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Comité Económico y Social Europeo Comisión Consultiva de las Transformaciones Industriales (CCMI) «Actuar a escala local» en el marco de Europa 2020 Mesa redonda del CESE sobre política industrial – Madrid, 20-21 de octubre de 2011 INFORME RESUMIDO DE LA DELEGACIÓN DE LA CCMI (Sr. van Iersel, Sr. Gibellieri y Sr. Jírovec) 1. Introducción El 4 de mayo de 2011, el Comité Económico y Social Europeo (CESE) aprobó un dictamen sobre la Comunicación de la Comisión Europea sobre la política industrial, una de las iniciativas emblemáticas de la Estrategia Europa 2020. La aprobación de este dictamen está vinculada a varias acciones de seguimiento. Como parte de estas acciones se organizó en Madrid una mesa redonda de día y medio de duración sobre política industrial para compilar las aportaciones de los diferentes actores económicos y sociales mas representativos de la actividad industrial española, así como de altos representantes de la administración española, con el fin de evaluar el compromiso de los agentes locales en el proceso de reforma. España se eligió para el seguimiento local por razones diversas: básicamente es una de las grandes economías de la zona Euro, pero que está sufriendo especialmente los efectos de la crisis económica. Por otro lado, ofrece como referencia un Plan de Política Industrial específico para relanzar una política industrial competitiva. La mesa redonda se estructuró en tres bloques, centrados respectivamente en las instituciones, los interlocutores sociales y otras partes interesadas. Cada uno de los tres bloques se dividió, a su vez, en una serie de entrevistas entre una delegación de tres miembros del CESE –el ponente, el coponente y el presidente del grupo de estudio correspondiente– y una o más partes interesadas (véase programa adjunto). Previamente se había enviado un cuestionario a los participantes –junto con la Comunicación de la Comisión y el Dictamen del CESE– para proporcionarles orientaciones sobre los temas que se abordarían en la reunión. Sin embargo, se dio libertad a cada organización para que se pronunciara sobre la política industrial a su propia manera. El presente documento constituye un informe resumido sobre los resultados de los debates y no debe considerarse el acta de las reuniones. Con anterioridad a esta mesa redonda en España se había celebrado previamente un acto similar en Varsovia los días 27 y 28 de junio de 2011. F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... ES -2- 2. Contexto económico Desde principios de la década de los 90 la economía española recorrió una década de crecimiento, creándose una etapa expansiva. Sin embargo, a partir del año 2008, con la crisis bursátil unida al estallido de la burbuja inmobiliaria, la economía sufre una disminución de sus índices macroeconómicos y los efectos de la crisis financiera mundial se incrementan notablemente en España. Aunque durante el año 2011, España experimentó la senda de un crecimiento débil con un avance interanual del 0,7 %, probablemente en 2012 la economía española sufrirá probablemente por las tensiones de la crisis de deuda soberana. La contracción de la economía tras la primera crisis financiera tuvo su agravante en España con el estallido de la burbuja inmobiliaria, ya que desde finales de los años 80 representó el gran motor del crecimiento en este país. El boom inmobiliario se exacerbó con la liquidez en el crédito y la estabilidad de la moneda única. El resultado inmediato fue la contracción de la economía por la falta de liquidez y un incremento espectacular del desempleo, que pasó de cifras en torno al 11 % en el año 2000 a las actuales de un 23 % (50 % juvenil) en 2011. A simple vista, todo este proceso y estos datos parecen encajar dentro del contexto de crisis global acrecentada por la crisis de deuda soberana en la Eurozona. Algunos podrían pensar que España estaría en el grupo de países que estarían pagando las consecuencias de una desmesurada expansión y falta de seguimiento de los criterios de convergencia económica de la zona euro en las últimas dos décadas. Sin embargo, estas opiniones estarían alejadas de la realidad, ya que en la reciente década de expansión económica fue uno de los pocos países que cumplió fielmente los criterios de convergencia económica, con una política fiscal estabilizadora contraria al ciclo y con superávit presupuestario que disminuyó la deuda publica hasta colocarla en un 37 % del PIB. Además, su sistema bancario, aunque no exento de fallos, no tuvo que ser rescatado por el Estado. ¿Qué ha sucedido a una economía en plena expansión desde la década de los 90 hasta el comienzo de la crisis en 2008, con unos excelentes resultados y que cumplía con creces los niveles de los criterios de convergencia económica impuestos para la zona euro? ¿Cómo es posible un descenso de la actividad económica tan significativa y unos niveles de paro que triplican los de algunos países europeos? En primer lugar, la economía española adolece de unos desequilibrios estructurales que tienen su origen en una productividad baja y una escasa competitividad que se arrastran desde hace varias décadas y con un tejido industrial atomizado. Estas deficiencias fueron temporalmente «despejadas» durante la recuperación económica que acompaña a la incorporación de España