Download Ecolatina: La Argentina, con menos margen para enfrentar la crisis
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Buenos Aires, 12 de Agosto de 2011 Nº 834 Sin superávits gemelos ni “stocks” extraordinarios Con menos margen para enfrentar la crisis La política laxa de la Reserva Federal apuntaló los mercados financieros durante el primer semestre del año, explicando el optimismo de los inversores pese a la sucesión de datos económicos poco auspiciosos que venían registrándose. La complacencia de los mercados se terminó cuando se publicó la encuesta del mes de Julio del ISM Manufacturero: los gerentes de compras de las principales empresas americanas descuentan un estancamiento para los próximos meses. En este contexto, lo preocupante no fue la rebaja de la calificación de la deuda americana (S&P), sino el acuerdo entre demócratas y republicanos sobre el techo de la deuda (“debt ceiling”), ya que el fuerte ajuste fiscal estipulado (casi US$ 1 billón en lo inmediato y US$ 1,5 billones para los próximos 10 años) no es deseable para una economía que demanda más gasto, no menos. Para la segunda mitad del año seguimos esperando un crecimiento magro en los E.E.U.U., aunque las proyecciones podrían recortarse por el ajuste fiscal o la menor riqueza de las familias producto de las recientes pérdidas financieras. El impacto en la Argentina se debe analizar en dos planos diferentes: por un lado, el contagio en el mercado financiero local y, por otro, el posible efecto negativo en la actividad económica. El contagio en el mercado de capitales doméstico es automático. Cuando los Estados Unidos, estornuda, la Argentina se resfría. El Merval cayó 16,2% en el peor momento de la crisis. El impacto económico dependerá de dos factores claves. El primero, la magnitud de la desaceleración de la economía americana y los BRICs. El segundo, el colchón que tiene la Argentina para instrumentar políticas contra-cíclicas. Si la economía la aversión al riesgo se dispara, incentivará el vuelo a la calidad (“fly to quality”) por parte de los inversores, que venderán los activos de riesgo para buscar refugio en aquellos que les brinden seguridad. Este vuelo hacia la calidad podría revertir bruscamente el flujo de capitales hacia Brasil, provocando una rápida desvalorización del Real. Una devaluación del Real y una menor demanda doméstica en Brasil, profundizaría el déficit de la balanza comercial bilateral. Sin embargo, la principal incógnita a develar será el impacto en los precios de las commodities agrícolas y el viento a favor de China. El otro factor clave es el “colchón”. En la actualidad, desaparecieron los pilares del modelo: a diferencia de 2006, el resultado fiscal es deficitario, el saldo de la cuenta corriente se volvió nulo y la salida de capitales se aceleró junto a la inflación, lo que se tradujo en un menor ratio reservas/PBI y una apreciación del tipo de cambio real (multilateral o bilateral). Hoy, el único seguro que queda son las reservas internacionales acumuladas durante la bonanza. La falta de una política económica estratégica (se estimuló la economía en momentos de bonanza reduciendo los márgenes actuales), nos deja entonces peor parados frente a un contexto externo que luce mucho menos favorable. Baño de realidad en los mercados Los cambios de humor de los mercados financieros pueden ser abruptos. La transición de un escenario a otro implica un salto discreto en las cotizaciones de los activos. En un contexto mundial con abundante liquidez, nos tenemos que ir acostumbrando a este tipo de turbulencias financieras. Más aún, si la principal economía del mundo sigue sin resolver problemas estructurales, como el endeudamiento de sus familias y la capitalización de sus bancos. Previo a la divulgación del PBI del segundo trimestre1, la recuperación de la economía americana venía mostrando signos de debilidad. Los reportes de empleo entre Abril y Junio fueron muy débiles (hubo 545 mil nuevos desocupados y la tasa de desempleo subió de 8,8% a 9,2%). El indicador líder por excelencia del ciclo económico, el ISM Manufacturero, en el mismo periodo descendió de 60,4 a 55,3 (menos de 50 puntos indica estancamiento). Pero el baño de realidad no ocurre con anterioridad por las favorables condiciones financieras vigentes. La política de “Quantitative Easing 2” diluyó la lectura negativa de estos indicadores. En efecto, la Reserva Federal mantuvo su segunda ronda expansiva hasta Julio. La medida apuntaló los mercados financieros durante el primer semestre del año. 1 La primera estimación del PBI del segundo trimestre se publico el 29 de Julio. Esto explica por qué los inversores mantuvieron el optimismo pese a la sucesión de datos económicos poco auspiciosos. La complacencia de los mercados se terminó cuando tras conocerse el mal dato del PBI, se publicó la encuesta del mes de Julio del ISM Manufacturero. Los datos previos anticipaban una desaceleración pero siempre en terreno positivo. Sin embargo, con el 50,9 publicado, el cuadro de situación se agravó: los gerentes de compras de las principales empresas americanas descuentan un estancamiento para los próximos meses. En este contexto, resulta anecdótica la rebaja de la calificación crediticia de la deuda pública americana de AAA a AA+ por parte de S&P. De hecho, el buen comportamiento de los bonos en los días posteriores pone en evidencia que la confianza en la deuda nunca estuvo en juego. En cambio, fue preocupante la lectura del acuerdo entre demócratas y republicanos sobre el techo de la deuda (“debt ceiling”). Un fuerte ajuste fiscal de casi 1 billón en lo inmediato, y de otros 1,5 billones de dólares para los próximos diez años no es deseable ante una economía anémica. La realidad demanda más gasto, no menos. Después de las fuertes