Download El comercio `on line` dispara la adicción a las compras
Document related concepts
Transcript
2 MARTES 15 DE NOVIEMBRE DEL 2016 Conexión a internet: http://www.elperiodico.com Tema del día Una enfermedad emergente Páginas 2 a 4 TENDENCIA EN LA SOCIEDAD DEL CONSUMO El comercio ‘on line’ dispara la adicción a las compras Los expertos alertan del preocupante auge de las adquisiciones compulsivas El trastorno sube hasta el 30% entre los consumidores jóvenes y adolescentes JOSÉ LUIS ROCA 33Una excompradora compulsiva visita una web de compras. IMMA FERNÁNDEZ BARCELONA C ompra y sé feliz. He aquí el problema. Una sociedad materialista empeñada en señalar que el camino hacia la felicidad es el consumo, sumado a la facilidad y rapidez del comercio on line, ha desencadenado lo inevitable: el auge de las compras compulsivas, un trastorno que, aunque aún no ha llegado al vademécum de la salud mental (el DSM5), es considerado como tal por los expertos. Susana Jiménez Murcia, responsable de la Unidad de Juego Patológico del Hospital Universitario de Bellvitge, departamento de referencia en la ludopatía y otras adicciones, lanza la voz de alarma: «Los datos son preocupantes, sobre el 6% de la población sufre compra compulsiva y en los jóvenes y adolescentes el porcentaje ha subido ¡hasta el 30%!». Hay que echarle el freno, pues, a este mundo que «prestigia la posesión» antes de que ese espectacular incremento en la franja juvenil lo convierta en pandemia. El incontrolable impulso de comprar está asociado a «estados emocionales negativos vinculados a trastornos de depresión, estrés y ansiedad», explica la doctora Jiménez. Buscan alivio en el shopping y han encontrado un monstruoso aliado: internet. «Hay pacientes que ya solo compran on line; es una vía más rápida y fácil para esas conductas, con acceso las 24 horas desde casa. Hasta ahora lo frecuente era la compra presencial, les gustaba ver y tocar el producto». Según los estudios epidemiológicos, el grupo más afectado es el de las mujeres (70%) a partir de 35 años. Pero nadie se libra de la patológica tentación. Los hombres en vez de trapitos o zapatos a lo Imelda Marcos se vuelcan en las tecnologías, los coches... «Si no pueden cambiar de ve- Las operaciones se aceleran entre las 11 y las 12 de la noche, cuando «la persona tiene pocas defensas» hículo, van renovando las ruedas, parachoques, todas las últimas novedades», concreta el psicólogo Jorge López Vallejo. El comercio en la red conlleva otras circunstancias agravantes: las compras se aceleran entre las 11 y 12 de la noche, «cuando la persona tiene pocas defensas, anda medio dormida, es más impulsiva y reflexiona menos», aporta Albert Vinyals, doctor en psicología del consumo y profesor en la UAB y en Escodi. No todos los enfermos potenciales llegan a la consulta. Solo acuden cuando el trastorno produce graves conflictos económicos, familiares, psicológicos... incluso penales. «Llegan a mentir, a esconder las compras, a cometer delitos, endeudan a la familia... Son conductas con gran impacto en la vida cotidiana. La abstinencia les genera gran inquietud; se observan relaciones con la adicción al juego», explica Jiménez. La buena noticia, ilustra, es que la terapia es efectiva: a los 12 meses el 54% de los pacientes logran curarse. Aunque también se producen recaídas y la adicción, como sucede con las drogas, crea tolerancia. Es decir, cada vez se necesita comprar más para lograr la satisfacción buscada. López Vallejo describe la compra compulsiva como «un ritual para el encuentro con el placer». Los afectados adquieren cosas «porque experimentan estados de ánimo extremos, bien de tristeza o bien de alegría», sostiene el experto en Terapia Breve Estratégica. Los perfiles de los pacientes, afirma, son muy variados, con edades cada vez más tempranas y que muestran extrema agitación en sus conductas diarias. «Suelen pedir ayuda, ellos o sus familiares, en un