a la Unión Económica y Monetaria y el aumento de inversión extranjera que se produjo alimentada por los bajos tipos de interés bancarios y el despegue de los sectores industriales ligados a la construcción de viviendas residenciales que creció de modo exponencial llegando a alcanzar en 2007 un 17,9% del PIB, aunque el F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... -3peso real en la economía fue mucho más elevado llegando a un 39 % incluyendo el sector servicios relacionados directamente con la vivienda. En segundo lugar es un modelo de crecimiento que adolece de unos desequilibrios identificados y centrado desde mediados de los años 1990 en la demanda interna y en la construcción (sector con baja productividad y capacidad de innovación) que ha significado que un gran numero de sectores industriales y de servicios conexos se concentrara en la demanda interna del mercado inmobiliario residencial (cemento, acero, cerámica, química, mueble, bienes de equipo, aparatos eléctricos, etc.). El estallido de la burbuja mobiliaria originada con la crisis financiera se ceba en la crisis de la deuda soberana y la falta de crédito para las empresas. En tercer lugar la creación y expansión de grandes empresas de implantación global y altamente competitivas en determinados sectores (turismo, banca, infraestructuras, telecomunicaciones, medio ambiente, transportes, etc.) no ha compensado el bajo nivel de actividad económica en otros sectores que tienen un tejido industrial muy atomizado, con empresas de pequeñas dimensiones y concentrado en sectores tradicionales, ampliamente dependientes de la demanda interna. Existen otros factores que han contribuido notablemente al deterioro de la situación: las aportaciones directas de la Unión Europea (Política Agrícola Común y Fondos Estructurales y de Cohesión) han disminuido sustancialmente a partir del año 2005 en razón de la incorporación de nuevos países que tienen un gran peso agrícola y con niveles de PIB per cápita muy inferiores que han aumentado estadísticamente los niveles de renta en regiones españolas con niveles insuficientes de desarrollo. Es necesario señalar que en noviembre del año 2011 ha habido un cambio de gobierno en España. Por este motivo, la celebración de la mesa redonda sobre política industrial se lleva a cabo en este clima pre-electoral, caracterizado por falta de actividad y de medidas de fondo en los meses previos y con la incertidumbre sobre la continuidad de las medidas que en su momento fueron adoptadas por el gobierno saliente. El nuevo gobierno salido de las urnas tras las elecciones del 20.11.2011 ha profundizado en las medidas iniciadas por el Gobierno anterior para contrarrestar la crisis de deuda soberana y relanzar la productividad y la competitividad. Las primeras medidas adoptadas están en línea con las recomendaciones del Consejo Europeo y van encaminadas a recuperar las finanzas públicas y continúan el camino ya iniciado por el gobierno anterior: Contracción del gasto público a nivel de todas las administraciones públicas. Al fijarse objetivos de reducción del déficit a muy corto plazo, los recortes están siendo durísimos, especialmente en algunas Comunidades Autónomas, afectando especialmente a recortes en empleo público, inversiones y prestación de servicios básicos como la educación y la sanidad públicas. Dentro de este marco de recortes, los objetivos de crecimiento en áreas F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... -4clave para favorecer los objetivos de la Estrategia Europa 2020 se verán revisados a la baja. Incrementar los ingresos públicos mediante la lucha contra el fraude fiscal y el incremento de la recaudación por impuestos: básicamente impuesto sobre la Renta y el capital. El IVA se mantiene en el 18 %, tras su incremento de 2 puntos en 2011. Estas medidas están siendo criticadas severamente, ya que hacen caer el peso de la recaudación en las clases medias, lo que disminuye el consumo y, por ende, la recaudación. Un paquete de medidas estructurales que, por el momento, afectan a dos grandes áreas: el sector bancario y una gran reforma del mercado de laboral. 3. Características de la política industrial española: Su reciente evolución y su encaje actual en el marco de la Estrategia Europa 2020 3.1 Evolución de la política industrial española desde su integración en la Comunidad Europea. Ejes principales de actuación y traspaso de competencias estatales a los gobiernos regionales de las Comunidades Autónomas. Durante la década de los años 80 y mediados de los años 90, la política industrial española estuvo condicionada por las circunstancias políticas del momento: la defensa y consolidación del sistema democrático y la integración en la Comunidad Europea. Los ejes de actuación fueron básicamente tres: La puesta en marcha de medidas de reconversión industrial. Hasta 14 sectores emblemáticos de la economía como la siderurgia, la minería, el sector de la construcción naval etc., sufrieron procesos de ajuste y saneamiento. La Política Industrial se centró tanto en dirigir la reestructuración industrial como en la reindustrialización de áreas afectadas por las reestructuraciones. La privatización ordenada de empresas públicas, que acompaña el proceso de liberalización de determinados sectores antes en manos del Estado (telecomunicaciones, postal, monopolios