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RELACIÓN MITO-RITO-HITO EN LA MEMORIA Y EL OLVIDO DE LA CIUDAD DE TOLUCA Mesa de Participación: El diseño de elementos de la ciudad con responsabilidad social Daniel Abner Hernández García1 Correo Electrónico: danielabner@yahoo.com Resumen El presente artículo plantea una aproximación a la importancia del mito en la historia humana y urbana de las ciudades, como productor de elementos referenciales o hitos, los cuales resultan indispensables para una coherente comprensión del espacio que habitamos. Dichos elementos icónicos, definen el paisaje urbano, participando en gran medida en la propia identidad del lugar y proveyendo a los habitantes de aquel conocido sentimiento de pertenencia. El hito no tendría razón de ser sin el rito, aquella fuerza de gravedad que permitirá acercarnos y vivir una y otra vez al hito, validándolo y convirtiéndolo en “lugar”. Este acercamiento será constante y a través del tiempo, haciendo uso de la memoria y el olvido. Palabras clave: lugar, Mito, rito, hito, memoria, olvido Abstract This article presents an approach to the importance of the myth in the human and urban history of cities, as a producer of milestones or referential elements, which are essential for a coherent understanding of the space we inhabit. These iconic elements, define the cityscape, participating heavily in the very identity of the place and by providing the inhabitants of that well-known feeling of belonging. The milestone would have no raison d'etre without the rite, the force of gravity which will bring us closer and live over and over again to the landmarks, validating it and turning it into "place". This approach will be constant and over time, making use of memory and forgetfulness. Key words: Myth, ritual, landmark, place, memory, oblivion. 1 Arquitecto especialista en Valuación Inmobiliaria. Estudiante de la Maestría en Diseño en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Autónoma del Estado de México. Docente en las licenciaturas en Diseño Industrial y Arquitectura de la misma Institución. Página 1 of 13 Introducción Desde el principio de los tiempos, y hasta la actualidad, el ser humano ha requerido de elementos que le expliquen lo que acontece a su alrededor. Explicar lo hasta entonces inexplicable. Surgen así en lugares como Altamira, en España; o Lascaux, en Francia, una serie de gráficos evocadores de historias pasadas, pinturas rupestres cargadas con la magia, la religión, los mitos de aquellas tribus nómadas. Mitos que se materializan en hitos, y que ayudan a explicarse a sí mismos, mitos que encierran la propia esencia de la humanidad, que crean y recrean ritos. Mito, hito, rito Debido a su profunda condición humana, la aparición del mito no se puede forzar, no se puede elaborar de forma artificial. “Porque los símbolos de la mitología no son fabricados, no pueden encargarse, inventarse o suprimirse permanentemente. Son productos espontáneos de la psique y cada uno lleva dentro de sí mismo, intacta, la fuerza germinal de su fuente” (Campbell, 1972: 12). “No sería exagerado decir que el mito es la entrada secreta, por la cual las inagotables energías del cosmos se vierten sobre las manifestaciones culturales humanas. Las religiones, las filosofías, las artes, las formas sociales del hombre primitivo e histórico, los primeros descubrimientos, científicos y tecnológicos, las propias visiones que atormentan el sueño, emanan del fundamental anillo mágico del mito” (Campbell, 1972: 11). No causa asombro el que dichos mitos sobrevivan en nuestro mundo líquido2. A pesar de que la sociedad actual da mayor importancia a la ciencia y a la técnica que a las humanidades3, vivimos en el “desierto de la sin-razón”, pues, actualmente, la razón es solamente objeto, dejando de ser el sujeto de la crítica. Según Alejandro Mangino