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NOTA PARA LA PRENSA Buenos Aires, 26 de septiembre 2011 Clarín miente, ex profeso o por ignorancia Lic. Norberto Itzcovich Director Técnico-INDEC En una nota que mereció la tapa del diario Clarín del pasado domingo 25 de setiembre se hace referencia a que, según propios datos del INDEC, la inflación superaría el 20% en los últimos doce meses. Para realizar semejante afirmación el periodista Sebastián Campanario dice recurrir a indicadores publicados por el Instituto oficial de Estadística, distintos del Índice de Precios al Consumidor del Gran Buenos Aires. Dado que el periodista realiza afirmaciones falaces para arribar a una conclusión errónea, conviene aclarar cada uno de los puntos mencionados en la nota. Respecto del Índice del Costo de la Construcción, el mismo se integra por tres capítulos: Materiales, Mano de Obra y Gastos Generales. El capítulo mano de obra tiene un peso de 45.6 %. En consecuencia, si excluimos del cálculo el aumento de salarios, los materiales y los gastos generales para la construcción hubiesen aumentado entre agosto 2011 y el mismo mes del año anterior un 11,44%. Tal vez Clarín propicie una baja de salarios para que la “inflación no se dispare”. Otro de los indicadores que menciona el diario del monopolio es el Índice de Salarios. Resulta obvio que los salarios aumentaron más que los precios en la economía argentina, pero esto es producto del modelo de redistribución de los ingresos vigente desde el año 2003 y no de un supuesto proceso inflacionario. Es por ello que cada gremio discute libremente en paritarias sus salarios tomando en cuenta indicadores que se relacionan con la productividad, los precios de los productos de la rama, las ganancias de las empresas, el comportamiento internacional de los productos y el nivel del cual parten los salarios. Si tomamos en cuenta el período 2003-2006, los salarios también aumentaron notoriamente por encima de la evolución de los precios al consumidor del Gran Buenos Aires. El índice de precios al consumidor no es más que un componente menor de las negociaciones salariales. De lo contrario, habría idéntico aumento de salarios en todo el país sin distinción de ramas de actividad, en línea con la evolución del IPCGBA. Esa matriz de pensamiento fue la vigente en la argentina desde 1976 hasta 2003, en línea con el pensamiento neoclásico de la economía que terminó en la grave crisis argentina de 2001. En otro orden, las ventas de los supermercados, entre julio 2011 y julio 2010, aumentaron el 29.1% en términos corrientes. A valores constantes (es decir en cantidades vendidas) ese incremento fue de aproximadamente el 17%, por lo que el aumento de precios está lejos de representar el 21% que de manera errónea sostiene Clarín. Adicionalmente, a la hora de realizar comparaciones, cabe consignar que en 2010, producto del campeonato mundial de fútbol, hubo un fuerte componente de ventas de los productos “no food” en los supermercados. Otro de los puntos que aborda la nota del diario se refiere a la recaudación del impuesto al valor agregado (IVA) por el consumo interno. La recaudación por pagos directos impositivos aumentó en el primer trimestre del año 2011 el 27% respecto de igual período del año anterior y no 31% como sostiene el periódico. Por otra parte, al sumar la evolución de los precios implícitos del consumo privado (tema que abordaremos en detalle más abajo) más el crecimiento del PIB, se obtiene un crecimiento de aproximadamente 23 o 24 puntos (dependiendo del mes que se tome en cuenta para el cálculo). En consecuencia la diferencia entre este porcentaje y la recaudación es de 3 o 4 puntos porcentuales, atribuibles a la notoria mejora en la recaudación que está claramente por encima del 2% estimado históricamente, lejos de las diferencias estimadas por el diario Clarín. Pero hay una información relevante a tener en cuenta y es que la recaudación va cambiando en cuanto a la calidad de los productos que adquieren los consumidores. Una sustancial incorporación de trabajadores al mercado formal, con aumentos en sus ingresos, induce una “mejora” en la recaudación. Así, no repercute de igual forma en la recaudación consumir alimentos comprados “en negro”, que la adquisición de televisores LCD adquiridos, obviamente, en blanco. Adicionalmente, es necesario aclarar –al igual que en todos los puntos mencionados anteriormente excepto para el índice del consto de la construcción- que la evolución de la recaudación de este impuesto es medida a nivel nacional por lo que no resulta comparable con la evolución del índice de precios al consumidor del Gran Buenos Aires. En conclusión, deben tenerse en consideración diversos aspectos al analizar la evolución comparativa de la recaudación del llamado IVA ventas y los precios minoristas. Por último, respecto de la evolución de los precios implícitos de las cuentas nacionales (IPI), debemos, por enésima vez, señalar el error conceptual que esta comparación implica. El IPC GBA es un Índice de Laspeyres, en tanto que IPI PIB es un Índice de Paasche. El índice de Paasche es un índice compuesto ponderado en el que la ponderación se hace utilizando las cantidades del período de tiempo corriente, y en consecuencia se diferencia del índice de Laspeyres, en el que la ponderación se hace utilizando las cantidades del período base. No obstante lo antedicho y aceptando la persistencia en el “error” que parece predominar en Clarín, una correcta lectura de los datos suministrados por el INDEC, al difundir los agregados correspondientes al Nivel de Actividad Económica da por tierra con las afirmaciones que en dicha nota se realizan. El IPI del Producto Interno Bruto al segundo trimestre de 2011 en su comparación con el mismo trimestre del año anterior refleja una variación de 20,1%, pero resulta conveniente analizar la variación porcentual del IPI de sus componentes: • Consumo Privado 14,3% • Consumo Público 16,6% • Inversión Interna Bruta Fija 8,5% • Exportaciones 25,9% Aún cuando es un error considerar estas variaciones como exclusivamente atribuibles a cambios en los precios, queda claro que el mayor aporte viene dado por la suba del IPI de exportaciones. Adicionalmente, como se mencionó anteriormente, debe señalarse que a diferencia del IPC-GBA este indicador está referenciado en el total país. En conclusión, resulta notable que para tratar de arribar a una crítica al Instituto Nacional de Estadística y Censos, el diario Clarín deba recurrir a la realización de diagnósticos plagados de errores conceptuales y numéricos, producto de su intencionalidad o de su ignorancia. 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