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JENOFONTE (c.428 – c. 354 a.C.) Historiador griego, discípulo de Sócrates. Era ateniense, hijo de Grilo; tuvo dos hijos, Grilo y Diodoro. Como caballero y asociado al círculo aristocrático de jóvenes acompañantes de Sócrates, pudo haber tenido dificultades para vivir en Atenas durante oligárquica (gobierno de los Treinta Tiranos) la revolución y la restauración democrática y salió de allí en el 401. Por invitación de su amigo beocio Próxeno, se unió a la expedición de Ciro el Joven (que Jenofonte describe en su Anábasis) contra su hermano Artajerjes II. Tras la muerte de Ciro, como oficial que era, logró sacar con bien a los “Diez Mil” (el conjunto de tropas mercenarias griegas que acudió en apoyo de Ciro) de su fracasada aventura gracias a su propia determinación y habilidad militar. Luego, en el 396 a.C., aceptó ponerse al servicio del rey espartano Agesilao, al que llegó a estar muy unido, contra el rey Farnabazo. Cuando Agesilao fue reclamado por los sucesos de Grecia, Jenofonte le acompañó y estuvo presente (quizá sin combatir) en la batalla de Coronea, contra Atenas y Beocia en el 394. Parece que ya había sido desterrado de Atenas y sus bienes confiscados. Los espartanos le proporcionaron una propiedad en Escilo, cerca de Olimpia y le nombraron “próxeno espartano” (especie de cónsul actual, representante de los intereses de un país en otro extranjero), para que se ocupase de acoger a los espartanos que visitaban Olimpia. Aquí pasó veinte años, disfrutando la vida en el campo y escribiendo sus libros. En el 371 Élide reclamó Escilo y Jenofonte se retiró a Corinto. El decreto de su destierro de Atenas fue revocado probablemente hacia el 368. Cuando los atenienses fueron expulsados de Corinto en 366, regresó a Atenas; sus dos hijos lucharon en el contingente ateniense, del lado de los tebanos, en la batalla de Mantinea en 362, y el mayor, Grilo, murió allí. Jenofonte escribió sobre los numerosos asuntos que le proporcionaba su variada experiencia. La personalidad de Sócrates produjo en él (como en tantos otros) una profunda impresión y escribió tres libros de recuerdos, Memorables, Apología y Simposio. Sin embargo, no poseyó un verdadero talento filosófico y parece incluso haber malinterpretado a Sócrates en la misma medida en que le admiraba (se cuenta que Sócrates se encontró en la calle por primera vez con Jenofonte, siendo éste aún un niño, y le paró para preguntarle dónde se podían adquirir ciertos artículos. Jenofonte se lo dijo. Entonces Sócrates le preguntó, “¿Dónde puedes convertirte en un hombre valiente y virtuoso?” y al quedar Jenofonte perplejo le dijo que fuese con él). Económico se inspiró en su vida de familia; Anábasis y Ciropedia, en sus experiencias en Persia; sus tratados El comandante de la caballería, Sobre la caballería y Cinegético en su carrera militar y en su devoción por el deporte; las Helénica, Agesilao, la Constitución de los lacedemonios y Los ingresos, en su familiaridad con los asuntos políticos de varios países. La Constitución de los lacedemonios, conservada entre sus obras no fue con certeza obra suya. Como historiador, Jenofonte omite en ocasiones asuntos de importancia y peca de parcialidad. En asuntos militares y deportivos es un experto y un entusiasta, y escribe de forma atrayente. Fue un hombre piadoso, con un gran sentido común, y un escritor fácil, lúcido y agradable. Quintiliano habla con calor de su estilo carente de afectación. Obras Memorables (Apomnemoneumata). Recuerdos que conservaba de Sócrates, en cuatro libros, en los que describía su carácter y algunas de sus opiniones, desarrollando principalmente conversaciones más o menos imaginarias entre Sócrates y varios personajes. Apología de Sócrates (Apologia Socratous). Relato sobre la defensa que Sócrates pronunció en el juicio en el que se le acusaba de impiedad. En el momento en que tuvo lugar el juicio, Jenofonte participaba en la expedición de Ciro (ver Anábasis), y se fía de la opinión autorizada de Hermógenes, amigo de Sócrates que, según Platón, estuvo presente en la ejecución. El relato se propone destacar que Sócrates estaba dispuesto a morir no por los elevados motivos aducidos por Platón, sino para escapar a los inconvenientes de su avanzada edad. Los argumentos están menos elaborados que los de Platón. Simposio. Narración de un banquete imaginario que se supone tuvo lugar con ocasión de las Grandes Panateneas del 421 a.C. en la casa de Calias, distinguido y acaudalado político ateniense, hallándose Sócrates entre los invitados. Los presentes en el banquete son todos personajes históricos bien conocidos. La narración proporciona un vívido cuadro de las conversaciones y diversiones en un simposio ateniense. La conversación es una mezcla de humor y seriedad, y a Sócrates se le presenta como un hombre tolerante y distendido. Hay un buen número de chanzas acerca de su aspecto físico; es la figura central y, en medio de las chanzas, pronuncia un grave discurso sobre la superioridad del amor espiritual sobre el carnal. Económico. Tratado sobre la administración de una casa y hacienda, en forma de diálogo entre Sócrates y Cristobulo. Anábasis (Kyrou anabasis). Narración en prosa en siete libros, que describe la expedición del joven