de petróleo y tabaco, etc.). La actuación de impulso de estos procesos desde los organismos oficiales fue clave para crear empresas con masa crítica suficiente para abordar la salida al exterior. Las nuevas Administraciones regionales (Comunidades Autónomas) obtenían plena competencia en materia de diseño y organización de política industrial y la administración del Estado tuvo que hacer un traspaso de competencias y recursos para que las nuevas administraciones pudieran ejecutarlas. Su papel se fue reduciendo. Sin embargo, las políticas macroeconómicas de este periodo orientadas a controlar las elevadas tasas de inflación mediante una política monetaria restrictiva no produjeron todas las ventajas esperadas y F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... -5se creó un círculo vicioso que afectó de lleno al empleo y a la industria que estaba en pleno proceso de reconversión. La industria había saneado sus estructuras de producción, pero las estructuras de los mercados de trabajo y la falta de estándares empresariales adecuados a los estándares europeos dificultaron la recuperación económica y la competitividad de la industria que debía competir en un clima de crisis económica y que necesitó sucesivas devaluaciones monetarias para poder alimentar la competitividad de la actividad industrial española en sentido amplio. A medida que la descentralización fue ganando terreno se ha inclinado a una política industrial más próxima a la idea del «distrito industrial» más próxima al nivel de los actores últimos, las empresas. De este modo la Administración Central española se ha acomodado progresivamente al papel activo que han desarrollado las Comunidades Autónomas y las entidades locales y se ha ocupado más de la coordinación general y de la defensa e integración de los intereses industriales españoles en el contexto europeo y mundial. No obstante lo anterior, la mayoría de los agentes económicos señaló que la descentralización política en España puede no haber producido todos los resultados esperados. De hecho, algunos participantes mostraron que existen evidencias de que, con el traspaso de competencias plenas a las Comunidades Autónomas, se han producido algunos efectos no deseados derivados del exceso de regulación y de la diversidad de actividades normativas que inciden negativamente sobre la producción y gestión empresarial, y cuyo resultado es una mayor carga administrativa y un aumento de la inseguridad jurídica que desembocan en una fragmentación del mercado interno dentro del propio Estado. En este punto, sus opiniones coinciden con lo anunciado por el nuevo Gobierno, que indicaba en su programa electoral que uno de los objetivos clave para relanzar la actividad industrial sería luchar contra la ruptura de la unidad del mercado. Si bien este es el escenario general, el País Vasco es un caso particular en cuanto a sus planteamientos en política industrial durante las últimas décadas, pues ha sabido desarrollar y modernizar un tejido industrial desvinculado de la actividad de la construcción y enfocado a la fabricación de bienes industriales sobre la base de interrelación de las PYME, centros tecnológicos y sistema financiero con una importante tasa de exportación. 3.2 La política industrial española en el marco de la Estrategia Europa 2020: un plan específico de apoyo estructurado a la actividad industrial: Plan Integral de Política Industrial 2020. Se ha señalado previamente que la actividad económica/industrial española tiene unos desequilibrios estructurales definidos que se manifiestan con toda crudeza con la irrupción de la crisis económica actual. Uno de los mayores desequilibrios se basa en el excesivo peso que ha tenido la construcción desde los años 90 en la estructura productiva y que ha tenido como efecto el centrar una gran parte de la producción industrial en bienes y servicios relacionados con la construcción de viviendas residenciales, actividad con escasa competitividad y bajos niveles de innovación y tecnología. El sentimiento entre los participantes es unánime: es necesario reorientar el modelo de crecimiento hacia una política industrial sostenible, plenamente competitiva y con más peso en el PIB dentro del marco de la Estrategia Europa 2020. F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... -6- En el año 2009, el Gobierno adopta un plan de actuaciones «Plan Estímulo de la Economía y el Empleo (Plan E)» que básicamente se tradujo en una inyección de dinero entre las diferentes administraciones regionales y locales, con realizaciones puntuales de obra y servicios públicos y que fue muy criticado entre los agentes económicos, ya que produjo como efecto un incremento del déficit público que pasó factura en los años posteriores tras la aparición de la crisis de deuda soberana. Pero la apuesta por una economía sostenible no se formula hasta el año 2010 con la Ley de Economía Sostenible (Ley 2/2011), que contiene medidas para potenciar el desarrollo de la industria sostenible, incluidas medidas para mejorar el aprovechamiento energético, en línea con los postulados de la Estrategia Europa 2020. En paralelo a estas primeras medidas se elabora un plan específico de política industrial, «Plan Integral de Política Industrial 2020» (PIN 2020), concebido como un plan a 10 años que servirá de marco para