Download Document
Document related concepts
Transcript
DOLENTIUM HOMINUM N. 61 – año XXI – N. 1, 2006 REVISTA DEL PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PASTORAL DE LA SALUD Actas de la XX conferencia internacional promovida y organizada por el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud sobre El genoma humano 17-18-19 noviembre 2005 Nueva Sala del Sínodo Ciudad del Vaticano DIRECCION CORRESPONSALES S.EM. CARD. JAVIER LOZANO BARRAGÁN, Director S.E. MONS. JOSÉ L. REDRADO, O.H., Redactor Jefe P. FELICE RUFFINI, M.I., Secretario COMITE DE REDACCION BENEDETTINI P. CIRO BOLIS DRA. LILIANA CUADRON SOR AURELIA D’ERCOLE P. GIOVANNI EL-HACHEM DRA. MAYA GRIECO P. GIANFRANCO HONINGS P. BONIFACIO IRIGOYEN MONS. JESÚS JOBLIN P. JOSEPH MAGNO P. VITO NEROZZI-FRAJESE DRA. DINA PLACIDI ING. FRANCO SANDRIN P. LUCIANO TADDEI MONS. ITALO BAUTISTA P. MATEO, Bolivia CASSIDY MONS. J. JAMES, U.S.A. DELGADO P. RUDE, España FERRERO P. RAMON, Mozambique GOUDOTE P. BENOIT, Costa de Marfil LEONE PROF. SALVINO, Italia PALENCIA P. JORGE, México PEREIRA P. GEORGE, India VERLINDE SRA. AN, Bélgica WALLEY PROF. ROBERT, Canadá TRADUCTORES CHALON DRA. COLETTE CASABIANCA SRA. STEFANIA FARINA SRA. ANTONELLA FFORDE PROF. MATTHEW QWISTGAARD SR. GUILLERMO Dirección, Redacción, Administración: PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PASTORAL DE LA SALUD, CIUDAD DEL VATICANO; Tel. 06.698.83138, 06.698.84720, 06.698.84799; Fax: 06.698.83139 www.healthpastoral.org - e-mail: opersanit@hlthwork.va Publicación cuatrimestral. Suscripción: 32 € comprendidos los gastos de envío Impreso en la Editrice VELAR, Gorle (BG) En la cubierta: vidriera de P. Costantino Ruggeri Poste Italiane s.p.a. Spedizione in Abbonamento Postale - D.L. 353/2003 (conv. In L. 27/02/2004 nº 46) art. 1, comma 2, DCB Roma Sumario 6 Homenaje al Santo Padre S.Em. Card. Javier Lozano Barragán 30 4. Las enfermedades monogénicas Prof. Pietro Chiurazzi 7 Discurso del Santo Padre Benedicto XVI 33 5. Las enfermedades multifactoriales Prof. Maurizio Genuardi EL GENOMA HUMANO jueves 17 noviembre PROLUSIÓN 10 Vida: donación de amor S.Em. Card. Javier Lozano Barragán 15 Introducción a la primera jornada P. Angelo Serra PRIMERA SECCIÓN REALIDAD 36 6. Predisposición genética al cáncer y a las enfermedades latentes P. Jacques Simporé, M.I. 42 7. Asistencia médica para los pacientes y sus familias Prof. Giovanni Neri 45 8. El juicio, el error y la negligencia en los aspectos genéticos de la medicina materno-fetal Prof. Aubrey Milunsky 50 9. Desarrollo de test diagnósticos para enfermedades genéticas Dra. Christine M. Eng 54 10. Screening genético de la población S.E. Mons. Johannes Baptist M. Gijsen, D.D. 24 2. Genoma y postgenoma: presente y futuro. Variabilidad del genoma humano y disturbios Prof. Stylianos E. Antonarakis 58 11. Células estaminales: terapia génica in utero Prof. Christopher D. Porada Prof. Graça Almeida-Porada Prof. Paul Park Prof. Ferhat Ozturk Prof. Joe Tellez Prof. Esmail D. Zanjani 26 3. Enfermedades congénitas vinculadas a una anomalía cromosómica Dra. Clotilde Mircher 62 12. Bioética internacional y genética humana. La actividad de la UNESCO Prof. Henk A.M.J ten Have 16 1. La genética humana hoy: esperanzas y riesgos Prof. George Robert Fraser 65 13. Investigación genética y cooperación internacional S.E. Mons. Celestino Migliore viernes 18 noviembre SEGUNDA SECCIÓN ILUMINACIÓN 69 1. Recorrido histórico de la genética humana Prof. Vincenzo Cappelletti 75 2. La genética humana a la luz de la palabra de Dios S.Em. Card. Darío Castrillón Hoyos 81 3. La ética della genética médica: el reto de la concreción de las potencialidades de la medicina genética sin tener que recurrir a manufacturas Prof. Paul Lauritzen 87 4. Hacia el eugenismo liberal. Una valoración ética P. Bonifacio Honings, O.C.D. 89 5. La prevención de las enfermedades genéticas desde el punto de vista de la pastoral S.Em. Card. Karl Lehmann 97 6. Diálogo interreligioso en la aplicación del conocimiento de la genética humana 102 6.4 El Budismo y el genoma humano Dr. Masahiro Tanaka 105 7. Genética y postmodernidad P. Ján Ďačok, S.J. TERCERA SECCIÓN ACCIÓN 108 1. Genética y nueva cultura S.Em. Card. Paul Poupard 114 2. Visión pastoral de la investigación genética S.Em. Card. Angelo Scola sábado 19 noviembre 120 3. Genética médica y comités éticos en los hospitales Prof. Maria Luisa Di Pietro 124 4. Genética y sociedad Dra. Francesca Pasinelli 127 5. Economía y genética Dr. Xavier Pomés 130 6. Formación y puesta al día del agente de pastoral en el campo de la genética Prof. Francisco de Llanos Peña 134 7. Etica del counselling genético P. Maurizio Pietro Faggioni, O.F.M. 97 6.1 Perspectiva hebrea Prof. Abramo Alberto Piattelli 98 6.2 Perspectiva islámica Prof. Justo Lacunza Balda 100 6.3 Hinduismo y la aplicación de los conocimientos de la genética humana Dr. Vasantha Muthuswamy Las ilustraciones de este número proceden del volumen: La Casina Pio IV in Vaticano. Guida storica e iconografica Pontificia Academia de las Ciencias Ciudad del Vaticano, 2005 6 EL GENOMA HUMANO HOMENAJE AL SANTO PADRE En la Carta Apostólica “Motu Proprio” Dolentium Hominum, con la que se constituyó este Dicasterio para la Pastoral de la Salud, se nos pide “promover e intensificar las actividades necesarias de estudio, de propuesta y de profundización”(n.5) de los problemas específicos del servicio sanitario, en el contexto profundo del verdadero bien del hombre. Entre estos problemas dicha Carta Apostólica menciona: “Las nuevas metas pues, que ha abierto el progreso de la ciencia y sus posibles aplicaciones técnicas y terapéuticas, tocan los ámbitos más delicados de la vida en sus mismas fuentes y en su significado más profundo” (n.3). Precisamente para intentar una profunda respuesta a los problemas de los orígenes de la vida y de la salud, en el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, con el beneplácito de Vuestro amado predecesor, Su Santidad Juan Pablo II, hemos elegido el Genoma Humano como tema para nuestra XX Conferencia Internacional. Para realizar este cometido, se han reunido relatores de gran competencia de 17 países y participantes de 82 países. Nuestro objetivo es confrontar con el Evangelio las maravillas genéticas actuales para iluminar con la Palabra de Dios los ámbitos más delicados de la vida en su misma fuente. En esta iluminación, su palabra, Santidad, será nuestra ruta que nos conducirá hacia el verdadero bien del hombre en la fuente misma de la salud. Santo Padre, tengo el honor de manifestarle el afecto y la adhesión de nuestros relatores y de nuestros participantes: cardenales, obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos y laicos que, con su competencia científica, filosófica y teológica, han realizado esta Conferencia. Nos alegra mucho gozar de la presencia del Delegado personal de Su Santidad Alexis II del Patriarcado de Moscú, y del Metropolita Nicolaos miembro del Santo Sínodo y Delegado de la Iglesia ortodoxa de Grecia. Santo Padre, ahora hemos llegado al final de nuestra Conferencia para ser recibidos por su Santidad y tener el privilegio de escuchar su autorizada Palabra que será guía segura para nuestro trabajo. Muchas gracias, Santo Padre; con el gozo de estar en su presencia, nos preparamos a escucharle con atención, humildad y devoción. Ciudad del Vaticano, 19 de noviembre de 2005. S.Em. Card. JAVIER LOZANO BARRAGÁN Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud Santa Sede 7 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Todo descubrimiento científico contribuya al bien integral de la persona en el respeto constante de su dignidad Señor cardenal; venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio; ilustres señores y señoras: Saludo a todos con afecto y agradezco en particular al señor cardenal Javier Lozano Barragán las amables palabras de saludo que me ha dirigido en nombre de los presentes. Saludo de modo especial a los obispos y a los sacerdotes que participan en esta Conferencia, así como a los relatores, que durante estos días han dado una contribución ciertamente cualificada sobre los problemas afrontados: sus reflexiones y sugerencias serán objeto de atenta valoración por parte de las instancias eclesiales competentes. Situándome en la perspectiva pastoral propia del Consejo pontificio que ha organizado esta Conferencia, me complace notar cómo hoy, sobre todo en el ámbito de las nuevas aportaciones de la ciencia médica, se ofrece a la Iglesia una posibilidad ulterior de realizar una valiosa obra de iluminación de las conciencias, para que todo descubrimiento científico contribuya al bien integral de la persona, en el respeto constante de su dignidad. Al subrayar la importancia de esta tarea pastoral, quisiera decir ante todo una palabra de aliento a quienes se encargan de promoverla. El mundo actual se caracteriza por el proceso de secularización que, a través de complejas circunstancias culturales y sociales, no sólo ha reivindicado una justa autonomía de la ciencia y de la organización social, sino también, a menudo, ha cancelado el vínculo de las realidades temporales con su Creador, llegando incluso a descuidar la salvaguardia de la dignidad trascendente del hombre y el respeto de su misma vida. Sin embargo, hoy la secularización, en la forma del secularismo radical, ya no satisface a los espíritus más conscientes y atentos. Esto quiere decir que se abren espacios posibles, y tal vez nuevos, para un diálogo fecundo con la sociedad y no sólo con los fieles, especialmente sobre temas importantes como los que atañen a la vida. Esto es posible porque en las poblaciones de larga tradición cristiana siguen presentes semillas de humanismo a las que no han afectado las disputas de la filosofía nihilista; semillas que, en realidad, tienden a reforzarse cuanto más graves son los desafíos. Por lo demás, el creyente sabe bien que el Evangelio tiene una sintonía intrínseca con los valores inscritos en la naturaleza humana. La imagen de Dios está tan profundamente grabada en el alma del hombre, que difícilmente puede silenciarse del todo la voz de la conciencia. Con la parábola del sembrador, Jesús nos recuerda en el Evangelio que existe siempre un terreno fértil en el que la semilla echa raíces, germina y da fruto. También los hombres que no se reconocen ya como miembros de la Iglesia o que incluso han perdido la luz de la fe siguen estando atentos a los valores humanos y a las contribuciones positivas que el Evangelio puede aportar al bien personal y social. Es fácil darse cuenta de esto, sobre todo reflexionando en lo que constituye el objeto de vuestra Conferencia: los hombres de nuestro tiempo, que se han vuelto más sensibles a causa de los terribles acontecimientos que han ensombrecido el siglo XX y el inicio del actual, pueden comprender bien que la dignidad del hombre no se identifica con los genes de su ADN y no disminuye por la posible presencia de diferencias físicas o de defectos congénitos. El principio de “no discriminación” sobre la base de factores físicos o genéticos ha penetrado profundamente en las conciencias y está formalmente enunciado en las Cartas sobre los derechos humanos. Este principio tiene su fundamento más verdadero en la dignidad ínsita en todo hombre por el hecho de haber sido creado a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1, 26). Por otra parte, el análisis sereno de los datos científicos lleva a reconocer la presencia de esta dignidad en cada fase de la vida humana, comenzando desde el primer momento de la fecundación. La Iglesia anuncia y propone estas verdades no sólo con la autoridad del Evangelio, sino también con la fuerza que deriva de la razón, y precisamente por esto siente el deber de apelar a todos los hombres de buena voluntad, con la certeza de que la aceptación de estas verdades no puede por menos de 8 favorecer a las personas y a la sociedad. En efecto, es preciso evitar los riesgos de una ciencia y de una tecnología que pretenden ser completamente autónomas con respecto a las normas morales inscritas en la naturaleza del ser humano. No faltan en la Iglesia organismos profesionales y academias capaces de evaluar las novedades en el ámbito científico, especialmente en el mundo de la biomedicina; hay, además, organismos doctrinales dedicados específicamente a definir los valores morales que hay que salvaguardar y a formular las normas que requiere su tutela eficaz; por último, hay dicasterios pastorales, como el Consejo pontificio para la pastoral de la salud, a los que corresponde elaborar las metodologías oportunas para asegurar una presencia eficaz de la Iglesia en el ámbito pastoral. Este tercer momento es valioso no sólo para una humanización cada vez más adecuada de la medicina, sino también para asegurar una respuesta oportuna a las expectativas, por parte de las personas, de una eficaz ayuda espiritual. Por consiguiente, es necesario dar nuevo impulso a la pastoral de la salud. Esto implica una renovación y una profundización de la misma propuesta pastoral, que tenga en cuenta el aumento del conjunto de conocimientos difundidos por los medios de comunicación en la sociedad y del nivel de instrucción más elevado de las personas a las que se dirige. No se puede descuidar el hecho de que, cada vez con más frecuencia, no sólo los legisladores, sino también los mismos ciudadanos están llamados a expresar su pensamiento sobre problemas también científicamente cualificados y difíciles. Si falta una instrucción adecuada, más aún, una formación adecuada de las conciencias, en la orientación de la opinión pública fácilmente pueden prevalecer falsos valores o informaciones inexactas. Adecuar la formación de los pastores y de los educadores, a fin de capacitarlos para asumir sus res- EL GENOMA HUMANO ponsabilidades de modo coherente con su fe y al mismo tiempo en un diálogo respetuoso y leal con los no creyentes, es la tarea imprescindible de una pastoral actualizada de la salud. En particular, en el campo de las aplicaciones de la genética, hoy las familias pueden carecer de las informaciones adecuadas y tener dificultades para mantener la autonomía moral necesaria para permanecer fieles a sus opciones de vida. Por tanto, en este sector se requiere una formación profunda y clara de las conciencias. Los actuales descubrimientos científicos afectan a la vida de las familias, impulsándolas a opciones imprevistas y delicadas, que hay que afrontar con responsabilidad. Así pues, la pastoral en el campo de la salud necesita consejeros formados y competentes. Esto permite entrever cuán compleja y exigente es hoy la gestión de este sector de actividades. Ante estas mayores exigencias de la pastoral, la Iglesia, a la vez que sigue confiando en la luz del Evangelio y en la fuerza de la gracia, exhorta a los responsables a estudiar la metodología adecuada para prestar ayuda a las personas, a las familias y a la sociedad, conjugando fidelidad y diálogo, profundización teológica y capacidad de mediación. Para ello cuenta, en particular, con el apoyo de cuantos como vosotros, reunidos aquí para participar en esta Conferencia internacional, se interesan por los valores fundamentales en los que se basa la convivencia humana. Aprovecho de buen grado esta circunstancia para expresar a todos mi gratitud y mi aprecio por la contribución en un sector tan importante para el futuro de la humanidad. Con estos sentimientos, imploro del Señor copiosas luces sobre vuestro trabajo y, como testimonio de estima y afecto, os imparto a todos una especial bendición. Ciudad del Vaticano, sábado 19 de noviembre de 2005. BENEDICTO XVI El genoma humano 10 EL GENOMA HUMANO PROLUSIÓN jueves 17 noviembre JAVIER LOZANO BARRAGÁN Vida: donación de amor Reflexionando sobre el genoma humano, como una pequeña introducción a nuestra Conferencia internacional trataré de presentar algunos aportes respecto a la vida como donación de amor, con la esperanza de que puedan ser de alguna utilidad para encuadrar nuestro estudio a la luz del Mensaje Revelado. Mi reflexión abarcará los siguientes puntos: I. Vida. Rudimentos de Biogenética Inicio de la vida humana II. Vida. Movimiento Organicidad-Finalidad Unidad interna Unidad externa Negación de distinción III. La Vida como Oposición Diversas Oposiciones Contradicción Contrariedad IV. Vida Cristiana Trinitaria Encarnación Contradicción y Contrariedad I. Vida. Rudimentos de Biogenética Séame permitido enunciar algunos rudimentos científicos sobre el origen de la vida humana. Parecería ridículo hacerlo frente a científicos de tan alta calidad como los que se encuentran participando en esta Conferencia internacional. Sin em- bargo, pidiendo su venia y comprensión, lo hago sólo en cuanto me sirven como datos elementales desde los cuales deseo hacer partir mi reflexión sobre la vida como donación de amor. Inicio de la vida humana La vida humana se inicia en una célula que está formada por membrana celular, citoplasma, membrana nuclear y núcleo. En el citoplasma hay una serie de estructuras con diversas funciones como los ribosomas, donde se sintetizan las proteínas, consideradas como el producto primario de la actividad genética. La membrana nuclear separa al citoplasma del nucleo, dentro del cual se encuentran los cromosomas, en los que están colocados el ADN y los genes que a su vez se encuentran ubicados en el ADN. Desde los cromosomas brota la vida humana mediante la energía del ADN con sus genes. ¿Cómo sucede? Elementos iniciales de la vida humana: 1. Actores Tenemos cinco actores, a saber: los cromosomas – 23 pares, 46 en total –, el ADN – ácido desoxidoribonucléico donde se ubican los cromosomas que los envuelve a manera de hélice con una vuelta y tres cuartos –, el ARN – ácido ribonucléico, tanto mensajero como traductor del ADN: ADNm y ADNt –; Genes – mínima porción del ADN que determinan la vida, para ello deben ordenarse de tres en tres, conjuntos que se denominan “tripletas” –; Proteínas – que si tienen una función de metabolismo se llaman “Enzimas”, son 20 aminoácidos que son ordenados por el ADN –. La función de los genes se explicita más adelante. De los 23 pares de cromosomas humanos, 22 se llaman autosomas y un par, el número 23 se llama gonosoma o cromosoma X. Cuando el par tiene dos cromosomas X porta el sexo femenino, cuando contiene un cromosoma X y otro Y, origina el sexo masculino. Los genes residen en el ADN que a su vez se ubica en estos cromosomas, como ya se ha dicho. El movimiemto básico del ADN se realiza desde el núcleo de la célula hasta su citoplasma. Para ello atraviesa la membrana del núcleo y se encuentra en el citoplasma con las proteínas que va a ordenar. El ADN se replica en el núcleo, se transcribe en el mismo núcleo y se traduce fuera del núcleo, en el citoplasma en el Ribosoma, y traducido llega a las Proteínas, ubicadas como se ha dicho en el mismo citoplasma. Manda su información desde el núcleo, esta información se transcribe y se traduce para llegar así a las Proteínas. La recepción de la información, su transcripción y traducción se hace en el ácido ribonucleico: ARN, que se llama “mensajero”, ARNm, hasta salir del núcleo de la célula; y se llama “traductor”, ARNt, cuando hace la traducción del ADN en el citoplasma, en el Ribosoma, para que así se puedan ordenar los ami- 11 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 noácidos de las Proteínas. Los 20 aminoácidos de la proteína que ordena el ADN son: arginina, cisteína, asparagina, ácido glutónico, fenilalamina, glicide, histidina, isoleucina, lijaide, licina, mediodine, prolina, glutomina, serina, treandine, valine, triptófano, tirocina, argidina y apartica. 2. Estructura del ADN La estructura del ADN consta de cuatro elementos que se combinan pero que en su expresión más simple son: una base nitrogenada, dos ácidos y una proteína. La base nitrogenada puede ser “púrica” o “primídica”: la base púrica consta de Adenina y Guanina; la base primídica, de Citosina y Tiamina. Las bases púricas y primídicas se unen por ligamentos de hidrógeno. Los ácidos son el ácido fosfórico y la desoxidoribosa (azúcar). La Proteína es la Histona. El conjunto de estos cuatro elementos forma un Nucleótido. El conjunto de nucleótidos se encadenan y sus cadenas forman el ADN. 3. Estructura del ARN El ARN se distingue del ADN en que el primero tiene una sola banda en lugar de las dos que tiene la “hélice” del ADN. En esta banda tiene las mismas bases nitrogenadas del ADN, excepto la tiamina que suple por otra base denominada “Uracilo”. Queda así constituido por adenina, citosina, guanina y uracilo. El ARN mensajero (ARNm) “fotografía” al ADN en el núcleo y así transcribe y transmite la información del ADN al citoplasma para ordenar los aminoácidos de las Proteínas. La información “fotografiada” por el ARNm se lee en las secuencias de tres genes de las que hablábamos y que decíamos que se denominaban “tripletas”; estas tri- pletas se llaman a su vez “Codones” y sirven como molde para que en ellas se ubiquen las proteínas y así se haga su síntesis; junto con los codones se encuentra otra substancia del ARN que se denomina “Anticodón”; los anticodones son los que se encargan de dar la secuencia correcta a los aminoácidos de las proteínas que se han amoldado en los codones. Aquí el ARN se convierte en “traductor”, ARNt, y realiza una transferencia de familias de moléculas, cada una para un aminoácido distinto de la proteína. Ahora se realiza la codificación de la secuencia de las mismas proteínas que lleva a cabo otro elemento que aquí se origina desde el ARN, este elemento se llama “Exón”. Junto con éste viene otro más, el “Intrón”. Del intrón se sabe poco, algunos dicen que ayuda al exón en la codificación. Sin embargo, cuando el ARN llega al Ribosoma, que como decíamos se ubica en el citoplasma de la célula, elimina a los intrones y deja sólo operar a los exones. 4. Los Genes Los genes son la unidad de la herencia colocada en línea en el núcleo celular como una partecita del ADN (entre el 2 y 3% del ácido). Cada gene tiene muchos nucleótidos. Un nucleótido está formado por azúcar de cinco carbones, ácido fosfórico y una base nitrogenada. La base nitrogenada a su vez está formada por cuatro componentes, a saber: adenina, citosina, guanina y tiamina. Es muy importante notar que la secuencia y proporción de estos elementos determina las propiedades del gen. Los genes actúan a través de las moléculas del ácido ribonucleico para el metabolismo del organismo, o bien, para la producción de las proteínas. Las proteínas a su vez están formada por cadenas de veinte aminoácidos. La secuencia de los aminoácidos en una proteína específica determina si esta proteína formará parte de la estructura de un organismo o bien de su metabolismo. Hay otros componentes de los genes en los animales y en las plantas que se encuentran en proporción de diez a una en relación con la base nitrogenada; pero todavía no se conocen muy bien. La secuencia interna en el nucleótido es la secuencia de las bases nitrogenadas purídicas y primídicas que a su vez están formadas en grupos de tres, que reciben el nombre de tripletes o cod genes. Es muy importante notar que la secuencia interna y externa de estas bases y su proporción es la que marca la diferencia entre todos los seres vivientes. Un ejemplo de secuencia de tripletes podría ser: ATT—-CGC—CGA—-AAC—-ACG—-AAA. 5. Código genético El Código genético es la información genética cifrada de la secuencia de los nucleótidos. La información del Código genético del ADN se transcribe en una información complementaria en los tripletes del RNA mensajero, que reciben el nombre de codones, y finalmente esta se traduce para ordenar los aminoácidos de la proteína. Realizado todo el proceso, se ha llegado a poder ubicar el lugar donde se ubican los genes en los cromosomas humanos. Estos lugares les dan la denominación latina: “loci”. Se ha llegado así a poder determinar el trabajo que cada gen realiza con cada aminoácido de las proteínas. Así se ha podido trazar el mapa del genoma humano, su código genético. 6. Reproducción Las células así formadas se dividen y se reproducen por la “Mitosis” en proporciones geométricas; cada una con sus 46 cromosomas; excepto la reproducción de las células de las gonadas, la que se reproducen por otro proceso llamado “Meiosis”, según el cual la cadena de cromosomas que formaba una hélice de 46, se parte en dos por la mitad. Una mitad va al óvulo y otra al espermatozoo. Cuando el óvulo es fecundado por el espermatozoo, éste se reproduce ya con los 46 cromosomas normales por mitosis, forma así el blastocito, el embrión y el feto. Conclusión del muestreo biogenético De acuerdo a lo anterior podemos sacar las siguientes conclusiones: – La vida aparece como un movimiento – Como un movimiento orgánico, 12 – Como un movimiento orgánico complementario que procede siempre a base de intrincadas relaciones, – Y tiene siempre una finalidad. Se perfila así la vida como “un movimiento orgánico complementario de relaciones y finalidad”. EL GENOMA HUMANO cartesiana, sino una expansión finalística que trasciende la cantidad aunque no prescinda de ella, y que precisamente, gracias a esta finalidad, el movimiento vital es un movimiento que se encuentra en el campo de las relaciones y apunta a una finalidad definida que hace precisamente que la vida orgánica sea unidad y que la desintegración vital constituya la muerte. II. Vida. Movimiento 3. Organicidad Si ahora nos preguntamos: ¿qué hay más allá de la Biogenética para entender la vida? La respuesta la encontramos en el capítulo 11 del Evangelio de San Juan en la narración de la resurrección de Lázaro: Cristo le dice al muerto Lázaro: - “Lázaro, ¡sal fuera! Y el paso de la muerte a la vida se da visiblemente por el movimiento: Lázaro, inmóvil y cubierto de vendas, empieza a moverse, camina, sale fuera. Una vez más aparece el movimiento que observamos en la Biogenética, superficialmente observado ahora como movimiento local: sale fuera; ¿qué hay de vital dentro del movimiento? 1. Antigua definición de la vida Recuerdo una vieja definición de la vida: la vida es moverse a sí mismo. Esto es, la vida, nos decían los antiguos, es el ser o actuar de la substancia que según su naturaleza o su operación natural se relaciona con el movimiento o con alguna operación. Se trata de un ser constituido en sus partes esenciales que ahora se lanza a la vida, esto es a su movimiento interno. Pero, ¿qué es este movimiento? Se nos responde, es aquello que es en capacidad y potencia en cuanto tal. Por tanto la vida sería la capacidad primordial de ser y de actuar. 2. Movimiento orgánico Precisando más este movimiento orgánico o finalísimo se puede comprender mejor contraponiéndolo a cierta concepción de la vida que se coloca dentro de un parámetro mecanicista, concibiendo el movimiento vital como una colisión cuántica. El movimiento orgánico que constituye la vida no es un choque de cantidades de la “res extensa” Ser actuando, y actuando siendo. Pero en todo movimiento hay dos términos, uno del que se procede y otro al cual se tiende y aquel al cual se tiende es su finalidad, lo que especifica y define todo el movimiento. ¿Hacia dónde pues tiende la vida? Pienso que la respuesta es que la vida tiende hacia la unidad. La organicidad es lo que especifica la vida, hay una unidad que organiza al ser viviente desde dentro y hay una unidad que lo organiza desde fuera, esto es, con relación a otros seres. Pero para que haya organicidad, debe haber distinción de partes, distinción de órganos, tanto interna como externa, si no, no puede haber unidad. La unidad interna, la organicidad del ser vivo lo constituye presente en la vida, generar la propia organicidad es generar la propia vida. Sin embargo, esta organicidad no se agota en lo interno, sino que mira a la organicidad externa, mira hacia la unidad con los demás seres vivos. La unicidad interna da la individualidad, sin embargo esta unicidad interna no es vital si no está íntimamente transformada por la unicidad externa, la relación con otros seres vivos. La organicidad externa afecta en tal manera la individualidad que ésta no se puede cerrar en sí misma para ser vida individual, sino que su riqueza la obtiene cuando se abre hacia los demás y se realiza la unidad, la armonía, la convergencia de distintos. Podríamos así decir que la vida es la convergencia de distintos. Así la organicidad externa se vuelve en cierta manera organicidad interna sin dañar la distinción de los seres vivos. 4. Seres distintos Ahora bien, alguien se puede de- cir distinto en cuanto tenga lo que otro no tiene y no tenga lo que otro tiene. Hay un aspecto de la vida que implica negación y que a través de esta negación se produzca la vida. Esta negación implica una afirmación que exige la organicidad, la convergencia misma en la unidad de diversos seres, la vida. Esta convergencia de distintos, que en último término constituye la vida en su totalidad, ha sido pensada o negada de diversas maneras a través de la historia del pensamiento. Una manera de hacerlo ha sido el Panteísmo en todas sus formas, otra, la Participación. Ha habido también un pensamiento que estructura muchas corrientes contemporáneas y ha sido la negación básica de la organicidad externa al menos al llegar al hombre en la llamada cultura o anticultura de la muerte. 5. Negación de la distinción: Panteísmo En el Panteísmo realmente no existe organicidad distinta, pues las barreras se suprimen y el uno es el todo y el todo es uno. Por lo tanto el Panteísmo no explica la vida, pues en él no hay verdaderamente coincidencia de distintos, sino un todo amorfo y por tanto sin vida. Verdaderamente en el Panteísmo no existe una auténtica oposición entre privación y posesión pues todo es todo. III. Vida como oposición En concepciones ajenas del Panteísmo, en cambio, existe la oposición, pero atendamos a la clase de oposición que se piensa: la vida es oposición, la oposición según la Lógica puede ser oposición de contrariedad u oposición de contradicción. Si es de contrariedad, nos encontramos en el ámbito de la vida. Si es de contradicción, nos lleva a la muerte. La oposición de contrariedad une los contrarios con una partícula copulativa: esto y esto; la oposición de contradicción excluye a uno de los opuestos para afirmar al otro. Al excluir uno de los opuestos no se da más organicidad y así no se puede hablar de la vida. Abundando más en lo anterior podemos decir que hay oposición 13 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 entre dos contenidos cuando la posición de uno excluye en cierta manera la del otro. Según sea la índole de esta exclusión, resultan diversas clases de oposición. La oposición de contradicción es irreductible, se da entre el ser y el no ser, no tolera término medio. La oposición de contrariedad u oposición contraria hace que dos contenidos se excluyan en un campo particular del ser, y por tanto acepta que haya un término medio en el campo universal del ser. La oposición contraria puede ser privativa o bien relativa según se opongan los dos contenidos por privación – posesión, o bien por mera relación. 1. Oposición de contradicción en el concepto de la vida Hay una mentalidad que en la modernidad se basa fuertemente en la oposición de contradicción. Y es la mentalidad evolucionística aplicada al hombre directa y plenamente. En efecto, en la mentalidad evolucionística la supervivencia de las especies se da por la lucha a muerte que es una oposición de contradicción, y así por la supervivencia del más fuerte. Se trata de una concepción mecanicista que concibe la vida como simple movimiento contradictorio de colisión cuántica. Posiblemente muchos pasos de la evolución de los seres inferiores al hombre se puedan explicar en algunos sectores por esta lucha por la vida, la famosa “struggle for life”. Pero no puede ser aplicada en su totalidad, pues si bien es cierto que existe una graduación en la existencia actual de las especies en el mundo vivo infrahumano, persiste hoy la gradualidad de las mismas, no han desaparecido las inferiores. Y en su conjunto forman la esfera infrahumana orgánica. Sin embargo, el problema aparece fuertemente cuando esta explicación de la vida por la oposición contradictoria se aplica a la misma vida en su esfera humana. Entonces se llega a la opinión de la prevalencia y supervivencia del más fuerte como norma y de allí se generan todas las opiniones maltusianas y de super razas en las cuales alguien se afirma tratando de matar a los demás, de una manera salvaje en estadios primitivos, y de una manera sofisticada en la actualidad. Esta es la cultura de la contradicción o lo que es lo mismo la cultura de la muerte o la anticultura propiamente tal. En esta posición no hay propiamente organicidad, la vida como organicidad desaparece, pues no hay término de oposición al cual oponerse, pues se ha destruido. Y el problema es que como el término de oposición es absolutamente indispensable para la vida, al no existir más éste, la vida se marchita y cabalmente se llega a la cultura de la muerte. No hay el término contra el cual afirmarse y como éste pertenece también internamente a la propia organicidad, la misma vida individual perece. Nuevamente, incluso desde la misma Lógica, nos enfrentamos a la cultura de la muerte. 2. Oposición de contrariedad en el concepto de la vida La auténtica oposición que es la que puede garantizar la vida es la oposición de contrariedad, que como decíamos anteriormente, se expresa mediante una partícula copulativa, “esto y esto”. En otras palabras, la vida es complementariedad orgánica, alguien vive en cuanto se opone a otro ser vivo porque no tiene lo que este otro ser vivo posee, pero quiere participar de su riqueza. Y a la vez, el otro ser vivo vive en cuanto que permaneciendo distinto, participa de la riqueza del primero. El ideal es que esta participación sea sin mengua ajena, esto es, sin restar para nada lo que cada uno de los seres vivos posean de por sí, aquí nos encontraremos con la oposición por mera relación. IV. La vida trinitaria cristiana 1. La vida en la Santísima Trinidad Exactamente este ideal es el que se realiza en la fuente de la vida de todo lo creado que es la Santísima Trinidad. La Santísima Trinidad, según nos lo ha revelado el mismo Dios, se constituye por una oposición relativa y una coincidencia absoluta. Esto es lo que quiere decir que Dios sea uno en tres personas distintas. En Dios la oposición entre las divinas personas es la oposición de relación, sin que la privación signifique mengua y sin que la posesión signifique cualquier resta a la otra persona. La oposición entre las divinas personas es una oposición de contrariedad relativa. Esto es, lo que una persona tiene se relaciona con lo que la otra persona posee de tal manera que la privación permanece en una posesión infinita. Y esta aparente contradicción se aclara viendo las tres personas en concreto: el Padre no tiene la filiación, sin embargo es Padre por la filiación. El Hijo no tiene la paternidad, sin embargo es Hijo por la Paternidad, el Espíritu no tiene la inspiración activa, sin embargo es Espíritu por la Inspiración activa del Padre y del Hijo. La vida infinita de las tres divinas personas se realiza por una donación absoluta y total de dicha vida, del Padre al Hijo, del Hijo al Padre, del Padre y del Hijo al Espíritu y del Espíritu al Padre y al Hijo; por eso son un solo Dios. La distinción de las tres divinas personas es sólo por oposición de contrariedad relativa y por su oposición de contrariedad relativa son la vida en sí, esto es, un solo Dios, a la vez que tres personas distintas. Desde este modelo divino podemos intuir que la vida es moverse a sí mismo en un conjunto de relaciones hacia la plena donación. Se dona lo que se tiene y se recibe lo que no se tiene en un proceso incesante que enriquece y que precisamente es el proceso vital. Los puntos fundamentales son las relaciones, que fundan la oposición contraria, no para encerrarse en la propia posesión o en la propia privación, sino para abrirse en total donación. Así la vida es relación fecunda de donación amorosa. Esta es la vida en sí y cuando Dios la participa a su creación, en especial, cuando la participa al hombre, la da de este talante. Dios inscribe esta donación dentro de la 14 libertad humana. Y precisamente, cuando el hombre no quiere más proceder a esta donación, entonces se cierra en sí mismo, se opone a los demás en contradicción. Esto es el pecado, y lo que es lo mismo, la muerte. 2. La Historia de la Salvación EL GENOMA HUMANO dad, la vida. La vida trinitaria de oposición contraria de pura donación pasa ahora a través de la contradicción de la muerte para vencer a esta misma muerte y volverla pura donación en el Espíritu. La convierte en donación de puro amor. Se supera la contradicción de la muerte en la oposición relativa de Dentro de estas coordenadas se escribe la Historia de la Salvación, como una historia de la libertad. Y como el hombre eligió la oposición de contradicción, el pecado y la muerte y a pesar de ello Dios no le retiró el que desde dentro siga siendo su imagen, la historia de la humanidad viene a ser una historia que se realiza dentro de dos términos: contradicción-contrariedad; muerte-vida; odio-amor; egoísmodonación. 3. La Encarnación pascual En este ámbito, la Encarnación pascual viene a realizar el rompimiento de la contradicción amorosa de contrariedad de relación. Esto es, la muerte viene a ser vencida por la resurección. Cristo asume la contradicción del hombre que significa su pecado y su muerte, y esta contradicción la lleva hasta sufrirla en sí mismo con el sufrimiento de la muerte. Pero esta muerte, por el amor del Espíritu Santo se torna en fuente de vida, en resurrección. La muerte se coloca como la mayor prueba de amor, la mayor prueba de donación. Y así, Cristo, de la nada culpable, esto es de la contradicción absoluta del hombre, recrea al nuevo hombre en la relación de justicia y santidad. Esta es la profundidad ilógica de ha historia que sólo la Omnipotencia de Dios-Amor pudo hacer lógica, como la expresión humana máxima de la Verdad, esto es Cristo, el Verbo de Dios encarnado. 4. La contradicción asumida en la contrariedad Siguiendo el hilo conductor de nuestra reflexión, Cristo asume la contradicción y la vuelve contrariedad de relación de máximo amor y así de máxima vida, contrariedad en la que se opone relativamente al hombre como a un sujeto al que le dona lo que le face falta en totali- contrariedad que es relación de amor. Habíamos dicho como la oposición de contradicción genera la cultura de la muerte; en Cristo, esta oposición lo llevó a la máxima muerte por decirlo así y la Redención consistió en volver esta máxima muerte en máxima vida, volver la contradicción a través del Espíritu en pura relación de amor, como donación total. Este es el sentido último de la resurrección. Si como decíamos la vida es la capacidad de ser y de actuar, ahora podemos concluir que la vida es la capacidad de ser y de actuar a través de una oposición contradictoria, esto es la muerte, la oposición contraria como relación de donación amorosa absoluta en la que se recibe la vida participada de la Santísima Trinidad. La vida es así la Resurrección. Conclusión En la reflexión que hacíamos sobre algunos elementos de la Biogenética que describen el inicio de la vida humana, hacíamos una primera conclusión, encontrábamos que la vida aparecía como “un movimiento orgánico complementario de relaciones y finalidad”. Cuando avanzábamos desde el aspecto filosófico confirmábamos lo anterior, incluso a la luz de la resurrección de Lázaro y decíamos que la vida es “moverse a sí mismo”, y que esto implica una oposición vital, que para ser tal debe ser no de contradicción sino de contrariedad, esto es, de integración. Teológicamente avanzábamos y veíamos que la vida no puede ser más que una oposición de contrariedad, esto es, de integración, pero que pasa a través de la contradicción de la muerte, en la historia de la salvación. Para concluir pudiéramos decir que la vida es amor. Sólo el amor rompe la contradicción de la muerte y su absurdo de destrucción total lo vuelve fuente inagotable de vida. Lo ilógico se torna en plena y única racionalidad. Es la lógica histórica del Amor que irrumpió en el mundo en el Misterio de la Encarnación pascual. Así entendemos el aforismo de Tertuliano: “Credo quia ineptum”. Así, la vida que es donación de amor, fluye victoriosa iluminando la oscuridad de la muerte, apoyada en la plena confianza en Aquel que la hizo triunfar en la resurrección de Jesucristo. S. Em. Card. JAVIER LOZANO BARRAGÁN Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud Santa Sede Nota Bibliográfica ARISTÓTELES, Metafísica, vol 10, X, 3;b. De Anima II, 1-2 STO. TOMÁS DE AQUINO, Summa Contra Gentiles, 4,11; Summa Theologica I q. 18 aa. 1-2. R. GUARDINI, Der Gegensatz, 1925. C. NINK, Sein, Einheit, Gegensatz, en Scholastik 17 (1942) 504-522 M. HONECKER. Logik 1927 (índice) J. FRÖBES, Tractatus Logicae Formalis, Roma 1940, 70 y ss. 156 y ss. J. DOPP, Lecons de Logique formelle 3 vols, Lovaina 1950. M. GRABMANN, Die Idee des Lebens in der Theologie der hl. Thomas, 1922. H. DRIESCH-R WOLTERECK, Das Lebens Problem in der Lichte der modernen Forschung. 1931 C. BURDO Y OTROS, La vie et l’evolution, en “Archives de Philosophie” 6, (1928) Fase. Links, Biogenética, México 2000. 15 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 ANGELO SERRA Introducción a la primera jornada Se me permita una brevísima introducción a esta primera jornada de trabajo sobre un tema hoy apasionante y de extraordinaria importancia para el povernir de la Medicina. El primer pensamiento es de agradecimiento a su Eminencia Reverendísima el Cardenal Javier Lozano Barragán, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, que a través de este Congreso ha querido presentar a quienes están comprometidos en la solicitud y la asistencia a los enfermos uno de los pasos más recientes, que ha dado la ciencia y la tecnología, y está abriendo caminos realmente nuevos para un gran progreso de la Medicina. El segundo pensamiento lo recojo de la “Editorial” que introduce al volumioso número de la conocida revista Science del 16 de febrero 2001, donde se presentan los resultados de la secuenciación del genoma humano alcanzados en 18 años de intenso trabajo de centenares de laboratorios en todo el mundo, coordinados por el “Human Genome Project”. Escribía así: “La humanidad ha recibido un don inmenso. Al completarse la secuenciación del genoma humano, hemos recibido un potente instrumento para revelar los secretos de nuestro patrimonio genético y para encontrar nuestro puesto entre todos los que participan en la aventura de la vida”. De hecho, se había traducido en letras el texto del código secreto del plan-programa de nuestra vida biológica; texto escrito en lenguaje molecular en 23 capítulos, los 23 cromosomas. Un texto que en los cuatro años que han seguido, ha sido anotado, determinando y asignando a los diferentes cromosomas informaciones específicas – los “genes” - de los que hoy conocemos – por estructura y por función – 20,065 a la actualización del 23 de octubre de 2005, mientras otros 35,329 denominados “putativos” aún están siendo estudiados. Pasos extraordinariamente rápidos, que han abierto el camino a grandes progresos y expectativas, pero también a peligrosos proyectos y riesgos si la ciencia, la tecnología y la sociedad se dejasen arrollar por la atractiva pero cegadora tentación prometeica de la omnipotencia. El tercer pensamiento es un ferviente y sincero agradecimiento a los que han aceptado ofrecer en pocos y preciosos minutos su profunda competencia en estos campos adelantados de la ciencia y de la sabiduría. Estoy seguro que del trabajo de estas jornadas surgirá un mosaico en el que cada pieza hará brillar la grandiosidad de las numerosas conquistas alcanzadas por la ciencia, y cada leyenda de caracteres góticos – fruto de la segunda jornada de trabajo – manifestará el pensamiento de una sabiduría iluminada por una luz que no es sólo humana. P. ANGELO SERRA Profesor emérito de Genética humana, Facultad de Medicina, Universidad Católica del Sagrado Corazón, Roma 16 EL GENOMA HUMANO Primera Sección Realidad GEORGE ROBERT FRASER 1. La Genética humana hoy: esperanzas y riesgos Fue precisamente en la ciudad de Roma que hace 44 años, en 1961, hice mi primera intervención en un congreso internacional acerca de The Pool of Harmful Genes in Human Populations (Fraser 1962a), un tema que está dentro del que me toca desarrollar ahora, esto es, La genética humana hoy: esperanzas y riesgos. Se trata de un amplio panorama que traza la historia del desarrollo de nuestra especie tal como está documentado por la herencia común de nuestro genoma humano en toda su diversa, aunque armoniosa, complejidad. De acuerdo con la presentación escrita de los objetivos de esta Conferencia, en esta intervención me limitaré sobre todo a la perspectiva de la salud, dejando de lado otros aspectos de la genética humana; esto nos lleva a deducir que el término genética se podrá intercambiar ampliamente con el de genética médica (o genómica). Hablaré de las esperanzas y de los riesgos que acompañan el proceso de integración de la genética médica en la ciencia y en el arte de la medicina y de la práctica médica en general, un proceso que con mucho empeño se está tratando de alcanzar. Como parte de esta perspectiva de aplicar la genética humana a la salud, la reciente descripción de la secuencia y de la topografía del genoma humano (Proyecto Genoma Humano) representa un progreso importante que ha llevado a acumular un cuerpo de conocimientos, muy amplio y en rápido crecimiento, de nuestro material hereditario. Sin embargo, ello no es suficiente para un impacto importante en la salud; es indispensable también la sabiduría para emplear el conocimiento. El principio que nos debe guiar para lograr esta sabiduría no es la arrogancia, sino más bien la humildad. De aquí que el filósofo pre-Sócrates, Xenófanes de Colofón, escribió en los pocos fragmentos que nos han llegado de su pensamiento sobre los límites del conocimiento humano: Los dioses no han revelado todo a los mortales desde el principio, pero buscando poco a poco los hombres encuentran lo mejor. OUTOI AP∆ARCHS PANTA QEOI QNHTOIS∆UPEDEIXAN, ALLA CRONW ZHTOUNTES EFEURISKOUSIN AMEINON. Aún pudiendo afirmar justamente que hemos hecho progresos en el camino hacia lo que es mejor, cuando consideramos la genética humana actual no deberíamos permanecer desilusionados al considerar que en nuestra investigación hemos dado sólo los primeros pasos a lo largo de este camino; tampoco deberíamos ufanarnos de que lo hemos realizado en la era moderna. Ya los antiguos griegos del sexto siglo a.C. en adelante, Anaximandro, Hipócrates, Aristóteles, Platón y otros habían escrito acerca de los mecanismos hereditarios y sobre aquellos que se refieren a la evolución. Para introducir un ejemplo bastante sorprendente que pone en evidencia uno de los mayores riesgos de la genética humana hoy en el contexto de las atribuciones injustificadas e injustificables a los individuos de superioridad e inferioridad heredi- taria, Platón había aplicado ampliamente dichas ideas hace 2500 años a lo que hoy llamaríamos principios eugénicos, especialmente en el quinto libro de República, una crónica de los reglamentos que gobernarían el funcionamiento de la ciudad hipotética en la que la justicia reina suprema. En la cita que sigue, Platón pasa de la consideración de las prácticas referentes a la crianza de los perros de caza con el fin de maximizar sus capacidades, a los modelos que se deberían aplicar a los gobernantes o guardianes de la ciudad. Ante las premisas concordadas, es necesario que el hombre mejor se una con la mujer mejor en el mayor número de casos posibles, mientras lo contrario estaría reservado para el hombre y la mujer peores; si nuestra grey debe ser de la mejor calidad, nosotros deberíamos criar a los descendientes del primero y no del segundo. Moviéndonos velozmente de dos milenios y medio hacia el siglo XIX, según Theodosius Dobzhansky, la genética, una rama importante de la ciencia biológica, se ha desarrollado partiendo de la humilde planta de guisante en el huerto de un monasterio. Sin exagerar, los descubrimientos del monje Gregor Johann Mendel se pueden describir como únicos en los anales de la ciencia. Es en base a estos éxitos que, en los últimos 140 años hemos podido acumular el amplio cuerpo de conocimientos que he mencionado antes. Hasta un período muy reciente, el genetista en la medicina, ha sido ampliamente marginado al papel de 17 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 counselling en lo que se refiere a la hereditariedad en la casualidad de la enfermedad y del handicap entre los que lo consultan, y sus hijos, especialmente en lo referente a la evaluación de los raros desórdenes monogénicos mendelianos, de los síndromes congenitos y de las anomalías cromosómicas. De ningún modo su papel ha sido seguir los preceptos eugénicos de Platón para animar la reproducción de un grupo de la población y desanimarla en otros. Una ventaja que deriva de la acumulación del conocimiento es que ahora sabemos que, además de una base moral para dicha selección de los padres de la próxima generación puesta en práctica hasta hace poco tiempo atrás, también puede no tener ninguna base racional para dicha selección entre la variedad virtualmente infinita de nuestra dote genética. Mi mentor, maestro y amigo, el profesor Lionel Penrose, escribió en 1966: “Los valores sociales y biológicos de las diferencias hereditarias se alteran continuamente con el cambio del ambiente. No podemos estar seguros que un gen sea malo en toda circunstancia y menos seguros aún que sea siempre bueno. Por el momento, estamos sólo raspando la superficie de esta gran ciencia. Nuestro conocimiento de los genes humanos y de su acción aún es tan sutil que es presuntuoso y una locura establecer principios positivos de la reproducción humana. Antes bien, cada persona puede maravillarse frente a la prodigiosa diversidad de los caracteres heredados del Hombre y respetar a los que difieren de él genéticamente. Todos somos parte del mismo gigantesco experimento en la selección natural.” (Penrose 1966). La genética humana actual no debe ser considerada absolutamente como un subrogado para las desacreditadas ideas eugénicas del pasado; antes bien, debemos verla como parte integrante de la medicina con el papel de incorporar el conocimiento logrado con el genoma humano en las actividades diagnósticas dirigidas al feto, al recién nacido, al niño o al adulto, en el contexto de la unidad familiar, al no haber discontinuidad entre estas fases de la existencia humana. En este contexto, la práctica del aborto selectivo del feto diagnosticado in utero como afectado por una enfermedad genéticamente determinada o por una malformación, es contraria a los principios de nuestra tradición médica que pone énfasis en la preservación de la vida. Esto puede ser visto mejor como una fase transitoria en el desarrollo de la genética médica, que será sustituida por métodos generalmente más aceptables. Como alternativa, se ha propuesto el diagnóstico pre-implantación, que se practica en algunos centros, pero esto ha originado controversias éticas relacionadas con el status moral del embrión. Pasando de la selección al nivel del feto y del embrión a la selección a nivel del gameto, la separación atendible del esperma del marido en secciones que llevan el cromosoma X e Y, seguida por la fertilización de la mujer usando únicamente el esperma portador del cromosoma X con el fin de evitar el nacimiento de hombres cuando la mujer es portadora de una disfunción vinculada con el cromosoma X, como la distrofia de Duchenne, puede ser posible en el futuro próximo y estar menos sujeta a objeciones en el terreno de la ética. Sin embargo, sería temerario prever las actitudes y las prácticas de las generaciones futuras con respecto a estos problemas en general, especialmente porque ellos tendrán acceso a tecnologías de las que no se puede prever su naturaleza. Aquí están presentes expertos que en los próximos días os explicarán todos los aspectos de esta integración de la genética humana en la práctica de la medicina. Naturalmente, el importante rol actual del genetista médico como un consultor no directivo seguirá siendo siempre necesario y aumentará con el mismo ritmo de la expansión del conocimiento sobre el papel de la herencia en la etiología y en la patogénesis de la enfermedad. Un considerable ejemplo de dicho aumento ha sido la creación, relativamente reciente, de una subespecialización muy amplia de counselling genético en el campo del tumor, como resultado del descubrimiento de los locis del gen que alojan alelos de frecuencia sustancial, que da lugar a una fuerte predisposición en varias formas de esta enfermedad común, a menudo en una edad trágicamente joven. En efecto, siempre ha sido evidente que la herencia desarrolla virtualmente un papel en la etiología y en la patogénesis de cada estado de enfermedad, pero no estábamos en la capacidad para definir los mecanismos de esta implicación. Ahora podemos iniciar esta tarea y, por consiguiente, comenzar a pensar en formas terapéuticas para corregir defectos, enfermedades y disfunciones heredadas. Se piensa que el perfil genético se volverá la piedra miliar de esta tentativa para determinar el complemento genético de los individuos con gran número de locis cromosómicos, definiendo así sus predisposiciones específicas a enfermedades comunes, indicando posibilidades de prevención y de tratamiento y, de igual modo, prediciendo las variaciones que se pueden dar en la eficacia o en la toxicidad de agentes terapéuticos, proporcionando indicadores a la terapia concebida para el paciente (farmacogenómica). Este perfil genético constituirá un suplemento para los numerosos tipos de test y screening genéticos para cada gen, que se efectúan corrientemente y que proseguirán en el futuro. A parte de las perspectivas abiertas para progresos en los cuidados sanitarios de dichas amplias extensiones de genoma para determinar el completamiento genético del individuo, la genética médica se ha enriquecido con un nuevo armamentario de métodos que interesan la terapia génica – el tratamiento de disturbios genéticos introduciendo genes específicos preparados en las células del paciente. Dicho armamentario se inició en 1989 con el afortunado tratamiento de un raro transtorno inmuno-recesivo, el déficit de la enzima adenosina deaminasa (ADA), conocido también co- 18 mo síndrome por immunodeficiencia combinada grave (SCID). Las posibilidades de dicha terapia génica en sustituir la función de genes defectuosos aumentará al crecer el empleo de células estaminales pluripotentes cultivadas y modificadas, que han mantenido tal plasticidad de modo que puedan ser integradas en múltiples tejidos. En el futuro será posible extraer estas células pluripotentes de tejidos adultos, obviando así los problemás éticos suscitados por el empleo de estaminales embrionales. Debo subrayar que este breve sumario de posibles aplicaciones de los progresos en nuestro conocimiento del genoma humano al tratamiento de enfermedades, más que una realidad actual representa una esperanza o una perspectiva para el futuro. En efecto, estamos al comienzo de una larga investigación por la cual lo mejor es lo que he mencionado al inicio de mi intervención al referirme al sentimiento de Xenófanes. Por ahora sólo podemos comenzar a nutrir esperanzas de mejoras en el tratamiento de enfermedades comunes de la vida adulta como la diabetes melito de tipo 2, el cáncer, la arterioesclerosis, la hipertensión, etc. Estas enfermedades tienen una causa multifactorial mediada por complejas interacciones de factores ambientales con múltiples genes que determinan la predisposición, que ahora están sometidos a intensa búsqueda por la creación del mapa de los aplotipos humanos o HapMap, de la pequeña proporción de los locis del gen donde la secuencia del ADN varía entre los individuos (SNPs o polimorfismo de nucleótido único). Hay que notar que muchos agentes implicados como desencadenates ambientales de dichas enfermedades en individuos genéticamente susceptibles, están tan profundamente radicados en nuestro modo de vida que son difíciles de evitar. Estos factores incluyen el humo, las dietas desbalanceadas o excesivas, una vida sedentaria y la exposición al estrés, ante todo entre los habitantes de las naciones ricas en las que el exceso, más que la escasez, constituye la carcterística de la sociedad, y donde ha aumentado de tal manera la expectativa de vida que la mayoría de la población vive por más tiempo. Lamentablemente, la abolición del empleo del tabaco y de sus produc- EL GENOMA HUMANO tos, y la adopción de una dieta sana, son proyectos que son sencillos en su concepción, pero difíciles en su ejecución. En este contexto, se derrollan hoy terrenos de genética médica específicamente en el campo del estudio de los efectos sobre el individuo de sustancias contaminantes y tóxicas como el tabaco (toxogenómica o toxicogenómica) y de la dieta (nutrigenómica). La farmacogenómica ya contribuye a favor de un cuidado mejor de algunos tipos de cáncer, grupo de enfermedades en las que desarrollan un papel de primera importancia generalmente son las mutaciones somáticas más que las células germinales. Por ejemplo, si los test revelan que el complemento genético de un cáncer de mama recientemente diagnosticado resulta en la presencia del receptor 2 del factor preliminar a la corrección, que se ha discutido, debe estar acompañada por mayores progresos en biología computacional. No es suficiente tener un catálogo o un database del complemento genético de un individuo. Es necesario al menos un entendimiento elemental de los modelos del número virtualmente infinito de la interacción de primer, segundo y más elevado orden entre las miríadas de genes (genómica), gen transcrito mRNA (transcriptómica), proteínas (proteómica), azúcares (glicómica) y metabolitos (metabolómica), que constituyen la base del fenotipo y la fisiología de una sola célula. Y el funcionamiento, sano o enfermo, de un órgano del cuerpo no se puede definir simplemente haciendo un inventario del funcionamiento de cada una de las células que lo constituyen. de crecimiento epidérmico humano (HER-2) en la superficie de la célula, como es el caso en el 25-30% de todos estos pacientes, se piensa entonces que la añadidura de la herceptina o trastuzumab, al régimen terapéutico, puede llevar a una considerable mejora en el pronóstico. También se espera mucho de la terapia génica para mejorar el pronóstico en varias formas más de enfermedades malignas. El mejor conocimiento de los mecanismos genéticos implicados en la patogénesis también puede contribuir a una identificación precoz de los tumores cuando la masa de las células malignas es mucho más pequeña y las perspectivas de un tratamiento positivo son mucho más prometedoras. Hay que notar que la aproximación a la terapia definiendo aberraciones de la función celular como Dada la diversidad de causalidades multifactoriales que depende de la compleja interacción de factores ambientales con múltiples genes que determinan la predisposición, el desarrollo de la prevención y del tratamiento para las enfermedades comunes incluidas aquellas que hemos mencionado, será siempre muy difícil. Pero estas dificultades serán compensadas. Por ejemplo, en el caso del cáncer, ya se ha mencionado el descubrimiento de los locis de los genes (BRCA1 y BRCA2 responsables del cáncer de mama y de los ovarios, y otros), que acogen, con una frecuencia sustancial, alelos que dan lugar a una fuerte predisposición en varias formas de esta enfermedad común, a menudo en una edad trágicamente joven. Todas las enfermedades comunes son heterogéneas en su etiología y patogénesis, y hay formas insólitas y raras 19 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 clasificadas en la generalidad de cada enfermedad común, heredadas en un modo simple monogénico como en el caso ya citado del cáncer de mama y de los ovarios debido a mutaciones a los genes BRCA1 y BRCA2. Un estudio intensivo de estos subgrupos, determinados monogénicamente, de cáncer, diabetes melito de tipo 2, arterioesclerosis, hipertensión y otras enfermedades comunes, y el descubrimiento de anomalías genéticas implicadas en raras e insólitas familias de este tipo, echarán luz en la etiología y en la patogenesis de estas enfermedades en general, sugiriendo en parte el camino para descubrir genes implicados en la predisposición a las formas más comunes. Durante estos viajes de descubrimiento, así como en muchos más, seguiremos los preceptos contenidos en un extracto avisor y muy cotizado, de gran belleza y fuerza de una carta de William Harvey, que escribió en 1657, seis semanas antes de su muerte, a John Vlackveld, un médico de Harlem en Holanda, como respuesta a una pregunta sobre un paciente. Harvey escribió la carta en latín, la lengua franca empleada en la profesión médica de ese tiempo. “La naturaleza en ningún otro lugar está tan acostumbrada a mostrar sus secretos misterios como en los casos en los que muestra señas de su proprio trabajo prescindiendo del camino abierto; tampoco existe un modo mejor para presentar la justa práctica de la medicina que aquella de dedicarnos al descubrimiento de la ley habitual de la Naturaleza mediante una atenta investigación de las formas más raras de enfermedad. Porque en casi todas las cosas se ha encontrado que lo que ellas contienen de útil o aplicable en la naturaleza difícilmente se puede percibir salvo cuando se nos priva de ellas, o en cierto modo es transtornado.” (Traducido del original latín al inglés por R Willis,1847) Non solet natura usquiam penitiora sua arcana apertius detegere, quam sicubi extra consuetam semitam tenuia sui vestigia monstraverit: nec est ad medicinam recte faciendam tutius iter, quam si quis ex morborum raro contingentium diligenti scrutamine, ad usitatam naturae legem dignoscendam, animum transtulerit. Quippe ita fere in rebus omnibus comparatum est, ut quid illis insit commodi, cuive usui potissimum inserviant, nisi earundem carentia, aut vitiosa constitutione aliqua, vix satis perspicamus. William Harvey (1657). Por tanto, una atenta investigación de estas raras formas monogénicamente determinadas de enfermedades heterogéneas comunes no puede dejar de echar luz en los mecanismos de patogénesis de las correspondientes enfermedades comunes en general. Para pasar ahora a los raros síndromes de malformación genéticamente determinados, a los que este perspicaz precepto de Harvey se aplica naturalmente a fortiori, el nombre de mi colega y amigo, Profesor Jérôme Lejeune, es bien conocido a esta conferencia en este contexto. Quisiera decir una palabra sobre la enfermedad a la que se asocia de modo especial su carrera, es decir el síndrome de Down debido a una aberración cromosómica ocasionada por una trisomía del cromosoma 21 que él descubrió en 1959. En 1981, el Profesor Lejeune escribía: ¿Qué sabemos de la trisomía 21 después de veinte años de investigación? ¡Qué argumento de meditación e inquietud! Ciertamente, hemos aprendido muchas cosas y también a reconocer la enfermedad en niños muy jóvenes, aún en el seno materno. Pero si este nuevo poder ha suscitado en algunos la tentación de eliminar a los enfermos extremamente jóvenes, dicho conocimiento en ningún caso ha hecho retroceder la enfermedad. ¡Es a la enfermedad que es preciso vencer, y es a los pacientes que es preciso curar! El Profesor Lejeune estuvo siempre convencido de que estos pacientes pueden ser tratados y curados. Pensaba en las manifestaciones del síndrome de Down como en los síntomas de una enfermedad por derrotar, y estaba totalmente en desacuerdo con muchos de sus colegas que, siguiendo un diagnóstico prenatal, pensaban en la condición como a un síntoma de muerte, falseando así el objetivo tradicional de la medicina de un cuidado en un asalto al paciente. Su esperanza era que un día un paciente con el síndrome de Down se habría convertido en un genetista de éxito. Posiblemente en la nueva era de la genómica funcional, se descubrirá un camino para hacer inactivo el par supernumera- rio del cromosoma 21, quizás comprendiendo el mecanismo de inactivación de uno de los cromosomas X en las mujeres. La afirmación del Profesor Lejeune arriba citada, hace eco a otra reflexión escrita por William Harvey, sacada de la dedicatoria de su excepcional libro titulado Exercitatio Anatomica de Motu Cordis et Sanguinis in Animalibus (1628), en el que describe su descubrimiento de la circulación de la sangre. La humildad intelectual contenida en este estracto, no obstante su exaltada proveniencia de un texto clásico que ocupa una posición fundamental en los anales del progreso científico, es de considerable importancia hoy como lo era cuando fue escrito en el siglo XVII. Si hubiese necesidad, sirve para recordar el amplio alcance de nuestra ignorancia actual, y como antídoto precaucional a todo concepto mal planteado sobre la envergadura ilimitada de nuestro actual conocimiento en el campo de la genética humana o en otros campos del esfuerzo científico. “Ni ellos son muy limitados para creer que cada arte o ciencia nunca haya sido tan absoluta o perfectamente enseñada bajo todos los puntos de vista por los antiguos, que nada permanezca a la industria y a la diligencia de otros, porque son muchos los que confiesan abiertamente que la parte mayor de las cosas que conocemos, es la parte menor de las que no conocemos.” (Traducido del original latín al inglés por G Witteridge 1976). Nec tam angusti animi ut credant quamuis artem aut scientiam adeo omnibus numeris absolutam et perfectam a veteribus traditam, ut aliorum industriae, et diligentiae nihil sit reliquum: cum profiteantur plurimi, maximam partem eorum quae scimus, eorum quae ignoramus minimam esse. (William Harvey 1628) Quisiera mencionar brevemente otro raro síndrome determinado genéticamente, el síndrome autosómico recesivo del criptoftalmos, al que se asoció mi nombre como un epónimo teniendo en cuenta un texto que escribí hace más de cuarenta años (Fraser 1962b). En los últimos tres años, se han identificado dos locis del gen donde residen alelos mutantes responsables de su entidad heterogénea y se han encontra- 20 do las características de los mismos alelos mutantes y las proteínas a las que dan lugar. De modo que el síndrome del criptoftalmos ha entrado en la era moderna de la genómica trayendo consigo la esperanza de una eventual prevención y tratamiento. Las invalideces asociadas con la forma plenamente manifestada de esta condición son aún más serias de aquellas asociadas al síndrome de Down. Sin embargo, hay algunas familias que hacen crecer a estos niños en una atmósfera de armonía y felicidad. En un caso reciente en Alemania, al diagnóstico prenatal de una niña totalmente afectada siguió una importante operación quirúrgica fetal en sus malformaciones para asegurar su supervivencia, en vez de recurrir al aborto-no terapia génica in utero empleado hasta ahora, pero por lo menos un tratamiento convencional en la vida fetal de una enfermedad mendeliana de por sí fatal. Una de las chicas examinadas en mi texto de 1962 tenía en ese tiempo ocho años. La encontré por primera vez cuando tenía seis años y era sorda y ciega; se comportaba como un animal salvaje, reaccionaba con gritos de temor a toda tentativa de acercamiento hacia ella. Noté que le gustaba apoyar cerca de su cabeza para escuchar el ticteo de los relojes y, sospechando que su sordera fuese ampliamente conductiva, la llevé a un otorinolaringoiatra que conocía. El médico reconstruyó el oído extermo malformado y el oído mediano y, a la edad de siete años la niña escuchó hablar por vez primera; 45 años después, vive una vida que se ha vuelto más tolerable en comparación de la primera. Quizás esta pequeña contribución para mejorar la calidad de vida de esa niña representa un éxito mayor de aquel de que ve mi nombre ligado a un síndrome – incluso en una forma abreviada como FRAS1 – a un gen y a una proteína. No hay duda de que hacer crecer a un niño con este tipo de handicap pueda tratarse de una experiencia de enriquecimiento para la familia si la sociedad está preparada a proporcionar cierto alivio en el peso económico que esto comporta. Además, la sociedad en general puede obtener beneficio de esa inversión en términos de empleo remunerado e iluminación espiritual, EL GENOMA HUMANO como resultado de la cooperación en el sostén y en la educación de dichos niños. En el siglo XVI, en su obra Of a Monstrous Child, Michel Eyquem de Montaigne (1533-1592) escribió: “Los que llamamos monstruos no son tales para Dios que, en la inmensidad de su obra, ve la infinidad de formas contenidas en ellos”. Cuatrocientos años después, el Profesor Lionel Penrose, que compartió con el Profesor Lejeune el amor por los pacientes afectados por el símdrome de Down, escribió en 1971, un año antes de su muerte que “El objetivo de la ciencia médica en las comunidades civiles es mantener en vida a las personas. Este principio no tiene excepciones y se aplica también a los defectos de bajo nivel de todo tipo... No sólo estas personas son inocentes, sino que no son responsables de su condición; pueden ser felices y estimular sentimientos humanos y el amor de los padres. Según los cánones de una sociedad civil, tienen derecho a pedir cuidados y consolación incluso aunque no esten en la capacidad de restituirlos de manera adecuada. La capacidad de una comunidad de proporcionar condiciones satisfactorias para estas personas es índice de salud y progresivo desarrollo; en cambio, el deseo de eutanasia es signo de involución y de decadencia de los estándar humanos“ (Penrose 1972). Quisiera regresar ahora a la cita de Platón con la que he iniciado esta intervención, pues contiene ideas asociadas a una eugenética positiva, o a la mejora de las cualidades humanas, a realizar mediante acoplamiento controlado entre individuos con cualidades superiores, cuya superioridad sin embargo es definida. La aplicación de la genética humana a la medicina debería ser pensada en términos de individuo y de familia, como en el caso de todas las demás ramas de la medicina terapéutica, y no en el contexto de las generaciones futuras. Ante todo, deberíamos pensarla también en términos de lucha contra las enfermedades y no en el contexto de crecimiento de la capacidad del niño. La ingeniería genética que tiende a la transferencia de genes que determinan niveles más elevados de inteligencia o capacidad musical, o que modifican el comportamiento en direcciones socialmente deseables, nunca podrá realizarse; ni siquiera será posible encontrar definiciones universalmente aceptables de la calidad de crecimiento que podría obtenerse de tales métodos si y cuando se identifican a dichos genes individualmente. No tenemos ni el conocimiento ni la sabiduría para perseguir las ilusiones eugénicas del pasado con respecto a una mejora hipotética de nuestra especie, y la analogía de Platón que trata de la reproducción de los perros de caza es inadecuada y sin importancia como los tratamientos de la actual crianza de animales con el fin de aumentar la producción de leche. Mientras los seres humanos no son candidatos para la ingeniería genética de “mejora” mediante tales medios, ellos son capaces de beneficiar abundantemente de las mejoras, cualitativas y cuantitativas, en el campo de la educación, en el sentido de extender oportunidades para una educación mejor a amplios segmentos de la sociedad. Con respecto al objetivo de la eugenética negativa, reflejada también en los escritos de Platón, de reducir o eliminar la reproducción del ser inferior e inhábil, no sólo nos falta el conocimiento y la sabiduría para definirlo, sino también, todos los seres humanos que no sufren una condición que los hace no fértiles tienen derecho a procrear. Este derecho está celosamente custodiado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de las Naciones Unidas (Artículo 16-1— Hombres y mujeres de edad adecuada tienen el derecho a casarse y formar una familia, sin ninguna limitación de raza, ciudadanía o religión). Ningún ser humano tiene el poder de prohibir el ejercicio de este derecho de parte de otro ser humano. Y si la genética permite la transmisión reproductiva de las características hereditarias que ha cerrado la reproducción antes de que el tratamiento se volviese disponible, cada aumento en la frecuencia en la población de los genes que determinan dichos rasgos representará una modificación totalmente insignificante del pool genético. La tarea primaria de la sociedad es asegurar, de modo totalmente independiente la introducción de la medicina genética, la atenta conservación del ambiente y, por tanto, la transmisión a nuestros descendientes de una herencia física intacta y 21 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 no disminuida. Es una sine qua non con respecto a la preservación de nuestra civilización y de nuestro planeta ante catástrofes mayores que resultan por el logro de nuestro nuevo dominio de los medios tecnológicos de autodestrucción. Admitido que será así, estos descendientes estarán entonces en la capacidad de asegurar la atenta conservación de un pool genético intacto y la transmisión de una herencia biológica no disminuida, empleando medios de los cuales no podemos predecir su naturaleza y ni siquiera imaginarla, porque se basarán en descubrimientos que aún se deben realizar. Según las palabras de Francis Bacon (1561-1626) “Los hombres deben perseguir las cosas presentes, y dejar el futuro a la Divina Povidencia.” Por tanto, ¿cuáles son las esperanzas y los riesgos de esta moderna transición de la genética humana para iluminar y uniformar un espectro más amplio de actividad médica – la genética médica? La esperanza principal es simple e indudablemente se realizará: mejorar la salud de la población. Pero dicho logro enfermedades infectivas, donde el papel predominante del ambiente en la determinación de los efectos adversos asociados sobrepasa el papel de la variación genética. Al buscar mitigar los efectos de dichos flagelos, debemos hacer también que los potenciales beneficios de la genética médica no se queden confinados a pocos individuos de sociedades adelantadas. Desigualdades en el acceso a los beneficios de la genética médica son particularmente anómalos precisamente porque el genoma humano objeto de esta Conferencia, es herencia común de la familia mundial representada por miembros de nuestra especie, y constituye la promesa y la marca indeleble de su unidad intrínseca e inmanente. En términos de equidad de acceso a la salud en general el progreso no es un optional sino más bien un requisito esencial para la estabilidad a largo plazo de nuestra sociedad. Por ejemplo, en 1999 las mujeres en Japón tenían una expectativa de vida de 84.3 años mientras que en Sierra Leona lo tenían de 35.4 años, es decir del 42 por cien- comportará riesgos, esto es, la acentuación de la desigualdad y de la injusticia. Por tanto, estas nuevas actividades médicas son todas muy costosas y difíciles de realizar, y sus beneficios no serán disponibles de manera equitativa para todos los miembros de la familia humana. Lamentablemente, fuentes actuales de morbilidad y mortalidad en la mayoría de la población de nuestro planeta, que está desventajada materialmente, o en muchos casos, totalmente pobre, derivan de flagelos como, por ejemplo, la carestía, la falta de acceso al agua limpia y a to. El Papa Juan Pablo II escribió en la Evangelium vitae en 1995 que “la vida es siempre un bien. Esta es una intuición o incluso un dato de experiencia, del que el hombre está llamado a captar su razón profunda.” Una distribución inicua de este bien es una desgracia para nuestra civilización y también una importante fuente de dificultad social y política. Para regresar a nuestras esperanzas para la genética médica, no mencionaré posibles aplicaciones y usos en el campo de la clonación reproductiva, de la terapia génica de líneas germinales, y del retraso del envejecimiento humano; estos argumentos no entran en el tema principal de esta breve intervención. Podría parecer presuntuoso embarcarnos en proyectos importantes que implican la terapia génica germinal con sus efectos potenciales en las futuras generaciones en un tiempo en que la terapia génica con células somáticas ha alcanzado solo un primer nivel experimental. Como ya he mencionado, algunos de los caminos más importantes que conducirán a progresos terapéuticos serán en el campo de la farmacogenómica, una ciencia que llevará al desarrollo de farmacos de pequeñas moléculas para modular secuencias conexas con la enfermedad en la dirección deseada y completará nuestro conocimiento de la variación en la reacción a los fármacos ya usados, ayudando a evitar el surgimiento de efectos colaterales que, a menudo pueden ser serios. La base genética de dichas reacciones a la amplia gama de fármacos antipsicóticos abundantemente prescritos en nuestra sociedad, parecería ser un campo potencialmente fructífero por estudiar. También he mencionado la terapia génica como una forma terapéutica que ya muestra promesas en el tratamiento de enfermedades como el síndrome de inmunodeficiencia combinada grave (SCID) sustituyendo la función de un gen defectuoso y añadiendo uno normal, aunque los progresos sean lentos y acompañados por momentos de detenimiento que representan resultados indeseados de los procedimientos empleados para introducir el gen normal. Una estrategia alternativa que promete evitar efectos dañinos consiste en sustituir solamente las secuencias mutadas del gen anormal, arreglando la función en vez de sustituir el gen. Habrá disponibilidad de test genéticos para identificar la predisposición a las enfermedades comunes, permitiendo estudiar medidas de protección referentes a cambios en el estilo de vida y el suministro de fármacos, a predisposiciones genéticas individuales. En este campo, será necesario un cuidado particular para evitar discriminaciones en materia de empleo y previsión social. El mantra de la medicina genética es que el perfil genético permitirá concretizar estrategias preventivas, tratamiento e intervenciones a los 22 individuos y, por tanto, hará posible la medicina personalizada. Hay importantes implicaciones éticas legales y sociales particularmente en áreas como la privacidad, la previsión, el trabajo y la instrucción. Todas estas implicaciones están relacionadas con riesgos, y dentro del Proyecto Genoma Humano el 3-5 por ciento de los fondos ha sido destinado al estudio de estas cuestiones éticas, legales y sociales (ELSI). Además, ya he dicho que el gasto de la genética médica puede ser considerado un riesgo que comporta discriminación en terrenos económicos ya que una distribución inicua de los beneficios sanitarios acrecenterá las considerables tensiones de las que ya está llena nuestra sociedad. Hay también el riesgo de que el amplio desarrollo del conocimiento sobre el propio complemento genético y la potencial nocividad de algunos de sus elementos constitutivos sean psicológicamente deletéreos para muchos individuos y les cause una seria ansia en vez de animarlos a adaptar su estilo de vida a su constitución genética. Al respecto, el remedio está en aumentar la conciencia y el conocimiento de parte de los miembros de la profesión sanitaria a fin de que puedan desarrollar un mayor papel educativo. También debemos considerar los riesgos que pueden derivar de la comercialización de cada aspecto de la genética humana y de la genética médica. Esto comporta la introducción de test injustificados en amplia escala, la patente de las secuencias del ADN a fin de que se paguen los derechos sobre los procedimientos de laboratorio, aumentando grandemente los costos, rechazando desarrollar fármacos para el tratamiento de raras enfermedades “huérfanas”, y el desarrollo y la patente de fármacos sobre la base de falsas premisas. Por ejemplo la Federal Drug Administration (FDA) en los EE.UU. ha aprobado recientemente un fármaco llamado BiDil para prevenir el paro cardíaco en auto-identificados afroamericanos según un experimento (A-HeFT o African American Heart Failure Trial) que se refería solamente a dichos individuos. Este episodio ciertamente no representa un proceso en la farmacogenómica o en la medicina personalizada y, en efecto, tiene implica- EL GENOMA HUMANO ciones muy graves desde el punto de vista de la discriminación racial que han sido discutidas por Kahn (2005). De modo que, mientras la distribución de genes a la pequeñísima proporción de locis en los que ocurre la variación, puede ser diferente en razas diversas, la raza en sí no es una característica genética. Al respecto, en 1966 el Profesor Penrose escribió: “La exacta descripción del polimorfismo hereditario en nuestras especies, que va más allá de los confines de ideas anticuadas de grupos raciales, nos ayuda a comprender, más que a deplorar, las peculiaridades innatas de cada uno” (Penrose 1966). Sin embargo, la discriminación en base a supuestas e incluso reales diferencias en la frecuencia de varios genes entre diversos grupos étnicos representa un riesgo sustancial que deriva del desarrollo de la genética humana. Hay numerosos proyectos de investigación que prevén la recolección de sangre y de otras muestras para proporcionar información genética sobre la distribución de los genes en amplios grupos de individuos. El Human Genome Diversity Project de la HUGO (Human Genome Organization) y muchos biobancos de diferente tipo contienen grandes cantidades de sangre y otras muestras. Mientras dichos proyectos son válidos para el estudio de temas como la evolución y la migración del ser humano, así como sobre la predisposición diferencial a la enfermedad, ellos presentan también riesgos de mal uso y de abuso en el campo de la discriminación política, social, educativa, médica y económica. La privacidad y la confidencialidad deben ser consideraciones primarias en la conservación de los datos. Dichos riesgos de mal uso y abuso se intensifican considerablemente cuando se realizan tentativas para identificar los genes responsables de la inteligencia y del comportamiento normal y anormal, incluso criminal, con el fin de estudiar la distribución étcnica diferencial. Hasta ahora no se ha identificado ningún gen, y nunca será posible hacerlo, que tenga un efecto directo sobre la variación no patológica en la inteligencia y en el comportamiento, no asociada a la enfermedad. Como he dicho antes, las esperanzas referentes a la genética hu- mana hoy se pueden resumir como promesa de una salud mejor a largo plazo, inseparablemente vinculada a la promesa de un mayor respeto para la vida humana en asociación con la aumentada conciencia de que todos los miembros de nuestra especie están inextricablemente unidos entre sí por la posesión de la común herencia de nuestro genoma humano. Dichas esperanzas se podrán realizar sólo si habrá una mayor educación del público y especialmente de la profesión sanitaria y un ataque concertado a las desigualdades globales que turban nuestra civilización. Numerosos riesgos de la genética humana hoy, se refieren a una discriminación geográfica, étnica y de clase, que lleva a restricciones en el uso benéfico de la información acumulada tan rápidamente. También está el riesgo que no sólo no emplearemos esta nueva información en beneficio de todos los miembros de la especie humana, sino en realidad haremos un mal uso para esconder y justificar las desigualdades existentes, reforzando de este modo los privilegios de una pequeña minoría, auto elegida como tal, de miembros de la sociedad que se consideran superiores, hasta llegar a negar el derecho a la reproducción y a la misma vida a la mayoría de los débiles y vulnerables, ya sea que tal debilidad y vulnerabilidad dependa de la pobre o de la mala salud, o de injustificables atribuciones de falta de idoneidad en el terreno de la inferioridad física o intelectual. En este contexto logra importancia un comentario del Profesor Penrose: “Los nuevos descubrimientos nos pueden agarrar a todos de sorpresa y los hombres de ciencia deben estar continuamente en alerta contra un mal uso de sus descubrimientos de parte de quienes tienen un conocimiento incompleto de los mismos” (Penrose 1966). Hemos revelado una parte de la naturaleza del genoma humano; en los límites de este genoma humano unitario, no podemos definir los complementos genéticos individuales totales que son cualitativamente superiores o inferiores. Lamentablemente dichas nociones corruptas de superioridad e inferioridad, basadas como están en un conocimiento incompleto, son profundamente fuertes en nuestra psique co- 23 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 lectiva y expresadas explícitamente también por apreciados filósofos como Platón. El desastroso corolario de estas nociones bajo forma de exclusión y asesinato repetidas veces se ha puesto en práctica, y ha culminado en las exclusiones y en los asesinatos que han influido en muchas regiones del mundo durante el atormentado siglo apenas pasado. Frente a los peligros del siglo actual, debemos encontrar la sabiduría para evitar que los grandes éxitos científicos que han llevado a la genética de hoy, y que pueden ser vistos como la antítesis de los contrarios a los que la sociedad está sujeta en este período, sean usados para sostener estas prácticas divisorias, aumentando así el riesgo de que la discordia social y política y el disenso pongan en peligro el futuro de nuestra civilización. Debemos salvaguardar en general la integridad de nuestro genoma humano, la herencia de la familia mundial representada por los miembros de nuestra especie, totalmente independiente de la clase o del origen étnico, poniendo fin a las depredaciones ecológicas y dedicándonos en forma asidua y meticu- losa a proteger al ambiente de daños posteriores, asegurando así la transmisión a nuestros descendientes de una herencia física intacta y no disminuida de modo que ellos sean capaces de curar adecuadamente su herencia biológica con el fin de reforzar las mejoras en sus circunstancias físicas y sociales. En este contexto, concluyo citando las últimas frases de mi intervención en Roma de hace 44 años que mencioné al comienzo de este artículo (Fraser 1962a): “La complejidad de las dinámicas genéticas de una población se puede confrontar con aquella de la organización molecular de una célula. Así como una célula funciona como un bellísimo conjunto integrado, así también hace la constitución genética total de una población, y como una célula es sensible a una variedad de insultos, así también el material hereditario de nuestras especies es sensible a todo cambio incontrolado en su ambiente”. Prof. GEORGE ROBERT FRASER Ex Profesor de Genética Humana de la Universidad de Leiden Holanda Bibliografía 1. FRASER, G R: The pool of harmful genes in human populations. Acta Geneticae Medicae et Gemellologiae 11: 283-287, 1962a. También en: GEDDA. L. ed: Proceedings of the Second International Congress of Human Genetics. volume 1, pp 52-56: Ediciones del Instituto “Gregorio Mendel”, Roma, 1963. 