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DEFICITS GEMELOS COLOMBIANOS: DOS CRIATURAS QUE CRECEN
Escuela de Economía – Universidad Sergio Arboleda
Postura Fiscal:
El deterioro de la postura fiscal de Colombia se hizo evidente con la reciente
publicación del Marco Fiscal de Mediano Plazo por parte del Ministerio de Hacienda
(julio 15 de 2015). Los siguientes cuadros son tomados de dicha publicación y
muestran la evolución esperada del Balance Fiscal del Sector Público Consolidado
para el período 2014 – 2016.
Los anteriores cuadros revelan que el Ministerio de Hacienda está esperando un
fuerte deterioro fiscal para 2016. Por ejemplo, el déficit consolidado pasaría de 1.8%
del PIB el año pasado a 2.4% en 2016. Esto equivale a un deterioro de casi 8 billones
de pesos o 60%. Más aún, tal como se observa en los cuadros, la mayor parte del
deterioro fiscal (72% o 5.6 billones) se materializaría entre 2014 y 2015. Surge una
pregunta: si el 72% del mayor hueco estimado se adjudica al presente año (del que,
por obvias razones, se tienen datos más robustos), ¿cómo será el hueco total a 2016
cuando el pulso de dicho año se pueda medir con mejores datos?
Pero supóngase que el 2016 está nítidamente proyectado. Lo más preocupante del
asunto no es el desmesurado deterioro fiscal consolidado, sino que la génesis de dicho
debilitamiento en la postura fiscal colombiana es el Gobierno Nacional Central, cuyo
déficit, como se puede ver en los cuadros, pasaría de 2.4% del PIB en 2014 a 3.6% en
2016. En pesos el hueco del Gobierno Central pasaría de 18.4 billones a 31 billones. Es
decir, un aumento de 50% cuando el hueco se mide en puntos del PIB o de casi 70%
(12.6 billones) cuando se mide en pesos. Así pues, si no fuera por lo que se espera del
nivel descentralizado, especialmente del balance que debe quedar en seguridad social
y del resultado de alcaldías y gobernaciones, el panorama fiscal sería aún más oscuro.
Ahora bien, al desglosar el deterioro en la postura fiscal del Gobierno Nacional
Central, se encuentra que este año habrá un incremento muy grande en dos rubros de
gasto sobre los cuales es necesario llamar la atención: intereses y gastos de personal.
El siguiente cuadro, también tomado del reciente Marco Fiscal de Mediano Plazo
publicado por el Ministerio de Hacienda, revela los datos.
Nótese que el rubro de intereses aumenta para este año en casi 4 billones de pesos o
23% (!!!). Es muy probable que semejante incremento se deba al brutal debilitamiento
del peso colombiano frente a las monedas en las cuales se emiten los bonos de deuda
pública externa (dólar y euro). Si es así, surge un interrogante: dado que el mercado
anticipó desde el año pasado semejante caída en el precio de las monedas de los
países emergentes, ¿por qué el Ministerio de Hacienda y su Dirección de Crédito
Público no hicieron algo por atenuar el golpe, por ejemplo, recomprando bonos
externos apalancándose en emisiones de TES? Es realmente inverosímil que los jefes
economistas del Ministerio de Hacienda no hubieran anticipado el choque externo
como para que desde esa cartera no se hubiera procedido a recomponer el mix (por
monedas) de la deuda pública.
Nótese también el gran incremento en gastos de personal: 2.1 billones de pesos de
mayor gasto en burocracia o, lo que es lo mismo, un salto de 12.5% en servicios de
personal. Realmente es muy difícil entender, por parte de cualquier analista
desprevenido, que, en medio de una destorcida económica como la que se prevé para
este año (el FMI ya revisó nuevamente a la baja – a 3% – el pronóstico de crecimiento
del país para 2015), la autoridad fiscal esté acomodando un choque de gasto público
de más de 2 billones de pesos en contratación de personas. El efecto no es de poca
monta pues ese incremento de 12.5% en los gastos de personal representa nada más y
nada menos que el 38% del mayor hueco del Gobierno Nacional Central a 2015. ¿Será
que la razón de semejante proceder, contrario a toda racionalidad del policymaker
responsable, esté en la política y las elecciones regionales de este año?
Continuando con el desglose del mayor hueco del Gobierno Nacional Central vale la
pena mencionar que, en sus proyecciones, el Ministerio de Hacienda parece estar
centrando sus esperanzas en la última reforma tributaria y en el crecimiento
económico rezagado como fuentes de compensación al desplome de ingresos fiscales
petroleros. El siguiente gráfico y párrafo, ambos tomados del reciente Marco Fiscal de
Mediano Plazo publicado por el Ministerio de Hacienda, así lo indican.
Si esto es así, ¿qué podrá esperarse del 2016 cuando, por un lado, el recaudo de
impuestos recae sobre los resultados económicos del lúgubre 2015 y, por otro lado,
los agentes económicos ya han aprendido a eludir los efectos de una reforma
tributaria que muchos empiezan a percibir como confiscatoria? Eso no es lo más
grave. Realmente lo que más preocupa es que la autoridad fiscal esté basando su
política fiscal en semejante quimera y no haya delineado un plan creíble y robusto de
ajuste ante la nueva realidad fiscal y económica.