Ciro, hijo de Darío II de Persia, contra su hermano mayor el rey Artajerjes II. Jenofonte publicó la primera parte bajo un pseudónimo, pero en la segunta abandonó esa ficción y magnificó su propio papel en la expedición. Ciro, sátrapa de Lidia, se vio defraudado porque no había sido elegido para suceder a su padre, como hijo favorito que era. Su resentimiento contra su hermano aumentó cuando fue arrestado por Artajerjes poco después de su ascenso al trono, bajo la falsa acusación de conspiración. Ciro se preparó para atacar a Artajerjes y reclutó una fuerza auxiliar de 10.000 griegos. Jenofonte describe la larga marcha de la expedición de Ciro, los “Diez Mil”, a los que él acompañó, desde Sardes hasta las cercanías de Babilonia en 401 a.C. Se vio interrumpida por la negativa de algunas de las tropas a continuar cuando descubrieron el verdadero objetivo que les había sido ocultado. La mayoría fueron convencidos para seguir adelante, y lucharon en la batalla de Cunaxa. Ciro murió y sus tropas asiáticas emprendieron la huida. Este desastre consternó a los griegos, pero resistieron a los intentos de Artajerjes de rendirlos. Su consternación aumentó cuando el sátrapa Tisafernes, que había estado llevando las negociaciones del lado persa, atrajo a los generales griegos a sus cuarteles para apresarlos y decapitarlos. En ese punto Jenofonte indujo a los restantes oficiales a reorganizar la fuerza y planear una retirada, asumiendo él mismo el mando de la retaguardia, la parte más peligrosa. Sus consejos durante el camino, su coraje e ingenio permitieron al ejército griego, tras grandes penalidades y duras luchas, alcanzar el Mar Negro y posteriormente Grecia. En su narración destaca la piedad de Jenofonte, que no toma ninguna decisión importante sin sacrificar y consultar a los dioses. Ciropedia (Kyrou paideia). Relato en ocho libros, sobre la carrera de Ciro el Grande, rey de Persia, en el que personajes y hechos históricos aparecen modificados para adaptarlos a la intención didáctica del autor, explicar su concepción de la educación del gobernante ideal. El propio Ciro es un personaje idealizado, el perfecto estadista, gobernante y general. Es una obra ciertamente pesada para lectores modernos. El comandante de la caballería (Hipparchikos). Sobre las obligaciones de un comandante de caballería.Da consejos sobre la selección y el adiestramiento de los reclutas, el cuidado de los caballos, la elección de los oficiales subordinados, las cualidades que requiere un comandante y sus obligaciones. Sobre la caballería (Peri hippikes). Aconseja a sus jóvenes amigos sobre el manejo de los caballos en distintos apartados: comprar un potro, sus características, doma, comprar caballo ya montado, establos, alimentación, cómo montar, saltar, armaduras, … Cinegético. Empieza con un exordio, remontando la invención del juego da la caza a Apolo y Ártemis. Luego exhorta a todos los jóvenes que se dediquen a la caza, pasando después a explicar distintos aspectos del tema: los perros, las redes, la caza del ciervo y del jabalí, … El tratado concluye con un ataque a los sofistas, calificándolos de inútiles e indignos. Helénica. Historia de Grecia desde 411 hasta 362 a.C. donde Jenofonte vivió los acontecimientos que describe. La obra no fue concebida como una unidad, sino que fue escrita por partes, publicadas probablemente juntas pero sin revisión. Jenofonte comienza su relato en el punto en que se detiene la Guerra del Peloponeso de Tucídides. Los libros 1-2 cubren los años 411 a 403, el gobierno y derrocamiento de los Treinta Tiranos en Atenas. Tras dejar en blanco los acontecimientos de 402 a 400, cubre los años 399 a 379 en los libros 3-5: la guerra espartana contra los persas (399-387); el intento de varios estados griegos de obstaculizar el creciente poder de Esparta; la rivalidad entre Esparta y Tebas. La segunda mitad del libro 5 y los libros 6 y 7 llevan al lector desde 379 hasta 362, y abarcan el triunfo de Tebas en la batalla de Leuctra (371) y su supremacía bajo el general Epaminondas, acabando con su muerte en la batalla de Mantinea en 362. Agesilao. Ensayo biográfico sobre su amigo el rey de Esparta. Relata con detalle la campaña de Agesilao contra el sátrapa persa Tisafernes, en el año 395 a.C.. Describe con minuciosidad la batalla de Queronea en que, según parece, Jenofonte luchó al lado de su amigo contra sus propios compatriotas. Acaba con un encomio sobre la piedad, justicia, sabiduría y patriotismo de Agesilao. Constitución de los lacedemonios (Lakedaimonio politeia). Relato ampliamente elogioso de la forma de vida espartana. Jenofonte atribuye el poder de Esparta a las instituciones tradicionales de Licurgo que describe: el sistema de matrimonio, el adiestramiento físico de ambos sexos, la forma peculiar de enseñar a los jóvenes, el sistema de comer en mesas públicas, el desprecio a la propiedad privada, la preferencia por una muerte honrosa a una vida gris, la organización militar y la posición y función de los reyes. En el capítulo 14, escrito quizá más tarde, lamenta el declive de las viejas costumbres en la Esparta de su tiempo. Los ingresos (Poroi e peri prosodon). Probablemente su última obra. Incluso su autoría resulta dudosa. Jenofonte examina diversos medios de incrementar la renta de Atenas.