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PARA EL EDIFICIO MANUALES DE LA LAS BIBLIOTECAS DE LA PEQUERA UNESCO PfJBLICAS BIBLIOTECA - IO PÚBLICA Manuales I. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. de la colección: La formación profeesional del bibliotezario. El seruicio de extensión bibliotecaria en la biblioteca pública. La biblioteca pública y la educación de adultos. Función de las bibliotecas en la educación de adultos y en la educación fundamental. Desarrollo de las bibliotecas públicas en AmJrica Latina. Conferencia de Sáo Paulo. Le développement des bibliothdques publiques en Afrique 1 Development of public libraries in Africa. Des bibliothèques publiques pour 1’Asie. Stage d’&udes de Delhi 1 Public libraries fm Asia: the Delhi Seminar. La Biblioteca Pública de Delhi. Un trabajo de evaluación. Servicios para niños en las bibliotecas públicas. El edificio de la pequeña biblioteca pública. Ordenación Charlotte d< 1 Norte ~.---. funcional dc mobiliario y equipo. Biblioteca y del condado de Mecklenburg. Charlotte. Estado (Estados Unidos). Foto Joseph IV. Mo!itx. Pública dc de Carolina PREÁMEULO Con gran frecuencia recibe la Unesco demandas de información sobre la construcción de edijcios, equipo y mobiliario con destino a bibliotecas; proceden esas demandas de bibliotecarios de los diversos países, asi como de los propios expertos de la Organización que, a menudo, se ven obligados a dar normas y orientaciones en proyectos de edificación de bibliotecas. También los seminarios de la Unesco necesitan documentación sobre la materia. Para poderfacilitar esta información se requieren artículosy libros de revista en los que se resuelvan conprecisióny adecuadamente los distintos problemas y que estén escritos en el idioma que dominan los usuarios. La mayoría de las publicaciones referentes a esta materia están escritas en inglésy redactadas en función de los requisitos y exigencias propias del pais de cada autor. Poco se ha publicado en idiomas latinos sobre la edificación de bibliotecas publicas. Por ello decidió la Unesco encargar la redacción de un libro sobre la construcción y equipo de pequeñas bibliotecas públicas (hasta IOOOOO volúmenes), libro que habria de ser internacional en el sentido de que las ideas y las sugestiones que contuviera fuesen aplicables prdcticamente en todas partes, y muy especialmente en aquellos palses donde es necesario aún construir numerosos edijcios para bibliotecas. Se decidió asimismo que el libro se publicaria inicialmente en inglés, francés y español. Para esefin fueron elegidos dos especialistas que han trabajado juntos en la construcción de numerosas bibliotecas públicas: el Sr. Hoyt R. Galvin, director de la Biblioteca Pública de Charlotte y del condado de Mecklenburg, situada en Charlotte, Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos) y el Sr. Martin Van Buren, arquitecto especializado de la misma ciudad. Se seleccionaron fotograpas tomadas de uno de los edijcios en cuya construcción colaboraron los autores - la Biblioteca Pública de Charlotte y del condado de Mecklenburg - que aparecen en este libro. Junto a ellas se ofrecen también varios ejemplos relativos a la Post Library, de Fort Gordon, Estado de Georgia (Estados Unidos), cuya disposición interior fue modijcada por el Sr. Van Buren. Los Sres. Galvin y Van Buren han redactado un manual en el que exponen principios y métodos de comprobada eficacia para proyectar y construir una pequeña biblioteca pública. Esperamos que este libro facilite el trabajo de los bibliotecarios y de cuantos tienen que construir y equipar una nueva biblioteca pública o modernizar una antigua. --” ---.- .-- _“.__I__ ..-^ fNDICE CAPÍTULO 1. Consideraciones CAPÍTULO II. Relaciones funcionales espacios . . . . . en la distribución . . . . de . ‘7 . . . 30 . . . 39 CAPfTULO III. Planeamiento CAPfTULO IV. Campaña publicitaria CAPÍTULO V. Programa de construcción CAPfTULO VI. Emplazamiento CAPÍTULO VII. Dimensiones CAPfTULO VIII. Materiales de construcción CAPÍTULO IX. Mobiliario y equipo CAPÍTULO X. Modernización . BIBLIOGRAFfA CUADRO ÍNDICE --- generales DE . EQUIVALENCIAS. ALFABÉTICO . . . de una biblioteca . . . de una biblioteca . . . . 50 . . . 55 . . . . 60 . . . . 84 de edificios . 121 . . 127 y adaptación . . ....... . 44 . y coste del edificio . 13 . . 132 ‘33 ......... ---.---y -.-__---. ._... -_- ILUSTRACIONES Frontispicio. Ordenación funcional de mobiliario y equipo. Biblioteca Pública de Charlotte y del condado de Mecklenburg, Charlotte, Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos). Foto Joseph W. Molitor Distribución acertada de espacios en la Biblioteca Pública de Ecorse, condado de Wayne, Míchigan (Estados Unidos) . . . . . Distribución acertada de la planta de un edificio con un área de 380 metros cuadrados y ,capacidad para I 2 400 volúmenes. Lancaster Regional . . . . Library, Los Angeles, California (Estados Unidos) Un edificio a un mismo tiempo digno y acogedor. Biblioteca Pública de . . Pensacola, Florida (Estados Unidos). Foto Stephens Studio Iluminación de la entrada de la Biblioteca Pública de Papatoetoe, Nueva Zelandia . . . . . . . . . . . . . La disposición central de la sección de préstamo permite vigilar el trafico. Biblioteca de la Prefectura de Gifu (Japón) . . . . . . Disposición interior combinada con acertados elementos arquitectónicos, ejemplo de buena coordinación entre los diferentes miembros del equipo de planeamiento. Biblioteca Pública modelo de Oer-Erckensch. . . . wick, Westfalia (República Federal de Alemania) Un buen emplazamiento. El edificio es ornato de la localidad en que se halla. MacLaughlin Public Library, Oshawa, Ontario (Canadá). Foto Ireland Studio . . . . . . . . . . . Una entrada al fondo de un jardín, al nivel de la acera: los cristales de la fachada permiten ver desde fuera las exposiciones y el interior. El edificio está cerca del centro comercial. Biblioteca Publica de Charlotte y del Condado de Mecklenburg, Charlotte, Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos) . . . . . . . . . . Su emplazamiento abierto y fácilmente accesible contribuye a dar a esta biblioteca una apariencia acogedora (el edificio de la derecha es parte del Hall de Conciertos de Kanagawa). Biblioteca de la Prefectura de Kanagawa (Japón) . . . . . . . . . . . Una entrada (detalle): madera de Acacia Koa del pais y roca de lava. Hawaii County Library, Hilo (Hawaii). Merrill, Sims y Roehring, arquitectos. Foto Camera Hawaii . . . . . . . Interior: detalle de utilización de la madera de Acucia Koa del país y de roca de lava en la Hawaii County Library, Hilo (Hawaii). Merril, Sims y Roehring, arquitectos. Foto Camera Hawaii . . . . . . Ejemplo poco corriente de construcción con elementos estructurales . . . aparentes. Biblioteca para niños de Hiroshima (Japón). 20 21 25 26 27 28 61 62 62 63 64 65 Ejemplo de construcción ajustada a módulos. Véanse las estanterías instaladas entre columnas. Biblioteca de Referencia de Accra, Ghana . Armazón aparente de acero, con revestimiento de ladrillo y cemento, igualmente aparentes. North Branch Library, Biblioteca Pública de Charlotte y del condado de Mecklenburg, Charlotte, Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos). Foto A. C. “Bill”, Summerville . Protección contra el sol por medio de saledizos. El edificio ha sido elevado sobre el nivel del suelo con objeto de aumentar la circulación del aire en un clima caluroso. Biblioteca Central de Accra, Ghana . . . Ejemplo de exposiciones dispuestas ala entrada. Biblioteca Pública experimental de Oer-Eckenschwick, Westfalia (República Federal de Alemania) . . . . . . . . . . . . . Presentación de revistas. Nótese el techo de cristal. Biblioteca Pública de Dallas, Estado de Texas (Estados Unidos). Foto Remington Rand Library Bureau . . . . . . . . . . . . Disposición típica de estanterías . . . . . . . . Disposición de asientos y mesas : dimensiones normalizadas de mesas . Diversos tipos de elementos para el servicio de prtstamo . . . . Típica instalación del depósito de libros en estanterías sobre montantes de acero. Este sótano de techo alto permitirá en lo futuro una ampliación de las estanterías. Biblioteca Pública de Charlotte y del condado de Mecklenburg, Charlotte, Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos) . . . . . . . . . . . . . . Típica instalación de anaqueles de acero divididos en un departamento audiovisual. Véanse también los aparatos para la audición de discos. Foto Remington Rand Library Bureau . . . . . . . Instalación de espacio para trabajo individual. Adviértase cómo se ajusta a una sección normalizada de la estantería. Foto Remington Rand Library Bureau . . . . . . . . . . . . Interior acertado de bibliotecas. Instalación central del catalogo, publicaciones bien presentadas, mobiliario confortable y sencillo. Biblioteca Central de Malmö, Suecia. Foto Stenberg’s Bilder. . . . . Otra sala de lectura acogedora, luminosa, amplia y sencilla. Estanterías de libre acceso, asientos confortables y un catálogo de fácil acceso dan todo su atractivo a esta biblioteca. Biblioteca Pública de Oshawa, Ontario (Canadá). Foto Hugh Robertson-Panda . . . . . Una forma atractiva de exponer las publicaciones periódicas. Biblioteca Pública de Horsholm, Zelandia Septentrional, Dinamarca. Foto Jespes Hom . . . . . . . . . . . . Carretilla para el transporte de libros. Foto Sankey Sheldon Ltd. . . Vista interior de una biblioteca modernizada: la Post Library de Fort Gordon, Estado de Georgia (Estados Unidos). Foto Breault . . Ejemplo de modernización. Véase la biblioteca primitiva al fondo. Downers Grove Public Library. Downers Grove, Estado de Illinóis (Estados Unidos) . . . . . . . . . . . 65 66 66 67 68 91 97 99 101 102 103 ‘04 105 106 106 107 108 NOTA DE LOS AUTORES Debemos cordial gratitud a los amigos que han leído el manuscrito, así como a los bibliotecarios de varios países que nos han facilitado fotografías para ilustrar la obra. Al Sr. Jack Dalton, director de la Oficina de Relaciones Internacionales de la Ameritan Library Association, que ha estudiado numerosos tipos de bibliotecas y adquirido una experiencia de notorio valor en sus viajes alrededor del mundo, debemos una contribución muy importante por sus consejos y comentarios; también a la Sra. Katryn A. Devereaux, bibliotecaria de la Biblioteca Pública de Moline, Illinóis (Estados Unidos), que nos ha prestado su valiosa ayuda para la redacción del texto. CAPÍTULO 1 CONSIDERACIONES GENERALES Es un síntoma alentador comprobar que cada año aumenta el número de personas que saben leer y es cada vez mayor la sed universal por los conocimientos y el saber. Responder a esta creciente necesidad de conocimientos es una empresa monumental, a la que puede contribuir en gran medida la biblioteca pública. Ahora bien, organizar una pequeña biblioteca pública para responder a la demanda de los días presentes, tan eficiente como las circunstancias lo exigen, no es tarea sencilla. Requiere un análisis cuidadoso de las condiciones y necesidades de la localidad de que se trate, una esmerada coordinación entre los miembros del equipo de planeamiento, y una acendrada convicción pero las ventajas que todo ello representa para la comunidad justificarán plenamente el esfuerzo realizado. Este capítulo está dedicado a consideraciones de carácter general, principalmente las referentes a las actividades y servicios futuros de la biblioteca, que es menester tener presentes cuando se estudia el proyecto. En primer término, la biblioteca debe facilitar publicaciones de carácter general, novelas, obras de filosofía, religión, arte, historia, etc. Debe disponer de una sala de lectura, situada cerca del depósito de libros y de un sistema de préstamo de libros a domicilio, de manera que los fondos se utilicen con la máxima intensidad. En una pequeña biblioteca, los servicios de referencia e investigación pueden ser restringidos en razón del presupuesto y la limitación de espacio, si bien por su importancia capital no deben dejar de prestarse. En atención a una mayor eficacia es aconsejable limitar el uso de los materiales de referencia e investigación al loca1 de Ia biblioteca, por varias razones: a) en gran parte, ese material es muy costoso y con frecuencia de difícil reposición si se pierde; b) la contestación a una gran mayoría de consultas es cosa de minutos y si la investigación se realiza en la biblioteca, puede ponerse rápidamente el material de referencia a disposición de otros servicios; c) sacar fuera de la biblioteca tales materiales, ordinariamente de mucho volumen y peso, es causa de deterioro. Es importante que la biblioteca se suscriba a revistas de temas ‘3 ____~ - -- _x”._. _- diferentes. Debe disponer de diarios y publicaciones periódicas de carácter general y sobre ciertas materias técnicas así como tener a la disposición del público números atrasados de revistas que contengan informaciones de valor. En muchas bibliotecas las revistas se encuadernan o se microfilman para su mejor conservación o su mayor facilidad de archivo. Una sala o sección aparte consagrada a la lectura de revistas, con instalación confortable y material que permita exponer adecuadamente los últimos números de revistas recibidos, es un atractivo en toda biblioteca. Desde hace algunos años, por su valor y su utilidad, la microfotografía se ha impuesto, en forma de microfilm, de microcopia o microficha. Este procedimiento reduce las necesidades de espacio para el almacenado en un 90% aproximadamente y permite la reproducción del texto impreso con gastos módicos, especialmente cuando no ha de ser editado en forma de libro. Aunque una colección de materiales microfotografiados no sea esencial para una pequeña biblioteca, sus ventajas y su importancia futura deben tenerse debidamente en cuenta. El gran obstáculo para la mayoría de las pequeñas bibliotecas es el elevado costo del equipo. Sin embargo, numerosas bibliotecas parten del principio de considerarlo como un elemento necesario, si no para su inmediata inclusión en el programa, al menos para lo futuro. Importa prever en la medida de lo posible los cambios en la teoría y en las prácticas bibliotecarias que sin duda han de producirse como consecuencia de los progresos de la técnica. Éste es un factor de suma importancia. Equipos de investigación están estudiando ya el desarrollo de nuevas técnicas y su posible aplicación a las bibliotecas. En otras esferas, los computadores electrónicos han revolucionado los métodos y las prácticas primitivas. La automatización es un ejemplo típico. No cabe la menor duda de que esto se extenderá a la biblioteca. Es fácil concebir que en una fecha próxima un organismo central dotado de un vasto material de referencias e información, así como de colecciones para investigación, podrá transmitir instantáneamente, mediante procedimientos automáticos o electrónicos, a toda biblioteca que se halle incluída en la organización creada al efecto, la información requerida. Ese progreso influirá considerablemente en la necesidad de acumular grandes lotes de libros e incluso suprimir quizá las pequeñas bibliotecas. Naturalmente, es muy difícil prever con cierto grado de precisión qué influencia podrán ejercer tales innovaciones sobre la naturaleza y el carácter de los edificios. Los planes deberán tener por ello la suficiente flexibilidad para que los edificios sean adaptables a los requisitos que se les exijan en su día. No puede afirmarse que las prácticas actuales sean necesariamente la última solución respecto a la organización y servicios de una biblioteca. 14 . La biblioteca no es meramente un almacén de libros. Debe ser un centro social que ofrece a la comunidad diversos medios de educación y de cultura y que dispone de instrumentos para transmitir información a quienes lo desean. Los materiales audiovisuales, las pinturas, etc., lo mismo que los libros, son medios en virtud de los cuales las mejores fuentes del conocimiento pueden ser puestas al servicio del público sin confusión ni esfuerzo. Uno de los elementos hoy indispensables a un servicio bien organizado de bibliotecas es la existencia de un departamento audiovisual. Debe comprender toda clase de facilidades para poder ver una película y oir un disco de gramófono, así como para poder retirarlo en préstamo. Las artes gráficas deben incluirse igualmente y, por tanto, ha de disponerse para el préstamo de estampas, grabados, pinturas, etc. Deben también preverse las exposiciones. De ordinario ello no requiere más que la disposición de un espacio suficiente bien sea a la entrada o en otro lugar de fácil acceso donde poder colocar vitrinas, atriles, mesas y demás material necesario, fijo o portátil. En algunas bibliotecas modernas se abren grandes ventanales a la calle, para ofrecer al público un aspecto atractivo y acogedor. En tales casos, esas ventanas son utilizadas también para presentar exposiciones conforme a la técnica que emplea el comercio en sus escaparates: mucho puede aprenderse de la técnica y de la psicología de los comerciantes, para su aplicación a las bibliotecas, aunque sea grande la diferencia en los propósitos, ya que en la biblioteca se persigue la prestación de un servicio público, nunca un beneficio privado. Con frecuencia, la comunidad no dispone de un lugar adecuado para celebrar pequeñas reuniones. En los primeros tiempos en los Estados Unidos el centro de la comunidad era el “Town Hall”, lugar de reunión donde se discutían los asuntos de la localidad y se celebraban las actividades sociales. En Europa las iglesias fueron con frecuencia el centro de esas actividades. En la actualidad, se han desarrollado tanto los estudios y la transmisión de los conocimientos que se requieren cada vez más locales para el intercambio de ideas. La biblioteca, como centro educativo y cultural, ofrece en nuestros días un lugar ideal de reunión. Este hecho debe tenerse en cuenta en el planeamiento de toda biblioteca pública, que debe estar dotada de salas de reuniones y de un salón de actos. El número y dimensiones de estas salas dependerán desde luego de las necesidades propias de cada localidad. Convendrá consultar a las entidades locales acerca del espacio que necesiten para celebrar sus reuniones antes de establecer el programa de construcción de una biblioteca. Incluso en el proyecto de la más pequeña biblioteca debe preverse un servicio de extensión. Aunque no parezca inmediata‘5 mente necesario, puede asegurarse que con el tiempo, siempre habrá de desarrollarse. El incremento de la población y la expansión de la localidad pueden crear en lo futuro una demanda que rebase las posibilidades de un solo edificio. La biblioteca habrá de convertirse necesariamente en un sistema bibliotecológico y hacer frente a las nuevas situaciones que se presenten, mediante la organización de bibliotecas sucursales permanentes o bien de bibliotecas móviles. Quizá los bibliobuses sean la mejor solución para atender a una población cuyo incremento es imprevisible o irregular. Son camiones, camionetas 0 ‘<jeep?‘, diseñados, construídos o adaptados para acomodar, transportar y servir en préstamo una colección limitada de libros. Un bibliobús opera desde un centro que suele ser la propia biblioteca. Su pequeña colección es renovada y aumentada con frecuencia. No cabe aquí ni valorar los méritos relativos del bibliobús y de los edificios sucursales ni presentar una fórmula inflexible para que se incluya un servicio de extensión en el plan de construcción de una biblioteca. Sencillamente se advierte que una posible necesidad de extensión de servicios en el futuro no debe dejar de tenerse en cuenta al proyectar un edificio de dimensiones reducidas para biblioteca. Es necesario precisar los diferentes servicios que han de prestarse para la distribución del espacio disponible. Los que a continuación se indican deben por lo menos ser tenidos en cuenta al hacer el proyecto del edificio: servicios de lectura para adultos; servicio de consulta e investigación; servicio de préstamo; servicios para niños; servicios para los adolescentes; servicios de historia; medios audiovisuales; servicios técnicos (pedidos, recepción y catalogación) ; salas de reuniones y conferencias; servicios administrativos; talleres mecánicos y servicio de custodia. En los capítulos siguientes se estudiarán los diversos departamentos en relación con el plan general de la biblioteca, tratando no sólo de su importancia relativa sino también de las necesidades de cada uno. CAPíTULO EN RELACIONES LA DISTRIBUCION II FUNCIONALES DE ESPACIOS En un edificio construído con un solo objetivo fundamental, como lo es una biblioteca pública, cada una de las partes que lo integran ha de guardar estrecha relación con las otras. Mas el curso de las tareas, diferentes según las horas y los días, altera la importancia relativa y el grado de actividad de cada elemento. Flexibilidad es, por tanto, el factor clave: flexibilidad en el funcionamiento, dirección e inspección, y por tanto en la distribución del espacio. De ahí que los departamentos y el espacio que se les dedique deben considerarse no sólo desde el punto de vista del fin a que se destinen sino también de su relación recíproca. El panorama que toda biblioteca ofrece desde la entrada principal es la primera impresión que se recibe. También es éste el lugar donde se inicia el tráfico interior de la biblioteca y su regulación. Desde la calle el acceso principal debe atraer fácilmente la atención. Ello no quiere decir que haya de ser ostentoso, ni imponente; por el contrario, debe predominar en él una nota acogedora. En aquellas ciudades donde la arquitectura colindante lo permita, una entrada al nivel de la acera o de la calle, con ventanales que faciliten la contemplación del interior, incitará a entrar al público. Tales ventanales ofrecen además la posibilidad de instalar exposiciones que despierten todavía más el interés. Los atractivos del edificio, su disposición interior, mobiliario y exposiciones culturales deben percibirse tan pronto como se entra. La invitación ulterior a utilizar las posibilidades que brinda la biblioteca es el papel propio del espacio destinado a la lectura, donde el público ha de hallarse confortablemente acomodado, disfrutando del uso de libros, revistas y demás publicaciones periódicas. Locales confortables y acogedores dedicados a la lectura e instalados en las proximidades de la entrada principal resultan de gran importancia desde el punto de vista psicológico. Cerca de la entrada principal debe colocarse la sección dedicada al préstamo de libros, no como barrera que detenga al lector, sino como su faro o amistosa guía. Esta sección asegura, a un tiempo, la vigilancia y la prestación de los servicios. En las pequeñas bibliotecas, un solo funcionario ha de prestar desde allí todos los servicios. ‘7 El préstamo de libros requiere normalmente la presencia en este puesto de un bibliotecario durante la jornada completa. Si el lugar elegido para situar ese servicio permite que el bibliotecario vigile con eficacia la entrada y salida del público, las salas de lectura y demás servicios, se logra una gran economía en personal y en gastos. La entrada principal debe estar situada de manera que el tráfico de entrada y salida pueda realizarse en los diversos servicios y dependencias lo más directamente posible, sin cruces ni perturbaciones. Esta recomendación tiene especial importancia en espacios utilizados por los niños. Las salas infantiles deben situarse cerca de la entrada principal, con acceso directo, o bien habrá de señalarse cuidadosamente su ruta desde la entrada hasta las dependencias que les estén destinadas, en el subsuelo o en el primer piso si no existe espacio disponible en la planta baja. La colocación del despacho de préstamo cerca de la entrada principal y a la vista de las escaleras da al funcionario la posibilidad de ejercer una vigilancia del movimiento y circulación del público, así adulto como infantil. Al tratar de la entrada principal y de su relación con las secciones de la biblioteca, se ha partido del supuesto de una sola entrada para el público, única manera de lograr un servicio eficaz y una vígílancía adecuada con un mínimo de personal. Nunca ha podido evitarse, en medio alguno, que ciertas personas cedan a la tentación de llevarse libros por salidas no vigiladas, y una pérdida constante de libros puede perturbar el buen servicio público. Algunos edificios requieren una entrada principal a la calle y una entrada trasera para el estacionamiento adecuado de vehículos. Una disposición funcional como la utilizada en la biblioteca pública de Grosse Point, Míchigan (Estados Unidos), consistente en la apertura de ambas entradas en disposición adyacente al despacho de préstamos, resulta entonces adecuada. Pueden ser precisos otros accesos o salidas para casos de incendio y otros fines. Esas salidas deben estar situadas de manera que sean fácilmente vigilables por el personal. Y si se indica que son exclusivamente para casos de urgencia y se equipan con un timbre o una barra de seguridad, serán rara vez utilizadas por el público. La puerta para la carga y descarga de las expediciones, así como el muelle adecuado, indispensables en bibliotecas mayores para la circulación de los paquetes y envíos de libros, deben ser inaccesibles para el público. Si la biblioteca dispone de bibliobús, la puerta de carga y descarga puede combinarse con el servicio del mismo. En ciertos climas el bibliobús necesitará disponer de un local con calefacción dentro del edificio. En otros lugares un simple cobertizo que avance sobre el muelle de carga y descarga será suficiente. Otra entrada considerada indispensable por algunos bíbliotecaríos es la de acceso al salón de actos o sala de conferencias 18 directamente desde el exterior. Esta puerta puede permanecer cerrada durante el día y ser utilizada por las personas que acudan a las reuniones despub de haberse cerrado al público los servicios de la biblioteca. En un edificio que conste de varios pisos se ha de tener muy presente las necesidades del transporte vertical. Las escaleras destinadas al público deben ser amplias y de fácil acceso desde la entrada del edificio. En edificios de sólo dos pisos la instalación de ascensores para el público puede no ser indispensable, pero debe disponerse de alguno reservado a las personas de edad o enfermas cuando las salas destinadas al público estén en el primer piso. En los edificios de tres o más pisos debe instalarse un ascensor, que será de todo punto indispensable en aquellas poblaciones donde el público está acostumbrado a utilizarlo. Las manipulaciones de los libros requieren con frecuencia el paso de éstos y del personal de uno a otros pisos. A este fin, se requieren las facilidades siguientes de desplazamiento vertical : u) una escalera privada para el personal técnico y administrativo; b) un ascensor o un montacargas para la circulación de libros desde la oficina de recepción a la de catalogación y desde ésta a las estanterías; c) accesos adecuados a las estanterías para el personal encargado del préstamo y del servicio de referencia. En algunas bibliotecas, una sola escalera o montacargas bien situado puede atender al servicio de varias secciones. Al proyectar las diferentes secciones de un edificio de varios pisos, debe elegirse en cada caso con esmero entre una escalera, un montacargas o un ascensor’. Aunque la conveniencia de los ascensores es obvia, su instalación, así como su utilización, es costosa y procede tener presente, además de las costumbres de la localidad, el presupuesto disponible antes de tomar cualquier decisión. Si el presupuesto sólo permite disponer de una forma de transporte vertical, puede instalarse un pequeño ascensor en el punto donde converja el mayor movimiento de libros y del personal de un piso a otro. Numerosos factores de carácter general influyen en la distribución de las secciones dentro del edificio. La luz exterior y el ruido son, entre ellos, dos de los más importantes. El ruido de la circulación o ruidos industriales y la potencia de la luz solar recibida en ciertas direcciones y a ciertas horas del día dependen de la disposición y el carácter del emplazamiento. Ello varía de uno a otro hemisferio, pero arquitectos y constructores estarán probablemente de acuerdo en la orientación más ventajosa del edificio. La luz natural es la más adecuada para la lectura y el trabajo de oficina, con tal de que se evite la luz solar directa. Los ventanales 1. Llamaremos en el presente o material, y “montacargas” para transportar libros. estudio CGascensores” a los destinados al aparato automático o manejado al tráfico de personas, libros a mano que sirve únicamente ‘9 MUELLE SALA DE CARGA DE TRABAJO SALA DE LECTURA Distribución acertada de espacios en la Biblioteca condado de Wayne, Míchigan (Estados Unidos) 20 Pública de Ecorse, ll DEP6SITO BleLlosús DE LIBROS F CALEFACCIÓN .AVABOS SALA DE TRABAJO PERSONAL ADULTOS NIÑOS Distribucibn acertada de la planta de un edificio con un área de 380 metros cuadrados y capacidad para 12 400 volúmenes. Lancaster Regional Library, Los Angeles, California (Estados Unidos) 21 dan una sensación de libertad indiscutiblemente agradable. Cuando haya de un lado una vista placentera y con probabilidades de seguir siéndolo, podrán abrirse ventanales en aquella parte del edificio y las salas de lectura ocuparán un lugar adecuado para sacar ventaja de esta disposición. Cuando una o dos fachadas del edificio tengan excesiva luz por la tarde o una vista que haga indeseables las ventanas, pueden disponerse estanterías o bien servicios interiores a lo largo de ellas. La selección del emplazamiento (véase cap. v) y la orientación del edificio deben decidirse en atención al principio de subordinación y coordinación entre las diferentes dependencias y su mejor aprovechamiento por parte del público. Los ruidos debidos al tráfico callejero u otras causas exteriores pueden evitarse en parte con una insonorización adecuada; también pueden reducirse mucho mediante una disposición acertada de las dependencias. Donde sea posible y no afecte a otros aspectos más importantes del plan, los espacios destinados a las estanterías pueden utilizarse para amortiguar el ruido en las salas de lectura. Uno de los factores más importantes en la distribución de las diversas dependencias es la circulación interior entre ellas. Cuanto mayor sea la importancia funcional de una dependencia respecto a otra, mayor será el tráfico entre ellas. Es necesario repetir que toda circulación del público debe ser vigilada, orientada y dirigida, tanto en interés del público como de los servicios de la biblioteca. Veamos cuáles son los elementos que debe comprender normalmente una biblioteca y sus necesidades de tráfico en relación con otros departamentos, áreas o actividades. El tráfico del público comienza naturalmente en la entrada del edificio. Desde allí, los visitantes se distribuyen entre dependencias de lectura para niños, jóvenes o adultos, la sala de revistas, etc. Por otra parte, mucho público se irá directamente a las estanterías y muebles donde se halla el material de lectura. La circulación debe permitir el acceso más fácil posible a esos diversos puntos. Todos los usuarios de esas dependencias necesitarán, tarde o temprano, consultar los catálogos y las fuentes básicas de información y referencia tales como diccionarios, atlas e índices de revistas. Los ficheros y obras de referencia deberán colocarse en un lugar céntrico, bien visible y fácilmente localizable. Si la biblioteca es lo suficientemente grande para poder disponer de un bibliotecario encargado del servicio de referencia, el despacho de éste y la colección de obras de referencia deben situarse de manera que sean fácilmente visibles desde la entrada principal. El despacho del servicio de referencia así como el de préstamo, serán puntos vitales de vigilancia y regulación y deberán disponerse de manera que puedan ser vigilados los espacios dedicados a la lectura así como los destinados a las estanterías. 