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Revista asturiana de teatro. Nº. 10. Enero de 2004. 4,6 € Enero 2004 La Ratonera La Ratonera ISSN 1578-2514 Gala del Teatro 2003 Premios Asturias de las Artes Escénicas 9 771578 251002 10 12 de diciembre, Nuevo Teatro de La Felguera 10 Texto: Mujerhartas, textos de mujeres Circo: La familia Rampin Debate: La enseñanza teatral en Asturias Identidad del teatro venezolano Entrevista a Nacho Artime Análisis de La dama del alba Sumario La Ratonera Revista asturiana de teatro Nº 10. Enero de 2004 Consejo de dirección Roberto Corte, José Rico, Francisco Díaz-Faes, Pedro Lanza, Boni Ortiz, Inma Marcos Edita ORIS Teatro Av de La Vega 67, 2º 33940 El Entrego (Asturias) Teléfono: 985654091 info@la-ratonera.net Recepción de artículos y correspondencia Av de Portugal 9, 3º D 33207 Gijón (Asturias) redaccion@la-ratonera.net Diseño y maquetación Pedro Lanza ISSN 1578-2514 Dep. Legal: AS-4093-2000 Filmación: Asturlet 2000 Impresión: Ápel (Gijón) www.la-ratonera.net 2 3 16 19 26 30 35 63 68 75 78 80 83 84 86 92 93 Editorial: La enseñanza teatral Debate: Enseñanza teatral en Asturias. Roberto Corte Danza y enseñanza. Estrella García El aire de Nacho Artime. José Rico Telón de otoño para Gérard. Mary Chely Fernández Críticas. Roberto Corte y Francisco Díaz-Faes Texto: Mujerhartas, textos de mujeres Rodríguez Richart habla de Casona. J. L. Campal Fernández El norte (universal) de la muerte. Francisco Díaz-Faes Gala del Teatro 2003 Dislate: Un compromisu imaxinariu. Chechu García La Máscara vuelve a Valle-Inclán. Laureano Mántaras La lata de Teatro Casona. Francisco Díaz-Faes Identidad del teatro venezolano. Yubisay Guzmán Savinelli Circo: De actuar en la calle al estrellato. F. Martín Medrano Grupu de teatru de Carbayín Libros y revistas Editorial La enseñanza teatral Enseñanza teatral en Asturias Roberto Corte E –y ahí están los cursos de técnicos para la escena que se organizan desde la escuela de oficios de Avilés, los encuentros anuales organizados en Infiesto por el Teatro del Norte o las actividades de Taller 3 con sus más de quince años de experiencia dirigido a los adolescentes– la Escuela Superior plantea nuevos retos que deben ser resueltos con claridad, solidez en su diseño, voluntad política y un firme respaldo presupuestario. Con soluciones que afronten las necesidades más urgentes y un programa que proyecte objetivos a medio y largo plazo acorde a las exigencias que marca la ley en los nuevos planes de estudios universitarios. Y en correspondencia con el resto de escuelas e institutos que operan en el mismo grado. a creación de un centro de documentación teatral que incorpore los nuevos soportes tecnológicos y amplíe permanentemente su fondo bibliográfico, la calidad en la enseñanza, la estabilidad laboral de los empleados, ecuanimidad al remunerar el profesorado, y la permanente mejora en infraestructuras, son requisitos imprescindibles a conseguir. Sin olvidar que se trata de una Escuela Superior que, si no en los apartados administrativos y en el organigrama político, ha de ser eje vertebral del teatro asturiano en todo lo que concierne al hecho artístico y creativo: atención y estudio de nuestros clásicos y autores contemporáneos, y seguimiento al trabajo de grupos en su variedad lingüística y de estilo. o hay que ser profeta para adivinar que buena parte del futuro del teatro asturiano pasa por la seriedad y rigor con que se construya la ESAD. A unque los compromisos laborales impidieron contar con la presencia de Estrella García como representante de la danza en la enseñanza, de Etelvino Vázquez y el Teatro del Norte, de Margarita Rodríguez, profesora de la Escuela de Teatro de León, o de algún representante de la Escuela de Artes y Oficios Escénicos de Avilés, 3 L N De izquierda a derecha: Enrique López, Daniel Loredo, Fran Díaz-Faes, Joaquín Amores, Luis Vigil, Roberto Corte y Pedro Lanza. Enero 2004 La Ratonera / 10 2 ntes, en nuestro país, salvo excepciones como la Real Escuela Superior de Arte Dramático, el aprendizaje para acceder al teatro profesional venía de la mano de las compañías que aceptaban intérpretes en condición de meritorios. Eran actores que se formaban en el escenario interpretando papeles muy secundarios, sin remunerar, y con la impronta del primer actor-jefe por modelo, que era al tiempo empresario de un teatro casi siempre de repertorio. Aunque eran muchos los autores que ya a principios del siglo pasado reconocían la necesidad de sistematizar el estudio para dignificar las representaciones. Y no sería hasta bien entrados los sesenta, en Madrid y Barcelona, donde aparecen asentadas las primeras escuelas, seminarios, institutos y academias, públicas o privadas, conscientes y preocupadas en profesar una pedagogía escénica acorde a las exigencias de las nuevas tendencias europeas. Y, también, en total sintonía con las necesidades de un teatro español que, cansado de las vacilaciones del autodidactismo, reconocía en la enseñanza uno de los pilares imprescindibles para desarrollar con seriedad y eficacia sus múltiples apartados artísticos, en pro de una mejor repercusión social. n Asturias, desde la creación en 1986 del Instituto del Teatro a su reciente reconversión en Escuela Superior de Arte Dramático, la enseñanza teatral ha supuesto para los jóvenes aspirantes a intérpretes y directores una referencia obligada a la hora de encarar el teatro como disciplina profesional. Si bien existen alternativas complementarias al estudio oficial de indiscutible importancia tico (ESAD), y cuál es su futuro inmediato, fueron temas que, junto a otros, salieron a la mesa entre profesionales relacionados con la enseñanza. Participantes: Enrique López, profesor de interpretación en la ESAD. Daniel Loredo, actor, cursó estudios en el ITAE. Luis Vigil, Director de Kamante, imparte cursillos de didáctica teatral al profesorado. JOSÉ MIGUEL DÍAZ A y quedaron por tratar “pedagogías” más directamente relacionadas con el ejercicio profesional, el grupo, el laboratorio o el trabajo técnico, el pasado 21 de octubre nos reunimos en la sala de lectura del palacio de Revillagigedo, en Gijón, para dar cuenta de la situación en que se encuentra la educación teatral en Asturias. Cuáles son los nuevos retos con que se enfrenta la flamante reconversión del Instituto de Teatro en Escuela Superior de Arte Dramá- R. CORTE.- Al coloquio estaba invitada Estrella García, pero la coincidencia en horario con las clases de su academia, la ha impedido venir. Al igual que a Margarita Rodríguez, que da clases en la escuela de teatro de León y nos ha hecho llegar su deseo de participar en el debate, pero que al celebrarse de martes, también imposibilita su presencia. Esperemos contar con ellas en otras ocasiones. Supongo que a medida que avance el coloquio también se incorporará Valentín, de Taller 3, y Patricia Rodríguez, que han confirmado su asistencia aunque con un poco de retraso. Vamos a empezar con una pregunta que nos ha sugerido Dani, y que no es nada inocente. Es una pregunta que ya de entrada trata de dinamitar la mesa. Él se ha sorprendido al no encontrar aquí ningún participante que se mostrase contrario a cualquier tipo de enseñanza para acceder a la profesión. Sabemos que antes se hacía a través del aprendiz o meritorio dentro de una compañía. Tal como se presenta el teatro en estos tiempos, ¿se puede prescindir de la enseñanza reglada, Enrique López: El actor no lo forma la escuela. El actor nace, y nosotros le ayudamos a encauzar sus cualidades. cios... De todas formas me parece conveniente entender el trabajo teatral como una vocación ligada a un proyecto de grupo. Es decir: yo no encuentro interés alguno en contratar a personas que no se sienten motivadas por el trabajo que yo realizo. Tiene que haber un acercamiento previo, y éste tiene que venir del propio interesado. Pero no como una relación laboral más, sino como por ideas afines con la propia dinámica del grupo. R. CORTE.- Es cierto que la forma de acceder al teatro profesional a través del grupo amateur está en crisis, quizá porque ya sólo queda de ellos un reducto insignificante... Pero hay que recordar que la enseñanza teatral institucional ha sido una vieja reivindicación de esos mismos grupos, que a su vez después se han profesionalizado precisamente como exigencia de los actores que salían de la escuela. ¿O no lo veis así? DANIEL LOREDO.- Yo creo que sí, que la escuela forma a sus alumnos para ser profesionales. Pero no necesariamente hay que pasar por la escuela para profesionalizarse. PEDRO LANZA.- La visión que yo tengo desde fuera es que, en Asturias, la profesionalización de algunos grupos amateurs, junto a la presión que hicieron a la administración para su reconocimiento y a las políticas en esa línea, produjo esta ola masiva de compañías profesionales mermando radicalmente la existencia de los grupos aficionados. Compañías que se habían profesionalizado sin una formación académica. Lo que hace que Asturias sea en este momento, probablemente en todo el mundo, uno de los espacios con mayor número de grupos profesionales por metro cuadrado. Con un serio problema de sobredosis... R. CORTE.- Pero eran personas que se habían formado de manera autodidacta a través de cursillos de dirección, de dramaturgia o interpretación... Yo lo que quiero decir es que difícilmente una persona se profesionaliza sin algún grado de formación. 5 Enero 2004 Joaquín Amores, profesor de interpretación en la ESAD. Valentín Loredo, profesor de Taller 3. Patricia Rodríguez, actriz, cursó estudios en el ITAE. Pedro Lanza, Francisco DíazFaes, Roberto Corte, del equipo de dirección de LA RATONERA. sino: si es posible hoy día llegar a la profesión sin este primer filtro o encontronazo de formación... LUIS VIGIL.- Antes el teatro amateur era también una vía de acceso a la compañía profesional. Y así fue como empezamos todos, ése es nuestro origen. Desde un grupo de instituto, o un grupo de amigos que, con una formación muy precaria a través de cursillos puntuales, como para salir al paso, deciden dedicarse al teatro... Pero ahora estos canales de profesionalización ya no existen, el teatro amateur ya no cumple ese cometido, para eso están las escuelas de teatro. Ahora si el actor no pasa por la escuela no se le reconoce... Nosotros tenemos desde hace dos años un proyecto pedagógico interno, que son como prácticas de realización y acercamiento al grupo, dedicado a las personas interesadas en trabajar con nosotros. Además de evitar el casting y todas esas cosas, tiene como objetivo la formación, siempre ligada a la compañía y a su apartado creativo. Aunque esperamos desarrollarlo de manera efectiva a partir del próximo año, donde organizaremos algún curso más completo. Un poco a la manera del Teatro del Norte. Pero incluso con profesores de fuera de nuestro grupo. DANIEL LOREDO.- Pero, ¿por qué dices que si el actor no pasa por la escuela no se le reconoce? LUIS VIGIL.- Porque en este momento el teatro amateur tiene poco difusión. Carece de espa- PEDRO LANZA PEDRO LANZA La Ratonera / 10 4 De izquierda a derecha: Enrique López, Luis Vigil, Joaquín Amores, Valentín Loredo, Daniel Loredo, Fran Díaz-Faes y Roberto Corte. o de cualquier tipo de formación previa, para entrar en la profesión? ENRIQUE LÓPEZ.- Creo que no es absolutamente necesaria... R. CORTE.- Y esto lo dice un profesor de la Escuela... ENRIQUE LÓPEZ.- Aparte de las titulaciones y todas esas zarandajas —que ese es otro tema— no creo que sea necesario. Sí puede ser recomendable, y más hoy día, en el mundo en el que estamos... Pero hay un maestro, que es Tablovski, que deja siempre muy al lado todo lo que hace referencia a la enseñanza reglada... Aunque ahora tampoco se dan las condiciones para que esto funcione. Antes con la entrada del aprendiz en las compañías para hacer figuración o “meritoriaje”, se conseguía la formación de otra manera. Por eso, si tuviera que posicionarme, así, en términos “abstractos”, yo no creo que sea necesaria. Y por una razón: porque tampoco una escuela tiene la seguridad de que va a formar actores. El actor no lo forma la escuela. Y esto es algo que siempre digo a mis alumnos desde el primer día. El actor nace, y nosotros le ayudamos a encauzar sus cualidades. Los actores se forman ellos con nuestras experiencias... Así que a partir de aquí estoy un poco de acuerdo con Daní, y con la pregunta irónica que nos acaba de hacer. R. CORTE.- Yo no me refería tanto a la metodología, es decir, a que haya otras escuelas alternativas a las de corte más académico, un tratamiento “ecléctico” de contenidos. A diferencia de los grupos o compañías que hay en Asturias, que forman a sus miembro de acuerdo a una línea o idea preconcebida en función de su trabajo. Y una escuela tiene que ser un espacio donde, a un señor que sabe muy poco o casi nada, se le enseñen diferentes métodos y estilos. ENRIQUE LÓPEZ.- Me parece interesante lo que dices. Yo antes le hice caso a Dani diciendo que no hace falta una escuela para la formación. Pero claro, también dije que hay que matizar, y que ya sólo hay un camino. Una compañía tiene su estilo, su gente, y les resulta posible la formación de actores en función de un método personal, que es el del propio grupo. Y, bueno, una escuela pública como la ESAD debe marcarse, al margen del estilo del profesor o del currículum que la escuela establezca, unos caminos muy amplios que permitan al actor desenvolverse entre grupos de estilos diversos. O sea, que al actor se le van a dar los cimientos con los que tendrá que empezar a trabajar. Y esa es la obligación de una escuela. JOAQUÍN AMORES.- Lo que se pretende conseguir en una escuela como la que tenemos no es formar actores en un método determinado... Y a cuento del “método” valen las anécdotas de Pedro, tanto la conocida de Bódalo o Marylin, o esa otra de Mimí Muñoz, cuando le pedía Tamayo que pusiera la voz como si fuera “agua”, y ella decía: “¿como agua caliente o como agua fría?”. Lo que yo intento conseguir en el alumno es que éste descubra su propio método. Y el método no es stanislavskiano o grotowskiano, es de José, María o Pepe... Se trata de que ellos resuelvan los problemas con que se van a encontrar. ¿Que los quieren responder preguntándose todos los porqués de Stanislavski o todo lo corporal de Grotowski? Estupendo. Será lo que ellos vayan encontrando según sus características físicas, mentales o sensibles. Se trata de que los alumnos descubran cómo son, qué tipo de artistas van a llegar a ser, e incluso cuáles son sus estilos o métodos de trabajo... Las escuelas que ofrecen una metodología concreta, excluyendo a las otras, le hacen flaco favor a la enseñanza. Y eso se ve muy bien en Madrid donde algunos actores de estas escuelas salen con anteojeras. Es horrible porque son intérpretes que sólo sirven para realizar un tipo de trabajo... No hay que olvidar que con la enseñanza ocurre como cuando nos sacamos el carné de conducir. Uno aprende a conducir cuando se queda solo en el coche. Pues aquí es lo mismo. Somos actores cuando nos enfrentamos solitos a un grupo, director o trabajo. ENRIQUE LÓPEZ.- Claro, en las escuelas se adquieren unos conocimientos que tienen que ser de recibo. Es como cuando se monta un Julio César, de Shakespeare. Inevitablemente habrá que ir vestido de romano y de la manera más or- Luis Vigil: PEDRO LANZA debate iba a ser sobre las escuelas teatrales de Asturias... Pero, bueno, en primer lugar quiero decir que los actores no sólo se forman en la escuela, sino en muchos otros sitios... Aunque lo que sí es evidente es que la normalización de la vida teatral pasa por tener unas estructuras bastante normalizadas. Aquí, en Pénjamo y donde se quiera. Las escuelas de formación teatral cuentan con una larga tradición en todo el mundo, y esto ya no valdría la pena discutirlo... Bueno, primero, al hablar de educación, conviene parcelar los campos. ¿Qué escuelas tenemos en Asturias? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Cómo son las otras escuelas de otras comunidades, etc.? Preguntas más bien de tipo didáctico. Con la premisa de que, afortunadamente, estamos hablando de una normalización teatral asturiana a través de una enseñanza pública. Con un centro de referencia que ha de servir para todo aquel que desee encauzar su vida hacia el teatro en la misma medida que lo pueda hacer un médico o un arquitecto en su facultad correspondiente. En Asturias había un déficit con el teatro por cubrir y ahora.., poco a poco, parece que se van cumpliendo algunos objetivos... Así que más que analizar cómo llegamos hasta aquí podemos preguntarnos por el presente. Y no tanto sobre la infraestructura como sobre los contenidos. ¿Qué escuela tenemos y para qué la tenemos? En principio conviene alegrarse por que la escuela sea pública, ya que es un sitio con Me parece conveniente entender el trabajo teatral como una vocación ligada a un proyecto de grupo. todoxa posible. Porque de lo que se trata es de aprender a utilizar las herramientas básicas de trabajo, y no tanto de interpretar o de crear. Hay que dejar las puertas abiertas hacia todos los caminos posibles. JOAQUÍN AMORES.- Y sobre todo lo importante es hacer muestras de cara al público. Sacar al alumno al escenario desde el principio. Porque uno es actor cuando muestra su trabajo a los compañeros y ante un público. R. CORTE.- Lo que ocurre es que tenemos la impresión de que las escuelas particulares que tienen un estilo muy característico hacen precisamente eso porque justo es lo que no se puede aprender, o no se imparte, en una escuela oficial. Es decir, casi como si fuese un complemento más a las carencias que tiene una escuela reglada. Y también porque allí es como si el actor se preparase ya dentro de la profesión... VALENTÍN LOREDO.- Yo creo que aquí hay un problema delicado. Cuando hablamos de una Escuela Superior de Teatro —y lo nuestro es una pequeña escuela, pero el modelo se puede trasladar a otras escuelas de mayor formato—, ¿qué se pretende?, ¿cuáles son los objetivos que hay que cumplir? Es muy importante definir esto porque una escuela como la que tenemos puede ser un elemento central, no sólo para la formación de los alumnos con aspiraciones profesionales, sino para todos los que tenemos déficit de formación en este campo, y queremos estar en permanente reciclaje. ¿Qué lo diferencia de las otras escuelas? Pues el que, por la edad con la que entran los alumnos, su formación no ha de ser específicamente teatral, sino también humanista y cultural en un sentido amplio... Y por eso la escuela tiene que ser también un centro de difusión cultural en torno al teatro... Y ha de tener una biblioteca... Y organizar cursillos específicos para que los profesionales con inquietudes de formación no tengan que desplazarse a Madrid... Y hay que reconocer que todas estas cosas si no lo hace una escuela pública no lo hace nadie... 7 Enero 2004 La Ratonera / 10 6 PEDRO LANZA.- Volviendo a la enseñanza, para centrar el tema, todos conocemos la anécdota donde se cuenta la de vueltas que le daba Marylin Monroe a una secuencia donde solamente tenía que cruzar una calle. No hacía más que preguntarle a John Houston que cómo lo haría, que de dónde venía y adónde iba, y todas esas cosas que había aprendido en el Actors Studio, a lo que el director le respondió muy cabreado con un “déjate de historias y cruza la calle de una puñetera vez”. Bueno, digo esto para que también pensemos que, a veces, la enseñanza sirve para cosas contrarias a las que se cree que puede servir... Yo no soy contrario a la enseñanza reglada aunque tampoco defensor a ultranza... La enseñanza teatral sirve, en principio, para formar a los chavales, en este marasmo de incultura generalizada en el que nos desenvolvemos... Así que durante tres o cuatro años van a tener que estudiar literatura, historia del teatro y otras asignaturas que les van a servir, si no para el teatro al menos para la vida, ya que puede que a veces éste sea el único acercamiento que tengan hacia estos campos. Es una formación que llamaríamos de cultura general... Ahora bien, aquí, como ocurre en otras disciplinas, los que tengan talento se quedarán en el teatro y los que no, pues jamás llegarán a nada. VALENTIN LOREDO.- Disculpar, no he podido llegar antes... En todo caso yo había entendido que el escalas. Aunque sea la escuela del norte la realidad asturiana no es equiparable con linealidad a la realidad catalana. Ahora que se tiene la titulación superior de lo que se trata es de coger prestigio. Es un problema de tiempo y de recursos. ENRIQUE LÓPEZ.- Siempre ha sido así. Hay que echarla a rodar. En la RESAD, cuando yo empecé, no había dirección ni escenografía. Así que aquí, poco a poco, también se irá creciendo. R. CORTE.- El conseguir convertir el ITAE en Escuela Superior, ¿da el suficiente prestigio como para que los aspirante a alumnos mejoren la imagen de estudiantes ante sus padres? JOAQUÍN AMORES.- Por supuesto. Sólo hay que mirar el incremento de matrículas... PEDRO LANZA.- Es normal. No se puede comparar un título que no tiene ninguna validez, a una titulación de licenciatura. Obviamente esto es un peso importante a la hora de comprender el incremento de alumnos. Otro tema es el prestigio del teatro, que viene por otro lado. Cuando se realicen las obras parejas a la Universidad Laboral, el espacio de las nuevas instalaciones será un marco —y voy al tópico— “incomparable”. JOAQUÍN AMORES.- Ahora los padres entenderán mejor que su hijo quiera estudiar teatro. PEDRO LANZA.- El nuevo título tiene una validez administrativa que el otro título no tenía. Pueden presentarse a unas oposiciones, etc. Algo que deberían intentar conseguir, también, para los diplomados anteriores. Al igual que crearon, a través de un decreto, la Escuela Superior, bien pueden sacar otro decreto de convalidación, si es que existe la voluntad política. R. CORTE.- ¿En qué consiste la prueba de acceso? JOAQUÍN AMORES.- A las pruebas de la Escuela Superior de Arte Dramático se puede acceder de dos maneras. Los alumnos que tengan bachillerato según modelo LOGSE o COU, o teniendo más de veinte años. En principio se trata de una prueba selectiva escrita y un comentario teórico dramático sobre unos textos que se proponen en junio. Los que tienen más de veinte años y experiencia acreditada dentro del teatro tienen que pasar una entrevista, sin temario previo. Después todos pasan ya a la prueba práctica, que se compone de ejercicios de cuerpo y de ritmo. Y también tienen que preparar, con cualquier técnica con implicación corporal, una coreografía de dos minutos, para pasar ya a una prueba de voz y de interpretación, y hacer junto a otros aspirantes una improvisación colectiva. El final se cierra con una entrevista personal sobre los motivos que los han llevado a estudiar teatro. Se trata de encontrar personas no formadas, pero con cualidades o posibilidades de desarrollo. R. CORTE.- ¿Han quedado muchos fuera? Daniel Loredo: PEDRO LANZA impartían las mismas asignaturas que se daban en Madrid porque ya se quería que la escuela fuera Escuela Superior. Y el primer año ya empezamos así, y aunque hemos ido afinando en algún que otro cambio, el programa que en este momento tenemos en interpretación es prácticamente el mismo. R. CORTE.- Es curioso, porque yo pensaba que estabais en pañales, y que esto iba a ser una crítica y resulta que no, que venís con los deberes hechos. ENRIQUE LÓPEZ.- Ahora tienen que hacer los deberes los políticos. Ya que falta profesorado... JOAQUÍN AMORES.- Los alumnos que acabaron estos últimos años tienen el mismo horario lectivo que los que acaben con la ESAD dentro de dos años. Por eso aunque la titulación sea diferente los que ya han salido tiene la misma carga horaria en formación que los nuevos. R. CORTE.- Y, ¿qué disciplinas se pueden estudiar? JOAQUÍN AMORES.- Pues interpretación textual y dirección escénica. Porque dentro de las posibilidades de la LOGSE está la interpretación textual o gestual, manipulación de objetos... R. CORTE.- Serían como dos licenciaturas. JOAQUÍN AMORES.- Dramaturgia, escenografía, teatro musical, etc., se imparten en Madrid y Barcelona. VALENTÍN LOREDO.- Por eso yo hablaba de las proporciones y Ya no hay aquella predisposición tendenciosa que tenían algunos profesores para recomendar unos espectáculos sobre otros. JOAQUÍN AMORES.- Sí, este año han entrado veintidós y se presentaron cuarenta y nueve en interpretación. R. CORTE.- Y la prueba es similar a la que se realiza en el resto de escuelas superiores. JOAQUÍN AMORES.- Sí, se hace siguiendo el modelo LOGSE. Cada escuela pone sus detallitos particulares, pero el grueso de la prueba es común. R. CORTE.- A veces se ha cuestionado este tipo de prueba por considerarla de tipo “relámpago”, y se proponían como alternativa un micro-curso de unos quince o veinte días. Algo como más apropiado. Para que la selección fuera un poco más exhaustiva. JOAQUÍN AMORES.- Creo que la escuela de Murcia está intentado realizar una prueba de una semana, para que los alumnos aprovechen las clases y se les conozca mejor. LUIS VIGIL.- En algunas compañías la selección del personal se realiza de una manera muy aproximada. ENRIQUE LÓPEZ.- Esa sería una forma más acertada. Lo que ocurre es que hay un problema de horarios, de presupuestos, etc. Yo lo he propuesto y no se ha contemplado la posibilidad porque supondría serios trastornos por la falta de personal. VALENTÍN LOREDO.- Quizá en Madrid, que se presentan quinientos u ochocientos a la prueba, sea necesario un filtro de conocimientos generales o teóricos, pero después de esa traba inicial puede que no fuera tan difícil otro tipo de prueba de “acercamiento”. JOAQUÍN AMORES.- Nosotros, bueno, como casi siempre estamos Enrique y yo –y aunque esté mal el decirlo–, en lo que nos basamos mucho para puntuar es en esa pequeña entrevista que se realiza, cuando el alumno está sentado frente a nosotros, y se descubre esa sinceridad en los ojos del aspirante, sin las luces del escenario ni la distancia. PEDRO LANZA.- ¿Por qué razón las pruebas en el teatro tienen 9 Enero 2004 La Ratonera / 10 8 ENRIQUE LÓPEZ.- Sólo una apreciación. La ESAD no es una escuela sólo para Asturias, es la escuela del norte de España. Así que no se trata de un radio de incidencia sobre un millón de habitantes. R. CORTE.- Vamos a centrarnos un poco en la ESAD. Contarnos un poco qué supuso el paso del Instituto de Teatro, a la ESAD, a ser Escuela Superior de Arte Dramático. JOAQUÍN AMORES.- La Escuela de Teatro todavía sigue existiendo para los últimos cursos en promoción. Nosotros todavía pertenecemos a la escuela del ITAE. R. CORTE.- ¿Todos los profesores pertenecéis al ITAE o ya hay algunos que forman parte de la plantilla oficial de la ESAD? JOAQUÍN AMORES.- Es un problema que tenemos con la administración. No sabemos muy bien dónde estamos y a quién pertenecemos. Si a Cultura o a Educación. Nos paga Educación... pero, en fin, hay una comisión de servicios... ¿El cambio que supuso? Pues de pronto, esa escuela que era un lugar pequeñito, casi un grupúsculo, de repente se transforma en la Escuela Superior de Arte Dramático. Y me temo que la administración todavía no sabe lo que supone tener una Escuela Superior para el norte de España. R. CORTE.- ¿Se imparten nuevas asignaturas? ENRIQUE LÓPEZ.- Este es mi séptimo años en la escuela. Cuando llegué la dirección de entonces se acogió al programa LOGSE, y se fabetos. Somos conscientes de que lo que prima en el actor es el mundo emocional o creativo. Pero es necesario encontrar el equilibrio. R. CORTE.- Yo no creo que lo intelectual y lo creativo vayan por caminos o derroteros dispares. ENRIQUE LÓPEZ.- No, estoy de acuerdo. Quizá me he expresado mal. Pero la creatividad artística que necesita el actor no está en la esfera de lo intelectual. Lo siento, pero creo que no. La esfera intelectual no es la que prima. Un actor –y al decir esto quizá algunos me quieran fusilar- más que una inteligencia preclara lo que necesita es tripas y corazón. La inteligencia va detrás. DANIEL LOREDO.- Estoy de acuerdo. No resto importancia a la formación intelectual en el actor, pero si alguien requiere hacer uso y abuso de esa esfera, es el director. Es su cometido. Pero volviendo al tema de la formación, tanto oficial como a través de seminarios, diré que la encuentro interesante, pero no imprescindible. Creo que por encima de todo está lo que uno se trae de casa, la disciplina y el rigor. A veces, depende de cómo se plantee la escuela... los resultados pueden ser perniciosos. R. CORTE.- Bueno, tú fuiste alumno de la escuela. Haznos ahora un balance crítico de tu paso por la misma. DANIEL LOREDO.- Bien, el balance crítico fue un tanto traumático. Fue una generación con una situación atípica, ya que vivimos dos encierros. Pero yo no me caso con nadie: diré que una escuela tiene que formar actores, pero por encima de todo ha de formar personas. Hay gente que sale con una buena formación artística, pero incapaces de trabajar en equipo. Desconocen que el teatro es un trabajo en equipo donde convienen que todos lleguen al mismo tiempo. Esto es una carrera de corredores de fondo que requiere una autodisciplina permanente... Creo que si tuviera que representar a alguien representaría a aquellos actores que amplían su formación al salir de la escuela, porque saben que esta es una profesión de reciclaje permanente. R. CORTE.- Para cerrar el tema de la ESAD: ¿cuáles son los problemas más serios con que se encuentra la escuela? JOAQUÍN AMORES.- Para eso necesitaríamos otro coloquio... PEDRO LANZA.- Decisión política para acometer las inversiones necesarias. Plantilla solvente, espacios necesarios, etc. Y pasta, mucha pasta. A mi me sorprendió gratamente la decisión de dar este importante paso. No me lo imaginaba porque ya eran muchos los años con la cantinela de la escuela superior. Nos movemos en el filo de la navaja y creo que el futuro del teatro depende muy poco de la profesión y mucho de los políticos. Supongo que en el aspecto administrativo pasará a ser un estamento más de Educación: las plazas de profesorado saldrán algún día a concurso. Valentín Loredo: PEDRO LANZA del alba es de García Lorca. Hoy la cultura teatral, la formación, es mínima. Hasta hay veces en que uno tiene que dibujar un mapa del Mediterráneo para que algunos alumnos sepan dónde queda Grecia. Y es que, en el fondo, lo que se necesita es una vuelta a la formación humanista. PEDRO LANZA.- Yo cuando tenía diez años tuve que hacer una prueba de ingreso en el instituto, y si cometía más de un cierto número de faltas de ortografía no entraba. Y tenía diez años. ¡Pero qué comedia es ésta! Como decía Carmen Díaz Castañón –que en paz descanse–: “las cosas cuestan trabajo”. ¡Qué es esto de la vida “refalfiada” y tanta contemplación! DANIEL LOREDO.- Yo lo digo por las prioridades de unas cosas sobre otras. Y porque yo en primero coincidí con personas monocordes y sin capacidad de coordinación. ¿Cómo es posible que hubieran pasado la prueba..? Pero, por supuesto, yo también creo que hay que tener unos conocimientos generales. VALENTÍN LOREDO.- Aquí pasa igual que en las escuelas de arte. Hay una prueba de acceso que los alumnos saben que tienen que preparar... Y no hay que darle más vueltas ni mayor importancia. ENRIQUE LÓPEZ.- Cualquier enseñanza superior de rango universitario tiende a hacer hincapié en el apartado intelectual. Y no es que queramos actores intelectuales, es que lo que no queremos es anal- Conviene saber muy bien qué escuela necesita Asturias. Y eso será algo que iremos definiendo muy poco a poco, con el tiempo. VALENTÍN LOREDO.- Aparte de eso... Yo es que soy profundamente optimista. Y no es tanto un problema de recursos como el conseguir que la escuela consiga un prestigio social. Yo vengo de un modelo empresarial que lleva veintidós años trabajando y, precisamente por lo que tú dices, todo lo que conseguimos es fruto de una dinámica elaborada día a día. Sin prisas pero sin pausas... Por eso conviene saber muy bien qué escuela necesita Asturias. Y eso será algo que iremos definiendo muy poco a poco, con el tiempo. Y no de la noche a la mañana. Porque todo esto es una cosa que se tiene que asentar, que depende de la demanda y de otros múltiples factores. Quizá si llega el día en que existen doscientas solicitudes de alumnos por curso, a nadie le quepa pensar que puedan quedar fuera ciento cincuenta... En el principio el Instituto del Teatro fue algo a lo que no se le dio mayormente importancia, y sin embargo hoy la escuela es ya una realidad incuestionable para el mundo de nuestro teatro. JOAQUÍN AMORES.- Supongo que poco a poco se irá consiguiendo la estabilidad en todo. Las escuelas superiores tienen que ser algo vivo. Yo como profesor también he de seguir reciclándome. Por eso queremos una escuela no sólo para los alumnos, sino también para los profesionales. ENRIQUE LÓPEZ.- El año pasado se hizo un curso en colaboración con Extensión Universitaria de la Universidad de Oviedo y, bueno, pues... los que participamos acabamos muy contentos. Fue un curso de iniciación a la dirección muy interesante. Una buena experiencia. Creo que es un poco lo que necesita Asturias... Así que yo incidiría en dos puntos. Uno, éste muy necesario: Hay que conseguir que haya relación entre la escuela y el mundo teatral asturiano, que no haya divorcio. Cuando yo empecé en el ITAE... VALENTÍN LOREDO.- Eso, en terminología al uso, se llama relación escuela-empresa. Que sería lo que tendría que haber aquí. Rela- 11 Enero 2004 La Ratonera / 10 10 que ser distintas a las pruebas que realiza un profesor para acceder a una oposición? ¿Por qué para ser artista te van a hacer una prueba de quince días y para ser un profesional de la enseñanza te despachan en dos? Yo no lo entiendo. Que se presenten a las pruebas como el resto de mortales y que entre el que las apruebe. Sin más. DANIEL LOREDO.- Yo no entiendo por qué la prueba primera es el comentario de texto. Quizá al que se le den bien los comentarios de texto tenga que estudiar literatura. Me parece extravagante que un comentario de texto pueda ser una traba para estudiar interpretación. PEDRO LANZA.- Es que si no sabes hacer un comentario del texto de la obra difícilmente la vas a poder representar. R. CORTE.- Da la impresión de que esa es una tarea del director. DANIEL LOREDO.- Me parece gracioso que puedas estudiar interpretación con problemas de ritmo o coordinación y que, por el contrario, no lo puedas hacer por no saber hacer el comentario de texto. VALENTÍN LOREDO.- Es una mecánica muy simple. Es pura práctica. Con el examen teórico te quitas a un buen montón de gente de delante... JOAQUÍN AMORES.- Mira, es que antes, al acabar el bachillerato, uno estaba acostumbrados a la lectura de ciertos textos, y hoy, desgraciadamente, uno se encuentra con chavales que se creen que La dama VALENTÍN LOREDO.