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Diabetes A Introducción La diabetes mellitus (DBT) es una entidad muy frecuente en la práctica ambulatoria cuya prevalencia alcanza el 5 al 10% de la población adulta de la Argentina. La mayoría de los pacientes diabéticos presentan la forma más común de la enfermedad, conocida como “DBT tipo 2” (previamente llamada “no insulino dependiente”). La DBT tipo 1 (previamente llamada “insulino dependiente”) es una entidad menos frecuente y mucho más grave que, por lo general, comienza en la infancia. El principal problema de la DBT tipo 2 es que en la mayoría de los casos cursa en forma silente y asintomática hasta que se manifiesta mediante la enfermedad vascular, lo que determina que la DBT tenga una elevada tasa de morbimortalidad a mediano y largo plazo. Por lo tanto, una de las principales tareas de los profesionales que trabajan con diabéticos es educar a los pacientes para que comprendan la importancia de lograr un control adecuado de la enfermedad. En ese sentido, la educación del diabético se convirtió en una de las más importantes herramientas terapéuticas de la enfermedad y logró comenzar a reducir en forma significativa la mortalidad de los diabéticos. El profesional de enfermería y el equipo de salud ocupan un lugar muy importante en el manejo de la mayoría de los pacientes diabéticos, pudiendo educar y brindar las herramientas para el autocuidado, con el objeto de disminuir la morbimortalidad a mediano y largo plazo de la enfermedad. B Objetivos 1] Reconocer los diferentes tipos de diabetes mellitus y sus características. 2] Reseñar los factores de riesgo relacionados con esta patología. 3] Detallar las complicaciones agudas y a largo plazo de los pacientes con diabetes. 4] Enumerar los criterios diagnósticos. 5] Describir los pilares del tratamiento no farmacológico. 6] Puntualizar el mecanismo de acción de los hipoglucemiantes orales. 7] Especificar recomendaciones dietéticas necesarias para el control de esta enfermedad. 8] Conocer los distintos tipos de insulina, acción, duración y zonas de aplicación. 9] Identificar signos y síntomas de la hipoglucemia. 10] Diseñar cuidados de Enfermería para personas con diabetes mellitus.PROFAM ENFERMERÍA : : 2 C Contenidos 1] Definición, clasificación y diagnóstico. 2] Complicaciones de la DBT. 3] Valoración de un paciente diabético. Definición, clasificación y diagnóstico La Diabetes (DBT) es un trastorno metabólico de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas, caracterizado por la presencia de hiperglucemia debida a defectos en la secreción y/o la acción de la insulina. La complicación aguda más temida de la hiperglucemia no controlada es la cetoacidosis diabética y el coma hiperosmolar no cetósico. La mayoría de los pacientes diabéticos no desarrollan los síntomas mencionados sino que permanecen asintomáticos durante largos años. Sin embargo, la enfermedad ocasiona, en la mayoría de los casos, un daño muy importante a mediano y largo plazo, cuya manifestación clínica es la disfunción y falla de varios órganos, especialmente los ojos, los riñones, los nervios periféricos, el corazón y los vasos sanguíneos. La cronicidad de valores elevados de glucemia produce complicaciones vasculares y neurológicas que contribuyen a que esta enfermedad sea una de las principales causas de invalidez y mortalidad. Las manifestaciones a largo plazo de la DBT incluyen: arteriosclerosis (con riesgo de accidentes cerebrovasculares, enfermedad coronaria y enfermedad arterial periférica), retinopatía (con potencial riesgo de pérdida de la visión), nefropatía (con posibilidad de insuficiencia renal crónica), neuropatía periférica (con riesgo de úlceras de los pies y amputaciones), neuropatía autonómica (puede causar disfunción sexual eréctil, síntomas cardiovasculares, urinarios y gastrointestinales). La DBT es una enfermedad que produce manifestaciones muy graves a largo plazo. Prevalencia La DBT tipo 2 (ver más abajo) constituye un problema mundial de salud altamente significativo y su prevalencia se encuentra en aumento. En 1994, aproximadamente 100 millones de personas en el mundo la presentaban; actualmente 150 millones de personas la padecen y se estima que en el año 2025 llegará a 300 millones. Las causas por las cuales se cree que se produjo este aumento incluyen el crecimiento y envejecimiento de la población, la tendencia a ingerir alimentos ricos en calorías y el sedentarismo. Cerca de 50% de los casos no han sido diagnosticados y, por lo tanto, se encuentran sin tratamiento. La prevalencia en la Argentina es del 6 al 10%, siendo mayor entre los 60 y 70 años. La tasa de mortalidad por DBT es de 25 a 30 por cada 100.000 habitantes. Esta elevada tasa se debe, principalmente, a las manifestaciones a largo plazo de la DBT: la enfermedad cardiovascular y renal. En ese sentido, es importante destacar que en relación con la población no DBT, los pacientes DBT tienen cinco veces más riesgo de morir por una enfermedad 1 :: :: :PROFAM ENFERMERÍA : : 3 cardiovascular, dos veces más riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio (IAM), treinta veces más riesgo de desarrollar vasculopatía periférica y dos a seis veces más riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) o tener enfermedad coronaria. La prevalencia de DBT en la Argentina es del 5 al 10%, siendo mayor entre los 60 y 70 años. La Argentina es uno de los países de Latinoamérica con mayor prevalencia de DBT. El 90% de los DBT son de tipo 2. La DBT ocasiona una elevada morbimortalidad, en especial relacionada con las enfermedades cardiovasculares (macroangiopatía), la retino y nefropatía (microangiopatía) y la neuropatía. Clasificación Básicamente, se distinguen cuatro tipos de DBT: 1) DBT tipo 1; 2) DBT tipo 2; 3) DBT gestacional y 4) Otros tipos de DBT. DBT tipo 1 Conocida anteriormente como DBT insulino dependiente. Se caracteriza por un déficit marcado en la secreción de insulina requiriendo necesariamente insulina exógena para evitar la cetosis y normalizar y mantener el estado metabólico. Aparentemente, el sistema inmunitario ataca y destruye las células beta de los islotes pancreáticos provocando una reducción del a insulina (en el 85-90% de los pacientes pueden encontrarse autoanticuerpos anti células beta y antiinsulina). Esta entidad se asocia con niveles bajos o ausentes de insulina endógena y, por lo tanto, valores de péptido C menores a 0.3 mmol/L (el péptido C forma parte de la molécula de insulina y es secretado por el páncreas en cantidades equivalentes a la insulina, pero tiene una vida media más larga, lo que hace que sea más útil para el diagnóstico de la DBT tipo 1 que el dosaje de insulina). Las manifestaciones clínicas aparecen cuando se ha perdido el 90% de ellas. Representa cerca del 10% de todos los casos de DBT y, habitualmente, comienza en la juventud o en la infancia aunque puede aparecer a cualquier edad. Su presentación clínica típica es la aparición súbita de síntomas en personas jóvenes (menos de 40 años). Los síntomas pueden ser pérdida de peso, poliuria, polidipsia, polifagia, hallándose cuerpos cetónicos en orina y glucosuria. La DBT tipo 1 suele comenzar en la infancia o en la juventud (menores de 40 años) y suele manifestarse con síntomas típicos de hiperglucemia (poliuria, pérdida de peso), glucosuria y cetosis. Se caracteriza por la destrucción de las células secretoras de insulina (células beta). DBT tipo 2 Denominada antiguamente como no insulino dependiente. Constituye la forma más prevalente de DBT y representa a casi el 90% de los pacientes con DBT. Se trata de una deficiencia en la secreción de insulina o a la resistencia a la acción de la misma. Entre un 60 a 90% de los pacientes son obesos. Conservan hasta el 50% de la masa normal de las células beta. Suele comenzar después de los 40 años, aparece en forma gradual y se desarrolla lentamente. Los pacientes DBT tipo 2 por lo general responden en forma adecuada al tratamiento con educación, dieta y medicación oral y la mayoría de ellos no requieren insulina para mantener el estado metabólico y nutricional. :: :: : : :PROFAM ENFERMERÍA : : 4 La DBT tipo 2 es el tipo más frecuente de DBT en la práctica ambulatoria. Suele presentarse en pacientes mayores de 40 años y suele asociarse con la obesidad. La mayoría de los DBT tipo 2 están asintomáticos en el momento del diagnóstico. DBT Gestacional Se define como la alteración de la tolerancia a los hidratos de carbono de gravedad variable, iniciada o reconocida por primera vez durante el embarazo. Del 4 al 6% de las embarazadas la padecen. Se presenta más frecuentemente en mujeres mayores de 25 años, con antecedentes de partos de niños de más de 4.100 kilos, obesas y en aquellas con antecedentes familiares de DBT o personales de tolerancia a la glucosa disminuida. Se consideran factores de riesgo de la diabetes gestacional: edad de 25 años o más, obesidad, antecedentes