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LAS RELACIONES INTERNACIONALES SIGLO XX, hasta 1990. DE COLOMBIA DURANTE EL Por: Rafael Gómez Henao LOS NEGOCIOS COMERCIALES DE COLOMBIA CON EL EXTERIOR DURANTE EL SIGLO XX: COMPORTAMIENTO DE LOS NEGOCIOS CON EL EXTERIOR ANTES 1914: La separación de panamá en 1903 creó un conflicto que afectó las relaciones, tradicionalmente muy buenas, entre Colombia y Estados Unidos, precisamente en los momentos en que se consolidaba la presencia de este último país en Centroamérica y el Caribe. Apartada del caribe y de Centroamérica, Colombia buscó ante todo manejar sus relaciones internacionales con mira puesta en la satisfacción de sus intereses económicos. La obtención de precios favorables para el café, la ampliación del comercio exterior, la obtención de préstamos para la financiación del desarrollo y la apertura hacia la cooperación técnica, fueron objetivos que pasaron a dominar por completo a los fines de tipo político en la agenda de las relaciones internacionales. El país comienza a encausarse de forma fácil hacia el exterior, debido fundamentalmente a la producción cafetera de exportación, la cual comenzó a expandirse desde el año 1870. En 1872-73 se exportaron 7.364 toneladas de café por valor de $1,9 millones, lo que significaba el 18,4% del valor total de las exportaciones; a partir de estos años la exportación de café descendió. Entre 1887 y 1896 se vivió un nuevo auge cafetero, hasta llegar en este último año a representar el 56% dl valor total de las exportaciones. Nuevamente decayó la exportación a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX; en 1905 se exportaron 30.486 toneladas por valor de $ 4,8 millones, el 39,2 % de las exportaciones. La exportación se mantuvo baja hasta 1911 en que se comenzó u nuevo auge; en 1912 se exportaron 55.993 toneladas por valor de $16,8 millones, lo que significaba nuevamente más de la mitad del valor total de las exportaciones, un 52,1%, y para 1919, la participación había ascendido al 68,7%. Con la producción cafetera de exportación se sucedieron las siguientes consecuencias: 1º La economía cafetera produjo la acumulación de capital que sirvió de base para la industrialización, en los primeros establecimientos industriales a fines del siglo XIX y durante los primeros decenios del siglo XX. 2º La economía cafetera, por su misma conexión mundial permitió la formación de un mercado monetizado, al cual se integró un amplio sector de la población campesina. 3º La economía cafetera necesito de una red ferroviaria, que entre 1885 y 1922 pasó de 203 km. a 1.166 km. Los ferrocarriles favorecieron el desarrollo industrial, particularmente la industria textil de Medellín, al reducir los costos de transporte para la importación de maquinaria y materias primas en forma más acentuada que para la importación de manufacturas terminadas. 4º La economía facilitó el desarrollo de las ciudades que acapararon Impulsadas por la producción, procesamiento, transporte y comercialización de café, se desarrollaron las ciudades y se convirtieron en centros de mercado de bienes y fuerza de trabajo. 5º La economía cafetera permitió la formación de nuevos grupos sociales que tuvieron incidencia notable en los conflictos y la vida política del país. 6º Por último, la economía cafetera determinó prácticamente los ingresos ordinarios del estado, las exportaciones de café generaban capacidad para importar y, con ello, el monto de los derechos aduaneros. Además, la exportación cafetera pagaba una serie de derechos, tales como los de canalización, peaje y tonelaje; los impuestos sobre la carne, la miel y otros productos que se consumía en las plantaciones y los derechos de importación de sacos para empacar el grano. La economía cafetera de exportación debido a los ingresos que percibía el Estado vía importación dio lugar a una relación de dependencia, en la cual el Estado se hizo bastante sensible a los ritmos de producción cafetera y del mercado mundial. Los períodos de bonanza y de crisis de la exportación del grano, a través del mecanismo de las importaciones y los derechos de aduana, se refleja en el comportamiento de las finanzas del Estado y, naturalmente, en la marcha de la economía nacional. LA PRIMERA GUERRA Y LAS COLOMBIA CON EL EXTERIOR: RELACIONES ECONOMICAS DE La Primera Guerra dio lugar a un deterioro del comercio mundial, perturbación