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Rev. Invest. Mar. 24(1):17-22, 2003 ANÁLISIS BIOENERGÉTICO DE LA ALIMENTACIÓN NATURAL EN JUVENILES DE LA LANGOSTA ESPINOSA Panulirus argus (LATREILLE, 1804): 4. AMPHINEURA. Erick Perera Bravet1*, Eugenio Díaz-Iglesias2, Marysabel Báez-Hidalgo1 y Felicia Nodas1. (1) Centro de Investigaciones Marinas, Universidad de La Habana, Calle 16 No. 114, Playa, CP 11300, Ciudad Habana, Cuba. (2) Dpto de Acuicultura, Biotecnología marina. Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada, Km 107, Carr. Tijuana-Ensenada, CP 22860, Ensenada, Baja California. México. (*) Autor correspondiente: erickpb@cim.colombus.cu RESUMEN Se evaluó el efecto calorigénico del alimento natural quitón Acanthopleura granullata sobre la respiración y excreción de Panulirus argus. Se utilizaron 8 juveniles de langosta, con biomasa húmeda (bh) oscilante entre 40 y 101 g; se suministraron porciones del quitón A. granullata en un respirómetro dinámico cuyas cámaras funcionaron como jaulas metabólicas, que permitieron medir el consumo de oxígeno (VO2/W) y la excreción nitrogenada (U/W) y a su vez calcular los índices bioenergéticos, incremento de calor aparente (ICA), excreción nitrogenada post-alimentaria (UPA) y el sustrato metabólico o relación O: N. Durante las seis horas de experimento el VO2/W se elevó 2.62 veces el valor del ayuno (956.9 Joules(J). kg bh-1.hora-1), generando un ICA de 1714.5 J. kg bh-1.h-1, mientras que la U/W fue 3.14 veces el nivel medio del ayuno (227.9 J. kg bh-1.h-1), lo que se corresponde con un UPA de 595.9 J. kg bh-1.h-1. La relación O:N no mostró variaciones estadísticamente significativas, manteniéndose entre 9-14, indicando la preferencia de obtención de energía a partir del catabolismo de proteínas. Se discute en relación a la correspondencia de estos valores con otros crustáceos. Las langostas utilizan proteínas de A. granullata en el metabolismo energético aunque por su elevado contenido proteico (72.3%), se plantea que buena parte de la proteína dietética se canaliza al crecimiento. Palabras clave: alimentación natural; efecto calorigénico; respiración; excreción; índices bioenergéticos; juveniles; Acanthopleura granullata;; Panulirus argus ABSTRACT The calorigenic effect of the natural food Acanthopleura granullata (a chiton) was evaluated on the breathing and excretion of Panulirus argus. Eight juvenile lobsters with wet biomass between 40 and 101 g were used. Portions of the chiton were provided as food in a dynamic respirometer in which chambers worked as metabolic cages, allowing the measurement of oxygen consumption and nitrogen excretion, and furthermore, the estimation of the bioenergetic index, apparent heat increase, post-pandrial nitrogen excretion and the metabolic substrate or O:N ratio. After six-hour experiments the oxygen consumption reached 2.62 times the value during fast (956.9 joules kg bh-1.h-1), generating an apparent heat increase of 1714.5 J. kg bh-1.h-1, while the nitrogen excretion reached 3.14 times the fast level (227.9 J.kg bh-1.h-1), representing a post-pandrial nitrogen excretion of 595.9 joules kg bh-1.h-1. The O:N ratio did not show significant statistical variations, remained between 9-14, indicating pure protein catabolism. Comparison of these values with other crustaceans are discussed. It is concluded that proteins of A. granullata are used in catabolism, but due to its high protein content (72.3%), this food is physiologically appropriate for juveniles of the species. Key words: natural feed; calorigenic effect; breathing; excretion; bioenergetic index; Panulirus argus. juveniles; Acanthopleura granullata;; Como se ha considerado en trabajos anteriores (Díaz-Iglesias et al. 2001a y b) la única vía para incrementar la producción de la langosta Panulirus argus en Cuba es a través del maricultivo, pues es objeto de una pesquería con un alto nivel de explotación y quizás sobrexplotada. cultivo (Buesa, 1979; Brito y Díaz-Iglesias, 1983; Brito et al., 1991; Kanazawa, 1994; Lemmens, 1994; Conceiçao et al., 1996; Díaz-Iglesias et al., 1987, 1991, 1996;; Kittaka, 1997) sin embargo, la información concerniente al efecto