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INSTITUTO DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS DE BUENOS AIRES El Santo Padre no se ha equivocado. Y además, se ha ratificado. El nuevo “socialismo siglo XXI” iberoamericano comulga estrechamente, vía Caracas, con el fanatismo religioso de los sectores terroristas del Islam, con el crimen organizado “narco” y con los estados fallidos, en el marco de la guerra mundial “antiterrorista” desatada por el yihadismo bifronte, salafista-jomeinista. En defensa del Orden Natural ¿Cuál es el nexo entre los islamitas y algunos sectores de nuestro continente, encabezados entre nosotros por el montonero Roberto Cirilo Perdía1, agente indudable del socialismo “nuevo”, autodesignado “siglo XXI”, presente en los rostros enfurecidos de esos manifestantes armados que —escasos días atrás— se enmascaraban tras los keffíes palestinos y los garrotes de «quebracho», asaltando las calles de Buenos Aires? Simplemente el odio y un resentimiento primitivo e irracional, que nada tienen que ver con nuestros sentimientos cristianos. Son torpes planteos, como el de la reivindicación del cambio “revolucionario” esgrimido en la lejana década de los ´70, con el empleo de la violencia terrorista y bajo la bandera de la liberación del hombre contra toda injusticia, miseria o dependencia, según el modelo cubano. En efecto, estos regimenes intentan transformar a la persona en instrumento de los fines que le son impuestos, según el lema de Saint Simón: “Hay que reemplazar al gobierno de los hombres, por la administración de las cosas”.2 Tal vez se esté tratando de imponer nuevamente, en otra circunstancia, una transfusión cultural gradual para perder todo sentido de orden, que se esfuma a medida que la filosofía occidental se desvincula de la realidad cotidiana, para refugiarse en la utopía, en una ilusión pseudo-intelectual, sin contacto con los acontecimientos concretos y que necesariamente conduce al mito. Como consecuencia de este proceso falaz, el hombre es reemplazando por las construcciones de la imaginación, a caballo de ideologías muertas, marginales al epítome cultural de nuestra tierra. La manera de exteriorizar esa extemporánea irreverencia hacia el Orden Natural, que otrora demarcaban las Instituciones Nacionales, es la solidaridad de estos “neomarxistas” con los extremistas caóticos de la Humanidad, emergidos a partir del pronunciamiento islamitaradical, enemigo de la cultura y de la civilización del Occidente-Cristiano. En efecto. Allí —sin duda— encontraremos esa extraña afinidad. La agenda del mundo musulmán está dominada y determinada por la extremo-minoría radical intolerante y fundamentalista. Existe un Islam moderado, pero permanece en manos de quienes dicen desmarcarse del terrorismo, para después justificarlo y marchar junto a él en la denuncia, por temor de cualquier cosa que hagan o digan los ciudadanos libres. Los representantes islámicos mundiales, aún en Europa, han apretado las filas con los terroristas “globales”, de los que dicen no tener nada que ver, pero a los que toleran, comprenden y justifican.3 La semana posterior al discurso del Papa ha culminado con el declarado "día de la ira". Tras manipular las palabras de SS Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona, salieron como rayos escandalizados- los tradicionales guardianes de la fe musulmana. Regímenes paleocorruptos como el de Mohamed VI, medievales como el de Yemen, así como jeques, muftis, ulemas y escritores, se pusieron en la cola, detrás de nuestros “progres”, para exigir disculpas al Papa y lanzar a los suyos a las calles para protestar, como habitualmente lo hacen, quemando banderas, iglesias, crucifijos. Matando y amenazando con reducir Europa a cenizas. 