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Lo psicosocial: Estrategia de Reparación o Instrumento de Adaptación de la población víctima de la violencia sociopolítica y el desplazamiento en Colombia Una torre de Babel… un mar de barquitos de papel SOFYA GUTIERREZ MATALLANA1 Con el ánimo de compartir elementos para la reflexión, la construcción de pensamiento y acción conjunta, y, concientes de las desiguales versiones y aproximaciones al conflicto interno que se sufre en Colombia, incursionamos en lo que ha significado la puesta del Ministerio de la Protección Social en la perspectiva psicosocial. Propuesta que ha posibilitado intervenciones desde enfoques diferenciales, pero situados todos necesariamente en el contexto de los referentes familiares, sociales, culturales y territoriales más cercanos de la población en el territorio nacional. ¿Enfoques diferenciales revelan impactos psicosociales diferenciales? Para comprender el conflicto, es fundamental tener en cuenta la diversidad cultural y étnica del país, dado que los impactos se expresan en versiones diferenciadas en esa rica geografía humana. Pero tampoco se puede desconocer, que produce efectos psicosociales comunes en todos los contextos sociales tales como muerte o desaparición de familiares, pérdidas materiales e inmateriales, pérdida de espacios de socialización tradicionales en las familias y comunidades, pérdida abrupta de la identidad cultural y de los vínculos de confianza, intimidación, dispersión y fragmentación familiar, entre otros. Estas situaciones causan inevitablemente la ruptura de la cohesión social de personas, familias y comunidades, sea su origen rural, urbano, mestizo, indígena o afrodescendiente, y en consecuencia generan efectos nefastos que deterioran las dinámicas de protección, sostenimiento y proyección familiar y cultural. En estas condiciones, la construcción de identidades sociales diferenciales en nuevos contextos, se torna aún más penosa. Los actos de violencia que intimidan y obligan a las familias o lo que queda de ellas, a abandonar sus tierras y sueños, producen efectos psicosociales complejos en la población. El conflicto armado y el desplazamiento profundizan las condiciones de 1 Coordinadora Nacional Intervención Psicosocial con PSDV (2004/2007). Grupo de Poblaciones Prioritarias, Dirección General de Promoción Social, Ministerio de la Protección Social. marginalidad social en que viven miles de niños, niñas y jóvenes en el país. Maternidades no deseadas o arrancadas de tajo, paternidades no reconocidas, torturas, desapariciones, prostitución, pandillismo, reclutamiento forzado, son nítidas pesadillas que se repiten una y otra vez aquí, allá y acullá. Penetran el alma, marcan la memoria y escriben dolorosas historias en el cuerpo de mujeres y hombres, jóvenes, niños y niñas, cuya escuela se configura como campos de entrenamiento sin control remoto. Estas son apenas pobres imágenes que se mezclan con soledades, temores, sueños, tristezas, desconfianzas, afectos y carencias, en escenas familiares que conducen con frecuencia a callejones sin salida y obligan a crecer sin delicadeza, sin protección, nutrición, amor y vínculos sanos y gratos. Desconocer e ignorar estas realidades, son un semáforo en rojo para instituciones, organizaciones y personas, en los no pocos intentos por reducir la discriminación, marginalización y exclusión. Aquí, un llamado a reflexionar, sobre la mirada, el enfoque o la perspectiva diferencial que en principio, en el campo de formulación de políticas publicas, atraviesa por tres circunstancias que en todo caso se constituyen en una desigual valoración económica y social: 1. Diferencias en los roles e identidades culturales o sociales. Los géneros, las etnias, las discapacidades, ciclo vital, víctimas de…, se interpreta a través de su relación ante los sistemas económicos y político predominante, que a su vez conducen o perpetúan prácticas discriminatorias, justificadas en positivo o negativo, pero discriminatorias y excluyentes al fin y al cabo. 2. Dificultades que experimentan personas o grupos de personas para acceder y controlar los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades. Los/las jóvenes, menores, los pobres, los más pobres, madres cabeza de familia, las personas o grupos de personas victimas de… o en situación de desplazamiento y migraciones forzadas, los/las desempleadas y analfabetas, que les mantiene o conduce a condiciones de marginalidad y exclusión social y económica. 