que implicó para el país un descenso pronunciado tanto de las exportaciones como de las importaciones. El descenso de la exportaciones afectó la economía cafetera, lo cual produjo un efecto depresivo sobre las actividades que venían progresando al impulso de este producto. Por otra parte, la caída de la importaciones, a pesar de que perjudicaba a los comerciantes importadores y al Estado a través de la disminución de los ingresos aduaneros, generaba la oportunidad para el desarrollo de la industria y de la agricultura. El sector agrícola se beneficiaba por la reactivación de la demanda interna al disminuir la importación de los productos que competían con los nativos. La disminución de las importaciones de arroz fue cubierto por la producción interna, la cual, inclusive dejó un remanente que se exportó a Panamá, Puerto Rico y Cuba; ante la expansión del mercado interno, en 1917 se dejó de exportar cacao para destinarlo a dicho consumo; el tabaco duplicó su producción entre 1915 y 1919; incrementos apreciables se presentaron en el trigo y en el algodón, pero este último no lograba copar la demanda interna. No obstante estos incrementos, la producción agrícola no respondía plenamente a la llamada del mercado interno, lo que traía como consecuencia un alza en los precios de los productos agrícolas. Al finalizar la guerra, se produjo un rápido aumento de las exportaciones, de importaciones y de los ingresos aduaneros, lo que le permitió al Estado mitigar las consecuencias de la crisis e iniciar algunos desarrollos. Con el aumento de los ingresos el Estado, puso al día el pago de los servicios públicos, atendió la deuda interior y exterior, adquirió nuevos compromisos e impulsó la construcción de vías. . En 1926 escribía Alfonso López Pumarejo “ De un día para otro, Colombia ha pasado de la economía del déficit, en que vivió durante el siglo, a la economía del superávit, que hoy llena de promesas de prosperidad a las gentes bien formadas.” El valor total de las exportaciones pasó, de 44,5 millones de dólares en el período de 1915-1919 a 63,9 millones entre 1922- 1924, y a 112,2 millones entre 1925 y 1929. El precio del café pasó de 15,4 centavos la libra en 1922 a 26,3 en 1928, mientras la capacidad de compra de productos importados por cada libra de café aumentó algo más de dos veces entre 1921 y 1928. EL COMERCIO INTERNACIONAL DE COLOMBIA CON LA SEGUNADA GERRA MUNDIAL: Un año antes de terminar la segunda guerra mundial, un observador, Abdón Espinosa, anotaba el hecho paradójico de que el país contaba con saldos favorables de la Balanza de pagos, aumento en las reservas de oro y divisas del banco Emisor (y consiguientemente una expansión del medio circulante) y al mismo tiempo una severa dificultad para importar y un dislocamiento casi generalizado de la producción que se traducía en un muy lento ritmo de crecimiento. En 1938. Estados Unidos era el principal comprador de los productos colombianos. Adquiría el 80% del café, mientras que Alemania se quedaba con el 16%. Este producto era nuestra principal fuente de divisas, pues representaba el 54,4% del total de las exportaciones colombianas, le seguían en importancia el petróleo crudo, con un 22,8%, y el oro con un 11,5%. La segunda Guerra trajo como consecuencia una menor demanda por los productos nacionales y esto implicó la baja de los precios de los mismos, lo cual abría toda una serie de interrogantes sobre el futuro cambiario y fiscal del país. El gobierno de Eduardo Santos y su ministro de Hacienda Carlos Lleras Restrepo, tomaron prontas medidas entre las que se destacó la creación de un subsidio de dos pesos por cada saco de café. Como la demanda por café continuaba alterándose, los representantes de la administración Santos a la Tercera Conferencia Panamericana del café, celebrada en New York en 1940, apoyaron en principio la adopción de un acuerdo sobre cuotas de exportación. Por su parte, la delegación de Estados Unidos también acogió esta idea, por considerar que un mayor descenso en los precios podría deteriorar la situación política de las naciones cafeteras. En ese sentido, los países consumidores comenzaron a hacer parte de este esquema. El acuerdo le dejó a Colombia una cuota de 3,2 millones de sacos, aproximadamente un 20% de las exportaciones del continente. En esta forma el café siguió siendo el principal motor de la economía y la columna vertebral de