caídas en los mercados financieros en los primeros días de Agosto, las perspectivas económicas no han cambiado significativamente. Para la segunda mitad del año seguimos esperando un crecimiento magro en los E.E.U.U. (PBI por debajo del 2% i.a.). Las proyecciones podrían recortarse por el ajuste en el gasto público o por la menor riqueza de las familias como consecuencia de las recientes pérdidas financieras. La falta de liderazgo y credibilidad de Obama es otro factor que se suma como fuente de incertidumbre. La Argentina frente a la crisis El impacto en la Argentina se debe analizar en dos planos diferentes: por un lado, el contagio en el mercado financiero local y, por otro, el posible efecto negativo en la actividad económica. El contagio en el mercado de capitales doméstico es automático. Cuando los Estados Unidos, estornuda, la Argentina se resfría. El índice de Acciones del Merval cayó en el peor momento de la crisis -16,2%2 mientras que el Bovespa un -17,1%. Más complejo es el análisis del impacto económico. Este dependerá de dos factores claves. El primero, la magnitud de la desaceleración de la economía 2 Variación porcentual en moneda local desde la apertura del 29/7 hasta el cierre del 8/8. americana y los BRICs. El segundo, el colchón que tiene la Argentina para instrumentar políticas contra-cíclicas. Si la economía de los EE.UU. tiene un aterrizaje forzoso hacia finales de año, la aversión al riesgo se disparará. Cuando esto ocurre (el vuelo a la calidad o “fly to quality”), los inversores se vuelven temeroso del futuro y proceden a vender los activos de riesgo para buscar refugio en aquellos que les brinden seguridad. Este vuelo hacia la calidad complica a la Argentina por su impacto sobre nuestro principal socio comercial. Brasil ha registrado en los últimos años una fuerte entrada de capitales. Si este flujo se revierte, se espera una rápida desvalorización del Real y, en segunda instancia, una menor liquidez en el sistema financiero. Vale notar que el reciente boom del crédito ha dependido en gran medida del ingreso de divisas. Por lo cual, la devaluación del Real y una menor demanda doméstica en Brasil, profundizaría el déficit de la balanza comercial bilateral. Sin embargo, estos procesos de aumento en la aversión al riesgo son temporales. La historia de los emergentes sigue siendo estructuralmente sólida siempre y cuando el viento a favor que genera China siga soplando. Esta es la principal incógnita a develar por el impacto en los precios de las commodities agrícolas. El otro factor clave es el “colchón” o “seguro” propio. Cuando el BCRA acumula dólares lo que hace es comprar un seguro para cuando el escenario internacional deje de ser favorable. Si además, el gobierno mantiene una política fiscal prudente (por ejemplo, acumula ahorros en los tiempos de bonanza) este seguro es doble. Con estos instrumentos disponibles el gobierno podría, por ejemplo, sostener el tipo de cambio evitando cambios bruscos en la cotización y/o desplegar políticas de estímulo de la demanda domestica. Uno de los objetivos centrales de la política económica es suavizar los ciclos. Por ello, es clave aprovechar las épocas de bonanza para generar un “colchón” que puede utilizarse en momentos de necesidad. Lamentablemente, se han llevado a cabo políticas muy expansivas (estimular la demanda interna sin apuntalar significativamente la oferta) que han consumido el seguro interno. Para peor, los indicadores sociales no mejoraron sustancialmente por la aceleración del proceso inflacionario. Colchón más delgado frente a la crisis Superavit Fiscal % PBI 2006 1,8% 2011 -2,2% variación -4,0% Cuenta Corriente % PBI +3,6% 0,1% -3,5% Reservas (mill. dólares) 32.037 51.923 19.886 Reservas % PBI 15,1% 10,9% -4,2% Salida de Capitales (mill. dólares)* 2.939 11.948 9.009 Tipo de Cambio Bilateral 1,91 1,09 42,9% Tipo de Cambio Real Multilateral 2,38 1,75 26,5% Fuente: Ecolatina * 2011 datos acumulados hasta Julio Como se observa en la tabla, a diferencia de 2006, el resultado fiscal es deficitario, el saldo de la cuenta corriente se volvió nulo y la salida de capitales se aceleró junto a la inflación, lo que se tradujo en un menor ratio reservas/PBI y una apreciación del tipo de cambio real (multilateral o bilateral). Además, la estatización de las AFJP ayudó en 2009 a sortear los efectos del estallido de la crisis subprime. Lo que alertamos en diversos informes hoy es una realidad: desaparecieron los pilares del modelo. El único seguro que queda son las reservas internacionales acumuladas durante la bonanza. El stock es elevado pero no ha crecido significativamente en los últimos años por la intensa fuga de capitales. Antes de la crisis del campo el país contaba con U$S 47.660 millones de dólares y tres años después las reservas apenas superan los U$S 50.000 M. La incertidumbre y desconfianza interna han privado al país de incrementar el stock de dólares con precios récord de “commodities” agrícolas. Esto queda en evidencia al comparar la evolución de las reservas en Argentina y Brasil desde 2007 (ver gráfico). Superada la crisis financiera internacional parecía que la fuga se desaceleraba y el proceso virtuosos de acumular reservas se repetía. Sin embargo, diversas medidas implementadas volvieron a afectar las expectativas reanimando la salida de capitales. Este año la fuga acumula a Julio el mismo valor de todo 2010 y se espera que las reservas caigan por primera vez en muchos años. A un gobierno se lo juzga no solo por la capacidad de hacer crecer a la economía en contextos de bonanza sino por la capacidad de morigerar los impactos negativos en momentos de adversidad. La falta de una política económica estratégica, nos deja peor parados frente a un contexto externo que luce mucho menos favorable.