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Alicia Aguilera Aguilera* Artículo Especial Conductas y Actitudes del Personal de Enfermería en el Cuidado de Pacientes HIV/Sida: Acercamiento a la Realidad Social. RESUMEN reciente de esta enfermedad bajo un enfoque psicosocial. Se intenta dar un análisis amplio del estado actual del SIDA y de la implicación de las enfermeras tanto en el conocimiento del tema como en el cuidado de este tipo de pacientes, recorriendo la historia PALABRAS CLAVE Introducción El Sida se define como la incapacidad del sistema inmunitario para hacer frente a las infecciones y otros procesos patológicos, se desarrolla cuando el nivel de Linfocitos T CD4 desciende por debajo de 200 células por mililitro de sangre. Las enfermedades infecciosas son el grupo de afecciones que mayor impacto ha tenido en la historia de la humanidad y aún hoy constituyen el principal motivo de las preocupaciones sanitarias para buena parte de las colectividades humanas. En Europa Occidental y Norteamérica las infecciones epidémicas (peste, viruela, fiebre amarilla y cólera, sobre todo) fueron las enfermedades sociales dominantes hasta bien entrado el siglo XIX, en que de forma gradual perdieron protagonismo en favor de las enfermedades infectocontagiosas crónicas (tuberculosis, paludismo, fiebre tiroidea y enfermedades de transmisión sexual, entre otras). Desde los años ochenta asistimos a un recrudecimiento de las afecciones de carácter infeccioso en el Occidente desarrollado, a costa no sólo del retorno de viejas conocidas como la tuberculosis y la sífilis, sino también de la aparición de “enfermedades emergentes”(1), una noción que ha sido propuesta en lugar de la ambigua noción de “enfermedad nueva”, para calificar cualquier enfermedad percibida como tal en un momento y en una población determinada, con independencia de su real novedad. *Enfermera Supervisora de Hospitalización. Hospital Universitario Virgen de la Victoria. Enfermería Docente 2008; 88: 31-35 HIV-SIDA, Cuidados, Pacientes crónicos. El VIH/Sida es la principal enfermedad emergente en las postrimerías del siglo XX. A mediados de 1981, se detectó primero en los EEUU, poco después en diversos países europeos y finalmente en el resto del mundo, un fenómeno patológico nuevo, al que los médicos y científicos occidentales pronto convinieron en llamar “Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida”. En los medios de comunicación de masas, el acrónimo Sida ha acabado por cobrar entidad sustantiva, aunque dentro del lenguaje médico especializado el nombre actuar oficial de la enfermedad es “Infección por el VIH y Sida”. Por sus peculiares características epidemiológicas y clínicas (alta contagiosidad, rápida difusión, transmisión sexual y sanguínea, manifestaciones clínicas muy variadas y severas, carácter incurable y elevada tasa de letalidad), el Sida ha resucitado miedos que parecían definitivamente enterrados en Occidente cuanto menos desde la pandemia gripal de 1917-18, y mantiene en jaque, desde hace casi dos décadas, a las organizaciones sanitarias internacionales y a los servicios de salud de todo el mundo. Actualmente, la gran mayoría de las infecciones por VIH se concentra en los países en desarrollo, la mayor parte de los cuales carece de recursos para tratar a los infectados; de hecho, el 89% de éstos viven en la África sub-sahariana y en los países en desarrollo de Asia, que en conjunto representan menos del 10% del producto nacional (en términos económicos) de todos los países del mundo. Sobre los orígenes del Sida se han postulado las más dispares teorías, desde el castigo divino como con- 31 Artículo Especial Alicia Aguilera Aguilera dena de conductas supuestamente reprobables desde el punto de vista moral, hasta la producción artificial, accidental o intencional del germen, pasando por la asociación del mal con África, en el imaginario occidental, madre inagotable fecunda de todas las enfermedades más terribles que en el mundo son y han sido. Este fenómeno patológico ha sido percibido como novedoso, por las específicas condiciones biológicas y sociales que han posibilitado su irrupción, porque su conceptualización nosológica resulta inimaginable fuera del marco de la medicina occidental del último cuarto del siglo XX, por tratarse de la primera pandemia que golpea contundentemente el Primer Mundo desde la gripe de 1917-18, por ser un nuevo reto sanitario a escala planetaria; y porque constituye un nuevo paradigma de enfermedad social. Fee y Krieger (2) postularon que el Sida no es una peste, ni