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Capítulo 3 Tratamiento médico del glaucoma en operados de cirugía refractiva CAPÍTULO 3A. Alteración de superficie Ana María Muñoz Hernández, José M. Benítez del Castillo Sánchez CAPÍTULO 3B. Opciones terapéuticas Ezequiel Campos-Mollo, Juan J. Pérez-Santonja, Gonzalo Muñoz Ruiz Capítulo 3A Alteración de superficie Ana María Muñoz Hernández, José M. Benítez del Castillo Sánchez ALTERACIÓN DE LA SUPERFICIE OCULAR EN LA CIRUGÍA REFRACTIVA El desarrollo de las distintas técnicas de cirugía refractiva que actúan sobre la córnea se ha focalizado no sólo en el perfeccionamiento técnico para obtener unos buenos resultados visuales, sino también en la mejora de los síntomas oculares postquirúrgicos y de la calidad de vida de los pacientes operados. La aparición de signos y síntomas de ojo seco en el período postoperatorio de intervenciones como PRK (photorefractive keratectomy), LASIK (laser in situ keratomileusis) (hasta en un 80-90% de los casos, durante los primeros 6 meses) (1,2), o LASEK (laser epithelial keratomileusis) es un hecho frecuente y debe ser advertido a los pacientes. Por ahora ninguna de las técnicas ha demostrado ser superior en la preservación de la secreción lagrimal (3). Alteración de la estabilidad de la película lagrimal La modificación de la curvatura de la córnea comporta una variación de la estabilidad de la película lagrimal, con disminución del BUT (break up time). Esta alteración puede producir fluctuaciones de la visión y síntomas de fatiga ocular (3). – Después de PRK: • BUT: Ozdamar et al demostraron una disminución significativa del BUT 6 semanas después de intervenir con PRK a 32 pacientes con miopía que oscilaba entre –1,5 D y –6 dioptrías (3). En un estudio que incluía 220 ojos con miopía de valores comprendidos entre –2 y –10,5 dioptrías, Hong et al obtuvieron en el 47,8% de los casos valores disminuidos de BUT tras 6 meses de la intervención con respecto a los valores preoperatorios, y el 72,7% de los pacientes con BUT disminuido se quejaba de síntomas de ojo seco. En este caso no se encontró correlación entre el BUT y los resultados visuales (4). Siganos et al (5) obtuvieron resultados similares, y el valor de BUT continuaba siendo bajo tras 6 meses de la intervención. • Distribución de las zonas de ruptura de la película lagrimal: la modificación de la curvatura corneal tras la PRK afecta fundamentalmente la estabilidad de la lágrima en la zona central de la córnea (3). – Después de LASIK: • BUT: Diversos estudios evalúan la estabilidad de la lágrima tras la intervención con LASIK. En todos los casos se comprueba una disminución significativa del BUT, con recuperación de los valores preoperatorios en períodos que varían entre 1 (1) y 6 meses (6,7). • Zonas de ruptura de la película lagrimal: Goto et al emplearon un sistema basado en la queratografía para analizar de forma no invasiva, objetiva y reproducible la estabilidad de la película lagrimal. Además de documentar un aumento del área de ruptura de la lágrima, los datos mostraron una localización centrada en el flap del LASIK, mucho más central que el patrón preoperatorio (7). – Tras LASEK: • El BUT se redujo durante el primer mes y se recuperó 2 meses tras la cirugía (8). – Comparación de LASIK y PRK: la disminución del BUT parece ser significativamente mayor tras LASIK que tras PRK a los 3 meses de la operación (3,9). Los diferentes resultados parecen ser 140 3. Tratamiento médico del glaucoma en operados de cirugía refractiva independientes de la zona de ablación, y el retorno a los valores normales varía en función de la técnica, del grado de miopía y, probablemente, del estado preoperatorio de la superficie ocular de los pacientes (3). – Comparación de Epi-LASIK y LASIK: en un estudio que comparaba 61 ojos operados con Epi-LASIK y 79 ojos con LASIK, el BUT disminuyó en el primer mes, restaurándose en el tercero tras la cirugía con Epi-LASIK, mientras que