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Revista asturiana de teatro. N.º 12. Septiembre de 2004. 4,6 € Septiembre 2004 La Ratonera La Ratonera ISSN 1578-2514 9 771578 251002 12 12 Porno: Entrevista a Dani Salgado Los intelectuales y el teatro de hoy, de Alfonso Sastre Festival de Avignon: 1947-2004 Teatro en las calles de Espartinas Los monólogos asturianos de Delestal Entrevista a Miguel Ángel Solá Texto: El cenáculo, de Herminio Malagás Sumario La Ratonera Revista asturiana de teatro Nº 12. Septiembre de 2004 Consejo de dirección Roberto Corte, Francisco DíazFaes, Pedro Lanza, Boni Ortiz, Inma Marcos Edita ORIS Teatro Av de La Vega 67, 2º 33940 El Entrego (Asturias) Teléfono: 985654091 info@la-ratonera.net Recepción de artículos y correspondencia Av de Portugal 9, 3º D 33207 Gijón (Asturias) redaccion@la-ratonera.net Diseño y maquetación Pedro Lanza Ilustración de portada: Rocío Pinín ISSN 1578-2514 Dep. Legal: AS-4093-2000 Impresión: Ápel (Gijón) www.la-ratonera.net Con el apoyo de: 3 5 9 12 16 21 23 26 30 36 37 38 40 44 46 51 53 80 85 87 88 89 90 92 93 94 98 100 102 El Arango y el espacio escénico Poco a poco: Cultura para el Arango. Boni Ortiz La gira americana de Nun Tris. Toño Caamaño Festival de Avignon: 1947-2004. Miguel Ángel López La papelera de Eurípides (I). José Luis Campal Avilés y Pola de Siero. Francisco Díaz-Faes Teatro en las calles de Espartinas. Enrique G. Facuriella “Porno es una bufonada pansexual”. Eva Legazpi Los monólogos asturianos de Delestal. José Luis Campal Debajo de la boina. Francisco Díaz-Faes La azarosa vida de los números. Pedro Lanza Sesfebú, el musical. Roberto Corte Los Karatescu. Roberto Corte Solá: “Debo generar emociones”. Pedro Lanza Lo mítico en el don Juan del Barroco (I). Pablo R. Medina Aniversario de Jacinto Benavente. Francisco Díaz-Faes Texto: El cenáculo. Herminio Malagás Los intelectuales y el teatro de hoy. Alfonso Sastre Teatro y nuevas tecnologías. Francisco Díaz-Faes 20 años de La Galerna. Francisco Díaz-Faes Armand Gatti estuvo aquí. Francisco Díaz-Faes Quijote. Roberto Corte Mónica García: clases en Avilés. Francisco Díaz-Faes VI Encuentros de Teatro en Infiesto. Francisco Díaz-Faes Ibañez Menta, el asturiano sin patria. Francisco Díaz-Faes Anuario SGAE 2004 El paseo de los circos. Francisco Díaz-Faes Ópera de masas Libros y revistas. Chechu García, Juan Carlos Crespos, Julio Arbesú, Francisco Díaz-Faes. Editorial El Arango y el espacio escénico 2 l definitivo cierre del teatro Arango y su posible reconversión en un Centro de Corporación Dermoestética trae a colación el viejo problema de los espacios y la arquitectura teatral. El mismo al que se le han prodigado juiciosos estudios teóricos durante el siglo XX y que ahora aparece más clarificado en su relación con la representación y el receptor —el espectador— desde la semiótica: La arquitectura crea los espacios y, éstos, a su vez, en función del tipo de exposición que presentan al público, condicionan la interpretación y hasta la escritura. Pero nada de esto es nuevo, y aunque las experiencias realizadas a lo largo de las últimas décadas han confirmado la necesidad y eficacia de espacios alternativos, la realidad —también condicionada por una política unidireccional en la recuperación masiva de espacios decimonónicos para una sociedad del siglo XXI— ha impuesto como práctica consuetudinaria las poéticas de representación frontal. l teatro a la italiana, el cuadro de exposición frontal, la estratificación del aforo en función de las clases sociales, es una constante escénica que arranca en los corrales de comedia (las concepciones clásicas, griegas y romanas, ya habían sido desvirtuadas) y se reafirma en el siglo XX con el grado de sofisticación que alcanza la iluminación y los nuevos aportes tecnológicos. Sin consideración alguna por el inédito ordenamiento espacial reivindicado por los directores europeos más creativos del momento y, desgraciadamente, con total indiferencia por las propuestas de una arquitectura racionalista, democrática, que se había preocupado en buscar espacios polivalentes —escenarios móviles, alteración de niveles, aforo a medida de la representación, desplazamiento de butacas— acordes a las necesidades de las nuevas dramaturgias y la comodidad del espectador. En lo que a Espa- La Ratonera / 12 E ña se refiere, estos espacios teatrales han llegado a nuestros días tonificados por políticas de recuperación arqueológica sin el menor atisbo de equilibrar el necesario rescate que la tradición impone, con la construcción de algún que otro proyecto compensatorio, riguroso y serio. Al margen de las raquíticas y rudimentarias excepciones existentes en Madrid y Barcelona. n Asturias, las experiencias y uso de espacios alternativos de grupos como La Gotera y el Teatro del Norte, a mediados los años ochenta, tampoco supuso ninguna consideración capaz de alterar los planes de restauración en los interiores de los cines y teatros construidos en los cincuenta (no hablemos ya de hacer nuevas salas). Lo que ha impedido que se repitieran propuestas similares a las de entonces, limitado el campo de creación a los espacios tradicionales, y condicionado la estética y poética del teatro del porvenir durante, al menos, los próximos diez años. ijón ha sido, con notable diferencia del resto de los municipios asturianos, la ciudad que más y mejor ha protegido y defendido su teatro. El que ahora pierda definitivamente un espacio convencional, el emblemático coliseo del Arango, que se encontraba en desuso, no plantearía mayores problemas si su falta fuera compensada con la creación de una sala a la altura del espacio escénico que se merece la Europa del siglo XXI. Pero como no hay iniciativa política que contemple semejante empresa, ni sensibilidad urbanística acorde a las exigencias artísticas del tiempo que vivimos, su desaparición sólo puede ser representada como una pérdida más —otra—, a sumar a la ya larga lista de teatros eliminados en nuestra región. Razón que nos lleva a defender su reapertura como teatro y no como Centro de Corporación Dermoestética, máxime cuando se trata, también, de un espacio que en la ciudad goza de una situación privilegiada. E 3 G Septiembre 2004 E Poco a poco: Cultura para el Arango Pedro Lanza Boni Ortiz La Ratonera / 12 4 Representación de Higiénico Papel en uno de los actos de Cultura para el Arango. LA que presidió, durante tiempo, la fachada del teatro. De ella fue la idea de “generar” una foto delante del Arango de gentes diversas del ámbito cultural, para ilustrar la noticia que aparecería en portada y en las dos siguientes páginas a toda plana, el día después. Era viernes 14 de mayo de 2004 y fue un primer paso. Un primer encuentro para iniciar esta andadura que pretende acabar con la amenaza que se cierne sobre el céntrico teatro gijonés. Luego vinieron los recursos, contrarios al uso no cultural del “edificio singular de arquitectura civil”, ante los gobiernos local y autonómico, con cuyos grupos políticos establecimos contacto inmediato, para hacerles saber nuestra posición, co- nocer sus apoyos y comunicarles el movimiento de respuesta social que iniciábamos. En aquellos días el: “No hay dinero”, fue con diferencia la frase, el dicho, el tópico más repetido por parte de las instituciones con competencias, a las que se les requería su intervención para salvar el Teatro Arango. En boca estuvo de la Concejala de Cultura, Mercedes Álvarez y de otros de sus compañeros (Chus Morales, Dulce Gallego,...) que la repitieron siempre que la ocasión les fue propicia, tanto pública como privadamente; también en boca del parlamentario autonómico del PSOE, José Luis Montes... Y por supuesto, en boca de nuestra Alcaldesa y, por 5 Septiembre 2004 E scribo estas líneas mientras está previsto que, a más tardar a finales de agosto, se abran las puertas del Teatro Arango para que unos técnicos (arquitectos, aparejador, electricistas, albañiles, etc.) auspiciados por la Plataforma Ciudadana CULTURA PARA EL ARANGO, entren a medir, comprobar, verificar y decir qué es lo que se necesita para poder abrir las puertas del teatro, tanto en medios, como en obras y dineros. Para que, de una vez por todas, podamos sentarnos sobre esa butaca del “hall” que, tan expresivamente, presidió nuestra reivindicación de CULTURA PARA EL ARANGO, captada y plasmada por Quino “gráfica.mente”, en su memorable cartel. Han pasado cuatro meses desde que se iniciase este movimiento que dimos en llamar Plataforma Ciudadana CULTURA PARA EL ARANGO. La cosa arrancó con unas llamadas de la joven periodista de El Comercio Olga Esteban a algunas personas relacionadas con la cultura y el teatro de Gijón, comunicándonos definitivamente, lo que sabíamos desde hacía varios años por la Unión de Actores y por el cartel de SE ALQUI- co Valledor, Pilar Fernández Pardo, algunos “retirados” como el “exteatrero” Jesús Urrutia. Lista interminable en la que sobresale nuestra gente del teatro, la danza, la música, a título individual o desde sus compañías y organizaciones profesionales, sin olvidarnos de sindicatos, partidos, y numerosas asociaciones ciudadanas y de “agitación cultural”, tanto asturianas como locales. Durante estos cuatro meses hemos sido capaces de desarrollar una fuerte campaña propagandística a favor de la opción CULTURA PARA EL ARANGO, poniéndola en el primer plano de la actualidad. Sin embargo no hemos sido capaces de vincular a la “gente del sector”, en la medida en que sería exigible y razonable, aunque solo fuera por el interés que para ellos tiene, el objetivo perseguido. Todos esperamos de ellos una mayor implicación y presencia en asambleas, actos y demás actividades de la Plataforma Ciudadana CULTURA PARA EL ARANGO, que está siendo impulsada sobre todo por entidades de carácter cultural de la ciudad. La reciente constitución de la Plataforma en asociación “legal”, puede (que de rebote) favorezca esa mayor implicación, tan necesaria y pendiente por razones diversas y que seguro tienen que ver, con la dinámica particular e incipiente del movimiento. La capacidad que tengamos de implicar al sector, así como su grado de implicación, va a estar directamente proporcionada con el logro y la corrección del objetivo que perseguimos: hacer del Teatro Arango un lugar de exhibición con buena ubicación en la ciudad; de tamaño y aforo razonable (alrededor de las 400 plazas) que permita a los grupos de teatro, de danza, de circo y malabares, de títeres,... asturianos, ofrecer sus producciones, huyendo de la función única. En el que grupos y solistas, formados en el Conservatorio, puedan mostrar a un público indiscriminado, sus trabajos clásicos, nueva ola, folklóricos, celta, etc. Un proyecto en el que intervengan desde el principio, todos los agentes implicados, no solo para definir sus usos, también para dirigir correctamente su reforma física, su funcionalidad, sus formas, etc. Un lugar cogestionado en el que estén presentes los diferentes sectores implicados en la creación artística, además del Ayuntamiento y de los agentes económicos que intervengan... Mientras las movilizaciones y acciones reivindicativas continúan, una comisión de la Plataforma se esfuerza en dar forma a un proyecto de viabilidad que en plazo breve, confrontaremos con el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Gijón, formado por el PSOE e IU-BA. Y que han pasado del “no hay dinero” del 14 de mayo, de la Alcaldesa Paz Fernández Felgueroso (PSOE), al “vamos a reconducir el asunto del Arango, buscando su viabilidad” del 4 de julio, de Jesús Montes (IU-BA) Todo un abismo, unido por el puente que suponen los cuatro meses de lucha de la Plataforma Ciudadana CULTURA PARA EL ARANGO. La última ocurrencia. Una de las últimas modas es programar “teatrito” en las áreas de influencia de empresas, instituciones y lugares diversos, siempre con un denominador común: las lamentables condiciones en las que se tiene que representar. Me estoy refiriendo a, por ejemplo, los “detalles” escénicos en el Botánico, las programaciones del “Arte en la Calle” o lo ultimísimo de “A ver la Ballena”, que dicho sea de paso quiere decir en “gijonés” “vete a tomar pol culo”, pero suavemente. Piénsese que a estas programaciones punteras, modernas y llenas de “encanto” le van a ir saliendo imitaciones en otras localidades, al fin y al cabo, quien no va a programar una “cosita” teatral en su paseo marítimo, en su parque o en su calle peatonal, si es barato, no exige nada y da un punto distinguido de no te menees. Pero ustedes deben de sumar a estos “tabladillos” en la puta calle, los escenarios y locales de exhibición, en su mayoría raquíticos, del Circuito Asturiano de Teatro, los de los Centros Municipales de tantas localidades asturianas (entre ellas Gijón), y el resultado es que tenemos unas arquitecturas que determinan de manera esencial, el teatro que se está produciendo y que se va a producir. Todas estas buenas intenciones de “fomento teatral” tienen un efecto absolutamente disolvente en unos grupos que no pillan un escenario como dios manda en todo el año, determinando sus espectáculos, su formación, su crecimiento y su desarrollo en general. Qué bueno sería que cada quien se ocupase de los suyo: por ejemplo que la autoridad portuaria, propiciase un fuerte tránsito de mercancías y pasajeros (si fuese esa su ocupación) y que luego, cómo no, fomente el teatro y la música, patrocinando funciones o producciones que sean exhibidas donde corresponde, también en la calle, si de “teatro de calle” se trata. Pero cuando hablamos de “teatro de calle” no hablamos de un teatro que carece de lugares apropiados y dignos para su exhibición, sino de espectáculos concebidos para ese espacio, con el público en situación y ánimo diferente al de los espacios cerrados, y que no sólo cuenta con un fuerte arraigo, también con compañías y festivales propios de prestigio internacional como pudiera ser el de Tárrega. La recuperación del Teatro Arango debe de relacionarse con un proyecto general de reforzamiento, divulgación y desarrollo de las artes escénicas y musicales de Asturias para que así tenga sentido su reapertura. Solamente si vemos que las disciplinas artísticas que se expresan desde un escenario, han de cumplir un papel en la formación individual y colectiva de los ciudadanos y ciudadanas en este comienzo del siglo XXI, pleno de nuevos retos culturales e ideológicos, tendrá sentido su apertura y puesta en marcha. Si no es así, que se instale Corporación Dermoestética, el gimnasio Bellomúsculo o la discoteca La Pastilla Feliz: “pal casu, patates”. Boni Ortiz rapa a Constantino Hevia, quien a su vez recoge firmas en la foto de la izquierda. Dos de los actos reivindicativos de la Plataforma Ciudadana Cultura para el Arango. 7 Septiembre 2004 La Ratonera / 12 6 aquellas primeras fechas, de su Vicealcalde y socio de gobierno, Jesús Montes Estrada, al que tardamos un mes largo, en arrancarle un posicionamiento positivo, público y claro... pero la culpa había sido nuestra: parece ser que no le habíamos puesto, debajo del “cazu” (el mismo por el que se traga los sapos y las culebras del gobierno Plural de la Izquierda), el Pliego de Firmas. Sin embargo, lo realmente importante de aquellos días fueron las muestras de solidaridad que se irían produciendo desde todos los ámbitos de la sociedad gijonesa, asturiana y estatal. Casi 4.000 firmas recogidas en pliegos, así como otras adhesiones diversas expresadas, bien en artículos aparecidos en la prensa diaria, en publicaciones de colectivos culturales, en revistas especializadas de teatro,... o a través de Internet, canalizadas desde nuestra propia página web, la de la Unión de Actores de Asturias, la de la Plataforma en Defensa del Teatro Bretón de Salamanca, y otras que han tenido a bien informar de las acciones de CULTURA PARA EL ARANGO, y enlazar con www.culturaarango.org. Adhesiones que van desde el librero vecino del inmueble del Arango, hasta la Sala Pradillo de Madrid, pasando por actores tan dispares como Arturo Fernández y Miguel Ángel Solá; personas ilustres del mundo teatral español como José Monleón, o autores como Jerónimo López Mozo, Guillermo Heras o Iziar Pascual. Sin olvidar a políticos: Francis- La Ratonera / 12 8 Las/os ciudadanas y ciudadanos abajo firmantes, ante la posibilidad de que al Teatro Arango se le dé un uso para el que no fue concebido, poniéndole en claro peligro de desaparición, nos sumamos a la iniciativa de la Plataforma CULTURA PARA EL ARANGO y pedimos que: 1) Se mantenga su uso como equipamiento cultural en el Plan General de Ordenación Urbana. 2) Se constituya una comisión de viabilidad, encabezada por el Ayuntamiento de Gijón, con representación de colectivos culturales y artísticos, así como de los agentes empresariales y económicos necesarios para llevar a cabo su reapertura como espacio cultural. • Primer Acto, cuadernos de investigación teatral • José Monleón, director de Primer Acto • José Henríquez, redactor jefe de Primer Acto • Carlos Rodríguez, redactor jefe de ADE revista de la Asc de Dirt. de Escena de España • Guillermo Heras, director teatral y dramaturgo • Ignacio del Moral, dramaturgo y guionista • Juan Muñoz de Teatro Pradillo (Madrid) • Antonio Sarrió de Cambaleo Teatro de Madrid • Josetxu Morán Martín de Kuroneko Teatro de Salamanca • Salvador Henríquez, autor teatral • Miguel Ángel Solá, actor • Arturo Fernández, actor • Luis Miguel González Cruz de Teatro del Astillero de Madrid • Itziar Pascual, autora y miembro del colectivo Marías Guerreras • Laila Ripoll de Producciones Micomicón de Madrid • Jerónimo López Mozo, dramaturgo y autor teatral • Fernando Almena, autor teatral • Ana A. Millás, autora teatral • Juan López Berzal de Ultramarinos de Lucas (Guadalajara) • Antonio Saura García de Alquibla Teatro (Murcia) • Carles Molinet de Iguana Teatre (Mallorca) • Ángela Álvarez de Gurdulú Teatro (Madrid) • Maxi Rodríguez, actor, director y autor teatral • La Ratonera, revista asturiana de teatro • Pedro Lanza, actor y redactor de La Ratonera • Roberto Corte, autor y director Teatral • Eladio de Pablo, autor y director teatral • Laura Iglesia, autora y directora Teatral • Adriano Prieto, actor y Sect. General de la Union de Actores de Asturias • Eladio Sánchez, actor y director teatral • Fernando Hurtado, bailarín y coreógrafo • Estrella García, bailarina y coreógrafa • Rosa Garnacho Martínez, Producciones Quiquilimón • Francisco Diaz-Faes, crítico teatral • Boni Ortiz, crítico Teatral • Joaquín Amores Moreno, profesor ESAD • Toño Caamaño, actor y productor teatral • Nacho Álvarez de Manta Ray • Toli Morilla, cantaautor • Higiénico Papel Teatro • Barataria Teatro • Bacanal Teatro • Entresijo Teatro • Equipo de Teatro La Máscara • Compañía Asturiana de Comedias • Producciones Nun Tris • Produciones Quiquilimón • Teatro Estudio de Gijón • Oris Teatro • Compañía Fernando Hurtado • Estrella García Compañia de Danza • Los bares y pubs: Cool Café, La Plaza, El Cafetal, El Guetu, La Folixia, El KistH... • Luis Pascual, presidente del Ateneo Obrero de Gijón • Manuel Mata, presidente del la Sociedad Cultural Gijonesa • José Luis Martínez, presidente del Ateneo Jovellanos de Gijón • Juan Garay, presidente de la Sociedad Cultural GESTO • Juventino Montes, presidente la la Federacion de AA. de VV. de Gijón. • Emilio Parajón Posada, Pte de la Asociación de Vecinos de la Arena • Belén Iglesias, Pta de Área Ibérica • Dixebra Astur • Francisco Valledor, Consejero de Justicia del Gobierno del Pdo. de Asturias • Jesús Urrutia, ex-Consejero de Industria, ex-director La Máscara (1966-1971) • Pilar Fernández Pardo, Senadora y portavoz Partido Popular de Gijón • Gloria Fernández, ex-concejala de IU • Juan Manuel Martinez Mórala, Secretario de la CSI • Sixto Arman, Secretario del Grupo Parlamenterio de IU-BA • Roberto Vega, miembro del Consejo Regional de IU • Francisco Prado Alberdi, Pte de la Fundación Juan Muñiz Zapico de CC. OO. • Luis Redondo, sindicalista • José Antonio Mases, escritor • Antonio Martín, ex-director Museo Jovellanos • Xose Nel Caldevilla, consejero Teatro Jovellanos de IU-BA • Marcos Muñiz, miembro Presidencia de IU de Asturias • Nacho González, portavoz de Los Verdes de Asturias • Izquierda Unida • Partido Popular • Federación República de Asturias-Izquierda Republicana • Centro Democrático y Social • Bloque por Asturias • Izquierda Asturiana (IAS) • Manifiestu, corriente de opinión de IU de Asturias • Partido Comunista de los Pueblos de España • Corriente Sindical de Izquierdas • Unión de Actores de Asturias • Asociación Profesional de Compañias de Teatro de Asturias • Asociación Profesional de la Danza de Asturias • Los Verdes de Asturias-Partido Verde Europeo • Plataforma en defensa del Teatro Bretón de Salamanca La gira americana de Nun Tris Toño Caamaño N uestra gira empezó mucho antes que la gira. No nos llamaron por guapos, no. Era imposible aprovechar la ayuda de Conseyería Cultura para gastos de gira ni en Asturies ni en todo el estado español; a grandes males, grandes remedios. Mucho lío de medios de comunicación, oficinas, suplencias, casi infartos a última hora; tenía ganas de sentarme en el avión. Suspiré cuando salimos de Ranón. Todos muy animados. Montevideo, un paseo magnífico, bonito día. Amanecía. Ni dormir ni nada. Curioso esto de que el sol salga por el otro lado, aún no lo entiendo bien. Nos enteramos del atentado. La primera actuación en la Embajada se suspendió por el luto oficial. La primera. Los uruguayos atentísimos, muy amables, muy buena gente; los medios hicieron un buen seguimiento, la colonia española convocó una concentración. Todo esto influyó en el ánimo del grupo, había nervios, no sabíamos lo que pasaba, y, en todo caso, nos perdíamos algo importante. Empezamos por fin con las funciones, entre ellas, la del Centro Asturiano de Montevideo. Inauguraban biblioteca. Yera raru pa nós 9 Los miembros de Nun Tris en el aeropuerto de Barajas camino de Montevideo. ver a aquellos mozos y moces baillando, vestíos d’asturianos y falándonos con aquél acento como del sur-suroccidente. “Desíle a Flavio y a Pangüa que conosieron al Gaiteru d’Uruguay”. Jorge. Mui saláu. Y buen gaiteru. Se sigue funcionando como antes; los asturianos llegaban y se apoyaban y protegían unos a otros muchísimo; había una importantísima estructura de ayuda; y ese espíritu continúa. Es hermoso. Estamos en casa. Vimos por la TV Argentina cómo la policía disparaba con pelotas de goma y sacudía porrazos a diestro y siniestro a los manifestantes en la C/Génova, cosa que negaron por el canal internacional de TVE: “Hubo concentraciones ante las sedes el PP, pero no hubo incidentes”. Nos quedó todo clarísimo. La gente se alegró mucho del cambio de gobierno. “Se abre una etapa de esperanza para España y para Latinoamérica”, decían los diarios; recogían en titulares: “Cayó Aznar. Los neofranquistas no logran ganar las elecciones”. Dice Xuacu, y tiene razón, que estamos teniendo la gran oportunidad Septiembre 2004 ADHESIONES La Ratonera / 12 10 de hacer que el espectáculo crezca al tener muchas funciones seguidas, cosa que en Asturias es imposible de conseguir. Y se nota. Minas, San José; recibimos aplausos al entrar a cenar en Flores, y tuvimos que pedir por favor que no nos dieran más asado. Otra función en Mercedes, por fin Montevideo. Bien, bien… Estamos cansados, pero el ánimo de la gente se recupera, el espectáculo crece y funciona, y allá las cosas parece que se calman. Pasamos a Argentina, interminables horas de furgoneta. Llegamos a Rosario muertos, a las tantas. Allá nos llevaban esperando toda la tarde en el centro asturiano, así que a resucitar. Y de eso se encargaron ellos. Un montón de asturianos, cena espléndida, visita a las instalaciones. Son alucinantes. Y lo hicieron todo ellos, nadie les regaló nada. Yo estaba de muy mal humor, sólo íbamos a estar un día, después de aquella paliza de viaje, para hacer las dos funciones seguidas y marchar al día siguiente, sin haber visto nada, pero Horacio, el presidente, persona encantadora, por la mañana después de atender una entrevista por la radio, lo evitó. Rosario es una ciudad preciosa, grande, con millón y medio de habitantes, y muy viva, con mucho comercio y gente por la calle. Aunque también lo hay malo, dice Horacio. La sala era enorme, de esas que tienes que llenar con la voz, la presencia y todo. Hacía muchísimo calor y los focos encima eran de tipo par, esos que cuecen a la vez que alumbran. Con todo, fue un éxito. 30.000 desaparecidos… Vimos espectáculos, y especialmente didáctico fue el de Pinty, ché, un fenómeno, que hace “monólogo político”; dos horas y media de arenga a toda velocidad; curso acelerado entre risa y risa de historia política argentina. Aparte de poner de vuelta y media a toda la “jarca de milicos, ladrones, chanchulleros, traidores y tataranietos de puta que vendieron a los EEUU hasta la concha de su puta madre y que nos chuparon hasta el orto”, pone de ejemplo el cambio que protagonizó el pueblo español cuando se dio cuenta de que lo estaban engañando. Mira tú. Yo creo que allá sale un cómico así diciendo esas cosas de esa manera y lo encierran. Dice Almodóvar que oyó un rumor de un golpe de estado y ya le quieren montar juicios por difamación o no se qué… La C/Corrientes, donde actuamos con “K.”, recuerda a la Gran Vía de Madrid, es donde están los teatros. El sitio donde actuamos tiene cuatro salas de teatro, exposiciones, cine, una barbaridad. El ambiente es distinto a lo que vimos, mucho más oficial, anónimo, frío; aunque la gente igualmente amable, atenta y encantadora. La sala es muy bonita; el primer día, media entrada; había no sé qué inauguración importante en el mismo centro; las otras dos lleno absoluto, y podíamos haber estado unos cuantos días más. La función ya tiene vida propia, es otra cosa. Mi Buenos Aires querido, cuándo te volveré a ver. La llegada fue impresionante, pero la salida tiene que ser en barco y Los componentes de Nun Tris a la entrada del Teatro Lavalleja de Minas, Uruguay. cruzando el mar ése que llaman Río de la Plata y que es dulce y marrón de la tierra que arrastra. Volvíamos a Uruguay, a San José donde la familia de Ana nos espera, cómo no, con un buen asado en su casa. Algunas de mis conclusiones fueron las siguientes: Conseguimos actuar (ni en Asturies, ni en el estado español nos fue posible). El espectáculo crece, que no siempre ocurre. En el grupo, nos demostramos a nosotros mismos que podemos con cualquier cosa, en cuanto a gestión. Unificamos criterios de varias administraciones en torno a un proyecto único. Llegamos sanos y salvos, y sin pelearnos mayormente. Lo pasamos bastante bien, trabajamos y conocimos. Fue un lujo conocer a las gentes de la Asturies del exterior, gozar de su atención y cariño, y ofrecerles, con todo el nuestro, un producto artístico adecuado. También en el caso de “K.”, con el público en general; comprobar las reacciones del público, distintas a las del de aquí. Faltó quizás un poco más de proyección respecto a medios y posibles contactos; no podíamos más. Cuando regresé tuve la sensación de volver a un sitio donde no puedes hablar tranquilamente con cualquiera. Nuestra libertad se acabó. Bajamos a tierra, no nos recibe nadie de la Biblioteca Nacional d’Asturies, ni del Centru Dramáticu Asturianu, ni las cámaras de la TV asturiana. A coger el ALSA. Casi seis euros de billete, en pesetas ochocientas y pico, en pesos la comida de tres o cuatro personas. Ahora, a ver. 11 Septiembre 2004 Los actores en la furgoneta con Fredy (a la izquierda), el tecnico uruguayo. Felicitaciones, abrazos, cena… acabamos bailando muñeires y xotes con el grupo de baile de allí; Xuacu echó unes tonaes muy guapes y nos hicieron firmar en Libro de Oro de la Institución, en el que firman personalidades tan célebres como Pedro da Silva, Trevín, o Fonsu el de Llan de Cubel. Cuntábennos les perguapes moces del grupu baille qu’ensayen, canten coses asturianes, y faen traxes, pero nunca nun fueren a Asturies. Curioso. Por eso-yos prestare lo que ficimos, refiriéndose al espeutáculo de tradición asturiana; “porque tenía esensia, y eso a nosotros nos falta”. Esta xente tien que conocer Asturies. Ye necesario. Viaje. Oye, ir despertando que vamos a entrar en Buenos Aires, por si lo queréis ver. Que barbaridad. Yo que conozo a tres arxentinos o cuatro, y son la bomba, nun te digo ná dieciséis millones y tóos xuntos. La actuación prevista en el Centro Asturiano de BsAs (menudo palacio, patio de butacas sube y baja, cristaleras, una verdadera preciosidad que inmediatamente nos trae a la memoria la mayoría de las casas de cultura de los ayuntamientos de Asturies —dí tu que BsAs, con dellos miles de asturianos viviendo allá, ye un conceyu perimportante) la actuación, decía, se pospuso para el jueves, así que aprovechamos para visitar un poco la ciudad y descansar. Hicimos las visitas de rigor, fuimos a la mani que organizaban las Madres de Mayo, brutal, 28 años del último golpe de estado, Miguel Ángel López E La Ratonera / 12 12 l festival de teatro de Avignon, el más célebre y antiguo de Francia y probablemente de Europa junto con el de Edimburgo, fue fundado en 1947 por Jean Vilar1, que acostumbrado a montar obras teatrales en pequeños escenarios rechazó en un primer momento la invitación a hacerlo en el Palais des Papes2, por considerarlo un espacio de excesiva amplitud pero poco tiempo después aceptará la oferta y en septiembre de 1947 debutará en la primera edición del festival, con el montaje de obras poco conocidas del repertorio universal y contemporáneo. Durante 17 años, los comprendidos entre 1947 y 1964, el Festival funcionará gracias a un solo hombre y a su equipo, será el festival de un solo escenario, el de La Cour d´Honneur3 del Palacio de los Papas. Su espíritu, el del acercamiento a un público joven, a diferencia de lo que se estaba haciendo en ese momento en París, un teatro dirigido a una élite de espectadores, con mayores recursos económicos y con una idea immobilista de la puesta en escena. El Festival se convierte en la punta de lanza del teatro francés animan- La edad de oro de Avignon. do a la descentralización a otras experiencias teatrales: Jean Dasté en Saint-Etienne, Maurice Sarrazin en Toulouse, Hubert Gignoux en Rennes et André Clavé en Strasbourg, lo que llevará a una renovación importante de arte del teatro. Jean Vilar no creará en Avignon un centro dramático permanente pero cuando es nombrado director del teatro Chaillot en París al que llamará TNP (Teatro Nacional Popular), ambos organismos en uno solo; muchos jóvenes actores como Gérard Phili- ppe, Maria Casarès, Jeanne Moreau, Georges Wilson trabajarán indistintamente en el TNP y en el de Avignon y consagrándose alguno de ellos como grandes interpretes tanto en los escenarios como en las pantallas. El propio Jean Vilar será actor, director y patrón absoluto del festival. Su principal objetivo será el de hacer del teatro una cultura de servicio público apoyándose en un militantismo cultural que heredó del espíritu de la posguerra. Durante estos años, Jean Vilar, presentará en Avignon algunos espectáculos que marcarán un antes y un después: Lorenzaccio, Dom Juan, Le Mariage de Figaro, La Guerre de Troie n´aura pas lieu. En 1963 se abre un nuevo periodo que irá hasta 1979, en el que Jean Vilar, consciente de que se puede caer en la rutina, cansado de acumular cargos y al observar que otras gentes de la profesión empiezan a tener éxito, abandona el Palacio de Chaillot para concentrarse en exclusiva al festival al que somete a una incesante renovación y así abre las puertas a otras disciplinas artísticas: la danza, el cine y la música e invita a otros “metteurs en scène”a participar en el festival como es el caso de Roger Planchon desde 1966. Este periodo, será aún más abierto y más difícil de manejar debido a Jean Vilar en su faceta de actor. la llegada de nuevas generaciones, con ideas renovadoras y reclamando una mayor participación. Llega Mayo del 68 y la revuelta toca muy de cerca al Festival y a su padre fundador. Jean Vilar está abierto al dialogo con los estudiantes pero sufrirá el desencanto de éstos y dos años mas tarde una crisis cardiaca. Sin embargo la dirección está asegurada, por su adjunto, Paul Puaux, testigo directo de la historia del Festival. A propósito de Vilar, nos dice: “…creo que lo que quería realmente era el contacto con este material tan sorprendente que es la piedra, la piedra bruta que convertía a su juego en algo aún más sobrio, más verdadero”. Da la impresión de que Vilar, Paul Puaux y su esposa Melly (1988). de mando del Festival a un joven administrador, Bernard Faivre d´Acier, que regirá el festival como máxima autoridad durante cinco años. Durante dicho periodo, muchos cambios se sucedieron, uno de ellos –en lo referido a la gestión– será que el Festival ya no estará subvencionado por el Estado sino que existirá una comisión municipal y se independizará a través de una estructura autónoma, aunque con los años, el Ministerio de Cultura será el principal socio, valedor de los fondos públicos y el otro –en lo que se refiere a lo artístico– el principal cambio fue la transformación, en 1982, de la Cour d´Honneur, para acoger el Théâtre du Soleil, la compañía de Ariane Mnouchkine. 13 Septiembre 2004 Festival de Avignon: 1947-2004 aunque en otro campo bien distinto, quería emular a Picasso, cuando éste, en 1914, le dijo a Braque: “El día en que seamos capaces de colgar nuestros cuadros sobre esta piedra, nos habremos convertido en verdaderos pintores”. En los años 70, todos los espectáculos que se representan en La Cour d´Honneur del Palacio de los Papas, pertenecen a los paladines de la descentralización que son los herederos del TNP de Jean Vilar: Georges Wilson, Guy Rétoré, Marcel Maréchal, Otomar Krejca, etc. Al mismo tiempo y producto de las exigencias de público, de los actores, de los autores y de los directores, nacen otros espacios escénicos como las capillas y los claustros convirtiendose en centros de aventuras teatrales que rompen con la estética vilariana como: Méphisto de Ariane Mnouchkine o Les Molière de Antoine Vitez. En estos años, paralelamente al festival existente “Le In”, se crea otro festival “Le Off”, compañías que sin ser seleccionadas ni invitadas sienten el deseo de darse a conocer, de gustar al público y sobre todo de participar en la gran fiesta de teatro que conforman los profesionales, los medios informativos, y el público amante del teatro. En la última etapa del Festival que iría desde los años 80 hasta nuestros días –para seguir un orden cronológico–, Paul Puaux, en 1979, desea fervientemente dedicarse al estudio de la aventura vilariana, crea la Fundación Jean Vilar4 y pasa el bastón La Ratonera / 12 14 En 1985, Alain Crombecque, toma las riendas del Festival hasta 1993, tiempo en el que tendrá la oportunidad de imprimir su marca personal, insistiendo en la presencia de los poetas contemporáneos, la programación musical y la apertura a otros países y a otras civilizaciones no europeas. El mismo Alain Crombecque nos compara el Avignon de antes y el de ahora: “... al principio era un lugar silencioso, religioso. Hoy, hay múltiples Aviñones ¿?, inseparables, y entre los cuales nos podemos perder como en un laberinto, donde reinan a la vez el orden y la confusión. Algunas veces tengo la sensación de que el corazón del Festival, la Cour d´honneur, es como un centro devorado por su periferia”. (50 Festivals aux éditions Actes Sud en 1996). Solicitado por la ciudad y por el estado, Bernard Faivre d´Arcier, acepta hacerse cargo del festival, Bernard Faivre d´Arcier. en alguna medida las fuertes protestas de los “intermitentes” de las artes escénicas de Mayo 68, y el festival se suspendió después de unas negociaciones muy tensas y duras que no fructificaron. El problema aún no se ha solucionado en su totalidad y existen algunos grupos que están dispuestos a luchar una vez más e intentar el boicot del festival 2004 si antes no logran recuperar al completo su estatuto, es decir, salvaguardar el régimen de intermitente que supone el derecho al subsidio de desempleo fuera de las temporadas de trabajo. Hoy, el festival, y ante todo, es más que nada, el festival de teatro del público y corresponde a lo Jean Vilar llamaba “un théâtre à vocación citoyenne” y se puede afirmar que el festival es un lugar de consagración y de experimentación, trátese de autores, actores o de directores. El festival y la ciudad amurallada de Protestas en el año 2003. Avignon, no pueden separarse y deben caminar los dos al unísono pues sería difícil de imaginar esta ciudad histórica sin el teatro y viceversa. A lo largo de toda su historia, numerosos espacios han sido y siguen siendo utilizados para las representaciones teatrales pero no podríamos dejar de citar aquéllos que son los más emblemáticos como La Cour d´Honneur del Palacio de los Papas, Le Cloître des Carmes, Le Cloître des Célestins, La Chapelle des Pénitents blancs, Le théâtre municipal d´Avignon, La salle Benoît XII, sin olvidar La chartreuse de Villeneuvelez-Avignon. En lo concerniente al festival Off, se puede decir que han preferido ocupar lugares como “patios, almacenes, apartamentos” pero también verdaderas salas muy bien equipadas como “La manuntention, La Caserne des pompiers, Le théâtre des Carmes, Le théâtre du chien qui fume”, etc. Los dos últimos años, 2002 y 2003, este último anulado, han sido representadas obras tanto de autores contemporáneos como de autores considerados ya como clásicos, así Platonof de Tchekhov, puesta en escena por Eric Lascade , en La cour d´honneur, Les aveugles de Maeterlinck, con una puesta en escena de Denis Marleau, La vie de Galilée de Bertolt Brecht a cargo de JeanFrançois Sivadier y After Sun del autor hispano-argentino, de origen asturiano, Rodrigo García. Para este 2004, desde el día 3 y hasta el 27 de julio, tendremos como figura estelar al autor noruego Henrik Ibsen con varias de sus obras pero destacando dos de ellas: Peer Gynt que se representará en La Cour d´ honneur bajo la dirección de Patrick Pineau y la Maison de poupée en el Théâtre Municipal. Vuelve al festival de Avignon, el autor Rodrigo García con su obra L´histoire de Ronald, le clown de McDonald´s, así como obras de Racine, Corneille, Bertolt Brecht y un largo etcétera. Conviene decir que paralelamente al festival de Avignon existen organismos que colaborar muy directamente con él, muy especialmente La Fondation Jean Vilar, y de justicia es afirmar que su aportación y colaboración es de una grandísima importancia, organizando actos sobre el festival, como el que organizó en el 2002, con motivo del 50 aniversario de su fundación5. Para finalizar, recordar algunos “metteurs en scène” y “comédiens” que ciertamente han hecho o contribuido enormemente a que este festival siga existiendo: Bartabas, Peter brook, Tadeus Kantor, Jacques Lassalle, Arianne Mnouchkine, Armand Gatti, Jean Vilar, Antoine Vitez, Georges Wilson, Maria Casarès, Jeanne Moreau, Gérard Philippe… NOTAS 1 Actor y director francés. Sète 1912-1971. Director y fundador del TNP y sobre todo hombre clave en la historia del Festival de teatro de Avignon. 