1 En el colmo del cinismo, la “Unión Mundial de Ulemas” encendió la mecha y se tapó los oídos; convocó al “día mundial del odio contra el Papa”, pero pide que no se ataque a aquellos a quienes ordenan odiar. Hipocresía máxima, pero que demuestra que el Sumo Pontífice no se equivocaba: denunció a quienes defendían a la fe mediante la violencia y éstos se dieron por aludidos y convocaron contra él un día de violencia, ira y odio.4 Las consecuencias son ya conocidas. Amenazas ante las cámaras de televisión occidentales, quema de efigies papales y el asesinato de una monja en Somalia. Más allá de polémicas teóricas, lo cierto es que la teatral indignación de los supuestos representantes del Islam ha traído, una vez más, la muerte de inocentes. Muertos en sus países islámicos, a manos de aquellos islámicos a quienes ellos consideran suyos. Y encima, exigen disculpas. ¿Pedirles perdón? Europa debiera reaccionar y debiera hacerlo ya. Son los agresores quienes tienen que pedir perdón por defender, albergar y permitir las actividades de terroristas criminales. Deben hacerlo, en primer lugar, ante los propios musulmanes a los que asesinan, someten y toman el pelo, culpando a los demás de su propia miseria. Y en segundo lugar, ante los occidentales, que sufren sus eternos cuestionamientos culturales, sin pretenderlo. Europa debe andar muy perdida para permitir, sin indignarse o sin carcajearse, que determinados sujetos le exijan pedir perdón cada vez que se comporta como lo que es, un continente solar de libertad, de ilustración y de progreso. No contentos, los fanáticos, con amordazar en los países que controlan o quieren esclavizan, no contentos con someter la libertad de millones de personas y arruinar países, se pasean por los medios de comunicación occidentales para decir qué tienen que decir y qué no. Y todo ello con cara de indignación. La Yihad de las viñetas pasó y parece pasar la Yihad antipapal. Pero resulta evidente que volveremos en un futuro próximo a vivir las iras de los islamistas de turno, que hablarán en nombre del Islam y lanzarán las masas a las calles. El problema de fondo es que el islamismo más reaccionario y criminal sabe que en la Europa “laica”, con su sociedad extraviada y débil, se le permite todo. Pero ya es hora de que se les exija a ellos pedir perdón por cobijar, esconder o aleccionar al criminal. No lo pedirán, claro está, pero el deber de los europeos es reaccionar, despertar, ponerse frente a ellos y pedírselo. Partidarios del “soft-power”, lo menos que pueden hacer es ponerlo seriamente en ejercicio. La reaparición de Alá Con la irrupción del Estado de Israel, enquistado en la media luna de las tierras fértiles del Oriente Medio, se conmovió la región en su conjunto ante este cuerpo extraño a su cultura, que se insertaba con decisión en esa geografía provocando una guerra constante, de características nacionales y formas variables. Pero… ¿Es realmente Israel la causa del extremismo fanático islamista que se instaló violentamente en el mundo, en la posguerra fría? Recién en las postrimerías de la década del ´70, luego del fracaso de la República Árabe Unida como movimiento panarabista laico que dominaba gran parte de la comarca, resurgió convenientemente la religión como derecho eficiente de reemplazo, para sostener eficazmente las operaciones. De esa forma, con el asesinato de Anwar el Sadat debutó la Hermandad Musulmana y, con ella, la irrupción del fanatismo salafista5 que desplazó la motivación nacional-árabe para impulsar el conflicto.6 Alá quedó al margen cuando la Organización para la Liberación de Palestina fue fundada, en 1964. Sus estatutos, de 1968, tampoco hacían mención a Alá, ni citaban el Corán. La Carta de la OLP es un documento nacionalista-árabe que define el objetivo palestino como la 2 destrucción de Israel, facilitando de esa manera la unificación del mundo árabe. Estábamos en presencia de la búsqueda de un estado secular, no teocrático. Alá recién aparece en Palestina, por todos lados, en los estatutos de 1988, de Hammas, un partido político armado reconocido internacionalmente como “terrorista”, al igual que el Hezbollah y ambos sostenidos por los persas. Para los islamistas, cuyo gobierno salió elegido por los palestinos en enero del 2006, el objetivo final es que el Islam gobierne el mundo. El conflicto palestino contra Israel, desde Hammas en adelante, se lleva a cabo en nombre de Alá. No del nacionalismo árabe. Ello transforma al antiguo conflicto de seis décadas, en otro de distinta naturaleza: Israel pasa a ser la primera línea de Occidente en la “guerra mundial contra el yihadismo”. Al cumplirse el quinto aniversario del 11S podemos adelantar que, con la trabajosa y ecléctica solución impuesta por la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, la profunda incursión de las tropas de Israel en el Sur del Líbano, como respuesta a la acción de pinzas del Hesbollah y de Hammas, promete constituirse solo en el primer capítulo de lo que será una larga campaña, encuadrada por la guerra mundial en desarrollo. Por ello, bienvenidos