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Pablo Mardones – Rodrigo Riffo La Meca de los Lakita La participación de las Comparsas de Lakita en la Pascua de los Negros *Pablo Mardones. Lakita. Antropólogo. Magíster en Políticas de Migraciones Internacionales (OIM-UBA). Doctorando en Antropología (UBA). Formado en cine documental, guión, montaje y ayudante de cámara en el SICA1. *Rodrigo Riffo. Lakita. Antropólogo. Estudiante de Dirección de Fotografía, Sonido y Cámara HD en el Sindicato de la Industria del Cine Argentino (SICA). * 2010 1 Ambos autores formaron la comparsa “Lakas del Oriente” en Buenos Aires (primera comparsa fuera de Chile) y son miembros del Programa de Antropología Visual (PAV) de la Universidad de Buenos Aires (UBACyT-FFyL 20020100200236 “Nuevos enfoques teórico-metodológicos en antropología visual” dirigido por la Dra. Carmen Guarini. X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 1 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo RESUMEN La Pascua de los Negros, segunda festividad en importancia del pueblo de La Tirana (Región de Tarapacá, Chile, 5 y 6 de enero) es una de las conmemoraciones patronales típicas del rito sincrético local. La música de la misma es protagonizada principalmente por los Comparsas de Lakita, las cuales desde la década de los ‘80 del siglo pasado, han ido remplazando paulatinamente al otrora protagonista, el “Orquestín Tiraneño” (aun vigente). Estas formaciones, provenientes del altiplano y precordillera tarapaqueña y de origen ruralindígena han ido modificando el estilo con el sobrevenir de la migración rural-urbana. Actualmente, siendo la inmensa mayoría de estas comparsas de origen urbano. la Pascua de los Negros se constituye como el ‘escenario contemporáneo’ más relevante en el calendario festivo regional de la expresión musical lakita. En consideración a esto, titulamos al presente trabajo –citando el testimonio de un músico participante- “La Meca de los Lakita. La participación de las comparsas de Lakita en la Pascua de los Negros”. Palabras claves: Comparsa de Lakita – Orquestín tiraneño - Pascua de los Negros – La Tirana sambeao/trote –liko cantor – chiri INTRODUCCIÓN En la fiesta de la Pascua de los Negros desde hace algunas décadas se han hecho presentes las comparsas de lakita2, incorporando prácticas musicales hasta este momento ajenas a esta celebración. Éstas, gozan cada vez de mayor protagonismo frente a la música tradicional del “Orquestín Tiraneño”, que hasta hace tres décadas fue el único acompañante de los bailes de pastores. Dicha condición pone en jaque suposiciones evolucionistas sobre el rol de la música y la sonoridad en las festividades tradicionales, donde tiende a deducirse que las mestizas o criollas, compuestas por instrumentos europeos, tienden a remplazar a las étnicas o ancestrales, en el caso andino, conformadas por vientos y percusiones. Nuestro viaje a conocer la Fiesta de la Pascua de los Negros, en el pueblo de La Tirana, Región de Tarapacá en el Norte Grande de Chile, comenzó como una improvisada aventura. Durante 2009 habíamos tenido la oportunidad de verificar el crecimiento del escenario lakita 2 Se utilizan las palabras lakita o laquita con el mismo significado. Tal como una gran cantidad de palabras de origen no latinas (tanto indoamericanas, como de otras latitudes) que al ser escrita con el alfabeto latino o romano se ha tendido a utilizar la letra k en lugar de las c (probablemente por la falta de uso de la letra k en este alfabeto) con animo de diferenciar el origen variando la escritura pero conservando el mismo significado. Además su origen aymara alude a lo singular, más adelante explicaremos el porqué. X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 2 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo en la capital Santiago3, el cual, sin conformar un circuito permanente de interrelación entre conjuntos, ya contaba con agrupaciones desde mediados de los años ‘80. La idea era observar una festividad donde hubiese un grupo importante de comparsas para poder apreciar diferentes formas sobre un mismo estilo en un espacio común. Llevamos un aparato para registrar audio, una cámara fotográfica y una cámara de video, ya in situ improvisamos un cuestionario algo torpe, que en las entrevistas que realizamos, respetamos con cierta relatividad4. Ésta permitió ya una vez en Buenos Aires y con el material crudo ordenado, digerido, codificado y editado, encontrar ciertas ideas fuerzas, que a nuestro juicio ordenan los ítems más relevantes del rol de las tropas de lakita en la Pascua de los Negros. Dicha experiencia dio como fruto el cortometraje Llegaron para quedarse5, el cual a través del testimonio de diferentes lakita, aborda cuestiones etno-musicales y culturales de la fiesta, generando una reflexión sobre el desarrollo histórico de la celebración y opinando respecto al crecimiento del movimiento lakita a lo largo de Chile. Los testimonios de un lakita apegado a los toques tradicionales, de otro que adopta el “sambeao” a la percusión y de uno que migrante en una ciudad lejana a la región defiende la permanencia de la tradición musical local, nos permitió conocer cómo la expresión lakita ha transformado el contenido musical de la fiesta, dándole nuevos sentidos y lecturas a la tradición cultural popular del Pueblo de La Tirana. Al año siguiente, volvimos con un equipamiento de mayor calidad6 y ya constituidos como productora audiovisual interesada en el tema de la Antropología visual: Alpaca Producciones7. Durante dicho año hicimos varios contactos y gracias a que el Centro de Investigación Educativa y el Conjunto Huara Huara publicaron el cortometraje presentándolo en el lanzamiento del sitio http://www.lakitasdetarapaca.cl/ en Iquique, muchos lakita pudieron ver el mismo, tanto en el lanzamiento como posteriormente en visitar en Internet. Esto fue muy importante para nuestros intereses en 2011, ya que muchas comparsas se sintieron confiadas y receptivas a nuestra presencia, produciéndose un vínculo cercano con algunas. Por su parte, pese a nuestros escasos recursos, decidimos llevar un importante 3 Ambos autores conformaron en los primeros años de la década, una agrupación de tarka inicialmente y luego también de laquita nacida en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. 4 Agradecemos particularmente a Alexander Ortega, Director del Centro de Investigación Educativa y creador del sitio web www.lakitasdetarapaca.cl y a Juan López (Q.E.P.D), Director Artístico del conjunto Huara Huara del magisterio de Iquique. Alexander Ortega fue quien nos ‘dio la mano’ para entrar a la fiesta y conocer a muchos de los lakita (semanas antes habíamos compartido en la fiesta de Santo Tomás en la comunidad de Isluga, donde pudimos conocer a varias comparsas). Asimismo, agradecemos especialmente a la familia Choque Morales, quienes nos hospedaran en la fiesta en 2010, así como a la familia Rivera Cossio quienes lo hicieran en 2011. 5 El mismo puede verse en http://www.lakitasdetarapaca.cl/2010/06/estreno-documental-llegaron-para-quedarse/; Referencias en: http://alpacaproducciones.com.ar/llegaron.html 6 Tres cámaras, de las cuales dos son HD, además de un audio semi-profesionales. 