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Bernardo Alberto Houssay 10 abril 1887 Buenos Aires – 21 septiembre 1971 Buenos Aires Houssay, Profesor de Fisiología y Director del Instituto de Fisiología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires desde 1919, compartió la esperanza en el gobierno surgido de la revolución del 4 de julio de 1943 y asesoró al interventor de la Facultad de Ciencias Médicas, el abogado Eusebio Gómez. Junto a otras figuras entrevistó al Presidente Pablo Pedro Ramírez quien les manifestó la voluntad de rectificar su política externa e interna. En procura de ese consenso, ciudadanos “pertenecientes a diversos sectores de la vida nacional” se movilizaron apelando a la ciudadanía mediante una “Declaración sobre democracia efectiva y solidaridad latinoamericana” que publicaron en los diarios del viernes 15 de octubre de 1943 reclamando “democracia afectiva por medio de la aplicación de la Constitución nacional” y “solidaridad americana por el leal cumplimiento de los compromisos internacionales”. Contra lo esperado, la declaración provocó una crisis de gabinete y los ministros “democráticos” fueron reemplazados. El nuevo Ministro de Educación y Justicia, miembro de la Academia Argentina de Letras, Gustavo Martínez Zuviría, más conocido por su pseudónimo literario Hugo Wast, dejó cesantes a los firmantes de sus cargos oficiales, entre ellos a Houssay de la cátedra de fisiología y la dirección del Instituto de Fisiología así como Vicepresidente de la Comisión Nacional de Cooperación Intelectual y Presidente de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias. En esa última clase escuchada por más de 2000 personas, Houssay sólo habló de fisiología. Luego, manteniendo su entereza, se despidió en su oficina redactando las palabras que, desde entonces, presidieron su mesa de trabajo. Amor a mi patria Amor a la libertad Dignidad personal Cumplimiento del deber Devoción a la ciencia Respeto a la justicia y a mis semejantes. Afecto a los míos, parientes, discípulos y amigos Octubre de 1943 BA Houssay A la noticia de la expulsión, en las primeras horas de la tarde del lunes siguiente al fatídico viernes, Miguel F. Laphitzondo, Carlos Sauberan, Fernando Capdevielle y Pablo Perlender de la Fundación Sauberan, visitaron y ofrecieron a Houssay los recursos para solventar la continuidad de sus investigaciones. Con esos recursos, a los cinco meses de la expulsión de la Facultad de Ciencias Médicas, Houssay superó la incidencia reiniciando, el 14 de marzo de 1944, las investigaciones: “Estamos trabajando en un pequeño laboratorio privado, en investigación científica y sin provechos materiales de ninguna clase. Los recursos son escasos de aparatos, drogas, animales y bibliografía. Mis colaboradores son Eduardo Braun Menéndez, Virgilio Foglia, Juan T. Lewis y Oscar Orías, es decir, los mejores fisiólogos que hay en la Argentina”, informaba Houssay al fisiólogo Arturo Rosenblueth. En la escalinata de la casa posaron ese día de la inauguración: de izquierda a derecha, Eduardo Braun Menéndez, Oscar Orías , Houssay, Juan T. Lewis, detrás, Carlos Martínez, Roberto M. 2 Pinto, Virgilio Foglia, Guillermo Sara y Antonio Bernaldes, que sería encargado del edificio. En la memoria del primer año Houssay afirmó: “Este Instituto es una de las iniciativas más importantes realizadas en nuestro país para establecer un centro de investigaciones científicas desinteresadas, de carácter privado e independiente de los recursos y la dirección del gobierno o de sus dependencias”. También dando pleno cumplimiento a lo anunciado, Houssay inició la redacción del prometido libro de texto con Orías, Hug, Foglia, Lewis, Braun Menéndez y Leloir que terminaron en el plazo del año: “Fue entonces cuando decidimos escribir el texto Fisiología Humana confiando al papel impreso la vocación didáctica que no podíamos ejercer de palabra”, recordará Braun Menéndez. En junio de 1945, la editorial ‘El Ateneo‘ publicó Fisiología humana, dedicado a la Fundación Sauberan, prontamente traducida al inglés por la editorial norteamericana McGraw Hill. Pero las dinámicas eran independientes y, el 19 de octubre de 1945, Oscar Stoppani informaba al hijo Andrés becario del British Council en Cambridge: “Perón que estuvo dos días en Martín García sacado por Ávalos, y a instancias del pueblo que lo reclamaba, se presentó en los balcones de la Casa de Gobierno ayer por la noche donde la gente en la plaza ha estado desde las 5 de la mañana hasta las 12 de la noche y desde allí se dirigió a la gente manifestando que había pedido su