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Revisión Abordaje terapéutico del trastorno bipolar en ancianos: tratamientos específicos y características especiales J. López-Álvarez, L.F. Agüera-Ortiz, M. Marín-Mayor En los últimos años han aumentado de manera considerable los conocimientos acerca del envejecimiento en los individuos y de la patoplastia del trastorno bipolar, así como de las modificaciones que pueden surgir en el manejo terapéutico del mismo en el paciente anciano. El presente trabajo trata de mostrar datos de utilidad para la optimización del tratamiento de estos pacientes. Así, explora las características del trastorno bipolar en ancianos, recopila diagnósticos diferenciales, recomienda datos de interés para el cribado, se adentra en la psicofarmacología geriátrica para mostrar nociones con vistas al tratamiento del trastorno bipolar en pacientes de edad avanzada, y concluye con una revisión de la escasa literatura científica existente hasta la fecha. Palabras clave. Anciano. Eutimizantes. Litio. Manía secundaria. Trastorno bipolar. Therapeutic approach to bipolar disorder in the elderly: specific treatments and special characteristics In recent years there has been a considerable increase in the body of knowledge about ageing in individuals and about the pathoplasty of bipolar disorder, as well as about modifications that may take place in its therapeutic management in elderly patients. The aim of this study is to show data that can be useful in optimising the treatment of these patients. It therefore explores the characteristics of bipolar disorder in the elderly, offers an overview of differential diagnoses and recommends data of interest for screening. It also takes an in-depth look at geriatric psychopharmacology in order to show notions that may be of use in the treatment of bipolar disorder in elderly patients, and concludes with a review of the scant scientific literature on the subject that has been published to date. Key words. Bipolar disorder. Elderly. Lithium. Mood stabilisers. Secondary mania. © Viguera Editores SL 2009. PSICOGERIATRÍA 2009; 1 (2): 115-125 Introducción El trastorno bipolar es una enfermedad cuyo inicio ocurre más frecuentemente en edades tempranas de la vida; existen personas de edad avanzada que lo padecen, bien como un trastor no bipolar de novo, bien a consecuencia de que un paciente bipolar de inicio en la edad adulta alcance la ancianidad, o bien como manías se cundarias a la toma de medicamentos o a enfer medades –más frecuentes a mayor edad y que no tienen la catalogación de trastorno bipolar–. El aumento de la esperanza de vida ha pro vocado un incremento del número de pacientes bipolares en edad avanzada. Este grupo pobla cional tiende a ser excluido generalmente de los ensayos clínicos y, por ello, de la ‘evidencia clíni ca’, a pesar de sus características que diferencian su tratamiento con respecto al paciente bipolar adulto. Servicio de Psiquiatría. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid, España. Correspondencia Dr. Jorge López Álvarez. Hospital Universitario 12 de Octubre. Edificio de Medicina Comunitaria. Avda. Córdoba, s/n. E-28041 Madrid. E-mail gp649@hotmail.com Conflictos de interés JLA y MMM no han realizado trabajos para ningún laboratorio o empresa farmacéutica. LFAO no tiene para la realización de este trabajo ningún conflicto de interés con empresas farmacéuticas en la actualidad. Características del trastorno bipolar en el anciano Aproximadamente el 20% de los trastornos bipo lares se inician pasados los 65 años y, dado que es más frecuente que las formas iniciales de la enfer medad sean episodios depresivos, la presentación del primer episodio maníaco ocurre en el 30% de los casos por encima de dicha edad [1]. Las for mas tardías de trastorno bipolar se caracterizan por una menor carga familiar, mayor frecuencia de manía como forma de inicio y menor laten cia entre episodios, así como mayor frecuencia de síntomas confusionales, trastornos cogniti 115 J. López-Álvarez, et al Tabla I. Causas de manía secundaria (modificado de [4]). Procesos neurológicos o neuroquirúrgicos Accidentes cerebrovasculares (más de hemisferio