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Pabellón alemán de la Exposición Universal de Barcelona de 1929, Mies Van der Rohe, (reconstrucción de 1986) El Pabellón de Barcelona, obra simbólica del Movimiento Moderno, ha sido estudiado e interpretado exhaustivamente al tiempo que ha inspirado la obra de varias generaciones de arquitectos. Fue diseñado por Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969) como pabellón nacional de Alemania para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. Construido con vidrio, travertino y distintas clases de mármol, el Pabellón se concibió para albergar la recepción oficial presidida por el rey Alfonso XIII junto a las autoridades alemanas. Tras la clausura de la Exposición, el Pabellón fue desmontado en 1930. Con el tiempo se convirtió en un referente clave tanto en la trayectoria de Mies van der Rohe como para el conjunto de la arquitectura del siglo XX. La significación y el reconocimiento del Pabellón llevaron a pensar en su posible reconstrucción con motivo del centenario del nacimiento de Mies van der Rohe (1986) y financiado por el Ayuntamiento de Barcelona. En 1980, Oriol Bohigas impulsó esta iniciativa desde la Delegación de Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona, e Ignasi de Solà-Morales, Cristian Cirici y Fernando Ramos fueron los arquitectos designados para la investigación, el diseño y la dirección de la reconstrucción del Pabellón. Los trabajos se iniciaron en 1983 y el nuevo edificio se inauguró en 1986 en su localización original. El hecho de que el edificio no tuviera que cumplir ninguna función concreta permitió al arquitecto centrarse exclusivamente en resolver los problemas que planteaba la nueva arquitectura neoplástica. En primer lugar, se utilizan como elementos sustentantes ocho finos pilares de gran delicadeza y elegancia. De esta forma los muros no tienen función sustentante, lo que permite colocar los tabiques y los cerramientos del edificio de una forma completamente independiente, creando así una planta libre, donde lo único que interesa es jugar con la creación de formas al exterior y la creación de espacios libres y abiertos al interior. Como estos tabiques exhiben sobre todo su planitud, la estética que surge de aquí es la de una geometrización de formas planas que avanzan y retroceden ante el espectador En el exterior se mantiene la premisa de eludir cualquier manifestación ornamental, aunque no obstante, se utilizan materiales de gran calidad como mármoles, ónices, aceros cromados y sobre todo amplios vidrios que llenan de luz el espacio interior y conservan ese sentido cristalino del exterior iniciado en la Bauhaus y que a partir de este momento no hará sino crecer como recurso arquitectónico. Al interior el espacio adquiere plena libertad, imbricándose plenamente al exterior y ampliándose así de una forma casi infinita. La sensación es realmente espaciosa, muy luminosa, y unitaria. Materiales Cristal, acero y cuatro tipos distintos de mármol (travertino romano, mármol verde de los Alpes, mármol verde antiguo de Grecia y ónice doré del Atlas) fueron los materiales utilizados en la reconstrucción. Todos ellos de las mismas características y procedencia que los utilizados inicialmente en 1929. La originalidad de Mies van der Rohe en el uso de los materiales no radica en la novedad de los mismos sino en el ideal de modernidad que expresaban a través del rigor de su geometría, de la precisión de sus piezas y de la claridad de su montaje. Mies Nació como el más joven de los cuatro hijos de una familia católica, propietaria de un negocio y taller de cantería. Tras terminar sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios, empezó a trabajar en el taller de su padre, donde adquirió un gran conocimiento y dominio en el trabajo de la piedra. Posteriormente se incorporó al despacho de arquitectura de Bruno Paul en Berlín. Mientras trabajaba en este despacho recibió su primer encargo como arquitecto: la casa del catedrático de filosofía de la universidad de Berlín Alois Riehl. Este proyecto le abrió el acceso a los círculos de la sociedad de los que procederían sus futuros clientes, sobre todo intelectuales y artistas, así como hombres de negocios de la industria y las finanzas. Unos años después trabajó en el despacho de Peter Behrens, bajo cuya influencia Mies desarrolló un estilo arquitectónico basado en técnicas estructurales avanzadas y en el clasicismo prusiano. También realizó diseños innovadores con acero y vidrio. En aquellos años, Mies colaboró con la revista "G" e hizo contribuciones importantes