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Introducción práctica a la resonancia magnética funcional cerebral (RMF) Practical Introduction to Cerebral Functional Magnetic Resonance (fMRI) Jorge Andrés Delgado* Simón Rascovsky** Alexander Sanz*** Juan Gabriel Castrillón**** Palabras clave (DeCS) Resumen Imagen por resonancia magnética funcional (IRMF) Mapeo cerebral Key words (MeSH) Magnetic resonance imaging, functional (fMRI) Brain mapping La resonancia magnética convencional (RM) tiene una posición privilegiada entre las técnicas de diagnóstico en neuroimagen, debido a su alto detalle morfológico y a la capacidad de estudiar muchos procesos fisiológicos. El surgimiento de la resonancia magnética funcional (RMF), potencia aún más a la RM, al convertirla en una poderosa herramienta con capacidad de agrupar, en un solo examen, anatomía de alta resolución y función cerebral. En este artículo se describen los principios y algunas ventajas de la RMF en comparación con otras modalidades de imagen neurofuncional. Adicionalmente, se presentan los requerimientos locativos y de análisis básicos para la ejecución y posprocesamiento de los experimentos neurofuncionales más comunes en la práctica clínica. También se incluyen imágenes neurofuncionales realizadas por el Instituto de Alta Tecnología Médica de Antioquia (IATM) en un grupo de voluntarios sanos y en dos casos patológicos. Por último, se mencionan algunas de las indicaciones prácticas de esta técnica, aún en intensa fase de desarrollo, investigación y validación. Summary * Médico radiólogo. Director científico del Instituto de Alta Tecnología Médica de Antioquia (IATM), Medellín, Colombia. ** Coordinador de Investigación del Instituto de Alta Tecnología Médica de Antioquia (IATM), Medellín, Colombia. *** Auxiliar de investigación del Instituto de Alta Tecnología Médica de Antioquia (IATM), Medellín, Colombia. **** Programador de Investigación del Instituto de Alta Tecnología Médica de Antioquia (IATM), Medellín, Colombia. 2300 Magnetic resonance (MR) imaging holds a privileged position within neuroimaging techniques owing to its high anatomic detail and its capacity to study many physiological processes.The appearance of functional magnetic resonance (fMRI) brings more relevance to MR, turning it into a powerful tool with the ability to group, in a single exam, high-resolution anatomy and cerebral function. In this article we describe the principles and some advantages of fMRI compared to other neurofunctional imaging modalities. In addition, we present the sitewide and analysis requisites for the performance and post-processing of the most common neurofunctional experiments in clinical practice. We also include neurofunctional images obtained at Instituto de Alta Tecnologia Medica of Antioquia (IATM) on a healthy volunteer group and two pathological cases. Lastly, we mention some of the practical indications of this technique which is still in an intense development, research and validation phase. Introducción El mapeo y la comprensión de las funciones cerebrales es un tema que ha apasionado a mu- chas generaciones de científicos y que, hasta hace poco, requería para su estudio técnicas de imagen moderadamente invasivas (porque usan isótopos artículos de investigación radioactivos) con pobre resolución espacial y temporal, como la tomografía por emisión de positrones (PET, por su sigla en inglés) y la tomografía de emisión computarizada de fotón simple (SPECT, por su sigla en inglés) (1). Adicionalmente, mucha de la información funcional cerebral recopilada en los siglos XIX y XX surgió de la correlación clínico-patológica de los modelos lesionales cerebrales y de experimentos de estimulación electrocortical directa en animales y pacientes. Los métodos referidos distan de lo que se puede obtener en condiciones fisiológicas y, por lo tanto, es probable que no correspondan exactamente a la representación cortical de la función cerebral imputada. Las imágenes médicas, en