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índice libro << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Libro interactivo índice libro << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir OBRA SOCIAL. EL ALMA DE “LA CAIXA”. << pág. anterior índice libro Edita pág. siguiente >> Fundación ”la Caixa” Órganos de Gobierno de la Obra Social ”la Caixa” COMISIÓN DE OBRAS SOCIALES Presidente Isidro Fainé Casas Vicepresidentes Salvador Gabarró Serra Jorge Mercader Miró Manuel Raventós Negra Vocales Marta Domènech Sardà Javier Godó Muntañola Inmaculada Juan Franch Justo B. Novella Martínez Magín Pallarés Morgades Secretario (no consejero) Alejandro García-Bragado Dalmau Vicesecretario (no consejero) Óscar Calderón de Oya Director general Juan María Nin Génova Director ejecutivo de la Obra Social Jaime Lanaspa Gatnau PAT R O N ATO D E L A F U N D A C I Ó N ” L A C A I X A” Presidente Isidro Fainé Casas Vicepresidente 1º Ricardo Fornesa Ribó Vicepresidentes Salvador Gabarró Serra Jorge Mercader Miró Juan María Nin Génova Patronos Director general Jaime Lanaspa Gatnau Secretario (no patrono) Alejandro García-Bragado Dalmau Vicesecretario (no patrono) Óscar Calderón de Oya Publicación Mediación intercultural en el ámbito de la salud. Programa de formación Concepción y producción Obra Social Fundación ”la Caixa” Ramón Balagueró Gañet Ma Amparo Camarasa Carrasco José F. de Conrado y Villalonga Marta Domènech Sardà Manuel García Biel Javier Godó Muntañola Inmaculada Juan Franch Jaime Lanaspa Gatnau Juan José López Burniol Montserrat López Ferreres Amparo Moraleda Martínez Miguel Noguer Planas Justo B. Novella Martínez Vicente Oller Compañ Magín Pallarés Morgades Manuel Raventós Negra Leopoldo Rodés Castañé Luis Rojas Marcos José Sala Leal Francisco Tutzó Bennasar José Vilarasau Salat Nuria Esther Villalba Fernández Josep Francesc Zaragozà Alba imprimir salir << pág. anterior índice libro pág. siguiente >> imprimir Publicación Coordinación de autores Miquel Casas Francisco Collazos Adil Qureshi Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitario Vall d’Hebron Índice de autores Alonso Mayo, Estanis Plan Director de Inmigración, Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya Auquer Framis, Kiku Plan Director de Inmigración, Región Sanitaria de Girona, Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya Bermúdez Anderson, Kira Asociación por la Cooperación, la Inserción Social y la Interculturalidad (Grupo Triángulo) Bou Monclús, Assumpta Plan Director de Inmigración, Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya Carmona Benito, Sara Fundació Solidaritat (Universidad de Barcelona) Clusa Gironella, Thaïs EAP Raval Sud, Institut Català de la Salut (Barcelona) Collazos Sánchez, Francisco Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona) Comelles, Josep M. Departamento de Antropología, Filosofía y Trabajo Social de la Universidad Rovirai Virgili (Tarragona) Cortés, Dharma E. Cambridge Health Alliance / Harvard Medical School (Cambridge, EE. UU.) Fernández Juárez, Gerardo Departamento de Antropología Social de la Universidad de Castilla-La Mancha Franch Nadal, Josep EAP Raval Sud, Institut Català de la Salut (Barcelona) García Pleyán, Susana EAP Raval Sud, Institut Català de la Salut (Barcelona) Ho Wong, Tai Mooi Servicio de Nefrología del Hospital del Mar (IMAS) (Barcelona) Lizana Alcazo, Tona Plan Director de Inmigración, Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya Manetti, Alessandra Escuela de Adultos de La Verneda - Sant Martí (Barcelona) Masvidal Aliberch, Rosa M.ª EAP Raval Nord, Institut Català de la Salut (Barcelona) Mitja Villar, Oriol Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona) Molina Romero, Israel Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona) Ndiaye Ndaw, Abdou Mawa Agència Catalana de la Joventut, Generalitat de Catalunya Ngo de la Cruz, Joy Nutrición Sin Fronteras Ollé Rodríguez, Carme Servicio de Ginecología del Hospital del Mar (IMAS) (Barcelona) salir << pág. anterior índice libro pág. siguiente >> imprimir Padrós Bou, Joan Servicio de Medicina Interna del Hospital de Granollers (Barcelona) Pertíñez Mena, Judit EAP Raval Sud, Institut Català de la Salut (Barcelona) Prats San Román, Genisa AEP Desenvolupament Comunitari (Barcelona) Qureshi Burckhardt, Adil Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona) Simion, Simona Área de Mediación e Interculturalidad de Surt, Asociación de Mujeres para la Inserción Laboral Uribe Pinillos, Elizabeth AEP Desenvolupament Comunitari (Barcelona) Vidal Ibáñez, Mercè Nutrición Sin Fronteras Vilardell Canal, Sira Área de Mediación e Interculturalidad de Surt, Asociación de Mujeres para la Inserción Laboral Visiers Würth, Cristina Subdirección General de Drogodependencias, Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya Corrección de textos David Aguilar Diseño gráfico e ilustraciones Cèl·lula © del texto, los autores © de las ilustraciones, los autores © de la edición, Fundación ”la Caixa”, 2009 Av. Diagonal, 621 - 08028 Barcelona salir La responsabilidad de las opiniones expresadas en esta publicación, corresponde únicamente a los autores. La Fundación ”la Caixa” no se identifica necesariamente con la opinión de los autores. índice libro << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Créditos e índice de autores Presentación Introducción Cómo utilizar este material Módulo I Contexto de la mediación intercultural en el ámbito de la salud Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud Módulo II El sistema sanitario Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno Módulo III La salud en Occidente Capítulo 3: La medicina occidental Capítulo 4: Problemas de salud y enfermedades del país de acogida Capítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales Capítulo 6: La salud sexual y reproductiva Capítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente Capítulo 8: Patología importada Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional Capítulo 10: Salud mental Módulo IV Salud comunitaria y mediación intercultural Módulo V La competencia cultural para mediadores interculturales Capítulo 11: Salud comunitaria Capítulo 12: La competencia cultural Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica Capítulo 14: La interpretación lingüística Módulo VI La mediación intercultural y la identidad profesional Capítulo 15: La mediación intercultural Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural Módulo VII La mediación intercultural sociosanitaria: aplicaciones Capítulo 17: Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural Capítulo 18: Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria Capítulo 19: Interculturalidad, salud y género Módulo VIII La mediación intercultural en los grupos étnicos principales Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí Capítulo 21: Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana Capítulo 22: La salud en los pacientes del subcontinente indio Capítulo 23: La salud en los pacientes de la Europa del Este Capítulo 24: La salud en los pacientes chinos Capítulo 25: La salud en los pacientes gitanos Capítulo 26: La salud en los pacientes latinoamericanos Mediación intercultural en el ámbito de la salud. Programa de formación índice libro << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Presentación La Obra Social ”la Caixa” trabaja desde hace más de cien años en programas destinados a mejorar la vida de las personas, para lo cual presta especial atención a las nuevas necesidades que surgen de las transformaciones de nuestra sociedad. En los últimos años, la inmigración ha pasado a formar parte indisociable de nuestra realidad cotidiana. Por ello, la Obra Social ”la Caixa” creó en el año 2006 un programa que tiene como objetivos facilitar la integración de las personas que llegan a nuestro país tras un proceso migratorio, favorecer el conocimiento de nuestra cultura como país de acogida y fomentar la aceptación de la multiculturalidad en el conjunto de la sociedad. En definitiva, el programa intenta consolidar formas de convivencia que nos permitan afrontar conjuntamente el futuro. En este sentido, uno de los elementos clave del Programa de Inmigración de la Obra Social ”la Caixa” es la mediación intercultural en los diferentes ámbitos (comunitario, de la salud, etc.). En este contexto global de potenciación de la mediación intercultural, se vio necesario impulsar la figura de los mediadores en el ámbito de la salud. Los servicios de mediación permiten minimizar las dificultades que los inmigrantes se encuentran en su proceso de adaptación a los sistemas y mecanismos del país de acogida, con una ayuda que va más allá de la simple interpretación. En el ámbito de la salud, estos servicios resultan fundamentales para llevar a buen puerto la necesaria adaptación del sistema sanitario a esta nueva realidad multicultural garantizando una atención de calidad y en igualdad de condiciones para todos los usuarios, con independencia de su origen o etnia. En el marco de este programa, la Obra Social ”la Caixa” colabora con las administraciones públicas y entidades que trabajan con esta realidad multicultural cambiante dando respuesta a las nuevas necesidades que se plantean. La publicación que ahora presentamos se inscribe en esta línea. El objetivo es impulsar una red de mediadores interculturales en el ámbito de la salud, cuya labor servirá para facilitar el diálogo entre los profesionales sanitarios y la población inmigrada y favorecer así la convivencia y la cohesión social. Los materiales que se incluyen en esta publicación tratan de potenciar la capacitación y especialización de los profesionales de la mediación en este ámbito ofreciéndoles una formación adecuada para la tarea que desarrollan en Cataluña. La iniciativa se lleva a cabo en colaboración con el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya, en el marco del Plan Director de Inmigración en el Ámbito de la Salud, y cuenta con la destacable aportación del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, cuyo equipo médico, avalado por una sólida experiencia en este campo, se ha encargado de la coordinación de estos materiales y de los cursos de formación y capacitación de los cuales es referencia. Desde la Obra Social ”la Caixa” esperamos que estos materiales cumplan con sus objetivos, que sean útiles y que favorezcan el reconocimiento y la visualización del trabajo de los mediadores interculturales en un ámbito tan cotidiano como es el de la salud. Asimismo, por último, queremos agradecer la colaboración de las instituciones que intervienen en este programa y la confianza de todas las personas que lo han hecho posible. Mediación intercultural en el ámbito de la salud. Programa de formación índice libro << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Introducción El espectacular incremento de la inmigración experimentado en España a lo largo de los últimos años ha supuesto un marcado cambio hacia una sociedad multicultural antes desconocida. El gran reto que se deriva de este cambio es el de lograr la integración de las partes en un todo en el que nadie se sienta discriminado por el hecho de pertenecer a una determinada minoría étnica o cultural. La mediación intercultural aparece como una de las respuestas más eficientes en la promoción de la integración de estas personas en cualquiera de las áreas de la sociedad, como, por ejemplo, la judicial, la escolar, la social o la sanitaria. Con el propósito de favorecer esa integración a través de la equiparación en derechos y la no discriminación, a lo largo de la última década han sido muchas las iniciativas que han tratado de desarrollar lo que se ha venido llamando mediación intercultural. Con la nueva figura de los mediadores interculturales se ha tratado de cubrir las necesidades relacionadas con las diferencias lingüísticas y culturales que impiden el acceso de los inmigrantes a servicios públicos de calidad. En un mundo globalizado como el contemporáneo, en el que las sociedades son un claro reflejo de la multiculturalidad, asegurar los derechos de todos los ciudadanos con las mismas garantías, independientemente de su origen étnico o cultural, se ha convertido en un gran desafío para las instituciones. Entre estos derechos está, naturalmente, el derecho a la salud. La propia Constitución española así lo recoge en su artículo 43, en el que da competencias a las instituciones públicas para que organicen y tutelen un sistema sanitario que alcance a todos los ciudadanos. Es en este ámbito de la asistencia sanitaria donde el mediador intercultural adquiere una importancia extraordinaria, dado que la necesidad de llegar a un diagnóstico correcto que permita aplicar con éxito el tratamiento más adecuado requiere una buena comunicación entre los profesionales sanitarios y los pacientes. Si esta comunicación falla, ya sea por razones idiomáticas o culturales, el riesgo de no alcanzar ese propósito es muy elevado. Pero las posibles barreras en la comunicación van más allá de las dificultades para acertar con el diagnóstico. Cuando el paciente y el profesional sanitario no logran comunicarse adecuadamente, surge la incomodidad por ambas partes y, como consecuencia de ello, el grado de confianza disminuye. Esta pérdida de confianza lleva, muy a menudo, al paciente a incumplir el tratamiento o a abandonar su seguimiento. Un resultado indeseable de este distanciamiento del paciente acostumbra a ser una peor evolución de su enfermedad o la necesidad de acudir con más frecuencia a los servicios de urgencias, con lo que aumenta enormemente el gasto sanitario. Los estudios desarrollados en diferentes países demuestran que los servicios de mediación intercultural incrementan el grado de satisfacción de usuarios y profesionales, reducen los costes sanitarios y, lo que es aún más importante, mejoran la calidad de la asistencia para el conjunto de los usuarios. La ausencia en España de datos acerca del impacto que tiene la mediación intercultural en el ámbito sanitario se debe, al menos en parte, a que el propio concepto de mediación intercultural se ha interpretado de formas muy diversas. La falta de reconocimiento oficial por las autoridades académicas ha provocado que estén trabajando como mediadoras personas con formaciones de todo tipo, hasta el punto de que no es extraño que algunos de estos profesionales tengan como única habilidad la capacidad de hablar dos idiomas. Dada la tremenda complejidad de su papel, y la enorme responsabilidad que lleva aparejada, permitir a una persona insuficientemente formada asumir el control de la comunicación en el ámbito médico resulta, cuando menos, éticamente dudoso. Mediación intercultural en el ámbito de la salud. Programa de formación índice libro << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Aunque ha habido diversas iniciativas formativas en mediación intercultural, algunas de ellas específicamente en el ámbito de la salud, su orientación, duración y contenido han sido extremadamente variables. Mientras que algunas han sido exclusivamente teóricas, otras sólo incluían prácticas. Además, ante la ausencia de una definición formal de su perfil profesional, los diferentes centros sanitarios han empleado al mediador intercultural en función de sus necesidades y recursos. Como consecuencia de tanta indefinición, la mediación intercultural en el ámbito de la salud ha resultado dispar, frecuentemente con más diferencias que similitudes entre grupos. De hecho, incluso entre los propios mediadores que trabajan en este ámbito ha resultado difícil llegar a alcanzar algún tipo de consenso acerca de lo que deberían ser las tareas y funciones fundamentales de esta figura. Tampoco ha ayudado a aclarar estas dudas la noción, bastante extendida, de que los mediadores deben ser polivalentes y, por tanto, capaces de trabajar en cualquier ámbito, ya sea el legal, el social, el de la educación, etc. Por otra parte, las posiciones encontradas entre los partidarios de hablar de «agentes de salud comunitaria» y los que prefieren centrarse en la «mediación» o «facilitación» intercultural en el ámbito sanitario no han contribuido a definir y delimitar claramente esta nueva profesión. El resultado de todo ello es que, aunque hay un amplio número de profesionales trabajando en el terreno de la mediación intercultural en el ámbito de la salud, encontramos una considerable variabilidad en cuanto a lo que esto supone y en la manera como debe llevarse a cabo. La confluencia de toda una serie de acontecimientos en Cataluña en los últimos años ha aportado los mimbres necesarios para poder iniciar un proyecto innovador e ilusionante que debe suponer un paso adelante clave en el terreno de la formación de mediadores en el ámbito de los cuidados de la salud. En Barcelona, desde el año 2003, Surt, Asociación de Mujeres para la Inserción Laboral, ha coordinado, junto con el Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona un taller ocupacional centrado en la mediación intercultural en el ámbito sanitario, subvencionado por el Departament de Treball de la Generalitat de Catalunya. Pese a las lógicas dificultades del comienzo, la segunda, la tercera y la, actualmente en marcha, cuarta edición del taller se han desarrollado con un notable éxito. Durante todo este tiempo, el Plan Director de Inmigración del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya ha identificado la mediación intercultural como una de las prioridades en las políticas encaminadas a alcanzar un adecuado nivel de competencia cultural en el ámbito de la salud. Por otro lado, en los últimos años, la Fundación ”La Caixa” viene comprometiéndose y apostando por la mediación intercultural. Y así, en el 2006, la Obra Social ”la Caixa” creó el Programa de Inmigración y como eje principal del mismo impulsó una red de mediadores interculturales a nivel estatal. Aunque este último proyecto se ha cubierto con un considerable éxito, también ha servido para evidenciar una, cada vez mayor, necesidad de formación específica en función de cada ámbito de trabajo. Del afortunado encuentro de las tres partes ha nacido este proyecto. Con la vocación de formar adecuadamente a los profesionales en mediación intercultural en el ámbito de la salud, la Obra Social ”la Caixa” asume la creación de este ambicioso proyecto formativo con la colaboración del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya, a través de su Plan Director de Inmigración, del Institut d’Estudis de la Salut (IES) y del Institut Català de la Salut (ICS), por medio de la coordinación docente desarrollada por el Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona. El objetivo de este proyecto es doble. En primer lugar, trata de ofrecer una formación de «reciclaje» a todos aquellos mediadores que ya están trabajando en el ámbito de la salud con el propósito de garantizar que todos ellos tengan el mismo Mediación intercultural en el ámbito de la salud. Programa de formación índice libro << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir nivel formativo y, por tanto, compartan la misma concepción global de las bases de la mediación intercultural sanitaria. En segundo lugar, este proyecto pretende formar a nuevos mediadores, con los que poder abastecer las necesidades identificadas por el Departament de Salut y así asegurar que las demandas de mediación intercultural en Cataluña queden cubiertas. Lo que hace aún más valioso este proyecto es que la mediación intercultural sanitaria cuenta, por vez primera, con el reconocimiento formal de una entidad oficial, el IES. Estos materiales han sido concebidos como un texto de nivel principianteintermedio que, a modo de guía, sirva para formar a mediadores en el ámbito sanitario. El texto se divide en módulos, cada uno de los cuales trata aspectos específicos relacionados con el trabajo de la mediación intercultural. La cuidadosa selección de los autores de cada capítulo ha permitido elaborar un texto accesible y de fácil comprensión que permite complementar el programa formativo o, llegado el caso, constituirse como único soporte de la formación. El primer módulo ofrece el contexto en el que se enmarca la mediación intercultural sanitaria, abriendo el debate acerca de cómo cultura e inmigración se relacionan con salud y cuidados sanitarios. El segundo módulo se centra en el sistema sanitario local, aquel en el que todos los actores (pacientes, familiares, profesionales y mediadores) van a participar. El tercer módulo, que es el más extenso, ofrece al lector una visión general de los aspectos clave de la salud y los cuidados sanitarios. El valor de este módulo reside en que es una referencia válida a la que puede acudir el mediador que necesite saber algo de los temas esenciales de la salud. El cuarto módulo se aleja de lo que se entiende convencionalmente por mediación intercultural sanitaria para entrar en el ámbito del agente de salud comunitaria, el cual ha sido identificado por el Plan Director de Inmigración como otra figura clave del sistema sanitario, junto a la del mediador intercultural. Se entiende que el adecuado despliegue de medidas de salud comunitaria es esencial en la prevención de los graves problemas de salud y que el agente de salud comunitaria puede, por tanto, desempeñar una importante función que permita mejorar la calidad de la salud de los pacientes inmigrantes. El quinto módulo se centra en tres de las principales habilidades necesarias para realizar una mediación intercultural eficiente: la competencia cultural, la comunicación intercultural y la interpretación lingüística. A lo largo de los textos se argumenta que el mediador es, por encima de todo, un experto en interculturalidad. Esto significa que la capacidad de actuar como nexo de unión entre culturas y facilitar la relación asistencial intercultural ha de ser la habilidad fundamental con la que debe contar un buen mediador. No obstante, para poder facilitar esa relación asistencial, es necesaria una sólida habilidad lingüística. Hay quien piensa que la mediación no es más que traducción, pero ello no es correcto, ya que la interpretación lingüística en sí entraña una gran complejidad que, de no ser adecuadamente abordada, puede acarrear graves consecuencias. En el módulo sexto se analiza detalladamente la figura global del mediador intercultural y se explican algunos de los aspectos clave implicados en su función. Sus dos capítulos se pueden considerar el eje que vertebra los tres siguientes, que, a lo largo del séptimo módulo, presentan las aplicaciones prácticas de la mediación intercultural en los diferentes ámbitos de la salud. Frente a lo que suele decirse de que, aunque la teoría es muy interesante, no siempre tiene aplicabilidad en el trabajo diario, el séptimo módulo sitúa las nociones teóricas en un escenario profesional real, en el que la ética también juega un papel esencial. Por último, el módulo octavo se compone de siete capítulos, cada uno de los cuales se centra en uno de los diferentes grupos de población con los que el mediador entrará en contacto con mayor probabilidad en su práctica profesional. AunMediación intercultural en el ámbito de la salud. Programa de formación 10 índice libro << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir que el mediador provenga de una comunidad étnico-cultural concreta, disponer de algunos esquemas claros de los distintos grupos le servirá de útil referente para recordar aquellos aspectos clave que pueden influir en el uso y la respuesta que cada grupo poblacional hace del sistema sanitario. Miquel Casas Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona) Mediación intercultural en el ámbito de la salud. Programa de formación 11 índice libro << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Cómo utilizar este material PDF interactivo La elección de este formato es una apuesta de la Fundación ”la Caixa” por las nuevas tecnologías, la facilidad de difusión y la manejabilidad. Para esta versión de los materiales hemos creado un menú interactivo que, situado en la parte superior de cada página del PDF, permite navegar por el documento (ir a la página anterior o posterior, acceder al índice del libro o del capítulo), salir del mismo o imprimir alguna parte. Todos los índices son también interactivos. Con la versión electrónica del material de formación es posible localizar de manera instantánea el contenido que se busca. Si se imprime alguna parte del libro, el menú interactivo desaparece en el papel, ya que en dicho soporte carece de sentido. Contenido El extenso contenido del programa de formación está dividido en 26 capítulos organizados por colores en función de los ocho módulos en que están distribuidos. Cada capítulo empieza con un índice específico y las denominadas preguntas clave (una serie de preguntas, entre cinco y diez, que permiten al lector identificar algunas de las nociones principales del capítulo) y continúa con el contenido propiamente dicho. En algunos casos, al final del capítulo se proponen referencias bibliográficas y webs para quien desee ampliar sus conocimientos. Todos los capítulos están cuidadosamente estructurados, con títulos, destacados y subrayados que han sido pensados para facilitar la lectura y futuras consultas. Mediación intercultural en el ámbito de la salud. Programa de formación 12 índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo I Contexto de la mediación intercultural en el ámbito de la salud 01 Capítulo 1 Inmigración, cultura y salud Josep M. Comelles salir índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Módulo I. Capítulo 1 01 Inmigración, cultura y salud Preguntas clave De la antropología médica Salud, cultura y sociedad El proceso salud/enfermedad/atención Comunidad y sociedad La universalidad del sistema salud/ enfermedad/atención Procesos o itinerarios asistenciales La condición de asistible La flexibilidad de la cultura Identidades e identificaciones Para saber más Página 3 Página 4 Página 4 Página 6 Página 8 Página 8 Página 9 Página 10 Página 12 Página 14 Página 18 Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿A qué se dedica la antropología médica? ¿Por qué se puede decir que la enfermedad, el sufrimiento y el mal son representaciones culturales? ¿Sabes qué se entiende por biomedicina? ¿Conoces las diferencias existentes entre disease, illness y sickness? ¿Sabes lo que es un idiom of distress? ¿Qué se entiende por proceso asistencial? ¿Qué quiere decir que una persona es o no «asistible» según su contexto cultural? ¿Conoces el significado de los conceptos etnoscape, brokerage y common law? Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 1 Inmigración, cultura y salud De la antropología médica N. A. Scotch (1963) llamó medical anthropology, término que solemos traducir en lenguas latinas como antropología médica, a un estado de la cuestión de la producción antropológica sobre salud y enfermedad. Hoy designa internacionalmente uno de los subcampos más importantes, por su volumen de producción científica internacional, de la antropología social y cultural. Sus aportaciones han sido fundamentales en la revisión de la teoría de la enfermedad (discutiendo las relaciones entre biología, cultura y sociedad), en la de la noción de «cuerpo» desde la perspectiva de sus representaciones culturales y prácticas sociales (Martínez-Hernáez, 2008), en la revalorización de los saberes o prácticas populares relativas a la salud, a la enfermedad y a las prácticas de cuidado (es decir, la autoatención, self-help o autoayuda), en los problemas de la implantación de políticas sanitarias en el ámbito de la salud internacional y en el debate sobre la psicopatología y la terapéutiCapítulo 1: Inmigración, cultura y salud ca psiquiátrica en ámbitos culturalmente diversos. De todo ello han surgido propuestas para revisar el desarrollo de la oferta asistencial tanto en Occidente como en el Tercer Mundo, para fundamentar buenas prácticas de cuidado o terapéuticas, para establecer directrices de evaluación y transformación del ejercicio de los profesionales sanitarios y sobre cómo abordar las situaciones de diversidad cultural. Salud, cultura y sociedad La aparición de una retórica política sobre la salud tuvo su origen en los albores de la modernidad cuando algunos médicos se plantearon respuestas a los efectos de la peste en las ciudades bajomedievales. La Constitución americana, durante la Ilustración, tuvo a bien poner sobre pergamino que uno de sus objetivos era la felicidad de los ciudadanos, algo aparentemente opuesto a la enfermedad. Sin embargo, casi to índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Hasta finales del siglo XIX la teoría de la causalidad que manejaba la medicina se vinculaba a las relaciones entre el medio físico y las poblaciones. das las políticas sanitarias desarrolladas en Occidente hasta mediados del siglo XX estuvieron centradas en la lucha contra la enfermedad. En primer lugar contra la enfermedad epidémica (cuyo paradigma era la peste) y luego, desde finales del XIX, contra las enfermedades infecciosas agudas o endémicas (cuyos paradigmas fueron las sepsis, la tuberculosis o las enfermedades «propias de la infancia»). Se las consideraba responsables de la alta mortalidad y de la baja esperanza de vida. Si hasta finales del siglo XIX la teoría de la causalidad que manejaba la medicina se vinculaba a las relaciones entre el medio físico y las poblaciones (entre otros, mediante el determinismo climático o la teoría miasmática de origen neohipocrático), posteriormente prevaleció una idea de la causalidad en la enfermedad centrada en agentes infecciosos externos, que configuró aspectos cruciales del modelo médico hegemónico, también conocido como biomedicina. Esta corriente se caracteriza por su biologicismo, su individualismo, su ahistoricidad, su asocialidad, su mercantilismo y su eficacia pragmática (Menéndez, 1978). Por eso maneja un concepto de enfermedad que quiere que sea un universal de naturaleza biológica y piensa en ella excluyendo las variables relativas a la diversidad cultural o social, prioriza las intervenciones clínicas sobre pacientes individuales y deja en segundo plano las políticas de salud colectiva y los abordajes que implicaban una adecuada contextualización histórica o social y cultural de los casos. Hasta entonces, la medicina empleó métodos de conocimiento del medio como la geografía o la etnografía y, más ocasionalmente, la metodología comparativa de la etnología para explicar las diferencias en la morbimortalidad relacionándola con climas y medio ambiente y con la diversidad cultural y social (Comelles, 2000). Estos conocimientos se asociaban a la experiencia clínica de los médicos. Con el desarrollo de la estadística sanitaria, la biomedicina pensó que esos estudios locales cualitativos eran innecesarios y que lo importante era incidir universalmente en la prevención individual de los casos (mediante campañas de vacunación) o en el tratamiento individual de los afectados. Este objetivo se reveló utópico. Durante todo el siglo XX los sanitarios y los científicos sociales han teCapítulo 1: Inmigración, cultura y salud nido que resolver el problema de las desigualdades en la salud de las poblaciones (es decir, a los efectos sobre las enfermedades de todo tipo de la clase social, la etnia o el género en la salud) y el problema de la diversidad cultural y social que en muchas ocasiones planteaba desafíos culturales a las estrategias de la biomedicina, bien en forma de resistencias populares a la medicalización, bien por las resistencias de los profesionales de la salud a aceptar la existencia de un conocimiento popular positivo. Frente a la teórica igualdad de la especie humana y la universalidad de la enfermedad biológica sostenida por el modelo médico, la diversidad social y cultural pone en cuestión ese principio. Por una parte, la propia medicina debe reconocer la distancia que hay entre patogenia (causalidad de la enfermedad) y patoplastia (forma de presentación), y a su vez el análisis comparativo pone de manifiesto numerosas excepciones al principio de universalidad, especialmente en salud mental. Por eso, desde los años treinta, la medicina psicosomática trataba de explicar las influencias del medio en la biología y la medicina social se proponía analizar e intervenir social y políticamente para mejorar las prácticas de los profesionales y las condiciones de salubridad de las poblaciones. Más recientemente, etiquetas como «pediatría social» o «psiquiatría social» han ampliado esta actitud a las especialidades médicas. Tras la Segunda Guerra Mundial se popularizaron términos como community medicine, traducida aquí impropiamente como «medicina comunitaria», puesto que su sentido original está más próximo a «vecindario administrativo» que a la noción sociológica de «comunidad». Por último está el término de medicina «biopsicosocial», una expresión más retórica que efectiva puesto que la formación de los profesionales de la salud está ocupada hegemónicamente por las dimensiones biológicas de la salud y la enfermedad, al estar imbuidos de que la variabilidad social y cultural o la clase y el género son sólo «factores predisponentes», finalmente secundarios. En cambio, carecen de formación para comprender el papel de las circunstancias sociales y culturales en que, inevitablemente, se sitúan la enfermedad y el enfermo, para su génesis, evolución o desarrollo, y que repercuten directamente índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior en su práctica. Y aunque es cierto que la experiencia personal de una parte le permite manejarlas adecuadamente, la actitud mayoritaria sigue siendo no articular lo biológico, lo social y lo cultural. El proceso salud/ enfermedad/atención Tras la implantación masiva de seguros sociales universales en Europa, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Japón después de la Segunda Guerra Mundial, y las mejoras en tecnología diagnóstica y terapéutica, se alcanzaron medias muy altas de esperanza de vida, bajísimos índices de mortalidad infantil y, en general, un descenso de la morbilidad entre los cinco y los cincuenta años. Sin embargo, esas mejoras fueron paralelas a la constatación de que la utopía sanitaria de la Ilustración no había resuelto todos los problemas: el hambre persistía en amplias zonas del globo, la mortalidad del Tercer Mundo no difería nada de la europea del siglo XIX. Además, en los países avanzados se observaba un crecimiento inusitado de la morbilidad y de la «demanda» por enfermedades crónico-degenerativas (muchas de ellas asociadas a las condiciones de vida, la alimentación y la exposición a tóxicos derivados del desarrollo del capitalismo industrial) y por malestares en la órbita de la salud mental, que muy pronto desbordaron la «oferta» de los dispositivos sanitarios. El énfasis diagnóstico y curativo de la biomedicina fue dejando paso a un reforzamiento de la idea de salud frente a la enfermedad, que exigió también revisar concepciones dominantes sobre esta última. Un médico y antropólogo norteamericano, Horacio Fabrega (1974), ante la incapacidad de las profesiones sanitarias para manejar otros datos que los clínico-biológicos, sugirió la utilidad de distinguir dos dimensiones en la enfermedad: la disease, que corresponde en castellano a la idea de la «enfermedad biológica», y la illness, cuyo sentido se aproxima a la noción de «padecimiento». En el inglés cotidiano ambos son sinónimos, pero en antropología médica esa distinción ha sido muy importante. pág. siguiente >> imprimir salir Illness corresponde a las dimensiones subjetivas de la enfermedad, a la forma en que ésta se expresa, pero no como fruto de la psicología individual o de la personalidad sino del modo en que la experiencia subjetiva de la enfermedad es «incorporada» (embodied, en inglés) por el paciente o por quienes le rodean a partir de pautas configuradas culturalmente. Aunque a primera vista esta distinción correspondería al dualismo cristiano entre cuerpo y alma, el tratamiento no es el mismo: ambos no son concebidos como dos partes independientes sino como polos en la interacción dialéctica. La biomedicina distingue signos y síntomas. El signo es lo que se ve: un absceso con pus, la tos, una cojera, una dislexia. El síntoma no es sólo lo que siente el enfermo (puesto que no puede compartirse) sino también cómo éste narra lo que siente, y el ejemplo mayor es el dolor y sus cualidades. Aparentemente, el signo correspondería a la disease y la narrativa a la illness, esto es, la relación entre la objetividad (representada por la mirada del médico o profesional) y la subjetividad (representada por lo que siente el paciente). En general, la biomedicina tiende a reducir los síntomas a signos: el dolor no interesa como sufrimiento, sino como «indicador» subjetivo de un trastorno, y a partir de este esquema tan simple se construye el «conocimiento clínico» de la biomedicina (Comelles y Martínez, 1993). El problema está en que en contextos culturales locales esto no es así. En los años cincuenta, una adolescente poco aficionada a comer y muy delgada conducía a sospechar por esos signos una tuberculosis; en los noventa, una anorexia nerviosa. Antes no pensábamos en anorexia, ahora no pensamos en tuberculosis, pero en ambos casos nos hallamos ante el mismo signo. Fijémonos ahora en un síntoma. Hace tres décadas, los malestares premenstruales no inducían demanda sanitaria: la mujer los asumía y gestionaba en el ámbito doméstico. Desde fines de los setenta se convierten en demanda y se etiquetan como «síndrome premenstrual». En ambos casos, el signo y el síntoma no son fundamentales salvo que les demos un significado, y éste es siempre cultural: en el primer ejemplo, relacionado con la normalidad biológica; en el segundo, con una forma de patología. La biomedicina distingue signos y síntomas. El signo es lo que se ve. El síntoma no es sólo lo que siente el enfermo, sino también cómo éste narra lo que siente. Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior La narración del paciente sobre su enfermedad es lo que conocemos como historia clínica, anamnesis o motivo de la demanda. No es el producto de su personalidad, sino que ésta le permite construirlo a partir de pautas culturales locales aprendidas en su entorno inmediato. Un «cañaílla» (oriundo de San Fernando, Cádiz) me interpelaba: «Venga Vd., doctor, que mi mujer está muy mal, “se deshace” por arriba y por abajo». Aprendí que debía traducirlo por «vómitos» y «diarrea», que si tenía «fatigas» era disnea y si «alferecía», convulsiones en la lengua local. Los ejemplos son infinitos si exploramos sucintamente entornos culturales y lingüísticos, tanto que los anglosajones han creado la expresión idioms of distress para identificar aquellas expresiones idiosincrásicas, culturales, de la enfermedad y que establecen los matices diferenciales entre la «jaqueca» castellana, la basca catalana o la migraine francesa, expresiones no completamente superponibles. Cuando el profesional traduce fatiga por «disnea», o basca por «cefalea migrañosa» o cluster headache, hace más o menos lo mismo, tiene sus propios idioms of distress. Lo son toda la nomenclatura médica construida con neologismos: «neumonía» por pulmonía, «tifoidea» por tifus, «cefalea» por dolor de cabeza. Pero también por el uso de determinados eufemismos como «neo» o «neoplasia» por cáncer o «piti» o «pitiática» por histérica cuando los que ellos llaman «profanos» ya se han apropiado de su terminología específica. Al relato oral del paciente o su red social se oponen el relato escrito y el diálogo del profesional con el paciente y su red social. Tanto el relato escrito como el diálogo están pautados culturalmente: está el diálogo entre una cultura profesional y otra no profesional, o entre culturas de clase, de etnia o de género distintas que se superponen en la relación clínica. Un relato de esas características explica la enfermedad según pautas trazadas culturalmente y éstas son el producto de constantes procesos dialécticos y de hibridaciones. La respuesta del sanitario es también un relato, mediante el cual trata de que el paciente pueda comprenderle y hacer suyas las directrices terapéuticas o de cuidado. Con nuestro relato tratamos de hacerlo nuestro cómplice, con el suyo trata de que nos hagamos cargo de su situación. Ambos relatos, el del «profano» y el del «sanitario», no pueden ser herméticos el uno respecto al otro. Son producto de la interacción entre ambos, de una experiencia común compartida, intersubjetiva, y son siempre procesos de transacción y de mediación, puesto que el profesional y el paciente no están aislados en una burbuja sino que son actores sociales en una arena compartida con otros. La mediación cultural, hoy, introduce un factor de complejidad sobreañadido en la relación. Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud pág. siguiente >> imprimir salir En biomedicina, virus designa a un microorganismo. Desde hace dos décadas, designa también a los antes populares trancazo, gripazo, gripe, o a infecciones leves de vías altas. Pero los médicos empezaron a explicar a sus pacientes aquejados de esos trastornos que se trataba de procesos virales («Como tiene Vd. un virus, no debería tomar antibióticos»). «Virus» adquiere así el valor de representación de la noción de trancazo, y lo que es un «microorganismo» deviene una «enfermedad». Sucede lo mismo con la «artrosis» o las «cervicales». Artrosis, cervicales y virus son consecuencia de los modelos explicativos con que los profesionales han tratado de narrar la enfermedad a sus pacientes. Éstos las han hecho suyas y las han convertido de explicaciones causales en sinónimos de síndromes o de enfermedades. Puede resultar tentador pensar que este proceso es la consecuencia de la falta de cultura de los legos, pero si se mira adecuadamente se observa que entre «resfriado» y «enfriamiento» y «virus» hay algo más que un simple cambio de nombre más actual. Hay dos concepciones etiológicas de la enfermedad: la primera, derivada de las teorías hipocrático-galénicas sostenidas por los médicos desde la Antigüedad, la segunda, derivada de la teoría microbiana que configura la biomedicina actual. Esos ejemplos son observables en servicios de atención primaria españoles. Desde ese punto de vista el relato sobre esa nueva forma de representación de la enfermedad no es únicamente fruto de la intuición o de la improvisación, ni el producto de una interacción específica con el paciente. El tránsito del resfriado al virus obedece a una renegociación de los patrones terapéuticos entre médicos y pacientes en un contexto cultural en que éstos están en condiciones de admitir que el discurso terapéutico anterior, basado en el antibiótico, está en crisis. De hecho, lo que se renegocia es sustituir el antibiótico por una vuelta a los viejos procederes higiénicos y dietéticos («Beba Vd. mucha agua, repose y tenga paciencia»), un regreso al viejo modelo de gestión popular de los «trancazos» de antaño («Coñac y tisana y a la cama a sudar») aunque se legitime diciendo que hay que forzar la «diuresis» para eliminar los «metabolitos» que producen los dolores osteo y mioarticulares. A estas maneras de narrar, los antropólogos les damos el nombre técnico de modelos explicativos para resaltar su condición de relatos culturalmente pautados y no sólo expresiones de vivencias individuales. El modelo explicativo implica una posición consciente o no consciente según la cual los actores sociales (sanitarios, pacientes y sus redes sociales) desarrollan una «experiencia intersubjetiva» mediante la cual tratan de comprenderse y establecen transacciones y nego índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior ciaciones entre ellos. Aunque los sanitarios a veces no tengan conciencia de ello, en esta relación ambos están «aprendiendo» mutuamente, y a partir de ese conocimiento y del reconocimiento de los saberes de los otros incorporan nuevos conocimientos y efectúan transacciones. Adquieren «experiencia» de la enfermedad (Comelles y Martínez, 1993). Esta manera de observar las relaciones y las formas como se narra la enfermedad no es sólo un hallazgo académico, ya que tiene trascendencia práctica en educación, promoción de la salud y desarrollo de los dispositivos institucionales y profesionales. No se trata de relacionarlo con fenómenos como la «vocación» o la «personalidad» del sanitario, sino que es algo observable e interpretable mediante cierto entrenamiento técnico y el manejo de unos métodos desarrollados por la antropología y la sociología. Esto no significa que los sanitarios deban ser antropólogos o sociólogos, sino que pueden aprender a utilizar esas técnicas y métodos en su trabajo cotidiano del mismo modo que aprenden metodología clínica o técnicas de cuidado, o simplemente siendo sensibles en la interacción con los pacientes y sus familiares y orientando de manera comprensiva las prácticas que se quieren implantar. Comunidad y sociedad En la literatura sociológica clásica, la noción de comunidad se sitúa en oposición a la noción de sociedad. La primera remite a un universo de relaciones complejas y densas entre los individuos que establecen en ellos marcos de sociabilidad, entendida como cooperación y reciprocidad mutuas. La sociedad se describe como un conjunto de individuos más o menos iguales en derechos y obligaciones que establecen una relación contractual con el Estado garante de los mismos. Cuando en salud comunitaria hablamos de comunidad, estamos hablando de sociedad aunque aparentemente el establecimiento de los dispositivos de atención corresponda a la esfera de lo microsocial. Puesto que el modelo político contempla a todos los ciudadanos como iguales, el establecimiento se hace en términos administrativos, de proximidad o contigüidad geográfica. Con ello pretendemos «acercar» el dispositivo a los ciudadanos. No pensamos en la comunidad como algo complejo y orgánico, que construye en su seno procesos específicos de interacción y desarrolla modalidades culturales idiosincrásicas. Estas prácticas, sin conocerlas, son poco relevantes para el sector salud y catalogadas como consecuencia de la ignorancia o la «falta de cultura». Los antropólogos Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud pág. siguiente >> imprimir salir compartieron estas ideas sin comprender que el desarrollo de los servicios de salud no era un fenómeno nuevo, sino una fase en un proceso histórico mucho más profundo que llamamos medicalización y que ha conducido a la hegemonía del modelo biomédico en la gestión del conjunto de actividades relativas a la salud, la enfermedad y su atención. Este proceso era percibido intuitivamente como unidireccional, desde los profesionales hacia unos usuarios receptores que aceptaban pasivamente el conocimiento. Los antropólogos y los especialistas en educación y promoción de la salud han propuesto un modelo alternativo frente a la idea de dos compartimentos estancos: la biomedicina, por un lado, y la ignorancia de los no sanitarios, por otro. Según el citado modelo, este proceso unidireccional no es tal sino que, al contrario, da lugar a la emergencia de saberes complejos, positivos, lógicos y bien articulados entre ambos. La universalidad del sistema salud/ enfermedad/atención La demanda y oferta de atención a los problemas de salud es un fenómeno estructural y también universal en cualquier sociedad hasta donde llega hoy nuestra memoria histórica y etnográfica. Incluye criterios de diagnóstico, la interpretación de la etiología de las crisis y de su evolución en el tiempo, criterios de clasificación de las enfermedades y procesos colectivos de toma de decisiones destinados a organizar prácticas terapéuticas o asistenciales. Tiene como consecuencia el desarrollo de saberes y experiencias colectivas específicas que pueden trasmitirse entre generaciones. A este conjunto lo llamamos proceso salud/enfermedad/atención y lo definimos como «el conjunto de representaciones y prácticas culturalmente estructuradas de las que cualquier sociedad se dota para responder a las crisis derivadas de la enfermedad y la muerte» (Menéndez, 1984). La palabra representación es en ciencias sociales el cómo nosotros pensamos y expresamos las cosas, y las prácticas son cómo las hacemos. Veamos algún ejemplo. Entre los inuit (esquimales), que tenían un modo de vida basado en la caza y la pesca, cuando el anciano no podía seguir al grupo, se quedaba atrás para morir solo. Nadie trataba de volver por él. El cuerpo sería devorado por el oso, y el oso que se alimentaba de él viviría y podría ser cazado por los seres humanos, que garantizaban así su propia subsistencia. La representación cultural integra al oso y al hombre en una mis índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior ma cosmovisión para asegurar prácticas de perpetuación del grupo y justificar el abandono (la eutanasia) del ser querido que ya no puede seguir al grupo. En los brotes epidémicos del virus ébola, virólogos y epidemiólogos observaron que los africanos operaban exactamente a la inversa que los blancos. La biomedicina concentraba a los enfermos en hospitales de manera que éstos se convertían en los núcleos de expansión de la epidemia porque el contagio es por secreciones. Los aborígenes del lugar, en cambio, suspendían las actividades sociales colectivas para evitar la diseminación de la enfermedad, aislaban a los enfermos en cabañas y los alimentaban a distancia hasta que morían o se salvaban. Si sucedía lo primero, quemaban la cabaña; si pasaba lo segundo, el enfermo se incorporaba a la colectividad. Cuando se cortaba el brote, la vida social podía reconstituirse. Aceptar la muerte de unos cuantos aseguraba la supervivencia del grupo, en una situación carente de recursos terapéuticos específicos. Esta práctica de basaba en una representación de la enfermedad que permitía justificar el aislamiento y la aceptación de la muerte sin soporte social. Ambos ejemplos ponen de manifiesto la existencia de un conocimiento empírico del medio y de las características de las crisis. Ambos colectivos desarrollan un modelo de gestión social de la senectud o de las epidemias. En ambos casos hay una compleja imbricación de lo social y lo biológico, que se racionaliza mediante un discurso cultural. Aunque el proceso salud/enfermedad/atención (en adelante, autoatención) es un principio universal, la existencia de ocupaciones o profesiones especializadas y autónomas, o el desarrollo de estructuras complejas de protección social con instituciones específicas formales como hospitales o policlínicas, es un fenómeno particular que se da sólo en algunas sociedades. Incluso en estas últimas, como la nuestra, el 70-80% de la demanda de salud se canaliza al margen de estas instituciones, se sigue resolviendo en el seno de los pequeños grupos, en las familias, en las redes sociales de los pacientes. En muchos casos, pero no universalmente, los roles curadores y cuidadores en la mayoría de sociedades están asociados al género. pág. siguiente >> imprimir salir Pensar en la autoatención, en la articulación entre representaciones y prácticas relativas a la salud, a la enfermedad y a la atención o gestión de la misma, significa que la salud y la enfermedad tienen inevitables implicaciones sociales, que se traducen en procesos de movilización social y de normativización (es decir, de desarrollo de normas sociales o jurídicas) y en prácticas complejas de reconocimiento o diagnóstico de la situación (elaboración de representaciones causales), así como en el desarrollo de prácticas terapéuticas o de cuidado. Por eso algunos antropólogos creyeron insuficiente la distinción entre disease e illness y denominaron sickness al plano de lo social. Procesos o itinerarios asistenciales Como las situaciones de crisis y su resolución son procesos temporales, se han construido pautas descriptivas de los mismos: el curso de la enfermedad en los textos hipocráticos es el antecedente de las nociones actuales de historia natural de la enfermedad, carrera moral del paciente (moral career), health seeking process, sickness process, itinéraire thérapeutique o proceso asistencial. La idea de curso o historia natural de la enfermedad emparentó con la de historia y curso clínico y se vincula a la teoría médica de la enfermedad, pero las demás tienden a contemplar la enfermedad no como un acontecimiento individual sino como una experiencia colectiva. Un proceso asistencial es un proceso de movilización social que se activa ante una crisis personal y colectiva y concluye con la resolución del problema que lo ha desencadenado. Se compone de la aplicación de criterios de clasificación diagnóstica, de procesos colectivos de toma de decisiones respecto a criterios de intervención terapéutica o de prácticas de cuidado y uso de recursos disponibles, adoptando la forma de un recorrido colectivo, biográfico. Puede compararse a un algoritmo, pues se trata de un conjunto encadenado de acontecimientos regidos por procesos de toma de decisiones colectivas. Se refiere Un proceso asistencial es un proceso de movilización social que se activa ante una crisis personal y colectiva y concluye con la resolución del problema que lo ha desencadenado. Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior al modo en que cualquier colectivo humano responde ante unos signos y síntomas que es capaz de identificar empíricamente como susceptibles de corresponder a una enfermedad o un mal, y a partir de esta identificación toma, individual o colectivamente, decisiones que implican prácticas: de autocuidado, cuidado doméstico, derivación a servicios asistenciales, a curadores de cualquier tipo o a recursos de cualquier orden. Son decisiones que no se toman al azar sino a partir de un complejo asistencial (local world o health care system), esto es, al modo como el actor social y su colectivo han incorporado (embodied) los recursos que tienen a mano a partir de su experiencia previa con aquellos trastornos más comunes en nuestro entorno inmediato. Los que vivimos y los que compartimos. Sobre estos diagnósticos se toma la decisión de atender o no al que presenta esos signos y síntomas. Sin ese reconocimiento no hay atención. Los microgrupos en una sociedad elaboran constantemente saberes sobre su experiencia con los trastornos más frecuentes, pero los servicios sanitarios sólo lo hacen sobre aquellos casos que la población les remite. De ahí que pueda haber perfiles diferentes, sólo parcialmente superponibles, de procesos percibidos: los que la población cree importantes y los que los profesionales creen importantes. La condición de asistible La enfermedad, el sufrimiento y el mal no son metáforas. El cólera existe como tal, es posible naufragar, sufrir la erupción de un volcán, una plaga de langostas o una crisis de alimentos, o quedar reducido a la pobreza por un repunte del paro. Todas estas situaciones, y muchísimas otras, pueden ser identificadas como males, desgracias o enfermedades. A menudo se habla del «cáncer de la pobreza», puesto que todas estas situaciones son siempre objeto de representaciones culturales. Pero no es suficiente estar enfermo, padecer o ser pobre para ser asistido en la desgracia o el mal. El colectivo en el que el sujeto víctima de ellos está inmerso decide si tiene derecho a ser asistido o no. Este reconocimiento, en la inmensa mayoría de casos, se produce en el seno de la red social del afectado. A menudo él mismo decide atenderse o no en relación con las expectativas de su grupo social de referencia para el caso en que se encuentra, en aquellos casos en que quien lo sufre haya sido reconocido socialmente como que padece. Lo mismo sucede con las instituciones: aceptan las demandas que encajan con su catalogación de los problemas. Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud pág. siguiente >> imprimir salir Utilizar asistencia o atención en lugar de «enfermedad», «mal» o «infortunio», o la más reciente de social suffering, para etiquetar estos procesos no es arbitrario. Trata de situar en primer plano la práctica social, puesto que ésta es la clave del papel de la gestión de la salud/enfermedad en la sociabilidad colectiva. De nada sirve pensar si lo pensado no se traduce en intervención. Como el concepto de enfermedad o de salud tiene componentes ideológicos y no todas las culturas engloban lo mismo, a menudo la desgracia, el infortunio o el mal se sitúan en la esfera de la enfermedad, y no sólo las crisis biológicas. La asistencia y la atención van siempre más allá de las crisis biológicas, porque el desamparo ante el infortunio implica iguales procesos de movilización social que con la enfermedad biológica, aunque las concepciones terapéuticas o asistenciales puedan ser distintas. El concepto de «mal», más que el de «sufrimiento social» (que finalmente debe ser reducido a formas de patología para hacerlo operativo), es útil porque nos permite incorporar como objeto de estudio a las enfermedades (disease), los trastornos psicopatológicos que no pueden asociarse directamente a una alteración biológica (como la depresión) y las consecuencias personales del sufrimiento social derivado del mal social. Por ejemplo, las inundaciones periódicas de Bangla Desh, el hambre relacionada con los períodos de sequía cíclica o como resultado de guerras o de deportaciones, o bien el maltrato sistemático de las mujeres y de la infancia en muchas culturas. Este último ejemplo es particularmente útil. En nuestro país, hasta hace poco, los malos tratos a mujeres o a la infancia no han sido estigmatizados socialmente ni etiquetados como delito o como causa de sufrimiento social inductor de patología física y psíquica. A la mujer que se quejaba se le respondía «Es que los hombres son así» o se le aplicaba el dicho catalán de que «la carn i la dona quan xiscla és bona» (la carne y la mujer cuando chillan son buenas). Paciencia y resignación como las de Jesucristo en la Pasión: ninguna razón para quejarse, menos todavía para establecer formas de ayuda. La medicina y el aparato de justicia no han asumido su responsabilidad hasta hace unos años, cuando el movimiento feminista y el de derechos humanos han comenzado a crear las condiciones para una conciencia colectiva. A partir de este hecho se ha descrito una patología específica de carácter traumático y una normativa diagnóstica, así como una patología psíquica, en términos similares a los que, en nuestra sociedad, se ha dado en llamar una «patología del paro». El problema es que esa patología, el maltrato infantil, se contempla a partir de casos individuales sin intentar un análisis 10 índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior profundo de su articulación cultural y social, sino únicamente la búsqueda de soluciones individualizadas, una vez que el maltrato ya se ha producido. Conviene señalar que si actualmente ciertos sectores de la sociedad están sensibilizados, para otros muchos los malos tratos no son vistos todavía como un mal sino como una práctica culturalmente admitida que no llama la atención. El acto inicial de cualquier proceso asistencial es un acto de diagnóstico culturalmente pautado de reconocimiento de signos y síntomas en un contexto local. Una mañana, un niño le dice a su madre que se encuentra mal. La madre le pone la mano en la frente. Si la tiene caliente, va a por el termómetro y lo lee; si hay fiebre, se queda en casa el niño y quizás (sólo quizás) vaya al médico. Si no está caliente, la madre le espeta «¡Al cole ahora mismo!», aunque el dolor sea cierto. La «asistibilidad» no es consecuencia de criterios objetivos, de signos biológicos, puesto que muchos de ellos no son reconocidos como asistibles y ni siquiera en este nivel local un signo tiene por qué ser reconocido en términos biológicos. Tampoco lo es de la apreciación subjetiva de síntomas como el dolor («te aguantas», dicen). La decisión de asistir depende de criterios globales con los que los colectivos interpretan la situación en función de su experiencia específica previa, de su incorporación colectiva de la misma y de los recursos de que disponen. Por ello la responsabilidad diagnóstica puede ser desplazada a personas con experiencia. La interpretación diagnóstica es el punto de partida para evaluar el curso de la crisis y poner en marcha las prácticas destinadas a asegurar la gestión del asistible. Estas prácticas se componen de tomas de decisiones relativas a lo que se necesita hacer con los recursos disponibles. Por regla general podemos distinguir: prácticas de protección que suponen ayuda, solidaridad, cuidado en términos digamos «físicos», como acoger, acostar, lavar, alimentar y atender las demandas, y que en nuestro contexto siguen el principio de facilitar la acción de la propia naturaleza; y prácticas terapéuticas, que suponen intentar intervenir directamente para alterar el curso o paliar el sufrimiento. Éstas pueden dividirse a su vez en empíricas o experimentales, en las que encontramos los recursos basa- pág. siguiente >> imprimir salir dos en principios activos farmacológicos (además de intervenciones fisioterapéuticas o psicoterapéuticas), y simbólicas o rituales, basadas en intervenciones colectivas o sobre la colectividad. La hegemonía de unas técnicas u otras tiene que ver con el contexto social y cultural que rodea a la enfermedad. Habitualmente se combinan las tres incluso en plena hegemonía de la biomedicina. Curar es menos frecuente que cuidar en términos biológicos. La mayor parte de las enfermedades biológicas, excepto las infecciosas por bacterias o por parásitos, se curan por la inmunidad del propio sujeto, eventualmente gracias a remedios empíricos. Mucho más a menudo, ante trastornos que saben de pronóstico funesto, las sociedades llevan a cabo terapéuticas rituales o simbólicas que no van dirigidas tanto a resolver la enfermedad como a aligerar la ansiedad del enfermo y de su red social. En todas juegan un papel fundamental la calidad de vida del paciente y la asistencia que recibe. Cuidar supone aceptar los límites de la acción humana: esperando la misericordia divina, aceptando que la naturaleza haga su trabajo. Cuidar tiene que ver, pues, con el mundo moral asociado a la asistibilidad, y en determinadas circunstancias puede implicar aceptar pasivamente el curso de las cosas. En cambio, la terapéutica supone intervención, como es el caso de los remedios empíricos o de la terapéutica biomédica, o a veces esfuerzos de mediación, como es el caso de los rituales terapéuticos de todo orden. Por eso el intentar curar (to cure) adopta un carácter diferente al de cuidar (to care): a veces porque es visto como una prerrogativa divina que suele necesitar un intercesor que establezca una relación con la divinidad, o como una prerrogativa de conocimiento técnico que da lugar a roles especializados que se sitúan a lo largo de un continuo en el que encontramos en un extremo el conocimiento derivado de las experiencias particulares o de la transmisión oral y en el otro la última y más sofisticada técnica biomédica. Estas tres dimensiones podemos encontrarlas siempre en todos los procesos asistenciales. En ellos se reflejan dimensiones sociales y colectivas de alcance diferente. Unas representan las obligaciones concretas hacia un prójimo, otras se inscriben en los sistemas normativos o en las racionalizaciones de carácter re- El acto inicial de cualquier proceso asistencial es un acto de diagnóstico culturalmente pautado de reconocimiento de signos y síntomas en un contexto local. Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud 11 índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior ligioso, político o social, otras derivan de las experiencias vividas. Todas ellas se inscriben en mundos morales que reflejan las influencias del contexto. Por todo esto podemos comprender el sentido que tiene que en algunas sociedades y en algunos contextos haya sanadores fuertemente especializados e instituciones específicas. Todos ellos derivan de la asunción colectiva de los límites del autocuidado, especialmente en la gestión de problemas que desbordan las capacidades técnicas o en aquellas situaciones en las que la ausencia de grupos primarios (individuos solos, mujeres abandonadas, huérfanos u otras situaciones de vulnerabilidad) motiva que se ponga en pie un «dispositivo de gestión» centrado en torno a proveedores de servicios. La visibilidad de sanadores especializados e instituciones es la consecuencia, mucho más que de su eficacia terapéutica, de su posición social como mediadores en procesos complejos, como puede ser la relación entre los actores sociales y su cosmovisión religiosa, o por su posición política clave, como sucede en las instituciones, para asegurar la reproducción de la sociabilidad local. Los dispositivos formales no son un hecho natural sino el producto de tener que hacerse cargo de determinadas situaciones de crisis que desbordan la capacidad de los colectivos locales, o de circunstancias en que determinados requerimientos técnicos no pueden hacerse de forma ubicua. Pero ésta es una condición necesaria, no suficiente. En un caso o en otro una institución ha de racionalizar y legitimar su existencia y tiene que ver con el contexto económico y político, así como con la existencia de corrientes ideológicas que apoyen la propuesta institucional como eje de la propia praxis. Se trata de condiciones no improvisables. El complejo asistencial no es lo mismo que el dispositivo asistencial. El primero corresponde a cómo vemos y pensamos lo que en términos comunes sería el conjunto de la oferta de recursos relativos a la salud y a la enfermedad sin exclusión alguna. Los dispositivos corresponden a la implantación «real» de servicios, es decir, al escalonamiento de instituciones de atención sanitaria y social. Los dispositivos son el fruto de expectativas políticas, sociales o económicas y llevan aparejados significados e ideologías que, desde las instancias del poder político o corporativo, se quieren proyectar sobre la sociedad. Cualquier proceso asistencial es una experiencia colectiva que puede involucrar a muchos actores sociales y supone siempre un aprendizaje que será invocado en ocasiones posteriores. Además, ayudará a conformar los complejos asistenciales de los participantes y podrá transmitirse a lo largo de la red social Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud pág. siguiente >> imprimir salir del grupo que se ha visto implicado en el mismo. En toda lógica esta experiencia no tiene por qué dar lugar a un dispositivo formalizado de atención, precisamente porque su aleatoriedad y su condición idiosincrásica representan mucho más el desarrollo de la capacidad de bricoler en el futuro que la de asentar unos conocimientos normativos. Pero puede hacerlo: ésta es la razón que explica la proliferación de grupos formales de autoayuda, más allá de lo que familiares y vecinos puedan aportar. La flexibilidad de la cultura En el modelo hasta aquí presentado, los procesos asistenciales aparecen en sí mismos como conjuntos de hechos sociales que producen constantemente formas culturales nuevas, a partir de experiencias concretas que implican siempre formas de bricolage local en paisajes culturales (etnoscapes) extremadamente diversos como corresponde a la complejidad de la sociedad actual. De hecho, hasta el menor proceso asistencial tiene una enorme capacidad de resignificación de rasgos culturales, puesto que se están produciendo variaciones, innovaciones, repeticiones o hibridaciones de todo orden que desde ese momento van a incidir dialécticamente en el entorno inmediato de los actores sociales. Por tanto, la cultura no es un todo inmutable, sino que debe ser percibida como flexible, adaptable y en constante proceso de resignificación. De ahí que las identidades sean múltiples y complejas y que los roles de mediación (brokerage) no sólo operen a partir de personajes o empleos diferenciados sino también como roles adoptados por distintos actores sociales. A partir de su experiencia en procesos asistenciales anteriores, dichos actores también pueden tener elaborados con mayor precisión sus complejos asistenciales; por ello algunos «sabrán moverse» mejor en el entramado institucional debido a su mayor conocimiento del mismo o bien por su mejor aprendizaje de las reglas de juego de las transacciones que en ellos operan. Las funciones de mediación, por todo ello, no pueden reducirse a la confrontación entre grupos étnicos más o menos estereotipados y las instituciones de salud. Los familiares, las redes sociales de los pacientes, los propios pacientes en ocasiones operan como mediadores en los flujos de comunicación inevitables entre el personal administrativo y sanitario de las instituciones: el personal inmigrante de la limpieza de algunos hospitales es requerido para traducir las de12 índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Las funciones de mediación, por todo ello, no pueden reducirse a la confrontación entre grupos étnicos más o menos estereotipados y las instituciones de salud. mandas de compatriotas demandantes, y la enfermera que es hija de la vecina del tercero izquierda es la que actúa como mediadora para que me den hora de visita. Los mediadores culturales son unos especialistas en determinados procesos asistenciales en que se involucran sujetos asistibles con otras lenguas o con otros backgrounds culturales. En la mayor parte de los dispositivos de salud europeos, y especialmente en los llamados modelos Beveridge, pero también en los modelos de copago de naturaleza mutualista (modelos Bismarck), el criterio históricamente determinante de la oferta de servicios ha sido una combinación de igualdad y equidad, relativamente factible siempre que la patología esté dominada por signos. En estos sistemas, hasta hace muy pocas décadas, el usuario se dividía en minorías que se resistían a determinadas directrices técnicas, como por ejemplo a vacunar a sus hijos por razones digamos «laicas y éticas», o bien se trataba de una masa considerada más o menos lega o ignorante pero a la que se dejaba bien claro cómo se jerarquizaba la relación con los profesionales. En la medida en que los modelos europeos eran ideológicamente laicos, las objeciones derivadas de cuestiones religiosas se limitaban a la resistencia de los testigos de Jehová a las transfusiones, la de los católicos al aborto y a distintas formas de eutanasia pasiva o la de las mal llamadas sectas alimentarias o grupos ideológicos que rechazaban la medicina alopática. La propia condición de medicina encarada con una patología aguda grave y su intervencionismo y agresividad terapéutica para «salvar vidas» permitía en general allanar el camino y actuaba como un instrumento de integración cultural. Los problemas derivados de la diversidad lingüística o religiosa solían quedar subsumidos en ese modelo. Se consideraba inconcebible que un ciudadano no hablase la lengua del Estado o no aceptase determinados principios de laicidad neutral en el trato de las instituciones a los pacientes. En el caso de España éste fue el modelo prevalente hasta 1980-85. La atención por parte de las instituciones españolas a «turistas» o «extranjeros» tenía siempre un cierto carácter de excepcionalidad y podía realizarse desde la perspectiva de un dispositivo de respuesta a esa excepcionalidad basado finalmente en la «buena voluntad» de los profesionales y eventualCapítulo 1: Inmigración, cultura y salud mente en la capacidad mediadora de las redes sociales institucionales. Los procesos de brokerage o mediación se asumían de manera informal o con la colaboración de determinadas ocupaciones sociales, como la de las trabajadoras sociales. En este modelo, la «competencia» en cultura de los profesionales no era necesaria. La transformación de este modelo se debe, en Europa, al tránsito de un modelo de políticas de igualdad ciudadana, basado en la integración de la diversidad cultural a partir de respuestas muy eficaces a la mortalidad por enfermedades infecciosas agudas, a un modelo de igualdad ciudadana que se ve compelida a aceptar formas parciales de integración (entendida ésta como la asunción completa del modelo del Estado-nación) en un contexto en que determinadas amenazas dramáticas a la salud (epidemias, por ejemplo, o hambre) han desaparecido. La respuesta ya no puede ser masiva, porque la problemática es ahora compleja, a menudo de largo curso (como el caso de la continuidad de cuidados en enfermedades crónicas), y debe adaptarse a formas culturales extremadamente diversas que reivindican derechos como minoría tanto en la esfera lingüística como en la religiosa o cultural. Algunos tratadistas proponen denominarlo ciudadanía multicultural. Este fenómeno se inició antes en países cuyo sistema jurídico es la common law y en los que la justicia cotidiana y el debate de derechos tienen mucha mayor flexibilidad que en los sistemas constitucionales muy cerrados como los europeos. En la medida en que la judicialización del mundo sanitario es un hecho, el que una mala práctica derive de que una persona no pueda leer o entender un formulario en inglés por no saber la lengua obliga finalmente al prestatario del servicio a ofrecer necesariamente la traducción para evitarse problemas mayores. Sé que simplifico, pero creo que es mejor hacerlo para poner en evidencia algo que me va a servir para reforzar mi argumento. En un contexto jurídico rígido, como en la Europa continental, la práctica social trata de ajustarse a la norma jurídica o a explotar las ambigüedades del lenguaje jurídico. Por tanto, la tendencia final del proceso social es a una cierta homogenización del mismo con independencia de la necesaria e inevitable variabilidad local. Por el contrario, en un modelo de common law, que impregna al conjunto de la sociedad, la norma 13 índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Como el modelo constitucional español territorializa la diversidad, a escala territorial puede introducir contradicciones suplementarias, como sucede en las comunidades autónomas con lengua propia. En este contexto, las funciones de mediación se convierten en más complejas todavía. se construye a partir de la producción local de derecho que las instancias superiores van armonizando con la jurisprudencia. En el modelo de proceso asistencial que hemos descrito (que es de naturaleza estrictamente «local») y en un contexto constitucional como el nuestro, en el que no estuvo previsto nunca el hecho multicultural (prueba de ello son los problemas que plantea la diversidad lingüística y cultural del Estado) más que como peculiaridades territoriales, la presencia de una ciudadanía multicultural introduce un factor nuevo de debate y de ajuste de los etnoscapes locales en el plano del marco igualitario y jacobino del sistema. Más aún, como el modelo constitucional español territorializa la diversidad, a escala territorial puede introducir contradicciones suplementarias, como sucede en las comunidades autónomas con lengua propia. En este contexto, las funciones de mediación se convierten en más complejas todavía. Esto es así porque las funciones de brokerage estándar (representadas por los trabajadores sociales) recubren básicamente la mediación a un nivel determinado de práctica social, pero no tienen por qué incluir, ni en su formación ni en sus cometidos, las funciones mediadoras locales derivadas ya no de los clivages de clase o género sino de la diversidad cultural. Identidades e identificaciones Tanto en el contexto del Estado multicultural como en el del Estado-nación jacobino, compuestos por ciudadanos individualizados, la prestación de servicios es siempre individual y los procedimientos de identificación, clasificación y gestión se basan en procedimientos clínicos, esto es, en protocolos individuales. De ahí que la tentación sea encasillar en categorías preestablecidas de naturaleza biológica (caucásicos, afroamericanos, etc.), de naturaleza psicológica (psiCapítulo 1: Inmigración, cultura y salud cópatas, perversos, psicóticos, etc.) o de naturaleza social, pues se basan en criterios taxonómicos y no dialécticos ni dinámicos de clase social, de género (a menudo como eufemismo del sexo) y, eventualmente, de origen étnico. Los antecedentes de las metodologías clínicas conducen directamente a la ciencia positiva del siglo XIX, a pesar de sus desviaciones más notorias: el lombrosianismo y la eugenesia persisten actualmente en la práctica cotidiana. Estas concepciones clínicas y taxonomistas han sido puestas en cuestión desde mediados del siglo XX y ello ha exigido revisar etiquetas diagnósticas como la hemofilia (considerada «perversión» en los tratados clínicos). Sin embargo, numerosos países siguen aferrados a concepciones étnicas taxonomistas, como sucede en la estructura del censo norteamericano o en el uso convencional de términos identificatorios que confunden etnicidad con ciudadanía administrativa, como «franceses», «etíopes», «catalanes» o «cameruneses». Si he planteado hasta aquí un modelo de diversidad cultural y de identidad cultural esencialmente flexible por la naturaleza cambiante de los significados culturales, resulta imposible reducir el problema de la gestión de la diversidad cultural a unas etiquetas identificativas básicas. Al mismo tiempo eso plantea los problemas del brokerage o mediación de un modo radicalmente distinto, así como el problema de la «competencia» cultural de los profesionales. Para mí, la diversidad étnica no es nunca una variable completamente determinante, puesto que en lo relativo a la percepción y a la experiencia respecto a la salud, los complejos asistenciales de los actores sociales, en entornos de pluralismo asistencial, no pueden reducirse a etiquetas étnicas clasificatorias y rígidas. Esto se debe a que varían constantemente en el tiempo y en el espacio, y por ello es imposible ajustarlas a dispositivos rígidos y poco flexibles, menos aún cuando los sistemas jurídicos no pueden tener la sensibilidad local necesaria para comprenderlos en su contexto local. De ahí la ventaja de los estados en 14 índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior los que es hegemónica la common law para tratar de desarrollar políticas multiculturales, pero también la importancia de no pretender definir una profesión u ocupación de mediación que no sea extremadamente sensible a las variaciones locales del sistema. Lo que puede valer en Sallent (Cataluña) puede no valer en Fregenal de la Sierra (Extremadura), desde el punto de vista de que la construcción de los complejos asistenciales, basados finalmente en transacciones, no tiene por qué ser la misma aunque el derecho de acceso a los dispositivos sea igual. Todos nosotros tenemos identidades múltiples que modelan también nuestros complejos asistenciales, y éstas son variables en el tiempo y en el espacio, no son inmutables. Los sentimientos de identidad (no solamente étnica) se hibridan, transforman, reconstruyen constantemente a partir de nuestra experiencia histórica permanente. Por eso los fenómenos migratorios, lejos de estabilizar los rasgos étnicos, los transforman en función de las transacciones sociales cotidianas en el entorno. De ahí la producción de formas culturales sincréticas y la aparición de neoculturas como las afroamericanas en Brasil o Norteamérica, o los híbridos culturales entre las tradiciones culturales de algunos grupos gitanos y las culturas locales de la península Ibérica. También sucede lo mismo en el caso de la diversidad en relación con el sector salud. Por eso la demanda de servicios es tan compleja que, muy a menudo, los responsables de la oferta se sorprenden de que sus intenciones al priorizar o proponer un determinado dispositivo choquen con la incomprensión de los, teóricamente, beneficiarios. El problema no se sitúa en singularizar el trato, que sería la solución más simple en un entorno de ciudadanía, puesto que esa singularización tiene unos límites fácilmente comprensibles, sino en que el proveedor de los servicios sea capaz de amoldarse al flujo constante de variaciones a que he hecho referencia. En las circunstancias de la práctica cotidiana de los proveedores de servicios, donde una parte sustancial de la demanda es también individual (aunque el paciente o usuario vaya acompañado), el problema de la gestión de la diversidad cultural se convierte en algo más complejo aún. En efecto, en el modelo de atención domiciliaria, el profesional se enfrenta al contexto del paciente directamente y debe transaccionar él mismo como extraño que es en el espacio del demandante. Sin embargo, en el caso de la atención institucional esa experiencia es exactamente la inversa, y el profesional únicamente dispone de las narrativas del propio paciente y de sus eventuales acompañantes, que pueden hacer el papel, o no, de mediadores informales. Ambas situaciones descritas plantean problemas distintos. En Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud pág. siguiente >> imprimir salir la primera, el profesional debe sumergirse en una realidad distinta y combinar la observación participante con la escucha de las narrativas. En la institución sólo tiene las narrativas. Una buena práctica, en ambas situaciones, no significa exclusivamente humanizar el trato, que no es otra cosa que la necesidad de introducir una «urbanidad» en el trato profesional que garantice el derecho a la atención de los ciudadanos sin discriminaciones. No es suficiente, puesto que sin un cierto nivel de comprensión más profunda del contexto del paciente se corre el riesgo de malinterpretar las narrativas del paciente y su entorno. Un contexto multicultural no cambia el modelo. Hace más complejas las transacciones entre los pacientes (con sus redes sociales) y los dispositivos. Los complejos asistenciales de los inmigrantes proceden en parte de su experiencia con el sector salud (y con la biomedicina), en países que también están medicalizados. Aquí van revisándolos a partir de sus negociaciones y su contacto con los propios del Estado del bienestar. Pero ese proceso necesita tiempo y necesariamente tiene puntos de conflicto, que derivan del grado de conocimiento que tengan del sistema de salud del país receptor y de las expectativas de sus complejos asistenciales en el país de origen. Allí las transacciones con el sector salud pueden ser muy distintas por la existencia de un sector privado o sector de beneficencia o por la debilidad de sus sistemas públicos de salud, o simplemente porque en sus países de origen los padecimientos más comunes con los que han elaborado sus complejos asistenciales pueden no tener su equivalente en nuestro medio, ni siquiera para los cuadros de carácter o naturaleza infecciosa. La oleada migratoria ha supuesto, para los profesionales de la salud que están en las administraciones y para muchos clínicos, tomar alguna conciencia de que la sociedad y la cultura existen aunque los planes de estudio de las facultades de medicina (menos los de enfermería) se empeñen en afirmar lo contrario. Ante la palabra cultura, los profesionales se sienten a menudo perplejos. ¿Qué significa cultura y de qué cultura o culturas estamos hablando? ¿Se trata de la cultura entendida como taxonomía étnica, administrativa o lingüística, o es un sinónimo de educación académica? Probablemente la mayoría son capaces de moverse en ese terreno sin darse cuenta de que ésta es una noción controvertida. Por otro lado, hoy el concepto de cultura se entiende como un conjunto de significados en un momento histórico dado con los que los individuos pueden construir no una sola identidad sino las identidades múltiples que caracterizan al ser humano en la sociedad actual y que son aquellas con las 15 índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Todos los inmigrantes proceden de países en los que hay desplegados unos dispositivos sanitarios mejores o peores, aunque muchos sin cobertura universal de servicios. que se enfrenta el profesional en su práctica. El «recomendado», personaje característico de nuestro sistema sanitario, forma parte de una «cultura» específica del seguro social español, históricamente determinada, y genera representaciones y prácticas no menos específicas. El «recomendado» es un «hecho cultural» como en los años sesenta lo fue el «paesopaguista». El grado de desconexión y desconocimiento de los profesionales de la salud españoles de la teoría social y cultural es tan pobre que es frecuente encontrar, en escritos serios recientes, concepciones decimonónicas como las de «supervivencias culturales» aplicadas a algunas prácticas. O se confunde la ciudadanía administrativa, «etíopes» o «pakis», con una categoría étnica como «gitano», eso sí, sin distinguir entre manush, rrom o caló. Este modelo de cultura tipológica que se transporta al propio país («españoles», «catalanes», «andaluces» o «rumanos») puede comprenderse y tener cierta utilidad sólo cuando hay cierta homogeneidad lingüística o religiosa, pero oculta una realidad muchísimo más compleja, tiende a cosificar los rasgos culturales y es, en sí misma, un factor fundamental de desigualdades y discriminación. En un país como el nuestro, tras décadas de funcionamiento de un «seguro» peculiar e idiosincrásico, la inmensa mayoría de los profesionales podían compartir identidades culturales con sus pacientes y con la red social de éstos y ello permitía mitigar las «barreras culturales y sociales». Hasta cierto punto, cuando hablamos de patología grave que implica atención urgente e incisiva, pero menos cuando la patología que se gestiona son procesos crónicos que afectan a la calidad de vida y plantean la necesidad de largos seguimientos. Aquí, los problemas de comunicación, la necesidad de apoyo y la necesidad de «comprender» son más importantes que los de «explicar» la causa, y por ello las variables culturales y sociales del profesional, del paciente y de su red son más importantes. Algunas características idiosincrásicas de la cultura del «seguro» español, y especialmente la hegemonía del fármaco como panacea para todos los males, podían reducir la necesidad de esa «comprensión» a mínimos, pero las migraciones han socavado ese modelo. Lo han sido por los problemas de comunicación verbal, por los problemas de carácter cultural (entre otros, los religiosos), por los problemas relacionados Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud con variables sociales derivadas de las condiciones de trabajo, de la pobreza y de la situación administrativa y por el propio desconocimiento de los recién llegados de las reglas del juego establecidas, durante décadas, entre «cartilleros» y profesionales. La novedad de la situación y los estereotipos han hecho el resto. Todos los inmigrantes proceden de países en los que hay desplegados unos dispositivos sanitarios mejores o peores, aunque muchos sin cobertura universal de servicios, de modo que a su llegada aquí se hallan en condiciones de negociar ventajosamente los servicios de nuestro sistema de salud y aprenden rápidamente a transaccionar con el mismo, lo que lleva a afirmar que «se aprovechan», olvidándose de eso tan corriente de «pasar» las recetas por la cartilla del pensionista o «dejarse la cartilla» que tanto se practicara en los barrios hace no tantos años. Ante esta situación, los profesionales se desconciertan. Tienen que hacerse cargo, sin formación previa, de la diversidad cultural y social, lo cual implica complicaciones en la comunicación y el soporte a los pacientes y dificultades en su seguimiento. Además, deben adecuarse a pautas culturales para ellos sin significado y que rompen con los estereotipos y los idioms culturales más frecuentes en las consultas con los pacientes «de aquí». Tampoco entienden que la cultura de origen de los inmigrantes no es homogénea sino producto de hibridaciones culturales (por eso el deporte nacional en Pakistán ¡es el cricket!) que al llegar aquí se mezclan si conviene con el Barça, con los castells o aprendiendo a prestarse la tarjeta para los medicamentos, a negociar los análisis, etc., como han hecho los «cartilleros» y demás, pero con la posibilidad añadida de acusar de racistas a los que antes llamaban «charnegos» a los inmigrantes del sur y ahora hablan de «moros», «sudacas» o «pakis». El debate actual sobre la diversidad cultural en el sector salud y sobre el papel de los etnoscapes en el proceso salud/enfermedad/atención no sólo está vinculado a la confrontación con la diversidad étnico-lingüística de los inmigrantes, sino mucho más a la transición en la demanda de ayuda sanitaria hacia enfermedades crónicas y degenerativas, malestares y formas de aflicción cuyas respuestas terapéuticas y asistenciales desbordan los límites del modelo biomédico y exigen nuevas estrategias asistenciales, 16 índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir como en Cataluña los programas de asistencia paliativa domiciliaria (PADES). Lamentablemente, estos no tan nuevos escenarios son, a menudo, experiencias limitadas a situaciones específicas como recuperar saberes populares, «devolver» funciones a los entornos familiares de los enfermos (Canals, 2002) o desarrollar paradigmas alternativos (Perdiguero, 2000). En general, resulta difícil su generalización, por resistencias corporativas. En cualquiera de estos nuevos escenarios, el más simple y clásico de los cuales es la asistencia domiciliaria, es indispensable que el profesional de la salud sepa gestionar y analizar significados culturales, comprenda la variedad de situaciones con que se encuentra y sea capaz de relativizar los propios prejuicios. Quizás así pueda mejorarse la calidad subjetiva de la práctica, y no solamente dirigirla a la aplicación rígida de protocolos biológicos. El problema del actual modelo médico es su incapacidad estructural para adaptarse al cambio entre una demanda legitimada por el riesgo de la muerte y otra que busca la reducción del riesgo o la gestión del sufrimiento a medio o largo plazo (Allué, 1999). Es el fruto de haber abandonado, históricamente hablando, los criterios de coproducción de saberes con los profanos, lo que ha llevado a los profesionales a infravalorar su papel y su conocimiento respecto a la salud y a alentar su dependencia (Allué, 2003). En el tercer mundo, los movimientos alternativos son hoy formas de organización y resistencia que permiten reinventar estructuras de producción de conocimiento colectivo que resuelvan las carencias de los dispositivos. Paradójicamente, aquí hay poca investigación etnográfica sobre las relaciones entre los ciudadanos, los profesionales y las instituciones, y menos aún sobre diversidad cultural y construcción de significados culturales que traten de comprender la complejidad de las identidades múltiples de los ciudadanos de una sociedad moderna. Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud 17 índice libro índice capítulo 1 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Allué Martínez, Marta (2003) DisCapacitados. La reivindicación de la igualdad en la diferencia, París: Seli Arslan. Boixareu, Rosa (ed.) (2003) De l’antropologia filosòfica a l’antropologia de la salut, Barcelona: Fundació Blanquerna. Canals Sala, Josep (2002) El regreso de la reciprocidad. Grupos de ayuda mutua y asociaciones de personas afectadas en el estado del bienestar, Tarragona: Universidad Rovira i Virgili. Comelles, Josep M. (2000) «The Role of Local Knowledge in Medical Practice: A Trans-Historical Perspective», Culture, Medicine and Psychiatry, núm. 24, págs. 41-75. Comelles, Josep M.; Ángel Martínez-Hernáez (1993) Enfermedad, cultura y sociedad. Un ensayo sobre las relaciones entre la antropología social y la medicina, Madrid: Eudema. Martínez-Hernáez, Ángel (2008) Antropología médica. Teorías sobre la cultura, el poder y la enfermedad, Barcelona: Anthropos. Menéndez, Eduardo L. (1978) «El modelo médico y la salud de los trabajadores», en Basaglia, Franco (dir.) et al., La salud de los trabajadores, México DF: Nueva Imagen, págs. 11-53. Menéndez, Eduardo L. (1984) «El modelo hegemónico: transacciones y alternativas hacia una fundamentación teórica del modelo de autoatención en salud», Arxiu d’Etnografia de Catalunya, núm. 3, págs. 83-121. Perdiguero, Enrique (2000) «Medicinas alternativas y cuidados paliativos», en Curso de medicina paliativa en atención primaria, Alicante: Universidad Miguel Hernández - Ergón, vol. 2, págs. 555-576. Perdiguero, Enrique; Josep M. Comelles (comps.) (2000) Medicina y cultura. Estudios entre la antropología y la medicina, Barcelona: Bellaterra. Scotch, Norman A. (1963) «Medical Anthropology. Introduction», Annual Review of Anthropology, págs. 30-68. Capítulo 1: Inmigración, cultura y salud 18 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo II El sistema sanitario Capítulo 2 02 Los sistemas sanitarios en nuestro entorno Estanis Alonso Mayo y Tona Lizana Alcazo índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Módulo II. Capítulo 2 02 Los sistemas sanitarios en nuestro entorno Preguntas clave Los sistemas de salud y sus políticas El sistema de salud español El sistema de salud catalán Cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud El Plan Director de Inmigración en el Ámbito de la Salud Para saber más Página 3 Página 4 Página 6 Página 9 Página 16 Página 24 Página 28 Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Qué es un sistema de salud? ¿Cuáles son las características de los sistemas de salud español y catalán? ¿Sabes qué es un área básica de salud? ¿Conoces los derechos a la asistencia sanitaria de los extranjeros en España? ¿Sabes qué hay que hacer para conseguir una tarjeta sanitaria individualizada? ¿Cuáles son los diferentes niveles de atención presentes en el sistema sanitario catalán? ¿Cuáles son los objetivos estratégicos del Plan Director de Inmigración en el ámbito de la salud? Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 2 Los sistemas sanitarios en nuestro entorno Los sistemas de salud y sus políticas ¿Qué es un sistema de salud? Un sistema de salud se define como el conjunto de recursos dedicados a la atención de la salud de las personas de una población. El sistema de salud incluye: • Los derechos de la población con respecto al acceso a los servicios de salud. • Las características de su financiación. • La producción de los servicios, su organización y su articulación. • La regulación sobre algunos determinantes de la salud relacionados con la higiene de los alimentos y el medio ambiente. La salud depende de muchos factores, entre los que se encuentran la renta de las personas, la educación (especialmente en las mujeres), el acceso a agua poCapítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno table, el saneamiento básico, el trabajo remunerado, la vivienda y la estabilidad social. Estos factores, además de los servicios sanitarios, tienen una gran influencia en la salud y abarcan un amplio abanico de ámbitos de la sociedad, como la riqueza y su distribución, el modelo económico y las políticas sociales o ambientales. El propósito de un sistema de salud consiste en contribuir a la mejora de la salud de la población y hacerlo de la manera más equitativa y eficiente posible. Los objetivos específicos de los sistemas de salud, que suelen describirse en las leyes de salud, en los planes estratégicos y en los planes de salud, se refieren a los aspectos sustantivos del sistema de salud, como: • Quiénes tienen derecho a utilizarlo. • Qué prestaciones ofrece. • Cuáles son las condiciones de acceso. • Qué agentes participarán en su funcionamiento. La definición de estos objetivos específicos diferirá de un país a otro, y dentro de un mismo país pueden índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir El propósito de un sistema de salud consiste en contribuir a la mejora de la salud de la población y hacerlo de la manera más equitativa y eficiente posible. darse algunas diferencias, en función de la forma en que el sistema de salud se haya desarrollado y de las grandes políticas sociales vigentes. El derecho a acceder a los servicios de salud está a menudo reconocido en las constituciones occidentales, pero no en todos los países (como es el caso de Estados Unidos y de Argentina). ¿Cómo son los sistemas de salud actuales? Los actuales sistemas de salud son el resultado de sus inicios y su evolución histórica, influida por factores económicos, ideológicos, culturales y políticos. En el siglo XVIII, en algunos países del centro y del norte de Europa, el Estado empezó a tener un papel importante en la prestación de servicios de salud al hacerse cargo de los hospitales existentes, mientras que en España, en Portugal y en sus colonias respectivas era la Iglesia la que mantenía la propiedad y la gestión de estos centros. En este período, la atención extrahospitalaria se extendió por casi toda Europa como iniciativa pública o religiosa; lo más frecuente era que los médicos fueran contratados por el Estado. A finales del siglo XVIII, los seguros privados se desarrollaron de manera importante en Europa. La contribución de las organizaciones de trabajadores fue decisiva en este crecimiento. Fue en Alemania, en 1883, cuando el canciller Bismarck creó el primer seguro obligatorio nacional, del que existían diversos antecedentes en el país, como los seguros obligatorios de los mineros y los empleados públicos, activos desde el siglo anterior. El seguro se financiaba con cotizaciones y el fondo resultante era gestionado por lo que hoy se podrían llamar «administradoras de fondos» y entonces se denominaban sociedades aseguradoras. El motivo político de Bismarck para crear el seguro obligatorio dirigido por el Estado fue desarrollar una nueva lealtad de los trabajadores hacia ese Estado como estrategia para minimizar la presión socialista y revolucionaria. Muy pronto surgieron problemas entre las sociedades aseguradoras y los médicos, debido a las cantidades y a las formas de pago y, también, a la existencia de normas que sólo Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno permitían a algunos médicos trabajar para el seguro social. Si bien los médicos alemanes ganaron muchas de sus reivindicaciones, como el derecho de cada médico a trabajar para el seguro y cobrar per cápita, es decir, por persona registrada con cada médico, en lugar de por caso, estos triunfos fueron la base del predominio de las aseguradoras sobre los propios médicos. En el Reino Unido, el seguro obligatorio se implantó en 1911 y se basó en los sistemas voluntarios existentes con el propósito político de que el Partido Liberal ganase popularidad entre los trabajadores, en vista del auge creciente del Partido Laborista. A diferencia de lo sucedido en Alemania, el resultado de las reivindicaciones de los médicos, mucho más organizados, los llevó a tener una gran capacidad de influencia en el plan de seguro obligatorio y a mantener una notable independencia en su ejercicio profesional. El Reino Unido creó su National Health Service en 1948, después de la Segunda Guerra Mundial y bajo un gobierno laborista. El modelo británico cambió radicalmente la financiación del sistema y las características del derecho al acceso. La financiación del sistema de salud dejó de basarse en las cotizaciones de empleados y empleadores y pasó a utilizar los impuestos generales, mientras que el acceso a los servicios de salud se vinculó a la residencia en el país. Este modelo ha servido de ejemplo para el desarrollo de los sistemas nacionales de salud en diversos países, especialmente europeos. En Francia, los médicos se negaron a ser remunerados por el seguro obligatorio y exigieron cobrar directamente del paciente. El resultado fue un sistema de libre elección de médico por parte del usuario, que persiste aún en la actualidad. En este sistema, el usuario paga directamente al médico que ha elegido y es después de haber sido atendido cuando recibe un reembolso del 80% del gasto efectuado. Actualmente, los dos modelos básicos europeos son los seguros sociales (modelo de Alemania) y los sistemas nacionales de salud (modelo del Reino Unido). Los seguros sociales se basan en la financiación a partir de cotizaciones obligatorias y cubren a la población afiliada y a sus familias. Los sistemas nacionales de salud se financian a través de los impuestos generales y cubren a todos los ciudadanos de un país. índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Al igual que en nuestro entorno europeo (Portugal, Grecia, Italia), el sistema sanitario evolucionó en España de un modelo de seguridad social a un modelo de sistema nacional de salud. Los primeros países que desarrollaron un sistema de cobertura universal fueron Hungría, en 1920, y la Unión Soviética, en 1938, que ampliaron los servicios de salud financiados por el Estado hasta cubrir a toda la población. Japón, Cuba y los países escandinavos crearon sus sistemas nacionales de salud en la década de 1960; Canadá, en la de 1970; Brasil, Italia, Portugal y España, en la de 1980; y finalmente, Costa Rica, en la de 1990. Para el resto de los países, la cobertura universal sigue siendo un reto que alcanzar. Políticas de salud Una política de salud es un conjunto coherente de decisiones gubernamentales, junto con los recursos e instrumentos para ponerlas en práctica, cuya finalidad consiste en contribuir a lograr objetivos estratégicos para la salud o el sector salud. Es uno de los elementos de la función de dirección. En todos los países existe un sistema de salud. Por ello, antes de introducir una política de salud nueva es necesario evaluarla minuciosamente. Las reformas de salud de la década de 1990 han estado dominadas por el énfasis en lo económico y la búsqueda de la eficiencia. Así, muchas de las políticas se refieren a aspectos organizativos de los sistemas de salud, y no directamente a aspectos relacionados con la atención a la salud. La descentralización consiste en la transferencia de competencias o funciones de un nivel de gobierno a niveles inferiores del mismo (por ejemplo, del nivel nacional al municipal). Si la transferencia de la competencia se realiza en el interior de una misma organización, se denomina desconcentración (por ejemplo, a las direcciones regionales del Ministerio de Salud). La separación de las funciones de financiación y provisión de servicios de salud es una forma de desconcentración de los sistemas de salud públicos integrados. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno Financiación Las fuentes de financiación son las formas que tiene un sistema de salud de captar recursos para financiar sus servicios de salud. Las principales fuentes de financiación de un sistema de salud son: los impuestos, las contribuciones a los seguros obligatorios, las pólizas de los seguros privados y los pagos directos. Una fuente de financiación es equitativa cuando los individuos cotizan de acuerdo con su capacidad de pago y aquellas personas con más recursos pagan más de lo que proporcionalmente les correspondería respecto a su nivel de renta. Las fuentes de financiación más inequitativas son las contribuciones a los seguros privados y los pagos directos. El sistema de salud español Al igual que en nuestro entorno europeo (Portugal, Grecia, Italia), el sistema sanitario evolucionó en España de un modelo de seguridad social a un modelo de sistema nacional de salud. En nuestro caso, de un modelo segmentado de seguridad social (financiado por las cuotas de empresarios y trabajadores) que atendía a grupos de trabajadores cada vez más amplios (autónomos, sector agrario, servicio doméstico...) a un sistema nacional cohesionado y descentralizado (conjunto de servicios de salud de las comunidades autónomas) financiado mediante los impuestos y con cobertura para toda la población. El sistema de seguridad social había culminado en 1908 con la creación del Instituto Nacional de Previsión (que centralizaría las prestaciones sanitarias hasta 1978, año en que se creó el Instituto Nacional de la Salud, INSALUD) y en 1943 con la creación del seguro obligatorio de enfermedad (SOE), y posteriormente los grandes hospitales y ambulatorios de la Seguridad Social. índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior El cambio de sistema de seguridad social a sistema nacional de salud se produjo con la Ley General de Sanidad de 1986. La Constitución española de 1978 establece, en su artículo 43, el derecho a la protección de la salud y a la atención sanitaria de todos los ciudadanos. Los principios y criterios sustantivos que permiten el ejercicio de este derecho se regulan por la Ley 14/1986, General de Sanidad, y se concretan en: • Financiación pública, universalidad y gratuidad de los servicios sanitarios en el momento del uso. • Derechos y deberes definidos para los ciudadanos y para los poderes públicos. • Descentralización política de la sanidad en las comunidades autónomas. • Prestación de una atención integral de la salud procurando altos niveles de calidad debidamente evaluados y controlados. • Integración de las diferentes estructuras y servicios públicos al servicio de la salud en el Sistema Nacional de Salud. El Sistema Nacional de Salud (SNS) es, por lo tanto, el conjunto coordinado de los servicios de salud de la Administración del Estado y los servicios de salud de las comunidades autónomas que integra todas las funciones y prestaciones sanitarias que, de acuerdo con la ley, son responsabilidad de los poderes públicos. Competencias del Estado en materia de sanidad La Constitución española establece las competencias asumibles por las comunidades autónomas y las exclusivas del Estado. Las competencias exclusivas del Estado en el ámbito sanitario son: • Bases y coordinación general de la sanidad. • Sanidad exterior y relaciones y acuerdos sanitarios internacionales. • Legislación sobre productos farmacéuticos. pág. siguiente >> imprimir salir Las bases y coordinación general se refieren al establecimiento de normas que fijen las condiciones y requisitos mínimos en la búsqueda de una igualación básica de las condiciones en el funcionamiento de los servicios sanitarios públicos. Las actividades de sanidad exterior se corresponden con la vigilancia y el control de los posibles riesgos para la salud derivados de la importación, exportación o tránsito de mercancías y del tráfico internacional de viajeros. Mediante las relaciones y acuerdos sanitarios internacionales, España colabora con otros países y organismos internacionales en el control epidemiológico, en la lucha contra las enfermedades transmisibles, en la conservación de un medio ambiente saludable, en la elaboración, perfeccionamiento y puesta en práctica de normativas internacionales, en la investigación biomédica y en todas aquellas acciones que se acuerden por estimarse beneficiosas para las partes en el campo de la salud. En relación con los productos farmacéuticos, las competencias que corresponden al Estado son las siguientes: • Legislación sobre productos farmacéuticos. • Evaluación, autorización y registro de medicamentos de uso humano, medicamentos de uso veterinario y productos sanitarios. • Decisión sobre la financiación pública y la fijación del precio de los medicamentos y productos sanitarios. • Garantizar el depósito de sustancias estupefacientes de acuerdo con lo dispuesto en los tratados internacionales. • Importación de medicación extranjera y urgente no autorizada en España. • Mantenimiento de un depósito estatal estratégico de medicamentos y productos sanitarios para emergencias y catástrofes. • Adquisición y distribución de medicamentos y productos sanitarios para programas de cooperación internacional. El Sistema Nacional de Salud (SNS) es el conjunto coordinado de los servicios de salud de la Administración del Estado y los servicios de salud de las comunidades autónomas. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir La asunción de competencias por parte de las comunidades autónomas permite aproximar la gestión de la asistencia sanitaria al ciudadano y facilitarle así garantías en cuanto a la equidad, la calidad y la participación. Competencias de las comunidades autónomas La Constitución española de 1978 diseñó una organización territorial del Estado que posibilita que las comunidades autónomas asuman competencias en materia de sanidad, y así lo han hecho todas las comunidades paulatinamente. El proceso de transferencia de la asistencia sanitaria gestionada por el Instituto Nacional de la Salud (INSALUD) se inició en 1981 y ha culminado en el año 2002 (la Administración central del Estado mantiene la gestión de la sanidad en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla). Las comunidades autónomas ejercen sus competencias en planificación sanitaria, salud pública y gestión de los servicios de salud. Administración del Estado Cada comunidad autónoma cuenta con un servicio de salud, que es la estructura administrativa y de gestión que integra todos los centros, servicios y establecimientos de la propia comunidad, las diputaciones, los ayuntamientos y cualesquiera otras administraciones territoriales intracomunitarias. La asunción de competencias por parte de las comunidades autónomas permite aproximar la gestión de la asistencia sanitaria al ciudadano y facilitarle así garantías en cuanto a la equidad, la calidad y la participación. La experiencia y la práctica de las relaciones entre el Estado y las comunidades autónomas en el ámbito de la protección de la salud proporcionan referencias importantes para el desarrollo de la cohesión en el Estado autonómico. Bases y coordinación general de la Sanidad Sanidad Exterior Legislación sobre productos farmaceuticos Comunidades autónomas Planificación sanitaria Salud pública Gestión de los servicios de salud Corporaciones locales Salubridad Colaboración en la gestión de los servicios públicos Consejo Interterritorial del SNS Competencias de las administraciones públicas en materia sanitaria. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior El sistema de salud catalán Cataluña, comunidad situada en el nordeste de la península, tiene una población de 7.134.697 habitantes, de los cuales el 13,5% proceden de otros países (según datos del 2007). El número de tarjetas sanitarias es de 7.324.047. El producto interior bruto per cápita es de 25.000 euros (la media de España es de 20.000) y la esperanza de vida al nacer, de 83,8 años para las mujeres y de 77,3 para los hombres. El sistema sanitario público catalán forma parte del Sistema Nacional de Salud español y es considerado modélico a nivel mundial en cuanto a equidad (igualdad para todos los ciudadanos, independientemente de su renta), eficacia (cantidad y calidad de los servicios o prestaciones) y eficiencia (costes razonables de los servicios). Hablamos del sistema sanitario público, que incluye (con financiación pública) la prestación de servicios por parte de proveedores propios y concertados: entidades benéfico-privadas, fundaciones, etc. (aparte existe, además, un sistema totalmente privado). En Cataluña, la red de servicios asistenciales públicos ha sido tradicionalmente más diversa que en el resto de España, por la existencia de fundaciones benéficas privadas, mutualidades y, en la actualidad, consorcios y empresas públicas. La red de hospitales comarcales (que se integra, junto con el resto de los hospitales públicos, en la denominada Xarxa Hospitalària d’Utilització Pública, XHUP), por ejemplo, es la más completa del territorio español y está formada por hospitales de tamaño mediano, a diferencia de los grandes hospitales provinciales de la red de la Seguridad Social, que en Cataluña son minoría. La transferencia de competencias en el proceso autonómico se inició en Cataluña en el año 1981. En pág. siguiente >> imprimir salir 1983 se creó el Institut Català de la Salut (ICS), a partir del INSALUD transferido. La planificación la inició el primer gobierno provisional de la Generalitat (1979) y en la actualidad el instrumento de planificación por excelencia es el Plan de Salud de Cataluña, de carácter trienal (se actualiza cada tres años). En 1984 se constituyó la mencionada Xarxa Hospitalària d’Utilització Pública (XHUP) y se inició la reforma de la atención primaria de salud, así como la adscripción progresiva de la atención especializada al nivel hospitalario. En 1990, con la Ley de Ordenación Sanitaria de Cataluña (LOSC), se consolidó el modelo sanitario catalán, caracterizado principalmente por la diferenciación de funciones: la provisión (ICS y otros proveedores), la financiación (el Parlament aprueba el presupuesto) y la compra (Servei Català de la Salut). La autoridad sanitaria recae en el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya. Así, pues, tanto en España como en Cataluña, el sistema se ha acabado definiendo con los principios de universalidad, equidad de acceso, concepción integral de la salud, integración de los servicios, racionalidad y eficiencia, descentralización y participación comunitaria. El territorio catalán se ordena en siete regiones sanitarias del Servei Català de la Salut (CatSalut), delimitadas a partir de factores geográficos, socioeconómicos y demográficos. Las regiones despliegan su actividad en los ámbitos de la planificación, la compra de servicios, los sistemas de gestión y la atención al cliente, e incluyen órganos de participación como los consejos de salud. Cada región se organiza en sectores sanitarios, y éstos, a su vez, en áreas básicas de salud, la unidad territorial elemental. Alt Pirineu i Aran Lleida Catalunya Central Girona Barcelona Camp de Tarragona Terres de l’Ebre Mapa de las regiones sanitarias de Cataluña. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior Los sectores sanitarios son el ámbito en que se desarrollan y coordinan las actividades de promoción de la salud, prevención de la enfermedad, salud pública y asistencia sociosanitaria en el nivel de atención primaria y de las especialidades médicas. El área básica de salud (ABS) es la unidad territorial elemental a través de la cual se organizan los servicios de atención primaria de salud. Son unidades territoriales formadas por barrios o distritos en las áreas urbanas y por uno o más municipios en el ámbito rural. Su delimitación responde a factores geográficos, socioeconómicos, demográficos, laborales, epidemiológicos, culturales, climáticos, de vías de comunicación homogéneas y de instalaciones sanitarias existentes, teniendo en cuenta la ordenación territorial de Cataluña y en función de la accesibilidad de la población a los servicios y de la eficiencia en la organización de los recursos sanitarios. Actualmente, los gobiernos territoriales de salud (GTS), en número de treinta y siete, canalizan la colaboración entre la Generalitat y los ayuntamientos. Acceso al sistema sanitario: la tarjeta sanitaria y el marco legal vigente En Cataluña, el CatSalut (Servei Català de la Salut) es la entidad encargada de reconocer el derecho a recibir asistencia sanitaria a toda la ciudadanía, es decir, a todas las personas residentes (empadronadas) en cualquiera de los municipios de Cataluña. Acceso legal a los servicios El derecho a la protección de la salud es un derecho básico. Además, los ciudadanos de Cataluña asegurados del CatSalut son titulares de una serie de derechos y deberes en materia de salud (véase la bibliografía). Legislación del Estado español El artículo 13 de la Constitución española establece que los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza en su título 1, en los términos que establecen los tratados y la ley. En aplicación de este mandato constitucional, se aprobó la ley orgánica 7/1985, de 1 de julio, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España, la cual se refería más a los requisitos para alcanzar el estatuto de los residentes legales (y, muy especialmente, al control de la entrada, la permanencia y la salida de los extranjeros del territorio del Estado) que a los derechos y al estatuto jurídico de los residentes legales. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno pág. siguiente >> imprimir salir • La actual Ley de Extranjería El paso de una perspectiva en que predomina el control de los flujos migratorios a otra en que predomina la preocupación por la integración de los inmigrantes residentes se pone de manifiesto en la nueva ley orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su Integración Social, modificada por la ley orgánica 8/2000, de 22 de diciembre, de Reforma de la Ley Orgánica 4/2000. La ley orgánica 4/2000, que derogó la ley orgánica 7/1985 en su totalidad, recoge en su título 1, muy afectado por la reforma de la ley orgánica 8/2000, un catálogo de los derechos que corresponden a los extranjeros más detallado que el de la legislación anterior. En el ámbito específico de la salud, el artículo 12 de la ley 4/2000, no modificado, dice lo siguiente: Artículo 12. Derecho a la asistencia sanitaria 1. Los extranjeros que se encuentren en España inscritos en el padrón del municipio en el que residan habitualmente tienen derecho a la asistencia sanitaria en las mismas condiciones que los españoles. 2. Los extranjeros que se encuentren en España tienen derecho a la asistencia sanitaria pública de urgencia ante la contracción de enfermedades graves o accidentes, cualquiera que sea su causa, y a la continuidad de dicha atención hasta la situación de alta médica. 3. Los extranjeros menores de dieciocho años que se encuentren en España tienen derecho a la asistencia sanitaria en las mismas condiciones que los españoles. 4. Las extranjeras embarazadas que se encuentren en España tendrán derecho a la asistencia sanitaria durante el embarazo, el parto y el posparto. Legislación en Cataluña El decreto 188/2001, de 26 de junio, de los Extranjeros y su Integración Social en Cataluña (DOGC, núm. 3431) desarrolla en Cataluña la Ley de Extranjería. Su artículo 7 es el que se refiere al derecho a la asistencia sanitaria: Artículo 7. Derecho a la asistencia sanitaria 7.1. El Departamento de Sanidad y Seguridad Social tiene que garantizar el derecho de los extranjeros que se encuentren en Cataluña, inscritos en el padrón de un municipio de Cataluña en el que residan habitualmente, a la asistencia sanitaria, en las mismas condiciones que el resto de los ciudadanos, de acuerdo con lo que dispone el artículo 12.1 de la ley orgánica 4/2000, de 11 de enero. 10 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior Los procedimientos y los requisitos para el reconocimiento del derecho a la asistencia sanitaria pública de los citados extranjeros serán los mismos que los establecidos para el resto de los ciudadanos, sin que, en ningún caso, se les pueda exigir el cumplimiento de otros requisitos adicionales. 7.2. De conformidad con lo que prevé la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño de 1989, ratificada por España en 1990, el artículo 10.3 de la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor y el artículo 12.3 de la ley orgánica 4/2000, de 11 de enero, los extranjeros menores de dieciocho años que se encuentren en el territorio de Cataluña tienen derecho a la asistencia sanitaria pública, en las mismas condiciones que el resto de los ciudadanos, sin que, en ningún caso, se pueda condicionar el reconocimiento de este derecho a la inscripción en el padrón del municipio donde residan ni a ningún otro requisito adicional. 7.3. El Departamento de Sanidad y Seguridad Social adoptará, en el ámbito de sus competencias, las medidas necesarias para garantizar el derecho a la asistencia sanitaria pública de las extranjeras embarazadas que se encuentren en Cataluña durante el embarazo, el parto y el posparto, de acuerdo con lo que dispone el artículo 12.4 de la ley orgánica 4/2000, de 11 de enero, sin que, en ningún caso, se pueda condicionar el reconocimiento de este derecho a la inscripción en el padrón del municipio donde residan. 7.4. El Departamento de Sanidad y Seguridad Social adoptará, en el ámbito de sus competencias, las medidas oportunas para garantizar el derecho de los extranjeros que se encuentren en Cataluña, no residentes y que no estén incluidos en ninguno de los colectivos referidos en los apartados anteriores, a la asistencia sanitaria pública de urgencia ante la contracción de enfermedades graves o accidentes, sea cual sea su causa, y a la continuidad de dicha atención hasta la situación de alta médica, de conformidad con lo que dispone el artículo 12.2 de la ley orgánica 4/2000, de 11 de enero. pág. siguiente >> imprimir salir En resumen, según esta normativa, en general es exigible a los extranjeros, como único requisito para acceder en igualdad de condiciones que los españoles a los servicios públicos de salud (mediante la tarjeta sanitaria individual), su identificación y el empadronamiento. La tarjeta sanitaria individual La tarjeta sanitaria individual (TSI) es la clave de acceso a los centros, servicios y prestaciones del sistema sanitario público, pues es el documento que identifica a la persona y la acredita como asegurada del CatSalut. La TSI facilita la identificación de forma rápida y correcta a través del código de identificación personal (CIP) que está impreso en la primera línea. El CatSalut entrega la tarjeta sanitaria de forma gratuita a todos los ciudadanos. La identificación con la TSI garantiza la confidencialidad de los datos de la persona asegurada. Es una tarjeta personal e intransferible que debe tener cada miembro de la familia, cualquiera que sea su edad. A diferencia de lo que sucedía antes, cuando había cartillas familiares, la TSI permite a cada individuo ser atendido diferenciadamente, aunque sigue habiendo una orientación familiar de la atención. Para obtenerla, el requisito legal previo es el empadronamiento, que es la inscripción administrativa en el registro municipal del ayuntamiento de la localidad donde se reside. Si todavía no se ha recibido la tarjeta sanitaria, se puede uno dirigir al centro de atención primaria (CAP) correspondiente al domicilio, llamar al teléfono de Sanitat Respon (902 111 444) o ponerse en contacto con la unidad de atención al ciudadano de la región sanitaria. La documentación que se ha de presentar para obtenerla es la siguiente: • Documento acreditativo (DNI, NIE, pasaporte, etc.). • Certificado de empadronamiento con fecha de emisión inferior a tres meses. (Se ha iniciado un La tarjeta sanitaria individual (TSI) es el documento que identifica a la persona y la acredita como asegurada del CatSalut. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno 11 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior proyecto de colaboración que permitirá consultar en línea el padrón de los ayuntamientos y en el futuro no hará falta entregar este documento.) • Fotocopia del documento de afiliación a la Seguridad Social, MUFACE, MUGEJU o ISFAS. Las personas que no disponen de ningún documento de afiliación (o personas no cubiertas por la Seguridad Social) pueden pedir el derecho a la asistencia sanitaria por una de las dos posibles vías: pág. siguiente >> imprimir salir Acceso de las personas sin recursos económicos suficientes Las personas sin recursos económicos suficientes tienen derecho a la prestación de asistencia sanitaria siempre que cumplan los requisitos siguientes: • Estar empadronadas en Cataluña. • Tener rentas, de cualquier naturaleza, iguales o inferiores, en cómputo anual, al salario mínimo interprofesional o, si se supera este límite, tener un cociente entre las rentas anuales y el número de menores e incapacidades a su cargo igual o menor a la mitad del salario mínimo interprofesional. • No tener protección sanitaria pública por otra vía. ¿Cómo acceder? Deben presentar, en el centro de atención primaria (CAP) que les corresponda por domicilio, la siguiente documentación: • Certificado de empadronamiento del ayuntamiento. • Fotocopia del DNI o del pasaporte, si se trata de una persona mayor de 14 años. • Fotocopia del libro de familia, si se trata de una persona menor de edad. • Documento de la Seguridad Social, en el supuesto de que se tenga número o se haya sido dado de alta. • Declaración del impuesto sobre la renta del último ejercicio. • En caso de disminución, es necesario presentar también un certificado del órgano competente (Instituto Catalán de Asistencia y Servicios Sociales, ICASS) en el que se acredite tal disminución. En el CAP se ha de llenar el impreso de solicitud individual del reconocimiento del derecho a la asistencia sanitaria, tras lo cual verificarán si se cumplen todos los requisitos para recibir dicha asistencia. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno 12 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Acceso de las personas con recursos económicos Las personas con recursos económicos excluidas o no cubiertas por el sistema de salud público pueden también tener acceso a la asistencia sanitaria pública. Estas personas deben cumplir los requisitos siguientes: • Estar empadronadas en cualquiera de los municipios de Cataluña y acreditar su residencia con un certificado de empadronamiento expedido por el ayuntamiento correspondiente. • No tener la obligación legal de cotizar en la Seguridad Social o en cualquier otro sistema de previsión sanitaria pública. • No poder acceder a un sistema de protección sanitaria pública por cualquier título jurídico. • No ser beneficiarias de un régimen público de asistencia sanitaria. • Hacer una aportación económica periódica con cargo a los titulares que accedan a la asistencia sanitaria pública. Personas beneficiarias Pueden acceder a la asistencia sanitaria pública como beneficiarias de la persona titular: el/la cónyuge, los descendientes, los hijos adoptivos, los hermanos y los ascendientes, siempre que estos familiares convivan con el titular, no realicen un trabajo remunerado y no reciban una renta patrimonial ni una pensión superior al doble del salario mínimo interprofesional. ¿Como acceder? Las personas solicitantes deben presentar el original y una copia de la documentación siguiente a la unidad de atención al ciudadano de su región sanitaria: • Documento acreditativo (DNI, NIE, pasaporte, etc.), si se trata de una persona mayor de 14 años. • Fotocopia del DNI o pasaporte del beneficiario. • Fotocopia del libro de familia, si se trata de una persona menor de edad. • Fotocopia del permiso de residencia, si se trata de una persona extranjera. • Fotocopia del último ejercicio de la declaración del IRPF (en el caso de que se solicite asistencia sanitaria para personas beneficiarias). • Certificado del ayuntamiento que acredite que la persona solicitante y sus beneficiarios están inscritos en el padrón municipal de habitantes en que se acredite la convivencia. • En caso de disminución, es necesario presentar también un certificado del órgano competente (Instituto Catalán de Asistencia y Servicios Sociales, ICASS) en el que se acredite tal disminución. Adicionalmente, las personas solicitantes han de llenar en las unidades de atención al ciudadano de las regiones sanitarias el impreso de solicitud de acceso a la asistencia sanitaria pública y el de domiciliación bancaria de aportación económica para el acceso a la asistencia sanitaria pública. Una vez aprobado el acceso, se les enviará por correo una tarjeta sanitaria individual (TSI), con una vigencia de un año desde la fecha de emisión. Coste El importe de la aportación económica por titular es el equivalente a la cuota fijada por asistencia médica y farmacéutica por enfermedad común que deben satisfacer los colectivos ajenos al sistema de Seguridad Social. La aportación mensual fijada para el año 2007 es de 87,34 €. La aportación económica se puede pagar mensualmente, trimestralmente o anualmente, a través de domiciliación bancaria. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno 13 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Es importante llevar la TSI en los desplazamientos. En el caso de los menores, conviene especialmente facilitarles la TSI (a ellos o a la persona adulta que se haga responsable) si los padres están separados, cuando realizan campamentos escolares, etc. También es necesario llevar la TSI al acudir a la farmacia, junto con la receta del CatSalut, puesto que permite el acceso a todas las prestaciones del sistema sanitario público, entre las cuales está la financiación de medicamentos por parte del CatSalut. Para los medicamentos, es imprescindible presentar la TSI de la persona a cuyo nombre va la receta; no se puede recoger un medicamento recetado a otra persona si no se lleva su TSI. La TSI debe conservarse correctamente, sin doblarla, rayarla, ponerla en contacto con imanes ni colocarla sobre aparatos conectados a la corriente eléctrica. Puede encontrarse más información útil sobre la TSI en la web de CatSalut ( ), que contiene información en castellano, catalán e inglés. La red de los servicios sanitarios en Cataluña Cataluña dispone de una red asistencial formada por diferentes tipos de centros. La provisión de los servicios se realiza en centros de atención primaria, hospitales de agudos (de tres niveles: básico, de referencia y de alta tecnología), centros sociosanitarios y centros de salud mental. Su gestión corre a cargo de un conjunto de proveedores de titularidad diversa. Por un lado, el Institut Català de la Salut (ICS), que depende del Departament de Salut y se financia por vía presupuestaria. El ICS gestiona el 80% de los centros de atención primaria y el 30% de las camas hospitalarias de agudos en estos ocho hospitales: 2 1 6 5 4 3 7 8 Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno 1. Hospital Universitario Arnau de Vilanova de Lleida 2.Hospital de Girona Dr. Josep Trueta 3.Hospital Universitario Germans Trias i Pujol 4.Hospital Universitario Vall d’Hebron 5.Hospital Universitario de Bellvitge 6.Hospital de Viladecans 7.Hospital Universitario de Tarragona Joan XXIII 8.Hospital de Tortosa Verge de la Cinta 14 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> salir imprimir Por otro lado, el resto de los proveedores, que pueden ser consorcios y empresas públicas, fundaciones municipales y entidades privadas con y sin ánimo de lucro. Diagrama general del sistema sanitario en Cataluña Aseguramiento Provisión de servicios Institut Català de la Salut 20 % Servei Català de la Salut 100 % RHUP (XHUP) Ciudadanos Proveedores concertados 70 % Seguro complementario 20 % Centros privados 10 % El modelo asistencial tiene dos niveles: el de la atención primaria (como puerta de entrada) y el de la atención especializada (hospitales de agudos, centros sociosanitarios, centros de salud mental y adicciones). El modelo se basa en la atención primaria, está orientado a la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, y busca la continuidad de la asistencia con criterios de eficiencia, eficacia y equidad. Nivel de atención primaria Nivel de atención especializada Emergencias Hospitales Ciudadanos Centro de atención primaria H1 H2 H3 Sociosanitario Salud mental Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno 15 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir La prestación de salud pública es el conjunto de iniciativas organizadas por las administraciones públicas para preservar, proteger y promover la salud de la población. La historia clínica Todo ciudadano tiene derecho a acceder a su historia clínica (o bien a una copia o informe resumen). La historia clínica se custodia en los centros sanitarios, tanto en la atención primaria (donde tiene carácter longitudinal a lo largo del tiempo) como en los hospitales. Especialmente se emite un informe de alta cuando una persona ha sido atendida en un hospital. Cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud La cartera de servicios del SNS es el conjunto de técnicas, tecnologías o procedimientos (entendiendo por tales cada uno de los métodos, actividades y recursos basados en el conocimiento y la experimentación científica) mediante los cuales se hacen efectivas las prestaciones sanitarias en la sanidad pública. A continuación se explica la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud, en el contexto del sistema sanitario de Cataluña, en relación con: • Salud pública. • Atención primaria. • Atención especializada. • Atención de urgencia. • Prestación farmacéutica. • Prestación ortoprotésica. • Prestación con productos dietéticos. • Prestación de transporte sanitario. • Atención sociosanitaria y de salud mental. Es decir, se incluyen las prestaciones de los servicios sanitarios públicos preventivos, asistenciales, diagnósticos, terapéuticos, rehabilitadores, paliativos, de cuidados y de promoción y mantenimiento de la salud destinados a los ciudadanos. Es muy recomendable leer el real decreto 1030/2006, y especialmente sus anexos (véase la biCapítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno bliografía), para entender la relación de los servicios que se prestan. Cabe indicar que, para cualquier consulta sobre las prestaciones y su tramitación, el lugar idóneo es la unidad de atención al ciudadano de los centros de atención primaria (CAP) o los hospitales. La salud pública La prestación de salud pública es el conjunto de iniciativas organizadas por las administraciones públicas para preservar, proteger y promover la salud de la población. La cartera de servicios de salud pública tiene una doble orientación: • El diseño e implantación de políticas de salud. • La atención directa al ciudadano: definición de programas para la protección de riesgos para la salud, la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, deficiencias y lesiones. En Cataluña, el modelo de intervención en la comunidad ha de culminar con el desarrollo de la Agencia de Salud Pública de Cataluña, que a través de los equipos básicos territoriales ha de permitir, en colaboración con los servicios asistenciales de la atención primaria, integrar en el territorio la salud pública y la atención primaria, incluyendo la intervención en la comunidad mediante agentes comunitarios de salud para adecuar los servicios a colectivos concretos, como es el caso de personas inmigradas y otros. Se trata del modelo de intervención de salud comunitaria, en el que los agentes comunitarios de salud han de ser la expresión óptima de la mediación en salud e integrar la atención individual y comunitaria de todos los colectivos con necesidades específicas. La atención primaria La atención primaria se define como el primer nivel de contacto. Ha de ser accesible, integral y longitudinal (con continuidad a lo largo de la vida del pacien16 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior te) y tener capacidad resolutiva de los problemas más frecuentes. Además de la atención curativa, ha de incluir la promoción de la salud, la prevención, la educación en salud y la rehabilitación. La atención primaria se presta en los centros de atención primaria (CAP) o consultorios municipales en las localidades más pequeñas. La realiza un equipo de atención primaria (EAP), constituido por profesionales sanitarios (médicos de familia, pediatras, personal de enfermería, odontólogos, auxiliares de enfermería, trabajadores sociales) y no sanitarios (celadores, auxiliares administrativos). Además de la asistencia, el equipo participa en programas de investigación y de docencia. La reforma de la atención primaria, llevada a cabo en los últimos 20 años, creó estos equipos, para cada territorio (área básica de salud), aumentando su dedicación horaria, y asignando cada persona individual (tarjeta sanitaria individual) a un equipo médico y de enfermería. Ello requirió cambios organizativos, nuevos horarios e inversiones en la creación de centros y la adaptación de otros. Paralelamente, se creó la especialidad de medicina familiar y comunitaria y se aumentó hasta los 14 años la edad para la atención pediátrica. Algunos aspectos, como son la orientación comunitaria, la coordinación de los diferentes niveles o la implicación en la investigación, continúan siendo un reto. Todas estas actividades, dirigidas a las personas, a las familias y a la comunidad, desde un enfoque biopsicosocial, son prestadas por equipos interdisciplinarios que garantizan la calidad y la accesibilidad a las mismas, así como la continuidad entre los diferentes ámbitos de atención en la prestación de servicios sanitarios y la coordinación entre todos los sectores implicados. La atención primaria, que incluye el abordaje de los problemas de salud y los factores y conductas de riesgo, comprende: 1. Atención sanitaria a demanda, programada y urgente tanto en la consulta como en el domicilio del enfermo. Comprende todas aquellas actividades asistenciales de atención individual, diagnósticas, terapéuticas y de seguimiento de procesos agudos o crónicos, así como aquellas de promoción de la salud, educación sanitaria y prevención de la enfermedad que realizan los diferentes profesionales de atención primaria. La atención a los procesos agudos incluye el abordaje de problemas cardiovasculares, respiratorios, del aparato digestivo, infecciosos, metabólicos y endoCapítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno pág. siguiente >> imprimir salir crinológicos, neurológicos, hematológicos, de la piel, del aparato urinario, del aparato genital, músculoesqueléticos, otorrinolaringológicos, oftalmológicos, de la conducta y de la relación, conductas de riesgo, traumatismos, accidentes e intoxicaciones. Los procesos agudos y crónicos más prevalentes se han de atender de forma protocolizada. 2. Indicación o prescripción y realización, en su caso, de procedimientos diagnósticos y terapéuticos. 3. Actividades en materia de prevención, promoción de la salud, atención familiar y atención comunitaria. 3.1. Prevención y promoción de la salud. 3.1.1. Promoción y educación para la salud. Comprende las actividades dirigidas a modificar o potenciar hábitos y actitudes que conduzcan a formas de vida saludables, así como a promover el cambio de conductas relacionadas con factores de riesgo de problemas de salud específicos y las orientadas al fomento de los autocuidados. Incluye: a) Información y asesoramiento sobre conductas o factores de riesgo y sobre estilos de vida saludables. b) Actividades de educación para la salud grupales y en centros educativos. 3.1.2. Actividades preventivas. Incluye: a) Vacunaciones en todos los grupos de edad y, en su caso, grupos de riesgo, según el calendario de vacunación vigente aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud y las administraciones sanitarias competentes, así como aquellas que puedan indicarse, en población general o en grupos de riesgo, por situaciones que epidemiológicamente lo aconsejen. b) Indicación y administración, en su caso, de quimioprofilaxis antibiótica en los contactos con pacientes infecciosos para los problemas infectocontagiosos que así lo requieran. c) Actividades para prevenir la aparición de enfermedades actuando sobre los factores de riesgo (prevención primaria) o para detectarlas en fase presintomática mediante cribado o diagnóstico precoz (prevención secundaria). 3.2. Atención familiar. Comprende la atención individual considerando el contexto familiar de los pacientes con problemas en los que se sospecha un componente familiar. Incluye la identificación de la estructura familiar, la etapa del ciclo vital familiar, los acontecimientos vitales estresantes, los sistemas de interacción en la familia y la detección de la disfunción familiar. 17 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior 3.3. Atención comunitaria. Conjunto de actuaciones con participación de la comunidad, orientadas a la detección y priorización de sus necesidades y problemas de salud, identificando los recursos comunitarios disponibles, priorizando las intervenciones y elaborando programas orientados a mejorar la salud de la comunidad, en coordinación con otros dispositivos sociales y educativos. 4. Actividades de información y vigilancia en la protección de la salud. 5. Rehabilitación básica. Comprende las actividades de educación, prevención y rehabilitación que son susceptibles de realizarse en el ámbito de atención primaria, en régimen ambulatorio, previa indicación médica y de acuerdo con los programas de cada servicio de salud, incluida la asistencia domiciliaria si se considera necesaria por circunstancias clínicas o por limitaciones en la accesibilidad. 6. Atenciones y servicios específicos relativos a la mujer, la infancia, la adolescencia, los adultos, la tercera edad, los grupos de riesgo y los enfermos crónicos. 6.1. Servicios de atención a la infancia. 6.1.1. Valoración del estado nutricional, del desarrollo pondo-estatural y del desarrollo psicomotor. 6.1.2. Prevención de la muerte súbita infantil. 6.1.3. Consejos generales sobre desarrollo del niño, hábitos nocivos y estilos de vida saludables. 6.1.4. Educación sanitaria y prevención de accidentes infantiles. 6.1.5. Orientación anticipada para la prevención y detección de los problemas de sueño y de esfínteres. 6.1.6. Detección de los problemas de salud, con presentación de inicio en las distintas edades, que puedan beneficiarse de una detección temprana en coordinación con atención especializada. Todo ello se ve potenciado en la atención primaria con el Programa de seguimiento del niño sano, incluido el inicio y seguimiento del calendario de vacunaciones sistemáticas. 6.2. Servicios de atención a la adolescencia. 6.3. Servicios de atención a la mujer. 6.3.1. Detección de grupos de riesgo y diagnóstico precoz de cáncer ginecológico y de mama de manera coordinada y protocolizada Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno pág. siguiente >> imprimir salir con atención especializada, según la organización del correspondiente servicio de salud. 6.3.2. Indicación y seguimiento de métodos anticonceptivos no quirúrgicos y asesoramiento sobre otros métodos anticonceptivos e interrupción voluntaria del embarazo. 6.3.3. Atención al embarazo y puerperio: a) Captación de la mujer embarazada en el primer trimestre de gestación y detección de los embarazos de riesgo. b) Seguimiento del embarazo normal, de manera coordinada y protocolizada con atención especializada, según la organización del correspondiente servicio de salud. c) Educación maternal, incluidos el fomento de la lactancia materna, la prevención de incontinencia urinaria y la preparación al parto. d) Visita puerperal en el primer mes del posparto para valoración del estado de salud de la mujer y del recién nacido. 6.3.4. Prevención, detección y atención a los problemas de la mujer en el climaterio (menopausia). 6.4. Atención al adulto, grupos de riesgo y enfermos crónicos. Comprende, en general, la valoración del estado de salud y de factores de riesgo, los consejos sobre estilos de vida saludables, la detección de los problemas de salud y valoración de su estadio clínico, la captación del paciente para el seguimiento clínico adecuado a su situación, la atención y seguimiento de personas polimedicadas y con pluripatología y la información y consejo sanitario sobre su enfermedad y los cuidados precisos a pacientes y cuidadores, en su caso. Y en particular: 6.4.1. Atención sanitaria protocolizada de pacientes con problemas de salud crónicos y prevalentes: a) Diabetes mellitus, incluido el suministro al paciente diabético del material necesario para el control de su enfermedad. b) Enfermedad pulmonar obstructiva crónica y asma bronquial. c) Hipercolesterolemia. d) Hipertensión arterial. e) Insuficiencia cardíaca crónica. f) Cardiopatía isquémica. g) Obesidad. h) Problemas osteoarticulares crónicos o dolor crónico musculoesquelético. 6.4.2. Atención de personas con VIH+ y enfermedades de transmisión sexual con el objeto de contribuir al seguimiento clínico y la 18 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior mejora de su calidad de vida y evitar las prácticas de riesgo. 6.4.3. Atención domiciliaria a pacientes inmovilizados. 6.4.4. Atención a personas con conductas de riesgo: a) Atención a fumadores y apoyo a la deshabituación de tabaco. b) Atención al consumidor excesivo de alcohol. c) Atención a otras conductas adictivas. 6.4.5. Detección precoz y abordaje integrado de los problemas de salud derivados de las situaciones de riesgo o exclusión social, como menores en acogida, minorías étnicas, inmigrantes u otros. 6.5. Atención a las personas mayores. 6.6. Detección y atención a la violencia de género y malos tratos en todas las edades, especialmente en menores, ancianos y personas con discapacidad. 7. Atención paliativa a enfermos terminales. Comprende la atención integral, individualizada y continuada de personas con enfermedad en situación avanzada, no susceptible de recibir tratamientos con finalidad curativa y con una esperanza de vida limitada (en general, inferior a seis meses), así como de las personas a ellas vinculadas. Su objetivo terapéutico es la mejora de su calidad de vida, con respeto a su sistema de creencias, preferencias y valores. Esta atención, especialmente humanizada y personalizada, se presta en el domicilio del paciente o en el centro sanitario, si fuera preciso, estableciendo los mecanismos necesarios para garantizar la continuidad asistencial y la coordinación con otros recursos y de acuerdo con los protocolos establecidos por el correspondiente servicio de salud. 8. Atención a la salud mental en coordinación con los servicios de atención especializada. 8.1. Actividades de prevención y promoción, consejo y apoyo para el mantenimiento de la salud mental en las distintas etapas del ciclo vital. 8.2. Detección, diagnóstico y tratamiento de trastornos adaptativos, por ansiedad y depresivos, con derivación a los servicios de salud mental en caso de quedar superada la capacidad de resolución del nivel de atención primaria. 8.3. Detección de conductas adictivas, de trastornos del comportamiento y de otros trastornos mentales, así como de reagudizaciones en trastornos ya conocidos, y, en su caso, derivación a los servicios de salud mental. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno pág. siguiente >> imprimir salir 8.4. Detección de psicopatologías de la infancia/ adolescencia, incluidos los trastornos de conducta en general y alimentaria en particular, y, en su caso, derivación al servicio especializado correspondiente. 8.5. Seguimiento de forma coordinada con los servicios de salud mental y servicios sociales de las personas con trastorno mental grave y prolongado. 9. Atención a la salud bucodental. Comprende las actividades asistenciales, diagnósticas y terapéuticas, así como aquellas de promoción de la salud, educación sanitaria y preventivas dirigidas a la atención a la salud bucodental. La indicación de esta prestación es realizada por los odontólogos y especialistas en estomatología, y tiene el siguiente contenido en atención primaria: 9.1. Información, educación para la salud y, en su caso, adiestramiento en materia de higiene y salud bucodental. 9.2. Tratamiento de procesos agudos odontológicos, entendiendo por tales los procesos infecciosos y/o inflamatorios que afectan al área bucodental, exodoncias, exodoncias quirúrgicas, cirugía menor de la cavidad oral, revisión oral para la detección precoz de lesiones premalignas y, en su caso, biopsia de lesiones mucosas. 9.3. Exploración preventiva de la cavidad oral a mujeres embarazadas. Incluye instrucciones sanitarias en materia de dieta y salud bucodental, acompañadas de adiestramiento en higiene bucodental, y aplicación de flúor tópico de acuerdo con las necesidades individuales de cada mujer embarazada. 9.4. Medidas preventivas y asistenciales para la población infantil de acuerdo con los programas establecidos por las administraciones sanitarias competentes: aplicación de flúor tópico, obturaciones, sellados de fisuras y otras. 9.5. Se consideran excluidos de la atención bucodental básica los siguientes tratamientos: 9.5.1. Tratamiento reparador de la dentición temporal. 9.5.2. Tratamientos ortodóncicos. 9.5.3. Exodoncias de piezas sanas. 9.5.4. Tratamientos con finalidad exclusivamente estética. 9.5.5. Implantes dentarios. 9.5.6. Realización de pruebas complementarias para fines distintos de las prestaciones contempladas como financiables por el Sistema Nacional de Salud en esta norma. 19 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior Se pueden localizar los diferentes proveedores y centros de Cataluña en la guía de centros (véase la bibliografía). La atención especializada La atención especializada debe garantizar la continuidad de la atención integral al paciente, una vez superadas las posibilidades de la atención primaria y hasta que aquél pueda reintegrarse en dicho nivel. Comprende las actividades asistenciales, diagnósticas, terapéuticas y de rehabilitación y cuidados, así como de promoción de la salud, educación sanitaria y prevención de la enfermedad, cuya naturaleza aconseja que se realicen en este nivel. La atención sanitaria especializada comprende: 1. Asistencia especializada en consultas. Comprende las actividades asistenciales, diagnósticas, terapéuticas y de rehabilitación, así como de promoción de la salud, educación sanitaria y prevención de la enfermedad, que se prestan en el nivel de atención especializada en régimen ambulatorio (por parte de especialistas en los centros de atención primaria o en las consultas externas de los hospitales). Con la reforma de la atención primaria se inició también la reforma de la atención especializada, con la progresiva adscripción de lo que eran especialidades ambulatorias (un nivel intermedio en el terreno de la atención primaria) a los servicios de los hospitales (atención especializada). Esto no quiere decir que no se siga proporcionando atención especializada también en la atención primaria, y lo más integrada- pág. siguiente >> imprimir salir mente posible con los EAP, pero dependen de los servicios especializados del hospital. Éstos, por su parte, han tendido a reducir progresivamente el número de camas de agudos y a aumentar la atención sin ingreso (cirugía ambulatoria), aproximando la atención al domicilio de las personas. 2. Asistencia especializada en hospital de día, médico y quirúrgico. Comprende las actividades asistenciales, diagnósticas, terapéuticas y de rehabilitación destinadas a pacientes que requieren cuidados especializados continuados, incluida la cirugía mayor ambulatoria, que no precisan que el paciente pernocte en el hospital. 3. Hospitalización en régimen de internamiento (ingreso). Comprende la asistencia médica, quirúrgica, obstétrica y pediátrica, o la realización de tratamientos o procedimientos diagnósticos, a pacientes que requieren cuidados continuados que precisan su internamiento. 4. Apoyo a la atención primaria en el alta hospitalaria precoz y, en su caso, hospitalización a domicilio. 5. Indicación o prescripción, y realización, en su caso, de procedimientos diagnósticos y terapéuticos. 6. Atención paliativa a enfermos terminales. 7. Atención a la salud mental. 8. Rehabilitación en pacientes con déficit funcional recuperable. Tabla 1. Atención primaria. Recursos Tipo de atención CAP Atención primaria Consultorio local CAC SEU SOU Atención continua Recursos en los que se pueden desarrollar cada una de las diferentes actividades de atención especializada. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno 20 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Tabla 2. Consulta ambulatoria. Tipo de centros Tipo de atención Consultas externas hospitales CAP II CSMA y CSMIJ CAS Centros de rehabilitación General Psiquiátrica Tratamiento de drogodependencias Centros con consulta ambulatoria con apoyo especializado CAP II, consultas externas a los hospitales, consultas externas descentralizadas, servicios de diálisis de los hospitales y centros de rehabilitación. CAS Centro de atención y seguimiento de drogodependencias. CSMIJ Centro de salud mental infantil y juvenil. CSMA Centro de salud mental de adultos. Tratamiento de insuficiencias renales crónicas Rehabilitación Tabla 3. Internamiento hospitalario. Tipo de atención General aguda Psiquiátrica aguda Recursos Hospital general de agudos Centro psiquiátrico Centro de internamiento sociosanitario Recursos en los que se pueden desarrollar cada una de las diferentes actividades de atención especializada. * Incluye atención al sida en el caso de los centros sociosanitarios. Psiquiátrica subaguda Psicogeriátrica Convalecencia Curas paliativas* Larga estancia* Desintoxicación de drogodependencias Urgencias hospitalarias Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno 21 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior La atención de urgencia La atención de urgencia es aquella que se presta al paciente en los casos en que su situación clínica obliga a una atención sanitaria inmediata. Se debe dispensar tanto en centros sanitarios como fuera de ellos, incluidos el domicilio del paciente y la atención in situ, durante las 24 horas del día, mediante la atención médica y de enfermería, y con la colaboración de otros profesionales. En los servicios de urgencias de los hospitales, durante las 24 horas del día, se atiende a los pacientes que sufran una situación clínica aguda que obligue a una atención inmediata. El acceso del paciente a la atención de urgencia hospitalaria se realiza por remisión del médico de atención primaria o especializada o por razones de urgencia o riesgo vital que puedan requerir medidas terapéuticas exclusivas del medio hospitalario. La coordinación de los diferentes intervinientes en la atención de urgencia la deben realizar, a través del teléfono 112, el 061 u otros, los centros coordinadores de urgencias y emergencias sanitarias, que han de garantizar, durante las 24 horas del día, la accesibilidad y la coordinación de los recursos disponibles para este tipo de atención. Asimismo, hay que potenciar la coordinación de los servicios sanitarios en los planes de catástrofes y la colaboración con los servicios de urgencias y emergencias dependientes de distintas administraciones e instituciones, como las de protección civil, cuerpos de prevención y extinción de incendios, y cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, en las situaciones que lo precisen. Otros recursos especializados • Servicios de rehabilitación (existen en los hospitales, y también algunos en la atención primaria). • Centros de prevención y control de enfermedades de transmisión sexual. Centros de vacunaciones y consejos a viajeros internacionales. • Donaciones de sangre y de órganos para trasplante. Es importante informarse de estas posibilidades. Así como un día todos podemos necesitar de estos servicios, hace falta que muchas personas realicen estas donaciones altruistas que pueden salvar vidas. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno pág. siguiente >> imprimir salir Recursos de atención telefónica • Urgencias: 061 • Información 24 horas: Sanitat Respon 902 111 444 Se pueden localizar los diferentes proveedores y centros de Cataluña en la guía de centros (véase la bibliografía). Prestaciones complementarias de los servicios de atención primaria y especializada Los servicios de atención primaria y especializada incluyen la atención farmacéutica y toda una serie de prestaciones, como son la prestación ortoprotésica, la prestación con productos dietéticos o la prestación de transporte sanitario, que complementan las necesidades de salud. La prestación farmacéutica La prestación farmacéutica comprende los medicamentos y productos sanitarios y el conjunto de actuaciones encaminadas a que los pacientes los reciban de forma adecuada a sus necesidades clínicas, en las dosis precisas según sus requerimientos individuales, durante el período de tiempo adecuado y al menor coste posible para ellos y para la comunidad. 1. Contenido. 1.1. En el caso de pacientes no hospitalizados, la prestación farmacéutica comprende la indicación, prescripción y dispensación de los siguientes productos: a) Los medicamentos para los que, de acuerdo con la normativa vigente, se resuelva su financiación y condiciones de dispensación en el Sistema Nacional de Salud, autorizados y registrados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios o de acuerdo con lo dispuesto por las normas europeas que establecen los procedimientos comunitarios para la autorización y control de los medicamentos de uso humano. b) Los efectos y accesorios autorizados en el Sistema Nacional de Salud. c) Las fórmulas magistrales y los preparados oficinales elaborados por las oficinas de far22 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior macia de acuerdo con lo establecido en las normas. d) Las vacunas individualizadas antialérgicas y las vacunas individualizadas bacterianas. Excluye: a) Los productos de utilización cosmética, dietéticos, aguas minerales, elixires, dentífricos y otros productos similares. b) Los medicamentos calificados como publicitarios. c) Los medicamentos adscritos a los grupos o subgrupos terapéuticos excluidos de la financiación por la normativa vigente. d) Los medicamentos homeopáticos. e) Los efectos y accesorios de los que se realice publicidad dirigida al público en general. 1.2. En el caso de pacientes hospitalizados, la prestación farmacéutica comprende los productos farmacéuticos que necesiten los pacientes. 2. Indicación, prescripción y dispensación. La prestación farmacéutica se ha de proporcionar de acuerdo con criterios que promuevan el uso racional de los medicamentos. De conformidad con la legislación vigente, los médicos, farmacéuticos y demás profesionales sanitarios legalmente capacitados son los responsables, en el ejercicio de su correspondiente actuación profesional vinculada al Sistema Nacional de Salud, de la indicación, prescripción, dispensación o del seguimiento de los tratamientos, en las dosis precisas y durante el período de tiempo adecuado, de acuerdo con la situación clínica de cada paciente. La prescripción de los medicamentos y demás productos incluidos en la prestación farmacéutica, en el caso de su dispensación a través de oficinas de farmacia, se ha de realizar en el correspondiente modelo oficial de receta médica del Sistema Nacional de Salud, de conformidad con lo dispuesto en la normativa vigente. 3. Participación económica de los usuarios. La participación en el pago a satisfacer por los usuarios por los medicamentos y productos sanitarios que les proporcione el Sistema Nacional de Salud se regula de conformidad con los criterios recogidos en la ley 29/2006, de 26 de julio, de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios. 3.1. Aportación normal. Con carácter general, la participación económica que corresponde satisfacer a los usuarios en el momento de la dispensación en oficina de farmacia es del 40% sobre el precio de venta al público. 3.2. Aportación reducida. Un 10% sobre el preCapítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno pág. siguiente >> imprimir salir cio de venta al público, sin que el importe total de la aportación pueda exceder de 2,64 euros por envase, importe que puede ser actualizado por el Ministerio de Sanidad y Consumo, según lo dispuesto en la normativa vigente. Corresponde abonar este tipo de aportación en los siguientes supuestos: a) Medicamentos para el tratamiento de enfermedades crónicas o graves, clasificados en los grupos o subgrupos terapéuticos recogidos en la normativa. b) Efectos y accesorios pertenecientes a los grupos reglamentariamente establecidos. c) Medicamentos que proporciona el Sistema Nacional de Salud a través de receta oficial a los enfermos de sida. 3.3. Exentos de aportación. En los siguientes supuestos: a) Pensionistas y colectivos asimilados, afectados de síndrome tóxico y personas con discapacidad en los supuestos contemplados en su normativa específica. b) Tratamientos derivados de accidentes de trabajo y enfermedad profesional. c) Productos cuya dispensación al usuario se realice en los centros o servicios asistenciales sanitarios. La prestación ortoprotésica La prestación ortoprotésica consiste en la utilización de productos sanitarios, implantables o no, cuya finalidad es sustituir total o parcialmente una estructura corporal, o bien modificar, corregir o facilitar su función, para mejorar la calidad de vida y autonomía del paciente. Comprende los implantes quirúrgicos, las prótesis externas, las sillas de ruedas, las ortesis y las ortoprótesis especiales. La prescripción de los productos incluidos en la prestación ortoprotésica debe ser llevada a cabo por un médico de atención especializada, especialista en la materia correspondiente a la clínica que justifique la prescripción. La prestación con productos dietéticos La prestación con productos dietéticos comprende la dispensación de los tratamientos dietoterápicos a las personas que padezcan determinados trastornos metabólicos congénitos y la nutrición enteral domiciliaria. • Tratamientos dietoterápicos. Se llevan a cabo con alimentos dietéticos para determinados trastornos metabólicos congénitos. 23 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior • Nutrición enteral domiciliaria. Comprende la administración de fórmulas enterales por vía digestiva, habitualmente mediante sonda, con el fin de evitar o corregir la desnutrición de los pacientes atendidos en su domicilio cuyas necesidades nutricionales no pueden ser cubiertas con alimentos de consumo ordinario. La indicación de estos tratamientos la deben llevar a cabo médicos especialistas de unidades hospitalarias expresamente autorizadas para este fin por los servicios de salud de las comunidades autónomas. La prestación de transporte sanitario La prestación de transporte sanitario, que deberá ser accesible a las personas con discapacidad, consiste en el desplazamiento de enfermos por causas exclusivamente clínicas, cuya situación les impida desplazarse en los medios ordinarios de transporte. Esta prestación se debe facilitar de acuerdo con las normas que reglamentariamente establezcan las administraciones sanitarias competentes. La cartera de servicios comunes de transporte sanitario incluye la organización, por parte del sistema, del transporte sanitario no asistido, que es el indicado para el traslado especial de enfermos o accidentados que no requieren asistencia técnico-sanitaria en ruta, y del transporte sanitario asistido, para el traslado de enfermos o accidentados que requieren asistencia técnico-sanitaria en ruta. La atención sociosanitaria y de salud mental y adicciones Atención sociosanitaria Cataluña ha sido pionera en la planificación y organización de la oferta sociosanitaria, inicialmente con la creación del programa «Vida a los años» para la atención de enfermedades crónicas e incapacitantes. El modelo defiende la concepción integral de la persona y un enfoque integral y multidisciplinario en la valoración de necesidades y en las intervenciones. La oferta incluye: • Centros sociosanitarios de internamiento. - Unidades de larga estancia. - Unidades de convalecencia. - Unidades de cuidados paliativos. - Unidades de evaluación integral ambulatoria en geriatría y cuidados paliativos. - Unidades de diagnóstico de demencias. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno pág. siguiente >> imprimir salir • Hospitales de día. • Equipos de evaluación y soporte. - Programa de atención domiciliaria y equipos de soporte (PADES): apoyo en geriatría y cuidados paliativos en atención primaria y en domicilio, en coordinación con otros centros y niveles. - Unidades funcionales interdisciplinarias sociosanitarias (UFISS): similares, desde el ámbito hospitalario. Atención a la salud mental y las adicciones (drogodependencias) La atención psiquiátrica, anteriormente dependiente de las diputaciones, se transfirió a la Generalitat en la década de 1990. La red se ordenaba en hospitales, servicios comunitarios y dispositivos de salud mental infantil y juvenil. A partir de un modelo basado en unidades de media y larga estancia, se fue transformando hacia la atención intensiva de personas con alta dependencia psiquiátrica y la desinstitucionalización de las personas con baja dependencia. Actualmente, se intenta seguir potenciando la salud mental, que cuenta con una red de centros especializados de salud mental y salud mental infantojuvenil en la atención primaria. Se ha desarrollado un plan director de salud mental, lo cual indica la prioridad que representa. Este plan prevé avanzar en los recursos de que se dispone para la salud mental y en su coordinación e integración desde todos los ámbitos. El Plan Director de Inmigración en el Ámbito de la Salud La inmigración en Cataluña es un fenómeno creciente. El aumento de las cifras de extranjeros en estos últimos años no ha tenido un precedente igual ni en Cataluña ni en el resto del Estado español. Ello ha significado un reto para los servicios públicos (y, por lo tanto, también para los servicios sanitarios) que ha generado preocupaciones importantes acerca de este fenómeno social y de la capacidad del sistema sanitario para afrontar las nuevas necesidades que plantea el flujo inmigratorio. Aunque los problemas de salud de las personas inmigradas son esencialmente equiparables a los de la población no inmigrada, hay que considerar algunos aspectos generadores de desigualdades que determinan una especificidad en su atención. El Plan 24 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Tabla 4. Hospital de día. Recursos Hospital general CentroCentro Tipo atención de agudos psiquiátrico sociosanitario Oncológica, inmunohematológica, otras Psiquiátrica Sociosanitaria Recursos en los que se pueden desarrollar cada una de las diferentes actividades de atención especializada. Director de Inmigración (PDI) se ideó con el objetivo de conocer esta realidad diferencial y disminuir las desigualdades existentes. Las características diferenciales de la población que llega, su cultura, sus tradiciones, su religión, su forma de interpretar la salud y la enfermedad, las dificultades idiomáticas, las diferencias en los estilos de vida, etc., pueden generar una serie de factores internos y externos que actúan como barreras y dificultan el acceso a los servicios de salud. Esto incide desfavorablemente en la salud, en la calidad de la asistencia y en la utilización de los recursos sanitarios y, por lo tanto, requiere una adaptación del sistema para afrontar la situación del modo más conveniente posible. Con esta finalidad se creó el Plan Director de Inmigración en el Ámbito de la Salud, que deberá fijar, con una periodicidad de tres años, los objetivos de mejora de la atención a la población inmigrante extranjera y establecer las actuaciones para conseguirlos. Las actuaciones estarán marcadas por las estrategias que se definen en los ámbitos de la acogida, la mediación y la formación. Se definieron como objetivos estratégicos del Plan Director de Inmigración en el horizonte temporal 2005-2007: • Conocer la situación de salud y utilización de servicios de las poblaciones inmigradas en Cataluña mediante la mejora de los sistemas de información y búsqueda. • Mejorar la accesibilidad de la población inmigrante a los servicios sanitarios, mediante la adecuación de los servicios de salud a través de los Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno tres ejes principales del Plan: los planes de acogida, los de mediación y los de formación de los profesionales. • Planificar y ordenar los servicios de utilización pública para dar respuesta a los problemas específicos de la población inmigrante, así como a la patología importada. • Reordenar y coordinar la red de unidades de salud internacional de referencia. Actualmente, el Plan Director de Inmigración se halla en fase de implantación y posterior evaluación. El trabajo transversal con otros departamentos resulta de gran importancia, ya que los aspectos que inciden en la salud están condicionados por factores como la situación laboral, la situación legal, la seguridad, la alfabetización, la vivienda, el empadronamiento, etc. Por este motivo, el Plan, bajo la dirección de la Secretaría para la Inmigración, se rige por el principio de transversalidad interdepartamental. El Plan incluye, como elemento fundamental para su implementación y consolidación, una organización territorial que responde a los criterios de descentralización, con la participación del Departament de Salut, pero también a las políticas de acomodación participativas del Plan de Ciudadanía e Inmigración de la Secretaría para la Inmigración. Por lo tanto, para hacer efectiva la descentralización en el territorio, el Plan refuerza y consolida el trabajo de base participativa en red ya existente en algunas partes del territorio. El planteamiento estratégico inicial pasa por la implementación de un modelo de organización territorial desde la base comunitaria. 25 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior Este modelo contempla la creación de mesas regionales y centrales de salud e inmigración. En un primer nivel, se crearían la mesa de salud e inmigración del nivel central (Departament de Salut) y las mesas de salud e inmigración regionales. En una segunda fase, a medida que se constituyesen los gobiernos territoriales de salud (GTS) y la región valorase la oportunidad de su creación, se crearían las mesas de salud e inmigración de los GTS. La actitud de los profesionales, el papel social del sistema sanitario, el acceso real y objetivo a la salud y a los servicios de salud en igualdad de condiciones, la adaptación de los recursos del sistema y la consecución de la descentralización delegando en los GTS serán puntos críticos de implantación del PDI. Por lo tanto, se deben considerar una serie de acciones básicas sin las cuales el Plan Director de Inmigración no puede garantizar su eficiencia, tanto en el nivel de la atención primaria como en el de los hospitales: • La promoción de las actividades comunitarias. • La participación de las comunidades en la detección de necesidades. • La existencia de bases de datos adecuadas en los sistemas de información. • La promoción de acciones de acogida conjuntas con los actores del territorio de los planes de inmigración. • La adecuación (cuantitativa y cualitativa) de los recursos humanos al fenómeno de la inmigración. • El refuerzo, con personal de origen de las comunidades, de los servicios de atención a los usuarios y el impulso de la contratación de profesionales de origen extranjero sanitarios y no sanitarios. • La diversificación de los modelos de mediación entre las diferentes opciones, haciendo que convivan los diferentes modelos según las necesidades territoriales. Los ejes principales del PDI son el plan de acogida, el plan de mediación y el plan de formación. pág. siguiente >> imprimir salir Plan de acogida El plan de acogida pretende establecer una serie de programas y acciones en el ámbito del sector salud que beneficien la acogida y, por lo tanto, la integración de la población inmigrante, desde la base de que una buena acogida supone un beneficio para toda la sociedad porque ayuda a la integración de estas personas y favorece la cohesión social. El plan de acogida debe mejorar, coordinar y optimizar la información y el acceso de la población inmigrada a la salud y a los servicios a través de las siguientes acciones: • Elaborar materiales de acogida sanitaria en los que se identifique la información común para hacer posible un mejor acceso al sistema de salud. • Adecuar los registros y la información, de modo que la información llegue al público bien adaptada. • Facilitar la TSI a todas las personas recién llegadas o que estén en situación de exclusión. • Identificar a las personas o colectivos de mayor vulnerabilidad. • Informar del plan de acogida a todas las instituciones y entidades del territorio que tengan relación con personas recién llegadas. • Crear una red que trabaje coordinadamente el acceso a la salud y los servicios. • Seguir y evaluar los proyectos presentados en esta línea. Los niveles concretos más importantes en el plan de acogida son las asociaciones y entidades presentes en el territorio, la atención al usuario y el acceso a los diferentes niveles de atención (primaria, especializada, hospitalaria, sociosanitaria y de salud mental). Plan de mediación En el contexto global de las políticas de acogida, de igualdad y de acomodación, y de acuerdo con las propuestas del Plan de Ciudadanía e Inmigración, se hace La incorporación de los mediadores al entorno sanitario también permite atender mejor sus necesidades en salud y mejorar la accesibilidad y la utilización autónoma de los recursos sanitarios. Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno 26 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior necesario impulsar la figura de los profesionales de la mediación en el ámbito sanitario. La incorporación de los mediadores al entorno sanitario también permite atender mejor sus necesidades en salud y mejorar la accesibilidad y la utilización autónoma de los recursos sanitarios. Aunque posiblemente usar el término mediación no sea lo más adecuado en el sentido estrictamente etimológico (porque su significado aquí no está relacionado con la intervención para colaborar a resolver una situación de conflicto o de desacuerdo, sino con la intervención para facilitar una situación de dificultades relacionadas con la accesibilidad y la comunicación, entendidas en el contexto más amplio), esa es la palabra que utilizan los profesionales y la población con relación al fenómeno de la inmigración. Los objetivos del plan de mediación son: • Reducir las desventajas de los inmigrantes recién llegados en lo referente al acceso a los servicios de salud. • Adaptar el sistema sanitario a la nueva realidad, dando respuesta a las nuevas necesidades planteadas • Informar sobre las diferencias relativas a percepciones, actitudes y conocimientos, causadas por las características culturales, sociales y lingüísticas de los profesionales y la población inmigrada, así como ayudar a interpretarlas. El plan establece los criterios para disponer en los servicios de salud de una oferta de servicios de mediación flexibles y variados. Así, define las figuras, los perfiles y las competencias de los mediadores en el sistema de salud y destaca el papel de la incentivación, la promoción, la orientación y la colaboración con otros departamentos y entidades en la formación de los diferentes agentes implicados en los servicios de mediación. Asimismo, en el plan se señalan acciones para aumentar la eficacia de los servicios que facilitan la comunicación intercultural y colaborar con otros actores sociales claves a la hora de introducir mejoras en la accesibilidad al sistema de salud, y se implanta un registro de variables específicas que permite llevar a cabo el seguimiento y la evaluación de las actividades de mediación. El documento propone como modelo de mediación el desplegado en la región sanitaria de Gerona, ya que actualmente es el único modelo organizado, de los existentes en el territorio catalán, con un tiempo de implantación suficiente para permitir hacer las adecuaciones necesarias en el seno de las mesas inCapítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno pág. siguiente >> imprimir salir terdisciplinarias organizadas en el territorio (y que ha demostrado su calidad y su eficacia). Esta aproximación inicial deberá ir adaptándose a las necesidades específicas de cada unidad territorial de salud o GTS, de acuerdo con el trabajo de identificación de necesidades que realizarán las mesas regionales. Plan de formación El Plan Director de Inmigración, de acuerdo con su misión y con el doble objetivo de conseguir sus objetivos y desarrollar las funciones descritas en el decreto de creación, explicita la necesidad de elaborar un plan de formación que facilite a los profesionales de la salud los conocimientos y habilidades necesarios para conseguir el grado de competencia cultural que garantice la calidad de la atención durante todo el proceso asistencial, tanto desde el punto de vista de la prestación del servicio como del de la relación y la información. Una de las principales dificultades con las que se encuentra el profesional de salud al atender al inmigrante es la de comunicación, tanto en lo concerniente a las barreras del idioma como en lo referente a la interpretación y comprensión de la demanda. Por otro lado, en algunos sitios concretos la llegada continua de inmigrantes ha aportado, además de una sobrecarga poblacional, una serie de miedos e incertidumbres. Los profesionales están sometidos a una situación nueva sin herramientas para superar las dificultades y en ocasiones se crean situaciones socialmente explosivas. Hay que entender estos riesgos, que no se deben exagerar ni generalizar, como exponentes de una situación que es heterogénea pero que se ha extendido por todo el territorio y es cada vez más diversa. Hay que favorecer, sin duda, que el personal sanitario mejore su conocimiento de las diversas culturas de origen y condiciones de vida de los colectivos inmigrados que llegan a nuestro país, que tenga en cuenta su diferente concepción de la salud y la enfermedad y que respete sus valores. Este conocimiento acreditará al profesional en aquello que actualmente se considera indispensable para garantizar la comunicación entre culturas: la competencia cultural. En el documento del Plan Director de Inmigración se describen las líneas generales de las acciones formativas a partir de las necesidades detectadas y se proponen acciones formativas que deben facilitar la relación de las personas inmigradas con las organizaciones y con los profesionales. 27 índice libro índice capítulo 2 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Capítulo 2: Los sistemas sanitarios en nuestro entorno 28 índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo III La salud en Occidente 03 Capítulo 3 La medicina occidental Joan Padrós Bou salir índice libro << pág. anterior índice capítulo 3 pág. siguiente >> imprimir salir Módulo III. Capítulo 3 03 La medicina occidental Preguntas clave Introducción Los orígenes. Arte o ciencia La ciencia biomédica Salud y medicina. Técnica y ética Los fines de la medicina en un mundo complejo Para saber más Página 3 Página 4 Página 5 Página 7 Página 8 Página 12 Página 14 Capítulo 3: La medicina occidental índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Qué es el juramento hipocrático? ¿En qué se basan el principio de beneficencia y el de confidencialidad? ¿Qué cambios ha experimentado la relación clínica a lo largo de la historia de la medicina? ¿Qué significa que la medicina ha de estar basada en evidencias? ¿Cuál es la definición de salud declarada por la OMS? ¿En qué consiste el derecho al consentimiento informado? ¿Qué es el documento de voluntades anticipadas? Capítulo 3: La medicina occidental índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 3 La medicina occidental Introducción Una característica esencial del ser humano es la conciencia de su fragilidad. El temor a lo desconocido, a la pérdida de la salud, al sufrimiento y a la muerte son aspectos que caracterizan a la humanidad desde sus orígenes. Todas las sociedades han tenido que enfrentarse con los problemas que plantean las enfermedades. La medicina representa el conjunto de actividades destinadas a luchar contra ellas, intentando aliviarlas, curarlas o prevenir su aparición. El enfrentamiento a esta realidad inevitable de la vida humana ha adquirido a lo largo de la historia formas diversas según las épocas y las distintas sociedades. A pesar de limitarnos en este análisis a la denominada medicina occidental, convendrá adoptar una mirada más amplia, especialmente en un mundo tan cambiante como el actual. En las sociedades desarrolladas actuales, la denominada medicina cienCapítulo 3: La medicina occidental tífica es la hegemónica, pero no la única. Una simple mirada a nuestra realidad social nos demuestra que conviven múltiples prácticas, otras formas de medicina que vienen de tradiciones populares distintas de la occidental; en definitiva, vertientes originadas en tradiciones procedentes de distintas ideologías religiosas o filosóficas. Sin embargo, más allá de lo relativo al estado del conocimiento, todas estas prácticas comparten un aspecto relacional. En todas las sociedades, en último término, sucede algo que es común a todas ellas. Cuando una persona está o se siente enferma, acude en busca de alguien capaz de ayudarle y dispuesto a ello. Y es que la compasión o piedad por el que sufre forma parte de la opinión social y moral común. El filósofo Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) consideraba que la piedad es la primera de todas las virtudes. La veía como un fuerte sentimiento natural que se deriva del amor hacia sí mismo a través de una identificación con el otro. Antes sentimiento que virtud, se expresa en una repugnancia innata a ver padecer índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir En los orígenes de la medicina occidental, la ética y la clínica eran dos conceptos inseparables, debido a que ambos comparten un mismo método. a los semejantes. En la conciencia compartida de este fin se hallan los orígenes de la ética de la atención a las personas enfermas. Como fenómeno persistente, insustituible e inagotable, la ética ha sido especialmente exigente desde sus orígenes en la atención a las personas que sufren. Los orígenes. Arte o ciencia Respecto al conocimiento necesario para mejorar los problemas humanos, lo poco que sabemos acerca de la lucha contra el sufrimiento y las enfermedades en la prehistoria debía basarse en una mezcla de creencias mágico-religiosas y prácticas empíricas. En la Grecia clásica, cuna de la medicina occidental, también existían creencias de este tipo. Asimismo, los sistemas médicos mágico-religiosos vigentes en la Edad Media mantuvieron creencias de esta naturaleza. Las medicinas clásicas india y china han mantenido su vigencia hasta la actualidad. A pesar de que existen muchas diferencias entre ellas, también tienen aspectos comunes. Reúnen una gran cantidad de observaciones sobre el cuerpo humano y sobre las enfermedades, basándose en un conocimiento especulativo, aunque no están elaboradas según el método científico moderno. En nuestras sociedades desarrolladas, las creencias populares sobre la salud y las enfermedades tienen en muchas ocasiones contenidos similares a los descritos. El ejercicio de la medicina ha necesitado desde sus orígenes el conocimiento técnico para lograr los objetivos intemporales del combate contra el sufrimiento humano ante la pérdida de la salud. Pero junto con la imprescindible formación en los conocimientos, el ejercicio de la actividad sanitaria se ha acompañado, además, de una elevada exigencia moral a los profesionales que la ejercen. Diego Gracia (2001) señala que, en los orígenes de la medicina occidental, la ética y la clínica eran dos conceptos inseparables, debido a que ambos comparten un mismo método. Según este autor, el método Capítulo 3: La medicina occidental de la ética procede con toda probabilidad del método de la clínica hipocrática. Aristóteles describe en la Ética a Nicómaco la lógica del razonamiento práctico, la teoría de la deliberación, del razonamiento probable. La toma de decisiones en la clínica, en condiciones inevitables de una cierta incertidumbre, se basa en una misma metodología, común tanto para la ética como para la clínica. El mejor conocido de los códigos éticos de la historia, el juramento hipocrático, fue escrito probablemente en el siglo IV a. C. en la antigua Grecia. En realidad, los escritos hipocráticos, lejos de estar redactados por un solo autor, proceden de escuelas y épocas distintas, aunque en su mayoría corresponden a los siglos V y IV a. C. y a las escuelas de Cnido y Cos, localidades cercanas a la costa sudoeste de la actual Turquía. Dos razones fundamentales explican la fama del juramento hipocrático: • La primera, que pone de relieve las materias éticas como algo de la máxima importancia en el ejercicio de la medicina. • La segunda, que algunos de sus principios básicos se han mantenido vigentes en los códigos de ética profesional hasta la actualidad. Conviene destacar algunos párrafos del juramento: En cualquier casa que pueda visitar lo haré a beneficio de los enfermos absteniéndome de toda injusticia intencionada, de todo perjuicio... Lo que pueda ver u oír en el curso del tratamiento o incluso fuera de él respecto a la vida de los hombres lo guardaré para mí considerando vergonzoso el hablar de estas cosas. El principio de beneficencia, de actuar en beneficio de los enfermos (unido al de no maleficencia: no hacer daño), y el principio de confidencialidad han sido la piedra angular de la medicina a lo largo de la historia, también en la actualidad. Contrariamente a lo que parecería, este pequeño documento no fue representativo de las actitudes éticas de la antigua Grecia, ya que estuvo influido por las índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior ideas de la escuela pitagórica. En su redactado existen algunos preceptos, como la prohibición de utilizar el cuchillo o la de no proporcionar a la mujer un remedio abortivo, que no eran típicos en absoluto de las prácticas de esta época. Por todo ello, no fue un referente como código de conducta durante la Antigüedad. Sólo a partir de la Alta Edad Media el juramento tuvo una reputación estable como código de ética médica, hasta la actualidad. En la medicina occidental han ido surgiendo a lo largo de la historia numerosos documentos que demuestran la importancia que siempre se ha dado a la calidad moral de los profesionales sanitarios. El ejercicio de la profesión ha comportado una actividad destinada a un objetivo social indiscutible. Para lograr su capacitación se han requerido unos conocimientos específicos bajo un control corporativo con un amplio campo de autonomía para autorregular la forma correcta de ejercer su labor. Sin embargo, las sociedades han ido modificando los modos de exigencia del cumplimiento de los objetivos de la profesión sanitaria. Paternalismo y ética médica Cuando una persona se siente enferma (lo esté o no), se produce en ella una relativa desorganización de su estructura mental habitual. La curación de su proceso, la asunción progresiva de su condición de enfermo crónico o la de la proximidad de la muerte, según los casos, pueden hacer que aparezca lo que los psicoanalistas denominan fenómeno de regresión. En momentos de regresión se ponen en marcha formas de funcionamiento mental antiguas que los psicoanalistas llaman fenómeno transferencial, por el cual el sujeto repite sobre la persona del profesional ciertas relaciones que ha vivido con anterioridad. Una mayor madurez mental se corresponde con una menor transferencia. Aunque no son exclusivos de la relación clínica, ya que se producen en toda relación humana, estos fenómenos son bien característicos del encuentro entre el que se siente enfermo y quien se encuentra capacitado y dispuesto a la ayuda en relación con los trastornos de la salud. El código hipocrático contemplaba una amplia responsabilidad del médico, ya que al fin y al cabo el cuerpo es el objetivo, pero se trata del sujeto. El respeto a los principios de beneficencia y confidencialidad debía hacerse de acuerdo con la capacidad y el recto entender del profesional. Es el médico el que tiene el conocimiento sobre las enfermedades. Por Capítulo 3: La medicina occidental pág. siguiente >> imprimir salir ello es quien debe tener el poder para tomar decisiones sobre la salud de las personas enfermas. Además de tener bien presente el deber de socorro ante la fragilidad e indigencia del enfermo, también era consciente de la relación de poder que caracterizaba su labor. El médico se encuentra en una relación peculiar con el enfermo. Es este último quien acude en busca de remedio ante su estado de necesidad. En cuestiones de salud no se arriesgan el prestigio, el dinero o la comodidad, sino que se puede arriesgar la propia vida. Esta relación desigual se manifiesta en el lenguaje. El uso de un lenguaje críptico, entendible sólo por iniciados, aumenta la distancia entre los profesionales y los enfermos. Incluso en ocasiones, ante la ignorancia de los procesos que podían sufrir los pacientes, había unos términos que ocultaban el desconocimiento de lo que sucedía. Todavía hoy siguen existiendo las palabras criptogénico e idiopático, aptas sólo para la comprensión entre profesionales, para describir dichos procesos. Hasta la actualidad han pervivido términos en el lenguaje profesional como el de las «maniobras de resucitación». Su relación con el temor ante lo desconocido y la muerte es otra muestra evidente del poder profesional tradicional. También en el trato se ha reflejado tradicionalmente esta relación de poder. El paciente, en su vulnerabilidad, podía confiar al médico sus secretos más íntimos; en cambio, el paciente sabía sólo lo que el profesional le dejaba conocer. La discrecionalidad de la información que recibía el enfermo dependía de la condescendencia del médico. El médico hipocrático era el que ejercía el paternalismo. Su horizonte era el de ajustarse al orden natural perdido de la salud. Sólo él conocía el arte y únicamente él sabía lo que era necesario para restablecerla. En una correspondencia simétrica, el buen enfermo era el que obedecía sin rechistar las indicaciones establecidas por el experto. Sus potenciales objeciones contaban con la complicidad de familiares y amigos para obedecer las prescripciones del profesional. Los cambios históricos del siglo XVIII modificaron ligeramente la situación de la ética médica. El número de médicos comenzó a crecer. Con el advenimiento de las instituciones hospitalarias, la medicina dejó de ser ya un asunto entre un solo médico y un solo paciente, y apareció la noción de atención colectiva: administradores, profesionales de enfermería... La interacción entre colectivos distintos planteaba cuestiones de respeto y justicia no reconocidas previamente. índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior El período de la Ilustración supuso un cierto ablandamiento del paternalismo médico de la medicina hipocrática tradicional. Los representantes de la filosofía de este período marcan la transición hacia la época moderna de la ética médica, aunque el autoritarismo médico pervive hasta nuestros días. El largo recorrido del conocimiento Se ha comentado que hasta la época hipocrática, por lo que sabemos, la medicina en todo el mundo era una mezcla de creencias mágico-religiosas y empíricas. La medicina hipocrática supuso un hito en la historia de la medicina por varias razones. El médico hipocrático se interesó por el conocimiento de la enfermedad, la cual dejó de ser un fenómeno mágicoreligioso, debiendo buscarse la razón de la misma en la naturaleza. El concepto griego de tekne (equivalente al de ars latina) aplicado a la medicina convierte al médico en una persona que procura conocer el porqué de aquello que practica. La enfermedad constituía una perturbación de la vida entera del paciente, lo que reflejaría la visión holística que se tenía del hecho de enfermar. Asimismo, se tenía conciencia de una necesaria limitación del conocimiento. El médico debía ayudar a la naturaleza en la recuperación de la salud, pero hay enfermedades invencibles, y en estos casos la prudencia obligaba en primer lugar a no causar daño. En el primum non nocere de los latinos se concentraba el doble deber de los profesionales de la antigua Grecia: el técnico aunado con el ético. Durante la Edad Media, el conocimiento médico se basaba en las traducciones al latín de los escritos hipocráticos y de otros textos griegos posteriores, así como de las teorías galénicas arabizadas y el Canon de Avicena. De forma general, puede decirse que hasta el siglo XVI la práctica de la medicina no experimentó prácticamente modificaciones. Durante los dos siglos siguientes hubo importantes contribuciones individuales al conocimiento del pág. siguiente >> imprimir salir cuerpo humano en busca de correlación entre enfermedad y lesión, aunque la tarea de los clínicos seguía manteniéndose en el terreno especulativo, sin demasiada atención al resultado que acompañaba a sus tratamientos. Algunas ilustres figuras, como el médico francés Armand Trousseau (1801-1867), menospreciaban la ciencia y ensalzaban, en cambio, el arte médico. No había que confundir en el ejercicio profesional el arte y la ciencia. Según él, no todo el mundo puede dominar el arte y, en cambio, las mentes menos privilegiadas pueden adquirir la ciencia. Fue a mediados del siglo XIX cuando se inició un cambio de tendencia. Una corriente crítica empezó a dudar de la eficacia real de los remedios que se utilizaban para el tratamiento de las enfermedades. El filósofo Auguste Comte (1798-1857), fundador del positivismo, afirmaba que el conocimiento lo es sólo a partir de datos verificables o «hechos» y, como consecuencia de ello, traducible posteriormente en un aumento de la capacidad de control sobre los fenómenos. Su influencia en toda Europa contribuyó entre los clínicos franceses al desarrollo de un espíritu crítico acerca del conocimiento en el campo de la medicina. El progresivo acercamiento a ciencias como la física y la química y los balbuceos en el campo de las matemáticas en el estudio de probabilidades fueron dando cuerpo a una base cada vez más cercana al rigor exigible a la ciencia médica. A través de un largo recorrido merece destacarse que el primer ensayo clínico controlado y aleatorizado se realizó en una época muy reciente, concretamente en 1946, en el Reino Unido, y se publicó dos años después. A partir de entonces se abrió definitivamente la puerta a la estadística como base para establecer las indicaciones de los tratamientos. La ciencia biomédica El método científico constituye en la actualidad la base sobre la que se sustenta el progreso de la me- El médico debía ayudar a la naturaleza en la recuperación de la salud, pero hay enfermedades invencibles, y en estos casos la prudencia obligaba en primer lugar a no causar daño. Capítulo 3: La medicina occidental índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior dicina como ciencia. A través de métodos y técnicas sistematizadas se nos permite ampliar nuestro conocimiento de forma contrastable. Los hallazgos deben ser necesariamente reproducibles si tienen lugar en las mismas condiciones experimentales. A pesar de ello, el conocimiento obtenido de los mismos puede tener un carácter provisional, sujeto a nuevas pruebas que puedan refutar o modificar los datos previamente conocidos. Cabe señalar, sin embargo, que en el campo de la investigación biomédica pocas veces se encuentran respuestas simples, ya que en los procesos estudiados intervienen factores individuales y colectivos de signo muy diverso (biológicos, ambientales, sociolaborales, económicos y culturales). En las últimas décadas se exige aún un mayor rigor científico en la toma de decisiones. Se habla de «medicina basada en la evidencia» (o «medicina basada en pruebas») cuando se pretende tomar decisiones sobre el cuidado de pacientes individuales a través de la interacción entre la experiencia clínica individual y la mejor evidencia científica disponible. Su aplicación pretende dar respuestas a las continuas preguntas sobre por qué y cómo enfermamos, sobre las medidas terapéuticas y preventivas para resolver los problemas de salud. El campo de aplicación de las ciencias biomédicas es extraordinariamente diverso: investigaciones a nivel molecular, ingeniería genética, estudios sobre las poblaciones o sobre grupos de personas afectadas por determinadas enfermedades, intervenciones educadoras preventivas, etc. El uso de los avances en el conocimiento científicotécnico nos permite intervenir en los procesos de salud y enfermedad de las personas, algo impensable hace tan sólo cincuenta años. Salud y medicina. Técnica y ética Desde la entrada en vigor del método científico en el campo de la medicina, los avances extraordinarios de la ciencia y la tecnología médicas han supuesto beneficios indiscutibles a la humanidad. Es bien conocido, por otra parte, que el ejercicio de la medicina ha planteado desde siempre conflictos éticos y ha exigido por ello una elevada exigencia moral a los profesionales de la salud desde la época hipocrática hasta la actualidad. Sin embargo, a la par que los cambios sociales, políticos y culturales que ha sufrido el mundo recientemente, nunca hasta las últiCapítulo 3: La medicina occidental pág. siguiente >> imprimir salir mas décadas se habían producido cambios tan rápidos y tan complejos, de tal forma que el propio concepto de salud debe ser repensado a la vista de estas transformaciones. La Organización Mundial de la Salud, a mediados del siglo XX, definió la salud como aquel estado caracterizado por el bienestar físico, mental y social (no sólo la ausencia de enfermedad o de minusvalía). Todos solemos tener una intuición inmediata sobre tal concepto: equivale a no padecer enfermedades y pensamos que con ello obtendremos o recuperaremos este bien preciado. Probablemente se puede plantear científicamente la salud física, pero la salud humana no es reducible únicamente a ella. En este concepto hay una determinada concepción del ser humano que no es nunca puramente científica, sino que contiene necesariamente elementos ideológicos, es una cuestión colectiva y personal a su vez. No es, por tanto, sólo una cuestión que los profesionales puedan definir de forma exclusiva. En el Congrés de Metges i Biòlegs de Llengua Catalana (1976), se propuso una nueva definición de salud, descrita como una cualidad de la vida o una manera de vivir autónoma y solidaria. Una forma de vivir es sana cuando, con enfermedad o sin ella, una persona intenta vivir con el mínimo posible de limitaciones y es capaz de poder tomar decisiones libres y responsables, de acuerdo con su proyecto de vida. Así, existen formas sanas de estar enfermo, pero también existen maneras insanas de no estarlo. El trabajo científico riguroso es fundamental para la lucha contra las enfermedades, pero conviene ampliar el concepto de salud a un campo de acción más amplio. Hans Jonas (1903-1992), discípulo de Heidegger y de Husserl, se preguntaba en el año 1979 por qué la ciencia y la técnica modernas son objeto de la filosofía. ¿Qué cambios han sucedido en el mundo para que se hayan convertido en una cuestión tan crucial como apremiante para la existencia humana? Los cambios que conviene analizar corresponden a tres tipos de factores: • Los derivados del enorme progreso de las ciencias biomédicas. • Las modificaciones en las relaciones entre profesionales sanitarios y pacientes. • La apuesta de las sociedades por una distribución de los recursos en aras de una deseable equidad. índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Todos solemos tener una intuición inmediata sobre el concepto de salud: equivale a no padecer enfermedades y pensamos que con ello obtendremos o recuperaremos este bien preciado. El progreso de las ciencias biomédicas. Cara y cruz La ciencia y la técnica contemporáneas han beneficiado al ser humano como nunca en la historia de la humanidad. Serían innumerables los ejemplos a destacar en este sentido. En el campo de la prevención de las enfermedades infecciosas destacaríamos la drástica disminución de algunas enfermedades gracias a las vacunas, y la ingeniería genética, que ha abierto la posibilidad —ya no remota— de un mejor control de las enfermedades hereditarias. En el campo de la medicina terapéutica conviene señalar el aumento exponencial de los conocimientos sobre el desarrollo y aplicación de nuevos fármacos y de las técnicas quirúrgicas, las posibilidades diagnósticas y terapéuticas de las pruebas de imagen (ecografía, tomografía computarizada, resonancia magnética), de las técnicas anestésicas, de paliación del dolor, etc. Con todo esto se ha conseguido la curación de muchas enfermedades infecciosas, cancerosas o de otra naturaleza, o cuando menos la mejoría de muchas de ellas. No conviene caer en un cierto reduccionismo que tiende a atribuir la mejora de la salud de las poblaciones a las ciencias médicas de forma exclusiva. Lo cierto es que muchas de las mejoras en el campo de la prevención han venido de la mano de la arquitectura, la ingeniería civil, la veterinaria, la agricultura... Desde que se fue acreditando la ciencia como un conocimiento necesario para mejorar las condiciones de vida del ser humano hasta hace poco más de sesenta años había una confianza en el conocimiento científico y en los hombres de ciencia. Sus avances permitirían resolver progresivamente muchos de los problemas de la humanidad. ¿Qué dudas podía suscitar, por lo demás, la búsqueda de la verdad? Dos terribles aldabonazos introdujeron serias dudas al respecto, cuestionando la inocencia de los científicos: por un lado, los estudios practicados sobre seres humanos en la época nazi; por otro, el descubrimiento y la utilización de la bomba atómica al final de la Segunda Guerra Mundial. En relación con este Capítulo 3: La medicina occidental último episodio, J. Robert Oppenheimer (1904-1967), físico nuclear, expresó en forma de autocrítica pública su colaboración en el desarrollo del ingenio atómico que fue lanzado sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Los usos perversos descritos, tanto por parte de los métodos de la investigación como de los conocimientos aportados por la ciencia, no ofrecen lugar a dudas sobre su rechazo social generalizado. No se trataba, pues, de rechazar la técnica en general, sino aquella intrínsecamente perversa o su uso perverso. El mundo se dotó a partir de entonces de pronunciamientos como el código de Nuremberg sobre la ética en la investigación, sucesivamente actualizado, la Declaración de Derechos Humanos y otros muchos que gozan de un amplio consenso mundial. En la actualidad sigue existiendo un consenso social generalizado sobre la confianza de los ciudadanos en la ciencia y sus avances. Pero la fe depositada en el conocimiento sobre los avances de la ciencia y la tecnología médicas (ciertos, sin duda) ha creado también expectativas inalcanzables en la sociedad. Los valores sociales imperantes tienen también su reflejo en lo esperable del poder de la medicina. El culto al consumo, la atracción por lo novedoso, la fascinación por la última tecnología, el énfasis en el aquí y ahora, la satisfacción inmediata del deseo, el interés exclusivo por lo práctico y lo efectivo, etc., influyen naturalmente en las expectativas de la sociedad. El mismo desarrollo de la ciencia contiene implícitos sus valores, hasta el punto de que no hay enunciado científico sobre los hechos que no dependa de criterios valorativos previos. La racionalidad científicotécnica también tiene su propio sistema de valores. Como consecuencia de todos estos cambios han aparecido fenómenos característicos de nuestra época en las sociedades que gozan de un cierto bienestar. El éxito en los avances de la ciencia y de la técnica, magnificados en mucha ocasiones por los medios de comunicación, han contribuido a ampliar el ámbito de la clínica a problemas que tradicionalmente no correspondían a los fines de la medicina, lo que se conoce como medicalización de la vida. La tristeza inherente índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir La sociedad norteamericana, en concordancia con su tradición liberal, defensora de los derechos individuales de los ciudadanos, fue la primera en reclamar la participación activa de los pacientes en la información y la toma de decisiones en lo que se refería a la salud de los ciudadanos. a las situaciones adversas de la existencia etiquetada como depresión, y, por tanto, susceptible de tratamiento farmacológico, o la cirugía estética, ¿pertenecen al ámbito de los problemas de salud/enfermedad? Probablemente no sea así en muchos de los casos. Otra característica de nuestras sociedades es la tendencia al uso compulsivo de la tecnología para mantener la vida como objetivo primario en lo que ha venido a denominarse imperativo tecnológico. A esto contribuyen, sin duda, las expectativas ciudadanas, pero ahí también interviene la formación de los profesionales, orientada a la especialización, a la lucha activa contra la enfermedad y a la consideración de la muerte en el subconsciente colectivo de los profesionales como un fracaso. Esta mentalidad tiende al uso excesivo de la tecnología disponible destinada a hacer todo lo posible para vencer a la enfermedad y a la muerte, sin tener del todo presente si los objetivos de salud y los resultados probables corresponderían a los deseos de los propios enfermos. El proceso de morir se ve en muchas ocasiones aplazado por la servidumbre al imperativo tecnológico. Aunque las decisiones no son nada fáciles en estas circunstancias, el temor al sufrimiento más que a la propia muerte también puede tener relación con una medicalización no deseada en esta fase de la existencia. A menudo, la pregunta en esos casos es si todo lo que puede hacerse en las circunstancias concretas debe llevarse a cabo. Los cambios en la relación clínica La relación clínica constituye el núcleo fundamental de toda asistencia sanitaria. A lo largo de los siglos, esta interacción entre pacientes y profesionales de la salud se ha basado en un valor predominante, el del deber profesional que tiene que procurar el bien del enfermo, basado en el principio de beneficencia. Capítulo 3: La medicina occidental Su aplicación seguía el modelo paternalista ancestral. El médico era quien conocía la enfermedad del paciente y, por tanto, sus necesidades de salud; él decidía según su criterio desde la información que necesitaba el enfermo hasta las medidas terapéuticas que el paciente precisaba. Todo esto lo hacía en nombre del enfermo pero no forzosamente de acuerdo con el criterio de este último. El enfermo, preso de la perturbación, del temor, de la incertidumbre de su infortunio, era considerado una persona incapaz para tomar decisiones prudentes sobre su salud. Por ello el profesional sanitario tomaba las más oportunas para el beneficio de aquél, contando, si cabe, con la complicidad y colaboración de sus familiares y allegados. Este paradigma paternalista se mantuvo vigente a lo largo de la historia hasta hace poco. La sociedad norteamericana, en concordancia con su tradición liberal, defensora de los derechos individuales de los ciudadanos, fue la primera en reclamar la participación activa de los pacientes en la información y la toma de decisiones en lo que se refería a la salud de los ciudadanos. De forma progresiva, no sin resistencias iniciales por parte de los profesionales sanitarios, en las últimas décadas ha ido incorporándose el paradigma autonomista en la cultura sanitaria y ciudadana de nuestras sociedades, tanto en el mundo del derecho como en la relación asistencial. En pocos años ha surgido un nuevo perfil de paciente, más consciente de sus derechos, con un mayor nivel educativo, con acceso a informaciones sobre salud a través de Internet u otros medios. Por todas estas razones, en la actualidad existe un consenso general sobre el cambio del modelo relacional. Ahora, el deber de cualquier profesional es procurar ayudar a una persona con problemas de salud respetando su voluntad a través de un proceso de entendimiento mutuo. El médico aporta su conocimiento técnico y su consejo terapéutico, pero el paciente aporta la capacidad para decidir, consentir o rechazar la propuesta. 10 índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior El derecho de cada persona a la información y a dar o no su consentimiento antes de cada actuación sanitaria deriva del derecho básico a que se respete la autonomía personal en la situación de enfermedad. Se conoce habitualmente como el derecho al consentimiento informado. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX se ha ido configurando como una obligación legal en la mayoría de los países. De forma resumida, el derecho lo precisa de la forma siguiente: • Las personas tienen derecho a conocer toda la información obtenida respecto a su salud. Es una información que debe formar parte de todas las actuaciones asistenciales. • Dicha información ha de ser facilitada de forma comprensible y adecuada a las necesidades y requerimientos de los pacientes con el fin de ayudarles a tomar las decisiones de forma autónoma. • El médico responsable del paciente debe garantizar el cumplimiento de este derecho a la información, aunque los profesionales que puedan intervenir aplicándole una técnica en concreto también serán corresponsables en el proceso. • Debe respetarse la voluntad de aquellos pacientes que no deseen ser informados. • El titular de la información es el propio paciente. Se podrá informar a las personas vinculadas (familiares o allegados) en la medida en que el propio paciente lo permita. • En caso de incapacidad del paciente, la información se dará a quien ostente la representación del propio enfermo. • Las excepciones a la necesidad de obtener el consentimiento informado son básicamente dos: cuando existe la imposibilidad de conocer la voluntad del enfermo, por hallarse por ejemplo en una situación de deterioro de la conciencia, y cuando existe un riesgo manifiesto para terceras personas o para la salud pública. En el apartado anterior se han comentado las dificultades que suele comportar la toma de decisiones al final de la vida. La tendencia a su medicalización no deseada es en ocasiones una fuente de sufrimiento para los propios enfermos y sus familiares y también para el personal sanitario que los atiende. La muerte espontánea se produce en una minoría de pacientes en la actualidad. En la mayoría de los casos el proceso final incluye decisiones sobre tratamientos activos o sobre su retirada, dudas sobre su oportunidad, sobre su eficacia o sobre el sentido que puedan tener en los objetivos globales de confort para los enfermos. Capítulo 3: La medicina occidental pág. siguiente >> imprimir salir No siempre puede obtenerse el consentimiento del paciente para acordar las medidas terapéuticas oportunas. En muchas ocasiones, el paciente no tiene capacidad suficiente para intervenir en este tipo de decisiones. Cuando el paciente puede tener mermada la capacidad de decisión, una de las maneras de prolongar el respeto al principio de autonomía es respetar sus opiniones previas sobre sus valores personales, con el fin de aplicarlos a situaciones clínicas concretas en las que es difícil decidir sobre lo que el paciente habría querido. Los denominados documentos de voluntades anticipadas (DVA), también llamados instrucciones previas, pretenden ese objetivo. Se trata de documentos dirigidos al médico responsable en los que una persona mayor de edad, con capacidad suficiente y de forma libre, expresa las instrucciones que deben tenerse en cuenta sobre los cuidados y atenciones médicas que desea recibir cuando se encuentre en una situación en la que las circunstancias del momento no le permitan expresar personalmente su voluntad. Sus cometidos básicos son dos: • Respetar la autonomía de los enfermos, considerándola prioritaria por encima de criterios profesionales • Posibilitar su corresponsabilización en el proceso terapéutico. En los DVA es posible expresar criterios sobre la prioridad de los valores personales y las expectativas personales; manifestar las situaciones concretas en que se desea que se contemplen estas instrucciones y establecer los límites de la actuación médica; o designar un representante del paciente para que pueda actuar como interlocutor válido y necesario con el médico o el equipo sanitario. En España, la ley 41/2002, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en Materia de Información y de Documentación Clínica, contempla, para que estos documentos sean válidos, garantizar la identidad del otorgante y su capacidad. En las distintas comunidades autónomas se especifican variantes sobre su validez; por ejemplo, en Cataluña se contempla la validación documental ante tres testigos o ante notario. A pesar de que la toma de decisiones en la fase final de la vida es en ocasiones difícil, y aunque el uso de los DVA genere no pocas dudas sobre su interpretación y aplicación, no cabe duda de que supone una expresión del cambio sin precedentes que ha experimentado la relación clínica. 11 índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior La apuesta por el mantenimiento del principio de equidad El derecho a la protección de la salud es un derecho fundamental. Forma parte de los denominados derechos económicos y sociales. A diferencia de épocas anteriores en la historia de la humanidad, a lo largo del siglo XX fue consolidándose la conciencia social sobre la necesaria implicación de las políticas públicas en la accesibilidad y distribución equitativa de los recursos en la atención a la salud, a pesar de que, como sabemos, existen importantes desequilibrios en el mundo en este aspecto. La medicina se ve hoy sometida a múltiples focos de tensión (sociales, culturales, científicos y económicos) que amenazan las posibilidades de esta apuesta. Curiosamente, muchos de ellos han surgido en buena parte como consecuencia de sus logros más que de sus fracasos. El propio desarrollo científico y tecnológico, la progresiva medicalización de la vida, el radical cambio demográfico con el progresivo envejecimiento de las poblaciones, el énfasis hacia la curación más que en los aspectos cuidadores, los cambios en los patrones culturales en sociedades con una mayor tendencia al individualismo..., todo ello configura una realidad que amenaza, por sus elevados costes, la deseable equidad en la atención a la salud. Los fines de la medicina en un mundo complejo Existen visiones distintas acerca de si los fines de la medicina son inherentes a su propia naturaleza, inmutables por tanto en el tiempo y en las distintas sociedades, o si estos objetivos son en buena medida una construcción social. El Informe Hastings, dado a conocer en 1996, fue el resultado del trabajo colectivo de expertos de diferentes países a lo largo de cuatro años para llegar a un documento de consenso sobre los fines de la medici- pág. siguiente >> imprimir salir na ante los retos que se plantean debido a los cambios de todo tipo en nuestras sociedades. La prevención de las enfermedades y la promoción y conservación de la salud, el alivio del dolor y el sufrimiento causado por las enfermedades, la atención y la curación de los enfermos y el cuidado de las personas incurables y, finalmente, la evitación de la muerte prematura y la búsqueda de una muerte tranquila, todos ellos son los objetivos de la medicina. Aunque podemos considerarlos objetivos propios, es evidente que están influidos por las costumbres, los valores, la economía y la política de las sociedades de las que forman parte. En apartados anteriores se han comentado los focos de tensión a los que se ve sometida la medicina. La impresionante revolución científica y tecnológica en el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de enfermedades ha coincidido en las últimas décadas con cambios culturales tendentes a un mayor protagonismo de los ciudadanos en relación con su salud, confirmados también en el derecho positivo. Como contrapartida, se han creado también expectativas inalcanzables en la sociedad tanto por la limitación de los recursos como por los límites de la propia naturaleza humana. Los autores del citado Informe Hastings creyeron que no formular ideales nuevos en los sistemas de la asistencia sanitaria nos podría conducir a una situación de insostenibilidad económica, con un previsible horizonte de desigualdad en la atención a pobres y ricos. En consecuencia, el grupo de expertos defendió una medicina: • Que esté en diálogo continuo con la sociedad. • Moderada y prudente en sus objetivos, pues los seres humanos continuarán enfermando y sufriendo. • Asequible y sostenible, más responsable de los recursos que le ha dado la sociedad. • Justa y equitativa. • Que respete las opciones y la dignidad de las personas. Los autores del Informe Hastings creyeron que no formular ideales nuevos en los sistemas de la asistencia sanitaria nos podría conducir a una situación de insostenibilidad económica. Capítulo 3: La medicina occidental 12 índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior A pesar de recolocar nuevos puntos de referencia y orientación para abordar los nuevos problemas, su complejidad obliga a hacerlo desde un punto de vista multilateral. La necesaria armonización entre ciencia y valores es lo que pretende la bioética, aunque se trata menos de una disciplina que de una práctica multi e interdisciplinaria. El hecho de plantear los problemas tomando en consideración el medio plural de las sociedades contemporáneas no impide la búsqueda de consensos, compromisos y acuerdos. De nuevo la relación clínica en una sociedad definitivamente plural Vivimos en sociedades multiculturales, con diversas tradiciones religiosas, filosóficas y morales, en las que existe una gran variedad de intereses particulares y grupales. Pero nos enfrentamos al hecho común ya mencionado. A pesar de la complejidad de los sistemas de atención a la salud, todos ellos acaban concretándose en el hecho básico de alguien que está o se siente enfermo y acude en busca de alguien capaz y dispuesto a ayudarle. En nuestra sociedad existe un consenso mayoritario acerca del mantenimiento de la apuesta por el principio de equidad. Pero eso obliga a combinar adecuadamente la responsabilidad individual y la colectiva en el ejercicio de la solidaridad. Las leyes regulan la práctica profesional y garantizan el ejercicio de los derechos en la atención a la salud. Se concretan en la accesibilidad al sistema, en el derecho a la información, al rechazo a los tratamientos propuestos (si así se respetan los valores de los pacientes), al consentimiento informado, etc., pero por sí mismas no podrán garantizar el nivel de atención deseable para las necesidades de salud. Por un lado, porque siguen existiendo disfunciones en los dispositivos asistenciales: listas de espera, escasez de tiempo para poder dar una atención de calidad deseable, burocratización excesiva, limitación de recursos... Por otro, porque las leyes no pueden ir más allá: recuerdan derechos básicos que no deben conculcarse, pero no tratan de las necesidades concretas de los pacientes y usuarios como pueden ser la ayuda a adaptarse a las situaciones de enfermedad y dependencia, a vencer el miedo, a fortalecer los mecanismos de confianza, a respetar, en definitiva, las necesidades distintas y cambiantes de cada persona. La relación entre médico y paciente se ha convertido hoy en una relación multilateral. En la atención a los problemas de salud pueden intervenir en un misCapítulo 3: La medicina occidental pág. siguiente >> imprimir salir mo período de tiempo profesionales médicos, de enfermería, de trabajo social, psicólogos, mediadores culturales, trabajadoras familiares... Como recuerda Marc Antoni Broggi (2003, 2006), en un mundo en el que la atención está cada vez más masificada, en una aparente paradoja, sigue existiendo una fuerte necesidad de personalización en las relaciones sanitarias. Desde sus orígenes, la cultura occidental ha puesto el acento en la primacía del individuo, lo que presupone el principio de igualdad y de derechos humanos, así como la tolerancia y el diálogo entre las culturas, diálogo entre sistemas de valores no siempre coincidentes. La justicia, la libertad y la solidaridad son ideas compartidas por una sociedad democrática, que pueden vincularse mejor al concepto de salud expresado anteriormente, aunque la relación sanitaria supondrá siempre una relación de ayuda de resultados en parte variables y desconocidos de antemano. La extrañeza que reside en nosotros mismos, la importancia de la experiencia de lo otro en nuestro propio ser, es un prolegómeno necesario para comprender la extrañeza intercultural. Sólo si nos basamos en la conciencia de una finitud compartida se irán construyendo y conformando valores en busca de un interés común. No hay nada fácil, pero tiene sus recompensas. 13 índice libro índice capítulo 3 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Armengol Millans, R. (1993) «La relación médico-enfermo. Factores inconscientes», Quadern CAPS, núm. 19. Broggi, Marc Antoni (2003) «Gestión de los valores ocultos en la relación clínica», Medicina Clínica, vol. 121, núm. 18, págs. 705-709. Broggi, Marc Antoni (2006) Tracte i tractament en la pràctica clínica. Per una mirada més enllà de la malaltia, Barcelona: Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya (discurso de ingreso). Gol, Jordi (1977) «La salut», Annals de Medicina, vol. LXIII, núm. 7 (julio), págs. 1025-1040. Gracia, Diego (2001) «La deliberación moral: el método de la ética clínica. Bioética para clínicos», Medicina Clínica, vol. 117, núm. 1, págs. 18-23. Hipócrates (1997) Juramento hipocrático. Tratados médicos, Barcelona: Planeta DeAgostini. Jonas, Hans (1997) Técnica, medicina y ética. 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Capítulo 4 04 Problemas de salud y enfermedades del país de acogida Preguntas clave Tuberculosis Hepatitis Infecciones de transmisión sexual y VIH Salud laboral Vacunas Página 3 Página 5 Página 6 Página 6 Página 8 Página 8 Capítulo 4: Problemas de salud y enfermedades del país de acogida índice libro índice capítulo 4 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Cómo puede transmitirse la tuberculosis? ¿Cuánto dura su tratamiento? ¿Cuál es la diferencia entre estar infectado por el bacilo de Koch y estar enfermo de tuberculosis? ¿Hay vacunas para algún tipo de hepatitis? ¿Todas las hepatitis pueden desembocar en un cáncer de hígado? ¿Qué tipo de infecciones de transmisión sexual existen? ¿Es verdad que algunas ITS pueden provocar un cáncer de útero? ¿Cuáles son las vías de transmisión del VIH? ¿Es lo mismo ser VIH-positivo que ser un enfermo de sida? ¿Qué se entiende por salud laboral? ¿Qué debe hacerse para pedir una baja? ¿Qué es un calendario vacunal? ¿Qué consejos le darías a un inmigrante que vuelve de visita a su país de origen? Capítulo 4: Problemas de salud y enfermedades del país de acogida índice libro índice capítulo 4 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 4 Problemas de salud y enfermedades del país de acogida Puede decirse que la población inmigrante es, en general, una población sana. Se trata en su mayoría de personas jóvenes que se encuentran en unas condiciones de salud que les permiten afrontar un reto tan importante como es dejar sus países en busca de un futuro más próspero. Sin embargo, esa prosperidad no siempre llega como se desearía y no son pocos los inmigrantes que se ven obligados a vivir largos años en condiciones bastante desfavorables. Como consecuencia de esta manera de vivir pueden aparecer en el país de acogida enfermedades que ponen en riesgo el éxito de sus procesos migratorios. Por ello se dedica, en este material, un capítulo a aquellas enfermedades que, aun teniendo a veces su origen en el país de procedencia, acaban debutando aquí como consecuencia, más o menos directa, de las condiciones de vida de estas personas. Se exponen así, a lo largo de este capítulo, problemas de salud y enfermedades que tienen en la preCapítulo 4: Problemas de salud y enfermedades del país de acogida vención su abordaje más eficaz. Enfermedades infecciosas como la tuberculosis, las hepatitis o las de transmisión sexual y el VIH podrían tener un impacto mínimo entre la población inmigrante si se respetaran unas normas básicas de profilaxis y se consiguieran unas condiciones de vida saludables que evitaran los contagios. Le corresponde al mediador intercultural que desarrolle su actividad en el ámbito sanitario conocer cuáles son estas medidas y saber la importancia que un adecuado calendario vacunal tiene en la aparición de algunas de estas enfermedades. Por último (pero, como suele decirse, no por ello menos importante), se resalta la trascendencia de la salud laboral: nuevamente, las precarias condiciones en que trabaja una buena parte del colectivo inmigrante parecen estar detrás de las altas cifras de siniestralidad y llegamos a la conclusión de que con una adecuada campaña de prevención de accidentes laborales podrían reducirse. índice libro índice capítulo 4 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Es fundamental y decisivo para el paciente y para la comunidad que el tratamiento de la tuberculosis se haga a diario y de forma completa, pues el olvido de alguna toma puede suponer la no curación para el enfermo y la aparición de bacilos resistentes. Tuberculosis La tuberculosis es la enfermedad infecciosa más antigua que existe en el mundo, la más extendida, la que más mata y, a pesar de ello, la más olvidada. Es una vergüenza que, a pesar de ser una enfermedad totalmente curable desde hace más de medio siglo, todavía sigan muriendo por su causa más de ocho millones de personas cada año. El año 2006 ha sido el primero en el que la tasa mundial de tuberculosis ha dejado de crecer. En la década de 1990 hubo un resurgimiento, producido fundamentalmente por la epidemia del VIH-sida, que afectó a España de forma especial, dado que era uno de los países con más tuberculosis de Europa. Tras la aparición de los tratamientos para el sida, los casos de tuberculosis en pacientes con VIH se han ido reduciendo de forma muy importante. Sin embargo, este descenso ha coincidido con la llegada masiva de inmigración procedente de Asia, África, América y la Europa del Este (hacia el 2000) y, junto con ella, un aumento de casos de tuberculosis en esta población. No es que lleguen enfermos, pues la enfermedad suele presentarse aproximadamente a los dos años de su llegada, sino que la desarrollan aquí, seguramente a causa de las malas condiciones en que se ven obligados a vivir. La tuberculosis es una enfermedad producida por el bacilo de Koch, que se transmite por el aire. El individuo que se acerca a un enfermo tuberculoso, habla con él y comparte el aire que éste respira, puede aspirar una cantidad de bacilos suficiente para que éstos infecten sus pulmones. Si su estado de salud y sus defensas (anticuerpos) son buenos, el organismo «vence» al bacilo y consigue mantenerlo en fase latente o «dormida». A partir de ese momento, no obstante, la persona está infectada y la prueba de la tuberculina será positiva el resto de su vida. Este proceso es asintomático, de forma que el individuo no nota nada. En el momento en que sus defensas se vean alteradas por desnutrición, sida, alcoholismo, estrés crónico, etc., el bacilo reiniciará su multiplicación e invadirá Capítulo 4: Problemas de salud y enfermedades del país de acogida el pulmón. Se trata, entonces, ya no de una infección, sino de una enfermedad tuberculosa. Habitualmente, tiene un inicio lento, con aparición de tos, cansancio, falta de apetito, adelgazamiento, algunas décimas de fiebre y sudoración nocturna. La expectoración puede ser con sangre. Una tos de más de 15 días siempre debe hacer sospechar una tuberculosis, aunque no se acompañe de los demás síntomas, pues no siempre están todos presentes. El diagnóstico se hace a través de una radiografía de tórax y del cultivo del esputo. El paciente deja de ser contagioso a los 15 días de iniciar el tratamiento adecuado. El tratamiento dura 6 meses, los cuatro primeros con cuatro medicamentos diferentes y los dos últimos (una vez que han desaparecido los bacilos en los cultivos de esputo) con sólo dos de los cuatro medicamentos del inicio. Es fundamental y decisivo para el paciente y para la comunidad que el tratamiento se haga a diario y de forma completa, pues el olvido de alguna toma puede suponer la no curación para el enfermo y la aparición de bacilos resistentes, además del alargamiento del período y el peligro de contagio en su entorno. Este es el motivo de la reciente aparición de tuberculosis muy resistentes en muchos países pobres donde los tratamientos son incompletos o se abandonan antes de tiempo. Actualmente, en España, se está observando un aumento de casos multirresistentes en inmigrantes, que obliga a efectuar tratamientos mucho más largos, complejos y caros (y que en ocasiones no llegan a curar la enfermedad). Una vez se diagnostica un caso, es fundamental iniciar el estudio de contactos lo más precozmente posible (durante la primera semana del diagnóstico). Consiste en realizar una radiografía y una prueba de la tuberculina a todas las personas que hayan convivido con el enfermo durante el período previo al diagnóstico, para buscar otros casos de enfermos o infectados. A las personas infectadas se les aconsejará un tratamiento preventivo para eliminar los bacilos «latentes» de su organismo y evitar la aparición de una tuberculosis en un futuro. Es la llamada quimioprofilaxis o tratamiento de la infección latente. índice libro índice capítulo 4 << pág. anterior La labor de los mediadores es fundamental: • En el diagnóstico precoz, concienciando para acudir al médico si se presentan los síntomas. • En la búsqueda de los contactos del enfermo. Se considera contacto toda persona que está aproximadamente un mínimo de 6 horas al día con el paciente (aunque sea una definición tan sólo orientativa). • En insistir en la importancia de no abandonar el tratamiento. Hepatitis La hepatitis es una enfermedad vírica que afecta al hígado (en griego, hepatos) provocando su inflamación. Existen distintos tipos de virus que producen hepatitis, de los cuales los más importantes son los virus A, B y C. La mayoría de las personas que se infectan no presentan síntomas, de forma que sólo descubren que han pasado la infección si se hacen un análisis de sangre. Los síntomas, cuando se presentan, consisten en ictericia (coloración amarillenta de la piel), orina de color oscuro, vómitos, dolor abdominal, pérdida de apetito, cansancio, fiebre..., y aparecen entre un mes y seis meses después de la infección. La hepatitis A se transmite por vía oral-fecal. Los virus se eliminan con las heces, por lo que el contagio es a través del agua y los alimentos contaminados. Se cura sin dejar secuelas. La mayoría de las personas que provienen de países pobres han padecido la infección en la infancia. Las medidas de salud pública, como la potabilización del agua, el lavado de las manos antes de las comidas y la vacunación, son las más efectivas para evitar su transmisión. Actualmente es muy rara en los países desarrollados. La vacuna del virus de la hepatitis A (VHA) está incluida en nuestro calendario vacunal y es adecuada, además, para personas que viajan a países donde la infección es frecuente. Las hepatitis B y C se transmiten por la sangre (a través de jeringuillas compartidas, material quirúrgico contaminado, transfusiones de sangre, de madre a hijo durante el parto, maquinillas de afeitar, tatuajes, piercings, etc.) y también por el semen y los fluidos vaginales, por lo que las relaciones sexuales sin protección son una fuente importante de contagio y, en consecuencia, la prevención exige el uso del preservativo. La mayoría de los enfermos dejan de infectar cuando la enfermedad se cura, pero un pequeño grupo se hacen portadores crónicos, es decir, con capacidad de infectar Capítulo 4: Problemas de salud y enfermedades del país de acogida pág. siguiente >> imprimir salir a lo largo de los años. La capacidad de transmisión del virus de la hepatitis B (VHB) es elevadísima (cien veces más que el VIH), por lo que esta clase de hepatitis está mucho más extendida que la del tipo C. El gran problema de las hepatitis de los tipos B y C es que el 20% de los individuos infectados desarrollan una forma crónica que a la larga puede degenerar en cáncer de hígado. Por este motivo, la vacuna del VHB ha sido catalogada como «la primera vacuna contra el cáncer». Su introducción en los programas de vacunación nacional es muy reciente y todavía mueren, cada año, más de un millón de personas por este motivo. Actualmente, la vacuna del VHB está incluida, junto con la del VHA, en nuestro calendario vacunal. Además, es aconsejable vacunar a las embarazadas que lo precisan, así como a los jóvenes menores de 35 años que provienen de países pobres y no han sido vacunados anteriormente. Un examen de sangre antes de vacunarnos permite averiguar el estado de la persona en relación con la hepatitis B, y sólo deberán vacunarse las personas que nunca han sido infectadas por el virus. La vacuna consta de tres dosis: la primera, al mes y a los seis meses. Existe un tratamiento para los casos de hepatitis crónica (VHB o VHC) que se realiza en hospitales, aunque es largo, caro y con efectos secundarios. Por su parte, no existe vacuna de la hepatitis C. Infecciones de transmisión sexual y VIH Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son un importante problema de salud pública, ya que su incidencia ha experimentado un aumento en los últimos años. Son producidas por microorganismos que viven en el aparato genital humano y se transmiten en las relaciones sexuales y de la madre al hijo durante el embarazo o en el momento del nacimiento. En la detección y el tratamiento de estas enfermedades es muy importante realizar una buena historia clínica, que debe incluir, además de los síntomas, una descripción de la vida sexual del paciente (últimas parejas, forma de relación, etc.). En este tipo de consultas tenemos que garantizar y explicar siempre al paciente que toda la información será confidencial, manteniendo una actitud de respeto y evitando juicios de valor. Para conseguirlo crearemos un ambiente de confianza entre médico, paciente y mediador, usando un lenguaje comprensible y adaptado a cada índice libro índice capítulo 4 << pág. anterior caso y permitiendo la toma de decisiones y la participación activa de la persona. Una de las ITS más frecuentes es la uretritis. El paciente consulta porque le sale pus por la uretra, tiene quemazón al orinar y ha tenido relaciones sexuales de riesgo sin preservativo. Muchas veces está producida por un germen llamado gonococo; en este caso, la enfermedad se conoce como gonorrea. En los últimos años se ha descubierto que la mayoría de las veces se asocia a otro germen, llamado Chlamydia trachomatis; por tanto, cuando sospechamos una uretritis, tratamos con antibióticos que curarán los dos gérmenes a la vez. En las mujeres, los síntomas de uretritis pueden no aparecer aunque estén infectadas, por lo que es posible que transmitan la enfermedad sin saberlo. Otras veces, la uretritis provoca molestias al orinar e incluso puede dar lugar a la enfermedad pélvica abdominal, que se presenta con dolor abdominal y fiebre. Si ésta no es tratada correctamente, puede necesitar atención hospitalaria. Tanto el gonococo como la Chlamydia se pueden transmitir durante el parto y pueden ocasionar infecciones en los ojos y los pulmones de los recién nacidos si sus madres no reciben tratamiento. Otros tipos de ITS dan lugar a úlceras genitales, cuyas características (lugar de aparición, presencia o ausencia de dolor, existencia de ganglios) nos orientarán sobre la clase de germen que las produce. El más frecuente es el herpes genital, aunque cada vez se observan más casos de sífilis o lúes. Otras ITS causantes de úlceras genitales son el chancro blando o chancroide, el linfogranuloma venéreo y el granuloma venéreo o inguinal. La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es la ITS más frecuente, aunque en realidad pocas personas infectadas llegan a desarrollar la enfermedad y la mayoría son sólo portadoras del virus. La enfermedad se manifiesta por verrugas características en la región ano-genital que se conocen también como condilomas acuminados. Hay varias formas diferentes del VPH y algunas de ellas pueden dar lugar a un cáncer de cuello de útero en la mujer. Por esta razón, es importante intentar eliminar las verrugas y que las mujeres se sometan a pág. siguiente >> imprimir salir controles periódicos con el ginecólogo. Recientemente ha salido al mercado una vacuna para el VPH que todavía no es eficaz al 100% pero abre un camino para su prevención. Se considera también una ITS la pediculosis púbica, producida por un parásito popularmente conocido como ladilla que vive en el vello genital y provoca picor en la zona ano-genital y en el pubis. También la sarna o escabiosis está causada por un parásito que se transmite durante las relaciones sexuales. En ambos casos hay que tratar a las parejas sexuales e incluso a los convivientes. Es muy importante que siempre que detectemos una ITS incidamos en la prevención de su transmisión durante las relaciones sexuales, para lo cual el papel del mediador será fundamental. La principal herramienta para evitar la transmisión de las ITS es el preservativo. Hemos de aconsejar su uso siempre, además de examinar y tratar, si es necesario, a las parejas sexuales. Las relaciones sexuales deben evitarse hasta que el paciente y sus parejas hayan sido correctamente tratados, los síntomas hayan desaparecido y estemos seguros de que la enfermedad ha sido curada. Como método preventivo incluiremos un análisis de sangre, en el cual pediremos la prueba del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y la de la hepatitis B, ya que ambas se transmiten también por vía sexual, por lo que son también ITS. Para pedir estas pruebas, sobre todo en el caso del VIH, necesitamos tener el consentimiento del paciente. De ambas se habla más adelante con mayor detalle. VIH-sida El VIH fue descubierto a principios de los años ochenta en Estados Unidos. Sus formas de transmisión son la vía parenteral (a través de la sangre), la sexual (que en los últimos años ha aumentado respecto de la primera) y la vertical (de madre a hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia). El VIH puede producir el síndrome de la inmunodeficiencia humana (sida), que hace bajar las defensas de las personas infectadas, como consecuencia de lo cual El VIH fue descubierto a principios de los años ochenta en Estados Unidos. Sus formas de transmisión son la vía parenteral, la sexual y la vertical. Capítulo 4: Problemas de salud y enfermedades del país de acogida índice libro índice capítulo 4 << pág. anterior éstas pueden adquirir graves enfermedades, como neumonías, tuberculosis y hasta algún tipo de cáncer. Gracias al tratamiento con los nuevos fármacos antirretrovirales, se ha conseguido que lo que antes era una enfermedad mortal actualmente haya pasado a ser una enfermedad crónica controlada. Mientras el paciente realice correctamente el tratamiento, no se desarrollará la enfermedad. Sin embargo, puede seguir contagiando a otros; es lo que se conoce como «estado de portador» del virus del VIH. Estos avances a menudo no llegan a los países pobres y por esta razón el sida todavía es una catástrofe humana en muchos lugares de África, Asia y América Latina. Ante la sospecha de VIH en pacientes que provengan de estos países, pediremos un análisis para detectarlo, con el consentimiento de la persona y con la intención de poder empezar un tratamiento cuanto antes mejor, si es necesario. Salud laboral Por salud laboral entendemos el bienestar físico y psíquico de los trabajadores. El impacto de las condiciones de trabajo en la salud puede dar lugar a accidentes y a enfermedades laborales (como la silicosis). Existen, además, una serie de patologías más inespecíficas relacionadas con las condiciones laborables, como los dolores musculares, algunos tipos de cáncer, alteraciones de la reproducción, trastornos cardiovasculares, etc., que se conocen como enfermedades vinculadas al trabajo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades profesionales suponen en general un 10-20% del total de las patologías. En España, las cifras de siniestralidad por accidentes de trabajo siguen siendo alarmantes. Predominan aquellas que se producen en el sector servicios, seguidas por la industria y la construcción. Es posible que estas enfermedades estén poco declaradas como tales por parte de los profesionales de los centros de salud, y por esta razón se han creado unidades de salud laboral para contribuir a su detección y seguimiento. En el caso de los inmigrantes, además, a menudo nos encontramos con situaciones de precariedad laboral, a veces dentro de las redes de la economía sumergida, con empleos temporales de baja cualificación, exposición a la explotación y a mayores riesgos para su salud, horarios nocturnos y prolongados, contaminantes ambientales, falta de entrenamiento Capítulo 4: Problemas de salud y enfermedades del país de acogida pág. siguiente >> imprimir salir en el uso de la maquinaria, sin formación ni garantías de seguridad, etc. Todo ello favorece la aparición de un gran número de enfermedades laborales evitables. Algunos estudios demuestran que los trabajadores inmigrantes tienen tres veces más predisposición a sufrir accidentes laborales que la población española. También concluyen que el principal problema que tiene que ver con el riesgo laboral es el desconocimiento del idioma, seguido por el poco adiestramiento en las actividades laborales, lo que influye no sólo en un mayor porcentaje de accidentes sino también en la presencia de estrés y falta de satisfacción con el trabajo realizado. Cuando una persona se encuentra enferma y no puede ejercer su empleo habitual, el médico puede decidir si ha perdido su capacidad para trabajar de forma transitoria o bien permanente. En este caso el paciente tendrá derecho a estar de baja. La gestión y el control de las bajas laborales corresponden al Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) en el caso de las enfermedades comunes y los accidentes no laborales, mientras que las enfermedades profesionales y los accidentes producidos en el trabajo o durante el trayecto hacia el mismo corresponden a las mutuas de accidentes del trabajo. Para certificar esta situación, el médico entregará al paciente un papel de incapacidad laboral o baja (que incluye una copia para entregar a la empresa) y éste tendrá que seguir un control médico semanal. Si el paciente se recupera, el doctor le dará el alta para que vaya a trabajar de nuevo. Cada uno de los justificantes (baja, parte semanal y alta) deben presentarse a la empresa (el mismo día de su entrega, si es posible). Cuando se dé el caso de que el paciente esté cobrando una prestación por desempleo en el momento de presentar la enfermedad, los partes médicos de baja serán entregados directamente al INSS. Vacunas Cada año mueren en el mundo dos millones de personas por enfermedades que podrían evitarse con una vacunación correcta. La mayoría de ellas se deben al virus de la hepatitis B, el sarampión, el tétanos y la polio. Los países pobres son, obviamente, los más afectados, pues carecen de una buena cobertura de vacunación en su población. En contraste, nuestro país tiene una cobertura muy elevada. El objetivo de la vacunación es evitar la aparición de una determinada enfermedad en el individuo vacunado, pero también proteger a la índice libro índice capítulo 4 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Ante todo, es primordial que los inmigrantes comprendan el significado preventivo y no curativo de la vacunación. comunidad, ya que es en los grupos de población no vacunada donde se inician y propagan las epidemias. Por tanto, los sanitarios tenemos la doble responsabilidad de ofrecer al inmigrante la misma atención de calidad que al autóctono y, al mismo tiempo, proteger a la sociedad de posibles nuevos brotes de enfermedades erradicadas en nuestro país (como el reciente brote de sarampión en el año 2006 en Barcelona). Ante todo, es primordial que los inmigrantes comprendan el significado preventivo y no curativo de la vacunación, así como la importancia de conservar y mostrar los documentos o cartilla de vacunas de su país (si carecen de ella, se reinicia de nuevo como si no estuvieran vacunados de nada, pues no hay peligro por repetirlas). Los calendarios de vacunación varían según el país, aunque existe un calendario de mínimos auspiciado por la OMS que consta de: meningitis cuatrivalente para los musulmanes que viajan a La Meca. El resto, así como la quimioprofilaxis de la malaria, depende del país y de las condiciones del viaje. Es muy aconsejable iniciar la vacunación un mes antes del viaje por si hay que repetir alguna dosis de recuerdo a los 30 días. Existe una dirección utilísima del Ministerio de Salud Pública para consultar consejos sanitarios relativos a los viajes internacionales: • DTP (difteria, tétanos, tos ferina). • Polio. • Sarampión. Nuestro calendario consta, además, de: • Triple vírica (sarampión, rubéola y paperas). • Hepatitis A y B. • Meningitis C. • Hemófilus B. Son especialmente importantes la vacunación de la rubéola en mujeres jóvenes para evitar malformaciones fetales, la vacuna de la meningitis antes de los 19 años y la vacuna de la hepatitis B antes del inicio de la vida sexual. Por otra parte, la vuelta a casa del inmigrante también puede comportar un riesgo, sobre todo para los niños nacidos en nuestro país. No hace muchos años hubo un brote de hepatitis A en niños marroquíes que viajaron a su país para conocer a sus familias. Las recomendaciones, tanto higiénicas como de vacunación, son exactamente las mismas que las de cualquier viajero; sin embargo, los inmigrantes raramente tienen la percepción de que deben «protegerse» cuando vuelven a sus países. Como vacuna obligatoria sólo existe la de la fiebre amarilla para algunos países y la de la Capítulo 4: Problemas de salud y enfermedades del país de acogida índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo III La salud en Occidente 05 Capítulo 5 Enfermedades crónicas y terminales Josep Franch Nadal y Judit Pertíñez Mena índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Módulo III. Capítulo 5 05 Enfermedades crónicas y terminales Preguntas clave 5.1 Diabetes, hipertensión y dislipemia Página 3 Tres entidades con un origen común Página 4 Diabetes mellitus: diagnóstico, clínica y tratamiento Página 5 Hipertensión arterial: diagnóstico, clínica y tratamiento Página 6 Dislipemia: diagnóstico, clínica y tratamiento Página 6 Prevalencia de la DM, la HTA y la dislipemia en el inmigrante Página 7 Algunos consejos útiles Página 7 Para saber más Página 9 5.2 El enfermo en fase terminal Introducción Página 10 Definición de enfermedad en fase terminal Página 10 Objetivos y bases terapéuticas Página 11 Aspectos éticos y documento de voluntades anticipadas Página 12 Tratamiento del dolor y otros síntomas Página 12 Para saber más Página 14 Capítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿En qué consiste el síndrome metabólico? ¿Qué es la diabetes mellitus? ¿Cuál es su tratamiento? ¿En qué manera puede interferir el tratamiento de la diabetes con el ayuno del mes de ramadán? ¿Cuándo puede decirse que una persona es hipertensa? ¿Cuál es la base del tratamiento de la hipertensión arterial? ¿Qué es una dislipemia? ¿Cómo debe tratarse? ¿Debe el enfermo terminal recibir siempre toda la información referente a su enfermedad? ¿Qué prioridades ha de tener el tratamiento del enfermo terminal? ¿Qué es el documento de voluntades anticipadas (DVA)? Capítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 5.1 Diabetes, hipertensión y dislipemia Tres entidades con un origen común En la práctica clínica, frecuentemente se da el caso de que un mismo paciente, habitualmente obeso, presente a la vez una hipertensión arterial, una diabetes tipo 2 y una dislipemia (elevación excesiva de los niveles de colesterol y/u otros tipos de lípidos).1 La asociación de estas tres entidades en una misma persona se denomina síndrome metabólico y puede afectar a un importante porcentaje de los pacientes que acuden a las consultas del médico. En ocasiones, las cifras de presión arterial, glucemia o colesterol, aunque no son normales, no son lo suficientemente elevadas como para poder diagCapítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales nosticar las enfermedades correspondientes, pero sí para diagnosticar el síndrome metabólico, que es la expresión clínica del mecanismo fisiopatológico de la resistencia a la insulina. Uno de los conjuntos de criterios diagnósticos más útiles es el promulgado por la International Diabetes Federation (IDF), basado en la obesidad central (es decir, el perímetro de la cintura), como puede verse en la tabla de la página siguiente. Por tanto, si en la práctica clínica un paciente presenta obesidad central o cualquiera de las otras manifestaciones, es necesario un estudio más detallado, con el objeto de confirmar la presencia o ausencia del síndrome metabólico. Generalmente la exploración consiste en la medición del peso, la talla, el perímetro de la cintura y la presión arterial y la práctica de una analítica (para medir la glucemia y el perfil lipídico). índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior Diabetes mellitus: diagnóstico, clínica y tratamiento La American Diabetes Association (2007) definió la diabetes mellitus (DM), también llamada simplemente diabetes, como una alteración metabólica principalmente caracterizada por una elevación de la glucemia y por complicaciones microvasculares y cardiovasculares que incrementan la morbilidad y la mortalidad asociada con la enfermedad y reducen la calidad de vida. En la aparición de las complicaciones intervienen, de hecho, muchos otros factores de riesgo, además de la glucemia. Por tanto, el objetivo primordial debe ser asegurar una buena calidad de vida presente y futura para los pacientes que la padecen, y no simplemente rebajar la glucemia o la HbA1c (mide el promedio de la glucemia en los últimos 2-3 meses) por debajo de unos límites más o menos estrictos. En la actualidad, la diabetes mellitus se diagnostica en tres posibles situaciones: • Glucemia al azar ≥ 200 mg/dl en un paciente que presenta síntomas (mucha sed, mucha hambre o mucha orina). • Glucemia en ayunas ≥ 126 mg/dl en dos ocasiones. • Glucemia ≥ 200 mg/dl dos horas después de una sobrecarga oral de glucosa.2 A pesar de que antes hemos comentado los síntomas clásicos de la diabetes, en la práctica diaria la diabetes no se manifiesta con ningún síntoma y somos noso- pág. siguiente >> imprimir salir tros quienes debemos sospecharla ante una obesidad (principalmente con gran cintura) o una hipertensión, o antecedentes familiares. Una vez diagnosticada la diabetes a un paciente, es importante saber de qué tipo de diabetes se trata. La diabetes tipo 1 (aproximadamente, un 5-10% de los casos) se caracteriza por un déficit absoluto de insulina debido a la lesión de las células beta pancreáticas por un proceso destructivo generalmente de base autoinmune. La mayoría de los pacientes con DM1 presentan positividad para distintos tipos de anticuerpos y carecen de secreción de insulina, por lo cual resulta imprescindible utilizar la insulina para su tratamiento. Por el contrario, la etiología de la diabetes tipo 2 (aproximadamente, un 90% de los casos) es desconocida. En ella se encuentran implicados factores genéticos que conllevan una cierta susceptibilidad para su desarrollo y factores ambientales que son determinantes (entre ellos, fundamentalmente, la obesidad y la inactividad física). La insulina segregada por la célula beta del páncreas es la responsable de que los hidratos de carbono (como la glucosa), las proteínas y las grasas entren en los tejidos periféricos para que puedan ser utilizados. En la DM2, la sensibilidad de los tejidos periféricos (como el músculo) a la insulina está disminuida, lo que provoca que las células beta tengan que trabajar más para poder segregar una mayor cantidad de insulina (puesto que la que hay no es suficientemente eficaz), y esto a la larga ocasiona un agotamiento funcional de las células beta. El tratamiento de cualquier tipo de diabetes pasa por una dieta apropiada (con pocos azúcares refinados), la práctica de ejercicio físico regular y la adopción de un estilo de vida saludable para el corazón. Obesidad central = cintura de riesgo + dos de los siguientes factores: • Triglicéridos > 150 mg/dl o necesidad de tratamiento hipolipemiante. • Colesterol HDL < 40 mg/dl (hombres) o < 50 mg/dl (mujeres) o necesidad de tratamiento. • Presión arterial ≥ 130/85 mmHg o necesidad de tratamiento antihipertensivo. • Glucosa en ayunas ≥ 100 mg/dl o diagnóstico previo de diabetes tipo 2. Se considera cintura de riesgo: • ≥ 94 cm (hombres) o 80 cm (mujeres) en población europea. • ≥ 90 cm (hombres) o 80 cm (mujeres) en población sudasiática, china, sudamericana, subsahariana y árabe. • ≥ 85 cm (hombres) o 90 cm (mujeres) en población japonesa Criterios de la IDF para el diagnóstico del síndrome metabólico. Capítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior Además, los diabéticos de tipo 1 deben utilizar obligatoriamente insulina en su tratamiento, mientras que los diabéticos de tipo 2 pueden recurrir a fármacos orales (como las metforminas —muy útiles para mejorar la resistencia a la insulina—, las sulfonilureas, las glitazonas, las glinidas, la acarbosa o las incretinas) o a la insulina. Hipertensión arterial: diagnóstico, clínica y tratamiento La hipertensión arterial (HTA) se diagnostica cuando las cifras de la presión arterial superan los 140 mmHg de presión sistólica o los 90 mmHg de presión diastólica, tomadas en condiciones estándares y por lo menos en dos de tres tomas realizadas en días diferentes. En la actualidad, sin embargo, se considera que una presión arterial normal es la inferior a 130/85 mmHg, aunque tanto en la presión sistólica (130 mmHg) como en la diastólica (85 mmHg) hay una zona intermedia que se denomina prehipertensión. Diferentes sociedades científicas ofrecen recomendaciones periódicas acerca de cómo se debe tomar la presión arterial, cuáles son los valores necesarios para establecer un diagnóstico y cuáles deberían ser los objetivos tensionales. Al igual que ocurre con la diabetes, la hipertensión arterial no suele presentar ningún síntoma, excepto en situaciones muy avanzadas, en las que pueden aparecer dolores de cabeza, mareos o sangrado de mucosas (nariz o conjuntiva). Es importante recordar la existencia de urgencias y emergencias hipertensivas (se considera emergencia cuando afecta a la función de los llamados órganos diana, como el riñón, el cerebro o el corazón), en las que la presión arterial ha de ser controlada. Como hemos comentado anteriormente, en los pacientes con síndrome metabólico y resistencia a la insulina se produce un hiperinsulinismo compensador. Este exceso de insulina provoca una mayor retención de sodio en los riñones, un aumento de la actividad del sistema nervioso simpático (que produce contracción de las arterias) y una lesión directa sobre el endotelio (la capa interior de las arterias). Todo ello ocasiona una elevación de la presión arterial y la consiguiente HTA asociada a las otras manifestaciones del síndrome metabólico. El tratamiento de la HTA también implica obligatoriamente la adopción de un estilo de vida saCapítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales pág. siguiente >> imprimir salir ludable con una dieta adecuada (baja en sal) y la práctica regular de ejercicio físico. Además, pueden utilizarse fármacos de distintas familias (IECA, ARA-II, antagonistas del calcio, diuréticos, imidazolínicos, alfa y betabloqueantes, etc.) solos o en combinación. Dislipemia: diagnóstico, clínica y tratamiento Se define como dislipemia la presencia de unos niveles anormalmente elevados de alguno de los componentes lipídicos de la sangre. Aunque existen discusiones entre distintas sociedades científicas, en la actualidad se considera que existe dislipemia cuando, en ausencia de enfermedad vascular (coronaria o cerebral), el colesterol total es ≥ 200 mg/dl. Cuando ya existe la lesión arterial, el diagnóstico de dislipemia se basa en valores de LDL ≥ 100 mg/dl. Nuevamente nos encontramos con que hay una zona intermedia dudosa entre la normalidad y el diagnóstico de dislipemia. Los objetivos ideales para controlar la dislipemia son los siguientes: • Colesterol total < 200 mg/dl. • Triglicéridos < 150 mg/dl • LDL < 100 mg/dl • HDL > 35 mg/dl (hombres) o > 45 mg/dl (mujeres). Pero, además de estos valores cuantitativos, en el paciente con síndrome metabólico los lípidos sufren transformaciones cualitativas: las lipoproteínas de baja densidad (LDL) son más pequeñas y densas, lo que las hace más peligrosas por su mayor capacidad de contribuir a la aterosclerosis. Como sucede con la DM y la HTA, la dislipemia no tiene ninguna clínica específica y, por tanto, hay que sospecharla y diagnosticarla a partir de determinaciones analíticas. El tratamiento nuevamente se basa en la adopción de un estilo de vida saludable, una dieta adecuada (escasa en grasas) y ejercicio físico regular. Existe la posibilidad de utilizar fármacos (estatinas, fibratos o resinas y quelantes). índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior Prevalencia de la DM, la HTA y la dislipemia en el inmigrante Los datos son variables según los estudios, pero a modo de ejemplo ofrecemos en el gráfico el incremento esperado en la prevalencia de DM2 en varios continentes para el período 1994-2010, según la IDF. Como vemos, un gran problema es el gran incremento de la prevalencia en diferentes zonas del mundo, que suelen coincidir con regiones de las que son originarios muchos de los inmigrantes (en África, el incremento es del 190%; en Asia, del 135%). Desde un punto de vista antropológico, el hombre primitivo desarrolló una resistencia a la insulina (RI) que le permitió sobrevivir a las duras condiciones ambientales. La insulina es la hormona que permite la entrada de los tres principios inmediatos (hidratos de carbono, proteínas y grasas) en los tejidos periféricos. Si los individuos tenían RI (principalmente a nivel del músculo periférico), se producía una mayor entrada de los principios inmediatos en tejidos como la grasa y, por tanto, una mayor reserva energética. Es decir, podían aprovechar más la comida que ingerían ocasionalmente y tolerar mejor el ayuno (en ocasiones, según la caza, sólo podían comer cada 4 o 5 días). Así, pues, quienes tenían RI sobrevivieron y la transmitieron a su descendencia. Posteriormente, cuando la comida pasó a ser relativamente abundante (al inmigrar) y especialmente rica en hidratos de carbono de absorción rápida y en grasas (más baratas que las proteínas), esta RI y el hiperinsulinismo se Capítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales pág. siguiente >> imprimir salir convirtieron en los responsables de la obesidad y la aparición de la DM2. El no tener que correr detrás de las piezas de caza y la disminución de otros esfuerzos físicos también contribuyen al aumento de la DM2. Esta teoría ha recibido el nombre de fenotipo ahorrativo y es la que se utiliza habitualmente para explicar el exceso de casos de DM2 en ciertas etnias (como algunas poblaciones del sudeste asiático: India, Pakistán, etc.) y en regiones con hambrunas endémicas, donde menores grados de obesidad ya se asocian con la RI. Cuando individuos procedentes de estas poblaciones emigran a zonas de culturas con dietas ricas en azúcares que exigen poco ejercicio físico para sobrevivir, la obesidad y la DM resultan más probables. Algunos consejos útiles • No hay que modificar los criterios de diagnóstico de las tres entidades, aunque se trate a inmigrantes. • Dado que algunas etnias están más predispuestas a tener DM, HTA y dislipemia, parece aconsejable un estudio de estas posibilidades principalmente en los inmigrantes procedentes de Asia (especialmente indostaníes y polinesios) y Centroamérica. Los afrocaribeños y filipinos tienen una alta prevalencia de HTA. • La mejor prevención pasa por la adopción de un estilo de vida saludable, una dieta adecuada y la práctica regular de ejercicio físico. • Los diferentes grupos étnicos pueden tener indicadores de obesidad, como el peso, el perímetro de la cintura o el índice de masa corporal menores que los de la población mediterránea. índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior • Algunas peculiaridades y dificultades económicas pueden limitar las posibilidades de alcanzar un control metabólico y tensional óptimo. Es muy importante detectar cuáles son los objetivos de control glucémico, lipídico y tensional en cada paciente e intentar pactarlos con él. • La dieta, además de ser la adecuada para cada patología (básicamente, evitar azúcares rápidos, grasas saturadas y exceso de sal), debe adaptarse a las preferencias y posibilidades de cada inmigrante. Será necesario un largo diálogo para poder consensuarla. • El ejercicio físico es necesario, pero también debe adaptarse a las posibilidades individuales. Por ejemplo, no se puede prescribir el mismo tipo de ejercicio físico a una mujer musulmana que a un hombre nórdico. • Algunos fármacos tienen efectos distintos en función de las etnias. Por ejemplo, los IECA (para tratar la hipertensión) son menos eficaces en hipertensos de raza negra; los indostaníes con DM responden bien a pequeñas dosis de sulfonilureas; el HDL de las poblaciones mediterráneas es mucho más alto que en el resto del mundo; en la dislipemia de los inmigrantes, los fibratos pueden tener más protagonismo que otras familias terapéuticas... En cada caso el profesional sanitario prescribirá la medicación que mejor se adecue a cada persona. • En relación con la administración de fármacos es importante tener en cuenta las siguientes consideraciones: - Siempre asegurar la suficiente ingesta de líquidos y evitar el excesivo ejercicio físico. - Si un paciente únicamente está en tratamiento con medidas no farmacológicas (dieta y ejercicio), no es necesario modificar esta actitud. - Cuando un paciente musulmán sigue el ayuno del mes de ramadán (desde la salida hasta la puesta de sol): - Si toma metforminas (por ejemplo, 500 mg cada 8 horas), ante la imposibilidad de la toma del mediodía se recomienda hacer una de 1.000 mg antes de la comida de la madrugada y otra de 500 mg antes de la comida del atardecer. - Si toma glitazonas, simplemente deberá administrar toda la dosis diaria en una sola toma. - Si toma sulfonilureas en monodosis (glimepirida o glicacida MR), lo ideal es hacerlo antes de la comida del atardecer y Capítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales pág. siguiente >> imprimir salir posteriormente ajustar la dosis a las glucemias que vaya presentando durante el día (si son glucemias bajas, reducir la dosis total). - Si toma sulfonilureas cada 8-12 horas, debe fraccionarse en dos tomas: la mitad de la dosis matinal habitual por la madrugada y la dosis completa al atardecer. Por ejemplo, si toma 5 mg de glibenclamida cada 12 horas, debe repartirlos del siguiente modo: 2,5 mg - 0 mg - 5 mg. - Si toma insulina, debe intentarse que no cumpla el ayuno del ramadán, pero si, a pesar de ello, decide cumplirlo, se recomienda cambiar el orden de las dosis: al atardecer, la dosis matinal habitual; y durante la madrugada, la mitad de la dosis nocturna habitual. Por ejemplo, un diabético con insulina NPH o Mixtard 30/70 cada 12 horas (30 - 0 - 20) debería modificar su pauta de forma que reciba 10 - 0 - 30. - Evidentemente, estas son recomendaciones generales que deben individualizarse en cada paciente. Un consejo final La educación sanitaria no es fácil en personas inmigrantes, por dificultades tanto idiomáticas como culturales, pero nunca hay que olvidar que la educación sanitaria es imprescindible para conseguir alcanzar un buen control de la DM, la HTA y la dislipemia. Con ello intentaremos conseguir que la duración y la calidad de vida de las personas con estos problemas sea similar a la de quienes no los padecen, que es nuestro principal objetivo. índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Notas 1. A pesar de compartir el nombre de diabetes mellitus, los tipos 1 y 2 de la diabetes tienen una fisiopatología absolutamente diferente y a efectos de tratamiento casi se podrían considerar dos enfermedades independientes. 