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CLM.ECONOMÍA, Nº 1, Segundo Semestre de 2002. Págs. 211-232 Estabilidad Presupuestaria: Razones para una Reflexión. María Luisa Araújo Chamorro Consejera de Economía y Hacienda de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha Julián Sánchez Pingarrón Director General de Economía y Presupuestos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha Artículo entregado en octubre de 2002. 211 E S T A B I L I D A D P R E S U P U E S T A R I A : R A Z O N E S P A R A U N A R E F L E X I Ó N . 1. Introducción. En los últimos años, y de forma más intensa durante 2002, se ha suscitado en Europa un debate en el que participan, de distinto modo, las instituciones, los gobiernos y los profesionales de la economía, que tiene como elemento visible las dificultades de ciertos países que forman parte de la Unión Monetaria Europea (UEM) para ajustar sus políticas fiscales a los compromisos derivados del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC). Tras las opiniones que unos y otros lanzan a los medios de comunicación o intercambian en los foros oficiales de las distintas instituciones competentes en estos asuntos, se traslucen, con más o menos claridad, distintas visiones del papel que puede jugar la política fiscal en el desarrollo económico. En el caso de España el debate cobra especial interés, ya que iniciativas como la Ley de Estabilidad Presupuestaria, sitúan al Gobierno español en una posición de extrema defensa del equilibrio presupuestario, lo que resulta paradójico a la vista del menor grado de desarrollo que presenta esta economía con respecto a la media europea. Sin duda, es un debate emocionante, tanto por lo que supone de revisión del papel que la política fiscal puede tener en el actual estadio del desarrollo económico de los países industrializados, tras un periodo de crecimiento tan duradero que a algunos les hizo vaticinar el fin de los ciclos económicos, como por las consecuencias que la posición que se adopte puede tener en el futuro de nuestro desarrollo económico. En la posición de los responsables económicos españoles sobre el papel del sector público en la economía no escasean los que encuentran coincidencias con un nuevo planteamiento de lo que comúnmente se entiende por liberalismo económico, esquema de funcionamiento económico que, en el convencimiento de que el orden natural organiza eficientemente el mercado, rehuye cualquier 213 C L M . E C O N O M Í A tipo de intervención del Estado en la vida económica. En este esquema, el presupuesto tiene un papel insignificante, destinado únicamente a cubrir los gastos del aparato político-administrativo, judicial y militar y poco más. En ningún caso se otorga al presupuesto público un papel relevante en el funcionamiento del ciclo económico ni se concibe la posibilidad de que exista déficit público: los gastos deben igualar a los ingresos. Esta concepción de la política fiscal sufrió un importante cambio a principios del siglo XX en el que el fracaso del modelo, unido a una concepción más social del Estado, cuya complejidad no puede ser regulada únicamente por las leyes del mercado, llevan a que se extiendan nuevas formulaciones sobre el papel de la política fiscal (Keynes), en las que el Estado pasa a jugar un papel fundamental para corregir las disfunciones del sistema y, a través del presupuesto, intervenir en el ciclo económico. Sin embargo, aquellos discursos propios del liberalismo económico que sucumbieron al tiempo que caía la Bolsa de Nueva York en el crack del 29, han sido retomados con bastante intensidad en la actualidad acompañando a la puesta en marcha de la moneda única europea. En qué medida se trata de problemas distintos que han coincidido en el tiempo con la puesta en marcha del proyecto de la Unión Económica y Monetaria Europea y qué hay detrás de estos discursos es el objetivo que pretende abordar, pero no agotar, este artículo. 2. Antecedentes. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento como pacto. 214 En Europa, el objetivo de saneamiento de las finanzas públicas, tomó gran importancia a partir de 1992 con la aprobación del Tratado de la Unión Europea. En este documento se incorporaron algunos importantes preceptos en esta materia que se consideraban imprescindibles para abordar la construcción de una unión monetaria. Destacaban especialmente dos requisitos: la prohibición E S T A B I L I D A D P R E S U P U E S T A R I A : R A Z O N E S P A R A U N A R E F L E X I Ó N . de recurrir a los bancos centrales para la financiación de los presupuestos públicos, aparejado a la independencia de estas instituciones, y la fijación de un objetivo común de saneamiento de las finanzas públicas, objetivo que dio origen al denominado “procedimiento de déficit excesivo”. A partir del Tratado de la Unión Europea, y con mayor intensidad a partir de la definición del Pacto de Estabilidad y Crecimiento acordado en el Consejo de Ámsterdam en junio de 1997, los Estados miembros acordaron limitar la utilización del déficit público como instrumento de política económica. Por último, en el Consejo de Santa María de Feira, en julio de 2000, que estableció recomendaciones más estrictas en esta materia, se fijó un calendario que concluía en 2004, ejercicio presupuestario a partir del cual todos los Estados miembros deberían presentar sus presupuestos anuales en situación de equilibrio entre ingresos y gastos, es decir, alcanzarían el denominado “déficit cero” en sus cuentas públicas. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) fue una propuesta de Alemania en vísperas del Consejo Europeo de Madrid celebrado en 1995. El objetivo del PEC es garantizar una cierta disciplina presupuestaria que se circunscribe a un compromiso de reducción del déficit público: mantener a corto plazo un déficit público por debajo del 3% del PIB y, a medio y largo plazo, alcanzar el equilibrio presupuestario. Sin entrar en este momento a valorar si esta decisión de política fiscal es la más acertada y conveniente para abordar la construcción de una unión monetaria, sólo interesa subrayar el planteamiento que subyace bajo este acuerdo: en el orden exterior, la necesidad de que los países que forman parte de la Unión Monetaria mantengan una situación financiera que haga creíble la aventura de poner en funcionamiento una nueva moneda llamada a sustituir a divisas tan prestigiosas como el marco alemán y a competir con otras, como el dólar, y, en el orden interno, evitar que haya pillos en este juego, es decir, que mientras algunos países fortalezcan la moneda mediante un adecuado control del déficit público, otros se aprovechen del uso de una moneda solvente apoyándose en el esfuerzo de los países que hacen que así sea. Existe un acuerdo bastante generalizado de que la estabilidad del euro está condicionada, entre otros factores, por la solidez de las finanzas de los Estados miembros que la respaldan. SI no fuera así y 215 C L M . E C O N O M Í A los mercados financieros y de capitales llegaran a albergar dudas razonables sobre la dificultad de sostener las finanzas y la falta de criterio común sobre el manejo del déficit o la acumulación de endeudamiento, estas dudas llevarían a un abandono de la moneda y a consecuencias fatales para el área monetaria en cuestión. Dado que en la zona euro las decisiones de política monetaria se toman para el conjunto de los países, mientras que la política fiscal está a nivel de Estado miembro, se hace necesario un acuerdo, un pacto entre países que garantice un comportamiento simétrico de todos los que entran en este juego. Así, el PEC tiene como misión evitar conflictos entre los intereses presupuestarios nacionales y la política monetaria común. Es el “precio de la moneda única”, como no ha dudado en llamarlo Horst Sieber 1. 3. Los problemas de la aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. En la definición del PEC no se manifestaron grandes problemas, sobre todo porque era Alemania, la principal potencia económica de la UEM, la que impulsaba el acuerdo. El resto de los socios, con más o menos entusiasmo, aceptaron las condiciones impuestas con la ilusión puesta en disfrutar de una moneda común para todo el territorio. Llegar al examen del cumplimiento de los criterios de convergencia nominal se planteó, en muchos casos, como un reto de credibilidad de la capacidad de cada Gobierno para controlar su economía y de servir a un proyecto común deseado por todos. Así, a finales de 1999 once Estados de la Unión Europea cumplían los criterios de convergencia nominal y accedieron a la moneda única. Un duodécimo, Grecia, se uniría con posterioridad. Hacer el esfuerzo para llegar a la convergencia nominal a finales de 1999 fue un sacrificio hecho con trampas pero con gusto, mantenerlo por 216 1) Horst Sieber es Presidente del Instituto Kiel de Alemania y miembro del “Grupo de los cinco sabios”. Declaraciones recogidas por el diario Expansión el 7 de agosto de 2002. E S T A B I L I D A D P R E S U P U E S T A R I A : R A Z O N E S P A R A U N A R E F L E X I Ó N . más años y ante una situación económica no tan favorable empezó a resultar algo más delicado. Los problemas han empezado a surgir en el momento en que el crecimiento económico que se vivía en los momentos de diseño del Pacto de Estabilidad ha disminuido. A finales de 2001, tras observar cómo empezaban a anunciarse dificultades de crecimiento en las principales economía europeas, Alemania, Francia, Portugal e Italia, de distinto modo, comenzaron a manifestar dificultades reales para mantener sus compromisos de reducción del déficit público, lo que les llevó a reclamar flexibilidad en la aplicación del PEC. Se admite su vigencia, pero se solicita una relajación en su aplicación, cumpliendo pero sin obsesionarse y poniendo siempre por delante las necesidades de que sus respectivas economías funcionen. El ministro de Hacienda francés, resume esta postura diciendo que las condiciones del PEC “no están esculpidas en mármol”. Desde primeros de 2002 se suceden declaraciones de los responsables económicos de cada país y los ministros de Hacienda de Francia, Alemania y Portugal se niegan, en el ECOFIN celebrado en Bruselas en julio de 2002, a ofrecer datos oficiales sobre su situación presupuestaria. Incluso el ex-presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, interviene en esas mismas fechas en la polémica afirmando que no comparte “esa obsesión de la rigidez presupuestaria instrumentada por los gobernadores de los bancos centrales y algunos responsables políticos según la cual habría que llegar a 2004 con déficit cero pase lo que pase. ¿Cómo se conseguirá si el crecimiento económico fuera del 1,3%?” 