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Oración de Adviento: La venida del Señor
Objetivos
-Orar los tiempos litúrgicos.
-Reflexionar sobre el tiempo de Adviento.
-Compartir un tiempo de oración en el grupo.
-Adquirir un compromiso en este tiempo de Adviento
Introducción
El animador nos invitará a relajarnos, a recogernos, a prepararnos para vivir este tiempo de oración...
Estamos en Adviento; esto significa un tiempo, un espacio, un camino para preparar la venida del Señor.
Estamos en espera. Esperar es signo de pobreza. Significa no tener. O no tener suficiente. Y es que nuestro corazón está como
vacío...El hombre tiene una vocación de espera, esperaremos no menos que lo Infinito.
¿Cómo lograr este Infinito? Nos lo enseña el Adviento: haciendo en nosotros un "espacio" lo más grande posible. Y empleando
este "tiempo" en preparar y en recorrer un "camino".
Nuestra esperanza se verá colmada si esperamos en ese Alguien que viene y está viniendo siempre.
Decimos a Jesús, cantando, "¡ Ven, Señor Jesús !":
Canto: En nuestra oscuridad
En nuestra oscuridad, enciende la llama de tu amor, Señor, de tu amor, Señor. (bis)
MOMENTO PENITENCIAL
A veces, aunque sintamos ese vacío, nos parece que no tenemos ni tiempo ni espacio para recibir a Aquel que viene...
Tenemos las agendas atiborradas de compromisos. Todos tenemos muchísimas cosas por hacer, nos falta tiempo para mirar, para
escuchar, para amar...
Tampoco tenemos espacio. Todo lo tenemos lleno de cosas. Creemos que somos más porque tenemos más cosas...
¡ Es difícil hacerte sitio, Señor !
Vamos a hacer sitio entre nosotros para que nazca Jesús...
Pediremos perdón por todo aquello que nos ocupa e impide la venida del Señor.
Cada dos o tres intervenciones, todos cantamos "¡Señor, ten piedad!":
Canto Kyrie eleison
Kyrie eleison, Kyrie eleison (Señor, ten piedad).
RE si- SOL LA RE
ESCUCHA DE LA PALABRA
Tras un momento de silencio, vamos a prestar atención a lo que tiene que decirnos la Palabra de Dios. Se puede elegir un texto o
varios entre los siguientes:
- Is 52, 7-10 - Jn 1, 1-18 - Lc 1, 26-38
- Is 40, 1-11 - Is 7, 10-17
Después de su lectura, dejamos un tiempo de silencio para la reflexión personal.
BENEDICTUS
Como respuesta a la Palabra de Dios escuchada, vamos a recitar el Benedictus (Lc 1, 68-79).
Es el canto de acción de gracias de Zacarías, que comprende que Dios va a salvar y redimir a su pueblo, va a hacer realidad las
promesas de la Alianza. Juan será el profeta que preparará la entrada del Señor...
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra
de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordadndo su santa Alianza
y el juramento que juró
a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia
de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
COMPROMISO
Antes de finalizar este momento de oración, pondremos ante el Señor nuestros deseos de preparar activamente su venida.
Pensemos cómo.
Mientras lo pensamos en nuestro interior, cantaremos a María. Ella, que supo estar totalmente disponible a la acción de Dios en su
vida.
Canto: Elegida de Dios
María dijo "sí" arriesgando muchas cosas.
Confió en el Espíritu y asintió.
Al igual que María debemos hacer,
al igual que María abrir el corazón
al Espíritu de Amor.
ELEGIDA DE DIOS POR SU POBREZA,
ELEGIDA DE DIOS POR SU HUMILDAD,
ELEGIDA DE DIOS POR SU PUREZA,
(ELEGIDA DE DIOS POR SU PUREZA),
ELEGIDA DE DIOS POR SU BONDAD.
Dios nos pide confianza.
Él quiere que tengamos comprensión.
A nosotros Dios nos pide con María
que vivamos sin desmayo cada día
y poner en activo el corazón.
Muchos dicen "sí", pero no cumplen.
Algunos lo rechazan, dicen "¡no!".
Otros hacen todo lo posible,
otros hacen todo lo posible
Dime dónde estamos tú y yo.