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01 - El origen de la música La música tiene su origen en la búsqueda de lenguaje, esto es en la necesidad de comunicación, las teorías etnomusicológicas formuladas sobre todo a partir del último tercio del siglo XIX que han tenido que ampliar significativamente en nuestra centuria el marco cronológico a la hora de determinar la antigüedad del fenómeno musical del hombre: su capacidad de distinguir diferentes alturas de sonido y la facultad de proceder a la ordenación de estos, nos remontan a hace unos 40 000 años, cuando el Homo Sapiens era capaz de imitar los sonidos de la naturaleza y diferenciarlos de los que constituían la estructura de su lenguaje, fue entonces con el llamado Homo musicus cuando comenzaron a perfilarse las primeras expresiones musicales asociadas a un hecho colectivo, rituales funerarios, cacerías y ceremonias vinculadas a la fertilidad, formaban parte de una cotidianidad de la que la música había entrado a formar parte por derecho propio. Estudiosos como Leo Frobenius y Constantin Brailoiu nos recuerdan que el hombre, que concebía el cielo como una bóveda de piedra, deseaba dominar la emisión de sonidos para que resonara en él todo su territorio. La arqueología permite conocer instrumentos y funciones del arte sonoro en períodos tan alejados como el paleolítico, el neolítico y la edad de los metales, y la etnología ofrece curiosos y sorprendentes testimonios sobre la música que poseen grupos tribales de la actualidad, considerados, por algunos antropólogos, relictos de aquellos períodos. Hay muchas e insalvables dificultades para estudiar las melodías, las escalas y las texturas musicales en la prehistoria. En cambio, es factible estudiar los instrumentos musicales. La organología será la encargada de procesar esos datos y ofrecerle a la historia de la música sus interpretaciones. Estudiar la actividad musical en períodos muy alejados al nuestro, cuando el ser humano no disponía de escritura musical, obliga a efectuar un estudio minucioso y lo más objetivo posible. La música del paleolítico El testimonio más antiguo que existe hasta el presente y que atestigua la existencia de la música en el paleolítico, es un dibujo parietal que figura en la gruta "Les Trois Frères", en la Dordogne francesa. En este dibujo, al cual se atribuye una antigüedad de 40.000 años, se puede ver un bailarín enmascarado, ejecutando un arco musical con resonador de boca. Algunos de los grupos tribales existentes en el s. XX y considerados homólogos a los del paleolítico prehistórico son los pigmeos africanos, los pigmoides de Nueva Guinea, los veda de Ceylin, los yaganes de Tierra del Fuego, los semang de la península de Malaca, los aeta y negritos de las Filipinas, los kubu de Sumatra y otros. El hombre del paleolítico vivía supeditado a las fuerzas de la naturaleza. No conocía la siembra, no almacenaba alimentos ni criaba animales domésticos; y todos sus afanes estaban dirigidos a conjurar las fuerzas ocultas de la naturaleza, a la que se sentía fatalmente sometido. Esto influía en su quehacer artístico y en su magia propiciatoria, necesaria para superar su inferioridad frente a la naturaleza y obtener buena caza o pesca. Los shamanes se valían de la música (danza, cantos, toques instrumentales) y recurrían a la imitación como recurso de su magia. Muchos prehistoriadores musicales consideran que la música del paleolítico era esencialmente funcional, un arte con un fin y no por el arte mismo. Esto no siempre es así en grupos tribales de la actualidad, pues junto a cantos y danzas esencialmente funcionales existen también otros de simple esparcimiento. Un detalle de los instrumentos musicales del paleolítico sería: Idiófonos: bastones de entrechoque, tambor de hendidura, vigas y palos golpeados, maraca de calabaza, raspadores, sonajas de manojo y cascabeles naturales. Membranófonos: tambores de un solo parche. Cordófonos: arco musical con resonador de boca. Aerófonos: placas zumbadoras, flautas sin agujeros, flauta de bambú apical, silbatos y trompetas