derecho o con afectación talámica), traumatismos craneoencefálicos, enfermedad de Parkinson y cuadros de parkinsonismo, neurosífilis, epilepsia del lóbulo temporal, esclerosis múltiple y otras lesiones corticales y subcorticales Infecciones Mononucleosis, criptococosis, virus influenza, virus de inmunodeficiencia humana... Trastornos endocrinos Síndrome de Cushing, síndrome de Addison, hipertiroidismo... Cuadros deficitarios Déficit de ácido fólico o de vitamina B12 Otros cuadros de afectación sistémica Insuficiencia renal, anemia grave, síndrome carcinoide... Procedimientos terapéuticos Terapia electroconvulsiva, hemodiálisis, postoperatorio inmediato tras cirugía mayor... Fármacos Corticoides, agonistas dopaminérgicos, antidepresivos (más con inhibidores de la monoaminoxidasa que con tricíclicos, menor probabilidad con otros antidepresivos), sustancias de abuso, alcohol, disulfiram, metilfenidato, benzodiacepinas, neurolépticos, antiarrítmicos, broncodilatadores, hormona tiroidea, fármacos antituberculosos, medicamentos quimioterápicos... vos, alteraciones del comportamiento, ideación delirante paranoide no congruente con el estado de ánimo, y cuadros mixtos con disforia, irrita bilidad y hostilidad [1]. La menor frecuencia de trastorno bipolar de inicio en la edad adulta puede deberse a su mortalidad prematura, a falta de filiación previa del paciente, a cambio de diag nóstico de un paciente bipolar previamente diag nosticado o a la falta de un cribado adecuado de manía secundaria. Son más frecuentes las manías secundarias a mayor edad y se ha visto que la ci clación resulta más habitual en ancianos. Akiskal et al [2] han planteado la posibilidad de una rela ción de continuidad entre los cuadros afectivos y las demencias, con vías fisiopatológicas comunes para la demencia de Alzheimer y los trastornos afectivos. Se ven cuadros con clínica demencial y afectiva que empeoran con antidepresivos y an ticolinérgicos y que mejoran con antipsicóticos y eutimizantes. Para estos casos se ha propuesto el concepto de trastorno bipolar tipo 6 [3], sugi riendo como elementos para valorar la sospecha de estos cuadros la historia familiar, el tempera mento previo y la mala respuesta a fármacos. 116 Diagnostico diferencial de la manía secundaria El cribado de la manía secundaria precisa una adecuada anamnesis, incluyendo medicación pautada y exploración completa (neurológica, hemograma, determinación de glucemia, elec trolitos, urea, creatinina, vitamina B12 y ácido fó lico en sangre, enzimas hepáticas, TSH, análisis de orina y descarte de neurosífilis); puede am pliarse la búsqueda con pruebas de neuroimagen u otros estudios completos ante la sospecha de una causa no psiquiátrica [4] (Tabla I). Principios generales del tratamiento del anciano con trastorno bipolar El abordaje terapéutico de un paciente de edad avanzada con un trastorno bipolar no es el mis mo que en los pacientes adultos. Hay que plan tearse con mayor detenimiento las complicacio nes médicas, cognitivas, sociales y personales de © Viguera Editores SL 2009. PSICOGERIATRÍA 2009; 1 (2): 115-125 Abordaje terapéutico del trastorno bipolar en ancianos los pacientes y atenerse aún más si cabe al prin cipio de la medicina ‘primum non nocere’. A con tinuación se presentan unas recomendaciones de cara a la elección terapéutica [5]: • Realizar una historia clínica y farmacológica completa y actualizada, incluyendo la res puesta previa a la medicación y su posología. Esto es de utilidad, por ejemplo, debido a la pérdida de eficacia del litio tras sucesivas dis continuaciones de su tratamiento. • Evaluar el estado cognitivo y sensorial. Los fármacos anticolinérgicos y las benzodiacepi nas pueden precipitar caídas o cuadros con fusionales en pacientes predispuestos porque hay mayor sensibilidad a los efectos depreso res del sistema nervioso central. • Evaluar la autonomía del paciente, su situa ción basal y previa para valorar el deterioro y el apoyo sociofamiliar con el que cuenta. Hay medicaciones más seguras o fáciles de sumi nistrar que otras. • Valorar la necesidad del fármaco. La descom pensación puede llegar a ser lo suficientemen te grave como para que