2. Este último criterio, no obstante, prácticamente no se utiliza en la consulta real. Para saber más Al-arouj, M., y otros (2005) «Recommendations for Management of Diabetes during Ramadan», Diabetes Care, núm. 28, págs. 2305-2311. American Diabetes Association (2007) «Diagnosis and Classification of Diabetes Mellitus», Diabetes Care, núm. 30 (supl. 1), págs. 42-47. American Diabetes Association (2007) «Position Statement. Standards of Medical Care in Diabetes», Diabetes Care, núm. 30 (supl. 1), págs. 4-41. GEDAPS (2004) Guía para el tratamiento de la diabetes tipo 2 en la atención primaria, 4.ª ed., Barcelona: Elsevier. Grupo de Trabajo para el Tratamiento de la Hipertensión Arterial de la Sociedad Europea de Hipertensión (ESH) y de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) (2007) «Guías de práctica clínica para el tratamiento de la hipertensión arterial 2007», Revista Española de Cardiología, vol. 60, núm. 9, págs. 1e-94e. Grundy, Scott M., y otros (2004) «Implications of Recent Clinical Trials for the National Cholesterol Education Program Adult Treatment Panel III Guidelines», Circulation, núm. 110, págs. 227-239. International Diabetes Federation (2005) «The IDF Consensus Wordlwide Definition of the Metabolic Syndrome», Lancet, núm. 366, págs. 1059-1062. Capítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 5.2 El enfermo en fase terminal Introducción El paciente que se encuentra en la fase terminal de una enfermedad requiere, al igual que su entorno familiar, unas necesidades de atención muy específicas. Esta atención debe ser integral, ya que es preciso abordar aspectos clínicos, físicos, psicológicos y espirituales para el cuidado del enfermo y, a la vez, de sus cuidadores y su entorno, así como tener en cuenta multitud de aspectos éticos. La responsabilidad de esta especial atención recaerá sobre todo en la atención primaria, puesto que el deseo del enfermo y su familia, la mayoría de las veces, será que esta etapa transcurra en el domicilio con la mayor comodidad y tranquilidad posibles; sin embargo, en ocasiones se exige la intervención de otros niveles asistenciales, por lo que debe llevarse a cabo un abordaje interdisciplinario. Capítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales Definición de enfermedad en fase terminal A menudo, el primer reto con que se encuentra el profesional sanitario es el de identificar el momento en que el enfermo, a causa de una enfermedad incurable, entra en una fase en que precisará de cuidados únicamente paliativos, situación que se deberá comunicar a la familia. En muchas ocasiones, la inclusión de estos enfermos en los programas de cuidados paliativos se hace de forma tardía para retrasar esta decisión. Pero esto conlleva mucho más sufrimiento para el enfermo; la decisión no debe tomarse sólo basándose en el tiempo de supervivencia sino en el momento en que se identifica una situación de gravedad con sufrimiento no aliviado. 10 índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior Un paciente en situación terminal es aquel que padece una enfermedad avanzada y progresiva, sin posibilidades razonables de respuesta a ningún tratamiento curativo y que es causa de un deterioro progresivo de su persona y de su calidad de vida que le llevará hasta la muerte de forma irremediable en un tiempo corto (que puede ser de unos pocos meses). Esta situación conlleva un gran impacto emocional para el paciente, para su familia y para el equipo médico que lo va a tratar. En el transcurso del proceso aparecerán problemas o síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes que se deberán afrontar. Existen diversas enfermedades que pueden ser causa de esta situación terminal: • Insuficiencias de órganos: enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), insuficiencia cardíaca, insuficiencia hepática y renal terminal, etc. • Enfermedades degenerativas del sistema nervioso: demencias, accidentes vasculares cerebrales con secuelas, esclerosis lateral amiotrófica, esclerosis múltiple, etc. • Sida en situación avanzada. • Cáncer. • Pacientes geriátricos terminales. Objetivos y bases terapéuticas La asistencia al enfermo en fase terminal debe ser integral, ya que se tendrán que abordar necesidades de distintos tipos (físicas, emocionales, espirituales y sociales), tanto del enfermo como de sus cuidadores. Las bases terapéuticas para abordarlas serán: • Considerar al enfermo y la familia una unidad a tratar, ya que la familia será el principal soporte del enfermo. • Priorizar la autonomía y dignidad del paciente y respetar su intimidad. • Respetar el derecho del paciente a la información y a la no información, según su voluntad. En general, existe una actitud paternalista por parte de la familia y los profesionales sanitarios hacia el paciente, que lo «protegen» del sufrimiento ocultándole información y el pronóstico de su enfermedad. Esta actitud puede favorecer estados de mayor ansiedad e inseguridad en los pacientes, que, en general, suelen ser partidaCapítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales pág. siguiente >> imprimir salir rios de que se les suministre esta información sobre su diagnóstico. Es imprescindible establecer una adecuada comunicación y empatía para individualizar en cada caso y situación (véase la tabla 1). • Promover una actitud terapéutica activa y positiva, evitando dramatizar la situación. • Fomentar un ambiente de bienestar, apoyo, confianza y comunicación. A partir de estas bases, deberemos marcarnos los siguientes objetivos: • Prevenir, controlar y aliviar los distintos síntomas que aparezcan, priorizando el del dolor. • Conseguir una buena comunicación con el enfermo y su familia y facilitar la expresión de emociones, preocupaciones, miedos y necesidades. • Ofrecer apoyo a la familia para afrontar la pérdida de su familiar y dar la información, el soporte y la confianza necesarios para abordar los problemas que se presenten. • Si el paciente lo desea, garantizar la atención en su domicilio como lugar idóneo para sus cuidados. Aunque la responsabilidad del cuidado de estos enfermos en el domicilio recae sobre los equipos de atención primaria, para desarrollar estos objetivos correctamente será necesaria una atención interdisciplinaria. En ella participarán el enfermo, los cuidadores y los distintos niveles de atención médica que deban intervenir en las diferentes situaciones. Se pueden definir distintos niveles de atención en cuidados paliativos: • Primer nivel: se trata de los profesionales que atienden principalmente al enfermo. En el caso de la atención en el domicilio, será la unidad básica asistencial dentro del equipo de atención primaria. Si el enfermo está hospitalizado, se tratará del equipo de profesionales que le presta atención. • Segundo nivel: se trata de unidades especializadas en cuidados paliativos que actuarán con funciones de apoyo o interconsulta para los equipos del primer nivel, siempre que existan dificultades o situaciones complejas cuya solución requiera la intervención o valoración de un grupo de expertos. Éstos también prestarán funciones de formación continuada. • Tercer nivel: se trata de unidades donde ingresar a los pacientes que no pueden ser tratados en 11 índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior el domicilio debido a su complejidad o a la necesidad de supervisión continuada, o a la falta o claudicación de los cuidadores. Aspectos éticos y documento de voluntades anticipadas Las actuaciones y decisiones que tomaremos en el manejo del enfermo terminal estarán frecuentemente interrelacionadas con aspectos éticos que se han de tener muy en cuenta. En el uso de medidas terapéuticas en esta fase de la enfermedad, cabe tener muy presente el balance riesgo-beneficio; así pues, se debe evitar la iatrogenia, es decir, el posible daño involuntario que se le puede provocar al paciente por la aplicación de medidas terapéuticas poco adecuadas que no puedan ofrecer beneficios sustanciales a corto plazo. Lo mismo sucede con la realización de exploraciones complementarias o con los desplazamientos al hospital o a servicios de urgencias que puedan resultar desproporcionados y causar muchas molestias al enfermo, sin que sean decisivos en su mejoría y bienestar ni, a menudo, en su pronóstico. Respetando el principio de autonomía, deberíamos tomar las decisiones conjuntamente con el enfermo, informándole bien de la situación y de los riesgos y beneficios que comportará cualquier actuación. Asimismo, debemos respetar sus decisiones, intentar satisfacer sus peticiones y necesidades y evitar discriminaciones de cualquier tipo. El paciente puede participar en la toma de decisiones en el transcurso de esta etapa, aunque con motivo del deterioro sufrido ya no se encuentre apto para ello. Esto es posible gracias al documento de voluntades anticipadas (DVA), donde el paciente expresa a priori, por escrito o confiando en alguien que lo represente, su voluntad sobre algunas decisiones fundamentales. Estas decisiones habitualmente tienen que ver con medidas concretas para disminuir el dolor físico y el malestar psíquico, con el inicio o la retirada de medidas de reanimación o de soporte vital (alimentación o ventilación artificial) y con la demanda de no ser sometido a terapias experimentales. Los profesionales sanitarios han de comunicar al paciente y a su familia la posibilidad de realizar este documento. Las voluntades expresadas en él deberán ser respetadas siempre que no supongan una vulnerabilidad de la legalidad vigente o vayan en contra de la conciencia individual del médico que deba aplicarlas. Capítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales pág. siguiente >> imprimir salir Tratamiento del dolor y otros síntomas En esta fase de la enfermedad, es característica la aparición de múltiples síntomas de etiología multifactorial, que suelen manifestarse en poco tiempo y desencadenarse uno tras otro en forma de cascada. Pueden ser cada vez más intensos a medida que avanza la enfermedad, y también cambiantes, de modo que es posible que aparezcan síntomas nuevos o que reaparezcan algunos que creíamos controlados. El reto del equipo que asiste a este tipo de pacientes será prevenir, tratar precozmente y controlar los síntomas que puedan aparecer para evitar el sufrimiento. También debe ser capaz de cambiar o adaptar la estrategia terapéutica rápidamente cuando la situación lo requiera. Los síntomas que suelen aparecer con mayor frecuencia son: debilidad (90%), anorexia o pérdida de apetito (85%), dolor (76%), náuseas (68%), estreñimiento (65%) y somnolencia (60%). En el caso de la anorexia, es importante recordar que suele ser una consecuencia y no una causa de la enfermedad, por lo que se debe desdramatizar este síntoma y facilitar los consejos sobre nutrición e hidratación ajustados a cada situación. Existen medidas generales no farmacológicas que ayudan a mejorar el bienestar del enfermo (véase la tabla 2). Resulta fundamental poner énfasis en el cuidado de la boca y de la piel para evitar la sequedad y la aparición de úlceras; sin duda, estos cuidados son un indicador del buen seguimiento de estos enfermos. Otros síntomas que pueden aparecer, y que se pueden aliviar con tratamiento farmacológico, son: disnea o sensación de ahogo, respiración estertorosa o ruidosa, y confusión. Ahora bien, el principal síntoma que hay que abordar es el dolor. Para la valoración del dolor, se utiliza una escala verbal numérica (EVN) en la que el enfermo puntúa el dolor del 1 al 10. En el tratamiento del dolor se usa la estrategia de la escalera analgésica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que consiste en la introducción por escalones de distintos grupos de fármacos analgésicos: • Primer escalón: lo constituyen los analgésicos no opiáceos, como paracetamol, metamizol o antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, diclofenaco, etc.). Se usan para el tratamiento del dolor leve o moderado, con EVN menor de 4. • Segundo escalón: si el dolor es moderado, con EVN entre 4 y 7, o persiste a pesar del tratamien12 índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior to a dosis máximas con el primer escalón, se inicia un tratamiento con un opioide débil (codeína, tramadol). • Tercer escalón: si el dolor es intenso, con EVN mayor de 7, o persiste a pesar del tratamiento a dosis máximas con el segundo escalón, se inicia el tratamiento con un opioide potente (morfina, fentanilo, oxicodona, buprenorfina, metadona). Éste se escogerá en función de las características y la estabilidad del dolor. pág. siguiente >> imprimir salir La vía de administración de estos fármacos será elegida en función de las posibilidades y la comodidad del enfermo. En algunas circunstancias, la vía oral será impracticable o conllevará riesgos para el enfermo, por lo cual en muchos casos se indicará preferentemente la vía subcutánea, que resulta cómoda, poco dolorosa y de fácil manejo, permite administrar fármacos muy diversos, con efecto rápido, y presenta pocas complicaciones y efectos secundarios. Tabla 1: Etapas del proceso de información 1. Elección del encuadre externo. Adecuar el lugar donde se informa. 2. Exploración. Explorar qué sabe el paciente. Explorar qué desea saber. 3. Información. Informar de la forma más delicada posible. No utilizar frases «tópicas» sin consecuencias reales. 4. Impacto. Permitir un tiempo para que el paciente «encaje» la información. Favorecer la expresión de las emociones. Valorar el impacto que ha producido la información. 5. Comprobación. Comprobar lo que ha entendido el paciente. No indicar cómo debería tomárselo ni cómo organizar su vida. 6. Apoyo. Mostrar apoyo continuo. Volver a tener una entrevista al cabo de dos o tres días para evaluar el impacto. Modificada de Benítez (2002). Tabla 2: Medidas generales en el cuidado del enfermo terminal Medidas físicas Cambios posturales. Utilización de almohadas para posturas antiálgicas y prevención de la presión. Facilitación de la posición natural del enfermo durante el sueño. Cuidados de la piel: hidratación cutánea corporal. Compresas frías ante episodios de fiebre. Cuidados de la boca. Masajes relajantes (pies, manos). Clima de respeto y compañía. Medidas ambientales Procurar que la cama sea cómoda. Procurar que no haya arrugas en las sábanas. Evitar el excesivo peso de ropa. Cuidar de que la temperatura sea adecuada. Proporcionar una luz indirecta. Evitar ruidos estridentes y secos. Organizar las visitas. Modificada de Busquet (2005). Capítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales 13 índice libro índice capítulo 5 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Benítez del Rosario, M. A.; A. Asensio (2002) «La comunicación con el paciente con enfermedad en fase terminal», Atención Primaria, vol. 30, núm. 7, págs. 463-466. Blanquer, J. L.; L. Pascual (2007) «Paciente con enfermedad en fase terminal», Actualización en Medicina de Familia, vol. 9, núm. 3, págs. 510-518. Busquet, X. (2005) «Atención a la agonía», Formación Médica Continuada en Atención Primaria, vol. 12, supl. 1, págs. 72-77. Ledesma, A.; J. Roca; J. Porta (2003) «El enfermo terminal», en Martín Zurro, A.; J. F. Cano Pérez, Atención primaria. Conceptos, organización y práctica clínica, 5.ª ed., Madrid: Elsevier, págs. 1671-1694. Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) (1993) Cuidados paliativos. Recomendaciones de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo. VV. AA. (2001) «Documento de Consenso SECPAL-SEMFYC. Atención al paciente con cáncer en fase terminal en el domicilio», Atención Primaria, vol. 27, núm. 2, págs. 123-126. Capítulo 5: Enfermedades crónicas y terminales 14 índice libro índice capítulo 6 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo III La salud en Occidente 06 Capítulo 6 La salud sexual y reproductiva Carme Ollé Rodríguez índice libro << pág. anterior índice capítulo 6 pág. siguiente >> imprimir salir Módulo III. Capítulo 6 06 La salud sexual y reproductiva Preguntas clave Definición Derechos en salud sexual y reproductiva Atención a la salud sexual y reproductiva en Cataluña Planificación familiar La maternidad sin riesgo El embarazo no deseado Las infecciones de transmisión sexual (ITS) y el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) La violencia contra las mujeres Para saber más Página 3 Página 4 Página 5 Página 7 Página 8 Página 10 Página 10 Página 11 Página 11 Página 13 Capítulo 6: La salud sexual y reproductiva índice libro índice capítulo 6 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Que es la salud sexual y reproductiva? ¿Por qué es importante hablar de derechos? ¿Quién decide en la salud sexual y reproductiva? La salud sexual y reproductiva ¿es sólo una cuestión de las mujeres? Capítulo 6: La salud sexual y reproductiva ¿Cómo se debe abordar la salud sexual y reproductiva en la perspectiva intercultural? índice libro índice capítulo 6 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 6 La salud sexual y reproductiva Definición La definición de salud sexual y reproductiva (SSR) fue propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y aprobada en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (El Cairo, 1994). Queda recogida en el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de la siguiente forma: La salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de una mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y con sus funciones y procesos. En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capaciCapítulo 6: La salud sexual y reproductiva dad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, así como de procrear, y la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia. Esta última condición lleva implícito el derecho del hombre y la mujer a obtener información para planificar la familia que sea de su elección, a conocer los diferentes métodos para regular la fecundidad que no estén legalmente prohibidos, y a tener acceso a unos métodos seguros, eficaces, asequibles y aceptables; también conlleva el derecho a recibir servicios adecuados de atención de la salud que permitan los embarazos y los partos sin riesgos y ofrezcan a las parejas las máximas posibilidades de tener hijos sanos. En consonancia con la definición de salud reproductiva que se ha dado, la atención de la salud re índice libro índice capítulo 6 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir La cuarta Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD), que tuvo lugar en El Cairo en 1994, marcó un cambio fundamental en las actitudes hacia el crecimiento poblacional. productiva se define como el conjunto de métodos, técnicas y servicios que contribuyen a la salud y al bienestar reproductivo al evitar y resolver los problemas relacionados con la salud reproductiva. Incluye también la salud sexual, cuyo objetivo es el desarrollo de la vida y de las relaciones personales, y no meramente el asesoramiento y la atención en materia de reproducción y de enfermedades de transmisión sexual. (párrafo 7.2.) Teniendo en cuenta la definición anterior, los derechos reproductivos abarcan ciertos derechos humanos que ya están reconocidos en las leyes nacionales, en los documentos internacionales sobre derechos humanos y en otros documentos pertinentes de las Naciones Unidas aprobados por consenso. Esos derechos se basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente el número de hijos, el espaciamiento de los nacimientos y el intervalo entre éstos; a disponer de la información y de los medios para ello, y a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva. Dicha definición también incluye su derecho a adoptar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones ni violencia, de conformidad con lo establecido en los documentos de derechos humanos [...]. (párrafo 7.3.) Derechos en salud sexual y reproductiva La cuarta Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD), que tuvo lugar en El Cairo en 1994, marcó un cambio fundamental en las actitudes hacia el crecimiento poblacional. Así pues, se pasó del concepto clásico del control de la población y los programas masivos de planificación familiar a un enfoque centrado en las necesidades y los derechos sexuales y reproductivos de las personas. Capítulo 6: La salud sexual y reproductiva En la Conferencia de El Cairo, 179 gobiernos y más de mil doscientas organizaciones no gubernamentales (ONG) adoptaron un programa de acción que estableció que la promoción de la salud y los derechos sexuales y reproductivos, así como el acceso universal a los servicios y a la información sobre SSR, constituyen unas estrategias clave para alcanzar el bienestar de las sociedades, erradicar la pobreza y alcanzar los objetivos de desarrollo. Hacia finales del año 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó, en su quincuagésimo quinto período de sesiones, la Declaración del Milenio y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). De este modo fijó la agenda de desarrollo que estará vigente hasta el año 2015. La complejidad de los asuntos relacionados con la SSR plantea una serie de desafíos para abordar temas tales como las relaciones sexuales, la planificación familiar, el aborto y las ITS (infecciones de transmisión sexual) en los marcos de desarrollo. Los derechos sexuales y reproductivos no siempre son considerados temas significativos por muchas de las personas que trabajan en el campo de la salud. Por consiguiente, tanto en los países desarrollados como en los que se encuentran en vías de desarrollo, los derechos no siempre se traducen en prácticas diarias que permitan garantizar la privacidad, la capacidad de elegir, el consentimiento informado, la confidencialidad y el acceso a los beneficios derivados de los avances científicos. Más aún, la creciente influencia de las fuerzas conservadoras amenaza con socavar los logros que se han alcanzado tanto antes como después de la CIPD. Se constata que, a pesar del profundo impacto que tienen las malas condiciones de salud sexual y reproductiva sobre la calidad de vida de las personas y sobre los niveles de desarrollo de las naciones, la salud y los derechos sexuales y reproductivos han sido descuidados y no han sido considerados una prioridad por la comunidad de donantes. Como ya se ha dicho, la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo celebrada en El Cairo en 1994 adoptó un enfoque de la salud sexual y reproductiva basado en los derechos. Ello refleja una nueva política global de consenso sobre la relación existente entre las políticas de población y los de índice libro índice capítulo 6 << pág. anterior rechos de salud sexual y reproductiva: si se «da poder» a las mujeres y si se satisfacen las necesidades de la salud sexual y reproductiva de la gente, será posible lograr la estabilización de la población por medio de opciones y oportunidades en lugar de control y coerción. El compromiso internacional para mejorar la salud reproductiva y proteger los derechos de la reproducción se construye a partir de acuerdos internacionales de derechos humanos ya existentes y reconoce la salud y los derechos sexuales y reproductivos como metas importantes en sí mismas. El enfoque basado en los derechos se reafirmó y expandió en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (CCMM), celebrada en Pekín en 1995, y nuevamente en la revisión de la CIPD en 1999 y el 2000. Entre los principales componentes del enfoque basado en los derechos, cabe destacar: • La igualdad y equidad de género, entendiendo como igualdad de género el igual tratamiento de las mujeres y de los hombres ante la ley, en las políticas y en el acceso a recursos y servicios dentro de las familias, las comunidades y la sociedad en general; por equidad de género también se entiende la imparcialidad y justicia en la distribución de beneficios y responsabilidades entre los hombres y las mujeres. • Los derechos reproductivos, que incluyen los derechos de las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente el número de hijos que desean tener, cuándo y con qué frecuencia, así como a tener la información, la educación y los medios para lograrlo, con el objetivo de alcanzar el estándar más alto de salud sexual y reproductiva y poder tomar decisiones sobre la reproducción libres de discriminación, coacción y violencia. • Los derechos sexuales, que incluyen los derechos de todas las personas a decidir de forma libre y responsable sobre todos los aspectos de su sexualidad, incluido el hecho de promover y proteger su salud sexual y reproductiva, así como a pág. siguiente >> imprimir salir ser libres de discriminación, coacción o violencia en su vida sexual y en todas sus decisiones sexuales, y a esperar y exigir igualdad, consentimiento completo, respeto mutuo y responsabilidad compartida en las relaciones sexuales. La salud sexual no se limita al período reproductivo de una persona y está estrechamente relacionada con varios factores socioculturales, las funciones características de uno u otro sexo y el respeto y la protección de los derechos humanos, en especial aunque no exclusivamente los relacionados con la sexualidad y las relaciones interpersonales. La salud reproductiva y sexual es fundamental para las personas, las parejas y las familias, así como para el desarrollo social y económico de las comunidades y naciones. Según el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, la atención en la salud sexual y reproductiva ha de incluir: • La información, orientación y servicios de planificación familiar. • La atención prenatal, del parto y posnatal. • La atención de la salud infantil. • La prevención y el tratamiento de las infecciones de transmisión sexual (ITS) y de las infecciones del tracto reproductivo (ITR). • Donde sea legal, los servicios seguros de aborto y el tratamiento de las complicaciones relacionadas con el aborto. • La prevención y el tratamiento de la infertilidad. • La información, educación y orientación en materias de sexualidad humana, salud reproductiva, y paternidad y maternidad. • El tratamiento y diagnóstico de cáncer del sistema reproductivo y VIH/sida. La salud reproductiva y sexual es fundamental para las personas, las parejas y las familias, así como para el desarrollo social y económico de las comunidades y naciones. Capítulo 6: La salud sexual y reproductiva índice libro índice capítulo 6 << pág. anterior Atención a la salud sexual y reproductiva en Cataluña De acuerdo con las estrategias propuestas por la OMS, en Cataluña la atención a la salud sexual y reproductiva, con el objetivo de promover, impulsar, coordinar y realizar las actividades de atención integral a la mujer en los aspectos relativos a la orientación y la planificación familiar, la educación maternal, el embarazo, el parto y el posparto, así como el resto de los estados fisiológicos y enfermedades directamente relacionados con su sexo, ha seguido un proceso de transformación desde sus inicios en 1990. Actualmente este programa tiene dos niveles: uno que se desarrolla prioritariamente en el ámbito de la atención primaria, y otro, en el ámbito de la atención hospitalaria. En el ámbito de la atención primaria, los equipos de atención primaria (EAP) están dotados de una estructura de apoyo a su labor asistencial en la salud sexual y reproductiva; son las llamadas unidades ASSIR (atención a la salud sexual y reproductiva). Estas unidades de apoyo a la atención primaria de salud (APS) están ubicadas en un nivel intermedio entre la atención primaria (AP) y la atención especializada (AE). En Cataluña, estas unidades ASSIR se pueden gestionar de distintas formas. En la mayoría de los casos, se gestionan desde la AP (cabe decir que el Institut Català de la Salut, o ICS, es el proveedor más frecuente), mientras que en otros son gestionadas por un hospital o un consorcio. En cuanto a la ubicación física de estos equipos, también varía en todo el territorio. De hecho, pueden estar ubicados en centros de atención primaria de especialidades (antes llamados CAP II) y en centros de atención primaria (CAP), donde la comadrona será quien fundamentalmente proporcionará la atención. En último lugar, también se pueden encontrar unidades ASSIR en las consultas externas de un hospital. Todas las unidades ASSIR están coordinadas, según el territorio, con un hospital de referencia desde el punto de vista funcional, orgánico o ambos. Con ello se pretende compartir protocolos, garantizar la continuidad de los procesos y transferir la información necesaria para que los profesionales puedan coordinarse entre ellos. La cartera de servicios de las unidades ASSIR contempla: pág. siguiente >> imprimir salir • Control y seguimiento del embarazo. Diagnóstico prenatal. Educación maternal. Atención al puerperio. • Prevención del cáncer de cuello de útero y de mama. • Atención a las infecciones de transmisión sexual y a la patología ginecológica. • Atención a la violencia contra las mujeres. • Otras actividades informativas y educativas. • Atención a jóvenes. • Educación afectiva y sexual. • Consejo reproductivo. En el ámbito hospitalario, son los servicios de ginecología y obstetricia, siempre en continuidad y coordinación con las unidades ASSIR del territorio, los responsables de prestar la atención a las mujeres en relación con procesos obstétricos o ginecológicos que, por su complejidad, no pueden ser resueltos en el ámbito de la atención primaria; ello incluye la atención al parto. Los profesionales que intervienen en las unidades ASSIR y en los servicios de obstetricia y ginecología son ginecólogas/os, comadronas, auxiliares administrativas/os, auxiliares de enfermería y psicólogas/os con experiencia en salud sexual y reproductiva. También es importante que se cuente con el apoyo de los recursos de atención social disponibles en su área de influencia. El acceso al sistema en relación con la salud sexual y reproductiva ha de tener como puerta principal de entrada el equipo de atención primaria, por su proximidad a las mujeres y por el desarrollo de actividades preventivas y de atención básica. El equipo de atención primaria (EAP) ha de derivar la población diana al Programa de Atención a la Salud Sexual y Reproductiva (PASSIR). Este programa asume la cartera de servicios anteriormente descrita, y todas las mujeres que sobrepasen el nivel de complejidad que es capaz de asumir el PASSIR deben ser trasladadas a los hospitales del territorio que puedan dar respuesta al proceso en cuestión. Ante una consulta espontánea, en las unidades ASSIR se recomienda efectuar una consulta de acogida. En ésta se analizará la demanda y se detectará el problema, y en función de éste se procederá al tratamiento, orientación o derivación según el caso. A fin de mejorar la accesibilidad al sistema de salud de las personas inmigrantes recién llegadas, el Plan Director de Inmigración del Departament de Salut ha desarrollado, a través del Plan de Acogida, unos materiales en formato audiovisual y escrito que ofrecen información básica sobre los servicios de salud de Cataluña, en los que se destaca cómo funcionan y de qué modo se puede acceder ellos. Estos materiales están disponibles en nueve idiomas: castellano, catalán, inglés, francés, rumano, ruso, chino, Capítulo 6: La salud sexual y reproductiva índice libro índice capítulo 6 << pág. anterior urdu y árabe. De todos ellos, dos capítulos están dedicados a la salud sexual y reproductiva y a la atención al embarazo. Se puede acceder a esta documentación a través de la página web del Departament de Salut (véase la bibliografía). Planificación familiar La planificación familiar contribuye a la salud y al bienestar de las mujeres, los niños y las comunidades, y constituye un elemento clave en los servicios de salud sexual y reproductiva. Es esencial que mujeres y hombres tengan acceso a la información y los servicios de planificación familiar a fin de poder decidir libremente el número y el espaciamiento de sus hijos. La utilización de anticonceptivos reduce la mortalidad materna y mejora la salud de las mujeres al prevenir los embarazos no deseados y los de alto riesgo y al disminuir la necesidad de abortos. Algunos anticonceptivos mejoran, además, la salud de las mujeres al reducir las probabilidades de transmisión de enfermedades y proteger contra algunas formas de cáncer y ciertos problemas de salud. Al facilitar a las parejas los medios para tener familias menos numerosas y más sanas, la planificación familiar reduce la carga económica y emocional de la paternidad. Las familias con menos hijos y más sanos pueden dedicar más recursos a facilitar a sus hijos una alimentación suficiente, ropa, una vivienda y oportunidades de educación. El uso de anticonceptivos puede contribuir a mejorar la condición de la mujer y su calidad de vida. El acceso a los anticonceptivos permite a las mujeres decidir el número y el espaciamiento de sus hijos. Las mujeres con familias menos numerosas y más sanas probablemente tendrán más oportunidades de participar en actividades educativas, económicas y sociales. Para poder determinar el número y el espaciamiento de sus hijos de manera libre y responsable, las mujeres y los hombres necesitan poder elegir métodos anticonceptivos apropiados a sus necesidades. La posibilidad de elegir entre distintos métodos anticonceptivos permite a las personas seleccionar el que responda mejor a sus necesidades y cambiar a un método diferente si sus necesidades varían o si tropiezan con dificultades. Así pues, la disponibilidad de una diversidad de métodos estimula la continuación del uso de anticonceptivos, ya que hace posible que las mujeres y las parejas pasen a emplear otro método que se ajuste mejor a sus necesidades en evolución. Capítulo 6: La salud sexual y reproductiva pág. siguiente >> imprimir salir Es importante incorporar a los hombres en la toma de decisiones sobre el número de hijos y el uso de anticonceptivos, puesto que pueden asumir la responsabilidad de aplicar ciertos métodos anticonceptivos y respaldar a sus compañeras en la aplicación de otros; también pueden prevenir las infecciones de transmisión sexual si mantienen una relación monogámica o utilizan el preservativo para protegerse a sí mismos y proteger a sus parejas. En este sentido, los hombres pueden ayudar a sus parejas compartiendo las responsabilidades en materia de planificación familiar, prevención de enfermedades y cuidado de los hijos. Hay que fomentar las actitudes positivas de los hombres en materia de salud reproductiva, comunicación sobre sexualidad y planificación familiar, y derechos en el campo de la reproducción. Ofrecer una diversidad de métodos es importante porque en la elección de un anticonceptivo influyen las preocupaciones personales, las consideraciones de salud, el coste y el ambiente cultural. Estos factores varían según los individuos, las parejas y el medio social. Las necesidades de anticonceptivos también cambian a medida que la mujer, en el ciclo de su vida reproductiva, pasa de la adolescencia a la madurez y a la menopausia. Un método que es apropiado y aceptable para una muchacha puede no ser el mejor para la misma mujer años más tarde. El asesoramiento es una parte importante del proceso dirigido a hacer posible que la elección esté basada en una amplia información. En este espacio, la mujer y sus parejas tienen la oportunidad de formular preguntas, manifestar preocupaciones o aprender acerca de los diferentes métodos de alguien que posee los conocimientos apropiados. Una interacción eficaz creará un vínculo de confianza y favorecerá posteriores consultas si se necesita más ayuda. En el trabajo intercultural, se debe examinar la posibilidad de que intervengan algunas personalidades comunitarias y religiosas destacadas. En muchos casos, las creencias culturales o religiosas del grupo estarán de acuerdo con los principios esenciales de la planificación familiar. Casi todas las culturas y religiones, por lo general, comparten la idea de mejorar la salud materno-infantil, que es uno de los objetivos básicos de los programas de planificación familiar. Si aceptan estas analogías, tanto las mujeres como los hombres se darán cuenta de que la planificación familiar no choca en modo alguno con sus creencias culturales o religiosas. La cultura y la religión pueden ejercer una influencia clave en las decisiones de la gente sobre la necesidad de recurrir a la planificación familiar y la aceptabilidad de ciertos métodos. El tratamiento índice libro índice capítulo 6 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Casi todas las culturas y religiones, por lo general, comparten la idea de mejorar la salud materno-infantil, que es uno de los objetivos básicos de los programas de planificación familiar. debe comprender las creencias culturales y religiosas y adaptar, en consecuencia, los mensajes. En el consejo anticonceptivo, hay que considerar algunos aspectos respecto a los diferentes métodos anticonceptivos: su grado de eficacia, su duración a largo plazo, sus efectos secundarios y su seguridad respecto a la salud, el grado de reversibilidad, el tiempo de regreso a la fertilidad al dejar el método, su accesibilidad en coste, la comodidad de uso, la facilidad en el cumplimiento y la interacción con las relaciones sexuales. La oferta anticonceptiva ha de ser personalizada, considerando las características y las necesidades de la mujer y su pareja, así como el menor riesgo y el mayor beneficio en un contexto amplio de salud. En la actualidad existe una amplia gama de anticonceptivos, lo que permite atender las diversas necesidades: • Naturales: sintotérmicos (temperatura basal, ritmo o calendario), lactancia materna, petting, prueba de la ovulación, consistencia del moco cervical. • De barrera mecánicos: preservativo masculino, preservativo femenino, diafragma. • De barrera químicos: espermicidas. • Intrauterinos: dispositivos intrauterinos (DIU) de cobre, plata, oro. • Hormonales con diferentes vías de administración: oral, intramuscular depot, parche transdérmico, anillo vaginal, dispositivo intrauterino, implante subdérmico. • Definitivos: ligadura de trompas, vasectomía, implantes intratubáricos. La anticoncepción de emergencia ocupa un lugar de excepcional importancia entre las diferentes opciones de que hoy se dispone en materia de planificación familiar. De hecho, es la única alternativa para evitar un embarazo después de un coito no protegido o un fallo accidental del método anticonceptivo habitual. El método más usual consiste en ingerir dos comprimidos de un preparado hormonal en una sola toma antes de las veinticuatro o setenta y dos horas siguientes al coito desprotegido. Capítulo 6: La salud sexual y reproductiva En Cataluña, la accesibilidad a la anticoncepción de emergencia (AE) está garantizada al máximo, no sólo por lo que se refiere a su administración, sino también a la información que han de tener las mujeres y los hombres en edad reproductiva. Los diferentes puntos de atención de la red sanitaria son los responsables de su administración, pero preferentemente es el nivel de atención primaria el que la debe facilitar. Este nivel incluye los equipos de atención primaria, los programas de salud sexual y reproductiva y los servicios de atención continuada, así como otros servicios específicos que, por sus actividades, tengan entre sus objetivos la prevención de la salud sexual y reproductiva. El nivel hospitalario también puede suministrar la anticoncepción de emergencia, si bien se debe promover que sea la asistencia primaria la que atienda este tipo de demanda. Por ello es importante que la población esté bien informada para que haga uso del recurso más adecuado y se racionalice la dispensación de la anticoncepción de emergencia. La demanda de anticoncepción de emergencia se produce en un momento especialmente sensible de la mujer y la pareja, por la ansiedad que produce la posibilidad de un embarazo. Es importante, por tanto, que se realice una buena acogida de la demanda, que propicie la responsabilidad y evite que la mujer, la pareja o ambas se sientan rechazadas o juzgadas negativamente. Se trataría de potenciar un vínculo que ayude a utilizar métodos contraceptivos seguros y a ser más responsables de la propia sexualidad y salud (prevención de ITS). Hay que asegurar, en caso de fracaso de la AE, la acogida y la información que se debe proporcionar a la mujer sobre las diferentes opciones ante un embarazo no deseado. En las sucesivas consultas, sería útil ayudar a explorar y entender los elementos que llevaron la relación sexual a un riesgo de embarazo, entre las que cabe señalar la desinformación, la inexperiencia o las dificultades para negociar el uso de anticoncepción. Se considera un punto clave para la administración de la AE la información que es preciso proporcionar a nivel individual y grupal. Los profesionales han de ofre índice libro índice capítulo 6 << pág. anterior cer información específica sobre la AE y cómo conseguir su administración, así como la prevención de las ITS. La maternidad sin riesgo La maternidad sin riesgo significa asegurar que toda mujer recibe el cuidado que necesita para mantenerse segura y saludable durante el embarazo, el parto y el posparto. La maternidad sin riesgo se considera un derecho humano. La maternidad de riesgo es el resultado de múltiples factores, incluidas la desnutrición, la falta de salud de la mujer antes del embarazo y una atención sanitaria inadecuada, inaccesible e inasequible. Las condiciones socioeconómicas también contribuyen a ello, como por ejemplo: la pobreza; la desigualdad de acceso de las mujeres a los recursos, incluida la atención en salud, a alimentos y a servicios preventivos; la sobrecarga de trabajo físico, que por lo general continúa durante el embarazo; y la carencia de poder decisorio dentro de las familias, las comunidades y la sociedad en general. El seguimiento del embarazo desde las primeras semanas de su inicio es primordial para detectar los embarazos de riesgo y prevenir las consecuencias para el recién nacido y la madre. Existe una relación clara entre la calidad de la atención prenatal y determinados resultados de salud, como son la mortalidad perinatal, el bajo peso al nacer y la prematuridad. Las mujeres embarazadas que acceden tardíamente a los servicios asistenciales para el seguimiento del embarazo constituyen un colectivo de riesgo, ya que es esencial su control en el primer trimestre de la gestación para detectar los problemas de salud y las situaciones de riesgo, tanto de tipo clínico como social. En este colectivo se encuentra la población económicamente más desfavorecida, que es la que puede sacar más provecho de una mejora en la atención prenatal para obtener mayores beneficios en la salud. El sistema sanitario en Cataluña garantiza el seguimiento del embarazo a todas las mujeres embarazadas, sea cual sea su procedencia o condición, en las unidades ASSIR, según el protocolo de seguimiento del embarazo en Cataluña. En general, se deben aplicar las mismas recomendaciones a las mujeres inmigrantes que a las mujeres autóctonas, pero en algunos aspectos es necesario adaptar el protocolo para respetar la individualidad Capítulo 6: La salud sexual y reproductiva pág. siguiente >> imprimir salir de cada embarazada, considerando las experiencias previas en este sentido que haya vivido la mujer inmigrante o le haya transmitido su contexto sociocultural. Es muy importante favorecer la comunicación con una actitud acogedora y esforzarse por mejorar el conocimiento mutuo. También es importante favorecer la implicación de la pareja en el proceso de la maternidad. Al compartir la responsabilidad en el cuidado de los hijos, el hombre no sólo alivia la sobrecarga de la mujer, sino que también contribuye al desarrollo emocional y al bienestar de éstos. La atención al parto se realiza en los diferentes centros hospitalarios de Cataluña. Cada unidad ASSIR posee un hospital de referencia en el territorio, que ofrece garantías de una atención obstétrica de calidad a fin de actuar favorablemente en la salud materno-infantil. El embarazo no deseado El embarazo no deseado es el embarazo que las mujeres o chicas embarazadas deciden, libremente y por sí mismas, que no es deseado. Aun cuando la anticoncepción esté a su alcance, algunas mujeres quedarán embarazadas sin desearlo y algunas de ellas buscarán poner fin al embarazo. Las unidades ASSIR son las que dan atención, orientación y asesoramiento en relación con la demanda de estas mujeres. La interrupción del embarazo se realiza siempre y cuando pueda acogerse a alguno de los tres supuestos contemplados en el código penal vigente: • Peligro para la vida o la salud de la mujer embarazada. • Presunción de defectos del feto. • Violación. Esta intervención se realiza en centros sanitarios que han sido acreditados para tal actividad y cumplen garantías sanitarias. En todos los casos, cada mujer ha de tener acceso a una orientación en anticoncepción después de abortar, para evitar que se repita esta situación. La prevención de los embarazos no deseados debería recibir siempre la más alta prioridad, y hay que hacer todo lo posible por eliminar la necesidad del aborto. 10 índice libro índice capítulo 6 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir La violencia doméstica (la violencia que ocurre en los hogares) es la forma más común de violencia contra las mujeres. Las infecciones de transmisión sexual (ITS) y el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) Las ITS se propagan principalmente por medio del contacto sexual coital y son unas de las enfermedades más comunes en todo el mundo. Las ITS pueden tener consecuencias negativas a largo plazo, especialmente para las mujeres, incluidas las infecciones del tracto reproductivo, la infertilidad y la afectación del feto y el recién nacido. El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) es el virus que causa el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). El sida se desarrolla a medida que el VIH debilita el sistema inmunológico del cuerpo y su capacidad para combatir infecciones y enfermedades mortales. Las mujeres se lo pueden contagiar a sus bebés durante el embarazo, el parto o la lactancia. En la historia de la infección del VIH, el incremento de la transmisión heterosexual ha supuesto una extensión de la epidemia a las mujeres y, en consecuencia, un riesgo en la transmisión a sus hijos. En estos últimos años, en nuestro entorno, la distribución de los nuevos diagnósticos de infección VIH, según el lugar de nacimiento, grupo de transmisión y sexo, nos pone de manifiesto el impacto de esta infección en las mujeres y, en especial, en las que proceden de otros países, en el contexto de la inmigración. Respecto a esta vulnerabilidad, hay que destacar la violencia contra las mujeres y el impacto que este hecho significa en las mujeres inmigrantes. La violencia aumenta la vulnerabilidad de las mujeres a infectarse por el VIH, las atrapa en el miedo, las somete y les impide negociar y tomar decisiones. La percepción del riesgo a la infección VIH en las mujeres inmigrantes es dispar y distorsionada. ¿Qué piensan y qué sienten estas mujeres?, ¿cuál es su imaginario? Éstas son dos de las preguntas que nos podemos formular los profesionales, y las respuestas sólo tendrán sentido si se plantean a partir de la observación, la escucha, el respeto, la tolerancia. Para ello se deben evitar los estereotipos y las falsas interpretaciones, y considerar Capítulo 6: La salud sexual y reproductiva las variables socioculturales que intervienen, en una perspectiva de aproximación y relación de confianza. Las cuatro ITS más comunes (la sífilis, la gonorrea, la clamidia y la tricomoniasis) son relativamente fáciles de curar con tratamiento de antibióticos. Sin embargo, muchas personas que tienen ITS y, en particular, las mujeres, no manifiestan ningún síntoma, por lo que no saben que requieren un tratamiento. La información, educación y orientación para el comportamiento sexual responsable y la prevención efectiva de las enfermedades de transmisión sexual, incluido el VIH, son componentes integrales de todos los servicios de salud sexual y reproductiva. La violencia contra las mujeres La violencia contra las mujeres es cualquier conducta o acto basado en el género que resulta, o tiene la posibilidad de resultar, en sufrimiento o daño físico, sexual o psicológico a las mujeres. Esto incluye amenazas de llevar a cabo dichos actos y toda forma de coerción o privación arbitraria de libertad tanto en la esfera pública como en la privada. La violencia doméstica (la violencia que ocurre en los hogares) es la forma más común de violencia contra las mujeres: estudios llevados a cabo en treinta y cinco países sugieren que entre una cuarta parte y la mitad de todas las mujeres han sido agredidas físicamente por su pareja actual o anterior. En Cataluña, un estudio de prevalencia poblacional de violencia en mujeres usuarias de la atención primaria reveló que una de cada tres de las que acuden al centro de atención primaria viven, o han vivido en algún momento de su vida, situaciones de violencia por parte de su pareja. La violencia afecta a las mujeres durante toda su vida. En la infancia, las niñas pueden ser obligadas a contraer matrimonio, y sufrir abuso sexual y mutilación genital. Durante la niñez, la adolescencia y la vida adulta, se les puede negar la educación, la atención sanitaria e inclusive los alimentos. A lo largo de su vida, una mujer puede ser sometida a un embarazo 11 índice libro índice capítulo 6 << pág. anterior forzado; a abusos físicos, emocionales y sexuales por parte de sus parientes, esposo u otras personas que no son parte de su familia; y al acoso sexual, la trata de blancas y la violación. En nuestro entorno, la violencia contra las mujeres tiene un impacto que podríamos calificar de «trágico» en las mujeres inmigrantes. Los datos del año 2006, elaborados por el Instituto de la Mujer, acerca de la tasa de mujeres asesinadas a manos de su pareja o ex pareja según origen son muy ilustrativos: 10,37 mujeres extranjeras asesinadas por millón y 2,32 mujeres españolas asesinadas por millón. Estas cifras permiten visualizar la punta del iceberg de este gran problema y nos aproximan a la realidad de muchas mujeres que viven en un entorno de violencia, sometidas, atemorizadas, desprotegidas y con grandes dificultades para cuidar de su salud sexual y reproductiva. Muchas de estas mujeres de otras procedencias tienen en común algunas características, como pueden ser patrones culturales de un gran componente patriarcal, dependencia económica, desconocimiento de la lengua local, situación administrativa irregular, aislamiento de su entorno social o cambios en su rol de género a consecuencia de la inmigración. Por último, no hay que olvidar a aquellas mujeres inmigrantes que, además, están sumergidas en el mundo de la prostitución y del tráfico de personas. Todos estos factores contribuyen a dificultar y también a restar oportunidades para enfrentarse a esta situación de violencia. La intervención de los servicios sanitarios resulta de una importancia trascendental en la detección y el diagnóstico de las lesiones psicológicas y físicas del maltrato. Así pues, los profesionales de la salud ocupan un lugar de privilegio para prevenir y detectar precozmente la violencia contra las mujeres. Las respuestas que se pueden ofrecer desde los servicios de salud deben girar en torno al acompañamiento: acoger, escuchar, preguntar, dialogar, sugerir, respetar, orientar... Además, los distintos centros sanitarios disponen de protocolos específicos para abordar esta situación. También es importante conocer la línea telefónica de atención a las mujeres en situación de violencia, el teléfono 900 900 120. Funciona todos los días del año durante las veinticuatro horas del día, y en ella se atienden peticiones de información por parte de mujeres que viven situaciones de violencia, peticiones de información sobre los recursos existentes en Cataluña en materia de asistencia a la violencia contra las mujeres y solicitudes de asesoramiento sobre posibles actuaciones ante una situación de violencia contra las mujeres. Pueden hacer uso de este Capítulo 6: La salud sexual y reproductiva pág. siguiente >> imprimir salir servicio tanto particulares como profesionales, y los usuarios se pueden expresar en catalán, castellano, francés, inglés, árabe o ruso. 12 índice libro índice capítulo 6 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Capítulo 6: La salud sexual y reproductiva 13 índice libro índice capítulo 7 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo III La salud en Occidente 07 Capítulo 7 Atención a la salud infantil y adolescente Rosa M.ª Masvidal Aliberch índice libro << pág. anterior índice capítulo 7 pág. siguiente >> imprimir salir Módulo III. Capítulo 7 07 Atención a la salud infantil y adolescente Preguntas clave Visita de acogida Programa de Actividades Preventivas en la Edad Pediátrica Protocolo de Atención al Niño Inmigrante y a los Hijos de Inmigrantes Para saber más Página 3 Página 5 Página 5 Página 6 Página 14 Capítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente índice libro índice capítulo 7 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿En qué consiste el Programa de Actividades Preventivas en la Edad Pediátrica? ¿Qué factores de riesgo puede tener la población pediátrica inmigrada? ¿Cuáles son los objetivos del Protocolo de Atención al Niño Inmigrante? ¿En qué consiste la infección tuberculosa latente? ¿Por qué se ha de diagnosticar y tratar? ¿Qué son las vacunas? ¿Cuáles están incluidas en el calendario de vacunaciones de Cataluña? ¿Cómo se ha de abordar la educación sobre la alimentación en la población inmigrada? ¿Qué es el raquitismo? ¿Cómo se previene? ¿Qué actuaciones se han de realizar al atender a una niña si su familia es de una cultura que practica la mutilación genital femenina? Capítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente índice libro índice capítulo 7 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 7 Atención a la salud infantil y adolescente En el sistema sanitario público catalán, los pacientes menores de quince años son atendidos, en la asistencia primaria, preferentemente por un pediatra, y también suelen tener una enfermera asignada. En los hospitales pediátricos se suele atender a los pacientes hasta los dieciocho años. Este hecho en sí ya puede representar una dificultad cultural porque, en muchas culturas, el concepto de adolescente está menos definido y la sociedad considera adultos a miembros de edades inferiores a los dieciocho años e, incluso, a menores de quince años. En la práctica, los sanitarios no hemos vivido problemas importantes en este sentido; los pediatras parece ser que son considerados «simplemente» médicos por estos colectivos. Aun así, una serie de Capítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente problemas secundarios se plantean en las consultas: menores que acuden solos a la consulta, que acompañan a la consulta a sus hermanos pequeños sin un mayor o que actúan como traductores en las consultas... Esto sí que representa un problema para los profesionales. En principio, legalmente no se puede realizar ninguna intervención sobre un menor si no está autorizada por sus padres o tutores, a no ser que sea urgente, es decir, que el hecho de no realizarla comporte un daño importante para el paciente. Afortunadamente, un menor puede asistir solo a una visita pediátrica y recibir el diagnóstico y tratamiento oportuno si el profesional lo considera suficientemente maduro como para asumir el resultado de la consulta. índice libro índice capítulo 7 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir La pediatría tiene, en relación directa con sus pacientes, las tareas de diagnóstico, curación o alivio de las enfermedades, y las intervenciones preventivas y de educación sanitaria. Sin embargo, si el médico no lo considera lo bastante maduro por falta de conocimientos o porque cree que el menor no es suficientemente responsable, la visita puede (y debe) ser razonablemente denegada. Los menores que acuden como acompañantes de sus hermanos más pequeños plantean una dificultad añadida. El profesional sanitario los ve, muchas veces, como niños de los que se abusa, ya que se les da una responsabilidad que no les corresponde. Además, en muchas ocasiones, estos acompañantes deben dejar a un lado sus deberes escolares o de estudio para realizar estas tareas. En cuanto a los menores que hacen de traductores, cabe señalar que esta tarea puede alterar la dinámica familiar, ya que puede representar una distorsión de roles dentro de la familia. Además, hay que tener en cuenta que a una traducción hecha por un menor no se le puede exigir que sea exacta. Es evidente que todos estos temas deberán ser trabajados por los mediadores de las culturas implicadas. La pediatría tiene, en relación directa con sus pacientes, las tareas de diagnóstico, curación o alivio de las enfermedades, y las intervenciones preventivas y de educación sanitaria. Explicar esta faceta de prevención también puede ser una tarea de los mediadores de ciertas culturas donde este concepto no está del todo desarrollado. Visita de acogida Es imprescindible que tratemos a cada niño inmigrante y a su familia de una forma individualizada. Es importante que, en la primera visita, se empiece a crear una relación de confianza; éste ha de ser su objetivo principal. En primer lugar, nos interesaremos por el motivo de la consulta, realizaremos una historia clínica básica y una exploración física e intentaremos dar respuesta a lo que la familia venía a solicitar. A continuación diseñaremos un plan individualizado a fin de llevar a cabo todas las actividades saCapítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente nitarias que procedan: puesta al día de las vacunas, técnicas de cribado, etc. Explicaremos a la familia el plan que hemos diseñado y por qué es importante seguirlo. Resaltaremos que, al principio, tendremos que programar muchas visitas, pero que nuestro objetivo es equiparar el nivel de salud, de vacunaciones y de otras actividades preventivas del menor al de los niños autóctonos. En relación con aquellas preguntas dirigidas a conocer su entorno, sus costumbres y sus creencias, hemos de mostrar una gran sensibilidad y delicadeza. Antes que nada es muy importante dejar claro por qué queremos saber tantas cosas de su vida privada. Programa de Actividades Preventivas en la Edad Pediátrica Como programa integrador de las actividades preventivas en el ámbito de la asistencia primaria encontramos el denominado Programa de Seguimiento del Niño Sano, si bien existe la tendencia actual de denominarlo Programa de Actividades Preventivas en la Edad Pediátrica. El Programa de Seguimiento del Niño Sano (PSNS) se realiza en una serie de visitas pautadas durante las cuales se procede a los cribados de enfermedades que puedan no presentar síntomas inicialmente; de este modo se obtiene un diagnóstico precoz para mejorar el tratamiento o el pronóstico. Se realiza una exploración completa; una medición del peso y la talla, y, en los pequeños, del tamaño del perímetro craneal; una prueba de audición a los siete o nueve meses; la medición de la tensión arterial y la valoración de la agudeza visual a partir de los cuatro años; y la valoración del desarrollo psicomotor hasta los tres años. En último lugar, se formulan preguntas orientadas a descartar problemas psicológicos o en la escolarización. En niños de riesgo también se realizan las actuaciones oportunas por su especial situación. índice libro índice capítulo 7 << pág. anterior En las edades que están indicadas también se administran las vacunas. Además, en todas las consultas se dan consejos de educación sanitaria, en especial sobre la alimentación, la higiene, la prevención de los accidentes y, en los adolescentes, sobre la prevención de conductas sexuales de riesgo y de hábitos tóxicos. Protocolo de Atención al Niño Inmigrante y a los Hijos de Inmigrantes Dentro de este PSNS se ha incorporado el protocolo a seguir en el caso de un niño o adolescente inmigrante o hijo de inmigrantes. Esta parte del PSNS sólo se justifica por los factores de riesgo que presente el menor inmigrante y que pueden ser debidos a: • Procedencia de países o zonas con una alta incidencia de enfermedades infecciosas: infecciones parasitarias, hepatitis A y B y enfermedades endémicas raras en nuestro entorno, como el paludismo, la esquistosomiasis, la enfermedad de Chagas, el dengue... • Pertenencia a una raza que tenga una mayor prevalencia de enfermedades congénitas. Por ejemplo, los individuos de raza negra tienen más riesgo de sufrir drepanocitosis, una alteración de la hemoglobina de la sangre y de la forma de los glóbulos rojos que provoca que éstos se destruyan con facilidad y se acumulen en los vasos sanguíneos de pequeño tamaño, con lo que el flujo se obstruye y no puede llegar bien a determinadas partes del organismo. Asimismo, algunas razas registran un elevado índice de talasemias (otra alteración de la hemoglobina que da lugar a anemia por destrucción de los glóbulos rojos), con una anemia muy importante en las formas homocigóticas, heredadas de ambos padres. Por último, en ciertas culturas, como es el caso de algunas del Magreb o de Pakistán, la consanguinidad frecuente (matrimonios entre familiares) puede reportar un mayor índice de patología hereditaria. • Tenencia de hábitos culturales o tradiciones que puedan ser una fuente de patología: hábitos alimentarios que generan deficiencias, costumbre de castigos físicos a los hijos, mutilación genital femenina. • Ciertas condiciones psicosociales que pueden generar patología o dificultar la tarea de los proCapítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente pág. siguiente >> imprimir salir fesionales: analfabetismo de las madres, pobreza, marginación, estrés familiar, duelo migratorio patológico, situaciones laborales precarias de los progenitores, choque cultural, etc. Si existen estos factores de riesgo, se aplicará el Protocolo de Atención al Niño Inmigrante. Los objetivos específicos de dicho protocolo son: • Diagnóstico de patologías, específicamente aquellas que pueden no presentar síntomas en el momento de la primera visita. • Realización de las actividades preventivas: las propias del PSNS, las vacunaciones, profilaxis específicas y educación sanitaria. • Fomento de la integración del niño y de su familia. Diagnóstico de patologías Historia clínica Para el diagnóstico de patologías, el primer paso es realizar una buena historia clínica. Aparte de las preguntas que se suelen plantear a los niños autóctonos, cabe incidir en los siguientes puntos: • País (y zona del país) de procedencia. • Fechas de la migración y ruta migratoria. • Síntomas de posibles enfermedades importadas. • Religión (sólo se preguntará si puede tener repercusiones sanitarias: ramadán, religiones que exigen una dieta vegetariana...). • Consanguinidad entre los padres. • Posibles transfusiones. • Tipo de alimentación. • Vacunas administradas. Un problema que se plantea con frecuencia es la fiabilidad de la información aportada por los padres sobre las vacunas administradas en el país de origen. Este es un tema algo delicado, y algunos sanitarios sólo consideran administradas aquellas vacunas de las que se tiene constancia escrita. No obstante, se ha demostrado que algunos documentos aportados de niñas chinas adoptadas eran falsos y también sabemos que en algunas zonas de Sudamérica se «compran» carnés de vacunación, ya que las familias temen que les surjan problemas si no lo tienen (lo que no significa que el menor no esté vacunado). Por otra parte, la información oral aportada por muchos padres puede ser índice libro índice capítulo 7 << pág. anterior del todo fiable. Aunque la actitud más segura sea considerar, en principio, a un niño inmigrante de PBR (países de baja renta) como no vacunado (excepto de BCG –bacilo de Calmette-Guérin– si vemos la cicatriz), nuestro consejo es individualizar cada caso. Ahora bien, ante una duda razonable, se aconseja iniciar la administración de vacunas. Exploración física Después se procederá a una exploración física completa. En este apartado a veces se encuentran reticencias, sobre todo en adolescentes si han de ser explorados por un profesional del sexo opuesto. Cuando se presenta este problema, es preciso actuar con mucha delicadeza. El mediador debe facilitar que el médico proporcione las explicaciones oportunas al paciente y a sus padres o tutores, y algunas veces deberá actuar de acompañante. Al profesional sanitario se le ha de trasmitir, si es necesario, lo que supone para el paciente esta situación; incluso, en ocasiones, se le debe aconsejar que sólo realice la parte de la exploración que sea imprescindible en ese momento, en espera de que se cree un clima de confianza entre el paciente y el médico que permita la exploración completa. Analítica A continuación se solicitarán análisis. A cualquier niño inmigrante procedente de PBR se le suele solicitar un análisis de heces, para detectar parásitos, y de sangre para comprobar si tiene anemia o eosinofilia (aumento de unas células de la sangre que puede indicar, entre otras cosas, que el niño tiene parásitos) o si es portador del virus de la hepatitis B. A los menores de veinticuatro meses recién llegados se les practican las pruebas del diagnóstico precoz de hipotiroidismo y fenilcetonuria, que se realizan en Cataluña a todos los recién nacidos. Según el país de procedencia, se solicitarán otras pruebas: serología a hepatitis C, hepatitis A o ambas; serologías para la detección de sífilis y enfermedad de Chagas; estudio de paludismo; análisis de orina para el cribado de esquistosomiasis; etc. Un tema un poco delicado es el análisis para detectar el sida, ya que para realizarlo se requiere la autorización de los padres o tutores. En caso de que la prueba esté indicada porque el niño haya podido estar expuesto a una situación de riesgo, debemos es- pág. siguiente >> imprimir salir forzarnos para que este consentimiento sea dado, por el propio bien del paciente. Cribado de tuberculosis En todos los PBR existen unas tasas de tuberculosis superiores a los países del Primer Mundo. Aunque la mayoría de los niños procedentes de PBR están vacunados de la tuberculosis mediante la vacuna BCG, y debido a que ésta sólo protege, durante la infancia, de las formas más graves de la tuberculosis (tuberculosis miliar y meningitis) y no de la infección tuberculosa y de otras formas de la enfermedad, se ha de realizar una prueba de la tuberculina (PT) a los procedentes de los PBR. La PT sirve para saber si el paciente ha estado en contacto con el microbio de la tuberculosis. Si es positiva, es muy probable que tenga el microbio dentro del cuerpo, pero no necesariamente éste ha de haber producido la enfermedad. En caso de tener el microbio y no haber desarrollado la enfermedad, se dice que el paciente presenta una infección tuberculosa latente. En la PT se inyecta al paciente, justo por debajo de la piel, un extracto purificado de una fracción del microbio de la tuberculosis. Si la PT hace reacción, se produce una induración donde se ha practicado la punción. Al cabo de 48 o 72 horas, se mide el tamaño de esta induración y, en función de éste, se deduce si el niño está infectado o no. Si el tamaño de la induración es significativo, se solicita una radiografía de tórax para descartar la tuberculosis pulmonar. Si la radiografía es normal y se considera que el paciente sólo ha sido afectado por una infección tuberculosa latente, debe ser sometido a un tratamiento para destruir el microbio porque, si bien en ese momento no produce patología, lo podría hacer más adelante. En ocasiones, el pediatra puede considerar que la reacción que se ha producido en la PT es debida a la vacunación BCG, puesto que la vacuna BCG también puede producir induración con la PT; en este caso, no iniciará tratamiento. El tratamiento de la infección tuberculosa latente es largo (puede durar hasta nueve o doce meses), por lo que es muy importante explicar a los padres y tutores por qué se realiza y asegurarnos de su cumplimiento. Cabe tener en cuenta que un tratamiento profiláctico como este, si se realiza de un modo erró- En todos los PBR existen unas tasas de tuberculosis superiores a los países del Primer Mundo. Capítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente índice libro índice capítulo 7 << pág. anterior neo, puede crear microbios resistentes a los fármacos usados; por tanto, si este paciente presentara más adelante la enfermedad tuberculosa, no se podrían emplear estos medicamentos para el tratamiento ni de él ni de sus posibles contactos. Aunque muchas veces no se localiza al adulto contagiante, entre otras razones porque puede encontrarse en el país de origen, si se detecta a un niño infectado es importante practicar el estudio de tuberculosis a los padres y demás personas que conviven con el niño, ya que éste probablemente habrá sido contagiado por un adulto de su entorno. Pruebas a hijos de inmigrantes nacidos en Cataluña Algunas de las pruebas que hemos descrito anteriormente también deben ser realizadas a los hijos de inmigrantes. Es el caso del cribado de la drepanocitosis en niños de raza negra o con gran componente de esta raza; esta prueba se debería practicar en sangre de cordón umbilical en el momento del parto. También la PT se ha de realizar con más frecuencia en los hijos de inmigrantes que en los hijos de autóctonos sin factores de riesgo, ya que los primeros conviven con personas de su misma etnia que tienen tasas altas de infección y de riesgo de enfermedad tuberculosa, sobre todo en los cinco años siguientes a la fecha de la migración Cabe tener en cuenta, además, que son frecuentes los viajes que sus progenitores realizan al país de origen, donde se suelen registrar unos índices elevados de tuberculosis. Aparte de lo reseñado, al niño nacido de padres inmigrantes no se le practica ninguna analítica de rutina. Sólo si presenta patología o hay alguna sospecha se le realizarán las exploraciones pertinentes, exactamente igual que sucede con los hijos de autóctonos. Actividades preventivas Vacunaciones Entre las actividades de prevención, tienen un papel destacado las vacunaciones. Las vacunas han representado un beneficio de salud pública fundamental y son las responsables de un descenso muy importante de la mortalidad infantil. Las vacunaciones consisten en introducir en el organismo, en la mayoría de los casos mediante una inyección, toxinas producidas por los microbios (vacuna antitetánica), partes de estos microbios (vacuna antihepatitis B), los microbios enteros muertos (vacuna antigripal) o bien microbios vivos inactivados (vaCapítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente pág. siguiente >> imprimir salir cuna antisarampionosa). Cuando el organismo recibe estas sustancias produce defensas, de modo que cuando se expone al patógeno que causa la infección las defensas actúan sobre él y se evita de este modo la enfermedad. Cabe señalar que solamente tenemos vacunas para un número limitado de infecciones, pero se realizan muchas investigaciones para crear nuevas. Las vacunaciones se aplican siguiendo una planificación o calendario a lo largo de la vida del paciente. Este calendario determina la edad recomendada para administrar las vacunas. No existe un único calendario; en realidad, incluso dentro del Estado español hay diferentes. La existencia de un calendario de vacunaciones no presupone que no puedan administrarse las vacunas fuera de las edades recomendadas, y en caso de que un niño no haya recibido la vacunación en la edad recomendada, se siguen los llamados calendarios alternativos. Todos los países, incluidos los PBR, tienen sus calendarios de vacunaciones, ya que la Organización Mundial de la Salud determina unas vacunas básicas y promueve y apoya las campañas de vacunación; estos calendarios se encuentran en la web de la OMS. A pesar de ello, la aplicación de las pautas de vacunación es variable de un PBR a otro, ya que la inestabilidad política y la presencia de conflictos armados dificultan en gran medida la implantación de las campañas de vacunación. Es interesante que los mediadores conozcan las pautas de vacunación de sus respectivos países y las coberturas vacunales (porcentaje de niños vacunados para una determinada enfermedad), y también deben conocer la visión cultural que tiene su comunidad respecto a las vacunas de cara a incidir en que éstas sean aplicadas a todos los niños. Las vacunas tienen algunas contraindicaciones, por lo que un profesional sanitario ha de descartarlas antes de su aplicación. Existen pocas contraindicaciones absolutas, y la mayoría son transitorias (enfermedad aguda con fiebre alta, por ejemplo). Normalmente, en el equipo de atención primaria, la persona que se responsabiliza de las vacunaciones en la edad pediátrica es la enfermera de pediatría. Cuando un niño llega de un PBR, se valoran sus vacunaciones. En el caso de que se considere que el niño no ha sido vacunado, se iniciará la vacunación siguiendo el calendario alternativo correspondiente. Si ha recibido ya algunas vacunas pero no todas las recomendadas en el calendario catalán (tabla 1), se le administrarán las que le faltan. A veces será preciso programar varias visitas para que el niño se encuentre en la misma situación, índice libro índice capítulo 7 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir El manejo de la educación sanitaria no es fácil y exige tener en cuenta los hábitos, las creencias y los mitos de la sociedad de origen del niño inmigrante. respecto de las vacunas, que un autóctono bien vacunado de su misma edad, lo que deberá ser explicado a la familia. Educación sanitaria El manejo de la educación sanitaria no es fácil y exige tener en cuenta los hábitos, las creencias y los mitos de la sociedad de origen del niño inmigrante. Siempre nos hemos de acercar a las familias de nuestros pacientes y a ellos mismos con respeto. El primer objetivo será conocer cómo vive la familia, cuál es su conocimiento sobre el cuidado de los niños y si tiene alguna duda respecto a ello, a fin de poder transmitir adecuadamente el mensaje deseado. Debemos mostrar una actitud totalmente receptiva y aceptar y fomentar costumbres y hábitos saludables de su cultura. Se deben proponer objetivos muy concretos y asequibles. Si nos planteamos muchos cambios o queremos dar mucha información en poco tiempo, tendremos la sensación (y corresponderá a la realidad) de que no se nos entiende o de que no se nos escucha. Debemos plantear la educación sanitaria como un feedback y modificar sólo los hábitos que son realmente perjudiciales para el niño. Educación alimentaria Los hábitos alimentarios forman parte de la cultura de los pueblos. Así pues, es muy importante conocer cómo se alimentan el paciente y su familia, qué productos usan, si tienen algunas restricciones o mitos alimentarios y cómo preparan los alimentos. Si el niño no presenta signos de desnutrición, pérdida de peso, anemia o raquitismo, en este aspecto el tema de la educación sanitaria se planteará con calma, en diferentes visitas que nos sirvan para posicionarnos e indicar prioridades. Es frecuente que los inmigrantes cambien sus hábitos de alimentación al llegar al país de acogida por otros peores. A menudo aumenta de forma significativa el consumo de azúcares refinados y productos preparados ricos en grasas. Ello se debe al significado de «riqueza» que confieren a estos alimentos, a la facilidad con que acceden a ellos, a la comodidad que Capítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente ofrecen en comparación con la elaboración de un plato tradicional y a una falta de cultura sanitaria para limitarlos (características que, por otra parte, también encontramos en gran parte de la población autóctona). Por consiguiente, se debe prestar atención a este fenómeno. Si encontramos patología cuya causa puede ser una mala nutrición, es conveniente realizar una encuesta alimentaria (preguntar exactamente los alimentos que ha tomado el paciente durante un período determinado, en las últimas 24 horas o la última semana) e intentar introducir los cambios necesarios con alimentos que no le sean extraños. Respecto a la alimentación del recién nacido y lactante, hemos de fomentar la lactancia materna, pero al mismo tiempo evitar que ésta sea exclusiva más allá de los seis meses. En ciertas culturas, como ha ocurrido aquí, la lactancia artificial está relacionada con un estatus socioeconómico más alto y muchas veces es difícil cambiar esta apreciación. La educación para iniciar y mantener la lactancia materna es muy importante. También lo es enseñar la manera correcta de preparar los biberones en el caso de las madres que opten por la lactancia artificial. La introducción de los alimentos no lácteos en los bebés (alimentación complementaria) se ha de realizar de forma progresiva. No se aconseja introducir la alimentación complementaria antes de los cuatro meses de vida ni iniciarla después de los seis meses. El orden de introducción de los alimentos puede variar, pero la gran mayoría de los pediatras y enfermeras de pediatría siguen unas normas básicas (tabla 2). Para la educación alimentaria, durante los doce o veinticuatro primeros meses de la vida del niño nos podemos ayudar de imágenes impresas o de biberones en las consultas (por si tenemos que enseñar a prepararlos), o bien realizar charlas en grupos. Existen también vídeos, realizados con familias inmigrantes, que explican la importancia de la lactancia materna, así como la preparación de biberones y de las papillas de fruta o de verdura. Estos vídeos están disponibles en castellano, catalán, árabe y sarajule. A partir del año, el secreto de una buena nutrición es una alimentación variada que contenga las racio índice libro índice capítulo 7 << pág. anterior nes recomendadas de nutrientes (tabla 3). Cabe señalar que, para la prevención del bocio, se recomienda usar sal yodada. Profilaxis de la anemia por déficit de hierro El hierro es un elemento muy importante, necesario para producir hemoglobina, el pigmento rojo de la sangre. Su déficit causa anemia. El hierro lo ingerimos a través de alimentos ricos en hierro: la carne y el pescado principalmente (ya que el hierro que contienen se absorbe muy bien), cereales (sobre todo los enriquecidos), legumbres, frutos secos y verduras. El hierro se absorbe mejor en presencia de alimentos que contienen vitamina C, como es el caso de algunas frutas y hortalizas. La leche de mujer no contiene mucho hierro, pero como éste se absorbe muy bien, en circunstancias normales aporta la cantidad de hierro que el lactante necesita hasta los seis meses de vida; más allá de esta edad, el bebé necesita ingerir otros alimentos que le aporten más hierro. En algunas culturas, la lactancia materna exclusiva es la norma más allá de los seis meses. En estos casos, es preciso realizar una educación sanitaria al respecto. Si no conseguimos que el lactante ingiera alimentos ricos en hierro, se le deberá administrar en forma medicamentosa. Otra causa de la falta de hierro es la ingesta de leche de vaca no adaptada antes del año de vida. En los niños pequeños, la leche de vaca actúa como un irritante del intestino y se producen pequeñas pérdidas de sangre a través de las heces. Estas pérdidas sanguíneas hacen que el paciente pierda hierro y que no sea suficiente la alimentación habitual para reponerlo. Por ello es importante insistir en que no se dé leche de vaca no adaptada antes del año. Sin duda, las dietas bajas en hierro (niños que no comen la cantidad suficiente de carne o pescado) han de ser modificadas mediante la educación sanitaria. Un caso aparte son las dietas vegetarianas debidas a ideologías o creencias religiosas. Estas dietas suelen ser deficitarias en hierro, por lo que han de ser supervisadas por un dietista o se precisará dar suplementos. También causan un déficit de hierro las menstruaciones abundantes o las menstruaciones en niñas que pág. siguiente >> imprimir salir no toman alimentos con hierro. En este caso, también se ha de realizar la educación sanitaria al respecto. Profilaxis del raquitismo El raquitismo se produce por una falta de vitamina D. La vitamina D hace que el calcio se absorba bien y también que se deposite en el hueso, por lo que su falta produce huesos débiles y, en ocasiones, con anomalías en su estructura. Esta enfermedad recibe el nombre de raquitismo. La vitamina D es necesaria durante toda la vida, pero especialmente durante las fases de crecimiento activo, es decir, en la infancia (sobre todo en los dos primeros años de vida) y la adolescencia. La vitamina D puede adquirirse con la alimentación, pero también puede producirse en la piel mediante una reacción química que es activada por los rayos solares. Las pieles oscuras necesitan una mayor cantidad de radiación solar para fabricar la vitamina. Para evitar el raquitismo también es importante una ingesta adecuada de calcio. La cantidad de vitamina D que contiene la leche de mujer es proporcional a la que tiene la madre. Así pues, en casos de madres deficitarias en esta vitamina, es posible que sus hijos estén afectados de raquitismo. Por tanto, se aconseja realizar la profilaxis de raquitismo a todos los niños con lactancia materna en época de poca irradiación solar, pero es imprescindible realizarla durante todo el año a los niños de piel oscura, especialmente los de raza negra, sobre todo en los primeros 18 o 24 meses de vida. También se ha de realizar la profilaxis en aquellos niños lactantes de madres que puedan tener un cierto déficit de esta vitamina por la escasa exposición de su piel a la luz solar (madres muy tapadas por hábitos culturales, por ejemplo). Por último, es preciso realizar también la profilaxis del raquitismo a los adolescentes que, debido a su dieta, piel o escasa exposición solar, puedan presentar un déficit de vitamina D. Para la profilaxis del raquitismo en los niños pequeños, la vitamina se les administra en gotas diarias o bien en forma masiva cada dos o tres meses hasta los 18 meses. En el caso de los adolescentes, se les puede administrar con dos dosis masivas, con un intervalo de dos meses, al inicio del invierno. Las caries se producen por la destrucción del esmalte de los dientes, causada por ciertas bacterias de la boca que se reproducen, sobre todo, en ambientes azucarados. Capítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente 10 índice libro índice capítulo 7 << pág. anterior Como en el caso de la profilaxis de la anemia ferropénica, la educación sanitaria es primordial. Se ha de aconsejar que los niños se expongan al sol, con las debidas precauciones, así como las adolescentes, las mujeres gestantes y las que lactan. Se debe aconsejar una ingesta de calcio adecuada y evitar que éste se ingiera con alimentos que dificulten su absorción (productos elaborados con harinas integrales, por ejemplo). La forma más segura de suministrar calcio es seguir una alimentación que incluya productos lácteos. Normalmente es suficiente, durante la infancia, medio litro al día de leche o su equivalente en quesos o yogur. Durante la adolescencia se necesita hasta un litro o litro y medio de leche o su equivalente. Profilaxis de las caries Las caries se producen por la destrucción del esmalte de los dientes, causada por ciertas bacterias de la boca que se reproducen, sobre todo, en ambientes azucarados. Entre las causas externas de las caries, cabe citar el exceso de ingesta de azúcares refinados, el comer «a todas horas», el uso del biberón para suministrar zumos de frutas, el utilizar la miel o el azúcar en el chupete para calmar a los bebés y la falta de higiene dental. Esta patología se ve con más frecuencia en los hijos de inmigrantes que en los hijos de autóctonos, especialmente en ciertas comunidades inmigrantes, como, por ejemplo, los filipinos. Es importante, mediante la educación sanitaria, incidir en la evitación de la caries explicando a los padres las causas externas de esta patología y aconsejándoles al respecto. Es necesario enseñar a los niños la forma correcta de cepillarse los dientes, de la encía hacia abajo o hacia arriba (según la arcada dentaria) y después la parte superior de las piezas. El cepillado ha de realizarse a conciencia y debe durar unos tres minutos. Cabe señalar que es recomendable que todos los niños de entre seis y siete años acudan al dentista por lo menos una vez al año. Prevención de accidentes La prevención de accidentes es muy importante en este grupo de población, ya que se encuentra en un entorno desconocido, muchas veces desfavorable. Se aloja en viviendas que, con frecuencia, están en condiciones muy precarias y que propician situaciones de peligro. El elevado número de hijos también provoca situaciones de riesgo. Al mismo tiempo, el concepto de riesgo puede ser diferente del nuestro, ya que pueden venir de una culCapítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente pág. siguiente >> imprimir salir tura en que esté plenamente asumido como algo inevitable. Basta con observar la cantidad de cicatrices de quemaduras y traumatismos que podemos detectar en muchos niños inmigrantes, a las que la familia se refiere con absoluta tranquilidad y normalidad. Es importante conocer las condiciones de la vivienda, qué tipo de calefacción usan y si preparan el té en el suelo con un hornillo. Posiblemente tendremos que realizar estas investigaciones paulatinamente. Si fuera posible, sería aconsejable realizar una visita domiciliaria, sobre todo en aquellos casos en que sospechemos un mayor riesgo. Según el resultado de estas investigaciones, se procederá a la educación sanitaria correspondiente. Asimismo, es importante que se trate el tema de la seguridad vial, sobre todo en las familias procedentes de zonas rurales que desconocen los peligros de nuestras calles. Y, como a todas las familias, inmigrantes o no, es preciso dar unas normas de seguridad de aplicación en el domicilio y la vida cotidiana, tales como la protección de enchufes, el almacenaje seguro de medicamentos y productos tóxicos, la prevención de ahogamientos en bañeras y piscinas, el uso de cascos protectores si se deben practicar ciertos juegos o deportes, la utilización de los sistemas de seguridad en el automóvil, etc. Todo ello se debe realizar aprovechando aquellas visitas del PSNS que tienen lugar en la edad en que comienza el riesgo. Profilaxis de la mutilación genital femenina (MGF) Las mutilaciones genitales femeninas son prácticas ancestrales extendidas en amplias zonas de África. Sus profundas raíces sociales y culturales condicionan su perpetuación a pesar de importantes medidas legislativas restrictivas en algunos países de origen y de destino. La práctica de la MGF repercute en la salud física, psíquica, sexual y reproductiva de las mujeres. Por otra parte, también es necesario precisar que ni en todos los países africanos se practica la MGF, ni todos los grupos étnicos de un mismo país la llevan a cabo, como por ejemplo en Senegal, donde la mayoría de la población es wolof y no la realizan. El origen de esta costumbre es preislámica y, a pesar de que muchas culturas que la practican son de religión musulmana, no hay nada en el Corán que la promueva. De hecho, hay grupos cristianos (los coptos de Egipto, por ejemplo) y animistas que la practican. La atención primaria de salud tiene un papel clave en la prevención de las MGF. Debido a su gran accesibilidad y a la atención universal que proporciona, sus profesionales están en primera línea para afrontar este problema. La existencia de equipos interdisciplinarios con pediatras, médicos de familia, personal 11 índice libro índice capítulo 7 << pág. anterior de enfermería, asistentes sociales, comadronas y mediadores culturales o agentes de salud permite un estudio integral de las familias y del problema de las MGF. Así pues, es imprescindible la puesta en práctica de un trabajo interdisciplinario de carácter preventivo que permita diseñar estrategias orientadas a la erradicación de estas prácticas y a la resolución de los conflictos planteados, tanto en España como en África. Es imprescindible abordar el problema con sensibilidad y respeto, sobre todo hacia unas madres que han sufrido en su propio cuerpo esta práctica mutiladora. Se ha de considerar el llamado «mito del retorno» (la idea recurrente de regresar al país de origen una vez completado el proyecto migratorio). Y también se deben tener en cuenta las condiciones precarias de muchas mujeres subsaharianas que pueden estar en el país gracias al permiso de residencia de sus esposos y que dependen de ellos totalmente, en el aspecto económico y legal, para no ser expulsadas; esto lleva a considerar que se ha de implicar al padre para que sea él, y no ella sola, quien se oponga a esta práctica. Es preciso informar de que la MGF está prohibida en nuestro país y que es médicamente dañina. También es necesario dar algún instrumento para que los padres puedan presionar a su familia de origen para no ser obligados a realizarla cuando vayan a visitarla, como un certificado de integridad de los genitales de la niña con aspecto de «oficial» y direcciones de las asociaciones antimutilación genital femenina del país de origen. En caso de que detectemos que una niña será llevada a su país de origen y que tiene el riesgo de que se le practique la mutilación y no hayamos convencido al padre de que firme un documento para evitar dicha práctica, tendremos la obligación de ponerlo en conocimiento del juez. En caso de que vuelva y se compruebe que ha sido mutilada, también lo habremos de denunciar. Actividades preventivas en caso de viaje al país de origen de los padres La gran mayoría de los niños inmigrantes irán a sus países de origen o al país de origen de sus padres en algún momento de su vida, ya sea para un largo tiempo o bien en períodos vacacionales. Por ello, es imprescindible que estén correctamente vacunados para los países adonde se desplazarán. Deben ser vacunados de triple vírica (especialmente por el componente antisarampionoso) los niños de edades comprendidas entre seis y doce meses, aunque se haya de repetir la dosis después de los Capítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente pág. siguiente >> imprimir salir doce meses; en los niños mayores de trece meses intentaremos administrarles dos dosis de triple vírica, con un intervalo mínimo de un mes entre las dosis. La finalidad es que estén correctamente protegidos contra el sarampión, que en los PBR todavía suele ser endémico, y, al mismo tiempo, no importen sarampión cuando vuelvan, ya que en Cataluña está en proceso de erradicación. En el caso de los niños que permanecerán un tiempo prolongado en su país, debemos plantearnos la conveniencia de adelantarles algunas dosis del calendario para que estén correctamente vacunados el mayor tiempo posible. La vacunación con BCG debe ser considerada si los niños han de permanecer más de seis meses en el país. Antes de la vacunación con BCG, se ha de realizar una prueba de la tuberculina. Es importante que, cuando se vaya a zonas endémicas de paludismo, se realice una profilaxis de esta enfermedad. Lo más habitual en este caso es que se remita al niño a un centro de atención al viajero, ya que las indicaciones de la profilaxis pueden cambiar de una estación a otra, de una zona a otra y de un año a otro. Se han de apoyar las recomendaciones realizadas en estos servicios. Se darán consejos de salud, si es posible escritos en el idioma de los padres, para la prevención de las enfermedades infecciosas que se transmiten por vía fecal-oral; por la ingesta de leche; por alimentos contaminados; por el contacto con animales o con la tierra con los pies desnudos; o por baños en ríos o lagos. También se les aconsejará sobre la prevención de las picaduras de moscas y mosquitos y sobre la profilaxis de las quemaduras solares. Los niños han de emplear productos específicos para la prevención de picaduras de insectos y quemaduras solares. Por último, los consejos para evitar la mutilación genital femenina ya se han explicado. El niño ha de viajar siempre con su carné de salud, en el que deben constar las vacunas administradas y, en inglés, aquellas enfermedades, si las sufre, que pueden tener una repercusión sanitaria importante (diabetes, celiaquía, alergias a medicamentos...). Debe ser remitido a un centro de atención al viajero si se ha de realizar profilaxis antipalúdica (ya lo hemos comentado), si ha de ser vacunado con vacunas de las que no dispone el centro de atención primaria (fiebre amarilla, por ejemplo) o cuando se desconozcan aquellas características de la zona adonde se viajará que son imprescindibles para determinar la profilaxis. 12 índice libro << pág. anterior índice capítulo 7 Tabla 1: Calendario de vacunaciones de la Generalitat de Catalunya (2007) Vacunas Edad DTPa, HIB, HB, VPI, MCC 2 meses DTPa, HIB, HB, VPI 4 meses DTPa, HIB, HB, VPI, MCC 6 meses TV 12 meses MCC 15 meses DTPa, HIB, VPI 18 meses TV 4 años DTPa 4-6 años Antivaricela* 12 años Hepatitis A y B 12 años Td 14-16 años pág. siguiente >> salir DTPa: antidiftérica, antitetánica y antipertussis (tos ferina) acelular HIB: antihemófilus influenza B HB: antihepatitis B VPI: antipoliomielítica inyectable MCC: antimeningocócica C conjugada TV: antisarampión, antirrubéola y antiparotiditis (paperas) Td: antitetánica y antidiftérica, tipo adulto * Sólo en niños que no hayan pasado la enfermedad. Tabla 2: Introducción de los alimentos en los lactantes Alimento Edad Cereales sin gluten* 4-6 meses Fruta 4-6 meses Verduras 5-6 meses Carne (pollo, pavo, ternera, conejo, caballo) 5-7 meses Cereales con gluten* 7-8 meses Legumbres (pocas y/o sin piel) 10-12 meses Huevo entero, leche entera y cordero A partir de los 12 meses Pescado azul, fresas, cacao, frutos secos triturados A partir de los 18 meses Tabla 3: Raciones de alimentos recomendadas a partir de los 12-24 meses Grupo de alimentos Raciones por día Aportan principalmente hidratos de carbono: pan, cereales, patatas, arroz, pasta. 6 o más Aportan principalmente fibra, minerales y vitaminas: frutas, verduras y hortalizas. 2 o más de frutas y 2 o más de verduras y/o hortalizas Aportan principalmente calcio, proteínas y ciertas vitaminas: leche, yogur, quesos y otros productos lácteos (no mantequilla). 2-3 (durante la adolescencia, 4) Aportan principalmente proteínas, hierro y ciertas vitaminas: carne, pescado, legumbres, huevos. 2-3 raciones Dulces, bollería, mantequilla, embutidos. Ocasionalmente Capítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente imprimir * No contienen gluten: arroz y maíz. Contienen gluten: trigo, centeno, avena y cebada. No se deben introducir frutos secos enteros antes de los 3-4 años (peligro de aspiración). Es importante beber agua. El aceite recomendado es el de oliva. 13 índice libro índice capítulo 7 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Capítulo 7: Atención a la salud infantil y adolescente 14 índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo III La salud en Occidente 08 Capítulo 8 Patología importada Israel Molina Romero índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> salir imprimir Módulo III. Capítulo 8 08 Patología importada Preguntas clave La evolución de la patología importada ¿Cómo se traduce todo esto en la práctica diaria? Enfermedades tropicales Esquema de enfermedades importadas Página 3 Página 4 Página 6 Página 7 Página 7 Capítulo 8: Patología importada índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿En qué enfermedad se ha de pensar ante un paciente que tiene fiebre y viene del trópico? ¿Qué debe hacer, desde el punto de vista de su salud, un inmigrante que se plantea regresar a su país de origen por un tiempo? ¿Es necesario que los inmigrantes que llegan asintomáticos se hagan algún chequeo? ¿Qué es la enfermedad de Chagas? ¿Dónde es más prevalente? ¿Pueden transmitirla las madres a sus bebés durante el embarazo? ¿Cuáles son las parasitosis intestinales más frecuentes en la población inmigrante? ¿Qué tipo de control requieren? ¿Qué debe hacerse ante la sospecha de una parasitosis? Capítulo 8: Patología importada índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 8 Patología importada La evolución de la patología importada El término patología importada ha adquirido una gran importancia en las últimas décadas. El concepto es muy amplio y abarca un gran número de enfermedades. Hace referencia a aquellas enfermedades que suelen ser adquiridas en ciertos países y que se manifiestan en otros donde o no son endémicas o se consideraban erradicadas, o simplemente su prevalencia se estima muy baja. Existen numerosos factores que intentan explicar por qué estas enfermedades están adquiriendo tal protagonismo en estos momentos: • Cambio en los patrones demográficos. • Viajes internacionales. • Cambio en los hábitos de vida. • Adaptación de microorganismos. • Fracaso de los programas de salud. Capítulo 8: Patología importada Cambio en los patrones demográficos El paradigma de este punto son, sin duda alguna, los movimientos migratorios. España ha pasado de ser en los últimos años un país de emigrantes a un país receptor de inmigrantes. Según cifras oficiales (Instituto Nacional de Estadística), en España, a 1 de enero del 2007, el total de personas extranjeras censadas era de 4.307.775. La cifra real es superior. Los flujos migratorios han existido siempre y seguirán existiendo mientras las condiciones de vida no se igualen entre los países de salida y los de destino. Este aflujo de personas que provienen de diversas zonas del mundo ha sorprendido a los sistemas de salud y a las agencias de salud pública, y ha llegado a desbordar los cupos de pacientes de los diferentes centros de atención primaria. Si bien los numerosos documentos publicados acreditan que el inmigrante es una persona joven y sana, estos datos hay que considerarlos con cierta prudencia. Sí que es cierto que para afrontar el reto índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir El gusto creciente por comidas de otros países ha facilitado la aparición de ciertas patologías propias de otras latitudes. de la migración la persona en cuestión ha de tener una buena salud, pero sin duda hay que conocer desde qué realidad parte esta persona. Las conclusiones de estos trabajos están extraídas de un grupo de población que demanda de forma activa la consulta médica, pero muchas veces su propia realidad social limita la aproximación al sistema sanitario, ya sea por la pobre disponibilidad de horarios, su situación de irregularidad, la barrera idiomática o el miedo a incorporarse a un sistema sanitario con unas estructuras diferentes y una serie de circuitos desconocidos. Por tanto, hay toda una bolsa de inmigrantes sanos que no acceden al sistema sanitario y de los cuales desconocemos sus patologías y sus percepciones de salud y otros aspectos subjetivos sobre la enfermedad. Viajes internacionales El gusto por viajar no es nada nuevo pero sí lo son los patrones de viajes. Los destinos y las actividades que se desarrollan están cambiando sustancialmente en los últimos años. Los lugares que antaño eran asequibles sólo para unos cuantos privilegiados o aventureros hoy en día están al alcance de muchos más. Según la World Tourism Organization, durante el año 2006 más de 1.350.000 de españoles viajaron a países considerados tropicales o subtropicales. Los viajeros, pues, constituyen un número de personas considerable que durante su estancia van a estar expuestos a patógenos endémicos y a otros riesgos. De un 20 a un 70% notificarán problemas de salud a su regreso. Cambio en los hábitos de vida Este apartado quiere englobar toda una serie de factores sociales y medioambientales que, al margen de los anteriores, han influido en la aparición de nuevas patologías. El crecimiento de la población ha llevado a invadir ecosistemas antes excluidos para el ser humano. De nuevo esta interacción con el medio hace que nos veamos expuestos a ciertos patógenos que se consideraban mayoritariamente zoonóticos, Capítulo 8: Patología importada es decir, transmitidos por algún animal a los seres humanos. Asimismo, los constantes conflictos bélicos con sus desplazados, el auge del consumo de drogas por vía parenteral en una época determinada y ciertas pautas y conductas sexuales han contribuido de forma muy notable a la reaparición de enfermedades y sobre todo a la diseminación de las mismas. El dengue, el VIH y las hepatitis virales serían claros ejemplos de cómo pueden reaparecer algunas enfermedades y cómo se pueden transmitir con cierta facilidad. Otros hábitos, como los culinarios, también han jugado un papel importante a la hora de introducir algunas de estas enfermedades. El gusto creciente por comidas de otros países, ya sea por sus productos exóticos o por la forma de ser cocinados, ha facilitado la aparición de ciertas patologías propias de otras latitudes. Adaptación de microorganismos Los microorganismos, al igual que cualquier otro ser vivo, están en constante evolución. La aparición de microorganismos multirresistentes no es más que el resultado de un uso indiscriminado o inapropiado de antibióticos. Un nuevo ejemplo de selección natural de los seres vivos que se exponen a amenazas externas. Este efecto no es únicamente exclusivo de las bacterias; virus, protozoos y otros parásitos también han desarrollado tales mecanismos. Fracaso de los programas de salud Las agencias de salud pública y los organismos internacionales dedicados a prevenir y a luchar contra las enfermedades han fracasado. Muchas de las actuales epidemias y muchas de aquellas enfermedades que aún causan inaceptables cifras de mortalidad y de incapacidad se consideran inmunoprevenibles, es decir, que se podrían prevenir con el uso de vacunas. A otras simplemente se las engloba dentro del término de «enfermedades relacionadas con la pobreza», lo que a su vez es incluso más preocupante. Cuando se mezclan intereses económicos con la sa índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior lud, el resultado siempre es el mismo: los más desfavorecidos salen perdiendo. Todos sabemos que intentar separar la pobreza de la enfermedad es imposible. Las condiciones inherentes a la falta de recursos económicos es uno de los grandes determinantes de la salud pública. Los mapas de distribución de las enfermedades infecciosas tienen un preocupante y a la vez esperable paralelismo con los mapas de los países con rentas per cápita más bajas. Los avances conseguidos en materia de salud por estos organismos internacionales y las agencias de salud pública muchas veces se ven mutilados por las alarmantes cifras de mortalidad relacionadas con el empobrecimiento de las comunidades. La lucha contra estas enfermedades sigue suponiendo un reto no alcanzado por los profesionales de la salud. Según el informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), de los casi 4.400 millones de habitantes del mundo en desarrollo, casi el 60% no tiene acceso a saneamiento básico, un tercio no lo tiene al agua potable, la cuarta parte no tiene vivienda adecuada ni acceso a servicios de salud, una quinta parte de los niños no van a la escuela y otra quinta parte sufre malnutrición. Estamos siendo testigos de uno de los grandes cambios en materia de salud de la historia. Los factores que hemos desarrollado previamente intentan explicar por qué estamos viviendo este momento tan crucial. Pero ¿por qué han sucedido ahora y no antes? Para entenderlo hemos de dar un paso atrás y verlo todo con un poco más de perspectiva. En las últimas décadas se han conjugado dos hechos que por sí solos lo podrían explicar: la globalización y el desarrollo económico. La globalización es un concepto que surgió dentro del ámbito de la economía y que ha estado vinculado con un cierto sentimiento peyorativo, pero no deja de ser una realidad. Hoy en día esta expresión ha sobrepasado el entorno puramente economicista y se le atribuye una dimensión más humana haciendo referencia a unas acepciones en las que se incluyen la multiculturalidad, la inmigración, la información y la biodiversidad medioambiental. Si a esta concepción actual de un mundo más global y diverso se le añade el desarrollo económico, aparecen otros factores que se han de tener en cuenta. Es cierto que el progreso en materia científica y tecnológica alcanzado en las últimas décadas ha estado sometido a un crecimiento exponencial sin parangón en toda la historia de la humanidad. Obviamente, estos progresos en materia científica se han traducido en un notable desarrollo económico. El problema Capítulo 8: Patología importada pág. siguiente >> imprimir salir es que el desarrollo económico no ha sido ni equilibrado ni armónico. El ritmo de desarrollo de Norteamérica y Europa desde mediados del siglo XX y décadas más tarde en Asia no ha sido parejo al vivido en Sudamérica o África. Este no es lugar para analizar tales factores, pero sí nos podemos adelantar a las consecuencias que nos ha tocado vivir: un mundo cada vez más desigual. Un mundo donde las diferencias económicas entre los países tienen una clara y cruel repercusión en las vidas de las personas. Según informes de la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades infecciosas son todavía la mayor amenaza para la salud de niños y adultos jóvenes del mundo. Producen más de 13 millones de muertes al año y una de cada dos muertes en los países en vías de desarrollo. La tercera parte de la población de los países en vías de desarrollo, unos 1.300 millones de personas, vive con ingresos inferiores a un dólar diario, y serían 2.700 millones si pusiéramos el punto de corte en 2 dólares. Una vez expuestos todos estos factores, no nos tendría que extrañar que esta situación de injusticia y de desequilibrio, a la que se suma una serie de factores como la globalización de la información y la accesibilidad a unos medios de transporte cada vez más modernos y asequibles, tenga como resultado unos flujos migratorios que intenten mitigar las desigualdades y empujen a las personas a mejorar su vida y poder alcanzar las oportunidades de que han sido privadas durante mucho tiempo. Esta reacción normal, natural e inherente a todos los seres vivos es lo que se denomina migración. ¿Cómo se traduce todo esto en la práctica diaria? A todos los profesionales de la salud que tenemos la suerte de tratar con inmigrantes se nos presenta una gran oportunidad y una gran responsabilidad que no podemos desaprovechar. Tenemos que ser conscientes de que, por las características de esta población, los contactos con los sistemas sanitarios van a estar sujetos a muchos condicionantes fruto de la situación de irregularidad a la que están sometidos, al desconocimiento, a la barrera idiomática y muchas veces al temor. Esta situación de vulnerabilidad nos obliga a aprovechar al máximo cada contacto con el sistema. Esto supone un gran reto, pues por un lado hemos de dar respuesta a una nueva demanda y por otro tenemos la oportunidad de paliar las carencias y desigualdades a las que índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior han estado sometidos. Para todo esto debemos estar preparados. Los mediadores culturales van a desempeñar un papel fundamental al ser intermediarios del paciente con el sistema sanitario y al tener la oportunidad de ganarse la confianza del paciente. Esta es una de las herramientas más valiosas entre un profesional y un paciente, porque a través de ella se va a tener acceso a una gran cantidad de información que posiblemente no se repita ante el médico por considerarla poco importante, habitual o incluso dentro de la esfera de la intimidad. Será fundamental, pues, que un agente social tan importante como el mediador cultural posea también conocimientos básicos de aquellas patologías importadas más frecuentes y más graves. Dentro de éstas, en este capítulo nos centraremos en las consideradas enfermedades tropicales. Enfermedades tropicales Por enfermedades tropicales entendemos aquellas patologías de carácter infeccioso que serían endémicas en las zonas que están influidas por un clima tropical o subtropical. Este grupo engloba clásicamente las patologías producidas por parásitos, aunque muchos de éstos, si bien son mucho más prevalentes en los trópicos, tienen también una distribución cosmopolita universal. Hay otras de etiología vírica o bacteriana que también se incluyen en este grupo. El conocimiento de la distribución geográfica de las enfermedades es fundamental para su diagnóstico, siempre teniendo en cuenta las diferentes características que pueden presentar estas enfermedades según los distintos grupos de población expuestos a las mismas. En el caso de los inmigrantes, gran parte de su patología va a depender de la situación socioeconómica, tanto en el país de origen como en el de acogida. Por ello, siempre deben descartarse procesos universales frecuentes en estos grupos de población y con implicaciones directas en la salud pública, como son la tuberculosis, las hepatitis víricas y las infecciones de transmisión sexual (ITS), incluida la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que ya han sido tratadas en otros capítulos. Seguidamente presentamos una breve guía de las enfermedades importadas más frecuentes y de mayor relevancia. No pretende ser un tratado extenso de medicina, sino una guía práctica y de fácil entendimiento que permita a los profesionales del ámbito de la salud una primera aproximación a taCapítulo 8: Patología importada pág. siguiente >> imprimir salir les enfermedades y, sobre todo, que les ayude ha entender muchos aspectos de prevención y control de las mismas. Esquema de enfermedades importadas Enfermedades causadas por parásitos Protozoos • Paludismo • Tripanosomiasis ◊ Americana o enfermedad de Chagas ◊ Africana o enfermedad del sueño • Leishmaniasis • Amebiasis • Giardiasis Helmintos • Nematelmintos ◊ Oxiuriasis ◊ Ascaridiasis ◊ Trichiuriasis ◊ Uncinariasis ◊ Estrongiloidiasis ◊ Filariasis - Linfática - Sanguínea - Cutánea • Platelmintos ◊ Cestodos - Teniasis · Saginata · Solium · Equinococo ◊ Trematodos - Esquistosomiasis - Fasciolasis Enfermedades causadas por bacterias • Fiebres entéricas • Lepra Enfermedades causadas por virus • Alphavirus ◊ Chikungunya • Flavivirus ◊ Dengue ◊ Fiebre amarilla índice libro índice capítulo 8 Paludismo << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Agente etiológico Producido por el Plasmodium. Existen 4 especies: P. falciparum, P. malariae, P. ovale y P. vivax. Recientemente se ha descrito una quinta con potencial patógeno para el ser humano, P. knowlesi. Modo de transmisión La enfermedad se transmite a través de la picadura del mosquito Anopheles hembra. Este mosquito necesita unas condiciones medioambientales concretas, lo que limita las latitudes y zonas de riesgo. Distribución geográfica Se produce principalmente en América Central y del Sur, República Dominicana, Haití, África, India, Sudeste asiático, Oriente Medio, Europa del Este y Pacífico Sur. La distribución por especies es: • P. falciparum: África, Sudeste asiático, India y Sudamérica. • P. malariae: la distribución de esta especie es paralela a la del Falciparum, pero es mucho menos frecuente. • P. ovale: predominantemente en África. • P. vivax: América Central, Sudamérica, Asia, Oriente Medio y algunos países de la cuenca mediterránea. Clínica Las manifestaciones clínicas pueden ser muy variables, pero ante un paciente que provenga de una zona de riesgo y presente un síndrome febril tendremos la obligación de descartar esta entidad, puesto que estaría en juego la vida del paciente. El cortejo clínico puede ir desde fiebre (escalofríos, sudoración...) con artromialgias, cefalea, síndrome anémico, vómitos, hasta formas más graves, con alteración del nivel de conciencia y convulsiones. Especial mención merecen los niños y las mujeres embarazadas, pues son el grupo que sufre una mayor mortalidad, al presentar formas clínicas más graves. Diagnóstico Los métodos analíticos más comunes y habituales en la práctica clínica son: • Gota gruesa y extensión periférica: es una técnica relativamente simple, que nos va a permitir diferenciar la especie y cuantificar la parasitemia, pero que va a requerir un personal experimentado. • Detección de antígeno: es rápida y de fácil realización, por lo que no va a requerir personal experimentado pero no es tan precisa como otros métodos. Existen otras técnicas, aunque se destinan a finalidades de experimentación o sólo se dispone de ellas en centros de referencia. Tratamiento Existen multitud de fármacos con actividad antipalúdica. Antes de indicar un tratamiento u otro hemos de tener en cuenta varios aspectos: • Especie. • Zona geográfica de donde procede el paciente. • Gravedad de las manifestaciones clínicas. • Características del paciente. • Parasitemia. Capítulo 8: Patología importada índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Una buena evaluación del paciente, realizada por un profesional experto, nos permitirá escoger el tipo de fármaco, si se usa en combinación o solo, la vía de administración y la decisión de ingreso hospitalario. Uno de los tratamientos clásicos es la quinina. Es el primer fármaco usado como antipalúdico. Aún hoy tiene vigencia y se sigue contemplando como fármaco de elección. Las diferentes formulaciones permiten su administración por vía oral e intravenosa. Será importante para los profesionales de la salud conocer sus característicos efectos secundarios, que reciben el término genérico de cinchonismo: mareos, acúfenos y pérdida de la audición. Todos ellos cesan una vez se suspende el tratamiento. En las infusiones intravenosas y en las embarazadas habrá que monitorizar los niveles de glucemia por el riesgo de hipoglucemia y trastornos del ritmo cardíaco. En las últimas décadas ha aparecido un nuevo grupo de fármacos, denominados artemisinas. Este nuevo grupo ha llenado de esperanza a la comunidad científica y por tanto a las políticas internacionales para el tratamiento, control y erradicación de la malaria debido a su elevada potencia y a la ausencia de mecanismos de resistencia en el parásito. Su elevado precio en comparación con los fármacos clásicos ha sido el mayor impedimento para instaurar dicha droga como tratamiento en la mayoría de los países azotados por esta enfermedad. Métodos de control En los países no endémicos, como el nuestro, no hace falta tomar medidas preventivas ante un caso de paludismo, puesto que no existe un vector eficaz que permita transmitir la enfermedad de persona a persona. En este apartado adquiere importancia la denominada profilaxis, es decir, todas aquellas estrategias adoptadas para prevenir la adquisición de la enfermedad, ya sea mediante quimioprofilaxis o métodos de barrera (repelentes y mosquiteras). Todas las personas que planeen viajar a un país donde exista el paludismo deberán acudir a un centro especializado para recibir consejo previo al viaje. Actualmente, uno de los grupos de población con mayor riesgo para contraer el paludismo son aquellos inmigrantes originarios de países endémicos de malaria que han permanecido en países de acogida donde no existe tal enfermedad y, después de varios años, deciden regresar por cualquier motivo a su país. El hecho de permanecer en un ambiente libre de paludismo hace que pierdan su semiinmunidad natural y al reexponerse al parásito desarrollen la enfermedad de nuevo. Será importante detectar a este nuevo grupo, ya que sus miembros tienen una baja percepción de riesgo frente a la enfermedad y rara vez consultarán a centros especializados o realizarán profilaxis adecuadas. Además, cuando viajan muchas veces lo hacen acompañados de sus hijos, por lo que deberemos estar doblemente alerta y aconsejarles que consulten en las respectivas unidades de consejo al viajero. Capítulo 8: Patología importada índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior Tripanosomiasis Existen dos grandes variedades: la tripanosomiasis americana (o enfermedad de Chagas) y la tripanosomiasis africana (o enfermedad del sueño). Por su elevada prevalencia en la población inmigrante proveniente de Sudamérica, nos centraremos únicamente en la variante americana o enfermedad de Chagas. Esta enfermedad aún tiene una gran carga de estig- pág. siguiente >> imprimir salir matización social y de exclusión, ya que suele afectar a aquellos estratos sociales menos favorecidos y además, durante mucho tiempo, el ser diagnosticado de esta enfermedad suponía un gran reto personal y un gran temor, dado el pobre acceso en algunas partes del continente a los sistemas de salud y a una terapéutica eficaz. Será importante reconocer este factor porque se suele tener el concepto de enfermedad terminal sin ninguna esperanza. Agente etiológico Trypanosoma cruzi. Modo de transmisión Existen tres formas clásicas de transmisión: vectorial, vertical (o transplacentaria) y transfusional. • Vectorial: esta es la forma más frecuente en los países endémicos. El vector son las chinches (triatomas) o «vinchucas», como son conocidas popularmente en la parte central de Sudamérica. • Vertical: es la que se produce durante el embarazo de una mujer infectada. Se deduce que el momento de la transmisión se desarrolla en las últimas etapas del embarazo o en el momento del parto. El riesgo de transmisión varía en función de las series pero oscila entre el 1% y el 10%. • Transfusional: tiene lugar a través de la transfusión de hemoderivados extraídos a partir de una persona infectada. Este modo de transmisión adquiere cada vez más importancia fruto de los programas de erradicación vectorial y control de la enfermedad en los países endémicos. En España se realiza desde el 2005 un cribado sistemático a los donantes provenientes de zonas endémicas. Distribución geográfica Se considera endémica o potencialmente endémica en México, Centroamérica y Sudamérica. No presente en las islas del Caribe. Principalmente afecta a las zonas rurales. Un país destaca por encima de los demás por su elevada prevalencia: Bolivia. La prevalencia global del país oscila entre el 10% y el 20%, pero existen zonas, sobre todo en el sur, donde se estima en alrededor del 40%. Los casos descritos fuera de esta zona son debidos a los flujos migratorios originarios de estos países. Clínica Existe una forma aguda y otra crónica. La forma aguda, asociada a la transmisión vectorial, se da sobre todo en niños y adultos jóvenes y en las zonas endémicas. Consta de un chagoma de inoculación acompañado de una sintomatología inespecífica de fiebre, adenopatías, visceromegalias y edema facial (signo de Romaña). La forma crónica puede cursar de forma asintomática, lo que se denomina fase indeterminada, en la que no aparece ningún síntoma. En el caso de que se desarrolle la enfermedad podremos encontrar manifestaciones derivadas de la afectación del corazón o del sistema digestivo: • Manifestaciones cardíacas: disnea, arritmias, pérdidas de conocimiento, insuficiencia cardíaca, edemas y dolor torácico. • Manifestaciones digestivas: disfagia, distensión y dolor abdominal, reflujo gastroesofágico y estreñimiento. Capítulo 8: Patología importada 10 índice libro índice capítulo 8 Diagnóstico << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir En fases precoces se puede diagnosticar mediante la visualización directa del parásito en sangre mediante gota gruesa o microhematocrito. En fases tardías el diagnóstico se suele realizar mediante técnicas serológicas. Tratamiento Existen pocas alternativas terapéuticas y de eficacia moderada. Las drogas más utilizadas son el benznidazol y el nifurtimox. Métodos de control Las medidas de control se basan sobre todo en el control vectorial en los países endémicos y en la detección de casos. En nuestro medio únicamente podremos realizar la detección de casos, ya que no existe el vector para transmitir la enfermedad. Por tanto, ante cualquier paciente originario de países endémicos se le tendría que ofrecer la posibilidad de realizarse un cribado de esta enfermedad, sobre todo si es una mujer en edad fértil que planee tener hijos. Por decreto ley, desde el año 2005 se realiza un cribado sistemático en todas aquellas donaciones que provengan de personas originarias de países endémicos. Leishmaniasis Agente etiológico Leishmania sp. Existen numerosas especies, que se asociarán a una manifestación clínica concreta. Modo de transmisión La enfermedad se transmite a través de un vector, la mosca, que variará en función de la zona geográfica. Los reservorios serán los propios seres humanos, perros, roedores y otros mamíferos silvestres. Distribución geográfica Es una enfermedad de amplia distribución mundial, y en función de la zona se le asociará una manifestación clínica u otra. Básicamente serían: Sudamérica, África oriental, cuenca del Mediterráneo, Oriente Próximo y Medio y subcontinente indio. Con la epidemia del VIH, los casos de leishmaniasis, sobre todo la forma visceral, han sufrido un incremento muy importante. Clínica Clásicamente se consideran tres grandes grupos de manifestaciones clínicas: • Cutánea o botón de Oriente: lesión ulcerada de larga evolución. Se encuentra en la cuenca del Mediterráneo, Oriente Próximo y Medio, Sudamérica y Centroamérica. • Mucocutánea: Sudamérica y Centroamérica. • Visceral o sistémica: ampliamente distribuida, pero Bangladesh, Brasil, la India, Sudán y Etiopía concentran el 90% de los casos a nivel mundial. Diagnóstico El diagnóstico se puede hacer mediante la visualización del parásito directamente sobre la muestra (sangre, médula ósea, biopsias cutánea, hepática, esplénica...) o mediante el cultivo de los tejidos en cuestión. Tratamiento El tratamiento clásico son las sales de antimonio, que sólo pueden darse de forma parenteral (intralesional, intramuscular o intravenosa). Actualmente se utiliza la anfotericina liposomal por su buena tolerancia aunque tiene un elevado precio. Recientemente se ha comercializado un nuevo fármaco, la miltefosina, que aporta el beneficio de poderse administrar por vía oral, lo que facilita su administración enormemente. Capítulo 8: Patología importada 11 índice libro índice capítulo 8 Métodos de control << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir En el caso de los pacientes inmunodeprimidos, como serían aquellos infectados por el VIH, mientras no recuperen una inmunidad satisfactoria van a necesitar recibir profilaxis secundaria para evitar nuevos episodios. La enfermedad no se transmite de persona a persona. Serán necesarias políticas para el control del vector y la eliminación de los reservorios animales. Para los viajeros a zonas endémicas, las medidas de prevención consistirán en protegerse contra la picadura del flebotomo. Amebiasis Agente etiológico Existen varias especies de amebas pero la única con potencial patógeno es la Entamoeba histolytica. Modo de transmisión La bacteria se transmite a través del agua o de alimentos contaminados. De forma excepcional, por contacto sexual cuando se mantienen relaciones oroanales. Distribución geográfica Su distribución es universal aunque es más común en las áreas tropicales y subtropicales. Clínica La mayoría de las veces cursa de forma asintomática, pero cuando da síntomas pueden ser intestinales o extraintestinales: • Intestinales: la denominada colitis amebiana, que puede cursar desde una diarrea leve hasta una disentería amebiana a la que, además de las diarreas con productos patológicos, se le añaden síntomas sistémicos como fiebre, cefalea o náuseas. • Extraintestinales: la manifestación más común es el absceso hepático amebiano. Clínicamente es un absceso que puede llegar a ser de gran tamaño, de curso crónico con fiebre, dolor en el hipocondrio derecho, hepatomegalia y a veces tos. Otras manifestaciones extraintestinales poco frecuentes pueden ser ulceraciones cutáneas, sobre todo a nivel perianal. Diagnóstico El diagnóstico se basa en la visualización de los trofozoitos y quistes en heces. También existen métodos serológicos. Tratamiento El tratamiento debe contemplar una primera fase con metronidazol y completarse con paramomicina. Métodos de control Se basarán en el saneamiento de las aguas y la correcta eliminación de aguas residuales, así como en la manipulación de los alimentos. La cloración de las aguas no destruye las formas quísticas. Capítulo 8: Patología importada 12 índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Giardiasis Agente etiológico Giardia lamblia. Modo de transmisión Se transmite por contacto fecal-oral, por contacto entre personas o a través de aguas o alimentos contaminados. Típica en guarderías. Distribución geográfica Distribución universal. Clínica Diarrea aguda sin productos patológicos y característicamente con dolor abdominal alto, distensión abdominal, flatulencia y sensación de plenitud precoz. Diagnóstico El diagnóstico se basa en la visualización de los trofozoitos y quistes en heces. Tratamiento Metronidazol. Métodos de control Se basarán en el saneamiento de las aguas y la correcta eliminación de aguas residuales, así como en la manipulación de los alimentos. La cloración de las aguas no destruye las formas quísticas. Oxiuriasis, ascaridiasis y trichiuriasis Agente etiológico Los tres son helmintos intestinales que comparten el modo de transmisión, la epidemiología, los métodos diagnósticos y algunas de las manifestaciones clínicas. Por ese motivo los agrupamos en este apartado. Modo de transmisión Mecanismo de transmisión oral-fecal. Los oxiuros pueden presentar fenómeno de autoinfestación; los otros, en cambio, necesitarán un período de incubación en el suelo. Distribución geográfica Distribución universal y cosmopolita. Clínica • Oxiuriasis: prurito anal, irritabilidad, insomnio. • Ascaridiasis: el ciclo del parásito es más complejo que el resto, con una fase intestinal, una posterior migración y maduración pulmonar y finalmente otra intestinal. En función de en qué fase se encuentre el parásito tendremos una u otra manifestación. Durante su fase intestinal suele cursar de forma asintomática provocando en alguna ocasión cuadros obstructivos y vólvulos intestinales. En su fase migratoria puede provocar bronquitis y neumonías, llegando en ocasiones a expulsarse los parásitos por la boca o la nariz en algún acceso de tos. Diagnóstico El diagnóstico se basa en la visualización de los parásitos o de sus huevos en heces. Tratamiento Mebendazol o albendazol. Se pueden hacer ciclos de tratamiento. Métodos de control La prevención dependerá de extremar las medidas higiénicas habituales. Capítulo 8: Patología importada 13 índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Uncinariasis Agente etiológico Ancylostoma duodenale y Necator americanus. Modo de transmisión Endémica en la mayoría de los países tropicales y subtropicales. Distribución geográfica El estadio larvario del parásito penetra a través de la piel (sobre todo al caminar descalzo). También está descrito el mecanismo de transmisión a través de la ingestión de alimentos contaminados. Clínica Clásicamente produce un síndrome anémico que es más importante en el caso de Necator americanus. Se puede acompañar de prurito, epigastralgia y cuadros de bronquitis transitoria. Diagnóstico El diagnóstico se basa en la visualización de los parásitos o de sus huevos en heces. Tratamiento Mebendazol o albendazol. Métodos de control Se basarán en el saneamiento de las aguas y la correcta eliminación de aguas residuales, así como en la promoción del uso de calzado. Estrongiloidiasis Agente etiológico Strongyloides estercoralis. Modo de transmisión Distribución universal. Distribución geográfica El estadio larvario del parásito penetra a través de la piel (sobre todo al caminar descalzo). También está descrito el mecanismo de transmisión a través de la ingestión de alimentos contaminados. Clínica El ciclo del parásito es muy complejo y por tanto las manifestaciones clínicas van a ser muy variadas. Puede producir: • Lesiones cutáneas serpiginosas en zona glútea, periumbilical y lumbares. • Prurito. • Bronquitis y neumonías. • Molestias abdominales con diarrea y náuseas. En los pacientes inmunodeprimidos graves se puede producir el síndrome de hiperinfestación, que puede manifestarse como un cuadro séptico con meningitis y en ocasiones lleva a la muerte del paciente. Diagnóstico Presencia de las larvas en cualquier muestra orgánica: heces, esputo, aspirados duodenales... Tratamiento Ivermectina, albendazol o tiabendazol. Métodos de control Desparasitación de animales de compañía, control de los alimentos y promoción del uso de calzado. Ante un paciente que provenga de una zona de riesgo y se prevea someterlo a una inmunodepresión importante (tratamiento con corticoides, quimioterapia, transplante...), se deberá descartar la parasitación ante el eventual peligro de desarrollar un síndrome de hiperinfestación. Capítulo 8: Patología importada 14 índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Filariasis linfática Agente etiológico Brugia malayi o timori y Wuchereria bancrofti. Modo de transmisión Se transmite a través de la picadura del mosquito. Distribución geográfica India, China y Sudeste asiático. Wuchereria bancrofti además en África y parte norte de Sudamérica. Clínica Puede ser asintomática pero característicamente van a desarrollarse síntomas derivados de la obstrucción de los vasos linfáticos como es la elefantiasis, sobre todo de las extremidades inferiores. A veces estas extremidades edematosas se pueden sobreinfectar por otras bacterias. Diagnóstico Se basa en la identificación de las filarias en sangre. Como curiosidad, la extracción deberá realizarse durante la noche. Tratamiento Hay diferentes drogas, aunque la dietilcarbamacina es la que se considera de elección. La ivermectina y el albendazol se consideran alternativas. Al tratamiento se suelen asociar antihistamínicos o corticoides. Métodos de control Estrategias encaminadas a la eliminación del vector o campañas de medicación masiva a la población afectada. Filariasis sanguínea Agente etiológico Loa loa y Mansonella sp. Modo de transmisión Se transmite a través de la picadura del tábano y del mosquito, respectivamente. Distribución geográfica • Loa loa: sólo se encuentra en África central y occidental. • Mansonella: en zonas tropicales de Latinoamérica y el Caribe y en el África occidental y central. Clínica • Loa loa: puede provocar edemas recurrentes y pruriginosos; característicamente pueden observarse cuando migran por el espacio subconjuntival. • Mansonella: prurito, erupción cutánea, edemas recurrentes, dolores articulares. Diagnóstico Se basa en la identificación de las filarias en sangre o en piel. En este caso la extracción sanguínea ha de ser diurna. Tratamiento • Loa loa: hay diferentes drogas, aunque la dietilcarbamacina es la que se considera de elección. La ivermectina y el albendazol se consideran alternativas. Hay que asociar al tratamiento antihistamínicos o corticoides. • Mansonellas: ivermectina, dietilcarbamacina, albendazol o mebendazol, en función de la especie y de la edad del paciente. Métodos de control Estrategias encaminadas hacia el control de vectores. De manera excepcional se podría plantear realizar quimioprofilaxis. Capítulo 8: Patología importada 15 índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Filariasis cutánea Agente etiológico Onchocerca volvulus. También se da a esta enfermedad el nombre de «ceguera de los ríos». Modo de transmisión Se transmite a través de la picadura de la mosca. Distribución geográfica Sur de México, Guatemala, norte de Sudamérica, África subsahariana y península Arábiga. Clínica Lesiones cutáneas muy características que dan aspecto de piel envejecida y, en fases evolucionadas, «piel de leopardo». Prurito, nódulos subcutáneos y adenopatías colgantes inguinales. A nivel ocular puede producir conjuntivitis y queratitis que condicionarán la pérdida de visión. Diagnóstico Se basa en la identificación de las filarias en piel o en la cámara anterior del ojo. Tratamiento Resección de los nódulos. Ivermectina más doxiciclina. Puede ser necesario añadir corticoides o antihistamínicos. Métodos de control Teniasis Estrategias encaminadas a la eliminación del vector o campañas de medicación masiva a la población afectada. Agente etiológico Existen dos especies de tenias que producen esta entidad: la Taenia saginata y la Taenia solium. Modo de transmisión Distribución universal. Distribución geográfica • La Taenia saginata tiene al hombre como huésped definitivo y se transmite a través de la ingesta de quistes que se encuentran en la carne poco cocinada de ganado vacuno • En el caso de la Taenia solium, el ser humano puede actuar como huésped intermediario o definitivo, y se adquiere la infección a través de la ingesta de carne poco cocinada o de alimentos contaminados con aguas residuales. Clínica • T. saginata: asintomáticos. El motivo de consulta más frecuente es encontrarse con las proglótides del parásito en las heces (morfológicamente recuerda a trozos de tallarines). • T. solium: si se ingieren los huevos de la tenia se desarrolla la forma tisular o cisticercosis. Su clínica dependerá de la localización de los quistes. Sus localizaciones más frecuentes son el sistema nervioso central, el músculo y la piel, y puede dar convulsiones, mialgias y fiebre. Si lo que se ingiere son los quistes, se desarrolla la forma intraluminal, en la que el gusano adulto se forma en el intestino. En tal caso cursa de manera asintomática. Diagnóstico Capítulo 8: Patología importada El diagnóstico se basa en la visualización de las proglótides o sus huevos en heces. En el caso de la T. solium también existen técnicas serológicas. 