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46 FORMACIÓN CONTINUADA / OFTALMOLOGÍA Enfermedades oculares de etiología inmunomediada El presente artículo se centra en un grupo de patologías que afectan al globo ocular y sus tejidos anejos, que no suelen considerarse como principal opción diagnóstica en la práctica clínica general cuando se nos presentan casos de oftalmología en perros y gatos. Este tipo de patologías no es tan infrecuente como cabría pensar y, por lo general, cumplen un perfil diagnóstico y terapéutico que las hace ser particularmente interesantes y diferentes. Ante un ojo enfermo, las etiologías que manejamos en primera instancia son normalmente de otra índole: infecciosa, traumática, inflamatoria, neoplásica... Sin embargo, las enfermedades oculares de base inmunomediada tienen una frecuencia de presentación nada despreciable (sobre todo en caninos) y, a veces, “se nos escapan”. El ojo es un órgano llamativo y que, en su complejidad, goza de numerosas particularidades. Entre ellas está la de mantener una relación especialmente peculiar con el sistema inmunológico. Así se manifiesta, por ejemplo, en el hecho de que las proteínas lenticulares del cristalino muestren un intenso potencial alergénico para el propio organismo por haberse visto aisladas del sistema inmune ya desde la fase embrionaria; o también, en la elevada sensibilidad del tejido uveal del ojo para responder como órgano diana, con extrema facilidad, ante cualquier reacción inmunológica que se desate en otra parte del organismo. En este sentido, llama poderosamente la atención el que los tejidos oculares tengan una predisposición mayor de lo que se pueda esperar a sufrir determinadas patologías de etiología inmunomediada. El ojo y la inmunidad Como ya hemos señalado, el globo ocular y sus anejos son objeto diana de numerosas enfermedades con implicación inmunitaria. Las enfermedades en las que los fenómenos inmunopatológicos juegan un papel importante son cada vez más reconocidas. Los estados inmunopatológicos derivan, bien de reacciones desmesuradas del sistema inmunitario (reacciones de hipersensibilidad y reacciones autoinmunes), o bien del daño infligido directamente al sistema inmune (síndrome inmunoproliferativo y déficit inmunitario). Las reacciones de hipersensibilidad se clasifican de forma clásica en: Figura 1. QCS autoinmune complicada por una escisión unilateral de glándula nictitante hace años. El Schirmer en el ojo afectado es de 5 mm/min y de 11 mm/min en el ojo contralateral (sin signos y con glándula intacta). 81 1. Hipersensibilidad de tipo I o anafiláctica. 2. Hipersensibilidad de tipo II o citotóxica. 3. Hipersensibilidad de tipo III o de inmunocomplejos. 4. Hipersensibilidad de tipo IV o de mediación celular. 5. Hipersensibilidad de tipo V o de autoanticuerpos. Algunos ejemplos de manifestaciones clínicas oftalmológicas para cada uno de estos tipos de reacciones inmunomediadas, se exponen en el cuadro 1. No obstante, cabe reseñar que en un trastorno inmunomediado es corriente que estén involucrados varios de estos tipos de hipersensibilidad, aunque normalmente uno de ellos tienda a ser dominante. los linfoides. Los mastocitos están presentes en las capas vasculares de la conjuntiva. La úvea (iris, cuerpo ciliar y coroides) presenta una importante población de mastocitos, macrófagos y células dendríticas, con pocos linfocitos. Los mastocitos, que están prácticamente ausentes en todas las especies, son escasos en el hombre pero muy abundantes en el perro, siendo más numerosos en el cuerpo ciliar que en el iris, pero menos que en la coroides. En la retina no existe la red CPAg, pero los astrocitos y las células de microglía podrían desarrollar un papel supletorio. La secreción lacrimal contiene lisozima, lactoferrina e inmunoglobulinas. La porción dérmica de los párpados es asiento frecuente de enfermedades inmunomediadas dermatológicas generales. Llama poderosamente la atención el que los tejidos oculares tengan una predisposición mayor de lo que se pueda esperar a sufrir determinadas patologías de etiología inmunomediada. Características inmunitarias del ojo y anejos El ojo está en contacto directo con el medio externo a través del epitelio