bioenergético de los alimentos naturales es escasa. Se han realizado investigaciones relacionadas con la bioenergética del género, tanto para su evaluación como entidad ecológica, como para el desarrollo de biotécnicas coherentes para la cría y Aunque recientemente se ha aportado alguna información (Díaz-Iglesias et al., 2001 a, b y c), el espectro alimentario de P. argus es amplio (Colinas y Briones, 1990; Herrera et al., 1991 a; Espinosa et 17 Perera et al.: Bioenergética de juveniles de P. argus alimentados con anfineuros al., 1991; Cox et al., 1997) y es necesario profundizar en los mecanismos fisiológicos mediante los cuales la especie procesa sus alimentos naturales, lo cual es un aspecto importante para el establecimiento de dietas efectivas y nutricionalmente adecuadas. Según el conocimiento que se tenga de la utilización de los alimentos y de los factores que influyen en la canalización de la energía, así serán las posibilidades de optimización del proceso de producción animal. electrodos de oxígeno y amoníaco acoplados a sus analizadores digitales YSI y ORION, respectivamente. Para el análisis de la composición del alimento se siguieron las técnicas bromatológicas de la AOAC (1990) sin tener en cuenta las placas, que no son ingeridas (Tabla 1). Los factores abióticos concentración de oxígeno disuelto, temperatura, salinidad y concentración de amoníaco fueron monitoreados periódicamente, presentando valores considerados como adecuados para la especie. Los índices bioenergéticos: Incremento de Calor Aparente o ICA (Beamish and Trippel, 1990), Excreción Postalimentaria o UPA (Rosas et al., 1996; Díaz Iglesias et al., 2001 a, b y c) y la relación O:N (Harris, 1959; Dall y Smith, 1986), constituyen herramientas útiles para la descripción de los flujos de energía producidos luego de la ingestión de un alimento. Tabla 1. Resultados del análisis bromatológico realizado al quitón, A. granullata, utilizado como alimento en los experimentos. El objetivo del siguiente trabajo es proporcionar información relativa a los flujos energéticos en la langosta espinosa P. argus que se producen por la ingestión del quitón Acanthopleura granullata, como representante de un grupo importante en la alimentación de las langostas en los biotopos de arrecife (12% de los contenidos estomacales) (Herrera et al., op. cit.). COMPOSICIÓN (%) QUITON (Peso seco) PROTEINAS 72.3 LIPIDOS 8.77 CARBOHIDRATOS 6.53 El diseño fue de bloques al azar y los métodos experimentales, los índices metabólicos usados, el análisis estadístico (STATISTICA, Stat Soft Inc. versión 5.0 para WINDOWS) y otros procedimientos son idénticos a los utilizados en trabajos anteriores (Díaz-Iglesias et al., 2000 a, b y c). MATERIALES Y METODOS RESULTADOS Se utilizaron 8 juveniles de langosta espinosa Panulirus argus, cuya biomasa húmeda (bh) osciló entre 40 - 101 g. Los mismos fueron colectados en la zona de Bocas de Alonso, S.E. de la Isla de la Juventud, Archipiélago de los Canarreos, en las estructuras de hormigón diseñadas por Cruz et al. (1986) para el monitoreo de la fase juvenil de esta especie. En el laboratorio se colocaron individualmente en recipientes cilíndricos de 90 L de capacidad con aireación constante y agua circulante, proveniente de un sistema cerrado con un biofiltro de 600 L de capacidad. Como se ha observado en trabajos anteriores, existe una variabilidad biológica significativa (P≤0.05) en el consumo de oxígeno, la excreción amoniacal y la relación O:N de P. argus (Tabla 2). No obstante, con el diseño aplicado se pudo extraer esta fuente de variación del error experimental con los bloques, y se aumentó la precisión de las comparaciones entre tratamientos, lo cual era el objetivo fundamental. Tabla 2. Resultados de los ANOVA realizados para las variables analizadas y la relación O:N de juveniles de P. argus durante la ingestión y procesamiento del quitón A. granullata. Se alimentaron, invariablemente con el quitón Acanthopleura granullata , ad libitum, colectados en el litoral aledaño al laboratorio. La respuesta metabólica del efecto del alimento en tiempo (h) e intensidad, se basó en la medición del consumo de oxígeno respecto al peso (VO2/W= mg