sus relaciones exteriores. En 1938, el 49% de las exportaciones colombianas de banano iba al mercado norteamericano, por intermedio de la compañía United Fruit Company, que lo producía y lo exportaba. Tanto durante la Segunda Guerra, como en el período que la siguió, la posición de Colombia en el contexto internacional estuvo caracterizada por una estrecha relación con los Estados Unidos. Al terminar la guerra, un nuevo conflicto dividía el mundo en torno a los polos de las dos grandes potencias que emergieron de la lucha militar, obligando a las naciones a alinearse con alguno de ellos. La política exterior de Colombia y de todas las demás naciones del hemisferio se vio así limitada por la coyuntura mundial. América Latina le correspondía un papel determinado en la guerra fría: hacía parte de la zona de influencia norteamericana y como tal debía apoyar a Estados Unidos en la batalla contra el comunismo internacional. En 1951, el presidente Laureano Gómez envió mil hombres y una fragata a la guerra de Corea con el fin de repeler la invasión de Corea del Norte. Como contraprestación a los esfuerzos de Colombia se facilitó la llegada de la misión del Banco mundial representada por el economista Lauchin Currier, quien tuvo bastante influencia en la planeación del desarrollo colombiano. Entre 1953 a 1958, la caída de los precios del café provocó la contracción de la capacidad para importar, lo que se reducirá sistemáticamente desde 1954, para lograr su punto mínimo en 1961, pero ello será parcialmente compensado por la deuda externa que entre 1950 y 1960 aumenta en 153% pasando de 155 millones a 393 millones de dólares durante estos años, al igual que por el ingreso de inversiones extranjeras que comienzan a acrecentarse desde 1950. La bonanza del sector externo, por ocasión del incremento en la cotización del café, generó un nuevo ciclo expansivo después de la interrupción en 1975. Sin embargo, las tasas de crecimiento económico, y en particular las de la industria, resultaron inferiores a las observadas en 1970-1974 y las de los últimos cuatro años de la década de los 70. El año 1981 marca u n quiebre en las tendencias de crecimiento del país para inagurar un largo período de estancamiento y deterioro cambiario. El viraje está asociado con la caída del precio internacional del café desde el último trimestre de 1980 y con los efectos de la nueva recesión internacional a partir de ese año. El valor de las exportaciones de café se redujo tanto por la baja en el precio como por la limitación cuantitativa de las cuotas del pacto internacional del café. Las exportaciones menores se redujeron, tanto en cantidad como en su valor real en dólares. Pese a la drástica caída del valor de las exportaciones y en su capacidad de compra, las importaciones continuaron creciendo con rapidez hasta 1982, debido al efecto conjunto de la sobrevaluación creciente de la moneda, las medidas de liberalización y un incremento espetacular en las compras oficiales de maquinaria y equipo que trajo consigo el plan de inversiones públicas del gobierno de Turbay. En consecuencia, de los amplios superávit comerciales que caracterizaron el período 1976 –1979 se pasó, en apenas dos años, al déficits de 1.304 millones de dólares en 1981 y de 1776 en 1982. La cuenta de servicios también se deterioró, en razón del alto endeudamiento externo en 1979 y 1980y el alza en las tasas internacionales de interés. A principios de 1983, el comercio exterior colombiano sufrió un nuevo golpe: el cierre de los mercados vecinos (Venezuela y Ecuador) y la devaluación de sus monedas: de manera que las exportaciones menores cayeron aún más, pese a incrementos sucesivos en el ritmo de devaluación, en noviembre de 1982 y marzo de 1983. Esta situación y el virtual cierre del crédito bancario internacional después de la crisis mexicana en Octubre de 1982, obligaron finalmente al gobierno a adoptar medidas efectivas de control de importaciones a partir de abril de 1983 y especialmente desde marzo de 1984. Las importaciones se disminuyeron en más de 700 millones de dólares en 1983 y en cerca de 500 millones en 1984. Por su parte el ingreso por exportaciones se elevó de nuevo desde 1984, como consecuencia de una leve mejoría en el mercado cafetero así como en las exportaciones menores, gracias a la mayor devaluación real, a la recuperación de la economía norteamericana y a las nuevas