corneal y de la mucosa conjuntival. El primero presenta únicamente a las células dendríticas como representantes del sistema inmune. Se localizan de forma particular en las capas basales del epitelio, preferentemente en la periferia corneal, estando casi ausentes en el centro de la córnea. De ahí que la respuesta inmune se presente inicialmente y con mayor fuerza a nivel del limbo esclerocorneal. La mucosa conjuntival tiene una potente capacidad de respuesta inmunológica. En superficie encontramos células de Langerhans, neutrófilos y linfocitos. La capa subepitelial presenta agrupaciones de células linfoplasmocitarias que actúan como nódu- En resumen, podríamos decir que la conjuntiva jugaría el papel de nódulo linfoide externo mientras que la úvea tendría el papel de nódulo linfoide interno. Los arcos vasculares de coroides, cuerpo ciliar y limbo esclerocorneal, tienen analogías importantes con respecto a los existentes en el glomérulo renal y el encéfalo, siendo de ese modo asiento de reacciones inflamatorias inmunitarias. La gran diana por excelencia de los procesos inmunopatológicos del globo ocular en el perro y el gato es la úvea. En un alto porcentaje de las uveítis diagnosticadas (40-60%), la etiología concreta del proceso no puede ser identificada, por lo que se engloban dentro de las uveítis idiopáticas o disinmunitarias. En este orden de cosas podemos hablar de uveítis: • alérgica, • por sensibilización a estreptococos, • de la hepatitis vírica canina, • leishmaniótica, • de la inmunodeficiencia felina, • del síndrome uveodermatológico, • uveítis-retinitis paraneoplásica, etc. ¿Qué marca la diferencia? Lo interesante de las enfermedades oculares inmunomediadas es que reúnen una serie de características, tanto diagnósticas como terapéuticas o pronósticas, que las hacen ser realmente particulares y diferentes de otra clase de patologías (cuadro 2). Si bien es cierto que en gran parte de estos trastornos la patogénesis exacta es desconocida, prácticamente en todos se reconoce que está involucrado un desequilibrio del sistema inmunológico, y que se demuestra con la respuesta favorable a los medicamentos inmunosupresores y/o inmunomoduladores. Respecto al tratamiento, también se puede establecer una pauta general de actuación, salvando siempre ciertas variaciones puntuales en entidades patológicas concretas (cuadro 3). Cuadro 1. Algunos ejemplos de las reacciones de hipersensibilidad a nivel ocular. • Hipersensibilidad de tipo I: conjuntivitis alérgica, blefaritis atópica • Hipersensibilidad de tipo II: síndrome uveodermatológico • Hipersensibilidad de tipo III: uveítis asociada a PIF, hepatitis vírica canina, Leishmania, sensibilidad a estreptococos... • Hipersensibilidad de tipo IV: uveítis facoantigénica o facolítica Los procedimientos quirúrgicos están orientados básicamente a obtener muestras con fines diagnósticos y/o mejorar temporalmente cuadros muy avanzados, pero siempre a la sombra del tratamiento médico. Sin embargo, antes que nada, se hace imprescindible establecer una diferenciación interesante entre: • Enfermedades oculares de base inmunomediada (las que principalmente nos ocupan aquí). • Enfermedades inmunomediadas con expresión ocular (que no se centran exclusivamente en el ojo). Enfermedades oculares de base inmunomediada Queratoconjuntivitis seca (QCS) Con diferencia, la enfermedad más frecuente dentro de este grupo. El signo por excelencia de esta patología es la pre- Figura 2a y 2b. Evolución de una queratoconjuntivitis seca en un perro a los tres meses de tratamiento con ciclosporina A 0,2%. El test de Schirmer inicial era de 3 mm/min. 47 radiaciones ultravioletas. Requiere tratamiento médico de por vida, con la administración de corticosteroides tópicos y/o ciclosporina, que da muy buenos resultados. Un tratamiento alternativo en casos resistentes es la β-radiación. Si existe ceguera avanzada, se puede realizar una queratectomía superficial, pero nunca más de 2-3 veces a lo largo de la vida del paciente. Cuadro 2. Rasgos generales que caracterizan a las enfermedades oculares inmunomediadas. Conjuntivitis plasmocítica Figura 3. Engrosamiento y despigmentación de la membrana nictitante en un Pastor Alemán diagnosticado de