22 Las salas de reuniones y conferencias no precisan tener un acceso visible desde la entrada principal. No obstante, como su utilización implica la entrada o salida simultánea de grupos de personas, debe reservarse el espacio adecuado para su fácil acceso. A la entrada de esas salas, deben disponerse espacios suficientemente amplios para el público que se reunirá en grupos durante los descansos. Debe reservarse, aunque no se mantenga en uso permanente, un espacio consagrado a las exposiciones. Si precede al salón de actos, pueden relacionarse las exposiciones con la materia tratada en las reuniones a celebrarse. En algunas poblaciones la biblioteca puede ser el único local, o al menos el más adecuado, para las exposiciones artísticas y la presentación visual de ideas. No lejos de las salas de lectura deberá haber teléfonos públicos y lavabos. También se necesitarán lavabos para las personas que acuden a las reuniones o visiten las exposiciones, caso de que éstas estén aisladas de las salas de lectura. La entrada de los lavabos será siempre visible desde alguno de los puntos en que el personal vigila en la biblioteca. El personal debe disponer de fácil acceso a las diversas dependencias; sobre todo lo más rápido y directo posible desde los servicios de préstamo y de referencia y desde los departamentos técnicos al fichero, a las estanterías y a los índices. En las pequeñas bibliotecas, el espacio destinado a los servicios administrativos puede reducirse a un solo despacho instalado cerca del servicio de préstamo, sin que haya necesidad de una oficina independiente al efecto. En ese caso, la circulación del personal coincide con la del público. En las bibliotecas mayores, con varios despachos para el personal, éste deberá disponer de vías de circulación distintas para ir a sus oficinas, lavabos y de ser posible a las salas de servicios técnicos y talleres. El servicio de extensión (funcionamiento e inspección de las sucursales y del bibliobús) puede estar adyacente a los administrativos, para simplificar las operaciones, pero en ciertos casos estará cerca de los locales de expedición y recepción, próximos al muelle de carga y descarga. Se ha hecho mención del acceso público a la galería de exposiciones; ella será también accesible desde las salas de trabajo, donde se prepara y archiva el material de exposición pudiendo así ser montado y retirado con la menor perturbación posible para el servicio público. A continuación figura una lista de las diferentes secciones, de una pequeña biblioteca y la situación de unas respecto de las otras. Despacho de préstamo. Es el centro de vigilancia y de servicio. Ha de estar situado cerca de la entrada principal y ser de fácil acceso. Durante las horas de menor tráfico, puede ser el único puesto en 23 que haya un bibliotecario, por lo cual habrá de permitir la vigilancia del espacio reservado a los niños, de las estanterías de libre acceso y de las salas de lectura. Oficina de la sección de fwéstamo. Debe dar directamente al despacho del servicio de préstamo. Puede ser el despacho del bibliotecario en las bibliotecas pequeñas. Espacio reservado a la lectura de revistas. Debe comunicar con los locales de lectura pública general y ser de fácil acceso desde la puerta principal y visible desde la mesa de préstamos. Espacio abierto al gran público para leer y hojear libros. Debe ser de libre acceso y presentarse a la vista del público al momento de entrar en el edificio; estarán a disposición del lector las estanterías, catálogos, índices y materiales básicos de referencia. Sección infantil. Debe estar adyacente a la entrada principal si se halla en el piso bajo. Si está en el subsuelo o en el primer piso, deberá tener la escalera de acceso junto a la entrada principal. A menudo el despacho de préstamo puede permitir su vigilancia. Servicio de referencia. Debe ser visible y accesible al público con preferencia dentro o junto a las dependencias de lectura general. Colección de obras de referencia. Debe situarse cerca del despacho este servicio. de Colección defolletos. No precisa estar situada en un lugar muy visible, mas, en todo caso, ha de ser de fácil acceso al personal y al público que precise consultarla, cerca del despacho de referencia. A veces es mejor instalarla en una sala de trabajo junto al despacho de referencia. Materiales audiovisuales. Pueden estar en un local independiente se dispone de una vigilancia adecuada. si Catálogos e índices. Deben ser visibles desde la entrada principal y estar centrados entre los espacios destinados a la lectura general y a la consulta de las obras de referencia, pero también importa que estén al alcance del personal de los despachos de préstamo y de referencia y del servicio de operaciones técnicas. Lavabos. Deberá haberlos para las salas de lectura general, para las de reuniones y conferencias y para el personal. Accesibles y con entradas fáciles de vigilar desde la mesa de préstamo o de referencia. 24 IJn edificio Pcnsacola. a un mismo tiempo digno y acogedor. Florida (Estados Unidos). Foto Stephens Biblioteca Studio. Pública dr 25 Iluminación Zelandia. 26 de la entrada de la Biblioteca Pública de Papatoetoe, Nueva La disposición central de la sección dc prí-stamo Biblioteca dc la Prefectura de Gifu (Japón). permite vigilar el tráfico. 27 Disposición interior combinada con acertados elementos arquitectónicos. ejemplo de buena coordinación entre los diferentes miembros del equipo de planeamiento. Biblioteca Pública modelo de Oer-Erckenschwirk. Wrstfalia (República Federal dr Alemania). 28 Servicios de extensióny bibliobh. Deben alojarse cerca de la puerta de servicio que dé al exterior y comunicar fácilmente con la oficina correspondiente y el depósito de los libros destinados a la circulación y préstamo. Salas de reuniones y de conferencias. Pueden hallarse a una distancia razonable de la entrada principal, con una entrada adicional que pueda utilizarse después que la biblioteca haya sido cerrada al público. Espacio reservado de lectura pero habilitados para riales destinados a las exposiciones. Puede estar separado de las salas adyacente a las salas de reuniones y a los locales organizar las exposiciones y conservar los matea ese fin. Servicios técnicos (pedidos, recepción, catalogación y clasificación de libros). Deben comunicar con el lugar en que se reciben los envíos y con el montacargas y tener fácil acceso al catálogo y a las estanterías. Deberán comunicar con los servicios administrativos con los que están estrechamente ligados. Por trabajar en ellos personal numeroso, deben estar cerca de la sala del personal, la cantina y el guardarropa. Ojicinas administrativas. Si comprenden varios agruparse cerca de la sala del personal y de los de extensión. En una biblioteca muy pequeña, un solo despacho cerca de la mesa de préstamo, al servicio del público y a los administrativos personal. despachos, deben servicios técnicos y pueden reducirse a donde se atenderá con un mínimo de Locales reservados al personal (sala de reposo, lavabos, cantina y guardarropa). Deben estar cerca de los lugares de trabajo del personal y a ser posible de las oficinas administrativas. 29 CAPITULO PLANEAMIENTO III DE UNA BIBLIOTECA Construir un edificio adecuado para biblioteca no es tarea sencilla, sino resultado de una serie de etapas consecutivas de planeamiento cuidadosamente calculada, deduciéndose cada etapa de los elementos de la precedente. El proyecto va desarrollándose hasta que cada una de las facetas queda ajustada en el complejo organismo y el equipo de planeamiento puede, al fin, decir: “He aquí el plan definitivo de la biblioteca. Ahora podemos empezar la construcción.” Las tres etapas principales del planeamiento son: el programa, los anteproyectos y los planos de la obra. Aunque pueden añadirse numerosas subdivisiones, son las tres fases esenciales del trabajo. EL PROGRAMA Es un texto redactado por el bibliotecario, o por otra autoridad competente, en el que se describen la finalidad perseguida, el alcance del proyecto y el valor funcional del edificio. Han de indicarse en él con el mayor detalle posible las necesidades concretas de la biblioteca, describiendo minuciosamente las diversas dependencias, con sus requisitos, relaciones recíprocas y funciones dentro del edificio. Además, fijará las características estéticas de la construcción y señalará, de un modo general, el tipo y naturaleza del mobiliario y equipo. LOS ANTEPROYECTOS Son la expresión gráfica que da el arquitecto a ese programa; además de los planos de la planta baja y de los pisos, comprenden los bocetos preliminares del exterior del edificio. Esas representaciones gráficas evolucionan gradualmente en las sucesivas etapas y a base de ellas se llega a un acuerdo entre los miembros del equipo. Su resultado es un proyecto concreto, con datos suficientes para hacer un cálculo inicial del costo del edificio. A menudo, en la etapa final 30 de los anteproyectos, el arquitecto edificio que se va a construir. LOS PLANOS DE LA proporciona una maqueta del OBRA Preparados por el arquitecto, comprenden todos los elementos necesarios para la construcción: trazados a escala con los alzados, dibujos detallados y pliegos de condiciones para construir el edificio. Indican minuciosamente los materiales, el equipo mecánico, los procedimientos de construcción y la calidad del trabajo, tanto en los trazados a escala como en una descripción aparte. Los pliegos de condiciones son una descripción escrita del conjunto de los trabajos, de las condiciones generales, los materiales y la calidad del trabajo que el proyecto implica. Los planos y los pliegos de condiciones sirven como documentos contractuales para la preparación de las subastas y la construcción del edificio. EL EQUIPO DE PLANEAMIENTO El proyecto de construcción de una biblioteca exige los esfuerzos coordinados de diversos especialistas, reunidos en un grupo al que llamaremos “equipo de planeamiento”. Para que el proyecto tenga éxito, es esencial que cada miembro de este equipo sea experto en su especialidad, se adapte al trabajo en común y esté plenamente al corriente de los problemas que plantea el proyecto. El plan final debe ser producto de los mutuos esfuerzos de los miembros del equipo, estrechamente compenetrados en el deseo de lograr una meta común. Los elementos básicos del equipo de planeamiento son: la autoridad administrativa; el bibliotecario; el arquitecto. Además, es frecuente recurrir a otros dos especialistas: el experto en edificación de bibliotecas y el arquitecto decorador. Cada miembro del equipo tiene un papel importante y preciso en la preparación del proyecto. Todos deben exponer sus opiniones y tomar decisiones en el momento adecuado. Ciertas responsabilidades se asignan normalmente a un determinado miembro del equipo. Examinaremos sucesivamente las atribuciones de cada uno de ellos, aunque cabe distribuir de otro modo esas funciones. La autoridad administrativa Desde un principio, y durante toda la ejecución del proyecto, debe existir una autoridad responsable de los nombramientos y de las 3’ decisiones de carácter jurídico y financiero. En la mayoría de los países, es una autoridad oficial, o un grupo o junta designada al Generalmente, es la autoridad efecto por la autoridad pública. encargada de dirigir el funcionamiento de la biblioteca; tiene calidad para firmar contratos, delegar sus poderes, designar a los demás miembros del equipo y precisar sus atribuciones, autorizar la inversión de fondos y tomar, en una palabra, todas las decisiones de alcance jurídico. En muchos casos, es el único miembro del equipo cuyas atribuciones han sido definidas con arreglo a una norma jurídica del municipio, provincia o país, siendo así la suprema autoridad en materia de decisión. Veamos algunos ejemplos típicos de los organismos o personalidades que pueden así formar parte del equipo de planificación: la junta rectora de la biblioteca; el ayuntamiento o una comisión delegada del mismo; el órgano de gobierno del Estado, provincia o distrito, o sus delegados; el gobierno nacional, o sus delegados; el gobernador o intendente de la ciudad; el alcalde. Sea cual fuere dicha autoridad, su función en el equipo es esencialmente la misma. Ya se trate de una comisión municipal, una junta de la biblioteca o un administrador individual, lo importante es la existencia de una autoridad única, pues su multiplicidad puede llevar a la confusión y originar desacuerdos y retrasos en las decisiones importantes. La autoridad puede delegar algunas de sus atribuciones en otros miembros del equipo, y puede también facilitar el trabajo constituyendo un pequeño comité en el que delegue la mayor parte de sus funciones. Sin embargo, ninguna delegación de poderes evitará que corresponda a la autoridad designada la responsabilidad esencial. Un asesor jurídico puede aconsejarla en cuanto a la medida en que puede delegar sus atribuciones. He aquí algunas de las funciones de la autoridad en el equipo de planeamiento. Las que resulten superfluas o inadecuadas en ciertos países, por las diferencias de sistema legislativo y administrativo, pueden ser suprimidas sin dificultad : decidir sobre la necesidad de construir una biblioteca pública; si los fondos necesarios han de obtenerse mediante votación pública, dirigir la campaña encaminada a explicar a los votantes la necesidad de disponer de un edificio para biblioteca; obtener y administrar los fondos destinados al edificio, equipo, mobiliario y libros e intervenir las cuentas a ellos relativas; elegir y contratar a un bibliotecario; elegir y contratar a un experto en materia de construcción de bibliotecas; elegir y contratar a un arquitecto; elegir y contratar a un arquitecto decorador; decidir sobre la elección y compra del solar para el edificio; aprobar el texto del programa de construcción del edificio; aprobar los anteproyectos del edificio; aprobar los proyectos de mobiliario, equipo y presupuesto para los mismos; autorizar la 32 publicación de subastas para la contrata del edificio ; aprobar los contratos de construcción; aprobar los contratos relativos al mobiliario y equipo; aprobar y pagar las facturas por obra contratada y entregada, una vez aprobadas por los demás miembros responsables del equipo de planeamiento. Función del bibliotecario El bibliotecario debe familiarizarse plenamente con la terminología utilizada por el arquitecto y sus colaboradores: el técnico en electricidad, el técnico mecánico y el especialista en calefacción y acondicionamiento de aire. Debe aprender a leer planos y a interpretar los símbolos comúnmente empleados en sus esquemas por arquitectos y técnicos. Es conveniente que empiece por llevar consigo una regla de arquitecto, y tener a mano papel para trazar rápidos croquis de las ideas que se le ocurran en cualquier momento. Normalmente, el bibliotecario actúa como coordinador en la construcción del edificio. Le corresponden las funciones siguientes : coordinar la campaña de publicidad para informar sobre el proyecto a los votantes; coordinar la labor del equipo de planeamiento; redactar el programa de construcción, o colaborar en el mismo, si aquél es redactado por otro miembro del equipo; coordinar la labor del comité de construcción constituído por el personal de la biblioteca; ser consejero del arquitecto en la preparación de los anteproyectos; asesorar al arquitecto decorador en materia de mobiliario y equipo; aconsejar al arquitecto en el trazado de los planos de la obra; actuar como consejero del arquitecto decorador en la selección y fijación definitiva de las condiciones requeridas para el mobiliario y el equipo; aconsejar al arquitecto en la inspección de las obras ; coordinar, en nombre de la autoridad de que depende la biblioteca, las operaciones de aprobación y pago de las facturas recibidas durante la construcción; coordinar los planes de instalación de la biblioteca en el edificio; coordinar los métodos que han de observarse para el funcionamiento de los servicios de la biblioteca en el nuevo edilicio; organizar las ceremonias inaugurales. Función del experto en edijcios para bibliotecas No siempre se utilizan los servicios de un especialista en edificios para bibliotecas, pero tal práctica se va imponiendo como medio de asegurar el éxito del proyecto, por las siguientes razones: I. En general, un bibliotecario no interviene durante su vida en más de un proyecto de construcción de una biblioteca, y esto no le permite adquirir la experiencia que se requiere. Además, el bibliotecario es elegido por su capacidad en las materias pro33 fesionales, y frecuentemente no estará acostumbrado a los cálculos de relaciones espaciales, planos y materiales de construcción. 2. El arquitecto carecerá muchas veces de experiencia en proyectos de bibliotecas u otros edificios especializados y pueden no serle familiares muchas de las situaciones con las que habrá de enfrentarse; pero cualquier arquitecto sin experiencia en proyectos de bibliotecas puede proyectar un edificio adecuado, con la ayuda de un programa cuidadosamente preparado y la colaboración de un especialista en tales edificios. 3. Los representantes de la autoridad de que depende la biblioteca carecerán a menudo de experiencia y tiempo para dar al bibliotecario y al arquitecto el consejo y ayuda necesario para resolver las dificultades que el proyecto plantee. Por consiguiente, es aconsejable contratar a un experto. Éste suele ser un bibliotecario que ha estudiado cuanto atañe a la cuestión y ha formado parte del equipo de planeamiento de una o más bibliotecas construídas con éxito. A veces, un arquitecto con experiencia en la construcción de bibliotecas servirá de consejero al arquitecto local. Cuando se contrate a un experto en construcción de bibliotecas, deberá aconsejar al bibliotecario en la redacción del programa. A veces, el experto lo redactará por sí mismo, utilizando al bibliotecario como consejero. El experto ayudará al equipo de planeamiento en la elección de un emplazamiento adecuado para el edificio, pues de ello puede depender el éxito de la construcción. Una vez redactado el programa, el experto ayudará al arquitecto a traducir ese programa en los anteproyectos que han de fijar las relaciones funcionales entre las diversas dependencias del edificio. El arquitecto desarrollará entonces las concepciones de ese programa en los planos de las diferentes plantas, que gradualmente evolucionarán hacia una solución satisfactoria de las diversas necesidades. El experto estudiará cada uno de esos planos y sugerirá los cambios oportunos. Generalmente, redactará un estudio para los demás miembros del equipo, a medida que el arquitecto vaya completando cada anteproyecto. Aprobados los planos preliminares por el equipo de planeamiento, el experto continuará trabajando con el arquitecto y el bibliotecario en la preparación de los planos y pliegos de condiciones, cuidando de prevenir errores u omisiones que causarían luego dificultades funcionales. Una vez aprobados los anteproyectos, el arquitecto decorador confeccionará los correspondientes al mobiliario y al equipo. Conviene contar con los servicios de una persona con experiencia acreditada en la decoración de bibliotecas. El experto en la construcción del edificio puede prestar una gran ayuda al especialista 34 en interiores en las decisiones a él concernientes, y en la selección y fijación de condiciones para los diversos elementos del mobiliario y equipo. Si no se utilizan los servicios de un arquitecto decorador con experiencia en bibliotecas, el experto puede asumir sus funciones. Finalmente, el experto puede ayudar al bibliotecario a establecer planes que permitan aplicar métodos modernos y eficientes en el funcionamiento de la biblioteca, evitando en el nuevo edificio los procedimientos anticuados. Los honorarios del experto en edificios para bibliotecas son insignificantes si se comparan con el ahorro que así puede obtenerse en la obra que se proyecta. Las equivocaciones traducidas en obra no pueden corregirse sin grandes gastos. Si el experto redacta el programa, sus honorarios deberán ser relativamente más altos que cuando lo hace el bibliotecario. Los honorarios se establecen a veces en forma de porcentaje, como suele hacerse con el arquitecto. Otras, se calculan por días de trabajo. El propio experto podrá fijar sus honorarios al comienzo del proyecto. El arquitecto El arquitecto es un elemento esencial del equipo de planeamiento. Sus servicios incluyen generalmente la ayuda de técnicos en electricidad y mecánica, sus colaboradores habituales. Si el arquitecto tiene experiencia en construcción de bibliotecas, le será de gran utilidad; pero los demás miembros del equipo de planeamiento no deben normalmente esperar hallar en él a un experto en el funcionamiento y diversos aspectos de una biblioteca y menos en los propios de un caso concreto. Los arquitectos poseen la formación necesaria para solucionar los problemas que les plantean quienes les contratan, pero son éstos quienes deben exponerlos con claridad, y el fijarlos será tarea importante de los demás miembros del equipo, especialmente del bibliotecario y del experto en estos edificios. Ocasionalmente, el arquitecto querrá redactar por sí mismo el programa de construcción, pero lo más corriente es que se encarguen de ello el bibliotecario o el experto. He aquí algunas de las principales atribuciones del arquitecto: Tratar con el bibliotecario y el experto hasta llegar a un completo acuerdo sobre el programa redactado; aconsejar al equipo de planeamiento en la elección del emplazamiento; examinar el programa para calcular el espacio necesario, y aconsejar a la autoridad de que depende la biblioteca en la estimación del costo del edificio, tal como se proyecta en el programa. Hacer los anteproyectos : a) estudiando las exigencias espaciales y las relaciones entre las diversas dependencias; b) deduciendo del programa la primera serie de planos de planta para su estudio con 35 el bibliotecario y el experto; c) discutiendo los anteproyectos de planta y los alzados exteriores con el equipo de planeamiento ; d) construyendo una maqueta para su estudio por el equipo de planeamiento; e) haciendo los anteproyectos definitivos para su aprobación por el equipo. Preparar los planos y pliegos de condiciones de obra, que comprenden: a) los detalles de la estructura; b) los detalles de las instalaciones mecánicas y eléctricas; c) la selección de los materiales de construcción; d) los métodos y técnicas de construcción; e) la selección de las pinturas, de acuerdo con el arquitecto decorador ;f) el volumen de los trabajos, condiciones generales y calidad de la mano de obra en cada fase de la construcción. Intervenir en la aceptación de ofertas de los contratistas. Aconsejar al equipo en la selección de éstas. Dirigir la construcción mediante: a) consultas con los contratistas y sus encargados; b) la inspección de la calidad del trabajo, indicando al encargado el que no resulte satisfactorio; c) la vigilancia de la marcha de la construcción, con arreglo a los planos y pliegos de condiciones; d) la cooperación con el arquitecto decorador en lo que se refiere a pinturas e instalación de mobiliario y equipo. Revisar y certificar las facturas presentadas por los contratistas a la autoridad de que dependa la biblioteca. Aconsejar al equipo de planeamiento sobre la aceptación final del edificio en el momento de ser entregado por el contratista. Por fin, inspeccionar el edificio durante el período de garantía contra posibles defectos, notificando al contratista si se hace necesaria alguna corrección. Cuando el arquitecto es contratado por la autoridad de que depende la biblioteca para actuar también como decorador, sus tareas incluirán las descritas para éste. Algunos arquitectos aceptarán ambas funciones, mientras otros recomendarán el empleo de un especialista. El arquitecto decorador Aspecto muy importante de la biblioteca es el interior del edificio. Si no se pone el debido cuidado, detrás de una hermosa fachada el local puede resultar vulgar, poco acogedor, y ser funcionalmente ineficaz. El plan de instalación interior comprende: la selección y disposición del mobiliario con arreglo a las exigencias del programa; la coordinación de pinturas, tejidos, revestimientos y materiales de paredes y pisos y la fijación de las normas de construcción y diseño adecuadas para su uso y conservación. En resumen, entra en el trabajo del arquitecto decorador la selección y el planeamiento de todo lo que no corresponde a los elementos arquitectónicos del interior del edificio. 36 Su responsabilidad no se limita a la selección del material y mobiliario apropiados para el funcionamiento de la biblioteca, y rebasa las consideraciones estéticas, aunque éstas deban, naturalmente, ser tenidas muy en cuenta. Ha de actuar en estrecho contacto con los otros miembros del equipo, para determinar si las diversas dependencias han sido atendidas adecuadamente en cuanto a superficie respectiva y relaciones mutuas cuidando, por ejemplo, de que cada una de ellas pueda acomodar el equipo y personal necesario ; de que la circulación entre ellas se realice sin obstáculos; de crear dentro del complejo arquitectónico una atmósfera acogedora. Tales menesteres parecen repetición de los que competen al bibliotecario y al arquitecto, pero el especialista en interiores debe considerar cada uno de ellos desde su propio punto de vista. Por ejemplo: 2 Pueden las estanterías necesarias ser situadas en los lugares adecuados? 2 Puede acomodarse un número suficiente de lectores? iHay espacio bastante para los servicios administrativos? ;Permite el plan general el mejor emplazamiento posible de elementos como la sección de préstamo, el fichero o el servicio de referencia? Para que el arquitecto decorador pueda atender con éxito a sus diversas tareas, debe intervenir en el proyecto con tiempo suficiente, de modo que le sea posible trabajar desde el comienzo en estrecha colaboración con los demás miembros del equipo. El arquitecto decorador debe hallarse familiarizado con los aspectos tanto técnicos como estéticos del funcionamiento de la biblioteca y del diseño y construcción de muebles. Un bello interior de biblioteca puede no ser práctico, y viceversa. Debe estar perfectamente versado en cuanto se refiere al diseño, función, duración y eficacia del equipo. Debe ser experto en apreciar y seleccionar materiales y equipo, desde el doble punto de vista de la utilidad y la belleza. iCómo hallar un arquitecto decorador o un experto en decoración? Tres son las posibilidades inmediatas : I . Contratar a un profesional especializado exclusivamente en esa esfera, acostumbrado a trabajar con arquitectos y bibliotecarios, y que conozca por experiencia las exigencias peculiares del funcionamiento de una biblioteca. 2. Si esto no es posible, el arquitecto -especialmente si ha proyectado ya bibliotecas y tiene un cabal conocimiento de sus necesidades en mobiliariopuede estar suficientemente familiarizado con cuanto atañe a duración interior y selección de equipo para hacerse cargo de esa tarea. 3. Algunos fabricantes de equipo para bibliotecas disponen de personal especializado. Muchos son perfectamente capaces de aconsejar sobre la instalación interior. Sin embargo, el fin último de los fabricantes al ofrecer tales servicios es, natural37 mente, vender lo que producen. Ello obliga a tomar algunas precauciones al juzgar sus consejos que, generalmente, se ofrecen gratis, puesto que sirven al fabricante para facilitar sus ventas. Además, un adecuado proyecto de decoración debe incluir todos los elementos y no tan sólo los que correspondan a los objetos que el fabricante trata de vender. Algunos representantes de fábricas pueden proporcionar el asesoramiento global requerido, mediante honorarios, que son cancelados si el mobiliario y equipo se compran al fabricante interesado. A continuación indicamos algunas de las tareas que llevará a cabo el arquitecto decorador, a medida que se establecen los planos del edificio: ayudar al bibliotecario o al experto en edificios para bibliotecas a redactar las partes del programa que se refieren a los interiores; aconsejar al equipo de planeamiento sobre el espacio que se necesitará en el interior para mobiliario, equipos y asientos; preparar un presupuesto inicial de mobiliario para emplearlo como guía en las etapas ulteriores del proyecto de decoración; coordinar las necesidades en mobiliario y en equipo con las condiciones generales contenidas en el programa; preparar la distribución de mobiliario y equipo según los anteproyectos establecidos por el arquitecto ; examinar y evaluar el equipo ofrecido por los fabricantes; trabajar con el arquitecto en la selección de los colores que se han de emplear en el interior del edificio, y coordinarlos con los del mobiliario y equipo ; seleccionar los modelos concretos de mobiliario, tejidos, tapicería, alfombras, equipo de biblioteca y elementos complementarios, como papeleras, ceniceros, material de escritorio, material de la portería, etc. ; preparar una lista completa del mobiliario y equipo, con normas detalladas en cuanto a los mínimos exigibles en construcción y diseño; si se abren subastas, preparar las convocatorias y los pliegos de condiciones; aconsejar al equipo de planeamiento en cuanto a la competencia de los licitantes, y en lo relacionado con la adjudicación de los contratos de mobiliario y equipo; coordinar las entregas de mobiliario y equipo para el edificio y las fechas de tales entregas; inspeccionar la instalación final de mobiliario y equipo y aconsejar al equipo de planeamiento sobre su aceptación y aprobación definitivas. 