prime más la resolu ción del cuadro sobre el manejo terapéutico de otras enfermedades, por ejemplo, priman do más la adición de un neuroléptico atípico que el manejo de un síndrome metabólico. • Tratar siguiendo el principio de ‘lo menos po sible, pero sí lo necesario’: menos fármacos, menos dosis, pautas menos complejas, menos tiempo de tratamiento, la menor rapidez en el ajuste de dosis… • Elegir principios activos bien tolerados, con menos efectos secundarios, mayor margen te rapéutico y menos interacciones y menos gra ves con la medicación habitual del paciente. La valoración riesgo/beneficio es más necesa ria en ancianos. Así, en un paciente tratado con medicación antituberculosa sería más pertinente no tratar o bien controlar estrecha mente un tratamiento con antiepilépticos. • Informar al paciente de manera comprensible acerca de su enfermedad y los efectos del trata miento, pues tienden a abandonar los fármacos con pautas complicadas, con efectos secunda rios o cuando creen que no les benefician. • Seguimiento más cercano tanto por parte del paciente como por parte de personas allegadas, monitorizando más estrechamente los niveles de litio, ácido valproico y carbamacepina. © Viguera Editores SL 2009. PSICOGERIATRÍA 2009; 1 (2): 115-125 Psicofarmacología geriátrica en el trastorno bipolar Con el envejecimiento aumenta la polifarma cia y con ello la posibilidad de interacciones farmacológicas. Esto, junto con las alteraciones farmacodinámicas y farmacocinéticas, obliga a una optimización más precisa y cuidadosa del tratamiento de los pacientes bipolares de edad avanzada. Hay una mayor sensibilidad del sistema ner vioso central a los fármacos, sobre todo a sus efectos depresores, requiriéndose menos dosis para el mismo efecto, y son más frecuentes los efectos adversos. La menor biodisponibilidad de sustancias hi drosolubles afecta a las dosis de litio por su estre cho margen terapéutico. Además se necesita menor litemia para el efecto eutimizante [6]. Sustancias li posolubles como benzodiacepinas y antipsicóticos se acumulan en la grasa corporal y persisten sus efectos en el organismo más tiempo del esperado. Benzodiacepinas como el loracepam, el oxacepam y el temacepam son de elección por seguir vías de metabolización hepáticas diferentes al citocromo p450, presentando menor interacción y acúmulo [7]. Entre los inhibidores selectivos de la recap tación de serotonina, el citalopram y el escitalo pram son los que menos interacciones hepáticas presentan, seguidos de la sertralina. La fluvoxa mina inhibe de manera importante CYP 1A2. La fluoxetina es un potente inhibidor de CYP 2C9 y, al igual que la paroxetina, inhibe CYP 2D6 [8]. La carbamacepina induce su propio metabolismo y es un potente inductor de CYP 3A4 [8], por lo que, por ejemplo, se requieren dosis de haloperi dol mayores para obtener un efecto antipsicótico en tratamiento conjunto. La olanzapina y la lamo trigina también requieren mayores dosis por el efecto inductor metabólico de la carbamacepina. Ésta, junto con la risperidona, aumentan mutua mente sus concentraciones plasmáticas. Inducto res enzimáticos como el fenobarbital y la rifam picina pueden disminuir los niveles plasmáticos de carbamacepina. Inhibidores potentes como ketoconazol, ritonavir, eritromicina o claritromi cina incrementan sus concentraciones plasmáti cas y pueden llegar a alcanzarse niveles tóxicos, produciendo mareos, ataxia, sedación, diplopía, oftalmoplejía, nistagmo, signos cerebelosos y ex trapiramidales, depresión del nivel de conciencia, convulsiones y disfunción respiratoria. 