Postura Externa:
Si por los lados de la postura fiscal llueve, en materia externa no escampa. Los datos
dejan ver que todos los sectores transables de la economía padecen de un fuerte
retroceso. Por ejemplo, los últimos datos de la Encuesta Mensual Manufacturera del
DANE revelan que la producción y las ventas industriales cayeron 2.6% y 1.7%,
respectivamente, entre enero y mayo (último dato disponible). Por su parte, datos de
la Agencia Nacional de Minería muestran que en el primer trimestre de este año
(último dato disponible) las producciones de oro y carbón retrocedieron 38.9% y
5.6%, respectivamente.
Ahora bien, las exportaciones totales del país han retrocedido 31.3% (!!!) entre enero
y mayo (último dato disponible). Aquellas originadas en el sector hidrocarburos
exhiben un desplome de 42.8%, lo cual se explica no sólo por el desplome en los
precios del crudo, sino también por una menor producción como consecuencia del
escalamiento terrorista y de la incertidumbre tributaria – jurídica que padece el
sector. Pero, además, el canal de transmisión de entre la tasa de cambio y las
exportaciones no tradicionales parece estar cerrado. En efecto, y a pesar de la fuerte
depreciación del peso colombiano, entre enero y mayo de este año las exportaciones
de manufacturas cayeron 6.6%, y que las de productos agropecuarios, alimentos y
bebidas sólo aumentaron 1.4%.
No es fortuito entonces que el último reporte del Banco de la República haya puesto
en evidencia el fuertísimo deterioro en la cuenta corriente de la balanza de pagos del
país.
Nótese que entre el primer trimestre de 2014 y 2015 el déficit en cuenta corriente del
país pasó de 4.6% a 7.0% del PIB. Esto, como se observa en el cuadro, equivale a un
incremento en el déficit externo de 1.1 billones de dólares (o de 27.4%).
Teniendo en cuanta que no se vislumbra a corto y/o mediano plazo ningún choque a
los fundamentales de la economía doméstica o mundial que permita pensar en una
reversión de semejante deterioro en la cuenta corriente, se avizoran las siguientes
posibilidades de ajuste:
1.
2.
3.
4.
Incremento en el influjo de capitales extranjeros.
Des acumulación de reservas internacionales.
Mayor debilitamiento del peso.
Combinación de las anteriores.
Sobre la opción 1 es importante distinguir entre capitales de corto plazo (portafolio) y
largo plazo (inversión extranjera directa). Pues bien, los datos de la balanza cambiaria
del Banco de la República dejan ver una caída a junio (año corrido – último dato
disponible) de 17.2% en los flujos de inversión extranjera directa que llega al país y de
76.5% en la inversión extranjera de portafolio en Colombia. Así las cosas, la opción 1
no parece ser la que esté anclando el ajuste.
Como se observa del anterior cuadro, la opción 2 tampoco parece estar activada. Por
el contrario, el cuadro muestra una pequeña acumulación de reservas internacionales
por parte del Banco de la República con corte al primer trimestre del año.
Así las cosas, por descarte emerge la opción 3 como aquella que acomodará el ajuste al
profundo desbalance externo que hoy padece la economía colombiana. En otras
palabras, es menester prepararse para una tasa de cambio nominal mucho más
depreciada (cercana a $3,000 pesos por dólar). La cuestión es que, como se vio atrás,
el canal de transmisión de un tipo de cambio debilitado hacia mayores exportaciones
no tradicionales parece estar cerrado.
Déficits Gemelos:
Con estos dos gemelos que siguen creciendo, y sin que haya un cambio en la postura
fiscal o monetaria, ¿qué se puede esperar? Simplemente que la simbiosis entre ambos
aumentará y, por ende, que ambos crecerán todavía más.
En efecto, la mayor depreciación que ha de venir para el peso colombiano aumentará
el gasto del Gobierno Nacional Central por el servicio de su deuda. Si el gobierno no
reduce gastos, el efecto fiscal del mayor gasto por intereses será grande, pues esta vez
la depreciación no aumentará los ingresos provenientes de las rentas petroleras o de
los demás sectores transables de la economía como quiera que, como se vio atrás, ese
canal de transmisión está apagado. En consecuencia, el mayor déficit del Gobierno
Nacional Central deteriorará aún más la postura macro – fiscal de la Nación, con lo
cual, naturalmente, el influjo de capitales externos de corto plazo (portafolio) y largo
plazo (inversión extranjera directa) seguirá retrocediendo. Si el Banco de la República
se obstina en mantener su política monetaria hiper – expansiva y no des acumular
reservas, el peso se debilitará aún más y el círculo comenzará de nuevo: más servicio
de deuda, más déficit fiscal, más deterioro en la postura fiscal de la Nación, menos
entrada de capitales, más depreciación de la moneda, etc…
He ahí la simbiosis entre este par de gemelos que se crecieron sin que las autoridades
económicas se dieran cuenta y que, con las políticas fiscal y monetaria actuales,
seguirán creciendo y creciendo. Un par de gemelos que pueden volverse un par de
gigantes.
¿Y el efecto sobre los hogares y las empresas?
Como el debilitamiento del peso no está generando más empleo e ingreso (el canal de
transmisión está desactivado), los mayores precios domésticos derivados de la
devaluación van a generar efecto negativo sobre el bienestar de las personas. Ello con
respecto al segundo de los gemelos o déficit externo. Y con respecto a la primera
criatura o déficit fiscal el horizonte no es difícil de prever: más deuda pública per
cápita que, tarde o temprano, los trabajadores y empresarios de hoy o sus hijos
tendrán que pagar. Y el precio que pagarán es el siguiente: más impuestos futuros y/o
más devaluación para licuar aún más los activos en pesos en donde los colombianos
depositaron sus ahorros, especialmente los títulos en pesos del gobierno (TES) que
hoy reposan en los fondos de pensiones.