEMIA 2.2.1.- IMPORTANCIA Y DATOS EPIDEMIOLÓGICOS Las alteraciones del colesterol, de los diferentes componentes y de los triglicéridos (TG) son FRCV 95-97. La hipercolesterolemia es uno de los principales factores modificables de la enfermedad CV. Los estudios MRFIT 23 y Framingham 22 han demostrado una relación continua, gradual e independiente (sin umbral para el comienzo de esa relación) entre la concentración de colesterol total y la mortalidad total y por CI. El colesterol total es un buen predictor de CI hasta las edades medias, mientras que con el paso de los años el valor predictivo desciende. Por esta razón el riesgo relativo (RR) parece disminuir a medida que avanza la edad, aunque es habitual que el riesgo absoluto (RA) aumente. Se ha observado que una reducción en la concentración de colesterol total de 22 mg/dl (10 %) en varones de 40 años se asocia con un descenso del riesgo de CI del 54 %, mientras que la misma diferencia de colesterol en varones de 70 años se asocia a una reducción del riesgo del 20 % 96,97. El metaanálisis de Stamler et al 98 demuestra, que en varones jóvenes la elevación del colesterol total por encima de 200 mg/dl se acompaña de incremento de riesgo y, especialmente, si es superior a los 240 mg/dl. El riesgo de morir por CI aumenta lentamente con un colesterol total comprendido entre 150-200 mg/dl, pero se incrementa rápida y progresivamente a partir de concentraciones de 200 mg/dl. Para valores comprendidos entre 200 y 240 mg/dl el riesgo se duplica respecto a valores inferiores, y entre 240 y 300 mg/dl el riesgo se cuadruplica con respecto al intervalo anterior 97. El colesterol-LDL (C-LDL) y el colesterol-HDL (C-HDL) son FR CV independientes. Por este motivo, el C-LDL especialmente en hombres y el C-HDL en mujeres, pueden ser mejores predictores de riesgo coronario que el colesterol total. Así, un incremento del 1 % de C-LDL se asocia con un incremento del 2 % de enfermedad coronaria a lo largo de 6 años y una disminución del 1 % del C-HDL representa un aumento del riesgo de enfermedad coronaria del 3-4 %. Este efecto protector no parece depender de la edad y permanece incluso por encima de los 80 años 27 96,97 . INTRODUCCIÓN La hipertrigliceridemia se relaciona con la presencia de otros FR CV (DM, obesidad, hipercolesterolemia) y es difícil establecer una asociación independiente con la patogénesis de la aterosclerosis. Sin embargo, datos del estudio Framingham 95 sugieren que la hipertrigliceridemia se correlaciona con la enfermedad coronaria en los dos sexos por encima de los 50 años cuando éstos presentan cifras de C-HDL < 40 mg/dl, y estudios más recientes demuestran que la hipertrigliceridemia es un factor de riesgo coronario independiente, incluso con concentraciones elevadas de C-HDL 99. Prevalencia En las mujeres se produce un incremento en la prevalencia de hipercolesterolemia con la edad, sin embargo, en los varones no se aprecia este fenómeno 96. En España un 18 % (18,6 % en varones y 17,6 % en mujeres) de la población de 3564 años 19 y el 58,6 % en mujeres) superior a . En otros estudios realizados en España, en áreas geográficas limitadas, se han observado niveles de colesterol total superiores a 200 mg/dl aproximadamente en el 50 % de los adultos y superiores a 250 mg/dl en el 20 % 100,101. El estudio Dieta y Riesgo de Enfermedad CV en España (DRECE II) 102 , obtiene unos valores medios para la población española de 35-64 años de edad de 221 mg/dl para el colesterol total (219 mg/dl en varones y 223 mg/dl en mujeres), 53 mg/dl para el C-HDL (48 mg/dl en varones y 58 mg/dl en mujeres), 141 mg/dl para el C-LDL (140 mg/dl en varones y 142 mg/dl en mujeres) y 135 mg/dl para los TG (155 mg/dl en varones y 116 mg/dl en mujeres). En cuanto al nivel del conocimiento del factor de riesgo, el 8,2 % de los adultos españoles declara estar diagnosticado de colesterol elevado en 1.997 103. En Estados Unidos se calcula que más del 5 % de la población adulta tiene valores de colesterol total por encima de 275 mg/dl y que, aproximadamente un 25 % de la población tiene valores por encima de 240 mg/dl 97. En este mismo país se estima que hasta un 16 % de la población presenta elevación ligera de colesterol total (200-240 mg/dl) y dos o más factores de riesgo, y que un 10 % de la población tiene el C-HDL < 35 mg/dl y un 5 % < 30 mg/dl 104. 28 INTRODUCCIÓN El proyecto MONICA muestra que entre el 1 % y el 15 % de varones y mujeres de 35-64 años de edad tienen niveles de colesterolemia superiores a 300 mg/dl 105. En España la prevalencia y los valores promedio son similares a los observados en otros países europeos y en Estados Unidos, aunque la incidencia y la mortalidad por CI continúan siendo más bajas. Esta paradoja podría deberse a un mejor perfil lipídico (menor índice de colesterol total/C-HDL), por efecto del mayor uso del aceite de oliva, por la influencia de la dieta mediterránea o debido a otros factores protectores no bien conocidos. Estos datos epidemiológicos se han de tener en cuenta a la hora de establecer pautas de abordaje y tratamiento de la hipercolesterolemia, ya que podría ser que el colesterol sérico de las personas residentes en el área mediterránea tuviera menos importancia como factor de riesgo de CI que en otros países del norte de Europa 1,96 . En más del 30 % de la población que tiene hipercolesterolemia se asocia otro FR CV como (tabaquismo o HTA) 96 . También se observa un gradiente ascendente en las cifras medias de PA con el incremento de las cifras de colesterolemia 19. 2.2.2.- EVIDENCIAS BASADAS EN LOS ENSAYOS CLÍNICOS Existen múltiples datos que indican que la reducción de colesterol total hace disminuir el riesgo de episodios de CI en los pacientes con concentraciones de colesterol total elevadas o con antecedentes de enfermedad aterosclerótica 96. Los beneficios de la dieta mediterránea son múltiples, así lo han demostrado varios estudios 106,107. Estos efectos biológicos permiten considerar a la dieta mediterránea como una excelente alternativa para la prevención de la enfermedad coronaria. Una revisión sistemática de 19 ECA con restricción de las grasas saturadas en la dieta, en población no institucionalizada para reducir el colesterol total, concluye que esta medida es moderadamente efectiva. Dietas más intensivas lograrían una mayor reducción de colesterol total. El fracaso en el cumplimiento de las recomendaciones dietéticas parece ser la explicación de esta eficacia limitada 108. La dieta también tiene un importante papel en la prevención secundaria de la CI, existen ECA de intervención con dieta pobre en grasa en enfermos coronarios que han obtenido resultados consistentes 109. 29 INTRODUCCIÓN Los nuevos tratamientos farmacológicos con estatinas producen de manera fiable disminuciones considerables del colesterol 110-117. La magnitud de la disminución del riesgo de CI parece ser proporcional a la magnitud de la reducción del colesterol total alcanzada, de manera que disminuciones de 40-60 mg/dl obtenidas con estatinas dan lugar a una reducción del riesgo de episodios de CI graves de aproximadamente una quinta y una tercera parte. Los tratamientos con estatinas también han demostrado disminuir entre un 15 % y un 30 % el riesgo de ictus, en los entornos de prevención primaria y secundaria, respectivamente. Ensayos clínicos en prevención primaria Todos los estudios de prevención primaria muestran una reducción estadísticamente significativa de la mortalidad por CI 1. En los ECA controlados realizados en prevención primaria con estatinas 110,111 se ha obtenido una reducción de la morbimortalidad CV y de la mortalidad total. En el estudio LRC 118 , el tratamiento con colestiramina demuestra que, reduciendo el colesterol total y bajando el C-LDL, puede disminuir la incidencia de morbilidad y mortalidad coronaria en hombres de alto riesgo coronario a causa de niveles de C-LDL elevados. Este ECA proporciona un fuerte nivel de evidencia del papel causal de los lípidos en la patogénesis de la enfermedad coronaria. En el estudio Helsinki 119 , no hubo diferencias entre los grupos en la proporción de muerte total, ni en la influencia de tratamiento, ni en la incidencia de cáncer. Los resultados indican que modificaciones de los niveles de lipoproteínas con gemfibrozilo reduce la incidencia de enfermedad coronaria en hombres con dislipemia. En el estudio WOSCOP 110, el tratamiento con pravastatina redujo significativamente la incidencia de infarto de miocardio y muerte de origen CV sin aumentar el riesgo de muerte por causas no CV en hombres con moderada hipercolesterolemia y sin antecedentes de infarto de miocardio (Figura.9). En el AFCAPS/TexCAPS 111 , el tratamiento con lovastatina disminuye el riesgo del primer evento coronario mayor en hombres y mujeres con niveles de colesterol total, CLDL y C-HDL inferior a los valores medios. Estos hallazgos apoyan la inclusión del C- 30 INTRODUCCIÓN HDL en la evaluación de factores de riesgo y confirma el beneficio de la reducción del CLDL para conseguir el objetivo deseado. Ensayo clínico en prevención secundaria El tratamiento con fármacos en prevención secundaria ha demostrado su eficacia en la reducción del número de infartos de miocardio, ictus, mortalidad coronaria y mortalidad total 1. En el estudio 4S 112 , el tratamiento con simvastatina en pacientes afectados de cardiopatía coronaria y colesterol elevado, redujo la mortalidad total debido a una reducción del 42 % del riesgo de muerte coronaria, sin existir diferencias en la mortalidad por causas no CV ni cerebrovasculares entre ambos grupos. En el estudio CARE 113 , el tratamiento con pravastatina en pacientes con concentraciones de colesterol en rango normal, después de un IAM redujo la mortalidad por CI en un 24 % y la frecuencia de enfermedad CV en un 31 %. No se observaron diferencias significativas en la mortalidad global ni en la mortalidad por causas no CV. La reducción de los eventos coronarios fue mayor en las mujeres y en los pacientes que tenían concentraciones de C-LDL pretratamiento más elevadas. En el estudio LIPID 114 , el tratamiento con pravastatina en pacientes con concentraciones de colesterol en rango muy variable (155-271 mg/dl) y antecedentes de IAM o angina inestable, redujo la mortalidad global y por cardiopatía coronaria en un 22 % y un 24 %, respectivamente. El estudio HPS 115 , el tratamiento durante más de 5 años con 40 mg simvastatina en un total de 20.536 pacientes de alto riesgo cardiovascular, entre 40 y 80 años de edad, demostró un beneficio evidente y significativo en la mortalidad total y mortalidad por enfermedad coronaria en los sujetos tratados. Los investigadores del estudio estiman que el tratamiento con simvastatina reducía el riesgo de episodios vasculares en aproximadamente un tercio. Además, los análisis realizados en grupos concretos de pacientes, demostraron beneficio similar del tratamiento, tanto en los pacientes mayores de 75 años como en los pacientes más jóvenes, en varones y mujeres. Asimismo, el beneficio del tratamiento fue comparable entre los pacientes diabéticos sin enfermedad coronaria y en aquellos con enfermedad coronaria previa. Además, la reducción del RCV en los pacientes tratados con 31 INTRODUCCIÓN la estatina fue independiente de los valores basales de colesterol, es decir, similar tanto en sujetos con colesterol elevado como en aquéllos con valores normales de colesterol total. Asimismo, los investigadores del estudio observaron que los beneficios se fueron incrementando a lo largo del período de estudio. Finalmente, el HPS aporta nuevas evidencias sobre la seguridad a largo plazo del tratamiento con simvastatina, no presentando diferencias significativas ni en la incidencia de elevación de transaminasas, ni en la elevación de la CPK frente a placebo (Figura 9). En el estudio PROSPER116, el tratamiento con pravastatina en pacientes de 70-82 años de edad con antecedentes de enfermedad vascular o FR CV, redujo la mortalidad coronaria en un 24 %, pero no se observó efecto beneficioso sobre la tasa de ictus y la función cognitiva, ni sobre la discapacidad, y sí un aumento en la incidencia de cáncer. Estos resultados amplían a los individuos de edad avanzada la estrategia de tratamiento utilizada en las personas de mediana edad. Figura 9: Gráfica de las curvas de mortalidad por todas las causas cardiovasculares en los pacientes asignados al grupo de pravastatina vs placebo (Tomada del estudio WOSCOP 110). Gráfica de tabla de vida de los efectos de la asignación al grupo de simvastatina sobre los porcentajes de los que presentan episodios mayores( Tomada de MRC/BHF Heart Protection Study 115). 