2 Residencia papal 1309-1377, siendo Clemente V y Juan XXII los primeros en residir en “ Le Palais des Papes “ en Avignon 3 A la muerte de Benoît II, en 1342, Clemente VI amplía la residencia de sus predecesores y construye nuevos edificios anexionándolos a los existentes y creando una nueva plaza que será “ La Cour d´Honneur “, y que a partir de 1947 se convertirá en el escenario privilegiado del festival. 4 La Casa de Jean Vilar, fundada en 1979 después de los acuerdos entre el Ayuntamiento, la asociación dedicada al estudio de la obra de Jean Vilar y el Departamento de las artes escénicas de la BNF. Desde entonces es depositaria de toda su obra y de todo lo relacionado con las artes escénicas. 5 Una de las personas responsables de las exposiciones, es la Sra. Marie-Claude Billard (Conservateur en chef de la BNF-Maison Jean Vilar) a la que tengo que agradecer su amabilidad, su generosidad y también sus conocimientos, pues todo ello me ha permitido elaborar este artículo. 15 Septiembre 2004 Alain Crombecque. en su segundo mandato, periodo de cinco años que terminarán por ser diez, acompañado en esta ocasión de Christiane Bourbonnaud, aviñonesa y co-directora del festival. El objetivo fundamental de los nuevos directores será el de convertirse en socios de La Chartreuse de Villeneuve-les-Avignon (centro-residencia de actores) y de Saint-Louis d´Avignon (sede del Centro Nacional del Teatro y del Instituto superior de técnicas del espectáculo). En julio de 2002, el nuevo ministro de Cultura no desea prolongar más el contrato de Bernard Faivre d´Arcier más allá del 2003 y Vincent Baudriller y Hortense Archambault miembros de la dirección del Festival se harán cargo del mismo. Antes de despedirse, el ya ex-Director cree hacer justicia y reconocimiento a quien se lo merece desde su punto de vista y subraya: “El Festival habría desaparecido sin el apoyo del Estado. Es el ministerio de Cultura, y solamente él, quien ha logrado la supervivencia del Festival”. La historia del Festival es de una gran continuidad, ha conocido solamente 4 directores en 50 años pero ha sufrido también una gran transformación desde sus orígenes: ha pasado de un centro único (un sola compañía y un solo lugar) a una multiplicidad de proposiciones artísticas, repartidas sobre cantidad de espacios escénicos y muy diferentes los unos de los otros. Desgraciadamente, el último festival, el de julio 2003, recordó ¿EN QUÉ TRABAJAN ACTUALMENTE LOS DRAMATURGOS ESPAÑOLES? José Luis Campal Fernández RIDEA La Ratonera / 12 16 L a realidad del trabajo teatral de los jóvenes y veteranos autores españoles empieza muchísimo antes de que sus producciones suban a las tablas, en el supuesto de que lleguen a conquistar tal estadio, que es poco menos que tocar el cielo con los dedos. No resulta ni infrecuente ni raro que muchas horas de desvelos y escritura acaben como libretos condenados a acumular polvo e indiferencia en carpetas que tal vez no salgan de recónditos cajones, o que tengan una circulación minoritaria o reducida en el caso de que conozcan la letra impresa. Porque la actividad autoral no es sólo la que llega a ver la luz sobre los escenarios, aunque sea la que más se note, creemos que, para estar al tanto del panorama teatral de nuestro país, no sólo es factible o deseable, sino imprescindible, saber qué se cuece, a día de hoy, en los telares de los dramaturgos contemporáneos vivos. David Barbero Pérez. Esta naciente sección que hemos bautizado La papelera de Eurípides irá ofreciendo, por boca de sus responsables, los recovecos de su proceso creativo o las conclusiones que les suscitan las piezas que acaban de sacar de sus fraguas. Los nombres que han hecho o están configurando la historia de los escenarios na- cionales del siglo XXI se han prestado a compartir con los lectores de LA RATONERA sus proyectos (embrionarios, en marcha o culminados). En nuestra primera entrega hemos preguntado en qué están embarcados a tres escritores teatrales españoles de distintas generaciones: David Barbero Pérez, Francis- DAVID BARBERO PÉREZ vive en Bilbao y tiene estrenadas seis obras: Un hombre muy enamorado (1994), Nietissima (1995), Nunca es tarde (1996), La vida imposible de Marilyn (1998), Gambito de dama (1999) y Charlot en el país de la libertad (2002). Ha publicado tres piezas: Un hombre muy enamorado (1992); La vida imposible de Marilyn (1996) y Gambito de dama (1996). Ha recibido, entre otros, el premio «Calderón de la Barca» y el «Rojas Zorrilla», además de un accésit en el «Lope de Vega» de 1986 y un segundo premio en el «Ciudad de Palencia». Entre sus trabajos inéditos se cuentan obras como: Yo no maté a mi hermano Abel, El equipo femenino de la calle once, Tigres de fresa, Daniela quiere rectificar o Antiguas amigas. David Barbero ha titulado su reflexión “Me he pasado al cabaret satírico”. «Tras años escribiendo teatro al uso, aunque sin saber el teatro que realmente se usa, he dedicado los últimos textos a espectáculos de cabaret satírico. Fundamentalmente se orientan a funciones escénicas en las que se combinan tres elementos: dramatizaciones, canciones intencionadas y muchas interpelaciones al público. Un elemento esencial es el humor y otro la intención de crítica social o política. Estos dos elementos 17 Francisco Javier Gil Díez-Conde. se conjugan muy bien. Es mucho más eficaz, me parece a mí, la critica adornada de humor. Además, la sonrisa relativiza el deseo de pontificar y de dar doctrina sobre lo que es bueno o es malo. Generalmente son espectáculos que requieren escasos intérpretes. Lo normal es que haya uno o dos actores cantantes y un pianista o intérprete de cualquier otro instrumento. Esto permite una mayor agilidad para moverlo y además es adaptable a escenarios y locales con pocos recursos. En estas últimas fechas, estamos moviendo dos espectáculos de ca- baret satírico: Evitango y Adiós, Bigotillo, adiós. Evitango tiene como principal protagonista a Evita Perón, pero la actriz cantante tiene que interpretar también al general Perón y al general Franco. El pianista tiene también una intervención en el desarrollo de la obra. Adiós, Bigotillo, adiós trata sobre la despedida de José María Aznar, hasta hace poco presidente del Gobierno español. Hay una actriz cantante que debe interpretar a Ana Botella. Todo se desarrolla dentro de un ambiente de humor y de farsa». Septiembre 2004 La papelera de Eurípides (I) co Javier Gil Díez-Conde y Antonio Martínez Ballesteros. que puede comprobarse, bien a través de la lectura (Cinco derrotas de Comedia cruel, San Sebastián, Tabula Rasa Ediciones, 2002), bien de la más apropiada puesta en escena de alguna de ellas cuando se da el caso, como sucede actualmente con las que va realizando el grupo «La Quinta Esencia», de Málaga. Y es que las cinco piezas que componen el libro citado (Rosa del jardín prohibido, La Tierra movida bajo los pies, Sueños de identidad, Hermana y esclava, Pirulo Lumbreras) tiene en común el ingrediente de una estética que se reconoce heredera –o hijuela, en expresión de Pedro Barea, crítico teatral, catedrático de la Universidad del País Vasco y prologuista del libro– de Valle-Inclán: la comedia cruel. La cual consiste en darle la vuelta a la relación clásica entre vida y escena, que en la tragedia se establece al modo heroico: la realidad es cruel, la escena trágica. Pero el mundo moderno, desprovisto ya de héroes (y de dioses), se resiste a la representación trágica, entre otras razones porque los medios de comunicación ya han convertido sucesos en vivo y el directo en espectáculo. De ahí que si la realidad ya se percibe como espectáculo trágico, su representación escénica –que, lógicamente, no puede ser idéntica a la vida real– ha de ser simplemente cruel, esto es, sin héroes, como en una comedia. Sin embargo, en todo este planteamiento había una autolimitación: ¿qué decir acerca de la muerte?, ¿no merece una reflexión algo más profunda que las posibilidades ofrecidas por la comedia? De estas interrogantes he partido para intentar abrir un nuevo camino en lo que ahora llamo antitragedia, término que tomo prestado del escritor Manuel Rivas en uno de sus artículos; y que, por supuesto, implica una visión de la realidad totalmente alejada de heroísmo alguno o enaltecimiento de ninguna clase. Y en ello estoy. Por favor: ¡deséenme suerte en esta noble y difícil empresa!». ANTONIO MARTÍNEZ BALLESTEROS (1929), natural de Toledo donde reside, constituye un ejemplo de memoria viva del teatro español realista-alegórico y crítico del último medio siglo. Su actividad arranca en 1969 y llega hasta nuestros días, pues continúa trabajando indesmayablemente. Fundador y director del grupo teatral «Pigmalión», con el que montó textos de Chejov, Brecht, Anouilh o Dürrenmat. Ha estrenado obras como La muy legal esclavitud, Matrimonio para tres, Pisito clandestino o Salir en la foto. Entre las que han sido publicadas cabría resaltar Volverán banderas victoriosas, El despacho del señor Calleja, sobre la burocracia, o Tiempo de guerrilla, sobre los maquis. Martínez Ballesteros ha sido distinguido con premios como el «Guipúzcoa» en 1969 por Farsas contemporáneas, el «Castilla-La Mancha» en 1985 por Camila mi amor, o el «Buero Vallejo» en 1990 por Los enanos improvisan su comedia. Dramas, comedias y tragedias jalonan su bibliografía, con títulos como: En el país de Jauja, Desde la cruz del Norte, Sultanísimo por la gracia de Alá, Vivir como perros o La utopía de Albana. En las líneas siguientes, Antonio Martínez Ballesteros nos habla de sus últimas piezas publicadas. «Mi último libro contiene dos obras: La excelente señora y El oscuro invierno. La primera de ellas es un intento de reivindicación histórica del personaje de Juana de Castilla, hija de Enrique IV. Mal llamada la Beltraneja, no pudo tener acceso a la Corona por culpa de la falsa leyenda que se hizo sobre su persona, pues no era cierto que fuera hija de don Beltrán de la Cueva, como muchos maliciosos dijeron en su época. Además, el citado don Beltrán luchó en el bando de Isabel la Católica y no en el de doña Juana, como hubiera sido lógico que hiciera en el caso de tal paternidad. Eso por una parte. Por otra, tuvo una oponente notable en su tía Isabel, personaje importantísimo en la historia de España, que supo manejar los hilos para usurpar el trono a su sobrina. La obra está vista desde la posición de Juana, que sobrevivió en el exilio de Portugal a todos sus enemigos, y que fue siempre protegida por los reyes del país vecino, que le concedieron el título de excelente señora. Nunca dejó de afirmar que era la reina de Castilla, hija legítima 19 Antonio Martínez Ballesteros. de Enrique IV y de la reina Juana. El oscuro invierno lleva por subtítulo Melodrama de la memoria, y es un intento de recuperación de la misma situada en una época que muchos pretenden dejar en el olvido. Me refiero al período que sigue a la guerra civil española, a partir de 1939, y trata de las cárceles, las condenas a muerte y los padecimientos de los familiares de estos presos. Como se ve, son dos obras que intentan recuperar una memoria histórica, cada una de época distinta. La primera coincide con el centenario de la muerte de Isabel la Católica. La segunda se publica en un momento en que otras plumas también pretenden reivindicar esa zona oscura que muchos han pretendido olvidar. El libro está publicado por Editorial La Avispa». Septiembre 2004 La Ratonera / 12 18 FRANCISCO JAVIER GIL DÍEZ-CONDE es oriundo de Santiago de Compostela (5-I-1953), si bien ejerce como profesor de instituto desde 1980 en Irún (Guipúzcoa), además de ser articulista esporádico del periódico donostiarra El Diario Vasco. Fundó el grupo teatral «Katamitvs» y puso en funcionamiento la Muestra de Teatro Joven de Irún. En 1987 estrenó ¿Quién teme a Lisístrata?, obra a la que siguieron otras como Teleogonía (1992) o La verdadera tragedia del convento de Santa Clara (1993). Ha publicado varias piezas como Falstaff no cree en la otra vida (1990), Rosa del jardín prohibido y Hermana y esclava (1997), La Tierra movida bajo los pies (2002) o Sueños de identidad (2002). Tiene premiadas algunas piezas como Hermana y esclava, Sueños de identidad o Falstaff no cree en la otra vida. Entre los títulos de su producción inédita podrían citarse: Víspera de cenizas, Sabor a rancio o La ley y la sangre. Ha escrito también textos teatrales dirigidos a un público joven, como: El gafe amarillo, Mujeres con historia o El juego de la ilusión rota. Gil Díez-Conde ha titulado su reflexión “De la comedia cruel a la antitragedia”. «“No hay lugar para el heroísmo; todo lo demás, para un patetismo próximo al ridículo”. Quizá sea esta autocita una de las más apropiadas para resumir el carácter de mis personajes en lo que yo he venido en llamar comedia cruel; y Avilés y Pola de Siero N o quiero ir favoreciendo a la moral, que es lo que hacen las personas cuando no entienden las cosas, pero mientras avanza esta democracia, no sé si cíclica y torpemente dando pasos atrás, volviendo políticamente a heridas que no se cerraron nunca, las Jornadas de Teatro de Avilés y las de Pola de Siero cumplen años. En un estado totalmente diferente para ambas poblaciones. En un local brillante, un teatro remodelado, no exento de incomodidad en la proximidad de las butacas en el primer caso, y un molesto, y también remocicado pequeño salón de actos para Pola de Siero. Si las Jornadas de Avilés, ya desde sus orígenes han conseguido la atracción de un público numerosísimo encauzado desde la populosa Pista de la Exposición en el parque de las Meanas a finales de los años 70 con un teatro provisional, y después en una Casa de Cultura flamante, para acabar lidiando desde 1992 en el preciosista y pequeñito teatro estable, el Palacio Valdés, el viacrucis de Pola de Siero sigue un camino diferente. Ha conseguido un lugar estable como es la Casa de Cultura que dirige Ramón Quirós, donde incansablemente doscientas personas acuden a este incómodo, sofocante y estrecho auditorio. Pero ha probado suerte en otros lugares como el cochambroso Cine Cervantes ya en ruina, en espera desde hace tiempo de una promesa electoral que se desvanece cada cuatro años, para lograr un adecuado emplazamiento a los tiempos que corren. Y es curiosamente Pola de Siero quien mantiene una clase de obras teatrales que muy bien podría corresponder al espíritu teatral de hace 25 años en la Pista de la Exposición de Avilés. De pequeño formato y espíritu independiente, entendiendo este término en la relatividad del momento subvencionado y conformista que llena la cartelera. Si a Avilés acuden consagrados viejos grupos como Els Joglars o algo más jóvenes como La Cubana, como casi todos los años (a los que se suele añadir Dagoll Dagom, o La Fura en otras ocasiones), en Pola de Siero gentes como Cambaleo, Margen o Teatro del Norte acuden casi cada edición con una fidelidad que crea audiencia. En Avilés hace tiempo que han dejado de llegar a las Jornadas de verano los grupos asturianos para los que se emplea un ciclo en exclusiva, pero el aire de intercambio con otras comunidades y el aspecto más juvenil se enmarca ahora en Pola de Siero donde se pueden seguir en esa mezcolanza de estilos de pequeño formato. Es pues Pola de Siero y el más itinerante y cambiante a lo largo del año encuentro de Langreo (probablemente el más antiguo de la región), el que adopta el canon de un tipo de teatro que sigue animando gran parte de la programación de las casas de cultura y teatros menos voluminosos de Asturias. Avilés posee un prestigio no empañado por el tiempo sino dividido en dos etapas bien diferenciadas a lo largo de este cuarto de siglo. Una primera que pasó a la historia por su carácter de provisionalidad en los años ochenta y finalmente la que nos ocupa y atrae a numeroso público todos los veranos desde entonces a nuestros días. Prestigio, primeras figuras triunfantes en Madrid, el reclamo del cine o la televisión acechando en algún reparto, obras consagradas y grandes compañías nacionales para Avilés, y un circuito de teatro más casero para Pola de Siero (notable ha sido en esta edición el éxito de Folie à deux) que se junta a las fechas de septiembre en Lugones para cerrar un ciclo que no falta nunca desde hace tanto a la fidelidad de los seguidores. 21 Septiembre 2004 Francisco Díaz-Faes Teatro en las calles de Espartinas Próximamente Eugenio Barba El tercer teatro Colección E ntre los días 3 y 6 de junio de 2004 tuvo lugar la primera Feria de Teatro de Calle La Teatral en la localidad sevillana de Espartinas. Dieciséis compañías en el programa oficial, otras diecisiete en la sección off ‘Pasa la Gorra’, alrededor de cincuenta programadores y público a rebosar en todos los espectáculos han sido el primer paso de una feria que espera convertirse en un referente dentro del mercado del teatro de calle. Gonzalo Andino, director del certamen, considera cumplidos los objetivos que se habían propuesto para este año: público en todas las representaciones, implicación de todos los participantes y promoción de las compañías asistentes. Los organizadores, junto con teatreros y público, consiguieron transformar el centro de la sosegada villa de Espartinas en un complejo teatral al aire libre que bullía de gente trasladándose de uno a otro de los espacios donde tenían lugar los espectáculos. Durante las representaciones, sin embargo, todos los ojos estaban puestos en el espacio escénico, que hasta hacía unas horas era únicamen- te la plaza pública, la cancha del polideportivo o el patio del colegio. La variedad de las propuestas presentadas fue el punto fuerte de la feria. Diversidad de géneros en la sección oficial del certamen, donde se pudo ver clown, títeres, circo, danza, teatro, música, performance y pasacalles. Pluralidad también en el planteamiento de los montajes y el contenido de los espectáculos. El ejemplo que mejor ilustra esta observación es, sin duda, el caso de la danza, uno de los géneros que destacó por la buena calidad de las propuestas. Los asistentes pudieron ver ya el jueves el primer espectáculo: Caleidoscopio, de la compañía Producciones Imperdibles (Sevilla). Es este un montaje sencillo, que sobresale por la delicadeza de movimientos y la originalidad del montaje: tres coreografías diferentes, de siete minutos cada una que se sucedían en pases de diez minutos y ejecutadas dentro de una “olla de espejos”, cuyas paredes y suelo reflejaban las acciones de los bailarines. Ya el viernes 4, la compañía burgalesa ‘Hojarasca’ presentó un montaje de mayor entidad. Bloque C cuenta la historia de tres ángeles caídos del cielo que, al llegar a la tierra, toman forma de mujer. Con movimientos torpes, las bailarinas mues- 23 Bloque C, de Hojarasca Danza. tran al principio la dificultad de los seres celestes para acostumbrarse a su nueva forma, un estado –el carnal– al que aprenderán a sacar mucho partido. Poco a poco y en una progresión constante, las tres mujeres angelicales descubren primero la capacidad que tienen para el trabajo manual: vestidas de mono levantan un andamio y, durante esta tarea, van dándose cuenta de las sensaciones a Septiembre 2004 Enrique G. Facuriella ponentes ofrecieron un repertorio de “opciones para el suicidio” en clave de pantomima que contrastaba con lo anterior pero al mismo tiempo daba sentido al espectáculo, el cual finaliza con el golpe certero de la muerte. Después de Gaitzerdi, los chicos de El Punto ! Danza Teatro dejaron claro cómo el breakdance, una forma de expresión netamente urbana y asociada a los jóvenes de los suburbios, es un vehículo totalmente válido para transmitir un mensaje que habla de la incomunicación y las relaciones en nuestro mundo, de la competitividad y las enfermedades derivadas de esta forma de vida. Detrás de la ejecución afinadísima y la construcción de un discurso coherente se encuentra el trabajo de Fernando Lima, que supo apostar por estos cuatro jóvenes sin experiencia en la danza más allá de las tardes de hiphop con los colegas y hacer de ellos uno de los conjuntos más interesantes en este tipo de espectáculos. Dentro de los montajes puramente teatrales, el mejor trabajado fue, sin duda, el Don Quijote de Teatro del Finikito. Los miembros de esta compañía, la única española especializada en comedia del arte, han sabido tomar las escenas más significativas de la obra cervantina y dotarlas de una unidad narrativa sin que se noten las costuras. Es notable la maestría de estos actores en lo que se refiere al cambio de personajes –34 papeles entre seis intérpretes– y al empleo de multitud de recursos a lo largo de la obra. Lo mismo ejecutan una lucha con palos que entonan fragmentos de la Misa de Réquiem de Tomás Luis de Victoria –de forma magistral, por cierto, y con una facilidad pasmosa para tratarse de polifonía renacentista–. Además, son variadísimas las conexiones con la actualidad mediante la referencia a personajes de la prensa rosa y la política –o ambas al mismo tiempo–, o por el enlace de canciones populares de la época de Cervantes con la canción del verano, entre otros recursos. Estas conexiones formales sirven para poner en evidencia que los problemas de Don Quijote y su forma de enfrentarse a ellos no son muy diferentes a los del hombre moderno. Ambas sociedades están marcadas por el desmesurado valor de lo material, la producción y el consumo, el maniqueísmo político y moral, la satisfacción inmediata de las apetencias y la falta de interés en todo lo que esté más lejos de la punta de nuestras narices. Tampoco faltaron propuestas específicas de teatro de calle con una calidad notable, como el Romeo y Julieta de Vagalume (Granada), quienes transformaron los lamentos y amenazas de montescos y capuletos en un repertorio de acrobacias circenses. Alrededor del carro de los cómicos, el público apenas podía contener la risa mientras agitaba banderines con emes o ces como si estuviesen en un partido de béisbol. Los malagueños de Rolabola también lucieron habilidades acrobáticas en el torbellino de platos, cubiertos, comida, clientes y camare- ros que es Casa Paco, el espectáculo presentado en la feria de Espartinas. En cuanto a la oferta nocturna, destacaron los ritmos de ‘Il Combo Giro’, el pasacalles de Teatro Crónico en lucha contra la música pachanguera, y los demonios de Deabru Beltzak con Les Tambours de Feu. Estos últimos pusieron el punto final a la programación oficial el sábado por la noche, aunque la feria continuaría el domingo con la sección off ‘Pasa la Gorra’, en la que se pudieron ver propuestas realmente interesantes y animadas como la batucada de Hojalata Samba o el espectáculo Circo de Bolsillo de Circundantes. El punto más débil de la feria fue la asistencia de programadores. Aunque había inscritos entorno a los cincuenta, no se vieron muchos por la zona de estands. Por cierto, que esta área estaba situada bastante lejos del centro de la localidad, donde tenían lugar los espectáculos de la sección oficial. Pese a la escasez de programadores en los estands de las compañías, Gonzalo Andino, el director de la feria, asegura que en la organización tienen constancia de que se han tomado varios compromisos entre grupos y programadores durante el certamen. Aún así, Andino señala que es demasiado pronto para evaluar la eficacia de la feria en este sentido y muestra la intención de los organizadores de llevar un seguimiento de contrataciones a lo largo de este año, además de realizar un trabajo continuo de promoción de las compañías participantes. 25 Naiz, de Gaitzerdi Teatro. En conjunto, y a juzgar por la buena respuesta que ha tenido la iniciativa entre el público, los organizadores pueden ponerse a trabajar para la próxima edición con las miras puestas en la consolidación del certamen. Según cuenta Gonzalo Andino, algunas ideas para la próxima Feria de Teatro de Calle La Teatral son la programación de espectáculos simultáneos y doble sesión en la sección oficial, además de la organización de un circuito de teatro de calle en los municipios cercanos a Espartinas. Septiembre 2004 La Ratonera / 12 24 las que pueden acceder gracias a sus nuevos cuerpos. Una demostración de la espiritualidad de la carne. Pero sin duda, el día grande de la danza fue el sábado 5. En primer lugar, los vascos de Gaitzerdi, que integran en su espectáculo Naiz la danza, el teatro-clown e, incluso, la comedia del arte. El montaje comienza con una representación de mimo sobre acciones cotidianas que se desarrolla lentamente pero que va tomando ritmo a medida que se integran personajes hasta convertirse en un espectáculo de espadas a medio camino de las danzas tradicionales vascas y las artes marciales. Después, los bailarines desplegaron toda su energía en una secuencia de enorme fuerza, en la que dieron una lectura novedosa y acorde con el mundo actual de los cuatro elementos clásicos. Chispas de las sierras contra el metal, serrín por el suelo, plumas que caen en dentro de una estructura iluminada con luces de neón como los suburbios industriales de una ciudad contemporánea y el agua en el que se sumergen los cuerpos sudorosos de nuestros obreros-atletas. Una interpretación situada muy lejos de la visión tópica en la que se suele caer cuando se recurre a temas tan trillados. Sobre el efecto de los movimientos sobre el ánimo, lo decía todo la expresión relajadamente concentrada de un adolescente seducido que miraba el espectáculo con los ojos de quien aún no hace pasar las sensaciones por el tamiz del razonamiento. Para terminar, los com- Eva Legazpi Porno Dramaturgia y dirección: Dani Salgado. Espacio escénico, vestuario e iluminación: Montse Figueras y Joan Galí. Intérpretes: Georgina Cardona, Pau Derqui, Elena Fortuna, Jorge Peña y Enric Sarrate. Estrenado en el Teatro Lliure el 22 de abril de 2004. La Ratonera / 12 26 A segura Dani Salgado (Ourense, 1974) que “en el Institut del Teatre no se dan asignaturas de Interpretación Coital ni Elocución Orgásmica”, pero que no fue un inconveniente a la hora de reunir penetraciones de todo tipo, torturas, zoofilias, pedofilias y blasfemias diversas en la puesta en escena de Porno, una historia sobre la amistad disfrazada de comedia pornográfica que derrocha imaginación y mucho, mucho sexo...oral. Porno que mantiene un ritmo acelerado desde el comienzo, encadena simuladas historias de sexo sin dar tiempo al espectador a visualizarlas mentalmente y desdramatiza así la realidad de sus personajes para hacernos sentir puro vértigo. Dani Salgado acabó los estudios de Interpretación en el ITAE y se li- cenció posteriormente en Dirección y Dramaturgia en Barcelona, donde actualmente prepara el Doctorado en Artes Escénicas y dice haber retomado “una actividad que ocupaba sus noches antes de dedicarse al teatro”, para crear su nuevo espectáculo en el que las piruetas sexuales de la cultura pornográfica del imaginario popular consiguen lo inimaginable y sobre todo, muchas carcajadas. —¿Cuál fue, en principio, la intención que te llevó a tratar el mundo de los actores y actrices porno? —Entrar en una sala a oscuras para ver teatro o cine me provocaba somnolencia. Cuando vi películas porno, descubrí que no me adormecían tanto y me pregunté por qué y, sobre todo, por qué no. Los temas de mis anteriores espectáculos giraban en torno a la literatura, el arte, la filosofía... pero también el sexo de forma subrepticia luchaba por ganar protagonismo. Oí ese grito y decidí salir en su ayuda. —¿Qué técnica has aplicado para dirigir a los actores y actrices? —En mis actores se encuentra todo aquello que quiero expresar. Me planteo qué quiero presenciar como espectador de su arte. No está en mi ánimo explicar historias al pú- blico sino presentar relaciones entre personas a través de los juegos que propongo. Suelo llamar “máquinas” a los ejercicios que permiten a los actores producir material y han de ser sencillas y ricas para que se encuentren cómodos y a la vez, activos. Mi técnica se basa en ayudarles a ser creativos, observar, seleccionar y manipular sus materiales. Claro que todo esto tiene sus raíces en otros directores que me han marcado, pero este viaje no ha hecho más que empezar. —¿Cómo fue el proceso de convertir en comedia las vivencias de los personajes, que al fin y al cabo chocan con los cánones sociales preestablecidos y viven dentro de cierta “marginalidad”? —No fui muy estricto en su concepción. Me interesaban los roles comunicativos entre los actores y que fuese evidente para el público. Es en esta idea del rol donde me siento más a gusto como creador. La temática pornográfica era tan sólo la excusa para el juego, en ocasiones indecente o brutal, pero que se presentaba con la dulzura de la comedia. Es un terreno abonado para la comedia y allí decidimos plantarnos. —Durante la obra, el espectador llega a olvidarse de que los personajes asumen situaciones ta- nuestra memoria. Ahí es donde me gustaría hacer mi teatro: en la memoria y no en el escenario. Mientras se necesiten actores y escena, nuestros ensayos serán sólo eso: supuestas huellas en la memoria. —Ante una crítica desfavorable, ¿Te reafirmas en que todo es susceptible de ser parodiado? —Si te refieres a un crítico que me sacó tarjeta roja por el “inconfundible tufo fascistoide” que a su juicio merecen algunas partes de la obra, creo que se debió a que él juzgó con ojos morales un espectáculo paródico y farandulero. Le mo- lestaron las referencias a la Virgen de Montserrat, por los valores antifranquistas y demás parafernalia a la que va asociada pero nada dijo del momento en que una actriz simula pintar de color rojo el cuerpo de un chico y luego masturba su miembro coloreándolo de amarillo mientras con una mano en la vagina canta el himno de España. Todo nuestro espectáculo estaba lleno hasta la saturación de alusiones de este tipo. Si ser fascista consiste en parodiar iconos de la derecha o de la izquierda o de la religión o del sexo, sin ponerse límite alguno, entonces sí que soy un creador fascista. De todas maneras, cuando hago una obra, acepto que me critiquen, y cuanto más despiadadamente, mejor. Lo que pasa es que aún no he conseguido ser lo suficientemente inteligente como para hacer un espectáculo lo suficientemente infecto. Se ha de seguir trabajando más. —¿Cómo ha recibido el público barcelonés los ataques a los símbolos “sagrados” catalanes? —Pues muy bien. Que a un peluche de Copito de Nieve le diésemos por culo a base de bien era uno de los grandes momentos del espectáculo, aunque he de decir que fueron las alusiones a la Virgen de Montserrat las que causaron mayores risas. Pero no sólo se basa en esas irreverencias ni tampoco en la introducción simulada de un espetec de Casa Tarradellas por el ano de un actor. Estas anécdotas no son sino muestras del delirio actoral de nuestro 27 Septiembre 2004 “Porno es una bufonada pansexual” búes constantemente, ¿Cómo se consigue? —Este era uno de los objetivos. Hay quien dice que “se empieza fumando porros y se acaba delinquiendo” pero también existe la tesis contraria, propuesta por Thomas de Quincey, que afirma que cuando uno asesina, tarde o temprano dejará de ir a misa los domingos y perdiendo los buenos modales. Un actor, si se le sabe guiar, puede pasar de los juegos más ingenuos, a encular a un compañero de reparto o a relatar cómo folló delante del cadáver de una amiga (por poner ejemplos sacados de Porno), o a la inversa, de situaciones extremas derivar a lo más sutil. Con el público sucede lo mismo: para hacerles partícipes del juego, durante los primeros minutos de Porno se enumeraban actos sexuales de los llamados “aberrantes” y este cóctel funcionaba a modo de frontera. Una vez traspasada, el espectador está preparado para cualquier cosa. Más allá del tabú y de la provocación puede haber una relación abierta y lúdica con cualquier material. —¿Te ayuda generalmente tu formación previa como actor a la hora de dirigir? —Sin duda. Y por eso intento ser un promotor de la libertad creativa y del gozo de mis actores. Siempre que entro a un ensayo me acompaña la obsesión de qué puedo hacer para que el día de hoy sea inolvidable, y preparo cada sesión para que sea una vivencia entre todos, que quede en hayas de esperar a la cincuentena para demostrar que no eres un genio. Aquí, por lo menos, me han dejado comprobar antes de los treinta años que no soy un genio, lo cual me permitirá disfrutar de treinta y cinco años de preparación para asumir el duro trance de la jubilación. Pero, respondiendo a tu pregunta... Considero capital el rigor y la claridad que me he encontrado en el trabajo que se hace aquí. No es que haya más o menos talento que en otros lados, sino que aquí se sabe cómo se deben hacer bien las cosas. Otra cosa es que se hagan siguiendo el plan, pero al menos se sabe qué es lo idóneo y en qué se falla. Y eso para mí ya es bastante. Hay lugares en los que aún se está buscando la definición de rigor en el María Moliner. —¿Para quienes podría ser Porno no recomendada? —No se la recomendaría a los amantes del teatro clásico griego y francés, ni a los que esperen ver a una actriz y un actor haciendo un francés o un griego en escena. Tampoco se la recomiendo a los que odien los payasos, la commedia dell’arte o las películas de Rohmer. El resto, pueden entrar y, sobre todo, divertirse aunque les suponga un esfuerzo, pues para algo habrán pagado en efectivo y por adelantado. —¿Qué inconvenientes supone dirigir comedia? —El único inconveniente de dirigir comedia es que uno se puede encontrar a medio camino con que no es lo inteligente que debiera para aceptar el reto. La comedia es siempre un canto a la inteligencia humana. Hay algo de terriblemente humano en la comedia que a mí siempre me ha desconcertado. Lo trágico, o incluso lo dramático, acaban apelando en último término a una conciencia genérica de lo humano. La comedia opera a la inversa: en lo particular. Siempre he pensado que la comedia requiere más rigor, un control rítmico de la actuación más estricto que otros géneros. El drama lo puede hacer cualquiera; la comedia, sólo los teatreros de talento. Yo siempre estoy corrigiendo cosas hasta en las últimas funciones porque, pese a lo variable de los auditorios, apretando y corrigiendo el engranaje del espectáculo siempre se pueden sacar un par de risas más o tres lagrimillas más rotundas. El público juzga el espectáculo día a día y lo dirige. Mi tarea es escucharlo y hacer correcciones según su veredicto. —¿Qué te gustaría que entendiera el espectador que asiste a ver Porno? —Me gustaría que sintiera, aun no entendiendo un ápice. Que se dejase llevar por el cochecito de la montaña rusa que hemos construido para él y para ella. Que sintiese el vértigo que hemos pasado creando esta historia sobre la amistad disfrazada de comedia pornográfica. —¿Tendremos la posibilidad de ver Porno en Asturias? Desgraciadamente, al ser una producción del Teatre Lliure, no soy el responsable de las giras del espec- Ros Ribas Shakespeare, ni con Chejov, ni con Koltés ni, si me apuras, Alejandro Casona. En Barcelona, la mitad de las personas hablan catalán y la otra mitad inglés, y no necesariamente son estos últimos los turistas. Ya no importa en qué idioma hablas sino si vas a hablar y durante cuánto tiempo pues el metro se cierra a medianoche y si traes condones en la cartera... No sé si me explico... —¿Para qué sirve la pornografía? —La pornografía sirve para combatir las olas de frío del crudo invierno y para tener conversaciones cultas con mujeres a poder ser desconocidas. La pornografía nos alivia y nos hace creer que las personas que nos rodean nos desean porque sí, sean enfermeras, butaneros, profesoras, demonios o ninfas. El sexo porno nos hace creyentes en la magia del cuerpo más allá de nuestra realidad confusa y torpe. —¿Qué diferencias destacarías entre los procesos de creación en Cataluña y otras regiones? (Se admiten recomendaciones). —Quizá sólo pueda decir una: a mi edad, ya me han “dejado” estrenar en el Teatre Lliure y en el Teatre Nacional de Cataluña. Lo digo sólo por un motivo: aquí “te dejan que estrenes”. Aunque, visto desde otro punto de vista, también “dejan que te estrelles”. Si eres joven y estás dentro de los pocos afortunados que salen a la palestra cada cierto tiempo, sí se puede llegar a trabajar en esos lugares. Quizá en otros sitios Un momento de la repressentación de Porno. táculo. El Lliure sólo hace giras con uno o dos de los múltiples espectáculos que produce durante el año y creo que no nos tocará a nosotros. —¿Cómo se fraguó la estética de la puesta en escena? —Yo quería un espacio cómodo para ensayar, y que este espacio fuese luego la escenografía de la obra. Y así fue. Los escenógrafos nos trajeron el primer día de ensayos toda una serie de módulos de espuma y tarimas de madera con las cuales nos sentimos a gusto y cómodos para pasar allí las horas hablando, improvisando, durmiendo... Este espacio permitía una relación dialéctica idónea entre actores y público, situado alrededor del espacio central de actuación. Sobre todo quería un espacio transformable, abierto y preparado para acciones violentas y para reposos activos. Y así, los escenógrafos inventaron una estructura que finalmente superaba en ingenio lo que yo había soñado. —¿De qué fuentes has bebido para escribir Porno? —Sade, Bataille y todo un arsenal de pelis porno, cómics y demás parafernalia. He hecho todo lo posible para documentarme muy bien sobre el asunto, aunque lo cierto es que mi cultura en estos temas ya data de antiguo. Quién me iba a decir a mí que aquellas pajas adolescentes traerían estos lodos... —¿Echas de menos pisar los escenarios como actor? —Sí, lo echo de menos, aunque rara vez acepto actuar. Ya no sabría ponerme a las órdenes de otro director que no fuera tan crápula como yo mismo. 