2. FRASER, G R: Our genetical ‘load’. A review of some aspects of genetical variation. Annals of Human Genetics, 25: 387-414, 1962b. 3. KAHN, J: Misreading race and genomics after BiDil. Nature Genetics, 37:655-656, 2005. 4. LEJEUNE, J: “Vingt Ans Après,” en BURGIO, G R, FRACCARO, M, TIEPOLO, L, AND WOLF, U, eds: Trisomy 21: An International Symposium. Pp 91-102: Springer-Verlag, Berlin Heidelberg New York, 1981. 5. PENROSE, L S: Presidential Address— the Influence of the English Tradition in Human Genetics. En Crow, J F and Neel, J V, eds: Proceedings of the Third International Congress of Human Genetics: Plenary Sessions and Symposia. Pp 13-25: The Johns Hopkins Press, Baltimore, 1967. 6. PENROSE, L S: The Biology of Mental Defect, Sidgwick and Jackson, London, 1972. 7. WHITTERIDGE, G: An Anatomical Disputation concerning the Movement of the Heart and Great Vessels in Animals (Traducción de Exercitatio Anatomica de Motu Cordis et Sanguinis in Animalibus - William Harvey 1628). Blackwell Scientific Publications, Oxford London Edinburgh Melbourne, 1976. 8. WILLIS, R: The Works of William Harvey, M.D., Traducción del latín con una biografía del autor. Sydenham Society, London, 1847. 24 EL GENOMA HUMANO STYLIANOS E. ANTONARAKIS 2. Genoma y postgenoma: presente y futuro Variabilidad del Genoma Humano y Disturbios Una de las cuestiones y retos más importantes y cruciales de la medicina moderna es identificar la variación genética que causa o predispone a la variación fenotípica. En términos simples la cuestión se plantea así: ¿cuáles son las variantes en el genoma de varios individuos que son el fundamento molecular del sufrimiento humano, causa de millares de disturbios raros y comunes? Este reto es antiguo como la misma medicina, pero el reciente completamiento de la secuencia del ADN (1) y la exploración continua del genoma humano proporcionan los medios para un nuevo y poderoso acercamiento para acrecentar nuestro conocimiento y proporcionar algunas soluciones a los problemas médicos. El Proyecto del Genoma Humano y sus elementos funcionales El proyecto (2) internacional y de colaboración del Genoma Humano inició el 1º de octubre de 1990 después de un período de gestación intelectual en los años 80. El proyecto tenía como finalidades el mapa, la clonación y la secuencia de todo el genoma humano. Esencialmente, se completó el proyecto en el 2004. Toda la porción eucromática (codificación de la proteína) porción que llega aproximadamente al 93% del genoma ha sido secuenciada con una precisión de menos de 1 error por 10,000 nucleótidos. Aún queda por conocer el 7% sobrante que corresponde a las regiones centrómero de los cromosomas humanos, los acrocéntricos brazos cortos, el cromosoma distal Yp y las construcciones secundarias de algunos cromosomas, llamados globalmente las regiones heterocromias. El largo total valorado del genoma aploide humano medio es de aproximadamente 3,076’700,000 nucleótidos. La secuencia se encuentra libremente disponible a través de bancos de datos públicos, los denominados sitios del genoma (http://genome.ucsc.edu/ y http://www.ensembl.org/index.html). Sin embargo, nuestro conocimiento de los elementos funcionales del genoma humano es limitado y considerables esfuerzos se dirigen ahora hacia la identificación de importantes segmentos del genoma que es probable que sean implicados en la salud y en la enfermedad. La evidencia actual sugiere la presencia de no más de 25,000 genes en nuestro genoma (el banco de datos de la nomenclatura humana que enumeraba 23,413 genes los menciona el 15 de diciembre de 2005; http://www.gene. ucl.ac.uk/cgi-bin/nomenclature/search genes.pl), pero este número puede estar subvalorado. La secuencia nucléotido de un adicional mamífero y otros genomas (3-5) sugiere que aproximadamente el 5% de nuestro genoma está altamente conservado entre los mamíferos y esto se puede considerar como el límite más bajo de la funcionalidad de las importantes secuencias genómicas (3-6-7). También es probable que elementos genómicos añadidos no conservados en todos los mamíferos son de importancia funcional. Con este fin el National Institutes of Health de Estados Unidos ha puesto en marcha un proyecto internacional llamado EnCODE (Enciclopedia del ADN Elementos; http://www.genome.gov./10005107) para identificar todos los elementos funcionales del 1% del genoma humano(8). El objetivo global es desarrollar y establecer metodologías, de modo que eventualmente se puedan identificar todos los elementos funcionales de todo el genomna. lidad de la secuencia entre los genomas de los individuos humanos. Esta variabilidad pleomórfica es tal que cada individuo posee un único genoma que no es compartido por ningún otro individuo en la tierra (excepto para los gemelos monocigotes). El tipo más común de las variantes son sustituciones nucleótidos (único pleomorfismo nucleótido; SNPs). Un banco público de datos SNP que enumera todas estas variantes potenciales contiene más de 10 millones de entradas (dbSNP; http://www.ncbi.nlm.nih.gov/SNP/index.html). Se ha calculado que aproximadamente 1 de 1,000 nucleótidos se diferencia en 2 genomas humanos elegidos casualmente. Por tanto, contamos aproximadamente ¡aportes de 3’000,000 nucleótidos únicos variantes de genoma paterno y genoma materno para cada uno de nosotros! Ciertamente este número es una valoración completa porque se refiere sólo a la variación genética común. Recientemente se ha completado un proyecto internacional denominado proyecto HapMap (1012), tenía como objetivo definir los Fig. 1 - La variabilidad genómica individual es un factor determinante de los diferentes fenotipos humanos. Las mutaciones de las células somáticas contribuyen en los varios síndromes neoplásicos. También el impacto ambiental representa un elemento de considerable alcance en la expresión fenotípica. La Medicina Genética tiene como objetivo importante identificar las variantes genómicas que son responsables del desarrollo de varios defectos Variabilidad genómica Variación del genoma Desde la primera identificación del pleomorfismo del ADN (9) en 1978, numerosos estudios han revelado hasta ahora una amplia variabi- Fenotipos (defectos y características) Mutaciones células somáticas Ambiente 25 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 modelos de la viariación común genética SNP en un ejemplar de 270 ADNs de individuos de origen europeo, africano, chino y japonés (http: //www.hapmap.org/). Los datos logrados en este proyecto involucran aproximadamente a 2.8 millones SNP y a nuestra literatura disponible. Asimismo, los resultados de este proyecto probablemente constituyen un significativo aporte para el entendimiento de los desórdenes genéticos raros y comunes. La variabilidad de los genomas humanos y por tanto los mayores esfuerzos de la investigación deben focalizarse en el descubrimiento de estos vínculos entre las variantes ADN y los fenotipos. La variación genómica no sólo se limita a los SNPs. Otros tipos de variación común son las breves réplicas de la secuencia (13), los pleomorfismos del número de la copia (http://projects.gs.washington.edu/stru cturalvariation; http://projects.tcag.ca /variation), los pleomorfismos inserción-deleción y la inversión del ADN. Se desconoce el significado funcional de la mayoría de estas variantes pleomórficas. Los “disturbios monogénicos” Los últimos 20 años han sido triunfantes para la identificación de los genes que causan numerosos disturbios monogénicos mendelianos. Un catálogo de estos disturbios, los genes implicados y la mutación patogénica se pueden encontrar en dos bancos de datos, el de la OMIM (Herencia mendeliana en el Hombre en el sitio web: http:// www.ncbi.nlm. nih.gov/entrez/query.fcgi?db=OMIM) y el HGMD (banco de datos de la mutación de los genes humanos: http://www.hgmd.org/). Los descubrimientos de genes alelomorfos responsables de los desórdenes monogénicos aumentaron nuestro entendimiento del mecanismo molecular que lleva a los fenotipos debido a las variantes del genoma, pero también nos introduce en la complejidad de las interacciones del ambiente del genoma y de gen-gen. El descubrimiento más importante de los desórdenes mendelianos ha sido que incluso estos disturbios “simples” son también multifactoriales y complejos (14). Cuestiones como la hereterogeneidad genética, serie alelomórficas, penetrancia, modificadores del fenotípico (ambiental y genético), herencia digénica, herencia trialélica, mutaciones somáticas y disomia uniparental son fenómenos que contribuyen en la compleja interacción entre nuestros genomas y el ambiente (15). El aprecio de estas complicaciones no puede permitirnos formular hipótesis para comprender los fenotipos poligénicos complejos. Además, los disturbios mendelianos no sólo nos introdujeron en las importantes y serias cuestiones de diagnósticos presintomáticos, y de screening genético, sino que también revelaron los aspectos multidisciplinarios éticos, legales y sociales de la Medicina Genética (16,17). Objetivos médicos postgenoma para la próxima década Es obvio que nuestro conocimiento referente a las causas de la mayoría de los disturbios humanos comunes es un estudio primitivo. Dado que el aporte genético a casi todos estos desórdenes (incluido el cáncer) es sustancial (ver figura para una esquemática represetación de las causas de los disturbios), el estudio de los genomas de individuos con varios fenotipos de enfermedades se vuelve una absoluta prioridad por razones médicas. Actualmente, todos los emocionantes resultados y desarrollos de la investigación genética proporcionan una nueva infraestructura de conocimiento para afrontar los problemas sanitarios serios y comunes. Algunos objetivos de la investigación vinculados con la medicina genética incluyen: – Identificar todos los elementos del genoma que probablemente están implicados en la salud y en la enfermedad. – Descubrir la exacta función de cada porción del genoma. – Descubrir todo lo patológico, las mutaciones de elevada penetrancia que causan los desórdenes genéticos. – Identificar todas las variantes genómicas que aumentan o disminuyen el riesgo para los fenotipos multifactoriales, complejos y comunes. – Emplear el conocimiento postgenómico para introducir nuevas terapias. – Emplear el conocimiento postgenómico para mantener el capital de salud de los individuos y de las poblaciones. Es probable que la información genómica tendrá profundos efectos en todos los aspectos de la medicina incluida la comprensión del mecanismo, del diagnóstico, del pronóstico y del tratamiento de gran número de disturbios. Prof. STYLIANOS E. ANTONARAKIS, Profesor y Director Departamento de Medicina Genética Universidad de la Escuela Médica de Ginebra, Suiza Bibliografía 1. Finishing the euchromatic sequence of the human genome, Nature 431,931-45 (2004), 2. COLLINS F. S., MORGAN M. & PATRINOS A., The Human Genome Project: lessons from large-scale biology. Science 300, 286-90 (2003). 3. WATERSTON R.H. ET AL., Initial sequencing and comparative analysis of the mouse genome, Nature 420, 560-62 (2002). 4. GIBBS R.A. ET AL., Genome sequence of the Brown Norway rat yields insights into mammalian evolution, Nature 428, 493-521 (2004). 5. LINDBLAD-TOH K. ET AL., Genome sequence, comparative analysis and haplotype structure of the domestic dog, Nature 438, 80319 (2005). 6. DERMITZAKIS E.T. ET AL., Numerous potentially functional but non-genic conserved sequences on human chromosome 21, Nature 420, 578-82 (2002). 7. THOMAS J. W. ET AL., Comparative analyses of multi-species sequences from targeted genomic regions, Nature 424, 788-93 (2003). 8. The ENCODE (Encyclopedia of ADN Elements) Project. Science 306, 636-40 (2004). 9. KAN Y.W. & DOZY A.M., Polymorphism of ADN sequence adjacent to human b-globin structural gene: relationship to sickle mutation. Proceedings of the National Academy of Science USA 75, 5631-5635 (1978). 10. The International HapMap Project, Natur 426, 789-96 (2003). 11. ALTSHULER D. ET AL., A haplotype map of the human genome, Nature 437, 1299-320 (2005). 12. HINDS D.A. ET AL., Whole-genome patterns of common DNA variation in three human populations, Science 307, 2072-9 (2005). 13. KING A. ET AL., A high-resolution recombination map of the human genome, Nat Genmet 31,241-7 (2002). 14. BADANO J.L. & KATSANIS N., Beyond Mendel: an evolving view of human genetic disease transmission, Nat Rev Genet 3, 779-89 (2002). 15. PELTONEN L. & MCKUSICK V.A., Genomics and medicine. Dissectiong human disease in the postgenimic era, Science 291, 1224-9 (2001). 16. CLAYTON E.W., Ethical, legal and social implications of genomic medicine, N Engl J Med 349, 562-9 (2003). 17. GOLLUST S.E., APSE K., FULLER B.P., MILLER P.S. & BIESECKER B.B., Community involvement in developing policies for genetic testing: assessing the interests and experiences of individual affected by genetic conditions, Am J. Publish Health 95,35-41 (2005). 26 EL GENOMA HUMANO CLOTILDE MIRCHER 3. Enfermedades congénitas vinculadas a una anomalía cromosómica 1. Introducción Las anomalías cromosómicas originan una porcentual no indiferente de enfermedades presentes desde el nacimiento. Dichas anomalías tienen consecuencias graves en el desarrollo precoz en el útero, en la salud del niño y del adulto y en su inteligencia o fertilidad. Se han realizado muchos progresos en términos de posibilidades diagnósticas, y de acompañamiento médico necesario ante estas enfermedades. Sin embargo, no existe un tratamiento radicalmente eficaz para ellas, aun cuando se conoce desde hace tiempo la causa, como es el caso de la trisomía 21. El Instituto Jérôme Lejeune (IJL) fue creado en 1997 por la Fundación que lleva el mismo nombre para curar a los pacientes de toda edad afectados por deficiencia intelectiva de origen genética cierta (cromosómica o monogénica), o sospechada como tal, y para promover una investigación no sólo epidemiológica y clínica sino también terapéutica a favor de dichos enfermos. Desde que se abrió este Instituto, regularmente se ha seguido, en forma pluridisciplinaria, cerca de 3,500 pacientes desde su nacimiento hasta más de 60 años, la mayoría de los cuales (90%) con una anomalía cromosómica. Por tanto, basándonos en la experiencia del Instituto Jérôme Lejeune y de la Fundación Jérôme Lejeune, hablaremos de las perspectivas existentes hoy para desarrollar la cura, el diagnóstico y la investigación terapéutica de estas enfermedades. 2. Definición-Epidemiología Lo particular de las anomalías cromosómicas es la implicación de varios genes, ya sea faltantes, supernumerarios, contrariamente a las enfermedades monogénicas que se refieren a un solo gen. Las anomalías cromosómicas afectan a dos personas de cada mil, y ya se han descrito cerca de 1,000 síndromes. El 30% de las anomalías cromosómicas son equilibradas, y por lo general no comportan consecuencias para la persona que es portadora, pero pueden tenerlas en lo que respecta a su fecundidad o trascendencia. Las demás (el 70%) son desequilibradas y representadas por: – Anomalías de número (86%), trisomía o monosomía; – Anomalías de estructura (inversiones, delecciones, duplicaciones) (14%) que tiene lugar de manera accidental (3%) o hereditaria (11%). Las consecuencias de estas anomalías cromosómicas desbalanceadas son de mucha importancia, ya que ellas son responsables del 8% de los decesos infantiles, del 4 al 8% de las deformaciones congénitas, del 12 al 35% de las deficiencias intelectuales. Ellas se refieren también a la fecundidad masculina, son responsables de repetidos embarazos falsos y, en fin, de predisposición a algunos tipos de tumor. Las aneuploidías se deben a la falta de separación meiótica; su frecuencia está ligada directamente a la edad de la madre, salvo para el síndrome de Turner (45, X). La anomalías de estructura sobrevienen también en el momento de la meiosis, debido a la ruptura y reparación no homólogos. Ahora ya se conocen las zonas del cariotipo predispuestas a estas recombinaciones ilegítimas: se considera que son 170 las regiones interesadas del genoma, pero actualmente se conocen sólo 30 enfermedades ligadas a este mecanismo. En los niños nacidos con técnicas de procreación medicalmente asistida, no parece existir un aumento de la frecuencia de las anomalías cromosómicas pero se observa un aumento de las enfermedades ligadas a una anomalía de imprinting parental. La mayor parte de dichas anomalías autosómicas comportan una deficiencia intelectiva (DI). 3. Historia y técnicas Las etapas del conocimiento de las enfermedades cromosómicas están conexas estrechamente con el desarrollo de las técnicas de observación de los cromosomas humanos: en 1912, Wini-Warter estudia los cromosomas humanos, pero no llega a una conclusión definitiva sobre el número de cromosomas de la especie humana. Sólo en 1956 Tijo y Levann mejoran las técnicas de cultivo celular, añadiendo la colquicina: al bloquear las mitosis, ella permitía ver de manera neta los cromosomas. Dicho progreso técnico permitirá que el Prof. Jérôme Lejeune [1], describa en 1959 la primera enfermedad vinculada a una anomalía de los cromosomas, la trisomía 21; a esta descripción seguirán muchas más de parte de su equi- 27 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 po y de otros grupos del mundo, que vertirán sobre cromosomas sexuales o autónomos. En 1960, una conferencia internacional establece la primera clasificación de los cromosomas, numerándolos según una medida decreciente de 1 a 22, 22, más los cromosomas X e Y, responsables de la determinación del sexo. nómica comparativa (CGH) estudia de manera global el genoma del paciente y permite identificar un desequilibrio de 5 a 10 Megabases. El desarrollo del CGH-array permite obtener una mejor resolución (0.5 a 1 Mb), siendo más rápidas y sistemáticas. 4. Diagnóstico Hay que recordar que G. Mendel definió las leyes de la herencia en 1866 y que sólo en 1944 Avery afirma que el ADN es el soporte de la hereditariedad, y en 1956 Watson et Crick establecen la estructura de doble hélice del ADN. La mutilación del ADN, descrita más recientemente (1985), abre nuevas perspectivas para explicar enfermedades cromosómicas nuevas, vinculadas con un defecto de imprinting parental. En 1970, De Grouchy, Lejeune y Dutrillaux predisponen nuevas técnicas (calentamiento, empleo de la papaína) que permiten obtener bandas alternativamente claras y oscuras cuya distribución en cada cromosoma permite caracterizarlo mejor. El número de banda obtenida define la resolución del cariotipo; en la actualidad se obtiene cariotipos (alta resolución) de 700 a 1000 bandas. La citogenética clásica se combina actualmente a las técnicas de biología molecular (hibridación in situ de sondas fluorescentes – FISCH –, específicas de una determinada región; desde un punto de vista clínico o de modo más sistemático, dichos métodos permiten la búsqueda de micro ajustes, no visibles ni siquiera con técnicas de elevada resolución). En fin, aparecen nuevas técnicas prometedoras: las técnicas de hibridación de sonda fluorescente en moléculas de ADN. La técnica de la hibridación ge- Aunque sigue siendo importante la porcentual de deficiencia intelectiva (DI), y de malformaciones congénitas de las que no se conoce la etiología, el desarrollo continuo de dichas técnicas, asociadas siempre a un análisis clínico (árbol genealógico, precedentes familiares y personales, examen del niño) ha permitido mejorar notablemente el diagnóstico. Este es importante para el mismo niño porque permite dar un nombre a la enfermedad y evitar errores diagnósticos, fuente de gran sufrimiento para los padres. También es indispensable el mejor conocimiento de la enfermedad para prevenir ulteriores handicap, que pueden alterar de modo significativo la vida de las personas. El diagnóstico permite también proporcionar un consejo desde el punto de vista genético para los padres, ya sea para confirmar el carácter accidental de la anomalía o, por el contrario, para informales sobre los riesgos para otro niño. Dicho consejo genético, en fin, es crucial para el resto de la familia, ante todo para los hermanos y las hermanas que están en edad de procrear. Se calcula que es necesario rehacer los análisis genéticos cada 5 años aproximadamente en caso de deficiencia intelectiva inexplicable, aprovechando los continuos progresos de las técnicas diagnósticas. Sin embargo, como hemos dicho, la mejora de las técnicas debería ser útil siempre ante todo para el niño; en efecto, es grande la tentación de utilizarlas para la identificación sistemática en la población, con el fin de eliminar el nacimiento de niños portadores de dichas enfermedades, por motivos “de compasión”, pero sobre todo, por razones económicas: la esperanza de vida aumenta en las personas con retrasos mentales, así como en la población en general, lo que genera costos considerados de importancia no prioritaria. La propuesta de identificar sistemáticamente la trisomía 21 es actual en algunos países, una vez que sean predispuestas y convalidadas, se podrían utilizar para identificar de modo sistemático todos los fetos portadores de micro ajustes. Para hacer un ejemplo, con las técnicas actuales de identificación prenatal de la trisomía 21, la tasa de interrupción médica de embarazo para esta enfermedad es muy elevada en las regiones en las que la identificación prenatal es empleada de manera sistemática (Ile de France 79.7%, Barcelona 72.6%), con respecto a las regiones en que no existe esta política (Países Bajos del Norte: 23.7%; Portugal del Sur: 31.7%) [2]. Dichas políticas plantean la cuestión del lugar que corresponde a los discapacitados mentales en algunos países industrializados. Algunas naciones no cuentan con políticas de identificación sistemática de la trisonomía 21, pero tienen más bien una fuerte política para ayudar a las familias que deben afrontar dicho sufrimiento (ayudas económicas, escuelas, estructuras de acogida, ayuda a domicilio, etc.). En fin, una política sistemática de identificación prenatal hace aún más difícil la acogida de un niño discapacitado de parte de la familia; un estudio francés [3] ha hecho ver que el 22% de los niños trisómicos 21 nacidos en la región de París entre 1980 y 1989 eran abandonados al nacer. Según nuestra experiencia, de los 263 pacientes trisómicos 21 abandonados, seguidos por el Instituto Jérôme Lejeune (IJL), sólo 2 nacieron antes de 1980; los demás han nacido después de esa fecha, período en que inició en Francia una identificación prenatal más sistemática. 5. Seguimiento médico Ya hemos recordado la importancia del diagnóstico para permitir que el niño se beneficie de los progresos de la medicina. Uno de los papeles de IJL es proponer a los pacientes, a lo largo de su vida, un seguimiento médico adecuado a su edad y a su enfermedad, para identificar y afrontar las diferentes complicaciones que pueden sobrevenir. Algunas de estas son discapacida- 28 des suplementarias que a veces alteran gravemente la calidad de la vida de los pacientes. Quisiera proponer algunos ejemplos significativos de utilidad de dicho estudio: – La trisomía 21 es responsable de una deficiencia intelectiva (DI) de importancia variable; potencialmente se asocia un número bastante grande de complicaciones, la mayoría de las cuales pueden ser prevenidas, o corregidas mediante un tratamiento adecuado. – El síndrome de West es un tipo de epilepsia que se manifiesta entre los 5 y los 15 meses aproximadamente, cuya frecuencia es del 1% en la trisomía 21 mientras es del 0.3 % en la población en general. El diagnóstico se puede efectuar con retraso debido a la expresión poco evidente de los síntomas (espasmos en flexión, bloqueo del desarrollo psicomotorio o regresión); por el contrario, el diagnóstico se puede hacer fácilmente mediante un encefalograma, y el tratamiento es bien codificado y eficaz. Un estudio reciente [4] sobre algunos niños trisómicos 21 ha mostrado que un retraso en el diagnóstico, y en el tratamiento de más de dos meses estaba ligado a un QI más bajo y, a la presencia de signos de autismo en los niños afectados. El conocimiento de esta complicación, y su identificación puede tener un impacto muy importante para la salud del niño y para el equilibrio de toda la familia. – El síndrome de Willi Prader es responsable de una DI de intensidad variable, asociada a un comportamiento alimenticio anormal (bulimia), causa de una obesidad que se instala a partir de los 2 años de edad y que luego es responsable, de otros disturbios médicos. Un control precoz y multidisciplinario del niño y de la familia (en ámbito dietético, endrocinológo, psicológico) permite una real prevención de las obesidades. En el IJL, los pacientes más jóvenes, bien seguidos, tienen un índice de masa corporal (IMC) controlado (<20), contrariamente a los pacientes más grandes que no han beneficiado de esta prevención (IMC>40, que corresponde a una mayor obesidad). – El síndrome del “cri du chat” se debe a una delección del brazo corto del cromosoma 5; la mitad de EL GENOMA HUMANO estos pacientes no logran hablar, y a menudo tienen disturbios del comportamiento que conducen a proponer un tratamiento mediante psicótropos. Sin embargo, ante un transtorno del comportamiento, no se dejará de buscar también un dolor somático: ortopédico (gran frecuencia de escoliosis), o digestivo (hernia iatal con reflujo gastroesofageo). En efecto, dichas complicaciones son más frecuentes en esta enfermedad y no se deben dejar de lado en los enfermos que no saben expresarse. 6. Investigación y tratamiento Si es cierto que ya es posible prevenir y curar gran número de complicaciones de estas enfermedades, por el momento no existen tratamientos específicos para la deficiencia intelectiva en estas enfermedades cromosómicas. De todos modos, hay la posibilidad de varias vías de acceso a esta difícil problemática: – La vía genética, que es la más lógica: el conocimiento de los genes y de su función debería permitir elaborar estrategias terapéuticas racionales, tanto mediante la farmacología clásica, como a través de nuevas técnicas (terapia génica, RNA interferente). Por el momento, aún existiendo buenos modelos celulares y animales de las patologías cromosómicas más frecuentes, las pistas terapéuticas aún son modestas y aún queda mucho por hacer para comprender bien estas enfermedades en las que intervienen numerosos genes, ya sean faltantes o supernumerarios. – La vía clínica. Haremos dos ejemplos: - El síndrome de Smith-Magenis se debe a una microdelección en 17p11.2. Además de la DI, en estos pacientes se constatan fuertes disturbios del sueño, como también transtornos del carácter y del comportamiento que hacen muy difícil la vida cotidiana. La existencia de estos transtornos del sueño ha hecho que algunos médicos (Dr. de Leersnyder- Necker- París) estudien el ciclo de la melatonina y pongan en evidencia una inversión del ritmo circadiano de esta hormona necesaria para el sueño. Un tratamiento que bloquea la secreción diurna de la hormona, y el aporte de melatonina por la noche ha permitido que estos niños encuentren un ritmo más regular del sueño, de modo que se pueda emprender el aprendizaje con mayor éxito [5]. - En la trisomía 21 existen varios factores que favorecen la presencia de apneas del sueño (particularidades anatómicas, mayor frecuencia de las infecciones ORL, de las apneas centrales, sobrecarga ponderal). Ante la ausencia de lamento de parte del paciente, el diagnóstico puede ser retrasado u omitido; sin embargo, una apnea del sueño crónica puede tener consecuencias graves a breve plazo en el crecimiento, el aprendizaje y el porte en los más jóvenes; en los adultos, en cambio, puede alterar la atención, la memoria, es responsable de transtornos del humor y del comportamiento. A largo plazo, una disminución crónica de la saturación arterial en oxígeno es deletérea a nivel celular, y en las neuronas en particular; un síndrome de apnea del sueño desconocida durante numerosos años podría ser causa de envejecimiento precoz y de regresiones cognitivas observadas en el 50% de los pacientes T21 de más de 50 años. El tratamiento no es simple si no pasa por algunas medidas de prevención; se puede tratar de usar para algunos pacientes aparatos de ventilación con presión positiva, lo que podría permitir mantener las funciones cognitivas y prevenir en parte dicha regresión cognitiva tan catastrófica. En estos dos ejemplos, se ve que incluso sin conocer todos los mecanismos genéticos, y sin mirar a los genes en cuanto tales, se pueden mejorar o preservar las funciones cognitivas de los pacientes. – El intercambio entre la investigación fundamental y la observación clínica son indispensables y muy fructíferos para hacer progresar los dos campos, y encontrar recorridos terapéuticos. - El conocimiento de los genes del cromosoma 21, por ejemplo, proporcionará informaciones útiles, esto es, progresos técnicos para otras enfermedades como los tumores (aumento de la frecuencia de las 29 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 leucemias, disminución de los tumores sólidos en la trisomía 21) o el morbo de Alzheimer. - Otro ejemplo de dicha sinergía entre la clínica y la investigación es el interés por el gen CBS (Cystathionie‚ synthase): para oponerlos, Jérôme Lejeune había confrontado los signos clínicos observados en la trisomía 21 y la homocistinuria, enfermedad conexa con la falta de la enzima CBS; en 1975 [6] dedujo la localización del gen codante para este enzima en el cromosoma 21; dicha localización fue confirmada en 1985[7], en 21q22.3. La etapa siguiente fue pensar que este gen desarrollase un papel mayor en el DI presente en los pacientes T21; el IJL (Dott. H. Bléhaut) ha lanzado desde hace un año un programa de investigación CIBLES 21, destinado a crear un inhibido de este enzima para normalizar la actividad que aumenta en la trisomía 21. en útero para proponer luego la eliminación de los fetos afectados. Aún desconociendo la causa exacta de la sobrevenida de las anomalías cromosómicas, la edad de la madre es ciertamente un factor de riesgo: en una reciente investigación (EUROCAT) [2], se constata que la prevalencia de la trisomía 21 (nacidos vivos + muertos fetales + interrupción médica de embarazo) varía mucho de un país a otro, y está directamente ligada a la edad de las mujeres embarazadas (el 3.72‰ en Ile-de-France donde las mujeres embarazadas son de mayor edad, contra el 0.94‰ de Portugal). Una campaña sanitaria pública dirigida a informar a las personas, y en particular a las mujeres, sobre este factor de riesgo, podría ser un medio eficaz de prevención, en el pleno respeto de las personas. Conclusión – Otras perspectivas: - Medicina fetal: si un tratamiento se demostrase eficaz, lo más lógico sería proponerlo al feto en útero. El diagnóstico prenatal podría ofrecer entonces al joven paciente el beneficio de los progresos de la investigación. - Prevención: habida cuenta de las dificultades de la investigación, ciertamente la prevención es la mejor “terapia”. La única verdadera prevención es la que trata de impedir que el niño concebido sea portador de una anomalía cromosómica y no la búsqueda de una identificación sistemática En los últimos años observamos numerosos progresos técnicos en materia de diagnósticos para las enfermedades cromosómicas; el empleo de dichas técnicas puede ser o no en beneficio de los pacientes. Estos años han aportado también mejoras significativas en el seguimiento médico, con una real prevención de los handicap asociados. Hay que encontrar tratamientos curativos más eficaces: el primer paso es la esperanza, creer, esto es, que es posible encontrarlo (“Los encontraremos; es mucho más fácil intelectualmente encontrar un trata- miento para la trisomía 21 que enviar a un hombre sobre la luna”, decía el Prof. J. Lejeune); se trata también de justicia, para todos esos pacientes afectados en su inteligencia: como todos los enfermos, también ellos tienen derecho a un esfuerzo de investigación decidido y eficaz. Dra. CLOTILDE MIRCHER Instituto Jérôme Lejeune París- Francia Bibliografía 1. LEJEUNE J., GAUTHIER M., TURPIN R. Etude des chromosomes somatiques de 9 enfants mongoliens, Cr Ac Sci Paris 248 (17211722), 1959. 2. SÉGOLÈNE AYMÉ, Epidémiologie du déficit mental. Communication orale, Journées Internationales Jérôme Lejeune, Paris, 8-9 novembre 2004. 3. DUMARET A.C., ROSSET D.J., L’abandon des enfants trisomiques 21, Numéro hors série du CTNERHI, Paris, 1996. 4. EISERMANN M.M., DE LA RAILLÈRE A., DELLATOLAS G., TOZZI E., NABBOUT R., DULAC O., CHIRON C., Infantile spasms in Down syndrome-effects of delayed anticonvulsive treatment, Epilepsy Res. 2003 Jun-Jul;55(12):21-7. 5. DE LEERSNYDER H., BRESSON JL., DE BLOIS MC., SOUBERBELLE JC., MOGENET A., DLHOTAL-LANDES B., SALEFRANQUE F., MUNNICH. A., Beta 1-adrenergic antagonists and melatonin reset the clock and restore sleep in a circadian disorder, Smith-Magenis syndrome, J Med Genet. 2003 Jan;40(1):74-8. 6. J. LEJEUNE, Réflexions sur la débilité de l’intelligence des enfants trisomiques 21, Communication à l’Académie Pontificale des Sciences. 17 avril 1975. 7. SKOVBY F., KRASSIKOFF N., FRANCKE U. Assignment of the gene for cystathionine betasynthase to human chromosome 21 in somatic cell hybrids, Hum Genet. 1984;65(3):291. 30 EL GENOMA HUMANO PIETRO CHIURAZZI 4. Las enfermedades monogénicas Las enfermedades monogénicas se deben a alteraciones de la secuencia del ADN de genes individuales, las unidades fundamentales de la información hereditaria contenida en el núcleo de cada una de nuestras células. Dichas alteraciones (o mutaciones), generalmente no son visibles cuando se examinan los cromosomas, ya que implican incluso pocos nucleótidos, es decir las “letras” del ADN, y cada cromosoma está compuesto por decenas o centenares de millones de nucleótidos. Las mutaciones y las enfermedades genéticas correspondientes pueden ser transmitidas a la generación sucesiva siguiendo las leyes de la hereditariedad que describió Gregor Mendel en 1865, mucho antes de que se descubrieran los cromosomas y el ADN. El núcleo de cada célula del cuerpo humano contiene 46 cromosomas, compuestos por centenares de millones de nucleótidos (Adenina, Citosina, Guanina y Timina) por un total de aproximadamente 3 mil millones de “letras” de ácido desoxiribonucléico (ADN). No obstante que la secuencia del ADN humano haya sido determinada casi en su totalidad, el número de los genes aún es incierto y oscila entre 20,000 y 30,000. Dicha incertidumbre depende de que los genes están “fragmentados” y dispersos a lo largo del genoma. Lo mismo que en los átomos, en que mucho espacio vacío separa los electrones de los protones y neutrones del núcleo, así también sólo el 3% del ADN es empleado efectivamente para dirigir la síntesis de las proteínas, que animan la vida de la célula. De hecho, para desarrollar su función, uno de los dos filamentos de ADN debe ser primero “replicado” (o transcripto) en un filamento único de ARN (ácido ribonucléico), que luego se traslada del núcleo al citoplasma de la célula y es “transformado” (o traducido) en la proteína correspondiente. Resumiendo: 1) Los genes son las unidades fundamentales de la información hereditaria (globalmente llamada genoma). 2) Están escritos con las 4 letras o nucleótidos (A,C,G,T) del ácido desoxiribonucléico (ADN) que está distribuido en 46 cromosomas y es conservado en el núcleo de las células. 3) Los genes (cerca de 25,000) deben ser primero transcriptos en ácido ribonucléico (ARN) y luego traducidos en proteínas en el citoplasma. El ADN se puede comparar a un libro que contiene toda la música de la célula, el ARN mensajero a las partituras musicales que son impresas para los músicos, mientras que las proteínas corresponden a la música ejecutada. 4) Las proteínas dirigen la vida de la célula y pueden tener una función estructural (constituyendo el entramado de las células) o enzimática (capaz de transformar una molécula en otra). En fin, es importante recordar que todos los genes, así como los cromosomas en los que residen, están presentes en doble copia (una por cada progenitor). El Proyecto Genoma Humano, que fuera concebido hace cerca de 20 años atrás, ha permitido alcanzar el objetivo de reconstruir la secuencia de 3 mil millones de nucleótidos del ADN del hombre. Este resultado, anunciado en el 2000 y publicado por vez primera al comienzo del 2001 en las prestigiosas revistas Science y Nature, se debe considerar alcanzado al 90%, pero no corresponde a la identificación de todos los fragmentos del ADN que representan los genes. Además, la mitad de los genes yacen inexplorados en la secuencia de nuestro genoma, que todavía tenemos que descifrar en forma total. Asimismo, tenemos informaciones aún muy incompletas sobre las funciones desarrolladas por las correspondientes proteínas en las varias células (musculares, nerviosas, epitetales, etc.). Las informaciones que derivan del Proyecto Genoma Humano y que por tanto siguen acumulándose en un ritmo exponencial, están encerradas en bancos de datos como el National Center for Biotechnology Information americano (http://www.ncbi. nlm.nih.gov) o el European Bioinformatics Institute (www.ensembl.org). A través de estos bancos de datos es posible para todos los investigadores, e incluso para los curiosos, explorar el gran libro del genoma de nuestra especie. Además del genoma humano, se han secuenciado, parcial o totalmente, los genomas de varias especies de vertebrados (ratón, chimpancé), invertebrados (mosquito de la fruta, gusanos) y organismos unicelulares (levadura de cerveza, varios microbios). Para simplificar, podemos explorar el genoma humano gracias al database EnsEMBL (http://www.ensem bl.org/Homo_sapiens/index.html), comenzando el mapa cromosómico presente en la página incial. Pulsando, por ejemplo, sobre el cromosoma X, aparece una panorámica que representa el cromosoma con su conjunto de banda citogenética Y al lado la densidad de genes para cada subregión. Los genes sobre el cromosoma X son cerca de 1000. Seleccionando luego una de estas regiones, es posible visualizar a varios grados de resolución los genes presentes en ella, separados unos de otros incluso por centenares de millares o incluso millones de nucleótidos. Con una mayor resolución se puede apreciar la fragmentación de los genes que están compuestos por varias porciones llamados “exones”, que se volverán a encontrar en la “partitura” del ARN mensajero por traducir en proteínas, interrumpidas por secuencias generalmente más largas (denominadas “intrones”) que son eliminadas por el ARN después que han sido replicadas por el ADN. El fenómeno de eliminación 31 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 de los intrones (denominado “splicing”) permite obtener también del mismo gen ARN mensajeros diferentes (correspondientes a proteínas diferentes) con la inclusión o la exclusión de algunos exones en el ARN maduro. En fin, llegando al máximo nivel de resolución, encontramos la secuencia de los nucleótidos del ADN en aquel particular segmento del genoma humano. Dicha secuencia está escrita en ambos filamentos del ADN de modo complementario, con una A frente a cada T y una C frente a cada G, como fue hipotizado por Crick y Watson en 1953. En la tabla siguiente se presenta el largo en pares de nucleótidos de cada cromosoma y el número de genes previstos y confirmados localizados en él, por un total de cerca de 3.1miles de millones de nucleótidos y 22,531 genes totales presuntos. El número de los genes se relaciona vagamente con el largo de los cromosomas. cromosoma 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 X Y largo (bp) 245.522.847 243.018.229 199.505.740 191.411.218 180.857.866 170.975.699 158.628.139 146.274.826 138.429.268 135.413.628 134.452.384 132.449.811 114.142.980 106.368.585 100.338.915 88.827.254 78.774.742 76.117.153 63.811.651 62.435.964 46.944.323 49.554.710 154.824.264 57.701.691 3.076.781.887 El genoma humano corresponde a cerca de 2 metros de doble hélice del ADN, más o menos envuelto estrechamente a proteínas llamadas histonas para formar la cromatina. Normalmente, el ADN es parcialmente desarrollado en el núcleo de las células y aparece como un ovillo indistinguible, pero cuando las células se deben dividir el genoma se re- coge ordenadamente sobre sí mismo de modo tal que se vuelve visible bajo forma de cromosomas. La especie humana se caracteriza por 46 cromosomas: iguales en pares, 23 provenientes del padre y 23 de la madre. El modo más común de dividirse las células es a través del proceso de mitosis. Esta división produce un entero organismo a partir de la primera célula huevo fecundada o cigote. Cada división celular presupone la replicación del ADN de modo que asegura a cada célula una copia completa del genoma. Al comienzo de la mitosis cada cromosoma está constituido por dos cromatidos idénticos, unidos en un área que se llama centrómero, y dichos cromatidos se separarán ordenadamente para volverse a encontrar con 46 cromosomas en ambas células hijas, cada cromosoma ahora con un solo cromatido. Durante la replicación del ADN es posible que se verifiquen errores genes (conocidos +nuevos) 2281 1482 1168 866 970 1152 1116 794 919 862 1426 1104 399 733 766 957 1257 322 1468 631 271 552 931 104 22.531 genes conocidos 1988 1246 1033 743 834 1050 916 692 778 730 1264 1009 318 646 589 839 1104 267 1337 592 243 471 766 76 19.531 y que se inserten nucleotidos equivocados. Dichos errores, conocidos también como mutaciones se volverán a encontrar en las células hijas y también pueden ser transmitidas a la sucesiva generación, causando una enfermedad monogénica. Para que sean transmitidas a la generación sucesiva, las mutaciones deben estar presentes en células es- pecializadas que son diputadas a la fertilización y, por tanto, a la formación del cigote. Dichas células, denominadas gametos (óvulo y espermatozoo), se forman con una especial división celular llamada meiosis que disminuye de la mitad el número de los cromosomas (de 46 a 23), permitiendo la segregación ordenada de los cromosomas homólogos (o los miembros de cada par). De hecho, el nuevo individuo recibirá 23 cromosomas de cada progenitor para tener nuevamente 46. Durante la meiosis, así como los cromosomas homólogos, se separan también los pares (los alelos) de cada gen y acaban en gametos diferentes. Esta es la base biológica de la ley de la segregación de los alelos descubierta por Mendel. Por tanto, cada alel tiene el 50% de posibilidades de estar incluso en el gameto que generará el cigote del hijo. Mendel también había observado que en las plantas híbridas, esto es heterocigotes por dos alelos diferentes (que por ejemplo determinan la producción de semillas amarillas o verdes), uno de los dos alelos es dominante y determina el fenotipo. Mientras que el otro alelo es recesivo. Un alelo recesivo determina el fenotipo sólo cuando está presente en doble pareja y el individuo es denominado homocigote. Aplicando las observaciones de Mendel a la genética médica podemos decir lo siguiente: 1) Las enfermedades monogénicas están determinadas por mutaciones en un único gen y por el correspondiente defecto proteico. 2) Un gen mutante puede resultar en la producción de una proteína anómala o de ninguna proteína. 3) Si un alelo mutante determina el fenotipo incluso cuando está presente en un sol par es dominante. 4) Si un alelo mutante determina el fenotipo sólo cuando está presente en doble par, es recesivo. En un típico árbol genealógico que demuestre una transmisión dominante, la característica (o la enfermedad) se transmite de padre a hijo de modo vertical con el pasaje de un solo alelo. El riesgo de transmisión es del 50% y la mayoría de los individuos afectados son heterocigotes con un alelo mutante y uno normal (Aa). En cambio, en el caso de una transmisión recesiva serán enfermos solamente los individuos ho- 32 mocigotes por la mutación (como en el caso de hijos de consanguíneos) o heterocigotes compuestos por dos mutaciones diferentes pero del mismo gen. En este caso, los heterocigotes serán portadores sanos con un riesgo de tener prole enferma de cerca del 25%. Un caso particular lo representa la transmisión de cracterísticas X-linked, es decir, determinadas por mutaciones en genes en el cromosoma X, presente en doble par en las mujeres (XX) y en un solo par en los hombres hemicigotes (XY). De hecho, en el caso de la transmisión Xlinked recesiva, las mujeres heterocigotes por la mutación son portadoras sanas, mientras el 50% de sus hijos hombres será enfermo. En la transmisión X-linked no se observa nunca una transmisión de hombre a hombre, precisamente porque el padre transmite a sus hijos hombres el cromosoma Y. Todas las hijas de un hombre enfermo, en cambio, serán portadoras obligadas. También para las enfermedades monogénicas existe un banco de datos actualizado en Internet, OMIM (Online Mendelian Inheritance in Man). OMIM se puede alcanzar a través del sitio del NCBI y cataloga prácticamente todas las condiciones genéticas de transmisión mendeliana (monogénica) descritas en la literatura. En OMIM se encuentran actualmente elencados y descritos más o menos detalladamente cerca de 10,000 genes con sus correspondientes mutaciones y enfermedades genéticas. Por cada gen y/o condición se presenta una breve descripción histórica, las características clínicas y algunas de las principales mutaciones descritas con los correspondientes fenotipos (enfermedades). Además, se citan las referencias bibliográficas más importantes. Es importante recordar que la expresión clínica de las enfermedades monogénicas puede ser extremadamente variable (de leve a muy grave). A veces esta diferencia se puede explicar por la presencia de mutaciones diferentes del mismo gen. Otras veces, incluso la misma mutación puede corresponder a cuadros clínicos de gravedad muy variable, lo que se explica con la acción modificadora de otros genes y de las proteínas correspondientes. Ninguna proteína actúa de modo aislado. Por heterogeneidad alélica entendemos, en cambio, cuando mu- EL GENOMA HUMANO taciones (generalmente diversas) de un mismo gen determinan cuadros clínicos absolutamente diferentes. A veces esto puede reconducir al efecto de la mutación sobre la actividad de la proteína (logro en vez que pérdida de función), en otros casos es posible que haya una alteración del splicing que determina la producción de una proteína en parte diversa. Un ejemplo clásico de heterogeneidad alélica lo proporcionan las mutaciones del gen del receptor por el factor de crecimiento de los fibroblastos FGFR3. Dichas mutaciones pueden ser responsables de cuadros clínicos totalmente diferentes, como displasias esqueléticas sin implicación del cranio, craniosinostosis o también una patología dermatológica. Finalmente, debemos tener presente que muchas enfermedades monogénicas presentan una heterogeneidad de locus (o precisamente, hetereoneidad genética). En este caso debemos recordar que múltiples proteínas pueden ser necesarias para una particular función celular y, por tanto, mutaciones en más genes diversos pueden causar el mismo fenotipo (enfermedad). Cuando mutaciones en más genes en contemporánea son necesarias para determinar una enfermedad genética, podemos hablar de hereditariedad poligénica o multifactorial (en el caso sean necesarios también particulares factores ambientales). La caracterización detallada de las vías metabólicas y de los mecanismos moleculares del funcionamiento normal de las células es una condición preliminar al entendimiento de los mecanismos que determinan las enfermedades genéticas y a la identificación de eventuales terapias eficaces. Es muy instructivo el ejemplo de la fenilquetonuria, una enfermedad monogénica recesiva muy conocida que es buscada apenas nacen los niños. La mayoría de los pacientes, en efecto, tiene mutaciones en el gen de la fenilalanina hidroxilasa (PAH) que generalmente convierte el aminoácido esencial fenilalanina en tiroxina. El fenotipo puede variar de la forma grave de fenilquetonuria clásica a hiperfenilalaninemias benignas (expresividad variable). En algunos casos, en cambio, están presentes mutaciones en genes que codifican para los encimas diputados a la síntesis de un cofactor indispensable para la reacción, la tetrahidrobiopterina (BH4). Este es un típico ejemplo de heterogeneidad genética. En fin, los niveles de fenilalanina asumidos con la dieta condicionan mucho el efecto fenotípico, configurando una enfermedad multifactorial en el que el efecto de las mutaciones génicas puede ser casi anulado por una deprivación de fenilalanina en las dietas. Esta observación es el fundamento del tratamiento dietético de la fenilquetonuria clásica, mientras los déficit de tetrahidrobiopterina de ningún modo responde a la dieta. En estos casos, el déficit de BH4 inhibe también el funcionamiento de otros encimas como la tiroxina hidroxilasis y la tiptofano hidroxilasis, fundamentales para la síntesis de los neurotransmisores dopamina y serotonina, necesitando de un diferente (y lamentablemente aún insuficiente) acercamiento terapéutico. Para concluir, el conocimiento de las decenas de millares de genes humanos contribuirá a la identificación de muchas enfermedades monogenéticas de transmisión mendeliana. La caracterización de las proteínas mutantes y de su funcionamiento natural y patológico en la compleja red de interacciones moleculares de la célula es el paso sucesivo, difícil pero necesario para la eventual identificación de terapias eficaces. Como se ha demostrado con el ejemplo de la fenilquetonuria, el conocimiento del mecanismo patogenético puede sugerir terapias más fáciles que la sustitución del gen defectuoso con una copia normal. La terapia génica, de hecho, representa hasta ahora una opción poco realista y un reto tecnológico formidable. Prof. PIETRO CHIURAZZI Instituto de Genética Médica Universidad Católica del Sagrado Corazón Roma 33 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 MAURIZIO GENUARDI 5. Las enfermedades multifactoriales Las enfermedades multifactoriales son condiciones patológicas debido a complejas interacciones entre factores genéticos y factores ambientales. Generalmente, se considera que los factores genéticos son múltiples, al igual que aquellos ambientales, implicados en la patogénesis de estas condiciones. Precisamente en virtud de la complejidad de los mecanismos causales y de la multiplicidad de los factores genéticos involucrados, estas condiciones se denominan también enfermedades “complejas” o “poligénicas”. El completamiento del Proyecto Genoma Humano ha abierto perspectivas que eran inimaginables dos décadas atrás, y ha hecho que estas condiciones se conviertan en objeto de intensos estudios en el ámbito de las ciencias biomédicas, proporcionando las bases metodológicas para poner en marcha proyectos ambiciosos de amplia escala con el objeto de identificar los factores genéticos y ambientales implicados. Este grupo de patologías se diferencia de las tradicionales enfermedades genéticas causadas por defectos de genes individuales, tal como se presentan en las familias. En las enfermedades genéticas clásicas (o monogénicas) observamos que están implicados varios miembros de una familia y el examen sobre el número de individuos afectados y su grado de parentela en un número considerable de familias permite establecer el modo de transmisión genética. Por ejemplo, con respecto a una enfermedad autosómica dominante, observaremos en la mayoría de las familias analizadas la transmisión directa de la enfermedad de un progenitor al hijo y la presencia de varias generaciones de individuos afectados por la enfermedad. Por el contrario, en las enfermedades multifactoriales, la situación que encontramos con mayor frecuencia es representada por la presencia de un solo caso en la familia. En una parte de las familias en las que existe una condición multifac- torial se observan dos individuos afectados, a menudo estrechamente emparentados entre sí o, más raramente, 3 ó más personas con la enfermedad. Este tipo de presencia podría estar determinado por factores puramente casuales, sobre todo si se tiene en cuenta las enfemedades frecuentes en la población general. La implicación de factores genéticos queda demostrada cuando se observa que la enfermedad aparece con mayor frecuencia en los parientes de los pacientes con respecto a la población en general. Estudios epidemiológicos de este tipo miden el valor de λ, es decir, de la relación entre prevalencia de la enfermedad en un tipo específico de parientes de sujetos afectados con respecto a la población en general. La clase de parientes tomada en consideración con mayor frecuencia es aquella de los hermanos. Para una enfermedad genética mendeliana clásica, como la fibrosis quística, el valor de λ referente a los hermanos – definido como λs, en que s= siblings (hermanos) – es muy elevado, siendo equivalente a 1 de 625. Esto quiere decir que la enfermedad es 625 veces más frecuente en los hermanos de una persona ya afectada por la enfermedad con respecto a la población en general. Esto significa también que el riesgo que un hermano de un paciente con fibrosis quística pueda desarrollar la misma enfermedad es 625 veces más elevado con respecto a la población general. El mismo cálculo de riesgo efectuado para la diabetes insulino-dependiente o juvenil (diabetes de tipo 1) proporciona un valor de λs equivalente a 15. Este valor es muy inferior con respecto al que se calcula para la fibrosis quística, debido a que analizando familias con casos de diabetes de tipo 1 se encuentra que en la mayoría de ellas la familia se limita a un solo individuo. Las enfermedades multifactoriales se caracterizan, pues, por valores de λs que indican un riesgo mayor de que aparezca la enfermedad en los parientes de individuos afectados, aunque son inferiores con respecto a los que se observan en las familias monogénicas. Se ha propuesto varios modelos teóricos con el fin de explicar las razones de la agregación familiar en las condiciones multifactoriales. Por lo general, dichos modelos preven que una condición multifactorial esté causada por un número definido, que también puede ser muy amplio, y llegar quizás a unos centenares de variantes génicas en varios loci. Cada uno de estos loci puede existir bajo formas diferentes, cada una de las cuales confiere un diferente grado de susceptibilidad o de resistencia al desarrollo de la enfermedad. La aparición de la enfermedad tiene lugar cuando se logra la concomitancia de combinaciones genéticas y de exposiciones a factores ambientales que superan cierto nivel de umbral de suceptibilidad, más allá del cual aparecen las manifestaciones de la enfermedad. A diferencia de lo que sucede en las enfermedades genéticas clásicas, no existe una sola combinación sino más bien la enfermedad puede surgir en individuos que tienen combinaciones de genotipos y de factores ambientales con riesgos muy diferentes entre sí. Una de las razones por las que hoy estamos asistiendo a un considerable incremento de los estudios sobre las bases genéticas de las enfermedades multifactoriales, está en el hecho de que en esta clase de patologías está comprendida la mayoría de las enfermedades comunes en el hombre, que representan la mayor fuente de empeño en el plano sociosanitario. Por ejemplo, tienen origen multifactorial la diabetes, la arterioesclerosis y los tumores. Se trata de enfermedades muy frecuentes, en contraste con las enfermedades genéticas mendelianas, como la fibrosis quística, la b-talasemia y la distrofia muscular de Duchenne, cuya prevalencia, con excepción de algunas áreas geográficas particulares, es inferior a 1 de cada 2,000. 34 Los riesgos de enfermedad conferidos por los genes implicados en estas últimas patologías son muy elevados, a menudo equivalentes al 100% o cercanos a estos valores en los portadores de las alteraciones genéticas causales. Existen también formas hereditarias de enfermedades comunes. Por ejemplo, se sabe que en una pequeña fracción de los tumores, como el cáncer de mama o del ovario, la susceptibilidad a su desarrollo puede transmitirse como carácter mendeliano. Uno de los genes implicados es el llamado BRCA1, y confiere un riesgo de desarrollar tumores en el arco de la vida comprendido entre el 40% y el 80% según las diversas casuísticas analizadas. El riesgo relativo expresa la relación entre el riesgo absoluto de enfermedad en el tipo de portadores de variantes genéticas particulares con respecto a la población general. Dicho riesgo es equivalente a miles de veces para los portadores de mutaciones genéticas que causan enfermedades raras, como la fibrosis quística o la distrofia muscular de Duchenne. Es más bajo (valor comprendido entre 5 y 10), pero siempre significativamente elevado, para el gene BRCA1 y el tumor mamario/ovárico, y esta diferencia de casos no está vinculada con mutaciones que actúan con el mecanismo mendeliano. En las enfermedades multifactoriales, los valores de riesgo relativo a menudo son muy inferiores, como en el caso del gen MTHR y de los defectos del tubo neural (riesgo relativo 2-4), incluso si los factores genéticos de susceptibilidad hasta ahora identificados son probablemente aquellos con efectos mayores como sucede para una particular combinación de genes del sistema HLA en la diabetes juvenil insulinodependiente. La teoría prevaleciente sobre los mecanismos patogenéticos de las enfermedades multifactoriales prevé que la susceptibilidad a su desarrollo esté determinada por variantes génicas comunes o relativamente comunes, diferentemente de lo que ocurre para las enfermedades mendelianas, en las que las variantes génicas interesadas son en realidad raras o muy raras. Las viariantes implicadas en las enfermedades multifactoriales están consideradas en la categoría de los “poliformismos” genéticos, es decir, de aquellas variaciones en la secuencia del EL GENOMA HUMANO ADN que tienen una frecuencia en la población general superior al 1%. En los últimos años un tipo particular de variantes genéticas ha asumido un papel predominante en el estudio de las enfermedades multifactoriales. Se trata de los llamados “Single Nucleotide Polymorphisms” (SNPs; polimorfismos de un solo nucleótido), que consisten en la sustitución de una sola base del genoma humano. Por ejemplo, una hipotética secuencia AGGTGTC en una específica posición del genoma podría existir en la forma AGGAGTC en algunos individuos; la sustitución de la base timina (T) con una base adenina (A) en la cuarta posición de esta secuencia correspondería en ese caso a un SNP. Se ha calculado que en el genoma humano está presente en un promedio de un SNP por cada 290 bases de secuencia: ya que el genoma humano contiene cerca de 3mil millones de bases, esto correspondería a un total de 10 millones de SNP esparcidos en el genoma en varias posiciones. Los trata de investigaciones bastante sencillas desde el punto de vista conceptual, que consisten en determinar y confrontar la frecuencia de una o más variantes examinadas en una serie de casos, constituidos por sujetos afligidos por una específica condición, y en una serie de controles no afectados por la patología. Cuando la frecuencia de una variante, previa la aplicación de adecuados test estadísticos, resulta ser significativamente superior en los casos con respecto a los controles, la asociación se define como positiva. Esto indica que la variante en objeto está verosímilmente involucrada en la susceptibilidad hacia la enfermedad. Un ejemplo de estudio de asociación con éxito ampliamente positivo está representado por el resultado de la investigación conducida en el 2001 por un grupo de estudiosos franceses en pacientes afectados por el morbo de Crohn, una enfermedad inflamatoria del intestino, que puso en evidencia una frecuencia significativamente superior de variantes SNP presentan la gran ventaja de que se pueden reconducir a un análisis automatizado y, por tanto, poder ser empleados para estudios de larga escala. Por esta razón, el descubrimiento de un enorme número de SNP que ha tenido lugar gracias a algunas ramificaciones colaterales del Proyecto Genoma Humano ha hecho entrever la posibilidad de superar los límites numéricos y tecnológicos que tradicionalmente han obstaculizado el desarrollo de proyectos que querían definir las bases genéticas de las enfermedades multifactoriales. Tradicionalmente la potencial implicación de polimorfismos genéticos en la génesis de las enfermedades multifactoriales se examina realizando estudios de asociación. Se de un gen denominado CARD15 en los sujetos con el morbo de Crohn con respecto a la población de control examinada. Por el contrario, el mismo estudio no reveló ninguna diferencia entre controles y pacientes afectados por rectocolitis ulcerosa, una enfermedad cercana al morbo de Crohn, del que se distingue por algunos matices clínicos. La frecuencia de tres variantes específicas del gen CARD15 resultó ser equivalente respectivamente al 29% en los pacientes con el morbo de Crohn, al 7% en los sujetos de control y al 5% en la muestra de pacientes con rectocolitis ulcerosa. La diferencia entre el 29% y el 7% resultó ser ampliamente significativa desde el punto de vista estadístico. La observación de una menor frecuencia de 35 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 las variantes en los casos con rectocolitis ulcerosa podría hacer pensar que estos polimorfismos genéticos tienen incluso un efecto protectivo hacia esta enfermedad. Sin embargo, es ya intuitivo que no existe una fuerte separación entre los valores del 7% y el 5% y, en efecto, esta diferencia no aparece como importante cuando es sometida a análisis estadístico. En verdad, los estudios de asociación a menudo son invalidados por una serie de problemas o de errores. Los datos obtenidos sobre el morbo de Crohn representan uno de los pocos ejemplos de resultados logrados en los últimos años que ha soportado la prueba de posteriores estudios tendientes a reproducir los datos en otras casuísticas. La gran mayoría de asociaciones positivas descritas en la literatura científica no ha sido reproducida en estudios posteriores. La explicación más sencilla de dichas discrepancias hay que buscarla en las fuentes de error, que se pueden representar por el exiguo número de las casuísticas examinadas, o por el empleo de métodos estadísticos indadecuados. Generalmente los estudios de asociación así como han sido configurados hasta ahora, han resultado ser inadecuados para el descubrimiento de variantes genéticas con efectos débiles, es decir, que confieren riesgos relativos inferiores a 2. Conociendo estas problemáticas es posible tratar de resolverlas hoy, al menos parcialmente, aplicando análisis estadísticos rigurosos, analizando un número elevado de muestras, de varios miles como mínimo, y tomando otras precauciones. En esta línea se orientan varios estudios que se están efectuando actualmente, que prevén precisamente como paso inicial la recolección de grandes números de muestras. Entre ellas la llamada UK Biobank, que enrolará cerca de 500,000 personas en el arco de los próximos años, el estudio europeo de los mellizos, GenomEUtwin, que prevé la recolección de más de 600,000 parejas de mellizos, y los estudios sobre las poblaciones islandesas, estonas y australiana. Este último prevé examinar 2’000,000 de personas. Con excepción del proyecto islandés, estos estudios aún están en fases iniciales y aún no han producido resultados significativos, y no es posible prever cuáles serán los pro- ductos finales y sus beneficios en términos de mejora de la salud pública. En línea general, las tecnologías disponibles, que se presume puedan mejorar sustancialmente en el futuro, y el esquema de los estudios deberían permitir obtener progresos significativos. Sin embargo las opiniones sobre la utilidad de estos estudios no son unívocas. Hay quien sostiene que, gracias a la identificación de los factores genéticos implicados en las enfermedades multifactoriales, se llegará a una medicina personalizada. Esta es la visión formulada por uno de los conductores del Proyecto Genoma Humano, Francis Collins, en el 1999. En una famosa lectura magistral, Collins presentó los datos hipotéticos de un “check up” genético efectuado por un individuo en el año 2010. De acuerdo con estos resultados, el individuo presentaba un riesgo aumentado de algunas patologías, como enfermedades coronáricas, tumor al colon y al pulmón, y un reducido riesgo de la enfermedad de Alzheimer y de tumor de la próstata. Teniendo en cuenta estas indicaciones a esta persona se habría previsto medidas adecuadas para reducir el riesgo de enfermedades coronáricas y de tumores del colon y del pulmón, mientras se le podría aconsejar que evite someterse a exámenes para el cáncer a la próstata. Hay que decir que para la enfermedad de Alzheimer cualquier resultado, tanto de aumento como de reducción del riesgo, no habría ningún beneficio en el plano clínico, ya que actualmente no existen medios de prevención. La vista hiperbólica de Collins y de otros hombres de ciencia prevé que, a través del análisis del perfil genético de todo individuo se podrá llegar a una medicina personalizada de acuerdo al genotipo, así como a tratamientos personalizados. La farmacogenética, o el estudio de las bases genéticas de la respuesta a los fármacos, representa de hecho un especial y particularmente prometedor campo de aplicación de estas metodologías. Sin embargo, existen aún muchas dudas sobre la posibilidad de poder efectivamente llegar a un escenario parecido, y sobre la oportunidad de aplicar de esta manera los eventuales futuros conocimientos. El poder, es decir la capacidad de logro, de los estudios en curso está aún por de- mostrarse, y esta objeción se refuerza por el hecho de que el número de genes hasta ahora identificados es muy exiguo. Antes bien, es posible y para algunos es probable que las variantes genéticas descubiertas de este modo no pueden sustituir a otros marcadores de riesgo de amplio uso en la actualidad, como por ejemplo los niveles de colesterol en la sangre: de hecho, si las variantes genéticas influyen en los niveles de colesterol, aparece mucho más simple ir a dosar directamente a este último. El efecto de algunas variantes podría estar ligado también a la presencia de factores ambientales. En este caso, sería preferible reducir la exposición a estos últimos, sobre todo que ellos podrían incrementar el riesgo también en los que no son portadores de las variantes genéticas con las que se ha demostrado una interacción. En fin, en tema con lo que hemos expuesto arriba para la enfermedad de Alzheimer, nos preguntamos qué utilidad tendría el conocimiento del nivel de riesgo para enfermedades no previsibles. En estos casos incluso el conocimiento podría tener efectos dañinos desde el punto de vista psicológico. Otro escenario, que llamaría minimalista, prevé que efectivamente se puede llegar al conocimiento de cierto número de factores con débil efecto sobre la susceptibilidad a condiciones multifactoriales, pero que sólo una fracción limitada de estos se podrá utilizar en la práctica clínica. Por otro lado, los conocimientos de estos factores deberían llevar a una mejora de los conocimientos de base sobre mecanismos de enfermedad y, en último análisis, al desarrollo de nuevas terapias, en beneficio de la salud pública. Actualmente, no pudiéndose prever cuáles de los dos escenarios se realizará, es de todos modos importante evitar que la visión “hiperbólica” tome la delantera, sobre todo para no favorecer comercios ilusorios basados en datos aún no verificados, y que podrían alimentar y ser alimentados en un círculo vicioso debido a un exceso de expectativas sobre las posibilidades de “mejorar” la salud o incluso las características de la especie humana. Prof. MAURIZIO GENUARDI Profesor Ordinario de Genética Médica, Facultad de Medicina y Cirugía, Universidad de Estudios de Florencia 36 EL GENOMA HUMANO JACQUES SIMPORÉ 6. Predisposición genética al cáncer y a las enfermedades latentes INTRODUCCIÓN Cuando vemos que el cielo se oscurece en el horizonte, por experiencia decimos: “Va a llover”. Cuando vemos un árbol en flor durante la primavera, afirmamos: “Mira, dará muchos frutos”. De igual manera, cuando los genetistas encuentran una mutación genética suave en un recién nacido, predicen: “Desarrollará esta enfermedad hereditaria latente o este cáncer cuando tendrá tal edad”1-2. Pero, ¿quién sabe cuántas nubes negras no han producido lluvia, o cuántos árboles non han mantenido las promesas de su gran florecer? ¿Cuántas personas predispuestas a una patología no han muerto, gracias a Dios, debido a esta predisposición genética? En la era de la genética molecular, bien sabemos que los tumores sobrevienen luego de las mutaciones de ciertos genes que participan en el control de los procesos: – del crecimiento celular – de la limitación de la proliferación celular – de la reparación del ADN dañado. En la presente intervención, expondremos: I – La definición de predisposición genética al cáncer y a las enfermedades latentes. II – Los mecanismos moleculares de la predisposición al cáncer. III – Ejemplos de mutaciones del ADN que predisponen a las enfermedades genéticas. I. LA DEFINICIÓN DE PREDISPOSICIÓN GENÉTICA AL CÁNCER Y A LAS ENFERMEDADES LATENTES La predisposición define el he- cho que un individuo tenga un patrimonio genético que lo hace susceptible de desarrollar durante su vida una enfermedad genética como, por ejemplo, la policistosis renal, la enfermedad de Gaucher, una hemocromatosis, la distrofia muscular de Duchen, un cáncer hereditario: retinoblastoma (RB), tumores de mama (BRCA), al colon HNPCC (Herediterary Non Polyposis Colon Cancer), etc. 1. La predisposición genética al cáncer Una mujer portadora de una mutación de los genes BRCA corre el riesgo de contraer un tumor de mama de 8 a 10 veces superior al de la población en general, y 40 veces superior en lo que respecta el cáncer de los ovarios. Existen también predisposiciones relacionadas con el ambiente y con el modo de vida. Hoy sabemos que: – solamente del 5 al 10% de los tumores son hereditarios y transmisibles (mutaciones genéticas en la línea germinal), – por cáncer familiar generalmente se entiende un cáncer que afecta a varios miembros de una misma familia pero sin que sea por fuerza hereditario, – algunos tipos de cáncer son formas esporádicas. 1.1 Historia Al comienzo del siglo XX, fundamentalmente se seguían dos líneas de investigación en la cancerología: 1.1a – La primera exploraba la base infectiva del tumor y llegaba a la identificación de los proto-oncogenes y de los oncogenes. 1.1b – La otra se fundaba en la correlación entre desarrollo del tumor y la actividad cancerígena y mutágena de numerosos agentes químicos y físicos. El trabajo de Alfred Knudson se inscribe en esta segunda línea de investigación. Fue él que por primero desarrolló una teoría que explicaba la predisposición genética al tumor teniendo en cuenta la naturaleza de varias etapas del proceso mutacional puesto en acto en la génesis de los tumores. En familias con casos múltiples, una de estas mutaciones podría estar presente desde la concepción y por tanto encontrarse en todas las células del organismo. En este caso, estando ya presente una mutación, la aparición del tumor necesitaría de una etapa mutacional menos. Según Knudson, se necesitan dos acontecimientos mutacionales para la aparición del retinoblastoma, cáncer de la retina en un sujeto sin precedentes familiares3. En síntesis, la acumulación de mutaciones en las células del organismo provoca pues la oncogénesis. Las mutaciones genéticas en el hombre El hombre es una ciudad celular, formado por un promedio de más de 60 trillones de células. Durante la vida humana promedio, sin la intervención de un agente mutágeno, tenemos: – 1017 divisiones celulares, – una incorporación de 6.1026 nucleótidos, – durante la replicación tenemos errores de 10-9 a 10-11 causados por nucleótido incorporado, – así, durante las 1016 mitosis que sobrevienen en promedio durante una vida humana, cada gen sufre de 108 a 1010 mutaciones. De este modo, el riesgo de mutaciones genéticas y el riesgo tumoral aumentan con la edad (Fig.1). 37 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 1.2 ¿De qué modo puede ser hereditario un cáncer (Fig.2)? Fig. 1 Podemos hablar, pues, de patologías del ADN que predisponen al cáncer: A nivel familiar mediante: – Transmisión mendeliana monogénica, – Trasmisión poligénica, – Interacción sinérgica entre genes y ambiente o modo de vida. A nivel individual mediante: – Polimorfismos específicos constitucionales del gen que inducen a la aparición de este o de aquel cáncer en el sujeto portador. – Numerosas mutaciones genéticas posteriores que activan un pro-oncogen o desactivan un gen relugador o supresor. Clauss et al.4 38% a 50 años; 67% a 80 años Fig. 2 Tal acumulación acelerada de mutaciones del ADN conduce a alcanzar prematuramente un número crítico de alteraciones genéticas en una célula del organismo que dará vida a un tumor. Localización de las mutaciones Tejido somático Tejido germinal 2. La predisposición a las enfermedades genéticas latentes Las enfermedades hereditarias se manifiestan algunos años después del nacimiento. Al igual que para los tumores, las enfermedades genéticas latentes son provocadas por mutaciones genéticas. El gen mutado: – Ya no codifica una proteína aunque sea esencial para el organismo, – O bien codifica una proteína tóxica, nociva para el organismo. Algunos ejemplos de enfermedades genéticas latentes (tab.1). II. MECANISMOS MOLECULARES DE LA PREDISPOSICIÓN AL CÁNCER Las patologías del ADN son provocadas por: – Sustituciones causales de los nucleótidos en el momento de la replicación, – Exposición a las radiaciones ionizantes, No hay transmisión a la descendencia; pero en este individuo, tenemos ya una predisposición a un cáncer esporádico si suceden otras mutaciones. Aquí existen: – una predisposición genética al cáncer – una transmisión mendeliana del gen mutado a la descendencia Tab. 1 Síndrome Enfermedad de Kennedy Enfermedad de Machado Joseph Ataxia de Friedreich Enfermedad de Stumpell-Lorrain Morbo de Addison Morbo de Huntington Morbo de Alzheimer Esclerosis lateral amiotrófica Síndrome de Gilles Tourette Morbo de Strargardt Atrofia óptica de Leber Neurofibromatosis de tipo 2 Policistosis renal Cistinosis Enfermedad de Morquio Enfermedad de Gaucher Enfermedad de Wilson Hemocromatosis genética Enfermedad Amiotrofia Ataxia cerebelar Neurológica Paraplegia espástica Adrenoleucodistrofia Neurodegenerativa Neurodegenerativa Neurodegenerativa Invalidante Distrofia macular Neuritis óptica Tumores nerviosos Insuficiencia renal Enfermedad metabólica Enfermedad metabólica Enfermedad metabólica Enfermedad metabólica Enfermedad metabólica Gen CAG SCA2 GAA SPG5 ALD CAG APP SOD1 DRD4 ABCR A340H NF2 PKD1 CTNS MPS IVA N370S WND HFE Localización X en q11-12 6p 9q13 8q; 15q; 10q Xq28 4p16.3 Cromo. 21 22q12.2 11p15.5 1p22.1 Mitocondrias 22q12 16P13.3 17p13 16Q24-3 1q21 13q14 6p21.3 Años 30 70 <15 35 40 45 60 50 <21 <12 <40 <30 <50 <12 >10 <60 X>5 <60 38 EL GENOMA HUMANO – Sustancias químicas cancerígenas, – virus. – El p53 (que favorece el proceso de la apoptosis) De modo que las tres etapas fundamentales de cancerogénesis se componen como sigue: – una iniciación – una promoción – una progresión 3 Genes de la reparación del ADN dañados En la puesta en marcha del proceso de la cancerogénesis, se activan o desactivan varios tipos de genes reguladores: Esta clase de genes vigila el estado del ADN durante la replicación. Si se produce un error, el complejo bloquea la replicación e induce a la corrección. 1. Proto-oncogenes estimulan el crecimiento Un proto-oncogen es un gen cuya acción controla positivamente la proliferación celular. La mutación de uno de los alelos es dominante. Una vez que ha mutado, los proto-oncogenes se vuelven oncogenes, logran funciones y estimulan aún más la proliferación celular. Ejemplos de proto-oncogenes: – Factores de crecimiento de las plaquetas (PDGF) – Factores de crecimiento (CSF) – Reguladores del ciclo celular (cyclin D) Los mecanismos de activación de los proto-oncogenes son: – Mutaciones puntuales – Amplificación génica – Translocación cromosómica – Inserción viral 2. Genes que frenan el crecimiento: genes supresores de tumores (TS) o anti-oncogenes Un anti-oncogen es un gen implicado en la regulación del crecimiento celular. Los productos del gen supresor inhiben la proliferación celular5. Dichas mutaciones recesivas inducen una pérdida de función y favorecen la proliferación celular y, por tanto, el desarrollo tumoral. Ejemplos de genes supresores de tumor: – El gen BRCA1 (que induce la formación del cáncer de mama) – El gen RB (que provoca el cáncer de la retina) pendiente, por ejemplo, está vinculada a los polimorfismos genéticos o a formas alélicas de los sistemas enzimáticos implicados en la respuesta a los agentes tóxicos y a los mutágenos. Si una persona está predispuesta a este tipo de cáncer a los pulmones, si no fuma o no vive con una persona que fuma, no correrá el riesgo de desarrollar la enfermedad. Pero el entendimiento del origen de los tumores depende de nuestros conocimientos actuales: – de las vías de transducción de la señal que inducen a la proliferación celular, – de las proteínas que controlan y limitan el ciclo de división celular, – de los mecanismos de regulación de la apoptosis. III. EJEMPLOS DE PATOLOGÍAS DEL ADN DE PREDISPOSICIÓN GENÉTICA 4. Genes que regulan la muerte celular programada (apoptosis) Los productos del gen Bcl-2 inhiben la apoptosis, la muerte celular programada. Entre los grandes sistemas de acción antagonista del organismo humano, tenemos por ejemplo: la proliferación celular y la muerte celular programada, apoptosis (diferente de la necrosis, muerte violenta de la célula). Ambos sistemas deben estar en equilibrio. Si la acción de la apoptosis es mayor de aquella de la proliferación celular, tenemos una involución en el organismo. Por el contrario, si aquella de la proliferación es predominante, tenemos una evolución hacia la oncogénesis. El equilibrio de estos dos mecanismos biológicos favorece el desarrollo de la vida. 5. Genes del metabolismo de los carcinógenos endógenos y exógenos La predisposición genética al cáncer de los pulmones, fumo-de- Los mecanismos moleculares de las enfermedades genéticas varían de un tipo de patología a otro, pero el denominador común sería una enfermedad del ADN, una mutación genética. 1. Retinoblastoma El retinoblastoma es un tumor de la retina que afecta a casi 1/20,000 niños. Está ligado a la inactivación de los 2 alelos del proto-oncogen RB1 al nivel del 27° exón de 180000pb por 4700b RNAm. El proto-oncogen RB1 está implicado en el control de la división celular a nivel de la transición entre las tres fases G1 y S. Generalmente, la enfermedad aparece como un Fenotipo dominante aunque la mutación sea recesiva6. 2. Cáncer de mama Según la experiencia colectiva INSERM-FNCLCC; Ann Genet 1999, se puede hablar de riesgo del cáncer genético de mama hereditario cuando se trata de: – Cáncer de mama en edad joven (43 años promedio para las formas familiares) 39 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 – Formas familiares: al menos 2 ó 3 casos en el primer grado en un ramo familiar – Una lesión tumoral bilateral – Un cáncer del ovario asociado al cáncer de mama – Un cáncer de mama de tipo medular Los genes identificados cuya mutación provocaría el cáncer de mama son7: BRCA1, BRCA2, CHEK2 et TP53. El gen BRCA1 es un gen grande situado en el cromosoma 17q que contiene 22 exones 1,683 ácidos aminados. Ya se han descrito más de 500 mutaciones o variaciones de secuencia, y la mayoría de las veces, por cada familia, una mutación parece ser única. El gen BRCA2 fue aislado en 1995, está situado en el cromosoma 13q12-13 y no tiene ninguna homología con el gen BRCA1. Se han denominado más de 100 mutaciones diferentes con pocas mutaciones comunes a las diferentes familias. Las mujeres portadoras de una mutación BRCA tienen: – un riesgo del 40 al 85% de desarrollar un cáncer de mama antes de los 70 años, mientras este riesgo es del 10 % en la población en general; – un riesgo del 10 al 63% de desarrollar un cáncer a los ovarios antes de los 70 años, mientras este riesgo es del 1% en la población en general. 3. Síndrome de Lynch, carcinoma del colon hereditario, HNPCC El HNPCC (Herediterary Non Polyposis Colon Cancer), es causado por las mutaciones/delecciones de uno o más genes globalmente denominados Mismatch repair, reparador de errores de replicación del ADN8. En el mundo occidental, una persona de cada docientas es afectada por una mutación del gen del HNPCC. Este tipo de cáncer del colon es una enfermedad hereditaria de tipo autosómico dominante. Los portadores tienen un riesgo importante de desarrollar el cáncer (colon, tejido endometrial, ovarios, gástrico, intestino…) antes de los 50 años. Los genes de repara- ción del ADN, que una vez mutados provocan este tipo de cáncer, son: MSH2, MLH1, PMS1 y PMS2. Pero, ¿por qué la pérdida de función es dominante desde un punto de vista cancerígeno? Una célula heterocigote para el gen MSH2 es siempre capaz de reparar los errores. Desde este punto de vista, la pérdida de función del gen MSH2 es recesiva. ¡No es la célula heterocigote que desencadena el tumor sino el homocigote mutante! 4. Corea de Huntington Se trata de una afección neurodegenerativa hereditaria de tipo autosómico-dominante. Por tanto, un niño que tenga uno de sus padres portador del gen mutado tiene un riesgo del 50% de heredar este gen. El morbo de Huntington provoca la destrucción de los núcleos grices centrales: el núcleo caudato, el putamen. Un crossing-over desigual provoca la formación de las tripletas de más de 35 nucleótidos CAG al nivel del brazo corto del cromosoma IV (4p16.3). La tripleta CAG, repetida al final de gen, codifica para la glutamina9. El gen entonces produce la proteína “huntingtina” que favorecería el desarrollo de la enfermedad10. Según algunos investigadores, la proteína p53 desarrollaría un papel fundamental de supresor de tumor en cuanto es factor de trascripción a nivel de DNA nuclear. Sin embargo, la proteína p53 se expresa igualmente en las neuronas del cerebro. En estas células que se dividen poco, su supresión comporta la muerte neuronal. En el 2000, se mostró que la proteína p53 podía ligarse a la huntingtina mutada (mHtt), proteína responsable del morbo de Huntington. A inicios de este año, Bae et col. 2005 han demostrado la influencia de la proteína p53 en el proceso del desarrollo de la Corea de Huntington11. Para ellos, la p53 ha aumentado igualmente en el cerebro de los ratones que sobrexponen la Htt mutada y en la corteza y en striatum de pacientes afectados por la enfermedad. En nuestros días, el diagnóstico de la Corea de Huntington se basa en la investigación directa de la expansión de la tripleta CAG mediante PCR (Polymerase Chain Reaction), seguida por la separación de los fragmentos (en gel de agarosa o acrilamida) y secuenciación. 5. Morbo de Alzheimer El morbo de Alzheimer es una enfermedad genética compleja. El 10% de los casos son transmitidos 40 de modo autosómico dominante con una penetración completa. Las primeras manifestaciones de la enfermedad aparecen más precozmente entre los 55 y los 60 años en estas familias12. El morbo de Alzheimer es ante todo una enfermedad de la memoria. Resultan afectados todos los procesos mnésicos (codificación, almacenaje, recuerdo, consolidación). Los genes implicados en esta enfermedad latentes son: APP, PS1, PS2, ApoE y e4. PERSPECTIVAS Y CONCLUSIÓN Hasta ahora, se han identificado más de 6000 tipos de enfermedades genéticas hereditarias. El ideal sería obtener test diagnósticos para todas estas enfermedades con el fin de identificarlas a tiempo, prevenirlas y poder analizar a sus portadores. Pero, ¿cuáles son las enfermedades a favor de las cuales la genética nos propone hoy test de identificación y perspectivas de curación? Existen test genéticos diagnósticos para algunas enfermedades monogénicas dominantes y recesivas. Presentamos algunos ejemplos de enfermedades genéticas latentes que disponen o podrán disponer pronto de kit de test diagnósticos (Tab.2). EL GENOMA HUMANO Cronograma de actividad: – Identificar los genes de la predisposición a los tumores y a las enfermedades latentes. – Solicitar las entidades a desarrollar kit diagnósticos: sistemas de microarray, micropulci o primers muy específicos para los test moleculares. – Constituir equipos pluridisciplinarios bien formados: genetistas, médicos, psicólogos, asistentes sociales. – Promover centros regionales y nacionales de excelencia para diagnósticos fiables de las enfermedades genéticas. – Lograr la gratuidad de estos test, el counseling pre- y post-test y el análisis médico y psicológico de los enfermos. – Promover la investigación a favor de perspectivas terapéuticas de estas enfermedades genéticas. – Los test genéticos para la detección de los tumores y de las enfermedades latentes en vista de cuidados más adelantados deben respetar siempre: el ser humano, sus derechos, su libertad fundamental, su vida privada y su dignidad humana. Actualmente, la predisposición genética a los tumores y a las enfermedades latentes constituye un verdadero drama para la humanidad ligado a los riesgos de las transmisiones genéticas y a los mecanismos sin apelación de la oncogénesis. Señales de esperanza: vendrá un día en que, gracias a los progresos de la ciencia, todos los tumores y las enfermedades genéticas temibles serán erradicadas. Ese día el hombre se reconciliará con la madre naturaleza y su vida regresará a resplandecer armoniosamente en el jardín del reencontrado Eden. P. JACQUES SIMPORÉ, MI Profesor de Genética molecular, Universidad de Ouagadougou, Profesor con contrato Universidad de Roma Tor Vergata, Director del Laboratorio Biomédico y de investigación Biomolecular CERBA, Burkina Faso Notas 1 GORLOV I.P., GORLOVA O.Y., AMOS C.I., Predicting the oncogenicity of missense mutations reported in the International Agency for Cancer Research (IARC) mutation database on p53, Hum Mutat. 2005 Nov;26(5):446-54. 2 KNUDSON A.G. JR., Overview: genes that predispose to cancer, Mutat Res. 1991 Apr; 247(2):185-90. 3 KNUDSON A., Retinoblastoma: teacher of cancer biology and medicine. PLoS Med. 2005 Oct;2(10):e349. Epub 2005 Oct 25. 4 CLAUS E.B., RISCH N., THOMPSON W.D., Genetic analysis of breast cancer in the cancer and steroid hormone study. Am J Hum Genet. 1991 Feb;48(2):232-42. 5 KNUDSON A.G., Anti-oncogenes and hu- Tab. 2 Predisposición Gen interesado 3 HNPCC (síndrome de Lynch) MSH2,MLH1PMS1, PMS2 Cáncer de mama hereditario BRCA1, BRCA2 Neurofibromatosis tipo 1 (Recklinghausen) NF1 Poliposis adenomatosa (síndrome de Gardner) APC Melanoma hereditario MTS1… Esclerosis tuberosa de Bourneville TSC2 Síndrome de Li-Fraumeni p53 Neuro- fibromatosis tipo 2 (neurinoma bilateral del VIII) NF2 Retinoblastoma hereditario OMIM Frecuencia Sitios tumorales 2 principales N° 114400 1/500 colon, endometrio, estómago Mama, ovario 113705 1/500 próstata, colon 162200 1/3 500 Sistema nervioso, sitios múltiples 175100 1/10 000 Localización cromosoma 2p, 3p, 2q, 7p 17q, 13q… 17q 9p, 1p 16p… 114480 1/30 000 colon y recto, 5q duodeno Piel Sistema nervioso, riñón Sitios múltiples 101000 1/35 000 Sistema nervioso 22q 180200 1/40 000 Retina, huesos 13q 155600 1/10 000 191100 1/10 000 17p 41 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 man cancer, Proc Natl Acad Sci U S A. 1993 Dec 1; 90(23):10914-21. 