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Dos encuentros de oración y de comunión en la conclusión del aniversario de la fundación de la Congregación Primera celebración Ecce quam bonum et quam iucundum habitare fratres in unum Canto inicial: Ubi Caritas et amor Deus ibi est Introducción: Corría el año 1866, con ocasión del cincuenta aniversario de la fundación. Ese 25 de enero fue la primera vez que se celebraba como la fecha del inicio de la Congregación. En su Carta Circular nº 15 (19 de marzo de 1865) el P. Fabre invitaba a todos los Oblatos a celebrar solemnemente en ese día el aniversario de la fundación: “Este día no debería pasar inadvertido, y considero que es mi obligación llamar vuestra atención sobre tan solemne aniversario, para que vuestros corazones se hinchen de gratitud a Dios y de afecto por nuestra amada Congregación.” Desde entonces, el 25 de enero ha quedado como el día en el que los Oblatos celebran el nacimiento de su Congregación. Deberíamos llamar a este día, con más propiedad: el día del inicio de la vida de comunidad. Mirar al pasado con agradecimiento En este año jubilar del 200 aniversario de la fundación de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, damos gracias al Señor. Miramos al pasado con agradecimiento, comenzando por S. Eugenio de Mazenod y cada uno de nuestros predecesores, y llegando hasta nuestros hermanos ya mayores, a los que saludamos de un modo especial. (Mensaje del 36º Capítulo General, 1) Lecturas de algunos de los primeros escritos que describen la vida de la primera comunidad de Aix. Éramos seis… Nuestra comunidad es muy fervorosa; no existen mejores sacerdotes en la diócesis. (Eugenio de Mazenod a Forbin-Janson, 9 de octubre de 1816) Vivimos en comunidad bajo una hermosa Regla que fija nuestros deberes y da un gran valor a la menor de nuestras acciones. El espíritu de caridad y de la más perfecta fraternidad reina entre nosotros. Nuestra ambición es la de ganar unas almas para Jesucristo. (Eugenio de Mazenod a un sacerdote diocesano, el P. Viguier, 6 de enero de 1819) 2 (…) Tendemos todos a la perfección, perfección que no dejaremos de alcanzar siguiendo fielmente nuestra santa regla… en una palabra, no tenemos más que un corazón y un alma, cor unum et anima una. (el novicio Jacques Joseph Marcou al seminarista Hipólito Guibert, 11 de mayo de 1822). … Formamos una sola familia, en la cual todos cuantos la componen sólo quieren tener un corazón y una sola alma. (Eugenio de Mazenod al P. Guibert, 20 de enero de 1823) Recordando nuestras comunidades A esa primera comunidad de Aix le han seguido cientos de otras comunidades: Notre Dame du Laus, Marsella, Nîmes, después en las Islas Británicas, en Canadá, en Ceilán, en Sudáfrica… hasta la comunidad en la que, hoy, la obediencia nos llama a vivir. Agradecimiento por los Oblatos que formaron la primera comunidad de Aix, aquellos que están en el origen de nuestra Unidad, por aquellos que hemos conocido, que han sido para nosotros ejemplo y ayuda, que nos han formado. Podemos dedicar un tiempo para nombrar a algunos de ellos, para compartir el recuerdo que conservamos de ellos, episodios, palabras… Vivir el presente con pasión Siguiendo el ejemplo de vuestro Fundador, la caridad entre vosotros sea vuestra primera regla de vida, la premisa de toda acción apostólica. (Discurso del Papa Francisco a los participantes en el Capítulo General, 7 de octubre de 2016) Nos comprometemos a vivir en comunidades misioneras fundadas en un espíritu fraterno y en un compartir recíproco en nuestros esfuerzos por derribar las barreras que separan y dividen a las personas. Promoveremos la interculturalidad en todos los niveles, en