32 INTRODUCCIÓN Ensayo clínico con estatinas en pacientes hipertensos En el estudio HPS 115 y el PROSPER 116, el análisis de los pacientes con hipertensión (41 % y 62 % respectivamente) demuestra que los efectos beneficiosos de las estatinas son similares en pacientes hipertensos y normotensos. En el estudio ASCOT-LLA 117 , el tratamiento con atorvastatina en prevención primaria a pacientes hipertensos de ambos sexos y una edad entre 49-79 años, con un mínimo de otros tres FR CV, se observó una disminución significativa del IAM no mortal, de la enfermedad coronaria mortal, del total de episodios coronarios y cardiovasculares y del ictus mortal y no mortal, la mortalidad por todas las causas y la mortalidad cardiovascular disminuyeron de manera no significativa. En el estudio ALLHAT-LLT 120 , el tratamiento con pravastatina a un grupo de pacientes se asoció a una moderada reducción no significativa de la cardiopatía mortal, del IAM no mortal y del ACV mortales y no mortales. No hubo ninguna diferencia sobre la mortalidad por cualquier causa. Por tanto, los efectos fueron menores de los esperados probablemente debidos a que los pacientes no asignados al grupo de tratamiento con pravastatina recibieron en un porcentaje importante otra estatina. Un metaanálisis 121 , que incluye 16 ECA en los que el único tratamiento eran las estatinas, ha puesto de manifiesto un descenso medio del colesterol total y C-LDL del 22 % y 30 %, respectivamente, lo que se acompañó de un descenso de la mortalidad total del 22 %, que fue atribuido a una disminución de la mortalidad por enfermedades CV del 28 % y de la mortalidad por CI del 31 %. No se observaron diferencias significativas en los efectos conseguidos entre las diversas estatinas empleadas en estos ECA: lovastatina, pravastatina y simvastatina. La reducción de la mortalidad total, de la mortalidad por CI y por enfermedades CV es más elevada cuanto mayor es la concentración de C-LDL al inicio del tratamiento y el grado de reducción del C-LDL alcanzado. La mortalidad no CV y por cáncer no aumentó con el tratamiento de estatinas. Un metaanálisis 122 de ECA, ha valorado la influencia, del descenso de la colesterolemia y el tratamiento empleado para conseguirlo, sobre la mortalidad por CI, la mortalidad no coronaria y la mortalidad total. Este estudio se realizó para separar los efectos del descenso de la colesterolemia por sí misma de los efectos de los fármacos 33 INTRODUCCIÓN empleados para conseguirlo. Por cada 10 % de descenso de la colesterolemia se produjo una reducción de un 15 % de la mortalidad por CI y de un 11 % de la mortalidad total. En un metaanálisis sobre tratamiento con estatinas en el que se revisan los principales ECA realizados (4S, WOSCOPS, CARE, AFCAPS/TexCAPS, LIPID), concluye que la reducción de C-LDL con estatinas disminuye el riesgo de enfermedad coronaria y de todas las causas de mortalidad tanto en hombres como en mujeres, así como en ancianos y personas de edad media 123. A pesar de los beneficios que se obtienen con el tratamiento con estatinas en la prevención secundaria de la CI, en diferentes estudios que analizan el porcentaje de pacientes con CI que toman estatinas, como son: los del estudio PREVESE II EUROASPIRE 125 124 y el , encuentran todavía un porcentaje elevado de enfermos postinfarto, no tratados farmacológicamente con estatinas, a pesar de tener una cifra de colesterol total elevada. 2.2.3.- RECOMENDACIONES DE LAS GUÍAS EN LA PRÁCTICA CLÍNICA Las dos GPC más actuales para el manejo de la hipercolesterolemia son: el Consenso para el control de la colesterolemia en España 2000 96 y el National Cholesterol Education Program (NCEP III) 97 de USA. En el Consenso Español se considera hipercolesterolemia límite a las concentraciones de colesterol total sérico entre 200 y 249 mg/dl, e hipercolesterolemia definida a partir de cifras de colesterol total ≥ de 250 mg/dl, siempre midiendo el colesterol total sérico en dos ocasiones separadas en el tiempo 96. El Consenso Español en prevención primaria recomienda iniciar tratamiento farmacológico a los pacientes que presentan un riesgo de sufrir un episodio coronario ≥ al 20 % en los próximos 10 años. En presencia de hiperlipemia familiar o DM 2 se podría considerar el tratamiento farmacológico cuando el C-LDL sea mayor de 130 mg/dl. La introducción de fármacos, cuando esté indicado, se hará tras un período de 3-6 meses de seguimiento, con recomendaciones de cambios en la dieta y en los estilos de vida. En 34 INTRODUCCIÓN prevención secundaria el tratamiento farmacológico se instaurará con un C-LDL ≥ 130 mg/dl y el objetivo terapéutico será C-LDL < de 100 mg/dl. La NCEP III 97 propone una clasificación valorando los niveles de C-LDL, de colesterol total, según el nivel de C-HDL y el nivel de TG (Tabla 6). Los objetivos terapéuticos los fija según el nivel de C-LDL, estableciendo tres categorías: 1.- Pacientes con antecedentes de enfermedad coronaria o equivalente de riesgo o RCV > 20 %. 2.- Pacientes que presentan 2 o más FR CV o RCV < 20 % y 3.- pacientes con 0 ó un FR CV. Según estas categorías establece como objetivos cifras de C-LDL < 100 mg/dl, < 130 mg/dl y < 160 mg/dl respectivamente. Tabla 6: Clasificación del C-LDL, Colesterol Total, C-HDL y TG en mg/dl (NCEP III) 97. C-LDL <100 100-129 130-159 160-189 > 190 Colesterol Total <200 200-239 > 240 C-HDL <40 >60 TRIGLICÉRIDOS TG normales TG bordeline TG elevados TG muy elevados Óptimo Por encima del óptimo Límite alto (Bordeline) Elevado Muy elevado Deseable Límite alto (Bordeline) Alto Bajo Alto < 150 mg/dl 150-199 mg/dl 200-299 mg/dl > 500 mg/dl NCEP III: National Cholesterol Education Program C-LDL: Colesterol LDL. C-HDL: Colesterol HDL. TG: Triglicéridos. Considera como equivalentes de riesgo: La enfermedad ateroesclerótica y la DM 2, y como FR CV, el consumo de tabaco, la HTA, el C-HDL < 40 mg/dl, la existencia prematura de historia familiar de enfermedad coronaria ( varones < 55 años, mujeres < 65 años) y la edad ( varones > 45 años y mujeres > 55 años. 35 INTRODUCCIÓN 2.3.- DIABETES MELLITUS TIPO 2 2.3.1.- IMPORTANCIA Y DATOS EPIDEMIOLÓGICOS La diabetes mellitus (DM) afecta por igual a ambos sexos. Predominando en jóvenes en varones y a partir de los 70 años en mujeres. La DM aumenta el riesgo de padecer insuficiencia cardiaca, ceguera, infarto de miocardio, ictus y enfermedad vascular periférica (EVP), produciendo un aumento de muertes por enfermedades CV. Aproximadamente el 65 % de los diabéticos fallecen a consecuencia de una enfermedad CV, en parte debido a la propia DM, pero también debido a su frecuente asociación con otros FR CV como son la HTA, la dislipemia y la obesidad. La prevalencia de HTA e hiperlipemia en pacientes con DM 2 es aproximadamente el doble de la observada en los individuos no diabéticos. La prevalencia de obesidad en pacientes con DM 2 es aproximadamente del 70 %. Esto es debido a que todos ellos comparten un mecanismo fisiopatológico común: resistencia a la insulina-hiperinsulinismo, señas de identidad del llamado “Síndrome metabólico”. La presencia de microalbuminuria incrementa el riesgo de muerte, especialmente por enfermedad CV, en la población diabética. Considerando actualmente su presencia como un factor de riesgo independiente para el desarrollo de enfermedad CV 126-128. En los individuos sin DM se ha observado que el riesgo de CI se relaciona de manera directa y continua con las concentraciones hemáticas de insulina y de glucosa. Existe evidencia creciente de que el hiperinsulinismo es un FR CV independiente como ha sido demostrado en el Helsinky Policemen Study 129. En el estudio de San Antonio 130 se encontró una asociación significativa de la DM con un incremento de la mortalidad general (RR 2.1 en varones y 3.2 en mujeres) y con mortalidad CV en particular (RR 3.2 en varones y 8.5 en mujeres). En el estudio MRFIT el riesgo de mortalidad por enfermedad CV fue 3 veces superior en los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (DM 2), siendo 3,2 para la CI, 2,8 para la ECV y 2,5 para la mortalidad por cualquier causa 23. En los últimos años se vienen recomendando los mismos objetivos, de control y tratamiento de los FR CV, en los pacientes diabéticos que en aquellos que han sufrido un evento CV (prevención secundaria). El estudio de Haffner 36 131 , observó que el RCV de los INTRODUCCIÓN pacientes diabéticos sin enfermedad CV era similar al que presentaban los pacientes no diabéticos que habían sufrido un IAM. Sin embargo, un estudio más reciente, más amplio y mejor diseñado 132 ha demostrado que el RCV en diabéticos es aproximadamente una tercera parte que tras haber sufrido un IAM (Figura 10). El grupo de dislipemias de la semFYC recientemente ha publicado una revisión de este tema, concluyendo, que actualmente en la población española debe calcularse el riesgo cardiovascular de los pacientes diabéticos en prevención primaria y sin nefropatía e intervenir de forma intensiva en aquellos que presentan un riesgo superior al 20 % en 10 años, de la misma manera que en prevención secundaria y en los pacientes que presentan nefropatía 133. También existe un RCV aumentado si el paciente presenta glucemia basal alterada e intolerancia a la sobrecarga oral de glucosa. Se ha demostrado que modificaciones en los estilos de vida (dieta, ejercicio y control del peso) reducen este riesgo y también la proporción de estos pacientes que evolucionan a DM 134. Figura 10: Curvas de supervivencia en pacientes diabéticos y no diabéticos con y sin antecedentes de infarto de miocardio.(Tomada de Haffner SM, et al 131). Curvas de supervivencia en pacientes diabéticos y en pacientes con antecedentes de infarto agudo de miocardio (Tomada de Evans JM, et al 132). Prevalencia La prevalencia de DM en España varía mucho de unos estudios a otros (5,5 % y 18,7 %) dependiendo de la técnica de medida, la edad, los criterios diagnósticos, el tipo de población, el año de estudio y otros factores 3. La DM aumenta con la edad estimándose que 37 INTRODUCCIÓN dentro de 25 años más del 28 % de la población española superará los 60 años, se prevé que en nuestro país existirán más de un millón de diabéticos tipo 2 en el año 2011 103,135. En el NHANES III la prevalencia de diabetes fue del 8,5 % 24. La OMS estima que en el año 2.025 más de 300 millones de personas en todo el mundo tendrán DM, lo que representa un aumento de 5-6 millones de casos nuevos cada año 136. 