- Yo es que... no sé si será bueno que la escuela, en este momento tenga cien alumnos. Todo es un proceso de rodaje. Se trata de empezar con un equipo que funcione de verdad. Quizá no se pueda empezar con cien y haya que hacerlo con doce. Siempre ha ocurrido así. Porque tampoco la sociedad se puede permitir el lujo de que estudien dos mil personas cuando después sólo hay posibilidad laboral de emplear a quinientos... En Madrid hay multitud de personas que quieren estudiar interpretación, sobremanera ahora con esto de “Operación Triunfo”. Todo el mundo quiere ser actor, pero... hay que dejar que el tiempo ponga las cosas en su sitio. Primero que se estabilice una estructura base sobre la cual pueda construirse el futuro. Y en Asturias tenemos que empezar a trabajar sobre temas que son específicamente teatrales... Yo no quisiera llegar a la jubilación sin ver cómo mi escuela, y al igual que la escuela de Avilés, se integran en una estructura general más organizada. LUIS VIGIL.- Yo tampoco quiero que haya divorcio entre la escuela y la profesión, pero ese es un problema muy común. También ocurre con la universidad. Yo, que tampoco he sido un defensor del ITAE a ultranza, de alguna manera, tampoco lo he sentido como si fuera mi casa. ¿Qué quiere decir esto? Pues que algo no funciona como debiera... A mi me han llamado de institutos para que hable a los chavales sobre cómo funciona el teatro por dentro. ¿Ha ocurrido eso en el ITAE? ¿Se han creado espacios de encuentro con las compañías asturianas? Y no es que quiera pasar la pelota, o la responsabilidad, sólo al ITAE. Sé que hay sectores muy intransigentes sobre este tema... DANIEL LOREDO.- Yo vengo observando que, de unos años para acá, las personas implicadas como profesionales del teatro van a ver los trabajos que realizan otros grupos que no son los suyos. Ya no hay aquella predisposición tendenciosa que había por parte de algunos profesores a la hora de recomendar unos espectáculos sobre otros. ENRIQUE LÓPEZ.- Sobre lo que decía Luis... Desde que yo estoy en el ITAE, no sé lo que ocurriría antes, intento que los alumnos vean los trabajos que se realizan por los grupos de fuera. Y en ese camino seguimos. También hemos ido a institutos a mostrar nuestros trabajos, mantenemos contactos con otros grupos, hemos colaborado con el instituto de Cabueñes... Es decir, que hay ligazón, lo que ocurre es que cuesta muchísimo conectarse... R. CORTE.- Cuesta muchísimo conseguir que las compañías participen. Siempre ha habido una actitud de rechazo a los actos que organiza el ITAE. Cuando se realizan no acude casi nadie, salvo los propios alumnos. Tanto en presentaciones de libros como en muestras... PEDRO LANZA.- Pasan los años y creo que ya es hora de olvi- Joaquín Amores: PEDRO LANZA DANIEL LOREDO.- Estoy de acuerdo que tiene que haber una escuela bien equipada y con profesorado competente, pero si lo que quieres decir es que hay que politizar la escuela... PEDRO LANZA.- Me refiero al sentido crítico. Hablo del compromiso social y ético con la sociedad en que vivimos... VALENTÍN LOREDO.- Lo que dice Pedro puede estar muy bien, pero... R. CORTE.- Valentín hace aquí, un poco, de abogado del diablo... VALENTÍN LOREDO.- No hago de abogado de nada. Yo defiendo lo que hay que defender, y lo defiendo aquí y en otros muchos foros... Pero, yo lo que no quiero es que la formación teatral sea diferente a la formación de un médico o de un músico. Es decir, lo que necesitamos es una formación profesional de calidad. Después hablamos del tema del compromiso. Pero antes hagámoslo sobre la normalización, al igual que ocurre en otras artes. La música y la pintura están normalizadas desde hace cien años. ¿Que las gentes del teatro tienen que tener sensibilidad social? Pues al igual que un biólogo o un médico, pero ése es otro tema... Por eso yo hablaba de la alegría que sentía con este comienzo de “normalización”... PEDRO LANZA.- Ya, pero, por ejemplo, si hay que aumentar la plantilla de profesores, se necesita que desde dentro haya un impulso reivindicativo... Cuando se propusieron cerrar la escuela se encontraron con que todos estábamos trabajando. Y no se atrevieron. dar los encontronazos pasados. Hay que dejarse en casa el resentimiento y participar... ENRIQUE LÓPEZ.- Para cerrar el tema del compromiso, volviendo a la anterior intervención de Pedro, quisiera decir que el compromiso no es que la escuela tenga que imponerlo, es que es parte de la formación de un actor. Como de cualquier persona. ¿Y eso se da o no se da en nuestra escuela? Yo creo que sí... PEDRO LANZA.- Pues no se ven los resultados por ninguna parte. Se trata de actores que después trabajan sin seguridad social, con pésimos salarios... Y hasta algunos se atreven a reír los malos chistes que aparecen en prensa de la mano de inefables plumillas cuando, parafraseando a Carlos Marx, escriben: “proletarios de todos los países, perdonadme”. Cuando todos sabemos que los proletarios, al menos en España y Alemania, deben de agradecer a Carlos Marx el que hoy tengan seguridad social... Por eso yo sigo creyendo en el compromiso de izquierda... Ahora va a haber una conferencia de donantes para que paguemos la deuda en Irak, con nuestros impuestos... ENRIQUE LÓPEZ.- A lo que yo voy es al compromiso ético del actor, algo que es parte de la formación... Por su puesto que una guerra como la de Irak ha sido comentada en clase. Y se ha debatido... Yo, a veces, cuando los alumnos me preguntan el “¿cómo lo hago?” respondo siempre con el “¿para qué?”. Porque sé que una vez que nos respondemos el “para qué”, solucionamos el “cómo”... Y porque sé que es en el “para qué” donde se encuentra el compromiso ético del que tanto hemos hablado. R. CORTE.- El problema del compromiso sale en todos los debates, es inevitable. Al igual que el de la ideología y las izquierdas. Supongo que hace falta una buena formación para no perder el norte... Pero todo esto, incluso el desprestigio y la falta de reconocimiento en que se encuentra la alternativa de izquierda, es fruto de la estrepitosa caída del Este, que no representa 13 Enero 2004 La Ratonera / 10 12 ción entre el mundo de la formación y el mundo laboral. ENRIQUE LÓPEZ.- Pero no solamente con el mundo laboral, sino con lo que lo rodea. Con todo lo que guarde relación con el hecho teatral. Incluidos los críticos... DANIEL LOREDO.- Ya que me preguntasteis antes cómo veía la escuela os diré que siempre he notado ese divorcio. Por eso es importante formar personas capaces de relacionarse... PEDRO LANZA.- Lo que hay es un problema ideológico. Es el problema de la política. El animal político ha muerto. La ciudadanía no responde... Aunque, bueno, ahora con la guerra de Irak nos hayamos sorprendido un poco por la capacidad de respuesta... Pero hay un problema ideológico. Todo lo que significó la Transición, el movimiento pedagógico de renovación que hubo en la enseñanza, también ha muerto. Y otro tanto le ha ocurrido al teatro... Grupos que realizaron espectáculos con manifiesta incidencia política, de combate, ahora, por exclusivos intereses de supervivencia, realizan montajes carentes de interés social... Quiero decir con esto que todo lo que deseamos que sobreviva, y todo lo que queramos que los políticos no nos lo derrumben, sólo puede subsistir si claramente hay una ideología política. Si la ESAD no tiene detrás un equipo de personas dispuestas a exigir y reivindicar a los políticos lo que necesitamos para que esto marche, esto no funcionará... más que la caída ideológica. Y la confusión... PEDRO LANZA.- Pero si no existe conciencia política no puede haber soluciones para la escuela, porque su futuro también es una cuestión política. Ya que si no encuentra participación crítica entre los propios afectados, los políticos resolverán los problemas a su manera. O sea, de mala manera. VALENTÍN LOREDO.- Tienes un posicionamiento muy sesgado del tema. Yo es que, repito, no diferencio a los actores del resto de otras profesiones que han de tener las mismas exigencias. Por supuesto que todas las escuelas tienen que formar con espíritu crítico. DANIEL LOREDO.- Yo creo que la escuela tiene que ser apolítica, o mejor, no partidista. Cuando yo entré en el ITAE se hacía proselitismo sobre un grupo político muy concreto. Incluso una vez hasta se llegó a decir que si no votábamos al PSOE la escuela desaparecería. Y eso no puede ser. JOAQUÍN AMORES.- En la escuela hubo un compromiso unísono muy serio entre todos los participantes. Desde los profesores, los alumnos y hasta el último bedel: fue el trabajo. Y por eso cuando se propusieron cerrarla se encontraron con que todos estábamos trabajando. Y no se atrevieron. Ése, el trabajo, es el mejor compromiso... Patricia Rodríguez: El cambio del PSOE al PP fue muy traumático, por todo lo que significó de lucha, encierros, alumnos que dejan los estudios... VALENTÍN LOREDO.- No creo que ese sea el tema... Yo no cuento mi situación laboral ni mis problemas. No me parece justo y creo que es perder el tiempo... Me parece más interesante el otro debate. Por ejemplo: saber qué tipo de escuela queremos para la enseñanza reglada... Porque las enseñanzas artísticas en este país, lejos de normalizarse, se están alejando de los valores que, supuestamente, han de tener como objetivo. Y me refiero a la enseñanza primaria y secundaria. El origen de Taller 3 sólo tiene un sentido: potenciar y desarrollar la creatividad ayudando al individuo a construir su perfil creativo. O sea, suplir las carencias de la enseñanza reglada, donde el teatro se contempla como un mero ejercicio de repetición para aprenderse un texto... En taller 3 tenemos seiscientos alumnos, trescientos matriculados en teatro, a partir de los cuatro años de edad, en cursos de nueve meses, y también damos clase a profesores. Por eso creo que sé de lo que hablo... O conseguimos crear un centro que prepa- re personas para abordar todos estos temas, o nada habremos conseguido. Todos necesitamos que esa escuela superior funcione adecuadamente, para hacer cursos con buen nivel impartidos por profesionales de prestigio, sobre técnicas específicas. Para que no tengamos que irnos a Madrid... Como veis son muchos los problemas que hay que afrontar para que el teatro funcione ya desde la base, desde el medio escolar. ENRIQUE LÓPEZ.- ¿Dónde se imparte un bachiller artístico que funcione? Yo no conozco ninguno. Por eso las otras actividades que podríamos llamar “extraescolares” tampoco funcionan, porque se supone que son competencia de este bachillerato. VALENTÍN LOREDO.- La información teórica a dado un salto increíble desde los setenta hasta aquí. Ahora es importante abordar todas estas corrientes teóricas desde la práctica. Agradecemos sinceramente a CajAstur la cesión de la sala donde venimos celebrando estos coloquios. 15 Enero 2004 Enrique López, Luis Vigil, Joaquín Amores, Valentín Loredo, Daniel Loredo y Roberto Corte, en un momento del coloquio realizado en el Palacio Revillagigedo de Gijón. de asignaturas. Yo recuerdo que me dieron danza en primero y me la quitaron en segundo. Fue algo estrambótico. Por eso digo que la política... VALENTÍN LOREDO.- Vamos a ver. Lo que no podemos convertir es: el debate sobre el agua mineral en un debate político, el debate sobre la enseñanza teatral en un debate político... Yo pensé que este iba a ser un debate sobre la enseñanza teatral, y llevamos dos horas hablando del ITAE... Cambio de tercio. Hoy hay profesionales del teatro mucho más preparados que cuando yo empecé, y eso es importante. Se trata de que todas esas personas, junto a otras, a la larga, construyan el centro de difusión que tienen que ser una escuela. Y esto es una cuestión de medios y de calidad. Y será la propia dinámica de la escuela quien los consiga junto a la demanda social, que irá creciendo a medida que se vuelva más estable. R. CORTE.- Si queréis vamos a centrarnos un poco en la experiencia de Valentín, que es muy atípica. Se trata de un ayuntamiento, el de Oviedo, que no se caracteriza principalmente por tener una programación teatral como le correspondería a la ciudad espléndida que se nos muestra. Y sin embargo ahí está Taller 3 que, curiosamente, hace que este municipio se desmarque del resto de municipios asturianos, ya que ninguno de ellos tiene una experiencia teatral similar dedicada a los jóvenes y niños. PEDRO LANZA PEDRO LANZA La Ratonera / 10 14 DÍAZ-FAES.- En la escuela han pasado muchas cosas. Casi de todo. Encontronazos muy serios entre la antigua dirección que le dio origen, y algunas personas interesadas, de buena voluntad, por mejorarla. Después ocurrieron otras vicisitudes duras, difíciles, durante la etapa del PP, también por todos conocidas... Por eso el ejemplo de Taller 3 es meritorio. Porque con sus años de trabajo ha creado unas expectativas de futuro entre los ciudadanos de Oviedo, ejemplares. Y esto ha ocurrido al margen de ser de derecha o de izquierdas. PEDRO LANZA.- Insisto en que el “apoliticismo” no existe, y es de derechas siempre. R. CORTE.- Patricia, cambiando de tema, ahora que te vas a estudiar a “La France”, aprovecho para hacerte la misma pregunta que a Dani: ¿cuál es tu balance como estudiante en el ITAE? PATRICIA RODRÍGUEZ.- Fue una experiencia muy interesante. Una entra con todo la buena voluntad del mundo... y te la cortan con un cambio de gobierno, pasando del PSOE al PP, que fue muy traumático por todo lo que significó de lucha, encierros, alumnos que dejan los estudios, etc. Fue muy difícil porque me pilló en segundo, justo en medio de los cursos. Y supuso para mí un corte instalado dentro del desorden más absoluto, en el mismo caos. DANIEL LOREDO.- Hasta hubo cambios en los temarios y faltas Estrella García Profesora de danza de la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias C La Ratonera / 10 16 omplejo y extenso tema para abordar en un país donde, hoy por hoy, la danza ocupa uno de los últimos puestos dentro del arte escénico y qué decir de esta región, donde unos pocos llevamos años luchando por fomentar, difundir y dignificar esta expresión artística. No quiero parecer pesimista, pero hablo desde el conocimiento y el desgaste que provocan 20 años de docencia ininterrumpida con diversidad de públicos. En España coexistían diferentes planes de estudios oficiales de danza: clásica, española, e incluso contemporánea (sólo en Barcelona), en los Conservatorios y Escuelas Superiores, que generalmente lo eran también de Música y Arte Dramático, antes de la implantación de la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE). Ésta, en su artículo 39.1 determina que la enseñanza de la Danza comprenderá tres grados: grado elemental, con una duración de cuatro años; grado medio, estructurado en tres ciclos de dos cursos académicos cada uno y el grado superior, un solo ciclo con una duración de cuatro años. Con el Real Decreto 755/1992, de 26 de junio, se establecen los aspectos básicos del grado elemental de danza y con el Real Decreto 1254/ 1997, de 24 de julio, se establecen los aspectos básicos del currículo del grado medio de estas enseñanzas; y no es hasta el año 1999, con la publicación del Real Decreto 1463/ 1999, de 17 de septiembre, cuando se establecen los aspectos básicos del currículo de las enseñanzas del grado superior de danza. Se supone que tras la finalización de los estudios del grado elemental y medio, 10 años en total, en cualquiera de las tres especialidades: clásica, española o contemporánea, tendremos un bailarín/a preparado para los escenarios y que con los estudios del grado superior de danza, del que todavía no ha salido aún ninguna promoción, esas personas podrán dedicarse a la investigación, coreografía o docencia en función a la especialidad elegida, Pedagogía de la Danza o Coreografía y Técnicas de Interpretación de la Danza. Y yo me pregunto, ¿qué hacemos mientras tanto? ¿Esperamos a que salgan las primeras promocio- nes con los 14 años completos cursados para que en España se pueda formar y ejercer la profesión? Y es que ¿no hay profesionales que han cursado los únicos estudios oficiales que existían anteriores a la LOGSE? ¿En qué hemos estado ocupados hasta el día de hoy? ¿Partimos realmente de cero? Lo que ha ocurrido es muy grave. Mientras que en otras disciplinas artísticas, como la Música o el Arte Dramático, con la implantación de la LOGSE se regularon y homologaron los estudios anteriores, con la Danza se hizo justo al revés. Todo el colectivo de profesionales de la Danza con titulaciones anteriores a la LOGSE se ven impedidos legalmente para ejercer la docencia en los Conservatorios Superiores de Danza y Arte Dramático porque su titulación no está homologada, dándose la paradoja de que el Ministerio puso en marcha estos Estudios Superiores antes de la regulación de los anteriores. En la actualidad se están produciendo un cúmulo de irregularidades desde el punto de vista pedagógico ya que se imposibilita a los propios docentes de la danza a impartir estas enseñanzas superiores. Resulta insostenible esta tesis, ningún titulado superior en otra rama artística puede 17 Enero 2004 Danza y enseñanza tener conocimientos equiparables a los que poseen las personas que se han formado en esta disciplina. Sólo hay una expresión para definir este hecho, que bebe del desconocimiento y la falta de ética: el intrusismo profesional. La calidad de las enseñanzas públicas artísticas se pone claramente en entredicho, como no se aplique una medida de urgencia que reestructure este sin sentido. Hasta entonces y como siempre tenemos que recurrir a la enseñanza privada para parchear las deficiencias de la enseñanza pública. En numerosas ocasiones en los Centros privados encontramos a los mejores maestros y coreógrafos, que incluso no poseen ninguna titulación, avalados, con todo tipo de garantías, por su experiencia y bagaje profesional. Pero estas enseñanzas no están al alcance de todos, en muchos casos estas Escuelas de prestigio además de ser caras no disponen de las plazas necesarias para cubrir la demanda existente con lo que el acceso se hace difícil. La danza en la enseñanza obligatoria de Primaria y Secundaria sólo se encuentra presente en las actividades extraescolares que realizan los Centros educativos a tenor de la demanda de la misma y lo poco que se contempla en el currículo de educación física, dentro del apartado de expresión corporal, lo imparten con mejor o peor fortuna los maestros y profesores de secundaria. Ahora sí, los que forman a estos profesores grama de enseñanza, Pedagogía de la Danza aplicada a la Interpretación, que presenté en las Primeras Jornadas de Danza e Investigación en la Universidad de Murcia, trabajo publicado en un libro que recoge los contenidos de dichas jornadas, con el mismo título, por la editorial Los Libros de Danza S. L. El programa se desarrolla de la teoría a la práctica. El conocimiento de la historia de la danza y la definición de los principales estilos y corrientes estéticas son indispensables para comprender el hecho artístico. A partir de ahí nos vamos adentrando en el trabajo práctico. Mi exposición se centra en un trabajo con la técnica de danza contemporánea, por considerar que cubre con más eficacia las necesidades físicas y expresivas del actor que otras técnicas de danza, como por ejemplo la clásica, que por sus características estéticas y físicas es desaconsejable. No hay que olvidar que el alumno se inicia en estas enseñanzas de adulto y el correcto trabajo biomecánico y unas buenas bases anatómicas son indispensables. El manejo del espacio, peso y tiempo y en consecuencia las calidades de movimiento y la energía se trabaja a partir del estudio del sistema Laban. Técnicas de Contact, Improvisación y Composición completan el programa. Como se puede ver la danza tiene muchos campos a explorar pero necesita una mayor aceptación social que le permita proyectar todo el potencial que posee. El aire de Nacho Artime José Rico JOAQUÍN MENÉNDEZ Son muchos los programas que se han desarrollado para trabajar la danza con ancianos. Su carácter lúdico y comunicativo y la posibilidad de práctica moderada la convierten en una actividad ideal para ellos. Otro campo en el que me ha resultado muy interesante investigar es en el trabajo con disminuidos psíquicos y físicos. El conocimiento de la biomecánica corporal que exige la danza, tiene enormes posibilidades con este colectivo, así como en la rehabilitación postural de cualquier individuo. En esta dirección la danza se puede abrir a experiencias de trabajo con músicos o actores. Realicé un trabajo de investigación, hace unos años, con estudiantes de música de cuerda analizando su movimiento al tocar el instrumento. El fin, corregir sus hábitos posturales creando otros nuevos más beneficiosos para su salud y su rendimiento profesional en el futuro. En el campo del teatro, algunos teóricos le han dado mucha importancia al cuerpo del actor, a su entrenamiento físico, e incluso algunos trabajos, como el de farsa, se apoyan de forma fundamental en el cuerpo. El actor, desde que sale a escena, nos muestra su cuerpo, que deberá tener presencia, proyección y no desmentir ni negar la situación creada. La danza está presente en el currículo de las enseñanzas de Arte Dramático de forma teórico-práctica. Tras años de experiencia docente, y dentro del marco que establece la LOGSE, he desarrollado un pro- N acho Artime es productor teatral. Este luanquín peleón pasó por la ingeniería industrial y el periodismo antes de recalar en el teatro. Ha participado en los espectáculos de mayor éxito de la reciente historia del musical en España, siempre en coproducción. Finalmente se ha decidido a navegar en solitario por las turbulentas aguas de la producción teatral, actividad, esta, plagada de dificultades y riesgos y premiado con escasas recompensas. Se ha presentado con el primer espectáculo de su reciente estrenada compañía La Brisa Producciones en el Teatro Palacio Valdés de Avilés con la obra La brisa de la vida y ha accedido amablemente a conversas con LA RATONERA. José Rico. ¿Qué hace un periodista reconvertido en productor teatral? Nacho Artime. El periodismo es una cosa muy amplia, desde muy pequeño quise hacer periodismo, empecé muy joven en La Nueva España de Oviedo. Yo en realidad quería ser director de cine. El teatro lo veía de otra manera, muy lejano, pero la “brisa de la vida” me llevó 19 Nacho Artime y José Rico durante la entrevista, en el café Lord Byron de Avilés. por otros terrenos. En mi familia no hay nadie con esta afición, no tengo ningún antecedente. Era un ingeniero industrial, que no hubiera sido nada feliz con mi profesión. No puedo explicar esta afición a escribir, al cine y al teatro. Luego las circunstancias me llevaron a encontrarme con el teatro, el veneno del teatro... es una forma de vivir, de pensar, de trabajar. Las dos cosas son bastantes compatibles a la hora de trabajar, son actividades cultura- les paralelas en algún sentido. Estuve compaginándolas durante dos años hasta que decidí dedicarme exclusivamente al teatro. J.R. ¿Por qué La Brisa Producciones? ¿Fue a raíz de esta obra? N.A. Sí, a raíz de esta obra. Yo necesitaba un nombre, pensaba que hacer teatro, producir teatro era más fácil. Yo soy un ácrata, soy un hombre de letras que no tengo nada que ver con los negocios, hasta que decidí hacer mi propio negocio. Pen- Enero 2004 La Ratonera / 10 18 a través de los módulos específicos que ofertan los Centros de formación del Profesorado, son esos profesionales de la danza que tan poca cabida tienen dentro del panorama de la enseñanza. Son muchas las virtudes de la danza y su legado a lo largo de la historia. He trabajado, a lo largo de mi carrera, con niños, adolescentes, adultos y ancianos. Por supuesto, variando los objetivos, contenidos y metodología, pero sin abandonar la esencia. Los aportes que hace la danza son tan variados y numerosos que voy a hacer un breve resumen. El niño descubre su cuerpo como herramienta expresiva y de comunicación y el respeto hacia sí mismo y hacia los demás. Si continúa estudiando abordará un trabajo más técnico pero siempre sin abandonar el camino del desarrollo físico y personal. Es muy importante conducir y cuidar en cierta manera al alumno, ya que, en numerosas ocasiones recibe información confusa y distorsionada de los medios de comunicación, que desvirtúan la realidad de la formación artística. Para lo adultos, que no buscan una profesionalización, la danza abre muchas puertas a la comunicación. El trabajo en el campo físico y su repercusión psíquica proporciona enormes beneficios al adulto que vive a menudo inmerso en un sedentarismo que le ha hecho olvidar habitar su cuerpo y expresarse mediante él. saba que teniendo un poco de dinero bastaba, pero necesitas un C.I.F., te encuentras con unas tareas burocráticas y entre ellas tienes que presentar una serie de nombres a ver si es- tán registrados o no para la empresa. Yo soy de Luanco y tiene mucha relación con la brisa, con el nordeste, el nordestín. Jovellanos en sus cartas ya decía “como echo de menos Nacho Artime y Lluis Pascual en la presentación de La brisa de la vida en Avilés. Cinco hombres punto no sé cuantos, Tres mujeres punto no sé qué. Hay un espacio ahora que estamos descubriendo un grupo de gente que arriesga como yo, como productor me arriesgo a hacer teatro de ideas, de texto. El autor habla y deja hablar a las actrices que se enfrentan a situaciones. J.R. ... la paradita para la risa. N.A. La risa que también la hay. No está reñida una cosa con la otra. J.R. ¿Este tipo de producciones implica que nos vamos a alejar un poquito del musical y tendemos a ir hacia un tipo de teatro más...? N.A. Los musicales tienen unos costes de producción que cada vez son más complicados. El trabajo se triplica a la hora de hacer un musical en relación a un espectáculo como La brisa de la vida. Si me ofrecen un musical que me gusta no diría que no, pero me encuentro mucho más satisfecho, más cómodo con estas pequeñas cosas que llegan al alma del espectador. J.R. ¿Es un buen negocio el teatro o es remendar paños para pasar años? N.A. No es un buen negocio, todo está muy caro menos las entradas y es verdad. Se hacen pequeñas cosas que van a ayudar a preparar la próxima obra y poco más. Si no va nadie te arruinas y a lo mejor no puedes hacer lo siguiente, no parece que este sea el caso. 21 Enero 2004 Nuria Espert y Amparo Rivelles en el foyer del Teatro Palacio Valdés durante la presentación de La brisa de la vida. drid no hay teatros, hay tres teatros decentes que están muy condicionados por la programación: el Teatro Mª Guerrero, el Teatro de la Comedia con el Clásico y el Español que depende de la comunidad. En realidad tienes que ganarte la vida, fuera es donde está el éxito, el dinero y el agradecimiento del público. Los teatros públicos, tanto municipales como los de las comunidades, han ido creando una necesidad cultural a través de los años. Sólo tienen un problema, que son muy baratas las entradas. Estamos hablando de una entrada de 15 €, es un precio ridículo en proporción al espectáculo que se ofrece, al decorado, las actrices, etc. Yo no cobro de la taquilla como productor, también cobro de un dinero y un fijo que te dan de la producción, si dependo sólo de la taquilla, aunque esté el teatro lleno, no pago ni a las actrices. Son precios comerciales, muy populares, pero no se puede hacer una gira a estos precios por toda España. Estás muy orgulloso de un espectáculo que haces, que no es descaradamente comercial, la comercialidad y la risa ya están en otros programas de televisión y es gratis. Vamos al teatro de las ideas, al teatro de texto, hay un autor con unas ideas, hay una poesía, donde hay un presupuesto ideológico que te habla del alma, de la muerte, de la vida, del amor, de los sentimientos. Todo esto se ha ido perdiendo con el afán de ganar dinero y tener que hacer cosas comerciales, comedias, comedietas, JOAQUÍN MENÉNDEZ JOAQUÍN MENÉNDEZ La Ratonera / 10 20 el nordestín de Gijón, esa brisa marinera...” pues en Luanco estamos muy impregnados de la brisa. La obra original no se llama La brisa de la vida se llama El soplo de la vida, pero la palabra “soplo” en castellano es muy equívoca, podía entenderse como el soplo del corazón, beber... Consulté con el autor los problemas que podían surgir en castellano y a mí se me ocurría la brisa, la que va, la que lleva... J.R. Por lo que vi en el dossier ya tienes previstos muchos estrenos. Esto supone mucha producción, ¿se puede abarcar tanto? N.A. Sí, porque aunque el espectáculo sea de mucha complejidad, a la vez es muy sencillo. Un creador te dice necesito esto, esto y esto, venga de donde venga. El teatro en España ha cambiado mucho, se ha producido, en mi opinión, un cambio positivo. Antes si no se te conocía en Madrid no podías ir a provincias, ahora es al revés empiezas en provincias e incluso puedes no llegar a Madrid. Hay una red de distribución nacional de teatros públicos, tanto en las comunidades como en los ayuntamientos, ahí está Avilés que es un caso magnífico que sirve de ejemplo para toda España, lo bien que funciona el teatro, lo bien que lo lleva Antonio Ripoll y el gusto que da venir aquí; te dejan el teatro cinco días para ensayar. Todo esto te lleva a hacer cosas comercialmente más arriesgadas que no tienen que pasar necesariamente por Madrid. Hay otro problema, en Ma- J.R. Por fin se homologó este año. N.A. Por fin se homologó. Hasta hora era todo muy cutre. Partiendo de que estaban metidos en un piso, no tenían ni un teatro, ¿cómo se puede tener una escuela de teatro, aunque sea en un garaje? Lo que nunca se puede hacer es teatro en un piso. J.R. Salvo contadas excepciones, prácticamente es imposible pasar el Pajares. ¿Cuál sería la forma de pasar a otras comunidades? N.A. ¿Cuál sería la forma? Empezando por más apoyo y... J.R. Si dan doce millones de pesetas de subvención para veinte compañías profesionales más cuatro de danza y cuarenta y cinco millones del Circuito. N.A. Les tenía que dar vergüenza. Las subvenciones hace ocho años, cuando yo escribía y me metía con ellos, eran de veinte millones. Es un insulto a la inteligencia, pensar que el teatro, no sólo el teatro, todo lo que es la actividad cultural en Asturias tenía una partida presupùestaria igual a lo que ganaban dos consejeros del Presidente del Principado, era un insulto. Con lo que ganan dos consejeros pretenden cubrirse las vergüenzas subvencionando la cultura en Asturias, es un insulto. Cómo va a saber un chaval si vale o no si no se le da la oportunidad de hacer un video, un corto, una obra con un gran montaje, sea de donde sea, cada uno en su medio, que se den posibilidades y lo de- muestren. ¡Cuidado! Que también hay mucho pillo, si me dan una subvención tengo que demostrar que lo he hecho, tengo que demostrar que lo he estrenado en Avilés, llevar anuncios, etc., me parece muy bien te pueden dar la subvención y luego no hacerlo. Me parece estupendo que lo vigilen y lo controlen, el dinero público es sagrado, tiene que estar controlado. Unas veces te sale bien y otras no, pero la gente tiene que hacer cosas para aprender y aprender de sus errores. Si no tienes medios no puedes hacerlo nunca. J.R. ¿Hay alguna posibilidad que Nacho Artime produzca algo en Asturias? N.A. No lo sé, depende de cómo sea el proyecto, si me gusta, ¡por qué no! Por qué no ayudar al teatro asturiano. Evidentemente no soy altruista, no soy una empresa pública. No te lo sé decir, todo dependería de si interesa o no. J.R. ¿Por cuánto sale una producción como La brisa de la vida? N.A. Cincuenta kilos de los de antes. Solo levantar el primer telón, es lo que más cuesta derechos, ensayos, viajes, etc. J.R. ¿Son muy caros los derechos de autor de una obra así? N.A. Depende, no es lo más caro, pero tienes que adelantar un dinero con el riesgo de que si no se estrena lo pierdes. Luego cuando se estrena lo vas recuperando. Puede costar entre millón y medio y dos millones. Lo más caro es la puesta en marcha de los ensayos, JOAQUÍN MENÉNDEZ como director con esto ya empiezan los teatros a contar contigo. J.R. Hay que contar también con la credibilidad y la personalidad del productor. N.A. Sí, yo también soy conocido y se fían todos de mí porque mi trayectoria profesional así lo avala y es muy de agradecer que hayan confiado en mí. Concha Bustos es quien se encarga de la distribución. N.A. Después ha sido todo, entre comillas, fácil. Un producto sale bien partiendo de un texto siempre, si no hay un texto primero no mueves a nadie. Yo no me hubiera metido en un proyecto tan complicado si no viera que había unos buenos cimientos. J.R. ¿Hablamos un poco del teatro asturiano? Es muy difícil atravesar las fronteras autonómicas y entrar en otros mercados. ¿Qué conoce Nacho Artime del teatro asturiano? N.A. Yo viví entre Madrid y Asturias, en otras comunidades ha habido mucho más desarrollo en el teatro. La escuela de Gijón ha sido nefasta, de ahí no ha salido nada. Ha sido una escuela mal llevada, no conozco a ningún actor que haya salido de esa escuela... J.R. Algunos de los que marcharon para Madrid medio trabajan. N.A. Medio trabajan, como secundarios hay trabajo para todos, pero no ha habido un actor, autor, director, no ha habido nadie que haya tenido relevancia, de esa escuela. Era buena idea si se hubiera... Artime, Pascual, Espert y Rivelles presentando La brisa de la vida en Avilés. el decorado,… todo te lo pagan a toro pasado por lo que tienes que tener unos fondos para poder ir pagando la producción, todo es carísimo. Ya que sales al mercado sales con lo mejor, vestido de gala. Todo es complicado, te presentan cuarenta cosas, te hacen cuarenta pruebas hasta que te gusta, la imprenta, los carteles,... luego que te lo compren. La subvenciones son pequeñas, no te dan ni para la publicad y confías que con lo que salga de la taquilla vayas pagando la producción. J.R. ¿Trabajas mucho con obras que han sido éxito en Broadway? ¿Vas a lo seguro? N.A. No, no siempre acierto. Aunque hagas obras de éxito mundial no tienes nunca la seguridad, no sabes en qué consiste, hay un misterio en eso. Partiendo de que a mí me gusta, yo puedo venderla bien o mal, si a mí no me gusta... yo no puedo vender una obra en la que no creo. J.R. ¿Tú, como productor, vas a los ensayos regularmente? Tomas parte, porque con los años se aprende. N.A. Sí. No, cuando se confía en el director y en las actrices. Opino como hombre de teatro, como productor y adaptador. He confiado en que ellos tengan una visión del montaje que no tengo yo. Si hubiera querido ser director lo hubiera sido, pero... No soy buen director. Ya he hecho de todo en el teatro. Soy ayudante de dirección que asume un riesgo relativo, anotas sale por la derecha, sale por la izquierda y de vez en cuando recordarle al director... Lo otro es más complicado, 23 Enero 2004 La Ratonera / 10 22 J.R. ¿Cuando sale un espectáculo ya está más o menos vendido? N.A. Ya has visto la expectación que había aquí, en Madrid había cincuenta periodistas, yo sé que se creó interés... Lo que te comentaba antes, cuando te haces cargo de los gastos de producción no quedan márgenes de ganancias, sí márgenes para recuperar la inversión que haces que es de un gran importe en proporción a lo que es una obra de dos personajes, un decorado único y cuatro muebles. Si yo contrato a Lluis, estoy de acuerdo con sus condiciones y me callo, puedo discutir luego con él pero le dejo trabajar porque yo he aceptado trabajar con el mejor director que tenemos en España. J.R. Dado que en Asturias apenas hay productores, todas las compañías se autoproducen, podríamos ver la sinopsis de los pasos de una producción. Me imagino que lo más difícil es conseguir la distribución, ¿no? N.A. No, lo más difícil es escoger el texto. Lo primero que hace un productor es elegir el texto. En este caso, como decía Nuria en la rueda de prensa, se parte de un texto, si el texto que yo le ofrezco no es interesante no lo hubiera hecho nunca ni con Amparo ni sin ella. Después buscar un director, Lluis Pascual, y con este triángulo ya es fácil encontrar distribución: por un lado tienes una obra de éxito mundial, dos actrices de la categoría de Nuria y Amparo y finalmente a Lluis Pacual actriz, la rubia, que se pasa toda la función en pelota picada y tiene que estar guapísima, desnudarse totalmente y ser una buena actriz, todo ello. En Londres lo ha hecho una de las últimas chicas de James Bond. Es una función muy peculiar con un montaje complicado. El texto es de un autor cubano que fue Premio Pulitzer. Es muy interesante. Quisiera que esa fuera mi segunda producción, la siguiente, bueno la siguiente va a ser Vía dolorosa, como es un monólogo no tiene ninguna complicación, es una historia sobre los judíos y los palestinos divertida, tierna, poética, estupenda. J.R. Hablábamos antes del cine. Tú primera idea era ser director de cine, ¿no sigue ahí ese gusanillo? N.A. No, ya es muy tarde. Si hubiera tenido vocación de escritor, incluso, habría escrito algo. Siempre he tenido una timidez tremenda A mí no me importa reproducir lo que me diga otro. J.R. Un consejo y un deseo para el teatro asturiano. N.A. Que vaya bien y haya medios, si no hay subvenciones, medios y apoyo de las instituciones no se puede, es imposible, mi experiencia me dicta que sin el apoyo institucional que tienen todos los teatros y comunidades en mayor o menor medida es imposible. Si no hay medios, si no hay una escuela, un teatro... J.R. ¿Sería bueno un Centro Dramático Asturiano? Al estilo del andaluz. N.A. Podía servir de arrastre. Que vayan a Londres a ver como funcionan. Son maravillosas, si está todo inventado. Que traigan a gente a dar clases magistrales, no a los amigos. Los actores hablan con los chavales, Arturo Fernández que presume de estar en Gijón que hable durante tres horas con los chavales, verás como aprenden, estaría encantado de venir, incluso un fin de semana. Claro que si no haces nada y sólo hay profesores que no tienen experiencia, que no saben nada de nada, que no... No quiero ser tampoco muy destructivo, cómo van a aprender, cómo van a saber si lo que escriben tiene gracia, ... Cursillos de dramaturgia, mil cosas. J.R. ¿Hacia dónde camina el teatro? ¿Cuál el futuro previsible? ¿No crees que hay una vuelta atrás, hacia la forma? N.A. Hay una vuelta hacia el espectáculo, no importa pagar más si se ve un buen espectáculo, sea una ópera o un ballet. Si un montaje tiene calidad va a todos los lados. La brisa de la vida está hecho para estas dos actrices, si lo hacen dos actrices, sin más, no tiene el menor interés. Hecho por estas dos actrices, cómo se miran, cómo caminan cómo se observan, cómo van apareciendo, tiene un valor que no tiene en el libro. Está escrito para dos divas. J.R. Nada más, muchísimas gracias por atendernos y mucha suerte Para La brisa de la vida y para todos los proyectos de La Brisa Producciones. 