reconocer, reorientar y potenciar una nueva política industrial. Este plan significa un avance cualitativo en el reconocimiento de la industria como pilar fundamental de crecimiento, apoyándola plenamente y reconociendo que es necesario un diseño específico de todas las actuaciones para relanzarla. Además, implica una visión a largo plazo y organizada. Objetivos del PIN 2020: Modernizar el modelo de crecimiento; Incrementar el peso de la industria en el PIB hasta alcanzar niveles comprables a la media europea; Mejorar la competitividad de la industria española; Alinear la política industrial española con las orientaciones europeas y asegurar su eficiencia. El PIN 2020 reconoce y legitima la existencia de una Política Industrial en sentido amplio, es decir incluyendo la activad de transformación y todos los servicios conexos, salvo los servicios financieros. El Plan identifica las deficiencias de la industria española a las que hay que hacer frente, básicamente: el escaso peso de la industria en el total de la estructura productiva española (15 %, muy por debajo del 18 % de la media europea); el bajo contenido tecnológico; la orientación de la producción a la demanda doméstica; la gradual pérdida de competitividad debido a un crecimiento insuficiente de la productividad, y el tamaño muy reducido de las PYME. Se identifican igualmente las ventajas de que se dispone para relanzar la política industrial y se estructura una acción de gobierno entorno a cinco ejes clave, cada eje con una formulación de medidas concretas en los distintos ámbitos a cinco años. La mayoría de estos ejes o líneas prioritarias de actuación contienen medidas de carácter horizontal, pero también algunas específicas para potenciales sectores considerados prioritarios o estratégicos. Líneas Prioritarias de Acción PIN 2020: Mejora de la competitividad; Mejora de la innovación y la I+D; Crecimiento y dinamismo de las PYME; Orientación a Mercados Internacionales; F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... -7 Refuerzo de sectores estratégicos Automoción, Aeroespacial, Biotecnología, Tecnologías Sanitarias y Farmacéuticas, TIC y Contenidos Digitales, Industrias de Protección Medioambiental, Energías Renovables y Eficiencia Energética, Agroalimentación. Alrededor de estas cinco líneas prioritarias se articulan hasta 124 medidas de actuación de muy distinta naturaleza, en hábitos muy diversos, tales como: fiscalidad, normativa aplicable a las empresas, tecnologías y materiales, TIC, I+D e innovación, formación y cualificación profesional, infraestructuras logísticas, transporte, normativa de medio ambiente, seguridad y calidad industrial etc. El impacto económico total directo ha sido de 83.000 millones de euros en los primeros cinco años. La mayoría de los participantes en la mesa redonda coincide en valorar positivamente este plan. Comparten la necesidad de reforzar el peso de la industria en la economía española y la necesidad de reforzar aspectos que mejoren su competitividad e internacionalización. Comparten igualmente el diagnóstico que hace de la situación industrial en España y los principales puntos a reforzar. Pero no todos están de acuerdo con el método diseñado y las medidas identificadas. Efectivamente, a pesar del esfuerzo que realizó el anterior Gobierno para diseñar y poner en marcha medidas de apoyo a una política industrial, las críticas al plan de la mayoría de los agentes económicos y sociales en la mesa redonda coinciden en algunos puntos. Según estos agentes: El valor añadido de este Plan se vería reducido a un texto de coordinación y concentración de diversas medidas que afectan a las empresas ya existentes previamente en diferentes áreas de actuación. Su principal logro sería una mayor transparencia e información al recoger todas las medidas que inciden en la industria, pero, según esta opinión, carecería de elementos innovadores con poder de transformación del tejido industrial. No se mencionan los problemas derivados de una falta de coordinación entre las diferentes administraciones que tienen plenas competencias en el diseño y ejecución de la política industrial en sus territorios (Estado, Comunidades Autónomas, Entidades Locales) ni el solapamiento de normativas, ni se plantean posibles soluciones. Algunas de las áreas en las que incide el Plan tocan puntos que necesitan programarse a largo plazo (Educación y Formación; Energía, etc.) para poder ofrecer un elemento de estabilidad. Esto necesitaría de acuerdos o pactos entre los diferentes partidos políticos y administraciones públicas. Algunos participantes insistieron en un punto muy preciso: el objetivo es incrementar la competitividad de las empresas para favorecer su internacionalización. Para conseguir este objetivo las políticas diseñadas deberían poner el acento en disminuir los obstáculos normativos y administrativos de todo tipo, que a menudo se traducen en un exceso de legislación y que suponen un coste añadido en términos de tiempo y dinero, y que se ve agravado por la diversidad de normativas F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... -8(algunas muy dispares entre sí) en cada Comunidad Autónoma. De este modo se favorecería decisivamente la unidad del mercado interior dentro del propio Estado español. Respecto al papel que han jugado los interlocutores económicos y sociales en la