en el otro grupo permaneció bajo tras 6 meses de la intervención, siendo los valores menores con respecto al grupo de Epi-LASIK durante todo este período (10). Alteración de la secreción y aclaramiento lagrimal – Tras PRK: existen datos contradictorios al respecto. Ozdamar et al y Siganos et al (5) encontraron una disminución significativa de los valores del test de Schirmer en los ojos operados (3), mientras que Hong et al no observaron dichas diferencias en los 6 meses del postoperatorio (4). – Tras LASIK: La disminución de la secreción lagrimal, reflejada en los valores del test de Schirmer I y de la secreción basal, está documentada en diversos estudios al mes (1) y a los 16 meses (11) postratamiento; aunque Yu et al detectaron un aumento en el Schirmer I el primer día tras la intervención, posiblemente por incremento compensatorio de la secreción refleja. El aclaramiento de la lágrima también disminuye (6,11). Algunos estudios determinan el índice de función lagrimal, que combina el test de Schirmer y el aclaramiento, evaluando los distintos factores de la dinámica lagrimal (secreción, evaporación y drenaje). Este índice disminuye un tiempo variable según los diferentes trabajos: 1 mes (6) a 6 meses (12). – Tras LASEK: los valores del test de Schirmer con anestesia local disminuyeron a los 3 meses de la cirugía, pero no antes; y el test de Schirmer sin anestesia se redujo a los 2 y 3 meses de la intervención, siendo los valores normales durante el primer mes. Una explica- ción posible para este hecho podría ser la mayor sensibilidad de los nervios que se están regenarando o a los mediadores inflamatorios durante el postoperatorio inmediato, dando lugar a una mayor secreción basal durante los 2 primeros meses (8). – Comparación de LASIK y PRK: según Lee et al (3) el valor del Schirmer disminuye significativamente más a los 3 meses tras LASIK que PRK. Aunque al sexto mes se normaliza, los valores siguen siendo más bajos para LASIK. Contrariamente, Nejima et al en un estudio prospectivo con 143 ojos, no encontraron diferencias significativas entre ambos grupos, aunque sí la disminución de los valores a los 3 meses (9). – Comparación de Epi-LASIK y LASIK: en un trabajo de Kalyvianaki et al los valores del test de Schirmer con anestésico no disminuyeron significativamente tras la intervención con EpiLASIK, mientras que tras LASIK permanecieron bajos hasta 3 meses después de la cirugía recuperándose a los 6 meses (10). Afectación de la barrera epitelial corneal Nejima et al (9) detectaron un incremento significativo de la permeabilidad corneal con PRK y LASIK, siendo más prolongado tras este último. Las diferencias entre ambos grupos fueron significativas al mes de la intervención. Wilson et al (2) describieron una epiteliopatía neurotrófica inducida por LASIK, atribuida a la pérdida de influencia trófica de los nervios corneales, que se resolvió a los 6 meses. Disminución del parpadeo Existe una disminución de la tasa de parpadeo hasta un año después de la cirugía con LASIK (6). Disminución de la sensibilidad corneal La sensibilidad corneal está mediada por los axones terminales de los nervios ciliares largos. 3. Tratamiento médico del glaucoma en operados de cirugía refractiva De setenta a ochenta ramas nerviosas radiales penetran en la córnea a nivel del estroma medio. A medida que avanzan hacia el centro, se ramifican horizontal y verticalmente, dando lugar al plexo subepitelial bajo la capa de Bowman. La integridad de la sensibilidad corneal es fundamental para mantener una estructura y función normales. La alteración significativa de la misma puede producirse como consecuencia de la diabetes, herpes, lentes de contacto o algunos tratamientos médicos y quirúrgicos. La hipoestesia corneal compromete el reflejo del parpadeo, retrasa el proceso de cicatrización y se asocia una disminución de la secreción lagrimal. La secreción basal es fruto de la estimulación continua de la superficie corneal por