familiares de diabetes en primer grado, intolerancia a la glucosa y antecedentes obstétricos adversos. La DBT gestacional se asocia con un aumento de la morbilidad perinatal (polihidramnios, preeclampsia, cesárea, macrosomia fetal, trauma perinatal y trastornos metabólicos del recién nacido como hiperbilirrubinemia, policitemia, hipoglucemia, anomalías congénitas, etc.). La DBT gestacional es una forma de DBT que se caracteriza por la elevación de la glucemia durante el embarazo. La DBT gestacional puede detectarse solo en el embarazo y luego del parto la paciente vuelve a valores normales de glucemia pero, por lo general, estas mujeres tienen mayor riesgo de desarrollar DBT futura. Otros Existen otros casos específicos de DBT dentro de los cuales se incluye a: la DBT inducida por fármacos o drogas (diuréticos, glucocorticoides y/o anovulatorios); DBT secundaria a otras patologías (pancreopatías, endocrinopatías y enfermedades infecciosas); y DBT causada por síndromes genéticos como el síndrome de Down, etc. Fisiopatología La insulina es secretada por el páncreas. Dentro de sus múltiples acciones metabólicas, es la encargada de mantener niveles normales de glucosa en sangre mediante la inhibición de la formación de glucosa por parte del hígado y el estímulo de la captación y la utilización de la glucosa por los tejidos periféricos en especial en el músculo esquelético. Las alteraciones en la acción de la insulina sobre estos tejidos (hígado músculo esquelético – tejido adiposo) o en la secreción de la insulina por parte de las células beta llevan en primer lugar a hiperglucemia post prandial y luego, en una fase más avanzada, a la hiperglucemia en ayunas. En los diabéticos tipo 2, existe un mecanismo particular que es la resistencia a la insulina. En esta, existe una disminución en la acción de la insulina (y no de la insulinemia) aumentando la producción hepática de glucosa y disminuyendo la captación de glucosa por parte de los tejidos periféricos (músculo esquelético y tejido adiposo). La resistencia a la insulina empeora a medida que aumenta el peso corporal. Un incremento del peso por encima del 20% del peso corporal ideal, o un índice de masa corporal mayor a 27 kg/m2. Al tener valores crónicamente elevados de glucosa en plasma, el páncreas libera más insulina denominándose hiperinsulinemia. En muchos casos precede a la aparición de la DBT por un período de cinco a diez años durante el cual los pacientes presentan obesidad a predominio central, hiperinsulinemia, dislipemia, hipertensión arterial con un incremento del riesgo aterogénico. :: :: : : :PROFAM ENFERMERÍA : : 5 La resistencia a la insulina es el principal mecanismo de fisiopatología en los diabéticos tipo 2. Diagnóstico de la DBT Los criterios diagnósticos de DBT fueron determinados por un comité de expertos. Se detallan a continuación, destacando que la DBT puede diagnosticarse de tres maneras distintas, cualquiera de ellas debe ser confirmada en un día diferente por cualquiera de los tres métodos, a menos que la hiperglucemia sea inequívoca y esté acompañada de descompensación metabólica. Criterios para el diagnóstico de DBT en los adultos, excluyendo las embarazadas (DBT gestacional) La presencia de cualquiera de estos criterios basta para hacer el diagnóstico de DBT*: 1- Presencia de síntomas clínicos como poliuria, polidipsia e inexplicada pérdida de peso, acompañados de una glucemia mayor o igual a 200 mg/dl** (11.1 mmol/L). En este caso, no se requiere que la glucemia sea en ayunas. 2- Glucemia en ayunas (GA) mayor o igual a 126 mg/dl (7 mmol/L). “En ayunas” se refiere a 8 horas luego de la última ingesta de alimentos. 3- Glucemia mayor o igual a 200 mg/dl luego de 2 horas de una carga oral con 75 gramos de glucosa disuelta en agua (PTOG 75 g 2 horas). * En dos muestras realizadas en días diferentes. *mg/dl (miligramos/decilitros) es lo mismo que mg% (miligramos por ciento). En adelante, ambas unidades serán utilizadas indistintamente y significan lo mismo. Existen dos categorías de sujetos que no cumplen los criterios diagnósticos de DBT, pero cuyos valores tampoco deben ser considerados normales: a) GA ≥ a 100 mg/dl (6.07 mmol/L) pero menor a 126 mg/dl (7 mmol/L): se le asignó el nombre de “glucemia en ayunas alterada” (GAA). b) Glucemia luego de 2 horas de una carga oral de 75 gramos de glucosa (PTOG 75 g 2 horas) mayor o igual 140 mg/dl (7.73 mmol/L) pero menor a 200 mg/dl (11.1 mmol/L): se le asignó el nombre de “tolerancia a la glucosa disminuida” (TGD). Se considera que un valor de glucemia es normal cuando es menor a 100 mg/dl. Un valor entre 100 y 126 mg/dl es denominado “glucemia en ayunas alterada” y un valor mayor a 126 mg/dl se considera como diagnóstico provisional de DBT (recordar que para confirmarlo hay que repetir el dosaje). De la misma manera, se considera normal un valor de glucemia a las 2 horas de haber tomado 75 g de glucosa (PTOG 75 g 2 horas) menor a 140 mg/dl. Un valor entre 140 y 200 mg/dl es denominado “tolerancia a la glucosa disminuida” y un valor mayor a 200 mg/dl se considera como diagnóstico provisional de DBT (recordar que para confirmarlo hay que repetir el dosaje). : :: :: ::PROFAM ENFERMERÍA : : 6 Factores de riesgo para el desarrollo de DBT Antecedentes familiares La DBT es una entidad con un importante componente heredofamiliar. Un tercio de los DBT refiere que el padre, la madre o ambos son DBT. Si un individuo tiene ambos padres DBT su riesgo de desarrollar DBT es el doble que el de otro con padres sin la enfermedad. El riesgo de desarrollar DBT tipo 2 antes de los 65 años en un individuo con algún pariente de primer grado con DBT es del 5 al 10%. En los DBT tipo 2 es más habitual que la agregación familiar se dé en pacientes obesos y con hipersecreción de insulina endógena (resistencia a la insulina). Glucemia en ayunas alterada y tolerancia a la glucosa disminuida Ambas entidades representan un mayor riesgo de desarrollar DBT futura. Sin embargo, no todos estos pacientes evolucionan hacia la enfermedad y algunos pueden normalizar la glucemia y la PTOG, o quedar con GA alterada o tolerancia a la glucosa disminuida por largos años. La tasa de progresión a la DBT de los pacientes con GA alterada es de 36 a 87 por cada 1000 personas por año. De cada 100 personas con TGD, a los 10 años 50 permanecerán intolerantes, 45 desarrollarán DBT (a razón de 4.5 por año) y 5 normalizarán la prueba. Obesidad La obesidad es el factor de riesgo predictivo de DBT tipo 2 más importante. La relación aumenta con el tiempo de evolución de la obesidad y la localización central de la misma. Aproximadamente dos tercios de los individuos a quienes se les diagnostica DBT tipo 2 son obesos. Hay evidencias que indican que en los individuos obesos la reducción de peso previene el desarrollo de DBT tipo 2. La obesidad es el factor de riesgo modificable más importante para el desarrollo de DBT. Los antecedentes heredofamiliares son muy importantes para discriminar a los individuos con riesgo, pero no los podemos modificar. La GA alterada, la tolerancia a la glucosa disminuida y el antecedente de DBT gestacional son parámetros que denotan un mayor riesgo de desarrollar DBT futura. Cuánto mayor cantidad de factores de riesgo tenga un individuo mayor será su probabilidad de desarrollar la enfermedad. Las herramientas con la que se cuenta para prevenir el desarrollo de DBT en los individuos con mayor riesgo es la recomendación de mantener un peso adecuado y la de realizar actividad física constante. Pruebas diagnósticas Glucosa plasmática en ayunas: recomendada en adultos y niños, pero nunca se puede evaluar el control crónico de la glucemia con un valor aislado. Hemoglobina glicosilada: es muy importante en el control a largo plazo de la glucosa. Es una proteína que se une a la glucosa sérica. La glucosilación de la hemoglobina tiene lugar a lo largo de toda la vida del eritrocito que es de 60 a 120 días. El valor de este test refleja la glucemia promedio de 2 a 4 meses previos. Fructosamina sérica: es también una proteína que tiene la propiedad de unirse a la glucosa, pero con menor vida media (de 2 a 6 semanas). Por esta situación controla glucemias a corto plazo. :: : :PROFAM ENFERMERÍA : : 7 : Cetonuria: es la única forma de objetivar acidósis-cetosis. Se utilizan tiras reactivas durante períodos de enfermedad o hiperglucemias prolongadas. Glucosuria: este test se utiliza sólo en pacientes con tratamiento alimentario. Es importante que la orina sea recién emitida. Se usan tiras reactivas, que son económicas. Los métodos de diagnóstico y seguimiento son complementarios entre sí; debe aprovecharse la utilidad de cada uno de ellos. Prueba de tolerancia oral a la glucemia: el test consiste en dar una carga alta de glucosa al paciente y ver cómo logra “manejarla”. La PTOG 100 es una prueba de tolerancia oral que utiliza 100 g de glucosa luego de 8 a 14 horas de ayuno y en la