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Editorial para el Portal de CANIDRA La Asamblea y el Balance La organización institucional del empresariado venezolano data de una trayectoria que supera los cien años. Eso lo demuestra el hecho de que en el país funciona un grupo de Cámaras de Comercio que nació a finales del Siglo XIX, y con asiento principalmente en las regiones portuarias, como en aquellas ciudades que, desde un principio, se distinguieron por ser asiento de la mayor actividad comercial del país. Ese grupo institucional pasó a convertirse posteriormente en el germen de lo que habría de ser llamado el Movimiento Empresarial Venezolano, representado actualmente por casi un mil organismos gremiales, que demuestran aspectos innegables y esenciales cuando se trata de acometer cualquier evaluación del presente y del futuro de la economía nacional. En Venezuela, la economía, a pesar del rol empresarial que desempeña el Estado por el ejercicio de derechos constitucionales para ocuparse de la explotación comercial de bienes naturales, tiene su asiento confiable y seguro en la empresa privada. El comercio nacional e internacional de autopartes, precisamente, es un ejemplo de esa empresa privada que tiene presencia activa. Y lo hace a partir de la adquisición y distribución de productos manufacturados en el territorio nacional; también de la representación de marcas globales, la importación de bienes que no se producen en el país, y en la distribución y el comercio al detal. Ese comercio formal y organizado de repuestos, a su vez, se manifiesta gremialmente en el funcionamiento de la Cámara Nacional de Comercio de Autopartes (Canidra), con 48 años de vida activa e ininterrumpida, y el aval conquistado por el trabajo desarrollado. Pero también porque aquellos empresarios que algún día coincidieron en la necesidad de organizarse y de hacerse representar por una institución con asiento en Caracas y presencia en todo el territorio nacional, fueron visionarios en su apreciación de que sólo la unión gremial haría posible un desarrollo real del comercio sectorial. Cuando Canidra celebre su Asamblea Anual 0rdinaria en Caracas el venidero 19 de noviembre, no lo hará solamente para cumplir con la rigurosidad que establecen los Estatutos que norman su funcionamiento, administración y capacidad de servicio a sus afiliados. También será un encuentro nacional -el más importante de todos los años- en el que los comerciantes formales y organizados de repuestos para vehículos, podrán entregar cuentas públicas de su dedicación a satisfacer los requerimientos de autopartes, y a hacerlo con base en acatamiento de las disposiciones legales que han establecido las autoridades actuales del país. En Venezuela, existen constantes gremiales en el Movimiento Empresarial denominación que, por cierto, acuñó algún día el expresidente de Canidra, de Consecomercio y de Fedecámaras Eddo Polesel- que no pueden ser ignoradas: se entregan cuentas públicas, se respeta el derecho a la alternabilidad de la dirigencia y se cumple celosamente con lo que establecen los Estatutos. Y en esta oportunidad, sin duda alguna, esa entrega de cuentas estará caracterizada por no poder ser desvinculada de la obligación de afirmar que pocas veces, como ahora, se había tenido que presentar un balance de resultados de servicio al consumidor absolutamente ajeno, por no calificarlo de distinto, a lo que cada empresa se planteó a comienzos del 2015. En Canidra y entre sus afiliados, sin duda alguna, ese balance sectorial pudiera ser el mismo que hoy están estructurando las citadas casi mil organizaciones empresariales que existen el país, para someterlo a consideración de la ciudadanía, y obedeciendo al tipo de actividad que desarrollan y representan. Sin embargo, nadie duda que, a pesar del resultado, reflejado en los inquietantes resultados divulgados por la Cepal y el Fondo Monetario Internacional, también se hará sentir lo que, por decenas de años, han puesto de manifiesto los dirigentes de ayer, los líderes empresariales de cada momento en la historia nacional: la empresa privada en Venezuela siempre ha apostado el progreso y al bienestar de los venezolanos. Y, desde luego, que, como en el resto del mundo, esa conquista de la sociedad sólo es posible cuando el Estado y el emprendimiento ciudadano son capaces de construir consenso; trabajo unitario; entendimiento productivo. CANIDRA, 16 de 0ctubre de 2015