estado muy avanzado del problema, cuando están desesperados. Y definen su manía como una especie de rapto incontrolable que les lleva a comprar». En el tratamiento advierten a los familiares de que deben interrumpir los sermones sobre el asunto, pues exacerban la adicción. «Solo deben restringir el uso del dinero». Los vecinos del Norte, siempre tan adelantados, ya han empezado a cambiar el chip, informa el psicólogo Vinyals. «En Dinamarca, Noruega, Suecia, Alemania... han bajado el consumo, a partir de la crisis, y están apostando por los valores de sostenibilidad, como las marcas locales, y una compra más consciente basada en las necesidades reales». En Alemania, pone ejemplos, gastan en Navidad la mitad que los españoles, y eso que sus salarios doblan los de nuestro país. «Ellos se han dado cuenta de que el consumo no lleva a la felicidad», argumenta Vinyals. H AL ENCUENTRO DEL PLACER / Una mujer cargada con bolsas de compras, ayer, en la calle Pelai de Barcelona. UNA DEPENDENCIA SUPERADA «Compraba desde la cama» Una expaciente explica la irrefrenable conducta que la llevaba a dilapidar su sueldo I. F. BARCELONA La soledad la llevó a la compra compulsiva. Mónica aterrizó un día en Madrid con un trabajo y un vacío que llenó de cosas. Ropa, zapatos, bolsos... «No conocía a nadie, me sentía sola y como no sabía qué hacer me iba de paseo y me ponía a comprar. Me hice las tarjetas de todas las marcas imaginables: Corte Inglés, Cortefield, Zara, Mango...», detalla esta mujer de 40 años que ha querido explicar su experiencia con la patología para ayudar a otros a salir de la adicción. «Tengo amigas a las que les pasa lo mismo; se enfadan con su pareja y sueltan: ¡Vámonos de compras!. Y con internet el hábito se ha agravado». Además de asaltar las tiendas de su nueva ciudad, empezó a engancharse al comercio on line. «Compraba desde la cama con la tablet por las noches». La red la atrapó. «Es tan fácil, cómodo y rápido adquirir con la tarjeta que no te das cuenta de lo que haces», enfatiza. La irrefrenable conducta le proporcionaba un placer, un subidón adictivo instantáneo. «Me sentía superbién, conseguía una gran satisfacción obteniendo cosas que incluso sabía que no me iban bien; pensaba, bueno, Una enfermedad emergente NUEVO PROBLEMA SOCIAL 1 El impulso de comprar se asocia a estados emocionales negativos; depresión, estrés, ansiedad 2 3 MARTES 15 DE NOVIEMBRE DEL 2016 La red facilita las adquisiciones: es la vía más rápida y cómoda; con acceso las 24 horas desde casa FERRAN SENDRA 3 El perfil más afectado por el trastorno es el de mujeres (70%) a partir de 35 años «Internet aporta la invisibilidad que busca el adicto» ASTRID MÜLLER Experta en compra compulsiva I. M. BARCELONA La doctora alemana Astrid Müller lidera a nivel mundial las investigaciones sobre la compra compulsiva, un trastorno al alza que, considera, debería reconocerse como enfermedad mental y clasificarse como adicción, en la línea de la ludopatía. –¿Está aumentando significativamente la compra compulsiva? –Sí, está creciendo por dos razones: el aumento del comercio on line, pues hay evidencias de que el trastorno de compra presencial está emigrando hacia el mercado electrónico, y los altos valores materialistas en las sociedades consumistas. –¿Cuál es su incidencia en la población? –Recientes metaanálisis indican una prevalencia estimada del 5% de la población adulta. Pero esos resultados están basados en encuestas, se necesita hacer entrevistas para detectar la tasa real. Hay firmes evidencias de que los jóvenes tienen una mayor tendencia a este trastorno y que afecta a más mujeres que hombres, pero en los más jóvenes no se hallan diferencias entre sexos. para mis amigas, me daba igual. ¡Ni las estrenaba!». Acumulaba productos hasta con la etiqueta puesta, recuerda ahora que se ha desecho de las montañas de prendas, que ha donado a Cáritas y Humana. «Sobre todo, mucha ropa. Tuve una temporada en