una afección crónica más, sino una enfermedad con una historia propia ya suficientemente larga y peculiar como para que deba ser considerada en sí misma un nuevo modelo de enfermedad social. El nuevo paradigma contempla al Sida, como una pandemia lenta y persistente y como una enfermedad infecciosa crónica, de carácter colectivo, que se manifiesta a través de una miríada de enfermedades específicas relacionadas con el VIH. El Sida ha puesto en cuestión dos asuntos harto comunes entre los médicos: las enfermedades crónicas y las infecciosas representan patrones contrapuestos de enfermedad social. La primera corresponde al patrón epidemiológico propio del primer mundo, mientras las últimas lo son al del Tercer Mundo, Fee y Krieger(2). La enfermedad VIH/Sida tiene interpretaciones y significados negativos o estigma dirigidos a personas que se perciben como infectadas, sin importar si lo están, si manifiestan síntomas de VIH/Sida o complicaciones relacionadas a la condición. Herek y Glunt (3) señalan que la estigmatización de los pacientes con VIH/Sida tiene múltiples causas entre las cuales se encuentran su asociación con la noción de enfermedad y la combinación de la condición con otros estigmas pre-existentes. Los pacientes con VIH/Sida son estigmatizados, ya que se trata de una condición incurable y progresiva, se entiende que las personas afectadas son responsables de su condición debido a sus actividades de riesgo. Además. la condición física de las personas en las etapas más avanzadas del síndrome afecta de manera adversa la interacción social y se asocian con estigmas 32 pre-existentes, como vemos cuando se atribuye la epidemia exclusivamente a grupos como los homosexuales, usuarios/as de drogas, y minorías étnicas. Estos grupos poseen estigmas que preceden al VIH/SIDA al desviarse de alguna norma social. El estigma en VIH/SIDA se inserta en dicha combinación y empeora la situación de dichos grupos. Hay que añadirles a esto que la actividad sexual, fenómeno estigmatizado en muchas sociedades, es una de las formas que más frecuentemente se asocia al contagio contribuyendo a la estigmatización de estos pacientes. Esta exclusión social subyace a varias de las razones primordiales del estigma a pacientes VIH/Sida (4). A estos pacientes se les puede excluir por múltiples razones, entre las cuales se encuentran: que se les visualiza como una amenaza a la salud o seguridad de las demás, que se desvían de lo que la sociedad considera como normal, que se considera que no pueden contribuir a la sociedad, y que son fuente generadora de emociones negativas en las demás personas. Estos factores negativos aumentan en intensidad si el paciente se visualiza como responsable por su condición y si su situación de salud dificulta la interacción social con otras personas. Las consecuencias del estigma en estos pacientes, son el deterioro de las relaciones interpersonales, una vez se conoce la condición, la manifestación de emociones negativas por parte de la persona infectada, los efectos adversos a la salud por no hacerse la prueba de detección de anticuerpos al VIH, el sufrimiento de estrés debido a la necesidad de esconder su condición y el desarrollo de políticas punitivas por parte del gobierno Herek (4 - 6). Otra de las consecuencias negativas es el surgimiento de nuevas infecciones, ya que algunas personas podrían optar por no tener prácticas más seguras para no exponer su condición a sus parejas, la pérdida de seguros de salud, violencia física, pérdida del empleo, problemas de acceso a servicios de salud y el deterioro de relaciones productivas con profesionales de la salud física y mental (7). Estas interpretaciones y significados negativos lleva a nuestros pacientes a efectos psicológicos negativos como ansiedad, depresión, culpa, pérdida de apoyo social y aislamiento. También en las dinámicas familiares y, en ocasiones, es fuente generadora de violencia (7). Reconocemos que la experiencia de tener VIH/SIDA es de gran dolor y pesar para las personas por razones de salud o pérdida. Las personas afectadas adoptan posturas que limitan su capacidad de buscar apoyo, al considerar la Enfermería Docente 2008; 88: 31-35 Alicia Aguilera Aguilera Artículo Especial causa del sufrimiento como justificada (8). Es importante reconocer que las implicaciones del estigma pueden empeorar dependiendo de su procedencia; el estigma que proviene de los profesionales de la salud puede tener implicaciones aún más negativas que el de otros sectores de la población. Como dice Fereres citando a Becker, que “la sociedad