6 YANG C.P., HUNG I.J., JAING T.H., SHIH L.Y., CHANG W.H., Cancer in infants: a review of 82 cases, Pediatr Hematol Oncol. 2005 Sep; 22(6):463-81. 7 KAUFF N.D., MITRA N., ROBSON M.E., HURLEY K.E., CHUAI S., GOLDFRANK D., WADSWORTH E., LEE J., CIGLER T., BORGEN P.I., NORTON L., BARAKAT R.R., OFFIT K., Risk of ovarian cancer in BRCA1 and BRCA2 mutation-negative hereditary breast cancer families, J Natl Cancer Inst. 2005 Sep 21;97(18):1382-4. 8 HEGDE M., BLAZO M., CHONG B., PRIOR T., RICHARDS C., Assay validation for identification of hereditary nonpolyposis colon cancer-causing mutations in mismatch repair genes MLH1, MSH2, and MSH6, J Mol Diagn. 2005 Oct;7(4):525-34. 9 STEFFAN J.S. et al., Proc Natl Acad Sci USA 2000; 97: 6763-8. 10 REBEC G.V., CONROY S.K., BARTON S.J., Hyperactive striatal neurons in symptomatic Huntington R6/2 mice: variations with behavioral state and repeated ascorbate treatment, Neuroscience. 2005 Oct 26 11 BAE B.I., XU H., IGARASHI S., FUJIMURO M., AGRAWAL N., TAYA Y., HAYWARD S.D., MORAN T.H., MONTELL C., ROSS C.A., SNYDER S.H., SAWA A., p53 mediates cellular dysfunction and behavioral abnormalities in Huntington’s disease. Neuron. 2005 Jul 7;47(1):29-41. 12 ROPACKI S.A., JESTE D.V., Epidemio- logy of and risk factors for psychosis of Alzheimer’s disease: a review of 55 studies published from 1990 to 2003, Am J Psychiatry. 2005 Nov;162(11):2022-30. Bibliografía BAE B.I., XU H., IGARASHI S., FUJIMURO M., AGRAWAL N., TAYA Y., HAYWARD S.D., MORAN T.H., MONTELL C., ROSS C.A., SNYDER S.H., SAWA A., p53 mediates cellular dysfunction and behavioral abnormalities in Huntington’s disease, Neuron. 2005 Jul 7;47(1):29-41. CLAUS E.B., RISCH N., THOMPSON W.D., Genetic analysis of breast cancer in the cancer and steroid hormone study, Am J Hum Genet. 1991 Feb;48(2):232-42. GORLOV I.P., GORLOVA O.Y., AMOS C.I., Predicting the oncogenicity of missense mutations reported in the International Agency for Cancer Research (IARC) mutation database on p53, Hum Mutat. 2005 Nov;26(5):446-54. HEGDE M., BLAZO M., CHONG B., PRIOR T., RICHARDS C., Assay validation for identification of hereditary nonpolyposis colon cancer-causing mutations in mismatch repair genes MLH1, MSH2, and MSH6, J Mol Diagn. 2005 Oct;7(4):525-34. KAUFF N.D., MITRA N., ROBSON M.E., HURLEY K.E., CHUAI S., GOLDFRANK D., WADSWORTH E., LEE J., CIGLER T., BORGEN P.I., NORTON L., BARAKAT R.R., OFFIT K., Risk of ovarian cancer in BRCA1 and BRCA2 mutation-negative hereditary breast cancer families, J Natl Cancer Inst. 2005 Sep 21;97(18):1382-4. KNUDSON A., Retinoblastoma: teacher of cancer biology and medicine, PLoS Med. 2005 Oct;2(10):e349. Epub 2005 Oct 25. KNUDSON A.G. Jr., Overview: genes that predispose to cancer, Mutat Res. 1991 Apr;247(2):185-90. KNUDSON A.G., Anti-oncogenes and human cancer, Proc Natl Acad Sci U S A. 1993 Dec 1; 90(23):10914-21. REBEC G.V., CONROY S.K., BARTON S.J., Hyperactive striatal neurons in symptomatic Huntington R6/2 mice: variations with behavioral state and repeated ascorbate treatment, Neuroscience. 2005 Oct 26. ROPACKI S.A., JESTE D.V., Epidemiology of and risk factors for psychosis of Alzheimer’s disease: a review of 55 studies published from 1990 to 2003, Am J Psychiatry. 2005 Nov;162(11):2022-30. STEFFAN J.S., KAZANTSEV A., SPASICBOSKOVIC O., GREENWALD M., ZHU Y.Z., GOHLER H., WANKER E.E., BATES G.P., HOUSMAN D.E., THOMPSON L.M., The Huntington’s disease protein interacts with p53 and CREB-binding protein and represses transcription, Proc Natl Acad Sci U S A. 2000 Jun 6;97(12):6763-8. YANG C.P., HUNG I.J., JAING T.H., SHIH L.Y., CHANG W.H., Cancer in infants: a review of 82 cases, Pediatr Hematol Oncol. 2005 Sep;22(6):463-81. 42 EL GENOMA HUMANO GIOVANNI NERI 7. Asistencia médica para los pacientes y sus familias El tema de la asistencia médica para los pacientes con enfermedad genética y para sus familiares es árduo porque se refiere a una materia no codificada de todo. Existen líneas guía suficientemente claras y compartidas en lo que se respecta el iter diagnóstico de una enfermedad genética, incluido el suministro de test genéticos y otras investigaciones instrumentales, tal como existen líneas guía para la asesoría genética. Pero la “asistencia médica” es un término más global y comprensivo, no fácil de declinar con respecto a las enfermedades genéticas. Salvo en raros casos, los pacientes afectados de enfermedad genética no pueden ser “curados”, es decir curados de su afección, pero esto no quita que uno siga ocupándose de ellos. Podemos decir, empleando una expresión inglesa no fácil de traducir: we cannot cure, but we can care for. Generalmente, el cuidado requiere la acción concertada de muchos y variados especialistas, tanto del sector estrictamente médico como de aquel de la rehabilitación, cuyas acciones deben ser coordinadas por una figura de referencia. Aunque no necesariamente, esta figura es a menudo la del genetista clínico, que, por un lado, se relaciona con los colegas especialistas llamados cada vez en causa y, por el otro, con el paciente y/o con su familia. Hay luego otra peculiaridad de las enfermedades genéticas que, complica aún más el cuidar, esto es, que requiere el encargarse no sólo de la persona afligida, sino de toda su familia. De hecho, la presencia de una enfermedad genética en la familia es percibida casi como una marca infamante, como una causa de discriminación social. A esto se añade el temor de que la enfermedad esté destinada a perpetuarse en las generaciones futuras, y, por tanto, un sentido de culpa y de inadecuación para procrear. característicos movimientos coréicos, movimientos involuntarios que interesan sobre todo las extremidades , como si fuesen aquellos de un danzador. Se trata, por tanto, de una afección fundamentalmente neuromuscular, que puede manifestarse con varios grados de gravedad, de simples tic, al menos al comienzo, hasta un movimiento espasmódico continuo de todas las partes del cuerpo, que encuentra tregua solamente durante el sueño. A menudo se asocian también síntomas de tipo psiquiátrico en la forma de psicosis y de demencia (Tab. I). No es raro que estos pobres sujetos pongan ellos mismos fin a su vida mediante el suicidio. No hay un tratamiento eficaz para esta terrible enfermedad, que se presenta tardivamente, generalmente no antes de los treinta años y su desarrollo es progresivo. Esta problemática amplia y compleja no puede ser afrontada por un solo sanitario, sino requiere una estrategia de acercamiento integrado y multidisciplinario que ponga realmente como centro de sus intervenciones los intereses del enfermo y de su familia. Es difícil proporcionar una representación abstracta de dicha estrategia, también porque, como hemos recordado al inicio, no existe un protocolo oficial que la codifique según cánones precisos. Por consiguiente, me parece que es posible ilustrarla mejor a través de algunos ejemplos concretos, tomados de la experiencia cotidiana. El primer ejemplo se refiere a una familia (Fig. 1) en la que se transmite una enfermedad hereditaria conocida como enfermedad de Huntington, una condición afortunadamente rara, pero bien conocida, y de las más devastantes. Toma su nombre del Dr. George Huntington, un médico de familia de Long Island, que la reconoció en la segunda mitad del Ochocientos y ha dejado una descripción ejemplar por su claridad, meticulosidad y concisión. Es conocida también como corea de Huntington, debido a Tab. 1 - Enfermedad de Huntington • Exordio tardivo de los sintomas • Movimientos involuntarios, especialmente de las extremidades • Deterioro mental • Progresiva atrofia de los núcleos de la base del cerebro Fig. 1 - Arbol genealógico de una familia con enfermedad de Huntington. Símbolos cuadrados: hombres; símbolos redondos: mujeres. Los símbolos llenos indican individuos clínicamente afectados por la enfermedad. Los números sobre los símbolos identifican a cada uno de los sujetos. Los números colocados en la parte baja indican la edad en años. 1 2 I 65 1 II 2 52 1 2 3 50 3 4 46 39 4 5 6 7 III 25 23 19 14 12 9 6 43 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 Por consiguiente, tratemos de afrontar con cierto orden los varios y complejos problemas que se presentan en esta familia, comenzando por el núcleo comprendido en el cuadro de izquierda. Aquí tenemos a un hombre afectado de 52 años (II,1), que ha recibido la enfermedad del padre, muerto suicida a la edad de 65 años (I,1), y que en este momento tiene tres hijos aparentemente sanos (III,1-3). El primer problema es el de ocuparse de este hombre, en el cual los síntomas motorios de la enfermedad son bien evidentes, pero que aún no han causado una discapacidad. El neurólogo es el primer especialista llamado en causa, aunque en verdad tiene muy pocas armas. Algunos medicamentos que tienden al control de los movimientos involuntarios globalmente tienen escasa eficacia. Otras sustancias que miran a prevenir la formación de los daños cerebrales característicos de la enfermedad, aún están en fase experimental sobre modelos animales. Importantes, aunque siempre limitadas, las posibilidades de intervención del psiquiatra o del psicólogo, para tratar de atenuar la tendencia a la depresión, que por lo general acompaña a la conciencia de que la enfermedad es incurable. La falta de una cura nos lleva a apuntar sobre todo a la prevención y, por tanto, a considerar el caso de los hijos del hombre afectado. Ellos aún están sanos, pero ante el exordio tardivo de los síntomas y de su joven edad, no están exentos del riesgo de haber heredado el gen que causa la enfermedad y, por lo mismo, de resultar afligidos en edad más adelantada. Estos jóvenes tienen dos interrogantes que pesan sobre ellos como montañas: si efectivamente desarrollarán la enfermedad o si están con riesgo de transmitirla a sus proprios hijos. En la actualidad el laboratorio de genética ofrece un test simple y seguro para dar una respuesta a esta interrogante, un test que revela la presencia del gen mutante incluso antes de la aparición de los síntomas, se trata pues de un test presintomático (Fig. 2). Pero la sencillez de ejecución del test no implica que sea simple la decisión de efectuarlo realmente. Por el contrario, un test positivo es como una condena definitiva y es justificado que la perso- na con riesgo lo rechace, aunque conocer su status genético resolvería la segunda interrogante, es decir, si existe o no el riesgo de transmitir la enfermedad a sus hijos. Por estas razones es praxis estructurar el proceso decisional si efectuar o no el test genético en una serie de etapas de reflexión recorridas con la ayuda del psicólogo y que no obligan nunca al interesado a conocer el resultado del test, incluso cuando éste ya haya sido efectuado. Problemas análogos se encuentran también en el núcleo familiar circunscrito en el recuadro de la derecha, donde la enfermedad aún no está presente. El padre de 39 años (II,4) podría estar aún en fase presintomática. Además, en su caso la elección de efectuar el test genético y de conocer el resultado tendría reflejos indirectos también sobre sus hijos, que implícitamente serían reconocidos como potenciales portadores de la mutación o no. Una razón más para reflexionar atentamente sobre la oportunidad de efectuar o no el test. En lo que se refiere a los hijos de este hombre (III,4-7), se excluye que ellos sean sometidos Fig. 2 - Ejemplo de test genético-molecular en muestras de ADN por enfermedad de Huntington. Los secotres 3, 4 y 7 corresponden a sujetos normales. Los sectores 1, 2, 5 y 6 corresponden a pacientes afligidos por la enfermedad. 1 2 3 4 5 6 7 al test, por razones de su menor edad. Para concluir, nos encontramos frente a una problemática extremamente compleja que requiere la intervención de un equipo formado por al menos cuatro especialistas, el biólogo molecular que efectúa el test genético, el neurólogo, el psicólogo/psiquiatra y el asesor genetista, cada uno que trabaja según su propio papel, pero cuya acción debe ser perfectamente coordinada, para evitar que lleguen al paciente, o potencialmente tal, mensajes que no concuerdan o son contradictorios. La intervención no puede ser momentánea. Para resultar realmente eficaz, debe prolongarse en el tiempo. En otras palabras, la familia debe ser tomada en su globalidad, y cada miembro de ella debe ser seguido según sus particulares exigencias e intereses, que no coinciden necesariamente con los de los demás miembros de la familia. Otro ejemplo útil para ilustrar otras problemáticas conexas con la asistencia a familias con enfermedad genética es aquel representado por el síndrome del cromosoma X frágil, una condición hereditaria que causa el retraso mental, por lo general de grado moderado (Tab. II). El gen mutante responsable, FMR1, está localizado en el cromosoma X y por tanto la enfermedad afecta sobre todo a los hombres, a los cuales lo transmiten las madres portadoras sanas. Consideramos una familia (Fig. 3) en la que hay dos afectados, el tío (II,3) y el sobrino (III,1), y una madre portadora sana (II,2). Las problemáticas asistenciales y sociales que esta familia debe afrontar son muchas y complejas. En primer lugar el problema del diagnóstico. El retraso mental, que es el signo más característico del síndrome, en general no es claramente evidente antes de los 24-30 meses de edad. Anteriormente a este período de desarrollo, hacer diagnósticos de síndrome X frágil es objetivamente difícil y, lamentablemente, también después, si no se tiene un buen conocimiento de este síndrome. Son muy frecuentes las historias de familias que por años vagan de un centro a otro, a veces también viajan al extranjero, en busca de un diagnóstico que no se logra. Con grande gasto de energías físicas y mentales, a veces con gra- 44 EL GENOMA HUMANO Tab. 2 - Síndrome X frágil • Retraso mental • Hiperactividad • Defecto de atención • Comportamiento ansioso • Hiper-reactividad • Anomalías físicas modestas Fig. 3 Arbol genealógico de una familia con síndrome X frágil. Los símbolos llenos indican dos hombres afectados. El símbolo parcialmente lleno indica una portadora sana. 1 2 I 1 2 3 4 5 II 1 III ve perjuicio económico, sobre todo con el riesgo de que, ignorándose la naturaleza genética del problema, inconscientemente se sigan generando mientras tanto otros hijos afectados. Una vez más, el caso debe ser afrontado a través de un acercamiento integrado. El médico que tiene el primer contacto con el niño, ya sea el pediatra u otro especialista, debe ser capaz de dirigir la familia hacia un centro donde se efectúe el test genético que confirma el diagnóstico sospechoso y, posteriormente, seguir al niño afectado, confiándolo cada vez a varios agentes sanitarios, de los médicos especialistas a los técnicos de la rehabilitación, según las exigencias, y luego naturalmente entregándolo al sistema escolar, que cuente con maestros de apoyo adecuados. Este acompañamiento a la familia está destinado a ser duradero durante años, ya que los problemas y las exigencias mutan con el pasar del tiempo. Al problema de la inserción escolar seguirá aquel en el mundo del trabajo o, en alternativa, al logro de una pensión de invalidez. Son recorridos difíciles, a menudo cruzados con complejidades burocráticas, que no siempre las familias logran afrontar por sí solas. Sin contar otras emergencias, de naturaleza comportamental, que pueden surgir en las personas afectadas y que requieren intervenciones miradas, a veces incluso de orden farmacológico. Y luego está la familia, todos los demás miembros, muchos de los cuales se pueden encontrar en una situación de riesgo genético. Comencemos por la madre del afectado (II,2), portadora de aquella que en jerga técnica llamamos una premutación. Tiene el riesgo importante de generar otros hijos afectados, riesgo que el asesor genetista deberá cuantificar exactamente y explicarlo con claridad. Asimimo, deberá ilustrar la opción del diagnóstico prenatal en caso de embarazo. Lo cual abre otro escenario denso de dudas, de incertidumbres, de dilemas morales, que por enésima vez requieren que se intervenga en sostén de la libertad de elección por un lado, de la sacralidad de la vida humana, por el otro. Como si no bastara, esta mujer puede tener también otro problema que afrontar, el de una posible menopausa precoz, relativamente frecuente en las portadoras de una premutación y, por tanto, deberá ser dirigida al especialista competente en materia. La hermana menor (II,5), no habiendo tenido aún hijos, en particular hijos afectados, no es obligatoriamente una portadora sana, pero ciertamente es a riesgo de serlo. Como tal, tiene el derecho de ser informada debidamente sobre la posibilidad de efectuar un test genético para acertar el eventual estado de portadora. También el hermano sano (II,4) puede ser portador de una premutación del gen FMR1, lo que de por sí no comporta el riesgo de tener hijos afectados – a lo más, sólo hijas portadoras sanas – sino el de desarrollar, en edad más adelantada, un síndrome de tipo parkinsoniano, a veces también con demencia. La ilustración de estos dos casos emblemáticos demuestra la complejidad de los problemas, tanto sanitarios como sociales, que acompañan a los afectados por una enfermedad genética y a sus familiares, y pone sobre la mesa la exigencia de afrontar estos problemas con intervenciones que al mismo tiempo sean específicas, eficaces y soportables económicamente. Lo cual ciertamente es más fácil decirlo que ha- cerlo. El sistema sanitario nacional y el de los apoyos sociales son un patrimonio de gran valor para nuestro país, pero son la clásica frazada corta, que termina siendo jalada mayormente hacia los sectores que tienen mayor representación social. En campo sanitario baste pensar en los enfermos de cáncer: en aquel social, a los ancianos. Las enfermedades genéticas son afortunadamente raras, pero esta fortuna se cambia en mala suerte para quien está afectado, porque su problema tiende a ser olvidado o pasar en segundo orden con respecto a problemás más urgentes y prioritarios. Afortunadamente una gran ayuda es proporcionada por las mismas familias, que se reunen en asociaciones de apoyo, con el objetivo de hacer conocer mejor las enfermedades genéticas que les afligen, a asistirse recíprocamente, a llevar adelante la propia causa ante las instituciones, a promover la investigación. Esto no quita que la cuestión de la asistencia a las familias con enfermedad genética sea seria y no pueda ser ignorada. Estamos reunidos en esta Conferencia Internacional para hablar de genoma humano partiendo de la definición de salud como “tensión hacia la armonía”, que precisamente en el genoma humano tiene fu fundamento. Si a lo largo de la historia natural de la humanidad, o en el curso de la vida de un solo individuo, se introducen en el genoma elementos de desequilibrio que causan enfermedad y sufrimiento impidiendo o deteniendo el alcance de la armonía, será tarea nuestra y nuestro deber preciso corregir esta anomalía con los medios lícitos que la ciencia y la naturaleza misma ponen a nuestra disposición. Para el futuro esperamos terapias génicas eficaces. Lo cual no no exime de pensar al hoy y a la responsabilidad de realizar otras intervenciones que, por cuanto paliativas y provisorias, sin embargo son lo mejor que por el momento podemos y debemos dar a nuestros hermanos menos afortunados. Es una tarea que incumbe a cada uno de nosotros individualmente y a la sociedad en su globalidad. Prof. GIOVANNI NERI Instituto de Genética Médica, Universidad Católica del S. Corazón, Facultad de Medicina y Cirugía “A.Gemelli”, Roma, Italia 45 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 AUBREY MILUNSKY 8. El juicio, el error y la negligencia en los aspectos genéticos de la medicina materno-fetal Aparentemente, Giano, el dios mítico de los antiguos romanos, tenía la habilidad de mirar al mismo tiempo en dos direcciones opuestas. Las dos capacidades de previdencia y del juicio retrospectivo difundirían una luz milagrosa en la práctica de obstetricia, en la perinatología y en particular en la genética clínica. En vista de que no contamos con un don de este tipo, tenemos que tener en cuenta nuestras limitaciones intrínsecas cuando tratamos de alcanzar un juicio bien fundamentado. Entre las diferentes definiciones de juicio, ya sea en sentido bíblico o no, están las exhortaciones y las invocaciones a la sabiduría, al discernimiento, a la discreción, al conocimiento, a la comprensión y al buen sentido. Una parte integrante de la definición lógica de juicio es la acción necesaria de la mente que por lo menos entiende la relación que existe entre dos objetos del pensamiento. Los ingredientes clave que son necesarios para lograr un juicio bien fundado incluyen sabiduría, conocimiento y experiencia. Mientras el conjunto del conocimiento es un reto que dura toda la vida, la necesidad de la sabiduría no es inevitable. Sir William Osler capturó la esencia de la diferencia: “El conocimiento es el orgullo de haber aprendido mucho: La sabiduría es la humildad de no conocer lo suficiente”. Definitivamente, una síntesis de conocimiento y experiencia impregnada de sensibilidad y de intuición en la condición humana puede estimular la necesidad de la sabiduría. En el mundo en que vivimos, bajo una forma u otra la práctica clínica de la medicina, en nuestro caso la medicina materno- El juicio incidir de modo crítico en las decisiones. Las percepciones del riesgo varían de un individuo a otro. Un porcentaje del 10% de riesgo que ocurra un acontecimiento adverso, es altamente inquietante para algunos, mientras que otros lo ven como problema insignificante. No es raro que un médico y su paciente tengan una visión totalmente diferente de los riesgos por afrontar. La práctica de obstetricia y de perinatología están ligadas también con la salud genética fetal, evocando una ola de requisitos para una válida decision-making. La constante focalización en la práctica clínica se concentra en el conocimiento real y en la experiencia clínica. Existe un considerable abismo entre los elementos prácticos necesarios en la decision-making en especial ante una situación de riesgo, y los antecedentes conocidos para formular un juicio válido. Por lo general se ha hecho poco para educar a nuestros médicos a estos precedentes necesarios. No hemos dado la debida importancia al hecho de proporcionarles una guía enunciada de modo claro sobre estos factores que influyen en el juicio discrecional y en las deciciones a tomarse. ¿Puede recordarse un médico la instrucción formal sobre elementos fundamentales del juicio clínico, la génesis, o el hecho de evitar los errores? Los médicos que deben tomar decisiones en circunstancias de emergencia que comprenden los dolores y el parto o la gestión de posibles (o reales) anomalías fetales, deben haber sido educados en los factores – más allá del conocimiento y de la experiencia – que, potencialmente, pueden influir en el pensamiento e También el tipo de personalidad puede influir de manera importante en la percepción de riesgo y en la probabilidad. Sabemos que hay individuos que aceptan el riesgo más que otros, y efectivamente hay genios que parecen mostrar que ciertos individuos están en búsqueda de novedades (o personas que aceptan el riesgo de modo elevado). Estos mismos individuos pueden llegar a conclusiones de certeza en contraste con sus colegas más prudentes que pueden permanecer inciertos. Es probable que este tipo de personas que aceptan el riesgo manifiesten una excesiva seguridad cuando en realidad podría ser más adecuada cierta inseguridad. Los individuos fetal, y la genética clínica, requiere la adquisición constante y la aplicación de estas cualidades. La supervisión de los doctorados de duración más larga permite un rápido entrecruce de estas cualidades, lo que es de buen auspicio para la mejora de los cuidados médicos. 46 (incluidos algunos médicos) que presentan estas características de personalidad tienen menos probabilidad de reconocer rápidamente un peligro creciente (o el riesgo para el paciente o para el feto) y tienen menos probabilidad de solicitar ayuda o una consulta. Las valoraciones de riesgo son falibles y el grado de falibilidad puede ser considerable. Lamentablemente, hay quien puede tener una escasa valoración del riesgo y una gran presunción, lo cual ocurre en particular con quienes tienen límites para reconocer sus propias capacidades. Además, los errores de juicio pueden ser una consecuencia porque no se reflexiona suficientemente. El hecho que no se encuadra la cuestión de modo preciso, o de reconocer el riesgo específico de modo oportuno, a menudo puede constituir la base de la consiguiente catástrofe. Examinad la presente narración: “La señora L., de 22 años, sufría de hemorragias intermitentes durante el embarazo. En el momento del parto en el hospital tuvo una repentina hemorragia vaginal y se volvió hipotensa y anémica. El monitoreo fetal electrónico registraba un latido cardiaco fetal de 50 – 60 latidos por minuto. Se le practicó una anestesia epidural (desaconsejable en caso de emergencia) y se le practicó el corte cesáreo. Al nacer, HL no tenía ningún latido cardiaco y no respiraba, era azul y sin vigor, tenía acidosis metabólica, anemia, un bajo número de plaquetas (que requería una transfusión de plaquetas) y un conteo muy elevado de células nucleadas de sangre. Se pusieron en acto medidas de reanimación de emergencia dentro de un minuto del nacimiento. La debilitación del riñón (anuria) se volvió evidente y el examen ecográfico mostró una necrosis cortical y tubular aguda, y a HL se le practicó la diálisis peritoneal. Además, HL sufría de edema pulmunar y hemorragia, y desarrolló una insuficiencia respiratoria. El estado de HL al nacer era patognónico de una grave y prolongada hiposia iniciada por lo menos durante los dolores y el parto. Al contrario de las expectativas, los riñones no se repusieron, la EL GENOMA HUMANO diálisis peritoneal prosiguió y fue claro que para sobrevivir el niño habría tenido necesidad de un trasplante. A la edad de diez meses, los estudios por imágenes efectuados en su abdomen revelaron un tumor extendido (neuroblastoma) de la glándula suprarenal adyacente a un riñón. Tanto el tumor como el riñón adyacente fueron extraidos quirúrgicamente. El riñón débil que quedó era causa de presión alta. Al final se puso remedio sometiendo al niño a un trasplante de riñón donado por su padre. Según los padres, los riñones del niño habían sido dañados por la hiposia durante las contracciones y el parto, contrariamente a la posición de la defensa que afirmaba que la causa no habría sido la falta de oxígeno, pues su desarrollo intelectual era perfectamente normal y no habían complicaciones neurológicas. Con los nuevos conocimientos, hoy sabemos que el neuroblastoma es un tumor embrional que tenía que estar presente ya desde el nacimiento, escondido por la producción excesiva de adrenalina debido a la estimulación de la hiposia y estimulada posteriormente por el suministro de fármacos afines a la adrenalina empleados para reanimar a HL. Todos estos agentes deben haber dañado gravemente el abastecimiento de sangre a los riñones y haber causado un daño irreversible”. Al afrontar la complejidad del cuerpo humano, se pueden presentar malos funcionamientos inesperados y cruciales. Una tendencia para sobrevalorar la probabilidad de factores conjuntivos y a subvalorar la problemática de eventos disyuntivos favorecerá invariablemente un inconveniente. Existe la tendencia general de subvalorar las probabilidades de insucesos en sistemas complejos. Peor aún, es el hecho que algunas personas (incluidos los médicos) se consideran personalmente inmunes de ciertos riesgos, creyendo que a ellos “no le sucederá”. Existe también en las personas una tendencia natural de ver lo que se espera ver, en vez de lo que es abiertamente evidente. Y este es un problema intrínseco y una causa importante de error médico. Muchos otros factores, que no hemos examinado en esta sede, incluyen entre otros la influencia del estado de ánimo, del cansancio, de una personalidad depresiva u optimista, así como de la emotividad sobre la capacidad de tomar decisiones. Lo que es claro, sin embargo, es la necesidad de educar a nuestros estudiantes de medicina y a los practicantes sobre los factores antecedentes que no son reconcidos de otro modo, que influyen involuntariamente en su capacidad de tomar decisiones que, al final, se demostrarían dañinas para los pacientes. Decisiones de los pacientes Frente a graves decisiones que se refieren a la salud, también los pacientes pueden alcanzar conclusiones no esperadas. Genetistas clínicos con cierta experiencia han visto a parejas que, no obstante fuese elevado el riesgo, habían tenido, por ejemplo, tres niños con fibrosis quística o con el síndrome de la X Frágil. Los genetistas clínicos en el mundo occidental adhieren a un consenso de asesoría cohercitiva, no directiva. De este modo, no hay “decisiones equivocadas”, ya que la autonomía del paciente y el médico ponen en evidencia los principios éticos clave y universales. No obstante esto, en lo que se refiere a la fidelidad a la autonomía del paciente, hay un claro reconocimiento de los factores que influyen en las decisiones tomadas por los pacientes frente a un riesgo serio. Entre estos factores clave tenemos: el nivel de instrucción y de conocimiento, el credo religioso, las características de la personalidad (personas que se asumen los riesgos y las que están poco dispuestas a afrontarlos), el modo de entender las probabilidades, la percepción de un inesperado peso provocado por la enfermedad/por el defecto, el grado de ansia y la experiencia precedente de un niño enfermo. Considerados los factores que influyen en las decisiones de parte de los futuros pacientes en lo que respecta a enfermedades genéticas graves o fatales, una estrecha adherencia a un tipo de asesoría genética no paternalista y sin prejuicios, sigue siendo un estándar en el mundo occidental. 47 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 Error y negligencia El American Institute of Medicine, hacía notar en su publicación “To err is human: Building a safer health system” (“Errar es humano: crear un sistema sanitario más seguro”) que cerca de 98,000 personas mueren cada año en Estados Unidos debido a errores médicos. Además de la incredulidad, una respuesta era reprochar toda negligencia que se puede atribuir a un simple error humano, actuando en un sistema considerado intrínsecamente riesgoso. Parece haberse tratado de modo insuficiente el punto que un sistema operativo fuese ideado por el hombre. La opinión de James Reason es que, dado que los errores son ampliamente involuntarios, es difícil controlar lo que las personas no desean hacer. Este tema deja de lado el reconocimiento de la importancia de una planificación anticipada y un claro conocimiento de las oportunidades que existen para evitar los errores, que por cierto son involuntarios, pero no inevitablemente sorprendentes. De modo que se habrían podido prever, evitar o prevenir muchos errores. En el campo de la medicina materno-fetal existe en Estados Unidos una superabundancia de causas legales por negligencia médica, y en otros países estas causas están aumentando. En este ámbito tiene efecto un amplio conjunto de factores, que no se puede tratar en esta sede de modo completo. Los factores iniciales que llevan a una causa legal son el fuerte deseo del paciente de culpabilizar a alguien por el hecho adverso, inculpar, castigar, buscar un resarcimiento o aconsejar a otros para que se protejan. A menudo, el paciente o la familia manifiestan rabia contra los hechos que han llevado al resultado adverso. Además, la escasez de comunicaciones y la falta de relación con los médicos echan leña al fuego. A veces la percepción de los acontecimientos que tiene el paciente no es realista, pero a menudo hay escasa comunicación, especialmente en lo que se refiere al conocimiento de los riesgos y con respecto a la duda y a la incertidumbre. En el contexto de la genética clínica en medicina maternofetal, el médico favorece la inter- vención legal cuando hay una falta en la formulación de un diagnóstico que tiene como resultado la muerte o la discapacidad, cuando hay falta de comunicación o negligencia al efectuar el tratamiento o la gestión que era de esperarse. Lo que sigue es un pequeño examen meticuloso de algunas de estas faltas. La falta de formulación de un preciso diagnóstico, no significa de suyo negligencia. Pero si de cualquier modo deriva un daño para el individuo, la familia o la prole, se puede llegar a una conclu- verificación necesaria y uniforme de obvias tentativas que procuran alivio. En ese caso, un obrero que trabajaba en los remolques no usó la radio receptora que estaba a su disposición y que habría advertido de la inminente llegada de la tempestad antes de que hubieran pérdidas. El famoso Juez Learned Hand opinó que “hay precauciones tan imperativas que ni siquiera el descuido universal puede justificar la negligencia”. Por tanto, las decisiones de la corte han conservado la opinión que los médicos tienen “el deber de estar a la altura”. Otros antecedentes han surgido de una decisión de 1996 de la Corte Suprema del Wisconsin que afirmó: “Un médico razonable- sión de negligencia. La negligencia no se puede deducir necesariamente de un resultado desfavorable. Además, los médicos no detienen el estándar de la perfección. Antes bien, la ley común en la mayoría de los países occidentales considera que los médicos están a la altura de los cuidados que se espera recibir. Esto refleja lo que un médico común y prudente haría razonablemente en semejantes circunstancias. Yendo más allá del estándar del médico razonable, prudente y común, uno espera que los médicos incluyan tentativas que son muy importantes y que no se pueden ignorar. El famoso caso de T. J. Hooper, de 1932 en Estados Unidos, fue el escenario para una mente competente es aquel que se mantiene al nivel de los progresos en campo médico” y, por consiguiente, la corte informó a la juría de dicha obligación. Un ejemplo de diagnóstico equivocado que ha terminado en un proceso legal es el de una familia que ha tenido tres hijos con el síndrome de la X Frágil. La falta de diagnóstico sobre esta enfermedad en los primeros seis años del primer hijo no ha permitido que los padres evitaran tener otros hijos afectados por este síndrome de retraso mental. La doctrina legal que lleva adelante la opinión del reclamante es llamada “Pérdida de oportunidad” que, en la sustancia priva a individuos y a las familias Falta de formulación de un diagnóstico 48 de las oportunidades de evitar o prevenir una enfermedad grave, un handicap o la muerte. En esta línea, pero con otras conexiones, ha tenido lugar la siguiente causa: La hija de un hombre que había desarrollado poliposis adenomatosis familiar (cáncer del colon) ha citato a juicio al médico de familia por no haberla informado de tener el 50% de riesgo de desarrollar la misma forma genética de cáncer del colon y de que fuese necesario estar bajo control. De hecho, también la mujer fue afectada por el mismo tipo de cáncer. Este caso inició la extensión de la responsabilidad en el contexto del diagnóstico genético. Los médicos son vistos como los que tienen responsabilidad y tareas suplementarias al menos para advertir a los parientes más estrechos del paciente sobre los riesgos que pueden poner en peligro la vida. Puede nacer una extensión de estos deberes si continuarán los sensacionales progresos en el campo de la genética humana. Las responsabilidades se pueden transmitir a los genetistas y a otros médicos que deberán recontactar a los pacientes para quienes han desarrollado nuevos test diagnósticos y prenatales. Los progresos tecnológicos, incluidos los que se usan en la gestión del embarazo, han abastecido enormes beneficios a muchos pacientes. Sin embargo siguen aconteciendo importantes insucesos en la ejecución de procedimientos y en el campo de los análisis mediante imágenes. Durante un embarazo normal, un examen ecográfico de nivel II efectuado a cerca de 16 semanas ha tenido un éxito normal. Al nacer, el niño no tenía los brazos o las piernas. En estas circunstancias, a la Iglesia, pero también a los genetistas, a menudo se les pregunta, especialmente de parte de muchos fieles practicantes: “¿Dónde estaba Dios?” Counselling genético y falta de informaciones Una adecuada información respecto a las enfermedades genéticas, los riesgos, los test y el tratamiento, requiere un entendimiento sofisticado de la condición huma- EL GENOMA HUMANO na que va más allá del profundo conocimiento de la genética clínica. Los especialistas en varios campos de la medicina proporcionan involuntariamente una asesoría de tipo genético sólo para darse cuenta, en un segundo momento (a menudo frente a la propia mortificación y a la consternación del paciente), que muchos problemas a los que habría debido dedicarse, o habían escapado totalmente a su atención, o no los conocían. Al menos en Estados Unidos, el counselling genético es proporcionado ante todo por la American Board of Medical Genetics, certificado por genetistas clínicos y por counselors de genética. Los ejemplos de insucesos abundan. Un ginecólogo ha hecho nacer a un niño al que se le había diagnosticado la enfermedad de riñón policístico. Ha comunicado a la madre que habría tenido una probabilidad sobre un millón que esto habría podido suceder incluso teniendo otro niño. Mientras tanto el primer hijo murió. Seguidamente la mujer tuvo otro hijo igualmente enfermo y murió. Para esta enfermedad autosómica recesiva, ¡el porcentaje de riesgo es del 25%! Han acontecido varios casos en los que el médico no ha puesto atención en la etnicidad de la familia. Dichas negligencias han tenido como resultado que no se efectuaran los test carrier propuestos para enfermedades específicas de un grupo étnico, incluido el síndrome de Dresbach, la enfermedad de Tay-Sachs (judíos Ashkenazi) y la β-talasemia (italianos y otras poblaciones mediterráneas). El hecho de no descubrir que ambos pa- dres son portadores (con el 25% de riesgo de tener hijos enfermos) ha tenido como resultado el nacimiento de niños con una de estas enfermedades específicas. La falta de comunicación se puede verificar también entre los médicos. Una mujer ciega se había presentado para una visita obstétrica de routine. Sus ojos habían sido extraidos cuando aún era niña. Había sido adoptada en su primera infancia y no tenía ninguna idea del por qué esta estracción. Su médico no le preguntó cuáles habían sido las causas de su ceguera, y por tanto la mujer dio a luz a un niño al que se le diagnosticó, a la edad de nueve meses, un retinoblastoma bilateral (cáncer genético del ojo). En efecto, había el 50% de probabilidad de que esta mujer habría tenido un hijo afecto por retinoblastoma. También los ojos de ese niño fueron extraidos quirúrgicamente. Cuando los médicos son obstaculizados por la exposición del paciente y ante la falta de diagnóstico, hay que tener en cuenta o referir (además de la sensibilidad de averiguar las causas de la ceguera de la mujer), sobre todo por qué se han catalogado cerca de 9,000 enfermedades genéticas. El problema no es la omisión cuando se formula un diagnóstico de enfermedad genética rara. Antes bien, es el hecho de no haberse consultado o no haber mencionado el problema. Ante las modernas complicaciones en la práctica de la medicina, no es raro para un paciente ser curado al menos por dos médicos. Parecería obvio que dichos médicos estén en contacto entre sí cuando atienden al mismo paciente. Una paciente con epilepsia se presentó para una visita obstétrica de rutina. El medicamento anticonvulsión que tomaba era el ácido valproico. Se conoce que este medicamento provoca embriopatía valproica, y había sido prescrito por su neurólogo. Su ginecólogo, sin ponerse en contacto con el neurólogo de la mujer, pensó que se habían efectuado cambios en el tratamiento farmacológico de la mujer. Nunca hubo una comunicación entre los dos médicos y la mujer dio a luz un niño con una grave 49 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 espina bífida, hidrocefalia y con retraso mental debido a esta medicina. Insucesos gestionales No es raro que los detalles más pequeños que requieren atención sean dejados de lado, con consecuencias catastróficas. Mientras los errores en el “sistema” a menudo son considerados culpables, los insucesos médicos se deben a una combinación de dependencia de los demás, del cansancio, del sufrir repetidos ataques, y por la falta de atención. Una mujer fue sometida a amniocéntesis para estudios genéticos prenatales porque tenía el 25% de probabilidad de tener un hijo con la fibrosis quística. El formulario de solicitud, llenado por el técnico de ultrasonidos, no pe- día el test de ADN específico para la fibrosis quística que, por tanto, no se efectuó. El niño nació con una grave fibrosis quística. Un caso como este refleja la falta de una organización específica y por haberse ordenado un test para miopatia miotubular vinculada con el cromosoma X luego de la amniocéntesis para estudios prenatales y por tanto el niño nació con esta enfermedad letal. La incertidumbre invade virtualmente todo aspecto de la vida y contra ella debemos combatir. La percepción de la realidad y del riesgo de parte del paciente puede reflexionar expectativas no realísticas sin conocer el cálculo estándar de las probabilidades, o las leyes sobre la teoría de la probabilidades. La duda y la incertidumbre pueden dejar su marca indeleble en nuestra vida cotidiana, pero conocemos las oportunidades para interpretar sabiamente los hechos y para compartir las informaciones. Ciertamente una planificación anticipada y el ser previdentes podrían disminuir de manera considerable la frecuencia de errores no intencionales, aumentado por cierto la seguridad de los pacientes. Los progresos en el campo de la genética humana presentan un nuevo acercamiento al bienestar del género humano. Debemos lograr que estas oportunidades tengan lugar de modo ético y con el necesario buen sentido. Prof. AUBREY MILUNSKY Profesor de Genética Humana, Pediatría, Patología, Ginecología y Obstetricia Director del Centro para la Genética Humana Universidad de Medicina de Boston 50 EL GENOMA HUMANO CHRISTINE M. ENG 9. Desarrollo de test diagnósticos para enfermedades genéticas Introducción El test genético lo podemos definir como un análisis de laboratorio destinado a identificar anomalías que causan o que probablemente causarán una determinada enfermedad. El análisis puede tener como finalidad descubrir anomalías del ADN, del ARN, a nivel cromosómico o bioquímico. Existen muchos tipos de test genéticos. Entre ellos tenemos los test clínicos diagnósticos de exclusión o de confirmación en los que el diagnóstico de un síndrome genético se hace basándose en señales y síntomas clínicos y se aconseja el test para confirmar el diagnóstico. Para los test genéticos pre-sintomáticos, donde generalmente hay una historia familiar conocida de una enfermedad de surgimiento tardío como la enfermedad de Huntington, el test es necesario para determinar si un individuo asintomático esté bajo riesgo de desarrollar la enfermedad. Los test genéticos pre-sintomáticos se pueden aplicar también a los test genéticos del cáncer, cuando un aumentado riesgo de cáncer familiar se puede asociar con la presencia de una mutación genética BRCA1 o BRCA 2. Por lo general, los test genéticos pre-sintomáticos no se efectúan en los menores, salvo que una intervención de tratamiento o un protocolo de screening se instituyan en edad precoz en individuos en los cuales se ha descubierto que pueden estar en riesgo. La farmacogenética, o un test genético para pronosticar la respuesta a una terapia específica es un instrumento emergente para optimizar el tratamiento médico de una persona. El test del portador determina si un individuo ha heredado un par de la mutación genética, y puede ser solicitado de acuerdo con la historia familiar de una enfermedad genética conocida o sobre la propensión étnica a ciertas enfermedades genéticas, como la enfermedad de Tay-Sachs en la población judía Ashkenazi, la anemia falciforme en los individuos de descendencia africana o la beta-talasemia en los mediterráneos. Generalmente, se efectúa el test portador para determinar el riesgo reproductivo de la pareja de tener un niño con una enfermedad específica. El test genético prenatal se requiere cuando se nota que el feto en un embarazo tiene un riesgo de enfermedad mayor de aquel de la población general. El diagnóstico genético pre implantación se realiza luego de la fecundación in vitro para diagnosticar una enfermedad genética en un embrión antes de ser implantado. Por lo general, el screening del recién nacido se prevé a nivel estatal para identificar enfermedades genéticas específicas para las cuales la identificación precoz y la puesta en marcha de un tratamiento son fundamentales para un buen éxito. Los ejemplos incluyen los disturbios del metabolismo como la fenilketonuria y la galactosemia. Los progresos en todos los aspectos de la genética han llevado a un rápido aumento del número de enfermedades genéticas para las que es posible efectuar el test, así como ha aumentado el número de laboratorios que pueden efectuar dichos test, que se pueden basar en el ADN, en el fenotipo o en los cromosomas. La reglamentación para los test genéticos tiene lugar en muchos niveles. Ante todo, las agencias de gobierno pueden imponer qué tipo de test genéticos se pueden realizar. La americana FDA controla la difusión de kit disponibles comercialmente para efectuar test genéticos. También las compañías de se- guros proporcionan un mecanismo con el fin de rever los test genéticos indicados a nivel clínico. Las sociedades que obran en campo profesional estudian el desarrollo de nuevos test y ponen a disposición una guía a los agentes sobre las formas más adecuadas para ofrecer test. También es importante la preferencia del paciente por los test genéticos ya que todos los pacientes deben comprender los riesgos y los beneficios del test antes de emprender el procedimiento. Generalmente, se requiere el consenso informado para realizar los test genéticos. ¿Por qué es importante que los pacientes cuenten con un diagnóstico definitivo, obtenido mediante un test genético? La información es la base para la herencia, para el riesgo recurrente y para el pronóstico. Para muchos pacientes, se necesitan muchos años y varios test antes de llegar a formular un diagnóstico. Por tanto, cuando se llega a un diagnóstico específico, se alivia la incertidumbre y el riesgo de someterse a muchas sesiones de test diagnósticos, sean o no invasivos. Y al final, un diagnóstico específico – en contraste con un diagnóstico no específico – puede contribuir para obtener servicios sanitarios y escolares. Por ejemplo, la confirmación del diagnóstico del síndrome de Prader-Willi puede ayudar a las familias a recibir los servicios necesarios como la intervención en el campo escolar y una asesoría sobre la dieta y el tipo de nutrición que se debe seguir. Hay varios métodos moleculares para descubrir las mutaciones, que pueden ser un cambio de una sola base en una secuencia del gen hasta rearrangements (Mb) del DNA genómico. El nivel de la determinación genómica de métodos moleculares y de la citogenética 51 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 clásica representan las dos extremidades de la gama. Más recientemente, los métodos citogenéticos moleculares híbridos han proporcionado modelos extraordinarios para colmar la separación. Esta presentación proporciona una visión de conjunto de los métodos analíticos actuales que se basan en el ADN, están en evolución y se pueden aplicar a todos los tipos de test genéticos, con particular énfasis en la hibridación genómica comparativa basada en array (array-CGH) para descubrir aumentos o pérdidas desequilibrados de regiones genómicas que provocan enfermedades genéticas reconocidas clínicamente. Visión de conjunto de los métodos actuales de test sobre el ADN Los puntos de mutación conocidos se pueden identificar empleando varios métodos genotípicos de detección basados en la amplificación PCR seguida por la resolución de los alelos normales y mutados. Las mutaciones del gen que no se conocen a priori se pueden descubrir con métodos de escansión de la mutación como el análisis heterodúplex. La técnica ‘gold standard’ para identificar los puntos de mutaciones es considerada como una secuenciación del ADN. Am- plios órdenes del ADN se pueden descubrir con el clásico análisis Southern y con PFGE (pulse-field gel electrophoresis). Los métodos PCR- dependientes también están disponibles para el análisis del dosaje del gen. Convergencia del diagnóstico molecular y citogenético Las alteraciones genómicas se pueden resolver en varios niveles usando los métodos molecular, citogenético y molecular-citogenético. Por un lado, la secuenciación del ADN resuelve mutaciones de bases individuales en las regiones que se acercan a las 1000 bases por lectura. Por el otro, el cariotipo con banda G descubre los reordenamientos cromosómicos a nivel de ~4 megabases. Los reordenamientos intermedios se pueden descubrir con la hibridación in situ de la fluorescencia (FISH) con sondeo del ADN que va de ~40 a 250kb [4]. De todos modos, la FISH tiene una capacidad limitada para pasar simultáneamente por el tamiz grandes regiones genómicas. El análisis múltiple se ha facilitado mucho gracias a la hibridación genómica comparativa (CGH) en cromosomas metafase, empleado inicialmente para descubrir desequilibrios cromosómicos en el cáncer [10], más adelante el análisis CGH ha sido aplicado a clonaciones del ADN ordenadas en lánimas de vidrio más que expansiones de la metafase (array-CGH). El ADN genómico del paciente y el normal están clasificados con varios colores fluorescentes y cohibridizados en microarray del ADN, y las relaciones de fluorescencia del color indican un respectivo aumento o pérdida de los clones específicos [11, 12]. El array-CGH que emplea micro-arrays que contienen clones genómicos de amplia inserción como BAC, PAC, y clones cósmidos son adecuados para el descubrimiento de alteraciones de un solo par. El resto del material de esta presentación se ocupa del microarray BAC, al que se hace referencia también como análisis microarray cromosómico (CMA). Los métodos de corte microarray se han desarrollado muy bien cuando el ADN activado se impri- me en una superficie de vidrio natural para producir arrays con pequeñas cantidades uniformes para una cuantificación precisa [35], mientras otros métodos fijan el ADN en láminas de vidrio tratadas químicamente. El CMA ha sido legitimado clínicamente en nuestra institución como método de elevado éxito para examinar los cambios occuridos en regiones cromosómicas asociadas con más de 70 enfermedades específicas y 41 regiones subteloméricas [38]. El fragmento de CMA clínico está proyectado para proporcionar una elevada sensibilidad para identificar enfermedades bien definidas, mientras al mismo tiempo reduce a lo mínimo el descubrimiento de variaciones de importancia clínica incierta. El array revela también algunos desequilibrios que no habían sido revelados antecedentemente por el cariotipo convencional. Un ejemplo de análisis CMA en un niño con retraso global en el desarrollo y en el lenguaje y con rasgos dismórficos ha llevado al descubrimiento de una delección al cromosoma 1p36. La mayoría de los casos clínicos se han desarrollado empleando un array actualizado (versión 5) que contiene 860 clones que miden regiones genómicas para más de 70 enfermedades genéticas conocidas y 41 sub-regiones subteloméricas. En nuestro laboratorio se han analizado hasta hoy más de 1205 casos. Se han identificado alteraciones génicas en 83 de 1205 probandos (6,8%) sin relaciones de parentela con discapacidades mentales, disformismo y otras anomalías, la mayoría de las cuales habían sido sometidas a pruebas de laboratorio genéticas antes del test CMA. Los resultados globales que derivan de más de 1200 estudios CMA en nuestra institución (probandos y miembros familiares suplementarios) se almacenan continuamente en un data base interactivo, que constituye un precioso recurso basado en la actual experiencia clínica de laboratorio. Complejidad de los polimorfismos del número de pares genómicos La variación genética ha sido bien documentada en el genoma 52 humano. Variaciones en amplia escala (LCV) o los polimorfismos con número de copias (CNP) que van de 100kb a 2 Mb han sido definidos empleando métodos moleculares. Es posible que estas variantes puedan representar la punta del iceberg en la variación genética humana [44]. Cuando analizamos el genoma en su conjunto, debemos estar atentos para interpretar los cambios, que pueden ser mutaciones benignas o realmente relacionadas con la enfermedad. En la citogenética clínica, se ha aceptado ampliamente que el descubrimiento de una anomalía cromosómica establece la causa de un fenotipo clínico. Esta convicción se ha reforzado a lo largo de los años por la asociación repetida de un determinado descubrimiento citogenético con un fenotipo diferente. Sin embargo, el análisis microarray con mayor resolución llega a descubrimientos atípicos cuya interpretación clínica se complica por variantes polimórficas debido al número de copias. Por tanto, es difícil distinguir entre causantes de la enfermedad y variaciones genómicas benignas obtenidas con CMA, en el mismo modo en que las variaciones son diferentes de polimorfismos en los análisis de secuencia del ADN clínico. Una verificación en database disponibles de variaciones genómicas anteriormente documentadas de número de copias, y posteriores examenes en muestras de los padres, pueden ser aproximaciones muy útiles para interpretar la importancia clínica de nuevos descubrimientos clasificados con el CMA. Aplicación del Array CGH en pruebas clínicas de laboratorio El empleo clínico del array CGH podría representar una transición revolucionaria de un test diagnóstico molecular de enfermedades de un único gen al screening molecular para enfermedades genómicas poligénicas. Counselling Se requiere un programa de counselling genético global, para proporcionar a los pacientes una educación pre y post-test y un soporte importante a este nuevo programa de pruebas. Como parte del procedimiento del consenso infor- EL GENOMA HUMANO mado, el paciente debe tener conocimiento de ciertos procedimientos que incluyen: a) test CMA, proyectado para identificar anomalías genómicas de número de pares, pero no reordenamientos equilibrados o mutaciones puntiformes en los genes enfermos; b) las porcentuales de descubrimiento varían para las enfermedades identificadas con CMA, dado que los reordenamientos genómicos influyen en porcentuales variables de mutaciones totales por cada gen enfermo; y c) el CMA es capaz de descubrir anomalías nuevas y no definidas de importancia clínica desconocida, que podría llevar a la incertidumbre con respecto al vínculo causativo entre la variante examinada y la enfermedad clínica. único programa de test de laboratorio ofrece a los expertos una primera oportunidad para integrar un modelo eficaz para el screening del genoma en su práctica médica. Se identificarán nuevos síndromes, y las correlaciones fenotipo-genotipo con precisas regiones cromosómicas mejorarán de modo importante. Se emplearán Array específicos para el diagnóstico y el pronóstico de varios tipos de cáncer, y permitirán monitorear un tratamiento eficaz. Una aproximación específica puede ser más adecuada en estudios de routine, mientras una aproximación de ‘screening’ puede ser apropiada para retos diagnósticos en campo pediátrico. Los mayores retos del futuro comprenden los esfuerzos para educar a los agentes sanitarios y a los pacientes con respecto a los riesgos y a los beneficios que derivan del empleo de esta tecnología revolucionaria, y la preparación de un número adecuado de genetistas médicos y asesores genéticos, a fin de que ayuden a dar sentido a los descubrimientos destinándoles a un cuidado optimal de los pacientes. Dra. CHRISTINE M. ENG. Baylor College of Medicine Houston, Texas, U.S.A. Las técnicas para test genéticos, como la FISH y la tecnología de secuencia del ADN han sido aceptadas por los laboratorios diagnósticos y por quienes proporcionan cuidados sanitarios al final del siglo XX, y la CMA ha obtenido actualmente la aprobación en ambiente pediátrico para la rápida identificación del desarrollo genómico. Esta tecnología tiene el potencial de ofrecer el nivel más elevado de screening genómico con respecto al cariotipo estándar. La múltiple naturaleza del CMA se pueda comparar a miles de test FISH single-locus, lo que lo hace altamente eficiente y útil. Proporciona un mejor nivel de evidenciación del desequilibrio cromosómico. Como sucede en la introducción de cada tecnología, debemos ser conscientes de los riesgos potenciales, informar a los pacientes y tratar de reducir estos riesgos potenciales a lo mínimo. La actual disponibilidad de este Bibliografía 1. MADDALENA A., RICHARDS C.S., MCGINM.J., BROTHMAN A., DESNICK R.J., GRIER R.E., ET AL., Technical standards and guidelines for fragile X: the first of a series of diseasespecific supplements to the Standards and Guidelines for Clinical Genetics Laboratories of the American College of Medical Genetics. Quality Assurance Subcommittee of the Laboratory Practice Committee, Genet Med. 3 (3),200-5 (2001). 2. RICHARDS C.S., GRODY W.W., Prenatal screening for cystic fibrosis: past, present and future, Expert Rev Mol Diagn. 4 (1),49-62 (2004). 3. SELLNER L.N., TAYLOR G.R., MLPA and MAPH: new techniques for detection of gene deletions, Hum Mutat. 23 (5),413-9 (2004). 4. TRASK B.J., Fluorescence in situ hybridization: applications in cytogenetics and gene mapping, Trends Genet. 7 (5),149-54 (1991). 5. EWART A.K., MORRIS C.A., ATKINSON D., JIN W., STERNES K., SPALLONE P., ET AL., Hemizygosity at the elastin locus in a developmental disorder, Williams syndrome. Nat Genet. 5 (1),11-6 (1993). 6. LUPSKI J.R., DE OCA-LUNA R.M., SLAUGENHAUPT S., PENTAO L., GUZZETTA V., TRASK B.J., ET AL., DNA duplication associated with Charcot-Marie-Tooth disease type 1A, Cell. 66 (2),219-32 (1991). 7. WITTERS I., DEVRIENDT K., LEGIUS E., MATTHIJS G., VAN SCHOUBROECK D., VAN ASSCHE F.A., ET AL., Rapid prenatal diagnosis NISS 53 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 of trisomy 21 in 5049 consecutive uncultured amniotic fluid samples by fluorescence in situ hybridization (FISH), Prenat Diagn. 22 (1),2933 (2002). 8. KNIGHT S.J., LESE C.M., PRECHT K.S., KUC J., NING Y., LUCAS S., ET AL., An optimized set of human telomere clones for studying telomere integrity and architecture, Am J Hum Genet. 67 (2),320-32 (2000). 9. FLINT J., KNIGHT S., The use of telomere probes to investigate submicroscopic rearrangements associated with mental retardation, Curr Opin Genet Dev. 13 (3),310-6 (2003). 10. KALLIONIEMI A., KALLIONIEMI O.P., SUDAR D., RUTOVITZ D., GRAY J.W., WALDMAN F., ET AL., Comparative genomic hybridization for molecular cytogenetic analysis of solid tumors, Science. 258 (5083),818-21 (1992). 11. SOLINAS-TOLDO S., LAMPEL S., STILGENBAUER S., NICKOLENKO J., BENNER A., DOHNER H., ET AL., Matrix-based comparative genomic hybridization: biochips to screen for genomic imbalances, Genes Chromosomes Cancer. 20 (4),399-407 (1997). 12. SNIJDERS A.M., NOWAK N., SEGRAVES R., BLACKWOOD S., BROWN N., CONROY J., ET AL., Assembly of microarrays for genome-wide measurement of DNA copy number. Nat Genet. 29 (3),263-4 (2001). 13. PINKEL D., ALBERTSON D.G., Comparative Genomic Hybridization, Annu Rev Genomics Hum Genet. (2005). 14. PINKEL D., ALBERTSON D.G., Array comparative genomic hybridization and its applications in cancer, Nat Genet. 37 Suppl,S117 (2005). 15. BRUDER C.E., HIRVELA C., TAPIA-PAEZ I., FRANSSON I., SEGRAVES R., HAMILTON G., ET AL., High resolution deletion analysis of constitutional DNA from neurofibromatosis type 2 (NF2) patients using microarray-CGH, Hum Mol Genet. 10 (3),271-82 (2001). 16. MANTRIPRAGADA K.K., BUCKLEY P.G., JARBO C., MENZEL U., DUMANSKI J.P., Development of NF2 gene specific, strictly sequence defined diagnostic microarray for deletion detection, J Mol Med. 81 (7),443-51 (2003). 17. LOCKE D.P., SEGRAVES R., NICHOLLS R.D., SCHWARTZ S., PINKEL D., ALBERTSON D.G., ET AL., BAC microarray analysis of 15q11-q13 rearrangements and the impact of segmental duplications, J Med Genet. 41 (3),175-82 (2004). 18. GAJECKA M., YU W., BALLIF B.C., GLOTZBACH C.D., BAILEY K.A., SHAW C.A., ET AL., Delineation of mechanisms and regions of dosage imbalance in complex rearrangements of 1p36 leads to a putative gene for regulation of cranial suture closure, Eur J Hum Genet. 13 (2),139-49 (2005). 19. VELTMAN J.A., SCHOENMAKERS E.F., EUSSEN B.H., JANSSEN I., MERKX G., VAN CLEEF B., ET AL., High-throughput analysis of subtelomeric chromosome rearrangements by use of array-based comparative genomic hybridization, Am J Hum Genet. 70 (5),1269-76 (2002). 20. VELTMAN J.A., JONKERS Y., NUIJTEN I., JANSSEN I., VAN DER VLIET W., HUYS E., ET AL., Definition of a critical region on chromosome 18 for congenital aural atresia by arrayCGH, Am J Hum Genet. 72 (6),1578-84 (2003). 21. BUCKLEY P.G., MANTRIPRAGADA K.K., BENETKIEWICZ M., TAPIA-PAEZ I., DIAZ DE STAHL T., ROSENQUIST M., ET AL., A full-coverage, high-resolution human chromosome 22 genomic microarray for clinical and research applications, Hum Mol Genet. 11 (25),3221-9 (2002). 22. VELTMAN J.A., YNTEMA H.G., LUGTENBERG D., ARTS H., BRIAULT S., HUYS E.H., ET AL., High resolution profiling of X chromosomal aberrations by array comparative genomic hybridization, J Med Genet. 41 (6),425-32 (2004). 23. VISSERS L.E., DE VRIES B.B., OSOEGAWA K., JANSSEN I.M., FEUTH T., CHOY C.O., ET AL., Array-based comparative genomic hybridization for the genome wide detection of submicroscopic chromosomal abnormalities, Am J Hum Genet. 73 (6),1261-70 (2003). 24. SHAW-SMITH C., REDON R., RICKMAN L., RIO M., WILLATT L., FIEGLER H., ET AL., Microarray based comparative genomic hybridization (array-CGH) detects submicroscopic chromosomal deletions and duplications in patients with learning disability/mental retardation and dysmorphic features, J Med Genet. 41 (4),241-8 (2004). 25. IAFRATE A.J., FEUK L., RIVERA M.N., LISTEWNIK M.L., DONAHOE P.K., QI Y., ET AL., Detection of large-scale variation in the human genome, Nat Genet. 36 (9),949-51 (2004). 26. ROSENBERG C., KNIJNENBURG J., BAKKER E., VIANNA-MORGANTE A., SLOOS W.C., OTTO P.A., ET AL., Array-CGH detection of micro rearrangements in mentally retarded individuals: Clinical significance of imbalances present both in affected children and normal parents, J Med Genet. (2005). 27. ISHKANIAN AS, MALLOFF CA, WATSON SK, DELEEUW RJ, CHI B, COE BP, ET AL. A tiling resolution DNA microarray with complete coverage of the human genome, Nat Genet. 36 (3),299-303 (2004). 28. VISSERS L.E., VAN RAVENSWAAIJ C.M., ADMIRAAL R., HURST J.A., DE VRIES B.B., JANSSEN I.M., ET AL., Mutations in a new member of the chromo domain gene family cause CHARGE syndrome, Nat Genet. 36 (9),955-7 (2004). 29. POLLACK J.R., PEROU C.M., ALIZADEH A.A., EISEN M.B., PERGAMENSCHIKOV A., WILLIAMS C.F., ET AL., Genome-wide analysis of DNA copy-number changes using cDNA microarrays, Nat Genet. 23 (1),41-6 (1999). 30. SQUIRE J.A., PEI J., MARRANO P., BEHESHTI B., BAYANI J., LIM G., ET AL., High-resolution mapping of amplifications and deletions in pediatric osteosarcoma by use of CGH analysis of cDNA microarrays, Genes Chromosomes Cancer. 38 (3),215-25 (2003). 31. HEISKANEN M.A., BITTNER M.L., CHEN Y., KHAN J., ADLER K.E., TRENT J.M., ET AL., Detection of gene amplification by genomic hybridization to cDNA microarrays, Cancer Res. 60 (4),799-802 (2000). 32. LUCITO R., HEALY J., ALEXANDER J., REINER A., ESPOSITO D., CHI M., ET AL., Representational oligonucleotide microarray analysis: a high-resolution method to detect genome copy number variation, Genome Res. 13 (10),2291-305 (2003). 33. JOBANPUTRA V., SEBAT J., TROGE J., CHUNG W., ANYANE-YEBOA K., WIGLER M., ET AL., Application of ROMA (representational oligonucleotide microarray analysis) to patients with cytogenetic rearrangements, Genet Med. 7 (2),111-8 (2005). 34. BEJJANI B.A., THEISEN A.P., BALLIF B.C., SHAFFER L.G., Array-based comparative genomic hybridization in clinical diagnosis, Expert Rev Mol Diagn. 5 (3),421-9 (2005). 35. CAI W.W., MAO J.H., CHOW C.W., DAMANI S., BALMAIN A., BRADLEY A., Genomewide detection of chromosomal imbalances in tumors using BAC microarrays. Nat Biotechnol. 20 (4),393-6 (2002). 36. YU W., BALLIF B.C., KASHORK C.D., HEILSTEDT H.A., HOWARD L.A., CAI W.W., ET AL., Development of a comparative genomic hybridization microarray and demonstration of its utility with 25 well-characterized 1p36 deletions, Hum Mol Genet. 12 (17),2145-52 (2003). 37. SHAW C.J., SHAW C.A., YU W., STANKIEWICZ P., WHITE L.D., BEAUDET A.L., ET AL., Comparative genomic hybridisation using a proximal 17p BAC/PAC array detects rearrangements responsible for four genomic disorders, J Med Genet. 41 (2),113-9 (2004). 38. CHEUNG S.W., SHAW C.A., YU W., LI J., OU Z., PATEL A., ET AL., Development and validation of a CGH microarray for clinical cytogenetic diagnosis. Genetics in Medicine. 7,422-432 (2005). 39. EICHLER E.E., FRAZER K.A., The nature, pattern and function of human sequence variation, Genome Biol. 5 (4),318 (2004). 40. BAILEY J.A., GU Z., CLARK R.A., REINERT K., SAMONTE R.V., SCHWARTZ S., ET AL., Recent segmental duplications in the human genome, Science. 297 (5583),1003-7 (2002). 41. DE LA CHAPELLE A.S.J., STENSTRAND K., FELLMAN J., HERVA R., SAARNI M., ANTTOLAINEN I., TALLILA I., TERVILA L., HUSA L,. TALLQVIST G., ROBSON E.B., COOK P.J., SANGER R., Pericentric inversions of human chromosomes 9 and 10, Am J Hum Genet. 26,74666 (1974). 42. SEBAT J., LAKSHMI B., TROGE J., ALEXANDER J., YOUNG J., LUNDIN P., ET AL., Large-scale copy number polymorphism in the human genome, Science. 305 (5683),525-8 (2004). 43. TUZUN E., SHARP A.J., BAILEY J.A., KAUL R., MORRISON V.A., PERTZ L.M., ET AL., Fine-scale structural variation of the human genome, Nat Genet. 37 (7),727-32 (2005). 44. BUCKLEY P.G., MANTRIPRAGADA K.K., PIOTROWSKI A., DIAZ DE STAHL T., DUMANSKI J.P., Copy-number polymorphisms: mining the tip of an iceberg, Trends Genet. 21 (6),315-7. (2005). 45. CHEUNG S., SHAW C., LI J., PATEL A., OU Z., BRUNDAGE E., ET AL., The clinical application of microarray based comparative genomic hybridization for detection of wellcharacterized chromosomal disorders, 5th European Cytogenetics Conference, pp. 14.24-P. Madrid, Spain (2005). 46. SCHAEFFER A.J., CHUNG J., HERETIS K., WONG A., LEDBETTER D.H., LESE MARTIN C., Comparative genomic hybridization-array analysis enhances the detection of aneuploidies and submicroscopic imbalances in spontaneous miscarriages, Am J Hum Genet. 74 (6),1168-74 (2004). 47. LE CAIGNEC C., BOCENO M., SAUGIERVEBER P., JACQUEMONT S., JOUBERT M., DAVID A., ET AL., Detection of genomic imbalances by array based comparative genomic hybridisation in fetuses with multiple malformations, J Med Genet. 42 (2),121-8 (2005). 48. DARILEK S., PATEL A., WARD P., LI J., VAN DEN VEYVER I., MCADOO S., ET AL., Prenatal diagnosis of cytogenetic abnormalities by comparative genomic hybridization on microarrays: experience of a pilot program. The American College of Medical Genetics Abstract 46, pp. A14. Grapevine (Dallas) Texas (2005). 49. VELAGALETI G.V., BIEN-WILLNER G.A., NORTHUP J.K., LOCKHART L.H., HAWKINS J.C., JALAL S.M., ET AL., Position effects due to chromosome breakpoints that map approximately 900 Kb upstream and approximately 1.3 Mb downstream of SOX9 in two patients with campomelic dysplasia. Am J Hum Genet. 76 (4),652-62 (2005). 50. LARRABEE P.B., JOHNSON K.L., PESTOVA E., LUCAS M., WILBER K., LESHANE E.S., ET AL., Microarray analysis of cell-free fetal DNA in amniotic fluid: a prenatal molecular karyotype, Am J Hum Genet. 75 (3),485-91 (2004). 51. BISCHOFF F.Z., PIRCHER T., TANG Z., RADISCH H., TSINBERG P., SIMPSON J.L., ET AL., First trimester isolation and purification of trophoblasts from cervical swabs for noninvasive prenatal diagnosis, The American College of Medical Genetics Abstract 47, pp. A14. Grapevine (Dallas) Texas (2005). 54 EL GENOMA HUMANO JOHANNES BAPTIST M. GIJSEN 10. Screening genético de la población 1. Premisa En la actualidad la medicina, y en particular la medicina genómica, se mueve de una intervención provocada por una crisis profunda e intensa hacia una medicina predictiva. Con el screening de poblaciones enteras o de subgrupos específicos con el fin de lograr una información genética se está volviendo posible tener como objetivo intervenciones a pacientes individuales que pueden prevenir el surgimiento o el desarrollo de la enfermedad y, por lo general, mejorar la propia salud. El screening poblacional ya es usado corrientemente para identificar a las personas con ciertos desórdenes mendelianos antes de que aparezcan los síntomas y por tanto para prevenir las enfermedades – como ejemplo podemos mencionar el examen de la fenilketonuria en los recién nacidos. También se están controlando a las poblaciones seleccionadas en torno al estado social de los eventuales padres como ayuda para reducir la frecuencia de ciertas enfermedades en las futuras generaciones. Pero los progresos de la información genética se emplean también para determinar la sensibilidad individual a los disturbios comunes como las enfermedades cardiacas, diabetes y cáncer. Dicho screening se usa para identificar a las personas con riesgo de modo que se inicien los esfuerzos para la prevención primaria (por ejemplo la dieta y el ejercicio) o los esfuerzos para la prevención secundaria como el descubrimiento precoz o la intervención farmacológica. La información alcanzada por la práctica actual del examen puede llevar a la mejora o a la modificación de las actuales recomendaciones del screening y – se espera – a una sustancial reducción de la carga social para el cuidado de la salud, incluyendo sus costos sociales financieros y emocionales. 2. Actuales realizaciones del screening genético poblacional El screening genético implica tres elementos: 1. Identificación de las personas que probablemente están afectadas por un elevado riesgo de un disturbio específico; 2. Llegar a las poblaciones que precedentemente no han buscado verificar su condición a través de una visita médica; 3. Seguir e intervenir para sostener a las personas examinadas. La aplicación más universal del screening genético de la población es el ejemplo del screening de los recién nacidos. En muchas naciones del mundo, sobre todo en Estados Unidos, Canadá y en muchos países europeos, todos los niños recién nacidos son examinados en un amplio espectro de enfermedades raras, debilitantes pero curables. Sin embargo, entre estos países e incluso en el interior de los mismos – en Estados Unidos cada estado tiene su propia política de verificación – el particular grupo de enfermedades examinadas varía. Existen varios métodos de verificación y la disponibilidad de diferentes tecnologías entre los países, de manera que incluso cuando existe un acuerdo bajo cuáles condiciones se debería actuar el examen, no existe la garantía de que se aplicará el mismo tipo de examen. El screening de la población adulta ha sido muy limitado. Un ejemplo de su aplicación es el examen de la enfermedad de Tay-Sachs, un disturbio genético fatal en los niños que causa la progresiva destrucción del sistema nervioso central. En este caso, examinar al niño sería demasiado tarde porque no se conoce una cura adecuada. Sin embargo, dado que la enfermedad es recesiva, se puede examinar a los futuros padres para ver si son portadores del gen mutante Kex-A. Si los futuros padres son portadores, su prole tendría una posibilidad de cuatro de contra- er la enfermedad. Esta enfermedad es demasiado rara en la población en general para justificar el examen de todos los posibles padres, pero existen subpoblaciones en las que la frecuencia es muy elevada, los más conocidos son los descendientes de los hebreos de Europa del Este. En estas poblaciones, el screening para el Tay-Sachs se ha vuelto un standard. Otros ejemplos del screening para adultos han sido más ambiguos. Cuando se identificaron las mutaciones de fibrosis quística, se lanzaron planes para iniciar el screening de esta enfermedad que produce una secreción mucosa espesa y puede bloquear los pulmones y causar daños al hígado, pero desde entonces se han identificado más de 900 mutaciones diferentes y la anterior promesa del screening de ayudar a prevenir y tratar este disturbio al parecer no se puede actuar. Este es un ejemplo en el que un examen negativo no sería muy decisivo – se presume que exista un número desconocido de mutaciones añadidas y que aún no se pueden identificar. Hematocromos, en los que se conocen tres mutaciones para más del 80% de los casos de esta enfermedad que sobrecarga la sangre con hierro, pareció ser luego la esperanza próxima para el screening. Aún si existe un cuidado simple para esta enfermedad – la donación regular de sangre – el hecho que la gente con la enfermedad experimenta una amplia gama de gravedad de los síntomas, con la mayoría que tiene formas muy ligeras que no requieren cuidados, ha llevado a verificar que el screening no se debe aplicar a toda la población, sino sólo en los casos de individuos de elevado riesgo como, por ejemplo, cuando se conoce que un hermano o una hermana ya ha contraido la enfermedad. Un ejemplo final es el caso del screening para el Factor V Leiden. De cuatro a siete por ciento de la población original de Europa del Norte es portadora de al menos un ejemplo de gen mutado. Es pro- 55 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 bable que los portadores desarrollen coágulos de sangre, lo cual constituye en especial una condición seria y es una importante consideración cuando se evalúan los riesgos de la intervención. Desafortunadamente, la actual cura para la enfermedad del Factor V Leiden es tomar anticoagulantes, pero este tratamiento de suyo tiene otros riesgos, en particular un riesgo del 3% al año de hemorragias – de las que una de cada cinco es fatal. Dado que no es fácil evaluar los riesgos de la enfermedad contra los riesgos del tratamiento actual, no se ha recomendado el screening para esta enfermedad. 3. La ética para el screening genético poblacional La mayoría de las enfermedades presentadas aquí son consideradas relativamente raras en la población. Pero, ¿qué se puede decir sobre las complejas enfermedades más comunes, enfermedades que probablemente implican a genes múltiples e interacciones genes-ambiente? Gran número de recientes estudios genéticos han comenzado a identificar variantes en genes que se asocian con modestos riesgos de aumentar los casos de enfermedades comunes, como la diabetes melito no dependiente de insulina, la enfermedad de Crohn y muchas formas de cáncer. En estos casos las variantes no son raras – test screening identificarían a muchos portadores. Sin embargo, poco se sabe sobre el mecanismo por el cual las mutaciones causan las enfermedades, y son casi del todo inexistentes las curas adecuadas para los portadores de las mutaciones. A menudo se desconoce donde los estímulos ambientales son necesarios en añadidura a aquellos genéticos o donde las mutaciones a dos o más genes tienen necesidad de trabajar juntas. Lo que es conocido es que muchas personas con estas mutaciones no experimentarán la enfermedad y muchas personas se enfermarán sin estas mutaciones. Por ahora existen numerosas sociedades que gozan al vender test screening genéticos proporcionándolos al público con escasos consejos o escasa asistencia para el empleo e interpretación de los mismos, proporcionando test que pueden ser efectuados por cuenta propia en casa con resul- tados enviados vía internet, como si fuese fácil interpretarlos de parte de alguien que no es competente. Dichas sociedades que explotan los temores que muchas personas experimentan de contraer una de estas enfermedades, a menudo son indignas e incluso censurables. El surgimiento de otras conclusiones éticas se refiere a quién se puede examinar – por ejemplo, ¿se puede examinar al niño dentro del útero de la madre? ¿se puede examinar a los individuos de elevado riesgo de enfermedades que amenazan a la población, obligando a las prostitutas, a los homosexuales y a los dogradictos para que se sometan a screening para la infección por VIH? ¿Qué se puede decir de las informaciones secundarias que resultarían del examen? Consideremos aquí a una persona que se ha preparado para los posibles resultados de la enfermedad A, formulación de sus principios. Un reciente grupo de eminentes hombres de ciencia y eticistas ha hecho las siguientes propuestas: 3.1 Con respecto a la verificación de la salud pública – La enfermedad o la condición a examinarse debería constituir una importante carga sanitaria pública para la población en términos de enfermedades, invalidez y muerte. – Debería conocerse la prevalencia del aspecto genético en el objetivo de la población y en el peso que se le atribuye a la enfermedad. – Se debería comprender adecuadamente la historia natural de la condición, por la sensibilidad a la enfermedad latente o a la enfermedad manifestada. 3.2 Con respecto a la evolución de los exámenes y de las intervenciones: – Se debería contar con la disponibilidad de los datos sobre los valores de previsión positivos o negativos en lo que se refiere a la enfermedad o a la condición en el objetivo de la población. – Se deberían determinar bien la seguridad y la eficacia de los exámenes y las intervenciones que los acompañan. pero no se le ha dicho que podría tratarse también de la enfermedad B ¿Se le debe informar que también tiene la enfermedad B aún si no ha querido someterse a un test para la B? Es claro que los criterios tanto científicos como éticos son esenciales para el screening genético de la población y también se necesitará una supervisión o regulación. El primer grupo de principios para establecer alguna de estas cuestiones fue desarrollado en 1968 por J.N.G. Wilson y G. Jungner. Estos principios acentuaron la importancia de dicha condición para la salud pública, la disponibilidad de un screening eficaz, la disponibilidad de cuidados para prevenir la enfermedad, y las consideraciones sobre los costos. Los impresionantes progresos de los estudios genéticos y la experiencia del screening sobre la población en los últimos treinta años, tiene necesidad sin embargo de una re- 3.3 Con respecto al desarrollo de la línea de conducta y a la actuación del screening: – Los consensos referentes a la adecuación del screening y las intervenciones para personas con resultados de los exámenes negativos y positivos deberían basarse en una evidencia científica. – El screening debería ser aceptado por la población establecida. – Se debería contar con la disponibilidad de servicios para el control, la prevención, el cuidado, la educación, consultación y para un apoyo a nivel social. – El screening debería ser un continuo proceso, incluidos los programas- piloto, valoración de la calidad de laboratorio, y de los servicios sanitarios, valoración del efecto del screening y disposiciones para cambios basados en una nueva evidencia. – Debería establecerse el costo de la eficiencia del screening. 56 – Screening e intervenciones deberían ser accesibles para la población establecida. – Se debería contar con la tutela de la ley para asegurar que se obtenga el consentimiento informado y se respete la privacidad de quienes son examinados, que no haya ninguna imposición o manipulación y que las personas examinadas estén protegidas contra toda estigmatización y discriminación. 4. El ejemplo de Islandia Las sociedades en el mundo que están implicadas en serias investigaciones sobre la genética poblacional encuentran las mismas o parecidas controversias científicas. Un ejemplo que proviene de Islandia es el caso de las investigaciones genéticas DeCODE. En 1996, Kári Stefánson, un médico muy preparado nacido en Islandia, luego de haber enseñado durante algunos años en la facultad de Neurología en la Universidad de Chicago y en la de Harvard, funda las investigaciones genéticas DeCODE para seguir las causas genéticas de las enfermedades humanas. Aunque la sociedad esté incorporada al Estado de Delaware, su cuartel general y los mayores servicios de investigación están en Reykjavik, Islandia. Hubo muchas razones para elegir Islandia como ambiente para esta investigación: 1. Islandia ha tenido una población relativamente homogénea en la mayor parte de sus últimos 1000 años. Estuvo muy aislada hasta la mitad del siglo XX, y también actualmente sólo el 3% de sus habitantes no son ciudadanos y sólo el 5% de los ciudadanos no son naturales del país. 2. Casi toda la genealogía de los islandeses es disponible y se basa en documentos históricos, desde la fundación de la nación en el siglo X. 3. Por lo general, los islandeses son muy instruidos y capaces de tomar decisiones informadas que conciernen la participación en trabajos científicos. 4. Debido a sus gobiernos socialistas, en el pasado el país ha tenido un sólo sistema sanitario con una cobertura universal. Es probable que no crea discriminaciones basadas en las posibilidades genéticas. Naturalmente las relaciones mantenidas en- EL GENOMA HUMANO tre el Dr. Stefánson con otros médicos islandeses y con los funcionarios del gobierno fueron absolutamente esenciales al comienzo. En la actualidad aproximadamente 100,000 islandeses han participado voluntariamente en la investigación de las genéticas DeCODE, proporcionando muestras de sangre para el DNA y permitiendo que la sociedad conozca y utilice las informaciones sobre su salud, generalmente restringidas a una o a un grupo de enfermedades particulares. Este animador nivel de cooperación de la mitad de la población adulta de Islandia es un testamento por su confianza en la investigación, una confianza que es sostenida por el compromiso demostrado de la sociedad al publicar los resultados de su investigación en las publicaciones científicas. También la privacidad de los participantes ha quedado asegurada gracias a un ingenioso sistema cifrado que ha funcionado entre la sociedad y el comité ético nacional del país. DeCODE es una sociedad fundada primero por un grupo de inversionistas de capital, pero a partir de 1998 es de pública propiedad de la Nasdaq stock exchange. Siendo propiedad pública tiene la obligación de referir trimestralmente sobre su condición financiera – lo cual aumenta la confianza pública. En añadidura al capital aumentado cuando se ha vuelto pública, la sociedad incrementa el capital para su investigación aplicando concesiones gubernamentales y estableciendo acuerdos contractuales con otras sociedades farmacéuticas y biotecnológicas. Ultimamente, DeCODE espera identificar mutaciones genéticas o pleomorfismos que se asocian con un aumentado riesgo de la enfermedad. Estas variantes pueden servir como base para los exámenes screening genéticos y, dado que globalmente se han comprendido más los mecanismos de la enfermedad, servirán también para desarrollar las medicinas para la cura. La venta de dichos productos para la investigación procurarían el deseado retorno de las inversiones de los accionistas. Entre las enfermedades de las cuales se está haciendo la investigación hay algunas tradicionales como la diabetes melito no dependiente de insulina, el ictus, la osteoartritis reumatoide, el cáncer de la próstata, el cáncer de la piel, el cáncer de mama, la esquizofrenia, la enferme- dad bipolar, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y la hipertensión. Pero la investigación incluye también condiciones como la longevidad, el alcoholismo y la dependencia de nicotina. Actualmente, la sociedad está implicada en una experimentación clínica para un compuesto con el fin de reducir el riesgo del infarto miocárdico y este año iniciará una experimentación clínica de los medicamentos para curar el asma y la enfermedad oclusiva arterial periférica. Es preciso poner de relieve dos colaboraciones: una con la Merck para estudiar las causas evidentes de la obesidad y otra con Hoffmann La Roche para desarrollar los exámenes screening diagnósticos para algunas enfermedades incluida la osteoporosis. Hasta ahora los genetistas DeCODE con el uso de datos genéticos han identificado 15 genes y objetivos para los fármacos en 12 enfermedades comunes. Regiones de genes han sido identificadas en 16 enfermedades más y el trabajo está procediendo para identificar otros genes particulares. DeCODE no está implicado en ninguna investigación de células estaminales o de experimentos de clonación humana. Actualmente no aspira a desarrollar ninguna terapia genética humana. La sociedad tiene un compromiso científico y también ético-científico, pero no explíticitamente una ética cristiana. Hasta hoy, ninguna otra sociedad genética ha tenido éxito en su investigación. Quizás este ejemplo de transparencia en las informaciones científicas, transparencia en las informaciones financieras, protección de la privacidad personal y una positiva interacción entre la sociedad y el gobierno y los organismos para los cuidados sanitarios, es un modelo para la investigación genética en la era actual. 