plasmoma, con indicios de KSC. También llamada plasmoma. Es una forma específica de conjuntivitis que afecta a la porción externa más expuesta de la membrana nictitante, donde la conjuntiva palpebral se muestra engrosada, despig- ▼ • El sistema inmune reacciona en mayor o menor medida contra ciertos tejidos oculares, provocando una reacción inflamatoria infiltrativa de los mismos. • La forma de presentación y los signos clínicos son muy constantes, a veces patognomónicos, teniendo gran interés diagnóstico. • Son de evolución gradual, crónica e insidiosa. • En general son bilaterales, aunque no necesariamente. • Son resistentes a los tratamientos antiinflamatorios convencionales o recidivan con frecuencia. • Normalmente son enfermedades “incurables”. El objetivo del tratamiento suele ser paliativo de por vida. • Responden satisfactoriamente a los medicamentos inmunosupresores o inmunomoduladores. sencia de secreción ocular mucoide o mucopurulenta, acompañada de inflamación conjuntival y/o corneal crónica. En los casos agudos puede llegar a ulceración y perforación ocular. Se reconocen numerosas etiologías, pero la más común es la adenitis autoinmunitaria de la glándula lacrimal, que conlleva una infiltración de células inflamatorias con fibrosis y ruptura de la estructura glandular, decreciendo por tanto la producción acuosa de lágrima. La presentación puede ser unilateral o bilateral. Existe una marcada influencia de la raza, aunque variable según la región geográfica, estando especialmente predispuestos el Bulldog Inglés, West Highland White Terrier, Yorkshire Terrier, Cocker Spaniel y Caniche. La gran diana por excelencia de los procesos inmunopatológicos del globo ocular en el perro y el gato es la úvea. Al margen de sustitutivos lagrimales y antibióticos tópicos, la base del tratamiento es la ciclosporina A, no sólo por ser un potente inmunosupresor, sino también por su poder antiinflamatorio y a una acción lacrimomimética directa, todavía no del todo esclarecida. Se están estudiando otros inmunomoduladores similares con buenos resultados, como el tacrolimus y pimecrolimus. En general, tratamiento de por vida, con especial cuidado de no suspender la ciclosporina de manera brusca ante la amenaza de una reactivación del cuadro de forma más cruda y resistente. Los casos que no responden pueden someterse a cirugía de transposición del conducto de Stenon, aunque con resultados controvertidos. Queratitis superficial crónica (KSC) Es el mal llamado pannus. Goza también de otras denominaciones como síndrome de Überreiter o queratoconjuntivitis inmunomediada crónica. Se caracteriza por la infiltración de la córnea con células inflamatorias mononucleares, tejido fibrovascular y pigmento que se extiende por las capas superficiales del estroma corneal. Las lesiones comienzan a nivel del limbo esclerocorneal, primero en ventrolateral y después en nasal, progresando hacia el centro de la córnea, y si no hay tratamiento, terminan cubriendo toda su superficie por lo general en el periodo de un año, provocando ceguera. Es un proceso bilateral aunque con distinto grado de evolución. Ocurre en perros de diferentes razas, afectando principalmente al Pastor Alemán y sus cruces en más del 90% de los casos. Es reconocido que existe una elevada influencia genética, y que está potenciada por las 81 FORMACIÓN CONTINUADA / OFTALMOLOGÍA ▼ mentada y de borde irregular. Parece clara la influencia de la radiación solar. Es rara en gatos. Si el perro es Pastor Alemán, la condición se considera con frecuencia una variante del Síndrome de Überreiter y, a menudo, coincide incluso con signos de queratoconjuntivitis superficial crónica. El tratamiento, por tanto, es el mismo. Blefaritis ulcerativa del canto nasal Cursa con ulceración crónica del canto medial, generalmente bilateral. El diagnóstico diferencial ha de hacerse con dacriocistitis y neoplasia. La histopatología revela infiltrado de linfocitos y células plasmáticas. Se ha descrito en Pastor Alemán, Teckel y Caniche. El tratamiento es convencional de forma prolongada, no siempre de por vida, aunque con posibles recaídas. Los procedimientos quirúrgicos están orientados básicamente a obtener muestras con fines diagnósticos