que se dosa la glucemia basal, a la hora, a las dos horas y a las tres horas de la carga. Esta prueba se considera diagnóstica de DBT si 2 o más valores son: glucemia basal ≥ 95 mg%; a la hora ≥ a 180 mg%, a las 2 hs ≥ a 155 mg% y a las 3 hs ≥ a 140 mg%. La PTOG 75 g 2 horas también es tan útil como la otra (aunque es ligeramente menos sensible) y en muchos centros de atención y algunos países ya se utiliza de rutina en vez de la PTOG 100 g. Automonitoreo: consiste en un sistema de registro de los niveles de glucemia en sangre y orina realizado por el propio paciente mediante el uso de tirillas reactivas. La sangre se obtiene mediante un pinchazo en el dedo con una lanceta descartable (es ligeramente doloroso) y la orina debe ser recién emitida. Se considera que el sistema es de buena calidad cuando el resultado de las tirillas tiene una variación de hasta el 20% con respecto a las medidas reales de glucosa en el 90% de las lecturas. El automonitoreo es una de las herramientas de educación y autocontrol de los pacientes con diabetes más importantes ya que les permite conocer el estado de control de su DBT y poder ajustar o modificar el tratamiento según necesidad. Complicaciones de la DBT Agudas Cetoacidosis diabética Constituye una emergencia en una persona con diabetes. Es causada por falta de insulina o una cantidad inadecuada de la misma. Produce deshidratación y marcada pérdida de electrolitos. La hiperglucemia origina poliuria y polidipsia (mucha sed), visión borrosa, debilidad y cefalea. También aparecen síntomas gastrointestinales como anorexia, náuseas, vómitos y dolor abdominal; olor a acetona de la respiración, hiperventilación con respiraciones profundas (Kuss maul). Los valores de glucemia pueden llegar hasta los 800 mg% y presentan característicamente cetonemia positiva (secundaria al ciclo anómalo de degradación de la glucemia). Las causas principales de la cetoacidosis DBT son: a) Olvido o disminución de la dosis de insulina; b) Infección o enfermedad (por ejemplo, infarto agudo de miocardio) y c) Manifestación inicial de una DBT sin diagnosticar y sin tratamiento. Es un cuadro grave, aun fatal, de manejo de guardia y posteriormente en la internación. El tratamiento apunta a la corrección de los tres problemas principales: deshidratación, pérdida de electrolitos y acidosis. Es fundamental la rehidratación para mejorar la función renal y cardiaca. Los pacientes necesitan más de 6 a 10 : :: :: :PROFAM ENFERMERÍA : : 8 litros de soluciones endovenosas. Se debe corregir la pérdida de potasio (agregando K+ a las soluciones) y la hiperglucemia (colocando insulina en microgoteo). La cetoacidosis no es una complicación frecuente de la DBT. Sin embargo, puede ser la forma de manifestarse de una DBT de reciente comienzo o en pacientes que olvidaron su Insulina, que están Infectados o que están cursando un IAM (se usa la regla nemotécnica de las tres “i”). Su manejo es de urgencia, corrigiendo la deshidratación, la hiperglucemia y los desordenes electrolíticos. Síndrome hiperosmolar no cetósico Es más frecuente en adultos mayores, caracterizada por hiperglucemia, hiperosmolaridad y alteración del estado de conciencia, con ausencia de cetoacidosis. Las causas desencadenantes son las infecciones, en especial del sistema urinario; el abandono del tratamiento antidiabético, utilización de ciertos fármacos como los glucocorticoides, diuréticos, inmunosupresores y las transgresiones alimentarias. La glucemia es mayor a 800 mg%, el Ph está ligeramente disminuido y la creatinina está aumentada. El tratamiento es similar al de la cetoacidosis: líquidos, electrolitos e insulina. La DBT es una enfermedad metabólica caracterizada por la presencia de hiperglucemia. Si bien algunos pacientes DBT tienen síntomas típicos de hiperglucemia (poliuria, polidipsia, etc.) y una minoría complicaciones agudas, en la mayoría de los casos, la enfermedad cursa en forma silente hasta que se manifiesta a mediano y largo plazo mediante alteraciones vasculares y neurológicas (ver más abajo). Crónicas También llamadas evolutivas o a largo plazo son las lesiones micro y macrovasculares que provocan la elevada morbimortalidad de la enfermedad como así también el aumento de los costos derivados de la atención de los pacientes con DBT. De acuerdo con su origen las clasificamos en: microvasculares (retinopatía y nefropatía), macrovasculares (enfermedad cardiovascular, enfermedad cerebrovascular y enfermedad vascular periférica) y mixtas (neuropatía y pie diabético). Microvasculares En el momento del diagnóstico hasta un 25% de los pacientes con diabetes ya tienen lesiones microvasculares. :: :: :: : :: : :PROFAM ENFERMERÍA : : 9 Retinopatía diabética La retinopatía es uno de los trastornos microvasculares más frecuentes de la DBT. Su prevalencia en el momento del diagnóstico de la DBT tipo 2 es del 15% y llega al 80% luego de 15 años de evolución de la enfermedad. Es una de las principales causas de ceguera. Su aparición se relaciona en forma directa con la hiperglucemia (duración y magnitud de la misma). Se puede distinguir un primer estadio, la retinopatía no proliferativa, donde aparecen lesiones tales como microaneurismas, hemorragias puntiformes y exudados duros y son el resultado de trastornos vasculares mínimos con debilidad de la pared y aumento de la permeabilidad de la misma. Durante esta etapa no hay alteraciones visuales. En una segunda fase o retinopatía proliferativa, se produce la oclusión de los vasos oculares, con isquemia e infarto en capas de células nerviosas de la retina; proliferan los vasos neoformados, que conlleva a hemorragias y al desprendimiento de retina produciendo una marcada disminución de la visión y a veces cegueras irreversibles. Los factores de riesgo para el desarrollo de retinopatía severa (con alteraciones visuales) son: la duración de la DBT, la presencia de proteinuria, HTA y/o dislipemia y el embarazo en las DBT tipo 1. Se recomienda que se realice un fondo de ojo bajo dilatación pupilar ya que la detección temprana de la retinopatía diabética modifica el pronóstico previniendo el deterioro de la agudeza visual. Nefropatía La nefropatía es una de las alteraciones microvasculares más frecuentes en los pacientes DBT. Si bien su incidencia es mucho mayor en la DBT tipo 1, la mitad de los DBT con enfermedad renal terminal son de tipo 2 ya que este tipo es mucho más prevalente que el tipo 1. Los estadios clínicos de la neuropatía están bien establecidos: 1) Aumento del tamaño renal (por aumento de la tasa de filtración glomerular); 2)Microalbuminuria: definida como la presencia de entre 30 a 300 miligramos (mg) de albúmina en una muestra de orina de 24 horas o de 30 a 300 microgramos (mcg) de albúmina por mg de creatinina urinaria tomados en una muestra de orina al azar o de 20 a 200 mcg de albúmina por minuto tomada en una muestra de orina de 4 hs. En cualquier caso, el resultado debe ser confirmado con un segundo dosaje en un período de tres a seis meses. La presencia de microalbuminuria es considerada un factor de riesgo de enfermedad coronaria; 3) Proteinuria manifiesta: definida como la presencia de más de 300 mg de albúmina ó 500 mg de proteínas en una muestra de orina de 24 horas, más de 300 mcg de albúmina por mg de creatinina en orina al azar o más de 200 mcg por minuto en una muestra de 4 horas. Por lo general, la proteinuria manifiesta se acompaña de HTA; 4) Síndrome nefrótico (proteinuria de 3 g por día más, edemas y dislipidemia); 5) Nefropatía avanzada (el clearance de creatinina ha disminuido por debajo de 70 ml/min) y 6) Muerte por enfermedad renal terminal o por enfermedad concurrente cardiovascular (30 a 40 veces más riesgo que los que no tienen nefropatía). :: :: ::PROFAM ENFERMERÍA : : 10 La nefropatía es una complicación tardía de la DBT y debe ser entendida como parte de la evolución de esta enfermedad. Su presencia no solo determina un peor pronóstico debido a la enfermedad renal en sí (insuficiencia renal crónica) sino que, además, predice una mayor tasa de morbimortalidad por enfermedad macrovascular (enfermedad coronaria). Se recomienda realizar un dosaje de microalbuminuria al momento del diagnóstico en los pacientes con diabetes para la detección precoz de la nefropatía previniendo así su evolución. Habitualmente, el dosaje de microalbuminuria se realiza recolectando la orina de 24 horas. Macrovasculares Constituyen el principal problema de salud asociado a la diabetes tipo 2 siendo la responsable del 75% de las muertes. Se dividen en tres grupos de acuerdo con su localización: enfermedad cardiovascular, enfermedad cerebrovascular y enfermedad arterial periférica. Estas complicaciones resultan de un proceso progresivo y acelerado de ateroesclerosis de las arterias de mediano y gran calibre. El mecanismo sería el siguiente: la hiperglucemia junto con la dislipemia y la hipertensión causan disfunción endotelial, produciendo agregación