25 Enero 2004 La Ratonera / 10 24 hay que ser muy paciente, no tengo la concentración necesaria. El director tiene que ser como un espejo para el actor, y éste tiene que dar soluciones al texto. Hay cosas que escribes y las ves muy claras, llega la actriz/actor y dice esto no. Si no entiendes al actor malo. O eres más listo o estás por encima del texto, tienes que hacerle caso, tener en cuenta su opinión. Al actor el texto le tiene que salir de una forma libre, natural, viva, ... Y yo creo que no queda más remedio que apostar por el teatro de las ideas, del texto. J.R. A mí no me gusta demasiado el teatro de frase-frase, el estilo de Mamet. Creo que hay que volver al estilo Shakespeare donde se puede trasmitir pensamientos, ideas complejas en el monólogo. N.A. Hay mucho Shakespeare y menos Lope y Calderón de lo que se está haciendo en Londres. J.R. ¿Qué clase de producciones vas a acometer en un futuro próximo? N.A. Son producciones sencillas, excepto La rubia que es un montaje complicadísimo, pero estupendo, es de un nuevo genio de Londres, está prescindiendo de decorados, son todos proyecciones en tres dimensiones, saca unas proyecciones potentísimas. En una escena se proyecta una casa y en otra un estudio de cine con todo lo que hay en él. Es impresionante, es un genio el tío. Espero comprarle lo que es la producción, las proyecciones que es lo más complicado. Necesito una Mary Chely Fernández T al vez alguien se sorprenda de ver aparecer en estas páginas la figura de Gérard Applancourt si supo de su profesión como director de la ALIANZA FRANCESA de Gijón. Pero Gérard no fue sólo quien trajo esa La Ratonera / 10 26 Gérard Applancourt. COMPAÑÍA ESPECTÁCULO AÑO LUGAR Jean Paul Hubert Marionetas 1984 C. Jovellanos LeGuignol des Champs Elysées Marionetas 1984/89 P° Begoña y gira Asturias Daniéle Netter Recital poesía 1985 Génerik Vapeur Duodenum 1986 C. Jovellanos Philippe Douat Mimo 1990 A. La Calzada Francoise Thyrion Moliere par elle-méme 1993 Quiquilimón y C. Jovellanos Jérome Thomas Extraballe 1994 Quiquilimón Théatre de L’Arc-en-Terre Charta 1996 Quiquilimón Trío Maracassé Circo/Teatro 1996 T. Jovellanos Théátre et Figures Le Jeu de D. Cristobal 1997 Quiquilimón y C. Pumarín Eric Lychenne L’Avare de Moliere 1999 Quiquilimón No sería justo dejarle marchar sin este reconocimiento merecidísimo, aunque póstumo que, –a pesar de que Ana, su mujer, y sus compañeros de la Alianza seguirán trabajando para que no notemos la falta– nos va a privar de muchos goces artísticos, empezando por el de su propia persona. 27 Enero 2004 Telón de otoño para Gérard institución por primera vez a nuestra ciudad hace más de 20 años, fue, además, su labor pedagógica y de difusión de la lengua y de la cultura francesas lo que mereció un galardón de su país: “ Palmes Academiques”. Era un hombre culto. Ningún aspecto del arte y la vida le eran ajenos: jugador incansable de ping-pong, practicante cotidiano de tai-chi, poeta visual, esteta. Amaba el cine, la literatura, a los amigos pero, sobre todo, amaba reírse. Tanto es así que fundó hace unos meses “El club de la risa”, como terapia contra todos los males y al que acudían muchos adeptos. ¿Se puede dudar de su vena dramática pues? Luego, amaba también el teatro. Si hoy le rendimos este mínimo homenaje aquí es, claro está, por esto último. Entre todas las variadas actividades traídas de su patria con que enriqueció la vida cultural gijonesa (cine, conciertos, actividades experimentales) se cuentan muchas experiencias en comunión con las artes escénicas. Es muy difícil disfrutar en Gijón de espectáculos de otros países, salvo excepciones; por eso el esfuerzo de Gérard supuso un lujo para los aficionados. Él nos trajo por primera vez –y no única– la magia de las marionetas de los Campos Elíseos que maneja su amigo José Luis, ya bien conocido de esta revista (ver LA RATONERA n° 5) o el humor internacional y sin palabras, aunque sí con muchos “sonidos” de GÉNÉRIK VAPEUR. Hagamos relación ilustrativa , aunque no exhaustiva, de la actividad teatral de la Alianza Francesa en Gijón durante todos estos años. Francisco Díaz-Faes La Ratonera / 10 28 La desaparición de Gerard Applancourt ya está suficientemente comentada en la precisión de Mary Cheli Fernández. No hacía mucho que le había visto por la calle Corrida, donde solíamos cruzarnos y hablar de teatro, pero es posible que el tiempo me juegue una mala pasada. Mi reciente afecto a este encantador personaje se atribuye a la amistad común con Pepe González el titiritero asturiano de París que entrevisté hace algo más de dos años. Por entonces quedamos en alguna ocasión en el Dindurra. O con Gerard y su mujer, más José Luis y su hijo Roman, para cenar además en compañía del célebre pintor de mascaradas de Gijón Díaz de Orosia. Rebosaba atención hacia el teatro y conocía a la perfección cómo funcionaban las instituciones culturales. No era infrecuente que cada vez que nos veíamos comentase algo de teatro, como cuando coincidimos con el último espectáculo de Phillipe Genty. Mi afición francófona se interesaba no sólo por iniciarme por enésima vez en el perfeccionamiento del hermoso idioma de Francia sino en hacer algo en común con él. Algo que pergeñamos en nuestro primer encuentro, donde además nos descubrió su incomodidad por una enfermedad que por entonces irrumpió en su vida y ahora la interrumpe abruptamente. Yo le había conocido también por el año 1984, aunque entonces no le traté personalmente. Fue en ese momento cuando descubrimos aquel hermosísimo espectáculo de títeres de Jean Paul Hubert en el teatro de la Antigua Cátedra Jovellanos de Gijón, con ese teatrillo sobre sus hombros y sus grandes patos calzados en sus pies. Le hice saber mi afecto a la institución de la Alianza Francesa que tantas cosas había hecho por lo que yo conocía en Oviedo en años míticos para el teatro donde tanta gente se inició desde mediados de los años 70, y con Gerard en los últimos decenios de Gijón. Gerard no dejaba de hablarme en ese momento de teatro y de espectáculos franceses originales que sería muy bello poder ver en Asturias. Lo mejor que puede pasar es que su legado no se olvide, ni su entusiasmo, ni el recuerdo de quien le ha admirado. Adiós al escenógrafo Julio Galán Empieza Diciembre cuando llevo en mi coche a una cita amorosa del promotor asturneoyorkino Aquiles Tuero, a la que llegará tarde. No nos dilata el tiempo el temor de la súbita muerte de Julio Galán, el exquisito escenógrafo, dibujante, escaparatista, decorador e interiorista nacido en Oviedo. Pero el comentario de la terrible enfermedad que es el cáncer hace rememorar todo el pasado artístico de este hombre de teatro. No hace mucho en un encuentro de LA RATONERA sobre escenografías, en donde se decía un poco a ligera que en Asturias no abundaban, mencioné su nombre. Aunque no salió bien transcrito entonces, mi silencio en ese coloquio incitó a Arturo Castro un memorable estudio sobre la historia de su propia secuencia escenográfica de los 25 años de su grupo Margen. Galán había empezado en los escaparates de varios comercios de Oviedo y la ejecución de bocetos y maquetas mucho más tarde para el teatro o su irrupción por fin, merced a su amistad con Emilio Sagi, con el mundo de la zarzuela y la ópera, desde Madrid. Estuvo atento a que el teatro Campoamor en su enésima remodelación y última, no volviese a quedar obsoleto. Gracias a él se hicieron arreglos convenientes que atendiesen de una vez a los practicables para que las escenografías pudieran entrar con holgura en ese auditorio. Pero el teatro le debe un trabajo de precisión y belleza engrandeciendo muchos trabajos que aquí se han visto. Si consideramos a los escaparates de ciertos comercios, pequeños teatrillos en potencia, como belenes de Navidad, con sus personajes, prestos a la representación, yo he visto esa magia en Oviedo en cantidad de comercios que anticiparon el embeleso que en el teatro ha causado su ambientación y vestuario. 29 Enero 2004 El teatro desde Francia Críticas la vomitona de pizza mascada y sin hornear, y repetida hasta la extenuación, a la descarnada introducción por vía oral y anal de ingentes sobredosis de ketchup, mostaza, espaguetis, salchichas, lasaña o semi-preparados alimenticios por igual. Con unos ejecutantes –Patricia Lamas, Juan Loriente y Rubén Escamilla (de trece años)– libres de afectación que estuvieron correctos en su exposición, entrega y compromiso con la idea expresada. Arropados con un video montaje y fondo musical on line desplegado en disonancias y espléndidos arias en vivo cantados por Ana María Hidalgo. Roberto Corte COMPRÉ UNA PALA EN IKEA PARA CAVAR MI TUMBA La Ratonera / 10 P or fin un respiradero en Gijón al margen de La Caja: “Tres propuestas arriesgadas e imprescindibles”. Ésta en el Jovellanos, que se reafirma ya como el peor de los espacios para este tipo de incidentes. La Carnicería de Rodrigo García y su gente en un inigualable performance de autodestrucción. Como su título indica y también como concierne al matadero. Y lo que los límites de situación en estado de representación, el teatro, permiten. ¿Qué tiene Compré una pala en Ikea para cavar mi tumba fuera del performance? La idea preconcebida: el caos iconográfico y o Alemania dice mucho la acogida que Rodrigo García tiene en el extranjero. Y de la poca atención que le prestamos. LA BRISA DE LA VIDA de David Hare. Con Amparo Rivelles y Nuria Espert. Dirección, escenografía e iluminación: Lluís Pasqual. Teatro Jovellanos, 31/8/03 Hay montajes que extreman concienzudamente el criterio lucrativo 31 material de consumo contra el que se dispara. A bocajarro. Como predicamento o libelo de gruesa línea argumental. La ironía desdoblada. Sin concesiones. En la mayoría de los casos deliberadamente pervertida. Para descontento del grueso de espectadores, que puntuales a sus prejuicios de estilo fueron incapaces de dar coartada argumental, ética o política, a la trituradora de símbolos de cuanto acontece. Llámense Adidas, Nike, Coca-Cola, Bersace, Armani, Médicos sin fronteras, el Che Guevara, Gandhi, Elvis (éstos en el ranking de los cuarenta más grandes hijos de puta del siglo)... o la mismísima camiseta del Sporting que lucía el benjamín de una familia (más que presumible) basura. Todo en unas secuencias de transubstanciación invertida en acciones físicas en permanente estado de descomposición. Ya propiamente performativas: ahí donde la relación directa con los objetos y la situación de enunciación se despojan del valor simbólico. Desde el hartazgo y Enero 2004 30 de Rodrigo García y La Carnicería Teatro. Ejecutantes: Patricia Lamas, Juan Loriente, Rubén Escamilla y Ana María Hidalgo. Iluminación: Carlos Marqueríe. Vestuario. Mirela Andreu. Producción: Mar Ávila. Dirección: Rodrigo García. 23 de septiembre. Teatro Jovellanos. Que, también de manera acertada, hacían de estético contrapunto ambiental al exceso. En fin: provocación, humor astringente y causticidad en un panfleto de combate bien pergeñado, cuya unidireccionalidad tiene mucho de grito de negación y derribo sobre la entropía de consumo a la que va dirigido. Y de rabia. El que haya disgustado a algunos era lo menos que cabía esperar de una pieza que trata de mellar la conciencia de un espectador que jamás se da por aludido. Motivo por el que aquí vale pensar que el objetivo está cumplido. De lo alejado que aún estamos de Francia TEATRE NACIONAL DE CATALUNYA: ¿EL MEJOR ESPECTÁCULO DE 2003? Francisco Díaz-faes ces Veale y Madeleine Palmer, Nuria y Rivelles, esposa y amante del mismo hombre, por decisión de la esposa, se encuentran. Novelista de superventas la una, alejada de las obsesiones de mercado la otra, con criterios y comportamientos convencionales y “progres”, respectivamente. La conversación, que fluye amistosa entre la ironía y humor, se amplía con reproches y auto-exculpaciones sobre el presente y pasado. Dos formas de entender las relaciones y la vida en una misma generación. Dos extremos complementarios de un vértice triangular ausente, el marido. Sujeto omitido casi en la totalidad de la plática para ahuyentar retórica manida, feminista. Bien enfocado. En la interpretación Nuria Espert como de costumbre, y también como en su propia vida, deliciosamente relamida con la forma y el acento, y Amparo Rivelles, más a tomo con su personaje, desabrida. Interpretaciones que se afirmarán en sucesivas representaciones. Todo dentro de un naturalismo evolucionado de clase acomodada que, suponemos, debería de hacer mella complaciente en la clase de público a quien va dirigido. Pues es teatro de entretenimiento –quizá ya como todos– para espectadores nostálgicos ya distanciados con las tesis expuestas. La acción transcurre en la isla de Wight en una habitación con vistas a la bahía, en un espacio que Lluís Paqual ha sabido plasmar con sencillez descubierta. Acertado. Con un fondo musical de los Beatles que edulcora, “cursiliza” y perfila los cuadros en los cambios. Y que a mi me recuerda el teatro discursivo, hojaldrado, de un Benavente esmerado puesto al día. Podría quedar a mi habitual imprecisión el olvido de reseñar en la prensa diaria el tal vez, mejor espectáculo del año 2003: Escenas de una ejecución de Howard Barker por el Teatro Nacional de Cataluña. Y en ella la actuación sencillamente intachable de Anna Lizarán, la no menos espectacular escenografía de Jean Pierre Vergier, y la impecable dirección de Ramón Simó, con actores excelentes en todos los detalles. Lo cierto es que dejo a un lado de esta disputa el puñado de gran teatro que en todo género se ha fabricado para este curso por los grupos de casa. Excuso decir que nunca he entrado en este tipo de catalogaciones. Lo hago ahora con ánimo aventurado de aleccionar a la inercia de la competencia estética que viene bien a todos. Por un lado, aunque asisto a unas cuantas decenas de obras al año –mayormente de teatro, aunque el circo ocupe, con títeres, ballet y música su lugar– no son todas las que han pasado por Asturias. Tampoco he contrastado mi criterio con nadie. ¿Y de qué trata esta pieza, dirán? Pues bien, el tema es el que combatió con ardor en la primavera. El arte en los tiempos de guerra: su relación con el poder en su mayor amplitud. El llamado compromiso intelectual y otros lugares, al parecer, comunes, consumidos, tragados, me da la impresión (sin juzgar buenas intenciones de los postulantes, ni malas) rápidamente cual simples etiquetas. Todo el poder evocador del texto nos sitúa ante la corte veneciana, traída a día de hoy en estética delirante de la rampa iluminada, ya como escalera, o huecos ensombrecidos, envuelta en la grandeza de la escritura. Los devaneos entre una pintora y el régimen imperante: “El poder democrático ha aprendido la lección de la tolerancia. Poco a poco ha ido descubriendo que dar cobijo a los que lo critican, lejos de hacer que se tambalee, lo fortalece”, dirá el director en su programa, no sin ironía de quien sabe que esa tolerancia será administrada y manipulada. La pintora debe pintar la batalla de Lepanto para La República, más, ¿debe exaltar sus valores o contradecirlos, puede el arte transformar la realidad con su fuerza o contribuye a que ésta no se inmute? Hemos visto estos días cómo Paco Cao –semejando una apariencia de banalidad extrema en concurso de gran parafernalia de anuncios y publicidad local– cautiva, encarcela, diríamos mejor, algunas ideas estéticas promoviéndolo para encontrar al símil perfecto de la pintura del pintor flamenco Cornelis de Vos que estuvo en la colección Lledó-Suárez en la casa natal de Jovellanos. Y lo hace en una cara anodina, tal vez vulgar, 33 de una persona de Gijón. Transformada por su parecido indescriptible con la protagonista del cuadro de mediados del XVII por Cao. Un artista que desde hace tiempo especula con el poder. Y utiliza la vacuidad del actual, aprovechando su interesante discurso estético, por repulsivo, morboso o exhibicionista que aparezca a veces. La pintora de este teatro, que podemos situar en el mismo siglo en la increíble obra de Barker, pugna su sitio con el devaneo contra el poder y la necesidad de poder, la de poder vivir, o al menos, vivir bien. La Galactia interpretada por Anna Lizarán, como la pintora Enero 2004 La Ratonera / 10 32 de producción. Teatro comercial, sustantivo. Máxima rentabilidad, mínimo riesgo y esfuerzo. Y La brisa de la vida es uno de ellos. Un buen ejemplo. Dos afamadas actrices, director reconocido, y un productor tautológico (una producción de Nacho Artime para La Brisa Producciones) preocupado por ligar su nombre a un buen cartel. Con distribución de Concha Busto, que se precia –dice– por distribuir espectáculos de fuste y lustre. Culturales. A lo que no hay objeción posible. Pues es teatro que presentado así tiene su público. Que no es poco. Aunque nos hastíe la paranoia chic por volcarse en una pieza de Hare que, como ocurre en otras ocasiones, no desdice en nada de otros textos escritos por algunos de nuestros autores españoles –un Benet i Jornet o Jaime Salom, por poner dos ejemplos bien diferenciados–. Igualmente exitosos de concurrir en mismas condiciones. La obra es la línea clara de un teatro de nuestros días que presenta los conflictos como corresponde a personas civilizadas. Rebajados. Y que se hallan en la última fase crepuscular de la vida, donde la memoria es combustión y estímulo de supervivencia. Ya todo ha pasado. Irreversiblemente. Y sólo resta la curiosidad por completar los huecos de quiebra que fueron contrarios a nuestros deseos. En esta ocasión un adulterio de cinco lustros con origen en el contexto de los sesenta. Dos escritoras profesionales, Fran- Sofonisba Anguissola que enseñó tanto a Velázquez en esa época se aparece con altura moral enorme en este drama. Su amante, interpretado por Ivan Benet, semeja el diletante que quiere un sito a la sombra de su protectora para desbancarla en cualquier momento. Su hija Cristina Genebat, El Dux, Ramon Madaula, el Almirante Pep Pla, la crítica de arte Victoria Pàges, el cardenal Pep Jové, el fiscal, Santi Ricart o el otro competidor El sordo, también artista, Carles Figols y los personajes secundarios, recrean un ambiente a la perfección, desmenuzando toda la complejidad del juego de estructuras de poder y artísticas, cuya cima estética alcanzó la mayor persuasión tal vez en aquellas lejanas centurias. La increíble caracterización y vestuario de María Araujo, combinan- Mujerhartas 35 Mujerhartas Textos de mujeres Enero 2004 La Ratonera / 10 34 do modernidad y tradición, la iluminación de Quico Gutiérrez, todo contribuye al éxito de este producto en el comienzo del verano gijonés del Teatro Jovellanos. Pero el texto con su urdimbre de entretejidos, hace ver que no es obra común sino de prolija actualidad por lo destacado de la escasez con que encontramos algo parecido en escritores “que se llevan” en la cartelera actual. Por otro lado, la impresión que nos ha dejado Aída Gómez exdirectora del Ballet Nacional de España, bailando El duende, la molinera y el corregidor de Falla, es otra de las cumbres de la temporada, en la que ha habido ballets de la Europa oriental, como siempre de una brillantez técnica muy grande. El juego estético del grupo sevillano La Atalaya superando íncluso su anterior Divinas Palabras, con la puesta al día de una exhuberante de un vertiginoso El Público de García Lorca, ha sido otro de los hallazgos. El escucharse tanto a sí misma, el gustarse hasta la lubricidad del exceso, en la por otro lado correcta interpretación de un drama norteamericano, por Cayetana Guillén Cuervo, más preocupada por lucir una decena de modelitos de alta costura, estaría en la otra parte de la balanza de este magnífico año. Mujerhartas Mujerhartas SIEMPRE HAY UNA PRIMERA VEZ Pilar Murillo García Textos de mujeres Autoras: La Ratonera / 10 36 Pilar Murillo Olga Cuervo Carolina Barrios Margarita García Inma Rodríguez Carmen Ruiz Tilve Laura Iglesia Marta Fernández Carmen Gómez Ojea Mujerhartas nació de la colaboración de autoras asturianas con el taller de teatro “A toda prisa” que se imparte en la sala Quiquilimón y que dirije Carolina Barrios. Son textos inéditos. Muchas de ellas se enfrentaban por primera vez a un texto dramático. A partir de la propuesta de Carolina de: “mujeres que estén hartas de algo, del perro, de la alfombra, de la lámpara del techo...” han escrito estos textos desde una visión a veces cómica y otras terriblemente dramática. Como espectáculo se estrenó el 30 de junio de 2002 en la propia sala Quiquilimón, dirigido por Carolina Barrios e interpretado por Lucía Rodríguez, Ahinoa Gómez, Noemí Pariente, Silvia Díaz y María Rodríguez. Escenario con fondo negro. Una mesa con un teléfono, una jarra de agua y un vaso, al lado una silla. Estos objetos estarán colocados hacia el centro del escenario. Iluminación pobre. Entra de espaldas una mujer, con la cabeza inclinada hacia abajo. Algo despeinada y su vestido mal colocado. SEÑORA: ¿Espero aquí? Sí, Sí señor. Se da la vuelta hacia los espectadores y se les queda mirando tímidamente. Se la ve esposada. SEÑORA: (Al público.) Buenas tardes. (Pausa.) Me han dicho que espere aquí. (Se mira las esposas.) Lo mío ha sido un accidente, un momento de... ¿Como se dice?... ¡Ah, sí!: un momento de enajenación mental. Eso es lo que voy a decir cuando me toque declarar. No soy tonta, conozco mis derechos y tengo derecho a un abogado. (Transición.) No sé a ustedes, pero a mí las esposas me molestan bastante, será la falta de costumbre, como es la primera vez que me las ponen... ¿Alguno de ustedes me puede decir quién es el último? ...Ya, claro, esto no es el supermercado. No hay maquinita para coger número. Perdonen que hable tanto, pero es que estoy nerviosa y prefiero desahogar con desconocidos, sin ánimo de ofender. Pero ésa es la realidad. Me voy a presentar: soy Inés, ama de casa. Simplemente eso, no tengo otra ocupación. Sí, ya sé que parece raro que alguien como yo se encuentre en la sala de espera de una comisaría. (Pensativa.) ¿O es frecuente? No lo sé, a veces pasan cosas insospechadas. El otro día dijeron en las noticias de la tele que un adolescente había matado a tres de sus compañeros de clase con la pistola de su padre. Claro que eso pasa en Estados Unidos, como en las pelis. Es cierta esa frase de que la realidad supera a la ficción. Si a mí ayer me dicen que hoy estaría aquí, de esta guisa, esperando, no me lo creería. (Pausa.) Una ya está harta de esperar, esperar en la cola del super, en el banco para cobrar un sueldo de mierda que apenas llegas a fin de mes. Esperar al autobús, esperar que te venga la regla y que el retraso no se deba a un fallo del anticonceptivo, para no tener que esperar nueve meses. Esperar a tu marido para cenar y quedarte dormida porque se ha ido de copas con sus amiguitos sin avisar. O esperar en la sala de urgencias tres o cuatro horas para que te hagan el reconocimiento exhaustivo de tu cuerpo. (Va a beber agua pero las esposas se lo dificultan.) Hablar de hospitales me pone nerviosa. (Cabreada.) ¿Para qué ponen una jarra de agua si luego no puedes beber? (Va hacia la izquierda.) Oiga, oiga. ¿No podrían quitarme esto? (Por las esposas.) Molestan un poquito. (Retrocede hacia la silla y se sienta.) No puede, son las normas. Las normas, las normas. ¡Me río yo de las normas! ¡Pero si todo el mundo se las salta! (Pausa.) Yo no debería estar aquí, todo esto es nuevo para mí. ¿Para ustedes también? No me lo creo. Se les ve en la cara a la mayoría, que han estado aquí más veces. (Consigue echarse agua.) Una se adapta a todo. (Bebe.) ¡Estaba sedienta! Aquí hay un teléfono y si no recuerdo mal todavía no he hecho la llamada que me corresponde. (Coge el teléfono.) ¿A quien llamo? ¿A mi abogado o a mi marido? Eso no hay ni que dudarlo. (Marcando, pausa.) Cariño, soy yo,... ¡Pues tu mujer, imbécil! ¿Quién si no te iba a llamar “cariño”? ...Oye, oye, no empieces a decirme que si los niños dónde están, que acabas de llegar del trabajo y no tienes la cena hecha... No, no me enfado, es que no me dejas hablar, leche. (Al público.) Ustedes perdonen, es que sin mí no sabe vivir. (Al teléfono.) No cariño, no le estoy contando mi vida a cualquiera. ¿A quién le iba a interesar? Si todo es muy monótono. Bueno, todo no, hoy he roto las normas... Las de mi responsabilidad y decencia. No, cielo, los niños están con mamá y no me he acostado con nadie, se trata de otra cosa. (Al público.) No me cree... No, no hablo sola. Hablo con otros esposados... No cari, no estoy en ninguna boda. Te he dicho esposados, no desposados; a ver si lavamos los oídos de vez en cuando... Si te vas a poner así cuelgo y pierdo mi llamada. Estoy en la comisaría ¿Pues a ti qué te parece que hago? (Cínica.) Limpiar el polvo... ¡Eh, eh, un momento! Vuelves a equivocarte, yo no he dicho echar, he dicho quitar el polvo... Cariño, ya sé que eres chapado a la antigua y no quieres que trabaje fuera de casa. Aquí no estoy trabajando... Te estoy tratando de explicar que necesito un abogado. (A voces.) José Ramón, me basta contigo y con tu sueldo, deja los celos para otro momento. ¡Esto es muy serio! Te lo cuento, pero estate calladito y no me interrumpas. Todo empezó esta tarde, cuando me agaché a recoger un juguete del suelo, ya sabes como es Marcos, lo deja todo tirado por ahí. Pues bien, me agacho y siento una punzada en la espalda que no me deja poner derecha. ¡Vaya como dolía! Llamé a mis padres y se llevaron a los niños. Papá quería esperarme en el hospital. Sí, fui por urgencias y allí, menos de dos horas no te las quita nadie... Cariño, no interrumpas, que me pierdo... No, perdida no estoy, ya te he dicho donde estoy. Continúo, si me dejas. Pues, como te decía; estaba en la sala de espera de urgencias. Delante de mí 37 Enero 2004 Mujerhartas La Ratonera / 10 38 estaba una niña que se había retorcido un pie, un señor que se lesionó al caer de la bicicleta y luego ya iba yo, pero mientras tanto tuve que aguantar las quejas de los que iban delante de mí, más las de los que llegaron detrás con lesiones importantes, pero yo seguía impertérrita, sólo me preocupaba mi dolor que no me dejaba respirar. Todos pasaban delante de mí, incluso los que habían llegado más tarde. Empezaba a cabrearme, pero no lo demostraba, si acaso podría notarse alguna expresión de malas maneras en mi cara, pero seguía callada... ¿No te estoy diciendo que no abrí la boca? ...Eso no es cierto, cuando tengo dolores no tengo ganas de hablar, ni de nada... Reproches es lo que menos necesito en estos momentos, y ese tema te lo podías ahorrar porque es el típico comentario machista. ¡Esta noche la aspirina te la vas a tomar tú! ¡No, no voy a seguir contándote la razón por la que estoy detenida! (Al público.) Este hombre es tonto. (Al teléfono.) Te he dicho que estaba en una comisaría. Sí, podría haber venido para declarar como testigo, pero supongo que a los testigos no los esposan y a mí me las han puesto y me las han apretado con muy mala leche... No insistas porque no te lo pienso contar, estoy aquí y punto... Mira, por tu culpa he malgastado la única llamada que me está permitido hacer, así que si te apetece llamas tú al abogado y si no ya me pondrán uno de oficio... ¡Que no! ¡Que cuelgo! Oye, ni se te ocurra llamar al abogado de tu padre, ya sabes que no lo trago y mucho menos a tu padre... De tu padre hay muchas cosas que decir, bonito... Pues anda que de tu madre. Si empiezo ahora no acabo hasta la semana que viene... Sí, sí. Ya sé que a tu familia ni tocarla... ¿Que soy qué? ¡Tú a mí no me llamas esas cosas tan feas! ¿Te enteras? ¡Yo una hipocondríaca! ¡So mamón! ¡Que te den Mujerhartas por donde más duele! ¡Ahora sí que te cuelgo! (Cuelga.) Pues no le he podido contar por qué estoy detenida. ¡Ay, los hombres! Muy cariñosos de novios, pero luego te casas y es como si el romanticismo se evaporase. (Pausa.) Perdonen, no está bien que generalice; en esta sala hay caballeros y no tengo por qué faltarles al respeto. Es que este marido mío no me entiende. No, realmente no es que no me entienda, lo que le pasa es que no me escucha. Hoy me interrumpía constantemente; pero la mayoría de las veces se queda dormido mientras le hablo o le leo una noticia interesante del periódico. Él se disculpa diciéndome que está muy cansado de trabajar. ¡Sí, cansado! Pero no para los jueguecitos nocturnos, (tímidamente) que me manda poner unas posturitas... “Una pierna aquí, la otra allá, ahora siéntate encima y hacemos el helicóptero...” Al principio yo le decía que si necesitaríamos paracaídas... Bueno, pues cuando se le ocurren todas esas cosas, de posturita por aquí, posturita por allá, resulta que no tiene sueño. Luego, cuando ya dio una vuelta en helicóptero, hizo un poco de misionero y... nada, que acaba y se queda dormido y yo hablo con la mesita de noche, pero ¡bah!, de cosas cotidianas... Le digo: “Lo de dar vueltas en helicóptero ya me empieza a marear y lo del misionero es tan poco voluntario últimamente... Eso sí, me sirve para ver que mañana tengo que limpiar el techo porque he visto un pedazo de tela de araña...” La mesilla se calla pero siempre le noto ese gesto de “Qué me vas a contar... si yo lo veo todo”. Yo sólo intentaba contarle a alguien de confianza lo que me ha pasado; pero a nadie le importa si estoy enferma, los demás lo están y yo ahí, como Agustina de Aragón, haciendo frente a las adversidades de los demás. ¿Y quién mira por mi? Nadie. Mi marido no me ha preguntado si estoy bien o mal, no. Se ha limitado a decirme con ese tono de imbécil que le caracteriza. (Lo imita.) ¿Dónde estás, gorda, que no tienes la cena hecha?... Y me llama gorda a mí, que no es por nada pero no estoy nada mal. (Gira sobre sí misma.) Después de dos partos y aún tengo el mismo tipo de mis años jóvenes cuando me eligieron reina de las fiestas del bollo en Avilés. ¡Llamarme a mí gorda! ¡Vamos, hombre! En cuanto salga de aquí le voy a decir unas cuantas cosas... (Transición.) No puedo más, estoy desesperada. Una tiene un límite y hoy ya me han pasado demasiadas cosas. Sé que la vida está llena de sinvergüenzas, de maleantes, pero estoy segura que también hay gente buena que un día se cansa de todo, pierde la paciencia y explota. Esta tarde yo exploté; estaba cansada de ser amable, de sonreír cuando alguien me da un pisotón y ni se da la vuelta para pedirme perdón; cansada de que un señor que no conozco de nada me haga proposiciones indecentes al cruzarse conmigo en la calle y que encima me mire como si se lo tuviera que agradecer. ¡Hombre, por favor! Todo tiene un límite. En realidad, yo no suelo ser agresiva. Acostumbro a tener bastante paciencia. Ya le he dicho a mi marido, si escuchaban la conversación, que hoy he roto las normas. Tener dolores terribles influye en el estado de ánimo de las personas, y a mí me estaba aumentando el enfado; tenia razón para ello. Mi dolor era insoportable, y hasta que pasé a la sala de reconocimiento habían transcurrido unas horas. Me mandaron acostar en una camilla. Una doctora me preguntó por los síntomas, luego le indicó a una enfermera que me sacase sangre para analizarla. La doctora me dejó a solas con una jeringuilla que sostenía la enfermera, y yo que no me mentalizo nunca para estas cosas, miro para otro lado antes de sentir el pinchazo agudo que me dio en mi brazo izquierdo. La enfermera era un poco inexperta y no me encontraba la vena, así que lo intentó una y otra vez, hasta que optó por llamar a una compañera para que la ayudase; mientras tanto yo ya estaba al borde de un ataque de nervios y tuve el ataque cuando la nueva enfermera le comenta al tiempo que coge la jeringuilla: “¿Pero qué haces pinchando sin guantes? ¡Puede ser cualquiera!”