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Boletín Eclesiástico Obispado Castrense de Argentina N.º 162 | Enero - Febrero - Marzo 2012 Capilla María Auxiliadora Paimún GENDARMERÍA NACIONAL La capilla María Auxiliadora del Paimún se localiza al pie del volcán Lanín, sobre la costa del lago Paimún (primera zona del Neuquén en ser evangelizada por los padres Jesuitas a partir del siglo XVII). El templo alberga la imagen de María Auxiliadora, Señora y Patrona de la Patagonia. Este posee una torre latina con una campana de bronce y estaño de 400 kg, realizada en la única fundición de campanas que existe en América Latina, en la provincia de Santa Fe. La puerta de ingreso, tallada en madera maciza, presenta una pequeña escotilla que recuerda la entrada al templo de Belén, por donde solo se puede acceder agachándose o, como dice el Evangelio “haciéndose pequeño o niño”. En el atrio interior, tres bajorrelieves escenifican los tres períodos de la evangelización del Neuquén: jesuita, salesiano y actual. El presbiterio, de influencia barroca americana, está enmarcado por cuatro columnas de raulí, talladas por artesanos cordilleranos. El altar es de una sola pieza de ciprés patagónico; en su frente se encuentra un retablo del nacimiento en imágenes americanas. Sillería: tallas de madera realizadas por mapuches. Las imágenes tras el altar representan la Pasión: el Señor crucificado junto a la Dolorosa y a San Juan (piezas de madera policromada, escuela de Marienbad, Austria). La capilla del Santísimo Sacramento se encuentra separada del atrio por una espléndida reja de hierro forjado. En su interior, se observa el pequeño altar del Sagrario, enmarcado también por columnas talladas en raulí. Cuelga del techo, una lámpara votiva colonial (circa 1850). En la capilla del Baptisterio, la pila bautismal es una rama del mismo ciprés patagónico que sirvió para el altar. Se destaca la mayólica de la “Madonna dell`Adorazione”, del taller florentino de Luca y Andrea della Robbia, obra de éste último de 1486. El original está en el Museo del Bargello, Florencia, Italia. Esta réplica exacta fue hecha especialmente para este templo por el taller Menagatti, de la misma ciudad. Los vitrales han sido realizados por la vitralista María Esther Sfeir y se inspiran en el libro de J.R.R. Tolkien El Señor de los Anillos. Esta pequeña casa de oración, construida con amor, trata de expresar una síntesis entre la creación del Padre, en sus montañas, cielos, bosques y lagos, la “nueva” Creación del Hijo, a través de su muerte y resurrección, y la obra del Espíritu Santo, que se manifiesta en la tarea evangelizadora y cultural de la madre Iglesia. Es la primera capilla que posee Gendarmería Nacional en el país, no solo para su personal y familias, sino para todos aquellos que deseen visitar su bellísimo interior y entorno natural. ÍNDICE Índice del Boletín Oficial Barco iglesia 5 Santa Sede Mensaje de su Santidad Benedicto XVI 6 Carta Apostólica 11 Intenciones del Santo Padre para el Año 2012 18 La Iglesia en el Mundo Jóvenes sin Fronteras 19 Anglicanos Estadounidenses en Comunión Plena con la Iglesia Católica 19 El papel de un Capellán a Bordo en Tragedias como la del Concordia 21 La Iglesia en la Argentina Nuevo Nuncio para la República Argentina 23 Nuevas Autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina 23 Obispado Castrense de Argentina Encuentro en Roma 25 X Aniversario de la Corporación de Clérigos Castrenses de México 27 Blog de la Misión Evangelizadora del Ejército Argentino 28 Misión de Paz en Haití 28 Calendario 2012 30 Reconocimiento “30º Aniversario de la Gesta de Malvinas” 32 Noticias 34 Aniversario de las Ordenaciones Sacerdotales 41 Artículo Doctrinal El Ars Celebrandi 42 Movimientos de la Curia 45 Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 1 Obispado Castrense de Argentina Av. Comodoro Py 1925 (C1104 AAM) Ciudad Autónoma de Buenos Aires Tel.: (011) 4311-9113 / 7431 / 9240 - Tel.-Fax: (011) 4311-4081 ADMINISTRADOR DIOCESANO SEDE VACANTE Mons. Pedro Candia SECRETARÍA DE CURIA Dr. Leonardo Ferracuti Dra. Verónica Irina Sorsaia González SECRETARIO GENERAL Y CANCILLER Dr. Francisco Luciano Tufankchi Dr. Carlos Alberto González ECÓNOMO Y ADMINISTRADOR OBISPO EMÉRITO Licenciado Ricardo Frías Mons. Antonio Juan Baseotto C.Ss.R. COORDINADORA ADMINISTRATIVA Correo electrónico: anbasrado@yahoo.com.ar Parroquia María Madre de la Iglesia Quintana 5777 (1653) Villa Ballester (011) 4767-4864 Dra. María Cecilia Chapoval Correo electrónico obispadocastrenseargentina@gmail.com Página web www.obispadocastrenseargentina.org Para la publicación de noticias en el Boletín Eclesiástico, envíelas por correo postal o electrónico a la Secretaría General del OCA. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 3 Obispado Castrense de Argentina PERSONAL DE LA CURIA Dr. Héctor Hugo Díaz Encargado Militar Suboficial My. V.G.M. (E.A.) 4 Rubén Amarilla Suboficial 1.º (A.R.A.) Oscar Alfredo Urrutia Suboficial My. (E.A.) Ángel Lugo Cabo Pr. V.G.M. (A.R.A.) César Silva Suboficial Pr. (E.A.) Martín Mangini Cabo Pr. (A.R.A.) Ramiro Martínez Sargento (E.A.) Luz Marina Mangini Agente Civil (A.R.A.) Damián Bartilone Agente Civil (E.A.) Enrique Grunevalt Sargento 1.º (G.N.) Darío Rolando Torres Agente Civil (E.A.) Pablo César Real Gendarme (G.N.) Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina BARCO IGLESIA Barco iglesia El casco de la Iglesia fue donado por el Sr. Luis Dodero en 1936 y pertenecía a la compañía de Navegación Nicolás Mihanovich. Fue construido en Glasgow, Escocia, y tiene 33 metros de eslora. Sirvió antes al transporte de pasajeros con el nombre de "Tacuarí", luego con los nombres "Concorde" y "Vesta". La remodelación se hizo en los Astilleros de Obras Públicas de la Nación, con planos terminados en noviembre de 1935. Se construyó la Capilla para 150 personas, la sacristía, despacho parroquial, comedor, cocina, 3 camarotes y baño para los sacerdotes y 2 camarotes y servicio para la tripulación. Se pueden ver fotos de la inauguración en el álbum "Historias del Delta" y en un óleo en el Museo de la Reconquista, Tigre. Fue considerado en la época, "único en el mundo". Su párroco fue el padre jesuita Luis Isola quien, en 1911, oficiaba en la Capilla Nuestra Señora del Rosario, Patrona del Delta. Los ríos del Delta tuvieron, hasta 1952, una iglesia flotante; luego, debido a lo irrecuperable de su motorización (era remolcado en su última etapa), fue desarmado. La cúpula fue donada a la policía de islas, que la conserva y exhibe hoy en día en el Cuartel Central de Policía de Islas. El barco, dicen, estaría hoy cumpliendo funciones de arenero en algún lugar del Paraná. Hoy en día, hay numerosas capillas en las islas delteñas. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 5 S A N TA S E D E Mensaje de Su Santidad Benedicto XVI para la Celebración de la XLV Jornada Mundial de la Paz - 1 de enero de 2012 Educar a los Jóvenes en la Justicia y la Paz el salmista. Se percibe de manera especialmente viva y visible en los jóvenes, y por esa razón me dirijo a ellos teniendo en cuenta la aportación que pueden y deben ofrecer a la sociedad. Así pues, quisiera presentar el Mensaje para la XLV Jornada Mundial de la Paz en una perspectiva educativa: «Educar a los jóvenes en la justicia y la paz», convencidos de que ellos, con su entusiasmo y su impulso hacia los ideales, pueden ofrecer al mundo una nueva esperanza. 