particular la resonancia magnética (RM), han tenido un rápido desarrollo en las tres últimas décadas, al pasar de estudios pixelados bidimensionales de poco detalle anatómico, a volúmenes cerebrales de alta resolución espacial, a veces con más información estructural que la misma patología macroscópica. Sin embargo, de las funciones cerebrales, sólo se podía asumir la localización de algunas de ellas por referencias morfológicas (por ejemplo, el “nudillo” de la circunvolución precentral que controla la motricidad de la mano). Adicionalmente, es difícil identificar estas referencias anatómicas cuando se tiene un tumor u otra patología que desplaza y deforma la corteza cerebral. También hay variedad en las representaciones corticales entre sujetos sanos y, más aún, en pacientes con lesiones focales, debido a la plasticidad cerebral. Todo lo anterior ha hecho imprecisa la correlación entre la anatomía y la función cerebral (2). Con el advenimiento de la resonancia magnética funcional (RMF) se ha abierto la posibilidad de obtener, localizar y “fusionar” los resultados de las activaciones cerebrales con la imagen anatómica de alta resolución correspondiente. De esta forma, surge una revolucionaria técnica neurofuncional no invasiva, con todas las ventajas de la RM. La RMF es ahora una poderosa herramienta de investigación en neurociencias y de diagnóstico médico, usada para localizar áreas cerebrales evidentes, que afectan el control de funciones especializadas, como la motricidad, la sensorialidad, el lenguaje, la audición, la visión y otros procesos cognitivos más complejos, por ejemplo, la memoria y procesos afectivos tanto en cerebros normales como en patológicos (3). Comparada con otras técnicas de neuroimagen funcional, la RMF no precisa contrastes exógenos costosos, como es el caso de los radioisótopos en la PET. De hecho, no requiere ningún contraste, ya que usa las propiedades magnéticas de la hemoglobina como contraste endógeno; por lo tanto, a diferencia de la PET o de la SPECT, los experimentos de RMF se pueden repetir durante la misma sesión, las veces necesarias. Otra ventaja de la RMF es su mayor disponibilidad, debido a que se puede realizar en cualquier resonador de 1,5 T, equipado con gradientes potentes (mayores de 30 mT/m) y secuencias ecoplanares rápidas de gradiente eco (GE-EPI). Origen y principios de la RMF El objetivo de la RMF es localizar las funciones cerebrales detectando la activación cerebral. La expresión activación cerebral se refiere a los rápidos y constantes cambios bioquímicos Rev Colomb Radiol. 2008; 19(1):2300-9 y biofísicos de las neuronas, asociados con variaciones en la actividad cerebral focal o global (4). Las señales eléctricas de las neuronas o potenciales de acción generados durante la activación cerebral requieren energía que se obtiene en el cerebro casi exclusivamente del metabolismo de la glucosa y el suministro de oxígeno. Por lo tanto, como estas sustancias no se almacenan en las neuronas, el incremento regional de la actividad cerebral y, por ende, el mayor consumo de glucosa debe estar acoplado con un incremento en el flujo sanguíneo cerebral regional (FSCR) (5). La SPECT y la PET pueden medir estos pequeños cambios locales en el FSCR o en el consumo de glucosa cerebral mediante radioisótopos y así medir indirectamente la actividad neuronal. La RMF usa el mismo principio hemodinámico general, pero no requiere contraste exógeno, debido a que aprovecha el fenómeno Blood Oxygenation-Level Dependent (BOLD), el cual se deriva de la diferente susceptibilidad magnética de la hemoglobina, dependiendo de su estado de oxigenación (6-9). La hemoglobina puede encontrarse en dos estados diferentes (10): • Hemoglobina oxigenada u oxihemoglobina, que es diamagnética. Las sustancias de este tipo no causan pérdida de señal en las secuencias GE-EPI. • Hemoglobina desoxigenada o deoxihemoglobina, que actúa como contraste endógeno (natural) e intravascular con la capacidad de alterar el campo