plaquetaria y de macrófagos, proliferación de células musculares lisas y depósito de lípidos. Estos factores no actúan en forma aislada sino que su efecto se potencia. Enfermedad cardiovascular Incluimos la enfermedad coronaria responsable del infarto agudo de miocardio (IAM). Muchos de los pacientes que padecen DBT tipo 2 presentan factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión arterial (HTA), la dislipemia, que junto con la resistencia a la insulina y a la hiperinsulinemia asignan un riesgo adicional de padecer enfermedad cardiovascular. Es por esto que intervenir en forme preventiva en los factores de riesgo modificables como el control glucémico, disminuyendo la tensión arterial, reduciendo de peso como así también vigilando la dislipemia, obtendremos un impacto significativo en la morbimortalidad y en los costos surgidos de la atención de estos pacientes. Enfermedad cerebrovascular Incluyen accidentes cerebrovasculares y ataques isquémicos transitorios (ver capítulo de Asistencia de enfermería en los problemas cardiovasculares más frecuentes). Enfermedad vascular periférica Las arterias más comprometidas son de las extremidades tanto superiores como inferiores. Las manifestaciones clínicas más frecuentes son la claudicación intermitente y las lesiones necróticas que asociado a la neuropatía sensitivo-motora, favorecen a la aparición de úlceras y amputaciones. :: :: :PROFAM ENFERMERÍA : : 11 Cada vez que se habla de DBT, es importante resaltar la idea de enfermedad generalizada donde la presencia de lesiones macrovasculares se producen en forma simultánea en diferentes partes del cuerpo. Es decir, que si se encuentra a un paciente con una lesión (por ejemplo, claudicación intermitente) es altamente probable que el paciente tenga otra lesión en otra parte (por ejemplo, enfermedad coronaria). Es por esto que cuando se detecta una lesión macrovascular se intenta buscar si existe compromiso de otro territorio y se instauran las medidas preventivas pertinentes. Neuropatía La neuropatía DBT forma parte de la historia natural de la mayoría de los DBT. Luego de 5 a 10 años del comienzo de la enfermedad, puede detectarse, mediante estudios electrofisiológicos, un enlentecimiento subclínico de la conducción nerviosa sensorio motora en casi todos los DBT. Desde el punto de vista clínico, lo que más se ve afectada es la sensibilidad, lo que determina el desarrollo de lesiones en los pies (pie diabético) y, por último, puede llevar a la amputación. La neuropatía diabética abarca una gran variedad de síndromes neurológicos siendo las formas más comunes la polineuropatía periférica, la mononeuropatía periférica y la neuropatía autonómica. La más común es la polineuropatía periférica siendo los síntomas característicos parestesias (sensación de adormecimiento, hormigueo, ardor) con una distribución característica en guante y en bota. La afección se manifiesta inicialmente mediante disminución de la sensibilidad termoalgésica y vibratoria, evolucionando luego hacia el compromiso motor, pérdida del reflejo aquiliano y debilidad (generalmente confinada a los músculos intrínsecos distales). Este tipo de neuropatía puede llegar a ser incapacitante. Debido a la alteración de la sensibilidad, el paciente no es capaz de detectar lesiones cutáneas como cortes y erosiones. Esto sumado a trastornos circulatorios, hace que ante traumatismos mínimos, se produzcan heridas que por infección crónica y demora en la cicatrización favorece la aparición de úlceras. La aparición de úlceras influye restando calidad de vida y su tratamiento tiene un impacto muy significativo sobre los costos de la atención médica. La forma clínica más frecuente de presentación de la neuropatía diabética es la polineuropatía periférica. Esta se caracteriza por afección distal de las extremidades (en forma de guante o de bota) con compromiso sensitivo termoalgésico y vibratorio, evolucionando hacia el compromiso motor. Las consecuencias de la neuropatía son: dolor, infecciones, úlceras y amputaciones. Valoración y tratamiento de un paciente diabético En general, la medicina privilegia las acciones de recuperación-rehabilitación sobre las de prevención. El médico aparece en escena cuando se está desarrollando la diabetes y en muchos casos ya sus complicaciones crónicas. Es necesario revertir este proceso priorizando estrategias de prevención. Para lograr el éxito en el tratamiento de esta enfermedad se requiere de la participación activa del paciente y su grupo familiar. Se alcanza a través de un proceso continuo y progresivo de educación terapéutica para mejorar la calidad de vida de las personas con DBT. :: 3 :: : :: ::PROFAM ENFERMERÍA : : 12 Las medidas terapéuticas están basadas en cuatro pilares fundamentales: a) Plan alimentario, b) Actividad física, c) Educación diabetológica y d) Farmacoterapia. Muchas veces estos cuatro pilares son comparados con las patas de una silla. Se deben cumplir con la mayoría de ellos (por lo menos tres) para que la silla siga “sosteniendo” el tratamiento. Es frecuente que los pacientes tengan la tendencia a tomar la medicación y no hacer la actividad física, la dieta y/o el descenso del peso ya que estos demandan más esfuerzos que la toma de la medicación. En estos casos es fundamental la educación del paciente para que entienda y tome conciencia de la importancia de realizar un tratamiento integral. El tratamiento de la DBT es crónico y debe ser entendido como tal por todos los que integran el equipo terapéutico. Es frecuente que los pacientes comiencen con un gran impulso haciendo los controles y cuidándose en forma estricta y que luego, con el paso del tiempo, se vayan cansando y dejen de cumplir o aun de consultar. Es por esto que es fundamental intentar realizar un enfoque lo más integrador posible respetando los tiempos del paciente y proponiendo metas factibles a corto plazo (que baje medio kilo de peso por mes, que al principio camine dos o tres veces por semana, etc.). El objetivo es que el paciente vaya incorporando hábitos saludables (como el ejercicio), promoviendo el control periódico, educándolo en el autocuidado e ir estimulándolo con los logros que vaya obteniendo. Veamos ahora cada una de las partes del tratamiento del diabético: a) Plan alimentario (PAlim) Los objetivos del plan alimentario son: I) Obtener un buen estado nutricional; II) Lograr y mantener equilibrio metabólico; III) Mantener una glucemia lo más cercana a lo normal (de esta forma se evita o se pospone el desarrollo de la enfermedad microvascular) y IV) Prevenir y retrasar las complicaciones crónicas de la enfermedad. Está basada en las leyes de la alimentación, debiendo ser completa, armónica, suficiente y adecuada. Una dieta balanceada está compuesta por el 50% de hidratos de carbono, 30-35% de grasas y 15-20 % de proteínas, incorporando mayor contenido de fibras. Es muy importante el fraccionamiento en cuatro comidas más dos colaciones. Se debe evitar los carbohidratos de rápida absorción, ya que influyen bruscamente sobre la glucemia. En términos generales, la alimentación de los DBT debe ser balanceada en hidratos de carbono, grasas, proteínas y fibras. Se deben evitar los carbohidratos de rápida absorción, como los dulces. Es muy importante el fraccionamiento en cuatro comidas para el DBT tipo 2 y en cuatro comidas y dos colaciones para el tipo 1. El concepto más importante es que el DBT puede comer de todo, la clave está en que coma poca cantidad en cada comida y en que evite los dulces. Hay una regla mnemotécnica útil para enseñarle a los pacientes: “COLAMI” (“coma la mitad”, para llevarla a cabo puede ser útil que el paciente se acostumbre a comer en plato de postre). Las recomendaciones dietéticas mencionadas (cualitativas) son muy sencillas y todo médico de familia debe hacerlas. Si el médico lo considera también se pueden hacer recomendaciones alimentarias más específicas que no siempre son imprescindibles y que pueden ser realizadas por el médico de familia o bien por el personal de enfermería o un especialista en nutrición. :: : ::PROFAM ENFERMERÍA : : 13 Aquí presentamos un modelo esquemático para confeccionar un PA para un paciente DBT Valor calórico total: 1800 calorías; Hidratos de carbono: 990 cal: 247 g; Proteínas: 270 cal: 67 g; Lípidos: 450 cal: 50 g; Fibras: probar tolerancia. Se recomienda que la distribución de los hidratos de carbono se realice de la siguiente manera: desayuno: 17%, almuerzo: 33%, merienda: 17%, cena: 33%. Desayuno: leche descremada (100 ml ó 1/2 vaso), infusión y edulcorante (a gusto), queso descremado (1 cucharada), pan francés (50 g ó 1/2 pan). Almuerzo: carne vacuna desgrasada (160 g ó 1 bife magro de 15 x 10 x 1cm), vegetales tipo “C” (ver abajo) [200 g (peso cocido) ó 2 papas medianas], aceite (1 cucharada), pan 50 g ó 1/2 pan francés, caldo de verduras (1 plato), fruta de estación (una). Merienda: leche descremada (100 ml ó 1/2 