los factores ambientales (12). – Tras PRK: distintos trabajos muestran una disminución significativa de la sensibilidad corneal en las 2 primeras semanas, con un período de recuperación que oscila entre 1 y 6 meses (3,13). La pérdida inmediata durante la primera semana es causada por la eliminación de los nervios epiteliales y estromales superficiales. Durante la segunda, la mayor disminución de la sensibilidad puede deberse a la actuación del nuevo epitelio como barrera a la estimulación. Posteriormente, la reinervación epitelial progresiva en la zona de ablación hace que la sensibilidad se recupere paulatinamente (13). – Tras LASIK: la sensibilidad corneal se redujo durante 3 semanas, con los valores más bajos en las 2 primeras. Comenzó a recuperarse a partir de la tercera, aproximándose a los valores preoperatorios entre los 6 y 9 meses tras la cirugía. La sensibilidad de la bisagra nasal fue siempre mayor que la del área temporal o central. La recuperación nerviosa fue más precoz en el área nasal que temporal, pero la más tardía fue la central, pues hasta 1 ó 2 años después no se regeneraron completamente (6,12,14,15). Según Battat et al la sensibilidad corneal puede continuar reducida tras 16 meses de cirugía (11). – Tras LASEK: la sensibilidad corneal se reduce durante la primera semana y se recupera durante el primer mes postcirugía. El hecho de que la recuperación sea tan rápida puede 141 deberse a que con esta técnica no se afectan los nervios estromales profundos y el epitelio es repuesto tras la cirugía, minimizando la inflamación y proveyendo una matriz natural para la regeneración de los nervios subepiteliales. No se ha encontrado correlación entre la hipoestesia y la profundidad de la ablación (8,16). – Comparación de PRK y LASIK: en la corrección de miopías bajas y medias, la sensibilidad corneal se afecta más tras LASIK que tras PRK durante los 3 primeros meses. A los 6 meses, es similar en ambos grupos (9,17,18). Sin embargo, Kanellopoulos et al concluyeron que tras la corrección de altas miopías, los pacientes operados con LASIK tienen mejor sensibilidad corneal que los intervenidos con PRK entre los 6 y 12 meses postcirugía. Una explicación plausible para este hecho podría ser la gran cantidad de tejido eliminado en el caso de la miopía alta, además de la retirada adicional del epitelio y la membrana de Bowman en el caso de PRK, que no se realiza con LASIK, y que requiere un tiempo más prolongado para la regeneración. La conservación de los nervios subepiteliales en el flap del LASIK también puede influir en estas diferencias de sensibilidad (13,18). La relación entre la reducción de la sensibilidad y la profundidad de la ablación no ha sido aclarada, pues existen resultados contradictorios al respecto. – Comparación de Epi-LASIK y LASIK: en el estudio de Kalyvianaki et al la sensibilidad está disminuida tras un mes de la intervención con Epi-LASIK, recuperándose al tercer mes. Tras LASIK, la sensibilidad no se recupera en los 6 meses postoperatorios y es significativamente menor en todo este período con respecto al grupo de Epi-LASIK (10). – La queratotomía radial también puede reducir la sensibilidad corneal durante un año (12). La regeneración de los nervios corneales ha sido estudiada in vivo mediante microscopía confocal (11,19). En estos estudios se observa una alteración del plexo nervioso subasal tras la cirugía, lo que explica la disminución de sensibilidad. 