29 Septiembre 2004 La Ratonera / 12 28 trabajo, una suerte de bufonada pansexual o commedia dell’arte urbana que nos hemos inventado. —¿Cómo se justifica la ausencia de sexo explícito en Porno? —De la misma manera que Lo que el viento se llevó no es una película sobre tornados en Arkansas, Porno no es un espectáculo pornográfico. Así de sencillo. Con todo el repertorio sexual no vi la necesidad de recurrir al sexo real, siempre más torpe que el fingido. Por otra parte, los doce euros que costaba la entrada eran demasiado poco para enseñar más de lo que el pudor aconsejaba, habida cuenta que en el Bagdad, por ejemplo, la entrada cuesta sesenta euros. No queríamos hacer competencia desleal. —¿Cómo es la experiencia de dirigir en otro idioma? —Después de seis años en Cataluña ya no puedo decir que el catalán no sea mi propio idioma ni todo lo contrario. Lo hablo, lo escribo y lo tengo presente en mis oraciones, de manera que no me supone una traba. Además, cuando un actor es bueno, puede estar hablando en finlandés que se le entenderá todo. El problema no son tanto los idiomas sino los malos actores, estos sí que son difíciles de entender y de escuchar, utilicen el idioma que utilicen. El lenguaje es el instrumento expresivo más refinado de la mayoría de los mortales y, según cómo, se ven tantos actores que ni tan sólo pueden articular un pensamiento complejo... Y así, no es posible gozar con APUNTES SOBRE TEATRO POPULAR ASTURIANO José Luis Campal Fernández E La Ratonera / 12 30 n bable, el escritor ciañés José León Delestal (19211989)1 compuso gran cantidad de monólogos escenificables que presentan generalmente como denominador común el estar protagonizados por un mismo personaje. Hay que señalar que Delestal entiende el monólogo, como un formato nada inocente para elucubrar, para pensar en voz alta y en el que poner a prueba sus facultades para el ingenio diferenciador. En los monólogos se destapa la vena lúdica de Delestal para dignificar una modalidad necesitada de actualidad y con la que enhebrar unas consideraciones llenas de festiva añoranza. Parapetado en la excusa de que se trata de un subgénero cómico, el autor langreano encontró en el monólogo la oportunidad de captar el paisanaje más típicamente asturiano en un ambiente de estrecheces donde se imponía avivar la perspicacia y permanecer alerta, y donde todo el mundo trataba de sobrellevar lo me- jor que podía sus carencias. Así, nos topamos, por ejemplo, con las triquiñuelas de los llagareros para sacar rendimiento a las espichas y sus efectos diuréticos irremediables, como nos cuenta en los versos siguientes: Como qu’entós los chigreros al espichar una pipa en ve cobrar les pucheres qu’ún emburriaba p’arriba cobraben una perrona por entrar ande la espicha. Y bien no tabes dientro podís pescar una mirla surbiendo sidra a restrozu sin pagar ni otra perrina. ¡Claru que los llagareros facínlo con tola vista...! Pos siendo la sidra cosa que se dixier bien aína, y ties que char per abaxu cuantu metes per enriba, a los pocos menutinos de tar saborgando sidra yá tenís que salir juera a orbayar xunta una esquina. Y dimpués que terminabes de facer aquella espicha si querís volver pa dientro dabis otra perronina y seguís de surbiatera fasta dar fondu a la pipa o terminar les perrones o cayer pates arriba.2 En sus monólogos Delestal creó la carismática figura de Pachín, que era algo así como el alter ego del hombre asturiano de su tiempo, el reflejo y la síntesis de los paisanos asturianos de la época. Pachín era el prototipo de personaje popular, de clase baja y menguados recursos económicos, amigo de la comida y bebida regionales y fumador empedernido; un personaje con el que Delestal introducía, en un contexto de divertimento, una buena dosis de crítica social a la España de posguerra en la que se desarrollan las peripecias de Pachín. No serán ni aisladas ni escasas las ocasiones en las que los personajes se recreen en la comida o en la posibilidad de comer, como en el juego de palabras y conceptos que hace con el verbo “comer” en un contexto futbolístico: A mí que, xugando al fúbol, como’l balón como quien diz. Güeno, sobre too, si lu unten cola grasa de tocín, qu’entós comer no lu como pero llambelu eso sí.3 Y ese personaje inconfundible que representa el mozo Pachín, tiene que hablar, necesariamente, al modo de los habitantes de las cuencas nalonianas. En este aspecto, De- A mí, que soi Pachinín, el que de tres punterazos, [uig, uig, uig, metió diez goles. A mí, que una vez en un partíu que xugué en Valladolid tiré un corne sacacorchos con güeltes a lo “changüí”, que zampé ascontra la red a los defenses y al porterín, y el árbitru con el vientu del chupinazu que di tragó’l xiblatu pa dientro y hubo que sacá-ylu allí, furacando-y el gañote con el filu un berbiquí.4 En ese mismo monólogo, el vergonzoso pudor por la vestimenta de los futbolistas le induce a buscarle soluciones al dilema de tener que evolucionar sobre el terreno de juego en ropa interior, cerrando de la siguiente forma el hilarante monólogo acerca del llamado deporte rey: ¿Por qué mil diantres tenemos que salir dando risión, vestíos de calzonciellos, coles cañaes al sol? Tovía’l que les tien curioses santu y güenu… pero yo que tengo unes parigüeles que talmente paez que son como dos pates de silla que tuviesen sarampión, a santu de qué m’obliguen a salir sin ton ni son vestíu d’esta fachenda… que paezco, qué sé yo… Dame una vergüenza, pensar qu’a mio alredeor hai tantísimes rapaces y yo aquí en ropa menor. Nada, d’ahora p’alantre yo pa xugar al fubol ni en jersei ni en calzonciellos: voi xugar en camisón.5 Ese pudor le conduce también, en otro monólogo, a criticar el hábito fumador en las mujeres, en cuyo patrón moral, el de Pachín, no entra el que éstas consuman tabaco, en un rasgo característico del machismo y la religiosidad de la época a los que el personaje no se sustrae, pues es hijo de su tiempo: Home, el fumarriar les muyeres ye más que pecao mortal, los labios de les muyeres non tan fechos pa fumar, fízolos el Dios del cielu pa rezar y pa besar.6 Los monólogos de Delestal presentan un estilo antichabacano. La narración de los sucedidos del personaje de Pachín buscan los componentes burlones, de pura chanza, pero no para dejar en evidencia 31 Septiembre 2004 Los monólogos asturianos de Delestal lestal se muestra escrupulosamente respetuoso con el bable de su valle natal y ello repercutirá positivamente en el éxito que van a cosechar sus monólogos, escenificados numerosísimas veces y corporeizados en el físico del actor teatral langreano Arsenio Díaz García. Pachín representa el prototipo de rapaz que tiene que adaptarse a las difíciles circunstancias sociales del país, pero lo hace con gracia natural y la sabiduría que da la experiencia; no se arredra ante la novedad, antes al contrario se destapa como un personaje ávido de conocimientos y noticias, aunque luego las enmascare con su personal comentario bufo o colocándolas por debajo de su pequeño mundo local, algo distintivo, junto con el grandonismo, del talante asturiano. Ese grandonismo se advierte, por ejemplo, en el monólogo El gol de Pachín, donde el futbolista Pachín, cuyo fichaje se disputan varios equipos, tiene una valoración de sus posibilidades muy alta y pretenciosa, y se queja así de que le hayan contratado para jugar sólo por seis reales: Mangáron-y una chaqueta, boína, chalecu, calzones y naquestes condiciones taba’l gorrín más chuleta qu’un mozu con pretensiones. Cogieron del brazu entós al animal turulatu y entre medies de los dos pasáronlu pel fielatu. Salieron dos consumeros y nun vieron cosa estraña, los que pasaren melgueros seríen tres compañeros en bon amor y compaña y dexáronlos pasar ensin consumos pagar. Mas fue un fielateru quien -y dixo a l’otru: ―Oye, Efrén, ¿fijástete nel del mediu la cara gochu que tien?7 Pertenecen, pues, a otro tiempo, pero se leen hoy con total facilidad y agrado, y siguen sugestionando y admirándonos por la capacidad de Delestal para sacarle punta a las más diversas situaciones. Incluso las derivadas de una discusión filosófica, circunstancia que aprovecha Delestal para desplegar la peculiar forma de asociar conceptos y razonar que tienen los ingeniosos aldeanos; nos presenta así el caso de Andresín de les Cuestes, a quien recurren el boticario y el cura de Ciaño para que dilucide una discusión en la que se han enzarzado relativa a si es lo mismo verdad y razón. El labrador va a argumentar de un modo muy gráfico su punto de vista: ―Non desiste asemeyanza de la verdá y la razón; son dos coses diferientes como-yos demuestro yo. Fegúrese, boticariu, que vusté equí mesmu, hoi... ¡pero non s’ofienda, mialma, too ye una feguración! Fegúrese que me baxa equí mesmo’l pantalón y que dimpués me da un besu en un sitiu posterior que vusté me lu compriende meyor que m’asplico yo. ¡Si vusté me da esi besu... ¿ye verdá que me lu dio? ¡Ye verdá! ¡Non pue negalo! Pero... ¿a que non tien razón pa que vusté me dé’l besu nel sitiu que me lu dio? ¡Ahí tien la diferiencia de la verdá y la razón!8 Los monólogos de Delestal presentan igualmente una vertiente suculenta como documentos de época. Así, nos informa, pongo por caso, de las hojas que se repartían en las funciones cinematográficas de los años 40, papeletas llenas de elogios exageradísimos hacia la película que se anunciaba y que iba a proyectarse, y cuyo estilo desbroza nuestro poeta de modo tan notable y paródico: En estu taba pensandu cuandu acércaseme a mí un fulanu qu’iba dandu papeletes per allí. Diome una, yo amiréla, leyíla rápidamente enteriándome al leyela que dicía lo siguiente: «Estrenu descomunal, prodigiosu, enteresante, formidable, espanciurrante, mocionante, garrafal, estupendu, escacharrante, grandiosu y anda p’alante, archisiupercolosal. Hoi, nochi, a les siete daes, nel Cinema Novedaes s’estrena la película de tiros y puñalaes qu’al paecer se titula: “Amoríos y guantaes”».9 El carácter testimonial de un tiempo concreto lo advertimos igualmente en sus monólogos cuando nos hace una descripción pormenorizada de la fiesta nacional, de los toros: comienza por los preámbulos del ritual taurino: Abrióse un gran portalón y vi salir esmanáu en un pollín amontáu a un señorín fanfarrión qu’amás diba disfrazáu. (...) Dieron lluego un paseín los que diben a toriar, ascuchóse un cornetín y en menos d’un menutín la xente empezó a esbarriar dexando al toru camín.10 Y sigue, luego, poniéndonos al corriente, de la costumbre taurina de no proteger a los caballos de los picadores, con sus lógicas e inevitables, por no decir desagradables por lo sangrientas, consecuencias: Salieron allí unos puntos en caballos amontaos, tan secos, tan esmirriaos, que sólo yeren barruntos de caballos. El berriacu del toru al velos bramó y al caballucu más flacu colos cuernos lu enfiló y fízo-y talu furacu que tol banduyu se-y vio.11 Los monólogos delestalianos, por lo demás, no tienen todos la misma extensión: los hay largos y pormenorizados, como los que nos cuentan su experiencia al ir por vez primera al cine o su visita al quirófano y a Covadonga; pero también los hay cortos y anecdóticos como aquel otro en el que un Pachín en bicicleta cree, en la noche, que le persigue un fantasma, que a la postre resultará un ejemplar más habitual y terrenal en la quintana asturiana: ―¡Alto allá! ―glayé dispuestu a enredar la rueda a tiros y non tuve más respuestu qu’una especie de suspiros, urg, urg, urg, y de secute yo pensaba esti fantasma está falando en franchute o está perdíu del asma. ―¡Manes arriba o disparo! Mas cuando iba a gatillar salió la sombra a lo claro y entós pude comprobar que yera’l gochu d’Amparo el fantasma del llugar.12 A través de los monólogos de Pachín se reconstruye todo un microcosmos afectivo donde asistimos a la admiración o estupefacción que siente este personaje ante manifestaciones que no son autóctonas de Asturias y cuyo funcionamiento desconoce (caso del fútbol y los toros); o la extrañeza que le causan los avances del progreso, como el cine sonoro, y que le lleva a confundir, en buena lid, las dos realidades: la de lo que sucede en la pantalla del cine y la del momento real en el que el personaje está viviendo, una confusión que con aguda chispa recoge Delestal así: Y güélvese a la mocina y pregúnta-y: ―¿Qué hora ye? Y ella diz cariñosina: ―Mira’l reló de paré. Y él amira pal reló y yo tamién amiré y tal empresión me dio que cuasi me desmayé. Aquel reló yá marcaba les diez de la noche y picu. Y el tuntu de mi que taba más tranquilu qu’un borricu… A estes hores nel cuartel pasen llista… voime prestu non me calque’l coronel cuatro semanes d’arrestu.13 Así pues, otro acierto de Delestal es el de presentarnos a Pachín como peculiar intérprete de la realidad, lo cual provoca en el auditorio las más puras carcajadas, en parte gracias a recursos como la vivacidad onomatopéyica, las apelaciones a un auditorio cómplice o las ilustrativas comparaciones con objetos modernos y a priori poco poéticos, de la que es muestra la que lleva a cabo con los ojos de la amada: ¿Acordáisvos de la moza aquella que me disvió? ¿Aquélla tan curiosina 33 Septiembre 2004 La Ratonera / 12 32 la ignorancia del paisano, sino para reírse con él por sus asociaciones y visiones del mundo circundante, así como para sentirse identificado con las señas singulares de su tiempo y con la mentalidad dominante en las poblaciones rurales o semi-industriales como Sama, porque lo que sería un error de bulto sería situar a los monólogos de Delestal fuera de su marco histórico y sociológico natural, que no es otro que el de la España de posguerra y dictadura. Signos evidentes del tiempo al que pertenecen los tenemos, por ejemplo, en uno de los monólogos, donde se nos presenta a Pachín como consumeru; o en otro, en el que se nos refieren las ocurrentes artimañas de dos paisanos de Veguín a la vuelta del mercado de ganados de Sama a la hora de cruzar el fielato, ya que llevan un cerdo recién adquirido y no quieren declararlo, y donde el autor redondea la anécdota con el comentario final de uno de los filateros cuando la operación aduanera ya se ha concluido con éxito para los “evasores de impuestos”: La Ratonera / 12 34 Otro recurso al que acude Delestal es a la confusión que generan en el protagonista de sus monólogos las palabras homónimas, las que escribiéndose igual tienen significados distintos, y más para un receptor que se sitúa clarísimamente en un contexto político determinado, como es, por ejemplo, el de una España todavía inmersa en la guerra civil, que es el que hay en su primer monólogo (estrenado en enero de 1939 en el teatro de la Victoria, de Sama) cuando Pachín asiste por vez primera al cine y le ocurre lo que sigue: Dimpoés salieron lletreros y cuandu ya taba fartu y cansáu de leyelos sal unu que diz: “Repartu”. —¡Mio madre! Nesti llugar son comunistes rabiaos. Amira tú qu’empezar col repartu… ¡Tan aviaos!15 Y gracias también a los equívocos graciosos provocados por su falta de familiaridad con términos específicos, como ocurre con la faena de muleta en el toreo: Y el señor qu’estaba al pie díxome: ―Home, porque ahora ye la faena de muleta. ―¿De muleta? ―dixe yo estrañáu y falancieru―. Entoncies, dígame, ho, ¿ye que ta coxu’l toreru?16 Otro ejemplo de confusión semántica la tenemos cuando acude a un restaurante después de visitar la cueva de Covadonga: Entréme nel comederu con más fumos qu’un ricachu y díxe-y al camareru: ―¡Dái de comer a don Pachu! Entoncies el mozarrión saltó con esta canción: ―¿Quiere comer a la carta? Y yo dixe: ―N’home, non. ¿Tú crees que soi un buzón? ¡Sírveme de lo que farta! El mazcayu nun s’inmuta y llixeru arrespondió: ―Le traeré la minuta. ―¿La minuta? ―dixe yo. Nesti hotel no hai quien descuta. ¡Voi a comer un reló!17 Volviendo al mundo taurino, tenemos otra muestra del ingenio humorístico de Delestal cuando, en el marco de su asistencia a una corrida, Pachín se interesa por el significado de la interjección ¡olé!, que para él es novedosa por completo y éste es el resultado de la interpretación que le da un aficionado, en la que se trasluce una crítica demoledora del autor contra los presuntos “entendidos”: La xente gritaba:―¡Olé! Yo fartucu d’escuchar tantu olé desgañitáu, pruyíame averiguar del olé’l significáu y a un puntu qu’estaba al llau pregunté-ylo ensin tardar y él dixome: ―Papanata, qué analfabetu ye usté, si la xente grita olé tantes veces ye porque o le mata o no le mata.18 Otras veces, la mala pronunciación de una palabra confunde al personaje, como sucede cuando va a someterse a una operación quirúrgica y el cirujano dice: ―¡Hai que pone-y l’anastasia! Antónzanes yo salté viendo cosa tan redícula y al ceruxanu entrugué: ―Esa anastasia ¿quién ye? ¿Una artista de película? Y arrespondióme’l doutor: ―Esa anestesia, chaval, ye pa matar el dolor. Y pa ti no estará mal una anestesia local. ―Entós, ¿nun será meyor que la tengan provincial que matará más dolor?19 Otro ejemplo de final sorpresivo y caricaturesco lo encontramos en el remate al monólogo sobre tauromaquia, donde, a propósito del caso de los espontáneos, cuando el matador sale por piernas ante las dimensiones del toro, el personaje de Pachín parece que se va a lanzar al coso, pero lo que hace es salirse por la tangente, haciendo honor a la soca- rronería y al sentido vitalista y pragmático del espíritu asturiano: Entós llevanteme yo y grité: ―Si no hai valiente salgo yo. Entós la xente aplaudíame a rabiar y dexáronme pasar pel mediu tranquilamente. Hasta una moza imponente largóme un besu al baxar. Yo, sin da-y cuentu a la cosa, pues a mí no hai quien me tosa, pasé entre tos sin parar y salí pal bar a tomar una gaseosa.20 Garramos unos trípodes fechos de fierru y de cin y enrriba d’ellos poníemos tres tablones q’hai iquí y una colchoneta llarga que non ta enllena de crin ni enllena de miraguanu nin de llana de merín, sinón que ta enllena paya más dura que l’adoquín y yo al llevantame d’ella cuandu toca’l cornetín tengo los güesos frayaos y un dolor en ca carril que parez que me molieron col culatu d’un fosil.21 Los monólogos delestalianos mantienen hoy día, muchos años después de su composición, una lozana frescura, siguen transportándonos a un pasado de miseria pero donde se imponía la esperanza vital; siguen leyéndose, recitándose, representándose en foros muy diversos y agradando a los auditorios más variados; siguen, en una palabra, vivos y coleando, a un paso de la posteridad popular, integrados de pleno derecho en la literatura oral en bable. NOTAS Sobre Delestal, puede verse nuestro trabajo: Recorrido por la vida y la obra de José León Delestal, El CarmenLangreo (Asturias), Asociación Cultural José León Delestal, 2001, 22 páginas. 2 LEÓN DELESTAL, José: Pachín y otros monólogos. Oviedo, Ediciones Trabe, “Maestros del humor”, n.º 1, 2002, páginas 109-110. 3 Ibídem, páginas 86-87. 4 Ibídem, página 86. 5 Ibídem, páginas 88-89. 6 Ibídem, página 16. 7 Ibídem, página 61-62. 8 Ibídem, páginas 97-98. 9 Ibídem, página 36-37. 10 Ibídem, página 79. 11 Ibídem, páginas 81-82. 12 Ibídem, páginas 56-57. 13 Ibídem, páginas 48-49. 14 Ibídem, página 14. 15 Ibídem, página 41. 16 Ibídem, página 82. 17 Ibídem, páginas 70-71. 18 Ibídem, página 81. 19 Ibídem, página 64. 20 Ibídem, página 83. 21 Ibídem, página 29. 22 Ibídem, página 76. 1 Finalmente, anotemos que al leer los monólogos de Delestal protagonizados por Pachín nos encontramos con una estructura que se repite, y que no es otra que la del encadenamiento entre las diferentes piezas, como si los monólogos fueran los capítulos episódicos en la biografía sentimental de Pachín y los miembros de su generación. Este encadenamiento se ha respetado en la reciente edición de Trabe de los monólogos de Delestal y ello facilita el seguimiento de los avatares del personaje. Así en L’adiós de Pachín lo vemos despidiéndose de Sama antes de partir para el servicio militar, y Pachín escribe a Serafa es un monólogo donde, ya en la mili, hace un memorándum de la penuria de instalaciones, indumentaria y alimentos que padece, como cuando describe el camastro en un tono que tiene poco de retranca graciosa y bastante más de aspereza crítica: En otro monólogo, nos cuenta Pachín su ajetreado viaje en tren a la playa de San Lorenzo, y en el siguiente nos habla de su asistencia a una corrida taurina, que tiene lugar el mismo día de su visita al arenal gijonés, donde la contemplación de las muchachas en flor le potencia la picardía sexual, exclamando un hedonista Pachín, con símiles simbólicos de fácil comprensión, lo siguiente: Fui a la playa ensin parar pos quería ver la mar y vi la mar de chavales tan guapes y esculturiales que me ficieron naguar. ¡Ai, hom! En aquella playa que tien vistes tan vistoses hai chavalines a esgaya y atópesles tan precioses que te pica la espadaña.22 35 Septiembre 2004 de los güeyinos de sol qu’allumbren como dos focos de cien bujíes los dos?14 Estrenado en Asturias Estrenado en Asturias Francisco Díaz-Faes La Ratonera / 12 36 S e presentó en la programación de junio de “Hecho en la comarca” del Palacio Valdés la pieza juvenil Les cartes de Pilar Murillo. Si podemos decir que ha logrado el objetivo de hacer reír, no podemos afirmar que haya sido por sus excelencias teatrales sino por los chascarrillos y guiños coreográficos que, con evidente deseo de simulacro antinatural, han contribuido a conformar este teatro costumbrista en asturiano. Vertido, como dicen ellos, del castellano a la jerga común, el habla característica de un rincón de la zona del cabo Peñas que linda entre los concejos de Candás y Luanco. Pero son unos leves giros, el resto se hace en un más o menos académico y otrodoxo bable, de frialdad extrema por otra parte como es bien sabido. La ambición Cuenta hasta 3 Higiénico Papel Teatro Intérprete: Belén Fernández Directora: Laura Iglesia Pedro Lanza E Isabel Friera al finalizar la función. y alpargata, o madreña, sin visos de intelectualización, con algunos excesos y virtudes en el entretenimiento que no hace escapar de la butaca de la comarca. He mencionado el principio de Huygens, cuando una piedra, si tiene peso, al lanzarla a un charco produce ondas que se difunden por el medio y vuelven con la misma frecuencia que la original. Algo así puede ocurrir con esta obra si tiene la suerte de entrar en esos circuitos de teatro costumbrista en los que al parecer una o dos piezas al año son encumbradas por el número de actuaciones. A veces con un éxito “de por vida”, permítaseme la expresión. l 26 de junio, en los Jardines de la Reina de Gijón, y bajo un sol de justicia, estrenó Higiénico Papel su último espectáculo: Cuenta hasta 3. Laura Iglesias, directora y adaptadora, reelabora tres de las historias que Millás-Forges nos cuentan en su libro Números pares, impares e idiotas. Con una actriz, Belén Fernández, que cada vez domina más y mejor Belén Fernández. 37 Belén Fernández, en un momento de la representación de Cuenta hasta 3. la técnica del cuentacuentos (a pesar de sudar la gota gorda en unas condiciones no muy apropiadas para la atención y el recogimiento necesarios), y con la aparición y manipulación de números y objetos, nos encontramos con una pieza de pequeño formato destinada al público infantil y que tiene la gran originalidad de contar historias de números, algo aparentemente árido y abstruso, pero que el ingenio de Millás y la experiencia de Laura Iglesia convierten en cuentos a veces poéticos, a veces surrealistas, a veces reivindicativos. Y el público, tanto el infantil como el adulto, estuvo “enganchado” en todo momento al desarrollo de las tres historias, aplaudiendo con ganas el trabajo de la actriz. Laura Iglesia y Belén Fernández. Septiembre 2004 lar Murillo. Grupo de teatro “La diosa del Sarcasmo”. Reparto: Arantxa Fernández, Gemma Alonso, Isabel Friera, Carlos Alba Cellero y Pablo Díaz Súarez. Iluminación y sonido: ALberto Ortiz. Vestuario: Isabel Cañamero. Maquinaria: Noemí Bastida. Teatro Palacio Valdés de Avilés, junio de la autora tal vez haya estado en rescatar esta anécdota de las cuitas de unos abuelos y sus nietas, con la aparición esquemática, como todos los personajes, de una madre en una habitación que se ha reciclado de la anterior pieza Faustina. Un cartero enamorado es el que descarga, junto a una de las hijas (Arantxa Fernández) y la misma Isabel Friera haciendo de abuela, las risas mayores del programa. Una tele, un final inverosímil y una construcción “de aquella manera” llevan a buen término las intromisiones del siglo XXI en esta obra. Nada más se puede hallar aquí, como he mencionado en otro sitio, pues el enigma de la carta en el arte, que pudiera conducir este escrito, — como tan bien dibujó Veermer, y ha configurado gran parte de la literatura del siglo XVIII a nuestros días, incluido el melodrama— es una excusa elemental para este juego que, no sin precipitación, busca el solaz del asentimiento público con continuidad durante la representación. Tampoco se ha buscado una alusión directa con la Comedia del Arte con la que fácilmente se podía haber emparentado, dado el transcurso de la puesta en escena. Sin embargo pasa a formar parte de un divertimento más dentro de este teatro, de boina Pedro Lanza Les cartes escrita y dirigida por Pi- La azarosa vida de los números Francisco Díaz-Faes Debajo de la boina Estrenado en Asturias Estrenado en Asturias Sesfebú, el musical Roberto Corte La Ratonera / 12 38 LA RATONERA.- ¿Cómo surge la idea de hacer un musical en una tierra que no tiene tradición? JORGE MORENO.- Todo arranca en octubre de 2001, cuando nos llama Aurelio, que es el compositor, y a quien yo no conocía de nada. Él había visto representar una de mis obras y necesitaba un autor para escribir el libreto. Sólo tenía una línea argumental muy general, a modo de esbozo. A partir de ahí se fueron escribiendo las canciones, construyen- do los personajes y…, hasta el día del estreno. Pero todo comienza de una manera casual, sin conocernos. L. R.- En Asturias, al margen de experiencias de pequeño formato como las de Quiquilimón o el TEG, no se recuerda nada similar. Lo que nos hace pensar que se trata de una novedad muy experimental. ¿Cuál es el plan de explotación y en qué momento se encuentran ahora las representaciones? J. M.- Nos faltan un par de canciones y algunos arreglos para finalizar la grabación del disco, que empezamos en julio y se presentará en octubre. Ésa era la segunda parte del proyecto y esperamos que tenga buena acogida, que se escuche en radio y consiga alguna venta. El musical estará en Galicia, en Pontevedra, a finales del presente año o en enero del próximo. Y ahora nos queda la parte más difícil, que es la de intentar colocarlo fuera. L. R.- ¿Cuál fue el presupuesto general con que contasteis? J. M.- Al principio pesamos que sería imposible hacerlo con menos de sesenta millones, que era el presupuesto necesario para que el musical que quería Aurelio funcione. Había bailarines, actores, músicos, cantantes..., y, por supuesto, en aquellos momentos era impensable que un actor doblase. Yo estaba en las nubes y no daba crédito al proyecto. Pero claro, el tiempo pasa y la realidad se impone, y luego los presupuestos son otros... Yo creo que los gastos finales, el precio del musical, fue de unos ocho o diez millones de pesetas. Se ha corrido por ahí, a través de la página de la Unión de Actores, que fueron treinta los millones que había aportado la Consejería, lo cual es ridículo —ojalá hubieran sido treinta para hacerlo mejor—. Al día de hoy puedo decirte que el Principado no nos dio nada y que el Ministerio de Cultura desestimó la subvención del mismo. Sólo el ayuntamiento de Gijón nos concedió una ayuda que aún no hemos cobrado. Así que el gremio puede dormir tranquilo, la mayoría del presupuesto ha venido de bolsillos privados. Y conste que se trata de una producción, digan lo que digan, netamente asturiana. L. R.- Sesfebú es un musical de muy aceptable factura. El público y la crítica, salvo la necia maledicencia de chascarrillo, coincide en que tiene una parte musical excelente, bien creada y cantada por todos los participantes. Y, por su puesto, que se trata de una obra bien interpretada. Aunque a la salida del estreno no dejó de comentarse la prodigiosa voz que tiene la protagonista, Alba Mesa, para el canto, y también sus limitaciones como actriz... J. M.- Es evidente que la protagonista, que es muy joven y primeriza, ha sido elegida por su voz para cantar. Lo que se necesitaba para ese personaje era, ante todo, una cantante. La crítica, la de Díaz-Faes y la de Boni, ya que Fuertes se abstuvo, fue bastante favorable. Yo siempre pensé darme un buen batacazo… y, a la postre, también he sido uno de los sorprendidos. Supongo que entendieron que se trataba de un espectáculo sin precedentes. Hubo arreglos entre la representación del Jovellanos y la del Campoamor, con notables cambios a favor de esta última. Tengo que decir a nuestro favor que se trata del primer musical de estas características realizado en Asturias, que se recordará como un pequeño hito, y que espero que sirva para abrir alguna puerta. Sé que hubo mucha hostilidad y reticencia por parte del gremio, aunque también he de reconocer que la prensa estuvo, desde el principio, muy por la labor. 39 Septiembre 2004 N o tenía el teatro asturiano una experiencia de estas características. Al margen de las zarzuelas, óperas, o las producciones de muy pequeño formato, el musical asturiano desde el teatro, fue siempre un imposible. Condicionado por su alto coste de producción y por tratarse de un género con público sesgado, de un solo estilo. Y un único mercado muy competitivo, limitado, de metrópolis, obligado permanentemente a superarse en refinamientos y espectacularidad. Ahora Sesfebú, el musical de Joaquín Pesquina y Jorge Moreno que acaban de estrenar en Gijón y Oviedo, con doce intérpretes y siete músicos en el escenario, deja abierta una vía que reclama atención. Su argumento: en un mundo teatral dominado por el imperio mercantilista de Johann Enfer (productor sin escrúpulos morales), una joven, Minna, con talento escénico (aunque inexperta en estas lides), trata de abrirse camino en pos de su único sueño reconocido: ser actriz. La música: a un buen ritmo pop como exigen los cánones. Los Karatescu PERFORMANCE Roberto Corte J a recibir unos buenos puñetazos de Nadia. Primero en los pectorales, contundentes. Después en el abdomen, más rotundos. Y finalmente en la espalda, los definitivos, que le llevarían doblegado hacia el suelo. Por el medio Nadia, hermosa efigie atlética de indiferente expresión, acompañaba los golpes con unas patadas en el pecho no menos decisivas ni precisas. Después, en agradecimiento a la buena acogida del público y los aplausos, Gica nos muestra un pequeño adelanto, un pequeño an- sis, a otra acción espectacular donde entran en juego otros códigos de representación que guardan relación directa con la realidad, pues los golpes y la violencia existe, están ahí y se produce de verdad. Es también un acto que tiene bastante de autoinmolación en un momento en que todo el mundo quiere minimizar riesgos”, dice Rico. Para Susana la respuesta del público es lo más interesante. “Supongo que la mayoría se queda con la boca abierta al considerarlo un acto libre que tiene como fundamento un reto, el que les lanza José Rico al suponerse un superhéroe al que le dan golpes y no le duelen. Y quizá también haya espectadores que consideren el performance como de mal gusto, y lo estimen inadecuado porque conlleva suficientes dosis de violencia gratuita. Yo, aun sabiendo que en realidad todo está muy controlado, reconozco que con el bate lo paso muy mal y hasta tengo miedo. Sé que el golpe y el daño son verdaderos y todo tiene que estar muy medido.” Aunque también hubo quien, reconociendo los excelentes resultados conseguidos, echó de menos una conexión más “dramática” entre la primera parte de la presentación, la de los inmigrantes rumanos, y las necesidades a que a éstos obliga la vida, al tener que ganarse el pan con unas acciones preformativas extremadamente violentas, ante un público que soporta impasible el dolor ajeno. 