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“Educar para vender: un caso emblemático de publicidad educativa y comercial en la España de 1930”. Mª Cruz Alvarado López. Barcelona 25 de Julio de 2002. (mcruzalvaradol@terra.com) Lamentablemente, la figura de D. Pedro Prat Gaballí, el que fuera pionero de la enseñanza y la práctica de la técnica publicitaria en España, continúa siendo ignorada por estudiantes y profesionales de la publicidad actual. A pesar de que su primera obra, La publicidad científica de 1917, fue reeditada a modo de homenaje en 1992, sus dos obras fundamentales: La publicidad racional de 1934 y La publicidad combativa de1953; no han vuelto a reeditarse hasta el momento. Este hecho ya es de por sí significativo del escaso interés que existe en España por la historia de la publicidad, pero también de la despreocupación por el pasado de una profesión en la que todo es efímero y que necesita reinventar conceptos constantemente. Uno de ellos es lo que se ha dado en llamar “publicidad con causa”, acciones publicitarias en las que una empresa colabora con una causa de tipo social para obtener beneficios de imagen en un contexto donde los consumidores parecen valorar como positivas las conductas éticas y solidarias. Este fenómeno, en el que reina el confusionismo de causas, fines e intereses y que en la década de los noventa se ha vendido como novedoso, en realidad no lo es. Y el legado de Prat Gaballí constituye uno de los ejemplos más emblemáticos de ello. La campaña educativa realizada en los años treinta por la madrileña agencia publicitaria Veritas, de la que entonces era Director Técnico el catalán, no deja hoy de ser el mejor ejemplo de colaboración entre una empresa, Perfumería Gal y una “causa”, la educación para la higiene bucal en España. Pero es mucho más que eso. Es obvio que para poder vender dentífrico de forma masiva y duradera tenían que existir unos hábitos generalizados de limpieza de los que, en una sociedad de consumo elitista como la predominante entonces, la España rural carecía. El análisis detallado de esta compleja y exitosa campaña, permite desvelar la modernidad del pensamiento publicitario de Prat Gaballí y, al mismo tiempo, poner en su verdadero lugar a los que creen hoy que el concepto de la “publicidad con causa”, es totalmente novedoso. Consumo elitista y modernización frustrada. Antes de entrar de lleno en la descripción y el análisis de la campaña es necesario dar unas pinceladas del contexto económico y de consumo en el que ésta se planificó y desarrolló. Durante el primer tercio de siglo xx nuestro país está inmerso en un modelo de consumo restringido y de élite muy diferente del modelo de consumo de masas, que en España se establecería a lo largo de las décadas de los sesenta y setenta. Como consecuencia de ello << el escaso excedente producido por los trabajadores no se orienta directamente al consumo e indirectamente a la acumulación de capital, sino que se orienta/es orientado directamente a la acumulación primitiva del mismo a través de los distintos mecanismos de ahorro popular y de captación de recursos que se ponen en marcha en la época... >> (Alonso, Luis Enrique y Fernando Conde, 1994, p.65). Este modelo de consumo restrictivo y de élite que afectaba sólo a las clases acomodadas, se concretaba en dos estrategias comerciales y de consumo, claramente 1 reflejadas por la publicidad de la época. Una relativa a un modelo más suntuario, en el que los objetos de consumo y, por ende, los anunciados, pertenecen a los sectores de cosmética y salud y se venden asociándose con la distinción, la elegancia, la aristocracia, etc.(Así se expresan muchos de los textos de anuncios de Perfumería Gal, para el agua de Colonia Añeja, los polvos de talco Gal, el fijador Fixol, el jabón Heno de Pravia e incluso la pasta Dens). Es una tendencia que, publicitariamente, continúa incluso a comienzos de los años treinta, a pesar de la racionalidad que ya entonces algunos profesionales trataban de imponer al ejercicio de la profesión1. La otra estrategia corresponde con un modelo de consumo fordista (al estilo del vigente entonces en Estados Unidos) que se desarrolla en paralelo al anterior, especialmente durante los años veinte, y cuyos objetos son los mismos que caracterizarían posteriormente el consumo durante los años sesenta en España como automóviles y electrodomésticos. Los anuncios derivados de este modelo tratan de apelar a otros valores: lo moderno, la practicidad, la ciencia, la comodidad, la rapidez...2 De la convivencia de ambas tendencias dan buena cuenta las revistas ilustradas de la época. Así, por ejemplo, en la revista Blanco y Negro, entre 1931 y 1933 se puede observar el aumento paulatino de productos como aparatos de radio, automóviles, cámaras fotográficas o baterías de cocina; junto a la constante presencia de cosméticos, perfumes y jabones. No hay que olvidar que durante el primer tercio de siglo la industrialización del país va en aumento y se han ido instalando aquí