142 3. Tratamiento médico del glaucoma en operados de cirugía refractiva ALTERACIÓN DE SUPERFICIE SECUNDARIA A HIPOTENSORES TÓPICOS El tratamiento médico se considera una manera efectiva de controlar el glaucoma en sus estadíos iniciales. Para ello no sólo debe ser eficaz en el mantenimiento de la presión intraocular dentro de los límites normales, sino también minimizar los efectos adversos para facilitar el cumplimiento terapéutico (20). Existe una amplia evidencia, tanto clínica como experimental, de que la utilización de los fármacos tópicos a largo plazo induce cambios a nivel de la superficie ocular. Sin embargo, el mecanismo responsable de los mismos (alérgico, tóxico o inflamatorio) no ha sido aclarado aún; así como el papel específico del principio activo y de los conservantes en el mismo (21). Manifestaciones clínicas En cuanto a las manifestaciones clínicas de los efectos adversos inducidos por los antigalucomatosos tópicos, se ha documentado una extensa variedad de reacciones. Pisella et al (20), en un estudio prospectivo que incluía más de 4.000 pacientes, decribieron la presencia de una serie de síntomas y signos irritativos. Dentro de los síntomas aparecían: sensación de disconfort tras la instilación del fármaco, quemazón, escozor, sensación de cuerpo extraño, sensación de sequedad ocular, lagrimeo y picor palpebral. La irritación ocular también se manifiestaba a través de una serie de signos: hiperemia y folículos conjuntivales, y queratitis punteada superficial (22). Tanto los síntomas como los signos aparecían con más frecuencia en los usuarios de antiglaucomatosos con conservantes, y ésta aumentaba en función del número de fármacos tópicos empleados. También se observó que la mayoría de las reacciones adversas irritativas disminuían al cambiar a un fármaco sin conservantes. La hiperemia ocular es el efecto secundario más frecuente de los análogos de prostaglandinas y ocurre principalmente en las primeras semanas tras iniciar el tratamiento, disminuyen- do posteriormente de forma progresiva aunque no constante. La incidencia de dicho efecto varía según los distintos estudios y el tipo de molécula entre el 5 y el 68%. Aunque no se conoce el mecanismo exacto, este efecto podría deberse a la liberación de óxido nítrico secundaria a la sobreproducción de óxido nítrico sintetasa inducida por los análogos de prostaglandinas (23). Se ha afirmado que algunos betabloqueantes como el timolol y el betaxolol producen un efecto anestésico sobre la córnea. Las consecuencias de este efecto serían un menor parpadeo, la disminución del aclaramiento lagrimal y defectos a nivel del epitelio corneal. No se conoce con precisión el mecanismo fisiopatológico, proponiéndose como tales la estabilización de la membrana axonal o la inhibición del transporte de cloro a nivel de la membrana del epitelio corneal. Las conclusiones de algunos trabajos publicados entran en conflicto con las anteriores aseveraciones (24,25). La disminución de la sensibilidad mecánica corneal central también ha sido descrita tras la instilación de análogos de prostaglandinas (latanoprost, bimatoprost y travoprost), correlacionándose con los valores del test de Schirmer y el BUT (26). Se han descrito reacciones de alergia asociadas con los antiglaucomatosos tópicos, tanto de hipersensibilidad tipo I como IV. En muchos casos se debe al conservante y no al principio activo. El uso de pilocarpina también se ha relacionado con el desarrollo de conjuntivitis folicular (27). Inflamación subclínica: estudios biológicos y experimentales de la superficie ocular – Histología: también se han estudiado los efectos del tratamiento a largo plazo con hipotensores tópicos en la histología de la conjuntiva y cápsula de Tenon. El incremento de células inflamatorias (macrófagos, fibroblastos, linfocitos y mastocitos) a nivel de dichos tejidos sugiere que estos fármacos inducen una inflamación subclínica que puede aumentar el riesgo de fracaso de la cirugía filtrante. Los conservantes, 3. Tratamiento médico del glaucoma en operados de cirugía refractiva como el cloruro de benzalconio, son responsables de gran parte de estos cambios histológicos (28,29). Los efectos inflamatorios documentados en diversos estudios, como la asociación de los parasimpaticomiméticos y simpaticomiméticos con el penfigoide cicatricial, del timolol con el penfigoide ocular inducido por drogas, de los inhibidores de la anhidrasa carbónica con el síndrome de Steven-Johnson, todos ellos con