7 http://alpacaproducciones.com.ar/ X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 3 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo stock de copias para regalarle a las distintos conjuntos y participantes de la fiesta, antes y durante la misma. Entre todas las comparsas nos centrados en dos, “Los Imperiales” y “Real Juventud”, dicha decisión se basó en cuestiones de proximidad, empatía y gusto musical8. A ellas las grabamos tocando, comiendo, compartiendo; les hicimos preguntas y produjimos encuentros con conversaciones grabadas. De otras (“Contrapunto”, Araksaya”, “Chaquetos de Jaiña”, Hijos de Huarasiña y más), tomamos algunos testimonios y las grabamos tocando. La motivación para armar este artículo se centra en la posibilidad de plantear ciertas cuestiones que a través del trabajo de campo de estás dos visitas a la Pascua de los Negros (20109 y 201110) hemos considerados fundamentales. Luego de definir escuetamente el origen y características de la Comparsa de Lakita (I cap.), describiremos, el desarrollo del traspaso musical del ritual pampino al andino, tema que aparece como es más evidente en las características musicológicas de la fiesta (II cap.), y que expondremos, basándonos en lo observado y descrito por Víctor Choque Morales11. Posteriormente, presentaremos la importancia de las comparsas de lakita en esta fiesta, su perdurabilidad ritual pese a los cambios músico-performáticos y a su traspaso de sujetos rurales a urbanos, centrándonos en los testimonios propios de los protagonistas respecto al ‘ser lakita” y a elementos característicos de esta tradición (III cap.). Finalmente, expondremos la extensión de esta expresión, la cual producto de las migraciones y la impronta andina histórica en la música chilena, tiene fuerte repercusión en regiones alejadas al Norte Grande, principalmente en la zona metropolitana (Santiago y la región de Valparaíso) donde hay conjuntos con más de veinte años de existencia y donde recientemente se ha creado un encuentro de Lakita12, produciéndose un cada vez mayor intercambio entre comparsas del norte y el centro del país, con una presencia continua de músicos foráneos que van a observar y aprender, así como a “parchar” en la Pascua de los Negros y otras festividades de Tarapacá (IV cap.). 8 Una relación musical estrecha entre Rodrigo Riffo y Rodrigo Miranda (quien en 2011 tocara con “Los Imperiales”) permitió una relación vincular con dicha comparsa. Por su parte, la participación de Real Juventud así como una entrevista a su caporal, Sergio “Checho” San Ginés, en 2010 (expuesta en el cortometraje ya citado), además de un gusto particular por el estilo propio de dicha agrupación que llevó a los autores a incluir dos temas en el repertorio de su propia agrupación, provocó un acercamiento directo con esta comparsa. 9 Agradecemos particularmente a la licenciada Juliana Lumaldo quien nos incentivó a realizar este viaje y con nosotros inició esta maravillosa aventura y que luego, gracias a que agrandará la familia, no pudo –por ahoracontinuar (muchas de las fotos aquí presentadas son de su autoría). 10 http://www.lakitasdetarapaca.cl/2011/01/equipo-de-lakitas-de-tarapaca-y-alpaca-producciones-realizan-intensotrabajo-de-campo-para-pascua-de-negros-en-el-pueblo-de-la-tirana-2011/ 11 Iquiqueño con origen familiar en La Tirana, residente en Valparaíso, donde por mucho tiempo ha sido caporal de la Comparsa Araksaya. 12 Realizado en el Apu Huechuraba (Cerro Blanco) en Santiago, en 2011 cumplirá su tercer año. X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 4 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo Como objetivo general nos hemos propuesto relativizar el tema de los ritmos en origen y la esencialización de la música como expresión cultural, planteándonos como hipótesis que “pese al paso del tiempo, la comparsa de lakita se ha mantenido protagónica en el centro de la representación ritual de la región, conformando el principal patrimonio inmaterial sonoro de Tarapacá”. 1) Origen del concepto aymara de lakita y sus principales características Intentando ser lo más escueto, definiremos concepto y origen de la lakita y de su símil el siku. No podemos alargarnos, merced del espacio disponible, aunque si sugerirle al lector algunas publicaciones que profundizan este tema, las cuales podrá encontrar en la bibliografía de este trabajo (González Bravo, 1949; Turino, 1993; Valencia Chacón, 1989; Pérez de Arce, 1995; Díaz y Mondaca, 1998; Ibarra, 2006, Mora & Borie, 2010, entre otros). A partir de la definición que Miguel Ángel Ibarra hace, podríamos definir a la tropa de lakita como agrupaciones de tocadores del instrumento musical llamado lakita de conformación colectiva-melódica del sonido, conformada por un trío de percusión: bombo, caja redoblante) y (o platillos, incorporándose posteriormente las timbaletas y el cencerro. Se caracterizan por el uso exclusivo del instrumento lakita como una ‘tropa’, Comparsa Hijos de Huarasiña (Iquique) donde el total de los músicos sopladores utilizan el mismo aerófono con cuatro registros de afinación diatónica en tonalidades próximas a la menor y mi menor, organizados en instrumentos de escala interválica alternante, demandando una interpretación a modo de complemento (González Bravo, 1949; en Choque Morales, 2010): liko o malta (‘primera o mediana voz’), zanja o zanca octava abajo [grave]), diablo o marimacho (quintas o cuartas abajo [grave]), chuli o chili octava arriba [aguda]). Su repertorio contempla tanto formas musicales emparentables X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 5 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo a la identidad andina ‘tradicional’ (huayño, cacharpaya), como la integración de otras formas musicales ‘modernas’ (cumbiones, vals, dianas) (Ibarra, 2006)13. A partir de sus investigaciones, el etnomusicólogo Braulio Ávila14 relata que el concepto aymara lakita o laquita provendría del verbo lakiña donde Laki = repartición, distribución, división. Por su parte, el sufijo ta correspondería a acción ya hecha, de tal forma Lakita = repartido, distribuido, dividido, separado que coincide con la distribución de la escala utilizada en dos partes, propia de la ejecución pareada del origen del concepto siku, instrumento compuesto de dos piezas: Ira (el que conduce, el que pregunta), que por lo general tiene seis cañas y arca (que significa el que prosigue, el que contesta), que por lo general consta de siete cañas15. La técnica del siku es conocida en aymara como Jaktasiña irampi arcampi, que significa estar de acuerdo el que pregunta (ira) con el que responde (arca). La ‘parte’ que cada músico/a ejecuta, en la realización de una melodía, sólo encuentra coherencia al ser complementada con su ‘contraparte’. Esta particularidad genera una dependencia melódica del/la intérprete en relación con su conjunto, el cual prioriza la ejecución colectiva por sobre la individual” (Valencia Chacón, 1989), técnica popularizada en occidente como ejecución pareada. El diálogo de las dos mitades es muy pedagógico, ya que implica ponerse de acuerdo para tocar una melodía16. El origen lingüístico lakita/laka estudiado por Ávila, desmentiría aquel que asocia lakita con boca, donde se ha tendido a asociar lakita con el diminutivo castellanizado del término Laka (Laquita = boquita)17. Por su parte, el término lakita refiere a singular y plural, siendo una castellanización colocarle una s para hablar de más de uno (Ávila, 2010-2011). 