está muy pendiente de la actitud de los sanitarios en relación con los enfermos V.I.H /Sida”. En un primer acercamiento, observamos que el principal factor que agrava la adaptación al VIH/Sida es sociocultural: el significado que la sociedad atribuye a la enfermedad y a los individuos que la padecen. La infección por el VIH/Sida es la enfermedad más temida en nuestra sociedad, y el hecho de que ésta se transmita fundamentalmente vía sexual o por abuso intravenoso de drogas, es otro factor que empeora su concepción social. Considero, como Cunningham y Ramos-Bellido(9), que el mayor problema de esta situación es que el proceso de estigma se construye a través de mitos o falsas percepciones acerca del VIH/SIDA. La estigmatización por parte de enfermería como el resto de profesionales de la salud fomenta el que se pase juicio sobre las actividades de los pacientes (10) y que en ocasiones se dificulte el cuidado, atención por parte de enfermería y el servicio de salud (11). Este hecho social ha amplificado y distorsionado algunos conceptos sobre pautas conductuales en nuestra sociedad actual. En concreto, aspectos concernientes a las relaciones sexuales, la educación, la ciencia y los derechos del ser humano. Tras el análisis de los factores de estigmatización de estos pacientes observamos que tienen sus raíces en problemas actuales, de carácter social y económico como la sexualidad, el género, la raza y la etnia, el estatus socioeconómico, el temor al contagio y a la enfermedad. El estigma es una actitud indeseable, profundamente difamadora y que reduce la condición y el valor de la persona ante la sociedad. “Muchas personas que sufren el SIDA, y no mueren de esa enfermedad mueren del estigma que rodea a toda persona que padece el SIDA”. (Discurso de Nelson Mandela en la ceremonia de clausura de la Conferencia de Barcelona, 15 de julio de 2002). Sida y realidad social Como ya he señalado, el VIH/Sida ha constituido el fenómeno social más importante de la segunda mitad de siglo XX. Al igual que las grandes pestes del pasado, la indefensión de la sociedad frente a esta enfermedad ha provocado una respuesta de incomprensión y miedo (12-16). El individuo ante la enfermedad sufre un proceso de adaptación que depende de tres factores: • Factores derivados de la sociedad, como la opinión que la sociedad tiene de los individuos que desarrollan la enfermedad. • Factores derivados del propio individuo tales como capacidad de afrontar un problema, estabilidad emocional, apoyo social, etc. • Factores derivados de la enfermedad, como son las manifestaciones clínicas actuales, el curso clínico, el dolor, etc. Enfermería Docente 2008; 88: 31-35 Son muchos los autores que ponen de manifiesto las fuertes repercusiones sociales que tiene las enfermedades contagiosas, y es evidente que las reacciones sociales se suelen perpetuar a lo largo de la historia. Desde la Edad Media hasta nuestros días han imperado argumentos personalistas y naturalistas, entendiendo por personalista un tipo de cultura en que la enfermedad se debía a un agente externo (humano, divino o sobrenatural) y en que la persona enferma era vista como objeto de una agresión o castigo. En cuanto al tema que nos ocupa y tras revisión bibliográfica, el VIH/Sida tiene muchas consecuencias sociales y psicológicas entre los trabajadores sanitarios y en especial, en el Personal de Enfermería. Algunos evitan el cuidado de estos enfermos, llegando incluso a renunciar al trabajo, cambiando de servicio, y otros, asumen sus tareas, pero acaban emocionalmente exhaustos por la presión que ello supone. Frecuentemente el enfermo con SIDA es recibido con recelo por el personal sanitario. La razones que explican esta actitud negativa se resumen en los siguientes puntos: • Desconocimiento de la enfermedad: aunque se conocen los aspectos más llamativos de la misma a través, fundamentalmente, de los medios de comunicación. La realidad es que existe un gran desconocimiento de las vías de transmisión de la enfermedad. En encuestas realizadas al Personal de Enfermería en varios estudios realizados, cuanto mejor informado estaba este colectivo, menos miedo al contagio y menor rechazo a los pacientes se producían. • Pertenencia a grupos de riesgo homosexual o drogadicto: El rechazo al HIV/Sida se solapa con el ya existente a estos colectivos Se trata de un factor muy arraigado en nuestra cultura y resulta difícil de combatir. 