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1 Estratificación y análisis de clases: un contrapunto entre el orden y el cambio social Santiago Aguiar Licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades- Universidad Nacional de Quilmes, Argentina Magisterando en Ciencias Sociales m/ Sociología de la ModernizaciónUniversidad de Chile 2 de agosto de 2008 Como primera preocupación, se trata de realizar un contrapunto entre las problemáticas del orden y el cambio social, y las teorías sociales subyacentes a ambas, considerando algunas categorías teóricas de Parsons y Marx. La elección de estos autores, se debe a dos motivos. El primero de ellos, es que a pesar de su siempre decretada obsolescencia, conservan su actualidad. En el caso de Parsons, aunque su sociología funcionalista haya entrado en crisis1, aún mantiene una cierta influencia: “La preeminencia de Parsons se mantuvo hasta mediados de la década de los años 60, que es el momento de la gran crisis de la sociología de corte funcionalista. Esta crisis se desató por la concurrencia de propuestas teóricas que provenían de flancos muy diversos, tales como: i) la revitalización vigorosa de la teoría crítica desarrollada en torno a la Escuela de Frankfurt; ii) la articulación de la teoría del conflicto que se produjo en torno a las obras de sociólogos alemanes tales como Lewis Coser (exiliado en Estados Unidos) que retomó el tema del conflicto desde la 1 2 “toda la corriente sociológica que actualmente se inscribe en la teoría de sistemas, y cuyo exponente principal es Niklas Luhmann (alumno de Parsons en Harvard, por lo demás), tiene indiscutiblemente una veta parsoniana que le sirve de cimiento. En verdad, la actual sociología sistémica, junto con la corriente neofuncionalista representada por Jeffrey Alexander, constituyen hoy una importante revitalización y reactualización de Parsons”2. El segundo motivo, es el interés de presentar dos enfoques para pensar la realidad social que son los dominantes en el pensamiento social en general y la Sociología en particular: uno, centrado en el individuo, el otro, en las clases sociales. Por eso, abordarlo desde el problema de la estratificación y el análisis de clases parece lo más adecuado. Es que la Sociología nace, en parte, como respuesta alternativa a la de la economía y el contractualismo -con su centro en el individuo-, ante las grandes transformaciones del capitalismo de fines del s. XIX y principios del s. XX, poniendo el centro en los grupos: perspectiva de Georg Simmel, y Ralf Dahrendorf quien hizo lo propio desde la perspectiva weberiana; y iii) la institucionalización progresiva y pujante de una sociología que se abría cada vez más a la problemática del Tercer Mundo y de las condicionantes estructurales del subdesarrollo”. Atria, Raúl (2007). “La teoría sociológica de Talcott Parsons: el funcionalismo integral del sistema social”. Magíster Sociología de la Modernización 2 Atria, Raúl (2007). Idem. 3 “Si hubiera que encontrar, entre tantos otros, un rasgo para definir la crisis cultural del 900, ese podría ser el sentimiento, en la conciencia de la intelectualidad, de la pérdida de la noción de totalidad de la vida. Nietzche –tan influyente en la maduración del pensamiento de Max Weber- fue el máximo profeta de esos tiempos de desencantamiento, de fragmentación, de disgregación. Dos empresas teóricas buscaron superar las fracturas de la desintegración: la sociología académica en los tiempos de su segunda fundación (hasta llegar a mediados de los ’30 a la construcción del edificio conceptual de Parsons) y el llamado ‘marxismo occidental’ emblematizado en las figuras de G. Lukacs y A. Gramsci (...) pese a la diversidad de las respuestas que propusieron, sociología y marxismo occidental compartieron un campo común de preocupaciones en el combate contra el utilitarismo y el individualismo y en la identificación de un malestar social acerca del cual el credo positivista no podía dar respuesta (...) contribuirían a un replanteo de la noción de comunidad como respuesta al mundo escindido del contrato y del intercambio generalizado que servía de trama para el concepto de asociación. (...) Si la Ilustración había consagrado el reinado del individuo, el pensamiento social comenzaría a virar su mirada hacia los grupos, en la perspectiva conservadora de Comte o en la reivindicación de 4 la clase obrera como sujeto transformador de la sociedad en el enfoque de Marx”3. Parsons se inscribe en este esfuerzo que emprendiera la Sociología con Durkheim y Weber. Puede observarse, por ejemplo, en el importante problema, para Parsons, de las profesiones: “Aunque hay una amplia variedad de razones por las cuales el desinterés es de gran significación funcional para las profesiones modernas, las pruebas a favor del papel desempeñado por la racionalidad, la especificidad funcional y el universalismo, como también, quizá, de otros elementos que no se han considerado aquí, son igualmente impresionantes. En ambos aspectos la importancia de las profesiones como estructura social peculiar dentro de la sociedad más amplia centra la atención en la importancia de otros elementos además del interés propio esclarecido de la teoría económica y utilitaria (...) el hecho mismo de que a pesar de esta diferencia las profesiones tienen los otros tres elementos en común con la pauta comercial, y con otras partes de nuestra estructura ocupacional, tales como el gobierno y otras formas de administración, pone de relieve el hecho de que, 3 Portantiero, Juan Carlos (1997). Gramsci y la crisis cultural del 900: en busca de la comunidad. Obtenido desde: http://www.red-vertice.com/disidencias/textosdisi34.html 5 posiblemente, la importancia dominante del problema mismo del interés propio ha sido exagerada. (...) La importancia de las profesiones en al estructura social puede resumirse del modo siguiente: el tipo profesional es el marco institucional en el que muchas de nuestras más importantes funciones sociales se desempeñan (...) la concentración de la atención sobre el problema del interés propio y la falsa dicotomía entre motivos egoístas y motivos altruistas, vinculada a él, ha contribuido a oscurecer la importancia de estos otros elementos, especialmente la racionalidad, la especificidad de la función y el universalismo”4. Aquí es necesario preguntarse: ¿ha logrado la sociología clásica –Durkheim, Weber, Parsons fundamentalmente- constituirse como alternativa al enfoque concentrado en el individuo? Esbozar una respuesta a esta pregunta es la primera preocupación de este artículo. Como segunda preocupación, es devolver la mirada de la sociología a los grandes problemas sociales y políticos que comienzan a conmover nuevamente nuestras vidas. La crisis económica mundial, está terminando de desnudar la crisis, o Parsons, Talcott (1967). “Las profesiones