13 Formados en dos filas paralelas ordenados en parejas, el primer par de músicos en la zanjas, un segundo par en la contra zanja, tres pares en el lico y un último par en el chu’li completando así seis parejas de sopladores (Choque Morales, 2010). 14 Director y asesor musical de Ajinacaycu (así somos), primera tropa de Lakita de Santiago (1984). 15 Denominados ordinariamente como seis y siete, pese a que a veces, dependiendo de la tropas y las demandas musicales de los grupos, pueden tener siete y ocho u ocho y nueva cañas respectivamente. 16 Aquí un video pedagógico que puede explicar la ejecución pareada en cuestión: http://www.youtube.com/watch?v=5AJUX95FPYs (gentileza de Alpaca Producciones). 17 Ávila nos cuenta que en una ronda de entrevistas en 1998, una señora aymara lo retó denominó a las comparsas como lakas, argumentando que no debían cambiar las palabras, ya que lakita tenía otro significado, luego confirmó el origen de lakita, asociado al primer concepto descrito y no a boca. X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 6 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo 2) De la tradición (Orquestín Tiraneño) al cambio (Comparsa de lakita) Basados en el trabajo de Víctor Choque Morales18 más algunos testimonios recolectados en ambos viajes, en este capítulo describiremos cuales fueron los principales motivos y como sucedió el proceso de cambio sonoro “Orquestín del Tiraneño” a las Comparsas de Lakita en la Pascua de los relata Choque Negros. Como Morales, en el pueblo de La Tirana, hasta la década de 1980, tanto Orquestín Tiraneño (La Tirana – 2010) villancicos como pasacalles eran acompañados por una formación instrumental denominada Orquestín Tiraneño, compuesto por acordeón, mandolina, violín y un tamborcito. No obstante, este ensamble que estaba en funciones al menos desde las primeras décadas del siglo XX, entró en crisis principalmente por la disminución de sus integrantes, sea por la migración o fallecimiento de los músicos antiguos. Según lo que el autor habría pesquizado y nosotros a través de algunos testimonios hemos ido confirmando, en un contexto de crecimiento de la participación de la fiesta, en 1983 habría venido la primera comparsa de lakita desde Arica con el baile de la ‘Tía Abigail’. Luego, Ramón Garrido con su agrupación, habría sido el primero que acompañó a un Baile de Pastores de La Tirana, creándose posteriormente un conjunto propio en el pueblo. Esta conformación musical ajena a la tradición local y conocida como la tropa de lakita, entra a suplir las necesidades expresivas de un sistema ritual que se estaba quedando sin músicos. Con el paso de los años, la presencia de los lakita se ha hecho algo permanente, Inserción y desarrollo de la tropa de lakitas en un ritual pampino. El caso de la Pascua de Negros en el pueblo de La Tirana. ¿Tradición o modernidad?, presentado en 2010 en Buenos Aires en el 1º Congreso de sikuris del 18 Conosur , El 1º Congreso de Sikuris del Conosur (sept. de 2010) tuvo como responsable en su realización a Fernando Barragán Sandi (con la colaboración de Adil Podhajcer y Pablo Mardones), siendo auspiciado por el Consejo Argentino de la Música (CAMU), el Centro Cultural Rojas y el Instituto de Investigación de Etnomusicología. Para conocer como funciona la fiesta de la Pascua de Los Negros y elementos no relacionados directamente con la tropa de lakita, se recomienda leer este trabajo. 18 X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 7 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo transformado la celebración, en un proceso que el autor identifica como de traspaso del sistema ceremonial desde una estética pampina a otra andina (2010). Al hablar de la música, Choque Morales asevera que desde una perspectiva etnomusicológica, las mayores transformaciones de la fiesta se relacionan con el espectro sonoro de su música instrumental, hecho que tiene su correlato en importantes cambios a nivel de la estructura y la organización social de la música que interviene en la festividad. Estos involucran principalmente a dos tipos de agrupaciones, la primera de ellas, el orquestín tiraneño, representa la tradición local y el segundo, la tropa de lakita, el cambio. El primero, tiene como principales funciones acompañar el canto en la procesión, adoración y cacharpaya; así como ejecutar la música del pasacalle con la cual el baile se desplaza desde su parabién hacia la iglesia u otro lugar del pueblo, o bien, realiza una serie de mudanzas. Esta agrupación está fuertemente ligada a bailes de Indios Pastores antiguos; representando su presencia un patrimonio social con alto arraigo y sentido de pertenencia en la tradición del pueblo y entre los lugareños y pobladores de comarcas cercanas, como La Huayca, Pica y Matilla. Como resalta Choque Morales, ya desde fines de la década de 1980 se veía muy disminuida la presencia y participación del orquestín tiraneño. Por un lado, los músicos fueron envejeciendo conforme corría el tiempo y su participación en las festividades y celebraciones fueron cada vez menos, por otro, el excesivo crecimiento experimentado por la festividad a través de los años, pasándose de un baile de pastores a doce, generó que los nuevos bailes participantes comenzaran a imponerle a los bailes locales condiciones que modificaron el conjunto del proceso ritual y las expresiones devocionales, presentándose el orquestín tiraneño como débil en su sonoridad frente a la intensidad de la música que lucen los conjunto de lakita, quedando el orquestín sin posibilidades acústicas para imponer una sonoridad capaz de competir en intensidad con las comparsas de lakita. Principalmente en los procedimientos rituales de espacios abiertos, condición que junto con los dos primeros argumentos que el autor da a conocer, repercutieron en el remplazo definitivo del orquestín tiraneño. Es así que la historia musicológica de la festividad de la Pascua de los Negros cuestiona la ‘visión evolucionista’ que ha sólido primar incluso en la academia, donde se asume que conformaciones musicales rurales o aisladas serían remplazadas o transformadas por la intromisión de la cultura occidental, condición que en este caso fue justamente inversa. X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 8 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo 3) La Pascua de los Negros como ‘el’ escenario ritual contemporáneo de la expresión Lakita Hoy por hoy, la inmensa mayoría de las comparsas de lakita que son contratadas19 por los Bailes de Pastores para tocar en la Pascua de los Negros son urbanas, en su mayoría de Iquique, aunque también de ciudades como Alto Hospicio, Pozo al Monte y Arica. Las -más menos- doce comparsas que participan de esta fiesta, se encuentra año a año en la festividades que reúne a la mayor cantidad de esta agrupaciones, lo que ha llevado a la metáfora que hiciese un lakita, quien ingeniosamente comparara