O2. kg bh-1.h1) y la excreción de amoníaco respecto al peso (U/W = mg NH3. kg. bh-1.h-1), lo que fue determinado en una instalación respirométrica dinámica de 6 cámaras metabólicas acuáticas, similar a la descrita por Martínez y Díaz-Iglesias (1975). Para ambos procesos se utilizaron 18 95.40 TRATAMIENTOS U HORAS F (P) 36.7*** (P≤0.001) BLOQUES O INDIVIDUOS F (P) 9.35*** (P≤0.001) U/W 57.20 9.14*** (P≤0.001) 10.07*** (P≤0.001) O:N 1.87 0.71 ns (P>0.05) 7.68*** (P≤0.001) VARIABLE O INDICE ERROR ESTANDAR VO2/W Rev. Invest. Mar. 24(1):17-22, 2003 Después de la alimentación, también se observaron variaciones significativas (P≤0.05) en la U/W en las diferentes horas muestreadas (Tabla 3), con un incremento significativo (P≤0.05) en la primera hora. La máxima excreción amoniacal media producida por este alimento (715.88 J. kg. bh-1.h-1) en la hora cinco, es 3.14 veces el nivel medio del ayuno (227.94 J. kg. bh-1.h-1), lo que se corresponde con un UPA de 595.9 J. kg. bh1.h-1. respiración de Penaeus brasiliensis, un decápodo mas activo, es mas del 85% de la energía asimilada y gran parte corresponde al ICA. En este trabajo se corrobora una vez más que una parte importante de la energía del alimento es destinada al ICA. La interpretación del ICA es compleja, ya que no se conocen con certeza sus causas, aunque se ha asociado con los niveles proteicos de la dieta (Brody, 1945, citado por Lucas, 1992; Rosas et al., 1996), con la calidad de dichas proteínas y la proporción de los componentes energógenos de la dieta (Beamish and Trippel, 1990) y con los requerimientos de proteínas (Taboada et al., 1998). Si bien es cierto que el quitón A. granullata presenta un contenido proteico elevado, los desfasajes observados por algunos autores (Fox et al.,1994, y en este trabajo) entre los picos de excreción y respiración luego de la alimentación, no permiten asociar directamente al ICA con el catabolismo de aminoácidos; aunque sin duda el metabolismo de proteínas tiene un costo energético elevado. Las variaciones de la relación atómica calculada O:N se presentan en la Fig. 1 No se observó efecto significativo del procesamiento de este alimento sobre el O:N (P>0.05) (Tabla 3), manteniéndose entre 9 – 14. 26 22 Relación O:N 18 14 Otro resultado que apoya lo antes expuesto es que el ICA producido por quitón no difiere marcadamente del provocado por la ingestión del erizo Echinometra lucunter, a pesar de que este último provoca un UPA 3.12 veces mayor y presenta 11 veces menos proteína (Perera et al., 2003). Rosas et al. (1995) señalan que la mayor parte de la energía invertida en el ICA es consecuencia del trabajo mecánico de las dos primeras horas luego de la ingestión, mientras que el trabajo metabólico, mas relacionado con la composición del alimento, tiene una contribución menor. 10 6 2 1 2 3 4 5 6 ±1.96*Std. Err. ±1.00*Std. Err. Mean Horas Fig. 1. Variaciones de la relación O:N en juveniles de P. argus en ayuno (hora1) y luego de la ingestión del quitón A. granullata. (F=0.71 ns, P>0.05). DISCUSION El quitón, además, genera ICA superiores que los producidos por el pelecípodo Lima scabra y el gasterópodo Littorina mespillum (Díaz Iglesias, et al. 2001 a y b). El trabajo mecánico, en la práctica inseparable del trabajo metabólico, durante el procesamiento del quitón debe ser mayor que el que exigen estos alimentos, dada la dureza de su musculatura, pudiendo ser una de las causas de estas diferencias; la interpretación de las mismas se dificulta porque se desconoce la composición bromatológica de estos dos alimentos. Los valores del metabolismo standard, tanto el consumo de oxígeno (VO2/W) como la excreción nitrogenada (U/W) y la relación O:N se corresponden con los datos encontrados en la literatura y referidos y discutidos en el trabajo de Díaz-Iglesias, et al. (2001a). El VO2/W se incrementó inmediatamente luego de ingerir el alimento. Rosas et al. (1993) determinaron que de la energía asimilada por la jaiba Callinectes rathbunae, el 21.3% se usa en la respiración y Zúñiga (1983) señala que el costo de mantenimiento o 19 Perera et al.: Bioenergética de juveniles de P. argus alimentados con anfineuros Tabla 3. Respuesta metabólica