41 Septiembre 2004 La Ratonera / 12 Pedro Lanza 40 osé Rico y Natalia Mendoza, Gica y Nadia, o los hermanos Karatescu para la ocasión (dicen que eran trío y falta Lucio, ahora en menesteres más lóbregos). Dos inmigrantes rumanos que se pasean por nuestra región, hacen los bares, pasan la gorra y subastan su fuerza o resistencia a golpe de puñetazo, pa- tada y palo. Por menos de treinta y cinco euros no hay sesión, que es el precio de medio tratamiento. Y por setenta el completo, procedimiento que promete ser lesivo (no digamos el tratamiento doble por ciento veinticinco euros). Tras presentarse cortésmente en El Cafetón de Avilés la noche del 6 de agosto recaudaron lo suficiente, entre la sorpresa y desconfianza del cliente reconvertido en espectador, para medio tratamiento. Y empezó la sesión. Gica, despojado de su camisa, comenzó ticipo —dice—, de lo que supone el tratamiento completo que nos hemos perdido: traen un bate de béisbol y repiten sesión. Ahora con la misma entrega los golpes entraban por los mismos flancos, pero con superior dureza y precisión. Y ante unos espectadores que ya habían pasado de la media sonrisa al incomodo, la perplejidad, y empezaban a pensar que la cosa iba en serio. Al final del performance un improvisado coloquio de sobremesa con los implicados, y unanimidad en el reconocimiento a la calidad de ejecución. “No busco ninguna reacción esperada por parte del público. Se trata de provocar el pase de una acción teatral, la del comienzo, codificada como acto de míme- 42 43 La Ratonera / 12 Septiembre 2004 M La Ratonera / 12 44 iguel Ángel Solá y Blanca Oteyza representaron Hoy: El diario de Adán y Eva, en el teatro Jovellanos de Gijón, el pasado 3 de agosto, con el aforo completo y el público en pie aplaudiendo al final. Merecida recompensa a un grandísimo trabajo interpretativo, que a Solá le valió el Premio Max y el de la Unión de Actores de este año. Con gran amabilidad nos concedieron una entrevista recién acabada la función. La Ratonera: ¿Cuánto tiempo lleváis con este éxito? M. A. Solá: En Argentina cinco temporadas, desde el 95 al 99, con dos giras nacionales y tres giras provinciales, descansando sólo los lunes y con Blanca embarazada de ocho meses y actuando. En España llevamos quince meses. Aunque nos costó mucho conseguir teatro aquí. Blanca Oteyza: Yo soy madrileña, aunque estuve ocho años viviendo en Argentina. Después del 99 se paró la función y nos vinimos a vivir a España. Miguel empezó a rodar muchas películas y tuvimos a nuestra segunda hija. Intentábamos encontrar teatro, un productor o alguien que nos echara una mano. Pero no creyeron en el proyecto. La Ratonera: Incluso tuvisteis momentos difíciles, con “robo” de la escenografía incluido… M. A. Solá: Es una historia con un señor que ya murió, así que ya no vale la pena… Tuvimos que rehacer todo de nuevo y estrenamos sin un centímetro de publicidad. Esta es una obra del público. Nos pasó allá y nos pasó aquí. La quieren, la adoptan, la aúpan y la llevan por todos lados. Después de catorce meses en Madrid, aunque querían que siguiéramos, interrumpimos porque queríamos saber qué le pasa a la gente con la obra, queremos sembrar. No imaginamos nunca las proporciones que iba a alcanzar esta función. La Ratonera: Siendo, en una gran parte, un texto vuestro, ¿nunca tuvisteis la tentación de hacer unas referencias más explícitas a la situación socio-política de la Argentina? M. A. Solá: Las referencias sociales están. En Argentina había tres mil quinientos teatros. Quedan trescientos. Destruyeron todo. En la radio trabajaban todos los artistas de todo el mundo: músicos, actores, directores, artistas… Yo aprendí pintura por la radio, así que imagínate. La radio fue maravillosa en la Argentina, pluricultural. Abarcaba todo el territorio, tres millones de kilómetros cuadrados deshabitados, había muy poca gente, la mayoría hijos de inmigrantes que estaban alejados de su cultura, y esa cultura la encontraban aunándolos a todos por la radio. Hizo un trabajo ejemplar la radio durante treinta años. Después llegan los años 60, justamente lo que marcamos al final, donde ya se descompone todo. La radio comienza a ser más una pugna partidista, más comercial, más fútbol, más chismes… Desaparecen los artistas de la radio. Por otro lado está el tema de la vejez. Aquí no se vive tanto eso. Pero en la Argentina es como si te dijeran “vos tenés que vivir de aquí hasta el resto de tus días con cien euros por mes, y con eso te tienes que pagar todo: enfermedades, medicinas, tu curiosidad cultural, tu comida, tu alquiler…”. El tema social está muy metido en la obra, pero no diciéndole al espectador esto es así, sino para que la gente se dé cuenta cómo se margina al diferente. En cuanto empezamos a ser diferentes, empezamos a ser marginados. La Ratonera: Pero la situación Argentina tan difícil… M. A. Solá: Para eso está el ciudadano. Yo ciudadano he dado la cara ante todo, toda la vida. Me he peleado con todos: militares, peronistas... Allí donde hubiera un corrupto, yo Blanca Oteyza y Miguel Ángel Solá, en los camerinos del Teatro Jovellanos. cosa se tire abajo para que…”. Estaría haciendo barricada. En cambio lo único que hago es hacer pensar a la gente, hacerla sentir: eso es irreemplazable. Dermoestética puede haber en cualquier lado. Teatros ya no hay. Los teatros están liquidados, abandonados por lo general. Y aquí en España todavía hay. Pero en Argentina se destruyeron tres mil quinientos teatros. Les picaban los techos para que la lluvia se los pudriera y cayeran todas las cabriaras y destruir todo. Porque allí existe una ley que donde hay un teatro hay que construir otro de las mismas características. No se respeta, pero está en la ley. La ciudadanía podría impugnar todo eso que se hace. Pero la ciudadanía se desentiende porque está agobiada por otras cosas. Ustedes que no están agobiados en este momento, defiendan como puedan el Teatro Arango, porque no hay derecho. Debe haber cincuenta mil casas vacías por ahí para hacer institutos de Dermoestética. ¿Por qué en un teatro? ¿Por qué en ese teatro? Es un teatro ideal para cuando no hay espectáculos gigantescos. Tenemos muy pocas casas donde jugar nosotros los actores y por lo general no están en las manos más idóneas. Quedan muy pocos reductos. Y estos teatros, como el Jovellanos, a los que se acusa de burocracia, están mantenidos como están mantenidos gracias a ese tipo de burocracia, que permite que esto continúe. Hay muy poca gente que luche por eso. Y si pueden decirle a la alcaldesa que forren las butacas para que no hagan ruido, sería maravilloso. Yo soy extranjero y no voy a decirles a ustedes lo que tienen que hacer. Sólo les deseo la mayor de las suertes. 45 Septiembre 2004 Pedro Lanza Pedro Lanza Solá: “Debo generar emociones” estaba señalando. Pero como ciudadano, no como artista. Como artista yo tengo la obligación de estar arriba en el escenario y estar generando en la gente emociones, sentimientos y pensamientos. Que la gente se dirija sola. Yo no tengo que dirigir a nadie. Blanca Oteyza: Nosotros empezamos a escribir la función con un objetivo muy claro que era el objetivo del amor. El amor es universal. Y el amor implica todo lo que has visto allá arriba: la vejez, el respeto… Pero no quisimos en ningún momento marcar la actualidad. M. A. Solá: La actualidad la marcan los medios de comunicación. A través de los medios de comunicación nos damos cuenta de toda la basura que somos. Pero también somos de otra manera. Entonces, ¿por qué no ahondar en lo otro, si nosotros con la realidad no podemos competir? La realidad es espantosa. ¿Cómo vas a competir con un niño al que le cosen la cara por los bombazos en Irak? ¿Cómo vas a competir con los maltratadores que están matando mujeres durante todos los días del año? ¿El teatro puede competir con eso? ¿El cine puede competir con eso? Lo que hay que hacer es generar la otra parte, esa balanza que hace que sigamos vivos. Nosotros tenemos que hablar de otra cosa a la gente, al corazón, no tenemos que distraerlos de lo esencial. Lo esencial es cómo tenemos que hacer para cuidarnos, para querernos, para desarrollarnos, para seguir creando. Yo podría decir: “los corruptos que permiten tal Pablo Rodríguez Medina La Ratonera / 12 46 1. Introducción En muchos de los artículos, diversas introducciones a la edición del texto o manuales leídos para la elaboración del siguiente trabajo se apuntan diversas condiciones que bien podrían aducirse para la configuración de un mito teatral, pero que en ningún momento se concretan, se analizan como punto central de estudio, pese a lo engañoso de su título1. También en las conferencias que fueron ofrecidas por diversos críticos, escritores y especialistas en el tema de don Juan se apreció una ausencia en cuanto a centrar de una manera específica la condición de mito de don Juan, a excepción de la espléndida charla del profesor Carlos García Gual2. Se analizaron las pervivencias del mito, lo teatral, el nacimiento, pero no su condición, su esencia. En las páginas que se suceden intentaré desgranar algunos de los aspectos que pueden aproximarnos al porqué de esa condición mítica, algunos aspectos de la obra que nos digan ciertamente qué hay de mítico en el comportamiento de don Juan. Para ello no pretendo hacer una sistematización de los aspectos míticos, sino conjugar el trabajo de investigación con un discurso ensayístico, a fin de que los conceptos, los diversos puntos tratados resulten más amenos, sin perder por ello las pautas mínimas exigidas por la investigación. Se hará necesario hacer referencias a otros artículos y libros que no tienen que ver de manera directa con la obra, pero sí con la condición mítica que emana de la figura protagonista de ella. Son artículos y libros acerca de las interpretaciones y de los rasgos predominantes del mito que se han señalado por destacados filósofos de la historia, desde Aristóteles, a Hegel, Freud, o Nietzsche. En cuanto a la metodología del análisis, creo oportuno comenzar por analizar el comportamiento de don Juan —advirtiendo desde un primer momento que es el don Juan barroco3, no el romántico de Zorrilla—, y trascender a generalizaciones mayores afrontando cuatro planos en total: el plano de don Juan consigo mismo, como ente mítico logrado; otra fase es el plano de las relaciones con el individuo y las relaciones sociales o con las diferentes instituciones estatales y por último sus relaciones con la divinidad. 2. Don Juan y la consciencia vital: el límite entre la complejidad y la paradoja Todo personaje mítico es de por sí complejo. Dicha complejidad emana de la verdad y la naturaleza de ella, que en él mismo se encierra, una verdad que Enciso4, recordando a Bergson, cifró en el conocimiento y la adquisición de información de lo irracional, existencial, humano en toda su plenitud que el mito comporta. Pese a lo irracional de la figura mítica del burlador de Sevilla, podemos pergeñar algunos de los datos que confieren un halo profundo de vitalidad inagotable a la figura. Don Juan es un personaje maravillosamente complejo, contradictoriamente fatídico. Esa es una de las características esenciales de su configuración teatral, desde mi punto de vista. Hay contradicciones que marcan su carácter y su destino, consecuencia todas ellas y derivables de un tronco común: el sentido, conciencia y consciencia vital del personaje. Una de estas contradicciones, la más fuerte y fácilmente apreciable, nos viene definida por el contraste existente entre la oración que el personaje constantemente repite a modo de sonsonete, su “Tan largo me lo fiáis” y su actitud ante la vida. El burlador de Sevilla, por el Centro Dramático Nacional. como un presente continuado de acciones, como un lapso único, que carece de futuro porque el futuro habrá de ser lo que él quiera, y un tiempo, entonces, configurado de tal manera que carece de sentido cualquier posible confesión, porque no habrá plazo que llegue o deuda por pagar7. Sólo al final, cuando el espectro del Comendador don Gonzalo consuma la venganza, tomará conciencia plena del futuro nefasto que le espera (su condenación) y pedirá un confesor que le absuelva de sus pecados. Pero ya será tarde: D. Juan: Deja que llame quien me confiese y me absuelva. D. Gonzalo: No hay lugar; ya [acuerdas tarde. Esa será una de las notas que configuren la tragicidad del personaje, como ya apuntaron algunos críticos9: aquello en lo que don Juan se fundamenta como eje principal de su vida y como lo que espera de ella, hallará su plena contradicción y comportará una negación condenatoria a través de la realidad. Esta consciencia vital será la ceguera —desconocimiento de las limitaciones humanas e individuales— que mueva a nuestro personaje a la soberbia, induciéndole al error de su conducta En este caso particular, su ceguera y su trasgresión culminarán con el enfrentamiento a la estatua del Comendador don Gonzalo y con el posterior castigo por parte de la divinidad. Ciertamente, nuestro personaje encaja a la perfección con el héroe trágico o carácter que había sido definido por la poética aristotélica10. 47 Septiembre 2004 Lo mítico en el don Juan del Barroco (I) Por una parte, don Juan esgrime el “tan largo me lo fiáis”, como símbolo de que aún queda tiempo de redimirse, de que el castigo —de haberlo— se aventura muy lejano todavía, fuera del tiempo de la vivencia, ante las continuas advertencias que se le hacen por boca de diversos personajes (Tisbea, Catalinón, su propio padre…) acerca de que su modo de vida y sus traiciones habrán de ser castigadas. No obstante su actitud vital con respecto a esta respuesta es totalmente contraria. Don Juan obra de una manera vertiginosa y característica del que bien sabe que posee las horas contadas. El dinamismo teatral que conlleva su presencia sobre las tablas, contrasta con lo que de su propia palabra dice a los demás personajes. Don Juan parece ser conocedor, quizá de manera inconsciente o intuida, de cuál habrá de ser su final —por ello actúa así5—, pero el ímpetu y la soberbia fruto de la nueva concepción del hombre6, le hacen pronunciar esa frase forjada en la confianza que tiene en sí mismo: “Tan largo me lo fiáis”. Esa controversia nos presenta a un personaje en constante ebullición y en lucha consigo mismo, un contraste abismal entre lo que se dice y la manera de proceder, entre las dos vías de actuar y de configurar al personaje teatral. Hallamos en él a un personaje, además, cuya fe ciega en sus posibilidades le hacen concebir el tiempo tremo y negativo de libre albedrío que se nos expone con la figura de don Juan puede constituir un ataque a los desmanes que esta conciencia nueva del individuo comportaba. Pero lo que de verdad parece afirmar y defender la obra es el hecho de que todos tenemos un papel que cumplir, que todos obedecemos a un secreto papel por el cual, y según lo cumplamos y asumamos más o menos libremente, pero con honestidad, virtud y dentro de unos límites, nos salvaremos o nos condenaremos. De hecho, desoírlo, apartarse de él, dar rienda suelta a la apetencia ciega frente al deber que viene impuesto por las normas sociales y la divinidad, es lo que hace don Juan constantemente. Don Juan no es un prisionero del destino. Se niega a serlo, y ese es su error, su castigo, porque al negarse a asumir su papel acaba convirtiéndose en lo que es más trágico aún, en un prisionero de sí mismo. Don Juan es un torbellino, una vorágine sorda a las advertencias y ciega a sus errores, que lejos de arrepentirse de ellos, los magnifica; una vorágine en la que se atrapa a sí mismo sin ceder un solo recoveco por el que hallar la escapatoria, y por ello, la salvación. En la espiral que provoca don Juan, él es otra víctima, sin saberlo, a la que siguen las mujeres burladas y los padres, los prometidos, los hombres que va deshonrando. Es significativa una paradoja que pone en evidencia, a través de su sim- bolismo, lo que decimos: don Juan jamás cumple sus promesas. Cuando otorga la mano o su palabra de matrimonio, esto de nada sirve, porque no responde a la promesa. Sólo en una ocasión cumplirá su palabra —acude a la cena que le ofrece la estatua del Comendador don Gonzalo—, y esto le llevará a la condenación. Pero que cumpla su palabra no quiere decir que se arrepienta, que rectifique, que el personaje hubiese iniciado así un proceso de redención por el que pudiera haber sido salvado. Más bien ha de considerarse como una reafirmación de su carácter. El autor se cuida mucho de presentar ambivalencia en este punto y clarifica el matiz: si don Juan cumple con su palabra y acude no es por honestidad, sino por soberbia, no es movido por la valentía, sino por la temeridad, por la ceguera que le impide ver los límites que no han de ser traspasados, y que esta vez lo serán definitivamente12. Será a través del símbolo ritual de dar la mano, en señal y como promesa de tantos matrimonios prometidos con los que no cumplió, como don Juan será condenado a los infiernos. El símbolo de su pecado encierra, al repetirse de esta manera simbólica, en un círculo y ciclo perfecto, el castigo de su condenación: al dar la mano a Isabela13 se abre un proceso de pernición y perdición que se va repitiendo y reiterando y que concluye cuando el Comendador, en representación de la justicia divina, viene a llevar a don Juan a los infiernos. 3. Don Juan como destructor de mitos y violador de pautas sociales 3.1. Don Juan afrenta a la sociedad El mito y el personaje trágico plantean una serie de controversias que emanan del enfrentamiento entre la personalidad individual, lo subjetivo, lo anímico enfrentados con lo colectivo, las pautas sociales, lo objetivo14. En el caso que nos ocupa, don Juan se enfrenta y burla a la sociedad, a las leyes, a los vínculos que esta ofrece, traspasando así la conciencia y la moral establecidas por el colectivo de la sociedad. 15 Es un caso extremo por el que el autor nos presenta a un personaje que prescinde de las normas sociales y acata sólo los principios subjetivos que emanan de él16. El personaje se alza ante todo contra la sociedad, a la que impone su agere contra, su cuño personalista, a la que descompone tras el paso de su persona. Y esa capacidad de imponerse y burlar a las pautas sociales es lo que fascina, a la vez que repugna, al espectador y lo que lo conduce irremediablemente a la experimentación del proceso y sentimiento de catarsis17. Don Juan no tiene en ningún caso en cuenta la ley que establecen los hombres, con el rey como máxi- mo exponente, los mandatos expresos, la palabra dada… Simplemente obedece a su afán, a su ansia personal a la que debe dar satisfacción siempre que se le presente la oportunidad. En este sentido, su ansia de burlar a las mujeres que convierte en una mera excusa que oculta más bien el enfrentamiento desenfadado que mantiene con toda la convención social, de la que se burla. Notas 1 Vid. por ejemplo, el artículo de F. Fernández-Turienzo, “El Burlador: mito y realidad”, en Romanische Forschungen, 86, 1974. 2 Por carecer de documento alguno de posibles actas escritas sobre el tema, y urgido por la decencia investigadora, remitiré las posibles referencias a lo expuesto en aquellas charlas a las notas que fui tomando y al conferenciante de quien las tomé. Las charlas fueron organizadas por la Asociación Nuevo Milenio en colaboración con el Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, bajo el marbete de Don Juan: genio y figura, ofertadas los días 4 y 5 de abril de 2000 en el Salón de Actos de la Facultad de Filología de Oviedo. 3 Me referiré a la figura de esta manera, o también, Burlador de Sevilla, para evitar la famosa controversia de la autoría. 4 Notas tomadas de las conferencias citadas en la nota a pie de página número 2. 5 En palabras de Francisco Ruiz Ramón, Historia del teatro español. (Desde sus orígenes hasta 1900), 7ª edición, Cátedra, Madrid, 1988, pág. 207: “Don Juan vive vertiginosamente unas aventuras que han comenzado en el dormitorio de la duquesa Isabela, en Nápoles, terminan en una iglesia de Sevilla, ante el sepulcro de don Gonzalo de Ulloa. La vida de don Juan transcurre como un relám- pago, entre el amor y la muerte, entre el goce y el castigo” De la misma manera, cree que es esa premura que impregna y dirige sus actos la que le da “el primer elemento consustancial al personaje: don Juan no tiene tiempo que perder, don Juan no puede demorarse, quedarse es renunciar a ser quien es: quien goza y parte para gozar de nuevo. Sin embargo, no es su meta el placer, sino el placer siempre nuevo, y, aún más, el placer hurtado (…) Don Juan Tenorio sólo cree en el “aquí” y “ahora” porque su vida es ser “aquí” y “ahora” ” (pág. 208) De idéntica manera cree F. FernándezTurienzo que don Juan es conocedor de su destino, op. cit., pág. 284: “Don Juan es un personaje inicialmente maquiavélico, y, en este sentido, amoral: el fin justifica los medios. Pero todavía no ha logrado desentenderse de la llamada fe medieval. Don Juan cree y jamás niega -racionalmente- los avisos que le llegan. Sabe, por tanto, y admite que hay Dios, muerte y juicio después de la muerte.” Lo que ocurre, ciertamente, es que la visión temporal de don Juan le fuerza a situar esos hechos futuros más allá de su presente persistente, viéndolos, por tanto, ajenos, y sintiéndose a salvo. 6 Sobre ello se basa el artículo citado de F. Fernández-Turienzo, y el de Mario F. Trubiano, “ ‘El Burlador’, herejía y ortodoxia de una existencia desdoblada”, Revista de Literatura, XLII, (1980). La tesis de ambos autores es que Tirso de Molina habría querido contraponer la nueva concepción del hombre moderno que se había venido fraguando en el humanismo y el Renacimiento, con el modelo medieval y teocentrista, y denunciar los desmanes que de esta nueva concepción podrían emerger. 7 Francisco Ruiz Ramón, op. cit., pág. 208: “Su tiempo está hecho de una sucesión de presentes o mejor, es el presente. De ahí su esencial espontaneidad y su dramático ser y no ser . El don Juan de Tirso carece de memoria para el pasado y de imaginación para el futuro. Por eso ni puede arrepentirse, porque el pasado no existe, ni puede temer, porque tampoco existe el futuro. Su ‘que tan largo me lo fiáis’ expresa esa incapacidad de don Juan 49 Septiembre 2004 La Ratonera / 12 48 Don Juan, ciego en la creencia de sus posibilidades, desconocedor de los límites del ser humano, comete varios errores que culminan con la afrenta a la estatua del Comendador don Gonzalo, y por lo tanto a la divinidad. Además sus errores se cometen con arrogancia, con una soberbia que emana del personaje, de sus hechos y de sus palabras. Al yerro por desconocimiento se le une este matiz que contribuirá a acentuar aún más su error, pues indica, indudablemente, reafirmarse sobre él, negar la rectificación y perseverar en él hasta la última de las consecuencias. Junto a esto, cabe resaltar el hecho de que don Juan carezca de un destino anunciado del que no puede escapar, como podría suceder en el caso de Edipo. Su propio destino y condenación parece ser él mismo. No hay una profecía, una predestinación que nos indique que don Juan obedece a unas pautas marcadas desde el plano divino (recuérdese la candente controversia acerca del libre albedrío y la predestinación de la época, motivo central de El condenado por desconfiado). Nuevamente habría que hacer alusión a los críticos que ven en esta obra un ataque a la concepción renacentista y moderna del hombre que había dejado relegado a un segundo plano al teocentrismo medieval11. Ciertamente podríamos advertir que, en buena medida, el caso ex- meta de la existencia del hombre, mostrando el “orden divino que rige la vida del hombre moderno en el mundo” (el texto entre comillas citado es de J. Casalduero). En el ámbito cristiano, esto significaría la reafirmación de que el alma humana, con la gracia divina y su libre albedrío, queda todavía regida por un orden moral pre-establecido por Dios, de quien depende y ante quien tendrá que responder inevitablemente. El hombre, pues, se salva por Dios y se condena según su comportamiento”. 12 Vid. las apreciaciones que en este sentido hacen casi todos los críticos de manera unánime. Por ejemplo, F. Fernández-Turienzo, op. cit., pág. 281: “Y aunque es verdad que Don Juan muere cuando, por primera vez en su vida, cumple la palabra empeñada y acude a la cena, no menos cierto es que la cumple por orgullo y no por fidelidad, por ese honor caballeresco -pura convención socialque Tirso quiere condenar juntamente con la infidelidad.” 13 Vid. los versos 17-18: “Detente;/ dame, duquesa, la mano.”, en la pág. 78 de la edic. citada. No obstante, suponemos por la obra que esta comienza in medias res, es decir, que antes que a Isabela habría burlado a otras muchas mujeres, como se desprende de la charla mantenida con el Marqués de la Mota. Pero por su manera de proceder, el modus operandi sería el mismo. Además ateniéndonos al ciclo que se nos presenta, el gesto de la mano con Isabela abriría, quizás de manera simbólica el camino de perdición del personaje. 14 Vid. los artículos de Pilar Palop Jonqueres, “Freud, Hegel y Nietzsche sobre la tragedia clásica (I)”, en El Basilisco, nº 2, (págs. 41-51) y “Nietzsche y la tragedia”, en El Basilisco, nº3, (págs. 47-52) donde se resumen algunas de las interpretaciones filosóficas acerca del papel del mito y de la tragedia. En el primero de los artículos se contraponen ambas nociones bajo los marbetes ley subterránea / ley manifiesta; principio de placer / principio de la realidad. El primero de los objetos contrapuestos (ley subterránea y principio del placer) hace referencia a lo que quiere el individuo, al con- junto de sus apetencias, de su subjetividad, mientras que el segundo de los objetos contrapuestos (ley manifiesta y principio de la realidad) hace referencia a la ley tangible, recogida y objetiva que ha sido establecida por un proceso histórico y por el conjunto de la ciudadanía para regir la convivencia colectiva. La tragedia -sobre todo mítica- surgiría, por lo tanto, de la confrontación de ambas leyes o principios. 15 Vid. Francisco Ruiz Ramón, op. cit. pág. 208: “Don Juan se situará al margen de la sociedad, a la que rige un sistema de normas, no aceptando ese sistema, no porque el sistema sea bueno o malo ni porque sea éste o aquél, sino porque limita su individualismo que, por ser vivido como absoluto, considera todo lo que está fuera de su esfera como relativo.” 16 Sobre las apetencias del yo y los impulsos subjetivos a los que obedece su comportamiento, vid. Ignacio Arellano, Historia del teatro español del siglo XVII, Madrid, Cátedra, 1995, págs. 347-348: “(…), esta capacidad de proyectar en sus aventuras deseos secretos, impulsos de dominio y apetencias sexuales (signo a la vez de ansias de poder y liberación de instintos reprimidos) explican buena parte de la fascinación que produce. (…) Ignora la moral y la conciencia relegándolas a un más allá, al tan largo me lo fiáis (su repetida muletilla) que le traerá la condenación (…) Destruye el honor de los demás y quiere construir su propia fama de “Héctor sevillano” sobre su capacidad de burlar a los demás.” 17 Vid. en el manual de varios autores, Historia de la Teoría Literaria I. La Antigüedad Grecolatina, Madrid, Gredos, 1995, pág. 128: “El espectador sentirá una especie de purificación de sus propias pasiones (catarsis) si puede ver objetivada a través de una historia (mythos) la relación entre las acciones culposas (conscientes o inconscientes) y el castigo que les corresponde.” En el próximo número de LA RATONERA ofreceremos la segunda parte de este artículo. Aniversario de Jacinto Benavente Francisco Díaz-Faes C incuenta años se han batido en retirada sobre la tumba de Jacinto Benavente. Decía en 1944 (nos señala la monumental “Historia del teatro español” de editorial Gredos), diez años antes de morir, que “en mis obras tal vez se abusa del sermoneo educativo. Al reflexionar sobre ello, lo deploro. Las obras no han ganado nada y la educación de mis contemporáneos tampoco”. Es cierto que solemos descansar más fácilmente sobre la incomodidad de un recuerdo desagradable, a ser posible si es sangriento mejor, que sobre la mullida cama de una amorosa almohada. Pero dejemos que el recuerdo de una figura que hoy nadie conoce —salvo para observar (arrinconado contra una vieja estantería por metros) en algún lomo de colecciones de Premio Nobel que lo fue de Literatura en 1922— sea invocado por mor de la memez de las cifras y aniversarios. Jacinto Benavente había nacido en Madrid en 1866 ciudad donde triunfaría, y moriría en 1954. No es caso que uno venga a hablar desempolvando el por qué se le dio estoque en vida, porque la tendencia 51 Jacinto Benavente. Septiembre 2004 La Ratonera / 12 50 para dotar de existencia al futuro, en cuyo horizonte están la muerte y el más allá.” 8 La edición que manejamos es la de Tirso de Molina, (seudónimo de Gabriel Téllez), El burlador de Sevilla, edición de Ignacio Arellano, Madrid, Espasa-Calpe, vigésima segunda edición (1ª de 1939) 1999. Para esta cita, pág. 189, (vv. 2792-2794) 9 Vid. en E. M. Wilson, y D. Moir, Historia de la literatura 3. Siglo de Oro (Teatro 1492-1700), 1ª edición, Ariel, Madrid, 1985, pág. 162: “Don Juan, que confía en su juventud (“¿Tan largo me lo fiáis?”) y que espera tener una larga vida para poder arrepentirse, descubre, súbitamente, demasiado tarde ya, que la vida puede ser muy corta.” 10 En el comentario que ofrecen los autores del libro Historia de la Teoría Literaria I. La Antigüedad Grecolatina, Madrid, Gredos, 1995, a la opinión de Aristóteles acerca del carácter trágico podemos leer, pág. 121: “Aristóteles define el carácter como “aquello que manifiesta la decisión, es decir, qué cosas, en las situaciones en que no está claro, uno prefiere o evita”. Esta posición electiva del hombre ante las cosas no debe entenderse nunca separada de los factores que, al matizarla, la vuelven plenamente trágica: de un lado, las limitaciones del ser humano, el radical desconocimiento que lleva al héroe a equivocarse (hamartía) con arrogancia (hybris); del otro, su inapelable sometimiento a los designios de la moira, de ese destino que juega con el hombre y burla sus intenciones al desatar, a partir de aquellas, una cadena de efectos paradójicos (peripecia).” 11 Vid. los artículos respectivos y ya citados de F. Fernández-Turienzo, que define el sentido de la obra como “apocalipsis del hombre moderno”, pág. 282, y el de Mario F. Trubiano. Como párrafos significativos, se pueden traer a colación los siguientes de Mario F. Trubiano, op. cit., págs. 41 y 42 -la negrita es mía-: “Tirso de Molina, hombre barroco de formación post-tridentina, vio esta nueva y radical postura del hombre renacentista que llevaría a Don Juan y al hombre moderno a la perdición. En El burlador de Sevilla, Tirso se propone restablecer a Dios como centro y decir, casi todas) con notable favor por las mejores figuras de nuestro teatro: Ricardo Calvo, Margarita Xirgu, María Guerrero, Lola Membrives, Carmen Carbonell, Ricardo Simó, Muñoz Sampedro, etc. Algunos han señalado la relación entre su teatro y las claves ideológicas de Antonio Maura, lo que para tantos debe sonar a una calle de Madrid, pero fue el propio Torrente Ballester el que manifestaría que no cree que “Benavente haya pretendido alguna vez, de verdad, la reforma de la sociedad española por medio del teatro”. Impórtanos poco ahora en esta breve reseña, esto y lo otro, más allá de señalar, como botón de su género, la conmoción que supuso Los intereses creados, estrenada en 1907: “los críticos opinaron que el tercero (acto) decía bastante, por lo que tenía de farsa. Entonces esto de la farsa se estimaba grave pecado literario (...) Hoy la escribiría de otra manera (1932); más en tono de farsa. Ya no es pecado escribir farsas”. Benavente es una figura que debemos reconocer, o al menos conocer, por su paralelismo con Oscar Wilde, o el Bernard Shaw que le antecedieron, con una rica formación, traductor excelente de Shakespeare y Molière, animoso conocedor del teatro francés, curioso interesado (y este es un dato que tampoco conocía) de espectáculos como el circo y la pantomima (lo que anticipa a Gómez de la Serna), director del “Teatro de los Niños”, obsesionado por la creación de un teatro artísti- co, reivindicador pujante del papel de la mujer, de modernidad radical y liberal para su época, precursor en tanto de los papeles de Valle y Lorca en el teatro posterior. Comentarista agudo de su tiempo en fin, cuya figura debería ser glosada con ahínco y más conocimiento que el mío, este año que no deja de ser una curiosidad para adentrarnos en tal genio creador. Obras inéditas, ensayos, comentarios, esperan para ser abiertos, vistos y oídos, recuperados para esta memoria que ha de ser personal si alguna vez quiere ser histórica, común, genérica. Decían que mi abuelo —que gustó de escribir y frecuentó como actor teatros y óperas en Madrid de la primera década del XX— se carteaba con Benavente. No sé si como efecto de su admiración por su teatro, dio en parecérsele como una gota a otra de agua. Hubo quien entonces le paraba en la Pola de Lena, donde ejercía en un juzgado, saludándole a su paso: “adiós Don Jacinto”, le espetaba aquel. “Don Jacinto en todo menos en una cosa, menos en una cosa”, contestaba y repetía y repetía (atusándose los bigotes benaventinos) tal vez haciendo alusión a esa maledicencia de entonces de quien quedaba solterón y sin hijos. Mi abuelo tuvo catorce, y aunque esta anécdota es una “recomendación que viene de muy cerca” (como él decía), deben creérmela pues no es ninguna flor para echarme acomodo a la celebración de tan admirable hombre de teatro. El cenáculo Herminio Malagás 53 Septiembre 2004 La Ratonera / 12 52 al sermoneo y la moralización de sus escritos será el primero en señalarla él mismo. Ni que lo hagamos en función de atribuírsele caracteres de un teatro decimonónico a espaldas de las innovaciones y vanguardias que afloraban por otras europas. Bástenos decir que así como fue uno de los consolidadores de los grandes “bustos parlantes” de nuestro teatro, su temática abarca gran variedad de registros que hoy nos causarían cuanto menos admiración (quiero decir si alguien estuviese con la pluma a punto para escribir tanto, y no tan mal como suponemos). No debemos echar en saco roto que de 1894 a 1907 los especialistas le dan por “radicalmente innovador” en la escena española, aquejada entonces del mal de la aparatosidad verbal, el artificio vacuo y la ampulosidad en la que quedó al final el romanticismo y que dan el portazo con Echegaray. Cierto es que su sentido del humor, ironías y fina sátira, su estilo y verbosidad, la elegancia de su escritura, se cruzó desde entonces con un exceso narrativo en sus piezas, un decorativismo dramático sin pulsión, la evasión como enseña, y además el realismo y un sentido esquemático de los personajes que recrea sin embargo en una ambientación prodigiosa. Piezas sentimentales, rurales (de signo trágico como La malquerida), misceláneas, satíricas, fantásticas y comedias, psicológicas y hasta zarzuelas, han sido clasificadas entre sus casi doscientas estrenadas. Algunas (o por mejor Herminio Malagás EL CENÁCULO Herminio Malagás Personajes: La Ratonera / 12 54 Óscar Pilar Rebeca Profesor 1 (Eustaquio) Profesor 2 (Falopio) Luisa Niño José Manuel Repartidor de pizzas Época: actual Lugar: Una ciudad española grande Homenaje al humor de los hermanos Marx, a la inteligencia de Woody Allen, y al arte de Fritz Wunderlich. Otrora sala de reuniones, actualmente denominado espacio profesoral de interacciones, de un instituto de enseñanza secundaria. Una mesa alargada en el centro, algunas sillas, en desorden, a su alrededor, estanterías con algún libro (pocos), una puerta abierta que comunica con el lavabo. Otra puerta que va a dar al pasillo donde se encuentran las aulas. Profesor 1 está sentado a la mesa haciendo un solitario con aire aburrido. Profesor 2 está de pie en el umbral de la puerta del lavabo masajeándose la cara después del afeitado. Es viernes, hacia las 14 h. y es el primer día de un nuevo curso. Entra Óscar violentamente. ÓSCAR: Ya me está tocando los cojones. PROFESOR 1: Incordiando, incordiando. ÓSCAR: Tienes razón, Eustaquio, ya me está incordiando los cojones. PROFESOR 2: Pero bueno, hombre, vamos a ver. ¿Quién te hace sufrir de esa manera nada más empezar? ÓSCAR: ¿Quién va a ser? Tu adorado, idolatrado, afeminado y embalsamado director. ¿Tú sabes lo que me pasó esta mañana? PROFESOR 2: ¿Qué te pasó? (Sigue masajeándose la cara.) ÓSCAR: (Lo mira y menea la cabeza.) Falopio, nunca entenderé cómo te atreves a afeitarte durante el horario lectivo. Esas cosas se hacen en casa, hombre. ¿Lo dice el manual del caradura que siempre te acompaña a todas partes? Ten cuidado porque con tanto cachete va a perder consistencia tu jeta y se va a reblandecer por exceso de uso lo que, sumado al reblandecimiento de tus meninges por infrautilizarlas, puede convertirte en una momia, y con el Directamon tenemos suficiente. PROFESOR 1: ¿Nos lo cuentas o no? Herminio Malagás ÓSCAR: Hace un momento salí a la calle a hacer un recado y casi me mato en la escalera. Las baldosas sueltas por las que ya protesté todo el curso pasado siguen sin reparar y Nosferatu me había asegurado que empezaríamos este curso con una escalera completamente renovada. PROFESOR 2: Habérmelo dicho antes. Yo soy experto en sacar de la manga escaleras, y además, de colores. ÓSCAR: Pues vas a necesitar una de caracol. PROFESOR 2: ¿Para qué? ÓSCAR: Para escapar de Rebeca cuando le cuente que te vi escribirle las marranadas en el parabrisas. PROFESOR 2: (Tras la sorpresa, esbozando una sonrisa estúpida.): Je, je. ÓSCAR: ¿De qué te ríes? PROFESOR 2: La terapia que utilizo ahora recomienda reírse siempre que nos encontremos en una situación apurada. PROFESOR 1: Bueno, ¿y qué pasó después de tu caída o como quiera que se llame? ÓSCAR: Pues que fui al despacho del ente innominado a protestar y me contestó que habían surgido dificultades de tipo presupuestario con la sección responsable de reparaciones del ayuntamiento a finales del curso pasado, pero que estaba en ello. El muy pedante me recomendó relajarme porque me notaba preso de una crispación quintaesenciada. PROFESOR 2: Quinta… ¿qué? ÓSCAR: Quin-ta-e-sen-ci-ada. Está claro que necesitas otro caracol en cada oído. (Silencio.) PROFESOR 1: ¿Y qué tal con los nuevos chavales? ÓSCAR: Para tener una primera impresión de qué grupo me ha correspondido para este curso, hice El cenáculo unas cuantas preguntas y el resultado fue para deprimir a cualquiera. PROFESOR 2: ¿Qué preguntas hiciste? ÓSCAR: Una, por ejemplo, fue: “¿Qué es el positivismo?” Un energúmeno levanta la mano. Respuesta: “ir a lo positivo”. Otra pregunta: “¿Alguien oyó hablar del Círculo de Viena?” Respuesta de una iletrada: “Mi madre está apuntada al Círculo de Lectores…” PROFESOR 1: No te quejes, por lo menos ya tienes una familia que lee… ÓSCAR: Otra: “¿Quién fue Wittgenstein?” Respuesta: “El inventor de la lavadora”. Otra (yo estaba entregado): “raíz cuadrada de 16”. Un gracioso responde que faltan datos. Pero lo peor estaba por llegar. PROFESOR 2: ¿Qué pasó? ÓSCAR: Dejé de hacer preguntas. Para recuperar el ánimo les conté la paradoja de la tortuga de Zenón; les hablé de los juegos lógicos que proponía Lewis Carroll a sus alumnos. Después, mencioné a mi admirado Henri Poincaré, un matemático y filósofo francés muy importante. Dijo en cierta ocasión que la vida era un relámpago entre dos noches eternas. Esto lo dije refiriéndome a lo rápido que pasaba todo, a que ya estábamos en otro curso, que no lo vieran como algo muy largo, que el final del curso estaba ahí a la vuelta de la esquina… En eso levanta la mano una alumna… PROFESOR 2: ¿Y qué tal está? ÓSCAR: (Algo azorado.) …Muy bue…esto, muy… Buena, digo bueno, a lo que vamos. Me dice que no sabía que en la asignatura de Matemáticas se hablaba de tortugas y tormentas. Que creía que era una asignatura seria. Le dije que la imaginación era muy importante también en Matemáticas. 