3. Dificultades para tomar las decisiones necesarias para desarrollar libremente sus proyectos vitales. Aunque se quedan fuera algunos grupos de los ya mencionados, todos están aquí presentes en su relación con la sociedad nacional y se refleja en estados de dependencia económica y social. En esta lógica de política social actual, las diferencias se homologan con las dificultades y en su conjunto se interpretan como vulnerabilidades, concepto homogenizador, no obstante las diversas categorías taxonómicas de vulnerabilidad. En un análisis inicial, una conclusión es que la perspectiva diferencial, útil en la focalización, definición e implementación de políticas publicas no estaría interviniendo problemáticas estructurales que compromete importantes sectores de la población, con las implicaciones y costos sociales en el bajo, poco o ningún desarrollo de país y particularmente en la precariedad de vida de importantes grupos de población. En este orden de ideas, se puede afirmar que en procesos de intervención social y en la perspectiva de la reparación de los derechos vulnerados, el enfoque diferencial simula prácticas discriminatorias, inequitativas y excluyentes que en el mediano y largo plazo producen mayores índices de marginalidad, dependencia, la pauperización y por supuesto profundización del conflicto social. Todos estos, enemigos íntimos de la paz, la justicia social y el desarrollo social y económico. Es por todo lo anterior, que en la perspectiva psicosocial, este contesto social de adultos sin opciones, en el que el poder de las armas, de múltiples violencias, de relaciones desiguales y destierro, invade, crea y se recrea en los juegos, sueños, lugares y lenguajes cotidianos de niños, niñas y jóvenes en Colombia, es el mismo contexto en el que las intervenciones psicosociales busca actuar, para que esas terribles historias se puedan acoger como una fuerza que impulsa a trasformar las relaciones en términos de convivencia, respeto y dignidad. Se convoca para que quienes participan en los proyectos psicosociales puedan hallar protección y seguridad para afrontar ese terror y miedos que se producen en el mundo real. Hacer algo bueno en memoria de los muertos para que su sacrificio no haya sido en vano y así construir un presente y futuro más amable y justo. Un principio esencial y necesario en la definición de estrategias de intervención psicosocial debe situarse en una ética de reconocimiento del sufrimiento y de los daños causados. Por ello, la orientación de las acciones se constituye en un desafío para el logro de impactos sociales en igualdad, equidad, justicia y reparación. Esto es, el apoyo a dinámicas sociales dirigidas a que todas y cada una de las personas que conforman las familias, encuentren nuevamente su papel en la sociedad como ciudadanos y ciudadanas, mediante la construcción de identidades sociales y la reformulación de sus proyectos de vida en condiciones dignas. Lo anterior exige reconocimiento, esfuerzos, objetivos y propósitos redireccionados hacia la protección de los derechos y la proyección social de niñas, niños y jóvenes, mujeres, hombres, ancianos y ancianas, en un entorno de respeto a su dignidad como personas en igualdad de derechos. No se trata tan solo de la atención a las necesidades básicas, sino también de la prevención, elaboración e integración de los impactos de la violencia y el desplazamiento en las agendas sociales y política. La perspectiva psicosocial en los contextos normativo, jurídico y de las políticas públicas. En medio de la compleja y desigual realidad colombiana parece que los derechos a la niñez, a ser joven, a crecer y ser feliz en el seno de una familia, a una buena educación, a salud, a trabajo y vivienda digna, sonaran a utopía. Sin embargo, existen sociedades en las que estos, son una realidad incuestionable. Son la base de la convivencia, identidad y desarrollo de las naciones. A seis años de la expedición de la Ley 387 (1997) -sin precedente en la historia de país y mediante la cual el Estado Nacional reconoce por primera vez la violación sistemática de los derechos fundamentales