16 índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Tratamiento Praziquantel para las dos, aunque el albendazol también se usa para la cisticercosis. Métodos de control Precauciones al consumir carne de cerdo o vacuno controlando su origen y asegurando unas condiciones de cocción. Control de los ganados vacuno y porcino y de la eliminación de aguas residuales. Equinococosis Agente etiológico El más frecuente es el Echinococcus granulosus. Modo de transmisión Transmisión fecal-oral tras la ingesta de huevos. El reservorio son los animales domésticos (perro). Distribución geográfica Distribución universal. Clínica La forma clínica más común es el denominado quiste hidatídico, que se suele localizar en el hígado pero también puede encontrarse en otras partes (pulmón, hueso, músculo...). Si se rompe, se corre el riesgo de reacción alérgica grave o anafilaxia. Diagnóstico Las imágenes radiológicas son muy sugestivas, pero el diagnóstico microbiológico se basará en técnicas serológicas o la identificación del parásito en las muestras quirúrgicas. Tratamiento Escisión quirúrgica más albendazol. Métodos de control Control de los ganados y de los mataderos, evitando la presencia de perros. Mantener los calendarios de desparasitación de los animales domésticos al día y cuidar los hábitos higiénicos personales. Esquistosomiasis Agente etiológico Existen varias especies de Schistosoma que pueden afectar al ser humano, pero solamente nos centraremos en el S. mansoni y el S. haematobium. Modo de transmisión La infección se adquiere al estar la piel en contacto con aguas dulces infestadas de parásitos. Distribución geográfica • El S. mansoni se encuentra en África y Sudamérica. • El S. haematobium se halla en África, este del Mediterráneo y Oriente Medio. Clínica • El S. mansoni puede producir diarrea sanguinolenta y los síntomas derivados de la hipertensión portal (visceromegalias, ascitis). • La esfera de la sintomatología referente a S. haematobium se centra sobre todo a nivel renal y puede producir hematuria y uropatía obstructiva, que puede derivar en neoplasias. Sin duda, un signo de alerta ha de ser la hematuría. Diagnóstico Se basará en la identificación de los huevos en heces, orina o en biopsias de tejidos. También se dispone de técnicas serológicas. Tratamiento Praziquantel. Métodos de control Evitar la exposición, es decir, evitar el baño en aguas infestadas. Control de las aguas residuales y estrategias de control del reservorio natural (caracol de río). Capítulo 8: Patología importada 17 índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Fasciolasis Agente etiológico Fasciola hepatica. Modo de transmisión Se adquiere mediante la ingesta de plantas comestibles que crecen cerca de agua dulce, típicamente los berros o canónigos. Distribución geográfica Distribución prácticamente universal. Clínica En la fase aguda puede cursar con dolor abdominal y fiebre, y en una fase más tardía cursa con hepatomegalia e ictericia obstructiva. Diagnóstico Se basa en la visualización de huevos en heces. También se dispone de técnicas serológicas. Tratamiento El tratamiento de elección es el triclabendazol pero conseguirlo no es fácil. Una alternativa es el praziquantel. Métodos de control Control de las aguas residuales, tratamiento de animales enfermos y evitar en la medida de lo posible comer plantas acuáticas de origen no controlado. Fiebres entéricas En este apartado se engloban muchas entidades, pero por su gravedad e interés epidemiológico destacamos la fiebre tifoidea. Agente etiológico Salmonella typhi. Modo de transmisión Ingesta de alimentos contaminados. Distribución geográfica Tiene una amplia distribución pero se halla especialmente en el subcontinente indio y Sudeste asiático. Clínica Fiebre acompañada de otros síntomas, como cefalea, dolor abdominal o erupción cutánea; si no se trata, se le añade confusión y alteración del nivel de conciencia. Diagnóstico Se hace mediante el cultivo de sangre. Existen además técnicas serológicas. Tratamiento Existen numerosas alternativas antibióticas, como cefalosporinas o quinolonas, entre otras. Métodos de control Asegurar un buen tratamiento de las personas afectadas, lo cual requerirá una confirmación microbiológica de curación para evitar el estado de portador. Será importante hacer un estudio de contactos del enfermo por el riesgo de contaminación accidental. Como medidas preventivas, extremar las condiciones higiénicas y comer alimentos que no salgan de los circuitos sanitarios de control. Para los viajeros, además de las medidas anteriores existe una vacuna. Capítulo 8: Patología importada 18 índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Lepra Agente etiológico Mycobacterium leprae. Modo de transmisión Contacto con secreciones de personas afectadas o incluso con los reservorios naturales (armadillo). Distribución geográfica Distribución universal, aunque los países con más notificaciones son Brasil, Madagascar, Mozambique, Tanzania, India y Nepal. Clínica Las manifestaciones clínicas de la lepra son muy variadas y pueden afectar a distintos niveles. La expresividad de las manifestaciones va a depender del estado inmunitario del paciente. Destacaremos sobre todo las manifestaciones cutáneas al ser las más evidentes y sobre las que deberemos mantener un estado de alerta para poder diagnosticarla. Así, a nivel cutáneo puede manifestarse en forma de lesiones hipopigmentadas anestésicas, engrosamiento de los pabellones auriculares o destrucción del cartílago nasal. Diagnóstico Visualización de las microbacterias en las secreciones nasales y en las biopsias de las lesiones. Tratamiento Los esquemas de tratamientos variarán en función de la forma de lepra pero siempre van a ser varios fármacos y durante varios meses. Habrá que informar a los pacientes de la posibilidad de exacerbación de la clínica al iniciar el tratamiento. Métodos de control A pesar del concepto popular no será necesario el aislamiento del paciente. En muy pocas ocasiones será una enfermedad contagiosa. Únicamente habrá que evitar el contacto íntimo y prolongado. Fiebre chikungunya Agente etiológico Virus del chikungunya. Modo de transmisión Inoculación del virus a través de la picadura del mosquito. Distribución geográfica Algunos países del sudeste de África, islas del Índico, Asia y Oceanía. Recientemente ha habido un brote en el norte de Italia. Clínica Fiebre acompañada de artromialgias. El dolor de las articulaciones adquiere protagonismo. Diagnóstico Técnicas serológicas. Tratamiento Sintomático. Métodos de control Prevención de la picadura del mosquito. Dengue Agente etiológico Virus del dengue. Modo de transmisión Inoculación del virus a través de la picadura del mosquito. Distribución geográfica Amplia distribución por América Central y del Sur, África subsahariana y Asia. Capítulo 8: Patología importada 19 índice libro índice capítulo 8 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Clínica El espectro clínico del dengue va desde un síndrome febril autolimitado hasta manifestaciones graves hemorrágicas. Se puede acompañar de una erupción cutánea. Diagnóstico Técnicas serológicas. Tratamiento Sintomático. Evitar la aspirina y otros AINE por favorecer los fenómenos hemorrágicos. Métodos de control Prevención de la picadura del mosquito. Fiebre amarilla Agente etiológico Virus de la fiebre amarilla. Modo de transmisión Inoculación del virus a través de la picadura del mosquito. Distribución geográfica Amplia distribución por Sudamérica y África subsahariana. Clínica Las manifestaciones clínicas de la fiebre amarilla dependen de la fase de la enfermedad. En una fase inicial se presenta con fiebre, cefalea, mialgias y otros síntomas inespecíficos. Una vez superada esta fase, la enfermedad puede autolimitarse o progresar a otra de fracaso multiorgánico y manifestaciones hemorrágicas. Diagnóstico Técnicas serológicas. Tratamiento Sintomático. Evitar la aspirina y otros AINE por favorecer los fenómenos hemorrágicos. Métodos de control Prevención de la picadura del mosquito. Para los viajeros que van a ir a destinos donde la fiebre amarilla es endémica, es obligatoria la vacuna. Capítulo 8: Patología importada 20 índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo III La salud en Occidente 09 Capítulo 9 Consejo alimentario y nutricional Joy Ngo de la Cruz y Mercè Vidal Ibáñez índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Módulo III. Capítulo 9 09 Consejo alimentario y nutricional Preguntas clave 9.1 Alimentación y salud Página 3 El embarazo Página 4 La lactancia materna Página 5 La alimentación infantil Página 6 Problemas relacionados con la nutrición detectados con más frecuencia en la población inmigrante Página 7 9.2 Recomendaciones alimentarias de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria Página 10 Para saber más Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional Página 17 índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Cómo se relaciona la alimentación equilibrada con un buen estado de salud? ¿Cuáles son las bases de una alimentación saludable durante el embarazo y la lactancia? ¿Cuál es la manera de introducir adecuadamente los alimentos complementarios en el período de 0 a 1 años de edad? ¿Cómo se clasifican los distintos grupos de alimentos de la llamada pirámide de la alimentación saludable? ¿Cuáles son las raciones recomendadas de los alimentos representados en la pirámide de la alimentación saludable? ¿Cuáles son las recomendaciones sobre la frecuencia de consumo de cada una de estas raciones? ¿Cómo se explica lo que es la alimentación saludable en la representación gráfica de la pirámide? Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 9.1 Alimentación y salud Una alimentación correcta, variada y completa, y una dieta equilibrada permiten que nuestro cuerpo funcione con normalidad y que nuestras necesidades biológicas básicas queden cubiertas (puesto que necesitamos comer para poder vivir). Además, una alimentación equilibrada previene, o al menos reduce, el riesgo de padecer ciertas enfermedades a corto y a largo plazo, especialmente de las llamadas enfermedades crónicas, que son las más frecuentes en nuestra sociedad. En efecto, la hipertensión, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, los trastornos de la conducta alimentaria e incluso varios tipos de cáncer tienen relación con una alimentación desequilibrada. No es, normalmente, una relación directa de causa-efecto, pero sí supone uno de los factores que contribuyen a aumentar el riesgo de aparición y desarrollo de dichas enfermedades. En algunas etapas de crecimiento y desarrollo de las personas, se produce un aumento de las necesidades nutricionales; así ocurre, por ejemplo, con los bebés, los niños y los adolescentes, las mujeres emCapítulo 9: Consejo alimentario y nutricional barazadas y las madres lactantes. A continuación nos centraremos en las etapas de la vida en las que una alimentación saludable tiene una importancia especial, así como también en aquellas enfermedades más problemáticas para la población inmigrante. El embarazo Ganar la cantidad correcta de peso durante el embarazo ayuda al bebé a crecer y desarrollarse. Una mujer embarazada necesita unas 75.000 calorías extras para el desarrollo de su bebé. Ello supone, aproximadamente, 300 calorías adicionales cada día durante los últimos seis meses del embarazo. Se suele decir que la embarazada «come por dos». Sin embargo, no es cierto que una mujer embarazada deba comer el doble: un pequeño bocadillo de queso aporta unas 300 calorías. No es, pues, el momento de pasarse en caprichos. Las calorías extras de índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior ben provenir de alimentos saludables, para asegurar de este modo el aporte adecuado de vitaminas y minerales. Comiendo suficientemente de todos los grupos de alimentos, la embarazada conseguirá las sustancias nutritivas y la energía que necesita para tener un bebé saludable. Debe tenerse en cuenta, además, que una actividad física constante (como caminar, nadar y hacer yoga durante el embarazo) puede dar más energía y ayudar a controlar la velocidad del aumento de peso. Sin embargo, una mujer embarazada debería consultar con su médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicios. Ganar peso para tener un bebé saludable Cuando el peso de la madre aumenta de manera progresiva, el bebé también tiene una mayor oportunidad de aumentar la cantidad correcta de peso. Los bebés que no han aumentado de peso de manera adecuada hasta el momento de nacer, tienen una mayor posibilidad de enfermar o morir durante el primer año de vida. Es éste el motivo por el que se comprueba el aumento de peso cada vez que la mujer embarazada va a las revisiones médicas. La cantidad de peso que necesita aumentar depende de muchas cosas: su altura, su peso antes del embarazo, su edad cuando se quedó embarazada y la edad a la que tuvo su primer período. ¿Dónde va todo el peso? Durante el embarazo, el cuerpo cambia para ayudar a crecer al bebé. El cuerpo de la mujer embarazada desarrolla órganos especiales para ayudar a alimentar a su bebé. El peso que gana durante el embarazo se distribuye de la siguiente manera:` Bebé 3,4 kg Placenta 680 g Líquido amniótico 900 g Útero 900 g Aumento del tejido de los senos 900 g Aumento del volumen de sangre 1,8 kg Fluidos extras del cuerpo 1,8 kg Almacenamientos de grasa 3 kg TOTAL 13 kg Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional pág. siguiente >> imprimir salir Consideraciones especiales Cafeína Una mujer embarazada no debería consumir más de 200 o 300 mg de cafeína al día, ya que en caso contrario puede aumentar el riesgo de sufrir un aborto. Esta cantidad es equivalente a unas 2 o 3 tazas de café. Es importante, sin embargo, tener en cuenta que hay otras fuentes de cafeína, como el té (sobre todo el té negro), algunas bebidas refrescantes (Red Bull, CocaCola, etc.) y el chocolate. El té verde y la hierba mate también contienen cafeína, aunque en cantidades menores que las otras bebidas mencionadas. Alcohol y tabaco El alcohol, las drogas y el humo de los cigarrillos pasan al organismo del bebé y pueden ser muy peligrosos: pueden provocar que el bebé nazca antes de tiempo, que nazca muy pequeño y con problemas de salud. Las medicinas y los remedios de hierbas La mujer embarazada debería hablar con su médico antes de tomar cualquier remedio o medicina a base de hierbas. También debería consultar con su médico si ya está tomando alguna medicina o remedio a base de hierbas. Algunos de estos productos pueden ser nocivos. En cuanto a las infusiones, es muy probable que la mayoría de las marcas de infusiones de té o de otras hierbas que se comercializan no le hagan daño a la mujer embarazada. Sin embargo, es recomendable no tomar más de dos tazas al día de té, y conviene saber que algunas hierbas no son recomendables. Suplementos multivitamínicos Puede que el médico recete a la embarazada las vitaminas prenatales, sobre todo hierro, yodo o calcio. Es importante tomarlas todos los días, pero no hay que olvidar que igualmente se ha de seguir una alimentación equilibrada. Las vitaminas y los minerales proporcionan elementos nutritivos adicionales al cuerpo, pero no sustituyen a los alimentos. No debería tomar vitaminas ni otros suplementos sin la aprobación del médico. Las dosis excesivas de algunas vitaminas pueden dañar al bebé. La lactancia materna Al igual que una mujer embarazada, es importante que la madre lactante coma bien cuando está ama índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior mantando. Debería elegir alimentos saludables, como frutas, verduras, cereales integrales, proteínas y alimentos ricos en calcio. Además, es necesario que beba y coma lo suficiente (hasta 500 calorías más por día) para que su cuerpo pueda producir leche. No es buen momento para hacer dieta. Es costumbre en muchas culturas preparar bebidas o comidas especiales para estimular la producción de leche. La mayoría de ellas no son nocivas, pero debe saberse que algunas pueden aumentar las calorías «vacías» (es decir, aportan muchas calorías pero pocos nutrientes), como ocurre, por ejemplo, con el agua de panela, consumida en Colombia. Otras, en cambio, pueden incluir prácticas no recomendadas; por ejemplo, el huevo crudo en algunos ponches. Debería hablar con el médico sobre estas costumbres. Además de cuidar la alimentación, es importante que se preste atención al contexto de la madre lactante. Si es su primer bebé, lleva poco tiempo en el país de acogida o no tiene una red de apoyo familiar o social, necesitará ayuda para enfrentarse a todos los retos que entraña la maternidad. Dar el pecho no es un acto espontáneo que todas las mujeres sepan realizar. Por ello, hay que aprender las técnicas básicas para asegurar su éxito, del cual dependerá su bienestar y el de su bebé. La leche materna contiene todos los nutrientes que el bebé necesita durante los primeros meses de vida. Además, protege al bebé frente a muchas enfermedades, tales como catarros, bronquitis, neumonía, diarreas y problemas intestinales, infecciones del oído y de orina, meningitis o síndrome de muerte súbita del lactante. Asimismo, le protege de enfermedades futuras, como el asma, las alergias, la obesidad, algunas enfermedades inmunitarias (como la diabetes o la enfermedad de Crohn) y las enfermedades del corazón en la edad adulta. Finalmente, la lactancia materna favorece el desarrollo intelectual del bebé. Los beneficios de la lactancia materna también se extienden a la madre. Las mujeres que amamantan: • Vuelven a recuperar su figura más rápidamente y es más difícil que padezcan anemia tras el parto. • Tienen menos riesgo de hipertensión y depresión posparto. pág. siguiente >> imprimir salir • Padecen con menor frecuencia osteoporosis y cáncer de mama y de ovario. El calostro El calostro es la primera leche que produce el pecho de la madre, durante los primeros 2 a 5 días tras el parto, antes de que la leche madura comience a ser producida. El calostro tiene un aspecto diferente al de la leche que se producirá más adelante: es más espeso, más pegajoso y a veces más dorado. Su composición también es diferente a la de la leche más madura: tiene un mayor contenido de proteínas, minerales, sodio, potasio, vitaminas A y E y carotenoides. Además, el calostro es extremadamente alto en algunas sustancias que protegen contra las infecciones. En algunos países, se considera el calostro como «leche podrida», por lo que no se le da al recién nacido. Ello constituye un error grave, ya que de este modo el niño no recibe protección contra las enfermedades infecciosas, ni tampoco el aporte óptimo de nutrientes que necesita. La alimentación infantil La leche materna Tal como ya se ha comentado, la leche materna pro porciona numerosos beneficios tanto al bebé como a la madre, y se recomienda como la mejor fuente de nutrición para los bebés hasta que estén preparados para ingerir otros alimentos. Los expertos recomiendan la alimentación exclusiva con pecho durante los primeros 6 meses de vida del bebé, y continuar el amamantamiento junto con las comidas complementarias adecuadas hasta los 2 años de edad o más. La lactancia materna se suele prolongar al menos hasta los 12 meses de edad. Está contraindicada la lactancia materna en algunas situaciones especiales, como en el caso de que la madre sea portadora del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Es costumbre en muchas culturas preparar bebidas o comidas especiales para estimular la producción de leche. La mayoría de ellas no son nocivas, pero debe saberse que algunas pueden aumentar las calorías «vacías». Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior La introducción de alimentos complementarios A medida que el bebé crece, necesita tomar alimentos sólidos, además de continuar con la leche materna o con leche de fórmulas para bebés. Los bebés necesitan alimentos preparados especialmente para ellos, tanto desde el punto de vista de su consistencia como en lo relativo a su valor nutricional, puesto que el sistema digestivo de un bebé no es lo suficientemente maduro para procesar los tipos de alimentos que consumen los adultos. Piénsese que durante el primer mes de vida el estómago de un niño tiene el tamaño de una pelota de golf. Cada cultura tiene sus propias tradiciones respecto a cuándo introducir alimentos sólidos. Los expertos en nutrición de todo el mundo advierten que no es bueno empezar con la alimentación complementaria ni demasiado temprano ni demasiado tarde. Aunque hay pequeñas variaciones, se recomienda dar el primer alimento al bebé cuando tenga entre 4 y 6 meses de edad, pues en esta etapa el niño ya tiene capacidad para controlar la posición de la comida en su boca. La introducción de los alimentos sólidos no debería retrasarse más allá de los 6 meses de edad. En la siguiente tabla se indica en qué edades se considera adecuado introducir los diversos alimentos complementarios. Se recomienda esperar entre 5 y 7 días después de introducir un nuevo alimento antes de introducir otro, para poder detectar así si se produce alguna reacción alérgica. Hasta los 6 meses Lactancia exclusiva, ya sea materna o artificial. 6.º mes Cereales sin gluten (arroz, maíz). Dos semanas después Frutas naturales (papilla). Dos semanas después Verduras frescas (papilla). Dos semanas después Carne en el puré de verdura. 8.º mes Cereales con gluten. 9.º mes Lácteos, jamón York, pescado blanco y yema de huevo cocido. 12.º mes Leche de vaca y huevo entero (nunca antes de los 12 meses). Más de 12 meses Legumbres y pescado azul. Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional pág. siguiente >> imprimir salir No es aconsejable poner al bebé a dormir con un biberón apoyado, porque esto puede ocasionarle infecciones de oído, atragantamiento o caries. Problemas relacionados con la nutrición detectados con más frecuencia en la población inmigrante Caries dentales (en niños) El esmalte de los dientes se puede destruir en un inicio por una acumulación de azúcar o de otros hidratos de carbono. Los alimentos que contienen azúcares o hidratos de carbono simples (el azúcar común y los productos que lo contienen: miel, mermelada, refrescos tipo cola, zumos, golosinas, dulces, etc.) o hidratos de carbono complejos (el pan, las galletas, el arroz, las pastas alimenticias, las patatas, las legumbres, etc.) se deshacen fácilmente en la boca gracias a los enzimas que hay en la saliva y a ciertas bacterias, por lo que pueden estar en el origen de las caries. Sin embargo, en la aparición de las caries no sólo se debe tener en cuenta la influencia de estos alimentos ricos en hidratos de carbono, sino también la del resto de alimentos, así como también el grado de higiene dental y el hecho de que para ella se usen o no productos con flúor. Deficiencia de hierro (anemia ferropénica) La anemia por deficiencia de hierro es un problema nutricional común en niños pequeños y también en mujeres embarazadas. Por ello, el examen médico periódico de la mujer embarazada debe incluir un análisis de sangre para detectar a tiempo la anemia. Asimismo, las mujeres que no estén en estado pueden padecerla debido a la pérdida de hierro que se produce con el flujo menstrual. La anemia puede hacer que la persona que la sufre: • Se vea pálida, se sienta cansada y débil, o esté de mal humor. • Coma mal. • Enferme más fácilmente, sufra infecciones o dolores de cabeza. índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior • Tenga dificultad para aprender, o problemas en la escuela o el trabajo. En el caso de una mujer embarazada, podría causar que: • El feto no crezca bien. • El bebé nazca demasiado pronto o demasiado pequeño. La solución a la anemia consiste en comer a diario alimentos ricos en hierro. La mejor fuente de hierro son los alimentos de origen animal, como la carne magra, el pollo y el pescado. El hierro también se encuentra en alimentos vegetales; los que contienen los niveles más altos son las legumbres, los cereales y granos enriquecidos, los higos, las ciruelas, los dátiles y los frutos secos. Para poder aprovechar el hierro que contienen los alimentos vegetales se deben seguir las siguientes recomendaciones: • Acompañar los alimentos vegetales ricos en hierro con alimentos con un contenido alto de vitamina C, pues la vitamina C ayuda al cuerpo a utilizar el hierro. Los cítricos (naranja, pomelo, mandarina, limón, lima), los tomates, los pimientos e incluso las coles y las patatas son ejemplos de alimentos ricos en vitamina C. • Tomar agua o zumo natural con las comidas. El café y el té pueden hacer que se absorba menos hierro de los alimentos que come. Por ello, si toma café o té, debería tomarlos entre las comidas. Deficiencia de calcio y vitamina D El calcio Comer una gran variedad de alimentos con calcio ayuda a asegurar la dosis diaria necesaria de este nutriente. Muchos expertos recomiendan la leche y otros productos lácteos como principales fuentes de calcio. Existe, además, una gran variedad de otros alimentos que son también excelentes fuentes de calcio. Los vegetales con hojas verdes y los alimentos enriquecidos con calcio son medios saludables y efectivos para obtener el calcio que necesita. Los alimentos más comunes que contienen calcio son los siguientes: • Productos lácteos: leche, leche fermentada, queso y yogur. Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional pág. siguiente >> imprimir salir • Vegetales de hoja verde: brócoli, col china, acelgas, espinacas. • Cereales de desayuno y otros alimentos enriquecidos con vitaminas y minerales (alimentos con calcio añadido). • Frutos secos: nueces, almendras, etc. • Semillas: pipas de girasol o de sésamo. • Higos secos. • Burrito con frijoles y queso. • Sardinas o caballa enlatadas. • Tofu y leche de soja enriquecida con calcio. La vitamina D El cuerpo necesita vitamina D para absorber el calcio. Sin suficiente vitamina D, nuestro cuerpo no puede producir cantidades suficientes de la llamada hormona calcitrol (conocida como vitamina D activa), lo que provoca que no se absorba suficiente calcio de los alimentos. Cuando esto ocurre, el cuerpo empieza a usar las reservas de calcio depositado en el esqueleto. Ello aumenta el riesgo de padecer deficiencia de vitamina D y enfermedades relacionadas con los huesos. Se puede obtener vitamina D de tres formas: a través de la piel, comiendo ciertos alimentos y por medio de suplementos. La vitamina D se produce naturalmente en el cuerpo después de la exposición a la luz del sol. Tomar quince minutos de sol sin usar crema protectora varias veces por semana es suficiente para que muchas personas produzcan y utilicen toda la vitamina D que necesitan. Obesidad El peso de una persona resulta de la suma del peso de la masa muscular, de los huesos, de la grasa y del agua que hay en el cuerpo. Obesidad y sobrepeso son términos que aluden a que el pesto de una persona es mayor del que se considera saludable según su estatura. La obesidad se presenta con el transcurso del tiempo, cuando se ingieren más calorías que las que se queman. El equilibrio entre el consumo de calorías y las calorías que se pierden es diferente en cada persona. Entre los factores que pueden afectar al equilibrio se incluyen la constitución genética, el exceso en el comer, el consumo de alimentos ricos en grasas y la falta de actividad física. Ser obeso aumenta el riesgo de padecer diabetes, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, artritis y ciertos cánceres. En las personas obesas, la pérdida de entre, por lo menos, el 5 y el 10 por ciento de su peso puede retrasar o prevenir algunas de estas enfermedades. índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior Obesidad infantil La rapidez con la que crece un niño puede variar, de modo que no siempre resulta fácil saber si un niño está obeso o excede el peso normal. En el caso de que existan dudas al respecto, se debería consultar con el médico, con el fin de que éste mida la estatura y el peso del niño para determinar si se encuentra dentro de lo que se considera saludable. Para que un niño obeso o con sobrepeso adelgace deberá ingerir menos calorías que las que consume. Una estrategia para controlar el peso incluye los siguientes aspectos: • Seleccionar alimentos bajos en grasas y en calorías. • Consumir porciones de alimento más pequeñas. • Beber agua en lugar de bebidas azucaradas. • Ser físicamente activo. Diabetes En las personas con diabetes, el cuerpo no puede producir o utilizar la insulina adecuadamente. Ello conduce a un aumento del nivel de glucosa (azúcar) en la sangre. Una alimentación sana ayuda a reducir el azúcar de la sangre. La alimentación es, pues, una parte fundamental del tratamiento de la diabetes, ya que controlando la glucemia (el azúcar en sangre) se pueden prevenir las complicaciones de esta enfermedad. Por ello, escoger sabiamente los alimentos que se toman constituye la base del tratamiento de la diabetes. Un dietista-nutricionista puede ayudar al paciente a diseñar un plan de comidas adecuado. Una alimentación saludable para un diabético debe contemplar lo siguiente: • Limitar los dulces. • Comer frecuentemente. • Prestar atención a los carbohidratos que se consumen, tanto en lo relativo a cuándo se toman como a la cantidad de ellos que se toman. • Consumir grandes cantidades de cereales o granos integrales, de frutas y de vegetales. • Reducir el consumo de grasas. • Limitar el consumo de alcohol. pág. siguiente >> imprimir salir mundo. Existen muy diversas enfermedades cardíacas. La causa más común de la enfermedad cardíaca es el estrechamiento o bloqueo de las arterias coronarias (es decir, los vasos sanguíneos que suministran sangre al propio corazón). Esta afección recibe el nombre de enfermedad de las arterias coronarias. Se trata de una enfermedad que se desarrolla lentamente con el transcurso del tiempo y supone la causa más importante por la cual las personas sufren infartos. ¿Cómo pueden prevenirse las enfermedades del corazón? Existen varias cosas que se pueden hacer para disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón. Las principales son las siguientes: • No fumar, así como evitar aspirar el humo de los cigarrillos que fuman otras personas (es decir, evitar convertirse en un fumador pasivo). • Comer bien (siguiendo las recomendaciones de la pirámide) y mantener un peso saludable. • Practicar actividad física regularmente. • Controlar la tensión arterial y los niveles de colesterol. • En el caso de las personas diabéticas, controlar la diabetes. Es importante que una persona que ha desarrollado una enfermedad del corazón o que tiene factores de riesgo para llegar a desarrollarla visite a su médico regularmente para examinar su estilo de vida y controlar los medicamentos que pueden ayudarle en su condición. También es imprescindible realizar una consulta con un dietista-nutricionista para adecuar la alimentación en función del aporte de factores a la dieta, pues es necesario tanto limitar algunos de alimentos (ciertos tipos de grasas) como asegurar que se toman otros (cereales integrales, frutas y verduras, pescado azul, frutos secos, aceite de oliva, etc.). Para un mediador cultural, el conocimiento de los hábitos alimentarios y prácticas de salud de la población a la que representa será de gran ayuda en la comunicación y el entendimiento entre el personal sanitario y los pacientes en lo relativo a las dietas de tratamiento. Grasa y enfermedades del corazón Las enfermedades del corazón son una de las principales causas de muerte y de discapacidad en todo el Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 9.2 Recomendaciones alimentarias de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria La formación de buenos hábitos alimentarios es un excelente instrumento para prevenir la enfermedad y promover la salud en la población. La mejor manera de alcanzar un estado nutricional adecuado es incorporar una amplia variedad de alimentos a nuestra dieta diaria y semanal. La importancia de la variedad en nuestra alimentación se debe a que no existe un alimento que contenga todos los nutrientes esenciales para nuestro organismo. Así, cada alimento contribuye a nuestra nutrición de una manera especial y cada nutriente tiene funciones específicas en nuestro cuerpo, por lo que, para gozar de buena salud, nuestro organismo necesita de todos ellos en la cantidad adecuada. Tengámoslo siempre presente: alimentarnos mejor es ganar salud. La llamada pirámide de la alimentación saludable (véase anexo 1) puede ayudarnos a escoger los alimentos que necesitamos comer todos los días para mantener un buen estado de salud. Los diferentes alimentos, que se agrupan según su aporte nutritivo característiCapítulo 9: Consejo alimentario y nutricional co, deben consumirse en una cantidad determinada a lo largo de la semana para conseguir una dieta equilibrada. En el anexo 2, podemos encontrar la tabla que indica el peso de las raciones de cada alimento. Frutas Las frutas y los zumos de frutas nos aportan agua, vitaminas como el ácido fólico y la vitamina C, y minerales como el potasio y el selenio. Además, la fruta entera es una fuente importante de fibra. Por ello, es recomendable un consumo frecuente de frutas enteras, ya que los zumos aportan sólo las vitaminas y minerales, pero carecen de toda la fibra que aporta la fruta entera. Por su parte, las frutas desecadas (ciruelas, castañas, pasas, dátiles) se caracterizan principalmente por tener un menor contenido de agua, de modo que concentran el resto de los nutrientes, a la vez que aumentan también el aporte calórico. 10 índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior Teniendo en cuenta el valor nutritivo de las frutas y su destacado papel protector de la salud, debemos consumir tres o más piezas de fruta al día, preferentemente frescas. Es importante que una de ellas sea una fruta rica en vitamina C: cítricos, kiwis, fresas, etc. Verduras y hortalizas Las verduras y hortalizas son una importante fuente de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, por lo que es recomendable consumirlas diariamente, aprovechando la gran variedad de verduras que nos ofrece nuestro entorno. La mejor manera de aprovechar todas sus vitaminas y minerales es tomarlas en crudo, solas o en ensalada. Otra deliciosa opción es cocinarlas al horno, a la plancha o al vapor. Si las cocemos, haremos bien en aprovechar el agua de cocción para la sopa, porque en ella se quedan muchos de los minerales de las verduras. Si, en cambio, las cocemos al vapor, mantendremos la mayoría de sus nutrientes. Se recomienda un consumo mínimo de 250 g diarios de verdura, aunque lo deseable sería consumir más de 300 g de verduras y hortalizas al día, priorizando las variedades de temporada. Es preferible que una de las raciones sea en crudo (tipo ensalada) y otra, en cocido, siguiendo las normas de preparación culinaria para minimizar la pérdida de nutrientes esenciales. Leche y derivados Los lácteos (leche, leche fermentada, yogur fresco, quesos, natillas, etc.) constituyen una importante fuente de proteínas de elevada calidad, así como de lactosa y de vitaminas (A, D, B2, ácido fólico y B12), a la vez que son, principalmente, una excelente fuente de calcio, mineral importantísimo para la formación de los huesos y los dientes y para la prevención de la osteoporosis. El yogur fresco y otras leches fermentadas se incluyen en el grupo de los llamados alimentos probióticos. Estos alimentos poseen importantes efectos beneficiosos: • Mejoran la respuesta inmunitaria (es decir, mejoran nuestra capacidad para responder a posibles enfermedades). • Reducen las molestias en personas con mala absorción de la lactosa. Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional pág. siguiente >> imprimir salir • Protegen al intestino contra microorganismos patógenos, etc. Para disfrutar de una merienda nutritiva, podemos consumir el yogur fresco con frutas, cereales o frutos secos. Deberíamos consumir entre 2 y 4 raciones de lácteos al día, según nuestra etapa biológica. En personas con problemas cardiovasculares (es decir, con enfermedades del corazón), con colesterol elevado o que sufran obesidad, es recomendable el consumo de lácteos semidesnatados o desnatados, debido a su menor contenido en grasas saturadas, e incluso la inclusión de lácteos modificados con ácido oleico y/o omega-3. Carnes y embutidos La carne es una fuente primordial de proteínas de alto valor biológico, de vitamina B12, de hierro, de potasio, de fósforo y de cinc. Debido a su contenido en grasas saturadas, es muy importante elegir cortes magros de carne, y retirar la grasa visible antes de cocinar el alimento. La carne contiene hierro de fácil absorción. Además, aumenta la absorción del hierro de cereales o legumbres. De esta manera, combinando dichos alimentos podemos lograr un plato más nutritivo. La ingesta recomendada de carne al día es una ración de 150-180 g de carnes con bajo contenido graso. Los embutidos grasos deben consumirse ocasionalmente, ya que aportan una cantidad importante de grasas saturadas, de colesterol y de sodio, que pueden afectar a nuestro sistema cardiovascular. No debemos consumir más de 150 g de embutidos por semana, procurando que sean de buena calidad. ¿Son las carnes blancas más nutritivas que las rojas? El color de la carne no afecta ni a su valor nutritivo ni a la facilidad con que se digiere. El color de la carne proviene de una proteína que contiene hierro (la llamada mioglobina). 11 índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior Pescados Los pescados son buena fuente de proteínas de elevada calidad, de vitamina D y de yodo, y son muy ricos en ácidos omega-3. Nuestro cuerpo no puede fabricar estos ácidos, esenciales para el organismo, por lo que debemos ingerirlos en la dieta. Los encontramos principalmente en el pescado azul (atún, arenque, sardina, caballa, salmón, anguila, bonito, etc.). Estos ácidos reducen lo que se conoce como «colesterol malo» o colesterol de baja densidad (LDL), a la vez que bajan los niveles de triglicéridos y son precursores de sustancias que ejercen una importante acción preventiva de las enfermedades del corazón. El consumo de pescados es imprescindible en las embarazadas y lactantes, así como durante períodos de crecimiento, como en la edad infantil. Es conveniente el consumo de 500-700 g de pescado a la semana, lo que equivale a unas tres o cuatro raciones semanales. Los mariscos son una gran fuente de vitaminas y minerales, como la tiamina, el fósforo, el potasio, el hierro, el yodo, el flúor y el cinc. Tienen un contenido bajo en calorías, en sodio y en grasas, y alto en proteínas. Algunos crustáceos (como los langostinos) tienen un contenido más alto de colesterol; por ello, deberemos controlar su consumo si tenemos el colesterol elevado. Huevos Los huevos son un alimento bastante completo, que nos aporta proteínas de elevada calidad, vitaminas (A, D, B12) y minerales (fósforo y selenio) y nutrientes esenciales en períodos de crecimiento y en etapas de la vida especiales, como el embarazo, la lactancia y la vejez. Es interesante saber que el color de la cáscara de los huevos (blanco o moreno) no condiciona su valor nutricional. El consumo de tres o cuatro huevos por semana es una buena alternativa gastronómica a la carne y el pescado, alimentos con los que comparte la mayoría de las cualidades nutritivas. pág. siguiente >> imprimir salir minas y minerales. Son, además, una buena fuente de proteínas de origen vegetal, y si mezclamos las legumbres con los cereales (por ejemplo, lentejas con arroz) obtenemos un aporte de proteínas de mayor calidad. El papel de las legumbres en la prevención del cáncer de colon y en la reducción de los niveles de colesterol es esencial. No sólo debemos consumir legumbres en invierno; una buena opción en verano es incorporarlas a las ensaladas. Se pueden tomar incluso en regímenes de adelgazamiento, ya que favorecen la sensación de saciedad. Sin embargo, en tal caso deben cocinarse con poca grasa (sin tocino, chorizo, etc.). Es recomendable que consumamos al menos dos raciones de legumbres por semana como platos cocinados (se entiende por ración 60-80 g en crudo, equivalentes a 150-200 g en cocido) y otras dos raciones de frutos verdes o semillas frescas como guarniciones de otros platos cocinados. Cereales y patatas Los cereales y los tubérculos deben constituir la base fundamental de nuestra alimentación, ya que constituyen una importante fuente de energía. Los alimentos que los contienen son el pan, las patatas, la pasta, el arroz y los cereales de desayuno. Se debe señalar que las pastas, el arroz y las harinas integrales son más ricos en fibra, vitaminas y minerales. El consumo recomendado es de 4 a 6 raciones de cereales y derivados al día, con una presencia importante de preparados integrales (arroz, pasta, pan, papilla de cereales, etc.). Algunos consejos útiles: • El pan es recomendable en todas las comidas del día, aunque es preferible el integral, rico en fibra, vitaminas B1 y B6, y magnesio. • Es bueno comer pasta dos o tres veces a la semana. • El arroz debe consumirse como plato principal dos veces a la semana. • Es preferible la bollería artesanal a la industrial, ya que esta última es más rica en grasas saturadas. Legumbres Las alubias, los guisantes, los garbanzos, las habas y las lentejas nos aportan hidratos de carbono, fibra, vitaCapítulo 9: Consejo alimentario y nutricional 12 índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior Frutos secos La principal característica de los frutos secos es su alto contenido energético, además de su importante aporte de ácidos grasos insaturados y de fibra. Debido a ello, son una buena alternativa para obtener proteínas y lípidos de origen vegetal. El tipo de grasas que contienen las almendras, las avellanas, las nueces del Brasil, los anacardos, las nueces de Macadamia, las pecanas, los piñones, los pistachos y las nueces (grasas insaturadas) ayuda a controlar los niveles de triglicéridos y de colesterol en sangre. Así, por ejemplo, las nueces son ricas en el llamado ácido linolénico, que tiene un efecto muy beneficioso para el corazón. Los frutos secos son, además, una fuente extraordinaria de vitamina E, la cual tiene efectos antioxidantes. Además, por su contenido relativamente elevado en fibra vegetal, no sólo regulan el tránsito intestinal, sino que también pueden reducir el riesgo de contraer diversas enfermedades, como el cáncer de colon. La ingesta de frutos secos recomendada para adultos sanos sin obesidad ni sobrepeso es de entre 1 y 5 raciones por semana (se considera que una ración son entre 25 y 30 g de frutos secos, en peso neto, es decir, sin cáscara). Azúcares, dulces y bebidas azucaradas Los denominados azúcares simples, como el azúcar de mesa y la miel, se caracterizan por aportar energía y aumentar el sabor de los alimentos. Constituyen un grupo de alimentos superfluos, cuyo consumo no es necesario. Por ello, el consumo de estos azúcares debe ser moderado, ya que una ingesta elevada puede facilitar el incremento de peso y de las caries dentales. Debido a ello, es recomendable que moderemos el consumo de productos ricos en azúcares simples a menos de 4 raciones diarias, a la vez que se aconseja un consumo ocasional de todos los preparados con sacarosa. pág. siguiente >> imprimir salir las grasas y aceites deben consumirse con moderación, debido a su elevado aporte calórico, principalmente entre aquellas personas que deban controlar su ingesta por motivos de sobrepeso u obesidad. Son mucho más saludables las grasas de origen vegetal, sobre todo el aceite de oliva virgen, por lo que deben preferirse éstas a las grasas de origen animal. Por lo tanto, debemos limitar el consumo de grasas saturadas de origen animal, presentes en las carnes, los embutidos, los productos de pastelería, la bollería industrial y los lácteos enteros. Además, es importante evitar un consumo excesivo de margarinas, ya que durante su proceso de elaboración se forman los llamados ácidos grasos trans, los cuales pueden comportarse como factores de riesgo en enfermedades del corazón. Se recomienda, por el contrario, el consumo de aceite de oliva virgen, tanto para cocinar como para aliñar, pues es rico en las llamadas grasas monoinsaturadas y en antioxidantes, los cuales son saludables porque protegen el corazón. Agua y bebidas alcohólicas El agua es imprescindible para el mantenimiento de la vida, ya que todas las reacciones químicas de nuestro organismo tienen lugar en un medio acuoso. Además, un consumo adecuado de agua puede ayudar a prevenir el estreñimiento y normalizar el tránsito intestinal. El consumo recomendado es de entre un litro y medio y dos litros de agua al día. Los deportistas y las mujeres embarazadas o en período de lactancia deben aumentar el consumo de agua. A su vez, el consumo de vino y cerveza debe hacerse siempre con moderación y como una opción personal y responsable. El consumo moderado de vino y cerveza (y de otras bebidas alcohólicas fermentadas de baja graduación, como la sidra, el cava, etc.) disminuye el riesgo de padecer enfermedades del corazón y la mortalidad en general, pero puede incrementar el riesgo de padecer otras enfermedades. No deben sobrepasarse las 2 o 3 unidades de vino o cerveza al día (una unidad equivale a una copa de vino o un botellín de cerveza) en varones, y algo menos en mujeres. Aceites y grasas Las grasas son esenciales para nuestra salud, porque son responsables de la composición de las membranas celulares y de las estructuras nucleares. Aun así, Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional 13 índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Anexo 1. Pirámide de la alimentación saludable. Consumo ocasional Consumo diario Actividad física diaria Consumo ocasional Consumo diario Grasas (margarina, mantequilla) Pescados y mariscos 3-4 raciones/semana Dulces, bollería, caramelos, pasteles Carnes magras 3-4 raciones/semana Bebidas refrescantes, helados Huevos 3-4 raciones/semana Carnes grasas, embutidos Legumbres 2-4 raciones/semana Frutos secos 3-7 raciones/semana Leche, yogur, queso 2-4 raciones/día Aceite de oliva 3-6 raciones/día Verduras y hortalizas ≥ 2 raciones/día Frutas ≥ 3 raciones/día Pan, cereales, cereales integrales, arroz, pasta, patatas 4-6 raciones/día Agua 4-6 raciones/día Vino/cerveza Consumo opcional y moderado en adultos Actividad física Diaria (> 30 minutos) Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional 14 índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Anexo 2. Pesos de raciones de cada grupo de alimentos y medidas caseras Grupos de alimentos Frecuencia recomendada Peso de cada ración (en crudo y neto) Medidas caseras Patatas, arroz, pan, pan integral y pasta 4-6 raciones al día 60-80 g de pasta o arroz 40-60 g de pan 150-200 g de patatas 1 plato normal 3-4 rebanadas o un panecillo 1 patata grande o 2 pequeñas Agua de bebida 4-8 raciones al día 200 ml aprox. 1 vaso o 1 botellín Verduras y hortalizas Más de 2 raciones al día 150-200 g 1 plato de ensalada variada 1 plato de verdura cocida 1 tomate grande, 2 zanahorias Frutas Más de 3 raciones al día 120-200 g 1 pieza mediana / 1 taza de cerezas, fresas… / 2 rodajas de melón… Lácteos y derivados 2-4 raciones al día 200-250 ml de leche 200-250 g de yogur 40-60 g de queso curado 125 g de queso fresco 1 taza de leche 2 unidades de yogur 2-3 lonchas de queso 1 porción individual Aceite de oliva 3-5 raciones al día 10 ml 1 cucharada sopera Práctica de actividad física Diaria Más de 30 minutos - Pescados 3 raciones a la semana 125-150 g 1 filete individual Carnes magras, aves y huevos Alternar su consumo 100-125 g 1 filete pequeño, 1 cuarto de pollo o conejo, 1-2 huevos Legumbres 2-3 raciones a la semana 60-80 g 1 plato normal individual Frutos secos 3-7 raciones a la semana 20-30 g 1 puñado o ración individual Embutidos y carnes grasas Ocasional - Moderar Dulces, snacks, refrescos Menos de 4 ocasiones al día - Moderar Mantequilla, margarina y bollería Ocasional - Moderar Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional 15 índice libro << pág. anterior índice capítulo 9 pág. siguiente >> imprimir salir Tamaño de la ración para niños Si se considera 1 la ración estándar del adulto, se sugiere la siguiente relación de proporcionalidad: Niños 3-6 años 0,6 Niños 7-9 años 0,8 Niños 10-13 años y adultos 1 Adolescentes de 14 a 18 años 1,3 Para mujeres (número de raciones diarias) Grupos de alimentos Mujer adulta Mujer embarazada Mujer lactante Principales alimentos Farináceos 3-6 4-5 4-5 Pan, pasta, arroz, legumbres, cereales y patatas Verduras y hortalizas 2-3 2-4 2-4 Gran variedad según el mercado Incluir ensaladas variadas Frutas 2 2-3 2-3 Gran variedad según estaciones Lácteos 2 3-4 4-6 Leche, yogur y quesos Alimentos proteicos 1-2 2 2 Carnes, aves, pescados, huevos Legumbres y frutos secos Grasas de adición 3-6 3-6 3-6 Preferentemente aceite de oliva y/o semillas Agua y bebidas sin alcohol 4-8 4-8 4-8 vasos Agua de red, aguas minerales, infusiones y bebidas con poco azúcar y sin alcohol Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional 16 índice libro índice capítulo 9 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (2004) Guía de la alimentación saludable, Madrid: SENC. Capítulo 9: Consejo alimentario y nutricional 17 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo III La salud en Occidente 10 Capítulo 10 Salud mental Francisco Collazos Sánchez y Cristina Visiers Würth salir índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Módulo III. Capítulo 10 10 Salud mental Preguntas clave 10.1 La salud mental de los inmigrantes Página 3 La psiquiatría y la salud mental Página 4 Salud mental e inmigración Página 6 El mediador en salud mental Página 6 Principales trastornos mentales Página 8 Tratamientos en psiquiatría Página 9 Para saber más Página 11 10.2 Drogodependencias en la población inmigrante Introducción Página 12 Las drogas para mí... Página 12 ¿Qué es una droga? Página 13 Los tipos de drogas y sus efectos Página 14 Uso y abuso de las drogas Página 16 ¿Cuándo hablamos de drogodependencia? Página 16 La imagen social y cultural de las drogodependencias Página 18 La atención a personas con problemas de drogas Página 18 La Red de Atención a las Drogodependencias Página 19 Los inmigrantes en la XAD Página 21 Migración, cultura y drogodependencia Página 22 Para saber más Página 24 Capítulo 10: Salud mental índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿En qué consiste el modelo biopsicosocial de los trastornos mentales? ¿Puede decirse que los inmigrantes tienen más trastornos mentales que el resto de la población? ¿Qué características tiene el estrés al que pueden estar sometidos los inmigrantes? ¿Qué síntomas esperarías encontrar en un caso de psicosis? ¿Y en una depresión? ¿Qué diferencia hay entre uso, abuso y dependencia? ¿Qué ámbitos de la persona pueden verse afectados en la drogodependencia? ¿Qué son los programas de reducción de daños? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Cuáles son los cuatro niveles asistenciales de la XAD? ¿Adónde debe dirigirse en primer lugar una persona que quiere resolver un problema de drogas? ¿Qué programas pueden encontrar las personas que quieren hacer un tratamiento en un CAS? Capítulo 10: Salud mental índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 10.1 La salud mental de los inmigrantes El concepto de salud mental pretende abarcar algo más que lo que son los trastornos mentales conocidos, como la depresión o la esquizofrenia, para referirse a un estado de bienestar psíquico en el que la persona no sólo está libre de estos trastornos sino que se encuentra en un estado de equilibrio mental que le permite desarrollar una vida funcional y normalizada en el contexto social y cultural en que se encuentra. Es, por tanto, un concepto amplio que trasciende lo que es la psiquiatría. La psiquiatría y la salud mental La psiquiatría es una especialidad de la medicina que se encarga del estudio de los trastornos mentales. Y los trastornos mentales son un amplio grupo de dolencias que tienen su origen en el sistema nervioso central y que afectan, de manera clínicamente significativa, a alguna de las áreas fundamentales de la persona. La expresión clínica de estos trastornos mentales, por otro lado, es muy variada. Capítulo 10: Salud mental Algunos trastornos afectan, sobre todo, al estado de ánimo, como son las depresiones o los trastornos bipolares. Los hay que se caracterizan por una afectación de alguna de las áreas esenciales, como la memoria, la orientación o la conciencia; este es el caso de algunos trastornos mentales orgánicos. Otros se manifiestan en el espectro de la ansiedad, como las fobias, las crisis de pánico o el trastorno obsesivo compulsivo. También existen trastornos derivados del consumo de sustancias psicoactivas, como la cocaína, el cannabis o la heroína (por citar algunas de las ilegales, pero también de drogas legalizadas en nuestra sociedad, como el alcohol, el tabaco o los fármacos). Todos estos trastornos son materia de la psiquiatría. Del mismo modo, dentro de la psiquiatría hay también especialistas que se dedican a estudiar los trastornos característicos de los niños, como el autismo o el trastorno por déficit de atención e hiperactividad; son los psiquiatras infantiles o paidopsiquiatras. Otros, por el contrario, trabajan con ancianos; son los gerontopsiquiatras. Así pues, la psiquiatría es una especialidad compleja, puesto que estudia trastornos en los que entran en juego muchas variables. Se ha dicho que el sustrato índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para entender los trastornos mentales hay que entender la personalidad del individuo, su manera de ser y estar en la vida, los patrones de comportamiento estables a lo largo del tiempo y que determinan el grado de adaptación a su entorno. de los trastornos es, en última instancia, biológico, localizado en el sistema nervioso central; pero esto no es suficiente para explicar el origen, la manifestación clínica y el tratamiento de las dolencias psiquiátricas. Hay algo más, está claro: para entender los trastornos mentales hay que entender la personalidad del individuo, su manera de ser y estar en la vida, los patrones de comportamiento estables a lo largo del tiempo y que determinan el grado de adaptación a su entorno. Este terreno de la personalidad es especialmente complejo porque no hay un límite preciso entre un comportamiento normal y uno patológico. Otra variable que se debe tener en cuenta cuando se habla de trastornos mentales es la social. Las condiciones ambientales de la persona influyen en el origen de ciertos trastornos, y pueden también ser determinantes en la perpetuación de otros. El pronóstico de los trastornos mentales depende, pues, en parte, del ambiente social en que se encuentra el paciente. En resumen, el modelo que se utiliza para entender los trastornos mentales es un modelo biopsicosocial. Esto hace que en psiquiatría se prefiera hablar de trastornos mentales antes que de enfermedades, por la compleja interacción de variables biológicas, psicológicas y sociales. Aunque en el sistema occidental predomina un enfoque biológico de los trastornos mentales, en que el tratamiento farmacológico desempeña un papel principal, no deben descuidarse intervenciones psicológicas o sociales para conseguir un mejor pronóstico. Desgraciadamente, la formación de los profesionales y la escasez de recursos no siempre permiten este manejo integral de los casos. Evolución de la psiquiatría La psiquiatría ha sufrido una enorme evolución a lo largo de la historia. Durante muchos siglos, a los enfermos mentales no se los consideraba humanos, como al resto de las personas. Se hablaba de lunáticos, de alienados, de locos, y se los trataba como a animales. Hasta el siglo XIX, permanecían aislados de la Capítulo 10: Salud mental sociedad, atados y encadenados, sin ningún tipo de tratamiento farmacológico ni, mucho menos, psicoterapéutico. Se ensayaban técnicas agresivas, como los comas insulínicos o las duchas con agua helada, por la ignorancia y la ausencia de terapias específicas. El miedo a la locura y el de la muerte han sido, desde nuestros orígenes, los dos grandes miedos que han atormentado a la especie humana. La única manera de defenderse del miedo a la insania mental era apartar a los enfermos mentales del resto de la gente. Afortunadamente, esta noción de la locura, ligada a lo mágico y condicionada por el miedo, fue dejando paso a una progresiva medicalización de la psiquiatría, en la que se empezó a entender al enfermo mental como una persona afectada por una dolencia de origen orgánico que afectaba a su psique pero que podía ser tratada desde el paradigma biomédico. A este cambio contribuyó, sin lugar a dudas, la progresiva incorporación de los psicofármacos. Como ha sucedido a menudo en la historia de la medicina, el descubrimiento de las propiedades de estos fármacos ocurrió de forma casual. Fue así como se descubrieron el efecto de los primeros antidepresivos y las propiedades de los primeros antipsicóticos. Paralelamente al desarrollo de la psicofarmacología se ha ido progresando en el conocimiento del comportamiento humano, tanto del normal como del patológico. La psicología, ciencia encargada de este estudio, también ha experimentado un enorme progreso en los últimos siglos y ha contribuido de forma significativa a mejorar la calidad del tratamiento de los trastornos mentales. Dentro de la psicología hay diferentes orientaciones, algunas de las cuales, como la psicodinámica, tratan de buscar las claves del comportamiento humano a través del estudio de las etapas del desarrollo de la persona, con una especial atención a las fases infantiles del individuo. El paradigma de la escuela psicodinámica es el psicoanálisis, fundamentado en las teorías de Sigmund Freud, esenciales sin duda para entender el pensamiento humano a lo largo del siglo XX. Con el tiempo, esta corriente ha ido cediendo terreno ante el empuje de otras escuelas, más arraigadas hoy día, como son la índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior logoterapia, la terapia cognitivo-conductual, la sistémica, la humanista... Los servicios de salud mental El gran cambio experimentado por la psiquiatría en la mayoría de los países desarrollados ha sido el paso de ese manejo institucional (con los pacientes ingresados en hospitales monográficos, manicomiales, donde no se respetaban algunos de los derechos básicos del ser humano) a una psiquiatría comunitaria que trata de integrar al enfermo mental en la sociedad. Este intento por evitar la estigmatización de los enfermos mentales no es sencillo. Para tratar de normalizar la condición de estas personas, los servicios psiquiátricos han pasado a estar incluidos en los hospitales generales. Las unidades de agudos son los espacios dedicados a ingresar a aquellas personas que, por la gravedad de su trastorno mental, no pueden ser adecuadamente tratadas en régimen ambulatorio. El ingreso queda, pues, restringido a los casos más graves. El resto se intenta que puedan ser manejados con recursos comunitarios. Con esta voluntad se han ido creando, en todos los núcleos urbanos importantes, centros de salud mental (CSM) tanto de adultos (CSMA) como dedicados a los niños y adolescentes (CSMIJ) o a pacientes con problemas de drogas (CAS). La implicación de las familias y la implantación de recursos ambulatorios como los centros de día, los pisos asistidos o las residencias han permitido que muchos de los pacientes no tengan que ser institucionalizados de por vida, como antes sucedía. Salud mental e inmigración Esta evolución hacia lo comunitario y la progresiva «normalización» del paciente psiquiátrico, sin embargo, no se han podido llevar a cabo todavía en la mayoría de los países del planeta. La mayor parte de la población mundial no cuenta con este tipo de recursos, los pacientes más graves siguen siendo ingresados en manicomios como los que había en España hace unas décadas y la figura del psiquiatra se sigue viendo como la de alguien lejano, dedicado a la locura más limitante, para la que emplea métodos carcelarios. Con esta visión de la psiquiatría, no es difícil en- pág. siguiente >> imprimir salir tender las reticencias que tendrán algunas personas inmigrantes procedentes de esos países a la hora de ser tratados en los servicios de salud mental. La presencia del mediador en la escena del paciente con el psiquiatra puede servir para lograr que el paciente se relaje y rebaje el miedo que pueda tener a ese médico de bata blanca. Labor del médico y del resto de los profesionales implicados en salud mental será la de informar adecuadamente, con la ayuda del mediador, del motivo de la atención y del plan que hay con el paciente. La relación entre salud mental e inmigración ha sido motivo de estudio desde hace muchos años. Hoy día se considera que la inmigración no es, por sí, sinónimo de más trastornos mentales. Lo que ocurre es que, según las condiciones en que se produce la inmigración, por un lado, y según los recursos internos y externos del individuo, por otro, éste tendrá una mayor vulnerabilidad para padecer algún tipo de trastorno mental. Si pensamos en una persona que ha dejado su país de una manera poco elaborada, sin tiempo para preparar adecuadamente su marcha, y que para llegar al país de acogida ha tenido que sufrir un viaje terrible, en el que ha visto peligrar su vida; si, además, resulta que esta persona, cuando llega al país de acogida, no consigue los papeles y esto le obliga a vivir en unas condiciones de marginalidad, con un mal trabajo y un peor salario, y con una vivienda que no cumple con las condiciones mínimas de comodidad; y si, por último, se trata de una persona con escasos recursos para soportar el sufrimiento o estrés y se enfrenta a la soledad, no será raro imaginar que ese ser humano pueda empezar a padecer trastornos del sueño, que su ánimo esté más bajo de lo normal, que se sienta muy preocupado por su situación y, por qué no, que pueda buscar en las drogas una salida que alivie su penosa situación. Esta persona estará más expuesta a padecer algún tipo de trastorno mental. El mediador en salud mental El mediador intercultural se encontrará en su trabajo con numerosas situaciones muy duras, que en ocasiones pondrán a prueba sus resistencias; es inevita- El mediador intercultural se encontrará en su trabajo con numerosas situaciones muy duras. Capítulo 10: Salud mental índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior ble que se sienta afectado por algunos de los casos en que intervendrá. Por eso resulta especialmente importante que comprenda, al igual que el resto de los profesionales sanitarios implicados en cada caso, dónde está el límite de lo que podemos hacer por cada persona. Si un psiquiatra, un enfermero o un mediador cargara con la responsabilidad de resolver todos los problemas de esa persona, acabaría desgastándose, sufriendo y, a la larga, limitado para ejercer su profesión. Tenemos que conocer cuáles son nuestros límites. Algunos pacientes pensarán que el mediador puede influir en los «poderosos» para ayudarles a conseguir los papeles, un trabajo digno o que sus familiares vengan de sus países para juntarse con ellos; aunque es evidente que conseguir cada una de esas cosas podría ser muy favorable de cara al pronóstico de sus trastornos, el mediador no debe asumir tal responsabilidad ni alimentar falsas expectativas que no se puedan cumplir. A lo largo de otros capítulos ya se ha visto la importancia que tiene la correcta y fiel interpretación de lo que el paciente dice. Esta precisión en la interpretación es especialmente importante en el terreno de la salud mental. A diferencia del resto de las especialidades médicas, la psiquiatría no cuenta con marcadores biológicos (pruebas de imagen, analíticas, etc.) que permitan hacer los diagnósticos. El psiquiatra solamente puede llegar a un diagnóstico a través de una buena comunicación con el paciente, y generalmente con alguien de su entorno que lo conozca, para obtener la información más precisa acerca de lo que está ocurriendo. Es fácil de imaginar, por tanto, la trascendencia que tiene la labor del mediador en este terreno. Evidentemente, la interpretación es algo más que una simple traducción; consiste en darle significado a aquello que se está diciendo y, además, descifrar el significado de cómo y por qué se dicen las cosas. En condiciones de interculturalidad, esto se llena de sentido, especialmente en la salud mental. Imaginemos por un momento qué pensaría un psiquiatra que nunca hubiera oído hablar de los espíritus o de los djins si nos limitáramos a traducirle lo que un joven marroquí puede comentar acerca de estos espíritus que viven en zonas húmedas, o en los sótanos de las casas, que salen de noche y que pueden poseer a las personas... Seguramente creerá que este joven está «loco». Sin embargo, un mediador que conozca el significado que este tipo de creencia tiene para algunas personas de muchas zonas de África deberá añadir esta información para que el psiquiatra la tenga en cuenta antes de precipitarse en su diagnóstico. En España hay muchas personas que creen en el Capítulo 10: Salud mental pág. siguiente >> imprimir salir mal de ojo, o en el poder de los santos, y no por eso hay que considerar que están «locas». A la hora de realizar una mediación en el ámbito de la salud mental conviene, por tanto, ser muy prudentes. Existe el riesgo de justificar actitudes claramente extrañas por el hecho de pertenecer a una cierta cultura. Esto lo podemos llamar culturización. Sería, pues, lo contrario de lo que se ha comentado acerca de los djins. Cualquier cosa que no resulta normal se achaca a la cultura del otro. Nuevamente, un buen mediador debe advertir este riesgo y tratar de que no lleve a errores importantes. También es cierto que, para el paciente, la simple presencia de alguien que sea cultural o étnicamente más próximo puede ejercer en él un importante efecto relajante que, por sí solo, ya facilite la comunicación entre las partes. Pero del mediador se espera, generalmente, algo más. En su labor de interpretación también se ha señalado la enorme importancia que tiene una traducción absolutamente fiel y precisa. Se puede poner como ejemplo la siguiente situación: Psiquiatra. ¿Duerme usted bien? Paciente (en una lengua que el médico desconoce). Sí, desde que me insertaron un chip en la cabeza y, las últimas noches, me envían energía desde el planeta Venus, duermo muy bien. Mediador. Sí, dice que últimamente duerme bien. Aunque es una situación caricaturesca, claramente exagerada, sirve para ilustrar lo que se quiere decir con lo de traducir literalmente, sin omisiones ni añadidos, lo que se está diciendo. De la misma manera, si el mediador advierte alguna clave cultural que pueda estar siendo malinterpretada por cualquiera de las partes, deberá señalarlo para que la comunicación no fracase. Hay algunos momentos en los que el mediador tiene que estar especialmente atento. Por ejemplo, la mayoría de los psiquiatras están acostumbrados a considerar, cuando sus pacientes dicen «Sí» o asienten con la cabeza después de haberles dicho algo, que éstos han entendido bien lo que se les ha expuesto. Sin embargo, esto no siempre es así y el mediador puede advertirlo. En casos así, debe comunicárselo al psiquiatra y, por qué no, aconsejarle cómo resolver ese posible fallo en la comunicación. Si el mediador cree que un paciente dice «Sí» o asiente sin haber entendido lo que se le explica, o que esa persona puede estar índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pensando que en cuanto desaparezca el síntoma dejará la medicación, debe intervenir. Principales trastornos mentales El psiquiatra no se encarga exclusivamente de lo que la mayoría de la gente llama locos. En realidad, éstos son una minoría dentro de la mayoría de las consultas de salud mental. La progresiva tendencia en Occidente a psiquiatrizar y tratar de medicalizar aspectos inherentes a la condición humana, como la frustración o el sufrimiento, ha hecho que la mayor parte de los casos que se ven en las consultas ambulatorias se caractericen por la ansiedad y la depresión, consecuencia, generalmente, de las condiciones del ambiente en que viven. En las consultas con población inmigrante en las que se pedirá la participación de los mediadores sucede lo mismo. Los inmigrantes no sólo no están exentos de los estresores a los que está sometido cualquier otro ciudadano, sino que, además, padecen en mayor o menor medida otros derivados del choque cultural, del dolor por dejar en su país de origen tantas cosas amadas o del sufrimiento que experimentan cuando se sienten discriminados por su condición de diferentes. Todos estos estresores los exponen a padecer trastornos adaptativos, generalmente de tipo ansiosodepresivo. Junto con la preocupación generada por los diferentes estresores a que están sometidos, los síntomas más habituales tienen que ver con la incapacidad para mantenerse tranquilos: las preocupaciones no les dejan descansar bien, les cuesta conciliar el sueño y no descansan. Con frecuencia se quejan de taquicardias, de inquietud interna, de dificultad para respirar, de molestias gastrointestinales, de sudoración, etc. En estos casos, el psiquiatra suele tratar de aliviar sus síntomas con algún fármaco relajante (ansiolíticos) o antidepresivos que los animen, los estabilicen y los relajen en su sufrimiento. La depresión es uno de los principales fenómenos en salud de los últimos años. Son muchas las personas, especialmente en Occidente, que sufren depre- pág. siguiente >> imprimir salir sión a lo largo de sus vidas. Lo más característico de la depresión es la tristeza y la pérdida de ilusión por lo que antes le hacía a uno disfrutar. Sin embargo, en los países no occidentales hay una mayor tendencia a expresar lo que aquí se llama depresión en forma de quejas físicas. A esto se le llama somatizar. Se podría decir que es una manera que tiene el cuerpo humano de quejarse por algo que le está afectando a nivel psíquico. El desconocimiento de esta particularidad puede provocar diagnósticos equivocados y tratamientos erróneos. La intensidad de los síntomas puede hacer que algunas personas con depresión prefieran morir a soportar tanto sufrimiento. Ante esta situación, es necesario explorar adecuadamente la posible presencia de ideas suicidas. Lo que la gente llama locura es lo que los psiquiatras denominan psicosis. Son trastornos muy graves, el más popular de los cuales es la esquizofrenia. Se caracterizan por la pérdida del contacto con la realidad: la persona psicótica tiende a interpretar equivocadamente lo que le rodea y puede llegar a pensar cosas muy extravagantes, como que sus padres no son sus verdaderos padres, que la televisión habla de ella o que la gente por la calle comenta lo que ella hace y se burla... Es muy desagradable experimentar este tipo de síntomas, por lo que es necesario ser especialmente sensibles y cuidadosos al comunicarse con estas personas. Estar loco no significa ser tonto; más bien al revés: son personas que están muy atentas a todo lo que sucede a su alrededor porque pueden estar muy asustadas. Y esta extremada hipersensibilidad las puede llevar a desconfiar de cualquiera, incluso de los mediadores. En todo momento hay que ser muy respetuosos con ellas. No hay que tenerles miedo; de hecho, no son más agresivas que la población general (la mayoría de los delitos graves, que hacen que quienes los cometen acaben en la cárcel, no son protagonizados por «locos» sino por gente «normal» que en el momento de cometer el delito era consciente de lo que hacía). Cuando una persona se encuentra en un entorno que le resulta desconocido, lo más normal es que desarrolle un cierto grado de desconfianza. Esta desconfianza no es extraña entre los inmigrantes, que, recién La persona psicótica tiende a interpretar equivocadamente lo que le rodea y puede llegar a pensar cosas muy extravagantes. Capítulo 10: Salud mental índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Los fármacos que se usan en psiquiatría no curan las enfermedades sino que las alivian. llegados a España, no entienden lo que sucede a su alrededor, bien porque no comprenden el idioma, bien porque todo ocurre dentro de unas coordenadas culturalmente definidas muy diferentes a aquellas a las que ellos están acostumbrados. Desgraciadamente, algunas veces esta «paranoia» (idea de que la gente te quiere perjudicar), que podría considerarse adaptativa (o sea, resultar positiva en las condiciones en que se encuentra la persona porque le dan mayor probabilidad de resistir), se interpreta como ideación delirante de tipo paranoide y acaba siendo tratada como un cuadro psicótico. El psiquiatra también trata a las personas que sufren problemas de drogas. Hace años se solía creer que una persona consumía drogas porque le daba la gana, porque no tenía fuerza de voluntad para dejar de tomarlas. Hoy se considera que es una enfermedad que consiste, precisamente, en que una vez que se empieza el consumo éste se convierte en algo patológico porque afecta a alguna de las áreas fundamentales de la persona hasta el punto de que ésta, aunque se esfuerce en ello, no sea capaz de dejar de consumir. Los consumidores de drogas no cuentan con el reconocimiento social sino que muchas veces acaban en la marginalidad, lo cual provoca que sea todavía más difícil escapar del consumo. Cualquier profesional sanitario debe ser escrupulosamente cuidadoso en el trato que se dispensa a estos enfermos para evitar hacer aún mayor el estigma que los acompaña. Tratamientos en psiquiatría Los fármacos que se usan en psiquiatría no curan las enfermedades sino que las alivian. La mayoría de los trastornos mentales pueden mejorar con la aplicación de un correcto tratamiento farmacológico, pero casi todos estos fármacos pueden provocar efectos secundarios. Es muy importante asegurarse de que los pacientes conocen esta posibilidad porque, si no, es muy probable que ante la posible aparición de algún efecto adverso dejen de tomar la medicación. Aunque la mayoría de las personas pueden tomar sin problemas la medicación, hay algunas que son Capítulo 10: Salud mental más sensibles. Se sabe incluso que las personas que no son de raza caucásica pueden ser más sensibles a las reacciones de algunos de estos fármacos. No es bueno asustar a los pacientes, claro está, con la posible aparición de efectos secundarios. Si hacemos esto, probablemente no se tomarán ni la primera pastilla. Pero sí es cierto que algunos psiquiatras hacen el esfuerzo de explicar la posible aparición de las molestias más habituales. Por suerte, la mayoría de las veces estas molestias son pasajeras. Por otro lado, mucha gente tiene el miedo infundado de que las pastillas que usan los psiquiatras «enganchan», es decir, que luego no podrá dejar de tomarlas. Esta creencia es falsa. Sí es verdad que algunas de las pastillas que se usan para aliviar la ansiedad (llamadas ansiolíticos), que pertenecen a la familia de las benzodiacepinas, pueden generar esta dependencia. Con estas pastillas sí hay que tener cuidado en este sentido. Con el resto, no. También se ha de tener en cuenta que, ante cuadros que implican un riesgo para el paciente o para quienes lo rodean, no es extraño que se usen inicialmente dosis altas de fármacos tranquilizantes que hacen que el paciente parezca somnoliento, adormecido, embotado... Es normal. Lo aconsejable es tranquilizar al paciente explicándole el porqué de esa pauta. Una vez que el paciente esté relajado, se irá bajando la dosis. En el ámbito de la psiquiatría, como en el resto de la medicina, cada vez se pone más énfasis en la importancia de la prevención. Un popular refrán español dice que «más vale prevenir que curar». Esta frase es muy cierta en lo relativo a la salud mental. La prevención implica muchas áreas; se pueden prevenir trastornos mentales mejorando las condiciones sociales que le rodean a uno, haciendo ejercicio de forma regular, cuidando la dieta, manteniendo hábitos saludables, evitando el consumo de drogas, durmiendo bien..., y también, por supuesto, tomando la medicación en los casos de mayor vulnerabilidad. Las personas que pertenezcan a culturas en que la causa de las enfermedades tiende a atribuirse a fuerzas sobrenaturales, del destino, etc., sobre las que el ser humano no puede actuar, difícilmente aceptarán tomar medicinas una vez que el síntoma índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir haya desaparecido, para prevenir una recaída. Sin embargo, en psiquiatría esto es muy importante, ya que la mayoría de los trastornos tienden a repetirse si se abandona la medicación o no se cuidan los otros aspectos mencionados. Por último, el mediador debe saber que, en el ámbito de la salud mental, algunas veces es necesario recurrir a medidas coercitivas, de fuerza, para manejar episodios de agitación que pueden resultar peligrosos para el paciente o para quienes están con él. No será raro que al entrar en una sala de urgencias de psiquiatría o en una unidad de ingresos de agudos, se encuentre con un paciente que ha sido reducido por los miembros de la seguridad del centro y atado a una cama. Este tipo de medidas sólo deben utilizarse con finalidad terapéutica, nunca como castigo, y han de retirarse tan pronto como pase la situación de peligro. Capítulo 10: Salud mental 10 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Collazos, F.; A. Qureshi (2005) «Psicopatología e inmigración», en Vallejo, J. (ed.) Update Psiquiatría, Barcelona: Masson, págs. 37-52. Collazos, F.; A. Qureshi (2005) «La mediación cultural en salud mental», Monografías de Psiquiatría, vol. 7, núm. 4, págs. 18-24. Collazos, F.; A. Qureshi; C. Visiers (2006) «Minorías étnicas», en Pérez de los Cobos Peris, J., y otros (eds.) Tratado SET de trastornos adictivos, Madrid: Médica Panamericana, págs. 526-531. Collazos, F.; A. Qureshi; M. Casas (2007) «La psicosis y los magrebíes en España», en Moussaoui, D.; M. Casas (eds.) Salud mental en el paciente magrebí, Barcelona: Glosa, págs. 207-218. Collazos, F.; J. Achotegui; L. Caballero; M. Casas (2005) «Emigración y psicopatología», en Vallejo, J.; C. Leal (ed.) Tratado de psiquiatría, Barcelona: Ars Medica, vol. 2, págs. 2259-2272. Qureshi, A.; F. Collazos (2006) «El modelo americano de competencia cultural psicoterapéutica y su aplicabilidad en nuestro medio», Papeles del Psicólogo, vol. 27, núm. 1, págs. 50-57. Qureshi, A.; J. El Harrak; C. Visiers (2007) «Mediación intercultural en la salud mental», en Moussaoui, D.; M. Casas (eds.) Salud mental en el paciente magrebí, Barcelona: Glosa, págs. 287-297. Qureshi, A.; H.-W. Revollo (2007) «Competencia cultural en centros de tratamiento de salud mental», en Moussaoui, D.; M. Casas (eds.) Salud mental en el paciente magrebí, Barcelona: Glosa, págs. 275-286. Capítulo 10: Salud mental 11 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 10.2 Drogodependencias en la población inmigrante Introducción Las drogas para mí... Qué se considera una droga, qué drogas se consumen y cómo se hace, y qué significado tienen el consumo, la adicción o la intoxicación (por ejemplo, emborracharse) son aspectos que tienen mucho que ver con la cultura. Consumir drogas en un lugar o de una manera u otra no sólo tiene que ver con un proceso biológico y psicológico (y por tanto con los efectos que tienen las drogas sobre nosotros, sobre nuestro cuerpo y nuestra mente) sino que también es un proceso social y cultural. A la hora de trabajar con personas con problemas relacionados con drogas, por tanto, no sólo deberemos informarnos sobre las drogas en sí, las diferentes sustancias consumidas, sino también sobre la interpretación cultural en torno a las drogas y los consumidores de drogas de la sociedad española, o del lugar concreto donde trabajaremos: CAP, centro de atención y seguimiento (CAS) de las drogodependencias o sala de venopunción. También es importante, como veremos, reflexionar sobre estos aspectos con relación a nosotros mismos y a nuestra cultura de origen. Cómo vemos a la persona que toma alcohol, cannabis (marihuana o hachís), cocaína o heroína, y cómo interpretamos su consumo (como un vicio, una enfermedad, un problema personal, una locura, un delito) tienen que ver con nosotros mismos: con nuestra cultura, con nuestra experiencia personal con las drogas y los consumidores de drogas, y además con la formación que podamos tener respecto al tema. Por ello es fundamental, si queremos trabajar con personas que consumen drogas, que nos preguntemos qué es lo que pensamos sobre las drogas y sobre quienes las consumen, para después poder entender mejor cuál es nuestra posición y para entender también la visión de la cultura española y de los centros de tratamiento sobre este tema. Capítulo 10: Salud mental Te proponemos unas preguntas para reflexionar sobre estas cuestiones. No se trata de saber las respuestas correctas, sino de ser conscientes de cuáles son nuestras ideas y 12 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior prejuicios sobre este tema, ya que indudablemente van a influir en nuestro trabajo con personas drogodependientes: • ¿Qué sustancias conozco como drogas? ¿Qué sé de ellas? • ¿Qué sensaciones y emociones me provoca hablar u oír hablar de drogas (ansiedad, miedo, curiosidad, interés, preocupación, lástima, etc.)? • ¿Hay algunas que considere «blandas» (menos peligrosas) y otras «duras» (más peligrosas)? • ¿Qué diferencia hay entre las drogas legales y las ilegales, desde mi punto de vista? • ¿Cómo me imagino a la persona que consume (edad, sexo, aspecto físico, manera de vestir, estatus socioeconómico...)? • ¿Qué pienso de la persona que consume drogas legales? • ¿Qué pienso de la persona que consume drogas ilegales? • ¿Qué sensaciones o emociones me provoca hablar u oír hablar de estas personas (rechazo, temor, compasión, etc.)? ¿Qué es una droga? Sobre esta cuestión, como hemos dicho, hay muchas diferencias entre culturas, y también dentro de una misma cultura. Para entender qué se considera una droga, y qué percepción se tiene de una droga, influyen factores como el hecho de que sea legal o sea ilegal, que sea una droga tradicionalmente consumida o no, y también el contexto en el que se consume. Por ejemplo, en España, en general el alcohol no se considera una droga entre la población general (es decir, no profesionales). Cuando la gente habla de drogas se suele referir a las ilegales, como la heroína, pero también la cocaína o las pastillas (éxtasis, etc.). Hay que tener en cuenta que el punto de vista de los profesionales que trabajan en ello es diferente pág. siguiente >> imprimir salir del de la población general. Aun así, por ejemplo, podemos ver en la página web de la Subdirección General de Drogodependencias de la Generalitat de Catalunya que aparece un apartado de «Alcohol y drogas», es decir, que se considera necesario mencionar el alcohol aparte. Como veremos más adelante, el alcohol desempeña un papel muy importante y característico en nuestra sociedad. También hay diferencias intraculturales, es decir, dentro de una misma cultura, no sólo dependiendo de si se es profesional o no sino también de la edad y el entorno. Por ejemplo, una joven de ciudad puede pensar muy diferente sobre las drogas que un señor mayor que vive en un pueblo pequeño en la montaña. Finalmente, hay diferencias a lo largo del tiempo en una misma cultura. Por ejemplo, hace unos años la heroína fue la droga «de moda» de una determinada generación en España. Tomar heroína, en determinados ambientes, formaba parte de la diversión, de «salir» y divertirse. La cocaína, que hace unos años era la «droga de los ricos», cada vez más es una droga consumida por gente de cualquier nivel socioeconómico. En el caso del tabaco, la percepción que tienen las personas de los fumadores ha cambiado mucho en los últimos años. Antes se fumaba en muchos espacios públicos (hospitales, centros de trabajo, universidades, cines, trenes, etc.). En los últimos años, se ha ido prohibiendo fumar en estos y otros lugares, y hay una mayor concienciación sobre los riesgos del tabaco y los derechos de los no fumadores. Como hemos apuntado antes, hay que distinguir entre la visión de las personas no profesionales y la definición «oficial» de las autoridades sanitarias. También, sin embargo, ha habido cambios en este sentido a lo largo del tiempo, como veremos en el capítulo sobre tratamiento. Ofrecemos ahora información sobre las drogas y las drogodependencias, a partir de la que proporcionan el Plan Nacional de Drogas del Gobierno de España y la Subdirección General de Drogodependencias de la Generalitat de Catalunya, es decir, la postura actual de las autoridades sanitarias en España y en Cataluña. Droga: es toda sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar alguna de sus funciones. También se define como una sustancia de uso Droga: es toda sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar alguna de sus funciones. Capítulo 10: Salud mental 13 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Las drogas se pueden clasificar de diferentes maneras: en función de si son institucionalizadas (legales) o no institucionalizadas (ilegales), o si son duras o blandas, de fin de semana o de cada día, o incluso por cómo se consumen. no médico con efectos psicoactivos (cambios en la percepción, el estado de ánimo y el comportamiento) y susceptible de ser autoadministrada. Las drogas actúan sobre el cerebro, alterando su funcionamiento y produciendo modificaciones del estado de ánimo. Las drogas no son todas iguales. Como hay tantas y tan variadas sustancias, es más preciso hablar de «las drogas» que de «la droga». Su uso regular (es decir, cuando se consume de forma continuada) puede generar procesos como los siguientes: • Tolerancia: a medida que el organismo se va adaptando a la sustancia, se necesita una mayor cantidad para producir los mismos efectos. Esto significa que hay que consumir más para conseguir el mismo efecto. Es lo que le pasa a la gente que «aguanta» el alcohol (tiene que beber mucho para emborracharse) o que necesita cada vez más pastillas para dormir, por ejemplo. • Dependencia: tras un uso habitual, la persona necesita consumir la sustancia de que se trate para no experimentar síntomas de abstinencia físicos (el síndrome de abstinencia, lo que se suele llamar «mono») y para afrontar la vida cotidiana. Su abuso puede provocar diferentes tipos de trastornos: • Trastornos físicos, cuando dañan el organismo; por ejemplo, una bronquitis crónica causada por el tabaco, o una cirrosis causada por el alcohol. • Trastornos psicológicos, cuando influyen negativamente en la relación de la persona consigo misma o con su entorno afectivo (su familia, sus amigos, etc.), como ocurre en los conflictos de pareja por abuso del alcohol, por ejemplo. • Trastornos sociales, cuando impactan sobre la comunidad, como ocurre con los accidentes de tráfico provocados por conductores bajo los efectos de las drogas. Capítulo 10: Salud mental Los tipos de drogas y sus efectos Las drogas se pueden clasificar de diferentes maneras: en función de si son institucionalizadas (legales) o no institucionalizadas (ilegales), o si son duras o blandas, de fin de semana o de cada día, o incluso por cómo se consumen: si se inyectan («se pinchan»), se fuman o se toman en pastillas, etc. Pero la clasificación que hacen los profesionales de la drogodependencia está basada en sus efectos en el cerebro. En la clasificación que exponemos a continuación, utilizada por el Plan Nacional de Drogas, se explican los efectos que provocan en las personas las drogas de uso más frecuente en España. Estos efectos pueden producirse como consecuencia de consumir de forma puntual o esporádica (se le llama entonces consumo agudo). Cuando el uso de drogas es continuado y mantenido, aparecen otros síntomas que pueden mantenerse a largo plazo, es decir, que pueden hacerse crónicos. También se explica el síndrome de abstinencia que puede tener una persona que consume habitualmente cuando deja de hacerlo. Drogas depresoras del sistema nervioso central: dificultan o entorpecen el funcionamiento habitual del cerebro, provocando diversas reacciones, como la desinhibición (por ejemplo, al tomar las primeras copas de alcohol), la falta de coordinación (que puede ser peligrosa a la hora de conducir, por ejemplo), la somnolencia, la pérdida de memoria y atención o incluso el coma. Las más importantes son: • Alcohol: su síndrome de abstinencia incluye temblores y sudores fríos y, en algún caso, delirios (se oyen y ven cosas que no existen). Su forma más extrema, el delírium trémens, puede provocar el coma o incluso la muerte. • Opiáceos: heroína, morfina, metadona, opio, etc. Su síndrome de abstinencia se caracteriza por diarrea, vómitos, lagrimeo, escalofríos y temblor, entre otros. 14 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior • Tranquilizantes: pastillas para calmar la ansiedad e hipnóticos (pastillas para dormir). Su síndrome de abstinencia produce temblor de las manos, insomnio, náuseas y vómitos, alucinaciones, una gran angustia e incluso crisis epilépticas. Drogas estimulantes del sistema nervioso central: aceleran el funcionamiento normal del cerebro, provocando un estado de activación que puede ir desde una mayor dificultad para dormir tras el consumo de café, hasta un estado de hiperactividad (actividad excesiva) tras el consumo de cocaína o anfetaminas. Las más destacadas son: • Estimulantes mayores: anfetaminas y cocaína. En el caso de la cocaína, la intoxicación aguda produce angustia y tensión, taquicardia, dilatación de las pupilas, sudor, escalofríos... Su síndrome de abstinencia puede dar depresión, apatía, somnolencia, inquietud y agitación. • Estimulantes menores: nicotina. • Xantinas: cafeína, teobromina, etc. El consumo de café, té y bebidas de cola puede producir unos síntomas parecidos a los de los estimulantes mayores aunque menos fuertes (reacciones de agresividad, pánico y ansiedad) y tiene un riesgo importante para las personas con problemas de corazón y de hipertensión (tensión alta). Drogas perturbadoras del sistema nervioso central: trastocan el funcionamiento del cerebro, dando lugar a distorsiones perceptivas (se perciben las cosas de forma que no se corresponden con la realidad), alucinaciones, etc. • Alucinógenos: LSD, etc. Pueden provocar reacciones de pánico, ansiedad y agresividad, e incluso la pérdida de contacto con la realidad mediante ilusiones y alucinaciones. Su síndrome de abstinencia puede llevar a tener problemas de salud mental, que a la larga pueden ser problemas crónicos. • Derivados del cannabis: hachís, marihuana, etc. Su síndrome de abstinencia puede dar depresión, apatía, somnolencia, inquietud y agitación. • Drogas de síntesis: éxtasis, etc. Estas drogas suelen ofrecerse en forma de comprimidos con colores chillones y con diferentes dibujos y anagramas grabados. Sus efectos son: aumento de la frecuencia cardíaca (el corazón late más deprisa) y de la presión arterial, náuseas y sequedad de boca, entre otros; también hay menos capacidad de concentración y coordinación, etc. PueCapítulo 10: Salud mental pág. siguiente >> imprimir salir den provocar problemas cardíacos, hepáticos y mentales. Las drogas pueden consumirse de diferentes maneras (llamadas vías de consumo): • Oral (alcohol, pastillas y drogas de síntesis). • Pulmonar. La droga puede ser inhalada (como los pegamentos) o fumada (como ocurre con el hachís y el tabaco). • Intranasal (esnifada, como la cocaína y el speed). • Inyectada (como la heroína y la cocaína). Hay drogas que pueden consumirse de varias maneras (por varias vías): por ejemplo, la cocaína se consume fumada, esnifada e inyectada. Ya sea una u otra la vía de consumo, el efecto de la sustancia siempre llega al cerebro a través de la sangre. Lo que puede variar es el tiempo que tarda en hacer efecto o la cantidad necesaria para lograr uno u otro efecto. Ahora puedes comparar esta información con la que tenías sobre las drogas, es decir, con tu respuesta a las preguntas que te has planteado antes sobre ellas. Hay drogas que aquí no aparecen porque no son tan consumidas, como la hoja de coca, las setas alucinógenas o la gasolina. Recordemos que en diferentes países se consumen drogas distintas y también que van surgiendo nuevas drogas a lo largo de los años. Tal vez alguno de estos datos te sorprenda o no coincida con lo que hayas oído antes. Recuerda que en cada cultura puede variar la manera de entender las drogas, a pesar de que los científicos y especialistas estén de acuerdo en la parte biológica (cómo afectan las diferentes drogas al cerebro). Por tanto, no se trata de decidir cuál es la manera correcta de ver y entender las drogas (como hemos visto y volveremos a ver, eso cambia en cada lugar y también en cada época), sino de entender y respetar el contexto teórico desde el que trabajan los profesionales de aquí. Puede ser interesante que anotes aquellas cosas que te extrañen o que sean nuevas para ti, porque tal vez te van a ayudar a entender conflictos o situaciones complicadas que puedas tener en tu trabajo con personas que padecen problemas de drogas. 15 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior Uso y abuso de las drogas Consumir una droga no significa necesariamente ser drogodependiente. Para aprender a distinguir entre los diversos tipos de consumos y sus consecuencias es muy útil conocer los tres tipos básicos de consumo: uso, abuso y dependencia. Uso: es aquella relación con las drogas en la que, tanto por la cantidad que se toma como por la frecuencia con que se toma y por la propia situación física, psíquica y social de la persona, no se producen consecuencias negativas sobre el consumidor ni sobre su entorno. No basta sólo con la frecuencia para saber si un consumo es uso o abuso, porque puede que una persona consuma sólo esporádicamente, a lo mejor una vez al mes, pero cuando lo haga esté abusando (por ejemplo, pierde el control y se vuelve agresivo, y eso le provoca conflictos con su familia o en el trabajo). Tampoco es sólo una cuestión de cantidad, ya que una persona podría estar consumiendo muy poco pero con mucha frecuencia, y eso podría ser también una forma de dependencia (no puede dejarlo porque le afecta demasiado, por ejemplo). También tiene relación con el estado de la persona en ese momento y con su entorno. Y, finalmente, también es importante tener en cuenta que no es lo mismo consumir una droga que otra. Hay drogas que es difícil usar sin que generen dependencia, como por ejemplo el tabaco: la mayoría de los fumadores son dependientes del tabaco, que les causa problemas físicos y les afecta también psicológicamente (la falta de tabaco les genera mucha ansiedad), y muchos quieren dejarlo pero no pueden. Abuso: es aquella relación con las drogas en la que se producen consecuencias negativas para el consumidor y/o para su entorno. No siempre es fácil distinguir el uso del abuso. Veamos algunos ejemplos. El consumo de diez cigarrillos podría ser considerado no excesivo. Sin embargo, cuando esta cantidad se consume todos los días, puede favorecer problemas respiratorios. Alguien podría consumir cocaína en una sola ocasión, pero hacerlo en tal cantidad que provocara algún tipo de problema cerebral. Es posible que una mujer sea moderada en sus consumos habituales de alcohol y tabaco, pero si los mantiene durante el embarazo estará incurriendo en abuso. Por tanto, el riesgo de abuso depende del tipo de droga, de la cantidad y frecuencia del consumo y de las circunstancias personales y del entorno. Capítulo 10: Salud mental pág. siguiente >> imprimir salir Cuándo un consumo se considera abuso, y cuándo uso, tiene que ver también con la interpretación cultural. Por ejemplo, en España, hace unos años se consideraba que las mujeres embarazadas podían fumar una cierta cantidad de cigarrillos (por ejemplo, diez al día) y ahora, sin embargo, que una madre embarazada fume es considerado un abuso. Por otra parte, que una persona beba alcohol desayunando por la mañana puede ser considerado en España como uso de alcohol, pero puede ser considerado un abuso en otros países según otros patrones de consumo (donde sólo se bebe, por ejemplo, a partir de una cierta hora de la tarde). Por ello es importante que te plantees cuáles son las diferencias que has visto referentes al consumo de drogas aquí y en tu cultura de origen. Tal vez no tengas mucha información sobre todas las drogas. Suele ser más fácil sobre las drogas legales o más toleradas (en España, el alcohol y el tabaco). ¿Cuándo considera la gente de mi entorno cultural que consumir una determinada droga es un problema? ¿Cuándo lo consideraría el médico? ¿En qué se notaría que ello puede ser un problema? ¿Cuándo hablamos de drogodependencia? Lo que se considera drogodependencia, igual que lo que se considera uso y abuso de drogas, depende del contexto cultural y de la época en los que nos situemos. A continuación exponemos la definición que se utiliza actualmente, sobre la que hay un cierto acuerdo en la comunidad científica occidental. Sin embargo, existen diferencias de interpretación de los profesionales en función del contexto cultural, y también diferencias sobre cómo hay que entender el trabajo con el drogodependiente, dependiendo también de cuestiones políticas y de la tradición de cada país. Dependencia: se produce cuando una determinada sustancia psicoactiva (la droga) se vuelve más importante que otras conductas consideradas antes de mayor importancia. 16 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Dependencia: se produce cuando una determinada sustancia psicoactiva (la droga) se vuelve más importante que otras conductas consideradas antes de mayor importancia. El consumo de droga o de drogas, que quizá empezó como una experiencia esporádica, pasa a ser central en la vida de la persona, que dedica la mayor parte de su tiempo a pensar en el consumo, a buscarlas, a obtener dinero para comprarlas, a consumirlas, a recuperarse de sus efectos, etc. La dependencia tiene dos dimensiones: dependencia física y dependencia psíquica-psicológica. • Dependencia física: en ella, el organismo se ha acostumbrado a la presencia de la droga, de manera que necesita mantener un determinado nivel de droga en la sangre para funcionar con normalidad (o sea, seguir consumiendo regularmente). Cuando este nivel desciende por debajo de cierto límite aparece el síndrome de abstinencia propio de cada droga, como hemos visto anteriormente. Es decir, la persona debe seguir consumiendo porque, si lo deja, experimenta malestar físico (el síndrome de abstinencia o «mono»). La dependencia física tiene mucho que ver con la tolerancia. En los primeros consumos, el alcohol, por ejemplo, afecta a la persona, aunque tome poco. Sin embargo, si el consumo se hace habitual, el organismo se va adaptando, y eso significa que cada vez tiene que consumir más para que le haga efecto, ya que tomando poco no lo consigue. Cuando un drogodependiente abandona el consumo, su tolerancia disminuye. Si pasado un tiempo vuelve a consumir la misma cantidad que antes de dejarlo, sufrirá una intoxicación aguda que, dependiendo del tipo de droga de que se trate, puede llevarle al coma e incluso a la muerte. Así se explica, por ejemplo, buena parte de las muertes por sobredosis en personas con problemas de dependencia de la heroína. • Dependencia psíquica-psicológica: es el deseo, la compulsión, la necesidad de consumir la droga para experimentar un estado afectivo agradable (placer, euforia, sociabilidad...) o librarse de un estado desagradable (aburrimiento, timidez, estrés...). Capítulo 10: Salud mental La dependencia física es relativamente fácil de superar tras un período de desintoxicación, que, en función de cada droga, puede prolongarse hasta 15 días. En cambio, es más difícil y costoso superar la dependencia psíquica, ya que hay que cambiar los hábitos (la conducta) y las emociones para poder seguir adelante (relacionarse con los demás, afrontar la ansiedad, etc.) sin recurrir a las drogas. La drogodependencia es una enfermedad en la que el comportamiento de la persona da prioridad absoluta al uso de una sustancia o clase de droga para conseguir el estado de ánimo que ésta le da. Los demás comportamientos y las otras prioridades (la familia, el trabajo, los amigos), que antes eran importantes en la vida de esa persona, dejan de tener la misma importancia: lo importante es conseguir la droga. Algunas sustancias no hace falta tomarlas muchas veces ni en mucha cantidad para que pase esto, ya que, como decíamos, tienen un potencial adictivo muy fuerte: así ocurre con la heroína o con el tabaco. En el caso de otras sustancias, este proceso en general es más lento y necesita una mayor frecuencia y dosis más elevadas para llegar a crear dependencias; sin embargo, pueden provocar otros efectos negativos: si una noche nos emborrachamos, no por eso nos convertiremos necesariamente en alcohólicos, pero podemos tener un accidente con el coche o pelearnos con alguien como consecuencia de nuestro estado de embriaguez («borrachera»). Lo más habitual no es consumir una sola droga sino la combinación de varias drogas, a menudo a lo largo de un mismo período de tiempo. ¿Cómo te imaginas a una persona con un problema de drogodependencia? A menudo, las películas y los medios de co municación transmiten una imagen de estas personas que nos afecta. ¿Qué imágenes acuden a tu mente cuando piensas en una persona con un problema de drogodependencia? 17 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir La imagen social y cultural de las drogodependencias La atención a personas con problemas de drogas En muchas ocasiones la imagen que la sociedad tiene de las drogas y sus consecuencias no se corresponde con la realidad. Así, hay personas que piensan que drogas son sólo las sustancias que consumen los otros, no las que consume uno mismo (pese a que quien lo diga sea, por ejemplo, un fumador crónico que no puede dejar de fumar aun sabiendo que es perjudicial para su salud). También hay quien piensa que las drogas son consumidas sólo por los jóvenes, aunque exista un notable abuso del alcohol por parte de la sociedad adulta. A veces se habla de «la droga» como si fuera una única cosa. No existe una sola droga, «la droga», sino diversas sustancias (drogas) con diferentes efectos físicos, psíquicos y sociales, y distintos riesgos. Hay quien piensa que las drogas son sustancias «diabólicas» que esclavizan al individuo si se atreve a probarlas; pero, como hemos visto, para que la dependencia aparezca deben darse determinadas circunstancias biopsicosociales, relacionadas con la persona y su entorno (por ejemplo, la edad, una baja autoestima, la presión de los amigos hacia el consumo, problemas familiares, determinadas modas que transmiten una imagen positiva de ciertas drogas, etc.). También el alcohol y el tabaco son drogas, aunque sólo una minoría de la población las percibe como tales. Son, de hecho, las sustancias de las que más se abusa y más daños producen en nuestro contexto. Así, frente a la muerte de alrededor de 470 personas al año a consecuencia de reacciones negativas a la heroína o cocaína, se estiman en 46.000 las muertes anuales atribuibles en nuestro país al tabaco, y en 12.000 las relacionadas con el alcohol. A pesar de lo que se cree a menudo, las personas que consumen drogas no responden a ningún estereotipo. Cada sustancia es empleada por gran variedad de usuarios que tienen motivos distintos para hacerlo. El tratamiento de las personas con problemas de drogodependencia ha ido variando a lo largo del tiempo, igual que la visión de las personas con problemas de drogas. Los primeros centros específicos para tratar a estas personas surgieron en la década de 1980, cuando la sociedad, en general, veía a estas personas como «viciosas». Se pensaba también que el consumo de drogas acababa siempre en drogodependencia y que las personas que consumían drogas «blandas» (como el cannabis) terminaban siempre consumiendo drogas «duras» (como la heroína). También se consideraba que vivían necesariamente en la marginalidad, que no podían ganarse la vida trabajando ni llevar una vida normal y que la drogodependencia era una enfermedad irreversible. En esa época, el objetivo del tratamiento era la abstinencia total de las drogas (excepto el tabaco), es decir, dejar de consumir absolutamente. Más adelante, ya en los noventa, se empezaron a extender otro tipo de programas, los primeros programas de reducción de daños, como los programas de mantenimiento con metadona. La epidemia de infección por VIH/sida afectaba a muchísimas personas adictas a drogas, y estaba claro que los programas que se estaban llevando a cabo no eran suficientes para resolver este problema. A partir de entonces, cada vez se han ido desarrollando más programas de reducción de daños (programas de intercambio de jeringuillas, salas de venopunción, etc.), de los que hablaremos en el siguiente apartado. No ha sido un proceso fácil, ni para muchos profesionales ni para la sociedad española y catalana, aceptar esta nueva manera de tratar los problemas de las personas consumidoras, es decir, desde la perspectiva de la reducción de riesgos. Algunas personas piensan todavía que si hay salas de consumo (mal llamadas «narcosalas») va a haber más problemas en el barrio y más jeringuillas, o incluso algunos trabajadores de hospitales también rechazan que se incorporen este tipo de programas. Sin embargo, está claro que desde el punto de vista sanitario y, por tanto, desde la perspectiva que debería tener el personal sanitario (incluidos los mediadores culturales), estos programas ofrecen numerosas ventajas: La imagen que se tiene de la persona con problemas de drogas, y la explicación que se da sobre las causas que le llevan a ello, es distinta en diferentes culturas y subculturas, y también ha ido variando. En tu caso, ¿ha cambiado esta imagen y esta explicación con el tiempo, o a partir de la migración o de tu experiencia laboral? Capítulo 10: Salud mental • Previenen contagios de numerosas infecciones y enfermedades (por ejemplo, al dar jeringuillas nuevas en lugar de convertirlas en un objeto prohibido). 18 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior • Previenen heridas (abscesos) y evitan muertes por sobredosis (al pincharse en un lugar controlado higiénicamente, sin prisas y con la presencia de personal sanitario). • Reducen nuevas infecciones por el VIH o virus del sida. • Ofrecen la posibilidad de trabajar y llevar una vida normalizada sin tener que cometer delitos para consumir, en el caso de personas que siguen el programa de metadona. Además, las personas consumidoras que usan estos servicios y que por el momento no pueden o no quieren dejar de consumir, pueden entrar en tratamiento en el momento que así lo decidan. La Red de Atención a las Drogodependencias La Red de Atención a las Drogodependencias (XAD, en sus siglas en catalán) es una red pública de atención (a la que puede acceder cualquier persona que tenga tarjeta sanitaria) biopsicosocial, es decir, una red de asistencia integral que atiende tanto aspectos orgánicos como psicológicos y sociales promoviendo acciones para la reinserción sociolaboral de los pacientes. La XAD comprende diferentes centros, programas y servicios y está integrada por centros dependientes de varios organismos (administraciones locales, ONG, Institut Català de la Salut) y sus actividades están coordinadas por la Subdirección General de Drogodependencias del Departament de Salut. La XAD está estructurada en cuatro niveles asistenciales: • Primer nivel: atención primaria sanitaria y social. Los CAP y otros centros de atención primaria intervienen sobre todo para detectar los consumos problemáticos y haciendo terapias breves (por ejemplo, con personas que abusan del alcohol). • Segundo nivel: centros de atención y seguimiento (CAS). Son centros ambulatorios y de acceso directo (como los CAP); es decir, cualquier persona con un problema de drogas puede ir directamente (aunque puede haber lista de espera para entrar en un programa). Son el centro de referencia de los pacientes, es decir, son el lugar al que hay que acudir en primer lugar si se quiere seguir un tratamiento de drogodependencia. En él trabajan médicos y/o psiquiatras, psicólogos, Capítulo 10: Salud mental pág. siguiente >> imprimir salir trabajadores sociales y diplomados en enfermería que se encargan de programar el proceso terapéutico de cada paciente, desde su llegada al centro hasta su reinserción sociolaboral, y de proponer derivaciones a otros recursos tales como las unidades hospitalarias de desintoxicación (UHD) o las comunidades terapéuticas (CT). Actualmente, hay 64 CAS distribuidos por Cataluña. En los CAS, las personas con problemas relacionados con drogas pueden encontrar distintos programas: - Programas de mantenimiento con metadona, que se enmarcan dentro de los programas de reducción de daños. La metadona es un agonista opiáceo, es decir, un fármaco de la misma familia que la heroína y con efectos parecidos sobre el cerebro. Es lícita y está controlada por las autoridades sanitarias. La persona toma metadona en lugar de heroína, y así evita el síndrome de abstinencia y los riesgos relacionados con el consumo de heroína: la necesidad de delinquir, la vida en la marginalidad, los riesgos asociados a pincharse (abscesos —heridas—, infecciones como el VIH, la hepatitis B o C, etc.). El programa, además, mejora la calidad de vida y disminuye la mortalidad de las personas con problemas de adicción a la heroína. También hay programas de mantenimiento con otras sustancias, como naltrexona o antabús. - Programas libres de drogas: programas que ayudan a dejar las drogas sin un medicamento sustitutivo como la metadona. - Programas de reducción de daños (intercambio de jeringuillas, formación para los consumidores sobre prevención de sobredosis, etc.). - Terapias psicológicas individuales y grupales. - Otros tratamientos farmacológicos. - Programas de salud: programas de vacunaciones o de detección de enfermedades como la hepatitis B o el tétanos, por ejemplo. • Tercer nivel: unidades hospitalarias de desintoxicación (UHD). Cuando no es posible la desintoxicación ambulatoria (en los CAS), las personas son derivadas a estas unidades de corta estancia en hospitales, donde permanecen ingresadas un período breve de tiempo. Una vez el paciente es dado de alta, se le remite a su CAS, donde seguirá el proceso terapéutico. En Cataluña hay once unidades de este tipo. En este mismo nivel están las unidades de patología dual (UPD). Son unidades de corta estancia 19 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir La Red de Atención a las Drogodependencias (XAD, en sus siglas en catalán) es una red pública de atención biopsicosocial. para personas con un problema de salud mental además del problema de drogodependencia. En ellas se diagnostica, se trata y se estabiliza al paciente y, si es necesario, se le deriva a los servicios asistenciales comunitarios (tanto a la Red de Salud Mental como a la Red de Atención a las Drogodependencias). Hay cinco unidades de este tipo en Cataluña. Por último, tenemos las comunidades terapéuticas (CT). También es posible que la persona necesite o pida ir a un centro residencial donde convivir con otros usuarios que tienen el mismo problema, de forma temporal, y así avanzar en su rehabilitación y su integración de nuevo en la sociedad. Este centro residencial puede ser una comunidad terapéutica (en general, situada fuera de los centros urbanos). • Cuarto nivel: centros y programas de reinserción. Pueden ser recursos dirigidos a la población general, a los que pueden ir también las personas con problemas de drogas, o bien recursos específicos para drogodependientes dirigidos a la reinserción en el medio social. Aquí se incluyen los pisos de reinserción, en un centro urbano, y los centros de día, donde las personas con problemas de drogodependencia pueden hacer talleres y seguir programas de reinserción comunitaria. Por otra parte, existen los centros donde se desarrollan programas de reducción de daños, también llamados centros de emergencia social. A estos centros acuden personas que no quieren o no pueden tratar su problema por drogodependencia, en los que pueden mejorar su salud (aunque sigan consumiendo) u obtener servicios que son necesarios para ellos: - Para cubrir sus necesidades básicas (comida, ropa, ducha, curas de heridas, etc.) o simplemente tener un lugar en el que poder estar tranquilos. - Para obtener jeringuillas o preservativos. - Para poder disponer de un espacio donde inyectarse de forma segura. Los diferentes programas de reducción de daños que hay actualmente en la XAD son: Capítulo 10: Salud mental - Programas de intercambio de jeringuillas (PIX, en sus siglas en catalán), para prevenir el contagio de enfermedades que se transmiten por la sangre (es decir, compartiendo jeringuillas), como la hepatitis C o el VIH. - Programas de distribución de preservativos (masculinos y femeninos), para prevenir las enfermedades de transmisión sexual, como la hepatitis B, el VIH u otras. - Programas de sustitución con metadona. - Programas educativos (talleres, reparto de materiales gráficos como folletos, cómics, etc.). - Salas de consumo, donde los consumidores de drogas pueden inyectarse en condiciones higiénicas, disponiendo de todo el material necesario y del tiempo y la tranquilidad para hacerlo correctamente. - También ha empezado de forma experimental un programa de sustitución con heroína. Este programa no es accesible para cualquier persona consumidora de heroína (a diferencia de los programas con metadona), sino sólo para algunas personas que han fracasado en otros programas. Hay que tener en cuenta que esta nueva manera de trabajar, desde la perspectiva de la reducción de daños, puede ser difícil para el mediador, ya que el contexto y la metodología (cómo se trabaja) son muy diferentes de los de otros centros de salud, ya sean centros de atención primaria u hospitales. Los profesionales que trabajan en reducción de daños lo hacen desde una posición de cercanía con el usuario, lo que significa a veces salir a la calle a responder a las necesidades de los consumidores (por ejemplo, para repartir jeringuillas). Debido al hecho de consumir drogas, los usuarios de estos servicios también pueden mostrar actitudes o reacciones difíciles de entender o chocantes para la persona que no los conoce. Por eso es muy importante que el mediador hable con los profesionales si tiene alguna duda respecto a la normativa, a la función que éstos tienen o a lo que se le pide, para poder definir también su papel en estos centros. 