al Nuevo Oriente Medio. ¿Pero cómo tuvo lugar este cambio radical? ¿Cómo trastocaron los 11 años de asociación Fatah-OLP en radicales-islamistas que movilizan a la sociedad de los palestinos en cuerpo y alma? Para comprender esta transformación de nacionalismo-secular en dictadura islámicaradical, convoquemos a Maquiavelo. En El príncipe, el brillante florentino recomendaba encarecidamente a los líderes que utilizasen la religión para fines políticos. Los dictadores deberían aparentar ser religiosos: "No hay nada más necesario a aparentar, que ostentar esta característica definitiva [la religión]". Durante años, la dirección Fatah de la Autoridad Palestina siguió esta filosofía al pie de la letra. Promovieron la religión e involuntariamente abrieron el camino al presente régimen de Hammas. Tanto Yasser Arafat como Mahmoud Abbás concedieron rutinariamente prominencia mediática a líderes religiosos. Muchos de ellos promovieron el odio y la violencia contra los judíos e Israel, sobre una base religiosa. Los líderes de Fatah aparecieron en televisión rezando en mezquitas, incluso mientras los sermones impartidos predicaban el genocidio. La educación islámica recibió prominencia en el sistema escolar de la AP. Simultáneamente, en Israel los fanáticos religiosos eran políticamente controlados. Arafat, aunque secular, no dudaba en denominar a Palestina como una entidad islámica o wakf. Y el borrador de la constitución propuesta, reconoce la ley islámica. Ello conlleva a una contradicción sin salida. Más significativamente, la incesante promoción y glorificación de la Yihad y la shahada (“muerte por Alá”) encaminadas a motivar los atentados suicidas, cedieron espacio al Islam como fuerza impulsora de la nueva etapa de la guerra contra Israel. El disfraz religioso de Fatah tuvo tanto éxito, que islamizó al pueblo palestino, especialmente a los jóvenes. En una encuesta de marzo del 2005, el 70% de los palestinos prefería la ley islámica, shari'a, en lugar de las leyes del parlamento de la AP. Menos de un año más tarde, en enero del 2006, Hammas completaba su transformación de movimiento marginal en Oficina del Primer 3 Ministro. El énfasis por parte de Arafat y Abbás, a la hora de hacer preponderante la religión, tras la larga guerra contra Israel había tenido mucho más "éxito" del que podrían haber anticipado. En marcado contraste con la carta de la OLP, en los estatutos de Hammas el término "Alá" aparece unas arrolladoras 105 veces; con 39 citas del Corán y las frases y prácticas de Mahoma. Todo parte desde la ideología de Hammas, que es presentada como “la verdad eterna de Alá”. En la práctica los que redactaron el documento lo inician con las palabras, "En el nombre de Alá, el más misericordioso", seguidas de versos del Corán que se centran en la supremacía islámica -propios de un documento religioso-, no político. Hammas es el acrónimo de Movimiento de Resistencia Islámica; la palabra "Palestina" ni siquiera está presente en el nombre del movimiento. Esto contrasta con "Organización para la Liberación de Palestina", cuya atención se centra en la liberación de todo Palestina y no en el Islam o en Alá. Tanto Fatah como Hammas se centran en la destrucción de Israel -de modo que desde la perspectiva israelí, existen pocas diferencias prácticas entre los dos-. Pero para los palestinos, los dos movimientos representan objetivos completamente divergentes. La Carta de la OLP ve el estado palestino como temporal, conduciendo a "la unidad árabe" [Artículo 11], mientras que la Carta de Hammas plantea la destrucción de Israel como camino a la unidad islámica -y el momento en el que los muecines anunciarán desde los minaretes de Palestina el nacimiento del Estado del Islam-. [Artículo 9]. Esta transición de dirección árabe secular a directiva islamista radical tiene implicancias significativas. Bajo un gobierno de Hammas, la paz o aceptación del derecho de Israel a existir, nunca será posible, porque Hammas concibe la destrucción de Israel y el exterminio de los judíos como el reflejo de las verdades inamovibles de Alá [Artículos 7 y 3]. He aquí porqué la única solución para éste partido teocrático es la guerra. Mientras que los pronunciamientos en árabe por parte de los regímenes Arafat-Abbás, o un examen de los libros de texto a los que dieron lugar dejan claro que Fatah nunca aceptó el derecho de Israel a existir, el nacionalismo árabe-palestino-secular