retiro del Ejército para dedicarse a la campaña política. Hoy ha sido un día de paro general, pero todo en orden”. Sobre ese acontecimiento Houssay escribía el 29 de octubre al fisiólogo brasileño Carlos Chagas: “Entre los militares hubo un movimiento para suprimir a Perón. Consideraban que el gobierno no debía emplear todos sus recursos para imponer su candidatura. Ese nuevo gobierno me invitó a ser Ministro de Justicia e Instrucción Pública, diciendo que buscaban elecciones libres y sin presión del Gobierno. Me negué mientras siguiera la dictadura militar, es decir Farrell y otros. En los días siguientes, las reparticiones públicas, Secretaría de Trabajo y Previsión y la Policía y matones pagos interrumpieron el trabajo y provocaron una huelga de trabajadores, 60.000 personas de lo más rotoso y vagabundo que existe, las cuales cometieron excesos en todas las ciudades, protegidos por la Policía. Se volvió al gobierno anterior y sigue la dictadura y la máquina de Perón”. En febrero de 1946 culminó la transformación política que consagró presidente al General Juan Domingo Perón. El Poder Ejecutivo Nacional promulgó el Decreto Nº 7.966 dejando sin efecto los estatutos de las universidades nacionales que fijaban un límite de edad a los profesores titulares para continuar en el ejercicio de la cátedra. En septiembre de 1946, el Delegado Interventor de la Facultad de Medicina dispuso, de oficio, la jubilación de Houssay tras más de treinta años de docencia universitaria. En noviembre de 1946, Houssay retornó al Instituto de Biología y Medicina Experimental que había estado a punto de clausurar pues era imposible mantenerlo junto al Instituto de Fisiología. Sólo la energía de Braun Menéndez había logrado disuadirlo. También emulando al maestro, Oscar Orías había regresado a Córdoba y fundado, el 5 de octubre de 1946, el que sería Instituto de Investigaciones Médicas Mercedes y Martín Ferreira. En septiembre de 1947, la Academia Carolina de Suecia anunció el otorgamiento del Premio Nobel de Fisiología y Medicina: “El concejo docente del Instituto Carolino decidió otorgar la mitad del Premio Nobel de Fisiología y Medicina 1947 al profesor Carl Cori y a la doctora Gerty Cori “por su descubrimiento del proceso de conversión catalítica del glicógeno” y la otra mitad al profesor Bernardo Houssay “por su descubrimiento del papel desempeñado por la hormona de la parte anterior de la pituitaria en el metabolismo del azúcar”. El discípulo Virgilio Foglia recordaba el mutismo del gobierno: “Grande fue, sin embargo, nuestra sorpresa al observar el silencio oficial en estas circunstancias, la escasa publicidad por los medios habituales y la dificultad o prohibición de homenajes públicos. Ni siquiera se pudo pasar el noticiero de cine mostrando los actos de entrega del premio en Estocolmo”. 3 Nuevamente, el modelo de Houssay fructificó cuando Leloir, a su regreso de Cambridge, reinició las investigaciones en el instituto: “Un cuarto, una heladera y unas pocas pipetas”. En ese mismo mes en Rosario, también en el alborozo por el Premio Nobel al maestro, fue fundada la Asociación Rosarina para el Fomento de la Investigación Científica (ARFIC) que, el 4 de diciembre, inauguró el Instituto de Investigaciones Médicas (IIM) dirigido por el discípulo Juan T. Lewis. Tras el regreso a Buenos Aires desde Estocolmo, silenciado por la prensa y desconocido por los funcionarios y las instituciones gubernamentales, Houssay sólo fue homenajeado, el 14 de mayo de 1948, por la Asociación Médica Argentina. El ostracismo sólo cesó en octubre de 1955 cuando retornó a la facultad que había debido abandonar hacía nueve años: “En esta hora de responsabilidad cívica es un deber de todo universitario prestar ayuda en la reconstrucción de la universidad”, respondió Houssay a Nerio Rojas, Delegado Interventor de la Facultad de Ciencias Médicas, que había dispuesto su reincorporación. Bibliografía Barrios Medina, A. y Paladini, A. C., Escritos y Discursos del Dr. Bernardo A. Houssay, EUDEBA, Buenos Aires, 1989 Cereijido, Marcelino, La nuca de Houssay La ciencia argentina entre Billiken y el exilio, Fondo de Cultura Económica, México, 1990 Dosne de Pasqualini, Christiane, Quise lo que hice Autobiografía de una investigadora científica, Leviatán, Buenos Aires, 2007 Foglia, V. G. y Deulofeu, V. (Editores), Bernardo A. Houssay Su vida y su obra 1887-1971, Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Buenos Aires, 1981 Pasqualini, Rodolfo Q., En busca de la medicina perdida, Editorial de Belgrano Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 1999