magnético, debido a que es una sustancia paramagnética. Los materiales paramagnéticos causan pérdida de señal en las secuencias GE-EPI, por el incremento del fenómeno de susceptibilidad magnética regional (Figura 1). Respuesta hemodinámica, efecto BOLD y fenómeno de susceptibilidad En 1948, Kety y Schmidt comprobaron que el flujo sanguíneo cerebral está regulado por el cerebro en sí mismo. La respuesta hemodinámica (Figura 2), mediada por neuropéptidos liberados en el grupo de neuronas activadas, causa una vasodilatación local de las arteriolas aferentes, que nutren la región con mayores requerimientos de glucosa y oxígeno con el resultante aumento en el FSRC. Esta respuesta hemodinámica se tarda entre uno y cinco segundos después de la activación y conserva un flujo incrementado durante tres o cuatro segundos, para luego caer un poco por debajo de la línea de base antes de regresar al estado de preestímulo. De particular importancia para la RMF es la sobrecompensación de FSCR fuera de proporción al consumo local de oxígeno, lo cual altera el balance existente entre la oxihemoglobina (diamagnética) y la deoxihemoglobina (paramagnética) en los capilares y vénulas de esta región (11). El desbalance local disminuye la concentración relativa de la deoxihemoglobina, debido a la sobreoferta de oxihemoglobina. En consecuencia, se incrementa la señal en la región cerebral activada, al disminuir el efecto de susceptibilidad magnética, propio de la deoxihemoglobina (12) (Figura 3). 2301 Capilares Corte transversal Fig. 3. Efecto “BOLD”, activación neuronal local debida a la sobrecompensación de flujo sanguíneo cerebral regional. Las diferencias en susceptibilidad magnética son la fuente más importante de heterogeneidad del campo magnético y, por lo tanto, de pérdida de la señal de RM en secuencias GE-EPI sensibles a la relajación T2* (13). Un ejemplo claro del efecto de susceptibilidad y la consecuente disminución de la señal en imágenes GE-EPI es la aplicación de un bolo intravenoso de Gadolinio, el cual es paramagnético, en la técnica de perfusión cerebral (Figura 4). Fig. 1. Efecto de susceptibilidad magnética. Señal % Respuesta hemodinámica Susceptibilidad magnética por contraste exógeno Underschol post-estímulo Estímulo Fig. 2. Respuesta Hemodinámica mediada por neuropéctidos. 2302 Tiempo Fig. 4. Se observa la pérdida de señal perivascular asociada con la llegada del gadolinio al lecho capilar. En contraposición con la técnica GE-EPI de la perfusión cerebral, en la cual se pretende identificar directamente la pérdida de señal como resultado del incremento en el fenómeno de susceptibilidad, el método GE-EPI diseñado para la RMF busca visualizar todo lo contrario, es decir, ver el sutil incremento Introducción práctica a la resonancia magnética funcional cerebral (RMF), Delgado JA, Rascovsky S, Sanz A, Castrillón JG artículos de investigación temporal de señal en zonas de activación cerebral, causado por la disminución relativa de la concentración de la deoxihemoglobina. Esta disminución es secundaria a la mayor oxigenación local, producida por la respuesta hemodinámica. Mientras el efecto de susceptibilidad es fácil de observar a simple vista en la técnica GE-EPI de perfusión cerebral, la disminución regional de la susceptibilidad magnética dependiente de la oxigenación sanguínea (detectada mediante el efecto BOLD) se encuentra cerca del umbral de ruido en las imágenes de RMF (que varía entre 1% y 5%) (14). Dada esta señal tan baja, es necesario utilizar técnicas de adquisición de imagen más elaboradas (paradigmas de estimulación repetida y secuencias GE-EPI que “corran” simultáneamente) y métodos estadísticos complejos para extraer las señales correspondientes a las activaciones neuronales y para su adecuada diferenciación de otros fenómenos aleatorios que no representan activaciones. Logística, equipo de trabajo y preparación del paciente La RMF es una técnica de imagen demandante, porque se debe coordinar la adquisición de cada