siempre tuvo un potencial intrínseco hacia la moderación y de hecho reconoció a Israel. También sería posible que un líder secular carismático pueda, en un futuro que hoy no se avizora, cambiar la dirección actual y lleve a los palestinos a aceptar Israel. Pero a causa de su ideología dictada por lo divino, la aceptación de Israel es imposible para Hammas. La necesidad de la destrucción de Israel no es la opinión de los líderes políticos, como con Fatah, sino la inmutable voluntad de Alá. En la práctica, los líderes de Hammas hacen hincapié en que carecen de opiniones propias -juegan el modesto papel de intermediarios de Alá-, informando a la sociedad del plan de Alá, como se explica en el Artículo 12 de la carta de Hammas. Indicativo de esta nueva realidad es el modo en el que el diario Al Ayyam describía el panorama, en marzo del 2006, cuando el nuevo parlamento encabezado por Hammas elegía como nuevo premier a Ismail Haniyeh: "Tras la votación, uno de los diputados de Hammas, Hamad Al-Bithouey, alzó un Corán y gritó: Alá hu Akhbar". Los legisladores de Hammas respondieron con sofisma: 4 "El Corán es nuestra constitución, Mahoma es nuestro profeta, la yihad es nuestro camino y morir por Alá como mártires es nuestro mayor deseo". Los presentes esfuerzos entre Fatah y Hammas por constituir un nuevo gobierno de unidad, no reflejan el cierre de un vacío ideológico, sino la desesperada necesidad de la reanudación del financiamiento occidental, para sostener al incipiente Estado Palestino. Sea lo que fuere lo que ocurra en los presentes esfuerzos entre Fatah y Hammas por constituir un gobierno de coalición, un cambio ideológico o teológico fundamental, de la orientación descripta arriba, es muy improbable.7 Desmesura de unos y cobarde complicidad de otros La violenta reacción en varios países musulmanes al discurso del Papa en Alemania y la cobarde respuesta e inducción de buena parte del progresismo europeo ante esas expresiones violentas, han puesto crudamente de manifiesto la necesidad urgente de un rearme intelectual y moral de Occidente, muy especialmente de Europa, para hacer frente al doble desafío que nos plantean nuestros enemigos externos y nuestra propia decadencia interna.8 El rotundo fracaso de los regimenes árabes-comunistas instaurados en la década del ‘70, la opresión en la que siguen viviendo hoy muchas sociedades islámicas y el atraso generalizado que padece el mundo árabe, hace que muchos musulmanes vuelquen buena parte de sus frustraciones contra un Occidente, al que acusan de todos sus males. La expresión más radical de esa frustración transformada en odio, es la Yihad islamista. Este movimiento, que por desgracia cuenta con muchos adeptos en las sociedades islámicas, ha declarado la guerra a un Occidente al que no sólo acusan de oprimir al mundo islámico, sino que lo consideran encarnación del mal, por su resistencia a someterse a sus creencias fanáticas, por su supuesta depravación moral y por su pecaminoso amor a la libertad. Este movimiento busca, a través de un uso indiscriminado del terrorismo, no sólo el aniquilamiento de nuestras sociedades, sino la destrucción completa de nuestra demonizada civilización y el sometimiento de nuestra cultura a su proyecto totalitario y fanático.9 La principal incapacidad para enfrentarnos a este formidable enemigo no disuadible, proviene de la propia debilidad de nuestras convicciones morales. Para la mayoría de los “progres” hay una parte de razón en los radicales islamistas, cuando acusan a Occidente de ser la causa de todos sus males. Así, existe una perversa coincidencia entre la “relativizada” izquierda neomarxista europea, hoy encarnada por Rodríguez Zapatero mejor que por ningún otro líder y los radicales islamistas en el mundo árabe, en sus críticas hacia el mundo Occidental- Cristiano y en el cuestionamiento de algunos de sus principios culturales más básicos. Paradójicamente, el tolerante europeo se une al fanático islamista, para objetar a nuestra cultura fuerte, no relativizada o débil y contractiva. Junto a esta debilidad intelectual y moral del pensamiento tolerante progresista, hoy predominante en muchas sociedades europeas, existe también una importante dosis de consecuente cobardía cívica. Así, para el neo-pacifismo europeo, liderado por Francia, es siempre preferible claudicar en los principios, antes que tener que enfrentarse a cualquier riego. Esta