33 Artículo Especial Alicia Aguilera Aguilera • Los prejuicios de los profesionales ante una enfermedad sin tratamiento efectivo hasta la fecha, constituyendo un nuevo paradigma de enfermedad social. En el tema que nos ocupa, es decir, la actitud y conducta del Personal de Enfermería en el cuidado y atención en pacientes VIH/Sida, hay que señalar que la enfermería se considera una disciplina social, ya que puede definirse como el conjunto de actividades profesionales destinadas al cuidado, promoción, mantenimiento o restablecimiento de la salud óptima, tanto para la persona como para la sociedad. En un segundo acercamiento, no se debe perder de vista, la interacción del paciente con su propia enfermedad, en el cuidado atención del Personal de Enfermería; y es aquí donde la relación con el paciente cobra sentido, en la fundamental interrelación que se establece entre el Personal de Enfermería y el paciente. En este hecho social, el Personal de Enfermería desempeña un importante papel, tanto por la atención que presta en los cuidados de estos enfermos, como por la trascendencia que la opinión y la actitud que estos profesionales tienen en el proceso de salud/enfermedad/atención de enfermos de VIH/Sida; además el desarrollo de la profesión de enfermería requiere el análisis de las opiniones y conductas de los diferentes agentes implicados en el proceso. El Sida en nuestro entorno España ha sido el país de la Unión Europea con la mayor tasa anual de incidencia por millón de habitantes a lo largo de toda la epidemia, y Málaga, junto a las provincias de Huelva y Cádiz, son las que presentan unas tasas superiores a la media nacional. El miedo al contagio es descrito como la primordial fuente de la actitud negativa hacia el VIH/Sida y, sobretodo, hacia sus afectados. Sin embargo, no es la única causa de esta actitud hacia los enfermos de VIH/Sida. Asimismo la vía de contagio parece ser un factor importante en cuanto a las actitudes del personal sanitario, así los más estigmatizados son los contagiados por actividades relacionadas con el uso de drogas y relación sexual, y los menos por transmisión materna o transfusión. enfermos de VIH/Sida por parte del profesional de enfermería, como responsable de su cuidado, tratamiento y atención. La actitud de los profesionales hacia los pacientes tiene resultados directos sobre los resultados de la atención y cuidado de los pacientes, es decir, las actitudes positivas se traducirán en una mejor calidad de la asistencia. El VIH es un virus que necesariamente se adquiere por contacto físico, con otras personas; sea cual fuere la vía de contagio ocurre en un contexto social, en que la biología del otro o de los otros, de una manera directa o indirecta, invade el propio cuerpo. Por este motivo cobra relevancia el hecho de que el contagio por VIH se produce en situaciones sociales en los que convergen, distintos factores, vinculados tanto a la historia individual, como a la difícilmente separable historia social. Desde esta perspectiva psicosocial, el VIH involucra a todos los miembros de la sociedad (a los infectados, a los que temen por infectarse, al diagnosticador, al diagnosticado, etc.), teniendo un papel relevante el Personal de Enfermería en sus cuidados. A pesar de la permanentes insistencias en que el VIH es un problema social, que involucra a todos los agentes sociales, el foco de los estudios llevados a cabo desde las ciencias sociales ha estado centrado, casi exclusivamente, en la persona infectada, en su entorno inmediato, o en un determinado grupo de riesgo, y no en los profesionales como agente social involucrado en cuidados y atención de los pacientes, concretamente la enfermería. El estudio de la enfermería ante el cuidado de los pacientes VIH/Sida, se ha realizado desde la perspectiva biomédica, sin integrar la perspectiva psicosocial. Realizando una Revisión bibliográfica del tema, se hallan numerosos estudios donde es relevante la actitud negativa del Personal de Enfermería, ante el cuidado de los pacientes VIH/Sida. Merino Godoy realizó un estudio de conocimiento y actitudes de profesionales de enfermería sobre el paciente VIH/Sida en el Hospital General de Huelva, donde la enfermería mostraba grado de ansiedad, estrés, miedo al contagio, y rechazo a cuidar a estos pacientes. La interacción del paciente con su propia enfermedad en el proceso de salud/enfermedad/atención es donde cobra sentido la interrelación que se establece entre los pacientes y la enfermería, teniendo un papel decisivo en el cambio de actitudes. Tomas Sábado de la Escola Universitario d’ Infermería Gimbernat realizó el estudio de conocimiento y actitudes sobre el VIH/Sida a estudiantes de Enfermería, donde