empresas multinacionales como: Ford Motor Company, Shell, Nestlé, Hispano Olivetti, Coca Cola, Westinghouse, ITT, AEG, General Electric, His Master´s Voice, etc. << Aparecen en España empresas americanas con productos americanos, además de un importante grupo de empresarios españoles y americanos (la Sociedad Hispano Americana, S.A.), con sede en San Sebastián y sucursales en diferentes provincias, que anuncian ya la existencia de un nuevo modelo social, que podríamos considerar consumo de masas>>(Martín Requero, Isabel, 2002, p.41). Como bien señalan Alonso y Armario, estos procesos de consumo << sí van a abarcar a unos sectores sociales que, aunque todavía minoritarios en dicha época, son ya más amplios que las reducidas élites tradicionales. Nuevos sectores sociales acomodados, que son representativos de la nueva e incipiente, en nuestro país, burguesía urbana, más liberales, formados por ciertos industriales, ciertos profesionales, ciertos servicios, etc., que surgen principalmente en las ciudades>> (Ibidem, p.73). Pero por supuesto no abarcan a todo el conjunto social, compuesto en su mayoría por campesinos y trabajadores. La composición de la población activa, según datos del INE, era en 1930 de un 54% en el sector agrícola, un 24,3% en el industrial y un 21,7% en el de servicios3. 1 Entre ellos el mismo Prat Gaballí y otros como Rafael Borí y José Gardó, etc. (Andrés del Campo, Susana, 2002, pp.19 - 37; y Barjau, S., 2002, pp.49-65). 2 Este tipo de apelaciones se dan incluso en algunos anuncios de pasta dentífrica como el caso de la crema Marfil de la que siempre se dice que es un “moderno y científico dentífrico” (Blanco y Negro, 29 de mayo de 1932). 3 A pesar de ello según algunos historiadores del período anterior a la Segunda República (la Dictadura de Primo de Rivera), afirman que éste puede considerarse un período de modernización de la estructura social (Ben-Ami, citado por Shubert, p.38). El gobierno, enemigo del liberalismo económico, se basó en un 2 A pesar de ello, se iba a tratar de impulsar un proceso de modernización bien distinto al promovido por las fracciones más acomodadas. Este intento, originado por sectores sociales más liberales, con unos valores y una ética diferentes a los más arraigados en la España tradicional, alcanzó su máxima expresión en la Segunda República. <<...El movimiento político, cultural e intelectual desarrollado previamente y durante la Segunda República podría interpretarse como un intento de desarrollar un proceso de modernización distinto que permitiese albergar a sectores sociales más amplios y que promoviese una cultura social más popular, liberal y tolerante...>> (Ibidem, p.81) Los elevados índices de lectura, el desarrollo de los Ateneos Populares o el crecimiento de la afiliación sindical4 pueden considerarse sintomáticos a este respecto. Si bien el endeudamiento y el mal estado de la moneda heredados por la Segunda República se convertirían en una obsesión para los dirigentes y un obstáculo para afrontar de lleno las urgentes reformas sociales. En una sociedad en la que muchas de las funciones importantes, como es el caso de la educación, estaban en manos de organizaciones o individuos particulares, el período republicano se puede entender como una ampliación del poder del Estado, un intento de sustitución del poder privado por el público (Shubert, 1991, p.275 ). Este hecho fue especialmente significativo en el caso de la limitación de poder a la iglesia católica y de la educación. Así, << en el momento de la instauración de la República en abril de 1931, había unos 350.000 niños en las escuelas primarias religiosas y más de un millón sin escolarizar. Los gobiernos republicanos actuaron decididamente a fin de cambiar esta situación, ofreciendo pagar al menos la mitad de los costos de construcción de nuevas escuelas y los salarios de los maestros. En marzo de 1932 el ministro de Educación declaraba que se habían construido 7.000 escuelas, y a fines de año se abrieron 2.500 más... >>(Shubert, A., 1991, p.276). Este intento democratizador, que tuvo también su repercusión en el consumo y la publicidad de la época, se vio tristemente frustrado por los acontecimientos políticos, el enfrentamiento bélico posterior y sus reaccionarias consecuencias. Pero para aproximarse un poco más a la campaña de publicidad educativa de la que he comenzado hablando, es necesario dejar a un lado las circunstancias políticas y económicas más globales para centrarse en elementos relativos a un contexto propiamente publicitario. La campaña no hubiera sido posible sin la confluencia de la modernidad de una empresa, Perfumería Gal y de un publicitario, Prat Gaballí. Perfumería Gal, Veritas y Prat Gaballí. planteamiento productivista y nacionalista, subvencionando los grandes negocios, ayudando a los monopolios e impidiendo la entrada de algunas multinacionales cuando su presencia se consideraba hostil 4 En 1930 el analfabetismo descendió a un 38% en las mujeres y un 23,6% en los hombres Ver más datos p.192, Shubert, Adrian, Historia Social de España, 1800-1990, Ed. Nerea, Madrid, 1991, citando datos de M.Tuñón de Lara, El movimiento obrero en la historia de España, Madrid, 1977.. Como ejemplo de ello, citar sólo el dato de afilados a la UGT que pasó de 277.011 en 1929 a 1.041.531 en 1932. Ver más datos p.192, Shubert, Adrian, Historia Social de España, 1800-1990, Ed. Nerea, Madrid, 1991, citando datos de M.Tuñón de Lara, El movimiento obrero en la historia de España, Madrid, 1977. 