38 CAPÍTULO CAMPAÑA IV PUBLICITARIA La forma de lograr los recursos necesarios para la edificación de una biblioteca varía según las comunidades y de un país a otro. En ciertos casos el gobierno de la nación o del Estado pueden facilitar los recursos, en otros los gobiernos fijan los impuestos necesarios para reunirlos. En todo caso, una campaña eficaz de publicidad puede ser necesaria en apoyo del proyecto de construcción. Por ello se dan en este capítulo algunas sugestiones relativas a la técnica publicitaria. Se sobrentiende, naturalmente, que sólo algunas de ellas resultarán adecuadas en cada país. Antes de acometer la campaña publicitaria, algunas de las personas que integran el equipo encargado de ejecutar el proyecto deberán realizar un trabajo previo, el de reunir ciertos datos que permitirán a las autoridades bibliotecarias tomar decisiones fundamentales como la relativa al capital que será necesario pedir para la construcción del edificio. Antes de que se tome esa decisión, el bibliotecario o el asesor del proyecto deberán redactar el programa de construcción *. Un programa cuidadosamente redactado dará las indicaciones necesarias sobre las dimensiones que ha de tener el edificio que se va a construir, así como el tamaño y el emplazamiento del terreno. El arquitecto decorador podrá calcular así el presupuesto necesario para el mobiliario y el equipo. Los miembros del equipo encargado de dirigir la construcción, a la vista de todos los datos reunidos, podrán fijar el presupuesto total aproximado y por tanto la cantidad que será necesario lograr para la edificación. Las personas que han de “vender” el proyecto, es decir las que forman el equipo de planeamiento, deben tener la convicción de que el edificio para la biblioteca es una empresa fundamental de gran importancia. Sabrán actuar de concierto y ser elocuentes. Si se ha preparado cuidadosamente un programa por escrito, si cada miembro del equipo lo ha estudiado suficientemente, de modo y manera que pueda contestar a las preguntas y observaciones que se le hagan, el equipo está en condiciones para iniciar la campaña. 1. Véase capítulo v. 39 Todo medio eficaz de información, todo procedimiento práctico de publicidad podrá utilizarse para el caso. Si en la ciudad existe ya una biblioteca pública, los lectores más asiduos podrán normalmente formar un primer núcleo de propagandistas. Estos lectores deben ser informados de que los servicios que se han de rendir en el nuevo edificio representarán un perfeccionamiento de los que se venían ofreciendo en el antiguo. Modalidades generales de la publicidad podrán utilizarse entre esos lectores asiduos de la biblioteca por ejemplo: distribución de una versión abreviada del programa de construcción del nuevo edificio; proyecciones de diapositivas o películas sobre los edificios modernos de bibliotecas públicas; distribución de artículos de publicidad como marcadores de página que ofrezcan concisamente datos esenciales; informes completos al personal de la biblioteca con el fin de que pueda explicar con precisión el proyecto de nuevo edificio; exposiciones emplazadas en el edificio antiguo y reparto y distribución de carteles anunciadores; distribución y reparto de folletos que expongan con claridad el programa de los servicios proyectados. La campaña publicitaria debe hacerse llegar al gran público por los medios siguientes : LA PRENSA DIARIA Los editores y directores de la prensa local deberán obtener directamente de las autoridades de que haya de depender la biblioteca una información completa sobre el proyecto, de manera que los diarios no sólo lo aprueben en sus editoriales sino que le asignen redactores para que vayan preparando una serie de artículos con el fin de presentar el proyecto de una manera favorable a los futuros votantes. Para acompañar a esos artículos deben prepararse ilustraciones adecuadas. Los grandes rotativos se procurarán sus propias ilustraciones: depósitos repletos de libros; salas llenas de lectores, poniendo de relieve la insuficiencia de asientos. Deben adquirirse ilustraciones que subrayen y pongan de manifiesto las facilidades que se ofrecen en otras bibliotecas públicas. Si algunas de esas ilustraciones se refieren a servicios prestados por bibliotecas de una ciudad vecina, el éxito será mucho mayor, porque el espíritu de emulación y competencia entre las ciudades hace que nadie se sienta satisfecho con la existencia de un servicio mejor en la vecina. Los diarios modestos pueden carecer de fotógrafos, en cuyo caso el bibliotecario debe procurarse uno o bien acudir a un aficionado experto para que tome vistas del viejo edificio de manera que éstas justifiquen la necesidad de construir el nuevo. En algunos casos la biblioteca misma tendrá que facilitar los fotograbados al diario para que éste los publique. 40 LA RADIO Es un medio poderoso para fines publicitarios. Pero como se limita a una acción auditiva, requiere una expresión dramática para ser eficaz. Un tema musical, por ejemplo, debe emitirse intercalado convenientemente en todo programa de radio relativo a la biblioteca. En la publicidad radiada se utilizarán procedimientos como los siguientes: grabaciones de declaraciones de las personalidades más destacadas de la comunidad; breves comunicados cuidadosamente redactados para ser radiados intercalándolos en los programas ; breves alocuciones de personalidades de la ciudad o de las autoridades bibliotecarias; escenas dialogadas realizadas por grupos de aficionados o bien por el personal de la propia emisora; coloquios, ante el micrófono, entre personalidades locales, el bibliotecario y representantes de la autoridad de que depende la biblioteca. ASOCIACIONES PATROCINADORAS En algunas comunidades son muchas las personas que forman parte de asociaciones que se reúnen regularmente. Si existen, se procurará interesar en el proyecto de edificación de la biblioteca al mayor número posible de ellas y recabar su autorización para publicar y radiar sus nombres en apoyo del proyecto. Algunas de las entidades con las que conviene mantener contacto son : agrupaciones filantrópicas masculinas o femeninas; asociaciones de fomento local; círculos de lectura y de estudio; asociaciones para el fomento y protección de flores y jardines; cámaras de comercio; logias y fraternidades; organizaciones patrióticas; asociaciones profesionales; asociaciones educativas, como las de padres y maestros; asociaciones religiosas; organizaciones de trabajadores; cooperativas y agrupaciones locales para la construcción de viviendas; agrupaciones agrícolas. SECCIÓN DE CONFERENCIANTES Se debe organizar y documentar a un grupo de oradores en relación con los diversos aspectos del proyecto de biblioteca. El bibliotecario o el especialista en relaciones con el público debe redactar con ese fin un manual que facilite la preparación de charlas y conferencias. Los diversos aspectos del proyecto, servicios que han de prestarse, sus ventajas y modalidades, las funciones y los propósitos que se persiguen con el nuevo edificio y el valor de la biblioteca para la comunidad son temas que han de desarrollarse en el 4’ -- citado manual. Los oradores se inspirarán en esas fuentes para interesar al público. La autoridad encargada del proyecto escribirá a cada agrupación domiciliada en la ciudad, solicitando su apoyo y una oportunidad para enviarles un conferenciante encargado de exponer las ventajas del proyecto con anterioridad al día de la votación. Estas cartas deben remitirse tan pronto como sea posible, una vez que se ha tomado la decisión de construir la biblioteca, pues muchas agrupaciones fijan sus programas con bastante anticipación. ESCUELAS Aunque la mayoría de los estudiantes resultarán demasiado jóvenes para tomar parte activa en la votación, es evidente que pueden ejercer gran influencia sobre sus familias y amigos. Por ello es conveniente distribuir en la escuela prospectos de publicidad, colocar carteles en las paredes de los centros de enseñanza y enviar artículos en favor del proyecto para los boletines escolares. LISTAS DE DIRECCIONES Pueden enviarse folletos y cartas redactadas por personalidades destacadas, haciendo listas de lectores asiduos de la biblioteca, dirigentes de la administración local, de los sindicatos, del comercio, personalidades políticas, religiosas, etc. PROPAGANDA A DOMICILIO En las comunidades donde la publicidad de puerta en puerta no sea tan excepcional como para dar lugar a críticas, esta forma de propaganda es muy eficaz, sobre todo si se encuentra una agrupación entusiasta que se encargue de ello. En tal caso debe organizarse la formación e instrucción de los voluntarios de manera que puedan exponer las excelencias del proyecto, y contestar adecuadamente a las objeciones que se le formularen. PROPAGANDA POR TELÉFONO Cuando la mayoría de los vecinos tengan teléfono y la compañía facilite la guía de los abonados, puede utilizarse aquél para llegar hasta la inmensa mayoría de los habitantes de la comunidad. Si se han practicado las visitas de puerta en puerta, quien las realizó 42 puede -la vísperarecordar a sus visitados el día de la votación. En ciertas comunidades donde se ha alcanzado un alto grado de organización, existe un “jefe de teléfonos” (telephone chairman) en cada barrio residencial o distrito escolar. Las asociaciones de padres y maestros, por ejemplo, tienen con frecuencia un “jefe de teléfonos” para cada escuela. 43 --- -.- CAPÍTULO PROGRAMA DE DE CNi$ V CONSTRUCCI6N BIBLIOTECA La nrquitectura exige qur sc formulen claramente los #roblemas. Le Corbusier De dio depnde todo. Es el clemente decisiuo I. El programa escrito, o formulación del problema arquitectónico, es en muchos aspectos el elemento más importante del proyecto de biblioteca, el punto de partida para precisar el objetivo que se En el capítulo III se dio una definición del persigue y lograrlo. programa, que repetiremos como base de nuestro comentario: el programa “es un texto redactado por el bibliotecario, o por otra autoridad competente, en el que se describen la finalidad perseguida, el alcance del proyecto y el valor funcional del edificio. Han de indicarse en él con el mayor detalle posible las necesidades concretas de la biblioteca, describiendo minuciosamente las diversas dependencias, con sus requisitos, relaciones recíprocas y funciones dentro del edificio. Además, fijará las características estéticas de la construcción y señalará, de un modo general, el tipo y naturaleza del mobiliario y equipo.” AMPLITUD DEL PROGRAMA Lo esencial será la exposición de la naturaleza y extensión de los servicios que prestará la nueva biblioteca. Su redacción presenta dificultades, pues debe ser preciso y completo, y sin duda tendrá que ser objeto de múltiples retoques hasta resultar satisfactorio para todo el equipo de planeamiento. Como preparación, el bibliotecario deberá releer las principales obras sobre la actividad y fines de la biblioteca pública moderna, y estudiar cuidadosamente la comunidad a la que ha de servir. Habrá de tener en cuenta la importancia, servicios especiales y fines generales de otras bibliotecas de la población, o próximas a ella, pues pudiera resultar factible un reparto de funciones. Por ejemplo, una biblioteca puede convertirse en centro regional de referencia e investigación, mientras otra atiende a las necesidades de tipo general o popular. La conservación de materiales sobre la historia local es tarea norI. Le Corbusier (Charles-Édouard Jeanneret). 192.9, 3.a ed. Zurich, H. Girsberger, ,937, 41 Le Corburier 216 págs. el Pierre Jeannerel, ewre compl& de zgro- mal de una biblioteca pública, pero si existe en la comunidad una biblioteca que atiende ya a esa necesidad, los servicios de la que se proyecta pueden ser proporcionalmente reducidos. Otro ejemplo sería el acuerdo con una gran biblioteca universitaria de la región para que proporcione, cuando sea necesario, material de referencia raro y costoso, poco solicitado por los usuarios de la biblioteca pública. Tal reparto de tareas tendrá, naturalmente, que reflejarse en el plan de construcción. Aunque los libros y los servicios con ellos relacionados constituyen la base de la biblioteca, en muchas de ellas se dispone también de otros materiales culturales, como discos, reproducciones de obras de arte y películas educativas. Muy común es también el disponer de salas de reunión para debates, coloquios, conferencias, proyección de películas y otros fines semejantes. Al redactar el plan, ha de determinarse si tales servicios serán o no prestados en el nuevo edificio. Son éstos algunos ejemplos de decisiones que se deben tomar e incorporar a la relación que fija el alcance general del programa. Como no existen dos poblaciones iguales, no es posible dar una lista universal de necesidades. Sin embargo, un estudio objetivo sobre la comunidad y sus posibilidades y carencias culturales permitirá tomar decisiones acertadas. ESPACIO NECESARIO PARA LIBROS Cuando la relación general de necesidades en materia de servicios haya sido establecida y aprobada por todos los miembros del equipo, el siguiente paso en la confección del programa será la fijación detallada del espacio necesario para alojar y exponer los libros, dejando un margen para otras necesidades espaciales. Se debe calcular cuidadosamente la importancia de los fondos, tanto en número de volúmenes como en metros de estantería necesarios, según las categorías o secciones proyectadas para el nuevo edifcio. Estas categorías pueden ser las siguientes, o sólo algunas de ellas: obras del género novelesco para adultos; otras obras para adultos; libros para niños; libros de referencia; libros para jóvenes; periódicos encuadernados o sin encuadernar, o unas y otras; revistas encuadernadas o sin encuadernar, o unas y otras; libros de historia local; libros poco utilizados depositados aparte; fondos especiales. Al calcular las necesidades en estanterías, debe incluirse, como mínimo, el espacio necesario para el desarrollo previsible durante veinte años. Se suele emplear el módulo de uno y medio a tres libros por habitante como cifra aproximada, pero sólo la damos como indicación 1. 1. Hay un análisis completo de las necesidades que teóricamente pueden preverse materiales para una biblioteca pública en: Ameritan Library Association’s Service. A pide IO cualuation with minimum standards, 1956, págs 31-37. en libros y otros Public Library 45 El tamaño de los libros varía considerablemente, pero en general se pueden utilizar las siguientes fórmulas para calcular el espacio necesario : 15 libros por pie cuadrado de espacio de almacén; 160 libros por metro cuadrado de espacio de almacén; 2 libros por pie cúbico de espacio de almacén; 70 libros por metro cúbico de espacio de almacén; 50 libros por pie de estantería de pared; I 60 libros por metro de estantería de pared ; I OO libros por pie de estantería de doble cara; 328 libros por metro de estantería de doble cara. Esas fórmulas corresponden a la plena capacidad, pero los anaqueles de una biblioteca no deben llenarse nunca en más de los dos tercios. Los libros para niños y la literatura para adultos no necesitarán tanto espacio como el indicado en las fórmulas; en cambio, los libros técnicos y científicos necesitarán más. Los libros infantiles se colocarán a menudo en anaqueles de menor altura, y en ese caso las fórmulas se aplicarán con bastante exactitud. Al inaugurar una nueva biblioteca deben utilizarse las estanterías en el 50% de su capacidad. En las partes de la biblioteca donde se colocan o exponen los libros más pedidos, los pasillos entre estanterías deben ser lo bastante amplios para que los usuarios se muevan con libertad. Así, mientras el ancho medio de los pasillos entre libros en almacén, es de 137 cm (45 pies), la separación en las secciones de libros más solicitadas debe ser de 150 cm (5 pies) o más. En las secciones donde se utilizan pasillos amplios, las fórmulas para libros por metro o pie cuadrado serán inadecuadas, pero las que se refieren a libros por metro o pie lineal de estantería continuarán siendo aplicables. ESPACIO NECESARIO PARA LOS LECTORES El espacio para los lectores presentes y futuros debe calcularse a base de un período de, al menos, veinte años. El porcentaje de analfabetismo, tanto presente como previsible para lo futuro, afectará al número de lectores que han de acomodarse. Como en el caso de las fórmulas para calcular la capacidad en libros, las que sirven para determinar el número de plazas de lector son tan sólo útiles como indicación, siendo más importante el cálculo del máximo de lectores que se espera de la comunidad. Puede caerse en graves errores si tal estimación se basa en el número de lectores que utilizan una biblioteca vieja y poco acogedora, puesto que un edificio moderno y agradable atraerá a muchas personas que ignoraban la existencia del servicio cuando se hallaba en deficientes condiciones. Las siguientes fórmulas pueden servir de módulo para los cálculos : Poblaci6n Plazas por I mm habitantes futura Menos de IOOOO De IOOOO a 24000 De r5ooo a 4gooo De 50000 a 74000 De75oooaggooo. ......... ......... ......... ......... ........ 5 a 10 4a5 3a4 *a3 1,5az En el programa debe calcularse el número total de plazas en las diversas secciones, indicando la proporción entre asientos de mesa y asientos auxiliares. La siguiente fórmula permite convertir el número de plazas necesarias en metros o pies cuadrados: I lector sentado por cada 2,25 a 2,75 metros cuadrados o 25 a 30 pies cuadrados. ESPACIO PARA EL PERSONAL En el programa debe precisarse también el espacio que el personal necesita para sus diversas tareas, calculando igualmente el desarrollo de los servicios previsible en un período de veinte años. El número de funcionarios variará, naturalmente, con la extensión del servicio prestado. La norma general es de 0,25 a 0,5 empleados por I ooo habitantes. Esta cifra sólo debe utilizarse como módulo aproximado, pues, por ejemplo, del número de horas semanales que la biblioteca está abierta al público depende también la plantilla de personal. No es exagerado abrir la biblioteca 80 horas por semana, lo que en la mayoría de las poblaciones exigirá dos turnos de empleados. La buena organización de una pequeña biblioteca permite a menudo que un solo empleado vigile diversas secciones, y un personal reducido puede prestar así servicios diversos, especialmente durante las horas de escasa afluencia. Algunas pequeñas bibliotecas han sido proyectadas con tal acierto que se ha logrado un perfecto funcionamiento con sólo uno o dos empleados permanentes. Las personas que proyectan una biblioteca y se vean limitadas por consideraciones presupuestarias no deben pues alarmarse ante la lista de espacios de trabajo que va a continuación. Las necesidades fundamentales en espacio para el personal de una pequeña biblioteca pueden calcularse como sigue : I despacho de personal (o espacio de trabajo) por cada g,3 metros cuadrados o IOO pies cuadrados. La siguiente lista servirá como guía de las secciones de trabajo que comprende una biblioteca completa, pero su número puede reducirse mediante la eliminación de ciertos servicios : secciones administrativas : despacho del bibliotecario; despacho del bibliotecario auxiliar; oficina; secretario recepcionista; sección audio47 visual; despacho del bibliotecario de libros para niños; oficina de extensión (filiales y bibliobús); sección de preparación de exposiciones y vitrinas; despacho de préstamo y oficina aneja; servicios técnicos (pedidos y catalogación) ; servicio de referencia y espacio de trabajo para el bibliotecario encargado del mismo; sala, guardarropa y cantina del personal; almacén de enseres; despacho del bibliotecario de libros para jóvenes. ESPACIO PARA REUNIONES Un pequeño salón de actos y una o más salas de reuniones transformables serán útiles en cualquier biblioteca. Su tamaño y número variará con arreglo: a) al volumen de actividad cívica y cultural de la población; b) a la existencia de otras salas de reunión. Es conveniente, por tanto, consultar a las personalidades y agrupaciones locales sobre sus proyectos y necesidades en cuanto a reuniones. En todo caso, disponer de una sala lo bastante amplia para albergar las reuniones del personal. En cuanto al salón de actos, el espacio mínimo es de 0,65 metros cuadrados o 7 pies cuadrados por cada asiento. Se puede conseguir mayor comodidad con un asiento por cada o,g metros cuadros o I o pies cuadrados. Para adaptar más fácilmente esas salas a diversos fines, disponer un local adyacente en el que se almacenen las sillas y mesas plegables, pizarras, equipo de proyección cinematográfico, etcétera. ESPACIO CIÓN PARA Y SERVICIOS LAS INSTALACIONES COMUNES MECÁNICAS, CIRCULA- DIVERSOS Error que con frecuencia cometen inexpertos en la fijación de las necesidades espaciales de un edificio es el de no tomar debidamente en cuenta el espacio requerido por las instalaciones mecánicas. Se aconseja añadir, a estos efectos, un 40% al espacio destinado a las restantes actividades. Ese espacio será distribuído como sigue : instalaciones de calefacción y acondicionamiento de aire; ascensores y canalización de aire; talleres y conserjería; lavabos (para el público y para los empleados) ; vestíbulos y escaleras. Para que le ayuden a determinar esas necesidades espaciales, el bibliotecario podrá recurrir, en primer lugar, al arquitecto, y posiblemente a los técnicos en calefacción y a los contratistas del edificio, que harán cálculos bastante aproximados. Además, el estudio de otras bibliotecas, particularmente de las que tengan superficie semejante a la proyectada, indicará la proporción de espacio necesaria. MOBILIARIO E INSTALACIONES Aunque no se pida al bibliotecario que detalle en el programa los modelos ni la cantidad exacta de mobiliario, sí debe expresar de un modo general las necesidades por ese concepto. Así, deberá indicar, por ejemplo, el número aproximado de asientos en cada sección. También anotará los servicios en que una instalación especial sea imprescindible. Recordemos el mostrador de préstamos; el fichero (con indicación de tamaño o capacidad en fichas) ; bastidores de exposición de diversos tipos, un mostrador para el servicio de información; estanterías o vitrinas especiales para publicaciones periódicas, atlas y diccionarios, etc. Si el arquitecto decorador tiene experiencia en proyectos de bibliotecas, puede prestar una gran ayuda en esta etapa. Si, por el contrario, se sabe que el proyecto de interior será realizado por alguien no familiarizado con las bibliotecas, habrá que indicar la naturaleza, destino y función generales de cada departamento o servicio, e incluso el ambiente que en él se desea conseguir. El ambiente, o condiciones estéticas que han de prevalecer dentro del edificio, no puede ser ignorado. Cabe describirlo en términos generales -claro, cómodo, agradable, espacioso, o bien tranquilo, recogido y de estudio, etc.- que serán suficientes para que tanto el arquitecto como el decorador se orienten en su trabajo. RELACIONES ESPACIALES A fin de dar al arquitecto y demás miembros del equipo de planeamiento una idea de la relación entre las diversas funciones de la biblioteca, será importante indicar las que existen entre los diversos espacios. Por ejemplo, el que administración y servicios técnicos están íntimamente relacionados debe indicarse, así como la relación entre la entrada de libros y las operaciones técnicas. El hecho de que el fichero haya de usarse tanto por el personal técnico como por los demás empleados y el público, para referencia y lectura en general, es valiosa indicación para el arquitecto. Estas diversas relaciones se tratan con detalle en el capítulo II. UTILIZACIÓN DEL PROGRAMA Una vez el plan completo y aprobado por el equipo de planeamiento, se utilizará como guía para el cálculo preciso de la magnitud y costo del edificio. Se distribuirán ejemplares del programa a todos los miembros del equipo. El programa es tanto la exposición básica utilizada por el arquitecto para desarrollar sus anteproyectos como la guía del decorador en la distribución inicial de mobiliario e instalaciones sobre los bocetos de aquél. Es el documento básico para la edificación. 49 CAPITULO VI EMPLAZAMIENTO La biblioteca pública está al servicio de la población y su acceso debe ser lo más fácil posible. Su emplazamiento es un factor capital. Al elegir un solar se debe tener presente dónde, en un día normal, es más intenso el tráfico. Por lo regular éste se centra en el barrio de los almacenes, bancos y oficinas más frecuentados por el público. En ese centro de la actividad ciudadana debe buscarse el emplazamiento para la edificación ideal de una biblioteca. El solar debe ser elegido en un lugar bien visible, de preferencia en la calle principal, donde se halla concentrado el tránsito a pie y serán muchas las personas que vean el edificio. El atractivo de la biblioteca estará constantemente ejerciendo su influjo sobre el público y su éxito, que se traducirá en el número de lectores, estará en aumento constante. El lugar del emplazamiento ha de ser también fácilmente accesible por los medios de transporte públicos y privados, y no estar alejado de los cruces importantes de comuniciones públicas. Es conveniente además su proximidad a los espacios reservados para el estacionamiento de vehículos privados. Aunque se haya elegido un lugar céntrico, hay que pensar también en que ofrezca facilidades para los lectores que vengan de los suburbios. Deberán examinarse con detenimiento las condiciones de los edificios próximos en relación con el desarrollo futuro del tránsito. iSon tan viejos tales edificios que en pocos años será necesario derruirlos y sustituirlos por otros nuevos? iEstán las empresas comerciales desplazándose a otra parte de la ciudad? Estas consideraciones deben ser tenidas en cuenta en las decisiones que se adopten. Los especialistas en urbanización, que estudian para la administración pública y las empresas privadas las tendencias del desarrollo de una población, pueden dar a ese respecto indicaciones muy útiles. En las ciudades situadas a orillas del océano, de un lago o de un río, por ejemplo, se dan con frecuencia casos de crecimiento anormal. La expansión de estas poblaciones no se hace en forma circular sino en forma de arco y sus límites se van alejando más y más del 50 centro primitivo. La tendencia moderna a la expansión puede conducir a la ciudad a crear un nuevo centro comercial, transportado desde su primitivo origen en la costa u orilla al lugar donde las arterias principales se interceptan. Si este desarrollo es clave del futuro de la ciudad, un emplazamiento ideal para la biblioteca será el lugar, lejos del antiguo centro, que va lentamente transformándose en el centro industrial y comercial. Algunas veces las escuelas y los colegios estarán situados en una determinada dirección respecto del centro comercial de la población. En esos casos existen motivos fundados para emplazar la biblioteca del lado donde se hallen las escuelas y centros de estudio. Las restricciones urbanas impuestas al barrio donde se pretenda edificar deben asimismo ser objeto de consideración y estudio antes de decidir la adquisición del terreno. De no ser así cabe que después de haberlo adquirido no sea posible erigir el edificio que se había proyectado. Los ruidos pueden por lo general evitarse mediante un plan bien estudiado, especialmente si el edificio dispone de aire acondicionado. Si las ventanas son necesarias para la ventilación del edificio, la situación del solar debe ser suficientemente estudiada para que exista una posibilidad de aminorar los ruidos exteriores. En igualdad de condiciones deberá preferirse el solar en que no haya ruido. ORIENTACIÓN En el hemisferio septentrional, un terreno que permita al arquitecto orientar al norte la fachada principal suele considerarse como la mejor solución. De no ser así, la orientación al este es la preferida. En el hemisferio sur, las posiciones hacia el sur y al este son las que mejor evitan la radiación solar. Cuando el fuerte viento y el frío plantean serios inconvenientes, la fachada del edificio debe situarse del lado en que mejor quede al amparo de ellos. Las condiciones citadas son únicamente ejemplo de los numerosos factores que deben tenerse en cuenta al decidir la orientación del edificio. La experiencia y los conocimientos del arquitecto contribuirán a lograr un emplazamiento que reúna las mejores condiciones. Cuando esas condiciones no sean las ideales, el arquitecto estudiará la posibilidad de dar a la fachada una estructura adecuada a las necesidades del edificio, estructura que naturalmente podría aprovecharse desde el punto de vista estético y decorativo. Cuando la fachada principal del edificio dé a una calle de mucho tránsito, conviene abocinarla para facilitar la entrada y salida en la biblioteca. En cambio, existen ventajas en situar el resto de la fachada al filo de la acera de manera que el interior del edificio, y las exposiciones puedan atraer la vista de los transeuntes. 