1. El comienzo de un año nuevo, don de Dios a la humanidad, es una invitación a desear a todos, con mucha confianza y afecto, que este tiempo que tenemos por delante esté marcado por la justicia y la paz. ¿Con qué actitud debemos mirar el nuevo año? En el salmo 130 encontramos una imagen muy bella. El salmista dice que el hombre de fe aguarda al Señor «más que el centinela la aurora» (v. 6), lo aguarda con una sólida esperanza, porque sabe que traerá luz, misericordia, salvación. Esta espera nace de la experiencia del pueblo elegido, el cual reconoce que Dios lo ha educado para mirar el mundo en su verdad y a no dejarse abatir por las tribulaciones. Os invito a abrir el año 2012 con dicha actitud de confianza. Es verdad que en el año que termina ha aumentado el sentimiento de frustración por la crisis que agobia a la sociedad, al mundo del trabajo y la economía; una crisis cuyas raíces son sobre todo culturales y antropológicas. Parece como si un manto de oscuridad hubiera descendido sobre nuestro tiempo y no dejara ver con claridad la luz del día. En esta oscuridad, sin embargo, el corazón del hombre no cesa de esperar la aurora de la que habla 6 Mi mensaje se dirige también a los padres, las familias y a todos los estamentos educativos y formativos, así como a los responsables en los distintos ámbitos de la vida religiosa, social, política, económica, cultural y de la comunicación. Prestar atención al mundo juvenil, saber escucharlo y valorarlo, no es sólo una oportunidad, sino un deber primario de toda la sociedad, para la construcción de un futuro de justicia y de paz. Se ha de transmitir a los jóvenes el aprecio por el valor positivo de la vida, suscitando en ellos el deseo de gastarla al servicio del bien. Éste es un deber en el que todos estamos comprometidos en primera persona. Las preocupaciones manifestadas en estos últimos tiempos por muchos jóvenes en diversas regiones del mundo expresan el deseo de mirar con fundada esperanza el futuro. En la actualidad, muchos son los aspectos que les preocupan: el deseo de recibir una formación que los prepare con más profundidad a afrontar la realidad, la dificultad de formar una familia y encontrar un puesto estable de trabajo, la capacidad efectiva de contribuir al mundo de la política, de la cultura y de la economía, para edificar una sociedad con un rostro más humano y solidario. Es impor tante que estos fer mentos, y el impulso idealista que contienen, encuentren la justa atención en todos los sectores de la sociedad. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina S A N TA S E D E La Iglesia mira a los jóvenes con esperanza, confía en ellos y los anima a buscar la verdad, a defender el bien común, a tener una perspectiva abierta sobre el mundo y ojos capaces de ver «cosas nuevas» (Is 42,9; 48,6). Los responsables de la educación 2. La educación es la aventura más fascinante y difícil de la vida. Educar –que viene de educere en latín– significa conducir fuera de sí mismos para introducirlos en la realidad, hacia una plenitud que hace crecer a la persona. Ese proceso se nutre del encuentro de dos libertades, la del adulto y la del joven. Requiere la responsabilidad del discípulo, que ha de estar abierto a dejarse guiar al conocimiento de la realidad, y la del educador, que debe de estar dispuesto a darse a sí mismo. Por eso, los testigos auténticos, y no simples dispensadores de reglas o informaciones, son más necesarios que nunca; testigos que sepan ver más lejos que los demás, porque su vida abarca espacios más amplios. El testigo es el primero en vivir el camino que propone. ¿Cuáles son los lugares donde madura una verdadera educación en la paz y en la justicia? Ante todo la familia, puesto que los padres son los primeros educadores. La familia es la célula originaria de la sociedad. «En la familia es donde los hijos aprenden los valores humanos y cristianos que permiten una convivencia constructiva y pacífica. En la familia es donde se aprende la solidaridad entre las generaciones, el respeto de las reglas, el perdón y la acogida del otro»[1].Ella es la primera escuela donde se recibe educación para la justicia y la paz. Vivimos en un mundo en el que la familia, y también la misma vida, se ven constantemente amenazadas y, a veces, destrozadas. Unas condiciones de trabajo a menudo poco conciliables con las responsabilidades familiares, la preocupación por el futuro, los ritmos de vida frenéticos, la emigración en busca de un sustento adecuado, cuando no de la simple supervivencia, acaban por hacer difícil la posibilidad de asegurar a los hijos uno de los bienes más preciosos: la presencia de los padres; una presencia que les permita cada Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina vez más compartir el camino con ellos, para poder transmitirles esa experiencia y cúmulo de certezas que se adquieren con los años, y que sólo se pueden comunicar pasando juntos el tiempo. Deseo decir a los padres que no se desanimen. Que exhorten con el ejemplo de su vida a los hijos a que pongan la esperanza ante todo en Dios, el único del que mana justicia y paz auténtica. Quisiera dirigirme también a los responsables de las instituciones dedicadas a la educación: que vigilen con gran sentido de responsabilidad para que se respete y valore en toda circunstancia la dignidad de cada persona. Que se preocupen de que cada joven pueda descubrir la propia vocación, acompañándolo mientras hace fructificar los dones que el Señor le ha concedido. Que aseguren a las familias que sus hijos puedan tener un camino formativo que no contraste con su conciencia y principios religiosos. Que todo ambiente educativo sea un lugar de apertura al otro y a lo transcendente; lugar de diálogo, de cohesión y de escucha, en el que el joven se sienta valorado en sus propias potencialidades y riqueza interior, y aprenda a apreciar a los hermanos. Que enseñe a gustar la alegría que brota de vivir día a día la caridad y la compasión por el prójimo, y de participar activamente en la construcción de una sociedad más humana y fraterna. Me dirijo también a los responsables políticos, pidiéndoles que ayuden concretamente a las familias e instituciones educativas a ejercer su derecho deber de educar. Nunca debe faltar una ayuda adecuada a la maternidad y a la paternidad. Que se esfuercen para que a nadie se le niegue el derecho a la instrucción y las familias puedan elegir libremente las estructuras educativas que consideren más idóneas para el bien de sus hijos. Que trabajen para favorecer el reagrupamiento de las familias divididas por la necesidad de encontrar medios de subsistencia. Ofrezcan a los jóvenes una imagen límpida de la política, como verdadero servicio al bien de todos. No puedo dejar de hacer un llamamiento, además, al mundo de los medios, para que den su aportación educativa. En la sociedad actual, los 7 S A N TA S E D E medios de comunicación de masa tienen un papel particular: no sólo informan, sino que también forman el espíritu de sus destinatarios y, por tanto, pueden dar una aportación notable a la educación de los jóvenes. Es importante tener presente que los lazos entre educación y comunicación son muy estrechos: en efecto, la educación se produce mediante la comunicación, que influye positiva o negativamente en la formación de la persona. También los jóvenes han de tener el valor de vivir ante todo ellos mismos lo que piden a quienes están en su entorno. Les corresponde una gran responsabilidad: que tengan la fuerza de usar bien y conscientemente la libertad. También ellos son responsables de la propia educación y formación en la justicia y la paz. Educar en la verdad y en la libertad 3. San Agustín se preguntaba: «Quid enim fortius desiderat anima quam veritatem? - ¿Ama algo el alma con más ardor que la verdad?»[2]. El rostro humano de una sociedad depende mucho de la contribución de la educación a mantener viva esa cuestión insoslayable. En efecto, la educación persigue la formación integral de la persona, incluida la dimensión moral y espiritual del ser, con vistas a su fin último y al bien de la sociedad de la que es miembro. Por eso, para educar en la verdad es necesario saber sobre todo quién es la persona humana, conocer su naturaleza. Contemplando la realidad que lo rodea, el salmista reflexiona: «Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado. ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano, para que de él te cuides?» (Sal 8,4-5). Ésta es la cuestión fundamental que hay que plantearse: ¿Quién es el hombre? El hombre es un ser que alberga en su corazón una sed de infinito, una sed de verdad –no parcial, sino capaz de explicar el sentido de la vida– porque ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Así pues, reconocer con gratitud la vida como un don inestimable lleva a descubrir la propia dignidad profunda y la inviolabilidad de toda persona. Por eso, la primera educación consiste en aprender a reconocer en el hombre la imagen del Creador y, por consiguiente, a tener un profundo respeto por cada ser humano y ayudar a los otros 8 a llevar una vida conforme a esta altísima dignidad. Nunca podemos olvidar que «el auténtico desarrollo del hombre se refiere a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones» [3],incluida la trascendente, y que no se puede sacrificar a la persona para obtener un bien particular, ya sea económico o social, individual o colectivo. Sólo en la relación con Dios comprende también el hombre el significado de la propia libertad. Y es cometido de la educación el formar en la auténtica libertad. Ésta no es la ausencia de vínculos o el dominio del libre albedrío, no es el absolutismo del yo. El hombre que cree ser absoluto, no depender de nada ni de nadie, que puede hacer todo lo que se le antoja, termina por contradecir la verdad del propio ser, perdiendo su libertad. Por el contrario, el hombre es un ser relacional, que vive en relación con los otros y, sobre todo, con Dios. La auténtica libertad nunca se puede alcanzar alejándose de Él. La libertad es un valor precioso, pero delicado; se la puede entender y usar mal. «En la actualidad, un obstáculo particularmente insidioso para la obra educativa es la masiva presencia, en nuestra sociedad y cultura, del relativismo que, al no reconocer nada como definitivo, deja como última medida sólo el propio yo con sus caprichos; y, bajo la apariencia de la libertad, se transforma para cada uno en una prisión, porque separa al uno del otro, dejando a cada uno encerrado dentro de su propio “yo”. Por consiguiente, dentro de ese horizonte relativista no es posible una auténtica educación, pues sin la luz de la verdad, antes o después, toda persona queda condenada a dudar de la bondad de su misma vida y de las relaciones que la constituyen, de la validez de su esfuerzo por construir con los demás algo en común» [4]. Para ejercer su libertad, el hombre debe superar por tanto el horizonte del relativismo y conocer la verdad sobre sí mismo y sobre el bien y el mal. En lo más íntimo de la conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz lo llama a amar, a hacer el bien y huir del mal, a asumir la responsabilidad del bien que ha hecho y del mal que ha cometido [5]. Por eso, el ejercicio de la libertad está íntimamente Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina S A N TA S E D E relacionado con la ley moral natural, que tiene un carácter universal, expresa la dignidad de toda persona, sienta la base de sus derechos y deberes fundamentales, y, por tanto, en último análisis, de la convivencia justa y pacífica entre las personas. El uso recto de la libertad es, pues, central en la promoción de la justicia y la paz, que requieren el respeto hacia uno mismo y hacia el otro, aunque se distancie de la propia forma de ser y vivir. De esa actitud brotan los elementos sin los cuales la paz y la justicia se quedan en palabras sin contenido: la confianza recíproca, la capacidad de entablar un diálogo constructivo, la posibilidad del perdón, que tantas veces se quisiera obtener pero que cuesta conceder, la caridad recíproca, la compasión hacia los más débiles, así como la disponibilidad para el sacrificio. Educar en la justicia 4. En nuestro mundo, en el que el valor de la persona, de su dignidad y de sus derechos, más allá de las declaraciones de intenciones, está seriamente amenazado por la extendida tendencia a recurrir exclusivamente a los criterios de utilidad, del beneficio y del tener, es importante no separar el concepto de justicia de sus raíces transcendentes. La justicia, en efecto, no es una simple convención humana, ya que lo que es justo no está determinado originariamente por la ley positiva, sino por la identidad profunda del ser humano. La visión integral del hombre es lo que permite no caer en una concepción contractualista de la justicia y abrir también para ella el horizonte de la solidaridad y del amor [6]. No podemos ignorar que ciertas corrientes de la cultura moderna, sostenida por principios económicos racionalistas e individualistas, han sustraído al concepto de justicia sus raíces transcendentes, separándolo de la caridad y la solidaridad: «La “ciudad del hombre” no se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes sino, antes y más aún, con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión. La caridad manifiesta siempre el amor de Dios también en las relaciones humanas, otorgando valor teologal y salvífico a todo compromiso por la justicia en el mundo» [7]. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados» (Mt5,6). Serán saciados porque tienen hambre y sed de relaciones rectas con Dios, consigo mismos, con sus hermanos y hermanas, y con toda la creación. Educar en la paz 5. «La paz no es sólo ausencia de guerra y no se limita a asegurar el equilibrio de fuerzas adversas. La paz no puede alcanzarse en la tierra sin la salvaguardia de los bienes de las personas, la libre comunicación entre los seres humanos, el respeto de la dignidad de las personas y de los pueblos, la práctica asidua de la fraternidad» [8].La paz es fruto de la justicia y efecto de la caridad. Y es ante todo don de Dios. Los cristianos creemos que Cristo es nuestra verdadera paz: en Él, en su cruz, Dios ha reconciliado consigo al mundo y ha destruido las barreras que nos separaban a unos de otros (cf. Ef 2,14-18); en Él, hay una única familia reconciliada en el amor. Pero la paz no es sólo un don que se recibe, sino también una obra que se ha de construir. Para ser verdaderamente constructores de la paz, debemos ser educados en la compasión, la solidaridad, la colaboración, la fraternidad; hemos de ser activos dentro de las comunidades y atentos a despertar las conciencias sobre las cuestiones nacionales e internacionales, así como sobre la importancia de buscar modos adecuados de redistribución de la riqueza, de promoción del crecimiento, de la cooperación al desarrollo y de la resolución de los conflictos. «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9). La paz para todos nace de la justicia de cada uno y ninguno puede eludir este compromiso esencial de promover la justicia, según las propias competencias y responsabilidades. Invito de modo particular a los jóvenes, que mantienen siempre viva la tensión hacia los ideales, a tener la paciencia y constancia de buscar la justicia y la paz, de cultivar el gusto por lo que es justo y verdadero, aun cuando esto pueda comportar sacrificio e ir contracorriente. 