3 A comienzos de los años treinta Perfumería Gal es sin lugar a dudas la empresa nacional del sector perfumería más consolidada y avanzada. Su origen se remonta al año 1898, a una pequeña tienda situada en la madrileña calle del Arenal, donde Salvador Echeandía Gal, fabricaba y vendía el famosísimo Petróleo Gal, “lo mejor para el pelo”. Y a juzgar por la prosperidad del negocio el conocido eslogan no debía mentir, ya que antes de finalizar ese año la producción tuvo que trasladarse a un local más grande. Desde entonces y hasta 1936 la empresa no paró de crecer. Las decisiones que fueron tomándose progresivamente para su expansión evidencian la avanzada mentalidad de sus responsables. La modernísima fábrica inaugurada en 1915 en el antiguo paseo de San Bernardino de Madrid, hoy plaza de la Moncloa, fue sólo el principio 5. Como parte de esa mentalidad, la empresa había tenido siempre muy clara la importancia de diseñar los productos y de hacer publicidad de forma sistemática6. Tanto es así que en 1928, cuando la actividad de la empresa estaba en pleno auge y el lanzamiento de nuevos productos era imparable se tomaría una decisión crucial desde el punto de vista publicitario. En un contexto cada vez más competitivo, era necesaria más que nunca la publicidad. La consecuente reestructuración del importante departamento de publicidad que ya poseía la empresa derivó en la creación una agencia publicitaria, Veritas S.A., una de las primeras agencias técnicas creadas en España y la primera agencia de las llamadas cautivas, es decir creada al amparo de un gran anunciante. Una iniciativa pionera por entonces en España, un momento reconocido como histórico por profesionales como García Ruescas o Julián Bravo. Al frente de un proyecto tan ambicioso había que poner al mejor técnico publicitario del momento, el catalán Pedro Prat Gaballí. Y así fue. El maestro de la publicidad española, el hombre que se tomó la publicidad en serio, era entonces un profesional de prestigio. Había ejercido como pionero en la enseñanza de la publicidad, en la publicación de libros sobre el tema, en la creación de revistas del sector, en la organización de las asociaciones de profesionales e incluso en la organización de una exposición bibliográfica internacional sobre la materia. Además en 1921, influido quizá por sus lecturas americanas, y como si se tratara de una premonición, había ejercido como vendedor de productos de Perfumería Gal en la zona de Baleares 7. Creía firmemente en el poder de la publicidad, en la necesidad de aplicar ciencias como la Psicología y en la de ser siempre honesto en la práctica de la publicidad. En Veritas alcanzó Prat Gaballí su madurez profesional y, según su testimonio, la campaña escolar de higiene de la boca que desarrolló entre el 12 de Noviembre de 1931 y el 5 de Junio de 1933 contribuyó esencialmente a ello: << En 1928 fui llamado a Madrid para organizar y dirigir una empresa técnica de publicidad. Allí tuve a mi cuidado la dirección de diversas campañas nacionales. Cerca de ocho años me ocupó dicho cargo 5 Con una superficie de más de cinco mil metros cuadrados y dotada de clínica, guardería y farmacia gratuita entre otros servicios. Ver Publifilia n°1., Andrés, Susana y Alvarado, M.Cruz, Gal: un siglo de perfumería, un siglo de publicidad, 1998, Segovia. p.23 a 49. Ver también para toda la historia de la Perfumería Gal la segunda parte de ese artículo en las páginas 49 a 64 del número dos de Publifilia, de Diciembre 1999. 6 Prueba de ello es la contratación, ya en 1916, como director artístico del ilustrador Federico Ribas, que permaneció en la firma hasta 1936. Entre 1916 y 1928 fue el principal responsable de numerosos diseños y anuncios, realizando acciones publicitarias de gran calidad y, según la opinión de Prat Gaballí, orientadas según la técnica americana (Prat Gaballí, P, 1934, p. 8). 