y la estructura social”, en “Ensayos de teoría sociológica”: p. 41 y 45/46. Paidos. Buenos Aires 4 6 profundo desgaste, del Consenso de Washington, la forma institucional que adoptó el neoliberalismo. La discusión sobre los “proyecto país” re-emergen5. Las problemáticas de la modernización y el desarrollo –más bien: en qué tipo de sociedad queremos vivir- comienzan a traerse nuevamente a la discusión. Aquí, la importancia del problema de la estratificación y el análisis de clase cobra relieve: ¿puede haber cambios sociales profundos sin movilización social? ¿quién, qué clase, encarna el necesario cambio social, las tareas de la modernización y el desarrollo, la pregunta de en qué sociedad queremos vivir? ¿hay correspondencia entre tipos de desarrollo, e intereses de clase? Esbozar una respuesta a estas preguntas es la segunda preocupación de este artículo. El significado de los diferentes enfoques: estratificación y análisis de clases “Una sociedad clasista, en la obra de Marx, no es meramente una sociedad en la que existen clases, sino una en la que las relaciones de clase nos proporcionan la clave para entender la estructura social en general”6 “Si hablamos de proyectos, más aún tratándose de proyectos nacionales, creo que inevitablemente estamos haciendo referencia a un constructo, a una construcción intelectual, a algo con un mínimo de elaboración intelectual y de bases orgánicas, ya sean éstas de tipo social, política o cultural. Además, y esto me parece muy importante, el proyecto –cualesquiera sean sus contenidos- para alcanzar coherencia y solidez tienen que ser portador y expresión de un ethos colectivo que se conecte con los elementos anteriormente señalados. Si aceptamos esta definición, al referirnos a proyectos nacionales o proyectos de país, no podríamos considerar como tales a acciones populares de mero rechazo individual, o incluso colectivo, a la injusticia, explotación u opresión; reacción espontánea que la historiografía social ha denominado ‘rebeldías primitivas’ o ‘formas pre-políticas’ (...) Pero si bien estos actos fueron expresiones de anhelos populares, en estricto sentido no pueden ser considerados, ni siquiera implícitamente, como el embrión de un proyecto nacional porque un proyecto de este tipo requiere de un mínimo de construcción intelectual alternativa, más allá del rechazo espontáneo, instintivo o primario a la opresión o subordinación social”. Grez Toso, S., “El proyecto popular en el s. XIX”, en M. Loyola, Grez Toso S.,comp. (2003). “Los proyectos nacionales en el pensamiento político y social chileno del s. XIX”. Ediciones UCSH. Santiago 6 Giddens, A. ( 1991). “La estructura de clases en las sociedades avanzadas”. Alianza Editorial. España. 5 7 Para responder más a fondo la pregunta que origina la primera preocupación, es decir, si ha logrado la sociología clásica –Durkheim, Weber, Parsons fundamentalmente- constituirse como alternativa al enfoque concentrado en el individuo, es útil observarlo desde la problemática de la estratificación social, pues supone pensar en términos de conglomerados o agrupamientos sociales. La respuesta no hay que hacerla esperar, y la encontramos explícitamente en boca del mismo Parsons: “La estratificación social se considera aquí como la ordenación (ranking) diferencial de los individuos humanos que componen un sistema social dado y el orden de superioridad o inferioridad recíprocas que guardan sobre ciertos respectos socialmente importantes”.7 Como puede verse, el enfoque concentrado en el individuo, aunque modificado, según más abajo se señalará, se replica en el pensamiento sociológico clásico. Aun tratándose de una problemática, como la de la estratificación social, que remite por su propio objeto, a conglomerados o grupos sociales. Y es que en esta problemática, se reproduce, al interior ahora de la teoría social y de la Sociología, esa línea divisoria que separaba al utilitarismo y al Parsons, Talcott (1967). “Un enfoque analítico de la teoría de la estratificación social”, en “Ensayos de teoría sociológica”: p. 62. Paidos. Buenos Aires 7 8 contractualismo del pensamiento sociológico clásico. Entonces, sí es así aún en una problemática que refiere a conglomerados y grupos sociales, es necesario preguntarse por qué. Aunque antes, es importante dejarlo consignado, porque es una afirmación que puede aparecer oscurecida: “¿Significa esto que los anteriores estudios sobre clases sociales y sus perspectivas de acción transformadora estaban equivocadas? O, a la inversa, ¿significa esto que los estudios actuales sobre estratificación y movilidad social son los equivocados? Más drásticamente aún: ¿Significa esto que estudios de este tipo carecen de validez? Las respuestas son difíciles, pero no tanto como para dejar de escribir y dedicarse a otra cosa. En efecto, se puede sostener que ni los estudios anteriores ni los actuales están equivocado, pues ambos, si están bien llevados, dan cuenta de realidades sociales desde ciertas perspectivas. (...) Ahora bien, el hecho de que ahora se adopte preferentemente una perspectiva centrada en la estratificación y la movilidad social no sólo implica que no se considere en la actualidad como central el conflicto y las posibilidades de un cambio social drástico, también está dando cuenta de un cambio en la definición de los agentes del proceso social. En efecto, la perspectiva de clases está ligada a la 9 consideración de que existen sujetos sociales y que son ellos los principales actores del proceso social. En cambio, la perspectiva de estratificación se vincula al predominio del sujeto individual como el único que tiene existencia real y puede incidir en la permanencia o cambio de situación. De hecho, el estudio de la llamada movilidad social suele disolverse en el estudio de las condiciones que permiten que los individuos transiten entre distintas posiciones de la estratificación. Más aún, las afirmaciones, que ya se han transformado en sentido común, de que la mejor forma de ascender es a través de un incremento en la educación o de desarrollar capacidades empresariales, sólo apuntan a posibles soluciones individuales. Se trata aquí de mejorar las posibilidades individuales en la competencia, pero está claro que tendrá que ser en desmedro de otros”8. La problemática de la estratificación social y clases sociales, ha sido tratada por los principales pensadores sociales y de la Sociología. Marx, Weber, Parsons, entre los fundadores. Posteriormente, autores como H. Braverman, T. B. Bottomore, S. Mallet, A. Gorz, P. Belleville, G. Carchedi, B y J. Ehrenreich. N. Poulantzas, D. Lockwood, R. Dahrendorf, E. Olin Wright, A. Giddens, J. Goldthorpe. En Latinoamérica, G. Germani, B. Hutchinson y C. Castaldi, J. Medina Baño, R. (2006), “Presentación del tema Sociología, clases sociales y estratificación en el Chile actual”: p. 