de juveniles de P. argus ante la ingestión del quitón A. granullata. Medias en Joules/Kg/h. Letras diferentes en la misma fila indican la diferencia entre las medias según la prueba Duncan (P≤0.05). MEDIAS Y RESULTADOS DE LA PRUEBA DUNCAN (P<0.05) VO2/W MEDIAS AGRUPADAS AYUNO HORA 1 HORA 2 HORA 3 HORA 4 HORA 5 956.9 c 2263.6 a 2438.4 a 2507.4 a 2111.4 b 2339.9 a 2111.4 b 2339.9 a 488.1 b 715.9 a 956.9 c 227.9 c U/W MEDIAS AGRUPADAS 2403.1 a 635.3 a 227.9 c 574.2 a 425.2 b 604.7 a Schmitt y Santos (1998) y Taboada et al. (1998) consignan que la excreción amoniacal de Penaeus paulensis y P. setiferus respectivamente, se incrementa inmediatamente luego de la ingestión de dietas con alto contenido proteico, respuesta similar a la obtenida en este trabajo. 456.6 b 715.9 a ambas causas. Teniendo en cuenta que los quitones tienen un elevado % de proteínas y dada la respuesta metabólica observada, pudiera predecirse un crecimiento favorable con esta dieta. Por estas razones, se plantea que el quitón es un alimento fisiológicamente adecuado para juveniles de P. argus. Se han descrito alteraciones de la morfología de la glándula digestiva cuando el nivel de proteínas es muy elevado (Fraga et al. 2000), como es el caso de los quitones, sin embargo, vale destacar que este fenómeno se ha observado al alimentar con piensos. En estos momentos nuestro grupo de trabajo está estudiando estas alteraciones. A partir de la recta de regresión para la ingestión de quitón por tallas (Brito y Díaz Iglesias, 1983), los resultados del análisis bromatológico practicado y la contribución energética de cada componente de la dieta (Castell and Kean, 1986; Shiau and Peng, 1992), se puede calcular que un juvenil de 60 g invierte aproximadamente 2.5% de la energía ingerida en el ICA. Este valor, aunque probablemente subestimado, ya que los animales tal vez ingieran menos alimento en las condiciones de confinamiento de las cámaras, es similar a los referidos por Du Prezz et al. (1992) de 2 -19.5% y Rosas et al. (1995) de 8.5% para Penaeus monodon y P. setiferus respectivamente. La pérdida de energía en la excreción, calculada de igual forma, es menor (aproximadamente 0.9%). Herrera et al. (1991a) demostraron que las langostas que explotan los recursos tróficos de los arrecifes, acuden a los anfineuros, entre otros taxa, por su abundancia y, posiblemente, por la reducción de los gasterópodos. Dado que la fauna que habita en el sustrato arenoso del arrecife no parece constituir el principal alimento para las langostas (Herrera et al. 1991b), que algunos taxa abundantes en el estrato rocoso no son fisiológicamente adecuados como los erizos (Perera et al. 2003) y a una mayor competencia por la abundancia de peces, resulta lógico que las langostas se hallan adaptado a utilizar los anfineuros, que presentan alto contenido proteico y son poco accesibles a otras especies por la dureza de sus placas y por su fuerte fijación al sustrato. La relación atómica O:N responde a cambios en el ambiente nutricional y depende del uso de las diferentes fracciones del alimento, indicando el substrato metabólico que está siendo oxidado para la obtención de energía. En este trabajo la relación O:N indica la oxidación de proteínas como sustrato energético (Mayzaud and Conover, 1988) y no presentó variaciones significativas, mostrando que las langostas no intensifican el catabolismo de proteínas durante el procesamiento del alimento. O sea, mantienen los niveles oxidativos del ayuno, aún cuando el alimento es rico en proteínas, por lo que se piensa que destinen una buena parte de la proteína dietética al metabolismo plástico. Este resultado puede adjudicarse a la calidad de las proteínas del alimento, al efecto protector que ejercen los lípidos (8.77%) o probablemente a REFERENCIAS AOAC (1990): Official methods of analysis. 15 Ed. Association of Official Analitical Chemists, Washington D.C., 1108 pp. 20 Rev. Invest. Mar. 24(1):17-22, 2003 Beamish, F. and E. Trippel (1990): Heat increment: a static or dynamic dimension in bioenergetics models? Trans. Amer. Fish. Soc. 119: 649-661. Díaz Iglesias, E; R. Brito P. y M. 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