vaso), infusión y edulcorante (a gusto), galletitas de salvado (3), manteca (5 g), avena arrollada (100 g). Cena: ñoquis de papa, ravioles, tallarines [200 g (pesados cocidos)], cebolla (200 g), aceite (2 cucharadas), fruta de estación (ej. banana) (una). Una dieta sana debe incluir carbohidratos de granos enteros, frutas, vegetales y lácteos descremados. La cantidad total de carbohidratos es más importante que la fuente y el tipo de los mismos. A continuación presentamos un listado de alimentos recomendados en los pacientes DBT. Igualmente, debería primar el concepto que salvo los dulces (por su alto contenido glúcido) se puede comer cualquier cosa mientras sea en una cantidad moderada. Leche: descremada líquida o en polvo, en licuados. Yoghurt: descremado, natural o con sabor a frutas dietético. Queso: blanco descremado, ricotta descremada, cottage, fresco descremado. Huevos: en preparaciones de todo tipo. Evitar las yemas. Carnes: vacuna magra, aves sin piel, pescados, mariscos, jamón cocido o crudo desgrasado, paleta, hamburguesas caseras, vísceras: hígado, riñón, mondongo. Limitar cantidad sobre todo en hipercolesterolémicos en todas sus formas de cocción evitando las grasas y frituras. Vegetales tipo “A”: acelga, achicoria, apio, berenjenas, berro, bróccoli, coliflor, escarola, endibia, espárragos, espinaca, hinojo, hongos, lechuga, pepino, rabanito, radicheta, repollo, tomate, zapallitos. Vegetales tipo “B”: alcaucil, arvejas, calabaza, cebolla de verdeo, chauchas, nabos, palmitos, perejil, pimientos rojos y verdes, puerro, remolacha, repollitos de Bruselas, zanahoria, zapallo. Vegetales tipo “C” (incluye tanto vegetales en su forma natural como harinas) batata, choclo, mandioca, arroz, fideos, ñoquis de papa o ricotta descremada, polenta, tallarines, canelones, ravioles de verduras. “A”, “B”, “C” en todo tipo de preparación con condimentos o aceites permitidos. Harinas: harina de trigo, de maíz, salvado de avena, de trigo, avena arrollada. En sopas, en galletitas, salsas. Frutas grupo “1”: frutillas, grosellas, guinda, limón, mandarina, melón, pomelo, sandía. Frutas grupo “2”: ananá, ciruela, durazno, damasco, frambuesa, manzana, mora, pera, kinoto. Frutas grupo “3”: cereza, mamón, membrillo, níspero, uva. Frutas grupo “4”: banana, dátil, higo. Todas las frutas en cualquier preparación permitida. Bebidas: agua corriente o mineral, soda, café, té, mate, caldo desgrasado; no se recomienda tomar más de un vaso de vino por día, otras bebidas alcohólicas permitidas con restricción de cantidad son el whisky, cognac, jerez y champagne secos. No son recomendadas la cerveza, sidra, champagne dulce, copetines, licores, oporto. Bebidas sin alcohol permitidas: dietéticas. No aconsejadas: naranjadas embotelladas y no edulcoradas. Edulcorantes: se deben usar moderadamente y pueden presentar efectos colaterales como diarrea, dolor abdominal. Entre los aprobados por la FDA están la sacarina, el aspartamo, acesulfamo de potasio y sucralosa. No tienen calorías y tienen seguridad probada para el consumo público, incluyendo grupos especiales como los diabéticos y las embarazadas. Los edulcorantes sin calorías son seguros si se consumen en cantidades moderadas. Suplementos vitamínicos: no se recomiendan. Tampoco se requieren suplementos con antioxidantes porque no está claro su eficacia, beneficio y seguridad a largo plazo. ::PROFAM ENFERMERÍA : : 14 Reemplazos 100 g de vegetales “A” por: 50 g de “B”, 25 g de “C” o pastas cocidas, 70 g de frutas 1. 100 g de vegetales “B” por: 200 g de “A”, 50 g de “C”, 50 g de pastas cocidas, 150 g de frutas grupo 1, 75 g de frutas grupo 2, 15 g pan blanco, 20 g de pan integral, 1 plato de sopa crema comercial. 100 g de vegetales “C” por: 400 g de “A”, 200 g de “B”, 100 g de pastas cocidas, 30 g de cereales o derivados (en crudo), 15 ravioles de verdura, 300 g de frutas grupo 1, 150 de 2, 100 de 3, 80 g legumbres cocidas, 30 g de pan blanco, 40 g de pan integral, 200 ml de cerveza, 100 g de helado de frutas que no contenga crema. 100 g de frutas grupo 1 por: 50 g de fruta grupo 2, 10 g de galletitas, 10 g de pan blanco, 14 g de pan integral. 100 g de frutas tipo 2 por: 200 g de frutas grupo 1, 60 g de fruta 3, 30 g de frutas desecadas (orejones, ciruelas, peras, manzanas), 2 mitades de duraznos envasados al natural bien lavados, 2 rodajas finas de ananá envasado al natural. 50 g de pan blanco por: 60 g de pan integral, 45 de pan blanco tostado, 40 g de galletitas tipo agua, o grisines, 150 g de vegetales “C”, 150 g de arroz o pastas cocidas, 2 medias lunas pequeñas, 2 bay biscuit, 40 g de bizcochos Canale, 40 g de galleta marinera, 2 vainillas, 1 porción pequeña de bizcochuelo, 1 porción de masa para tarta (comercial). 10 g de aceite por: 10 g de manteca o margarina, 10 g de mayonesa o salsa Golf, 20 g de crema de leche, 30 g de salsa blanca, 40 g de salsa de tomate. Dulces: los dulces dietéticos tienen c/100 g el equivalente de los hidratos de carbono de los vegetales tipo “A”, pero tienen entre 100 y 250 calorías c/100 g. Están prohibidos o se usan moderadamente si hay restricción calórica. Lo más importante del PA es su componente cualitativo (comer de todo, salvo dulces pero poca cantidad). El aspecto cuantitativo y el detalle de qué alimento es mejor o puede reemplazar al otro le corresponde, por lo general, al especialista en nutrición y no siempre es imprescindible para lograr el control de la enfermedad. b) Actividad física (AF) El ejercicio físico produce múltiples efectos beneficiosos sobre la diabetes, de ahí la importancia de su práctica regular. Las ventajas que presenta son muchas: disminuye la glucemia y la insulinorresistencia; ayuda a la disminución de peso; aumenta la fuerza y elasticidad; reduce los factores de riesgo cardiovascular reduciendo la tensión arterial (TA), disminuye las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y aumentando las de alta densidad (HDL); favorece la disminución de las dosis de los fármacos (hipoglucemiantes y/o insulina) y produce sensación de bienestar mejorando la calidad de vida. Además, estudios recientes han demostrado que el ejercicio regular puede prevenir el desarrollo de DBT en individuos de alto riesgo. La AF es la herramienta terapéutica más importante en la DBT ya que no solo sirve para disminuir la hiperglucemia sino para evitar la progresión de la mayoría de los factores de riesgo cardiovasculares. Se encuentra contraindicado en pacientes con glucemias mayores a 300 mg/%; con hipoglucemias (hasta su recuperación), con retinopatía proliferativa no tratada, nefropatía diabética no compensada (incrementa la proteinuria) o neuropatía periférica severa. En el momento de la elección del tipo de ejercicio debe tenerse en cuenta los gustos y preferencias personales, lo que puede llevar a una mayor adherencia y regularidad en la práctica de la actividad física. Se recomienda :: :: :PROFAM ENFERMERÍA : : 15 una evaluación médica previa al inicio de la práctica. Es importante explicar que el comienzo debe ser gradual agregando minutos o intensidad al ejercicio a realizar. Por ejemplo, se puede recomendar iniciar con 10 a 15 minutos de calentamiento y terminar con otros 10 minutos de flexibilidad y relajación. Se puede realizar un ejercicio aeróbico durante más de 20 minutos en el se utilicen varios grupos musculares. Se aconseja caminar, trotar, correr, bicicleta, natación y baile. La duración será de 20 a 60 minutos con progresión gradual y la frecuencia de 3 a 5 días por semana. La preparación previa al ejercicio es importante. Se recomienda utilizar calzado apropiado (zapatillas preferentemente con cámara de aire en su interior) y medias de algodón. También se debe recomendar consumir líquidos antes, durante y luego del ejercicio. Todos los pacientes DBT deben realizar un programa de actividad física regular, adaptado a la situación individual de cada paciente. El comienza debe ser gradual, incrementando su intensidad a medida que pasan las semanas. c) Educación Es el pilar fundamental en el tratamiento de la DBT. Al ser esta una enfermedad crónica, el paciente va a ser el gran protagonista y dependiendo de la cantidad y calidad de la información que reciba, será su éxito. Se propone un modelo de tipo integrador en el cual intervienen junto al paciente y su familia el equipo multidisciplinario formado por médico de cabecera, enfermero, nutricionista, profesor de educación física, podólogo, psicólogo, y otros especialistas. El objetivo primordial es lograr cambios en los hábitos de vida. Se debe informar y adiestrar a la persona con diabetes con el fin de conseguir un buen control metabólico y prevenir la aparición de complicaciones. Se pueden utilizar consultas personalizadas, en especial con el médico y el enfermero (donde se establece una comunicación bidireccional), y talleres grupales donde se realizan actividades conjuntas, se intercambian experiencias y se evita la sensación de