. Me mira y dice: “Sin ánimo de ofender”, pero para entonces ya me había ofendido, así que sin pensarlo dos veces le arrebaté la jeringuilla de las manos y se la clavé en todo el ojo, igual que una banderilla. Gritaba como la niña de la película “El Exorcista”, sólo le faltaba que la cabeza le diera vueltas y echase vómitos. Yo me quedé más tranquila, incluso se me quitó el dolor insoportable de la espalda, pero entonces me dejaron en la habitación encerrada hasta que vino la policía, me colocó estas esposas y me leyó mis derechos. Yo nunca había pasado por esta experiencia hasta ahora; pero dicen que siempre hay una primera vez para todo. 39 Se sienta en la silla, agacha la cabeza. Oscuro. Enero 2004 Mujerhartas DIECISIETE HORAS Olga Cuervo Habitación juvenil. Una cama-nido, un armario, un escritorio, una cadena musical y varias estanterías comparten el espacio, de unos seis metros cuadrados. Los libros y los CDs se agolpan en los rincones. Una persiana rosa metálica apenas deja pasar la luz. El ruido de la puerta de la calle al abrirse interrumpe el silencio. Una chica de unos 15 años entra en casa. JOVEN: ¡Mamá! ¡Mamá! ¿Estás en casa? La Ratonera / 10 40 Después de recorrer rápidamente todas las habitaciones y asegurarse de que no hay nadie en casa, entra en la habitación. Lleva ropa cómoda muy amplia y una mochila azul marino de marca. La abre ansiosamente y saca una bolsa de pastelitos al peso. Sin apenas darle tiempo a quitar el papel, los engulle compulsivamente. Aún con comida en la boca, comienza a llorar. Se levanta y corre hacia el baño. Tos… un vómito… la cisterna del water. La joven llega a la habitación de nuevo. Esta vez camina lentamente, tiene los ojos rojos y llorosos; y lleva la manga derecha del jersey subida hasta el codo. Los dedos de la misma mano están rojos y gotean babas. JOVEN: (Dirigiéndose a uno de los ositos que hay sobre la cama.) Otra vez… (Llora.) Es que no puedo evitarlo. Tengo hambre y si tengo hambre… ¡como!; y si como… ¡engordo!; y si engordo… (Llora.) Hablando de engordar… ¡creo que no lo he echado del todo! Me tiene que quedar algo dentro fijo, porque eché menos de lo que comí… (Se limpia las lágrimas muy nerviosa y comienza a buscar un CD. Las manos le tiemblan mientras pone la música a todo volumen y sin ninguna otra Mujerhartas preparación comienza a bailar.) ¡Eso es! ¡Vamos! Lo importante no es bailar, sino sudar… ¡venga! (De pronto se ha convertido en una profesora de aeróbic.) ¡Un, dos, tres, cuatro! Moved ese culo. ¡A ver si os miráis al espejo de vez en cuando, parecéis focas! ¡Cinco, seis, siete, ocho! Subid los brazos ¿No veis los michelines que tenéis en la cintura? ¡Vamos! (Después de un rato de baile frenético, la joven cae al suelo fatigada y sudando.) Por lo menos esto han sido cuatrocientas calorías… A lo mejor hasta puedo comerme otro pastel y no engordo… ¡No, qué va! Seguro que han sido sólo doscientas… Pero ¡es que tengo tanta hambre! ¡Va, seguro que por uno no pasa nada! (Coge la bolsa. Esta vez con más ansiedad que antes si cabe. De nuevo engulle un pastel y de nuevo va al baño. Cuando vuelve, llora quedamente y se mira con asco la mano derecha. Con un movimiento brusco, comienza a golpear el armario con ella. Primero lentamente; después, cada vez más rápido y con más fuerza.) ¡Es por tu culpa!... ¡Todo es por tu culpa!... ¿Por qué me haces comer?... ¡Ojalá te rompas! ¡Ojalá tenga que ir al hospital… así no tendremos que comer… así no podré… así… (El dolor intenso hace frenar el movimiento. Su cara ahora no refleja sufrimiento, ni tristeza, sino asombro.) ¿Pero… qué hago?... ¡Me estoy volviendo loca! ¡Joder! ¡Ya no puedo más! (En ese momento, la puerta de la calle vuelve a abrirse.) VOZ: ¡Hola cariño! ¿Estás en casa? JOVEN: (Recomponiéndose y guardando los pasteles que quedan.) ¡Sí, mamá! Estoy estudiando. VOZ: ¡Ven a merendar, anda! Te he traído unas palmeritas que estaban de oferta. JOVEN: ¡No, mamá! Ya he merendado… ¡Gracias! VOZ: Bueno, si cambias de idea están sobre la mesa. ¡Voy un momento a casa de la vecina! (La joven sale de escena y vuelve con una caja de palmeritas. Desenvuelve los dulces como puede y comienza a comer.) JOVEN: Seguro que me da tiempo antes de que ella vuelva… me tiene que dar… (Habla a la vez que come y apenas se le entiende.) ¡Qué ricas! Están mejor que los míos… ¿dónde las habrá comprado?... Dios… VOZ: ¡Hola, cariño! Ya estoy aquí otra vez. ¡Uf! Voy al baño, no aguanto más. (La joven mira el paquete de palmeras vacío y se observa a sí misma asqueada. Busca por la habitación hasta que encuentra una bolsa.) JOVEN- ¡Mamá, voy a escuchar música! (Pone la música de nuevo y cierra la puerta de su habitación. Coge la bolsa y comienza a vomitar dentro. Se limpia con una toallita húmeda, mete la bolsa en la mochila y apaga la música. Va a salir de la habitación cuando el teléfono comienza a sonar.) ¿Quién será ahora? (Duda antes de contestar.) ¿Sí? ¡Ah! Sí, soy yo. Bien… ¿eh?... ¿Catarro? No, no… es que… es que mi madre utiliza para limpiar un producto muy fuerte que …me hace estornudar, sí, sí, por eso parece que está un poco tomada. ¿La ronquera? Pues… de tanto estornudar que me hago daño en la garganta… Bueno, ¿ y qué?... ¿Salimos el sábado, no?... Sí, sí, claro. ¿Tu camiseta roja? No, no gracias; no quiero llevarla… ¡Porque no! Lo siento… no quería date voces… Es que me queda muy apretada, Patricia… Cómo que ¿y qué? Pues que se me marca todo… ¡Los michelines, tía! ¿Qué va a ser? Mira, te tengo que dejar que todavía no acabé lo de historia. Ya hablamos, ¿vale? ¡Chao! (Hablando consigo misma mientras abre el armario y rebusca dentro de él.) Además ¿quién quiere su camiseta roja? Tengo la camisa blanca… o el jersey azul… ¿Qué más da, si total no me voy a quitar la cazadora? (Cierra el armario de un portazo.) VOZ: ¿Qué ha sido eso, hija? JOVEN: Nada, nada, mamá… se me ha escapado la puerta del armario y he dado un portazo sin que- rer… (Habla para sí misma.) Esto no puede ser… me estoy volviendo loca… Otra vez tengo hambre pero no soporto la idea de volver a vomitar… (Coge un pastelito de los de la mochila como si fuese a comérselo.) ¡Dios, qué asco!... ya ni siquiera veo el pastel, ahora sólo veo la papilla que sale de mi boca llena de babas… ¡Estoy hasta el culo de esta mierda! (Tira el pastelito contra la ventana.) ¡Estoy hasta los güevos de oler continuamente a vómito! ¡De esconderme de mis padres!... ¡De vivir pendiente de la mierda de las calorías!... ¿Por qué coño no puedo comerme un helado sin pensar: habrá alguien en el baño? O ¿me dará tiempo a vomitar antes de llegar a casa? Por qué tengo que estar pendiente de si en los baños públicos hay papel para poder limpiarme las manos “después de”… o del tiempo que pasa desde que acabo de comer hasta que puedo vomitar, no vaya a ser que el organismo “digiera” algo antes de tiempo… o de tardar lo mínimo cuando salgo a cenar con mi novio, para que no note que entre el segundo plato y el postre, mi visita al baño no es porque “me hago pis”… ¿Por qué? Tampoco estoy tan gorda… (Tranquilizándose a sí misma.) Hay chicas en mi clase que están mucho más que yo… además… mi madre dice que tengo “un tipito muy mono”… y mi novio que “estoy muy buena”… ¡A lo mejor sólo son imaginaciones mías! No, no. Es verdad que unos kilitos sí que me sobran… lo que tengo que hacer es ponerme a régimen… ¡Sí, eso es! Así no tendré que vomitar más. Si no sé porqué no lo he pensado antes… bueno… porque es más cómodo poder comer de todo… Total. ¡Luego lo echo! (Se ríe de su propio comentario.) Bueno, lo dicho, ¡mañana empiezo! Así que ahora el último pastelito. (Desenvuelve el pastel con ansiedad y se lo come.) ¡Va, por otro no pasa nada! (Se come otro pastel.) ¡Venga, el último, total es el 41 Enero 2004 Mujerhartas 42 que queda! (Mientras mastica el último bocado, su rostro se va transformando desde el placer a la más horrible repugnancia.) ¡Otra vez, no! ¡Otra vez, no!... (Vuelve a coger la mochila y busca la bolsa de vómito que hay dentro. Se asegura de que la puerta de la habitación está cerrada, y de rodillas y con toda la mano dentro de la boca, comienza a provocarse el vómito. Consigue hacerlo, aunque con mucha dificultad, el cuerpo ya está resentido de la misma acción. Cuando acaba, su aspecto es denigrante. Sus ojos están enrojecidos y llorosos por el esfuerzo, su mano llena de babas y restos de pastelito y los labios resecos. Ni siquiera tiene fuerzas para llorar.) VOZ: ¡El baño ya está libreeee!… Cariño, he estado oyendo un reportaje de radio, buenísimo. Hablaban sobre unas chicas que por lo visto no pueden parar de vomitar todo lo que comen ¡Qué horror! ¿No? Pero eso no es lo peor, dicen que por lo visto no se cura nunca y que aún de adultas van a seguir con el mismo problema ¡Qué cosas tan raras! ¿Verdad, cielo? ¿Cariño?... ¿Estás ahí?... La Ratonera / 10 Oscuro. Mujerhartas MI HEROÍNA FAVORITA Carolina Barrios Entra una chica con el pelo revuelto y de aspecto desaliñado. Lleva algunos morados en el cuerpo y la cara. Se dirige al patio de butacas. Te lo voy a contar despacio, en este tiempo que nunca tuvimos para hablar de las cosas verdaderamente importantes… Nuestra complicidad de las cosas privadas de las que no hablamos jamás... Eres de las pocas personas en las que confío y sé que no se lo vas a decir a nadie. ¡Y eso sería lo peor, que la gente lo supiera! Lo que te pido es que escuches primero todo lo que tengo que decirte y que me juzgues si quieres al final. (Se prepara para hablar. Respira.) Hoy me levanté temprano para ir al Instituto y como siempre, ya no estaba… Pero tú sí, y tenías en la cara las huellas del encuentro con él anoche. No pude hablar contigo, ¿recuerdas? No quisiste… ¡El tema intocable! “¡Aquí no pasa nada, nena!”… El pudor de preguntar y la vergüenza de responder pudo siempre con nosotras, ¿verdad, mamá? (Hace memoria.) No sé cuando lo empecé a odiar. Si cuando empecé a relacionar vuestras discusiones con las marcas en tu cara, o puede que fuera después de las mías… ¡El cinturón siempre lo arreglaba todo! Si tenías la suerte de que tocara por lo blando, pero si te pegaba con la hebilla… al día siguiente todos en clase te preguntaban que qué te había pasado. Ya sabes qué se siente… En el Instituto nadie sabía nada. Un día se lo conté a una amiga y, no sé cómo, la voz se corrió en la clase… ¿Y sabes qué?... ¡No se lo creyeron! (Ríe.) ¡Pensaron que lo había inventado!… ¿Para qué?... ¡No sé, para darme importancia a lo mejor! (Ríe.) Y es que por lo visto estas cosas sólo pasaban antes, cuando todo era campo y no había televisión. Pero ahora… “¿Cómo es posible que en estos tiempos un padre pegue a su hija?” “¡Está mintiendo, seguro!”… ¡Ya ves, tu marido y mi padre pertenecen a otra época! Si quieres que te diga la verdad, lo prefería mejor así. No hubiera soportado que me miraran con lástima. Prefiero el anonimato a la vergüenza… Como norma, siempre intentaba que no me pegara en la cara o en la cabeza ¡Es lo más difícil de disimular! En cualquier otro sitio no hay nada que no tape una camiseta de manga larga o unos pantalones… (Reflexiona.) ¡Sí, creo que era entonces cuando me descubría odiándolo! Cuando tenía que inventar las razones de tener una marca en la cara, o la nariz hinchada, o un ojo color violeta. Pero no te digo nada nuevo, ¿verdad mamá? Nada que tú ya no sepas. Tú lo disimulabas mejor que yo… ¡Con el maquillaje especial lo cubrías todo! Si te preguntaban en la calle o en el portal… ¡Las mejores mentiras eran las tuyas, sin duda! ¡Cuánto aprendí de ti, mamá!...Y cuando me salvabas… ¡Siempre me salvabas! Después de un tiempo de golpes interminable, unas manos me agarraban y me sacaban de allí… y se acababa la pesadilla. ¡Tú lo calmabas para mí, para que no siguiera! ¡Eras mi salvadora, mi heroína favorita!… ¿Quieres que te confiese un secreto, mamá? La noche después de una paliza ¿sabes cómo me dormía?... ¡Inventando maneras de matarlo! Sí, ya sé que te parece mal... pero era la única forma de tranquilizarme, de calmar la impotencia que sentía en el estómago… ¡En las tripas!... Siempre pensaba en lo fácil. ¡Un buen veneno para las ratas! ¡No tendría que comprarlo, estaba en la despensa! No sospecharían… ¡ Podría ser la úlcera que finalmente había reventado para facilitarnos la vida a todos!… Se la pondría en la sopa un día que estuviésemos solos los dos, así cuando le empezara a hacer efecto, le diría que ya había llamado a la ambulancia y se moriría esperando... ¡Perfecto! ¿No te parece? También cabía la posibilidad de encargarlo a alguien, no para que lo matasen, pero ¡sí para darle una buena paliza!… ¡Dos o tres hombres grandes!... y que al final le dijeran; “¡Esto es para que pruebes de tu misma medicina!”. A lo mejor podría ser alguien justiciero que defendiera a los desvalidos como nosotras mamá. Es posible que a partir de ese momento se lo pensara mejor antes de ponernos la mano encima… Pero vayamos a lo que quería contarte… (Recuerda.) Hoy cuando salí del Instituto me entretuve, me había quedado hablando con unas amigas y no me di cuenta de la hora. ¡De verdad, sé lo que estás pensando! ¡Pero esta vez no quise tentar a la suerte ni a la autoridad, como dice él! ¡Te lo juro, mamá! ¡Hoy sí que no! 43 Baja la luz y comienza una paliza con el padre imaginario. Empieza con la acción de entrar por la puerta de su casa. Cuando entré por la puerta, y sin mediar palabra; el primer saludo de papá (Le dan un tortazo.) ¿Qué, qué pasa? (Se pone la mano en la cara.)…Pero papá no es la hora que me da la gana, es que estuve con unas amigas… (Empujón y cae al suelo. Empieza a llorar y no para hasta el final de la paliza.)… ¡No estuve con ningún chico! (Se levanta.)… ¡Te estoy diciendo que no estuve con ningún chico!… ¡Te estoy diciendo que estuve con unas…! (Puñetazo en la cara.)… ¡Yo sólo me entretuve, papá, no me vas a escuchar!… ( Le duele la nariz, se la toca y tiene sangre)… ¡Papá, escúchame! (Empujón, Enero 2004 Mujerhartas cae al suelo. No se atreve a levantar del suelo.)… ¡No soy puta, no soy puta, yo no hice nada!… (La coge de los pelos y la levanta. Empieza a darle golpes contra la pared.)… ¡Déjame, déjame ya, por favor suéltame!… (La suelta. Todo le da vueltas. Le duele la cabeza. Cae al suelo.)… ¡No sé nada de lo que me estas acusando! (Gritando en el suelo completamente impotente e indefensa.) ¡Yo no hice nada! ¡No estuve con ningún chico! ¡Estuve con unas amigas! ¿Es que no lo entiendes?... (Sigue en el suelo mientras le dan patadas.)… ¡No soy puta, no soy puta, no soy!… ¡Déjame, por favor, perdóname! ¡No lo vuelvo a hacer más! ¡Perdóname, perdóname!… La Ratonera / 10 44 Queda quieta en suelo llorando. Se levanta como puede y sigue describiendo la escena pero esta vez desde fuera, como si la estuviera mirando. Papá Sigue gritando sin control y siguen las patadas y yo ya no veo nada. ¡Me mareo mamá, me duele todo! ¿Por qué no estás aquí y me proteges? ¿Dónde estás? ¿Hoy no me salvas? (Mira a su alrededor.) ¿Donde estás mamá? …(Busca a su madre.) ¡Tienes que salvarme como siempre, mamá! (Vuelve a la realidad y cae en la cuenta de la situación.) Pero tú ya no me respondes, ya no puedes salvarme, ni agarrarme de un empujón y sacarme de lo feo, del dolor, de lo sucio, de lo borroso con sangre… ¡Siempre sangre, dolor y golpes! (Cae al suelo de rodillas.)…Pero no te preocupes por mí, ya lo arreglé todo….(Se busca algo en la ropa.)… ¿Lo ves? (Enseña un cuchillo.) ¿Lo reconoces?... Es el cuchillo con el que te robó la vida, la que podíamos haber tenido juntas… Una vida sin golpes, sin miedo, alegre como las demás personas. Sin rencores ni cuchicheos en las puertas… Hasta el final mamá… ¡Fue por ti y lo consiguió! ¡Sé que luchaste! ¡Me lo Mujerhartas dijo él…tuvo el valor de decírmelo!… ¡Quería que lo perdonara! (Ríe.) Se arrodilló en el suelo y me contó lo que te había hecho, mamá. Después me suplicó… ¡Él a mí! (Ríe.) Como tu decías siempre. “¡Al revés, hija, las cosas salen siempre al revés de lo que esperas!” (Mira delante de ella como a su padre, va como a acariciarlo pero finalmente le clava el cuchillo que tiene en la mano con toda sus fuerzas mientras grita.)… ¡Le reventé el pecho con el mismo cuchillo! ¡Se lo clavé en el corazón y no me arrepiento! (Se levanta.) ¡Ahora soy yo la salvadora! ¡La heroína del mundo!... Pero ahora ya no puedes juzgarme, mamá. Cae de rodillas llorando desconsolada y oscuro. ACTRIZ Margarita García En la barra de un bar una mujer de unos cuarenta años hace largos en un vaso de güiski. La camarera recoge y limpia con esmero. Es casi la hora de cerrar. La mujer apura su vaso y trepa por la barra para pedir más. Ponme otra, haz el favor…Estoy esperando una llamada… Ayer hice una prueba importante ¿sabes?... Oye, ¿tú has visto “Un tranvía llamado deseo”? Sí, mujer, una con Marlon Brando y Vivian Leich… ¿no?... Pues es una peli buenísima. (La camarera le sirve otra copa rápidamente y regresa.) En realidad no es una película ¿sabes? Es una obra de teatro. ¿Sabes quién es Ténesi Güiliams? Supongo que no, que no tienes ni idea ¿verdad? Pues a mi me encanta, me encanta Blanche du Bois. Creo que es el papel de mi vida, eso es… El papel de mi vida. (Pausa.) Estoy segura de que me van a llamar. Cuando ya llevas años en el oficio, estas cosas, ¿sabes? se presienten. Cuando voy a un casting sólo tengo que mirarle a los ojos al tipo y ya sé perfectamente si me van a coger o no… Estoy segura de que esta vez me llamarán… ¿sabes? A veces pienso en por qué me hice actriz. ¿Cuántos años tienes? Yo empecé con dieciocho. (Saca un frasco de pastillas del bolso y se come un par.) Fue todo por un novio que tuve. Le conocí en una fiesta en casa de una amiga mía que estudiaba en Madrid. (Ríe.) Me enamoré en seguida. ¡Anda que no era tonta ni nada por aquel entonces! ¡Chica, hablaba tan bien! La verdad es que yo me enamoraba de cualquier tío que supiese enlazar más de cuatro palabras seguidas. Pues nada, que en vez de casarme con un ingeniero, o un arquitecto, o un médico, yo me enrollaba con cualquier saltimbanqui que osase cruzarse en mi camino. (Ríe.) Y así me pasé la juventud, de titiritero en titiritero. ¡Y claro! Acabé metiéndome en esta profesión. Yo pensaba ir a Madrid, ¿sabes? Y triunfar, triunfar enseguida, triunfar (Ríe.) como la coca-cola; y cumplir los cuarenta y estar como con dieciocho y tener muchos amantes…Pero no, no hubo nada de eso. ¿Sabes por qué? Porque tuve la mala suerte de enamorarme otra vez. Me enamoré del teatro, me colgué del teatro no del cine ni de la televisión, no. Del teatro. (Pausa.) Fue un día haciendo de Julieta en una clase. Me enamoré perdidamente y para siempre. For ever, ¿sabes? He trabajado limpiando casas, vendiendo ropa, poniendo copas, como tú…y nunca lo he dejado. Actuaba cada vez que podía, en cualquier obra, en cualquier papel…Tenías que haberme visto, tan guapa. Cuando salía a escena tenía la impresión de estar volando, de lanzar flechas que atravesaban el corazón de todo aquel que me miraba. Me entregaba en cuerpo y alma; me regalaba… ¡ponme otra, anda! (Enciende un cigarro.) Supongo que, de alguna manera el teatro hizo de mi una buena persona, si no hubiese estado tan enamorada igual no me hubiese importado acostarme con algún director para conseguir algún papel… Bueno, también es verdad que la mayoría de los directores no quieren acostarse precisamente con las actrices (Ríe.) ¿lo pillas? ... ¡no!... que son gays mujer, que son unos mariconazos de la hostia. ¿Me pones otra o qué? (La camarera le sirve de malos modos la que por suerte parece ser la última copa de la noche. Tras un largo trago.) Igual no, igual no me llaman…Se lo dije, que no estaba bien de la voz…Y me miraron con esa cara todos esos maricones… ¿Qué coño hago aquí? 45 Enero 2004 Mujerhartas La Ratonera / 10 46 ... ¿A que no sabes cómo me llamo?... ¿no? ...Pues me llamo Mari Carmen… Yo siempre le digo a la gente que me llamo Adela, por la de Lorca, ¿sabes Adela López, la-lo, la-lo, hay que pasar la lengua por el paladar dos veces… yo creía que eso lo hacía sensual. (Risa.) Ya ves que gilipollez… No creo que me llamen ya… me da igual ¿sabes?... Tenesi Güiliams era un maricón, todo el mundo es maricón, todo el mundo me odia… (Se le cae el vaso.) …Me llamo Mari Carmen. (Recoge el vaso de suelo.) …No me llamo Adela López… Me llamo Mari Carmen. (Acerca el vaso roto a su muñeca y se corta las venas.) Ya no sé ni cómo me llamo… Me enamoro… Me enamoro del teatro… maricones… me enamoré del teatro. (Suena el teléfono móvil de Mari Carmen que está encima de la barra. Rápidamente ella se gira y coge el teléfono.) ¿Sí?... si soy yo… si, si… (Mira la muñeca ensangrentada mientras habla, estira el brazo hacia el cielo.) Sí, estuve esta mañana… Aha… ¿de verdad?... ¿Ahora mismo? (Mira la muñeca.) Bueno es que tenía que pasar por un estudio antes a entregar un book… Sí… (Tapa el auricular con la mano ensangrentada y se dirige a la camarera.) Oye, perdona… ¿Me podrías llamar a una ambulancia? (Al teléfono.) Sí, si ya… Bueno yo calculo que en hora, hora y cuarto, estaría allí… Vale apunta… Adela López. Diez millones, quinientas ochenta y tres, tres, tres, dos… No, no tengo, te doy el móvil, sí, seis dos nueve… Oscuro. Mujerhartas SEMANA SANTA Inma Rodríguez Si... ya sé... Llevo un vestido, muy corto... Es verano y hace calor... ¡Oiga, por favor! ¿Cómo dice? ¿Qué voy provocando? ¡Esto es increíble...! ¿Seguimos o me va a dar la chapa?... No... Un poco confusa si... ¿Sangrar? No, no hay sangre, tengo el cuello aquí... mire... ¿No va a mirar? Si, ahora le cuento... Serían sobre las diez o diez y media... Anochece casi a las once... Sí, sí, he ido al médico forense... pues... no me miró, me dijo que si no había signos de violencia no tenia obligación de reconocerme y ya era tan tarde... que sólo tenía una pequeña marca en el cuello y que no estaba seguro de que sería agresión o... No... no la entiendo.... ¿Si he cohabitado...? ¿Qué quiere decir? (Le hace una seña para que entre en una habitación. Sale de la escena.) ¿Me ha mirado bien? ¿Por delante y por detrás? (Con sorna hacia la puerta de donde ha salido, gritando.) ¿Qué quiere que diga, que he sido forzada? Pues no... ¡No he sido forzada! ¡No he sido forzada! Vale, vale, no levanto la voz pero es que... (Pausa.) Yo no me dejé, yo no hice nada, no soy culpable de nada, lo he pensado mucho y vengo a denunciar la vio... bueno el... el hecho, sólo eso y a ver si le trincan y le meten un buen paquete a ese cabrón. Ya sé, ya sé, es que yo hablo así... (Entre dientes “puto cabrón”. Bebe un vaso de agua, pausa.) Empiezo desde el principio. (Respira.) Como es puente de Semana Santa, unos colegas y yo decidimos ir a la Laguna Negra de camping; bueno, a la aventura, porque ni tienda ni nada. El domingo se nos acabó el poco dinero que llevamos, intentamos pedir por ahí a la gente pero esta tol mundo muy escamao y no nos dieron nada... (Todo esto lo dice como de carrerilla.) Teníamos que volver a casa, contamos el dinero que nos quedaba. Entre todos daba pa un billete de bus. ¡Solucionado! Uno se iba en bus y los otros dos a dedo; decidimos que yo, que soy chica, a dedo, que a las tías las cogen más rápido. Fuimos a una gasolinera, pasamos allí mucho tiempo... no sé cuanto, con las mochilas a tope nadie nos llevaba... Al cabo de cuatro horas o más, vemos un coche que está parado un poco más allá de la gasolinera, está con el capó abierto, vamos hasta allí a ver qué pasa y el punto nos dice que dónde vamos y tal... (Respira y recuerda.) Le decimos que pa Madrí, el dice que sí, que tiene que arreglar unas cosas en el coche y que nos lleva... Mi colega Javi que es un despistao de puta madre –perdón– con las prisas se había dejado la mochila en la gasolinera; fue a buscarla, mientras yo, me voy metiendo en el coche, me siento en los asientos de atrás... (Se le seca la boca bebe.) De pronto el conductor cierra la puerta y sale como un bólido a cien por hora, yo no entendía nada. Mi compañero se queda con cara de alucinao viendo cómo nos alejamos. Le dije que qué hacía y el me dijo que no me preocupara que ahora daba la vuelta, que estaba probando el coche o yo que sé... No, al conductor no le conocía... Pero, ¿cómo le voy a conocer? No, ni puta idea... ¡Joder! Estoy contando la historia y la entiende por donde no es... vale, vale, ya sigo. De pronto se mete por una carretera sin asfaltar, sin luces, era como entre el campo... no sé... estaba muy oscuro... yo grité mucho. !Pare, pare, pare, por favor!... En ese momento me di cuenta... Estaba en peligro y empecé a ponerme nerviosa, le veía el cogote, la nuca, la cabeza por detrás, es extraño, no le había visto la cara todavía ni una vez... y veía aquellas manos al volante grasientas y morcillosas... todo era... era como si fuera de mentira como si no lo estuviera viviendo en realidad, como si fuera un sueño, no sé... algo virtual. Él seguía acelerando, yo aterrada e inmóvil... en un momento de lucidez, le toqué en el hombro y le dije: “No va a dar la vuelta, estamos muy lejos de la gasolinera, por favor dé la vuelta que está allí mi amigo” y de pronto... él giró la cabeza y vi sus ojos de... no sé… de animal en celo o de sátiro o uno de esos hombres malos que salen en las películas, ojos desencajados, rojos, la boca llena de saliva y apretaba las mandíbulas con fuerza... me dijo algo... no me acuerdo qué y entreví una lengua roja y grande en medio de la boca... miró hacia mí de repente y en una sonrisa de medio lado enseño sus dientes negros y carcomidos... las manos eran muy fuertes... grandes hombros... (Pausa.) No era miedo, era terror, pánico, estaba paralizada de pies a cabeza... De pronto vi a lo lejos como una fábrica... había luz y no sé de donde saqué las fuerzas... del acojone supongo... di en el cristal con la palma de la mano y grité con todas mis fuerzas: ¡Ayuda! ¡Socorro! ¡Por favor ¡Por favor!... Mientras yo seguía gritando, él cada vez reía más, entre una carcajada me dijo que me callara que no me iba a oír nadie en aquel descampado... yo seguía gritando, pero él aceleraba más y más... A lo lejos vi la silueta del conserje de la fábrica, entonces abrí la ventanilla para gritar y puse la mano en la cerradura del coche, tuve el impulso de abrir la puerta y tirarme, pero iba tan rápido... tan rápido... y grité... ¡y grité! (Pausa.) Miré alrededor... ni una casa, ni una luz... Un paisaje desolador... Y aquel loco corriendo sin rumbo... No sé si sería por los gritos, pero el tío empezó a ponerse muy nervioso. Me dijo de golpe: ¡Cállate, joder, niñata de mierda! Con una voz grave y entre- 47 Enero 2004 Mujerhartas Mujerhartas (Pausa.) Aproveche para correr con todas mis fuerzas, los pies se me hundían en la tierra... De noche... Llorando... En un descampado... sin dirección... Llegué a la carretera general... quise parar un coche... Nadie paraba... A aquellas horas... Hasta que por fin me tiré delante de uno... Le dije que me trajeran a una comisaría... Iba descalza. Es verdad... ¿Dónde habré perdido los zapatos?... No sé, porque no recuerdo... ¿Cuándo me quité los zapatos? Fui al médico forense y... (Mira unas fotos como de la comisaría.) No reconozco a ninguno en estas fotos... Era de noche. ¿Que una chica se mató al tirarse de un coche? ¿Que se mató? ¿Las mismas señas del coche? (Pausa.) ¿Y cómo era el hombre? ¿Qué? ¿Que no se puede hacer denuncia como presunto violador? No, no me forzó, ya se lo he contado, era cuestión de vida o muerte, no le conocía, no me forzó, el vestido no es tan corto. (Pausa, desconcierto.) Aquí parece que la culpable soy yo. (Le dan un informe para que lo lea y lo firme, pausa y decide.) ¡No voy a firmar esto! Él es presunto y yo presunta... ¿Que mi testimonio no es fiable? ¿Mi estado de nervios? ¿Shock nervioso?... Yo, ¿intento de agresión? ¿Y él?... Él… ¿ no me intimidó, agredió ni forzó? ¿Que yo le intente agredir? ¡Pero qué dice! Estaba en peligro... El me amenazó con un destornillador... que no se considera violación pero... pero… ¡Si casi me mata! (Se queda en un ataque de nervios, en histeria.) Mire, rompa el informe, retire la denuncia, y por favor tramite un psicólogo o un sexólogo para las secuelas del coco. Y sí... Que el tío vaya por ahí matando a chicas inocentes... Él lo tenía todo preparado... El coche... El destornillador... Salir corriendo... Dejar a mi compañero... El camino lejos de la general... Él se lo conocía... Y además estoy segura que no es la primera vez que lo hace. Me voy, llámeme un taxi... sí, sí, me voy sin zapatos y con este vestidito tan tan corto... SOL DE MARZO Carmen Ruiz Tilve Oscuro. Venga, un banco libre al amor del sol. Estoy matada. Todo cuesta arriba, qué ciudad. Y ahora, a ver el tiempo pasar. No, no te quites el gorro. (Canturreando.) Y nos dieron la una y las dos y las tres… como al golfo de Sabina. Pero a nosotras la luna nos encontrará cambiándote el pañal. Jodía vida, siempre amarrada a ti, y ahora esta cadena perpetua. Y luego la gente; chica, ganas el cielo, con lo fenomenal que era tu madre, siempre tan alegre. Menuda, tu madre. Sí, sí, de puertas afuera, que la escena perdió a una mejor que la Xirgu, pero en casa carcelera. Siempre espiándome, que si las cartas, una maestra para abrirlas al vapor, que si el teléfono, siempre escuchando detrás de las paredes, que hasta los sueños me vigilabas, por si soñaba algo bueno, lástima. Y no pude estudiar –cierra la boca, mujer, que te va a entrar una paloma–, no pude estudiar para que quedara burra como tú, que a los hombres les gustan ingenuas, me decías, maestra de la simulación y del trampantojo. No te escurras, joder, habrá que empezar a atarte. Cómo me gusta lo de Sabina… raroriro, roriro, roriro, roró, y desnudos al amanecer nos encontró la luna…Ahora soy yo la verduga. (Salmodiando.) Lo mejor es la carrera del matrimonio, y hay que prepararse bien. Un paso en falso y adiós. Lo que el destino te tenga preparado, sonará. (Fin del salmodiado.) Y mira lo que sonó, a hueco. Viendo la vida pasar desde la galería, viendo a las otras ir y venir, crecer, hacerse mayores, darle a cada día su cuidado. Y yo a esperar en el arca, como el buen paño, cuidando la dote, el dichoso hímen, como si 49 Enero 2004 La Ratonera / 10 48 cortando las palabras... (Pausa, bebe.) Yo... había sacado de la mochila una linterna, una linterna grande... Algo pasó por mi mente... Sin pensarlo dos veces le di en la cabeza un golpe seco y fuerte. !!ZAS!! (Lo revive. Pausa.) Él frenó en seco, miró para mí… ¡Con una cara!... De odio... De dolor... tras el frenazo yo estaba hacia delante, casi cara con cara... De pronto en un movimiento rapidísimo saco un destornillador de debajo del asiento... me cogió el pelo y me echó la cabeza hacia atrás y me lo puso en el cuello... Me dijo con una voz que casi no le salía del cuerpo que si le había hecho algo... (Pausa.) me mataba allí mismo. Y apretó más fuerte el destornillador contra mi cuello. Le tenía tan cerca que, de pronto, vi brotar sangre de una brecha profunda en la cabeza, la cara llena de sangre... Se empezó a poner blanco, a marearse y a bajar la voz... Con poca fuerza me hizo salir del coche... Yo le decía que no tenía nada... Le iba quitando la sangre de la cabeza, de la cara... Cuando bajamos mis pies se iban hundiendo en la tierra, no se veía nada... Era un descampado, como una plantación de remolacha o algo así, empecé a pensar lo peor... seguía con el destornillador en mi cuello... (Pausa.) De pronto con el aire de fuera empecé a despejarme un poco y lo vi claro... Tenía que cambiar el rollo... pensé a toda velocidad, era cuestión de vida o muerte... y casi de repente le dije con voz melosa: “No te pongas nervioso, lo que quieras, lo que quieras” Entonces, él sonrió con ganas, me soltó la cabeza y tiró el destornillador al suelo... Se bajó los pantalones y... me hizo... (se cubre la cara) chupársela allí mismo. No tenía más remedio que hacerlo... (Avergonzada y con rabia.) Me estaba amenazando. Y en el momento del... del... clímax... se empezó a marear, se desplomó y se cayó al suelo desmayado, con la cara llena de sangre. Mujerhartas La Ratonera / 10 50 fuese el Santo Grial. No montes en bicicleta que se te puede romper, decías. Lástima de celestina remendadora… La temporada que fui a la academia, para taquimeca, no vivías, vigilándome las bragas, buscando rastros de pecado por todas partes. Abre la boca, ¡hale, el yogurt!, una por papá, otra por mamá… Ay, que te toca la pastillita verde. Traga, coño, traga, no lo escupas, que me vuelves loca. Tuviste el valor de llevarme al ginecólogo, aquel hombrín incoloro que me metió mano para comprobar que la dote seguía sin estrenar y a ti te rapó el monedero, por tonta y por zorra. Pobre de mí, toda la vida sin comer un rosco, y ahora mira, viendo a las parejas besarse en mis narices. Ven que te quito las babonas. Cincuenta años, y ahora el hímen como un papiro. Cómo huele a mimosas… Llega el aire del mar. Deja el sombrerín, vida, que el sol de marzo dicen que es muy malo. Mejor, a ver si nos lleva a las dos, o a mí sóla, para ir directamente al limbo de las imbéciles. Angelinos al cielo. No te saques la dentadura, que la pierdes, como la otra, y no las regalan. Ten por la cabeza, mujer, que nos miran. Se pone fresco, ya se escondió el sol. Otra noche eterna. La buena hija, –no chupes la manta–, la hija modelo que cuida abnegadamente de su querida madre, adornada por el don del desvarío. Ale, a empujar el regalito, ahora cuesta abajo, frena, frena, soooo, que nos despeñamos. ¿Y si la suelto? ¿Y si la traga el mar? Oscuro. Mujerhartas SOY MALA Laura Iglesia Una mujer de unos treinta y cinco años entra en una habitación. Canturrea feliz, “La vie en rose”, “L´amour est un bouquet de violettes” o algo así... Se diría que viene de pegarse una ducha. Viste albornoz o toalla y luce una radiante expresión postorgásmica. Mientras habla, va haciendo la maleta. Selecciona ropa y rechaza lo “políticamente correcto”. Luego se viste con algo informal, un pelín agresivo, desenfadado... Habla dirigiéndose al cuarto de baño. ¡Ay, mi amor...! ¡No sabes lo emocionante que está resultando todo esto! ¡Ufffff...! ¡Qué gustazo! ¡Me he quedado tan relajada..., tan a gustito...! ¡Tenía unas ganas locas de que llegara este momento! ¡Es que no me lo puedo creer...! ¡Uf, menudo subidón! Si, subidón. Eso he dicho: ¡su-bi-dón! Y no se te ocurra recriminarme por mi forma de hablar... Ya sé que te gusta que hable con propiedad, y que no utilice esa clase de expresiones, pero hoy no me siento capaz de hacerlo... Anda, cielito, déjame que siga siendo un poco mala, ¿sí? ¿Te he sorprendido, verdad...? Hum... Esto no te lo esperabas, eh? (Riendo maliciosilla.) Vaya cara que se te ha puesto... Casi me meo de risa... Tendrías que haberte visto... ¡Qué expresión! ¡De absoluta perplejidad...! (Ríe.) Pero ha valido la pena ¿a que sí? (Ríe.) Aventuras como esta son lo que necesitamos... La verdad es que estoy un poco cansada del ritmo de vida que llevamos, cariño. Lo que nos hace falta es regalarnos más caprichos. Concedernos treguas. Darle un poco de gusto al cuerpo... No se puede vivir siempre encadenado a las rutinas y a las