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Editorial para el Portal de CANIDRA
LA APERTURA CAMBIARIA
Los venezolanos que por necesidades económicas, estudiantiles, de salud o de
distracción, tienen que cumplir con un sinfín de requisitos para poder acceder a
uno de los millones de dólares que recibe el país por la venta de su petróleo y las
llamadas exportaciones no tradicionales, todavía no están totalmente
convencidos de que, finalmente, Venezuela está a las puertas de una apertura
cambiaria.
Para la Cámara Nacional de Comercio de Autopartes (Canidra), lo ideal, y así lo
ha dicho con firmeza y responsabilidad a lo largo de sus casi cincuenta años de
vida gremial, es que aquí no debería existir control de cambio. Sino políticas
fiscales, monetarias y de estímulo a la producción ajustadas a la racionalidad
administrativa, la responsabilidad gerencial y una visión productiva y competitiva
de avanzada.
Pero el último control llegó ya hace diez años. Y en las postrimerías del 2013, los
aires que soplan en el medio de ese infinito ambiente de inacabables
expectativas en el que se ha convertido invertir, producir y vender cualquier bien
en el país, es que dicho régimen cambiario será objeto de flexibilidades. De
modificaciones fundamentalmente de orden legal y, desde luego, forzado por las
propias circunstancias “de caja” a las que hoy -extraña e injustificadamente- se
enfrenta la Nación, luego de haber vivido, una vez más, más de una década de
bonanza y francachela, por decisión y voluntad de cierta concepción de gobierno.
Antes de que concluya el año en curso, sin que, por cierto, nadie sepa a ciencia
cierta qué sucederá finalmente con el no muy amado Sistema Complementario de
Administración de Divisas (Sicad), luego de sus peculiares e incomprendidas
subastas, resucitarían el sistema de permuta, las Casas de Bolsa y hasta pudiera
salir de su ostracismo el Mercado de Valores, como la voluntad gubernamental a
favor del funcionamiento no interferido de tales actividades por dudas ideológicas
y suspicacias ministeriales.
No obstante, además de esperar con interés por lo que terminará sucediendo y
todo aquello que no se materializará, en razón de las propias controversias
internas que exhibe el Gobierno con respecto a la urgencia de dichas decisiones,
en Canidra, sin ambages ni falsas poses gremiales, sus autoridades y afiliados
apuestan por la concreción de dichas ofertas y que tuvieron su punto formal de
partida, cuando quien las anunció fue el propio Ministro de Finanzas, Nelson
Merentes.
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De dicho funcionario, ciertamente, han expresado quienes le han hecho un
seguimiento a lo largo de su relación con la actual administración, que siempre
fue un aliado silencioso y eficiente durante el nacimiento, crecimiento y desarrollo
de los controles que hicieron posible lo que hoy constituye el cuadro general que
exhibe la economía nacional.
Sin embargo, forzado o no por tales realidades, o movido por la importancia de
darle soporte económico distinto a lo que se ha descrito como proceso de
transición político-gubernamental después del proceso comicial del pasado 14 de
abril, los comerciantes formales y organizados de autopartes representados en y
por Canidra, apuestan por la adopción de decisiones renovadoras en el ya
obsoleto control de cambio. Bien bajo el tutelaje del Ministro Merentes o de
quienes creen en que, definitivamente, con la dupleta de controles de cambio y
de precios, además del costoso e inoperante estatismo a la que está sometida la
economía nacional, Venezuela, entre otras feas referencias globales, no podrá,
siquiera, superar su actual estatus de ser el país con el peor nivel de
competitividad de Suramérica.
CANIDRA, 6 de septiembre de 2013
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