y/o mejorar temporalmente cuadros muy avanzados, pero siempre a la sombra del tratamiento médico. Escleritis/episcleritis Inflamación proliferativa estéril y benigna de etiología frecuentemente no determinada. Se define una forma difusa o generalizada y otra nodular, con presencia de una o más tumefacciones, en general a nivel del limbo esclerocorneal. Es habitual la afectación también de parte de la córnea y de la membrana nictitante. Puede ser unilateral o bilateral. Una forma especial y extremadamente rara, aunque devastadora, es la escleritis necrotizante. La episcleritis nodular recibe otros muchos nombres, como fascitis nodular, histiocitoma fibroso o episcleroqueratitis nodular granulomatosa, en función de la población celular involucrada. Es posible que todas estas entidades sean la misma, sólo que en diferentes estados de desarrollo. Especial predisposición racial tienen los collies y el Pastor de Shetland. Antígenos oculares específicos En el ojo existe una serie de antígenos específicos que desempeñan un papel protagonista en las enfermedades inmunomediadas. Se han identificado diferentes proteínas que poseen poder uveitógeno, cuando se inyectan de forma intradérmica o subcutánea en presencia de adyuvantes: antígeno S, rhodopsina, opsina, phosducina y recoverina. Los anticuerpos contra el antígeno S se han identificado en el 30-60% de las uveítis en el hombre. En las afecciones paraneoplásicas que acompañan a ciertos tumores (próstata, pulmón, mama, glándulas salivares, leucemia linfoide…), los anticuerpos antirretina reaccionan con el tumor y han sido puestos en evidencia mediante IFI e immunoblot. En el cristalino se encuentran proteínas aisladas durante el desarrollo embrionario. El sistema inmunitario admitiría una baja concentración de estas proteínas en el humor acuoso, pero su presencia masiva, y más concretamente de la cristalina-α, señala una uveítis facoalérgica. La episcleritis difusa responde bien al tratamiento tópico con corticoides. La forma nodular, en cambio, es más complicada de tratar, siendo frecuente recurrir a medicación tópica y sistémica. En casos severos, la azatioprina es una buena alternativa. La escisión quirúrgica de los nódulos es una medida habitual, no sólo como parte de la terapia sino también para la confirmación histopatológica del diagnóstico. Las recurrencias son de esperar. Se tienen puestas bastantes esperanzas en un tratamiento combinado de niacinamida, tetraciclina y prednisona vía oral. Queratitis eosinofílica También conocida como síndrome de queratoconjuntivitis proliferativa. Es una enfermedad exclusiva del gato (y recientemente también descrita en caballo), que se caracteriza por una inflamación corneal progresiva con depósito de un material cremoso blanco-rosáceo. Puede afectarse cualquier parte de la córnea y conjuntiva adyacente, pero normalmente es a nivel del limbo temporal o nasal. Es unilateral casi siempre. Rara vez se acompaña de ulceración. La citología muestra un infiltrado de eosinófilos, mastocitos o ambos, ¡que nunca se debe confundir con mastocito- ma! No está relacionada con el complejo granuloma eosinofílico felino. De etiología incierta, nuevamente ha aparecido la eterna sombra del herpesvirus felino como factor causal, pero la buena respuesta a la medicación inmunosupresora crea una duda más que razonable al respecto. El tratamiento, por tanto, es controvertido, respondiendo satisfactoriamente a los corticoides tópicos o subconjuntivales. Dada la sospecha vírica, algunos autores se inclinan satisfactoriamente por la ciclosporina tópica o por el interferón-α tópico con L-lisina oral. El uso de acetato de megestrol en casos refractarios no es del todo recomendable por sus efectos secundarios. En casos crónicos con infiltración muy intensa, puede estar indicada una queratectomía superficial. Queratitis punctata Es una queratitis rara de apariencia característica: ulcerativa, multifocal, bilateral, simétrica y recidivante. Los defectos corneales profundizan lentamente pero se suelen rellenar en uno o dos meses, para volver a reaparecer más tarde. La presencia de dolor, neovascularización y pigmento es variable. Afecta sobre todo al Teckel de pelo largo. Se considera un trastorno