una importante cicatrización a nivel conjuntival; así como el acortamiento del fondo de saco inferior secundario a la fibrosis conjuntival por el uso de antiglaucomatosos durante más de tres años, apoyarían la hipótesis de la menor tasa de éxitos de la trabeculectomía en pacientes que han sido tratados tópicamente durante largos períodos. Sin embargo, Flach et al, analizó en 2004 la literatura existente sobre este tema en un metaanálisis, no pudiendo llegar a un resultado concluyente sobre el tema debido a distintos factores de diseño, así como diversos sesgos (30). – Inmunohistoquímica: Baudouin et al hallaron un aumento de los siguientes marcadores inflamatorios en las biopsias de conjuntiva: HLA DR, HLA DQ, CD11a, CD11b, CD45RO, ICAM-3 y vimentina (29). – Citología de impresión de conjuntiva: diversos estudios demuestran que existe una afectación de la cohesividad y morfología celular, metaplasia escamosa, queratinización y disminución de las células caliciformes. Las alteraciones se producen por el uso prolongado de antiglaucomatosos de los diversos grupos (betabloqueantes, análogos de prostaglandinas, e inhibidores de anhidrasa carbónica), y son mayores cuando se emplean combinaciones de varios de ellos que en la monoterapia, no existiendo diferencias entre ellos individualmente (31-33). – Citometría de flujo y determinación de citoquinas: Pisella et al documentaron en un estudio de citometría de flujo sobre muestras obtenidas mediante citología de impresión en conjuntiva que el latanoprost y timolol con conservante incrementaron la expresión de marcadores inflamatorios (HLA DR, ICAM-1) y disminuyeron la de mucina (MUC5AC) significativamente con respecto al timolol sin conservantes. En cuanto a los efectos in vitro, el latanoprost 143 causó menos toxicidad y apoptosis que el timolol con conservante, y ambas a su vez, inferior al cloruro de benzalconio (BAC) solo. Estos resultados podían sugerir un potencial efecto protector de los análogos de prostaglandinas y, en menor medida, del timolol, frente a la toxicidad conjuntival del BAC (34). Posteriormente, Baudouin et al en un estudio de casos y controles, con varios grupos de tratamiento, y utilizando los mismos métodos que en el trabajo anterior, llegaron a la conclusión de que el HLA DR se expresaba con mayor intensidad en los grupos de hipotensores con conservante (timolol y asociaciones) que sin éste (timolol sin BAC). Los niveles de interleuquinas IL-6, IL-8 e IL-10 eran significativamente mayores en todos los grupos glaucomatosos con respecto al control. Estas citoquinas se relacionan con diversos estados inflamatorios oculares: se han detectado niveles elevados de IL-6 en el epitelio conjuntival de los ojos afectados por el síndrome de Sjögren, en el epitelio del pterigion o en la queratoconjuntivitis vernal; la IL-8 tiene una potente acción quimiotáctica sobre los linfocitos T y los neutrófilos, e interviene en el Sjögren y reacciones alérgicas crónicas; la IL-10, que participa en la vía inflamatoria mediada por Th2, actúa como factor inhibidor del resto de citoquinas proinflamatorias, y se eleva significativamente en la queratoconjuntivitis atópica. La expresión de estas citoquinas podría relacionarse con el efecto tóxico producido por el uso a largo plazo de las drogas antigalucomatosas; sin embargo, parece que el perfil de expresión de éstas difiere del de HLA DR. Una posible explicación sería que las interleuquinas son más sensibles a cualquier estímulo proinflamatorio, incluso al de los betabloqueantes sin conservantes, mientras que tanto el HLA DR como ICAM-1 requieren un estímulo más intenso. No obstante, se requieren más estudios para comprender el papel de las moléculas inflamatorias y otros marcadores inmunes en la inmunopatología conjuntival (35). En un estudio in vitro desarrollado por Guenoun et al, los análogos de prostaglandinas no indujeron la sobreexpresión de marcadores inflamatorios como el ICAM-1, PECAM-1 y HLA DR por