7 Para mayor profundidad en la figura de Gaballí ver el número tres de Publifilia así como 505 verdades, etc. 4 en la capital de España. Di cima, durante aquel tiempo, a una campaña educativa sobre higiene bucal - una de las realizaciones de mi carrera que más estimo- y fue entonces cuando consideré que disponía de la experiencia necesaria para escribir y publicar mi obra “Publicidad Racional”... >> (Prat Gaballí, P., 1959, p, 13). Lección de cosas Antes de Noviembre de 1931 la pasta Dens era un producto conocido, especialmente en el ámbito urbano, entre las clases acomodadas y la nueva burguesía, pero no era consumido masivamente. Nacido en 1923, la etapa de mayor expansión industrial de Gal, no era el primer producto de este tipo fabricado por la casa, porque desde 1898 se fabricaban los Polvos Dentífricos Gal. Pero el principal problema radicaba en que el hábito de la higiene dental no existía aún entre los españoles. Prueba de ello es que, en muchos de los anuncios de este tipo de productos, incluso en algunos de la pasta Dens y durante los años que duró la campaña educativa los titulares siguen apelando más a la belleza que a la salud: “La sonrisa de quien usa Dens es sonrisa perfecta” (Blanco y Negro, 25 de Octubre de 1931; “Una receta para ser bella” (Crema dental Marfil, Blanco y Negro 24 de Julio 1932; “Brillantes como las estrellas”(Perborol, Blanco y Negro, 2 de octubre de 1932; “Dens embellece la expresión” (Blanco y Negro, 20 de Marzo de 1932) o “Palabras perfumadas” (Blanco y Negro, 1 de enero de 1933). Si bien, esta tendencia que todavía perdura, se simultaneará, quien sabe si por efecto de la campaña de Dens, con un enfoque más relacionado con la limpieza. Así, Perborol se anuncia en Noviembre 1932 diciendo: “No es un artículo de tocador sino un producto científicamente constituido”. Aún así, durante los primeros años de la década de 1930 la higiene dental es, entre los pocos españoles que la ejercen, una cuestión más estética y de buen gusto que un hábito saludable. Y es que, en Europa, los hábitos de higiene personal son, al menos durante las primeras cuatro décadas, muy escasos entre la burguesía urbana y las clases acomodadas y escasísimos entre los campesinos y trabajadores << El aseo estaba, pues muy limitado. En los medios populares, campesinos y obreros, el agua era rara, y el trabajo que costaba ir a buscarla restringía su uso. Por otro lado se creía que el agua ablandaba los cuerpos, en tanto que la mugre era signo de salud... Así pues, las gentes se lavaban sumariamente el rostro y las manos, en pocas palabras, lo que mostraban del propio cuerpo, raras veces más. Los historiadores conceden con justicia mucha importancia a la escuela primaria en la difusión de los hábitos de higiene; pero las normas que difundía, adelantándose a las costumbres locales, hoy nos parecen arcaicas>> (AA.VV. 1989, Tomo 5, p.37). En este contexto que también afectaba a la España más rural que urbana antes descrita, aumentar de forma masiva las ventas de dentífrico constituía un reto sin precedentes. Porque no sólo suponía tener que instaurar entre una mayoría de población campesina y trabajadora un nuevo hábito de higiene, sino encontrar el modo adecuado de llegar hasta ellos, de alcanzar una población alejada del medio rey de la publicidad de entonces, la prensa y las revistas ilustradas. Pero Prat Gaballí era muy consciente del poder de la publicidad y del importante papel de la escuela en la difusión de nuevos hábitos de higiene. Y así lo demostró en el caso Dens. Es suficientemente significativo el hecho de que Prat considerase apropiado el análisis 5 de este caso para ilustrar el capítulo sobre “Publicidad Educativa”, dentro de su obra El Poder de la Publicidad, de 1939 8. Este texto constituye un valioso documento y de él he obtenido los datos principales que trataré de exponer y comentar a continuación. El origen de la campaña está en un doble planteamiento económico y social9. Desde el principio Prat Gaballí deja claro que la campaña trasciende con mucho los fines puramente económicos de Perfumería Gal para llegar a la creación de hábitos de los niños españoles. Aquí se encuentra ya el primer hecho relevante para la historia de la publicidad. Si bien las campañas comerciales dirigidas a un público infantil, sobre todo en el extranjero, eran frecuentes, incluso utilizando como público intermediario a los maestros, según afirma Prat <<... no tenemos noticia de ninguna anterior a 1931 que rebasara ampliamente los límites de la finalidad industrial de sus promotores para enfocar con firmeza un objetivo económico-social consistente en la creación de hábitos generales beneficiosos para la salud de los niños, para la depuración de las costumbres en los medios donde se desarrolla la infancia y para el vigor de los hombres de mañana>>. (Prat Gaballí, 1939, p.233). Más adelante dice que se trata del primer caso en España en que << una empresa industrial asocia la necesidad de expansión de sus productos a un ideal hondamente humano, consiguiendo sembrar este ideal en un surco abonado y profundo>> (Ibidem, p.236). Además, << las campañas conocidas hasta entonces, de España y del extranjero, habían enfocado otros aspectos de la salud o aspectos generales. El de la higiene de la boca quedaba todavía inédito>>. (Ibidem, p.238). Y me veo en la necesidad de creer al maestro. Por dos motivos: la modestia que presidió todas sus acciones, que le llevó a omitir en todos sus escritos las marcas para las que había trabajado; y su profundo y actualizado conocimiento de las campañas publicitarias que se realizaban internacionalmente (estaba suscrito a las revistas más importantes del sector y conocía