a la Pascua de los Negros con la Meca20: “Esta fiesta es como la Meca de los lakitas”. Es así que en conversaciones, está nuestras lleno de frases alusiva a la relevancia de las comparsas en esta fiesta. “Es la opción que tenemos, por la familia, nosotros no Presentación de la noche del 6 de enero podemos salir a muchas fiestas, pero a La Tirana siempre tratamos de venir”; “Es la Fiesta tradicional que nos va quedando”; es bonito y motivante para todos los integrantes venir a tocar, para exponer, compartir, medirse con otros grupos”; “Yo vengo por la devoción y por la comparsa”; por nombrar algunas. Al referirse a esta fiesta, los lakita suelen reiterar la triada ‘comparsa, devoción y trabajo’, altercándose el orden de importancia, aunque siempre situándose la comparsa en un lugar privilegiado. Por su parte, el traspaso de lo devoción a la contratación, parece haber atentado contra la Fe de los lakita, supeditando una condición laboral-contractual a su participación. “Para algunos músicos esto es como un trabajo, para los que somos padres de familia esto es un sacrificio (…) por eso la paga es importante” (Jaime, Los Imperiales); 19 En 2011 los contratos ondulaban los 600.000 a 800.000 (entre 1.250 y 1.750 U$S). Aunque algunos testimonios aseveran que habrían comparsas que cobraron más de un millón de pesos (2.100 U$S). X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 9 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo “Esto es trabajo, no es devoción. No tiene nada que ver con lo que nosotros vivíamos antiguamente. Era una cosa de corazón. Ahora es pega, es plata.” (Claudio Campos, Hijos de Huarasiña). La convivencia de tantas comparsas en un mismo lugar, permite desplegar valores ancestrales en estas organizaciones, las cuales tienen que ver con dinámicas de competencia: quien tiene los temas más lindos, más novedosos, quien suena mejor, pero sobretodo quien suena más. Esto también puede observarse en algunas frases que las agrupaciones imprimen en los bombos o en sus chaquetas. Destacamos la de comparsa “Los Imperiales”: “Pocos tendrán el privilegio”. De esta forma, enero de cada año simboliza y personifica esta posibilidad de encuentro y competitividad, “Mucha gente se re-encanta con la Pascua de los Negros, muchos integrantes suman experiencia, muchos grupos han mejorado, el nivel es muy parejo y muy bueno en la competencia interna entre los grupos, cada vez se supera más…” (Jovino y “El Leche”, Los Imperiales), encontrando su punto más significativo en el “Contrapunto”21, donde las comparsas tocan al mismo tiempo (dos o más) compitiendo quien suena más fuerte y quien resiste sin perder propia la melodía debido a la imposición de la otra. El contrapunto, es añorado intensamente lakita. El por el momento de enfrentarse a otra tropa es visto como un momento único, Comparsa Real Juventud (Iquique) irrepetible excitante. y En el enfrentamiento ritual se actualiza el símbolo clave de la repetición, donde, además, lo que parecía apaciblemente homogéneo, se evidencia en forma heterogénea, perfectamente distinguible y furiosamente dividida. 20 La Meca (en árabe Makka al-Mukarrama) ciudad natal de Mahoma, es la más importante de todas las ciudades santas del Islam, siendo visitada cada año por millones de peregrinos. http://es.wikipedia.org/wiki/La_Meca 21 concepto que remite a la polifonía multiorquestal, propia de las fiesta en los Andes sur, donde complejos sistemas sonoros se unen deliberadamente a través de varias orquestas evitando la coordinación, el uso de la disonancia, y el manejo tímbrico de las melodías fantasmas que surgen de la masa sonora (Pérez de arce. 1991). X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 10 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo A lo largo de la historia de esta festividad, producto de cambios culturales y musicales en el norte grande, las comparsas de lakita han sufrido diversos cambios sonoros y estilísticos, proceso que ha ido de la mano con una drástica urbanización de sus agentes, así como con una paulatina vitalización de esta tradición. En palabras de Ibarra, pareciese operar un conjunto de signos, los cuales nos retrotraen hacia modelos vinculados particularmente a un quehacer etnicitario aymara, demostrando cambio y permanencia de una forma cultural desde el interior de una práctica musical (2006), vinculándose en un permanente juego de consensos entre tradición y modernidad, esencialismos y dinamismos culturales, continuidades y trasformaciones, en las cuales la cuidada disposición de sus volúmenes en el espacio y la compleja simpleza de su diseño, han experimentado agudos cambios a lo largo de miles de años, presentándose sin perder sus características principales. Continuidad y cambio interactúan a modo de diálogo musical, donde cada parte posee lo que la otra necesita para una perfecta y preciosa realización (Mora & Borie, 2010; 133-134). Los testimonios de “El Chino”, caporal de la Comparsa Contrapunto musical, son ejemplificadores: “…siempre buscamos acoplarnos entre tocadores urbanos y rurales, generando un estilo propio que mantenga los ritmos autóctonos (…) buscamos mezclar y recibir opiniones de diferentes tocadores, cuestión que en los grupos autóctonos no se podía hacer ya que estos ya tenían sus patrones definidos”. Desde una perspectiva etnomusicológica, es posible afirmar que las mayores transformaciones que la fiesta de la Pascua de los Negros experimentado, relacionan ha se con Comparsa Los Imperiales (Iquique) innovaciones y cambios sonoros así como estilísticos en su presentación. Estos cambios, han desafiado los límites creativos, cuestionando las herencias rítmicas aymaras, como es el caso del género musical tradicional huayño o trote, frente a la influencia creciente y masiva de un nuevo estilo o X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 11 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo género, denominado por los propios músicos como sambeao22. La expansión de este subgénero ha sido veloz y eficaz, al punto que hoy, de entre la docena de agrupaciones que acompañan la fiesta, la inmensa mayoría ha cambiado su repertorio del huayño/trote tradicional por el huayño sambeao. El ritmo de sambeao aparece aproximadamente por los años ‘86, ‘87, luego que Carlos Cegarra (caporal) se retira de la comparsa Los Karpas, quedando como caporal Jorge “Soquete” Gárate, quien incorporara esta modificación en la percusión (Tyco Ramirez, 2011). Esta innovación surge a partir de una modificación del huayño, conocido en Tarapacá también como trote, el cual es un ritmo acompasado y monocorde, de menor velocidad, cadencia y síncopa, más allá de la orquesta de percusión que utilice. El pulso mantenido por el bombo en el huayño es fijo y sólido, pero siempre ligado a la melodía de las lakita (Eduardo Wolf, 2010; 54), siendo su principal característica la repetición de un patrón rítmico basado en un tiempo fuerte que se acentúa en el bombo, repetitivamente, con ciertas variaciones en la acentuación de acuerdo al estilo. Los músicos de lakita lo caracterizan como “regular”, “seguido”, “sin cambios”. El bombo se encarga de mantener esta regularidad, tañéndose acompasada y metódicamente de