Tazer “Sigfried Giedion analiza la ruptura que existe entre el pensamiento y el sentimiento del hombre contemporáneo…” (Mangino: 168). Ante esto, hoy más que nunca se hace necesaria la presencia de mitos. “Freud, Jung y sus seguidores han demostrado 2 3 Referencia al término acuñado por Zygmunt Bauman para describir nuestro mundo posmoderno. En su libro La piel de la Cultura, Derrick De Kerckhove menciona la paradoja de Babel, la identidad malentendida. Página 2 of 13 irrefutablemente que la lógica, los héroes y las hazañas del mito sobreviven en los tiempos modernos. Como se carece de una mitología general efectiva, cada uno de nosotros tiene su panteón de sueños, privado, inadvertido, rudimentario pero que obra en secreto” (Campbell, 1972: 12). El mito, en su configuración material, es el que propiciará la relación estrecha o lejana que mantenga el individuo-ciudadano con su entorno. “Siempre ha sido función primaria de la mitología y del rito suplir los símbolos que hacen avanzar el espíritu humano, a fin de contrarrestar aquellas otras fantasías humanas constantes que tienden a atarlo al pasado” (Campbell, 1972: 18). Hasta este punto se ha tratado someramente al mito, sin embargo, implícito en él encontramos dos elementos que dan como resultado una relación, la que el Dr. Alberto Álvarez Vallejo expone de la siguiente manera: MITO RITO HITO Diagrama 1 – El mito (Álvarez, 2014) El diagrama anterior es explicado por el Dr. Álvarez Vallejo en los siguientes términos: “el Mito sucedió en un (Hito) y es recordado mediante una serie de Ritos” (Álvarez, 2014) Para ejemplificar esta evidente relación mito-hito-rito, se hará referencia a un caso peculiar ocurrido en la ciudad de Toluca, Estado de México. De acuerdo al portal de internet del gobierno municipal de Toluca, en 1957 el entonces gobernador Salvador Sánchez Colín, inaugura a un costado de Ciudad Universitaria el monumento a los Niños Héroes, conocido desde entonces popularmente como “la cama de piedra”. En Página 3 of 13 1993, el gobierno estatal, por alguna razón decidió reubicar dicho monumento en la intersección de Av. Las Torres y Paseo Colón. Sin embargo en la psicología social, el lugar anterior seguía siendo la “cama de piedra”. Inclusive actualmente en los letreros de los autobuses que anuncian las rutas se puede leer “ex - cama de piedra”. Este hecho deja entrever que el mito produce al hito, y no viceversa. El hito es la materialización del mito, ahí radica su importancia. No es posible la existencia de un hito sin un mito que lo soporte. Y el mito también necesita un “lugar” (hito) para ocurrir. Sin embargo, para que el hito sea un “lugar”, los individuos, la ciudadanía, deben dotarle de tal sentido. El arquitecto Joseph María Muntañola Thornberg menciona que “La razón del lugar empieza cuando nos damos cuenta de que el lugar es lo más opuesto a la historia que puede darse, y que es el sujeto humano (con su cuerpo), lo único que constituye el puente que enlaza historia y lugar” (Muntañola, 2009: 17). Y afirma: “Sin el lugar… se rompe la razón entre la historia y el sujeto; el lugar permite al sujeto navegar por la historia y permite a la historia <<situar>> al sujeto” (Muntañola, 2009: 17). Eso pasó en el ejemplo anterior de la ciudad de Toluca: el lugar es el hito, no el objeto en sí, no el monumento de piedra, sino el “lugar”. Muntañola define al “lugar”, refiriéndose a aspectos arquitectónicos, como “la intensidad del ser” (Muntañola, 2009) El hito define en gran medida a la identidad ciudadana, lo cual es constatable al observar en ciudades como París con su torre Eiffel, Londres y el Big Ben, Egipto y las pirámides de Keops, San Francisco y el Golden Gate, inclusive el Distrito Federal con la columna de la Independencia o “el ángel de la independencia”. Sin embargo, la presencia de tales hitos depende totalmente del