2. Los medios de comunicación acogen y difunden estas posiciones a favor de una aplicación flexible del PEC, opiniones que hacen suyas: “La tesis expuesta por Chirac durante la presidencia española ha sido que las políticas presupuestarias pueden perseguir el déficit cero en periodos de prosperidad económica y de crecimiento sostenido por encima del 3%, pero en los ciclos descendentes, con crecimientos moderados de la economía, las sociedades abiertas y desarrolladas no admiten la cruzada antidéficit y prefieren 2) Diario Expansión de 7 de agosto de 2002, citando declaraciones a Le Monde. 217 C L M . E C O N O M Í A sacrificar la ortodoxia del equilibrio presupuestario a favor de más inversión pública y más gasto social. Ésta es precisamente la interpretación correcta que debería inspirar la revisión del Pacto de Estabilidad” 3. Por fin, el presidente de la Comisión Europea, Prodi, en octubre de 2002, califica ante los medios de comunicación al PEC de “estúpido, rígido e imperfecto”. Con los datos a la fecha de cierre de este artículo, que son los mismos que se manejaron en la reunión del Eurogrupo celebrada el 18 de octubre de 2002, el déficit en la zona euro en este año 2002 se situará cerca del 2% del PIB, índice que duplica la previsión de hace sólo unos meses, que era del 0,9%. Alemania rozará el 3% de déficit y si el clima económico no mejora, Francia e Italia, que junto con Alemania representan el 70% del PIB de la zona euro, se aproximarán al 3%. El nuevo gobierno portugués ha reconocido un déficit heredado del 4,1% y prevé cerrar el ejercicio con un déficit del 2,8% de su PIB. Bélgica, por su parte, a través de su ministro de Economía, anunció en junio de 2002 sus temores a que pudiera alcanzar el equilibrio presupuestario en el 2004. Por tanto, cabría hablar de fracaso de la aplicación del Pacto al menos en dos sentidos: ante la opinión internacional, como elemento de credibilidad o, más bien, de descrédito de la capacidad de coordinación de las políticas fiscales en la UEM, y ante algunos de los socios, como España, que, utilizando un símil automovilístico, se había pasado de frenada. No debe dejarse pasar por alto, en este momento, una pequeña referencia a cómo han reaccionado los mercados financieros antes estos acontecimientos. En el caso de Portugal, tras recibir la advertencia de que se iniciaba el procedimiento sancionador por incumplimiento del PEC, el diferencial de la deuda portuguesa respecto del “benchmark” alemán apenas registró cambios. Igual ha ocurrido en el otro grupo de países que han anunciado dificultades: “los mercados no están penalizando precisamente a aquellos países con un déficit público superior al nuestro: EEUU, Alemania o Francia siguen disfrutando de tipos de interés significativamente inferiores a los nuestros, coexistiendo con un tipo de cambio del euro (la otra conside218 3) Diario El País. Editorial de 27 de julio de 2002. E S T A B I L I D A D P R E S U P U E S T A R I A : R A Z O N E S P A R A U N A R E F L E X I Ó N . ración del endeudamiento responsable) más estable que en periodos anteriores” 4. Por tanto, no ha habido reacción o, dicho de otro modo, los mercados han concedido la absolución de estos pecados, lo que nos hace pensar que tal vez no fueran tan graves, y situaciones de moderado déficit, producidos en momentos de baja actividad económica y suficientemente explicados, no producen reacciones extrañas en los mercados, que siguen confiando en la deuda francesa o alemana como valores exentos de cualquier riesgo de “default”. 4. El caso español. La necesidad de cumplir el PEC como pacto, en los términos con que lo hemos pretendido explicar en el apartado 2 anterior, no ha sido entendido de esta forma por los máximos responsables de la política económica española, que han visto en este requisito europeo el eje de su política fiscal, algo que en ningún modo pretendieron los que en su inicio impulsaron dicho instrumento. En España, según los principales responsables de la política presupuestaria “… la estabilidad presupuestaria configura el nuevo escenario que va a marcar el diseño de la política fiscal en próximos años,…” 5. Así, en el modelo español, se ha apostado por una lectura restrictiva del PEC, lo que conlleva convertir el déficit cero en el objetivo de la política económica nacional. Tras ese apego inquebrantable de las autoridades españolas al PEC se manifiesta una definida concepción de la política fiscal que responde a un planteamiento tendente a reducir el tamaño y el papel del sector público en el funcionamiento de la economía. Así, se afirma que: “la política fiscal pasa a estar guiada por la consecución de un doble objetivo: por un lado, reconducir el papel del sector público hacia una posición subsidiaria, de apoyo al sector privado, y, por otro, mantener en todo lo posible una posición de neutralidad en cuanto a los impulsos a la actividad económica” 6. 4) Ontiveros, E. (2002). 5) Sánchez Revenga, J. (2001). Es director general de Presupuestos en el Ministerio de Hacienda. 6) Romana, B. (2001). Es directora general de Política Económica en el Ministerio de Hacienda. 