una manera que no admite variaciones percutivas. La popularidad del baile de los sambos caporales ha producido una variación rítmica del huayño/trote, en el cual el ritmo del caporal se usa para acompañar. Como menciona Wolf, esta variación se caracteriza por un doble golpe en el bombo, de tres tiempos, contra los platillos, que siguen tocando el contra en dos (Ibídem), ocurriendo un patrón rítmico dominante que sufre varias alteraciones fundamentales, modificando la forma y el sonido esencial de la música resultante. Al parecer, los músicos nortinos encontraron la manera de tender un puente sonoro entre la cadencia regular y monótona del bombo huayño y la sincopada naturaleza de un nuevo ritmo, herencia del género saya y luego caporal, el cual fue traído por los esclavos africanos llevados a El Ande, creando una tradición rítmica sincrética conocida como afroandina, donde los acentos, incluso la naturaleza misma del ritmo, es ternaria y no binaria23 Toda esta transformación ha sido producto de varios factores, como la participación de lakita en bandas de bronces y grupos de cumbia, así 22 Pese a que el origen del término y su procedencia se escriben con d [sambeado], la sostenida falta de esta letra al pronunciar el término, nos llevó a escoger –siendo fieles a nuestro relato a partir de los testimoniosescribirlo sin ella. 23 El compás rítmico de la saya y del caporal, está construído en cadencia de 6/8 ternaria (1-2-3, 1-2-3, donde suena el golpe 1 y 2, y el 3 se cuenta como silencio), en vez de 4/4 binaria con que se puede entender el huayno (1-2-3-4, 1-2-3-4, sin silencio alguno). La saya afroboliviana, devenida en ritmo tradicional con el paso de los siglos, fagocitada y al mismo tiempo enriquecida por la sonoridad e instrumentos musicales andinos, se va sincretizando hasta llegar a constituir parte fundamental del cancionero folklórico, neofolklórico y performático de los Andes sur, traspadando las fronteras de los países andinos y llegado, hace decenios, a las costas del norte chileno . X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 12 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo como al crecimiento de la industria musical local de Iquique en los años ‘80 y ‘90, que trajo gran variedad de influencias a la sonoridad local tarapaqueña (Ibarra, 2011)24. En su primera fase, la triada de percusión mutó la poliritmia antigua del huayño por medio de la alteración del “tokío” (ritmo) del bombo, agregando variaciones importantes en el platillo, el cual pierde su regularidad tradicional (basada en la ejecución de una corchea “pareja”, “seguida”, a contratiempo de la negra marcada por el bombo), cuestión que complejizó su entramado rítmico con muchas variaciones sincopadas, lo que le dan una característica que muchos lakita identifican como vivaz, alegre, sabrosa. Respecto de la caja (redoblante), esta sufre también varias alteraciones en patrones y células rítmicas de acompañamiento, que deben adaptarse a la cadencia ‘mas bien’ ternaria que posee el bombo sambeao. Luego de algunos años de existencia del sambeao, los compositores empezaron a crear melodías propias para esta modificación rítmica. De esta forma, el sub-género deja de ser exclusivamente una modificación del bombo o de la percusión en general (Ibídem). Es así que podemos hablar de dos fases de sambeaos diferentes y hasta tres. El 1º sería el huayño/ trote Mudanza de Baile de Pastores con la percusión modificada; el 2º serían composiciones con estructuras melódicas y chiris25 propios para este sub-género devenido en nuevo rítmo; finalmente, el 3º correspondería a 24 En las décadas de los ‘80 y ’90, la industria musical local Iquiqueña experimentó un acelerado crecimiento con una importante llegada de música desde Perú y Bolivia, como el caso de la chicha y la saya, ritmos que los lakita comienzan a adaptar a su formato. En dicho período se consolida Producciones Musicales Carrero, primer sello discográfico con estudios de grabación propios en Iquique, que entre sus producciones cuenta con las grabaciones de "Lakitas de La Tirana" y "Lakitas de Jaiña" (Ibarra, 2011). 25 El concepto chiri tiene dos definiciones, por un lado son los finales de cada estrofa dentro de un mismo tema y por otro son los “jueguitos”, “adornos”, “floreos” sonoros que se le dan a la canción en función de una melodía base. Estos adornos poseen características rítmicas y armónicas que completan la sensación auditiva de segundas voces y otorgan la sensación de un espacio musical "lleno". En los soplidos largos se aprecian, a veces, los cortes o divisiones del sonido que se realizan. El uso del chiri queda usualmente a cargo del liko cantor, aunque a veces también lo suman otras parejas que conocen el adorno (Ibarra, 2011). X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 13 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo composiciones que adquieren estilos propios con características tan singulares que dejan de tener relación directa con el huayño26. Lenta pero sostenidamente, el sambeao se fue apoderando de la escena músical de la Pascua de los Negros, alterando incluso los bailes ejecutados desde siempre por los devotos, quienes, al percibir la nueva intención sincopada, acelerada y polirrítmica de este complejo melódico, comienzan también a mutar ciertos aspectos de sus bailes, para adaptarse a esta nueva melodía. En este sentido, Choque Morales, al observar uno de los baile de pastores que venía acompañada por una comparsa ejecutando sambeao, afirmaba en 2010: “Fíjense en la forma en que viene bailando, ya no se parece al huayño tradicional. Si te fijas, con ese bombo cambiado, el bailarín ya no es el huayño que baila, hasta van sambeando (…) si te fijas mira el movimiento que tiene la onda, fijate en sus hombros, sobretodo en sus hombros, ya van sambeando, y eso no es típico27”. Por su parte, Jorge “Checho” San Ginés, caporal de Lakitas Real Juventud, afirmana: “cuando vamos al sur, tocamos ‘nuestro folkore’ (…) ahí ya mostramos lo que realmente es, pero acá preferimos el sambeao porque en este baile pega más”. A través de este testimonio es posible leer como la tradición es entendida como un patrón de lo correcto, la cual por ende debe ser mostrada -fuera de la regióncomo ‘realmente es’, en cambio en el contexto de ‘lo conocido’, se permite hacerse como gusta; ‘como pega más’. De las aproximadamente doce comparsas que tocan en la Pascua de las Negros, solo dos mantienen el estilo tradicional (huayño/trote): “Hijos de Huarasiña” (Iquique) y “Araksaya” (Valparaiso), donde sus miembros cuestionan esta innovación. Es así que Claudio Campos (“Hijos de Huarasiña”) señala que “al igual que una chacarera si la tocan con otro ritmo Sanjas en PVC deja de ser chacarera, un huayño si lo tocas con otro ritmo deja de ser huayño. Desde nuestro punto de vista, el huayño debe mantener el ritmo que siempre ha mantenido desde la época milenaria, tiene que ser así, y nosotros nos hemos preocupado de mantener eso (…) se puede innovar en los instrumentos, en las 26 Este es el caso de las canciones de Sergio “Checho” San Ginés, caporal de Lakitas Real Juventud. X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 14 