5’ Otro aspecto de la orientación del edificio que debe tenerse en cuenta es la necesidad de facilitar un acceso a la parte trasera, para la entrada de vehículos. Si no hay más que una calle posterior, es necesario estudiar sus condiciones : dirección ímica, dimensiones, etcétera. Si se dispone de un servicio de bibliobuses, ni que decir tiene que habrá que reservar el espacio suficiente para la carga y descarga de vehículos de tan gran tamaño. Los bibliobuses suelen tener de diez metros de largo en adelante y no sólo requieren el espacio suficiente para estacionarse sino también para dar vueltas y evolucionar. LOS CIMIENTOS Antes de comprar el solar, deben estudiarse las características del suelo. En algunos casos, el arquitecto, los ingenieros y contratistas sabrán ya que son poco más o menos las mismas en todo el casco de la población. En otros, el suelo y las rocas que lo integran varían de un lugar a otro en una misma calle, y es necesario practicar sondeos para conocer la formación exacta del subsuelo, a fin de que el arquitecto pueda calcular con seguridad la cimentación del edificio. Si el solar es lo suficientemente grande para construir un edificio de una sola planta, se evitarán los inconvenientes que lleva consigo la construcción de sótanos, pero un buen solar en el centro comercial de una ciudad tiene forzosamente que ser pequeño y requiere, por tanto, la edificación del sótano y de un piso principal por lo menos. En muchos edificios modernos destinados a bibliotecas se han utilizado los sótanos para instalación del depósito de libros. En tales casos el nivel subterráneo del agua es de suma importancia. Cabe construir un sótano impermeable bajo el nivel del agua, pero resulta sumamente costoso. Las estanterías de libros representan una pesada carga. Sea cual fuere el lugar en que se instalen, el edificio debe ser de fuerte estructura y contar con unos cimientos de solidez uniforme, en un estrato de piedra homogénea o en un suelo de otro tipo. Si no se dan esas condiciones, será indispensable levantar el edificio sobre pilotes, lo que redunda en un aumento de gastos. Esto no quiere decir que un buen solar deba ser rechazado porque falten algunos o todos los factores aquí enumerados, sino que deben ser bien conocidos al objeto de que los cálculos referentes al presupuesto del edificio sean lo más precisos posible. DIMENSIONES DEL SOLAR Las dimensiones del solar no pueden establecerse antes de que se haya redactado el programa de la biblioteca el cual debe compren52 der un cálculo cuidadoso de las dimensiones del edificio que se necesita y prever las exigencias futuras de expansión. Conocidas las dimensiones del edificio, puede calcularse el tamaño que debe tener el solar. Las necesidades de espacio pueden atenderse mediante la construcción de un edificio de varios pisos sobre un solar pequeño o bien de un edificio de una sola planta en un solar grande. Si fuere necesario un espacio para el estacionamiento de automóviles se tendrá en cuenta que cada coche requiere unos 20 metros cuadrados y el espacio podrá calcularse conforme a la proporción media de los coches existentes en la población. Si existiera cerca de la biblioteca un lugar de estacionamiento público de las dimensiones necesarias, se podría prescindir de esta pérdida de terreno. De hecho, en los barrios comerciales de las poblaciones donde el automóvil privado es el medio fundamental de transporte, todo esfuerzo realizado con el fin de ofrecer a los lectores un espacio para el estacionamiento de sus coches se verá muy limitado por los abusos cometidos por personas que no utilicen la biblioteca. Aparte de esas necesidades del público, no deben olvidarse los espacios requeridos para los coches al servicio de la biblioteca y los privados del personal. Aun cuando los fondos disponibles para adquirir el solar y llevar a cabo la construcción no sean suficientes para poder levantar el edificio deseado, el solar debe adquirirse y el edificio proyectarse de manera que permita su futura expansión. Para los cálculos se deben tener en cuenta lo más exactamente posible las probabilidades de incremento de la población. Los servicios de urbanismo y las administraciones de los servicios públicos podrán facilitar con frecuencia las indicaciones necesarias. CONSIDERACIONES SOBRE EL COSTO DEL TERRENO Elegir un solar únicamente por motivos de economía es grave error. Para lograr un solar conveniente es necesario con frecuencia destinarle de un tercio a la mitad del precio de la edificación. El obtener un buen emplazamiento debe ser el primer empeño del bibliotecario, porque costará lo mismo levantar una biblioteca rara vez utilizada que otra visitada por la mayor parte de la población. Si el solar no fuere adecuado, la probabilidad de frecuentación de la biblioteca se reduciría considerablemente. El presupuesto anual del funcionamiento de una biblioteca suele ser de una cuarta parte a una mitad del costo total del edificio. Aun si aceptamos que el importe anual del funcionamiento de una biblioteca sólo represente la cuarta parte del valor del edificio, los servicios prestados en veinte años habrán costado cinco veces el valor del edificio. Es indudable pues que construir una biblioteca 53 en un solar de poco valor es malgastar los recursos de la comunidad. Como es buen negocio para el comerciante inteligente la adquisición de un solar costoso para la instalación de su tienda, de igual manera lo es para el bibliotecario elegir un terreno para la edificación de la biblioteca. En resumen, las condiciones que debe llenar el solar ideal para el establecimiento de una biblioteca son las siguientes: estar próximo a los grandes establecimientos comerciales y edificios destinados a oficinas; estar cerca de los puntos de mayor tráfico de la ciudad; estar cerca de los puntos centrales de intersección de comunicaciones públicas; hallarse cerca de un espacio importante destinado al estacionamiento de vehículos; tener en una acera de mucho tránsito la fachada principal; tener una disposición que permita orientar la biblioteca con la menor exposicion solar; tener acceso adecuado para vehículos en la fachada posterior; tener un suelo de roca o de otro tipo que permita una buena cimentación; ser lo bastante extenso para permitir futuras expansiones. 54 CA DIMENSIONES P íTU L Y COSTE 0 VII DEL EDIFICIO Una vez reconocida la necesidad de levantar una biblioteca, es preciso resolver una serie de cuestiones prácticas. Las dos primeras preguntas que surgen son: iq u e’ dimensiones ha de tener el edificio para que pueda cumplir eficazmente su fin? y ,Jcuánto ha de costar? Tales preguntas son lógicas, pertinentes, y de capital importancia. Es necesario contestarlas con precisión suficiente para que la autoridad responsable pueda formarse una opinión y tomar una decisión adecuada. Los créditos no pueden consignarse sin que se haya establecido un presupuesto. ;Cuáles son los elementos que han de intervenir en su cálculo? El conjunto de factores incluídos en el programa redactado dará indicaciones precisas y completas sobre las dimensiones del edificio deseado, y decimos “deseado”, pues las necesidades enunciadas en el programa no son absolutas, es decir no existe el dilema de aceptar el proyecto con todos los elementos que entrañe o de desecharlo totalmente. Una sala puede bastar para prestar un servicio de biblioteca. Por consiguiente, el programa escrito indica en cierto modo un objetivo final, es una orientación para el trabajo en su conjunto. Pero si el edificio ha de construirse por etapas, todavía resulta más importante que el programa se aplique conforme a un orden lógico. Sin embargo, si se tiene el propósito de realizar el programa completo de una sola vez, la dimensión del edificio será la suma de sus diversas partes, en función de las necesidades de espacio para cada uno de los servicios y actividades que se hayan indicado en el programa. Una vez conocida la superficie total, podrán deducirse de ello conclusiones prácticas. Por ejemplo, considerando que un edificio de una sola planta es la mejor solución para una biblioteca pequeña, se sabrá así el mínimo de terreno necesario para construir dicho edificio. Sabiendo el precio local del terreno, podrá hacerse un cálculo aproximado de esa partida del presupuesto. 55 VENTAJAS DE UN SISTEMA DE BIBLIOTECAS Una pequeña biblioteca independiente, que sólo cuenta con su propio presupuesto y recursos, no puede funcionar tan económicamente como aquélla que actúa como una unidad, dentro de una organización formada por varias bibliotecas. Los libros, como otros numerosos componentes del fondo de una biblioteca, tienen la ventaja de ser fácilmente transportados, cambiados y utilizados en otros lugares. Por consiguiente deben realizarse las gestiones necesarias para organizar si es posible, un sistema de cooperación entre las bibliotecas de la región de que la población forma parte. Por ejemplo, la pequeña biblioteca necesita espacio para las operaciones de pedido, recepción, catalogación, etc. Debe adquirir y alojar las obras bibliográficas indispensables para la adquisición de libros y su catalogación. Cuando se forma parte de una organización o sistema cooperativo de bibliotecas, la biblioteca central puede desempeñar esas funciones, con las ventajas económicas que se deducen de toda producción “en serie”. De igual modo pueden centralizarse servicios administrativos, con ahorros de dinero y de espacio ya que algunos empleados especializados pueden estar al servicio de todas las bibliotecas que integren la organización, mientras que la pequeña biblioteca independiente puede no tener fondos para retribuir a funcionarios especializados en catalogación, en servicio infantil, etc. Los edificios más pequeños para bibliotecas son normalmente de una extensión comprendida entre los I IO y 140 metros cuadrados (1 200 a I 500 pies cuadrados). Pero ese mínimo será insuficiente si la biblioteca no forma parte de un sistema y no utiliza así una colección más amplia de libros como complemento de sus fondos, ni centraliza las operaciones administrativas y técnicas en una biblioteca central que servirá también de almacén de libros para su circulación y envío a las pequeñas bibliotecas que integren el sistema. AHORRO DE ESPACIO EN LAS PEQUEÑAS BIBLIOTECAS A veces, el planeamiento esmerado de un edificio conduce al ahorro de espacio. Se logra esta ventaja destinando un mismo local o espacio a ciertas operaciones a las que sólo cabe dedicar una parte del día. Como una biblioteca pequeña no necesita tabiques, formándose por medio de las estanterías y otros muebles las divisiones propias de sus diferentes servicios, la duplicidad de funciones es factible dentro de un mismo espacio. Por ejemplo, se ha observado que los niños pequeños rara vez frecuentan la biblioteca a última hora de la tarde y que las reuniones se celebran precisamente a esas horas. 56 Ambos servicios pueden así prestarse en un mismo local. Se tomarán las medidas necesarias para aislarlo, mejorar su acústica y dar mayor intimidad a las reuniones. Los muebles de los pequeños (mesas plegables) pueden recogerse, cambiándolos por sillas plegables para los adultos, con lo cual puede servir el local para ambos fines. FÓRMULAS PARA CALCULAR LAS DIMENSIONES DE UNA BIBLIOTECA Aunque se han dado fórmulas para calcular las dimensiones de una biblioteca, es peligroso aplicarlas de un modo absoluto. Las poblaciones, y aún más los países difieren tanto a ese respecto que cualquiera de esas fórmulas sólo debe ser utilizada como medio de verificación o comprobación de los datos que figuren en el programa y que serán más objetivos. Por ejemplo, las circunstancias que a continuación se detallan aumentarán la utilización de la biblioteca y harán necesario prever un edificio mayor: nivel elevado de alfabetización; porcentaje elevado de casas pequeñas y muy pobladas; porcentaje elevado de casas sin luz eléctrica; porcentaje elevado de casas con temperaturas poco confortables; porcentaje reducido de casas con receptores de radio; porcentaje reducido de casas con receptores de televisión; difusión reducida de revistas, diarios y libros a domicilio. Contrariamente, las condiciones que a continuación se detallan reducirán normalmente la utilización de la biblioteca: elevado porcentaje de analfabetos entre los habitantes de la localidad; alto porcentaje de hogares con buena iluminación y temperatura; alto porcentaje de hogares con receptores de radio y televisión; amplia difusión a domicilio de diarios, revistas y libros; alto porcentaje de vehículos motorizados de propiedad particular; alto porcentaje de población capacitada económicamente para procurarse diversiones como la asistencia al cine, certámenes deportivos, etc. En poblaciones donde un buen servicio de correos distribuye a domicilio cartas, revistas y paquetes, Wheeler and Githens (véase la bibliografía) han observado un curioso paralelismo entre las dimensiones del edificio de la biblioteca pública y el de correos. Si una biblioteca del Estado, de una universidad o de una fundación privada presta en la ciudad alguno de los servicios propios de la biblioteca pública, las dimensiones de ésta pueden ser más reducidas. Se puede calcular el número de lectores a que prestarán servicio esas bibliotecas, establecer el porcentaje que representan en el incremento probable de la población y decidir, en reuniones celebradas con representantes de las demás bibliotecas existentes en la población, los servicios que ha de prestar cada una. Las fór57 mulas que se dan a continuación podrán servir de base para los cálculos: de 24 a 46 metros cuadrados (250 ó 500 pies cuadrados) por I ooo habitantes; 1,5 a 3 asientos por cada I ooo habitantes y I asiento por cada 2 ó 3 metros cuadrados (25 pies cuadrados) ; 0,25 a 0,5 empleados por I ooo habitantes y g,2g metros cuadrados ó IOO pies cuadrados por empleado; I 500 a 3 ooo libros por I ooo habitantes, con espacio para depósito de libros calculado a base de 160 libros por metro cuadrado ó 15 libros por pie cuadrado. Al comienzo de este capítulo se dijo que el edificio más pequeño destinado a la biblioteca habrá de tener de I IO a 140 metros cuadrados (1 200 a I 500 pies cuadrados) ; por tanto, es obvio que las fórmulas que acaban de darse no son aplicables a los casos en que la población futura se calcula en menos de 3 ooo habitantes. En el capítulo v se dieron fórmulas complementarias para el proyecto de construcción. Para un edificio destinado a una biblioteca independiente en una ciudad de I o ooo a I 5 ooo habitantes, será conveniente prever los espacios siguientes : Metros Sección infantil Sección de préstamo Sección de lectura (libre acceso a libros y revistas) Sección de obras de referencia Depósito de libros Servicios técnicos (pedidos y catalogación) Servicios administrativos Lavabos, vestíbulos, etc. Salas de reuniones Calefacción y aire acondicionado Conserjería Total CÁLCULO cuadrados 55 20 600 55 85 140 45 45 30 55 ‘5 ‘5 600 560 DEL Pies cuadrados 200 900 1500 5oo 5oo 3oo 600 ‘50 ‘50 6000 PRESUPUESTO Es imposible dar una fórmula universalmente aplicable para calcular el presupuesto. La dimensión del edificio es, desde luego, el factor de mayor influencia en su coste. En la mayoría de las poblaciones el coste de los edificios puede calcularse con cierta aproximación por metros 0 pies. Los arquitectos, los contratistas y otras personas que tengan experiencia en materia de edificación no tendrán inconveniente en facilitar las cifras que correspondan a los precios vigentes. Tales cifras deberán modificarse teniendo en cuenta las fluctuaciones de los jornales y de los precios de los materiales de construcción. En los Estados Unidos, el Architecturul 58 record publica mensualmente tablas de los promedios del costo de la construcción para los diferentes tipos de edificios en los diversos puntos del país. En los demás países existen publicaciones análogas. Es preferible recurrir desde un principio a los consejos de un arquitecto. Aunque la dimensión es, desde luego, el factor fundamental para calcular el presupuesto de construcción de un edificio no es, sin embargo, el único. El estilo arquitectónico interviene también en cierta medida. La utilización de materiales sencillos y poco costosos en oposición a los lujosos y raros así como la magnitud del equipo mecánico (ascensores, calefacción, aire acondicionado, etc.) influyen naturalmente en el coste de toda edificación. Con arreglo a un estudio hecho por los autores, el coste de los edificios consagrados a bibliotecas públicas en el sudeste de los Estados Unidos durante los años Igag a 1954 fue aproximadamente de 13,75 dólares por pie cuadrado. De los datos reunidos por Helen T. Geer para la Ameritan Library Association y publicados en un apéndice a Planning a library building, se deduce que el coste de las bibliotecas públicas construídas de I gag a 1954 fue de unos I 3,80 dólares por pie cuadrado. Los mismos estudios permiten concluir que el precio del mobiliario y equipo (incluídas las estanterías de depósito) fue por término medio de 2,15 dólares por pie cuadrado, precio que viene a añadirse al de la construcción. El porcentaje en detalle de los distintos aspectos de la construcción arroja las siguientes cifras aproximadas : construcción general, 60 a 65 yO del total ; alumbrado e instalaciones eléctricas, 7 a I I yO ; de los calefacción y aire acondicionado, I o a 14% ; honorarios arquitectos, 6 a 10% ; fontanería, 2 a 7 %. El porcentaje de fontanería es mayor para los pequeños edificios que para los grandes. Los honorarios del arquitecto varían conforme al número de diseños y proyectos detallados que tenga que realizar y el número de inspecciones de la construcción que se vea obligado a practicar. Cuando el arquitecto diseña los muebles y el equipo ni que decir tiene que sus honorarios habrán de ser mayores. Los honorarios de los arquitectos son de ordinario proporcionalmente más elevados en la construcción de pequeños edificios. Los datos que preceden, basados sobre estadísticas norteamericanas, sólo pueden aplicarse a los Estados Unidos. Los que a continuación se indican se refieren a otros países y están tomados de las estadísticas de los mismos: Inglaterra, 5 libras 2 chelines por pie cuadrado; Jordania, I 2 dinares por metro cuadrado; Irak, I 5 dina670 coronas danesas; Suecia, res; Colombia, 200 pesos; Dinamarca, 857 coronas suecas ; Noruega, de 200 a 2 IO coronas noruegas. 59 -- - CAPÍTULO MATERIALES VIII DE CONSTRUCCION No se trata en este capítulo de hacer un estudio técnico para arquitectos y contratistas, ni una exposición suscinta del tema para bibliotecarios y profanos en la materia; se trata más bien de indicar a quienes emprendan un proyecto de edificación de una biblioteca, la terminología general, tipos y aplicaciones de los diversos materiales de construcción. En general, el presupuesto del edificio tendrá una marcada influencia en la elección de sus materiales. Raras veces se dispone del ideal que significa un presupuesto ilimitado, por lo que los precios habrán de guiar en gran parte la selección de los materiales y de la clase de acabado. A menudo, lo más práctico y acertado será utilizar los materiales que se encuentran en la misma localidad: resultarán más económicos, más fáciles de obtener y más adecuados a la arquitectura regional. Los materiales deben ser prácticos y sencillos. La ornamentación suntuosa y monumental no es necesariamente prueba de buen gusto, resulta de difícil y cara conservación y es poco propia del ambiente acogedor de una biblioteca. La sencillez que persigue la arquitectura contemporánea, prescindiendo de la decoración superficial, ha dado origen a controversias y confusiones entre profanos, posiblemente por existir numerosos ejemplos de fracasos. Sin embargo, otros muchos casos demuestran que empleando los materiales de un modo sencillo e inteligente pueden lograrse extraordinarios aciertos arquitectónicos. Elegir materiales en relación con el proyecto del edificio -colores, texturas y su utilización armoniosaes en su mayor parte tarea del arquitecto. El papel del bibliotecario y demás miembros del equipo de planeamiento será el estudio de los materiales por él recomendados, en relación con las actividades propias de la biblioteca. El bibliotecario ha de determinar qué secciones están sujetas a un mayor desgaste, cuáles presentan problemas de reflexión de la luz, etc. Informará de todo ello al arquitecto, para guiarle en su elección. También deberá conocer el arquitecto las posibilidades de conservación y el presupuesto anual aproximado que a ella se dedica. 60 Un buen emplazamiento. El edificio halla. MacLaughlin Public Library, Ireland Studio. es ornato de la localidad en que se Oshawa, Ontario (Canadá). Foto 61 Una entrada al fondo de un jardín, al nivel de la acera: los cristales de la fachada permiten ver desde fuera las exposiciones y el interior. El edificio está cerca del centro comercial. Biblioteca Pública de Charlotte y del Condado de Mecklenburg, Charlotte, Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos). Su emplazamiento abierto y fácilmente accesible contribuye a dar a esta biblioteca una apariencia acogedora (el edificio de la derecha es parte del Hall de Conciertos de Kanagawa). Biblioteca de la Prefectura de Kanagawa (.Japón). Una entrada (detalle): madera de Acacia Koa del país y roca de lava. Hawaii County Library, Hilo (Hawáii). Merrill, Sims y Roehring, arquitectos. Foto Camera Hawaii. 63 Interior: detalle de utilización de la madera dc Acacia Km del país y de roca de lava en la Hawaii County Library, Hilo (Hawáii) . Merrill, Sims y Roehring, arquitectos. Foto Camera Hawaii. 64 Ejjrmplo poco rorrknte de c-onstrucc.ií>n con clemcntos aparcntcs. Biblioteca para niiios de Hiroshima (Japón!. Ejemplo de construcción taladas rntrc columnas. ajustada Biblioteca cstructuralcc a módulos. Véanse las estanterías de Referencia de Accra, Ghana. ins- .\rmasón aparente mcntc aparentes. y dcl condado dc (Estados Unidos). dc acïro. con rc\.cstimic.nto tlc ladrillo v cvmento. igualNorth Branch Library, Biblioteca Pública dc Charlotte XIccklcnburg. Charlotte, Estado de Carolina del Korte Foto .2. C. “Bill”: Summervillc. Protección contra el sol por medio de saledizos. El edificio ha sido elevado sobre cl nivel del suelo con objeto de aumentar la circulación del aire en un clima caluroso. Biblioteca Central de Accra, Ghana. Ejemplo de exposiciones dispuestas a la entrada. Biblioteca Pública Experimental de Ox-Eckenschwick, Westfalia (República Federal de Alrmania) 67 Presentación de revistas. Nótese el techo de cristal. Biblioteca Pública de Dallas, Estado de Texas (Estados Unidos). Foto Remington Rand Library Bureau. 68 En resumen, seis son los factores que se han de tener en cuenta en la selección de los materiales de construcción : el coste; la duración, segun el trato y uso previstos; las relaciones arquitectónicas entre los materiales así como entre ellos y el estilo del edificio; las necesidades futuras de conservación; la belleza, cuando los materiales van aparentes; la resistencia a las inclemencias del tiempo, al fuego, etc. MATERIALES ESTRUCTURALES La revolución industrial que hizo posible la producción económica del hierro fundido, y más tarde del acero, introdujo cambios decisivos en los procedimientos de construcción. La gran resistencia de este material a la tensión libró a la arquitectura de las limitaciones que imponen las pesadas paredes maestras y las columnas de sostén, y abrió amplias posibilidades con la introducción de la armadura metálica. Pronto se vió que los edificios para fábricas, que surgían numerosos en diversos países, podían ser construídos con amplios espacios libres de columnas macizas y, sin embargo, lo bastante resistentes para soportar la pesada maquinaria. Experimentos posteriores unieron el hormigón al acero, comprobándose que una masa de hormigón rodeando varillas de acero adquiría una resistencia sorprendente, y era posible sostener grandes extensiones de piso con vigas de pocos centímetros de espesor. Más tarde, los sistemas de precomprimido vinieron a dar aún mayor resistencia a esa unión de materiales. Esos adelantos, que permitían construir edificios más sólidos con materiales más ligeros, tuvieron múltiples consecuencias. Hicieron posible la construcción de los rascacielos, edificios de gran número de pisos, de altura al parecer ilimitada. La carga creciente de los numerosos pisos fu6 considerablemente disminuida mediante el empleo de materiales más ligeros, cuya mayor resistencia permitía al mismo tiempo soportar el gran desarrollo vertical. El coste de la edificación disminuyó, por la menor cantidad de materiales necesarios. Así se pudo conseguir mayor espacio con menos trabajo y menos material. Estas innovaciones revolucionarias, y la consiguiente revisión de los procedimientos de construcción, aunque tengan su resultado más visible en los enormes rascacielos, suponen también un gran paso en la economía de la construcción de edificios pequeños. No por ello debe negarse el valor de los materiales tradicionales. En las construcciones más pequeñas, la madera se emplea a menudo con ventaja económica; cuando quedan a la vista elementos estructurales de madera se obtiene además una calidad estética que el acero nunca puede ofrecer. La técnica en el empleo de la 69 madera como material de construcción también ha progresado ; actualmente se obtienen una resistencia y consistencia estructurales mucho mayores, en gran parte debido a las técnicas de enchapado y laminación. Como la producción en serie es un procedimiento de repetición, más económico, tiene cada vez más importancia la normalización de los tamaños, tipos y formas de los materiales. Junto al empleo de la estructura de hormigón, triunfa renovado el sistema módulos de construcción. Esta idea de proyectar un edificio partiendo de una serie mútilple de módulos básicos es tan antigua como la misma arquitectura, y no menos importante. En una biblioteca el sistema de construir una armadura abierta, con soportes a intervalos regulares (formando así módulos o vanos), resulta particularmente adecuado. Con él se mantiene la flexibilidad, puesto que las divisiones interiores no afectan a la estructura básica; además, puesto que las estanterías se fabrican normalmente en secciones racionalizadas, es posible utilizar un múltiplo de las medidas de estas secciones como base de los módulos. Las columnas quedan incorporadas a la instalación de las estanterías, y no obstaculizan la disposición general de éstas ni la circulación en los espacios intermedios. Antes de fijar los elementos estructurales del edificio, el arquitecto debe conocer sus necesidades de expansión. Si es probable un crecimiento vertical, esa carga adicional sobre la estructura del edificio debe ser tenida en cuenta al proyectar. Aunque una estructura más fuerte, y por tanto más pesada, resulta más costosa, ahorrará en cambio gastos de reforma el día en que se emprenda la ampliación prevista. La posibilidad de una expansión vertical de la biblioteca debe ser expuesta claramente al redactar el programa. Los materiales estructurales comúnmente utilizados comprenden metales (acero o aluminio); piezas de albañilería (ladrillo, piedra, baldosas y bloques de cemento); hormigón prefabricado, o encofrado en la misma obra; y madera natural o en tableros. MATERIALES DE ACABADO EXTERIOR Aunque los elementos estructurales de un edificio quedan a menudo a la vista y sirven entonces como parte de su acabado, es preciso hacer aquí, en pro de la claridad, la distinción entre materiales de acabado y estructurales. Aquéllos son los que recubren la estructura del edificio sin sostener necesariamente una carga estructural. Como observación preliminar, debe hacerse notar que un edificio soporta con dignidad el paso de los años, no solamente gracias a su diseño arquitectónico, sino también por la pátina que vayan tomando sus materiales. En la arquitectura actual, con sus espacios uniformes y continuos la conservación de los materiales es un factor importante. Es frecuente que brillantes ejemplos de arquitectura aparezcan, a los pocos años, e incluso meses, desconchados, resquebrajados y deslucidos, como un delicado juguete abandonado a la intemperie. Si es vital la duración de los materiales, también lo es su apariencia en el futuro. Desgraciadamente suele prestarse mayor atención a las cualidades de resistencia al uso del equipo interior de las bibliotecas (tableros de mesa, tapicería, etc.) que al futuro aspecto exterior del edificio. Albañilería Los materiales clásicos de la albañilería, que comprenden desde la piedra, el mármol, el granito, etc., hasta el ladrillo, los bloques de cemento, las baldosas y otros moldeados, figuran todavía entre los más duraderos y prácticos. A veces, los materiales de albañilería van recubiertos de substancias vitrificadas, para darles mayor belleza y resistencia a los agentes atmosféricos y al uso humano. Muchos arquitectos emplean deliberadamente superficies a la vista de piedra, de bloques de cemento o de ladrillo, tanto en interiores como en exteriores. Dan así una textura de calidad a superficies aparentes y pueden atender a importantes necesidades estructurales. Siempre que no se haga con exageración, convirtiendo las habitaciones en calabozos, su empleo en interiores puede ofrecer un agradable contraste con acabados más refinados. Dejar a la vista armazones y materiales estructurales no es una práctica desagradable o injustificada, ni, desde luego, nueva. Sin embargo, la combinación de nuevos aspectos y formas, introducida por materiales y sistemas de construcción muy recientes, supone una innovación para el ojo acostumbrado a líneas tradicionales, tales como arcos, cúpulas y contrafuertes. Esas formas son también elementos estructurales a la vista, ni más ni menos que lo son las nuevas que nos parecen tan extrañas. El material de albañilería presenta innumerables formas y categorías. La tradicional piedra de sillería, incluídos el mármol y el granito, ofrece multitud de colores y características y es siempre material aceptable. Los materiales de albañilería artificiales son igualmente muy diversos, y van del ladrillo a los bloques de cemento o el adobe. En algunos casos, se han conseguido resultados arquitectónicos interesantes y prácticos por medio de bloques de hormigón premoldeados según las necesidades del edificio. Al moldear esos bloques, se pueden empotrar en la superficie piedrecillas de diferentes tonos, para añadir color y textura, creando así un acabado que no necesita tratamiento superficial o cuidados futuros. Finalmente, las baldosas o azulejos en sus diversas formas ofrecen también grandes posibilidades a la decoración. Existen tipos con superficie de un brillo coloreado, duradero y fácil de conservar; también se fabrican de cuerpo hueco, lo que permite su utilización como elemento aparente, interior o exterior, sirviendo el espacio vacío como aislante. Aleaciones metdlicas La introducción del acero y diversas aleaciones metálicas en la construcción excitó la imaginación de arquitectos y constructores del mundo entero, dando como resultado muchas formas nuevas y extrañas. Al construirse la armadura del edificio en acero u hormigón armado, todas las paredes, tanto interiores como exteriores, quedaron exentas de obligaciones estructurales. Surgió así el sistema de las paredes-tabique y el arquitecto se vió libre de las limitaciones que imponían los muros maestros. Divisiones y tabiques pueden ser colocados ahora donde se desea, sin conformarse a ningún patrón estructural, y utilizando materiales tan frágiles como grandes superficies continuas de vidrio. No es de extrañar, pues, que como resultado se hayan adoptado en la práctica arquitectónica muchas formas de nuevo cuño. Además de sus características estructurales, el metal ofrece interesantes posibilidades como material de acabado, en forma de algunos metales se deslustran y planchas o paneles. Aunque deterioran a la intemperie, inconveniente que debe evitarse por los excesivos gastos de conservación que supone, otros o son resistentes a ella (el acero inoxidable o el aluminio) o bien pueden ser tratados superficialmente para darles la debida resistencia. Citemos como ejemplo de este procedimiento el esmalte de porcelana, que ofrece una gama ilimitada de colores y es altamente resistente a la decoloración, así como a los cambios de temperatura, la humedad, el desconchado y otros accidentes. Se limpia con facilidad y conserva el brillo casi indefinidamente. Existen otros métodos para tratar la superficie de los paneles metálicos, que proporcionan diversos grados de resistencia al uso y a la acción del tiempo. Vidrio Desde que se generalizó en la construcción la armadura metálica, el vidrio se ha convertido en material cada vez más utilizado para las paredes exteriores. Aunque a veces se emplee mal, o con exceso, sus aplicaciones son muy diversas, y puede ser de gran valor estético y utilitario en una biblioteca. El vidrio es, ante todo, material transparente, que da paso a la luz y permite contemplar el exterior. Ambas cualidades serán muy apreciadas tanto por los lectores como por los empleados de la biblioteca, pues un espacio completamente cerrado es a menudo causa de depresión, especialmente si se 72 trata de una dependencia relativamente pequeña, y la posibilidad de apartar de vez en cuando la mirada de nuestro libro o trabajo para contemplar el cielo o un jardin es siempre agradable. Por otra parte, la luz artificial nunca puede igualar las cualidades de la natural. Como la luz solar directa estorbará tanto a los lectores como a los empleados, el arquitecto debe evitarla. La orientación del edificio de modo que las grandes cristaleras no reciban el sol del mediodia y de la tarde es un medio de evitar la luz solar directa; un arquitecto sabe determinar exactamente los ángulos solares para cualquier hora del día, en cualquier estación del año y zona del mundo. Tales determinaciones le permitirán hallar la orientación más práctica para los espacios acristalados, y la iluminación,cuando no es posible una orientación que evite el sol directo. Es frecuente el uso de persianas o celosías exteriores, de inclinación variable o fija y calculada para no dejar pasar la luz solar directa a las horas en que resulte más molesta. Otro medio de protección contra la luz solar son las clásicas cortinas interiores. Existen también tipos especiales de cristales que permiten evitar en parte la luz y el calor solares pues absorben el calor y reflejan parte de los rayos infrarrojos y ultravioleta. El brillo del sol directo puede reducirse por medio de placas de cristal traslúcido o coloreado. La instalación de amplios ventanales plantea una dificultad en el proyecto de una biblioteca, porque en ésta, quizá más que en la mayoría de los edificios públicos, resultan deseables la luz natural y una agradable perspectiva de paisaje y jardín, pero, a la vez, se requiere una considerable extensión de pared para las estanterías. Esto exige calcular cuidadosamente la cantidad de cristal que se ha de utilizar y su situación, y nos da un buen ejemplo de la necesidad de proyectar simultáneamente la arquitectura del edificio y su decoración. Madera Tanto en el exterior como en el interior, la madera ofrece múltiples posibilidades en la construcción de pequeños edificios, como material decorativo. Su uso sólo resulta poco aconsejable donde escasea. Su textura y tono cálidos son ideales para crear un ambiente acogedor en la biblioteca. Para el uso exterior, la madera presenta ciertos inconvenientes, debido a la facilidad con que se pudre o es atacada por los termes. Algunos tipos de madera, como la de secoya y la de ciprés, contienen substancias químicas que las hacen resistentes; pero la mayoría necesitan medidas de protección y conservación. Sin embargo, a pesar de los gastos que ello supone, la abundancia de madera hace de ella el material más barato en muchas partes del mundo. 