219 C L M . E C O N O M Í A Uno de los principales argumentos que se aducen como justificación de la adopción de este tipo de política fiscal es la evidencia empírica de que durante los últimos años, especialmente desde 1997 a 2000, España ha tenido una tasa media de crecimiento cercana al 4%, siempre superior a la media europea, y que durante este periodo se ha producido un importante crecimiento del empleo y de la ocupación, todo ello a la vez que se producía un importante esfuerzo de consolidación fiscal. Sin embargo, este argumento parece olvidar que las fechas a las que se refiere coinciden con el mejor momento del ciclo económico vivido por España, al igual que la mayor parte de los países industrializados. Sinceramente, no creemos que exista el menor punto de conexión causa efecto entre la consolidación fiscal producida en los últimos seis años y el crecimiento de la economía, sino más bien al contrario, probablemente la política fiscal aplicada en esos años ha hecho perder oportunidades de aprovechar en mayor medida la fase alcista del ciclo económico. Además, la consolidación fiscal se ha realizado contando con la inestimable ayuda, ajena a la política interior pero decisiva, en la reducción de los tipos de interés que ha disminuido el peso del servicio de la Deuda de forma significativa. El resto de la consolidación ha sido consecuencia de la reducción del gasto público y de los mayores ingresos derivados del incremento de la actividad económica: “Finalmente, la estrategia de consolidación fiscal seguida en estos años se ha centrado en el ajuste del gasto, sin perjuicio de que los ingresos también hayan contribuido a la reducción del déficit en un contexto de coyuntura favorable” 7. Otra de las razones esgrimidas para propiciar una política fiscal restrictiva se refiere a sus efectos sobre la inflación, con el argumento de que el déficit público acaba monetizándose, lo que genera indefectiblemente inflación. Este, sin embargo, es un argumento que debería ser revisado en el actual marco de financiación de las Administraciones Públicas, que ya no recurren para ello a los bancos centrales, sino al mercado, en igualdad de condiciones que cualquier otro emisor. Además, no 220 7) Sánchez Revenga, J. (2001). E S T A B I L I D A D P R E S U P U E S T A R I A : R A Z O N E S P A R A U N A R E F L E X I Ó N . existe evidencia empírica de que un déficit moderado afecte a la inflación 8. Sin agotar el conjunto de argumentos utilizados, la mayor parte de ellos trata de convencernos de la inviabilidad de una economía permanentemente en déficit: “El sector público no puede mantener sus cuentas en desequilibrio permanente sin arriesgar la consistencia de la mezcla de políticas de demanda, la sostenibilidad de la deuda y la estabilidad macroeconómica” 9. Sin duda se trata de un argumento sólido, pero que en ningún caso justifica una política fiscal más restrictiva que la acordada en el ámbito del PEC. Por tanto, coincidimos con el argumento pero no con la aplicabilidad de este argumento al caso. Efectivamente, un incremento permanente del gasto público, financiado con déficit, es insostenible y lejos de apoyar el crecimiento económico tenderá a generar efectos desestabilizadores en la economía y, además, contribuirá a crear ineficiencias en el sistema. Pero, ni éste es el caso de la economía española, ni podría calificarse de insostenible un déficit, por ejemplo, del 1 o 2% del PIB, para financiar inversiones estratégicas necesarias para alcanzar la convergencia real. Finaliza la argumentación de los defensores de la política del déficit cero indicando que el equilibrio presupuestario, por si mismo, en la medida en que permite un entorno de estabilidad macro- económica, contribuye al crecimiento de la economía. Respecto de esta última afirmación, y sin negar que un entorno macroeconómico estable sea una condición muy necesaria para el crecimiento económico, parece olvidar, o no haber valorado suficientemente, que la economía española aún tiene un largo camino que recorrer para acercarse al nivel medio de la UEM y que aún está bastante lejos de alcanzar la convergencia real y social en el entorno de los países con los que comparte moneda. No será preciso, en este momento, recurrir a cualquiera de las estadísticas comparativas en materia de paro, ocupación, infraestructuras educativas, de investigación, nuevas tecnologías, gasto social, etc., en las que España aún mantiene fuertes diferenciales, ya que están en la mente de todos los que siguen este asunto con mediano interés. 8) El trabajo de Pérez López, C. (2002) analiza la causalidad déficit-inflación en el periodo 1970-2000, lo que impide descontar el efecto de la prohibición de la monetización del déficit. 9) González-Páramo (2001). Pág. 97. 221 C L M . E C O N O M Í A Con toda seguridad, un esfuerzo en la política fiscal, correctamente dirigido y planificado, tendente a mejorar la dotación de capital físico y humano en aquellas áreas en las que aún mantenemos un considerable atraso, sería muy positivo para mejorar la competitividad de la economía española. ¿Acaso alguien cree que si España decidiera incurrir en un déficit de, pongamos, el 1% de su PIB, para financiar un ambicioso programa de inversiones estratégicas, cuyo objetivo bien definido y correctamente explicado a los mercados fuera promover la competitividad del tejido productivo y, en consecuencia, de la economía española, en un esfuerzo de convergencia real con los países de su entorno, los mercados financieros iban a reaccionar dudando del valor de los títulos de la deuda española, o incrementando el “spread”, o