redacción del PIN 2020, las opiniones están divididas. Los representantes de la Administración indican que todos ellos fueron consultados sobre sus proyectos, al igual que las Comunidades Autónomas, por los cauces oficiales establecidos legalmente. No obstante, algunos participantes de los sectores empresariales no se consideraron suficientemente implicados por el Gobierno en la configuración del Plan. El sentimiento generalizado de todas las empresas participantes es su plena identificación con los planteamientos e intereses europeos. Este sentimiento sin fisuras se ha venido desarrollando en las últimas décadas y ha sido plenamente integrado en sus planteamientos y estrategias. La mentalidad y la política empresarial están plenamente integradas y asumen los planeamientos de la Unión Europea. 4. Inversión extranjera/acceso a los mercados exteriores de las grandes empresas. Durante los últimos 15 años España ha pasado de ser un receptor neto de inversión extranjera directa (IED) a ser un proveedor neto de IED en otros países. Este cambio no solo se explica por un mayor peso de las salidas de capital, sino también porque ha habido una disminución en las entradas. Tras tres años consecutivos de caídas de la IED en todos los países a nivel global, en Europa ésta creció casi un 19 % en 2011, pero la cuota que corresponde a España dentro del total europeo solo alcanza un 6 %. Del total de inversiones, la gran mayoría se debe a operaciones de M&A, pero los proyectos «Greenfield», o proyectos generadores de empleo disminuyeron sensiblemente (un 38,6 %). La economía española es una economía plenamente abierta que durante la década de los noventa puso en marcha un proceso liberalizador de sectores industriales que culminó con éxito, gracias a las excelentes condiciones de financiación de la época y al especial dinamismo de las empresas. La entrada de capital extranjero no dejó de fluir desde mediados de los años 80, coincidiendo con la integración de España en la unión Europea y más tarde con la adopción de la moneda única, alcanzando niveles muy elevados en periodos muy cortos. Algunas empresas adoptaron una respuesta estratégica para evitar ser objeto de adquisición: simplemente reforzarse en tamaño y continuar la ofensiva y para ello decidieron aumentar su presencia en el exterior, aprovechando las favorables condiciones del crédito desde mediados de los años 90 y el proceso de liberalización de las empresas. En el lado de la inversión directa al exterior, la cuota española no cesa de crecer. Existe un elevado número de empresas españolas operando en distintos mercados geográficos, y de este modo han podido resistir mejor la crisis económica del mercado interno desde 2008. Un elevado número de estas empresas han alcanzado las primeras posiciones en sus áreas de actividad a nivel mundial, especialmente los bancos, telecomunicaciones, energía, bienes de equipo, infraestructuras, F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... -9componentes del automóvil, textil, agroalimentación, etc., algunas de las cuales estuvieron representadas en la mesa redonda, incluidas la cooperativa industrial de Mondragón en el País Vasco. La paradoja es que, mientras la economía española ha ido perdiendo competitividad en los últimos años, la buena noticia es que el comportamiento de las exportaciones ha sido sorprendentemente muy positivo, hasta convertirse en el motor de la actividad económica. Mientras los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia e Italia han perdido relativamente cuota de mercado global en la última década en favor de los países emergentes, la cuota española en la exportación de bienes no ha variado siendo un 1,7 %. El sector exportador ha adoptado estrategias de mayor eficiencia en comparación con los productores locales, mejorando la calidad de los productos y reduciendo los márgenes de beneficio. Además, la actividad exterior de estas empresas no se centra en América Latina, sino que su mayor cuota se encuentra en países europeos y en países emergentes de Asia y el norte de África. El reto ahora es continuar en esta línea y trasladarla a otros sectores de la economía. 5. PYME El tejido productivo español se caracteriza por una fuerte atomización de las empresas, en su gran mayoría de dimensiones muy pequeñas. De un total de 3.250 576 empresas el 99,9 % son PYME que generan más de un 76 % del empleo. Pero la desventaja principal es su minúscula dimensión: la mitad no tienen asalariados y de la otra mitad el 78,8 % son microempresas con menos de 5 empleados. Aunque estos porcentajes están en línea con los de las PYME europeas, la relación entre la estructura empresarial y la productividad por persona es muy baja y constituye la principal debilidad estructural de la PYME española. Además, dos tercios de la actividad de estas empresas se concentran en 6 sectores: comercio, construcción, transporte, inmobiliarias, hostelería, arquitectura e ingeniería, y servicios a otras empresas (actividades de consultoría, asesoría jurídica, contabilidad, etc.). Las PYME industriales (manufacturas) tienen un mayor tamaño, concentrándose en el segmento de las medianas y grandes empresas de contenido tecnológico medio (productos metálicos, alimentación, mueble, juguete, etc.). Aunque el tamaño de la empresa es una dificultad «clásica» que juega en contra