2.3.2.- EVIDENCIAS BASADAS EN LOS ENSAYOS CLÍNICOS Mediadas higiénico-dietéticas La ingesta de una dieta con la cantidad de calorías adecuada a su actividad física, edad, sexo y relación peso-talla, valorando la presencia de FR CV (HTA, dislipemia) o complicaciones macro y microvasculares y con una cantidad diaria de grasas menor del 30 % del total de calorías, y menor del 10 % de ácidos grasos saturados, disminuye el RCV al igual que realizar ejercicio de intensidad ligera o moderada (dependiendo de la situación basal de cada persona) durante al menos 30 minutos y, como mínimo, 3 días a la semana 126,137 . Tratamiento farmacológico (Control de la glucemia y de PA.) En diversos estudios epidemiológicos se ha demostrado que existe una intensa relación entre el grado de regulación de la glucemia, valorada a partir de la concentración de hemoglobina glicosilada (HbA1c), y el desarrollo de complicaciones microvasculares, aunque el beneficio en el desarrollo de complicaciones macrovasculares es limitado. El UKPDS es el mayor y más prolongado ECA realizado con pacientes recientemente diagnosticados de DM 2. En los diferentes subestudios del UKPDS se evidenció que con el control intensivo de la glucemia y de PA se conseguía una reducción significativa de las complicaciones microvasculares, (se reducía en un 25 % por cada punto de descenso de la HbA1c y en un 13 % por cada 10 mmHg de descenso de PA), no existiendo diferencias entre los pacientes tratados con sulfonilureas e insulina. Sin embargo, en el grupo de pacientes obesos tratados con metformina y sometidos a un control glucémico intensivo, se consiguió, además, una reducción significativa del riesgo de IAM. No se observaron 38 INTRODUCCIÓN diferencias significativas entre IECA (captopril) y BB (atenolol) para disminuir la morbimortalidad. Se consiguió una importante reducción de las complicaciones macrovasculares y microvasculares al realizar un control estricto de la PA en diabéticos, así los pacientes hipertensos asignados a un control estricto de la PA (objetivo: <150/85 mmHg; alcanzado: 144/82 mmHg) presentan menos riesgo de padecer cualquier evento relacionado con la DM y una menor mortalidad relacionada con la DM que los pacientes asignados a un control menos estricto de la PA (< 180/105 mmHg). El control adecuado de la glucemia se hace más difícil a medida que pasa el tiempo, precisando terapia múltiple en el 50 % y el 75 % de los casos a los 3 y 9 años después del diagnóstico respectivamente, lo que indica la naturaleza progresiva de la enfermedad 73,138 -141 (Figura 11). Figura 11: Gráfica de incidencia de infarto de miocardio y complicaciones microvasculares en pacientes con diabetes tipo 2 según el nivel de HbA1c.(Tomada de UKPDS 35 140). Gráfica de incidencia de infarto de miocardio y complicaciones microvasculares en pacientes con diabetes tipo 2 según el nivel de PAS.(Tomada de UKPDS 36 141). 39 INTRODUCCIÓN En el estudio DECODE, se incluyeron 25.364 participantes, con un seguimiento medio de 7,3 años, sugiere que los picos postprandiales de glucosa son el factor de predicción más potente de mortalidad. Por lo tanto, en esta enfermedad crónica no se puede ignorar la importancia de la monitorización y la regulación precoz de los picos postprandiales de glucosa. Si la enfermedad no se vigila, los picos postprandiales de glucosa intervendrán en gran medida en el progreso de la enfermedad y pueden contribuir a la presentación de muerte prematura 142. El estudio STENO-2 comparó el efecto de una intervención dirigida al control intensivo de múltiples factores de riesgo, (hiperglucemia, HTA, dislipemia, microalbuminuria y prevención con AAS), modificables para la enfermedad cardiovascular con el tratamiento convencional en pacientes con DM 2 y microalbuminuria. Consiguiendo a largo plazo una disminución del RCV y microvascular de aproximadamente un 50 % 137. El tratamiento antihipertensivo es eficaz para reducir la morbimortalidad en pacientes diabéticos con HTA, incluidos los pacientes mayores de 60 años con HTA sistólica aislada. Sin embargo, las evidencias para favorecer el tratamiento con una clase de antihipertensivo antes que con otras no son tan concluyentes 126,127. En la población diabética del ensayo HOT 87 se observan diferencias en el subgrupo asignado a una PAD con objetivo de < 80 mmHg (valor alcanzado 81 mmHg) frente al subgrupo asignado a una PAD con objetivo < 90 mmHg. Aunque no hay diferencias en la mortalidad total, los pacientes con un objetivo de control menos estricto de la PA tienen un riesgo aumentado de mortalidad CV. En el ensayo HOPE 143 , en el que se había diseñado previamente el análisis de los pacientes diabéticos, muestra que añadir ramipril 10 mg al tratamiento convencional en los pacientes diabéticos mayores de 55 años con otro factor de RCV, incluida la HTA, reduce la morbimortalidad CV. El ensayo ABCD 144, que comparaba un IECA (enalapril) y un BCC (nisoldipino) en hipertensos diabéticos, fue interrumpido debido a un mayor índice de IAM fatal y no fatal en el grupo de nisoldipino. En pacientes diabéticos hipertensos con HVI electrocardiográfica, en el ensayo LIFE 85 , en el que el análisis en diabéticos estaba predefinido, el tratamiento inicial con losartán redujo en mayor medida que atenolol la morbimortalidad CV, beneficio que parece 40 INTRODUCCIÓN independiente de la reducción de la PA. Las evidencias en el tratamiento de la HTA sistólica aislada en el paciente diabético mayor de 60 años provienen de los análisis posthoc de los estudios SHEP 145 y Syst-Eur 66 . En ellos, clortalidona a dosis bajas y nitrendipino (ambos frente a placebo) proporcionaron beneficios mayores en la población diabética que en la no diabética. En el estudio ALLHAT 76, en el que el análisis en población diabética estaba previsto al inicio del estudio, se estudiaron 12.063 pacientes diabéticos. No hubo diferencias entre clortalidona, lisinopril y amlodipino en la morbimortalidad general. Sin embargo, clortalidona se mostró más eficaz que los otros dos fármacos en disminuir la incidencia de ICC. En los tratados con lisinopril y con el amlodipino aumentó el riesgo de ICC. La incidencia de DM 2 ( glucemia ≥ 126 mg/dl) a los 4 años de seguimiento fue de un 1,8 % mayor en el grupo de clortalidona que en el de amlodipino, y un 3,5 % mayor en el de clortalidona que en el de lisinopril. Tratamiento farmacológico con fármacos hipolipemiantes Disponemos de pocos datos, procedentes de los ECA que hayan evaluado la importancia de los fármacos hipolipemiantes en la morbimortalidad CV y total en la subpoblación de pacientes diabéticos. Los análisis de los subgrupos sugieren que los beneficios del tratamiento con estatinas, en los pacientes diabéticos en prevención secundaria, son como mínimo similares a los obtenidos en los pacientes no diabéticos 115. En los estudios de prevención primaria el análisis de los subgrupos de pacientes con DM 2 apunta a un beneficio adicional al conseguido en los pacientes no diabéticos, pero no se han demostrado diferencias significativas debido al reducido número de pacientes diabéticos incluidos. Tratamiento farmacológico en pacientes diabéticos con nefropatía Existe evidencia concluyente de que los fármacos que bloquean el sistema reninaangiotensina (IECA o ARA-II) retrasan la progresión a fallo renal, con independencia de su efecto antihipertensivo 146. 41 INTRODUCCIÓN Fase de microalbunuria El estudio MICRO-HOPE 143 demostró que el tratamiento con ramipril independientemente de cambios en la PA, redujo un 24 % más que placebo la aparición de microalbuminuria y la progresión a macroalbuminuria. En el estudio IRMA II 147 y el estudio Marval 148 el tratamiento con irbesartán y valsartán a dosis de 300 mg y de 80 mg, respectivamente, en pacientes con HTA, DM 2 y con microalbuminuria, reducen el riesgo de desarrollar macroalbuminuria, disminuyendo la progresión de la nefropatía diabética (ND) y consiguen un mayor porcentaje de pacientes que normalizan la microalbuminuria, de forma independiente del efecto sobre la presión arterial. Fase de proteinuria o insuficiencia renal En el estudio IDNT 149 con irbesartán y el estudio RENAAL 150 con losartán, con una dosis de 300 mg/día y de 100 mg/día, respectivamente, en pacientes con proteinuria franca, han demostrado su eficacia retrasando la progresión de la ND. En ninguno de estos ensayos hubo diferencias significativas en la tasa de eventos CV. En los ECA que comparan IECA frente a ARA-II 151 no han demostrado diferencias en la reducción de microalbuminuria. En el estudio CALM, la combinación de IECA y ARA-II (candesartán+lisinopril) disminuye en mayor medida la PA y la microalbuminuria que cada fármaco por separado, pero no se puede saber por el estudio si aumentando las dosis de cada fármaco individualmente o añadiendo otra clase de fármacos, se habrían obtenido los mismos beneficios 152. 42 INTRODUCCIÓN 2.3.3.- RECOMENDACIONES DE LAS GUÍAS EN LA PRÁCTICA CLÍNICA. Una de las GPC más utilizadas para el control y seguimiento de los pacientes diabéticos es la guía de la American Diabetes Association (ADA) 126 , que renueva o ratifica las recomendaciones todos los años. Establece los criterios de cribado y diagnóstico de la DM. La ADA 2.004 resalta la importancia que tiene en los pacientes diabéticos controlar no sólo la glucemia sino también el resto de FR CV, estableciendo unos objetivos claros para el control de la glucemia, concretando los niveles de HbA1c, y de glucemia preprandiales y postprandiales que debemos conseguir en los pacientes diabéticos para un control adecuado de la DM. Del mismo modo, reitera la importancia que tiene el realizar ejercicio físico de forma regular y el control del sobrepeso o la obesidad. Nos indica la importancia que tiene en la prevención de la macroangiopatía el control y tratamiento de la PA, de las alteraciones lipídicas (estableciendo los objetivos que debemos conseguir en las cifras de PA, de C-LDL, de C-HDL y nivel de TG), el abandono del tabaco en los fumadores y deja claro cuando y como debemos antiagregar a los pacientes diabéticos. Por último, indica la importancia de las complicaciones microvasculares y establece la periodicidad con la cual debemos realizar el FO (Fondo de Ojo), la detección de microalbuminuria y el tratamiento que debe realizarse en caso de que los resultados sean patológicos. 43 INTRODUCCIÓN 2.4.- SOBREPESO Y OBESIDAD 2.4.1.