secuencia con la administración del paradigma de activación. Así mismo, se requiere la cooperación del paciente, quien en todo momento debe ser vigilado, para observar si está cumpliendo con la tarea programada. La gran cantidad de datos recopilados se debe analizar idealmente en tiempo real. Esto con el fin de evaluar la necesidad de repetir, antes de terminar el examen, el paradigma de estimulación que no ha funcionado. Aunque muchas variables pueden dificultar la obtención de una buena activación cortical, las variables relacionadas con el paciente son las que con mayor frecuencia causan un pobre resultado, por ejemplo, el movimiento de la cabeza, no cumplimiento del paradigma asignado, etc. Para un examen de RMF se necesita un resonador de 1,5 T, con los programas GE-EPI diseñados para RMF; una antena de cráneo, idealmente multicanal con capacidad de imagen paralela (SENSE, ASET o iPAT), y los experimentos de activación. Estos son programados y presentados en un computador (PC) que se conecta a un proyector ubicado fuera de la jaula de Faraday, en la ventana de observación de la consola del resonador. El paciente verá la información en una pantalla localizada en el cuarto de resonancia, a través del espejo de la antena de cráneo. Si se desea, los paradigmas también podrán presentarse mediante audífonos compatibles. El tecnólogo y otra persona entrenada en aplicar los estímulos funcionales deben sincronizar la adquisición de las secuencias GEEPI con cada paradigma. Los datos obtenidos luego son enviados a la estación de posprocesamiento, donde se “corren” los programas de análisis y creación de las imágenes funcionales (Figura 5). El paciente programado para una RMF debe entrenarse, antes del examen, para la tarea que debe realizar en cada uno de los paradigmas de interés (por ejemplo, motor mano, motor pie, generación de verbos, fluencia fonológica, etc.). En los niños menores de 5 años se diseñan paradigmas pasivos que puedan ser utilizados bajo sedación, tal como la escucha de un cuento narrado por la madre. Rev Colomb Radiol. 2008; 19(1):2300-9 Fig. 5. Logística, equipo de trabajo y preparación del paciente para RMF. Diseño de algunos paradigmas de importancia clínica Los paradigmas son los experimentos de estimulación cerebral creados con dos fines. Primero, superar la baja señal-ruido obtenida de una sola respuesta hemodinámica con la técnica BOLD. Y, segundo, mediante el diseño específico, activar sólo las zonas elocuentes relacionadas (motor mano, audición, lenguaje, etc.). El diseño en bloques es el más usado en clínica, por su sencillez y gran poder estadístico. En este diseño es necesario repetir múltiples veces los estímulos durante una adquisición de RMF para lograr una señal BOLD amplificada. En la práctica, un paradigma consiste en presentar una o más condiciones alternadamente, durante períodos iguales (llamados bloques), a medida que se adquieren múltiples volúmenes GE-EPI de todo el cerebro (Figura 6). Estímulo Estímulo Estímulo Fig. 6. Diseño de paradigma en bloques y secuencia GE-EPI de adquisición de datos. 2303 Las condiciones presentadas durante los bloques dependen del proceso cognitivo o área elocuente que sea de interés para el diseñador del paradigma. Es decir, si el área de interés es la corteza visual, se debe aplicar un estímulo visual contrastado con su ausencia (por ejemplo, oscuridad-luz, oscuridad-luz… y así sucesivamente durante la cantidad de bloques previamente definidos). Así es como sólo la corteza visual primaria incrementará su señal en sincronía con los períodos de estimulación del paradigma aplicado. Este tipo de diseño es también conocido como paradigmas de sustracción (15). En la práctica clínica, el mapeo prequirúrgico es el examen de RMF más solicitado. En este se debe estudiar la corteza motora primaria, la corteza sensitiva primaria y los centros del lenguaje. Para este propósito los paradigmas en bloques más utilizados son: • Motor mano, pie y boca, para localizar la corteza