de la población desplazada por la violencia en Colombia-; ante la debilidad de la respuesta de las instituciones del estado y el incumplimiento en la prevención, protección y atención de esta población se produce la Sentencia T 025 (2004). En consecuencia y dada la complejidad de los impactos del desplazamiento que compromete importantes sectores de la población, ya no localizados regionalmente sino desplegados por todo el territorio Nacional al igual que la extensión y profundización de las condiciones de pobreza, marginalización y exclusión; los autos de seguimiento al cumplimiento de la Sentencia reconocen estos esfuerzos de las instituciones, pero también que a pesar de las medidas adoptadas las acciones siguen siendo paliativos en la promoción, cumplimiento y restablecimiento de los derechos de las personas desplazadas por la violencia. Desde la perspectiva psicosocial esta evaluación de resultados es aún más inespecífica. En los requerimientos de la Corte Constitucional y las entidades de control para dar cumplimiento a la ley, con la urgencia y prioridad que esta problemática implica, se exige a todas y cada una de las instituciones del Estado que conforme a sus competencias, destine recursos y adopte medidas correctivas para lograr la atención integral de la población en situación de desplazamiento. La Procuraduría ha llamado la atención sobre la reparación integral de los DESCH desde un enfoque de derechos y no desde una óptica asistencialista”2. Sin embargo, la lógica aplicada se enfoca a la medición cuantitativa: indicadores de resultado, que obliga a desarrollar programas y proyectos que a muy corto plazo generan información numéricamente significativa. Como resultado, pilas de recursos y acciones, atenciones por montón, pero también un sin numero de intervenciones relámpago donde prima la desarticulación de la población afectada con las diferentes iniciativas del estado, las ONG y la Cooperación Internacional. En este universo, el foco se ha dirigido hacia lo que en apariencia es obvio, pero que en lo operacional no fundamenta las acciones, con la consecuente multiplicidad de esfuerzos, dispersión de recursos y muy poco o ningún impacto real. Esto es, la revisión diferencial de las competencias, responsabilidades, propósitos y permanencia de las instituciones del Estado, las agencias de Cooperación Internacional y las ONG. No se pretende obtener lo mismo con el apoyo psicosocial a comunidades en riesgo, la atención a víctimas de violencia sociopolítica o la población en situación de emergencia por desplazamiento forzado, como tampoco en el acompañamiento y 2 PROCURADURIA GENERAL DE LA NACION (2004). Política Pública en materia de desplazamiento forzado. Pág. 44, Bogotá D.C. procesos de intervención psicosocial en poblaciones con múltiples y prolongados desplazamientos en el tiempo. Es por esto, que en el país se ha propuesto e incorporado a otras instituciones y organizaciones en un proceso de revisión y ordenamiento del tema psicosocial y de los diferentes agentes, en el empeño de contribuir al mejoramiento de las acciones gubernamentales y de alcanzar eficacia de la respuesta institucional, mediante la definición de estrategias de orden local y nacional, la concertación de los campos, los alcances y protocolos que permitan garantizar la atención integral y el acompañamiento a la población en respuestas oportunas y coherentes con las dinámicas sociales y realidades del conflicto en los territorios. Así mismo, este proceso de ordenamiento permitirá deshabitar la torre de Babel y situar las múltiples y diversas versiones de lo psicosocial en los discursos político y jurídico, en donde se han centrado las reflexiones y decisiones sobre verdad, justicia y reparación. ¿Qué implica esto en intervenciones sociales? Cabe señalar que este proceso de construcción de lo Psicosocial en medio de estas realidades complejas, deja lecciones por aprender en el día a día. Se ha aprendido por ejemplo, que la realidad supera los tecnicismos y que “cualquier parecido con la ficción es pura realidad”. También, que es definitivo nombrar lo in nombrable. Más que recitar experiencias exitosas o teorías complejas, formular o implementar modelos de aplicación universal, se debe buscar lenguajes, construir puentes e identificar propósitos y