- IMPORTANCIA Y DATOS EPIDEMIOLÓGICOS La obesidad es un FR CV independiente de otros factores (AHA) 15 y constituye en la actualidad un grave problema de salud ocasionando en España aproximadamente 28.000 muertes cada año (8,5 % de todas las defunciones) 153 . Las personas con obesidad y una distribución de la grasa fundamentalmente abdominal (circunferencia abdominal > de 88 cm en mujeres o >102 cm en varones) son más propensas a sufrir en el futuro HTA, dislipemia, hiperglucemia y enfermedades CV 1,154. La obesidad se acompaña de un incremento de las cifras de C-LDL, de las cifras de TG y valores bajos de C-HDL. La prevalencia de hipercolesteremia en jóvenes con sobrepeso es 2,1 veces mayor que la que presentan los jóvenes con normopeso. La probabilidad de padecer HTA se duplica si el IMC es de 27 y se triplica si el IMC >30. La DM 2 es tres veces más frecuente en los obesos 1. Desde el comienzo del estudio de Framingham ya se encontró asociación entre obesidad y RCV, sin embargo, no se incluye en las tablas de estimación del RCV de Framingham porque la asociación con otros factores debilita su poder de predicción 22. El aumento del índice de masa corporal (IMC = kg/talla en m2) se asocia a un incremento continuo y gradual del riesgo de mortalidad y de CI. Se estima que un incremento del 10 % de peso corporal origina un aumento del 30 % del riesgo coronario. Los varones con un IMC de 25 a 29 presentan un riesgo de 70 % superior a los delgados (IMC 23,5 a 24,9), mientras que los que tienen un IMC de 29 a 33 presentan un riesgo casi tres veces superior 155-158 . En un estudio prospectivo de más de un millón de adultos en los Estados Unidos (457.785 hombres y 588.369 mujeres) con un seguimiento durante 14 años. El riesgo de muerte por cualquier causa, enfermedad cardiovascular, cáncer u otras enfermedades aumenta en el margen de sobrepeso de moderado a severo en todos los grupos de edad, tanto en hombres como en mujeres. El riesgo relacionado con un IMC alto es mayor en blancos que en negros 159 (Figura 12). 44 INTRODUCCIÓN Figura 12: Gráficas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras causas en hombre y mujeres según el IMC y mortalidad (Tomada de Calle E, et al 159). La categoría de sobrepeso aumenta la mortalidad en ambos sexos y se asocia con un incremento de RR y atribuible poblacional para la hipertensión y eventos CV. En el caso de hipercolesterolemia y DM dicha asociación es menor 160. Con la medida del IMC y la circunferencia de la cintura se puede establecer el riesgo de padecer enfermedades CV (Tabla 7). Tabla 7: Riesgo de padecer enfermedades CV según IMC y circunferencia de la cintura 157. Clase de Obesidad IMC (OMS) Hombres ≤ 102 cm Hombres > 102 cm Mujeres ≤ 88 cm Mujeres > 88 cm Sobrepeso 25-29.9 Aumentado Alto Obesidad grado I 30-34.9 Alto Muy Alto Obesidad grado II 35-39.9 Muy Alto Muy Alto Obesidad grado III >40 Extremadamente alto Extremadamente alto CV: Cardiovascular. IMC: Índice de Masa Corporal. OMS: Organización Mundial de la Salud. Prevalencia de la obesidad Según la Encuesta Nacional de Salud (ENS) de 1.997 103 la prevalencia de la obesidad en España (IMC ≥30 calculado con peso y talla autodeclarados) en la población 45 INTRODUCCIÓN ≥ 20 años es del 12,9 %. En población de 25-64 años es del 12,2 %. Globalmente la prevalencia es mayor en mujeres, aumenta con la edad y disminuye conforme aumenta el nivel de estudios. Existiendo diferencias entre las diferentes CCAA, oscilando la prevalencia de la obesidad ajustada por edad entre el 4.7 % de la Rioja y el 14,6 % de Extremadura 161. La prevalencia, en población entre 25-60 años, de la obesidad en España según los datos del estudio SEEDO 97 2.000 163 162 era del 13,4 % y ha aumentado en el estudio SEEDO a 14,5 % (intervalo de confianza [IC] del 95 %, 13,93-15,07 %), significativamente más elevada en el colectivo femenino (15,75 %) que en el masculino (13,39 %). La prevalencia de obesidad aumentó significativamente con la edad en varones y en mujeres, observándose las proporciones más elevadas de personas obesas en el grupo de mayores de 55 años, el 21,58 % en varones y el 33,9 % en mujeres. Pero existen otras estimaciones más elevadas, como la realizada por Banegas 164, que es del 23 %. En las estimaciones realizadas en pacientes hipertensos la prevalencia de obesidad alcanza el 45.6 %, claramente superior a la media poblacional 165. A nivel internacional, con datos autoreportados, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en España están en una posición media-alta entre los países de la Unión Europea166. En el Proyecto Monica, en España los sujetos de 35-64 años presentan una prevalencia intermedia de obesidad (16 % en varones y 25 % en mujeres) 105. En todos los países con datos disponibles, la tendencia es al ascenso de la prevalencia de obesidad. En España se estima que la prevalencia de sobrepeso y obesidad ha aumentado un 3,9 % en el período 1.987-1.997 103. En los EE.UU. a partir del análisis de los datos de la secuencia de estudios NHANES I, II y III se ha puesto en evidencia un importante incremento (+8 %) de la prevalencia de obesidad entre 1976-1980 y 1988-1991. El porcentaje de obesos en el estudio NHANES I (1970-1974) fue del 14,1 %; en los años siguientes ya se observó un ligero aumento de acuerdo con los resultados del estudio NHANES II (1976-1980), pero el mayor incremento se ha producido a lo largo de la última década, aumentando hasta un 22,5 % de obesos en el estudio NHANES III, llevado a cabo en el período 1988-1994 167. 46 INTRODUCCIÓN 2.4.2.- EVIDENCIAS BASADAS EN LOS ENSAYOS CLÍNICOS Los estudios han demostrado que una moderada reducción de peso (5-10 %) puede reducir la PA y el colesterol total, además de permitir un mejor control de la DM y de HTA entre los individuos afectados por esta entidad 158,168. Apenas existe evidencia de la efectividad de la intervención en atención primaria 169. Los estudios que valoran la efectividad son los estudios de intervención multifactorial sobre los FR CV. En el Oxcheck Study 170 no se consiguió reducir la población con obesidad al cabo de 3 años, a pesar de conseguir modificar los hábitos dietéticos. En el British Family Heart Study 171 al cabo de un año sólo se consiguió una reducción media de 1 Kg en el grupo de intervención, y en el CELL Study 172 tampoco hubo reducción del peso en el grupo que se le dio consejo sanitario intensivo al cabo de 18 meses. Ensayos clínicos basados en dietas hipocalóricas La dieta es el pilar fundamental del tratamiento de la obesidad. La mayoría de obesos disminuye de peso cuando llevan a cabo una dieta hipocalórica. Una dieta baja en calorías y grasas es la intervención en hábitos de vida más efectiva para la pérdida de peso 156. La mayoría de los trabajos demuestran que los obesos, tanto los sometidos a dietas bajas en calorías como a dietas muy bajas en calorías, recuperan un tercio del peso perdido en el plazo de un año de finalizado el programa y vuelven a su peso original transcurridos 5 años 156,173. Terapia conductual y educación nutricional. Los principios de la terapia del comportamiento para la obesidad son reducir la ingesta de alimentos e incrementar la actividad física 156. Una revisión de ECA, en la que se valoran las medidas que potencian el cumplimiento del tratamiento en la reducción de peso, concluye que la obesidad es un trastorno crónico que requiere una supervisión durante toda la vida por parte de un profesional de salud, suficientemente formado y conocedor de las diferentes estrategias que pueden ayudar a perder peso a las personas con sobrepeso 158. 47 INTRODUCCIÓN Ejercicio físico Los ECA no han demostrado diferencias significativas en la pérdida de peso entre las intervenciones que promueven la actividad física. El ejercicio físico, sin una dieta acompañante, no produce cambios sustanciales en el peso o en la composición corporal. El ejercicio regular es importante para el control de peso a largo plazo 156. Una revisión de estudios, sobre los beneficios de la actividad física en el tratamiento de la obesidad, concluye que en los ECA sobre ejercicio aeróbico revisados, solamente se consigue una reducción de peso modesta con los programas de ejercicio aeróbico, siendo el consumo de calorías el determinante de esta disminución. Al comparar los ECA de reducción de peso con ejercicio aeróbico y dieta, en comparación con la dieta sola, la mayoría, no demostraron beneficio alguno en la disminución de peso con la adición de un ejercicio aeróbico a la dieta hipocalórica. Tampoco encontraron diferencias entre la reducción de peso que se producía en las mujeres que realizaban un ejercicio aeróbico de resistencia, ni entre el entrenamiento de resistencia y el grupo control. En resumen, ni el ejercicio aeróbico ni el ejercicio de resistencia, parecen ser lo suficientemente potentes como para causar una reducción de peso importante, si no se les añade una restricción de calorías en la dieta 158,174. Podemos concluir, que las revisiones sistemáticas y ECA han demostrado que la combinación de las recomendaciones sobre la dieta y el ejercicio, reforzada con terapia conductual, es más efectiva para lograr una pérdida de peso que solamente los consejos sobre dieta o ejercicio. Para que la intervención tenga éxito, hay que proporcionar a los pacientes métodos que no sólo sirvan para reducir peso a corto plazo, sino que además sean capaces de conseguir que el paciente mantenga esa reducción de forma indefinida. Los únicos métodos que han demostrado reunir estas condiciones son la terapia conductual, la educación nutricional y los programas de ejercicio, pero la intervención más eficaz es la combinación de los tres métodos 158,175,176. Tratamiento farmacológico En todos los casos, la farmacoterapia se debe utilizar como coadyuvante de un buen plan dietético que incluya la corrección de los malos hábitos alimentarios y la práctica regular de ejercicio físico 156. 48 INTRODUCCIÓN Sibutramina: Los principales efectos secundarios son debidos a los efectos simpaticomiméticos de la droga, e incluyen boca seca, estreñimiento, insomnio y astenia, sin producir efectos aditivos. Un pequeño incremento en la PA y la frecuencia cardiaca también ocurre y persiste mientras el tratamiento continúa, los cuales requieren monitorización. Según algunos autores la sibutramina no debe ser empleada en pacientes con historia de hipertensión, aunque recientemente se ha comprobado que en pacientes obesos con hipertensión bien controlada la sibutramina fue efectiva y bien tolerada. La mayoría de los eventos adversos fueron moderados en severidad y transitorios 156. En un ECA realizado en Alemania, en el que participaron 1.102 adultos obesos (IMC 30-40 kg/m2) con sibutramina durante 48 semanas, la pérdida de peso fue estadísticamente significativa en los pacientes que recibieron el tratamiento de forma continuada o intermitentemente, comparado con los pacientes que recibieron placebo manteniéndose estas diferencias a lo largo del estudio 177. En un ECA multicéntrico tratados con sibutramina los pacientes, tras 24 semanas, presentaron una pérdida de peso significativamente mayor que los tratados con placebo, acompañándose de mejoras significativas de los niveles séricos de los TG y C-HDL, sin acontecimientos adversos graves que limitaran el tratamiento 178. Orlistat. El orlistat no tiene efecto anorexígeno, su efecto es disminuir la actividad de las lipasas gastrointestinales y tiene escaso o nulo efecto sobre las demás enzimas digestivas. Los principales efectos adversos son consecuencia de su mecanismo de acción en el tracto gastrointestinal, suelen ser moderadas y transitorias, y ocurren durante la primera semana de tratamiento 156. En un ECA multicéntrico realizado en 1.187 sujetos obesos (IMC entre 30-43 kg/m2) durante un periodo de seguimiento de dos años, los pacientes tratados con orlistat consiguieron una disminución significativa del peso 179. 49 INTRODUCCIÓN 2.4.3.