la bibliografía más importante). Si a ello unimos el principio de verdad, lema de la International Advertising Asociation, que había adoptado como necesario para ejercer la profesión, no podemos dudar de sus palabras. El planteamiento de la campaña es producto de una necesidad de educar para vender y por lo tanto el cuestionamiento ético de la acción es aquí absurdo. La campaña pedagógica de la pasta Dens no es por supuesto una acción idealista y desinteresada pero sí imprescindible para comercializar de forma masiva un producto que, por otro lado, ya era apreciado y consumido: “...a diario se multiplica el número de consumidores de Dens”, decía un anuncio del producto en octubre de 1931. Luego la preocupación por la escasez de higiene dental no es, para Perfumería Gal, una cuestión puramente económica o de imagen, sino un deber social. El objetivo prioritario es 8 Este texto quizá sea la reproducción del folleto Historia Documentada de una campaña Educativa, publicado en 1933, y también del comunicado que el publicitario presentó en el Congreso de Organización Científica del Trabajo celebrado en Ámsterdam en 1932 como Study of the markets for a popular commodity, editados ambos por la casa Gal y que hasta el momento no he podido conseguir. 9 Sería una campaña económico social, según la terminología con la que más tarde, en su libro Publicidad Racional Prat Gaballí se referiría a los tipos de campañas de publicidad: económicas, económico-políticas, políticas, económico-sociales y sociales. (Prat Gaballí,. P., 1934, p. 408) 6 crear el hábito de la higiene bucal especialmente entre los niños. Si esto no se consigue, no habrá ni aumento masivo de ventas ni fidelización de nuevos consumidores. Para conocer a fondo la magnitud del problema se recopiló la información ya existente en Perfumería Gal y se llevó a cabo una nueva investigación (de la que en el documento que sigo no se ofrecen datos concretos). Si bien, al parecer, el consumo de dentífricos se había multiplicado en España por diez desde comienzos de siglo, y a ello ya había contribuido la publicidad, el problema de la higiene bucal continuaba siendo grave sobre todo en el campo y entre las clases campesina y obrera. Así lo confirmaron los datos obtenidos en la investigación de la que en su obra posterior, Publicidad Combativa, Prat Gaballí se atrevió a contar algo más: <<Anotábamos en una carta nacional los datos de cada zona a medida que los íbamos reuniendo, debidamente resumidos, y, al terminar esta labor, tuvimos la evidencia de que en amplias zonas rurales se hacía un uso muy reducido del cepillo de dientes y que en muchas otras era prácticamente desconocido>> (Prat Gaballí, 1959, p.59). Esta fase de estudio del problema duró varios meses. Con todo ello y, desde el punto de vista social, se estableció un doble objetivo: fomentar los hábitos de higiene dental donde ya existían y crearlos donde faltaban. De ahí que se decidiera llevar a cabo una acción más intensa en el ámbito rural. Quizá sea la primera campaña publicitaria realizada en España con la pretensión decidida de llegar a éste ámbito. Delimitado el problema y determinados los objetivos, era momento de establecer cómo se iban a conseguir y de planificar las acciones concretas a desarrollar. Y ahí es donde entran en juego los conocimientos y la experiencia profesional de Prat. << El vehículo más apropiado para que la campaña llegara a las últimas ramificaciones de la España rural sería la escuela, el apóstol el maestro y el sujeto la arcilla moldeable de la inteligencia y la sensibilidad del niño. La campaña pedagógica, la acción social a realizar, quedaba esencialmente planteada... faltaba planearla, estudiarla científicamente, lo más científicamente posible en orden a la Higiene, la Pedagogía y la Publicidad>> (Prat Gaballí, 1939, p.238). Las teorías Pedagógicas de James Sully, que manifestaba la importancia que los educadores daban al cultivo de la salud física (Fisiología de la higiene), y la Psicología aplicada a la publicidad, basada en las aportaciones de los entonces ya clásicos manuales de Walter Dill Scott y Daniel Starch, que planteaba ya la necesidad de actuar sobre el conocimiento, la sensibilidad y la voluntad; fueron los fundamentos teóricos de la campaña. Además se buscó el asesoramiento de pedagogos y odontólogos. Para satisfacer estos objetivos era necesario establecer un plazo medio o largo y desarrollar una serie coordinada de acciones sobre más de un público. Y así se hizo. El plazo inicalmente marcado fue de dos años “sin perjuicio de una posible continuación” (Ibidem, p.241). El público objetivo prioritario para fomentar o crear los hábitos de higiene y como futuros consumidores, eran los niños que recibían educación primaria. Como consecuencia de ello hubo necesidad de establecer un público intermediario que hiciese de prescriptor ante los niños, el colectivo de maestros. El maestro es en este caso considerado un medio publicitario más. La campaña también se dirigió a padres, a odontólogos