que debido a la ansiedad cambié de peso y de talla y me lancé a los zapatos, porque valían igual estando más gorda o más delgada». Dilapidar el salario Cuenta que tras el alivio momentáneo al realizar la compra, experimentaba sentimientos de culpabilidad. Sabía que en el fondo no era una actitud correcta, reconoce, pero continuó arrastrando el «problema» durante casi dos años a pesar de las consecuencias negativas que comportaba. Tarjeta en mano, dilapidaba su salario. Con los números rojos, llegaron los conflictos financieros y familiares. «Gastaba más que mis ingresos, y viviendo sola en Madrid me generó una grave situación financiera. Empecé a pedir dinero a mi familia, les mentía y escondía la ropa en el coche, incluso tuve tentaciones de llevarme cosas de una «Conseguía una gran satisfacción obteniendo cosas que incluso no me iban bien», explica «La terapia ha sido el mejor gasto que he hecho», admite tras superar su adicción a comprar tienda, aunque no llegué a hacerlo». Los padres le dieron un ultimátum. Debía tomar medidas y solucionar el desmedido dispendio. Se animó a pedir ayuda profesional. «Sentía que me pasaba algo raro y también me parecía extraño ir a terapia por comprar, además nunca había ido al psicólogo». Era escéptica, admite. Le hablaron del doctor Jorge López Vallejo, especialista en Terapia Breve Estratégica, a cuya consulta había ido un conocido por otro asunto, y decidió probar. La terapia, asegura, le ha cambiado la vida. «Me sorprendió gratamente. Ya desde la primera sesión empecé a reconducir ciertos comportamientos siguiendo unas pautas muy sencillas y muy claras». Salió de la consulta con una libretita para anotar las compras y las emociones. «Me fue muy bien ser consciente de esos actos y estados de ánimo», explica la expaciente. Aprendió a identificar el impulso, la tristeza que le llevaba a adquirir cosas y que ahora enfoca en otras actividades como el deporte y la socialización. Las pautas que recibió durante la terapia le han servido, subraya, para otros aspectos de su quehacer cotidiano. Mónica compara el tratamiento con el seguimiento de una dieta sana. «Al final pasas de la alimentación basura y comes de forma correcta. Con las compras sucede lo mismo. Yo ahora las planifico, hago una lista previa y pongo el límite de gasto que me puedo permitir. ¡Ya puedo salir de compras!». Ha recuperado el control de su vida. «La terapia ha sido el mejor gasto de dinero que he hecho», apostilla. H –¿Cómo podemos reconocer a un enfermo con este trastorno? –Los signos típicos son: una extrema preocupación y urgencia por comprar e ir de compras; recurrentes episodios en los que gasta más de lo que puede, a veces endeudándose, causando problemas en la vida familiar y en las relaciones personales, e incluso en algún caso llegando a conductas delictivas. Los episodios de compra compulsiva están inicialmente relacionados a las necesidades de satisfacción emocional o de identidad. Por eso, la mercancía comprada rara vez o nunca es usada; es escondida, olvidada o regalada. El problema se caracteriza por fluctuaciones en la severidad, incluso por un proceso crónico que empieza en la adolescencia. Normalmente, los afectados son conscientes de su patología mucho después. –¿Qué les lleva a esas conductas? –Las motivaciones primarias son la regulación de las emociones: escapar o evitar conflictos sociales, estados de ánimo negativos, y la ilusión de ganar identidad, prestigio, con la posesión de cosas materiales. –¿Cómo influye internet? –Es mucho más rápido y fácil, y ofre- «Además, el envío gratuito y las opciones de crédito retrasan las consecuencias del desaforado gasto» ce muchos productos e informaciones. Poder comprar en cualquier momento y desde cualquier lugar incrementa el riesgo de la adquisición incontrolada. Los afectados prefieren comprar en solitario, de forma inadvertida, escondiendo los productos a amigos y familiares. El mercado