células conjuntivales. Este hecho podría 144 3. Tratamiento médico del glaucoma en operados de cirugía refractiva deberse al efecto apoptótico que las respectivas concentraciones de BAC producen en dichas células, de manera dosis dependiente. Existía una tendencia de menor toxicidad producida por los análogos con relación a las concentraciones de BAC de cada preparado, sugiriendo un posible efecto protector de las mismas (23). Este efecto fue confirmado en otro estudio, surgiendo varias hipótesis que podrían explicarlo: las propiedades antioxidantes de los análogos de prostaglandinas o la reacción de dichos principios activos con el BAC, disminuyendo la actividad del mismo (36). En un estudio reciente de casos y controles, Baudouin et al evaluó mediante citometría de flujo en citologías de impresión conjuntivales la expresión de HLA DR así como de CCR5 y CCR4, dos receptores de quimoquinas implicados en las vías inflamatorias de Th1 y Th2, respectivamente. La primera juega un papel importante en la respuesta inmune a las infecciones y en la hipersensibilidad tipo IV. La segunda está especialmente implicada en las reacciones alérgicas con secreción de IgE. Este estudio demuestra la sobreexpresión de ambos receptores en el epitelio conjuntival de los pacientes glaucomatosos tratados con betabloqueantes, análogos de prostaglandinas, o combinaciones de los mismos, a largo plazo, sin diferencias significativas entre ellos; demostrando la complejidad de la reacción inflamatoria causada por estos tratamientos, en la que parecen participar tanto mecanismos de alergia como tóxicos (37). Afectación de la lágrima Las preparaciones de antiglaucomatosos tópicos, especialmente las que contienen conservantes, alteran la fisiología de la lágrima a diversos niveles, contribuyendo a la producción y exacerbación de un ojo seco preexistente: – Disminución del aclaramiento de la lágrima (38): Kuppens et al estudian mediante fluorofotometría dicho parámetro en pacientes glaucomatosos e hipertensos oculares, comparando una preparación de timolol con BAC y otra sin conservantes. Se estima el grado de fluorescen- cia de la lágrima tras la instilación de fluoresceína. El recambio basal de la lágrima era menor en los casos de timolol-BAC, seguidos de los de timolol sin conservantes, a su vez inferiores a los controles. Parte de este efecto se explica por la afectación del BAC al componente lipídico de la lágrima, que produce un aumento de la evaporación de la misma, y un menor fluido lagrimal que arrastre la fluoresceína y contribuya a su recambio (39). También se ha especulado sobre el posible efecto betabloqueante del timolol a nivel de la glándula lagrimal, disminuyendo la producción de la misma (38). – Disminución de la secreción basal y refleja de la lágrima: Nuzzi et al estudian mediante el test de Schirmer I y el test de Jones dichos parámetros, detectando una disminución de los mismos cuando se emplea timolol, potenciándose con la asociación de pilocarpina (31). Otros betabloqueantes como el betaxolol producen un efecto similar (32). No se observa que el Schirmer disminuya con prostalandinas como el latanoprost (22). – Desestabilización de la película lagrimal precorneal: • Disminución del BUT: según Kuppens et al el timolol con o sin conservantes disminuye el BUT de la película lagrimal precorneal, aunque se sabe que el BAC contribuye a dicho efecto reduciendo la producción del componente mucinoso de la lágrima (39). Otros estudios realizados con timolol sólo o asociado con pilocarpina, y otros betabloqueantes, corroboran dicho hallazgo, encontrando además una reducción con el tiempo de tratamiento (24,31,32). • Disminución del NIBUT (noninvasive breakup time): por los betabloqueantes (timolol) (40). – Disminución del radio del menismo lagrimal: se trata de una medida de la disminución del volumen lagrimal en la superficie ocular. Se ha observado que los colirios antiglaucomatosos lo producen (40). – Dudoso papel