iba a producir un efecto “crowding-out “ de expulsión de la iniciativa privada.? Sin embargo, como se recoge en el Manifiesto que con el lema “Otra política económica” ha sido refrendado por más de 180 economistas “La política económica de los último seis años, no ha aprovechado la etapa de crecimiento para reducir las distancias que nos separan de Europa, como tampoco, se está abordando la actual desaceleración económica con un mayor activismo presupuestario compatible con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, y la nueva realidad surgida tras el aplazamiento del equilibrio presupuestario de los principales países de la UEM, a 2006” 10. Por concluir, en el caso español no cabe achacar al necesario cumplimiento de los compromisos derivados del PEC el modelo de política fiscal implantado. Coincidimos en ello con la afirmación de que “el que los impuestos y los gastos públicos hayan subido o bajado no tiene que ver primordialmente con la globalización económica o con la integración monetaria en la UE, sino con el color político del partido gobernante y los intereses que representa” 11. La defensa a ultranza de la política de estabilidad presupuestaria no es, por tanto, compartida por todos: “La obsesión por el déficit cero cuando otros con mas riqueza y bienestar mantienen sus déficit por encima del 2% del PIB, lejos de llenarnos de orgullo patrio muestra una torpeza histórica que perpetua nuestro atraso relativo” 12. 222 10) Manifiesto “Otra Política económica”. Octubre, 2002. 11) Navarro, V. (2002). 12) Sevilla, J. (2002). E S T A B I L I D A D P R E S U P U E S T A R I A : R A Z O N E S P A R A U N A R E F L E X I Ó N . Probablemente, lo que pone de manifiesto este modelo de política fiscal restrictiva es la ausencia de un verdadero programa económico que incluya un modelo de crecimiento para la economía española. Si así fuera, la gran contribución13 que los dirigentes económicos deberían hacer sería liderar ese proyecto de crecimiento económico de España, superando las graves divergencias que aún nos mantienen muy alejados de la media europea en términos reales. 5. Del pacto a la ley. Exclusivamente en el ámbito español, a través de la Ley 18/2001, de 12 de diciembre, General de Estabilidad Presupuestaria y la Ley Orgánica 5/2001, de 13 de diciembre, complementaria a la Ley General de Estabilidad Presupuestaria, y con el pretendido objetivo de cumplir los compromisos derivados del PEC, se ha dado un paso más en la imposición de medidas más restrictivas de los que requiere este acuerdo, elevando al rango de disposición legal determinados instrumentos de la política presupuestaria, y extendiendo su aplicación a todas la Administraciones Públicas españolas, incluidas las Comunidades Autónomas. Las medidas que estas leyes establecen resultan desproporcionadas para la consecución de los fines que persiguen ya que la trayectoria anterior para avanzar en la consolidación fiscal fue la aplicación de otras medidas menos limitativas para la autonomía financiera de las Comunidades Autónomas, como lo demuestra el que desde el año 1992 se hayan venido consensuando unos limites para el endeudamiento y déficit. En este sentido parece haberse olvidado que la mayor parte de las Comunidades Autónomas han cooperado en años anteriores a que España cumpliese con los requisitos de convergencia nominal que permitieron su entrada en el grupo de países que adoptaron desde el primer momento el euro como moneda nacional. Además, respecto de las Comunidades Autónomas, si bien es cierto que se creado una cierta la imagen de que están muy endeu13) En el preámbulo de la Ley de Estabilidad Presupuestaria se lee: “En definitiva, el equilibrio presupuestario va a ser la gran contribución de la política presupuestaria a la estabilidad macroeconómica …” 223 C L M . E C O N O M Í A dadas y que en su gestión radican los riesgos para la estabilidad presupuestaria, lo cierto es que utilizando las estadísticas oficiales, del endeudamiento de todas las Administraciones Públicas sólo un 10% corresponde a las CCAA, que en la actualidad son las administraciones que están prestando la mayor parte de los servicios básicos para los ciudadanos, como son la educación, la sanidad, los servicios sociales, etc. Resultan, por tanto, difíciles de entender las razones de oportunidad que llevan a plantear estas leyes ya que, si bien es cierto que diversos acuerdos adoptados en el seno de la UEM determinan unos escenarios de estabilidad presupuestaria, también es cierto que ningún país europeo ha adoptado leyes de estas características. En esto, el ejecutivo español ha actuado convirtiendo en objetivo de primera magnitud algo que, como se ha visto, no es más que un pacto, o según como se mire, una servidumbre de nuestra participación en la UEM. Por eso, en primer lugar debe reflexionarse sobre la proporcionalidad, en el ámbito de la Unión Europea, de aprobar unas leyes de estas características que imponen normas más restrictivas de lo que está exigiendo la UE, en lo que resulta un ejercicio de auto limitación absolutamente innecesario. Estas leyes, por tanto, sustituyen el consenso que ha caracterizado épocas anteriores por la imposición estatal y hablan de un distinto estilo de hacer la política fiscal en España. Otro aspecto controvertido de estas normas legales se refiere a analizar en qué medida afectan al