- RECOMENDACIONES DE LAS GUÍAS EN LA PRÁCTICA CLÍNICA Las dos GPC actuales para el manejo del sobrepeso y la obesidad son: Documento Consenso de la SEEDO, SEEN, semFYC, SEMI, SENC y Sociedad Española de Arteriosclerosis Obesidad y Riesgo CV. 2003 156 y The Practical Guide: Identification, Evaluation, and Treatment of Overweight and Obesity in Adults North American Association for the Study of Obesity (NAASO) and the National Heart, Lung, and Blood Institute (NHLBI) 157. En el documento de consenso de la SEEDO, aparte de revisarse los principales aspectos sobre la etiología, la epidemiología de la obesidad y la valoración del paciente obeso, se fijan nuevos criterios para definir y clasificar el sobrepeso y la obesidad, se establecen criterios para el tratamiento de la acumulación adiposa y se revisan los objetivos, los diversos componentes del tratamiento y las bases que deben regir las campañas de prevención. Entre los aspectos más importantes e innovadores del documento, cabe destacar aquellos relativos a los criterios para definir la obesidad y los que hacen referencia a la intervención terapéutica. Entre los primeros hay que señalar la modificación del límite inferior de la normalidad para el IMC, que se amplía desde 20 hasta 18,5 kg/m 2; la división en 2 grados, con cambio de nomenclatura, de la amplia franja del sobrepeso (IMC = 2529,9 kg/m2), y la introducción de un nuevo apartado para la clasificación de la obesidad para los pacientes con un IMC 50 kg/m2. Por otra parte, también se introducen, en el apartado de criterios de definición, los datos referidos a la población española para definir el nivel de riesgo para la circunferencia de la cintura, que está sustituyendo en los últimos años al clásico cociente cintura/cadera, para evaluar la distribución topográfica de la grasa y el consiguiente grado de riesgo de complicaciones metabólicas y cardiocirculatorias en el paciente obeso. Otro de los aspectos centrales del documento es el que hace referencia a la definición de los objetivos terapéuticos y de los criterios de intervención terapéutica en el sobrepeso y la obesidad. En la tabla 8 esta reflejada la clasificación actual, criterio de actuación y objetivo a conseguir. La guía clínica Americana ha sido desarrollada por la NAASO y el NHLBI. Está basada en directrices clínicas sobre la identificación, la evaluación, y el tratamiento de sobrepeso y la obesidad en adultos: Informe de evidencia desarrollado por el NHLBI. El 50 INTRODUCCIÓN panel de expertos, empleó una metodología basada en la evidencia para desarrollar recomendaciones claves para la evaluación y el tratamiento de los pacientes que presentan sobrepeso y obesidad. El objetivo de la Guía clínica es proporcionar las herramientas eficaces para manejar a los pacientes con sobrepeso y obesos adultos. En la tabla 9 se muestra la clasificación del sobrepeso y obesidad según esta guía. Tabla 8: Clasificación del sobrepeso y la obesidad según el IMC (SEEDO 2000) 156. Categorías Peso insuficiente Valores límite del IMC Criterio Actuación. Objetivo. (kg/m2) <18.5 Normopeso 18.5-24.9 Sobrepeso grado I 25-26.9 Dieta Ejercicio físico Sobrepeso grado II 27-29.9 Reducción de peso: 5-10 % Obesidad de tipo I 30-34.9 Reducción de peso: 10 % Obesidad de tipo II 35-39.9 Reducción de peso: >10 % Obesidad de tipo III 40-49.9 Reducción de peso: 20 - 30 % Obesidad de tipo IV 50 Reducción de peso: 20 - 30 % IMC: Índice de Masa Corporal. SEEDO: Sociedad Española para el estudio de la Obesidad. Tabla 9: Criterios para definir la obesidad en grados según el IMC. (NHLBI) 157. Categorías Valores límite del IMC (kg/m2) Normopeso. 18.5-24.9 Sobrepeso. 25-29.9 Obesidad grado I. 30-34.9 Obesidad grado II. 35-39.9 Obesidad grado III. 40 NHLBI: The National Heart, Lung, and Blood Institute. 51 INTRODUCCIÓN 2.5.- OTROS FACTORES DE RIESGO CARDIOVASCULAR 2.5.1.- TABACO El consumo de tabaco es la principal causa aislada de morbilidad y mortalidad prematuras prevenibles en los países desarrollados 180,181 , produciendo en España en 1.998 el 16 % de la mortalidad total (51.431 en varones y 4.182 en mujeres), de ellas la mayor parte se deben a enfermedades CV, un 13 % fueron por CI y el 9,2 % por ECV 182. El tabaco tiene un importante papel sobre la mortalidad y morbilidad de la CI, ACV, muerte súbita cardiaca y es el factor de riesgo más potente para la enfermedad arterial periférica. El tabaquismo aumenta el riesgo de CI y de ictus isquémico en todas las edades, pero tiene especial importancia en los pacientes más jóvenes y en las mujeres 183,184. Fumar dobla el riesgo de la hipercolesterolemia o la HTA aislada en hombres de 45 años. Si además, existe intolerancia a la glucosa, el riesgo se triplica. La morbilidad coronaria para el IAM es proporcional al número de cigarrillos fumados diariamente. Así, cada 10 cigarrillos aumenta en un 18 % el riesgo en hombres y un 31 % en las mujeres de presentar un evento CV. Los fumadores pasivos presentan un incremento de riesgo de 1.25 para la CI 185. En el estudio de Framingham 22 se halló, que la frecuencia de ángor crónico era la misma, o aun menor, en los fumadores que en los no fumadores. En cambio, la frecuencia de IAM, muerte súbita y de ángor evolutivo era superior en los fumadores. Dejar de fumar proporciona una reducción importante del riesgo de ictus y de CI, se estima que el primer año el riesgo atribuible al tabaco se reduce a la mitad y en dos o tres años se eliminaría . En concreto, se producen reducciones importantes del riesgo en los pacientes que dejan de fumar a una edad media de la vida o antes, consiguiendo habitualmente una esperanza de vida que no difiere de la de las personas que no han fumado nunca 180. Según datos de la ENS de 1.997 103, un 35,7 % (45 % en varones y 27 % en mujeres) de la población mayor de 16 años es fumadora, habiéndose producido un descenso del 52 INTRODUCCIÓN consumo en varones y un aumento progresivo en mujeres. Ocupando una posición con respecto a Europa media-alta en varones y media-baja en mujeres 3. La evidencia disponible demuestra que un simple consejo o actuación del médico de familia consigue que un 2 % de los fumadores abandonen el consumo de tabaco y estén en abstinencia durante un año. El entrenamiento de los profesionales incrementa la efectividad de las intervenciones antitabaco. Por todo esto, debemos considerar el tabaquismo, en la prevención primaria de la enfermedad CV, como el factor de riesgo modificable más importante y para ello debemos habituarnos los profesionales sanitarios a afrontar la deshabituación en nuestras consultas, planificando el abordaje, desarrollando estrategias y empleando los tratamientos farmacológicos disponibles que ya han demostrado su eficacia185-191. 2.5.2.- EDAD AVANZADA El riesgo de enfermedad CV crece de manera uniforme conforme aumenta la edad. Se ha observado en varones un aumento de tres-cuatro veces en las muertes por ictus y por CI por cada década que aumenta 192. Así podemos observar que, aunque los efectos relativos de algunos factores de riesgo disminuyen con el aumento de la edad, los efectos absolutos de estos factores de riesgo se incrementan con la edad. Esto es así porque el riesgo global de enfermedad CV es considerablemente superior en las personas ancianas. 2.5.3.- INACTIVIDAD FÍSICA El sedentarismo, como estilo de vida, es un factor de riesgo mayor de enfermedad CV, independiente de otros factores (AHA) 16. Datos epidemiológicos muestran claramente que el ejercicio reduce la mortalidad total y de origen cardiaco entre el 20 % y 30 %, con una reducción de la muerte súbita del 37 % 193. La protección que supone la práctica de actividad física respecto al riesgo de CI, HTA y ECV está firmemente apoyada en una abundante, rigurosa y uniforme investigación epidemiológica. También es consistente el hallazgo de que niveles bajos de actividad física 53 INTRODUCCIÓN son importantes en el desarrollo y mantenimiento de la obesidad. La asociación entre el sedentarismo y la incidencia de diabetes es también consistente y reviste una gran importancia 194 . El efecto preventivo se observa incluso cuando el ejercicio realizado es ligero, para cualquier tipo de actividad. Es mayor cuando se practica el de tipo aeróbico o dinámico que con el de tipo isométrico, y cuando se ejercitan todos los grupos musculares mayores 193. En España, en la ENS de 1997 103, un 46 % de la población de 16 o más años de edad declaraba no realizar actividad física alguna durante el tiempo libre. Los varones desarrollan un grado mayor de actividad física que las mujeres. Así, mientras que un 21 % de los varones realiza una actividad física regular o intensa durante el tiempo libre, entre las mujeres sólo un 11 % lleva a cabo actividad física con esta intensidad. Igualmente, el grado de sedentarismo es superior en mujeres (52 %) que en varones (39 %). La frecuencia de sedentarismo durante el tiempo libre es mayor al aumentar la edad. De esta forma sólo un 32 % de las personas de 16-24 años son inactivos, frente al 55 % de las personas de 65 ó más años 103. En la Unión Europea el 32 % de los adultos no realiza actividad física en el tiempo de ocio, siendo este porcentaje en España del 37 % 166. A pesar de que existen conclusiones muy uniformes acerca de los beneficios que reporta la realización de ejercicio físico de forma regular, la prevalencia de estilos de vida sedentarios sigue aumentando, por lo que son necesarias intervenciones de promoción de la actividad física que permitan alcanzar el objetivo de “acumular al menos 30 minutos de actividad física de intensidad moderada en casi todos, o mejor todos los días de la semana”194. 2.5.4.- HISTORIA FAMILIAR DE ENFERMEDAD CORONARIA PREMATURA Una historia familiar de enfermedad coronaria presagia un riesgo añadido en la siguiente generación, especialmente en individuos jóvenes con historia familiar prematura. En el Physicians Health Study con 22.071 varones y el Womens Health Study con 39.876 mujeres con seguimiento durante más de 6 años, antecedentes paternos, maternos o ambos, supusieron un incremento en el riesgo de presentar futuros eventos CV del 1.71, 54 INTRODUCCIÓN 1.40 y 1.85 respectivamente en hombres y del 1.46, 1.15 y 2.05 en mujeres. Una historia paterna de IAM por debajo de 60 años o IAM materno a cualquier edad se relacionó con un mayor riesgo 195. 2.5.5.- MARCADORES GENÉTICOS Los FR CV están generalmente asociados a determinados rasgos genéticos. En algunas circunstancias, las mutaciones genéticas pueden producir alteraciones patológicas de las lipoproteínas, y en otras, determinados rasgos genéticos marcan diferencias entre individuos afectados de la misma familia. En las personas con hipercolesterolemia familiar hetero u homocigótica las deficiencias de la actividad del receptor LDL se acompañan de concentraciones elevadas de C-LDL. Rasgos genéticos que condicionan los lípidos séricos incluyen los polimorfismos que afectan al loci del receptor LDL y para la apo B y apo A-I 196,197 . La detección de dichos polimorfismos y su implicación fisiopatológica se encuentran en la actualidad siendo objetivos en el campo de la investigación. Finalmente, la concentración de lipoproteína (a) sérica (Lp(a)) parece estar bajo influencias tanto genéticas como metabólicas y las isoformas de menor tamaño forman la Lp(a) de mayor peso 198. 2.5.6.- FACTORES PSICOSOCIALES El nivel socioeconómico se asocia a numerosos FR CV. Todo ello y la acción de otros mecanismos no bien dilucidados, originan diferencias sociales en la mortalidad CV en nuestro país. Regidor et al 199 han mostrado que la mortalidad por enfermedades del corazón es mayor en los sujetos con ocupaciones manuales y los agricultores que en los profesionales y directivos, y que las diferencias socioeconómicas en la mortalidad CV han aumentado en las últimas décadas 3. 55 INTRODUCCIÓN 2.5.7.