rito, es decir, de la acción de recordar y vivir nuevamente el mito en el hito. Es regresar una y otra vez al hito. Inclusive, puede darse el caso de que el mito se modifique en cierta medida, pero el rito lo mantiene con vida. Durante las celebraciones de triunfo del equipo español de futbol soccer Real Madrid, los aficionados se congregan en la Fuente de Cibeles. Resulta obvio que todos estos individuos que saltan y gritan apoyando a su equipo, difícilmente estén ahí con curiosidad museística para conocer la representación de la diosa de la fecundidad, para apreciar el mármol que conforma la fuente o para recordar la añeja monarquía española. Ellos celebran efusivamente, gritan e inclusive suben junto a la diosa Cibeles Página 4 of 13 al gran carro tirado por leones para ondear la bandera de su equipo. El mito cambió, se actualizó mediante el rito, el cual permite que cada vez que gana el equipo de futbol en cuestión, la fuente y sus alrededores, es decir, el hito, reviva en el imaginario colectivo, con la presencia de miles de individuos que hacen de dicha fuente un “lugar”. Muntañola explica lo anterior mediante un esquema bastante ilustrativo: Diagrama 2 (Muntañola, 2009: 71) Adolfo Colombres, considera al rito como “el núcleo de la fiesta”, y señala que “…al igual que el arte e incluso que el mito, para escenificar los argumentos esenciales de la cultura debe recurrir a los artificios de la belleza, es decir a lo estético. La eficacia que consiga dependerá del esplendor de las formas que logre, de la fuerza de las imágenes y el asombro que éstas produzcan en los participantes” (Colombres, 2004: 67-68). De igual forma menciona que en el rito, no hay espectadores, solo participantes del rito en diferentes niveles, incluyendo a los meros circunstanciales. Convertir al rito en un espectáculo “…es situar a un gran número de personas fuera de la efusión colectiva y de la crítica al orden social que ésta conlleva” (Colombres, 2004: 68). Asimismo, Colombres equipara al rito con la fiesta popular, y advierte que tratar de intelectualizar o inclusive, institucionalizar los elementos propios del sentimiento Página 5 of 13 popular provocaría un distanciamiento, que traería como consecuencia una falta de compromiso con la realidad social que produce el hecho cultural. “Por esta vía quien antes se sentía un dios o poseído por un dios, se sentirá de pronto un mero actor: la presencia se convierte así en representación. Tal pérdida de privacidad de la cultura para poner en escena su imaginario según sus más profundos sentimientos y creencias opera como un corrosivo mecanismo de aculturación, que va despojando al rito, y con él al mito de su antigua fuerza simbólica” (Colombres, 2004: 68). Al ocurrir esto, se rompe una regla fundamental en el mito, la cual se había tratado anteriormente: el mito o rito no se impone, es espontáneo. Como se ha comentado, el mito provoca tanto al hito como al rito, todo es un pequeño sistema de creencias, signos, símbolos, referencias, memorias y, en algunos casos, olvidos. Pero dicho olvido no es la ausencia de memoria, sino un cambio, una transformación. Judith Nieto menciona una reelaboración para obtener una vigencia: “…la perseverancia de la memoria adquiere forma de despertar y convida a la reelaboración como cuando se construye la historia…mantener vigente el objeto” (Nieto, 2006: 82). El olvido “Olvidamos mucho menos de lo que creemos” Sigmund Freud Marc Augé sentencia: “…dime qué olvidas y te diré quién eres” (Augé, 1998: 24). Es decir, en este olvido está implícita la evolución, el cambio mismo del binomio rito-mito. “Llevar a cabo el elogio del olvido no implica vilipendiar la memoria, y mucho menos aún ignorar el recuerdo, sino reconocer el trabajo del olvido en la primera y detectar su presencia en el segundo. La memoria y el olvido guardan en cierto modo la