20 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> salir imprimir • Quinto nivel: unidades de crisis. Son centros residenciales de corta duración y de ingreso rápido que dan la oportunidad de una reducción de daños asociada a situaciones de crisis (abandono de la medicación, riesgo para la propia salud o la de otros, etc.). Es decir, van dirigidos a personas con problemas de drogodependencia en situación de crisis tanto médica como psicosocial debido al consumo. La derivación a estas unidades se realiza desde los CAS. Actualmente existe un centro de crisis en Cataluña. dificulten el acceso a los servicios para personas inmigrantes con problemas de drogas (el miedo a la estigmatización, la falta de información, el problema del idioma, etc.) y, por tanto, aunque tengan problemas de drogas, es posible que no acudan a los centros. En los últimos diez años, la presencia de personas nacidas en el extranjero en los CAS ha aumentado desde 469 usuarios en 1995 (el 4,3% de los usuarios) hasta 863 en el 2005 (el 6,1% del total de los usuarios, o el 8,7% si se añaden también los de país de nacimiento «desconocido»). ¿Qué piensas sobre los programas de reducción de daños? Evolución del porcentaje de inicios de tratamiento en personas nacidas en el extranjero y personas de origen desconocido (1995-2005) ¿Qué pensarías si pusieran una sala de consumo cerca de donde vives? ¿Cómo crees que te sentirías trabajando en un centro de reducción de daños? Los inmigrantes en la XAD Todavía no hay información detallada ni completa sobre el consumo de drogas entre las minorías étnicas en Cataluña. En la XAD, el Sistema de Información sobre Drogodependencias en Cataluña (SIDC) recoge el número de personas nacidas en el extranjero que inician tratamiento (es decir, las que van a un CAS y empiezan un tratamiento), pero hay muchas personas para las que no consta el país de origen (es «desconocido»). Esta forma de recoger datos («nacido en el extranjero») tampoco tiene en cuenta a los nacidos en España hijos de padres extranjeros ni a minorías autóctonas como los gitanos. Además, puede haber barreras que Or. desconocido Nac. extranjero Fuente: elaboración propia a partir de datos del Sistema de Información sobre Drogodependencias en Cataluña (SIDC). Evolución del número de inicios de tratamiento en personas nacidas en el extranjero y personas de origen desconocido (1995-2005) 1995 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 10.608 10.709 11.042 11.424 11.054 11.254 11.723 12.857 13.476 13.000 Or. desconocido 33 43 18 37 77 158 89 102 307 220 373 Nac. extranjero 469 519 523 599 749 858 966 877 540 841 863 Total 11.170 11.250 11.678 12.250 12.070 12.309 12.702 13.704 14.537 14.236 Nac. España 10.416 10.918 1996 1997 Fuente: elaboración propia a partir de datos del Sistema de Información sobre Drogodependencias en Cataluña (SIDC). Capítulo 10: Salud mental 21 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior En los datos correspondientes al 2004 por grupos de países, se observa que de los usuarios nacidos en el extranjero los grupos de países que se repiten con más frecuencia son los de África, América Central y del Sur, otros países de la Unión Europea y origen desconocido. Distribución por grupos de países de los inicios de tratamiento de usuarios extranjeros (2004) Fuente: elaboración propia a partir de datos del Sistema de Información sobre Drogodependencias en Cataluña (SIDC). En los programas de reducción de daños hay una presencia importante de personas nacidas en el extranjero en los últimos años. En el año 2006, por ejemplo, en los recursos de reducción de daños de la ciudad de Barcelona los nacidos en país desconocido y en el extranjero sumaban casi el 70% del total de usuarios. Recordemos que para acceder a estos recursos no hace falta tener ningún tipo de documentación (ni siquiera la tarjeta sanitaria) y que ofrecen servicios para cubrir necesidades básicas. Distribución de los usuarios de la red REDAN según lugar de nacimiento (2006) Fuente: elaboración propia a partir de datos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona. Capítulo 10: Salud mental pág. siguiente >> imprimir salir ¿Qué barreras pueden dificultar el acceso de los inmigrantes a los centros de la XAD? ¿De qué forma crees que se podrían reducir estas barreras? Migración, cultura y drogodependencia Aunque tuviéramos más datos que los que hemos visto sobre la situación del consumo de las personas inmigrantes o miembros de minorías étnicas, seguiría siendo difícil, como hemos dicho más arriba, saber si el hecho de pertenecer a una minoría étnica o ser inmigrante supone un mayor riesgo de consumo o de dependencia de drogas. Aun así, lo que parece claro es que los miembros de minorías étnicas que pueden tener problemas de drogas conocen peor y usan menos y de una manera menos satisfactoria los servicios de drogodependencias que la población que pertenece a la cultura mayoritaria, excepto en el caso de los recursos de emergencia social. Posiblemente, esto se debe a los problemas añadidos de esta población respecto a la autóctona (ya que a menudo carecen del apoyo de amigos o familia, no tienen papeles ni ayudas estatales, no tienen casa y no conocen las posibilidades de mejorar su situación). Lo cierto es que los factores estresantes de la inmigración, el contexto cultural de la sociedad de origen y la de acogida, los procesos de aculturación (es decir, de adaptación al país de acogida), la identidad cultural o identificación con el grupo e, incluso, los factores biológicos (genéticos) influyen en el consumo y la dependencia de sustancias. Otra idea que podemos encontrar a menudo, también entre los profesionales de drogodependencias, es que los inmigrantes tendrán menos problemas de consumo de drogas si adoptan el estilo de vida y los valores de la cultura mayoritaria, es decir, si se «integran». Al margen de la complejidad (y, en cierto modo, inutilidad) del concepto de integración, del que se habla en otros capítulos de este material, tampoco está nada claro que una mayor «integración» suponga menos problemas con las drogas. Sobre todo teniendo en cuenta que el consumo de drogas puede ser un factor de «integración» en la sociedad. Por ejemplo, ¿está más integrado un hombre que trabaja en la construcción y bebe cerveza o coñac en el desayuno que uno que no lo hace? ¿Y la persona que no bebe cava en las celebraciones? En el caso de los consumidores de heroína, por ejemplo, hay personas que han «aprendi22 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir do» a pincharse en España y no lo hacían en su país. Hay que tener en cuenta cuál es la manera de consumir en el país de origen y cuál la de la sociedad de acogida, para entender mejor qué puede significar el proceso de adaptación en el caso del consumo de drogas. Lo que suele suceder es que los consumidores consuman cada vez más las drogas más frecuentes del país de acogida y se adapten a la manera de consumir (al patrón de consumo) de la sociedad de acogida. En el caso de la juventud, todavía es más complicado. «Integrarse» en el mundo de los jóvenes puede querer decir justamente no adaptarse a las normas de los adultos, puesto que de los jóvenes a menudo se espera que sean transgresores. «Integrarse» puede significar emborracharse en las fiestas o fumar marihuana a escondidas de los padres, más que ser abstemios, quedarse en casa y obedecer la prohibición de los padres de no fumar marihuana. En el caso de los jóvenes que intentan «encajar» en la cultura mayoritaria a la vez que hacen suyos los valores y expectativas de su cultura familiar, la situación puede llegar a ser especialmente difícil. Puede suponer una difícil lucha en que el joven acabe viviendo dos mundos separados y diferentes, difíciles de compartir. La inmigración no debería considerarse en sí misma un factor de riesgo, sino que más bien lo es en ciertos contextos, como por ejemplo en aquellos en que el individuo no tiene suficientes recursos, ya sean psicológicos, sociales, económicos u otros, para controlar situaciones muy complejas que pueden surgir del proceso migratorio. Es importante recordar que la experiencia de inmi gración y de aculturación (adaptación a la sociedad de acogida) es diferente para cada persona. Puedes reflexionar sobre si, en tu caso, ha cambiado el consumo de drogas a partir de la migración. También puedes pensar sobre cómo ves a las per sonas consumidoras de tu comunidad. Tal vez te afecte que su imagen negativa contribuya a crear una imagen negativa de toda tu comunidad. Recuerda que tu función como profesional es ayu dar a estas personas, sea cual sea su situación, a pesar de que sus opciones no te parezcan correctas. Capítulo 10: Salud mental 23 índice libro índice capítulo 10 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Generalitat de Catalunya (Departament de Sanitat i Seguretat Social) (1999) Salut jove, Barcelona: Direcció General de Salut Pública. Pascual, C.; M. Cavestany; S. Moncada; J. Salvador; J. C. Melero; J. A. Pérez de Arróspide (2003) Tu guía: Drogas + información – riesgos, Madrid: Ministerio del Interior, Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Secretaría General Técnica. Visiers, C.; A. Qureshi (2008) Manual de transculturalitat per a professionals de la XAD, Barcelona: Generalitat de Catalunya, Direcció General de Salut Pública. Capítulo 10: Salud mental 24 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo IV Salud comunitaria y mediación intercultural 11 Capítulo 11 Salud comunitaria Kiku Auquer Framis y Assumpta Bou Monclús salir índice libro << pág. anterior índice capítulo 11 pág. siguiente >> imprimir salir Módulo IV. Capítulo 11 11 Salud comunitaria Preguntas clave Introducción Promoción de la salud en intervención comunitaria Proceso de planificación de un proyecto de salud comunitaria (proceso P) Para saber más Página 3 Página 5 Página 6 Página 10 Página 34 Capítulo 11: Salud comunitaria índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Qué tipos de restricciones hay en el acceso de los inmigrantes al sistema sanitario? ¿Qué es la comunicación para el cambio social? ¿Cuál es la diferencia entre comunidad, implicación comunitaria, salud comunitaria, medicina comunitaria y acción comunitaria para la salud? ¿Sabrías poner un ejemplo de prevención primaria, secundaria y terciaria? ¿Cuáles son las etapas de un proceso de planificación de un proyecto de salud comunitaria? ¿Conoces las seis fases del proceso de cambio de comportamiento? Capítulo 11: Salud comunitaria índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Qué métodos de carácter cualitativo existen para detectar los problemas basados en los profesionales? ¿Sabes en qué consiste el método de priorización de Hanlon? ¿Cuáles son los cuatro factores de la técnica DAFO para definir y contextualizar problemas? ¿En qué se diferencian la evolución y la monitorización de un proyecto comunitario? Capítulo 11: Salud comunitaria índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 11 Salud comunitaria Introducción La salud es percibida por el colectivo de las personas inmigradas como un valor esencial y básico para el desarrollo personal, el cual, a su vez, es la base para tener una buena salud. Así pues, la salud está estrechamente relacionada con el acceso a una vivienda, un puesto de trabajo, papeles, etc.; en definitiva, a todo aquello que condiciona la posibilidad de tener una vida digna. El concepto de salud como motor y fuente de la vida es universal. Luego, cada cultura manifiesta una concepción de la salud particular, basada específicamente en tres aspectos: • El cuidado del cuerpo: alimentación, higiene personal, etc. • El imaginario de la enfermedad y sus determinantes. • Las pautas y/o conductas promovidas o evitadas (incluso prohibidas) para eludir las enfermedades. La dinámica de la relación entre la persona inmigrada y el sistema de salud depende en buena parte de tres variables (AA. VV., 2005): Capítulo 11: Salud comunitaria • La diferente concepción o imaginario de salud y enfermedad. • El tipo de relación de la persona inmigrada con el sistema de salud de su país de origen. • El proceso de desarraigo y de adaptación al país de acogida. Promover la educación para la salud en los colectivos más desfavorecidos y prevenir las enfermedades que la propia pobreza comporta son tareas fundamentales de todo el sistema de salud. Según Bollini y Siem (1995), las personas inmigradas «no sólo están expuestas a trabajos precarios y a pobres condiciones de vida, los cuales determinan un bajo nivel de salud, sino que además han padecido una reducción en las facilidades de acceso a la salud por causas políticas, administrativas y culturales». E. Bada1 clasifica las restricciones al acceso de los servicios de salud según su origen (lo cual, en su opinión, permite no sólo reducir las barreras sino también incidir en las causas que las generan): • Autorrestricción primaria. Son aquellos factores de carácter interno que influyen en la decisión personal de acudir a un servicio de salud determinado. Partiendo de la percepción individual del concepto de «normalidad», una persona índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir puede discrepar con los servicios de salud acerca de aquellos aspectos que necesitan su actuación. Esta diferencia de criterios se ve acentuada en la población inmigrada, ya que, entre otros factores, tiene una percepción de salud y enfermedad diferente del de la sociedad de acogida. • Restricción externa. Una vez que se decide acudir a los servicios sanitarios, puede aparecer una restricción externa, debida a las diferencias culturales, socioeconómicas, legales y administrativas, o referentes a la comunicación o la relación con el personal sanitario. • Autorrestricción secundaria. Como consecuencia de las barreras externas, se puede generar un efecto feedback negativo que provoca la aparición de otro tipo de restricciones internas; es decir, una persona que previamente estaba de acuerdo en acudir a un servicio sanitario, a consecuencia de las restricciones externas, se retrae y decide no acudir a visitarse. saludables a través de la propia autopromoción de la comunidad. Este módulo pretende formar a los mediadores sociosanitarios en aquellos aspectos clave que les permitan realizar tareas de ASBC, es decir, tiene como objetivo facilitarles los conocimientos y habilidades necesarios para desarrollar una competencia cultural en estrategias para la comunicación que garanticen la promoción de comportamientos saludables en la comunidad. El módulo se fundamenta en el modelo de «comunicación para el cambio social», que describe cómo la actuación conjunta del diálogo comunitario y la acción colectiva produce un cambio social de la población y proporciona salud y bienestar a sus miembros. A partir de esta clasificación se define una metodología para la intervención. Ésta se estructura en dos áreas: La Declaración de Ottawa para la Promoción de la Salud (1986) estableció un consenso sobre la necesidad de cinco acciones prioritarias: • Ámbito comunitario:2 se promueven proyectos para reducir la autorrestricción primaria. • Ámbito de los servicios de salud: se llevan a cabo adaptaciones para reducir las restricciones externas y evitar la aparición de la autorrestricción secundaria. En la primera área, se propone realizar acciones comunitarias a través de programas de IEC/CCC3 basados en las estrategias para la educación «entre iguales» y en la utilización de la comunicación como estrategia para el cambio de comportamiento y el cambio social. En el segundo ámbito, se propone desarrollar programas de formación cultural y sanitaria, apoyo al personal sanitario existente, incorporación de personal especializado y optimización de los recursos humanos con capacitación que ya trabajen en los servicios sanitarios. En el marco del Plan Director de Inmigración, el mediador intercultural se define como aquella persona que trabaja en la interpretación lingüística y la mediación de conflictos en el ámbito de las instituciones sanitarias, pero también como agente de salud de base comunitaria (ASBC) en el contexto de la comunidad. El ASBC investiga los conocimientos, actitudes y prácticas de la comunidad en temas concretos de salud, para después poder facilitar el cambio de comportamiento necesario para la adopción de hábitos Capítulo 11: Salud comunitaria Promoción de la salud en intervención comunitaria • La promoción de políticas públicas a favor de la salud. • La creación de ambientes saludables. • La acción comunitaria. • El desarrollo de habilidades personales. • La reorientación de los servicios sanitarios (considerando que ha de pasar de la responsabilidad curativa a ser una acción de promoción de la salud). Estas acciones responden a tres estrategias clave para la promoción de la salud: • Crear las condiciones esenciales para la salud. • Permitir a todas las personas alcanzar sus plenos potenciales de salud. • Mediar entre los diferentes grupos sociales que de una u otra manera influyen en el estado de salud de la población. Puesto que el comportamiento de las personas es un factor importante para obtener los resultados deseados en salud, las inversiones deben dirigirse tanto a los servicios prestadores de salud (hospitales y servicios básicos de salud) como a la promoción de comportamientos saludables en la comunidad. A finales de los ochenta tomó fuerza el concepto de promoción de la salud como el proceso que capa índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior cita a los individuos y la comunidad para aumentar su control sobre los determinantes de su salud y, por consiguiente, mejorarla. La OMS considera que la promoción de la salud puede llevarse a cabo más eficazmente a través de programas que, por una parte, orientan a las personas y a la comunidad a la hora de adoptar decisiones adecuadas para la protección de su salud y, por otra, refuerzan el desarrollo institucional que asegure la disponibilidad de servicios y de las tecnologías necesarias para resolver los problemas que afectan a la población. Durante la XXIII Conferencia Sanitaria Panamericana, en septiembre de 1990, se insistió en la comunicación social como elemento fundamental para la formación básica de la comunidad. La educación y la información constituyen la base del conocimiento y las habilidades que permiten a las personas, familias y comunidades realizar elecciones positivas en materia de salud. El uso de la información como instrumento de cambio ha de constituir una esfera de trabajo importante en los servicios de atención a la comunidad. La transmisión de información a individuos o grupos mediante la comunicación social creará el conocimiento que ha de servir de base para conseguir un cambio en las actitudes y los comportamientos nocivos para la salud. Por su parte, la Declaración de Yakarta sobre la Promoción de la Salud indica que el acceso a los medios de información y la tecnología de las comunicaciones es importante para avanzar en la promoción de la salud e insta a los gobiernos a incluir, como elementos clave en los programas de salud comunitarios, campañas de comunicación social y de educación para promover la responsabilidad de la población. El Banco Mundial alerta de lo siguiente: La comunicación debe ser un componente de las estrategias de inversión en salud. Los esfuerzos para crear conciencia sobre diversos aspectos de salud pública, que han sido los objetivos tradicionales de programas de información, educación y comunicación (IEC), han creado una base sólida para las actividades sobre población, salud y nutrición (PSN). Para ello no son suficientes las investigaciones realizadas sobre el efecto que tienen los comportamientos individuales y de grupo en los resultados y los costes de las intervenciones de PSN. El nuevo enfoque es que los programas de comunicación deben ser formulados primero, y ante todo, para apoyar los cambios en el comportamienCapítulo 11: Salud comunitaria pág. siguiente >> imprimir salir to entre los grupos clave, llevando el mensaje no sólo a los potenciales destinatarios sino también a sus grupos de influencia y a los proveedores de servicios de salud. El objetivo final es que las poblaciones en riesgo adopten comportamientos que en conjunto mejorarán la salud de la comunidad y reducirán el coste del cuidado de la salud. La frecuencia, la severidad y el coste de las enfermedades para los individuos y sus comunidades se reducirá con la búsqueda de los servicios de cuidado de la salud, cumpliendo con el régimen de tratamiento, reduciendo riesgos en la salud y tomando acciones positivas hacia la salud. Conceptos clave en salud comunitaria Comunidad. Es un grupo de personas que, generalmente, viven en una misma zona geográfica, comparten una misma cultura, unos valores y unas normas, y tienen una estructura social establecida. Los miembros de la comunidad tienen una identidad personal y social (comparten el sistema de creencias, valores y normas desarrollado por la comunidad en el pasado, y que puede ser modificado en el futuro), muestran algunas preocupaciones acerca de su identidad como grupo y comparten necesidades y compromisos para satisfacer sus objetivos. Pero existen controversias en la definición de comunidad a causa de las diferentes expectativas referentes a los servicios sanitarios. Véase en un ejemplo sobre un estudio realizado en un nuevo centro de salud de Washington (Estados Unidos): • El personal sanitario considera comunidad a la población adscrita a su centro sanitario. En la descripción de la comunidad, pone énfasis en la precariedad de las condiciones económicas, de educación, físicas y psicológicas. • Los usuarios del centro consideran comunidad a aquel grupo que permite a las personas sentirse en conexión con los demás. En la descripción de la comunidad, ponen énfasis en las habilidades de cada uno de los individuos para darse apoyo mutuo. Implicación comunitaria. Se trata de la implicación activa de las personas que comparten alguna estructura social y están cohesionadas en la planificación y realización de actividades y en el seguimiento de los cuidados de salud básicos, para lo cual utilizan recursos existentes de ámbito local o nacional o provenientes de otra fuente. índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior En la implicación comunitaria, las personas individuales y las familias asumen la responsabilidad de la salud y el bienestar de su comunidad y desarrollan la capacidad para contribuir al propio desarrollo de su comunidad y de sus miembros. Salud comunitaria. Es la combinación de ciencias, habilidades y creencias dirigidas a mantener o mejorar la salud de todo un colectivo mediante acciones sociales o colectivas. Los programas, servicios e instituciones implicados ponen énfasis en la prevención de enfermedades y las necesidades de la salud de la población de manera global. Las actividades sanitarias comunitarias cambian con las mejoras tecnológicas y los valores sociales, pero los objetivos permanecen inalterados. Medicina comunitaria. Es el estudio de la salud y de las enfermedades de la población en una comunidad o grupo particular y la práctica de la medicina en estos grupos o en la comunidad, más que en los pacientes particulares. Acción comunitaria para la salud. Es el conjunto de esfuerzos colectivos de la comunidad que tienen como objetivo incrementar el control de la comunidad de ciertos determinantes de la salud para mejorarla. Los agentes de salud de base comunitaria Los agentes de salud de base comunitaria (ASBC) son trabajadores sanitarios entrenados que, trabajando en equipo con otros trabajadores sanitarios y de desarrollo, ofrecen el primer contacto entre las personas y el sistema sanitario. Sus funciones y el tipo de trabajo que desarrollan son diferentes en cada país o comunidad, en función de sus necesidades y de los recursos disponibles. En muchos países, son miembros de la comunidad, la cual los ha escogido como tales. En algunos lugares trabajan de manera voluntaria aunque normalmente aquellos que lo hacen a tiempo parcial o completo son remunerados por la comunidad y los servicios sanitarios públicos. Las funciones de los ASBC pueden ser: • Aconsejamiento (counselling). Interacción que ofrece a la persona la oportunidad de explorar, descubrir y clarificar los hábitos de vida con mayor bienestar, normalmente de manera individualizada con una persona entrenada para ello. • Apoyo para la salud. El ASBC tiene también un papel destacado a la hora de concienciar a la comunidad respecto de los derechos de un colectiCapítulo 11: Salud comunitaria pág. siguiente >> imprimir salir vo determinado. Es un profesional especialmente entrenado y acreditado para desarrollar tareas de soporte y suplemento (si es necesario) de las funciones de los profesionales de salud, desempeñando su labor bajo la supervisión de los profesionales sanitarios. • Servicios, cuidados y programas basados en la comunidad. Combinación e integración de servicios sociales y sanitarios ofertados a personas individuales, familias y comunidades para atender a sus necesidades de salud en su lugar de residencia con el propósito de promover, mantener o restaurar la salud o minimizar los efectos de las enfermedades o discapacidades. Estos servicios, que se llevan a cabo entre trabajadores sanitarios, pacientes y miembros de la comunidad (cuidadores voluntarios no profesionales y miembros de las familias), están diseñados para ayudar a vivir a los miembros de la comunidad con la máxima independencia en su propio entorno. Ejemplos de estos servicios son la ayuda para facilitar el transporte a los pacientes, los cuidados de enfermería en el hogar y las visitas médicas domiciliarias. Incluyen: - Prevención primaria: prevención de problemas sanitarios y enfermedades antes de que se produzcan (promoción sanitaria y prevención de enfermedades). - Prevención secundaria: detección precoz de problemas y enfermedades e intervención curativa y de apoyo en las enfermedades más comunes, alimentación durante la enfermedad y referencia adecuada a las unidades sanitarias. - Prevención terciaria: corrección y prevención del deterioro, rehabilitación y cuidados paliativos. • Coordinación con el sector sanitario. Colaboración organizada entre los diferentes proveedores de servicios y los distintos tipos de trabajadores de todos los diferentes niveles de la estructura sanitaria para hacer un uso más eficiente de los recursos, con un mutuo acuerdo sobre la división del trabajo. Implica también la coordinación de programas o servicios para no duplicar o hacer inconsistente la actuación. • Asesoramiento en salud comunitaria. Evaluación de las necesidades sanitarias de la comunidad, que normalmente facilita la priorización de necesidades y las estrategias para abordarlas. • Defensa. Los ASBC deben asegurarse de que los puntos de vista de un colectivo o individuales sean oídos, y sus intereses, representados. índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior • Fortalecimiento del poder comunitario. Implica una actuación colectiva con el objetivo de controlar o influir en aquellos aspectos que determinan la salud y la calidad de vida. Es un objetivo importante en la acción comunitaria para la salud. Véase un ejemplo de la actuación que llevan a cabo los ASBC en el ámbito de la salud sexual y reproductiva en diferentes países y mediante distintos programas: pág. siguiente >> imprimir salir Los ASBC se encargan de la educación, el seguimiento, el apoyo y la referencia a un centro sanitario de las mujeres con mayor riesgo de complicaciones durante el embarazo y el parto en comunidades específicas (las que presentan una mayor mortalidad materna e infantil, con mayor número de partos domiciliarios, tasas reducidas de asistencia a las consultas de control prenatal, alto número de embarazos durante la adolescencia, familias que disponen de muy pocos ingresos económicos, etc.). Los servicios se aseguran a través de estas personas, que conocen bien la comunidad y sirven de puente entre ésta y el sistema sanitario o los servicios sociales. Los trabajadores de salud comunitarios son formados en la educación sanitaria y en el sistema de referencia a los distintos servicios sanitarios, para dar apoyo durante el proceso de asistencia. Las tareas de los ASBC se concretan en actuaciones como las siguientes: • Realizan visitas a domicilio, al menos con una periodicidad mensual durante el embarazo y el primer año de vida del recién nacido. • Proporcionan educación sanitaria básica a las familias sobre múltiples temas: factores de riesgo para la infección por VIH y medidas de prevención para prevenir su transmisión, prevención de intoxicaciones alimentarias, riesgos asociados con el abuso de sustancias (tabaco, alcohol, etc.) durante el embarazo, violencia de género, planificación familiar, amamantamiento materno, etc. • Se aseguran de que los padres entiendan la necesidad de vacunar a sus hijos y de hacer visitas de seguimiento de su crecimiento. • Ayudan a las familias durante la adolescencia de los hijos y tratan temas como las escolarización secundaria o la búsqueda de los primeros trabajos. • Trabajan con los padres para mejorar la interacción de éstos con sus hijos y promover su conocimiento del desarrollo normal del niño. • Ayudan a las familias con las solicitudes y los procedimientos burocráticos necesarios para la asistencia médica. • Enseñan a las familias a desarrollar sus habilidades y sus propios recursos para mejorar su estado de salud, el funcionamiento familiar y la autosuficiencia. Capítulo 11: Salud comunitaria índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior Funciones de los ABSC en Cataluña En el contexto de una sociedad multicultural como es la catalana, y en el marco del PDI, que contempla una política participativa y comunitaria de acomodación de la esfera sanitaria a la nueva realidad, la figura del mediador como agente de salud de base comunitaria se configura como un figura adecuada y eficaz para el trabajo educativo en la promoción de los hábitos saludables en su comunidad de origen con el objetivo de mejorar los conocimientos, las actitudes y los comportamientos que permitan la autopromoción de la salud a través de la comunicación entre iguales. El mediador o ASBC con una competencia adecuada puede participar en los programas de educación y promoción de la salud y convertirse en un formador tanto individual como grupal a través de talleres en el ámbito institucional y comunitario: • En la consulta médica, dando apoyo al personal sanitario en las tareas de educación sanitaria del usuario en: - Aspectos preventivos: comunicando y aconsejando la promoción de conocimientos, actitudes y comportamientos saludables. - Aspectos curativos: supervisando los tratamientos en el domicilio y asegurando el cumplimiento de las consultas de seguimiento de la enfermedad. • En la comunidad, desempeñando tareas de investigación a nivel comunitario y de autopromoción de la salud a través de la comunicación entre iguales (véase el gráfico). Algunos ámbitos de actuación en la promoción de la salud que deberían abordarse de manera prioritaria en nuestro contexto son: Grupos de la comunidad: ONG, voluntarios, escuelas, empresas, Iglesias, etc. Capítulo 11: Salud comunitaria imprimir salir • Salud infantil. • Salud sexual y reproductiva: planificación familiar, control prenatal, parto y posparto. • Tuberculosis. • Infecciones de transmisión sexual. • Infección por VIH y sida. Proceso de planificación de un proyecto de salud comunitaria (proceso P) El proceso de planificación permite diseñar, implementar y evaluar una estrategia de comunicación para el cambio de comportamiento con el objeto de promover, consolidar e incorporar en las familias y comunidades la mejora de las prácticas para el cuidado y la protección de la salud a través de la educación, información y comunicación (IEC) entre iguales. Las teorías y modelos del cambio de comportamiento postulan que la adopción de hábitos saludables es un proceso a través del cual las personas avanzan hacia la consecución de un nuevo comportamiento en su vida cotidiana. Este proceso se desarrolla en varias etapas. Los modelos insisten en que en las primeras etapas son muy importantes los mensajes y programas educativos transmitidos en los medios de comunicación (información audiovisual e información sanitaria), mientras que durante las etapas posteriores son más importantes las redes comunitarias de ayuda mutua y las comunicaciones interpersonales (educación entre iguales). Atención primaria Agentes de salud de base comunitaria (ASBC) Domicilio pág. siguiente >> Hospital municipal o de referencia COMUNIDAD Mediadores sociosanitarios 10 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior El programa de la estrategia de comunicación para el cambio que lidera la Universidad Johns Hopkins establece cinco etapas para detectar las percepciones, creencias, valores y prácticas de la población en situación de riesgo. Ello permite, posteriormente, desarrollar programas de comunicación que influyan en la población destinataria a la hora de adoptar hábitos saludables. El proceso P es una herramienta imprescindible para los ASBC y mediadores para llevar a cabo una investigación comunitaria entre los colectivos de su región de origen. El objetivo principal de este estudio es detectar los conocimientos, actitudes y comportamientos que deberían cambiar para convertirse en hábitos de vida saludables. En la promoción de la salud es esencial contribuir a la creación de un ambiente que estimule a los individuos, las familias y las comunidades a actuar en favor de su salud y a abogar por los servicios de calidad. El proceso P es una metodología para guiar a los profesionales de la comunicación en el desarrollo de programas de comunicación estratégica. Puede ser utilizado en el diseño e implementación de multitud de programas de comunicación, en temas como el fomento de conductas saludables para prevenir la transmisión del VIH, la promoción de la supervivencia infantil, la reducción de la mortalidad materna, el aumento de la prevalencia del uso de métodos anticonceptivos, la prevención de infecciones de transmisión sexual o la promoción de la salud ambiental. La participación y el fortalecimiento de la capacidad son dos conceptos considerados esenciales para la construcción de alianzas y coaliciones, tanto en los ámbitos internacional y nacional como en los niveles local y comunitario, que permitan lograr la sostenibilidad y los buenos resultados de los programas. Para la resolución de los problemas de salud, se considera esencial la participación activa de la comunidad durante todo el proceso. 0ARTICIPACIvN AD Análisis &ORTALECIM DELACAP NTO A IE Diseño estratégico CID Desarrollo y pretesteo Evaluación y replanificación Capítulo 11: Salud comunitaria Implementación y monitorización pág. siguiente >> imprimir salir El proceso P consta de los siguientes pasos: 1. Análisis. 2. Diseño estratégico. 3. Desarrollo y pretesteo. 4. Implementación y monitorización. 5. Evaluación y replanificación. Primer paso: análisis El primer paso consiste en la identificación y comprensión del problema de salud, los grupos más afectados por éste, las normas culturales que subyacen a las conductas de salud, las políticas y programas existentes, las organizaciones activas y los espacios y vías de comunicación disponibles. El análisis y la evaluación de las necesidades de salud comunitaria es un proceso que: • Describe el estado de salud de la población local. • Permite identificar los factores de riesgo más importantes y las causas de las enfermedades. • Proporciona la identificación de las acciones necesarias para corregirlos. Se trata de un proceso de desarrollo longitudinal en el tiempo y, a la vez, dinámico. Es una metodología que nos permite planificar el programa actual y futuros programas de salud pública utilizando de manera óptima toda la información y los recursos existentes. Permite: • Planificar y llevar a cabo de manera efectiva las actividades destinadas a aquellas personas que más lo necesiten. • Aplicar los principios de equidad y justicia social en la práctica diaria. • Asegurar que los recursos, limitados, sean empleados con el mayor beneficio para la salud. • Trabajar en colaboración con la comunidad y con otros profesionales y organizaciones con el objetivo de determinar cuáles son los aspectos y problemas sanitarios que crean más preocupación y planificar intervenciones para poder solucionarlos. Conceptos y principios • Salud y necesidades en salud. Se utiliza un concepto holístico de salud, poniendo énfasis en los factores sociales, económicos y culturales y en los comportamientos individuales. Las necesidades 11 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior en salud se conciben como necesidades sentidas y expresadas por la población local y por los profesionales implicados (van más allá del concepto de demanda, pues se basa en la capacidad de las personas para beneficiarse de la atención sanitaria y los programas de salud públicos). • Factores que afectan a la salud. Son el entorno físico, el entorno social, la pobreza, el comportamiento, el estilo de vida, los aspectos biológicos, las susceptibilidades individuales y familiares para enfermar, etc. • Implicación de la comunidad. Se incorporan muchos de los principios del desarrollo comunitario. Es decir, se afrontan los problemas comunitarios utilizando la energía y el liderazgo de la gente que vive en un determinado entorno. • Implicación de otros profesionales y entidades. Es importante que los participantes en la implementación del programa también estén implicados en el análisis previo. Información necesaria para realizar el análisis Para llevar a cabo el análisis debemos contar con información referente a: A. Caracterización de la población B. Análisis social y de comportamiento C. Canales de comunicación existentes D. Análisis de los grupos sociales y de la capacidad en comunicación A. Caracterización de la población ¿Qué queremos averiguar de la población local? ¿Qué información nos ayudará a definir y describir la comunidad y sus necesidades de salud? Es decir: • ¿Cuáles son las características fundamentales de la población? • ¿Cuál es su estado de salud? • ¿Qué factores locales afectan a su salud? ¿Cuál es el impacto de cada uno de ellos? • ¿Qué provisión de servicios existe? • ¿Qué aspectos o problemas entiende la comunidad como sus necesidades de salud? • ¿Cuáles son las prioridades sanitarias a nivel local o nacional? • ¿Cuáles son los comportamientos subyacentes para cada uno de los problemas de salud? Capítulo 11: Salud comunitaria pág. siguiente >> imprimir salir Teniendo en cuenta que lo más importante es definir claramente las cuestiones para las que queremos respuesta y que recoger información provechosa obliga a emplear mucho tiempo, las siguientes informaciones pueden resultarnos de gran ayuda: Características de la población • Geografía: ¿qué área o población vamos a cubrir? • Población: ¿cuánta gente vive en ella? • Distribución por edades: ¿qué edades tienen? • Distribución por género: ¿cuántas mujeres y cuántos hombres hay? • Procedencia, grupos étnicos y religiones. • Tendencias de la población: patrones a través del tiempo. • Lenguas y alfabetización. Estado de salud de la población • Puntos de vista propios de la población sobre su salud. • Información estadística. • Encuestas cualitativas. • Conocimiento de los trabajadores sanitarios y profesionales de otras entidades. Para identificar el estado de salud de la población hay varios métodos y medidas: • Datos sobre mortalidad. • Datos sobre morbilidad (enfermedades). • Datos sobre comportamientos (tabaco, lactancia materna...). • Datos sobre calidad de vida (escalas para medir la percepción de la propia salud: índice de Barthel, perfil de salud de Nottingham, índice de actividades de la vida diaria, etc.). • Información, a través de los diversos servicios de salud (áreas básicas de salud, hospitales, etc.), sobre: - ¿Qué desigualdades hay en salud (por ejemplo, desigualdades en la cobertura de vacunación de los niños)? - ¿Quiénes son los más desfavorecidos en la comunidad? ¿Por qué? - ¿Qué se puede hacer al respecto? - ¿Quiénes tienen necesidades no satisfechas en la comunidad? - ¿Quiénes carecen de acceso a la atención sanitaria en la comunidad? 12 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Factores locales que afectan a la salud de la población • Empleo y tipo de trabajo: enfermedades laborales, nivel de ingresos, autoestima relacionada con el trabajo. • Pobreza e ingresos económicos. • Entorno: polución, saneamiento ambiental, vivienda, transporte... • Cohesión social: - Redes sociales (descripción por la gente local a través de mapas, diagramas, historias, escenificaciones, etc.). - Migraciones. - Grupos marginales. - Actividades de ocio. • Factores de desestabilización: guerras, terremotos, inundaciones... • Recursos sanitarios formales e informales: terapeutas tradicionales, etc. Trabajos de investigación o experiencias prácticas realizadas o en curso Los profesionales sanitarios pueden haber hecho trabajos o ser encuestados acerca de cuestiones como: • ¿Cuáles son las enfermedades más frecuentes? • ¿Qué problemas son los más detectados y ocupan la mayor parte de la asistencia médica? • ¿Se sienten o consideran enfermas las personas que conozco? • ¿Qué me cuenta la gente sobre sus preocupaciones acerca de la salud? • ¿Cuántas personas procuran la asistencia médica? ¿De qué grupos o sectores sociales provienen? • ¿Qué cambios se han producido últimamente en la comunidad y en los servicios sanitarios? Puntos de vista de la comunidad sobre sus necesidades de salud y sobre los diferentes servicios sanitarios • ¿Cuál es el estado de salud percibido por la propia comunidad? • ¿Qué es lo que la comunidad considera necesario para mejorar su salud? • ¿Qué grado de satisfacción tiene la población respecto a la prestación de los servicios sanitarios? Estas y otras preguntas han de formar parte del diagnóstico comunitario. Deben considerarse indispensables para conocer la situación sanitaria de la comunidad independientemente de la metodología utilizada para ello (entrevistas semiestructuradas, grupos focales, encuestas, etc.). Prioridades sanitarias a nivel local y nacional • ¿Cuáles son las prioridades sanitarias de las instituciones políticas y de los prestadores de servicios sanitarios en esta comunidad y a nivel nacional? • ¿Coinciden los problemas sanitarios prioritarios que hemos detectado con las prioridades de las instituciones políticas y sanitarias locales y catalanas? Capítulo 11: Salud comunitaria 13 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior B. Análisis social y de comportamiento Se evalúan el nivel de conocimientos, las actitudes, las habilidades y los comportamientos de los individuos y grupos sociales utilizando los resultados de la investigación y los estudios realizados. Se identifican las redes sociales y las normas socioculturales existentes. Se analizan aspectos como cuál es la dinámica de la comunidad, cuáles son los grupos de mayor influencia, quiénes asumen el liderazgo y de qué manera lo ejercen (participativa, autoritaria, etc.) y qué siente la población sobre su propia eficacia para resolver problemas. • Cambio de comportamiento: ¿en qué fase nos encontramos? Se ha de buscar información para identificar los comportamientos existentes en salud y compararlos con los deseables o recomendados para una vida saludable: - ¿Hasta qué punto la población se comporta de manera apropiada? - ¿Está su comportamiento muy lejos del que debería adoptar? • Identificación de los factores que inhiben o facilitan los cambios deseados: aspectos sociales, culturales y económicos de los grupos a los cuales se dirige el programa. Barreras para el cambio de comportamiento • ¿Por qué el grupo no adopta el comportamiento deseado? • ¿La población es consciente del problema? • ¿Tiene la población el conocimiento apropiado respecto al tema? Capítulo 11: Salud comunitaria pág. siguiente >> imprimir salir Otras barreras Categoría Preguntas que plantearse Disponibilidad ¿El grupo tiene a su disponibilidad los servicios y productos necesarios para adoptar el comportamiento deseado? Accesibilidad ¿El grupo puede y sabe obtener y utilizar los productos y servicios necesarios para adoptar el comportamiento deseado? Posibilidad ¿El grupo tiene los recursos económicos, o de otro tipo, que le permitan obtener y utilizar dichos productos y servicios? Aceptabilidad ¿Es socialmente aceptable por parte del grupo la utilización de tales productos y servicios? ¿Es aceptable para el grupo la práctica del comportamiento deseado? • Personas influyentes en las comunidades con respecto a los aspectos de salud. - ¿Quién tiene influencia en el comportamiento del grupo en los temas relacionados con la salud? - ¿De qué tipo de influencia se trata? - ¿Es positiva dicha influencia o va en contra del comportamiento deseable? 14 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Grupo prioritario y grupo de apoyo de nuestra intervención Características comunes Fases del cambio de comportamiento Barreras conocidas para el cambio de comportamiento Fuentes de información disponibles - La acción de los miembros del grupo prioritario tendrá un impacto directo sobre la salud. - La acción de los miembros del grupo de influencia o de apoyo ayudará a los miembros del grupo priorizado a iniciar o continuar sus actividades. Características que comparte el grupo prioritario: - Características demográficas. - Comportamiento habitual. - Beneficios percibidos de la acción que se va a promover. - Barreras para el cambio de comportamiento. - Predisposición para el cambio de comportamiento. - Etc. - Preconocimiento o preconciencia. No tiene conocimiento del cambio y/o no entiende sus repercusiones. No conoce el problema o no lo ve como tal. - Conocimiento o conciencia. Conoce el problema y es consciente de las repercusiones negativas del mal comportamiento sobre su salud. - Aprobación. Aprueba el nuevo comportamiento para que mejore su salud. - Intención o toma de decisión. Decide cambiar su comportamiento y se prepara para hacerlo. - Práctica. Emprende la acción o adopta el nuevo comportamiento. - Defensa y asesoramiento. Mantiene su acción, defiende su cambio o acción e intenta convencer a otros miembros del grupo para que también actúen o cambien de comportamiento. Obstáculos percibidos o elementos disuasorios que impiden que se actúe o se empiece a actuar: - Las consecuencias percibidas del nuevo cambio de comportamiento son negativas. - No se tiene la confianza suficiente o las habilidades necesarias para poder cambiar de comportamiento; emprender la acción se percibe como algo difícil. - Se tiene la percepción de ir en contra de las normas sociales establecidas en el grupo. - Hay factores estructurales, medioambientales o políticos que impiden que se pueda llevar a cabo la acción: recursos no disponibles (económicos y de otro tipo), poca accesibilidad a algo que es necesario, ilegalidad de la acción, etc. Hay que tener en cuenta, por ejemplo: - Qué información tenemos sobre el tema. - De dónde procede o dónde está publicada. - Qué organización la ofrece o publica. - Cuándo se elaboró esta información. - Qué metodología se utilizó para obtenerla. Capítulo 11: Salud comunitaria 15 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Proceso del cambio de comportamiento $EFENSAY ASESORAMIENTO 0RfCTICA )NTENCIvN !PROBACIvN 0RECONOCIMIENTO #ONOCIMIENTO C. Canales de comunicación existentes A partir del análisis situacional, se hace un análisis detallado de los grupos sociales y de los espacios y vehículos de comunicación preferidos. Es decir, se analiza el acceso a los medios de comunicación y las preferencias de uso entre los grupos sociales con que se trabaja; se valora la necesidad de fortalecer las capacidades de las organizaciones de base, las ONG, las agencias de comunicación y los medios de comunicación que participan en la intervención; y, finalmente, se determina la disponibilidad de materiales de comunicación y la necesidad de desarrollar o actualizar habilidades de comunicación interpersonal y aconsejamiento. Debemos tener en cuenta los siguientes canales de comunicación: • Canales interpersonales: comunicación de uno a uno o de uno a un grupo. • Canales orientados a la comunidad: información a través de las familias o de grupos sociales. • Canales mass media: televisión, radio, revistas, periódicos, Internet, etc. Algunas preguntas necesarias para el análisis son las siguientes: • ¿Cuál es el método de divulgación más efectivo en cada una de las comunidades? • ¿Existen experiencias en comunicación (en campañas sanitarias, por ejemplo)? • ¿Qué potencial de audiencia tienen estos canales de comunicación? • ¿Qué materiales de educación sanitaria existen? ¿Quién tiene experiencia en producirlos? • ¿Qué empresas de publicidad hay en la zona? Capítulo 11: Salud comunitaria • ¿Quién produce programas de televisión o de radio? • ¿Qué organizaciones ofrecen material educativo a los servicios proveedores, profesionales sanitarios o trabajadores comunitarios? • ¿Existe alguna red o asociación de medios de comunicación? ¿Cuáles son sus miembros y sus propósitos? D. Análisis de los grupos sociales y de la capacidad en comunicación Se identifican los actores sociales, individuos e instituciones cuya participación sea clave para el éxito de la intervención. Este conjunto de fuerzas sociales (tanto a nivel local como, si fuera el caso, a nivel nacional o internacional) ayudará a iniciar cambios en las políticas y a fortalecer las iniciativas de comunicación. En el ámbito comunitario también se identificarán los diferentes grupos sociales existentes en la zona, las personas que son consideradas agentes de cambio dentro de cada grupo social y las personas que, de forma voluntaria o remunerada, ya están trabajando en el seno de las comunidades. ¿Cómo obtener esta información? Métodos para la identificación de problemas La mejor manera de empezar a crear el perfil de salud de la población es reunir la información que ya existe registrando el tipo de información de que se trata y la fuente de la que proviene. A continuación será necesario definir la información que falta y el modo de conseguirla. Para no perder ninguna fuente de información, se puede solicitar la ayuda de especialistas en salud pública, investigadores en salud, planificadores de salud y proveedores de salud, entre otros. 16 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior Para la descripción de la comunidad podemos utilizar: • Mapas. • El censo y el padrón municipal (nos proporcionará información sobre nacimientos, muertes, etc.). Es recomendable contactar con la persona responsable de la recolección de datos para que nos indique las debilidades del sistema de información. Para la información sobre medidas de salud y desigualdades en salud podemos recurrir a: • Departamento de salud pública (nacional, provincial, municipal...): información sobre enfermedades, desigualdades en la provisión de servicios, mortalidad, morbilidad, etc. Debe proporcionar un análisis comparativo de los datos. • Directores sanitarios y sociales de ámbito local: información sobre la utilización de los servicios. • Departamentos de gobierno a nivel provincial o municipal: datos sobre la estructura social y económica de la comunidad, información sobre distribución de ingresos y riqueza, etc. • Departamento de urbanismo: información sobre vivienda, servicios públicos, industria y riesgos locales. • Departamento de bienestar social: información sobre sus beneficiarios, específicamente aquellos grupos de personas que se beneficien de los servicios del departamento (en este aspecto debemos excluir, aunque pudieran ser de gran ayuda, aquellas informaciones que sean consideradas confidenciales por parte del departamento o de los propios beneficiarios). • Otras organizaciones no gubernamentales, asociaciones privadas (Cáritas, Accem, GRAMC), etc. Capítulo 11: Salud comunitaria pág. siguiente >> imprimir salir • Profesionales sanitarios (personal médico y de enfermería, etc.): observaciones, encuestas y cuestionarios, información sobre estudio de casos, evaluación sobre la salud familiar, etc. Los métodos de detección de problemas se pueden clasificar atendiendo a diferentes factores: • Según tengan en cuenta a los profesionales o usuarios de forma colectiva o bien individualmente, podremos hablar de: - Métodos de detección de problemas individuales. - Métodos de detección de problemas grupales. • Según se plantee una respuesta solamente cualitativa (¿qué ocurre?) o bien se conteste mediante una afirmación cuantitativa (¿cuánto ocurre?), tendremos: - Métodos de detección de problemas cualitativos. - Métodos de detección de problemas cuantitativos. Cuando se trata de salud comunitaria, se recomienda un análisis mixto (cualitativo y cuantitativo). • Según tengan en cuenta los conocimientos y opiniones de los usuarios de los servicios sanitarios (o sociales) o bien los de los profesionales, nos referiremos a: - Métodos de detección de los problemas basados en los profesionales. - Métodos de detección de los problemas basados en los usuarios. Esta última clasificación es la que utilizaremos a continuación. 17 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Métodos de detección de los problemas basados en los profesionales Pueden ser de dos tipos: • De carácter cualitativo: opiniones y percepciones. • De carácter cuantitativo: información recogida a partir de actividades realizadas por los profesionales sanitarios o a través del sistema de información sanitaria en el que se recoge información de las situaciones o factores de riesgo y de las enfermedades. 1. Entrevista individual a fondo a profesionales implicados y externos. 2. Escucha activa del profesional y observación participante. Consiste en la recogida sistematizada de incidentes, opiniones y sugerencias de los profesionales que suelen surgir en los puntos de contacto de los servicios. 3. Comunicación escrita del profesional. Consiste en la elaboración de un cuestionario anónimo para los profesionales de salud que, una vez cumplimentado, deberán poner en un «buzón», el cual se revisará periódicamente para recoger los cuestionarios escritos. 4. Métodos de grupo: • Tormenta de ideas. Se deben tener en cuenta las siguientes premisas: - Se hace un planteamiento de la pregunta. - Sólo se realiza una intervención cada vez. - No se hacen comentarios de lo opinado por otros. - No se coacciona a los participantes. - Se realiza una lista con todo lo dicho. • Grupo nominal. Es un método de grupo más estructurado que el anterior. Sus características son: - Se trata de un método grupal estructurado. - Además de identificar problemas, los ordena según su prioridad. - Consta de las siguientes fases: 1. Exposición de la pregunta. 2. Listado individual de problemas. 3. Puesta en común y aclaraciones. 4. Discusión y elaboración de listas. 5. Priorización individual. 6. Suma de prioridades. 7. Discusión de prioridad. 8. Lista de prioridades del grupo. - Hay una parte de reflexión individual en la que se generan las ideas y una segunda en la que la puesta en común y la discusión de las ideas sirven para evaluarlas y, después, ordenarlas. • Técnica Delphi. Permite conocer de forma ordenada una serie de opiniones y pareceres de personas a través de sus opiniones mediante el correo • Evaluaciones, auditorías médicas y análisis de historias de salud. Tienen un carácter cuantitativo y suelen llevar mucho tiempo. 5. Encuestas de satisfacción y de clima laboral a los profesionales. Es un método indirecto para poder identificar problemas en la prestación de servicios a una población en concreto. Puede ser una herramienta muy útil en la detección de problemas de calidad en los servicios. Capítulo 11: Salud comunitaria 18 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Métodos de detección de los problemas basados en los usuarios • Entrevista a fondo. Puede recoger una información muy valiosa de la percepción del cliente externo sobre los servicios recibidos. Requiere profesionales bien adiestrados en la metodología tanto para la realización de la entrevista como para la interpretación de los resultados. Estas entrevistas pueden ser estructuradas o semiestructuradas. • Escucha activa del paciente. • Grupo focal. Es un método cualitativo en el que se reúne a una serie de participantes para hablar sobre un determinado asunto. • Encuesta de satisfacción y opinión. En la construcción de estos cuestionarios, es fundamental redactar las preguntas de modo que sean perfectamente comprendidas por los usuarios. El tipo de preguntas y el orden de aparición son también factores que se deben tener en cuenta. • Encuesta sobre conocimientos, actitudes y prácticas respecto a temas concretos relacionados con la salud. • Observación directa. Se trata del seguimiento del paciente a lo largo de su proceso asistencial, desde su inicio hasta su conclusión. • Análisis de reclamaciones y sugerencias. Es uno de los métodos más conocidos para poner en evidencia la disconformidad con los servicios. Resulta un buen método de detección de oportunidades de mejora, ya que nos da, si se utiliza de forma sistemática, una buena perspectiva de lo que sucede a nivel individual y de la población, y de la estructura sanitaria y sus trabajadores, y sirve de complemento del resto de las herramientas empleadas. • Métodos indirectos. Se trata de situaciones que pueden predecir la existencia de problemas: incumplimiento de citas, solicitudes de cambio de profesional, no seguimiento de pautas. Estos métodos, que requieren una actitud positiva para realizar el análisis, son complementarios de otro tipo de informaciones, es decir, deben ser consideradas todas ellas en conjunto. ¿Qué hacer con la información? Análisis de la información Es un proceso cíclico, que debe desarrollarse repetidamente con la actualización de los datos, los cuales deben reflejar los cambios de las necesidades de la población local. Debe involucrar a todo el grupo de trabajo, al cual pueden añadirse además consultores para el análisis de los datos. Los resultados y la retroalimentación deben comunicarse a los grupos locales para incentivar su colaboración y fomentar la continuidad de su participación. Para dar sentido a los datos se necesita: • Comparar la población con un grupo más amplio para saber si la importancia del problema de salud es mayor, igual o menor de lo esperado. • Comparar la información reciente con los datos de años previos para ver la tendencia con el paso del tiempo. • Identificar qué información falta. • Comparar los diferentes tipos de información (estadísticas, opiniones, investigaciones, cuestionarios, etc.). Capítulo 11: Salud comunitaria • No averiguar únicamente los problemas sino también los aspectos positivos o fortalezas clave para el cambio. Al final del proceso se debe hacer una lista de las cuestiones sanitarias identificadas que se han de divulgar: • ¿Cuánta gente está afectada? • ¿Qué nos dice la información acerca de la equidad en las relaciones entre diferentes grupos sociales o acerca de las desigualdades de género? • ¿Cuál es el impacto en la vida de las personas de la comunidad? • ¿Existen intervenciones apropiadas y efectivas en la zona donde trabajamos? • ¿ Son adecuados los servicios sanitarios? • ¿Coinciden las necesidades identificadas con las prioridades y estrategias locales y nacionales? • ¿Existen en la zona personas con experiencia y formación en participación comunitaria y programas para el cambio de comportamiento? 19 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior Priorización de los problemas de salud identificados Priorizar significa escoger qué haremos primero, pero ¡cuidado!: importancia no es lo mismo que prioridad. Priorizar es ordenar de acuerdo con los valores determinados por el grupo de personas que está realizando el análisis. Una correcta priorización determina la situación que debe ser abordada en primer lugar, con una posibilidad de mejora más relevante o un impacto en la calidad más positivo. No siempre aquello que debemos hacer primero coincide con lo que creemos que es más importante, sino que tiene que ver más con la posibilidad de abordarlo. Existen múltiples técnicas y modelos de priorización; algunos de ellos se basan en valoraciones cuantitativas, y otros, en juicios cualitativos. En contra de lo que algunos creen, la priorización no es un proceso frío de medición sino un proceso ético y político de contraste de valores e intereses alrededor de los hechos. En todos los casos, aun cuando las mediciones sean numéricas y aparentemente objetivas, la priorización reflejará los intereses y experiencias subjetivas de los participantes. El método de priorización que utilizaremos es el método de Hanlon. Después de revisar la información disponible y pertinente, debemos hacer un listado de las situaciones consideradas problemáticas para el grupo. Los problemas se definen como situaciones desfavorables que necesitan transformación. Hemos de procurar ser exhaustivos en nuestra relación. En el método de Hanlon, la clasificación ordenada de los problemas se obtiene por el cálculo de la siguiente fórmula que se aplica a cada problema que está siendo considerado. Puntuación de la prioridad = (M + S) x E x F donde: • M: magnitud del problema • S: severidad del problema • E: eficacia de la solución • F: factibilidad de la intervención Los componentes del método de Hanlon se corresponden con los principales criterios que permiten decidir prioridades de salud: • M: magnitud del problema Se define como el número de personas afectadas por el problema en relación con la población toCapítulo 11: Salud comunitaria pág. siguiente >> imprimir salir tal. La magnitud se evalúa a partir de la escala que puede observarse en la siguiente tabla: Estimación de la magnitud del problema a partir del número de personas Unidades Un 50% o más de la población está afectada Puntuación 10 Entre un 5% y un 49,99% de la población está afectada 8 Entre un 0,50% y un 4,99% de la población está afectada 6 Entre un 0,05% y un 0,49% de la población está afectada 4 • S: severidad del problema La evaluación de este componente puede basarse en datos subjetivos (como la carga social que genera un problema) y datos objetivos (por ejemplo, la mortalidad). Algunas preguntas que pueden ayudarnos a valorar la severidad son: - ¿Se considera grave este problema? - ¿De cuántas muertes prematuras y cuántos años potenciales de vida perdidos es responsable? - ¿De cuántos días de trabajo perdidos (días de incapacidad temporal o permanente) es responsable? ¿Qué cantidad de dolor o pérdida del bienestar se debe a este problema? ¿Cuántos días de hospitalización se asocian a esta enfermedad? - ¿Existe pérdida de autonomía, perturbación del desarrollo del individuo, desorganización familiar o carga social? - ¿Corren peligro la salud o la seguridad de otros miembros de la comunidad? - ¿Hay riesgos ecológicos y ambientales asociados a este problema? - ¿Tiene mayor importancia este problema en determinados grupos (niños, mujeres embarazadas, etc.)? - ¿Cuáles son los costes y el tiempo asociados al tratamiento y a la rehabilitación de las personas afectadas por este problema? Mediante la valoración de los interrogantes, se puede adjudicar un valor al problema en una es20 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior cala de 0 a 10 (corresponderá esta última cifra a la situación más severa). • E: eficacia de la solución La eficacia permite valorar si los problemas son difíciles o fáciles de solucionar. Algunos autores sugieren otorgar a este componente una valoración de 0,5 a 1,5 (corresponderá esta última cifra a las situaciones más fáciles de resolver). • F: factibilidad de la intervención Hanlon describe este componente por medio de las siglas PERLA, que corresponden a un grupo de factores que no están directamente relacionados con la necesidad actual o con la eficacia pero que permiten a la comunidad determinar si el problema tiene solución y si las acciones son aplicables. Estos factores son: • P: pertinencia • E: factibilidad económica • R: disponibilidad de recursos • L: legalidad • A: aceptabilidad El grupo deberá responder con un «sí» o un «no» a las preguntas relativas a estos factores. Ello permitirá decidir si la solución propuesta es aplicable y/o factible o si deberíamos buscar soluciones alternativas al problema. Para cada uno de los cinco factores, un «sí» se corresponderá con 1 punto y un «no» se corresponderá con 0 puntos. Si alguno de los factores PERLA se puntúa con 0, debemos otorgar a F el valor de 0 y, por consiguiente, considerar no factible la solución. Por el contrario, si todos los factores son puntuados con 1 punto, automáticamente también otorgaremos 1 punto a F, pues el resultado final de F es la media de los cinco factores PERLA. Obviamente, la obtención de un cero (fundamentalmente, cuando la solución es inapropiada, demasiado costosa, inaceptable o ilegal) elimina de entrada el problema cuya factibilidad es así valorada. Así, pues, con los puntos obtenidos para cada uno de los cuatro componentes (M: de 0 a 10; S: de 0 a 10; E: de 0,5 a 1,5; y F: de 0 a 1), podremos calcular la puntuación de la prioridad por medio de la fórmula (M + S) x E x F. Análisis de los problemas priorizados Este último análisis del primer paso del proceso P es muy importante para decidir qué vamos a hacer a Capítulo 11: Salud comunitaria pág. siguiente >> imprimir salir continuación. En él se estudian detalladamente las causas o motivos que han dado lugar a la aparición del aspecto mejorable, se consideran las posibles soluciones, se detectan y analizan las resistencias al cambio y se establecen unos adecuados mecanismos de control del proceso que se va a desarrollar; es decir, una vez definida la situación sobre la que vamos a actuar, debemos identificar las causas que producen su mal funcionamiento y medir la influencia de cada una de ellas para tratar las más influyentes. Existen varios métodos, cuantitativos y cualitativos, para el análisis de los problemas. Al elegir el método, lo más importante es que se adapte al problema y permita alcanzar los objetivos de ese análisis. Independientemente de la metodología empleada, el método que utilicemos deberá ser participativo. Las vivencias de los participantes en el equipo serán fundamentales para pensar más efectivamente sobre los problemas: • Definiremos la naturaleza del problema y descubriremos dificultades ocultas. • Organizaremos nuestras ideas y ordenaremos las que sean confusas. • Identificaremos las causas de mayor importancia para la aparición de los problemas y las diferenciaremos de aquellas que participen en un menor grado en la génesis y la persistencia del problema. En nuestro caso, utilizaremos el análisis DAFO para examinar también los factores que inhiben o facilitan los cambios deseados. La técnica DAFO consiste en elaborar un cuadro resumen que nos permite definir y contextualizar el problema en el ámbito de estudio a partir de cuatro marcos de análisis: debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. Una forma de aplicar esta técnica puede ser la siguiente: 1. En primer lugar, se plantea el tema u objeto de estudio de forma clara y concisa. 2. A partir de aquí, el grupo habla, a través de una lluvia de ideas, sobre los aspectos positivos o de éxito (fortalezas y oportunidades) que relacionan ese tema con el territorio. Las ideas sobre las que se esté de acuerdo se van escribiendo sobre un panel. 3. Posteriormente, también mediante una lluvia de ideas, se extraen los aspectos negativos o de riesgo (debilidades y amenazas) que también se deben tener en cuenta. 21 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Factor Notación Descripción Debilidad D Posición desfavorable de carácter interno. Son debilidades las necesidades actuales que implican aspectos negativos que deberían modificarse. Amenaza A Situación desfavorable existente en el entorno. Son amenazas todo aquello que supone riesgos potenciales y que debería prevenirse. Fortaleza F Posición favorable de carácter interno. Son fortalezas todos los aspectos positivos que deben mantenerse o reforzarse (capacidades y recursos de todo tipo disponibles). Oportunidad O Situación favorable propiciada por el entorno. Son oportunidades todas las capacidades y recursos potenciales que se deberían aprovechar. El panel definitivo será un primer acercamiento a la realidad del territorio. Negativas (factores de riesgo) Circunstancias internas Circunstancias externas Positivas (factores de éxito) Debilidades Fortalezas 1. 2. 3. 1. 2. 3. Amenazas 1. 2. 3. Oportunidades 1. 2. 3. Objetivos del plan de actuación a) Corregir debilidades c) Potenciar fortalezas 1. 2. 1. 2. b) Afrontar amenazas d) Aprovechar oportunidades 1. 2. 1. 2. Capítulo 11: Salud comunitaria 22 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir 4. Concluida la identificación de debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades, se procede a identificar desafíos, riesgos, potencialidades y limitaciones. Para ello se establecen las combinaciones entre fortalezas y oportunidades, fortalezas y amenazas, debilidades y oportunidades, y debilidades y amenazas, respectivamente, utilizando la matriz expuesta a continuación: Oportunidades Amenazas Fortalezas Potencialidades: 1. 2. 3. Riesgos: 1. 2. 3. Debilidades Desafíos: 1. 2. 3. Limitaciones: 1. 2. 3. 5. Finalmente, determinamos las orientaciones para definir los objetivos: Análisis DAFO Pregunta orientadora Orientación para determinar objetivos Potencialidades ¿Qué debemos hacer para que el programa sea coherente con su propósito utilizando las fortalezas que nos permiten obtener la máxima ventaja de las oportunidades? Limitaciones ¿Cómo somos coherentes con el propósito y los objetivos planteados, reduciendo las debilidades y evitando las amenazas del entorno? Riesgos ¿Cómo utilizamos las fortalezas para evitar las amenazas? Desafíos ¿Cómo podemos superar estas debilidades para aprovechar la máxima ventaja que nos ofrecen las oportunidades? Segundo paso: diseño estratégico El segundo paso consiste en establecer los objetivos o comportamientos deseados. • Objetivos de programa: resultado específico marcado por el programa. • Objetivos de comunicación: cambio de comportamiento, conocimiento o actitud o práctica que Capítulo 11: Salud comunitaria 23 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior el comunicador espera conseguir por parte de la población como resultado de las actividades del programa. Todo objetivo debe responder a cinco preguntas: • ¿Quién? Un grupo específico. • ¿Qué? Especificación del cambio. • ¿Cómo? Intervención que contribuirá al cambio. • ¿Cuando? En qué lapso de tiempo. • ¿Cuánto? Magnitud del cambio. Por ejemplo, partiendo de una tasa de demanda reproductiva no satisfecha (proporción de mujeres que no desean tener más hijos pero no utilizan ningún método anticonceptivo) del 55% para las mujeres inmigradas subsaharianas y magrebíes en edad reproductiva de la población de Salt, el programa de IEC en salud sexual y reproductiva disminuye en un 20% dicha tasa en 2 años. Es decir, nuestro objetivo es que la tasa de demanda reproductiva no satisfecha baje al 44%. Los objetivos deben ser MADRE: • M: medibles (lugar, tiempo, cantidad, duración, frecuencia) • A: apropiados • D: dirigidos • R: razonables (realistas y alcanzables) • E: específicos en el tiempo • y directamente relacionados con la salud El paso inicial es formular los objetivos sanitarios en términos de cambio de comportamiento. Ejemplo de categorías de comportamientos para mejorar la salud 1. Comportamientos individuales, familiares, comunitarios e institucionales que promueven la salud o previenen enfermedades. 2. Cuidados de salud apropiados y oportunos en el ámbito familiar. 3. Reconocimiento precoz de los signos de peligro para la salud en los ámbitos familiar y comunitario y en los centros de atención sanitaria, cuidados oportunos durante la enfermedad, toma de decisiones adecuadas y uso apropiado de los servicios sanitarios. 4. Adherencia al tratamiento, las recomendaciones o la referencia a los centros sanitarios o actividades de IEC, etc. Capítulo 11: Salud comunitaria pág. siguiente >> imprimir salir Se identifican los grupos sociales con los que se va a trabajar y se cuantifican los cambios esperados en relación con el conocimiento, las actitudes, las habilidades y los comportamientos. El segundo paso es la identificación de los factores clave relacionados con los objetivos en el cambio de comportamiento que más influencia tienen en nuestra población de trabajo. Algunas preguntas clave para la planificación Debemos plantearnos preguntas como: • ¿Quiénes necesitan cambiar su comportamiento para alcanzar los resultados deseados en términos de mejoras para la salud (padres, vecinos, líderes religiosos, trabajadores sanitarios, políticos, etc.)? ¿Cuáles son los grupos de mayor riesgo a causa de la no adopción del comportamiento saludable (beneficiarios del trabajo)? • ¿Cuál es el grupo que puede influir en los grupos vulnerables? • ¿Hasta qué punto los comportamientos corrientes se aproximan a los recomendados? ¿Qué cantidad de población los practica? • ¿Cuáles son las rutinas habituales para los cuidados de salud en los ámbitos individual, familiar y comunitario y en los centros de atención sanitaria? • ¿Cómo se toman las decisiones rutinarias en los cuidados de salud a nivel domiciliario (personas sanas y enfermas)? ¿Quién las toma? ¿Qué situaciones precipitan que se empiecen a utilizar medidas de cuidado para los enfermos o destinadas a preservar la salud? ¿Dónde se busca asistencia sanitaria? ¿Por qué? • ¿Qué cambio de comportamiento queremos que consigan y estamos dispuestos a ayudar a conseguir? • ¿Es este cambio de comportamiento fácil de conseguir? ¿Es técnicamente correcto? Si es factible, ¿pueden lograrlo? ¿Es efectivo? • ¿Por qué actualmente no tienen el comportamiento adecuado? • ¿Cuál es la mejor manera de conseguir que adopten los comportamientos deseados? • ¿Qué barreras (internas y externas) existen para que la gente adopte o apruebe el comportamiento adecuado (ausencia o insuficiencia de conocimientos, actitudes negativas, falta de acceso al producto o servicio...)? • ¿Qué incentivos (factores, en sentido amplio) existen que puedan ayudar a motivar a la gente a cambiar su comportamiento? 24 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior • ¿Por qué algunas personas han adoptado ya un comportamiento adecuado y otras no? • ¿Qué factores identifican los propios beneficiarios como barreras para adoptar el comportamiento correcto? • ¿Qué actividades podemos incluir en nuestro programa para ayudar a corregir estos factores que hemos identificado como los más influyentes a la hora de cambiar de comportamiento? • ¿Necesitamos materiales y canales de comunicación para realizar estas actividades? ¿Cuáles? • ¿Qué mensajes servirán para promover la percepción de los beneficios derivados del nuevo comportamiento? • Si las personas afectadas piensan que el comportamiento recomendado no es práctico o alcanzable, ¿qué comportamiento similar están dispuestas a intentar? ¿Cómo podemos negociar con ellos para llegar a una buena solución? pág. siguiente >> imprimir salir Identificación de los factores clave del comportamiento Los factores clave son motivaciones específicas que influyen en el grupo en la adopción de comportamientos. Un factor clave puede incluir varios determinantes (factores conocidos que influyen en la acción de un grupo). Los tres tipos de factores clave más poderosos son aquellos que tienen que ver con: • Las consecuencias percibidas. Deberíamos considerar siempre cómo es posible relacionar el comportamiento con una consecuencia positiva que le importe a la gente, con algo que la gente quiera, pues estas consecuencias son las mejores razones para adoptar un nuevo comportamiento. Las consecuencias percibidas más poderosas y que pueden y deberían utilizarse para promover un determinado comportamiento son: amor, re- Objetivos para el cambio de comportamiento ¿Cuáles son los objetivos del programa? ¿Quiénes son los beneficiarios? ¿Qué acción deberían llevar a cabo los beneficiarios? ¿Cómo contribuirá esta acción a conseguir el objetivo del programa? ¿Hasta qué punto es suficientemente apropiada la acción para satisfacer las necesidades de los beneficiarios? ¿En qué plazo debe percibirse el cambio de comportamiento? Desde: Hasta: ¿Cuál es el incremento (o la disminución) en el cambio de comportamiento que debería conseguirse en el plazo definido? (Aquí debemos exponer el nivel actual y el deseado como objetivo.) ¿Qué otros aspectos del comportamiento cambiarán en este plazo? ¿De qué punto parten (cuantificación)? Aspectos del comportamiento Cambiará: Desde: Hasta: Otros indicadores (si procede): Capítulo 11: Salud comunitaria 25 índice libro índice capítulo 11 Grupos prioritarios Para ayudar a: << pág. anterior Comportamiento Para: pág. siguiente >> Factores clave Nos centraremos en: imprimir salir Actividades A través de: Indicadores conocimiento, placer, salud, éxito, seguridad, poder, buena percepción de uno mismo, aceptación social, confortabilidad, libertad, paz de espíritu, estatus y aventura. • La autoconfianza y las habilidades. Si facilitamos y conseguimos que la gente crea que puede realizar una acción o seguir un determinado comportamiento, haremos que el comportamiento parezca fácil. Quitar las barreras o ayudar a la gente a encontrar la manera de superarlas hace más fácil que se adopte el comportamiento. • La normas percibidas. Es importante que la gente considere que el comportamiento propuesto está «dentro de la norma» y que es algo «popular», algo que en general se considera que todo el mundo debería hacer. Definición de las actividades a implementar Por actividades entendemos las acciones necesarias para transformar la realidad obteniendo resultados planificados dentro de un período de tiempo especificado. • Las actividades son el trabajo, las investigaciones o las tareas que tienen que llevar a cabo el personal del proyecto y otras personas que participan en él. • Para cada resultado habrá una o más actividades. • Las actividades incluidas en el diseño del proyecto deben orientarse hacia una meta, ya que Capítulo 11: Salud comunitaria son tareas que hay que ejecutar a fin de producir un determinado resultado del proyecto. • Si una tarea no se orienta hacia la producción de uno de los resultados, no debe incluirse en la lista. Así, no se han de incluir las tareas administrativas rutinarias. • No debemos sobreespecificar las actividades ni subdefinir los objetivos y resultados. • Todas las actividades deben minimizar las barreras que importan al grupo prioritario (y que le impiden actuar) y maximizar los beneficios. • Las actividades deben definirse de manera precisa. • Es necesario incluir los canales de comunicación más efectivos, usar un lenguaje adecuado y claro, y apoyarse en imágenes siempre que sea posible y apropiado. • Hay que enfocar las actividades a varios ámbitos: individuos, familias, comunidades, sistemas institucionales, planificadores y políticos de la salud. • Debemos tener siempre en cuenta el estadio del proceso de cambio de comportamiento en el que se halla el grupo (o la persona): - Preconocimiento o preconciencia. - Conocimiento o conciencia. - Aprobación. - Intención o toma de decisión. - Práctica. - Defensa y asesoramiento. 26 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> salir imprimir Tipos de actividades Población o grupo diana Comportamiento Factores clave Intervenciones (actividades) ¿Quién? ¿Para qué? Resultados positi- Factores. Factores concretos y Intervenciones. Activida- vos en la salud que queremos po- específicos que son barreras que des elegidas para abordar los tenciar o queremos lograr como corregir o beneficios que poten- factores clave seleccionados. resultado de las actividades. ciar, y que son los que más influyen en el comportamiento en cuestión desde el punto de vista de los beneficiarios. El programa ayudará a: Para: Nos centraremos en: Mediante: ...................................................................... .............................................................................. .............................................................................. ....................................................................... Mayor número de personas Basado en estudios de investiga- Basados en investigaciones y es- Deberían estar directamente que reaccionarán debida- ción realizados, encuestas KAM tudios sobre comportamiento relacionadas con los factores mente y de igual manera a o encuestas y cuestionarios so- (por ejemplo, encuestas KAM) clave actuar en todos los ni- determinados estímulos, que bre comportamientos. y sobre las barreras y los bene- veles identificados como los son las actividades del pro- Se determina considerando los ficios percibidos acerca de un más influyentes en el cambio grama. comportamientos ideales y las comportamiento determinado. de comportamiento (indivi- Criterios que deberíamos in- prácticas corrientes y negocian- Los factores son: dual, familiar, comunitario, de cluir: do con el grupo diana para iden- • Interpersonales. los servicios sanitarios, etc.) y • Riesgo relativo. tificar el comportamiento facti- • Intrapersonales (entre los indi- ser la herramienta adecuada • Impacto potencial en los ble de cambio para la mejora de viduos y la familia, los trabaja- para el trabajo. objetivos (¿cuántos?; ¿hasta la salud del grupo. dores sanitarios, los miembros Categorías de actividades qué punto es grave su ries- Los objetivos conductuales de- de la comunidad, etc.). para modificar los factores go?; ¿hasta qué punto es pro- ben ser una acción: • Inherentes al sistema sanitario interpersonales, bable su cambio?) • Observable. (disponibilidad de medicamen- nales y referentes al sistema • Viabilidad (acceso de las • Específica. tos, horario de los centros de sa- de salud o a la política: ONG a la población; recur- • Mesurable. lud, etc.) o a cuestiones políticas • Intervenciones con grupos sos para llegar y trabajar con • Viable. (políticas sanitarias locales, pro- pequeños o amplios (work- la población diana; política o Los comportamientos factibles, tocolos nacionales, pago de ser- shops, talleres «entre igua- estructura sociopolítica de la de ser asumidos, están determi- vicios, etc.). les», eventos, teatro, festiva- comunidad). nados por: Factores comunes que influyen les, etc.). • El comportamiento ideal, ba- en los comportamientos: demo- • Intervenciones individua- sado en protocolos internacio- gráficos; conocimiento y actitu- les (asesoramiento, referen- nales y política de ámbito na- des del individuo, la familia y los cia, etc.). cional. profesionales sanitarios; riesgos • Información centralizada y • Las prácticas corrientes, basa- percibidos; autoconfianza; cultu- referencia de ésta a expertos. das en estadísticas o datos pro- ra y normas sociales percibidas; • Distribución, promoción o venientes de las unidades sani- política; organización comunita- subvención de productos o tarias, ONG, estudios realizados ria y apoyo social; habilidades; servicios (distribución gra- en la comunidad, etc. consecuencias percibidas... tuita; apoyo en el pago; crea- intraperso- Los comportamientos seleccio- ción de nuevos almacenes nados deben ser el balance entre y/o marcas...). el comportamiento ideal y el po- • Mass media y medios de co- sible, y estar basados en prácti- municación locales. cas existentes. • Apoyo para una política de cambio. • Mejora de la calidad de los servicios sanitarios. • Mejora en la supervisión de los servicios sanitarios. Capítulo 11: Salud comunitaria 27 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Debemos especificar todas las tareas asociadas a cada una de las actividades, así como los responsables de todas ellas, cuándo deben empezar su trabajo y cuál será la duración de éste: Objetivos Actividades Tareas Objetivo 1: A1. 1. A2. Resultados esperados Responsables Metodologías Recursos necesarios (y disponibles) 2. 1 2 Descripción de los resultados esperados Los resultados son lo que el proyecto puede garantizar como consecuencia de sus actividades. La diferencia entre los resultados y los objetivos es que estos últimos escapan al control directo del propio proyecto aunque dispongamos de todos los medios imprescindibles (fondos económicos, recursos humanos, instalaciones indispensables, etc.). • Solamente debemos incluir los resultados que puedan ser garantizados por el proyecto. • Cada resultado puede considerarse un medio necesario para lograr el objetivo específico. • Todos los resultados deben ser factibles dentro de los recursos disponibles y definirse de manera concreta y verificable. Desglose de los recursos humanos y materiales necesarios, con los costes asociados Áreas funcionales Investigación Relación con los órganos gubernamentales Relación con asociaciones no gubernamentales Publicidad y divulgación Actividades basadas en la comunidad Formación Capítulo 11: Salud comunitaria Actividad 1 Actividad 2 Actividad 1 Actividad 2 Actividad 1 Formación o habilidades requeridas ¿Quién tiene esta formación? Recursos materiales necesarios Coste monetario de los recursos humanos y materiales Actividad 2 Actividad 1 Actividad 2 Actividad 1 Actividad 2 Actividad 1 Actividad 2 28 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior Deberemos preparar un presupuesto detallado para cada una de las actividades, en el que se incluyan los costes en recursos humanos y en recursos materiales necesarios. Es importante que detallemos también quiénes son los profesionales que implementarán cada actividad, los responsables de ésta y el rol de cada una de las organizaciones participantes. Consideraremos la gerencia de los recursos como una actividad más, para la cual también asignaremos responsables (y especificaremos qué tipo de gerencia llevarán a cabo). Para determinar los espacios y medios de comunicación que se habrán de utilizar, se trabajará de manera integrada con distintos medios de comunicación para lograr una mayor sinergia. Cuando sea factible, es recomendable combinar los medios de comunicación masiva con los procesos de movilización comunitaria, utilizando la comunicación interpersonal entre familiares, amigos, redes sociales y comunitarias, y proveedores de servicios. Elaboración del cronograma del proyecto (Véase el cronograma al pie de esta página.) Elaboración de un plan de monitorización y evaluación Es importante documentar a lo largo del proyecto la reacción de los grupos sociales a los que se dirige el programa, así como ir registrando los resultados tanto a lo largo de todo el proyecto (resultados de progreso) como al final del mismo (impacto del programa). Para ello, durante el diseño de la intervención, se definirán los indicadores que se utilizarán para monitorizar la implementación del programa, especificando las fuentes de verificación de los mismos (las fuentes de información de donde se obtienen los datos). La monitorización consiste en la recogida regular, el análisis y la utilización de información periódica acerca de las actividades del proyecto. Es la descripción de cómo está siendo implementado el proyecto. La evaluación es una valoración exhaustiva y sistemática del proceso y de los logros y resultados en pág. siguiente >> imprimir salir relación con los objetivos. Se realiza midiendo el cambio resultante de una intervención o actividad del proyecto. Es la interpretación de los resultados o cambios a lo largo del tiempo. La monitorización y la evaluación deben ser diseñadas desde el principio de la intervención y estar basadas en los objetivos del proyecto. Ayudan a ver los logros del proyecto, a darle credibilidad y a motivar a los miembros del equipo. Para medir los cambios, es esencial saber desde qué punto partimos, cómo se va desarrollando el programa, qué cambios se van produciendo durante el proyecto y qué resultados se han producido al final de nuestra intervención. La evaluación y la monitorización deben realizarse mediante la recogida de datos siguiendo métodos cuantitativos y cualitativos. En salud comunitaria, habitualmente se utiliza una combinación de ambos tipos de métodos. La evaluación cuantitativa puede determinar hasta qué punto el cambio ha tenido lugar (cuánto ha cambiado) y qué «cantidad de cambio» podemos atribuir a nuestra intervención. La información cuantitativa para la evaluación y la monitorización puede conseguirse a través de encuestas (son complejas y habitualmente, para que sean válidas, deben realizarse a un gran número de personas), datos estadísticos, etc. La evaluación cualitativa es importante para saber el porqué y el cómo de los comportamientos y sus cambios, y resulta útil para redefinir y mejorar la intervención y proponer intervenciones futuras. La información cualitativa para la evaluación y la monitorización puede recogerse a través de grupos focales, entrevistas, observación (directa o a través de vídeo, etc.), diarios personales, etc. Tanto para la monitorización como para la evaluación, debemos establecer indicadores desde el principio. Un indicador es una medida que nos permite evaluar si vamos en la dirección correcta o no y qué hemos conseguido. Ejemplo de cronograma Período Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Setiembre Octubre Noviembre Diciembre Actividades Actividad 1 Actividad 2 Capítulo 11: Salud comunitaria 29 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir • Los indicadores: - Deben establecerse durante la planificación del proyecto. - Están asociados a los objetivos. - Están directamente relacionados con los comportamientos y los factores clave. - Incluyen la línea de partida. - Deben reflejar hechos y no impresiones subjetivas. - Deben registrar cambios que pueden atribuirse directamente al proyecto. - Deben estar basados en datos obtenibles. • Se pueden obtener los indicadores a través de: - Encuestas sobre conocimientos, actitudes y prácticas. - Datos proporcionados por las unidades sanitarias y obtenidos a través del sistema de información sanitaria. - Entrevistas. - Datos obtenidos durante la celebración de eventos que realicemos a lo largo del proyecto, a través de entrevistas, recopilación de datos sobre los asistentes, etc. - Estudios para identificar comportamientos existentes e indicadores que no teníamos previstos. • Para que la obtención de los indicadores sea factible, ésta debe tener un coste escaso. Algunas de las siguientes estrategias pueden ayudar a disminuir los costes: - Durante el proyecto debemos aprovechar la realización de encuestas para hacer algunas preguntas que pueden ayudarnos a conocer determinados indicadores. - Algunos estudiantes de medicina (o de salud pública) pueden ayudarnos en la obtención de los indicadores. - Se pueden compartir los costes entre las diferentes instituciones interesadas en el proyecto. - Podemos aprovechar los recursos propios de la estructura sanitaria. - Debemos valorar la posibilidad de buscar donaciones del sector privado. • El comportamiento es el punto clave: - ¿Cómo medir el comportamiento del grupo? - ¿Necesitamos otras medidas alternativas de medición? - ¿Cómo y cuándo establecer la línea de partida? - ¿Cómo y cuándo medir durante las actividades y después de ellas? - ¿Con qué lo comparamos? • Indicadores para medir el éxito (¿qué mediremos para evaluar los cambios en el comportamiento y los factores clave?): - Resultados de salud. - Cambio de comportamiento. - Cambio de actitud. • ¿Cómo formular los indicadores? - El grupo prioritario (que lleva a cabo el comportamiento) y/o el grupo de apoyo deben estar bien definidos (edad, sexo, lugar de residencia, tipo de trabajo, etc.). - Los comportamientos deben estar escritos como acciones. - Los factores clave deben ser claros. - Las actividades deben estar formuladas de manera concreta. Capítulo 11: Salud comunitaria 30 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir • Debemos incluir indicadores para todos los niveles de intervención: - A nivel individual. - A nivel familiar (referentes a los hogares). - A nivel comunitario (grupos de amigos, parejas, asociaciones, organizaciones que influyen en el comportamiento del grupo beneficiario o prioritario para el proyecto, negocios del sector público y privado, etc.). - A nivel de las instituciones públicas y los proveedores de salud. - A nivel de los políticos (gestores, directores, etc.). • ¿Cómo formulamos los indicadores referentes al grupo prioritario y/o al grupo de apoyo? - Debemos preguntarnos si las actividades han «alcanzado» al grupo prioritario y/o al de influencia o apoyo. ¿Cuánta gente ha resultado beneficiada por nuestro proyecto? ¿El grupo que se ha beneficiado del proyecto es el más indicado para poder obtener los resultados deseados? - ¿La gente ha respondido a la intervención? ¿Pueden esas personas nombrar la actividad, el material o el mensaje que se les ha ofrecido? • ¿Cómo formulamos los indicadores referentes al comportamiento? - ¿El comportamiento ha cambiado? ¿Lo ha hecho en la dirección correcta? ¿Cuánta gente ha adoptado el comportamiento? - Debemos tener una «línea de partida» con la que comparar. Por ejemplo, a través de la realización de una encuesta sobre conocimientos, actitudes y prácticas antes y después de la intervención. - Hemos de medir el cambio de comportamiento también en grupos o comunidades que no hayan sido beneficiarios de la intervención para poder compararlo con el grupo prioritario de nuestro proyecto. - A veces podemos definir varios indicadores para ayudarnos a contestar una pregunta. - Puede ser que necesitemos una medida indirecta para medir hasta qué punto se ha adoptado el nuevo comportamiento. Por ejemplo, contar el número de preservativos de los cubos de basura de las casas de prostitución de una población. • ¿Cómo formulamos los indicadores referentes a los factores clave? - Debemos medir: - La actitud de la gente frente a un determinado comportamiento. - Las creencias acerca del comportamiento, sobre todo aquellas que tengan relación con las consecuencias del comportamiento, es decir, los beneficios percibidos. - Los conocimientos (o parte de ellos) acerca de la acción que queremos promover y sus consecuencias. - La percepción que la gente tiene de las normas sociales o la percepción de que los otros aprobarán el comportamiento que se adopte. - Las habilidades y autoconfianza en relación con el comportamiento. - El acceso a los servicios sanitarios, etc. - ¿Los factores clave han cambiado en la dirección correcta? ¿Cuánto? - ¿Nos estamos dirigiendo a los factores clave adecuados? - ¿Los cambios en los factores clave están relacionados con los cambios de comportamiento? • ¿Cómo formulamos los indicadores referentes a las actividades? - ¿Cuántas actividades de las previstas se han llevado a cabo? - ¿La actividad tuvo lugar tal y como se había previsto? - ¿Se desarrolló correctamente (en cuanto a calidad)? - ¿Se llevó a cabo de manera completa? - ¿Se desarrolló cumpliendo el plan previsto? Capítulo 11: Salud comunitaria 31 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior Tercer paso: desarrollo y pretesteo Los conceptos, materiales impresos, mensajes, historias y procesos no sólo deben estar guiados por el análisis y el diseño estratégico de los pasos primero y segundo, sino que también deben ser creativos para evocar emociones y sentimientos que motiven a los grupos sociales. Este tercer paso incluye las siguientes acciones: • Desarrollo. Se trata del desarrollo de líneas de acción, instrumentos, manuales de facilitación para interacción grupal, manuales de capacitación para aconsejamiento (counselling), ayudas de trabajo para proveedores de servicios, webs, guiones de televisión o radio, historietas educativas, etc. Es importante hacer participar a diversos grupos en este proceso, ya sean éstos los directores de las instituciones, trabajadores de campo o miembros de los grupos sociales con los que el programa esté trabajando. • Prueba. Es el pretesteo a fondo de los conceptos, materiales, mensajes y procesos con los grupos sociales con que el programa esté trabajando, así como con otros grupos secundarios y terciarios. Los resultados deben ser divulgados a todos los actores de la intervención para propiciar que todos los participantes consideren propios los resultados y garantizar la utilización de los productos generados. • Modificación. A partir de los resultados del pretesteo, se modifican los conceptos, mensajes, materiales, historietas y/o procesos participativos que no se hayan comprendido correctamente, que no se recuerden o que no hayan sido aceptados social o culturalmente. • Prueba posmodificación. Se realiza para asegurar que las modificaciones se hayan hecho correctamente y para hacer los ajustes finales previos a la producción o impresión final de los materiales. pág. siguiente >> imprimir salir La monitorización propone un seguimiento de los productos esperados y de las actividades anticipadas para asegurarse de que éstas se lleven a cabo y, en el caso de que aparezcan problemas en su implementación, para que se solucionen con la prontitud debida. Este cuarto paso incluye las siguientes acciones: • Producción y diseminación. Desarrollo e implementación del plan de intervención y diseminación que pudiera incluir a los Gobiernos locales, ONG, empresas del sector privado y medios de comunicación. • Capacitación de los capacitadores y trabajadores de campo. Planificación de los procesos de formación y capacitación en los ámbitos que sean necesarios. Se empieza con la capacitación de los capacitadores y se incluye también un proceso de capacitación continua. Debemos enfatizar el desarrollo de la capacidad institucional, del trabajo en equipo y de las habilidades individuales. • Movilización de los participantes clave. La información, los resultados y el reconocimiento del programa deben compartirse entre los socios y las comunidades participantes, hecho que potencia la motivación de todos los involucrados para alcanzar el objetivo estratégico del programa. • Dirección y monitorización del programa. Es la revisión de los productos del programa para asegurar su calidad. Incluye la obtención de estadísticas, encuestas, grupos focales, observaciones y otras técnicas que permitan cuantificar los productos, así como la reacción de los grupos sociales con los que se trabaja. • Ajuste del programa a partir de los resultados de la monitorización. Se utiliza la información de la monitorización para hacer correcciones y ajustes durante la implementación del programa, en las actividades, materiales y otros procesos en curso. Si es necesario, se afinan algunos componentes específicos del programa. Cuarto paso: implementación y monitorización Quinto paso: evaluación y replanificación Este paso enfatiza la necesidad de redoblar esfuerzos para lograr una participación amplia y permanente entre los principales aliados y los grupos sociales que participan en el proyecto. Asimismo, destaca la necesidad de actuar con flexibilidad para ajustar los planes a la realidad y construir capacidades a lo largo del proceso. La evaluación mide la eficiencia de un programa para alcanzar sus objetivos. Más aún, la evaluación puede explicar el efecto logrado por las diversas actividades sobre los diferentes grupos sociales. Cuando este proceso se lleva a cabo con la rigurosidad debida, los resultados brindan valiosa información para la mejora y el rediseño del programa, una futura mejor eficien- Capítulo 11: Salud comunitaria 32 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir cia en la utilización de los recursos y el sustento para lograr mayores fondos y financiamiento. Este quinto y último paso incluye las siguientes acciones: • Medición de los resultados y evaluación del impacto. Muchos estudios de evaluación miden los resultados alcanzados para determinar si se han producido los cambios deseados en el conocimiento, las actitudes o el comportamiento de los miembros de los grupos sociales participantes en el programa o, incluso, evalúan si ha habido un cambio de política como resultado de la presencia del programa. • Diseminación de los resultados. Es importante que todas las personas involucradas en el programa estén al corriente del impacto alcanzado, ya sea positivo o no. Los resultados de la evaluación de impacto se comparten con todos los socios, aliados, personas clave, medios de comunicación y agencias financieras. • Determinación de las necesidades futuras. Los resultados de la evaluación demuestran dónde se hace necesario un seguimiento más de cerca y qué actividades del programa pueden expandirse en el futuro. • Revisión o rediseño del programa. Cuando se lleva cabo una rigurosa evaluación, los resultados muestran con claridad las debilidades del programa y señalan la necesidad de repensar el diseño, las estrategias o las actividades desarrolladas. De igual modo, los resultados también muestran aquello que sí ha funcionado y que ha contribuido a alcanzar un impacto positivo. Para los próximos pasos, el programa de comunicación puede necesitar ser rediseñado si se observa que la situación y los problemas de salud han variado. De ahí que se haga necesario regresar a la etapa de análisis para orientar el programa en función de los nuevos problemas identificados. Capítulo 11: Salud comunitaria 33 índice libro índice capítulo 11 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Notas 1. Modelo presentado por E. Bada y M. Ros en el I Congreso Nacional de Salud Reproductiva y el Fórum de Salud y Sociedad (1998). 2. Líneas de trabajo del programa de salud comunitaria de la Unitat de Malalties Tropicals Importades i Vacunació Internacional (Barcelona): dar apoyo al trabajo asistencial a través de los agentes comunitarios de salud facilitando mejorando la comunicación entre usuario-sanitario, mejorar la información y la accesibilidad a los servicios de salud, intervenir en grupos de situación de vulnerabilidad y fomentar la red de salud para inmigrantes. 3. Información, educación y comunicación para el cambio de comportamiento (programa comunitario estandarizado por la OMS y diseñado por el Center for Communication Programs de la Universidad Johns Hopkins: ). Para más información, véanse en la bibliografía Kerrigan (1999) y Singhal (2000). Para saber más AA. VV. (2005) Inmigración, salud y servicios sanitarios, Madrid: Comunidad de Madrid, col. «Documentos Técnicos de Salud Pública», núm. 91. Bollini, P.; H. Siem (1995) «No Real Progress towards Equity: Health of Migrants and Ethnic Minorities on the Eve of the Year 2000», Social Science & Medicine, vol. 41, núm. 6, págs. 819-828. Health Communication Partnership (2003), El nuevo Proceso P. Pasos en comunicación. Baltimore: Baltimore: Center for Communication Programs, Universidad Johns Hopkins. Health Communication Partnership: How to Mobilize Communities for Health and Social Change. Jimerson, A., y otros (2004) Applying the BEHAVE Framework: A Workshop on Strategic Planning for Behavior Change, Facilitator and Participant Guides. Kerrigan, D. (1999) Educación inter pares y VIH/sida. Conceptos, usos y problemas, Ginebra: ONUSIDA. O’Sullivan, G. A.; J. A. Yonkler; W. Morgan; A. P. Merritt (2003) A Field Guide to Designing a Health Communication Strategy, Baltimore: Center for Communication Programs, Universidad Johns Hopkins. Rowe, A.; A. McClelland; K. Billingham; L. Carey (2001) Community Health Needs Assessment. An Introductory Guide for the Family Health Nurse in Europe. Singhal, A. (2000) HIV-AIDS and Communication for Behavior and Social Change: Programme Experiences, Examples and the Way Forward, Ginebra: ONUSIDA. United States Agency for International Development, Bureau for Global Health, Office of Health, Disease and Nutrition (2007) Child Survival and Health Grants Program. Technical Reference Materials: Behavior Change Interventions. Capítulo 11: Salud comunitaria 34 índice libro índice capítulo 12 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo V La competencia cultural para mediadores interculturales 12 Capítulo 12 La competencia cultural Adil Qureshi Burckhardt salir índice libro << pág. anterior índice capítulo 12 pág. siguiente >> imprimir salir Módulo V. Capítulo 12 12 La competencia cultural Preguntas clave Conocimientos Habilidades Actitudes Para saber más Página 3 Página 5 Página 8 Página 9 Página 12 Capítulo 12: La competencia cultural índice libro índice capítulo 12 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Qué significa conocer una cultura? ¿Qué es un estereotipo cultural? Capítulo 12: La competencia cultural ¿Ser bicultural es sinónimo de ser culturalmente competente? ¿Consideras que las culturas permanecen aisladas unas de otras? ¿Qué entiendes por humildad cultural? ¿En qué consiste la competencia cultural actitudinal? índice libro índice capítulo 12 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 12 La competencia cultural Partamos de un ejemplo. Considera las siguientes situaciones: • Un médico se te acerca y te pregunta por qué razón las mujeres embarazadas de tu grupo étnico no visitan habitualmente a su obstetra. • Durante una jornada sobre salud e inmigración te preguntan si la gente de tu país experimenta el dolor de forma diferente. • Una enfermera te comenta que, a pesar de que intenta ser culturalmente sensible, le molesta ver a mujeres de tu cultura oprimidas por sus maridos. • Un psiquiatra te pregunta por qué las personas de tu país insisten en comportarse de forma tan agresiva. Aunque una persona no entrenada podría ser capaz de responder eficazmente a estas preguntas, también es cierto que para dar cuenta de este tipo de conflictos interculturales no resultan suficientes los tópicos Capítulo 12: La competencia cultural generalizados sobre las culturas ni el hecho de estar simplemente familiarizado con la cultura de origen y con la del grupo mayoritario. En el momento en que intentemos entender el término competencia cultural aplicado a la mediación cultural, empezaremos a ver una serie de aspectos directamente relacionados con la necesidad de tener un entrenamiento profundo en estos temas. Hagámonos algunas preguntas en apariencia simples. ¿Qué significa conocer una cultura? Es cierto que algunas descripciones de puestos de trabajo para mediador cultural exigen al candidato la capacidad de conocer la cultura de origen, así como también la de acogida. A pesar de que a priori esto pueda parecer razonable, si pensamos en algunas de las situaciones descritas más arriba puede que no resulte tan evidente. Aún más: ¿qué consideras importante sobre tu propia cultura?; ¿qué consideras que deberían saber los profesionales de la salud para tratar mejor a las personas de tu cultura, para tratarte mejor a ti cuan índice libro índice capítulo 12 << pág. anterior do tienes una visita médica? Y, más en general: ¿cuáles consideras que son las barreras más importantes que impiden un tratamiento médico efectivo?; ¿qué cosas has observado que interfieren en la buena comunicación entre alguien de otra cultura y tú? Estas primeras preguntas nos conducen a la cuestión fundamental que trataremos de responder en este capítulo: ¿qué convierte a una persona en culturalmente competente? Tal vez se podría pensar que el hecho de que una persona sea miembro de una minoría cultural y participante de la cultura mayoritaria la hace culturalmente competente. Sin embargo, y a pesar de que esto le aporta a la persona una ventaja considerable, el ser uno mismo bicultural no lo hace por sí solo culturalmente competente. Lo que hace a una persona culturalmente competente es la capacidad de entender con exactitud y de responder eficazmente a personas de diferentes culturas. La competencia cultural, como la mayoría de los modelos de competencia, implica una combinación de conocimiento, habilidades y actitudes. Conocimientos El papel del mediador cultural Si el mediador cultural debe trabajar de forma eficaz con personas de culturas diferentes, nos podemos preguntar en primer lugar qué es lo que debe saber para desarrollar satisfactoriamente su trabajo. De algún modo, la respuesta que se dé a esta pregunta explica cómo se concibe la figura del mediador intercultural. Se entiende al mediador intercultural como a un experto en relaciones interculturales, pero no como a un experto en su propia cultura. ¿Qué significaría ser un experto en la propia cultura? ¿Significaría que se conoce la propia cultura? Estas preguntas suscitan inmediatamente nuevas preguntas: ¿qué significa conocer una cultura?; y ¿a qué cultura nos referimos? pág. siguiente >> imprimir salir Puede que, en último término, la pregunta sobre cuál es la propia cultura no sea tan fácil de responder como podría parecer en un primer momento, porque cultura es un término que usamos con facilidad, pero en raras ocasiones pensamos en lo que realmente significa. Tomemos el caso de un sujeto de Figueres. ¿Esta persona diría que su cultura es española? ¿Catalana? ¿Gerundense? ¿Figuerense? ¿O puede que la persona dijese que es europea, o católica? Podría suceder que si esta persona estuviera en Madrid dijese que es catalana; en Barcelona, que es gerundense; en Gerona, figuerense; en Los Ángeles, española; y si estuviese en Figueres, probablemente ninguna de ellas sería completamente cierta. Nuestra cultura no es, pues, algo fijo, sino que es algo altamente «contextual», que cambia en relación con las situaciones en las que nos encontramos y con las personas con las que estamos interactuando. Conocer una cultura Asumiendo que se pudiera especificar a qué cultura nos referimos, podríamos preguntarnos a continuación: ¿qué significa conocer una cultura?; ¿cómo conocemos la cultura?; ¿supone nuestra experiencia vital en dicha cultura que la conocemos? Podemos tratar de responder a estas preguntas con un pequeño experimento mental. Si pidiéramos a diez personas de nuestra cultura que la describiesen, ¿dirían todas ellas lo mismo? ¿Importaría su edad? ¿O el hecho de que provinieran de una zona rural o de una zona urbana? ¿O del Norte o del Sur? ¿O de un estrato económico pobre o rico? ¿O el que pertenecieran a religiones distintas? En resumen, si pensamos en las diferentes personas que conocemos y en cómo describirían nuestra cultura, nos damos cuenta de que no se trata de algo tan sencillo. Añádase a ello el hecho de que si pensamos en miembros de nuestra familia que llevan años viviendo en España y los comparamos con los que viven en el país de origen, encontramos entre ellos grandes diferencias. Para dar cuenta de determinados conflictos interculturales no resultan suficientes los tópicos generalizados sobre las culturas ni el hecho de estar simplemente familiarizado con la cultura de origen y con la del grupo mayoritario. Capítulo 12: La competencia cultural índice libro índice capítulo 12 << pág. anterior De hecho, los antropólogos consideran que la cultura está en disputa, es contradictoria y está siempre cambiando. Las diferentes personas ven y experimentan su cultura de forma diferente. Ello es debido a que pocas culturas son monolíticas. En esta era de migración mundial, de Internet, de teléfonos móviles y de antenas parabólicas, nuestras culturas se han convertido en progresivamente permeables; nuevas ideas y costumbres pueden ser incorporadas a una cultura de forma relativamente rápida, y, con el tiempo, se perciben como algo que siempre ha formado parte de esa cultura, hasta que aparece un anciano y dice: «Recuerdo cuando...». Y lo que el anciano recuerda es bastante diferente a lo que vemos hoy en día. La cultura está en disputa porque no todos estamos de acuerdo respecto a la naturaleza de la cultura. La cultura es cambiante porque la gente está continuamente expuesta a nuevas ideas y diferentes fuerzas sociales, y porque así como la cultura tiene un impacto profundo en quiénes somos, nosotros, a su vez, tenemos un impacto en nuestra cultura. Hemos mantenido encuentros interesantes con antropólogos y con mediadores interculturales. Lo que hemos visto en ellos es que lo que unos y otros concebían como «entender una cultura» era en ocasiones, entre esos dos grupos de «expertos» de la cultura en cuestión, no sólo diferente, sino incluso contradictorio. El antropólogo, generalmente, no es un miembro de la cultura en cuestión, aunque en ocasiones puede serlo. Pero la experiencia del antropólogo proviene de unos estudios formales y de una estructuración elaborada de la cultura, mientras que la experiencia del mediador intercultural es informal y directa o vivida, y raramente está estructurada siguiendo la metodología de las ciencias sociales. Debido a ello, cada uno «conoce» la cultura de forma muy diferente, lo cual evidencia la complejidad del conocimiento cultural. No podemos afirmar que uno u otro modo de conocer la cultura sea más correcto, sino que lo que ocurre es que el conocimiento cultural es variable, cambiante, disputado y en ocasiones contradictorio. A ello cabe añadir que las culturas son tan diversas que en ocasiones representa un esfuerzo considerable el hablar de la cultura como algo monolítico. Lo dicho anteriormente nos lleva a afirmar que conocer una cultura no es una tarea en absoluto fácil, y, como sugieren algunos expertos, puede ser incluso algo «peligroso», porque puede conducirnos fácilmente a crear estereotipos. Un estereotipo es una idea o concepto altamente simplificado que es sostenido por un grupo de personas y que se aplica a todos los miembros de un grupo. Capítulo 12: La competencia cultural pág. siguiente >> imprimir salir Los estereotipos no tienen por qué ser negativos, aunque frecuentemente lo son; más bien son únicamente ideas simplistas y totalitarias respecto a un grupo de gente. Por ello, en vez de ver al individuo vemos el estereotipo. De hecho, a menos que tengamos profundamente estudiadas nuestras propias culturas, nuestro conocimiento se limita a lo que hemos vivido, a la gente que hemos conocido y a lo que nos hemos formulado por nuestra cuenta. La competencia cultural Una de las dificultades con que nos encontramos a la hora de describir una cultura tiene que ver con lo que consideramos relevante en la idea misma de cultura, concretamente en el contexto de la asistencia sanitaria. Así, cuando intentamos definir una cultura frecuentemente pensamos en costumbres, celebraciones, comida, música y similares, pero la mayor parte de todos estos aspectos, si no todos, tienen una importancia limitada en el contexto médico. Pocas de estas cosas, si es que hay alguna, nos ayudaría a responder ante las situaciones descritas al inicio del capítulo. La noción misma de competencia cultural está basada en la capacidad de entender y responder a las personas de diferentes culturas. Ello requiere que podamos dar sentido a lo que el otro nos dice y comunica, y en esta labor, la cultura desempeña un importante rol hermenéutico o interpretativo. La cultura influye en cómo damos sentido a lo que encontramos a nuestro alrededor. Hablaremos con más profundidad de los aspectos culturales de la comunicación en el capítulo de la relación terapéutica. De momento, sin embargo, estamos simplemente pensado en cómo la cultura es importante en el contexto intercultural, y estamos sugiriendo que su importancia tiene relación con el hecho de dar sentido al mundo que nos rodea. Una de las cuestiones relevantes es, pues, cómo aplicamos el conocimiento cultural que tenemos a nuestras interacciones con personas de diferentes culturas. En otras palabras, puede que sepamos un par de cosas de una cultura, pero la cuestión es qué hacemos con este conocimiento cuando estamos hablando con alguien. Puede que se presente el caso de que «la gente de Senegal sea altamente colectivista», pero, ¿significa esto que el individuo en concreto de Senegal con el que estamos tratando es colectivista? Y aunque sepamos esto del paciente, ¿qué hacemos con esta información? Es decir, ¿cómo aplicamos el hecho de estar alertados de que los senegaleses son índice libro índice capítulo 12 << pág. anterior colectivistas al paciente en concreto con el que estamos trabajando? Parte del reto recae en que un paciente concreto puede estar o no de acuerdo con la característica cultural en cuestión. Ello significa que un paciente senegalés dado puede ser individualista, y por esta razón el conocimiento que tenemos puede que no sea únicamente irrelevante sino además pobremente aplicado y peligroso, puesto que deviene en un estereotipo. Pero aun si se diese el caso de que este paciente en particular fuera colectivista, todavía no hemos respondido a la pregunta de cómo este conocimiento puede beneficiar la interacción terapéutica. La comunicación es de una importancia crucial en el trabajo clínico, y aún más en el trabajo del mediador intercultural, y, con ese fin, el conocimiento cultural es útil en tanto que nos ayuda a entender al paciente, nos ayuda a darle sentido a lo que el paciente intenta comunicarnos. El conocimiento cultural es, pues, realmente de utilidad para ayudarnos a darle sentido al paciente. Como se puede observar, uno de los grandes peligros es asumir que entendemos cuando en realidad no lo hacemos. Para evitar caer en esta trampa se ha desarrollado la idea de humildad cultural como antídoto contra la asunción de que entendemos cuando en realidad puede que no estemos entendiendo. Ello es de gran importancia porque, como mediador intercultural, es probable que los médicos o pág. siguiente >> imprimir salir enfermeros te miren habitualmente como a alguien que puede explicar tanto la cultura en general como el por qué las personas de tu cultura se comportan de la manera en que lo hacen. La subjetividad cultural Volvamos a la idea de que un paciente en particular puede adherirse o estar afectado por unos valores culturales concretos que pueden tener un impacto en el proceso asistencial médico. Estos valores son fundamentales para explicar quiénes somos y están íntimamente ligados con nuestro bagaje cultural. En este sentido, nuevamente vale la pena reflexionar sobre la subjetividad y la naturaleza enigmática que la cultura tiene: todo individuo vive su cultura específica a su subjetiva manera. De este modo, una persona que ha crecido en una cultura fundamentalmente colectivista puede ser o no colectivista. Indudablemente, podemos escoger algunas tendencias cuando pensamos en nuestra cultura de origen en relación con los valores culturales predominantes aquí en España, pero aun así, no hacen más que marcar tendencias; cualquier individuo concreto o familia puede estar o no conforme con sus valores culturales predominantes. La tabla que se presenta a continuación confronta los valores propios de un sistema cultural tradicio- Sistema cultural tradicional Sistema cultural moderno Centro Dios Ser humano Causalidad Supranatural; más allá del control humano Natural y/o intencional; comprensible y controlable Control Externo Interno Tiempo Cualitativo, fluido, inexacto Cuantitativo, preciso Identidad Colectiva, sociocéntrica Individual, familia nuclear Poder Jerárquico Colateral Relaciones humanas Formales Informales Rol Asignado Escogido Autorrevelación Mínima, especialmente con los que no son familiares Considerable Valores Relacionales; del grupo Principios; tareas Adaptado de Hofstede (1991), Hall y Hall (1990) y Kluckhohn y Strodtbeck (1961). Capítulo 12: La competencia cultural índice libro índice capítulo 12 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir La comunicación intercultural eficaz y la habilidad de establecer relaciones funcionales con personas de diferentes culturas son piezas clave de la competencia cultural. nal frente al sistema cultural que podríamos denominar «moderno». Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que a tenor de lo dicho más arriba estos valores deben ser considerados únicamente como generales, como meras tendencias predominantes. En síntesis, lo que podemos observar es que el modo como damos sentido al mundo, el modo como nos relacionamos con aquellos que están a nuestro alrededor, el modo como damos sentido a nuestra vida, está muy relacionado con nuestros valores culturales fundamentales. Esto se vuelve más evidente cuando interaccionamos con personas con valores culturales diferentes de los nuestros. Súbitamente nos encontramos confrontados con la diferencia, que normalmente no vemos. Nuestros valores están tan basados en quién somos y en cómo vivimos nuestras vidas que raramente los vemos como culturales; simplemente representan para nosotros lo que es bueno y correcto. Gran parte de lo que percibimos en el contacto intercultural es el resultado del cruce de distintos valores culturales. Podemos, por ejemplo, imaginar lo que ocurriría si una persona de un sistema cultural «tradicional» se encuentra con alguien del sistema cultural «moderno». La persona con una perspectiva tradicional ve la vida en relación con Dios o con poderes sobrenaturales. Por ello, concibe que todo aquello que ocurre tiene lugar en el plan diseñado por Dios o es debido a poderes sobrenaturales. Además de ello, para la persona del sistema cultural tradicional, las relaciones interpersonales son formales y jerarquizadas, en el sentido de que el modo como uno debe interaccionar con otra persona está predeterminado en virtud de la edad, el género, el estatus social, la familia y otros factores. Generalmente, el rol que uno ocupa está adscrito de acuerdo con valores y normas sociales; uno nace con él. Asimismo, las culturas tradicionales tienden a ser sociocéntricas o colectivistas, lo que significa que el bienestar e interés del grupo prevalece sobre el bienestar e interés individual. Por ello, las relaciones sociales son de mayor valor que los logros individuales, y con ese fin se les da prioridad sobre cualquier tarea. Finalmente, el tiempo es cualitativo y no se cuenta. En consecuencia, tarde y pronto son términos que comunican de forma precisa cómo es vivido el tiempo, pues éste no se cuantifica. Esta Capítulo 12: La competencia cultural concepción del tiempo, en combinación con la prioridad que se da a lo social, hace que, por ejemplo, el ayudar a un amigo o incluso el charlar con un vecino pueda ser priorizado frente al hecho de tener una cita a una hora concreta, no por una de falta de respeto o interés hacia la cita, sino por la razón, evidente para ellos, de que las relaciones sociales tienen prioridad. Una persona de un sistema cultural moderno, en cambio, tendrá una perspectiva de la vida totalmente diferente. Todo lo que afecta a su vida tendrá relación con las leyes de la naturaleza, y serán los seres humanos, en última instancia, quienes decidan su propio destino. La vida, en la forma en que la conocemos, se centra alrededor de los seres humanos. En tanto que escogemos nuestro propio destino, aunque de forma sujeta a las normas culturales, somos libres de establecer relaciones que estén en concordancia con nuestros valores. El puesto que ocupa una persona en la sociedad se determina muy en función de sus logros o ganancias. Las sociedades modernas tienden a estar orientadas al logro, por lo que las tareas son primordiales; las relaciones sociales, a su vez, se ven como una vía para servir a la tarea y, como tales, son secundarias. El dominio del conocimiento de la competencia cultural va más allá del simple conocimiento de la cultura, pero tiene mucho que ver con el modo como la cultura y la inmigración pueden afectar a la persona, concretamente en el contexto de la salud y la asistencia sanitaria. Para profundizar en estos aspectos, puede ser de gran utilidad revisar el capítulo sobre antropología médica, en el cual la relación entre cultura y salud se debate detalladamente. La cultura es el terreno en el que damos sentido a nuestro mundo y a nuestra experiencia, así como también el terreno en el que entendemos y expresamos cualquier tipo de sufrimiento, el cual está influenciado fundamentalmente por nuestra cultura. Habilidades Para el mediador intercultural, las habilidades más importantes tienen que ver con la capacidad de aplicar el conocimiento cultural de forma eficaz en las in índice libro índice capítulo 12 << pág. anterior teracciones entre los pacientes y los profesionales de salud. Puede que la habilidad más importante en la mediación intercultural tenga que ver con la comunicación y con la relación asistencial. Ambas son tratadas en los capítulos correspondientes. Basta aquí decir que la comunicación intercultural eficaz y la habilidad de establecer relaciones funcionales con personas de diferentes culturas son piezas clave de la competencia cultural. Actitudes Es un hecho comúnmente aceptado que el conocimiento de la otra cultura y la habilidad para establecer un vínculo eficaz con personas de otras culturas no constituyen de por sí factores suficientes para que la comunicación intercultural sea adecuada. Para ello, es necesario también que la persona tenga la voluntad de tener una comunicación intercultural eficaz. Esto es, se cree que una de las mayores barreras para la comunicación eficaz son las actitudes que nos impiden ver a la otra persona como realmente es. De hecho, ello se hace aún más evidente en la mediación intercultural, donde uno está tratando con dos personas diferentes. Lo que se observa claramente es que nuestras propias reacciones frente a los otros tienen un fuerte impacto en la relación de ayuda que queremos establecer, así como también en nuestra propia capacidad de comunicarnos eficazmente. Se observa asimismo que, con objeto de entender cómo la cultura de todos los implicados incide en el proceso, debemos entender cómo nuestra propia cultura incide en nosotros: somos seres culturales (como todo el mundo), y por ello la forma en que experimentamos el mundo está estrechamente vinculada con nuestra propia identidad cultural. La forma como nos sentimos en relación con nuestra cultura y con la gente de nuestra cultura, por un lado, y la forma como nos sentimos en relación con la gente del grupo cultural dominante, por otro, tienen un gran impacto en nuestro trabajo. A pesar de que creamos que tratamos a todos los pacientes y profesionales médicos por igual, independientemente de cuál sea su lugar de procedencia, es cierto que generalmente variamos nuestra respuesta en función de nuestra propia identidad. Por ello, desde la perspectiva de la competencia cultural, es crucial que desarrollemos la capacidad de reconocer nuestras propias actitudes implícitas y nuestras propias creencias para poder responder mejor al paciente o al profesional de la salud. Capítulo 12: La competencia cultural pág. siguiente >> imprimir salir Con el fin de profundizar en estos aspectos, puedes tratar de responder a las siguientes preguntas: • ¿Cuál es tu identidad cultural? Intenta describirla. • ¿Cuán importante es la religión para tu identidad cultural? ¿Por qué? • ¿Cuán importante es la raza para tu identidad? ¿Por qué? • ¿Cuán importante es tu país para tu identidad? ¿Por qué? • ¿Cuán importante es tu familia para tu identidad? ¿Por qué? • ¿Cuán importante es tu clase social para tu identidad? ¿Por qué? • Piensa en alguna ocasión en la que te sintieras conectado con alguien de tu misma cultura. ¿Puedes describir qué fue lo que te hizo sentir cercano a esa persona? • Piensa en alguna ocasión en la que te sintieras desconectado de alguien de tu misma cultura. ¿Puedes describir qué fue lo que te hizo sentir distante de esa persona? • Piensa en alguna ocasión en la que te sintieras conectado con alguien de la cultura mayoritaria. ¿Puedes describir qué fue lo que te hizo sentir cercano a esa persona? • Piensa en alguna ocasión en la que te sintieras desconectado de alguien de la cultura mayoritaria. ¿Puedes describir qué fue lo que te hizo sentir distante de esa persona? El mediador bicultural Como ya se ha mencionado más arriba, el hecho de ser bicultural no convierte de forma automática a una persona en culturalmente competente; de hecho, en ocasiones nos encontramos con que es precisamente con la gente de nuestro propio grupo étnico o cultural con quien tenemos mayores dificultades de comunicación. Así suele suceder, en efecto, cuando el compatriota representa aspectos de nuestra cultura o grupo poblacional con los que no nos sentimos cómodos. Esto resulta en los procesos que los psicólogos denominan transferencia o contratransferencia, mediante los cuales transferimos a la persona en cuestión (paciente o profesional de la salud) sentimientos que no tienen relación con esa persona en concreto, sino con otras personas que hemos conocido, como se explica en el capítulo dedicado a la relación terapéutica. índice libro índice capítulo 12 << pág. anterior Detengámonos por el momento en aquellas situaciones en las que nuestra identidad cultural interfiere en la capacidad de responder a un sujeto. Podemos, por ejemplo, imaginar una situación en la que percibimos que un médico considera que la gente de nuestro país es menos inteligente o más sexista que la gente de aquí; también pueden producirse actitudes similares cuando el paciente resulte ser un drogadicto o alcohólico. Aunque estas situaciones son por sí mismas potencialmente desagradables e incluso difíciles, es precisamente cuando detectamos que nos afectan personalmente cuando debemos estar atentos. La mayor dificultad radica en que, a menos que hayamos explorado nuestra propia identidad cultural, es poco probable que seamos capaces de reconocer que nuestras reacciones tienen relación con ella. Muy al contrario, sin esa exploración consideraremos que nuestras reacciones son razonables y tienen que ver con el paciente o el doctor. Es cierto que damos sentido al mundo basándonos en lo que ya sabemos, lo cual significa que estamos en cierta manera limitados por ese conocimiento. Tiene sentido que afrontemos toda experiencia nueva sobre la base de lo que ya conocemos. Sin embargo, aunque esto es claramente necesario, puede resultar también problemático, ya que limita nuestras interacciones en el caso de que nuestras preconcepciones (nuestros prejuicios) sean erróneas. El mero hecho de que seamos de una cultura concreta y miembros de un grupo minoritario no significa que estemos libres de prejuicios. Para ello se requiere de una exploración activa por nuestra parte, y de una disposición a reconocer que es posible que tengamos prejuicios respecto a personas de nuestro grupo o subgrupos dentro de nuestra comunidad (hacia gitanos, kurdos, beréberes, musulmanes, cristianos, etc.). Del mismo modo, en ocasiones adoptamos prejuicios del grupo dominante y nos creemos que lo que es «europeo» es más civilizado que lo que viene de nuestra cultura, en el sentido de que hemos adoptado una clase de racismo interiorizado hacia nuestro propio grupo. Es difícil hablar sobre los prejuicios, y doloroso admitir que se tienen, y ello conlleva un profundo impacto en nuestra salud, así como en la capacidad pág. siguiente >> imprimir salir de realizar nuestro trabajo eficazmente. De hecho, hemos visto que puede ser una fuente importante de estrés para los mediadores interculturales de salud, en la medida en que puede hacer su trabajo difícil si se encuentran con fuertes reacciones negativas hacia pacientes o profesionales de la salud. Hallar un espacio en el que explorar y debatir nuestros prejuicios puede ser una forma importante de manejo del estrés, y puede hacer nuestro trabajo más eficaz. Nuestra propia identidad cultural es complicada, ya que, como mediadores, estamos a medio camino entre dos culturas. A pesar de que a primera vista se podría pensar que los mediadores culturales están realmente integrados, lo que se ha observado es que manejar dos identidades culturales, que en ocasiones son opuestas, puede convertirse en un gran reto. En otras palabras, si el grupo cultural dominante afirma, de forma abierta o encubierta, que la gente de tu país es menos inteligente, más vaga, más criminal, más sexista y menos desarrollada culturalmente que la del grupo dominante, entonces la integración puede llegar a ser un reto. Es más, puede suceder que una persona acabe sintiendo que no es aceptada ni por el grupo de origen («¿Qué haces con ellos?») ni por el grupo dominante («Siempre serás un inmigrante»), que no pertenece a ninguno de los dos. De alguna forma, entrando en el rol de mediador estás dejando la comodidad de pertenecer a un grupo y estás tomando el reto de estar constantemente negociando entre grupos, grupos que en ocasiones son opuestos, cuando no realmente incompatibles. La humildad cultural Tal y como se ha repetido en varias ocasiones en este capítulo, uno de los mayores peligros de trabajar en condiciones de interculturalidad es el de llegar a creer que se tiene una competencia cultural plena, gracias a la cual somos capaces de entender realmente la situación que se nos presenta. La denominada humildad cultural nos recuerda que siempre debemos mantenernos alerta ante este peligro, que hemos de Nuestra propia identidad cultural es complicada, ya que, como mediadores, estamos a medio camino entre dos culturas. Capítulo 12: La competencia cultural 10 índice libro índice capítulo 12 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir evitar la trampa de la arrogancia y de presuponer que «sabemos» lo que está ocurriendo por el simple hecho de ser miembros de la misma cultura. Ciertamente, hemos visto a algunos mediadores realizar afirmaciones respecto a su cultura que, en siguientes exploraciones, han resultado ser erróneas. Este tipo de situaciones surgen, como ya se ha señalado, porque el mediador es en demasiadas ocasiones tratado como un «experto» sobre su propia cultura. Vale la pena recordar que sólo porque vengamos del mismo país que otra persona o porque el médico nos lo pida no necesariamente podemos entender lo que está ocurriendo con esa persona. Debemos recordar siempre que nuestro principal valor es la capacidad de conectar a las personas entre culturas, que nuestra experiencia está en la interculturalidad. También vale la pena recordar que lo que sabemos sobre nuestra propia cultura es generalmente conocimiento recopilado informalmente que hemos conseguido por medio de nuestras experiencias individuales. Ello significa que el pensar que algo es de una manera determinada no significa que realmente lo sea. En definitiva, vemos las cosas desde nuestra propia perspectiva. La humildad cultural nos recuerda este punto clave: vemos el mundo desde nuestro punto de vista, y por ello debemos ser siempre muy cautos a la hora de asesorar a los demás. También debemos serlo aunque aquellos a quienes asesoramos sean de nuestra misma cultura. Capítulo 12: La competencia cultural 11 índice libro índice capítulo 12 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Hall, E. T.; M. R. Hall (1990) Understanding Cultural Differences, Yarmouth: Intercultural Press. Hofstede, G. H. (1991) Cultures and Organizations: Software of the Mind, Londres: McGraw Hill. Kluckhohn, F. R.; F. L. Strodtbeck (1961) Variations in Value Orientations, Evanston: Row-Peterson. Qureshi, A.; F. Collazos (2005) «Cultural Competence in the Mental Health Treatment of Immigrant and Ethnic Minority Clients», Diversity in Health and Social Care, vol. 2, núm. 4, págs. 307-317. Qureshi, A.; F. Collazos (2006) «El modelo americano de competencia cultural psicoterapéutica y su aplicabilidad en nuestro medio», Papeles del Psicólogo, vol. 27, núm. 1, págs. 50-57. Qureshi, A.; Revollo, H.