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo armonías, pero no podí cambiar el fondo (…) mira lo que pasa con la danza de las ‘cuyacas’, cuando se ven enfrentadas a hacer sus danzas al ritmo de un huayño sambeao, como le dicen hoy en día, no pueden bailar con ese ritmo porque el paso que ellas hacen, que le llaman Chiki-chiki, es imposible de bailar con ese ritmo, y allí tú tienes inmediatamente la explicación de porqué no es huayño. No cuadra con el ritmo del Huayño, que es seguido.” En su defensa por la integridad de un complejo identitario-sonoro, él entiende que el mismo debe mantenerse sin alteraciones profundas para ser fiel a la tradición musical e identitaria. Por su parte, la mayoría de las comparsas que participan en la Pascua de los Negros, motivadas por su supuesta “sabrosura”, “alentamiento”, “frescura” y “ritmo”, han terminado por ceder a este impulso innovador. Esta dialéctica huayño/trote-sambeao se dirime en forma de dos discursos musicales en contrapunto, controversia que alcanza niveles significativos en el devenir de la fiesta, no estando cerrada la discusión, la evolución o conclusión de este enfrentamiento ideológico-musical. La innovación estilística del liko cantor se basa en el enriquecimiento de la melodía principal por medio del agregado de frases y notas musicales afines a la misma, pero más complejas, siempre complementarias y deseablemente improvisadas durante la marcha. La idea es adornar la masa sonora, darle un matiz más heterogéneo a la estructura melódica, evitando así una monotonía sonora, la cual produce frases más alargadas y complejas desde una pareja (likos cantores), oyéndose con ‘más sabor’, lo cual es apreciado tanto por los propios músicos como conocedor. Se por trata el público de una innovación reciente. Según Tyco Ramírez, director de la comparsa santiaguina Manka Saya, “…ya a mediados de la década de los ‘80 la presencia del liko cantor Arka (7) y que en la fila va al lado de la zanja Ira (6), era cada vez más potente, PVC tricolor es decir, comenzaba a tener mayor notoriedad en la comparsa al punto de incorporar la técnica del Chiri”. Por su parte, “Checho” San Gines afirmaba en 2010: “El liko cantor es el 27 Testimonio que puede verse en el Documental Llegaron para quedarse: http://www.lakitasdetarapaca.cl/2010/06/estreno-documental-llegaron-para-quedarse/ X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 15 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo que va en la punta (…), son los que hacen los chiris, adornando más el tema, colocándole mas cositas, dándole sabor”. Este rol dentro de la comparsa, muy importante en la evolución estilística de las tropas de lakita contemporáneas, es siempre encomendado a sopladores avezados y talentosos, requiriendo de parte de ellos máxima coordinación, técnica de soplido, conocimiento de la melodía principal y capacidad de improvisación. Respecto a esto, Tyco Ramírez aporta, “[es tocado por] los músicos que tienen más habilidades y que por lo general van ascendiendo hasta llegar a ser liko cantor o caporal, que en definitiva son los que le hacen adornos a la melodía”. Una pareja de likos cantores debe estar compenetrada y concentrada, ya que debe destacarse a pesar de estar ‘envuelta’ entre varias parejas de likos que van ejecutando la melodía base. Otro de los cambios significativos ha sido la sustitución del PVC por la caña en la confección de los instrumentos. Como comenta Ibarra, aunque existen balbuceas (bambúes o cañas), no sirven para la fabricación de lakita, dado que la situación geográfica, climática y ecológica del norte árido de Chile no permite la presencia y el crecimiento del tipo de cañas necesarias, debido a la falta de lluvias y a la sequedad del ambiente. Esta situación a llevado a los músicos a fabricar los instrumentos usando, en remplazo de la caña, tubos de PVC28 (2006). Resulta muy recreativa una historia contada en el libro “Lakitas de Arica, en el capítulo “Historia reciente de los lakitas de Arica” (Mora & Borie) donde el lakita ariqueño Martín Coya, aparentemente en la la década del ‘60, en un viaje de su señora a Iquique, ella encontró en la casa de su prima que era casada con una persona del interior, un ‘instrumento’ plástico arriba del velador, el cual era de un tal Pascual Hidalgo, a quien le ofreció hacer más instrumentos debido que a Martín se le quebraban reiteradamente los de caña (2010: 142)29. Podría ser que este fuese el origen, o uno de los, de esta sustitución en Chile. Por su parte, la urbanización de los lakita ha tendido a una diferenciación en su vestimenta, conviviendo actualmente la ‘tradicional’ (considerando desde el inicio de la participación de las comparsas de lakita en la Pascua de los Negros) con la ‘moderna’. La primera se caracteriza por sombreros de paño con penachos (grupos de plumas de colores que van amarradas, pegadas o cosidas a la cara anterior del sombrero), cintas de colores (suele ser blanco, azul y rojo), camisa, aguayos (recortados como chaquetilla sin mangas), pantalón de 28 Tubo conduit de plástico rígido usado como tubería. En Chile, a diferencia de otros países, el PVC es naranja, o sea, que cuando uno mira una foto o un video con PVC naranja, puede tener la certeza que es Chile. A veces, los PVC son de otros colores, con frecuencia con el blanco-azul-rojo (aludiendo los colores de la bandera chilena, al igual que el penacho). 29 X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 16 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo vestir, waka (faja) y zapatos de vestir, además de una chuspa (bolso pequeño que se cuelga del cuello y que lleva en su interior hojas de coca y lejía). La segunda, es la opción por vestimentas más modernas, incorporando ropa deportiva y distintos accesorios tales como gorras de béisbol, luces portátiles, telas brillantes, entre otros (Ibarra, 2006). Todas las ‘transformaciones’ aquí descritas y analizadas, han puesto en jaque la concepción de ‘lo tradicional’, re-cuestionando que es lo indígena-andino-aymara y cual es el ‘genuino o legítimo’ acervo festivo-cultural de la zona, en un dinámico proceso de novedades sonoromusicales en la Región de Tarapacá y Norte Grande de Chile. 