55 Septiembre 2004 El cenáculo La Ratonera / 12 56 PROFESOR 1: Ahora que hablas de tortugas. Leí el otro día en un libro de anécdotas algo a propósito de un tal Russell no sé qué más… ÓSCAR: ¡Hombre! El gran Bertrand Russell. PROFESOR 1: Ése, ése… Estaba dando una conferencia sobre el universo. Una anciana que estaba entre el público lo interrumpió y le dijo: “Está diciendo tonterías. Todos sabemos que la tierra está sostenida por el caparazón de una tortuga gigante”. Russell replicó: “¿Y sobre qué se sostiene la tortuga?”. La anciana le espetó: “Se cree muy listo. Hay tortugas hasta abajo”. ÓSCAR: Sí, sí, ya la conocía… Otro día les hablaré de Russell… A lo que iba: va y me dice la chica ésta: “No se lo tome a mal. Pretendía introducir una discrepancia enriquecedora”. Yo quedé atónito… ¿Sabéis cómo se llama?... Penélope Úrculo… y en un hombro lleva tatuada la fórmula de Einstein E=mc². ¡Cielo Santo! ¡Vaya bomba! (Silencio.) PROFESOR 2: ¿Cuántos años hace que somos compañeros en este instituto, Óscar? ÓSCAR: Irán 10 ó 12, ya. PROFESOR 2: Es que todos los comienzos de curso te pasa igual. Te cabreas por el bajo nivel de la clase, va pasando el curso, mejoran, y al final aprueba la mayoría. ÓSCAR: Pero no todos. PROFESOR 2: Capto la indirecta. Yo no me complico la vida. Instantáneas gráficas esbozadas… ÓSCAR: Otrora Dibujo… PROFESOR 2: Otrora dibujo… PROFESOR 1: (Sigue con el solitario.) Óscar, eres un nostálgico incorregible. PROFESOR 2: Decía que mi asignatura, se llame como se llame, es una maría y siempre lo será. Herminio Malagás ÓSCAR: Du du a du du a. PROFESOR 2: Pues eso. Yo, a lo mío: libro de texto. Cada día un dibujo durante 15 minutos para poder corregirlo en la misma hora de clase… y a correr. El que quiera hacer una carrera ya verá después lo que es bueno. PROFESOR 1: Si te dedicaras al ajedrez tu especialidad serían las partidas rápidas, ¿a que sí? PROFESOR 2: Seguramente… ÓSCAR: ¿Y por qué no pruebas? El actual campeón del mundo de ajedrez dijo “Si pienso juego mal”. Eso tiene que animaros a los que no pensáis. PROFESOR 2: Muy gracioso… PROFESOR 1: Pues yo pienso seguir como todos los años. A los chavales les aburre hacer los ejercicios que vienen en el programa. Yo soy profesor de protojuegos predeportivos sin afán competitivo… ÓSCAR: Otrora gimnasia… PROFESOR 1: Otrora gimnasia… Les digo que echen un partido a lo que quieran. Ellos hacen ejercicio igual, lo pasan bien y yo estoy más relajado. O sea: bueno para todos. ÓSCAR: Ten cuidado: de tanto relajarte un día te vas a poner a caminar y no vas a poder. Puedes acabar como directácula. PROFESOR 2: Un día el director te va a oír meterte con él y ya verás… ÓSCAR: No creo. Y si me oye me da igual. Vosotros tenéis enchufe con él, pero yo con ladrones no quiero saber nada. PROFESOR 1 y PROFESOR 2: ¿Ladrones? ÓSCAR: ¡Ah! Pero… ¿nunca os lo conté? Una hermana mía es la responsable de seguridad de unos grandes almacenes. Lo pillaron varias veces intentando llevarse objetos de lo más diverso. Utiliza una ga- Herminio Malagás bardina. Últimamente lo grabaron con una cámara de vídeo. En una de las cajas montó un espectáculo sacando de la gabardina botellas de agua, de sidra asturiana, relojes… Ni Harpo Marx llevaba tantas cosas dentro de la gabardina. PROFESOR 1: Así que es un cleptómano. ÓSCAR: Veo que sigues en forma con los crucigramas, ¿eh? En realidad habría que decir clepsidrómano. PROFESOR 2: ¿Cle qué? ÓSCAR: CLEP SI DRÓ MA NO. PROFESOR 1: La clepsidra es un reloj de agua. PROFESOR 2: No lo pillo. ÓSCAR: Sí, hombre. Si empleas el triple del máximo esfuerzo del que eres capaz, incluso tú lo puedes entender. Es un juego de palabras con agua, reloj, sidra, robar a escondidas… ¿lo entiendes ahora? PROFESOR 2: Un día me voy a hartar de que me tomes el pelo. (Silencio.) PROFESOR 1: Pues suena bonito eso de quintaesenciado. ÓSCAR: (Socarrón.) Precioso. Suena precioso. Y además muy consecuente con los tiempos que corren. Yo antes era profesor de matemáticas. Ahora, de intelecciones numéricas aplicadas. Antes, los chavales estudiaban PREU, BUP, COU, ESO, ESTO. Ahora, AQUELLO. Me imagino que dentro de poco estudiarán LO DEL MÁS ALLÁ en la parroquia más próxima. Antes, las canicas; ahora, interacciones cristalográficas. Antes, gimnasia; ahora, protojuegos predeportivos sin afán competitivo. Antes, recreo; ahora, segmento de ocio. Antes, pizarra; ahora, panel vertical de actividades. Antes, borrador del encerado; ahora, generador de palimpsestos (acalorándose El cenáculo cada vez más). Antes, echar cuentas; después, calcular; ahora, proyectar elucubraciones algebraicas… PROFESOR 1: Basta, basta ya. ¿Por qué dijiste lo del más allá? ¿No correspondería decir lo de más allá sin la “l”? ¿Por qué con “l”? ÓSCAR: Para regularizar los términos. PROFESOR 1: (Después de unos segundos de silencio.) Verdaderamente, necesitas relajarte. Sufres de “burn out” y el primer día de curso. Un caso grave. ÓSCAR: ¿De Murnau? ¿El gran director de cine alemán? PROFESOR 1: BURN OUT B U R N O U T. Estar quemado, vaya. Te acabarán saliendo nódulos en la laringe. Deberías hacerme caso y utilizar la técnica Alexander. Mira, mira cómo me levanto de la silla. (Demostración 2 ó 3 veces.) Hazlo tú. (Lo hace). Es fantástica. Alexander fue un actor de teatro australiano que padecía frecuentes problemas de voz. Un buen día, mirándose al espejo y reflexionando, comprobó que su postura corporal era un desastre. Estudió, abandonó la carrera teatral y se dedicó a enseñar a gente con problemas similares a los suyos. Hoy muchos miles (sobre todo músicos) la ejercitan para sus actividades profesionales y para su vida cotidiana…Otra técnica también muy recomendable es la de Jacobson. Trabaja grupos musculares. Mira, por ejemplo, para cuando se cargan los hombros. Demostración de Profesor1. Lo imita Profesor2. Lo imita Óscar. Los tres a la vez varias veces. También está la técnica de entrenamiento autógeno, la… PROFESOR 2: Espera, que voy a por una jarra de agua y un vaso para que sigas con la conferencia… 57 Septiembre 2004 El cenáculo ¿Qué hora es? Cielos, las dos y media. Hoy sólo saldré media hora antes de tiempo. Estoy perdiendo las buenas costumbres. ¿No os conté el último? Le dice uno a otro: Eres un ludópata. No lo soy. Sí lo eres. ¿Qué te juegas a que no lo soy?... (Los otros permanecen serios mirándolo.) ¿Qué pasa? ¿No es bueno?... ¡Bah! Adiós. PROFESOR 1: Yo también me voy… Y tú hazme caso. Esto acaba de empezar, así que tranquilo. Hasta el lunes. ÓSCAR: (Mirando a Profesor 2.) El lunes espérame que te afeito yo. Traeré una cinta con la danza nº 5 de Brahms y ya verás qué imitación hago de Chaplin… aunque mejor afeito al gran dictador. La Ratonera / 12 58 Óscar queda solo, pasea sin saber qué hacer, mira el reloj, coge la cartera y comprueba que tiene dentro la película. Entra Rebeca. REBECA: ¿Qué tal, Óscar? Recuerda que hoy tienes cita. Ocho y media. ÓSCAR: Querrás decir ocho y medio. Pero… ¿tú cómo lo sabes? REBECA: ¿Saber qué? ÓSCAR: Que compré “Fellini, ocho y medio” esta mañana para verla hoy por la noche en casa. Por cierto: se pasaron con el precio. REBECA: Pero, ¿no te acuerdas de la cena de hoy? Te dije por teléfono el lunes que el dueño de la tienda de discos de mi calle quería que fuéramos a su casa. Estrena piso y como tú eres muy aficionado a la música también, pues le hablé de ti. Ya verás, es muy buen conversador. ÓSCAR: Yo, en realidad, soy aficionado al cine, siempre te confundes. La música me gusta pero… Herminio Malagás REBECA: ¿No me dijiste una vez que habías estudiado varios años la trompa en Friburgo? ÓSCAR: ¿Yo? Hombre… de adolescente soplé algo, eso es verdad. Cogí alguna trompa. No, no. Yo te dije que cuando vivía con mis padres en Burgos había pasado mucho frío. Después fuimos a vivir a Salamanca y estudié durante un par de meses la gaita escocesa. REBECA: ¿La gaita escocesa en Salamanca? ÓSCAR: ¿Qué pasa? ¿No se puede estudiar la gaita escocesa en Salamanca? ¿Está prohibido? Es como aquel que estaba encaramado a un peral comiendo higos y llega un amigo y le pregunta que qué está haciendo. Él contesta: estoy comiendo higos. ¿En un peral?, replica el otro. Y él añade: ¿Qué tiene de raro? Compré un kilo de higos y lo como donde me da la gana… Pero a los dos meses dejé la gaita escocesa. REBECA: ¿Por qué? ÓSCAR: Porque mis compañeros me llamaban soplagaitas y además me subía un frío terrible por las piernas. REBECA: No me digas que te hacían tocar con falda escocesa. ÓSCAR: Pues sí. ¿Me imaginas con la gaita, la falda, y en Salamanca a 5 bajo cero? Después, me enteré de que había la posibilidad de practicar el triángulo. A mí me pareció un nombre muy sugerente y no lo digo en el sentido puramente geométrico… Pero resultó ser otro instrumento musical así que decidí poner fin a mis inquietudes artísticas. Ni trompista, ni gaitero ni triangulista… opté por seguir siendo onanista utilizando como partituras los comics de mi heroína favorita… REBECA: ¿Quién era? ÓSCAR: Druuna... ¡Qué mujer! ¡Qué bien dibujada estaba! ¡Qué curvas! ¡Qué medidas! Herminio Malagás El cenáculo REBECA: (Maliciosa.) ¿Ya no es tu heroína favorita? ÓSCAR: (Avergonzado.) Esto… bueno, uno va cumpliendo años…formando una familia… Rebaca: (Comprendiendo.) ¿Y no se cela Pilar? ÓSCAR: ¿De una mujer de papel? No… no creo… bueno, ella no sabe nada… Además: nos queremos mucho. No creo en la suerte pero yo la tuve al conocerla a ella. REBECA: Bueno, no se hable más: a las ocho y media. También irán Megido y Luisa. ÓSCAR: ¿El arquitecto y la pedante? REBECA: No seas malo. Toma una tarjeta suya porque no me fío de ti. Tomaste nota de la dirección por teléfono pero a saber dónde lo habrás escrito. ÓSCAR: En un palimpsesto. REBECA: Menos mal que al menos recuerdas que te dije que vivía en un sexto. Estás mejorando. Además, tengo gana de ver a tu mujer. (Coge su cartera y se marcha.) ÓSCAR: (Vuelve a coger la película, menea la cabeza, la guarda.) Ésta también necesita caracoles. (Sale.) *** En el salón, por lo demás convencional y parco en muebles, llama la atención una pizarra grande (puede estar en un trípode o colgada en una pared). Pili, su mujer, está haciendo un puzzle sobre la mesa, arrodillada en el suelo. Óscar, el hijo de 12 años, está tumbado en la alfombra mirando fotografías. Óscar padre está sentado en la butaca, en bata y zapatillas, leyendo un libro de cine. ÓSCAR: Está bien este libro. Escucha: Chico está tocando al piano una pieza soporífera. Groucho, sentado junto con otros invitados en el salón de una gran mansión (por supuesto, propiedad de Margaret Dumond) haciendo gestos de aburrimiento y de fastidio. Fíjate: Groucho: Cuando se acuerde de la canción, tóquela. Chico: No me acuerdo del final. Groucho: Yo no pienso en otra cosa. Chico: Yo creo que me lo he pasado. Groucho: Cuando llegue otra vez a él, sálteselo. Otra perla: Groucho a Margaret Dumond: “¿Recuerdas, querida, aquella noche en la Riviera? Yo bebí champán en tu zapato. Casi dos litros. Ese día llevabas plantillas”. Genial. PILAR: ¿Qué es? ÓSCAR: Un libro de anécdotas, diálogos, citas…Ya sabes. Para picotear de aquí y de allá… (Silencio.)… Bueno, son las siete y media. Habrá que ir pensando en prepararse. Menos mal que el piso de ese José Manuel queda cerca y podemos ir caminando. Y tú a acostarte pronto, ¿eh? No aproveches para hincharte a ver la televisión… ¿Qué fotos son ésas? NIÑO: Las de mi última carrera de patines. ÓSCAR: ¿En qué puesto entraste? PILAR: ¿Y a ti qué más te da? Nunca vas a verlo correr. ¿No me digas que te interesa conocer el puesto? El puesto es lo de menos. Lo importante es participar. ÓSCAR: No, lo importante no es participar. Participar es una condición sine qua non para optar al triunfo. Si no se gana, lo importante, al menos, es no llegar el último ni abandonar a mitad de carrera. PILAR: Y si hubiese llegado el último, ¿qué pasa? Alguien tiene que llegar el último. 59 Septiembre 2004 El cenáculo La Ratonera / 12 60 ÓSCAR: Sí, pero convendría que se rotaran. Llegar el último siempre puede ser peligroso. Uno se acaba acostumbrando. Ve que no viene nadie por detrás y piensa: tengo el último puesto asegurado. Nadie me amenaza… Otros, en cambio, salen del trabajo siempre los primeros, como el caradura y el Alexander de andar por casa… Déjame ver alguna de esas fotos. (El chico le acerca unas cuantas de mala gana.) ÓSCAR: ¡Entraste solo y haciendo la V de la victoria con las dos manos! ¿Ganaste la carrera? NIÑO: (Después de unos segundos.) Entré en solitario precedido del resto. ÓSCAR: (Asombrado.) ¿Y entras el último en plan campeón? Aquí tienes una expresión sorprendida. ¿Acaso te extrañaba que no se agolpase la prensa con los micrófonos para entrevistarte? ¿Buscabas las cámaras de televisión para dar un buen primer plano de tu mejor perfil? PILAR: ¿Acaso no es bueno que el chico tenga una autoestima elevada? ÓSCAR: Sí, claro. Éste no necesita manuales de autoayuda. Pero una cosa es tener alta la autoestima y otra ser un majadero. Y entrar el último en una carrera haciendo el gesto de la victoria es de majaderos. NIÑO: Si tuviera mejores patines correría más. ÓSCAR: Ya te dije que no. Son muy caros. Los que tienes son de sobra. Lo que te hace falta es sudar más la camiseta y comer menos chocolate. PILAR: Eres muy buena persona, Óscar, pero eres un tacaño de tomo y lomo. Lo de tomo y lomo va por el libro y porque siempre vas por casa embutido en una bata. ÓSCAR: Tengo que dar salida al despliegue de batas de tu madre. Hace años le daba por los pijamas de rayas. Ahora tocan las batas. Herminio Malagás PILAR: Espero que se decida a cambiar el tipo de regalo para la próxima vez porque tu modelo de zapatillas es rompedor pero no porque vaya a la moda. (Óscar se mira la zapatilla.) ÓSCAR: Es un agujero muy pequeño. PILAR: Tienes razón. Yo que tú lo dejaría evolucionar. Así dentro de poco tendrás zapatillas de baño… después, sandalias y, forzando, forzando, acabarás utilizándolas como plantillas. ÓSCAR: Muy graciosa… En fin, voy a afeitarme y me preparo en un momento. (Se levanta y mira el puzzle.) ¡Anda, pero si sale mi cara en este puzzle! ¿Cómo es posible? (Lo toca.) Al tacto parece cristal. Increíble. ¡Qué adelantos! (Sale, se oye gritar a Óscar.) ¿Habéis visto mi espejo del baño? (Se miran la madre y el hijo.) NIÑO: Mamá, ¿estás segura de que es profesor? ¿Terminó la carrera? PILAR: Creo que sí… precedido del resto, supongo. Entra Óscar con espuma en la cara y sin decirles nada se dirige hacia la pizarra. Escribe: “Os he oído. ¿No sabéis distinguir una broma?”. PILAR: ¿Sabías que ya hay gente que tiene ordenador en su propia casa? Parece ser que lo de la pizarra ya está algo anticuado. Óscar escribe: “Los nostálgicos resistiremos. Gracias por no decir obsoleto”. El niño va hacia la pizarra. Escribe debajo: “Te quiero, papá”. ÓSCAR: (Emocionado, mirando al niño.) … y yo también, unigénito… Bueno, basta de charlas… (Se dispone a salir para seguir con su afeitado.) Herminio Malagás NIÑO: Aunque estés obsoleto. Sale Óscar meneando la cabeza tras detenerse junto a la puerta. PILAR: Te voy a leer el cuento del que te hablé. (Mira el reloj.) Sí, da tiempo. Se titula “El vuelo del águila”. (Lo coge de una estantería.) La mujer, sentada en un banco del parque, giró la cabeza y vio a un hombre con aspecto desconcertado, sudoroso y enormemente fatigado. —Hola, buenos días, perdone, creía que estaba sola. ¿Hace mucho que llegó?— preguntó C. —No, no, acabo de llegar— contestó el extraño, al que llamaremos Á. —Pues qué despiste tengo, no lo vi… bueno, en fin…, es bonito este parque, ¿verdad?. —Sí, sí, muy bonito. ¿Hace mucho tiempo que existe?— preguntó Á. —¿Quién? ¿yo? La verdad es que es usted original a la hora de preguntarle la edad a una mujer. Le advierto que yo no quiero dar la imagen de ser una persona cerebral por lo que nunca digo mi edad exacta sino una aproximación— disertó C. —No, no, me refería al parque… es que no lo conocía. —¿Que no lo conocía? Pues es el mejor que tenemos. Supongo que no será usted de esta ciudad, entonces. —Sí, sí soy, bueno, en realidad es que estuve fuera. —Pues sí que tuvieron que ser muchos años porque está aquí desde hace más de treinta. Vaya, se está poniendo frío. Mire qué nubarrones se aproximan. Anda, ¿qué pájaro será aquél que vuela tan rápido? El cenáculo —Es un halcón peregrino— respondió el individuo con seguridad. —Me deja asombrada. Ser capaz a esta distancia de distinguirlo y además tan aprisa. ¿Es un experto en aves rapaces? —Tanto como experto…— dijo Á. con modestia. —En este mismo sitio en el que estamos había un colegio, ¿sabe usted? Yo tenía un compañero de pupitre que era muy aficionado a las aves. Se lo sabía todo. Un día estaba la profesora (no se me olvidará mientras viva) explicando los tipos de triángulos y, de repente, sin venir a cuento en absoluto, mi compañero se levantó del asiento y empezó a hablar de las diferencias entre el cernícalo vulgar y el cernícalo de primilla. La profesora (bastante gruñona, por cierto) lo castigó sin recreo. Recuerdo que en el aula quedamos todos impresionados. Yo quizá menos porque hablaba a menudo con él y lo conocía bien. Solía decir que le gustaría planear como el águila real con majestuosa envergadura y efectuar sus prodigiosos picados. Debería haber oído con qué énfasis lo decía. Tendría que haber visto cómo se le iluminaba la cara al contarlo. ¿Lo estoy aburriendo?— preguntó C. —No, no, en absoluto— respondió su compañero de banco. —Pues lo que le estaba contando… Él quería volar y conocer muchos países. Le gustaban mucho las fotografías aéreas de grandes ciudades. En el patio del colegio teníamos unos juegos y había un caballito con alas. Yo le decía, para burlarme de él, que conocía un conjuro y que si lo pronunciaba ante el caballito podría hacer realidad su sueño. Fíjese, todavía recuerdo cómo era. Decía: “Estoy ante ti, Pegaso, agitando los codos por si acaso”. ¿Qué tontería, verdad? Yo le 61 Septiembre 2004 El cenáculo La Ratonera / 12 62 decía que antes de pronunciar la frase debía flexionar los codos y apoyarlos en el vientre. Después, al decirlo, agitarlos hacia fuera y hacia adentro. Le garantizaba que si se concentraba podría volar. La verdad es que esos días nos reíamos de él viéndolo intentarlo una vez tras otra ante el Pegaso impulsándose para remontar el vuelo. ¿Y sabe lo que pasó?- preguntó C.- Pues resulta que el chico empezó a adelgazar (no es que estuviera gordo, aunque sí algo rellenito), se le afiló la nariz, fruncía mucho el ceño y caminaba muy tieso. No sé…estaba raro, parecía otro. Yo creía que era porque se estaba tomando demasiado en serio lo que le había dicho. El caso es que ese niño dejó de ir al colegio. La última vez que lo vi estaba ante el caballito alado y el celador del colegio le estaba advirtiendo que iba a cerrar, que entraría un momento a comprobar la puerta del despacho del director y que se tendrían que ir. Yo cuando salía por la puerta del patio me sentía culpable, me daba pena aquel chico. Yo le había aconsejado que lo dejara, que era una broma pesada y que lo sentía. Eran las siete de la tarde. Lo recordaré mientras viva. Estaba frío, más o menos como ahora. El celador había entrado al colegio y aquel chico allí estaba plantado ante Pegaso y agitando los codos mientras pronunciaba las palabras mágicas. No lo vi más. ¿Qué habrá sido de él? ¿Se habrá marchado a vivir a otra parte? ¿Habrá muerto? Qué estúpida fui. Usted qué…- C. se volvió para pedirle al vecino su opinión sobre aquella historia pero a su lado ya no había nadie. Hacía tiempo que estaba hablando sola sin saberlo. En el lugar que había ocupado el hombre había un pequeño papel. Parecía una nota con algo escrito. La cogió y leyó: “Gracias”. C. apartó la vista de la nota y miró hacia los juegos infantiles del parque pensativa. Las nubes había pasado Herminio Malagás de largo y puede que acabara brillando el sol, incluso. Miró hacia el cielo, sonrió y dijo: “De nada”. ¿Te gustó? NIÑO: Muchísimo, mamá. Pero… ¿cómo se llamaba el colegio? PILAR: Pero, ¿qué más da cómo se llame el colegio? Bueno, ya sabes lo que te dijo papá con lo de ver la tele, ¿eh? Volveremos en seguida… Voy a prepararme. Pilar sale y el niño se queda en el salón hojeando el libro de cuentos. *** Salón del piso de José Manuel. Buena biblioteca. Una puerta que da a la calle. El salón está comunicado con la cocina. Varios objetos eróticos como decoración (culos, desnudos). Un buen equipo de música. Suena una versión del “Ombra mai fu” del Jerjes de Händel. Jose Manuel está sentado escuchando. Está solo. Acaba la pieza y suena el teléfono. JOSÉ MANUEL: Menos mal que sonó después de acabar… ¿quién será? ¿Sí? Hombre, Luisa, ¿qué tal?... ¿No me digas? ¿Y fue mucho?... Claro, claro. Ahora, reposo y paciencia. ¿No había tenido otro ya?... ¡Cuánto lo siento! Yo hoy tampoco estoy muy bien. Noto como ardor en el estómago y como algo que me sube al pecho… No, no, no es habitual que sufra de ardores. ¡Yo qué sé! Últimamente estoy un poco nervioso… ya sabes, el negocio no va mal pero hay que estar pendiente de muchas cosas… los encargos al extranjero tardan más de la cuenta en llegar…en fin. Y tú, ¿qué tal en el estudio? ¿Ya presentó el proyecto del rascacielos? A ver si hay suerte… Bueno, Herminio Malagás que no sea nada lo de Megido… Como quieras. Aunque no puedas venir a cenar, déjalo con el pie a reposo y acércate tú sola a tomar algo. Adiós. Revisa los discos junto al equipo de música una vez más. Mira el reloj. Pasea algo inquieto por el salón. Coge el teléfono. JOSÉ MANUEL: Sí, mire, soy el que encargó una cena para ocho para las nueve para el sexto izquierda… Sí, sí, efectivamente, esa es la dirección. ¿Podrían eliminar lo correspondiente a dos personas? Es que me acabo de enterar de que seremos sólo seis… De acuerdo, muchas gracias. ¡Ah, una última cosa! La escalera es la posterior. Al fondo del portal. Es que la gente siempre se equivoca y después para acertar es un lío. Gracias de nuevo. Adiós, adiós. (Suena el timbre.) Hola Rebeca, sube. REBECA: ¿Qué tal, José Manuel? Vaya salón, chico. JOSÉ MANUEL: Vamos tirando. Tú tan guapa como siempre. ¿Vienes sola? REBECA: El pesado de mi marido me dijo que nos veíamos aquí. Está con otro libro de anécdotas médicas muy liado. Lo dejé en casa escribiendo. Yo salí temprano para hacer unos recados. Me imagino que estará al llegar. JOSÉ MANUEL: El anterior libro arrasó en las librerías, ¿no? Mira, mira, aquí lo tengo, para que no se diga que no presumo de amigos escritores. “¿Qué me aqueja, doctor?” ¿Éste de ahora cómo se titulará? REBECA: “¿De verdad que estoy bien?” JOSÉ MANUEL: Ya lo creo. Radiante. Estás radiante. REBECA: No, no. Digo que se titulará: “¿De verdad que estoy bien?” JOSÉ MANUEL: Je, je. ¡Qué tonto soy! Dame la chaqueta y el bolso y siéntate. Te prepararé algo de be- El cenáculo ber. El piso ya te lo enseñará Consuelo cuando llegue. Salió a media tarde. Dijo que iba a comprar velas para que la cena resultara más romántica. Menos mal que se olvida alguna vez del erotismo. REBECA: ¿Sigue esculpiendo al mismo ritmo? JOSÉ MANUEL: Ahora está a tope. Va a reventar. Ya sabes que no puede estar quieta. Adopta posturas cambiantes. Cansa pronto de lo mismo. Ella siempre dice que hay que probar cosas nuevas. Quizá tenga razón. Yo soy diferente… (Va hacia la cocina para preparar una bebida.) ¿Qué tal ves el comienzo del curso? REBECA: (Mirando las esculturas.) Como todos los años… Según el director ya vamos mal de programa desde el primer día. JOSÉ MANUEL: ¿Y qué opinión te merece Vicente como escritor? REBECA: Ya se lo dije muchas veces. Me parece mediocre. Le reprocho el haber tenido tanta suerte. Vendió como rosquillas ese engendro… Odio las anécdotas médicas. Las encuentro aburridas, monótonas, sin ningún interés… Pero es literatura facilona y como el nivel medio de lectura en el país está como está, pues qué te voy a contar. Tú fíjate: un paciente acude al médico porque le duele una rodilla. El médico le receta unos supositorios y él en vez de aplicárselos vía rectal los utiliza como si fuera un gel y frota con ellos la rodilla. Otra de supositorios: una mujer va al médico, le receta supositorios. Vuelve a los dos días la mujer a la consulta con expresión muy abatida y doliente. Resulta que se los aplicaba con la funda de aluminio. Lamentable. Y amenaza con escribir más de 300 páginas. ¿Te imaginas leer 300 páginas en ese plan todo? Espantoso. Pero parece ser que vende… ¡Qué culos! JOSÉ MANUEL: (Colocándole el vaso en la mesa.) ¿Qué estás leyendo ahora tú? 63 Septiembre 2004 El cenáculo La Ratonera / 12 64 REBECA: Pues una selección de textos de Schopenhauer sobre música. Me está gustando muchísimo. Coloca a la música en la cima de las artes… y a la arquitectura en último lugar… Estoy de acuerdo, mal que le pese a Méj. Schopenhauer dice que la música no se refiere a un objeto bello, o religioso, pongamos por caso, sino que expresa la belleza o la religiosidad… Tengo ganas de ver al arquitecto. JOSÉ MANUEL: Sufrió un esguince de tobillo bajando las escaleras de su casa. Me avisó por teléfono hace un rato su mujer REBECA: ¡Vaya, qué mala pata! Por cierto, ¿me permites que utilice el móvil? Vicente está tardando, como siempre. JOSÉ MANUEL: Faltaría más. (Se levanta y revisa los discos.) REBECA: (Llama pero no obtiene respuesta.) ¡Será cretino! Lo tiene desconectado. JOSÉ MANUEL: Nosotros no lo utilizamos. Consuelo dice que no le gusta estar localizada. Dice que se siente vigilada. (Suena el timbre.) Subid, subid. La escalera es la posterior. Al fondo del portal tenéis los ascensores. (A Rebeca.) Ahí están Óscar y su mujer… ¿cómo me dijiste que se llama? REBECA: Pilar. Entran Óscar y Pilar, saludos rutinarios, percha, sofás. JOSÉ MANUEL: Sentaros, por favor. En cuanto llegue mi mujer os enseñará el piso (Pone un disco de FW.) Así que Óscar es muy aficionado a la música según me dijo Rebeca… Tenía gana de conoceros. ÓSCAR: Bueno, claro que me gusta… aunque lo normal, nada del otro mundo. (Actitud algo avergonzada.) A mí lo que me gusta de verdad es el cine, ¿a ti? Herminio Malagás JOSÉ MANUEL: Tengo un trauma con el cine. De crío estudié en un colegio de monjas y nos ponían tres veces a la semana “Marcelino, pan y vino”. Eso me marcó. ÓSCAR: (Contrariado.) Vaya, cuánto lo siento. Esas cosas dicen que influyen mucho de mayores. PILAR: A mí me pasa lo mismo con el vino tinto. Yo creo que es porque de niña vivía con mis padres en un edificio situado al lado de una bodega. El olor me parece tenerlo grabado en la pituitaria desde entonces. REBECA: Bueno, Óscar, de todas formas las matemáticas tienen muchísimo que ver con la música… (Segundos en silencio.) JOSÉ MANUEL: (Algo nervioso.) Espero que os guste la cena… A mí me gusta cocinar, pero hoy recurrí a encargarla por teléfono. Sé que es un truco fácil, pero con la mudanza ando con la cabeza un poco mareada. Incluso tengo algo de dolor de estómago, lo que es rarísimo en mí. REBECA: En cuanto llegue el pelma de Vicente diré que te recete algo… ¡Qué bien suena! ¿Quién es? JOSÉ MANUEL: Un tenor alemán que cantaba como si fuera italiano. Para mí, el mejor de todos, el más grande. Un talento extraordinario: Fritz Wunderlich Wunderlich. REBECA: No me suena de nada. A mí sacándome de los tres tenores… JOSÉ MANUEL: Éste era muy superior. Era bueno incluso cuando fallaba. De todos los discos que tengo suyos, en un aria de la ópera Don Carlos, en un agudo con la vocal “e” hay un momento en que se produce, durante centésimas de segundo, una especie de trémolo. Es como un latigazo. Muchos quizá no lo noten aunque se fijen. Es algo casi imperceptible. A Herminio Malagás lo mejor, como curiosidad, grabo un disco con fallos de cantantes. Un cliente mío, muy aficionado, me dijo que en lo que a tenores se refiere, los años se dividen en ac dc, es decir, antes de Caruso después de Caruso. Yo le digo que ahora hay que decir www. REBECA: (Con malicia.) Pero sobra una “w”, ¿no? ÓSCAR: Es para regularizar los términos. PILAR: ¿Vive todavía? JOSÉ MANUEL: (Tras unos segundos, pesaroso.) Por desgracia, no. Murió el 17 de septiembre de 1966, nueve días antes de cumplir 36 años. PILAR: ¿Y de qué murió? JOSÉ MANUEL: (Con esfuerzo.) Se mató porque cayó desde lo alto de una escalera. Era aficionado a la caza. Se encontraba descansando en el pabellón propiedad de un amigo. Desde que me enteré, hace ya algunos años, me obsesiona ese accidente. REBECA: Pero, ¿cómo se arregló para caer? JOSÉ MANUEL: Hubert Giesen, el pianista que habitualmente lo acompañaba en los recitales, y que, además de su profesor, se consideraba su padre adoptivo (tal era su amistad), lo cuenta en su autobiografía. FW estaba con otros invitados y familiares en el pabellón de caza de un amigo. Por la noche, todos se retiraron a sus dormitorios. FW se levantó de la cama, situada en la planta baja, se calzó los zapatos sin amarrar los cordones y subió a la biblioteca situada en el primer piso para coger un libro. Al volver al dormitorio, tropezó o pisó un cordón del zapato y para evitar la caída se agarró a un cordel grueso situado en la pared junto al pasamanos pero, con el peso, lo arrancó y cayó de bruces contra la piedra del suelo. Se golpeó la parte posterior de la cabeza. Perdió el conocimiento de manera instantánea… para no recuperarlo nunca más. El cenáculo PILAR: (Con gran tristeza y mirándolo tiernamente.) ¡Qué terrible accidente! JOSÉ MANUEL: Estaba en la cumbre. Pocas semanas después se iba a presentar en el Metropolitan de Nueva York. Su pianista, tras el último recital de su vida, el 4 de septiembre en Edimburgo, le dijo: “Has alcanzado la perfección. No sé qué más te voy a decir”. ÓSCAR: (Intentando desdramatizar.) Pues le tenía que haber dicho, ya que lo quería como a un hijo, que se acordase siempre de amarrar bien los cordones de los zapatos. PILAR: ¡Óscar! Ten un poco de sensibilidad… REBECA: Tendré que tomar buena nota. Yo tengo la costumbre de subirme a una escalinata en la biblioteca de mi casa para coger algún libro de las estanterías más altas y utilizo unas zapatillas con unos lazos que siempre están sueltos… JOSÉ MANUEL: Pues sí, Rebeca, ten mucho cuidado… Por culpa de esta obsesión, temo que mis amigos y familiares sufran algún accidente relacionado con escaleras, con libros, con cordones de zapatos… Es como si creyera que sobre mí y sobre las personas que quiero pesara una amenaza, una especie de maldición… sobre todo desde lo de mi hermana… REBECA: No sabía que tuvieras una hermana... JOSÉ MANUEL: (Apesadumbrado.) Sí… la tenía… Estudiaba canto. Era soprano. No se puede decir que fuese muy buena pero, a base de un enorme esfuerzo, había conseguido superar sus numerosas deficiencias. Llegó a cantar un papel secundario en una representación de “El Barbero de Sevilla”… Era de constitución débil. Vocalizaba casi constantemente. Trabajaba sobre todo las agilidades, los intervalos de quinta… hasta que sufrió el accidente en plena función. PILAR: ¿Sobre el escenario? 