responsabilidades comunes que posibiliten aunar esfuerzos para comprender y actuar integralmente en las realidades sociales y a partir de ellas, formular políticas públicas. Los datos estadísticos, generalmente no apuntan ni aportan información suficiente sobre la calidad y cualidades de las acciones. Responden a coberturas y número de atenciones, pero desconocen con frecuencia los procesos sociales que constituyen la naturaleza de las actuaciones en el actual contexto histórico de país y en la perspectiva de justicia, paz y reparación. Esto es, la transformación de la respuesta de la sociedad en su conjunto, permeada por el reconocimiento de la violación y restitución de los derechos vulnerados, no solamente en términos de accesibilidad a la atención, sino particularmente en la definición de estrategias territoriales de inclusión y desarrollo social. Otro argumento a tratar reflexivamente, es la priorización y focalización de grupos de población de mayor vulnerabilidad. A su nombre, se atiende la pobreza, la violencia y el desplazamiento con asistencialismo, debilitando, fragmentando y quebrando el incipiente tejido social por un Kilo de lentejas o un Kit escolar. De igual forma, son ampliamente reconocidas las debilidades de los sistemas de información para cuantificar e identificar con precisión y rigurosidad el volumen del desplazamiento, más aún, cuando se pretende la caracterización como instrumento diferencial para actuar. En este sentido, toda información estadística debería ser interpretada como una aproximación para obtener un dato de referencia. La construcción de identidades sociales, la confianza y la solidaridad, no se constituyen precisamente en la raíz de las acciones. En consecuencia se producen efectos adversos de lo que se pretende y que se podría denominar el efecto reality: grupos focales alrededor de unidades nodales de atención temporal y fuera de contextos espaciales concretos. ¿Acaso en Mandela, en el Distrito de Aguablanca, Soacha, Villa Mady en Sincelejo, las comunas nororientales de Medellín…con la múltiple y diversa acción de organismos de toda naturaleza, se pueden mostrar procesos efectivos en atención integral? o ¿logros en temáticas que están en las agendas: verdad, justicia y reparación? Mas, cuando el quehacer pareciera no relacionar la realidad política y jurídica de país con las realidades sociales cotidianas de las familias, su versión de la historia y sus actuales condiciones de vida. Propuesta metodológica. A partir del enfoque poblacional y en la perspectiva de procesos de intervención psicosocial se busca el fortalecimiento organizativo de la población, la protección de los derechos de las personas a vivir una vida digna y la promoción social de este sensible grupo de población, mediante la búsqueda y definición de estrategias de inclusión social y económica. En este orden de ideas, si se pretende lograr resultados concretos en la protección y promoción social de poblaciones vulnerables y vulneradas por la violencia sociopolítica en todo el territorio nacional y a manera de superar el asistencialismo, es imprescindible lograr acuerdos y sinergias. Durante el último trienio se han producido cambios y aperturas importantes en las dinámicas de relación y actuación institucional, y se han logrado acuerdos para que los propósitos y acciones no se ahoguen en un mar de barquitos de papel. Se ha conducido entre otras, al replanteamiento de los lineamientos de la política, la orientación hacia municipios de alta complejidad de problemáticas y débil o ninguna presencia institucional, la concertación de alianzas y logro de espacios de construcción y articulación conjunta, con participación de la población afectada. Así mismo, una tarea esencial que se viene adelantando de la mano del Secretariado Nacional de Pastoral Social es la revisión de instrumentos que permita medir impactos cualitativos de las intervenciones psicosociales para construir indicadores psicosociales que a nivel individual, familiar y colectivo permitan inferir indicadores de bienestar y desarrollo social. Ahora bien, al considerar que el desarrollo de las personas debe ser integral, lo cual implica todo su ser y su entorno, la formulación de estrategias colectivas de intervención psicosocial obliga en principio, la definición de espacios