y al público en general. Para llegar a todos ellos fue necesario todo un despliegue de medios: el cartel pedagógico para llegar a los niños; el anuncio ilustrado con cupón de petición en periódicos de carácter general 7 y en revistas especializadas del sector de la enseñanza (El Magisterio Español y El Magisterio Nacional) y el prospecto explicativo para llegar a los maestros; la prensa y revistas ilustradas para llegar al público en general, y la carta para comunicar la campaña a odontólogos y personas responsables en el ámbito de la Sanidad Española. Se establecieron tres etapas. La primera, entre el 12 de Noviembre y el 31 de Diciembre de 1931, consistente en la publicación de 57 anuncios, 21 en Madrid y 36 en el resto de España. Estos anuncios, publicados en prensa general y especializada, incluían un cupón que servía para solicitar, por parte de los maestros, un cartel pedagógico y una docena de muestras de Pasta Dens. El cartel, como toda la campaña, fue ilustrado por el Director de Arte de Veritas, Federico Ribas. En forma de lección de cosas, es un simpático ejercicio de claridad visual y sencillez explicativa a través del cual se comunica a los niños la necesidad de limpiarse los dientes una vez al día y cómo hacerlo. Medía un metro de alto por 70 de ancho, estaba montado sobre tela y con dos molduras de madera. Se tiró a seis tintas, en Offset y se enviaron un total de 16.040 ejemplares. Fue sin duda la pieza estrella de la campaña, destinado, por su atractivo visual y su estructurada composición visual, a ocupar un lugar privilegiado en el aula y a permanecer allí como recordatorio de lo enseñado por el maestro. Su ilustración principal, un niño y una niña en actitud de lavarse los dientes y sonriendo de forma implicativa, poseen gran fuerza de impacto sobre la visión del espectador. Incluso aparecía, en tamaño pequeño, dentro de algunos de los anuncios de prensa, como reclamo para que los maestros hicieran sus peticiones (Ver por ejemplo el anuncio del Blanco y Negro n°.2113, de 22 de Noviembre de 1931). Esta primera etapa sirvió también como investigación y recogida de las opiniones de los maestros sobre el estado de la higiene bucal en España, tal como se haría saber en una fase intermedia de la campaña. Esta fase, desarrollada entre las dos primeras etapas, del 2 de febrero al 5 de octubre de 1932, buscaba reforzar el efecto de la primera. Se publicaron 254 anuncios dirigidos a la población en general en los que se daban sugerencias sobre la higiene infantil y se recogían algunas de las opiniones vertidas por los maestros en sus cartas: << ...Una de las preocupaciones grandes de este pueblo es la gran cantidad de caries en la dentadura de los pequeños ciudadanos>> o << ...Tenemos un 80 por 100 de alumnos con las muelas cariadas>>. (Ver anuncio del Blanco y Negro n°. 2131, de 27 de marzo de 1932). La segunda etapa empezó el 5 de octubre de 1932 y terminó el 8 de marzo de 1933. Consistió en una nueva oleada de anuncios a través de los cuales se podía pedir de nuevo el material inicial, cartel y muestras. Para finalizar, se puso en marcha una tercera etapa consistente en la propuesta de una Semana Escolar de Higiene de la boca y la convocatoria de un concurso entre los maestros. El objetivo era triple: recordar a los niños la importancia de lavarse los dientes, interesar de nuevo a los maestros en su labor divulgativa de la higiene dental y agradecerles su contribución a la misma. El concurso establecía una Semana Escolar de Higiene de la Boca, del 8 al 13 de mayo de 1933, y consistía en que los maestros debían enviar un pequeño informe, acompañado de sencillos deberes de los alumnos, relatando las reacciones de los niños a las actividades desarrolladas en su escuela con motivo de la semana. y sus impresiones de las mismas. El concurso se dio a conocer mediante un pequeño cartel que se colocó en la puerta de unos 10.000 establecimientos de toda España durante un mes y mediante anuncios en revistas especializadas y de carácter general (Ver anuncio del Blanco y Negro n°.2180, 8 del 7 de mayo de 1933). El incentivo consistía en 17.300 pesetas efectivas en premios para los maestros. El resultado del concurso y la asignación de premios se dio a conocer a través de los periódicos profesionales y de algunos periódicos de información general, agradeciéndose la colaboración de todos los maestros. Basten estas pinceladas de la campaña para darse cuenta de su magnitud, que debió ser mayor en una España en la que el sistema publicitario estaba todavía en construcción. Si bien han quedado claras las intenciones pedagógicas de las acciones de Dens, en ningún caso se debe olvidar que el objetivo final era introducir el producto y aumentar sus ventas. Así lo evidencia el hecho de que en todas las piezas de la campaña se menciona y recomienda la pasta Dens. Además, la campaña tradicional que la marca venía realizando no cesó y se continuaron publicando anuncios de Dens dirigidos a los sectores más urbanos y acomodados. Algunos de ellos adquirieron también un tono altamente educativo como el que titula “ ¿Cómo se lavan los dientes? ”, (Blanco y Negro n°. 