sobre la secreción del componente proteico de la lágrima: el hallazgo de receptores beta en las células acinares de la glándula lagrimal del conejo, hizo pensar en el posible efecto inhibidor de los betabloqueantes en la secreción del componente proteico de la 3. Tratamiento médico del glaucoma en operados de cirugía refractiva lágrima (IgA, IgG, complemento, lisozima, lactoferrina, ceruloplasmina, etc.). Existen trabajos con resultados contradictorios. Bonomi et al afirma que el tratamiento con timolol tópico reduce la secreción de IgA, mientras que Coakes et al no encuentra diferencias significativas entre los tratados y los controles (41). – Aumento de mediadores de la inflamación: Manni et al realizaron un estudio cruzado comparando pacientes que recibían timolol con y sin conservantes, midiendo los niveles de IL1β en la lágrima. Esta citoquina participa en las primeras fases de la reacción inflamatoria de la superficie ocular, junto con el TNF-α. Sólo el grupo de timolol con conservante mostró un incremento significativo de la misma (42). Papel de los conservantes Los conservantes son un componente importante de las preparaciones oftálmicas, pues suprimen el crecimiento microbiano y previenen la descomposición del principio activo. Pero el uso a largo plazo de medicación tópica que contenga dichas sustancias produce cambios en la superficie ocular y alteración de las células corneales y conjuntivales. El cloruro de benzalconio es el más empleado. Se trata de un compuesto de amonio cuaternario que actúa como potente antimicrobiano, desnaturalizando las proteínas y rompiendo la membrana citoplásmica. Se utiliza en concentraciones entre 0,005% y 0,01%. Al acumularse en los tejidos oculares induce la muerte celular (apoptosis) de manera dosis dependidente, a nivel de córnea y conjuntiva; además de otras alteraciones celulares como la metaplasia escamosa conjuntival y la disminución del número de células caliciformes en ese tejido; provoca una respuesta proinflamatoria; afecta a la película lagrimal, tanto al componente lipídico, por su efecto surfactante, como mucinoso; induce la disrupción de la barrera del epitelio corneal; produce una pérdida severa de células endoteliales si accidentalmente pasa a cámara anterior e incluso se ha descrito la afectación de la barrera hematoacuosa posterior a la cirugía de 145 cataratas, dando lugar a la maculopatía pseudofáquica por conservantes (28,29,35,39). Los diversos efectos del mismo se han demostrado en estudios experimentales, clínicos y de laboratorio que comparan el empleo de hipotensores con y sin conserantes (20,33,39). Un conservante alternativo al BAC es el Puri® te , un complejo de oxicloro estabilizado (SOC) con actividad fungicida, bactericida y viricida. Aunque no se conoce con exactitud su mecanismo de acción, el SOC oxida los lípidos insaturados y el glutation en la célula, teniendo una eficacia bactericida probada. Cuando se instila SOC dentro del ojo, se convierte en componentes naturales de la lágrima: iones sodio y cloro, oxígeno y agua. Actualmente existe una preparación de brimonidina al 0,15% que contiene este conservante. Noecker et al publicó un trabajo en el que se comparaba la afectación de las células conjuntivales y corneales con el uso de diversos hipotensores que contenían BAC (timolol, latanoprost, bomatoprost, dorzolamida) y Purite® (brimonidina y lágrimas artificiales). Tanto la afectación del epitelio corneal como la infiltración de células inflamatorias a nivel conjuntival eran significativamente menores con el uso de los compuestos con Purite®, siendo también proporcional el daño a la concentración de BAC. Esta sustancia podría ser una alternativa para las preparaciones hipotensoras, pues parece tener una menor capacidad de alteración de la superficie ocular (28). FISIOPATOLOGÍA DEL OJO SECO TRAS CIRUGÍA REFRACTIVA Y TRATAMIENTO CON HIPOTENSORES TÓPICOS El ojo seco es una enfermedad multifactorial de la lágrima y de la