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“EFECTO DEL ESTRÉS EN EL PATRÓN DE BOSTEZO DE DOS SUBLÍNEAS DE LA CEPA SPRAGUE-DAWLEY SELECCIONADAS POR SU FRECUENCIA DE BOSTEZO” Uribe CA1, Cortés MC1 y Eguibar JR2 1Instituto de Fisiología, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla 2Secretaria General, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Introducción En el Laboratorio de Neurofisiología de la Conducta y Control Motor del Instituto de Fisiología se cuenta con una sublínea de ratas con una alta frecuencia de bostezo espontáneo (20 bostezos/h), denominada HY (del inglés, high-yawning), y otra con una baja frecuencia (2 bostezos/h), LY (del inglés, low-yawning), ambas derivadas de la cepa Sprague-Dawley. Estudios previos han mostrado que las ratas HY manifiestan respuestas mayores ante distintos tipos de estresores. Se sabe que el estrés afecta el patrón de bostezo en los vertebrados, pero aún se desconoce cómo los antecedentes genéticos determinan este tipo de respuesta. Metodología Experimento 1, bostezo basal: se observó la frecuencia de bostezo durante 60 minutos, colocando a los sujetos en cristalizadores de vidrio con un papel filtro en el fondo, tapados con un cuadro de acrílico transparente, dejando una ranura de un centímetro para ventilación. Experimento 2, bostezo y estrés: se observó la frecuencia de bostezo dos días consecutivos. El día 1 se observó la frecuencia de bostezo. El día 2, los mismos sujetos fueron sometidos a estrés por restricción de movimiento durante 15 minutos para, posteriormente, observar la frecuencia de bostezo. Resultados Experimento 1: a lo largo de los 60 minutos de observación, la frecuencia de bostezo de HY es mayor que la de LY (nHY=82, nLY=71, F=12.5, gl=5, P<0.001). La frecuencia más baja en ambas sublíneas se encuentra a los 10 minutos y la más alta se encuentra en las HY a los 30 minutos y en LY a los 50 minutos. Sólo en las HY, se observa descenso significativo en la frecuencia de bostezo a los 60 minutos (ANOVA de dos vías, F=19.9, gl=5, P<0.001, seguida de Tukey, Q=7.3, P<0.001), sin embargo ésta es mayor que la de los primeros 10 minutos (Tukey, Q=8.8, P<0.001, véase figura 1). Experimento 2: Posterior a la inmovilización los sujetos HY disminuyeron significativamente su frecuencia de bostezo (n=8, T=1, P=0.02, prueba de Wilcoxon), en tanto que las LY lo incrementaron respecto a la sesión donde no fueron estresadas (n=12, T-= -5.5, P=0.009, prueba de Wilcoxon). Figura 1. Curso de la frecuencia de bostezo basal a lo largo de una observación en un cristalizador. Se observa que durante a los 10 minutos ocurre la menor frecuencia de bostezo respecto del resto de los períodos (ANOVA de dos vías, F=19.9, gl=5, P<0.001, seguida de la prueba de Tukey, *P<0.001) y que la frecuencia a los 30 minutos es mayor respecto de los primeros 20 y de los 60 minutos (Tukey, #P<0.001). Discusión El estrés moderado del primer experimento, provocado por un ambiente novedoso (el cristalizador) abate la frecuencia de bostezo en ambas sublíneas. Sin embargo a medida que transcurre el tiempo, la frecuencia aumenta, teniendo su pico a los 30 minutos en las HY y disminuyendo, progresivamente, alcanza una meseta de 5 b/10 min., a los 60 minutos. El estrés mayor del segundo experimento, provocó que la frecuencia de bostezo en las ratas HY disminuyera en tanto que la de LY aumentó, lo que indica que las primeras tienen mayor dificultad en recuperarse después de un estrés severo, lo que se relaciona con la mayor ansiedad mostrada en las pruebas de laberinto en cruz elevado y en el campo abierto. En conclusión, en las ratas HY se observa que el grado de estrés determina un cambio en el patrón de bostezo. Parcialmente financiado por el proyecto VIEP/BUAP/6/SAL/2011, por el CONACyT y por el Dr. E Agüera Ibañez, Rector-BUAP. CAUP es becario de Doctorado CONACYT, No. 213985.