claudicación se oculta o disfraza detrás de la propuesta del “diálogo de las civilizaciones”, siempre justificado por el ansía de paz, pero no puede ocultar su predisposición a negociar los términos de una derrota previamente asumida. La encrucijada entre Islam y modernidad, es un dilema que sólo las propias sociedades musulmanas pueden resolver. Sin duda Occidente debe apoyar a todos aquellos que en el mundo 5 islámico moderado defiendan la democracia, apuestan por la plena igualdad entre hombres y mujeres, abogan por la separación entre religión y Estado y están comprometidos con una defensa activa de los derechos humanos en sus sociedades. Pero en definitiva, esa batalla sólo puede ser ganada por los propios demócratas musulmanes, hasta el punto de que cualquier injerencia occidental corre el riesgo de ser contraproducente para la causa de quienes defienden la compatibilidad entre Religión y Libertad, entre Fe y Razón. La mayor ayuda que podemos prestar desde Occidente, es derrotar a quienes utilizando su religión, han declarado la guerra a nuestras sociedades y los principios que las sustentan.10 Para lograr la victoria sobre esta nueva forma de totalitarismo, lo primero que tenemos que hacer es creer con mayor firmeza en los valores y principios que defendemos. Constituyen el fundamento incambiable de nuestra identidad. La ola de relativismo intelectual y moral que invade a Europa nos hace totalmente vulnerables. He allí la grieta que es explotada desde las periferias de las megalópolis europeas. Sin un rearme moral de Occidente corremos el riesgo de que una Europa “que se odia a sí misma” y “que tiene el alma disecada”, continúe su evasión constante frente al “yihadismo”, muy inferior en términos económicos, tecnológicos, políticos y sociales, pero que expande su proyecto totalitario con una convicción de la que nosotros carecemos, para defender nuestros propios valores.11 ¿Perdón? Reunido la semana pasada en Castelgandolfo con las representaciones islámicas, el Santo Padre no les pidió perdón. Ni siquiera hizo referencia directa al debate. Bien por el contrario, su discurso se centró en aclarar, desde la estima y el respeto, cuáles son los fundamentos del diálogo entre religiones y culturas y, más en concreto, entre la Iglesia Católica y el Islam. Benedicto XVI volvió a mencionar la importancia de la Razón y a la Fe, en directa referencia al relativismo, que niega su dimensión trascendente y universal. Retomó el principio doctrinal, origen del problema, que vincula en un diálogo "auténtico" a dos principios irrenunciables: la reciprocidad y el respeto a la dignidad humana. No puede haber diálogo —dijo— mientras los derechos de los cristianos sean pisoteados cotidianamente en el conjunto del Islam, un auténtico "progrom" que está en el origen de la desaparición de antiquísimas comunidades cristianas, abocadas a emigrar, siguiendo la estela de las judías. No puede haber diálogo cuando se niegan los derechos humanos, se justifica la violencia y se fomenta el fanatismo. Frente a la Alianza de la entrega y el chantaje, Su Santidad exige un diálogo basado en los valores trascendentes, la razón, la reciprocidad y el respeto a la dignidad humana. No hay en sus palabras ánimo de contemporizar a cualquier precio, sino de aclarar y precisar cuál puede ser el espacio común, en el caso de que las autoridades musulmanas realmente estén dispuestas a ello. Occidente y en particular los católicos, no pueden esperar otra actitud del Pastor que ocupa el sitial de Pedro en Roma, asumiendo su responsabilidad y liderazgo enmarcados hoy en una guerra que amenaza el “Ser o no Ser” de lo que somos. En la Europa decadente, laica y relativista, con muchos liderazgos políticos extraviados, Benedicto XVI con sus 79 años emerge como un gigante, testimonio y faro de una cultura que fue fuerte y grande, que expandió nuestro credo al mundo y enseñó que el hombre es imagen de Dios, un ser libre, dotado de dignidad, de derechos y deberes.12 Contrariamente, la violenta reacción en muchos países musulmanes a las palabras del Papa, resulta sin duda inquietante, porque muestra la pujanza de las ideas más radicales en esas 6 sociedades. Pero desde un punto de vista occidental es aún más preocupante la incapacidad de muchos cristianos para mantener los principios de la razón y la libertad que el Santo Padre defendió como fundamentos de nuestra propia Fe. Hay que agradecer al