responsabilidades. De cuando en cuando se hace necesario tomarse un respiro y luchar por hacer reales los deseos..., ¿verdad, mi amor? Por cierto, ¡qué buena idea la de mandar a los niños durante todo el verano a casa de tus padres! Nunca te lo agradeceré lo bastante, mi cielo..., de no ser así no hubiera podido encontrar un hueco para esta travesurilla. ¿No dices nada, Juan? ¿Te has quedado mudo, cariño? ¿Crees que me he pasado, que he estado excesiva...? He sido un poco mala, lo admito... Bueeeno... Vaaaale... Algo más que “un poco”... He sido muy pero que muy malita... (Risitas.) Ya. Ya lo sé... La verdad es que en el fondo soy mala... Sí, cariño, soy algo mala. Ya va siendo hora de que te enteres.... Ya. Ya sé que nadie lo diría... Que soy una esposa y una madre modelo..., pero las cosas no siempre son lo que parecen, eso lo sabe cualquier niño de teta. Es curioso... La vida ha sido generosa conmigo y se ha empeñado en darme esta carita de ángel... En este mundo la belleza siempre triunfa. Es injusto, pero así es. La gente suele ser mediocre en sus apreciaciones. Se dejan llevar por la primera impresión sin indagar más allá. Y un rostro angelical siempre es conmovedor. Sé que me estás escuchando y que además, te interesa lo que digo. Es inútil que finjas indiferencia. Ya nos conocemos. Y aunque insistamos en fingir, ambos sabemos perfectamente lo que hay. Pero la verdad es que yo estoy cada día más harta de fingir. Harta de ser la esposa y la madre perfecta. Harta de acudir al trabajo cada día. Harta de cocinar, de planchar, de madrugar, de recoger... Harta de llevar a los niños al colegio puntualmente... cuando en realidad lo que me gustaría es llevarles a un casting para niños prodigio y estar en la playa tumbada al sol mientras se hinchan a ganar pasta haciendo anuncios de galletas... Pero nada, no hay manera, día tras día el mismo rollo... Lo que peor llevo son los madrugones... Eso de madrugar como una esclava para llevar a los nenes al colegio más pijo de la ciudad me pone enferma... Y todo por ese empeño tuyo en que tengan una educación impecable y un futuro prometedor... No, si a mí me parece muy bien..., pero tampoco era necesario escoger precisamente ese colegio tan estirado. Además, eso no garantiza nada... Mírame a mí: toda la santa vida estudiando en el Opus y lo malita que he salido... Y encima tengo que maquillarme y ponerme mona para sonreír a las pijas madres de los pijos niños... Buenos días, buenos días, ah y ¡cómo no! saludar a la maestra, que es una arpía incombustible que se merecería una descarga de patadas en la boca del estómago por bruja y por torturadora de niños. Si no fuera porque el edificio es patrimonio histórico le pegaría fuego mañana mismo con todas las monjas dentro. Pero no acaba ahí la cosa, Juan... Además del cole y los nenes, está la casa, la aspiradora, la colada, la compra, la comida... Y para colmo, el trabajo... Por cierto, el mes pasado he vendido ocho Termomix, ¿te lo dije? Me dirás que todo me va muy bien, que no tengo razones para quejarme. Sí, ya lo sé. La verdad es que mirándolo objetivamente no me puedo quejar. Vista desde fuera, mi vida es casi perfecta. De hecho, hasta podría decirse que soy digna de envidia, me consta. Pero en el fondo no me siento satisfecha, Juan. Lo cierto es que estoy un poco aburrida de esta vida tan pacífica y de sus rutinas. Verás, Juan... A mí lo que me gusta de verdad son esta clase de travesuras... Lo que yo quiero es viajar, ver mundo, quemar colegios de monjas... no sé... Follarme a todos tus amigos, Juan, uno tras otro... No. No por nada... es una simple cuestión de curiosidad científi- 51 Enero 2004 Mujerhartas La Ratonera / 10 52 ca... Y no me hables de fidelidad, Juan, que ambos sabemos que eso no tiene sentido entre nosotros, porque tú y yo ni siquiera nos casamos por amor... (Pensativa.) Por cierto... ¿habrá alguien que se case por amor...? ¿Sabes lo que voy a hacer? (Radiante.) ¡Fundir todos nuestros ahorros! ¿Qué te parece la idea? Y cuando no me quede un céntimo fundiré los de papá y mamá. Ahora que por fin se han muerto, venderé todas sus cosas y desapareceré... No te preocupes por los nenes, cariño. Tus padres estarán encantados de hacerse cargo de ellos. Aunque no digas nada, sé que me estás escuchando, Juan. Entérate de una vez. Soy mala. Más mala que mala. Y me da igual que no digas ni una palabra. (Sale un momento al cuarto de baño canturreando. Vuelve con un montón de ropa ensangrentada y la mete en una bolsa de plástico.) A ver quien es el guapo que saca estas manchas... (Va de nuevo al baño y trae un serrucho ensangrentado, un cuchillo de cocina, una moulinex, o incluso una termomix, y lo mete en la bolsa.) Sí. Ya sé que me adoras, Juan. Y que los niños me idolatran. Pero yo ya he cumplido, cielito. Diez años son más que suficientes, ¿no te parece? En fin, cariño. Hasta aquí hemos llegado. Y ahora, prepárate porque nos vamos. El camión de la basura está a punto de pasar... (Vuelve al baño y sale arrastrando una maleta grande y pesada.) Uf, Juan... hay que ver lo que pesas, mi amor... Nadie lo diría... (Ríe.) ¡Lo que te has perdido...! ¡Menudo subidón! Sale de escena arrastrando la maleta y la bolsa de basura. Oscuro. Mujerhartas EL CUMPLEAÑOS Inma Rodríguez Con bata, preparada para meterse en la ducha. Bebe de una botella abierta, en un sillón cogiendo un cojín y con náuseas se frota la entrepierna y se asquea, piensa y vuelve a beber, más náuseas. No tengo solución. ¿Cómo es posible que no consiga una relación estable? Ni José el artesano, ni Mariano el escritor, ni Armando el funcionario... Y me tengo que conformar con estar aquí en esta habitación sórdida y oscura el día de mi cumpleaños... mientras mis amigos y mis enemigos están ahí cenando, hablando de cine, con sus celos, sus risas, sus horribles broncas. Y yo, aquí sin comida en la nevera, con una pizza del restaurante de enfrente salada y dura que no hay quien la coma y esta botella de vino barato, que no me gusta; (Bebe un traguito.) bebo sólo para que me de un gustito en el estómago y un vuelo en la cabeza... ¡Pero qué digo! Si he sido yo la que he salido corriendo al ver que me habían preparado una fiesta. ¡Pánico escénico le llamo yo a eso!... (Bebe y enciende un cigarro.) Estoy volviéndome taciturna e irremediablemente angustiada y desastrosamente patética y... pa colmo hoy… es mi cumpleaños… (Pausa larga; mirando al vacío, quieta y los ojos llenos de lágrimas. Se aferra al cojín y mira una foto de familia.) Me resulta imposible mantener un poco de amor con algún semejante hombre o mujer... En cuanto su cuerpo se revela en deseo o placer, me invade un profundo asco, un vómito que disimulo, para que no se dé cuenta y no parezca una chica rara o anticuada... Cie- rro los ojos y finjo placer. (Lo hace.) Finjo susurros y grititos aprendidos en esos vídeos de tercera, reproduzco ademanes y frases que sé de memoria: “Cariño, tú… ¿Qué harías por mí?” ¿Yo? Yo haría… no sé... bajaría la luna a tus pies...” “qué estás pensando, amor? Estoy… estoy... (Se ríe.) Y el chico de turno piensa que es un amante ideal y se da por contento pensando que es la hostia y que yo estoy coladita por él. (Ahora se ríe más abiertamente.) Y así vuelvo a casa como hoy... Con un asco creciente en mi cuerpo y en mi cabeza, deseando llegar para meterme en la ducha y que el agua y el jabón borre todo resquicio de ese olor a placer, de ese olor ácido a saliva, a... ¡Aggg! ¡Me siento sucia! Y la bendita agua borrará todo... Todo menos la sensación de hastío que siento ahora mismo... (Pausa.) Aunque hoy... Me pasó una cosa rara... Mientras me besaba... cerré los ojos... Y no sé si era por el bigote o la barba pero recordé aquél día de mi cumpleaños... A mi padre... (Pausa. Mira la foto por un momento, se echa un poco de vino y bebe.) Mi madre me había comprado un vestidito de flores pequeñitas con volantes... Me había peinado con coletas muy tirantes... Me puso unos bonitos lazos haciendo juego con el color de las flores del vestido... Mi hermana mayor miraba con envidia, la mesa llena de pasteles y regalos, yo, orgullosa, me hacía la indiferente e importante... Mi padre llegaba a las ocho de trabajar... Yo tenía ocho años, iba a cumplir nueve… (Contenta al recordarlo.) Invité a todas mis amigas y comimos chocolate y caramelos hasta hartarnos. (Pausa.) Mi padre, al llegar, me besó en la frente y su beso me pareció cálido y húmedo, sus manos me agarraron la cabeza con fuerza para que no me moviera y el beso se centro milimétricamente en el centro, luego con unas manos grandes y poderosas me recogió un pe- queño rizo que escapaba de mis coletas, me dedicó una sonrisa. Se fue a la cocina a cenar. Mi madre estaba fregando. Él me llamó con misterio y me llevó a su cuarto para darme un regalo, un regalo envuelto en un papel de plata, con un gran lazo rojo, yo excitada por el misterio y la admiración a mi padre, en ese momento me parecía un actor de cine de películas de sábado por la tarde... me emocioné. Me puso en sus rodillas y empezó a balancearme como en un columpio del parque, me dijo que no abriera todavía el regalo, que primero... (Pausa.) Yo, no podía esperar y ronroneaba como un gato mirando el regalo, esa caja cerrada con lazo rojo y papel de plata... Parecía que le divertía, miró para el vestido, que se había subido al alzarme en sus rodillas, tenía las piernecitas allí indefensas, colgando hacia el suelo con unos calcetines de canalé y los zapatitos blancos de comunión... Él me agarraba con fuerza por la cintura... recorrió con sus manos mis rodillas... poco a poco subía... hasta llegar a las braguitas con puntillas, en ese momento no sentía nada... ¡Era mi padre! ¡Y yo estaba tan pendiente de mi regalo!... Pero... Sí recuerdo su resoplar en mi odio y su calor... un calor que desprendía desde abajo, desde... (Pausa corta.) De pronto sentí una sensación nueva, como cuando te vas a dormir y estás a punto de caer en el sueño... Tenía unas ganas horribles de hacer pis... y las manos de mi padre debajo del vestido... Y la cabeza se me iba... me meaba cada vez más... Veía como estrellitas... Sentí algo en él debajo de mi cuerpo... entre mis piernas, yo aún no sabía que era su sexo excitado y duro... Su cara era ahora la de un extraño, sonreía con una risa boba... De repente, me dio miedo... De un salto bajé de sus rodillas y corrí a coger el regalo, salí de la habitación con una sensación caliente y rara... Abrí el 53 Enero 2004 Mujerhartas 54 regalo... ¡Era una muñeca preciosa! ¡Preciosa! Una que había visto en un escaparate. “Papá, ¿me la compras?” –le dije–. “Hija, ésa es muy cara, ya veremos... ya veremos”, dijo mi padre con voz ronca y misteriosa. (Pequeña pausa.) Desde aquel día, mi padre, repetía aquel ritual después de la cena... besarme y agarrarme por la cintura y las rodillas y las bragitas de puntillas y los resoplidos en mi oreja y el aire caliente y las ganas de hacer pis y las estrellitas antes de ir a la cama y la misma sensación caliente y como de sueño... (Pausa larga. Bebe lo que queda de la botella.) No puedo dejar de pensar en él... Cada vez que intento hacer el amor con alguien tengo una sensación de asco y placer, de indefensión y poder... (Está un poco afectada por el vino.) No sé si será verdad lo que dice mi amiga Loles “Ay, hija, todos tus novios se parecen un poco a tu padre, bajitos, gordos, peludos y con bigote”. (Se ríe debido a los vapores del alcohol.) Es posible. Sí, es posible. ¿Por qué será que nunca con nadie, con nadie, puedo tener esa sensación de estrellitas en mi cabeza? ¿Será posible...? La Ratonera / 10 Se quita la bata para ir a la ducha. Oscuro. Mujerhartas DE ÉSTA NO PASA Marta Fernández Morales La que habla es una mujer castellana en la cincuentena, vestida con ropa de faena y un delantal. No lleva maquillaje ni más joyas que su anillo de boda. Su rostro y sus manos muestran las marcas de una vida dura, sin demasiadas satisfacciones. Pero sus ojos, mientras habla, sugieren una sonrisa, una huella de ilusión recuperada. A lo largo del monólogo, su discurso es cada vez más decidido; su tono, convencido de lo que dice. Los gestos y movimientos irán acordes con sus palabras, edad y condición, a gusto de la actriz/directora. Me dicen que no es buena idea que le cuente esto a tanta gente. Que los que no me conocen van a creer que estoy loca. Mi hijo, sobre todo, me pide que me calle, que no ande por ahí molestando con mis cosas de vieja chocha. Pero yo estoy muy ilusioná, y ¿qué quieren? me apetece compartir esa ilusión. Hace tantísimos años que no me ilusiono por na… Así que les cuento, ya que están aquí... Yo me llamo María, como tantas de mi generación. Y como tantas, llevo media vida bregando pa que no me llamen Maruja, que menuda cruz. No sé por qué, le tengo yo manía al nombrecito. Será por eso de que salga por la tele tanto graciosillo riéndose de “las marujas” de este país. Que si las marujas esto, que si las marujas lo otro… como si fueran una raza aparte, como algo que no vale na. Aunque bien pensao… no sé si conozco yo a algún hombre que no haga bromitas sobre las mujeres, vamos, que no las trate como algo inútil. Pues eso, que me llamo María desde que nací, y que desde que pude sostener un paño he estao luchando pa no ser Maruja por el nombre pa las vecinas y maruja por la fregona pa’l resto del mundo… que pa mí es un mundo bien pequeño, no se vayan a creer. No había salío de este pueblo hasta que mi hija me obligó a empezar a ir a visitarla a la capital el año pasao. Me dijo: “madre, o viene usté o no me ve más”. Y claro, con esas, a ver quién es la guapa que se resiste. Porque pa una de la familia con la que me he llevao yo siempre bien… Porque mi Alicia es otra cosa. De su padre y de su hermano no sé si merece la pena que les hable… hartita me tienen entre los dos, todo el día con sus caprichos, sus gritos y sus chatos de vino. Pero Alicia, la pequeña, la que me dio la alegría de nacer mujer… es que yo ya me veía rodeada de hombres pa los restos. La Alicia… esa es algo diferente. Siempre fue la más lista de su clase en el colegio, me pasó el instituto con sobresalientes, y fue la primera de toda mi familia (y somos muchos) en ir a la universidad. ¡Anda que no lloré yo cuando se me fue! Parecía que la mandábamos a la guerra… y bueno, una guerra pequeñita sí que fue, porque el padre estaba empeñao en que se quedara en el pueblo a ayudarme a mí en la casa hasta que se casara. Pa este hombre es como si no pasara el tiempo, oye, que se cree que la niña va a ser tan ignorante como yo, dejar que la aten a la escoba y no quejarse. Pero Alicia, ya les digo, es otra cosa. Fue a la universidá y desde que terminó la carrera vive en la capital, trabaja, tiene un piso estupendo… con una terraza que da gloria verla. Yo he ido sólo un par de veces hasta allí, y siempre dejando comida como pa un mes en el congelador, que a estos dos cualquiera los deja sin provisiones. Y la verdá… orgullosita me siento de ver a mi Alicia tan elegante, tan guapa, los vecinos que la saludan con respeto, y los chicos de la universidad (porque ahora es ella la que da las clases allí) que la paran por la calle p’hablar con unos modales y una admiración… que se nota que pa ellos mi niña es un pozo de sabiduría, vaya. Cada vez que he ido a verla he vuelto al pueblo con el corazón como un pan recién hecho, calentito en el pecho de cariño y de orgullo. Les enseño a mis vecinas las fotos de su piso, las vistas desde la terraza, el edificio tan enorme donde trabaja… Y no me da ninguna vergüenza no tener todavía su foto de boda en la pared del salón, la verdad. Que me parece a mí que la niña tiene muchos planes por delante del de casarse. Y hace bien, después de lo que me ha visto pasar a mí… Pero esa es otra batalla particular que tenemos el padre y yo. Él anda encabezonao con que a la Alicia le pasa algo raro, que no es normal que tan mayor no esté bien casá y criando niños. Y es lo que yo le digo, que la niña no tiene tiempo pa novios, que anda muy liada con el trabajo, los viajes… Y va el muy animal y me dice que si ella no tiene tiempo pa buscarse un marido, que ya se lo encuentra él, que sólo tiene que volver al pueblo bien vestida y calladita, y ya lo arregla él, que p’algo es su padre. Si es que no aprende… Y encima llega el energúmeno de mi hijo mayor (que ustedes perdonen, lo he parío yo, pero a veces no hay quien le aguante) y empieza con esa palabrería suya de revistas guarras, que si es una aquello, una lo otro, que si no le gustan los hombres… y al final, los gritos y los golpes me los llevo yo, por no haber sabío educarla como Dios manda. Precisamente a ella, que fue la que mejor me salió. ¡Cualquiera diría que hemos cambiao hasta de siglo, señores! Desde luego, en mi casa les juro que no se nota. Pero bueno, a lo que iba cuando me lié a hablarles de mi Alicia… que estoy muy ilusioná. Y que los hombres de mi casa se empeñan en hacerme callar 55 Enero 2004 Mujerhartas La Ratonera / 10 56 porque les da vergüenza que cuente por ahí lo que voy a hacer, como si fuera un crimen. Pero a mí no me da ni gota de vergüenza, así que pueden irse a paseo. Y si ustedes me permiten, se lo cuento, porque me hace mucha ilusión y mis vecinas como que no me entienden. Ahora que estoy sola y me parece que ustedes son gente con un poco más de seso que los de por aquí, les cuento: es que hace unas semanas recibí una llamada de la capital. De mi Alicia, claro, que yo allí no conozco a nadie más. Hablándome de unas clases pa mujeres como yo. O sea, pa las que hemos pasao medio siglo en este mundo pero seguimos contando con los dedos y leyendo a trompicones. Se llaman (leyendo de un folleto que saca del bolsillo del delantal) “cur-sos-de-al-fa-be-ti-za-ción-pa-ra-mu-jeres-a-dul-tas-en-zo-nas-ru-ra-les” (¡uf, lo qué me cuesta a mí leer!). Y los hacen en el pueblo, que viene una maestra de la capital y todo. Y lo mejor (lo único que le gusta a mi marido, que algo tenía que haber, digo yo), es que son gratis. ¡Ni un duro por enseñarnos! Nueve meses yendo a clase por las tardes en el centro social. Sólo mujeres, y con una maestra de la capital. Sin maridos ni hijos energúmenos. Desde luego, lo que es yo, me apunto ya. Y me dan lo mismo las bromitas del chaval, que “¡anda, mama, que después de vieja, bombera!”, y los gritos del marido, que “¡¿qué van a decir los vecinos, toa la tarde fuera de casa?! … ¡¿y pa qué quieres tú aprender na más, no vives bien con lo que sabes?!”(como si supiera mucho yo de lo importante). Y malas caras, y bocanás de humo, y de vez en cuando un empujón que no hacía falta… ¡Me dan igual! Lo he hablao con mi Alicia, que me ha explicao muy bien como funciona todo eso de las clases a mi edad, y estoy convencidísima. Ya no me para nadie, vamos. Voy a aprender a leer bien pa po- Mujerhartas der hablar con mi niña de tos esos libros que tiene en las estanterías del piso de la capital (¡qué terraza, dios mío!). Y pienso aprender a sumar, y restar y todo lo demás, pa no tener que andar preguntándole al energúmeno si me han dao bien el cambio en la tienda, y no tener que andar contando con los dedos el dinero que me da mi marido cuando le parece que hay poca comida en la nevera. Y lo que más ilusión me hace... que dice mi Alicia que al final nos darán un diploma. Imagínense, un diploma, a mí, a la Maruja que no quiere ser maruja, que nunca ha tenío con su nombre más que el libro de familia (y lo guarda mi marido, como todos los papeles, y no me deja ni mirar la foto, no sé qué piensa que voy a hacer con él). Quién me verá, peinadita de peluquería, con los labios bien rojos digan lo que digan los vecinos, que aquí la gente habla mucho y sin sentido. Un vestido nuevo (porque pa ese día me voy de compras)… si hasta me veo con gafas redondas de esas como las de Alicia, que te hacen tan interesante… a lo mejor de tanto leer tengo que ponerme anteojos de mujer lista. Yo allí, levantándome muy seria cuando me llamen por el altavoz, “¡María Sánchez Ridruejo!”, recogiendo mi diploma por haber aprendío tantas cosas. Que seguro que Alicia pa ese día vendría hasta aquí, aunque tuviera que perder alguna de sus clases, que me lo ha dicho ella, que quiere verme con mi título del (leyendo) cur-so-de-alfa-be-ti-za-ción-pa-ra-mu-je-res-a-dul-tas-en-zo-nasru-ra-les. Y a mí, digan lo que digan los hombres de mi casa, me hace muchísima ilusión. Y ya me han robao bastantes ilusiones, ¿no? Que me parece a mí que esta vez no van a conseguir echarme p’atrás, no señor. De esta se me logra. De esta no pasa. Oscuro. LA TRAMPA Pilar Sánchez Vicente En el escenario se ven estanterías con archivadores, legajos, etc. Las estanterías (pueden ser pintadas) de madera o esmena, ladeadas, una máquina de triturar papeles, una mesa, una papelera, etc. Luz escasa, que se vea que es un sótano polvoriento y atestado. Entra una chica visiblemente congestionada y cargando una montaña de papel entre las manos. Los papeles son hojas sueltas, desordenadas, en equilibrio inestable… tropieza y se le caen todas. Ya en el suelo se echa a llorar primero y luego a reír a carcajadas histéricas, haciendo volar el papel con las manos…. ¡Venid, venid todas a la fiesta! Hay banquete asegurado… Hoy tenemos de menú… ¡nóminas! (se levanta y empieza a recoger papeles, buscando) y de segundo… ¡facturas! y de postre, de postre tendréis lo mejorcito: el proyecto de ampliación de la empresa. Donde, por supuesto, no se contempla la reforma del archivo. (Se para y mira alrededor.) ¿Para qué? (Imita la voz del jefe.) “Total, Dolores, no haces un trabajo al público, entiéndelo. No hay dinero para todo y lo primero es la imagen, tú que llevas aquí tantos años deberías comprenderlo”. (Recupera su voz, resignada.) No, si entender, lo entiendo. Yo lo entiendo todo. Desde que me llamara gatita cuando entré hace veinte años y estaba tanto en privado con él como cara al público, hasta que ahora haga como que no me conoce y llame gatita a Laura. ¡Pobre chiquilla! Se parece a mí cuando tenía su edad. ¡No sabe lo que le espera cuando pierda sus encantos! (Saca un espejo y se mira.) Pues tampoco estoy tan mal… Y este trabajo al prin- cipio me gustaba. Era un buen lugar, el archivo. ¡Con tal de no verle más! Hice cursillos de formación y bien que intenté aplicarlos, pero sus empleados son tan inútiles y torpes como él, incapaces de cumplir la más sencilla norma. (Empieza a recoger papeles.) “Los expedientes han de ir ordenados y numerados en las carpetillas preparadas a tal efecto”. (Tiene un montón de hojas sueltas en la mano y las mira.) ¿Parece sencillo, verdad? Pues no. (Las sacude.) Son unos cabrones, unos serviles y unos chulos… Todos se ponen traje y corbata, porque eso sí lo exige la dirección, eso sí es norma de la casa. Me putean, lo saben, pero luego cuando alguien necesita un papel… (Imita una voz repulida y melosa.) “Dolores, guapa, necesito para ayer los expedientes de Catafalco desde el año 79”. Y se quedan tan tranquilos. Y tienes que lanzarte escaleras abajo y arriba a buscarlos y subirlos. (Voz impaciente.) “Pues bien tardas guapa, que no me voy a pasar el día esperando. No sé para que queremos una archivera si luego llegan tarde los expedientes.” “Estará ahí por algo”. “Será por pena, porque no está para nada”. Los mismos comentarios siempre. Y es verdad, (se estira la espalda), estoy cada vez más vieja. Si tuviera un conserje asignado, el trabajo se reduciría la mitad, alguien que se ocupara del trabajo físico. Pero ni conserje ni escalerilla tengo, que un día me mato subiendo a las estanterías. No me quisieron ni comprar un taburete con ruedas como los de las bibliotecas. (Imita la voz del jefe.) “Un poco caro, ¿no te parece Dolores? Es el archivo de una empresa no la Biblioteca Nacional. No estamos para gastos superfluos”. Y yo archivando facturas millonarias de comilonas y puticlubs, que aquí los negocios se cierran todos igual, si lo sabré yo, a todo lo que asistí cuando estaba al alza. Así que un día que se me ocurrió abrir la boca, ¡y amenazó con 57 Enero 2004 Mujerhartas Mujerhartas tener mamá, si no hay luz ni ventilación natural! (Voz apenada, dolida.) Se lo dije, pero ¿qué crees que dijo? “Mira Dolores, deja de hacer honor a tu nombre. Fíjate en mí. Voy por el segundo infarto y aquí estoy, como un jabato”. Jabato, ¡ja! si es que no tiene corazón… ¿No se quedará tieso un día el hijoputa? (Se tira encima de la mesa.) ¡Ay Dios, cómo lo odio, cómo los odio a todos! (Queda un ratito en silencio y levanta la cabeza con gesto orgulloso y triunfante, un poco ido, dirigiéndose de nuevo a la foto.) Pero yo la maté, mamá, yo la mate. Yo sola. Llevaba un buen rato subida en la silla gritando, pero al ver que nadie venía me acordé de ti “planta cara a las situaciones, hija, los peores bichos son los de dos patas, no tengas miedo a lo que puedas hacer desaparecer de un tortazo”. Cuando la aplasté con el zapato, y su negro cuerpo crujió, creec, me sentí la reina de la selva, me recorrió un escalofrío de triunfo, de poder, me sentí capaz de sobrevivir a todo. Llegué a dominar mis nervios, era invencible… (Suspira.) Al fin y al cabo (rompe papeles de una carpetilla y los tira al rincón) sois mis únicas amigas. (Pone la foto contra a la mesa.) Pagarme una carrera para esto… (Lleva más papeles a la trituradora, al meterlos se oye un crujir de cucarachas.) No os quejaréis de la casita que os encontré ¿eh? (Se ríe.) Tampoco quisieron arreglarla cuando se estropeó. “Usa las tijeras, Dolores, como toda la vida”. Menuda rata está hecho, tenías razón, mamá, los peores bichos los de dos patas. (Se oye un ruido mayor en otra esquina. Da un salto y coge una escoba.) ¡Eso sí que no! (Va hacía allá rezongando.) Mira que le avisé, que hay ratones… “Ponles trampas”, me dijo. Trampas. (Se para iluminada por un pensamiento.) Ponles trampas… (Empieza a mirar las estanterías, las menea, se sube a una, la empuja desde arriba y la ata con un cordel. Pone un trocito de queso en un extremo hace salir al ratón de la es- quina y lo ata al cordel, libera las cucarachas de la trituradora y quite el papel de las de la esquina, todo el escenario lleno de bolitas negras ) Venir, cariñitos, que hoy vais a conocer al jefe… cara a cara, le vais a ver, que va a venir a visitarnos, después de tantos años humillándome, sin querer saber nada de mí, sin reconocer la labor que le estoy haciendo a su jodida empresa, sin pagar ni una de sus deudas ¡ni los atrasos! (Se dirige al ratón.) Y tú come primero el queso, que tardaré un ratito. (Sale corriendo. Al cabo, se oye una voz masculina y se ve una sombra.) “Como no sea verdad lo que me dices te vas a enterar, Dolores, ¡te vas a enterar!”. (Cae la estantería encima de la sombra. Grito de terror.) ¡¡Pero que es esto, que es estoooo…!! Se apaga la luz. Se escucha una puerta que se cierra. Gritos de terror y pánico. Estertor agónico. Oscuro. EN EL BAÑO Carolina Barrios En la escena hay una taza del vater, un perchero con las batas de la limpieza, zuecos, guantes de goma, productos de la limpieza: fregona, trapos, escobas, recogedores, etc. Llega una mujer cargada de bolsas de la compra y sudando. Las pone en el suelo y se va desvistiendo mientras habla muy azotada. Se pone bata, zuecos y guantes de goma. Se supone que el personaje habla con su compañera de trabajo que ha llegado antes que ella y ya ha comenzado a limpiar y que se sitúa imaginariamente en el patio de butacas. Buenos días, Catalina. Yo, ya ves, cargada como siempre. Siempre llegas antes, no sé cómo te las arreglas, hija. (Escucha.)… Sí, son las ofertas del mes. Esta bolsa es del Alimerka, que tenían las latas de tomate, y el aceite, ¡baratísimos! Después, me fui al Más y Más, y allí compré los congelados, el azúcar y la leche. Y al final, al Carrefour, a comprar papel higiénico y pañales. (Escucha y ríe.) Para mí no, hija, que todavía no estoy con las pérdidas de orina… para mi nuera, que como también trabaja, pues no le da tiempo de comprarlos, mujer. (Escucha.)… ¿Que si me da tiempo a todo? ¡Pues ya ves como vengo, hija! ¡Con una sudada de aquí te espero! ¡Pero hay que aprovechar las ofertas porque para eso están, para cogerlas (hace el gesto mientras se pone los guantes de goma)… cuando salen! Ya ves, por semana guardo todos los papeles de las ofertas, me los leo, me los estudio…y luego hago la ronda para comprar. Bueno, ¿cómo lo hacemos hoy? Empiezo yo por aquí y luego voy para allá a ayudarte, ¿vale? (escucha)… (Coge la fregona y el escurridor y empieza 59 Enero 2004 La Ratonera / 10 58 despedirme!: “Sobran archiveras, y tituladas, así que a tu edad ándate al loro, no vayas a acabar en un plan de empleo”. Así que a callar y a buscar los expedientes con riesgo de mi vida. Y encima sin ordenador, las referencias las tengo que hacer a mano. (Voz del jefe.) “No hay problema, Dolores, no seas quisquillosa, tienes buena letra, nosotros lo entendemos todo”. Y yo intentando explicarle que el problema no es la letra, es que son miles de expedientes anuales, más de treinta años y es imposible recuperarlos por más índices que haga, no doy abasto. Todos tienen internet en el piso de arriba, y en el archivo no conseguí que pusieran ni un maldito programa de gestión, ni una simple base de datos, ¡ni máquina de escribir! Y encima estoy sola… jefa de mi misma. (Se ríe amargamente.) A mi edad ya debería ser jefa, pero aquí estoy. (Revuelo de papeles en la esquina. Les tira un cenicero) Lo siento. Desde que me prohibieron encima fumar, estoy un poco nerviosa. A ese cabrón le encanta prohibir, exigir, tomar, pero dar… (Mira hacia la esquina y pone cara de asco que se le hiela en sonrisa.) Yo si que os doy, ¿eh, bonitas? Cada día estáis más gordas y asquerosas, cada día sois más… (Lanza los papeles contra la esquina.) ¡Comed, comed! (Se sienta y coge una foto de la mesa, habla con ella.) ¿Te acuerdas, mamá, el miedo que tenía a los bichos? Me reñías, porque no soportaba ni a las arañas, ni a los mosquitos, ni a las hormigas si me apuras. Así que, cuando apareció la primera cucaracha grité y grité… pero nadie me oyó. No se oye nada, allí arriba, esto es como un zulo. Y con humedad, que mira que pedí un deshumidificador, que se estropean las carpetas y los A-Z, pero a ellos les da igual (tose) como no tienen que estar aquí encerrados 8 horas… El médico me dijo que tenía una bronquitis permanente, y principios de artritis ¡que no voy a Mujerhartas La Ratonera / 10 60 a fregar el suelo con mucho remango mientras habla con Catalina.) ¿A que no sabes el plan que tengo esta noche? (Escucha.)... No, una cena en casa. ¡Amigos de Manolo!... ¡Menuda jodienda, sí! Y todavía no he preparado nada. (Escucha.) ¿Cuándo? Ya me dirás si tengo tiempo para algo… que bien podría llevarme a comer por ahí. (Escucha.) Pues porque mi marido dice que así ahorramos más… que si “con lo bien que se cena en casa para qué vamos a andar gastando, cariño”. ¡Claro, como no cocina él! …Pues cuando salga cogeré dos o tres paquetes de congelados y ¡ala!, al que no le guste, que se vaya a comer de gratis a su casa… (Se arrepiente.) Es broma, ya sabes que no soy capaz de hacerles eso, mujer. Además mi marido me mata si le hago un feo delante de los de la peña (Escucha.) ¿Quién Manolo? ¡Ese no sabe hacer nada, es un inútil!… ¡Fíjate que no le puedo mandar hacer ni un huevo frito! ¡Lo quema todo! El otro día lo dejé vigilándome les fabes, y mira tú que no tenía que hacer nada, que les fabes se hacen solas, eso sí, hay que dejarles tiempo… ¡Pues se olvidó, el muy inútil! Se puso a ver no sé qué película y me las quemó. ¡Unas fabes de 18 euros el kilo, y mi mejor pota, dime tú si no es para matarlo!… ¡Que esa pota me la regaló mi madre el día que me casé! ¡Una pota de barro preciosa! ¿Eh? ¡Preciosa!… ¡Especial pa les fabes! me dijo mi madre…y ya ves… a la basura… a la basura tendría que tirarlo a él que no sirve más que para darme problemas. (Termina con la fregona, la coloca y coge una esponja y empieza a buscar entre los botes de la limpieza.) ¿Tienes el Vim ahí? (Mira entre los botes de limpiar.) ¡No, deja, que ya le echo yo de este azul tan guapo! (Lo destapa.) ¡Mmm, qué bien huele! ¿Cuánto valdrá? ¡Este es de los caros, seguro! (Mira en el envase.) ¡No lo vi yo en las ofertas! (Se acerca a la taza del vater y la destapa y cuando mira lo que hay dentro…) ¡Qué asco, Mujerhartas chica! (Se tapa la nariz y sale huyendo en la dirección contraria. Hace un gesto a Catalina para que se acerque.) ¡Ven y mira esto, Cata!… ¡Bueno, mejor ni te muevas, que así hoy no tienes pesadillas!… ¡Cómo es la gente de guarra, tú!… ¡Dime tú qué les cuesta bajar de la cadena y darle a la escobilla! (Mira otra vez y se horroriza más.) Por dios, éste comió fabada por lo menos (mira otra vez) y luego vomitó encima. (Mira otra vez.) ¡Qué horror! (Se tapa la nariz y coge una botella de lejia y le echa un corro intentando no acercarse demasiado.) A éste lo cogía yo y lo hacía limpiarlo. (Escucha.) No, sin guantes, no, sin manos, con la lengua, para que aprenda. (Tira de la cadena, mira al water y cada vez más asombrada vuelve a tirar varias veces.) ¿Te quieres creer que no se va? ¡Ni que fuera cemento armado, oye!…¡Nada, a ello! (Se arremanga, coge la escobilla y se sienta de rodilla frente a la taza y empieza a frotar con fuerza.) No sé cuál es nuestro destino, Cata, el de las mujeres, digo, porque, hija, siempre estamos al lado de la mierda… (Escucha.) ¡Para quitarla, sí, pero siempre al lado de ella! (Habla con la escobilla en la mano, la cual ya está manchada de marrón.) En casa quitando mierda, lavando mierda, barriendo mierda, para que luego te digan que la comida que haces es una mierda, vamos, y luego llegas al trabajo y mierda otra vez… Oye esto no sale, está pegado… ¿Eh? (Escucha.) ¿Con qué, con el cepillo? (Se levanta, coge un cepillo mucho mayor y se arrodilla otra vez.) Bueno, vamos a probar. (Empieza a cepillar.) ¡Jesús, María y José, no sale ni con el cepillo! ¡Qué cochinada! Esto… esto no lo hizo un ser humano. (Se le ocurre de pronto.) ¡Tuvo que haber sido un extraterrestre por lo menos! (Escucha.) ¿Y por qué no, Catalina? ¡Mira, bajó del ovni apurado, cagó y marchó! Como un señor, porque como estaba aquí la menda para limpiarle la porquería, pues nada, él a quedarse relajado, que es lo suyo, y una… ¡Una, a tensarse con estas cosas, porque ya me dirás tú si me tenso o no me tenso, hija! ¡Como si no tuviéramos suficiente con las miserias humanas para tener que recoger las de los marcianos! ¡Cómo está el mundo, Señor Jesucristo! Yo, si los marcianos no tuvieran mierda (encantada)… me iba para allá ahora mismo. En un mundo pulcro, sin tener que limpiar el polvo, sin fregar, sin cocinar… ¡Firmaba yo ahora mismo!... Tendría tiempo para apuntarme a cursos y aprender, porque ahora no tengo tiempo para nada, hija. ¡Corriendo a llevar a los guajes al colegio! (Coge aire.) ¡Corriendo a trabajar, corriendo a buscar los guajes, ponles comida a los guajes, corre a llevarlos otra vez al colegio, corre a trabajar, corre a hacer la compra, corre a buscar a los guajes, corre a cocinar y limpiar la casa! (Asfixiada.) ¡Corre, corre, corre, corre, corre! ¿Te crees que esto es vida? ¡Esto no es vida ni es nada! Pero claro, (soñando) si estuviera con los marcianos, me hacía yo mis cursos… Uno de cocina, por ejemplo… ¡No, de cocina no! Porque la comida te la dan en una pastilla y así no pierdes el tiempo en comer y sobre todo en fregar. ¡No! Allí serían cursos… ¡galácticos, de las estrellas y cosas así, de personas más finas y más inteligentes! ¿Entiendes? ¡Quién me vería a mi! (Levantándose.) … En Marte. ¡Elegantísima, con un vestido plateado de diseño galáctico-espacial, monísimo! Que además tiene la ventaja (encantada) de que ni se moja, ni se rompe, ni se arruga, ni se lava. ¿Te imaginas? ¡Feliz, sería feliz! Y con un marciano al lado. ¿Quién dijo uno, Cata? Varios, porque los extraterrestres seguro que no son celosos… y con todo el tiempo del mundo para probar… (Escucha.) Pues claro que no me da vergüenza, que aquí en la tierra sólo me ha dado tiempo a probar uno. ¡Y qué sé yo cómo son los demás, si con 18 años ya estaba casada y embarazada!