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SEPA DEFENDER SU FE TEMA N°2 ¿PUEDO CAMBIARME DE RELIGION? Del Libro “Sepa Defender su fe” Primera Parte , Padre Miguel Jordá y Paulo Diercks. Queridos Hermanos: El otro día un hermano evangélico me dijo: ¿Por qué no viene a nuestro culto y se cambia de religión como aquél sacerdote católico que se hizo evangélico? Le contesté: Amigo mío, cambiar de religión sería para mí un pecado mayor. Pero dime, le pregunté, ¿Cómo se llama aquel sacerdote católico y que se cambió de religión? ¿Dónde vive? Y ¿Dónde paso eso?, no sabía qué contestarme. No sabía como se llamaba el sacerdote, ni donde vivía……..pero luego contó que tenía un cassette grabado con su testimonio. Bueno le dije, cualquier persona puede decir y grabar lo que quiera para sembrar dudas, pero este asunto me huele a mentira, y no olvidemos que “Dios odia a los, mentirosos” (Prov. 6, 17). Y suponiendo que sea verdad que algún sacerdote católico es infiel a su vocación, esa no es ninguna razón para que yo me cambie de religión. Jesús tenía Doce apóstoles y uno de ellos lo traicionó, pero no por eso hemos de abandonar a Jesús ni a la iglesia que El fundó. 1. ¿Por qué no me puedo cambiar de Iglesia? Primero, porque la religión no es como la política: hoy pertenezco a un partido y mañana no me gusta y me cambio a otro. La religión tampoco es como cambiar de camisa. La religión es algo que se merece mucho respeto. Además la religión católica, de la cual soy miembro, existe desde Jesucristo hasta ahora y es la única Iglesia fundada por Jesucristo sobre el apóstol Pedro y sus legítimos sucesores ( Mt. 16,13-19). Y además claramente Jesús dijo: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el final del mundo”. ¡ Y el Señor no miente! Ahora bien, la religión pentecostal comenzó recién en el año 1905 en los Estados Unidos, como un movimiento de renovación dentro de los metodistas y de a poco se fue extendiendo por todos los países de América Latina. Desde aquella fecha hasta hoy esta práctica de división ha sido como el distintivo de los pentecostales. Algunos hablan ahora de que ya son casi 300 las iglesias evangélicas distintas en América Latina. Les confieso que tengo mucho respeto por el movimiento pentecostal y hasta creo que puede llegar a ser un camino de santidad. Pero me es imposible cambiar de religión porque estoy completamente convencido de que la Iglesia Católica es la única fundada por Jesucristo sobre Pedro y, por lo tanto, la única verdadera. Un argumento que siempre debiera estar a flor de labios en los católicos es este: Jesús fundó la Iglesia Católica sobre Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” ( Mt. 16,18). De aquí se deduce que todas las Iglesias que son edificadas sobre otro fundamento que no sea Pedro contravienen la expresa voluntad de Cristo. No olvidemos esto. Junto al mar de Galilea El Señor dijo a Simón Tú estarás en el timón De la Santa Madre Iglesia. Además, la Iglesia Católica es la más antigua. Tiene 2000 años. ¿Donde estaban los evangélicos en los años 100, 500 y 1000 y hasta el siglo XVI? ¿Donde estaban cuando San Jerónimo tradujo la Vulgata? ¿Donde estaban cuando las grandes persecuciones romanas en que tantos cristianos murieron por Cristo? Si para los evangélicos la iglesia comienza con Lutero ¿Como salvan entonces la laguna temporal que hay entre el nacimiento de Jesús y el siglo XVI? ¿Qué pasa durante estos 15 siglos en la vida de la iglesia? ¿ Cómo se cumple durante este lapso la promesa de Jesús “Yo estoy con ustedes todos los días”’?. Los evangélicos aparecieron solo a partir de 1517, por lo tanto no tienen ni historia ni el tesoro de la Tradición cristiana que tenemos nosotros. Tampoco tienen esa pléyade de casi un millón de mártires que han dado la vida por Cristo y que tenemos los católicos como un gran regalo de Dios. Pero hay más. Dentro de la Iglesia Católica, Dios me comunica su Espíritu Santo y todos sus carismas y dones espirituales. Dentro de la Iglesia encuentro la verdadera adoración al Dios único y verdadero. La Iglesia católica me comunica sus sacramentos, que son signos sagrados por los cuales Cristo me santifica. Y es sobre todo la Iglesia católica la que me ofrece el Pan de vida en la Eucaristía o Santa Misa. “Yo soy el Pan de vida que bajó del cielo, dice Jesús, y si ustedes no comen del Cuerpo del Hijo del Hombre y no beben su Sangre, no tienen vida”. (Juan 6,51,53). La verdad es que hay muchas cosas que dejó Cristo en la Iglesia que no las encuentro en las iglesias evangélicas y que sí, reitero, las encuentro en la Iglesia Católica. 