Papa su decisiva contribución para lograr un rearme moral e intelectual que Europa —muy en especial España y Francia— necesita con urgencia, con el telón de fondo de una guerra mundial que amenaza nuestra destrucción identitaria. Por la reconquista islámica de Europa Para los fanáticos salafitas la sha´aria —esto es, la Ley Coránica— tiene jurisdicción en toda la umma —la comunidad islámica— entendiéndose por tal el territorio donde resida el último creyente. Los musulmanes retornaron a Europa —mayormente a partir de la década del ’70— en lo que ahora se considera doctrinariamente como la “tercera invasión islámica”, siendo acogidos como refugiados, humanitariamente aceptados por las democracias decadentes del posmodernismo marcusiano, que había olvidado la vieja noción del Orden Natural y que preconizaba el control de la natalidad y la contraconcepción, en el afán de una vida más holgada y cómoda. La mano de obra barata fue adquirida mediante los inmigrantes del Magreb y de las ex colonias subsaharianas. El crecimiento vegetativo de los ex-cristianos, ahora laicos, comenzó a ser negativo, mientras que demográficamente crecieron exponencialmente las poblaciones marginales musulmanas, que tienen hijos nacidos en Europa, pero provenientes de una cultura diferente que Europa no se preocupó en integrar socialmente. Esta inmigración sostiene que el derecho religioso, del que son portadores, tiene preponderancia sobre las leyes locales, y —en consecuencia— que corresponde reivindicar sus derechos, desplazando a los gobiernos «infieles» por un Califato Islámico, del cual se consideran herederos luego de haber sido rechazados de Francia por el Emperador Carlos Martel (Carlomagno) en la batalla de Poitiers, echados al mar por los Reyes Católicos en España, recién mil años después y de Europa Central por los Caballeros de la Orden Teutónica, frente a Viena. 7 Numerosos, indigentes, socialmente desintegrados —considerados marginales— de la sociedad europea, comparten un justificado rencor social, buscando su explicación en el Corán que, desde “madrazas” fundamentalistas sólo les suministra una respuesta a la injusticia: la guerra santa contra el infiel.13 Ibero América a contramano de la Historia, somatiza sus rémoras del pasado En nuestros países, donde la integración de los inmigrantes se caracterizó por ser plena y fecunda, jamás hubo serios conflictos étnicos o religiosos. De pronto se desató una controversia en las calles de de las grandes ciudades, incluyendo a nuestra Buenos Aires. ¿Por qué despiertan la simpatía de algunas dirigencias y de grandes sectores sociales, las causas antioccidentales? ¿Cuál es la razón de la emulación de “la horda” enfurecida de las organizaciones periféricas, que —con rostros encapuchados, quemando banderas, con cachiporras, garrotes y cómplice protección— cortan las rutas y arterias, paralizando las ciudades, método de manifestación del fundamentalismo radical islámico, ahora enraizadas en Ibero América? ¿Qué tiene en común la doctrina salafista con los piqueteros, cocaleros, sin tierra, indigenistas o comuneros? Si la hermandad musulmana aspira a la restauración del Califato Europeo, seguramente en nuestros lares estos últimos ¿aspirarán a la umma socialista del siglo XXI? Hay una extraña y silente complicidad social- progresista en nuestro subcontinente, ocupado por una red de foros paralelos que mueven los hilos de una internacional políticarevolucionaria, conducida desde La Habana, apoyada en el valor momentáneo del barril de petróleo e inserta en los nodos de los Estados fallidos mundiales y en los núcleos criminales y fanáticos. Es el enemigo complejo y sin rostro que ha desafiado al orden secular, a la cultura y civilización occidentales y que en la región persigue alcanzar el “espacio sin ley”, la destrucción del escaso Estado Institucional -remanente de la posguerra fría-, estableciendo en su reemplazo a de los “gobiernos de la calle” y los “barrios autogestionados”, como bases geográficas del crimen organizado, que entre nosotros tiene un nombre: mafias del tráfico ilegal, prioritariamente del narcotráfico. Los “ritmos revolucionarios” continentales son distintos según la situación y la funcionalidad, en cada Estado en particular, de las FF.AA. y de la Justicia. Las “vanguardias sociales encubiertas”, varían también, según la caracterización sociológica del país y juegan un rol central los medios de