5. Conclusiones Este número de variantes genéticas identificadas, asociadas con los más elevados riesgos para la enfermedad, está aumentado rápidamente. Además, se puede efectuar el screening de estas variantes fácilmente y con bajo costo – hasta el punto de que es posible efectuar el screening de toda una población para muchas enfermedades. Esto tiene la capacidad para producir enormes 57 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 reducciones de los costos sanitarios en todo el mundo y grandes beneficios para la salud personal de cada individuo. Por tanto, no debería haber una desconfianza prioritaria de dicha investigación y tecnologías. Sin embargo permanecen obstáculos concretos. Es necesario que se realice mucho trabajo, por ejemplo para comprender de que modo cada variante lleva a las enfermedades, y qué tratamientos serían más adecuados como vectores de cada variante. Esto permitiría una verificación más rigurosa de los costos de un test screening. La población, asimismo, tiene necesidad de ser educada al uso y a las limitaciones de los exámenes genéticos en general, y con respecto a screening particulares que hay que tener en cuenta, de modo que cada persona tome una decisión informada. Es necesario aprobar reglamentos que gobiernen la producción y la venta de dichos exámenes y establecer normas y tutelas contra todo empleo antiético de dichos screening y de sus resultados. Esto es importante especialmente para prevenir la discriminación en el lugar de trabajo o en los seguros sanitarios. Estas cuestiones legales y científicas son también netamente cuestiones éticas. Cada persona tiene necesidad de ser tratada con dignidad. Las razones para el desarrollo de dichos exámenes necesitan apoyarse menos en las compensaciones financieras o en la avidez, y más en el amor y en el deseo de mejora del otro. Aquí la Iglesia, “Maestra de vida” de todos los hijos de Dios, tiene su responsa- bilidad y una buena oportunidad para informar y modelar políticas de desarrollo en esta área del screening genético de la población. S.E. Mons. JOHANNES BAPTIST M. GIJSEN, D.D. Obispo de Reykjavik Islandia Bibliografía BURKE W., THOMSON E., KHOURY M.J., ET Hereditary hemochromatosis: gene discovered and its implications for population-based screening, JAMA 1998;280:172-8. Committee on genetics, Molecolar genetic testing in pediatric practice: a subject review, Pediatrics 2000; 106:1494-7. DEQUEKER E., CASSIMAN J-J., Quality evaluation of data interpretation and reporting, Am J Hum Genet 2001; 69: Suppl: 438. abstract. GREGG R.G., WILFOND B.S., FARRELL P.M., LAXOVA A., HASSEMER D., MISCHLER E.H., Application of DANN analysis i a populationscreening program for neonatal diagnosis of cystic fibrosis (CF): comparison of screening protocols, Am J Hum Genet 1993; 52:616-26. HASSEMER D.J., LAESSIG R.H., HOFFMAN G.L., FARRELL P.M., Laboratory quality control issues related to screening newborns for cystic fibrosis using immunoreactive trypsin, Pediatr Pulmonol Suppl 1991; 7:76-83. HOLTZMAN C., SLAZYK W.E., CORDERO J.F., HANNON W.H., Descriptive epidemiology of missed cases of phenylketonuria and congenital hypothyroidism, Pediatrics 1986; 78:553-8. KHOURY M.J., BURKE W., THOMSON E.J., Genetics and public health: a framework for the integratin of human genetics into public health practices. In: KHOURY M.J., BURKE W., THOMSON E.J., eds. Genetics and public health in the 21st century: using genetic information to improve health and prevent disease. New York: Oxford University Press, 2000:3-24. KHOURY M.J., MCCABE L., MCCABE E.R.B., Population Screening in the Age of Genomic Medicine, N Engl J Med 2003; 358:50-54. MEHL AL, THOMSON V., The Colorado NewAL., born Hearing Screening Project, 1992-1999: on the threshold of effective population-based universal newborn heating screening, Pediatrics 2002;109:134. abstract. MAK V., ZIELENSKI J., TSUI L-C, ET AL., Proportion of cystic fibrosis gene mutations not detected by routine testing in men with obstructive azoospermia. JAMA 1999;281: 2217-24. MCCABE L., Efficacy of a targeted genetic screening program for adolescents, Am J Hum Genet 1996; 59:762-3. MCCABE E.R.B., Clinical genetics: compassion, access, science, and advocacy, Genet Med 2001;3:426-9. MCCABE E.R.B., MCCABE L., MOSHER G.A., ALLEN R.J., BERMAN J.L., Newborn screening for pheniketonuria: predictive validity as a function of age, Pediatrics 1983; 72:390-8. MITCHELL J.J., CAPUA A., CLOW C., SCRIVER C.R., Twenty-year outcome analysis of genetic screening programs for Tay-Sachs and b-thalassemia disease carriers in high schools, Am J Hum Genet 1996; 59: 793-8. NELSON R.M., BOTKJIN J.R., KODISH E.D., ET AL., Ethical issues with genetic testing in pediatrics. Pediatrics 2001; 107: 1451-5. Newborn Screening Task force, Serving the family from birth to the medical home: newborn screening: a blueprint for the future – a call for a national agenda on state newborn screening programs, Pediatrics 2000; 106:389422. RIDKER P.M., MILETICH J.P., HENNEKENS C.H., BURING J.E., Ethnic distributor of factor V Leiden in 4047 men and women implications for venous thromboembolism screening, JAMA 1997;277:1305-7. The American Society of Human Genetics. Statement on informed consent for genetic research. Am J Hum Genet 1996; 59: 471-4. WANG X.J., MOYLAN B., LEOPOLD D.A., ET AL., Mutation in the gene responsible for cystic fibrosis and predisposition to chronic rhinosinusitis in the general population, JAMA 2000;284:1814-9. WILFOND B.S., THOMSON E.J., Models of public health genetics policy development. In: KHOURY M.J., BURKE W., THOMSON E.J., eds Genetics and public health in the 21st century: using genetic information to improve health and prevent disease. New York: Oxford University Press, 2000:61-82. WILSON J.M.G., JUNGNER G., Principles and practice of screening for disease, Public health papers no.34. Geneva: World Health Organization, 1968. 58 EL GENOMA HUMANO CHRISTOPHER D. PORADA, GRAÇA ALMEIDA-PORADA, PAUL PARK, FERHAT OZTURK, JOE TELLEZ, ESMAIL D. ZANJANI 11. Células estaminales, terapia génica in utero Introducción La terapia génica es un procedimiento terapéutico relativamente nuevo que se ha desarrollado en los últimos veinte años y aún está sometida a una intensa investigación experimental. La podemos definir como un procedimiento a través del cual un par de un gen normalmente funcional es implantado en las células de un individuo con el fin de corregir una enfermedad causada por un defecto dentro del par del gen en cuestión (1,2). La terapia génica se presenta como un instrumento preciso para curar de modo permanente una de las 4000 enfermedades actualmente conocidas que son causadas por un error en un solo gen. Entre ellas tenemos la hemofilia, las enfermedades que se deben a un déficit de la enzima lysosomal como las de Gaucher y Hurler, los disturbios de la hemoglobina como la talasemia y la anemia falciforme, las enfermedades del sistema inmunitario como el déficit de la adenosina deaminasa (ADA), y la fibrosis quística. Se prevé también que un día la terapia génica permitirá tratar gran número de enfermedades hereditarias o adquiridas como el cáncer, el SIDA, y muchas más para las cuales en la actualidad no existe curación. Diferentemente de las opciones terapéuticas existentes, como la sustitución de proteína, que requieren una terapia para toda la vida con el fin de prevenir la reaparición de los síntomas, la terapia génica promete curar de modo permanente introduciendo un par sano del material genéticamente defectuoso en las células del paciente, cura que idealmente perdurará por toda su vida con un solo tratamiento. Dado que los hombres de ciencia y los médicos desean que un solo tratamiento con la terapia genética proporcione una cura definitiva, gran parte de la investigación en materia de terapia génica se ha concentrado para tratar de transferir el material genético correctivo en la células estaminales del paciente. Estas células representan un “vehículo” ideal para la introducción del gen, ya que tienen la capacidad de auto-renovarse, o de dividirse en dos copias idénticas. Esta característica hace que el pool de células estaminales en una persona no termine durante su vida y, desde el punto de vista de la terapia génica, garantiza al paciente un abastecimiento para toda la vida de células genéticamente correctas. Otro aspecto clave de las células estaminales que las hace ideales para la terapia génica es su capacidad de diferenciarse para dar vida a un amplísimo número de tipos de células maduras. Si se piensa en el sistema hematopoiético, el amplio potencial de células estaminales como un vehículo de inserción de un gen, muy pronto se hace evidente la alternación de células en el sistema hematopoiético en un hombre que pesa 70 Kg es de cerca de un trillón de células por día (3). Este considerable proceso de renovación celular es sostenido por una pequeña población de células estremadamente raras que ordinariamente se encuentran en la médula espinal de adultos, conocidas como células estaminales hematopoiéticas, o HSC. Son capaces de una auto-renovación tan amplia que incluso pocas de ellas después de un trasplante pueden reconstituir todo el sistema hematopoiético de un paciente sin que se agoten. Esta propiedad de la célula estaminal puede permitir en un único y exitoso tratamiento de terapia génica corregir para siempre un defecto genético. Además, en general se considera que, en la fase astacionaria, sólo algunas HSC actively cycling proporcionan todas las células hematopoiéticas en un determinado momento. La capacidad de proporcionar todas estas células evidencia una segunda e importante característica de la HSC, o células estaminales en general; son multipotentes, es decir, capaces de diferenciarse para producir todos los numerosos linajes de células hemáticas maduras en circulación. Esta capacidad de auto-renovarse y por tanto de poder diferenciarse en linajes múltiples permite que una sola célula estaminal produzca centenares de células progenitoras, que, a su vez, dan vida a miles de células hematopoiéticas diferenciadas. Como consecuencia, incluso pocas células estaminales genéticamente modificadas pueden ejercer un efecto terapéutico pronunciado en muchas enfermedades genéticas (4-6). Límites de la terapia génica post-natal Lamentablemente, la aplicación alcanzada por la terapia génica en la mayoría de las enfermedades objeto de estudio actualmente se ve obstaculizada por varios factores, muchos de los cuales conexos con la elección de HSC como células target. El primero de estos factores es que las HSC normalmente están en un estado quiesciente, que los hace resistentes a la modificación genética con vectores basados en retrovirus que corrientemente se usan en muchas tentativas de terapia génica experimental y clínica (7). Como resultado tenemos que los niveles observados de corrección del gen son muy bajos. Otro problema que ha condicionado la terapia génica post-natal es la respuesta inmunitaria ya sea del vector de introducción del gen como de la proteína producida. Es importante notar que muchos pacientes sufren de enfermedades genéticas tratadas 59 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 con la terapia génica porque nunca han producido una sola proteína específica. Resulta que su sistema inmunitario nunca “ha visto” esta proteína y, siguiendo la terapia génica, las células del sistema inmunitario tratan de eliminar toda célula en el cuerpo que manifiesta precisamente esa proteína que podría curar la enfermedad del paciente. Los bajos niveles de gen delivery a las células estaminales y la respuesta inmunitaria se combinan para producir niveles muy bajos de expresión de la proteína terapéutica; además, las pequeñas cantidades producidas a menudo lo son solamente por un breve período. Otro aspecto importante de la terapia génica post-natal que podría limitar la capacidad de proporcionar la curación definitiva es que muchas enfermedades que podrían ser tratadas con la terapia génica producen una cantidad significativa de daños irreversibles al paciente antes del nacimiento, durante el desarrollo embrional y fetal. Por ejemplo, un daño neurológico irreversible está asociado a enfermedades metabólicas hereditarias como la enfermedad de Gaucher, Lesch-Nyhan y Tay Sachs. La terapia génica en estos pacientes, aunque potencialmente es capaz de corregir el transtorno metabólico, tendria sólo un beneficio terapéutico limitado, ya que no podría anular el daño producido por el gen defectuoso durante el desarrollo. Esto está claramente en contraste con niños nacidos con el déficit del ADA o con otras disfunciones genéticas, que son esencialmente normales en el nacimiento y que por tanto podrían ser curadas mediante la terapia postnatal, sin embargo, también en las enfermedades que pueden ser curadas después del nacimiento, existen beneficios científicos, psicológicos y financieros para actuar una corrección genética in utero, ya que el tratamiento in utero permitiría el nacimiento de un niño sano. Terapia génica in utero Varias características del feto en vías de desarrollo constituyen un target ideal para la terapia in utero. Durante el desarrollo, casi todos los tejidos del feto son sometidos a una enorme expansión, y las célu- las estaminales presentes en los varios tejidos fetales son incluidas en esta explosión proliferativa (8,9). Por tanto, es posible que las células estaminales fetales sean más asequibles a la transferencia del gen retroviral que sus contrapartes en un paciente adulto. Otro aspecto de desarrollo fetal que hace que la gestación temprana sea el tiempo ideal para la aplicación de la terapia génica es la gran expansión que ocurre dentro de los sistemas orgánicos del feto durante el embarazo. Aunque se pueden corregir precozmente durante la gestación un número limitado de células estaminales, estas células deberían auto-renovarse y diferenciarse para producir miles de células estaminales hermanas y una progenie madura de gen corregido, permitiendo así incluso que la transferencia de genes ineficiente en las células estaminales fetales proporcionen un beneficio terapéutico sustancial. El tercer aspecto clave del feto en la temprana gestación que merece mencionarse es su silencio inmunológico, que permite la aceptación de células y vectores sin necesidad de immunosupresores si la transferencia se puede efectuar antes del procesamiento en el timo de linfocitos maduros. Además, la exposición a antígenos extraños en células/proteínas durante este período a menudo se puede dar en una tolerancia inmunitaria sostenida, que se puede convertir en permanente si se mantiene la presencia del antígeno (10,11). El posible desarrollo de tolerancia al vector y al producto del gen, teóricamente puede permitir el tratamiento postnatal del paciente, si fuese necesario, sin el riesgo de rechazo de las células o de las proteínas terapéuticas. El modelo de la oveja Sabiendo que la terapia génica in utero proporcionaría estas ventajas sobre las aproximaciones postnatales existentes, hemos transcurrido los últimos quince años explorando la posibilidad de efectuar esta terapia empleando como modelo el feto de una oveja. Las ovejas representan un modelo ideal para acercarse al problema de la factibilidad de la ejecución in utero de la terapia génica de las células hematopoiéticas. Además de tener una medida tal que permita una manipulación temprana durante la gestación, el feto de la oveja comparte muchas e importantes características fisiológicas y de desarrollo con el feto humano. Por ejemplo, el cambio de tendencia de homoglobina fetal a adulta, y los cambios naturales que ocurren en las sedes primarias de la hematopoiesis (saco de Yolk, hígado/bazo, médula ósea) son parecidos en ambos. Además, el desarrollo del sistema inmunitario de la oveja ha sido estudiado detalladamente, logrando que la oveja sea un modelo ideal para el estudio de los aspectos inmunológicos de la terapia génica (12). No sorprende que el feto de la oveja haya sido empleado como modelo en el estudio de la fisiología fetal de los mamíferos, y los resultados obtenidos han sido directamente aplicables para comprender el crecimiento y el desarrollo fetales en otros mamíferos, incluido el hombre. La aproximación celular Nuestra primera tentativa de terapia génica in utero en la oveja (13,14) utilizaba un método que se basaba en el trasplante de células estaminales en el que las células hemáticas periféricas eran recogidas de la sangre periférica de fetos de 110 días, expuestas durante una noche a un vector retroviral con el gen para la resistencia a la neomicina (Neo®), ampliamente purificadas, y luego re-incorporadas en el feto de la oveja. Los recién nacidos fueron analizados por la presencia/expresión de las secuencias del vector mediante técnicas molecula- 60 res y el cultivo de las células. Durante estos estudios, realizados a lo largo de cinco años, en la médula ósea y en la sangre de muchos de estos animales se individuó constantemente la secuencia del Neo®, demostrando que había tenido éxito la transferencia del gen en las células estaminales progenitoras hematopoiéticas con la capacidad de persistir por largos períodos in vivo. Estos estudios han demostrado que una aproximación in utero a la terapia génica, al menos en la oveja, podría resultar en la transferencia y en la expresión a largo plazo de genes vectorizados con una eficiencia más elevada de aquella lograda con otros modelos animales. Sin embargo esta técnica poseía varios defectos potenciales. El primero era la cantidad de manipulación fetal requerida para obtener y reincorporar células hemáticas después de la modificación in vitro de los genes. Dicha manipulación ha llevado a tres problemas: un mayor grado de experiencia técnica solicitado para actuar el procedimiento, el riesgo al feto era relativamente alto, y la transferencia del gen podía efectuarse sólo en los fetos más adultos. Todo esto limita la utilidad de esta técnica en un cierto grado, ya que a ese punto del desarrollo, un error congénito del metabolismo habría ya ejercido mucho de sus efectos deletéreos sobre un feto en vías de desarrollo. El acercamiento por inyección directa Para remediar a estas faltas, hemos desarrollado una nueva técnica en la que el vector que transporta el gen ha sido inyectado directamente en la cavidad peritoneal del feto en desarrollo. Los resultados han demostrado hasta ahora que esta aproximación es técnicamente mucho más simple que el método anterior, ya que comporta una inyección en el peritoneo del feto, eliminando así esencialmente todo riesgo al feto. Además, la inyección se puede hacer mediante guía ultrasónica, obviando a la necesidad de operar a la madre para acceder al feto, y aumentar así considerablemente la aplicabilidad clínica de la aproximación. Asimismo, nos ha permitido actuar la transferencia EL GENOMA HUMANO del gen a apenas 55 días, cerca de la mitad de la edad fetal de la aproximación celular, mejorando las probabilidades de lograr un beneficio clínico en enfermedades de aparición precoz, y permitiendo la inducción de tolerancia inmunitaria al gen vectorizado. Asimismo, poniendo el vector directamente en el feto debería exponer concebiblemente a todas las diferentes células estaminales presentes en el feto al vector, en vez de aquellas células hemáticas que podrían ser removidas de modo seguro, aumentando potencialmente el nivel de transferencia del gen a las células target deseadas. Hemos observado que los niveles de transferencia del gen a las células hematopoiéticas son varias veces más elevados con esta inyección directa que con el método anterior, alcanzando a menudo niveles de 2-3% de células portadoras del gen marcador en circulación. Luego, variando la edad del receptor en el momento de la transferencia del gen, podemos aumentar considerablemente los niveles de células hematopoiéticas que tienen incorporado el gen terapéutico (18), obteniendo a menudo niveles de transferencia del 5-6% en la sangre periférica si la transferencia del gen se efectúa a apenas 57 días de gestación, un nivel que podría ejercer un efecto benéfico al menos en algunas enfermedades genéticas. El hecho de que las células con gen marcador hayan perdurado en estas ovejas a lo largo de 5 años de estudio y que estas células hayan inscrito el sistema hematopoiético de receptores secundarios luego de retrasplante, muestran que este acercamiento nos permite injertar con éxito genes en las células estaminales del sistema hematopoiético, su- giriendo que este método puede proporcionar una corrección genética para toda la vida. Cuando hemos examinado otros tejidos del receptor, no ha sido una sorpresa encontrar que la transferencia del gen no se limitaba a las células del sistema hematopoiético, sino que había ocurrido esencialmente en todos los órganos examinados, incluidos numerosos tipos de células en el hígado y en el pulmón (15,16,19). Mientras este descubrimiento ha elevado la excitante posibilidad de que este método potencialmente se pueda emplear para el tratamiento de numerosas disfunciones genéticas que afectan a los diversos tejidos del sistema hematopoiético, también ha subrayado la necesidad de examinar con atención la seguridad de esta aproximación a la terapia génica, ya que la expresión del material genético transferido a todos los tejidos podría no ser siempre deseable, de hecho en algunos casos podría ser deletéreo. Teniendo en cuenta nuestras observaciones en el sistema hematopoiético, hemos examinado primero si el estadio de desarrollo del receptor puede influir en cuales tejidos modificados después de la terapia génica in utero. Nuestros resultados iniciales han revelado que el hígado, como el sistema hematopoiético, es más adecuado a la transferencia génica en los primeros estadios de desarrollo fetal, lo que nos ha llevado a creer que quizás la transferencia génica es siempre más eficiente si se efectúa precozmente en la gestación. Sin embargo, cuando hemos examinado los pulmones de la misma persona, hemos descubierto que esto no tenía fundamento. En los pulmones hemos observado exactamente lo opuesto a lo visto en el sistema hematopoiético y en el hígado, es decir, que los niveles de células con gen marcador eran mucho más elevados si la transferencia tenía lugar en un período de tiempo posterior en la gestación, sugiriendo así que cada tejido posee un estadio de desarrollo propio y único durante el cual la transferencia de gen es optimal. Estos descrubrimientos nos han indicado que, en cierto grado, quizás los tejidos por modificar se pueden elegir según la edad en que se debería efectuar la transferencia (19). 61 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 Mientras la transferencia génica a muchos tejidos fetales puede ser deseable para corregir enfermedades que afectan a específicos sistemas orgánicos, nuestro análisis también ha revelado que los tejidos fetales reproductivos a menudo contienen las secuencias del vector de la geneterapia, planteando la preocupante posibilidad de que la developing germline se pueda modificar como resultado de una terapia génica in utero. Hemos empleado tres acercamientos para examinar esta importante cuestión en detalle (20): 1) Hemos actuado una coloración inmuno histoquímica manchando secciones de tejido preparados por animales tratados in utero; 2) Hemos realizado un análisis genético en células del esperma de los hombres tratados; 3) hemos realizado experimentos reproductivos en un número limitado de animales. Estos estudios han indicado que aunque los ovarios fetales no aparecieran afectados bajo ningún aspecto por la transferencia de genes in utero, de hecho fueron modificadas numerosas células en los testículos fetales en desarrollo, incluidas las células intersticiales, las células de Sertoli, y un pequeño número de células germinales inmaduras al formar cordones celulares y las células resultantes espermaticas. Sin embargo, lo más importante era que las células germinales genéticamente modificadas se observaban sólo en dos de los seis animales examinados y, en estos dos animales, la incidencia de modificación de células germinales era aproximadamente de 1 de cada 6250, una frecuencia que está muy por debajo de los niveles teóricos de mutación espontánea en el genoma humano (21). Esta baja frecuencia de modificación unida a la observación que las alteraciones genéticas en las células germinales pueden producir efectos deletéreos, poniéndolas en desventaja durante la fertilización, sugiere que la probabilidad que cada alteración genética presente pasos a posteriores descendientes sería extremamente improbable. Teniendo en cuenta esta suposición, no hemos observado una transferencia de las llevadas por el vector en ninguno de los 10 casos de progenie estudiados, aun cuando ambos padres habían recibido una transferencia de genes in utero. Esta es claramente una cuestión que se deberá estudiar más detalladamente antes de iniciar la terapia génica in utero en ensayos clínicos. Conclusión Para concluir, hemos mostrado que la terapia génica in utero posee muchas ventajas sobre la terapia génica postnatal, ya sea desde un punto de vista científico como de aquel socio-económico y psicológico, ya que es una de las únicas terapias que pueden prometer el nacimiento de un niño sano después de un diagnóstico prenatal de enfermedad. No se ha observado ninguna patología como resultado de este procedimiento, y el riesgo para el feto aparece mínimo. Hemos demostrado que la transferencia y la expresión a largo plazo (por sobre 5 años) trans-gen en muchos tejidos del receptor, sugiriendo que esta aproximación puede ser útil en el tratamiento de numerosas enfermedades que afectan a varios sistemas orgánicos. Asimismo, como se ha evidenciado a través de los estudios efectuados hasta ahora en la oveja, es importante darse cuenta que la terapia génica in utero aún se encuentra a nivel experimental y muchas cuestiones necesitan mayor aclaración antes de que una terapia de este tipo se pueda intentar en los seres humanos. Prof. CHRISTOPHER D. PORADA, Profra. GRAÇA ALMEIDA-PORADA, Prof. PAUL PARK, Prof. FERHAT OZTURK, Prof. JOE TELLEZ, Prof. ESMAIL D. ZANJANI, Colegio de Agricultura, Biotecnología y Recursos Naturales Departamento de Biotecnología Animal Universidad de Nevada, Reno, USA Bibliografía 1. DUNBAR C.E., Gene transfer into hematopoietic stem cells: implications for gene therapy of human disease, Annu. Rev. Med. 47:11-20, 1996. 2. KOHN D.B., Gene therapy for haematopoietic and lymphoid disorders, Clin. Exp. Immunol. 107:54-7, 1997. 3. OGAWA M., Differentiation and prolife- ration of hematopoietic stem cells, Blood 81:2844-53, 1993. 4. KARLSSON S., Treatment of genetic defects in hematopoietic cell function by gene transfer, Blood 78:2481-92, 1991. 5. BANK A., Human somatic cell gene therapy, Bioessays 18:999-1007, 1996. 6. BARRANGER J.A., Hematopoietic stem cell gene transfer, Gene Ther. 3:379-80, 1996. 7. MILLER D.G., ADAM M.A., MILLER A.D., Gene transfer by retrovirus vectors occurs only in cells that are actively replicating at the time of infection, Mol. Cell. Biol. 10:4239-42, 1990. 8. CLAPP D.W., DUMENCO L.L., HATZOGLOU M., GERSON S.L., Fetal liver hematopoietic stem cells as a target for in utero retroviral gene transfer, Blood 78:1132-9, 1991. 9. HANELINE L.S., MARSHALL K.P., CLAPP D.W., The highest concentration of primitive hematopoietic progenitor cells in cord blood is found in extremely premature infants, Pediatr. Res. 39: 820-5, 1996. 10. ZANJANI E.D. AND ANDERSON W.F., Prospects for in utero gene therapy, Science. 285:2084-2088, 1999. 11. BILLINGHAM R., BRENT L., MEDAWAR P.B., Quantitative studies on tissue transplantation immunity, Philos. Trans. R. Soc. Lond. Ser. B. Biol. Sci. 239:357-369, 1956. 12. TUBOLY S., GLAVITS R., BUCSEK M. Stages in the development of the ovine immune system, Zentralbl. Veterinarmed. B. 31(2):8195, 1984. 13. KANTOFF P.W., FLAKE A.W., EGLITIS M.A., SCHARF S., BOND S., GILBOA E., ERLICH H., HARRISON M.R., ZANJANI E.D., ANDERSON W.F., In utero gene transfer and expression: a sheep transplantation model, Blood 73:106673, 1989. 14. EKHTERAE D., CRUMBLEHOLME T., KARSON E., HARRISON M.R., ANDERSON W.F., ZANJANI E.D., Retroviral vector-mediated transfer of the bacterial neomycin resistance gene into fetal and adult sheep and human hematopoietic progenitors in vitro, Blood 75:365-9, 1990. 15. PORADA C.D., TRAN N., EGLITIS M., MOEN R.C., TROUTMAN L., FLAKE A.W., ZHAO Y., ANDERSON W.F., ZANJANI E.D., In utero gene therapy: transfer and long-term expression of the bacterial neo(r) gene in sheep after direct injection of retroviral vectors into preimmune fetuses, Hum. Gene Ther. 9(11):1571-85, 1998. 16. TRAN N.D., PORADA C.D., ZHAO Y., ALMEIDA-PORADA G., ANDERSON W.F., ZANJANI E.D., In utero transfer and expression of exogenous genes in sheep, Exp. Hematol. 28(1):17-30, 2000. 17. TRAN N.D., PORADA C.D., ALMEIDA-PORADA G., GLIMP H.A., ANDERSON W.F., ZANJANI E.D., Induction of stable prenatal tolerance to beta-galactosidase by in utero gene transfer into preimmune sheep fetuses, Blood. 97(11):3417-23, 2001. 18. PORADA C.D., ALMEIDA-PORADA M.G., TORABI A., ZANJANI E.D., In utero transduction of hematopoietic cells is enhanced at early gestational ages, Blood 98 (Part 1):214a, 2001. 19. PORADA C.D., PARK P.J., ALMEIDA-PORADA G., LIU W., OZTURK F., GLIMP H.A., ZANJANI E.D., Gestational age of recipient determines pattern and level of transgene expression following in utero retroviral gene transfer, Mol. Ther. 11(2):284-93, 2005. 20. PORADA C.D., PARK P.J., TELLEZ J., OZTURK F., GLIMP H.A., ALMEIDA-PORADA G., ZANJANI E.D., Male germ-line cells are at risk following direct-injection retroviral-mediated gene transfer in utero, Mol. Ther. 12(4):75462, 2005. 21. KAZAZIAN H.H., An estimated frequency of endogenous insertional mutations in humans, Nat. Genet. 22:130, 1999. 62 EL GENOMA HUMANO HENK A.M.J. TEN HAVE 12. Bioética internacional y genética humana. La actividad de la UNESCO La globalización ha permitido la difusión en todo el mundo, no sólo de los progresos científicos y tecnológicos, sino también de las cuestiones referentes al campo de la bioética. Como lo demuestra el ejemplo de la clonación aplicada también en otras partes, no obstante que algunos países prohiban su uso. Cada vez más la investigación médica es multi-céntrica e internacional, con un número mayor de objetos de investigación reclutados en los países en vías de desarrollo. También las prácticas sanitarias son globales, pero las orientaciones y los contextos legales se diferencian y, a veces, incluso están ausentes. Por ejemplo, las normas para el trasplante y los procedimientos para la donación de órganos varían de un país a otro y estos diferentes acercamientos traen consigo abusos como el tráfico de órganos y la comercialización de las prácticas de trasplante. 1. Identificación de los principios en bioética Muchos países tienen únicamente una infraestructura limitada en materia de bioética, porque no poseen experiencia, les falta programas educativos, comités de bioética y un ámbito legal. La naturaleza global de la ciencia y de la tecnología hace necesario un acercamiento global a la bioética. Los Estados Miembros han confiado a la UNESCO la tarea de establecer criterios éticos universales que cubran las cuestiones planteadas en el campo de la bioética. Su deseo es trabajar de manera conjunta para identificar los principios fundamentales y compartir los valores concernientes a la ciencia, la tecnología y la salud. La necesidad de establecer criterios éticos en el campo de la bioética es compartida a nivel internacional, y a menudo ha sido expresada por los mismos hombres de ciencia y médicos, así como por legisladores, políticos y ciudadanos. En este contexto, en octubre del 2003, de acuerdo con estudios preliminares de factibilidad, los Estados Miembros confiaron a la UNESCO la tarea de redactar una declaración que estableciese los principios fundamentales en el campo de la bioética. Después de dos años de intenso trabajo, el 19 de octubre del 2005, los Estados Miembros han adoptado, a unanimidad y por aclamación, la Declaración Universal sobre la Bioética y los Derechos Humanos, afirmando así de manera solemne el compromiso de la comunidad internacional de respetar cierto número de principios fundamentales para la humanidad en el desarrollo y en la aplicación de la ciencia y de la tecnología. Con esta nueva Declaración, la UNESCO se esfuerza en responder sobre todo a las necesidades específicas de los Países en Vías de Desarrollo, de las comunidades autóctonas y de las poblaciones vulnerables; todos son objeto de particular mención en el texto. 2. Identificación de los principios y genética Indudablemente, la UNESCO ha sido considerada por los Estados como el forum más adecuado para la elaboración de dicho texto, porque ha sido capaz de confirmar su propio papel en la identificación de los principios en el campo de la bioética. La UNESCO, única instancia especializada en el sistema de las Naciones Unidas que junta educación, cultura, ciencia y ciencias sociales en el campo de su competencia, en el transcurso del decenio ha desarrollado un programa de bioéti- ca que refleja la dimensión multidisciplinaria y transcultural de este debate. Asimismo, está comprometida en la realización de acciones que buscan la implicación de todos los países en esta discusión internacional, con el fin de establecer principios fundamentales comunes para todos, en el respeto de la diversidad cultural de nuestras sociedades. El éxito de la Declaración universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, adoptada en 1997, y de la Declaración Internacional sobre los datos genéticos humanos, adoptada en el 2003, ha acentuado los esfuerzos de la UNESCO en la obra de identificación de los principios éticos en el campo de la bioética y ha permitido que los Estados tengan confianza en la Organización para finalizar la Declaración Universal. La Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos formula importantes principios para guiar el desarrollo del conocimiento genético y la aplicación de las tecnologías genéticas. Un concepto básico es que el genoma humano “es la base de la unidad fundamental de todos los miembros de la familia humana y del reconocimiento de su dignidad intrínseca y su diversidad”. Por tanto, debería considerársele, en sentido simbólico, como el “patrimonio de la humanidad” (Artículo 1). Por esta razón el genoma humano en su estado natural “no puede dar origen a beneficios pecuniarios” (Artículo 4); también se afirma que los beneficios que derivan de los progresos en biología, genética y medicina “se pondrán a disposición de todos” (Artículo 12a). La Declaración subraya también el papel fundamental de la dignidad humana y de los derechos humanos. Se trata de un principio básico: “Cada individuo tiene derecho al respe- 63 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 to de su dignidad y derechos, cualesquiera que sean sus características genéticas” (Artículo 2a). Dicho principio implica que se debe rechazar el reduccionismo genético; no se puede reducir a los individuos a sus características genéticas. Además, implica la no discriminación; ninguno debe estar sujeto a discriminación teniendo en cuenta dichas características (Artículo 6). Otra implicación importante es que no se deben permitir las prácticas que son contrarias a la dignidad humana; el texto de este Artículo 11 se refiere explícitamente a la clonación finalizada a la reproducción de seres humanos, como ejemplo de una violación de la dignidad humana. todos. Ella tiende a desarrollar el diálogo entre las sociedades sobre las implicaciones de la bioética y la comparticipación del conocimiento en el campo de la ciencia y de la tecnología. Con el fin de alcanzar estos objetivos, la Declaración Universal presenta un derecho adquirido reflejado en su título: fija los principios sancionados en las normas que los 3. La Declaración Universal sobre Bioética y los Derechos Humanos Bajo la égida del respeto por la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades fundamentales, la Declaración Universal sobre Bioética y los Derechos Humanos tiene un alcance mucho más amplio que las anteriores Declaraciones que vertían sobre la genética. Trata sobre cuestiones éticas planteadas por la medicina, por las ciencias de la vida y por las tecnologías asociadas aplicadas al ser humano, teniendo en cuenta de su dimensión social, legal y ambiental. La Declaración Universal desea definir las normas aceptadas universalmente, los principios y los procedimientos en el campo de la bioética, de conformidad con los Derechos Humanos, tal como lo garantiza la legislación internacional. Por tanto, es concebida como una serie de disposiciones y principios generales que permiten una mejor valoración de la implicación de las cuestiones éticas en juego y de proporcionar asistencia a las decisiones a tomarse en este campo. No pretende resolver todas las cuestiones bioéticas actualmente planteadas y que se modifican cada día. Antes bien, desea constituir una base para guiar los Estados en la adopción de una legislación o de una política en el campo de la bioética. Además, en lo posible, desea inscribir decisiones y prácticas científicas en el ámbito y en el respeto de cierto número de principios generales comunes para de responsabilidad individual, el respeto por la privacy de las personas y la discrecionalidad en lo que se refiere a sus datos personales (articulados también en las dos precedentes declaraciones adoptadas por la UNESCO), la Declaración Universal sobre la Bioética y los Derechos Humanos plantea las cuestiones del acceso a los cuidados sanitarios de calidad y a las medicinas esenciales, a la nutrición y al abastecimiento de agua limpia, a la mejora de las condiciones de vida y del ambiente y a la reducción de la pobreza. Por tanto, la Declaración Universal abre perspectivas de acción que van más allá de la pura ética médica y corrobora la necesidad de poner la bioética en el contexto de una reflexión abierta al mundo político y social. Hoy la bioética va mucho más allá del código de ética de las diferentes prácticas profesionales interesadas. Ella implica la reflexión sobre la evolución de la sociedad, antes bien, sobre la estabilidad del mundo, inducida por el desarrollo científico y tecnológico. La Declaración Universal abre el camino a un nuevo programa de bioética a nivel internacional. 4. Hacia la bioética internacional gobiernos respetan en lo que se refiere a la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades fundamentales. Al trazar en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ese derecho claramente encierra la bioética en la ley internacional de los derechos humanos con el fin de aplicarlos en el campo específico de la bioética. Además de los principios bien establecidos en la comunidad científica como el consentimiento informado, el principio de autonomía y Aunque la Declaración Universal constituye un instrumento no-vinculante a los ojos de la normativa internacional, por nada han disminuido su valor y su fuerza. Por vez primera en la historia de la bioética, todos los Estados de la comunidad internacional se empeñan solemnemente a respetar y a poner en acto los principios básicos expuestos dentro de un solo texto. Por tanto, también a través de la Declaración Universal, la bioética logra encontrar su puesto en la agenda de los Estados. Además, por la transparencia y la activa participación de todas las partes interesadas, el proceso de elaboración de la Declaración Universal, que ha implicado amplias consultaciones, ha contribuido ya ampliamente en la notoriedad del texto y en su aceptación general. La dimensión innovativa de la Declaración está en el hecho que ella constituye por vez primera un compromiso de parte de los Gobiernos para establecer los principios bioéticos. Las precedentes declaracio- 64 nes internacionales, a veces muy autorizadas, como la Declaración de Helsinki, han sido adoptadas por organizaciones profesionales (como la World Medical Association). El programa referente a la elaboración de la Declaración preveía un primer año dedicado al trabajo de redacción de parte del Comité Internacional de Bioética de la UNESCO (IBC) – un comité de consultación formado por expertos independientes – y un segundo año dedicado a las negociaciones intergubernamentales teniendo en cuenta el texto redactado por el IBC. Sin embargo, se realizaron a nivel internacional consultaciones, audiencias y conferencias amplias mediante el proceso de elaboración con el fin de asociar Estados, otras agencias especializadas de las Naciones Unidas y otras organizaciones intergubernamentales, organizaciones nogubernamentales que se han constituido en portavoces de personas y grupos vulnerables, importantes entidades nacionales y especialistas. Mediante el sitio Internet, que ha permitido hacer públicos y poner regularmente on-line los resultados EL GENOMA HUMANO de cada encuentro o consultación, todos se han sentido libres de presentar sus observaciones y comentarios al IBC sobre las diferentes versiones del texto. Por tanto, desde el inicio del proceso de elaboración, la Declaración Universal ha promovido el reconocimiento general de las preocupaciones bioéticas y ha estimulado el debate en materia de bioética en los cuatro ángulos del mundo, procurando y nutriendo el diálogo intercultural sobre estos argumentos. 5. Conclusión La Declaración Universal sobre Bioética y los Derechos Humanos la deberíamos ver, pues, no como fruto de la reflexión de pocos, sino como el resultado de un esfuerzo común, largo y sostenido, que ha visto la participación de todas las partes interesadas. Ella es también el primer instrumento normativo adoptado por los Estados Miembros y por tanto expresa un compromiso de los gobiernos en el campo de la bioética internacional. En algunos casos, los principios articulados en la Declaración Universal ya están expresados en las anteriores Declaraciones adoptadas por la UNESCO pero el alcance de estos principios ha sido ampliado con el objetivo de cubrir las ciencias médicas y de la vida en su conjunto. Otros principios articulados en la Declaración Universal son relativamente nuevos. Cubren una mayor área de interés, no sólo de los países industrializados sino también, particularmente de los países en vías de desarrollo, habida cuenta de las diferentes culturas, religiones y escuelas de pensamiento. Profesor HENK A.M.J. TEN HAVE Director de la División de Etica de la Ciencia y de la Tecnología UNESCO, París, Francia Nota Mayor información sobre la Declaración Universal y sobre el proceso referente a su elaboración, se pueden encontrar en Internet en la siguiente dirección: www.unesco.org /bioethics 65 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 CELESTINO MIGLIORE 13. Investigación genética y cooperación internacional Mientras me uno al coro de felicitaciones formuladas a los incansables organizadores de esta importante Conferencia, quisiera agradecer al Cardenal Javier Lozano Barragán por haberme invitado a intervenir. Es una invitación que me honra y me hacer recordar algunos momentos profesionales más intensos de mi servicio a la Santa Sede: el debate y la adopción de la Convención sobre la Biomedicina y los derechos Humanos del Consejo de Europa, que he seguido personalmente de 1992 a 1995 en Estrasburgo y la Resolución de la Asamblea general de la ONU sobre la clonación humana que ha sido adoptada el 3 de marzo pasado. Desde los primeros días de mi misión en la ONU he participado directamente en este debate que hemos llevado adelante con tenacia y pasión. En tres años de actividad en la ONU en Nueva York, nunca he visto un aula de reunión tan participada en número y alto nivel de las delegaciones, y diría también tan sufrida. Realmente se tenía la impresión y la satisfacción de asistir a uno de los debates del siglo. gar quisiera delimitar el objeto por examinar. El tema de la investigación genética sobre dos campos diferentes: la genética vegetal y animal y la genética humana. Se trata de dos campos diferentes, sobre los que incluso la normativa internacional se divide. La investigación genética vegetal y animal está regulada por la convención sobre la biodiversidad, que precisamente no se aplica a los genes humanos sino sólo a los de vegetales y animales. En cambio, la genética humana y sus relativos problemas de tutela de los derechos humanos son tratados esencialmente en la Declaración universal sobre el ge- 1. Examen del proceso de regulación de la cooperación internacional en la investigación genética noma humano y sobre los derechos del hombre y en la Declaración universal sobre bioética y los derechos humanos, de la UNESCO, además que en la Convención sobre la biomedicina y los derechos humanos, del Consejo de Europa y en el reciente Protocolo sobre la investigación biomédica anexo a dicha Convención. El contexto en el que se inserta mi intervención – esto es, una conferencia internacional sobre el genoma humano, no da lugar a dudas: trataré, pues, únicamente de la cooperación internacional referente a la investigación genética humana. Para poder delinear un cuadro general de los principios y de las disposiciones que dan sustancia y regulan la cooperación internacional en la investigación genética, es necesario hacer un examen, aunque sea sumario por obvios motivos, del proceso de regulación de la materia. Teniendo que ocuparnos aquí de “investigación genética y cooperación internacional”, en primer lu- En el ámbito internacional, a partir del Código de Nüremberg de 1947, hasta las Pautas éticas internacionales para la investigación y experimentación biomédica en seres humanos, elaborada en 1993 por el Consejo de Organizaciones Internacionales de Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han añadido varias recomendaciones, leyes e informes. Sin embargo, el papel leader lo detiene la UNESCO, con la Declaración universal sobre el genoma humano y los derechos humanos, adoptada en 19971. 2. Principios y disposiciones a. Ambito internacional: UNESCO Fundamentalmente, la Declaración de la UNESCO enuncia un cuadro de principios que tienden a realizar el equilibrio entre la garantía del respeto de los derechos fundamentales y la necesidad de asegurar la libertad de la investigación. Para nuestro tema encontramos una afirmación muy importante que en cierto sentido funda, motiva e incentiva la cooperación internacional en la investigación genética. En el Art. 1 se afirma: “El genoma humano es la base de la unidad fundamental de todos los miembros de la familia humana y del reconocimiento de su dignidad y diversidad intrínsecas. En sentido simbólico, el genoma humano es el patrimonio de la humanidad”. Aquí tenemos tres afirmaciones que merecen que las examinemos. Ante todo, la cooperación científica, cultural y jurídica en objeto, encuentra su fundamento en la unidad de todos los miembros 66 de la familia humana, expresada precisamente por el genoma. Afirmar que el genoma es la base también del reconocimiento de la dignidad y de la diversidad de los seres humanos, parece que quisiera decir que la persona encuentra el fundamento de su propia dignidad en el genoma. “En realidad – como leemos en una nota de la Secretaría de Estado de la Santa Sede del 24 de mayo de 1998 – es la dignidad del hombre y la unidad de la familia humana que confieren al genoma humano su valor y exigen que sea particularmente protegido”2. En este sentido, también la cooperación internacional es recubierta de este particular valor, tarea y servicio. El fundamento de la cooperación se refuerza también con la afirmación del genoma como patrimonio de la humanidad. La Nota explicativa a la Declaración manifiesta que esta fórmula quiere indicar la responsabilidad de toda la humanidad, excluyendo cualquier apropiación (n.20). Al respecto, considero útil hacer presente la adecuada observación que leemos en la citada Nota de la Secretaría de Estado: “Sin embargo la frase sigue siendo vaga y poco clara: sería mejor, evitando nociones como ‘patrimonio de la humanidad’, afirmar que ‘la humanidad entera tiene la responsabilidad particular de proteger el genoma humano’. Además, el genoma tiene dos dimensiones: una general, ya que es una característica de todos los que pertenecen a la especie humana, y otra individual, ya que es diferente para cada ser humano, que lo recibe de sus padres en el momento de la concepción: en este último sentido se habla comunmente de un ‘patrimonio genético’ del ser humano. Parece evidente que es a este ‘patrimonio’ que se debe aplicar una protección jurídica fundamental porque este ‘patrimonio’ pertenece concreta y singularmente a cada ser humano”. Entrando en lo particular, la Declaración sobre el genoma humano dedica tres artículos (17, 18, 19) a la solidaridad y a la cooperación internacional en la investigación genética. La solidaridad se debe ejercer en dos niveles: uno personal, esto es, permite que los individuos, las familias y grupos EL GENOMA HUMANO particularmente vulnerables o afectados por enfermedades de naturaleza genética se sirvan de sus derechos en plena libertad y con dignidad; y uno público que impone a los Estados el deber de favorecer el diagnóstico, la prevención y la terapia de las enfermedades genéticas, en particular de aquellas raras y endémicas que afligen a amplios sectores de la población mundial. El texto subraya también la cooperación científica y cultural en los campos del genoma humano, de la diversidad humana y de la investigación genética, precisando que el objetivo es valorar los riesgos y los beneficios de la investigación genética y de prevenir los eventuales abusos. También se dice que los beneficios de la investigación, madurados sobre todo en los países desarrollados, deben servir para promover el progreso económico y social de todos. Las posteriores Pautas para la implementación de la Declaración animan la cooperación Norte/Sur del mundo y prevén que el Comité Internacional de Bioética, con vencimientos periódicos, verifique y elimine los eventuales obstáculos. De particular importancia son los Informes del Comité Internacional de Bioética, también de la UNESCO. Cito solamente los que pueden tener mayor relación con nuestro tema3. El Informe sobre bioética e investigación genética sobre la población humana, redactado en 1995, mientras ofrece principios y orientaciones para una terapia genética específica, alerta e invoca medidas jurídicas para evitar el empleo improprio e inaceptable de la investigación genética con fines discriminatorios, comerciales o deterministas. El Informe sobre solidaridad y cooperación internacionales referentes al genoma humano entre países desarrollados y en vías de desarrollo, probablemente representa el texto más amplio y completo para nuestro tema. Dedica una sección completa a la solidaridad y a la cooperación internacional en el ámbito del genoma humano. En lo que concierne a la investigación genética, reconoce que ella presupone inversiones, tecnología y personal altamente especializado y anima a las organiza- ciones internacionales, a la Banca Mundial y a aquellas regionales, así como a los países desarrollados a crear mecanismos internacionales y fondos para sostener la investigación en los países que no se lo pueden permitir. Muy ilustrativa es la lista de los sistemas de cooperación bilateral, multilateral y regional que ya actúan en este sector. La conclusión hace notar un sabor amargo: “Los Estados han reconocido de inmediato las implicaciones de los nuevos progresos científicos, pero no se han mostrado igualmente preparados para emprender proyectos de solidaridad y de cooperación internacional, como lo propone la Declaración universal sobre el genoma humano y los derechos humanos”. El Informe sobre los datos genéticos humanos: estudio preliminar del Comité Internacional de Bioética sobre su recolección, proceso, almacenaje y empleo, del 2002, hacía notar que las nuevas condiciones en las que se desarrolla la investigación genética, y en parti- cular la creciente implicación del sector privado, el aumento de los datos genéticos humanos básicos, la naturaleza a veces controvertida sobre su empleo, la variedad de los parámetros adoptados por la investigación internacional, y la urgencia de proteger a las poblaciones vulnerables en la recolección de los datos genéticos, invocan un nuevo y adecuado instrumento internacional sobre la materia. La misma observación y recomendación la encontramos en el explícito Informe sobre la posibilidad de elaborar un instrumento universal sobre bioética, de 2003. Como consecuencia, se instituyó una Reunión intergubernamen- 67 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 tal de expertos para la revisión del texto de la Declaración universal de bioética y derechos humanos que en junio pasado realizó en París su segunda sesión de trabajo con la intención de concluir el texto y someterlo a la aprobación de la 33ª Conferencia general de la UNESCO. En lo que concierne a nuestro tema, es interesante partir del debate sobre el título del nuevo instrumento. La propuesta madurada dentro del CIB habría que titularlo Declaración sobre normas universales de bioética. La indecisión de fijar normas universales en una materia tan delicada y controvertida ha hecho optar por un título menos comprometedor y explícitamente anclado en los derechos del hombre: Declaración universal de bioética y derechos humanos. En el texto – adoptado por aclamación el 19 de octubre pasado4 – se da amplio realce a la cooperación internacional, de la que se ocupan al menos tres capítulos. Allí donde se habla de la comparticipación de los beneficios (art. 15), se declara que los beneficios que provienen de la investigación científica y de sus aplicaciones, generalmente “deberían” ser compartidos en la sociedad y en la comunidad internacional, en particular con los Países en Vías de Desarrollo. Se trata de una afirmación holista, pero con un bemol: en efecto, se usa el verbo “should” en condicional y no en futuro simple “shall” que, incluso en el lenguaje jurídico, reviste una valencia imperativa. Al respecto, si se leen comparativamente la Declaración del genoma humano y el proyecto de Declaración universal de bioética y derechos humanos, es de inmediato evidente que mientras la primera utiliza casi regularmente el verbo “shall”, la otra pone abundantemente en primer lugar el “should”. Al tratar de las prácticas transnacionales, en el Art. 21, siempre en condicional, se dice que las investigaciones transnacionales en materia de salud deberían tener en cuenta las necesidades del país donde se realizan y reconocer la importancia de contribuir a aliviar las cuestiones referentes a la salud, urgentes y de carácter global. Además, sugiere la participación equi- tativa en los útiles de la investigación para todas las partes que firman un contrato o un acuerdo. El artículo 24 está totalmente dedicado a la cooperación internacional, pero siempre en condicional: a. Los Estados deberían promover la diseminación internacional de la información científica y animar el libre flujo y comparticipación de los conocimientos científicos y tecnológicos. b. En el cuadro de la cooperación internacional, los Estados deberían promover la cooperación cultural y científica y llegar a acuerdos bilaterales y multilaterales que permitan que los países en vías de desarrollo sean capaces de participar en la creación y comparticipación del conocimiento científico y de los respectivos saberes y beneficios. c. Los Estados deberían respetar y promover la solidaridad intra e interestatal, y con los individuos, las familias, los grupos y las comunidades, reservando una particular deferencia a los que se han vuelto vulnerables por la enfermedad, por la discapacidad o por otras condiciones personales, sociales y ambientales o para los necesitados. Es evidente que esta Declaración refleja las recomendaciones del Comité Internacional de Bioética y representa un paso en adelante en la codificación de las normas referentes a la cooperación en la investigación genética. b. Ambito internacional: Asamblea general de la ONU En el campo internacional la iniciativa prosigue prevalecientemente en el ámbito de la UNESCO. De todos modos, hay que notar que la ONU HA ADOPTADO la Declaración universal del genoma humano, con una Resolución de la Asamblea General de 19985. Menciones a la cooperación internacional en materia más amplia, pero que incluye la investigación genética, las encontramos en la Resolución sobre la clonación humana, adoptada en marzo pasado6, en la que se invitan a los Estados miembros a incluir las cuestiones globales del SIDA, de la tuberculosis y de la malaria que interesan en particular a los países en vías de desarrollo, en los programas de fi- nanciación de la investigación médica y de las ciencias de la vida. c. Ambito regional: Consejo de Europa A nivel regional la piedra miliar sigue siendo por ahora la Convención sobre la Biomedicina y los Derechos Humanos del Consejo de Europa, adoptada el 19 de noviembre de 19967, con el Protocolo sobre la investigación biomédica anexo a dicha Convención, que se ha abierto a su firma el 25 de enero de 20058. La Convención delinea una amplia serie de principios fundamentales y de normas que constituyen la base de un derecho común europeo de la bioética médica, de la tutela de los derechos humanos y de las ciencias médicas. En el preámbulo se menciona a la cooperación internacional como una necesidad finalizada al goce de los beneficios de la biología y de la medicina de parte de toda la humanidad. En el articulado, se dedica un párrafo al debate público sobre cuestiones de biomedicina y sus respectivas aplicaciones que, aunque colocado dentro de los Estados Parte de la Convención, representa un aspecto importante también para la cooperación internacional. De considerable importancia son las soluciones adoptadas en el Protocolo que dedica un capítulo a la investigación conducida en Estados no Parte del instrumento jurídico. En el Informe explicativo9 se lee: “En este momento, gran número de proyectos de investigación son conducidos con base multinacional. Proyectos únicos pueden ser seguidos por grupos de investigadores de diferentes Estados. Además, organizaciones dotadas de estatuto internacional pueden elegir en qué Estado realizar un proyecto puesto en marcha y financiado por ellas. Esto plantea cierta preocupación, frente a la posibilidad de que las normas de protección aplicadas a los participantes varían sustancialmente de un país a otro. En particular, causa preocupación la eventualidad de que una investigación considerada dedididamente inaceptable en un Estado sea conducida en otro Estado que adopta criterios bastante fluidos”. 68 Por tanto, el Artículo 29 fija las condiciones a las se deben someter los promotores y los investigadores de un Estado Parte del Protocolo. En sustancia, ellos deben respetar las condiciones dictadas por el país receptor pero también los principios en los que se basan las disposiciones del Protocolo. Se habla de los principios impregnados y no de las disposiciones concretas, porque a menudo éstas, por la diversidad de la situación, son irrealizables. El Informe explicativo lleva el ejemplo de las instancias independientes de valoración científica y ética de un determinado programa. Aun si ellas no existiesen en el país acogedor, el cumplimiento de los principios establecidos en el protocolo exige que una valoración científicia y ética se realice de todos modos por una instancia habilitada e independiente. Esto vale para los principios del consentimiento informado, de la protección del incapaz, de la confidencialidad, de la proporción entre el riesgo y el beneficio. El mismo Protocolo establece también otra medida sobresaliente para la cooperación en general y aquella itnernacional. El Artículo 28 intima a los investigadores a so- EL GENOMA HUMANO meter al respectivo comité ético o instancia competente un informe o un sumario de la investigación y dar publicidad a los resultados de la investigación incluso cuando éstos fuesen negativos. La publicación de los resultados se debe considerar efectiva cuando es accesible a otros investigadores. De hecho, el objetivo del Artículo es evitar la inútil repetición de las investigaciones sobre personas y la supresión de los resultados, tanto positivos como negativos, con fines comerciales o que no sean científicos. S.E. Mons. CELESTINO MIGLIORE Nuncio Apostólico Notas 1 El documento se encuentra en http://portal.unesco.org/shs/en/ev.php-URL_ID=1881 &URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION= 201.html. 2 Cfr. http://www.paginecattoliche.it/modules.php?name=News&file=article&sid=694 3 Se citan a continuación los Informes publicados en el sitio Internet de la UNESCO: http://portal.unesco.org/shs/en/ev.php-RL_ID =2038&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html. Report of the IBC on the Possibility of Elaborating a Universal Instrument on Bioethics (2003), Rapporteurs: Giovanni Berlinguer and Leonardo De Castro; Report of the IBC on Pre-implantation Genetic Diagnosis and Germ-line Intervention (2003), Rapporteur: Hans Galjaard; Human Genetic Data: Preliminary Study by the IBC on its Collection, Processing, Storage and Use (2002), Rapporteurs: Sylvia Rumball and Alexander McCall Smith; Report of the IBC on Ethics, Intellectual Property and Genomics (2002), Rapporteur: Judge Michael Kirby; Report of the IBC on Solidarity and International Co-operation between Developed and Developing Countries concerning the Human Genome (2001), Rapporteur: Mehmet Öztürk; The Use of Embryonic Stem Cells in Therapeutic Research (2001), Rapporteurs: Alexander McCall Smith and Michel Revel; Report on Confidentiality and Genetic Data (2000); Report of the Working Group of the IBC: Ethical Considerations Regarding Access to Experimental Treatment and Experimentation on Human Subjects (1996), Rapporteurs: Harold Edgar and Ricardo Cruz-Coke; Food, Plant Biotechnology and Ethics (1995), Rapporteur: Darryl Macer; Bioethics and Human Population Genetics Research (1995), by Chee Heng Leng, Laila El-Hamamsy, John Fleming, Norio Fujiki, Genoveva Keyeux, Bartha Maria Knoppers and Darryl Macer; Genetic Counselling (1995), Rapporteur: Michel Revel; Ethics and Neurosciences (1995), Rapporteur: Mr JeanDidier Vincent; Report on Human Gene Therapy (1994), Rapporteurs: Mr Harold Edgar and Mr Thomas Tursz; Report on Genetic Screening and Testing (1994), Rapporteur: Mr David Shapiro. 4 Cfr. http://portal.unesco.org/shs/en/file_download.php/b0f1e8f1dc4a4e8990faff37 0608cac2declaration.pdf 5 A/RES/53/152, 9 de diciembre de 1998 6 A/RES/59/280, 23 de marzo de 2005. 7 Cfr. http://conventions.coe.int/Treaty/en/ Treaties/Html/164.htm 8 Cfr. http://conventions.coe.int/Treaty/EN/ Treaties/Html/195.htm 9 Cfr. Ibidem. 69 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 Segunda Sección Iluminación viernes 18 noviembre VINCENZO CAPPELLETTI 1. Recorrido histórico de la genética humana “Los nuevos progresos que de vez en cuando se verifican en la ciencia, generalmente tienen lugar por la invención de un nuevo método, por el descubrimiento de un hecho nuevo del cual derivan importantes consecuencias, o de la elaboración de un nuevo principio teórico que sugiere nuevas líneas de investigación [...]. El caso de la genética no corresponde a ninguna de estas tres posibles alternativas, ya que ella inició con el descubrimiento que había ocurrido treinticinco años antes. En efecto, podemos colocar el nacimiento de la genética en 1900 gracias al redescubrimiento del artículo de Mendel.” En 1932, esto escribía en el periódico “Science”1 Thomas Hunt Morgan, director del grupo de investigación sobre la Drosophila, el mosquito de la fruta, en la Columbia University de Nueva York y luego en el California Institute of Technology, y también promotor de la relación entre la citología y el mendelismo. El pensamiento citado presenta el defecto de la simplificación excesiva. ¿Por qué el redescubrimiento de Mendel no tuvo la misma suerte que el descubrimiento mendeliano? En verdad se trata de personalidades de renombre: el alemán Carl Correns (1864-1933), el austríaco Erich Tschermack (18711962) – ambos botánicos –, y el holandés Hugo de Vries (1848-1935), fisiólogo vegetal y en años posteriores el autor de una amplia obra sobre la “mutación”2. Pero cuando redescubren Mendel, los mencionados autores colocaron sus observaciones el amplio contexto que no había habido treinta años antes y las introdujeron en la “biología”: la teoría de la vida en general y del hombre en particular, según la incisiva definición de un término que se comenzó a usar al inicio del siglo, gracias al fisiopatólogo Rudolf Virchow3. La respuesta a la pregunta que hemos enunciado hay que buscarla, pues, en la relación entre el momento conceptual-problemático y aquel observatorio-experimental de la investigación científica. Cuando salieron en las “Verhandlungen”, de la Unión moravia de los naturalistas de Brünn, las dos memorias de Gregor Mendel (1822-1884) – la primera y la más conocida del 66 sobre Pisum sativum, la segunda sobre Hieracium del 69, con la enunciación del dominio, de la independencia y de la segregación de los caracteres – las ciencias de la vida vivían una estación intensa de ideas nuevas alrededor de la “teoría de la descendencia”, de la “teoría celular” y de la noción de “fisiopatología” como síntesis de normalidad y de enfermedad: un amplio arco temático tendido por la historia natural de la tradición a la realidad emergente de la biomedicina. En 1859, no apenas editada la obra darwiniana Origen de la especie, se agotó en una jornada, y mientras vivirá Charles Darwin se efectuarán seis ediciones más4: la última en el 72, con modificaciones y añadiduras significativas. En el capítulo final Darwin observa que la embriología nos revelará la estructura en parte ofuscada de los prototipos de cada grande clase. Y concluye indicando el aspecto grandioso de una concepción de la vida, con sus diferentes fuerzas originalmente sopladas “breathed”, por el Creador en pocas formas. Pero en el 68 tenemos la obra de Darwin que podríamos considerar como la más importante para el adelanto de la teoría general de los vivientes: La variación de los animales y de las plantas en régimen de adomesticación5. Los órdenes y las estructuras de los organismos cambian debido a una propiedad o a una fuerza intrínseca y de conformidad con específicas leyes cuando la variación concierne varios órganos o funciones, esto es, cuando sea “correlacionada”. Jean Baptiste Lamarck, en la Filosofía zoológica de 1806, había afirmado que el ambiente provoca modificaciones en los organismos transmisibles a la descendencia, actuando sobre el “sentimiento interior” donde exista un “órgano del sentimiento”, o simplemente intensificando su uso. El alargamiento del cuello de la jirafa obligada a comer las hojas de los árboles en ambientes donde no crecen hierbas, es el caso que Lamarck, naturalista agudo, sumo malacólogo, había citado como prueba a favor de sus tesis transformistas. En el individuo que se transforma está la especie y en la especie la naturaleza de la que han tomado su origen todos los cuerpos organizados “con la ayuda de un tiempo suficiente”. Por tanto, tenemos una doble serie de transformaciones: creativas aquellas naturales y adaptativas aquellas individuales y específicas. Con Lamarck se abre una nueva perspectiva para las ciencias de la vida, en torno al problema de la 70 “transformación”, “descendencia”, “evolución”: caracterizada por el propósito de poner en el archivo a Linneo y sustituir su clasificación de animales y plantas con una historia de la naturaleza que fuese realmente tal, fundada en nacimiento, muerte y duración, en aumentos sustanciales y aumentos estructurales. La geología uniformista de Charles Lyell (1797-1875), y las once ediciones de Principios, entre 1830 y 75,6 habían proporcionado al paradigma transformista un ingrediente no único y ni siquiera suficiente, pero sin duda indispensable, el tiempo: los miles de años se habían convertido en millones. No obstante las vigorosas y rigurosas oposiciones, sobre todo en nombre de diversidades estructurales originales en uno y en otro reino de la naturaleza viviente; sustituido el darwi- niano Origen de la especie a la Filosofía zoológica lamarckiana; logrado un nuevo prestigioso adepto en el “profeta de Jena”, Ernst H. Haeckel (1834-1919); el transformismo celebraba precisamente en los años de las memorias mendialianas, – los Sesenta del Ochocientos –, su hora meridiana saboreando un triunfo que se consideraba como irreversible. A Haeckel, que en 1868 publica una Historia de la creación natural traducida en once lenguas, hay que reconocer el mérito de haber declarado abiertamente la implicación última del transformismo: la capacidad de obtener el ser del no-ser, capacidad de crear, quitándola al Dios de Linneo, como lo declara explícitamente Haeckel, y atribuyéndola a la realidad espacio-temporal, al mundo. Darwin no lo sigue – o para decir mejor, no lo había precedido – en este camino: no cree que muchos aspectos y momentos de la naturale- EL GENOMA HUMANO za se pueden reconducir a un designio trascendente, pero “este maravilloso universo y en particular la naturaleza del hombre” es árduo concebirlo como el resultado de una fuerza bruta, lo escribía el 22 de mayo de 1860 al botánico americano Asa Gray. Por otro lado, Herbert Spencer (1820-1903), mientras confiere al término “evolution”, evolución, un significado opuesto a aquel original, preformista, de pasaje de lo no desarrollado a lo desarrolado y por tanto de lo pequeño a lo grande, en los Pincipios de biología del 647 se cautela remitiendo todo a la Inconocible causa oculta de la realidad. Asistían a un intercambio de gigantes los años en los que el monje agustino Gregor Mendel (18221884), de cuarenta años, ex estudiante de ciencias naturales en Viena, que no llegó a obtener el doctorado, con fuerte inclinación por la física y por el formalismo lógico, con horas libres de la jornada que dedicaba al huerto del monasterio, publicaba las memorias citadas. Los resultados son sobresalientes, hasta el punto que configuran la herencia como un proceso discontinuo, en oposición a lo que suponían Darwin y el biométrico Francis Galton (1822-1911), máxima autoridad en los aspectos cuantitativo-estadísticos de la biología. Mendel afirmaba que los híbridos son portadores de determinantes hereditarios dobles para un determinado carácter, que se segregan en la segunda generación y pueden recombinarse según las diferentes posibilidades. Parejas de caracteres diferentes se comportan de manera autónoma en la hibridación. Aquellos mendelianos eran protocolos importantes, planteados con ejemplar claridad, pero sin contexto alguno: mayormente necesario este último, en un momento de intensa problematicidad de la ciencia. Hay una mención a Darwin en el texto de la primera memoria de Mendel, pero nada más. Mendel, estuvo en contacto con un insigne botánico, Carl Wilhelm Nägeli (18171891), interesado en la distinción de partes y funciones diferentes del plasma celular, partiendo del presupuesto mecánico, antes bien, mecanicista, que caía en una crisis irreversible precisamente cuando en 1884 salía de Nägeli la Teoría mecánico-fisiológica de la filiación8. El término que el autor emplea ya no es “Descendenz”, sino “Abstam- mung”, que parecería indicar el constituirse de un paradigma diferente de la teoría de la evolución. In nuce es la teoría de la herencia que al final del siglo será capaz de redescubrir el descubrimiento mendeliano. Mientras tanto, se trataba de continuar la construcción del contexto conceptual, y para este fin era preciso retomar la confrontación dialéctica entre las grandes perspectivas sobre el “mundo de la vida”, para usar una luminosa expresión acuñada por el fenomenólogo Edmond Husserl en su obra Crisis de las ciencias europeas9. En primer lugar, encontramos la “teoría celular” ligada al nombre de Rudolf Virchow (1821-1902), y al prestigio obtenido por él con la síntesis de fisiología y patología en la biología entendida como “doctrina de la vida en general y del hombre en particular”. La virchowiana Patología celular había sido publicada en el 185910, pero en los años sesenta fue propuesta como programa de investigación, para entrar en el árduo territorio de las neoplasias. Si toda la vida es celular, “Deszendenz” y “Abstammung” –, la evolución y la filiación no podían dejar de introducir la célula como fundamento y referencia en el edificio ontogenético y filogenético. Hemos mencionado Nägeli como interlocutor de Mendel: a él pertenece la distinción entre “trofoplasma” nutritivo el “idioplasma” portador de los caracteres específicos. Pero la citada Teoría de la filiación es del 1884, año posterior a la memoria de August Weismann (1834-1914) Sobre la hereditariedad11: no sólo la partida de nacimiento del paradigma científico que se llamará genética, sino punto de vuelco racional de toda la biología, incluida la teoría celular. Al principio médico, pero a partir de 1867 profesor de zoología en Friburgo, ferviente darwiniano, Weismann advierte puntualmente la antitesis entre lamarckismo y darwinismo, y la supera planteando el problema en términos celulares. La célula, afirmaba tajantemente Weismann, no contiene alguna estructura que se demuestre sea hecha para incorporar los caracteres adquiridos y transmitirlos a la descendencia. De este modo se superaba una lectura simplificada de la vida y de los vivientes, una concesión al buen sentido que había seducido a la mayoría de los naturalistas, sin excluir al Au- 71 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 tor del Origen de la especie, al que el mismo Weismann se había inclinado antes de la citada memoria. Utilizando la “variación” entendida en el sentido darwiniano, Weismann llegó en cambio a asestar la autonomía y la continuidad del plasma germinal en el curso de las generaciones sucesivas. De este modo nacía una de las perspectivas más amplias, rigurosas y contrainstitutivas – para emplear un término de la lógica actual – en la historia de la ciencia biológica. Mientras una memoria posterior de 1892: Sobre el plasma germinativo: una teoría de la hereditariedad12, marca el acta de nacimiento de un paradigma cognoscitivo que en el 1906, por propuesta del zoólogo William Bateson (1861-1929), profesor en Cambridge, se habría llamado “genética”. Mientras tanto Mendel había estado redescubierto en 1900, por los tres botánicos ya mencionados: Bateson, sobre los pollos y Lucien Cuénot (1856-1951) de la universidad de Nancy, sobre los ratones, extendieron el mendelismo al reino animal. La botánica reintervino con las investigaciones, clásicamente rigurosas, del fisiólogo vegetal de Copenhagen, Wilhelm Ludvig Johannsen (1857-1927) sobre la variabilidad de los frejoles: las diferencias de la dimensión y del peso que derivan de causas ambientales pero que no se heredan. Era una nueva confutación experimental del lamarckismo, coherente con el planteamiento weismanniano y con el contexto de la experimentación mendeliana. Los protocolos de Mendel habían entrado en una compleja y compacta construcción teórica, que los hacía importantes y habían facilitado el redescubrimiento. La convergencia de teoría de la evolución y la teoría celular había constituido el presupuesto, no terminado en la fecundidad cognoscitiva de ambos momentos. En esta parte del siglo vemos al botánico Edouard Strasburger (1844-1912) de Bonn y el anatómico Walter Flemming (1843-1905) de Praga y Kiel que se ocupan nuevamente de la reproducción de las células, ya estudiada y descrita por Virchow – es suyo el principio citogenético fundamental: “Omnis cellula e cellula” –, describiendo la división del núcleo o “cariocinesis”, la presencia de los “cromosomas” en la sustancia nuclear, su fisión y migración en las células neoforma- das. Edouard van Beneden (18461910), profesor en Leida y en Lieja, observa y describe en las células germinales la “meiosis”, por lo que el número de los cromosomas se reduce a la mitad para reconstituirse con el allanamiento de los cromosomas homólogos en la fecundación. En ella, como fue descubierto en el 1875 por Oskar Hertwig (18491922) de la universidad de Berlín en el huevo del erizo de mar, los gametos masculino y femenino se funden en un único núcleo. Los conocimientos de observación y la elaboración teórica han proseguido su curso más allá del axioma citado de Virchow: en la citología se constituye la “cariología”, un paradigma específico de conocimientos sobre el núcleo celular, sus funciones y sus comportamientos. No solamente, llegados a este punto se podía redescubrir a Mendel sino también era posible colocar y estructurar la “hibridación” analizada y formalizada por él con admirable claridad. Alemana en su origen y en su desarrollo hasta las postrimerías del siglo, con una imprevista desviación la citología pasa el Atlántico llevando consigo no sólo los últimos resultados de la observación sobre la división celular, sobre el núcleo y los cromosomas, sino también el nexo problemático con la embriología a través de las posiciones contrastantes con respecto al desarrollo del huevo fecundado de la rana: la preformación “en mosaico” de Wilhelm Roux (1850-1924) y su regulación inherente al “sistema armónico equipotencial” de Oskar Hertwig (18491922) y Hans Driesch (1867-1941). Otra fuente rica de desarrollos conceptuales, acogida en varios modos en América, estaba representada por la elaboración teórica de Weismann, que había recaído en sus transtornos oculares que le impedían aplicarse a la ciencia microscopica. Los cromosomas de los gametos deben sufrir una “división reductiva” para conservar el número propio de la especie después de haberse recombinado en la fecundación. A esta hipótesis genial, confirmada por el descubrimiento ya citado de la “meiosis”, se había acompañado otra del mismo Weismann, sobre “determinantes” colocados en el plasma cromosómico y activos en los caracteres morfofuncionales del organismo: un paso hacia la investigación y el reconocimiento de los “genes” – el término será propuesto por Johannsen en los Elementos de una exacta doctrina de la hereditariedad, editado en 1909 y publicado repetidas veces13. La interacción entre célula y hereditariedad se repropondrá tal y cual en la Columbia University de Nueva York, después de la mencionada migración o, quizás más exactamente, propagación de la investigación citológica. El citólogo de la universidad americana es Edmund B. Wilson (1856-1939): después de una larga elaboración, en 1896 se publica su volumen La célula en el desarrollo y en la herencia, que se vuelve a publicar en 1900 y en el 1925, y será tomado también en Europa como nuevo texto de referencia14. La masa cromatínica de significado desconocido, identificada por estudiosos anteriores y por tanto identificada por la letra X, es identificada por Wilson con los cromosomas sexuales o “heterocromosomas”, diferentes en el hombre y en la mujer. El paso posterior no podía dejar de ser la colocación de los genes en los cromosomas, o por lo menos una tentativa en ese sentido. Basándose en el demostrado informe sobre cromosomas y sexualidad, Wilson estimula las investigaciones del zoólogo Thomas H. Morgan (1866-1946), al comienzo contrario al mendelismo y a la teoría cromosómica, sospechados de preformismo por un investigador que miraba con simpatía a las posiciones epigenistas del embiólogo Driesch. Como material de experimentación, los ratones y las palomas son sustituidos por el mosquito de la fruta, la Drosophila melanogaster, con un breve ciclo de vida y un espacio mínimo de cultivo. En el nuevo material de experimento aflora una relación fija entre determinados caracteres y cromosomas sexuales: en la variante de la Drosophila macho de ojos blancos en vez de rojos, se muestra la existencia de un “linkage” entre determinante del sexo y determinante del color ocular. Al manifestarse de otras variantes análogas, corresponde la intensificación de las investigaciones planteadas y ejecutadas por Morgan con sus alumnos Alfred H. Sturtevant (1891-1970), Calvin B. Bridges (1889-1938) y Hermann Joseph Muller (1890-1967): el llamado grupo de la Drosophila. El mendelismo cromosómico triunfa con respecto a los esquemas alternativos, 72 propuestos por Bateson, convencido mendeliano pero con importantes adaptaciones en materia de herencia parcial, poligénica, cuantitativa. Lo que es llamada expresión génica, se eleva como problema central de un paradigma que ya tiene un nombre y una larga autonomía experimental y teórica. En 1915 sale a la luz un amplio volumen de Morgan y de los citados Colaboradores: El mecanismo de la herencia mendeliana,15 seguido en 1926 por La teoría del gen16 y luego el premio Nobel en 1933: hechos que, más allá del éxito personal, marcan una duración bastante amplia de la que ha nacido un proyecto cognoscitivo fundamental en la ciencia de la naturaleza. Con la localización de los genes, el grupo de Morgan en la Columbia había obtenido la conexión entre la teoría de los procesos hereditarios y el paradigma celular. Pero era preciso buscar otra correlación necesaria, con el paradigma evolutivo. En 1890 Morgan había estado en la Estación Zoológica de Nápoles, donde había encontrado a Driesch y había preparado un programa de investigaciones sobre la embriología de los ctenóforos y de otros grupos: estaban presentes los problemas de la filogénesis, incluida la condición restrictiva puesta por Weismann con el postulado de la continuidad idioplasmática. En 1928, llamado por el California Institute of Technology, Morgan dejaba New York para dirigirse a Pasadena, pero el año anterior uno de sus alumnos, Hermann J. Muller (1890-1967), con un artículo aparecido en el periódico “Science” había hecho conocer el descubrimiento que los rayos X aumentaban la frecuencia de las mutaciones17. Ya el botánico de Vries, uno de los descubridores de las memorias mendelianas de 1866 y 1869, ya había identificado mutaciones de la dotación hereditaria: en una planta de proveniencia americana, la Oenothera lamarckiana, de los jardines botánicos que se propagaron en el ambiente, él encontró individuos que presentaban una variabilidad acentuada en la dimensión, en los caracteres de las hojas, en la coloración y consideró cada una de estas variaciones constantes como una “mutación”. Es el término que de Vries eligió como título para la obra citada en dos volúmenes: La teoría de la mutación, que habría tenido que representar el complemento ne- EL GENOMA HUMANO cesario al darwiniano Origen de la especie. La opinión corriente era que las especies se transformasen lentamente en otras diferentes. El mutacionismo sostenía, en cambio, que especies y variedades nuevas derivan de formas preexistentes por saltos, bruscamente. En cambio, Darwin había sido gradualista, había registrado también la existencia de variaciones drásticas, designadas como “sports”: jocosamente el amigo Thomas H. Huxley le reprochaba de haber abrazado una dificultad no necesaria aceptando la idea de que “Natura non facit saltum”. Los resultados experimentales de Muller hacían posible un retorno a la variación parcelar del paquete génico, pero la distancia conceptual entre micro y macroevolución tenía que ser colmada de otro modo: lo será recurriendo a la “selección” conjunta con la reproducción sexual, considerada como instrumento de recombinación. Una vez más, los biólogos tenían que recorrer el camino teórico de Weismann, que había dedicado a la sexualidad en función selectiva una adecuada memoria del 1886, tres años después del trabajo sobre la continuidad del plasma germinal18. Al final de los años treinta la genética se convierte en puente entre los dos paradigmas biológicos dominantes, celularismo y “evolución”, prevaleciente esta última sobre “descendencia” por la sustitución del alemán por el inglés y francés como lenguas científicas dominantes. Las obras que resumen los resultados y problemas son: La genética y el origen de las especies19 de Theodosius Dobzhansky (19001975) – editado en el 1937, en el 1941 y en el 1951, y luego en 1957 – y Evolución. La síntesis moderna de Julian Sorell Huxley (1887-1975), editado en el 1942 y vuelto a editar en el 196320. Mutaciones y reproducción sexual pueden generar una ilimitada variedad de genotipos, pero no se justifica el llamado al caso. Cada mutación tiene una probabilidad determinada, se verifica prescindiendo de la utilidad, y los cambios mendelianos de las poblaciones “por nada son resultados automáticos de lances afortunados de los dados genéticos, o incluso de los requerimientos ambientales... el proceso evolutivo se puede describir como creativo”. Dobzhansky ha recorrido hacia atrás el itinerario aca- démico de Morgan, desde Caltech a la Columbia, asegurando a la prestigiosa universidad americana el mérito de posteriores programas de investigación que habrían encontrado allí los medios y la sede. El paso citado es uno de los pocos donde aflora la predicción de la crisis que abrazará el gen, la genética, la evolución y la selección. En la conferencia para el premio Nobel del 1933, también Morgan observa que no hay consentimiento entre los genetistas, si los genes tuviesen que considerarse reales o convencionales. En el biólogo Huxley, en cambio, encontramos la confianza en la síntesis multidisciplinaria en torno a la genética, con la emergencia del concepto de “población” y con la contribución de dos disciplinas nuevas: la ecología y la estadística. Permaneciendo dentro de estos límites, se acentúan ciertamente los nuevos desarrollos, pero al costo elevado de perder la sustancia del problema, planteado por la herencia biológica. En la estructura del genoma, el gen es una entidad espacial. Sin embargo, el gen no está solo, en el patrimonio génico humano se contarán decenas de millares, y la idea aflorada aquí y allá, al comienzo del siglo XX, de relacionar uno a uno genes y cromosomas, terminará apareciendo como una ingenuidad que hace sonreir. Cada uno de los veintiseis cromosomas del Homo sapiens sapiens se revelará como portador de centenares de unidades génicas. ¿Qué los unifica en la matriz del organismo, también porque anticipando el futuro, órganos individuales y funciones mostrarán que dependen de centros de control génico situados en cromosomas diferentes? La “nueva síntesis”, a la que Huxley intitulava el volumen arriba citado, definía una relación inédita entre paradigmas disciplinarios para explicar el controvertido problema de la evolución, pero dejaba de lado el punto de partida, limitándose a tomar acto que la competencia sobre la entidad génica ya había pasado a la química macromolecular, con la cancelación de una vieja terminología, donde estaban radicados términos como protoplasma, trofoplasma, idioplasma y otros, considerados también por los Autores más conscientes como denotaciones provisionales. Entre los Autores citados, a quienes corresponde el mérito de haber 73 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 marcado un recorrido de cincuenta años de la genética, desde Hertwig y von Beneden a través de Mendel y Morgan hasta los poblacionistas neodarwinianos – Ronald-A. Fischer (1870-1962) de Londres, Sewall Wright (1889-1988) de Chigago y John B.S. Haldane (18921964) de Londres –, será Dobzhansky que intuirá la necesidad de lograr un adelanto y una renovación sustancial de los conocimientos. Mientras tanto, Europa retoma la iniciativa junto con Estados Unidos con el John Innes Institute de Cambridge, el Kaiser Wilhelm Institut de Berlín y el Institut de Biologie physicochimique de París. Aún cuando vivía Morgan, se difunde una insatisfacción por la genética formal que se le atribuye, y se busca en la química lo que la morfología no logra dar. Se abre un espacio a través de los microbiólogos del Rockfeller Institute de Nueva York, donde el grupo de trabajo de Oswald T. Avery (1877-1955), con Colin M. MacLeod y Maclyn McCarty, trabajaba sobre el pneumococo y venía adquiriendo la prueba que la virulencia bactérica se puede transmitir de una cepa a otra y volverse hereditaria con un “principio transformador” representado por el ácido desoxribonucléico – ADN. Avery lo referirá en el “Journal of exeperimental medicine”, en 194421. Mientras tomará acto de la nueva genética, post-morganiana, en la tercera edición de su obra Dobzhansky anotaba que el poder de transformación de la nueva sustancia se conservaba hasta en diluiciones extremas. En vía paralela pero autónoma de las investigaciones sobre el pneumococo, se habían desarrollado aquellas en los virus bactéricos por el “grupo del fago”, que se constituyó en el Caltech de Pasadena en torno a Max Delbrück (1906-1981), con la participación de Salvador Luria y Alfred Herschey. Delbrück demostró que las partículas ultramicroscópicas, constitutivas de los fagos, se reproducen en gran número dentro de tiempos breves. Luria introdujo en el grupo a su alumno James Watson, uno de los futuros descubridores en 1953 de la “doble hélice”. En síntesis, los años cuarenta del siglo XX hicieron entrar la química en el paradigma de los procesos hereditarios, identificando la naturaleza, pero todavía no la estructura, de las sustancias implicadas en ellos y, después de decenios, reanudando una relación entre contemporáneos que se habían ignorado: el botánico Mendel y el patólogo Johann F. Miescher (1811-1887) de Basilea, descubridor de la sustancia ácida que está contenida en los núcleos celulares. En el trabajo citado de Avery, el ADN de la célula bactérica era definido como “funcionalmente activo”: quedaba por precisar su función con respecto al gen. George Baedle y Edward Tatum, entre el 1943 y el 1945, habían formulado la hipótesis que el principio génico tuviese una naturaleza enzimática. Pero el ADN tenía que ser identificado con el gen, y en este caso volver a la hipótesis enzimática, compartida por muchos investigadores, o ¿era en cambio un agente mutágeno que tenía en el material génico su terreno de elección? Sobre esta interrogante intervenían los experimentos de Delbrück sobre los fagos, paralelos a la experimentación que Avery dirigía al pneumococo: la elevada velocidad de conversión de una cepa en otra excluía la referencia a un proceso de mutación casual con su selección posterior. Para la decodificación ante todo estructural de los ácidos nucléicos, Erwin Chargaff (1905-2002) y su grupo de trabajo en la Columbia University tienen el mérito de un aporte fundamental: sobre el ADN se había creado “una enorme reviviscencia de intereses”. Se describen dos clases de ácidos nucléicos – ADN y ARN – y se identifican sus constituyentes: purinas, pirimidinas, pentosio y ácido inorgánico. En dos ácidos nucléicos típicos, el ADN de esperma de salmón y el ARN de levadura, varían solamente una de las pirimidinas, representadas respectivamente por la timida y por el uracil, y el azúcar donde al 2 – Deoxy – D ribosa del ADN se sustituye D – ribosa del ARN. Seguidamente, Chargaff se habría referido a la experimentación sobre la vida con palabras de ejemplar conciencia: “Sin embargo, permanece siempre el hecho que hemos destruido un andamio increíblemente refinado; que hemos interferido con un orden cuyo grado es insondable; que, con el mismo hecho de separar los componentes celulares, hemos destruido su conexión entelequial”22 Caída la hipótesis simplemente estructural del “tetranucleótidas”, por lo que purinas y pirimidinas del ADN se habrían repetido x veces en la forma (AGCT), el ácido desoxiribonucléico habría asumido el papel de agente en una comunicación no verbal o en la “información biológica”. Pero en los años cuarenta, entrados en el paradigma de la química macromolecular, lograba una importancia específica la configuración estérica del compuesto. El 25 de abril de 1953 presentaba en “Nature” una breve memoria sobre la Estructura molecular de los ácidos nucléicos de James D. Watson (1928- ) y Francis Crick (1916-2004), con el esquema de la doble hélice, “sugería de inmediato un posible mecanismo de copiado para el material genético”, observaban los autores23. Regresando a la expresión de Morgan, ¿se podía considerar que había llegado a su cumplimiento la “teoría del gen”? ¿Se tenía o no que suponer la existencia de una teoría de la vida detrás de aquella del gen? Entre los biólogos se delinea una orientación contradictoria. Por debajo de la doble hélice existe un amplio margen de situaciones reales que es preciso lograr y definir. Pero en el imaginario colectivo, el ADN se identifica ya con la vida, y la genética es el nombre nuevo y actualizado de la biología. Sobre todo comienza a hacerse uso de una terminología, extraña en el reciente pasado al vocabulario biológico, y deducida de un paradigma en fase de rápida subida a una autoridad indiscutible: la teoría de la información. La información no es materia y no es espacio; en cambio, puede ser identificada con el confín entre los dos máximos conceptos de la filosofía y de la ciencia: aquellos de “naturaleza” y de “ser”. Si en el gen tenemos el resumen informacional de la vida, se justifica la transición terminoló- 74 gica de “genética” a “genómica”, junto con la acentuada identificación de dos paradigmas, genómico y biológico. Los progresos de la genómica en el entendimiento de la síntesis protéica, durante el trentenio sucesivo a Watson y Crick, o mejor, durante los cuarenta años posteriores a Avery, han dado forma y sustancia a desarrollos de imprevista extensión. Como transmisor del mensaje estereoquímico del ADN a las proteínas, el RNA ha logrado una importancia autónoma de replicador original, así como de transmisor originario del mensaje genómico, en la historia de la naturaleza viviente. El catografiar a fines del siglo XX del genoma humano ha ocultado este hecho escondido, capaz de hablar sobre todo a las mentes, a las conciencias, a las personas que sienten que cobijan en sí mismas el secreto original del mundo. Dicho secreto se esconde no en el gen, sino en la vida, que recientemente ha parecido recuperar una prioridad ontológica y lógica. El retorno a la prioridad de vida-viviente sobre el gen-genoma se refleja también en el pasado, revalorando el significado del paradigma celular y de la exigencia de definitoria implícita en él con respecto a la evolución en cuanto matriz del evolucionismo. Se resquebrajan una después de otra posiciones teóricas que se refieren a gen-genética-genómica. Según el genetista William Gelbart, “quizás hemos llegado al punto en que el empleo del término ‘gen’ […] podría dificultar nuestro conocimiento”24: diferentemente de los cromosomas, los genes son conceptos más que objetos materiales. Patologías ligadas a un solo genmorbo de Tay Sachs, corea de Huntington, fibrosis quística, talasemia, fenilquetonuria – difieren de otras, y son la mayoría, donde están implicados varios genes – enfermedades cardiovasculares, ictus, diabetes. El genetista molecular de Oxford, David J. Weatherall, ha puesto perspicazmente en luz la imposibilidad de prescindir de los diferentes mecanismos de regulación, dentro de los cuales un mismo gen puede ser transferido. El Proyecto genoma humano, observa Evelyn Fox Keller, histórico de la ciencia del MIT en Boston, ha desilusionado a quienes esperaban que el conocimiento de las secuencias habría sido suficiente para entender el organismo: pero ha EL GENOMA HUMANO sido precioso porque ha trazado una vía más realista hacia el entendimiento de la funcionalidad orgánica25. La crisis del modelo un gen – un enzima tiene, además, un origen reciente, y se remonta a la distinción de los genes en “estructurales” y “reguladores”: los segundos activan y regulan a los primeros, responsables de la transcripción en proteínas26. Nacía el modelo de “operón”, en el que están presentes todos los factores que, coordinados por un gen regulador, concurren en la síntesis protéica: pero se trata de elementos a menudo lejanos de las secuencias codificadoras. La estabilidad de la estructura del gen resulta no el punto de partida, sino el producto final de un proceso hipercomplejo, que requiere la participación de un gran número de enzimas organizados en redes metabólicas. Mientras la replicación del DNA implica la intervención de muchas proteínas diferentes, con un proceso de altísima complejidad y estupefaciente precisión. El fruto entelequial de la vida y del viviente que, como hemos visto son citados por Chargaff, parecen resurgir con una fundamental e innegable evidencia durante el “sueño del genoma humano”, para decirlo con el genetista de la Harvard University Richard C. Lewontin27, pero sin su aparente sarcasmo. No hay que olvidar ese sueño, como generalmente ocurre en la experiencia onírica, sino debe ser entregado a una lúcida reflexión que lo reexamine y lo coloque concretamente en una diferente fisolofía de la naturaleza. Prof. VINCENZO CAPPELLETTI Presidente de la Sociedad Italiana de Historia de la Ciencia Notas 1 MORGAN T.H., The rise of genetics, en «Science», 76, 1932, p. 261. 