exportaciones de carbón. Así, el déficit comercial se redujo a 1.317 millones de dólares de 1983 y a 332 de 1984, alcanzándose incluso el equilibrio en el último trimestre de ese año y seguramente un superávit en 1985. Las cuentas de servicios y de capitales se deterioraron gravemente en 1983 y 1984, con lo cual se perdieron 1.723 millones de dólares de reservas brutas en 1983 y 1.285 en 1984. COLOMBIA ENTRA A LA ERA DE LA INTEGRACIÓN REGIONAL: El 18 de febrero de 1960, en el tratado de Montevideo, fue creada la Asociación Latinoamercana de Libre Comercio (ALALC). La crisis de la ALALC, dominada por los países grandes, México, brasil, Argentina, así como el automatismo mecánico de las negociaciones arancelarias que iban en desventaja de los demás países miembros del esquema de liberación comercial, llevaron pronto a la creación de un subgrupo regional que se enmarcó dentro de las cláusulas del tratado “marco” de Montevideo y del cual fueron promotores e inspiradores principales Carlos Lleras Restrepo y Eduardo Frei Montalva, presidentes de Colombia y Chile, respectivamente. El 31 de diciembre de 1980 termina la Alalc y en este mismo año se firmó el tratado de Montevideo por medio del cual se creó la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) El 26 de mayo de 1969, nace el Grupo Andino integrado por Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. Venezuela se adhirió al acuerdo en 1973 y Chile se retiró en 1976. La falta de comprensión con respecto a una coyuntura internacional que estaba exigiendo cambios sustanciales, así como el estrecho estilo tecnocrático que caracterizó los trabajos del Grupo Andino, lo fueron conduciendo lenta pero seguramente a un estancamiento que frustró los ideales de los fundadores. Cosa semejante ocurrió con la ALALC, luego transformada en ALADI. En alguna medida, la administración Turbay Ayala retomó el tradicional favoritismo que la diplomacia tradicional colombiana les había concedido a las instituciones multilaterales. Fue así como por medio de la ley 49 del 14 de mayo de 1981, Colombia formalizó su ingreso en el acuerdo del GATT ( Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio), el cual había comenzado a buscar desde 1967. Dos años más tarde, el proceso de adhesión de Colombia al GATT fue suspendido, por cuanto los mayores esfuerzos del gobierno estaban destinados al desarrollo del Acuerdo de Integración del Pacto Andino. COLOMBIA Y LA ALIANZA PARA EL PROGRESO: Por varias razones, Colombia tenía todos los atractivos para que el presidente Kenedy la escogiera como uno de los mayores beneficiarios de la Alianza para el progreso. El régimen político instalado en 1958, el Frente Nacional, le concedía a la ayuda para el desarrollo todas las condiciones para explotar al máximo sus beneficios potenciales. Desde el punto de vista económico Colombia requería de un soporte que le permitiera mantener el satisfactorio crecimiento económico reciente. La economía mostraba algunas debilidades en el sector externo el cual se basaba en la exportación de un solo producto: el café. Entre 1962 y 1973, Colombia recibió ayudas financieras por parte de los Estados Unidos por un valor de 1.203, 3 millones de dólares. Dentro del tratamiento preferencial que la administración Kenedy le dio a Colombia dentro de la Alianza para el Progreso, Bogotá fue escogida para una visita del mandatario norteamericano en diciembre de 1961, durante la cual se inauguró una gran obra: un conjunto de viviendas para sectores populares que lleva el nombre del mandatario norteamericano. COLOMBIA Y LAS AYUDAS DEL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL: En los meses de noviembre y diciembre de 1966, Colombia y el Fondo monetario internacional, tuvieron una confrontación que terminó con el rechazo por parte del gobierno colombiano de las propuestas del fondo en materia de política económica. A pesar del buen comportamiento de la economía colombiana, especialmente en lo que se refiere al crecimiento, la balanza cambiaria dejaba ver algunas dificultades en el corto plazo. La escasez de divisas había sido durante los últimos años el principal obstáculo para el desarrollo económico de Colombia y por esa razón se había depositado en los organismos multilaterales de crédito una responsabilidad tan grande como instrumento para estimularlo. Hacia 1966, el café que seguía siendo el principal producto