misma relación que la vida y la muerte” (Augé, 1998: 19). Los eternos ciclos: el día y la noche, el bien y el mal, la memoria y el olvido. “La vida de unos necesita la muerte de otros: esta constatación puede aplicarse trivialmente a hechos matemáticos y físicos, o representarse simbólicamente en construcciones complejas” (Augé, 1998: 19). Página 6 of 13 La nostalgia por el pasado representa un lugar común para varias disciplinas, la Microhistoria (también llamada Historia Matria)4, y la Estética de la ruina o del tiempo están entre ellas. Asimismo, Bauman la ubica entre los conceptos actuales asociados a la identidad: “nostalgia por el pasado junto a conformidad con la modernidad líquida” (Bauman, 2010: 20) Se ha observado que el mito puede persistir como fuerza, en tanto exista un hito y un rito que lo estructuren, que lo tengan vigente. “La definición de olvido como pérdida del recuerdo toma otro sentido en cuanto se percibe como un componente de la propia memoria” (Augé, 1998: 20). Algunas personas se resisten a dicho cambio, llegando a darse casos como el observado en Ben Samsun, inglés de 35 años, empleado de una aerolínea, quien debido a su interés por la historia y a su afición por todo lo relacionado con la década de 1940, reacondicionó la casa que habita con mobiliario, enseres y aparatos de dicha época, en un intento por “revivir” el año de 1946.5 No solo la casa está detenida en el tiempo, también su propia vestimenta la cual es a la usanza de aquellos años, adoptándola para su vida cotidiana. Sin embargo es necesario comprender que “El olvido es necesario para la sociedad y para el individuo. Hay que saber olvidar para saborear el gusto del presente, del instante y de la espera, pero la propia memoria necesita también el olvido: hay que olvidar el pasado reciente para recobrar el pasado remoto” (Augé, 1998: 9). Afirma además que “…si todo es antiguo, ya nada lo es realmente; una mala memoria es algo que rejuvenece… soy un hombre entre las edades, pero siempre he ignorado cuáles…” (Augé, 1998: 27). Surge en este punto otro término esencial para la comprensión del olvido: el recuerdo. “El recuerdo es una «impresión»: la impresión «que permanece en la memoria». Y la impresión se define como «…el efecto que los objetos exteriores provocan en los 4 Término observado por Luis González y González. La historia matria difiere de la historia Patria, es decir, la historia institucional. Se basa más en lo local, en las anécdotas, en el discurrir del tiempo en la añorada localidad, el pueblo, el barrio. 5 El video de este caso se haya disponible en el siguiente link: http://www.bbc.co.uk/mundo/video_fotos/2014/07/140707_video_vida_pasado_1946_wbm.shtml?ocid Página 7 of 13 órganos de los sentidos” (Augé, 1998: 22). La importancia de este recuerdo la muestra Judith Nieto al afirmar que: “…los grupos viven por la fuerza del recuerdo; es entonces la vida obra de la memoria; en ésta, no obstante la conciencia de su permanente cambio, la existencia afianza su porvenir. La evocación es la razón de ser de toda comunidad, a ella se debe así no se percate de su dialéctica oscilación marcada por el recuerdo y el olvido, por los constantes letargos y súbitas reapariciones” (Nieto, 2006: 86). La relación existente entre olvido y recuerdo la marca claramente Augé al afirmar: “El olvido, en suma, es la fuerza viva de la memoria y el recuerdo es el producto de ésta” (Augé, 1998: 27) “Todo ejercicio de la memoria entonces, remite al objeto, a la <<cosa>>, por tanto es ya conveniente diferenciar con la presencia del lenguaje <<entre la memoria como objetivo y el recuerdo como cosa pretendida>>” (Nieto, 2006: 84). Toluca “Toluca, ciudad de umbría / donde la gracia tirita, / donde hasta el agua bendita / bisela, de puro fría” Enrique Carniado 6 (García Luna, 1999: 193). En párrafos anteriores se ha mencionado un