117 J. López-Álvarez, et al Tabla II. Tratamiento del trastorno bipolar. Dosis inicial (mg/día) Dosis final (mg/día) Interacciones farmacológicas Litio 100 300-600 Diuréticos, AINE, IECA Litemia, función renal y tiroidea, glucemia, electrolitos, ECG Carbamacepina 100 400-800 Olanzapina, risperidona, lamotrigina, haloperidol Niveles plasmáticos, función hepática, hematológica, renal y cardiaca Ácido valproico 125-250 500-3.000 Carbamacepina, antidepresivos tricíclicos Igual que carbamacepina, más función tiroidea Lamotrigina 25 por la noche 50-200 en un mes Fenitoína, carbamacepina, ácido valproico Función hepática, hematológica y renal Risperidona 0,25-0,5 1-4 Carbamacepina Efectos extrapiramidales, presión arterial, peso, niveles de prolactina Olanzapina 2,5-5 5-10 Carbamacepina Hiperglucemia, peso, lípidos, anticolinergia Quetiapina 12,5-25 50-200 Carbamacepina Presión arterial peso, lípidos Aripiprazol 2,5-5 5-10 Carbamacepina En general, seguro Monitorización AINE: antiinflamatorios no esteroideos; ECG: electrocardiograma; IECA: inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina. El ácido valproico presenta múltiples inter acciones. Se induce su metabolismo con carba macepina y otros fármacos antiepilépticos. Es inductor de CYP 2D6 e inhibidor de CYP 2C9 [8]. Administrado junto con antidepresivos tricí clicos, aumenta los niveles plasmáticos de éstos. La oxcarbacepina se desarrolló para obtener una eficacia similar a la carbamacepina con baja capacidad de inducción enzimática hepática, pero se ha observado que puede provocar que otros antiepilépticos alcancen niveles tóxicos en varias semanas. Presenta menos interacciones, pero induce el citocromo p450 como otros an tiepilépticos, recomendándose dar en dosis más altas al administrarse simultáneamente con fár macos inductores potentes de estos sistemas [9]. Para la lamotrigina, se recomienda dar mitad de dosis si se usa junto a ácido valproico [10]. Se ha comprobado que, con respecto a la neu rotoxicidad, la lamotrigina y la oxcarbacepina tienen menos toxicidad; el litio, una toxicidad intermedia, y el topiramato, el valproato y la car bamacepina son los más neurotóxicos [11]. 118 En general hay que recordar que los fármacos anticolinérgicos pueden aumentar en el paciente de edad avanzada la probabilidad de hipoten sión ortostática, de riesgo de caídas y fracturas de cadera, siendo necesario el cese o la reducción de dosis del fármaco. Además, el perfil anticoli nérgico puede conllevar cuadros de pérdida de memoria, desorientación o sedación excesiva, así como estreñimiento y retención urinaria, más intensos y frecuentes con mayor número de fármacos anticolinérgicos empleados. Asimismo se debe valorar la actividad proarritmogénica de fármacos como los antipsicóticos. También son más frecuentes los síntomas extrapiramidales y los cuadros parkinsonianos. Tratamientos para el trastorno bipolar en el anciano (Tabla II) Realmente es escasa la evidencia científica acerca del beneficio de los distintos tratamientos en el tras © Viguera Editores SL 2009. PSICOGERIATRÍA 2009; 1 (2): 115-125 Abordaje terapéutico del trastorno bipolar en ancianos torno bipolar en ancianos, pero hay grandes dife rencias con respecto a los pacientes adultos y cada vez aparecen más tratamientos prometedores [12]. Litio También en ancianos es el fármaco de elección [13], tanto en fase aguda como en fase de mante nimiento: potencia los efectos de la medicación antidepresiva, es eficaz y seguro en la depresión, coadyuva en casos refractarios, presenta una toxicidad del 13% frente al 1% en adultos, apa rece a menores niveles plasmáticos, reduce la frecuencia, duración y gravedad de los episodios maniacos y depresivos, y disminuye el número y la duración de las hospitalizaciones [14]. Es más útil en la manía clásica y sin alteraciones neuro lógicas [15], pero responde mal en la manía se cundaria [16]. Reduce las conductas e intentos suicidas en el tratamiento prolongado [17]. Se re comienda una más estrecha monitorización [18], previa valoración de la función renal mediante la medición del aclaramiento de creatinina, aumen tando el riesgo de toxicidad por debajo de 30 mL/ min, ya que los efectos adversos aparecen con menores niveles plasmáticos que en adultos. In cluso aparecen efectos extrapiramidales con nive les considerados terapéuticos, encontrándose con mayor frecuencia temblor, mioclonía y delirium, más si el paciente presenta de manera simultá nea enfermedad de Parkinson. Con adecuada monitorización se suelen tolerar bien sus efectos adversos [19]. Un estudio recomienda su suspen sión en infarto de miocardio, debido a su acción de bloqueo de los efectos de las catecolaminas, lo que dificulta la estabilidad hemodinámica [20]. Se debe determinar la glucemia y electrolitos, y