electrónico permite esa invisibilidad y privacidad. Las alertas de las últimas novedades, la publicidad online, los chats con otros compradores o vendedores... contribuyen a la adicción. Además, el envío gratuito y las opciones de crédito retrasan las consecuencias del desaforado gasto. Más aún, hay tiendas on line que permiten el anonimato. –¿Está asociado a otras condiciones psiquiátricas? –Sí, estos pacientes sufren alta comorbilidad psiquiátrica, sobre todo ansiedad, depresión, apetito desenfrenado, adicción al juego y a sustancias, y trastornos de personalidad. –¿Cómo prevenir esta adicción? –Distribuyendo información sobre el trastorno, empezando por los adolescentes. La gestión del dinero, el consumo adecuado y el uso del comercio on line deberían incluirse en la escuela. No hay que ignorar o disimular los síntomas de la compra patológica. Es importante no moralizar o castigar a los afectados. H MARTES 15 DE NOVIEMBRE DEL 2016 4 Una enfermedad emergente 3 La opinión del experto N i se le ocurra salir estos meses sin haber reflexionado sobre cuál es su promoción de Navidad preferida. Si la actividad de ir de compras es un acto social de reafirmación ante los demás de su valor personal, cuando llegamos a la Navidad estamos ante una de las más sofisticadas operaciones de márketing… con varias ofertas mucho más atractivas que las sempiternas rebajas. El Día de los Solteros era una lúgubre tradición en China: proporcionar a los solterones, representados culturalmente con el número 1, una exigua celebración el 11/11. Este San Faustino laico fue aprovechado por Jack Ma para crear, hace siete años, una promoción que factura 16.000 millones de euros en un día y le reafirma como la mayor fortuna de China. Claro que tuvo que enviar 500 millones de paquetes, al día siguiente, y pagar la sonrisa promocional de Kobe Bryant y Scarlett Jo- Análisis Gerard Costa profesor de Dirección de MÁrketing de ESADE Oniómano o altruista El deseo desenfrenado de adquirir productos innecesarios genera ‘compradores bulímicos’, que al día siguiente lo devuelven todo hansson. El Black Friday corresponde al festivo que los norteamericanos se toman después de la comilona del Día de Acción de Gracias. Desde hace 40 años, lo mejor que saben y pueden hacer al día siguiente es ir a comprar lo que hoy ya representa el 67% de las compras de Navidad, unos 50.000 millones de dólares a los que nos unimos fraternalmente los europeos desde hace cinco años. Comparemos ambas magnitudes y sus implicaciones. El Black Friday es hoy universal con unos 200 millones de personas atiborrándose con Páginas 2 a 4 LLL promociones un mes antes de Navidad. Una promoción basada en comprender a un ciudadano consumidor que no soporta estar un día sin comprar. Mientras que el Día de los Solteros es una expresión de compra por internet dirigida a los millennials internautas y a los ciudadanos que se asoman al consumo capitalista. Detrás de ambos casos extremos, la compra como un fin: una compulsión, el trastorno de la oniomanía, cuyo síntoma es un deseo desenfrenado de comprar cuando no hace ninguna falta. Unas compras que nos proporcionan mayor autoconfianza o sentirnos más prósperos ante los demás, llegando a generar los compradores bulímicos, los que deben regurgitar sus compras devolviéndolas al día siguiente... y volver a empezar. Seguramente, lector, no sea su caso. Solo el 47% de los adultos compran más de lo que deberían y solo el 36% no pueden frenar su endeu- damiento con la tarjeta de crédito. Solo si se ha sentido culpable cuando ha entrado en su casa con las infinitas compras; si se pone ansioso al no poder dejar su trabajo para ir a comprar; si su cari no conoce su tarjeta de crédito secreta..., solo entonces sospeche: está en el 5% de los catalogados como enfermos psicológicos que requieren terapia. Dar en lugar de comprar Como siempre, el propio márketing le ofrece una solución a su adicción. Espérese al