- HOMOCISTEÍNA SÉRICA ELEVADA Tanto estudios transversales como prospectivos observacionales han asociado los niveles elevados de homocisteína y el riesgo de enfermedad CV. En el Physicians Health Study 200 , por ejemplo, 14.916 hombres sin infarto de miocardio o cerebral previo y estudiados durante cinco años. Los hombres con cifras de homocisteína por encima del percentil 95 ( > 15.8 µmol/L) presentaban tres veces más riesgo de presentar un futuro IAM que aquellos pacientes por debajo del percentil 90. Las cifras elevadas de homocisteína se acompañan frecuentemente de niveles reducidos de folato y vitamina B12. Un metaanálisis de 27 estudios ha calculado que por cada 5 μmol/L que se incrementa el nivel de homocisteina el riesgo de CI se incrementa en un 60 % en hombres y 80 % en mujeres, lo que equivale al efecto del incremento de 20 mg/dl de colesterol total en plasma 201 . Sin embargo, no se considera en la actualidad que haya suficiente evidencia como para hacer determinaciones del nivel de homocisteína en población general. Por lo tanto, esta determinación debe ser restringida únicamente a pacientes con historia prematura de CI o ACV que no tienen los factores de riesgo clásicos 202. 2.5.8.- LIPOPROTEÍNA (A) SÉRICA ELEVADA Los resultados de estudios prospectivos que han analizado la asociación de la Lp(a) con la enfermedad CV, han sido contradictorios, si bien parece que no existe duda en su valor pronóstico en pacientes con hipercolesterolemia y sobre todo en aquellos con niveles disminuidos de C-HDL. La Lp(a) está incrementada frecuentemente en pacientes con enfermedad CV prematura, pudiendo incrementar el desarrollo de enfermedad en órganos diana en los pacientes hipertensos. Las cifras de Lp(a) se asocian débilmente con ECV en hombres y no se ha encontrado ninguna relación en mujeres. Se debe realizar screening de Lp(a) en pacientes con enfermedad coronaria sin otra dislipemia identificada, pacientes con historia familiar no dislipémicos, pacientes 56 INTRODUCCIÓN hipertensos con enfermedad prematura de órganos diana, y pacientes hipercolesterolémicos refractarios a tratamiento con estatinas o ácidos biliares 203,204. 2.5.9.- FACTORES PROTROMBÓTICOS ( FIBRINÓGENO) Los niveles de fibrinógeno plasmático son importantes predictores de enfermedad CV, existiendo una relación lineal entre fibrinógeno y los FR CV clásicos, incluyendo edad, tabaquismo, DM, IMC, colesterol total, C-LDL y TG 205. En el estudio de Framingham y otros estudios epidemiológicos prospectivos se ha encontrado una asociación independiente entre el fibrinógeno y la CI, correlacionándose ésta a partir de los 50 años mejor con el fibrinógeno que con el colesterol. Datos procedentes del estudio Framingham sugieren que la medición de fibrinógeno, particularmente mediante test de inmunoprecipitación, puede servir como test de screening para identificar individuos de alto riesgo trombótico 206,207. 2.5.10.- MARCADORES DE LA INFLAMACIÓN, PROTEÍNA C-REACTIVA Existe cada vez mayor evidencia de que la proteína C-reactiva (PCR), se comporta como un factor de riesgo independiente en la enfermedad CV, y que sus concentraciones parecen tener importancia pronóstica no sólo en pacientes con angina inestable e IAM, sino también en hombres y mujeres aparentemente sanos. En estos últimos, el estado inflamatorio, determinado por los niveles de PCR, predice el riesgo a largo plazo de tener un primer IAM, un ictus o EVP. Aunque la PCR es un factor de riesgo pronóstico para enfermedad CV, no se relaciona con la presencia o extensión de calcificación coronaria y por lo tanto con la extensión de ésta. El hecho de que el valor de la PCR incrementa el RCV atribuible a los factores de riesgo clásico, ha llevado a la sugerencia por muchos autores de su determinación junto con los niveles de colesterol a la hora de precisar globalmente el RCV, pero, como otros reactantes de fase aguda, sus niveles pueden estar influenciados por otros procesos inflamatorios. También se ha observado una relación directa entre los valores de PCR y el uso de AAS, estatinas y la reducción del primer IAM 208-210. El nivel de 57 INTRODUCCIÓN la PCR se asocia con el desarrollo de HTA, lo que sugiere que la HTA se produce en parte por un desorden inflamatorio 211. 3.-RIESGO CARDIOVASCULAR 3.1.-CONCEPTO Y DEFINICIONES Podemos definir el RCV como la probabilidad de presentar un evento CV en un determinado período de tiempo, generalmente 10 años. Habitualmente se expresa como el porcentaje de pacientes que sufrirán una enfermedad CV en los próximos 10 años 1. El riesgo coronario estima la probabilidad de presentar una CI y el riesgo CV, además, la de una ECV. Aunque los métodos de predicción del riesgo calculan fundamentalmente el riesgo coronario o probabilidad de sufrir una CI, éste es una aproximación razonable del riesgo CV global 212. Esta definición corresponde al concepto de riesgo absoluto. Dentro del concepto de riesgo coronario se distinguen dos apartados: el riesgo coronario total y el riesgo coronario grave. En el estudio Framingham consideran como riesgo coronario total: la angina de pecho, el infarto de miocardio silente o clínicamente manifiesto, la insuficiencia coronaria o angina inestable y la muerte por enfermedad coronaria. El término riesgo coronario grave equivale al riesgo coronario total menos la angina de pecho estable 213. También se utiliza actualmente el concepto de riesgo de infarto para referirse al infarto de miocardio sintomático y la muerte de causa coronaria 1. El riesgo de infarto multiplicado por 1,5 obtiene una aproximación del riesgo coronario total, y éste multiplicado por 1,3 estimaría el riesgo CV 1,214. El RA se puede clasificar en riesgo alto, riesgo moderado, riesgo bajo y también como riesgo a corto plazo (< 10 años) o largo plazo si se estima a más de 10 años. En prevención primaria un alto riesgo a corto plazo se define como la probabilidad de desarrollar un evento CV fatal o no fatal > del 20 % en los próximos 10 años. Alto riesgo a largo plazo puede ser definido como la probabilidad de desarrollar un evento CV fatal o no fatal > del 20 % en un tiempo superior a los 10 años. Riesgo moderado engloba a pacientes con un factor de riesgo elevado, fumador, HTA, DM, pero sin llegar al límite del 20 % de riesgo a los 10 años. Se considera bajo riesgo de enfermedad coronaria cuando el individuo 58 INTRODUCCIÓN no es diabético ni fumador, la PA está por debajo de 120 mmHg de PAS y 80 mmHg de PAD, el colesterol total está entre 160 y 199 mg/dl o el C-LDL entre 100 y 129 mg/dl y el C-HDL superior a 45 mg/dl en varones y 55 mg/dl en mujeres 1. Cada vez se considera más necesario la evaluación del riesgo relativo en la toma de decisiones clínicas. Entendemos por RR el ratio entre el RA del paciente o grupo de pacientes y el riesgo del mismo grupo considerando los valores definidos de bajo riesgo. Este parámetro representaría el ratio entre la incidencia en expuestos sobre la incidencia en no expuestos 214. En prevención primaria, la efectividad de las actuaciones requiere una evaluación previa del RCV para seleccionar categorías de pacientes y realizar la intervención más apropiada a cada grupo. A veces, y sobre todo en edades extremas, es decir, en personas jóvenes y en personas mayores por encima de 65 años, la estimación del RA únicamente nos puede llevar a intervenciones inadecuadas tanto por defecto como por exceso. En las personas jóvenes, aunque tengan elevados algunos factores de riesgo, al ser la edad un factor muy importante en las escalas de valoración, especialmente en la de Framingham, no alcanzaría el riesgo suficiente como para realizar una intervención terapéutica suficientemente agresiva a corto plazo. La estimación realizada a 10 años no alcanzaría un RA suficiente para intervenir según las recomendaciones actuales de las sociedades científicas. En el otro extremo están las personas mayores, que con elevaciones discretas de los factores de riesgo, el RA se elevaría a niveles de indicación de tratamientos muy agresivos debido a la influencia de la edad en la estimación del riesgo. Esto originaría que la mayoría de los recursos se concentrarán en los sujetos de edad más avanzada, cuyo margen de años de vida potencial es menor, mientras que los individuos jóvenes con RR elevados no reciben tratamiento a pesar de que, si no se realiza la intervención, se produce un aumento en los años de vida perdidos. En estos casos, y en aquellos en los que haya dudas sobre el nivel de intervención adecuado, puede ser de utilidad la valoración del RR. Este parámetro nos permite hacer una evaluación del riesgo eliminando la influencia de la edad, y así comparar el riesgo del paciente con otros de su misma edad y sexo. De esta forma se tienen más elementos a la hora de decidir la intervención terapéutica más adecuada en cada caso 214. 59 INTRODUCCIÓN También se utiliza el término de equivalentes de riesgo de enfermedad coronaria, para definir las situaciones de riesgo coronario similar al que presentan los individuos que ya han tenido un episodio CV previo, y que equivale a aproximadamente a un riesgo de recidiva de un 20 % en los próximos 10 años. Dentro de este grupo se incluyen los pacientes con aneurisma aórtico documentado, signos y síntomas de isquemia de extremidades inferiores acompañada de datos objetivos de arteriosclerosis en exploraciones complementarias y arteriosclerosis carotídea documentada. Aparte de estos síndromes, también se consideran equivalentes de riesgo de enfermedad coronaria a los pacientes con DM y aquellos con riesgo CV estimado igual o superior al 20 % en 10 años 97,215. Teniendo en cuenta este hecho, las recomendaciones del segundo consenso de la Sociedad Europea de Cardiología y otras Sociedades Europeas para la prevención de la cardiopatía coronaria en la práctica clínica, van en la línea, de considerar las mismas medidas de intervención que en la prevención secundaria, en aquellas situaciones consideradas como equivalentes de riesgo de enfermedad coronaria. Esto es así, porque consideran que el nivel de lesión arteriosclerótica es similar en ambas situaciones, y sólo es cuestión de tiempo el evento coronario y el paso de prevención primaria a secundaria. Este suceso supondría la mayor agresividad en las terapias, cuando con esa misma agresividad un poco antes se podría haber evitado el evento 216. Sin embargo, las recomendaciones de intervenciones para reducir el RA a largo plazo no están del todo claras. Con la utilización del RR, en las personas jóvenes con bajo o moderado riesgo a corto plazo, se podrán detectar los candidatos a tener un riesgo elevado a largo plazo, por lo tanto, con necesidad de intervención, principalmente con medidas sobre estilos de vida 214. 60 INTRODUCCIÓN 3.2.