… (Escu- cha.) Pues si no imagino, ¿que me queda, mujer? ¡Nada! Déjame al menos eso, que imagine un mundo perfecto. Claro que los dejaríamos a todos, verdad ¿Catalina? A todos, a los niños, a mi Manolo, al perro… (Se ríe. De repente una potente luz ilumina el fondo del escenario y se oye un sonido galáctico-espacial.) ¡Ay, madre! ¿Qué es esto? (Va hacia la luz y mira hacia arriba emocionada.) ¡Son ellos, Catalina, nos han oído y han venido a buscarnos! (Hace el gesto para que venga con ella.) ¡Vamos! ¿Qué te pasa? ¿No vienes? (La mira y mira hacia arriba indecisa.) ¡Pues yo sí que me voy! Hazme un favor, Cata. Avisas a mi familia que me fui con los marcianos. Dile a Manolo que tiene un tuperware de bonito con tomate en la nevera que le da por lo menos para la semana. Las camisas las tiene planchadas y en el armario de arriba. Adiós Cata. (Va corriendo hacia atrás se coloca dónde la luz. De repente hace gesto a los marcianos para que esperen y vuelve adelante.) Si pasan la vap, después de encenderla que le den una patada, porque si no, no funciona. Avisa a mi hermana que se pase por allí a ver si les falta algo. A los guajes que les quite la televisión por la tarde, porque si no, ni estudian ni nada. (Corre de nuevo hacia atrás, pero a medio camino da la vuelta.) Cuando vayan a la compra que se acuerden de coger los papeles de las ofertas y hacer el recorrido por los super. ¡Ah! Y que se lleven una tarjeta de esas de cambio a euros, que si no, no se van a aclarar con los descuentos. (Corre de nuevo hacia la luz pero se le olvida otra cosa y hace el gesto a los marcianos de que esperen de nuevo y vuelve adelante.) Catalina, diles también que… ¡Bueno, nada, deja, que ya los llamo yo luego desde el ovni, mujer! Se coloca donde la luz, muy emocionada. Sonido de despegue y desaparece con el oscuro. 61 Enero 2004 Mujerhartas Rodríguez Richart habla de Casona Mujerhartas GHÍMEL Carmen Gómez Ojea Oscuro Fin “EL TEATRO DE CASONA TENÍA GRAN CALIDAD ARTÍSTICA Y SU AUTOR, GRAN CALIDAD HUMANA” José Luis Campal Fernández RIDEA E l año 2003 ha sido pródigo en España en centenarios (M.ª Teresa León, Max Aub, Antonio Ortega, Alejandro Casona). Uno de los mayores especialistas, casi un pionero en las visiones despojadas de apasionamiento intrusista o de exaltación panegirista sin más, en la obra del dramaturgo de Besullo es el profesor valenciano de la Universidad del Sarre (Alemania) José Rodríguez Richart. Alrededor de sus investigaciones sobre el autor de La dama del alba y La casa de los siete balcones, mantuvimos una charla, cuyas líneas fundamentales se ofrecen en las siguientes páginas. ▬ ¿Cómo surgió en usted el mantenido interés por la obra casoniana? ― Ya en Madrid estudiando en la Universidad, hacia el final de la carrera, empezó a interesarme la creación de los escritores españoles del exilio. Yo hice mi tesina de licenciatura sobre el teatro del gran poeta de la Generación del 27 Pedro Salinas, porque acababa de publicarse en la editorial Ínsula un volumen con tres de sus obras. Creo recordar que fue por entonces, a finales de los cincuenta, y durante mis primeros años en Alemania, cuando empecé a leer algunas obras de Casona, que me gustaron, como en el caso de Salinas, por su atmósfera poética. Por su imaginación y fantasía, por su calidad literaria. Y por eso decidí tomar su teatro como tema para mi tesis doctoral. ▬ ¿Recuerda cuál fue la primera de sus obras que leyó o vio sobre un escenario? ― La primera que leí fue La dama del alba, en una edición de la editorial Renacimiento de Buenos Aires, que todavía conservo, ilustrada por mi paisano y gran escenógrafo Gori Muñoz, también exiliado. Y curiosamente, también fue esta misma obra la primera que vi representada, en 1962, en el escenario del Teatro Bellas Artes de Madrid, por la compañía de José Tamayo, con asistencia del autor. Era la primera que se representaba en España desde 1936, desde el triunfo apoteósico de Nuestra Natacha en Madrid. 63 José Rodríguez Richart. ▬ ¿Cuándo conoció personalmente a Alejandro Casona? ― Le conocí personalmente ese mismo año 1962. Yo ya tenía correspondencia con él desde tiempo antes y sabía que iba a venir a Madrid para asistir al estreno de La dama del alba. Ese mismo año justamente había terminado yo mi tesis doctoral y la había presentado en la Universidad de Madrid unos días antes. Le llamé al Hotel Fénix, en el Paseo de la Castellana, donde se alojaba, y tuvimos allí ocasión de departir durante bastante tiempo de muchas cosas relativas a su vida y a su teatro. Recuerdo también que, Enero 2004 La Ratonera / 10 62 Crecí a empujones de manos de mujeres, casadas con Dios o con los hombres, monjas esposas del célibe Cristo, y uxores de pequeño-burgueses calvos y fornicadores, y de prohombres, orgullosos de sus bolsas escrotales, así como de la corbona abultada de los dineros. Todas, con sus manos blancas y ofensivas, me hicieron caminar con un fardo de dudas y de miedo, por un páramo sombrío, donde graznaban porvenir, pureza, menarquía y obediencia, pájaros sagrados de mal agüero, palabras alarmantes que pinchaban y me dejaron sin pestañas de tanto llorar sobre mis doce años, escuálidos de amor y de emociones. Pero sobreviví al fuego de los autos de fe, escapé del ojo omnividente de familiares e inquisidores, sin ser exterminada en el incruento Auschwitz dispuesto para mí por las malas hadas, antes de mi nacimiento. Simulé, fingí, igual que una marrana. Masticaba la carne del cerdo que luego vomitaba o escupía. No fui, por cierto, una primera actriz en el gran teatro del mundo, Pero no cometí imprudencias ni deslices, y logré casi siempre esquivar escapularios y castigos. Una noche, al ver de pronto mi cara en el espejo, supe que había crecido, y que, a pesar de las vendas, los corsés y las gafas de colores, había triunfado y era libre. Entrevista con José Rodríguez Richart, experto en la obra de Alejandro Casona: trar o demostrarse nada. Según mis informaciones, antes de venir a España llevaba ya tiempo gestando esa obra. Quevedo, esa figura rebelde como, en cierto modo, lo es también Natacha, hacía tiempo que le interesaba y aprovechó su retorno a Madrid, al Madrid del gran satírico, para darle cima. ▬ ¿Tuvo muchos problemas a la hora de abordar la tesis doctoral, habida cuenta de la hostilidad manifiesta que en España se profesó en los años 60 a Casona en ciertos sectores de la crítica? ― No tuve ningún problema externo relacionado con mi tesis doctoral. Los problemas que podría haber tenido eran los de la censura estatal, pero ya había comprobado antes, cuando hice la tesina sobre Pedro Salinas, otro exiliado, que tampoco de ese lado iba a tener complicaciones. La hostilidad de algunos críticos fue algo posterior, ya que mi trabajo de tesis empezó a finales de los cincuenta, cuando apenas esos críticos eran conocidos. Pero no hay que sobrevalorar su posible influencia: para mí es inconcebible que hubiera podido ejercer alguna presión sobre un trabajo científico, que debe hacerse siempre con entera independencia de criterio. Por lo demás, ni comparto su actitud ni la entenderé nunca. ¿Cómo puede recibirse así a un escritor español mundialmente conocido, después de 25 años de exilio? ▬ ¿Se han modificado sus ideas principales sobre el teatro del autor cangués en estos últimos cuarenta años? ― Esencialmente no, porque tuve tiempo bastante (unos tres años) cuando trabajaba en mi tesis para leer la mayor parte de su obra y para conocer, creo que bastante a fondo, su mundo, sus tendencias, y calibrar la calidad global de su teatro. Si acaso, mi valoración de la creación literaria de Casona ha crecido con el tiempo, al conocer sus artículos, traducciones, adaptaciones, conferencias, su correspondencia con amigos, etcétera. Casona es un auténtico escritor, un poeta esencial y no sólo un excelente dramaturgo. Su obra total debería reunirse en unas verdaderas Obras Completas. ▬ ¿Modificaría alguno de los aspectos abordados en su libro sobre Casona publicado por el IDEA? ― Sí, algunos aspectos abordados en mi libro merecen un tratamiento más detallado, con más documentación, porque o no han sido contemplados en él o lo han sido de manera insuficiente. Pero, como me solía decir el catedrático que dirigió mi tesis —también asturiano— “lo mejor es enemigo de lo bueno”. Es decir, todo es perfectible. Hay que fijarse límites, o sea, en mi caso, había que terminar la tesis en un tiempo razonable y eventualmente dejar para después la tarea de completar, corregir, profundizar en determinadas cuestiones. Eso es precisamente lo que he intentado hacer desde 1963 para llenar las lagunas, para mejorar los déficits que hay en mi libro. Espero que el segundo libro sobre la vida y obra de Casona que acaba de publicar Hércules Astur de Ediciones (Un asturiano universal), con una selección de mis artículos, contribuya a completar el primero de 1963. ▬ ¿Cómo trató la crítica del momento a su libro de 1963? ― La crítica de esos años trató bien el libro, como puede verse leyendo las publicadas en Segismundo, de Ramón Esquer; en la Revista de Literatura, de Juan M. Díez Tabeada; en el Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, de Adela Palacio; en El Comercio, de J. J. Plans; en Las Provincias de Valencia, de Ricardo Ros, etcétera. Realmente me sorprendió un poco la buena acogida que tuvo en España y fuera, por ejemplo en los Estados Unidos de América, y que sigue teniendo ahora, porque lo veo citado con frecuencia en trabajos de investigación sobre Casona o el teatro español contemporáneo, como la Historia del Teatro Español. Siglo XX, de F. Ruiz Ramón. Yo concebí mi tesis como un estudio introductorio que quería modestamente “contribuir al mejor conocimiento de su vida y de su teatro en España”, como escribí en la “Palabras preliminares”. En un momento en que, a pesar de la fama internacional de Casona y de que su teatro era aplaudido en tantos países del mundo, era casi totalmente desconocido en su patria y además, por añadidura, silenciado adrede como ocurría en general con la obra de los escritores republicanos exiliados. Esa situación a mí me parecía lamentable, pues estaba convencido entonces, y lo sigo estando ahora, de la gran calidad artística de su teatro y de la gran calidad humana de su autor, dos aspectos importantes que no siempre se dan juntos. En mi libro traté de ver, de analizar y de comentar los valores de sus obras con la máxima objetividad posible, lejos de partidismos más o menos esporádicos o de modas más o menos pasajeras. ▬ ¿Qué opinión le merece la faceta de Casona como poeta? ― Casona es un excelente poeta y lo ha demostrado. Ya en la etapa de Murcia, a los 16 o 17 años escribe La empresa del “Ave María”, una muestra de su sorprendente precocidad, como puede comprobarse leyendo ese romance que he incluido en mi libro Un asturiano universal, que acaba de publicar Hércules Astur de Ediciones. Después publicó dos poemarios: El peregrino de la barba florida (1926) y La flauta del sapo (1930); de este último se ha ocupado recientemente José Manuel Feito en La Nueva España. ▬ ¿Tiene alguna opinión formada sobre por qué no cultivó esa vertiente más allá de la juventud, al menos públicamente? ― Lo que hizo Casona después fue orientar su talento poético hacia el teatro y la escena y gran parte del éxito conseguido con sus primeras obras, sobre todo con La sirena varada pero también con Otra vez el diablo e incluso con Nuestra Natacha, fue debido precisamente a la integración de la poesía en el teatro, o sea, a la poesía dramática. El crítico Juan Chabás, al comentar el estreno de La sirena en 1934, afirmaba incluso que su “máxima virtud” era precisamente que su autor había conseguido crear “poesía dramática”. Creo que vale la pena recordar esa cita: “Todo el teatro... si no es eso, si no es poesía dramática, no es nada. Nuestro teatro en verso al uso no es nada. En cambio, La sirena varada, escrita en prosa —prosa sutil, tornasolada, enriquecida por imprevistas imágenes y adornada por un resplandor constante de ternura y belleza— tiene la virtud de esa gracia poética” (Luz, 19-III-1934) Creo que la poesía, expresada de diversas formas en el teatro de Casona (con metáforas, imágenes, alegorías o mediante la típica atmósfera de muchas de ellas) se puede detectar en bastantes obras. Un caso típico y representativo me parece La dama del alba pero también El caballero de las espuelas de oro en varias de sus escenas. Y en el libreto de la ópera Don Rodrigo encontramos de nuevo al poeta, al versificador Casona. Ésa puede ser la explicación. ▬¿Cuál es, a su juicio, la obra cumbre de Casona como dramaturgo y la que mejor soportará el paso del tiempo? 65 Enero 2004 La Ratonera / 10 64 después del estreno de la obra y cuando el público ya había salido del teatro, estuve con él en el escenario, con los actores y actrices y muchos amigos que acudieron a felicitarle, como yo. Allí me presentó a su mujer Rosalía y a su hija Marta, allí conocí también personalmente a Antonio Buero Vallejo y a Lauro Olmo entre otros. ▬ ¿Qué impresión le produjo? ― La impresión que me produjo fue aproximadamente la misma que me había producido su teatro, porque en su teatro está su vida, su mentalidad, sus ideas, sus sueños, sus simpatías y antipatías: la de un hombre cordial, abierto, optimista, inteligente, culto, sensible. ▬ Cuando Casona falleció, ¿se encontraba en una encrucijada o estaba su capacidad dramática todavía preparada para ofrecer buenos frutos? ¿Piensa usted que su Caballero de las espuelas de oro es una “prueba del siete” consigo mismo, para demostrarse y demostrar que podía abordar empresas de cierta complejidad en plena madurez? ― A los 62 años, Casona se encontraba todavía, sin duda alguna, con plena capacidad intelectual y creativa para afrontar cualquier tema y para dar excelentes frutos, tanto más cuanto que se encontraba en su tierra, en sus raíces, en su ambiente. No creo que El caballero de las espuelas de oro fuera ninguna prueba ni test especial para demos- considerable experiencia al respecto y sabía bien por dónde se andaba. Además, muchos críticos han hablado de una de sus características más llamativas: del sentido del equilibrio y de la proporción ostensibles en su teatro, lo que también puede comprobarse al examinar esta cuestión concreta de que estamos hablando. ▬ ¿Cuál es la menos afortunada incursión de Casona en los escenarios? ― Creo que alguna de sus primeras obras, como El crimen de lord Arturo, escenificación de una narración de Oscar Wilde, en la que busca una senda parcialmente nueva (obra que posteriormente a su estreno en 1929 debió corregir o incluso reescribir en parte para su presentación en La Habana y para su inclusión en las Obras Completas, versión que es la que actualmente conocemos). Y, por su puesto, las colaboraciones con otros autores, como El misterio de “María Celeste”, escrita en colaboración con Alfonso Hernández Catá y basada en una narración breve de este último, y María Curie, escrita al alimón con Francisco Madrid, la primera estrenada en Valencia en 1935 y la segunda en Buenos Aires en 1940. Especialmente en estas dos últimas se puede apreciar el exigente concepto de la originalidad y del estilo personal que tenía Casona, ya que ambas obras no figuran en la Obras Completas porque Alejandro no debió quedar muy satisfecho de las mismas. En cambio, no tuvo in- conveniente en permitir su adaptación para el cine, pero cine y teatro son dos artes muy distintas y él lo sabía muy bien. ▬ ¿Los guiones cinematográficos que escribió Casona pueden tomarse como otro apartado dramático? ¿Y sus revisiones o adaptaciones de clásicos como Lope o Shakespeare? ― Casona ha expresado repetidas veces en su correspondencia que en el cine lo importante es la imagen y el responsable máximo es el director. En cambio, en el teatro lo que le importaba era la palabra y consideraba al autor como el responsable máximo. Por eso, creo que su trabajo como guionista en el cine, siendo importante por diversos motivos, no lo es tanto como su trabajo de adaptador de clásicos como Lope o Tirso, Rojas o Shakespeare. En las adaptaciones debió poner un gran interés y dedicación hasta el punto de que, a mi entender, se trata de verdaderas recreaciones con gran participación de su propia personalidad, dentro, claro está, de la fidelidad debida a los autores que adapta, en letra y en espíritu. ▬ Algunos críticos acusan al teatro de Casona de excesivamente pedagógico y de ser de un escapismo poético un poco trasnochado, ¿qué les diría a los que así se expresan? ― Puede que alguna vez el pedagogo de pura cepa que era Casona se deje llevar demasiado lejos por lo que a él personalmente siempre le preocupaba. Y aquí quizá se pueda decir algo análogo a lo que decíamos antes sobre si la poesía lastra o beneficia sus propuestas dramáticas. En ocasiones, seguramente el espectador o el crítico puede notar que hay un exceso de “docentismo” en sus obras, como decía Antonio Espina. Pero también en este aspecto pienso que el sentido del equilibrio y de la medida de Casona suele evitarle extremosidades exageradas y limitarse a lo permisible dentro de los cánones dramáticos y del ritmo e interés de sus obras. Cada autor tiene su estilo personal y distintivo. Otros se van o se exceden por otras vertientes: lo social puede llegar a ser panfletario, el humor puede convertirse en grosero, chocarrero o ridículo, etcétera. Por otra parte, calificar de “escapismo” a lo poético es una contradicción substancial. Quiero decir que lo poético, por naturaleza, es lo que escapa o se aparta de la realidad cotidiana, los poetas viven en un mundo diferente, tienen una visión de la realidad distinta de lo normal. Y no creo que sea legítimo lanzar como un reproche a ningún poeta el calificativo “escapista”. Si alguien lo hace, está negando la naturaleza de la poesía y la poesía misma. La poesía es evasión. Tiene su justificación plena en ella misma y no en estar “al servicio de” o “en función de” otras ideas y otros fines. Además, la poesía no es una moda pasajera, es la expresión de una necesidad del alma y de los sentimientos humanos, a mi enten- der, que siempre ha existido y siempre existirá. ▬ ¿Desearía usted añadir algo como colofón a esta charla? ― Para terminar, sólo quisiera añadir tres observaciones: la primera: reproducir algo de lo que ha escrito Luis Alberto Cuenca, actual secretario de Estado de Cultura, en el programa del reestreno en Madrid de Corona de amor y muerte en el Teatro Español. Allí leemos: “La vitalidad y perpetua juventud del teatro de Casona es un hecho incontrovertible. Ese teatro suyo, en que la poesía está tan presente y en que todo aparece bañado por la luz ambigua del ensueño y a la vez por la nítida claridad de la inteligencia, está llamado a perdurar”. Creo que no hacen falta comentarios. La segunda. El congreso homenaje a Casona que acaba de celebrarse en Oviedo, organizado —magníficamente organizado— por Antonio Fernández Insuela y su equipo, con el apoyo y respaldo de las autoridades oficiales, instituciones académicas y privadas, en el que participó una numerosa representación de los mejores especialistas, españoles y extranjeros, de la investigación del teatro español, ha mostrado, ha confirmado podríamos decir mejor, los valores literarios y dramáticos, políticos, sociales y humanos de la creación de Casona. Que Casona es uno de los grandes dramaturgos del teatro español del siglo XX no creo que se atreva nadie a ponerlo en tela de juicio, el congreso lo ha dejado bien claro, a mi entender. Sólo quienes se tapen los ojos dejarán de ver lo evidente. La tercera y última observación. Como tú has escrito en tu excelente artículo “Casona, dramaturgo del ensueño”, publicado en La Nueva España (10-VII-2003) —aquí podría limitarme a citar las primeras líneas del mismo— creo que hay que ir pensando en un reto que es también una hermosa y, desde luego, posible tarea: en editar unas Obras Completas de Casona que sean verdaderamente eso: completas o, por lo menos, lo más completas posible. Porque las que tenemos hasta ahora, que ciertamente han cumplido y cumplen una importante misión de difusión de su obra, no lo son. Habría que incluir en ellas toda su creación poética, todas sus adaptaciones teatrales de otros autores, sus traducciones, sus narraciones, el libreto de la ópera Don Rodrigo, sus prólogos, sus charlas radiofónicas, sus innumerables y sustantivos artículos periodísticos, eventualmente sus guiones de cine, etcétera. Sin olvidar su interesantísima correspondencia. Así podríamos llegar a hacernos una idea cabal de su personalidad y de su potencial creador. Con Max Aub, aprovechando este mismo año del centenario, se está haciendo magníficamente en Valencia, su patria adoptiva, con ayuda de la Generalitat. ¿No podría hacerse eso también aquí en Asturias, patria natural de Casona? Ojalá algún día llegue a realizarse ese deseo. 67 Enero 2004 La Ratonera / 10 66 ― Sin duda alguna La dama del alba. También en ella y quizá como más intensidad aún que en La sirena, puede apreciarse bien a las claras la poesía dramática de que hablaba Juan Chabás comentando esta última. La dama es seguramente también la más editada, en los últimos años se han hecho varias ediciones de la misma. Eso se debe probablemente a que se aprecian en ella esos valores poéticos que la hacen no sólo muy idónea para su representación en un escenario, sino también muy apropiada para disfrutar de ella en la lectura. En esos dos aspectos ha insistido hace poco Gustavo Pérez Puig, premio Nacional de Teatro de este año, en el programa del reestreno en Madrid de Corona de amor y muerte: que las obras de Casona no sólo valen para su escenificación o montaje, por su magistral estructura escénica, sino que también nos deleitan en la lectura. ▬ ¿El componente poético, beneficia o lastra en algunas ocasiones sus propuestas dramáticas? ― Yo creo que generalmente beneficia a sus obras dramáticas, como acabamos de ver, e incluso puede llegar a ser, precisamente por eso, su “virtud máxima”. Desde luego, la dosificación de ese componente poético en el teatro depende del talento, de la estrategia o del conocimiento del funcionamiento de la “carpintería escénica”. Casona, como se sabe, había adquirido, en su larga actividad como director del Teatro del Pueblo de las Misiones Pedagógicas, una La dama del alba Alejandro Casona Francisco Díaz-Faes Q La Ratonera / 10 68 ué vio el autor, qué sintió una y otra vez en «las Asturias de España», según su expresión, que lo dejó tan herido? ¿Por qué quiso detener el tiempo en, probablemente, la mayor de sus obras: La dama del alba? Acaso adivinase que el fin de las costumbres ancestrales, míticas, rurales y angostas de los múltiples valles de la tierra de su época (con su ingenuidad) estaba cerca. No sólo en el dominio que le vería nacer y jugar en los primeros años de su vida, sino en una España que cambiaría notablemente desde entonces. ¿Fue su desazón la de ver ocultarse la medida humana de las cosas, y para siempre, al término de los usos, el laboreo, el trato servil y el profundo respeto de las formas, al igual que la incomunicación topográfica, con el auge del progreso y de las comunicaciones, tal vez dejando un rastro que a duras penas se mantiene en el habla múltiple de los pueblos? No lo sabremos. Aunque todas sus obras están bañadas en un tono de aflicción o desconsuelo, ésta era su preferida, «fruto de un sentido y sentimiento de la tierra que exacerba notablemente el destierro», escribiría el mismo autor en 1950. He visto en parte de la obra trágica de Casona un componente que, pese a su universalidad, difusión y distribución geográfica, se me antoja de reminiscencias nórdicas, escandinavas, que iré pespunteando en estas breves líneas: la melancolía, el suicidio, la rusticidad del ambiente, la primacía del medio acuoso como fluido de la trama, la aparición de una presencia fantasmagórica, etc., cuya preponderancia mayor podemos observar en La dama del alba. Pero ¿acaso todo esto no es cósmico, terrenal y generalizado como el miedo y la atracción hacia la muerte? La acción puede transcurrir (nos dice el autor –en acotación del primer acto– «sin tiempo») en el mismo año de su estreno americano en 1944. Si se me preguntara qué puede representar esta escritura para el público actual, sesenta años después, no sabría qué responder, aparte de constatar la audiencia que han concitado, en su centenario, las representaciones en su pueblo natal de Besullo, en Cangas de Narcea, y en el Teatro Jovellanos de Gijón, con el auditorio abarrotado. Permítaseme decir que el genial creador que es Casona afecta de muchas maneras mi intimidad, me despierta sentimientos encontrados ante la archisensibilidad de ciertas de sus obras. En primer lugar me enamoré de uno de sus papeles secundarios, o por mejor decir de quien lo representaba con 16 años, cuando yo tenía pocos más. Más aún, tiempo después descubrí a Mary Carrillo y el regreso a los escenarios de María Jesús Valdés en el mismo papel. Pero, dejando a un lado todo rasgo de subjetividad, si analizáramos con cierto detenimiento este drama podríamos descubrir la infinidad de sugerencias que en él se hayan escritas. Desde el hecho singular de la desaparición de la amada en la noche de bodas (con el paso atrás o el arrepentimiento, la duda o, simplemente, la infidelidad), el recuerdo de su imagen por parte de la familia, su idealización como una leyenda que transcurre en el río, el ocultamiento del verdadero motivo de su fuga (el adulterio), la suplantación de la amada por una sustituta en el corazón del marido y la tortura de su memoria, la aparición de la Muerte como Peregrina (y su «sonrisa quieta», en expresión de la obra, que fácilmente asociaríamos al rictus), el relato a los niños (que rriente prerrafaelita. No es menos cierto que el vínculo con los dioses de las aguas ––que, por ejemplo, alguna persona ha recogido de viva voz en el concejo de Santo Adriano aún hoy en día–, tiene una genealogía cultural muy amplia que en la misma Asturias abarca desde les xanes al cuélebre, pasando por otras figuras. El desdoblamiento de la mujer protagonista, que es sustituida en el corazón del amado por otra joven similar, emparenta la pieza con el fluir de los cuentos maravillosos y de hadas de tradición oral. Por otro lado, la aparición de un espectro, la muerte misma como Peregrina, enmarca esta obra en la más plena tradición teatral del casticismo español, que representaría, por ejemplo, el Don Juan y su convidado de piedra, seguramente de genuina y rancia esencia patria, aunque, no lo olvidemos, la manifestación de la Muerte no sólamente como imagen del paso del tiempo y la futilidad de la vanitas, tiene antecedentes propios en toda Europa, al menos desde el Medievo, en representaciones cuyo más definido y macabro perfil ha dibujado el 69 mismísimo Durero, que se expone en estos días en Austria. Dejemos constancia de que, solamente sobre los signos de infidelidad entre esposos o, por mejor decir, entre parejas, hallamos prototipos tan evidentes y populares que van desde el Tristán e Isolda, hasta los ciclos medievales artúricos. En el primer caso será una espada la que encubra o enmascare la separación entre los amantes y su aparente pureza, y que anticipa una Isolda que trampea a su verdadero marido; en el segundo la reina Ginebra gozará de la libertad de engañar al propio rey Arturo, al entenderse con Lancelot. Mitos griegos y Enero 2004 El norte (universal) de la muerte asoman como representación de la inocencia y la renovación generacional), el regreso de la amada y su suicidio conducido por la muerte, la regeneración de la leyenda a través de un «milagro»… y todo ello con el conveniente aderezo de la voz del pueblo en los personajes populares (abuelo, Telva, sanjuaneras...). Deberíamos decir, en realidad, que lo tratado en La dama del alba es de gran amplitud y ambición estética, la misma que cautivó en el estreno por la densidad de su potencia simbólica, según recuerdan multitud de aficionados del momento. Todas esas acotaciones (al decir de las crónicas en su primera puesta en escena) de tiempo, lugar y modos se cubrirían, con nada menos que dieciocho actores, y con el honor del nombre de la insigne Compañía de Margarita Xirgu como luz estelar. Todo ello citaremos más adelante, pero bástenos decir que la representación de este texto insiste, como he apuntado aquí, no únicamente a la temática de la joven que abandona su matrimonio en la noche de bodas, cuya tradición es muy larga en la literatura, sino, también, a la muerte de la amada en el río, que, amén de aparecer en la obra capital de Shakespeare, Hamlet, adorna la iconografía occidental –que podemos intuir el autor conocía–, en los cuadros sobre el ahogamiento de Ofelia (la «sonrisa buenal», «sonrisa de paz» de Angélica, tantas veces pintada en la Ofelia muerta), que han sido popularizados a través de la co- nentemente poéticos y simbólicos de Casona, destacará siempre esta pieza. De tono más cercano, si cabe, a la tierra que vio nacer a su autor: «Hay mucho de mi infancia y por entero el corazón», observará el dramaturgo, como apunta Carmen Castañón. En ella está su amor a los personajes populares y a los acontecimientos singulares, como la «nevadona» de fin del siglo XIX que rememoran tantos pueblos de montaña aún, y sus giros y tropos de marcado acento asturiano, no sólo en el nombre de algunos de los protagonistas, sino en expresiones y topónimos. Allí en Asturias, refiere, estarán los nombres propios y singulares, la descripción siempre exhaustiva de la flora y «el amor que profesa a los pequeños seres y a las pequeñas cosas llenas de encanto de la aldea», en palabras de Adela Palacio, mujer de su compañero de infancia Lorenzo Rodríguez Castellanos. Pues «la poesía ha dado universalidad a las costumbres tradicionales de un pueblo milenario», añadirá, ya que, para Casona, más que en gozar, sufrir o aburrirse, las preocupaciones humanas están en saber «cuánto nos duran el placer, el dolor o el hastío». La infancia de Casona, que ha transcurrido en su pueblo natal, en Miranda de Avilés o en Villaviciosa, marca los trece primeros años de su vida, y no es impropio decir que dibujará su existencia entera con perfiles de autor genuinamente deudor de su pequeña patria de la memoria. Con estos mimbres de filosofía existencial, más allá de toda lección espiritual o moral, Casona será siempre aceptado por el público. Aunque al autor, nacido en 1903 y del que este año celebramos su más o menos divulgado centenario –más allá de su trabajo de continuación del teatro de comedia burguesa de la posguerra–, se le ignora y desconoce absoluta o temporalmente a veces hasta en su labor de captación pedagógica hacia el teatro clásico. Aquella que desarrollaría a través de las Misiones Pedagógicas y su Teatro del Pueblo, que también llegaría a llamarse Teatro Ambulante. Sin embargo, pese al fervor del espectador, y su identificación y fidelidad constante hacia muchas de sus piezas (cuyo signo más remarcable es la masiva expectación de la puesta en escena reciente de La dama del alba, en el otoño de este mismo año 2003 en Gijón por el grupo Maliayo, o en el pasado verano en su pueblo natal de Besullo, el día de su nacimiento, por parte del grupo de teatro Pausa, dirigido por Javier Villanueva, para no hablar del impresionante éxito de María Fernanda D’Ocón –que inspiró al propio Casona uno de sus personajes– en su versión de La casa de los siete balcones en noviembre último en el Teatro Campoamor), con frecuencia ¿podría sorprendernos que la recepción de su obra plantee problemas o sutilezas de valoración por parte de la crítica especializada? Esa cuyo axioma mayor traza el eje que ha planteado el profesor Antonio Insuela en el reciente Congreso sobre Casona en la Universidad de Oviedo, considerando que sobre nuestro autor, si no he comprendido mal, ha habido “un olvido crítico”, que no sé si conceptuar de crítico olvido. Quédenos constancia de esto pues no hay aquí lugar para ampliar esos datos sobre la llegada a España en tropel de fervor popular de su obra en los años 60, por lo que deberíamos remitir al libro de Carmen Castañón publicado por la Caja de Ahorros de Asturias en 1990 o a otras publicaciones cuya especialización no viene a cuento. Mas, ¿qué dicen nuestros coetáneos especialistas del momento sobre la obra del insigne dramaturgo, que ahora se recupera en los teatros? El crítico Boni Ortiz (La Voz de Asturias, edición de Gijón de 18 de octubre de 2003 –para quien fue en 1960 cuando por vez primera se representaría en Gijón esta obra, lo que significaría anticiparse en dos años a su estreno en la cartelera madrileña–), observa y no sin cierta ironía, lo que a día de hoy significa y lo que debería ser, la futura mejoría de su representación en un teatro, una vez comprendidos los antecedentes históricos que le rodean. Y lo hace en estos términos, explicando lo que se da a entender a día de hoy, con los antecedentes que nos explica y su idea de lo que debería ser mejor para su futura representación: “La primera vez que esta obra se puso en Gijón, fue en junio de 1960, por La Máscara y dirigida por Laureano Mántaras. Se dio una función semiclandestina en el Ateneo Jovellanos, puesto que su exhibición estaba prohibida… eran otros tiempos y todo (incluida La Dama del Alba) tenía otro significado. Hoy cabría un último montaje traducida al asturiano (menos la Peregrina que debería mantener su lengua castellana, como sucede con los foriatos en el teatro costumbrista) y moverla sobre una cama elástica (como aquella Yerma de Nuria Espert), pero con mucho cuidado para no caerse y romperse la crisma. No merecería la pena.” Su llegada a España, como hemos dicho, se había visto rodeada de una polémica que amargó los últimos días del autor, tal vez, según algunos, porque no se digirió que un republicano triunfase en pleno franquismo con un teatro que se consideraba demasiado parecido al burgués que se quiso combatir estéticamente durante tanto tiempo: no debemos ignorar que los ritmos y la pulsión propios de la escena española iban por otro lado y buscaban una apertura transgresora que Casona ya no