-W. (2007) «Competencia cultural en centros de tratamiento de salud mental», en Moussaoui, D.; M. Casas (eds.) Salud mental en el paciente magrebí, Barcelona: Glosa, págs. 275-286. Capítulo 12: La competencia cultural 12 índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo V La competencia cultural para mediadores interculturales 13 Capítulo 13 Comunicación intercultural y relación terapéutica Adil Qureshi Burckhardt índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Módulo V. Capítulo 13 13 Comunicación intercultural y relación terapéutica Preguntas clave Comunicación intercultural Relación asistencial intercultural Conclusión Para saber más Página 3 Página 4 Página 9 Página 13 Página 15 Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los principales impedimentos a una comunicación eficaz? ¿En qué se diferencian la comunicación intercultural y la relación asistencial? ¿Qué relación existe entre la diferencia cultural y la relación terapéutica? ¿Qué es la transferencia? ¿Cómo puede afectar al trabajo de un mediador intercultural? ¿Por qué es importante esta diferencia en la mediación intercultural? ¿Qué es la comunicación no verbal? ¿En qué aspectos está afectada por la cultura? Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 13 Comunicación intercultural y relación terapéutica La comunicación intercultural y la relación asistencial, o terapéutica, conforman la columna vertebral del trabajo del mediador intercultural. La función principal del mediador cultural es facilitar la comunicación entre personas que no comparten la lengua ni la cultura. A su vez, es bien conocido que la relación asistencial constituye esa columna vertebral de la asistencia médica, y es precisamente en el contexto de la diferencia cultural donde aparecen los problemas relacionales entre los profesionales de la salud y los pacientes. Ello significa que el mediador debe ser tanto un excelente comunicador como muy profesional en el manejo de la relación asistencial. Como veremos, si la relación triangular no se maneja bien, la relación más fuerte se dará entre el mediador y el paciente, y el profesional sanitario quedará a un lado. Comunicación intercultural La comunicación La comunicación es mucho más que las palabras que se usan. La comunicación está relacionada con el sigCapítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica nificado, y por ello lo que es importante no son tanto las palabras específicas que se utilizan sino el significado de lo que dice la persona. Probablemente, todos hemos tenido la experiencia de oír y entender las palabras de alguien pero sin entender realmente lo que la persona está intentando decir, o la de sentir que sus palabras dicen una cosa pero significan realmente otra. De hecho, muchos de los problemas relacionales tienen que ver con una comunicación pobre entre personas de la misma cultura (a menudo de la misma familia) y la lengua no es el problema. Lo que se ha perdido, en algún lugar, es el significado. Si pensamos en la comunicación, podemos reflexionar acerca de aquellas personas a las que consideramos buenos comunicadores. ¿Qué hace de una persona un buen comunicador? ¿Qué interviene en la sensación de que entendemos a alguien o de que alguien nos entiende? La comunicación es mucho más que transmitir simplemente un mensaje. De hecho, en el pasado se hablaba de la versión de «comunicación de correos»: la persona que habla emite un mensaje, el mensaje es enviado al oyente y éste recibe el mensaje. A menos que el mensaje sea horrorosamente complicado, el oyente entenderá correctamente lo que se ha dicho; se puede decir que la comunicación se ha producido con éxito. índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para que la comunicación sea efectiva debemos entender lo que la otra persona quiere decir, pero también debemos saber de alguna manera cuándo entendemos o no entendemos lo que nos dice. Pero la comunicación ocurre así en pocas ocasiones. En vez de eso vemos que el significado no está sujeto a las palabras en sí mismas y que los factores no verbales contribuyen de forma significativa a lo que es entendido. No existe un significado fijo para una palabra o combinación de palabras. Cualquier palabra puede tener varios significados en función del contexto. Tanto las metáforas como el argot pueden afectar al significado de lo que se dice. Podemos ver esto en una palabra tan común como usted, la cual tiene significados muy distintos según quién se la dice a quién y según las circunstancias. Usted, dicho por un abuelo a su nieto, por políticos de partidos políticos opuestos o por un joven a un anciano respetado, tiene significados diferentes aunque la palabra en sí sea la misma y muy común. Si pensamos en otros significados complejos que encontramos en las metáforas o el argot, empezamos a entender qué fácil es que se «pierda» el significado. El significado viene dado culturalmente pero, como hemos visto en capítulos anteriores, la cultura en sí misma está a prueba, es emergente y variable, hasta el punto de que podemos hablar de muchas subculturas dentro de una cultura dada. De esta manera vemos dificultades. Para que la comunicación sea efectiva debemos entender lo que la otra persona quiere decir, pero también debemos saber de alguna manera cuándo entendemos o no entendemos lo que nos dice. Recientemente, en una visita, el psiquiatra comentó al paciente que el plan recomendado de tratamiento era uno en concreto pero agregó: «Tú mismo». El paciente se ofendió al entender que el psiquiatra le estaba insultando. Fue un caso claro de malentendido intercultural, donde las palabras en sí mismas se entendieron pero el significado no; lo que significaron para el paciente no fue lo mismo que para el psiquiatra. Los significados específicos de las palabras y combinaciones de palabras son la base de la comunicación, y el mediador cultural estará ahí, se supone que con capacidad para descifrar eficientemente sus significados. Pero sólo por el hecho de ser un mediador cultural no significa que vaya a entender automáticamente y a la perfección lo que se dice; puede que en ocasiones no lo entienda. Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica Tal vez lo que más complique el proceso comunicativo sea lo que llamamos parte afectiva. Cómo se sienten las personas implicadas (contentas o tristes, por ejemplo) puede tener un impacto en el funcionamiento de la comunicación. Sin duda, todos nos hemos dado cuenta de que nos es más fácil entendernos con las personas que nos gustan que con las que no nos gustan; nuestra actitud respecto a la persona en el momento específico tiene un impacto importante en la comunicación. El cómo se siente el mediador con respecto a las personas con las que va a mediar no debería importar, pero lo hace, y de ahí en parte que sea tan importante la capacidad de detectar los propios sentimientos y la contratransferencia. Hablaremos de todo ello más adelante. De momento, simplemente debemos caer en la cuenta de cómo nuestros sentimientos respecto a los otros y nuestro estado emocional general pueden influir en nuestra capacidad para comunicarnos. ¿Cómo nos comunicamos cuando estamos enfadados, tristes o ansiosos? ¿Cómo nos comunicamos si nos sentimos incómodos con la persona con la que estamos hablando? ¿Y si no nos gusta? ¿Y si la encontramos atractiva? Estas preguntas son importantes porque nuestro trabajo gira en torno a la comunicación. Si el estado emocional del mediador o su sentimiento respecto al doctor o al paciente interfieren en su capacidad para interpretar correctamente lo que se dice, entonces claramente lo pasará mal para hacer bien su trabajo, lo cual puede poner la vida del paciente en peligro relativo. El mediador debe tener presente que la buena comunicación va más allá de la capacidad de traducir correctamente el sentido literal de las palabras. Como decimos a menudo, la herramienta principal del trabajo del mediador es él mismo, y si no está en buena forma no será capaz de hacer su trabajo eficazmente. Se dice que los seres humanos somos criaturas que estamos siempre en proceso de interpretar o intentando dar sentido a nuestro mundo. Hacemos esto de forma automática, sin tan siquiera pensar en ello. Interpretamos nuevas experiencias en función de lo que ya conocemos y asumimos de forma automática que el mundo continuará siendo de la forma en que índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Existen dos aspectos importantes de la comunicación no verbal que son fundamentalmente culturales: uno tiene relación con la forma en que contenemos o usamos nuestro cuerpo, a menudo denominado prosémica, y el otro tiene relación con el estilo comunicativo que usamos. siempre lo hemos conocido. Por ello esperamos que las nuevas experiencias sean más o menos semejantes a las previas. Esperamos que los coches se paren ante la luz roja de un semáforo, por ejemplo, o que se nos ofrezca comida si se nos invita a cenar. El significado, pues, se da en función de lo que tiene sentido para nosotros, y lo que tiene sentido para nosotros está relacionado con nuestras experiencias previas. Tendemos a asumir que nuestra interpretación es acertada, que vemos el mundo tal como es realmente. Por ello, nos podemos encontrar en situaciones en las que defendamos que «No, lo que ella realmente quiere decir es...» al pensar que nuestra interpretación es más acertada que la de otra persona. La comunicación intercultural A veces, lo que uno dice es menos importante que cómo lo dice. Una cantidad importante de información es transmitida de modo no verbal (Singh et al., 1998; Van Wieringen et al., 2002). La comunicación no verbal incluye los gestos, la ubicación y posición del cuerpo, el contacto visual y el contacto físico. El significado de la comunicación no verbal es, fundamentalmente, contextual y cultural. El significado de los gestos, por ejemplo, depende de lo que la cultura en particular inscriba en ellos; ningún gesto tiene un significado inherente que le venga dado de manera natural. En muchas culturas, uno «escucha» con los ojos. Las acciones, el lenguaje corporal y las señales contextuales «hablan» con más fuerza que las palabras. El significado no se deriva exclusivamente de la comprensión literal de las palabras sino de una interpretación del mensaje global, dentro de su contexto particular. Atender únicamente al significado literal de las palabras (como si la comunicación fuera objetiva) puede provocar graves malentendidos. El significado está determinado culturalmente y requiere que el mensaje sea interpretado en su contexto. Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica Dado que los sistemas de significación culturales están tan presentes que resultan prácticamente imperceptibles, uno tiende a dar por buena la interpretación de los mensajes y a considerar que los significados particulares, sean verbales o no verbales, tienen un significado más o menos fijo (de acuerdo con el sistema cultural de significados). Así, al tono de voz, al lenguaje corporal y al contacto ocular (o su ausencia) se les concede un significado específico. La ausencia de contacto ocular, por ejemplo, suele considerarse automáticamente un signo de timidez o vergüenza, sin tener en cuenta el contexto cultural en que acontece. De esta manera, el paciente queda catalogado como tímido a vergonzoso (en vez de interpretar la ausencia de contacto ocular como una muestra de respeto, como bien podría ser el caso), lo cual, claramente, puede tener un impacto negativo sobre la relación asistencial. Existen dos aspectos importantes de la comunicación no verbal que son fundamentalmente culturales: uno tiene relación con la forma en que contenemos o usamos nuestro cuerpo, a menudo denominado prosémica, y el otro tiene relación con el estilo comunicativo que usamos. Ambos aspectos están relacionados con el significado de las palabras que se usan, y considerando el estilo de comunicación no verbal del contexto, podemos empezar a entender algunas diferencias clave. Estilo comunicativo Una distinción básica que puede apreciarse es la que hay entre las tradiciones orales y las escritas. Europa tiene, sin duda, una gran tradición escrita, y en ese marco, dentro del contexto europeo y especialmente en el entorno académico y científico, se cree que las palabras significan simplemente lo que significan. La idea implícita que tenemos es que las palabras escritas en esta página, por ejemplo, significan lo mismo independientemente de quién, para quién, cuándo y dónde las escriba. En otras palabras, se asume que el significado viene dado universalmente. Los estilos co índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior municativos europeos son de bajo contexto: lo que es importante es el mensaje en sí mismo, no la persona que emite el mensaje, ni la persona a quien se dirige el mensaje, ni las condiciones en que la comunicación tiene lugar. Las culturas de tradición oral, sin embargo, tienden hacia un alto contexto de comunicación. Dado que la historia de sus gentes se mantiene oralmente, es del relato de sus historias de donde deriva el significado. Desde la perspectiva del alto contexto no es posible entender y comunicar acontecimientos sin conocer los detalles del contexto. En el estilo comunicativo de bajo contexto se espera que digamos lo que queremos decir y que lleguemos a la conclusión esperada de forma directa. Por la importancia de la tarea (véase el capítulo sobre la competencia cultural) como contraposición a las relaciones sociales, se considera que la comunicación ocurre, primero y como último fin, en relación con las palabras que utilizamos. A menudo decimos cosas como «Ve al grano» o «Di lo que quieres decir» porque la comunicación es de bajo contexto. En un estilo de alto contexto, la comunicación es indirecta y ceremonial; las cosas no se dicen directamente sino que son sugeridas o implícitas, y el entenderlas requiere la capacidad de interpretar las claves del contexto. Dado que dichas culturas a menudo valoran más lo social que la tarea, un intercambio verbal es mucho más que el mensaje que contienen las palabras. De hecho, parte de lo que se comunica tiene que ver con la relación existente entre las personas implicadas. Podemos empezar a comprender la complejidad de la comunicación intercultural cuando una persona proviene de un alto contexto y un estilo indirecto mientras que otra proviene de un bajo contexto y un estilo directo. La comunicación será compleja porque cada participante interpretará el mensaje del otro (y asumirá que el otro hace lo mismo) basándose en criterios muy diferentes. Muchos de los malentendidos tienen que ver con la asunción errónea de que el otro da sentido al mundo usando los mismos criterios. Parte de lo que usamos para comunicarnos tiene relación con los aspectos corporales. Prosémica En el curso de una conversación, el modo en que posicionamos nuestro cuerpo y lo que hacemos con él comunican mucho más de lo que la mayoría de nosotros creemos. Dónde miramos, qué hacemos con las manos, cuál es nuestra postura, qué tono de voz utilizamos..., todo ello influye en el significado de lo que decimos. Pero el significado es altamente cultural. Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica pág. siguiente >> imprimir salir • Contacto visual. ¿Qué significa que alguien no te mire a los ojos cuando te habla? ¿Qué significa que sí lo haga? No existe una respuesta correcta para esta pregunta; sin embargo, imaginemos lo que ocurriría si asumiésemos que la hay. Por eso, cuando aparto los ojos para comunicar respeto hacia ti y tú lo interpretas como que estoy avergonzado o que miento, entonces la comunicación está fallando. • Espacio personal. ¿A qué distancia debe colocarse una persona respecto de otra? En circunstancias normales buscamos de forma espontánea la distancia interpersonal adecuada, ni demasiado grande ni demasiado pequeña. Pero dado que se trata de un «constructo» altamente cultural, en ocasiones puede provocar incomodidad. Es lo que sucede, por ejemplo, en la clásica situación en que una persona avanza para reducir la distancia, lo cual incomoda a la otra persona, quien a su vez retrocede y provoca que la primera se acerque aún más. • Volumen y tono. ¿Qué significa que alguien te hable con un tono de voz elevado? ¿Y con un tono suave? A muchos europeos del norte que no entienden el español les parece que los españoles están constantemente discutiendo. A mucha gente de la región mediterránea le parece que la gente del norte de Europa no tiene emociones. Obviamente, los españoles no están siempre discutiendo y los europeos del norte tienen emociones. Lo que difiere es el significado que se atribuye al tono y el volumen de la voz, y este significado viene dado culturalmente. Como mediador intercultural, parte del reto será la conversión del significado implícito en el tono de las partes implicadas. Lo importante es ser consciente de que el significado del tono de voz es muy contingente y por esa razón las interpretaciones irreflexivas pueden ser engañosas. Empatía y descentración Vemos que la buena comunicación es difícil a pesar de la cultura de las personas implicadas, porque para comunicarnos realmente de forma efectiva debemos ser empáticos y tener la capacidad de descentrarnos. La empatía significa que más o menos sentimos y entendemos lo que la otra persona está pasando. Para poder conseguirlo debemos ser capaces de descentrarnos de nuestra propia experiencia, lo que significa tener claro que vemos las cosas desde nuestra propia y limitada perspectiva. La descentra índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior ción implica que entendemos, más o menos, y sentimos que otras personas pueden experimentar las cosas de forma distinta a como nosotros lo haríamos, y que por ello podemos ponernos en su lugar. Es, por supuesto, una posición delicada. A la mayoría de nosotros nos ha ocurrido que otra persona nos diga, con las mejores intenciones, que sabe exactamente cómo nos sentimos y que ello, en vez de ser reconfortante (la persona, al fin y al cabo, intenta empatizar), resulte indiscreto y molesto. Nos molesta porque nuestra experiencia, especialmente cuando estamos sufriendo o nos sentimos mal, es nuestra experiencia; y cuando otra persona afirma que sabe cómo nos sentimos nos parece que resta profundidad a lo que estamos experimentando. Ser empático significa que nos percatamos de que la otra persona está atravesando momentos muy difíciles y que podemos incluso imaginarnos cómo resultan para esa persona, pero que no somos, después de todo, esa persona y por eso no sabemos exactamente lo que le está pasando. Cuando incluimos la diferencia cultural, la complejidad de la comunicación intercultural se hace aún más presente. Para entender realmente lo que la persona dice, tenemos que ser capaces de interpretar de forma correcta lo que dice y lo que no dice, el significado de las palabras en sí mismo pero también con la capacidad de «leer» a través de las pistas no verbales. Todo lo dicho es ampliamente cultural. Las diferencias en el estilo de comunicación, si son infravaloradas, pueden ser atribuidas a características de la personalidad y, de esta forma, impedir el desarrollo de la relación asistencial. Esto se aprecia más claramente en el tono de voz: si el profesional sanitario interpreta que el tono del paciente transmite enfado, incluso sin entender lo que dice, la relación asistencial puede resultar perjudicada porque el profesional sanitario se puede sentir herido o amedrentado. De hecho, la mala interpretación de la comunicación no verbal suele ser negativa no únicamente para la comunicación en sí misma, sino también para la relación asistencial. Si un paciente considera que el médico es deshonesto, despreocupado o desinteresado, y esta interpretación se deriva de una interpretación errónea de una comunicación no verbal, entonces es probable que el paciente no se sienta cómodo con el médico y será difícil que se desarrolle una relación de confianza. Esto conllevará que el paciente sea menos propenso a seguir las pautas de tratamiento y todo ello acabará influyendo en cómo el médico percibe al paciente. Así pues, vemos cómo por culpa de la mala interpretación del componente no verbal se puede dañar seriamente la relación asistencial. Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica pág. siguiente >> imprimir salir El facilitar la relación terapéutica es complicado bajo las condiciones implícitas en las que se encuentra la intervención del mediador cultural. La presencia de una tercera persona es lo que convencionalmente llamamos relación diádica en sí misma, e interfiere en la relación terapéutica. Cuando la interpretación lingüística está implicada, lo que generalmente es el motivo principal para solicitar la intervención del mediador cultural, éste adopta inevitablemente un rol de considerable protagonismo. En un escenario peor, el mediador se convierte en el «portero», o sea, en la persona que controla la intervención médica. El mediador es el único que conoce tanto la lengua del paciente como la del profesional sanitario, y también el único que realmente sabe lo que dice cada persona. Esto puede tener un profundo impacto en la relación asistencial, incluidas la relación del mediador con ambos (el paciente y el profesional sanitario) y la relación entre los otros dos participantes. Es básico que el profesional sanitario pueda confiar plenamente en el mediador cultural, que tenga la confianza de que la comunicación es sincera y se ajusta a lo que realmente se está diciendo. Por esta razón, el mediador debe mostrar transparencia para que la confianza pueda establecerse. Esto requiere la capacidad de diferenciar entre comunicación y relación terapéutica, lo cual significa que, aunque la comunicación pueda ser mejor presentada mediante un intercambio con el paciente hasta que quede claro lo que éste quiere decir, con ello la relación asistencial se puede dañar, ya que el profesional médico puede sentir que ha perdido el control y retirarse, dejando al mediador en la posición principal ante el paciente. Algunos profesionales sanitarios admiten sentirse frustrados al percibir un contacto más íntimo entre el mediador y el paciente, hasta el punto de que prefieren no utilizar al mediador al considerar que éste resta mérito a la relación asistencial. Es posible que esto tenga que ver con la sospecha de que el mediador no traduce las cosas con exactitud, que está añadiendo información a lo que dice el clínico o que no traduce completamente lo que dice el paciente. A veces ocurre que el mediador usa más palabras y la traducción le requiere más tiempo que el empleado por el clínico, o que el paciente emite una respuesta relativamente larga y el mediador utiliza muy pocas palabras en la traducción, y esto puede resultar inapropiado. Finalmente, por desgracia, en ocasiones también se dan situaciones en las que el mediador y el paciente se enzarzan en una conversación que no se traduce. En estos casos, la sensación que tiene el profesional sanitario es la de ser excluido de la transacción terapéutica. Si el clínico no tiene confianza en el media índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior dor, le resulta difícil ceder el control; y si el mediador no es completamente transparente en sus intervenciones, seguramente no será percibido como una ayuda para el proceso terapéutico. Relación asistencial intercultural Dinámicas relacionales Los principales desafíos del desarrollo de una relación intercultural eficaz se originan en dos fuentes principales. Una es la de las diferencias culturales objetivas y la otra es la de las diferencias percibidas entre los participantes. Entre las primeras se incluyen los factores culturales que se consideran clásicamente en la relación asistencial: estilos de comunicación, normas y valores culturales, conceptos culturales y perspectivas culturales de la salud y la curación. Entre las segundas están las diferencias primariamente relacionales, que aparecen generalmente a un nivel subconsciente y que, en términos psicoanalíticos, comprenden la relación transferencial. La medicina, producto del sistema cultural moderno, tradicionalmente requiere que el paciente acuda de forma regular a las citas prefijadas, en las cuales, con una mínima dirección por parte del médico, será capaz de reconocer aspectos pertinentes de su historia personal que permitan al médico desarrollar el tratamiento. Es posible que este tipo de tratamiento pueda resultar incómodo o confuso para un paciente que procede de un sistema cultural tradicional. Además, según esta diferenciación (y, como se ha señalado, las tendencias se solapan por ser dimensionales), en la relación asistencial están presentes unas diferencias fundamentales en la concepción preconsciente de la estructura del universo y, por tanto, en «lo que puede pág. siguiente >> imprimir salir estar conectado con qué», tal y como sugiere Rosaldo (1984) en su definición de cultura. Por tanto, los malentendidos en el inicio de la relación asistencial son considerables, dadas las diferencias de conocimiento que pueden estar presentes. Las diferencias culturales y raciales, por una parte, y las similitudes, por otra, pueden tener un fuerte impacto en la relación asistencial. El mediador, como miembro de un grupo minoritario, será sin duda muy consciente de esta particularidad en el contexto de las diferencias cuando sienta que un profesional médico se está comportando de forma racista o discriminatoria. A pesar de que normalmente somos conscientes de cómo influyen las diferencias o similitudes en el proceso relacional, a veces no lo somos, pero no debemos atribuir nuestras reacciones a factores culturales o raciales sino a las características de la persona en concreto. La relación transferencial es un factor que entra en juego en este proceso. La relación transferencial La transferencia es un concepto psicológico que se refiere a la reacción frente al otro. No está directamente relacionado con la persona en sí, sino con otras experiencias previas independientes de esta persona. En la atención sociosanitaria intercultural es muy común que el profesional sanitario y el paciente reaccionen, sin darse cuenta, según sus preconceptos, prejuicios y experiencias previas respecto al otro. Si a esto se añade el mediador cultural, pues en lugar de ser dos personas las que reaccionan entre sí, habrá tres reaccionando mutuamente. Para el mediador puede ser un proceso realmente complejo. El mediador está en una situación complicada. Por una parte, trabaja en el sistema sanitario y forma parte del equipo médico y, por otra, es miembro de un grupo étnico minoritario. O sea, comparte algo con el Las diferencias culturales y raciales, por una parte, y las similitudes, por otra, pueden tener un fuerte impacto en la relación asistencial. El mediador, como miembro de un grupo minoritario, será sin duda muy consciente de esta particularidad en el contexto de las diferencias cuando sienta que un profesional médico se está comportando de forma racista o discriminatoria. Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir En un contexto profesional, claramente, los sentimientos personales hacia el paciente no deben entrar en la mediación, sobre todo cuando esos sentimientos son negativos. personal sanitario y algo con el paciente; está sometido, pues, a dos alianzas. Pero estas alianzas no son absolutas porque siempre, además de ser miembro del grupo de uno, es miembro del grupo del otro. Las posibilidades para que se den reacciones transferenciales complejas en ambas direcciones son muchas. Dado que la mayoría del trabajo del mediador sucede en el contexto de la entrevista triangular, es bastante normal que la reacción hacia una parte esté relacionada con la reacción frente a la otra, aunque no siempre es así. Transferencia entre el mediador y el paciente Aunque hay otras posibilidades, las actitudes más comunes del mediador con respecto al paciente son las siguientes: 1. Sobreidentificación con el paciente. 2. Intento de «salvar» al paciente. 3. Rechazo del paciente. 4. Pena por el paciente. 1. Sobreidentificación con el paciente El mediador se puede identificar con el paciente por haber vivido experiencias muy parecidas, porque éste le recuerda a algún familiar o simplemente porque proviene del mismo pueblo o región. En estos casos, el mediador siente que «Soy ese paciente» o que «Ese paciente es mi tío» o alguna otra persona querida. Esta sobreidentificación puede afectar emocionalmente al mediador y evocarle recuerdos desagradables, o puede provocarle deseos de proteger al paciente. En cualquier caso, es posible que el mediador pierda la postura de neutralidad. Además, en su identificación con el paciente, puede volverse más exigente hacia el personal sanitario y pedir respuestas que están fuera de sus competencias. El gran problema con la transferencia es que perdemos de vista a la persona en sí misma y la relacionamos con experiencias y relaciones previas nuestras. Esto significa que vemos y escuchamos al paciente a través de los filtros creados por esas experiencias y relaciones previas. Por lo tanto, sobreidentificarse con el paciente significa perder la relación profesional; nuestras reacciones son, en parte, personales. Esto también significa que nos afectará en gran medida Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica este paciente, y puede que nos encontremos pensando en él fuera de las horas de trabajo. Aunque no hay nada malo en que nos preocupemos por los pacientes, cuando empieza a afectar a nuestra vida personal está claro que debemos hacer algunos cambios. 2. Intento de «salvar» al paciente En relación con la sobreidentificación con los pacientes, vemos que la mayoría de las personas que trabajan en profesiones de ayuda tienen tendencia a desear «salvar» al paciente. Cuando vemos que un paciente está pasando por momentos duros y, para mayor complicación, este paciente nos mira como si fuésemos personas con la sabiduría y las respuestas necesarias para solventar sus problemas, puede ser muy tentador convertirse en el «salvador» del paciente. Esto resulta un problema por varias razones. Una es que ese rol no le corresponde al mediador cultural (de hecho, no le corresponde a ningún profesional médico). Otra razón es que, si queremos ser los salvadores del paciente, significa que hemos perdido de vista el sentido de la dignidad del paciente y nos estamos relacionando con él como con alguien que necesita ser salvado, y esto va en contra del principio ético de respeto a las personas. Si creemos que podemos salvar al paciente, es que hemos perdido la humildad, la cual nos recuerda que no somos sustancialmente distintos del paciente. También puede ocurrir que sea el paciente quien vea al mediador como su posible salvador. Al fin y al cabo, el paciente es tan vulnerable como éste a la transferencia y, sin duda, este sentimiento puede ser muy fuerte y hacer que busque en el mediador el camino para lograr una vida mejor, una respuesta a qué debería hacer. Todo esto puede suceder a un nivel casi subliminal, sin apenas darnos cuenta de que ocurre y creyendo que estamos actuando en el mejor interés para el paciente. Pero debemos preguntarnos dos cosas: ¿verdaderamente beneficia esta postura al paciente a largo plazo?; y, aún más importante, ¿es coherente esa postura con los principios de la mediación intercultural?, es decir, ¿es bueno eso para la relación asistencial y la comunicación? Si lo analizamos, vemos que no, no lo es. No lo es porque no nos estamos relacionando con el paciente como una persona 10 índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior y, además, nos estamos colocando en una posición de protagonismo en relación con él, la cual hará sin duda más difícil para el profesional médico el poder desarrollar la relación asistencial adecuada. 3. Rechazo del paciente Así como en ocasiones observamos situaciones de sobreidentificación con el paciente o de deseo de «salvarle», también se dan situaciones opuestas, en las que se detecta en el mediador una reacción fuertemente negativa hacia el paciente. Esto ocurre generalmente cuando el paciente representa aquellos aspectos de la propia cultura con los que el mediador no se siente cómodo. Es frecuente ver que el mediador se sienta justificado en su rechazo al paciente. En un contexto profesional, claramente, los sentimientos personales hacia el paciente no deben entrar en la mediación, sobre todo cuando esos sentimientos son negativos. Puede que el mediador crea que está perfectamente capacitado para controlar sus reacciones, pero muchas veces no es tan sencillo. Es más, cuando pensamos que estamos controlando nuestras reacciones, en realidad el paciente puede «leer entre líneas» y detectar que nuestra disposición hacia él no es tan positiva. Como en toda transferencia, el principal problema es que no nos estamos comprometiendo con el individuo, a quien ni siquiera conocemos, sino con nuestra idea de esa persona, que se basa en experiencias personales previas. Incluso si conseguimos controlarnos, no estamos ofreciendo el mejor tratamiento posible. 4. Pena por el paciente Siempre habrá pacientes por los que sintamos pena. No necesariamente sentiremos que queremos salvarles, pero sentiremos pena por ellos, los veremos como «patéticos». Si alguna vez has sentido pena por otra persona sabrás lo desagradable que puede ser. Una vez más, el problema es que perdemos la visión de la persona individual. Transferencia entre el mediador y el médico o enfermero La transferencia puede ocurrir con cualquier persona, y teniendo en cuenta que en la entrevista triangular hay como mínimo tres personas, ello significa que también se da con el médico, el enfermero, el trabajador social o el psicólogo. La transferencia es un problema porque nos impide responder a la persona concreta con la que estamos, pero también puede afectar a nuestro bienestar personal, particularmente cuando no estamos de acuerdo en cómo se está llevando un caso, e incluso a nuestra relación con el paciente. Nuestra transferencia hacia el profesional sanitario Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica pág. siguiente >> imprimir salir puede influir en el triángulo, es decir, es posible que tendamos a aliarnos más con el profesional sanitario «en contra» del paciente, o con el paciente «en contra» del profesional médico; ni una cosa ni la otra son de interés para la mediación. A continuación analizamos los distintos tipos de transferencias: 1. Idealización o admiración. 2. «Es una racista». 3. «Es un inútil». 4. «Es todopoderoso». 1. Idealización o admiración Dado que los profesionales sanitarios, especialmente los médicos, han sido tradicionalmente considerados de alto estatus, es comprensible que un mediador pueda encontrar al doctor atractivo y simpático. Considerar al médico como algún tipo de divinidad significa que, una vez más, perdemos de vista su humanidad, la del ser individual. Mientras veamos al médico como alguien simplemente fantástico y que no puede equivocarse, juzgaremos cualquier tipo de oposición como inaceptable y errónea, ya que, al fin y al cabo, el médico nos parecerá casi perfecto. En estos casos, pues, caeremos en el error de tender a alinearnos con el doctor y, sin querer, apostaremos por él e intentaremos influir en el paciente para que haga lo que dice el doctor. Como ya hemos señalado, el trabajo del mediador no es influir en el paciente sino facilitar la comunicación. La idealización o admiración hacia el médico puede significar que desechemos nuestro ojo crítico y perdamos de vista la situación tal cual es. 2. «Es un racista» En el sistema sanitario, como en cualquier otro ámbito social, pueden darse actitudes más o menos racistas, pero muchas veces nos parece que el profesional sanitario se comporta de forma racista cuando en realidad se trata más bien de un juicio de valor transferencial. Esto puede suceder cuando el profesional ofrece una respuesta que consideramos inadecuada. Bien puede ser el caso que el profesional sea racista, pero esto no es lo que nos preocupa aquí, sino el grado en que la transferencia condiciona la relación del mediador con el médico (experiencias previas, prejuicios y otros) más que la persona en concreto. El peligro en esta situación recae, una vez más, en nuestra capacidad para desarrollar una relación triangular eficaz. Una excesiva transferencia positiva hacia el profesional médico puede complicar la relación triangular por culpa de la relación más cercana entre el mediador y el médico; por el contrario, las reacciones negativas hacia el profesional médico o de enfermería pueden 11 índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior llevar a una alianza con el paciente, lo cual creará una distancia entre el profesional médico y el paciente de forma inevitable. 3. «Es un inútil» A veces podemos pensar que un profesional sanitario no es especialmente competente. Quizás se trate de un trabajador social que no está dando al paciente acceso a los recursos que creemos apropiados, o de una enfermera que interactúa con el paciente de una forma deficiente, o de un profesional médico que parece no ser capaz de llegar a un diagnóstico correcto... Uno de los retos de trabajar como mediador es que uno está siempre «en medio», y sin poder asistencial, de modo que lo único que puede hacer es facilitar la comunicación y la relación asistencial. El mediador debe aceptar esto cuanto antes, pues ello mejorará su vida profesional y le hará sentir mucho menos frustrado. Es decir, el mediador no es médico, ni trabajador social, ni psicólogo, ni enfermero, y esto significa dos cosas: que no puede pretender influir en la entrevista como si fuese uno de esos profesionales y que es posible que no esté en condiciones de juzgar la calidad de la actuación del profesional médico. El juicio del mediador está generalmente nublado por su ignorancia relativa más que por lo que realmente está involucrado en el trabajo del profesional. 4. «Es todopoderoso» La actitud opuesta a considerar al profesional sanitario un inútil es la de verle como un ser todopoderoso, pensar que éste puede hacer cualquier cosa y que todo lo que hace es absolutamente correcto. Esto es ligeramente diferente de la transferencia de admiración, en la que no es tanto el individuo a quien se admira sino a la profesión en sí. Esto ocurre más frecuentemente con los médicos y en cierta manera tiene relación con el artefacto cultural que hace que veamos al médico como un dios. Puede que sin ser especialmente atractivos o admirables se les conceda un estatus considerable y se los vea como si todo lo supiesen. pág. siguiente >> imprimir salir En relación con esto, vale la pena comentar también que muchas personas se frustran cuando van al médico. Ellas o alguien a quien quieren están sufriendo y desean algún tipo de solución. Cuando el médico dice que podría ser esto o lo otro y que debemos esperar a ver qué ocurre, que no hay tratamiento, etc., es fácil frustrarse y pensar que el médico no actúa de forma competente. Al fin y al cabo, un buen médico o un médico no racista aportaría algún tipo de respuesta definitiva. Pero la medicina es inexacta, e incluso el mejor médico está limitado por lo que los signos y los síntomas dicen. Esta inexactitud del médico puede ser interpretada como una falta de competencia en su responsabilidad profesional. También puede ocurrir que el trabajador social no le consiga al paciente un lugar donde residir o una pensión tras un accidente laboral. La interpretación más fácil en este caso es la de que el trabajador social es racista o que es un inútil. Pero los trabajadores sociales están limitados por múltiples factores, muchos de los cuales podemos desconocer. Así pues, el racismo y la incompetencia puede que no tengan nada que ver con su respuesta. Estos ejemplos ilustran cómo el triángulo puede cambiar y dificultar la relación entre el paciente y el profesional sanitario como consecuencia de las alianzas que el mediador establece ora con el paciente, ora con el profesional, lo que le lleva a distanciarse de alguna de las partes. Si el mediador desarrolla un vínculo demasiado fuerte con el paciente, anula el espacio necesario para que el profesional pueda entrar. Por el contrario, si rechaza al paciente en favor del profesional sanitario, se pierde la utilidad de la mediación. La presencia de una fuerte transferencia del mediador hacia alguna de las partes eleva el riesgo de sesgo en su papel como «portero», ya que tiene un motivo para influir en lo que se ha dicho. Precisamente por eso, en la formación se presta mucha atención al desarrollo profesional y a la identidad cultural de Si el mediador desarrolla un vínculo demasiado fuerte con el paciente, anula el espacio necesario para que el profesional pueda entrar. Por el contrario, si rechaza al paciente en favor del profesional sanitario, se pierde la utilidad de la mediación. Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica 12 índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior los mediadores. Este proceso requiere un profundo autoconocimiento, así como el desarrollo de las herramientas necesarias para minimizar su presencia e influencia en el trabajo. Transferencia entre el profesional médico y el mediador El mediador tiene un rol único y enigmático. Para los profesionales sanitarios, es a la vez uno de los «nuestros» y de los «otros», es alguien que ha conseguido «llegar al otro lado», y a la vez uno de los «otros» que es un colega. Todo esto puede producir múltiples formas de reacciones transferenciales. El profesional sanitario puede ver al mediador como a uno de los «otros» exótico pero deseable, o como uno de los «otros» que está a su lado. El mediador puede oír comentarios como «Oh, a mí me encanta vuestra cultura» o algo parecido, seguidos de largas explicaciones y de todo tipo de preguntas sobre su cultura. Aunque al principio esto pueda ser agradable, a menudo la persona, en realidad, no se está dirigiendo al mediador como persona sino como a un significante de su cultura. El profesional sanitario puede que vea al mediador simplemente como uno de los «otros». Como es un inmigrante, es diferente: es simplemente otro inmigrante. Esta alteridad es percibida de forma tan fuerte que no puede superar la brecha y, por lo tanto, no hará ningún esfuerzo por verlo como la persona que es. Otra de las reacciones es la de que el mediador «no es como los otros», porque es un profesional, educado, amable, etc., y por tanto no es posible que sea «uno de ellos». Esta es una situación delicada. Por una parte, lo aprecian y, por otra, el mensaje directo que le transmiten es que las personas de su cultura son bárbaros analfabetos. En cierta manera, esto es consecuencia de un esfuerzo del profesional sanitario por negar la herencia cultural del mediador, para en efecto aislarlo de su grupo étnico. Tristemente, algunos profesionales médicos ven al mediador como el equivalente a su ayuda doméstica: está ahí para afrontar tareas de las que prefiere no preocuparse. Por ello, puede que le pidan que haga cosas que son claramente absurdas y que no tienen nada que ver con la mediación intercultural, como, por ejemplo, vigilar a un niño mientras su padre se somete a un procedimiento quirúrgico, o entregar un informe a un médico. El mensaje general es que el mediador, como inmigrante y como mediador intercultural, está en un nivel inferior. Esto está en el contexto de la transferencia, ya que no tiene nada que ver con el mediador como profesional o persona, sino Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica pág. siguiente >> imprimir salir con la noción que de los inmigrantes tienen los profesionales médicos o de enfermería. Está claro que muchas de las respuestas transferenciales tienen relación con los prejuicios. Incluso las más «benignas», como la del médico que adopta un interés antropológico, implican algún grado de evitación de situaciones potencialmente difíciles o complicadas. Como hemos visto en el capítulo sobre la competencia cultural, las diferencias raciales y étnicas resultan difíciles de manejar para muchas personas. Por eso, en vez de reconocer que la diferencia nos puede incomodar, a menudo respondemos a esta respuesta transferencial de forma evasiva. Estar en la parte receptora de la transferencia antes descrita es en raras ocasiones agradable y puede hacer más difícil el trabajo de mediación. Pero es beneficioso para el mediador reconocer que el profesional sanitario no reacciona hacia él sino a sus propios prejuicios y temas raciales. Ser consciente de esto puede ser de ayuda, ya que no se trata de nada personal. Respecto a todo lo dicho, el mayor peligro de la transferencia es que nos bloquea a la hora de ver a la persona a la que tenemos delante y, en cambio, vemos fantasmas creados por nosotros mismos, basados en nuestras experiencias previas. Si perdemos de vista a la persona individual, pasaremos unos momentos difíciles realizando nuestro trabajo. Una buena mediación intercultural es aquella en la que facilitamos la comunicación y la relación asistencial en el contexto triangular, algo que será difícil de conseguir si nos aliamos o distanciamos de alguno de los participantes por culpa de nuestros propios asuntos. La falta de conciencia acerca de las diferencias culturales puede minar seriamente el desarrollo de la relación asistencial. No sólo será difícil para el terapeuta comprender el contenido de cuanto dice el paciente, sino que también es probable que el terapeuta desarrolle un concepto erróneo sobre quién es el paciente, con lo que las posibilidades de que se desarrolle una relación asistencial y se consiga un resultado positivo en la terapia serán escasas. Conclusión Hemos hablado mucho de factores que influyen en nuestras relaciones profesionales. La comunicación y la relación asistencial forman la base del trabajo del mediador. Mientras que otros profesionales tienen una serie de competencias médicas específicas que son esenciales para su trabajo, la mayor ventaja del mediador es su capacidad de asegurarse de que 13 índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir dichas competencias se usen de forma eficaz en el tratamiento del paciente. Esto significa que debe asegurarse de que haya buena comunicación entre el paciente y el profesional médico. Todo el proceso empieza con una buena comunicación y con autoconciencia. Pero no existe, desafortunadamente, una receta para la buena comunicación más allá de la capacidad de escuchar y de abrirse a los interlocutores. Al estar siempre en proceso de interpretar, e interpretamos en función de lo que ya conocemos, tenemos que ser conscientes de que lo que entendemos puede estar influido por nuestros prejuicios. Cuanto más capaces seamos de descentrarnos (distanciarnos de nuestras reacciones inmediatas), más capaces seremos de conectar con los otros, de empatizar con ellos de forma que podamos dar sentido a lo que es su experiencia. Las diferencias culturales pueden afectar a la relación asistencial (y, por tanto, al proceso terapéutico) tanto directa como indirectamente. Las diferentes perspectivas culturales sobre las enfermedades y curaciones, las relaciones humanas y las perspectivas sobre el mundo pueden desembocar en situaciones en que el terapeuta y el paciente hablan pero sin entenderse, hasta el punto de ni siquiera darse cuenta de que no se entienden. Las diferencias en el estilo de comunicación complican la situación aún más. La relación transferencial racial y cultural puede resultar en que los dos participantes respondan a características ajenas de la propia persona y, como consecuencia de ello, se dañe el vínculo entre ambos. El desarrollo eficaz de la relación asistencial exige que el terapeuta sea consciente de estas diferencias y tenga capacidad para superarlas. Esto último requiere conocimientos y habilidades especializados y la voluntad de participar, a lo largo del tiempo, en un proceso de autoexploración de las actitudes y creencias relacionadas con la raza y la cultura. Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica 14 índice libro índice capítulo 13 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Flores, G.; F. S. Mendoza (2002) «¿Dolor aquí? ¿Fiebre? A Little Knowledge Requires Caution», Archives of Pediatric and Adolescent Medicine, vol. 156, núm. 7, págs. 638-640. Gannon, M. J. (2002) «Cultural Metaphors: Their Use in Management Practice and As a Method for Understanding Cultures», en Lonner, W. J.; D. L. Dinnel; S. A. Hayes; D. N. Sattler (eds.) Online Readings in Psychology and Culture, unidad 16, capítulo 4. Rosaldo, M. Z. (1984) «Toward an Anthropology of Self and Feeling», en Shweder, R. A.; R. A. LeVine (eds.) Culture Theory: Essays on Mind, Self and Emotion, Cambridge: Cambridge University Press, págs. 137-158. Singh, N. N.; J. D. McKay; A. N. Singh (1998) «Culture and Mental Health: Nonverbal Communication», Journal of Child and Family Studies, vol. 7, núm. 4, págs. 403-409. Sue, S.; N. Zane (1987) «The Role of Culture and Cultural Techniques in Psychotherapy: a Critique and Reformulation», American Psychologist, núm. 42, págs. 37-45. Ulrey, K. L.; P. Amason (2001) «Intercultural Communication between Patients and Health Care Providers: Exploration of Intercultural Communication Effectiveness, Cultural Sensitivity, Stress and Anxiety», Health Communication, vol. 13, núm. 4, págs. 449-463. Van Wieringen, J. C. M.; J. M. Harmsen; M. A. Brujnzeels (2002) «Intercultural Communication in General Practice», European Journal of Public Health, núm. 12, págs. 63-68. Capítulo 13: Comunicación intercultural y relación terapéutica 15 índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo V La competencia cultural para mediadores interculturales 14 Capítulo 14 La interpretación lingüística Dharma E. Cortés índice libro << pág. anterior índice capítulo 14 pág. siguiente >> salir imprimir Módulo V. Capítulo 14 14 La interpretación lingüística Preguntas clave La traducción e interpretación médica Roles principales del intérprete médico Técnicas de interpretación Presentación Estrategias para realizar una interpretación fiel La traducción de enlace en la entrevista triangular Aspectos legales de la traducción e interpretación médica Para saber más Página 3 Página 4 Página 5 Página 8 Página 9 Página 9 Página 12 Página 13 Página 15 Capítulo 14: La interpretación lingüística índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Cuál es la diferencia entre traducción e interpretación? ¿En qué consiste la interpretación consecutiva? ¿En qué consiste el proceso de interpretación médica? ¿Cuáles son los roles principales del intérprete médico? ¿En qué consiste la interpretación simultánea? ¿Cuáles son los principales pasos que se han de seguir para lograr una traducción fiel durante la entrevista triangular? ¿Qué pautas se deben seguir para preservar la autonomía del paciente? Capítulo 14: La interpretación lingüística índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 14 La interpretación lingüística La traducción e interpretación médica El uso de la traducción se remonta a los comienzos de la civilización, en el desarrollo de la cual desempeñó un importante papel. Los griegos, por ejemplo, requirieron de traductores para comunicarse con los egipcios, y lo mismo ocurrió con los romanos al tratar de entender la civilización griega. Más tarde, en el siglo X, el mundo árabe, a través de la Escuela de Toledo, realizó muchas traducciones del árabe al latín y luego al español, y este proceso contribuyó al renacimiento europeo. En tiempos más recientes, como resultado de los masivos movimientos migratorios y de los desarro llos tecnológicos de los medios de comunicación, la traducción de textos escritos y orales es un fenómeno más o menos común en muchos ámbitos de interac ción social. Habitualmente, se establece una distinción entre traducción e interpretación. La traducción se refiere al proceso escrito que reproduce el contenido de un texto escrito en un idioma a otro idioma. Aunque se habla mucho sobre la importancia de la precisión en la traducción de un texto de un idioma a otro, ésta no Capítulo 14: La interpretación lingüística es un proceso mecánico y, por lo tanto, la meta de una buena traducción no debe ser hacer un calco literal de un idioma a otro. En otras palabras, la meta de una traducción es transferir el significado de un texto es crito en un idioma a un texto equivalente en otro idio ma. Por lo tanto, la traducción de un texto debe tomar en cuenta factores que afectan al mensaje de la tra ducción: el contexto, la audiencia a la cual va dirigido, los aspectos gramaticales y semánticos del idioma al que se traduce el texto, la terminología, etc. La interpretación se refiere al proceso oral en el cual una persona con conocimiento y fluidez en dos idiomas escucha un mensaje en un idioma y lo transmite de manera tal que produce un significado equivalente del mensaje en el otro idioma. La meta principal de una interpretación es producir el sig nificado equivalente en el otro idioma en un lapso mínimo de tiempo para que el flujo de la comunica ción no quede afectado. A diferencia de la traducción escrita, la interpretación oral transmite también el tono y las inflexiones que el orador usa en el mo mento de hablar. La interpretación médica se define como el «proceso en el que un intérprete médico facilita el entendimiento durante la comunicación entre per índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir El intérprete médico no es un aliado emocional del paciente, ni tampoco un «asistente» del médico o profesional de la salud. sonas que no hablan el mismo idioma» (Cross Cultural Health Care Program, 1999) y que se en cuentran en un contexto médico. Esto conlleva una interacción entre por lo menos tres personas: el pro fesional de salud, el paciente o usuario y el intérpre te médico. En otras palabras, el diálogo ocurre entre estas tres personas y esto se conoce con el nombre de entrevista triangular. El rol principal de la perso na que interpreta durante un encuentro médico es facilitar la comunicación de forma que fluya como si las personas partícipes en el encuentro hablasen una misma lengua. En función de las responsabili dades que se les asignen, algunos intérpretes médi cos se limitarán a los aspectos lingüísticos, mientras que a otros tal vez se les exija que realicen otras ac tividades, como asegurar que la falta de dominio del idioma «oficial» no obstaculice el acceso a los servi cios sanitarios, por ejemplo. Es importante recalcar que el intérprete médico no es un aliado emocional del paciente, ni tampoco un «asistente» del médico o profesional de la salud. El intérprete es un agente comunicador que tiene la responsabilidad de facilitar la comunicación entre el paciente y el profesional de la salud de manera que el paciente tenga la autonomía necesaria para tomar decisiones informadas en lo referente a su salud y su bienestar. Se requiere también que el intérprete sepa cómo manejar el flujo de la comunicación entre el pa ciente y el profesional médico, así como aspectos éti cos, cuestiones legales y estándares de práctica que rigen la prestación de servicios de interpretación de manera profesional. Roles principales del intérprete médico El intérprete muchas veces tiene que interpretar más allá de las palabras. Tiene que traducir ideas, expe riencias, aspectos culturales que influyen tanto en la presentación de síntomas y la percepción que el pa ciente tiene sobre los mismos como en la manera en que el paciente percibe el servicio sanitario (de acuer do con experiencias previas en un contexto cultural diferente del que se encuentra en esos momentos en Capítulo 14: La interpretación lingüística el país de acogida) y hasta palabras que no se pueden traducir. El intérprete es un puente de comunicación: su tarea es mediar en la comunicación entre dos per sonas que no hablan el mismo idioma y que no nece sariamente conocen sus respectivas culturas. Sin embargo, el intérprete médico no soluciona todos los problemas de comunicación. Aunque la pri mordial función de facilitar la comunicación entre el paciente (y a menudo los familiares y amigos que acompañan al paciente) y el médico parece implicar que el intérprete sólo traduce palabras de un idioma a otro, esto no es así. Por ello se sugiere que el intérpre te médico ejerza varios roles, como son los de conducto, clarificador, mediador cultural y defensor (Cross Cultural Health Care Program, 1999). Estos cuatro roles o funciones se consideran necesarios para res ponder a muchas otras barreras que afectan a la co municación efectiva entre pacientes y médicos o pro fesionales de la salud, y se presentan a continuación. En su rol como conducto, el intérprete médico sirve de puente para eliminar las barreras relaciona das con el idioma. Esta es su función básica, y tam bién la más frecuente. En este rol, la responsabilidad del intérprete médico es traducir el mensaje expre sado en un idioma al otro idioma de una manera completa y fiel. Para ello es importante estar familiarizado con las metas de la entrevista clínica y con la manera en que el médico usa la información que el paciente provee para poder hacer un diagnóstico. En este sen tido, el intérprete debe prestar atención al modo en que el paciente expone sus síntomas. Por ejemplo, si el paciente describe un dolor como «punzante», debe exponerse esta cualidad al interpretarlo, y no tratar lo como un simple dolor. El hecho de que el dolor sea punzante puede ser crucial para realizar un diagnós tico acertado. De los cuatro roles que se describen aquí, el de con ducto es el menos invasor y el que se debiera practicar la mayor parte del tiempo, a menos que la comuni cación se vea afectada por otros factores que no son específicos del idioma, como la falta de conocimiento e información sobre la manera en que se prestan los servicios sanitarios, la falta de familiaridad con con ceptos médicos, los diferentes puntos de vista cultu rales, el abuso de poder por parte del médico, la discri minación en contra del paciente, etc. índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior Ejemplo del rol de conducto Médico. Buenos días, Elizabeth, ¿cómo has estado desde la última visita? Intérprete. Good morning, Elizabeth, how have you been since the last visit? Elizabeth. Good morning, doctor. I’ve been feeling better since the last time I was here. Intérprete. Buenos días, doctor. Me he estado sin tiendo mejor desde la última vez que estuve aquí. Médico. Me alegra escuchar eso. Intérprete. I am glad to hear that. En la función de clarificador, el intérprete procu ra eliminar barreras de comunicación o compren sión relacionadas con el registro o complejidad del lenguaje y con el nivel de experiencia que el paciente tiene con el sistema sanitario y su burocracia. En lo que respecta al registro del lenguaje, es sabido que los médicos usan en ocasiones términos técnicos comple jos que si solamente se traducen pueden no ser com prendidos por el paciente. También puede ocurrir que el paciente exprese alguna palabra o concepto que no tiene traducción directa al otro idioma. En circunstan cias como estas, el intérprete tiene la responsabilidad de procurar que se aclaren conceptos y palabras. Si el médico emplea terminología médica complicada, el intérprete debe estar al tanto de las claves verbales como de las no verbales, para determinar si el pacien te entiende lo que el médico ha expresado. La manera más directa de explorar esto es preguntarle directa mente al paciente si entiende el concepto y traducir le al médico lo que acaba de preguntarle al paciente (véase el ejemplo 1 a continuación); si el paciente ex presa no entender el concepto o palabra, el intérprete le debe pedir al médico que lo defina o aclare y, una vez que el médico lo haya hecho, traducir el mensaje. También puede haber ocasiones en las cuales el intérprete no entienda alguna palabra o concepto ex pág. siguiente >> imprimir salir presados por el médico o por el paciente. En esas ins tancias, el intérprete debe solicitar una explicación para poder realizar una interpretación fiel y completa del mensaje enunciado (véase el ejemplo 2). Ejemplo 1 del rol de clarificador Médico. Los resultados de laboratorio revelan que tiene niveles altos de glucosa. Intérprete. The lab results show that you have high levels of glucose. (El intérprete observa que Elizabeth no parece com prender lo que el médico le acaba de comunicar.) Intérprete. Con su permiso, doctor, me parece que ella no entiende lo que usted acaba de decir y le quiero preguntar. Elizabeth, is there anything you don’t understand? Elizabeth. I don’t know what glucose is. Intérprete. Doctor, le acabo de preguntar a Eliza beth si hay algo que no entienda, y ella me dice que no sabe lo que es la glucosa. Médico. La glucosa es azúcar en la sangre... Intérprete. Glucosa is sugar in the blood... Ejemplo 2 del rol de clarificador Médico. Quiero determinar si padece el síndrome metabólico. Intérprete. ¿Síndrome meta...? Médico. El síndrome metabólico es... Intérprete. Bien. I want to determine whether you have metabolic syndrome. Metabolic syndrome is... Si el médico emplea terminología médica complicada, el intérprete debe estar al tanto de las claves verbales como de las no verbales, para determinar si el paciente entiende lo que el médico ha expresado. Capítulo 14: La interpretación lingüística índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior El rol de mediador cultural, durante el proceso de interpretación, tiene como fin proveer explicacio nes y marcos de referencia culturales necesarios para poder comprender la totalidad del mensaje expresa do. En otras palabras, el rol de mediador cultural re quiere que el intérprete explore el papel que juegan las creencias y contextos culturales (y religiosos) en la comunicación entre paciente y médico. Es impor tante que el intérprete no ofrezca una explicación cultural sin antes confirmar que esa es la explicación correcta para ese paciente; siempre hay que acordar se de que no todos los pacientes provenientes de un mismo país o región tienen las mismas creencias. Por lo tanto, el intérprete nunca debe creer que tiene un conocimiento absoluto de las culturas correspondien tes a médico y paciente. Ejemplo del rol de mediador cultural Una mujer que acaba de tener un bebé tiene que tomar un medicamento. Una enfermera se lo ofre ce junto con un zumo de naranja. Enfermera. Hola, Matilde, aquí tienes tu medica mento para el dolor y un vaso de zumo de naranja para que te lo tomes. Intérprete. Hi, Matilde, here is your pain medication and a glass of orange juice to take it. Paciente. I cannot drink orange juice. Intérprete. No puedo tomar zumo de naranja. Enfermera. ¿Eres alérgica al zumo de naranja? Intérprete. Are you allergic to orange juice? Paciente. No. Intérprete. No. Enfermera. ¿No te gusta el zumo de naranja? Intérprete. You don’t like orange juice? Paciente. I like orange juice. Intérprete. Sí me gusta el zumo de naranja. Enfermera. Entonces, tómatelo. Capítulo 14: La interpretación lingüística pág. siguiente >> imprimir salir Intérprete. Then drink it. Paciente. No. Intérprete. No. Intérprete (a la enfermera). Por favor, permítame hacerle una pregunta a la paciente para ver si hay alguna razón específica por la cual no quiera tomar zumo de naranja. Intérprete (a la paciente). I’ve told the nurse that I want to ask you if there is any reason why you don’t want to drink orange juice. Why don’t you want to drink it? Paciente. Because women are not supposed to drink anything citric after giving birth. My mother taught me that. Intérprete (a la enfermera). Le he preguntado a la paciente por qué no quiere tomar zumo de naran ja y ella ha dicho que su madre le enseñó que las mujeres no deben tomar nada de cítricos después de dar a luz. En algunos países, el mediador también desempe ña un rol de defensor. Como tal, el mediador procura ayudar al paciente ante la complejidad del sistema sanitario cuando ésta puede obstaculizar el acceso a servicios que son imprescindibles para mejorar la sa lud y el bienestar del paciente o del usuario de ser vicios. Este rol es el más controvertido de los cuatro, ya que por su naturaleza hace que el intérprete haga algo por el paciente que va más allá de simplemente traducir y comunicar mensajes. En estas instancias, las acciones que se realizan tienen por objeto asegu rarse de que la calidad de los servicios que el paciente debe recibir no se vea afectada por los obstáculos que se puedan presentar en el proceso de navegar a través del sistema sanitario. También es útil practicar el rol de defensor cuando el médico o el sistema sanitario no responden a las necesidades del paciente, ya sea por situaciones de imprudencia clínica, discrimina ción u otra causa. El intérprete adopta un rol de defen sor cuando hace algo por el paciente una vez conclui do el encuentro con el médico o profesional de salud. Para poder adoptar diferentes roles, el intérpre te debe ser flexible y fluir de un rol a otro de mane ra sutil, sin interrumpir el ritmo de la comunicación entre el paciente y el médico y sin convertirse en el foco central del encuentro entre ambos. Pongamos, índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior por ejemplo, que un intérprete comienza a interpre tar durante la entrevista triangular de manera directa como conducto. Ejemplo del rol de defensor Médico. Elizabeth, aunque tienes niveles de glucosa muy altos que pudieran indicar que tienes diabetes, quiero esperar unos seis me ses antes de recetarte medicamentos para controlar la diabetes. Intérprete. Elizabeth, although you have very high glucose levels which could indicate that you have diabetes, I want to wait six months before I prescribe you medication to control diabetes. Elizabeth. Doctor, as you know, diabetes runs in my family and I rather have you prescribe me medication for diabetes right away. Intérprete. Doctor, como usted sabe, en mi familia hay diabetes y yo prefiero que usted me recete ya medicación para la diabetes. Médico. No me parece que sea necesario en estos momentos. Intérprete. I don’t think is necessary right now. (Al final de la sesión con el médico, Elizabeth le comunica al intérprete que a ella le gusta ría ir a otro médico para consultar el uso de medicamentos para la diabetes, pero que no sabe cómo hacer eso. El intérprete le explica los pasos que ella debe seguir para una con sulta con otro médico y se ofrece para acom pañarla a la oficina a la que tiene que acudir para concertar una cita con otro médico e in terpretar para ella.) En un momento dado, el médico explica un pro cedimiento quirúrgico usando palabras muy técnicas y el paciente hace gestos que parecen indicar que no comprende lo que el médico ha descrito. El intérprete hace un alto, le pregunta al paciente si hay algo que no haya entendido y le comunica al médico que le está preguntando al paciente si ha comprendido lo que se le acaba de explicar (clarificador). El paciente dice que no ha entendido la información sobre el procedi Capítulo 14: La interpretación lingüística pág. siguiente >> imprimir salir miento quirúrgico, y entonces el intérprete le pide al médico que lo explique con otras palabras (clarificador). El médico lo explica de nuevo y el intérprete tra duce (conducto). Más tarde, el médico recomienda un procedimiento que requiere que el paciente tenga un catéter en su brazo para poder suministrarle quimio terapia y el paciente se niega a aceptarlo. Hay un pun to muerto en la conversación y el intérprete pregunta si el paciente tiene alguna creencia o práctica religio sa que interfiera con ese modo de administrar el me dicamento (mediador cultural). Esta información se comparte con el médico y éste obtiene una respuesta del paciente, que es traducida por el intérprete (conducto). Al final de la sesión, cuando el médico ya se ha marchado y el intérprete y el paciente caminan hacia la recepción, el paciente le comenta al intérprete que no está a gusto con el médico y no sabe qué hacer. El intérprete le explica que tiene derecho a cambiar de médico y le acompaña a la oficina que se encarga de hacer dichos cambios (defensor). En la oficina, el in térprete traduce la conversación entre el paciente y la persona encargada de asignar médicos a los pacien tes (conducto). Técnicas de interpretación Existen varias modalidades de interpretación. Dos de ellas son la interpretación consecutiva y la interpretación simultánea. La interpretación conse cutiva, que es la que se ha ilustrado en los ejemplos presentados hasta ahora, se produce cuando el in térprete escucha al orador en un idioma y traduce el contenido a otro idioma una vez que el orador ha acabado de hablar. La interpretación es simultánea cuando el intérprete escucha al orador hablando en un idioma y traduce el contenido a otro idioma sin que el orador deje de hablar. En el ámbito de la interpretación médica, la interpretación consecutiva es la que se usa con mayor frecuencia, y a continuación se presentan es trategias para realizar una traducción fiel cuando se interpreta de manera consecutiva. La interpreta ción simultánea requiere un nivel muy alto de habi lidad por parte del intérprete. En el contexto médico, la interpretación simultánea se recomienda para encuentros relacionados con problemas de salud mental, en los cuales el estado emocional y psicoló gico y las expresiones de estados anímicos y psicológicos hacen difícil que el paciente frene y detenga su tren de pensamiento para que el intérprete reali ce la traducción consecutivamente. << pág. anterior El primer paso que debe dar el intérprete es presentarse al paciente y al médico, si es la primera vez que colaboran. La presentación debe ser breve y en ella, además de decir su nombre y los idiomas que habla, debe preguntar al paciente y al médico si han «traba jado» con un intérprete alguna vez. Un breve repaso de la función del intérprete es también recomendable, ya que facilitará el manejo de la comunicación entre paciente y médico. Dicho repa so debe incluir los siguientes puntos: • La función del intérprete es facilitar la comunicación entre el médico y el paciente. • El intérprete ha de traducir todo lo que se diga durante el encuentro. Si alguna de las partes no quiere que el intérprete traduzca algo, debe per manecer en silencio. • Se usará la primera persona del singular du rante el proceso de interpretación. • El intérprete hará una señal de alto para que el paciente o el médico detenga su discurso, para po der interpretar lo dicho. • El intérprete reiterará que todo lo que se hable durante el encuentro se mantendrá en absoluta confidencia. Ejemplo de presentación Buenos días, mi nombre es Eduardo y voy a ser el intérprete durante esta sesión. ¿Han co laborado ustedes con un intérprete anterior mente? Yo voy a traducir todo lo que se diga durante esta sesión, así que si no quieren que repita algo en el otro idioma, por favor, no lo digan. Todo lo que se hable en este cuarto per manecerá aquí, pues no lo compartiré con nadie. Cuando traduzca, voy a usar la prime ra persona del singular. Esto quiere decir que cuando usted (el paciente) diga «Me duele la cabeza», yo voy a decir «Me duele la cabeza», como si yo fuera su voz en el otro idioma. Si en algún momento usted habla durante mu cho rato, le voy a hacer una señal con la mano para que se detenga, para yo poder traducir lo Capítulo 14: La interpretación lingüística Estrategias para realizar una interpretación fiel Destrezas de memoria Una interpretación fiel requiere procesar información, y esto, a su vez, requiere la habilidad de escuchar, comprender y retener información. Durante el proceso de interpretación, el intérprete tiene que comprender y retener el mensaje para poderlo interpretar. Los pasos son los siguientes: prestar atención al mensaje, concentración, recordar el mensaje, com prender el significado del mensaje, analizar la inten ción y el significado del mensaje (tal vez «visualizar» el mensaje), y reproducir o reformular el mensaje en el otro idioma. Es necesario, pues, desarrollar destre zas de memoria inmediata. Prestar Û atención al mensaje Reproducir o reformular el mensaje en el otro idioma Concentración Û Proceso de interpretación Analizar la intención y el significado del mensaje Recordar el mensaje Û A continuación se proporciona un ejemplo de presen tación para el intérprete médico. Se debe enunciar en los dos idiomas que se van a usar durante el encuen tro, para beneficio del paciente y el médico. salir imprimir que ha dicho sin dejar nada fuera. ¿Tiene al guna pregunta? Û Presentación pág. siguiente >> Û índice capítulo 14 Comprender el significado del mensaje Û índice libro Una de las maneras más efectivas de mejorar las destrezas de memoria inmediata para la tarea de in terpretación médica es familiarizarse con la terminología médica. Cuando no se conoce bien el tema que se trata durante una entrevista triangular, el in térprete tiene mayores dificultades para recordar el mensaje expresado, ya que carece de referentes que le faciliten el proceso de análisis del mensaje. Por su puesto, habrá un sinnúmero de ocasiones en las que escuchará terminología médica por primera vez. En esas situaciones, el intérprete debe comunicarle al médico que nunca antes había oído esa palabra y pe dirle que describa lo que significa. Es imperativo que índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para poder desarrollar las destrezas descritas, se recomienda que el intérprete dedique tiempo a aprender vocabulario relacionado con los temas que se tratan durante los encuentros médicos. el intérprete sea honesto en cuanto a sus limitaciones en el momento de interpretar, y que nunca omita o distorsione un mensaje por falta de conocimiento. Otra destreza importante es no distraerse con pa labras desconocidas, con ideas contrarias a la manera de pensar que uno tiene o con reacciones emociona les afines o contrarias a la ética de comportamiento propia. Si el intérprete se detiene a reaccionar ante lo que el paciente o el médico dicen, es muy probable que deje de escuchar lo que están diciendo y, por lo tanto, tenga dificultad para recordar el mensaje que requiere ser interpretado. De igual manera, si el intér prete reacciona ante una posible afinidad o desafini dad con el paciente o el médico, esto puede interferir con su habilidad de interpretación. Si establece afini dad con uno de ellos, tal vez interprete sus mensajes con más énfasis del expresado y si no hay afinidad, podría hacer lo opuesto. Ayudarse de palabras clave expresadas por el orador es otra destreza de memoria a corto plazo. Esas palabras clave se pueden usar como «anclas» para re cordar el mensaje expresado. Por ejemplo, en un caso en que la entrevista triangular se enfoca en el diag nóstico de diabetes, si el intérprete está familiarizado con los diferentes aspectos biológicos de la diabetes, al escuchar la palabra glucosa, sabiendo que ésta se refiere al azúcar en la sangre, podrá usar dicha pala bra como «ancla» cuando el médico comience a ex plicar al paciente los mecanismos que hacen que la glucosa esté fuera de control en un paciente con dia betes. Para poder desarrollar las destrezas descritas, se recomienda que el intérprete dedique tiempo a apren der vocabulario relacionado con los temas que se tra tan durante los encuentros médicos, hasta familiari zarse con él. Es recomendable también que practique con colegas o amigos diferentes ejercicios de memoria, usando una grabadora. Un ejemplo de ejercicio de este tipo es pedirle a un amigo que narre un evento breve y tratar de repetirlo en el mismo idioma una vez que éste haya terminado de hacerlo. Luego vale la pena comparar el grado de fidelidad de la nueva narración en comparación con la original. Este ejercicio se puede practicar varias veces, pidiéndole a la otra persona que narre eventos diferentes. Durante algunas prácticas se Capítulo 14: La interpretación lingüística pueden tomar notas breves para determinar cuánto sirve esto de ayuda para recordar mejor el evento na rrado. Una vez dominado este ejercicio, el intérprete puede pasar a repetirlo, pero esta vez reformulando el evento en otro idioma. Las grabaciones siempre le per mitirán comparar las dos narraciones. Intervenciones de los participantes Una estrategia básica que ayuda al intérprete a rea lizar una traducción fiel es escuchar atentamente y detener el flujo de información para poder recor dar lo que tiene que traducir. Esto es importante, por que el principio básico de la interpretación médica es traducir el mensaje de manera fiel y completa. En la medida en que un intérprete omita información que haya sido comunicada por el paciente o por el médi co, no estará realizando su función cabalmente. Mu chas veces, un intérprete médico se siente incómodo al tener que pedir al paciente o al profesional médico que se detenga para poder comunicar el mensaje a la otra persona. Sin embargo, si el intérprete no detie ne a un orador que ha hablado sin parar por un pe ríodo extenso de tiempo, puede resultarle muy difícil interpretar el mensaje de manera fidedigna. Así pues, es esencial que en estos casos el intérprete le pida al orador que haga una pausa para poder comunicar el mensaje en el otro idioma, y para lograr esto, se reco mienda hacer una señal de alto con la mano para que la persona detenga su discurso. Es importante también que el intérprete manten ga el control de los turnos al hablar. Esto es muy im portante cuando, durante el encuentro médico, parti cipan otras personas que acompañan al paciente. El intérprete debe procurar que sólo una persona hable en cada momento. Para ello, es importante demos trar que se tiene control del flujo de la comunicación entre los participantes del encuentro. Por ejemplo, el mediador debe detener a quienes estén hablando a la vez y decirles que no puede interpretar para varias personas al mismo tiempo. Hay que recalcar, asimismo, que todo lo que se verbalice durante el encuentro será interpretado. Esto quiere decir que cualquier conversación entre los 10 índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior participantes se traducirá, ya que la función del intér prete es lograr que la comunicación fluya como si to dos los participantes en la entrevista triangular ha blasen la misma lengua. Otra estrategia que contribuye a una interpreta ción fiel y a una mejor comunicación entre paciente y médico es lograr que los interlocutores se miren directamente mientras hablan. Registro y tono durante la entrevista triangular Dado que uno de los objetivos principales de la inter pretación médica es traducir los mensajes de modo que expresen la intención y el significado del men saje original, es importante que el intérprete médico preserve el registro y el tono que usa el orador en el momento de hablar. El registro se refiere al uso de los diferentes esti los del idioma al escribir o al hablar. Por ejemplo, un registro bajo es el del lenguaje informal y un registro alto es el del lenguaje académico o técnico. En el caso de la entrevista triangular, es probable que algunos profesionales médicos usen un registro alto cuando describen enfermedades o tratamientos médicos por medio de palabras propias de la biomedicina. Aunque no podemos hablar de registros correctos o incorrectos, el registro que adopta una persona al ha blar con otra proporciona información importante a la otra persona. Por ejemplo, cuando un paciente usa ter minología médica al expresar sus síntomas, el médico detecta el nivel de familiaridad que éste tiene con res pecto a sus síntomas o su condición y puede adoptar un registro similar y usar terminología médica con mayor frecuencia. Si un paciente, en cambio, usa un lenguaje simple y coloquial para describir sus síntomas (registro bajo), el profesional médico probablemente adoptará un registro más informal para comunicarse con él. En las situaciones en que el paciente y el profesio nal médico no hablan la misma lengua, el intérprete es la persona responsable de traducir los diálogos de manera fiel sin ajustar el registro. Esto es de suma importancia, ya que una distorsión del registro puede llevar a una representación distorsionada de los in terlocutores. A continuación se presenta un ejemplo de esta situación. Médico. Roberto, I would like to admit you in the hospital for 24 hours in order to administer your medication intravenously. Capítulo 14: La interpretación lingüística pág. siguiente >> imprimir salir Intérprete. Roberto, quiero que estés ingresado en el hospital durante 24 horas para adminis trarte el medicamento por medio de suero. En este ejemplo, el intérprete altera el registro del médico al interpretar la palabra intravenously como «por suero». El paciente probablemente compren derá la palabra «suero» pero el médico creerá que el paciente entiende la palabra intravenously. Los ejem plos siguientes ilustran interpretaciones fieles al re gistro de los interlocutores. Médico. Roberto, I would like to admit you in the hospital for 24 hours in order to administer your medication intravenously. Intérprete. Roberto, quiero que estés ingre sado en el hospital durante 24 horas para administrarte el medicamento intravenosa mente. Médico. Roberto, I would like to admit you in the hospital for 24 hours in order to administer your medication through a drip. Intérprete. Roberto, quiero que estés ingre sado en el hospital durante 24 horas para ad ministrarte el medicamento por medio de suero. Uso de notas El intérprete puede tomar notas breves para usarlas como guías para asegurarse de que no omite infor mación durante la interpretación. Sin embargo, debe hacerlo sin que interfiera en la absorción de la infor mación que se está comunicando en ese momento. Esto se puede lograr escribiendo sólo palabras clave, cifras, dosis y otras palabras que requieran atención especial o puedan ayudar a recordar el mensaje del orador. Uso de la primera persona del singular El intérprete no debe ser el centro de atención durante la entrevista triangular ni tampoco el vehículo a tra vés del cual se comuniquen el médico y el paciente o 11 índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior usuario de servicios sanitarios. El médico y el paciente deben hablar directamente el uno con el otro, es decir, deben interaccionar como si ambos hablasen el mismo idioma. Por ello es importante también que se use la pri mera persona del singular (en lugar de la tercera persona) durante el proceso de interpretación. Esto reduce el tiempo que toma interpretar y crea una co municación más parecida a la de dos personas que hablan el mismo idioma. Ejemplo 1 de uso de la primera persona del singular Médico. Debe tomar el medicamento tres veces al día. Intérprete (usando la tercera persona). The doctor says that you have to take the medication three times a day. Intérprete (usando la primera persona). You have to take the medication three times a day. Ejemplo 2 de uso de la primera persona del singular Paciente. I have a very bad headache. Intérprete (usando la tercera persona). La pa ciente dice que tiene un fuerte dolor de cabeza. Intérprete (usando la primera persona). Tengo un fuerte dolor de cabeza. Equilibrio de poder durante la entrevista triangular El manejo del equilibrio de poder entre paciente, médico e intérprete también es crucial para una tra ducción fiel. Es de vital importancia que el intérprete comprenda su papel en este triángulo de poder. El médico tiene poder por su conocimiento de la medicina y por su capacidad para tomar decisiones que repercuten en la salud del paciente. El poder del paciente reside en la información que proporciona, que es utilizada por el médico para hacer un diag nóstico y recomendar un plan de tratamiento. El poCapítulo 14: La interpretación lingüística pág. siguiente >> imprimir salir der del intérprete radica en su conocimiento de dos idiomas y del sistema sanitario y en su formación en el manejo de la comunicación entre paciente y mé dico. Un manejo efectivo de la comunicación entre el paciente y el médico ayuda a crear un mejor balance de poder. La traducción de enlace en la entrevista triangular Durante la entrevista triangular no se le pide al intér prete que sea «invisible» ni que pretenda serlo. Lo que sí se le pide es que realice su labor de una manera pro fesional, de modo que se logre que la situación se ase meje a aquellas en las cuales el médico y el paciente hablan el mismo idioma. Para esto, es importante tener ciertas destrezas y poner en práctica ciertas pautas cuyo fin es preservar la autonomía del paciente: • Fluidez y dominio de los idiomas que hablan el paciente y el médico. Si el intérprete no tiene la fluidez y el dominio necesarios, no puede tra ducir de manera fiel y completa. • Confidencialidad. Lo que se trata durante un encuentro médico no se comparte con personas que no hayan estado presentes durante la entre vista triangular. Esto incluye tanto a los parien tes y amigos del paciente como a otros médicos, a personas allegadas al intérprete y a cualquier otra persona que no haya participado en dicho encuentro médico. • Autonomía del paciente. El intérprete no debe opinar sobre la enfermedad que sufre el paciente, el tratamiento o cualquier decisión que el pacien te deba tomar, aun cuando éste pida su opinión. • Distancia profesional. En las situaciones en que, fuera del ámbito sanitario, el intérprete ten ga contacto con el paciente, no se deben tratar asuntos relacionados con los encuentros médicos en que el intérprete haya participado. • Privacidad. Con frecuencia, durante un recono cimiento médico, los pacientes se sienten incó modos a causa de la presencia del intérprete. El intérprete debe estar atento a estas situaciones y ofrecer alternativas que hagan que el paciente se sienta mejor (correr la cortina, interpretar sin diri gir la vista hacia el médico y el paciente, etc.). • Integridad profesional. El intérprete no debe sa carle partido a su posición de poder con respecto al paciente de manera alguna. Por ejemplo, no debe 12 índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior hacer favores especiales a pacientes a cambio de remuneración económica u obsequios. Con fre cuencia, algunos pacientes querrán hacerle rega los al intérprete como muestra de agradecimiento. El intérprete debe dejar muy claro que el paciente no tiene necesidad de hacer eso, puesto que sim plemente está cumpliendo con las responsabilida des de su trabajo. Es aconsejable declinar los rega los y nunca aceptar dinero. De todos modos, si el regalo no es extravagante (por ejemplo, alimentos, frutas, un pequeño regalo...), se puede aceptar una vez que el paciente comprenda que ello no signifi ca que el intérprete vaya a realizar tareas que es tán más allá de lo que corresponde a su función. Si el regalo consiste en algo que se puede compartir, es recomendable que se le diga al paciente que se compartirá con el personal médico. • Conflictos personales. Es importante también que el intérprete pueda reconocer cuándo sus creencias, sus principios o su estado emocional no le permiten desempeñar su trabajo efectivamen te. Por ejemplo, el intérprete tal vez tenga que tra ducir, durante un encuentro en el cual se baraja la opción de un aborto, información con la que no esté de acuerdo. En tales casos, debe tener la capa cidad de dejar sus creencias a un lado y traducir fiel y completamente; en caso de no poder hacer lo, deberá pedir ser excluido de ese encuentro. Aspectos legales de la traducción e interpretación médica Todas las interpretaciones médicas que se desarro llan en servicios sanitarios de España se rigen por la Ley Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en Materia de Información y Documentación Clínica (ley 41/2002, pág. siguiente >> imprimir salir de 14 de noviembre). Esta ley «tiene por objeto la regulación de los derechos y obligaciones de los pa cientes, usuarios y profesionales, así como de los centros y servicios sanitarios, públicos y privados, en materia de autonomía del paciente y de información y documentación clínica». Los principios básicos de esta ley (capítulo I, artículo 2) deben ser aplicados durante la interpretación médica, y el intérprete, al tener acceso a información personal del paciente como resultado de la interpre tación, se rige por los estatutos de esta ley: 1. La dignidad de la persona humana, el respeto a la autonomía de su voluntad y a su intimidad orientarán toda la actividad encaminada a obte ner, utilizar, archivar, custodiar y transmitir la in formación y la documentación clínica. 2. Toda actuación en el ámbito de la sanidad requie re, con carácter general, el previo consentimiento de los pacientes o usuarios. El consentimiento, que debe obtenerse después de que el paciente reciba una información adecuada, se hará por escrito en los supuestos previstos en la ley. 3. El paciente o usuario tiene derecho a decidir li bremente, después de recibir la información ade cuada, entre las opciones clínicas disponibles. 4. Todo paciente o usuario tiene derecho a negar se al tratamiento, excepto en los casos determina dos en la ley. Su negativa al tratamiento constará por escrito. 5. Los pacientes o usuarios tienen el deber de fa cilitar los datos sobre su estado físico o sobre su salud de manera leal y verdadera, así como el de colaborar en su obtención, especialmente cuando sean necesarios por razones de interés público o con motivo de la asistencia sanitaria. 6. Todo profesional que interviene en la activi dad asistencial está obligado no sólo a la correcta prestación de sus técnicas, sino al cumplimiento de los deberes de información y de documenta ción clínica, y al respeto de las decisiones adopta das libre y voluntariamente por el paciente. En el contexto de la interpretación médica, es importante traducir los diálogos de manera fiel y completa y sin interferir, para que el paciente reciba toda la información necesaria para tomar decisiones informadas sobre su salud y su bienestar. Capítulo 14: La interpretación lingüística 13 índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior 7. La persona que elabore o tenga acceso a la infor mación y la documentación clínica está obligada a guardar la reserva debida. Estos principios básicos reiteran la importancia de la autonomía del paciente. En el contexto de la interpretación médica, es importante traducir los diálogos de manera fiel y completa y sin interferir, para que el paciente reciba toda la información necesaria para tomar decisiones informadas sobre su salud y su bienestar. El capítulo III, artículo 7, sobre el derecho a la intimidad, es también de particular importancia para el intérprete, ya que estipula que toda persona que ten ga acceso a información del paciente debe respetar su confidencialidad: pág. siguiente >> imprimir salir 4. Todo paciente o usuario tiene derecho a ser ad vertido sobre la posibilidad de utilizar los procedi mientos de pronóstico, diagnóstico y terapéuticos que se le apliquen en un proyecto docente o de in vestigación, que en ningún caso podrá comportar riesgo adicional para su salud. 5. El paciente puede revocar libremente por escri to su consentimiento en cualquier momento. Si el consentimiento informado que un paciente debe firmar no está traducido al idioma de éste, el intérpre te debe realizar una traducción a la vista del mismo. Además, cualquier duda que el paciente tenga sobre el contenido del consentimiento informado debe ser aclarada por el médico. 1. Toda persona tiene derecho a que se respete el carácter confidencial de los datos referentes a su salud, y a que nadie pueda acceder a ellos sin pre via autorización amparada por la ley. 2. Los centros sanitarios adoptarán las medidas oportunas para garantizar los derechos a que se refiere el apartado anterior, y elaborarán, cuando proceda, las normas y los procedimientos proto colizados que garanticen el acceso legal a los da tos de los pacientes. El capítulo IV, artículo 8, sobre el consentimiento informado, establece pautas específicas sobre el con sentimiento informado, las cuales debe seguir el in térprete: 1. Toda actuación en el ámbito de la salud de un paciente necesita el consentimiento libre y vo luntario del afectado, una vez que, recibida la in formación prevista en el artículo 4, haya valorado las opciones propias del caso. 2. El consentimiento será verbal por regla general. Sin embargo, se prestará por escrito en los casos siguientes: intervención quirúrgica, procedimien tos diagnósticos y terapéuticos invasores y, en ge neral, aplicación de procedimientos que suponen riesgos o inconvenientes de notoria y previsible repercusión negativa sobre la salud del paciente. 3. El consentimiento escrito del paciente será ne cesario para cada una de las actuaciones especi ficadas en el punto anterior de este artículo, de jando a salvo la posibilidad de incorporar anejos y otros datos de carácter general, y tendrá informa ción suficiente sobre el procedimiento de aplica ción y sobre sus riesgos. Capítulo 14: La interpretación lingüística 14 índice libro índice capítulo 14 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Angelelli, Claudia V. (2005) Medical Interpreting and Cross-Cultural Communication, Cambridge: Cambridge University Press. Cross Cultural Health Care Program (1999) Bridging the Gap: A Basic Training for Medical Interpreters. Interpreter Handbook, Seattle: Cross Cultural Health Care Program. International Medical Interpreters Association. Web de la International Medical Inter preters Association, asociación líder en la propulsión y profesionalización de los intérpretes médicos en los Estados Unidos. National Council on Interpreting in Health Care. Web del National Council on Interpreting in Health Care, organización multidisciplinaria estadounidense dedicada a promover la interpretación médica profesional para asegurar el acceso a los servicios de salud a las personas que no hablan el inglés con fluidez. Sales Salvador, Dora; Carmen Valero Garcés (2006) «Bibliografía sobre traducción e interpretación en los servicios públicos y mediación intercultural», Revista Española de Lingüística Aplicada, núm. extra 1, págs. 249-284. The Spirit Catches You and You Fall Down. Web sobre un libro que describe las experiencias de una familia de procedencia miao mientras navega por el sistema sani tario de los Estados Unidos en busca de ayuda para su hija con epilepsia. Capítulo 14: La interpretación lingüística 15 índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo VI La mediación intercultural y la identidad profesional 15 Capítulo 15 La mediación intercultural Genisa Prats San Román y Elizabeth Uribe Pinillos índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Módulo VI. Capítulo 15 15 La mediación intercultural Preguntas clave Las necesidades sociales que dan origen a la mediación intercultural Competencia o enfoque intercultural Significados del término mediación ¿Quién es el mediador o mediadora intercultural? Funciones de la figura mediadora intercultural La práctica de la mediación intercultural Cualidades de la figura mediadora intercultural El triángulo como espacio de la mediación: la posición 3 y su pérdida El proceso de mediación en un contexto de relaciones interculturales Para saber más Página 3 Página 4 Página 6 Página 8 Página 9 Página 10 Página 10 Página 12 Página 12 Página 13 Página 15 Capítulo 15: La mediación intercultural índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Cuál es el contexto que hace necesaria la mediación intercultural en el país de acogida? ¿Cuáles son las necesidades de las personas inmigrantes que hacen precisa la mediación intercultural? ¿Cuáles son las competencias básicas del mediador o mediadora intercultural? ¿Qué es la descentración? ¿Qué tiene que ver con la mediación intercultural? Capítulo 15: La mediación intercultural ¿Cuáles son las principales funciones de los mediadores y mediadoras interculturales? índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 15 La mediación intercultural El contenido de este capítulo se basa en la reflexión que han llevado a cabo Desenvolupament Comunitari y la Federación Andalucía Acoge en el libro La mediación intercultural: una propuesta para la formación (véase la bibliografía). Para iniciar este capítulo e introducirnos en la mediación intercultural, nos vemos en la obligación de hablar del desarrollo de las competencias interculturales como requisito necesario y punto de partida que conlleva este ámbito laboral. Entendemos por competencia intercultural un enfoque que permite identificar y controlar los factores de fracaso o riesgo, así como tomar plena conciencia de ellos, para una interacción intercultural; también se percibe como una capacidad de comunicación y comprensión inCapítulo 15: La mediación intercultural tercultural, que permite, por tanto, una acción social adecuada con poblaciones que son culturalmente diferentes. Las necesidades sociales que dan origen a la mediación intercultural Al abordar las necesidades sociales a las que puede responder la mediación intercultural, parece conveniente aclarar de antemano que, desde la visión intercultural, no puede existir una concepción homogénea índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior de los grupos culturales a los que haremos referencia. Más allá de valores y códigos compartidos por grupos con una cultura en común y una misma sociedad de pertenencia, entendemos que las culturas y las sociedades son complejas y dinámicas, diversas todas ellas en sí mismas. Así pues, debe quedar claro que con las denominaciones que haremos de las personas de culturas diversas (del tipo «las comunidades inmigradas», «los/as inmigrantes», «la sociedad de acogida» o «las personas autóctonas») no se quiere aludir a ningún tipo de homogeneidad cultural. También parece útil aclarar con qué sentido se usa la palabra inmigrante o persona inmigrada. Con este término nos referimos a personas llegadas y/o asentadas en los países europeos procedentes de sociedades no occidentales, cuya cultura de origen manifiesta cierta distancia y diferencia respecto de la autóctona y cuyas posibilidades sociales y económicas de acceder a una participación social plena se encuentran obstaculizadas precisamente a causa de ello. Al querer nombrar cuáles son las necesidades sociales que dan origen a la mediación intercultural, nos basamos en la investigación realizada por el proyecto Alcántara1 en tres países: España, Portugal e Italia. En el año 1996 estos países vieron llegar, de forma constante y en muy poco tiempo, a personas procedentes de otros lugares del mundo. De las conclusiones de este estudio y de la experiencia ya acumulada como mediadores/as interculturales, podríamos destacar como principales características de las personas inmigradas y de la sociedad receptora las siguientes: • Dificultades de comunicación entre personas inmigradas y autóctonas. • Complejidades y conflictos en la convivencia. • Desconocimiento mutuo de los códigos de referencia culturales de unos/as y otros/as. • Poco conocimiento por parte de la población inmigrada de los servicios públicos en la sociedad receptora y de sus vías de acceso. • Poca sensibilización y falta de asesoramiento en temas de inmigración e interculturalidad por parte de los/as profesionales de servicios de atención directa a personas inmigradas. • Inadecuación de la metodología de intervención a las especificidades culturales de los colectivos. • Desigualdad y discriminación en la atención a las necesidades de las personas inmigradas. • Prejuicios, estereotipos y conflictos en las relaciones entre personas culturalmente diferentes. Capítulo 15: La mediación intercultural pág. siguiente >> imprimir salir • Vulnerabilidad psicosocial de las personas inmigradas en sus procesos de cambio. • Desvinculación entre los servicios y los recursos generados por las propias comunidades para responder a las necesidades. Dentro de estos grandes espacios de la comunidad y la convivencia, se subrayan ámbitos de la vida cotidiana en los que esta mediación intercultural es más urgente. El mundo del trabajo, los servicios sociales, la escuela, la salud y los espacios públicos son campos propicios para los mediadores y mediadoras interculturales. Ahora bien, no debemos ver a éstos/as meramente como traductores/as o transmisores/as de información, sino como personas puente que interrelacionan a ambas colectividades. Una primera respuesta a estas necesidades: la mediación natural El papel que desarrollaron y que incluso aún desarrollan algunas personas para facilitar el primer contacto con la sociedad a la que llegan es voluntario y espontáneo. Suele realizarse entre personas que se tienen confianza, en unas condiciones determinadas de solidaridad, y no acostumbra a traspasar los límites de lo personal/familiar o el boca a boca. Normalmente consiste en: • Dar acogida a los recién llegados. • Orientarlos y asesorarlos en el funcionamiento de la sociedad receptora. • Facilitarles la comunicación y el acceso a los servicios existentes en esta sociedad. A estas personas se las suele llamar mediadores/as naturales o espontáneos/as. Esta experiencia no garantiza por sí sola, sin una adecuación profesional, la práctica de la mediación formal. Su acción no desaparece nunca, pero constatamos que se diluye o se oculta cuando las necesidades de mediación son superiores a los recursos ofrecidos por los agentes mediadores espontáneos. Esta mediación natural que se puede dar en contextos multiculturales no puede ser confundida con lo que se denomina, en el ámbito de las ciencias sociales, mediación intercultural, pues ésta presupone una cierta especialización o profesionalización y un reconocimiento más allá de las redes de sociabilidad y parentesco. Ambos tipos de mediación, natural y profesional, son compatibles, y pueden y deben co índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior existir porque tienen campos comunes de actuación y campos propios. Una formación adecuada de los mediadores y mediadoras interculturales, que defina claramente su rol, sus funciones y límites, y que les proporcione una competencia técnica, es condición fundamental para construir una colaboración profesional fructífera con los agentes sociales y las personas inmigradas usuarias. Lo que distingue la mediación intercultural profesionalizada de la espontánea es el efecto de cambio que produce la primera en la relación. En el caso de la mediación espontánea, se trabaja básicamente sobre los intereses. En cambio, en la profesionalizada hay todo un proceso de toma de conciencia de los marcos referenciales propios de cada una de las partes y la búsqueda de la creación de un espacio común para el diálogo y el encuentro, en un proceso de lo que llamamos competencias interculturales. Competencia o enfoque intercultural Las personas que migran viven cambios internos que requieren un proceso de adaptación de normas, valores, costumbres, tradiciones y hábitos de diversa índole. El hecho de no dominar la lengua de la otra persona, de no acceder a una comunicación llena de matices, a veces genera frustraciones. El no disponer de los enfoques y los instrumentos que abren a la comprensión del mundo de la otra persona y a la atención de los límites presentes en el encuentro puede dar origen a malentendidos, tensiones, incomprensiones. La figura mediadora contribuye a facilitar la comunicación entre las partes para que puedan establecer, restablecer o modificar la relación, según las situaciones. El enfoque al que llamamos competencia intercultural propone tres tareas o, más precisamente, tres procesos sobre uno/a mismo/a y sobre los/as otros/ as en la comunicación, en la relación entre personas culturalmente diferentes: la descentración, la aproxi- pág. siguiente >> imprimir salir mación al otro y la negociación/mediación intercultural.2 La descentración Llamamos descentración al proceso de distanciamiento respecto de uno/a mismo/a, a la toma de conciencia e identificación de los propios marcos de referencia y de las representaciones que hacemos del otro diferente y que nos regalan la relativización de nuestros puntos de vista. Descentrarse de la «propia verdad» y adueñarse del paradigma de la relatividad cultural no significa tolerarlo todo ni perder la identidad ni los valores propios, sino entender que, a priori, todas las culturas tienen igual valor a pesar de sus diferencias, que todas están adaptadas y se adaptan continuamente a contextos determinados y representan escenarios variados de lo humano. Descentrándose en la relación con lo otro distinto de sí, la persona sigue siendo quien es, sin imponer sus propios valores y modelos de vida. Tener presente el contexto de los escenarios humanos, culturales y sociales (tanto en origen como en destino) contribuye a la interpretación sociolingüística y cultural y a la comprensión de los procesos de cambio de unos/as y otros/as en la relación. Así pues, en el contexto de las sociedades receptoras, la descentración permite esclarecer preconcepciones, prejuicios y estereotipos que surjan de ambas partes y que amenacen con obstaculizar el logro de un trabajo en común. Esclarecer y disipar en la medida de lo posible los malentendidos, las incomprensiones, las desconfianzas, las imágenes negativas, los interrogantes y las dudas que se produzcan en la relación es inherente a la interacción intercultural. Este camino favorece la modificación de ciertas actitudes en unos/as y otros/as en la medida en que, a través del examen de sí mismo/a, de los propios sentimientos y pensamientos, cada cual tomará conciencia de su propio sistema de valores y se dará cuenta de sus automatismos y de la facilidad con que inten- La descentración permite esclarecer preconcepciones, prejuicios y estereotipos que surjan de ambas partes y que amenacen con obstaculizar el logro de un trabajo en común. Capítulo 15: La mediación intercultural índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior ta imponer sobre el otro su visión de la condición humana, su desarrollo y su jerarquía de necesidades y prioridades. La conciencia, el darse cuenta de que, en el encuentro y la interacción intercultural, hay zonas sensibles, «imágenes guías», es un camino vital en este recorrido. Esas zonas sensibles que tienen que ver con el cuerpo, el tiempo, el espacio, la relación de/entre mujeres y hombres, la crianza, el sentido de lo religioso, la noción de persona cuando se produce el encuentro, generan una reacción en unos/as y otros/as en que lo emocional domina, prima, sobre lo racional, y en que conocer, tener información, es insuficiente para la gestión de la situación. Esta reacción forma parte en buena medida de automatismos que precisan que nos demos cuenta de ellos. En este camino de la descentración, los saberes y preconcepciones no relativizados se conjugan como complemento y expresión de las zonas sensibles e imágenes guías: el sentido lineal del tiempo y, por ende, una concepción de los procesos de cambio rígida y estática y que toma en cuenta la complejidad de las dinámicas identitarias en juego, en negociación con ellas mismas y con los/as otros/as. La aproximación al marco referencial del otro Cuando somos capaces de descentrarnos, ya sea con la ayuda de un mediador o mediadora o por nuestra propia experiencia, entonces podemos aproximarnos al otro en su marco de referencia cultural y social. El interés por el otro es una vía que nos facilita el acercamiento a su realidad social y cultural y contribuye al despliegue de la empatía (Stein, 2001), la cualidad humana que permite reconocer que, al lado de nuestra experiencia, hay otras; permite ponerse en el lugar de la otra persona, haciendo observaciones sobre el mundo partiendo de su punto de vista, y es desde esta posición desde donde podemos organizar mejor nuestra comunicación intercultural. Se trata de integrar una dimensión personal, una percepción interior que implica aprender a escuchar los silencios y las palabras, los gestos y los ritos de comunicación con el espíritu de descubrir el sentido que tiene para la otra persona, no con el ánimo de juzgar o de buscar causas. La información sobre la otra cultura a través de textos, cursos, prensa, conversaciones o viajes es útil, pero insuficiente, si en ella no está la dimensión personal señalada. Desarrollar esta capacidad de comunicación verbal y corporal (no verbal) entre las personas y grupos Capítulo 15: La mediación intercultural pág. siguiente >> imprimir salir implica abrirse a todo aquello que no es el contenido. Se trata de colocar las observaciones en un contexto concreto, señalar los detalles más significativos, portadores de valores simbólicos, evitar interpretaciones fuera de la realidad y buscar aquello que subyace en el lenguaje de las personas, aquello que está latente, aquella dimensión implícita donde residen las representaciones sociales y los valores culturales interiorizados. Una forma de relacionarse que despierte ese interés por el otro nos enseña y orienta en la labor de formular preguntas directas a las personas en torno a su propia versión de su realidad social y cultural. Nos interrogamos sobre el sentido de las palabras y las imágenes que se desprenden de ellas y colocamos pasarelas necesarias para que podamos sumergirnos en el mundo del otro, descubrir su universo e interiorizar sus códigos de referencia. Ese interés por el otro pasa por darse tiempo, dar tiempo al tiempo y, ante todo y sobre todo, pasa por una entrega, un dejarse dar y dejarse dar, donde la inmersión en la cultura del otro parta de la confianza y de la apertura, de dejar un espacio al vacío para que lo nuevo, lo desconocido, entre en nosotros/as. La negociación y/o la mediación. El diálogo para un proyecto en común Con la evolución de los procesos descritos, podemos abordar negociaciones en torno a elementos más sensibles de la identidad de unos/as y otros/as. Cuando los obstáculos para llegar a acuerdos no se pueden resolver mediante una negociación entre las partes, con el apoyo de una tercera persona, entonces hablamos de la necesidad de la mediación. Ante las dificultades y los problemas que tenemos, así como ante la responsabilidad de prevenir o resolver tensiones, incomprensiones, relaciones no armónicas o conflictos entre seres humanos, mujeres y hombres, diferentes, diversos/as y culturalmente distintos/as que habitan hoy por hoy el mismo territorio, es esencial negociar o buscar mediaciones. Estos procesos nos asegurarán los intercambios necesarios entre puntos de vista diversos y nos facilitarán las gestiones para llegar a acuerdos lo más satisfactorios posible entre las partes de una relación o redes de relaciones. El objetivo es evitar la violencia, real o simbólica, donde una de las partes impone su código a la otra mediante una presión asimiladora o a través de la indiferencia. Esta actitud genera en ésta reacciones de resistencia y oposición, trampas y engaños, o una sumisión pasiva que hacen fracasar cualquier intento índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Entendemos la mediación intercultural como un recurso profesionalizado que pretende contribuir a una mejor comunicación, relación e integración entre personas o grupos presentes en un territorio, y pertenecientes a una o varias culturas. de intervención desde lo social para ayudar y dar apoyo a las personas en su proceso de adaptación a un nuevo contexto de vida. Sin perder la propia identidad y los valores fundamentales, la negociación y la mediación favorecen la búsqueda de un terreno común, que permitirá encontrar intervenciones adecuadas, soluciones más satisfactorias y resultados viables para las dos partes. Los procesos arriba descritos pueden crear las condiciones necesarias para esta negociación y mediación, donde ambas partes reconozcan que existe un conflicto de valores potencial o real, donde una y otra se consideren mutuamente interlocutores válidos e imprescindibles, y se acepte que, para avanzar en el trabajo y en la relación, los dos tendrán que hacer cambios, adaptaciones y acomodaciones. En definitiva, la filosofía que inspira el planteamiento aquí presentado propone que las dos partes concederán algo para convivir y poder ganar mutuamente. Esto comporta una capacidad de negociación caso por caso, situación por situación; es decir, una búsqueda en común, mediante el diálogo y el intercambio, de un acuerdo mínimo, de un compromiso donde cada cual vea respetados su identidad y sus valores más importantes, y garantizada, reconocida, su participación en el proceso. Significados del término mediación Margalit Cohen-Émérique (1997) apunta tres significados lingüísticos del término mediación, a los que asocia, como veremos, un tipo de mediación localizado sobre el terreno: • El primer significado de mediación asimila ésta al hecho de «servir de intermediario en situaciones en las que no existe conflicto sino más bien la dificultad de comunicación». Una tercera persona es la que restablece la relación. • Una segunda definición la considera una «interCapítulo 15: La mediación intercultural vención destinada a poner de acuerdo, conciliar o reconciliar personas, partes». Este significado nos lleva a una situación en la que un conflicto, una oposición o un antagonismo hacen que la intervención de un tercero sea necesaria. • Finalmente, una tercera definición considera la mediación el «proceso creador por el cual se pasa de un término inicial a un término final». Esta definición implica la idea de una transformación, es decir, de un proceso dinámico activo, comparable con el significado de mediador químico (sustancia liberada por fibras nerviosas que produce un efecto sobre las células vecinas). La persona mediadora actúa, en este caso, como «catalizador» del proceso. Concepto de mediación intercultural Concebimos, pues, la mediación intercultural como un recurso al alcance de personas de culturas diversas, que actúa como puente, con el fin de facilitar las relaciones, fomentar la comunicación y promover la integración entre personas o grupos, pertenecientes a una o varias culturas. Dicho proceso es realizado por una persona, grupo o institución, de manera imparcial, a través de una metodología y funciones determinadas, que veremos más adelante. Por tanto, entendemos la mediación intercultural como un recurso profesionalizado que pretende contribuir a una mejor comunicación, relación e integración entre personas o grupos presentes en un territorio, y pertenecientes a una o varias culturas. Supone la intervención de un tercero, en el desarrollo de una negociación entre otras dos partes, que puede intervenir en las discusiones, hacer sugerencias o propuestas e incluso formular recomendaciones con vistas a un acuerdo. El mediador o mediadora intercultural no tiene el poder de decisión, sino que son las partes las que toman las decisiones. Es, simplemente, un/a asistente al servicio de las partes en tensión, disputa o conflicto, que son las únicas que pueden resolver sus desavenencias. índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior En consecuencia, la labor del mediador o mediadora intercultural abarca tres aspectos fundamentales: • Facilitar la comunicación. • Fomentar la cohesión social. • Promover la autonomía e inserción social de las minorías. Se hace difícil pensar que la labor de mediación intercultural se realice desde una posición aislada: lo intercultural remite, en su esencia, a la diversidad, al contacto entre diferentes culturas; precisa de un referente colectivo donde poder tomar distancia del propio marco cultural de referencia, ayudarse de la visión que otras personas pueden darnos desde marcos distintos al nuestro, sentirse parte integrante de un grupo de mediadores/as interculturales, referente concreto de lo que significa la construcción de esas nuevas relaciones entre las partes. El mediador o mediadora trabaja en equipo. Los ámbitos de actuación Hemos señalado los diversos ámbitos de actuación donde se han detectado necesidades y demandas de mediación intercultural: contextos individuales, interpersonales o grupales. El mediador o mediadora intercultural debe estar preparado/a para intervenir por igual en situaciones propias de los ámbitos de la salud, la educación, la vivienda, el trabajo, la familia, la justicia, el barrio o los espacios públicos. Debe ser un/a profesional polivalente en cuanto a sus ámbitos de actuación, fundamentalmente por dos razones: • El mediador o mediadora tiene como objetivo prioritario de su trabajo la mejora de la comunicación y las relaciones entre personas culturalmente diversas, sean cuales sean los ámbitos en que éstas se encuentran. • La metodología de trabajo integral que debe practicar el mediador o mediadora intercultural requiere un conocimiento del abanico de necesidades sociales que confluyen en las personas de su comunidad, susceptibles de requerir sus servicios. Exige al mismo tiempo tener un conocimiento de la existencia y funcionamiento de los servicios, recursos y profesionales que dan respuesta a esta diversidad de necesidades. Una competencia específica contribuirá, sin duda, a una práctica más adecuada y profesional. Actualmente, es en el ámbito sanitario donde maCapítulo 15: La mediación intercultural pág. siguiente >> imprimir salir yor demanda especializada existe. En esas ocasiones, el mediador o mediadora pone en juego esta especialización profesional. En la mayoría de los casos, el mediador o mediadora intercultural aborda diferentes ámbitos sociales desde su formación polivalente. Reiteramos que la especialización por ámbitos de estos/as mediadores/as polivalentes desempeñará un papel importante en la consideración de las posibilidades de formación continua y de inserción laboral que se abran desde los diferentes niveles de intervención pública y privada. ¿Quién es el mediador o mediadora intercultural? La experiencia práctica de los mediadores y mediadoras y la experiencia formativa que hemos ido desarrollando en los últimos años nos llevan a afirmar que el perfil del mediador o mediadora que más se ajusta a las necesidades actuales en los países europeos en este ámbito es el de una persona (hombre o mujer) con un origen cultural preferiblemente, aunque no únicamente, común al del colectivo de personas inmigradas con el que interactúa (o al menos con una vinculación a dicho colectivo), con experiencia migratoria y con un largo tiempo de residencia en la sociedad receptora. Se trata de personas con una competencia en las lenguas de mediación (originarias, vehiculares y del país receptor), vinculadas a las estructuras organizativas y redes de su comunidad y que, preferiblemente, tienen experiencia en mediación natural. Suelen tener una formación académica media-alta en su país de origen y haber participado en cursos de formación de diversa índole en la sociedad receptora. Asimismo, consideramos que el mediador o mediadora intercultural con una competencia profesional para ejercer su tarea habrá realizado una formación en mediación intercultural que le haya facilitado el desarrollo de conocimientos, competencias y actitudes en temas de inmigración e interculturalidad, comunicación intercultural, interpretación lingüística y sociocultural, negociación y mediación para la prevención y resolución de conflictos culturales, ámbitos de intervención (justicia, servicios sociales, salud, educación, vivienda/alojamiento, inserción laboral, dinamización comunitaria). Finalmente, son personas que deben contar con una supervisión y seguimiento en equipo durante su práctica profesional. índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior Funciones de la figura mediadora intercultural La figura mediadora intercultural desarrolla sus tareas en contextos individuales, interpersonales y grupales, y actualmente uno de sus campos prioritarios de actuación son las relaciones entre profesionales de servicios de atención a la población inmigrada y personas usuarias culturalmente diferentes. Esta acción se complementa con una labor de dinamización comunitaria que pretende, por un lado, dar una dimensión integral a la intervención interpersonal e individual y, por otro, contribuir a las relaciones entre personas que conviven en un mismo vecindario. Al ser esta una formación especializada en el ámbito sanitario, nos centraremos en las funciones de la figura mediadora interpersonal; es decir, en las funciones que se deben desarrollar para promover la relación entre el/la profesional del servicio público sanitario y el/la paciente y su familia. La mediación intercultural apunta a tres objetivos fundamentales: contribuir a una mejor comunicación, una mejor relación y una mejor integración entre personas o grupos presentes en un territorio, y pertenecientes a una o varias culturas. De ellos, se derivan las tres funciones fundamentales ya mencionadas: facilitar la comunicación, fomentar la cohesión social y promover la autonomía y la inserción social de las minorías. La práctica de la mediación intercultural Desde una óptica interpersonal, la persona mediadora intercultural actuará en los espacios de relación entre profesional y usuario/a (en ella nos centraremos preferentemente), entre inmigrante y autóctono/a o entre personas inmigradas pertenecientes al mismo colectivo. Es decir, su intervención se desarrollará en entrevistas, consultas, reuniones o encuentros, en una situación que llamamos de triángulo. Desde una óptica colectiva, el mediador o mediadora intercultural trabajará en equipo con otros/as mediadores/as, para contrastar con ellos/as sus intervenciones, para lograr una acción sinérgica entre diversos/as profesionales de la mediación intercultural en un mismo territorio, buscando implicar en ella al colectivo de personas inmigradas y la sociedad receptora en su conjunto. Capítulo 15: La mediación intercultural pág. siguiente >> imprimir salir Como respuesta a las demandas formuladas por los colectivos de personas inmigradas, por los servicios profesionales de atención a la población o por el conjunto de la sociedad receptora, el desarrollo de las funciones de los mediadores y mediadoras interculturales, descritas con anterioridad, se perfila en la práctica de la siguiente manera: • En el ejercicio de la mediación intercultural para facilitar la comunicación y prevenir la aparición de conflictos culturales (mediación preventiva). • En la intervención para la resolución de conflictos (mediación rehabilitadora). • En la contribución a la creación de nuevas estrategias de relación e intervención (mediación creativa). Mediación preventiva El mediador o mediadora intercultural tendrá funciones de intérprete lingüístico/a, para asegurar la traducción y también la comprensión de la información transmitida por ambas personas, explicitando y traduciendo para el/la profesional y para la persona usuaria los códigos de comunicación utilizados en el contexto cultural de uno/a y otro/a. Esto se hará en su idioma de origen y/o vehicular y en los idiomas de la sociedad receptora, con los registros y procedimientos adecuados a cada situación. El mediador o mediadora tendrá también funciones de intérprete sociocultural, a fin de asegurar la contextualización y la comprensión de los principales rasgos culturales y sociales que inciden en la situación, tanto en lo que se refiere al origen de la persona usuaria y a los procesos de cambio en la inmigración, como a la cultura y la realidad social del profesional/servicio y a sus objetivos de trabajo. En este contexto, la persona que actúa de mediadora intercultural intentará esclarecer preconcepciones, prejuicios y estereotipos que surjan de ambas partes en la relación entre el/la profesional y las personas inmigradas. Así, ejerciendo sus funciones de intérprete lingüístico y sociocultural, la persona mediadora podrá esclarecer y disipar malentendidos, incomprensiones, desconfianzas, imágenes negativas, interrogantes y dudas que surjan en la relación entre profesional y usuario/a, y que son inherentes a la interacción intercultural. La consecuente modificación de ciertas actitudes en unos/as y otros/as, aun siendo lenta en algunos casos, permitirá una comunicación más fluida, lo que responderá al objetivo de trabajo prio10 índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior ritario de la mediación intercultural (la prevención de conflictos culturales) al facilitar el diálogo entre las partes. Mediación rehabilitadora Cuando en la relación entre profesional y usuario/a de origen cultural diferente surjan conflictos de valores, cuando el/la profesional se proponga trabajar en temas culturalmente sensibles o la persona usuaria plantee demandas que podrían generar un enfrentamiento cultural entre ambos, el mediador o mediadora intercultural mediará para facilitar la negociación entre ambas partes, buscando el interés común y creando un espacio de encuentro que permita a la persona usuaria encontrar respuesta a sus necesidades y a la profesional cumplir con sus objetivos de trabajo. En este contexto, la persona mediadora aportará a la profesional el asesoramiento necesario, para que pueda comprender mejor el papel que desempeña en la situación conflictiva la identidad cultural de la persona usuaria, su situación social y sus procesos de cambio en la inmigración. Le aportará también el asesoramiento necesario para que pueda reflexionar sobre la influencia en el otro de sus propias percepciones y acciones culturalmente condicionadas. Esta sensibilización de los/as profesionales en temas de inmigración e interculturalidad se hará siempre con relación a aspectos surgidos de los casos en que se trabaje conjuntamente y que sean relevantes en el servicio para la atención a usuarios y usuarias de orígenes culturales diversos. En los conflictos de valores y en el trabajo sobre temas culturalmente sensibles, el mediador o mediadora intercultural aportará a la persona usuaria el asesoramiento necesario en lo que respecta a sus derechos y obligaciones; de este modo, éste/a podrá relacionarse con el/la profesional con autonomía y responsabilidad, dando a conocer sus necesidades, mostrándose en su especificidad, respetando al otro y haciéndose respetar en el espacio de trabajo conjunto. Asimismo, el mediador o mediadora le aportará el asesoramiento necesario para que compren- pág. siguiente >> imprimir salir da los valores culturales de la sociedad receptora que representa el/la profesional en su intervención social. En definitiva, la aportación del mediador o mediadora intercultural a la resolución de conflictos culturales radica en su capacidad para dinamizar la negociación entre las partes, asegurando el respeto mutuo y creando un clima de confianza, mostrando estrategias de acercamiento a los códigos de referencia de uno/a y otro/a que permitan al profesional y a la persona usuaria encontrar por sí mismos/as las mejores soluciones posibles para ambos/as. El principio que rige en la relación es de colaboración, complementariedad y compromiso con ambas partes, manteniendo una imparcialidad técnica necesaria para una mediación eficaz. Mediación creativa Finalmente, y ante la demanda, por parte de los colectivos y los servicios, de mejorar las relaciones que se establecen entre profesionales y usuarios/as de culturas diversas, el mediador o mediadora intercultural puede aportar los elementos necesarios para facilitar una transformación en las formas habituales de actuar en la atención a la población inmigrada. Con su acción mediadora, se podrán abrir vías para que las personas interesadas encuentren nuevas estrategias y soluciones innovadoras que respondan a problemáticas difícilmente resolubles, potenciando una dinámica activa y creativa que acerque los recursos de ambas partes. En este sentido, el mediador o mediadora intercultural, conocedor/a de la red de asociaciones y grupos existentes en la comunidad, podrá fomentar, además, las relaciones entre los servicios y la comunidad, canalizando a los primeros las alternativas generadas por los propios colectivos como respuesta a sus necesidades. Esta dimensión del trabajo del mediador o mediadora intercultural tiene como objetivo facilitar la participación comunitaria en un trabajo conjunto con los servicios de su territorio, a fin de lograr una atención adecuada, integral e innovadora a las necesidades sociales detectadas. Actualmente uno de los campos prioritarios de actuación son las relaciones entre profesionales de servicios de atención a la población inmigrada y personas usuarias culturalmente diferentes. Capítulo 15: La mediación intercultural 11 índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior Cualidades de la figura mediadora intercultural Responsabilidad La responsabilidad de la persona mediadora está en el proceso de mediación; está en la relación que se establezca entre las partes. Así pues, el mediador o mediadora intercultural no sustituye al profesional médico ni a la persona usuaria del servicio a los que acude. Recordemos que la responsabilidad de la persona mediadora consiste en facilitar la comunicación entre las dos partes. Si la persona mediadora se convierte en intermediaria, estará arrebatando a las partes la posibilidad, por sencilla que sea, de empezar a construir una relación directa entre ellas. Confidencialidad El mediador o mediadora suele ser, al tiempo que un/ a profesional al servicio de una entidad, miembro de un colectivo ante el que también debe responder (es la llamada doble fidelidad). El trabajo con un usuario o usuaria no se comparte con otro/a, por mucho que las normas que rigen la intimidad en las relaciones en el propio colectivo lo permitan en otros contextos. La persona mediadora deberá ser rigurosa con la información que tiene y no exponerla fuera del contexto de la mediación, es decir, mantener en secreto todo lo que se hable en la mediación. Imparcialidad El mediador o mediadora no debe posicionarse a favor de los planteamientos o intereses de la entidad para la que trabaja, ni tampoco del lado de la persona inmigrada por su afinidad ideológica o cultural con ella. En todo caso, debe asegurar que puedan tomar por sí mismas la decisión que mejor se ajuste a sus necesidades, intereses y particularidades. Cooperación Con frecuencia, los/as profesionales hacen demandas que no corresponden a un mediador o mediadora. Frente a este tipo de demandas, el mediador o mediadora intercultural debe ser capaz de reformular su enfoque y ajustarlas a las múltiples posibilidades que éste ofrece. Puede hacerlo proponiendo acciones que favorezcan la colaboración entre los servicios profesionales y el colectivo inmigrante. Compromiso social El mediador o mediadora no es un activista o defensor de los derechos de la población inmigrante. Su función debe ceñirse a intentar acercar las posturas Capítulo 15: La mediación intercultural pág. siguiente >> imprimir salir de ambas partes en conflicto y ello sin intentar reivindicar por su cuenta los derechos que cree, o le consta, que son vulnerados, ni de presionar con amenazas. Pero eso no debe llevarla a quedarse en una posición «neutra». Debe dinamizar y canalizar a la parte perjudicada hacia las redes de apoyo existentes en su comunidad. Claridad del propio rol El mediador o mediadora intercultural no puede presentarse ante las partes de manera confusa. Debe, ante todo, poner de manifiesto el interés que puede tener ser aceptado como tercero entre dos. Por otro lado, ha de saber exponer con claridad cuáles son sus funciones y sus límites, de manera que tampoco inspire ideas equivocadas sobre lo que puede esperarse de su intervención, y nunca debe dar la impresión de ser «la solución» del problema. El triángulo como espacio de la mediación: la posición 3 y su pérdida A la hora de abordar el concepto de mediación, hacíamos referencia a lo que supone la intervención de una tercera parte entre otras dos. Ahora bien, el lugar, la posición que ocupa dicha tercera parte (la figura mediadora) en el escenario de la mediación es determinante. Gráficamente, suele definirse el espacio de la mediación como un triángulo, ya que visualmente nos ayuda a percibir de manera mucho más clara lo que es y no es la acción mediadora. Podríamos decir que, en la medida en que conservamos el referente triangular, nos mantenemos en un espacio donde prima la acción mediadora; y, en la medida en que lo perdemos, perdemos la capacidad y posibilidad de mediar. Así pues, podemos decir que el proceso de mediación comienza, en primer lugar, por la construcción de dicho espacio triangular y tiene en ella su punto de partida. La opción por recurrir a la mediación supone, pues, la posibilidad de establecer y mantener este espacio triangular, donde la figura mediadora ocupa una posición claramente diferenciada de las otras dos partes. Si esto es así, es importante analizar los casos en los que desaparece esa figura triangular, ya que éstos nos indicarían la finalización exitosa, el fracaso del proceso o el cambio a alguna otra estrategia distinta de la mediación. 