superficie ocular que produce síntomas de incomodidad o molestias, alteración de la visión, e inestabilidad de la película lagrimal con daño potencial de la superficie ocular. Se acompaña de un incremento en la osmolaridad de la lágrima e inflamación de la superficie ocular (43). La clasificación de ojo seco del Dry Eye Workshop de 2007 lo divide en dos categorías 146 3. Tratamiento médico del glaucoma en operados de cirugía refractiva Fig. 1: Fisiopatología del ojo seco (43). principales: por déficit de secreción y evaporativo (43). Los distintos mecanismos implicados se resumen en el siguiente esquema (fig. 1) (43). La alteración de la sensibilidad corneal tras cirugía refractiva facilita la producción de ojo seco a través de dos mecanismos: disminución de la secreción lagrimal y reducción del parpadeo, asociado con un aumento de la evaporación de la lágrima. Por tanto, el resultado es un ojo seco hiposecretor y evaporativo, aunque normalmente de forma transitoria, hasta la recuperación de la sensibilidad corneal (12). Además del mecanismo por alteración de la inervación, existen otras causas que contribuyen al ojo seco tras cirugía refractiva. Se potencia la evaporación de la lágrima al dejar de uti- Fig. 2: Hipótesis de la etiopatogenia del ojo seco producido por cirugía refractiva (rosa) y el uso prolongado de antiglaucomatosos tópicos (amarillo). lizar gafas. El trauma que supone el anillo de succión y del microqueratomo en el caso del LASIK y la eliminación del epitelio tras PRK potencian la inflamación postquirúrgica. Los mediadores de la inflamación pueden causar molestias e irritación que se perciben como síntomas de ojo seco o pueden agravar la secreción lagrimal deficiente. Los fármacos tópicos que se aplican tras la cirugía pueden tener un efecto tóxico sobre el epitelio corneal. El cambio de la curvatura corneal altera la dinámica y estabilidad de la película lagrimal (13). A los mecanismos de ojo seco anteriormente descritos en los operados de refractiva podemos añadir las alteraciones que poducen el uso prolongado de antiglaucomatosos tópicos. La disminución de la secreción lagrimal podría deberse a distintos factores, como el efecto anestésico sobre la córnea de algunos betabloqueantes y de los análogos de las prostaglandinas, cuyo mecanismo fisiopatológico no se conoce con exactitud, pudiéndose deber a la estabilización de la membrana axonal o a la inhibición del transporte de cloro a nivel de la membrana del epitelio corneal (24-26); o a las propiedades bloqueantes del timolol sobre los receptores beta de la glándula lagrimal, pues se ha demostrado que está presente a concentraciones activas en la glándula lagrimal del conejo tras la instilación tópica (38). La alteración de la capa lipídica de la película lagrimal, principalmente debido al efecto surfactante de los conservantes, como el cloruro de benzalconio, aumenta la evaporación de la lágrima (39). El aumento de los mediadores inflamatorio en la lágrima y en superficie ocular, demostrado mediante diversos métodos experimentales, alteran la superficie ocular y la estabilidad de la película lagrimal. Provocan metaplasia celular, un aumento de la apoptosis de las células caliciformes y por tanto, disminución de la producción de mucina, que conduce a la inestabilidad de la película lagrimal. Estos efectos son potenciados o producidos por el efecto tóxico directo de los conservantes (28,29,31-34,42). Finalmente, concluir que los pacientes sometidos a cirugía refractiva que posteriormente nece- 3. Tratamiento médico del glaucoma en operados de cirugía refractiva sitan el uso de antiglaucomatosos tópicos tienen un riesgo añadido para el desarrollo de ojo seco, pues en ellos se producen alteraciones de la superficie ocular por las dos vías que se han expuesto (fig. 2). En estos casos sería útil recurrir, si es posible, a medicaciones sin conservantes u otras alternativas terapeúticas. 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