realizar un electrocardiograma. La monitori zación cuidadosa de las hormonas tiroideas se recomienda durante dos años [21]. En hipertensos hay que controlar el manejo con tiacidas, ya que pueden aumentar la litemia [22]. Los fármacos ahorradores de potasio po drían incrementar la litemia, no así los diuréti cos de asa. Debe monitorizarse de manera más estrecha, sobre todo en casos de sospecha de mala función renal, uso de antiinflamatorios no esteroideos (no el ácido acetilsalicílico), diuréti cos e inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina, y ante situaciones de depleción sa lina, como la falta de hidratación, la sudoración excesiva o las diarreas y vómitos prolongados, © Viguera Editores SL 2009. PSICOGERIATRÍA 2009; 1 (2): 115-125 dada la posibilidad de aumento de sus niveles plasmáticos y la disminución de su aclaramiento renal en insuficiencia renal, hipertensión y fallo cardiaco congestivo [23]. Se ha comprobado que el riesgo de desarrollar enfermedad de Alzheimer en el contexto de un trastorno bipolar se triplica, pero el litio de ma nera prolongada podría evitar un paso en la pa togenia de esta enfermedad al evitar la sobrepro ducción de proteína tau y de β-amiloide [24]. Se debe iniciar en dosis bajas de 100 mg/día, e incrementar 200 mg cada periodo de cuatro a seis días, con controles séricos tras subida de do sis después de dos semanas y controles sucesivos cada dos o tres meses. Se recomienda dar cada 12 ó 24 h. Las dosis oscilan habitualmente entre 200 y 600 mg/día entre los 65 y 75 años, y entre 100 y 400 mg/día por encima de 80 años [23]. En general, la dosis de litio se debe reducir entre el 25 y el 50% [25], encontrándose respuesta con litemias de 0,5 mEq/L. Se recomienda mantener litemias entre 0,5 y 0,8 mEq/L y raramente so brepasar 1 mEq/L. Ácido valproico Indicación clara en el trastorno bipolar en pa cientes ancianos. Es eficaz [26], similar al litio [15], y es seguro en monoterapia o adyuvando al litio en una serie de casos [27], mejorando la eficacia [28], ya que no interactúan entre sí. Es bien tolerado [29]. Constituye una opción mejor que el litio en cuadros agudos de características mixtas, cicladores rápidos y pacientes con altera ciones en el electroencefalograma o con altera ciones neurológicas [30,31]. Se ha comprobado que en pacientes resistentes a tratamientos con terapia electroconvulsiva y litio pueden respon der bien a anticonvulsionantes como el valproato y a antagonistas del calcio [32]. Su vida media se incrementa en ancianos [33]. Debe valorarse antes de su uso la función renal, tiroidea y he pática, y cuantificar las proteínas plasmáticas, dado que la presencia de una patología hepática grave desaconsejaría su uso. Debe realizarse un estudio hematológico previo al inicio del trata miento, antes de una intervención quirúrgica y ante la presencia de hematomas y hemorragias espontáneas. Se recomienda monitorizar la anti coagulación concomitante [34]. La respuesta es mejor en mujeres, a menor edad, a mayor valproemia y sin síntomas psicó 119 J. López-Álvarez, et al ticos [35], respondiendo escasamente si ya hay demencia [36]. Pacientes incapaces o poco dispuestos a la vía oral han mejorado con dosis repartidas intrave nosas [37,38]. Se inicia con 125 a 250 mg/día. En un estudio retrospectivo se vio que dosis entre 500 y 3.000 mg/día llegaban a tener un 90% de efectividad [36], recomendándose niveles terapéuticos de 65 a 90 μg/mL [15]. Lamotrigina Es un fármaco antiepiléptico de reciente incor poración al arsenal terapéutico del trastorno bipolar y, por extensión, al tratamiento de esta enfermedad en ancianos. Es el único nuevo antiepiléptico reconocido como eutimizante, siendo útil en la prevención de recaídas depre sivas [39]. Se ha comprobado esto y su menor efecto antimaníaco en un ensayo clínico [40], siendo bien tolerado. Dado que no está probado su efecto antimaníaco se daría como adyuvante en el trastorno bipolar de tipo 1, y podría dar se en monoterapia en bipolares de tipo 2 [41]. Además, se le atribuye un efecto neuroprotector y los pacientes tratados padecerían menos alte raciones cognitivas. Asociada con litio y valproico, disminuye los