10. Revista de Sociología n° 20, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile 8 10 Echavarría, F. Fernández, E. de Ipola y S. Torrado, J. Graciarena, Costa Pinto, C. Filgueira y C. Geneletti, Portes, Hoffman, M. Mora y Araujo, H. Palomino, N. do Valle Silva, J. P. Pérez9. A los que podrían agregarse: A. Escobar Latapí, C. Filguieras, E. Yánez Aguilar, F. Cortés, G. Kessler, G. Gray Molina, J. P. Pérez Sainz, K. Andrade- Eekhoff, K. Hoffman, L. Casanovas Urday, M. Herradora, N. Loayza Castro, P. Espinoza Revollo, S. Bastos Amigo. Para Chile, puede mencionarse: A. León, J. Martínez, R. Atria, R. Franco, G. Wormald, F. Torche, F. Marzquez, M. L. Méndez L., M. Gayo Cal, V. Espinoza10. La multiplicidad de problemas, casos concretos de estudios, enfoques y combinaciones de enfoques resultaría de larga enumeración. Lo importante a rescatar aquí, es el contrapunto entre algunas categorías teóricas de Parsons y de Marx: individuo-introyección-familia/ naturalización de lo social; diversificación/ homogeneidad-heterogeneidad; especificación – diferenciación funcional/ totalidad; movilidad/ estabilidad; orden jerárquico/ explotación; conflicto social/ revolución social. Este artículo se concentrará en el primer y último par de problemas, mencionándose el resto dentro de aquellos. Las claves para entender este contrapunto, están en las diferentes estrategias teóricas (y políticas) de ambas personalidades. Sembler R., Camilo (2006). “Estratificación social y clases sociales. Una revisión analítica de los sectores medios”. CEPAL. Serie Políticas Sociales n° 125. Santiago de Chile 10 Franco R., León A., Atria R., coordinadores (2007). “Estratificación y movilidad social en América Latina. Transformaciones estructurales de un cuarto de siglo”. LOM-CEPAL-GTZ. Santiago de Chile 9 11 En el caso de Marx, la importancia del análisis de clase está en que es la clave para entender toda la vida social en el capitalismo. Está en que es la relación social constituyente, fundada materialmente en el trabajo, de la vida social en el capitalismo, conteniéndose en ella al mismo tiempo la explicación del orden social y de su transformación, como podrá apreciarse más adelante: "Y ahora, en lo que a mí respecta, no ostento el título de descubridor de la existencia de las clases en la sociedad moderna, ni tampoco de la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, los historiadores burgueses habían descrito el desarrollo histórico de esta lucha de clases, y los economistas burgueses la anatomía económica de las clases. Lo nuevo que aporté fue demostrar: 1) que la existencia de las clases está vinculada únicamente a fases particulares, históricas, del desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce necesariamente a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura sólo constituye la transición de la abolición de todas las clases y a una sociedad sin clases"11. Carta de Marx a Weydemayer, 5 de marzo de 1952: p. 55, en “Marx y Engels, Correspondencia”. Ed. Cartago, Buenos Aires. 11 12 En el caso de Parsons, también se considera el problema, esta vez de la estratificación, como parte de la explicación del orden social, y, en este caso, de sus conflictos: “la estratificación es un foco central de la estructuración de la acción en los sistemas sociales”12. Aunque aquí el enfoque es en una forma simétricamente opuesta. La clave estará puesta en el individuo, aún siendo que discute Parsons y la teoría sociológica contra la teoría utilitarista centrada en el individuo. Individuo- introyección- familia/ Naturalización de lo social La teoría sociológica clásica, aún afirmándose a sí misma, al menos en parte, en la lucha teórica contra el individualismo del utilitarismo y el contractualismo, lo que hará será apenas desplazar sus objetos de estudio, construyendo un análisis de lo social más sofisticado y más rico, pero permaneciendo en su base el individuo como centro. Entre las nuevas categorías que construyen para pensar lo social están las de comunidad y sociedad; hecho social; instituciones; solidaridad; normas; anomia; tipos sociales; acción social; orientaciones del actor; como objetos de estudio el proceso de racionalización, modernización, desencantamiento, el Estado, la política, la religión; sistema social; imperativos funcionales, entre tantos otros. Se Parsons, Talcott (1967). “Un enfoque analítico de la teoría de la estratificación social”, en “Ensayos de teoría sociológica”: p. 66. Paidos. Buenos Aires 12 13 ha dado un significativo avance en el pensamiento de la vida social, llegando hasta el punto de afirmarse que: “Tanto Durkheim, cuanto Tonnies, Weber o Simmel (hasta llegar a Parsons, su corolario lógico-empírico), escriben una sociología que no es sino la filosofía social de la modernidad, tensionada entre la ruptura y la integración”13. Es así que, efectivamente, las categorías y el objeto mismo de estudio se han desplazado, movido Parsons en parte por la preocupación por la integración social14, no partiendo del individuo: “El tema de la estratificación social aparece ahora como un caso especial de la teoría del sistema social”15. La evaluación moral, las pautas valorativas compartidas, es la clave de la problemática de la estratificación, en tanto mecanismo de integración social de las sociedades: 13 Portantiero, J.C.. Idem. “El concepto de integración es fundamental en la teoría de la acción. Es un modo de relación de las unidades de un sistema en virtud del cual, por una parte, actúan éstas de modo tal que evitan colectivamente la desorganización del sistema y hacen posible el mantenimiento de su estabilidad y, por la otra, ‘cooperan’ en la promoción de su funcionamiento como unidad”. Parsons, Talcott (1967). “Un enfoque analítico de la teoría de la estratificación social”, en “Ensayos de teoría sociológica”: p. 64. Paidos. Buenos Aires 15 Atria., R.. Idem. 14 14 “Para los fines de esta exposición tiene fundamental importancia la evaluación diferencial, en sentido moral, de los individuos como unidades. La superioridad moral es el objeto de cierta actitud empíricamente específica de ‘respeto’, mientras que su antítesis es el objeto de una peculiar actitud de ‘desaprobación’ o, aún, en casos más extremos, de ‘indignación’ (...) por qué la estratificación es un fenómeno fundamental. En primer lugar, la evaluación moral constituye un aspecto decisivo de la acción en los sistemas sociales. Es un aspecto principal de un fenómeno más amplio: el de la ‘orientación normativa’, pues no todas las pautas normativas que resultan pertinentes a la acción son objeto de sentimientos morales. El segundo hecho fundamental es la importancia del individuo humano como unidad de sistemas sociales concretos”16. La complejidad de la estratificación, se explica por lo que Parsons denominó “complejo instrumental”17, compuesto por tres componentes: la estructura ocupacional dada por la división del trabajo resultando en una multiplicidad de ocupaciones; el sistema de intercambio, y el sistema de propiedad. Parsons, Talcott (1967). “Un enfoque analítico de la teoría de la estratificación social”, en “Ensayos de teoría sociológica”: p. 63. Paidos. Buenos Aires 17 Parsons, Talcott (1967). “Clases sociales y conflictos entre clases a la luz de la reciente teoría sociológica”, en “Ensayos de teoría sociológica”: p. 281. Paidos. Buenos Aires 16 15 Y para la “clasificación de las bases de valuación diferencial”, se consideran: 1) la participación como miembro en una unidad de parentesco, 2) las cualidades personales, 3) los logros, 4) las posesiones, 5) la autoridad, 6) el poder. Además de estos “seis elementos del status estratificatorio” que distinguen entre status adscriptivo y adquirido, resultan insuficientes para hablar de clase social según la definición de Parsons. Para poder hacerlo, hay que considerar otro elemento que es central, aunque es exógeno al complejo instrumental: “Para aproximarnos al concepto parsoniano de la clase social es preciso hacer dos operaciones. La primer operación reafirma el carácter instrumental de la estratificación social en la sociedad occidental. La estratificación en cuanto estructura social jerárquica se da en toda sociedad, puesto que es un rasgo inherente y esencial de ésta. El carácter instrumental es específico, en cambio, de la sociedad occidental. En palabras de Parsons, ‘el rasgo distintivo de esa estructura que llamamos ‘estratificación social’, es que ella ordena a los individuos en la jerarquía social, en términos generalizados, que no están referidos a ningún contexto específico’ (SC&CC p. 326). La segunda operación consiste en agregar la dimensión de la solidaridad a la estructura jerárquica. No hay clase sin solidaridad del grupo en Parsons. Lo propio de esta dimensión de solidaridad que constituye a la clase, es que ella no proviene de la posición que los individuos ocupan en la estructura de roles, sino que es ‘exógena’ a esa estructura. 16 La solidaridad proviene de otra estructura, también jerárquica pero que no es instrumental, y ésa es la estructura de parentesco”18. Las posiciones en el ranking que es la estratificación, los roles ocupacionales, gozan de mayores recompensas y prestigio de acuerdo a su importancia en la sociedad. Desde este conjunto general de definiciones, retoma Parsons su crítica al individualismo del utilitarismo. Pero sólo ha desplazado sus categorías de análisis, conservando en la base de su análisis al individuo como centro. Y la integración social que consigue el sistema de estratificación, se explica por la introyección en el individuo de las pautas morales: “Finalmente, existen numerosas pruebas de que las más importantes pautas morales no son algo que ‘aceptemos’ racionalmente. Han sido inculcadas desde la más temprana infancia y se encuentran profundamente ‘introyectadas’, con lo que forman parte de la estructura básica de la personalidad misma. Su violación no sólo implica el riesgo de sanciones externas, sino el de conflictos internos que a menudo alcanzan magnitud destructora. No es pues cuestión de que el comportamiento institucional se centre en el propio interés o no. En verdad, si puede decirse que cualquier individuo dado busca su propio interés en este sentido, se sigue que sólo puede lograrlo conformándose en cierto grado con la definición institucionalizada de la situación. Pero esto a su vez significa que debe orientarse en 18 Atria, R.. Idem. 17 alto grado según la escala de estratificación. De este modo, su motivación, casi con toda certeza, se centrará en amplia medida en la obtención de ‘distinción’ o reconocimiento por parte de sus semejantes. Esto se convierte en un símbolo muy importante, tanto para sí como para los demás, del éxito o carencia de éxito de sus esfuerzos por vivir de acuerdo con las experiencias propias y de los otros respecto de sus intentos de conformarse con las pautas de valor. Con particular referencia al interés propio, la distinción misma en este sentido puede convertirse, y a menudo se convierte, en una importante meta directa de la acción en los sistemas sociales. Así la estratificación es un foco central de la estructuración de la acción en los sistemas sociales”19. Puede concluirse entonces que sí, efectivamente, la teoría sociológica clásica, aún afirmándose a sí misma, al menos en parte, en la lucha teórica contra el individualismo del utilitarismo y el contractualismo, lo que hará será apenas desplazar sus objetos de estudio, construyendo un análisis de lo social más sofisticado y más rico, pero permaneciendo en su base el individuo como centro. Parsons, Talcott (1967). “Un enfoque analítico de la teoría de la estratificación social”, en “Ensayos de teoría sociológica”: p. 66. Paidos. Buenos Aires 19 18 En la sociología con base en la tradición en Marx, ha sido usual criticar la sociología de Parsons como conservadora, enfatizando en la crítica la problemática del cambio social. Es correcto, pero insuficiente. No basta con contraponer simplemente a la idea de integración social, la idea de revolución social –que es central en Marx, y en toda sociología que reclame su tradición. También en Marx y su análisis de clase se encuentra una explicación al problema del orden social. Se podría definir que la sociología con base en la tradición de Marx, toda sociología marxista, es una sociología de la explicación y la transformación desde el punto de vista de la revolución social. El análisis de clase en Marx y Engels es extremadamente complejo, a diferencia de lo que la gran mayoría de sus contendores pretenden, repartiendo aquí y allá calificaciones sobre “automatismos”, “esquematismos”, “mecanicismos”, algo que sus críticos más inteligentes, como Parsons, no han hecho20. “En 1948 se cumple el centenario del Manifiesto Comunista, la primera exposición teórica capital del marxismo, y se impone ubicar a Marx y Engels en una línea importante de desarrollo de la ciencia social, y no sólo como fundadores ideológicos del ‘socialismo científico’. Marx representó un primer paso fundamental más allá del punto alcanzado por los teóricos del utilitarismo (...) Marx no introdujo ninguna modificación fundamental en la teoría general del comportamiento social humano según los términos que esta escuela de pensamiento representaba. Sin embargo, a diferencia de los utilitaristas, vio y puso de relieve el hecho masivo de la estructuración de los intereses en lugar de tratarlos como distribuidos al azar. La estructura de las fuerzas productivas que Marx delineó para la sociedad capitalista es real y de fundamental importancia (...) La teoría del conflicto entre clases constituye una parte integral de esto, y es de gran interés para la sociología. Marx, sin embargo, tendió