73 El arquitecto tiene a su disposición numerosas formas de empleo de la madera como material decorativo; los paneles verticales en espiga o con diversos tipos de listones o juntas, y los varios usos de los grandes tableros enchapados. Con independencia de su empleo o método de aplicación, la madera debe secarse adecuadamente curada, por métodos artificiales (hornos) o exponiéndola al aire. La madera recién cortada merma, se comba y se deforma tanto que es imposible su empleo. Si el secado es al aire, los tablones deben estar apilados a la intemperie durante cierto número de meses, variable según las condiciones climáticas, antes de ser utilizables en la construcción. Materiales sinte’ticos Poco puede decirse todavía sobre el empleo en la construcción de materiales sintéticos del tipo de los plásticos. Aunque existen algunos ejemplos interesantes, se trata de posibilidades aún insuficientemente exploradas. No obstante, el progreso considerable ya realizado justifica que se haga mención de ellos. Por ejemplo, la cúpula geodésica, creada por R. Buckminster Fuller en los Estados Unidos, es ya una realidad práctica, y sus unidades prefabricadas están en producción y se exportan a todo el mundo. La cubierta o epidermis de esa estructura es una membrana de plástico o aluminio que ha sido sometida con éxito a temperaturas polares y tropicales y a vientos huracanados. El empleo de materiales sintéticos en la construcción no puede, por tanto, permanecer ignorado. MATERIALES DE ACABADO INTERIOR Lo primero que hemos de preguntarnos al seleccionar los materiales interiores, expuestos al desgaste por el uso, es si son prácticos. Esto significa no solamente que sean duraderos, sino también resistentes al deterioro y fáciles de limpiar. Las texturas extremadamente rugosas, con grietas y pequeñas cavidades, por ejemplo, requieren mayor trabajo para su limpieza y repintado. Los materiales que suponen un elevado coste de conservación deben ser rechazados, y aún más los que han de ser reemplazados con frecuencia. Existe gran variedad de materiales para decoración interior, desde los de albañilería al vidrio, madera, metal, yeso y estuco. Cada uno de ellos tiene sus pros y sus contras; aunque una primera consideración en este caso, como en el de otros materiales, sería la de cuáles son los más abundantes en la localidad y, por tanto, los probablemente menos costosos. En algunos lugares, la profusión de árboles hace de la madera la elección lógica; en otros, son la 74 piedra y el granito lo más económico, mientras en otros lo más práctico resultará el adobe. De nuevo hemos de hacer hincapié en que los materiales no necesitan ser lujosos o de apariencia suntuosa; ni debe una comunidad que sólo cuenta con fondos muy limitados desanimarse por las referencias que en este manual se hacen a complejos sistemas y materiales de estructura y decoración. Además del aspecto práctico, hay algunos otros criterios que se han de tener en cuenta en la selección de materiales para suelos, paredes y techos. La acústica tiene gran importancia. Los materiales de superficie lisa o pulimentada, que absorben poco el sonido, deben ser utilizados con precaución. Donde sea posible, debe emplearse, al menos en una superficie de la sala (a menudo el techo), material absorbente del sonido. Este puede ser un tipo de tablero de fibra o panel perforado proyectado especialmente para ese fin o, simplemente, una superficie rugosa que reciba y disperse las ondas sonoras. La interrupción de una gran superficie lisa por medio de viguetas, enrejados o emparrillados ayudará también a dispersar el sonido. De ser posible, el arquitecto debe consultar a ingenieros especializados, a fin de proyectar lo mejor posible la acústica de cada dependencia. La reflexión de la luz por superficies excesivamente pulimentadas puede ser molesta, sobre todo teniendo en cuenta la intensa iluminación que necesitan las bibliotecas. Esto puede ser paliado mediante el uso de colores oscuros en las superficies lustrosas, o cubriéndolas con pintura, papel, tela u otros materiales de menor brillo. Cabe proyectar la iluminación interior en forma que ninguna superficie brillante refleje directamente luz a los ojos de lectores y empleados. Suelos Siendo la madera material común y barato en muchos países, se ha utilizado a menudo para los pisos. Aunque estos pisos necesitan periódicamente ser encerados, lustrados y, en ocasiones, acuchillados, son muy aceptables y duraderos. El hormigón es otro material para suelos muy barato, aunque propenso a la suciedad, fatigoso para los pies, por su extrema dureza, y de apariencia fría e incolora, a menos de mezclarlo con una materia colorante antes de su colocación. Si el hormigón es colocado directamente en obra, el arquitecto debe prever en los pliegos de condiciones su impermeabilización y un drenaje bajo el suelo. Cuando el presupuesto lo permita, la superficie del suelo de hormigón puede ser mejorada en apariencia, comodidad y limpieza cubriéndola con corcho, caucho, asfalto, linóleo o vinilo sintético. En ciertos espacios donde se desea 75 una atmósfera acogedora y cómoda, el hormigón puede cubriers con alfombras. Otras posibilidades para el acabado de los suelos son las losetas de ladrillo, piedra, mármol y mosaico, todas las cuales requieren escaso cuidado y duran indefinidamente, pero son fatigosas para los pies y producen más ruido. Para lograr el conveniente silencio, los materiales más adecuados son, aparte las alfombras, el corcho, el caucho y el vinilo. Paredes Todos los materiales citados para el decorado exterior sirven para el interior. Además, hay otros que no soportan las inclemencias del tiempo, tales como el yeso y diversos tipos de revestimientos flexibles. El papel, los tejidos y el vinilo se utilizan a menudo con fines decorativos y prácticos, aplicados a paredes lisas. Cuando el edificio tiene una armadura metálica con divisiones interiores no esenciales como elementos de soporte, las paredes interiores pueden ser movibles, para permitir futuros cambios. Tales divisiones móviles son prefabricadas por diversas empresas, en madera, metal, vidrio, amianto y otros materiales. Basadas en módulos normalizados, permiten componer salas enteras -completadas con puertas, si se desea- que pueden modificarse posteriormente sin deteriorar suelos ni techos. Estos han de ser terminados antes de instalar tales divisiones. Así, cuando éstas se cambian posteriormente, no es necesario realizar nueva obra en la parte del suelo o techo donde se hallaban. En muchos países, el material más barato y comúnmente usado para las paredes interiores es el yeso. Aunque exige ser pintado cada dos o tres años, sigue siendo un recurso barato y práctico, pero algo banal. Una de las ventajas del yeso es que admite ser pintado en cualquier color, y no se ha de olvidar que es característica poco afortunada de muchas bibliotecas resultar frías e incoloras. Techos La naturaleza y carácter del edificio dictarán en gran medida el tipo de material más apropiado para los techos. La altura del techo tiene cierta importancia, por los problemas de iluminación que implica. La facilidad de lectura exige una luz artificial adecuada, con intensidad superior a la normalmente aceptada. Para lograr este fin, los puntos de luz se hallan generalmente suspendidos del techo, o insertos en él. Dado que la calidad e intensidad de la luz disminuye rápidamente al aumentar la distancia a su fuente, los techos altos requieren instalaciones de alumbrado más intenso, con el consiguiente aumento de los gastos. 76 Cuando se dispone de aire acondicionado o buena ventilación, los techos altos tienen poca justificación. En los últimos tiempos, se ha utilizado mucho el techo luminoso, que resulta especialmente adecuado para las bibliotecas. Consiste esencialmente en planchas o paneles de material traslúcido o con gran número de pequeñas aberturas, suspendidos para formar un plano bajo el verdadero techo y la instalación luminosa. La dispersión de luz resultante da la apariencia de un techo resplandeciente en toda su extensión. A los techos luminosos suelen incorporárseles, por diversos métodos, materiales absorbentes del sonido, existiendo un sistema relativamente nuevo de pulverizar el material de insonorización sobre el techo verdadero que se halla por encima del luminoso. La idea del techo colgante ofrece otra interesante posibilidad estructural. Sea o no de material traslúcido, el techo en suspensión proporciona un espacio “muerto” invisible, donde pueden situarse a voluntad cables, conducciones e instalaciones eléctricas no recubiertas, sin perjudicar al atractivo de la biblioteca. Estos techos colgantes pueden ser de planchas opacas de muchos tipos, en fibra, metálicas o minerales; pero los aparatos luminosos deben entonces ser colocados a ras del techo, o suspendidos bajo él. Para los techos de tipo más tradicional, cabe utilizar innumerables materiales, desde el hormigón hasta la madera, el yeso y los diversos tipos de paneles de fibra y minerales. Sectores especiales Ciertas dependencias exigen materiales de características especiales. Así, las paredes de los lavabos deben ser resistentes a la humedad, y los suelos han de ser impermeables y estar provistos de desagüe. Un buen material para las paredes de estas dependencias es el azulejo esmaltado. Los sótanos, especialmente aquéllos donde se almacenan: libros, deben hallarse totalmente impermeabilizados y dispuestos para prevenir o absorber la condensación. (Ésta se tiene en cuenta normalmente, junto con la calefacción y el acondicionamiento de aire; en todo caso, el nivel de humedad es factor importante cuando se trata de locales en que se han de almacenar libros y equipo.) Las actividades de una biblioteca deben incluir exposiciones, para atraer la atención y el interés del público. A menudo se incluyen en el edificio dispositivos, en forma de tabiques o paneles de corcho, madera, tablero de fibra, tejido, etc., a los que el material de exposición puede ser sujeto sin dañar la superficie de la pared propiamente dicha. Esos paneles, dispuestos donde puedan ser fácilmente vistos por el público que entra, sale o pasa junto a la biblioteca, serán de gran utilidad. 77 EQUIPO MECÁNICO Alumbrado Siendo la lectura la principal actividad en la biblioteca, una iluminación apropiada es de suma importancia. En general, se considera preferible una luz uniforme y sin sombras, pero en algunos casos es posible obtener un ambiente más íntimo sin reducir demasiado la intensidad de luz necesaria para leer. Aunque arquitectos, bibliotecarios e ingenieros luminotécnicos no se hayan puesto de acuerdo en cuanto a la intensidad luminosa deseable para una biblioteca y compatible con una razonable economía, todos parecen reconocer que debe haber al nivel de las mesas una luz uniforme de 480 a 590 lux, o de 45 a 55 bujías pie. Los puntos luminosos, ya sean incandescentes o fluorescentes, deben estar en el techo, excepto cuando no se disponga de clectricidad, y repartidos con la mayor uniformidad posible sobre las diversas zonas. Esta distribución produce menos resplandor que unos pocos puntos de gran brillo colocados con amplios intervalos. (El techo luminoso del que se habló anteriormente es un buen ejemplo de una dispersión adecuada de la luz.) La iluminación de las estanterías de depósito constituye un caso especial. Cuando se utiliza luz incandescente, existen tamaños y formas especiales de pantallas para evitar que deslumbre a las personas que circulan por los pasillos y lograr que la luz llegue hasta los estantes más bajos. La iluminación fluorescente en los pasillos entre estanterías da buen resultado, con una sola fila de lámparas con pantalla a lo largo de cada pasillo. El alumbrado en vestíbulos, escaleras y demás espacios no utilizados para la lectura o el trabajo de despacho puede ser reducido en intensidad hasta unos JOO ó I I o lux ó IO bujías pie. Conviene instalar un interruptor central que permita apagar todas las luces del edificio desde un solo puesto, evitando una pérdida de tiempo y esfuerzo a la hora del cierre. En los lugares donde la falta de electricidad obliga a utilizar el petróleo, ha de cuidarse de situar las lámparas de modo que se obtenga el máximo reflejo de las paredes o techos cercanos, que por esta razón deben ser de color claro y textura lisa. Calefacción y acondicionamiento de aire En la mayoría de los países, las condiciones climáticas requieren el empleo de calefacción o aire acondicionado, o de ambos, a fin de conseguir la comodidad y bienestar deseables en la biblioteca. Un edificio helado o con un calor sofocante anularía los esfuerzos realizados para ofrecer una biblioteca verdaderamente atractiva, 78 y los posibles usuarios desertarían de ella, prefiriendo otros lugares más confortables. Hay algunos factores básicos que merecen estudiarse. Al llegar a la selección del equipo más conveniente para el edificio en proyecto, han de tenerse en cuenta tres puntos principales : seguridad, eficacia y economía. Todos ellos son importantes. El coste de la calefacción y del acondicionamiento de aire puede ser excesivo si no se hace bien la selección del equipo inicial. El grupo que se encargue del planeamiento debe examinar los puntos siguientes : 2 Tiene el sistema propuesto la capacidad adecuada para calentar o refrigerar el edificio sin esfuerzos anormales? ;Es práctico desde el punto de vista del combustible? iPermite emplear el más económico de la región? 2 Exige cuidados excesivos? 2 Se dispone de los servicios y técnicos necesarios para su funcionamiento y conservación? iCuántos años durará la maquinaria sin ser reemplazada?i Es el sistema adecuado para atender a las ampliaciones del edificio? ~ES seguro o está sujeto a frecuentes interrupciones? 2Se trata de un sistema plenamente probado o se halla en período experimental? iCuáles son los riesgos que supone? Cuando el presupuesto lo permite, y si se dispone de personal competente, lo preferible es un sistema automático con la temperatura regulada mediante un termostato. Si el edificio es bastante grande, esta regulación deberá ser posible por zonas, en parte porque las diversas secciones pueden necesitar diferentes temperaturas, y también por razones de economía, pues ciertas dependencias pueden no calentarse más que cuando se utilizan. Además de la regulación de temperatura, la de la humedad es un factor importante para la conservación de los libros y elementos del equipo sujetos a deterioro. Para la eficacia del servicio, es preciso tener en cuenta las posibilidades de obtención, conveniencia, coste y limpieza del combustible. Es absurdo instalar un sistema de calefacción basado en el gas natural donde no es posible obtener dicho gas; esta aclaración puede parecer obvia y hasta resultar risible, pero cosas semejantes han ocurrido en la práctica. Por tanto, se debe adoptar la instalación que consuma el combustible más abundante y fácil de obtener en la región. Cuando cabe elegir, han de evitarse los combustibles grasos, así como los fumígenos. De un modo general, pueden utilizarse combustibles sólidos, líquidos y gaseosos, además de la electricidad. Los más comúnmente utilizados son: sólidos: madera, carbón y coque, turba; líquidos: aceite pesado, petróleo; gaseosos: gas natural, gas envasado; instalación eléctrica : resistencias, radiadores. 79 Ventilación y aislamiento Hemos de mencionar ambos factores, porque afectan a la calefacción y acondicionamiento de aire y porque, en las regiones donde este último no es práctico por el alto precio de la electricidad, la ventilación ha de sustituirlo. En todo lugar cerrado en el que se reúnen cierto número de personas es preciso renovar el aire con frecuencia. Una sala de reuniones llena puede necesitar hasta diez cambios de aire por hora, y cuatro una sala de lectura de biblioteca. El método más sencillo para conseguir ventilación es, desde luego, el situar las ventanas de modo que se produzcan corrientes, obteniendo así la ventilación por medios naturales. En algunas regiones, este medio de ventilación es tan importante que la ventaja de situar la biblioteca al nivel de la calle debe ser sacrificada a la de colocarla sobre pilotes, disposición que aumenta la corriente de aire no sólo a través del edificio, sino también bajo el suelo’. Otro método de ventilación es el uso de ventiladores eléctricos, más eficaz si se proyectan como parte integrante del edificio. Toda forma de ventilación que hace penetrar aire del exterior introduce polvo, que perjudica a los libros y aumenta el coste de conservación del edificio. Por ello, si el proyecto incluye un sistema de ventilación, habrá que hacer un estudio sobre el polvo existente en la región, e incluir en los pliegos de condiciones los filtros apropiados. Los filtros electrónicos de aire, más caros, pueden ahorrar dinero a la larga, al reducir el coste de conservación del edificio y de los libros. Antes de calcular la capacidad del equipo para calentar o refrigerar un edificio, los técnicos han de determinar el factor “pérdida de calor”. Esto supone el estudio de los materiales que hayan de utilizarse en la construcción y su capacidad relativa para absorber y conducir el calor y el frío. Es éste un factor importante para la economía en el funcionamiento de toda biblioteca, pues que la excesiva pérdida de calor por paredes o cubiertas mal construidas o aisladas puede significar una pesada carga, tanto por el coste inicial de la instalación de calefacción como por los futuros gastos de combustible. Existen muchas maneras de modificar el efecto del calor sobre las superficies del edificio, mediante la reflexión de los rayos solares por el uso de colores claros y materiales con un alto índice de reflexión, tales como las placas de mármol blanco en el tejado, o los paneles de metal; la construcción de dobles paredes, con una cámara de aire en medio para evitar el paso del calor y el frío; y el uso de diversos tipos de capas o agregados aislantes, colocados sobre o dentro de las paredes y techos. Cualquiera que sea el procedimiento elegido, el coste suplementario de aislar adecuadaI. Un 80 ejemplo interesante lo hallamos en la Biblioteca Central de Accra (Ghana). mente el edificio resultará sobradamente amortizado por la disminución en los presupuestos de calefacción y acondicionamiento de aire, y reducirá proporcionalmente los gastos anuales de funcionamiento. Comunicaciones Las frases “eficiencia funcional” y “servicio eficiente” se han usado a menudo para describir los fines de la biblioteca moderna. Sin embargo, la eficiencia tiene diversas definiciones en las diferentes partes del mundo. En ciertas regiones predomina la despreocupación y el vivir sosegado, mientras en otras la sociedad exige modos más dinámicos y complejos. Por ello, una biblioteca “eficiente” en un país puede ser considerada en otro como ineficaz. En general, toda biblioteca puede considerarse eficiente y lograda si responde a las necesidades y se adapta al modo de vida de la comunidad a la que sirve. Y, de hecho, tal conformidad debe ser considerada esencial, puesto que ningún servicio público resulta adecuado si no se adapta al ambiente y es, por tanto, incómodo para sus usuarios. Por ello, las comunicaciones pueden ser lentas y sin complicación en algunas bibliotecas, mientras en otras han de ser rápidas y extensas. La primera necesidad, en materia de comunicaciones, es el teléfono, que facilita al público el contacto con la biblioteca y sus servicios, permitiéndole solicitar información, reservar libros, organizar reuniones allí, etc. Además, la misma biblioteca podrá así extender sus actividades rápida y fácilmente, sirviéndose del teléfono para utilizar los servicios de otras bibliotecas de la región. Si la importancia de la biblioteca lo justifica, deben instalarse teléfonos interiores en los diversos departamentos o dependencias del edificio. Enedificios todavíamás grandes, puedeinstalarse unsistema independiente de comunicación interior para acelerar el trabajo de los empleados. El mejor de esos sistemas lo constituyen los teléfonos interiores en las mesas de los empleados más importantes, o en puntos clave del edificio. Si tal sistema no resulta factible por el momento, sería conveniente incluir en los planos las conducciones para su instalación en el futuro. Esta anticipación ahorrará gastos y evitará el trabajo de ocultar el cable cuando sea instalado. Los sistemas de comunicación interior combinados con altavoces han demostrado su utilidad para transmitir programas de radio dentro del edificio, ofrecer audiciones musicales y dar avisos de interés general. Aunque el tema aparezca aquí tratado superficialmente, ha de concedérsele la mayor atención al proyectar la biblioteca. Un sistema de comunicaciones adecuadas, dentro del edificio y con el exterior, desempeñará un importante papel en los servicios proyectados para el futuro. Por ello, en éste como en los demás aspectos, es esencial proyectar a largo plazo. 81 Medios de transporte En las bibliotecas de un solo piso, no existe transporte vertical. Esto supone un ahorro, pues ascensores y montacargas son de costosa instalación, cuidado y funcionamiento. Sin embargo, en los edificios de varios pisos resultan esenciales. En países donde se dispone de suficiente mano de obra y su coste no es muy elevado, el movimiento vertical de libros y equipo puede no necesitar de ascensores. Pero donde las remuneraciones son muy crecidas, las bibliotecas funcionarán con poco personal, y el empleo de un ascensor resultará económico. Dado el cambio continuo en las condiciones de vida, será conveniente que el equipo de planeamiento incluya la caja para futura instalación de un ascensor, aunque ésta no parezca necesaria al proyectar el edificio. Los ascensores y montacargas eléctricos son preferibles a los accionados a mano. El procedimiento más sencillo para trasladar libros de una a otra planta es el de la carretilla que puede llevar un centenar o más de libros y que puede introducirse en el ascensor. El ascensor debe ser entonces de tamaño suficiente para acomodar, al menos, una carretilla de libros y una persona. Cuando el presupuesto es reducido, cabe preguntarse si no es un lujo un ascensor del que se podría prescindir. Constituiría, sin embargo, un serio error el omitir dispositivo tan importante sin considerar, al menos, lo relativo al coste de su instalación presente o futura. Pueden hacerse presupuestos independientes que muestren tanto el coste de la instalación inicial como el de la reforma que supondría en fecha posterior la misma instalación. Sin esas cifras exactas de coste, no cabe formular un juicio objetivo sobre ese punto, a base del presupuesto de que se disponga. En toda biblioteca que haya de funcionar con personal reducido, la labor cotidiana de reintegrar a su puesto los libros, de piso en piso, en múltiples montones, es tan fatigosa que obliga a pensar seriamente en la instalación de ascensores. Fontanería En la mayoría de los países, la ley prescribe un mínimo de instalaciones sanitarias y fija las normas que deben observarse en su colocación. El equipo de planeamiento, y especialmente el arquitecto, deben conocer las leyes y reglamentos pertinentes. Si la reglamentación local no exige instalaciones sanitarias y estos servicios van a ser omitidos en la construcción inicial, el equipo de planeamiento deberá estudiar las necesidades de espacio y desagüe necesarios para su instalación futura. Donde el público esté acostumbrado a disponer de lavabos y grifos de agua potable, tal instalación se hace imprescindible. Donde su uso no es corriente, 82 el incluirlos en la nueva biblioteca puede contribuir a fomentar el progreso en la localidad. La eficacia del servicio puede aumentarse instalando grifos para la limpieza en cada planta del edificio, así como en las salas de catalogación y otras dependencias en las que se realiza trabajo “sucio”, y una cocina con fregadero donde los miembros del personal puedan preparar comidas ligeras. Debe también pensarse en la instalación de lavabos independientes para el personal, que no dejará de preferirlo. Dado que el reemplazar materiales de fontanería de inferior calidad resulta caro, especialmente cuando se necesitan trabajos de excavación, el empleo de los mejores que puedan conseguirse suele suponer a la larga un gran ahorro. Donde son frecuentes las bajas temperaturas, las tuberías deben estar adecuadamente aisladas. Los diversos elementos han de seleccionarse por su facilidad de conservación, limpieza y resistencia al mal trato por parte del ptiblico. Las paredes y suelos de los lavabos deben ser impermeables, y los suelos irán provistos de un desagüe. CAPÍTULO MOBIEIARIO IX Y EQUIPO Tratar desde el punto de vista técnico de principios y métodos en materia de mobiliario y equipo constituye por sí solo una especialidad y requeriría un volumen entero, por lo que no puede exigirse del bibliotecario que haya de ocuparse de la construcción de un edificio y la consiguiente elección de su equipo que estudie cada detalle de fabricación. Sin embargo, el bibliotecario y las demás autoridades son quienes han de tomar las decisiones últimas, aunque no realicen por sí mismos la selección; por ello, parece conveniente indicar aquí las diversas clases de este material y describir las necesidades generales a que deberá responder. La responsabilidad en la selección y compra de los diversos muebles y objetos que se necesitan en una biblioteca no acaba con la instalación inicial. El acierto en las decisiones se comprueba muchos años más tarde, cuando los muebles y otros materiales han soportado el uso normal. Ni la vigilancia y precaución más cuidadosa pueden, en efecto, evitar el desgaste que sufre todo edificio público. Por ello, una primera consideración al seleccionar el equipo más apropiado debe ser: icómo funcionará y cuál será su aspecto dentro de cinco o diez años? Nada tan molesto y descorazonador como sentarse en una silla desvencijada, escribir sobre una mesa coja o contemplar el borde deshilachado de una tapicería. Sin embargo, así ocurre más de una vez, y un edificio admirable parece una ruina a los pocos meses de su inauguración. Como resultado, el personal de la biblioteca pierde su orgullo e interés por ella, el público se aparta de sus servicios y la biblioteca no cumple su misión en la comunidad. 2 Cómo puede evitarse todo esto ? La solución obvia es confiarse a expertos que estén debidamente al corriente de las cuestiones de mobiliario y equipo. La instalación interior de la biblioteca y la colocación del equipo en los locales constituyen operaciones que deben proyectarse progresivamente, en etapas sucesivas, a medida que se hacen los diseños arquitectónicos. Solamente así puede obtenerse una armonía lógica y lograr que todo el edificio funcione con la máxima eficacia, con arreglo al programa previamente fijado. Tan pronto como los 84 primeros bocetos de los anteproyectos estén listos para su estudio por el equipo de planeamiento, debe empezar a pensare en la distribuciôn de mobiliario y equipo. La colocación de las estanterias y la disposición de los muebles y equipo deben ser estudiadas para ver, mediante diagramas, si el público transita fácilmente, si la vigilancia es adecuada, si resultan suficientes las capacidades en libros y asientos, y si otros importantes aspectos del edificio y su funcionamiento son lógicos y eficientes. El bibliotecario, o la persona encargada de la decoración interior, debe preparar una lista de las necesidades contenidas en el programa y de los elementos concretos del equipo, lista que consultará frecuentemente para asegurarse de que nada necesario ha sido omitido. A medida que progresan los planos del edificio, se harán precisas o aconsejables ciertas rectificaciones. Los cambios en la arquitectura impondrán, naturalmente, otros en la disposición interior, y ambas deben progresar simultáneamente hacia una meta común. Es necesario vigilar constantemente la relación entre la obra arquitectónica y la instalación interior. iQué lugares de trabajo y armarios empotrados deberá prever? 2 Qué relación habrá entre el emplazamiento de las ventanas y los espacios interiores? <Qué alumbrado artificial se necesita, y dónde? iCuál es el mejor tipo de ventilación, calefacción, acústica y materiales, en relación con el trabajo y actividades dentro del edificio? iHay suficientes tomas eléctricas y telefónicas, y resultan accesibles? iPermite el tamaño de las puertas la introducción de las diferentes partes del equipo? 2 Son las diversas dependencias de tamaño adecuado o, aún mejor, de sobrada amplitud? 