efectos adversos y el riesgo de toxicidad de estos fármacos, pero el litio no altera su metabolismo, mientras que el valproico y la carbamacepina sí. Además, se deberían controlar el nitrógeno urei co, la creatinina sérica, el peso y el uso de fenitoí na, porque puede modificar sus niveles plasmá ticos [42]. Se recomiendan dosis máximas de 50 a 200 mg/día [39], con escalado de dosis durante un mes, iniciándose con dosis nocturnas de 25 mg [41]. La lamotrigina es una opción a tener siem pre en cuenta en el tratamiento del trastorno bi polar del anciano. Carbamacepina No es de primera elección en ancianos por su di fícil manejo y hay pocos estudios controlados en personas mayores, pero se comenta su utilidad por el uso previo en psiquiatría [13]. Resulta efi caz en bipolaridad secundaria a patología neuro lógica [16]. Tiene mayor susceptibilidad a som nolencia y ataxia [13]. Es necesaria la valoración de la relación riesgo/beneficio ante alteraciones 120 de la función renal, cardíaca, hematológica y he pática, ya que es posible la aparición de rashes cutáneos y discrasias sanguíneas, que pueden aumentar con la edad y que requieren una mo nitorización más estrecha o incluso discontinuar el tratamiento [43]. Se recomienda empezar con 100 mg/día en una o dos tomas, con incrementos de 100-200 mg/día cada 3-5 días hasta una dosis máxima de 400-800 mg/día [44], con unos nive les séricos terapéuticos entre 4 y 6 μg/mL. Otros antiepilépticos no tienen indicación como tratamiento eutimizante. La gabapentina, en una serie de casos, es bien tolerada y efecti va en la manía aguda [45], pero no en ensayos controlados con placebo. No presenta interac ciones, siendo una medicación segura y efectiva en combinación con litio o con ácido valproico. La oxcarbacepina presenta menos interacciones hepáticas que la carbamacepina, puede dar hi ponatremia y síndrome de secreción inadecua da de la hormona antidiurética (SIADH) [46], y requiere ajuste de dosis en ancianos [47]. En un artículo de revisión no se encontraron datos en población anciana [48]. La zonisamida, en un estudio abierto, tuvo moderada efectividad en el 80% de los pacientes bipolares [49], mientras que el topiramato, por su efecto conocido de pér dida de peso, podría ser de utilidad en pacientes obesos, pero también produce una gran afecta ción cognitiva [11]. Se ha usado como adyuvante en casos de no respuesta plena con una mejoría observada, sin poder filiar si el efecto se debe a la suma de los fármacos o sólo al topiramato [50]. Antidepresivos Existe controversia en torno al uso de antide presivos en pacientes bipolares deprimidos por la posibilidad de viraje de fase hacia la manía. El uso de antidepresivos tricíclicos es muy in frecuente en ancianos bipolares por la mayor posibilidad de viraje y por su perfil de efectos adversos poco tolerables para los ancianos. En un estudio retrospectivo con 1.072 bipolares deprimidos, los inhibidores selectivos de la re captación de serotonina, además de retrasar una recaída depresiva, también reducían el riesgo de sufrir recaídas maníacas [51]. El citalopram y el escitalopram, seguidos de la sertralina, son los más seguros. Resultan eficaces en monoterapia y politerapia, disminuyendo las hospitalizaciones en el paciente anciano bipolar [51] y reduciendo © Viguera Editores SL 2009. PSICOGERIATRÍA 2009; 1 (2): 115-125 Abordaje terapéutico del trastorno bipolar en ancianos el riesgo suicida en este grupo de edad con esta enfermedad [17]. Se recomiendan dosis bajas por el mayor riesgo de desarrollar efectos extrapira midales [52], más frecuentes si ha habido una exposición previa a neurolépticos. El bupropión ha demostrado una capacidad muy escasa de vi raje, por lo que también es una opción adecuada en pacientes susceptibles de esta eventualidad. El uso de fármacos antidepresivos con perfil sedan te en estos pacientes cuando presentan un tras torno del sueño puede promover la aparición de una recaída, siendo recomendable en estos casos tratar el insomnio con benzodiacepinas [53]. Benzodiacepinas Se usan como sustancias ansiolíticas e hipnóticas en las fases maníacas, fundamentalmente, pero también en fases depresivas, en las