-ESCALAS DE ESTIMACIÓN DEL RIESGO CARDIOVASCULAR Existen diferentes métodos para calcular el riesgo CV, la mayoría estiman el riesgo coronario total. Una forma de clasificarlos es si al aplicarlos obtienen una determinada probabilidad numérica, se denomina cuantitativo, si el método sólo clasifica al paciente en un nivel de riesgo, el método sería cualitativo 217. Dentro de los diferentes métodos, se han desarrollado algunos considerando a uno de los factores de riesgo como principal y el resto como secundarios. Entre éstos podemos destacar las escalas propuestas porel NECP III Sheffield 218,219 97 (estima riesgo de infarto) y la tabla de que consideran al colesterol como factor principal y al resto como secundarios. Por otro lado el Sexto informe del JNC 99 40 220 , las recomendaciones de la OMS (estima riesgo CV) y la guía de la SEH-SEC 26 , para el control de la HTA, desarrollan escalas de riesgo utilizando como factor de riesgo principal la HTA. Existen otras escalas que hacen una valoración multifactorial del riesgo CV no dando prioridad a ninguno de los factores y estimando el riesgo habitualmente de manera cuantitativa, el principal ejemplo de éstos es la escala de Framingham. Los métodos de estimación de riesgo CV más utilizados se han inspirado en el análisis de los datos de cinco grandes estudios, Framingham, British regional heart study, Scottish heart health study, el estudio PROCAM y the SCORE (Systematic Coronary Risk Evaluation) proyect 212,221-224 . El más conocido y utilizado es el derivado del estudio de Framingham, que se ha desarrollando desde los años cuarenta en la localidad americana del mismo nombre. En este estudio, se incluyó población general sin enfermedad CV, en total 5.573 de 30 a 74 años en su fase inicial, con un seguimiento de 12 años para la estimación de las escalas de riesgo. Este estudio es el que ha servido como referencia en el desarrollo del concepto de factores de riesgo. La escala de Framingham clásica o tabla de Anderson 212 es la más difundida. Para el cálculo del riesgo coronario utiliza la edad, sexo, PAS, C-HDL, colesterol total, DM, tabaquismo e HVI. De esta escala han derivado varias versiones, una de ellas ha sido la denominada Framingham simplificada, desarrollada por las Sociedades europeas de cardiología y arteriosclerosis. Ésta es una escala cualitativa, clasificando a los pacientes en 61 INTRODUCCIÓN cinco categorías de riesgo, en las que se agrupa el riesgo CV de 10 en 10 puntos y utiliza también la edad, sexo, PAS, colesterol total y tabaquismo, asume un valor de C-HDL constante 39 mg/dl en varones y 43 mg/dl en mujeres, existiendo una versión que también incluye a la DM y la estimación es a 10 años 216. La escala desarrollada en Nueva Zelanda calcula riesgo CV a 5 años, utiliza las mismas variables, pero los lípidos son valorados por el índice aterogénico (colesterol total/ C-HDL). Tiene como particularidad que indica el nivel de intervención al superar el riesgo del 2 % anual y calcula el NNT (numero necesario de individuos a tratar para evitar un evento) 225,226. Una versión cuantitativa renovada se ha desarrollado en un nuevo análisis de los datos de Framingham con un seguimiento de 12 años, usando categorías de factores de riesgo y conocida como escala de Wilson 227. Esta escala intenta simplificar la escala de Framingham clásica eliminando la evaluación de la HVI. Para la evaluación del colesterol utiliza las categorías definidas porel NECP, con la posibilidad de utilizar el colesterol total o el C-LDL. También incluye el CHDL distribuido en cinco categorías de riesgo de acuerdo a los criterios del NECP. Para evaluar el riesgo de la PA se valoran la PAS y PAD utilizando la clasificación del sexto informe del JNC 220. Por último, en el tabaco y la DM se utiliza en escala dicotómica. Esta escala ofrece un cálculo de riesgo cuantitativo y la información suficiente para calcular el RR y no sólo el RA. En España se han elaborado unas tablas propias utilizando la ecuación publicada por Wilson et al para ello, se han utilizado los datos de prevalencia poblacional de los factores de riesgo observados en el estudio REGICOR. La tasa de incidencia de acontecimientos mayores se ha obtenido del registro poblacional REGICOR que, desde 1988, investiga todos los casos sospechosos de IAM en 6 comarcas de Girona, cuya población entre 35 y 74 años es de aproximadamente 200.000 habitantes. Dado que la tasa de incidencia de angina y de IAM silente es desconocida en Girona, se ha asumido que la proporción será similar a la de Framingham, para lo que se ha incrementado la de acontecimientos mayores de forma proporcional 228,229. La escala de Grundy, versión desarrollada por la AHA, es un ajuste de la tabla de Wilson para calcular el riesgo coronario grave. Clasifica los niveles de glucemia en tres 62 INTRODUCCIÓN categorías, <110 mg/dl, 110-126 mg/dl y > 126 mg/dl. Esta escala, que estima el RA, se complementa con otra que estima el RR y sólo necesita una tabla. Es la recomendada por la AHA y el American College of Cardiology (ACC) 214,215. La tabla de D´Agostino permite la predicción del riesgo para prevención primaria y secundaria de la CI, modifica la puntuación de la PA, según tenga o no tratamiento antihipertensivo, y utiliza como nuevas variables en mujeres el consumo de alcohol, la menopausia y los TG. La predicción es a 2 años 230. La capacidad de predicción de las escalas de Framingham se ha estimado en varios estudios y se ha encontrado que explica algo más del 50 % del riesgo CV. Sin embargo, si se utiliza el concepto de exceso de riesgo valorando los FR CV mayores, se podrían explicar hasta un 85 % del riesgo 213. El Nacional Health Service 221 realizado en Inglaterra con 7.735 varones entre 40 y 59 años con un seguimiento de 5 años, utiliza para la estimación del riesgo el tabaco, PA media, colesterol total, DM, antecedentes personales de CI y antecedentes familiares de CI. El Dundee Coronary-Risk-Disk 222 en el Reino Unido, diseñó un plan de actuación para la prevención de la CI, que incluía la confección de un método de cálculo del RCV que fuera de fácil uso en la práctica clínica, con el objetivo de identificar aquellos pacientes con mayor riesgo de presentar enfermedad coronaria. Con los datos de 5.203 sujetos procedentes de las cohortes británicas participantes en el United Kingdown Heart Disease Prevention Project y en el Scottish Heart Health Study, en población de 40 a 59 años, se elaboró un disco, el Dundee Coronary-RiskDisk. Esta herramienta permite estimar la probabilidad que un sujeto tiene de padecer una alteración coronaria a los 5 años mediante el Dundee score, pudiendo además situar con el Dundee rank el riesgo de este mismo sujeto en relación a la población de su mismo sexo y edad. El Dundee score nos define el RA y el Dundee rank nos indica el RR 231. El Prospective CV Münster (PROCAM) 223, realizado con población alemana de 40 a 65 años, con seguimiento de 4407 individuos. Para la estimación del RCV utiliza 63 INTRODUCCIÓN colesterol total, C-HDL, PAS, tabaquismo, DM, antecedentes de angor y antecedentes familiares de CI. En un estudio realizado con pacientes del Reino Unido se comparan las cuatro escalas, encontrando una buena correlación de los resultados entre todas ellas, destacando las escalas de Framingham y PROCAM con una r=0.82 como máxima y la del British Regional heart study con la escala de Framingham como mínima (r=0.55) 232. Recientemente en Europa a través del proyecto SCORE 224 se han obtenido unas tablas propias adaptadas a los países del norte y del sur, calculadas a partir de 12 estudios de cohorte realizados en diferentes países europeos, entre ellos España, que aportan una población de 250.000 personas-año con rangos de edad muy diferentes entre ellos y 7.000 episodios CV fatales. Estas tablas estiman el riesgo de muerte por CI o ECV para países con riesgo más elevado del norte de Europa y países con riesgo más reducido del sur de Europa. Utiliza para la estimación del riesgo el sexo, la edad, el tabaco, PAS y el colesterol total o el índice aterogénico. Cabe destacar que no incluye la diabetes en las tablas como un factor de riesgo más, indicando que el riesgo en varones diabéticos es del doble y en mujeres diabéticas de cuatro veces más. Las últimas recomendaciones de las Sociedades Europeas 233 marcan un riesgo de muerte CV del 5 % como umbral para la definición de riesgo elevado, implícitamente están equiparando un 20 % de riesgo coronario y un 5 % de riesgo de muerte CV. 64 INTRODUCCIÓN 4.-LA CALIDAD DE LA ATENCIÓN EN LOS SERVICIOS SANITARIOS El Estadounidense Institute of Medicine definió la calidad asistencial como el grado en que los servicios de salud destinados a los individuos y a las poblaciones aumentan la probabilidad de conseguir unos resultados óptimos y compatibles con los conocimientos actuales de los profesionales 234. 4.1.-DIMENSIONES DE LA CALIDAD Existen diferentes propuestas de clasificación de las dimensiones de la calidad. A continuación describimos las que se citan con más frecuencia en la mayoría de ellas 235,236. 1.- Competencia profesional o calidad científico-técnica. Es la dimensión central y menos discutida de la calidad. Consiste en la capacidad de utilización, por parte de los profesionales, del más avanzado nivel de conocimiento existente para abordar los problemas de salud, es decir, para producir salud y satisfacción en la población atendida. Incluye tanto los aspectos científico-técnicos como el trato interpersonal en la relación con el paciente. 2.- Satisfacción. Se puede definir como la medida en la que la atención sanitaria y el estado de salud resultante cumplen con las expectativas del usuario. La satisfacción puede referirse como mínimo a tres aspectos: aspectos organizativos, efecto de la atención en el estado de salud y la manera o trato recibido durante el proceso de atención por parte del personal implicado. 3.- Accesibilidad. Facilidad con la que un paciente puede obtener la atención que necesita cuando la necesita. Palmer incluye en esta dimensión el concepto de equidad 237. 4.- Efectividad. Es la medida en que una determinada práctica o atención sanitaria mejora el estado de salud del individuo o de la población concreta que es atendida. Este elemento de la definición resalta que el objeto del sistema de atención de salud no es sólo generar servicios sino mejorar la salud de la población. Eficacia es el resultado o beneficio que se obtiene de una prestación en condiciones ideales de utilización. La efectividad se refiere a los resultados o beneficios obtenidos bajo condiciones habituales. 65 INTRODUCCIÓN 5.- Eficiencia. Consiste en conseguir el efecto deseado con el mínimo esfuerzo, gasto o pérdida de tiempo. Se identifica con la provisión de un nivel determinado de calidad al menor coste posible, o a la consecución del más alto nivel de calidad con una cantidad de recursos fija y predeterminada. Relaciona los resultados de un servicio con los costes en la búsqueda de la optimización de los recursos empleados. 6.- Adecuación o idoneidad. Es la medida en la que el servicio o procedimiento se corresponde con las necesidades del paciente o de la población. 7.- Continuidad. Coordinación efectiva entre los diferentes profesionales y organizaciones que atienden a un paciente sin interrupción a lo largo del tiempo, constituye una de las características definitorias de la Atención Primaria. 4.2.-MEDICIÓN DE LA CALIDAD: ESTRUCTURA, PROCESO Y RESULTADO. La propuesta de Donabedian de dividir la atención sanitaria en tres elementos, estructura, proceso y resultados ha sido universalmente aceptada y se ha convertido en un modelo de uso común en las actividades de evaluación 238-241. Por Estructura se entiende las características relativamente estables de los proveedores de la atención, de los instrumentos y recursos que tienen a su alcance, de los lugares físicos donde trabajan y de la organización que se adopta. En el concepto de estructura se incluyen tanto los recursos humanos, físicos y financieros como la organización (distribución del trabajo entre los miembros de un equipo, tipo de sistema de registro que se utiliza, horarios, etc.). El Proceso se refiere al conjunto de actividades que los profesionales realizan, por o para el paciente, así como la respuesta de los pacientes a esas actividades. En el campo de la monitorización y de la mejora continua de la calidad se emplea el concepto de procesos o sistemas de atención que se define como: «La secuencia de acciones e interacciones entre las distintas unidades funcionales que participan en la prestación de un servicio». Desde esta perspectiva, los procesos incluyen tanto actividades clínicas como no clínicas. 