9 S A N TA S E D E Levantar los ojos a Dios 6. Ante el difícil desafío que supone recorrer la vía de la justicia y de la paz, podemos sentirnos tentados de preguntarnos como el salmista: «Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio?» (Sal 121,1). Deseo decir con fuerza a todos, y particularmente a los jóvenes: «No son las ideologías las que salvan el mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente, que es nuestro creador, el garante de nuestra libertad, el garante de lo que es realmente bueno y auténtico [...], mirar a Dios, que es la medida de lo que es justo y, al mismo tiempo, es el amor eterno. Y ¿qué puede salvarnos sino el amor?» [9]. El amor se complace en la verdad, es la fuerza que nos hace capaces de comprometernos con la verdad, la justicia, la paz, porque todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta (cf. 1 Co 13,1-13). Queridos jóvenes, vosotros sois un don precioso para la sociedad. No os dejéis vencer por el desánimo ante las dificultades y no os entreguéis a las falsas soluciones, que con frecuencia se presentan como el camino más fácil para superar los problemas. No tengáis miedo de comprometeros, de hacer frente al esfuerzo y al sacrificio, de elegir los caminos que requieren fidelidad y constancia, humildad y dedicación. Vivid con confianza vuestra juventud y esos profundos deseos de felicidad, verdad, belleza y amor verdadero que experimentáis. Vivid con intensidad esta etapa de vuestra vida tan rica y llena de entusiasmo. Sed conscientes de que vosotros sois un ejemplo y estímulo para los adultos, y lo seréis cuanto más os esforcéis por superar las injusticias y la corrupción, cuanto más deseéis un futuro mejor y os comprometáis en construirlo. Sed conscientes de vuestras capacidades y nunca os encerréis en vosotros mismos, sino sabed trabajar por un futuro más luminoso para todos. Nunca estáis solos. La Iglesia confía en vosotros, os sigue, os anima y desea ofreceros lo que tiene de más valor: la posibilidad de levantar los ojos hacia Dios, de encontrar a Jesucristo, Aquel que es la justicia y la paz. A todos vosotros, hombres y mujeres preocupados por la causa de la paz. La paz no es un bien ya logrado, sino una meta a la que todos debemos aspirar. Miremos con mayor esperanza al futuro, animémonos mutuamente en nuestro camino, trabajemos para dar a nuestro mundo un rostro más humano y fraterno y sintámonos unidos en la responsabilidad respecto de las jóvenes generaciones de hoy y del mañana, particularmente en educarlas a ser pacíficas y artífices de paz. Consciente de todo ello, os envío estas reflexiones y os dirijo un llamamiento: unamos nuestras fuerzas espirituales, morales y materiales para «educar a los jóvenes en la justicia y la paz». Vaticano, 8 de diciembre de 2011 BENEDICTUS PP XVI Invitamos a nuestros lectores a visitar nuestra página web www.obispadocastrenseargentina.org 10 Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina S A N TA S E D E Carta Apostólica en Forma de Motu Proprio Porta Fidei del Sumo Pontífice Benedicto XVI con la que se Convoca el Año de la Fe 1. «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en Él (cf. Jn 17, 22). Profesar la fe en la Trinidad – Padre, Hijo y Espíritu Santo – equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de Su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor. 2. Desde el comienzo de mi ministerio como Sucesor de Pedro, he recordado la exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo. En la homilía de la santa Misa de inicio del Pontificado decía: «La Iglesia en su conjunto, y en ella sus pastores, como Cristo han de ponerse en camino para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da la vida, y la vida en plenitud» [1]. Sucede hoy con frecuencia que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales, culturales y políticas de su compromiso, al mismo tiempo que siguen considerando la fe como un presupuesto obvio de la vida común. De hecho, este presupuesto no sólo no aparece como tal, sino que incluso con frecuencia es negado [2]. Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas. 3. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16). Como Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en Él y a extraer el agua viva que mana de Su fuente (cf. Jn4, 14). Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos (cf. Jn 6, 51). En efecto, la enseñanza de Jesús resuena todavía hoy con la misma fuerza: «Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna» (Jn6, 27). La pregunta planteada por los que lo escuchaban es también hoy la misma para nosotros: «¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?» (Jn 6, 28). Sabemos la respuesta de Jesús: «La obra de Dios es ésta: que creáis en el que Él ha enviado» (Jn 6, 29). Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación. 4. A la luz de todo esto, he decidido convocar un Año de la fe. Comenzará el 11 de octubre de 2012, en el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013. En la fecha del 11 de octubre de 2012, 11 S A N TA S E D E se celebrarán también los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado por mi Predecesor, el beato Papa Juan Pablo II, [3] con la intención de ilustrar a todos los fieles la fuerza y belleza de la fe. Este documento, auténtico fruto del Concilio Vaticano II, fue querido por el Sínodo Extraordinario de los Obispos de 1985 como instrumento al servicio de la catequesis [4], realizándose mediante la colaboración de todo el Episcopado de la Iglesia católica. Y precisamente he convocado la Asamblea General del Sínodo de los Obispos, en el mes de octubre de 2012, sobre el tema de la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Será una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe. No es la primera vez que la Iglesia está llamada a celebrar un Año de la fe. Mi venerado Predecesor, el Siervo de Dios Pablo VI, proclamó uno parecido en 1967, para conmemorar el martirio de los apóstoles Pedro y Pablo en el décimo noveno centenario de su supremo testimonio. Lo concibió como un momento solemne para que en toda la Iglesia se diese «una auténtica y sincera profesión de la misma fe»; además, quiso que ésta fuera confirmada de manera «individual y colectiva, libre y consciente, interior y exterior, humilde y franca» [5]. Pensaba que de esa manera toda la Iglesia podría adquirir una «exacta conciencia de su fe, para reanimarla, para purificarla, para confirmarla y para confesarla» [6]. Las grandes transformaciones que tuvieron lugar en aquel año, hicieron que la necesidad de dicha celebración fuera todavía más evidente. Ésta concluyó con la Profesión de fe del Pueblo de Dios [7], para testimoniar cómo los contenidos esenciales que desde siglos constituyen el patrimonio de todos los creyentes tienen necesidad de ser confirmados, comprendidos y profundizados de manera siempre nueva, con el fin de dar un testimonio coherente en condiciones históricas distintas a las del pasado. 5. En ciertos aspectos, mi Venerado Predecesor vio ese año como una «consecuencia y exigencia postconciliar» [8], consciente de las graves dificultades del tiempo, sobre todo con respecto a la profesión de la fe verdadera y a su recta 12 interpretación. He pensado que iniciar el Año de la fe coincidiendo con el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II puede ser una ocasión propicia para comprender que los textos dejados en herencia por los Padres conciliares, según las palabras del beato Juan Pablo II, «no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia. […] Siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza» [9]. Yo también deseo reafirmar con fuerza lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como Sucesor de Pedro: «Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siempre necesaria de la Iglesia» [10]. 6. La renovación de la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó. Precisamente el Concilio, en la Constitución dogmática Lumen gentium, afirmaba: «Mientras que Cristo, “santo, inocente, sin mancha” (Hb 7, 26), no conoció el pecado (cf. 2 Co 5, 21), sino que vino solamente a expiar los pecados del pueblo (cf. Hb 2, 17), la Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada de purificación, y busca sin cesar la conversión y la renovación. La Iglesia continúa su peregrinación “en medio de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios”, anunciando la cruz y la muerte del Señor hasta que vuelva (cf. 1 Co 11, 26). Se siente fortalecida con la fuerza del Señor resucitado para poder superar con paciencia y amor todos los sufrimientos y dificultades, tanto interiores como exteriores, y revelar en el mundo el misterio de Cristo, aunque bajo sombras, sin embargo, con fidelidad hasta que al final se manifieste a plena luz» [11]. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina S A N TA S E D E En esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de Su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31). Para el apóstol Pablo, este Amor lleva al hombre a una nueva vida: «Por el bautismo fuimos sepultados con Él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva» (Rm 6, 4). Gracias a la fe, esta vida nueva plasma toda la existencia humana en la novedad radical de la resurrección. En la medida de su disponibilidad libre, los pensamientos y los afectos, la mentalidad y el comportamiento del hombre se purifican y transforman lentamente, en un proceso que no termina de cumplirse totalmente en esta vida. La «fe que actúa por el amor» (Ga 5, 6) se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre (cf. Rm 12, 2; Col 3, 9-10; Ef 4, 20-29; 2 Co 5, 17). 7. «Caritas Christi urget nos» (2 Co 5, 14): es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, Él nos envía por los caminos del mundo para proclamar Su Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cf. Mt 28, 19). Con su amor, Jesucristo atrae hacia Sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. El compromiso misionero de los creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor, que nunca puede faltar. La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar Su Palabra para ser Sus discípulos. Como afirma san Agustín, Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina los creyentes «se fortalecen creyendo» [12]. El santo Obispo de Hipona tenía buenos motivos para expresarse de esta manera. Como sabemos, su vida fue una búsqueda continua de la belleza de la fe hasta que su corazón encontró descanso en Dios. [13] Sus numerosos escritos, en los que explica la importancia de creer y la verdad de la fe, permanecen aún hoy como un patrimonio de riqueza sin igual, consintiendo todavía a tantas personas que buscan a Dios encontrar el sendero justo para acceder a la «puerta de la fe». Así, la fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios. 8. En esta feliz conmemoración, deseo invitar a los hermanos Obispos de todo el Orbe a que se unan al Sucesor de Pedro en el tiempo de gracia espiritual que el Señor nos ofrece para rememorar el don precioso de la fe. Queremos celebrar este Año de manera digna y fecunda. Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo. Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre. En este Año, las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo. 9. Deseamos que este Año suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. Será también una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía, que es «la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y también la fuente de donde mana toda su fuerza»[14]. 13 S A N TA S E D E Al mismo tiempo, esperamos que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble. Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada [15], y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año. sentido que encierra la expresión es importante. San Lucas enseña que el conocimiento de los contenidos que se han de creer no es suficiente si después el corazón, auténtico sagrario de la persona, no está abierto por la gracia que permite tener ojos para mirar en profundidad y comprender que lo que se ha anunciado es la Palabra de Dios. No por casualidad, los cristianos en los primeros siglos estaban obligados a aprender de memoria el Credo. Esto les servía como oración cotidiana para no olvidar el compromiso asumido con el bautismo. San Agustín lo recuerda con unas palabras de profundo significado, cuando en un sermón sobre la redditio symboli, la entrega del Credo, dice: «El símbolo del sacrosanto misterio que recibisteis todos a la vez y que hoy habéis recitado uno a uno, no es otra cosa que las palabras en las que se apoya sólidamente la fe de la Iglesia, nuestra madre, sobre la base inconmovible que es Cristo el Señor. […] Recibisteis y recitasteis algo que debéis retener siempre en vuestra mente y corazón y repetir en vuestro lecho; algo sobre lo que tenéis que pensar cuando estáis en la calle y que no debéis olvidar ni cuando coméis, de forma que, incluso cuando dormís corporalmente, vigiléis con el corazón» [16]. Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con Él. Y este «estar con Él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree. La Iglesia en el día de Pentecostés muestra con toda evidencia esta dimensión pública del creer y del anunciar a todos sin temor la propia fe. Es el don del Espíritu Santo el que capacita para la misión y fortalece nuestro testimonio, haciéndolo franco y valeroso. 10. En este sentido, quisiera esbozar un camino que sea útil para comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios. En efecto, existe una unidad profunda entre el acto con el que se cree y los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento. El apóstol Pablo nos ayuda a entrar dentro de esta realidad cuando escribe: «con el corazón se cree y con los labios se profesa» (cf. Rm 10, 10). El corazón indica que el primer acto con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de la gracia que actúa y transforma a la persona hasta en lo más íntimo. A este propósito, el ejemplo de Lidia es muy elocuente. Cuenta san Lucas que Pablo, mientras se encontraba en Filipos, fue un sábado a anunciar el Evangelio a algunas mujeres; entre estas estaba Lidia y el «Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo» (Hch 16, 14). El 14 La misma profesión de fe es un acto personal y al mismo tiempo comunitario. En efecto, el primer sujeto de la fe es la Iglesia. En la fe de la comunidad cristiana cada uno recibe el bautismo, signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la salvación. Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica: «“Creo”: Es la fe de la Iglesia profesada personalmente por cada creyente, principalmente en su bautismo. “Creemos”: Es la fe de la Iglesia confesada por los obispos reunidos en Concilio o, más generalmente, por la asamblea litúrgica de los creyentes. “Creo”, es también la Iglesia, nuestra Madre, que responde a Dios por su fe y que nos enseña a decir: “creo”, “creemos”»[17]. Como se puede ver, el conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para dar el propio asentimiento, es decir, para adherirse plenamente con la inteligencia y la voluntad a lo que propone la Iglesia. El conocimiento de la fe introduce en la totalidad del misterio salvífico revelado por Dios. El asentimiento que se presta implica por tanto que, cuando se cree, se acepta libremente todo el misterio de la fe, ya que quien garantiza su verdad es Dios mismo que se revela y da a conocer su misterio de amor [18]. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina S A N TA S E D E Por otra parte, no podemos olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural, aún no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es un auténtico «preámbulo» de la fe, porque lleva a las personas por el camino que conduce al misterio de Dios. La misma razón del hombre, en efecto, lleva inscrita la exigencia de «lo que vale y permanece siempre» [19]. Esta exigencia constituye una invitación permanente, inscrita indeleblemente en el corazón humano, a ponerse en camino para encontrar a Aquel que no buscaríamos si no hubiera ya venido [20]. La fe nos invita y nos abre totalmente a este encuentro. 