para la generación de divisas, tuvo una caída en sus precios. Igual sucedió con otros productos de exportación: el azúcar y el algodón. Ante tales circunstancias, la misión del Fondo Monetario Internacional que visitó a Colombia realizó una serie de recomendaciones sobre el manejo doméstico de la economía, que el gobierno encontró inconvenientes. La principal diferencia estaba en que el Fondo consideraba de que se llevara a cabo una devaluación del peso. Lleras negándose a devaluar, adelantó la política que tenía planeada a través de una serie de decisiones de la Junta Monetaria y del decreto 444, que fue sancionado el año siguiente. Con este último acogió el sistema de devaluación gota a gota (crauling peg), y creo un nuevo conjunto de instrumentos para impulsar el sector de las exportaciones. En 1974, comienza la administración de Alfoso López Michelsen quien diseñó una política exterior para lograr la enmancipación económica “justicia en las relaciones económicas y no ayudas”, a la vez, “cerrar la brecha” en las relaciones económicas de Colombia y el resto del mundo era una meta y un medio. El presidente López consideraba que podía renunciar a los fondos provenientes de los Estados Unidos en virtud que la coyuntura cafetera le estaba propiciando al país un importante flujo de divisas. No existía necesidad de aceptar condiciones por parte de una nación extranjera, en momentos en que la economía atravesaba una etapa atípica de abundancia de divisas. Con la administración Betancur, comienza el creciente deterioro de la posición cambiaria, que desde 1984 limitó las posibilidades para que el presidente Betancur pudiera darle un buen manejo al sector externo. En julio de 1984, el Ministro de Hacienda de Betancur, Roberto Junguito Bonet, reconoció ante el Congreso que la economía se encontraba al borde de la crisis cambiaria. El gobierno de Betancur buscó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Las negociaciones fueron complejas, pero luego de seis meses arrojaron un resultado favorable para el gobierno. Aunque Colombia se comprometía a adoptar las medidas de política económica sugeridas por el FMI, no se firmaría una Carta de Intención, ni se recibiría un crédito de contingencia. Alternativamente, el FMI daría a Colombia un visto Bueno para que los bancos reabrieran los créditos, y realzaría una monitoría trimestral de la economía Colombiana para verificar el cumplimiento de las metas acordadas.(Nueva Historia de Colombia) INVERSION EXTRANJERA EN COLOMBIA DURANTE EL SIGLO XX: En Colombia se hace control a la inversión extranjera desde 1938, cuando se estableció que todas las operaciones en moneda extranjera requerían autorización de la oficina de Control de Cambios y Exportaciones. A partir de 1947 se comenzó a exigir de forma obligada el registro ante la oficina de Control de Cambios a toda inversión extranjera que reclamara el derecho de giro al exterior. En 1951 se dispuso que los capitales importados antes de este año que no estuvieran registrados ante el Ministro de hacienda perderían el derecho a giro. En 1959 se autorizó a los capitales que aún no se habían registrado a tener derecho a giro a través del mercado libre de divisas. Con la Ley 444 de 1967 se determinó que el Departamento nacional de Planeación fuese el organismo encargado de aprobar la inversión extranjera en Colombia. A la luz de la decisión 24 del Pacto Andino, en 1975 se aprobó la ley de la “colombianización de la banca”. En ella se estipulaba que todas las instituciones de intermediación financiera en el país debían tener como mínimo un 51% de capital nacional. Se buscaba que los principales medios económicos estuvieran en manos de colombianos. Dentro de esta misma concepción, Colombia adoptó un nuevo régimen de inversión extranjera. En primer lugar se buscó autonomía petrolera mediante el cambio del esquema administrativo de contratos entre empresas de capital nacional y de capital extranjero. El régimen de “concesión” fue reemplazado por el de “asociación”, cuya principal diferencia es que deposita en la contraparte extranjera el costo de la exploración. ENDEUDAMIENTO EXTERNO DE COLOMBIA DURANTE EL SIGLO XX: En el siglo XX se presenta un cambio en la dependencia colombiana. Estados Unidos suplanta a Inglaterra e inicia su penetración sobre Colombia, directamente con la pérdida de panamá en 1903, e indirectamente a través de las