los que las culturas, las religiones, y las diversas comunidades puedan dialogar y enriquecerse mutuamente. (Mensaje del 36º Capítulo General, 4) 3 Nos confrontamos con el ideal oblato … Tenemos un solo corazón y una sola alma… Esta ha sido siempre nuestra divisa, como la de los primeros cristianos… el espíritu que he deseado establecer en nuestra Congregación. (Eugenio de Mazenod al P. Durocher, 17 de enero de 1851). ¿Cómo podemos vivir hoy este ideal? Un texto del Fundador nos ofrece tres formas concretas: “La caridad es el eje sobre el que gira toda nuestra existencia… La practicamos primero entre nosotros amándonos como hermanos, – considerando a nuestra Sociedad solo como la familia más unida que existe en la tierra, – alegrándonos de las virtudes, de los talentos y de las demás cualidades que poseen nuestros hermanos como si las poseyéramos nosotros mismos, – aguantando con mansedumbre los pequeños defectos que algunos no han superado todavía y cubriéndolos con el manto de la más sincera caridad, etc.” (Eugenio de Mazenod al P. Guibert, 29 de Julio de 1830) Partiendo de este texto podemos preguntarnos: – ¿Conocemos la vida de la Congregación? ¿Estamos al corriente de cuanto se vive en nuestra Unidad y en las otras partes del mundo, mediante Communiqué, Información OMI, el sitio web omiworld? ¿Amamos la Congregación? – ¿Nos alegramos con los talentos y con la actividad apostólica de nuestros hermanos de comunidad? ¿Apoyamos su trabajo? – ¿Sabemos aceptarnos tal y como somos, con nuestras diferencias de carácter y de cultura? ¿Cómo resaltar lo que nos une y dejar de lado (“el manto de la más sincera caridad”) lo que nos divide? Abrazar el futuro con esperanza El futuro nos interpela. La comunidad, tras doscientos años de vida, está llamada a continuar en los próximos años. 4 – ¿Nos preocupamos por las nuevas vocaciones a la Congregación y a la Familia oblata? – ¿Cómo orar de manera más asidua por las vocaciones? ¿Cómo podemos preparar con esmero la semana de oración para las vocaciones? Oración de acción de gracias por la Congregación y por las nuevas vocaciones. Damos gracias a Dios por nuestra vocación y oramos juntos para que el Señor siga llamando a otros jóvenes a compartir nuestra vida fraterna: Dios Todopoderoso y Eterno, te damos gracias por el don de nuestro Fundador San Eugenio de Mazenod y sus primeros compañeros. Ellos se dejaron guiar por el Espíritu Santo para que la Buena Nueva fuese predicada a los más pobres. Con este mismo Espíritu, siempre has guiado nuestra familia religiosa y a los sucesores de San Eugenio, difundiendo tus gracias en el corazón de cada oblato. Así, numerosos jóvenes respondieron con generosidad a la llamada del Señor de seguir las huellas de Eugenio de Mazenod, evangelizando a los pobres. Señor, te pedimos que bendigas a cada oblato para que reavive su vocación en este tiempo de conversión personal y comunitaria. Crea en nosotros un corazón nuevo, danos un espíritu nuevo para atrevernos a aceptar una nueva misión, a seguir a Cristo allí donde el Espíritu Santo nos llame y nos envíe. Derrama tu Espíritu Santo sobre nosotros, para que cada oblato pueda renovarse en su vocación oblata. Haz que muchos jóvenes estén atentos a los impulsos del Espíritu Santo, para que puedan responder con generosidad, siguiendo el ejemplo de la Virgen María, de los Apóstoles y de tantos misioneros oblatos. Suscita vocaciones a la vida misionera oblata, sacerdotes, hermanos y laicos inspirados por el carisma de San Eugenio. María Inmaculada, Madre y Patrona de la Congregación, nos acompaña por la senda de la misión de su Hijo, Jesucristo nuestro Señor. Amén. Canto final: Magnificat anima mea Dominum