65 Septiembre 2004 El cenáculo La Ratonera / 12 66 JOSÉ MANUEL: Sí… pero en vez de caer por una escalera, lo que hizo fue subir, subir… y quedarse en lo más alto. REBECA: No te entiendo. JOSÉ MANUEL: Ejecutó una escala cromática ascendente perfecta. Cuando emitió la nota más aguda… decidió permanecer en la cima que tanto le había costado alcanzar… Los médicos dijeron que probablemente se le había roto un aneurisma cerebral, pero ellos no entienden de estas cosas… La mató la escala cromática. (Silencio.) REBECA: Pues yo también tengo una obsesión… Bueno, en realidad es un sueño recurrente: estoy intentando escribir una novela y en vez de verme ante una mesa con unas cuartillas y una pluma, aparezco vestida de payaso pero, en lugar de pasarme varias bolas de una mano a otra haciendo malabarismo, lo que lanzo son latas de conserva… PILAR: Yo oí alguna vez que escribir y cocinar estaban muy relacionados. JOSÉ MANUEL: Como las matemáticas y la música. ÓSCAR: O como el culo y las témporas… PILAR: ¿Y cómo acaba el sueño? REBECA: Cojo todas las latas, las meto en un carro de la compra y empiezo a correr… ÓSCAR: Claro, normal. Al ser comida rápida… JOSÉ MANUEL: Pues ese carro nos vendría bien para cenar hoy… (Silencio.) ÓSCAR: Por favor, José Manuel, ¿el baño? JOSÉ MANUEL: Al fondo, a la izquierda. Suena el timbre, José Manuel abre la puerta. Aparece un repartidor de pizzas. Óscar lo ve de la que va al baño. Herminio Malagás REPARTIDOR DE PIZZAS: Buenas noches. Las pizzas. JOSÉ MANUEL: Pero… ¿qué es esto? Yo no he encargado pizza. Yo he encargado caracoles con coles de bruselas y filetes de culón de categoría especial supra con guarnición, para seis. REPARTIDOR DE PIZZAS: (Desconcertado.) No lo entiendo… éste es el 6º izquierda anterior, ¿verdad? JOSÉ MANUEL: No, no. Es el 6º izquierda posterior. Todo el mundo se confunde. Baje y tome uno de los ascensores del otro extremo del portal. REPARTIDOR DE PIZZAS: Perdone, lo siento mucho. JOSÉ MANUEL: No se preocupe. Adiós. (Dirigiéndose a sus invitados tras cerrar la puerta acentuándose el agobio y la preocupación.) Hoy parece que todo se tuerce: no viene mi mujer, no viene la cena, se lesiona el arquitecto… Voy a la cocina a preparar algo para tomar mientras tanto. (Se lleva la mano al pecho.) REBECA: ¿Te pasa algo? JOSÉ MANUEL: No, no, es simplemente un dolor de estómago. (Pasa a la cocina.) REBECA: Y para una vez que necesitas un médico, el imbécil de mi marido sin aparecer. Óscar vuelve del baño haciendo ejercicios de relajación y su mujer lo mira atónita mientras Rebeca vuelve a intentar llamar por el móvil a su marido. PILAR: Pero, ¿qué haces? ÓSCAR: Es una técnica de relajación que empecé a seguir hoy. Se pone a mirar los libros de la biblioteca. Rebeca desiste nuevamente de llamar y se levanta a mirar las figuras eróticas del salón mientras Pilar, sin saber qué hacer entretanto, mira ora a uno ora a otro. Herminio Malagás REBECA: Esta mujer es de un atrevimiento sorprendente. ¡Qué osadía! ¡Qué valor! Me gusta. ÓSCAR: Oye, Rebeca. ¿Tú conoces algún psiquiatra competente para que le consulte? REBECA: ¿Quién? ÓSCAR: Yo. REBECA: ¿Tú? ¿Por qué? ¿Tan mal te sentó el comienzo de curso? No creo que sea para suicidarse. ÓSCAR: (Todo el tiempo mirando los libros.) No, no es por eso. Es que estoy convencido de que mi firma, de trazos tan verticales, está relacionada con el que me guste tanto contemplar los libros en las estanterías. Sobre todo como éstos: con cierto desorden, diferentes alturas, grosores, encuadernaciones. Parecen rascacielos de una gran ciudad; sin embargo, los cuatro que tenemos en el instituto son un pueblo fantasma del lejano oeste. Me recuerdan a las fachadas de “Solo ante el peligro”. Éstos, a Manhattan. REBECA: Entonces te interesará mejor un grafólogo. Seguro que tiene relación eso que dices. ¿Por qué elegimos una rúbrica y no otra entre tantísimas posibilidades? Tú que eres matemático sabrás decirme cuántas combinaciones de firmas puede haber, ¿no? ÓSCAR: (Finge calcular.) A ver, déjame proyectar al éter insondables elucubraciones mentales. En un examen, un alumno escribió que la teoría de la relatividad quería decir que en la vida todo es relativo. Otro, que el principio de Heisenberg significa que no podemos estar seguros de nada. No sé si estaré al nivel de esas afirmaciones. Veamos, veamos… sí, ya lo tengo: dicho técnicamente, las posibles combinaciones, permutaciones y asociaciones de rúbricas son… la de Dios. REBECA: Muy agudo… Pilar, ¿qué te parecen estas figuras? El cenáculo PILAR: Yo reconozco estar algo anticuada en estas cosas. No me van mucho. ÓSCAR: (Fijándose ahora en las figuras también.) ¿Sabéis en qué se parece el fuera de juego del fútbol a un “menage a tríos”? En que salvo que te alejes mucho (y en ese caso pierde interés), el ojo humano no logra captar las dos posiciones simultáneamente. Por eso hay tantas polémicas en los partidos y por eso los pornógrafos onanistas viven en una permanente insatisfacción. REBECA: Ahora que me acuerdo… leí el otro día en una antología de cuentos el más corto de la historia de la literatura. Se titula “Los hoyuelos viciados”. ¿Lo conocéis? ÓSCAR: Yo, por lo menos, no tengo ni idea. REBECA: Dice: “Cualquiera sabe si ella acabó embocándolo”. Seis palabras. ÓSCAR: (Malicioso.) No está mal, no está mal... REBECA: Óscar, no seas mal pensado que te veo venir. Se trata de una pelota de golf… o de una mujer engullendo, glotona, un pastel. O de una perra cazando al aire un hueso que le haya lanzado el dueño… un hueso, tal vez, de dinosaurio… JOSÉ MANUEL: (Entrando, algo recuperado, con más bebidas.) Muy bueno, Rebeca… No sé qué hacer con lo de la cena. Está tardando demasiado... (José Manuel decide llamar por teléfono a la casa de comidas de encargo)… ¡Qué raro! No da llamada... REBECA: No te preocupes más por la cena. Estamos charlando y pasándolo muy bien. Tú estás con dolor de estómago. Ya vendremos otro día que esté Consuelo. Tú hoy no te preocupes por nosotros. Todo está bien. Siéntate, anda. JOSÉ MANUEL: (Se sienta.) Sois encantadores. (Se levanta a poner otro disco de FW.) Por cierto, Óscar, te oí 67 Septiembre 2004 El cenáculo antes hablar de los rascacielos y me acordé de Megido, un arquitecto amigo mío que iba a venir hoy con su mujer. Presentó al ayuntamiento un proyecto de construcción de un rascacielos de 69 plantas. Buen número, ¿no te parece? ÓSCAR: O sea que habríamos sido ocho y medio. REBECA: ¿Por qué ocho y medio? ÓSCAR: Nosotros cuatro, tu marido, la mujer de José Manuel, el arquitecto, su mujer… y el repartidor de las pizzas… ¿No os fijasteis lo pequeño que era? Está claro que hoy no es un día propicio para el ocho y medio. REBECA: Más bien es un día para jugar a las siete y media por el plantón que nos dio el energúmeno de mi marido. 68 Suena el timbre. Es Luisa. JOSÉ MANUEL: Sube, Luisa. Bueno, se ve que dejó al herido bajo control y pudo escaparse un momento. La Ratonera / 12 Saludos. Besos. Se levantan para saludarla. LUISA: Hola a todos, ¿eh? Vine sólo para quedarme un átomo, como dicen los italianos. ¿Estaréis contentos de cómo os dejamos el edificio, eh? Vaya salón más ampuloso. ¡Qué aluminotecnia! Estará mal que lo diga, pero mi marido y yo formamos un buen réquiem. A este paso vamos a rivalizar con New York en rascacielos. Como recita nuestro lema: “Te pondremos por las nubes”. ¿A que no sabéis a quién se le ocurrió? JOSÉ MANUEL: A ti, seguro… LUISA: Eres un encanto… Megido and wife, ¿qué? ¿Sigue en pie el edificio que os construimos? Por Herminio Malagás aquel entonces nuestras pretensiones eran más modestas: no más de quince pisos. 15 era el tope. ÓSCAR: ¿Y ahora? LUISA: Ahora nos dedicamos a presentar el 69 que hicimos juntos. Todos se miran con malicia. REBECA: Un número muy significativo… LUISA: Oye, vaya decoración más atrevida… cuanto… gluteo (sin acento) es un follé (foyer) muy acogedor… ¿Qué tal, Rebeca? Hace tiempo que no vas por el estudio a hacernos un rendivu. Seguimos diseñando lo mejor para interiores, ya lo sabes… REBECA: Cuando ahorre un poco, porque cobrando lo hacéis bien. LUISA: ¡Qué exagerada! JOSÉ MANUEL: ¿Qué tal está Megido con el tobillo? LUISA: All right, all right. Desinflamativos, escayola y pie en alto. REBECA: ¿Cómo fue el accidente? LUISA: Pues al salir de casa, como tiene la manía de estar siempre con un libro, pues retorció un pie en un escalón. Estaba visto… ¿conocéis a alguien que salga de casa leyendo un libro? Tarde o temprano le tenía que ocurrir algo así. Era una espada de Demóstenes sobre su cabeza… ¿o era Demócrito? ÓSCAR: (Con sorna.) No, era Androcles… ya sabes, el de Androcles y el león… Él hacía de Androcles; el león creo que era el de la metro. LUISA: A este paso va a acabar metiendo un pie en un pozo como le ocurrió a Cuales de Amuleto. REBECA: ¿A quién? LUISA: A Cuales de Amuleto. Sí, mujer, el que escribió las fábulas de Hisopo. Herminio Malagás ÓSCAR: (Hablando para sí.) Esto, Eso, Aquello, Lo del más allá, Tales, Cuales... REBECA: ¿De Hisopo? ÓSCAR: Un momento. Las fábulas de Hisopo las escribió un autor griego llamado Fábulas. (Burlándose de Luisa.) REBECA: (Siguiendo la burla.) Oye, Luisa, y el Cuales de Amuleto, ¿qué llevaba colgando?, ¿un símbolo fálico de apache… digo de azabache? LUISA: A grosso modo no lo sé con precisión milimétrica... (Silencio.) ÓSCAR: ¿Callas? El que calla... Astorga. LUISA: Ahora que hablas de Callas. Hace un mes estuvimos Megido y yo viendo las Termas de Caracallas. ÓSCAR: No lo puedo creer: eso se parece vagamente a una asociación de ideas. (Hablando para sí.) LUISA: …Fastuosas, magníficas, rutilantes… JOSÉ MANUEL: (A lo suyo.) Hablando de Callas. Óscar, tú que eres matemático: cuando debutó Montserrat Caballé en el Metropolitan de Nueva York, un crítico dijo: Callas + Tebaldi = Caballé. ¿Qué puedes decir al respecto? ÓSCAR: Yo no soy un entendido en ópera como tú… Hombre, si el resultado viene dado en kilos, me imagino que será verdad. Por cierto, ¿a que no sabéis cuáles son las medidas de una cantante de ópera? JOSÉ MANUEL: ¿Cuáles? ÓSCAR: 90 60 90. REBECA: ¡Anda ya! ÓSCAR: Sí, en serio. La otra pierna, también. (Risas.) LUISA: Veo que sigues contando chistes muy buenos ¿Cómo era aquél del obispo? El cenáculo PILAR: Ni se te ocurra Óscar, que es una guarrada. REBECA: Yo no lo conozco, cuéntalo. ÓSCAR: Es una tontería: una pareja está haciendo el 69 y de repente uno de ellos dice: “el obispo de Cuenca se ha matado en un accidente de tráfico en la comarcal 622”. El otro, sorprendido, le replica: ¿Pero por qué te acuerdas ahora de eso? Y le responde: es que lo pone el periódico. (Risas.) LUISA: ¿Y Consuelo? ¿No está? JOSÉ MANUEL: (Cabizbajo.) Salió por la tarde a comprar velas y aún no ha vuelto… No sé, ya la conoces, es una mujer imprevisible. REBECA: ¿Y qué tal se lleva eso de ser la secretaria de un arquitecto famoso? LUISA: La verdad es que tenemos muchísimo trabajo. Estamos casi continuamente viajando por el extranjero. De hecho, como podéis comprobar, no puedo evitar hacer un potaje de términos extranjeros cuando hablo… Parezco una torpemodel con tanta pasarela mecánica en los aeropuertos. Un día se me enganchó un fleco de un zapato en una ranura y casi me mato. Esas escaleras siempre me parecieron muy peligrosas. ÓSCAR: ¿Un qué dijiste antes? REBECA: Yo entendí un potaje. ¿Dijiste eso, Luisa? LUISA: Eh… yes, digo oui. Se escribe “potaje” pero se pronuncia “potass”. ÓSCAR: O sea que si algún día te dedicas a la política puedes llegar a ser menestra, ¿no? JOSÉ MANUEL: Bueno, ¿qué? ¿no tomas una copa con nosotros? LUISA: Pero sólo cinco minutos porque si no vuelvo pronto me riñen en casa. (Risas.) Si me dices dónde está el minibar yo misma me lo prepararé. 69 Septiembre 2004 El cenáculo JOSÉ MANUEL: (Se lo indica.) Ahí está. Todo tuyo… José Manuel pone otro disco de FW. Suena un rato la música. Luisa se sienta en un sofá con la copa. Acaba la canción. La Ratonera / 12 70 LUISA: ¡Qué bonito! Es de un lirismo quintaesenciado. ÓSCAR: (Atónito.) ¡Nefertiti! REBECA: ¿Por qué dices Nefertiti? ÓSCAR: ¡Oh, por nada, por nada! LUISA: ¿Os importa que me descalce un momento? Estos tacones de vértigo me matan los pies. JOSÉ MANUEL: Pues yo soy callista, si quieres te echo una mano. REBECA: ¿Callista? JOSÉ MANUEL: Es una broma tonta que digo a menudo. Es que en el segundo tiene una consulta un podólogo y yo como soy un fanático de María Callas, pues digo que soy callista. (Risas.) LUISA: Hablando de callos, ¿ya cenasteis? JOSÉ MANUEL: Calla, no me hables. Hoy hacemos ayuno forzado. Encargué la cena por teléfono, vino un repartidor de pizzas…, el caso es que nos quedamos sin cenar. De todas formas, no vi al personal con mucho interés hacia la idea de cenar y eso que había encargado caracoles con coles de Bruselas que me dijeron que estaban muy bien. Rebeca está mirando uno de los culos. LUISA: Ese cagó. ÓSCAR: Poincaré. REBECA: (Atónita, mirando el culo.) Pues lo limpiaron bien. No se ve ningún obispo. Herminio Malagás LUISA: A mí me chiflan los “ese cagó”. Una vez, en Machachachuches, en un restaurante de tres tenores, los probé con almejas. Estaban de vicio. ÓSCAR: No me extraña, Poincaré, digo Penelopé, digo Luisa. LUISA: En otra ocasión, en un viaje a (Óscar se levanta con la técnica Alexander y hace movimientos con los hombros.) Culombia… uy, perdón, a Colombia, quiero decir… cenamos de primero sopa de tortuga y de segundo “ese cagó” con pepinos, nabos y mollejas. Fue algo increíble. REBECA: Te creo. (Irónica.) Supongo que la sopa de tortuga la tomarías lentamente, ¿no? LUISA: Pourquoi? REBECA: Paso ÓSCAR: ¿No dijiste sopa? REBECA: No. Me estaba acordando de Alfonso Paso. ÓSCAR: Prefiero a José Afonso. REBECA: ¿Sin la “l”? ÓSCAR: En este caso no es necesario regularizar los términos. LUISA: En otro viaje, esta vez a Roma, los cenamos en las escaleras de la plaza de España con espaguetis. Después nos apeteció ir a una piscina. Tuve un corte de digestión y casi me muero. Óscar insiste en las técnicas de relajación. PILAR: Pero, ¿qué haces? ÓSCAR: Es una técnica de relajación que aprendí hoy. Se llama Romalson Alexanderplatz o algo así. (Irónico.) Me estoy acordando de una de mis escenas favoritas de “Ladrón de bicicletas”. El pobre obrero entra con el niño en la casa de una pitonisa para pre- Herminio Malagás guntarle si encontrará la bicicleta. Espera turno porque hay bastantes personas para consultar. Cuando le hace la pregunta, la pitonisa contesta: “Si no la encuentras pronto no la encontrarás nunca”. Él insiste para que sea más concisa y le vuelve a decir: “Si no la encuentras pronto no la encontrarás nunca”. La pitonisa hace un gesto a su ayudante y da a entender, con una leve mirada de soslayo al obrero, que tiene que pagar, que la consulta ya se acabó. Es extraordinario. LUISA: ¿Y cómo se llamaba la pitonisa? ÓSCAR: (Desconcertado.) ¿Y eso qué más dará? (Pausa.) LUISA: Bueno, chicos, me tengo que ir sintiéndolo mucho. Mis deberes conyugales me reclaman. Todos: Te creemos. LUISA: Yo también os quiero. ÓSCAR: (Aparte.) Otra que necesita caracoles. Luisa se va. José Manuel vuelve a comprobar los discos de FW. JOSÉ MANUEL: Me habría gustado preguntarle al arquitecto por el tipo de escalera de incendios que diseñaron. REBECA: ¡Qué obsesión con las escaleras! JOSÉ MANUEL: Sí… ¿desde qué altura habrá caído? ¡Qué desgracia más terrible! Daría cualquier cosa por saber qué libro quería coger en la biblioteca. REBECA: Desde eso ya han pasado muchos años. No tiene sentido pensar en ello como tú haces. Déjalo estar. Las cosas son así y no se puede hacer nada. No tiene remedio. Pero te quedan sus discos, ¿no? JOSÉ MANUEL: Sí… Mira: éste es el de su último recital. Lo dio el cuatro de septiembre, trece días antes de morir. Se oyen los aplausos, las toses. Este tipo El cenáculo de discos tiene mucho encanto… Concedió cuatro propinas. Tras presentar la última de ellas el público se ríe con ganas. No logro entender lo que dice… Entre tanta gente, ¿nadie intuyó o sospechó que un espantoso peligro lo esperaba apenas dos semanas después? ¿Nadie tuvo las suficientes luces o la sensibilidad para notar algo? ÓSCAR: Eso es imposible, José Manuel, y tú lo sabes. REBECA: Pushkin estaba convencido de que el que va a morir lo nota. Siente algo inefable. Es como si captara el aliento de la muerte tras de sí… pero eso no es más que literatura. (Silencio prolongado.) JOSÉ MANUEL: Quién sabe… contra la fuerza del destino no hay nada que hacer. Quizá nos comportamos, sin ser conscientes de ello, en los momentos previos a nuestro final, de manera distinta a como solemos. Quizá se trata de una sensación que, por nueva, no conseguimos denominar con los nombres a que estamos acostumbrados en la vida cotidiana. Evidentemente, no puede haber testimonios que nos aclaren esto… Quizá este ardor que noto hoy es una advertencia de mi inminente final. REBECA: ¡Qué macabro eres, José Manuel! Tómate un antiácido y verás cómo se te pasa. PILAR: Óscar no cree en esas cosas, pero yo pienso que todos tenemos un destino, que nuestra hora está prefijada y que no podemos hacer nada por evitarlo… Óscar dice que es la casualidad, que son coincidencias pero yo digo que todo está escrito. Es como si alguien moviera nuestras vidas con unos hilos como si fuéramos marionetas. REBECA: Óscar, por alusiones, ¿no tienes nada que decir? Se te acusa de cargos graves... 71 Septiembre 2004 El cenáculo La Ratonera / 12 72 ÓSCAR: Ella ya sabe que yo soy positivista. Me dice que soy demasiado literal… Recapacita sobre lo que acaba de decir: “Todo está escrito”. ¿Cómo lo sabes? ¿En qué idioma? ¿Con qué tipo de letra? ¿Y por qué no va a estar grabado en vídeo? ¿Quién o qué lo escribió?... ¡Guerra a las supersticiones! ¡Abajo la metafísica! ¡Compondré una oda a la tabla de multiplicar! ¡Las derivadas tendrán un canon! ¡El logaritmo neperiano, una sinfonía! (Malicioso y mirando a los otros.) Y las matrices…¡¡una zarzuela de caracoles de Bruselas!! REBECA: Entonces, te gusta Hume, ¿verdad? ÓSCAR: Ya lo creo que sí. “Todo libro que no se refiera al número o a la cantidad o al resultado de la observación debe ser arrojado al fuego.” ¡Qué gran frase! La tengo en un cartel tras mi mesa de despacho en el instituto… Billy Wilder tenía enfrente de su mesa en los estudios la frase: “¿Cómo lo haría Lubitsch?” Yo, un día de estos pondré: “¿Cómo lo diría Hume?” PILAR: Yo creo que todo lo que nos sucede es fruto de un plan… JOSÉ MANUEL: (Con la vista perdida.) ¿Por qué no se fijó en los cordones de los zapatos? ¿Qué necesidad tenía de levantarse de la cama para ir a por un libro? REBECA: La verdad es que resulta inquietante… JOSÉ MANUEL: (Ido.) Tenía el mundo a sus pies… Murió a la misma edad que Mozart… su compositor preferido… Tuvo que ser por algo… ÓSCAR: Pamplinas. REBECA: Ya surgió el matemático. ¿Por qué han de ser pamplinas? ÓSCAR: Pero si yo me refería a Buster Keaton, es decir, Pamplinas según lo bautizaron en España allá por los años… hace muchos años. Me acordé de él porque me parece que se me está poniendo un rostro trágico como el suyo con esta conversación. Herminio Malagás PILAR: Pues a mí me parece muy interesante, Óscar. Atenúa tu propensión a reventar diálogos. ÓSCAR: ¡Qué frase! A este paso vas a acabar deletreando la palabra quintaesenciado. REBECA: En cualquier caso, el cerebro humano es un gran desconocido. ÓSCAR: Por lo tanto, hablemos, si no queremos decir tonterías, sólo sobre la parte conocida… que ya es suficientemente complicada. De hecho, la mente de la mayoría de mis alumnos es para mí una incógnita que no consigo despejar. REBECA: Si estuviera aquí Vicente diría que el dolor del infarto de miocardio es una sensación de muerte inminente… Parece que lo estoy oyendo. ÓSCAR: Cuando no habla de medicina, ¿de qué habla? REBECA: De nada. Bueno, sí, también habla de fútbol y de coches. Precisamente hoy, estrena coche. Un porsche hortera a más no poder… José Manuel, volviendo a lo de antes, ¿por qué no procuras olvidar ese accidente del tenor por una temporada? Me parece que te lo estás tomando demasiado a pecho y puedes acabar enfermando. Te lo digo como amiga. JOSÉ MANUEL: Me temo que ya es demasiado tarde. De hecho estoy pensando hacer una cosa que incluso a mí me resulta… no sé cómo decir. Bueno, es igual. PILAR: ¿Qué cosa? JOSÉ MANUEL: Me da hasta vergüenza decirlo... Estoy pensando grabar en un disco todas sus respiraciones. REBECA: ¿Qué? JOSÉ MANUEL: Sería una manera de revivirlo… En cierto modo… al oírlo respirar varios minutos parecería estar… sería como si no hubiera muerto… al menos no tal como entendemos nosotros la muerte. Herminio Malagás REBECA: Uy, uy… José Manuel, qué mal te veo. Hablaré muy seriamente con Consuelo para hacer desaparecer esos discos hasta que te recuperes… (Silencio.) REBECA: Con vuestro permiso, voy a llamar otra vez a Vicente ¿dónde se habrá metido? No lo entiendo… JOSÉ MANUEL: Óscar, ven al despacho mientras tanto. Tengo en el ordenador unos catálogos de bandas sonoras que te pueden interesar. ÓSCAR: Pues vamos a verlo… (Se levanta y salen los dos.) REBECA: Desconectado… (Pilar mira esculturas, entretanto.) A ver si está en casa… (Llama.) … Nada. PILAR: (Intentando animarla, ya que la ve pesarosa.) ¿Qué leíste últimamente, Rebeca? REBECA: Acabé la semana pasada el Ulises, de Joyce. PILAR: ¡No me digas! ¿Es tan bueno como dicen? REBECA: Era la quinta vez que lo intentaba. Me dije: ahora o nunca. Recuerdo que la primera ocasión en que lo abrí, hace años, cerré los ojos y señalé con un dedo una palabra. Abrí los ojos y allí estaba: culo. Días después, volví a poner en práctica el juego y le tocó a la palabra orinal. PILAR: Dicen que es muy escatológico. REBECA: Yo diría escatoilógico… No sé. Borges admitió no haberlo leído entero pero sí lo suficiente como para hacerse una idea. Lo ilustraba con una de sus brillantes metáforas: decía que era como callejear por el casco antiguo de una ciudad: no es necesario recorrer todas las callejuelas para poder darlo por visto. Yo, en cambio, lo leí entero y no tengo ni idea de lo que leí. PILAR: ¡Ya será menos! El cenáculo REBECA: No te creas. Eso de los tres planos (consciente, subconsciente y realidad), el monólogo interior, etc. no me extraña que se le atragante a la mayoría… ¿Y tú? ¿Qué lees? PILAR: Últimamente, apenas nada. Estoy haciendo puzzles. REBECA: Es verdad. Un día me dijo Óscar que habías hecho uno de 12.000 piezas. PILAR: Sí. Es uno de la gran muralla china… pero ahora los hago de 1.000 ó 2.000. Son más manejables. Disfruto sentada en el suelo buscando piezas sobre la mesa del salón, los tres juntos, oyendo cómo se toman el pelo padre e hijo (yo lo llamo ceremonia de los Óscars). Me relaja. Me permite pensar en otras cosas… Tengo varios por hacer… REBECA: ¡Cómo te envidio! Nosotros apenas nos vemos por la mañana; él en la consulta; yo, en el instituto, y por las tardes liados siempre con uno o con otro… y sin hijos… Teníamos que haber tenido al menos uno pero decíamos que nos iba a suponer un estorbo, quisimos seguir con nuestra vida pero el tiempo va pasando, y al final, te arrepientes… PILAR: Y este amigo tuyo, ¿no tiene tampoco? REBECA: No, tampoco. Él adora a los niños pero ella… PILAR: ¿Cómo es su mujer? REBECA: No es mala persona, sólo que… es muy independiente, le gusta vivir a tope… Bueno, ya ves. (Señala las figuras.)… Antes le daba por pintar. Eso me lo dijo él porque tampoco hace mucho que nos conocemos… Es frívola, inestable, parece siempre con prisa… Es como si temiera morir joven y no tener tiempo a disfrutar de la vida… Un día fue a la consulta de Vicente, no hace mucho, porque estaba muy nerviosa… 73 Septiembre 2004 El cenáculo Entran Óscar y José Manuel. ÓSCAR: Rebeca, tu amigo es encantador. Me regaló la banda sonora de “Los intocables de Elliot Ness”… Debió de costarle un dineral… REBECA: Déjame ver… Me gustó mucho esa película… (Coge el disco.) Ah, la famosa escena del tiroteo en la escalera de la estación central de Nueva York… ÓSCAR: Bueno, va a haber que ir pensando en marchar. José Manuel se dirige a su santuario: los discos. La Ratonera / 12 74 PILAR: ¿Tenía hijos, tu tenor? JOSÉ MANUEL: Tenía tres hijos pequeños. Dos varones. La niña sale con él en alguna foto dentro de la caja del disco. Se llama Bárbara. Tendrá unos 40 años ahora… Si yo tuviera una hija me gustaría que se llamase así, Bárbara… Pero mi mujer no quiere tener hijos. Quiere vivir la vida exprimiéndola al máximo. No sé… Pilar, tú apenas dijiste nada en toda la noche, ¿tenéis hijos? PILAR: Sí, uno de 12 años. JOSÉ MANUEL: ¿Cómo se llama? PILAR: Óscar, como su padre. JOSÉ MANUEL: Eso está bien. Seguro que formáis una familia feliz. PILAR: Sí, la verdad es que, aunque discutimos a menudo, nos queremos mucho. (Mira el reloj.) Hace pocas horas que lo dejamos en casa y ya estoy deseando volver para verlo. Debe de estar ya durmiendo. Tiene un sueño conflictivo. Siempre lo arropo bien para que no se enfríe. JOSÉ MANUEL: Pues tenéis que marcharos, Pilar. Lo primero es lo primero. Herminio Malagás Herminio Malagás ÓSCAR: (Cabizbajo.) Ha sido una velada extraña, accidentada, pero muy agradable, José Manuel. Nunca la olvidaré. JOSÉ MANUEL: Yo tampoco. Salón de casa de Óscar a la mañana siguiente: la mujer con un puzzle sobre la mesa, Óscar con su bata, sus zapatillas y su libro y el chico jugando en el suelo con un muñeco de ave rapaz. Se ponen las chaquetas y abren la puerta. Óscar se da cuenta de un paquete que lleva en la chaqueta. ÓSCAR: Fíjate: Murnau, un gran director alemán que hizo obras magníficas como “Amanecer” y “El último”, murió en un accidente de tráfico a los 40 años de edad. Iba con un amiguito al lado. Parece ser que encontraron los cuerpos en una posición muy comprometida. (Mirando con malicia a la mujer.) (Silencio.) ÓSCAR: ¿Qué puzzle estás haciendo esta vez? PILAR: Es la reproducción de un cuadro que toda la vida me impresionó: “El grito”, de Edward Munch. ÓSCAR: A ver... (Lo mira detenidamente.) PILAR: Es fantástico. Y el título es muy elocuente. No lo tituló “Alguien que grita” o “Mujer gritando”. Logró plasmar el grito en sí mismo. El desgarro estremecedor. Nunca sabremos por qué grita pero estamos convencidos, al poco de contemplarlo, de que algo terrible le sucede. Ni siquiera parece haberle ocurrido una desgracia tal como entendemos nosotros las desgracias. Parece más bien algo más profundo, algo que lleva consigo, algo… ÓSCAR: Una especie de patetismo quintaesenciado. PILAR: Quinta, ¿qué? ÓSCAR: Quintaesen… Déjalo. No importa. Este cuadro, desde luego, te gusta. PILAR: Algo así, más atenuado desde luego, me pareció notarle al amigo de tu compañera. Ese aire más bien taciturno, su obsesión con el accidente del tenor, su resignación ante el plantón de su mujer, no sé… parecía un esquiador sorteando los obstáculos cuando caminaba por el salón entre las esculturas de ella. ÓSCAR: Seré torpe. Pero si te traía un regalo y no me acordé de dártelo. Toma, aunque sea a destiempo. No sabía que odiabas el cine. Ni que te obsesionaban las escaleras. De haberlo sabido… JOSÉ MANUEL: Déjame ver… “El acorazado Potemkin”, de Eisenstein. La veré. Seguro que me gusta. (Se despiden, José Manuel permanece a la puerta.) ¿No tomáis el ascensor? Bien, bien. Dadle un beso a Óscar de mi parte. (Cierra la puerta.) REBECA: (Triste, se levanta.) José Manuel, yo estoy preocupada, será mejor que me marche. ¿Necesitas algo? ¿Quieres que busque una farmacia? JOSÉ MANUEL: No, no, márchate tranquila. Ya se me pasó el dolor de estómago. (Se dan un abrazo.) Nos vemos. Adiós. José Manuel va a la mesa y recoge los vasos y las botellas. Pone el disco del último recital de FW. Sigue recogiendo. *** El cenáculo ÓSCAR: El viernes apenas hablaste en su casa. Se ve que lo tenías reservado para hoy, ¿no? PILAR: No te burles. Ya sabes que no me siento cómoda en ese tipo de reuniones. Soy una simple ama de casa. La gente erudita me acompleja. Cuando Rebeca mencionó a aquel escritor… bueno, no recuerdo quién era… ÓSCAR: Pushkin… y de simple, nada. Eres cualquier cosa menos simple. PILAR: Bueno, pues ése… Dijo que estaba convencido de que cuando alguien está a punto de morir lo nota, lo intuye, se aprecia algo raro en su comportamiento… José Manuel, tras decir no sé si tú o ella que eso era imposible, contestó “Quién sabe”… Lo dijo de una manera que me asustó. Noté un escalofrío… Y después está lo que dijo de su ardor de estómago: que quizá era una advertencia de su inminente final. ÓSCAR: A mí me impresionó la pena que sentía por no haber tenido hijos. Cuando nos marchamos nos miraba con una tristeza infinita. (Miran los dos hacia su hijo, que sigue jugando con el ave.) ¡Qué pájaro más impresionante, chaval! NIÑO: No es un pájaro, papá. Es un cernícalo de primilla. ÓSCAR: ¡Vaya nivel! NIÑO: Es que soy un experto en aves rapaces. 75 Suena el teléfono y lo coge Pilar. PILAR: Hola, Rebeca, ¿cómo estás...? (Silencio prolongado.) Lo siento muchísimo… no sé qué decir… Sí, ya se lo digo yo. (Cuelga.) ÓSCAR: ¿Qué pasa? ¿Por qué pones esa cara? PILAR: (Dirigiéndose hacia el niño.) Vete a tu habitación, cariño, tengo que hablar con tu padre. Septiembre 2004 El cenáculo Herminio Malagás Sale. PILAR: Esta madrugada aparecieron muertos el marido de Rebeca y la mujer de José Manuel. Iban en el coche del médico y parece ser que se desprendió la escala de un camión de bomberos. Ellos estaban aparcados. Murieron de forma fulminante. La escala entró por el parabrisas. Tuvo que ser espantoso. (Silencio.) PILAR: ¿No vienes a la cocina? Voy a preparar la cena… ÓSCAR: (Abatido.) Eh… vete tú. Yo voy enseguida. La Ratonera / 12 76 Pilar sale. Óscar pasea pensativo sin saber qué hacer. Finalmente, va hacia la pizarra, coge una tiza y se pone a escribir. ÓSCAR: Razones… (Le cuesta empezar a escribir.) Razones por las que, pese a todo, sigue mereciendo la pena vivir… (Esto lo dice sin escribir nada. Empieza a escribir.) Groucho Marx… (Sí: Groucho Marx sigue siendo un buen comienzo) … Woody Allen… las cervezas belgas… los fados… Bertrand Russell, Lucrecio, los positivistas, Cary Grant, Greta Garbo, Marilyn, los espaguetis a la carbonara, … Druuna…, “El árbol del ahorcado”, De Sica, Fritz Lang, el Chrysler Building, los cuadros de Hopper, … los frixuelos… Pilar… mi hijo… Sí: Pilar y mi hijo… Estar los tres juntos… poder abrazarlos… reír con ellos… (Dejando la tiza y cabizbajo.) Pobre Rebeca… qué terrible desgracia… qué asco de vida. *** Sala de reuniones del instituto. Profesor 1 haciendo un crucigrama. Profesor 2 afeitándose. Son las 14 h., aproximadamente, del lunes. Entra Óscar violentamente. ÓSCAR: ¡La madre que lo parió! PROFESOR 2: Pero, ¿qué pasa? ÓSCAR: ¡Qué desfachatez la tuya! Pero, ¿cómo tienes tanta cara? Eso hay que hacerlo en casita, ricura. ¿No te das cuenta de que pareces mal? ¿Qué credibilidad tendrías ante tus alumnos si te vieran así? Y además con esa camiseta blanca que ya no usa nadie. ¿Acaso no tienes una suegra que te regale mudas en consonancia con los tiempos? PROFESOR 1: ¿Nos lo cuentas o no? ÓSCAR: Prueba escalonada de la existencia de un ser superior. El triángulo que simboliza a Dios en los libros escolares desde hoy es escaleno. Ni escalera de color, ni de caracol, ni mecánica, ni escala en Hifi, ni leches. ¡Han reparado la escalera del instituto! Direcstein ha tenido a bien llevar el asunto personalmente. Luce hermosa, pibes. Para celebrarlo, voy a ir a unos grandes almacenes y voy a comprar los mejores patines que tengan. De profesional. Así mi hijo entrará en la meta precedido sólo de la inmensa mayoría pero no de todos. Aunque… la dejaron un poco resbaladiza… (Mirándose la suela de los zapatos.) PROFESOR 2: ¿Qué tal con Penélope?. ÓSCAR: Pues hoy volvió a dárselas de graciosa. Estaba hablándoles de Pitágoras, la armonía de las esferas, el número, en fin… y va ella, levanta la mano, y pregunta si les voy a prohibir comer alubias durante todo el curso. No sé si lo sabéis pero Pitágoras prohibía a sus discípulos el consumo de alubias. Le dije que no, pero al final de la clase la cité para entrevis- Herminio Malagás tarme con ella en el despacho. Acabó llorando… La bomba en vez de atómica resultó ser hidráulica. PROFESOR 1: Pues estuve mirando la lista de este año y la tengo en mi grupo de protojuegos predepor… ÓSCAR: Otrora gimnasia. Profesor1: Otrora gimnasia… PROFESOR 2: Entonces andaré pendiente a ver si consigo dibujarla en los vestuarios aprovechando un momento en que se esté cambiando. ÓSCAR: Eres un salido. PROFESOR 2: De salido, nada. Amor al arte… Me gustaría dibujarla desnuda y de espaldas. PROFESOR 1: ¿Ya la conoces? PROFESOR 2: No lo suficiente… ÓSCAR: ¿Por qué de espaldas? PROFESOR 2: Una mujer está realmente desnuda de espaldas… como Druuna. ÓSCAR: Acuérdate de dibujar la fórmula. PROFESOR 1: ¿Qué fórmula? ÓSCAR: Sí, hombre: E=mc2, el tatuaje del brazo de Penélope. PROFESOR 2: O sea que tenemos Emc en el uve ce. PROFESOR 1: Querrás decir mc2. ÓSCAR: Bueno, el cuadrado es sólo para regularizar los términos PROFESOR 1: O sea que para que cuadre hay que quitar el cuadrado, ¿no? En cualquier caso no se dice uve ce sino wc uséase votaclos. ÓSCAR: ¿Cómo dijiste? PROFESOR 1: (Desconfiado y lentamente.) Vo..ta..clos ÓSCAR: No lo conozco. PROFESOR 2: ¿A quién? ÓSCAR: A Clos. ¿A qué elecciones se presenta? Vota Clos… (Mofándose.) No caigo. En todo caso, en vez de wc será www.c para ir con los tiempos. El cenáculo (Silencio.) PROFESOR 1: Druuna… ¡qué tiempos! Profesor 2 y ÓSCAR: (Maliciosos.) ¿Ya pasaron? PROFESOR 1: (Indignado.) ¡Por supuesto! Sois unos degenerados. (Silencio.) PROFESOR 2: Óscar, muy agudo con eso de www. c. ¡Qué ocurrencia! ÓSCAR: (Pensativo.) Tiene razón mi padre. PROFESOR 1: (Con interés.) ¿Qué dice tu padre? ÓSCAR: Que todo es lo mismo… ¡Qué capacidad de síntesis! Nos pasamos la vida dándole vueltas a lo mismo. PROFESOR 2: ¡Ya lo creo! Yo, por lo menos… ÓSCAR: No me refería a eso. Ni a esto. Ni a aquello. Ni a lo de más allá… PROFESOR 1: ¿A qué te referías, si puede saberse? ÓSCAR: Al lenguaje… palabras, números, notas musicales, gestos… ¡todo es lo mismo!... y total, ¿para qué? 77 Se quedan los tres callados e inmóviles. PROFESOR 1: Pseudónimo de Leopoldo Alas, el autor de “La regenta”. ¡Qué crucigrama más elemental! Azorín. PROFESOR 2: Yo juraría que fue Galdós. Óscar los mira y menea la cabeza. PROFESOR 1: Instrumento musical de seis letras que empieza por “V”. ÓSCAR: Clarín. PROFESOR 1: “Clarín” no empieza por “V”, ¿qué dices? Primera letra del alfabeto griego: alfa. Última Septiembre 2004 El cenáculo La Ratonera / 12 78 letra del alfabeto griego: omega. Reverso de moneda… cuatro letras… acabada en zeta… (Piensa.) ÓSCAR: ¡Qué cruz! PROFESOR 1: De cuatro, tú dijiste siete… Ya lo tengo: cruz. Seguidor de Onán… ÓSCAR: El gran masturbador. PROFESOR 1: No cabe. ÓSCAR: Tiene que caber porque seguro que la tiene pequeña. PROFESOR 2: ¿El qué? ÓSCAR: La escalera, hombre, ¿qué va a ser? PROFESOR 1: Te juro que no te entiendo… última comida del día. ¡Qué fácil!: cena. Parte anatómica donde termina la espalda… culo. ¡Qué cachondos son éstos! PROFESOR 2: Hablando de culos… ¡vaya tragedia lo del marido de Rebeca! Al parecer estaba pegándose el lote con otra. Es increíble. ¡Qué casualidades hay! Los bomberos habían acudido a sofocar un incendio en un local de comida a domicilio, ellos estaban dentro del coche y, sin saberse cómo, la escala de madera se incrustó en el parabrisas. Yo no sé por qué no acordonaron la zona. Silencio. Óscar sonríe ampliamente y se dispone a marcharse. PROFESOR 2: ¿Te ríes? No tienes sentimientos. (Pausa.) ÓSCAR: Soy matemático. (Muy serio y pensativo mirándolo fijamente.) PROFESOR 2: ¿Pero por qué te reíste cuando dije eso? Nueva pausa. Herminio Malagás ÓSCAR: Es que cambié de técnica de relajación. Ahora me río en defensa propia o a pesar de todo si lo prefieres decir así. Adiós. (Sale cabizbajo.) PROFESOR 2: Se estaban dando el lote y los decapitó la escalera de un camión de bomberos. ¡Qué horror! Y va ése y se ríe. Increíble. Bueno, ahí te quedas con tu crucigrama… Por cierto, ¿qué dice la información meteorológica? PROFESOR 1: (Busca en el periódico.) A ver: “Anticiclón en las Azores. Cielos parcialmente despejados en la mitad norte peninsular y moderadamente cubiertos en la mitad sur con neblinas matinales y estratocúmulocirrosnimbos dispersos de forma asaz heterogénea a la par que difusa. Un calor de la Virgen”. PROFESOR 2: O sea que los caracoles pueden sacar los cuernos al sol… ¿Y qué dice mi horóscopo? PROFESOR 1: (Lo mira reprochándole su pesadez.) ¿Y qué signo es el tuyo? PROFESOR 2: Leo. PROFESOR 1: ¿Leo de leer o de león? PROFESOR 2: De Astorga… mira tú por dónde. PROFESOR 1: (Inventándolo.) “Si tienes un amigo llamado Androcles dile que no pase debajo de una escalera porque sufrirá un accidente muy grave... PROFESOR 2: No tengo ningún amigo que se llame así. PROFESOR 1: … pero si no lo tienes, lo sufrirás tú.” PROFESOR 2: (Queda afectado.) ¡Bah, tonterías! ¿Qué hora es? Cielos, las tres menos veinte… a este paso voy a acabar saliendo a la hora cualquier día. Eso sí sería caer bajo. (Sale.) PROFESOR 1: El muy imbécil se lo ha creído. (Sigue con el crucigrama.) Espacio donde tuvo lugar la última cena… Ocho letras… acaba en culo… Cubículo. ¡Yo no sé por qué hacen unos crucigramas tan elementa- Herminio Malagás El cenáculo les! A este paso voy a acabar empleando estas horas muertas en preparar las clases. “Historia de una…”, pieza teatral de Antonio Bueno Vallejo. Ocho letras. ¡Qué tontería: escayola! Tenor alemán que se mató a los 35 años de edad tras sufrir una caída por unas escaleras… A ver esta vertical: Excusado… cinco letras… Water… Heroína de cómic… Druuna… así que el tenor es Wunderlich. (Gestos de intranquilidad y de agobio.) Mira que matarse de esa manera tan tonta… ¿cómo habrá caído? En casa bajaré información de Internet… ¿Qué tal cantaría? (Mira el reloj.) ¡Anda, las tres! A partir de mañana me dedicaré a las sopas de letras. Son más rápidas… A casita que llueve. (Se levanta, coge un maletín y se dirige hacia la puerta. Se agacha para atarse los cordones.) Sale. Telón. Suena “Ombra mai fu”. 