2 DE VRIES H., Die Mutationstheorie. Versuche und Beobachtungen über die Entstehung der Arten im Pfanzenreich, Leipzig 1901. 3 VIRCHOW R., Die Cellularpathologie, Berlin, 1858. 4 DARWIN CH., On the origin of species by means of natural selection, 1859 (18602, 18613, 18664, 18695, 18726). 5 DARWIN CH., The variation of animals and plants under domestication, 2 voll., London, 1868. 6 LYELL CH., Principles of geology, 3 voll. London, 1830-’33. 7 SPENCER H., The principles of biology, 2 voll. London, 1864. 8 NAGELI K.W., Mechanisch-physiologische Theorie der Abstammungslehre, München, 1884. 9 HUSSERL E., Die Krisis der europäischen Wissenschaften, en Husserliana, VI, Dordrecht-Boston-London, 1954. 10 VIRCHOW R., Die Cellularpathologie in ihrer Begründung auf physiologische und pathologische Gewebelehre, Berlin, 1859 11 WEISMANN, A., Über die Vererbung, Jena, 1883. 12 WEISMANN A., Das Keimplasma: eine Theorie der Vererbung. 13 JOHANNSEN W.L., Elemente der exacten Erblichkeitslehre, Jena, 1909. 14 WILSON E.B., The cell in development and heredity, New York, 1896. 15 MORGAN TH.H. ET AL., The mechanism of mendelian heredity, New York 1915. 16 MORGAN TH. H., The theory of the gene, New York, 1926. 17 MULLER H. J., Artificial transmutation of the gene, en «Science», 46, 1927, pp. 84-87. 18 WEISMANN A., Die Bedeutung der sexuellen Fortpfanzung für die Selektionstheorie, Jena, 1886. 19 DOBZHANZKY TH., Genetics and the origin of species, New York, 1937. 20 HUXLEY J.S., Evolution. The modern synthesis, London, 1942. 21 AVERY O.T. ET AL., Studies on the chemical nature of the substance inducing transformation of pneumococcal types, en Journal of experimental medicine, 74, 1944, pp. 137-157. 22 CHARGAFF E., Acidi nucleici, en Enciclopedia del Novecento, 1975, I, p. 2. 23 WATSON J.D., CRICK F.H.C., Molecular structure of nucleic acids, en Nature, 171, 1953, pp. 737-738. 24 GELBART W., Data bases in genomic research, en Science, 1998, 282, p. 660: citado en E. FOX KELLER, The century of the gene, Cambridge-Mass, 2000, p. 53 tr. it. 25 Op. cit., tr. it. p. 55. 26 MONOD J., JACOB F., Teleonomic mechanisms in cellular metabolism, growth and differentiation, en Cold Spring Harbor Symposium on quantitative biology, 26, 1961, pp. 389-401. 27 LEWONTIN R.C., Il sogno del genoma umano e altre illusioni della scienza, Bari, 2002. 75 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 DARÍO CASTRILLÓN HOYOS 2. La genética humana a la luz de la Palabra de Dios Me toca iluminar el tema de la genética humana desde la palabra de Dios, pero, releyendo una y otra vez la Sagrada Escritura, parece que a primera vista no se encuentra nada de genética, es decir, de la ciencia biológica que estudia los fenómenos de la herencia y la variación en las especies animales1. Es cierto, en la palabra de Dios no hay una intención científica. Las verdades que contiene no son proposiciones científicas en el sentido estricto de la palabra, es decir, no son enunciados empírico teóricos, aunque sí contiene verdades teológicas y la teología es, en sí, una ciencia. La palabra de Dios nos transmite verdades reveladas para nuestra salvación. “Los Libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para nuestra salvación”2. Precisamente por esto, en la Sagrada Escritura encontramos el misterio de Dios y su designio amoroso sobre la creación, y esta riqueza teológica ilumina y explica los fundamentos de la genética. Por otro lado, el genoma y la genética son también, a su modo, un modo de revelarse de Dios, pues llevan en sí un mensaje maravilloso y fascinante que Dios ha “escrito” para el hombre en la creación. El mensaje de amor de Dios que se encuentra en el Génesis y el mensaje de amor de Dios que descubrimos en la genética provienen del mismo Dios. Por eso, el primer libro de la Escritura nos ofrece unas maravillosas lecciones de teología que sirven para ilustrar y enriquecer la ciencia de los genetistas, así como la genética nos muestra la huella de Dios en la creación para completar la labor de los teólogos. Las conexiones son múltiples y en esta conferencia he querido escoger sólo algunas lecciones fundamentales en las que el Génesis ilumina a la genética y la genética explica el Génesis. 1. La primera lección es que Adán, el hijo de la Tierra – eso significa su nombre en hebreo –, sólo llega a ser hombre por la acción de Dios: “Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente”3. Dios es causa del hombre, su Suprema Causa. Todo ser humano tiene como origen una causa humana y una causa divina. La información genética, por sí sola, no puede ser causa del ser humano si aceptamos que el ser humano es un ser espiritual, dotado de razón y de voluntad libre. El alma espiritual no está en la genética, sino que es creada individualmente por Dios. El alma es irrepetible, como el genoma, pero es creada; no generada, como el genoma. La genética explica al ser humano, pero no explica todo en el ser humano; no explica su causa, aunque indica su origen. Es verdad que “el conocimiento moderno de la biología molecular nos permite constatar que todo ser vivo tiene un genoma propio de su especie; esto es precisamente lo que le define como miembro de esa especie y no de otra”4, pero si bien el genoma nos enseña la pertenencia a la especie humana, no nos da en sí mismo la condición de persona5; basta ver que muchas células de nuestro cuerpo, aunque estén separadas de él, poseen la carga genética completa y sin embargo no son personas. El genoma es un documento de identidad, pero la razón última de esa identidad hay que buscarla más allá del genoma, en el Creador del genoma. Dios es el autor de la vida humana, de cada vida humana. La vida es un regalo amoroso de Dios al hombre. “¿Por qué la vida es un bien? La pregunta recorre toda la Biblia, y ya desde sus primeras páginas encuentra una respuesta eficaz y admirable. La vida que Dios da al hombre es original y diversa de la de las demás criaturas vivientes, ya que el hombre, aunque proveniente del polvo de la tierra6, es manifestación de Dios en el mundo, signo de su presencia, resplandor de su gloria7. Es lo que quiso acentuar también San Ireneo de Lyon con su célebre definición: “el hombre que vive es la gloria de Dios”8. Al hombre se le ha dado una altísima dignidad, que tiene sus raíces en el vínculo íntimo que lo une a su Creador: en el hombre se refleja la realidad misma de Dios”9. 2. Y aquí aparece la segunda lección que nos ofrece la Sagrada Escritura: el genoma no es el ser humano. Lo identifica, pero no lo define. Hay en el ser humano una inteligencia, una responsabilidad y una libertad, que no son fruto del mundo orgánico, sino que pertenecen al mundo del espíritu. El ser humano es mucho más que un genoma. El alma espiritual es la que confiere dignidad al genoma, no al revés. La Declaración Universal de la UNESCO sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos afirma que el “genoma humano es la base de la unidad fundamental de todos los miembros de la familia humana y del reconocimiento de su dignidad y diversidad intrínsecas”10. Tal como está formulado, el texto parece dar a entender que el ser humano tiene en el genoma el fundamento de su propia dignidad. En realidad, son la dignidad del hombre y la unidad de la familia humana los que confieren su valor al genoma humano y exigen que éste sea protegido de manera especial, no al revés. 76 Aceptando el concepto biológico de especie, la pregunta se puede plantear de este modo: ¿qué es lo que caracteriza a los individuos de la especie humana y los diferencia de los de otras especies? Se podría pensar que es precisamente el genoma, pero los datos experimentales nos dicen que las informaciones genéticas de ambos contienen más de un noventa por ciento de genes comunes y que la organización cromosómica coincide en un noventa y nueve por ciento, o más. ¿Es, entonces, algo que hay en el ADN11 de la especie humana lo que le confiere su singularidad? Ciertamente, hoy por hoy parece imposible el llegar a identificar, aislar y caracterizar dentro del genoma humano la información genética que nos confiere la categoría de seres humanos. Incluso, en un debate en torno al Proyecto Genoma Humano12, el DR. J. CRAIG VENTER aludió al interés que podía tener la realización paralela de un Proyecto Genoma Chimpancé que permitiera comparar las secuencias de los genomas humano y de chimpancé y, quizá, descubrir alguna diferencia relevante en los respectivos ADN. Parece que, más bien, lo que determina genéticamente a un ser humano, diferenciándole de cualquier otra especie animal, se expresa en su comportamiento. El ser humano, en su actuar, expresa unas capacidades que lo separan de las demás especies animales. Las capacidades que desarrolla van más allá de cualquier información genética. Hay en él una capacidad de reflexión, de decisión, de razonamiento, que lo hacen único. Por ello, en el ser humano, se puede decir que el genoma es la marca de identidad, pero no es la identidad. En la genética no encontramos la imagen y semejanza de Dios que hay en cada ser humano. “La vocación al amor es lo que hace del hombre auténtica imagen de Dios: se hace semejante a Dios en la medida en que se convierte en alguien que ama”13. “El hombre es, de hecho, alma que se expresa en el cuerpo y cuerpo que es vivificado por un espíritu inmortal. También el cuerpo del hombre y de la mujer tiene, por tanto, por así decir, un carácter teológico, no es simplemente cuerpo, y lo que es biológico en el hombre no EL GENOMA HUMANO es sólo biológico, sino expresión y cumplimiento de nuestra humanidad”14. El sujeto es la persona, no el genoma. El “yo” personal sostiene al genoma, no al revés. El alma humana, que es espiritual, da la existencia al genoma y confiere al ser humano sus facultades propias: la inteligencia y la voluntad libre. Por eso, Jesucristo, verdadero Dios, es verdadero hombre no sólo porque comparte el genoma humano, sino porque asume la naturaleza humana. Cristo es humano por su genética, pero lo es, también y sobre todo, porque tiene un alma espiritual que le hace capaz de amar, capaz de pensar, capaz de decidir libremente. 3. La tercera lección es que el ser humano es un ser profundamente dependiente de Dios. Dios es el origen de la vida humana, pero también es el modelo al que tiende. En el Génesis, de todos los seres creados el ser humano es el único que recibe un mandato directamente del Señor: “Sed fecundos y multiplicaos”15. El mandato aparece como un gesto de amor lleno de confianza hacia el ser humano: “Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra”16. Es como una hoja de instrucciones sobre la creación: “Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; para vosotros será de alimento. Y a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe de sobre la tierra, animada de vida, toda la hierba verde les doy de alimento”17. Dios está poniendo su obra en manos del ser humano y, al mismo tiempo, le invita a que la cuide como algo que es para su bien. El modo de decirlo, dirigiéndose a un colectivo, a una pluralidad de personas, hace más evidente que se refiere a la especie humana, a todos los seres humanos. ¿Por qué hace esto el Señor? ¿Por qué el ser humano es el único que recibe instrucciones explícitas de parte de Dios? ¿Por qué los demás seres no? Los demás seres llevan las instrucciones escritas en sus instintos, predeterminadas, pero el ser humano es el único que puede comprender las instrucciones de Dios y colaborar con Él activamente, de modo consciente y libre. Esta es la profunda diferencia. La vida, toda vida, tiene una historia larga; cada individuo de cualquier especie animal tiene un comienzo muy preciso: el momento de su concepción, pero el ser humano es el único que, desde ahí, desde ese comienzo, inicia una tarea de autoconstrucción y de uso responsable del resto de la creación. Cada ser humano, como cualquier animal, desde el inicio de su vida, desde su pri- mera célula, comienza a hacerse, a construirse, pero el ser humano es el único que prosigue este camino de modo consciente, como una tarea de la que es responsable. “Así se reafirma la primacía del hombre sobre las cosas, las cuales están destinadas a él y confiadas a su responsabilidad, mientras que por ningún motivo el hombre puede ser sometido a sus semejantes y reducido al rango de cosa. En el relato bíblico, la distinción entre el hombre y las demás criaturas se manifiesta sobre todo en el hecho de que sólo su creación se presenta como fruto de una especial decisión por parte de Dios, de una deliberación que establece un vínculo particular y específico con el Creador: “Hagamos al ser humano a 77 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 nuestra imagen, como semejanza nuestra”18. La vida que Dios ofrece al hombre es un don con el que Dios comparte algo de sí mismo con la criatura. Israel se preguntará durante mucho tiempo sobre el sentido de este vínculo particular y específico del hombre con Dios. También el libro del Eclesiástico reconoce que Dios al crear a los hombres “los revistió de una fuerza como la suya, y los hizo a su imagen”19. Con esto el autor sagrado manifiesta no sólo su dominio sobre el mundo, sino también las facultades espirituales más características del hombre, como la razón, el discernimiento del bien y del mal, la voluntad libre: “De saber e inteligencia los llenó, les enseñó el bien y el mal”20. La capacidad de conocer la verdad y la libertad son prerrogativas del hombre en cuanto creado a imagen de su Creador, el Dios verdadero y justo21. Sólo el hombre, entre todas las criaturas visibles, tiene “capacidad para conocer y amar a su Creador”22. La vida que Dios da al hombre es mucho más que un existir en el tiempo. Es tensión hacia una plenitud de vida, es germen de una existencia que supera los mismos límites del tiempo: “Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza”23-24. 4. La cuarta lección se refiere a la naturaleza humana. Es verdad que la voluntad filosófica modernista de “liberar” a la naturaleza del peso de Dios lleva a perder de vista la realidad misma de la naturaleza, incluida la naturaleza del hombre, reduciéndola a un conjunto de funciones, de las que se puede disponer según sus propios gustos para construir un presunto mundo mejor y una presunta humanidad más feliz; por el contrario, se destruye el designio del Creador y al mismo tiempo la verdad de nuestra naturaleza. Hoy sabemos que el mapa genético demuestra que los seres humanos son como hermanos gemelos ya que, de los tres millones de caracteres que llevamos escritos en nuestros cromosomas, sólo hay variación en unos pocos miles de ellos. Dicho con otras palabras, más del 99,9% del mapa genético de cada individuo es idéntico. La información genética contenida en cada célula ocuparía aproximadamente cien mil páginas de un periódico. Unas noventa y nueva mil novecientas páginas serían iguales para todos los ejemplares de seres humanos. Las cien restantes serían las que conforman nuestra estatura, nuestro metabolismo y el color de la piel. Por eso, los descubrimientos de CRAIG VENTER, FRANCIS COLLINS y el resto de los investigadores del proyecto “Genoma Humano” relativizan categorías que hasta hace bien poco eran tenidas como mitos sociales, como por ejemplo, el concepto de raza. No hay un código genético que distinga a los eslavos de los bosquimanos. Las diferencias y similitudes entre ambas razas se encuentran tan débilmente marcadas como lo pueden estar entre dos personas nacidas en la misma aldea25. Todos los seres humanos tienen una misma naturaleza, una misma dignidad. Las diferencias entre ellos son sólo accidentales. La naturaleza humana guía hacia un modo de comportamiento. Es una naturaleza que no se reduce -como se ha visto- a una dimensión biológica, sino que va más allá. El ser humano se distingue de los demás seres de la creación por esas capacidades espirituales propias de su naturaleza, que superan el plano material: la capacidad de amar, la libertad de elección, la capacidad de comprender y seguir el mandato recibido de Dios. Y esa naturaleza marca una dirección ética en el ser humano. El ser humano es el único corresponsable de la Creación, junto a Dios. 5. Llegados a este punto, se puede hacer un cambio en la perspectiva y partir de la genética para descubrir nuevos elementos que nos sirvan para valorar la maravillosa identidad y dignidad del ser humano. Hace ya treinta y cinco años, en Estados Unidos, el fallo del Tribunal Supremo en el caso “Roe versus Wade” afirmó que, puesto que desconocemos el momento en que empieza la vida humana, somos libres para decidir tal o cual cosa. Desde entonces han transcurrido treinta y cinco años y la ciencia ha hecho un progreso vertiginoso. Hoy sabemos que la vida tiene una historia muy, muy larga; ha sido transmitida des- de hace milenios en el género humano, pero sin embargo, cada uno de nosotros tiene un momento de iniciación preciso, que es aquel en el cual toda la información genética, necesaria y suficiente, se reúne dentro de una célula, el óvulo fertilizado, y este momento es el momento de la fecundación. No existe la más mínima duda sobre esto26. En un embrión de una semana de edad podemos decir que “es un hombre” o que “es una mujer”. Va más allá de lo imaginable que los legisladores, al conocer de repente que este embrión de una semana es un muchacho o una chica, no quieran reconocer al mismo tiempo que es una persona humana27. La vida está escrita en un lenguaje fantásticamente reducido. Cuando se emitió el fallo “Roe versus Wade” sabíamos que la información se hallaba dentro de la primera célula, pero nadie podía leerla, y nadie era capaz de anticipar su modo de manifestarse para que al final la información llegara a ser alguien vivo que nos dijera: “Soy un ser humano”. Hoy sabemos que la vida es muy parecida a lo que sucede con una cinta magnética en la que se ha grabado música. En la cinta misma no hay notas. En la grabadora no hay músicos ni instrumentos. No obstante, debido a que la información ha sido codificada en el momento en que era recibida por un micrófono y luego transmitida a la cinta, el tocacintas puede leer dicha información, dar impulso a los altoparlantes, y así, lo que se reproduce no son los músicos ni las notas de la partitura, lo que se transmite, si usted está escuchando “La Pequeña Serenata”, es el genio de Mozart28. Estamos en capacidad de detectar, más allá de cualquier duda, quién es el padre biológico y en vez de considerar al bebé como un criminal que debe eliminarse por el aborto, la sociedad debe reconocerlo como un ser humano. Si se conocen la madre y el padre, el ser humano con un padre indigno debe ser la preocupación y no la víctima de la nación29. Y de estos datos se deduce una quinta lección: Dios le ha concedido al ser humano una capacidad intelectual que le sirve para descubrir sus huellas en la creación, especialmente, en él mismo; y para argumentar, desde la experiencia, las le- 78 yes morales que el Señor le ha dictado por la Revelación. Y en este rasgo se descubre de nuevo la imagen y semejanza de Dios30 que hay en el ser humano, el tema central del Génesis. Sin embargo, el ser humano puede actuar contra esas evidencias. 6. La sexta lección resalta la importancia que adquiere la diferenciación y la complementariedad sexual en el plan de Dios. El texto de la Sagrada Escritura, en sus dos relatos de la creación del ser humano, habla de una complementariedad sexual: “Hombre y mujer los creó”31. Esta diferenciación sexual marca profundamente al ser humano, y la genética nos descubre que esta misma diferencia está escrita en cada célula del cuerpo, desde el primer momento de la concepción. La naturaleza humana lleva el sello de la sexualidad como signo de complementariedad, como ámbito del amor. De este modo, Dios escribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y, consiguientemente, la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión32. Una vez más, lo mismo que nos enseña la Sagrada Escritura nos lo dice la genética. El Doctor SIR ALEC JEFFRIES, un prominente especialista en ADN, encontró que el mensaje genético del espermatozoide estaba acentuado en forma diferente al mensaje genético transportado por el óvulo. Cuando uno está estudiando algo y leyendo un libro, muy a menudo toma un lápiz y subraya una frase que le parece debe recordar; ya que es muy importante. Y a veces, pone una X sobre otro pasaje porque no lo necesita inmediatamente. Es exactamente lo que la naturaleza hace con la totalidad del mensaje genético33. Al principio de nuestra vida tenemos dos metros “de cinta”, y la cantidad de letras escritas en esos dos metros es cinco veces mayor que las de la Enciclopedia Británica. O sea que para imprimir el nombre de todas las bases que existen dentro de nuestro código genético, necesitaríamos cinco juegos de volúmenes del tamaño de la Enciclopedia Británica. Entendemos así por qué es muy prudente que la naturaleza subraye algunas frases, porque deben ser descifradas inme- EL GENOMA HUMANO diatamente por la primera célula, y coloque una X en otras que van a ser usadas mucho más tarde en la vida. La célula no puede hacerlo todo al mismo tiempo, debe empezar por alguna parte34. En los varones está subrayada una parte del mensaje y en las mujeres otra parte distinta. […] El subrayado del mensaje masculino le dice a la primera célula cómo construir la membrana que va a proteger al bebé y cómo construir la placenta que tomará las provisiones de la sangre de la mamá; así, de hecho, el hombre tiene en la primera célula el deber de conseguir el alimento y construir el albergue, de construir la choza y salir a cazar. Por el contrario, el mensaje femenino es el de cómo formar diferentes partes que al ser ensambladas formarán un bebé. Es verdaderamente extraordina- imagen y semejanza36: llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor. Dios es amor37 y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión38. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano. En cuanto espíritu encarnado, es decir, alma que se expresa en el cuerpo informado por un espíritu inmortal, el hombre está llamado al amor en esta su totalidad unificada. El amor abarca también el cuerpo humano y el cuerpo se hace partícipe del amor espiritual”39. En el plan de Dios sobre el hombre hay una diferencia- rio que la división de las tareas que encontramos en los mayores, ya está escrita en el diminuto lenguaje de la genética en la primera célula de un milímetro y medio de ancho que es el epítome, el resumen, la disminución a la mínima expresión de la persona humana35. La diferenciación sexual que nos muestra el genoma es al mismo tiempo indicativa y normativa; es un dato genético que señala cada célula del ser humano. El ser humano recibe esta diferenciación sexual como un don que Dios le hace en función de su vocación al amor de complementariedad. Efectivamente, “Dios ha creado al hombre a su ción sexual orientada al amor de mutua donación en la complementariedad. El voluntarismo actual sugiere y permite la posibilidad del así llamado “cambio de sexo”, para reorientar al ser humano según sus tendencias sexuales, pero ese cambio no llega a modificar el código genético de cada célula que lleva escrita en sí la diferenciación sexual. Es un cambio de sexo gonádico, morfológico, fenotípico, para adaptarse al sexo psíquico, pero no puede cambiar el sexo genético, el que marca la sexualidad humana entendida como una característica esencial de la persona, no sólo como una acti- 79 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 vidad accidental. Es verdad que la sexualidad humana es mucho más que genética, pero debe respetarse lo que la naturaleza ha escrito en la genética. 7. La séptima lección nos enseña algo acerca de la relación entre genética y predeterminación, y es que el genoma no predetermina al ser humano, aunque marque muchas de sus características somáticas. CRAIG VENTER, fundador de Celera Genomics, la compañía privada puntera en investigación genética integrada en el proyecto “Genoma Humano”, saca la conclusión de que “la maravillosa diversidad de los seres humanos no está tanto en el código genético grabado en nuestras células sino en cómo nuestra herencia biológica se relaciona con el medio ambiente”40. “No tenemos genes suficientes para justificar la noción de determinismo biológico”41, dice CRAIG VENTER, que subraya que es altamente improbable que puedan existir genes específicos sobre el alcoholismo, la homosexualidad o la criminalidad. Si alguna conclusión se puede extraer de los conocimientos del mapa genético es que el hombre está muy poco determinado por sus genes, puesto que la gran diversidad de conductas humanas se contrapone a la extraordinaria similitud genética de cada una de sus células. Siguiendo con las deducciones anteriores, la Sagrada Escritura nos presenta a Caín y Abel, dos seres muy similares por la genética y muy diferentes por sus elecciones más profundas, por su relación con el Creador. Caín y Abel eran casi iguales desde el punto de vista genético, pero en la historia de la salvación, han quedado situados -si se puede hablar así- en categorías radicalmente distintas: la del hombre bueno y recto y la del que asesina a su hermano. Caín comete el crimen de atentar contra una vida humana. “La pregunta “¿Qué has hecho?”42, con la que Dios se dirige a Caín después de que éste hubiera matado a su hermano Abel, presenta la experiencia de cada hombre: en lo profundo de su conciencia siempre es llamado a respetar el carácter inviolable de la vida -la suya y la de los demás-, como realidad que no le pertenece, porque es propiedad y don de Dios Creador y Padre”43. ¿Por qué llegó a esto Caín? ¿Ya estaba en sus genes? Ya los filósofos griegos discutían sobre la primacía de la naturaleza o de la cultura en la conformación de la personalidad. Los últimos avances genéticos reafirman la importancia de la cultura. El individuo nace con unos condicionantes biológicos, pero son la familia, la escuela y el entorno quienes orientan al individuo a elegir un camino entre las miles de posibilidades que ofrece la existencia, y esta elección del camino es, en sí, libre, aunque pueda estar muy influenciada. Por tanto, los genes sólo tienen la culpa de que seamos rubios o morenos, pero no de nuestros fracasos o nuestros errores, como tampoco explican el éxito o el genio. Lo más probable es que, en los genes de MIGUEL DE CERVANTES, de DANTE ALIGHIERI, de WILLIAM SHAKESPEARE, de LEONARDO DA VINCI, de MICHELANGELO BUONARROTI o de WOLFGANG AMADEUS MOZART, no hubiese nada que los diferenciara de sus progenitores o hermanos. Lo que demuestra que, en el ser humano, por encima de los genes está, sobre todo, el gusto personal y la libertad de elegir. Los estudios sobre el genoma humano nos dicen que, a pesar de que mejora nuestro conocimiento del ser humano, éste sigue siendo un gran misterio. Los genes de un santo pueden ser los mismos que los de un criminal. La diferencia entre la conducta de uno y otro reside en los estímulos que ha recibido del exterior y, sobre todo, en su propia capacidad para elegir libremente. Es algo que ya aparece tristemente en el Génesis, el drama de un ser humano que mata a su hermano de sangre, al hijo de los mismos padres, educado en el mismo ambiente, criado del mismo modo. Y esta herencia la llevamos todavía sobre nuestra estirpe. 8. Después de contemplar la herencia del pecado en el ser humano, la octava lección nos llena de esperanza al descubrirnos que el genoma humano es la marca de un linaje destinado a vencer sobre el mal. El así llamado “protoevangelio” del Génesis nos presenta una profe- cía que se refiere a todo el linaje humano nacido de Eva: “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar”44. Es el primer anuncio de la redención. Señala una clara enemistad entre la serpiente y la humanidad que durará en el tiempo hasta que el linaje humano pise la cabeza de la serpiente. Por desgracia, la traducción griega hace comenzar la última frase con un pronombre masculino que parece atribuir la victoria no al linaje de la mujer en general, sino a un hombre de su linaje, pero no es eso lo que está dicho en el texto hebreo que señala claramente que la victoria será de toda la descendencia. En latín se ha interpretado por el famoso: “ipsa conteneret caput tuum”45, que los Padres siempre refieren a María. Ella es la que engendra como Madre la nueva humanidad que ha superado el mal, que ha vencido al mal. La mujer se hace centro y cabeza de la humanidad salvada. María es la nueva Eva porque es la Madre de los vivientes, vivientes en la gracia; ya no sólo por la vida biológica, sino por la vida de gracia, que es presencia de la vida divina en el alma. Ella, María, descendiente de Eva en el linaje genético, es la primera de un nuevo linaje espiritual, que está invitado a nacer de nuevo en la santidad. A ella estamos llamados desde la eternidad. Muchas gracias. S.Em. Card. DARÍO CASTRILLÓN HOYOS Prefecto de la Congregación para el Clero, Santa Sede Notas 1 La genética actual puede dividirse por su objeto y métodos en varias ramas: la genética formal y citológica, que estudia las leyes de la transmisión de los caracteres hereditarios y de los mecanismos citológicos responsables; la genética fisiológica, que investiga el modo de acción de los genes y los procesos fisiológicos y bioquímicos mediante los cuales se manifiestan; la genética de poblaciones y la genética evolutiva, que estudian las relaciones y distribución de los genes y sus variaciones en las poblaciones. 2 CONCILIO VATICANO II, Constitución dogmática Dei Verbum, 11. 3 Gn 2,7. 4 PILAR CALVA, “Genoma humano”, en J. M. SEPTIÉN (coord.), El aborto. Ética, verdad y justicia, Diana, México 2003, p. 34. 80 5 Cf. M. CRESPO, Menschenwürde: Metaphysik und Ethik, Universitätsverlag C. Winter, Heidelberg 1998; J. F. CROSBY, The Selfhood of the Human Person, The Catholic University of America Press, Washington 1996; R. GUERRA, Afirmar a la persona por sí misma, CNDH, México 2003; R. GUERRA, Volver a la persona, Caparrós, Madrid 2002; J. SEIFERT, Essere e Persona, Vita e Pensiero, Milano 1983; M. SERRETI, Conoscenza di sé e trascendenza, ISTRA-CSEO Saggi, Bolgona 1984; R. SPAEMANN, Personas. Acerca de la distinción entre “algo” y “alguien”, EUNSA, Pamplona 2000; K. WOJTYLA, Persona e Atto, Bompiani, Milano 2001. 6 Cf. Gn 2,7; 3,19; Jb 34,15; Sal 103/102,14; 104/103,29. 7 Cf. Gn 1,26-27; Sal 8,6. 8 “Gloria Dei vivens homo”: Ad. Haer., IV, 20, 7. 9 JUAN PABLO II, Carta encíclica Evangelium vitae, 34. 10 UNESCO, Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, París, 11 de noviembre de 1997, art. 1. 11 Abreviatura del ácido desoxirribonucleico. 12 DR. SANTIAGO GRISOLÍA (coord.), El Derecho ante el Proyecto Genoma Humano, Bilbao, España, 1993. 13 BENEDICTO XVI, Discurso al Congreso Eclesial de la Diócesis de Roma, 7 de junio de 2005. 14 BENEDICTO XVI, Discurso al Congreso Eclesial de la Diócesis de Roma, 7 de junio de 2005. 15 Cf. Gn 1,22. 16 Gn 1,28. 17 Gn 1,29-30. 18 Gn 1,26. 19 Si 17,3. 20 Si 17,6. 21 Cf. Dt 32,4. 22 CONCILIO VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et spes, 12. EL GENOMA HUMANO Sb 2,23. JUAN PABLO II, Carta encíclica Evangelium vitae, 34. 25 Cf. Diario EL MUNDO, Madrid, 12 de febrero de 2001, Opinión Editorial: “El mapa del ser humano reafirma la libertad individual”. 26 El fallo del caso “Roe vs. Wade”, 22 de enero de 1973, legalizó el aborto en Estados Unidos. 27 Cf. JEROME LEJEUNE, Discurso ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20. Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia. 28 Cf. JEROME LEJEUNE, Discurso ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20. Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia. 29 JEROME LEJEUNE, Discurso ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20. Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia. 30 Cf. JEROME LEJEUNE, Discurso ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20. Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia. 31 Cf. Gn 1,26. 32 Gn 1,27. 33 Cf. JUAN PABLO II, Exhortación apostólica postsinodal Familiaris Consortio, 11; Cf. CONCILIO VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et spes, 12. 23 24 34 Cf. JEROME LEJEUNE, Discurso ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20. Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia. 35 Cf. JEROME LEJEUNE, Discurso ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20. Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia. 36 Cf. JEROME LEJEUNE, Discurso ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20. Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia. 37 Cf. Gn 1,26 ss. 38 Cf. 1 Jn 4,8. 39 CONCILIO VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et spes, 12. 40 JUAN PABLO II, Exhortación apostólica postsinodal Familiaris Consortio, 11. 41 Diario EL MUNDO, Madrid, 12 de febrero de 2001, Opinión Editorial: “El mapa del ser humano reafirma la libertad individual”. 42 Cf. Diario EL MUNDO, Madrid, 12 de febrero de 2001, Opinión Editorial: “El mapa del ser humano reafirma la libertad individual”. 43 Gn 4,10. 44 JUAN PABLO II, Carta encíclica Evangelium vitae, 40. 45 Gn 3,15. 46 En la edición latina de la Nova Vulgata, el “ipsa” ha sido sustituido por “ipsum” destacando así la referencia al linaje genético: “Inimicitias ponam inter te et mulierem et semen tuum et semen illius; ipsum conteret caput tuum, et tu conteres calcaneum eius”. 81 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 PAUL LAURITZEN 3. Etica de la Genética médica: el reto de la concreción de las potencialidades de la medicina genética sin tener que recurrir a manufacturas Me siento muy honrado a la vez que algo temeroso, al encontrarme aquí entre un grupo de estudiosos tan ilustres. De manera particular me cohibe el trabajo de los que, en la situación actual, se han dedicado a la “realidad” de la ciencia genética. En especial, merecen nuestra gratitud y nuestro respeto los hombres de ciencia que, a través de la exploración de la capacidad terapéutica de la investigación sobre los genomas, han dedicado su vida al servicio de los demás. Sin embargo, mi tarea es ligeramente diferente de aquella de la mayor parte de los relatores que me han precedido en esta Conferencia. Mi tema está comprendido en la sección referente a la “Iluminación”, que se dedica a la reflexión sobre la dimensión espiritual y ética del trabajo en torno al genoma humano. Por tanto, aún en el convencimiento de que la medicina genómica cuando es administrada de manera responsable es capaz de ofrecer grandes esperanzas para curar a los enfermos y para aliviar al que sufre, considero mi deber presentar algunos de los riesgos morales a los que estamos expuestos al perseguir un futuro de medicina genómica. Permítanme iniciar formulando mis comentarios en términos de dos reservas generales. Ante todo, no quisiera reflexionar únicamente sobre las dimensiones éticas y espirituales de la investigación genética y de la medicina entendidas de modo limitado, sino antes bien quisiera poner esta investigación en el contexto más amplio de investigación biotecnológica y de la medicina regenerativa. Yo considero que cuando pensamos en las implicaciones éticas y espirituales de la medicina genómica debemos dar atención a una amplia gama de cuestiones vinculadas con la encarnación, a las limitaciones de la especie y a la naturaleza humana que se levantan de los recientes desarrollos en lo que Bruce Jennings denomina “régimen de biopotencia”1. En segundo lugar, aunque yo crea que en sentido general lo que diré es pertinente con la reflexión sobre este régimen de biopotencia, mis comentarios nacen de mi experiencia en el contexto americano. Como saben, la particular obsesión americana por la autonomía individual a menudo está en contraste con la atención hacia el bien común y la solidaridad hacia los pobres y los marginados de la sociedad. Por tanto, algunas de las preocupaciones que levantaré podrían ser particularmente agudas en los Estados Unidos, aunque merezcan la atención de todos. Con estas reservas en la mente, se me permita iniciar con un paso del maravilloso estudio de C.S. Lewis “The Abolition of Man”. Lewis escribe: “La fase final ha llegado cuando el hombre, a través de la eugenética, el condicionamiento prenatal y una educación y una propaganda basadas en la psicología perfectamente aplicada, ha alcanzado el pleno control sobre sí mismo. La naturaleza humana será la última parte de la naturaleza que se rendirá al hombre2. Cuando esto sucederá – dice Lewis – los hombres ya no serán hombres, serán más bien manufacturas. La conquista de la naturaleza como parte de la humanidad se habrá revelado como abolición del hombre”. La preocupación de Lewis por la transformación de los seres humanos en manufacturas proporciona el escenario para el primer tema que deseo explorar, precisamente sobre la importancia de que el régimen de biopotencia ofrece la perspectiva de cambiar de modo fundamental el significado de la encarnación humana, transformando de manera considerable los confines de la vida humana. Para tener una idea del tipo de problema conexo con la mutación de los confines de la existencia humana, se considere el concepto de la trayectoria natural de una vida. Aunque dicho concepto haya tenido su rol en algunos debates sobre la bioética, las tecnologías genéticas ponen en cuestión la noción misma de semejante trayectoria y los conceptos de la naturaleza humana en que el proceso de envejecimiento, típico de la especie, reviste un significado normativo. Se piense, por ejemplo, como el teólogo moral luterano, Gilbert Meilaender, emplea la idea de una trayectoria de vida humana para ilustrar cuestiones fundamentales de la bioética3. Según Meilaender, en los últimos treinta años los dos puntos de vista de lo que significa tener una vida y ser una persona en campo bioético siempre han estado en contraste y ambos sostienen decididamente posiciones diferentes sobre prácticamente toda cuestión moral que se puede encontrar en este ámbito. Para Meilaender, tener una vida significa exactamente que existe una trayectoria que traza un “diseño natural” en la vida encarnada que “a través de la juventud y la edad adulta se mueve hacia la vejez y, en fin, al declino y a la muerte” 4. Para él “tener una vida significa ser tierra animada, un cuerpo viviente cuya historia natural posee una trayectoria” 5. Aunque Meilaender desarrolle el concepto de una trayectoria natural de la vida corporal sobre todo para afrontar la cuestión de la eutanasia y no de las tecnologías 82 genéticas, cuando habla de “historia natural”, de “diseño natural” y de “trayectoria natural”, llama la atención sobre una de las más significativas cuestiones planteadas por la ciencia biomédica contemporánea: el concepto mismo de vida humana, confinada por el natural proceso de envejecimiento de la existencia corporal, ¿cambiará debido a la investigación genómica y relativas tecnologías? Y si la respuesta es sí, ¿debería oponer resistencia moral a este cambio? Meilaender no plantea explícitamente este problema, pero pienso que es indudable que él quisiera oponerse a cualquier cambio que altere de modo importante la trayectoria natural de la existencia corporal. En esta posición tampoco está solo. Otros miembros del Council of Bioethics del Presidente George W. Bush, en particular Leon Kass y Francis Fukuyama, han elevado preocupaciones parecidas 6. Aunque los que se oponen a las intervenciones biotecnológicas que pueden cambiar el ciclo vital humano a veces sean considerados todos del mismo modo como “tradicionalistas del ciclo vital”, es importante observar que cambiar la trayectoria de una vida propone dos cuestiones diferentes. La primera es una preocupación más o menos explícita por las consecuencias sociales de la alteración del ciclo de la vida humana y es bien expresada por el meticuloso examen de Francis Fukuyama sobre las implicaciones sociales que derivan de la considerable prolongación de la duración de la vida humana en su libro Our Post-human Future. “Suponed – dice – que la medicina regenerativa mantenga su promesa. Suponed que la duración promedio de la vida pase de 70 a 110 o más años. ¿Qué desorganizaciones sociales podemos esperar? Entre otras consecuencias – escribe Fukuyama – quien tiene 65 años o más, “tendrá una relación con la familia y con el trabajo muy tenue. Habrá superado la edad reproductiva, con vínculos principalmente con antepasados y descendientes”. Aquellos entre 65 y 85 años “pueden elegir trabajar, pero la obligación de trabajar y los vínculos sociales que inevitablemente produce el trabajo serán sustituidos ampliamente por una gran cantidad de EL GENOMA HUMANO ocupaciones electivas”. Aquellos con 85 años o más “no se reproducirán, no trabajarán y, en efecto, verán un flujo de recursos y obligaciones que se mueven en una sola dirección: hacia ellos”.7 La segunda preocupación a menudo se expresa en términos de amenaza hacia la identidad humana o a lo que significa ser humanos; y aunque esta preocupación tenga frecuentemente un sello consecuencialista, ella se presenta también bajo una forma ampliamente no-consecuencialista. Según mi parecer, Walter Glannon ha desarrollado el aspecto más interesante sobre el tema de la identidad. Según Glannon, una consecuencia directa del aumento significativo de la duración de la vida humana sería la de atenuar la relación entre los estados mentales pasados, presentes y futuros de un individuo, debilitando así el terreno psicológico de la identidad personal. Dado que un sentido de asociación psicológica entre el presente y el futuro es necesario para crear una base para los deseos que se dirigen al futuro, la inevitable erosión que derivaría de una vida mucho más larga se vería paradójicamente en el aniquilamiento del deseo de una vida más larga. Sin un razonable sentido de asociación psicológica a cualquier futuro en sí mismo, habría una escasa motivación para interesarse en los potenciales proyectos de esta persona futura. De manera que, aunque hubiese continuidad biológica entre un sé presente y uno en el lejano futuro, no habría continuidad psicológica. Como dice Glannon, “habría una divergencia entre nuestra biología y nuestra psicología”8. Poniendo atención en los términos, sería más adecuado decir que una nueva biología resultaría en una nueva psicología. De hecho, tal exposición es más coherente con el análisis de Glannon, un aspecto de la cual implica el estudio del proceso de formación-almacenamientorecuperación, a través del cual el cerebro mantiene el equilibrio entre el recordar y el olvidar, que es esencial para la armonía psicológica. Discutiendo la función del activador e inhibidor CREB (proteína elemento binario respuesta AMP cíclico), Glannon escribe que la función de esta proteína sugiere que la unidad indispensable entre estos esta- dos puede regir sólo por un período limitado de tiempo. La anticipación no se puede extender mucho en el futuro sin debilitar la memoria del pasado. Por la misma razón, no se puede almacenar mucha memoria de los acontecimientos pasados a costo de nuestra capacidad para anticipar y programar el futuro. Una fractura en este equilibrio... corroería nuestra capacidad de sostener proyectos a largo plazo rompiendo la armonía de las capacidades de anticipación y de retrospectiva que son necesarias para dar un fundamento a estos proyectos9. Confío en que este paso ponga en claro el por qué de mi sugerencia para reformular la máxima de Glannon. No es que la prolongación de la duración de la vida hace que psicología y biología se separen. El punto es más bien que cambiar la biología del envejecimiento humano cambiaría profundamente la psicología humana. Por tanto, la preocupación de Glannon por el empleo de terapias regenerativas para aumentar la duración de la vida humana de modo significativo es una preocupación consecuencialista, referente a los efectos psicológicos que los seres humanos tendrían que desasociar el presente del pasado lejano y del futuro remoto. Según Glannon, a nivel racional no podemos desear prolongar de modo dramático la duración de la vida humana porque al hacer esto tendríamos consecuencias desastrosas para nuestra capacidad de emprender proyectos, aceptar la responsabilidad de nuestras acciones pasadas y futuras o incluso tener un gran interés para “nuestro” futuro. De todos modos, hay que tener en cuenta un corolario de nuestra máxima reformulada. Si una nueva biología causa el nacimiento de una nueva psicología produce también una nueva ética. O para ver la cuestión desde un punto de vista negativo, una nueva biología amenaza nuestras responsabilidades éticas existentes. De hecho, considero que es precisamente una preocupación de este tipo que anima la oposición de los tradicionalistas del ciclo vital a varias tecnologías genéticas que podrían alterar la trayectoria de una vida humana. Por ejemplo, cuando Leo Kass dice que hay “muchas cualidades humanas que son inse- 83 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 parables de nuestros cuerpos que envejecen, de nuestro vivir en el tiempo y del ciclo vital natural”, sin duda tiene en cuenta esta preocupación10. También es la preocupación que pone Francis Fukuyama en su libro Our Posthuman Future. Según Fukuyama, existe un vínculo indisoluble entre el concepto de “naturaleza” y cualquier tema significativo sobre los derechos humanos y, una vez reconocida la relación entre derechos humanos y naturaleza humana, entendemos por qué incluso algunos éticos laicos están preocupados por el cambio hacia un futuro post-humano. El temor es que la biotecnología nos inducirá a perder nuestra humanidad, en el sentido de que podría cambiar las connotaciones típicas de la especie compartidas por todos los humanos en cuanto tales. Si esto sucediese y si para muchos los derechos humanos estuviesen vinculados más o menos directamente a un concepto de la naturaleza humana, entonces la biotecnología amenazaría los cimientos mismos de la moralidad humana tal como la conocemos. El segundo tema que deseo analizar aquí lo podemos introducir citando una carta que Juan Pablo II escribió al Nuncio Apostólico en Polonia con ocasión de la conferencia internacional del 2002 titulada “Conflicto de intereses y su significado en la ciencia y en la medicina”11. Como siempre, el Papa se preocupaba por los temas de la justicia social y, con relación a los argumentos de la conferencia, prácticamente estaba preocupado como los provechos y el cuidado de los pacientes no estén siempre alineados. “Aunque es ciertamente justo que una empresa en el campo de investigación biomédica o farmacéutica busque un provecho lícito en las inversiones – escribía el Papa – a veces sucede que los intereses económicos prevalecientes conduzcan a decisiones contrarias a los valores humanos auténticos y a las exigencias de justicia, exigencias que se no pueden separar del fin mismo de la investigación. El resultado puede ser un conflicto entre los intereses económicos por un lado y la medicina y la asistencia sanitaria, por el otro. En este ámbito la investigación se debe desarrollar por el bien de todos, incluidos los que no disponen de medios.” Cuando se antepone el provecho a las personas, dice el Papa, “se quita a la ciencia su carácter epistemológico, según el cual su fin principal es el descubrimiento de la verdad. El riesgo es que cuando la investigación toma un rumbo utilitarista, se reduce o se sofoca su dimensión especulativa, que es la dinámica interior del recorrido intelectual del hombre”. Tanto la conferencia sobre los conflictos de interés en la ciencia y en la medicina, como la carta del Papa, ponen de manifiesto el segundo grupo de preocupaciones de las que deseo discutir hoy, y que se pueden poner bajo el nombre de problemas referentes a la mercantilización de la investigación biomédica y de la asistencia sanitaria. El tema de la mercantilización de la asistencia sanitaria es un tema inmenso al que los escritores católicos han dedicado amplios estudios. Por ejemplo, una de las mejores discusiones sobre la mercantilización en la literatura bioética en inglés es una recoleción de estudios que apareció en un número del Journal of Medicine and Philosophy, editado por M. Cathleen Kaveny, teóloga católica y estudiosa de ley en la Universidad de Notre Dame12. Y uno de los mejores estudios en ese número lo escribió el ilustre médico y bioético católico Edmund Pellegrino, que recientemente ha sido llamado para presidir el Council on Bioethics del Presidente Bush. Pellegrino concentra su atención en la amenaza que la concepción de la asistencia sanitaria en términos de mercado plantea a la relación médico-paciente. Justamente hace ver que cuando los médicos y los pacientes actúan como compradores y vendedores en un mercado, casi siempre se influye en la relación médico-paciente: la comunicación se interrumpe, la continuidad del cuidado se vuelve difícil y la sospecha sustituye a la confianza. También existen otros problemas que implican de manera especial cuestiones de justicia social. Pellegrino expone este punto del modo siguiente: No hay espacio en un libre mercado para el no-actor, el no-asegurado, el no-asegurable. Las necesidades particulares de los enfermos crónicos, de los discapacitados, de los enfermos, de los ancianos y de los que emotivamente ya no representan válidos derechos para atenciones particulares. Se trata más bien de una oportunidad de primas más elevadas, mayores detracciones o la exención al enrolamiento13 (Pellegrino, p.253). Naturalmente, este tipo de problemas no es nuevo y es importante poner fin a la vergüenza moral del terrible estado de la asistencia sanitaria a los pobres de todo el mundo. Pellegrino y otros ciertamente tienen razón cuando afirman que la mercantilización de la asistencia sanitaria ha contribuido a esta deplorable situación de cosas. Pero mi atención se dirige a otra esfera de la asistencia sanitaria que ha sido afectada de modo importante por la mercantilización de la medicina, y precisamente, de la investigación biomédica. Aunque la literatura médica se haya ocupado cada vez más de la crisis causada por la mercantilización de la investigación, ella ha recibido muy poca atención fuera de las revistas médicas. Empleo aquí el término “crisis” de manera bastante deliberada; no quiero ser acusado de exageración, pero considero que existe una crisis en la investigación médica de la que todos deberíamos preocuparnos. Y si “crisis” puede parecer un término fuerte, no lo es tan fuerte como el que emplean otros. Por ejemplo, piensen como Jerome Kassirer, ex 84 director del New England Journal of Medicine, expone este punto. En su libro, On the Take, How America’s Complicity with Big Business Can Endanger Your Health, publicado en el 2005, Kassirer documenta como las fuerzas de mercado han influido en la investigación médica en este país14. En forma clara precisa: “Intencionalmente o no – dice – demasiados médicos se han transformado en prostitutas del mercado, simples instrumentos de los esfuerzos promocionales de la industria.” También se consideren algunas observaciones de Richard Horton sobre la corrupción en el ambiente médico, publicadas el año pasado en el New York Review of Books. Al describir las conferencias médicas esponsorizadas por la industria, Horton escribe: “Es difícil conciliar la venalidad de quien toma parte en este acuerdo corrupto con una profesión que está pronta a protestar ante la simple sugerencia de la intrusión del gobierno en la gestión de la asistencia sanitaria. Cualquier afirmación de que la ciencia y la práctica de la medicina sean desinteresadas, es absolutamente infundada”. De las revistas médicas dice que se han “transformado en empresas de reciclaje de la información en favor de la industria farmacéutica”15. Si examinamos las implicaciones de la investigación genómica y la creciente mercantilización de la ciencia y de la medicina, no podemos dejar de estar afectados por lo que la investigación biomédica ha cambiado profundamente en los últimos veinticinco años, especialmente en Estados Unidos. En este momento no puedo proporcionarles un resumen completo de esos cambios, pero vale realmente notar que la investigación con financiación pública se ha movido hacia el campo de la financiación privada. El aumento es increíble. Mientras en 1980 sólo el 32% de la investigación biomédica estaba financiada por la industria, en el 2000 la industria financiaba el 62%. Por ejemplo en el 2000, la industria farmacéutica ha gastado cerca de 4mil millones de dólares en subvenciones para experimentos clínicos contra solamente los 750 millones de dólares del National Institutes of Health16. Al menos en los Estados Unidos, estos cambios han sido favorecidos EL GENOMA HUMANO por dos hechos y vale la pena pronunciar alguna palabra sobre cada uno de ellos. El primero es la aprobación de la ley Bayh-Dole, que ha formalizado el procedimiento por lo que los investigadores que estaban desarrollando trabajos financiados públicamente podrían solicitar los derechos de patente sobre los frutos de su investigación esponsorizada por el gobierno. Aunque a veces las universidades lograsen ya patentar productos que provenían de investigaciones con financiación pública, la ley Bayh-Dole lo ha hecho mucho más fácil. En efecto, la verdadera finalidad de la ley era proporcionar incentivaciones y una estructura para favorecer el pasaje de la investigación a financiación pública del laboratorio al mercado. Ciertamente no hay ninguna duda de que en este sentido la Bayh-Dole ha logrado resultados positivos. Desde 1979 hasta hoy, el número de patentes detenidas por las universidades ha aumentado diez veces más. También el segundo acontecimiento se remonta a 1980. En efecto, en junio de ese año la Corte Suprema de Estados Unidos decretó, en el caso Diamond contra Chakrabarty, que la U.S. Patent Office podía otorgar una patente sobre una bacteria producida para destruir las manchas de petróleo flotante. Aunque la denominada doctrina del “producto de naturaleza” hubiese sido utilizada históricamente para impedir patentar objetos encontrados en la naturaleza u organismos vivientes, la corte decretó, 5 a 4, que la bacteria producida por Ananda Chakrabarty no era un producto de la naturaleza sino una invención humana y que, por tanto, podía ser patentada. En los términos empleados por el Juez Burger, “la distinción importante no era entre cosas vivientes e inanimadas, sino entre productos de la naturaleza, vivientes o no, e invenciones humanas”. Como aconteció con la ley BayhDole, esta sentencia aumentó el ritmo de las patentes en la industria biotenológica y abrió la puerta a la posibilidad de patentar formas de vida y sus componentes. Desafortunadamente, la evidencia sugiere que este paso de la investigación de financiación pública a aquella financiada por la industria se ha demostrado muy problemático. Por ejemplo, numerosos estudios han documentado una reducción de la tradicional colaboración científica abierta, porque un volumen cada vez mayor de investigación se desarrolla con el fin de reinvindicar derechos exclusivos de patente. Como lo documentan estos estudios, cuando la investigación es financiada por la industria y cuando está en juego la tutela de la patente, se hallan retrasos en la publicación y cierta reticencia para compartir los datos17. Además, parece también que las relaciones financieras entre industria y los hombres de ciencia tengan un efecto deletereo sobre la objetividad de la investigación. Como resulta de un estudio publicado por el Journal of the American Medical Association, “pruebas consistentes y pertinentes muestran que la investigación esponsorizada por la industria tiende a sacar conclusiones en favor de esta útlima”18. Además, desde cuando las universidades han llegado a considerar a la investigación de base como un potencial flujo de entradas, han solicitado no sólo la tutela de la patente aguas abajo por el producto comercial acabado, sino también la tutela aguas arriba para defender los instrumentos necesarios para dicha investigación. Rai y Eisenberg exponen así este punto: “Las universidades han tenido la oportunidad de presentar solicitudes de patente so- 85 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 bre los descubrimientos de la investigación de base, como nuevas secuencias del ADN, estructuras de proteínas y recorridos de enfermedades que son útiles sobre todo como imput para posteriores investigaciones...”. Rai y Eisenberg observan, por ejemplo, que el 50% de las patentes otorgadas a la Columbia University se refieren a instrumentos de investigación y precisamente a “materiales, datos y métodos empleados en la investigación que lleva a un producto acabado”19. La creciente empresarialidad médica ha producido así una situación extremadamente alarmante, en la que se pone hoy en discusión la integridad de mucha parte de la investigación. Los problemas que han surgido en torno a la investigación esponsorizada por la industria son tan serios que en el 2001 los editores de 13 entre las más ilustres revistas médicas del mundo han anunciado que ya no habrían publicado informes de investigaciones sobre fármacos, salvo que los autores garantizaran tener pleno acceso a todos los datos del estudio y efectivamente fuesen responsables del trabajo por el cual estaban presentando el informe20. Establecido cuanto sea difundida la relación financiera entre industria, asociaciones médicas, revistas y los mismos médicos, los problemas sobre el conflicto de intereses son omnipresentes. Consideremos algunos números: – el 43% de los investigadores reciben regalos que de algún modo se relacionan con las investigaciones, incluidos fondos discrecionales de parte de los esponsor industriales – el 23-28% de los investigadores universitarios de biomedicina reciben fondos para la investigación de parte de la industria – 1/3 de los investigadores en las instituciones académicas mantienen vínculos financieros personales con los esponsor industriales21. Incluso en el 2002, las amplias implicaciones financieras entre investigadores e industria han obligado al New England Journal of Medicine a abandonar su política que no permitía que los autores efectuaran una recensión de artículos que estuviesen vinculados con empresas farmacéuticas cuyos medicamentos eran a su vez objeto de re- censión, porque no logró encontrar un número suficiente que no mantuviese vínculos de este tipo22. Ahora bien, si deseamos entender por qué esta creciente mercantilización de la medicina debería ser inquietante en lo que concierne a la investigación genómica, no debemos mirar más allá de las palabras de Juan Pablo II en su Encíclica Evangelium vitae. Cuando la ciencia es entendida en términos estrictamente utilitaristas que enfatizan la eficiencia económica, el Papa escribe que el hombre ya no logra percibir a sí mismo como “misteriosamente otro” con respecto a las diferentes criaturas terrenas; se considera como uno de los muchos seres vivientes, como un organismo que, a lo más, ha alcanzado un estadio muy elevado de perfección. Cerrado en el horizonte restringido de su fisicidad, de algún modo se reduce a “una cosa” y ya no capta más el carácter trascendente de su “existir como hombre”. Tal como lo hizo C.S. Lewis, el Papa Juan Pablo II levantó una voz profética para llamar nuestra atención sobre el futuro hacia el cual parece impulsarnos la investigación genética. Como Lewis, Juan Pablo II estaba preocupado por la actitud “prometeica” hacia la naturaleza y la vida humana, que no se inmuta ante la perspectiva de reducir todo el mundo natural a simple material por usar o de manipular o crear genéticamente un futuro post-humano. Sin embargo, Juan Pablo II, en forma diferente de Lewis, vivía y nosotros vivimos en un mundo en el que las tecnologías genéticas ya existen para reducir al mundo entero, incluidos nosotros, en el estado de pura materia. En otras palabras, vivimos en un mundo en el que todo corre el riesgo de convertirse en una manufactura. Para concluir deseo proponer dos ejemplos sobre la actitud prometeica que reduce el mundo al estado de manufactura. En cierto sentido, los ejemplos pueden parecer raros. En términos de rigor, no provienen del mundo de la ciencia. Bajo cierto sentido incluso no son ejemplos “serios”; quizás son más chistosos que profundos. Sin embargo, según mi parecer, captan el espíritu de una época, y vale la pena meditar sobre ello. Ambos ejemplos son sacados del trabajo de un artista, brasileño de nacimiento y residente en Chicago, que se llama Eduardo Kac. Ha desarrollado un tipo de arte al que se refiere como “arte transgénico”. Según Kac, el arte transgénico es “una nueva forma de arte que se basa en el empleo de la ingeniería genética para transferir genes naturales o sintéticos a un organismo, para crear seres vivientes únicos23.” El primer ejemplo se refiere a una muestra preparada por Kac, en la que afrontaba en forma específica el papel que los seres humanos desarrollan en el trabajo de creación en curso ya que nosotros usamos las tecnologías genéticas para manipular el mundo que nos circunda. En su obra llamada “Génesis”, Kac ha creado un gen sintético traduciendo una frase del libro del Génesis de la Biblia en código Morse y transofrmando luego el código Morse en pares de base de ADN según un principio de conversión que Kac ha perfeccionado para esta obra. La frase del Génesis recita: “Dominad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo y sobre todo animal que se mueve en la tierra”. El gen de Génesis ha sido incorporado en bacterias que pueden ser vistas ya sea en galería que on line. En la galería, los visitadores de la muestra podían encender una luz ultravioleta, provocando verdaderas y precisas mutaciones biológicas en las bacterias, cambiando de hecho los versículos bíblicos codificados en la bacteria. Según Kac, la capacidad de cambiar los versículos “es un gesto simbólico: significa que no aceptamos el significado de Génesis (o naturaleza) en la forma en la que la hemos heredado, y que mientras buscamos cambiarla hacemos surgir nuevos significados24.” Consideremos un segundo ejemplo del trabajo de Kac, una muestra que realizó hace algunos años y que suscitó mucho asombro. Esta muestra pública de arte incluía a Alba, la conejita GFP (proteína fluorescente verde). Alba era un pequeño conejo albino que bajo cierto tipo de luz alcanzaba una luminosidad verde porque había sido genéticamente modificado insertando en su embrión un gen de medusa que fungía como código genético para una proteína que asume una luminosidad fluorescente verde cuando se expone a una particular intensidad de luz. 86 Muchas personas se sintieron ultrajadas por la creación de Kac y muchos consideraron su trabajo como un expediente publicitario. Pero en realidad una parte de la finalidad del proyecto Alba era provocar un debate público sobre las implicaciones éticas y culturales de la ingeniería genética. Según Kac, “la creación de un animal quimérico nos obliga a examinar nociones de normalidad, heterogeneidad, pureza, hibridismo y diversidad”25. El trabajo de Kac nos invita a reflexionar sobre las implicaciones de la transformación de animales no humanos en manufacturas. En particular, la creación de Alba de parte de Kac nos obliga a preguntarnos si es moralmente justificable crear seres vivientes únicos para nuestro divertimiento o edificación filosófica. Mi respuesta es que no es justificable. En realidad, yo veo nuestra propensión a producir organismos transgénicos de este tipo como síntoma de una dinámica cultural muy profunda, en base a la cual criaturas sencientes son reducidas a simples objetos de manipulación26. De hecho, temo que nos estamos moviendo cada vez más hacia una visión de la vida humana en términos igualmente reduccionistas. El desafío moral que nos encontramos a afrontar es cómo proceder a la concretización de la gran promesa de la investigación genómica sin EL GENOMA HUMANO transformar a nosotros mismos y al resto del mundo natural en simples manufacturas de nuestra creatividad desviada. Mi esperanza es que conferencias como ésta nos puedan mostrar el camino. Prof. PAUL LAURITZEN Director del Programa de Etica Aplicada “John Carroll University”, University Heights OH,USA. Notas 1 B. JENNINGS, “The Liberalism of Life: Bioethics in the Face of Biopower,” Raritan 22, no. 4 (Spring, 2003): 133-46. 2 C. S. LEWIS, The Abolition of Man (New York: The Macmillan Company, 1947). 3 G. MEILAENDER, “Terra es animata: On Having a Life,” Hastings Center Report, vol. 23, no. 4 (July-August 1993): 25-32. 4 Ibidem, 29. 5 Ibidem, 31. 6 El sitio web del Council of Bioethics es: www.bioethics.gov 7 FRANCIS FUKUYAMA, Our Posthuman Future, (New York: Farrar, Straus and Giroux, 2002):70-71. 8 W. GLANNON, “Identity, Prudential Concern, and Extended Lives, Bioethics, vol. 13, no. 3 (2002): 276. 9 GLANNON, “Identity, Prudential Concern, and Extended Lives, 279-280. 10 L. KASS, “Ageless Bodies, Happy Souls” The New Atlantis, vol. 1 (Spring 2003): 12. 11 Esta lectura se puede encontrar en: http: //212.77.1.245/news_services/bulletin/news/105 11.php?index=10511&po_date=11.04.2002&la ng=po 12 M. CATHLEEN KAVENY, “Commodifying the Polyvalent Good of Health Care,” Journal of Medicine and Philosophy 24/3 (1999): 207223. 13 EDMUND PELLEGRINO, “The Commodifi- cation of Medical and Health Care: The Moral Consequences of a Paradigm Shift from a Professional to a Market Ethics,” Journal of Medicine and Philosophy 24/3 (1999): 253. 14 JEROME P. KASSIRER, On the Take: How American’s Complicity with Big Business Can Endanger Your Health (New York: Oxford University Press), 2005. 15 RICHARD HORTON, “The Dawn of McScience,” The New York Review of Books 51/4 March 11, 2004, p. 6. 16 Angel & Relman, 2002: 103. 17 Ver Bekelman, Li, y Gross. 18 JUSTIN E. BEKELMAN, YAN LI, Y CARY GROSS, “Scope and Impact of Financial Conflicts of Interest in Biomedical Research,” Journal of the American Medical Association 289/4 (2003), 463. 19 ARTI K. RAI e REBECCA S. EISENBERG, “Bayh-Dole Reform and the Progress of Biomedicine,” Law and Contemporary Problems 66/1. 20 Ver MARCIA ANGELL Y ARNOLD S. RELMAN, “Patents, Profits and American Medicine: Conflicts of interest in the Testing and Marketing of New Drugs,” Daedalus (Spring, 2002). 21 Bekelman, Li, y Gross, p. 456. 22 Ver NATHAN NEWMAN, “Big Pharma, Bad Science,” The Nation July 25, 2002. 23 Informaciones sobre los trabajos de Kac se pueden encontrar en: http://www.ekac.org/gfpbunny.html 24 Para mayor información sobre su trabajo, ver: http://www.ekac.org/transgenicindex.html 25 Para una discusión sobre el trabajo de Kac ver, The Eighth Day: the Transgenic Art of Eduardo Kac. Sheilah Britton and Dan Collins ed. (Tempe, Az: Arizona State University, 2003). Ver también el trabajo de la artista Patricia Piccinini en: http://www.patriciapiccinini.net/. 26 W. S. Merwin ha capturado la insidia de este tipo de reduccionismo en un poema titulado, “Dog”: “… Cualquier cosa tuvieses que proteger/No existe más. Además sus ojos vidriosos/Fijados con fuerza ante sí miran intesamente más allá de tí/Sin notar nada; no te ve. Pero equivocado:/Mira aún: es a través de ti/Que mira, y la insidia de sus ojos/Es que en ellos tu no estás …”, en Green with Beasts (London: Hart-Davis, 1956). 87 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 BONIFACIO HONINGS 4. Hacia el eugenismo liberal. Una valoración ética Ciertamente, la ciencia conoce cada vez más cual es el secreto de la vida; ella ha logrado descifrar el texto gigante, de tres mil millones de letras, que está escrito en las células del hombre. Este mapa del genoma contiene las instrucciones para crecer, desarrollarse, reproducirse y morir. Se trata de un conocimiento que, en un futuro próximo no sólo permitirá que todas las enfermedades sean “diagnosticables”, sino también que ciertas patologías multifactoriales sean “curables” como la diabetes, la predisposición a los transtornos vegetativos y cardiocirculatorios. En efecto, las técnicas de ingeniería genética ya son capaces de curar las enfermedades teniendo en cuenta los fundamentos genéticos, mediante la sustitución de los genes defectuosos con genes normales, que se introducen a través de vectores en el organismo enfermo. Para hacer notar aún más los avances en el campo sanitario, añado que una reciente forma de intervención terapéutica consiste en tratar de actuar más en la expresión de los genes que en la sustitución de aquellos defectuosos. Luego de esta breve introducción, cargada de esperanza, acerca de la finalidad terapéutica del conocimiento del secreto de la vida, paso ahora a lo que es mi tarea: las llamadas finalidades “de mejoramiento” (gene enhancement). Mi intervención se articula en dos momentos: el primero es de corte histórico, que va del movimiento eugenético al eugenismo; el segundo, en cambio, es de índole doctrinal y consiste en una valoración ética. De la eugenética de mejoramiento al eugenismo liberal Partamos del hecho que con términos renovados el tema de la genética ha repropuesto la cuestión de la eugenética, porque ha cambiado el significado del término «eugenética». El movimiento se remonta a 1870 y hasta 1950 giraba en torno a la tentativa de «mejorar el patrimonio genético de la humanidad», sobre todo a través de técnicas y estrategias de selección reproductiva y de promoción de la generación de individuos que posean una «buena» dotación genética1. Esta fase inicial se relaciona con el nombre de Galton y podemos definirla «eugenética social». En un escrito de 1873 leemos que su objetivo es «anticipar el proceso lento y estable de la selección natural tratando de eliminar las constituciones débiles y los innobles y deprorables instintos y conservar los que son fuertes, nobles y prosociales». De esta fase pasamos a la «eugenética de carácter racista» que Hitler describe en Mein Kampf (1925). Dice: «El Estado nacional... debe colocar la raza como centro de la vida general... El Estado debe presentarse como el preservador de un povernir milenario, frente al cual el deseo y el egoísmo de unos no cuentan nada y deben ser sometidos. Para este fin, el Estado se debe servir de los recursos médicos más modernos... El que no es sano y digno de cuerpo y de espíritu no tiene derecho para perpetuar sus sufrimientos en el cuerpo del niño... Bastaría impedir durante seis siglos la capacidad y la facultad de generar en los degenerados de cuerpo y en los enfermos de espíritu, para liberar la humanidad de una inmensa desventura y llevarla a un estado de sanidad casi inconcebible, hoy. Cuando esto se realizará, de modo consciente y metódico, y se favorecerá la fecundidad de la parte más sana de la nación, se tendrá una raza que, por lo menos, desde sus orígenes habrá eliminado los gérmenes de la decadencia física y moral actual». En la actualidad, hemos llegado a la fase sucesiva del completamiento del Proyecto Genoma y nos encaminamos al eugenismo liberal de los métodos de diagnósticos prenatal y de fecundación artificial. Notemos la diferencia fundamental: mientras las fases anteriores la «buena generación» era considerada una tarea de las instituciones públicas, ahora, en las sociedades liberales las decisiones genéticas se confían a las opciones de cada uno de los padres o, como se acostumbra decir, en las sociedades de mercado guiadas por intereses, provechos y preferencias, las decisiones se dejan a los «deseos anárquicos de clientes y consumidores». En fin, la característica sobresaliente de la nueva genética liberal es la neutralidad del Estado. Una vez que se pone en conocimiento todo el abanico de las terapias génicas, los padres del futuro podrán referirse a sus valores para elegir qué mejoras proporcionar a sus niños”2. Para tener una idea de lo que significa el eugenismo liberal podemos citar: “Las mujeres tienen un nuevo deber: ‘rechazar la prosecusión del embarazo de un feto, destinado a ser una persona condenada a minusvalidez y sufrimientos. Se trata de un derecho que de algún modo se configura como un deber de la mujer para con su hijo’. Además, “si nosotras mujeres hacemos nacer al niño inadecuado, entonces por lo menos debemos darle toda nuestra asistencia en el caso de que cuando éste haya crecido quisiera suicidarse.’ Porque “la idea de que la imperfección humana debe ser de todos modos aceptada pertence a algunas religiones, como la cristiana, que proponen el sufrimiento como valor”; en cambio, el humanismo liberal puede tranquilamente dejar de lado eso y apuntar directamente a ediciones actualizadas desde el punto de vista tecnológico. 88 Tengamos muy en cuenta: ya no se trata de la política de «higiene social» o «racial». Ninguno propone hoy la genética como estrategia para la «limpieza étnica» de cierto pasado, perseguida con fideismo prometeico por progresistas y partidarios de la libre elección individual3. EL GENOMA HUMANO Inicio con el deseo de que la ciencia y la técnica de las terapias génicas progresen cada vez más. En efecto, por principio, si la finalidad con la que se interviene en el genoma de un ser humano, modificándolo, es estrictamente terapéutica, es decir, que tiende a la corrección de un defecto, o a contrastar un factor patógeno, dicha intervención resulta moralmente lícita. De hecho, instalación y pre-natal, donde la posibilidad de analizar el genoma de embriones y fetos, se conecta con la posibilidad de no implantar los primeros y a abortar a los segundos. Esta conexión configura una situación que espontaneamente reduce los nacimientos de individuos con defectos genéticos. El diagnóstico prenatal comporta una selección eliminatoria de los portadores incluso en el estadio embrional o fetal. Desde el punto de vista ético, es luce clarius que el proyecto del eugenismo liberal es moralmente ilícito, precisamente porque tiene como objetivo seleccionar las dotaciones genéticas mejores, eliminando o esterilizando a los portadores de patrimonios genéticos considerados peores o “defectuosos”5. Sin embargo, la cuestión de fondo que se debe plantear es la siguiente: «¿Podemos considerar la da vivida del sujeto choca con la perspectiva objetivante de sus productores y experimentadores8. En fin, y concluye, la razón de fondo de la ilicitud del eugeunismo, liberal o no, cuando se modifica la naturaleza de la natalidad, con ella se modifica también la naturaleza profunda del actuar humano. La libertad de la persona ya no consistiría en la posibilidad de ser él o ella «autor o autora» de sus acciones, sino él o ella serían únicamente «un repetidor» o «una repetidora» de procesos manipulados técnicamente. Pero existe también otra preocupación, esto es, la que se refiere al futuro de la igualdad entre los hombres. Existe el riesgo de introducir en la humanidad una relación interpersonal «sin antecedentes». En cuanto a su nacimiento, los hijos dependen de sus padres y, por tanto, no se debe invertir su relación. Esta dependencia se refiere a la pura existencia y no a su naturaleza. Santo Tomás habría dicho que se trata de una dependencia “in fieri”, pero no “en el ser”. No se trata de una relación paritaria; los padres no son la “causa essendi” de sus hijos. Por tanto, cualquier eugenismo, social, racista, liberal, quita no sólo la libertad y la igualdad, propias de la naturaleza humana, sino también la misma vida moral. aquí no se trata de actuar sobre un sujeto humano con el fin de cambiar su identidad genética, ni de introducir presuntas “mejoras” o “amplificaciones” a sus cualidades naturales, que por lo demás se fundan en criterios inevitablemente arbitrarios y opinables. Por el contrario, las correcciones estrictamente terapéuticas sobre el genoma humano tienden a recuperar la normal configuración genética del sujeto o de contrarrestar los daños que derivan de las anomalías genéticas presentes o de otras patologías correlacionadas4. En lo que se refiere al eugenismo liberal, debo precisar que no prevé explícitamente el objetivo de eliminar los individuos con patrimonio genético “patológico”; sin embargo, hay que afirmar claramente que existe la tendencia a manifestar cierta selección de los individuos teniendo en cuenta la base genética. Baste pensar en la difusión sistemática del diagnóstico genético pre- auto-transformación genética de la especie como medio para aumentar la autonomía individual, o este camino pondrá en riesgo la auto-comprensión normativa de personas que conducen su vida con respeto mutuo y recíproco?»6. ¿Puede la humanidad presente encarcelar a la humanidad futura? Y ¿sobre quién o qué cosa se ejerce este poder?7. La respuesta es evidente: los vivientes de ahora no pueden ejercer un poder sobre los hombres venideros, porque serían objetos inermes de decisiones tomadas anticipadamente por quien los planifica hoy. Formulada en una pregunta, la respuesta es la siguiente: “¿Qué sucedería en una persona si descubriese que «su» cuerpo es el resultado no sólo de un proceso natural, sino también de una producción técnica querida y conducida por otros sujetos humanos? El joven que haya sido manipulado genéticamente descubrirá que su cuerpo es algo técnicamente producido. La perspectiva de la vi- Profesor emérito de Teología moral en la Pontificia Universidad Lateranense, Consultor del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, Santa Sede Una evaluación ética P. BONIFACIO HONINGS, O.C.D. Notas 1 Cfr. MARINA VALENSISE, Bioética, pero sin dogmas, Il Foglio, 13 marzo 2003. 2 N. AGAR, Liberal Eugenics, en H. KuhseP. Singer (ed.), Bioethics,Blackwell, Londono 2000, p. 171. Cfr. BUCHANAN, BROCK, DANIELS, WIKLER, From Chance to Choice: Genetics and Justice, Cambridge University Press, Cambridge 2000. 3 Cfr. EUGENIA ROCCELLA, Eugenética liberal. Si para la mujer el derecho de rechazar el feto defectuoso se vuelve un deber. Il Foglio, 20 julio 2005. 4 Cfr. M. CUYÁS, Problemática ética de la manipulación genética, en Rassegna di Teologia, 1985, 5, 471-497. 5 Cfr. Etica ed eugenetica, http.: // www. univ. trieste. it/-etica / 2004 2/ mordacci. htm 6 J. HABERMAS, Il futuro della natura umana. I rischi di una genetica liberale. Einaudi, Torino 2002, p.31. 7 Cfr. H. JONAS. Técnica, medicina y ética: praxis del principio responsabilidad, trad. it. por Paolo Becchi, Einaudi. Torino 1997. 8 Cfr. HABERMAS, o.c. p. 52. 