un 20% de la población estudiada manifestaba: Desconocimiento en cuanto medidas de transmisión, confidencialidad, actitud negativa y prejuiciosa ante la realidad social en estudio. En el citado proceso de salud/enfermedad/atención es especialmente importante la actitud hacia los Otro estudio realizado por Francisca Ferrer Caro en el Hospital de Alicante, para conocer el grado de infor- 34 Enfermería Docente 2008; 88: 31-35 Alicia Aguilera Aguilera Artículo Especial mación y actitud frente a los enfermos de VIH/ Sida, del Personal de Enfermería, analizándolo en 1991 y en 2001. Indicaba que inicialmente (1991) existía por el Personal de Enfermería una actitud negativa, pidiendo cambio a otra Unidad de trabajo para realizar sus tareas, y resaltando que estos trabajadores poseían una deficiente información. Al evaluar nuevamente al cabo de una década (2001), se observó que hubo un gran aumento del grado de información y conocimiento, pero ello no influyó en una mejora de la actitud. presenta actitud negativa, ya que están influenciados por la sociedad, son estigmatizadas, y el principal factor que agrava la adaptación es el significado que la sociedad atribuye a la enfermedad y a los individuos que la padecen. Escobar Bravo llevó a cabo un estudio comparativo sobre actitudes de los profesionales de enfermería ante pacientes VIH/Sida en la Unidad de Medicina Interna del Hospital Nuestra Señora de la Montaña en la ciudad de Cáceres; en él indicaba que las enfermeras que habían trabajado más tiempo con pacientes de VIH/Sida mostraban una actitud más positiva hacia el cuidado de éstos, frente a las enfermeras que no han trabajado nunca con dichos pacientes. La alta incidencia de casos de HIV/Sida demanda la participación de los profesionales de la salud, quienes tienen la responsabilidad social, científica y humana de llevar a cabo intervenciones ante ESTOS PACIENTES el VIH/Sida, en especial enfermería como una disciplina social, es decir es ciencia porque se fundamenta en las Ciencias Sociales y Biológicas, y arte porque requiere de sensibilidad y creatividad para enfrentarse a las realidades humanas. Por otra parte, y con independencia de los autores citados, tras la observación participante, y constatando con el Servicio de Recursos humanos del Hospital Virgen de la Victoria, durante los dos últimos años varios Enfermeros renuncian a contrato de trabajo, tras habérseles comunicado que tenían que prestar cuidados a pacientes VIH/Sida, y paradójicamente, los que sí aceptaron trabajar en la Unidad, no solicitaron cambio, ni renuncia a contrato, e interesaron continuar trabajando con dichos pacientes. El VIH/Sida tiene muchas consecuencias sociales y psicológicas en el personal de Enfermería, y el enfermo es recibido con recelo por parte del personal sanitario, siendo las razones; el desconocimiento de la enfermedad, que los pacientes pertenecen a grupos de riesgo, y los prejuicios de los profesionales ante la enfermedad. Esta actitud del personal de enfermería tiene resultados directos sobre los resultados de la atención y cuidado de los pacientes, es decir, las actitudes positivas se traducen en una mejor calidad de la asistencia. Conclusiones HIV/Sida es una enfermedad con una historia propia, suficientemente larga y peculiar, para considerarla en sí misma como un nuevo modelo de enfermedad social. La persona afectada por el VIH generalmente El individuo, ante la enfermedad, sufre un proceso de adaptación que depende de factores derivados de la sociedad, del propio individuo y de la enfermedad DEL MISMO PROCESO. Ante un acercamiento a la realidad social de los pacientes con HIV/Sida el personal de enfermería presenta una actitud más positiva, es lo que ocurre con los profesionales que prestan cuidados en la Unidad de M.I.3 de este Centro. Bibliografía 1. Jon Arrizabalaga. Política y sociedad. Madrid. 2000. p. 93-100. W. Critical delays in HIV testing and care. American Behavioral Scientists.1999 42 p.1162-1174. 2. Fee y Krieger N. The emerging Histories of Aids. Thee Sucesive Paradigmas. 1993. y Historia de la filosofía social. 15(3). P. 459-87. 7. Kalicleman: J. Care of the terminally ill person with AIDS. Int Ophthal Clin 1998 29.p.127-130. 3. Herek y Glunt E.K. An Epidemía of stigma: American Psychologists, 43. p. 886-891. 8. Nord, David. Multiple AIDS-related loss: A handbook for understanding and surviving a perpetualfall. 1997. 4. Leary, Mark R. & Schreindorfer, Lisa S.The stigmatization of HIV and AIDS: Rubbing salt in the 1998. 9. 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