12 índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior Son situaciones en las que el triángulo desaparece y, con ello, la posibilidad de mediar. Analizaremos en este apartado tres de ellas, que corresponden a lo que hemos denominado pérdidas de la posición 3: • La imposibilidad. Es la más evidente. Es imposible construir el triángulo si una parte, la otra o ambas se niegan a encontrarse o no aceptan a la figura mediadora. Lo honesto, en este caso, por parte del mediador o mediadora es retirarse discretamente, haciendo ver a las partes su disponibilidad para el momento en el que acepten un encuentro. • La identificación. La pérdida del espacio triangular tiene lugar al producirse un deslizamiento de la posición de la figura mediadora hacia la de una de las dos partes. Podemos decir que el mediador o mediadora pierde su imparcialidad al tomar partido por una de ellas e identificarse con sus posicionamientos. Este movimiento puede originarse de manera consciente o inconsciente; este último caso es más preocupante, puesto que la persona mediadora sigue concibiendo el proceso como un proceso de mediación, cuando en realidad ya no lo es. La opción consciente por esta estrategia supone el abandono de la mediación para pasar a una negociación o, directamente, a una confrontación. • La interposición. Esta pérdida se produce también por un deslizamiento de la posición mediadora, pero no hacia uno de los vértices, como veíamos en el caso anterior, sino hacia una posición intermedia entre las partes. La figura pasa de ser mediadora a ser intermediaria. Se convierte, así, en correa de transmisión entre ambas partes, con lo que les niega la posibilidad de un acercamiento autónomo entre ellas y genera una dependencia del mediador o mediadora para la comunicación entre ambas. Al igual que la situación anterior, este movimiento puede hacerse consciente o inconscientemente y suele ser una de las peticiones más solicitadas por los/as profesionales de los distintos servicios, lo que pone frecuentemente al mediador o mediadora en situaciones delicadas. pág. siguiente >> imprimir salir vencia intercultural entre personas o grupos presentes en un territorio y pertenecientes a una o varias culturas. La persona responsable de la conducción de este proceso es la figura mediadora. Desde la experiencia y la propuesta metodológica de las entidades que han configurado el Grupo Triángulo,3 cuyo trabajo se desarrolla en diferentes autonomías del Estado español, este proceso consta de cuatro fases: una primera donde se produce el primer contacto o el inicio, una segunda de diseño y enfoque de la intervención, una tercera de intervención mediadora y, por último, una cuarta donde se inscriben las acciones posteriores al acuerdo (los acuerdos logrados en el proceso). El primer contacto y/o inicio En esta fase tiene lugar el primer contacto. El mediador o mediadora intercultural realiza la presentación de sí mismo/a, de su figura profesional y de los servicios que ofrece. En este encuentro, el esfuerzo del mediador o mediadora se concentra en un trabajo de sintonía lingüística y corporal entre y con las partes involucradas en el proceso de mediación. Aquí la atención, el cuidado y la gestión del espacio por su parte permitirán y propiciarán un entorno adecuado. Es en este momento cuando el mediador o mediadora recibe la demanda y contacta con las partes a mediar y los/as profesionales con quienes trabajará en equipo. El uso de preguntas y la utilización de las reformulaciones le permitirán ofrecer la mediación, aclarar sus funciones y su rol, adaptados a sus interlocutores en cada caso y situación. En esta primera etapa, su propósito debe ser verificar la comprensión de la oferta por parte de quien hace la demanda y la aceptación de su presencia por la otra parte, así como de su figura e intervención por ambas partes. En otras palabras, aquí llega a un acuerdo inicial con las partes implicadas y los/as profesionales. Diseño y enfoque de la intervención El proceso de mediación en un contexto de relaciones interculturales La mediación intercultural es un proceso que contribuye a mejorar la comunicación, la relación y la conviCapítulo 15: La mediación intercultural Para elaborar un diagnóstico sobre la necesidad o no de la mediación intercultural entre las partes, el mediador o mediadora recogerá información de los actores: establecerá entrevistas «de a dos» con las partes implicadas; buscará conocer la representación que hace de la situación que está viviendo cada una de las partes; preguntará sobre la visión que se tiene de la 13 índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior percepción del otro, sobre cómo se vive y se concibe la situación que cada parte vive y cómo se hace frente a ella. También deseará saber qué espera cada parte de la demanda que realiza y se preocupará de verificar su propia independencia y capacidad de decisión. Cuando esté situado/a ahí, identificará los aspectos clave sobre los que gira la situación, tanto los que se perciben como limitaciones y obstáculos como aquellos catalogados de potencialidades y capacidades. En los primeros incluirá las creencias limitativas, los prejuicios, los estereotipos, las distancias, las confianzas, las contradicciones, las incongruencias; en los segundos, todo aquello que, en tanto que potencialidades y capacidades, favorezca la relación. Al tener esta visión panorámica, podrá identificar los intereses que tiene cada una de las partes y lo que la hace perseverar en la situación. Asimismo, considerar la influencia que ejercen ámbitos y aspectos personales y sociales perfilará el contexto; ese contexto que mostrará lo histórico, lo geográfico y lo físico y brindará una dimensión temporal y espacial a la mediación. Unos y otros aspectos están vinculados con lo económico. En estas circunstancias, el mediador o mediadora ya está en condiciones y dispone de más elementos para decidir el tipo de intervención que considera que debe realizar, así como determinar cuáles son las tareas que entrarán en la elaboración del objetivo de la mediación. También debe verificar la coherencia que existe entre el diagnóstico hecho y la viabilidad del objetivo, y si el primero respeta o no el marco sociocultural de las partes, lo que es de suma importancia. Debe proceder a identificar lo que frena su logro, en su caso, así como los cambios y ajustes necesarios para alcanzarlo, y prever las consecuencias que tendrá conseguirlo. En ese camino y recorrido que está haciendo para elaborar el objetivo, es importante distinguir cuáles son los objetivos de las partes y cuáles los de la intervención. Aquí es donde la figura mediadora adecua sus funciones a los objetivos. El mediador o mediadora ha de ser consciente de sus límites personales, profesionales y éticos, de los límites institucionales y de la presión de grupo ante el objetivo. En esta fase, la evaluación de las capacidades disponibles para llevar a cabo el objetivo es clave. Lo que se designa como itinerario conlleva plantearse alternativas diferentes de intervención. Elaborar la estrategia de intervención implica considerar la que más se adecue al objetivo, contrastando y verificando la decisión con otras personas (equipo de trabajo, otros/ as profesionales, responsable institucional, referentes culturales o expertos/as/especialistas). Plantearse los métodos, las herramientas que va a utilizar (entrevisCapítulo 15: La mediación intercultural pág. siguiente >> imprimir salir tas individuales, en triángulo), así como la evaluación de los recursos y los apoyos que necesita, son premisas y aspectos básicos de cara a la planificación. Llevar a cabo el proceso de mediación en clave de planificación significa que todo lo anteriormente realizado debe acotar y justificar la intervención: para qué la haremos (su finalidad, su objetivo); dónde la haremos (su localización); cómo la haremos (las estrategias, los métodos y las herramientas); cuándo la haremos (la temporalización). Es preciso identificar las partes (quiénes hacen parte y quién la va a hacer) y los recursos y los apoyos necesarios. La intervención en mediación intercultural Esta fase consiste en la actuación de un tercero para acercar a las partes y ayudarlas a encontrar un marco y un código comunes para el diálogo, la cooperación o la resolución de conflictos. Esta tercera etapa integra la presentación y el consenso sobre el marco de la intervención con relación al rol y papel de la figura mediadora, las reglas del juego, el proceso y el objeto de la reunión, es decir, lo que se va a tratar en ella. Aclarar la situación y los hechos significa hacer una descripción de lo que sucede. Después se pretende ver cómo las partes viven la situación a fin de trabajar el reconocimiento de la otra persona como interlocutora válida. A continuación es necesario que el mediador o mediadora contraste las expectativas y el sentido para cada parte; que explore y rastree los intereses, los deseos y los objetivos de cada una de ellas. De esta manera podrá abordar la búsqueda del marco común donde se encontrarán. Y configurar este marco común significa postular, trabajar los valores con vistas a cómo pasar a construir el proyecto compartido. El cierre de la mediación y del proceso significa formalizar el acuerdo y cerrar la intervención. Acciones posteriores al acuerdo En esta fase, los mediadores y mediadoras prestarán mucha atención a la adecuación de los resultados a los objetivos del pacto, a la efectividad de la aplicación de éste y a su permanencia. También verán si existe la necesidad de ajustarlo o modificarlo y de analizar las alternativas y posibilidades de este reajuste o modificación de los acuerdos, considerando si es necesaria la presencia de la figura mediadora. 14 índice libro índice capítulo 15 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Notas 1. Desenvolupament comunitari (1996) Estudio de necesidades sociales de la población inmigrada y de la sociedad receptora relevantes para la mediación intercultural (edición interna). 2. Mantenemos aquí la manera de nombrar de Margalit Cohen-Émérique (véase la bibliografía). 3. ACISI (Asociación por la Cooperación, la Inserción Social y la Interculturalidad), Desenvolupament Comunitari, ETNIC, Federación Andalucía Acoge, Fundación Secretariado Gitano, Programa de Migración y Multiculturalidad, y Fundación Sevilla Acoge. Para saber más Cohen-Émérique, Margalit (1997) «La négociation interculturelle, phase essentielle de l’integration des migrants», Hommes & Migrations, núm. 1208, págs. 9-23 (julio-agosto). Cohen-Émérique, Margalit (2000) El acercamiento intercultural (compilación traducida por E. Tabares y facilitada por la Fundación Sevilla Acoge como material de formación de uso interno). Desenvolupament Comunitari; Federación Andalucía Acoge (2002) La mediación intercultural. Una propuesta para la formación, Madrid: Editorial Popular. Stein, Edith (2001) La empatía, México: Fondo de Cultura Económica. Capítulo 15: La mediación intercultural 15 índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo VI La mediación intercultural y la identidad profesional 16 Capítulo 16 La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural Kira Bermúdez Anderson índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Módulo VI. Capítulo 16 16 La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural Preguntas clave Reflexiones sobre la identidad intercultural ¿Quién es el mediador o mediadora intercultural? Exigencias y límites del mediador o mediadora intercultural Contrastando la teoría con la práctica: ¿qué dicen los/as propios/as mediadores/as sobre su identidad personal y profesional? Para saber más Página 3 Página 5 Página 7 Página 9 Página 13 Página 18 Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Qué es un personaje «fronterizo»? ¿Qué significa para ti personalmente? ¿A qué nos referimos cuando decimos que los mediadores y mediadoras interculturales son personas que han construido «una interculturalidad en sí mismos/as, que es el fundamento sobre el que basan su identidad profesional»? ¿Qué sentido tiene esto para ti? ¿Cómo se lo explicarías al equipo de profesionales de la salud con que trabajaras, si tuvieras la ocasión? Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural ¿Es importante el origen cultural del mediador o mediadora intercultural? ¿Crees que el perfil que mejor se adecua a las necesidades sociales en la actualidad es el de las personas que son «de preferencia, aunque no únicamente, miembros de los colectivos de referencia»? índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las seis cualidades del mediador o mediadora intercultural que marcan sus exigencias y límites? ¿Cuál de ellas te parece más importante para la construcción de tu identidad como profesional de la mediación intercultural? ¿Por qué? ¿Qué importancia podría tener para tu identidad profesional participar en la creación de una red de mediadoras y mediadores interculturales? Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural ¿En qué aspectos puede contribuir la formación que estás realizando actualmente a tu identidad profesional como mediador o mediadora intercultural? índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 16 La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural Reflexiones sobre la identidad intercultural Para comenzar, debemos hacer algunas consideraciones previas sobre la identidad intercultural, partiendo de la idea de que, en lo personal y en lo profesional, es precisamente la identidad aquello que se ven llamadas a poner en juego las personas que se dedican a la mediación intercultural, cualquiera que sea su ámbito de intervención. Vaya por delante nuestro más profundo reconocimiento a estos/as profesionales, por su coraje, por su tesón y por su compromiso consigo mismos/as y con su gente, que somos todas aquellas personas que convivimos en un espacio, en un territorio, en un tiempo que es también futuro. También nuestro respaldo continuo, desde distintos lugares, a quienes se forman en el arte de acercar a las personas. Como personas y como profesionales cambiarán al adentrarse en este complejo y fascinante mundo que es la mediación intercultural. Contribuirán, a su vez, a construir la mediación, con su voz, sus gestos, su mirada singular. Definimos la situación intercultural como la interacción positiva entre personas o grupos cuyas identidades se han tejido en marcos de referencia diferentes, en lo que estructura la personalidad y define de manera dinámica su vínculo con el entorno social: el orden de lo cultural, lo simbólico, lo espiritual. En Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Definimos la situación intercultural como la interacción positiva entre personas o grupos cuyas identidades se han tejido en marcos de referencia diferentes, en lo que estructura la personalidad y define de manera dinámica su vínculo con el entorno social. un mundo cada vez más plural, en estos tiempos de mundialización, con un proceso acelerado y vertiginoso de interrelaciones, mezcla y amalgama, no podemos hablar de identidades esenciales, de pertenencias únicas y fundamentales. Amin Maalouf (1999) habla de la identidad como amalgama de todos los elementos diversos que se han ido configurando a lo largo de la vida de cada cual, mediante una dosificación singular que nunca es la misma en dos personas. El escritor pone sobre la mesa una cuestión básica: nuestra identidad hoy está hecha de múltiples pertenencias; es una sola identidad y nunca construida en compartimentos, dividida en mitades o en zonas estancas; una identidad a la que no cabe obligar a escoger entre fidelidades y orígenes sino que puede, con una actitud abierta, sin complejos ni traiciones, asumir la propia multiplicidad, manteniendo un diálogo rico con sus diferentes pertenencias y con las de los demás. No es tan fácil, sin embargo. Las múltiples pertenencias, la diversidad de aprendizajes que nos constituyen, junto a nuestra herencia cultural y social, se encuentran a menudo en contradicción, enfrentadas, y se plantean como mutuamente excluyentes. Teresa San Román (1997) y Margalit Cohen-Émérique (2000) analizan lo que denominamos «núcleo duro» de la cultura como un conjunto de rasgos, formas organizativas y estrategias de adaptación relativamente estables en el tiempo y en su extensión. Hay elementos y valores que pueden cambiar y negociarse con facilidad en el encuentro y la confrontación con el otro, diferente de nosotros. El núcleo duro, no obstante, es de lenta modificación y se cierra a la negociación de cambios cuando ésta viene acompañada de determinados condicionantes. Lo vemos con claridad en las relaciones entre personas de la sociedad mayoritaria y la población inmigrada, también entre payos y gitanos. Los sistemas de valores no coinciden en aspectos clave para la persona como son su relación con la familia y con la comunidad, la socialización, el trabajo, el tiempo, el espacio, la salud, la sexualidad... A esta diferencia hay que agregar un contexto de interacción donde están siempre presentes la concepción de superioridad de una cultura con respecto a la otra, la desigualdad social y una conflictiva relación histórica dominante-dominado entre los respectivos pueblos. Por lo tanto, entenderemos lo que dicen las personas experimentadas en la relación intercultural de que el conflicto es inherente al encuentro entre personas culturalmente diversas. Más todavía cuando esta interacción se construye en unos marcos institucionales concretos y unas situaciones de vida cotidiana determinadas por el hecho de que una persona (o un grupo) es nativa, autóctona y perteneciente a la cultura y sociedad mayoritarias, mientras que la otra persona (o grupo) es extranjera, migrante, exiliada, refugiada y perteneciente a un colectivo minoritario. La identidad es, pues, nuestra puerta de entrada al mundo social y al mismo tiempo, paradójicamente, también nuestro gran obstáculo en el encuentro con el otro diferente de nosotros. La identidad es obstáculo para las relaciones porque se construye dentro de un marco de referencia (único o más diverso) que actúa como filtro y pantalla generadora de representaciones rígidas del otro, abstracciones, generalizaciones, distorsiones, etnocentrismos, prejuicios y estereotipos. Aquí nacen los malentendidos e incomprensiones que a menudo desembocan en tensiones, conflictos y violencia (simbólica o real), donde la persona más poderosa impone sus juicios de valor y sus códigos de relación sobre la otra, y ésta reacciona con actitudes y sentimientos de desconfianza, amenaza, repulsa, rebelión, o bien de defensa, repliegue, resistencia y, a veces, de culpabilización, inferioridad, exclusión, inhibición... Cuando los códigos de comunicación y los ritos de relación son muy diferentes y desconocidos, es casi imposible que exista un ir y venir en la interacción, una retroalimentación que permita confirmar o modificar la imagen que nos vamos haciendo del otro, cultural y vivencialmente diferente de nosotros. Y así se instala una dinámica de relación, a menudo inconsciente, en la que se enfrentan dos identidades socioculturales en ataque o defensa. Esta dinámica es con frecuencia el escenario donde actúan las personas que se dedican a la mediación Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior intercultural, profesionales muy a menudo del mismo origen que los usuarios o usuarias y que han construido, por sus particulares estrategias de adaptación al lugar y al tiempo en que viven, una interculturalidad en sí mismos/as, que es el fundamento sobre el que basan su identidad profesional, su profesionalidad en definitiva. En efecto, ellas y ellos han tenido que encontrar esta articulación entre dos o más códigos culturales, en una búsqueda de compromisos y de negociación interior. Han conseguido crear pasarelas entre dos o más universos culturales y saber cuáles son los límites que no pueden transgredir si quieren mantener su alianza con su comunidad cultural y/o religiosa de origen. Al mismo tiempo, han encontrado un lugar propio en la nueva sociedad que los acoge. Personajes «fronterizos», como dice Maalouf, capaces de asumir plenamente su diversidad y ponerla al servicio de unos y otros, aportando los puentes y las pasarelas necesarios para que unos y otros puedan transitar, inicialmente para resolver en común dificultades básicas e inmediatas y, a más largo plazo, para que la relación en igualdad y respeto mutuo a la diferencia sea lo bastante autónoma como para evolucionar sin necesidad de mediaciones. ¿Quién es el mediador o mediadora intercultural? La experiencia práctica de nuestros compañeros/as mediadores/as, junto con la experiencia formativa que hemos ido desarrollando en los últimos años, nos llevan a afirmar que el perfil del mediador o mediadora que más se ajusta en este ámbito a las necesidades actuales en los países europeos es el de una persona (hombre o mujer): • Con formación en conocimientos, habilidades y actitudes específicas en mediación intercultural: inmigración, culturas e interculturalidad, comunicación intercultural, interpretación lingüística y sociocultural, negociación y mediación para la prevención, resolución y transformación de conflictos culturales, ámbitos de intervención… • De preferencia, aunque no únicamente, miembro de los colectivos de referencia. • Con cierta trayectoria de participación social, preferiblemente vinculada a las redes de su comunidad y con una experiencia de mediación informal. • Con dominio de la lengua de la sociedad mayo- pág. siguiente >> imprimir salir ritaria y de la lengua de la comunidad autónoma donde trabaja, así como de la propia lengua de origen y/o vehicular. • Polivalente, con tendencia a la especialización. • Con una trayectoria personal de interculturalidad, es decir, que encuentra articulaciones entre dos o más códigos culturales, en una búsqueda de compromisos y negociación interior. • Con capacidades personales tales como flexibilidad, equilibrio emocional, humor, y habilidades para la interacción, para involucrarse y tomar distancia. • Que demuestra tener una formación equivalente en capacidades y conocimientos a un ciclo formativo de grado superior. En un intento de sistematizar todo lo que hemos ido descubriendo-aprendiendo a lo largo de los años, hemos plasmado los conocimientos (saber), competencias o habilidades (saber hacer) y actitudes (saber ser y estar) del mediador o mediadora intercultural en el siguiente perfil. Se trata de personas con suficientes conocimientos sobre: • La lengua (o lenguas) de origen de un colectivo inmigrante (o de alguna lengua vehicular, en su defecto) y la lengua (o lenguas) de la sociedad mayoritaria. • Distintos modelos de desarrollo personal y relaciones interpersonales. • La migración y los movimientos humanos. • Las culturas y su interrelación. • Participación, organización y dinamización de grupos. • El funcionamiento y los recursos de la sociedad mayoritaria y de los colectivos de la cultura minoritaria. • La legislación vigente de las sociedades de origen y receptora. • Los grupos sociales y su organización (tanto en origen como en el país receptor), así como la relación entre mayoría y minorías. Con habilidades en: • Apoyo personal (empatía, relación de ayuda, escucha activa, comunicación...). • Animación de grupos y moderación de reuniones. • Análisis de sistemas socioculturales. • Negociación y resolución de conflictos interculturales. Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior • El manejo de instrumentos de información, sensibilización y difusión. • El trabajo en equipo. • La defensa de derechos e intereses (procedimientos de reclamación, interposición de denuncias...) dentro del marco normativo de la sociedad receptora. • Acción social. • Inmersión y toma de distancia respecto a las situaciones en que interviene. Y, por último, que han de aspirar a desarrollar las siguientes actitudes: • En cuanto al modo de situarse frente al mundo: las de conocer y conocerse, apertura, creatividad e imaginación. • En cuanto al modo de situarse ante sí mismas: cultivar la honestidad, la sinceridad, la valentía y la modestia. • En cuanto al modo de situarse ante el otro: su actitud ha de ser cercana, de escucha activa, comprometida y solidaria. • En cuanto al modo de situarse en la relación: deben manifestar interés por el otro, fe en los recursos y posibilidades de éste y aceptación del mismo tal cual es. • En cuanto al modo de situarse en el trabajo: deben tener una actitud cooperativa, de participar y dejar participar, desarrollando un talante negociador y conciliador. • En cuanto al modo en que valoran las ideas, opiniones y/o conductas: su actitud ha de ser flexible, tolerante y respetuosa. • Finalmente, en cuanto al modo de percibirse a sí mismas y de ser percibidas por los demás: deben mostrar actitudes de coherencia, serenidad y equilibrio. Ofrecemos a continuación una breve descripción del sentido en que utilizamos aquí estas actitudes: Actitudes del mediador o mediadora intercultural Conocer y conocerse: El mediador o mediadora intercultural toma conciencia y entiende lo que ocurre alrededor de él/ella y acerca de sí mismo/a; sabe situarse, descubrir su lugar y el de los demás, y es capaz de descubrir las cosas que están ocultas en las situaciones. pág. siguiente >> imprimir salir Apertura: El mediador o mediadora intercultural no se cierra ante la realidad y es sincero/a y confiado/a con ella. Creatividad, imaginación: El mediador o mediadora intercultural saca posibilidades de donde parece que no las hay; piensa y propone continuamente nuevas alternativas. Honestidad y sinceridad: El mediador o mediadora intercultural no se engaña a sí mismo/a y hace lo que tiene que hacer, en conciencia, sin objetivos ocultos ni dobleces. Valentía: El mediador o mediadora intercultural tiene ánimo y no se inhibe ante las dificultades; asume los retos de lo intercultural como un desafío propio y un esfuerzo por crecer personalmente. Modestia: El mediador o mediadora intercultural tiene conciencia de la importancia de su rol, pero no se considera imprescindible; sabe reconocer tanto las limitaciones propias como sus capacidades. Cercanía: El mediador o mediadora intercultural es próximo/a y accesible a los demás, sabe ganarse la confianza y el reconocimiento del otro. Escucha activa: El mediador o mediadora intercultural comprende al otro y presta atención a lo que dice, a la vez que lo interpela. Compromiso, solidaridad: Para el mediador o mediadora intercultural, la mediación no es sólo una cuestión laboral o profesional, sino una ocasión de trabajar por la justicia. Interés por el otro: El mediador o mediadora intercultural busca beneficio para todas las partes en la interacción, inclinando su ánimo hacia quien tiene ante sí; se preocupa por el otro y por su situación. Fe en los recursos y posibilidades del otro: El mediador o mediadora intercultural sabe que el otro es siempre sujeto de su historia y posee los recursos que son necesarios para su propio crecimiento; se sitúa en el papel de facilitador o facilitadora de las potencialidades del otro, y no en el de sustitución. Aceptación del otro tal cual es: El mediador o mediadora intercultural se descentra de su visión del mundo y reconoce que no es la única, es capaz de entender y dar valor a la visión del otro y la respeta aunque no la comparta. Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior Cooperación: El mediador o mediadora intercultural actúa junto con las demás personas en el logro de los objetivos, no asume en soledad la tarea sin contar con los compañeros y compañeras. Participar y dejar participar: El mediador o mediadora intercultural se implica en el desarrollo de las tareas y abre espacios para la implicación de otras personas. Negociación, conciliación: En su trabajo, el mediador o mediadora intercultural busca acercar posturas y visiones del mundo distintas, intentando excluir los espacios de violencia. Flexibilidad: El mediador o mediadora intercultural no se considera en posesión de la verdad, es capaz de cambiar o cuestionar sus posiciones, aceptar las de las demás personas y ceder siempre que es preciso. Tolerancia: El mediador o mediadora intercultural reconoce y tiene en consideración las opiniones y prácticas de las demás personas. Respeto: El mediador o mediadora intercultural pone siempre atención en lo que dice y hace el otro y lo acepta como válido o posible; manifiesta abiertamente su desacuerdo cuando existe y reconoce los derechos de los otros al tiempo que hace valer también los suyos. Coherencia: El mediador o mediadora intercultural dice lo que hace y hace lo que dice; se puede reconocer que hay conexión entre su discurso y su práctica. Serenidad: El mediador o mediadora intercultural sabe situarse de modo apacible ante los acontecimientos; apuesta por la moderación y la negociación en los conflictos. Equilibrio: El mediador o mediadora intercultural sabe armonizar las fuerzas opuestas que hay en las situaciones, busca la igualdad en las relaciones y muestra sensatez al afrontar los hechos. pág. siguiente >> imprimir salir Exigencias y límites del mediador o mediadora intercultural En la práctica, sucede a menudo que las intervenciones de los mediadores o mediadoras interculturales suscitan recelos y malentendidos entre otros/as profesionales de lo social, así como entre personas de su propio colectivo. Esto se debe mayoritariamente a la indefinición (al menos oficial) en la que se encuentra esta figura, o por posicionamientos erróneos de la propia persona mediadora. Ello nos ha llevado a intentar delimitar, en lo posible, las cualidades (en términos de exigencias y límites) que ésta debe tener y, a fin de ilustrar, en la práctica, lo que dichas exigencias y límites significan, daremos un ejemplo de cada uno de ellos. La responsabilidad Exigencia El mediador o mediadora intercultural debe tener una responsabilidad definida en los casos o situaciones en los que interviene. La definición de sus funciones en la intervención es responsabilidad suya, así como lograr el equilibrio profesional entre la colaboración con el servicio, o los agentes sociales concretos, y el compromiso con la propia comunidad. Límite El mediador o mediadora no debe hacerse responsable de un caso de trabajo social, de un tratamiento sanitario, de atención educativa, etc., sino únicamente de aquello que hace referencia a la mediación intercultural en cada caso. Ante la demanda de cumplir funciones que no se ajustan a su perfil profesional, negocia con la institución u organización en la que trabaja. Desarrolla su práctica profesional en el marco de las intervenciones, en los tiempos estipulados y en los espacios acordados. El mediador o mediadora es, al tiempo que profesional de la mediación intercultural, miembro de un colectivo ante el cual también tiene que responder (es la llamada doble fidelidad). Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior Ejemplo 1 Una maestra aborda al mediador intercultural que trabaja en la escuela. «Cuando venga la Sra. Secka a las cuatro y media a recoger a su hija, pregúntale qué pasa, que su hija todavía no ha traído los papeles firmados que le puse en la mochila la semana pasada.» ¿Qué debe hacer o decir el mediador intercultural? La persona mediadora intercultural no sustituye a la profesional. No realiza la comunicación en lugar de ésta y luego anda corriendo de una parte a otra como un mensajero. Recordemos que la responsabilidad del mediador o mediadora está en facilitar la comunicación entre las dos partes, es decir, en ponerlas en contacto físico y relacional para que sean ellas quienes se digan directamente lo que interese a cada cual, a través del puente que el mediador o mediadora les tiende. Esto, con el objetivo de que en el futuro puedan relacionarse entre ellas de manera autónoma y sin necesidad de una tercera persona. Si el mediador, en este caso, hace lo que la profesional le dice, le estará arrebatando la posibilidad, por sencilla que sea, de empezar a construir una relación directa con la madre de su alumna y viceversa. El mediador optará, con la estrategia que le parezca más conveniente según las características del caso, por reformular la demanda y podrá decir algo así como «Si le parece, estaré aquí a las cuatro y media para ayudarle a que usted misma pueda comunicarle a la Sra. Secka lo que desea saber». La confidencialidad Exigencia Consiste en encontrar el equilibrio entre la confianza con el propio colectivo y el principio de secreto profesional que rige la acción de todos/as los/as profesionales sociales. La mediación provoca situaciones en las que el mediador o mediadora se encuentra ante una disyuntiva de tener que ser fiel, por una parte, a los códigos y normas de su colectivo de origen y, por otra, al imperativo del código deontológico profesional. Esto le/la sitúa en lo que ha dado en llamarse la «doble fidelidad» a la que ha de responder el mediador o mediadora, y en la que no siempre es fácil encontrar el citado equilibrio. Límite Se halla en la prudencia en la relación de confianza con el propio colectivo y la obligatoriedad de compartir el pág. siguiente >> imprimir salir secreto profesional con sus compañeros de equipo en casos de urgencia. Ejemplo 2 Una mediadora camina por el barrio y se encuentra con una persona de su colectivo para la cual ha mediado en una ocasión anterior. Ésta le dice: «Oye, he sabido que estuviste en una cita que tuvo mi amiga ayer en el hospital. ¿Cómo le fue?». ¿Qué debe hacer o decir la mediadora? El mediador o mediadora es, al tiempo que profesional de la mediación intercultural, miembro de un colectivo ante el cual también tiene que responder (es la llamada doble fidelidad). Como mediador o mediadora intercultural, revelar el contenido de una cita puede tener consecuencias imprevistas en el futuro, pues si a mí me cuentas lo que le pasó a X puede que a otro le cuentes lo que me pasó a mí, etc. A la larga peligrarán la confianza depositada en el mediador o mediadora y su reconocimiento en el colectivo. Por otro lado, responder simplemente «Bien» o cualquier otra fórmula vaga en este caso supone no asumir el hecho de que ser mediador o mediadora intercultural profesional implica la construcción de un contexto nuevo de relaciones con el propio colectivo que debe tener sus propias normas, empezando por cuestiones tan sencillas como la que se plantea en este caso. El trabajo con un usuario o usuaria no se comparte con otro/a, por mucho que las normas y costumbres que rigen la intimidad en las relaciones en el propio colectivo lo permitan en otros contextos. Ahora, el reto para quien se esté formando en esta profesión está en encontrar fórmulas respetuosas, prudentes y sensibilizadoras para informar de estas diferencias, siempre con flexibilidad y sin necesidad de despreciar o transgredir los valores propios de su cultura o de su colectivo en la inmigración. Una posible respuesta en este caso sería «Habla con X, o llámala. Le gustará saber que te preocupas por ella y te sabrá explicar mejor que yo cómo se siente». La imparcialidad Exigencia El mediador o mediadora debe tener una total imparcialidad técnica en sus intervenciones, buscando un compromiso con resultados que satisfagan las necesidades de ambas partes. A diferencia de la neutralidad, la imparcialidad le exige al mismo tiempo desempe- Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural 10 índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior ñar un papel de sensibilización frente a la desigualdad o discriminación. Límite Ante la promoción de la igualdad de derechos jurídicos y sociales de los usuarios y usuarias con quienes interviene, el mediador o mediadora intercultural no ejerce funciones de militancia y reivindicación. Construye una distancia técnica entre él/ella y la problemática de las partes y realiza una actuación de animación y sensibilización con el fin de ofrecer a ambas los elementos adecuados para desarrollarse desde la interdependencia en su relación. Deriva a asociaciones y entidades de defensa de derechos los casos de discriminación irresoluble. Ejemplo 3 Una mediadora acompaña a un centro de planificación familiar a una mujer que tiene cuatro hijos. Ahora quiere usar, por primera vez, un anticonceptivo, pero no sabe cuál. En la consulta, la enfermera recomienda directamente la inyección anticonceptiva, describe sus ventajas y conveniencias y le dice a la mujer que sólo tendrá que volver al centro cada dos meses para ponerse otra inyección. La mujer acepta la alternativa felizmente. ¿Qué debe hacer o decir la mediadora intercultural? El mediador o mediadora debe tener conocimientos suficientes del ámbito en el que interviene como para detectar cuándo el tratamiento que recibe el usuario o usuaria viola alguno de sus derechos. En este caso, debe responder al hecho de que la usuaria no ha recibido toda la información sobre alternativas de anticoncepción a las que tiene derecho, para así asegurar que ésta pueda tomar por sí misma la decisión que mejor se ajuste a sus necesidades, intereses y particularidades. Es cierto que la mediadora puede informar a la usuaria a la salida de la consulta de que hay otros métodos anticonceptivos y que puede pedir información completa sobre ellos. Incluso podría, si tiene conocimientos suficientes sobre el ámbito, informarle ella misma de estas alternativas. Recordemos, no obstante, que los mediadores y mediadoras no sustituyen a los/as profesionales ni tienen sus competencias en el ámbito de la atención. Su responsabilidad está en contribuir a que los/as profesionales ofrezcan una atención adecuada a la población en igualdad de condiciones que las demás personas. En este caso, la mediadora podría decir algo así como «Si bien es cierta la eficacia de la inyección anticonceptiva que usted le propone, tal vez podría informar pág. siguiente >> imprimir salir a la Sra. X de otros métodos anticonceptivos que también hay en el mercado, para que pueda decidir cuál prefiere y va mejor con su estilo de vida». La cooperación con otros/as profesionales Exigencia El mediador o mediadora coopera con los/as profesionales, trabaja en equipo desde la complementariedad. Adapta sus funciones al contexto específico de cada ámbito, servicio y caso. Diseña conjuntamente con otros agentes sociales estrategias de colaboración, teniendo en cuenta sus límites. Y, por último, deriva a expertos en materia de inmigración e interculturalidad cuando las demandas lo aconsejan. Límite El mediador o mediadora no puede plantearse ni la sustitución ni la usurpación de funciones en los casos en los que interviene. Renuncia a la invitación de diagnosticar y/o a responsabilizarse de un caso, de un tratamiento, de un plan de trabajo, de una intervención o de una información que es competencia de otro/a profesional. El mediador o mediadora intercultural con una formación adecuada colabora con los agentes sociales en una relación de igual a igual, y no de inferioridad-superioridad. El asesoramiento cultural se hará únicamente en el contexto de intervenciones de la mediación intercultural o en contextos que se hayan acordado previamente. Ejemplo 4 En un pequeño ayuntamiento de comarcas se decide publicar una guía de recursos sociales de la ciudad para la población inmigrada magrebí. La trabajadora social encarga la traducción al árabe de la guía al mediador intercultural que colabora habitualmente con el servicio. ¿Qué debe hacer o decir el mediador? El mediador o mediadora intercultural no es un traductor de folletos, trípticos y guías, aunque tenga capacidad para ello. Sin embargo, responder así a esta demanda probablemente sólo genere desconfianza y recelos por parte de la trabajadora social en este caso. Con frecuencia, los/as profesionales hacen demandas que no corresponden al mediador o mediadora, alegando que él/ella colabora con el servicio en todo lo referente a la población inmigrada. Así, se recurre a él/ella como informador/a, mensajero/a, traductor/a, etc. Más allá de los intereses y obligaciones laborales Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural 11 índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir de cada persona, cuando se tiene una conciencia clara de los límites del propio rol profesional, el mediador o mediadora intercultural es capaz de reformular las demandas mal enfocadas y ajustarlas a las múltiples posibilidades que existan. En este caso, podría entenderse ampliamente la traducción de la guía como una acción mediadora entre el colectivo de personas inmigradas y los servicios sociales de la ciudad. Sin embargo, cuando pensamos en las funciones del mediador o mediadora intercultural, vemos que no está entre ellas sustituir a su colectivo en acciones que podría realizar algún grupo o asociación. Sí es una de sus funciones mediar para canalizar la participación del propio colectivo en proyectos de atención a la población promovidos por las instituciones. Proponiendo la colaboración de alguna asociación o grupo en el proyecto de traducción de la guía, media para facilitar un acercamiento entre servicios sociales y comunidad con el objetivo de lograr una atención adecuada e integral a las necesidades de la población. De esta forma sienta las bases para la construcción de una confianza mutua entre ambos que puede ser generadora de nuevas colaboraciones más complejas, comprometidas y creativas. En este mismo caso, la acción del mediador o mediadora intercultural tal vez podría dirigirse incluso a abrir la puerta a que las asociaciones pudieran aportar sus propias propuestas de cuestiones e informaciones a incluir en la guía que traducirán, para asegurar así, junto con sus propias aportaciones, un enfoque más intercultural en el desarrollo de la iniciativa. El mediador o mediadora no es un/a activista o defensor/a de los derechos de la población inmigrante. Su función debe centrarse en intentar acercar las posturas de ambas partes en conflicto, y ello sin intentar reivindicar por su cuenta los derechos que cree, o le consta, que son vulnerados, ni de presionar con amenazas. Tampoco se trata de inspirar sentimientos de lástima o «compasión» hacia el más débil, ya que con ello no haría sino potenciar actitudes paternalistas hacia los inmigrantes. Pero eso no debe implicar quedarse en una posición neutra que no haría sino beneficiar los intereses de la parte que tiene el poder de imponerse sobre la otra. No se trata de permanecer indiferente ante la cerrazón de dicha parte, sino de dinamizar y canalizar a la familia perjudicada hacia las redes de apoyo existentes en su comunidad. Tal vez podría animarles a ponerse en contacto con distintas asociaciones o colectivos organizados que puedan hacerse eco de su situación, e incluso facilitarles los medios para, si así lo quiere la propia familia, formular la correspondiente denuncia. El compromiso social con la población inmigrada La claridad del propio rol profesional Exigencia Este compromiso se manifiesta en su flexibilidad en el trabajo con la propia comunidad, su promoción de la autonomía en las relaciones del colectivo con los/ as profesionales de servicios de la sociedad receptora y su colaboración con asociaciones, organizaciones o grupos informales. Exigencia El mediador o mediadora intercultural no puede en ningún caso presentarse ante las partes de manera confusa o manifestando a una de ellas acudir por iniciativa de la otra. Debe, ante todo, poner de manifiesto el interés que puede tener ser aceptado como tercero entre dos. Límite El mediador o mediadora es flexible ante demandas que excedan de sus funciones, sin caer en el voluntarismo y la dedicación excesiva y sin fomentar la dependencia. En lugar de fomentarla, deriva a otros recursos (comunitarios o profesionales) cuando las necesidades superan su marco de actuación, o a otros/as mediadores/as cuando entra en conflicto personal con el caso o sus actores. Límite Nadie aceptará a un mediador o mediadora si no entiende que éste/a puede reportarle alguna ventaja o beneficio en la relación. Por otro lado, ha de saber exponer con claridad cuáles son sus funciones y límites, de manera que tampoco inspire ideas erróneas o equivocadas sobre lo que puede esperarse de su intervención, y nunca dando la impresión de ser «la solución» del problema entre las partes. Ejemplo 5 Una familia inmigrante tiene alquilada una casa a un propietario de nacionalidad española en las afueras de un pueblo almeriense. A pesar de que el dueño de la casa tiene obligación de facilitarles la luz, éste se niega a hacerlo. ¿Qué debe hacer o decir en este caso el mediador o mediadora? Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural 12 índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior Ejemplo 6 Un inmigrante que trabaja en un invernadero pide a un mediador que intervenga en un conflicto que tiene con su patrón. Éste jamás ha oído hablar de lo que es un mediador. ¿Cómo debe presentarse el mediador ante el agricultor? Como hemos dicho, el mediador o mediadora ha de saber exponer con claridad cuáles son sus funciones y sus límites y no dando la impresión de ser «la solución» del problema entre las partes. Se trata en definitiva de saber ganarse su posición, algo necesario y previo al ejercicio de la mediación propiamente dicha. Comenzar a abordar al agricultor interesándose por sus dificultades, asintiendo y apoyando sus manifestaciones cuando éstas sean justas y logrando establecer un clima de confianza y naturalidad es algo muy importante. Contrastando la teoría con la práctica: ¿qué dicen los/as propios/as mediadores/as sobre su identidad personal y profesional? «Toda esta teoría está muy bien», dicen los mediadores y mediadoras interculturales, «y supongo que es necesaria, pero la práctica es otra cosa». Y es cierto, ninguna definición de las que se presentan en textos y formaciones engloba la enorme riqueza de lo que se pone en juego para estos/as profesionales en el día a día de su trabajo. Así lo afirma Jordi Agustí Panareda en su reciente tesis doctoral sobre la mediación intercultural en Cataluña (Panareda, 2005), tras muchos meses de conversar con mediadores y mediadoras sobre las vicisitudes de su oficio: «No hay una sola definición que pueda abarcar la complejidad y plasticidad del mediador intercultural. No se pueden abarcar las contribuciones multifacéticas, adaptativas y evolutivas de estos profesionales en una única definición». Escuchemos cómo se expresan en las confidencias hechas al investigador sobre las dificultades y retos que encuentran para desarrollar su identidad profesional en los espacios en que intervienen. Damos aquí las gracias a Jordi Agustí Panareda por su gene- pág. siguiente >> imprimir salir rosa aportación científica al conocimiento y la sistematización en este ámbito. «Llegas aquí dispuesta a aprender, a adoptar nuevas costumbres y dejar las que no funcionan, dispuesta a contribuir... Pero para integrarte tienen que dejarte que lo hagas y la primera pregunta que te hacen es: “Así que, ¿cuántos años hace que vives aquí?”. [...] Te das cuenta por cómo te miran, como extranjera, como inmigrante. Yo puedo cambiar, pero mi cara de inmigrante nunca cambiará para ellos. Inmigrante... que a sus ojos quiere decir subdesarrollado, alguien en quien no se puede confiar demasiado, alguien sucio y peligroso... No pasa nada si tú eres el que viene a hacer los trabajos que nadie quiere hacer. Pero muchos no están dispuestos a aceptar que también eres una persona.» «Muchos llegamos con la idea de terminar aquí nuestros estudios universitarios. Pero luego, la verdad es que no llegamos a hacerlo...» «Yo llevo viviendo y trabajando aquí muchos años. Ahora soy un ciudadano español con DNI y mediador intercultural. Pero para mucha gente que me encuentro, sigo siendo el inmigrante y eso no cambiará en su cabeza.» «En la formación, cuando describían el rol del mediador intercultural, sentí que describían lo que yo llevaba haciendo toda mi vida.» «Nos dijeron que la mediación tiene que ver con la prevención, la rehabilitación, la creación... pero ahora mismo no sabría decirte qué hago en pocas palabras.» «El trabajo del mediador no está definido del todo. Lo defines sobre la marcha... El perfil depende de las necesidades, del territorio y de las comunidades.» «¿Mis funciones? Me cuesta resumirlas... Hago tantas cosas diferentes... Nos enseñaron a distinguir entre mediación preventiva, resolución de conflictos y mediación creativa... pero a mí todo eso me suena demasiado teórico y sencillo.» «Es nuestro primer año y hasta ahora hemos estado haciendo de intérpretes casi siempre. El mediador traduce para dar apoyo al profesional. Empezamos a hacer un intento para avanzar hacia otras funciones, por ejemplo ofrecerles charlas sobre las culturas de origen. Ojalá podamos desarrollar mejor nuestro trabajo a partir de ahí.» «Yo creo que hago un poco de todo en mi trabajo. Cuando trabajo con niños, actúo un poco como educador social; cuando tengo que dar apoyo a los inmigrantes que vienen a verme, actúo muchas veces como si fuera psicólogo; cuando me piden que vaya a calmar un conflicto, me siento como un bombero... No es fácil [sonríe].» Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural 13 índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior «Los mediadores van mucho más allá de lo que haría un traductor. La expresión ¤F)#e6¢) (in sha alla), por ejemplo, puede tener muchos significados diferentes. Puede querer decir que sí o que ya veremos. El mediador, dependiendo del contexto o del origen de la persona que lo dice, sabe su significado. También están todos los elementos no verbales que tienes que identificar en la comunicación y transmitir al profesional. Tienes que sumergirte en la cultura. Usas mucho tu intuición, observas e interpretas todo lo que sucede. Lo haces para el profesional y también para la persona usuaria, para que también comprenda.» «Los usuarios a menudo tienen dificultades con las preguntas que les hacen los profesionales porque éstos no explican por qué quieren saber ciertas cosas. Hacen preguntas íntimas y los usuarios no siempre las comprenden. Por ejemplo, a veces los profesionales son un poco bruscos y preguntan a la familia: “¿Por qué habéis tenido seis hijos? ¿Por qué no habéis hecho algún tipo de planificación familiar?”. Y los usuarios se enfadan: “No es asunto suyo”, dicen. Entonces tengo que explicarles: “Son datos que el profesional necesita para estudiar tu situación y ver qué tipo de ayuda te puede ofrecer”. Así se calman un poco. El problema es que la profesional sabe lo que quiere y es muy directa. Para los usuarios, algunas preguntas son una intrusión y eso puede llevarlos a desconfiar de la profesional. La mediadora tiene que intervenir para preparar el terreno de modo que pueda volver a emerger la confianza.» «Una de las tareas que más me gusta es asesorar a los inmigrantes y a los profesionales. Cuando lo hago, siento que soy un auténtico puente intercultural.» «¿Intervenir en conflictos culturales? Ay, es entonces cuando la cosa se pone fuerte. Ahí sí que tenemos un desafío como mediadores...» «¿Conflicto? Tampoco tanto... se trata más bien de malentendidos.» «El conflicto es una buena excusa para abordar cuestiones cruciales relacionadas con la integración de los inmigrantes: trabajar sobre la convivencia, los estereotipos, los prejuicios. La gente acude a nosotros por el conflicto, por eso podemos trabajar con ellos.» pág. siguiente >> imprimir salir «¿Conflicto? Yo prefiero centrarme en el trabajo preventivo. Es ahí donde como mediadora tengo más posibilidades de intervenir. Después quizá sea demasiado tarde.» «La mediación para mí es como pelar una cebolla: tienes que ir quitando capas y más capas hasta que llegas al meollo del asunto.» «Cuando haces tu trabajo como mediador te encuentras con tensiones importantes. Comprendes bien las dos culturas, pero por dentro sientes las tensiones entre valores o visiones. [...] Como inmigrante, cuando ves los problemas que experimentan las personas inmigrantes, a menudo te conmueve porque tú has pasado por el mismo proceso. Aunque a veces también comprendes la visión de la persona autóctona [...]. Otras veces, te falta el reconocimiento de las partes [...]. Tienes que estar bien preparado psicológicamente para trabajar de mediador.» «Es fundamental estar ahí, para escucharlos. Has pasado por las mismas experiencias y a veces comprendes lo que están pasando con sólo mirarles a los ojos. Por eso, en cualquier situación, como por ejemplo cuando medio en un conflicto entre un profesional y un inmigrante, siempre les doy una atención especial, escuchándoles, preguntándoles cómo se encuentran, dándoles ánimos para que se expresen... En ocasiones siento que también trabajo un poco de psicóloga.» «A menudo, la profesional no se da cuenta de lo que pasa porque no pregunta por las dificultades o problemas más generales del paciente inmigrante y sólo se interesa por lo que le duele... La intervención de la mediadora ayuda a que salga todo eso. La mediadora hace preguntas generales usando sus intuiciones y pone mucho esfuerzo en construir una confianza, para que la paciente pueda expresar lo que de verdad le pasa y así la profesional podrá hacer mejor su trabajo.» «Muchas veces los profesionales no saben cuál es el problema... Sólo saben que no se pueden comunicar bien, pero no entienden lo que pasa, lo que hace falta, cómo puede ayudar el mediador... Así que lo que suelen hacer es una demanda general de traducción e interpretación, y no sabes lo que te vas a encontrar.» «El trabajo del mediador no está definido del todo. Lo defines sobre la marcha... El perfil depende de las necesidades, del territorio y de las comunidades.» Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural 14 índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior «Cuando te financia la Administración pública, tienes que seguir su dinámica y no puedes desarrollar plenamente tus estrategias mediadoras. A menudo te ves obligada a actuar ante determinadas demandas o cuando ya ha surgido un problema y eso limita enormemente el alcance de tu intervención.» «Siempre haces más horas de las que te pagan. Y encima es un trabajo en el que tienes que estar disponible para la gente a todas horas. Algunos años, por el mismo trabajo, te contrataban por menos horas, pero tenías que hacer la misma cantidad de trabajo. Yo hacía al menos diez horas a la semana sin cobrarlas. Y cuando fui a plantearlo me dijeron: “No podemos pagártelas pero podrás recuperarlas más adelante”. Pero ¿cómo? Nunca he podido hacerlo. Además, a veces me contrataban sólo para el curso escolar, para que no tuvieran que pagarme en el verano cuando había menos trabajo. Este año ya estamos a finales de septiembre y todavía no tenemos un contrato.» «Vives la mediación veinticuatro horas al día... Siempre estás mediando. La gente siempre te para y te hace preguntas. Estás constantemente comprometido con una cosa u otra... Es agotador, pero no puedes evitarlo.» «Es muy duro ganarte la vida como mediadora, sobre todo si tienes una familia. No te pagan muy bien y necesitas mucha vocación. Si lo que buscas es una fuente de ingresos o un trabajo estable, no deberías ser mediador. Hace poco montamos un pequeño negocio para importar objetos artesanales de Marruecos [...]. Es para tener una fuente más de ingresos y también para distraerme de las frustraciones del trabajo.» «Yo soy flexible en mi trabajo: noches, sábados, domingos… A veces cuesta convencer al inmigrante para que quedemos a determinada hora, así que te adaptas. Pero esta autonomía que tengo para establecer mi propio horario me hace sentir más libre. A su vez, esta autonomía y libertad me da un mayor reconocimiento hacia mi rol y me ayuda a definirme mejor como mediadora.» «Hay que estar en la calle para ser mediador. Hay que hablar con la gente. No puedes quedarte sentado en un despacho. Si lo haces, no te enteras de lo que pasa.» «El mediador tiene que tener la misma imagen que su gente. Cuando X [el nombre de otro mediador] empezó a trabajar, vestía traje [se ríe]. Yo procuro vestirme normal, sencillo, para que tanto los inmigrantes como los profesionales se sientan cómodos con mi presencia. Intento no hacerme notar mucho sino dar una imagen de cercanía. Ni siquiera llevaba una cartera, sólo una libreta vieja... Si no te ven como un igual, los usuarios no te aceptarán.» pág. siguiente >> imprimir salir «Tienes que vestir normal o clásica. La comunidad se fija en todo. Cómo te mueves, cómo hablas... Tienes que ganarte su respeto de muchas maneras... Aquí no tienes que llevar el hiyab pero en otras comunidades las mediadoras tienen que hacerlo para ser respetadas.» «No es sólo en lo que decimos, sino en la imagen que proyectamos, en la manera que tenemos de movernos, nuestra actitud amable y acogedora, ahí reside el secreto de nuestro trabajo.» «Yo suelo sentarme junto a la persona inmigrante para que se sienta bien, segura, para que confíe en mí, para que vea que estoy a su lado...» «Siempre pido un momento para hablar primero con la persona inmigrada... Nunca me lanzo a hablar del caso en cuestión, sino que hablamos de otras cosas, conecto con la persona. Te pones la chilaba que lleva la otra parte. Si es una persona religiosa, te pones a su mismo nivel. Es cuestión de encontrar puntos en común... Nunca te pones en contra del usuario y siempre le das la vuelta a las cosas, pero sin un enfrentamiento porque, si no, lo pierdes... Por eso el tiempo es tan importante.» «Yo digo sólo una palabra y espero a que la otra persona diga que sí... Dices las cosas como si les quitaras importancia. La clave del mediador es hacer avanzar las cosas suavemente para que encuentren su flujo natural.» «Yo uso muchos ejemplos, metáforas e imágenes todo el rato, argumentos que pueden entender. Gesticulo, me muevo...» «Tienen que percibirte como una persona muy honesta. La gente tiene que confiar en ti y respetarte [...]. La comunidad lo sabe todo y cualquier asomo de deshonestidad puede poner en jaque tu trabajo.» «Ser catalana me permite llegar a las personas autóctonas más fácilmente. Los del pueblo me miran asombrados, porque me ven todo el día relacionándome con extranjeros y saben que estoy contenta. Es una manera genial de mostrarles que la interacción con los inmigrantes puede ser una experiencia buena para ellos. Eso es importante porque ellos son quienes más necesitan cambiar sus actitudes y abrirse a los demás.» «Mis padres fueron de los primeros en llegar aquí y todo el mundo los respetaba mucho. Eso me ayudó mucho en mi trabajo.» «El mediador tiene que tener muy buena imagen. Por ejemplo, si vas a bares y bebes la gente te criticará. Yo casi nunca salgo. Mi trabajo afecta a mi vida social. No tengo muchos amigos, los veo de vez en cuando. Sí tengo muchos conocidos, que me paran por la calle para hacerme preguntas, pero no muchos amigos íntimos.» Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural 15 índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior «Es importante no tener mucha relación con los usuarios fuera del trabajo y mantener un perfil discreto cuando estás en público. Tienes que guardar el secreto profesional y ser percibido como una persona reservada. De otro modo, no confiarán en ti [...]. Tienes que marcar unos límites y proteger tu vida privada.» «Cuando trabajaba en la misma ciudad, se me hizo insoportable. Llegaba a casa y me encontraba a gente esperándome en la puerta.» «Llegó un punto en el que casi no podía salir a la calle. Me paraban por todas partes. Tuve que poner unos límites, y si la pregunta era muy compleja les pedía que vinieran a verme en mis horas de trabajo. De todas formas, sigo pasando mucho rato en la calle hablando con la gente.» «Ciertos mediadores cogen el trabajo sólo para beneficiarse ellos. Algunos, por ejemplo, lo utilizan como plataforma para conseguir una mayor influencia dentro de su comunidad. Algunos lo hacen para conseguir dinero de algunos proyectos de desarrollo... y eso perjudica a la profesión.» «Quienes somos mediadores y mediadoras somos un ejemplo vivo que rompe los estereotipos de los dos grupos. Los autóctonos se dan cuenta, al conocerlos, de que sus imágenes negativas de los inmigrantes no pueden aplicarse a todos en general. Y los inmigrantes ven que te puedes adaptar a la sociedad receptora y mantener al mismo tiempo tu identidad cultural; ven que ser un vecino más, como lo es también el mediador, quizás no sea tan mala idea.» «Tenemos que mirar con ojos tolerantes... Occidente es una cultura dominante, adopta un estatuto superior... Para mí todas las culturas son enriquecedoras e intento combinar la riqueza de las dos...» «Después de trabajar en esto varios años, ya no sé de qué va... No sé si podemos hablar de mediación intercultural o si deberíamos hablar de otra cosa... Lo negociamos cada día.» «¿El triángulo de la mediación? Nunca lo hago... ¡Yo hago el trapecio! [se ríe].» pág. siguiente >> imprimir salir Algunas conclusiones y propuestas Con el fin de abordar las cuestiones que se plantean en las reflexiones que hemos recopilado en torno a la identidad profesional y personal de los mediadores y mediadoras interculturales, 150 personas dedicadas a este ámbito en todo el territorio nacional se encontraron en Valencia el 8 de marzo del 2007, tras un largo proceso de diálogo en pequeños grupos creados en Cataluña, Andalucía y Madrid. La iniciativa fue organizada y dinamizada por el Grupo Triángulo para la mediación intercultural y la entidad CeiMigra. El objetivo era diseñar conjuntamente propuestas de acción para avanzar en el reconocimiento de la profesión, en la calidad y reconocimiento de su formación y para construir una red de relación entre todos como primer paso para la creación de una asociación profesional. En cuanto al reconocimiento social e institucional, cuestión clave para poder desarrollar las múltiples posibilidades de su identidad profesional, se analizó la figura todavía novedosa del mediador o mediadora intercultural en España y se hicieron los siguientes planteamientos. Urge fomentar el reconocimiento profesional de esta práctica, así como un espacio propio de actuación. Seguimos, a pesar del tiempo transcurrido desde los primeros programas de mediación intercultural, en una situación de precariedad y de gran diversidad en cuanto a entidades o instituciones que se dedican a este ámbito, así como a formas de entender la práctica profesional por parte de todos los implicados. Esto deriva en la ausencia de una calificación profesional consensuada y reconocida, a lo que se añade una formación inadecuada. La mejora de estas dos condiciones es necesaria para garantizar la calidad y la claridad en el ejercicio de la labor mediadora de las personas que la desempeñan. La dificultad radica básicamente en que no se está dando un reconocimiento profesional del mediador o mediadora intercultural ni de su ámbito de actuación. A esta falta de reconocimiento del rol profesio- Diseñar conjuntamente propuestas de acción para avanzar en el reconocimiento de la profesión, en la calidad y reconocimiento de su formación y para construir una red de relación entre todos es el primer paso para la creación de una asociación profesional. Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural 16 índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior nal por parte de profesionales y de servicios se suma el hecho de que con frecuencia lo que se realiza es una mediación a la carta, es decir, profesionales y servicios solicitan la intervención de un mediador o mediadora para cuestiones muy puntuales y limitadas (tanto en tiempo como en contenido): traducciones, pequeñas consultas sobre «la cultura del otro», ayuda para desbloquear la resistencia de algún usuario o alguna usuaria, llevar avisos a las personas o los colectivos… La cuestión del perfil profesional es crucial para lograr un reconocimiento institucional y social del mediador o mediadora intercultural. ¿Cómo se está configurando actualmente la mediación intercultural en España? Resumiendo, vemos que destacan las siguientes características: pág. siguiente >> imprimir salir de todas partes con el fin de luchar juntos/as por su profesión e intercambiar las singularidades y aspectos comunes de su identidad profesional), recomendamos consultar los documentos de CeiMigra y el Grupo Triángulo (consultables a través de Internet) que se indican al final del capítulo. Esperamos celebrar en un futuro próximo un nuevo encuentro al que puedan sumarse muchos más compañeros y compañeras con inquietudes similares. • El hecho de que la vinculación predominante, aunque no exclusiva, entre mediación intercultural e inmigración. • La promoción desde entidades públicas o privadas relacionadas con las minorías étnicas. • El énfasis en mediación social y comunitaria. • La diversidad de entidades patrocinadoras y de esquemas adoptados en los programas de intervención, con papel relevante de las administraciones locales. • El hecho de que la práctica y la acción mediadora muchas veces preceden a su teorización y fundamentación conceptual. • La proliferación de cursos de formación en mediación intercultural con poca posibilidad de incorporación al mercado laboral. • La falta de reconocimiento institucional y social de la figura, así como de su adecuada regulación. Por ello, los/as participantes en el I Encuentro de Mediadores y Mediadoras Interculturales creemos firmemente en la necesidad de clarificar el perfil profesional vinculado a la figura laboral de mediador o mediadora intercultural, concretando sus funciones y definiendo sus límites con respecto a otras modalidades de intervención social, para pasar de una situación (la actual), en la que se actúa principalmente desde un modelo asistencial (coyuntural), a otro modelo, integral y sostenible, en que la mediación intercultural esté ligada a cambios en los paradigmas de comunicación intercultural y de relaciones interpersonales en una sociedad cada vez más compleja y diversa. Para conocer con mayor profundidad este interesante trabajo colectivo (que unió por primera vez a tantos/as mediadores/as interculturales venidos/as Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural 17 índice libro índice capítulo 16 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Agustí Panareda, Jordi (2005) La compleja plasticidad de la mediación. Un intento de mediar en la integración de inmigrantes: mediadores interculturales en Cataluña, tesis doctoral presentada en la Stanford University (Estados Unidos) (texto original en inglés, pendiente de publicación). CeiMigra: revista De@cuerdo. Número 4 (diciembre del 2007) de la revista De@cuerdo (edición especial sobre el I Encuentro de Mediadoras y Mediadores Interculturales). Cohen-Émérique, Margalit (2000) El acercamiento intercultural (compilación traducida por E. Tabares y facilitada por la Fundación Sevilla Acoge como material de formación de uso interno). Desenvolupament Comunitari; Federación Andalucía Acoge (2002) La mediación intercultural. Una propuesta para la formación, Madrid: Editorial Popular. García González-Gordon, Humberto (1999) «El pueblo gitano en un mundo globalizado», ponencia en las VII Jornades de Cultura Gitana a Catalunya (Barcelona, noviembre de 1999). Grupo Triángulo: documento común. Documento común del I Encuentro de Mediadoras y Mediadores Interculturales (marzo del 2007). Grupo Triángulo (2007) «Guía para la mediación intercultural. Marco, proceso e instrumento de evaluación», Cuadernos de Mediación Intercultural, núm. 1. Maalouf, Amin (1999) Identidades asesinas, Madrid: Alianza Editorial. San Román, Teresa (1997) La diferencia inquietante, Madrid: Siglo XXI de España Editores. Capítulo 16: La identidad personal y profesional del mediador o mediadora intercultural 18 índice libro índice capítulo 17 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo VII La mediación intercultural sociosanitaria: aplicaciones 17 Capítulo 17 Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural Adil Qureshi Burckhardt índice libro índice capítulo 17 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Módulo VII. Capítulo 17 17 Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural Preguntas clave Acompañamiento A solas con el paciente Orientación cultural En el hospital Consultas externas Ingresos Urgencias Atención primaria Salud mental y adicciones Conclusión Página 3 Página 5 Página 6 Página 6 Página 7 Página 7 Página 7 Página 8 Página 8 Página 10 Página 12 Capítulo 17: Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural índice libro índice capítulo 17 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Qué aspectos crees que pueden complicar el trabajo del mediador intercultural en los siguientes ámbitos: hospital, atención primaria, salud mental, reducción de daños? ¿Qué estrategias conoces para superarlos? ¿Qué debe hacer un mediador cuando el médico le pide que explique la conducta de un paciente? ¿Qué es el acompañamiento? ¿Es uno de los papeles que debe asumir el mediador? ¿Por qué? ¿Qué debe hacer un mediador cuando se encuentra a solas con un paciente? ¿Qué acciones debe realizar el mediador, y cuáles no, en el ámbito sociosanitario? ¿Cuáles son los objetivos de la reunión previa y el debriefing con el profesional sociosanitario? Capítulo 17: Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural índice libro índice capítulo 17 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 17 Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural El contexto específico en que se desarrolla la mediación intercultural puede tener una gran influencia tanto en el rol como en las funciones del mediador. A pesar de que hemos destacado una perspectiva general, el lugar donde se trabaja y la población con que se trate pueden cambiar la forma en que se lleva a cabo el trabajo. En este capítulo exploraremos distintas áreas en las que puede trabajar la figura del mediador y también analizaremos cómo el contexto puede cambiar sus tareas. En primer lugar, hay que partir de la premisa de que el principal rol del mediador intercultural sociosanitario es el de facilitar la comunicación y la relación asistencial. Cuanto más nos «alejamos» de la estructura hospitalaria y de la entrevista triangular, más difícil resulta delimitar el rol y la función del mediador. Esto es así porque la mediación intercultural, al ser una profesión relativamente nueva, no es bien conocida ni necesariamente aceptada. Por esta razón, muy probablemente se solicitará a un mediador que efectúe una intervención que no esté enmarcada claramente dentro de las que hemos planteado en el capítulo del rol del mediador intercultural, de lo que se derivan las siguientes preguntas: ¿qué debemos hacer?, ¿cómo entendemos tales solicitudes y qué hacemos con ellas? Tan importante es defender la integridad profesional del mediador como aportar respuestas a las demandas realizadas por los profesionales. Claramente queremos evitar llegar al punto en que se pregunten «¿Para qué sirven éstos, entonces?» y queremos ser capaces de brindar una ayuda relevante a los pacientes. Cuando dejamos la estructura del hospital, las cuestiones como qué constituye una «ayuda relevante» se vuelven más significativas. El rol del mediador está basado en la función subyacente y el propósito de la mediación intercultural. La verdad es que esto resulta confuso, dado que la descripción general del trabajo a veces incluye la figura del agente de salud comunitario. En este sentido, vale la pena revisar las definiciones propuestas por el Plan Director de Inmigración: • Traductor: Persona que hace una traducción del mensaje de forma literal, sin que necesariamente intervenga ningún elemento cultural. No hace falta que la traducción se haga presencial, en muchas ocasiones puede ser telefónica y o/escrita. • Mediadores culturales: Recurso puente que favorece la comunicación y promueve un cambio constructivo en las relaciones entre personas cul- Capítulo 17: Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural índice libro índice capítulo 17 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Se llama con mayor frecuencia al mediador intercultural cuando el profesional tiene dificultades para entender al paciente, casi siempre por motivos lingüísticos; sin embargo, cada vez es más habitual que se realice la demanda desde el reconocimiento de que las diferencias culturales pueden influir en la comunicación. turalmente diversas. Son profesionales que colaboran en la atención a las necesidades sociales de las comunidades inmigradas y orientan su acción hacia la prevención y resolución de los conflictos individuales, familiares o de grupo que se dan en el ámbito de la salud, de la educación, del bienestar social y de la convivencia comunitaria. Lo más habitual es que estos dos perfiles se integren en una sola figura, sin olvidar que el mediador cultural debe tener unas competencias que van más allá de la simple traducción lingüística. • Agente de salud comunitario: Profesional integrado en los equipos de salud comunitaria que tiene como objetivo servir de puente entre los servicios de salud y la comunidad o colectivo a que se dirigen los programas, especialmente preventivos, con objeto de que mejore la circulación de informaciones, de iniciativas y de recursos en ambas direcciones. También dinamizan las acciones de promoción de la salud llevadas a cabo desde cada una de las partes. Estos agentes de salud hacen también de mediadores, pero obviamente tienen una formación muy amplia y específica para desempeñar otras funciones además de las de traducción y mediación cultural. Estas personas deben ser miembros de la comunidad con la cual trabajan y se han de integrar en el equipo de salud. ciones en las que se pregunte qué debe y no debe hacer. Como siempre, la base para esa respuesta es la de la función principal que desempeñe. Desde nuestra experiencia, hemos visto que se llama con mayor frecuencia al mediador intercultural cuando el profesional tiene dificultades para entender al paciente, casi siempre por motivos lingüísticos; sin embargo, cada vez es más habitual que se realice la demanda desde el reconocimiento de que las diferencias culturales pueden influir en la comunicación. Para esta demanda es siempre útil poderse encontrar brevemente con el profesional antes de la intervención para después proceder con la entrevista. La entrevista breve puede ser útil para un mediador, pues así puede saber a qué debe atenerse después. Para el profesional sanitario puede ser útil al ofrecerle la oportunidad de darle una orientación de las posibles complicaciones que pueden surgir con los temas que se van a tratar, y el mediador puede contextualizar culturalmente la situación. Después de la entrevista triangular es de gran ayuda poder llevar a cabo un debriefing y revisar las diferentes impresiones, lo que ofrece al mediador la oportunidad de aclarar posibles confusiones relacionadas con la cultura. A los mediadores se les pide que lleven a cabo funciones distintas, y no siempre queda claro lo que se espera de ellos y dónde. Lo que deseamos conseguir en este capítulo es explorar las distintas clases de actividades, funciones y roles que corresponden al mediador intercultural en sus distintas áreas de funcionamiento. Cada una de las áreas descritas en este capítulo es distinta, y veremos cómo la función del mediador cambia necesariamente de acuerdo con el tipo de cuidado implicado y el entorno. Como hemos visto en el capítulo de salud comunitaria, la demanda influye en la intervención, y por eso puede que un mediador se encuentre en situa- A pesar de que la intervención anteriormente descrita es la más frecuente, al mediador también se le pedirá que «acompañe» al paciente. Ésta es, en cierto modo, una petición ambigua y una de las que resultan a menudo dudosas. La idea es, básicamente, que el mediador acompañe al paciente de un lugar a otro del hospital o a otro centro sanitario para asegurarse de que el paciente se maneja bien en el ámbito hospitalario. En cierta manera, es una petición razonable, y parece tener sentido que los mediadores ayuden a que el paciente se adapte al sistema sanitario. Por otra parte, la «cultura» realmente no entra en juego en esta función, Acompañamiento Capítulo 17: Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural índice libro índice capítulo 17 << pág. anterior y no existe una razón concreta por la que el mediador intercultural esté mejor preparado para acompañar al paciente que cualquier otra persona capacitada que tenga una idea de la distribución del hospital o de cómo funciona el transporte público. Algunas personas sugieren que es mejor que esta tarea sea realizada por un mediador, ya que puede que el paciente necesite programar una visita, lo que requerirá la intervención del mediador. También se ha sugerido que tiene sentido acompañar al paciente en las primeras visitas para que éste se acostumbre al funcionamiento del hospital o el sistema sanitario. Puesto que el objetivo general de la mediación intercultural es mejorar el contacto entre el paciente y el sistema de salud, los acompañamientos tienen sentido, pero atendiendo a lo que se espera de un mediador y a las razones por las que se encuentra en ese lugar. A solas con el paciente Puede que a veces el mediador se encuentre a solas con el paciente (por ejemplo, cuando le esté acompañando), lo que puede resultar una situación extraña. En esta situación es esencial que el mediador mantenga su identidad profesional. ¿De qué debería hablar con el paciente? ¿Qué tipo de actitud debe mantener? Podemos pensar que debemos hacer algún tipo de comentario respecto a la enfermedad del paciente o su problema, pero puede ser peligroso. Un mediador siempre debe recordar que es visto como un profesional sanitario, como parte del equipo médico, con estatus, y por esta razón lo que diga influirá de forma significativa en el paciente. Ahora bien, el rol de un mediador no es el de médico, enfermero o trabajador social, y por ello se debe asegurar de que no se comporta como tal. Incluso decir algo tan mundano como «No te preocupes, todo irá bien» puede ser interpretado como una promesa, que no está en condiciones de hacer. El paciente puede interpretar las palabras que el mediador le ha dirigido con un significado real, y en tanto que es una persona que lleva bata, esas palabras tienen poder. Aunque el mediador lo diga simplemente para tratar de aliviar la ansiedad del paciente, éste puede verlo como una promesa que proviene del pág. siguiente >> imprimir salir sistema médico. Por tanto, se generan unas expectativas no realistas, lo que puede complicar la asistencia médica del paciente, quien puede sentir que el equipo médico no está haciendo todo lo posible: las cosas están empeorando, pero el mediador ha dicho que todo saldrá bien. Estar a solas con el paciente puede ser un reto. El paciente puede ver al mediador como un miembro exitoso de la comunidad que está bien conectado y sabe cómo negociar con el sistema. Puede que le pida consejo, sugerencias... Todo ello es comprensible, y es importante que encuentre una forma de responder a esto a la vez que mantiene su rol de mediador intercultural. Uno de los mayores peligros, como ya ha sido mencionado, es que si responde a tales peticiones se convierte en el interlocutor preferido del paciente, lo que significa que médicos, trabajadores sociales y enfermeros quedan en un papel secundario. Aunque pueda ser agradable para el mediador que el paciente le otorgue tal importancia, es importante remarcar que él no se encuentra ahí simplemente para ayudar al paciente, sino para establecer un puente entre el paciente y el sistema sanitario, para facilitar la comunicación y la relación asistencial. Lo que puede hacer en dichas situaciones es sugerir al paciente que hable con el trabajador social o visite alguna de las agencias que atienden a miembros de su comunidad. De todo lo que se ha dicho, lo que es importante es que el mediador mantenga su identidad profesional y una posición neutral. Esto significa que puede que no tenga que hablar de nada o bien deba hablar de cómo funciona el sistema sanitario. Esto último entra dentro de la descripción de su trabajo y es un tema relativamente «neutral», que permite al mediador cultural mantener su posición profesional. Orientación cultural Otra de las funciones del mediador es la de responder a las preguntas o dudas que el profesional médico pueda tener respecto a las personas de su cultura. Ésta es una tarea difícil, puesto que las preguntas pueden ser muy simplistas, en las que se le pida que explique El rol de un mediador no es el de médico, enfermero o trabajador social, y por ello se debe asegurar de que no se comporta como tal. Capítulo 17: Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural índice libro índice capítulo 17 << pág. anterior por qué un paciente responde de una manera concreta. El mediador es un experto en interculturalidad y en subrayar el contexto cultural de la pregunta, pero no está en situación de explicar por qué un paciente responde de la manera en que lo hace. Para explicar por qué alguien hace lo que hace, se requiere información más extensa y específica, como, por ejemplo, qué psicólogo o psiquiatra asiste al paciente. En tanto que mediadores interculturales no podemos justificar el comportamiento de un paciente, pero lo que sí podemos hacer es explicar tendencias y dar respuestas del tipo: «En mi país las personas tienden a...». Esto aporta una serie de ideas al profesional médico, pero no dice nada acerca de la persona en concreto, quien puede estar o no conforme con estas tendencias. Vale la pena señalar que una conducta concreta puede tener distintas explicaciones. Por ejemplo, una mujer puede llevar velo por múltiples razones. Puede que sea porque quiere afirmar su identidad musulmana, tiene un importante vínculo religioso, lo encuentra más cómodo, su familia la obliga a llevarlo o desea encajar en su comunidad; éstas son sólo algunas de las razones. Así pues, la misma conducta (llevar velo) puede tener muchas explicaciones. Si un profesional médico pregunta a un mediador intercultural por qué motivo lleva velo, éste únicamente puede responder con un: «Bueno, no lo sé, pero podría ser por...». Hemos visto que formular una buena respuesta a preguntas sobre su propia cultura o las conductas de las personas que pertenecen a su cultura es un reto considerable para el mediador, y uno de los aspectos que diferencia al verdadero profesional en mediación intercultural del aficionado. El reto es dar una respuesta que sea útil para el profesional médico pero que no caiga en estereotipos que impidan responder a la especificidad del paciente. En el hospital El hospital es, en cierta manera, un lugar «fácil» para trabajar porque las situaciones son relativamente estructuradas y predecibles, con la excepción de urgencias. Como entidad de tercer nivel, el hospital atiende problemas especializados, y la mayor parte de las intervenciones tienen lugar en situación de ingreso. Esto significa que resulta más fácil acceder al paciente y existen menos restricciones horarias. En consultas externas tiende a haber menos saturación que en los centros de asistencia primaria. Con este panorama, la situación general de trabajo está más acotada. pág. siguiente >> imprimir salir Consultas externas La mayor parte de lo que se ha comentado hasta ahora es aplicable a las consultas externas. En general, el reto más importante es el de coordinarse con el departamento de programación de forma que la visita del paciente sea programada con la presencia del mediador pertinente. Esto simplemente implica que la persona que programa las visitas tenga a mano el horario de los mediadores o que se programe la visita con el mediador en persona para asegurarse de que puede estar presente. Como la visitas de algunos pacientes son programadas por teléfono, puede que a veces se llame al mediador y se le solicite que telefonee a un paciente para programarle una visita o por alguna otra razón. Esto es correcto siempre y cuando el mediador no sea el «responsable» de tener que llamar, es decir, puede efectuar la llamada junto a la persona que normalmente se encarga de ello. Ingresos El tipo de estancia de los pacientes en el hospital y su duración son muy variables y dependen de la patología y de la situación de cada paciente. Para algunos pacientes implica una ubicación más o menos fija en una cama del hospital; para otros, una serie de pruebas en distintas partes del hospital; y para unos últimos, distintos tratamientos. Esto significa que, cuando el mediador llega a la habitación del paciente, puede que no esté porque se le esté realizando alguna prueba. También puede ser que el mediador se encuentre en la habitación del paciente con otras personas, incluidos otros pacientes y sus acompañantes. Llevar a cabo la mediación en una habitación de hospital que presenta estas condiciones puede ser una experiencia desconcertante, pero con un poco de tiempo llegará a parecer completamente normal. Es importante que el mediador intercultural recuerde que debe evitar entrar en «subconversaciones» con el paciente, miembros de la familia o personal médico. Otro factor que puede complicar las cosas tiene que ver con el estado de salud del paciente. Aunque muchos están en relativa buena forma, encontraremos a otros cuyas condiciones físicas son graves o complicadas. Los pacientes hospitalizados viven momentos difíciles, desde huesos rotos hasta situaciones terminales, tanto por el malestar físico y el dolor como por el impacto que su situación médica tiene en su vida. Encontraremos, pues, a pacientes que atra- Capítulo 17: Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural índice libro índice capítulo 17 << pág. anterior viesan unas situaciones complicadas. Esto no será fácil para el mediador por diversas razones: ver el sufrimiento de otros puede ser doloroso. En ocasiones el paciente puede responder con reacciones fuertes o incluso violentas. Hemos visto cómo pacientes frustrados amenazan verbalmente y maltratan al personal médico, e incluso llegan a empujar o pegar al personal. Obviamente, estas interacciones pueden generar situaciones muy problemáticas, en las que el profesional médico o parte del equipo médico está virtualmente «en guerra» con el paciente, y el mediador intercultural se ve envuelto en esta situación. Una vez más deberá determinar qué tipo de respuesta será preciso dar. Por una parte, como mediadores interculturales no somos responsables de resolver estas situaciones; en efecto, en el caso de un paciente autóctono, el manejo del caso es responsabilidad del equipo médico. Nuestro trabajo es facilitar la comunicación y la relación terapéutica; pero al mismo tiempo, como embajadores de la profesión, es importante que busquemos todo tipo de recursos para dar respuesta a las peticiones que recibimos. Aunque no sea nuestro trabajo resolver un problema que no hemos creado, nos corresponde a nosotros trabajar con el equipo médico para encontrar una salida. Esto significa que deberemos hablar con el paciente en tanto que somos «consejeros», trabajando para abrir un espacio de reconexión entre el paciente y el equipo médico; o, de hecho, trabajaremos con el equipo médico para ayudarle a relativizar la situación. Trabajar con pacientes que tienen amputaciones o enfermedades terminales puede ser muy difícil y requiere que tengamos la entereza necesaria. En parte está relacionado con lo que hemos hablado previamente respecto a las diferencias entre la identidad personal y la profesional. La identidad profesional es aquella en la que se puede ser empático y cuidadoso, pero en el contexto de las relaciones profesionales, lo que significa que el trabajo «se queda» en el centro sanitario y no nos lo llevamos a casa. Esto es esencial para que podamos ser capaces de seguir trabajando y no acabar consumidos. Puede ser interesante organizar algún tipo de supervisión de grupo o por otros mediadores interculturales, a fin de que tengamos un espacio en el que poder hablar de las situaciones más difíciles y dolorosas en que nos hemos encontrado. Urgencias La complejidad de las demandas que surgen en los servicios de urgencias hace de ellos uno de los lugares pág. siguiente >> imprimir salir más difíciles para desarrollar la mediación. Pacientes de todo tipo llegan a urgencias con algún sufrimiento, al menos con lo que ellos experimentan como algo potencialmente amenazador para su vida. A menudo los acompañan, ansiosos, familiares o amigos. Dado que el sistema está sobrecargado, los pacientes se amontonan en los pasillos durante horas. El personal médico corre a toda prisa o parece estar plantado sin hacer nada. Abundan las dudas y la ansiedad. Entonces, de repente, llaman al paciente y se lo llevan para realizarle una radiografía o cualquier otra prueba en otro departamento. Es casi imposible planificar el tiempo en el servicio de urgencias. Es por ello por lo que, si se necesita la intervención de un mediador, se le llamará, pero cuando llegue, el médico estará visitando a otro paciente y el mediador se encontrará frente a una frustrante y duradera espera. Éste puede pasar el tiempo como prefiera, ya sea mirando el suelo, leyendo... Es decir, el mediador intercultural no tiene la obligación de hablar con el paciente, ni con los familiares o amigos. Está ahí para cuando el equipo médico necesite comunicarse con el paciente, pero no para calmar al paciente ni hacerlo sentir más cómodo, o ninguna otra tarea. De hecho, como ya hemos mencionado, hacer esto tiene muchas más consecuencias negativas que beneficios, en tanto que dicha interacción interferiría inevitablemente en el futuro desarrollo de la relación terapéutica, ya que el mediador ocuparía el papel principal de cara al paciente. No obstante, es difícil no hacerlo porque el paciente está pasando por unos momentos difíciles. Atención primaria Fuera del hospital, en la atención primaria, las actividades del mediador empiezan a cambiar. Es importante que nos fijemos en las funciones específicas del mediador en el ambulatorio y en cómo se concibe la atención sanitaria a ese nivel. En atención primaria no se atienden únicamente los problemas de salud específicos y sus intervenciones, sino que se busca el bienestar general del individuo. Esto incluye la atención en la prevención, lo que implica una atención en los hábitos cotidianos del paciente. Aunque existe un capítulo específico de salud comunitaria, vemos que la atención primaria se asemeja en muchos de sus aspectos. Otro factor clave es el funcionamiento del ambulatorio en su día a día. Las visitas son breves por la increíble presión asistencial que hay. Ello significa que muchas de las estrategias que hemos sugerido para que una visita sea más eficaz no son tan factibles; Capítulo 17: Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural índice libro índice capítulo 17 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Los objetivos principales de la atención primaria son la prevención de las enfermedades y la promoción de la salud, y el mediador intercultural desempeñará un papel crucial en dichos objetivos. simplemente, no hay tiempo. Por todo lo dicho, y a pesar de que sería ideal poder encontrarse con el médico antes de la visita para prepararla, la realidad es que seguramente no será posible. Así pues, el mediador intercultural se verá involucrado en situaciones que pueden ser algo incómodas y tendrá que adaptarse a ellas con rapidez. Algunos ambulatorios disfrutan de los servicios de los mediadores a distintos niveles, ya que éstos pueden colaborar unas horas a la semana o bien formar parte del equipo a tiempo completo. La organización que hace cada ambulatorio de las intervenciones del mediador puede cambiar de forma considerable. En algunos casos se espera que el mediador esté accesible en el mostrador para así acompañar al paciente en su visita. En otras situaciones, cuando un médico en particular tiene un cupo grande de pacientes de un grupo cultural concreto, le es asignado un mediador para ayudarlo con las visitas cuando sea necesario. Lo que está claro es que tendremos que ser flexibles y responder a las demandas específicas a medida que surjan. Dado que la atención primaria es la línea de frente de la atención sanitaria, parte del trabajo del mediador será orientar al paciente en el funcionamiento del sistema de salud. Esto significa que es importante conocer cómo funciona el sistema de salud, así como ser capaz de comunicarlo a los pacientes de forma eficaz. A menudo vemos que algunos grupos culturales no utilizan el sistema de forma correcta —visitas perdidas, utilización del sistema de urgencias como atención primaria, falta de seguimiento del tratamiento recetado—, por lo que es importante que se tenga un conocimiento lo suficientemente bueno no sólo del sistema de salud y su funcionamiento sino también de la biomedicina para poder ayudar al paciente a comprender su filosofía general. Los objetivos principales de la atención primaria son la prevención de las enfermedades y la promoción de la salud, y el mediador intercultural desempeñará un papel crucial en dichos objetivos. De hecho, él mismo podría tener un rol proactivo; no debe esperar a que alguien le proponga algo, sino que puede diagnosticar activamente las necesidades de su comunidad e instar a que se exploren las formas de abordar esas necesidades. Por supuesto, ese objetivo requiere la colaboración de todo el equipo médico y no únicamente del mediador. Aun así, éste se encuentra en una posición privilegiada a la hora de identificar las necesidades de su comunidad, y así, junto al equipo médico, idear unas intervenciones culturalmente apropiadas. Las visitas a domicilio y la asistencia a llamadas telefónicas de pacientes forman parte de la asistencia primaria, y debemos estar preparados para colaborar al cien por cien. Como siempre, la clave para decidir qué es apropiado para el mediador es fijarse en el objetivo general de la intervención, y siempre con la idea de que es importante mantener la identidad profesional a la vez que se demuestra flexibilidad ante las demandas. Esto significa que en ocasiones se nos pedirá que intervengamos de formas que no encajan en la descripción de nuestro trabajo, pero que nos benefician a nosotros y a nuestra profesión, ya que estamos aportando soluciones a las dificultades de los profesionales sanitarios. Al mismo tiempo, debemos asegurarnos de que no acabamos haciendo su trabajo (un trabajo para el que no estamos preparados) y de que no nos comprometemos con los pacientes de una forma que pueda resultar dañina para ellos o humillante para nosotros. Con ese fin, es clave nuestra capacidad para explicar al profesional cuáles son los tipos de intervención vinculados a nuestro trabajo y que responderán a sus demandas. Esto requiere flexibilidad y una apertura de miras, actitud que no resulta fácil pero es claramente una parte importante del trabajo del mediador, y cabe señalar, una vez más, la necesidad de ser capaz de diagnosticar los problemas con eficacia y de encontrar soluciones que se adecuen a la filosofía general de la mediación intercultural. Los propios profesionales de la salud se ven sometidos a tanta presión que en ocasiones están muy estresados, lo que puede influir en el modo en que responden a los pacientes e, incluso, al mediador cultural. Ésta es una parte importante de nuestro trabajo, en tanto que el éxito de la mediación cultural depende en gran medida del grado en que sirve para aliviar parte del estrés que experimenten los profesionales sanitarios. Capítulo 17: Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural índice libro índice capítulo 17 << pág. anterior Salud mental y adicciones La mediación cultural en salud mental y adicciones es compleja y difícil, y las clases de intervención específicas dependen del tipo de tratamiento en cuestión. En esta sección dividiremos la presentación según los distintos contextos: salud mental, tratamiento de las adicciones y reducción de daños. Lo que es común a las tres aéreas es que estamos tratando con dificultades psicológicas y psiquiátricas. Esto significa que la forma en que la gente se relaciona con el mundo y se comporta no es considerada normal ni funcional. Puedes revisar el capítulo de salud mental y adicciones para entender mejor las enfermedades en cuestión. Salud mental Lo que advertimos es que la naturaleza de las intervenciones no es exactamente la misma que hemos visto en las visitas médicas habituales del hospital o el ambulatorio. Existen algunas diferencias muy claras: la naturaleza del problema, la conducta del paciente, la forma en que el profesional médico trabaja con el paciente, el objetivo de la sesión..., sólo por nombrar algunas. En la reducción de daños, las diferencias pueden ser aún mayores, lo que tiene una estrecha relación con la naturaleza del trabajo y del contexto, que debatiremos con detalle más adelante. Uno de los principales retos en adicciones y salud mental se asocia a la contratransferencia, o nuestras reacciones respecto a los pacientes y su situación. Los pacientes de salud mental y los usuarios de los servicios de toxicomanías se encuentran con frecuencia en situaciones personales muy dolorosas, y esto nos puede impactar. Este es uno de los aspectos más complejos del trabajo en estos ámbitos. Reaccionamos ante el sufrimiento del otro y, en función de la naturaleza del sufrimiento y del perfil de la persona, la situación puede llegar a afectarnos. Así pues, debemos aprender a manejar la contratransferencia para que no influya en el modo en que interactuamos con el paciente y con el profesional pág. siguiente >> imprimir salir médico, y para que tampoco nos afecte a nosotros personalmente. La naturaleza y la duración (por lo menos, media hora) de las visitas en salud mental son diferentes. Los asuntos tratados tienen que ver con aspectos íntimos de la vida del paciente. Esto puede ser difícil en ocasiones, no sólo por el sufrimiento indirecto, sino también porque algunos de los temas tratados (sexualidad, enfermedad mental, uso de drogas, suicidio) no suelen abordarse en las conversaciones cotidianas de la gente y pueden ser considerados tabú en la cultura del mediador. Una vez más, vemos la importancia de consultar con el profesional sociosanitario antes de la visita para poder determinar cuál es la mejor manera de abordar dichos temas. También es importante recalcar que el trabajo del mediador es la interpretación cultural, mientras que el del psicólogo o psiquiatra es la interpretación médica y clínica. Esto significa que es importante que el mediador no cambie el significado clínico en respuesta a lo que pueda considerar tabú porque, por más difícil que le resulte tratar el tema, puede revestir una gran importancia clínica. La primera entrevista es una parte muy importante del proceso de tratamiento, ya que permite al psicólogo o psiquiatra evaluar y asesorar al paciente. Por ello se formulan muchas preguntas, algunas de las cuales pueden resultar incómodas o incluso groseras. Cuanto mejor entienda el objetivo de la entrevista, más capaz será el mediador de desempeñar correctamente su rol (esta es una regla general para todas las intervenciones, pero está particularmente indicada en la salud mental y las adicciones) y de aconsejar al clínico, así como de realizar la entrevista de la forma más culturalmente sensible que sea posible. Para que el psiquiatra llegue a un diagnóstico, necesita información completa, y esto es lo que guía la entrevista. Algunas de las preguntas son incómodas y, de hecho, es una experiencia extraña escuchar a un paciente hablar de que oye voces que otras personas no oyen o de que cree que las emisiones de la radio van dirigidas a él. Es importante recordar que el tratamiento que se administre al paciente dependerá de lo que el paciente haya dicho en la entrevista; así pues, es esencial la precisión para evitar un diagnóstico erróneo que podría llevar a tratamientos potencialmente La mediación intercultural en salud mental tiene un doble objetivo principal: la facilitación de la comunicación y de la relación asistencial. Capítulo 17: Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural 10 índice libro índice capítulo 17 << pág. anterior peligrosos. Por esta razón, si el mediador omite o añade información basándose en su interpretación de lo que el paciente dice sin comentarlo con el profesional de salud mental, corre el riesgo de contribuir a un diagnóstico erróneo. Psicoterapia Como en muchas entrevistas triangulares, en psicoterapia nuestro rol es esencialmente el de facilitar la comunicación y la relación asistencial. Hemos dedicado todo un capítulo a la relación asistencial precisamente porque es una parte integral del tratamiento médico, y ocurre lo mismo en el caso de la psicoterapia. Cuando estamos mediando en una psicoterapia, formamos parte del equipo de tratamiento, pero en un papel secundario al terapeuta. La psicoterapia puede ser un proceso complejo en el que el terapeuta usa una variedad de técnicas para llegar a los objetivos terapéuticos fijados. Es importante destacar que el terapeuta no es amigo del paciente, con lo que su principal preocupación no es la de hacer que se sienta bien en ese momento. El sufrimiento de los pacientes en salud mental y toxicomanías es muy real y no desaparece simplemente por usar unas palabras amables; se sabe que el sufrimiento en ocasiones forma parte del tratamiento, hasta el punto de que algunas personas defienden que para mejorar uno tiene que empeorar. La idea es que, en tanto que mediadores, nos podemos preguntar por qué el terapeuta no está intentando hacer que el paciente se sienta mejor, y podemos sentirnos inclinados a reconfortar al paciente nosotros mismos. Sin embargo, esto no será de ayuda y, de hecho, podría restar eficacia al tratamiento. El silencio es uno de los aspectos importantes del tratamiento psicológico y muchos terapeutas expertos lo utilizan con fines terapéuticos. Dejando un espacio al paciente, permitimos que éste identifique temas que no son fáciles pero sí transcendentales o bien hable de ellos. Si se corta el silencio con palabras de consolación del tipo. «Venga, las cosas no están tan mal, tienes salud...», los momentos clave desde el punto de vista terapéutico pueden resultar dañados o destruidos. El mediador debe asegurarse de que cualquier intervención que realice está indicada terapéuticamente, siguiendo la orientación del terapeuta. La mediación intercultural en salud mental tiene un doble objetivo principal: la facilitación de la comunicación y de la relación asistencial. Lo que vemos es que en ocasiones estos dos objetivos se enfrentan. Podemos intervenir y traducir lo que el paciente o el terapeuta han dicho, o bien podemos permanecer callados y permitir que continúe desarrollándose la dinámica pág. siguiente >> imprimir salir de la entrevista. Esto ocurre particularmente cuando el paciente tiene alguna noción de español o catalán que permite que exista alguna comunicación directa. A veces es silencio lo que se necesita para que la terapia continúe, en vez de una explicación exacta de lo que se ha dicho. Sin duda, es un reto considerable para el mediador saber cuándo debe intervenir y cuándo debe permanecer callado. Realizar una atención cuidadosa de lo que está ocurriendo tanto a nivel verbal como no verbal, combinado con una atención al proceso psicoterapéutico, puede aportar al mediador la información necesaria para ser capaz de detectar cuándo debe intervenir y cuándo debe desaparecer. Tratamiento en toxicomanías El mundo de las adicciones es muy difícil por la naturaleza del problema en sí mismo. Para todo aquel que haya visto cómo un ser querido cae en una drogodependencia o alcoholismo, el dolor y el sufrimiento asociados son bien conocidos. Uno de los puntos clave es lo que podríamos llamar la perspectiva moral de las adicciones, que sostiene que las personas con un problema de drogas o alcohol son, en efecto, personas malas o inmorales. Si pensamos así, difícilmente mantendremos la neutralidad que es necesaria para desarrollar una relación asistencial positiva con los usuarios de los tratamientos de drogas. Como hemos visto en el capítulo correspondiente, para combatir las drogodependencias existen dos tipos básicos de tratamiento, que pueden o no compartir el mismo escenario. El objetivo del tratamiento en drogodependencias es la desintoxicación o la sustitución para que el drogodependiente aprenda a vivir sin la sustancia en cuestión. En la desintoxicación se pueden usar tranquilizantes de forma transitoria para ayudar a aliviar la ansiedad asociada al síndrome de abstinencia. También se pueden emplear fármacos antagonistas, que refuerzan la voluntad de permanecer abstinente. En el tratamiento sustitutivo, la idea es sustituir la sustancia dañina e ilegal por una medicación pautada que reduce el deseo físico y psicológico de consumir la droga, pero sin los efectos negativos de ésta. El tratamiento con metadona, por ejemplo, se usa para que las personas adictas a la heroína dejen de tomarla, pero sin la apetencia tan intensa que acompaña la desintoxicación. En todos estos tratamientos es importante subrayar que no se trata simplemente de un problema de voluntad, de que la persona que depende de tratamientos farmacológicos sea débil. Lo que es im- Capítulo 17: Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural 11 índice libro índice capítulo 17 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir En la reducción de daños, existe claramente la necesidad de la presencia del mediador, pero éste raramente encontrará a alguien que lo guíe acerca de lo que debe o no debe hacer. portante tener en cuenta es que, sin duda, la persona que sigue un tratamiento para salir de la droga está sufriendo y constantemente está luchando contra la tentación de volver a consumir. La persona sabe que no es sano y que es dañino, pero aun así tiene dificultades para controlar su conducta. Es precisamente por esto por lo que las drogodependencias y el alcoholismo se consideran enfermedades mentales, ya que existe un fuerte componente psiquiátrico en el uso de sustancias que va más allá de la moral o la elección. El mediador en drogodependencias trabajará de forma similar a lo que hemos descrito en la sección previa de salud mental; es decir, debe facilitar la comunicación y la relación asistencial en las visitas con los profesionales sanitarios. del mediador en este escenario es bastante distinto del que tiene en otros. Existe claramente la necesidad de la presencia del mediador, pero éste raramente encontrará a alguien que lo guíe acerca de lo que debe o no debe hacer. En este punto sería útil revisar el capítulo de salud comunitaria. Dada su posición como puente entre dos comunidades, puede ser capaz de identificar las necesidades de la gente de su cultura en este entorno específico. Lo que es delicado es que, a pesar de que el mediador no es un educador social o un psicólogo, se encuentra ahí, en primera línea, en contacto directo con los usuarios. Por ello es importante que entienda cuál es la filosofía general del centro de reducción de daños en el que trabaja y cuál es el proceso óptimo para alcanzar los objetivos del centro, de forma que pueda comunicárselo al usuario de drogas. Reducción de daños La reducción de daños es una de las áreas más difíciles para trabajar porque el mediador se encuentra en primera línea del consumo con personas que están abusando activamente de sustancias. La idea de la reducción de daños es que, dado que algunas personas usarán drogas sea como sea, es mejor que lo hagan de una manera en la que se minimice el daño asociado. La reducción de daños generalmente consiste en programas de intercambio de jeringas, salas de consumo controlado o distribución de preservativos. De forma complementaria muchos programas ofrecen asistencia médica y social, duchas, ropa, psicoeducación y un espacio cálido y resguardado en el que los usuarios de drogas, a menudo indigentes, puedan pasar un rato. En este contexto, la entrevista triangular se da en pocas ocasiones, pero existen muchas clases de interacciones. El personal de reducción de daños está ahí para dar apoyo a los usuarios a fin de que mantengan unos hábitos de consumo más adecuados y practiquen sexo de un modo más seguro, y el objetivo a largo plazo puede ser motivar al paciente para que considere un tratamiento en drogodependencias en algún momento del proceso. En cierta manera, el rol Conclusión El mediador intercultural exitoso es aquel que, ante todo, es flexible al mismo tiempo que está bien entrenado en la materia en cuestión. Un tratamiento eficaz en los distintos ámbitos de la asistencia en salud requiere que el mediador entienda bien su identidad profesional y los objetivos generales de la mediación intercultural. Cuanto más capaz sea de mantener su identidad profesional, menos riesgo existirá de que pierda de vista lo que debe o no debe hacer. Tal como hemos tratado de señalar a lo largo de este capítulo, no existe una línea clara entre el bien y el mal respecto a lo que hace un mediador intercultural. Éste debe tener la capacidad para evaluar cada petición de forma independiente, usando los instrumentos de su entrenamiento en el proceso de determinar cuál es la mejor forma de responder. Esto no siempre es fácil y en ocasiones será un reto importante, pero con reflexión y la aplicación de los principios señalados en distintos capítulos de este libro (mediación intercultural, ética, etc.), el mediador debería ser capaz de encontrar su propio camino a través de distintos contextos de forma eficaz. Capítulo 17: Áreas de actuación y aspectos sanitarios de la mediación intercultural 12 índice libro índice capítulo 18 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo VII La mediación intercultural sociosanitaria: aplicaciones 18 Capítulo 18 Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria Adil Qureshi Burckhardt índice libro índice capítulo 18 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Módulo VII. Capítulo 18 18 Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria Preguntas clave Ética y cultura Ética en la mediación intercultural Confidencialidad Imparcialidad y neutralidad Respeto hacia el individuo y su comunidad Profesionalidad e integridad Precisión y totalidad Sensibilidad cultural Página 3 Página 4 Página 6 Página 5 Página 7 Página 7 Página 8 Página 9 Página 10 Capítulo 18: Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria índice libro índice capítulo 18 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Qué es el relativismo ético? ¿Es la ética universal o varía según la cultura? ¿Qué es la confidencialidad? ¿Cómo afecta al trabajo del mediador intercultural? ¿Cuál es la diferencia entre la ética personal y la ética profesional? ¿Debe el mediador suavizar culturalmente la información dolorosa del profesional sanitario? ¿Qué norma ética está implicada? ¿Debe el mediador intentar influir sobre el paciente para que tome una decisión médica concreta? ¿Y convencerlo para que se integre? ¿Qué norma ética está implicada? Capítulo 18: Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria índice libro índice capítulo 18 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 18 Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria Ética y cultura Aunque puede parecer que la ética es «universal», un análisis más profundo demuestra que la ética, en general, y la bioética, en particular, justifican una atención especial en el contexto de las diferencias culturales. De hecho, el Comitè Consultiu de Bioètica de Catalunya ha publicado recientemente un documento (Orientacions sobre la diversitat cultural i la salut) que explora algunos de los factores relevantes en ética y cultura. Desde el principio, vemos que la bioética se presenta a menudo como una verdad universal. Por ejemplo, la Ley de Autonomía del Paciente se toma como un ejemplo de estándar aplicable universalmente. A su vez, se reconoce que la noción de autonomía del paciente depende en parte de lo que entendemos por paciente. En las culturas individualistas, la persona es considerada algo finito, que termina en su piel. Sin embargo, en las culturas más colectivistas no sucede esto, y la persona se «extiende» hasta su comunidad o familia. Podemos ilustrar esta situación con el ejemplo en el que no es al paciente a quien se debe informar sino a un miembro respetado y anciano de la familia, quien consultará con otros miembros de la familia para determinar cómo se debe (y, de hecho, si cabe) informar al paciente. Tal perspectiva va en contra de los fundamentos de la Ley de Autonomía del Paciente, la cual afirma que es el individuo quien tiene el derecho a saber su estado de salud y a controlar esta información. El concepto de relativismo ético afirma que la ética sólo puede ser entendida en el contexto específico en el que ocurren las acciones en cuestión. Conductas que son consideradas no éticas en un contexto pueden ser vistas de forma muy distinta en otro. Pegar a los niños es un buen ejemplo. En algunos países, hasta una bofetada en la cara de un niño se considera maltrato infantil, mientras que en otros países no usar la fuerza física con los niños como forma de controlar su Capítulo 18: Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria índice libro índice capítulo 18 << pág. anterior conducta puede ser visto como problemático. Desde la perspectiva del relativismo ético no se considera que una perspectiva sea más ética que otra, sino simplemente que la ética debe ser entendida en su contexto cultural. A su vez, estamos trabajando en el sistema médico de España y en ese sentido debemos respetar las leyes existentes, las cuales son vinculantes. Además, cada profesión sanitaria tiene su propio código deontológico, que detalla sus requisitos éticos y establece lo que se debe y no se debe hacer. Evidentemente, dado que la mediación intercultural no existe como profesión formal, no tiene un código deontológico oficial. En el resto de este artículo desarrollaremos lo que podría ser dicho código. La propuesta sugerida está basada en los estándares que se utilizan en países como Estados Unidos, Australia o Gran Bretaña, cuya larga experiencia como sociedades multiculturales les ha llevado, desde hace años, a la necesidad de adaptar sus recursos asistenciales a la diversidad étnica de los usuarios. Ética en la mediación intercultural El mediador intercultural, como hemos visto, está en una posición singular. Como única persona que entiende plenamente lo que se está intercambiando, tiene una responsabilidad ética considerable. Es más, tiene cierto grado de influencia sobre los mensajes específicos que se oyen; controla gran parte del intercambio. Además, está expuesto a intercambios potencialmente muy íntimos: algunos de los temas que se abordarán en los encuentros son profundamente personales, posiblemente dolorosos y a menudo muy privados. Todo ello ocurre dentro de un área bastante borrosa de la ética médica. El mediador tiene esta presencia increíble en el intercambio médico pero aun así no se le reconoce formalmente en el sistema médico. Ejerce un control sobre la entrevista médica y, a pesar de ello, la única indicación de su participación depende de si el profesional médico lo ha registrado en la historia clínica. pág. siguiente >> imprimir salir Algunas definiciones de mediador comunitario, y la mayoría de las de agente de salud comunitaria, incluyen la idea de que el mediador debe ser un miembro respetado por la comunidad. Ciertamente, en el contexto de los agentes de salud comunitaria, el estatus dentro de la comunidad puede influir en que la gente adopte los métodos preventivos que se están promulgando. Sin embargo, para el mediador intercultural que trabaja en el hospital o en el ambulatorio, esto puede terminar siendo un impedimento. Un paciente puede no sentirse cómodo mostrando material personal o potencialmente vergonzante en presencia de una figura conocida de su comunidad. La simple idea de que esta figura de la comunidad esté al tanto de los secretos de sus miembros puede desalentar a las personas a la hora de buscar atención. Por esa razón es absolutamente imperativo que la comunidad esté bien informada de que el mediador intercultural está obligado, por los principios éticos pertinentes, a respetar la confidencialidad y que esto sirve para proteger plenamente los intereses de la gente. Al tratarse de un nuevo perfil profesional en nuestro medio, las normas éticas a las que deben someterse los mediadores culturales sanitarios en su práctica no están aún bien definidas. Es evidente que, al convertirse en elementos esenciales de la relación entre los profesionales sanitarios y los pacientes, se debe ser especialmente escrupuloso a la hora de delimitar sus competencias y, del mismo modo, definir exactamente cuáles son los estándares éticos que deben regular su actuación. Esta actuación se enmarca en el ámbito sanitario, donde lo que está en juego es el valor salud. El mediador se convierte en depositario de una información absolutamente confidencial, referida además a uno de los valores fundamentales de la persona y que debe tratarse, por tanto, con una sensibilidad exquisita. La mediación cultural debe regirse por las mismas coordenadas que definen al resto de los profesionales sanitarios. No se puede perder de vista que el objetivo final de la asistencia sanitaria es la salud y el bienestar del paciente. En el proceso necesario para alcanzar este objetivo, los diferentes actores implica- En las culturas individualistas, la persona es considerada algo finito, que termina en su piel. Sin embargo, en las culturas más colectivistas no sucede esto, y la persona se «extiende» hasta su comunidad o familia. Capítulo 18: Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria índice libro índice capítulo 18 << pág. anterior dos se encuentran, en mayor o menor medida, con la necesidad de tomar toda una serie de decisiones. La toma de decisiones en la práctica clínica ocurre en situaciones concretas e individuales, en las que, al no poder actuar con absoluta certeza, debe optarse por una decisión racional. La incertidumbre que caracteriza a las disciplinas que, como la clínica, no son formales y abstractas lleva a los profesionales sanitarios a enfrentarse a dilemas que no encuentran solución de una manera exclusivamente técnica, sino que requieren además una solución ética. El mediador cultural necesita, pues, unas referencias éticas que le ayuden a salir de los dilemas que, de manera ineludible, se encontrará en su práctica profesional. Confidencialidad La confidencialidad es quizás lo que guarda más relación con la protección básica del paciente. Toda la información conocida durante el desempeño de la actividad profesional de mediación debe considerarse confidencial. Los mediadores no podrán desvelar esta información sin el permiso del paciente. En ciertas situaciones de excepción puede hacerse una salvedad, como es el caso de abusos de menores o de ancianos, situaciones en que esté en riesgo la integridad física del paciente o de terceras personas, o cuando lo solicite la justicia. El paciente tiene que tener plena confianza de que todo lo que ocurra en la entrevista médica permanecerá bajo incumbencia médica y no saldrá de ahí. Como hemos señalado, es crucial que esto se haga en un servicio de mediación; si a los pacientes les preocupa tener que compartir sus secretos con alguien conocido en la comunidad, entonces será absolutamente esencial que estén seguros de que, sea lo que sea lo que se diga en la entrevista, permanecerá confidencial. Esto significa que el mediador no debe ni siquiera mencionar a sus amigos o familia a quién ha visto en la consulta, y mucho menos comentar cuáles han sido las razones de la visita. Vale la pena recordar que los profesionales médicos están, por ley, ligados a estos principios básicos. pág. siguiente >> imprimir