ejemplo local en la ciudad de Toluca, producto de la historia “oficial” impuesta por el Estado mexicano, que en muchas ocasiones ha incurrido en imprecisiones y malas interpretaciones: el monumento a los Niños Héroes, mismo que enfatiza el comportamiento de la constante relación mito-ritohito. Se reitera, si el mito no es conocido, el rito no tendrá lugar y el hito tiende a desaparecer en el imaginario social. Una muestra de esto es el monumento decimonónico de nombre “Jardín de los hombres ilustres”, ubicado en la avenida Morelos, justo frente al Templo de la Merced, en Toluca, Estado de México. La Dra. María del Pilar Iracheta, citando a Aurelio J. Venegas, muestra el origen de este lugar: 6 Enrique Carniado, notable escritor, poeta y ensayista, profesor del antiguo Instituto Científico y Literario de Toluca antecedente de la UAEM, publica el 15 de enero de 1956, en la página 3 del periódico “El Sol de Toluca” su ya famoso “Canto a Toluca”. Página 8 of 13 “En 1889, la cañería de la antigua Plaza de la Merced, que había contribuido al abastecimiento de la ciudad, se había constituido, al decir del cronista Aurelio J. Venegas, en un <<caño inmundo>> que atravesaba la Plazuela de la Merced, propagando infecciones. En ese año, el Ayuntamiento decidió convertirla en el Jardín de los Hombres Ilustres que aún existe. Como ornato tenía dos fuentes pequeñas (hoy desparecidas)…” (Iracheta, 1997: 16). Imagen 1 – Jardín de los Hombres Ilustres (Fotografía realizada por el autor) A pesar del bagaje histórico que posee dicho jardín, y de la céntrica ubicación de la que goza, el Jardín de los hombres ilustres es desconocido para la gran mayoría de los habitantes de la ciudad. ¿A qué se debe esta condición? Su creación no es reciente como para que la ignorancia de un elemento nuevo en la ciudad se haga presente. El mito como tal parece haberse diluido. El rito no se lleva a cabo, por lo que el hito pierde fuerza, transformándose en ocasiones en elemento invisible a los habitantes. Sin embargo, esto no es del todo cierto, porque para las personas que trabajan cerca del lugar, para los estudiantes del colegio Villaseca ubicado en la parte posterior del Jardín, para los asistentes al Templo de la Merced, este lugar cobra sentido: habrá mitos personales entretejidos en este Jardín, intereses, actividades, en otras palabras el sujeto inyectando vida al espacio transformándolo en lugar, presentándose la condicionante mencionada en Muntañola: “la intensidad del ser”. Página 9 of 13 Un elemento arquitectónico que define profundamente la imagen de la ciudad de Toluca es el inmueble conocido como “Los Portales”. Creados en 1832 sobre los terrenos del antiguo Convento de la Asunción, la permanencia de los Portales en la psicología ciudadana se debe en gran medida a los establecimientos comerciales que ahí se ubicaron. Se ha dicho inclusive que los Portales son el “alma de la ciudad”. Sin embargo, ante esto se estaría transitando por un terreno similar al del caso del inglés Samsun, la nostalgia por el pasado podría nublar la objetividad, dejando al individuo en un estado de tristeza nostálgica, una tristeza de pérdida. Los brasileños conocen a este sentimiento como “saudade”7. Raúl López Camacho hace una descripción de establecimientos comerciales que existieron y hoy son parte del recuerdo de algunos habitantes de Toluca: perfumerías, panaderías, cafés, restaurantes, “cajones” de ropa, dulcerías, tabaquerías, bares, hoteles, entre muchos otros locales comerciales. Hace referencia a los comercios que aún sobreviven, y lamenta que “…ahora todas la tienditas tienden a desaparecer y a llamarse OXXO” (López, 2013: 59). Menciona que Toluca “…tenía también en el portal su negocio de velas, cirios y veladoras y ahora da pena que con la muerte del licenciado Albarrán la tradicional ferretería “La Ciudad de México”, parece