2Se ha previsto lo necesario con miras a la futura expansión? Éstas son algunas de las cuestiones que debe tener constantemente en cuenta el equipo de planeamiento, y que han de ser discutidas repetidamente, a medida que se establecen los planos y diseños. Finalmente, tras lo que puede parecer un plazo interminable para el bibliotecario no familiarizado con los proyectos de construcción, surgirá un plan hacedero y que satisfaga tanto las necesidades arquitectónicas generales como las interiores derivadas del programa. Entonces es cuando hay que proceder a la selección de los elementos del mobiliario y equipo. Tres son los factores básicos que entran en la selección y especificación del mobiliario: éste ha de ser funcional, duradero y bello. Funcional. Cada objeto ha de ser considerado en relación con el uso a que se destina. Las mesas no serán demasiado oscuras, ni reflejarán mucho la luz, para evitar la fatiga visual; las sillas y otros asientos deben ser tan confortables como prácticos; los materiales han de ser fáciles de cuidar; asientos, mesas y escritorios deben tener la altura apropiada para asegurar el máximo de comodidad; el equipo destinado a los trabajos de la biblioteca propiamente dicha, como las gavetas de archivos y ficheros, debe ser de las dimensiones exactas para adaptarse a los materiales de tamaños normalizados que se utilizan en una biblioteca; han de evitarse las esquinas agudas; los extremos de las patas deben tener deslizadores para no rayar los suelos, etc. Estas y otras características funcionales deberán figurar en la lista detallada del equipo. Una gran duración es, desde luego, esencia!, dado que no puede pensarse en un pronto reemplazamiento. El coste del mobiliario y equipo representará del I o al I 5% del presupuesto del edificio completo. Es preferible adquirir inicialmente pocas piezas de mejor calidad, y completarlas más tarde, que comprometer un presupuesto limitado con la compra de objetos de calidad inferior que han de crear interminables dificultades de conservación y reparación. Cuando, por inexperiencia, se tengan dudas sobre la solidez estructural de artículos del mobiliario y equipo, conviene averiguar lo sucedido en bibliotecas donde los mismos fabricantes hayan suministrado instalaciones. Es muy frecuente, sobre todo en las bibliotecas, el descuidar las cualidades de diseño y estilo, lo cual da a la instalación una nota gris y deprimente. Ha de procurarse por todos los medios crear un ambiente a la vez atractivo y armonioso. Esto solamente se logrará mediante un cuidadoso estudio de la calidad estética del mobiliario, de su relación con la concepción arquitectónica del edificio y de la que guardan las diversas piezas entre sí. La coordinación de los colores debe, naturalmente, tenerse muy en cuenta, y el mobiliario ha úe adaptarse a los tonos de los materiales arquitectónicos seleccionados. La belleza del edificio y de su mobiliario tiene suma importancia, pues la biblioteca es siempre símbolo de la madurez de la comunidad a la que sirve, y debe por ello ser testimonio de sus más altas realizaciones culturales. De un modo general, puede decirse que los muebles y equipo necesarios se clasifican en tres categorías: a) material para la conservación y presentación económica y eficiente de los fondos de la biblioteca, es decir los libros y demás documentación; b) material necesario para que el público utilice esos fondos, en forma de lectura, examen, discusión, etc.; c) equipo técnico y administrativo necesario para el funcionamiento de la biblioteca y el cumplimiento de sus fines. ESTANTERÍAS Es evidente que, en el programa de creación de de los principales elementos, son las estanterías. y construcción puede variar según los diversos que se destinen y que pueden clasificarse como 86 una biblioteca, uno Su tamaño, diseño tipos de material a sigue : libros, revis- tas, periódicos, folletos, discos, películas cinematográficas, mapas, materiales microfotográficos. Las estanterías se fabrican en madera o acero, y en secciones de un metro, o tres pies, de largo, que pueden ir unidas formando longitudes de cualquier múltiplo de esas cifras. Segtín las necesidades, hay estanterías de frente sencillo o doble; generalmente, pueden ser desarmadas, trasladadas o añadidas a nuevas secciones. Las estanterías normalizadas de sistema inglés se fabrican en tres alturas: fLd1height (7 pies, 6 pulgadas, es decir, unos 2,2g m en acero y 6 pies, IO pulgadas, es decir unos 2,0g m en madera), medium height (60 pulgadas, es decir, 1,53 m aproximadamente) y counter height (42 pulgadas o 1,07 m aproximadamente). En el sistema métrico decimal, las alturas para estanterías de acero son 2,25 m y 2,50 m. Los anchos normales del anaquel son 8, ro y 12 pulgadas, es decir, unos 20, 25 y 30 cm respectivamente. Para que resulten adecuados a la biblioteca, todos los anaqueles deben ser graduables verticalmente, permitiendo colocar libros de diferentes tamaños. La flexibilidad que proporcionan las secciones normalizadas con arreglo a módulos es importante para el futuro de la biblioteca, pues la necesidad de estanterías crece a menudo rápidamente. También pueden hacerse necesarias nuevas secciones y, como consecuencia inevitable, un ajuste y reorganización de las estanterías en todo el edificio. Esta posibilidad debe ser cuidadosamente examinada en la etapa de planeamiento del proyecto, para sacar dc ella las oportunas conclusiones. Estanterías de acero Las características materiales del acero ofrecen ciertas ventajas. Su alta resistencia a la tensión permite que anaqueles, divisiones y otros elementos tengan menor espesor, con el consiguiente ahorro de espacio. No se comba ni agrieta con la humedad, la sequedad o la vejez. Es, naturalmente, inatacable por los termes y otros insectos. La fabricación en acero permite una gran precisión, de modo que siempre es posible intercambiar los elementos. En cambio, el acero no presenta el aspecto agradable y el acabado de la madera, ni tiene el atractivo de sus vetas. Además, al fijar las normas para el acero SCdebe tener gran cuidado de que las planchas sean de suficiente calibre -0 grosorpara sostener el peso que se les destina. Las chapas verticales deben ser, como mínimo, del calibre 16 (o,o5g8 pulgadas o x,5 mm), y los anaqueles del 18 (0,0478 pulgadas o 1,2 mm). El diseño de los estantes debe incluir las sujeciones adecuadas, y ha de especificarse que todos los bordes metálicos a la vista deben ser suavizados o redondeados, pues de lo contrario pueden dañar a los usuarios y ser causa de destrozos en los libros. Cuando se tenga el propósito de convocar concurso de proveedores, habrá que indicar otras normas detalladas de construcción, que pueden ser obtenidas de cualquier fabricante acreditado. Dos son los tipos básicos de estanterías de acero : el corriente, con paneles verticales provistos de ranuras, y el de montantes verticales. El tipo corriente lleva paneles de soporte verticales colocados a intervalos de I m (3 pies), con ranuras, a distancias de 2,5 cm (1 pulgada) desde la base hasta la cima, de modo que pueden colocarse los anaqueles en cualquiera de las ranuras, separándolos o acercándolos a voluntad. La principal desventaja de este modelo es que los anaqueles no pueden tener mayor anchura que la del panel vertical, pues de otro modo resultaría una antiestética fila de estantes, cuyas afiladas esquinas salientes representarían además un peligro. Si es posible prever la anchura máxima de los futuros estantes, podrán encargarse paneles de amplitud suficiente para permitir la instalación de los anchos de estantería deseados. El sistema de montantes, más comúnmente usado en las bibliotecas, consiste en utilizar vástagos verticales de 5 centímetros (2 pulgadas) cuadrados de sección con una base de 50 ó 55 centímetros (20 ó 22 pulgadas), que permite su colocación en el lugar deseado. Estas piezas verticales, o pies de estanterías, van situadas a intervalos de I m (3 pies) y provistas, por dos o los cuatro lados, de ranuras en las que se enganchan las sujeciones de los estantes; haciéndolo sobre los lados opuestos del montante se obtienen estanterías seguidas de doble frente. Esos estantes pueden también ser fácilmente graduados en altura. La ventaja de este tipo de estantería es que permite usar estantes de cualquier ancho, y reemplazarlos por otros de distinta medida, si fuese necesario, sin alteración de aspecto ni utilidad. Se fabrican estanterías de acero de un solo piso en secciones o elementos de I m (3 pies) de largo y 2,50 m (7 pies 6 pulgadas) de ancho, que permiten colocar siete estantes por sección. Pueden también conseguirse otras alturas normalizadas, como I 50 y I 05 cm (60 y 42 pulgadas). Estas alturas menores se utilizan generalmente para libros infantiles o para secciones de exposición y clasificación, en las que la capacidad en libros tiene menor importancia. Los anchos normales de las estanterías son 20, 25 y 30 cm (8, IO y 12 pulgadas), aunque pueden obtenerse también para periódicos en anchos de 40 y 45 cm (16 y 18 pulgadas). El uso de estanterías de varios pisos, con “puentes” metálicos para el acceso a los superiores, amplía considerablemente las posibilidades del arquitecto, tanto para la instalación inicial como para el auge venidero. Un método económico de construir el edificio previendo la futura expansión de las estanterías es el de dar a las dependencias que han de contener libros alturas de techos 88 suficientes para la colocación de estanterías superpuestas, aun cuando la instalación original no las incluya más que de un solo piso. Con ese tipo de estanterías, la separación es de 2,25 m (go pulgadas) de piso a piso. Al planear tales estanterías, para un futuro más o menos inmediato, hay que tener en cuenta el aspecto iluminación, porque la luz procedente de los puntos luminosos situados en el techo, no llegará a los anaqueles más bajos. Por ello, hay que colocar al nivel de cada piso la iluminación propia adecuada. Estanterías de madera Las estanterías de madera no difieren de las de acero en función ni capacidad. Si se construyen en madera de buena calidad, bien seca y curada, serán de larga duración. En las secciones donde las estanterías se hallan muy a la vista, como sucede con las abiertas adosadas alapared, losanaquelespararevistasylasinstalacionesde exposición, la madera da un aspecto cálido y una riqueza que el acero no puede ofrecer, aun cuando los fabricantes empiezan a venderlo en amplia gama de colores. Las estanterías de madera se construyen en secciones de I m (3 pies), con frente sencillo o doble, y en 205, 150 y 105 cm (82, 60 y 42 pulgadas de alto). Como en las de acero, los anchos corrientes son 20, 25 y 30 cm (8, IO y 12 pulgadas). Accesorios para estanterh Existen numerosos accesorios para facilitar el empleo tanto de las estanterías de acero como de las de madera, y para hacer frente a necesidades especiales. He aquí algunos de los más comunes: especiales para revistas y periódicos. El tipo de Bastidores y estantedas estantería de revista más común contiene anaqueles en rampa para la presentación de los últimos números y, bajo ellos, otro horizontal sobre el que se colocan los ejemplares atrasados sin encuadernar. Las estanterías para periódicos se componen de soportes con muescas en los que los periódicos se suspenden verticalmente por medio de varillas y pinzas. Estanterías divisoras. Provistas de soportes de separación rígidos para la colocación vertical de libros delgados, folletos, revistas sin encuadernar, carpetas de correspondencia, películas, discos, etc. Soportes laterales y de otros tipos para libros. Sujetadores de etiquetas con jines de identijcación. Se colocan generalmente al final de cada fila de estanterías, para indicar su contenido por materias o números de orden. Existe otro tipo que se sujeta a 89 los anaqueles de las estanterías por medio de pinzas, para indicar las obras que contiene cada anaquel. Tablillas auxiliares escamoteables, para consulta. Van sujetas a la cara inferior de los anaqueles corrientes y se deslizan fácilmente sobre rodillos o correderas con rodamiento de bolas. Suelen colocarse a altura de mostrador, para permitir la conveniente utilización de obras de gran volumen. Mesas de estudio individuales. Diseíiadas para encajar en cualquier sección de estantería normalizada. Pueden tener patas e ir colocadas dentro de una sección a la que se han quitado los anaqueles más bajos, o bien ser del tipo de enganche, que se sujeta a los soportes verticales de la misma manera que los estantes. Unidades de almacenaje comfiacto basculantes o deslizables. Se utilizan donde el espacio es limitado. Grandes cantidades de libros, correspondencia, folletos y otros materiales pueden almacenarse compactamente en ellas. Capacidad de las estanterías Al calcular la capacidad en libros y las necesidades de estanterías para una biblioteca, se dispone de algunas normas y cifras que pueden servir de guía. Cabe utilizar fórmulas más completas y y complejas; pero cuando se trate de una pequeña biblioteca, las que siguen serán, en general, suficientes. En primer lugar, es preciso conocer la magnitud de los fondos presentes y calcular la futura cantidad de volúmenes para un período de al menos veinte años. En este cálculo de los fondos futuros entrarán diversos factores, tales como la posible donación de colecciones privadas, el presupuesto anual de compra de libros, el número de los que quedarán fuera de catálogo por efecto del uso, etcétera. La cifra totalasí resultantedebeserindicada en el programa, como necesaria para el proyecto inicial y la decisión sobre el tamaño del edificio. Para calcular la superficie de piso dedicada a almacenaje de libros, se ha establecido como promedio razonable la cifra de 160 libros por metro cuadrado (15 libros por pie cuadrado). En condiciones presupuestarias extremadamente limitadas, puede utilizarse una cifra de hasta 20 libros por pie cuadrado, pero esto representa el máximo compatible con la circulación y el conveniente acceso a las estanterías. Al determinar las necesidades lineales de estantería, la cifra base es de 23 libros por metro (7 libros por pie), como capacidad plena en estante separado. Esta cifra disminuirá en el caso de libros 90 -- iAlturas corrientes z 0 Q Madera-205 Metal-225 t 40 t- 1 I- 6o+i - 50 i :: -: - - 135 155 P t Poro estantes de 20 Disposición cm típica Poro ertonter de 25 cm Para estantes de 30 cm de estanterías 9’ mayores, técnicos o de referencia, y por el contrario será casi el doble para los delgados libros infantiles. La estantería de altura máxima con un solo frente contiene 7 anaqueles; por tanto una sección de I m admitirá, en los 7 anaqueles de su altura, 160 libros. Una sección de 3 pies admitirá unos 150 libros. La estantería de doble cara duplica, naturalmente, las cifras dadas para las de un solo frente. Una simplificación de estas cifras nos da los totales siguientes : Estantería de un solo frente, altura máxima : I 60 libros por metro medido en el suelo (50 libros por pie medido en el suelo) ; estantería de doble frente, altura máxima: 320 libros por metro medido en el suelo (1 OO libros por pie medido en el suelo). En estanterías más bajas, las secciones de 150 cm (60 pulgadas) tienen 5 estantes, y las de 105 cm (42 pulgadas) altura de mostrador, 3 estantes. Las anteriores cifras son para la plena capacidad de las estanterías. El ideal al proyectar una biblioteca es calcular la capacidad de las estanterías para su utilización al 50% de carga, pues cuando los estantes se llenan más del 75%, se hace difícil disponer los libros de manera adecuada. CAPACIDAD DE LAS EsrAwrERfAs PARA Los DIVERSOS TIPOS DE LIBROS - Libros Obras por de género IlOVdCSCO Otras obras en general Técnica y ciencia Medicina Derecho Revistas encuadernadas Promedio general 8 7 6 5 4 - 5 7 - 26 23 56 49 184 160 g8 368 yzo 8 8 20 16 ‘3 42 35 28 138 115 92 84 70 56 276 230 184 IO 10 8 25 25 230 lo-12 25-30 320 - - 16 23 - 35 50 115 --- 160 112 70 100 -____ 20 20 20 Estanterías construidas en la localidad Los bibliotecarios han sufrido a menudo desagradables sorpresas con las estanterías construídas en el mismo edificio o en las ebanisterías locales. En ocasiones, éste es el medio lógico de adquirirlas, pues algunas bibliotecas se hallan demasiado lejos de los fabricantes especializados. Los gastos de transporte pueden ser prohibitivos, y no será posible disponer de los instaladores de la fábrica. Además, los ebanistas locales pueden tener mano de obra calificada 92 y confeccionar las estanterías a un precio mucho menor que el pedido por los fabricantes. El principal inconveniente de la construcción local es que a veces falta la extremada precisión de las estanterías hechas a máquina, con la consiguiente imposibilidad de intercambio de anaqueles, adición o supresión de secciones y compra futura de nuevos componentes. Además, los materiales usados en las fábricas están meticulosamente preparados, y tratados para protegerlos contra la desecación, la humedad y el calor y para darles la resistencia adecuada al alabeo, agrietado y otras causas de deterioro. Es importante no olvidar ciertos puntos al dar las normas para la construcción de estanterías en la obra o por ebanistas locales: I. Toda la madera debe estar bien seca, al aire o en hornos, y sus superficies perfectamente barnizadas para evitar la acción de la humedad. 2. La madera debe ser limpia y no presentar defectos, nudos, etc. 3. Las piezas de madera utilizadas, tanto para montantes como para anaqueles, deben tener el grueso suficiente para soportar durante muchos años la pesada carga de los libros sin abarquillarse, torcerse o ceder. Generalmente debe exigirse un grueso mínimo de 25 mm (7/8 ó I 3/16 de pulgada). 4. Las superficies deben ir acabadas con barniz de muy buena calidad, o un equivalente, para su conservación. El sistema adoptado deberá permitir un fácil ajuste vertical de todos los estantes. El más empleado en las bibliotecas es el de orificios en los soportes verticales, a intervalos de 2,5 cm, empezando a 15 cm del suelo y terminando a otros 15 del extremo superior. En ellos se introduce una clavija para sostener el estante. Las caras inferiores de los estantes deben ir rebajadas, de forma que pueda entrar la clavija y evitar que resbale. Los orificios deben hallarse exactamente a la distancia fijada en los soportes, de modo que los anaqueles estén nivelados. Los ejes de los soportes deben ir espaciados exactamente I m (3 pies). Si al final de la pared contra la que se colocan las estanterías sobra un determinado espacio, conviene dejarlo a uno de los extremos en vez de distribuirlo entre las estanterías. Los estantes tendrán una longitud uniforme con una tolerancia máxima de 3 mm. Es muy importante que los anaqueles, sean intercambiables tanto entre las estanterías actuales como en las futuras. No es difícil encontrar en el comercio tirantes metálicos que ajustados a los soportes, permiten graduar verticalmente los estantes. Estos tirantes de metal van provistos de estribos para soportar los estantes. Aunque no tan fáciles de manejar como las clavijas, pueden ser más económicos que el trabajo de precisión necesario para abrir los orificios en los soportes. Los soportes de estantes (clavijas o estribos) no deben ir a más 93 de 5 cm de los bordes anterior y posterior de aquéllos, pues, de lo contrario, los estantes podrán volcarse con el peso de los libros. La altura normal de las estanterías de madera, en las secciones de libros para adultos, es de 2 IO cm (84 pulgadas), con zócalo de 15 cm (6 pulgadas) o de 205 cm (82 pulgadas) con zócalo de IO cm (4 pulgadas). Si se usa como remate una moldura, ésta debe ir hacia la parte superior mejor que hacia abajo, pues en este caso obstruiría parcialmente la abertura del último estante. La estantería de pared no necesita respaldo. De hecho, una pared de mampostería aparente o de yeso pintado constituirá un fondo agradable para los libros. Cuando, por condiciones especiales, sea preferible poner un respaldo, bastará con un tablero de chapa o aglomerado. El respaldo permitirá afirmar estanterías que no han sido adecuadamente ensambladas. Acabado de las estanterías Los métodos de acabado varían bastante, según se trate de madera o de acero, sobre todo en cuanto a la preparación de los diversos tipos de superficies para recibir las capas finales. El acero debe estar limpio y libre de herrumbre y grasa; la madera, convenientemente tratada e impermeabilizada. La capa final para el acabado puede ser barniz, laca, esmalte, etc., aunque los acabados duros son, indudablemente, los más resistentes. En la madera se usan a menudo acabados naturales para acentuar la belleza de las vetas. Con este fin, se utiliza a veces aceite 0 cera penetrante, que dan un aspecto suave y una notable profundidad al tono de color. Hasta hace poco tiempo, los colores vivos para estanterías de acero sólo se conseguían a precios muy elevados. Los colores corrientes eran grises o verdes sucios, ye1 aspecto de las filas de estantes en esos tonos resultaba tristón. Hoy se utiliza una amplia gama de colores vivos. MESAS Pocas cosas son más molestas para el lector que una mesa con superficie de trabajo insuficiente o de una altura incómoda. Las dimensiones de la mesa son, pues, importantes. El lector de un solo libro de tamaño normal casi no tiene necesidad de mesa; pero al lector que utiliza volúmenes grandes o pesados, o trabaja con varias obras a la vez y toma notas, le es indispensable disponer de superficie adecuada. Algunas de las mesas pueden ser lo bastante grandes para acomodar a varios lectores a la vez, pero es necesario también disponer de mesas de estudio individuales para quienes deseen aislamiento y concentración. A menudo, los espacios de estudio 94 individuales dispuestos entre las estanterías, pueden servir para este fin. Los tamaños de las mesas han sido generalmente normalizados, con un ancho de go cm (36 pulgadas), considerado suficiente para dos lectores sentados uno frente a otro. Este ancho aunque suficiente en una biblioteca pública normal, se aumenta en bibliotecas universitarias y de investigación. Las longitudes varían (véase el diagrama) según el número de lectores deseado y el espacio disponible en la sala de lectura. A menos que exista una razón definida para encargar mesas de un cierto tamaño, al proyectar la disposición de una sección de lectura puede considerarse que esas medidas normalizadas satisfacen las necesidades. La mayoría de las mesas de lectura se construyen de madera, aunque se han instalado algunas excelentes con elementos de metal. Los tableros deben ser resistentes, fáciles de limpiar y con una superficie que refleje poco la luz. Si en la biblioteca se permite fumar, serán resistentes también a las quemaduras. Es preferible la mesa sin tableros laterales, porque deja más sitio para las rodillas. No obstante, el eliminar tal sujeción hace necesario un tirante central o una unión de pata a tablero extremadamente fuerte, e incluso ambos. Antes de aceptar una mesa sin refuerzos laterales para la sala de lectura, hay que estudiar detenidamente su construcción y solidez. Las mesas deben ser lo bastante firmes para evitar toda vibración cuando se utilizan para escribir a mano o a máquina. Los apoyos de las mesas suelen ser patas, o tableros macizos a cada extremo y, para mesas muy largas, en puntos intermedios. Patas o tableros deben estar provistos de tornillos de ajuste, para nivelar la mesa en suelos desiguales. El material de estos apoyos puede ser el metal, soldado o atornillado, o la madera, de suficiente solidez o tamaño para tener la resistencia necesaria. Las tuercas o cabezas de tornillo a la vista son una tentación para gentes malintencionadas. La introducción de guías metálicas en la madera, por medio de taladros, asegura una construcción firme y sólo una mirada experta descubrirá ese artificio oculto, que prolongará la vida de la mesa. Los tableros deben ser de muy buena fabricación para que no se deformen ni agrieten. Los tableros de madera maciza son más baratos pero menos duraderos, pues suelen alabearse en sentido de las vetas. Por ello, los mejores tableros son los de chapa de madera montada sobre un bastidor macizo. Este se hace encolando unas a otras estrechas tablillas bien elegidas de álamo u otra madera dura, muy compacta. El bastidor macizo es después recubierto por ambos lados con finas hojas de chapa de madera con las vetas colocadas al través. Todo el encolado se hace a gran presión. Las superficies lisas que normalmente llevan estos tableros para 95 que pueda escribirse sobre ellas son: a) chapa de madera bien barnizada y acabada, con laca o barniz en caliente, o con aplicaciones de aceite de linaza cocido ; 6) linóleo debidamente pegado al tablero ; c) chapa de plástico (Formica, Micarta y otras) del tipo resistente al fuego, pegada al enchapado de madera. La altura de mesa para lectores adultos es normalmente de 72,5 cm (29 pulgadas), y de 55 a 62,5 cm (22 a 25 pulgadas) para niños. Si no pueden conseguirse las cómodas mesas sin tableros laterales, la altura de las destinadas a adultos puede aumentarse hasta 75 cm (30 pulgadas), para dar a las piernas el espacio necesario. Los pupitres para leer de pie tendrán una altura de g7,5 a 105 cm (39 a 42 pulgadas). Tipos especiales de mesaS Existe una gran variedad de tipos y estilos en mesas para bibliotecas, aparte las corrientes de lectura. Los catálogos de los fabricantes las describen con todo detalle; damos a continuación breves indicaciones sobre los más frecuentemente utilizados. Las mesas de tablero inclinado, que pueden ser de frente doble o sencillo, se utilizan frecuentemente en las secciones de niños, para la lectura de grandes libros ilustrados. También pueden utilizarse en las de adultos, para acomodar libros de consulta muy pesados, como diccionarios y catálogos. Los catálogos del tipo del Cumulative Book Index, requieren mesas especiales para acomodar su volumen y peso, con el fin de facilitar su manejo y prevenir su deterioro. Ello ha hecho proyectar mesas bastante complicadas, pero útiles. El tipo más sencillo consta de una superficie plana de 135 cm (54 pulgadas) de ancho, como mínimo, con uno o dos estantes de doble frente colocados en medio. Si se instalan de un modo permanente, las mesas para salas de conferencias y reuniones son generalmente de gran tamaño. Si se desea poder utilizar con otros fines el espacio de esas salas, se emplean mesas con elementos plegables, ligeras pero fuertes, que pueden ser dispuestas en diversas formas para acomodar el número de personas necesario, y después plegadas y almacenadas. Los soportes para atlas y diccionarios tienen una superficie inclinada, a altura de mostrador, para la consulta de aquéllos. Debajo de este tablero van, generalmente, estanterías escamoteables, para otros materiales de tamaño excepcional, del tipo de los grandes atlas. Pequeñas mesas auxiliares, con lámparas 0 ceniceros completarán los grupos de muebles de lectura y serán muy útiles para colocar pequeños efectos personales o libros. Deben ser de diseño sencillo y con tablero de plástico u otro material resistente. En casi todas las dependencias del personal serán necesarias 96 --- -- r-l r-l II.._-._.--___ mesas de trabajo. Estas suelen ser parecidas a las corrientes de lectura, y el plástico es también el mejor material para sus tableros. El equipo de planeamiento debe aprovechar todas las oportunidades para colocar dispositivos de trabajo a lo largo de las paredes de algunos de los lugares de actividad del personal. Estos dispositivos suelen componerse de un tablero continuo a lo largo de la pared, con superficie de plástico. Encima pueden colocarse estanterías, que llevarán en su parte inferior los aparatos de iluminación. Bajo el tablero se colocan alacenas, a intervalos que dejen sitio libre para quienes han de trabajar sentados. Tales instalaciones pueden reducir el número de escritorios y mesas de trabajo necesarios en las secciones de personal. La biblioteca tiene a veces instalaciones al exterior para la lectura o el descanso. Las mesas y otros muebles que en ellas se utilicen deben ser plenamente resistentes a la intemperie, lo bastante fuertes para soportar un desgaste extremado y no deben necesitar ser guardados durante las noches o si hace mal tiempo. SILLAS Son tan diferentes los tipos, estilos, materiales y modos de construcción de asientos, que es imposible dar más que una idea general de este tema en relación con las necesidades de una biblioteca. La selección y especificación de los asientos depende básicamente de dos factores: diseño y construcción. El diseño supone algo más que la mera apariencia. Una silla convenientemente proyectada debe tener la comodidad requerida para su especial función, sea ésta el descanso, la lectura, el trabajo de despacho o la audición. Inclinación y altura, contornos, ángulo del respaldo, son algunos aspectos del buen diseño. Un buen asiento de biblioteca ha de ser ligero y de fácil movimiento y manejo. Si tiene brazos, serán lo bastante bajos o cortos para permitir que penetren lo suficiente bajo los tableros de las mesas. Cuando las sillas pueden ser colocadas a lo largo de las paredes, las patas de atrás deben sobresalir para evitar que el respaldo toque a la pared. Los extremos de las patas han de ir provistos de deslizadores, o estar diseñados en forma que no rayen el suelo. Como las sillas tienen que ser a veces almacenadas en un espacio reducido, conviene elegir tipos plegables o encajables. Pequeñas carretillas del tipo de las utilizadas para los libros son el mejor medio de transporte en tales casos. Las que permiten colgar las sillas en posición vertical son las más prácticas. Las butacas de reposo no deben ser tan bajas o tan inclinadas hacia atrás que las personas de edad tengan dificultades para sentarse o levantarse. En general, el diseño debe ser sencillo, neto y desprovisto de 98 Diversos tipos de elementos para el servicio de préstamo. 99 .._-- -._ .- molduras, tallas y otros tipos de ornamentación que requieren excesiva limpieza, reparación, etc. La nota estética del diseño tiene gran importancia en los asientos de la biblioteca, al igual que en otras partes del equipo y mobiliario. La biblioteca debe afirmarse en todo momento como un adelanto cultural de la comunidad, y ha de dar al público una representación del espíritu de inventiva y creación. Los pliegos de condiciones para sillas y otros muebles deben, por tanto, estipular que las consideraciones referentes al diseño tendrán igual peso que las de construcción a la hora de adjudicar los contratos. La solidez y el coste razonable, por sí solos, no son recomendaciones suficientes. Los materiales para la construcción de asientos varían grandemente, y a cada paso surgen nuevas técnicas con interesantes posibilidades. Sin embargo, las armaduras y soportes de las sillas están generalmente hechos de madera, metal o plástico. Cualquiera de estos materiales será aceptable si el diseño y la construcción son buenos y si se aplica un acabado resistente. Los asientos tapizados son una nota psicológicamente acertada. Actualmente, en las bibliotecas se hace gran hincapié en el ambiente familiar y, en efecto, son muchas más las personas que dedican horas de descanso a hojear publicaciones y a leer en la atmósfera tranquila y confortable que tales asientos contribuyen a crear. Muchos bibliotecarios pueden vacilar ante las dificultades de conservación de la tapicería, pero existen materiales de sorprendente duración y fácil limpieza. El cuero y sus imitaciones plásticas son un buen ejemplo. Sin embargo, no siempre son de aspecto agradable y tienen algunos inconvenientes en cuanto a comodidad, pues tan pronto son fríos al tacto como pegajosos y calientes. Hay numerosos productos sintéticos que tienen la misma duración, pero con la suavidad y textura de los tejidos. Se trata de plásticos estampados como tejidos, o de verdaderos tejidos, pero de plástico u otras fibras sintéticas de gran duración. En este último caso, tienen las cualidades de aireación de los tejidos naturales. En la selección de materiales de tapicería ha de atenderse a tres cualidades: u) resistencia a la abrasión o desgaste; 6) resistencia a las manchas y la decoloración, y facilidad de limpieza; c) en las bibliotecas donde se permite fumar, resistencia al fuego. Como la tapicería puede encubrir multitud de defectos de construcción, ha de prestarse atención a lo que hay bajo ella. Los bastidores que reviste deben ser de madera dura, sin fallas ni defectos y las juntas deben llevar tacos, o ir atornilladas y encoladas, mejor que clavadas. Los muelles deben estar sólidamente unidos al bastidor y bien encajados por ambos extremos. El material de relleno debe ser de la mejor calidad, ya se trate de algodón, crin o espuma de caucho. El preferible para uso corriente es la espuma de caucho, pues conserva la forma original y la elasticidad casi indefinida100 Típica instalación del depósito de libros en estanterías sobre montantes de acero. Este sótano de techo alto permitirá en lo futuro una ampliación de las estanterías. Biblioteca Pública de Charlotte y del condado de Mecklenburg, Charlotte, Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos). 