de origen inmunitario, aunque la anormalidad también se ha visto en gatos y équidos, y se sospecha en ellos una etiología autoinmune y/o herpética, dada la similitud de las lesiones con la infección por herpes en córnea humana. Es de las pocas ocasiones en que un tratamiento de corticosteroides tópicos no está contraindicado en presencia de úlceras. Neuritis óptica La inflamación del nervio óptico cursa con ceguera de instauración aguda acompañada de midriasis y reflejos pupilares disminuidos o ausentes. Hay una extensa gama de factores causales, pero existe un gran número de casos que no se asocian con enfermedad inflamatoria, infecciosa, neoplásica, traumática o tóxica, que se consideran idiopáticos, y en los que recae una fuerte sospecha de origen inmunomediado. Esta neuritis óptica primaria puede responder a la terapia con corticosteroides sistémicos a dosis inmunosupresoras durante semanas y a dosis de mantenimiento durante meses. Generalmente hay que administrar una medicación permanente ante el riesgo de frecuentes recidivas que van degenerando en atrofia óptica. Miositis de los músculos extraoculares Se trata de un cuadro que afecta a perros jóvenes menores de dos años de algunas razas, muy especialmente Golden Retriever. Un porcentaje considerable (43%) se presenta en hembras de esta raza sometidas a algún factor “estresante” unos días antes de establecerse el cuadro ocular. Los signos clínicos cursan con exoftalmia bilateral sin protrusión de la membrana nictitante, estrabismo divergente y dificultad para el cierre palpebral. El signo de retropulsión es levemente positivo. El diagnóstico puede realizarse mediante RM, TC y ecografía de alta resolución (10 Mhz), pero la confirmación se obtiene mediante biopsia de los músculos extraoculares. El tratamiento con corticoides rápidamente instaurado puede controlar el proceso. La respuesta condiciona las secuelas y el grado de fibrosis de los ▼ 48 Figura 4. KSC en una hembra de Pastor Alemán. Figura 5. Mismo caso de la figura 3 a los dos meses de tratamiento tópico combinado de ciclosporina A 0,2% y dexametasona. Figura 6. Queratitis eosinofílica unilateral en un gato Común Europeo. Figura 7. Queratitis punctata bilateral. Ejemplo excepcional en un Caniche. Figura 8. Episcleritis difusa bilateral, diagnosticada en una perra tras descartar uveítis y glaucoma. Figura 9. Fascitis nodular de presentación unilateral en un Collie, con afectación escleral, conjuntival y corneal. Tratamiento quirúrgico y médico. 81 50 FORMACIÓN CONTINUADA / OFTALMOLOGÍA ▼ músculos afectados, pudiendo ocasionar diferentes grados de parálisis motora. Procesos concomitantes Por último, conviene comentar que estas distintas patologías oculares que aquí aparecen como entidades independientes, a veces pueden presentarse conjuntamente como parte de un mismo trastorno inmunomediado de base. Así por ejemplo, no sería de extrañar observar un Pastor Alemán con queratitis superficial crónica y conjuntivitis plasmocitaria o blefaritis ulcerativa del canto medial; o bien, un Westy con atopia y queratoconjuntivitis seca. de los melanocitos por las células T citotóxicas. Tiene su homólogo en el síndrome de Voght-Koyanagi-Harada de los seres humanos. En perros se ven involucrados el ojo, el pelo y la piel, aunque no necesariamente al unísono. Por lo general, la despigmentación pilosa (poliosis) y cutánea (vitíligo), generalmente alrededor de párpados y hocico, viene después del establecimiento de las lesiones oculares. La uveítis es difícil de controlar, siendo secuelas frecuentes el desprendimiento de retina y el glaucoma secundario. Afecta sobre todo a animales jóvenes y de razas nórdicas y asiáticas, como Akita, Husky Siberiano o Samoyedo. Cuadro 3. Pauta general de tratamiento de las enfermedades oculares inmunomediadas. • Empezar con corticoides tópicos (dexametasona, acetato de prednisolona. Nunca hidrocortisona). • En casos graves o de difícil manejo, corticoides subconjuntivales de depósito (betametasona, triamcinolona, acetato de metilprednisolona). • Combinar con inmunosupresores vía tópica, como ciclosporina A (pomada al 0,2% o solución al 1-2%), o más recientemente tacrolimus o pimecrolimus (en estudio ambos). • En casos