89 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 KARL LEHMANN 5. La prevención de las enfermedades genéticas desde el punto de vista de la pastoral 1. Introducción En el año 2004, la opinión pública se sorprendió ante la noticia, seis años después de la creación del Proyecto Genoma y cinco años antes del previsto, de que el patrimonio genético humano había sido casi totalmente decodificado (ver “Nature” del 21-10-2004). El genoma humano comprende un total de 2,85 millon de pares de bases e informaciones por 20000 – 25000 genes. Si diez años antes se consideraba que el ser humano disponía de 100,000 genes, ahora se habla de un quinto o de un cuarto de esa cifra. Teniendo en cuenta la secuencia casi completa que está a disposición, ahora se pueden realizar estudios más precisos sobre los genes y se pueden identificar con mayor seguridad las alteraciones que son causa de enfermedades. No se debe subestimar la inserción de estos datos en la investigación clínica, en la búsqueda de la industria farmacéutica y también directamente en nuestra vida y en nuestra salud. De la ingeniería genética se obtienen válidas informaciones que pueden prevenir las enfermedades y aliviar el dolor. La conclusión positiva del Proyecto Genoma Humano ha sido celebrada como “completamiento y coronación de la historia centenaria de la genética” (Zoglauer, 13). Pero a las esperanzas se contraponen múltiples riesgos y problemáticas éticas aún no totalmente aclaradas, interrogantes como la obligación de la factibilidad, de la posibilidad de la investigación genética, el tratamiento de datos genéticos sensibles, la reducción del ser humano a sus genes, la estigmatización de los enfermos y de los minusválidos, así como el peligro de tendencias eugénicas (Habermas 2001a, 34 sig. 105 sig.). Para valorar adecuadamente las chances y los riesgos del Proyecto Genoma, en primer lugar es necesario mirar con ojo crítico el objeto de la investigación: el gen humano. La teoría de que la esencia de un ser humano se puede atribuir a sus genes, que el ser humano no es nada más que la suma de sus genes y que, por tanto, puede ser determinado a través del control de su estructura genética: es una idea que sugiere imputar las formas de vida y de expresión que se desvían de la norma como defectos de esta estructura genética. La ingeniería genética tendría pues como tarea preferir las características positivas y eliminar las condiciones desventajosas. Así como ya estamos en la capacidad de considerar algunos genes como factores que desencadenan determinadas enfermedades hereditarias como la fibrosis quística, la distrofia muscular y la corea degenerativa, e identificar los genes de la obesidad y del cáncer de mama, se espera poder pronto explicar genéticamente también otras enfermedades (psicosis, esquizofrenia, tendencia al alcoholismo, etc.). Pero quizá esto presupone que hay siempre un gen que es responsable de una determinada implantación: el gen X es responsable de los cabellos castaños, el gen Y de la inteligencia, un gen Z de la obesidad. La investigación, en cambio, ha demostrado que los genes “no son responsables de algo” sino que provocan algo. Un gen puede codificar varias proteínas y, por tanto, ser responsable de varias características. Sin embargo, hay caracteres que son el resultado de la interacción de varios genes. De este modo cerca de 20000 genes humanos pueden producir más de un millón de diferentes proteínas (crf. Zoglauer, 14). Analogamente, existen enfermedades que no podemos asociarlas di- recta y nítidamente a un determinado gen, sobre todo porque la mayoría de las enfermedades hereditarias no es de naturaleza monogenética, y está influenciada por varios genes. A esto hay que añadir que no sólo determinados genes o interacciones entre varios genes deciden sí y en qué medida se desarrolla una enfermedad, un determinado aspecto o comportamiento. Los factores ambientales desarrollan aquí un papel significativo: el ambiente social donde crece un ser humano, así como el estilo de vida, las costumbres alimentarias, la cultura, la educación y otros factores. De esto ya podemos entender que no es válida la teoría según la cual el hombre no es nada más que la suma de sus genes. “El hombre no es el producto de sus genes o del ambiente, sino el resultado de la interacción de ambos que inicia ya en el útero y es influenciado por ejemplo por las hormonas maternas” (Zoglauer,15). La teoría según la cual el gen es “el verdadero patrón del ser humano” (R. Dawkins) y que éste en su esencia y comportamiento no es más que una marioneta determinada por genes egoístas, es demasiado limitativa y no hace justicia a los complejos resultados de la investigación. Cada vez más los biólogos son del parecer que el ser humano pue- 90 de ser influenciado por sus factores hereditarios. A esto se añade el hecho que ya en la fase prenatal de su existencia los factores ocasionales tienen una influencia determinante en la replicación de los genes, la división celular, el crecimiento del cerebro. El factor hereditariedad, por tanto, no debe ser subestimado. Si un ser humano en su vida debe confrontarse con la enfermedad y la discapacidad y como reacciona ante hechos que se caracterizan como “patológicos” y “abnormes”, no depende exclusivamente de sus factores hereditarios. Los genes defectuosos no deben llevar necesariamente a la aparición de una enfermedad, sino eventualmente son factores suplementarios de riesgo. “El fenotipo de un ser humano no es una consecuencia causal de su genotipo. Ya que el genotipo no es la copia exacta del fenotipo” (Zoglauer,20). Es necesario reflexionar sobre estas relaciones para valorar desde el punto de vista pastoral el papel que desarrolla la ingeniería genética para evitar las enfermedades. Precisamente de esta situación derivan los retos y los deberes de la Pastoral que corresponden a su tarea original. 2. Diagnóstico genético y medicina predictiva La perspectiva de poder reconocer con la ayuda del Proyecto genoma incluso las predisposiciones a las enfermedades ofrece la posibilidad de prevenir de manera calculada estas enfermedades mediante un estilo de vida adecuado. Sin embargo una predisposición no lleva obligatoriamente a la enfermedad correspondiente. Y el hecho que cada ser humano posea cierto número de genes defectuosos hace que la sociedad se pregunte si en el futuro deberemos entender con la palabra “enfermedad” toda desviación de la norma genética. Por tanto, existe el peligro que algunos conceptos como salud, enfermedad y discapacidad, caracterizados por nuevos contenidos, puedan ser parcialmente redefinidos de manera arbitraria y que el concepto de “enfermedad genética” sea ampliado cada vez más. Conceptos como salud, enfermedad y discapacidad podrían interpretar- EL GENOMA HUMANO se como estándar biológico-genéticos y también como desviaciones. El ser humano se volvería un simple objeto, que debería y podría ser evaluado. El análisis del genoma humano y la redacción de un mapa génico son el presupuesto de la denominada medicina predictiva. A su desarrollo dentro de la ingeniería genética contribuye el reconocimiento de que determinadas enfermedades están programadas en los genes y que más enfermedades de las se pensaba hasta ahora derivan de interacciones entre genes y ambiente. La medicina predictiva tiene como objetivo prever la biografía de la enfermedad de un ser humano y reconocer la predisposición genética a determinadas enfermedades, para evitar la aparición o por lo menos influir de manera positiva en su decurso. Mientras el diagnóstico tradicional puede constatar una alteración patológica sólo después que ha aparecido, un diagnóstico genético se caracteriza porque puede prever una enfermedad o la predisposición a una afección años e incluso decenios antes de que aparezca. El diagnóstico precoz hecho con la medicina predictiva ofrece la posibilidad de tratamiento que quizás ya no sería posible después de la aparición de la enfermedad. La medicina predictiva quiere evitar también la transmisión de enfermedades genéticas. Se disminuye así el riesgo de una afección. Por ejemplo, se podrían prevenir enfermedades cardio-circulatorias con una correcta alimentación o con el deporte, y el cáncer de la piel, evitando la exposición a los rayos solares intensos. Al menos habría la posibilidad de suavizar en su decurso las enfermedades de origen genético o relacionales. Pero no se deberían subestimar la posibilidad y la capacidad de modificar el comportamiento, como lo demuestra la experiencia de la práctica médica. Se prevé que los datos y las informaciones obtenidas con el Proyecto genoma aumentarán enormemente las posibilidades de diagnosticar las características genéticas, sobre todo aquellas que son responsables del surgimiento de enfermedades. En Alemania existen test genéticos para más de 100 enfermedades hereditarias. Entre ellos encontramos el análisis genético para el retinoblas- toma, para reconocer un raro tumor del ojo que se presenta sólo en los niños. La predisposición a esta enfermedad puede ser testada inmediatamente después del nacimiento. Si existe la predisposición, se examinará el ojo a intervalos regulares, para reconocer precozmente los estadios prodrómicos del tumor y eliminarlos. La poliposis familiar es una forma hereditaria de cáncer del intestino. Mediante un test genético los médicos pueden identificar el gen APC mutado y adoptar de inmediato medidas salvavida. Otro ejemplo en el campo del diagnóstico genético predictivo es poder prever con qué probabilidad una mujer se puede enfermar de tumor de mama de carácter hereditario. En 1994 se describieron como genes predisponentes a ambos genes antioncógenos BRCA1 y BRCA2. La dificultad del test genético para el cáncer de mama reside en que aún no se puede hacer una diferenciación segura entre las variantes inocuas en la secuencia de bases de los genes del cáncer de mama y las mutaciones patológicas. Normalmente estos genes impiden la formación del cáncer de mama. En cambio en las mujeres con un gen defectuoso del cáncer de mama el riesgo de enfermarse un día de este tumor aumenta del 85%. Por este motivo algunas de estas mujeres por temor del cáncer de seno se hacen amputar a título preventivo ambos senos. El análisis genético sirve aquí solamente para prevenir las enfermedades: “Han habido casos en los que después de una determinada intervención (nos referimos aquí a la extirpación preventiva de mamas) en los residuos que quedan del epitelio de revestimiento (una especie de piel del órgano) o en el peritoneo ha brotado el “cáncer de mama”, o por lo menos un cáncer provocado por el gen mutado BRCA-1 (ver Zoglauer, 27). Ahora bien, con respeto a los riesgos de la medicina predictiva: existe el temor de que en nuestra sociedad disminuya la aceptación de la enfermedad y de la discapacidad precisamente por la medicina predictiva. La enfermedad y la discapacidad o, en términos más duros: se pueden evitar los enfermos y los discapacitados. Hoy se llega ya a los abortos a causa de los exámenes prenatales. Desde el inicio un niño 91 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 enfermo o discapacitado no será aceptado. Desde el punto de vista ético se trata de “una tendencia muy preocupante que no se puede aceptar”. Es imprevisible el impacto que tendrá sobre los discapacitados dicha valoración de parte de los contemporáneos. Con el empleo coherente de la medicina predictiva se crearía una ocasión más para circunscribir el complejo surgimiento de la enfermedad a pocos factores presentes en el individuo. La causa de la enfermedad vendría trasladada a cada uno de los individuos y la enfermedad se volvería un destino personal y privado. Los demás factores, como un ambiente malsano y morbífico podrían ser dejados de lado. El enfermo sería culpable de su ción de enfermedades profesionales. Por otro lado, existe también la posibilidad de que se utilice dicho análisis contra los trabajadores, si se emplea la constitución genética como criterio importante de selección y se reducen así significativamente las posibilidades de obtener el puesto de trabajo. Se entrevé también el peligro que las informaciones recogidas sobre el trabajador sean empleadas de modo que va más allá de la constatación de idoneidad para el puesto de trabajo. Desde el punto de vista ético, es necesario decir también que el análisis genético se puede efectuar sólo previa autorización de parte del trabajador. Además, se pueden poner de relieve sólo las predisposiciones enfermedad. Se crearía también el peligro de clasificar y discriminar a los seres humanos según varios puntos de vista. Se podría temer también que el ser humano sea considerado de modo biologista, que se reduzca sólo a su dotación genética. Así se programa una contradicción de la imagen cristiana del ser humano en su entereza. Otro campo en el que se pueden prevenir las enfermedades con método de ingeniería genética son los análisis genéticos en los trabajadores. Permiten constatar los peligros genéticos profesionales y pueden contribuir a mejorar la tutela del trabajo individual, a la medicina del trabajo preventiva, y a la preven- genéticas que hacen temer un grave daño para la salud del trabajador o de terceros. El análisis genético debería ser autorizado sólo si los demás métodos diagnósticos no permiten obtener informaciones semejantes. Además, el derecho a la personalidad del trabajador prohibe conseguir un perfil completo de sus características genéticas. Cada ser humano tiene derecho a la autodeterminación informativa y no puede ser estigmatizado o discriminado por una divulgación desconsiderada de su disposición genética. Ninguno debe ser desfavorecido por sus características genéticas. Debería ser claro que el análisis y el examen secuencial del genoma humano, vinculados con la medicina predictiva, ponen a disposición una gran capacidad de poder. Y como todo poder es capaz no sólo de ayudar sino también de destruir. La investigación biológica y sus descubrimientos influyen ya ampliamente en la idea que tenemos del ser humano. Además, para la supervivencia de la humanidad será indispensable una investigación posterior, aun si esta supervivencia estuviera potencialmente amenazada precisamente por la investigación. 3. Sobre el “derecho de no saber” Dado que en el campo del análisis genético la distancia entre diagnóstico y terapia aumenta cada vez más, el médico y el paciente se encuentran ante el grave problema de tener que juzgar lo que es más digno del ser humano: si tener conocimiento de una inminente enfermedad incurable o permanecer sin saberlo. Habrá una multiplicidad de enfermedades o predisposiciones diagnosticables, sin que haya la disponibilidad de una terapia eficaz. Se ha hecho la propuesta, según el “criterio de la ventaja preventiva”, de no diagnosticar ni siquiera las enfermedades de origen genético que no pueden ser tratadas. Al derecho reconocido de saber se contrapone aquí la misericordia de la ignorancia. Para enfermedades que se pueden diagnosticar pero no curar, la ventaja de saber, lograda gracias al análisis genético, permite organizar adecuadamente el propio estilo de vida, planificarlo y cambiar el propio modus vivendi. Pero, por otro lado existe la desventaja del conocimiento con la pérdida de energía vital, esperanza en el futuro y felicidad de vivir sin el temor de las enfermedades. Además, si el conocimiento del patrimonio genético de los individuos y de los grupos, cae en manos equivocadas puede causar daños, destruir perspectivas y proyectos de vida. El derecho de saber y el derecho de no saber son dos lados de la misma medalla. Tanto uno como el otro derivan de la idea insertada en la historia y de la civilización occidental que el ser humano es una persona con el derecho de la autodeterminación. Este concepto con- 92 tiene, como aspecto esencial de la idea de la dignidad humana, también la prohibición de instrumentalización, la obligación del finalismo (Kant), el derecho a la esfera privada y a la libertad de la persona. Todas las reflexiones que tienden a evitar las enfermedades genéticas deben tener en cuenta estas exigencias. La ignorancia puede ser una “condición preliminar de la libertad” (H. Jonas), porque “la predestinación del dolor futuro, el sólo presunto conocimiento del propio porvenir (...) pueden obstaculizar el desarrollo libre y espontáneo de la personalidad” (Zoglauer, 37). Asimismo, el máximo conocimiento posible de la disposición genética a la enfermedad no es de suyo garantía de salud y de vida feliz; de manera que ni siquiera se disgregan los elementos naturales y fundamentales de finitud de la naturaleza humana. “Con el diagnóstico genético se eleva un poco el “velo natural de la ignorancia” y con la terapia génica el ser humano puede modificar el destino que le había sido asignado. No tiene importancia como lo modifica: nuevos genes dan sólo un nuevo destino, al que nos debemos acomodar. Estas reflexiones, hechas esencialmente por H. Jonas sobre el “derecho de no saber”, son dignas de tenerse en cuenta si se decide, en consideración de la racionalidad actual, como es que muchas personas llegan a esta actitud y la mantienen. Pero ésta es una renuncia en absoluta armonía con la creación entendida en sentido bíblico. 4. Asesoría genética: posibilidades y consecuencias La asesoría genética y el diagnóstico prenatal tienen la tarea de valorar los riesgos de surgimiento de determinadas enfermedades hereditarias y de identificar o excluir precozmente las lesiones. Todo esto está estrechamente vinculado con la investigación sobre el genoma humano. Asesoría genética La asesoría genética puede informar también antes de la procreación sí y con qué probabilidad se transmitirán al niño determinadas enfermedades hereditarias. La decisión EL GENOMA HUMANO de tener un hijo será bastante facilitada en los casos en que ya se pueda excluir con la asesoría genética que un futuro niño sufrirá cierta enfermedad hereditaria. En cambio, si durante los exámenes se halla un mayor riesgo, quien ha solicitado un consejo podrá tomar una decisión responsable pro o contra la procreación conociendo las probabilidades de la enfermedad. Por tanto, la asesoría genética puede evitar un conflicto para un futuro embarazo. También puede contribuir para que los partner se preparen con tiempo al riesgo correspondiente de un niño discapacitado y puedan utilizar todas las posibilidades de ayuda. La libre voluntad es la premisa irrenunciable para la moralidad de la asesoría genética. Por tanto, se debe excluir cualquier normativa que haga depender los servicios del Estado, del seguro de enfermedad y de la previsión social del hecho que se haya efectuado una asesoría genética. En las discusiones públicas a veces se escucha afirmar que la sociedad tiene el legítimo interés de evitar la procreación de niños gravemente discapacitados. Por un lado la sociedad debería sostener los costos de la asistencia, por el otro, a largo plazo empeoraría el patrimonio genético de la población. Hay que oponerse firmemente a estas afirmaciones eugénicas. dos citogenéticos y de análisis directo del DNA para buscar desviaciones genéticas. En caso de que se confirmen las temidas desviaciones genéticas se pueden aplicar cuanto antes medidas terapéuticas y se puede ofrecer a las mujeres embarazadas la ayuda que les permita adaptarse a una eventual enfermedad del niño. Actualmente, para muchas enfermedades hereditarias existen opciones terapéuticas sólo en rarísimos casos excepcionales. En 1998 se obtuvo en Estados Unidos un éxito terapéutico. Con una operación en el feto en el seno materno fue posible corregir al menos en parte la malformación genética de la espina bífida. Desde el punto de vista ético el diagnóstico prenatal plantea un conflicto entre la vida y el bienestar del nascituro y las necesidades, los deseos y quizás los derechos de los padres, ya que se evidencia la divergencia entre derecho y ética. El juicio teológico y ético del DP es unívoco. El DP es de por sí neutro des- Diagnóstico prenatal En forma diferente de la asesoría genética, el diagnóstico prenatal (DP) – el mayor campo de aplicación del test genético – determinará en un embarazo ya en curso si el feto está afectado por la temida enfermedad o discapacidad. Dado que cada vez más recién nacidos vienen al mundo con una o más lesiones genéticas graves o que han surgido durante el embarazo – las indicaciones varían entre el dos y el tres por ciento – es necesario reconocer la necesidad, para una genitorialidad responsable, de información completa y de asesoría como ayuda a la decisión. Esto sucede especialmente si graves afecciones genéticas familiares o factores externos hacen temer un mayor riesgo genético. En el diagnóstico prenatal con la amniocentesis y la biopsia corial se obtienen células fetales del útero que luego se examinan con méto- de el punto de vista ético. Una cualificación ética interviene en su aplicación concreta. Es moralmente útil si favorece los métodos de salvaguardia de la salud y la terapia del nascituro; si sirve para tranquilizar a los padres preocupados. Si puede facilitar la decisión de tener un hijo aun en los casos de embarazo con riesgo; en el 97 por ciento de los casos ya después de un mes los padres pueden verse libres del temor injustificado de un niño discapacitado. No hay que olvidar esta ayuda liberatoria y positiva. En los demás casos los padres pueden acostumbrarse con tiempo a la idea de un niño discapacitado. El diagnóstico prenatal, además, pue- 93 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 de evitar que se interrumpan embarazos simplemente por la sospecha de probables lesiones del nascituro. En fin, sirve también a la lucha de la medicina contra las enfermedades fetales, ya que permite bastante rápido – durante la gestación, en el momento del parto o inmediatamente después del parto – un tratamiento preventivo o terapéutico optimal. En cambio, si el diagnóstico prenatal se hace para proceder a un aborto en caso de enfermedad o de discapacidad del nascituro, no puede haber una justificación ética. Juan Pablo II observa en su encíclica Evangelium vitae en 1995: “Pero, dado que las posibilidades de curación antes del nacimiento aún no son hoy bien definidas, sucede no pocas veces que estas técnicas se ponen al servicio de una mentalidad eugenésica, que acepta el aborto selectivo para impedir el nacimiento de niños afectados por varios tipos de anomalías. Semejante mentalidad es ignominiosa y totalmente reprobable, porque pretende medir el valor de una vida humana siguiendo sólo parámetros de «normalidad» y de bienestar físico, abriendo así el camino a la legitimación incluso del infanticidio y de la eutanasia” (63). Con respecto a la pesada problemática que acompaña al diagnóstico prenatal se delinea en los debates actuales un nuevo modo de pensar que parte sobre todo del movimiento femenino, de las asociaciones de los discapacitados y de las Iglesias. Surgen fuertes tendencias para reconsiderar la reglamentación de la aplicación del DP. Diagnóstico genético de pre-implantación PGD/PID El diagnóstico de pre-implantación (PGD) es una posibilidad más para aplicar el análisis genético en campo prenatal. Con el PGD el diagnóstico genético ha dado un nuevo paso adelante. Gracias a este método de análisis se puede ayudar a tener un hijo a las parejas con enfermedades hereditarias. El embrión concebido in vitro será examinado ya en el estadio de 8 células antes de su traslado al útero, para determinar si es genéticamente sano o si ha heredado de sus padres el carácter patológico, es decir, el temido defecto genético. En caso de resultado positivo el embrión no se- rá trasladado, sino destruido. Siendo obvia la característica de la selección de esta metodología, se delinea ya el pasaje de una selección negativa que impida el desarrollo de seres humanos con un defecto genético, a una selección positiva inspirada en la eugenesia, con el fin de dejar sobrevivir sólo aquellos embriones que presentan determinados caracteres positivos deseados. Qué enfermedades, caracteres, disposiciones deben ser tomados en un catálogo de indicaciones para un PGD parece depender más de la discrecionalidad y de varios intereses, que de argumentaciones rígidas, codivisibles objetivamente, y sostenibles tanto desde el punto de vista ético y médico como de aquel socio-político. “Hay indicaciones de una desesperada tentativa para evitar la ruptura de una defensa moral” (Zoglauer, 44). Aunque está unida a un rígido catálogo indicativo, el PGD se desclasa debido a la inmanente metodología de la selección y se vuelve absolutamente insostenible éticamente, fallando incluso como medida para evitar enfermedades genéticas. Nuevas posibilidades terapéuticas: terapia génica Con la posibilidad de reconocer los defectos genéticos aumenta la probabilidad de repararlos. La terapia génica tiene como objetivo curar enfermedades genéticas o que estén correladas o no permitir que se presenten. Esto ocurre con la eliminación de los síntomas o con la remoción de la causa de la enfermedad. Actualmente la terapia génica es adecuada sólo para el tratamiento de enfermedades hereditarias monógenas, dependientes de la estructura modificada de un solo gen. Si la enfermedad depende de más genes defectuosos o de una interacción de defectos genéticos y de factores ambientales se habla de enfermead con causas multifactoriales. Actualmente y también en el próximo futuro queda excluido curar las enfermedades de causas multifactoriales con una terapia génica. La terapia génica como complemento de las formas terapéuticas ya existentes tiene una legitimación fundamentalmente ética gracias a la dignidad de la prevención y del restablecimiento directo de la salud humana y gracias a la reducción auspiciada del dolor. Ambos acercamientos terapéuticos son importantes para un juicio ético más profundo. En caso de terapia génica somática, dirigida a células del cuerpo que no funcionan de manera regular, en general no hay nuevos problemas éticos con respecto a las formas terapéuticas tradicionales. Se debe evaluar como los demás métodos terapéuticos nuevos. Esto significa que el método debe ser seguro; debe ser proporcionado y el paciente debe dar su consentimiento informado. La terapia génica de la línea germinal, en cambio, es una intervención en la información genética de aquellas células de las que provienen las células germinales (línea germinal). También puede formar células totipotentes en las mismas células germinales, en las células fecundadas y embrionales. Al contrario de la terapia génica, la terapia de la línea germinal provoca no sólo un cambio en los seres humanos, sobre como es efectuada, sino determina también las características genéticas de los descendientes de estos individuos. La terapia de la línea germinal no es prácticamente factible ni ahora ni en un próximo futuro. Su insostenibilidad ética desciende de argumentaciones pragmáticas y categóricas. Las argumentaciones pragmáticas muestran sobre todo los riesgos: no se podría excluir que estas intervenciones causen daños irreparables y provoquen modificaciones de la personalidad. Habría además el peligro que estas sean usadas de manera ilícita para cultivos de embriones humanos. Asimismo, para desarrollar esta terapia se necesitan experimentos con embriones humanos, que se deberían rechazar en el interés de la primacía de la protección de la vida sobre la protección de la salud. Los argumentos categóricos adoptados contra la terapia de la línea germinal afirman que esta es una ofensa a la dignidad del ser humano, porque modifica la base genética de la individualidad y, por tanto, la integridad personal. Todo ser humano entra en la sociedad... como generado y nacido, no como hecho y seleccionado. Tiene sus derechos, sin tener que agradecer a nadie. Si en una célula fecundada se efectúa una interven- 94 ción de ingeniería genética, incluso con finalidad médica, no se cura a una persona existente, sino que se manipula su identidad. Violando las generaciones, los conocimientos de ingeniería genética de nuestro tiempo podrían llevar a un poder cada vez más creciente sobre las generaciones futuras. Desde su punto de vista, esto significa: el conocimeinto podría llevar al dominio de los muertos sobre los vivos y esto sería absolutamente irreversible. Nuevos fármacos Hay posibilidades de aplicar la ingeniería genética en el campo del desarrollo farmacológico que tiene la finalidad de prevenir y de curar las enfermedades. Desde el punto de vista de la protección ética de la salud sería irresponsable renunciar a las nuevas posibilidades de producción de fármacos abiertas por la ingeniería genética o a mejores posibilidades terapéuticas. El desarollo de nuevas sustancias activas podría ser muy importante para la lucha contra los tumores y la cura de los enfermos de Alzheimer. Los llamados fármacos protéicos forman parte de aquellos fármacos de nuevo tipo producidos con la ingeniería genética. Proporcionan al enfermo las proteínas que estos no son capaces de producir de manera suficiente. Otro medicamento génico hoy conocido en el mercado farmacéutico es la insulina humana para curar la diabetes. 5. Ayuda pastoral. Repercusiones sobre todo en las relaciones con la discapacidad Con el análisis del genoma y la medicina predictiva, en cierto sentido la vida se ha vuelto más previsible. Pero cuanto más la medicina está en la capacidad de proporcionar algo semejante a “garantías” para un niño sano, por ejemplo mediante el diagnóstico prenatal y la pre-implantación, tanto más se refuerza el rechazo a la vida lesionada o discapacitada. Sin duda se puede esperar que disminuya la disponibilidad de aceptar desde el nacimiento a los seres humanos discapacitados y a ver en ellos una tarea de toda la vida. Quizás un día la socie- EL GENOMA HUMANO dad ya no aceptará más a los niños discapacitados. Se sabe que habrían podido permanecer no nacidos, y que en fin de cuentas se habían puesto a disposición todas las posibilidades legales para una eliminación antes del nacimiento. Se podría incluso reivindicar el derecho de tener un niño sano. El peso que representa para una familia un niño discapacitado es serio y pesado. Pero también en una familia de este tipo no se excluyen el gozo y la felicidad, no obstante su vida esté marcada igualmente por la discapacidad. ¿Cómo se puede conciliar el principio que la vida es una bendición y un don si las condiciones de vida de un niño discapacitado oprimen a veces a una familia de modo indecible? En el mensaje cristiano es Dios que bendice y da la vida, que da la respuesta. Jesucristo ha experimentado en su vida el dolor, el sufrimiento y hasta el abandono de Dios en la cruz . En este mundo vemos continuamente, a veces de modo doloroso, que también la creación está hecha pedazos. Pero Dios la comparte, y por tanto podemos esperar. Al contrario de nuestros deseos naturales podemos aceptar y apreciar al débil, al incompleto, al que sufre. Así inicia un recorrido de humanización, de profundo respeto por la vida, que se nos indica como camino de la salvación. En toda parte donde haya alguno que por fe o por honestidad humana está de la parte de este destino y no se sustrae destruyendo la vida, realiza posibilidades de madurez humana, inalcanzables sin el sufrimiento. Todo pastor de almas conoce ejemplos en los que esto se puede tocar con mano. Todos debemos reconocimiento, consideraciones y ayuda activa a esos padres y a esas familias que han iniciado y siguen ese camino. Se trata de una tarea importante, que la asistencia espiritual no la tiene en consideración en estas situaciones. Allí donde la medicina y la ingeniería genética se chocan con sus límites, porque también ellas no pueden garantizar una vida exenta de sufrimiento, de enfermedad y discapacidades, es tarea prioritaria de la Iglesia y de la Pastoral no dejar solos en su difícil camino a las personas afectadas, debe ayudarlas a aceptar el destino de la enfermedad y de la discapacidad y animarlas, no obstante todas las adversidades, a no perder la fe en el sentido y en la dignidad de toda vida humana. No puede ser tarea de la pastoral esperarse la salvación sólo de la moderna biociencia. En su predicación y en su servicio a los enfermos la Iglesia debe mostrar que el ser humano puede experimentar la curación final y definitiva sólo en la fe en Dios. En su asistencia espiritual no debe dejar de estar cerca sobre todo a los que la medicina no puede ayudar. Los cristianos creen que el ser humano tiene su origen en el misterio que los hombres intuyen con su investigación y con sus interrogantes sobre su vida y que los cristianos llaman Dios Jesucristo. Para los cristianos una vida humana, bajo cualquier forma, nunca es absurda e inútil. El ser humano no es un producto del caso. No se ha hecho por sí solo y no existe en absoluta autonomía. Por esto no puede garantizar por sí solo el sentido y el valor de la propia vida. Para los cristianos, creer que el hombre es creado por Dios contiene el mensaje que cada ser humano es querido y aceptado y amado por Dios, y está llamado a encontrar la felicidad de su vida en la unión con Dios. Para los cristianos la dignidad inalienable del ser humano se basa en el hecho que más allá de todos sus servicios, capacidades e incapacidades, es amado incondicionalmente por Dios y por El es aceptado de manera definitiva. Los cristianos creen que Dios garantiza el valor y el significado de cada vida humana. El ser humano sólo puede hacer que Dios le muestre cuál es el sentido y el valor de la vida y aceptarlo con fe. Los cristianos creen que Dios no abandona a los hombres, sino que permanece fiel a ellos. Dios ha roto el círculo infernal de la desesperación, de la inutilidad y de la culpa a través del nacimiento, la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Al hacerse hombre, Dios se ha puesto definitivamente de la parte de todo hombre y ha confirmado de manera insuperable la dignidad humana. En Jesús, Dios mismo comparte el destino del ser humano en el gozo y en la esperanza, en la falta de éxito y en el sufrimiento, hasta la desesperación de la muerte. En Jesucristo, Dios está al lado del hombre, que 95 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 no es reconocido, que sufre, que está clavado al destino de su discapacidad, que aparentenemente no puede dar nada, que está derrotado en su vida, que muere. Cuando Dios resucita a Jesucristo de la muerte a la plenitud de la vida, al creyente se le proporciona la certeza y el sentido que Dios es fiel, que no abandona ni siquiera en el sufrimiento y en la muerte. En su creer en Dios el hombre encuentra el futuro y el sentido de su vida (Lehmann 2005). Si la Iglesia se levanta contra el aborto por enfermedad o discapacidad del niño, también se debe comprometer humanamente a favor de los padres de los niños con discapacidad y ser solidaria con ellos. Los padres deben sentir la estima por el amor que dan a su niño discapacitado incluso en el ambiente que los circunda. Si dejamos que no suceda, pecamos contra ellos y contra su niño discapacitado, y contra el don divino de la vida, que la mayoría de nosotros ha recibido sin esa discapacidad. Todos deberíamos crear una atmósfera de confianza y de aceptación hacia el niño portador de handicap y hacia sus padres. Cada uno de nosotros debería hacer todo lo posible a fin de que nuestras parroquias se vuelvan comunidades del gozo de vivir y de la confianza en la vida. Los grupos de contacto y los grupos de ayuda pueden contribuir para que los niños discapacitados y sus padres no se queden solos en sus dificultades. Significa ayudar con una asistencia que tiende a aliviar el peso de las múltiples tareas que en su conjunto hacen que una situación aparezca difícil de soportar y casi desesperada. Esto se puede hacer también ofreciendo en la vida cotidiana pequeñas ayudas, que sirven para superar las situaciones difíciles. En lo posible, mediante la predicación y el servicio que desarrolla, la Iglesia también debería tratar de reforzar la comprensión, la responsabilidad y la solidaridad, y proveer de modo no burocrático a las necesidades urgentes. Los asistentes espirtuales no deben cansarse de buscar el camino para acercarse a los discapacitados y a sus familias. Para una comunidad cristiana ningún sufrimiento debe permanecer extraño, si se toma seriamente la imagen que da Pablo de la comunidad como “Cuerpo de Cristo” (Rm 12; Co 12). Cada ser humano es miembro de dicho cuerpo. El dolor de una parte es dolor de todos. Separarse del sufrimiento del otro debe entenderse, pues, como separación del cuerpo de Cristo. Compasión y solidaridad con las personas que sufren son elementos esenciales de la existencia cristiana. De este concepto de comunidad como cuerpo de Cristo deriva no sólo la diaconía para los enfermos y los discapacitados, sino también la diaconía de los enfermos y de los discapacitados a favor de la sociedad. “Pablo no piensa que este Cuerpo de Cristo rebose de salud. Hay miembros débiles y hay miembros gráciles. Y Dios proporciona al miembro grácil la máxima consideración y el máximo honor (1 Co 12,24) porque tiene necesidad de los miembros débiles y gráciles para su Reino. ¿Por qué? Porque la comunidad del Cuerpo de Cristo no es sólo aquella del Cristo resucitado, sino también la del Cristo crucificado... El cuerpo de Cristo – es también el cuerpo del Hijo del hombre débil, inerme y crucificado. Y el (Spr 31,8), debe hablar como un abogado por los que la enfermedad y el sufrimiento ha hecho enmudecer. La enfermedad y sus necesidades deben ser propagandadas, porque la ayuda no atraviesa por si sola las puertas cerradas. Las iglesias y sobre todo las comunidades locales deben darse cuenta de todas las incombencias que aún no han sido descubiertas por la sociedad y por la asistencia social. A través de las comunidades se puede ofrecer directamente ayuda personal a los enfermos y a sus familiares. De este modo se refuerza el encuentro con el prójimo, y los enfermos y sus familiares experimentan en la comunidad la promesa y el sentido de la vida. poder del Cristo resucitado está siempre en unión con los sufrimientos del Crucificado“ (J. Moltmann). Los enfermos y los discapacitados y sus familiares aún no son bastante considerados en la sociedad. Aquí las iglesias, mucho más que hasta ahora, deben elevar su voz para dar voz a los que no hablan humana, para mejorar las posibilidades y tutelar los valores éticos importantes, o si están en contraste con todo esto. Como primera regla se propone no diagnosticar más de lo que se puede hacer desde el punto de vista del pronóstico y de la terapia. La fortuna del análisis genético reside en que permite que los in- 6. Conclusión El análisis del genoma presenta menos problemas éticos y pastorales de las posibilidades que abre. Estas posibilidades deben ser controladas, con el fin de ver si sirven para proteger y promover la vida 96 dividuos actuen de manera responsable en lo que se refiere a su salud y a la de su descendencia. Esto no significa que otros están obligados a saber más de lo que quieren saber (derecho de no saber). El uso del análisis genético para la selección es éticametne irresponsable y problemático. El diagnóstico prenatal a menudo llega al aborto; el screening de los trabajadores llega a preferir mano de obra genéticamente robusta; en los seguros el análisis genético puede llevar a preocupantes disparidades desde el punto de vista socio-político. Visto que los datos objetivos con el análisis genético se refieren al núcleo de la esfera privada, ninguno puede estar obligado a revelarles (protección de los datos) salvo que se puedan temer graves daños para terceros. Además de los riesgos en la esfera individual encontramos también ventajas: el desarrollo de nuevos métodos diagnósticos, medicinales y terapias. Por esto no sólo es aconsejable, sino que corresponde también a la naturaleza y a la tarea creativa del ser humano que toma por mano de modo razonable su destino genético y no lo deja simplemente en manos de la naturaleza o de la evolución biológica. Los riesgos deben estár limitados por acciones responsables, directivas y eventuales leyes. Teniendo en cuenta las posibilidades indicadas no parece ni posible, ni razonable, ni ético, no aceptar o demonizar la moderna ingeniería genética, el Proyecto Genoma Humano, y la medicina predictiva vinculada con ellos. Reconocer rápidamente enfermedades en parte misteriosas y las eventuales posibilidades terapéuticas pueden evitar mucho sufrimiento. Pero será necesario preguntarse, considerando el efecto general de las opciones de ingeniería genética, y en cada una de las intervenciones, cómo se protege, tutela y salva la vida y se ayudará al ser humano a tener una vida digna de un hombre. En este contexto es preciso abrir un debate sobre la enfermedad y la discapacidad, ya que sólo de este modo se puede evitar la estigmatización y la discriminación de los enfermos, de los discapacitados y de las personas con factores hereditarios desfavorables. Incluso con tantos datos genéti- EL GENOMA HUMANO cos sobre la estructura del ser humano no logramos encontrar el sentido de su existencia. Los seres humanos encuentran el sentido de su vida no en sus genes, sino como se proponen con su “naturaleza” en las relaciones sociales, personales y religiosas. El sentido de la vida es más que un simple funcionamiento. No es hecho, sino objeto de fe. Quien la posee, puede mover las montañas. Conceptos como “genero” o “humanidad” no son sujetos a los que hay que sacrificar lo individual, sino instrumentos abstractos de información racional. El conocimiento biológico puede permitirnos acciones humanas más conscientes, pero no puede sustituir las perspectivas personales de vida. S.E. Card. KARL LEHMANN Obispo de Mainz Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana Bibliografía BARTENS W., Die Tyrannei der Gene, Wie die Gentechnik unser Denken verändert, München 1999. BARTENS W., Dem Leben auf der Spur. Biografie eíner Entdeckung – 50 Jahre Entschlüsselung der DNS, Stuttgart – München 2003. BRAUN K., Menschenwürde und Biomedizin. Zum phílosophischen Diskurs der Bioetik, Frankfurt 2000. Deutsche Bischofskonferenz/Rat der Evangelischeu Kirche in Deutschland, Wie viel Wissen tut uns gut? Chancen und Risiken der voraussagenden Medizin. Gemeinsarnes Wort zur Woche für das Leben 1997: “Jedes Kind ist liebenswert. Leben annehmen statt auswählen’’ (Gemeinsame Texte, 11), Bonn – Hannover 1997. Deutsche Bischofskonferenz, Sekretariat (Hg.). Der Mensch: sein eigener Schöpfer? Wort der Deutschen Bischofskonferenz zu Fragen von Gentechnik und Biomedizin vom 7. Märx 2001 (Die deutschen Bischöfe, 69), Bonn 2001. FISCHER E.P., Das Genom, Frankfurt 2002. GÖTZ C., Medizinische Ethik und katholische Kirche. Die Aussagen des päpstlichen Lehramtes zu Fragen der medizinischen Ethik seit dem Zweiten Vatikanum (Studien der Moraltheologie, 15), Münster 2000 (hier bes. 136150; 195-210; 519-522; 553-565). GRANMANN S., Die somatische Gentherapie, Tübingen 2000. HABERMAS J., Die Zukunft der menschlichen Natur. Auf dem Weg zu einer liberalen Eugenik? Frankfurt 2001. HABERMAS J., Glauben und Wissen. Friedenspreis des Deutschen Buchhandels 2001, Frankfurt 2001. JOHANNES PAUL II, Enzyklika Evangelium Vitae an die Bischöfe, Priester und Diakone, die Ordensleute und Laien sowie an alle Menschen guten Willens über der Wert und die Unantastbarkeit des menschlichen Lebens, hg, vom Sekretariat der Deutschen Bischofskonferenz (Verlautbarungen des Apostolischen Stuhls, 120), Bonn 1995. KNOEPFFLER N., Menschenwürde in der Bioethik, Berlin 2004. KOLLEK R., Präimplantationsdìagnostik. Embryonenselektion, Weibliche Autonomie und Recht, 2. Aufl., Tübingen 2002. LEHMANN K., Heilende Gemeinschaft: Zusammen leben mit behinderten Menschen, en: Caritas 84: Jahrbuch des Deutschen Caritasverbandes, Freiburg i. Br. 1984, S. 51-56. LEHMANN K., Genforschung und Gentechnik: Hexenwerk oder Schöpfungsauftrag?, en: Niemitz, C./Niemitz, S. (Hg.), Genforschung und Gentechnik, Berlin 1999, 268-280. LEHMANN K., Das christliche Menschenbild und die Grenzen der Wissenschaft, en: Frühwald, W. u.a., Das Design des Menschen, Köln 2004, 147-181. LEHMANN K., Staunen vor dem Leben als bleibender Imperativ, en: Hübner, I. u.a. (Hg.), Lebenstechnologie und Selbstverständnis. Festschrift für Richard Schröder, Berlin 2004, 13-42. LEHMANN K., Das Recht, ein Mensch zu sein. Zur Grundfrage der gegenwärtigen bioethischen Probleme = Eröffnungsreferat des Vorsitzenden der Deutschen Bischofskonferenz bei der Herst-Vollversammlung der Deutschen Bischofskonferenz 2001 (hg. vom Sekretariat der Deutschen Bischofskonferenz) Bonn o.J. (2005). LEHMANN K., Was heißt “ewiges Leben”? (=aktualisierter gleichnamiger Beitrag aus der Reihe ,,Antwort des Glaubens“, Nr. 3, Freiburg i.Br,. 2. Auflage 1979), en: Ernstpeter Mauren (Hg.), Grundlinien der Dogmatik, Festschrift für Gerhard Sauter, Rheinbach 2005, 303-217. LOZANO BARRAGÁN J., Metabioetica e biomedicina, Vaticano 2005. MIETH D., Die Diktatur der Gene, Herder spektrum, Freiburg i. Br. 2001. MOLTMANN J., Diakonic im Horizont des Reiches Gottes. Schritte zum Diakonentum aller Gläubigen, Neukirchen-Vlyun 1984, hier bes 70f. NÜSSLEIN-VOLHARD CH., Von Genen und Embryonen, Stuttgart 2004, Dies., Das Werden des Lebens. Wie Gene die Entwicklung steuern, München 2004. REHMANN-SUTTER CH., MÜLLER, H. (Hg.), Ethik und Gentherapie. Zum praktischen Diskurs um die molekulare Medizin, 2. Aufl., Tübingen 2003 (1. Aufl., 1995). REITER J., THEILE-URSEL (Hg.) Genetik und Moral. Beiträge zu einer Ethik des Ungeborsnen, Mainz 1985. REITER J., Menschliche Würde und christliche Verantwortung. Bedenkliches zu Technik, Ethik, Politik, Kevelaer 1989. REITER J., Prädiktive Medizin – Genomanalyse – Gentherapie, en: Internationale katholische Zeitschrift 19 (1990) 115-129. REITER J., Ethische Aspekte der Humangenetik, in: Politische Studien 44 (1993) Nr. 332, S. 49-57. REITER J., Der Bauplan des Menschen: Dans menschliche Genom-Projekt, en: Stimmen der Zeit 211 (1993), 219-231). REITER J., Die genetische Gesellschaft. Handlungsspielräume und Grenzen, Limburg – Kevelaer 2002. REITER J., Pränatale Diagnostik heute – der Weg zum perfekten Kind?, en: Neue Caritas 103 (2002) H. 11 vom 13. Juni 2002, 9-12. REITER J., Streit um die Präimplantationsdiagnostik (PID) – Contra, en: Zeitschrift für Rochtspolitik 35 (2002) Nr. 8, 372. SASS H.-M. (Hg.), Medizin und Ethik Stuttgart 1989. WADE N., Das Genom-Projekt und die Neue Medizin, Berlin 2001. WILS J.-P., MIETH, D. (Hg.), Ethik ohne Chance?, 2. Aufl., Tübingen 1991. ZANKL H., Genetik, München 1998. Ders., Von der Keimzelle zum Individuum, München 2001. ZOGLAUER T., Konstruiertes Leben: ethische Probleme der Humangenetik, Darmstadt 2002. 97 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 6. Diálogo interreligioso en la aplicación del conocimiento de la genética humana ABRAMO ALBERTO PIATTELLI 6.1 Perspectiva hebrea El progreso sin antecedentes logrado por la investigación genética y biomédica en los últimos decenios no sólo ha producido nuevas perspectivas en lo que concierne la naturaleza de la vida y en lo que constituye sus procesos más complejos; hemos asistido a cambios revolucionarios en la práctica de la medicina y de la investigación aplicada. Siendo la vida del hombre el centro de tanta atención, es evidente que la religión hebrea no puede permanecer extraña a las innovaciones y debe estar atenta a afrontar las implicaciones específicas y expresar su parecer en los serios y numerosos problemas que surgen cotidianamente. El conocimiento y su consecusión constituyen actividades legítimas para los seres humanos y no interfieren en las prerrogativas divinas. Pero el debate sobre la genética se vuelve cada vez más amplio, y a menudo cada vez más dramático, frente a las perspectivas que ofrece el progreso de las tecnologías genéticas. Según mi parecer, por el momento es difícil hacer un discurso unívoco y absoluto desde el punto de vista hebreo con respecto a las problemáticas planteadas por la genética. De hecho, es necesario examinar singularmente los varios aspectos de los que se ocupa esta ciencia y llegar a formular un juicio que se pueda generalizar. Es difícil seguir este recorrido en el poco tiempo a disposición. Cada caso debe ser estudiado y discutido singularmente para ver las implicaciones y los matices que están implícitos. Gracias a la investigación en el campo genético, es posible diagnosticar y comprender cada vez mejor, incluso en el período prenatal, las enfermedades hereditarias con las que nuestra sociedad lamentablemente debe confrontarse cada día. Pero en el campo de la investigación se pueden verificar especulaciones ilícitas en el ámbito que conduzcan a reales y verdaderas aberraciones. En efecto, ¿qué opinar de lo que corrientemente llamamos “ingeniería genética”, o de las técnicas de clonación de los seres humanos y de las enormes implicaciones morales y sociales que derivan de ella? El examen de muchos aspectos de la biomedicina, del trasplante de órganos a la inseminación in vitro, de la congelación de los cuerpos a la eutanasia, y así en adelante, además de ser de inmenso interés, como ya se ha dicho, comportan una investigación bastante compleja. Según mi parecer, lo que es importante es colocar algunos principios fundamentales para remarcar una ética precisa y reglas de comportamiento que el investigador debe tener en consideración. Si todo comportamiento humano se debe regular por normas, esto vale mucho más para aquellas ciencias que, al tratar con la vida se hallan frente a la dimensión de lo sagrado. El primer principio al que deseo referirme es la máxima rabínica que encontramos en el Talmud según la cual “salvar una vida humana equivale a salvar el mundo entero”. De esta consideración aprendemos que el valor de la vida humana es infinito y nada en el creado supera la vida del hombre en términos de valor general y sobre todo moral. Esta idea sobre la sacralidad de la vida tiene su origen y fundamento en tantas páginas de la Biblia y en particular en la narración de la creación del hombre hecho a imagen y semejanza de Dios. Son numerosas las implicaciones que descienden de este principio absoluto. Por ejemplo, el deber para el hombre a defender su incolumidad física y proveer a su salud. Corresponde al médico intervenir con toda su ciencia e inteligencia a favor del enfermo con el fin de obtener su curación. El mandamiento bíblico “no permanezcas inerte frente al peligro de tu prójimo” es normalmente interpretado por los maestros hebreos 98 como una invitación y un estímulo a emprender esa investigación científica que con el tiempo puede resultar beneficiosa y útil para la salud y para la vida del hombre. Pero es implícito que su aplicación no debe comportar un peligro para la existencia del hombre mismo. En su larga y secular historia el hebraísmo nunca ha probado complejos de inferioridad ni con respecto a la investigación científica ni con el progreso humano. Al hombre se le reconoce la capacidad de progresar y de alcanzar niveles altísimos, precisamente como afirma el octavo Salmo: “Qué es el hombre para que de él te acuerdes y el ser humano para que de él te cuides? Apenas inferior a un dios lo hiciste, coronándole de gloria y de esplendor”. Al respecto, el Talmud explica que el hombre es superior incluso a las criaturas celestiales ya que éstas no poseen la libertad, mientras que el hombre posee la libertad de elegir y es la única criatura capaz de dialogar con su Creador. Según el pensamiento bíblico, la manifestación de esta superioridad, tanto intelectiva como cultural, se encuentra en la inserción del hombre dentro del proceso creativo desde la primordialidad. Es decir, en la capacidad y en el deber del hombre de corregir y de llevar a la perfección aquellas carencias e imperfecciones que se encuentran en el mun- EL GENOMA HUMANO do físico. La expresión significativa de esta perspectiva la encontramos en una referencia famosa de la literatura rabínica según la cual el romano Turnus Rufus y el hebreo Rabbi Akivà disertan sobre la calidad de las obras humanas y divinas para establecer cuáles pueden ser consideradas superiores. La confrontación entre las semillas de trigo (obra de las manos de Dios) y un pan grande apenas sacado del horno demuestra la dimensión del hombre y su positividad en la economía de la creación. El hombre colabora con la Divinidad y actúa para lograr la perfección del creado. El hombre, creado “apenas inferior a Dios”, es también portador de esperanza. Cualquier médico, investigador, teólogo, persona revestida de responsabilidad, hombre de fe y de buena voluntad, proporciona la prueba a Dios que valía la pena de que la creación fuese tentada y que la curación de los enfermos y el alivio del sufrimiento representan el acto de fe más bello que las criaturas pueden dedicar a su Creador. Después de lo que hemos hablado hasta aquí, es claro que un lugar importante lo ocupa la persona involucrada en la investigación y en el uso que querrá hacer de los resultados de su investigación y de sus estudios. Como se ha dicho, todo está en las manos del hombre, todo está condicionado por su conducta moral, por su temor hacia el Creador, por el respeto a Su voluntad en lo que se refiere a las relaciones con el prójimo, es decir, el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. En el libro bíblico del Levítico está escrito: “Ninguno engañe a su propio hermano” y el texto añade “y temerás a tu Dios porque yo soy vuestro Dios”. Al explicar la relación entre las dos partes del texto, el gran exegeta de la Biblia, Rashi, Rabbi Shelomò hijo de Izchak, añade esta apostilla: “Y temerás a tu Dios”, es decir a Aquel que conoce los pensamientos del hombre. Todo lo que se refiere a los pensamientos del hombre, conocidos por el Uno que escruta los pensamientos del hombre, esté sujeto al principio “y temerás a tu Dios”. La inteligencia que Dios le ha donado al hombre permite que supere todos los obstáculos que se oponen al progreso científico. Pero al mismo tiempo debe poseer la sabiduría de no dejarse arrastrar por los vértigos de sus propios descubrimientos y de los resultados alcanzados. Prof. ABRAMO ALBERTO PIATTELLI Rabino Jefe de la comunidad hebrea de Roma. Profesor de Hebraísmo postbíblico, Pontificia Universidad Lateranense, Roma JUSTO LACUNZA BALDA 6.2 Perspectiva islámica En el complejo y variado campo de la bioética, el mundo islámico también se confronta con los descubrimientos científicos y con los múltiples retos que se entreven en las investigaciones biológicas y médicas, como son los del genoma humano. La relación entre ciencia, ética y fe sigue siendo un tema de debate, discusión, estudio e investigación. En sentido más amplio, de hecho la relación entre religión y modernidad está en el centro de las cuestiones más espinosas del mun- do islámico. Las sociedades musulmanas no escapan a los problemas de la bioética y de su relación con los principios de la ética musulmana, que se funda en los artículos de la fe islámica y de la Ley religiosa del Islam. Es importante y necesario subrayar que ninguno se puede sustraer a las interrogantes que plantea la ciencia. Ella está en constante ebullición, en movimiento, sin detenerse y forma parte del devenir humano de nuestros tiempos. Las religio- nes, incluido el Islam, se interrogan sobre los aspectos éticos, sobre las respuestas adecuadas, sobre la armonía entre saber religioso y saber científico. En esta intervención deseo exponer algunos aspectos esenciales de la Ley Religiosa del Islam, llamada Shari’a. En cierto sentido, reflejan los puntos fundamentales de la fe islámica y los principios de la ética musulmana. Se trata de los principales aspectos de la Ley Religiosa del Islam 99 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 (Shari’a) que guían el recorrido humano, regulan la visión islámica de la persona y establecen los principios de la ética musulmana. 1. La historia y la vida en las sociedades musulmanas siempre ha sido plasmada por preceptos, por valores y por el ordenamiento jurídico de la Ley Religiosa del Islam, conocida con el término árabe de Shari’a. Para los musulmanes la Ley Religiosa es de origen divino, fundada en los textos del Corán, elaborada por los juristas (fuqaha) según la tradición y continuamente discutida por los expertos (ulama) a lo largo de la historia. 2. Como base y fundamento de la Shari’a encontramos las cuatros “raíces del derecho” (usul al-fiqh) o fuentes de las que han surgido los principios de la Ley religiosa del Islam. Estas fuentes son: a) el Corán, b) la Tradición (Suma) c) el consenso de los expertos (Ijma) y d) el razonamiento analógico (Qiyas). 3. Los debates institucionales, las discusiones intelectuales y las opiniones populares sobre la interpretación y la aplicación de la Shari’a siguen suscitando gran interés. Considerando las constituciones de los estados independientes, las grandes tesis son: a) la Shari’a es la fuente del derecho musulmán y civil; b) la definición de los espacios privados y públicos donde se aplica la Shari’a. 4. El papel de la Shari’a en los estados modernos de mayoría musulmana sigue siendo uno de los puntos candentes del debate institucional para responder a dos preguntas fundamentales: a) ¿cómo armonizar las leyes civiles y las leyes religiosas en un estado moderno? y b) ¿cuáles son las relaciones entre la autoridad religiosa y el poder político en las naciones de mayoría musulmana? 5. Es necesario subrayar que la Shari’a está dotada de una considerable capacidad de adaptación a los cambios y a las diferentes situaciones. Esto se debe a la ausencia de una autoridad suprema como custodio universal de la ortodoxia musulmana. El problema real es el de las garantías institucionales y legales concedidas a las minorías musulmanas en los estados de mayoría musulmana. 6. La Shari’a se estructura en un sistema global, casi omnicompren- sivo. Regula el ámbito familiar (propiedad, matrimonio, herencia), incluye en las relaciones sociales (educación, tutela, culto) y funge como guía institucional en el espacio público (leyes del Estado, justicia, moralidad pública, no musulmana). 7. Según el derecho musulmán todo acto humano encuentra su colocación bajo la Shari’a y se enmarca en una de las siguientes categorías: a) obligatorio (fard, wajib), b) recomendado (mandub, mustahabb), c) libre (mubah), d) desaconsejado (makruh) y e) prohibido (haram). Las problemáticas sobre los temas de la bioética elaboradas en los varios estados del mundo musulmán, casi siempre corresponden a posiciones elaboradas por varios organismos, congresos y conferencias [Liga del Mundo Musulmán, Organización de la Conferencia Islámica, Comités nacionales de los edictos legales (fatawa)]. En este sentido hay que estudiar los informes y los documentos emitidos por los varios organismos biomédicos ya que no se excluyen contrastes y divergencias entre las posiciones de los investigadores y las emitidas por las autoridades religiosas. Una de las grandes dificultades es encontrar posiciones que representen la pluralidad y la vastidad de la comunidad de fieles musulmanes. El aspecto más interesante de la relación entre bioética y Ley Religiosa (Shari’a) es constatar que los problemas de la bioética empujan a las instituciones islámicas hacia una actualización del derecho musulman ya que a menudo es dejado de lado u olvidado por el derecho positivo vigentes en cada uno de los Estados musulmanes. En este sentido, es necesario tener en cuenta que cada regla no expresada en el Corán en los “dichos” proféticos (Hadith), o no legítimamente deducida de ellos, es una “innovación” (bid’a), término que se ha vuelto sinómino de herejía y de cambio heterodoxo. Cuando faltan las indicaciones claras en la tradición musulmana, se presentan como respuestas válidas y a veces también opuestas. El debate sobre la bioética en los países tecnológicamente adelantados, con las propuestas “de frontera” se ha difundido rápidamente a través de los media y los medios de comunicación. El debate que ha seguido ha inducido progresivamente a una profundización y actualización en tres niveles: a) teórico b) deontológico y c) legislativo. Desde el punto de vista islámico, la persona humana tiene el sello de la creación, concepto fundamental en el nexo entre fe y ciencia, comportamientos éticos y legislación jurídica. La vida humana, desde el nacimiento hasta la muerte, desde la concepción hasta la resurrección final, está guiada por el Dios Creador. Por tanto, la religión musulmana subraya el aspecto sacrosanto de la vida humana. El ser humano y la creación pertenecen a Dios. Por principio, el hombre no puede por propia iniciativa modificar, manipular, cambiar, interrumpir, el curso natural del orden divino establecido por el Creador. Desde el punto de vista islámico las llamadas “mutaciones genéticas” o “las fórmulas genéticas” van contra la armonía y flujo de la vida según los principios de la fe fundada en la revelación coránica y la recolección de las tradiciones proféticas. Pero el aspecto que al parecer es de considerable importancia es que el discurso en torno a la bioética y al genoma humano está llevando a las sociedades musulmanas y está conduciendo a los organismos musulmanes bajo la guía de los juristas y expertos musulmanes. Una tarea laboriosa, un trabajo arduo, un reto real entre los principios de la fe islámica y los descubrimientos de la ciencia. P. JUSTO LACUNZA BALDA Presidente del Pontificio Instituto de Estudios árabes e islámicos, Roma 100 EL GENOMA HUMANO VASANTHA MUTHUSWAMY 6.3 Hinduismo y la aplicación de los conocimientos de la genética humana La vida es un fenómeno especial. Está llena de milagros inesperados. Un repentino caso del destino, debido a un cambio de programa de último momento de mi Director General, me ofrece la oportunidad de brindar un discurso sobre “Hinduismo y Genoma Humano” en esta ciudad eterna del Vaticano, frente a una solemne asamblea de personas competentes. Esto se relaciona muy bien con la filosofía hinduista del ‘Prarabdha Karma’, según la cual toda acción está destinada a suceder según la voluntad de Dios, el omnipotente, el omnipresente. De hecho, el Hinduismo no es una religión en la acepción normal del término. No prescribe rígidos “hacer” o “no hacer”, sino enseña un ‘modo de vivir universal’ a través de la filosofía cósmica de los Veda y los grandes poemas épicos de Ramayana y Mahabharata. Se trata de una visión y de un modo de vida que se basan en la aspiración a la luz, a la iluminación, al estar siempre en movimiento, rechazando lo que es oscuro1. El significado de la vida trasciende cualquier oscuridad e ignorancia. Según el Dharma Hindú, ninguno puede modificar el papel que debe desarrollar en la creación de Dios, en ningún lugar y en ningún momento en un determinado contexto espacio-temporal, y cada uno debería desempeñar el papel que le corresponde de manera significativa, sin preocuparse de los resultados. En efecto, según la teoría del ‘Karma’, narrada de manera espléndida por Lord Krishna en el Bhagavad Gita, el ‘Karma Yoga’ es el desarrollo de la acción como ofrenda al Señor, aceptando el resultado sin expectativas, sino como gracia suya; esto elimina simpatías y antipatías y genera una mente serena y abierta – una mente que tiende al aprendizaje2. Si se asimila la esencia del Gita, no habrá duda para hacer lo que se debe hacer. He aquí porqué el Hinduismo prescribe los deberes que deben ser absueltos por toda la sociedad preocupándose de los derechos de los demás sin proporcionar alguna referencia directa al término “derechos”. Por esto el Hinduismo es una religión basada en el deber, el Dharma Hinduista. Desde el inicio de su viaje sobre la tierra, el hombre ha tratado de encontrar respuestas a la interrogante sobre quien es realmente el hombre; las eternas interrogantes sobre la vida, cuando inicia y cuanto termina, lo que sucede al alma cuando abandona el cuerpo después de la muerte. ¿Existe otro mundo? y ¿recuerda el alma su vida anterior cuando entra en otro cuerpo o renace bajo forma de vida? Según la ideología cósmica hinduista, el alma no es otra cosa sino una parte y un granito del Cosmos, o suprema conciencia, con el que se esfuerza para unirse a través de repetidos procesos de creación, crecimiento y destrucción considerados como suprema verdad y suprema realidad. Esta teoría del auto-conocimiento y de la auto-realización representa la esencia del Advaita Vedanta, filosofía codificada por Adi Sankaracharya3. Según Adi Sankaracharya, el alma es un granito de la energía cósmica que asume la forma de un cuerpo físico en el que temporalmente reside. No apenas el cuerpo físico se desintegra, el alma es liberada y se mueve hacia la Suprema morada para volverse uno con el Centro de la energía cósmica. Durante este viaje, a través de un efecto magnético, ella encuentra otras fuerzas y puede asumir una nueva vida o una nueva forma y puede probar el gozo, el sufrimiento físico y el dolor de ese cuerpo físico, hasta que llega el momento en que escapa de esta fuerza magnética y se une con la energía cósmica. Esto se manifiesta en el concepto de Trimurti – Brahma, Vishnu y Mahesh – una tentativa para explicar las formas cósmicas de la energía. Brahma es una energía cósmica responsable de la creación de mundos diversos, es decir, constelaciones, galaxias y Vía Lactea, por cierto período de tiempo. La función del tener juntos estos mundos, o del mismo modo una vida, es atribuida a Vishnu, el protector de la vida. La desintegración final y la reintegración con la energía cósmica a Mahesh, el Señor de la energía de la destrucción. Las actividades cósmicas, bajo forma de creación, protección y destrucción, han sido descritas en el Bhagavad Gita que, en términos modernos, corresponde a la teoría del Big Bang de la creación de nuestro mundo. Con el progresar de la ciencia y de la investigación de las respuestas sobre la verdadera naturaleza de la energía nuclear, nos estamos acercando a la filosofía cósmica hinduista. La filosofía y los principios cósmicos permiten que un ser humano crezca más allá de los límites puestos por el sistema orgánico. Para comprender la unión del alma con el Universo o el concepto filosófico que son al mismo tiempo únicos y la misma cosa, se debe predisponer la mente y aceptar la unificación de la ciencia exterior con la ciencia interior. Las Upanishad, que son comentarios a la filosofía cósmica hinduista, han profundizado la gran ciencia del ser humano. Ya sea que se trate del elitario Hinduismo superior de la tradición de los Veda o del democrático Hinduismo menor de la tradición puránica, la verdad última es creer que la finalidad última de la vida sobre este planeta es alcanzar la fusión del alma individual (atman) con el alma universal (Brah- 101 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 man o Paramatman) para escapar al ciclo vital de nacimientos y renacimientos que se determinan por las acciones pasadas (Prarabdha). Estos conceptos básicos explican claramente los matices de la genética y de la genómica humana basadas en los principios de la hereditariedad y de la herencia de las características y de las cualidades. Los modernos estudios genómicos están en la capacidad de demostrar que en un embrión los genes son firmas de la vida pasada o, en otras palabras, son hereditarios en la naturaleza. Las antiguas escrituras y los poemas épicos Ramayana y Mahabharata, muestran innumerables ejemplos de descubrimientos científicos que ahora se consideran como nuevos progresos, y de este modo manifiestan la riqueza de la imaginación científica y la ingeniosidad de la mente védica. La reencarnación o, en términos científicos, la clonación de una especie, se puede aceptar sólo si aceptamos la ideología del Vedanta según el cual, en un cuerpo físico el alma tiene una existencia separada y las características físicas se basan en la estructura genética que deriva de la vida pasada de un individuo. Las referencias hechas en los textos antiguos a varios tipos de reproducción asexuada, como la fertilización in vitro, la ingeniería genética, el trasplante y la clonación, ya han sido alcanzados por los actuales progresos científicos, pero existen muchos ejemplos más que aún no están al alcance de la ciencia moderna. En base a estos textos, el modo con que han sido procreados los dos hijos de Lord Shiva/Mahesh parecen ejemplos de transferencia nuclear de célula somática (SCNT) del óvulo y del esperma, como en la tecnología de la clonación, esta última aún no ha sido alcanzada por los hombres de ciencia modernos. El surgimiento mediante la clonación de varios ‘asuras’ (caracteres negativos) indica claramente que el empleo impropio de la tecnología para fines equivocados es una lección para los seres humanos y que cualquier tecnología puede causar daño en vez de beneficiar si cae en manos equivocadas. En el Markandeya Purana, tenemos el ejemplo de la historia de ‘Raktabij’, un demonio mitológico que da lugar a otro clon de sí mismo con cada gota de sangre que derrama. La conexión más interesante entre filosofía cósmica hinduista y la moderna genómica es el símbolo OM. Este símbolo es la esencia de la vida, es la sabiduría que, una vez lograda, no deja nada sin realizar (\). El concepto de OM ha asumido el predominio en la filosofía cósmica hinduista dado que es proyectado como una fuerza totalmente permeadora en todo el mundo material, que es visible, y en las fuerzas invisibles que son responsables de la procreación de las diferentes formas del mundo, incluidos los cuerpos toscos, los cuerpos sutiles y los cuerpos causales. En efecto, el concepto de Trinidad – Brama, Vishnu y Mahesh – se refiere a las versiones causales del OM. Se dice que el símbolo OM es para el Hinduismo lo que ‘Amén’ es para los cristianos, ‘Amin’ para los musulmanos y ‘Hum’ para los Budistas. Se cree que el salmodiar del OM y la meditación sobre el nosotros pueden hacer mal uso de estas tecnologías para fines más destructivos que constructivos, como lo evidencian algunos ejemplos como los bombardeos atómicos, las tecnologías para la selección del sexo – que en India han tenido como resultado las ‘Missing girls’ – etc. Todo esto exige adecuadas tutelas para el empleo de las tecnologías, como es el caso de la ingeniería genética. Tecnologías de reproducción asistida, técnicas de trasplante, investigaciones sobre las células estaminales, clonación, etc. deben ser sostenidas por leyes adecuadas. Los retos y las oportunidades de las nuevas tecnologías son enormes, pero deberían contar con el apoyo de un adecuado control y de organismos de supervisión. En la era de la genómica, India está lista para afrontar las nuevas innovaciones tecnológicas con oportunas líneas guía emanadas por el Indian Council of Medical Research and Department of Biotechnology, que serán seguidas por una legislación idónea. Cualquier tecno- símbolo del OM confieren al aspirante espiritual buena salud, prosperidad, serenidad mental. Es interesante notar que la ciencia moderna, al tratar de resolver el misterio de la vida4, se está lentamente moviendo hacia la era ómica – genómica, proteómica, genómica mitrocondrial, trascriptómica, metabolómica, etc. – Ahora bien, para entrar en temas más terrenos, viendo el alcance de las enfermedades genéticas en el mundo y los sufrimientos que derivan para los que están afectados, es vital que los hombres de ciencia sientan el deber de encontrar nuevas tecnologías capaces de aliviar los sufrimientos de la humanidad. Sin embargo, como se indica en los antiguos textos, los demonios entre logía nueva, si posee la capacidad para salvar la humanidad del sufrimiento, debería ser acogida favorablemente por toda religión. En esta óptica el Hinduismo es un fuerte defensor de las innovaciones científicas del tipo justo, porque más que una religión es toda una civilización. Es la historia del hombre desde el inicio de los tiempos que tiende a encontrar soluciones a los problemas de la vida, es la historia más grande de todas las aventuras, aquella del espíritu humano que trata de descubrir su propia y verdadera identidad. El punto crucial del Hinduismo es la aceptación de la diversidad y la tolerancia hacia todas las religiones. Prueba de ello es el actual escenario político del país, donde una católica italiana es 102 presidente del partido en el poder, que ha sustituido a un Sikh, al que ha hecho juramentar un musulmano, presidente de un país en el que el 82% de la problación es hindú. Para concluir, las innovaciones científicas del tiempo presente ya habían sido anticipadas en los textos védicos hace miles de años, y cualquier nueva invención que pueda ofrecer esperanza a la humanidad que sufre para un futuro mejor puede ser acogida con favor, siempre que la libertad de la investigación científica se pueda regular de manera tal que produzca solamente EL GENOMA HUMANO beneficios palpables y no catastróficos o caos en el Universo. Como han afirmado muchos jefes religiosos y estudiosos de nuestro tiempo, el Hinduismo será siempre un gran defensor de la ciencia moderna. 2 The teaching of the Bhagavad Gita, Swami Dayananda, Vision Books, New Delhi 1989, 2003 3 Soul @ Universe.com, Pandit Atre, Fusion Books, New Delhi 2004 4 Comunicación personal del Dr. P. S. Chauhan, Mumbai Dr. VASANTHA MUTHUSWAMY Vicedirector General Senior del Consejo Hindú de Investigación Médica Nueva Delhi, India Notas 1 Ponder these truths, Swami Chidananda, Divine Life Society Publication, Rishikesh, 1995. Nota bibliografíca The Philosophy of Religion, Swami Krishnananda, Divine Life Society, Rishikesh, 1997. Hindu Dharma, The Universal way of life, Voice of the Guru, Pujyasri Chandra Sekharendra Sarasvati Swami, Bhartiya Vidya Bhavan, Mumbai, 1996. Ethics of Bhagavad Gita, Swami Sivananda, Divine Life Society, Rishikesh – 1957, 1995 MASAHIRO TANAKA 6.4 El Budismo y el genoma humano La cuenta al revés para completar la decodificación del Genoma Humano inició con el 21° cromosoma. Su secuencia dispuesta en pares de bases fue publicada en la revista Nature Magazine en mayo del 2000 por un grupo mixto japonés y alemán, mientras toda la secuencia de base fue descubierta por el International Human Genome Sequencing Consortium, formado por 2800 investigadores provenientes de: Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Francia, Alemania y China. La versión de conjunto de todas las secuencias de pares de bases se publicó en febrero del 2001, y la edición completa en octubre del 2004. Los datos han sido publicados consintiendo que cualquiera los pueda utilizar libremente, y de este modo se ha convertido en una propiedad intelectual de toda la raza humana, lo que impide que las sociedades privadas las patenten. Los hombres de ciencia no deberían permanecer anclados a sus teorías, sino más bien ir sistemáticamente en búsqueda de sus errores. Esto es válido también para el Budismo, en el que se tiende a abandonar el apego a sí mismos. Si un descubrimiento científico es publicado, de manera que cual- quiera pueda utilizarlo, esto puede contribuir ampliamente al bienestar de todos los seres humanos. En cambio, si se patenta, su aporte se vuelve limitado. Es desanimador ver que en los últimos tiempos se tiende a patentar los resultados de las investigaciones médicas. El descubrimiento del International Human Genome Sequencing Consortium ha ayudado para que la ciencia reencuentre su propia integridad. La ciencia no es útil cuando se debaten cuestiones referentes a los valores o a la ética. Ella puede determinar sólo si algo es verdadero o falso a través de experimentos o exámenes. Lo que no puede probarse con los experimentos o los exámenes no pertenece a la ciencia. Cuando discutimos de cuestiones refutables, deberíamos utilizar el conocimiento científico; en cambio, cuando se debaten cuestiones que son inconfutables, deberíamos considerarlas en términos de humanismo y reportarnos a los clásicos. Los seres humanos analizamos de modo crítico cuestiones no científicas sirviéndonos de la historia y del tiempo a través de la literatura. Las obras que se eligen con mayor frecuencia se convierten en nuestros clásicos. Una parte de la literatura clásica comprende cuestiones que son impugnables. Su importancia no disminuiría incluso si estas partes impugnables fueran actualizadas mediante el conocimiento científico. El dogma central del Budismo es de no permanecer agarrados a sí mismos, de modo que se pueda aceptar positivamente una revisión de los clásicos del Budismo a través del conocimiento científico, como interpretar la iluminación de Buda desde el punto de vista de la genética, o la comprensión de Buda liberándolo del control de sus genes. Los animales están dominados por los genes y se limitan a repetir el ciclo de la vida: nacimiento, reproducción y muerte. En cambio los hombres desean algo que vaya más allá del simple hecho de hacer proliferar sus genes. Es precisamente esto que marca la diversidad entre los hombres y los animales. Para superar la condición del animal, el hombre desea estar libre de la restricción de sus genes. Una noche, Buda tuvo tres iluminaciones. La primera fue que él se dio cuenta de haber tenido muchas vidas precedentes y es lo que 103 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 se llama “la sabiduría de la propia reencarnación”. Se dio cuenta también que otras personas habían tenido vidas precedentes, y esto se denomina “la sabiduría de la reencarnación de las personas”. En la última parte de la noche vio cómo se había liberado del ciclo de la reencarnación y esto se llama “la sabiduría de eliminar completamente la contaminación”. Si la reencarnación es considerada desde una perspectiva genética, lo que se reencarna son los genes. Buda se dio cuenta de que todas las vidas van más allá del nacimiento, de la reproducción y la muerte, y esto hasta el inifinito, reguladas por los genes y por las fuerzas para reproducirlos. “La sabiduría para eliminar completamente la contaminación” es expresada por Buda como “las cuatro nobles verdades” que son: el sufrimiento, la causa del sufrimiento, la superación del sufrimiento (conocida como Nirvana) y el camino hacia el Nirvana. El sufrimiento deriva del sánscrito dukka que literalmente significa “negar lo que se desea”. Buda afirmaba que existen ocho sufrimientos. Los primeros cuatro son: nacimiento, vejez, enfermedad y muerte. La última encierra todos los sufrimientos. Es el apego a sí mismo. La “causa del sufrimiento” es la pasión, como aquella por el sexo, por la vida y por la muerte. Estas tres pasiones corresponden a tres elementos de la vida biológica que son la reproducción, el equilibrio dinámico y la muerte. Estos son los órdenes fundamentales de genes para la proliferación de los mismos genes. La superación del sufrimiento es el estado del Nirvana, en el que las pasiones se extinguen y también se elimina el sufrimiento, es decir, el apego a sí mismo. Este estado lleva la libertad de la limitación de los genes. En el camino hacia el Nirvana las pasiones son totalmente controladas. El apego a sí mismo es controlado oponiéndose a los órdenes de los genes, y aparece así la compasión por la humanidad. Utilizando una balsa como metáfora, Buda mostró que la esencia de la doctrina era abandonar los vínculos. Después de haber atravesado el río, al llegar a la ribera de la felicidad, la persona se libera del peso de la balsa que lo ha transportado. En este ca- so la balsa representa en una metáfora al mismo Budismo. Un budista no permanece apegado al budismo. Buda mismo dijo que lo que no puede ser controlado por nuestros deseos no forma parte de nosotros. Dado que no controlamos nuestros cuerpos en lo que se refiere al nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte, para controlar a nosotros mismos debemos reconocer que nuestro cuerpo no nos pertenece. Este cuerpo no me pertenece, por tanto no se puede decir que algo de él sea mío. Si una persona se considera de este modo, no discriminará a los demás. En el siglo VIII, en China, el famoso poeta Li Bo molestaba a un viejo monje que estaba meditando, dirigiéndole esta pregunta: “¿Qué haces?”. El monje le respondió: “Estoy haciendo el yoga del Budismo”. “¿Qué es el Budismo?” – le preguntó Li Bo. “No hagas el mal, haz solamente buenas acciones, y para hacerlo purifica tu corazón de ti mismo: esta es la enseñanza de todos los Buda”. “Incluso un niño de siete años sabe que no debe hacer el mal sino sólo lo que es bueno”, dijo Li Bo. Entonces el monje le respondió: “Cierto, un niño de siete años lo sabe, por esto no puedo hacerlo ni siquiera a siete años”. Entonces Li Bo dejó en paz al viejo monje. En lo que res- pecta a la purificación del propio corazón, tradicionalmente se mencionan tres venenos: la avidez, la ira y la estupidez. Aquí la estupidez no significa la falta de conocimiento, sino el no darse cuenta que la propia ira no se debe a otro mal sino a la insatisfacción de la propia avidez. La ética médica que tiene sus fundamentos en las enseñanza de Buda nos dice “no cometas el mal”, lo cual se traduce no sólo en no hacer daño al enfermo, sino en “hacer sólo cosas buenas”, esto es, dar prioridad al bienestar de un paciente o de su familia. Purificar el propio corazón corresponde al principio de tratar a todos los pacientes en forma imparcial. Buda tenía compasión por todas las personas, sin apego a sí mismo. Por tanto el Budismo afirma que todas las religiones pueden apoyar la autodeterminación de una persona basada en su propio modo de vivir. El derecho a la autodeterminación como principio de la ética moderna deriva del texto “De la libertad” escrito por John S. Mill. El autor indica la “tiranía de la mayoría” que Sócrates fue tratado en “Apología”. Sócrates fue acusado de empiedad por no reconocer a los dioses reconocidos por el Estado, y de inmortalidad por corromper a los jóvenes a través de sus enseñanzas. Mill ha escrito: “De estas acusaciones el tribunal – y hay razones para creerlo – lo reconoció culpable, y condenó al hombre que, entre todos, merecía ser tratado bien por la humanidad, y sin embargo fue sentenciado a muerte como un criminal”. La corte emitió el veredicto de culpabilidad con 281 votos a favor y 220 contrarios. Aún sabiendo que no habría sido ajusticiado si hubiese admitido públicamente sus culpas, Sócrates no lo hizo. Dado que prefirió la muerte, para él debe haber sido algo más importante de su vida. Si la religión de una persona es algo que tiene más valor que la propia vida, entonces la filosofía de Sócrates era para él como una religión. Esta filosofía aprueba una libertad religiosa que es la forma ideal del derecho a la autodeterminación. Un adulto que tenga la capacidad de autojuzgarse, puede hacer lo que le parezca, siempre que no cause daño a los demás, incluso si se trata de una decisión absurda. 104 En una sociedad democrática, la información pública debe ser transparente. En lo que respecta a una información personal, se debe observar la privacidad y a cada persona se le debe garantizar el derecho a la autodeterminación en el ámbito del tratamiento. Por tanto, una persona que ha sufrido un examen genético ¿puede confiarse en la autodeterminación y decidir si el resultado del diagnóstico puede ser comunicado o no a sus parientes? ¿Este gen pertenece sólo a ella? Alguien podría decir que el gen pertenece también a todos los miembros de la familia que poseen el mismo gen. Por tanto, el derecho a tratar la información genética no puede ser dejado solamente a la autodeterminación. Especialmente cuando la información genética revela una enfermedad hereditaria, la idea de la autodeterminación no debe ser utilizada para negar esta información a los miembros de la familia que poseen el mismo gen enfermo. Los monjes budistas deben hacer esfuerzos continuos para eliminar el apego a sí mismo. También deben eliminar el apego al mismo budismo, como se ha mostrado a través de la metáfora de la balsa, y no vincular a los demás a las enseñanzas sólo de Buda. Aceptan también otros modos de vivir, como actos de autodeterminación. EL GENOMA HUMANO En 1927 fue publicada la novela “Kappa” del novelista japonés Ryunosuke Akutagawa, que se volvió famoso por haber escrito “Rashoumon”. Kappa es una criatura de las antiguas narraciones japonesas, que vivía en un río. En la versión de Akutagawa, el mundo de Kappa es una caricatura de la sociedad humana. En la sociedad de Kappa, el derecho a la autodeterminación es asegurada de manera total. Por ejemplo, cuando la mujer de Kappa está encinta, él llama al niño presente en el vientre de la madre como si estuviese utilizando el cuerpo de la mujer como un teléfono. Pregunta al niño si desea nacer. El niño, en el seno de la madre, responde con voz titubeante: “No deseo nacer porque la herencia de mi padre está terriblemente sin valor y...”. El derecho del niño a la autodeterminación es respetado, y al final él no nacerá. Para los seres humanos, el hecho de nacer o de no nacer no puede ser determinado por el mismo niño. Buda afirmó que el ‘nacimiento’ es el primer sufrimiento, el sufrimiento de ser mientras se niega lo que se desea. El sufrimiento del nacimiento es un aspecto que cambia con respecto a aquel que era en el tiempo de Buda. Los seres humanos que buscan la libertad de la limitación de sus propios genes, ahora conocen la secuencias de base del código genético que imponían limitaciones a su existencia. Aún habiendo encontrado todas las letras, decodificar el significado profundo es un problema para el futuro. Es necesaria mayor investigación para lograr explicar la acción genética que causa en nosotros la pasión por la reproducción, la vida o la muerte. Todo problema ético nuevo que implica la investigación de los genes humanos debería ser debatido en el ámbito de los Comités de Estudio Institucionales, que incluyan también los miembros de las religiones mundiales. Los principios éticos que se basan en el Budismo son, como se ha descrito antes, el control del apego a sí mismo y desear que todos alcancen la felicidad y en este caso específico, limitar la tendencia a obtener las patentes. Para concluir, deseo agradecer al International Human Genome Sequencing Consortium por haber divulgado los datos referentes al genoma humano. Por el bien de todos, mi deseo es que cuando las patentes sean impropias para la investigación en campo médico, sean bloqueadas hoy y en el futuro. Dr. MASAHIRO TANAKA Sacerdote bonzo responsable en el “Buddhist Temple Saimyouji”, Médico en la Clínica “Fumon-in” Mashiko, Japón 105 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 JÁN ĎAČOK 7. Genética y postmodernidad Introducción Ciertamente, encontrar la relación entre genética y postmodernidad representa una visión original. Para poder entender mejor las tendencias existentes en la genética contemporánea, es muy útil presentar en primer lugar las características culturales y antropológicas del hombre postmoderno. Luego de este primer paso, es preciso examinar los comportamientos del hombre postmoderno en el campo de la genética. 