de una mayor productividad, esta afirmación ha sido cuestionada por varios participantes. Algunos piensan que el tamaño ya no es tan decisivo para alcanzar niveles óptimos de competitividad y que el tamaño en definitiva viene determinado por las condiciones de competitividad en su segmento de mercado. Sin embargo, hay unanimidad en que, para ser competitivo en mercados externos, los sectores que tienen estructuras empresariales muy atomizadas no pueden conseguir estrategias válidas a nivel individual, y es necesario como mínimo estrategias de prospección de mercados o de producción y marketing comunes, que solamente se consiguen mediante un convencimiento de su necesidad aún a costa de reducir su número y capacidad de decisión. Una política industrial con instrumentos eficaces y coordinados entre las distintas administraciones sería un elemento imprescindible para muchas empresas. F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... - 10 Después de estas reflexiones, el sentimiento generalizado entre los participantes es que en los momentos actuales de recortes presupuestarios y falta de financiación, el esfuerzo lo tendrán que hacer las propias empresas; por ello, el apoyo indirecto que pueden ofrecer las administraciones debería concretarse en menores actuaciones pero más eficaces que las que existen actualmente. Algunos participantes destacaron el eficaz apoyo recibido por parte de organismos públicos de otros Estados de la Unión Europea, que pudieron obtener precisamente por tener empresas compartidas con socios de esos países, y que ofrecía una información «llave en mano» para poder instalarse y operar en el país elegido desde el inicio, con toda la información necesaria para conocer aspectos prácticos y superar dificultades. Además de las necesidades de crecimiento y salida a mercados exteriores, el gran problema de la PYME es la necesidad urgente de obtener crédito. El sector público del crédito (ICO) está desarrollando una serie de líneas especiales de crédito para las PYME, y se empiezan a desarrollar líneas para el capital riesgo. También se da prioridad al crédito para empresas innovadoras y a los partenariados público-privados. El tema de acceso a la financiación es la piedra angular par relanzar sus actividades, y así lo han transmitido los empresarios. La falta de pago a las empresas por parte de las Administraciones Públicas fue un aspecto señalado por algunos participantes, que viene a agravar la situación de falta de liquidez de las empresas. Esta situación debería normalizarse a lo largo de este año a raíz de las últimas medidas legislativas adoptadas, pero la situación financiera de algunas Comunidades Autónomas no ofrece una salida inmediata al problema. Otras dificultades que inciden en el clima empresarial son la necesidad de simplificar y acelerar los requisitos para la creación de empresas, así como disminuir el coste total de estos requisitos legales y su número. 6. I+D+ e innovación Un nuevo marco legislativo se adopta en 2011 con nuevas líneas de actuación: la nueva «Ley de ciencia e innovación» y la «Estrategia Estatal de Innovación e2i» son los dos grandes referentes que configuran las actuaciones en este campo. La nueva política se centra en áreas clave de aumento de la actuación publica: financiación para PYME innovadoras y capital riesgo; bases para comercialización de invenciones científicas, impulso a las plataformas tecnológicas y parques científicos y tecnológicos, y el incremento del numero de investigadores. En términos de Gasto Público en I+D, entre los años 2004 y 2010 se ha incrementado en España en más de un 14 %, pero con la política de recortes en el gasto público ha comenzado a disminuir (1,7 % en 2010): el gasto público en I+D cayó un 0,9 % y el gasto empresarial un 2,4 %. Este es el primer descenso tras unos incrementos importantes en los años anteriores. El porcentaje de la I+D en relación con el PIB (1,35 %) queda por debajo de la media europea. El número de personal en I+D está muy por debajo de la media europea. F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... - 11 El reparto entre las contribuciones públicas y privadas es bastante similar: un 46,6 % la contribución pública y un 42,9 % la contribución empresarial. La inversión exterior y las universidades completaron el total. El segmento empresarial más dinámico lo constituyen las empresas de alta tecnología con menos de diez empleados que han aumentado considerablemente tanto los niveles de gasto como de número de investigadores. El segmento de empresas con más de 250 empleados también ha mantenido e incrementado sus niveles de investigación, mientras que los segmentos intermedios en tamaño (10-250 empleados) son los más afectados por la crisis. Se puede afirmar que el total del número de empresas que hacen I+D ha disminuido pero que intentan mantener la actividad manteniendo a los investigadores, pero que el verdadero capital innovador está en las pequeñas empresas. La capacidad científica del sistema español de innovación se mide con dos variables: las publicaciones en revistas internacionales de prestigio, que ha venido aumentado (un 8,5 % en 2009, mientras que en los demás países se ha mantenido) y el número de solicitudes de patentes que ha disminuido tanto a nivel nacional como europeo. Además, la producción de bienes de alta