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COMUNICACIÓN PÚBLICA AL DR. MAURICIO SANTAMARÍA, MINISTRO DE LA PROTECCIÓN SOCIAL DE COLOMBIA Bogotá, 09 de agosto de 2010 Doctor MAURICIO SANTAMARÍA SALAMANCA Ministro de la Protección Social Ministerio de la Protección Social Bogotá Cordial y respetuoso saludo. Quienes firmamos este documento en nombre de las instituciones y organizaciones que representamos, queremos pedirle que acepte compartirle nuestros puntos de vista acerca de temas relativos al Ministerio que Usted conduce. Lo hacemos precisamente apenas comienza su gestión, con la expresa intención de que podamos mantener permanentemente un diálogo fructífero sobre temas que nos comprometen mutuamente con la población del país. Los ciudadanos colombianos han identificado que los asuntos relativos al sistema de salud constituyen una de sus más importantes preocupaciones, al lado de los problemas relativos al empleo. No nos cabe duda de que el nuevo gobierno nacional comprende bien este sentir ciudadano y que actuará en consecuencia. Así las cosas, el Ministerio de la Protección Social tiene por delante la altísima responsabilidad de orientar la formación y el desarrollo de las políticas que superen los altos niveles de desempleo, los elevados índices de empleo informal, la progresiva precarización de las condiciones laborales y salariales, así como la gravísima y prolongada crisis de la salud pública y del sistema de seguridad social en salud. La amplia discusión pública producida con motivo de la declaración por parte del Gobierno Nacional de la “Emergencia Social en Salud” en diciembre del año 2009 y que finalmente fue considerada inconstitucional por la Corte Constitucional, evidenció posturas significativas de instituciones académicas, de grupos de investigación, de gerentes y juntas directivas de hospitales públicos y privados, de organizaciones de la sociedad civil y especialmente de los pacientes y afiliados al Sistema de Seguridad Social en Salud, que a nuestro juicio deben ser tenidas en consideración con todo cuidado por el Gobierno y por Usted como Ministro. 1 Sin ninguna duda, este conjunto de voces expresó su gran insatisfacción con la evidente acumulación de dificultades derivadas de aspectos como los siguientes: Debilitamiento de la función rectora del Estado sobre el sistema de salud y en consecuencia la generación de una alta permisividad para que las Entidades Promotoras de Salud hayan asumido un poder dominante en detrimento de los intereses y necesidades de los demás actores del sistema. Persistencia de altos niveles de corrupción, evasión y elusión, sin que la Superintendencia Nacional de Salud haya tenido la capacidad para interponer efectivos frenos a estos desbordamientos. Pérdida de la convicción de que el país requiere planes de salud para el mediano y largo plazo, con definición de metas y objetivos de salud y bienestar para la población. Debilitamiento de las políticas de salud pública, en correspondencia con un énfasis casi total en los aspectos financieros y asistencialistas del sistema, que ha impedido planificar e implementar acciones con metas de largo plazo para el efectivo control de problemas prioritarios de salud pública y para el desarrollo en la población colombiana de una cultura de la salud. Segmentación desigual e injusta de la población en multiplicidad de planes de beneficio, con el establecimiento de derechos diferentes para cada segmento, que desdice de la convicción universal y de la doctrina constitucional de que la salud es un derecho fundamental y en consecuencia igual para todas las personas sin distingos étnicos, regionales, económicos, políticos o ideológicos. Fragmentación de la prestación de atención en salud a los pacientes, afectándose el principio de su manejo integral, oportuno y digno, y produciendo la insatisfacción de la población dados los riesgos para la salud y la vida que esto ha producido. Debilitamiento de la red hospitalaria pública, especialmente en su capacidad resolutiva y en sus posibilidades de supervivencia, al sometérsele permanentemente a amenazas y presiones financieras que contradicen la esencia de servicio público que ellas deben tener. Retrocesos en la descentralización pactada en la ley 100 de 1993, reflejados en leyes o decretos expedidos por el gobierno nacional que van en detrimento de la autonomía municipal, disminuyendo la capacidad de gestión frente a las competencias que como autoridad pública tiene para desempeñar una adecuada función en el Sistema General de Seguridad Social en Salud. Interferencias indebidas en la autonomía intelectual de los profesionales de la salud y vulneración de su derecho al ejercicio ético de la profesión. Debilidad de las políticas orientadas a la planeación, desarrollo y cualificación del talento humano necesario para la adecuada atención de los pacientes de acuerdo con el marco teórico de promoción de la salud e incorporación de los avances científicos y tecnológicos de las disciplinas de la salud. 