precentral primaria y zonas secundarias relacionadas, como el área motora suplementaria (Brodmann 4 y 6). • Somatosensorial mano, pie y boca, para localizar la corteza poscentral (Brodmann 1, 2 y 3). • Generación de verbos, generación de antónimos, generación de frases, fluencia fonológica (generación de palabras) y comprensión de lectura. El conjunto de algunos de ellos son utilizados para localizar las áreas de Broca (Brodmann 44 y 45) y Wernicke (Brodmann 39 y 40) y para lateralizar la dominancia del lenguaje. También se pueden diseñar paradigmas en bloques para activar la corteza primaria y de asociación visual o auditiva. Otros paradigmas más complejos encargados de evaluar la memoria y otros procesos cognitivos se encuentran en proceso de investigación y validación. El propósito del RMF es representar con certeza la localización espacial de la respuesta hemodinámica cerebral inducida por cada paradigma. Debido a que la señal obtenida es muy baja, esta puede confundirse con los movimientos del paciente, con los movimientos fisiológicos (respiración y pulsación) o con el ruido electrónico originado en el mismo resonador. El procesamiento de los datos, por lo tanto, pretende evitar la creación de falsas activaciones y extraer la verdadera señal mediante los siguientes pasos: • Corrección temporal corte por corte. • Corrección del movimiento craneano. • Suavizado espacial. • Análisis estadístico-modelo general lineal. • Corregistración de los mapas paramétricos estadísticos con imágenes estructurales. La corrección temporal reprograma todos los cortes GE-EPI de cada dinámico a un tiempo definido, como si todos los cortes de ese volumen o dinámico fueran adquiridos simultáneamente. La corrección de movimiento selecciona un volumen de referencia y corrige los pequeños desvíos en la posición de la cabeza, presentados durante la secuencia. El suavizado espacial es un filtro utilizado para aumentar la proporción señal-ruido. Por su parte, el modelo general lineal es un método de análisis estadístico en el que se diseña un modelo que compara la señal obtenida a lo largo de un paradigma, voxel por voxel, con la señal “ideal” esperada para ese experimento de bloques (Figura 7). Adquisición del examen funcional y procesamiento de los datos Un estudio de RMF puede durar de 30 minutos a una hora, dependiendo del número de paradigmas incluidos. Por lo general, se realizan dos paradigmas motores (mano y pie) y tres paradigmas diseñados para evaluar el lenguaje y su lateralidad (generación de verbos, generación de antónimos y comprensión de lectura). Luego se hace una secuencia volumétrica GE T1 del cráneo, necesaria para la corregistración 2D o 3D de los mapas paramétricos estadísticos de cada experimento funcional con su respectiva localización espacial. Cada experimento o paradigma funcional está compuesto por una secuencia GE-EPI sensible al efecto T2*. Un total de 80 a 150 volúmenes o dinámicos, cada uno de dos a tres segundos, cubren el cráneo con 20 a 30 cortes axiales. Lo anterior quiere decir que todo el cráneo es “barrido” cada dos a tres segundos 80 a 150 veces, al mismo tiempo que el paciente está ejecutando una tarea o paradigma predefinido. Por ejemplo, oposición de los dedos de la mano derecha (estímulo), alternando con períodos de reposo. Como podrá verse, un sólo examen de RMF está compuesto por más de 10.000 imágenes (Figura 6). 2304 Fig. 7. Posprocesamiento de las imágenes de RMF. Introducción práctica a la resonancia magnética funcional cerebral (RMF), Delgado JA, Rascovsky S, Sanz A, Castrillón JG artículos de investigación Una vez se ha realizado el cálculo estadístico para cada voxel, estos son graficados en lo que se conoce como un mapa paramétrico estadístico, donde los voxeles con mayor probabilidad de haber sido activados se representan en una escala de colores (Figura 7). Por último, los mapas paramétricos se sobreponen en imágenes estructurales 2D o 3D de alta resolución (16). Mapeo cerebral por RMF: “un