de corteza, cuernos de animales o grandes caracoles. No poseemos grabaciones del hombre del paleolítico prehistórico, pero, a la luz de los estudios etnomusicológicos efectuados en nuestro siglo entre tribus consideradas "paleolíticas", podemos decir que el hombre mas primitivo, en el aspecto económico-social, posee escalas de dos a siete sonidos, melodías estrechas, en descenso gradual, de interválica amplia y canto fluido y diversas texturas polifónicas. cazadores inferiores cronológicamente. y no entre los plantadores y Melodías basadas en escalas pentatónicas aparecen entre los pigmeos africanos, grupo considerado como uno de los más cercanos en su economía al hombre del paleolítico. Esto permite suponer que el pentatonismo pudo haber surgido entre grupos recolectores y agricultores inferiores que les siguieron Por el conocimiento de la música de pueblos tribales de la actualidad se puede inferir también que el hombre del paleolítico pudo haber poseído una polifonía rudimentaria, con alternancia de coro y solista, formas elementales de canon e incluso contrapunto florido a dos o más voces. Como el que poseen los pigmeos babenzelé y los bosquimanos. La música del neolítico Hacia el año 8000 A.C. algunos grupos humanos adoptan una vida sedentaria. Descubren la germinación, cultivan semillas, acumulan provisiones o bien domestican animales inferiores y crian ganado. Esto los libera de las fuerzas omnipotentes de la naturaleza, al ver que en cierta manera pueden manejarlas. Comienzan incluso a sentirse superiores a ellas, lo cual provocará una modificación profunda de su estructura mental. La agricultura y el pastoreo involucran extensos períodos de inacción y ocio, que el hombre alegrará con música. Se empieza a elaborar una cultura aldeana, donde la música tendrá un papel muy importante y un rápido desarrollo, al iniciarse la especialización en las distintas tareas y oficios. La íntima relación de las sociedades agrarias con el ciclo anual motivó una estrecha relación entre la actividad musical y el año agrícola: danzas y cantos propiciatorios para la siembra, la cosecha, la lluvia, el sol, y también para agradecer el éxito en tales tareas o pedidos Los instrumentos musicales de este período presentan musicales un perfeccionamiento sobre los del paleolítico y también surgen algunos nuevos, como: • Idiófonos: tubos sonoros de bambú golpeados contra el suelo, campanas naturales y xilófonos. • Membranófonos: tambores de dos parches, de cerámica, tambor de marco. • Cordófonos: arco musical con resonador movible. • Aerófonos: flauta con orificios, flauta de pan y flauta travesera. Otro paso en el desarrollo de la humanidad corresponde a la aparición de los pastores nómades, con quienes se inicia el semi profesionalismo musical, causa primera de todo el devenir posterior de la música. Los pastores nómades formaron una especie de nobleza, con la cual se iniciarían los cantos en honor de los héroes y otros cantos épicos que subsisten en pueblos nómades del Asia y también en pastores sedentarios del Africa. "En todas las tiendas, el cantor o poeta profesional que va de campamento en campamento, recitando epopeyas o cantando canciones, es considerado un huésped particularmente grato. Durante el Neolítico la música adquiere muchas funciones a saber: Rituales: Se utilizaba sin falta en la mayoría de los ritos religiosos y para acompañar algunos sucesos de la vida de los integrantes de la tribu o clan. Por ejemplo: durante el nacimiento, la siembra, la adoración a los dioses, etc. Mágicas: el sonido siempre ha tenido un carácter mágico, el cual fue comprendido por el hombre desde que lo escuchó. Por lo tanto era imposible no atribuirle esta condición y efecto, teniendo en cuenta lo que sucedía con el hombre cuando se interpretaba. Terapéuticas: Los brujos y sacerdotes chamánicos lo utilizaron para sus curaciones que abarcaban las diferentes enfermedades de la época. Políticas: A la música se le atribuyó una correspondencia con el orden del mundo, de manera tal que la música podía generar prosperidad o caos.