marginalidad por la enfermedad. El manejo inicial de un paciente diabético se basa en comenzar a trabajar sobre los “tres pilares” del tratamiento: educación, actividad física y el plan alimentario. La adherencia a la activad física es uno de los mejores indicadores pronósticos de la enfermedad. Los profesionales deben adaptar el lenguaje siendo claros en la exposición y comunicación, realizando una posterior evaluación midiendo eficacia, eficiencia y efectividad del programa. Luego de explicarles al paciente y a su familia qué es la DBT y por qué es tan importante tratarla, la primera información educativa que debe recibir el paciente está relacionada con la importancia fundamental de la actividad física y del plan alimentario en el manejo de la enfermedad. Las indicaciones deberán ser individualizadas pero, en términos generales, todo paciente debería comprender y aceptar su importancia e incorporarlos a su vida cotidiana. Lo ideal es que el paciente camine, trote, ande en bicicleta, haga remo, natación o cualquier otro deporte, por lo menos 3 a 4 veces por semana, durante 30 a 60 minutos y que haga 4 comidas en las que deberá comer poca cantidad de alimentos. :: : :: ::PROFAM ENFERMERÍA : : 16 Cuidados del pie Constituye uno de los ítems más importantes en la educación. Los pies son uno de los lugares donde más se producen lesiones en los DBT secundarias a la neuropatía y la microangiopatía. Debido a la alteración de la sensibilidad, los pacientes no son capaces de detectar lesiones cutáneas, siendo un factor de riesgo para la aparición del pie diabético Se recomienda para el cuidado: - Realizar un lavado diario con agua tibia o fría utilizando un jabón suave de Ph ácido. Luego, se sacará correctamente los pies separando los dedos uno a uno para que no quede humedad entre ellos. Las uñas deben ser cortadas rasando el extremo de los dedos. En el caso de tener la piel seca se debe aplicar crema hidratante de lanolina. Las medias deben ser de lana, hilo o algodón, evitando el nylon o con costuras salientes. - El calzado debe ser cómodo, de material blando, de manera de no producir frote o ajuste y, cuando este es nuevo, hay que usarlo gradualmente. Hay que acostumbrarse a no andar descalzo para, de esta forma, evitar el contacto del pie con el suelo y no se deben usar medios externos de calefacción (bolsas de agua caliente, etc.). Se recomienda un control periódico con un podólogo e inspeccionar los pies diariamente en busca de callosidades, ampollas, enrojecimiento, lesiones o anormalidades en las uñas. Evitar la aplicación de medicamentos irritantes en los pies, así como tintura de yodo, ácidos y preparados comerciales para extirpar callos y juanetes. Para evitar las lesiones en los pies, tan frecuentes en los pacientes con DBT avanzada, debidas a la neuropatía y a la microangiopatía, se recomienda que a todo paciente DBT se le entregue una cartilla donde se explique cómo realizar el cuidado de los pies. Valoración de la presencia de neuropatías Dentro de las complicaciones a largo plazo de la DBT, las neuropatías en especial la polineuropatía periférica es la que más comúnmente afecta al pie con síntomas como parestesias (sensación de adormecimiento, hormigueos, ardor). Para detectar precozmente las neuropatías se realiza examen del pie, el test de Semmens Weinstein o monofilamento, el test de sensibilidad a la temperatura y el test de Michigan (con diapasón para evaluar la sensibilidad vibratoria). - Test Semmens Weinstein o del monofilamento Evalúa la capacidad del paciente para detectar una presión muy leve (ejercida por un monofilamento) sobre la planta del pie. La idea es que si el paciente no siente la presión del monofilamento (test positivo) es porque tiene neuropatía y, por lo tanto, tiene mayor riesgo de ulceración (el valor predictivo positivo de un test positivo para la posibilidad de ulceración futura es cercano al 70%). El monofilamento es un instrumento muy sencillo y “relativamente” económico que consta de un hilo similar a una tansa o hilo de pescar adosado a un capuchón o manubrio. El instrumento está calibrado de tal forma que si uno apoya el filamento contra una superficie este se dobla cuando se ejerce una determinada presión. Los pacientes sanos sienten la presión o presencia del monofilamento apenas el evaluador lo apoya o comienza a presionar suavemente contra la planta del pie mientras que los pacientes con neuropatía, al no sentir la presión suave, solo la sienten después de que el filamento se dobla (gracias a la presión ejercida por el evaluador). Es decir, el test se considera positivo si el filamento se dobla y el paciente no ha sentido aún su presencia. : :: :PROFAM ENFERMERÍA : : 17 La prueba se realiza con el paciente recostado en la camilla y debe repetirse en seis lugares de cada pie de la siguiente manera (ver figura 1): Figura 1 Puntos de evaluación de un pie diabético con el monofilamento Derecho Izquierdo Muestre el monofilamento al paciente. Apoye la punta del monofilamento en su mano o brazo para que el mismo y demuestre al paciente que el procedimiento no lo lastimará. Dígale al paciente que cierre los ojos y comience el procedimiento. Ordénele al paciente que diga sí, cuando este sienta que lo tocan en su pie con el monofilamento sin tener en cuenta la intensidad de lo que percibe. No preguntar al paciente “¿siente esto?”. Sostenga el monofilamento perpendicular a la piel del paciente y realice el procedimiento de la siguiente manera: coloque la punta del monofilamento hasta que se doble un poco y luego retírelo de la piel. Luego repetir el procedimiento en los otros puntos (ver figura). Utilizar el monofilamento con una secuencia al azar. Por ejemplo no hacerlo de abajo hacia arriba ni de izquierda a derecha. Si el paciente no dijo sí cuando se tocó un punto dado, continuar con otro punto y al finalizar la secuencia retestear el área donde el paciente no sintió el monofilamento. En caso de heridas, callos, tejido necrótico o úlceras, apoyar el monofilamento en el perímetro y no en el sitio de la lesión. No utilizar el monofilamento con movimientos rápidos. Si el monofilamento accidentalmente se desliza sobre la piel, retestear el área después de finalizar la secuencia. - Test de sensibilidad a la temperatura La falla de la percepción de las variaciones de temperatura en las extremidades es uno de los principales síntomas precoces de la polineuropatía distal simétrica. El instrumento no depende de fuentes de energía externa, es prácticamente indestructible, fácil de manejar, además de pequeño y liviano. El paciente se encontrará recostado en la camilla con los ojos cerrados. El examinador apoya las dos superficies planas en la parte superior del pie del paciente a intervalos regulares y pregunta si siente frío o no. El paciente no debe ver el procedimiento. Sólo si se dan las respuestas correctas se debe presumir que la percepción de la temperatura del paciente esta funcionando satisfactoriamente. :: 5 66 5 44 33 2 1 1 2PROFAM ENFERMERÍA : : 18 - Test de Michigan (con diapasón de 128 HZ) Es un test muy sensible para detectar alteraciones en la sensibilidad vibratoria. El evaluador debe contar con un diapasón. Este instrumento permite valorar la sensibilidad a la vibración en el pie de las personas con diabetes. Se golpea el diapasón y se coloca sobre el lugar elegido. Generalmente se toman como zonas de evaluación la cabeza del primer metatarsiano, cabeza del peroné, dedo gordo del pie, maleolo interno o la tuberosidad tibial externa). A continuación se pide al paciente que indique el momento en el cual la vibración le resulte imperceptible. Los valores normales se hallan entre los 6 y 8 octavos, mientras que las personas mayores de 60 años deberán apreciar vibraciones por encima de 4 octavos. d) Farmacoterapia Hipoglucemiantes orales Para poder corregir la hiperglucemia en pacientes con DBT tipo 2 se utilizan hipoglucemiantes orales, siempre enfatizando la importancia del PAlim y la actividad física como pilares del tratamiento. Existen cinco grupos de fármacos, su efectividad depende de la presencia de insulina. Ellos son: a) Biguanidas: disminuyen la producción hepática de glucosa. Aumentan la captación de glucosa en los tejidos periféricos. Se utilizan principalmente en pacientes con obesidad y/o resistencia a la insulina; b) Sulfonilureas (SU): estimulan la liberación de insulina por parte del páncreas (al aumentar la sensibilidad de las células beta pancreáticas a la acción de la glucosa). Pueden producir hipoglucemias; c) Meglitinidas: aumentan la secreción de la insulina, sin alterar el perfil lipídico. Actúan más modificando la glucemia posprandial que la glucemia en ayunas; d) Glitazonas: aumentas la sensibilidad a la insulina. Aumentan la captación periférica de glucosa. Suprimen la gluconeogénesis hepática y e) Inhibidores de la alfa glucosidasa: enlentecen la digestión de los hidratos de carbono y la absorción