resistentes, terapia sistémica: - Prednisona o prednisolona PO, a dosis inmunosupresoras. - Otros inmunomoduladores: azatioprina, ciclosporina A oral, ciclofosfamida, interferón-2α... Enfermedades inmunomediadas con expresión ocular Como ya se comentó, se trata, en sí, de enfermedades sistémicas, sólo que pueden tener manifestaciones paralelas en el globo ocular o tejidos anejos. Simplemente haremos una breve reseña de algunas de ellas, destacando como la más interesante el síndrome uveodermatológico. • Síndrome uveodermatológico. Es una forma específica de uveítis inmunitaria que aparece en perros, con destrucción El tratamiento ha de ser agresivo al comienzo con el fin de salvar la visión. Terapia tópica y sistémica, combinando prednisona y azatioprina o ciclosporina A oral. También se está recurriendo a niacinamida con tetraciclina. • Miositis de músculos masticatorios. Afecta a los músculos maseteros, temporales y pterigoideos cursando con tumefacción muscular, exoftalmia bilateral con protrusión de la membrana nictitante, acompañada de fiebre, anorexia y dificultad en grado variable para la apertura bucal y la masticación. El tratamiento con inmunosu- presores está basado en el uso parenteral de corticoides y/o azatioprina. El proceso tiende a la cronicidad si no es inicialmente controlado, con sucesivas crisis que ocasionan atrofia muscular progresiva. • Síndrome de Sjögren. Raro síndrome autoinmunitario poliglandular que, al igual que en humanos, afecta a la secreción de las glándulas exocrinas del organismo. Cursa con la tríada de queratoconjuntivitis seca, xerostomía (por salivación disminuida) y factor reumatoide. • Trombocitopenia inmunomediada. Signos de petequias en conjuntiva e iris, hemorragia intraocular, desprendimiento de retina y ceguera. • Lupus eritematoso sistémico/discoide. Puede provocar además de blefaritis ulcerativa, queratoconjuntivitis seca y uveítis. • Pénfigo. Cursa con ulceración periocular. • Estados alérgicos (atopia, alergia alimentaria...). Acompañados frecuentemente de conjuntivitis y blefaritis. A veces, queratoconjuntivitis seca. Llamadas de atención Especial cuidado de no suspender la ciclosporina A de manera brusca, ante la amenaza de una reactivación del cuadro de forma más cruda y resistente. Estas patologías oculares, que aparecen como entidades independientes, a veces pueden presentarse conjuntamente como parte de un mismo trastorno inmunomediado de base. Las radiaciones UV juegan un papel importante en algunas de estas enfermedades como la queratitis superficial crónica, el plasmoma o la episcleritis nodular granulomatosa. 258, Baltimore, Lippincott Williams and Wilkins, 1999. Munger R. Diseases and Immunity of the Ocular Surface. 26th WSAVA Congress Proceedings. Vancouver, Canada. August 8-11, 2001. Conclusiones Las enfermedades oculares de base inmunomediada son trastornos más frecuentes de lo que en principio se pueda esperar. Su particular forma de presentación y su relativamente sencillo diagnóstico, son herramientas muy útiles a tener en cuenta para identificarlas con prontitud y no dilatar así la aplicación de un tratamiento adecuado. Especialmente, teniendo en cuenta que muchas de ellas pueden comprometer la visión del animal de forma importante, a veces irreversible. Bibliografía Nell B., Walde I. Ocular manifestations of systemic disease in the dog. The European Journal of Companion Animal Practice. Vol II (2), p:83-102 Oct 1997. Ooijman F. M., van der Lelij A. Immune diseases of the eye. In Immunology in clinical practice. XIII. Ned Tijdschr Geneeskd. 1998 Feb 28;142(9):443-8. Peiffer Jr. R. L., Petersen-Jones S. M. Small Animal Ophthalmology: A Problem-oriented Approach. W.B. Saunders, 2000. Riis R. C. Small Animal Ophthalmology Secrets. Ed. Hanley & Belfus; 1st ed. 2002. Slatter D. Fundamentals of Veterinary Ophthalmology, 3rd Ed., Philadelphia, W.B. Saunders, 2001. 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Intensa uveítis anterior con despigmentación del margen palpebral en un Husky Siberiano con déficit visual agudo. Figura 14. Signos de coriorretinitis en el mismo caso de la figura 13. Figura 15. Miositis de los músculos extraoculares en una hembra joven de raza Golden Retriever. 81