representaba. Lo cierto es que Casona triunfaría plenamente desde la República hasta la dictadura de Franco, no siendo menor su consideración en gran parte del público a partir de la democracia. Recientemente, esos juicios sobre La dama del alba, que tampoco permiten extender una consideración mayor a esa escritura, se han dirigido hacia ella. Declarando que, o bien se manifestaría mejor la idea de una pulsión asturianista, o popular, cercana al pueblo, si se hubiera expresado en la diversa lengua regional, llámese asturiano o bable, o que su validez estética o ideológica están a día de hoy fuera de sitio. En el primer caso, para Adolfo Camilo Díaz, en su encendida y creo que sincera admiración al teatro popular asturiano (expresada con vehemencia en el último verano en su disertación de agosto en Candás –en su idea sobre el establecimiento de un corpus de teatro nacional (sic) asturiano–), esta pieza es el paradigma de lo que nunca debió hacer su autor al disfrazarla de castellano, cuando todo en ella lleva al idioma de la región, perdón, de la nación: «Alejandro Casona […] sí s’axustó a una llinia d’usu teatral, homologóse», lo que es signo que considera de dramaturgo «normalizáu» (son sus palabras). Por otro lado, como hemos dicho el propio Boni Ortiz escribe con un cierto distanciamiento humorístico, sobre la última versión de la obra en el teatro Jovellanos en la fecha señalada, postulando una estética diferente para los tiempos que corren que se contradice con una ideología retrógrada para lo que nos oferta Casona. Debería al menos señalar por mi parte que parecerían arbitrariedades de base aquellas sobre la que forma sus nociones Adolfo. Por muy interesantes que resulten algunas de ellas, otras no se sostienen («y ye qu’en La Dama falta la 71 Enero 2004 La Ratonera / 10 70 orientales, novelas romanas, leyendas árabes, rasgos medievales de las sagas fundadoras de los ciclos artúricos y castellanos, como vemos, se conjugan para divulgar un amor que no se cumple, como el de Julieta, que rechaza casarse con quien han dispuesto sus padres y muere por amor, o como el de esta infidelidad en la obra de Casona, en la que alguien muere sin amor (al menos sin el amor consumado o prometido), algo que tiene una importancia capital en la trilogía trágica de su coetáneo Lorca. Por lo que respecta, strictu sensu, a la dimensión y justeza de su estimación, escuchemos lo que nos dice la siempre admirada Carmen Díaz Castañón, que recuerda que La dama del alba fue considerada «unánimemente por la crítica como la mejor obra de Casona». Estrenada por Margarita Xirgu (bellísimo el recuerdo de Casona que rescata Carmen sobre la importancia que daba la actriz a las pausas… «hablar con la sonrisa, con la mirada, con las contracciones y el dominio de los músculos de su cara») en el papel de la Peregrina el 3 de noviembre de 1944 en el teatro Avenida de Buenos Aires, no vendría a España hasta 1962. Cuando estrena esta obra, hace dos años que Margarita ha fundado en Chile su primera Escuela de Arte Dramático, y le corresponde nada menos que a un alumno de la primera promoción, Alberto Closas, dar vida al personaje central masculino: Martín. Entre los veintidós dramas de tintes emi- ridad que toma la hechura de la Arcadia-feliz-rural. Al menos en dos manifestaciones contrapuestas: la idea de soñar con una forma aldeana de vida remota –de la que ningún intelectual debe reírse–, que refleje el teatro, por ejemplo, y, por otro lado, la de abrazar las maneras de vida, o por mejor decir, las subvenciones, que dan una forma de entender la existencia como un parque temático del arco atlántico (en expresión muy en boga, a ser posible céltico) y que nada tenga que ver con nuestra tradición mediterránea o árabe, por no mentar la visigoda, sefardí o greco-romana, aunque se pase por alto que podemos ser medievales en los mercados de ocasión. Dice el mismo Adolfo como corolario: “El teatru Popular asturianu, esi cachu que ye’l tou del tetru nacional n’Asturies, bien que pudo ser un motor homologador, una dinamo llexitimadora del nuesu país, un abrazu qu’abellugare y llevantare a Casona y a Pepín de Pría como cumes d’una mirada distinta, distintiva, patrimonial, única del mundu.” Nada menos ¿Habría que partir de nuevo de conceptos como patria, país, lengua, fala, dialecto, transcendencia, universalidad-localismo, en esa función de adanismo que trato de apuntar, para acabar con tanta confusión de términos? Claro que, como el mismo Adolfo Camilo aclara: «…en d’alguna ocasión diximos que Shakespeare nun nació equí (se refiere a Asturias) […] pero que Shakespeare nun (d)escribió la nuesa manera de sentir talo cualo tienen fecho Eladio Verde, Marirreguera o Pachín de Melás». ¿Son, acaso, Shakespeare, o Cervantes, por ejemplo, quienes se equivocan porque dicen lo esencial para cualquier ser humano del orbe, por rara que sea su raza o Rh? Tal vez ahí radique la equivocación o falsedad del análisis: Alejandro Casona, y no digamos Shakespeare, son genios universales, lo que no podemos decir de nuestros eminentes escritores locales. Pero es más, a Shakespeare, Lope, a Beckett, a Ionesco, hasta Arrabal, lo puede entender cualquier persona del pueblo, por muy cerrado o iletrado que sea. Algo que el mismo Casona, y no digamos Lorca, hicieron ver divulgando el teatro clásico y el de su tiempo en las Misiones Pedagógicas y con La Barraca respectivamente. Y lo hacían y lo hacen tantos desde hace tanto tiempo en castellano, sin que sufran las entendederas de nadie ¿Ocurre lo mismo, una comprensión absoluta o parcial, para todos aquellos que van a los pueblos hablando el bable oficial de finales del siglo XX? Muy diferentemente en cuanto a su temática, Boni Ortiz abraza la dicotomía de apreciar lo que cree justo y desdeñar lo que ve innecesario y flojo en el terreno teatral, con estas palabras: “Uds. me perdonarán, pero por más esfuerzos que hago, esto me recuerda a las lapidaciones de los tribunales islámicos. Los entusiastas del autor asturiano, deberían de hacerle el favor de olvidarse de esta obra (antigua, aburrida, reaccionaria y con una «prosa poética» repleta de frases hechas) y otras de su «teatro grande» y recuperar al Casona de las farsas.” Boni acepta, como vemos, la capacidad que tiene el autor para escribir sus farsas y rechaza vigorosamente, desde el punto de vista ideológico, la escritura teatral que le ha dado más fama, como La dama del alba. Acostumbrado a leer la voz ajena, a escudriñar el objeto y percepción de la obra de arte, su significado y sistematización, su fin último, no dejo de creer que a veces en este campo, tendemos a hacer consideraciones e intelectualizaciones generales que suelen ser descalificadas por el tiempo y la profundización de los especialistas cuando no por el público en general como el teatro tantas veces demuestra... Vuelvo por última vez, a personalizar con un ejemplo de cuando asistí, a mediados de los ochenta, a la primera representación profesional que veía de La dama del alba. Que me hubiera sobrecogido un tanto nada menos que la maravillosa Mary Carrillo, en su papel espectral –al parecerme su vestimenta más propia de una primera comunión–, no deja de ser un punto de vista simplón y torpe que da idea de mi necia profundidad de campo. Es cierto que, como dijo ella a un amigo, yo no había entendido nada de la obra, o, por mejor decir, según creo hoy, había visto lo que me había dado la gana. Todo esto me vino a la cabeza cuando, no hace mucho, descubrí que el tema de la famosa Pietá que esculpió Miguel Ángel (un Cristo yacente que es abrazado por las manos amorosas de su madre, lo contrario de la imagen de la obra de Casona –el varón, en este caso el Martín de La dama del alba, cual un martín pescador, o como un San Cristóbal que saca de las aguas un cadáver o una persona desfallecida–), tan divulgado y difundido en toda la iconografía artística del arte sacro, tiene un origen germánico. Lo más habitual es considerarlo mediterráneo, como aconseja la inercia de conceder a nuestra civilización una calidad de conmiseración que no encaja con la frialdad nórdica que, atravesando las ideas climatológicas, queremos ver en los pueblos del norte de Europa. A pesar de ello, quizá una impropia en encontrar símiles y concordias en la imaginería de la expresión artística tenga a mal llevarme a ver y atisbar, como he dicho, una melancolía nórdica en Casona, en cierta parte de su gran dramaturgia, que llena su teatro de un ambiente de seres mágicos y neblinosos –tal vez no sólo remembranza de sus orígenes familiares en la Cangas de Narcea rural donde nació y vivió su infancia, sino, también, de sus vaivenes en la Cataluña rural donde ejerció de maestro, Andalucía o Argentina, y que, a buen seguro, dejó su influjo natural en una mente tan sensible y pedagógica–. ¿Es arbitrariedad, acierto, ofuscación del que esto escribe o una idea fundada? Dejo para el lector, y sobre todo para el espectador, el estímulo de adivinar si el genio de Casona está más cerca de Ibsen u Olgersson, que de Vital Aza, Pachín de Melás o Lorca. Aunque, fuera de toda duda, el autor, lo hemos escuchado antes, deshaga elucubraciones en la dedicatoria capital de su drama: «A mi tierra de Asturias: a su paisaje, a sus hombres, a su espiritu». No hay lugar aquí para tratar problema semejante de interpretación de lo que estamos viendo en su teatro, en la obra seria de todo Alejandro Casona. Ni lo que nos transmite en esa su trascendencia aumentada en la pomposidad de las puestas en escena, además de la propia de su escritura poética, que se tiende a despachar con ironía o incomprensión por parte de muchos especialistas –otra clase de espíritus–, entre los que me incluyo como el mayor de los ignorantes. Pero, en las recepciones de su puesta en escena en los teatros, el público, como machaconamente podemos comprobar, reacciona de otra manera, haciendo caso omiso de nuestras intelectualizaciones, por no expresarlo de forma más contundente. Por fortuna. Otra vez, e insistentemente lo viene haciendo siempre, como ha señalado Boni Ortiz. Fue, en esta última ocasión, en las manos del grupo Maliayo de Villaviciosa, en 73 Enero 2004 La Ratonera / 10 72 llingua y falten los arquetipos más identificadores (por tópicos) de lo asturiano […] nun hai fala»). Ni qué decir tiene que los términos lingüísticos que utiliza (por ejemplo diglósicu) aparentan en su texto el carácter de un epíteto, de un calificativo, que suena demasiadas veces y no todas bien. ¿No quedan así descuidadas sus posturas en su último libro de conjeturas (El teatru pupular asturianu, Uviéu, 2002) al incurrir, cual procuran otros nacionalismos, en la falsificación de la historia, la alucinación de un presentismo sin formación o un pasadismo –una mitificación de un pasado erróneo–, siempre en solfa? Habría que aludir al adanismo para la explicación de una historia social de la lengua que no impregne de dogmas, mitos y elucubraciones sentimentales lo que hablamos. ¿No será el afán de que no desaparezca lo que la haga aparecer, sin criterio, en la historia del arte, las costumbres, el teatro o la misma historia de Asturias como un Cid sin batalla? Tal vez echando mano a nuestra circunstancia personal lo que logremos es adornar la circunstancia histórica, haciéndola hablar más de la cuenta en un idioma que desconocemos y nunca hizo patria muy a nuestro pesar. No creo que a Casona le llevase ni un minuto pensar si su teatro era o no, filológica, etimológica o lingüísticamente asturiano. Su mayor amplitud de miras, su genio, digámoslo de una vez, su universalidad, no habría entendido ese complejo de inferio- La Ratonera / 10 74 “Ya saben Uds. de que va la cosa […] Martín, que sospechaba desde el mismísimo día de la boda, la sigue y es testigo de toda la movida; vuelve a la casa y tras coger la escopeta, intenta darles «caza», sin lograrlo. Cuando vuelve al hogar, se encuentra con que la familia y todo el pueblo piensan que su casquivana esposa ha caído en el río, muriendo ahogada. La historia es un puzzle que no se resuelve hasta el final, cuando la Muerte Peregrina, con la que la familia mantiene una relación muy amistosa, decide echarles una mano y cumplir esa sentencia de muerte que el muermo de Martín ya había determinado para la infiel. Pasados cuatro años, la adúltera de vuelta a casa, cansada de putear por el mundo, se topa con la Peregrina Muerte que le come la cabeza para que se tire al río y mantenga el buen recuerdo que de ella tienen todos… Amén.” A estas alturas ha quedado claro que pueda ser cierto que La dama del alba tenga un tono que, si algunos denominan poético, a otros puede parecer recalcitrante o cursi, pero me pregunto sino será más por la impresión que dan las representaciones magnificentísimas que, con frecuencia, hemos visto, o, las más de las veces, por nuestro criterio censor o sentencioso, inamovible, de cómo debe ser una obra de arte. Pues piezas teñidas o recubiertas de una religiosidad exacerbada que hay quien cree meliflua, las obras de Casona ¿atienden al espíritu, el paisaje y la tierra que quiso describir y a los que dedicó tanto tiempo y de manera tan maravillosa, cuando las puestas en escena se pretenden encalar con una grandilocuencia exagerada? No será que nos estorban más los asturianismos de pacotilla, con su canon de convencionalismos, las más de las veces con bruma aún mayor que la que destila su escritura vaporosa, sentida, rimbombante y melodramática. ¿Debemos acaso olvidar que aparte de la poderosa presencia de cierto ambiente angelical, también el humor popular y el refranero, la sorna y socarronería asturianas sin olvidar lo demoníaco están igualmente en esa dualidad de su teatro? Aunque deberíamos mencionar a lo maléfico, sólo sea por las ocasiones que el diablo es protagonista en su teatro, bien cierto que, más como provocador (he ahí otra de sus raíces mediterráneas, el tema de los demonis, de gran implantación de la España catalano-valenciana) que, en nuestra tradición asturiana, mucho más agnóstica, aparece en la literatura de resonancia oral como diañu, burlón y chancero. «La dama del alba, es el monumento poético que Alejandro Casona, asturiano entrañable, pero escritor sin fronteras, ha erigido nostálgicamente desde su exilio americano a su Asturias natal, a su terruño, plasmando artística y magistralmente su mentalidad, su folclore, su lenguaje, su paisaje y su espíritu», en palabras de José R. Richart (del excelente prólogo a la edición de lujo perfectamente ilustrada y documentada en este centenario por ediciones Hércules). Gocemos, pues –desprendiéndonos de nuestro rubor emocional–, de este retablo en cuatro actos que para el mismo autor era su obra preferida: profundidad, poesía, trascendencia, misterio, magia. «Una historia verdadera que parece un cuento», según relata la Muerte a los niños: cuando «una noche de hogueras y cantares, se encontró a la bella durmiente del río, más hermosa que nunca». Deshagámonos de los prejuicios o juicios previos, parece decirnos el autor, seamos como esos niños que se lo creen todo desistiendo de encalar esta pintura justa –de una tragedia del campo y lo rural–, de lo que queda de rústico en el hombre moderno. Premios Asturias de las Artes Escénicas Gala del Teatro 2003 Palmarés 2003 MEJOR ESPECTÁCULO: • Los emigrados de Teatro Estudio de Gijón MEJOR ESPECTÁCULO AMATEUR: • La dama del alba de Teatro Pausa MEJOR DIRECTOR/A DE ESCENA: • Laura Iglesia por Con p de piano Manuel Pizarro, del TEG. MEJOR INTÉRPRETE FEMENINA: • Angeles Arenas por La Celestina MEJOR INTÉRPRETE MASCULINO: • 75 José Antonio Lobato por La Celestina MEJOR ESPECTÁCULO INFANTIL, TITERES O MARIONETAS: • La caja amarilla de Kamante Teatro MEJOR AUTOR/A: • Laura Iglesia por Con p de piano MEJOR PROFESIONAL VINCULADO A LAS ARTES ESCÉNICAS: • Azucena Rico por el vestuario de La Celestina Actrices de Teatro Pausa. PREMIO HONORÍFICO: • Teatro Márgen, por su trayectoria profesional de 26 años. Laura Iglesia. Ángeles Arenas. José Antonio Lobato. Enero 2004 las que recayó la representación que hemos mencionado en este prólogo, concretamente el día 17 de octubre, con lleno absoluto en el teatro Jovellanos de Gijón. El asunto de la mujer que rechaza a los pocos días su matrimonio en la noche de San Juan, Angélica, decidiendo huir de su marido, de la familia y de la casa, para, en aquella hora mágica, encontrarse con su amante que la espera con dos caballos, es resumido así por mi colega Boni, en su labor para el diario La Voz de Asturias, edición de Gijón. Luisa Aguilar, de Kamante Teatro. Azucena Rico. Arturo Castro, de Teatro Margen. 77 Los galardonados con los Premios Asturias de las Artes Escénicas durante la Gala del Teatro 2003, en el escenario del Nuevo Teatro de La Felguera. Enero 2004 La Ratonera / 10 76 Dislates Un compromisu imaxinariu Chechu García La Ratonera / 10 78 L´aición na parte atrás d´un polideportivu d´escuela. Per un ventanu nel altu d´un de les paredes, dos policies (de la recién creao policía autónomo) de paisanu escuquen pa lo de dientru. Ún d´ellos ta engoláu nel llombu del otru, espurríu pa poder llegar al ventanu nun estrañu equilibriu. UNU.- Qué. OTRU.- De momentu ná de ná. UNU.- ¿Cuántos ves? OTRU.- Dos desgreñáos fumando y ún con pinta maricón que fai estiramientos. Y eso sí, dos hembres lixeres de trapu, de reclamu, pidiendo´l revolcón y sacudía sexual. ¿Cuántos dixo la Viceconseyera que yeren? UNU.- “Ocho o diez miembros supuestamente comprometíos que convién vigilar” ¿Y qué dicen? OTRU.- Malapenes oigo ná. Xuntense y abrácense como escolinos xugando al recreu. UNU.- Eso ye´l calentamientu, pa la deshinibición. Y mete prisa, que tas dexándome´l llombu en carne vivo... y duel la de Dios. ¿Tienen dalguna bandera o siñal? Y el decoráu... ¿ye escenografía abstracto, simbólico, realista o costumista? OTRU.- Nun tienen ná. UNU.- Minimalista entós. OTRU.- ¿Y eso ye peligroso? UNU.- Muncho. Equí lo menos ye más. Da-yos con sacar un alfiler pa representar les piques na “rendición de Breda”, una matrioska para tener la Basílica de San Basiliu, o una forgaxa flotando nuna palangana pa facer el diluviu universal. OTRU.- ¡Joder, pues pónenmoslo difícil! UNU.- “Economía, Horacio, economía..” Dan-yos subvenciones millonaries pal decoráu, gástenlo per ehí folixando, y luego... claro, faen a Calderón y a Lope en comprimío, versión liliputuense... Y agora... ¿qué? OTRU.- Pere. UNU.- Venga, que ta al llegar la xente. ¿Dalgún esparaván, dalguna mueca obscena..? OTRU.- Pere un momentu... tan poniendo unes camisetes....negres. Nunca...Nunca Mais ¡les del galipote! de negro y banda azul celeste. UNU.- Tá bien. Hai que dar un poco caña a Madrí ¿toos iguales o dalguno namás? OTRU.- Nun sé. UNU.- Mira bien, coño. OTRU.- Sí, otros....pere, non. Non...Non a la guerra. Non a la guerra, sargentu. UNU.- Infelices. Son unos infelices. OTRU.- Pos vese-yos contentos, paecen hyppies. UNU.- Actores de métodu, que pal casu ye peor. Biofuncionalistes. Puxarra. OTRU.- El de barba ta sacando unes pegatines. UNU.- “Nada entiendo de la vida, amigo Max”. OTRU.- ¿Qué ye, sargentu? UNU.- Ná, tu a lo tuyo, ¿unes pegatines, dices? ¿unes pegatines? Quedrán interactuar. Valiente mediocridá. OTRU.- Un tacáu, Más Cultura y Menos Fartura, pon. UNU.- Nun me jodas. OTRU.- Sí, sí, Más Cultura y Menos Fartura. Suena bien. UNU- ¡Unes pegates! El teatru tien que tener otres pretensiones, joder, otra altura, otru... quesió. OTRU.- Ta repartiéndoles ¿Detenémoslos yá? UNU.- La escuela dadaísta, los movimientos de crítica del arte. Con escuela. Con talentu. Aquello yera lluchar pola llibertá y non estos cuatro folgaos. OTRU.- ¿Sargentu? UNU.- Babayaes. Psico- plasticidá. Pero qué creen que son ¿Modernos? Güevos, tienen güevos...pa dar eses pegates. OTRU.- Dos o tres ucenes onde les cortines. UNU.- ¿Qué ye, ho? OTRU.- Güevos sargentu, tienen dos o tres caxes onde l´escenariu. UNU.- ¿Tas seguru? Mira bien, coño. OTRU.- Sí, acaben de traelos. UNU.- Nun s´atreven. Serán cabrones. Nun s´atreven. Van a cagala. OTRU.- Tan pegándose voces ¿nun los oye? Unos a otros. Meten miéu. UNU.- Ye too mentira. Pal estréss. Pa quitar los nervios del pre-estreno ¡puta que los parió! cola que van a armar... OTRU.- ¿Baxo yá, sargentu? UNU.- Van de progres ¿daste cuenta? D´antiglobalización y movimientu reivindicativu ligth. Camúflense nel escándalu, pero de profesionalidá ná de ná. Joder, y amás saldrán na prensa y...¡Cagun diola! Pinzóseme un discu ¡Ay so madre! OTRU.- ¿Qué-y pasa, sargentu? Nun m´asuste. UNU.- Un discu pinzáu ¡so perputa madre! ¡El de la ernia bendito! ¡Baxa cagando hosties! OTRU pega un saltu atléticu y UNU refriega la espalda y fae por espurrise. UNU.- Coño, bien creyí que m´entrare un paralís. (sorríe alliviáu). Vamos OTRU.- Sargentu, veolu mui puestu na farándula UNU.- Ye qu´anantes d´ingresar nel cuerpu, tuve un añu estudiando nel ITAE. OTRU.- ¡Home va, sargentu! UNU.- Lo que yo te diga. Y agora, trai p´acá´l móvil qu´hai que dar parte na Viceconseyería. 79 OTRU apurre-y el móvil a UNU. UNU.- Somos los de la Gala. Sí...sí, unes camisetuques del Nunca Mais y la guerra d´Irak... nengún problema... yá lo sé. Pero tienen güevos... Non, de verdá, güevos de verdá... ¡claro!... ¿Detenémoslos yá?... Vale. Enero 2004 Dislates Laureano Mántaras P La Ratonera / 10 80 or qué volver a Valle? Aparte de fastidiar a Cuca Alonso, el teatro de D. Ramón María del Valle-Inclán, es el teatro menos explorado, siendo el más importante del panorama español al menos, para no hacer el patriotero. Además de otras consideraciones que LA MÁSCARA, siempre tiene presente y que todas se desprenden de la primera y más importante: la selección del texto para ser representado. LA MÁSCARA, solamente justifica su actuación, si pone de pie una obra que contemple los siguientes aspectos: 1º) Un autor rompedor, con nuevas ideas. 2º) El autor olvidado intencionadamente por los poderes constituidos. 3º) Todo buen teatro que rechazan los mercaderes por no considerarlo lucrativo. 4º) Que no se haya estrenado en Asturias. De ahí que volvamos a Valle con La hija del capitán, esperpento de firme afán renovador, porque Valle, contra viento y marea, hizo su renovación, pero los poderes que posi- bilitan la vida o decretan la muerte del teatro, salvo raras excepciones, continúan siendo los mismos carcamales de siempre. Todo el teatro de Valle está escrito con voz grande. Valle no trae al escenario casos insólitos, no rebusca ni hace juegos malabares dosificando el suspense, no usa del aspecto policial para crear tensión, tan socorrido en el teatro. Los asuntos son tratados con la frescura que proporciona su riqueza imaginativa y el inmenso conocimiento del lenguaje, sea académico o popular. Pone en la escena unos personajes sin maniqueísmo y sobre todo enraíza a sus individuos con España y los acontecimientos históricos. No escribe sus obras al dictado como sus homólogos Echegaray o Benavente, que hacían las obras de encargo para la Guerrero, o los Asquerino. Su amplitud de miras no le permitían sacrificar un texto para encajarlo en el hacer relumbrón de un primer actor o una prima dona. El teatro de Valle, tanto en la calle como en interiores, no se cifra en resaltar al héroe, la situación creada; permite que todos los individuos, ciudadanos o rurales, tengan su minuto de gloria, con muy pocas exigencias en la antropometría de los actores; en ese vasto mundo creado por el genio habitamos todos, incluidos perros, gatos, caballos y loros parlantes, con la equilibrada preponderancia que la situación pide. Deja de lado la introspección psicológica para trazar el individuo socialmente reconocible, puesto que en convivencia... “hechos son amores y no buenas razones”. Valle, retrata una situación y sus enredos a través de unos personajes episódicos, que ponen de manifiesto, con sus actos, sus intenciones, sin necesidad de hurgar en el “alter ego” de sus personajes, lo más cinematográfico posible, pues hoy sabemos que esa era una de sus preocupaciones, competir con el cine. Con otra intencionalidad, Bertolt Brecht utiliza el mismo tratamiento para sus personajes. Solamente le importa el ser socialmente actuante, no examina psicológicamente la persona, lo importante, donde pone el empeño es, en desnudar al mito, para poner de manifiesto las vergüenzas históricas, desenmascarando al poder. Valle pone frente al espejo a los españoles para que se avergüencen de sus perversiones y vean cuanto hay de esperpéntico en ese arañar la vida para subsistir, y constaten quién los atrapa en las cuerdas del guiñol que los maneja. Y todo esto tímetros (distancia de un micrófono) o hacerlo para la última fila del entresuelo que está en un plano de inclinación de, treinta grados y cincuenta metros de distancia. En un futuro, no muy lejano, no tendremos actrices ni actores, que tengan voz para representar en grandes salas comerciales con 1500/1700 butacas, musitando matices que lleguen a las ultimas filas. La utilización del micrófono deforma el timbre de la voz, pudiendo deformar lo gestual. No tenemos más que observar: al esfuerzo para llegar con la voz a una distancia de sesenta metros, conlleva una amplitud y esfuerzo del gesto, proporcional, al realizado con la voz. Para llegar con la voz, a sesenta metros, utilizando un micrófono, no requiere esfuerzo alguno, si el gesto es consecuente en el esfuerzo, resultará corto para alcanzar las últimas filas. Necesitando en la interpretación “el decir, la rúbrica del hacer”, tendremos que crear una técnica nueva para amplificar el gesto o tendremos una fragante distorsión, entre el decir y el hacer. Véase si no, los cantantes en los mega conciertos, cómo saltan, hacen aspavientos, brincan y dan vueltas al aire con la pretensión de casar sus gestos con los 10 o 15 mil watios, que amplifican su voz. Cuando los Rolling Stones actúan, Mick Jagger está más en el papel del pelele manteado que en el de vocalista. Aparte del resultado, el desorbitado intento es por conseguir equilibrio entre la voz y lo gestual. No plantean estos problemas los textos para teatro de D. Ramón, principalmente los esperpentos, todos ellos escritos hacia fuera, en “tesitura alta” de forma que (el o la) intérprete, pueda con su voz llegar al oído del último espectador de la última fila, sin el apoyo de la electrónica. Aviso para el público: si el público no oye tiene la obligación de patear y pasar por taquilla para reclamar su dinero. Para un equipo de teatro que se precie, el teatro de Valle no sufre, repito, esos problemas, pero plantea otros. Más exacto sería decir que los problemas están en nosotros y no en los textos de Valle. ValleInclán concluyó su renovación sin restricciones dejando su impronta acabada. El hecho de que el montaje se nos atragante para poner de pie un texto que se desarrolla en siete u ocho escenarios diferentes, no es culpa del autor y sí de nuestro teatro amateur que aún anda a gatas. Valle hizo su renovación y ahí está. Los problemas están en nosotros, en el teatro español que continúa en manos de los cavernícolas. A pesar de las dificultades LA MÁSCARA, se meterá en la aventura –el teatro amateur continúa siendo una aventura– de representar el año próximo La hija del capitán, esperpento de D. Ramón María del Valle-Inclán. Que los dioses nos sean propicios. 81 Enero 2004 La Máscara vuelve a Valle-Inclán hecho con el desenfado de lo pintoresco y sacándole al casticismo su gracia intrínseca, sin la mínima pretensión de ser gracioso. El refinado estilete de la ironía, el sarcasmo y la paradoja, provocan risa (sin llegar a la carcajada) exorcizando el patetismo que subyace en el esperpento y lo hace donairoso. Al plantear situaciones que envuelve la colectividad, el texto resulta una partitura escrita en “tesitura alta” que permite al actor lanzar su emisión de voz para llegar a la última fila de la sala por amplia que sea. No todos los textos poseen esta virtud. Hoy vemos con normalidad que una compañía de teatro profesional se presente en el escenario utilizando el micrófono, dado la adición del publico al micrófono, debido al bombardeo diario a que nos somete la industria discográfica, la radio y televisión. Puede decirse que la totalidad de las informaciones que recibimos, nos llegan a través de los micrófonos. De ahí, que no hagamos ascos a la pérdida cualitativa entre el sonido directo y el que nos llega filtrado por la electrónica. La mayor parte de las actrices y actores trabajan en el cine y televisión y lo hacen con micrófonos. La ley del mínimo esfuerzo está en el afán del ser humano –siendo el mayor gancho para las ventas– de los que impulsan las tendencias de la sociedad de consumo para atraparnos en esa vorágine. Existen notables diferencias entre hablar para una distancia de diez o menos cen- La lata de Teatro Casona Francisco Díaz-Faes U alguna empresa conservera de Candás su promoción. Tuvo que ser la gallega ALBO, la que sorprendentemente decidiera por fin hacer algo que jamás le había propuesto nadie. En efecto, según cuenta Andrés, a Vigo se tuvo que ir para contemplar cómo las máquinas, por unas horas, se paralizaban para ser limpiadas de su oleoso odor a sardinas. Y a continuación las empaquetadoras, uno por uno, en cuantía de 10.000, fueran incorporando los programas que albergan fotografía y repertorio de la obra El arte de destrozar una comedia. Así las latas de la famosa conservera, con actores y director en esa unión de Teatro Casona y Capitol Teatro de Mieres, salen expuestos casi al vacío, enlatados en esa obra que ha cautivado donde quiera que se representa. Es curioso que la Consejería de Cultura que aparece como uno de los patrocinadores de esta producción, junto al ayuntamiento de Mieres y CajaAs- tur, figure en este envasado en el que no ha querido contribuir con ninguna aportación ni subvención para la ejecución de este proyecto ni el pago a los actores ni ninguna otra partida. Más aún extraño parece el que esta obra, tan exacta, vivísima y desternillante, no se haya ni tan siquiera seleccionado para los premios de teatro que anualmente se dan en el Nuevo Teatro de La Felguera en diciembre. Es posible que alguien no haya dado suficientemente la lata para que esto ocurriera de distinta forma. Mas la historia que aquí relatamos, hace ver que las casas comerciales pueden despertar mágicamente de su letargo promocional referido al teatro. A veces con que sólo se las ofrezca algo coherente. Y que pueden llevar a buen puerto cualquier idea original para financiar un producto. Mientras que las instituciones pueden vagar, divagar o patinar, en el mar del despiste o la ignorancia, de forma calamitosa. 83 Enero 2004 La Ratonera / 10 82 n programa de mano en una lata de sardinas hermética. Limpio, eficaz, evocador, sencillo y bello objeto. Se le ocurrió a Andrés Presumido en una idea que finalmente ejecutaría la firma ALBO en un diseño de Martia. No es casualidad que dentro de la cuarta Feria del Libro de Teatro celebrado en el Círculo de Bellas Artes el mes de noviembre en Madrid, el producto estelar haya sido, no un libro, sino la publicidad del último espectáculo de Andrés Presumido. Causó expectación y no dudaría que si llega a manos de la Biblioteca Nacional pueda conseguir algún premio anual de diseño, como los que esos días en ese magno edificio se exponían. Tal vez la analogía con la que se puede enlazar esta idea de Presumido, sea la del grupo Els Comediants y su famosa lata con aromas del espectáculo Mediterrani, que siguió al premio nacional de edición, del espectáculo anterior Sol solet. No suele descuidar Teatro Casona los envoltorios de sus productos teatrales, pues Andrés suele esmerarse en dibujar y trasladar sus ideas a los diseñadores. Pero esta vez rizó el rizo, intentando de Identidad del teatro venezolano Yubisay Guzmán Savinelli La Ratonera / 10 84 A mérica, en un principio, fue definida desde una perspectiva externa. Los primeros discursos elaborados sobre el Nuevo Mundo se construyeron desde el referente europeo: una cosmovisión e imaginario que no alcanzaron a dar cuenta de lo nuevo y desconocido de las llamadas “Indias”. Posteriormente, la identidad americana va configurándose con los discursos elaborados por los criollos, clase social formada por los hijos nacidos en América de los blancos peninsulares, quienes se sublevaron contra la monarquía española y dirigieron las guerras de independencia. Sin embargo, ellos no pueden establecerse como elemento definitorio y único de la identidad de América, porque constituían todavía una clase dominante a nivel social, político y económico sobre el resto de grupos y etnias. En épocas más recientes, autores interesados en la continua construcción de la identidad americana fueron sentando las bases para el desarrollo de un teatro autóctono. De la misma manera, la asimilación de las diversas oleadas de inmigrantes, y sus aportes al país que llegaron, crearon un mosaico de nacionalidades que desafía cualquier definición de identidad continental. Además, hechos históricos tales como la Revolución cubana, la lucha por los derechos democráticos en España, el establecimiento y caída de dictaduras en los países latinoamericanos y el desarrollo imperialista de los Estados Unidos sobre éstos, han generado nuevos vínculos en América Latina. Surge la idea de una dramaturgia nacional, la cual tiene ese carácter en cuanto está en continuo contacto con las otras dramaturgias, es decir, su desarrollo se debe a la relación con su entorno. En América Latina, los festivales de teatro han contribuido a establecer dicha confrontación entre las dramaturgias de los países americanos, aunque no niegan el vínculo y asimilación de otras dramaturgias tales como la oriental o la europea. Sin embargo, estas dramaturgias na- cionales han germinado en los últimos treinta años, por condiciones sociales e históricas particulares, y su interrelación constituye la dramaturgia latinoamericana que aparece como un gran tejido de redes de comunicación entre los procesos creativos que la conforman. Particularmente, el nacimiento de un teatro venezolano de identidad nacional como proceso que pueda inscribirse dentro de la dramaturgia latinoamericana que busca sus rasgos definitorios tiene sus antecedentes, a mediados de los años cuarenta y principio de los cincuenta, en los cambios históricos ocurridos durante ese período. En el campo teatral, fueron fundamentales la reacción contraria por parte de dramaturgos como César Rengifo, Ramón Díaz Sánchez, Alejandro Lasser, Arturo Uslar Pietri, Ida Gramcko y Elizabeth Schön entre otros, hacia las comedias presentadas por compañías extranjeras y hacia el entonces llamado “Teatro Criollo” con un falso sentido de nacionalismo; y la llegada de directores y maestros provenientes de distintas latitudes tales como Juana Sujo y Horacio Peterson (Argentina), Francisco Petrone (Chile), Alberto de Paz y Mateos (España) y Jesús Gómez Obregón (México) que permitieron, Arturo Uslar Pietri. al mismo tiempo, la formación de jóvenes que años más tarde fueron los responsables del desarrollo teatral venezolano y el conocimiento por parte del público de nuevas experiencias teatrales, gracias a los montajes de autores que marcaban pauta en el mundo. Esa nueva generación, formada por jóvenes autores y algunos ya conocidos, se convirtió en la base sólida de una dramaturgia cuyos primeros frutos se vieron el Primer Festival de Teatro Venezolano (1959), bajo la luz de la democracia y que sería el impulso para la posterior creación de El Nuevo Grupo (1968) con Román Chalbaud, Isaac Venezuela cum parte Australis Novae Andalusiae, de Willem Janszoon Blaeu, 1635. Chocrón y José Ignacio Cabrujas. En la década de los ’60, nuevos acontecimientos intervinieron en el quehacer teatral de la nación. Por un lado, el enfrentamiento armado provocado por la radicalización política del gobierno democrático en contra de sus opositores, quienes pretendían un proceso revolucionario similar al de Cuba, se reflejó en el Segundo Festival Nacional en las temáticas de las obras, algunas de las cuales fueron censuradas. Por otro lado, las experimentaciones que se daban en EUA y Europa, como el trabajo de Jerzy Grotowski, impulsaron expresiones vanguardistas que no pasaron del formalismo. Sin embargo, en esta época emergieron nuevos autores que consolidaran su carrera en la siguiente década hasta formar parte de la dramaturgia contemporánea. En los años ’70 el teatro venezolano cobró renovadas fuerzas con la construcción de nuevos espacios, el aumento del público, la realización del Primer Festival Internacional de Teatro en 1973 y la llegada de creadores provenientes del Cono Sur por la situación política de aquellos países. El teatro nacional logró confrontarse con otras realidades escénicas que contribuyeron a su desarrollo y de las cuales hablaremos en otra oportunidad. 