de participación, integración, formación y socialización, que posibiliten el fortalecimiento organizativo fundamentados a la recuperación de la confianza y solidaridad. Así mismo, deben constituirse en acciones de atención específica: alimentación, salud, educación, seguridad, así como, las que tienen que ver con su desarrollo y estabilidad psíquica en su actual contexto social para lo cual, son acogidas actividades tendientes a fortalecer la respuesta y vínculos familiares, encuentros intergeneracionales de recuperación de la memoria histórica, la cultura, la convivencia, la lúdica como expresión y construcción de nuevas formas relacionales. El objetivo final: posibilitar la protección y proyección para sus vidas y dar color a sus sueños. Es por esto que la participación de la población, particularmente de su percepción acerca de las problemáticas, de las posibles soluciones e identificación de recursos propios y externos, debe constituirse en el tejido de sostén de toda intervención, porque como instrumento de equidad orienta diferencialmente la gestión, posibilita acciones coherentes, sostenidas y sustentadas en las realidades mismas de la población y por lo tanto, posibilita la apropiación de las familias en los diferentes procesos. En el caso de Valle Encantado (Córdoba), sueño colectivo construido a pulso por las quince mujeres viudas y desplazadas por el conflicto armado desde hace nueve años que recibieron esta tierra, es el primer proceso de intervención psicosocial que por su propia iniciativa solicitaron en coordinación con las ONG. En su desarrollo, se revisaron, gestaron y gestionaron diversos asuntos. Con autoridades locales, además de gestionar cupos escolares y de educación media, la adecuación de la escuela construida por la comunidad, y la asistencia, alimentación y el transporte de 110 jóvenes provenientes de 5 veredas que quedan a dos o tres horas a pie del colegio. Simultáneamente se ha trabajado en la formación de docentes en el respeto a los derechos y deberes; como también se han realizado procesos de capacitación in situ del SENA, habilitación de tierras para la producción y cultivos de pancoger, comercialización, asesorías y otras alternativas económicas. No se descuidaron las gestiones de servicios de salud, agua potable y por supuesto acciones colectivas de fortalecimiento organizativo. Se busca involucrar tanto a la población desplazada como también a los pobladores locales mediante acciones articuladas entre estas poblaciones, las autoridades locales, las entidades del nivel nacional, las ONG y la Cooperación Internacional. El objetivo incidir positivamente en las condiciones de vida y el ejercicio de los derechos de ciudadanía de todos y todas las habitantes de Valle Encantado. Pensar y actuar en consecuencia es transformar los obstáculos en retos. Esto es la sostenibilidad y sustentabilidad de las acciones. Finalmente, no se puede dejar de considerar aquí la importancia de los Ministerios de Educación Nacional y de Cultura, como actores protagónicos en la búsqueda de pedagogías cotidianas para rescatar de la memoria lo que también somos en diversidad de identidades y patrimonio cultural; orientadas hacia el respeto de los derechos humanos y a nuevas formas de convivencia y justicia social. Para compartir, fragmentos de un poema que invita reflexiones sobre el psicosocial quehacer en el contexto de país que aquí nos convoca: HOGAR. Pedro Guerra QUE HACER cuando el hogar no es la morada donde me encuentro a salvo del dolor? que hacer cuando el amor golpea y deja marcas? que hacer cuando he perdido la confianza rompiéndose en pedazos la razón? que hacer cuando me acosa, me persigue y tengo miedo de la oscuridad? que hacer cuando no puedo separarme de aquello que me hiere y me hace mal? que hacer cuando no hay nadie que me cuide y todo lo que tengo es soledad? que hacer cuando el hogar es el infierno donde se quema todo lo que soy? que hacer cuando la luna ya no alumbra la senda que nos lleva a la verdad? Les invito a que cualquiera sea el lugar en que nos encontremos, no escatimemos esfuerzo alguno, ni dejemos de actuar por cambiar, compartir y construir con nuestros hijos e hijas un futuro personal y colectivo, donde sembremos y cosechemos una vida digna, una historia y una memoria más amable de Colombia.