a tratar la estructura socioeconómica de la empresa capitalista como una única entidad indivisible antes que a fragmentarla analíticamente en un conjunto de variables distintas comprendidas en ella. Es esta fragmentación analítica, para el propósito que aquí nos guía, el rasgo distintivo del moderno análisis sociológico (...) A la vez que lleva a una modificación del punto de vista marxista del sistema mismo, permite el establecimiento de relaciones con otros aspectos del sistema social total, aspectos éstos que Marx percibió. Este cambio tiene como resultado una importante modificación de la perspectiva empírica de Marx en relación con el problema de las clases, como también en relación con otros contextos. No se pone ya estructuralmente de relieve primordialmente la orientación de las empresa capitalista respecto del beneficio y la teoría de la explotación, sino más bien la estructura de los roles ocupacionales dentro de la sociedad industrial (...) Sobre la base del enfoque sociológico moderno, puede decirse quizá que Marx consideró la empresa capitalista y, a partir de ella, generalizó un sistema social, incluyendo la estructura de clases y los para él inevitables conflictos implícitos en ella. A la inversa, el concepto del sistema social generalizado es la base del pensamiento sociológico moderno. Analizados dentro de este marco de referencia, tanto la empresa capitalista como la estratificación 20 19 Marx y Engels, en su análisis crítico y transformador del capitalismo, identifican dos clases sociales fundamentales (no únicas): la burguesía y el proletariado, definidas básicamente, y sintéticamente por sus rasgos constitutivos fundamentales: “Por burguesía se comprende a la clase de los capitalistas modernos, que son los propietarios de los medios de producción social y emplean trabajo asalariado. Por proletarios se comprende a la clase de los trabajadores asalariados modernos, que privados de medios de producción propios, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para poder existir”21. A su vez, por su carácter estable –como clase-: “Al lugar de los antiguos patronos y trabajadores pasaron grandes capitalistas y obreros, y estos últimos no tenían nunca la perspectiva de elevarse sobre su clase; los oficios fueron ejercidos como en las fábricas, la división del trabajo fue rigurosamente aplicada y los pequeños patrones, que no podían competir con los grandes, fueron empujados a la clase proletaria. Al mismo tiempo, con la supresión del artesanado, hasta entonces existente por la social se contemplan en el contexto del papel que desempeñan en tal sistema social”. Parsons, Talcott (1967). “Clases sociales y conflictos entre clases a la luz de la reciente teoría sociológica”, en “Ensayos de teoría sociológica”: p. 278/279. Paidos. Buenos Aires 21 Marx y Engels (1972). Manifiesto del Partido Comunista: p. 41. Editorial Austral. Santiago de Chile 20 diferenciación de la pequeña burguesía, le fue quitada al obrero toda posibilidad de volverse él mismo burgués. Hasta entonces había tenido siempre la perspectiva de asentarse en cualquier lugar como patrón estable y tomar, a su vez, con el tiempo, otros trabajadores; pero ahora, cuando los mismos patrones eran arrojados por los fabricantes, cuando para el ejercicio independiente de un trabajo eran necesarios grandes capitales, el proletariado llega a constituir, por primera vez, una verdadera clase, una clase fija de la población, mientras que antes había sido, a menudo, solamente un tránsito hacia la burguesía. El que ahora nacía trabajador, no tenía ninguna otra perspectiva que seguir siéndolo toda la vida. Por primera vez, el proletariado estuvo entonces en condición de moverse independientemente”22. Esta definición expresa que se trata de una relación social: “Un negro es un negro. Sólo en determinadas condiciones se convierte en esclavo. Una máquina de hilar algodón es una máquina para hilar algodón. Sólo en determinadas condiciones se convierte en capital. Arrancada a estas condiciones, no tiene nada Engels, F. (1974). “La situación de la clase obrera en Inglaterra”: p. 39. Ediciones Diáspora. Buenos Aires. 22 21 de capital, del mismo modo que el oro no es de por sí dinero, ni el azúcar el precio del azúcar”23. Más específicamente, se trata de una relación social de explotación, condición de existencia del capitalismo, y en cuanto tal, constituyente de la vida social en el capitalismo: “lo principal, a saber, la differentia specifica de la producción capitalista. Aquí, nadie compra la fuerza de trabajo para satisfacer con sus servicios o su producto las necesidades personales del comprador. No, la finalidad de este acto es explotar el capital, producir mercancías, que encierran más trabajo del que paga el que se las apropia y que por tanto contienen una parte de valor que al capitalista no le cuesta nada y que, sin embargo, puede realizarse mediante la venta de las mercancías. La producción de plusvalía, la obtención de lucro, tal es la ley absoluta de este sistema de producción”24. Esta condición de existencia del capitalismo, la relación social de explotación, es base a su vez de una de las instituciones fundamentales del sistema capitalista, la propiedad privada: “La propiedad privada fruto del propio trabajo y basada, por así decirlo, en la compenetración del obrero individual e independiente 23 24 Marx, C. (1975). “Trabajo asalariado y capital”: p. 36. Editorial Polémica. Buenos Aires Marx, C. (1973). “El capital, t.I”: p. 522. Fondo de Cultura Económica. Mexico 22 con sus condiciones de trabajo, es devorada por la propiedad privada capitalista, basada en la explotación del trabajo ajeno aunque formalmente libre”25. La explotación, apropiación de trabajo no retribuído, engendra la contradicción entre las dos clases sociales fundamentales: “El motivo propulsor y la finalidad determinante del proceso de producción capitalista son, ante todo, obtener la mayor valorización posible del capital, es decir, hacer que rinda la mayor plusvalía posible y que, por tanto, el capitalista pueda explotar con la mayor intensidad la fuerza de trabajo. Al crecer la masa de obreros empleados simultáneamente, crece su fuerza de resistencia, aumentando también, como es lógico, la presión del capital para vencerla. El papel directivo del capitalista no es solamente una función especial que se desprende de la naturaleza del proceso social del trabajo, como algo inherente a él; es también una función de explotación en el proceso social del trabajo, función determinada por el inevitable antagonismo entre el explotador y la materia prima de su explotación”26. 