comunicación social, como ha quedado demostrado con la “exigencia” -de algunos muy conocidos medios periodísticos- del “pedido de disculpas” de Roma, luego de la clase magistral de Teología en la Universidad de Ratisbona. Una conducida y copiosa carga de desinformación a anestesiado al ciudadano de a pie. Solo una minoría percibe el riesgo estratégico que se cierne sobre nuestra identidad y nuestra vida futura, mientras la mayoría es distraída con dramáticas angustias, homeopáticamente dosificadas y es ajeno a lo que debiera, con justa causa preocuparle y ocuparle, mientras campea escandalosamente la inseguridad pública en las calles, en un nivel nunca visto. Las ideologías neomarxistas o posmodernas han tenido repetidos éxitos electorales y han logrado instalar una legislación perversa, que impide la seguridad, en todos sus frentes. La muerte acecha diariamente a una sociedad desprotegida, ante la simbiosis del delito común y la metástasis revolucionaria, en su despliegue preliminar; mientras las consecuencias de la guerra civil revolucionaria de las décadas finales del siglo XX, -a las que se les da tratamiento penal, en lo que hace a las fuerzas del orden, exonerando de todo cargo a los terroristas agresorestienen plena explotación por vía judicial –ilegal e ilegítima- en una maniobra que cubre varios 8 objetivos: aplastamiento de la autoestima institucional, diversión de la atención social con distorsión intencionada de hechos históricos recientes, segregación generacional y explotación preelectoral en manos del “socialismo siglo XXI”. La movilización del estudiantado radicalizado y del indigenismo reivindicativo, según la inspiración de Hanna Hanneker, están en pleno desarrollo como elementos de apoyo a las ya citadas “vanguardias sociales” y, ante reacciones propias de apresuramientos “revolucionarios”, -que no aguardan a que las brevas maduren, como los de Evo Morales en Bolivia-, hacen entrar en juego al eje visible y declarado La Habana- Caracas –La Paz y ponen en aprietos, obligándolas a constantes contradicciones, a dobles y triples discursos y variadas e imprescindibles distracciones escandalosas, a otros gobiernos de la región comprometidos con la “Internacional Socialista Ibero Americana”, pero que aun mantienen “un pie en cada plato”. Estas situaciones — invariablemente— han sido sostenidas y financiadas por el “bolivariano” Chávez, bajo la conducción de su mandante, el PC cubano. El venezolano, sentado sobre millones de barriles de petróleo, mantiene en estoica y conveniente pobreza a su pueblo (al igual que los emires árabes) — coquetea con Irán, Corea del Norte y Palestina, se arma “hasta los dientes” mientras promete tropas a Bolivia para sostener al régimen “cocalero” ante una generalizada reacción de los intereses y de las naciones del altiplano.14 Más —extrañamente— todos estos “nuevos liderazgos del socialismo siglo XXI” están interesados y apoyan la reelección de Ignacio Lula da Silva —el líder del hoy cuasi-licuado partido pro-comunista PT, el más grande de Sudamérica— hoy cuestionado por graves delitos de corrupción como Presidente del Brasil, número 2 del Foro de San Pablo y natural probable sucesor del agónico barbado de Cuba, decano de los dictadores latinoamericanos: "En un segundo mandato, Lula aprovechará la nueva realidad geopolítica para terminar de consolidar al Foro de Sao Paulo, creado en 1990 por él mismo y por Fidel Castro, con el fin de expandir el castro-comunismo a toda la región. Hasta ahora Lula no se ha comportado de manera más radical, porque las sólidas instituciones brasileñas se lo impiden".15 Como ya lo insinuara recientemente el ex viceministro de Relaciones Exteriores argentino, Andrés Cisneros16, nuestra política exterior no ha sabido elegir las mejores compañías. Todo lo contrario. Comenzó avalando a Fidel Castro y a sus “derechos humanos”, para estupor de Occidente, siguió dando carta de naturalidad a Chávez —el “loco”, como es conocido por los suyos— alimentó el indigenismo de Evo Morales, que tan caro le va a salir a nuestra economía —que en modo alguno puede basarse en el narcotráfico, por más atractivo y redituable que resulte dicho negocio inmoral— y ahora está empeñado en justificar, indirectamente, a los fundamentalismos islámicos, mientras no cesa de atacar a la Iglesia Católica mediante la metodología gramsciana de la aproximación indirecta.17 Colaboración para LA HISTORIA PARALELA