tecnología ha disminuido, y han caído las exportaciones y las importaciones. Uno de los retos principales que se plantean actualmente es apostar por el partenariado público y privado de proyectos de investigación y el incremento de la contribución empresarial, ya que el gasto empresarial seguirá siendo una referencia obligada como principal indicador de la actitud innovadora del país. Al mismo tiempo, modernizar la enseñanza universitaria y conectar a las empresas con las universidades de manera más operativa actualmente. Las perspectivas de Gasto Público en I+D+i son claramente insuficientes porque los recortes presupuestarios previstos son muy elevados tanto para subvenciones como para préstamos a bajo interés, por lo que la participación correspondiente a las empresas y las universidades deberá potenciarse. 7. Infraestructuras: Redes de transporte y de Comunicaciones España cuenta con una vasta red de infraestructuras (comunicaciones, energéticas, transporte, etc.) que ha constituido un importante motor del crecimiento económico en los últimos veinte años, gracias al alto grado de aprovechamiento de los Fondos Estructurales europeos y el acceso a condiciones privilegiadas de financiación, las obras públicas de carreteras y ferrocarriles de alta velocidad y nuevos aeropuertos. En el caso de los ferrocarriles, España cuenta con la primera red europea de líneas ferroviarias de alta velocidad (en número de kilómetros). Sin embargo, los expertos cuestionan seriamente su rentabilidad y sostenibilidad. El Plan Industrial PIN 2020 incluye entre sus medidas un plan para la promoción del transporte de mercancías por tren, para rentabilizar las líneas y favorecer un tráfico más fluido en las carreteras, contribuyendo positivamente a la calidad del medio ambiente y a potenciar una economía sostenible. F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... - 12 La inversión en autopistas fue elevadísima durante el periodo de expansión económica y de aprovechamiento de los fondos europeos. El número de kilómetros de autopista construidos y la calidad de la red secundaria construida ha vertebrado y conectado eficazmente todo el territorio, favoreciendo enormemente los flujos comerciales por carretera. Al mismo tiempo la inversión en obra pública por los municipios también ha sido muy importante, sobre todo en el tema de accesos a las ciudades, líneas de metro y construcciones deportivas de vanguardia. Las infraestructuras más físicas de la economía, las denominadas «industrias de red» –transportes, comunicaciones y energía- son de vital importancia para la generación de riqueza y tienen un impacto directo en la realidad social y medioambiental de los territorios y así ha sido en el caso español. Sin embargo, según algunos participantes en la mesa redonda, el impacto de algunas de estas infraestructuras en el crecimiento económico de España ha sido dudoso, incluso cuestionable, en algunos sectores. Efectivamente, durante la década de expansión entre 1995-2006, la contribución de las inversiones en ICT sobre la productividad (0,37 %) es ampliamente superior a la contribución proveniente de las inversiones en infraestructuras tradicionales de transporte (0,02 %). El sentimiento generalizado es que España ha sobrevalorado el rendimiento de las inversiones en las diferentes infraestructuras tradicionales, al tiempo que debe reforzar las estrategias de inversión y utilización de las TIC. De hecho, el último informe anual sobre competitividad global, del Foro Económico Mundial, ha subrayado que el incremento del uso de las TIC ha mejorado notablemente en el último año (pasando del puesto 29 al puesto 24). En el área de las Telecomunicaciones, España cuenta con corporaciones líderes a nivel mundial. Sin embargo, algunos participantes en la mesa redonda coinciden en señalar que España va con retraso respecto a otras economías mundiales en términos de infraestructuras de transporte de las redes de banda ancha de alta velocidad. Además de la baja penetración de la banda ancha, los precios de las telecomunicaciones para el usuario están entre los más elevados de los países europeos. Algunos participantes han alertado sobre la necesidad de utilizar el apoyo del plan industrial PIN 2020 para crear redes informáticas de conexión en diferentes áreas (infraestructuras jurídicas, educativas, sanitarias, etc.) y reducir la brecha digital entre los usuarios, favoreciendo así el funcionamiento de la economía en su conjunto. 8. El capital humano: sistema educativo, cualificaciones profesionales y mercado de trabajo Las partes interesadas han mostrado una gran preocupación por los problemas que afectan al factor del trabajo en España. Con unos índices de desempleo medio superiores al 23 % y de casi un 50% para los jóvenes, el drama humano y social estuvo presente en el debate. 