1. Postmodernidad Varios pensadores ya han identificado las características del complejo fenómeno de la postmodernidad. Sin embargo quedan aún algunos aspectos que requieren ser aclarados. El carácter sustancial de la cultura postmoderna se manifiesta a través de un individualismo que es posesivo y anárquico y, por tanto, tiende contra todo tipo de autoridad. Este tipo de individualismo se manifiesta en una serie de negaciones: anti-familiar y anti-clerical, ateo y anti-estatal. Dichas posiciones reflejan una concepción antropológica que pone como centro al individuo absoluto1. En síntesis, podemos considerar la cultura postmoderna o radical como una “anti-cultura”. Tratemos de describir las características más importantes del hombre postmoderno2. a. El hombre no es una persona, es sólo un individuo La cultura postmoderna ha empobrecido la concepción de persona. Esta cultura ha abandonado las definiciones de Boecio y de San Tomás y pone en primera línea una definición de tipo psicológico y sociológico según la cual sólo el que se siente persona puede puede ser con- siderado persona o el que es reconocido como tal por los demás. En lugar de las concepciones “fuertes” u ontológicas están las concepciones “débiles”, funcionalistas o empiristas que aceptan como estatuto de persona sólo el conjunto de ciertas actividades o propiedades, como las operaciones mentales, la autoconciencia, la sensorialidad, la capacidad comunicativa y de representación simbólica. De este modo se abre el camino a las actitudes peligrosas hacia el hombre, entre las cuales incluso la clonación humana y la explotación del genoma humano. Esta posición puede llevar a cualquier manipulación y a cualquier tratamiento (incluso a matar) – como si el hombre fuese un objeto3, porque según la cultura radical, con ello no se mata a una persona, sino “sólo” se suprime a un individuo. En el centro del humanismo radical está “el individuo absoluto”4 que crea el núcleo del individualismo. Este signo es muy importante para comprender al hombre postmoderno porque penetra e influye también en sus demás características. b. El hombres es sustancialmente bueno El hombre es bueno por naturaleza: su voluntad, su razón, sus sentidos, sus instintos, sus pasiones, son buenos. Su libertad se limita a obedecer sólo a sí misma y a las leyes que provienen de ella. La antropología post-moderna niega la realidad del mal moral y rechaza el orden sobrenatural y mide todas las cosas según el individuo absoluto5. c. Una autonomía plena Esta se justifica por la posición de la filosofía postmoderna según la cual existe un orden metafísico del ser y en el caso que resistiese, la inteligencia humana está tan debilita- da que no sería capaz de reconocerlo. Esto funda una diversidad caótica en el campo ético-moral: el sujeto actúa de acuerdo con lo que es bueno para él, lo que él quiere, y no lo que es bueno en sí y para sí6. d. El placer da felicidad, no virtud La cultura postmoderna entiende por felicidad el reforzamiento de toda forma de placer, de modo particular la plena liberación de los deseos, la satisfacción de todas las necesidades, la huida del sufrimiento, el gozo de la vida... Esta tendencia es alimentada sobre todo por los mass-media. e. Sólo el contrato vincula, no la ley El individuo absoluto considera a sí mismo como la única referencia. Y, por tanto, todos los valores deben ser sometidos a dicho individuo. Como en la mentalidad radical no se acepta la superioridad del bien común sobre aquel individual, el 106 hombre radical no se siente vinculado por la ley, sino sólo por el contrato7. El es un contractualista. Si algún contrato es ventajoso para él, lo hace o lo renueva; si él no tiene o ya ha perdido su utilidad y ventaja, no lo hace o no lo renueva. EL GENOMA HUMANO se vuelve “débil”: no se le puede entender como criatura de Dios, sino como un objeto, una cosa; antes bien, un depósito de cosas. Este mundo queda expuesto al hombre que a través de él puede satisfacer no sólo sus necesidades, sino también su varios deseos y, por tanto – en vista de una ventaja – puede ser explotado sin límites. Un mundo debilitado ofrece al hombre la posibilidad de ejercer su voluntad de poder. El hombre vive en la ausencia de Dios y de verdades sobre su propio ser. De aquí nace su crisis de sentido y de orientación éticomoral. El hombre postmoderno se ha vuelto “débil” en su conjunto. Ha perdido el sentido religioso de la vida que es percibida en forma despersonalizada: sólo como material por analizar, producir y, por consiguiente, explotar. 2. Genética ¿Cómo se presenta la postmodernidad y el hombre postmoderno en el campo de la genética? Trataremos de comprenderlo a través de algunos ejemplos. a. Clonación e investigación de células estaminales embrionales f. Falta de memoria histórica La tradición y la memoria histórica son rechazados con mucha fuerza por la cultura postmoderna8. La cultura y la sociedad postmodernas viven solamente en el presente cerrándose a la dimensión integral de la historia que une en sí el pasado y el presente y prepara al futuro. Sin embargo, se relacionan también otras realidades sobre todo con aquella que menciona V. Possenti: “Allí donde no hay una tradición, allí comienza el tiempo de la pobreza y el camino hacia la deshumanidad “9. En síntesis, si Dios desaparece de la escena del mundo, también éste La clonación que tiene como objetivo el parto de un niño, cambia a éste en un producto. La interacción de Dios es que todos los niños sean concebidos, nazcan y sean abrazados por los brazos amorosos de sus padres y percibidos como un don. El niño clonado, en cambio, es producido en un laboratorio esteril. Un ser clonado es hecho con un aporte financiero y es objeto de un control de calidad. Esto modifica un acercamiento de modo radical: un niño clonado es entendido sólo como un individuo, antes bien, una mercancía, sin ningún valor y dignidad10. Por tanto, se puede afirmar que el acercamiento postmoderno en el ámbito de la genética conduce a un camino hacia el futuro que presenta muchas trampas para la raza humana. Clonación e investigación de células estaminales embrionales pueden ser consideradas como un puente para problemas muy serios que deben ser considerados de modo responsable11. b. Ingeniería genética e intervención en las células germinales La ingeniería genética se divide en dos grupos principales, según el tipo de modificación celular: a. ingeniería genética somática, y b) ingeniería genética germinal. La primera modifica o sustituye los genes sólo en las células somáticas, pero no en las células germinales. La Ingeniería genética germinal modifica los genes en los ovocitos, espermatozoos, en sus precursores, en el cigote o en el embrión. Ella puede conducir también a una selección de las características genéticas en un “niño programado” produciendo un “niño por proyecto – designer baby” con las características deseadas12. La intervención sobre las células germinales se puede convertir en una cuestión muy peligrosa para toda la humanidad: los cambios que pasarán a las generaciones futuras, podrán modificar la misma especie humana. Por estos motivos algunos pensadores ya hablan de una naturaleza “post-humana” en cuanto “se tiene bajo control” la identidad humana por medio del control del patrimonio genético13. c. Brevetes de genes Ya es posible obtener un brevete para los genes humanos y para los demás tejidos humanos, es decir, “tener como propiedad” una parte de la nuestra naturaleza humana. Esto significa que se está modificando la forma de entender la naturaleza humana: es considerada como una propiedad privada y no como algo que pertenece a todos en forma igual. La explotación de la información genética abrirá la puerta a las compañías de seguros y a los emprendedores que pueden practicar diferentes formas de discriminación genética14. d. Cibernética La cibernética la podemos definir como la ciencia de los sistemas de control y de comunicación que se sirve especialmente de analogías entre las máquinas y el sistema nervioso de los animales y del hombre. En el último período se notan considerables progresos en este campo, sobre todo en la neurociencia y en 107 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 las tecnologías computarizadas que permiten una relación directa entre un sistema nervioso animal o humano y los instrumentos electromecánicos. Entre otros ejemplos tenemos: “neuro-chips”, memorychips, colocados en el cerebro, tecnologías cibernéticas en los diferentes campos, una realidad aumentada, etc.15. Pueden ayudar al hombre en su lucha contra varias enfermedades, pero también pueden conducir a una manipulación y explotación de los individuos y de toda la humanidad. e. Nanotecnologías Se considera que ellas pueden brindar una contribución mayor al desarrollo de los medios cibernéticos y a la modificación del genoma humano. Las nanotecnologías son las tecnologías en el sentido de ingeniería o manipulación de la materia (y de vida) en la escala de nanómetro, que significa la mil millonésima parte de un metro. Baste considerar que una molécula del ADN tiene el diámetro de 2,3 nanómetros. Si las nanotecnologías se mueven en distancias tan pequeñas, se podría imaginar que las estructuras de nuestro cuerpo se pudiesen cambiar. Algunos consideran la cibernética y las nanotecnologías como medios a través de los cuales la humanidad podrá llegar a una “inmortalidad tecnológica”. La tendencia de extender la vida humana a través de los medios tecnológicos es apoyada con mucha fuerza por un creciente movimiento filosófico y social, conocido como “transhumanismo”16. f. Transhumanismo y posthumanismo El transhumanismo se define como “el estudio de los medios y de los obstáculos para la humanidad que emplea medios tanto tecnológicos como racionales para volverse posthumanos, así como también del estudio de los problemas éticos implicados. ‘Posthumano’ es un término para indicar a los seres humanos mucho más desarrollados de los actuales”. A los ‘seres posthumanos’ se llegará si “seremos capaces de gobernar nuestra naturaleza actual a una calidad superior y extender nuestras capacidades de manera ra- dical”17. Los ‘seres posthumanos’ ya no son los seres humanos porque han sido tan modificados que ya no representan a la especie humana. El ideal filosófico de estos dos movimientos es el del renacimiento, pero mezclado con el relativismo ético postmoderno y el escepticismo ético postmoderno. Del renacimiento proviene una visión totalmente reduccionista de la vida humana. A esta visión se añade una sustitución de Dios de carácter triunfalista, utópico y arrogante. El pensamiento transhumanista rechaza la afirmación de que la naturaleza humana es constante. En la naturaleza, y especialmente en la naturaleza humana, non hay nada de sagrado, digno de respeto y de protección de los cambios artificiales. Por esto no se puede rechazar la crítica de modificar la naturaleza como expresión de un “dios juego” o de un orgullo humano supremo18. Conclusión Los ejemplos que hemos presentado antes confirman el influjo fuerte de la postmodernidad en la genética contemporánea: falta de respeto hacia el hombre y de su patrimonio genético de parte del “Superhombre tecnológico” que se puede permitir casi todo… Las prácticas arriba mencionadas requieren un firme rechazo que apuntará a la protección del hombre y blocará el proceso de “abolición del hombre”. La postmodernidad no ofrece los instrumentos para entender mejor el genoma humano y el respeto del mismo. Por el contrario, abre un camino a la explotación del patrimonio genético humano. Para poder admirar, respetar y proteger el genoma humano es necesario buscar las soluciones en otros modos de pensamiento, particularmente en aquel cristiano. Este enseña que no hay necesidad de cambiar y explotar la naturaleza humana porque precisamente Jesucristo aceptó nuestra naturaleza. Esta realidad otorga a la naturaleza humana un sello de la dignidad más elevada. P. JÁN ĎAČOK, S.J. Profesor de Teología Moral y Etica Facultad Teológica de la Universidad de Trnava, Bratislava, Eslovaquia Provincial de la Compañía de Jesús en Eslovaquia Notas 1 Cf. F. BOTTURI, Desiderio e verità. Per una antropologia cristiana nell’età secolarizzata, Milano 1985, pp. 52-58. 2 Al respecto, seguiremos como líneas-guía, especialmente el pensamiento de V. Possenti, I. Sanna, G. Morra (Il quarto uomo. Postmodernità o crisi della modernità?, Roma 1992, 19962) y G. Bruni (“Decir Dios a los hombres de hoy. Líneas de discusión” en Parlare di Dio all’uomo postmoderno, Ed. P. Poupard, Roma 1994, pp.23-35). Sobre algunos aspectos de la espiritualidad postmoderna ver: T. MULDOON, “Postmodern spirituality and the Ignatian fundamentum”, en The Way, vol. 44, 2005, No. 1, pp. 88-100. 3 Cf. I. SANNA, L’antropologia cristiana tra modernità e postmodernità, Brescia 2001, pp. 365-372; ver también F. BOTTURI, Desiderio e verità, pp. 112-127. 4 Cf. V. POSSENTI, Filosofia e società. Studi sui progetti etico-politici contemporanei, Milano 1983, p. 103. 5 Cf. V. POSSENTI, Filosofia e società, pp. 103-104. 6 Cf. I. SANNA, L’antropologia cristiana tra modernità e postmodernità, pp. 373-374. 7 Cf. V. POSSENTI, Filosofia e società, pp. 121-124. 8 V. Possenti subraya la inspiración anti-historicista que se presenta de manera clara en la sociedad radical: “El individuo radical no cree o ya no cree en la racionalidad de la historia, estableciendo entre la historia y la naturaleza una separación a menudo insuperable”. ID., Tra secolarizzazione e nuova cristianità, Bologna 1986, p. 72. 9 Cf. V. POSSENTI, Filosofia e società, p. 126. 10 Cf. CH.W. COLSON, “Can We Prevent the ‘Abolition of Man’”?, en CH.W. Colson – N.M.de S. Cameron, Ed., Human dignity in the Biotech Century, InterVarsity Press, Downers Grove, Illinois 2004, p. 16. 11 Cf. M.-L. LABAT, “Human stem cells: Scientific and ethical aspects”, en Ethics of human genetics. Challenges if the (Post) Genomic Era, J. Glasa, Ed., Charis-IMED Fdn., Bratislava 2002, pp. 67-78. 12 Cf. D.A. PRENTICE, “The Biotech Revolution”, en CH.W. Colson – N.M.de S. Cameron, Ed., Human dignity in the Biotech Century, pp. 56-59; ver también: G. TRE RE, Voz: “Ingeniería genética”, en Dizionario di Bioetica, S. Leone – S. Privitera, Ed., Istituto Siciliano di Bioetica – Centro Editoriale Dehoniano, Acireale – Bolgona, 1994, pp. 489-492; M.A. ROTHSTEIN, Ed., Pharmacogenomics. Social, Ethical, and Clinical Dimensions, Wiley-Liss, Hoboken, New Jersey, 2003. 13 Cf. CH.W. COLSON, “Can We Prevent the ‘Abolition of Man’?, p. 19; ver también: L.M. BUCCI – M. PAGANELLI – A. VENTURA – F. VENTURA – R. CELESTI: “Observaciones éticas e implicaciones médico-legales en materia de ‘test genéticos’, en Medicina e Morale, No. 4, 2005, pp. 799-810. 14 Cf. CH.W. COLSON, “Can We Prevent the ‘Abolition of Man’?, p. 19. 15 Cf. C.CH. HOOK, “Techno sapiens”, en CH.W. Colson – N.M.de S. Cameron, Ed., Human dignity in the Biotech Century, pp. 76-80. 16 Cf. C.CH. HOOK, “Techno sapiens”, pp. 80-85. 17 N. BOSTROM, “What Is Transhumanism?”, (2001) <http://www.nickbostrom.com /old/transhumanism.html>. 18 Cf. C.CH. HOOK,“Techno sapiens”, pp. 85-87. A nivel práctico es muy significativo que el gobierno de Estados Unidos haya abrazado los “ideales” del transhumanismo y apoye activamente el desarrollo de las tecnologías transhumanas que tienden a “rehacer”, “mejorar” o “regenerar” a la humanidad… Cf. ID., “Techno sapiens”, pp. 87-88. 108 EL GENOMA HUMANO Tercera Sección Acción PAUL POUPARD 1. Genética y nueva cultura 1. El trayecto de la investigación genética, desde Mendel (1822-1884) hasta hoy, ha abierto nuevos horizontes a la ciencia y a la tecnología que adelantan continuamente: un salto de calidad en el conocimiento de la estructura de los genes, en la aplicación de los métodos del ADN recombinante a la producción de sustancias de grande importancia farmacológica y terapéutica, en el diagnóstico de enfermedades genéticas y en la introducción de estas nuevas técnicas en el ámbito de la embriología experimental1. Además, los grandes progresos de la genética han abierto y siguen ampliando los espacios de la “revolución” genómica, de la que se esperan considerables beneficios para la humanidad. Al respecto, son fundamentales las importantes aplicaciones que están madurando en el campo de la medicina. Es evidente que en los últimos decenios el camino de la biomedicina ha tenido un desarrollo extraordinario, sostenido también por el adelanto de la tecnología y de la informática y en gran medida han aumentado las posibilidades de intervención sobre los vivientes y, en particular, sobre el hombre. Además, grandes conquistas se han logrado en el campo de la genética, de la biología molecular, así como también en el campo de la trapiantología y de las neurociencias. Al parecer, actualmente todo descubrimiento nuevo en el campo de la biomedicina, está destinado a producir un efecto “cascada”, abriendo horizontes nuevos en lo que se refiere a la posibilidad del diagnóstico y de la terapia para numerosas patologías aún incurables. La adquisición de una creciente posibilidad técnica de intervención en el hombre, en los otros seres vivientes y en el ambiente, obteniendo por lo demás efectos cada vez más incisivos y duraderos, exige de parte de los hombres de ciencia y de toda la sociedad, asumirse una responsabilidad mucho mayor cuanto más se demuestra la capacidad de la misma intervención. De esto deriva que las ciencias experimentales y por tanto también la biogenética, no bastan a sí mismas en cuanto instrumentos en las manos del hombre, sino que necesitan estar orientadas a determinados fines y confrontarse con el mundo de los valores. En el compromiso a buscar y a reconocer la verdad objetiva en la investigación genética y sobre el uso de los medios y de los fines por alcanzar, un papel de particular importancia ocupan los científicos del área genética y biomédica, que están llamados a obrar por el bienestar y la salud de los seres humanos. Por tanto, hay que auspicar que toda actividad de investigación en este campo tenga siempre como fin último el bien integral del hombre y, en los medios empleados, respete plenamente en cada individuo su inalienable dignidad de persona, el derecho a la vida y la integridad física sustancial. Por tanto, “la Iglesia respeta y apoya la investigación científica, cuando ella persigue una orientación auténticamente humanista, rechazando toda forma de instrumentalización o destrucción del ser humano y manteniéndose libre de la esclavitud de los intereses políticos y económicos”2. De esto se entiende la importancia de una ética de la investigación genética que, de hecho, se ha ido desarrollando y articulando cada vez más, con el precioso e insustituible aporte de la reflexión cristiana, que ha hecho surgir algunas problemáticas nuevas a la luz de su visión original antropológica: el respeto de la persona, cuando se vuelve sujeto de investigación, especialmente en el caso de la experimentación no directamente terapéutica; el remarcar el estrecho nexo existente entre ciencia, sociedad y persona, presente en todo el proceso de la investigación. 2. En la elaboración de un itinerario de investigación genética, respetuoso del verdadero bien de la persona, es necesario hacer converger en sinergía las diferentes disciplinas implicadas mediante una metodología integrativa, que dé razón de la compleja unidad constitutiva del ser humano. Para lograr este objetivo es útil el llamado método triangular, articulado en tres momentos: la exposición de los datos genéticos; la profundización del significado antropológico y la identificación de los valores en juego que comporta este hecho; la elaboración de las normas éticas que pueden guiar el comportamiento de los agentes, en la situación específica, según los significados y los valores identificados anteriormente. 109 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 Los conocimientos obtenidos a través de las investigaciones en el campo de la genética aplicada al hombre son muy importantes y significativos. Hay que reconocer el valor positivo del conocimiento del genoma de la especie humana, y también en algunos casos de aquel individual. La positividad de la acquisición de informaciones genéticas se funda no sólo en el valor del conocimiento científico en cuanto tal, sino sobre todo en las posibilidades que ellas puedan servir para el bien de la persona, en orden a la prevención, al diagnóstico y también a la terapia de enfermedades de origen genética, cuando esto se pueda practicar sin correr riesgos desproporcionados para los mismos pacientes. Por lo demás, el nexo intrínseco del genoma del hombre con el constituirse de la persona lo distingue esencialmente de aquel de toda otra especie viviente y funda su inalienable dignidad con relación a aquella de la misma persona humana. Por tanto, el genoma humano, en virtud de la unidad sustancial del cuerpo con el espíritu, no sólo tiene un significado biológico, sino que es portador de una dignidad antropológica, que tiene su fundamento en el alma espiritual que lo impregna y lo vivifica. 3. Otro aspecto de gran importancia ética y cultural en el ámbito de la investigación genética, se refiere a los desarrollos biotecnológicos en acto en el campo de la vida y sus beneficios en las personas y en las comunidades de personas, provocando interrogantes y dilemas que necesitan nuevos equilibrios y seguridades. Dichos progresos en marcha comportan cambios de sentido y de acción que constituyen y pueden ser considerados como una verdadera y real “cuestión” para la sociedad y para la Iglesia actual3. Frente a una “cuestión”, el cristiano y la comunidad cristiana están llamados a colocarse no en los tradicionales modos ordinarios de “ver, juzgar, actuar”, sino en modos radicalmente nuevos inducidos y solicitados por la res novae. La vida hoy, bajo el dominio de los crecientes poderes biotecnológicos y de sus ambivalencias, por un lado, y de los modelos de pensamiento y de comportamiento, por el otro, está “cuestionada”. Como tal está llamado a la profecía: el bien de la vida hay que considerarlo y asumirlo con la mirada y la inversión profética con la que la Iglesia dicierne y se hace cargo de una “cuestión” en la historia. Juan Pablo II no dudó en usar el término “movilización” para darnos la conciencia explícita de la puesta en juego y del compromiso que solicita: «Es urgente una movilización general de las conciencias y un común esfuerzo ético, para poner en práctica, una gran estrategia en favor de la vida»4. 4. El gran progreso hecho en cuarenta años de investigación en el campo de la genética humana, las etapas alcanzadas y las perspectivas abiertas suscitan una pregunta doble: ¿sabremos emplear este grande progreso y todas las posibilidades que se han abierto, sólo a favor del hombre, es decir, del exclusivo bien del hombre en cuanto persona y de la humanidad como sociedad? En efecto, ¿acaso este extraordinario progreso no es utilizado ya – al menos en parte – contra el hombre? Se trata de interrogantes que se plantean porque tanto la investigación como las aplicaciones de los resultados que ha alcanzado, cuando tienen como objetivo el hombre, para su actuación no pueden prescindir de su particular estado: estado que les confiere dignidad y derechos que no pueden ser dejados de lado o ser violados, a costo de menoscabar los principios éticos mismos en los que se funda el verdadero bienestar del hombre y de la sociedad. Pero es precisamente en estos principios que a menudo falta el consentimiento, al que sigue – casi necesariamente – una fuerte tensión que tiende a dividir el pensamiento y los comportamientos. Los problemas esenciales pueden ser reconducidos a tres clases: problemas conexos con la investigación considerada en cuanto tal; problemas conexos con las aplicaciones diagnósticas; problemas vinculados con las aplicaciones terapéuticas. Nuestra perspectiva tiene como fundamento cuatro principios: a. La ciencia, es decir el conocimiento cada vez más amplio y profundo de la estructura y de las funciones del genoma humano, es un bien inestimable. Como tal, es decir, como complejo de conocimientos, de estructuras, de funciones y leyes, ella es un preciosísimo valor en sí misma. b. El hacer ciencia no puede prescindir de criterios de comportamiento fundados en una reflexión ética. La construcción de la ciencia exige observar, analizar, hipotizar, experimentar, e implica un aporte personal de parte del hombre de ciencia investigador, es decir un acto responsable. c. La tecnología, esto es, la aplicación de los conocimientos adquiridos por la ciencia, es un gran poder del hombre, que deriva de su derecho de emplear los resultados de la investigación y el deber de traducirlos en ventaja del hombre mismo. Pero también el ejercicio del poder, aún más que el hacer investigación, necesita de una norma que radique en la interioridad de quien lo ejerce. d. La persona humana, su naturaleza y su consiguiente dignidad, es decir la realidad integral que es objetivamente el hombre, establece por su misma interioridad, la norma de su actuar. Es esta interioridad que se vuelve una cosa sola con su «biológico» pero lo trasciende, la cual – interrogada por él mismo – le indica lo que es justo, lo que es bueno5. Sin lugar a dudas, el protagonista de este proceso continuo de orientación ética es el hombre. La persona humana, inseparable unidad de cuerpo y de alma, se caracteriza por su capacidad de elegir en libertad y responsabilidad el fin de sus acciones y los medios para alcanzarlo. Su ansiedad de búsqueda de la verdad, que pertence a su misma naturaleza y a su particular vocación, encuentra una ayuda indispensable en la misma Verdad, que es Dios que sale 110 al encuentro del hombre, revelándole su rostro a través del creado y, más directamente, a través de la Revelación. De este modo El acompaña y sostiene los esfuerzos de la razón humana, permitiéndole reconocer las numerosas semillas de verdad presentes en la realidad y, finalmente, de entrar en comunión con la Verdad misma cual es El. 5. Hoy se puede estudiar el origen mismo del género humano a través de la evolución del genoma, pero la realidad de la creación, que se inscribe en el libre acto de amor con el cual Dios dona al ser la única criatura que El haya querido a su imagen y semejanza, sigue siendo – más allá de toda investigación científica – una exigencia postulada por la razón y una afirmación de la divina revelación. En línea de principio, por tanto, no subsisten límites éticos al conocimiento de la verdad, es decir, no hay ninguna barrera más allá de la cual el hombre no debería nunca ir en su esfuerzo de conocer. Juan Pablo II ha definido así al hombre: ¡Aquel que busca la verdad”6. En cambio, existen límites éticos precisos al modo de actuar del hombre que busca dicha verdad, porque “todo lo que es técnicamente posible no es de por sí moralmente admisible”7. Por tanto, es la dimensión ética del hombre, que él la vuelve concreta a través de los juicios de su conciencia moral, la que caracteriza la bondad existencial de su vida. Aún más importante se revela la elaboración de un conjunto de criterios de acuerdo con los cuales se pueda discernir un verdadero personalismo de uno falso. El primer criterio está constituido por la afirmación de la sustancialidad del yosujeto humano, de lo contrario se pierde la visión de la irreducible unicidad y singularidad de la persona y, por tanto, de su dignidad. El segundo, de la afirmación de la capacidad de la persona de conocer una verdad referente al bien y al mal del hombre, independientemente de sus intereses, de la utilidad, de los gustos y preferencias individuales. El tercer criterio consiste en afirmar que la persona es en sí misma y por sí misma un todo que no puede ser usada solamente como un medio para un fin considerado superior – ratio partis contra- EL GENOMA HUMANO riatur rationi personae – decía Santo Tomás. El cuarto criterio consiste en afirmar que por su naturaleza la persona está orientada a la «comunión» con las demás personas, que se realiza en el don de sí misma, es decir, en el amor. El quinto, y decisivo, consiste en la afirmación de la exclusiva pertenencia de la persona a Dios. Este es el criterio más profundo. La medida de la dignidad de la persona está determinada por la respuesta a la pregunta “¿frente a quién somos personas?”, esto es, sujetos libres en sentido pleno. Ser persona fren- cias, en ambas direcciones: vale para las muchas negligencias y violencias contra la vida, que dan lugar a una contracultura de muerte; vale para la tutela y la promoción de la vida. Por tanto, estamos comprometidos todos a realizar un cambio cultural, para promover una nueva cultura9 de la vida. De hecho, si el Evangelio de la vida no camina con los pies de la cultura no puede regir el reto de la contracultura de la muerte. Un reto que es mucho más crítico de los “muertos asesinados” – frente a los cuales surge espontánea la indignación unánime de la te a Dios constituye a la persona misma en una dignidad infinita. Finalmente, el sexto criterio consiste en la afirmación de la sensatez de la elección de la fe en Cristo, Dios hecho hombre8. gente y de los gestores de la comunicación de masa –, porque abraza los atropellos y los delitos contra la vida: de aquellos aceptados y tolerados con distraida y sumisa adaptación a los que ya no son percibidos como tales o que vienen, incluso, perpetrados con el favor cultural. De ese modo pierden su alcance como delitos y son acreditados como expresiones legítimas de la libertad individual, que se deben reconocer y proteger como si fueran reales y verdaderos derechos. El actual proceso de globalización progresiva que está interesando a todo el planeta, por ejemplo, cuyas consecuencias no siempre aparecen como positivas, nos impulsa a considerar la exigencia de la equidad y de la justicia en orden a la búsqueda genética incluso bajo el perfil de sus implicancias sociales, políticas y económicas. Ante la limitación creciente de los recursos que se puedan destinar al desarrollo de la investigación genética y biomédica, se revela necesario poner gran atención para realizar una distribución equitativa entre los diferentes países, teniendo en alta consideración las condiciones de vida 6. Con referencia a la vida del hombre, especialmente en el ámbito de la genética, se necesita una cultura nueva, tomar conciencia del exacto alcance del bien en juego, provocar y tener viva en nosotros la conciencia que acciones y omisiones ante la vida, hoy salen fuera del ámbito de la conciencia y del actuar de los individuos. Superar la esfera meramente individual y privada en que han sido pensadas, decididas, realizadas, y toman cuerpo y forma de pensamiento, de mentalidad, de imaginario colectivo, de opinión pública, de habitat socio-cultural, de ethos prevaleciente del cual las conciencias están como penetradas y fuertemente influenciadas. Cuando un modo de pensar o de actuar toma forma y espesor cultural logra una fuerza performativa, es decir, una fuerza de persuasión inmediata y directa en las concien- 111 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 en las diferentes áreas del mundo y la emergencia de las necesidades primarias en las poblaciones más pobres y sufridas. Esto significa que hay que garantizar a todos las condiciones y los medios minimales tanto para gozar de los beneficios que provienen de la misma investigación, como para desarrollar y mantener una capacidad endógena de investigación. Nuestro primer compromiso como hombres y mujeres de cultura, comprometidos para insertar en la historia el don de la caridad, consiste en un discernimiento muy amplio para captar el exacto y real alcance sobre cómo y cuánto el ámbito de la investigación genética esté en cuestión hoy y del reto cultural al que está sometido. Con sus luces y sus sombras, con sus llamamientos urgentes y a veces dramáticos, lejos de caer fuera o a los márgenes del compromiso y de la misión de la Iglesia, la genética está colocada precisamente en el centro. En diálogo con el mundo de la ciencia y de la investigación, la Iglesia ofrece su específico aporte, como partícipe de la suerte de la humanidad y de cada persona. El hombre, en su totalidad unificada y por tanto indivisible de cuerpo y alma10, es el camino de la Iglesia11. Sobre este fundamento teológico y doctrinal nosotros, hombres y mujeres de fe y de cultura, estamos llamados a afrontar la “cuestión del hombre” y el gran reto que ella representa, en los dos ámbitos biotecnológico y cultural, de modo que se comprenda y se responda, a la luz del Evangelio, a las oportunidades, a las interrogantes y a las problemáticas de las biotecnologías y de la cultura actual. 7. Estamos inducidos a una toma de conciencia crítica, capaz de interceptar los retos de las biotecnologías y de la cultura, para poner en claro los retrasos, los desvíos, las insuficiencias de nuestro compromiso, pero también de identificar los recorridos y las propuestas. a. Se registra un desbalance de atención sobre los problemas, sobre la necesidad de encontrar y dar respuestas prácticas a cuestiones y conflictos planteados por los resultados y las oportunidades, ofrecidos por las biotecnologías y por las mudables sensibilidades culturales. Estamos ansiosos de saber, por ejemplo, sobre la licitud de las células estaminales, sobre el empleo de los embriones residuos, la capacidad de una píldora de hacer abortar, la licitud de recurrir a una técnica de fecundación, la legitimidad u obligatoriedad de una intervención de trasplante, la admisibilidad de una experimentación. Pero no nos preocupamos de saber sobre el valor de la vida humana, del significado de la vida embrional, de la verdad del generar humano, del alcance de un acto manipulador. Esto lleva a buscar la solución normativa, pero a dejar de lado o postergar la competencia formativa, concerniente cuestiones de método, principios primeros y directivos, modelos antropológicos y bioéticos: conocimientos que son el fundamento o la meta, indispensables, para dar razón de las normas, formarse una mens crítica y formular o ayudar a formular juicios prudentes de conciencia. En fin, hay una polarización, en esto consiste el desequilibrio, de los fundamentos sobre las problemáticas bioéticas: índice de un deslizamiento de la formación a la información. b. Además, se registra un desface tendencial entre magisterio y catequesis. Frente a un magisterio bioético de la Iglesia – pero también de una bioética teológica – a la altura de los tiempos y de sus retos, hay una mediación catequética y una traducción operativo-pastoral a veces bastante fatigosa. La inversión eclesial en términos de anuncio de la fe en este ámbito necesita de cierto ajuste. Hay iniciativas de gran alcance pero que resultan prerrogativa de la sensibilidad y de la iniciativa sólo de algunos. Se trata de personas y de grupos fuertemente comprometidos, pero a veces advierten un sentido de soledad, de marginalidad, de distancia de la comunidad. Se percibe que no es la comunidad el sujeto de esta atención pastoral sino algunos, es decir, a título proprio de algunos en vez que eclesial. c. El tercer nudo problemático podríamos indentificarlo en una especie de prejuicio laicista por el que está fuertemente dominada la cultura en general y en particular la bioética, la genética y el sector de las biotecnologías. Esta actitud cul- tural prejudicial se funda en el preconcepto de que la Iglesia no puede expresar sino posiciones dogmáticas, confesionales y como tales racionalmente de poco alcance e incomunicables. Se trata de un fuerte vínculo que condiciona radicalmente, no sólo el diálogo cultural, sino también el acceso a los grandes forum de la comunicación de masa. La dificultad está en la axiomaticidad de esta posición, expresión y fruto de aquel lay pride alimentado por la presunción de tener el monopolio y la concesión de la razón. Se trata de posiciones que hieren la inteligencia más que la fe, haciendo más arduo y paciente el diálogo y el anuncio. d. El prejuicio laicista encuentra paradójicamente una ribera – y este es otro nudo – en un fideismo de la norma, que lleva a los interlocutores a pensar que los católicos no tienen razones para dar a sí mismos ni para ofrecer a otros, profesan las normas morales como si fuera un credo, y la autoridad toma las normas como una revelación y una fe ajenas y despreocupadas de la razón. Esta dejadez práctica con respecto a la relación entre fe y razón en la tutela y promoción de la investigación científica y de la vida humana, de la genética y de las biotecnologías, da lugar a una especie de “fideismo bioético” que desvaloriza el anuncio, contrasta el diálogo cultural, fomenta el prejuicio y no desarrolla un buen servicio al magisterio moral de la Iglesia. Vinculado a este aspecto, hay que poner de relieve el problema de la inadecuación de la formación en el plano de la ética y de la cultura del diálogo entre el Evangelio, ciencia y razón, entre fe e investigación científica. El resultado es que el Evangelio y la ética de la vida permanecen al margen. Una situación que constituye las razones de vacíos de preparación, con la consiguiente ignorancia de conocimientos básicos y decisivos, nodales y críticos, indispensables para medirse con preguntas, provocaciones y conflictos de conciencia con los cuales las personas nos interpelan. El riesgo es de tomar y depender de otras “agencias culturales y éticas”, que también no faltan, especialmente en el grande procenio de la comunicación y persuación mass-medial12. 112 8. Después de haber identificado ciertos nudos problemáticos, quisiera trazar vías por recorrer para superar las dificultades y de responsabilidad efectiva y posible para un commpromiso cultural científico y de fe. a. Volver a partir del Evangelio de la vida y, por tanto, del alcance evangelizador, misionero y ministerial del compromiso por la vida humana de parte de hombres y mujeres de cultura y de ciencia como lo somos todos. Un peso y una misión por vivir, no según una visión dicotómica y espiritualista de la vida sino profundamente unitaria, de modo que no se separa el espíritu de lo psico-físico. Es así que se sirve la vida según la plenitud de su verdad. La vida humana es un bien uno y único, en toda dimensión, fase y condición del existir, y por tanto indivisible y que no se puede reducir en su valor. Estamos llamados a servir la vida en todas las vertientes de su ser en el mundo y de su ser hoy problematizada, desconocida y ofendida: en el ámbito de la violencia bélica como de aquella criminal, de la explotación como del aborto, de la marginación como de la eutanasia, del riesgo desproporcionado como de la banalización, del ensañamiento terapéutico así como de aquel voluptario. b. Sacar a la luz el alcance antropológico del Evangelio de la vida. La verdad y el valor de la vida centrados en el Evangelio amplía el campo de la inteligencia. De hecho, el Evangelio de la vida al abrir al saber de la fe no reduce o cierra aquel de la razón, sino que lo impulsa, lo implica y lo provoca. De aquí el alcance universal del Evangelio de la vida: no es exclusivamente para los creyentes, sino para todos, tiene un eco persuasivo y profundo en el corazón de cada persona, creyente o incluso no creyente, porque él, mientras supera infinitamente las expectativas, corresponde a ellas de manera sorprendente. De hecho, el Evangelio de la vida encierra lo que la misma experiencia y razón humana dicen acerca del valor de la vida y lo lleva a su cumplimiento. Es el lugar de encuentro para todos en una sociedad multicultural, multireligiosa y pluralista. Por tanto es importante poner de relieve las razones antropológicas que cimientan EL GENOMA HUMANO y sostienen el respeto de toda vida humana y se vuelven el lugar del diálogo cultural y de la inculturación del Evangelio. c. Suscitar atenciones y sensibilidad hacia la correcta metodología de la enseñanza bioética de la Iglesia, abierta a la verdad de la vida en todas las vertientes del saber, no sólo en aquellas interpretativas de la teología, de la filosofía y en aquellas normativas de la ética, sino también, y más que antes, en las vertientes de reconocimiento de las ciencias biomédicas. Poner de relieve la escansión de bios-logosaxios-deon-nomos-telos en la elaboración de la enseñanza de la Iglesia. Sacar a la luz que en la base de dicha elaboración hay la atención al bios y, por tanto, a los aportes de las ciencias biológicas, en las que la in- teligencia iluminada por la fe lee un logos, es decir un significado profundo, expresión a su vez de un axios, esto es, de un valor por sí mismo portador de un deon (tarea), que toma cuerpo en el nomos (ley), en vista del telos (fin) realizador de la persona. De este modo se puede afrontar el gran reto cultural, es decir, el valor de la vida en todas sus fases y manifestaciones. En efecto, la tentación y la insidia hoy son el deslizamiento y el dar cabida a una cultura de lo relativo13. En determinadas situaciones la tentación se vuelve muy fuerte, como en el caso de la manipulación del patrimonio genético de la persona, del empleo terapéutico de los embriones excedentes, de deformaciones fetales, de embarazos fruto de un estupro, de individuos en estado vegetativo persistente, o afectados por graves handicap psico-físicos, de enfermos terminales. En una cultura utilitarista y a veces emotivista “las cuentas no cuadran”, y entonces también la vida es colocada en la computación de los bienes por gozar y es preferido a otro. La vida sufre un vulnus y todo se vuelve relativo para mí14, se subjetiviza a mi modo de ver, de pensar y de juzgar. La verdad es subrogada por la opinión, el valor por el sentimiento, la libertad por el arbitrio. Esto, en medio de una cultura utilitarista y relativista, requiere ardor profético y audacia intelectual, para suscitar y motivar entre los creyentes y los no creyentes el reconocimiento del valor de una investigación científica al servicio del hombre. Y esto es fundamental anunciarlo, pastoral y culturalmente, a la gente que vive y piensa etsi Deus non daretur, precisamente a lo largo de aquellas coordinadas antropológicas del Evangelio de la vida. De otro modo se corre el riesgo de afasia, después de la amnesia. d. Invertir antes de todo en la formación de los formadores, con la atención de no limitar la formación a la muchas, impelentes y complejas cuestiones que nos interpelan y nos retan en el terreno de la praxis y de la crónica, y a aprender el mensaje, el lenguaje, y la lógica de la vida, y en ella estructurar los recorridos formativos. Para la preparación sólida y capaz de afrontar y resolver todas las problemáticas, es necesario hacerla comenzar con premisas y fuertes cimientos de método, valores, principios primeros y directivos, elaboración nor- 113 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 mativa, antropología filosófica, bíblica y teológica. e. Anunciar la esperanza y cultivar la virtud. Los retos de la cultura y, en particular de la ciencia genética y de la biomedicina, hoy, nos implican a todos los investigadores y a los hombres de ciencias, profesores y pastores, porque estos compromisos no encuentran fácilmente amplio consenso y favor cultural. Decisiva para esto resulta la virtud de la esperanza. No son suficientes la inteligencia y la fe, es necesaria la esperanza. Sin esta “pasión de lo posible” disminuye el aliciente de la verdad y del amor “no obstante todo”. Es necesario una conversión pastoral a la esperanza y a la virtud, a esta disposición de la mente y del corazón a conocer y a amar lo Verdadero, lo Bueno, lo Bello. De hecho, el Evangelio y la cultura de la vida se anuncian y se promueven, ponen raíces y traen frutos para las sintonías y los afectos cultivados por la virtud, en los espacios abiertos de la esperanza. 9. Por tanto, el trabajo de todos vosotros hombres y mujeres, dedicados a la investigación, a la ciencia y a la cultura, asume una importancia del todo nueva en esta era marcada por el desarrollo de la ciencia y de la investigación biotecnológica. Se hace necesario también una gran responsabilidad hacia la sociedad y la humanidad, sobre todo en torno a algunas cuestiones cruciales como: a) la aclaración de la relación entre ciencia y ética en campo biomédico – problema epistemológico; b) en segundo lugar, debemos preguntarnos a qué bioética tenemos que referirnos – cuestión de la fundación: c) la urgencia de una acción cultural y política a fin de que el derecho y la ley acojan los valores fundamentales que tocan la defensa de la vida15. De hecho, se advierte la sensación de que una potencia que nunca ha sido tan grande genere no una mayor seguridad del vivir, sino por el contrario una mayor inseguridad y un ingobernable desorden, casi una especie de inquietud del hombre omnipotente. El entrevé la posibilidad real de alterar su propia identidad hasta hacerla irreconocible y, por tanto, de destruirla. Sabemos unirnos para poner esta herencia científica y cultural al servicio del progreso verdadero de la humanidad. La tarea se nos presenta enorme, antes bien, alguien podría definirla utopista. En cambio, yo deseo animar la confianza en el hombre, contra todas las tentaciones del fatalismo, de la pasividad paralizadora y del abatimiento moral. Es un compromiso, una cita con la historia que nuestro genio intelectual y espiritual puede afrontar mediante una nueva mobilitación de los talentos y de las energías de cada uno y explotando todos los recursos técnicos y culturales que tenemos a nuestra disposición. Poseemos extraordinarios recursos económicos científicos y de investigación, gracias a los cuales es posible dar un impulso decisivo a la familia humana, evitando entre las otras corrientes, la tentación del desarrollo biotecnológico fin en sí mismo, como si tuviese que realizar siempre lo que es posible científica y técnicamente. Una segunda deriva por evitar es someter el desarrollo tecnológico a la utilidad económica de conformidad con la lógica del provecho y de la expansión económica sin fin, creando así situaciones de ventaja para algunos y dejando a otros en la indigencia global, sin preocuparnos del verdadero bien de la humanidad, haciendo de la investigación científica y de la genética en particular, un instrumento al servicio de la cultura del “tener” en menoscabo del “ser”. Todos vosotros, hombres y mujeres de cultura, investigación y ciencia, gozáis de una inmensa credibilidad moral para intervenir en todos los centros decisionales, tanto privados como públicos e influir en las políticas de los países. Empleando todos los medios honestos y eficaces, haced prevalecer una visión total del hombre y una cultura del humanismo integral, en el que la ciencia y la investigación encuentran su justificación al servicio del hombre y de la humanidad. Hombres y mujeres de ciencia, en los ambientes de Investigación y en las Universidades, en los Centros Culturales y en los laboratorios, sed fuertemente comprometidos para estudiar y proponer respuestas a las interrogantes y a las exigencias de la sociedad. Para realizar esto, además de las capacidades tecnológicas, es necesaria una elevada inspiración, una valiente motivación, una gran confianza animada por la esperanza en el futuro del hombre y en su dignidad. S.E. Card. PAUL POUPARD Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, Santa Sede Notas 1 Cf. SERRA A., La «Nueva Genética» Actualidad, Perspectivas, Problemas, en AA. VV., Medicina e genetica verso il futuro – Questioni Aperte – Cuadernos del Instituto Académico de Roma, L’Aquila – Roma 1986, pp. 9-12. 2 JUAN PABLO II, Discurso a los participantes en la IX Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vita, 24 de febrero de 2003, n. 4. 3 COZZOLI M., El compromiso de la Iglesia para promover una cultura de la vida, en SECRETARÍA GENERAL DE LA CEI (a cargo de), Curso de actualización sobre temas de bioética, Roma 2003, pp. 187-207. 4 JUAN PABLO II, Evangelium vitae, 25 de marzo de 1995, n. 95. 5 Cf. SERRA A., La nueva genética, ¿para el hombre o contra el hombre?, en MAZZONI A. (ed.), A sua immagine e somiglianza? Il volto dell’uomo alle soglie del 2000. Un approccio bioetico, Roma 1997, pp. 109-113. 6 JUAN PABLO II, Fides et Ratio, 14 de setiembre de 1998, n. 28. 7 CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Donum vitae, 22 de febrero de 1987, n. 4. 8 Cf. CAFARRA C., La persona humana: aspectos teológicos, en MAZZONI A. (ed.), Op. cit., pp. 76-90. 9 JUAN PABLO II, Discurso a los miembros del Pontificio Consejo para la Cultura, 12 de enero de 1990, n. 2. 10 “Corpore et anima unus” afirma la Gaudium et spes en el n. 14. 11 JUAN PABLO II, Redemptor hominis, 4 de marzo de 1979, n. 14. 12 PONTIFICIO CONSEJO PARA LA CULTURA, Para una pastoral de la Cultura, Ciudad del Vaticano 1999, n. 9. 13 BENEDICTO XVI, Discurso de apertura del Congreso eclesial de la Diócesis de Roma sobre familia y comunidad cristiana, 6 de junio de 2005. Sobre todo es significativo este pasaje: «En la actualidad, un obstáculo particularmente insidioso para la obra educativa es la masiva presencia, en nuestra sociedad y cultura, del relativismo que, al no reconocer nada como definitivo, deja como última medida sólo el propio yo con sus caprichos; y, bajo la apariencia de la libertad, se transforma para cada uno en una prisión, porque separa al uno del otro, dejando a cada uno encerrado dentro de su propio “yo”. Por consiguiente, dentro de ese horizonte relativista no es posible una auténtica educación, pues sin la luz de la verdad, antes o después, toda persona queda condenada a dudar de la bondad de su misma vida y de las relaciones que la constituyen, de la validez de su esfuerzo por construir con los demás algo en común». Cf. también JUAN PABLO II, Evangelium vitae, 25 de marzo de 1995, n. 70. 14 Cf. DE ROSA G., El relativismo moderno, en La Civiltà cattolica vol. III/3726, pp. 455468. 15 Cf. SGRECCIA E., Actualidad de las problemáticas bioéticas y contexto cultural, en Curso de actualidad sobre temas de bioética – Actas a cargo de la secretaría general de la CEI, 14 – 16 de noviembre de 2001, pp. 5-20. 114 EL GENOMA HUMANO ANGELO SCOLA 2. Visión pastoral de la investigación genética 1. Delimitación del concepto de pastoral Para afrontar adecuadamente el tema que se me ha asignado, en el marco de la investigación de esta Conferencia – que ya les ha visto empeñados en el análisis del actual status de la investigación genética incluso a la luz de la revelación cristiana en el contexto de otras cosmovisiones y tendencias culturales - me parece que es de particular importancia aclarar en primer lugar qué se entiende con el término pastoral. Esta premisa nos permitirá reflexionar partiendo de uno de los aportes fundamentales que, siguiendo la intuición profética del Beato Juan XXIII, el Concilio Vaticano II ofreció a la Iglesia y, por consiguiente, a la teología. La índole pastoral que caracteriza la propuesta de Jesucristo a la familia humana se manifiesta claramente por la misión misma de la Iglesia: «Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad» (1 Tim 2, 4). El Concilio Vaticano II y con él todo el magisterio postconciliar han querido poner en primer plano – en profunda continuidad con las Escrituras y la Tradición – la naturaleza salvífica de la Iglesia evidenciando la índole pastoral. La llave salvífico-sacramental de la pastoral ha permitido una especial profundización de la categoría de los signos de los tiempos. Esta podría encontrar un posterior y urgente desarrollo ontológico y teológico en la reflexión sobre el valor sacramental de las circunstancias y de las relaciones que interrogan cotidianamente la libertad del hombre, situada siempre históricamente. Dicho acercamiento, además, haría eficaz un diálogo amplio: del ecumenismo a la relación con las demás religiones, de la confrontación apasionada con los hombres del denominado mundo laico hasta el testimonio elocuente de la caridad. De la explicitación de la dimensión pastoral del hecho cristiano nace una concepción de la acción eclesial más inmediatamente ligada al testimonio directo de la profunda correspondencia de Jesucristo al anhelo de salvación presente en el corazón de cada hombre y de la comunidad humana. En esta llave resulta evidente la oportunidad de la reflexión sobre la visión pastoral de la investigación genética. Dicha investigación quiere mostrar que los interrogantes que surgen de la investigación genética – una circunstancia privilegiada (un signo de los tiempos) de la cultura y de la sociedad actual – interceptan la misión de la Iglesia. En otros términos, cómo las cuestiones antropológicas, inevitablemente planteadas por la investigación científica en este campo, requieren y pueden encontrar respuesta adecuada en el anuncio de Jesucristo «figura realizada» de lo humano (cfr. Gaudium et spes 22). 2. La investigación genética actual Para echar una mirada pastoral – a la luz de la misión salvífico-sacramental de la Iglesia – sobre la investigación genética actual, es necesario preguntarse en primer lugar qué es hoy la investigación genética en sí. Con esta preocupación he elaborado las notas que propongo con la ayuda de un biólogo1. La cuestión abre de inmediato otra, atravesada por tensiones dialécticas a veces incluso ásperas: ¿es adecuado reconducir a la investigación “genética” todo el frente candente del actual progreso de los conocimientos biológicos? De hecho, no podemos ignorar que dicha tentativa es perseguida ampliamente por la mayoría de la información mass-mediática que atribuye a la “investigación genética” incluso descubrimientos que no se pueden reconducir a ella de modo estricto, o selecciona sólo el lado “genético” de los descubrimientos. El riesgo es, pues, plantear las interrogantes que nos interesan mas no siempre a los interlocutores adecuados, cayendo de este modo en una óptica unilateral, que privilegia el punto de vista estrictamente genético, pero pierde de vista una aproximación más global. Por otro lado, no corresponde al objeto de esta conferencia Internacional afrontar todas las problemáticas que emergen en el campo biológico. Por esta razón me limitaré a afrontar – obviamente como “laico” de las ciencias genético-biológicas – sólo alguna de las cuestiones candentes de la investigación genética, poniendo a relucir también aportes de otros acercamientos disciplinarios sobre todo cuando estos, a partir de presupuestos diferentes, modifican la interpretación de los resultados y sus consecuencias. Decir investigación genética hoy significa decir algo de modo muy diverso de lo que se entendía hasta los inicios de los años ochenta/noventa. En efecto, la afinación y la automación de las técnicas de secuenciación del ADN – incluidas también las técnicas ancillares de amplificación de los segmentos de ADN y las tecnologías bioinformáticas –, a la vuelta de pocos años se cuenta con la disponibilidad de las secuencias de enteros genomas. Como se sabe, la primera secuencia completa del genoma humano se logró en junio del 2000; actualmente se han secuenciado más de 220 genomas de microorganismos y cerca de unos veinte genomas de organismos superiores. Además, se están aplicando métodos de secuenciación cada vez más innovativos basados en reacciones químicas particularmente complejas, el empleo de las cuales lleva a hipoti- 115 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 zar que dentro de cinco años será posible secuenciar todo el genoma de un hombre con un gasto poco superior a los 1,000 dólares2. Además, los tiempos de secuenciación se reducirán particularmente asimilando este tipo de análisis, en términos de tiempos de espera de su éxito, a la de un complejo análisis bioquímico actual: bastarán pocos días. De manera que un individuo podrá tener un carnet de identidad de sus propios genes con un gasto relativamente exiguo y destinado a reducirse en el tiempo. Es evidente que este proceso lleva al cumplimiento de uno de los objetivos principales de la genética “clásica”: el conocimiento detallado del genoma. Se está abriendo una nueva era, que es definida postgenómica, y se caracteriza por la disponibilidad para todos los biólogos de la información contenida en los genomas. Se desprende, pues, ya sea la reexaminación de viejos problemas como el asomarse de otros nuevos. bio de la investigación científica – es necesario mostrar la fascinación, la conveniencia de nuevos estilos de vida. Pero, como muchas veces se ha remarcado a lo largo de la historia de Occidente, «el estilo es el hombre». Por tanto sólo una propuesta antropológica adecuada es capaz de mover la libertad de los individuos y de llevarla, a través de los cuerpos intermedios, al círculo virtuoso de la vida buena personal y social al mismo tiempo. Por tanto, incluso antes que la ética, la investigación genética demanda la antropología. De hecho, la investigación genética pone en el campo una concepción del hombre y de la comunidad social. Esta es la primera y más importante condición para una pertinente visión pastoral de la investigación genética. ¿Podemos encontrar una confirmación objetiva a esta afirmación en los problemas emergentes relativos al genoma humano? Me parece que se puede responder afirmativamente. Veamos algún ejemplo. 3. Algunas cuestiones significativas ¿De qué modo la misión de la Iglesia está llamada en causa por estos problemas ciertamente antiguos pero que hoy tienen una fuerza de novedad a menudo soprendente? A un atento observador no escapa un inconveniente que aflige desde siempre toda práctica y teoría social y que se ha vuelto más agudo en nuestra epoca. Me refiero a la gran dificultad de formar un consentimiento de experiencia y cultura en criterios fundamentales de la misma vida social, incluida la irrenunciable y delicada valoración ética. Este grave handicap a menudo llega a impedir que los individuos y los pueblos identifiquen las causas merecedoras de empeño a nivel de vida personal y de vida pública. La razón de este estado de cosas quizás se puede encontrar en una afirmación de un célebre estudio de Franz von Kutschera: la ética de suyo no es suficiente para mover el deseo del hombre, si bien «la mediación entre interés y exigencias morales es el problema central de la ética»3. ¿Cómo afrontar esta situación? Sólo reconociendo que para conducir la libertad a acoger su deber (ética) – también en cam- a. Genotipo - fenotipo La nueva “era” de la investigación genética repropone una antigua pregunta, reexaminada a la luz de los conocimientos sobre los genomas: ¿qué relación hay entre genoma y organismo (relación genotipo/fenotipo)? A la empresa para responder a esta interrogante participan no sólo los genetistas, sino muchos biólogos (bioquímicos, biólogos moleculares, fisiólogos, embriólogos, zoólogos...) que ahora pueden afrontar la relación genoma-organismo disponiendo de la información contenida en el genoma. Como no podía ser de otra forma, el modo de entender la relación genotipo/fenotipo resiente de la formación original de los varios investigadores. El acercamiento genético clásico emplea la información so- bre los genomas para deducir de ella el link entre genotipo y fenotipo: ya no una relación único gen/único carácter, sino genoma completo/organismo completo. Los acercamientos metodológicos principales al parecer son: el secuenciamiento de los genomas (o de partes de él) de muchos individuos de la misma especie4 y la comparación de la variabilidad a nivel genómico con la variabilidad fenotípica, de los caracteres más simples a los más complejos. Como fundamento de este acercamiento está la idea de que el valor fenotípico de cada carácter de un individuo está determinado por la acción de pocos o tantos factores genéticos, cada uno de los cuales contribuye de modo más o menos determinante a definir su valor. Esta concepción refleja la idea de un genoma organizado en unidades discretas (es la idea clásica de la “modern synthesis”) de donde se deduce que la información necesaria para describir todo el organismo se podrá alcanzar una vez que se conocerá la función de cada unidad. El método adecuado para alcanzar este conocimiento es el análisis de la covariancia entre genomas y caracteres (en otras palabras, si al variar un determinado carácter, por ejemplo la altura, corresponde la variación en algunas particulares secuencias genómicas, es probable que éstas constituyan el fundamento de ese carácter). Entre otros, este tipo de acercamiento podría revolucionar el normal acercamiento terapéutico a muchos tipos de patologías de común confirmación como cardiopatías, diabetes, osteoporosis... De hecho, si se considera que este tipo de patologías no son causadas por la alteración de un solo gen sino que en nuestras secuencias génicas y en la variabilidad de algunas de las unidades discretas precedentemente mencionadas esté inscrita una mayor o menor sensibilidad para desarrollar dichas patologías. De todos modos, hasta ahora estas afirmaciones permanecen bastante genéricas y con escasas indicaciones a nivel preventivo porque es necesario un empeño posterior de investigación sobre la covariancia de los genomas, sobre todo teniendo en cuenta las especificidades de los grupos étnicos. Pero ellos tendrán suma relevancia en la perspectiva de in- 116 tervenciones eugenéticas. Una consecuencia decisiva para la pastoral. Otro acercamiento al problema, diferente de aquel genético, es el que persiguen los bioquímicos, los biólogos moleculares, los fisiólogos y los bioinformáticos a través del desarrollo de nuevas tecnologías, llamadas convencionalmente “omics”. Por ejemplo, la “functional genomics” ha desarrollado tecnologías para analizar simultáneamente como varía la expresión de todo el genoma de un individuo luego de una particular condición (estadio de desarrrollo, exposición a condición ambiental, suministro de fármacos…)5. Estas tecnologías han producido una avalancha de informaciones que han estimulado en fin el nacimiento de una nueva especialización, la “system biology”. El objetivo de esta disciplina es establecer el valor predictivo del genotipo con respecto al fenotipo integrando, a través de acercamientos bioinformáticos, teóricos y modelísticos, todas las modificaciones que ocurren en el individuo en todos los niveles (genético y epigenético). Una cuestión aún sobre el tapete es la siguiente: cuánto el organismo viviente está totalmente descrito por el nivel genético y cuánto, en cambio, cuenta el nivel epigenético. Es evidente la sustancial diferencia de los dos acercamientos al problema genotipo/fenotipo: en el acercamiento genético no interesa lo que está entre el genotipo y el fenotipo, es decir, cómo un determinado genotipo se expresa finalmente en un específico fenotipo. Se asume implícitamente el postulado que es el genotipo que de todos modos domina (genetic essentialism) independientemente de la vía de expresión. El segundo acercamiento, en cambio, privilegia el estudio de “lo que está entre el genotipo y el fenotipo”, por tanto como está regulada la expresión del genoma, como interactúan entre sí los genes y los productos de los genes, etc. Aquí está implícita la idea de que a determinar el “valor fenotípico” son relevantes los factores epigenéticos: la cumbre está en la system biology que explíticamente afirma que en un individuo “todo está relacionado”, es decir, que las partes no explican el todo. Las importantes consecuencias EL GENOMA HUMANO teóricas y aplicativas de los dos acercamientos se pueden encontrar en diferentes niveles. Considero dos: el diagnóstico predictivo de predisposición a enfermedades y la sociogenómica. En lo que se refiere al diagnóstico predictivo – de gran importancia para la salud – es necesario afirmar que ella se funda en la hipótesis que la etiología de muchas enfermedades depende de factores genéticos, ambientales y de interacción genotipo/ambiente. Un ejemplo de interacción: la exposición al sol – factor ambiental – frecuentemente es causa de tumor de la piel clara con respecto a los que tienen la piel oscura – el color de la piel es un factor genético. El objetivo es aislar el componente genético identificando el gen o más frecuentemente el conjunto de genes que constituyen la base de la predisposición. El mé- todo se basa en el hecho de que el genoma humano se diferencia de un individuo a otro por una pequeña fracción (menos del 0,1%): es posible, por tanto, caracterizar el genoma de un individuo de conformidad con la presencia de un específico set de variantes (aplotipos); a este punto se trata de ver si la frecuencia de algunos aplotipos es mayor en individuos que llevan una determinada enfermedad con respecto a un grupo homogéneo de individuos sanos. Para algunas enfermedades la asociación con particulares genes es conocida desde hace tiempo (talasemia, hemofilia, etc.), para otras hay buenos “candidate genes”, y para otras aún están en curso “genome-wide association studies” concentrados sobre todo en la estandarización aplotípica de la especie humana6. Los problemas que dichas investigaciones proponen son múltiples: obviamente problemas de “genetic counseling”, discriminación genética, screening neonatal, etc. Para la perspectiva pastoral es importante subrayar dos: el primero se refiere al cambio, favorecido por estas investigaciones, de una ética que pone como centro únicamente a la persona, a una ética que tiene como centro el grupo (familiar, social, etc.). El segundo aspecto es el acento que inevitablemente ponen estas investigaciones, sobre el determinismo genético (los genes como esencia de la persona, genetic essentialism). De todos modos, en el caso particular es decisivo preguntarse cuál es el grado de fiabilidad del diagnóstico predictivo. Existen al respecto al menos dos tipos de problemas: el primero está ligado al hecho que la predisposición por una cierta enfermedad depende frecuentemente no tanto de la presencia de una o más variantes génicas del genoma, sino más bien de la interacción entre varios genes (el término técnico es: epistasis) y el método de los estudios de asociación no pone en evidencia precisamente la epistasis; el segundo depende del hecho de que para muchísimas enfermedades, el factor ambiental es absolutamente dominante7. Son evidentes las consecuencias de estas limitaciones en la aplicación del diagnóstico predictivo. Con el término sociogenómica nos referimos a la última evolución de la sociobiología por la que se afirma que la función primaria de un organismo es la de reproducir sus genes y constituir un vehículo provisional (concepto de gen egoísta8). Por consiguiente, también la organización social de los individuos debe responder a este objetivo y, por tanto, deben existir genes que controlan la organización social. La finalidad de la sociogenómica es comprender la vida social en sus determinantes genéticos o, en otros términos, describir las bases moleculares de la socialidad9. Los métodos que emplea son las evidencias disponibles hasta ahora sobre las bases genéticas del comportamiento en modelos experimentales10 y el acercamiento genómico descrito anteriormente para los diagnósticos predictivos aplicado a grupos experimentales (animales) con contrastante comportamiento social (por ejemplo la presencia de jerarquía de dominancia vs ausencia). La tesis dice: si la socialidad tiene una base genética, se deben encontrar 117 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 asociaciones a nivel de todo el genoma entre particulares aplotipos y particulares comportamientos sociales. Es claro que las objeciones metodológicas elevadas al diagnóstico predictivo son igualmente válidas – y hasta más – en este campo en el que sin embargo hay que añadir otro elemento. Es evidente que uno de los objetivos de esta investivación es encontrar confirmación, a nivel de la especie humana, de las eventuales asociaciones genotipo/ comportamiento social que se ha encontrado en los modelos animales. Sin embargo, en estos modelos los comportamientos sociales son sumamente rígidos, esterotípicos y se perpetuan con poquísimas variaciones en el curso de las generaciones. En la especie humana, en cambio, los comportamientos sociales son sumamente variables y sobre todo cambian rapidísimamente con las generaciones al punto que es impensable que puedan ser condicionados por correspondientes variaciones genómicas que se fijan en la población. Este simple dato debería llevar a no subvalorar el salto cualitativo, desde siempre reconocido en la antropología, entre el reino animal y aquel humano. Se abre aquí un ámbito decisivo para la acción pastoral presente y futura. b. Las teorías evolutivas La principal referencia que actualmente tienen a disposición las teorías que buscan dar una respuesta a las fuerzas y a los mecanismos que guían la evolución de los organismos vivientes, sigue siendo la “modern synthesis”11. Ella conduce a las mutaciones a nivel del ADN los orígenes de la variabilidad natural observada por Darwin y describe la acción de la sección natural darwiniana con los métodos de la genética de población. La teoría presenta muchas lagunas pero en parte porque es muy “acomodante”, y en parte porque faltan síntesis alternativas verdaderas y propias, sigue siendo la teoría de referencia desde el punto de vista conceptual. Entre los conceptos básicos de la teoría, uno de los puntos cruciales es que la probabilidad que ocurra una particular mutación en vez que otra es del todo independiente de sus consecuencias fenotípicas. Por esto las mutaciones (y, por tanto, la variabilidad genética) serían casuales y la selección natural elegiría entre ellas los fenotipos que resultan más “adecuados” (ver “caso y necesidad” de Monod). Este presupuesto está muy presente en Darwin en la metáfora del arquitecto: si un arquitecto construye un edificio cómodo y bello sin emplear piedras cortadas, sino eligiendo entre las que han rodado en el fondo de un precipicio, las cuneiformes para las arcadas, las más largas para las columnas y las planas para el techo, nosotros admiraremos su habilidad y lo consideraremos como su fuerza principal. Ahora bien, los fragmentos de roca, aunque sean indispensables al arquitecto en lo que se refiere a la construcción que ha hecho, están en la misma relación de las variaciones fluctuantes de cada ser organizado con respecto a las conformaciones variadas y admirables que han adquirido aún más sus descendientes modificados12. Otro punto crucial de la teoría es el programa adaptacionista (adaptationist program): si el motor de la evolución es la selección natural, entonces cada carácter fenotípico particular debe tener un valor como resultado de la selección (se note como este concepto está presente también, por ejemplo, en la sociogenómica: también los comportamientos sociales deben tener valor adaptativo y, por tanto, depender de factores génicos seleccionados). Este aspecto de la teoría ha provocado en el pasado tremendas polémicas precisamente en vista de las consecuencias “políticas” – y por lo mismo ético-antropológicas – de esta posición13. El problema biológico fundamental es si toda forma de un organismo viviente es posible pero se manifiesta sólo aquella que se adapta al particular ambiente natural donde el organismo vive. Esta afirmación, fundamento del programa adaptacionista, se ha revelado falsa ya que hay límites biológicos (constraints) bien precisos en la morfogénesis y en la fisiología que dependen sobre todo de como procede la embriogénesis y de las leyes de la termodinámica. Si se desea ser rigurosos se debería decir que en el momento actual no poseemos una teoría evolutiva satisfactoria, también porque vivimos en un tiempo de gran revolución de los conocimientos biológicos, genéticos o no. Por tanto, no tenemos la capacidad de hacer sedimentar la masa de informaciones que llegan cotidianamante e iniciar un trabajo de síntesis. Me parece, sin embargo, que no esté fuera de lugar preguntarse si alguna vez se podrá poseer una teoría evolutiva satisfactoria si bajo esta expresión se esconde una afirmación mecanicista sobre el origen de la realidad. En este sentido, las dificultades que se encuentran científicamente en un evolucionismo absoluto deberían abrirnos a la tesis creacionista tomada en el sentido propio de su capacidad de dar espacio a un sano evolucionismo14. Dicha tesis – que para los cristianos tiene un valor universal ya que constituye parte sustancial del contenido normativo del credo – da razón en modo plausible no sólo de los “saltos evolutivos”, sino que muestra que no se puede falsificar la convicción de que la realidad esconda un designio inteligible y, en todo caso, dice la no verificabilidad de la afirmación contraria que la razón tenga su origen en el puro caso. Como documenta el encendido debate, en acto sobre todo en Estados Unidos, la pastoral está llamada fuertemente en causa en este ámbito. c. Las células estaminales Es un problema biológico fundamental estudiado durante decenios por citólogos y embriólogos y sólo en parte por genetistas; recientemente ha recibido un impulso de la postgenómica que ha puesto a disposición marcadores moleculares capaces de identificar el destino diferenciativo de una célula (las células estaminales totipotentes, multipotentes o unipotentes inicialmente son morfológicamente idénticas entre sí aunque ya canalizadas). Además, la postgenómica permite identificar genes y productos génicos importantes para determinar los pathways diferenciados. La búsqueda más adelantada en este ámbito es la que se ocupa de las células estaminales vegetales. Los experimentos sobre las plantas ha demostrado en su conjunto la plasticidad de las células diferenciadas (gametos o células somáticas): ellas se pueden reposicionar en su programa de desarrollo, regresando a ser células totipotentes capaces de regenerar individuos 118 adultos (es decir, es biológicamente posible la clonación de individuos superiores) y la multiplicación de órganos. No debería haber motivo biológico para afirmar que todo esto no es posible con los mamíferos: se trata de aprender a hacerlo (con las plantas ha sido necesario efectuar miles de experimentos con millones de células). Sin embargo, la experiencia con las células vegetales ha puesto en evidencia también algunos problemas serios. En todos los casos de regeneración clonal en las plantas (millones de casos pero también en los animales en los pocos casos disponibles), se tiene una elevada frecuencia de clones abnormes. Además, los científicos aún no son capaces de conocer qué es lo que controla plenamente la diferenciación celular: algunos genes principales o interacciones entre genes o entre células (por ejemplo es importante, por cierto, la posición de una célula con respecto a las adyacentes). En última síntesis. Aunque se sabe que las células, en cualquier estadio, no pierden su totipotencia y se han desarrollado métodos que permiten (hasta ahora en algunas especies) hacer que se vuelvan a expresar, aún no se sabe qué es lo que permite y regula la totipotencia, unipotencia o multipotencia, incluso si es razonable pensar que se llegue a aclarar la cuestión en detalle ya que existen óptimos modelos experimentales; para este fin sirven muchísimos experimentos. Por tanto la pregunta es: ¿por qué comenzar haciendo estos experimentos en el hombre y no, por ejemplo, en el animal de experimento? La cuestión ético-antropológica emerge con claridad. Se tiene la impresión de que el motivo de esta elección está en el hecho de que los experimentos en el hombre cuestan menos y son mejor financiados. Además, alimentan la nobleza del sacrificio “por la ciencia” de los embriones sobrenumerarios congelados por la ausencia, en el pasado, de reglamentación de la “producción” de los embriones. (Obviamente, esto reduce los costos de manutención para esos centros que han hecho FIVET desde hace varios años). Frente a la eventualidad que antes o después será posible incluso en la especie humana clonar con buena eficiencia individuos y mul- EL GENOMA HUMANO tiplicar órganos (también in vitro, como ya ocurre para algunos tejidos humanos – epidérmides, cartílagos...), hay que favorecer decididamente la hipótesis que en vez de crear células y trasplantarlas en un organismo quizás sería más razonable reactivar y reutilizar la repartición estaminal presente en cada individuo (a través de metódicas que se inician a aplicar también en protocolos clínicos, por ejemplo para algunos compartimientos cerebrales luego del daño isquémico). Pero sobre todo es absolutamente necesario afrontar en clave interdisciplinaria el problema de una precisa definición de lo que es el embrión y cómo, desde su concepción, es un ser humano que posee una dimensión personal. Para hacerlo no se podrá prescindir de la consideración de su desarrollo porque – para decirlo en términos rudos pero quizás eficaces – ninguno puede negar que yo soy Angelo Scola de 64 años de edad, porque he nacido de ese único embrión. La valiente defensa de la vida desde su concepción hasta la muerte natural que la Iglesia, junto con hombres de otras religiones y a numerosos laicos, no deja de proponer, habla de su cuidado pastoral hacia todo hombre y a toda la familia humana. 4. Conclusión De esta rápida y osada incursión actuada por un pastor con la ayuda de un biólogo en campo genético, podemos sacar una sorprendente conclusión. Hoy, a urgir las preguntas que Comte “prohibía hacer” en nombre de la ciencia son precisamente la ciencia y las tecnologías. Ya no son sólo los filósofos, los teólogos y los estudiosos de las ciencias ético-sociales que se devanan alrededor de imprescindibles cuestiones que ya la Gaudium et spes formulaba con gran claridad: «¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte que, a pesar de los progresos hechos, subsisten todavía? ¿Qué valor tienen estas conquistas logradas a tan caro precio? ¿Qué puede aportar el hombre a la sociedad? ¿Qué puede esperar de ella? ¿Qué hay después de esta vida temporal?» (GS 10). Estas preguntas hacen irrupción también en los laboratorios de los hombres de ciencia, sobre todo de los que cultivan los saberes de la genética o de la biología. Sus descubrimientos son de tal importancia y radicalidad que casi sin ninguna mediación, imponen a las mismas masas en la actual sociedad de las redes explicitar la pregunta que con intensa pietas el salmista dirige a Dios: «Qué es el hombre para que pienses en él?» (Sal 143, 3). No son pocas las interrogantes acerca de la identidad y la naturaleza del humanum que, abandonando sus aulas académicas, son propuestas por las páginas de los diarios y de los talkshow de televisión llegando capilarmente al pueblo. Para indicar la razón de la inédita radicalidad de este estado de cosas perteneciente a la post-modernidad, el filósofo francés Rémi Brague afirma que el siglo XXI será el siglo de una áspera contienda entre el ser y la nada. Expresa en términos crudos esta alternativa: «El problema central no es otro sino el de la existencia del hombre sobre la tierra»15. El connubio entre ciencias y tecnologías (sobre todo en los campos de la biología y de la genética), acompañado por la precariedad ecológica en la que hemos dejado precipitar el estado del planeta y del radicalizarse de una situación de miseria endémica en el Sur del globo en particular en el Africa Subsahariana, hacen percibir a amplias masas de hombres que en los umbrales del siglo XXI está en juego una cuestión de vida y de muerte para la existencia misma de cada especie animada. En sentido literal y no como modo de decir. Viéndolo bien, el enfrentamiento, no es entre civilizaciones, y menos aún entre religiones, no es entre diversos (raza, pueblo o cultura). La línea de límite de un conflicto cósmico pasa dentro de cada hombre, de cada cuerpo intermedio, para extenderse a la sociedad civil en todas sus dimensiones locales y mundiales. Cada día en cada uno de nosotros irrumpe con fuerza la interrogante: ¿Quién me asegura? ¿Quién al final asegura a la humanidad? La angustia de recuerdo haideggeriano corre el riesgo de asumir dimensiones universales que agigantan el aspecto singular. Sobre todo corren el riesgo de reducirla a pura escaramuza de la Nada quitándole aquella función de apertura al Ser 119 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 que aún le asignaba el filósofo de la Selva Negra. También este aspecto del laborioso tormento, que caracteriza al hombre postmoderno, demanda el riesgo del testimonio cristiano. La misión salvífico-sacramental de la Iglesia, es decir, la pastoral, está llamada a interceptar el fondo antropológico y ético de estas interrogantes asegurando al hombre que la mano de Dios está en el origen de la historia y sigue invitándole al ejercicio responsable de su libertad. Al afrontar esta tarea suya específica, la Iglesia está ayudada por el siempre actual llamado de San Pablo: «Examinadlo todo y quedaos con lo bueno» (1Ts 5, 21). Esto continúa indicando a los cristianos el camino a recorrer con humilde parresía. S.E. Card. ANGELO SCOLA Patriarca de Venecia Notas 1 Agradezco al Prof. Carlo Soave, del Departamento de Biología de la Universidad de Estudios de Milán, por las preciosas informaciones e indicaciones bibliográficas que ha tenido a bien ofrecerme. 2 Cfr. www.soleva.com y www.454.com. 3 F. VON KUTSCHERA, Fondamenti dell’etica, Franco Angeli, Milano 1991, 327. 4 Cfr. L. CAVALLI-SFORZA, The Human Menome Diversità Project: past, present and future, en «Nature Reviews Genetics» (2005) n. 6, 333-340. 5 De modo análogo se pueden citar la proteómica, pero a nivel de las proteínas y no de los primeros productos génicos, la interatómica a nivel de las interacciones, la metabolómica a nivel de los varios componentes químicos de una célula o de un organismo. 6 Cfr. The International HapMap Project, en «Nature» (2003) n. 426, 789-794. 7 Cfr. P. KIBERSTIS – L. ROBERTS, It’s not just the gene, en «Science» (2002) n. 296, 685ss. 8 Cfr. EO. WILSON, Sociobiology: the New Synthesis, Harvard University Press, Cambridg 1976; R. DAWKINS, The selfish gene, Oxford University Press, Oxford 1975. 9 Cfr. GE. ROBINSON – CM. GROZINGER – CW. WHITFIELD, Sociogenomics: social life in molecular terms, en «Nature Reviews Genetics» (2005) n. 6, 257-270. 10 Cfr. M. BUCAN – T. ABEL, The mouse: genetics meets behaviour, en «Nature Reviews Genetics» (2002) n. 3, 114-123; MJ. FITZPATRICK – Y. BEN-SHAHAR - H. SMID – LEM. VET – GE. ROBINSON – MB. SOKOLOWSKI, Candidate genes for behavioural ecology, en «Trends Ecol. Evol.» (2005) n. 20, 96-104. 11 La referencia que se hace es al Princeton Meeting de 1946 que vió reunidos a autores como Huxley, Dobzhansky, Mayr y Simpson. 12 Cfr. C. DARWIN, On the origin of species, or the preservation of the favoured races in the struggle for life, 1985. 13 Cfr. SJ. GOULD – RC. LEWONTIN, The spandrels of San Marco and the Panglossian paradigm: a critique of the adaptationist program, en «Proc. R. Soc. London B. Biol. Sci.» (1979) n. 205, 581-598; M. PIGLIUCCI – J. KAPLAN, The fall and rise of Dr. Pangloss: adaptationism and the spandrels paper 20 years later, en «Trend Ecol. Evol.» (2000) n. 15, 66-70. 14 «De hecho, la evolución presupone la creación; la creación se pone en la luz de la evolución como un acontecimiento que se extiende en el tiempo – como una “creatio continua” – en que Dios se vuelve visible a los ojos del creyentes como Creador del Cielo y de la tierra», JUAN PABLO II, Discurso a los participantes en el Simposio Internacional sobre “Fe cristiana y teoría de la evolución”, 26 de abril de 1985. 15 R. BRAGUE, D’un transcendental à l’autre, IV Forum del Proyecto Cultural, Roma 3 de diciembre de 2004. 