2. La cuestión del trago. Ahora bien, a veces los hermanos llaman a cambiarse de religión por la cuestión del trago. Quieren dar la impresión de que los católicos somos todos unos borrachos. ¡Qué injusticia y qué calumnia más grande! Llaman a cambiar de religión “para no tomar más” ¡Como si la religión católica fuera un una religión de borrachos! Esto es una gran injusticia y falta de caridad. Y aunque a veces hay personas que han dejado el trago al hacerse evangélicos, ello no significa, reitero, que nuestra religión sea una religión de borrachos. En estos últimos tiempos y en algunos lugares, muchos católicos por distintas razones se han pasado a los hermanos evangélicos. Pero yo les digo a los católicos: No se desanimen. “No temas pequeño rebaño”, porque al Padre de ustedes le agradó darles el Reino (Lc. 12, 32). En la historia de la Iglesia Católica, una historia de 2000 años, hubo épocas en que casi todos abandonaron la verdadera fe. Por ejemplo en el año 365 se metió la herejía del arrianismo entre los creyentes y casi todos, hasta muchos obispos y sacerdotes, abandonaron la Iglesia. Terminó el arrianismo y volvieron otra vez a la Iglesia Católica. ¿Sucederá ahora igual? En el año 1200 aparecieron en Europa los Cátaros y los Waldenses, hombres muy piadosos y espirituales, predicaban otra religión y dada la impresión que iban a terminar con todos los católicos. Luego termino el fervor de estos grupos y hoy en día nadie habla de ellos. Pero la Iglesia Católica sigue. En los años 1500, Lutero y Calvino protestaron contra algunos abusos que había en el interior de la Iglesia católica. Formaron iglesias separadas, las iglesias protestantes, que después con el tiempo se dividieron en muchísimas iglesias. Hoy en día las iglesias evangélicas se sienten avergonzadas por tantas divisiones y nosotros los católicos también, porque esto contraviene la expresa voluntad de Cristo que quiere ver a sus seguidores todos unidos como una sola familia. La división en la Iglesia es la gran tentación de todos los tiempos. El Espíritu Divino hoy suscita el Ecumenismo al interior de todas las iglesias a fin de recuperar la unidad perdida. 3. Los Falsos Profetas. Ya en los tiempos de San Pablo, se metieron falsos profetas que entregaban enseñanzas mentirosas: “Hermanos, dice el Apóstol, les ruego en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo que ser pongan de acuerdo y que no estén divididos”. ( 1 Cor.1.10). “Me admira mucho que ustedes estén dejando tan pronto a Dios y que estén siguiendo un mensaje de salvación tan diferente. Lo que pasa es que hay algunos que les molestan a ustedes y quieren cambiar el mensaje de salvación de Cristo. Pero si alguien les da a ustedes un mensaje de salvación distinto del que les hemos dado, que la persona sea puesta bajo nuestra maldición” (Gal.1,6-9). Lo mismo escribe San Pablo en su Carta a los Corintios contra los falsos apóstoles ( 2 Cor. 11,1-15). Algunos se han desviado y se han perdido en discusiones inútiles. Quieren ser maestros de religión, pero no entienden ni lo que ellos mismos dicen, ni o que pretenden enseñar con tanta seguridad. ( 1 Timot. 1, 4-7 y 6. 3-5). También el Apóstol Pedro advierte contra los que enseñan mentiras: “Hay maestros mentirosos entre ustedes. Ellos enseñan secretamente sus ideas dañinas, negando así al propio Señor que los salvó. Hablan mal del verdadero camino que es el Evangelio y en su ambición de dinero, los explotan a ustedes con enseñanzas falsas. ( 2 Pedro 2,1-3). 