8.1 Sistema educativo F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... - 13 Desde el punto de vista empresarial, la formación y cualificación profesional de los trabajadores en España tiene una realidad dual: Por un lado, España cuenta con excelentes profesionales altamente formados, pero paradójicamente también tiene un tercio de los jóvenes menores de 25 años que no han superado la educación secundaria, con tasas muy elevadas de abandono escolar temprano (acentuada en el periodo de expansión económica para buscar trabajo bien remunerado en los servicios y en la construcción). Es decir, España dispone de la fuerza laboral y el talento propios de un país dual, lo que dificulta enormemente sentar las bases para una economía sostenible. Este aspecto también se deduce de las cifras de escolarización en secundaria (3 en el ranking mundial) y universitario (18 en el ranking mundial), pero la calidad de los contenidos educativos o/y su adecuación a las necesidades sociales y empresariales no están definidos correctamente. En la educación superior, la paradoja es aún mayor: España cuenta con las escuelas de negocios europeas mejor situadas en los rankings mundiales, mientras que las universidades aparecen en puestos muy alejados de estos mismos rankings. Además de la formación, otros aspectos frenan la capacidad competitiva. El mercado de trabajo adolece para algunos de deficiencias estructurales perfectamente identificables y que necesitan ser abordadas en profundidad de manera urgente. 8.2 Desempleo y Mercado de Trabajo El mayor reto que tiene la economía española en estos momentos es disminuir las elevadísimas tasas de desempleo: un 23 % de media nacional (con provincias que alcanzan un 30 %) y de casi un 50 % para los jóvenes, el drama humano y social estuvo presente en el debate. La reforma del mercado laboral ha comenzado tarde. Las primeras medidas para flexibilizar este mercado se adoptaron en el año 2011 pero han sido insuficientes para frenar la caída de las cifras de desempleo. Si la cifra de paro alcanza cifras escalofriantes, lo chocante es que no se haya producido ya una fractura social. Algunos participantes confiesan abiertamente que ésta no se ha producido por dos razones: en primer lugar, el auge de la economía sumergida (estimado entre un 15 % - 20 % del PIB) que permite a muchos parados obtener rentas no declaradas fiscalmente. El otro factor es la solidaridad intergeneracional: los jóvenes sobreviven gracias a la economía de los padres. Esto es una generación vive del ahorro y las rentas de la generación anterior, lo que, a su vez, comporta un riesgo de pérdida de ingresos en la edad de jubilación. Algunos participantes señalaron que, si bien existe una relación directa entre la regulación de las condiciones laborales y los resultados económicos, en el caso de España hay que tener presente que el problema del paro es estructural. Los excedentes laborales durante la época de desarrollo industrial en F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... - 14 los años 60 se absorbían con la emigración y posteriormente con la industria turística y más tarde con la construcción de viviendas. En la década de los años 80 y hasta bien entrados los años 90 la tasa media estuvo en un 20 %, descendiendo durante la pasada década expansionista a la cifra record del 11 %, y alcanzando en los últimos años la tasa media del 23 %. Los excedentes a reabsorber están directamente ligados al estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis económica. La opinión más extendida entre los participantes es que la legislación laboral española ha contribuido a la falta de competitividad de la economía. Cuando se cierra este informe, el nuevo Gobierno ha publicado una serie de medidas muy ambiciosas para flexibilizar el mercado laboral y que están levantando una enorme polémica interna. Aunque han sido adoptadas con carácter de urgencia y deben ser aprobadas por el Parlamento, dada la mayoría del nuevo Gobierno, no hay duda de que seguirán adelante. Las protestas de los agentes sociales no se han hecho esperar. En síntesis la reforma laboral consiste en flexibilizar las relaciones laborales dando más libertad de acción a los empresarios de las PYME con el objeto de favorecer la contratación y hacer descender el paro. A cambio, esta reforma disminuye sensiblemente los derechos laborales de los trabajadores, que temen un incremento del paro aún mayor. 9. Consideraciones finales La contribución de todos los participantes en la mesa redonda ha sido impecable. Tanto los representantes de la Administración como las empresas, interlocutores sociales y otros actores representados ofrecieron una colaboración plena con la delegación del CESE, aportando informaciones, opiniones y datos clave para poder obtener una imagen precisa de la realidad española. Su motivación por contribuir a los buenos resultados de esta acción local es aún mayor si se tiene en cuenta el delicado clima pre-electoral que presidió la preparación y la celebración de esta mesa redonda. Precisamente, las grandes líneas en las que se sitúa la política industrial en España tal y como se han descrito en este informe, y más precisamente el Plan General sobre Política industrial, deberán ser valoradas por el nuevo Gobierno para abordar los cambios necesarios que potencien el crecimiento y la competitividad de la industria española. Todos los actores implicados en la política industrial española, y muy especialmente las empresas, han mostrado su total identificación con los valores e intereses europeos y su compromiso con los objetivos de competitividad y crecimiento de la industria española en línea con los objetivos de la Estrategia Europa 2020. F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf .../... - 15 - Joost van Iersel F/CESE 2560/2012 ES-MIG/cf Enrico Gibellieri Ludvik Jírovec