4) La Influencia de lo andino en la conformación de un movimiento lakita metropolitano en Santiago Región de Valparaiso Como "música andina urbana", se entiende una paisaje sonoro que se constituye a partir de una variada cadena de eventos que fueron perfilando esta expresión y expandiéndola por diversos escenarios y contextos socioculturales. Su influencia cristalizada transcurso se ve en de el cinco décadas, y se caracteriza, en primera instancia, por una fase de investigación realizada por agentes sociales calificados que buscaban la recopilación Comparsa Ajinacaiku (Santiago) de estas sonoridades con fines tanto antropológicos- sociológicos, como musicales y estéticos. Desde Margot Loyola y Calatambo Albarracín en los ‘50, hasta los músicos de Quilapayún, Inti Illimani y Curacas desde los ‘60-‘70, quienes en un contexto sonoro nuevo buscaron hacer frente a la “batalla ideológica” que se libraba en Latinoamérica, pretendiendo además, resolver desde una identidad propia del continente, el modo de representar el discurso contestatario del arte en esa etapa crucial de la historia de Chile (Retamal, 2009). X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 17 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo En este contexto, la emigración de agentes culturales especialistas en lakita desde la región de Tarapacá, debido principalmente a razones laborales, permitió el surgimiento de este género musical en a la zona metropolitana (Santiago y Región de Valparaiso). Son ellos los que al abrigo de espacios como el Centro Cultural Indígena Conacín, o la peña folklórica “Chile rie y canta”, comienzan a plasmar su conocimiento en agrupaciones conformadas en su mayoría por habitantes de Santiago u otras ciudades, quienes, ávidos de comprender y participar de este fenómeno cultural, integran grupos como “Ajinacaycu” (fundada en 1984) o “Mankasaya” (fundada en 1988), los cuales comienzan a moverse por diversos espacios culturales, sociales y políticos, interpretando música nortina. Así, paulatinamente, el movimiento lakita metropolitano se va constituyendo como una construcción identitaria alternativa al panorama de la música formal de esta zona. Quizás allí radique su fascinante influjo. Cuestionadas las lógicas performáticas del escenario “arriba-músicos abajo-público” o la necesidad de atenerse a duraciones pre-establecidas de las canciones (no considerando la repetición y el trance como alternativas musicales válidas), este movimiento musical se va constituyendo en una construcción sonora de vanguardia que contribuye a la expansión de un punto de vista cultural sincrético e hibrido, el cual en su discurso tiende a increpar las concepciones capitalistas e individualistas de la sociedad contemporánea. Actualmente, en el “Encuentro de Lakitas” realizado en el Cerro Blanco (Apu Huechuraba), en el corazón de Santiago, una decena de comparsas de la Región Metropolitana, Quilpúe, Villa Alemana y Valparaiso se reúne anualmente para compartir festivamente en una fiesta Encuentro de Lakitas en Apu Wuechuraba (Santiago) autogestionada en su totalidad por los mismos músicos, liderados por Marco Antonio Pérez (“El mono Pérez”), donde en medio de Contrapuntos, bailes de amanecida, comidas X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 18 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo comunitarias y mesas rituales a la usanzas andina, se ejerce activamente el ayni30 y la reciprocidad propia de la lógica aymara. Asimismo, muchas de ellas ejercen un rol político cultural relevante, participando de marchas, generalmente centradas en las demandas de los Pueblos Originarios, donde hiperventilados y catárticos estudiantes universitarios, profesionales, obreros y artesanos, cantando a todo pulmón canciones de antiguos pueblos altiplánicos, de amores perdidos y recuperados, de luchas sociales y gestas, alimentan llenando de nuevos sonidos estas alejadas latitudes del cono sur. Los fines de semana, los tambos31 tendrán a estos músicos como protagonistas, donde “Ajinacaycu”, “Mankasaya”, “Araksaya”, “Matriasaya”, “Lakitas del Sol”, Lakitas de San Juan”, “Lakitas de San Lorenzo”, “Zampoñaris”, “Santiago Marka”, por nombrar a algunas, tocarán y bailarán hasta el amanecer los ritmos tradicionales de la comparsa de lakita moderna (cumbiones, cuecas, huayños tradicionales y sambeaos). Algunos de estos lakita tienen vínculos directo con la Región de Tarapacá a través de sus fundadores y/o integrantes, y otros con menor o mayor frecuencia han generado un proceso de retroalimentación entre las comunidades de lakita metropolitana y sus contrapartes nortinas, caracterizado por la participación de algunas de estas comparsas en fiestas patronales del nortina así como la participación de conjuntos de Tarapacá y también de la Región de Antofagasta, en fiestas, eventos, encuentros y otros realizadas en Santiago, Región de Valparaiso o alguna otra (como el que se hizo en la Serena hace algunos años). En el caso de la Pascua de los Negros, se ha hecho cada vez más común la presencia de algunos lakita metropolitanos que sistemáticamente han comenzado a asistir a la fiesta. Precursores de este proceso fueron los Arakasaya de Valparaíso, quienes de la mano de su Caporal Víctor Choque Morales, oriundo de La Tirana, participan hace ya varios años con el baile de pastores de los Choque Morales32. En los últimos años se ha hecho frecuente el registro con aparatos de audio y cámara fotográficas y de video de personas pertenecientes a agrupaciones metropolitanas conformadas por estudiantes universitarios de ciencias sociales, música o carreras relacionadas, quienes han comenzado a participar, recopilando ritmos e incorporando la riqueza de todo el universo sonoro-estilístico-performático-cultural 30 Prestación de servicio o favor entregado para luego ser devuelto de la misma forma o su equivalente (Vargas, 2006). Concepto quechua que refiere a lugar de descanso o refugio, re-significado en el contexto urbano, como espacio de diversión con música tradicional en vivo. 32 Además, Víctor y otros integrantes del Araksaya (sin relación sanguínea o histórica con La Tirana o Región de Tarapacá en general) conforman actualmente el orquestín tiraneño en la Pascua de los Negros. 31 X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 19 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo atingente al ‘universo lakita’. Por lo general, primero vienen a aprender, para luego ya “parchar33” a distintas agrupaciones, en casi todos los casos sin cobrar por tal servicio. La migración de las tropas de lakita, su desarrollo en nuevos contextos, así como la movilidad e interacción permanente de ‘lo lakita’ entre Tarapacá- norte grande y la zona metropolitana y el centro sur parece ser una variable constante en el crecimiento de este género, condición que apuesta a enriquecer y revalorizar el patrimonio inmaterial lakita en Chile, contribuyendo al desarrollo de su revitalización en la región surandina. Cacharpaya34 A través de esta etnografía sonora, la cual comenzó en enero de 2010 y proseguirá en enero de 2012 (y si el tiempo y los financiamiento lo permiten continuará otros años), hemos aplicado una metodología mixta, con una intensa presencia de la técnica de observación participante, la cual ha sido elegida en nuestras investigaciones previas y actuales por considerarla idónea para nuestros propósitos. Por un lado, antes investigadores que somos lakita, por ende nuestro búsqueda de participación en estas previo o prácticas si se simultaneo a quiere nuestro interés como observadores Comparsa Hijos de Huarasiña (Iquique) es en la investigación antropológica. Humildemente, nos consideramos parte de un nuevo -ya no tanto- paradigma, donde nos constituimos sujetos de estudio de ‘nosotros mismos’, ya no estudiamos al otro sino al nosotros. Somos concientes que este doble rol -investigador y miembro (lakita)constituye un desafío teórico, metodológico y ético (Kropff, 2007), posición en la que nos hallamos en conjunto con una serie de investigadores-lakita, algunos aquí citados, tales 33 Es cuando se buscan integrantes para completar una comparsa, buscando amigos, colegas, compañeros que no son parte –al menos permanente- del grupo. 