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La obra del cardenal Van Thuan apenas comienza - FIAT - Mater Unitatis
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Jueves 15 de Abril de 2004 07:48 -
Mensaje de Mater Unitatis México con motivo del fallecimiento de nuestro fundador y el legado
de su obra.
Muy queridos todos:
El pasado 16 de septiembre de 2002 dio su paso definitivo al paraíso nuestro fundador: el
Card. F. X. Nguyen Van Thuan, Presidente del Consejo Pontificio "Justicia y Paz".
El Card. Van Thuan fue Consagrado obispo de Nhatrang (Vietnam) en 1967, fue nombrado
Arzobispo coadjutor de Saigón - ahora Ciudad de Ho Chi Minh - en 1975. Pocos meses
después fue arrestado y pasó 13 años en la cárcel, 9 de los cuales en régimen de aislamiento.
En marzo de 2000, el cardenal Van Thuan conmovió a Juan Pablo II y a los miembros de la
Curia Romana con la predicación de los Ejercicios Espirituales, hoy publicados y traducidos en
más de nueve idiomas.
«Ha fallecido un santo» expresó el obispo Gianpaolo Crepaldi, secretario de ese mismo
Consejo vaticano, pero sobretodo hermano y amigo de nuestro cardenal.
"De las cárceles comunistas a «príncipe de la Iglesia»" (1) , así resumieron nuestros amigos de
ZENIT la vida del nuestro cardenal vietnamita que a los 74 años de edad, dejó esta vida de
paso a causa del cáncer que minaba su salud desde hace tiempo.
Todavía puedo escucharlo, con esa tesitura suave y profunda, refiriéndose a la vida y a la
muerte: "El mártir cristiano no desprecia la vida, sufre y está dispuesto a morir por amor. Pero
tiene miedo de la muerte, no experimenta indiferencia ante la vida. Ni la suya ni la de los otros.
El martirio es el sufrimiento de quien acepta ser tratado injustamente para permanecer fiel a
Dios. No es la pretensión de hacer justicia en nombre de Dios." (2)
Pensemos entonces en este paso como el gozo de la luz divina, sobretodo al recordar una de
sus reflexiones al respecto:"Un grano de arroz que cae en tierra no muere. De él brotará una
nueva cosecha. Luego nutrirá a la humanidad. Pero tampoco será todavía su muerte, porque
se integrará a una vida diferente, más alta y más preciosa." (3)
He tenido la gracia de haber compartido con su familia y amigos, en Roma, un "duelo" gozoso y
esperanzador durante los días subsecuentes al 16 de septiembre. La celebración Eucarística
precedida por S.S. Juan Pablo II en la que se enmarcó su funeral,, donde participaron miles de
fieles y la más alta jerarquía católica, fue también un hermoso momento de comunión en todos
los planos.
Recuerdo cuando lo conocí hace ya algunos años en la ciudad de México. Su semblante
apacible e insondable, su mirada profunda y gentil, me convencieron sin necesidad de palabra
alguna de que estaba frente a un alma excepcional. Lo escuche hablar de su amor por los
defectos de Jesús. Su testimonio de vida me interpeló y embelesó. Me habló personalmente,
de corazón a corazón, sin protocolos ni complicaciones, un altísimo jerarca católico dulce y
humilde, que aderezaba exquisitamente su ya impactante personalidad con un gran sentido del
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humor.
Fue entonces que nos pidió dar vida a MATER UNITATIS en Chiapas. Poco después, nos
solicitó lo mismo: ser instrumentos fieles y dóciles del Espíritu Santo para esta nueva obra,
recordando que los pinceles no se envanecen de la obra de arte que crea el artista. Sólo que
en dicha ocasión debíamos ser portadores de esta espiritualidad (fundando centros de
espiritualidad y obras de promoción y desarrollo social) y difundirla en todo nuestro México. En
noviembre de 2001, tuvimos la gracia de recibirlo en la ciudad de México y en Chiapas, siendo
precisamente en nuestro querido estado del sureste donde personalmente nos confirmó su
petición y revelándonos la Voluntad de Dios para esta obra (momento del que guardamos
memoria en un largo vídeo que pronto compartiremos contigo). "Te doy gracias Padre porque
has ocultado estas cosas a los sabios y por haberlas revelado a los humildes y a los
pequeños", dice Jesús.