79 Septiembre 2004 El cenáculo Alfonso Sastre LA RATONERA reproduce a continuación una interesante conferencia pronunciada por el dramaturgo Alfonso Sastre en el teatro auditorio Amadeo Roldán, de La Habana (Cuba), el 19 de septiembre de 2003. La Ratonera / 12 80 B uenos días. ¡Empezamos!, co-mo dicen los regidores de escena. Sólo que para empezar yo quiero expresarles que mi deseo es no resultar un elemento demasiado extraño entre ustedes, entre las gentes de teatro –teatreros o teatristas– que haya entre ustedes; aunque ello –caer extraño– sería lógico que sucediera porque la verdad es que yo no soy más que un escritor, y que lo único que sé hacer, bien o mal, o regular, es literatura, aunque –eso sí– también entre mis habilidades literarias está la de hacer eso que se llama «literatura dramática», y que yo prefiero nombrar con una palabra que todavía no se ha hecho popular, ni acaso se haga nunca, pero que yo la uso; esa palabra es «parlatura», que no es otra cosa que la literatura que se escribe para el teatro y la literatura que algunos hacemos –y por eso se nos llama autores, al menos todavía– para que otros (los actores) la hablen y la maticen o la interpreten o la recreen sobre los escenarios. (Diálogos para ser parlados: parlatura. Diálogos y monólogos que también, en su fondo, son diálogos, pues que las palabras son siempre dialogales). Algo tengo que ver, pues, con el teatro, pero no esperen de mí que dirija a unos actores durante unos ensayos, ni que dé ideas luminosas –nunca mejor dicho– para que una escenografía adquiera, con determinadas luces, el debido relieve, ni para diseñar arquitecturas escénicas, ni para establecer una pauta de ruidos y de músicas en el curso de una acción teatral, ni para nada, en fin: una calamidad, mientras muchos de mis colegas escritores son también teatreros y se muevan en los escenarios (donde yo no paso de ser un huésped) como el pez en el agua. Aunque ustedes vean que en las historias del teatro español mi nombre figura con algunas o muchas páginas, para el teatro yo soy, con arreglo a mi apellido, y haciendo un chiste definitivamente malo, un verdadero de-sastre. No, yo no sabría ni siquiera cómo dirigirme a los técnicos en el escenario, ni casi sé –y de oídas– el argot propio de estos oficios que ahora se suelen agrupar bajo la de- Alfonso Sastre. nominación de «las artes escénicas». ¿Un forillo? ¿Aquel practicable? ¿Ese cañón? ¿Una carra? ¿Un cenital? ¿La faldeta? ¿Un escafurcio? ¿Tal camelo? ¿Las patas de la cortina? ¿La escotadura? ¿El ciclorama? ¿Entre cajas? ¿Y qué es un telón corto? ¿No será un telón al que se le ven las piernas? Bueno, en fin, allá ustedes con su lenguaje; pues yo no soy, como les digo, más que aquella persona de la que antes se decía: Es el Autor, y al que el público solía llamar al final de los estrenos: ¡Autor!, ¡autor!, cosa que al parecer ocurrió en sus historias; pero sí me permito y me he permitido siempre opinar sobre lo que en el teatro ocurre, y muchas veces lo he hecho y lo hago sobre lo que sucede en el teatro español. ¿Les interesa, aunque sea lejanamente, este tema? Suponiendo que sea así, les diré ya que el «teatro español» ha sido siempre y sigue siendo una institución muy reaccionaria. Estoy cansado de decirlo allí, pero ustedes no pueden estar todavía cansados de esto que digo, pues es la primera vez que así me expreso para ustedes. Así es que casi todo lo mejor que ha ocurrido en el teatro español a lo largo de la historia en el sentido de ampliar su mundo y abrir sus horizontes lo han hecho, hasta la fecha de hoy mismo, escritores, muchos de ellos generalmente rechazados o a duras penas admitidos en los escenarios de España. Entre éstos se encuentran desde Cervantes –el autor de esa gran tragedia que es la Numancia– en los siglos XVI/XVII, a Ramón del Valle-Inclán, en el siglo XX. Lo mejor del teatro español se ha hecho, me reafirmo, «contra el teatro español». (Es una paradoja más del teatro). Se hace, pues, el mejor teatro español, decimos, «contra el teatro español», queriendo decir con ello: contra la estructura y la organización, tanto pública como privada, de este fenómeno sociocultural, y contra sus agentes, empresarios, actores ilustres y, ya en el siglo XX, contra los directores y los programadores oficiales y la Administración públi- ca en general. ¡Y siempre ha sido así, con unos u otros matices y unas u otras intervenciones en el proceso! En realidad, se trataría hoy de establecer una verdadera dialéctica, y para ello es preciso plantearse cuál tendría que ser la propia (dialéctica) del teatro. ¿La de la verdad contra la mentira? ¿La de la literatura contra la espectacularidad? ¿La de los escritores contra los teatreros o teatristas? ¿La del individualismo de unos escritores –muy «suyos»– contra las «creaciones colectivas»? En realidad se trataría de reivindicar juntos, unos y otros, escritores, artistas y técnicos, el carácter colectivo –buenamente colectivo y lejano de todo revoltijo– de los espectáculos dramáticos; carácter colectivo que, precisamente, reclama la importancia, del componente literario, de la literatura, y por tanto de los escritores en esos colectivos, que tantas veces no son sino dictaduras de algunos directores que se autoafirman como estrellas en todo lo que hacen, y que no ven en los dramas escritos sino una materia que sirva de base a sus «inventos» escénicos o lucubraciones. En cuanto a mí, que no soy maestro de nada, ni de las letras, pero sí un aprendiz del teatro con ideas muy estrictas sobre sus corruptelas y vacuidades, al menos en España, puedo aportar –creo– nociones como esta que he dicho de «parlatura», noción que expresa nuestra forma –la de los escritores– de estar en el teatro como algo más (mucho más) que 81 Septiembre 2004 Los intelectuales y el teatro de hoy por primera vez en la España del siglo XIX al terminar el estreno de la tragedia El trovador, del joven autor Antonio García Gutiérrez, que dicen que salió al escenario vestido de soldado porque entonces estaba haciendo su servicio militar y le habían dado un permiso en el cuartel para asistir al que fue un acontecimiento tan feliz que hasta llegó a ser la base literaria de la ópera de Verdi Il trovatore (como Don Álvaro o la fuerza del sino, del duque de Rivas lo fue de otra ópera de Verdi La forza del destino. Todo esto pertenece a la historia del teatro romántico español). ¿Entonces en qué quedamos? ¿Los escritores dramáticos que en el teatro «no somos más que escritores» formamos parte de una especie a extinguir? Yo lo sentiría, y no sólo por mí, sino por el teatro, y ustedes disculpen mi quizás indisculpable vanidad, pues creo que es a escritores que apenas han hecho en el teatro otra cosa –o ni eso– que asistir a los ensayos, a quienes debe la historia del teatro no pocos de sus episodios más brillantes. La cosa está clara: desde el exterior del teatro se ven mejor algunas dimensiones de lo que ocurre dentro, y se pueden remediar mejor algunos de sus males, al menos, del orden de la poesía y de la estética teatrales. Queda claro, pues, que yo no soy eso que se llama «un hombre de teatro», y mucho menos «un animal de teatro» –como se dice elogiosamente de algunos artistas de la escena–, a pesar de figurar con algún relieve critores dramáticos que todavía estamos en la vida y no aún en el olvido en el que desaparecen los mediocres o en el limbo de los clásicos; que los escritores de hoy, digo, tendríamos que entendernos más y mejor con los teatreros o teatristas; pues nuestras escrituras, cuando acertamos a ello, son capaces de «prefigurar» mucho de lo que luego ha de suceder en los escenarios, lo que no quiere decir que no salgan productos dramáticamente excelentes siguiendo otros procedimientos, a partir de ocurrencias en el seno de los grupos y/o de improvisaciones corporales de los actores y reflexiones ocasionales. Eso sólo quiere decir que en tales casos «los autores son ellos». Pero también es así: que la escritura dramática profesionalizada es capaz de movilizar la energía creadora (el potencial) de los grupos y de las compañías, y que el escritor que no es otra cosa puede ser también una pieza clave en estos procesos, y no como mero proveedor de pretextos para hacer cualquier cosa con ellos, empezando por destruirlos encarnizadamente en aras de un teatro entendido como enemigo de la literatura o, por lo menos, ajeno a ella. Recuérdese cuántas veces la renovación de la escena se ha hecho bajo los auspicios y el nombre de «teatro literario» para oponerlo al «teatro mercantil». ¡Viva, pues, la literatura, también en el teatro! Ahora por fin estamos llegando a un punto al que yo quería llegar: el de proponerles que las gentes del teatro y los escritores que no somos gentes del teatro hagamos un pacto a favor de lo que yo estoy llamando en España «un teatro vertebral», y es una propuesta que no se puede trasladar mecánicamente al teatro cubano o a otros, pero sí puede tener algún interés para ustedes saber qué propuestas surgen, en el día de hoy, y ante los desafíos de hoy, en otras áreas culturales y políticas. ¿Y qué sería eso de «un teatro vertebral» entendido como una propuesta para el País Vasco o para España o acaso para los países europeos regidos por sistemas capitalistas –todos– en la era de Bush? Yo he tratado de definirlo en una especie de manifiesto dialogado en el que imagino que un director me hace una visita y me pide un consejo o quizás un drama que pudiera serle útil para salir de la programación errática que él piensa que su grupo ha realizado hasta hoy, pues ha llegado a aceptar que es cierto lo que este autor ha dicho de que «programar», lo que ha de hacerse en un teatro, es, además de crear un mundo de imágenes bellas y lúdicas, un modo de pensar en y sobre la realidad. Los grupos de teatro o tienen un pensamiento (colectivo, pero pensamiento, pues no puede ser una jaula de grillos) o su función será demasiado banal y se consumirá en el mismo momento de producirse (teatro de consumo), dejando apenas en quienes lo ven una huella pequeña que enseguida se esfumará en las memorias de esos espectadores que asistieron, quizás buscando algo más, al espectáculo. Los grupos y las compañías –piensa este autor– deben ser sedes de una determinada filosofía propia y no meras veletas que se muevan obedeciendo a los vientos de la moda en cada momento. Los grupos y las compañías como tales, como colectivos, deben de mantener sus propios «puntos de vista» sobre la realidad y las tareas que en cada momento la sociedad necesita, para impedir su degradación y quizás para ascender a más altos niveles materiales y espirituales a sus ciudadanos en los campos de la estética, de la política y de la filosofía. El Berlinar Ensemble de Bertolt Brecht, en los años posteriores a la II Guerra Mundial, fue un modelo de este teatro vertebral al que yo me refiero. En el manifiesto-diálogo «por un teatro vertebral» yo he propuesto concretamente, y aquí les hago partícipes de aquella propuesta, hacer hoy «un teatro contra el imperio», que habría de financiarse en nuestros países de sistema capitalista con el dinero de los bolsillos de nuestro potencial público, dada la sumisión del conjunto de nuestros gobernantes al liderazgo de Bush en el mundo. Los bolsillos de nuestro potencial público serían, pues, nuestra fuente de financiación, en una dialéctica Público/Teatro que sería muy beneficiosa para éste al quedar el teatro como actividad social liberado de la dependencia de las subvenciones que siempre comportan una forma más o menos larvada y no explícita de censura o, al menos, de control político de su actividad. Ese público sería la forma Alfonso Sastre en el Berliner Ensemble ante la escultura de Bertolt Brecht, 1992. teatral que adquirirían las multitudes que han salido a las calles de todas las ciudades del mundo a manifestarse contra la agresión imperialista a Irak en circunstancias todavía recientes, y que forman el grueso de los foros y manifestaciones contra la globalización neoliberal desde hace años, a partir de los hechos de Seattle y con bases como el foro y las experiencias de Porto Alegre. Cooperativas de actores, directores y técnicos –de gran tradición en la historia del espectáculo: artistas asociados, «compañías a partido», etcétera– serían las estructuras de base de estos proyectos koljosianos (digámoslo así) de que la actividad teatral eleve los objetivos de su práctica y trate de contribuir, por modestamente que sea, a la transformación del mundo. En la opinión del director de mi cuento y hablando de los bolsillos de la multitud, él dice que en ellos «hay poco dinero» –son los bolsillos de los pobres y de los marginados– y que el proyecto le parece «políticamente imposible». «Hagamos, pues, un teatro imposible», le dice el autor, y ello decide al director a despedirse, pensando en resolver sus propias contradicciones de un modo menos extremado. En fin, lo que yo propongo no es tan malamente utópico (sino buenamente utópico, en mi opinión); y es que las gentes del teatro, agrupadas, den un sentido trascendente a las labores de sus compañías, lo, que sería algo así como una versión actual, social y política, colectiva, de lo que Stanislavski en su tiempo y limitando su noción a cada tarea concreta (a cada drama en ensayos) llamaba el «súper-objetivo», y Piscator en el suyo «un teatro político», y Brecht en el suyo «un teatro ético y dialéctico», y Grotowski en el suyo «un teatro pobre», y Tadeusz Kantor en el suyo «un teatro de la muerte», y nosotros, modestamente, en el nuestro y en nuestras circunstancias «un teatro realista o una tragedia completa». (Véase que proponemos la legitimidad de un teatro de las agonías humanas, y que de ningún modo nos hemos embarcado nunca en proyectos de hiperpolitización de la escena. 83 Septiembre 2004 La Ratonera / 12 82 unos huéspedes más o menos bienvenidos o indeseados, y a los que se les escucha pero no se les hace mucho caso, por parte de los «teatreros». No, no; nosotros, escritores no practicantes de los oficios y de las artes del escenario, hemos estado siempre en la genealogía del teatro, y desde nuestros gabinetes de trabajo –lejos, pues, de aquellos lugares en los que el teatro se hace, se fabrica y se manifiesta ante sus públicos–, hemos contribuido a que el drama haya ido a algunas parte, a que se haya renovado y haya seguido unos u otros rumbos, y, en fin, a que «haya tenido historia» y no se haya limitado a ser un fenómeno social recurrente con la única y reducida misión de que unas gentes, los actores, hayan dado expresión a su narcisismo personal, y otras, el público, a divertirse de las realidades de la vida «pasando un buen rato», inmediatamente olvidable; pero también, escribiendo sus dramas, estos autores han contribuido a la historia de la literatura, de manera que Fuenteovejuna, de Lope de Vega, no se limitó a ser un buen guión para hacer un espectáculo, sino que es además un texto literario que convive en la historia de la literatura con los sonetos de Garcilaso de la Vega o la lírica celeste de San Juan de la Cruz o las aventuras de Don Quijote de la Mancha. (Lo que no se puede decir ni siquiera de los mejores guiones de las mejores películas de la historia del cine). De manera que yo puedo pensar con muy buenas razones que los es- un actor, y que desde su oficio descubrió las virtualidades, subversivas y transformadoras del orden social que el teatro ofrece. En España, fue notable el caso del poeta Rafael Alberti que, durante nuestra guerra civil (1936-1939) creó con María Teresa León el «teatro de guerrillas» y el «teatro de urgencia», e hizo que Madrid, cercado por los militares sublevados, respondiera al cerco, además de con las armas de fuego, con las armas de la cultura, elevando bajo las bombas el monumento a la resistencia popular que es la Numancia de Cervantes. ¿Pero qué hacer hoy? Todo lo que vengo diciendo es a favor de un teatro de ataque al imperio, pero también de un teatro autocrítico en relación con nuestras propias situaciones y respuestas. En situaciones como la de Cuba se ha de postular asimismo la legitimidad de un teatro crítico de la propia situación, lo que no quiere decir desleal. La deslealtad es otro mundo, y nosotros, creo yo, hemos de ser leales –críticos pero leales– a todas las tentativas que haya o que surjan para cambiar el mundo. ¡Ardua tarea, en la que el teatro tendrá algo que hacer! Erwin Piscator fue un actor que conquistó el orgullo de serlo, e interpeló a los actores para que a ellos no pudiera llegarles un día en el que se les pudiera reprochar: Mientras sucedía lo que estaba sucediendo, ¿usted dónde estaba?, ¿usted qué hacía?, ¿hacia dónde miraba?, ¿no veía los humos negros de los hornos crematorios?, ¿no se daba cuenta de cuántos niños mueren todos los días en el mundo a causa de su malnutrición, de su hambre, de sus enfermedades curables? ¿Las comedias que interpretaba, de qué trataban? ¿Para qué las hacía? ¿Para que la gente se olvidara de lo que acontecía en el mundo? ¿Se lo pasaba muy bien haciéndolas? ¿Eran muy graciosas? ¿Nunca se plantearon que, como dijo aquel poeta, la poesía puede ser «un arma cargada de futuro»? Así es que los actores del Teatro Piscator anduvieron siempre con la cabeza muy alta, y algunos de ellos pagaron cara su implicación en las luchas de su tiempo, igual que otros artistas e intelectuales. A cualquier interpelación posterior, este tipo de actores ha podido responder sencilla y orgullosamente: Yo, señores, hacía teatro, ¡nada más y nada menos que teatro! Entonces el teatro es una palabra grande y no un oficio ganapán. Está claro: el teatro que ellos hacían y algunos hacen hoy y algunos harán mañana no era ni es ni será ese tipo de espectáculos que se desechan una vez usados y cuyo destino final es el cubo de la basura o, por lo menos, del olvido. Así, cuando yo ahora apuesto por «un teatro vertebral» hablo de un trabajo sobre los escenarios que sea por lo menos un eco de los dolores y las esperanzas del mundo, pero preferiblemente que suene como una voz fuerte y subversiva por la justicia y por la libertad, o sea, por la paz de y entre los pueblos. Teatro y nuevas tecnologías ALFREDO COLUNGA: ACTORES ENCERRADOS AL CUBO Francisco Díaz-Faes T itulaba mi reseña en el diario de Oviedo La Nueva España, el pasado 15 de julio: “Alfredo Colunga elevado al cubo”. Se trataba de mencionar la inquietud de este artista nacido en Oviedo en 1963 y que ha incorporado actores y bilarines a su proposición visual estos días. Ha estado expuesta durante ese mes con su Opyoum en la sala Vértice de Oviedo y pasará a La Universidad Laboral de Gijón en un congreso internacional que tendrá lugar en noviembre. Alfredo termina de descubrir, tras un largo periplo, un hipercubo virtual —“tesseract”, lo llama, registrado en la propiedad intelectual de los inventos— con esta descripción: “dispositivo proyector interno de imágenes sobre poliedros con caras de cristal polarizable y procedimiento de proyección”. Avanza en la idea del matemático inglés Charles Howard Hinton de experimentar “la forma que tendría la representación de un cubo de cuatro dimensiones en nuestro mundo de tres”. Allí propone la visualización de la dimensión en cuatro caras de una misma escena, pero además en dos planos diferentes que se van superponiendo. Es una filmación simultánea de una misma escena con cuatro caras. Pero, ¿es filmación, o, realmente dentro encontramos actores y bailarines? Un dilema. Casi al mismo tiempo que en Barcelona el videoartista norteamericano Doug Aitken, presentaba una “perturbadora instalación” —en expresión de El País— en Caixafórum, que después pasará 85 Septiembre 2004 La Ratonera / 12 84 Pero sí estamos por el drama como una exploración y una búsqueda de sentido incluso en el corazón del sinsentido de la realidad vivida en sus peores momentos, en la oscuridad y la desesperanza). No olvidamos que el tema de esta comparecencia es la relación entre los intelectuales y el teatro de hoy, y en ello estamos aunque lo hayamos hecho a través de un pequeño caso, el mío, como escritor que soy, un poco filósofo, y problemático artista. Ahora, pensando más generalmente, recordamos que entre los intelectuales los ha habido distantes y hasta extraños a este fenómeno público, asambleario, participativo, realmente democrático que debe de ser el teatro, pero también los ha habido y los hay enamorados de los escenarios y de sus posibilidades poéticas, éticas y políticas. En este sentido, el teatro también ha sufrido del desplazamiento de tantos intelectuales y artistas al campo de la derecha y a la servidumbre más o menos declarada o vergonzante a los dictados del imperio. La verdad es que hay que mirar al pasado para encontrar escritores de alguna talla que hayan aportado ideas capaces de movilizar la escena en el sentido del progreso y no digamos de la revolución de las estructuras actualmente dominantes y armadas hasta los dientes. También es justo decir que estos mensajes han partido a veces de las mismas gentes del teatro. Tal es el caso de Piscator, el maestro alemán del teatro político, que era ras conocidas del teatro: la compañía de Fernando Hurtado o Higiénico Papel: Andrea Lebeda, Carlos Dávila, Laura Iglesia, Erik Jiménez, Ana Mª Roche, Félix Corcuera... Desde hace tiempo me consulta Alfredo sobre las bellezas escénicas que yo frecuento (como espectador privilegiado). Ahora las veo ahí dentro, como en el museo de cera de madame Tussaud, pero vivas algunas de ellas, privadas momentáneamente de su voz, y aún prestas a ser escuchadas ¿Qué ha hecho con ellas?: son apenas transparencias en un papel vegetal, en un papel cebolla que hará llorar, sabe Dios, como los baños de Ingres sugeridos también desde hace mucho en los cuadros-foto-polaroid de Jorge Alonso Molina, o aquí en los mármoles que amplía en una sala contigua Begoña Muñoz con los protagonistas de Alfredo Colunga. He visto el Harry Potter que en la pantalla traspasa vidrieras, pero que es una sugestión de una habilidad fílmica, como se hizo con esa vertiginosidad de la cámara en la película Moulin Rouge, un truco al fin de la cámara. Alfredo Colunga en cambio, traspasa emociones en los hipervínculos de una sociedad hipervista. Así me voy. Y, salgo con más enigmas que aquellos con los que entré. Y cautivo por esa seducción medito con el Da Vinci de su aforismo 432: “¿no ves tú que, entre las humanas bellezas, un bellísimo rostro detiene a los transeúntes mejor que las riquezas que lo encuadran?”. 20 años de La Galerna Francisco Díaz-Faes E ste año ha cumplido dos décadas el grupo de Gijón La Galerna. Si a finales del pasado LA RATONERA recogía la celebración de Kumen en La Felguera con una excelente exposición, durante el mes de Junio el Ateneo de La Calzada, acogió una no menos interesante titulada: Veinte años de teatro. “Algo más que veinte años”, venía a decir en la reseña del programa de presentación el crítico Joaquín Fuertes, “caso insólito en medio de un panorama teatral provinciano sin el más mínimo asomo de paridad”, remataba. La cuestión es que el grupo donde Felipe Ruiz de Lara y Marián Osacar dirigieron sus labores de coordinación —tras hacerlo con la Universidad Popular de Gijón—, hoy día en manos de Patricia Rey, ha dejado huella en gentes que desde Julia Martín, Puri García, Mary Chely Fernández, Pedro Lanza, Jose Miguel Díaz, Tere Quirós, Geni García, María Pallarés, Eva Vallines, Isabel Friera, Ignacio García Pumarino ... y muchos más han formado parte de su elenco y de sus ilusiones, cuya penúltima consecuencia es el grupo Infinito de Teatro. Yo recuerdo ayudar a desmontar con ellos una de sus obras, llevando una de mis furgonetas allá en el ruinoso y cerrado Cine Maxi de Pola de Laviana de mediados de los ochenta. Con la actual directora del ITAE, Julia, en plantilla, tal vez en una coincidencia de mis colaboraciones con el grupo “Pipo y Mary” (con Belén Fernández, José Miguel y Maxi Rodríguez), continuación de “Cestón de Máscaras”. El caso es que el trajín de aquellos años me hizo ver el cuidado de alguna de sus puestas en escena, por más que fuesen exploraciones novedosas, por encima de sus posibilidades, con medios exiguos y una capacidad asombrosa de creación y recreación de modelos, texturas y “mèlange” de estilos, que visto así en dibujos y vitrinas, maniquís, atrezzo, vestimentas y máscaras, me siguen produciendo asombro. Sin duda no fui justo con mis comentarios de dudosa ironía —lo cual es habitual en mí, imposibilitado para abarcar la magnitud de lo que me hacen sentir estos grupos de teatro—, pero siempre aprecié las lecciones que me ha dado no sólo el tiempo sino el entusiasmo y vitalidad de aquellos trabajos. La colaboración con Bonhome como artista plástico exclusivo del grupo, fue uno de los mayores Francisco Díaz-Faes repente una pareja parece estar en el trasfondo de ese cuadro móvil en cuatro paredes, y de súbito, tocan el cristal semejando otro más exterior donde un grupo de gente parecen estar viéndolos y viéndonos ¿Están allí?, nos diríamos ¿es penetrable esta estructura vaporosa, encierra algo narrativo? Para descifrarlo hay que sentarse en la contemplación, iniciar ese camino del despertar que es ir a una exposición. Podemos elegir unas butacas blandas, para no levantarse una vez te echas en ellas, o buscar un ángulo al lado de las cuatro columnas del recinto que permitan visualizar dos pantallas a la vez. Preguntaba al autor, que se me apareció de súbito, si aquello podría tener su alargamiento colocándole un espejo y otra proyección en la cara superior, pensaba en Dalí —y sus juegos de virtualidad visual en la que también fue precursor, con sus hologramas, holografías y espejos, y en el Dalí sardónico que se ríe del arte en “Los Cornudos del viejo arte moderno” (el título del opúsculo lo dice todo)— pero Alfredo estaba en su propio discurso hablándome del “bucle traslúcido, dos poliedros o más inscritos pero encapsulados” y la coreografía en 8 pantallas y 2 volúmenes concéntricos de cuatro dimensiones en esta vida (ay) de tres, según la acuñación del matemático Howard. Pero yo me afano en conceptos fotográficos como “la profundidad de campo” tan conseguida aquí en la superposición de planos y más en saber dónde están las ca- 87 Máscara de la exposición de La Galerna. hallazgos de este teatro y del teatro asturiano. Sólo hay que ver aquí la perfección de sus obras expuestas. Los cuernos de Don Friolera y sobre todo la magnífica combinación de arte y estilo en la admirable pieza de su Emperador de China, la sigo asociando a una de las mayores conmociones que supuso el arte teatral emanado de los años ochenta. Septiembre 2004 La Ratonera / 12 86 a Bilbao, Colunga, desde el proyecto Manava que experimenta desde el año 2002 se ve sugestionado por las nuevas tecnologías y sugestiona al espectador con nuevos recursos. No es el cubo de Rubick, ni la Meca de la sorpresa, que descubrió en el pasado el explorador Burton, ni el español Ben Alí y con que expresan los asturianos cuando ven algo que les saca de sí, admiración. Podría pasar por una piscina, un acuario de feria, en el que, al contrario de algunas atracciones, no veríamos una sirena sino un montón de actores, en lo que describo como una idolatrada manía de que lo visual presida nuestras vidas. Describámoslo sin más: lo primero que sorprende de esta visita a la sala Vértice es el carácter de privacidad de lo que vemos delante allá al fondo desde la calle ¿Peces de colores, o, personas? La vista se va hacia un recinto oscuro que semeja la transparencia de una sauna. El respirar de una leve música electrónica nos sonsaca del ensimismamiento y previene de que llegamos a un espectáculo. O al menos una exhibición de gente que, tras un cristal se mueve en la veladura de un esfumato, la liviandad de un atosigante recinto donde devanean silenciosamente los cuerpos de ¿personas? Nos acercamos con el motivo de atisbar en ese sombreado de contornos qué es lo que sucede. Y vemos cuerpos no geométricos ya desnudos o semidesnudos elucubrando movimientos. Más, con una característica, una apreciación nueva. De A La Ratonera / 12 88 rmand Gatti, Donqui, el Don Quijote enamorado cervantino de las leguas francesas con sus ochenta y un años estuvo aquí. O por mejor decir, el enamorado galo de las figuras de Cervantes, vino aquí, a Asturias. Durante el reciente XIII Congreso Internacional de Intertexto y Polifonía, de profesores de lengua francesa de toda España celebrado en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, merced a la gestión de Miguel Ángel López Vázquez. Alto, inmenso, como me lo había imaginado, como un ciprés o, cuando gesticula, como las aspas del episodio del Quijote, como un molino de viento desdentado o, tal vez, el árbol que custodia sesquicentenario casi, de la Comuna francesa, el plágano, plátano de sombra, que mima este hacedor de las letras que supera los años, en su casa cedida en los arrabales de París, que no es cualquier arrabal (tal vez Fernando Arrabal lo sepa). Y me lo había figurado así como Jodorowsky, Darío Fo o Vittorio Gassman, intentando descifrar el discurso-espectáculo de su lengua materna. Inquiriendo, auscultando, demandando, infiriendo, amedrentando, coligiendo al público con su penetrante mirada que aquí retrato. Y lo más curioso es que su conferencia fue aumentada por una presentación propia que duró casi tanto más que sus palabras escritas en folios que iba tirando al suelo, como hojas también de ese árbol perenne que, según las iba leyendo, caen marchitas y caducas, representadas. Es un orador. Pero un orador como nos lo imaginamos en el ágora clásica, o en la Asamblea Revolucionaria de Thermidor. Enamorado de España, citando a España y su sufrimiento en la guerra civil, la dictadura, las huelgas mineras, y su sangre y arena entremezcladas por una visión romántica de una forma de ser que enamora a tantos escritores franceses (e ingleses, algún alemán) desde el siglo XVIII a nuestros días. La hija de Miguel Ángel, Sara López, nos había puesto en antecedentes en una ponencia sobre su teatro. Gatti tiene una infinidad de piezas, algunas de gran prolijidad en varios tomos que van saliendo en su país natal en papel biblia. Qué inmensidad de trabajo, el de este crítico de las posiciones ortodoxas y hasta heterodoxas de la izquierda francesa. Este comprometido autor, hechizado por el lenguaje y su depuración, parecía querer asustarnos con un centenar de hojas que iría declamando, de L´om-Imprebís Francisco Díaz-Faes Francisco Díaz-Faes Quijote Teatro Jovellanos. Gijón, 5 de mayo de 2004. Intérpretes: Vicente Cuesta, Sandro Cordero, Carles Montoliu, Yayo Cáceres, Sergio Gayol, Martina Bueno, Carlos Lorenzo, Nacho Fernández, Cristina Bernal, Amancay Gaztañaga y Rodrígo Díaz. Escenografía: Dino Ibáñez. Iluminación: Rafa Mojas y Félix Garma. Vestuario: Sue Plummer. Música original: Yayo Cáceres y Rodrigo Díaz. Dirección: Santiago Sánchez Roberto Corte Armand Gatti. murmurando, balbuceando, clamando al tiempo que sucumbían a sus pies y le rodeaban como hizo hace dos años en el festival de Aviñón. Mas fueron once, las hojas del árbol caídas, extendidas en su elocuencia y explique. Así, la verbosidad y labia que, no vaniloquio, llevada a la explicadera, emocionaron al auditorio como el canto de un jilguero que anida en el ciprés, elige el final de la rama y lo alto de la copa cuando deja caer su propia música. Así, así, como un ciprés perenne, repartiendo jilgueros en sus vuelos, o como un plátano caduco, dejando caer las hojas de su pasado de teatro y España. S i sencillez, creatividad y calidad se juntan, hay pleno seguro. Teatro, que no espectáculo. Cualquier espectador avezado lo sabe: sencillez es premisa inequívoca que da sentido al arte y a la vida. El único que queda y emerge irrefutable frente al omnipresente simulacro de uso y abuso que nos abruma, el que nos martiriza y mata. El que combate las burdas apariencias y el camelo que emana del neurótico soufflé “esthéticien” que de ordinario ya todo lo embarga. El Quijote de L´om-Imprevis, o de Santiago Sánchez, no tiene trampa. Es, por creatividad y sencillez, puro teatro. El que elude conscientemente aparatosidad y tramoyas que no estén en manos del intérprete. Siendo lo primero que llama la atención el que se trata de una pieza que —contra a lo que la experiencia nos Sandro Cordero y Vicente Cuesta. La habilidad del director confiere a la pieza un semitono de naturalidad en la interpretación que está a la medida del Quijote original y jamás lo traiciona. Ni por exceso o defecto. Siempre omnipresente. Logrando una poética de verosimilitud que es convención ideal incluso en los encantamientos más celebrados. Allí donde “la imposibilidad y grandeza hace que se tengan las aventuras por apócrifas”. Los títeres que suplantan a los personajes en la cueva de Montesinos, o los eficaces y sencillos artificios que se emplean para mostrar los molinos de viento, la venta, el rebaño de ovejas, o las batallas mostradas con imaginación y cierta ilustración épica, son partes memorables que armonizan en un todo genuino de sencillez, teatralidad y belleza. Afortunadamente la efeméride que se nos echa encima —con sus inevitables dosis de cumplidos y pedanterías— tiene en este ingenioso hidalgo, Quijote de L´om-Imprebís, uno de los mejores homenajes teatrales que se le pueden hacer a Cervantes y su novela. Para deleite, enjundia y mayor gloria de nuestras letras. 89 Septiembre 2004 Armand Gatti estuvo aquí tiene acostumbrados, y nos es dado esperar— a los lectores del Quijote original no defrauda. Es más, estoy seguro de que nadie disfruta más de la función que aquellos que conocen la novela. El público que recrea los pasajes como quien se sabe la ópera, sorprendido de seguido por la natural habilidad que tiene la juglaresca para sacarle el máximo partido al cuento. Desde presupuestos exclusivamente teatrales y con mucha imaginería en el trasvase al continente propiamente escénico. Siendo la música en vivo, de Yayo Cáceres y Rodrigo Díaz, el ideal complemento que penetra y envuelve la historia de principio a fin. Aunque cualquier adaptación es susceptible de crítica —máxime cuando se trata de una obra que ha sido tan tratada y maltratada— en ésta que nos ocupa los únicos reparos que el espectador le ponga irán en función de la elección personal por la selección y las exclusiones (pasajes meta-teatrales que eran de esperar y que deliberadamente no están), nunca por lo representado, que tiene en una excelente interpretación coral y en los papeles de Don Quijote y Sancho, Vicente Cuesta y Sandro Cordero, su mejor aval. Y a uno no le resta más que abandonarse al embeleso de cuanto acontece. De principio a fin. Deseando arañarle inútilmente al tiempo más minutos —en el teatro nunca bastantes— para completar todavía más la pieza en la segunda parte, que merced a la ilimitada peripecia argumental de la novela, en la función se nos va como de corrido. Francisco Díaz-Faes O La Ratonera / 12 90 bserven este rostro enjuto que he fotografiado, agudizado por las formas del ballet trabajado durante tanto tiempo en persona tan joven, del que destaco sus profundos ojos oscuros, una sonrisa que cuando arranca seduce y unas extremidades de prolongación inverosímil en piés y manos ¿Quién es?, se preguntarán. Pues Mónica García, casi una vecina de Olga Mesa y que nos resulta desconocida para los profanos, a pesar de lo que trae detrás. Veámoslo: como cada verano, la Asociación Cultural de Artes Escénicas en Avilés, ARTEA, dirigida por Laura Cueto trae a alguien a impartir disciplinas de danza. Y en esta ocasión se trata de Mónica, oriunda de Salinas y que desde mitad de los años 80 vive en Madrid, donde obtuvo un premio nacional de danza colectivo del 2000. Es la cuarta vez que viene a colaborar con este grupo de Avilés la bailarina formada en ballet en el Conservatorio Superior de Madrid bajo dirección de Carmen Roche. Profesional desde 1996, cuando la vemos llega de triunfar ante nada menos que tres mil personas en el festival “Pé de Pedra” en la plaza de la Quintana de Santiago de Compostela. He mencionado que es un triunfo que se reúnan tantas personas al aire libre para ver una disciplina tan minoritaria como la danza, según ella misma nos confiesa. Tiene en perspectiva un cambio radical en su vida pues dentro de poco marchará a trabajar a la ciudad de Darmstadt en su teatro de ópera, experiencia alemana que aunque a la famosa Blanca Li no salió bien, a Mónica anima a conocer y ampliar perspectivas. En el polideportivo de “Los Canapés”, Mónica se afana en impartir disciplinas desde el primer nivel que tan bien trabaja, tomando el suelo como base, en coordinación de posturas elásticas que van envolviendo y girando con el eje del centro de gravedad como rotor. Pese a su extrema juventud se nota una larga experiencia y capacidad para tratar a sus alumnas en este caso, pues es su dedicación cotidiana en Madrid. Ha formado parte de la auténtica revolución de la danza contemporánea de hace veinte años con el grupo Bocanada de Iñaki Azpillaga y Blanca Calvo o La Ribot, la tam- Mónica García. bién avilesina Olga Mesa, Carmen Werner... etc. Pese a su proclividad (tomemos la acepción de proclive de la Real Academia como que está inclinada hacia delante o hacia abajo —lo cual viene bien por su forma de bailar— y no hacia lo malo como connota esta palabra) a dejarse llevar por la inercia de querer parecer mayor, no me lo parece. Tiene sin embargo un curriculum extenso que no ha decorado con cursillos y zarandajas para hinchar el balón de la megalomanía de los artistas. Resumámoslo: es razonablemente modesta y es ella misma la que aclara que no se ha especializado en bailes orientales, Martha Graham, o técnica Limon, pero lleva con discreción su premio nacional ya mencionado con la “Compañía 10&10” (aunque me lo tenga que advertir Laura, Francisco Díaz-Faes Mónica García. 