34 Vocablo que tiene como significado: “despedida”, siendo uno de los rituales que marcan la culminación de la festividad carnaval. X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 20 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo como Ávila (2010, 2011) Ibarra (2006, 2011) y Choque Morales (2010), quienes en años recientes han publicado sobre la comparsa de lakita y su presencia en la Pascua de los Negros, a diferencia de investigadores, como González Bravo (1949) o Valencia Chacón (1989), también acá citados, que reflexionaron sobre el rol de esta música mucho antes, sin ser lakita; sin ser miembros de la comunidad estudiada. Para nosotros como etnógrafos y lakita, la inserción en una expresión musical particular, nos permite reconocer y a partir de ello analizar procesos de identidad, migración y dinámicas de relacionamiento propios de nuestros tiempos, así como reflexionar sobre cuestiones metodológica en el orden de la antropología, las cuales son atravesadas por nuestros intereses musicales que a su vez son articulados (construidos y deconstruidos) por las narrativas sonoras y el lenguaje de esta música de trasmisión oral del legado aymara. Dada esta pequeña reseña, a continuación desplegamos las cinco conclusiones principales que de este trabajo desmenbramos. 1) La festividad de la Pascua de los Negros se ha constituido en el ‘escenario contemporáneo’ de las comparsas de lakita urbanas de Tarapacá (metáfora de la Meca de los lakita). Se trata del único –o uno de los- espacio de encuentro entre la gran mayoría de las comparsas en el calendario festivo regional, condición que permite un proceso constante de competencia interna (superación por comparación) distinguiendo quien ‘suena mejor’ (mejores temas, más parejo, etc.) y sobre todo quien suena más fuerte (mayor volumen). Dicha condición es permitida en un contexto forjado en las últimas tres décadas, donde la presencia de la comparsa de lakita se ha hecho permanente en esta festividad, transformado la celebración, la cual, como grafica Choque Morales, a transitado desde una estética pampina a otra andina. 2) A través de la expresión cultural lakita en el contexto urbano, es posible verificar elementos propios de la condición comunitaria de las sociedades aymara de El Ande, los cuales gozan de su mayor vitalización durante la festividad de la Pascua de los Negros, donde pese a participar de esta festividad por dinero (son contratados por los Bailes de Pastores) tomándose días en sus trabajos formales, valorizan su participación desde una lógica comunitaria y de compromiso social con su agrupación, con la fiesta en sí y también por devoción a la virgen. 3) Pese a la serie de transformaciones estilísticas y sonoras (introducción ‘sambeao’, del liko cantor, del PVC y de vestimenta industrial), las comparsas de lakita han mantenido las X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 21 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo referencias musicales identitarias aymaras rurales (ejecución pareada del instrumento, conformación colectiva-melódica del sonido, uso exclusivo del instrumento lakita como una ‘tropa’ [utilización global del mismo aerófono], dinámicas jerárquicas y comunitarias). Dichas transformación y a su vez, conservación de esquemas músico-culturales, ha puesto en jaque la concepción de ‘lo tradicional’, re-cuestionando que es lo indígena-andino-aymara y cual es el ‘genuino o legítimo’ acervo festivo-cultural de la zona, en un dinámico proceso de novedades sonoro-musicales. 4) La visita cada vez más constantes y en incremento de lakita de la zona metropolitana (Región de Valparaíso y Metropolitana), primero a observar y recopilar, y luego a “parchar” (apoyo de agentes externos a la comparsa para completar y/o apoyar musicalmente al conjunto), supone una interacción permanente entre la zona aymara chilena y zona central de Chile. La exploración de la sonoridad en el origen, parece ser una características del lakita no tarapaqueño o no nortino, el cual pareciese ir en búsqueda de la esencia cultural de esta música, encontrándose con dinámicos proceso de cambio permanente, el cual tienden a confundirlo a la hora de tomar decisiones estilísticas-sonoras para la conformación de sus propias comparsas en el lugar de destino, tendiendo a sobreponerse lo supuestamente tradicional (eligiendo la caña antes que el PVC o el trote antes del sambeao), En este proceso se obvia la condición de ‘lo tradicional’ como un juego de consensos constante, que más que con ‘lo antiguo’ tiene que ver con lo socialmente construido y por ende aceptado. Por su parte, la visita de estos lakita “foráneos” supone un enriquecimiento de la festividad de la Pascua de los Negros, dándole cada vez un mayor sentido extra-regional a la conmemoración, no por recibir visitantes o turistas del “sur” sino más bien por la participación plena de “sureños” en la misma. Se trata de una expansión de la expresión musical-cultural del mundo aymara en un proceso migratorio continuo desde la ruralidad a la urbanidad y posteriormente a la metrópolis, como ha ocurrido en Perú con la migración puneña a Lima (Falcón, 2007 / Sanchez Huaringa, 2007) y en Buenos Aires con la migración desde el altiplano boliviano (Barragán, 2010), sur de Perú y Provincia de Jujuy. Migración que a veces ocurre de forma escalonada (Prieto Díaz, 2010) pueblo-ciudad pequeña o mediana- metrópolis, y en otras se salta los pasos migratorios hacia las ciudades departamentales, arribando directamente a la capital o gran ciudad, sea del mismo país o de un país fronterizo o cercano. 5) Acorde a la hipótesis de investigación que hemos planteado, consideramos que la permanencia y re-vitalización de las comparsas de lakita en el contexto urbano de la zona (principalmente Iquique) sitúa a esta expresión en el centro de la representación ritual de la X Congreso Argentino de Antropología Social – Facultad de Filosofía y Letras – UBA – Buenos Aires, Argentina 22 Pablo Mardones – Rodrigo Riffo región, conformando el principal patrimonio inmaterial performático-sonoro de Tarapacá”, y la Pascua de los Negros su principal ‘agora’. En enero de 2012, con el apoyo institucional del Programa de Antropología Visual (PAV) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del Archivo Etnográfico Audiovisual (AEA) de la Universidad de Chile (Uch.), volveremos a viajar a la Pascua de los Negros para profundizar sobre los contenidos que hemos abordado en este trabajo, con la intención de realizar un documental sobre la participación de las comparsas de Lakita en la Pascua de los Negros. Para tal fin, postularemos a un Fondo Nacional de Artes y Cultura (FONDART) en la línea patrimonio para generar un producto audiovisual35. De esta forma viajaríamos a fines de diciembre a compartir con distintas comparsas en Iquique y Alto Hospicio, a las cuales, a modo de intercambio, les ofreceremos (ya lo hicimos informalmente en enero de 2010) videos sobre sus temas para poder difundir en Internet. REFERENCIAS BORIE, César & MORA, Gerardo (2010) Historia reciente de los lakitas de Arica, capítulo. En Lakitas de Arica. Azapa Producciones Ltda. 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