120 EL GENOMA HUMANO sábado 19 noviembre MARIA LUISA DI PIETRO 3. Genética médica y comités éticos en los hospitales 1. La segunda mitad del siglo XX es sin duda un período de grandes conquistas científicas y tecnológicas: ciencia y tecnología han permitido conocer la estructura, las funciones y las dinámicas evolutivas de los seres vivientes, abriendo nuevos caminos con el fin de mejorar las condiciones de vida del hombre. Ciencia y tecnología: porque la tecnología debe emplear un saber cierto, una “ciencia” del actuar de la naturaleza con el fin de imitarla, reproducirla y corregirla, proporcionando al mismo tiempo los instrumentos para observar, medir o reproducir artificialmente; por otro lado, la ciencia no puede apartarse de su brazo operativo: la técnica. La ciencia y la tecnología son un espléndido testimonio de las capacidades, de la tenacia y de la inteligencia del hombre; pero se pueden volver contra él y crear desilusión y angustia e incluso el temor de perder el control sobre la realidad circunstante. Son estos los resultados y los síntomas de una hipertrofia del sentido de omnipotencia: “La edad moderna y aquella contemporánea – escribe Bausola – en primer lugar han visto el surgimiento del hombre prometéico, es decir, del hombre que ya no acepta haber sido hecho, porque no quiere depender y no quiere ser grato a nadie; el hombre prometéico quiere que todo se deba a sí mismo. Como se puede apreciar, es el extremo del homo faber preconizado por Francisco Bacon; además, es el hombre que hoy, mediante la biología molecular y la ingeniería genética, proyecta modificar su misma naturaleza”. Este proceso de autoproyecto – continúa Bausola – “ha llegado ahora a un momento de vuelco y de crisis. Esto ha llevado al orgullo prometéico, a la vergüenza prometéica [...] que es la vergüenza que se siente frente a la humillante altura de calidad de los objetos hechos por nosotros mismos […]”. Del orgullo a la vergüenza pasando a través del temor de las consecuencias: sin duda la genética es el ámbito de investigación que pone más en evidencia la ambivalencia de la relación entre el hombre y la ciencia y la técnica. Es inevitable la convicción de que la ciencia, no pudiendo por sí sola experimentar ni percibir ni conocer los aspectos cualitativos de la realidad y el valor profundo de la naturaleza, es necesaria una reflexión ética sobre las capacidades de la intervención humana: “...Que en general la ética – escribe Jona – tenga algo que decir sobre las cuestiones de la técnica, o que la técnica esté sujeta a consideraciones éticas, se deduce por el simple hecho que la técnica es el ejercicio de poder humano, es decir, es una forma del actuar y cada actuar humano está expuesto a un examen moral”. Una reflexión ética que encuentra precisamente en la genética el impulso para ser “bioética” o – según Pessina – “conciencia crítica de la sociedad tecnológica... El término conciencia crítica indica el nivel de aclaración y de valoración moral del contenido específico práctico y teórico introducido por las tecnociencias... la bioética se configura como una actividad filosófica […]”. El descubrimiento de la doble hélice del ADN en 1953 de parte de Watson y Crick y el de los encimas de restricción, abrieron efectivamente el camino hacia la “manipulación” total del hombre. Y ya en 1968 - el término “bioética” aparecerá en las publicaciones de Potter en 1970 - un organismo público comienza a ocuparse de la investigación genética: durante una audición en el Senado de Estados Unidos de América, el doctor Kornberg llama la atención de los congresistas sobre los rápidos progresos de la biología molecular y subraya el impacto que habrían determinado en breve tiem- po en el plano social. Algunos años más tarde, en 1971, Watson mismo ilustra a los responsables políticos que los conocimientos logrados son tales que permiten una manipulación de todos los procesos biológicos de la vida. Se hace referencia particularmente a los enzimas de restricción que habrían permitido llevar a conclusión la tentativa de integración en la Escherichia coli del genoma del virus SV40 (responsable de tumores en el mono pero no en el hombre, aunque en éste se había evidenciado una asociación con los tumores cerebrales). Todo está listo para efectuar el experimento, pero en el último momento la conciencia de los riesgos se vuelve muy fuerte: ¿qué habría sucedido si, modificado de ese modo, la Escherichia coli, huésped acostumbrado del intestino humano, hubiese escapado al control? ¿Y si hubiese infectado a los investigadores? ¿Se habrían podido desencadenar “epidemias” de cáncer? El experimento ya no llega a realizarse y la respuesta a estas preocupaciones lleva a la celebración de la Gordon Conference de 1973 (Asilomar I) durante la cual Singer y Soll preparan una carta (publicada en “Science”) con la que manifiestan a la National Academy of Sciences (NAS) y al Institute of Medicine las preocupaciones del Congreso sobre los riesgos para la salud pública, pidiendo que se emanen líneas-guía específicas. La NAS constituye el primer Comité Etico (presidente: Berg) que elabora algunas recomendaciones entre las cuales la solicitud a los investigadores de una autoreglamentación, suspendiendo de modo voluntario todos los experimentos de ingeniería genética no controlables adecuadamente (p.e. difusión entre los bacterios de resistencia a los antibióticos, producción de toxinas peligrosas, difusión de oncógenos en las poblaciones bactéricas, 121 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 etc.). La Comisión Berg recomienda también a los National Institutes of Health que se constituya un Comité ético permanente para elaborar líneas-guía sobre el empleo del ADN recombinante, así como la organización de una Conferencia internacional para discutir los riesgos conexos. Se trata de la Conferencia de Asilomar (Asilomar II) de 1975 durante la cual se identifican los experimentos de riesgo sobre los cuales se necesita una moratoria internacional. En 1978, el Congreso de EE.UU. autoriza la creación de la President’s Commission for the study of ethical problems in medicine and biomedical and behavioral research, que se ocupa de examinar los problemas que emergen de la ingeniería genética considerando también los puntos de vista de las religiones, los aspectos educativos para el público, las obligaciones sociales y las implicaciones médico-legales, económicas y comerciales. En su informe Splicing life (1982), la Comisión define exagerado el temor frente a la ingeniería genética, e indica que los nuevos conocimientos deben ser estimulados en vista del enriquecimiento y de la confrontación con nuevas y grandes responsabilidades. En los años que siguen, los problemas ligados a la investigación genética se amplifican con respecto al proyecto mundial de secuenciación del genoma humano que permite revelar todo el código genético con enormes implicaciones éticas y sociales que dicho conocimiento traerá consigo. Con la Declaración universal sobre el genoma humano y los derechos del hombre, el 11 de noviembre de 1997 la UNESCO afirma que el genoma humano es patrimonio simbólico de la humanidad, ya que lleva consigo la unidad fundamental de todos los miembros de la familia humana, expresión del reconocimiento de su intrínseca dignidad y diversidad. De esta afirmación preliminar derivan todas las indicaciones éticas sobre la prohibición de la discriminación según las características genéticas individuales, sobre la tutela legal de la persona en caso de investigación, cuidado y diagnóstico referente a su genoma, sobre el derecho de estar informados o no de los resultados y de sus consecuencias, sobre la discreción de los datos genéticos identificables, conservados o tratados con fines de investigación u otros, y sobre la prohibición de la clonación con fines de reproducción de los seres humanos. También en mérito al ejercicio de la investigación científica la citada Declaración recuerda la responsabilidad de los investigadores en la conducción de la investigación, en la presentación y uso de los resultados, así como también la responsabilidad de quien tiene funciones decisionales en materia de políticas científicas, ya sea en ámbito público como privado. Finalmente, se hace un llamado a la responsabilidad de los Estados y a la solidaridad y la cooperación internacionales que permitan la libre actividad de investigación, el empleo de los resultados para fines pacíficos, la prevención de los abusos y la difusión internacional del conocimiento sobre el genoma también hacia los países en vías de desarrollo. De lo dicho hasta ahora es evidente que la investigación genética se ha vuelto cada vez más un argumento privilegiado de la reflexión bioética, sobre todo en el ámbito de los Comités éticos instituidos ad hoc y de los Comités éticos nacionales e institucionales como lo testimonia – luego – la multiplicidad de intervenciones, de lineas-guía y de recomendaciones. 2. Antes de analizar algunos temas de reflexión para los Comités éticos, puede ser útil hacer una precisión. Las funciones de un Comité ético son fundamentalmente tres: a. Función consultiva, que lleva al comité ético a expresar pareceres que tienden a especificar solicitudes sobre determinados problemas o a emanar directivas, de valor no vinculante desde el punto de vista jurí- dico pero ciertamente de fuerte obligación deontológica y moral; b. Función de revisión de los protocolos de experimentación referentes a los varios campos de investigación sobre el hombre, sobre el animal o sobre los microorganismos. En este segundo caso, la valoración ética sigue estrechamente la reflexión sobre las implicaciones científicas que están presentes en ese particular protocolo; c. función formativa a favor del personal sanitario. Mientras un Comité ético instituido ad hoc o un Comité etico nacional desarrolla de manera casi exclusiva la función consultiva, un Comité ético institucional puede desarrollar la función consultiva, de análisis de los protocolos de experimentación y de formación. Por mucho tiempo se ha discutido si – en el caso de los Comités éticos institucionales – las funciones de consultación y de análisis de los protocolos de experimentación deben ser desarrollados por el mismo Comité ético o por dos Comités éticos, cada uno encargado de una función específica. Pero dejando de lado esta diatriba aún no resuelta, es un hecho que en el campo de la genética la solicitud dirigida a los Comités éticos institucionalizados puede referirse tanto a la función consultiva como a aquella de análisis de los protocolos. En ámbito consultivo la demanda podrá referirse a los aspectos éticos del diagnóstico y del screening genético después del nacimiento, o del diagnóstico genético prenatal con los efectos que ello puede tener sobre las decisiones de la mujer o de la pareja para continuar o no el embarazo; en el ámbito de análisis de los protocolos de experimentación, la demanda se refiere ante todo a la localización y a la identificación de los genes con sus efectos en ámbito diagnóstico o de la farmacognética y la terapia génica. Ambas interrogantes deberían ser objeto de reflexión en esta sede: nos detendremos a analizar solamente la demanda referente a la investigación, y de modo particular a la localización y a la identificación de los genes, ya que – además – la secuenciación del genoma humano ha abierto amplios horizontes de investigación y se advierte la necesidad de convalidar dichos conocimientos 122 EL GENOMA HUMANO sobre el hombre a través de protocolos de investigación que tengan target preclínicos y clínicos bien definidos. Antepuesto que el valor también ético de una investigación está siempre relacionado con su valor científico y, como consecuencia, lo racional de la experimentación termina siendo también un presupuesto de valoración ética que hace recordar el valor de la investigación y que requiere una investigación de cierto valor, en el caso de la investigación genética se plantean cuestiones nuevas con respecto a otros tipos de experimentos. Por ejemplo, la investigación genética podría llegar a la discriminación y a la estigmatización (la llamada “genetización”) de individuos y de poblaciones y ser empleada para promover un nuevo racismo; el acceso a los descubrimientos podría limitarse a causa de intereses de carácter económico; la investigación genética corre el riesgo de reducir a todos los seres humanos a sus secuencias de ADN; los análisis genéticos podrían llegar a una falta de respeto hacia los valores, las tradiciones, la integridad de las poblaciones, de las familias y de los individuos. Las interrogantes se refieren, además, a la identificación de los sujetos de la investigación, la valoración de los riesgos frente a los beneficios que se pueden obtener, la comunicación, la reutilización de datos y de muestras: interrogantes que parecen formar parte del tema general de la experimentación clínica, pero que en realidad asumen características diferentes. parental se verifica a menudo en la investigación genética: como consecuencia hay que actuar no sólo respetando los derechos del sujeto directamente interesado sino también aquellos de los que están implicados en la investigación. Debido a esto hay quien sugiere que es necesario ampliar la información para fines del consentimiento – junto a la adquisición del consentimiento individual – también a los que no participan directamente en la investigación pero que podrían ser identificados por los resultados, perteneciendo a la misma familia o al mismo grupo étnico 3. ¿Quién es el sujeto de la investigación genética? ¿Las familias deben ser consideradas sujetos de investigación o representan sólo conexiones con el sujeto examinado? ¿Con qué título se debe implicar a la familia con respecto al sujeto al que se hace el test? Cuando se habla de consentimiento, ¿el sujeto de investigación es sólo el individuo al que se le saca la muestra o también los demás que podrían estar interesados en los resultados? ¿Hasta qué punto se pueden utilizar los datos clínicos del sujeto que participa en la investigación cuando estos se refieren también a otras personas, que no han sido puestas al corriente de la dicha investigación? Por otro lado, es un hecho que la implicación del núcleo familiar y Un caso paradigmático se ha verificado en la Virginia Commonwealth University en los Estados Unidos y sobre el cual ha tomado posición el organismo nacional que controla la seguridad de los sujetos que participan en los experimentos (Office for Protection from Research OPRR). Se trataba de un estudio conducido sobre mellizos adultos con una investigación con miras a conocer el estado de salud de sus padres y de otros familiares. El padre de una joven mujer melliza que participaba en el experimento lee casualmente el cuestionario enviado por correo donde se solicitaba indicar patologías de las que eran afligidos sus familiares (depresión, anomalías de los genitales, etc.) y se preocupa porque considera que di- chas informaciones constituyen una amenaza a la privacidad. Por tanto, denuncia el hecho a la OPRR y a esa denuncia seguirá la llamada de atención de parte del comité ético que había aprobado el protocolo de investigación y la suspensión del estudio de parte de la Food and Drug Administration (FDA). La motivación era la falta de pedido de consentimiento también a los familiares implicados en la investigación genética. Como comentario del hecho, se ha llegado a la conclusión de que los familiares deben ser considerados como sujetos de investigación a pleno título y, por tanto, se les debe proporcionar toda garantía, incluidos la información y el consentimiento. Aún más, también en tema de familiares, se plantea la cuestión de su reclutamiento: ¿debe ser contemporáneo o sucesivo al del sujeto interesado? Se considera que la implicación debe ser lo más amplia posible, pero esto levanta otras interrogantes. Por ejemplo: ¿hasta qué punto la privacidad médica referida a un sujeto puede ser protegida frente a otros familiares que podrían solicitar informaciones personales referentes a dicho sujeto? ¿Hasta qué punto las presiones de la persona interesada podrían ser tales para condicionar la participación a la investigación de los demás familiares y viceversa? En algunos casos se trata de una cuestión cultural y de una mayor o menor conciencia de que el progreso científico se puede alcanzar sólo a costo de algunos sacrificios. Para proteger la voluntariedad de la participación es necesario tener en cuenta cuándo debe ser solicitada por un investigador y cuando, en cambio, por otros familiares. Los riesgos que derivan de la ampliación del estudio añaden también a otros riesgos de la investigación genética: riesgos no tanto físicos sino más bien psico-sociales y económicos. ¿Se trata de riesgos aceptables? Y ¿hasta qué punto? De hecho, los estudios genéticos podrían dar informaciones capaces de provocar en los sujetos ansiedad, confusión, dificultad en las relaciones familiares, consecuencias importantes sobre los contratos de seguros y de empleo. De aquí la necesidad de que los comités éticos pongan particular atención para estar 123 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 seguros que los protocolos de investigación no consideren como daño mínimo el riesgo psico-social y de discriminación económica. La ampliación de los sujetos interesados puede llevar a involucrar – en la búsqueda genética – a los menores, cuando obviamente no sean también pacientes. De modo que en la valoración de la relación riesgos/beneficios, se deberá volver a comprender la vulnerabilidad del menor sobre todo en el caso de que el estudio no comporte un beneficio inmediato para él. En algunos casos, se hace referencia al hecho de que se prefiera hacer una encuesta sobre el menor sólo con el fin de garantizar la tranquilidad a uno de los padres o a otro adulto que no quiere someterse. En todo caso, la inclusión del menor se debe hacer, además que por la presencia de comprobados beneficios, sólo después de los adultos: análogamente a lo que ocurre en los trial farmacológicos, donde se procede a la fase II y III con los menores sólo después que estas dos fases han sido completadas en los adultos. Por consiguiente, el juicio del investigador debería ser calibrado, teniendo en cuenta la tutela del menor y de cualquier modo esta debe ser la preocupación primaria también para un comité ético. 4. Contrariamente a lo ocurrido en otros ámbitos médicos, la genética ha tenido una expansión considerable en términos de conocimiento pero no de oferta terapéutica. A veces se trata de un conocimiento dramático, o no disponible o claro, o se pueden hacer sólo razonamientos en términos de probabilidad a los más incomprensibles y que pueden desembocar en ansias subjetivas o colectivas que generan también presiones difícilmente controlables. ¿Es preciso comunicar estos datos al paciente, y si se debe hacer, cómo y cuando? Las posiciones no son unívocas: junto al que propone no revelar los datos preliminares, hay quien defiende la necesidad de comunicarlos porque esto podría permitir en algunos casos una acción al menos preventiva. Pero también frente a una decisión de comunicación, será necesario valorar luego si el sujeto quiere o no saber: por otro lado, sabemos que precisamente luego de los estudios genéticos se ha abierto otra vez el debate sobre el llamado “derecho de saber” y “derecho de no saber”. Desde el punto de vista informativo y comunicativo, la situación se vuelve aún más compleja en el caso de que se quieran utilizar elementos recogidos precedentemente: ¿el sujeto tiene o no derecho a solicitar que los datos logrados de la muestra que oportunamente ha donado, sean eliminados por la misma investigación? En efecto, si es claro el derecho de cada sujeto a retirarse de una investigación que comporte una ulterior implicación personal, sin embargo es menos clara la existencia de un derecho a solicitar de que los datos ya recogidos no sean utilizados. Por esta razón se hace una distinción entre las diferentes situaciones que se pueden presentar: – Si el empleo de los datos es coherente con la investigación para la que en su momento el sujeto había dado su consentimiento, es evidente que el pedido de no hacer utilizar sus datos podría alterar la investigación misma, haciendo inútil la participación de los demás sujetos y los recursos empleados hasta ese momento: por tanto, se puede decir que dicha solicitud no es legítima; – Si la investigación que se desea realizar con muestras almacenadas es diferente de aquella para la cual se dio el consentimiento, es necesario que el experimentador obtenga un nuevo consentimiento del sujeto y, por tanto, es legítimo que éste pueda solicitar che su muestra no sea utilizada o donar la muestra una vez que se haya vuelto totalmente anónima. De todos modos, la nueva investigación con la muestra anónima también debe ser aprobada por el comité ético; – Si antes de iniciar la nueva investigación sobre muestras almacenadas no se logra encontrar al sujeto al que pertenece la muestra para solicitarle su consentimiento, se puede proceder con la investigación después que se haya hecho anónima la muestra, salvo que dicha anonimación no vaya contra un posible interés del donador (que podría encontrarse más adelante) o un interés público. También en este caso es necesario proceder luego de la aprobación de parte del Comité ético. tés éticos hospitalarios, que en la valoración de un protocolo de investigación genética no pueden prescindir del valorar algunos requisitos específicos junto a aquellos comunes con otras experimentaciones clínicas. A la luz de lo dicho hasta ahora, se pueden resumir los requisitos del modo siguiente: – que la información sobre la naturaleza de la investigación, de la relación entre riesgos/beneficios y de las alternativas, tenga lugar dentro de un proceso de counselling que debe preceder y continuar por toda la investigación; – que la información sea clara y comprensible y tenga presente no sólo el sujeto, sino también los familiares eventualmente implicados; – que el consentimiento sea libre de coerción de naturaleza científica, médica o de otra autoridad; – que se respeten las elecciones del sujeto (o de los sujetos) con respecto a la conservación u otros usos del material biológico obtenido de él; – que se respete la elección del sujeto (o sujetos) de ser informado o no sobre los resultados o sobre descubrimientos eventuales y accidentales; – que se mantenga la plena confidencialidad sobre las informaciones genéticas logradas y se actúen las indicaciones para la codificación, el control de acceso, la planificación del traslado y conservación de dichas muestras, así como las informaciones derivadas de ellas; – que haya un continuo control y monitoreo. 5. Las múltiples problemáticas éticas planteadas por la investigación genética se han traducido también en indicaciones para los comi- Profra. MARIA LUISA DI PIETRO Todo esto tiene como objetivo tutelar a los sujetos de la investigación: pero una forma más de tutela debe pasar – y de esto el comité ético se debe hacer cargo con su función formativa – a través de la formación de los investigadores. Esto porque las líneas guía, los códigos deontológicos y el consentimiento informado, sono solamente un punto de partida aunque irrenunciable: la mejor garantía de seguridad para los sujetos de la investigación está constituida por la conciencia ética del investigador, adecuadamente iluminada. Profesor Asociado de Bioética, Universidad Católica del Sagrado Corazón, Roma 124 EL GENOMA HUMANO FRANCESCA PASINELLI 4. Genética y sociedad Los defensores más entusiastas de la investigación biomédica son las asociaciones de pacientes, los mismos pacientes y sus familias. Es fácil intuir cuáles son las razones: descubrir que uno es portador o está afectado por una enfermedad genética, la mayoría de las veces muy grave e invalidante, significa tener que afrontar una experiencia dolorosa, vivida a menudo en soledad, y de la que no es posible sustraerse, al menos en la situación actual en la que se encuentran los conocimientos. La perspectiva que se presenta es la de una enfermedad crónica, de una discapacidad progresiva y, a veces, de la muerte prematura, a las que se asiste impotentes. Dado que las enfermedades genéticas por lo general son raras si se toman una a una, los pacientes afectados y sus familias a menudo están aislados y por lo general no saben que hay otras personas en la misma condición y están destinados a la búsqueda extenuante de lugares de asistencia particulares y especializados: un médico de base puede desarrollar durante toda la vida su profesión de manera magistral sin encontrar nunca una enfermedad genética específica y, por tanto, no estar en la capacidad de ofrecer la esperada ayuda. La razón inicial de estos pacientes de asociarse en organizaciones que los representen nace de la necesidad de reducir el aislamiento y encontrar un apoyo social y asistencial. De todos modos, contar con la disponibilidad de un cuidado es la exigencia más urgente y se coloca en la investigación la esperanza de satisfacerla. Es con este objetivo que las organizaciones de los pacientes promueven colectas de dinero que se destinará a financiar la investigación. A lo largo de los años las Charities que se ocupan de investigación biomédica se han convertido en importantes actores en la escena internacional de la investigación científica. Casi siempre representan a grupos interesados en determinadas enfermedades y a familias de los pacientes. En general, la misión de las Charities es realizar una investigación finalizada a curar, mejorar y prevenir las enfermedades de las que se ocupan. El peso relativo de su intervención con respecto a las inversiones estatales varía según los países. En los EE.UU., por ejemplo, representan sólo el 2,5% de la inversión total en la investigación biomédica, sea o no a nivel industrial, mientras que en Gran Bretaña su contribución ha asumido una importancia creciente hasta igualar la del gobierno1. Se calcula que la financiación del trabajo que ha originado una publicación científica de hombres de ciencia británicos, hay que atribuirla a una Charity en el 33% de las publicaciones provenientes del Reino Unido en impresión especializada internacional. También por esto, las Charities británicas están presentes en las mesas de las grandes estrategias y son interlocutores privilegiados de los órganos gubernamentales en materia de investigación. Dado que el dinero se recoge a través de campañas dirigidas a un público indiferenciado y “laico” con respecto a la investigación financiada, se está volviendo dominante la capacidad de la sociedad de influir en las políticas de la investigación. Se ha pasado de una investigación esotérica, prerrogativa únicamente de los expertos y decidida en ámbitos restringidos, a una investigación influenciada de manera a veces determinante por el agrado del público y, por tanto, por la capacidad de quien recoge fondos para saber convencer y ser creíble. Por estas razones, es muy elevada la responsabilidad de parte de quien administra estas Charities, tanto en términos de una correcta y rigurosa colocación de los fondos recogidos como para rendir cuentas de modo preciso, documentado y sin el sensacionalismo de los resultados logrados. Seguidamente, presentamos la experiencia de una Charity italiana, la Fundación Telethon. Nació por voluntad de la Unión Italiana para la Lucha contra la Distrofia Muscular (UILDM). Telethon es una organización sin finalidad de lucro que recoge fondos para destinarlos a la investigación contra las enfermedades neuromusculares y las demás enfermedades genéticas. Se conoce sobre todo el acontecimiento televisivo y a menudo se cree erróneamente que Telethon sea exclusivamente una maratona televisiva. En cambio, su misión es hacer adelantar la investigación científica hacia el cuidado de la distrofia muscular y de las demás enfermedades genéticas dando prioridad a aquellas enfermedades que por su rareza son dejadas de lado por las grandes inversiones públicas e industriales, a través de la financiación de excelentes proyectos de investigación y de los mejores investigadores en Italia. Desde su nacimiento que tuvo lugar a fines de 1990 hasta hoy, gracias a los fondos recogidos, se han invertido en la investigación 208 millones de Euro para 1450 proyectos, 2 Institutos (Tigem y HSR-Tiget) y 27 posiciones de Telethon Scientists, 64 bolsas de estudio y 68 servicios para la investigación. La promoción de la investigación de parte de Telethon se dirige principalmente a la Universidad y Centros de investigación de carácter académico. Un recorrido ideal para llegar a curar una enfermedad genética implica varias fases de investigación. La investigación de base pasa del reconocimiento del defecto - la identificación del gen -, al estudio de la fisiopatología y de su mecanismo de acción. Y para hacer esto es necesario levantar laboratorios que reproduzcan la enfermedad. Esta investigación aún está muy lejos de ser aplicada en el paciente, pero es de fundamental importancia para la 125 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 Fig. 1 - La escala de la investigación Estudios clínicos diagnósticos, de observación y paliativos CURA Estudios clínicos terapéuticos Acercamientos terapéuticos in vivo Acercamientos terapéuticos in vitro Estudios sobre el mecanismo Identificación génica ENFERMEDAD comprensión de la enfermedad y de puesta a punto de estrategias terapéuticas. Las terapias potenciales primero son testeadas en el laboratorio y luego en los pacientes mediante la experimentación clínica (fig.1). Para una visión de conjunto de los proyectos financiados y con el fin de efectuar una gestión de la cartera que vaya en la dirección indicada por los pacientes fundadores, los proyectos financiados por Telethon han sido etiquetados de manera que se puedan colocar en una de las gradas de la escala de la investigación (fig. 2). Es interesante notar que a lo largo de los años la financiación se ha movido progresivamente de las gradas más bajas hacia aquellas que son típicas de la investigación denominada translacional, es decir, la que tiende a la puesta a punto de aplicaciones de las terapias en el paciente. Pasar “de la mesa de laboratorio a la cama del paciente” es el objetivo perseguido por Telethon y estos datos confortan en la bondad de la estrategia que, si por un lado tiende a no transigir con la calidad de la ciencia, por el otro privilegia aquellos proyectos que se mueven en la dirección de la terapia. Al igual que la mayoría de las Charities que viven de la colecta de fondos, también Telethon obra sobre todo financiando proyectos a través de subastas competitivas: mediante estas formas se erogan fondos para carreras de jóvenes científicos que no tienen una posición permanente en Italia y que desean iniciar una investigación propia independiente y proyectos de investigación de hombres de ciencia que ya trabajan en las estructuras de investigación públicas o privadas non profit en Italia. Sin pretensión de perfección, antes bien con la conciencia de la posibilidad de error, el sistema adoptado para la elección y la valoración de los proyectos por financiar es el único considerado fiable a nivel interna- cional, el que utiliza el “peer review”. Con este modo de decir en inglés, se entiende la revisión de los proyectos efectuada por hombres de ciencia expertos en la materia para evaluar que no tengan conflictos de interés con respecto a quien ha presentado el proyecto. Un proceso de selección mediante “peer review” es estructurado de manera que no se pretenda la absoluta objetividad del juicio, sino precisamente la minimización del error. Mediante una subasta competitiva y a través de una valoración cuidadosa se apunta a financiar una investigación excelente, que sea capaz de competir en la arena internacional de la investigación. La rendición de cuentas transparente respecto al empleo de fondos y los resultados logrados es uno de los puntos de la misión de Telethon: es obligación de una Fundación medir y valorar constantemente la utilidad de las actividades desarrolladas. Reafirmando que el objetivo principal es la puesta a punto de terapias, la valoración de los resultados in itinere está ligada a un conjunto de índices. Los resultados de un trabajo científico se deben comunicar mediante publicaciones en revistas especializadas. Los índices bibliométricos se basan sobre todo en el conteo de las citas de los artículos científicos presentados en otras publicaciones científicas. La cita científica, es decir el llamado a un resultado publicado anteriormente, constituye una medida del impacto que ese resultado ha te- Fig. 2 - Distribución porcentual de los financiamientos a los proyectos de investigación Telethon en la escala de la investigación, para los trienios móviles entre 1991 y 2004. Fuente: Centro de Estudios Telethon. estudios clínicos diagnósticos investigación clínica terapéutica acercamientos terapéuticos in vivo acercamientos terapéuticos in vitro estudios del mecanismo identificación genética 126 nido en la comunidad científica. En otros términos, tanto más un artículo es citado, mucho más es verosímil que ese artículo haya producido un efecto en el mundo científico, representando la base para investigaciones posteriores. Por tanto, para medir correctamente el impacto de un solo artículo, es necesario emplear el citation index (índice de citación), es decir, el número de citas obtenidas por ese trabajo. El cálculo del citation index se encarga al Institute for Scientific Information (Thomson ISI, Philadelphia). Usando el índice de citación como indicador, las publicaciones generadas por financiaciones Telethon se comportan mejor que las publicaciones generadas en los principales campos de la biomedicina en Italia, Europa y globalmente, iguala el dato estadounidense que representa el estándar más elevado. Este resultado proporciona una indicación muy importante, es decir: el sistema de valoración de los proyectos por financiar funciona como aquel que se espera en la selección de aquellos realmente excelentes y con óptimas probabilidades de éxito. El principal resultado alcanzado hasta hoy es sin embargo la terapia EL GENOMA HUMANO génica efectuada con éxito en 6 niños afectados por una grave inmunodeficiencia congénita (ADASCID). Se trata de la primera intervención en el mundo sobre esta enfermedad y, al mismo tiempo, del primer protocolo de terapia génica en la que esta tecnología muy innovativa se demuestre al mismo tiempo eficaz y segura. El protocolo puesto a punto en el Instituto de Terapia Génica, en Milán, ha sido recientemente indicado por la Food and Drug Administration estadounidense como el protocolo de referencia para todos los centros que desean curar esta grave enfermedad génica. Recientemente la Fundación Telethon ha obtenido de parte de EMEA, la entidad reguladora europea que es responsable, entre otros, de las registraciones de los Fármacos Huérfanos, el reconocimiento de Fármaco Huérfano para la terapia génica del ADA-SCID. El proceso para obtener la registración está en curso. El objetivo es sacar a la terapia de la fase de investigación y hacerla accesible a los pacientes en el ámbito de una asistencia médica normal, aunque siempre rigurosamente especializada. La disponibilidad de recorridos privilegiados para la registración de fármacos huérfanos, así como la introducción en los programas industriales de desarrollo de productos como los vectores para la terapia génica, o también la reembolsabilidad de ciertos tratamientos incluso muy costosos de parte de los gobiernos, indudablemente constituye un éxito de las asociaciones de pacientes. En todo esto la implicación de la opinión pública ha sido determinante. Por lo mismo, también es necesario que las Charities que financian la investigación por cuenta de los pacientes obren a través de una gestión rigurosa y un proceso de peer review que permitan la obtención de la excelencia científica: el público que hace ofertas generosas y los pacientes deben ser confortados por la convicción de un cuidadoso monitoreo de las actividades y de su continua orientación hacia los objetivos estratégicos. Dra. FRANCESCA PASINELLI Director Científico, Fundación Telethon, Milán, Italia Nota 1 USA: Moses et al., JAMA, 294: 11 (2005); UK: AMRC website (www.amrc.org.uk) 127 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 XAVIER POMES 5. Économía e genética Quisiera en primer lugar agradecerles en nombre de la Orden de San Juan de Dios y del mío propio que hayan querido contar con nuestra participación en esta XXava Conferencia Internacional, que a nuestro parecer aborda uno de los retos más complejos y bonitos que actualmente tiene la sociedad planteados. Y al mismo tiempo creo que es de justicia que felicitemos a la Santa Sede por la valentía de comprometerse con un tema de vanguardia tecnológica, por ofrecer un espacio abierto de debate multidisciplinar y muy especialmente por implicarse, abanderar y liderar el debate ético-moral alrededor de un tema que genera controversia en algunos foros. En los días pasados hemos escuchado a científicos que desde sus ámbitos nos han ilustrado sobre la complejidad del sistema genético y de sus manifestaciones patológicas; a teólogos, éticos y hombres de iglesia y de otras religiones, que nos han iluminado sobre las implicaciones morales, éticas y pastorales del conocimiento y uso de la información contenida en los genes; en la jornada de hoy se plantean los aspectos comúnmente olvidados por la comunidad científica: el de la repercusión real de los conocimientos sobre la población real, o lo que en términos de salud pública denominaríamos “el paso de la eficacia a la efectividad”. En esta sociedad en la que es casi imposible mantenerse informado por la extrema velocidad de los acontecimientos, es bueno pues recordar que la introducción de esta nueva tecnología en la práctica asistencial habitual va a tener consecuencias, buenas y malas, más allá de lo estrictamente clínico o científico, más allá de lo sanitario. Las Transformaciones que la genética inducirá en los campos legal, social y educativo vendrán de la mano de las repercusiones econó- micas que la eclosión de esta nueva industria pueda generar. Cuando hablamos de repercusiones económicas, debemos tener presente cuáles serán los impactos positivos y negativos, pero sin olvidar también cuáles son las políticas que en base a esas previsiones deberíamos proponer para que el impacto negativo sea mínimo y el positivo máximo. Intentaré, pues, esbozar esos dos grandes temas: las fuentes de gasto y apuntar posibles políticas en el ámbito económico. La introducción de cualquier nueva tecnología en el entramado económico genera habitualmente sentimientos encontrados: por una parte están los empresarios que ven posibilidad o nichos de negocio y por la otra está la administración que inicialmente sólo contempla el sobrecoste que ésta va generar. Mi primera impresión es que, si el mercado biotecnológico – entre el que la genética y la ingeniería genética destacan – se organiza adecuadamente, el balance entre costes y ganancias tiene que ser positivo no sólo económicamente sino también socialmente. Y creo que las principales fuentes de coste serán determinadas por el incremento del coste del proceso diagnóstico, el aumento en la prevalencia de la enfermedad y finalmente también por el incremento del coste del tratamiento. El incremento en el coste del diagnóstico parece un fenómeno claro y lineal, puesto que se va a añadir una técnica diagnóstica al arsenal actualmente presente. Sería razonable pensar que esta técnica diagnóstica va a sustituir a las ya existentes por ser más sensible, es decir, por permitir un mayor grado de certeza en la presencia o ausencia de la enfermedad en función del resultado del test. Sin embargo, ni la lógica sanitaria ni probablemente los estudios de eficiencia nos darían la razón. Desde un punto de vista exclusivamente económico, y mientras el coste de las técnicas genéticas se mantenga tan alto, lo óptimo es adoptar estrategias incrementales en el proceso diagnóstico, utilizando inicialmente aquellas técnicas que sin ser las de mayor valor predictivo (lo que coloquialmente podríamos llamar más fiables) sí son las más eficientes (mayor rendimiento a un menor coste). Pensemos en un paciente afecto de una lesión en el colon: el uso de la Tomografía Computadorizada no ha sustituido el uso sistemático de la radiología simple, de la misma manera que si existiera una sonda genética tampoco ésta sustituiría a la Tomografía. Igualmente, suponiendo que la prueba genética nos pudiera certificar la presencia (ausencia) de una enfermedad no anula la necesidad de las otras pruebas que permiten analizar la morfología, extensión o gravedad de la enfermedad. Siguiendo con el ejemplo del cáncer de colon, la presencia de material genético identificable como procedente de células cancerígenas no eliminará la necesidad de un estudio morfológico y angiográfico. La segunda fuente tradicional de coste es el aumento de la prevalencia. La introducción de tecnologías más sensibles para el diagnóstico de algunas patologías siempre ha elevado la tasa de prevalencia de la condición a estudio y eso parece también un efecto lógico: como la prueba es más sensible, se puede diagnosticar a más gente sin síntomas o con síntomas poco claros. Parece pues también lógico pensar que el aumento de la tasa de prevalencia no es gratuito, puesto que ese nuevo contingente de población va a requerir cuidados sanitarios, en forma de visitas médicas, pruebas diagnósticas y tratamientos. La observación simple de estos 128 hechos nos puede confundir en cuanto al aumento de gastos a largo plazo: si disponemos de un test que permite avanzarse en el diagnóstico a las técnicas convencionales, también significa que podremos intervenir antes en la prevención, ya sea cuando el individuo no presenta síntomas o estos son incipientes. Y ya en tercer lugar, suponemos que la introducción de los tests genéticos en la práctica asistencial va a encarecer el coste del tratamiento. De la misma forma que con los procedimientos diagnósticos, podríamos hablar del encarecimiento del “producto” por el aumento de la complejidad del mismo. Parece lógico también. Sin embargo, deberíamos considerar el tratamiento como algo que va más allá de un acto médico más o menos circunscrito en el tiempo. Si consideramos la enfermedad en toda su extensión, desde su aparición hasta su curación o la muerte del individuo, veremos que lo que tradicionalmente consideramos el acto médico no acumula sino una pequeña fracción del coste total de la enfermedad (cost of illness), al que debemos sumar el coste de la rehabilitación, el coste de la baja laboral, el coste moral (si es que este es cuantificable de forma fehaciente), el coste para la familia y la sociedad en su conjunto, el coste de la discapacidad. Si contemplamos la enfermedad como un proceso de largo recorrido y no como un acontecimiento aislado, será más fácil entender que el coste de un procedimiento en un momento determinado es insignificante con los recursos que ahorra al impedir que aparezcan futuras complicaciones. Déjenme que les ilustre un caso muy relevante: la Farmacogenética. Sabemos que el metabolismo (la farmacocinética) de algunos fármacos no es igual en todos los individuos y eso en parte es debido a la composición del Citocromo P450 hepático que está determinado genéticamente. Esta variabilidad en la farmacocinética da lugar a importantes variabilidades de dosis-respuesta y paralelamente pone en riesgo la salud de muchos pacientes que siendo “metabolizadores lentos” reciben dosis estándares de medicamento pero están siendo tratados con dosis potencialmente EL GENOMA HUMANO tóxicas para ellos. Luego, el conocimiento de la genómica nos permite ajustar la dosis al individuo haciendo que el tratamiento sea más eficiente, más seguro y que reduzcamos en consecuencia la probabilidad de complicaciones futuras por tratamientos erróneos. Por tanto, creo que el mensaje que habría que transmitir en cuanto al aumento de los costes por la aparición de la tecnología está claro: sí, es cierto que inicialmente los costes pueden aumentar, pero a medio y largo plazo creo que la ingeniería genética nos abre un importante abanico de posibilidades, siempre y cuando sepamos utilizarlo de una forma racional y eficiente. El problema, como siem- pre, no es si cuesta más, sino cuánto más voy a conseguir pagando un poco más. En el caso de las técnicas genéticas el sobrecoste es conocido o estimable y lo que debemos establecer claramente es la efectividad de estos tests, su capacidad para modificar sensiblemente el curso de la enfermedad. ¡Saber que uno está predispuesto a padecer de un mal sólo aporta angustia si nada podemos hacer para modificar su curso! No debemos sin embargo quedarnos sólo con ese mensaje relativamente optimista, puesto que la eficiencia de las tecnologías no va a resolver otro problema, quizá el problema principal, el del acceso a estas pruebas y de la generalización del uso de las mismas. Desde nuestro punto de vista el mayor riesgo que plantea la genética a nivel económico (y por tanto social) es el de la inequidad de acceso, es decir que como en muchas otras ocasiones los menos pudientes no tengan acceso a estas tecnologías o, dicho más crudamente, que los más necesitados sigan sin poder beneficiarse de la potencialidad de esta industria. Y es que no podemos olvidar que hasta el momento actual una parte nada despreciable de la investigación que ha permitido desarrollar esta industria se ha financiado con capital privado y mentalidad de negocio, por lo que se han buscado y conseguido patentes para los distintos productos derivados de la investigación. El absurdo parece superior si tenemos en cuenta que se han patentado secuencias de ADN sin significado aparente o genes sin función conocida, por si acaso algún día se conoce la función de los mismos. La patente, ideada como un método para garantizar el retorno de la inversión al empresario y como método para estimular la investigación y desarrollo de nuevos productos, va asociado en este caso a unos precios abusivos, monopolísticos. Siguiendo una lógica empresarial, estos precios se sitúan por encima del precio óptimo, que además se hubiera establecido tomando de referencia el nivel de renta de los países desarrollados, por lo que ya inmediatamente excluye a la mayoría de la población de todos los países de renta media o baja. La respuesta desde el punto de vista de regulación del mercado no es sencilla. En primer lugar, parecería sensato no otorgar derechos de propiedad (patentes) a aquellas secuencias genéticas que carecen de función conocida. El riesgo, amén de ir contra todo instinto moral, sería caer en lo que algunos, parafraseando a Garret Hardin1, han denominado “la tragedia de los anticomunes”, en la que la proliferación de derechos de propiedad sobre las partes de lugar a potentes desincentivos para el uso de los mismos en conjunto. Es decir, si para desarrollar una tecnología debo cargar con el sobrecoste de infinidad de pequeñas patentes, es probable que nunca busque desarrollar esa tecnología. Un segundo punto para reducir el impacto de las patentes sería implicar a las administraciones en los proyectos de investigación. El ejemplo más claro de esto fue la unión de esfuerzos entre la industria privada y las administraciones europeas y norteamericanas en el Proyecto del Genoma Humano. De 129 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 la misma forma que entonces se redujeron los costes implicando a investigadores públicos y privados, debería facilitarse la capacidad de los centros de investigación públicos (esencialmente los centros universitarios) para hacer uniones con la industria privada, de manera que los resultados de la investigación se pudieran comercializar no a precio monopolístico sino a precio de mercado. Otras alternativas de lucha contra el monopolio de las patentes pasarían porque las administraciones de forma unida compraran los derechos de la patente para poder utilizar el producto, o al menos parte del beneficio supuesto por el inversor privado para que se comercialice a un precio más cercano al óptimo. Respuestas como la de algún gobierno autorizando a su ministro de Sanidad a obligar a las compañías a vender sus derechos “a precios razonables” parecen poco sensatas desde el punto de vista empresarial y en el marco de un necesario entendimiento mutuo y de colaboración. Contra el monopolio, las administraciones deben desregular el mercado para facilitar a los pequeños inversores a entrar en el mercado y contestar al monopolio, u ofrecer beneficios fiscales a aquellas industrias de pequeño tamaño que inviertan en el campo biotecnológico. Igualmente ofrecer beneficios fiscales a aquellos que inviertan en investigación o que no adopten posturas monopolísticas. Habría que facilitar también las fusiones y adquisiciones de compañías de pequeño tamaño hasta que adquieran un volumen suficiente para ser rentables y poder sufragar los costes de la investigación y el desarrollo de material biotecnológico. Igualmente se puede reducir la burocracia que enlentece (encarece) el proceso de licencia de los desarrollos de la industria, o facilitar el acceso de estos productos al mercado, reduciendo costes para el promotor. Desde el punto de vista administrativo existen como vemos medidas a adoptar para evitar la inequidad debida al coste del producto, pero no podemos olvidar que el primer temor que ha generado la información genética es la inequidad horizontal, en la que los indi- viduos temen ser estigmatizados por ser portadores de una enfermedad potencial. Los reguladores, de la misma forma que deben evitar precios por encima de su coste, deben impedir el mal-uso de la información contenida en cada una de nuestras células. Existe un riesgo real de uso inadecuado del material genético, especialmente en aquellos países en los que el sistema sanitario público es débil o sustentado por un potente sector asegurador. El caso de los EEUU es muy revelador: en dos ocasiones, el Congreso ha desarrollado legislación que prohibía discriminación en función de los resultados de los tests genéticos, pero esas leyes, quizá por el denso entramado de intereses, no han superado las votaciones en el Senado. En Europa la tendencia ha sido distinta, siendo las empresas aseguradoras las que han adoptado, con distintos criterios, códigos internos para evitar el uso de esta información. La equidad real es acaso la batalla más importante que está por dirimir. Si no conseguimos que el acceso a los tests genéticos sea generalizado y no-restringido, corremos el riesgo de crear de nuevo una tecnología para la elite, un nuevo mecanismo para que ésta se auto-perpetúe en su posición, más teniendo en cuenta que actualmente sólo disponemos de tecnología genética que nos indica riesgos y nos permite predicciones para las que la disponibilidad a pagar de las clases menos pudientes es mínima o nula. Ante todo ello, la Iglesia no puede ni debe quedar al margen de este proceso. Aunque es cierto que su poder legislador es limitado, eso no la exime de sus responsabilidades, ¡y mucho menos de su misión de forjar individuos moralmente capaces y libres! La Iglesia debe aprovechar su inmensa fuerza moral y de movilización para demandar una investigación ética, es decir, que no sirva para discriminar sino para integrar o prevenir. Igualmente debe fomentar el debate y acercar la nueva tecnología a todos, para que de manera uniforme se reclame su uso y su generalización, siendo el altavoz de los marginados y el incordio de los abusivos. No puede la Iglesia tampoco dejar de involucrar en este proceso a las Universidades católicas, en las que se debe priorizar la investigación de las técnicas genéticas que posteriormente tengan un mayor impacto a nivel poblacional, es decir que resulten más eficientes desde un punto de vista social aunque individualmente sólo consigan beneficios mínimos. Finalmente, a nuestro parecer la Iglesia debe también tomar partido denunciando las inequidades que las nuevas tecnologías hagan aflorar y mediar para impulsar soluciones convenidas -entre industria y administración- que sean más favorables para los socialmente menos afortunados. En los países de renta media o baja, debe abanderar el discurso de la equidad para que los gobiernos destinen parte de sus escasos recursos en aquellos programas de prevención genéticamente determinados que se demuestren eficientes y colaborar con las administraciones para implementar políticas agrícolas y/o veterinarias que tengan en cuenta los avances de la genética. Poco después de dar a conocer la estructura de doble helicoide de la que acabamos de celebrar el cincuenta aniversario, Watson y Crick decían: “No se nos escapa el hecho de que los pares que acabamos de postular sugieren inmediatamente un posible mecanismo de copia del material genético”2. Ahora que sabemos que su uso generalizado y eficiente no puede más que traernos beneficios para todos, podríamos decir que “no se nos escapa que el desarrollo de la genética sugiere la posibilidad de nueva fractura entre ricos y pobres”. Que eso ocurra dependerá en parte de nuestras voluntades, nuestras posibilidades y nuestras acciones futuras. Dr. XAVIER POMÉS Director de Planificación, Asistencia y Cooperación Internacional, Hermanos de San Juan de Dios, Provincia de Aragona, España. Notas 1 HARDIN G, The Tragedy of Commons, en Science (1968): 162; 1243-1248 2 “It has not escaped our notice that the specific pairing we have postulated immediately suggests a possible copying mechanism for the genetic material”. 130 EL GENOMA HUMANO FRANCISCO DE LLANOS PEÑA 6. Formación y puesta al día del agente de pastoral en el campo de la genética Como iglesia en el mundo Como iglesia en el mundo, el agente de pastoral existe para evangelizar; y los agentes de pastoral de la salud, particularmente, están llamados a desarrollar la acción humanizadora y liberadora del Reino de Dios allí donde el ser humano se revela más vulnerable en su dialéctica de salud-enfermedad, en su experiencia de dolor y en los procesos vitales del nacimiento, del envejecimiento y de la muerte. Son los hechos fuertes de la existencia humana en que las personas solemos plantearnos las cuestiones últimas en torno a la vida misma, y que a todos nos afectan y nos interpelan. Garantía evangelizadora En su afán pastoral, acorde con los tiempos que nos ha tocado vivir y con las cuestiones nuevas que hemos de afrontar, el Papa Juan Pablo II requería de los agentes de pastoral un proceso de formación continuada que les ayudara a ser garantes de una evangelización humanizadora y liberadora en este mundo de la salud y la enfermedad. En el campo sanitario La Iglesia, mediante su acción asistencial y pastoral, sigue proclamando también hoy el evangelio de la vida; y en el ámbito concreto de la sanidad, la Iglesia “siente la necesidad de profundizar en todo posible conocimiento al servicio de la vida para que, allí donde la técnica no sea capaz de dar respuestas exhaustivas, pueda manifestarse la ley de la caridad”1. Ahora bien, eso exige que todas las personas comprometidas de alguna forma con la pastoral dentro del mundo sanitario, bien sean profesionales de la salud, bien sean cuidadores de enfermos, o investigadores y científicos de la vida “deben formarse adecuadamente en el campo de la moral y en el de la bioética para que quede de manifiesto que la ciencia y la técnica, puestas al servicio de la persona humana y de sus derechos fundamentales, contribuyen al bien integral del ser humano y a la realización del proyecto divino de salvación”2. Sobre las cuestiones vitales En tal sentido, los agentes de pastoral que se sienten llamados a desarrollar la acción evangelizadora en el mundo están dispuestos a empeñarse en esta tarea con toda su buena voluntad y con toda su fe; si bien, son conscientes de que, hoy día, su “buena voluntad” no es suficiente, aunque ésta sea iluminada por la fe. Sienten la necesidad de una formación cada vez más completa y específica respecto a las cuestiones vitales que afectan a las personas en general, y junto a las cuales han de ejercer su misión. Urge, pues, el deber de responder a una necesidad formativa cuya finalidad sea, no sólo acrecentar y compartir la fe, sino lograr también que nuestra acción pastoral junto a estas personas resulte plenamente eficaz. La cuestión genética, marco referencial Respecto al campo de la genética que ahora nos ocupa, somos conscientes que la secuenciación del genoma, y del genoma humano en particular, ha suscitado grandes expectativas sociales. Las grandes cuestiones de la manipulación genética con vistas a la curación y prevención de enfermedades, de la investigación con respecto al eugenismo en todas sus posibilidades, las del comienzo de la vida humana y de la reproducción asistida y el de establecer el valor de la existencia humana en virtud de las características genéticas, entre otras, han desbordado la capacidad de los agentes de pastoral a la hora de desarrollar la evangelización en el medio sanitario. Estos suelen encontrarse desprovistos de respuesta y de capacidad de diálogo por falta de conocimiento en este campo de la genética; y así, se sienten incapaces de ofrecer una visión ayudadora sobre dichas cuestiones desde su condición de creyentes. Y son esas cuestiones, y otras relacionadas con ellas, las que constituyen precisamente el marco referencial, en el que los agentes de pastoral han de desempeñar en buena medida la acción evangelizadora. De ahí que la formación venga urgida por la necesidad de situarnos más adecuadamente dentro de ese marco referencial, conociéndolo mejor, clarificando nuestra identidad y misión; y así poder ayudar con coherencia pastoral. Bondad del progreso científico sobre el genoma humano Juan Pablo II nos adelantó en su día que “algunos progresos científicos, como los relacionados con el genoma humano, honran la razón del hombre, llamado a ser señor de la creación, y honran al Creador, fuente de toda vida… Si bien, toda intervención en el genoma debe realizarse con un respeto absoluto del carácter específico de la especie humana, de la vocación trascendental de todo ser humano y de 131 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 su dignidad incomparable. El genoma constituye la identidad biológica de cada persona. Más aún expresa una parte de la condición humana de la persona, a quien Dios amó por sí misma gracias a la misión confiada a sus padres”3. En línea con lo referido por Juan Pablo II, el profesor Angelo Serra comentaba hace años, por ejemplo, sobre la ingeniería genética que “La ingeniería genética es una demostración evidente de las capacidades de la inteligencia de las que Dios ha querido hacer partícipe al hombre. La iglesia católica – de- usarlos para el bien del hombre. El pensamiento católico no minusvalora ninguna de las ventajas y de los riesgos que la ingeniería genética comporta”4. Una cultura de la salud más humana mediante la formación en genética La fidelidad al evangelio de la salud por parte de los agentes de pastoral incluye la promoción de una cultura de la salud más humana. Una cultura que respete y reconozca efectivamente la dignidad y los derechos de todas las personas, que ilumine positivamente asuntos tan importantes como la defensa, el cuidado y la calidad de la vida humana, sobre todo cuando la nueva tecnología está incrementando los conflictos morales en torno al origen, al final y a las etapas intermedias de la misma. Consecuentemente, es necesario que los agentes de pastoral reciban una formación en el campo de la genética y tengan una puesta al día sobre las cuestiones más elementales que afectan a nuestro comportamiento con respecto al inicio y desarrollo de la vida humana, con respecto a la manipulación genética y a la investigación en terapia génica. Descriptores formativos básicos claraba – nunca ha demonizado la investigación que apunta a descubrir y emplear los genes (o sea informaciones codificadas que gobiernan todo el desarrollo y el funcionamiento del organismo) por fines buenos, como el de vencer enfermedades. El “sí” a la ingeniería genética tiene sin embargo una condición precisa: la ciencia y la tecnología, una vez descubiertos los secretos de la naturaleza, deben 1. La “puesta al día” de los agentes de pastoral en el campo de la genética debe iniciarse en torno al concepto mismo de genoma. Saber que nos estamos refiriendo al conjunto de genes que especifican todos los caracteres potencialmente expresables de un organismo, bien sean externos (exofenotipo) o internos (endofenotipo). En el caso de la especie humana (organismo eucarionte) hay una proporción de ADN que no codifica para gen alguno y, por ello, su significado es desconocido en muchos casos. Saber que el mensaje genético contenido en el ADN consiste en la secuencia de sus cuatro bases nitrogenadas (adenina, citosina, guanina y timina) de manera que tal secuencia determinará, a través de los procesos de transcripción y traducción, la secuencia de aminoáci- dos (20) y, por tanto, la especificidad funcional de la proteína que codifica y dará lugar a cada uno de los individuos genéticamente irrepetibles5. Y junto al elemental conocimiento que pueda adquirir sobre esta parte de la Genética, conocida hoy como Genómica por tratar de la disección molecular del genoma de los organismos, la formación deberá centrarse en el genoma humano como tal; no tanto por conocer su secuenciación, cuanto por tener presente las consecuencias – las consecuencias buenas – que pueden originarse para la humanidad; pues los resultados del Proyecto Genoma Humano nos están abriendo las puertas a la Medicina Genómica, a la Farmacogenómica, al desarrollo de la Genética Clínica y del asesoramiento genético. La importancia de la formación en este campo de la genética radica en la repercusión de sus logros tanto en la diagnosis, prognosis y terapia clínica, como la relación médicopaciente, ámbito propicio de la acción pastoral. 2. Especial interés ha suscitado en el campo de la genética la Declaración Universal de la UNESCO sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos de 1997, y cuyo gran catalizador fue el entonces Director, profesor Federico Mayor Zaragoza, presente hoy entre nosotros. Esta Declaración debe ser conocida también por los agentes de pastoral que desarrollan la acción evangelizadora en el marco referencial de los problemas en torno al inicio de la vida y la manipulación genética; pues es en dicho documento se abordan las cuestiones en relación a la dignidad humana y el genoma humano, las condiciones en el ejercicio de la actividad científica, la solidaridad y cooperación internacional, el fomento de los principios que sostienen la Declaración misma y su aplicación. Son cuestiones que, aunque redactadas en términos generales, implican una toma de conciencia universal de la necesidad de una reflexión ética sobre la ciencia y la tecnología. Se trata de una “toma de conciencia” universal que hemos de compartir los agentes de pastoral de la salud llamados a ser “iglesia en el mundo”. El mérito de 132 la Declaración, por una parte, en palabras del profesor Mayor Zaragoza, radica “en el equilibrio que establece entre la garantía del respeto de los derechos y libertades fundamentales y la necesidad de garantizar la libertad de la investigación”; y por otra, la Declaración nos provoca a la reflexión, a la discusión y profundización de los problemas humanos en el campo de la genética. Además de este importante documento de la UNESCO, la formación del agente de pastoral debe implementarse con los documentos emanados del Comité Consultivo de Investigaciones Sanitarias sobre Genómica y Salud Mundial de la OMS, así como con el último Informe de la Secretaría de la OMS (21 de abril de 2005) referido al “Control de las enfermedades genéticas”. 3. Asunto ineludible en la formación de los agentes de pastoral de la salud es conocer y difundir con fidelidad y precisión el pensamiento de la Iglesia respecto de los hechos que están sucediendo y pueden suceder en el campo de la genética. En tal sentido, es muy iluminador el Discurso del Santo Padre Juan Pablo II a la Asamblea Plenaria de la Academia Pontificia para la Vida en febrero de 1998. En tal ocasión, S.S. Juan Pablo II decía: “Siento el deber de expresar aquí mi preocupación por la creación de un clima cultural que favorece la orientación del diagnóstico prenatal en una dirección que ya no es la de la terapia, para una mejor acogida de la vida del niño por nacer, sino más bien la de la discriminación de los que no resulten sanos en el examen prenatal. En el momento actual existe una gran desproporción entre las posibilidades de diagnóstico, que están en fase de expansión progresiva, y las escasas posibilidades terapéuticas: este hecho plantea graves problemas éticos a las familias, que necesitan ser sostenidas en la acogida de la vida naciente, incluso cuando esté afectada por algún defecto o malformación”. Y con más precisión aún añadía: “Es obligatorio denunciar la aparición y la difusión de un nuevo eugenismo selectivo, que suprime embriones y fetos afectados por alguna enfermedad. EL GENOMA HUMANO Para esa selección, a veces se recurre a teorías infundadas sobre la diferencia antropológica y ética de los diversos grados de desarrollo de la vida prenatal: la así llamada «gradualidad de la humanización del feto». Otras veces se recurre a una concepción equivocada de la calidad de la vida, que, según se dice, debería prevalecer sobre su carácter sagrado. A este propósito, es preciso exigir que el sujeto de los derechos proclamados por las convenciones y declaraciones internacionales sobre la tutela del genoma humano y, en general, sobre el derecho a la vida, sea todo ser humano ya desde el momento de la fecundación, sin discriminaciones, ya sea que dichas discriminaciones se relacionen con imperfecciones genéticas o con defectos físicos, ya sea que se refieran a los diversos períodos de desarrollo del ser humano”. Asimismo, es de capital importancia conocer los trabajos elaborados por la misma IV Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia para la Vida y, particularmente, el contenido de su Comunicado Final que podemos considerar como criterio orientador en el quehacer de los agentes de pastoral en el campo de la genética. Y en este mismo contexto de las aportaciones de la Iglesia para la formación de los agentes de pastoral hemos de incluir las Observaciones de la S. C. (París,11-noviembre-1997) sobre la “Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos”, donde se matizan cuestiones como las del consentimiento informado, la utilización de los resultados de un examen genético, la objeción de conciencia de los investigadores y agentes sanitarios, el rechazo de la clonación y las no referencias al embrión ni al feto en dicha Declaración. 4. Junto a los descriptores objetivos que podamos añadir a la formación en genética, es importante que los agentes de pastoral asuman una actitud exigible: la del reconocimiento de la bondad que conlleva el progreso científico relacionado con el genoma humano. Si bien, en lo que concierne a las intervenciones en la secuenciación del genoma, los agentes de pastoral han de tener muy presente que dichas intervenciones deberán realizarse con un respeto absoluto al carácter específico de la especie humana, de la vocación trascendental de todo ser humano y de su incomparable dignidad. Para los agentes de pastoral debe ser incontestable, además, que el hecho de conocer el mapa genético no nos permite reducir la persona a su patrimonio génico y a las posibles alteraciones inscritas en él. El ser humano como tal sobrepasa el conjunto de sus características biológicas; pues, es una unidad fundamental, en la que el aspecto biológico no se puede separar de la dimensión espiritual, familiar y social, sin correr el riesgo grave de suprimir lo que constituye la naturaleza misma de la persona y convertirla en un simple objeto de análisis. Es la persona humana, precisamente, la que por su naturaleza y singularidad, es la norma de toda investigación científica. Y en lo que respecta a la dignidad del genoma humano, es necesario que los agentes de pastoral tengan claro el fundamento de la misma. El artículo 1º de la Declaración de la UNESCO que dice: “El genoma humano es la base de la unidad fundamental de todos los miembros de la familia humana y del reconocimiento de su dignidad y diversidad intrínsecas” puede dar a entender que el fundamento de la dignidad del ser humano sea el genoma en cuanto tal; cuando, en realidad, es al revés, es precisamente la dignidad del ser humano lo que le da valor al genoma y, por ello, éste debe ser protegido. La dignidad que confiere valor al genoma tiene su fundamento en aquello que distingue al ser humano del resto de los organismos vivientes: un sujeto dotado de libertad, sujeto de razonamiento y diálogo, capaz de pensar, sentir y elegir. Por ello, debe ser considerado como un fin en sí mismo y nunca como un medio. En tal sentido, es nuestra misma fe la que nos permite descubrir el fundamento de la dignidad del ser humano y, por ende, el fundamento de la dignidad del genoma humano, al haber sido creado aquel a imagen y semejanza de Dios. “Y puesto que el hombre no tiene o posee un genoma, sino que es su propio genoma, de la misma mane- 133 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 ra que decimos que no posee un cuerpo, sino que es su propio cuerpo, es la dignidad del ser humano la que le confiere su dignidad al genoma”6. 5. Otra importante actitud exigible a los agentes de pastoral es la de reconocer el sentido de responsabilidad de cuantas personas proceden a la investigación y a la reflexión sobre los nuevos datos ofrecidos en los progresos genéticos y genómicos con vistas al mejor bien de las personas y a una mejora de la salud humana. Dicha actitud es exigible previamente y absolutamente a cuantos se empeñan en estos progresos científicos para el bien de todos los seres humanos; pues, el manejo de un material estrictamente humano referido a las graves cuestiones del estatuto de las células embrionarias y a la utilización de las células madre embrionarias exige absolutamente que todos los abordemos con la máxima responsabilidad. La res- ponsabilidad nos obliga a tener en cuenta los hechos, las consecuencias concretas de nuestras acciones y de nuestras interpretaciones. Esta exigencia de responsabilidad se agrava cuando se trata de definir la constitución de un nuevo organismo o de un nuevo ser humano, o cuando se trata de privar de futuro a unas realidades biológicas determinadas como son los zigotos que se destruyen. Y en lo que respecta a la consideración del estatuto humano del embrión, es obvio que nuestra sociedad está claramente dividida. Las razones esgrimidas por quienes piensan que el zigoto no es una realidad humana en acto aportan una lógica argumental no menor de la que aportan los que la afirman. Por ello, es conveniente que los agentes de pastoral reconozcamos la índole de responsabilidad desde la que se generan estas razones; sobre todo cuando se trata de definir el período constituyente. Entonces, sin renunciar a nuestras propias ra- zones, sin renunciar a nuestras propias convicciones y creencias –siempre de gran valor- estemos abiertos a considerar los otros argumentos apoyados en hechos, en interpretaciones y construidos desde la responsabilidad. Prof. FRANCISCO DE LLANOS PEÑA, C.O. Profesor Titular de Legislación y Ética E. U. Ciencias de la Salud Universidad de Sevilla España. Notas 1 JUAN PABLO II, Carta apostólica, Motu proprio “Vitae Mysterium”, n. 2 2 Ibid., n.3 3 Cfr. Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias, en L’Osservatore Romano 4/11/94, p. 20, nn. 3-4 4 SERRA, A., en Zenit, 3/5/2000 5 LACADENA, J-R., Genética y bioética, Desclèe de Brouwer y U.P. Comillas, Madrid 2002, pp. 275-276 6 NUÑEZ DE CASTRO, I., Reflexiones éticas en torno a la declaración universal sobre el genoma humano, en “La moral cristiana como propuesta”, ed. San Pablo, Madrid 2004, pp. 477-510 134 EL GENOMA HUMANO MAURIZIO PIETRO FAGGIONI 7. Etica del counselling genético La ampliación de los conocimientos científicos en campo genético y las nuevas posibilidades diagnósticas plantean el problema de poner a las personas – individualmente o en parejas – en condiciones de conocer si existen indicaciones para efectuar test genéticos en sí mismos y en sus hijos y, una vez realizado un diagnóstico, requieren que se ayude a los interesados a comprender el sentido y el grado de fiabilidad del mismo, de informarles sobre eventuales terapias y poner en claro eventuales riesgos vinculados con sus elecciones reproductivas. Acompañar a las personas en este ámbito tan delicado y complejo es precisamente la tarea del counselling genético. La tipología muy variada de las posibles situaciones permite proporcionar únicamente un cuadro general y sintético de los principales aspectos éticos del counselling genético. Counselling prematrimonial La primera tipología fundamental la encontramos en el counselling prematrimonial. En efecto, existe la posibilidad de identificar a los portadores asintomáticos de rasgos patológicos antes de que sean transmitidos a la prole. Los sujetos o las parejas con riesgo de enfermedad genética son estudiados desde el punto de vista de la anamnesis familiar (counselling retrospectivo) y de su estado actual (counselling prospéctico). Una vez hecho el diagnóstico es tarea del counselling informar a los interesados acerca de la naturaleza de la patología de la que son portadores y de los riesgos que corre la prole. La exigencia ética fundamental en el counselling es la verdad. Pero no se trata de una verdad puramente científica, una verdad fría o despegada, porque esta verdad puede realmente revolucionar la existencia de una persona o de un grupo familiar. Es una verdad humana, que se debe comunicar en el contexto de un diálogo inspirado en la confianza, lealtad y sinceridad, capaz de respetar los tiempos y las reactividades propias de cada uno. Crear alarmismos excesivos o minimizar riesgos objetivos son actitudes inaceptables y no brindan un buen servicio a las personas. Además, es delicado el aspecto del counselling en lo que se refiere a las elecciones reproductivas. En nuestro contexto cultural pluralista y relativista se insiste mucho sobre la neutralidad axiológica (“value neutrality”) del counselling. Obviamente, la tarea del conselling no es lograr una u otra elección, sino llevar a la pareja a considerar el riesgo concreto de transmitir una enfermedad genética y ser consciente de las consecuencias de sus elecciones sobre la prole y sobre sí mismos. Pero si la no-directividad responde a las exigencias del respeto de la libertad de los pacientes, por otro lado el counselling no directo a menudo no se revela totalmente adecuado a ayudar a las personas portadoras de enfermedades genéticas para afrontar ciertas elecciones más difíciles. Se demuestra útil el counselling educacional que prevé una intervención más activa de los consejeros que buscan ayudar a la pareja a focalizar con precisión las razones que llevan a determinadas elecciones durante el embarazo y a identificar el significado existencial de los varios tipos de elección: de la simple información neutral se pasa aquí a una aclaración de los valores del paciente. A la luz de sus valores existenciales, la pareja puede darse cuenta si subestima la gravedad del riesgo, si han sido seriamente consideradas las responsabilidades que derivan de la procreacción de un hijo enfermo, si existe la voluntad de aceptar y la determinación de ocuparse del niño De todos modos, ninguno tiene el derecho de sustituirse a la conciencia de la pareja ni de hacer presiones para tomar una decisión tan personal, aunque no raramente se verifican intromisiones indebidas de parte de sanitarios que, en caso de diagnóstico positivo de una enfermedad transmisible, sugieren mediante consejos tan apremiantes, que limitan con el terrorismo psicológico, evitar de manera absoluta el embarazo. En muchos países un antiguo paternalismo médico, difícil de erradicar, y un impulso eugenista muy difundido llevan a no pocos sanitarios a invadir con las llamadas indicaciones médicas lo que debería ser el campo de la elección informada y libre de la pareja. En sede de counselling el tema de la responsabilidad social para prevenir la difusión de enfermedades genéticamente transmitidas puede caer en conflicto con las ponderadas motivaciones de la pareja a favor de la procreación, y la auténtica neutralidad se puede transformar en directividad inspirada en eugenismo, a menudo inconsciente o velado. Por el momento, el diagnóstico pre matrimonial y la renuncia a procrear representa la única posibilidad éticamente aceptable para evitar la transmisión de enfermedades genéticas no susceptibles de terapia. En efecto, parece que responde mejor a una visión de responsabilidad hacia la vida la orientación a desaconsejar transmitir la vida cuando existen serios riesgos de que venga a la luz una criatura gravemente lesionada en su integridad física o psíquica. Sin embargo, esta orientación tendencialmente negativa no se traduce en una prohibición: sigue siendo íntegro para cada pareja el derecho de decidir la procreación asumiéndose conscientemente sus responsabilidades, y una elección en este sentido debe ser respetada también en la práctica garantizando toda la ayuda necesaria a la pareja y al concebido. Sustancialmente, ésta fue la enseñanza que el Papa Pío XII formuló en los años 50: “Ciertamente existe una razón y en la mayoría de los ca- 135 DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006 sos el deber de advertir a los que seguramente son portadores de graves enfermedades hereditarias cuál es el peso que están por imponer a sí mismos, al partner y a su descendencia. Quizás este peso podría ser insoportable. Pero aconsejar no es prohibir. Pueden haber razones, sobre todo morales y de orden personal, de mucha importancia que autorizan contraer y vivir el matrimonio también en estas circunstancias”1. Finalmente, si es verdad que efectuar los test prematrimoniales y preconcepcionales responde a un sentido de responsabilidad hacia la vida, también hay que subrayar que estos test no se pueden imponer por ley ni deben ser considerados obligatorios desde el punto de vista moral. Será tarea de los órganos que se dedican a las políticas sanitarias tratar de sensibilizar a los jóvenes, sobre todo en los contextos y en los ambientes con riesgo de determinadas patologías genéticas. 2. Counselling en el diagnóstico prenatal El segundo capítulo importante se refiere al diagnóstico prenatal, tanto durante el embarazo, como antes de la implantación en las técnicas de fecundación in vitro2. El diagnóstico prenatal es un acto médico que no puede ser considerado solamente con el objetivo de aliviar el ansia de los padres, sino que se debe efectuar solamente si existen indicaciones precisas verificadas mediante un counselling preventivo y codificadas en la literatura internacional. Lamentablemente, la fuerte presión de los mass media, el deseo secreto de tener un hijo perfecto y la creciente disponibilidad de test genéticos para enfermedades incluso muy raras, está haciendo aumentar más allá de todo límite prudencial, la solicitud de este tipo de diagnóstico. Dado el gran número de enfermedades hereditarias, el counselling debe ante todo romper la ilusión de la gente de poder verificar la existencia de cualquier enfermedad genética en el nascituro y transmitir la persuación de que la ausencia de algunas patologías para las cuales el feto ha sido examinado no permite afirmar con absoluta certidumbre de que sea “sano”. En la perspectiva de un diagnóstico prenatal, el consultor debe tener presente también los riesgos que pueden encontrar la mamá y el niño y, sobre todo, el riesgo de aborto espontaneo ligado con las técnicas invasivas, como la amniocentesis y el muestreo de vellocidades coriónicas-MVC, riesgo que es mucho mayor cuanto más se anticipa dicho examen. Al respecto, la Instrucción Donum vitae afirma que “el diagnóstico es lícito si los métodos que se emplean, con el consentimiento de los padres adecuadamente informados, salvaguardan la vida y la integridad del embrión y de su madre, sin hacerles correr riesgos desproporcionados”3. De acuerdo con el principio de proporcionalidad, será necesario recorrer al diagnóstico invasivo sólo en caso de verdadera indicación médica y después de establecer que el riesgo espontáneo está balanceado por adecuados beneficios para el nascituro. De hecho, no es justo que el feto corra el riesgo si razonablemente no existe un beneficio para él, y que el único beneficio fuese un beneficio psicológico para la madre. Por tanto, cuando no existen perspectivas terapéuticas prenatales es lícito preguntarse si un diagnóstico genético tiene sentido y si los beneficios para el nascituro realmente deben superar los riesgos, teniendo en cuenta de que se habla del riesgo de aborto. Tampoco la introducción de test diagnósticos prenatales no invasivos podrá resolver todos los problemas. La relativa sencillez e inocuidad de algunos test como el de la búsqueda de células y el ADN fetal en la sangre podrían aumentar la solicitud diagnóstica con un menor control sobre la real indicación médica. El índole probabilista y muchos falsos positivos de estos o de otros test, como el triple test para el síndrome de Down, tendrán el efecto de aumentar el número de amniocentesis practicadas para definir y confirmar la hipótesis diagnóstica también en mujeres que de otro modo no habrían sido candidatas a la amniocentesis. También en el campo del diagnóstico prenatal no invasivo se evidencia, pues, el papel insustituible del counselling. En general vale el criterio moral que se debería elegir la metódica que comporte el menor riesgo y que posea la mayor fiabilidad y precocidad4. Un dilema moral frecuente en el ámbito del counselling es la posibilidad de aborto en caso de verifica- ción de una grave patología genética en el nascituro. El aspecto ético no cambia sustancialmente ya sea que se trate de embriones enfermos identificados con diagnóstico preimplantación, o de embriones ya en gestación. Se plantea la cuestión de la comparticipación de parte del consultor de la intención abortiva de quien solicita el diagnóstico prenatal. De hecho, el diagnóstico prenatal – como enseña la Donum vitae – está “gravemente en contraste con la ley moral cuando, dependiendo de los resultados, contempla la eventualidad de provocar un aborto”5. Si el acto diagnóstico se coloca dentro de programas de screening de amplia escala que tienen como fin identificar y eliminar embriones y fetos enfermos, la eventual cooperación del consultor, cualquiera que sea su punto de vista, no sería éticamente aceptable. Es diferente el caso en el que el asesor no comparte personalmente la intención abortiva de los solicitantes, sino antes bien, en el respeto de su autonomía, trata de llevar a los interesados a una valoración más objetiva de la situación que tenga en cuenta el valor de la vida naciente que ha sido confiada a su responsabilidad. Un aspecto inquietante de la cultura actual es precisamente la discriminación hacia las existencias más frágiles, puestas a los márgenes de la comunidad moral, consideradas sin valor y sin derechos porque son juzgadas como vidas con una calidad demasiado baja. El counsellling puede convertirse entonces en un instrumento de la peligrosa “deriva eugenética” en la que está naufragando una parte de la medicina actual que se inspira o se puede configurar como momento privilegiado de una medicina cuyo fin prioritario es ayudar a sostener la vida enferma y no combatirla como si se tratase de un enemigo. Sólo orientándose decididamente en este sentido, el counselling podrá conjugar los valores del respeto de la verdad informativa y de la autonomía con el valor fundamental del respeto de la vida y sobre todo de la vida más indefensa y herida. Hacia una nueva medicina Los progresos de la genética, en sus variadas y articuladas expresiones, está abriendo el camino a un nuevo modelo de medicina, el de la 136 medicina predictiva6. Hasta hoy el diagnóstico consistía fundamentalmente en verificar el estado de salud de un sujeto. La medicina predictiva, en cambio, cada vez más consentirá prever – con un grado más o menos grande de certidumbre – qué patologías podrá desarrollar un sujeto en el futuro. En muchos casos, en la actualidad ya es posible prever anticipadamente el surgimiento de enfermedades hereditarias monogénicas cuyos signos se revelan de modo claro sólo mucho más tarde o verificar la presencia en un sujeto una predisposición más o menos marcada para desarrollar particulares patologías físicas y psíquicas cuya realización depende de una serie de concausas. Tendremos que aprender cada vez más a administrar diagnósticos con un componente de incertidumbre al que aún no estamos acostumbrados, deberíamos replantear el conocimiento médico en términos de probabilidad, cada vez más tendremos que desarrollar estrategias de prevención específica para cada uno según sus disposiciones. Cuando las informaciones genéticas de cada ciudadano serán disponibles y serán suficientemente fiables, se pondrá el grave problema de la administración de estos datos. Habrán problemas nuevos para la tutela de la privacidad que derivan tanto de la organización de bancos de datos sanitarios, incluidos aquellos genéticos, como de las preocupaciones de las sociedades de seguros y de los empleadores para las condiciones futuras de sus clientes y empleados. En la perspectiva del personalismo prevalece la opinión de que el perfil genético de cada uno es un bien personal y que su conocimiento de parte de terceros se debe justificar por razones terapéuticas y que, de todos modos, cada transmisión de estos datos debe ser explícitamente autorizada por el interesado. La Convención sobre los derechos del hombre y biomedicina del Consejo de Europa ha subrayado que “no se podrá proceder a test predictivos de enfermedades genéticas o que permitan identificar al sujeto como portador de un gen responsable de una enfermedad, ya sea revelar una predisposición o una susceptibilidad genética a una enfermedad, sino con fines médicos o de investigación médica y bajo la reserva de una adecuada asesoría genética”7. En esta perspectiva EL GENOMA HUMANO se debe valorar también éticamente los programas de screening genético de recién nacidos que se están poniendo en acto en muchos países sobre todo ante enfermedades como la fibrosis quística y algunas hemoglobinopatías. Teniendo en cuenta la desorientación entre capacidades diagnósticas y las posibilidades terapéuticas (“therapeutic gap”), hay que preguntarnos, en fin, qué tipo de vida podrá conducir una persona que siendo joven sepa que existe una elevada probabilidad, o incluso, la certeza de que desarrolará una determinada patologia8. Tomemos el caso de la Chorea di Huntington, grave enfermedad neurológica potencialmente infausta que es heredada como una característica autosómica dominante, pero que se manifiesta solamente en edad más madura. ¿Cómo podrá un joven programar su futuro, esforzarse en el estudio y en el trabajo, casarse, tener hijos, sabiendo que su vida corre precozmente hacia un éxito fatal? La tentación de esconder una información tan turbadora y capaz de revolucionar la vida de una persona es grande, sobre todo para sus padres que quisieran ahorrar a su hijo una vida marcada por la angustia. Una verdad proyectada muy adelante en el tiempo podría revelarse al final como deshumana porque no se adecúa a los ritmos humanos, a las capacidades humanas de proyectar, a la necesidad humana de esperar en el futuro; esto no quita que también sea cierto el derecho a conocer la propia verdad como derecho radicado en la persona y en su dignidad de ser libre y responsable. Habrán siempre más verdades que hoy nosotros no estamos aún preparados para acoger y vivir, pero con las cuales tendremos que confrontarnos más adelante. Esto abre nuevos interrogantes morales para quien está llamado a ofrecer su ayuda en un counselling genético. No creo enfatizar demasiado si digo que, más allá de las necesarias competencias médico-científicas, la tarea del counselling requerirá cada vez más competencias éticas, antes bien, simple y mayormente, más competencias humanas. P. MAURIZIO P. FAGGIONI, OFM Profesor ordinario de Bioética, Academia Alfonsiana, Roma Notas 1 PIO XII, Discurso en el I Simposio Internacional de Genética Médica, 7 de setiembre de 1953, en Discursos y Radiomensajes, vol. 15, Ciudad del Vaticano 1954, 264. Cfr. ID., Discurso al VII Congreso de la Sociedad Internacional para la Transfusión de la sangre, 5 de setiembre de 1958, “Acta Apostolicae Sedis” 50 (1958), 732: “Más conocedores de los problemas planteados por la genética y por la gravedad de ciertas enfermedades hereditarias, los hombres de hoy tienen el deber, más que en el pasado, de tener en cuenta estas adquisiciones para evitar para sí mismos y para otros muchas dificultades de carácter físico y moral. Deben estar atentos a todo lo que podría provocar a su descendencia daños permanentes y arrastrarlos en una serie interminable de sufrimientos”. 2 DI PIETRO M. L., GIULI A. SERRA A., El diagnóstico preimplantación, “Medicina e Morale” 54 (2004), 469-500; SERRA A., La asesoría genética antes del diagnóstico prenatal: una obligación deontológica, “Medicina e Morale” 47 (1997), 903-921. Es casi supérfluo recordar que no debemos considerar ilícitas las técnicas de fecundación extracorporal, pero la selección preimplantación de los embriones fecundados in vitro añade la malicia perversa de quien, después de haber dado la vida, la quita en nombre de la calidad del resultado. 3 CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Donum Vitae, I, 6, “Acta Apostolicae Sedis” 80 (1988), 79. 4 BENCIOLINI P., VIAFORA C. (curr.), Etica u obstetricia. El Triple Test, Roma 1998 (Quaderni di etica e medicina n. 5). 5 CONGREGRACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Donum Vitae, I, 6, “Acta Apostolicae Sedis” 80 (1988), 80. 6 FINKLER K., SKRZYNIA C., EVANS J. P., The new genetics and its consequences for family, kinship, medicine and medical genetics, “Social Science and Medicine” 57 (2003), 403412; HOLTZMAN N. A., MARTEAU T. M., Will genetics revolutionize medicine?, “New England Journal of Medicine” 343 (2000), 141144; VINEIS P., SCHULTE P., MCMICHAEL A. J., Misconceptions about the use of genetic tests in populations, “The Lancet” 357 (2001) 709712; 7 CONSEJO DE EUROPA, Convención sobre los derechos del hombre y la biomedicina, Oviedo 4 de abril de 1997, art. 12. 8 DUNCAN R. E., SAVELESCU J., GILLAM L. et al., An international survey of predictive genetic testing in children for adult onset conditions, “Genetics in Medicine” 7 (2005), 390396; HEINEICHS B., What should we want to know about our future? A Kantian view on predictive genetic testing, “Medicine, Healthcare and Philosophy” 8 (2005), 29-37.