91 Septiembre 2004 DANZA Francisco Díaz-Faes Mónica García: clases en Avilés pues ella no lo confiesa), sus clases con Win Vandekeybus o La Ribot, y sus colaboraciones con el director brasileño Pedro Berdeyes. Hablamos luego de sus fuentes de inspiración que son de apariencia tan simple como lo que tiene alrededor y la acomodación a la forma, el peso, el centro de gravedad..., como sensaciones que busca transmitir, como fuente esencial de lo que el bailarín pueda sentir. No habla de disquisiciones filosóficas, ni métodos, ni técnicas complejas. Echa a faltar una renovación de las gentes que empezaron cuando ella, pero no es calamitosa al pensar sobre el estado actual de la danza ni tan malo como hace años, ni tan lustroso como cabría esperar. Admite la pobreza que transmiten los modelos televisivos para los jóvenes, vendiendo como arte algo tan endeble como alguna serie de éxito, pero se esfuerza en recordarme sus proyectos para Alemania o el denominado “Proyecto Trasdanza” de iniciación a jóvenes valores, sus clases diarias, sus colaboraciones con grupos o finalmente sola, como parece estar más a gusto. Otras personalidades de la danza actual se me van escapando de la conversación como Nacho Duato, Sol Picó o la mencionada Blanca Li. Más la interrupción de su clase, denota la suya, esa inmaterialidad que revisten con tanto acierto las bailarinas de verdad, y tanto me sugestiona, la soportable levedad de su ser, la liviandad que levita al son de una música dada. Una magia inasible. Ibañez Menta, el asturiano sin patria Francisco Díaz-Faes Francisco Díaz-Faes C La Ratonera / 12 92 omo cada verano, desde hace seis, la cita de Teatro del Norte propone el epígrafe “Encuentros en el Norte” bajo el que se imparten disciplinas que dirige Etelvino Vázquez. Si fuera sólo un momento de placer florecería en una sonrisa tranquila, que diría el poeta, pero entre el 25 y el 31 de agosto se trata del tema: Conflicto/oposición como motor de lo dramático. Pues si el pasado año trabajaron sobre la acción en situación de representación, este año toca hablar y experimentar sobre la oposición como “primera simiente dramática” del conflicto, pues, en palabras de Eugenio Barba “sólo donde hay oposición/conflicto hay vida, hay teatro”. No vamos a discutir esto que se toma como fuente al menos del teatro occidental que conocemos, pero si seguimos las pautas de William Leyton las preguntas que se hace el actor (a sí mismo) están en el inicio de este conflicto que se plantea entre varios contendientes en la esgrima que es una función de teatro. Nos está acostumbrando muy bien el equipo de Teatro del Norte con su notoriedad durante todos los veranos que toma Etelvino Vázquez, en Infiesto, observando el trabajo de sus discípulos. cuerpo en unos cursillos que trascienden nuestras fronteras regionales. Con un precio de 260 euros, incluyendo curso, espectáculos, alojamiento y manutención no dudamos que, como comprobamos en cada estación veraniega en Infiesto, estos talleres con charlas, representaciones, proyecciones de vídeo, clases prácticas y teóricas, demostraciones y “alguna que otra sorpresa”, están creando una escuela de expectación inmejorable. La impresión de estos ojos brillantes y algún corazón tierno que se inicia al teatro o, los que, agasajados por el paso del tiempo en estas lides, comprueban cada año el misterio este de la escena en Piloña, aunados por el motor de Teatro del Norte: Ana Eva, Moisés, Telvi y alguno más se verán influidos para bien para deshacer este enigma de la vida representada. Teatro del Norte es un “rara avis” en nuestra región, y su función pedagógica que extiende por ejemplo a sus Encuentros de Mujeres —que confiamos pierdan su aire sectario— y los de Carnaval (este año por ejemplo con sus modalidades sobre la voz) es un modelo que no debe cejar para bien de todos. L a muerte de Narciso Ibáñez Menta, nacido en Sama de Langreo en 1912 nos da idea de la grandeza de un teatro que ya no existe. Y lo ha dicho en su reseña de este fallecimiento el mismo Haro Tecglen, mencionando esos grupos en gira, con parejas y desparejamientos de actores, capaces de saltar de aquí a América, descansar en Langreo, nacer un hijo y seguir en esas troupes que se ganaban la vida incansablemente en los últimos estertores de un teatro libre. Hijo de los actores Narciso Ibáñez y Consuelo Menta, subió al escenario con apenas tres años de edad —recorriendo con esa edad los escenarios de España, Portugal y Marruecos—, y ha tenido sucesores a sus descendientes Pastor y Narciso Serrador. Forma parte pues este actor de un momento que describía Fernando Fernán Gómez —que tanto ha cantado este mundo en sus artículos, novelas y teatro— en su reseña del diario La Razón. Mencionando ese deseo de libertinaje (personal) que siempre puso por encima del de la libertad. Libertinaje por encima de libertad, lo que nos recuerda la idea difundida del propio Julián Marías (que estos días cumple 90 años) para Narciso Ibáñez Menta y María Fernanda D’Ocon en El televisor (1974). quien está por encima el sentimiento de ser libre (sentirse libre) que el de la libertad, lo que nos lleva a la paradoja de que uno se pueda sentir libre en una dictadura y sentirse sin ella en una democracia. Fue Narciso un actor precoz, como hemos visto, debutando en Buenos Aires en el Teatro de la Comedia con siete años, con una compañía que llevaría ya entonces su nombre “Narcisín”. Pero no sería su verdadero debút, en el Teatro El Dorado de Madrid (después Muñoz Seca) hasta el año 1923. Luego vendría su regreso a América en 1926: Cuba, Méjico, Centroamérica, Estados Unidos (donde permaneció dos años en Nueva York), Chile y Argentina. De ese periplo conservó su acento durante toda su vida, in- cluso después de su vuelta a España en 1963. Fue un prolífico hombre de teatro, director de escena desde los dieciséis años, hombre de radio, cine y televisión, donde recordamos su cénit con la obra El asfalto, dirigida por su popio hijo. Voz aguardentosa, abaritonada, profunda, grave, escalpelo de las noches de horror de una magnífica etapa de la televisión predemocrática, que encumbró y dio a conocer su nombre por una España que ya no lo reconocía. Asturiano sin patria, recibió algún homenaje (en esa Asturias del Nalón), capitaneado por Julio José Rodríguez de la revista Rey Lagarto, en ese buscador de cunas, para dar lustre a una tierra en la que lució este actor de una profesión que no conoce fronteras. 93 Septiembre 2004 Francisco Díaz-Faes VI Encuentros de Teatro en Infiesto Anuario SGAE 2004 Artes Escénicas, Musicales y Audiovisuales, volumen que presenta datos estadísticos básicos para caracterizar el sector cultural y que, en esta sexta edición, se consolida como una obra de referencia fundamental para el sector. El volumen puede consultarse de forma gratuita en Internet. La Ratonera / 12 94 95 El Anuario SGAE 2004 ofrece información rigurosa y detallada sobre los principales sectores de las artes escénicas, musicales y audiovisuales, con decenas de miles de datos numéricos y más de 365 gráficos y tablas estadísticas. Este es el sexto año consecutivo en el que ve la luz esta publicación, nacida en 1999 y convertida ya en una obra de referencia para los estudiosos del mercado cultural español. El Anuario, fruto de un laborioso proceso de captura y tratamiento de datos, compilación de fuentes y análisis de esta información, presenta ésta perfectamente analizada en términos cuantitativos y estructurales sobre los siguientes sectores del panorama cultural: artes escénicas (teatro, danza y ópera), música clásica, música moderna, cine, música grabada, televisión, vídeo, radio y nuevas tecnologías. Para cada apartado, el extenso volumen (algo más de 600 páginas) presenta un informe que analiza los principales datos de ese sector, destacando sus aspectos característicos a lo largo del año 2003 y aportando elementos para la com- Septiembre 2004 L a Sociedad General de Autores y Editores y la Fundación Autor presentaron el pasado 1 de julio el Anuario SGAE 2004 de las 97 paración con el ejercicio de 2002. Para poder ofrecer este análisis detallado, en el Anuario se incluyen datos específicos sobre múltiples características de los espectáculos (asistentes, recaudación, precio de las entradas), tratadas de modo global y presentando, en algunos casos, clasificaciones significativas (pe- lículas más taquilleras, discos más vendidos, producciones escénicas con más público, etcétera). En cada capítulo, una serie de expertos y autoridades en la materia analizan el panorama que presentan los cuadros estadísticos y la realidad del sector. Entre éstos se encuentran Toni Benavent (Federación Estatal de Empresas Productoras de Teatro y Danza), Alex Rigola (Teatre Lliure), Patrick Alfaya (AEOS), Jerónimo Saavedra (Sociedad Filarmónica de las Palmas de Gran Canaria), Enrique Calabuig (Okapi Producciones), Javier Zarco (La Fábrica de Colores), Antonio Guisasola (AFYVE), Mario Pacheco (UFI), Pedro Pérez (FAPAE), Enrique González Macho (Altafilms), Carlos Grande (ANEMSEVI), Paul Reidy (Universal Music Spain), Francesc Escribano (TV3), Andoni Ortúzar (EITB), Daniel Gavela (Cadena SER), Eugeni Salent (Associació Catalana de Radio), Gonzalo de la Cierva (Movilisto) y Miguel To- ledano (Wanadoo). También se ha contado con la colaboración de periodistas especializados, como Javier Vallejo (Babelia), Carlos Mínguez (Agencia EFE), Esteban Linés (La Vanguardia), Pablo Gil (El Mundo), Javier Ocaña (Cinemanía), Toni García (DVD), Pepe Colubi, Paz Alvarez (Cinco Días) y José Manuel Nieves (ABC). Además de su versión impresa, el Anuario también encuentra acomodo en Internet, tanto en la página de la SGAE (www.sgae.es) como en la de Artenet (www.artenetsgae.com), donde sus contenidos íntegros se encuentran a disposición de los interesados de forma totalmente gratuita. Septiembre 2004 La Ratonera / 12 96 Circo El paseo de los circos Francisco Díaz-Faes E La Ratonera / 12 98 stá siendo Asturias un filón de expectación para los circos? Veámoslo: no sólo el del Sol brilló aquí este verano. En efecto además de que el famoso circo canadiense estuviera en el ya conocido muelle de Gijón, durante todo el mes de julio con completo éxito de público, unos cuantos más nos han visitado como sucede casi todos los años. Me informa nuestro especialista Paco Martín Medrano que el Zabatta, que dirige Patty Bogino cuyos carteles ví por Mieres este mes, se había desplazado a Cangas de Narcea en agosto. Pero además del Bellucci que repitió estancia en Gijón, Oviedo y Avilés durante la primavera, tras alcanzar un meridiano favor del público el pasado año, está por aquí el Circo Arriola cuyo propietario fue el niño trapecista de una famosa película en el Hollywood de Burt Lancaster. Quedan otros por venir como el Gran Fele, también español que según nos comunica Paco, no desmerece al Circo del Sol y que el pasado año hizo las delicias en el Palacio de la Magdalena de Santander, sede de la Universidad Menéndez Pelayo de esa comunidad. Y anda por la región también el circo Alaska, ya conocido por nuestra comunidad y perteneciente a la familia Segura, distinta de la de mismo apellido que universalizó Pinito del Oro. Pero echemos un vistazo al Cirque du Soleil una de cuyas sorpresas ha sido la sustitución del niño que hacía el primer número de presentación del espectáculo Saltimbanco. Efectivamente, en los últimos días de su permanencia entre nosotros ha solicitado al teatro Quiquilimón un niño. Y este grupo facilitó los datos de una niña que con el grupo gijonés había dado sus primeros pasos, y a la que caracteriza su desparpajo y soltura. En concreto fue vista en el trío titulado “Adagio” donde un padre, una madre y un niño de blanco se convierten en escultura viviente entralazados en acorbacias de tensión de lento movimiento. Un mes entero ha clavado sus uñas en el muelle de la Osa el canadiense Cirque du Soleil. Ha cumplido sus primeros 20 años entre nosotros, desde que en 1984 surgiese en Quebec, como consecuencia de una reunión de artistas que desean con el apoyo gubernamental consolidar sus trabajos de forma estable. Pero la estabilidad no quiere decir estatismo y el circo pasea sus cinco espectáculos en cartel por todo el mundo en un circuito cada vez más amplio. Ya he mencionado el vigor de esa carpa de conos invertidos, de un blanco merengue, destacando en ese magnífico solar entre dos aguas de un espigón. Desde fuera todo el mercadeo incita a entrar, con dos puestos en la puerta que venden las chucherías de un perfecto acabado de recuerdos. Una voceadora, y, previamente, desde un tiempo prudencial varios días antes, un despliegue de publicidad como nunca se ha visto en Gijón, anima a acudir a este evento, con descuentos del 10% a final de su estancia y otras facilidades para repetir la visita. Todo aquí es una sinfonía de colores. Mientras una troupe de personajes dispares de tipología extravagante, van entreteniendo la entrada, con aspecto clonewsco y juegos de paradojas gestuales, carreras y sustos al público, todo comienza. Hay una presentación de una chica ataviada al uso de este circo que dará paso al número referido del niño y sus padres en el “Adagio”. Luego vendrán los “Mástiles chinos”, disciplina en la que el reciente “Circo Chino” se ha mostrado con mucha más dificultad. Y, tal vez, salvo la música en directo, sea aquél un cir- co superior en cuanto a contenidos. Tengamos en cuenta que hablamos —con Saltimbanco— del espectáculo tal vez más antiguo de los que tiene en cartel esta multinacional del espectáculo. Pero nada devalúa lo que aquí vemos, sino que lo acrecienta por la originalidad de ese niño-personaje que irá madurando a nuestros ojos. Bajo la conducción de dos espectaculares mimos que hacen de su pantomima con micrófono el juego de una magistral interacción con el espectador. El “Doble alambre” con una bailarina también china, que subirá a esa altura con un parasol. En fin, las boleadoras argentinas, el diábolo, la trapecista, los columpios elásticos, los números de la troupe, la malabarista (alternando con el diábolo ciertos días), la pareja de ejercicios de fuerza, y poco más va alargando una visión espectacular. Donde la misión de la música, las voces hilando el fino alambre de las alturas y la luz, es sugestionar con todos esos personajes cuya característica mayor es el cuidado de trajes, el diseño de figuras, maniquís surrealistas, máscaras, y maquillaje. El cuidado de la puesta en escena es una de las cosas más increíbles que veremos en este circo. Bien es cierto que el conductor de gran parte de la función será un mimo que hará un número de interacción con el espectador que prolongará durante mucho tiempo. Pero todo esto lo relaciona con el origen del espectáculo basa- 99 Eddie, mimo/payaso de Saltimbanco. do en los encuentros de estos artistas en la calle. A la espera que lleguen los más recientes e innovadores de esta empresa circense, Gijón y Asturias en general, donde ha llegado toda esta proyección publicitaria, han quedado prendadas de este tipo de actuaciones. Es posible que sin la amabilidad de Penélope como encargada de prensa, se nos hubiese perdido algún detalle de este magno acontecimiento que contó con el beneplácito de las autoridades políticas y el apoyo insistente de la prensa. Todo un acaecimiento, una aventura del arte escénico. Septiembre 2004 Circo Ópera de masas LLEGA A BARCELONA Y MADRID UNA MONUMENTAL TRAVIATA DE VERDI 101 T ras pasar por Bruselas, Colonia y Lisboa, llega a España La Traviata de Giuseppe Verdi. El espectáculo que contará con una puesta en escena monumental. Más de 300 bailarines, actores y músicos representarán, sobre un escenario circular de 1.000 m2, la famosa ópera de Verdi. Con este montaje, Szena y la productora belga Opera Hall, a quien pudimos conocer en España en 2002 con Nabucco, se han marcado el objetivo de acercar la ópera a todos los públicos. Para ello, han apostado por precios populares (desde 26 y 30 euros la localidad) y por desarrollar la acción de un modo dinámico, efectista y de fácil comprensión. El director de escena, Frank Van Laert, ha concebido este espectáculo desde el máximo respeto al libreto utilizando a su vez técnicas efec- tistas (más de 300 proyectores de luz, 2.500 Watios de sonido, 300 reproducciones de vestidos de la época...). Así, el público, situado alrededor del escenario gigante, podrá tener un contacto más cercano e íntimo con la historia y los artistas. Es lo que Van Laert ha denominado espectáculo “tridimensional”. Según el responsable del proyecto, David del Castillo, “este montaje se basa en conceptos como la visión tridimensional, caracterizada por un perfecto seguimiento de la secuencia de acciones, mayor dinamismo, gran cercanía y una complicidad única entre el espectador y el artista. Esta Traviata está dirigida al público apasionado por los grandes musicales aunque no defraudará, como espectáculo, a los aficionados. También hemos puesto todos los ingredientes para que los que nunca han ido a la ópera queden fascinados con el género”. La orquesta y coro de la Ópera Nacional de Rousse (Bulgaria) interpreta la partitura de Verdi bajo la batuta de Koen Kessel, considerado en el panorama internacional como uno de los directores más polifacéticos de la escena operística. La prestigiosa soprano ucraniana Olga Mykytenko –premio “Boris Christoff” y premio “Maria Callas” en 1997-, interpreta el complicado papel de Violeta, la protagonista. La voz del enamorado, Alfredo Germont, corre a cargo del tenor estadounidense Gerard Powers, que ya estuvo a España con Nabucco. Por su parte, el barítono Peter Bording, a quien pudimos conocer en los montajes de Carmen y La Boheme, representa al padre del enamorado. La Traviata se estrenará en el Palau Sant Jordi de Barcelona los días 24 y 25 de septiembre. Posteriormente visitará el Palacio de Vistalegre de Madrid los días 1 y 2 de octubre. Septiembre 2004 La Ratonera / 12 100 • Este espectáculo sólo estará 4 días en España. • 300 bailarines, músicos y cantantes, 2.500 Watios de sonido, un vestuario con 300 reproducciones de los trajes del s. XIX son ingredientes de un montaje fascinante. • Olga Mykytenko –premio “Boris Christoff” y premio “Maria Callas” en 1997-, interpreta a la protagonista. 102 Martema La Ratonera / 12 Pablo Rodríguez Medina Gobiernu del Principáu d´Asturies / KRK Ediciones. Coleición TEXU nº 32 Uviéu, 2004. Premiu Asturies Xoven de testos teatrales 2003 popular asturianu. Un camín perinteresante del que´l autor nun s´aparta nesta nueva obra Martema, historia d´una guerra... onde sigue afondando con xeitu nes claves del teatru costumista. En Martema, Medina avérase a una guerra ancestral que mos recuerda a retayos el Pic-nic d´Arrabal o´l caciplar anárquicu de los personaxes de Berlanga na Vaquilla. La guerra como motor dramáticu. La guerra nuna metáfora de la vida. La guerra onde too vale. Una guerra inminente que ye la nuestra, onde unos personaxes alloñáos de l´arcadia y el bucolismu traten dende´l absurdu un tema universal con chisgos de contino al costumismu asturianu, la cortexaera, les rellaciones familiares, la virxinidá, la identidá sexual... axúntense con aciertu nun escenariu caóticu, llogrando momentos d´humor mui brillantes. Pero lo chanciono, lo cómico, caltienen un pulsu continuu colo dramático, la muerte respira en cada cuadru y sábese dueña de la escena: la borrina silenciosa, l´árbol secu, la gadaña... son los señeros inevitables, ye la so presencia la que mos remembra la traxedia, l´horror del ensinsentíu. La fin. Medina, fala y escribe con franqueza, y eso apálpase na so obra; son los xiros, les expresiones llibres de guapura retórica les que mos inunden d´autenticidá, ensín caer nun realismu escarnáu y sangrín, sinón que buscando mostrase tienru, cercanu, algamando con ello una mayor provocación. Empobínase Medina nel camín que yá trazare en Orbaya, meciendo la tipoloxía y práxis del teatru popular asturianu nun teatru de temática moderna, mui prestosu y afayadizu de lleer. Un testu que naguo dica poco pueda ver representáu. Una mazcaritada mui medida y seria, un teatru qu´arreciende a vivo, una obra qu´asitia a Pablo Rodriguez Medina como ún de los autores a siguir con más pricuru nel panorama teatral asturianu. Terapia Francisco Romero KRK Ediciones, Oviedo, 2004 Premio Alejandro Casona 2003 yo atreveríame a dicir otru “llugar común”. Polo que lleo los autores actuales paecen escribir pensando n’algamar premios o bien tratando un testu dramáticu como si fuera un fin en si mesmu ya no un puntu partía pa escenificar una obra (con so decoráu, illuminación, vestuario...). Esta obra, Terapia, en cuestión ye un xuegu de coses que nun son como mos dicen ser. Un xuegu d’una aparente víctima, d’una muyer tresformada en viuda, polo que nuna primera escena paez un fatal atentáu al so maríu, un eminente home públicu, un politicu. Un xuegu que va tornando conforme avancen les cinco escenes, nes que ta dividía la obra, pa finar col trasfondu d’un mal matrimoniu que seguramente enxamás debió ñacer. Un xuegu camudáu en continues amenaces, chantaxes mútuos. Desembocando nun tiempu que El pellejero Villoria y otras gentes del común Jerónimo González Teatro “La Tarasca” de Burgos, una ambiciosa concepción del escenario al servicio de la historia. Hay autores teatrales de quienes se percibe que son antes escritores, filósofos o poetas que hombres de teatro. En Jerónimo González, por el contrario, se observa la intención del director teatral que escribe para sí mismo, aunque sea idealmente, conociendo lo muy costoso de poner en escena tanta ambición dramática. La historia del pellejero que, vendiendo pellejos de conejo, de merina o de cabrón, se ve inmerso sin querer en una guerra, recibiendo golpes por la diestra y la siniestra, es una de esas obras que pueden cambiar hasta lo irreconocible según la compañía o grupo que la represente. Toda esa revolución frustrada que fue la de los comuneros, en tiempos aún inmaduros para desbancar a la aristocracia Libros y revistas Chechu García Con Orbaya, Pablo Rodriguez Medina yá mos dexara nel 2002 la prestosa sensación d´un autor que cuida, xuega y domina con ritmu la escritura dramática. Un autor frescu que yera capaz de mecer la voz de la modernidá na cadarma del teatru Juan Carlos Crespos El mundu del teatru, como nes otres variedaes lliteraries, ta enllenu de “llugares comunes”: crisis del teatru, falta d’obres sobremanera contemporanees, falta d’autores... Asoc. Cultural de Teatro “La Tarasca” Burgos, 2003 Julio Arbesú El burgalés Jerónimo González nos ofrece en El pellejero de Villoria y otras gentes del común, editada en 2003 por la Asociación Cultural de 103 Septiembre 2004 Libros y revistas nun trae na nueu. Ye, al fin, la hestoria d’una muyer atrapada nun presente qu’ella ayudó a facer. La hestoria de Marta qu’entama como sufrida víctima con dos fios y fina como la posible instigadora d’un asesinatu que-y abre les puertes d’un futuru que creyía perdíu. Los “peros” d’esta obra, que polo demás lleese bien frutu d’un indudable oficiu del autor, son la antedicha cencillez. Con un plantegamientu inicial con sólo dos personaxes, Ana la psicóloga y Marta, de los qu’un, Ana, sal debuxáu con tres pincelaes escases. Completa los peros les poques acotaciones de lluz, decoraos, música, vestuario. Lo dicho: un testu que podía ser presentáu a un concursu de rellato cúrtios en vez de teatru. Quiziás seya’1 momento que nos premios de teatru más que dinero te en xuegu la obligación de la organización de representar la obra y no metela nun caxón una vegada t’asoleyada. escenario-cerco entre las lanzas de los comuneros por un lado y las de los realistas por otro, sin escapatoria posible. La guerra de las comunidades permanece en la memoria colectiva castellana como la revolución de octubre en Asturias o el levantamiento del dos de mayo en Madrid, aunque es mucho más antigua y más difícil de “homologar” según los criterios actuales sobre los buenos y los malos. Hay quien ha visto en los comuneros una fuerza reaccionaria contra una monarquía que pretendía reformar. Hay quien defiende la tesis opuesta, la de una revuelta burguesa y artesana contra la aristocracia. La visión de Jerónimo Rodríguez, más cercana a esta segunda concepción, no se deja llevar por ella. Es en realidad una visión escéptica que no cree en las peleas de los grandes entre sí, sino en la dignidad de los humildes. El circo español ante el tercer milenio VV.AA. La Avispa, Madrid, 2003. Colección El circo, nº 5 torial de esta disciplina del año. En efecto el salón Cervantes del famoso palacete sito en la plaza de Cibeles albergó a más de setenta personas, entre las que se encontraba la viuda de uno de los hermanos Tonetti, la trapecista Miss Mara, el director de orquesta del circo mítico y desaparecido circo Price, Mario Bandó, dos antiguos directores del INAEM (Tomás Marco y Garrido), el autor teatral, médico y cineasta Jaime Salom (de quien en nuestras páginas hemos tenido ya noticias), etc. La prestigiosa librería La Avispa corre a cargo de la edición que contó con esa numerosa recepción y expectación en la que además de los autores, artistas y políticos los aficionados y la prensa se hicieron eco de la presentación. No solamente se trata de un repaso de los nostálgicos del circo en siete articulitos profusamente ilustrados, sino de aventurar no sólo los recuerdos infantiles y profesionales, sino encarar el futuro con aires renovados que se ven llegar por muchos lados. El libro se abre con las anotaciones de Jose Luis Sánchez Llaca, un “carablanca” santanderino llamado “Kipo” que formó con su hermano los pasayos “Sancelli”, colaborador habitual de la revista “Circo, circus, cirque, zirkus, cirkus”. Nos habla de un sueño una vindicación de un Euro-circo, donde recuerda una antología de números que quizás formen un circo ideal: con artistas traídos de aquí y de allá, músicos y orquestas, lonas, alambristas, clowns, elefantes, etc. Desde el “Gran Circo Feijóo” al “Knie”, pasando por el “Americano”o “Roncalli”. Javier Sáenz Moreno, profesor de Derecho de la Autónoma de Madrid y especialista en el tema con varios libros en su haber, afronta bajo la retórica pregunta de “¿Un mundo sin circo?”, la crisis del circo, la protección de las artes y sus postulados para salvar al circo en el futuro como quien salva ballenas. Martín Medrano aguza el ingenio buscando en el papel de la escuela la pervivencia del circo. No sólo estudia la función actual de las escuelas en el circo y la interacción entre ambos mundos (donde figura una relación de lecturas de libros apropiadas para los niños que se interesan por este arte), sino el de las escuelas de circo, el análisis del circo a través de la historia y el arte, contemplando finalmente la esperanza de su pervivencia en un mundo de hábitos nuevos. Francisco Javier Ro- dríguez, periodista y autor de varios libros igualmente sobre el tema, estudia en el opúsculo la “Función social del circo en el tercer milenio: en busca de la identidad cultural”, una diversidad de aspectos que dan lugar a este fenómeno desde el punto de vista de su evolución en la sociedad. Y los trata aventurándose en lo que significa hoy día y lo que puede acontecer en el milenio que se abre: problemas exógenos (desde precios a tomas de luz) y endógenos, tecnología, confort, trabajo, originalidad, evolución, tradición, comodidad, imagen, etc. Finalmente Juan Felipe Higuera Guimerá, autor de circo y catedrático de derecho penal, postula la vieja recuperación de la enseña de los circos estables de España, con la figura del mítico Price como emblema. Y a Pedro Rocamora García-Valls, doctor en derecho también y miembro de la Asociación Internacional de Amigos del Circo, toca rematar esta espléndida edición con su estudio sobre la “Dimensión jurídica del circo en su relación con la administración”, con un breve apunte histórico del circo en España, los hechos más relevantes de los últimos años, y la escuela nacional de circo. Si como decía De la Serna “quien más noches de circo tenga en su haber, entrará primero en el Reino de los Cielos”, no sé si estos escritos sobre circo para gentes no religiosas acabarán conformando lo que un día sea la biblia de los artistas de lo imposible, pero sí que su interés para adeptos y curiosos ocupará un lugar en la historia del circo. Primer Acto, nº 303 Casa de la Acacias. Ricardo de la Vega, 18. 28028 Madrid A través del Ciclo Autor la revista incluye un apartado monográfico dedicado a Botho Strauss y la publicación de su obra El tiempo y la habitación, con artículos de Vicente León —director y creador del Ciclo—, Thomas Oberender, David Ladra e Isabel María Díaz. Reseñas de las novedades más importantes estrenadas en alguna de nuestras autonomías, el teatro español en Bremen (Alemania) y Francia, la Semana de Dramaturgia Contemporánea celebrada en Ciudad de México, un apartado sobre la danza con entrevista a Cesc Gelabert, y los habituales espacios de Libros y Revistas. Libros y revistas Francisco Díaz-Faes Presentado en Madrid en la Casa de América la pasada primavera, el libro El circo español ante el tercer milenio, de varios autores entre los que se encuentra nuestro colaborador de LA RATONERA Paco Martín Medrano, es el acontecimiento edi- 105 Septiembre 2004 La Ratonera / 12 104 de su poder omnímodo, se resume en tres actos repletos de nombres de los protagonistas: Padilla, Bravo, Maldonado, María Pacheco, Acuña, Fadrique, Íñigo de Velasco, Girón, Adriano de Utrecht... Tal vez demasiados nombres. Si ya es difícil resumir un paisaje histórico tan pleno en una novela de quinientas páginas, ¿qué puede quedar de él en una obra de teatro que más por la acción que por los diálogos podría alcanzar las dos horas? Lo que hace funcionar a esta magnífica obra es su intención de que el fondo histórico, con la resonancia de sus nombres y sus sucesos, sirva como marco a los verdaderos protagonistas del drama, las gentes del común: el pellejero Villoria, la prostituta Aldonza, el pechero Bobadilla, el peraile Peñuelas..., esos que, sin comerlo ni beberlo, se ven arrastrados por la marea de los ejércitos y los asedios, y al final, en un cadalso que preside el acto tercero, son las víctimas. No es el degollamiento de los héroes Padilla, Bravo y Maldonado tras la derrota de Villalar el que atrae la atención del autor. Su historia ya ha sido contada, si no muchas veces, sí al menos unas cuantas. Jerónimo Rodríguez prefiere hacer justicia al pobre pellejero: unos soldados, hambrientos y abusadores, como corresponde a toda soldadesca librada a su albedrío, no importa de qué bando, le matan a su burra para comérsela, y luego, en lo que consideramos meollo de la obra, se encuentra apresado plástica y simbólicamente en un VV.AA. Roberto Lumbreras Asociación de Autores de Teatro. Colección Teatro, nº 7 Madrid, 2003 KRK. Oviedo, 2004 Eedita Noetia, SC. C/Arroyo. 111C. 41008 Sevilla Esta segunda edición de la pieza de Roberto Lumbreras ganadora del “Alejandro Casona 2001” tiene, respecto a la primera, algunas diferencia. Incluye los títulos de crédito del estreno efectuado a primeros de año en el teatro Palacio Valdés, de Avilés, y reduce el número de personajes del original en función de los elegidos en la adaptación. La obra, que ha pasado por la mayoría de los escenarios asturianos de la mano de la compañía Barataria, participó en el mes de abril, a través del Instituto Cervantes, en las jornadas dedicadas en Lisboa a Almada Negreiros y Ramón Gómez de la Serna. Como dice el editorial de presentación del número 0 “tres años y medio después de lanzar la primera locura, www.lateatral.com, estamos también en la calle con el mismo proyecto, pero en papel”. Y así nos encontramos con una revista pequeñita en tamaño, cual fancine, pero editada con papel de calidad y a cuatricromía en todo su contenido. Y éste el que destaca de otras revistas más grandes (en tamaño): estamos ante artículos y entrevistas que no se casan con nadie, con espíritu crítico, tan necesario en estos tiempos de compadreo y corrección política. La Asociación de Autores de Teatro, a través de la SGAE, edita este libro con textos breves sobre la guerra apremiados por los trágicos acontecimientos de la invasión americana en Irak. Entre piezas de desigual condición y calidad –no podía ser de otro modo- destacan los nombres de Ignacio Amestoy, Arsenio Solaz, Rafael Belmonte, Benet i Jornet, Ernesto Caballero, Rafael Herrero, Javier Maqua, Martín Bermúdez, Juan Luis Mira, Monleón, Borja Ortiz de Gondra, y los asturianos Eladio de Pablo y Valderrama Modrón. Centro de Documentación Teatral Torregalindo, 10. 28016 Madrid El festival del siglo XXI. 2000-2003 El Festival de Mérida cumple 50 años en este 2004, lo que se ha traducido en una gran actividad “conmemorativa”. Un ejemplo es este libro. La obra, de gran formato, consta de 194 páginas y ofrece 164 fotografías a toda página, realizadas por Ceferino López, de los espectáculos programados en las ediciones comprendidas entre los años 2000 y 2003, así como un índice onomástico de todos los protagonistas que han pasado por el Teatro Romano y una amplia historia de los escenarios donde se desarrolla: el Teatro y el Anfiteatro romanos. El Festival del siglo XXI se ha Festival de Teatro Cásico de Mérida editado con el propósito de que sirva de pórtico a la 50 edición que este año celebra el Festival de Mérida. Desde el título mismo, el objetivo del libro es reflejar la absoluta actualidad y modernidad del Festival, pese a que su apellido de ‘clásico’ pudiera hacer pensar en un festival arqueológico. El diseño corresponde al de un catálogo visual de los espectáculos que han conformado estos últimos cuatro años. Firman sus introducciones el presidente de la Junta de Extremadura; la ministra de Educación, Cultura y Deportes; el consejero de Cultura y el director del Festival. En una caja con dos cedés vienen estas Revistas Digitales 2002/2003. La demora en lo que debería ser anual ha producido este “ajuntamiento”. Pretende el Centro de Documentación Teatral difundir los materiales audivisuales que, cada vez con más fuerza, irrumpen en el mundo de la documentación. De ahí la naturaleza digital de esta nueva revista. Esta publicación presenta marcadas diferencias con los Anuarios que, hasta el año 2001, editó el Centro. No hay aquí una relación completa de espectáculos, premios o festivales. Se ha optado por elegir un número limitado, con criterios que pueden ser discutibles, pero con el intento de ofrecer una síntesis representativa de lo que es la escena española. 107 Septiembre 2004 La Ratonera / 12 Hasta que la boda nos La Teatral.com nºs 0 y 1 106 Teatro contra la guerra separe Revista Digital de la Escena 111