principio de autonomía de las Comunidades Autónomas. Si bien este principio está limitado por la competencia exclusiva del Estado para fijar las bases y la coordinación de la planificación general de la actividad económica, competencia que ha sido siempre interpretada en sentido amplio por el Tribunal Constitucional,14 el Estado no puede adoptar cualquier medida limitativa de la autonomía financiera sino sólo aquellas medidas que tengan una relación directa con los mencionados objetivos de política económica dirigidos a la consecución y mantenimiento de la estabilidad y equilibrio económicos siendo, por ende, imprescindible que exista una relación directa entre la restricción presupuestaria y la finalidad de política económica perseguida con 224 14) Sentencias del Tribunal Constitucional: 27/1981, 1/1982, 76/1983, 11/1984, 96/1984, 179/1985, 14/1986, 13/1992, 135/1992, 237/1992, 128/1992. E S T A B I L I D A D P R E S U P U E S T A R I A : R A Z O N E S P A R A U N A R E F L E X I Ó N . la misma, pues de lo contrario este condicionamiento podía conducir a un total vaciamiento de la autonomía de gasto de las Comunidades Autónomas, lo que ha sido reiteradamente repudiado por el Tribunal Constitucional. En este sentido las citadas leyes si bien justifican la limitación de la autonomía financiera de las Comunidades Autónomas por el ingreso de España en la Unión Económica y Monetaria Europea y el obligatorio respeto para España de los acuerdos en materia de estabilidad y crecimiento, se exceden en dicha regulación en varios aspectos fundamentales. Por una parte, como ya se ha dicho anteriormente, no es cierto que los compromisos de la entrada de España en la UEM limiten absolutamente el déficit público, ya que los acuerdos adoptados establecen la limitación en el 3% del PIB. Por tanto, una regulación más limitativa de la que imponen estos compromisos europeos supone, en esa misma medida, superar el límite constitucional. Si aceptamos que la pertenencia de España a esa organización supranacional supone aceptar sus normas de obligado cumplimiento, entre las que se encuentran las que regulan la política económica en materia de estabilidad presupuestaria, desde el momento en que se acepta pertenecer a esta organización son ésas las normas que deben aplicarse en materia de coordinación dentro de España y la trasgresión, por exceso, de estas normas, significa superar la capacidad que también la Constitución otorga al Estado para coordinar y establecer el marco de estabilidad. Por tanto, la capacidad del Estado para limitar el ejercicio de la autonomía financiera que la Constitución reconoce a las Comunidades Autónomas tiene en este supuesto unas fronteras claramente delimitadas en la medida en que el propio Estado la tiene fijada por sus acuerdos europeos. No puede en una misma área de política económica fijar dos objetivos de esa misma política económica, el que acepta en el marco de la UEM y el que impone dentro de su territorio. Si el Estado acepta unas reglas de juego comunes para todos los países de la UEM no responde a ninguna lógica modificarlas en otro ámbito y en la medida que lo hace supera la capacidad que la Constitución le da como agente coordinador de la política económica nacional y convierte en ajenas a la constitución las normas que las regulan. 225 C L M . E C O N O M Í A Los mecanismos de limitación de la autonomía financiera que ponen en marcha estas leyes comenzarán a desplegar sus efectos a partir del 1 de enero de 2003, dado que es el primer ejercicio presupuestario al que se habrán de aplicar en todas las Comunidades Autónomas. Sin embargo, al no recoger el texto legal ninguna referencia a la distinta situación de partida de las Comunidades Autónomas, la aplicación a partir de 2003 de las leyes provoca una situación de desigualdad derivada del uso más o menos amplio que hayan hecho hasta ese momento de su capacidad de recurrir al endeudamiento. A estos efectos, ha de tenerse en consideración que en este campo las diferencias entre unas y otras CCAA son muy amplias y la aplicación a todas por igual hará que aquellas CCAA que en años anteriores han hecho un uso amplio del recurso al déficit, que ahora no están en situación de igualdad con respecto de aquellas otras que han actuado con mayor moderación, haciendo un cumplimiento más leal de los escenarios de consolidación presupuestaria que se han venido pactando con el Estado en los años precedentes. Por tanto, estas normas legales, en su aplicación indiscriminada generan desigualdad entre las CCAA. El déficit cero impuesto para todas las Comunidades Autónomas a partir de 2003 no supone lo mismo para cada una ellas. La situación de partida es muy diferente ya que hay Comunidades Autónomas que tienen un nivel de endeudamiento muy alto, tanto en términos de PIB como en relación a su población, y hay otras que han hecho un uso moderado del endeudamiento. Las diferencias en estos aspectos son muy importantes: según datos del Banco de España a 31 de diciembre de 2001, la deuda por habitante oscila entre los 343 euros por habitante en Castilla-La Mancha y los 1.582 euros, es decir, hay Comunidades Autónomas que quintuplican el nivel de endeudamiento per cápita de otras. Del mismo modo si analizamos la deuda con relación al PIB, los datos oscilan entre el 2,4% y el 10,5%, (para Castilla-La Mancha el dato de deuda en relación al PIB es del 2,7%), lo que también pone de manifiesto la desigualdad de partida entre unas y otras Comunidades Autónomas. 