85 Enero 2004 APROXIMACIÓN A LA IDENTIDAD SOCIO-CULTURAL DEL TEATRO VENEZOLANO CONTEMPORÁNEO, DESDE LOS AÑOS ’50 HASTA LOS ’70 Circo Circo De actuar en la calle al estrellato Francisco Martín Medrano E 87 “La Corza”, mula ciega que antes trabajó en una mina asturiana. Estuvo 14 años con los Rampín tirando de su caravana. En el pescante vemos, de izquierda a derecha, a Emilio hijo, Otilia (la madre), Pedro, Manolo, Marta y Luis. el telón mi marido solía decir que ya tenía al público en el bote, pues tenía mucha gracia”. Emilio nació el 15 de febrero en Cullaredo (La Coruña). Era hijo de Pedro Santos Sánchez y de Martina del Castillo Marugano, trapecista descendiente de los Jarque, que falleció al dar a luz a su hija África. En realidad le crió el gran alambrista vallisoletano Emilio González. Por entonces solían desplazarse andando de un pueblo a otro; incluso, en una ocasión, tocando los instrumentos para ahuyentar a las alimañas. La Guerra Civil le cogió actuando en un barrio santanderino y allí permaneció durante la contienda. Tras la cual, tuvo que estar tres años realizando el servicio militar, mientras que Otilia, con 19 años y un hijo, hacía sillas y flores de papel para poder sobrevivir. A su regreso, con el carro y la mula recorrieron muchos de los caminos de España. Emilio era payaso y saltaba en la cama elástica, Otilia realizaba la contorsión y juntos interpretaban Rampin haciendo “la licha” (acutando en la calle), visto por el ilustrador Andy. duetos cómicos. Nacieron sus hijos: Martina (1943), Emilio (1945), Luis (El Remedio, junto a Nava, 1946), Marta (Pola de Lena, 1948), Pedro(1950), “Manolo” (1952), “Oti” (Santander, 1955), Nuria (1962) y “Chuchi” (Bareyo, 1964). “Rampín” era un hombre generoso. Hace cuatro años, el ayunta- miento de Muskiz descubrió una placa en su honor porque, en 1950, donó la recaudación de su estancia en esta localidad vizcaína a una familia que acababa de perder a un hijo. Acciones como ésta, en tiempos que todo escaseaba, las repetiría en aquellos lugares en los que a su paso ocurría alguna desgracia. Uno de sus nietos le dijo una vez: “Vámonos de aquí, abuelo, que aquí se mueren todos”. En los años cincuenta y sesenta otros familiares completaban el programa del “Circo Hermanos Santos”, como es el caso de “Fery” (1937, 1974), hermano de “Rampín”, gran alambrista y carablanca; Enero 2004 La Ratonera / 10 86 n 1966, desde un quinto piso contemplé la actuación al aire libre de los Santos, la familia de “Rampín”. Artistas que, en verano a cielo abierto y en invierno en salones de baile, aliviaron las penas de los españoles en la posguerra. Recorrían nuestra geografía ofreciendo habilidades de volatineros: payasos, alambre, trapecio, contorsión... o la rifa de una botella de champán. “Estábamos trabajando en la cuenca minera asturiana y la mula que teníamos se despeñó paciendo. Alguien nos dijo que en la mina había otra mula, de las que arrastraban las carretillas de carbón, ciega por el grisú. Compramos a la “Corza”, que así se llamaba, por cuatro mil pesetas. La gente comentaba que cómo los titiriteros teníamos un animal tan precioso. Gracias a ella pudimos criar nueve hijos, ya que tiró catorce años de nuestra caravana, un carro con ruedas macizas fabricado en Oviedo”. Nos relata Otilia, la mujer de Emilio Santos del Castillo, bautizado por el caricato “Ramper”, como “Rampín”. Y continúa: “Cuando regresaba tras Circo e incluso artistas contratados, como el ilusionista y clown “Renato” y su mujer Maruja. En 1966, su cartel anunciaba: “Miss Maurini” con sus palomas amaestradas (Marta); los “Cuatro Joe”, contorsionistas acrobáticos (Pedro, “Oti”, “Manolo” y Marta); el “Gran Yodoy”, el mago del alambre fijo (“Fery”); “4 Anthonys” (Emilio, Luis, Pedro y Marta), anillas romanas volantes; “Gran Fernando” (“Fery”), trapecio de equilibrios; y los payasos “Hermanos Rampín” (“Fery” y Emilio). Un año más tarde, Emilio hijo ya destacaba como trapecista, y los alambristas “Dos Castillo”, Pedro y “Manolo”, en el alambre. En el cartel de 1968 leemos el lema: “arte, lujo y moralidad”, sin duda pensado para aquella época, en la que tenían que contar con el visto bueno de las autoridades civiles y religiosas para poder trabajar. En 1969 son contratados por el Circo Azul (de Blas Torres). Sus ilusiones de tener carpa propia se hicieron realidad en 1971 con el “Circo Santos”: “Era un lienzo blanco. Cuando llovía la gente tenía que abrir los paraguas”. Las siguientes serían: “Circo Venus” (1972), “Circo Escocia” (1973), “Circo Royal” (1976) y “Circo Monumental” (1982). En esta última vivieron escenas de pánico cuando, estando instalados frente al cuartel de la guardia civil de Éibar, fueron testigos directos de un atentado terrorrista. En aquellos materiales presentaron atracciones de calidad, bastantes de ellas realizados por miembros de la propia familia, como muestra: los trapecistas volantes “Santos”, los acróbatas en la cama elástica “Silvers” y los payasos “Cinco Hermanos Rampín”. El primero lo dirigió Alfredo Silver para el “Circo Royal”: “Manolo” fue primero portor, luego su primo Antonio Botín; y como ágiles Pedro, “Manolo” (cómico), Emilio y “Oti”. El número de cama elástica lo integraban: Pedro (cómico), “Manolo”, “Chuchi”, “Montse” y Dolores. Los aficionados al circo no olvidaremos nunca la gracia y el talento musical de los “Cinco Hermanos Rampín”. En el “Circo Escocia”, Pedro se había incorporado sin maquillaje y con esmoquin al número de los “Hermanos Rampín” (el carablanca Luis, el primer augusto Emilio hijo y de segundo, “Manolo”). En 1978 el número de los payasos parodistas musicales se completa al caracterizarse Pedro de augusto y “Chuchi” ocupar su lugar. Esta formación ha sido una de las más importantes que han trabajado en España en el último cuarto del siglo XX (“Circo Mundial”, 1978 y 1979; “Circo d’Hiver” de París; “Circo Atlas”, 1980 y 1981; “Circo Monumental”, 1982). A partir de entonces van saliendo miembros del grupo hasta disolverse en 1987. En octubre de 1983, Pedro y su primo José Luis comenzaron a hacer de 89 Los “Cinco hermanos Rampín”: los augustos Manolo, Pedro y Emilio; de esmoquin, Chuchi y el carablanca , Luis. Circo Mundial, 1978 augustos junto al carablanca “Michel”, natural de Gijón; son los “Michel’s”, que llegarían a trabajar en importantes empresas europeas, incluso en el “Festival Internacional de Circo de Montecarlo”. Al carablanca “Michel” le sustituyeron las mujeres de Pedro y José Luis, con las que continuaron los éxi- tos: “Circo Busch-Berlín” y “Circo Mundial” (1993)... En 1994, Pedro (“Michel’s”) se separa artísticamente de su primo (“José Michel’s Trío”) y, junto a su mujer e hijos, continúa el número de payasos. Por su parte “Manolo” creó con su mujer e hijos el “Festival de la Risa”, espectáculo de animación y escue- la de circo. Emilio hijo trabajó en distintos circos y falleció en Altea (1985), unas semanas antes que le ocurriese a su padre en Gijón. Luis se retiró del circo. “Chuchi” fue director del “Circo Tívoli” (1990); y, como ya se había pintado la cara en 1984, con su mujer “Billy” y el carablanca Kratsy trabajaron como Enero 2004 La Ratonera / 10 88 Número de acróbatas 5 Santos. Por la izquierda: Emilio, Luis, Marta, Pablo y Manolo. Circo 90 Marta Santos con sus palomas en el circo familiar. La Ratonera / 10 Circo los payasos “Trío Rampín” por Irlanda y Escocia (1993), Francia (del 1993 al 1995), países escandinavos (del 1996 al 1998); y en 1999 crearon “Payasolandia”, un cuidado espectáculo que trabaja en teatros y pabellones deportivos con el que han trabajado artistas de reconocido prestigio: los rulistas Enrique Romero y Víctor Seitz, el icarios “Trío Rampín”, los payasos “Mitchel’s” y “Popey”, el ventrílocuo Juan Carlos Palacios... Por otro lado, Nuria se especializó en el número de cuerda bamba. Marta y su marido Fernando continuaron trabajando en circos en funciones fuera de la pista, e incluso ella participó también en el rodaje de “Tiempos de azúcar” del cineasta Iborra. Los hijos de “Fery” continúan con el muy aplaudido número de payasos “Los Rivelinos”. Los icarios “Trío Rampín” lo forman: Javier, como portor, y los mellizos, Ramón y Pedro, ágiles. Son hijos de Carmen Leal y Pedro, quien dirige el número. Estrenaron el dos de junio de 1993 en el “Circo Busch-Berlín” de Alemania. En diez años han recorrido circos y salas de espectáculos de gran prestigio en Europa y América. También han sido premiados en distintos festivales: Lieja: París, Gante, Budapest y Dax. Desde el 2002 tienen contrato con el “Circo del Sol”; con el espectáculo “Varekai” están en gira por los Estados Unidos. Sin embargo Otilia, la abuela, se lamenta: “Llevábamos una vida más tranquila y menos atareada cuando trabajábamos en las plazas y la gente acudía con su silla y su manta. Después mis hijos fueron atrapados por el veneno Circo Dinastía Santos Los mellizos Ramón y Pedro Santos Leal, hoy artistas del espectáculo Varekai del Circo del Sol. de la carpa y han tenido que trabajar muchísimo”. Una de las primeras funciones del trío de icarios “Rampín”: Javier como portor y los mellizos Pedro y Ramón, ágiles. Libros y revistas E La libertad en el tejado. Sueño y verdad de Francisco de Goya l GTC creose fai agora venticuatro años en Carbayín Alto, per iniciativa del Centro Cultural Nuestra Señora de Covadonga, intentando dar continuidá al grupu de teatru que había munchos años atrás n’el pueblu. Creose como grupu de teatru costumista asturianu, y mantuvose asina hasta hoy, solu tocando muy de pascues a ramos teatru en castellán. Formose n’aquel entós un grupu de mayores, un xuvenil y un de guajes, y patiaron pueblos asgalla y fiestes represnetando obres de los autores asturianos más populares (Pin de Pría, Pachín de Velás, Eladio Verde, Caravera…). Col tiempu llegóa a tenese aparte de los actores, decorador, diretor, músicos. Los que de aquella fueron los de los grupos xuvenil e infantil cogimos el relevu fai agora quince años, y somos los que tamos na actualidá tirando del carru, con xente ente diezyocho y cuarenta años, y un grupu de diez o doce presones siempre colaborando. N’esta nueva época solu se fai teatru costumista asturianu, y solo en clave de comedia. Tos los años se estrena una obra en la época de navidaes, en Carbayín Altu, y hubo un período de años en que solu se facía una única representación d’esa obra, non golviendo a facela denguna vez más, cosa que non facemos agora, tando el grupu dispuesto a representar les sos obres onde se ios requiera. Las carácterístiques de’esti grupu siguen siendo les mesmes desde el prencipiu: Una ambientación muy cuidá, poniendo munchu inte- rés en mostrar les coses tal y como yeren na época en que se desarrollen les obres (casi siempre na Asturies rural de los años cuarenta o cincuenta), cudiando decoraos, ropes y atrezzo hasta el más mínimu detalle; un bable non demasiao duru, pa que sea bien entendible per toes les presones que vean la obra, falen o no en bable; y humor, munchu humor. Nos últimos quince años solo se faen obres de comedia. Dirige el grupu actualmente José Ramón Oliva Alonso, que lleva nel grupu desde que empezó, y que cogió esti cargu fai agora quince años, y amás de actuar, desde fai ya más de diez años ye el autor de les obres que se representen, añadiendo asina a lo dicho anantes el fechu de que les obres que representamos son inédites. Actualmente preparen, en colaboración col Centru Nuestra Señora de Covadonga la segunda semana de teatru de Carbayín, onde van a estrenar la obra “Les desventures de Xuacu”, del mesmu autor. María Teresa León Edición, estudio introductorio y notas de Manuel Aznar Soler Ediciones Renacimiento. Sevilla 2003 Biblioteca del exilio nº 13 Francisco Díaz-Faes C ompromiso estilístico, sensibilidad social, vanguardia estética, función desgarradora y vitalista de una gran autora, en medio de una España en combate y ruina. Se trata de María Teresa León (1903-1989), no en balde, compañera de Rafael Alberti, que campeó con criterio propio desde la tercera década del siglo pasado, codeándose con el fragor cultural que emanó de la ilusión de La República. Conjúganse varias circunstancias en la puesta al día de la burgalesa María Teresa León, de quien se conmmemora el centenario de su nacimiento. Entre ellas la disposi- ción de dos de sus obras teatrales en un libro no es la menor. Si espléndida es el libro y la exposición que estos días contemplamos en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, Memoria de un compromiso se intitula, no son escasos los estudios que ahora salen a la luz entre los que no dejamos de lado el fervor que ha causado la presentación del poeta Pere Gimferrer, erudito y especialista en la obra de Rafael Alberti, su marido, cuyo teatro de vanguardia también se recupera en esta época. En Madrid y próximamente en Burgos, podemos analizar su estela autobiográfica que empieza en los cuentos, desde La bella del mal amor de 1930 hasta la propiamente dicha, Memoria de la melancolía, de sobra conocida como una magna pieza de su devenir existencial. Para quien “vivir no es tan importante como recordar”, el teatro pulsó en su vida con una fuerza intensa, tal como lo hizo su vigor por la defensa del patrimonio histórico y artístico, en peligro absoluto en plena contienda, y sin cuya intervención es probable no pudieéramos contemplar por ejemplo en el Museo del Prado. Sobre La libertad en el tejado, publicada en Segovia durante su último año de vida en 1989, se discute sobre la datación exacta de la escritura 93 que algunos remontan al año 1975. Pero lo que nadie duda ya es que la ambientación se hace en los años 40 y, que por sus maneras y antecedentes, este escrito no puede superar los años primeros de su exilio que como mucho llegaría a principios de la siguiente década, según aseveración del estudioso Manuel Aznar. El entorno simbólico que introduce la escenografía donde se sitúa la acción, un tejado, da paso a una maraña de personajes (Madame Pimentón, Sabelotodo, Maricastaña...) cuya riqueza de lenguaje y personajes estrambóticos recuerda las comedias de Paco Nieva, pero se com- Enero 2004 La Ratonera / 10 92 Grupu de teatru de Carbayín Teatru asturianu José Ramón Oliva Editorial Trabe Coleición Trabe puntu y coma teatru, Nu. 9 Uviéu, 2003, 88 páxines. Chechu García En Teatru Asturianu, José Ramón Oliva xunta per primer vez los sos textos de teatru popular y preséntamos nesti llibru, dos pieces: ¡Barájoles col defuntu! obra estremada en tres actos, y Amores riñíos que se desendolca nun actu a la manera de pasu cómicu. Dambes obres responden a les claves del teatru popular asturianu, trescurren n´ambiente rural con unos personaxes claramente estereotipaos que´l espectador reconoz de forma automática, en ¡Barájo- les col defuntu! el vieyu de gran sapiencia, al que toos quieren engañar; los sobrinos y les sos muyeres que nagüen pola herencia; el vecín mangüán y babayu, que siempre anda pidigüeñando; el mélicu, el notariu... Munchos son los tópicos qu´alcontramos al dir avanzando na llectura. L´alteración d´un testamentu furrrula de motor dramáticu, alrodiu d´ello, les perres, la tierra, la salú del paisano, les engarradielles ente cuñaes, y como nun podía ser d´otra miente, l´apaición d´una ñeta frutu d´un amor de xuventú, que francen la normalidá na casería. Con estes ferramientes, José Ramón Oliva construi una comedia al puru estilu costumista, incluso hai referencies a la guerra de Cuba y les perres cuéntense en pesos, asemeyando a les obres del grupu de La Nueva Quintana de primeros de sieglu. La diglosia, otru de los referentes d´esti tipu de teatru, tamién apaez, asina los personaxes d´un nivel cultural y económicu más altu, el mélicu y el notariu, falen fino (castellán), entantes que los demás personaxes utilicen l´asturianu. En Amores riñíos, valse d´ún de los recurrentes más socorríos de la comedia asturiana, una pareya chanciona, Él, borrachu y Ella sacándolu del chigre. P´afondar nun humor de trazu gruesu, escatolóxicu, onde les necesidaes primaries: la mexaera, la sonaera, el beber, la comedera, dan pasu a un discursu de cálter xeneral nesti tipu de teatru, la familia político, la suegra, lo mal que lu traten a ún, la poca dote de la muyer, lo borrachu y fachendosu que se tornó él, nun enfrentamientu dialécticu onde l´home tien de buscar disculpes p´afitar la so (ridícula) superioridá, mentes que ye´l pragmatismu lo que domina nel discursu femenín. José Ramón Oliva, director del grupu de Teatru de Carbayín, con una llarga trayectoria pelos escenarios d´Asturies, amuésamos una bona preba de que´l teatru popular sigue vixente, escribiendo con una fórmula que vien furrrulando dende Antón de Marirreguera, fórmula qu´asegura l´éxitu ente un públicu que se reconoz na forma de falar y actuar d´estos personaxes que viven nuna Arcadia que ye siempre la mesma y que paez ayena al pasu de los sieglos. Ágatha Aurelia Marguerite Duras Ramón Lluís Bande Editorial Ámbitu Coleición ámbitu, Nu. 9 Uviéu 2003, 94 páxines. que Zapping Teatru llevó a les tables en 1996 col títulu d´Aurelia. N´Agatha, dos hermanos van filvanando remembrances tresmanaes n´alcordanza, y son esos recuerdos, la importancia de los silencios, lo que los xunce nuna constante catársis. Col carís d´una traxedia griega van somurguiándose nuna intimidá doliosa, entenrecedora, que se finca nel corazón mesmu de la condición humano. Un tonu regresivu, de vuelta al pasáu amuésamos pasu ente pasu, les claves d´una relación que se alza como una velea nos llímites del subconsciente. Una relación que los personaxes escuenden tres d´un llinguaxe educáu y distante (tratándose d´usté), pero que vuelve irrenunciable del abismu del deséu p´anubrilos de felicidá y culpa. Sentimientu de culpa qu´intenten superar abellugándose na pasada ino- cencia “yéremos tan inconscientes del nuestru esplendor como lo ye un neñu de la so llocura”. Aurelia París, y l´adaptación de Bande, Aurelia, faen por describir l´horror del holocaustu nazi, l´espantu de la guerra dende los inocentes güeyos d´una neña xudía. Existen abondes semeyances ente dambos textos y los chisgos de Bande son continuos, sicasí el final de la obra de Duras ye abiertu, desasosegante, entantes que´l de Ramón Lluís afonda nel sentimientu de culpa (personaxe del Home) pa terminar fundíu na desesperanza, nel ablucante vaciu de la muerte. Un llibru fondu y necesariu que percorre los caminos que Bande yá tocare en Habitaciones vacíes y variaciones de la piedra (tamién na coleición Ámbitu), intensos fragmentos colos que reconstruyir la estraña realidá de lo que somos. Ramón Lluís Bande convídamos unos magníficos textos y apurre dalgunos conseyos pa la so representación. Eso, y la prestosa edición d´Ámbitu, faen d´Agatha y Aurelia un apasionante cuadernu de los secretos. Nesta llinea de calidá qu´aporta Bande conecten munches de les claves del teatru n´asturianu d´anguañu, autores como Pablo RodrÍguez Medina, Adolfo Camilo, Xabiero Cayarga, Lluis Antón González... que rocen nun camín que va afitando los pegoyos pal continuum d´una escritura dramática representable y actual. Libros y revistas Chechu García Dos de les más intenses narraciones de Marguerite Duras, Agatha y Aurelia París, recreénse n´asturianu de la mano de Ramón Lluis Bande. Dos poderosos textos qu´escargaten no más fondo del alma y que completen el llibru con una adaptación d´Aurelia París del propiu Bande, 95 Enero 2004 La Ratonera / 10 94 para con más razón con El hombre deshabitado de Alberti, donde si un personaje demanda que “tiene que oírte la Historia”, para otro debemos “comer en la mesa de la justicia”. Pero, es el descubrimiento del texto inédito de María Teresa León, Sueño y verdad de Francisco de Goya, entre los papeles de Max Aub, lo más característico de esta ejemplar edición. Goya, que había aparecido ya en el teatro de Alberti con Noche de guerra en el Museo del Prado, y en el de Buero Vallejo, El sueño de la razón, llega a la obra mencionada con el resplandor de luna caracterización exhaustiva. Sin datación exacta, aunque considerada como la última creación teatral en 1969, la trascendencia que para la autora tuvo en aquella época su trabajo en los medios de radiodifusión y televisivos adorna su drama de sonidos y canciones, sones, nanas, cantos fúnebres, cañonazos, jotas, etc. El pintor de sueños, traduce sus fantasías y demonios interiores, sus amores y desvaríos, en una tortura personal que ha caracterizado su genialidad con personajes que le atormentan y envilecen entre los que no escasea ni la presencia de La Gloria, ni el coro al estilo clásico. Ni la ausencia del “dramatis personae”, en esta obra, que seguramente es un olvido, alienta a no buscar la relación de tipos que vamos a ir encontrando con una pormenorizada lectura. Que como la obra anterior alguien sin duda echará a andar representándola en un teatro. Adolfo Marsillach Edita Asociación de Autores de Teatro Madrid, 2003, 555 páginas. Francisco Díaz-Faes La Ratonera / 10 96 La Asociación de Autores de Teatro, AAT, ofreció la recopilación por primera vez de todas las obras de teatro de Adolfo Marsillach en edición e introducción de Pedro M. Víllora. Y se hizo tal vez como el mayor acontecimiento editorial del jugoso IV Salón del Libro Teatral que este año alcanzó el rango de internacional, dejando atrás la consideración de salón iberoamericano. En efecto, celebrado en Madrid del 7 al 10 de noviembre, se trasladó unos metros, desde la Casa de América de eventos anteriores al Círculo de Bellas Artes, en lo que significa para muchos un acierto grande de la organización, que se vincula a otro hito cultural como es el Festival de Otoño de la capital de España. Dentro de él la presentación del teatro completo, con sus ocho piezas dramáticas, es una labor de condensación sin duda bien recibido por la clase teatral a la que permite el acercamiento a sus textos canónicos, establecidos y creo que organizados. Marsillach, astuto y bendecido por las dosis de la genialidad, autor de múltiples facetas, es obvio recordarlo, dejó un quehacer administrativo en la reivindicación del teatro institucional, el teatro nacional y el clásico, que aún sigue su curso. Me ha sido dado no sólo leer la mayoría de estos escritos sino contemplarlos en muchos casos en la escena, a veces interpretados, o dirigidos, por el mismo escribiente. A los gozosos Yo me bajo en la próxima y usted con la que se inicia este trabajo, se unen otros títulos más irónicos y desencantados como el que cierra el libro, Noche de Reyes sin Shakespeare. Por el medio Mata Hari, y Proceso a Mata-Hari, Se vende ático, Feliz aniversario, El saloncito chino y Extraño anuncio. Su teatro completo se abre con unas palabras de ese agudo y cínico estilete periodístico que es Luis María Ansón y otras de su mujer, la actriz Mercedes Lezcano. Más el estudio de Pedro M. Víllora, significa el mejor de su obra que se puede tal vez leer tras el especial de la revista ADE que se publicó tras su fallecimiento y la propia autobiografía del autor en la editorial Tusquets en 1998. Este es pues un compendio completo, perfectamente editado y que permite el acceso al conocimiento aún mayor de esta personalidad poliédrica, multifacial, vanidosa y compleja. Un personaje característico de la escena española cuya influencia ha creado escuela en los últimos cuarenta años, desde que en los años 50 aquel “incierto” Marsillach, en palabras de Ansón, interpretara la obra En la ardiente oscuridad. Aquí está el “rastro de los recuerdos de su teatralidad”, según reza el breve epílogo del director del Salón internacional del Libro Teatral, el autor Jesús Campos. Los habitantes de Arlequinia Claudia Contin Traducción del italiano: Moisés González Editorial Oris Teatro Colección sobrEscena , nº 2 Gijón, 2003. 128 páginas el pasado 17 de noviembre en el Instituto del Teatro en Gijón. Se dieron las circunstancias de una amenidad sorprendente pero además se escenificó de manera práctica las teorías que se desmenuzan en el libro. Con un agradecimiento del editor Roberto Corte a los asistentes se dio paso a las palabras de Moisés que significó el cuidado y exquisitez del diseño y maquetación que como en el anterior corre a cargo de Pedro Lanza. El corpus teórico de esta actriz, Claudia Contin, va camino de parangonarse al excelente Manual mínimo del actor de Darío Fo, autor con el que por cierto tiene más de una similitud en sus irradiantes puestas en escena. Me ha correspondido durante los dos últimos años contemplar cómo en el Salón Internacional del Libro Teatral organizado por la Asociación de Autores de Teatro en Madrid, los libros de Claudia desaparecen de los estantes. La riqueza y prolijidad del teatro de la Comedia del Arte es una constante que mantienen muy pocos actores y compañías en la misma Italia, correspondiendo a la Contin ser la única Arlequín femenino que de forma sistemática continúa la tradición. Pero su condición sexual nada tiene que ver, sino su vigor, su fortaleza y genialidad artística que el libro explica en veinte escenas. La descripción exhaustiva de los tipos y protagonistas, la historia de la máscara, la diferenciación de movimientos, actitudes, miradas, expresiones y voz están aquí. Como también la codificación del cuerpo en una partitura infinita de movimientos. La complejidad en fin de este mundo desemboca en una suerte de improvisación que, como ya he dicho, es una capacidad para imaginar lo imprevisto y para provocar en una interacción actor-público. Todo ello viene explicado en esta joya de trabajo, basado en infinidad de conferencias y explicaciones de esta bella y sin embargo buena actriz, joven, cerebral e impulsiva. Que como nadie ha sabido esclarecer lo que ha dado aquella época del siglo XV y XVI, de raíces medievales y aún grecorromanas y que aún ilustra los espectáculos del mundo en disciplinas tan dispares como las acrobacias y malabarismos, pantomima, danza, el teatro y la música, pero sólo tiene 97 su asiento, o para decirlo llanamente, su trono en el reino de Arlequín, en la Comedia del Arte, que renueva esta impresionante figura. VR/RV Las mentiras de Eva Eladio de Pablo Editorial Oris Teatro Colección Deus ex machina, nº 16 Entrego-Gijón, 2003 Libros y revistas Francisco Díaz-Faes Los habitantes de Arlequinia, título propuesto por el director Ferruccio Merisi, es un jugoso y práctico prontuario. Se escapa de esta sección pero diré que no encuentro parangón en la presentación del libro que ha mostrado Claudia Contin Francisco Díaz-Faes Leyendo estas dos obritas de Eladio de Pablo, que pudieran parecer breves pero exigirían una memorización de genio para sus largos parlamentos y monólogos, sucede Enero 2004 Teatro completo real que confunde hoy día más que nunca a una generación de nuestros contemporáneos) es el tema de partida de quien discursea, no sé si discurre, por los caminos del desdoblamiento de personalidad. En la que la participación en las “snuff movies”, películas reales de verdaderas atrocidades son parte fundamental del pálpito nihilista de una sociedad descortés, aberrante, irracional y soberbia, como pocas veces ha dado la historia. Una suerte de mezcla entre tecnología y enfriamiento de la emoción que se fabrica y vende como un producto más de consumo, tal vez, eso sí nunca vista con tal crueldad y distanciamiento crítico. No tanto así sucede con Las mentiras de Eva pese a que transmita una desazón muy bien planteada, con imágenes poderosas de dos mujeres en una construcción enérgica muy interesante e innovadora. Volvemos a esa pugna entre imaginación y realidad, que aturde por la complejidad de sucesos que van escenificando las palabras escalofriantes de Eva. Describiendo ensoñaciones y verdades que son el maltrato sexual de cada día. Desde el de que sucede a una hija, a la infidelidad, el asesinato y el suicidio. Una descarnada historia ornada por el talento sobrecogedor de algunos trazos de grandísima expresión e invocación dramática. En ambas piezas no hay concesión sino para algunos signos de humor que, por otro lado, De Pablo ha dosificado en otras obras, lo que aquí aísla. Esa ción de la trascendencia posible de su saber. El día de autos José Busto Instituto de la Juventud y Ñaque Editora Pasaje Gutiérrez Orrtega, 1, 13001 Ciudad Real Roberto Corte conveniencia de mezclar un poco de sal con mucho de pimienta, o al revés (dicho así sin abusar pues a nuestro autor “las palabras de doble sentido –le parecen que– son armas contra sí mismas”), nos lleva a esa incertidumbre en la que no se sabe si el que ríe llora por no reír, o el que llora ríe por no llorar, la vida es un drama o el drama es una vida. Eladio que ha traspasado la línea de la interpretación, con el último grupo teatral que empresarialmente estaba creando, súbitamente ha irrumpido como docente en la Escuela Universitaria del Instituto de Artes Escénicas, ITAE. De allí, si no se tuercen las cosas, ambos extremos sabrán servirse. Nuestro autor de la potencial difusión de sus ideas y conocimiento, y el enriquecimiento de su curriculum, y aquella institu- Con El día de autos, que el autor dedica entre otros a “Susana Gudín, porque sin ella seguiría escribiendo basura” (sic), el asturiano José Busto (Gijón, 1973) consigue el prestigioso Marques de Bradomín 2002, premio del Instituto de la Juventud para menores de treinta años (siendo el segundo asturiano que lo consigue, tras Maxi Rodríguez). La acción, presentada con un diálogo directo y sencillo con reminiscencias bekettianas, transcurre en una playa cercana al casco urbano o ciudad, de noche. Lugar elegido por los anónimos protagonistas de esta historia, Techos y Didier, para el consumo y tráfico de drogas. El desasosiego y la espera a que están sometidos sostiene una trama de desajuste y arreglos personales cruzados con el suicidio de una joven desvelado a modo de flash-back. El autor, que también ha dirigido la misma obra producida por Bacanal Teatro, ha sido galardonado recientemente con el premio Asturias Joven de teatro 2003. Malandanza de D. Juan Martín Fermín Cabal Asociación Cultural de Teatro La Tarasca Burgos, 1999 La asociación teatral La Tarasca recupera este texto de Fermín Cabal premiado en 1984 por la Junta Municipal del Distrito Centro de Madrid. La edición, que incluye además de la pieza un prólogo de cumplido de Tierno Galván de la edición original, otro de Juan Ruíz Carcedo, y la carta de Juan Martín “El Empecinado” dirigida a Fernando VII donde se expone el momento crucial que vivía España, se cierra con una cronología sobre los hechos y el guerrillero-militar protagonista. Obra de carácter coral, historicista, en tres actos, que nos recuerda la existencia de un género —al igual que Riego del asturiano-leonés Francisco Prieto— que lidia mal las pacatas exigencias del mercado. Malandanza es la primera obra firmada personalmente por Fermín Cabal tras sus experiencias “colectivas”. 99 Primer acto Nº 300, 4/2003. Ricardo de la Vega, 18. 28028 Madrid Libros y revistas La revista Primer Actor alcanza el número 300 comentando la programación de los festivales de Almada, el de Otoño de Madrid, el de Cádiz, Sitges, Aviñón —su apartado “off” en medio de protestas—, Agüimes, Almagro y Niebla, junto a Enero 2004 La Ratonera / 10 98 que uno queda impresionado. Y lo primero ante las posibilidades, las diferencias tan abismales, de registro, que es capaz de movilizar dramáticamente este autor. Y no dudo que domina, esa tipología amplia de locuciones y expresividades, como en su “a modo de poética dramática”, el mismo Eladio de Pablo (Gijón, 1950) se encarga de revelar con toda minuciosidad. Unos pormenores estilísticos y de creación que, no por autógrafos, deberían dejar de interesar gratamente a seguidores y estudiosos del autor asturiano. VR/RV habla al día de la vida real enfrentada a la realidad virtual, con esas palabras que parecen reclamar el vómito: “porque lo que estoy ofreciendo al público es un vómito (de palabras y actos pero vómito al fin y al cabo)” para añadir en esa presentación que “si hay algo que yo aborrezco infinitamente es la palabrería”. Con ese vómito, o digamos, descarnadura léxica, ganó su segundo Premio de monólogos teatrales de Corvera, para solaz de Adolfo Camilo que introduce estos textos con alabanzas al autor que considera “un animal d’escena al mediu camin de los mitolóxico que como Pessoa podía firmar como quixere”. Su primer galardón en Corvera de Asturias fue con Entropía que daría en escena el Jarrón Frankestein triunfante a día de hoy con el grupo Higiénico Papel. En VR/RV, la pieza premiada, un chico encadenado, tal vez un Segismundo de la realidad virtual (la virtualidad La Ratonera / 10 100 la edición del texto de Juan Mayorga “Sonámbulo”, que se construye dentro del homenaje a Alberti en su centenario y desde el poemario “Sobre los ángeles”. El esfuerzo de cuarenta y seis años y el buen trabajo realizado hacen ya de Primer Acto una hemeroteca teatral imprescindible para entender el teatro español –buena parte del europeo e iberoamericano- de los últimos cincuenta años. El presente número también incluye en uno de sus apartados el contundente texto leído por Angélica Liddell en el VII Encuentro de Mujeres de las Artes Escénicas: “El mono que aprieta los testículos a Pasolini”. Y un reportaje sobre “Los emigrados” de Mrozek, en el montaje del Teatro Estudio de Gijón. vtp editorial www.vtpeditorial.com Cola ayuda de la Conseyería de Cultura, Comunicación Social y Turismu del Principáu d’Asturies