de la glucosa. Drogas hipoglucemiantes disponibles Biguanidas Sulfonilureas (SU) Glitazonas Meglitinidas Inhibidores de la alfa glucosidasa Metformina Glibenclamida Pioglitazona Nateglinida Acarbosa Gliclazida Rosiglitazona Repaglinida Clorpropamida Glipizida Glimepirida : :PROFAM ENFERMERÍA : : 19 A continuación solo haremos un breve comentario sobre los dos grupos de drogas más utilizados en el tratamiento de la DBT tipo 2: Biguanidas: la droga utilizada es la metformina. Se recomienda principalmente en pacientes con DBT tipo 2 con obesidad y/o hipercolesterolemia; en pacientes con intolerancia a la glucosa y/o síndrome metabólico que no puede normalizar su glucemia pese a realizar actividad física y el PAlim y como tratamiento combinados junto a las SU cuando el paciente no logró alcanzar las metas. Es el único agente utilizado para la DBT tipo 2 capaz de disminuir la morbimortalidad cardiovascular además de la microvascular. Su dosis es de 500 a 2550 mg por día (dosis máxima), vía oral. La droga debe tomarse con las comidas. Su principal efecto adverso es la intolerancia gastrointestinal. Sulfunilureas (SU): la droga más utilizada de este grupo es la glibenclamida. Se recomienda en pacientes con DBT tipo 2 cuando luego de tres meses de tratamiento con un PAlim y actividad física no se consigue un control adecuado. Las SU son más apropiadas para los DBT tipo 2 leves, de comienzo en la madurez y en pacientes que no son obesos ni insulinopénicos. Todas las SU se indican 30 minutos antes de las comidas por vía oral y es importante recordarle al paciente que no debe olvidarse de comer después de tomar la pastilla por la posibilidad de hipoglucemia. La duración del efecto alcanza las 24 horas con todas las SU, por lo que pueden darse en una sola toma diaria antes de la comida principal (puede ser almuerzo o cena) siempre y cuando la dosis sea baja. Su efecto adverso más frecuente es la hipoglucemia y se presenta en el 6% de los tratados. Es más frecuente en pacientes ancianos, con insuficiencia hepática o renal, estrés, infecciones, cirugías, malnutrición o ingesta concomitante de alcohol u otras medicaciones. Las drogas más utilizadas para el manejo de los DBT tipo 2 son la metformina y la glibenclamida. Insulinoterapia La insulina es una hormona anabólica (forma nuevas estructuras) que principalmente estimula la síntesis, a partir de la glucosa, de los siguientes compuestos: glucógeno (glucogenogénesis), lípidos (lipogénesis) y proteínas. A su vez, inhibe la degradación (catabolismo) de estos tres compuestos y, por consiguiente, la formación del producto catabólico final de todos ellos: los cuerpos cetónicos. Un individuo normal secreta entre 20 y 40 U (unidades) de insulina por día (0.2-0.5 U/Kg/día). La mitad, corresponde a la secreción basal y, la otra mitad, a la secreción en respuesta a las comidas. Existen insulinas de origen bovino, porcino y humano. En principio, puede utilizarse cualquiera de las tres, pero debido a que la humana tiene menor antigenicidad se prefiere su uso en las siguientes situaciones: embarazo, alergia a la insulina animal, principiantes de la terapia con insulina y uso intermitente. La dosis de insulina es de 0.6-0.7 U/Kg/día (rango entre 0.2 a 1 U/Kg/día). Los pacientes que requieren menos de 0.5 U/Kg/día tienen, por lo general, secreción endógena de insulina. Los obesos tienen mayores requerimientos de insulina debido a la resistencia de los tejidos periféricos (pueden requerir hasta 2 U/Kg/día). :: : :: ::PROFAM ENFERMERÍA : : 20 La insulina se clasifica, según la duración de acción, en: - Cristalina: también conocida como rápida o corriente. Es de acción rápida (comienza a actuar a los 30 a 60 minutos), tiene su efecto máximo a las 2 a 4 horas y el efecto dura 5 a 8 hs. Se administra por vía subcutánea (SC), intramuscular (IM) o endovenosa (EV) en bomba o en infusión continua (la vía EV solo se utiliza en situaciones de emergencia). Tiene indicación precisa en las siguientes situaciones: coma hiperglucémico no cetósico, cetoacidosis DBT y perioperatorio en DBT tipo 1 y 2. - NPH: también conocida como intermedia. Es la insulina más utilizada. Es una suspensión turbia de aspecto lechoso. Es de acción intermedia (comienza a actuar entre la hora y las dos horas de su aplicación), tiene su efecto máximo a las 6 a 12 horas y el efecto dura 16 a 24 hs. Se usa por vía SC, antes de las principales comidas. - Lenta: también conocida como semilenta o ultralenta. Es una suspensión turbia de aspecto lechoso. Es de acción intermedia (comienza a actuar entre la hora y las dos horas de su aplicación), tiene su efecto máximo a las 8 a 14 horas y el efecto dura 18 a 24 hs. Se usa por vía SC. Existe otra insulina “de acción prolongada”, pero tiende a no utilizarse porque la larga vida media hace difícil su dosificación, tardando varios días en lograr una concentración sérica estable. Los tiempos de acción y duración mencionados son los generales. Sin embargo, hay que tener en cuenta que existe una amplia variabilidad interindividual en la cinética de acción de la insulina. El pico de hipoglucemia puede variar en un 50% en diferentes pacientes; gran parte de estas diferencias se deben a la absorción SC, sobre todo con la insulina NPH. La mezcla de insulina cristalina y NPH no altera las características de la primera; en cambio, si se mezcla cristalina con lenta se reduce la disponibilidad de la cristalina. Las insulinas se clasifican según su duración de acción. En la Argentina, las más utilizadas son la cristalina y la NPH. Las complicaciones de la insulinoterapia son: a) Hipoglucemia: se caracteriza por una baja concentración de glucosa en sangre; en adultos cifras por debajo de 50 a 60 ml/dl. Las causas principales son dosis inadecuada de hipoglucemiantes orales, exceso de insulina, actividad física inadecuada, bajo consumo de calorías, saltear o demorar ingestas o colaciones. En la hipoglucemia leve aparece sudoración, taquicardia, palpitaciones, temblores. El paciente puede resolver la situación ingiriendo hidratos de carbono de rápida absorción por vía oral: azúcar, caramelos, jugos de frutas o miel. Si a los quince minutos la sintomatología no desaparece debe repetirse la ingesta. En la hipoglucemia moderada aparecen manifestaciones neurológicas como confusión, somnolencia, visión borrosa e incoordinación muscular. Se debe administrar azúcar por vía oral y al no desaparecer los síntomas, administrar glucagón S/C o I/M o glucosa al 33% - 50% por vía E/V. En la hipoglucemia grave el paciente se halla inconciente, desorientado, puede presentar convulsiones e incluso entrar en coma. Requiere de la ayuda de otras personas y el tratamiento será hospitalario con glucosa E/V. b) Ganancia de peso: el uso de insulina favorece el aumento de la grasa en el tronco, lo que determina una ganancia de peso de 3 a 5 kilos. El aumento está relacionado con la dosis promedio empleada. Es un efecto adverso preocupante ya que empeora el riesgo coronario y aumenta la resistencia periférica a la insulina. c) Otros: alergia (casi no se observa si se utiliza insulina humana), lipodistrofia, edemas y resistencia inmunológica. La alergia no se observa si se utiliza insulina humana. ::PROFAM ENFERMERÍA : : 21 La hipoglucemia es un efecto adverso muy frecuente en los pacientes que utilizan insulina. Por lo tanto, todos deben estar educados para reconocer los síntomas y comer rápidamente algo (una manzana, un caramelo, o cualquier cosa dulce). La mejor forma de evitar la hipoglucemia es comer bien después de aplicarse la dosis y no saltearse comidas. La ganancia de peso también es un efecto adverso frecuente en los pacientes que usan insulina. ¿Cómo se realiza una aplicación de insulina? Insumos necesarios para la aplicación de insulina - Agujas y jeringas descartables con escalas graduadas de 40 U, 80 U y 100 U por cm3. - Lapiceras (aplicador de insulina) y agujas para lapiceras de distintas medidas. - Dispositivo electrónico de infusión continua de insulina que actúa en forma programada durante las 24 horas. Presentación y forma de aplicación La insulina viene en un frasco ampolla de vidrio, con tapón de goma, que tiene 10 ml de capacidad. Hay frascos de 40, 80 y 100 UI (unidades internacionales) por ml. El frasco debe guardarse en un lugar fresco, lejos de la luz, o en la heladera (debe retirarse 15 a 20 minutos antes de usarlo). No se debe guardar el frasco en el freezer o en el congelador. Antes de usarse, el frasco debe agitarse lentamente, frotándolo con las dos manos para que tome mayor temperatura. Luego de que se forme el precipitado observar que el polvillo blanco quede en el fondo del frasco y NO suspendido. Mirar siempre la fecha de vencimiento y la concentración. Aplicar por vía SC en la región abdominal, en la cara externa del deltoides, en la mitad superior de los glúteos o en la cara anterior y externa de los muslos. Deben utilizarse jeringuillas de insulina