2.123, 31 de enero de 1932) o el que visualmente coloca un tubo de pasta y un vaso con un cepillo de dientes entre los objetos del diario afeitado y titula “Pocos minutos...” (Blanco y Negro n°. 2.150, 7 de agosto de 1932). Conclusión Los resultados de la campaña fueron muy positivos tanto para el producto como para la mejora de la higiene en España. Al término de las dos primeras etapas se habían recibido un total de 25.124 cartas de maestros y enviado 16.040 carteles a las escuelas. En 1.931 existían alrededor de 24.000 escuelas nacionales primarias en las que se formaban dos millones y medio de niños y hasta el momento de la finalización de la campaña fueron creadas unas 8.848 escuelas más, por lo que se contaba con unas 33.000 escuelas públicas. Por lo tanto, según escribió Prat Gaballí, << habían recibido carteles pedagógicos, instrucciones y muestras para los ejercicios de higiene bucal cerca del 50 por 100 de las escuelas españolas y ...podemos establecer que recibieron los beneficios de la campaña pedagógica el 78 por 100 de las escuelas rurales de España>> (Prat Gaballí, P., 1939, p.246). En cuanto al concurso, se recibieron 474 memorias, lo que suponía afirmar que unos 30.000 niños y niñas habían participado en los trabajos de los maestros. Dado el desconocimiento que existía en muchos lugares << ...constituyó para millares de niños españoles una verdadera apercepción, es decir, una noción primera>> (Ibidem, p.264). A ello hay que sumar las numerosas cartas de felicitación y agradecimiento, así como los artículos de prensa que elogiaron la iniciativa. En la vida profesional de Prat constituye el prólogo para la escritura de Publicidad Racional, todo un manual publicitario que confirmaba su madurez. Además, la resonancia de la campaña alcanzó también a la competencia más directa y favoreció a todo el sector << ...nuestro dentífrico – y los de la competencia – entraron en los medios rurales, antes desiertos en la carta geográfica, en proporciones insospechadas. Los hábitos de higiene bucal habían sido creados en los medios rurales del país que los habían estado desconociendo>> (Prat Gaballí, P., 1959, p.60). Es fácil comprobar como durante el tiempo que duró la campaña se intensificó la publicidad de otras marcas de pasta dentífrica, elixires bucales e incluso cepillos de dientes. 9 Pero no todo fue un camino de rosas. Hubo que luchar contra la incultura, la falta de recursos económicos y de infraestructuras de la España Rural. Según relató Prat << ...En algunos lugares donde los niños no habían oído hablar nunca de higiene bucal, los cepillos para sus dientes eran totalmente desconocidos para sus mayores. Y la frase de un padre que cita un maestro “no tenemos pan y hemos de pensar en chucherías”, es síntoma cruel de los entusiasmos que el medio ambiente puede restar a los muchachos (...) Hay que pensar el esfuerzo que todo esto representó en algunas aldeas, donde ni siquiera se disponía de agua en la escuela y donde los escolares, para realizar sus ejercicios, tuvieron que acudir a la fuente pública>> (Ibidem, p.264-265). Pero además, en un contexto de consumo como el descrito anteriormente, suponía todo un desafío social y también un riesgo hacer una campaña totalizadora, más del estilo de campañas actuales, poniendo a disposición de una mayoría rural no ya el acceso al producto, sino la educación para la salud dental. Y ahí es donde la campaña, que podía haber durado años enteros, topó con la autoridad. Y sus responsables decidieron pararla. << El presidente de un organismo central, profesional y facultativo, nos llamó para comunicarnos que veía con desagrado nuestra campaña. Estimaba que ni nosotros ni los maestros estábamos capacitados para realizar una labor educativa de tal naturaleza, aun contando con el asesoramiento de los odontólogos. “No era nuestra misión”. Ésta correspondía a organismos facultativos que no la habían realizado antes, sin duda por una falta de medios que ya hemos argumentado, y los cuales, al cabo de cerca de seis lustros, no han tenido todavía la oportunidad de emprenderla>>(Prat Gaballí, P., 1959, p.60). La moderna campaña educativa de la pasta Dens estaba en la línea de ese intento frustrado de modernización y democratización general del sistema descrito al principio, que alcanzó su máxima expresión con la Segunda República. Sin embargo fue una autoridad de ese mismo sistema la que pareció inquietarse, lo que me hace creer que el pensamiento publicitario de Prat Gaballí era más moderno que el de los próceres de la República. Según éstos, la entidad privada responsable de la campaña estaba asumiendo una labor educativa que el nuevo Estado quería como competencia pública. Desde este punto de vista no es de extrañar que el Ministerio competente se molestara al ver invadidas y asumidas sus modernas competencias por una empresa privada. Se adelantó Prat Gaballí aquí a su