226 No todas las Comunidades Autónomas han cumplido los escenarios de reducción del déficit y el endeudamiento pactados. E S T A B I L I D A D P R E S U P U E S T A R I A : R A Z O N E S P A R A U N A R E F L E X I Ó N . Según el Ministerio de Hacienda los escenarios pactados en el periodo anterior exigían de las Comunidades Autónomas que el ejercicio 2001 se liquidara con déficit cero. Sin embargo, de los datos ofrecidos por el Banco de España, sólo algunas Comunidades Autónomas, como es el caso de Castilla-La Mancha, han presentado sus cuentas de 2001 con déficit cero. Saldo de Deuda Viva por Comunidades Autónomas. COMUNIDAD AUTÓNOMA Deuda a 31/12/00 Deuda a 31/12/01 Incremento neto (millones de euros) ANDALUCIA ARAGÓN ASTURIAS BALEARES CANARIAS CANTABRIA CASTILLA-LA MANCHA CASTILLA Y LEÓN CATALUÑA EXTREMADURA GALICIA LA RIOJA MADRID MURCIA NAVARRA PAIS VASCO VALENCIA TOTAL CCAA Incremento relativo Deuda en relación al PIB % % 6.894 923 605 360 844 227 603 1.086 9.415 613 3.019 140 4.710 598 648 1.734 5.877 7.065 921 653 371 919 259 595 1.260 9.644 710 3.080 156 6.916 687 646 1.243 6.520 171 -2 48 11 75 32 -8 174 229 97 61 16 2.206 89 -2 -491 643 2,48% -0,22% 7,93% 3,06% 8,89% 14,10% -1,33% 16,02% 2,43% 15,82% 2,02% 11,43% 46,84% 14,88% -0,31% -28,32% 10,94% 8,2% 4,6% 4,3% 2,4% 3,5% 3,2% 2,7% 3,4% 7,9% 6,3% 8,7% 3,3% 6,2% 4,6% 5,9% 3,0% 10,5% 38.296 41.645 3.349 8,75% 6,4% Fuente: Banco de España. La información que ofrece el Banco de España permite apreciar cómo algunas Comunidades Autónomas, precisamente de la misma posición ideológica del Gobierno que impulsa la normativa legal en materia de estabilidad presupuestaria, han acumulado en un solo año más deuda que otras en toda su historia. Se hace especial mención a que, según los acuerdos anteriores, el déficit del 2001 debía ser cero para todas ellas. De igual modo, no todas las Comunidades Autónomas se enfrentan a un mismo momento en cuanto a necesidades de inversión, ya que hay algunas de ellas, que han recibido recientemente los traspasos de los servicios sanitarios y que desde hace muy poco tiempo están gestionando la educación. Al limitarles absolutamente por estas leyes recurrir moderadamente al endeudamiento se las pone en situación de desigualdad 227 C L M . E C O N O M Í A con respecto de aquellas otras Comunidades Autónomas que llevan años gestionando los servicios educativos y sanitarios y que han podido financiar mejoras en estos servicios a través del recurso al déficit, financiación que no estará disponible para las que han recibido recientemente estos traspasos. Pero, además, como es bien sabido, la situación económica de las regiones españolas no es igual, existiendo importantes desequilibrios entre unos y otros territorios que deberían ir corrigiéndose. Sin embargo, las leyes de estabilidad desatienden tales objetivos de reequilibrio territorial y anteponen la estabilidad presupuestaria en todos los territorios, sin establecer excepciones para aquellas regiones en las que la utilización de un moderado recurso al déficit, dentro del límite acordado en el seno de la UEM, podría contribuir a financiar las políticas públicas de reequilibrio territorial y a cumplir con el principio de igualdad y solidaridad preconizados en la Constitución, que, por esta vía se vuelve a vulnerar. Conclusiones: El reconocimiento de la conveniencia de que mantener unas finanzas publicas saneadas es una garantía de crecimiento económico ha ido extendiéndose en los discursos económicos de los últimos años. Sin embargo, a este convencimiento se ha llegado desde diversos caminos y ha sido punto de partida de tantos otros. Unos han llegado desde un análisis basado en la experiencia acumulada en las últimas décadas sobre cuáles son las posibilidades de una política presupuestaria activa para impulsar el crecimiento, probablemente ni tantas como se creía en pleno auge del pensamiento keynesiano ni tan pocas como ahora se pretende hacer creer. Otros no han llegado, sino que simplemente han vuelto, aprovechando que había un buen caldo de cultivo, a las viejas ideas del liberalismo económico, en forma de neoliberalismo, para impulsar la reducción del sector público, fuente de la mayor parte de los males de la economía. 228 Y ha sido punto de partida con distintos destinos. Para unos ha llevado al convencimiento de que deben superarse las viejas creencias en esta materia que nos decían que cavar zanjas para cubrirlas E S T A B I L I D A D P R E S U P U E S T A R I A : R A Z O N E S P A R A U N A R E F L E X I Ó N . el día siguiente, en la medida que suponía un incremento de la demanda, contribuía a reactivar la economía en periodos de crisis. En materia de gasto e ingreso público no todo vale, y el sector público puede y debe intervenir pero sin crear ineficiencias en el mercado. Para los que adoptamos este punto de vista, consideramos que no supone ningún avance para el diseño de la política fiscal atrincherarla en normas, como las mencionadas leyes de estabilidad presupuestaria. Los nuevos instrumentos de la política fiscal deben buscarse por el camino de definir la eficacia del gasto y cómo asignar los recursos públicos no sólo con los esquemas cuantitativos presupuestarios convencionales, sino evaluando