de 40, 80 ó 100 UI/ ml según la concentración del frasco y agujas cortas y finas para uso SC: 10/5 ó 15/5. Por ejemplo: imaginemos que un paciente tiene que aplicarse 8 UI antes de cenar. Le indicamos entonces que compre un frasco de insulina de 40 UI/ml y una jeringuilla de 40. En la jeringuilla está indicado el volumen que hay que cargar para que represente las UI necesarias, por lo que, en este caso, el paciente deberá llenar la jeringuilla hasta el número 8. En principio, las jeringuillas son descartables, pero se pueden reutilizar. Cuando le explicamos al paciente la forma de administración de la insulina, deberíamos imaginarnos cada paso como si lo tuviéramos que hacer nosotros mismos: lavarse las manos con agua y jabón, agitar el frasco suavemente, cargar la jeringuilla con la misma cantidad de aire que la dosis de insulina que se quiere inyectar, pasar alcohol por la goma del frasco y pincharla, introducir el aire aspirando luego la dosis de insulina deseada, retirar la aguja y la jeringuilla del frasco, eliminar las burbujas con un golpe seco del índice sobre la jeringuilla, pinchar la piel, en la región elegida, a 90º, aspirar para cerciorarse de que no estamos en un vaso sanguíneo, inyectar la insulina, retirar la aguja y la jeringuilla y frotar la piel con alcohol. Los sitios de aplicación son: - Abdomen: se absorbe más rápidamente, supraumbilical más rápido que infraumbilical o lateral al ombligo. - Miembros inferiores: glúteos o muslos. - Miembros superiores: en el brazo a nivel del deltoides. :: : :: : :PROFAM ENFERMERÍA : : 22 Es conveniente no cambiar el sitio de aplicación, pero si realizar una rotación local en sentido de las agujas de un reloj. Entre pinchazo y pinchazo dejar una distancia de 3 cm. No realizar masajes en la zona después de la aplicación porque se acelera la absorción. ¿Cómo cargar la jeringa? − En primer lugar realizar el lavado de manos. − Preparar algodón, alcohol, jeringa, aguja y el frasco de insulina. − Rotar suavemente entre las manos el frasco de insulina NPH. − Desinfectar la tapa de goma del frasco con algodón embebido en alcohol. − Cargar en la jeringa la cantidad de aire que corresponde a la dosis de insulina que se administrará. − Introducir la aguja en el frasco a través del tapón de goma y presionando el émbolo, inyectar el aire de la jeringa. − Invertir el frasco y cargar lentamente la dosis de insulina. Aplicación de la insulina - Desinfectar el sitio de la aplicación. - Con una mano sostener la zona desinfectada. Con la otra tomar la jeringa o lapicera e introducirla en forma perpendicular (90°). En el caso de un paciente delgado introducirla inclinada (45°). - Empujar lentamente el émbolo hasta que ingrese todo el líquido. - En el caso de utilizar lapiceras contar hasta 10 antes de retirar la aguja presionando en el lugar de la inyección con el algodón embebido en alcohol durante algunos segundos. Automonitoreo El automonitoreo (AM) es una herramienta muy útil que permite el control del tratamiento hipoglucemiante por parte del paciente. Proporciona un registro longitudinal del perfil glucémico, permite tomar decisiones terapéuticas día a día basadas en datos inmediatos, mejora el control de los pacientes tratados con insulina y/o medicación oral, ayuda en el diagnóstico y tratamiento de las urgencias y en el diagnóstico y control de las hipoglucemias (incluso asintomáticas). Además, es una herramienta educativa y de aprendizaje que permite aumentar la comprensión de la DBT por parte de los pacientes y sus familias. Los pacientes tratados sin drogas (dieta, control del peso y ejercicio) o con metformina (u otras drogas que no causan hipoglucemia) no requieren pincharse el dedo y pueden usar el AM solo con tirillas de glucosuria (si hay glucosuria esto indica que la glucemia está elevada) mientras que aquellos que reciben tratamiento farmacológico con drogas que causan hipoglucemia (básicamente SU e insulina) deberían controlarse con pinchazos en el dedo ya que además de la hiperglucemia hay que buscar la presencia de hipoglucemias asintomáticas. La frecuencia y la necesidad del AM no están definidas claramente y es artesanal. El equipo de salud (enfermeras, médicos, personal entrenado) debe enseñarle al paciente el AM y controlar la técnica que utiliza para el mismo. No podemos transcribir una “receta de cocina” de cómo indicarlo ya que esto depende del tipo de paciente, del grado de compresión y de los recursos (las tirillas reactivas no son baratas). Lo ideal es que los pacientes que inician un tratamiento farmacológico que requiere AM se pinchen el dedo una vez por día en diferentes :: :: :: :PROFAM ENFERMERÍA : : 23 horarios (en ayunas, antes y después de las diferentes comidas) y que luego puedan ir espaciándolo hasta hacerlo en forma periódica según las necesidades. El objetivo del AM es que el equipo de salud tenga una idea más precisa de qué ocurre con los niveles de glucemia en el día a día para ajustar las dosis de los fármacos, indicar mejor el PA y la AF y que el paciente vaya aprendiendo a hacer esto solo. Por ejemplo: los pacientes DBT entrenados suelen controlarse (AM) por dos razones: a) En busca de una hipoglucemia cuando no se sienten bien (y si la constatan se comen un caramelo) o b) En busca de una hiperglucemia importante cuando se excedieron con una comida o no hicieron la AF que les correspondía o no tomaron la medicación (y si la constatan ajustan la dosis de los fármacos si están correctamente entrenados o bien realizan AF o bien se cuidan en la próxima comida). En los pacientes que utilizan insulina es útil realizar un test pre-cena para ajustar la dosis de NPH. Es importante aumentar la frecuencia del AM cuando se agrega una medicación o se modifica la preexistente y cuando sobrevienen enfermedades intercurrentes o estrés. En resumen. El AM es una herramienta muy útil en el control del tratamiento hipoglucemiante. Deben quedar claro tres conceptos: a) Su uso es recomendable en todos los pacientes DBT ya que permite hacer ajustes más estrechos sin esperar el control del laboratorio; b) Su uso no es “imprescindible” y deberá adaptarse a los recursos del paciente ya que las tirillas reactivas son muy caras; c) Los pacientes que más se benefician del AM son los que utilizan insulina. Si bien no podemos dar una “receta” de cómo indicar el AM, lo ideal sería lo siguiente: 1) En pacientes bien controlados con dieta, ejercicio y control del peso o con hipoglucemiantes que no causen hipoglucemia (el caso más habitual es la metformina): realizar AM con glucosuria postprandial 2 a 3 veces por semana; 2) En pacientes bien controlados con drogas que producen hipoglucemia (básicamente, SU y/o insulina): un control diario con pinchazo en distintos horarios hasta conocer el patrón y luego en forma periódica; 3) En pacientes tratados solo con insulina: realizar 4 a 5 controles diarios; 4) En pacientes mal controlados o en período de cambio y/o titulación de dosis: realizar AM en sangre en diferentes horarios; 5) Siempre realizar AM ante la presencia de síntomas de hipoglucemia y reforzar el AM ante enfermedades agudas. Control de la glucemia capilar Para medir la glucosa en sangre vamos a necesitar: - Glucómetro. - Tiras reactivas. - Digitopunzor: permite obtener una gota de sangre de la gema del dedo de un modo simple e indoloro. - Lancetas. - Algodón y alcohol. Se requiere de una gota de sangre la que podemos obtener de la cara lateral de la punta del 2°, 3° o 4° dedo. Conviene evitar el pulpejo porque es más doloroso debido a que tiene mayor cantidad de terminaciones nerviosas. Procedimiento: - Comprobar la calibración del reflectómetro. - Realizar lavado de manos con agua y jabón y correcto secado. - Previo masaje, pinchar el dedo con el digitopunzor, comprimir la zona para obtener la gota de sangre. - La gota de sangre se colocará en la tira reactiva que puede o no estar insertada en el equipo. - Aplicar una torunda de algodón embebida en alcohol en la zona de la punción comprimiendo el área unos segundos. - Leer el resultado del medidor y registrarlo en la planilla indicada para tal fin. :: ::PROFAM ENFERMERÍA : : 24 La frecuencia de los controles de la glucemia dependerá del tipo de diabetes, tratamiento, sintomatología y situaciones especiales. En general se realizan: en ayunas; preprandial (antes de las comidas); dos horas después de las comidas; a la noche antes de acostarse; a las 03 hs (madrugada); cuando presente síntomas de hipoglucemia o hiperglucemia; cuando se halle enfermo. Habitualmente se utiliza una tabla de registros para consignar los datos obtenidos: Registros Fecha Desayuno Almuerzo Merienda Cena 03 hs Dosis Valores de glucemia según horarios Horario Ideal Aceptable No recomendable Preprandial 70-110 mg/dl Hasta 140 mg/dl. Más de 140 mg/ dl. Postprandial 70-144 mg / dl Hasta 180 mg/ dl Más de 180 mg / dl 03 de la madrugada 70-110 mg / dl Hasta 140 mg/ dl Más de 140 mg / dl.