pequeño atlas” El concepto de la especialización topológica cortical cerebral es el resultado del aporte de muchos científicos. Para mencionar algunos, Descartes describió el sistema visual en 1662; Rolando usó corrientes galvánicas para estimular la corteza, en 1809; Broca estudió la corteza cerebral e identificó el centro del lenguaje expresivo, en 1861; Wernicke describió el área receptiva del lenguaje, en 1874, y William James especuló, en 1890, que la sangre fluía en mayor cantidad a las regiones cerebrales más activas (14). Para mediados del siglo XX, el concepto de la especialización cortical había madurado y la distribución topológica cerebral se parecía a lo que se conoce hoy en día (17) (Figura 8). Fig. 8. Especialización funcional cortical determinada por áreas de lesión y estimulación eléctrica. Estado del arte en 1957 (Polyak). Brodmann, en 1909, clasificó diferentes regiones del cerebro de manera numérica, basándose en la citoarquitectura observada (18) (Figura 9). Si bien Brodmann no estudió la función cerebral, su hipótesis era que las diferentes regiones cerebrales definidas por su citoarquitectura podrían tener diferentes funciones. En efecto, se comprobó que las áreas originalmente definidas por Brodmann también demarcaban de manera aproximada algunas áreas de función específica determinadas por mediciones electrocorticográficas y por estudios de lesiones cerebrales focales (Tabla 1). Tabla 1. Código de colores de la Figura 9 Áreas de Brodmann 17 18 19 37 39 40 1, 2, 3 5, 7 41 42 22 21 20 38 4 6 8 9 44 45 46 10 11 Fig. 9. Áreas de Brodmann. Rev Colomb Radiol. 2008; 19(1):2300-9 Nombre Lóbulo occipital Lóbulo occipital Lóbulo parietal posterior Área temporo-parieto-occipital Circunvolución angular Lóbulo supramarginal Circunvolución poscentral Lóbulo parietal superior 1/3 medio corteza temporal superior Circunvolución temporal superior Corteza temporal inferior Circunvolución precentral Corteza premotora Área de Broca Corteza prefrontal Circunvolución orbital Función Corteza de proyección visual Corteza de asociación visual Corteza de asociación visual Corteza de asociación sensitiva general Reconocimiento de palabras Corteza de asociación sensoriomotora Corteza de proyección somatosensorial Corteza de asociación sensorial general Corteza de proyección auditiva Corteza de asociación auditiva Corteza de asociación sensorial general Corteza motora primaria Corteza de asociación motora Corteza de asociación motora específica para el habla Corteza de asociación motora general Corteza de asociación motora general Estas validaciones consolidaron erróneamente al atlas de Brodmann como el estándar de localización funcional cerebral para muchas aplicaciones, aun cuando este atlas es puramente descriptivo de la organización microscópica neuronal y no de la función. Dado que la mayoría de los estudios de activación cerebral por RMF referencian las áreas de Brodmann, este atlas continuará gozando del éxito de la tradición, hasta tanto no se desarrollen mapas más específicos de la función cerebral. Se han llevado a cabo muchos estudios de RMF en voluntarios sanos que confirman los hallazgos derivados de los diferentes métodos de mapeo cerebral. En este pequeño atlas incluimos algunos casos representativos de activaciones corticales normales realizados en el Instituto de Alta Tecnología Médica de Antioquia (IATM) (Figura 10). 2305 Activación del área motora/ somatosensorial de la mano derecha. Giro precentral, área de Brodmann 4. Activación del área motora/somatosensorial del pie derecho. Giro precentral, área de Brodmann 4 a nivel parasagital. Activación del área motora/somatosensorial de la boca. Giros precentrales de hemisferios derecho e izquierdo. Área de Brodmann 4, y en menor grado, áreas de Brodmann 2 y 3. Activación auditiva. Giros de Herschel en lógulos temporales. Corteza auditiva primaria, áreas de Brodmann 41 y 42. Activación visual. Polos occipitales. Corteza primaria de asociación visual. Áreas de Brodmann 17 y 18. Activación de las áreas del lenguaje expresivo, Broca: áreas de Brodmann 44 y 45; y de comprensión, Wernicke: áreas de Brodmann 39 y 40. Fig. 10. Atlas de paradigmas representativos realizados en el IATM. www.iatm.com.co/videosRevsita/, encuentre en esta dirección los videos relacionados con este artículo. 