previamente el efecto de ese gasto puede tener sobre la economía y su incidencia como política de oferta. No se trata tanto de limitar el gasto público, como de diseñarlo y priorizarlo de forma que cumpla adecuadamente una función calculada, dirigida y activa en el funcionamiento de la economía. Para otros, sin embargo, una gestión eficiente de las finanzas públicas se basa en establecer límites rígidos al gasto público, entendido éste como un todo uniforme. Un visión que me ayuda a resumir la siguiente cita, extraída de un diario, no del siglo XIX, sino de octubre de 2002: “Y es que a los políticos les encanta gastar porque al fin y al cabo, es la moderna fórmula de la compra de votos y, por ende, el mejor y más democrático procedimiento para mantenerse en el poder, ya que no en vano las consecuencias del gasto público y la carga de la deuda las soportarán las generaciones futuras que, por ahora, no votan” 15. Por tanto, el concepto de finanzas públicas saneadas no significa lo mismo para unos y otros. Para unos, unas finanzas públicas saneadas, en el sentido más amplio del término, se refiere a un sector público eficiente, que desarrolla una adecuada política redistributiva captando recursos del ámbito privado, que convierte en bienes o servicios públicos con los que se atiende prioritariamente a los que más lo necesitan, pero también, a un sector público que mediante una actuación eficiente apoya, incentiva y contribuye al desarrollo y la competitividad de la economía. Para otras teorías, únicamente podremos hablar de una situación saneada de la hacienda pública cuando ésta queda 15) Ortega, R. (2002). 229 C L M . E C O N O M Í A reducida al mínimo tamaño y actúa sólo dentro de unos límites cuantitativos previamente asignados. La limitación del endeudamiento y el denominado “déficit cero” se convierte, según esta visión de las cosas, más en un objetivo que en un instrumento de la política presupuestaria. Primero se asigna el objetivo de déficit cero y después se distribuyen los gastos posibles, dentro de este objetivo, a distintos programas de gasto. No es importante, en este esquema, a dónde vayan dirigidos estos recursos, lo importante, en lo que se carga el peso de la ley, es que no haya desviaciones cuantitativas que pongan en peligro el objetivo del déficit cero. Mientras tanto la situación de las economías de los países industrializados es preocupante. Según el Instituto Ifo, las economías de los países industrializados pueden crecer hasta 2006 a una media del 2,5%. La de Estados Unidos puede hacerlo a un ritmo del 2,9%. En Europa el crecimiento se estima menor, el 2,5%, debido a las restricciones en materia de política fiscal del Pacto de Estabilidad y a unos tipos de interés mas elevados que en Estados Unidos. La economía española está reduciendo su ritmo de crecimiento en más de dos puntos porcentuales. Si este es el indicador de la desaceleración podemos decir que España será de los países de la UE donde la crisis se mostrará con más intensidad. Si añadimos que tenemos la mayor tasa de precariedad laboral las repercusiones sobre el empleo pueden ser todavía mayores. 230 Once de las regiones españolas están consideradas como región objetivo 1 de la UE, lo que quiere decir que su nivel de desarrollo, medido en términos de PIB per cápita, todavía no ha alcanzado el 75% de la media comunitaria. Aunque en estos años se ha conseguido avanzar bastante, todavía es necesario mantener un esfuerzo superior a la media en cuanto a dotación de infraestructuras públicas, promoción de los sectores productivos, empleo, bienestar social, etc. que sólo pueden salir manteniendo un esfuerzo presupuestario superior al de los países de nuestro entorno, bajo el riesgo de perder todas las oportunidades de mejorar nuestro nivel de convergencia antes de que se produzca la incorporación de nuevos países, con menor nivel de desarrollo, a la Unión Europea. E S T A B I L I D A D P R E S U P U E S T A R I A : R A Z O N E S P A R A U N A R E F L E X I Ó N . La evidente desaceleración de la actividad económica teniendo en cuenta el escaso margen que existe en la política monetaria con unos tipos reales de interés realmente bajos produce dificultades para que los países de la UEM introduzcan medidas tendentes a la reactivación económica, que no sean las políticas fiscales. Nada nos hace pensar que se produjeran excesivos problemas al incurrir en un ligero déficit presupuestario (entre el 1 y el 1,5%) si es para asignar el gasto inteligentemente a políticas que incidan en la actividad económica. Pero para esto sería necesario reconocer que la hacienda pública ha de manejarse con criterios de eficacia y eficiencia pero, sobre todo, al servicio del bienestar de los ciudadanos y explicar por qué nos empeñamos en dar lecciones de rigurosidad a países más ricos, más solidarios y que ofrecen más oportunidades a sus ciudadanos que nosotros. Bibliografía: AGUIAR DE LUQUE, L. Y ROSADO IGLESIAS, G. (2001) “La estabilidad presupuestaria y su eventual proyección en el Estado de las Autonomías”. Cuadernos de Derecho Público. Nº 12/2001. CORRALES, F., DOMÉNECH, R., Y VARELA, J. (2002): “Los saldos presupuestarios cíclico y estructural de la economía española”. Documentos de trabajo. SGAPE-2002-2. Dirección General de Presupuestos. Madrid. EGUIAGARAY, J. 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