inversiones y de los empréstitos. La mejoría en la situación fiscal permitió recurrir al crédito extranjero. El 1º de enero de 1914 el saldo de la deuda interna era de pesos colombianos de 10.157.000 y el de la deuda externa era de $ 22.892.000. de 1922 a 1926, se operó una gran rebaja en la deuda pública nacional, que a mediados del último año llegó a su punto más bajo en muchos años. Pero desde 1927 en adelante se uso el crédito externo con perfecta inconsistencia. El auge exportador y la indemnización de los 25 millones de dólares por Panamá, generaron tal holgura fiscal que la imagen de Colombia mejoró en los mercados financieros internacionales, los que a su vez estaban experimentando una acelerada expansión. El crédito norteamericano creció enormemente. En total se recibieron US 197.807.740 entre 1923 y 1928. Por causa de los empréstitos el presupuesto nacional se pudo equilibrar y se inició un período de auge sin precedentes en las obras públicas. El país gastaba desordenadamente lo que obtenía en crédito, hasta que la crisis vino a romper el ritmo artificial de inversión. Los empréstitos no fueron invertidos directamente en la industria: sólo el 15% de la inversión industrial inicial era de inversión extranjera, pero indirectamente sí contribuyeron a crear condiciones propicias para su surgimiento, puesto que fueron dedicados a obras públicas, elevaron la capacidad de compra y causaron un desplazamiento masivo de los campesinos hacia la ciudad. Por causa de los empréstitos el presupuesto nacional se pudo equilibrar y se inició un período de auge sin precedentes en las obras públicas. El país gastaba desordenadamente lo que obtenía en crédito, hasta que la crisis vino a romper el ritmo artificial de inversión. Los empréstitos no fueron invertidos directamente en la industria: sólo el 15% de la inversión industrial inicial era de inversión extranjera, pero indirectamente sí contribuyeron a crear condiciones propicias para su surgimiento, puesto que fueron dedicados a obras públicas, elevaron la capacidad de compra y causaron un desplazamiento masivo de los campesinos hacia la ciudad. Colombia pudo incrementar el endeudamiento externo entre 1925 y 1928, viviendo la etapa que se llamó “la prosperidad al debe”, dando lugar por otra parte, a que el país estuviera más sensible a la inestabilidad. Por otra parte, e proceso de endeudamiento abarcó en forma importante no solo al gobierno nacional, cuya deuda pasó de 21 a 71 millones de dólares entre 1923 y 1928, sino los de departamento y municipios y bancos que también crecieron de forma considerable. El 50% de la deuda contraida en la década de los veinte se empleo para desarrollar el sistema de transporte con la siguiente distribución: Un 50% para los ferrocarriles, un 39% para carreteras y un 7% para puertos. En 1929, con el estallido en octubre de la crisis mundial, el esquema económico de la “properidad al debe” se acabó de ir a pique. Las exportaciones del país disminuyeron en volumen en una cuarta parte. Además, la caída de los precios de los bienes que las componían implicó que el valor de tales exportaciones se redujera a la mitad. Principalmente desestabilizador entre estos últimos, fue el café, cuyo precio en el mercado mundial bajó en forma significativa. El cierre de créditos externos provocado por la crisis internacional, además, condujo al país a un déficit de balanza de pagos que se reflejó en una caída de las reservas de oro. Lo cual a su vez, condujo a la imposibilidad de que se mantuviera el patrón oro. Debido a la crisis, y a la guerra con el Perú, el Presidente Olaya suspendió el pago de los vencimientos a la deuda externa, en abril de 1933. Para poder conseguir capital privado internacional, Olaya cooperó estrechamente con las compañías norteamericanas, aceptando recomendaciones de la embajada norteamericana en relación con el comercio exterior tales como la disminución de intereses para las importaciones de ese país. Varias empresa con capital norteamericano se beneficiaron de la medida colombiana, entre ellas la United Fruit Company y algunas compañías petroleras. La deuda pública externa de Colombia se ha incrementado de US$ 1.319 millones en 1970 a US$14.809 al terminar 1990. La deuda privada pasó de US$ 457milones en 1970 a US$ 3.027 en 1990. Desde 1985 se inició un gran programa para obtener recursos nuevos con la banca comercial internacional. La primera gran operación, que se denominó el crédito “Jumbo “se firmó en 1985 por US$ 1.000 millones. Otros US$ 1.000 millones se concretaron con el crédito llamado “Concorde” cuyo desembolso se realizó en 1988. Luego, en 1989,se firmó el crédito “Challager” por U$ 1.645 millones. Con estos créditos el país pudo incrementar las reservas cosa que le facilitaría para emprender la apertura económica. 