que para siempre cerró” (López, 2013: 59). Éste comercio es de los pocos que habían sobrevivido desde 1879 hasta la primer década del siglo XXI. Tenía un mito, por lo que fue un hito, en el que cada vez que un cliente asistía a él, se realizaba el rito. Sin embargo, el mito se desvanecerá a través del tiempo, por lo que la calidad de hito dejará de ser, pues ya no habrá ritos que lo recuerden. López Camacho añade: “Da tristeza recordar…No es aceptable que lo trasnacional nos haya comido ya, como ver comer a los nuevos tolucos en el mero portal en un Mc Donalds” (López, 2013: 58). El sentimiento que expresa López Camacho, es muy similar al mencionado por el licenciado Gerardo Novo Valencia que privó en el poeta 7 Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes compusieron una canción para la película “Orfeo Negro” titulada “A felicidade” (La felicidad), en donde mencionan en una estrofa: “Tristeza no tem fim / Felicidade sim” (La tristeza no tiene fin / la felicidad sí). Se dice que es el “bem que se padece e mal de que se gosta” (bien que se padece y mal que se disfruta). Página 10 of 13 Juan de Dios Peza ante la aparición del ferrocarril en la ciudad de Toluca, a finales del siglo XIX: “Hoy el ferrocarril ha nulificado las distancias, ha uniformado las modas y las costumbres y le ha quitado la novedad a los productos y artefactos de las más lejanas ciudades” (Novo, 1998: 28). La nostalgia por lo que pasó y no volverá. Imagen 2 – Estado actual de la Ferretería “La ciudad de México” dentro del Portal Reforma. (Fotografía realizada por el autor) Conclusiones El hombre crea mitos, los preserva mediante ritos que se realizan en los hitos. Es imposible que tanto el mito, el rito y el hito sean impuestos, porque estaría institucionalizándose este sistema (Mito-Rito-Hito), propiciando que los participantes del rito que recuerda el mito, dejen de “vivir” ese mito y solo lo representen. Es necesario adecuarnos al tiempo que vivimos, no es recomendable el aferrarse a cierta época, cierto tiempo. El ser humano no es perfecto, sino esencialmente imperfecto. Lo perfecto es lo acabado, sin embargo el hombre está siempre en el camino. Jean Baudrillard enuncia al crimen perfecto (Baudrillard, 2002: 65), entendiéndose como crimen a la perfección misma de las cosas. No hay nada perfecto, de hecho las mismas teorías carecen de comprobación inmediata y total, todo está en proceso, todo cambia. El ser humano actual depende de los mitos en igual o posiblemente mayor escala que el antiguo ciudadano griego, o inclusive que el mismo Página 11 of 13 hombre prehistórico. En el apogeo de la ciencia y la tecnología, en este tiempo en donde se duda de todo, en la época de la poscultura, en la “civilización del espectáculo”8; el mito es indispensable para explicar nuestra verdad, nuestra historia. Nosotros mismos forjamos nuestro mito. En otras palabras, nosotros mismos elegimos nuestra identidad. Bibliografía ÁLVAREZ VALLEJO, Alberto. 2014. Apuntes de clase. Toluca, México. BAUDRILLARD, Jean. 2002. Contraseñas. Barcelona, España: Anagrama. BAUMAN, Zygmunt. 2010. Identidad. Buenos Aires, Argentina: Losada. BORGES, Jorge Luis. 2008. Historia de la Eternidad. Barcelona, España. CAMPBELL, Joseph. 1972. El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica. (FCE). COLOMBRES, Adolfo. 2004. Teoría transcultural del arte. Hacia un pensamiento visual independiente. Buenos Aires, Argentina. GARCÍA LUNA ORTEGA, Margarita. 1999. La ciudad provinciana de Toluca en los años cincuenta. Toluca, México: H. Ayuntamiento Municipal de Toluca. H. AYUNTAMIENTO DE TOLUCA. 2013. Monumento a los Niños Héroes. [online]. [Accessed 5 Julio 2014]. Available from World Wide Web: <http://www.toluca.gob.mx/monumento‐los‐ni%C3%B1os‐ h%C3%A9roes> IRACHETA CENECORTA, María del Pilar. 1997. 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