11. Para acceder a un conocimiento sistemático del contenido de la fe, todos pueden encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica un subsidio precioso e indispensable. Es uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II. En la Constitución apostólica Fidei depositum, firmada precisamente al cumplirse el trigésimo aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, el beato Juan Pablo II escribía: «Este Catecismo es una contribución importantísima a la obra de renovación de la vida eclesial... Lo declaro como regla segura para la enseñanza de la fe y como instrumento válido y legítimo al servicio de la comunión eclesial» [21]. Precisamente en este horizonte, el Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica. En efecto, en él se pone de manifiesto la riqueza de la enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y ofrecido en sus dos mil años de historia. Desde la Sagrada Escritura a los Padres de la Iglesia, de los Maestros de teología a los Santos de todos los siglos, el Catecismo ofrece una memoria permanente de los diferentes modos en que la Iglesia ha meditado sobre la fe y ha progresado en la doctrina, para dar certeza a los creyentes en su vida de fe. En su misma estructura, el Catecismo de la Iglesia Católica presenta el desarrollo de la fe hasta abordar los grandes temas de la vida Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina cotidiana. A través de sus páginas se descubre que todo lo que se presenta no es una teoría, sino el encuentro con una Persona que vive en la Iglesia. A la profesión de fe, de hecho, sigue la explicación de la vida sacramental, en la que Cristo está presente y actúa, y continúa la construcción de su Iglesia. Sin la liturgia y los sacramentos, la profesión de fe no tendría eficacia, pues carecería de la gracia que sostiene el testimonio de los cristianos. Del mismo modo, la enseñanza del Catecismo sobre la vida moral adquiere su pleno sentido cuando se pone en relación con la fe, la liturgia y la oración. 12. Así, pues, el Catecismo de la Iglesia Católica podrá ser en este Año un verdadero instrumento de apoyo a la fe, especialmente para quienes se preocupan por la formación de los cristianos, tan importante en nuestro contexto cultural. Para ello, he invitado a la Congregación para la Doctrina de la Fe a que, de acuerdo con los Dicasterios competentes de la Santa Sede, redacte una Nota con la que se ofrezca a la Iglesia y a los creyentes algunas indicaciones para vivir este Año de la fe de la manera más eficaz y apropiada, ayudándolos a creer y evangelizar. En efecto, la fe está sometida más que en el pasado a una serie de interrogantes que provienen de un cambio de mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito de las certezas racionales al de los logros científicos y tecnológicos. Pero la Iglesia nunca ha tenido miedo de mostrar cómo entre la fe y la verdadera ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos distintos, tienden a la verdad [22]. 13. A lo largo de este Año, será decisivo volver a recorrer la historia de nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado. Mientras lo primero pone de relieve la gran contribución que los hombres y las mujeres han ofrecido para el crecimiento y desarrollo de las comunidades a través del testimonio de su vida, lo segundo debe suscitar en cada uno un sincero y constante acto de conversión, con el fin de experimentar la misericordia del Padre que sale al encuentro de todos. 15 S A N TA S E D E Durante este tiempo, tendremos la mirada fija en Jesucristo, «que inició y completa nuestra fe» (Hb12, 2): en Él encuentra su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento en el misterio de Su Encarnación, de Su hacerse hombre, de Su compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con el poder de Su resurrección. En Él, muerto y resucitado por nuestra salvación, se iluminan plenamente los ejemplos de fe que han marcado los últimos dos mil años de nuestra historia de salvación. Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega (cf. Lc 1, 38). En la visita a Isabel entonó su canto de alabanza al Omnipotente por las maravillas que hace en quienes se encomiendan a Él (cf. Lc 1, 46-55). Con gozo y temblor dio a luz a su único hijo, manteniendo intacta su virginidad (cf. Lc 2, 6-7). Confiada en su esposo José, llevó a Jesús a Egipto para salvarlo de la persecución de Herodes (cf. Mt 2, 13-15). Con la misma fe siguió al Señor en su predicación y permaneció con Él hasta el Calvario (cf. Jn19, 25-27). Con fe, María saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando todos los recuerdos en su corazón (cf. Lc 2, 19.51), los transmitió a los Doce, reunidos con ella en el Cenáculo para recibir el Espíritu Santo (cf. Hch 1, 14; 2, 1-4). Por la fe, los Apóstoles dejaron todo para seguir al Maestro (cf. Mt 10, 28). Creyeron en las palabras con las que anunciaba el Reino de Dios, que está presente y se realiza en su persona (cf.Lc 11, 20). Vivieron en comunión de vida con Jesús, que los instruía con Sus enseñanzas, dejándoles una nueva regla de vida por la que serían reconocidos como Sus discípulos después de Su muerte (cf. Jn 13, 34-35). Por la fe, fueron por el mundo entero, siguiendo el mandato de llevar el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16, 15) y, sin temor alguno, anunciaron a todos la alegría de la resurrección, de la que fueron testigos fieles. 16 Por la fe, los discípulos formaron la primera comunidad reunida en torno a la enseñanza de los Apóstoles, la oración y la celebración de la Eucaristía, poniendo en común todos sus bienes para atender las necesidades de los hermanos (cf. Hch 2, 42-47). Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había trasformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor con el perdón de sus perseguidores. Por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a Cristo, dejando todo para vivir en la sencillez evangélica la obediencia, la pobreza y la castidad, signos concretos de la espera del Señor que no tarda en llegar. Por la fe, muchos cristianos han promovido acciones en favor de la justicia, para hacer concreta la palabra del Señor, que ha venido a proclamar la liberación de los oprimidos y un año de gracia para todos (cf. Lc 4, 18-19). Por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida (cf.Ap 7, 9; 13, 8), han confesado a lo largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús allí donde se les llamaba a dar testimonio de su ser cristianos: en la familia, la profesión, la vida pública y el desempeño de los carismas y ministerios que se les confiaban. También nosotros vivimos por la fe: para el reconocimiento vivo del Señor Jesús, presente en nuestras vidas y en la historia. 14. El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. San Pablo nos recuerda: «Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad» (1 Co 13, 13). Con palabras aún más fuertes –que siempre atañen a los cristianos–, el apóstol Santiago dice: «¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, abrigaos y saciaos”, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina S A N TA S E D E Pero alguno dirá: “Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe”» (St 2, 14-18). La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado. «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40): estas palabras suyas son una advertencia que no se ha de olvidar, y una invitación perenne a devolver ese amor con el que Él cuida de nosotros. Es la fe la que nos permite reconocer a Cristo, y es Su mismo amor el que impulsa a socorrerlo cada vez que se hace nuestro prójimo en el camino de la vida. Sostenidos por la fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso en el mundo, aguardando «unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia» (2 P 3, 13; cf. Ap 21, 1). 