2306 Introducción práctica a la resonancia magnética funcional cerebral (RMF), Delgado JA, Rascovsky S, Sanz A, Castrillón JG artículos de investigación Algunas aplicaciones clínicas de la RMF Mapeo neurofuncional en el planeamiento prequirúrgico cerebral Los objetivos de cualquier técnica neurofuncional prequirúrgica son (19): • Localizar las áreas elocuentes y su relación espacial con el tumor y la cirugía planeada. • Definir la dominancia hemisférica para algunas funciones cerebrales específicas, por ejemplo, el lenguaje. • Definir la plasticidad cerebral en los pacientes con lesiones previas que puedan haber cambiado la localización de las áreas funcionales primarias. a b • Localizar focos epilépticos y lateralizar la actividad epiléptica (en investigación para la RMF). La indicación actual más establecida de la RMF es complementar la evaluación prequirúrgica de los tumores y las malformaciones vasculares cerebrales, en especial de aquellos localizados cerca del surco central (tumores rolándicos) y los que se encuentran en cercana relación con las áreas del lenguaje, en la circunvolución frontal inferior o adyacentes a las circunvoluciones temporal superior, circunvolución supramarginal y circunvolución angular (19). En estos casos, la localización de la corteza elocuente basada en reparos anatómicos puede ser imprecisa sin la RMF, debido al efecto de masa o a la infiltración tumoral (Figura 11). c Fig. 11. RMF en paciente con astrocitoma de bajo grado. Mapeo de la corteza motora/somatosensorial y su relación con el tumor. Paradigmas motor/somatosensorial de (a) mano derecha, (b) pie derecho y (c) reconstrucción 3D de pie derecho. La cirugía de los tumores rolándicos conlleva un alto riesgo de déficit motor o sensitivo; por lo tanto, es importante conocer la relación de la corteza motora/somatosensorial con la lesión que se planea resecar (19). La RMF está indicada por su relativa facilidad —comparada con la estimulación electrocortical (EEC)—, exactitud y no invasividad. La EEC es el patrón de referencia con el que se mide la certeza diagnóstica y la precisión de otras técnicas neurofuncionales. En los tumores rolándicos aún se considera primordial su realización (20). La RMF se ha validado en estudios comparativos con EEC y ha demostrado que la correlación para localizar la corteza motora es casi del 100% (21,22). También se ha comparado con EEC, PET y la estimulación magnética transcraneana, con el propósito de ver la confiabilidad de los márgenes de resección tumoral adyacente a la corteza motora (23,24). Mueller y cols. (23) y Yetkin y cols. (24) sugieren que la RMF puede definir márgenes seguros en un rango de 10 a 20 milímetros. En otras palabras, una resección tumoral con un margen sano entre 10 y 20 milímetros, definidos mediante una RMF de buena calidad, no debe causar déficit motor. Más recientemente Krishnan y cols. (25) indicaron como márgenes seguros un rango menor (10 y 15 milímetros). En la práctica, se Rev Colomb Radiol. 2008; 19(1):2300-9 puede decir que la resección es segura si el margen más cercano de la lesión está a más de una circunvolución de distancia del tumor. En el caso contrario, es todavía recomendable hacer un mapeo electrocortical intraoperatorio. La buena correlación entre la RMF y la EEC ayuda a limitar el uso de esta última sólo para aquellos casos verdaderamente indicados. La RMF tiene la capacidad de demostrar, antes de la cirugía, la distancia entre la corteza elocuente y la lesión. Lo anterior evita la EEC, siempre y cuando se demuestre una aceptable separación entre ellas. Adicionalmente, una insospechada cercanía entre las zonas elocuentes y un tumor o malformación podría