La obra, gracias a la intercesión de María Santísima, avanza día con día, rogando al Padre
bueno que renueve su misericordia en nosotros.
Me emociona aún recordar sus paternales palabras durante los difíciles momentos del
nacimiento de esta obra: "No teman, el mundo los persigue pues ustedes no son del mundo.
No teman, yo estaré siempre con ustedes, seré un padre para ustedes, y ustedes serán
MATER UNIATIS siempre."
El está con nosotros, lo sentimos, lo sabemos. Su ausencia física no limitará ni debilitará la
prosecución y expansión de su obra, al contrario, ahora lo tenemos como intercesor en el mejor
lugar disponible. La obra del cardenal Van Thuan apenas comienza.
Jesucristo es abandono supremo a la voluntad del Padre. Cristo es la Buena Nueva, es la
Palabra del Padre encarnada, en el seno de María, que se hace accesible al hombre para ser
revelada, acogida, amada y anunciada. Pero la Verdad y la Vida son crucificadas, no convienen
al orden de este mundo. Jesucristo fue desconocido por propios y ajenos. "Hace milagros con
el poder de Satanás", dijeron los suyos. No ha sido distinto para MATER UNITATIS en los
primeros años de su nacimiento. ¡Gracias a la Providencia por compartirnos esta gracia tan
grande de la cruz! Pero las empresas de Dios, no pueden ser destruidas por el hombre. A
ustedes, queridos hermanos, Dios les bendiga, oramos por ustedes para que pronto "Seamos
Uno", tal es la enseñanza de Jesús y nuestro fundador. Recordemos juntos este texto de su
Libro "Cinco Panes y dos peces":
"Llevo muchos años con usted. Usted lo ha visto y sabe que es verdad". El guardia me
preguntó: "Cuando quede en libertad, ¿enviará a sus fieles a quemar nuestras casas o a
asesinar a nuestros familiares?"».
«No --le respondió el cardenal-- aunque queráis matarme, yo os amo". "¿Por qué?", insistió el
carcelero. "Porque Jesús me ha enseñado a amar a todos, también a los enemigos --aclaré--.
Si no lo hago no soy digno de llevar el nombre de cristiano. Jesús dijo: "amad a vuestros
enemigos y rezad por quienes os persiguen". "Es muy bello, pero difícil de entender", comentó
al final el guardia».
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En su testamento nos motiva e invita a realizar nuestra vocación, comenzando desde nuestra
santidad personal para poder servir a la Iglesia y a la sociedad:
"La Iglesia debe subrayar que sin volver al Evangelio no se pueden resolver los dramáticos
problemas actuales: defensa y promoción de los derechos humanos; numerosos y sangrientos
conflictos; pobreza de millones de seres humanos. Es preciso promover la aplicación efectiva
de la Doctrina Social de la Iglesia, intensificando la referencia y la conexión del magisterio
social de los obispos con el magisterio universal del Santo Padre, de manera que resulte una
enseñanza coherente, unitaria en sus fundamentos y en sus principios inspiradores.
El hombre que espera es un hombre que ora. El objeto de su oración es también el de la
esperanza. El que espera es un colaborador de Dios. El Señor espera de nosotros que
terminemos su obra. Nosotros oramos al Señor, pero el se apoya en nosotros.
Quieres realizar una revolución, renovar el mundo. Esta grande ambición y esta bellísima
misión te ha sido confiada por el Señor: no la realizarás sino con el poder del Espíritu Santo.
Cada día en torno a ti, debes preparar un nuevo Pentecostés."
Agradecemos mucho a tantos amigos y hermanos que nos han convidado palabras de ánimo y
consuelo, en un momento que, a decir verdad, ha sido más gozoso que doloroso.
Nos despedimos esperando pronto poder servirte, y contar con tu fraterno y solidario apoyo
para la realización de este sueño.
De la mano de María, Madre de la Unidad, unidos en la oración y en la Eucaristía.
Muchas gracias y que Dios les bendiga.
Gabriela L. Cosío Guerra y Ricardo Fco. Padilla Castillo
Mater Unitatis, Amar hasta hacer la unidad.
Notas:
1. Con fragmentos del artículo noticioso de ZENIT, 17 de septiembre 2002, mensaje
ZS02091707.
2. Cardenal Fco. Xavier Nguyen Van Thuan.
3. Cardenal Fco. Xavier Nguyen Van Thuan, "Mil y un pasos en el camino de la esperanza",
n.688.
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