4.6.7.COLOMBIA Y EL CONTRABANDO DURANTE EL SIGLO XX: El contrabando se comienza a presentar en Colombia desde tiempos coloniales. A comienzos del siglo XVIII, Jamaica- más tarde reemplazada por las Antillas Holandesas- se convirtió en uno de los principales centros desde donde se introducían mercancías de contrabando a Colombia a través de sus pequeñas bahías sobre el Caribe, en la que los buques podían entrar sin muchos impedimentos oficiales. Es imposible calcular la extensión del contrabando en la Colombia, pero los ministros de Hacienda, preocupados por los ingresos provenientes de la aduana, estaban muy conscientes de sus grandes dimensiones. Según el administrador de la aduana de Río Hacha en 1919, las mercancías importadas se introducían de contrabando a la Guajira y de allí se repartían para las demás partes del país. Un informe consular norteamericano, para esta época concluía lo siguiente: " La libertad de movimiento de mercancías y gentes de todas las nacionalidades, a lo largo de la costa con prácticamente ninguna interferencia por parte de los funcionarios del gobierno Colombiano, es típica de la falta generalizada de ley en la región, y es indicativa del hecho de que potencialmente cualquier cosa puede suceder aquí sin que el gobierno colombiano lo sepa o sin que el gobierno haga nada al respecto”. Las Antillas Holandesas y Venezuela eran las principales fuentes de las importaciones de contrabando, particularmente debido a la ausencia de controles en Curazao y Aruba para el movimiento de mercancías y gente. En 1941 el contrabando incluía sedas japonesas, Wisky Escocés, cigarrillos Americanos, enlatados y armas y municiones Norteamericanas. A su vez, el dividivi, las perlas, pieles y ganados, entre otros, eran las principales productos que se exportaban de contrabando. Un extenso litoral con un gran número de pequeñas bahías y ensenadas vigiladas pobremente por funcionarios aduaneros mal equipados hacía la tarea de patrullaje efectivo prácticamente imposible. Los funcionarios mal pagados estaban expuestos la soborno. Al respecto comentaba, en 1919, el administrador de la aduana de Riohacha, las condiciones en las que se suponía debía evitar el contrabando: “.. ésta aduana sólo dispone de treinta y cinco hombres… para vigilar estas costas en una extensión de sesenta leguas… esos Resguardos están armados con rifles que tienen diez y ocho años de constante servicio, escasísimamente municionados, que hacen triste contraste con los muy bien dotados fusiles modernos de los contrabandistas…por tal motivo los guardas… en lugar de ser los perseguidores de los contrabandistas, se mantienen a la defensiva por temor a un asalto”.(Alvaro Jiménez, informe del administrador de aduanas, 1919). La generalización del contrabando, su aceptación social y las condiciones bajo las cuales se desarrolló sobrepasan las condiciones del gobierno nacional. En un estudio realizado por los doctores Junguito y Caballero, “La otra Economía”, se calcula que las exportaciones ilegales en 1976 y 1977 equivalieron a 13,8% y 9,8% respectivamente del total de las efectuadas en forma legal. Tomás Eastman, dirigiéndose al consejo de ministros de Bogotá en 1991 comentaba lo siguiente: “los contrabandistas forman una especie de hermandad que goza de mal disimuladas simpatías aun entre las gentes que no tienen ese oficio en las regiones donde se ejerce. Cuando un contrabandista hace una jugada hábil, no cree haber cometido un delito, sino haber burlado a unos agentes del gobierno, que trataban de quitarle lo que él estima su propiedad. Las gentes le ríen las estratagemas y le compran a bajo precio los artículos de matute. Las mismas autoridades no gastan con el contrabandista la severidad que debieran, tal vez porque no advierten que en cada fraude de esa naturaleza hay dos delitos a un tiempo: uno contra el fisco y otro contra los comerciantes honrados, a quienes se les promueve una competencia que tiene tanto de insostenible como de tramposa”.