25 26 Marx, C. (1973). “El capital, t.I”: p. 648. Fondo de Cultura Económica. Mexico Marx, C. (1973). “El capital, t.I”: p. 267. Fondo de Cultura Económica. Mexico 23 Esta contradicción, no se expresa en forma continua, automática y mecánica. Bastaría mencionar que el marxismo es la teoría que más activamente ha buscado en forma conciente organizar en partido político para la toma del poder del Estado a una clase social, el proletariado, para dar cuenta de este hecho elemental. Está planteado en los escritos políticos e históricos de Marx y Engels. También está contenido en sus escritos más teóricos, “filosóficos”. Por ejemplo, en la compleja distinción entre clase en sí y clase para sí: “En principio, las condiciones económicas habían transformado la masa del país en trabajadores. La dominación del capital ha creado en esta masa una situación común, intereses comunes. Así, esta masa viene a ser ya una clase frente al capital, pero no todavía para sí misma. En la lucha, de la cual hemos señalado algunas fases, esta masa se reúne, constituyéndose en clase para sí misma. Los intereses que defienden llegan a ser intereses de clase. Pero la lucha de clase contra clase es una lucha política”27. ¿Qué se ha planteado hasta aquí? Que en la sociedad capitalista, se configura una relación social específica, la relación social de explotación, fundada materialmente en el trabajo, que no agota la explicación de todos los fenómenos sociales en el capitalismo, pero que sí es su base 27 constituyente, al ser su Marx, C. (1984). “Miseria de la Filosofía”: p. 173. Sarpe. España 24 condición de existencia, y determinando el sentido, los alcances y los límites de la vida social. De este modo, el análisis de clase aparece como una alternativa de explicación que no remite al individuo, sino que es al revés: “(...) los agentes principales de este sistema de producción, el capitalista y el obrero asalariado, no son como tales, más que encarnaciones, personificaciones del capital y el trabajo asalariado, determinados caracteres sociales que el proceso social de producción imprime a los individuos, producto de estas determinadas relaciones sociales de producción”28. Un punto central en el análisis de clase de Marx, y que nos conduce al problema del orden social, es el de los esfuerzos de perpetuar el sistema capitalista: Karl Marx (1973). El Capital, t. III: p. 812. Fondo de Cultura Económica. México. Esto no implica ignorar al individuo, o reducirlo. Por el contrario, la teoría marxista es por excelencia una preocupación por el sujeto. Pero planteado de otro modo. Veamos aquí un ejemplo: “Pero reitermos que si la constitución de la objetividad en el fetichismo no depende del dato previo de un sujeto, una conciencia o una razón, constituye en cambio sujetos que son parte de la objetividad misma, es decir, que se dan en la expriencia junto a las ‘cosas’, a las mercancías, y en relación con ellas. Esos sujetos no constituyentes sino constituídos son simplemente los ‘sujetos económicos’ o, más exactamente, todos los individuos que, en la sociedad burguesa, son en primer lugar sujetos económicos (vendedores y compradores, aunque sólo sea de su propia fuerza de trabajo, por lo tanto, propietarios y vendedores de sí mismos en cuanto fuerza de trabajo: una pasmosa ‘fantasmagoría’, dicho sea de paso, pero que también se convirtió en absolutamente ‘natural’). Así, pues, la inversión efectuada por Marx es completa: su constitución del mundo no es la obra de un sujeto, es una géneses de la subjetividad (una forma de subjetividad histórica) como parte (y contraparte) del mundo social de la objetividad”. Balibar, E. (2006). “La filosofia de Marx”: p. 76. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires. 28 25 “Los economistas tienen una singular manera de proceder. Para ellos sólo existen dos clases de instituciones: las del arte y las de la naturaleza. Las instituciones del feudalismo son instituciones artificiales, las de la burguesía son instituciones naturales (...) Al decir que las relaciones actuales –las relaciones de la producción burguesa- son naturales, los economistas dan a entender que éstas constituyen las relaciones mediante las cuales se crea la riqueza y se desarrollan las fuerzas productivas conforme a las leyes de la naturaleza (...) Son leyes eternas que deben regir siempre la sociedad”29. Esta creencia de los economistas, los intelectuales, nace de una genuina experimentación de la vida social, por llamarlo así. Pero lo importante es que es lo que experimentan millones de seres humanos a la vez, las clases sociales en su diario existir. Nace del proceso de producción capitalista mismo, la base material, invisible, sobre la que se erige el edificio de instituciones que organizan la vida, y la preservan, en la sociedad capitalista. Lo que Marx denominó el “fetichismo de la mercancía”, base material de la naturalización de lo social: “En realidad, el carácter de valor de los productos del trabajo sólo se consolida al funcionar como magnitudes de valor. Estas cambian constantemente, sin que en ello intervengan la voluntad, el conocimiento previo, ni los actos de las personas entre quienes se realiza el cambio. Su propio movimiento social cobra a sus ojos 29 Marx, C. (1984). “Miseria de la Filosofía”: p. 129. Sarpe. España 26 la forma de un movimiento de cosas bajo cuyo control están, en vez de ser ellos quienes las controlan. Y hace falta que la producción de mercancías se desarrolle en toda su integridad, para que de la propia experiencia nazca la conciencia científica de que los trabajos privados que se realizan independientemente los unos de los otros, aunque guarden entre sí y en todos sus aspectos una relación de mutua interdependencia, como eslabones elementales que son de la división social del trabajo, pueden reducirse constantemente a su grado de proporción social, porque en las proporciones fortuitas y sin cesar oscilantes de cambio de sus productos se impone siempre como ley natural reguladora del tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción, al modo como se impone la ley de gravedad cuando se le cae a uno la casa encima”30. De este modo, se constituye materialmente la perpetuación del orden capitalista, el orden social, la integración social31. Conteniendo a su vez, como quedó dicho, las semillas de su crisis, al engendrar al mismo tiempo la contradicción. Karl Marx (1973). El Capital, t. I: p. 40. Fondo de Cultura Económica. México. Esta definición de naturalización de lo social, es diferente a la de otras tradiciones dentro del mismo marxismo, como la economicista de Kaustky, que eliminaba la centralidad constituyente de la relación social de explotación y la contradicción entre las clases sociales fundamentales que engendra. Es también diferente de la noción de naturalización de lo social de sociólogos como Norbert Lechner, que se presenta como un resultado del desplazamiento del sujeto como tal: “El primer conflicto consiste en la confrontación con la naturalización de lo social. O sea, el fenómeno que congela la convivencia en un ‘sistema’ inamovible y distante. Luchar contra la objetivación de 30 31 27 De este modo, una sociología en la tradición de Marx, puede explicar las bases constituyentes del orden social, de la integración social, no simplemente oponiéndole a la preocupación por la integración social de, en este caso Parsons, la categoría de revolución social, sino presentando una explicación alternativa, con base en un análisis de clase, no remitiendo al individuo, y así, además, dando cuenta que: “el tema de las nuevas masas urbanas y de su movilización resulta teóricamente omnipresente desde finales del s. XIX hasta llegar, rápidamente, a transformarse en el signo identificatorio de la nueva sociedad”32. Mientras que el análisis de clase en Marx –desde el punto de vista que aquí se está tratando- no sólo busca explicar la vida social –el orden social y el cambio social-, sino también transformarlo, el estructural- funcionalismo de Parsons, busca asegurar la integración social y la estabilidad. las relaciones interpersonales en un sistema abstracto y auto-regulado. La sacralización del la ‘lógica del sistema’ expulsa la subjetividad social (...) A la naturalización se opone individual y colectivo, que gobierna su futuro. El desafío político radica en recomponer –como experiencia práctica y como imagen ideal- a un nosotros ciudadano con capacidades de modelar el rumbo del país y de su vida. En esta lucha por ‘ser sujeto’ revive el mito de la soberanía popular que está en el origen de la democracia (...) La naturalización de lo social se combate re-introduciendo la subjetividad en la vida social” (N. Lechner. ¿Cómo reconstruimos un nosotros?, en “Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política (2002). LOM. Santiago). A partir de estas bases, y con asiento en la tradición de Marx, aunque aún remitiendo al individuo, se desarrolla un muy interesante “estudio sobre la evolución de los modos en que diversas fracciones de trabajadores en Argentina, en el transcurso de la década de los ’90, conciben –estos es, se representan y explicanel orden social del que dependen las chances de reproducción de sus propias condiciones de vida” (Muleras E. (2007). “Sacralización y desencantamiento. Las formas primarias del conocimiento del orden social”: p. 13. Miño y Dávila Editores) 32 Portantiero, J.C.. Idem. 28 La teoría social en la tradición de Marx, permite, como aquí se intenta plantear, explicar no tan sólo el problema del cambio social, sino también desde su misma perspectiva, del orden social en el capitalismo, por lo que puede postularse como una teoría social alternativa que sí resuelva el problema al que la sociología clásica intentó responder. Lo que aquí se quiere plantear es que el análisis del fetichismo de la mercancía, conforma el modelo de todo el orden social en la sociedad capitalista, que es constituyente del orden social. La teoría del fetichismo en Marx es el “modo de sujeción o de constitución del ‘mundo’ de sujetos y objetos inherente a la organización dela sociedad como mercado y a su dominación por potencias mercantiles”33. La crisis social, que cuestione el orden capitalista mismo, es parte de su historia. La dificultad de Parsons para explicarlo, abriría una brecha hacia su crisis: “Si las preocupaciones de la teoría de Parsons están asociadas con la estabilidad social y no con el conflicto, hay que juzgarlas conservadoras y anti-igualitaristas. Dar un margen para el análisis sistemático del cambio y el conflicto no es necesariamente democrático ni liberal, pero negar la posibilidad misma de dicho análisis implica una postura antidemocrática (...) Su teoría multidimensional parece indicar que la sociología, y las demás ciencias sociales, deben estudiar el inter-juego de normas y condiciones. En tal caso, ¿cómo puede Parsons, en la conclusión de su ‘Estructura...’ hacer la siguiente afirmación?: ‘La sociología puede... ser definida como la ciencia que intenta elaborar una teoría analítica de los sistemas de acción social en la medida en 33 Balibar, E. (2006). “La filosofía de Marx”: p. 87. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires. 29 que estos sistemas se pueden entender en términos de la propiedad de integración de valores comunes’. ¿Por qué limitar la sociología al estudio de la integración de valores comunes? El impulso del modelo multidimensional de Parsons parece oponerse a esta especialización restrictiva. Una vez más, tenemos que reconocer en la obra de Parsons una vena estrecha e idealista. He aquí la paradoja del primer gran libro de Parsons. Por una parte, trasciende la teoría individualista produciendo un brillante esquema analítico con el potencial para integrar tradiciones diversas y poner fin a las luchas intelectuales sectarias. Pero junto a este modelo sintético hallamos una actitud más idealista y unilateral, un modelo que implica una fuga respecto de las condiciones reales de la sociedad moderna más que un serio intento de encararlas”34. El conflicto social, no estaba completamente ausente del pensamiento de Parsons. Y su tratamiento, apuntaba contra el análisis de clase de Marx. Reafirmando la referencia al individuo. Aquí, la sociología clásica muestra su fracaso en dar una respuesta alternativa a la del individualismo del utilitarismo y el contractualismo, junto con esta “fuga de las condiciones reales de la sociedad moderna”. Conflicto social / revolución social Los otros pares de conceptos que permiten establecer un contrapunto entre la perspectiva de la estratificación social y el análisis de clase, aquí centrados en las figuras de Parsons y Marx, se pueden anudar en este último punto que se desarrollará: diversificación / homogeneidad-heterogeneidad; especificacióndiferenciación funcional / totalidad; movilidad / estabilidad; orden jerárquico / explotación. Alexander, J. (2000). “Las teorías sociológicas desde la Segunda Guerra Mundial”: p. 34. Gedisa. España 34 30 El conflicto social no está ausente del pensamiento de Parsons. Pero la clave de su explicación, está en la referencia al individuo como base de su teoría sociológica. Refiriéndose a los tres componentes del complejo instrumental, señala que: “A un nivel de diferenciación estructural de un sistema social, el sistema ocupacional parece ser el menos variable de los tres, y por tanto, en cierto sentido, estructuralmente el más importante (...) un sistema de roles ocupacionales altamente desarrollado en los que dominan consideraciones funcionales, tenderá a poseer ciertos rasgos relativamente constantes. Quizá el más importante de entre éstos, visto en una perspectiva comparativa, es su carácter intrínsecamente ‘individualista’. Esto es, el status del individuo debe determinarse sobre una base que le es esencialmente peculiar, en especial, sus propias cualidades personales, su competencia técnica, y sus propias decisiones