4. Predicar el Evangelio “a mi manera”. Queridos amigos: estos textos no los invento yo, están escritos en la Biblia. Y al igual como en otros tiempos había grupos de cristianos que predicaban el Evangelio a su manera, no debemos asustarnos que ahora también aparezcan grupos que predican y explican el Evangelio a su manera. No se desanimen, no se dejen engañar, no acepten verdades a medias que son lo mismo que una mentira. Siempre ha existido la tentación de abandonar la Iglesia Católica y formar nuevas iglesias. Siempre que hay problemas, crisis o pecado en el seno de la Iglesia se producen divisiones. Es lo mismo que una familia. Supongamos que un día todo va mal en casa, que papá y mamá discuten y pelean. No por eso los hijos deben arrancarse de la casa, sino que, con prudencia y cariño, deben pedir que los padres se corrijan y se amen entre sí. Donde hay pecado hay desunión, cismas, herejías, discusiones…. Y donde hay virtud, hay unión, de donde resulta que todos los creyentes tienen un solo corazón y una sola alma. Así también debemos amar a esta Iglesia de Cristo que es santa y pecadora, y pedir la purificación de esta gran familia de Dios. Así pues, sería un pecado mayor salirse de esta Iglesia Católica para formar otra iglesia. Cada uno tiene que hacer su propio “mea culpa” por la responsabilidad que le cabe en la marcha de la Iglesia. Ojala nuestra Iglesia pudiera aparecer”sin mancha ni arruga”, pero por el momento, somos peregrinos a la eternidad, todos somos caminantes y a todos se nos pega el polvo del camino. Y aunque todos abandonen la Iglesia Católica, yo seguiré siendo miembro de esta Iglesia de Cristo. No olvidemos que al final de la vida de Jesús casi todos lo abandonaron. Y hoy más que nunca tienen vigencia aquellas palabras de Jesús: ¿ Y ustedes también quieren abandonarme? Al pie de la cruz de Jesús estaban solo su Madre María, el apóstol Juan y algunas mujeres (Juan 19,25-27) ¿Dónde estaban los otros discípulos? Ya cuando Jesús hablo a sus discípulos acerca de comer su Cuerpo y beber su Sangre (Juan 6,56) muchos discípulos le dijeron: “Esto que dice es muy difícil de aceptar, ¿Quién puede hacerle caso?”(Jn.6,60) Y muchos lo abandonaron. Luego Jesús preguntó a sus Doce apóstoles: “ ¿Quieren irse ustedes también?” (Jn.6,67). Queridos hermanos católicos, después de todo, les he hablado con mucho amor, pero con un amor que busca la verdad. No tengo ninguna intensión de ofender a nadie. Y termino recordando que, por cosas muy respetables que tengan las religiones evangélicas, el Concilio Vaticano nos dice que solamente en la Religión Católica está la plenitud de la doctrina de Cristo y la plenitud de los medios de salvación dejados por Cristo a su Iglesia. Y si alguien queda con dudas acerca de algún aparte de esta carta, converse con cualquier sacerdote religioso o laico bien formado. Solamente la verdad nos hará libres. El Ecumenismo ¿Cuál es el objetivo primordial del Concilio Vaticano? El objetivo primordial del Concilio Vaticano fue promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos, porque siendo una sola la Iglesia fundada por Cristo Señor, son muchas , sin embargo, las denominaciones cristianas que se presentan a los hombres como la herencia de Jesucristo, Y naturalmente esta división, además de contradecir abiertamente a la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y daña a la predicación del Evangelio a todos los hombres. Así pues, el ecumenismo es un movimiento que busca favorecer y fomentar la unidad de los cristianos para que, superados poco a poco los obstáculos que impiden la perfecta comunión eclesial, todos nos congreguemos en una única celebración de la Eucaristía. El verdadero ecumenismo no puede darse sin una conversión interior. Tenemos que implorar esta gracia del Espíritu Santo y orar para que pronto llegue el día de la perfecta unidad tan deseada y querida por Jesús. Dios quiera que vayamos avanzando hacia la plena unidad. Hacia aquella unidad que pidió Jesús en su oración sacerdotal:” Que todos sean uno como Tú, Padre, estás en mí y Yo en Ti” (Jn. 17,21). Para ello se requiere conversión del corazón y reconocimiento de las propias culpas. Pero digamos que hoy por hoy solo se puede hacer ecumenismo con aquellas iglesias que están abiertas al dialogo que son las iglesias tradicionales europea. Con las sectas procedentes de EE UU, no hay ninguna apertura al dialogo y frente a ellas lo que conviene es saber defender y estar preparado para desarmar su argumentación.