101 Típica instalación de anaqueles de acero divididos en un departamento audiovisual. Véanse también los aparatos para la audición de discos. Foto Remington Rand Library Bureau. 102 Instalación de espacio para trabajo individual. Adviértase a una sección normalizada de la estantería. Foto Remington Bureau. cómo se ajusta Rand Library 103 Interior acertado de una biblioteca. Instalación central del catálogo, publicaciones bien presentadas, mobiliario confortable y sencillo. Biblioteca Central de Malmö, Suecia. Foto Stenberg’s Bilder. ‘04 Otra sala de lectura acogedora, luminosa, amplia y sencilla. Estanterías de libre acceso, asientos confortables y un catálogo de fácil acceso dan todo su atractivo a esta biblioteca. Biblioteca Pública de Oshawa, Ontario (Canadá). Foto Hugh Robertson-Panda. ‘05 Una forma atractiva de exponrr las publicaciones periódicas. Biblioteca Pública de Horsholm, Zelandia Septentrional. Dinamarca. Foto Jesper Hom. Carretilla dc libros. don Ltd. 106 para Foto el transporte Sankey Shel- Vista interior de una biblioteca modernizada: Gordon, Estado de Georgia (Estados Unidos). la Post Library Foto Brcault. de Fort 107 Ejemplo de modernización. Downers Grove Public Library. dos Unidos). 108 Véase la biblioteca primitiva al fondo. Downers Grove, Estado de Illinois (Esta- mente, no alberga insectos o gusanos y, prácticamente, no necesita cuidados. Sin embargo, al fijar las condiciones para la espuma de caucho debe precisarse que sólo se utilizará la de látex puro, pues se fabrica en calidades inferiores, con un contenido parcial de greda, que invariablemente se desmorona con el tiempo, sufriendo el material una pérdida de elasticidad. Un tipo de silla muy apropiado es el que lleva cojines móviles de espuma de caucho, cuyas fundas van provistas de cierres a cremalleras para el fácil cambio o limpieza. Existen tambien sofás equipados de un modo semejante. La mayoría de los lectores prefieren asientos individuales, pero los sofás y otros asientos múltiples son útiles en ciertas circunstancias. Los sofás facilitan las conversaciones en grupo, a la vez que, por su peso, son menos manejables por los lectores. La disposición de los muebles debe ser más o menos constante, y los asientos han de ser devueltos a su posición adecuada al fin de cada día, para mantener un aspecto ordenado y cuidadoso. Un sofá por salón sirve de guía para la más fácil ordenación de los muebles ligeros. Es un detalle que puede parecer insignificante, pero quien haya observado la increíble mezcolanza del mobiliario de una sala de lectura al fin de la jornada, y los esfuerzos de los empleados para volver a colocar los asientos en los grupos establecidos, comprenderá la importancia práctica de esos muebles fijos. Los elementos de diseño y construcción de un sofá son casi los mismos que los de las sillas, pero con dos notas especiales: la primera, que como el mayor desgaste es el de los brazos, tanto si son tapizados como de madera al descubierto, es preferible encargar sofás sin ellos; y la segunda, que son convenientes los respaldos bajos, para evitar las manchas y marcas grasientas en los lugares donde se apoya la cabeza. MESAS DE TRABAJO En la medida de lo posible, deben ser de modelos e incluso de tamaños normalizados, se facilitarán así los cambios de colocación, sin destruir la unidad del orden interno. Sin embargo, esta regla no siempre podrá ser observada, a causa de las diversas exigencias de trabajo que influirán en la elección. Los tamaños límites normales de las mesas de trabajo varían de 75 a go cm (30 a 36 pulgadas) de ancho por 120 a rg5 cm (48 a 78 pulgadas) de largo. Las dimensiones de la sala o sección determinarán el tamaño o tamaños elegidos; pero no debe olvidarse que una superficie de trabajo adecuada es importante tanto para las tareas de secretaría como de la biblioteca. Pueden constar tan solo de un tablero de trabajo o tener uno o dos soportes con cajones para ‘09 libros y objetos. Existen también suplementos laterales, para formar un dispositivo en “L” que aumenta el espacio útil, o para colocar una máquina de escribir junto a la superficie principal de la mesa. Una vez decididos los soportes y suplementos en “L” necesarios para las diversas mesas, se tendrá el cuidado de precisar si tales unidades son para usar a la derecha o a la izquierda de cada mesa. Muchas personas ven entorpecido su trabajo por un simple cambio en la disposición de los objetos que las rodean. Estos últimos años, se ha extendido para este tipo de muebles la construcción con arreglo a módulos; los diversos componentes -tablero, base, soportes, etc.- pueden ser seleccionados y dispuestos según las necesidades del usuario. Los tableros son normalmente de madera, con un acabado resistente de linóleo o plástico (véase “Mesas”, pág. 94). Los revestimientos superficiales deben ser a prueba de desperfectos y reflejar escasamente la luz. Los autores conocen el caso de una biblioteca en la que se habían encargado para las mesas de trabajo tableros completamente blancos. Al poco tiempo, todos los empleados se quejaron de dolores de cabeza. Los pupitres fueron entonces cubiertos con hojas de papel secante verde y las jaquecas desaparecieron. Este tropiezo pudo haberse evitado si el equipo de planeamiento lo hubiera previsto. Los escritorios deben ser de construcción sólida, para resistir la vibración causada por la escritura a mano o a máquina; habrán de tener niveladores en los extremos de las patas para evitar el balanceo sobre los suelos desiguales. Los soportes normalizados ofrecen gran variedad de fórmulas. Los destinados a máquinas de escribir llevan un dispositivo que proporciona una superficie para este fin, independiente de la principal de la mesa, y permite guardar fácilmente la máquina cuando no se utiliza. Debe comprobarse que la plataforma destinada a la máquina no transmite la vibración al escribir. Otros tipos de pedestales tienen cajones de diversas profundidades y tamaños, a propósito para contener carpetas verticales, lapiceros, sobres, papel y otros útiles de trabajo. Antes de elegir las mesas para los diversos departamentos, conviene aconsejarse de quienes hayan de utilizarlas, pues cada trabajo tiene sus peculiaridades, mejor conocidas por quienes lo llevan a cabo diariamente. Finalmente, antes de tomar la decisión definitiva en cuanto al tipo o fabricación de las mesas, conviene examinar una muestra terminada. <Tiene una altura cómoda? iQueda espacio suficiente para las piernas? Si se va a utilizar con frecuencia para conferencias, itiene el tablero vuelo suficiente para permitir que se le acerquen otras sillas? ;Se abren los cajones suave y silenciosamente? iEstán sus elementos de trabajo dispuestos con eficiencia? Aunque la construcción y acabado que exigen las mesas de traII0 bajo en general los necesita tambien la de préstamo, ésta es tan especial e importante que merece particular atención. La mesa 0 despacho para el préstamo, factor capital en toda biblioteca, debe tener los elementos y la disposicion que mejor respondan a las particulares necesidades de la biblioteca a que se destina. Por esa razón, los fabricantes las construyen en elementos normalizados con arreglo a módulos, teniendo en cuenta las diversas funciones esenciales, lo que permite una serie casi infinita de tipos y combinaciones. Hay elementos en ángulo, que hacen posibles dispositivos en “L” o “U”, para sumar a los más sencillos en línea recta. Por su eficacia y comodidad, suelen preferirse estos despachos con altura para trabajar de pie. Las dimensiones de estos elementos ajustados a módulos (normas norteamericanas) son aproximadamente, 75 cm (30 pulgadas) de ancho por 65 cm (26 pulgadas) de fondo y g7,5 cm (39 pulgadas) de alto, aunque a veces se emplea una altura de go cm (36 pulgadas). Una vez instalados, los elementos quedan unidos formando un solo mostrador con tablero y frente continuos. Para comodidad de quienes han de aproximarse, el diseño debe incluir un entrante para los pies a todo lo largo de ambos frentes. Una parte del mostrador ha de tener menor altura, para uso de los niños; o bien todo él la altura de 65 cm (26 pulgadas), que resulta cómoda tanto para adultos como para niños. Los elementos corrientes (véanse las ilustraciones. pág. gg), son los siguientes : I. Paneles terminales independientes, aplicables a los extremos descubiertos para mejorar su acabado. 2. Estantería abierta con estantes graduables para objetos diversos, reserva de libros, etc. 3. Unidad para la devolución de libros, con abertura para su introducción y espacio para una carretilla con bandeja sobre resortes. 4. Elemento en ángulo que permite instalaciones en “L” y “U”. 5. Unidad de recepción, con ranuras para fichas fácilmente accesibles y tablilla auxiliar escamoteable para aumentar el espacio de trabajo. 6. Unidad abierta con espacio inferior para las rodillas de una persona sentada (en una banqueta o silla alta) y dos cajones, uno de ellos con cerradura y departamentos para el dinero. 7. Unidad para el préstamo de libros, con anaquel graduable y amplio cajón que contiene departamentos con bandejas para fichas. 8. Unidad de almacenaje, con puertas correderas y estanterías graduales. g. Puerta oscilante en doble sentido, para uso entre unidades como cierre entre el mostrador y la 0, más comúnmente, pared. III IO. Carretilla con bandeja sobre resortes para utilizar con la unidad de devolución de libros. Aunque las necesidades son distintas en cada biblioteca, se puede dar por sentado que en la mayoría de ellas serán necesarias, al menos una unidad de recepción, una abierta con cajón para el dinero y una de préstamo o entrega de libros. Otros elementos, tales como la unidad para la devolución de libros y la de almacenaje general, son convenientes, y su inclusión ayuda a la eficiencia del servicio. Sin embargo, la importancia de la biblioteca y la circulación de libros prevista determinarán en gran parte los elementos necesarios. En ciertos casos -especialmente en bibliotecas de espacio y actividad muy limitadosse utilizan mesas de préstamos pequeñas y de disposición compacta, con altura para sentarse. Estas mesas difieren apenas de las corrientes de oficina, pero los pedestales llevan accesorios propios de las necesidades funcionales del préstamo; por ejemplo, un cajón con cerradura, otro con bandejas móviles para fichas y una estantería abierta para libros. Los tamaños de los tableros de estas mesas varían de 75 a go cm (30 a 36 pulgadas) de ancho por 165 a 195 cm (66 a 78 pulgadas) de largo. FICHEROS Son una de las partes del equipo que ofrece más dificultades de diseño y construcción, debido a las muy precisas tolerancias necesarias para que las bandejas tengan el adecuado encaje y sean intercambiables, y a la solidez poco frequente que ha de poseer este fundamental elemento del equipo. El fichero está sujeto a un uso y desgaste más constante que cualquier otro elemento de la biblioteca, pues los lectores abren y cierran las bandejas sin cesar, y a veces las dejan caer al suelo. Por ello, los ficheros son costosos y hay que poner un cuidado especial en su elección y compra. Existen en gran variedad de tamaños, que dependen del número de bandejas. Los de tamaño medio pueden ajustarse a módulos; generalmente, constan de elementos con 5, IO ó 15 bandejas cada uno, apilados verticalmente sobre la misma base. Además, pueden llevar tableros auxiliares para anotaciones, unidos a las bandejas o adquiridos como elementos independientes de la serie ajustada a módulos. Las dimensiones corrientes de un fichero con ancho para cinco bandejas, son aproximadamente 82,5 cm (33 pulgadas) de ancho por 47,5 cm (rg pulgadas) de fondo, dependiendo la altura del número de filas de bandejas. Sin embargo, habiéndose comprobado la conveniencia de que las bandejas de fichas no estén a menos de 60 cm (24 pulgadas) del suelo, ni a más de 150 cm II2 (60 pulgadas) el número de filas accesibles se halla limitado a IO, excepto en las grandes bibliotecas, donde se hace necesario sobrepasar esa altura máxima de 150 cm (60 pulgadas). Autoridades en materia de bibliotecas, han subrayado el hecho de que existe una marcada tendencia a calcular muy por lo bajo el número de bandejas que habrá de necesitarse (Wheeler y Githens, The Ameritan Public Library Building, pág. 459). El número de bandejas necesario viene determinado por los fondos actuales, más los aumentos calculados generosamente durante un período de al menos 20 años. A esa cifra total, habrá de añadirse un número de 4 fichas por volumen, para cubrir los duplicados que exigen las referencias mutuas. Las bandejas de ficheros, diseñadas para contener fichas de 7,5 cm por 12,5 cm, tienen una longitud de unos 37 cm (142 pulgadas) -dimensión interiory contienen normalmente de I ooo a I 200 fichas. Las bandejas de fichero deben ser de construcción excepcionalmente fuerte. Ha de utilizarse madera dura, tratada cuidadosamente para evitar la dilatación o el alabeo por los cambios de humedad. Muchos fabricantes emplean técnicas especiales en ciertas partes (sobre todo en las piezas verticales) para dar a la madera una mayor densidad, como precaución adicional. Las juntas deben ir ensambladas y reforzadas para evitar que las bandejas se resquebrajen o se rompan al caerse. Han de colocarse varillas, sujetas a rosca o enganche, para retener las fichas por el taladro y evitar su mezcla. Además, se utiliza un bloque o chapa de metal deslizable que mantiene las fichas verticales aunque la bandeja no esté llena. El frente de cada cajón debe llevar un dispositivo para tener a la vista una etiqueta; y un tirador, preferiblemente del modelo de anilla, para evitar que la bandeja así sujeta, caiga si se tira de ella hasta hacerla salir del fichero. ARCHIVADORES Además de las estanterías, son también necesarios diversos tipos de archivadores. Estos suelen ser de dos categorías : de archivado vertical y de archivado horizontal. Pueden ser de acero o de madera, siempre que cumplan con el importante requisito estructural de que los cajones y bandejas estén provistos de un sistema eficaz de suspensión con rodamientos, para permitir su fácil cierre y apertura y evitar que basculen cuando están totalmente abiertos. Los folletos y otros materiales que se acumulan en muebles de ese tipo llegan a constituir un peso considerable, por lo que la fortaleza en construcción y suspensión es factor muy importante para la utilidad y duración de todo archivador. Los archivadores del tipo vertical comprenden desde los co- -.....-l__-_l-- -- .- rrientes de oficina, para papel de escribir en tamaño carta o más grande, a los más complicados archivos para microfilm, con un dispositivo contra la humedad. Los archivadores ordinarios sirven, no sólo para la correspondencia, sino también para conservar documentación como folletos, recortes, etc. Los archivadores especiales, como los de microfilm antes mencionados, son muebles más o menos caros y complejos. Todos ellos deben reunir dos condiciones esenciales: estar construídos en forma que proteja su contenido del polvo y ofrecer un sistema claro y visible para ordenar material suelto y a menudo en mal estado. Los archivadores horizontales son útiles para grandes materiales planos que no deben ser enrollados ni doblados, como mapas, folios, grabados, planos arquitectónicos, etc. Pueden ser sencillos armarios con estantes excepcionalmente anchos, o, mejor, con bandejas o gavetas deslizables, que son también de gran tamaño en dos dimensiones, pero de escasa altura. Las ventajas del archivador del tipo de cajón, que permite manejar más fácilmente el material archivado, son el impedir la entrada del polvo y ofrecer, por ello, mayor protección para el material valioso. Los archivadores de acero normalizados de ese tipo se fabrican en unidades ajustadas a módulos que pueden ser colocadas unas sobre otras. Los tamaños o módulos son: profundidad, 72,5 a I 13 cm (284 a 44Q pulgadas) ; ancho 103,5 a 140,5 cm (40 13/16 a 55 5/16 pulgadas); alto, 3g cm ( 15 3/8 pulgadas). Deben añadirse 15 cm (6 pulgadas) en la base, por comodidad y para separar del suelo la última gaveta. Cada elemento contiene normalmente 5 cajones horizontales. En algunos casos, puede darse a los archivadores múltiples un aspecto más agradable empotrándolos en las paredes, de modo que los frentes de las gavetas queden al ras, o encerrando la parte superior y los costados en una estructura de madera u otro material adecuado. La única objeción a ese sistema es que el número de cajones queda así fijo, y las futuras adiciones serán imposibles o muy costosas, debido a la reforma estructural necesaria para ensanchar el hueco de la pared o la caja. BASTIDORES PARA REVISTAS Al tratar de las estanterías, ya dijimos que comprenden anaqueles para la presentación y conservación de revistas. Sin embargo, en ocasiones resulta preferible no colocar las revistas en las estanterías con los libros. Para esos casos existen bastidores especiales, generalmente con anaqueles de exposición inclinados, que permiten presentar los nuevos números, y espacio para la colocación de los atrasados. Algunos bastidores tienen pequeños enganches graduables que pueden sujetarse a los estantes en rampa para alzar la cabecera "4 de las revistas de menor tamaño. Asi, todas ellas, grandes y pequeñas, se presentan a un mismo nivel. Un bastidor corriente para revistas mide 120 cm (48 pulgadas) de ancho por 150 cm (60 pulgadas) de alto y 57,5 cm (23 pulgadas) de fondo, y ofrece espacio para exponer aproximadamente 35 revistas. Los lectores desean a menudo consultar los números atrasados del último año. Por esa razón deben hallarse próximos, lo que se consigue mediante estantes especiales destinados a este propósito en el bastidor mismo o alojándolos en los estantes corrientes accesibles al público. Existe un tipo de bastidor para revistas con estante inclinado, tras del cual se colocan los números atrasados correspondientes a los últimos que se exponen. Debe utilizarse un sistema claro y uniforme de etiquetas que, además de facilitar la rápida localización de cada revista, invite a los lectores a dejarlas en su debido sitio una vez utilizadas. BASTIDORES PARA PERIÓDICOS Existen soportes para diarios acoplables a las estanterías corrientes para libros, pero a veces es preferible tener los periódicos en bastidores independientes. Uno de los tipos más comunes es la armadura rectangular de poca altura sobre patas. Dos lados de ese bastidor horizontal tienen una serie de muescas en las que se colocan las varillas que sostienen los periódicos. Como los diarios así suspendidos resultan antiestéticos, el bastidor puede colocarse en una caja de suficiente profundidad para ocultarlos. Los bastidores corrientes para periódicos tienen g5 cm (38 pulgadas) de ancho por 70 cm (28 pulgadas) de fondo y 75 cm (30 pulgadas) de alto, y pueden contener IO periódicos. BASTIDORES DE EXPOSICIÓN La variedad de tipos, tamaños y funciones de los bastidores y vitrinas de exposición es casi infinita. Algunas pequeñas bibliotecas exponen solamente libros, en cuyo caso la solución es relativamente sencilla. Las vitrinas corrientes para libros, tanto del tipo que lleva patas como del portátil que se coloca sobre una mesa, tienen estantes en rampa que permiten presentar los volúmenes a una altura adecuada para las personas que pasan. Colocadas junto a un ventanal que dé a la calle, o en las secciones de lectura, estas vitrinas pueden llamar la atención del público hacia libros nuevos de interés general, libros relativos a temas de actualidad, etc. La presentación acertada y atractiva de ese material, con cambio y re1’5 visión frecuentes para que no se convierta en algo trillado y consabido, puede ser una eficaz invitación a visitar la biblioteca. Muchas bibliotecas no se limitan a presentar libros al público; exponen, por ejemplo, colecciones particulares de sellos, grabados raros o productos de artesanía local. Pueden utilizarse en tales casos simplemente mesas o bastidores normales de exposición de libros adaptados a ese propósito, o bien vitrinas acristaladas del tipo de museo, con cerradura e, incluso, con luz interior. Si se dispone de fondos, es aconsejable adquirir, al menos, una vitrina de exposición de ese tipo. Muchas veces los objetos que han de exponerse son raros y valiosos, y sus propietarios, muy justificadamente, vacilarán en prestarlos si no se les ofrece protección adecuada. OBRAS DE REFERENCIA En una biblioteca es imprescindible disponer del pesado y voluminoso material de referencia que frecuentemente utilizan los lectores, debiendo arbitrarse los medios para hacerlo fácilmente asequible y manejable y atender a su utilización práctica sin desgaste y daño indebidos. Se incluyen en esta categoría los índices de revistas, diccionarios, catálogos de editores y libreros, atlas y otras obras similares. Para un solo volumen pesado, como un diccionario, bastará con un simple soporte para leer de pie o sentado, y mejor con tablero en rampa. Para los atlas, se utiliza un modelo semejante, con la adición de tableros auxiliares deslizables bajo el de lectura para colocar otros volúmenes. Las colecciones de índices que comprenden numerosos y pesados volúmenes plantean mayores dificultades, pues son difíciles de manejar. Además, suelen ser irreemplazables, lo que hace más grave su deterioro. Una estantería comúnmente usada para estos volúmenes es la que consta de una mesa plana o en rampa para la lectura, respaldada por uno o dos estantes donde se colocan los tomos, de modo que se hallen lo más cerca posible de la superficie sobre la que pueden ser abiertos y consultados. Así se reduce al mínimo el movimiento de este pesado material. Se ha arbitrado otro procedimiento, que consiste en una serie de estantes deslizables en los que se colocan los volúmenes. Teóricamente, esto elimina el transporte de los tomos, que sólo necesitan ser abiertos o cerrados. Las indudables virtudes del sistema quedan en parte anuladas por lo cara que resulta la adecuada construcción del dispositivo. Un tercer método es el que utiliza una bisagra que se sujeta a la cubierta del volumen, permitiendo así moverlo de la posición vertical a la horizontal, en la que se abre para usarlo. Este sistema no resulta del todo satisfactorio por el excesivo deterioro que la tensión de la bisagra causa a la cubierta del libro. 116 CARRETILLAS PARA LIBROS Por su utilidad en el transporte de grandes cantidades de libros a través de la biblioteca, es imprescindible contar con un número suficiente de carretillas. Éstas, ya sean de acero o de madera, deben llevar topes de goma para evitar el desconchado de las paredes; y rodamiento de bolas, dos de ellos del tipo giratorio, y todos con goma en las superficies de las ruedas. Dos son los tipos básicos: el de estantes y el de bandeja sobre resortes. El primero consiste simplemente en una serie de estantes abiertos, en los que se colocan los libros para su transporte a los lugares requeridos. El de presión, utilizado en las secciones de devolución, está formado, en síntesis, por un cajón sobre ruedas, cuya parte superior es un estante montado sobre muelles. A cada libro colocado en el estante, el peso obliga a éste a descender ligeramente, de modo que el nivel de los libros permanece constante. Las medidas corrientes de carretillas para libros son las siguientes: pequeña, 36,5 cm (142 pulgadas) de ancho por 75 cm (30 pulgadas) de largo y go cm (36 pulgadas) de alto; grande, 36,5 cm (r4+ pulgadas) de ancho por IOO cm (40 pulgadas) de largo y 106,5 cm (429 pulgadas) de alto; de bandeja sobre resortes, 65 cm (26 pulgadas) de ancho por 55 cm (22 pulgadas) de largo y 72,5 cm (29 pulgadas) de alto. Estas dimensiones corresponden a los tipos más comúnmente utilizados. Hay otros modelos de estantería abierta con dimensiones diferentes, y las normas varían en los distintos países. Las dimensiones del tipo de carretilla deben fijarse al proyectar las medidas de pasillos, puertas, etc. Los ascensores y montacargas deberán ser de tamaño suficiente para acomodar las carretillas. ALFOMBRAS Instalando las salas de un modo confortable se contribuye a crear en la biblioteca un ambiente acogedor. Felpudos y alfombras serán muy útiles a ese respecto. No necesitan ser lujosos, y no deben en modo alguno ser delicados ni en sus materiales ni en su color. Las alfombras no solamente dan un aspecto más agradable a las salas de lectura, sino que sirven para decidir los distintos grupos de muebles que se desea formar, y constituyen un medio discreto para evitar que los lectores trasladen los asientos, alternando el orden de la sala. Puesto que la sala principal de lectura es generalmente bastante espaciosa, el mobiliario debe ser proyectado para formar grupos armónicos, mejor que situado en mezcla indiscriminada. El uso de alfombras para cada uno de estos grupos les presta armonía y los define como unidades independientes. “7 Aunque el uso de moqueta que cubra todo el piso es a menudo económicamente imposible en secciones de lectura muy amplias, puede constituir un detalle agradable en pequeñas salas y secciones en las que se desea un ambiente tranquilo y familiar. Con el debido cuidado, un buena moqueta del tipo comercial resultará poco más costosa que muchas otras clases de materiales para suelos, tanto para su instalación inicial como para su conservación. Sin embargo, se debe tener gran cuidado en seleccionar las calidades mejores y más duraderas dentro del margen presupuestario, pues ciertos materiales y tipos duran mucho más que otros, aun siendo de un coste semejante. Las alfombras se fabrican de muchos materiales. En general se tiene a la lana por el más duradero y resistente. Esto es sólo una verdad a medias. Hay muchas clases y tipos de lana; y lo que determina la calidad de las alfombras con ellos fabricadas es la mezcla experta de los necesarios para conseguir las deseadas características de elasticidad, duración y resistencia al desgaste, grado de dureza y solidez, fijeza de color, etc. La lana de vellón, o esquilada en vivo, es superior a la que se toma de los animales sacrificados. Generalmente, dan excelentes resultados las alfombras de lana bien retorcida, si están bien hechas y tienen una trama resistente. El uso del algodón se ha extendido mucho estos últimos años, pero como material para alfombras no puede soportar los rigores de su utilización en una biblioteca. Sus fibras tienen muy poca elasticidad, lo que hace que el pelo se aplaste; además, por su textura blanda, el algodón se ensucia más fácilmente que otras fibras, obligando a un cuidado y limpieza constantes. Desde hace algunos años se fabrican en gran número las fibras sintéticas, y parece seguro que la experimentación en este campo continuará dando cada vez mejores resultados. Algunos productos, bajo los diversos nombres de nylón, rayón, viscosa, etc., han dado ya prueba de notables cualidades de resistencia y duración. A menudo la mezcla de esos diversos materiales combina las mejores cualidades de cada uno, dando alfombras de excelente calidad. El mayor inconveniente de los materiales sintéticos de que hasta hoy se dispone es su poca resistencia a las quemaduras. Los fumadores son descuidados y, puesto que hoy son numerosas las bibliotecas que permiten fumar, ese factor debe tenerse muy en cuenta. Aunque no ardan, als fibras se funden fácilmente, dejando una antiestética huella quenopuede borrarse. Sinembargo, los laboratorios de investigación prosiguen su labor y tal inconveniente puede pronto ser vencido. Otros tipos de alfombra que merecen consideración son las de cáñamo, junco y sisal. Con excepción de las de junco, son fuertes, resistentes y fáciles de limpiar. Normalmente se tejen en cuadrados de unos 30 cm de lado, que se cosen después según el tamaño deseado. Estas alfombras no toman bien los tintes, pero en su color 118 natural pueden lavarse con agua y jabón, no necesitan acolchado y son muy útiles en ciertos espacios. Otras materias, como gruesas fibras de lino, han sido también tejidas en alfombra con excelente resultado. A excepción de los tipos últimamente mencionados, las alfombras deben ir extendidas sobre un acolchado de mezcla de fieltro y pelo, o de caucho. Tal protección aumentará la vida útil de la alfombra hasta un cincuenta por ciento. El acolchado de mezcla es más barato que el de caucho y perfectamente adecuado. Normalmente, basta con los tipos de g5o ó I 200 grs. (32 ó 40 onzas). La moqueta debe ser colocada por operarios expertos, para asegurar un acabado libre de pliegues o arrugas. Puede ir simplemente clavada a lo largo de los bordes, pero es mejor, el sistema sin clavos en el que finos listones de madera provistos de numerosas y agudas puntas se sujetan al suelo en el perímetro del espacio que ha de cubrir la moqueta. Ésta es después tendida contra las puntas para asegurarla. Las puntas sobresalen lo suficiente para clavar y sostener la moqueta, sin llegar a traspasarla. PERSIANAS Y CORTINAS Con demasiada frecuencia se presta poca atención a persianas y cortinas, cuando no se las ignora por completo debido a que tales partes del equipo de la biblioteca se consideran como meros objetos decorativos de los que no cabe preocuparse mientras haya importantes necesidades funcionales que resolver, Esta actitud es razonable en ciertos casos; pero la protección contra la luz solar directa es una cuestión práctica, y hay ocasiones en que sólo puede resolverse mediante persianas o cortinas. No siempre es posible orientar el edificio de modo que las superficies acristaladas queden en zonas protegidas, ni puede siempre el arquitecto lograr la completa protección del sol por medios estructurales. Persianas y cortinas adquieren entonces vital importancia para hacer agradables la lectura y las condiciones de trabajo. La luz solar directa puede ser regulada por muy diversos medios. Cabe velarla completamente y utilizar luz artificial en ciertas horas del día o épocas del año. Las cortinas de corredera permitirán hacerlo, si son de un material denso y adecuadamente forradas. También pueden utilizarse persianas del tipo enrollado o venecianas. Otro sistema es el de permitir la entrada de la luz en todo el edificio, pero velando los rayos directos del sol mediante el uso de materiales traslúcidos. Una agradable solución la ofrecen los visillos, si son de tejido y fibra suficientemente densos, pues no se pierde la ventaja de los espacios acristalados ni las vistas al exterior, mientras se evitan a los ojos de los lectores los hirientes rayos directos. Las persianas venecianas permiten suprimir la luz directa, velarla o dejarla entrar, a voluntad. Su principal inconveniente, ya sean de madera o de metal, es que necesitan frecuente limpieza, y esto, digase lo que se diga, consume mucho tiempo. En general, cuando se trate de velar las superficies acristaladas, bien sea con el fin de graduar la luz o por razones estéticas, deberán tenerse en cuenta los factores siguientes: I. Los tejidos deben ser fuertes, resistentes al deterioro y a la decoloración por el sol; no serán fácilmente inflamables (naturalmente o por estar tratados para resistir al fuego) ni propensos a estirarse o mermar con los cambios de temperatura y humedad. 