cambiar la aproximación quirúrgica o el método de tratamiento, por ejemplo, cirugía frente a radiocirugía (1) (Figura 12). La RMF también permite la localización prequirúrgica de áreas corticales elocuentes difíciles de mapear con la EEC durante la cirugía. Tal es el caso del área motora suplementaria (circunvolución frontal superior paramediano, Brodmann 6) y de la corteza visual primaria (Brodmann 17). Por esto, la RMF puede usarse con fines pronósticos (1). Otra indicación neuroquirúrgica común de la RMF es la localización del hemisferio dominante del lenguaje o “lateralización del lenguaje”. Los pacientes con tumores frontales izquierdos o 2307 Fig. 12. RMF en paciente con malformación arteriovenosa. Mapeo de la corteza motora/somatosensorial y su relación con la malformación. Paradigma motor/somatosensorial de la mano derecha. derechos asociados con déficit del lenguaje o aquellos asintomáticos con lesiones tumorales cercanas a Broca o Wernicke se benefician de esta técnica. Así mismo, en los pacientes zurdos o en quienes se sospeche clínicamente dominancia derecha o codominancia hemisférica, los resultados de la RMF podrían identificar la lateralidad. Los resultados de la RMF le evitarían a un paciente el mapeo electrocortical intraoperatorio del lenguaje, siempre y cuando las áreas primarias del lenguaje estén a una o más circunvoluciones del margen tumoral. En el caso contrario, la EEC es necesaria para maximizar la resección sin causar secuelas (1). El test de Wada, descrito en 1960 para lateralizar el hemisferio dominante del lenguaje y modificado por Milner en 1962 para incluir la evaluación de la memoria en el estudio prequirúrgico de pacientes con epilepsia refractaria, ha perdurado como el estándar de referencia a pesar de su invasividad (inyección selectiva de amobarbital en cada carótida) y su discutida sensibilidad y especificidad (26,27). El test de Wada lateraliza, pero no localiza anatómicamente la relación de un tumor con las áreas elocuentes del lenguaje, como sí lo puede hacer la RMF (20). La concordancia entre la RMF y el test de Wada es mayor del 90% para la lateralización del lenguaje (28-31). Adicionalmente, estudios recientes sugieren que la concordancia de múltiples paradigmas de lenguaje y memoria en una RMF para la localización y lateralización de estas áreas elocuentes tienen el potencial de reemplazar el test de Wada tanto en el grupo de pacientes con tumores como en aquellos con epilepsia temporal mesial refractaria (32-34). Las anteriores son las aplicaciones prácticas más establecidas de la RMF. Sin embargo, en la literatura se puede encontrar un gran número de investigaciones con RMF en neurociencias cognitivas, neurología, psiquiatría, farmacéutica, neurocirugía y en radiología, lo cual demuestra el gran potencial de esta modalidad. Sin duda, la RMF se encuentra en su infancia, pero aun así está contribuyendo con nuevos conocimientos acerca del funcionamiento cerebral. Agradecimientos Este estudio fue desarrollado con la colaboración de todo el grupo de radiólogos y tecnólogos del Instituto de Alta Tec- 2308 nología Médica de Antioquia (IATM) y del Dr. Édgar Cardona, neurólogo y neurofisiólogo de la Clínica Medellín. Un especial agradecimiento al Dr. Byron Bernal, director de Investigación de FMRI del Miami Children’s Hospital, quien nos ha acompañado durante este proceso. Referencias 1. Moritz CH, Badie B, Wendt GJ, Haughton VM. Practical clinical applications of funtional magnetic resonance imaging. In: Clinical magnetic resonance imaging. 3rd ed. Philadelphia: Saunders Elsevier; 2006. 2. Thomas B, Sage C, Eyssen M, Kovacs S, Peeters R, Sunaert S. Brain plasticity and fMR. In: Clinical functional MRI. New York: Springer; 2007. p. 211-24. 3. Doval O, Gaviria M. Resonancia magnética funcional: redibujando el cerebro. Una revisión. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias. 1999;1(2):149-66. 4. Roland P. Brain activation. 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