Perdía fue el ejecutor material del crimen a sangre fría del sindicalista José Ignacio Rucci. Este asesino llegó a ser el número dos en la jerarquía de la banda de terroristas revolucionarios Montoneros. Abogado laboralista, Roberto "El Pelado" Perdía (62) también fue indultado por Carlos Menem, hace 14 años. Desde ese momento obtuvo un puesto como asesor de la bancada de diputados justicialistas, en el ahora bloque oficial. Por orden del movimiento, entabló alianzas diversas, siendo designado coordinador de las distintas facciones de los dirigentes piqueteros. Últimamente se lo apreció muy cercano a la O.N.G. “quebracho”, una fuerza de choque que condujo en los desmanes del edificio Kavanagh contra la vivienda del ex ministro Martínez de Hoz y en otros episodios similares. También maniobró al frente de la horda de la organización “quebracho” en manifestaciones armadas en apoyo del movimiento terrorista islamista Hezballah. 2 Sacheri, Carlos A.: “El Orden Natural”, Imprenta Rosgal S.A., Montevideo, Uruguay. Noviembre de 1980. 3 Pipes, Daniel: “The Pope Benedictus & the Byzantine Emperor”, publicado en The Jerusalem Post, 19 de septiembre de 2006 y reproducido en http://www.meforum.org/ 4 Novak, Michael: “It’s 1938 All Over Again”, publicado en la página del American Enterprise Institute for Public Policy Research. Sep 27th, 2006. http://www.aei.org/ 1 9 El salafismo es un movimiento religioso proveniente de Arabia Saudita, heredero de las enseñanzas violentas del wahabbismo de siglos atrás. 6 Shäferstein, Carlos Marcelo: “Tópicos de Política Mundial”. Clases impartidas en la Universidad del CEMA del 1º de agosto al 16 de noviembre de 2005, para el Centro de Estudios Internacionales y de Educación para la Globalización (CEIEG) Buenos Aires. Módulo «El Impacto del Terrorismo Global». 7 Marcus, Itamar & Barbra Cook: “Cómo canjeó Fatah el poder por la religión”. Artículo publicado en la revista digital del Grupo de Estudios Estratégicos, Colaboraciones nº 1230, el 25 de Septiembre de 2006. Itamar Marcus es analista en contraterrorismo y director de Palestinian Media Watch. Previamente fue director ejecutivo del Center for Monitoring the Impact of Peace, y formó parte de la delegación trilateral establecida en los Acuerdos de Wye. Barbara Crook es profesora asistente de Derecho en la UW de Washington. http://www.gees.org/articulo/3033 8 Pons, Frédéric: “Clarté et réciprocité avec l'Islam: Le dialogue impossible?» Valeurs Actuelles n° 3643 paru le 22 Septembre 2006. 9 Conan, Eric: “Enquête sur la montée de l'islam en Europe ». L'Express du 26/01/2006. Se puede consultar en http://www.lexpress.fr/info/monde/dossier/islamisme/dossier.asp?ida=436706 10 Golliau, Catherine: “La nouvelle guerre de religión» Le Figaro - Publié le 22 septembre 2006 11 Snow, Jonathan: “The menace over us”. http://www.defenddemocracy.org//publications/ 12 Valeurs, Orcival: “Le divorce des mondes » L'Éditorial de François d'Orcival Valeurs Actuelles n° 3643 paru le 22 Septembre 2006. 13 Auel, Grl Heriberto J. (Presidente del Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires – IEEBA): “Incertidumbre, Inseguridad e Indefensión ante los Nuevos Riesgos”, conferencia auspiciada por la Asociación para la Reconstrucción Nacional –A.RE.NA.- disertación que se llevó a cabo el Jueves 29 de Junio 2006, a las 1900 Hs., en el Centro de Oficiales Retirados de las Fuerzas Armadas (COFA) Av. Quintana 161 de la ciudad de Buenos Aires. 14 Véase Informe de los “Grupos del Foro de San Pablo y Manta” sobre la situación en Latino América Informe estratégico, en www.ieeba.com.ar 15 Peña Esclusa, Alejandro (escritor y dirigente político venezolano): Conferencia dictada el 26 de setiembre del corriente sobre “El futuro de la democracia en América Latina”. Sede de la Asociación de Comercio de São Paulo (ACSP), ante un grupo de cien empresarios brasileños. 16 Cisneros, Andrés: “Nuestro Castrismo Incomprensible”. Publicado en la revista Noticias, en Buenos Aires, el 16 de septiembre de 2006. 17 Mediante la carrera por la legalización del aborto, la castración y la contraconcepción; la sustitución de contenidos en la ley de educación; la deformación cultural obligatoria de los niños, donde el Estado sustituye el papel de los padres, y —en general— por los permanentes ataques a la Iglesia Católica y a los principios ingénitos de la Cristiandad. 5 Ojo- la cita 17 ¿¿no tiene autoría. ¿¿?? 10