2. Las cortinas deben ser confeccionadas por personal especializado, utilizando métodos, materiales y mano de obra que sean los mejores existentes en el mercado. Deben ir adecuadamente emplomadas, y sus herrajes han de ser de la mejor calidad y lo bastante fuertes para resistir el trato que puedan sufrir por parte del público. 3. Por razones prácticas, debe evitarse el predominio del blanco y otros colores muy claros, a menos que el presupuesto de la biblioteca permita limpiar las cortinas dos veces por año, como mínimo, y cambiarlas cada cuatro o cinco años. Los tejidos de colores claros se manchan rápidamente y, en muchos casos, amarillean con el tiempo. EQUIPO DIVERSO Debe establecerse cuidadosamente una lista de material diverso, completándola a medida que se piense en otras cosas necesarias, aunque en principio puedan parecer insignificantes. Muchos presupuestos de mobiliario resultan insuficientes cuando se hace la instalación; y hay que añadir objetos imprevistos a la lista de necesidades. He aquí algunos de ellos: ceniceros, salvaderas, paragüeros, papeleras, botiquín de urgencia, máquinas de escribir, sumar y otras de oficina, aparatos de lectura y armarios para microfilm y microfotos, lámparas, equipo para los encargados de la conservación y limpieza, herramientas y maquinaria de taller, cacharros y tiestos para flores y plantas, percheros para abrigos, sombreros y chanclos, caja registradora (en grandes bibliotecas), máquina de pegar etiquetas, máquinas electricas para borrar, equipo para marcar y rotular, equipo de fotocopia, armarios para archivar películas, aparatos de proyección sonora y pantallas, tocadiscos, bastidores para bicicletas, carpetas para mapas, multicopistas. 120 CAPÍTULO MODERNIZACI6N DE X Y ADAPTACI6N EDIFICIOS No es facil afirmar de antemano, de un modo general, si es mejor construir un edificio nuevo o modernizar uno viejo, pues intervienen numerosos factores locales : aspecto financiero, propiedad del edificio (se dispone ya de él o se trata de una donación), plazos, emplazamiento deseado, etc. Es evidente que proyectar un edificio desde el principio ofrece posibilidades que no cabe encontrar en uno viejo por la serie de limitaciones que impone en cuanto a espacio, materiales de construcción, calefacción, fontanería, iluminación, etc. Sin embargo, numerosos ejemplos demuestran que una biblioteca acogedora y funcionalmente perfecta puede instalarse en un viejo edificio modernizado. La perspectiva de establecerse en un edificio vacío, deteriorado por el tiempo y el uso, produce con frecuencia impresión desalentadora al encargado de transformarlo en una bella biblioteca. Esa mala impresión puede deberse, sin embargo, a la inexperiencia; un buen arquitecto no tardará en ensayar esquemas y trazar proyectos que las deshagan. El hecho de que se trate sólo de modernizar un edificio ya existente no quiere decir que se pueda prescindir de establecer un programa. La necesidad de respetar la estructura ya existente puede suponer mayor número de concesiones cuando se trate de aplicar el programa establecido, pero el propósito, las relaciones funcionales y el espacio requerido son factores que influirán de un modo imperativo en todas las decisiones, desde la elección o aceptación de un edificio hasta los menores detalles de su modernización. La elección del edificio es una decisión inicial de la máxima importancia. En muchos casos, el edificio entrevisto es propiedad del municipio o bien ha sido ofrecido por un donante generoso. En tales casos debe procederse con mucha cautela: es mil veces preferible rechazar un donativo hecho con las mejores intenciones que aceptar un edificio que será un estorbo perpetuo para la prestación de un servicio bibliotecario adecuado a la población. Existen ciertos principios básicos en la elección de un edificio que deben ser cuidadosamente respetados en función del programa establecido. 121 Primero: el emplazamiento debe llenar los requisitos expuestos en el capítulo dedicado a esta materia. Segundo : el edificio debe tener la capacidad necesaria para que se disponga del espacio preciso para la ejecución del programa o debe poder ampliarse al mismo tiempo que se moderniza o en un futuro próximo. Si la futura ampliación dependiera de la adquisición de un edificio inmediato, la compra o bien la opción para llevarla a término debe realizarse antes de iniciar las obras de modernización. Tercero : el edificio elegido deberá tener en su cimentación y estructura la consistencia necesaria para poder soportar el peso de los libros y estanterías sin necesidad de obras importantes. Los materiales empleados en el edificio deberán ser examinados cuidadosamente por expertos a fin de comprobar si se hallan en buen estado. Esta inspección incluye la fontanería, la calefacción, ventilación, aire acondicionado y los demás factores mecánicos. iSe necesitará una nueva caldera para la calefacción? Si así fuere jel sistema de conducción será suficiente o se necesitará instalar un sistema completamente nuevo? iBastan las cañerías e instalaciones sanitarias para atender las necesidades de un edificio público? 2 Se hallan los hilos de la instalación eléctrica bien aislados y en condiciones adecuadas para la reforma de la iluminación y demás necesidades de electricidad? iEstá el edificio en las debidas condiciones para su aislamiento térmico, de manera que pueda mantenerse con la necesaria economía la temperatura interior? ;Son fuertes, sólidos y llanos los suelos? CEstán bien conservados los tejados y caso de no ser así, tienen la necesaria consistencia para resistir una reparación a precio razonable? iSon sólidos los cimientos y están en buen estado? <Las vigas y los demás elementos de madera del edificio están libres de termes y de otros insectos peligrosos? Finalmente debe adquirirse el convencimiento de que será más económico remozar el edificio existente que construir otro nuevo. A este fin deberá hacerse el cálculo comparativo, teniendo en cuenta no sólo el costo de la reparación sino también los gastos de conservación durante un período de veinte años, del edificio modernizado y de uno nuevo. La determinación de estos factores puede parecer difícil y complicada, pero la intervención de un arquitecto o ingeniero competente, e incluso de un contratista experimentado facilitará las inspecciones necesarias. Si no ha sido llamado para formar parte del equipo de planeamiento, un arquitecto es de todo punto necesario en ese momento, para someter un detallado informe sobre los extremos expuestos al bibliotecario y a las demás autoridades que intervienen en la realización del proyecto. Una vez tomada la decisión de aceptar un determinado edificio, se estudiarán detenidamente ciertas cuestiones que normalmente 122 son mucho más difíciles de resolver en una modernización construir un edificio nuevo. Por ejemplo: que al Transformar la fachada. Es necesario hacerlo para darle un aspecto acogedor, nunca monumental ni imponente. Debe prescindirse de toda ornamentación innecesaria y ostentosa. Posibilidades de adaptación. Cuando el edificio ya existente posee un número excesivo de paredes interiores, éstas pueden sustituirse por columnas y vigas metálicas que mantengan la estructura y dejen amplios espacios libres. Sólo se harán nuevas subdivisiones donde sean verdaderamente imprescindibles, y aun en esos casos por medio de tabiques, que hagan más sencillas y menos costosas las transformaciones futuras. La entrada y la planta baja. Deben estar al nivel de la acera para atraer a los visitantes y para facilitar el paso, especialmente a las personas de edad o enfermas. Tanto mejor si el edificio posee ya esta condición. De no ser así, el arquitecto debe procurar lograrlo mediante los cambios necesarios. Ningún arquitecto puede realizar milagros, pero hará cuanto pueda si comprende cuán importante es que sea fácil y cómoda la entrada. Las salidas. Deben ser limitadas en número y fácilmente vigilables para evitar la sustracción de libros. A ser posible conviene que sólo la puerta principal sea accesible al público. Las demás salidas serán las posteriores del edificio para el personal y acceso al muelle de carga y las requeridas por las disposiciones relativas a incendios. Esas puertas sólo servirán para “casos de urgencia” y estarán dispuestas de manera que sean fácilmente vigilables. La nivelación de los suelos. Debe ser tan uniforme como sea posible, a fin de facilitar la circulación de carretillas para el transporte de libros y otros utensilios análogos. Un edificio con suelos dispuestos en niveles diferentes plantea serios obstáculos al buen servicio de la biblioteca. Si el edajício com ta de varios pisos. Habrá de dotársele de medios para el transporte vertical de libros, es decir de montacargas o ascensores. Deberá preverse la instalación de éstos desde un principio si se proyecta aumentar la superficie o el número de pisos en lo futuro. Los servicios destinados al pdblico. En la media estar instalados en el piso bajo. de lo posible, deben Salas que tengan más de 4 ó 5 m (15 pies) de altura de techo. En ellas 123 pueden instalarse dos cuerpos de estanterías, en dos pisos de 2, IO m de altura cada uno aproximadamente, siempre que el suelo pueda resistir la carga. Generalmente, las disposiciones que regulan la edificación exigen que el suelo tenga una capacidad de resistencia de I ooo kilos por metro cuadrado (200 libras por pie cuadrado), para recibir dicho peso. Impermeabilidad. Es de suma importancia para la conservación de los libros tomar las medidas necesarias para proteger el edificio contra la humedad; por tanto, al renovar ei edificio se incluirá en el proyecto to docuanto sea necesario para la debida reparación del tejado, para evitar las goteras, así como los trabajos de albar’.ilería que sean precisos. Ventanas. Cuando las ventanas impiden la instalack’n de estanterías que se consideran necesarias, y no se desea mantenerlas para que desde al exterior se vea el interior de la biblioteca o viceversa, pueden cegarse hasta la altura de 2,15 m (7 pies) sobre el nivel del suelo. El proyecto de renovación interior del edificio, la instalación de los servicios y la distribución de secciones debe llevarse a cabo de conformidad con lo indicado en los capítulos anteriores. Indudablemente, acoplar los numerosos requisitos que un buen servicio de bibliotecas exige en la actualidad a las dimensiones y proporciones de un edificio ya existente es mucho más difícil que proyectar una biblioteca nueva. No es lo mismo construir un edificio conforme a un proyecto que adaptar un proyecto a un edificro ya construído. No se trata simplemente de borrar una línea, variar una distribución con un toque de lápiz sobre un plano. Se precisa mayor atención por parte del arquitecto y mayor originalidad. Sin embargo, si el edificio tiene dimensiones adecuadas puede afirmarse que no se presentará ninguna dificultad insoluble. Una colaboración estrecha y paciente entre los miembros del equipo de planeamiento, dará como resultado una biblioteca que responda debidemente a las necesidades de la comunidad a que se destina. Ejemplos de modernización Los edificios comerciales presentan mayores facilidades para ser transformados en bibliotecas que los destinados a viviendas, en razón de que la mayoría de éstas se hallan distribuídas en pequeñas habitaciones, alcobas, etc., por paredes maestras. Un ejemplo de readaptación que planteó una serie de obstáculos fue el de la Post Library, de Fort Gordon, en el Estado de Georgia (Estados Unidos) biblioteca proyectada para el servicio de la guar- nición y de sus familiares. Debía ofrecer a sus lectores obras de carácter general, una pequeña colección de libros de referencia, publicaciones periódicas, un espacio reservado a los niños, cabinas para la audición de discos de gramófono y una sala de televisión y de radio que al mismo tiempo podría utilizarse para la proyección de películas cinematográficas, reuniones y conferencias. Además se necesitaba el departamento para el personal y para los operaciones técnicas y administrativas. Los lavabos estaban ya instalados. Se pensó en un servicio de extensión a base de sucursales, pero sin bibliobús. El edificio destinado por la autoridad militar a este iin era una de las barracas de madera de una sola planta que se fabricaron a millares durante la segunda guerra mundial. Estaba en bastante buen estado. Se concedieron fondos para la realización de los trabajos siguientes: a) nuevo pavimento de vinilo o de caucho; b) acondicionamiento del techo con material de insonorización; c) instalación de luz fluorescente a fin de obtener el mínimo necesario de 480 lux; d) instalación de aire acondicionado; e) adquisición de todo el mobiliario nuevo, así como de las estanterías y demás componentes del equipo; f) repintado de todo el interior. La limitación de los fondos disponibles impedía extender las reformas a la estructura y paredes, así como a la mayor parte de los demás elementos del edificio. Las dificultades mayores fueron la disposición de las estanterías, para dar cabida a 18 ooo libros aproximadamente, y la instalación de la sección de préstamo en condiciones que permitieran una buena vigilancia. Se colocó la mesa de modo que el bibliotecario divisara todas las estanterías, el espacio destinado a la lectura de libros y revistas y, merced a pequeñas ventanas, la sección dedicada a la audición de discos de gramófono. Además, el tráfico desde los tres accesos posibles también podía ser vigilado. En cambio, hubo que renunciar a la vigilancia del departamento infantil y sala de conferencias, pero el tráfico en esa parte del edificio había de ser reducido. Una vez terminada, la biblioteca quedó funcionalmente bien instalada en un local agradable y acogedor, mereciendo las alabanzas de cuantos la visitaron. En Burlington, en el Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos), población de 24500 habitantes, puede verse otro ejemplo de éxito en la adaptación de un edificio antiguo. Esa vez, el edificio transformado había sido construído para oficina de correos 1. Era un edificio rectangular de mampostería, por suerte con muy pocas paredes maestras en el interior. La adaptación se hizo gradualmente, a medida que se dispuso de los créditos necesarios, y sin dejar de prestar servicio al público. La ciudad de Downers Grove en el Estado de Illinóis (Estados 1. Parks, Evelyn L. Post ofice 10 library; thc euolution Carolina Libraries, val. 13, mayo ,955, p. 104-107). of the May Memorial Library building (en: North ‘25 Unidos.), ofrece unejemploreciente de modernización y ampliación de un viejo edificio típico del estilo Carnegie. Situada en un terreno que hacía esquina, la biblioteca primitiva de dos pisos, dejaba espacio suficiente para construir dos alas de planta baja adicional por ambos lados del viejo edificio. El nivel de los suelos se levantó en éste, a causa de las inundaciones y para ponerlos a la misma altura que los nuevos. Las dos fachadas laterales que dan ahora a las dos calles son modernas y acogedoras I. En el libro titulado Swedish Public Libraries in Pictures, Bengt Hjelmqvist da numerosos e instructivos ejemplos de readaptación de locales para transformarles en bibliotecas. Merecen señalarse la transformación de una de las casas situadas en un bloque de viviendas y la forma en que una parte del edificio de un ayuntamiento se ha convertido en biblioteca. En todos los países hay ejemplos de adaptación y modernización de edificios al servicio de bibliotecas. Unos son éxitos, otros son fracasos. Pero muchos fracasos se deben a defectos de planeamiento, cuando los medios de que en potencia se disponía eran suficientes. En toda readaptación o modernización, un planeamiento cuidadoso es la clave del éxito. I. Humphris, Frieda. Downcrs nov. 1956, p. 258-261). 126 Grovc Library addilions nndremodrlling (en Illinm2 Libra&, val. 38, BIBLIOGRAFÍA CONSTRUCCIÓNNUEVA AMERICAN LIBRARY ASSOCIATION. Public library service. A guide to eualuation witll Ameritan Library Association, 1956. 74 p. AMM~NDSEN, Vibeke. “Amerikansk biblioteksbyggeri” (Edificios de bibliotecas en América), Bogens Verden, val. 36, septiembre 1954, p. 258-264. ANDERSEN, Grethe. “Et biblioteksbestyrelsesmedlem ser på biblioteker; skonhedsindtryk fra Halmstad stadsbibliotek” (Impresiones estéticas de un bibliotecario que ha visitado la biblioteca pública de Halmstad), Bogeens Verden, val. 36, diciembre 1954, p. 505-5 I 0. ASHBURNER, E. H. Modernpublic libraries: theirplanning and design. 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GRAY, ~01.8, KJ~LSETH, CUADRO I r I I I I I I CUADRO ft.“,f m sq. ft. mz cu. ft. m3 DE EQUIVALENCIAS sentado normalizadas Mesas de préstamo: ‘3’ 15 2 50 100 de un funcionario: MEDIDAS PARA BIBLIOTECAS Libros por metro cuadrado de espacio de estantería Libros por metro cúbico de espacio de estantería Libros por metro de espacio de muro Libros por metro de estantería a doble cara I 60 70 164 328 (25 pies cuadrados). g,33 metros cuadrados ( IOO pies de equipo de biblioteca de acero : de madera: Mesas de lectura: DE por cada 2,33 metros cuadrados Espacio de despacho cuadrados. Estantería Estantería 2,54 centímetros (cm) o,3g37 pulgadas (in. o “) o,o3g37 pulgadas (in. o “) 30,48 centímetros (cm) 3,28 pies (ft. o ‘) o,og2g metros cuadrados 10,763g pies cuadrados 0,028 metros cúbicos 35,3 14 pies cúbicos cm Libros por pie cuadrado de espacio de estantería Libros por pie cúbico de espacio de estantería Libros por pie de espacio de muro Libros por pie de estantería a doble cara Alturas Equivalencia in. 0 w pulgada centímetro milímetro pie metro pie cuadrado metro cuadrado pie cúbico metro cúbico Un lector EQUIVALENCIAS Abreviatura o símbolo Unidades I DE 2 250 y 2 500 mm (7,5 pies). I ooo mm (3,5 pies) [altura de 1500 mm (5 pies) [altura para 2 0828 mm (6 pies IO pulgadas) adulto]. 73,66 cm (29 pulgadas) [para 55,88 cm (22 pulgadas) [para 1,00 m (39 pulgadas) [para 84 cm (33 pulgadas) [para mostrador]. niño]. [altura para adultos]. ninos]. adultos]. nihos]. Acabado exterior, 6I--68, jo-74 interior, 64, 74-7 j Acacia Koa, 63, 64 :2cceso al edificio, I 7, 10,22, 26,5 I, 12, 62, GJ, 67, 123 :\ccra (Ghana), Biblioteca Central, 66 Biblioteca de Referencia, 6.5 .\crro, 6g, 70, 72 ~\conclicionamiento de air,, 48, r>I , 57, 58, 78--7g,80,8 1 .\cústica, 22, 57, 75, 77 &se Modrrnizaci6n Adaptacií>n: cle edificios .\dole, 71, 75 :iercnción : vke Ventilación Ahorro de espacio, 56-J7 i\irc acondicionado: ;vkse Acondicionamiento de aire Aislamiento, 80-81 -4lbaIiilería, 61-68, 71-72 illraciones metálicas, 70, 72, 74 Alfombras, 76, I 17-11 c) Alumbrado, 76-78, I o I Aluminio, 70, 72 Ambiente : véase Estética Ameritan Library AssocintioIl, 4.5, 59 Ampliación : véase Expansión Anaqueles: véase Estanterías i2nteproyectos, 30-3 I, 34, 35-36 Architectwal Record, 58 Archivadores, I I 3-r 14 folletos, 1 13 horizontales, 114. mapas, I I z$ niic~udiln~a, 1 14, I 20 pelicúlas, 120 vrrticales, I 13-1 14 Archivos de historia local, 44-45 Area: véase Espacio Armarios : v&se Archivadores Arquitecto, 30-37, 49, 5 I, 58. Gn, 7585, 122, 123 decorador, 30-38, 39, 49, .!11> Artes gráficas : vk/.Fe Exposiciones Asbestos, 76 Ascensores, Ig? 48, 82, 123 véuse tanhh Montacargas Asfalto, 75 Asientos tapizados, x00-101 Asociaciones patrocinadoras, 4I Atlases, 96, I I6 Audiovisua.les, medios y servicios, 14, 15, 16, 24, 45, q0, 87, 102, 120 Automatización, I4 Autoridad administrativa, 3 I-33’ 35-36,39,4o> 4I>42 Azulejos, 70, 7I, 77 Baldosas : véa.re Azulejos Bastidores, I 14-116 bicicletas, I20 exposiciones, I I j-I I 6 . .I pubhcacloncs perlodlcas, <‘1g, 114-115 JSibliobusrs, 16, 18, 29, ,r,2 Bibliotecario, 17, 30-33, 37-41, 44: 47948, 60, 85,g2, 121 equipo de planeamiento, 33, 36, 38 Bibliotecas ‘33 escolares, 57 moviles, vtase Bibliobllscs sucursales, 16 universitarias, 4;. 57 Borradores eléctricos, I 213 Botiquín, 120 Burlington, Carolina del Norte (EE.UU.) biblioteca modernizada, 121 Cacharros y tiestos, I 20 Cálculo del presupuesto, 5%5g Calcfa.cción, 78.-;g espacio, 48 C:lntina, 29, 48, 83 Capacidad de las estanterías. 4,-,-46, 90,92 Características del surlo. 52 Carretillas para libros, 82, 106, Control: véflre Vigilancia Cooperaciún entre bibliotecas, 44, 45, 57 Corbusicr, Le: &sr Le Corbusier Corcho, 73, 76, 77 Correos, 57 Cortinas, x 1g-1 20 costos edificio, 39, 55-59 emplazamiento, 53-j4 mantenimiento, 60, Gg metro cuadrado, 5g mobi!isrio y equipo, 39, 8ii Cúpula geodésica, 74 Charlotte, Carolina del Norte (EE.UC.) Biblioteca Pública de Charlotte y del Condado cle Mecklpnburg, frontispicio 11; Catalogación, 23, 29, 56 Catálogos, 22, 23, 24, 38, 49 104, 105, 112-114 Caucho, 75, 76, I xg espuma, 100 Celosías : véase Persiallns Cemento, 70, 71 Ceniceros, 38, 120 Cimientos, 52 Ciprés, 73 22, 23. 37 Circulación interior, Cocina : véase Cantina Cojines, 100, II0 Colegios: véase Escuelas y colrgios Colores 2.J96 >.J 98 > 75, 86, g4 dase tanzbiln Pintura Combustible, 7g Comunicaciones : v&e Sistema dc comunicaciones Concreto : véase Hormigón Conferencian tes, 4 1-42 Conferencias : &.re Salas de rruniones y conferencias Consideraciones generales, I s- I 6 Construcci6n comité, 32 materiales, 60-83 nlociular, jo, 76 Consulta : u&e 1irfcrrnri:r Dallas, l’exas (EE.UU.), Biblioteca Pública, 68 Decorador: céase Arquitecto decorador Departamentos, IG extensión, 15-16, 23, 24, rg niños, 18, 24, 56-57 préstamo, 22, 24, 46, 58, 106 procesos técnicos, 23, 29, 47-48, 4% 56 referencia, 12, 23, 24 Depósitos de libros iluminación, 78 sótano, 52 viase también : Estanterías Diarios: véase Periúdicos Dimensiones edificio, 45-48, 55-59 emplazamiento, 52-53 Director de la bibliotrcn : v&:nce Bibliotecario Discos, 1j, 45 Diseños, 84 Divisiones interiores elementos de soporte, 123. 124 móviles, 76 Donaciones, go, I 2 I Downers Grove, Illinóis (EE.UU.), Modernización de la Bibliote- ( lontrntista, l)rel~;~.jî: ::Ci ca, 108, 125-126 Z&W lmpermrnbilidad Ecorsc. \\‘aync County, (EE.UU.) Biblioteca Pública. 20 Electricidad: aéuse Aíumbrado Elementos estructurales aparcntcs, 65 Emplazamiento, 17, 18, 22, 34, 35, 50-54 costo > 53-54 dimensiones, jn-jj Empleados : Gase Personal Enchapado, 70, 74 Entradas del cdiíicio: &nre :kccso al edificio Equipo de planeamiento, 30-38, 39, 44., 45, 49, 85, 98, ‘22 diverso, I 20 mecánico, 78-U:; oécw también Mobiliario y equipo Escaleras, 19, 24, 48 Escuelas y colegios, 51 bibliotecas, 57 publicidad, 42 Esmalte de porcelana, 72 Espacio circulación interior, 22, 48 edificio, 17, 20, 21, 58 estacionamiento de vehículos, I 8, 50, 53 cstunterías, 45--46, go -g I exposiciones, 15, 17, 23, 2g instalaciones mecánicas, 4ü lectura y hojear libros, 22, 24,46, 58 libros, 45-46, 58 mobiliario, 4g niños, 18, 24, 56657 personal, 29, 47-48, 58 22, 24, publicaciones periódicas, 106 relaciones espaciales, I T-29, 41) reuniones, 15, 48 servicios administrativos, 23; 25, 4.8, 56 servicios comunes diversos: 24,48 trabajo individual, 94-95, 103 Estacionamiento, 18, 5o, 53 Estanterías, 22, 23, jo, 86-94, IOI acabado, g4. accesorios, 89-90 ¿Lcc’ro, üp8g. 101, 102 almacenaje compacto ba~ulante o deslizable, go capacidad, 45-4.6, go, g2 color, g4 construcción local, 32-9 1 clc varias secciones, 88 dimensiones, g I divisorias, 89, 102 madera, 89, g2--g4 Am tumbién Depósitos dc libros Estética, 17, 37, 49, 72, 83, 100 Estilo arquitectónico, jg Estructura, 70, 72 12stuc0, 74 Etapas del planeamiento, 30 Expansión, 53, 70, 122 Exprrto en edificios para I~ibliolrcas, 33-35 honorarios, 34 Exposiciones bastidores, I I r>~-I I 6 espacio, 15, I 7, 23, 2g paneles, 77 salas de preparación, 2~3,4:; Extensión, servicios dc, 1j-rG,23.2g Fachada, 15, 17, ,jf. 12:) Felpudos, I I 7 Fibras sintéticas, I 18 Ficheros, 1 12-1 13 dase también Catálogos Filtros electrónicos de aire, 80 Flexibilidad del edificio, 14, I 7, 70, 123 Folletos, 24 archivadores, I I3 l’ontanería, 23, 24, 77, 32--Q Formación de voluntarios, .42 Formulas para calcular dimcnsiones, 46, 57-58 Fort Gordon, Georgia (EE. U C.) , modernizacibn, 107, I 24-125 Fotografías para publicidad, 4.0 Fotocopias, 120 Frccynderos, 83 I‘uller, R. Bucltminstert 74 Geer, Helen ‘l’., 55) Gifu (Japón). Biblioteca fectura, 27 clc ia Prc‘35 GrabaLlos, I:j, II6 Gramófonos. 102, 120 Granito, 71, 75 Grifos de agua, 83 potable, 82 Grosse Pointc, RIíchigau Biblioteca Pública, Guardarropa, zg, 48 (EL. U U.) 18 Hierro, 6g Hilo (Hawáii), Biblioteca Pública, 63264 Hiroshima (Japón), Biblioteca para Niños, 65 Historia local, 44-45 Hjelmqvist, Bcngt, I 26 Hormigón, 69, 70, 71, 72, 75 armado, 69, 72 prefabricado, 70, 7 I suelos, 73 Horsholm, Zelandia Scplcntrional (Dinamarca), biblioteca I’irMica, 106 l~Iumedad, 77, 79, 12~1. v¿use tumbién Irnpcrnlcabiliti;7rl Iluminación: véase F~lumbradc~ Impermeabilidad, 52, 75, 77, 124 Índices, 22, 23, 24 Informaciones: LIéuseRcfcrcnci;~ Insonorización : Gase Acústica Iirslalaciones mecánicas, 48 sanitarias, 02 Intcriorcs, roq-107 acabado, 74-77 plallos, 22, 23, 3G-#, il,*,-x Investigación: véase Rclèrcncia Junta Directiva: administrati\;a vkrc A77toritlacl Kanagawa (,Japón), Biblioteca la Prefectura, 62 tlc Ladrillo, 70, 7 I, 75, 76 Laminación, 7o, 74 Lancastcr Regional I,ibrary. Los Angeles, California (EE.?J U .) , 21 Latex, 1oy JA\-,rd,os, n:;, ~4, 29, 48, 77. :i :: -;; .,” 1,~. C:orbu-;icr, 4.4 Lcctorcs, espacio, 4647 Libros espacio, 45-46, go? g2 capacidad, 4j-46, <)O-CJZ Linóleo, 75, .- 106 Listas de direcciones, 42 Los Ángeles, California (LE. UU.), sucursal, 2 I Losetas, 76 vém /umbién .2zulejo; Luz : véclse Alumbrado Luz solar, *g, 20, 51. 72-73: üo, 1 Ig-120 rcílcxión, 73, 75 Madera acabado: 63-64 material estructural, cig-;o, /:j74 sucios, 75.-76 MalmoC (Succiaj, Biblioteca t-kntral, 104 Maquclas. 3 rI 36 Maquinas escribir, 95, g6, IZO marcar y rotular, r 20 multicopistas, r 20 pegar ciiquetas, 120 Mármol, 7 1, 76 Materiales de construccion, 60-83 estructurales. Gg-70 locales, 63, 64 sintéticos, 74., 75, g6, Io6, 110 AsIcsas, g4.-98, rog- 1 I 2 auxiliares, 96 dimensiones, 97 cspcrialcs, g6, g3 I\licrofotografía, x4, 1 14, 120 Mobiliario y equipo, 37-38, 4g, i;q.120 acabaclo, g4., g5-g6 diversos, 120 cxposicioncs, 77, I 13-116 obras de rcfc:rrncia, 96, I 16 publicaciones periódicas, 89, I I .? Modernizaciún dc edificios, IO/, 108 121-126 Módulos : oénse ConstrucciUn modular Montacargas, 1g, 82, 123 ivksc también hscensores Moquetas: véase i2lfombra.s Al~saic~, 76 Alostratlorcs para el préstamo, x 718, 22, 23, 27,48, gg, II I-I 12 procesos técnicos, 98 Mucllrs para carga y descarga, 16, 23, 32, 12:: Muros : m’nre Paredes Nifios, r8, 2.2, J(jG37, 65 Oer-ErltcnAwiclc. Westfalia (República Fcdcra! dc Alemania), Biblioteca Pública Modrlo, 28, 67 Orientación del emplazamiento, 19,51-32,73 Oshawa, Ontario (Canadá), Biblioteca Pública, 61, 12 I Pancles, 74, 77 libra perforada, 75, 77 ALW tnmbién Exposiciones I’apatoctoe (Nueva Zelandia), Biblioteca Pública, 26 Papeles pintados, 76 120 Paragüeros, Paredes, 76 aéuse también: Divisiones intcriores; Tabiques Pasillos, 46 Películas : véase Audiovisualr-r, mcdios y servicios I’ensacola, Florida (EE. c’ C.), Biblioteca Pública, 25 Pcrchcros, I 20 Periódicos, mobiliario, 8g, I I 2 véa.re también Publicücionrs pcriódicas Persianas, 73, 119-120 venecianas 120 Personal, 40, 49 acceso R los departameutob, IÜ, 19, 23, 82 espacio, 47-48 locales reservados, 23, 29, 4.M Piedra, 70, 75, 76 Pintura, 36, 75, 76 Pisos : véase Suelos Planeamiento, 30-38 Planos, 20, 21, 31, 32, 33, 34, 3 j, 36, 37, 3% 73 flexibilidad, 14, 17, 70, I 73 véase lamvien: .4nteproyectos Plásticos: L&re Materiales sintCticos Pliego dc condiciones de obra, 3 I, 359 36 PoblaciUn, 57-58 Polvo, 80 Portaietiquetas, 89-90 Préstamo de libros: V~CZTE: Dcljartamentos; Mostradores para el préstamo Procesos técnico,j, 23, 24, 2(),47-48, 4.9, 56 Programa de construcción, 35, 36, 39-40, 44-49, 30, 34, 52-53, 55,121 Propaganda, 42-43 véase también Publicidad Publicaciones periódicas espacio, 24 índices : véase Índices mobiliario, 68, 8g, 106, I I.&-II~ publicidad, 4.0 véase también Periódicos Pttblicidad, 39-43 Puertas: véase :\cceso al edificio Pupitres, g6 Radiadores, 79 Radio, publicidad, +I l¿a.scacielos, 6g Rcfcrencia, 13, 23; 2 & mobiliario, 22, L>,+, I I ti Rclücioncs funcionales en 1~ llistribución del espacio, I T-29 Resistencia clcl sucio, I 24 Rrtrctes : r~éaseLavabos Revistas: uécrseE’ublicaciones peri& dicas Roca de lava, 63, 64 Ruiclos rxtcriores, 22, 31 véase talnbih Acústica Salas reposo 48 para cl personal, 23, 29, ‘37 reuniones y conferencias, 15, 23, 29,459 48,5% 96 véclse también: Departamentos; Espacio Saledizos, 67, 73 Salvaderas, I 20 Secoya, 73 Servicios: v.ksc Departamentos Sillas, 98-101 plegables, 57, g8 tapizadas, 100-101 Sintéticos: véaschlatcrialcssint¿tiCos Sistema de bibliotecas, I 6, 56 de comunicaciones, 8I Sofás, 109 Sol: uéase Luz solar Solar: oénse Emplazamiento Sondeos, 30 Sonido, material absorbente, 73,76, 77, 1’7-1’9 véase también Acústica Soportes, 89 obras de rcfercncia, 96, I 16 Sótanos, 52, 77 Sucursales, I 6 Sucios, 73 acabado, 75-76 planos, 21 resistencia, 2 1 Superficie : véase Espacio Supervisión : CéaseVigilancia l’abiques, 72, 77, Tapicería, 100, 123 109 Techos, 76-77, 123-124, luminosos, 68, 77 Teléfonos, 8 I publicidad. 42-43 públicos, 23 73 Termes, Termostato, 79 Terreno: véase Emplazamiento Tcxtilcs, 71, 76, IOO, Iog, I 17-I-o sintkticos, 1 ID 82 ‘I’ransportes, públicos, 50 verticales : véase: .\sccnsoïcs ; E5caleras; Montacargas Urbanismo, 5I Vecindario, \icntanas, 50 15, 72-73, Ventilación, 5 I, Vidrio, 1j, 72-73, placas, 76 Vigilancia, 22, 23, 36 Viguetas, 75 Vinilo, 73, 76 Visillos, 1 1g Yeso, 74, 76 12~1. 80-8 I 83