Transcript
09 SIN MALDAD_9 MALDAD.qxd 03/01/13 20:42 Página 9 SIN MALDAD Por José García Abad jgarcia@elsiglo-eu.com Empresarios catalanes acongojados L EUROPA PRESS os empresarios catalanes se encuentran incómodos ante el proyecto independentista del president Mas. Con la prudencia que caracteriza al mundo de los negocios guardan silencio, un silencio tenso y temeroso. Están entre dos fuegos cruzados: el del Govern, que les vigila con la vara levantada exigiéndoles un compromiso claro con la independencia de Cataluña, y el del Gobierno español, que les reclama que abandonen ambigüedades y planten cara al proyecto soberanista que la mayoría de los empresarios estiman representa graves riesgos para la economía catalana en general y para sus bolsillos en particular. Se han producido casos llamativos como el de las declaraciones de José Manuel Lara, presidente de Planeta, quien explicó que “tendría que abandonar Cataluña si ésta llega a independizarse”. Concretamente, a Zaragoza, Madrid o Cuenca. O el de la familia catalana Daurella, la embotelladora ibérica de Coca-Cola, que trasladará su sede desde Esplugues de Llobregat (Barcelona) a Madrid. Pero ni que decir tiene que el caso más delicado es el de la Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona, La Caixa por antonomasia, principal accionista de Caixa Bank, una entidad poderosa y sumamente respetada que ha sabido mantenerse a lo largo de los tiempos en un delicado equilibrio entre los dos palacios, el de la Moncloa y el de la Generalitat. El asunto es especialmente delicado para una entidad financiera tan poderosa como vulnerable, sensible a las pasiones políticas de los ciudadanos y que no hay que olvidar desborda ampliamente el ámbito catalán con una presencia importante en Isidro Fainé, presidente de La Caixa. Los empresarios catalanes están entre dos fuegos: de la Generalitat y del Gobierno. El caso más delicado es el de La Caixa. Me consta que el Govern está suspicaz con una entidad que siempre ha mantenido el equilibrio entre los palacios de la Moncloa y de la Generalitat toda España, tanto por el número de sucursales, quizás, por cierto, excesivo, como por su presencia decisiva en las grandes multinacionales hispanas: Telefónica, Repsol, Gas Natural Fenosa, Abertis, etc. En una menor dimensión, naturalmente, es también lo que ocurre al Banco de Sabadell presidido por Josep Oliu, que tras la compra de la CAM ha reforzado su presencia al otro lado del Ebro. Me consta por confidencias de la máxima solvencia que el Govern está más que suspicaz con el equipo directivo de Caixa Bank, con su presidente, Isidro Fainé, y con su vicepresidente, Juan María Nin, que obviamente miden cautelosamente sus pasos y que no se libran de la suspicacia del Govern y que decepciona un tanto al Gobierno español, que reclama una actitud más crítica. Es de esperar que la presencia de Salvador Alemany, presidente de Abertis, una de las mayores autopisteras del mundo, controlada por La Caixa, en el consejo asesor de Artur Mas para la economía, contribuya a que la sangre no llegue al Llobregat. En el pasado mes de septiembre, Alemany expresó la situación nítidamente en el foro anual que organiza la escuela de negocios Esade: “Es el momento de sentarnos, de no potenciar el enfrentamiento, no lo consideremos banal. A los empresarios se nos presenta una situación compleja, durante el duelo entre Administraciones, sobre qué pasará con su actividad”. El empresariado catalán está preocupado por las concesiones de Artur Mas a la Esquerra Republicana de Catalunya de Oriol Junqueras, de quien aquél depende en exceso, que ha impuesto medidas que afectan a las grandes familias de Barcelona como el impuesto a las bebidas azu- caradas, que parece destinado a castigar a la familia Daurella. La semana ha producido un hecho muy significativo en el que se ve la mano de Junqueras: la ruptura por parte del Organ Administratiu de Recursos Contractuals de Catalunya (OARCC), dependiente de la presidencia de la Generalitat, de la privatización con destino a un consorcio encabezado por Acciona de las Aguas del Ter Llobregat (ATLL). Artur Mas estaba encantado de vender el Llobregat a una empresa española para compensar la imagen negativa producida por los proyectos de huida hacia Madrid de otras empresas. Eliminada Acciona, se quedaría con ATLL Aguas de Barcelona (Agbar). Parece que algo ha tenido que ver en esta sorprendente decisión ERC, que se opuso firmemente a la privatización del Ter Llobregat. Esquerra no puede paralizar la privatización de la que el gobierno catalán ha cobrado ya una parte, pero parece que prefiere cualquier cosa menos una empresa española, y Suez Environnement, que controla Agbar, es francesa. Resulta interesante señalar la actitud del presidente de la CEOE, Joan Rosell, que ha tenido que luchar denodamente durante años para alcanzar la cúpula de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales frente a una cerrada oposición basada en su condición de catalán. Rosell, a quien sus colegas tachaban de mantener una actitud tenue, declaró a Onda Cero que con la independencia se reducirían los beneficios no sólo de los empresarios catalanes, sino “los de todos y cada uno del conjunto de territorios de España”, por lo que calificó de “barbaridad” que se quiera ir “por ese camino”. l nº 1000. 7–13 de enero de 2013 9