tiempo. Hoy más que nunca son las instituciones privadas tanto de carácter social como comercial, las que han sido legitimadas socialmente para realizar campañas publicitarias de finalidad no comercial. Y especialmente las privadas que, por su imagen de marca, están llegando a tener mayor credibilidad para los ciudadanos que los emisores públicos, y tienen una participación cada vez mayor en los ámbitos sociales, culturales y educacionales. Según un estudio realizado en los Estados Unidos en 1994 los consumidores opinaban que las empresas tienen la obligación de contribuir a las causas sociales, y el 31% de ellos declaraba que a igualdad de precio y calidad, el hecho de que la marca participe en programas de interés social de una forma responsable es un factor decisivo 10.Como hemos visto, 63 años antes, Pedro Prat Gaballí ya pensaba lo mismo 10 El País, domingo 14 de julio de 1996, Negocios, p.13. 10 En este sentido, en mi opinión es quizá la primera campaña publicitaria de tipo social realizada en España y, si hubiera que ponerle una etiqueta de hoy, a pesar de los objetivos económicos, estaría más en la línea de un verdadero marketing social que de la controvertida publicidad con causa. Como han reconocido los historiadores de la vida cotidiana, la publicidad << ha acelerado bruscamente la adopción por parte del conjunto de la población de prácticas corporales que los médicos y moralistas burgueses venían preconizando desde comienzos de siglo... y con estas imágenes nuevas prácticas: vender un champú o un dentífrico es primero imponer al público, con la imagen de una cabellera o una sonrisa de “star”, la idea de que es necesario lavar los cabellos o los dientes, y no se puede aumentar el número de ventas de crema solar si antes no se ha convertido en un imperativo social la creencia de que volver bronceado de las vacaciones es imprescindible. De este modo los comerciantes han hecho más que los higienistas por extender los nuevos usos del cuerpo>>(p. (AA.VV. 1989, Tomo 5, p.37) Y así fue en este caso, adelantándose quizá a la expansión publicitaria posterior. Modernidad, racionalidad y honestidad, son las claves de la que se puede considerar campaña más ambiciosa en la carrera de Prat Gaballí; y tiene relevancia suficiente para situarse entre las mejores campañas publicitarias del siglo XX. Porque, además de cumplir con todos los requisitos y principios técnicos y científicos de la publicidad de entonces, es una campaña llena de reflexión, razón y sentido común, en la que nada se dejó a la improvisación. Por encima de cualquier etiqueta de pionerismo que se le quiera poner y desde el punto de vista técnico la campaña es toda una lección de lo que Prat Gaballí llamaría después Publicidad Racional. Fue excepcional para su época y lo sería ahora, cuando es más frecuente hacer anuncios aislados que verdaderas campañas. En un contexto donde todo es para ayer, regido por el imperio de lo efímero y por la tiranía de lo nuevo, la idea de que una campaña publicitaria realizada hace setenta años pueda aportar alguna enseñanza útil o valiosa podría parecer en principio una broma pesada. El descubrimiento de una campaña como la analizada aquí, y más en el caso español, es siempre una buena lección de humildad. Bibliografía. AA.VV. Historia de la vida privada, 1989, Tomo 5. Alonso, Luis Enrique y Conde, Fernando, Historia del consumo en España: una aproximación a sus orígenes y primer desarrollo, Editorial Debate, Madrid, 1994. Andrés del Campo, Susana (de),”Asignatura, contenido editorial y empresa. La publicidad en los preludios de la Guerra Civil”, Publifilia Revista de Culturas Publicitarias, n°. 6, Junio 2002. Andrés, Susana (de) y Alvarado, Mari Cruz, Gal: un siglo de perfumería, un siglo de publicidad I y II. Publifilia Revista de Culturas Publicitarias n°. 1., pp. .23 a 49, 1998 y n°.2, pp. 49 a 64, Diciembre 1999. Facultad de Publicidad y Relaciones Públicas, Colegio Universitario de Segovia. Barjau, Santi, “Los inicios del pensamiento publicitario. Pere Prat Gaballí, Rafael Borí y el Publi-Club. La teoría y la práctica de la publicidad racional en Cataluña entre 1915 y 1939” Publifilia Revista de Culturas Publicitarias, n°. 6, Junio 2002. Blanco y Negro , 1931-1933. Martín Requero, Mará Isabel, “Consumo y Publicidad en la España del primer tercio de siglo” Publifilia Revista de Culturas Publicitarias, n°.6, Junio 2002. Prat Gaballí, Pedro, El poder de la Publicidad , Editorial Juventud, Barcelona, 1939. 11 Prat Gaballí, Pedro, Publicidad Combativa, Editorial Labor, S.A., Barcelona, 1959, primera edición de 1953, segunda edición, Esquema autobiográfico, (prólogo a la segunda edición puesto al día). Prat Gaballí, Pedro, Publicidad Racional, Editorial Labor, Barcelona 1934. Publifilia Revista de Culturas Publicitarias, n°.6, Junio 2002, Dedicado por entero a Prat Gaballí. Facultad de Publicidad y Relaciones Públicas. Colegio Universitario de Segovia. Shubert, Adrian, Historia Social de España, 1800-1990, Editorial Nerea, Madrid, 1991 12