siguiente martes, cuando ya dispone en España del Giving Tuesday, un día emergente en el mundo que le propone dar, en lugar de comprar. Por si sobrevive con su cartera al día del soltero, al viernes negro y al lunes de compra por internet. Pruébelo, este sí que le dará un subidón y le hará un poco más interesante ante sus amigos y familiares. H ANSIEDAD POR LAS NOVEDADES La obsesión por lo último La neofilia u obcecación por lograr los productos más novedosos aumenta con la vorágine tecnológica H Este tipo de comprador obliga al mercado a renovarse continuamente ALBERT BERTRAN Experta en márqueting, afirma que esta tipología de compradores es un blanco perfecto para las marcas y un barómetro para medir el éxito o el fracaso de sus productos. «Son líderes de opinión, prescriptores, creadores de tendencias. Poseen amplias redes sociales y su poder de convencer a otros compradores es muy grande». ¿Qué buscan? Prestigio social. Y para mantenerlo, explica Soler, deben estar siempre a la última, si no asoma la frustración. Así, estos clientes obsesivos, para los que los productos ayudan a crear su identidad, están exigiendo al mercado que se renueve y la retroalimentación comprador-marca dispara las novedades. Los fabricantes de lavadoras saben que ya no necesitan que los modelos se estropeen para cambiarlos; la atracción por lo último asegura el recambio, agrega la profesora. A su juicio, «la empresas deberían asumir su responsabilidad social; la presión de las marcas es demasiado fuerte». El ejemplo de los viejos 33 Adeptos 8Colas en la tienda de Apple de paseo de Gràcia, el pasado 16 de septiembre, para comprar un nuevo producto. IMMA FERNÁNDEZ BARCELONA La imagen es conocida: clientes con legañas y ojeras haciendo cola para adquirir la última novedad del smartphone de turno. La noche en blanco valió la pena. Con el nuevo juguete en las manos, sonríen. Y cada vez son más. Les llaman neófilos, personas obsesionadas por adquirir lo más nuevo; los primeros de la clase, llámese a la clase el mercado. «El 16% de los consumidores son compradores tempranos (ear- ly adopters) o buscadores de novedades, y entre ellos están los neófilos», detalla Neus Soler, profesora de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). «Tienen una obsesión enfermiza por hacerse con los flamantes productos, son capaces de remover tierra y cielo para encontrarlos, de irse al país más lejano. No esperan a que salga el producto». Cuando se les pregunta por el qué, dice, no ofrecen justificaciones razonables. «Los argumentos que utilizan no son convincen- tes, no compran por necesidad». Aunque se les relaciona especialmente con las tecnologías, la conducta, clasificable dentro de las compras compulsivas, alcanza a cualquier mercancía y experiencia. «La moda, la alimentación, la belleza... Hay quienes si abre un nuevo restaurante, allá va corriendo para luego explicarlo a sus amigos», agrega Soler, que aporta un perfil predominante: hombres con un nivel adquisitivo medio-alto, muy bien informados y entre los 20 y 45 años. «Buscan prestigio social y para mantenerlo deben estar a la última», señala una experta Albert Vinyals, profesor de Psicología del Consumo en la UAB y de la Escuela Superior de Comercio y Distribución (ESCODI), confirma el incremento de los neófilos y relaciona el desmedido consumo a un comportamiento gregario consecuencia del catolicismo. «Nos preocupa lo que hacen los demás, las apariencias, las marcas». Citando al psicólogo y escritor Martin Seligman, Vinyals recuerda que a partir de las necesidades básicas, a largo plazo «el consumo no aporta bienestar sino, por el contrario, genera frustración por querer tener cada vez más y más». El ejemplo está en las viejas generaciones. «En la casa de mi abuela, como en tantas otras, siempre hubo los mismos muebles, toda la vida. Ahora cada dos por tres la gente se va al Ikea a cambiárselos. Y con las parejas sucede lo mismo». H