acerca de su carrera ocupacional, respecto de la cual no se identifica con ningún grupo solidario”35. Es desde aquí que plantea el problema del conflicto social, al que propone tratar como un análisis de los conflictos latentes: Parsons, Talcott (1967). “Clases sociales y conflictos entre clases a la luz de la reciente teoría sociológica”, en “Ensayos de teoría sociológica”: p. 281. Paidos. Buenos Aires 35 31 “El precedente análisis sociológico de la estratificación social se basa sobre todo en la perspectiva general según la cual la estratificación es en un grado importante una estructura integrante del sistema social. La ordenación de las relaciones en este contexto es necesaria para la estabilidad, precisamente a causa de la importancia de los conflictos potenciales, aunque a menudo latentes. Por lo tanto, el problema del conflicto entre clases puede considerarse en términos de un análisis de estos conflictos latentes y de los modos en los cuales la integración institucional del sistema logra o no logra desarrollar mecanismos de control adecuados”36. Estos conflictos latentes son enumerados por Parsons: 1) ganadores y perdedores; 2) oposición de sentimientos entre quienes ejercen la autoridad y los que se someten a ella; 3) explotación de los más débiles por los poderosos; 4) hiato entre culturas diferentes entre los que se encuentran estructuralmente ubicados en puntos diferentes de una estructura social diferenciada; 5) la importante diferenciación del tipo de familia; 6) la imposibilidad de la absoluta igualdad de oportunidades; 7) problemas nacionales; 8) problemas étnicos. Parsons, Talcott (1967). “Clases sociales y conflictos entre clases a la luz de la reciente teoría sociológica”, en “Ensayos de teoría sociológica”: p. 283. Paidos. Buenos Aires 36 32 Es de este modo que señala que la amplia variabilidad de conflictos latentes posibles invalida la afirmación marxista de la posibilidad de conflicto social de clases que cuestione el orden social capitalista, la revolución social: “hay una variedad de fuentes potenciales de conflictos entre clases que se centran en torno a la estructura del proceso de producción. Las que fueron incluidas en el planteo marxista no están tan monolíticamente integradas en el proceso de explotación capitalista como lo pensó Marx, sino que son mucho más específicas y, en cierto grado, independientemente variables. Algunas de ellas, como la relación con la solidaridad familiar, se encuentran fuera de las relaciones de producción que tanto subrayara Marx”37. Y así que puede concluir que hay que desvincular el problema del conflicto social de sus bases estructurales: “De este modo, el conflicto entre clases y sus bases estructurales se ve en una perspectiva algo diferente. El conflicto no tiene la misma especie de inevitabilidad, sino que se lo hace remontar a las interrelaciones de una serie de factores más particulares cuya combinación puede variar. La determinación del grado de Parsons, Talcott (1967). “Clases sociales y conflictos entre clases a la luz de la reciente teoría sociológica”, en “Ensayos de teoría sociológica”: p. 288. Paidos. Buenos Aires 37 33 gravedad del conflicto se convierte en un problema de investigación empírica”38. La diversificación, la especificación, la diferenciación funcional en un sistema cada vez más complejo, renace en estos días con el mismo fin: “basta recordar las consideraciones sobre la disminución de la clase obrera tradicional, la terciarización de la economía o los cambios en las formas de inserción laboral, para tener algunos elementos que explican la creciente heterogeneidad estructural y las dificultades existentes para generalizar intereses y para organizarlos en términos de acción. En tales condiciones, en sociología se tiene conciencia de que no resulta fácil seguir aplicando el antiguo esquema de enfrentamiento de clases entre burguesía y proletariado industrial”39. El análisis de clase, con la relación social de explotación, fundada materialmente en el trabajo, permite encontrar –precisamente allí- la homogeneidad subyacente a la heterogeneidad reinante en la clase trabajadora. Y desde aquí elaborar categorías teóricas que permitan estudiar los problemas de la modernidad y el desarrollo, hacerse la pregunta sobre en qué sociedad queremos vivir. El paso de la clase en sí a clase para sí –el momento político y de su constitución en partido permitiéndose proponer un “proyecto país” propio-. La noción de hegemonía tan fundamental en el marxismo, pero en la vida social y Parsons, Talcott (1967). “Clases sociales y conflictos entre clases a la luz de la reciente teoría sociológica”, en “Ensayos de teoría sociológica”: p. 279. Paidos. Buenos Aires 39 Baño, R. Idem.: p. 12 38 34 política en general. Así, se contrapone la categoría de totalidad, a partir de la categoría constituyente de relación social de explotación. El análisis de clase permite repensar la senda de las alianzas de clases constituidas en el curso del desarrollo de América Latina (por ejemplo, es el problema tratado por Cardoso y Faletto40, periodizando este curso de desarrollo en 4 períodos: de expansión hacia fuera, el momento de transición, la fase de consolidación del mercado interno, la de internacionalización del mercado), donde la contradicción de clases, las clases antagónicas, o sectores de ellas, se constituían en aliadas. La noción de hegemonía, con base en un análisis de clase en la tradición de Marx, por el contrario, plantea la alianza entre clases no antagónicas41. Desde este punto de vista, otro aspecto fundamental que debe estudiar un análisis de clase en la tradición de Marx es el de los sectores estratégicos de la clase trabajadora para la articulación de esta hegemonía. De esta manera, se puede replantear el estudio de las alianzas de clase necesarias para intervenir en las tareas de la modernización y el desarrollo, la pregunta por qué tipo de sociedad queremos vivir, ante la crisis del Consenso de Washington. En este contrapunto entre la perspectiva de la estratificación social y el análisis de clase, entre Parsons y Marx, entre la sociología clásica que continuó remitiéndose al individuo en la base de sus nuevas categorías, y objetos de estudio y el análisis con centro en las clases y la relación social de explotación, fundada materialmente Cardos F.H., Faletto E. (1992). “Dependencia y desarrollo en América Latina”. Siglo XXI Editores. México. 41 Anderson, P. (1977). “Las antinomias de Antonio Gramsci”. 40 35 en el trabajo, una teoría social, una sociología en la tradición de Marx, puede volver a afirmar su potencia explicativa para producir ciencia social, y transformadora, en la medida que se disponga a profundizar en este contrapunto, ofreciendo una alternativa teórica a los grandes aportes a la teoría social de la sociología clásica, y también contemporánea. 36