dosis meno res posibles durante el menor tiempo preciso, al poder inducir empeoramiento cognitivo, cua dros confusionales, caídas y fracturas de cadera; en ocasiones, un cuadro confusional es la ma nera de presentación en ancianos de un cuadro maníaco [7]. Las benzodiacepinas más seguras son el loracepam, el oxacepam y el temacepam por su diferente metabolismo hepático. Hay que evitar benzodiacepinas de vida media larga por sus mayores efectos adversos por acúmulo. Antipsicóticos Se habla del potencial depresógeno de los anti psicóticos típicos, así como del mayor riesgo de efectos extrapiramidales y discinesias tardías en trastorno bipolar frente a esquizofrenia. Hay es casa información en bipolares y la información sobre ancianos con demencia o esquizofrénicos no es muy extrapolable [12]. Están aprobados los antipsicóticos atípicos clozapina, risperidona, olanzapina, ziprasidona, aripiprazol y quetia pina [12]. Se usan en el tratamiento de los epi sodios maníacos con o sin síntomas psicóticos, de mantenimiento e incluso en fases depresivas, siendo útiles en monoterapia y politerapia. Se ha visto que en la manía secundaria, en ancianos, puede ocurrir que, por la toma de corticoides y agonistas dopaminérgicos, el uso de antipsicóti cos produzca una mejoría más rápida que la sim ple retirada del agente causal [54]. A la hora de pautarlos se precisa valorar los posibles efectos adversos: la olanzapina y la clozapina presentan © Viguera Editores SL 2009. PSICOGERIATRÍA 2009; 1 (2): 115-125 mayor riesgo de desarrollar obesidad, hiperten sión arterial y diabetes, y el aripiprazol y la zipra sidona, menor riesgo [55]. En pacientes que no desarrollan neurotoxicidad en tratamientos con litio, la adición de un neuroléptico puede desen cadenarla hasta en un 60% de los casos [56]. La risperidona, en series de casos, mejora la manía y es segura y eficaz en ancianos [57]. Existe controversia en la literatura con respecto a la re lación de la risperidona (y la olanzapina) con los accidentes cerebrovasculares. Se propone el inicio con 0,5 mg, una o dos veces al día, hasta 2 mg/día de dosis efectiva [12], ya que aumentan los sínto mas extrapiramidales con mayores dosis. La olanzapina también ha sido eficaz en varios estudios [57], recomendándose dosis de hasta 10 mg/día. La ziprasidona es poco sedativa. No se debe ría dar en pacientes con arritmias o defectos de la conducción cardiaca. No hay estudios especí ficos en ancianos bipolares. El aripiprazol acaba de ser aprobado en Espa ña para tratar el trastorno bipolar. Es sustrato del citocromo CYP 3A4, como la carbamacepina, y al dar ésta, hay que doblar la dosis de aripiprazol [58]. Se propone un inicio con 5 mg/día y subir la dosis posteriormente atendiendo a la eficacia y la tolerancia [59]. En un análisis post hoc, la quetiapina se mostró como un potencial buen tratamiento en la manía [60]. Debe tener un lento incremento de dosis; se recomienda un inicio con 25 mg hasta tres veces al día [61], dada la gran frecuencia de casos de mareos e hipotensión postural en ancianos, hasta llegar a una dosis final de 50 a 250 mg/día. En ancianos bipolares refractarios al trata miento, la clozapina puede obtener grandes me jorías [62]; sin embargo, no es un fármaco de primera elección en el trastorno bipolar, quizá por el miedo a sus efectos secundarios potencial mente letales, como la mayor vulnerabilidad del anciano a presentar agranulocitosis por clozapì na [63]. Si se usa, se propone un inicio con 6,25 mg/día, obteniendo resultados satisfactorios con una lenta subida hasta 400 mg/día [64]. Psicoeducación No hay trabajos de efectividad en pacientes bi polares ancianos, pero no es difícil colegir que, al igual que en adultos, es esencial para una buena práctica clínica. Previene las recaídas y las hospi 121 J. López-Álvarez, et al talizaciones, pero no resulta útil en fases agudas. Integra la detección precoz de síntomas, la regu larización de hábitos, la mejora de la adhesión terapéutica, el tratamiento de síntomas y la reso lución de problemas. Psicoterapia Como en adultos, es eficaz en monoterapia o ad yuvando a tratamientos farmacológicos. Tam bién es una opción en pacientes