salir Ejemplo de un caso Por culpa del «doble» rol que tienen muchos mediadores interculturales (por ejemplo, ser un miembro importante de la comunidad o trabajar en una organización de la comunidad), puede que el mediador sepa información del paciente que conoció por esta «otra» identidad. Esta información puede estar vinculada al tratamiento médico, lo cual pone al mediador en una situación delicada. ¿Debería acaso decírselo al médico o a la enfermera? Una regla general para responder a las cuestiones éticas es considerar cuál es el objetivo de la intervención y hasta qué punto divulgar esta información lo hará más alcanzable o estorbará para conseguirlo. Claramente, en este caso tenemos que distinguir entre el mejor interés para la asistencia médica del paciente y el mejor para la intervención del mediador. De esta manera, aunque una información más extensa puede ser beneficiosa para la asistencia médica del paciente, divulgar tal información constituye una brecha en la confidencialidad, en la que el mediador estará compartiendo información del paciente obtenida en un entorno completamente distinto del propio del encuadre médico. Esto transmitiría al paciente y potencialmente a la gente en general que no es merecedor de confianza. Lo importante aquí es distinguir entre la identidad profesional y la no profesional. En la comunidad, cuando no se está funcionando como mediador intercultural o agente de salud comunitaria, las interacciones con la gente son no médicas y, como tales, son privadas. Aspectos clave de la confidencialidad: • El mediador debe informar a las partes de que se respetará la confidencialidad de la interacción. Puede ser necesario explicar al paciente lo que se El paciente tiene que tener plena confianza de que todo lo que ocurra en la entrevista médica permanecerá bajo incumbencia médica y no saldrá de ahí. Capítulo 18: Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria índice libro índice capítulo 18 << pág. anterior entiende por confidencialidad en el marco de la atención sanitaria. • Se debe advertir a las partes de que no digan en la sesión nada que no deseen que sea traducido. • Hay que evitar comentar con el profesional sanitario ninguna información relacionada con el paciente que haya sido obtenida a través de la comunidad. • También debe evitarse transmitir al paciente información personal del profesional sanitario. • La información que quede registrada deberá ser celosamente almacenada, de manera que se asegure su confidencialidad. Imparcialidad y neutralidad La idea nuclear de este principio ético es que el mediador está ahí para facilitar la comunicación y la relación asistencial entre el profesional sanitario y el paciente. Cómo se negocia el tratamiento, cómo responde el paciente, cómo se prescribe el tratamiento, etc., son cosas que quedan entre el profesional de salud y el paciente. De hecho, el principio más importante de la autonomía del paciente requiere exactamente eso: el paciente es libre de tomar la decisión que considere más adecuada, basándose en la información aportada por el profesional sanitario. Si el mediador intentase influir de una forma u otra en el paciente, la autonomía quedaría comprometida. Pero puede que el profesional sanitario prefiera que el mediador intente animar al paciente para que se adhiera al tratamiento prescrito o adopte una posición más autónoma. Sin embargo, tal postura sería alinearse él mismo en la perspectiva biomédica, es decir, la perspectiva del profesional de salud. Aun así, por mucho que uno se esfuerce por la imparcialidad y la neutralidad como un ideal, que rara vez es alcanzable, no tenemos sobre nosotros mismos un control tal que nos permita mantener siempre una postura completamente neutral. Esto es algo de lo que deben ser conscientes los mediadores, y para ello es esencial que desarrollen la capacidad de identificar sus preferencias y opiniones en cualquier interacción dada, para así poder reducir su influencia. Dado que es el profesional sanitario quien dirige la intervención, puede ocurrir que el mediador se encuentre convencido de que una opinión u otra es mejor para el paciente. También puede darse el caso en que el mediador opine que la intervención del profesional sanitario no es adecuada. En ambos casos vale pág. siguiente >> imprimir salir la pena recordar que las preferencias del mediador no son más que sus preferencias, es decir, tienen que ver con las creencias del mediador y no necesariamente con lo que es mejor para el paciente. Hemos visto aparecer conflictos precisamente cuando el mediador ha intentado influir en el paciente o en el profesional sanitario. Tomar parte puede quedar bien, pero no entra dentro de la descripción del trabajo del mediador y, de hecho, puede acabar dificultando el proceso médico más que nada. Por eso es fundamental que el mediador sea capaz de identificar sus preferencias y separarlas del proceso de tratamiento. Algunos puntos clave relacionados con la neutralidad y la imparcialidad son: • El mediador no puede mostrar un comportamiento parcial, por lo que debe evitar dar preferencia a ninguna de las partes e influir en las decisiones y opciones que deban tomar. • Hay que permitir a las partes hablar espontáneamente, para lo cual hay que evitar dar consejos o tomar parte. • Se debe respetar el derecho a discrepar por parte de los implicados en la conversación. • No se deben emitir opiniones, creencias o sesgos en el intercambio entre médico y paciente, aunque no se esté de acuerdo con el mensaje o éste se considere erróneo, falso o inmoral. • Se han de evitar el lenguaje corporal y los gestos que puedan inducir a sesgos o falta de imparcialidad. • Es positivo revelar los posibles vínculos entre intérprete y paciente al profesional sanitario. Se debe considerar la declinación del papel de intérprete y solicitar la sustitución si existen vínculos que generan malestar o vergüenza o impiden la expresión libre del paciente. • Se debe solicitar permiso para retirarse si se considera que seguir con la sesión de interpretación puede generar gran estrés al propio intérprete, debido a traumas o experiencias personales. • El mediador debe recordar que lo que él considere la mejor opción será sólo su opinión. Respeto hacia el individuo y su comunidad El respeto es un punto crucial de la atención médica que, en un primer momento, puede parecer evidente y relativamente sencillo de llevar a cabo. Pero a menudo nos encontramos con situaciones en las que el pacien- Capítulo 18: Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria índice libro índice capítulo 18 << pág. anterior te o el profesional sanitario muestran unas características que nos cuesta aceptar. Lo que este principio requiere es que mantengamos una actitud de respeto hacia las personas con las que trabajamos, pensemos lo que pensemos acerca de su situación vital o sus opciones de vida. • El mediador debe tratar a todas las partes con la misma dignidad y respeto, independientemente de su etnia, raza, género, orientación sexual, religión, nacionalidad, ideología política, estatus socioeconómico o creencias culturales sobre la salud. • La autonomía del paciente, que incluye la administración del consentimiento informado en los casos en que sea necesario, puede dar lugar a conflictos con pacientes pertenecientes a culturas colectivistas, donde el individuo no se entiende fuera de un núcleo social más amplio, ya sea la familia o el conjunto de los miembros de la comunidad. Debe advertirse esta particularidad al profesional sanitario. • Se debe rechazar asumir el control de la comunicación y proporcionar una interpretación completa de todas las voces presentes en la interacción. • Hay que proporcionar al paciente la privacidad física suficiente, tanto espacial como visual, durante la entrevista. • Es importante advertir al médico de la potencial barrera en la comunicación debida a diferencias de género entre el paciente y el profesional sanitario. • Se ha de evitar influir en las decisiones (consentimiento informado, procedimientos médicos) y opciones terapéuticas que debe tomar el paciente. • Ante comentarios despectivos, se debe recordar a las partes presentes en la interacción que, por principios éticos, se tiene que interpretar todo lo que se dice, incluidos los comentarios y comportamientos irrespetuosos y discriminatorios. Se debe informar al profesional sanitario acerca de si el contenido de lo traducido puede resultar ofensivo para el paciente. Profesionalidad e integridad Aunque aún queda camino por hacer, la mediación intercultural sociosanitaria es una profesión, y ello significa que el mediador intercultural debe demostrar pro- pág. siguiente >> imprimir salir fesionalidad en su trabajo. Quizás lo más importante de este punto sea tener bien definidos la naturaleza y los límites de la profesión. Comportarse de manera profesional requiere que el mediador tenga claro lo que está implicado en su trabajo, y sobre esta base sabrá lo que es o no apropiado. Una parte nuclear de la profesionalidad es separar lo profesional de lo personal. A un mediador puede gustarle o no un médico o una intervención en concreto; sin embargo, ésa no es la cuestión y nunca debería serlo. Habrá veces en las que el mediador se sienta frustrado con los límites de su capacidad para influir en el proceso de tratamiento. Pero el mediador no es el trabajador social, enfermero, doctor o psiquiatra, y nunca debe asumir el rol de estas figuras, nunca debe asumir que sabe mejor lo que se debe hacer. Como mediador, es esencial que sepa bien sus límites y no intente hacer más. Puede darse el caso en el que el mediador sienta mucha pena por un paciente, pero llevarle comida, pagarle el taxi o ir con él a tramitar un documento no forma parte de su trabajo, y hacer eso puede generar expectativas que simplemente no podrá cumplir. Es importante, pues, que el mediador tenga la capacidad para diferenciar entre lo personal y lo profesional. Sólo porque los valores personales de uno requieran cierta respuesta no significa que esa respuesta sea óptima como mediador intercultural. Lo que es clave en este principio ético es que el mediador se trate a sí mismo como un profesional y que transmita la profesionalidad tanto al paciente como al equipo. Otro punto clave es el desarrollo profesional continuado. El mediador tiene la responsabilidad de seguir aprendiendo sobre su campo de trabajo y sobre las actividades relacionadas. Para demostrar su profesionalidad e integridad, los mediadores deben: • Respetar los límites de su rol profesional y evitar llegar a involucrarse personalmente hasta el punto de comprometer la relación terapéutica entre médico y paciente. Esto no significa que no puedan mostrarse amistosos y solícitos con los pacientes. • Salvaguardar su propia seguridad y privacidad. • Evitar temas personales, políticos o potencialmente controvertidos en todo momento y por todas las partes implicadas. • Rechazar participar en otros compromisos mientras se esté trabajando como intérprete. • No generar expectativas a ninguna de las partes que, dentro del rol de mediador, después no se Capítulo 18: Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria índice libro índice capítulo 18 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir En su función de intérpretes, los mediadores deben transmitir el contenido, el espíritu y el contexto cultural del mensaje original en una segunda lengua, posibilitando la comunicación entre el paciente y el profesional sanitario. El mediador intercultural es el responsable de interpretar el significado lingüístico y cultural de lo que se dice. puedan cumplir, incluido lo que ataña al trabajo de otros profesionales sanitarios, como el acceso a historias clínicas o el traslado de pacientes, ni actuar como consejero del paciente. • Informar a ambas partes, cuando sea necesario, sobre su experiencia y las limitaciones de sus habilidades como mediador, así como declinar aquellas solicitudes que requieran unas habilidades lingüísticas superiores a las del mediador. • Ser siempre cortés y educado, digno y firme. • Explicar su papel a médico y paciente, conminándoles a que cuando hablen lo hagan dirigiéndose el uno al otro directamente. • Asegurar la puntualidad en todas las ocasiones. • Vestir de manera acorde con la situación, el entorno y las normas organizativas. • Acreditar un nivel interpretativo e idiomático óptimo, en ambas lenguas, por medio de evaluaciones, exámenes, acreditaciones y certificados apropiados. • Participar activamente en la formación y el desarrollo profesionales, a través de actividades de formación continuada, como seminarios, talleres, cursos, etc. • Rechazar, de forma culturalmente sensible, cualquier tipo de soborno, regalo o favor por parte de cualquiera de los implicados en la mediación. En algunos casos puede resultar culturalmente apropiado aceptar algún tipo de regalo, como alimentos, que pueden compartirse con los miembros del personal sanitario. • Demostrar solidaridad profesional respetando y respaldando a todos los compañeros de profesión y evitando emitir comentarios injuriosos sobre la reputación de un colega. La diferencia de opiniones debe expresarse con respeto, sin denigrar. Precisión y totalidad En su función de intérpretes, los mediadores deben transmitir el contenido, el espíritu y el contexto cultural del mensaje original en una segunda lengua, posibilitando la comunicación entre el paciente y el profesional sanitario. El mediador intercultural es el responsable de interpretar el significado lingüístico y cultural de lo que se dice. Por otra parte, el profesional sanitario es el responsable del significado clínico. Sin embargo, el significado clínico puede no ser reconocible para el mediador, y por eso cualquier filtro puede alterar información relevante. Además, la relación más importante es entre el paciente y el profesional sanitario, y para que ésta se desarrolle es esencial que cada participante oiga y entienda exactamente lo que el otro está diciendo. Como ha sido señalado, las «miniconversaciones» entre el mediador y el paciente o bien el profesional sanitario excluyen al otro de forma activa. Los estudios demuestran que incluso los mediadores e intérpretes médicos entrenados son culpables de muchos errores en la interpretación lingüística. A menudo hay frases o palabras que se dejan de lado, se añaden o se cambian. Puede que el mediador no esté prestando suficiente atención, o que considere que el contenido es ofensivo, o irrelevante, o que se podría decir mejor de otra manera. Sea cual sea la situación, estas omisiones, añadidos o cambios pueden influir profundamente en lo que entiende el participante hasta el punto de que se altere la comunicación médica. Tal alteración puede tener una seria influencia en la capacidad del profesional para diagnosticar o tratar el problema, o para la comprensión del tratamiento por parte del paciente. A menudo decimos que la mediación cultural es mucho más que traducir, como si la traducción no fuese tan importante. Pero si la traducción no es de la me- Capítulo 18: Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria índice libro índice capítulo 18 << pág. anterior jor calidad, el paciente puede estar expuesto a algunos daños serios. La investigación ha demostrado que debido a errores cometidos por parte de los mediadores, los médicos hacen diagnósticos incorrectos y, por tanto, recetan tratamientos inadecuados, y que los pacientes abandonan la consulta con una comprensión errónea del tratamiento y de cómo llevarlo a cabo (por ejemplo, creyendo que un supositorio se debe tomar por vía oral). Hemos visto que a menudo los mediadores son reticentes a traducir de forma exacta palabras o frases que son percibidas como demasiado «íntimas» o «desagradables». Puede ser difícil hablar de los órganos sexuales, del acto sexual, de enfermedades terminales o de amputaciones. Algunos mediadores pueden sentir que son temas tabúes y que no es culturalmente apropiado hablar de ellos directamente. Este es un tema complejo que no tiene una respuesta sencilla. Lo que sí es cierto es que en medicina la precisión es esencial. Además, se nos recuerda la importancia de la profesionalización de la mediación intercultural. Hablar de la sexualidad o de la muerte no es fácil para nadie, independientemente de la cultura, pero en el contexto médico es diferente precisamente porque no se trata de un asunto personal. Aunque es fácil entender la reticencia que pueda tener el mediador a tratar temas tabúes, al mismo tiempo la precisión es clave para un buen tratamiento médico. Pero aún hay más. Hemos visto en el pasado, por ejemplo, situaciones en las que el mediador se sentía incómodo traduciendo preguntas relacionadas con el suicidio y prefería usar palabras metafóricas más indirectas. Pero para el psiquiatra que está haciendo la evaluación, la precisión es esencial para evaluar el riesgo que tiene el paciente. Si el mediador modifica las preguntas, existe un riesgo real de que el psiquiatra se equivoque en el diagnóstico del paciente, lo cual podría tener graves consecuencias. Temas como el de las enfermedades terminales y el de las amputaciones son claramente difíciles y tienen un gran impacto para casi todo el mundo. Pero al mismo tiempo, el suavizar el mensaje o usar metáforas como decir que los médicos han hecho todo lo que han podido y que el paciente está ahora «en las manos de Dios» puede dar la impresión, al paciente o a su familia, de que aún existe esperanza de que su vida o su miembro se salven. Las falsas esperanzas pueden ser psicológicamente deseables, pero es dudoso el grado en que esto es éticamente apropiado. El paciente tiene derecho a saber, y sólo se debe suavizar el mensaje si el paciente así lo ha expresado respecto a que prefiere no saber la verdad; de otra forma, es el mediador quien está decidiendo por el paciente. pág. siguiente >> imprimir salir Para alcanzar este propósito, los mediadores interculturales deben: • Transmitir los mensajes verbales y no verbales, así como el tono de voz del que habla, sin cambiar el significado del mensaje. • Aclarar los significados de las expresiones no verbales y los gestos que tengan un significado específico o único en el contexto cultural del que habla. • Mantener el tono y el contenido del mensaje incluso cuando incluya groserías u obscenidades. • Reconocer y rectificar los errores de interpretación lo antes posible. • Aclarar el significado y verificar la comprensión, sobre todo cuando hay diferencias en el acento, la cultura, el registro o el dialecto utilizado. • Mantener el mismo registro, formal o informal, del lenguaje usado por el emisor, o solicitar permiso para ajustar este nivel para así facilitar la comprensión cuando sea necesario para prevenir potenciales fallos en la comunicación. • Advertir a las partes sobre la imposibilidad de traducir cualquier término médico, vocablo o expresión al idioma que interesa, y sugerir en estos casos al emisor que busque una alternativa simple o ayudarle a hacerlo. Sensibilidad cultural Los mediadores deben comprender cómo la diversidad cultural, con sus similitudes y sus diferencias, puede tener un impacto sobre la asistencia sanitaria. Juegan un papel crítico en la identificación de los condicionantes culturales y deben considerar cómo y cuándo es necesaria su intervención para aclararlos. Desarrollar la sensibilidad necesaria para desempeñar eficazmente este papel es un proceso que lleva toda la vida y que comienza con una mirada introspectiva hacia uno mismo. Es aconsejable que tanto los mediadores como los profesionales sanitarios participen continuamente en el entrenamiento de la competencia cultural, lo que incluye introspección y autorreflexión sobre las creencias y valores personales para poder: • Tomar conciencia sobre cómo los valores personales de uno pueden afectar a la capacidad de trabajar con los diferentes grupos culturales. • Profundizar en el conocimiento de las similitudes y las diferencias existentes entre los diversos grupos culturales. Capítulo 18: Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria 10 índice libro índice capítulo 18 << pág. anterior • Desarrollar las habilidades para crear, adaptar e implantar las estrategias necesarias para salvar las diferencias culturales. El mediador debe demostrar la sensibilidad cultural de su intervención tratando de: • Identificar y controlar los sesgos personales y las asunciones o apriorismos que pueden influir, positiva o negativamente, sobre sus reacciones hacia los demás, e impedir que esto suceda. • Reconocer e identificar los posibles conflictos entre los valores personales y las creencias culturales. • Controlar y prevenir las reacciones personales y los sentimientos, como vergüenza o frustración, que puedan interferir en la precisión del mensaje. Reconocer que tales reacciones pueden ser el resultado de su propio nivel de aculturación, que puede ser similar o distinto al del paciente y/o el del profesional sanitario. • Identificar las declaraciones hechas por cualquiera de las partes que puedan ser indicadoras de una pobre comprensión respecto a prácticas y creencias sanitarias. Sugerir la reformulación de tales declaraciones para prevenir los potenciales fallos de la comunicación. • Tratar de actualizar constantemente los conocimientos acerca de la dinámica cultural de los pacientes, de los profesionales sanitarios y del servicio de salud del país en el que se ejerce. Proceso para la toma de decisiones éticas 1. Hacer las preguntas necesarias para determinar si existe o no un problema. 2. Identificar y aclarar el estado del problema, considerando los principios éticos que pueden aplicarse y clasificándolos según su aplicabilidad. pág. siguiente >> imprimir salir 3. Clarificar los valores personales relacionados con el problema. 4. Considerar acciones alternativas, incluyendo riesgos y beneficios. 5. Decidir cómo llevar a cabo la decisión tomada. 6. Evaluar los resultados y considerar posibles alternativas para el futuro. Veamos un ejemplo de dilema ético y las diferentes opciones para solucionarlo. Pongamos por caso que un paciente pide al mediador que no le diga al médico algo que le ha confesado a él. 1. Lo primero sería hacer las preguntas necesarias para determinar si hay o no un problema de tipo ético. Se debe profundizar en el problema para entender adecuadamente las preocupaciones del paciente y solucionar los posibles malentendidos que puedan existir antes de proceder. 2. En este caso, el problema sería que el mediador no sabe qué hacer con la información que le ha confiado el paciente. Ante este dilema el mediador puede: • Respetar la autonomía del paciente, mantener la imparcialidad y sostener la confidencialidad. • Determinar si existe un cierto grado de flexibilidad sobre la cantidad de información que podría desvelarse al médico y cuál sería el modo de hacerlo. • Sopesar estas consideraciones en relación con la preocupación global del mediador sobre la salud y el bienestar del paciente (habitualmente, en salud mental se considera que si la información es relevante para el cuidado del paciente, ésta debe ser compartida con los implicados en el mismo, que, a su vez, están sometidos a las mismas normas éticas que los mediadores). El paciente tiene derecho a saber, y sólo se debe suavizar el mensaje si el paciente así lo ha expresado respecto a que prefiere no saber la verdad; de otra forma, es el mediador quien está decidiendo por el paciente. Capítulo 18: Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria 11 índice libro índice capítulo 18 << pág. anterior • Valorar cualquier repercusión sobre el nivel de confianza entre mediador y paciente (y, potencialmente, la confianza entre mediador y comunidad étnica) una vez que la información sea revelada. 3. El mediador puede estar influido por alguno de los siguientes factores: • Creencias religiosas. Influyen en la manera en que el mediador aborda el problema. Pueden suponer un desafío para él. • Cultura tradicional. Las diferentes creencias culturales influyen en los mediadores. El intérprete puede sentir la necesidad de luchar contra el impulso de defender a los pacientes o a él mismo de un posible ridículo. • Aculturación. El mediador necesita realizar un mayor esfuerzo para poder entender a los pacientes cuanto menos aculturados están éstos. • Honestidad personal. El mediador está expuesto a sentimientos de falta de honestidad, precisión o transparencia en lo referente a lo que está traduciendo. • Culpa o vergüenza. El mediador ha de afrontar la preocupación ante la posible reacción del paciente, o de su comunidad, en caso de desvelar la información. pág. siguiente >> imprimir salir 5. Una vez tomada la decisión, debe concretarse cómo llevarla a cabo: • En caso de haber decidido mantener la información como confidencial y guardar el secreto, no hay nada más que decidir. • En caso de optar por compartir la información con el médico, esto puede llevarse a cabo: - Con el conocimiento y el consentimiento del paciente. - Con el conocimiento pero sin el consentimiento del paciente. - Sin el consentimiento ni el conocimiento del paciente. 6. El último paso es evaluar las consecuencias de la decisión adoptada. Si el resultado ha sido óptimo y el paciente ha salido beneficiado, es evidente que, en futuras circunstancias similares, deberá actuarse de la misma manera. Si, por el contrario, el resultado ha sido negativo, el mediador deberá considerar otras alternativas para situaciones parecidas que puedan surgir en el futuro. 4. El mediador debe considerar los riesgos y beneficios de cada una de las alternativas: • Si mantiene el secreto, conservará la confianza con el paciente, mientras que comprometerá la capacidad de negociación del clínico y de comprensión del problema. Incluso podría ser una información de importancia tal que comprometiera la salud del paciente. Respetar el secreto podría generar al mediador un sentimiento de ansiedad, incertidumbre y preocupación acerca de la salud y seguridad del paciente. • Si decide compartir la información con el psiquiatra, incrementará la capacidad de entendimiento del clínico respecto al problema que existe con el paciente y la posibilidad de tratarlo más adecuadamente. El mediador se sentiría aliviado en este sentido. Por el contrario, podría perder la confianza del paciente y la comunidad podría llegar a expresar su disgusto de un modo más o menos formal. Capítulo 18: Derechos y deberes de los pacientes. Aspectos bioéticos de la mediación intercultural sociosanitaria 12 índice libro índice capítulo 19 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo VII La mediación intercultural sociosanitaria: aplicaciones 19 Capítulo 19 Interculturalidad, salud y género Sira Vilardell Canal salir índice libro << pág. anterior índice capítulo 19 pág. siguiente >> imprimir salir Módulo VII. Capítulo 19 19 Interculturalidad, salud y género Preguntas clave Género Perspectiva de género Invisibilidad de la migración femenina Feminización de la inmigración Interculturalidad y género en la asistencia sanitaria Conclusiones Página 3 Página 4 Página 5 Página 7 Página 7 Página 8 Página 9 Capítulo 19: Interculturalidad, salud y género índice libro índice capítulo 19 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿En qué se diferencian sexo y género? ¿Qué motivos específicamente femeninos pueden llevar a las mujeres a la decisión de migrar? Capítulo 19: Interculturalidad, salud y género ¿Qué supone introducir una perspectiva de género en la mediación intercultural? ¿Por qué se dice que la inmigración femenina es «invisible»? ¿Cuáles son las principales dificultades en el acceso de las mujeres inmigrantes al sistema sanitario? ¿A qué puede contribuir la perspectiva de género en la atención sanitaria? índice libro índice capítulo 19 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 19 Interculturalidad, salud y género Hemos visto en otros capítulos la importancia de conocer y analizar el fenómeno migratorio para poder trabajar en contextos multiculturales y poder desarrollar o mejorar nuestras competencias interculturales. Así pues, para comprender el fenómeno migratorio en todas sus dimensiones y facetas, no podemos dejar de lado la cuestión del género. Es cierto que las mujeres siempre han estado presentes en los movimientos migratorios, pero, actualmente, el número de mujeres inmigrantes ha crecido notablemente, lo cual pone aún más de manifiesto la necesidad de incorporar el género en cualquier análisis de la realidad de la inmigración. ¿Pero qué es exactamente eso del género? ¿Qué quiere decir tener una perspectiva de género? Capítulo 19: Interculturalidad, salud y género Género Al hablar del género, es importante clarificar estos dos conceptos: • Sexo: es el conjunto de características biológicas, anatómicas y fisiológicas con las que nacemos los hombres y las mujeres. Son naturales y, en cierta medida, inmodificables. No determinan comportamientos. • Género: designa lo que cada sociedad atribuye a cada uno de los sexos (femenino y masculino), es decir, es el conjunto de características psicológicas, sociales y culturales, que se aprenden, interiorizan y reproducen. Sí determinan compor índice libro índice capítulo 19 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir ¿Sexo? ¿Género? ¿Género? ¿Sexo? Sexo no es género tamientos (por ejemplo, en nuestra sociedad, se atribuyen al sexo masculino comportamientos y habilidades que tienen relación con la valentía, la fuerza, el poder, la agresividad, etc., mientras que a la mujer se le atribuyen cualidades y comportamientos como la sensibilidad, la intuición, la debilidad, etc.). Hablar de género significa, pues, tener en cuenta más cuestiones que las biológicas. Perspectiva de género Las mujeres inmigrantes arrastran los tres grandes factores de desigualdad: • Pertenecer a culturas distintas, desconocidas y desvalorizadas. • Migrar en muchas ocasiones arrastradas por la pobreza. • Ser mujeres, por lo que sufren discriminaciones añadidas. Los dos primeros factores son cuestiones de raza y de clase, factores comunes con los hombres, pero el terCapítulo 19: Interculturalidad, salud y género cero es una cuestión puramente de género, que les afecta solamente a ellas: las mujeres inmigrantes que llegan a nuestro país se encuentran, en muchos espacios, en una situación de desigualdad en relación con los hombres. Además de las desigualdades que, como mujeres, las sitúan como colectivo vulnerable, el hecho de venir de un proceso migratorio añade un mayor riesgo a esta situación de vulnerabilidad por todo lo que conlleva el propio proceso: aislamiento social, cambio y remodelación de roles familiares... Ante esta situación, se hace todavía más imprescindible trabajar siempre desde una perspectiva de género para que, al hablar de inmigración, sean visibles no sólo las necesidades de los hombres sino también las de las mujeres. Introducir una perspectiva de género en la mediación intercultural supone: • Considerar sistemáticamente las diferentes condiciones, situaciones y necesidades de los hombres y las mujeres inmigrantes. • Fijarnos en estos aspectos fundamentales tanto en los países de origen como en los de destino, es decir, analizar el papel que desempeñan hombres y mujeres, el modo en que se reparten las ta índice libro índice capítulo 19 << pág. anterior reas domésticas y el trabajo asalariado, el acceso de hombres y mujeres a los recursos, etc. • Adoptar un compromiso para la modificación de la condición y la posición de las mujeres y trabajar para conseguir un sistema de género equitativo. Podríamos decir que, para tener una perspectiva de género, no se trata de aprender una técnica más de trabajo sino de ver la realidad de una forma integral, con todas sus partes, identificando siempre las necesidades y características específicas de hombres y mujeres para poder ofrecer respuestas adecuadas a estas necesidades. Es importante tener siempre incorporada esta perspectiva de género, especialmente cuando la imagen de la inmigración continúa siendo masculina, pues minimiza la presencia de las mujeres a pesar de que, como veremos más adelante, cada vez tienen más presencia. Así pues, al hablar de inmigración debemos contemplar también las especificidades de las mujeres, que no siempre son las mismas que las de los hombres, aunque se les acostumbre a dar el mismo tratamiento. pág. siguiente >> imprimir salir • Porque cada vez hay más mujeres que emigran solas. • Porque las mujeres inmigrantes están expuestas a una doble vulnerabilidad. • Para comprender el fenómeno migratorio en su totalidad y no de una forma parcial. • Porque analizar el fenómeno migratorio poniendo la atención en las diferencias entre hombres y mujeres nos da la posibilidad de modificar algunas ideas y percepciones llenas de prejuicios. A continuación presentamos algunos datos sobre el peso cuantitativo de las mujeres en la población inmigrante: En todo el planeta: Organismos internacionales como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) cifran en 191 millones el número de inmigrantes internacionales (datos del año 2005), lo que supone el 3% de la población mundial. Del total de personas inmigrantes, las mujeres representan el 49,6%. En Europa: ¿Por qué una perspectiva de género en procesos migratorios? Consideramos que la perspectiva de género no es únicamente necesaria en procesos migratorios, sino que deberíamos tener siempre incorporada esta capacidad de ver la realidad en cualquier ámbito, espacio o situación. Aun así, son muchos los motivos por los que se hace necesaria específicamente al hablar de procesos de migración: • Por el peso cuantitativo de las mujeres inmigrantes: casi el 50% de la población inmigrante son mujeres (véase la tabla). Europa concentra el 9% del total de la población inmigrante mundial, de la cual un 53,4% son mujeres. En España: El 46% de la población inmigrante de España son mujeres (en el caso de la población iberoamericana ya son el 56,57%). En Cataluña: Cataluña tiene un 11,5% de población inmigrada respecto al total de su población. De la población inmigrada, un 44% son mujeres. Para tener una perspectiva de género, no se trata de aprender una técnica más de trabajo sino de ver la realidad de una forma integral, con todas sus partes, identificando siempre las necesidades y características específicas de hombres y mujeres para poder ofrecer respuestas adecuadas a estas necesidades. Capítulo 19: Interculturalidad, salud y género índice libro índice capítulo 19 << pág. anterior Ante esta realidad, nos preguntamos: ¿es realmente la inmigración un fenómeno «masculino»? Está claro que la respuesta es no, pero aun así la migración femenina continúa siendo muy poco visible. Invisibilidad de la migración femenina A pesar del creciente número de mujeres que llegan a nuestro país, existe una gran «invisibilidad» de estas mujeres. Además, la imagen que se tiene de la mujer inmigrante continúa siendo la de una mujer casada, dependiente del marido, sin estudios, etc., aunque se constata que, cada vez más, se trata de mujeres jóvenes, con estudios, que deciden por sí mismas emigrar y que, en muchas ocasiones, son quienes permiten que posteriormente venga a nuestro país el resto de la familia. Los dos motivos principales que llevan a esta invisibilización de las mujeres inmigrantes se analizan a continuación: • No se tienen en cuenta todos los motivos por los que las mujeres emigran. Es frecuente vincular las migraciones a motivos puramente económicos, relacionando este motivo a la decisión del hombre de venir a trabajar para salir de una situación económica precaria o difícil en su país de origen y sobreentendiendo que las mujeres vienen como acompañantes de estos hombres y no por decisión propia. Pensar que las migraciones femeninas dependen de las masculinas oculta la totalidad de su dimensión y refuerza una imagen estereotipada de la mujer inmigrante. Sin duda, es erróneo vincular las migraciones a un único motivo económico y más erróneo todavía es vincular este motivo únicamente a una decisión masculina. Si analizamos algunos motivos específicamente femeninos encontramos, por ejemplo, mujeres que emigran por razones de género, como es el caso de las mujeres que tienen en su país de origen un estatus muy poco valorado o que viven situaciones de sumisión y discriminación con relación a los hombres y deciden emigrar en busca de una mayor autonomía y libertad; otros ejemplos son las mujeres que escapan de matrimonios indeseados, las prostitutas, las madres solteras, etc. Capítulo 19: Interculturalidad, salud y género pág. siguiente >> imprimir salir • No existe, en la mayoría de los estudios que se han realizado, una perspectiva de género real. Sólo lentamente se va haciendo visible que las mujeres también emigran pero, cuando se incluyen en las investigaciones, la mayoría de los estudios no hacen una clasificación por género, o, si la hacen, no recogen la información adecuada para conocer la realidad específica de las mujeres y tienden a ofrecer una imagen victimista de la mujer inmigrante, incidiendo en los aspectos negativos que influyen en la migración femenina como elemento diferenciador de la masculina. Otra visión poco realista, pues, es identificar a las mujeres inmigradas con los problemas que las convierten en víctimas (malos tratos, no escolarización de las niñas, etc.). Feminización de la inmigración La feminización de las migraciones es, sin duda, un rasgo característico del actual proceso migratorio, relacionado básicamente con los cambios demográficos y económicos que hemos experimentado en los países ricos durante las últimas décadas. Las principales causas por las que las mujeres emigran cada vez más son, como hemos visto, económicas, de género, de promoción personal y de reagrupación familiar. Existen, sin embargo, muchos factores que influyen en la decisión de emigrar de estas mujeres. Es importante conocer cuáles son estos factores y ver de qué forma influyen en la mujer y en su proceso de migración. Algunos de estos factores ya intervienen antes de tomar la decisión, otros tienen su influencia durante el proceso de migración y, finalmente, los hay que aparecen ya en la sociedad de destino. • Antes de tomar la decisión influirán factores como las relaciones de género que se establezcan en su familia, el rol que la mujer tenga en su sociedad de origen, el hecho de que esté o no permitido que la mujer pueda emigrar, la situación sociopolítica de su país, etc. Por ejemplo, si, en una familia, una mujer se ha convertido en la cabeza de familia (porque el hombre se ha marchado o ha perdido su trabajo) y debe salir a trabajar fuera de casa, es muy probable que esta mujer considere la idea de migrar para sostener a su familia. Y su migración va a convertirse en una estrategia familiar para la su índice libro índice capítulo 19 << pág. anterior pervivencia. Pero si esta mujer ve que no tiene el apoyo de su familia (madre, padre, hermanos/as, esposo) para que cuiden de sus hijos, la decisión de migrar puede no materializarse. • Durante el proceso de migración influirán las políticas nacionales del país de origen y del país receptor. La decisión de emigrar no es la misma teniendo permiso para salir del país (o para entrar en un país específico) que no teniéndolo. • Una vez en el país receptor, hombres y mujeres pueden ser tratados de forma diferente. La integración estará influida por: a) El estatus de entrada. Las políticas migratorias determinan el estatus de entrada de las personas inmigradas. Este estatus de entrada a menudo determina los derechos de residencia y empleo, y en el caso de las mujeres es más probable que produzca desventajas: como consecuencia de ser consideradas dependientes, las mujeres inmigrantes pueden convertirse en «legalmente dependientes» del estatus de inmigrante y residente de otros miembros de la familia. Esto puede afectar a la capacidad de las mujeres inmigrantes para obtener esos derechos por sí mismas. b) Los patrones de incorporación en el mercado laboral. El mercado de trabajo está todavía muy segregado por sexos: hay empleos para hombres y empleos para mujeres. Los empleos a los que tiene acceso la mujer inmigrante refuerzan el rol del «trabajo doméstico», como es el caso de las tareas domésticas, el cuidado de niños/as o la manufactura de textiles. Incluso mujeres con altos niveles de cualificación pueden vivir diferentes experiencias por razones de género en su acceso al mercado de trabajo. En los países receptores, la migración puede alterar el estatus y las relaciones de género de hombres y mujeres. Los nuevos roles económicos y las nuevas responsabilidades afectan a las relaciones matrimoniales. c) El impacto de la migración en el estatus de mujeres y hombres. Para algunas mujeres, la migración puede significar un incremento en la movilidad social, independencia económica, autonomía... Y las nuevas responsabilidades económicas y sociales pueden cambiar la distribución de poder dentro de la familia. Esto, además, puede causar cambios positivos en las relaciones entre las mujeres inmigrantes y sus esposos e hijos/as. En otros casos, mientras que la migración puede conducir a Capítulo 19: Interculturalidad, salud y género pág. siguiente >> imprimir salir una mejora en el estatus social de las mujeres, puede no cambiar su posición relativa dentro de la familia. Interculturalidad y género en la asistencia sanitaria El incremento de la cantidad de población que llega a nuestro país desde otras procedencias tiene también su impacto en la asistencia sanitaria, y la mujer tiene aquí un papel importante. Por un lado, por el aumento del número de usuarias extracomunitarias embarazadas en los centros sanitarios, que responde a la llegada de mujeres que emigraron, solas o acompañadas, en edad fértil; y, por otro lado, por su comportamiento ante el uso y acceso a estos servicios sanitarios. Si nos centramos, pues, en la salud reproductiva de las mujeres inmigrantes, veremos algunos comportamientos que se han de analizar. Por ejemplo, la demora y el poco cumplimiento de los controles de embarazo. Cuando hablamos de salud reproductiva entendemos que incluye no sólo la atención sanitaria al embarazo, al parto y al posparto sino también elementos sociales que inciden en el comportamiento sexual y reproductivo, como la violencia de género, la educación sexual de la adolescencia, las enfermedades de transmisión sexual, etc. Desde este campo de la salud reproductiva encontramos una gran lista de necesidades, la mayoría vinculadas a la educación sexual y al acceso a servicios de salud sexual y reproductivo. Las principales dificultades en el acceso de las mujeres al sistema sanitario suelen ser por: • El miedo a no tener la documentación en regla o estar en situación irregular. Las mujeres que se encuentran en estas circunstancias creen no tener ningún derecho para solicitar los cuidados médicos y utilizan otros recursos, como las farmacias o los remedios tradicionales (hierbas, etc.). • Las dificultades en la relación y comunicación de la mujer con el trabajador sanitario. A veces es por una cuestión de vergüenza o miedo al rechazo, a veces por falta de intimidad (por ejemplo, en las visitas ginecológicas, por el hecho de necesitar traducción del marido o de un hijo)... • El desconocimiento de la organización del sistema sanitario. La compleja estructura del índice libro índice capítulo 19 << pág. anterior sistema sanitario resulta extraña la mayoría de las veces en comparación con la estructura, más sencilla, del sistema de sus países de origen. Ejemplos de dicha estructura son la existencia de un sistema público de salud gratuito con la cofinanciación de los fármacos; la asignación de un médico de cabecera al que se ha de acudir por cita previa y desde el cual se obtiene la derivación para la atención especializada; las listas de espera; etc. • La situación laboral de las mujeres, precaria en la mayoría de las ocasiones, con jornadas superiores a las ocho horas y sin muchas garantías de continuidad, que dificulta la puntualidad o el cumplimiento de las visitas de seguimiento del embarazo. La economía sumergida y las explotaciones laborales tampoco ayudan a solicitar los permisos para las bajas laborales, las visitas médicas, etc. A veces incluso se ocultan algunas enfermedades en el trabajo para no dar motivos al empleador o empleadora para prescindir de ellas. Si además hay una supeditación del contrato laboral a la renovación de sus permisos de residencia, la solicitud de permisos es todavía menor. • Las variaciones que existen, según el país de procedencia o cultura de origen, en la percepción sobre cuerpo, salud y enfermedad, es decir, en cómo los diferentes códigos culturales pueden llevar a ciertos desencuentros entre el personal médico y las usuarias. Por ejemplo, en algunos casos, puede considerarse exagerado, o que atenta a la privacidad de algunas mujeres, el control que se hace durante el embarazo y el posparto; y en otros, se puede tener la sensación de que la salud reproductiva no requiere de atención médica, ya que se atribuye la necesidad de atención médica a la existencia de un problema de salud. pág. siguiente >> imprimir salir Sólo así podremos actuar y hacer propuestas de una forma adecuada y ajustada a la realidad de la población inmigrante y garantizar la igualdad de oportunidades entre los hombres y las mujeres inmigrantes. Conclusiones Viendo que la inmigración tiene también una cara femenina (que, aunque poco visible, es cada vez más importante), debemos incorporar de una forma transversal, desde la mediación intercultural sociosanitaria, la perspectiva de género en cualquiera de nuestras acciones. Es necesario contemplar todos los factores que intervienen en la integración de los hombres y las mujeres inmigrantes, tanto desde el país de origen como en el de acogida, y analizar específicamente en el ámbito sanitario cómo influyen y cuáles son las principales necesidades detectadas. Capítulo 19: Interculturalidad, salud y género índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo VIII La mediación intercultural en los grupos étnicos principales 20 Capítulo 20 La salud en los pacientes de origen magrebí Sara Carmona Benito índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior pág. siguiente >> salir imprimir Módulo VIII. Capítulo 20 20 La salud en los pacientes de origen magrebí Preguntas clave Contexto social y cultural en el Magreb Hábitos sanitarios Contexto social y cultural de la población magrebí en Cataluña Características específicas Para saber más Página 3 Página 4 Página 6 Página 10 Página 11 Página 15 Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Cuál es la importancia de la purificación y de la higiene en la cultura arabomusulmana? ¿Qué personas están exoneradas del ayuno durante el mes de ramadán? ¿Cómo se manifiesta y se percibe el mal de ojo? ¿Cómo se protegen de él las personas magrebíes? ¿Qué tipos de medicina popular son actuales en el Magreb? ¿Cómo se usan? ¿Qué son el «frío», las «corrientes de aire» y la «mala comida» popularmente en el Magreb? ¿Cómo es el ritual del enterramiento en el islam? Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí ¿Qué son los djins? ¿Cómo puede afectar su «ataque»? ¿Cuál es la teoría del niño dormido? ¿Cómo se comporta la familia del paciente norteafricano? índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 20 La salud en los pacientes de origen magrebí Contexto social y cultural en el Magreb Diversidad del Magreb Marruecos Población: 31 millones de habitantes Régimen político: monarquía Religión: musulmana sunnita 98%, cristiana y judía 2% Idiomas: árabe (oficial), dialectos amazighen y francés en las esferas de los negocios y de la diplomacia Grupos de población: arabobereber 99%, judío 1% Argelia Población: 33 millones de habitantes Régimen político: república Religión: musulmana sunnita 99%, cristiana y judía 1% Idiomas: árabe (oficial), francés y amazigh Grupos de población: arabobereber 99%, otros 1% Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí El Magreb es una región cultural e histórica que se compone de cuatro países: Marruecos, Argelia, Túnez y Mauritania. Túnez Población: 9,9 millones de habitantes Régimen político: república Religión: musulmana sunnita 98%, cristiana 1%, judía y otras 1% Idiomas: árabe (oficial) y francés común entre las clases medias y altas Grupos de población: árabe 98%, judío y otros 2% Mauritania Población: 3,1 millones de habitantes. Régimen político: república islámica con escasa presencia pluripartidista Religión: musulmana 100% Idiomas: árabe (oficial), pulaar, soninke, francés, hassaniya, wolof Grupos de población: moro/negro 40%, moro 30% y negro 30% índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Los vínculos familiares son sólidos, y se acoge en casa a los familiares que se desplazan por motivos médicos, por razones laborales o por estudios. Estos cuatro países conforman un entramado social complejo y diverso. El grupo cultural más extenso en el Magreb es el árabe. Los árabes constituyen la inmensa mayoría de la población de Túnez y de Mauritania, y dos tercios de la población de Argelia y Marruecos. En Marruecos y en Argelia, los árabes conviven con otro grupo cultural muy importante numéricamente, los imazighen (en singular, amazigh, y en plural, imazighen; literalmente, ‘hombres libres’), conocidos también como bereberes, aunque esta terminología no es apropiada. Los imazighen no sólo están en el Magreb, sino que se extienden además por otras zonas (Libia, Nigeria, Burkina Faso y Egipto), y suman unos 20 millones de personas. Actualmente, se producen roces y tensiones entre lo amazigh y lo árabe como consecuencia de un perturbador proceso de modernización que ha llegado a derribar los tradicionales patrones culturales y a rasgar el tejido social. Como consecuencia de ello, los estados magrebíes no reconocen oficialmente ni la lengua ni la cultura amazigh. Junto con estos dos grandes colectivos, conviven otros dos muy minoritarios: el judío y el europeo. El Magreb ha sido un territorio en el que se han instalado poblaciones de origen muy diverso: de Sudán, de Senegal, de Mali, de Yemen, de Turquía, de Omán, de la península Ibérica, de la Europa del Este e incluso de la Europa del Norte. La lengua Una vez establecida la independencia colonial europea (1962), la lengua árabe se constituyó en el idioma oficial en todos los países magrebíes como un modo de estructurar y reforzar la identidad nacional. Por un lado, se expande el árabe clásico a través de la escuela, las mezquitas, los medios de comunicación y la esfera política; por otro, se desarrollan las diversas variedades de árabe dialectal que se hablan en los diferentes países. Junto al árabe, convive la lengua amazigh, que tiene características muy diferentes de aquélla, a pesar de presentar un origen común en el tronco de las lenguas semíticas. Se trata de una lengua prácticamente no estudiada en la escuela, y con grandes diferencias entre los territorios imazighen, que cuenta además con una nula o muy escasa representación administrativa oficial. Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí Las relaciones sociales El parentesco es un ámbito muy importante en las sociedades magrebíes. La descendencia siempre recibe el nombre del padre y pasa por línea masculina; por ello se da más relevancia a los varones que a las mujeres, ya que son éstos los que pueden asegurar la continuidad del grupo y mantener el apellido familiar en las generaciones futuras. Tanto en las sociedades urbanas como en las rurales, las redes familiares son extensas y en una misma casa pueden convivir varios núcleos familiares. Además, la movilidad geográfica es notable, lo que hace que el número de personas de una casa sea variable. Los vínculos familiares son sólidos, y se acoge en casa a los familiares que se desplazan por motivos médicos, por razones laborales o por estudios. Siguiendo la ética musulmana, el pueblo magrebí es hospitalario. Dentro de la familia, los padres tienen mucho prestigio, especialmente los hombres, de ahí que los ancianos sean muy respetados. Cuando los padres mueren, los hijos mayores son las figuras de referencia para el resto del grupo. Economía El Magreb es, fundamentalmente, una sociedad agrícola. Marruecos, Túnez y Argelia han desarrollado sistemas agrícolas para potenciar parte de su economía y favorecer a la población rural. La explotación agrícola se ha completado con una importante industria textil urbana en Túnez y Marruecos, a la que se añaden la industria conservera en Marruecos y el turismo en ambos países. En el caso de Argelia, la agricultura se completa con la explotación de recursos naturales como el gas, los hidrocarburos y el petróleo. Diferente es el caso de Mauritania, que no ha desarrollado sus potencialidades y ha permitido que otros países exploten su riqueza pesquera. Una crisis económica afecta a los países del Magreb desde los años setenta, y se ha radicalizado en torno a los años noventa. Su razón principal ha sido el gran desequilibrio entre las numerosas importaciones y las escasas y mal pagadas exportaciones, así como el aumento de la deuda externa. El Magreb se ha creado en dependencia económica de Europa, especialmente de Francia, y en el caso marroquí y mauritano, también de España. índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior La precaria situación económica tiene una incidencia muy directa sobre el bienestar humano. Los países magrebíes viven en una situación de pobreza acentuada. Por ello, una solución es la migración, pues las personas se ven sometidas al paro y a la falta de protección social. El islam La principal religión del Magreb es el islam, que es propia de la inmensa mayoría de la población. El significado etimológico del término islam es ‘total sumisión y obediencia’, así como ‘paz’; es decir, abandono de uno mismo a Dios. Según ello, el musulmán es el que sale del egoísmo humano y sigue el camino de la salvación, para lo cual se debe seguir el ihtijad, un esfuerzo personal de reflexión, una lucha por el perfeccionamiento personal, contra todo lo que impide acercarse a Dios. El islam se basa en cinco pilares: 1. Sahada, esto es, dar testimonio, expresar la fe del islam, creer y manifestar públicamente la fe en Dios único y en que Mohammed es su enviado (el profeta). Es la profesión de fe que se manifiesta al entrar en la comunidad del islam y que tiene validez para toda la vida. 2. Salat, esto es, la oración. Es un acto de devoción que se debe realizar cinco veces al día. La oración es obligatoria en la mezquita el viernes al mediodía, momento del pregón semanal. Éste es religioso, político y social. La mezquita es el lugar en el que se reúnen los creyentes para orar, sobre todo los viernes. También es un espacio de consulta de problemas familiares y un centro de educación coránica para los niños. Las mujeres habitualmente no van a la mezquita, porque muchas de ellas no tienen una sala exclusiva para ellas, por lo que oran en casa. Antes de entrar en la mezquita, todos los fieles se descalzan y se lavan los pies y las manos para conseguir un estado de pureza ritual. Una vez dentro se arrodillan orientados a La Meca y rezan con un imán, el responsable de la mezquita que recitará algún capítulo del Corán. Es muy importante que la relación con Dios se realice en estado puro, por dentro y por fuera. pág. siguiente >> imprimir salir El musulmán debe presentarse limpio y aseado ante Dios. De ahí se derivan las prohibiciones de comer cerdo o beber alcohol, por considerarse alimentos impuros. 3. Zaqat, esto es, la limosna legal. Es obligación de todo musulmán dar dinero a la comunidad. Se debe compartir el mundo de Dios, que los hombres sólo disponen en usufructo. La hospitalidad es por ello una norma. 4. Sawm, es decir, la abstención. Su significado no es el del sacrificio, sino el del esfuerzo del espíritu y el dominio del cuerpo. Es el esfuerzo para vencer las propias debilidades, es decir, el perfeccionamiento personal. 5. Hagg, es decir, la peregrinación. El musulmán debe viajar una vez en la vida a los lugares santos del islam, a La Meca, como recordatorio de que todos somos iguales ante Dios. El islamismo magrebí no es uniforme. En el medio urbano existe un islamismo ortodoxo y oficial, basado en el Corán, y que utiliza la mezquita como espacio de reunión, de aprendizaje y de oración. En el medio rural, en cambio, el islamismo es más flexible, y se caracteriza por el culto a los morabitos, personajes muertos o vivos que tienen el poder de realizar milagros en virtud de una relación de parentesco con el profeta Mohammed. Las peregrinaciones a las veneradas tumbas de los santos se desarrollan de forma continuada. Las poblaciones imazighen, por su parte, han adoptado el islam, pero conservan el culto a los elementos naturales (árboles, montañas, rocas, etc.). Hábitos sanitarios La concepción del cuerpo y la expresión de la salud y la enfermedad El islam anima a sus seguidores a pensar en su salud y a preservarla, a comprender el propio cuerpo y tener cuidado de él y a evitar comportamientos nocivos, incitando a la búsqueda de un remedio para curarse cuando alguien enferma. El cuerpo es el vehículo del que Una crisis económica afecta a los países del Magreb desde los años setenta, y se ha radicalizado en torno a los años noventa. Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior dispone la persona para el largo viaje hacia Dios. Por ello, hay que mantenerlo en óptimas condiciones, cuidarlo y dedicarle la atención precisa para poder llegar a la meta. Para el musulmán, el cuerpo no es de su pertenencia, sino que lo posee en depósito. El musulmán se ve en la obligación de proteger éste depósito. En el islam, se distingue entre enfermedades orgánicas y enfermedades psicológicas, que alejan de Dios. Estas últimas no se conciben como un castigo, sino como una prueba de fe que permite expiar los propios pecados. Se espera de la persona enferma que sea paciente (la paciencia es la mitad de la fe) y que soporte la adversidad, y para ello se le aligeran sus obligaciones religiosas: la persona enferma está exenta del ayuno, las abluciones y el peregrinaje, y rezará en la forma que le sea posible (sentada, tumbada...). Un aspecto importante para comprender la concepción de la enfermedad en el islam es que se considera que la curación depende de Dios. Debido a ello, tanto los médicos como los remedios no son más que sus medios. No obstante, hay un dicho del profeta Mohammed que dice: «Dios no creó ninguna enfermedad sin remedio excepto la muerte por vejez» (Yia, 2004, pág. 1). En consonancia con todo ello, el mejor remedio para curarse a sí mismo es la intención, la actitud de voluntad de curación; la rapidez con que se sane depende del grado de ésta. La fe es, en consecuencia, el primer remedio; sin fe, ni siquiera la medicina puede ayudar. La persona enferma no suele explicar ni las operaciones ni el tratamiento que debe tomar, pero sí exige tener a alguien cerca. Es una obligación de todo musulmán visitar a las personas enfermas, cuidarlas, apoyarlas. Por ello, la familia magrebí no deja sólo al enfermo; en el hospital, le acompaña y le lleva buena comida. Otro dicho del profeta Mohammed reza: «El estómago es la causa de la enfermedad, y el ayuno, la cabeza de todo remedio» (Yia, 2004, pág. 2). Es decir, debe alimentarse el cuerpo correctamente, sin abusos, excluyendo la carne de cerdo y el alcohol (también los medicamentos que incluyan estos ingredientes). En este sentido, el ayuno del mes de ramadán tiene un efecto espiritual y orgánico, pues permite reparar los abusos de la comida en el cuerpo. Así pues, para un musulmán, el desequilibrio alimenticio puede ser causa de enfermedad; por ello debe prestarse atención a la comida, a qué alimentos se pueden ingerir y a cómo deben prepararse. Junto a ello, el islam considera que la oración es armonía y, en consecuencia, la forma superior de medicina, aunque el uso de alimentos, hierbas y medicamentos sea también necesario. La oración es una práctica interna y externa, de reflexión pero también Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí pág. siguiente >> imprimir salir de ejercicio del cuerpo con distintas posturas muy saludables (rakas). El Corán es medicina, y su recitación es una medicina a través de la palabra. Como se dice en el propio Corán (17:84/82): «Se ha descendido en el Corán curación y misericordia para los creyentes». Simbología del cuerpo en el Magreb Cabellera Vitalidad. Cráneo y frente Respeto. Es donde se besa a las personas mayores o a los invitados honorables. Nariz Honor. Ojos Humanidad. Es lo más preciso que se tiene. La mirada invoca el mal de ojo, pero también detiene el mal. Espalda Protección y apoyo. Pie (desnudo y limpio) Respeto. Los zapatos son el medio para cruzar el umbral entre un lugar limpio y otro limpio; por ello los zapatos no invaden el lugar doméstico o sagrado. Corazón Sensibilidad. Es el lugar del lenguaje de lo interior o sentimental, y símbolo de la vida. Sangre Impureza. Por ello, las menstruaciones son estados de impureza. Asimismo, no se lleva a la boca la sangre de las heridas. Como consecuencia, la transfusión no está bien vista, aunque excepto en una práctica musulmana muy integrista no se suele rechazar una transfusión que pueda salvar. índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior El sistema sanitario en el Magreb En general, se han hecho esfuerzos para mejorar el sistema de salud en los diferentes países del Magreb (se han aumentado las infraestructuras y el número de personal médico), pero los resultados son mediocres: los índices de mortalidad infantil y juvenil, a pesar de experimentar una tendencia a la baja, siguen siendo elevados; persisten enfermedades transmisibles debido a las malas condiciones de higiene generales (falta de saneamiento público, etc.); crecen afecciones propias de las poblaciones industrializadas (accidentes de tráfico, enfermedades cardiovasculares, cánceres, accidentes laborales, problemas de salud mental); y aumentan las desigualdades entre las diferentes categorías sociales de la población. La sanidad para todos es una garantía prácticamente abandonada por los gobiernos de los países del Magreb; dentro del PIB, el gasto en salud sigue siendo bajo y sin posibilidad de aumentar dada la permanente crisis socioeconómica de la zona. La salud no es pública, sino que se ha desarrollado un sistema privado alternativo diferenciado según el nivel adquisitivo de la población, en detrimento de la población con menos capacidades económicas, que no tiene acceso fácil a la tecnología médica. Además, el sistema de la seguridad social tiene grandes carencias, porque una gran mayoría de la población trabaja en el mercado informal, sin contrato de trabajo y, por ello, sin cotizar al Estado para tener acceso y derecho a un sistema de salud adecuado. Igualmente, es difícil generalizar los seguros privados por el mismo principio: si los ingresos personales son irregulares, no puede asegurarse el pago de cuotas. La población magrebí se queja a menudo de la falta de un sistema de salud, así como de las dificultades que tienen para proteger sus vidas cuando están enfermos. Hay muchas zonas sin hospitales y sin médicos, y las condiciones de vida del mundo rural son especialmente duras y difíciles. Las medicinas populares En los sectores rurales del Magreb pervive, junto a la medicina convencional, una tradición mágicoreligiosa; la medicina popular despierta un sentimiento de confianza que, en ocasiones, la medicina moderna no ha alcanzado, además de ser una medicina al alcance del bolsillo de todos, pues se paga con la voluntad y según las capacidades de cada persona. Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí pág. siguiente >> imprimir salir Esta medicina tradicional se canaliza a través de los curanderos, los morabitos (marabouts significa ‘santos’), los fiqs y/o los expertos en magia: • Los curanderos suelen ser personas mayores que han atesorado conocimiento sobre las plantas que tienen poderes benéficos; este saber se transmite de forma oral, y las fórmulas más comunes son de uso común entre la población en general. • Los santos, los sufíes, los descendientes del Profeta (vivos o muertos) son personas con baraka, es decir, portadoras de un poder de bendición. Estos santos tienen capacidad de provocar milagros con finalidad protectora o punitiva. Cada santo posee unas virtudes que le son propias, y cada grupo social tiene sus propios santos, que se organizan en cofradías. • Los expertos en magia utilizan fórmulas que conocen para vencer los males que sufren las personas. • Los fiqs son institutores coránicos que utilizan el Corán para curar, por medio de la recitación o gracias a exorcismos que expulsan los malos espíritus. La medicina popular se practica en sectores que creen en el castigo de los santos, en el ataque de los djins (seres espirituales creados antes que los hombres, que deben temerse porque poseen y habitan a los humanos) y en el mal de ojo, algo todavía habitual en las comunidades rurales del Magreb. Se dice que los djins atacan especialmente a los recién nacidos, a las mujeres en el momento del parto y a las personas manchadas o que manipulan sangre. El mal de ojo, a su vez, lo practica una persona que quiere mal a otra, la cual se ve atacada, se cree que a menudo a través de un alimento ofrecido; de ahí que muchas veces se rechacen alimentos de personas desconocidas. Otras veces se expresa por la mirada dañina de alguien. El consumo de medicamentos modernos es todavía un fenómeno nuevo en el Magreb. En el caso de los curanderos, los remedios de la medicina popular son las plantas curativas para las enfermedades mayoritariamente orgánicas. La fiebre y la diarrea se combaten usando henna o paños húmedos para bajar la temperatura, así como también tomando zumo de cebollas rojas, uvas negras y vinagre o agua de azahar. Para la otitis se usan gotas de aceite de oliva tibio con ajo fundido; para los dolores abdominales, infusiones de orégano, comino, clavo, tomillo, hierbaluisa y salvia; para la garganta, infusiones con miel; para los nervios, infusión de hierbaluisa; como protector índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir En los sectores rurales del Magreb pervive, junto a la medicina convencional, una tradición mágicoreligiosa; la medicina popular despierta un sentimiento de confianza que, en ocasiones, la medicina moderna no ha alcanzado. del sol y bronceador, aceite de árgana con aceite de oliva virgen. Junto con estos remedios, se usan otros de carácter mágico, como talismanes o prácticas con fuego. Asimismo, también se practican estancias en los morabitos o santuarios, que son espacios para realizar curas de reposo y exorcismos, a la vez que espacios de comunicación y de contención. En los estratos populares se busca una razón en la casualidad del más allá, del mundo divino, como inicio de la enfermedad. La «corriente de aire», el «frío» y la «mala comida» son pretextos muy frecuentes. Hábitos de alimentación En el islam, se considera que el agua es sagrada, por lo que no se derrocha. El agua es la primera cosa que se ofrece a un invitado. Se bebe agua después de la comida, frecuentemente en un vaso comunitario. Asimismo, existe un gran respeto por la comida, que nunca se tira. El profeta Mohammed decía: «El estómago es el estanque al que llegan los vasos sanguíneos. Cuando el estómago funciona bien, los vasos distribuyen salud, y cuando el estómago está perturbado, llevan enfermedad» (Guardione, 2006). Por ello, en el islam la alimentación tiene una importancia elevada: debe comerse con moderación para mantener el cuerpo en buen estado de salud. En los hábitos alimentarios del islam desempeñan un papel central las prescripciones relativas a los alimentos que son o no permitidos. De hecho, las prohibiciones alimentarias han ido cambiando a lo largo de la historia de la humanidad, de modo que en nuestra sociedad apenas persisten; en cambio, hoy en día judíos y musulmanes siguen siendo mayoritariamente fieles a este tipo de prescripciones. Las prescripciones que observa el islamismo provienen del Corán y de la Sunna. Un conjunto importante de normas se relaciona con la carne: Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí • La sangre de los animales no se consume. • La carne de cerdo, así como sus derivados, está prohibida. • La carne de cordero y de cabra tienen un valor simbólico: el sacrificio de estos animales se suele llevar a cabo para las celebraciones importantes (bodas, nacimientos, rito de duelo por una persona fallecida...), así como en la fiesta propiamente dicha del sacrificio. Los vegetales y el pescado con escamas, en cambio, son alimentos permitidos, del mismo modo que la leche, que es muy recomendada. El consumo de alcohol, por su parte, está prohibido, aunque de hecho tomar alcohol, vino o cerveza es una práctica árabe antigua; tal como se ha conservado esta práctica, el alcohol no se bebe en horas de sol sino en el crepúsculo, después del trabajo, comiendo y en reunión familiar o con amigos. El Corán indica, además, que no hay que orar en estado ebrio; por ello, se prescribe totalmente el alcohol para quien no sea capaz de consumirlo con moderación. Hábitos de higiene En general, la cultura árabe es muy limpia. Siguiendo la normativa religiosa, es una cultura muy preocupada por la purificación, como si el lavado externo comportase un lavado moral. Lavar al viajero que llega después de un largo viaje es un deber. Lavar los pies y las manos de la persona que viene a visitarnos es un honor para unos y para otros. Para lavarse, la regla es que el agua no debe tocar dos veces el cuerpo. La norma religiosa prescribe lavarse la cara, la boca, la nariz, las orejas, las manos, los pies y los brazos con agua al menos cinco veces diarias, en las ablaciones obligatorias antes de las oraciones. Las manos, además, se lavan antes y después de las comidas, pues lo usual es comer con las manos. Igualmente deben lavarse las manos antes y después índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior de haberse lavado las partes íntimas tras cada micción o defecación. En cuanto al baño, se prescribe un baño completo después de toda relación sexual o, el hombre, después de la eyaculación, así como también la mujer tras el período menstrual y en el posparto. También se aconseja un baño suplementario el viernes, día de oración y descanso, y con motivo de cualquier festividad. En el Magreb, hay baños comunitarios, hammam, pues no siempre existe agua corriente en los domicilios. Estos baños tienen horarios para los hombres y horarios para las mujeres. En ellos se realiza una limpieza a fondo de la piel, para eliminar las células muertas. Las uñas han de mantenerse cortas y limpias. La depilación, por su parte, es considerada un signo de respeto hacia los demás; las mujeres se depilan las axilas y las partes íntimas. De modo análogo, los hombres se recortan el bigote y el pelo de la nariz. Los dientes también reciben cuidado. La tradición es llevar a cabo un enjuague bucal después de las comidas, así como usar el miswak (trocitos de la raíz de algunos árboles amargos con propiedades antisépticas y bactericidas), o bien palillos. Por último, tras la limpieza y el aseo personal es muy habitual usar perfumes, que son considerados un signo de educación, pues contribuyen a mostrar una presencia agradable. Hábitos de crianza En el Magreb, se vive la llegada de un recién nacido con alegría, pues el bebé es portador de alegría para la familia. Se lo rodea de atención, cuidado y cariño. Para protegerlo de su indefensión contra el mal de ojo se lo rodea de amuletos, como la mano de Fátima o dibujos del ojo humano, se le recitan versículos del Corán, etc. A los cuarenta días de su nacimiento, se celebra una fiesta de nacimiento en la que se le da nombre y es presentado a la familia; en ella, se sacrifica un cordero como símbolo de la importancia del evento. El recién nacido está siempre con la madre. El Corán recomienda la lactancia materna. Ésta suele alargarse hasta los dos años, pues se considera que es lo más beneficioso para el lactante y para la madre. A medida que el niño crece, se le ofrecen biberones con leche y azúcar o miel, o sésamo molido con azúcar o pág. siguiente >> imprimir salir miel; también se hacen chupetes caseros envolviendo pan con azúcar y aceite de oliva en un trapito. Con el tiempo, el bebé va probando la comida de la familia. A partir del tercer o cuarto mes se le introducen los cereales, los vegetales, el aceite, la leche, la miel y el azúcar. A los nueve meses ya come todos los alimentos que constituyen la dieta básica magrebí: trigo (pan, pasta, tortas), verduras, azúcar, té y, según las zonas y capacidades, leche, carnes, aves y pescado. En general, los niños son responsabilidad de toda la comunidad de adultos; incluso un foráneo puede intervenir para proteger un menor. Los vecinos se ocupan de los menores si la madre está ausente, pues la ley de la reciprocidad está muy vigente en el Magreb. La educación de los niños se describe en tres fases: «Hasta los siete años, se les protege, se juega; a partir de los siete se debe ser severo si es necesario (incluso azotar); a partir de los catorce años debe fraternizarse con ellos» (Djabali, 2006, pág. 14). Para los niños magrebíes varones existe un rito de paso, la circuncisión, que se realiza hacia los seis o siete años. Parece que en un principio obedecería a un objetivo higiénico, pero no está claro que sea una obligación musulmana. Para la circuncisión se celebra un festejo, que reafirma la identidad masculina del niño. A partir de ese momento, los niños tendrán una educación separada de las niñas, alejada del mundo femenino. Para las niñas, en cambio, no existe ningún rito de paso; pasan de niña a mujer en el momento del matrimonio. No obstante, a partir de la pubertad se las insertará exclusivamente dentro del mundo femenino y se les enseñará que su deber es el de guardar el honor (la virginidad), el suyo y el de la familia. Contexto social y cultural de la población magrebí en Cataluña La accesibilidad al sistema sanitario En Cataluña, la salud es considerada un derecho, por lo que en un principio toda persona enferma debería tener acceso a asistencia médica. No obstante, hay El Corán recomienda la lactancia materna. Ésta suele alargarse hasta los dos años, pues se considera que es lo más beneficioso para el lactante y para la madre. Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí 10 índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior personas que no llegan a esa asistencia; un colectivo que puede tener problemas en este sentido es precisamente el de los inmigrantes, y particularmente el de los inmigrantes magrebíes. Los obstáculos más relevantes son: • La falta de documentación o reglamentación legal en Cataluña. Las personas que se hallan en esta situación evitan el contacto con las instituciones estatales o públicas por miedo a que su situación sea conocida y pueda expulsárselas. • Unas condiciones de vida precarias, debidas muchas veces a su situación legal, pero también a causa de sus precarias condiciones laborales (sin contrato, con horarios muy extensos y sin flexibilidad, con una remuneración muy baja, si no es que están en el paro). Ello hace que se tienda a priorizar el asentamiento social y laboral antes que la salud. • Las dificultades comunicativas: dificultad para entender la burocracia del sistema de salud, dificultades lingüísticas, dificultad derivada de la diferente forma de entender y expresar la enfermedad... Estos obstáculos son además factores que inciden en la morbilidad (es decir, el número de personas que enferman en relación con el conjunto de la población) de los inmigrantes de origen magrebí. Normalmente, las personas de origen migrante magrebí que están normalizadas valoran especialmente el sistema de salud español o catalán, en comparación con el de sus países de origen. La salud aquí es uno de los aspectos que más les reconforta. La población magrebí acude a los servicios de salud y los utiliza; sólo se producen algunas dificultades con los grupos de este colectivo que no están regularizados o que viven en una situación social muy deficiente. No obstante, en su conjunto es una población que usa el sistema de salud; además, algunas de estas personas necesitan usarlo, porque somatizan en parte a través del cuerpo los pasajes más difíciles de su proceso migratorio. Características específicas Salud sexual y reproductiva En el Magreb, la sexualidad y la reproducción son dos ámbitos privados, personales y tabuizados. Resulta muy difícil tratar todo lo relativo a la sexualidad y el aparato genital. En los países del Magreb no existe una educación sexual propiamente dicha: sobre sexualidad no se habla formalmente, sino que se observa, esCapítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí pág. siguiente >> imprimir salir pecialmente en el hammam comunitario, donde se observan los cuerpos y se oyen conversaciones íntimas. El islam concibe la sexualidad con dos fines: el placer y la procreación. La sexualidad es exaltada pero está reglamentada, pues sólo se permite en el ámbito del matrimonio. Sin embargo, se practica clandestinamente fuera del matrimonio, especialmente por el sexo masculino; asimismo, también la homosexualidad es frecuente. Las mujeres solteras tienen la obligación de guardar la virginidad, el honor de toda la familia, que se demuestra por medio de un certificado de virginidad hecho por un especialista médico antes de casarse. En caso de que la mujer no sea virgen, se reconstruirá el himen con un médico clandestino para poder «demostrar» esa virginidad solicitada. El sexo se practica también fuera del matrimonio; el sexo extramatrimonial está envuelto por un espeso silencio: todo puede hacerse si se niega. La mentira es social y obligatoria, la intención niega los hechos. De ahí que se usen eufemismos para referirse a los problemas de salud sexual. En general, se alude a las enfermedades e infecciones sexuales con el nombre de «el frío». Así, cuando se tiene un problema de salud sexual se dice que se ha cogido frío, que se tiene frío. Entre las principales enfermedades sexuales está el sida, que es tabuizada porque, aunque existan otras formas de contagio, señala la sexualidad no permitida u otras conductas no correctas según la moral musulmana, como el consumo de drogas. Cuando existe un problema de salud sexual, se tarda en acudir al médico, porque la persona no quiere descubrir sus relaciones sexuales privadas o no permitidas, tabuizadas. Por norma general, cuando se trata de problemas de salud sexual y reproductiva, la sociedad magrebí acostumbra a tener médicos mujeres que se ocupan de las mujeres y médicos hombres que tratan a los hombres. En cambio, para otros problemas de salud no se da tanta importancia al sexo del médico, pues en la cultura magrebí el cuerpo del otro no es visto tradicionalmente como peligroso, al margen de las posibilidades sexuales; tocarse no es una intrusión, la piel no es vergonzosa. No obstante, el islam separa los dos sexos, de modo que la persona enferma no acostumbra a ir acompañada por su pareja, porque se intimida su vida privada. El islam permite los métodos anticonceptivos, y la sociedad magrebí los utiliza. El aborto, en cambio, no está permitido, pues se cree en la santidad de la vida. En cuanto a las cuestiones de salud sexual que atañen a las mujeres, se comprenden en función de la concepción que la sociedad tiene del cuerpo, de la mujer y de la maternidad. Dado que la menstruación es san11 índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior gre, y la sangre es impureza, se evita hablar explícitamente de ella. Se alude a la menstruación, al igual que a los problemas intestinales, como «dolor de estómago», para no citar el vientre, para no confesar que se tiene dolor de regla, dolor de mujer. Asimismo, la mujer que tiene reglas dolorosas las sufre en silencio, sosteniéndose el bajo vientre y los riñones pero sin quejarse. El estatus máximo que debe alcanzar toda mujer magrebí es el de mujer madre. Así como los niños pasan por la circuncisión para reafirmar el género masculino, la mujer pasa de niña a mujer la noche de bodas con la primera penetración, con la ruptura del himen; seguidamente, muestra que es una buena mujer si es capaz de engendrar descendencia, hasta el punto de que la esterilidad puede ser causa de anulación de un matrimonio. Las mujeres magrebíes expresan sentir placer con los actos de la maternidad; no todas desean tener muchos hijos, pero siguen viviendo la maternidad como un placer personal. Durante el embarazo, las náuseas y vómitos del primer trimestre no son nunca motivo de consulta. Durante este período se rechazan los medicamentos para no correr riesgos, incluso los tratamientos preventivos, como el calcio o el hierro. Los primeros síntomas del embarazo se suelen esconder por pudor y por miedo al mal de ojo, de modo que hasta el cuarto mes no se asume ni se hace público el embarazo. Durante el embarazo y la lactancia, las mujeres están exentas del guardar el ayuno durante el mes de ramadán; lo realizarán cuando su salud lo permita en otra época del año. No obstante, muchas mujeres se empeñan en seguir igualmente el ayuno. En el islam, se cree que el embarazo puede durar hasta dos años. En el Magreb, esto se conoce como teoría del niño dormido: popularmente se cree que, durante la gestación, el feto puede interrumpir su desarrollo y permanecer en el vientre de su madre hasta la muerte de ésta, o simplemente, puede «quedarse dormido» e interrumpir el crecimiento por un tiempo para luego continuar hasta el nacimiento. Esta creencia supone en la práctica una forma de protección tanto del niño como de la madre ante embarazos fuera del matrimonio, evitando la consideración social y legal de los hijos bastardos. Hoy la sociedad sigue señalando y protegiendo a las mujeres con hijos fuera del matrimonio, y, aunque la teoría del niño dormido no es creíble, se usa para que las mujeres no tengan que dar explicaciones. Es una forma de entender que hay cosas que pueden pasar y pasan. En cuanto al parto, hasta hace relativamente poco las mujeres daban a luz sin un grito, sin una palabra. Se confiaba en las posibilidades del propio cuerpo y Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí pág. siguiente >> imprimir salir se consideraba que el dolor formaba parte de la vida y que el coraje era una dignidad. Hoy, sin embargo, las mujeres chillan para mostrar a los hombres el dolor que supone dar a luz al hijo que les dan. Los hombres no suelen estar presentes en el parto, sino que suelen ser otros miembros de la familia, de sexo femenino, las personas que acompañan a la mujer en el parto. En el posparto, la nueva madre es objeto de atenciones por parte de toda la familia: se le prepara una dieta especial a base de caldos, miel y huevos frescos, se satisfacen sus deseos y se la exonera de las tareas más difíciles e ingratas. Índice de fecundidad en el Magreb Marruecos 2,89 niños nacidos / mujer Argelia 2,55 niños nacidos / mujer Túnez 1,90 niños nacidos / mujer Mauritania 5,86 niños nacidos / mujer Salud infantil A grandes rasgos, deben hacerse tres consideraciones acerca de la salud infantil de los niños magrebíes. En primer lugar, en el Magreb es muy común el matrimonio dentro de la propia familia, entre primos hermanos, lo cual comporta un riesgo de enfermedades genéticas en los niños que nacen. Mortalidad infantil (probabilidad de morir antes de alcanzar los 5 años) Marruecos 40 muertos / 1.000 nacidos vivos Argelia 39 muertos / 1.000 nacidos vivos Túnez 24 muertos / 1.000 nacidos vivos Mauritania 125 muertos / 1.000 nacidos vivos España 5 muertos / 1.000 nacidos vivos Fuente: OMS (2007). En segundo lugar, los hábitos alimentarios hacen que sea habitual la caries infantil, dado que el azúcar es uno de los productos básicos de la dieta magrebí, y culturalmente se come mucho dulce. No obstante, no 12 índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior existe cultura de comida industrializada, por lo que los niños no suelen padecer obesidad. En tercer lugar, se encuentran en el sistema sanitario español niños, adolescentes y jóvenes de origen magrebí que sufren trastornos psicológicos por la ambivalencia cultural en la que viven, que en algunas ocasiones se somatizan en forma de pequeños y frecuentes trastornos de salud, pero que en otras pueden dar lugar a complicaciones más severas. Más allá de esta primera aproximación, debe remarcarse que en el Magreb hay un porcentaje importante de niños que viven en las calles y de niños trabajadores. La edad legal mínima permitida para el trabajo varía en cada país, pero está en la pubertad, alrededor de los 12 años. En una sociedad mayoritariamente rural, donde hay pocas escuelas en las zonas no urbanas, los niños empiezan a ayudar a sus familias desde pequeños y asumen responsabilidades laborales tempranamente. En este sentido, no obstante, existe una diferenciación por género: pocas niñas son niñas de la calle, pero, en cambio, a las niñas se las retira más temprano de la escuela, dado que tradicionalmente se las educa para ser esposas y ocuparse de la casa. Por ello, son demandadas con frecuencia para ayudar en las tareas domésticas, de la propia casa o en casas ajenas. Como es esperable, los niños de la calle y los niños trabajadores disponen de una salud diferente de la de los niños con un entorno familiar estable y escolarizados. Los principales problemas se observan en los niños de la calle (por lo general, varones), que son víctimas de un número importante de accidentes y están expuestos al consumo de sustancias tóxicas, mayoritariamente la inhalación de cola, cápsulas psicotrópicas, hachís y tabaco. Como regla general, se puede afirmar que los niños de la calle y los niños trabajadores son niños con pocas capacidades de emigración; no son, pues, los niños que usualmente encontramos como niños magrebíes inmigrantes, sino que éstos suelen ser niños emigrados en un entorno familiar y algunos niños que en sus países de origen vivían bastante en la calle pág. siguiente >> imprimir salir por no insertarse correctamente en el sistema educativo o por no tener posibilidades para optar a una formación reglamentada. Salud mental Los principales problemas relacionados con la salud mental de la población magrebí tienen que ver con la realidad de la emigración, por un lado, y con las creencias en los djins, por otro. En efecto, tradicionalmente el pueblo árabe ha sido un pueblo migrante. Igualmente, el pueblo magrebí ha sido un pueblo nómada, por lo que en su cultura está muy arraigado el viaje, la peregrinación. El viajero, peregrino o migrante es siempre bien recibido, siempre tiene un lugar y se le ofrece agua y hospitalidad. Actualmente, por razones económicas, los habitantes del Magreb utilizan como estrategia de vida la emigración hacia países que necesitan mano de obra. Sin embargo, la emigración actual no es libre, sino que se lleva a cabo normalmente en condiciones de ilegalidad y de rechazo social. Los que emigran rompen con un medio conocido en el que hay pocas posibilidades laborales y llegan a un medio desconocido, frecuentemente inhóspito al principio, en el que tienen que empezar a vivir (aprender una lengua y un código cultural, vencer unas barreras legales...). Debido a todo ello, la situación actual de las migraciones del Magreb hacia Europa desequilibra la estabilidad psicológica de las personas que las desarrollan. En el proceso migratorio actual son habituales los momentos de vulnerabilidad psicológica que desembocan en ansiedades, depresiones e incluso quejas hipocondríacas y somatizaciones (dolor de estómago, lumbago, dolor de cabeza y dolor general difuso e inespecífico). Un segundo tipo de trastornos mentales frecuentes dentro del colectivo magrebí son los ataques del demonio o de los djins. Para describir en general episodios epilépticos se suele aludir a un «ataque de los Los principales problemas relacionados con la salud mental de la población magrebí tienen que ver con la realidad de la emigración, por un lado, y con las creencias en los djins, por otro. Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí 13 índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior djins» o a un «ataque del demonio». Se cree que éstos entran en el cuerpo de la persona, que queda poseída por ellos; en general se piensa que estas patologías no tienen curación por medio de la medicina convencional, por lo que se suele recurrir a santuarios donde una persona especialista, normalmente un santo, pueda ayudar a sacar el djin del cuerpo. Toxicomanías Dada la concepción que se tiene del cuerpo y de la salud, en el islam se promulga un cuidado integral del cuerpo y se prohíbe todo lo que pueda ser nocivo para su salud física y mental, como el alcohol con el sol. Por extensión, puede entenderse que las sustancias psicoactivas también estarían prohibidas. No obstante, no por ser países de mayoría musulmana se desconoce el consumo de alcohol y de drogas. En el Magreb existen adicciones, y muchas personas de las que emigran siguen con sus adicciones en los países a los que llegan. Incluso algunos se inician aquí debido al aumento de su poder adquisitivo y a la posibilidad de acceder a otros ámbitos. El Magreb tiene una gran extensión de cultivo de cannabis, que representa un importante ingreso económico en el país y que es consumido de forma habitual por su población, mayoritariamente la masculina. Un porcentaje importante de personas en el Magreb ha creado dependencia del hachís, sin que ello se considere un problema de salud propiamente dicho, pues es consumido ilegalmente pero de forma normalizada. Hay igualmente un alto índice de población fumadora, y el consumo de alcohol (cerveza y otras bebidas) es también habitual a pesar de las interdicciones coránicas. En el Magreb también se encuentra otro tipo de drogas, pero las más consumidas son las «pastillas» o psicotrópicos entre la población joven y la cocaína y otras drogas entre las clases medias y altas. Enfermedades terminales y muerte pág. siguiente >> imprimir salir El final de la vida Dado que el cuerpo no pertenece a la persona, sino que Dios se lo ha dejado en préstamo, el paciente musulmán no puede abandonar su cuerpo intencionadamente a la muerte ni al descuido. Así se lee en el Corán (4:33/29): «No os matéis a vosotros mismos, pues Dios no cesa de ser misericordioso con vosotros». Por el mismo motivo, en el islam la eutanasia no está permitida: el final de la vida lo determina únicamente Dios. El Corán (5:35/32) prescribe «que quien matara a una persona que no hubiera matado a nadie ni corrompido en la Tierra, fuera como si hubiera matado toda la humanidad. Y que quien salvara una vida, fuera como si hubiera salvado las vidas de toda la humanidad». De forma coherente con esta idea, el islam tampoco acepta mantener en vida artificialmente a una persona, porque Dios ya determinó su muerte. Por ello, cuando se dice muerte se habla de la muerte clínica. En el islam, la existencia humana no acaba con la muerte, sino que la vida del hombre es multidimensional: cuerpo, alma y espíritu. La muerte es concebida, pues, como un cambio de estadio y de dimensión. Se cree, en realidad, que la muerte no existe, porque el espíritu del hombre es tan eterno como su creador. El rito del enterramiento Cuando muere un musulmán, se le entierra preferentemente el mismo día. Los familiares u otras personas autorizadas para ello preparan a la persona fallecida lavándola exhaustivamente con agua y jabón. Después, se le tapan las partes íntimas con una tela y los orificios naturales (oídos, ojos, nariz, boca y ano) con algodón. A continuación se envuelve en un sudario blanco y perfumado y se impregnan de alcanfor las siete partes del cuerpo que permiten la postración (frente, manos, rodillas y dedos de los pies). Los difuntos se entierran sin caja, en contacto con la tierra, ya que se considera que el agua es rahma, misericordia divina, por lo que es esencial que pueda llegar al cadáver. La incineración se considera un acto de egoísmo, que hace inservible a ningún otro ser vivo nuestro cuerpo, ya inútil para nosotros. El cuidado de los ancianos En el Magreb no hay asilos de ancianos. El esfuerzo de cuidar a los padres en esta difícil etapa de sus vidas se considera un honor, un deber y una oportunidad para un mayor desarrollo espiritual. Servir a los padres es el deber más importante después de la oración, y para ellos es un derecho el que así sea. Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí 14 índice libro índice capítulo 20 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Para saber más Berman, Soledad (2003) El cos i la salut al Marroc, Barcelona: Proyecto Local, col. «Apropem el Marroc». Bofia, Badia; Cecilia Dupuy (2003) Dones marroquines, Barcelona: Proyecto Local, col. «Apropem el Marroc». Carmona, Sara (2007) Ellas salen. Nosotras salimos. De la situación de la mujer marroquí y su sexualidad a la prostitución en las calles de Casablanca, Barcelona: Icaria. Djabali, Hawa (2006) La relation du corps chez les Maghrébins: d’où nous venons et les contre-valeurs rencontrées dans la résidence occidentale, Bruselas: Centre Culturel Arabe Wallonie-Bruxelles. Djabali, Hawa (2006) Le savoir-vivre arabe: corps, attentions, intentions, Bruselas: Centre Culturel Arabe Wallonie-Bruxelles. El Corán, Barcelona: Planeta, traducción de J. Vernet, 1991. Guardione, Yolanda (2006) Marruecos. Gentes, tradiciones y creencias. Tierra del sol poniente, Madrid: Alianza Editorial. Organización Mundial de la Salud (2007) Estadísticas Sanitarias Mundiales 2007, Ginebra: Organización Mundial de la Salud. Yia, L. M. (2004) «El camino de sanación sufí», Cultura Islámica, núm. 33. Capítulo 20: La salud en los pacientes de origen magrebí 15 índice libro índice capítulo 21 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Mediación intercultural en el ámbito de la salud Programa de formación Módulo VIII La mediación intercultural en los grupos étnicos principales 21 Capítulo 21 Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana Abdou Mawa Ndiaye Ndaw índice libro índice capítulo 21 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Módulo VIII. Capítulo 21 21 Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana Preguntas clave El sistema de salud en el país de origen La situación de la comunidad africana subsahariana en relación con los servicios sanitarios Página 3 Página 5 Página 10 Capítulo 21: Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana índice libro índice capítulo 21 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Preguntas clave Al acabar este capítulo deberás ser capaz de responder a las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los modelos de servicios de salud en el África subsahariana? ¿Cuáles son las características de la medicina moderna en los países africanos? ¿En qué afectó la colonización al sistema sanitario de estos países? ¿Cuáles son los diferentes niveles de la organización sanitaria? ¿Qué función desempeña cada uno de ellos? ¿Qué importancia tiene la medicina tradicional en las sociedades africanas? ¿Existe un único modelo de medicina tradicional africana? ¿Cuáles son los derechos y deberes de los inmigrantes subsaharianos en materia de salud? ¿Cuáles son los principales obstáculos y dificultades de estos inmigrantes a la hora de acceder a los servicios de salud? ¿A qué situaciones de riesgo se exponen habitualmente los inmigrantes subsaharianos? ¿Cuáles son los principales factores que se deben considerar a la hora de plantear un programa de prevención sanitario para la comunidad subsahariana? Capítulo 21: Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana índice libro índice capítulo 21 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir Capítulo 21 Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana La presencia de los inmigrantes en los centros de salud define un nuevo contexto de la asistencia y la prestación de los servicios sanitarios. El cambio del perfil de los usuarios y sus nuevas demandas obligan, en cierta manera, a adaptar la intervención mediante la introducción de herramientas o estrategias capaces de superar las dificultades. Conocer las formas de expresar los problemas ayuda a abordar las soluciones; de este modo, se identifican las necesidades de los pacientes y se procesan las experiencias personales a través de: • El conocimiento del sistema de organización sanitaria de su país de origen. • El uso de las medicinas en su comunidad. • El conocimiento de cómo el paciente entiende o aborda la salud y la enfermedad. • El conocimiento de su proyecto migratorio. Estos postulados nos permiten plantear las preguntas y respuestas que se generan en esta situación y abordar el plan de actuaciones para atender a los nuevos pacientes. Capítulo 21: Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana índice libro índice capítulo 21 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir En la mayoría de los países del África subsahariana no hay mecanismos de seguridad social. El sistema de salud en el país de origen El sistema de salud de que hablamos es el resultado de la voluntad de los poderes legislativos y ejecutivos de poner en marcha las condiciones favorables para la mejora del estado de salud de las poblaciones; esto se lleva a cabo a partir de la conjunción entre las capacidades de los ciudadanos, los cuales aspiran a un bienestar físico, psíquico y social, tal como lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS), y los que pretenden responder a esta aspiración ofreciendo prestaciones de diferente naturaleza. Así pues, según los países, el sistema de salud comporta un conjunto de posibilidades que el Estado establece con una oferta plural de diagnóstico y de curación. El África subsahariana cuenta con dos sistemas paralelos de gestión, lo cual es algo que ocurre en casi todos los sectores sociales y políticos. Por un lado, existe la medicina moderna, que cuenta con las instalaciones y los equipamientos que las potencias colonizadoras dejaron, y es considerada el sistema oficial de salud. Por otro lado, sin que ello suponga una contradicción, está la medicina tradicional, que acoge a una parte importante de los pacientes, por lo que no se puede decir que sea un sistema residual de salud. Los dos sistemas marcan la experiencia del paciente del África subsahariana en el momento de enfermar o, simplemente, de entender los diagnósticos o tratamientos que tiene que emprender. La medicina moderna La presencia del Estado en la organización del sistema de salud es real; su aspecto más visible pasa por las marcas de la colonización, como la ausencia de mecanismos de seguridad social, las voluntades programáticas, la tipología de los tratamientos, la intervención de organizaciones internacionales y la dependencia de las disponibilidades presupuestarias. El peso de la herencia colonial Todos los países africanos conservan los modelos de organización de los servicios de salud legados por los colonizadores, aunque se pueden observar dife- rencias de estilos relacionados con su propia historia. En efecto, los sistemas coloniales obedecen a los modos de administración de las potencias; por la administración directa o, simplemente, por una priorización de las intervenciones, en todos los casos los sistemas son calcados a las realidades y al contexto del país colonizador, tanto en el tamaño y la repartición espacial de la población como en las capacidades de respuesta a las patologías. La frecuentación de la medicina moderna, históricamente considerada un instrumento de dominación por las poblaciones colonizadas, depende de muchos parámetros tejidos a partir de prejuicios, mitos o consecuencias de hechos sociales. Durante la colonización, las derrotas militares no acabaron con las resistencias que se centraron más en los aspectos culturales; los colonizados rechazan el uso de los instrumentos instalados, como la escuela, la justicia y los servicios de los ocupantes. Sólo los grupos marginados socialmente, los asimilados o subordinados de la Administración colonial accedieron al sistema de manera voluntaria. Después de más de cuarenta años de independencia, una parte de la población sigue sin tener las mismas consideraciones en relación con la medicina moderna o biomédica, aunque el personal ya es autóctono. Política de salud y cobertura social desde la independencia Después de obtener su independencia, los estados han administrado políticas y se han ocupado de cuestiones para las que no estaban preparados, continuando con los planes de los colonizadores, que no necesariamente corresponden a prioridades de las poblaciones. Afortunadamente, las intervenciones externas e internacionales han cambiado estos hechos mediante las cooperaciones bilaterales y multilaterales, que han aportado un apoyo técnico y financiero a los servicios sanitarios. En la mayoría de los países del África subsahariana no hay mecanismos de seguridad social; las únicas cajas de seguridad social que existen tienen la particularidad de no cubrir ningún riesgo de enfermedad. Estas cajas continúan con los mismos parámetros de la legislación colonial, que sólo cubría los riesgos relacionados con las actividades profesionales, mientras que los colonizadores y los extranjeros occidentales dependían de la legislación de su país de origen. Las Capítulo 21: Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana índice libro índice capítulo 21 << pág. anterior instituciones evolucionan tan lentamente que sólo incorporan las cuestiones de jubilación y accidentes de trabajo, y siguen obviando los temas sanitarios. Con el paso de los años, los ministerios de salud, por las voluntades programáticas de los estados, abandonaron el esquema colonial e introdujeron estructuras promovidas por las diversas cooperaciones. Se empezaron a adoptar políticas a largo plazo, a través del Plan Nacional de Desarrollo Sanitario (PNDS), indispensables para favorecer las aportaciones financieras internacionales. Los PNDS están constituidos por una serie de objetivos, tales como la reducción de la mortalidad maternal e infantil, el aumento de la accesibilidad a los tratamientos, la mejora de la calidad de las curas, la lucha contra el VIH/sida o la planificación familiar. El PNDS comporta la confección del mapa sanitario, la elaboración de planes de desarrollo sanitarios regionales y la creación de sistemas de información sanitaria y de alerta epidemiológica. La pirámide sanitaria en el África subsahariana se distribuye en tres niveles de intervención: • Estructuras de primer nivel: centro de salud, ambulatorio y enfermería. • Estructuras de referencia: hospital general. • Estructuras especializadas: centros dedicados a minusvalidez o enfermedad. Salud primaria El primer nivel, que corresponde al ámbito de la salud primaria, constituye en principio el apoyo de los sistemas de salud. Cabe decir que el PNDS prevé que este sector se haga cargo de millares de habitantes en unos territorios concretos. Los centros de este nivel se ocupan de la salud materno-infantil (en principio, seguimiento prenatal y hasta los dos años) y de las patologías corrientes en la zona. Los centros de salud primaria tienen en cuenta las distancias de los hospitales, así que están obligados a prestar servicios de observación, así como a atender la pequeña cirugía en los casos de emergencia, como cesáreas o hernias estranguladas. Los dispensarios y cabañas de salud practican la integración de los servicios y presentan pág. siguiente >> imprimir salir una oferta de servicios de curas con un registro amplio de patologías teóricamente destinadas a estructuras específicas como la tuberculosis. En teoría, la planificación de los PNDS incluye la presencia de médicos en los centros, pero la realidad indica que, en las zonas rurales y los centros urbanos que están lejos de la capital, son el personal de enfermeria, las comadronas y los agentes sanitarios quienes gestionan los centros de salud, y cabe señalar que la calidad de los cuidados en algunos países ha mejorado por el uso de algoritmos de diagnóstico y de tratamiento. En los centros urbanos, el mapa sanitario es más estrecho por el hecho de la cohabitación de servicios públicos y privados, en los que se reflejan claramente las grandes desigualdades que hay en la sociedad y el acceso a la salud. Sin duda, la buena salud está relacionada con la capacidad económica de los ciudadanos; el promedio de un médico por cada 15.000 habitantes esconde las grandes disparidades entre los países. Además, los países disponen de programas de vacunación, malaria, lepra, etc., destinados a todas las franjas de la población. La organización del hospital general y los centros hospitalarios universitarios El nivel de referencia funciona de manera embrionaria en todos los países, y de un modo similar en todas las zonas. Los hospitales generales tienen una oferta de servicios en consultas externas y de hospitalización organizada en cuatro sectores: medicina, pediatría, cirugía dura o blanda y maternidad. En algunos sitios se puede observar que los servicios de urgencia empiezan a ser realidad en los centros alejados de la capital. El equipamiento técnico de los centros hospitalarios es en general anticuado e insuficiente; tan sólo se instalan un laboratorio y una radiología poco funcionales o, en su caso, faltan recursos para su mantenimiento. El personal médico es siempre deficitario en casi todos los hospitales, sobre todo en los territorios rurales. Los centros de referencia acusan de manera aguda la falta de recursos, aunque se practica un sistema de cobertura mediante pago de los costes directos o Los hospitales generales tienen una oferta de servicios en consultas externas y de hospitalización organizada en cuatro sectores: medicina, pediatría, cirugía dura o blanda y maternidad. Capítulo 21: Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana índice libro índice capítulo 21 << pág. anterior convenios de prepago firmados con algunas empresas privadas del sector moderno por sus asalariados. A pesar de todo, en la mayoría de los casos los enfermos tienen que comprar sus medicamentos, o cualquier otro material médico o quirúrgico, en la farmacia del centro o fuera. Para algunos servicios, como el parto, la apendicetomía o la hernia inguinal, los pacientes pueden adquirir los kits operatorios. La alimentación del paciente en el centro suele ser responsabilidad de sus familiares, y también, por insuficiencia, materiales sanitarios como las sábanas. Los centros hospitalarios universitarios (CHU) también se encuentran con dificultades, a pesar de su condición de establecimiento público que les concede una gran autonomía de gestión. Situados en las capitales, estos hospitales tienen la vocación de acoger a enfermos de todos los territorios, pero las dificultades de acceso y sus precios elevados hacen que sólo los ciudadanos de las zonas urbanas de su radio se beneficien de sus servicios. Los CHU concentran la casi totalidad de los médicos especialistas del país, quienes, además de sus labores clínicas, desempeñan funciones como profesores en las facultades de medicina. Las acciones de investigación son totalmente dependientes de las financiaciones extranjeras. Hay que señalar también que existen numerosos establecimientos públicos nacionales especializados, ya sea en un ámbito concreto de la salud pública (laboratorio, instituto de higiene de vacunología...), ya sea en una patología (instituto de cardiología, de oncología...). Las acciones de los servicios sanitarios públicos son completadas por los actores del sector privado, que están presentes en todos los niveles de la pirámide sanitaria. Si bien estuvo marginado en otros tiempos, el sector privado es cada vez más importante desde la llegada de los profesionales que, por las dificultades presupuestarias, no pueden trabajar como funcionarios. Las consultas privadas empiezan, en principio, a dar curas de enfermería, oficialmente de acuerdo con un reglamento; sin embargo, el ejercicio privado de las curas de medicina o de enfermería no tiene un control real en muchos países. De hecho, frecuentemente, una parte del personal del sector público es también prestatario de servicios en los centros privados. Los laboratorios de análisis médicos proliferan con velocidad en la medida en que las estructuras públicas se degradan. Los centros caritativos confesionales o laicos complementan el mapa sanitario, como en otras épocas, aunque sin cambiar demasiado una redistribución de los médicos, que se concentran en las grandes ciudades. pág. siguiente >> imprimir salir Ejemplos de organización del sistema sanitario en África Senegal Hospitales nacionales EPS 3 Hospitales regionales EPS 2 Centro de salud EPS 1 Centro de salud Puesto de salud Cabaña de salud Central Nacional MSPH (despacho ministerial y servicios técnicos) Regional Agencia Regional de Desarrollo Región médica y servicios de salud Departamental Comunal Circunscripción médica / distrito sanitario Departamental Comunidad rural Distrito sanitario Nigeria Dispone de un sistema dividido en tres niveles de intervención: • Atención primaria. La prestación de servicios de salud a este nivel es, en gran medida, responsabilidad de los gobiernos locales y cuenta con el apoyo de los ministerios estatales de la salud y las políticas nacionales de salud. Algunos médicos privados también ofrecen atención de la salud en este nivel. • Atención secundaria. Este nivel presta, a través de ambulatorios y de algunos hospitales, servicios especializados a los pacientes que son derivados desde la atención primaria de salud. Se les ofrecen servicios de medicina general, cirugía, atención a pacientes pediátricos y salud comuni- Capítulo 21: Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana índice libro índice capítulo 21 << pág. anterior taria, así como algunos servicios de laboratorio, diagnóstico, bancos de sangre, rehabilitación o fisioterapia. El sistema de atención secundaria a la salud está disponible en el distrito de zona. • Atención terciaria. Incluye los servicios especializados de los hospitales docentes y de otros hospitales que proporcionan atención a enfermedades específicas, como cirugía ortopédica, enfermedades oculares, trastornos psiquiátricos, maternidad y pediatría. En cuanto a los medicamentos, el mercado es muy limitado por el poder adquisitivo de la población. Los elevados costes de los productos modernos importados suponen una enorme carga para los presupuestos de la salud pública; de ahí la existencia de unas normas de contención de los precios para que sean asequibles mediante políticas fiscales y subvenciones. Estas estrategias se completan con la introducción de productos genéricos. Ante la práctica ausencia de unidades de producción de medicamentos en África y la mala gestión de los circuitos de distribución, proliferan los puestos de venta informales a pie de calle, lo que representa un riesgo para la salud pública. Iniciativas como la llevada a cabo en Bamako (Mali) han contribuido a controlar y bajar los precios, a través de una gestión comunitaria de la distribución de medicamentos que realiza una organización vinculada al centro de salud de la zona. La medicina tradicional ¿Qué es la medicina tradicional? Existen muchos tipos de medicina tradicional, entre los que se incluyen la medicina tradicional china, el ayurveda hindú y la medicina unani árabe. A lo largo de la historia, los asiáticos, africanos, árabes, nativos americanos, oceánicos, centroamericanos y sudamericanos, además de otras culturas, han desarrollado una gran variedad de sistemas de medicinas tradicionales indígenas. Influenciados por factores tales como la historia, las actitudes personales y la filosofía, su práctica varía en gran medida de un país a otro y de una región a otra. No es necesario decir que su teoría y aplicación difieren de manera importante de la teoría y la aplicación de la medicina alopática. En fución de las terapias implicadas, las terapias de la MT/MCA (medicina tradicional y medicina complementaria y alternativa) pueden clasificarse en terapias de medicación (si se utilizan medicinas con una base de hierbas, de partes de animales y/o minerales) o terapias sin medicación (si se realizan pág. siguiente >> imprimir salir principalmente sin el uso de medicación, como es el caso de la acupuntura, las terapias manuales, el taichí, la terapia termal, el yoga y otras). La medicina tradicional ocupa un lugar importante en el dispositivo de la gestión de la salud en el África subsahariana, hasta el punto de que acoge al 80% de la población, sin que esta importante proporción renuncie a los establecimientos modernos. Las dificultades económicas y el peso de las tradiciones contribuyen a reforzar la práctica de curas tradicionales, que hoy en día muchos de los países africanos empiezan a legislar. Ninguna medicina tradicional puede entenderse fuera del concepto de civilización. Si la civilización puede definirse como un conjunto de caracteres propios de la vida material, intelectual, moral y artística de una sociedad, la medicina tradicional, en tanto que un aspecto más de la civilización, puede interpretarse como un conjunto de percepciones materiales o morales, racionales e irracionales, empíricas y místicas que se han desarrollado desde los primeros tiempos de la historia, como una defensa para asegurar la seguridad del grupo. Por esta razón, la medicina tradicional se inspira en el modelo espiritual y temporal del ambiente, pero también está íntimamente ligada a la consideración del ecosistema. Existen dos modos de preservar su seguridad: • La acción militar, con un ejército que tiene a su cargo velar por la integridad del territorio donde vive la comunidad. • La medicina, que, velando por la supervivencia y la perennidad de la comunidad y de la integridad de su civilización (con sus valores, su riqueza y sus propiedades), va más allá de la acción militar. La medicina tradicional se puede percibir como un modelo real de comportamiento del ser humano. Éste busca, mediante dicha medicina, dominar su vida y afirmarse en su entorno. Por lo tanto, aunque este modelo es común en todas las comunidades, no deja de ser sensible y tributario al entorno ecológico y al contexto sociocultural y temporal. Las acciones en la medicina tradicional La medicina tradicional tiene dos bases de soporte: las interpretaciones teóricas y conceptuales de las creencias tradicionales, que marcan la línea mística de actuación, y los conocimientos de las virtudes de los elementos de la ecología, como las plantas y los minerales. Las actuaciones de la medicina se manifiestan a través de prácticas rituales ocultas o esotéricas, así como de actuaciones más concretas, como Capítulo 21: Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana índice libro índice capítulo 21 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir La filosofía de la medicina tradicional africana está supeditada a la teoría de los cuatros elementos: aire, tierra, agua y fuego. tratamientos de farmacopea o intervenciones directas en el cuerpo del paciente. El diagnóstico del traditerapeuta (terapeuta tradicional) se puede resumir del siguiente modo: • Enfermedad que conozco y puedo curar. • Enfermedad que conozco y no puedo curar. • Enfermedad que no conozco y puedo curar. • Enfermedad que no conozco y no puedo curar. La sencillez de este sistema diagnóstico contrasta enormemente con el de la medicina moderna, centrado en las causas de los síntomas, algo que no resulta útil en la práctica del traditerapeuta. La medicina tradicional, a su vez, se divide en medicina familiar y medicina experta: • La medicina familiar procura curas asequibles a todos para un alivio rápido de afecciones sin gran importancia. • La medicina experta procura curas elaboradas y complejas que constituyen los tratamientos que se aplican a las enfermedades que son consideradas graves. La filosofía de la medicina tradicional africana está supeditada a la teoría de los cuatros elementos: aire, tierra, agua y fuego. Estos elementos son representados por las estrellas y el momento del nacimiento, en los que todo individuo (ser humano o genio) está ubicado. Las asociaciones de estas estrellas hacen visibles uniones imposibles; así, por ejemplo, las asociaciones entre el fuego y el agua, o la tierra y el aire, y los soplos contradictorios actúan como vectores de la enfermedad, y en función de su grado de concentración en el organismo un individuo gozará de mejor o peor salud. La gravedad de la enfermedad está vinculada a la duración de la estancia de estos soplos en el cuerpo. Aunque la interacción de diferentes soplos es la causa de las enfermedades y de las complicaciones, su modo de actuación puede ser orientado o fortuito. Los soplos pueden ser orientados por un maleficio o maldición mediante el lanzamiento de un mal. Cuando son fortuitos, son recogidos generalmente en el momento de los encuentros de personas o en el momento del crepúsculo (cuando los genios vuelven a sus sitios) o del alba (cuando los genios salen de sus casas). Aplicar un remedio o curar a partir de este momento vuelve a reforzar la irradiación de la estrella del individuo para destruir el soplo maléfico o salir de los soplos maléficos. La medicina tradicional, tal como es practicada y organizada, nos enseña hoy que no es, como se cree, un concepto esotérico fijado en el tiempo y en el espacio; una práctica antigua de los tiempos en que la población no era importante y las necesidades eran tan primordiales como la división del trabajo, que es la base de las castas. Por esta razón, la organización de la medicina tradicional está depositada en los círculos familiares, que ostentan un saber hacer comunitario y cuya misión es salvaguardar y afinar este saber hacer a través de las generaciones. Hoy en día, con las influencias de los factores demográficos, los trabajos del traditerapeuta se han incrementado (numerosas consultas, necesidades cada vez mayores de plantas medicinales) y la función de éste se ha ido dividiendo en diferentes profesiones. Las especializaciones se han hecho necesarias y las funciones de la farmacopea terapéutica (búsqueda de productos de base y elaboración de terapias) se desligan de las otras, como las de traditerapeuta (consulta y prescripciones de medicación). Esta evolución hace que los estados den importancia a la medicina tradicional y busquen su integración en el sistema oficial. De hecho, la legislación empieza a dar unas garantías a las prácticas para que no constituyan un peligro para el 80% de los pacientes que se acogen regularmente a la medicina tradicional. La medicina tradicional recupera su importancia en el sistema de salud desde el momento en que las universidades se interesan por sus conocimientos para aplicarlos a las enfermedades actuales. Es decir, los centros de investigación colaboran con los traditerapeutas, tanto en la farmacopea como en los tratamientos de algunas enfermedades de calado social. La medicina tradicional puede codificarse, regularse, enseñarse abiertamente y practicarse amplia y sistemáticamente, además de beneficiarse de miles de años de experiencia. A la inversa, puede ser reservada, mística y extremadamente localizada, a través de la difusión oral de conocimientos y prácticas. Puede basarse en síntomas físicos destacados o fuer- Capítulo 21: Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana índice libro índice capítulo 21 << pág. anterior zas supernaturales percibidas. Sin duda, en el ámbito global, la medicina tradicional elude la definición o descripción precisas, a la vez que contiene características y puntos de vista diversos y, a veces, conflictivos. No obstante, una definición práctica resulta útil. Para la OMS, tal definición debe ser por necesidad amplia e inclusiva. La OMS define la medicina tradicional como prácticas, enfoques, conocimientos y creencias sanitarias diversas que incorporan medicinas basadas en plantas, animales y/o minerales, terapias espirituales, técnicas manuales y ejercicios aplicados de forma individual o en combinación para mantener el bienestar, además de tratar, diagnosticar y prevenir las enfermedades. El uso de la medicina se enfrenta a muchos retos, los más importantes de los cuales tienen que ver con la protección del saber médico tradicional mediante una legislación, canal de transmisión que la emancipa de los círculos familiares, y también con una buena coordinación entre las instituciones implicadas en las cuestiones relativas al saber y la medicina tradicional. La introducción de los medicamentos tradicionales de calidad no sólo mejorará el acceso a los medicamentos, sino también a los sectores económicos generadores de trabajo y de la salvaguarda del medio ambiente. En los países de acogida de la inmigración africana, la presencia de traditerapeutas en las ciudades y pueblos es importante para la comunidad. Su aportación en la formación del equilibrio social e individual está cada vez más integrada en las consultas de etnopsiquiatría o etnopsicoanálisis. La situación de la comunidad africana subsahariana en relación con los servicios sanitarios Tradicionalmente se ha considerado que el inmigrante es una persona joven y sana. Si bien esto es cierto en la mayoría de los casos de los inmigrantes recién llegados al país de acogida, se han ido dando variaciones de este perfil al ir aumentando las reagrupaciones familiares. Al mismo tiempo, la principal característica de la población es que no se trata de un bloque homogéneo. Esto supone que, aunque se pueden plantear estrategias de intervención comunes en diferentes comunidades, es necesario que dichas estrategias puedan ser adaptadas a las posibles va- pág. siguiente >> imprimir salir riaciones. Estas variaciones pueden darse (y se dan) tanto entre las diferentes comunidades inmigrantes como entre grupos dentro de una misma comunidad y entre individuos. Cabe tener en consideración lo siguiente: • Es frecuente que existan factores de tipo económico que generen un perfil de vulnerabilidad común a numerosos grupos de la población inmigrante. • Hay una serie de factores interrelacionados, tanto de carácter administrativo (situación de irregularidad) como de carácter socioeconómico (situación laboral precaria, bajo poder adquisitivo, precariedad en la vivienda...), que facilitan una situación de exclusión social y generan una serie de problemas de salud física y mental. • La necesidad de resolver problemas de supervivencia inmediata hace que la salud no sea prioritaria mientras no suponga un impedimento en el ámbito laboral. El interés por la salud se centra casi exclusivamente en aspectos asistenciales y no de prevención. • La baja prioridad que tiene la salud frente a otras situaciones de la vida cotidiana se ve agravada por la actuación y el tratamiento, que a menudo difieren de los de los países de donde proviene la población. Frente a este sistema de salud, los inmigrantes se encuentran con una serie de restricciones, tanto internas como externas, que les dificultan el acceso a él. • Las particularidades culturales implican también algunas diferencias en cuanto a comportamientos, percepciones y actitudes frente a las diferentes enfermedades y a la salud en general, lo que puede acentuar las variaciones de comportamientos respecto a los patrones de conducta de la población autóctona. Hablando de la comunidad africana subsahariana, todos estos factores concurren a la hora de entrar en el sistema de salud o, simplemente, en sus relaciones con el servicio sanitario. Se identifican dos categorías principalmente: los que no acceden a los servicios y los que sí los frecuentan. Para abordar mejor el tema, primero nos interesaremos por los determinantes sociales y luego indicaremos algunas recomendaciones. Debemos señalar que los inmigrantes comparten las dificultades comunes con la población autóctona, tanto en la precariedad como en la prestación del servicio, pero están particularmente afectados porque, a la vez, están sometidos a las situaciones específicas que los caracterizan. Capítulo 21: Salud e inmigración desde la perspectiva de la comunidad africana subsahariana 10 índice libro índice capítulo 21 << pág. anterior pág. siguiente >> imprimir salir La mayoría de las veces el concepto de enfermedad importada es sinónimo de enfermedad tropical en un país no tropical. Estas dificultades son económicas a primera vista, ya que los inmigrantes ocupan unos puestos de trabajo más precarios e inestables que no permiten un proyecto a largo plazo. A esto hay que añadir los contratos de trabajo temporales o sin contrato en las empresas de la economía sumergida. Esta vulnerabilidad en el mundo laboral se extiende en el ámbito de la vivienda social; en efecto, los inmigrantes subsaharianos en situación legal viven en los barrios más baratos y más antiguos de las ciudades. Estas zonas garantizan, además del ahorro económico, una voluntad de abrir los pisos a las redes de solidaridades internas o, simplemente, de aceptar compartir un espacio pequeño con más gente de lo normal. Esta sobreocupación de los pisos y habitaciones conlleva un ambiente de inseguridad y de violencia que a menudo da lugar a enfermedades psíquicas o, simplemente, la preferencia por pasar más tiempo fuera de casa. La situación es más terrible cuando hablamos de inmigrantes en situación ilegal, que deben contentarse con el mínimo espacio que se les otorga, ya que su contribución es nula o irregular. Encontrar un alojamiento es una auténtica odisea para estos inmigrantes por la discriminación de los propietarios a la hora de alquilar; esto ha llegado al extremo de que, en estos últimos años, algunas personas con una situación más estable optan por comprar una vivienda conjuntamente y después seguir el mismo negocio de alquiler de habitaciones. El fenómeno de la precariedad en relación con los inmigrantes tiene que ver sobre todo con la situación jurídica y administrativa; la más extrema es la de los «sin papeles», que no son únicamente los trabajadores que han entrado de forma ilegal en el país, sino también las víctimas de las medidas restrictivas de las leyes a la hora de renovar el permiso de residencia de trabajo. Los contratiempos jurídicos no se limitan a los «sin papeles», sino que afectan a todos los que pasan un momento de incertidumbre en los trámites de renovación; todos los que sufren repercusiones en la salud física y, sobre todo, psíquica, que se expresan en sentimientos de miedo, de indignidad, de culpabilidad, de frustración, de negación de sí mismo, lo que acaba en sufrimiento y trastornos mentales. Estos fenómenos jurídicos y económicos son prioritarios para el colectivo inmigrante subsahariano antes de establecer una relación con los servicios sanitarios. De hecho, gran parte de ellos acude al centro únicamente en caso de emergencia. Las cuestiones de salud están en las manos del saber de los vecinos de piso o del grupo, con lo que la autoconsulta y la automedicación son la base de la curación. En el análisis actual, es preciso incorporar las lógicas universales de los problemas socioeconómicos y sociopolíticos en relación con la salud de los inmigrantes, sobre todo cuando acuden a los centros de salud. Así pues, no debemos quedarnos en los modelos actuales que rigen salud e inmigración, donde la clasificación pasa por tres ámbitos (patologías importadas, patologías adquiridas y patologías de adaptación), porque no describen totalmente la realidad. Es importante insistir en el derecho universal de acceso a la salud, que no siempre se consigue como establecen los textos legislativos. Los requisitos para tener la tarjeta sanitaria individual (TSI) no son iguales en todos los municipios, sino que dependen de la generosidad de los administradores a la hora de establecer los controles de los mal llamados pisos pateras, o de exigir los documentos administrativos de identificación. La normalización del acceso dependerá en gran medida de los determinantes sociales para la salud de los inmigrantes. Enfermedades de la comunidad africana subsahariana Enfermedades importadas Son las enfermedades infecciosas adquiridas en un país donde son más o menos frecuentes y que se manifiestan clínicamente y se diagnostican en otro país donde no existen o son muy raras. La mayoría de las veces el concepto de enfermedad importada es sinónimo de enfermedad tropical en un país no tropical. Las enfermedades importadas por los inmigrantes de sus países de origen son enfermedades que tienen un leve impacto sobre el propio inmigrante. Capítu