a la filosofía de la arquitectura como director del proyecto Weissenhof, el cual tenía por objetivo investigar innovaciones en los prototipos de vivienda moderna, y, sobre todo, como director de la famosa Escuela de la Bauhaus. En 1929 Mies recibe el encargo de proyectar el Pabellón nacional de Alemania para la Exposición Internacional de Barcelona, el cual consistía básicamente en un salón protocolar y para el que hizo un diseño que lo convertiría no sólo en la atracción del evento, sino en una de las obras de arquitectura más innovadoras que se han hecho por la extrema simpleza de sus elementos y composición espacial. Mies decidió abandonar Alemania a finales de los 1930 cuando vio como los Nazis iban siendo cada vez más poderosos. Se marchó a los Estados Unidos, país donde ya era conocido como arquitecto y diseñador influyente. En Chicago fue nombrado decano de la escuela de arquitectura del Instituto Tecnológico Armour (en la actualidad Instituto Tecnológico de Illinois). Su única condición para aceptar el puesto fue de poder rediseñar los edificos del recinto universitario. Todavía hoy siguen en pie algunos de ellos, incluyendo la sede central del colegio de arquitectura. En 1958 Mies construyó el edificio Seagram en Nueva York, que se consideró la máxima expresión de la arquitectura internacional. Se trata de un edifico de fachadas acristaladas, de líneas claras y sobrias, construido según la técnica del "muro cortina" desarrollada por Mies, que consiste en un fachada sin función de sustentación, la cual recae en pilares situados detrás de ésta. Mies recibió numerosos encargos para diseñar edificios de todo tipo, incluidos algunos rascacielos que siguen siendo totalmente actuales en su diseño a pesar de los años transcurridos. A lo largo de su vida profesional Mies luchó por conseguir una arquitectura de carácter universal y simple, y que fuese honesta en el empleo de los materiales y en las estructuras. Fue así como hizo célebre la frase "less is more" ("menos es más"), la cual se convirtió en el lema de la arquitectura de vanguardia de la primera mitad del Siglo XX, y al mismo tiempo en uno de los conceptos más discutidos en la teoría Arquitectónica. También, como diseñador, Ludwig Mies Van Der Rohe creó la muy famosa línea de muebles "barcelona", que son, hoy en día, considerados hitos del diseño. Un ejemplo de ello es la Silla Barcelona. La Silla Barcelona La historia de la silla Barcelona empezó con un hombre llamado Ludwig Mies Van de Rohe en 1929. Mies, un hombre de origen alemán, nació en 1886 y se convirtió en uno de los arquitectos modernistas más importantes de su tiempo. Mies sirvió durante algún tiempo en los treintas como director de la renombrada escuela de diseño Bauhaus en Alemania. Como muchos arquitectos él entendió la importancia de usar los muebles correctos para complementar el propósito del edificio si quería que hubiera armonía en el diseño. Así, el trabajo de Mies en la arquitectura efectivamente lo llevó al diseño de muebles. El Pabellón de Mies Van de Rohe en Barcelona alberga las 2 sillas Barcelona diseñadas para el rey y la reina de España Con el Pabellón Mies logró plasmar su visión de un edificio moderno con un flujo espacial libre, pero con libre, acero y cuatro tipos de mármol. Sin embargo, una vez hubo creado el edificio en su mente, pasó a diseñar los muebles que deberían ser usados allí. Crear muebles puede parecer una tarea simple en comparación con todo un edificio, pero no para Mies: "La silla es un objeto muy difícil. Todo aquel que ha tratado de hacer una sabe eso. Hay infinitas posibilidades y muchos problemas - la silla tiene que ser ligera, tiene que ser fuerte, tiene que ser cómoda. Es casi más fácil construir un rascacielos que una silla." - Mies 1930 La Exposición era una feria mundial, un evento importante con la realeza Española y varios representantes de gobiernos europeos. Mies era consciente del significado de la ocasión. Él sabía que tenía que diseñar una 'silla importante, muy elegante y costosa. Tenía que ser monumental. No podría ser una silla de cocina.". Mies acertó y en efecto sus sillas sirvieron como tronos para el Rey y la Reina de España cuando visitaron el Pabellón. En su momento las Sillas Barcelona eran el único mobiliario en todo el edificio. Desde este prometedor inicio las Sillas Barcelona pronto se convirtieron en símbolos de estatus, íconos de diseño. Estas muestras fueron un éxito instantáneo gracias a la fluidez y el carácter atemporal de su diseño. Volver al tema Visita virtual desde la web: Mies Barcelona Volver a la Presentación