66 INTRODUCCIÓN El Resultado se refiere a los logros alcanzados tanto en el nivel de salud del paciente o de la población, como en el grado de su satisfacción con la atención recibida. Estos resultados de salud tienen cierta complejidad en su medición. Los indicadores que se emplean para ello pueden referirse a medidas negativas basadas en la morbimortalidad, en la capacidad funcional, en la calidad de vida o en la medición directa del estado de salud. La relación entre los tres elementos en que se descompone la atención sanitaria ha sido, y aún lo es, motivo de debate. Una buena estructura es importante para la calidad en cuanto aumenta o disminuye la probabilidad de una buena actuación, aunque no se puede asumir que una buena estructura sea garantía de unos buenos resultados. Es una condición necesaria, pero no suficiente. El estudio de la estructura no es el mejor camino para conocer la calidad de la atención sanitaria, aunque es un elemento básico en la acreditación de instituciones y en la calidad de los programas de formación. Existe unanimidad al considerar que la mejor forma de garantizar la calidad de la atención es actuar sobre el proceso, introduciendo actividades de mejora en el trabajo habitual de todos los profesionales, siguiendo la terminología que se emplea en los programas de mejora continua de la calidad, construyendo procesos de calidad. Actualmente, teniendo en cuenta el nivel de desarrollo en el que están los servicios sanitarios no basta con evaluar sólo los procesos. Es necesario también evaluar los resultados de la atención prestada, bien sea resultados finales en términos de morbilidad o mortalidad o resultados intermedios en términos de control de parámetros biológicos, bien sea físico como bioquímicas o funcionales. Para que un resultado sea una medida válida, ha de estar estrechamente relacionada con los procesos de atención que pueden modificarse con el objeto de alterar el final del resultado. Asimismo, para que un proceso sea válido como medida de calidad, debe estar también estrechamente relacionado con un resultado. La interrelación entre un buen proceso asistencial y unos buenos resultados es objeto de análisis mediante diseños de investigación evaluativa. Por otro lado, se entiende por evaluación normativa, la evaluación de la adecuación de la prestación de los servicios, según las normas de buena práctica clínica, para alcanzar 67 INTRODUCCIÓN los resultados esperados (Proceso), así como, la valoración de los resultados obtenidos en relación con los resultados esperados (Resultados) 242. 4.3.-PROGRAMAS DE GESTIÓN DE CALIDAD Entendemos por programa de gestión de calidad al conjunto de elementos estructurales y de actividades que tienen como fin específico la mejora continua de la calidad. Las actividades de un programa de gestión de calidad se pueden agrupar en tres áreas: ciclos de mejora, monitorización y diseño de la calidad. Las fases de las que consta un ciclo de mejora de calidad son: analizar el problema a la luz del conocimiento que se tenga sobre sus posibles causas, explicitar los criterios que nos sirvan para medir el nivel de calidad, diseñar y realizar el estudio, diseñar e implementar la intervención oportuna y, finalmente, reevaluación para determinar la efectividad de ésta. La monitorización de la calidad es la medición periódica, planificada y rutinaria de una serie de aspectos- resumen o indicadores de la calidad. El diseño de la calidad intenta prevenir la aparición de problemas de calidad, e implica diseñar sistemas y procesos de manera que la calidad sea inevitable 242. En la actualidad se está implantando en Atención Primaria el modelo EFQM (European Foundation for Quality Management). Es un instrumento práctico y validado que facilita la excelencia. Es sencillo, fácil de entender, dinámico, flexible y estimula la creatividad y la innovación. Está diseñado para que las organizaciones se autoevalúen periódicamente y así puedan identificar sus puntos fuertes y las áreas de mejora. Establece un marco de trabajo que analiza 9 criterios: 5 criterios facilitadores que tratan de lo que hace la organización y 4 criterios de resultados que tratan de lo que consigue la organización. Cada uno de ellos, engloba un número de subcriterios que ayudan a realizar la autoevaluación 243. 68 INTRODUCCIÓN 5.-INTERVENCIONES PARA MEJORAR LA PRÁCTICA CLÍNICA No basta con conocer las deficiencias en la atención sanitaria prestada, sino que hay que realizar las modificaciones necesarias para mejorar dichas deficiencias identificadas en el proceso de evaluación. Para conseguir modificar la práctica profesional no existen medidas efectivas por sí solas. Es necesario utilizar y combinar las medidas más apropiadas a cada momento y en cada entorno y dirigirlas a modificar simultáneamente conocimientos, actitudes, habilidades y comportamientos 242. Las intervenciones más habituales son: - MEDIDAS EDUCATIVAS: Son las técnicas más frecuentemente utilizadas, pero, la práctica muestra que las actividades docentes a adultos no alcanzan habitualmente sus objetivos. Existen escasas evaluaciones rigurosas del efecto de las intervenciones que hayan demostrado de forma clara su impacto en la práctica profesional y, menos aún, sobre los pacientes 244. - FEED-BACK DE LA INFORMACIÓN: Diversos estudios controlados han demostrado que los mecanismos basados en la devolución de información de las prescripciones sobre los que las han realizado pueden modificar la práctica clínica. Sin embargo, el feed - back de la información se considera una condición necesaria pero no suficiente 245 . Esta intervención únicamente tiene efectos positivos si forma parte de una estrategia global en la que los que deciden, los médicos, están de acuerdo en revisar su actividad profesional y si la información se devuelve inmediatamente después de realizar la decisión clínica. El efecto positivo inicial del feed-back, cuando existe, si no se introducen modificaciones, se agota con el tiempo. - BARRERAS: Son mecanismos utilizados para controlar los costes, basados en una concepción burocrático-administrativo de los servicios sanitarios. Suele producir más distorsiones y efectos perversos que solución de problemas. - INCENTIVOS Y MEDIDAS COERCITIVAS: Los incentivos se van asentando en el sistema sanitario como método de mejora de la calidad de los servicios prestados. Estos incentivos se dirigen tanto al nivel científico-técnico como desde el punto de vista de la 69 INTRODUCCIÓN efectividad y eficiencia y en algunos sectores, incluyendo también la satisfacción del usuario. Por otra parte, las medidas coercitivas o sanciones no han demostrado ser un camino adecuado en la mejora de la calidad. - GUÍAS DE PRÁCTICA CLÍNICA: Actualmente tienen gran interés a nivel mundial las GPC como instrumento para mejorar la práctica asistencial, sobre todo, si están basadas en evidencia científica. El Estadounidense Institute of Medicine ha definido las GPC como: Aserciones desarrolladas de forma sistemática para asistir a los profesionales y a los pacientes, en la decisión sobre cuál es la asistencia sanitaria más apropiada en circunstancias clínicas específicas 246 . Las GPC constituirían un conjunto de recomendaciones elaboradas para ayudar tanto a los profesionales sanitarios como a los usuarios, a seleccionar las opciones diagnósticas y/o terapéuticas más adecuadas en el enfoque de una condición clínica específica 247. Diferentes estilos de práctica clínica pueden conducir a variaciones no sólo en el consumo de recursos sanitarios, sino también en los resultados clínicos obtenidos. Esta variabilidad constituye el primer factor determinante de la necesidad de realizar unas guías de práctica clínica. Del mismo modo, parece necesario desarrollar estándares que permitan evaluar la calidad asistencial o determinar criterios de buena praxis clínica, justificando esto también la elaboración de GPC. Las recomendaciones de las GPC con frecuencia no llegan a generar los cambios previstos, esto puede ser atribuible, al menos en parte, a infravalorar la importancia que tiene el proceso de implantación. Es necesario establecer estrategias de implantación, en las que la difusión de la información, que puede hacerse por diferentes mecanismos (publicaciones científicas de prestigio o publicaciones de sociedades científicas, jornadas, etc.), se complemente con acciones de refuerzo. Estas actuaciones pueden ser: contactos directos de tipo personal con finalidad formativa, recordatorios de las recomendaciones diseminadas, valoración de resultados de auditorías, sesiones clínicas con aplicación práctica de las recomendaciones y debate, implicación de los pacientes, implicación de la estructura organizativa, 70 INTRODUCCIÓN mecanismos de incentivación, vinculación a estrategias e instrumentos de mejora de la calidad 248-250. Cualquier estrategia de implantación debe tener impacto, básicamente, sobre cuatro niveles 251: 1. Aumentar los conocimientos que tienen los profesionales sobre la condición tratada. 2. Modificar actitudes para que acepten las recomendaciones, pasando a ser consideradas como el mejor estándar de cuidados. 3. Cambiar prácticas y conductas en consonancia con las recomendaciones. 4. Mejorar los resultados de salud y la satisfacción de los pacientes. Con relación a la atención, control y seguimiento de las enfermedades CV estos últimos años hemos asistido a la aparición de diferentes GPC de relevancia nacional e internacional. Entre ellas tenemos, el VII informe del JNC en el 2.003 SEH-SEC en el 2.003 26 33 y la Guía de la para la prevención, detección, evaluación y tratamiento de la HTA, el control de la colesterolemia en España 2.000 96 el NECP , III en el 2.001 97 para el control y seguimiento de la hiperlipidemia, la Guía de la ADA 2.004 126 para el control y seguimiento de la DM, el Documento Consenso de la SEEDO, SEEN, semFYC, SEMI, SENC y Sociedad Española de Arteriosclerosis Obesidad y Riesgo CV. 2003 156 y la Guía de NHLBI 2.000 157 para el control y seguimiento de la obesidad. En Atención Primaria disponemos de la denominada Cartera de servicios de Atención Primaria de INSALUD 252 , definida como conjunto de servicios que responden a necesidades y demandas de la población, sustentadas en criterios científicotécnicos y en prioridades de política sanitaria, y que favorecen el desarrollo de la Atención Primaria. La cartera de servicios consta de unos indicadores de cobertura que permite evaluar la proporción de población que se beneficia de un determinado servicio y las NORMAS TECNICAS (NT) definidas como: “Elementos esenciales y relevantes de la atención prestada en cada Servicio que deben ser cumplidos por sus proveedores y cuya finalidad es garantizar un nivel mínimo en la prestación del servicio”. Estas NT son criterios utilizados para la evaluación de la calidad científico-técnica sobre diferentes aspectos del proceso asistencial. 71