15. Llegados sus últimos días, el apóstol Pablo pidió al discípulo Timoteo que «buscara la fe» (cf. 2 Tm 2, 22) con la misma constancia de cuando era niño (cf. 2 Tm 3, 15). Escuchemos esta invitación como dirigida a cada uno de nosotros, para que nadie se vuelva perezoso en la fe. Ella es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo. Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina «Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Ts 3, 1): que este Año de la fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues sólo en Él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero. Las palabras del apóstol Pedro proyectan un último rayo de luz sobre la fe: «Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto Lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en Él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe; la salvación de vuestras almas» (1 P1, 6-9). La vida de los cristianos conoce la experiencia de la alegría y el sufrimiento. Cuántos santos han experimentado la soledad. Cuántos creyentes son probados también en nuestros días por el silencio de Dios, mientras quisieran escuchar Su voz consoladora. Las pruebas de la vida, a la vez que permiten comprender el misterio de la Cruz y participar en los sufrimientos de Cristo (cf.Col 1, 24), son preludio de la alegría y la esperanza a la que conduce la fe: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co 12, 10). Nosotros creemos con firme certeza que el Señor Jesús ha vencido el mal y la muerte. Con esta segura confianza nos encomendamos a Él: presente entre nosotros, vence el poder del maligno (cf. Lc 11, 20), y la Iglesia, comunidad visible de Su misericordia, permanece en Él como signo de la reconciliación definitiva con el Padre. Confiemos a la Madre de Dios, proclamada «bienaventurada porque ha creído» (Lc 1, 45), este tiempo de gracia. Dado en Roma, junto a San Pedro, el 11 de octubre del año 2011, séptimo de mi Pontificado. BENEDICTO XVI 17 S A N TA S E D E Intenciones del Santo Padre para el año 2012 ENERO: Intención general: Para que las víctimas de desastres naturales reciban el alivio espiritual y material necesario para reconstruir sus vidas. Intención misionera: Para que el empeño de los cristianos a favor de la paz sea ocasión para dar testimonio del nombre de Cristo a todas las personas de buena voluntad. FEBRERO: Intención general: Para que todos los pueblos tengan pleno acceso al agua y a los recursos necesarios para su sustento cotidiano. Intención misionera: Para que el Señor sostenga el esfuerzo de los trabajadores de la salud en su servicio a los enfermos y ancianos de las regiones más pobres. MARZO: Intención general: Para que en todo el mundo sea reconocida adecuadamente la contribución de la mujer al desarrollo de la sociedad. Intención misionera: Para que el Espíritu Santo conceda perseverancia a cuantos son discriminados, perseguidos y asesinados por el nombre de Cristo, particularmente en Asia. 18 Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina LA IGLESIA EN EL MUNDO Jóvenes Sin Fronteras Lima (Agencia Fides) - El 3 de diciembre, fiesta de San Francisco Javier, patrón de las misiones, el grupo de "Jóvenes sin Fronteras" (JSF) en Perú celebró 36 años de compromiso con la pastoral juvenil misionera patrocinada por las Obras Pontificias Misioneras en Perú, con el apoyo en particular de la Sociedad para la Propagación de la Fe. El principal objetivo de JSF (las siglas en español) es "animar a miles de jóvenes de Perú para que continúen en este camino de la misión, invitando a los jóvenes a enamorarse de un Cristo joven que nos pide que Lo sigamos". Es por eso que este año se decidió extender la invitación a un mayor número de jóvenes, la mayor cantidad posible, entregando el mensaje de salvación: "Cristo nos ama", como informan a la Agencia Fides las OMP de Perú. El movimiento fue fundado por monseñor Felipe María Zalba Elizalde, OP (obispo de Chuquibamba, que murió en 1999), Director Nacional de las OMP de Perú. El 3 de diciembre de 1975 tuvo lugar el primer CUAM (Curso de Animación Misionera) para los jóvenes en las estructuras proporcionadas por las Obras Misionales Pontificias. Desde entonces hasta nuestros días, el trabajo misionero de los JSF no se ha detenido. Perú fue el primer país donde nació el JSF, seguido por Ecuador. Actualmente, los JSF están presentes también en Paraguay, Bolivia y Canadá. (CE) (Agencia Fides 19/11/2011). Anglicanos Estadounidenses en Comunión Plena con la Iglesia Católica Decreto con el que se erige el Ordinariato personal de la Cátedra de San Pedro La ley suprema de la Iglesia es la salvación de las almas. Así, a lo largo de la historia, la Iglesia siempre ha encontrado los instrumentos pastorales y jurídicos para procurar el bien de los fieles. Con la Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus, promulgada el 4 de noviembre de 2009, el Santo Padre, Papa Benedicto XVI, deliberó la institución de Ordinariatos Personales a través de los cuales los fieles anglicanos pueden entrar, también corporativamente, en plena comunión con la Iglesia católica. En esa misma fecha, la Congregación para la doctrina de la fe publicó las Normas complementarias en relación con tales Ordinariatos. De acuerdo con lo establecido en el Art. 1 § 1 y § 2 de la Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus, habiendo recibido peticiones de un número considerable de fieles anglicanos, y habiendo consultado con la Conferencia de obispos católicos de Estados Unidos, la Congregación para la doctrina de la fe erige el Ordinariato personal de la Cátedra de San Pedro en el territorio de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 1. El Ordinariato personal de la Cátedra de San Pedro ipso iure posee personalidad jurídica y es jurídicamente equivalente a una diócesis. Incluye a aquellos fieles, de toda clase y condición de vida, que, habiendo pertenecido originariamente a la Comunión anglicana, ahora están en plena comunión con la Iglesia católica, o han recibido los Sacramentos de iniciación en la jurisdicción del Ordinariato mismo, o han sido acogidos en ella por ser miembros de una familia perteneciente al Ordinariato. Los fieles del Ordinariato personal de la Cátedra de San Pedro son encomendados a la solicitud pastoral del Ordinario personal, que, una vez nombrado por el Romano Pontífice, posee todas las facultades, y tiene todas las obligaciones especificadas en la Constitución Apostólica Anglicanorum coetibus y en las Normas complementarias así como en aquellas materias determinadas sucesivamente por la Congregación para la doctrina de la fe, a petición tanto del Ordinario, habiendo oído al Consejo de gobierno del Ordinariato, como de la Conferencia de los obispos católicos de Estados Unidos. Los fieles anglicanos que desean ser recibidos en plena comunión con la Iglesia Católica a través 19 LA IGLESIA EN EL MUNDO del Ordinariato deben manifestar este deseo por escrito. Para estos fieles debe elaborarse un programa de formación catequética, de duración adecuada, y con contenidos establecidos por el Ordinario, de acuerdo con la Congregación para la doctrina de la fe, de forma que los fieles puedan adherirse plenamente al contenido doctrinal del Catecismo de la Iglesia Católica y, por consiguiente, hacer la profesión de fe. Para los candidatos a la ordenación, que anteriormente eran ministros de la Comunión anglicana, debe elaborarse un programa específico de formación teológica, así como de preparación espiritual y pastoral, antes de la ordenación en la Iglesia Católica, según lo que establezca el Ordinario de acuerdo con la Congregación para la doctrina de la fe y consultando con la Conferencia de los obispos católicos de Estados Unidos. Para que un clérigo no incardinado en el Ordinariato personal de la Cátedra de San Pedro pueda administrar un matrimonio entre fieles pertenecientes al Ordinariato, debe