2 Desequilibrios financieros originados en la desviación y sustracción de recursos por vía de la corrupción, en los altos costos de la intermediación, en la reducción de transferencias de la nación a los entes territoriales, en la utilización de recursos del FOSYGA en Títulos de Tesorería por parte del gobierno nacional y en el incumplimiento de pagos por parte de las Entidades Promotoras de Salud a las Empresas Sociales del Estado e IPS. Desviación por parte de las entidades recaudadoras y administradoras de los recursos del sector, de los dineros recibidos por concepto de cotizaciones, confundiendo los recaudos parafiscales con ingresos propios, dando destinación indebida a dineros del Estado en contravía con la Constitución, la Ley, la Jurisprudencia y la Doctrina. Consideramos que el país debe abocar colectivamente el diseño de un sistema de salud que no solamente resuelva las grandes falencias identificadas, sino también que consiga el apoyo y la aceptación de los ciudadanos como garantía para avanzar consistentemente en el mejoramiento de las condiciones de bienestar y de salud de la población. Este ultimo propósito no parece posible si el Gobierno Nacional y el Congreso de la República se empeñaran en hacer retoques precipitados -y con la exclusiva discusión en círculos cerrados- a la normatividad actual del sistema, desconociendo el reclamo ciudadano de que se avance en discusiones amplias conducentes a la realización de transformaciones fundamentales a la filosofía y a la arquitectura del modelo de salud que se instituyó bajo la normatividad de la ley 100 de1993. Nuestra propuesta es que el alto gobierno y el Ministerio que Usted preside organicen un amplio proceso de discusión, en el que participen vivamente la academia, la sociedad civil, los pacientes y afiliados al Sistema de Seguridad Social en Salud, las Entidades Promotoras de Salud, las IPS privadas, las Empresas Sociales del Estado, los gobiernos departamentales y municipales, el Congreso de la República y el Gobierno Nacional, para la realización de un proceso de Concertación Social que defina los fundamentos conceptuales que deben presidir el sistema de salud, redefina los roles de cada uno de los actores y acuerde los elementos sustanciales de la arquitectura del sistema en estos aspectos: i. Regulación del sistema; ii. Financiación del sistema; iii. Gestión del sistema; iv. Prestación, acceso y uso de los servicios de salud. Consideramos que un plausible punto de partida para iniciar la discusión y el proceso de concertación social que sugerimos, es la adopción de los siguientes tres principios como fundamentos conceptuales del sistema de salud: 1. La salud es un derecho humano fundamental directamente vinculado con la dignidad de las personas y debe presidir la organización del sistema de salud y la disposición de los servicios. 2. El Estado es el responsable de la gobernabilidad del sistema de salud y debe interponer las acciones positivas necesarias para que la 3 representación del interés colectivo que él significa no sea derivado a ninguno de los actores del sistema. 3. El concepto de sistema de salud trasciende la sola disposición de servicios asistenciales y comprende la adecuada formación y desarrollo de políticas públicas que ayuden a mejorar las condiciones de bienestar y de salud de los colectivos poblacionales. Augurando que su gestión sea muy exitosa, esperamos que se den adecuadas respuestas a nuestros puntos de vista y a los de otras organizaciones y personas que igualmente pueden aportar significativamente al objetivo de diseñar instituciones que respondan al clamor democrático de superar las iniquidades y que contribuyan al logro de las metas del desarrollo social con justicia y empoderamiento de los sectores sociales aún postergados. Atentamente, ALVARO CARDONA Decano Facultad Nacional de Salud Pública Universidad de Antioquia OLGA LUCÍA ZULUAGA R. Directora Ejecutiva Asociación Colombiana Empresas Sociales del Estado y Hospitales Públicos, ACESI 4 YESID HERNANDO CAMACHO J. Presidente Asociación Nacional de Trabajadores Hospitalarios de Colombia (ANTHOC) OLGA LUCIA VASQUEZ Directora Ejecutiva Corporación Colombiana de secretarios municipales y Distritales de salud - COSESAM ALDO ENRIQUE CADENA ROJAS Presidente Sindicato Nacional de la Salud y Seguridad Social “SINDESS” NESTOR ALVARES LARA Presidente Asociación de Pacientes de enfermedades de alto costo. 5 JOSE VILLAMIL Director Ejecutivo Veeduría Nacional de Salud SERGIO ISAZZA Presidente Federación Medica Colombiana MIGUEL ANGEL RENDÓN MONCADA Director Ejecutivo Alianza Cooperativas de Hospitales Públicos Copias: Comisión VII del Senado de la República Comisión VII de la Cámara de Representantes Corte Constitucional de Colombia Representación OPS/OMS en Colombia. Instituciones académicas Grupos de Investigación Organizaciones sociales Medios de comunicación 6