refractarios al tratamiento farmacológico. Terapia electroconvulsiva De uso en alza, se utiliza como último recurso ante la refractariedad al tratamiento farmacoló gico y psicoterapéutico; incluso está más indica do en ancianos que en población adulta [65]. El déficit cognitivo que origina es irrelevante desde el punto de vista clínico, tanto si el paciente pa decía o no un deterioro cognitivo de base [65]. Se ha comprobado la eficacia de la terapia elec troconvulsiva bifrontal en pacientes ancianos con depresión monopolar y bipolar, con una media de 8,5 sesiones de tratamiento [66]. Puede mejorar la supervivencia de pacientes refractarios y con cua dros maníacos de gravedad, siendo un tratamien to bien tolerado. No hay un consenso sobre el uso concomitante de medicación como potenciación de la acción terapéutica: la Asociación Americana de Psiquiatría recomienda una valoración riesgo/ beneficio individualizada. Los anticonvulsionan tes y las benzodiacepinas provocan una mayor refractariedad al efecto del tratamiento electro convulsivo, siendo preciso entonces aumentar la potencia, aunque se incrementan los efectos se cundarios [67], por lo que sólo deberían mante nerse en pacientes epilépticos para evitar convul siones no deseadas. También es preciso reducir la litemia hasta unos niveles terapéuticos cercanos al límite inferior, dado el riesgo de delirium y de mayor deterioro cognitivo [65]. Guías de uso Una revisión de las guías de uso y de los consen sos de expertos deja constancia de la escasez de estudios en el trastorno bipolar en pacientes de edad avanzada. 122 Exponemos aquí, adaptadas, las recomenda ciones de un consenso de expertos del año 2000 [68], que incluyen una serie de circunstancias concomitantes que modifican el tratamiento y pueden ser de utilidad ante la falta de mejores evidencias: • Paciente bipolar en el anciano en general. Pri mera línea de tratamiento: litio, antipsicóticos atípicos, lamotrigina y ácido valproico; la car bamacepina es de segunda línea. • Paciente bipolar con insuficiencia renal. De pri mera opción, ácido valproico, carbamacepina y antipsicóticos atípicos; de segunda línea, lamotrigina y antipsicóticos clásicos. El litio queda como tercera línea de tratamiento. • Paciente bipolar con daño cardiaco. De prime ra línea, ácido valproico; como segunda línea de tratamiento, lamotrigina, litio, antipsicóti cos atípicos y gabapentina. • Paciente bipolar con daño hepático. Litio como primera opción; de segunda línea, gabapen tina, y como tercera línea, carbamacepina y ácido valproico. • Paciente bipolar con abuso de sustancias. Litio y ácido valproico. • Paciente bipolar con ganancia ponderal. Car bamacepina y lamotrigina; posibilidad de adi ción de topiramato. • Paciente con traumatismo o daño cerebral que desencadena manía. Ácido valproico y carba macepina; de segunda línea, antipsicóticos. Conclusión A pesar de la abundante literatura científica acerca del tratamiento del trastorno bipolar, son escasos los trabajos publicados en población ex clusivamente anciana, lo cual origina un nivel de evidencia más bajo a la hora de elegir los trata mientos adecuados. No se han encontrado tra tamientos que tengan un perfil de eficacia com pletamente distinto entre la población adulta y la población anciana, pero a la hora de optimizar la seguridad, tolerabilidad y eficacia del tratamien to en ancianos, es necesario un mayor esfuerzo debido a los cambios farmacocinéticos y farma codinámicos, la pluripatología y la polifarmacia que se hallan en los pacientes bipolares de este grupo de edad. © Viguera Editores SL 2009. PSICOGERIATRÍA 2009; 1 (2): 115-125 Abordaje terapéutico del trastorno bipolar en ancianos Bibliografía 1. Sánchez-Pérez M, Castelló-Pons T. Trastorno bipolar en el anciano: perfiles clínicos. Revista de Psicogeriatría 2001; 1: 14. 2. Akiskal HS, Pinto O, Lara DR. ‘Bipolarity’ in the setting of dementia: bipolar type 6? Medscape Primary Care 2005; 6. 3. Ng B, Camacho A, Lara DR, Brunstein MJ, Pinto OC, Akiskal HS. A case series on the hypothesized connec tion between dementia and bipolar spectrum disorders: bipolar type VI? 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