recibir la facultad del Ordinario o del pastor de la parroquia personal a la que pertenecen los fieles. El Ordinario es miembro de derecho de la Conferencia de los obispos católicos de Estados Unidos con voto deliberativo en los casos en que lo requiera la ley. Un clérigo, proveniente de la Comunión anglicana, que ya haya sido ordenado en la Iglesia Católica e incardinado en una diócesis, puede ser incardinado en el Ordinariato a tenor de la norma del canon 267 del Código de derecho canónico. Mientras el Ordinariato personal de la Cátedra de San Pedro no haya instituido su propio tribunal, las causas judiciales de sus fieles se deben llevar al tribunal de la diócesis en la que tenga su domicilio una de las partes, tomando en cuenta, en cualquier caso, los diferentes títulos de competencia establecidos en los cánones 1408-1414 y 1673 del Código de derecho canónico. Los fieles del Ordinariato personal de la Cátedra de San Pedro que están, temporal o permanentemente, fuera del territorio de la Conferencia de los obispos católicos de Estados Unidos, aunque siguen siendo miembros del Ordinariato, están vinculados al derecho universal y a las leyes particulares del territorio en el que residen. 20 2. Si un miembro de los fieles se traslada de modo permanente a un territorio en donde se ha erigido otro Ordinariato personal, puede, a petición suya, ser recibido en él. El nuevo Ordinario tiene la obligación de informar de la recepción al Ordinariato personal originario. Si un fiel desea abandonar el Ordinariato, debe dar a conocer esta decisión a su propio Ordinario. Así se convierte automáticamente en miembro de la diócesis donde reside. En este caso, el Ordinario garantizará que el obispo diocesano sea informado. 3. El Ordinario, teniendo en cuenta la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis y el Programa de formación sacerdotal de la Conferencia de los obispos católicos de Estados Unidos, debe elaborar un Programa de formación sacerdotal para los seminaristas del Ordinariato, que debe ser aprobado por la Sede apostólica. El Ordinario garantizará que se redacten los Estatutos del Consejo de gobierno y del Consejo pastoral que están sujetos a su aprobación. La sede de la iglesia principal del Ordinariato personal de la Cátedra de San Pedro será la iglesia de Nuestra Señora de Walsingham, en Houston, Texas. La sede del Ordinariato, en la que se tendrá el registro al que se hace referencia en el Art. 5 § 1 de las Normas complementarias, será establecida por el Ordinario, de acuerdo con la Congregación para la doctrina de la fe y consultando con la Conferencia de los obispos católicos de Estados Unidos. 4. Patrona del Ordinariato personal de la Cátedra de San Pedro es la Santísima Virgen María con el título de Nuestra Señora de Walsingham. No obstante cualquier disposición contraria. Roma, de la Congregación para la doctrina de la fe, 1 de enero de 2012, solemnidad de María, Madre de Dios. Cardenal William Levada Prefecto Arzobispo Luis F. Ladaria, S.I. Secretario Reverendo Padre Jeffrey N. Steenson Primer Ordinario de la Cátedra de San Pedro Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina LA IGLESIA EN EL MUNDO El Papel de un Capellán a Bordo en Tragedias como la del Concordia Declaraciones del director de la pastoral del mar de la Iglesia italiana ROMA, lunes 16 enero 2012 (ZENIT.org).- Los cruceros que recorren el Mediterráneo son vistos en las publicidades como grandes centros lúdicos y lo son. Con la noticia del hundimiento de la nave Costa Concordia, entretanto vino a flote algo que normalmente no se tiene en cuenta sobre los cruceros: estas ciudades flotantes cuentan con la presencia de un capellán. En este caso el padre Raffaele Malena, que vivió en primera persona el naufragio. Junto a él, el párroco de la isla del Giglio ayudó a los náufragos y el director de la pastoral del mar de la Iglesia italiana, Giacomo Martino, explicó a ZENIT el papel de un capellán a bordo. En una llamada telefónica a la central del Apostolado del Mar, el padre Raffaele Malena avisó lo que estaba sucediendo. Le preguntaron si quería que lo fueran a buscar y sin dudar dijo: “Ahora es importante que me quede cerca de la tripulación y los pasajeros para confortarlos en este momento de gran confusión”. El padre Malena, que conocía a muchos de los más de mil tripulantes indicó que el problema del desembarco fue principalmente el pánico y que el personal de a bordo se comportó bien. En entrevista a Sergio Centofanti de la Radio Vaticano indicó que “el capellán donde es llamado tiene que correr. Les di coraje, había tantos niños, a una niña la tomé en mis brazos, dije que la mandaran antes con la mamá y la hicieron evacuar antes”. Y añadió que “había otro sacerdote a quien le agradece mucho, el párroco del Giglio, don Lorenzo Pasquotti, que inmediatamente abrió la iglesia”. Recordó que en esta isla de 1.200 personas en verano y 700 en invierno “todas querían dar una mano: abrieron los hoteles, nos dieron de comer, nos dieron mantas y todo lo que tenían nos lo daban” y concluyó indicando que “a los habitantes de la isla del Giglio deberíamos hacerles un monumento”. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina Don Lorenzo Pasquotti, párroco de San Lorenzo y San Maximiliano, de 61 años, por su parte abrió la iglesia y organizó todo lo que se podía para ayudar a los náufragos de este gigante de 17 pisos. Ayer lunes, debido al mar picado y a un deslizamiento de la nave se suspendió la búsqueda de las 15 personas que continuaban desaparecidas. El sacerdote Giacomo Martino, director de la oficina para la pastoral de los trabajadores de la navegación marítima y aérea, de la Conferencia Episcopal Italiana, interrogado por ZENIT dijo sobre el naufragio que “los tripulantes probablemente aún no asimilaron enteramente el golpe, y las acusaciones que giran en los medios contra ellos les hacen sufrir como un segundo naufragio”. Subrayó que “con tantas personas hemos visto que no era cierto lo de la incompetencia de la que hablaron algunos medios”. “Se hacen simulacros de naufragio –indicó- pero otra cosa es un naufragio verdadero en el que cunde el pánico”. El papel de un capellán de a bordo “¿Qué hace un capellán? Hace de hombre de Dios. Claro –prosiguió–, sin hacer diferencia entre los pasajeros y los tripulantes aunque su principal trabajo se desarrolla en el área de la tripulación”. Recordó que “estos trabajadores cuentan con la presencia de un capellán, aunque sean de otras confesiones religiosas” y narró cómo “incluso cuando es el Ramadán por ejemplo, no automáticamente, pero muchas veces me piden que haga una oración final”. En la tripulación de una nave, indicó, “las personas son de diversas nacionalidades y por lo tanto también de diversas religiones y además cada una tiene su especialización: los filipinos por ejemplo son muy buenos barman, los chinos en las lavanderías, cada uno aporta su profesionalidad. Por ejemplo, los sudamericanos no se encuentran en las naves de carga, sí en cambio en las de pasajeros. Los brasileños son buenos con la parte artística”. 21 LA IGLESIA EN EL MUNDO ¿Cuales son las inquietudes de los tripulantes? Como primera cosa quieren “agradecer a Dios y en segundo lugar piensan en sus familias”. El director de la oficina para la pastoral marítima dijo a ZENIT que, en el puerto de Grosseto, hizo un giro por los hospitales y hoteles para dar asistencia a los náufragos. Y que el domingo, como aún no lo había hecho, celebró la Santa Misa en la que participaron muchos, aunque pocos comulgaron, o sea que probablemente los católicos no eran tantos. “Lo que me gusta mucho de esta gente –añadió– es la absoluta naturalidad que tienen con Dios, pues viven la dimensión religiosa como otra actividad”. Sobre la religiosidad de los navegantes precisó: “He notado que existe una cultura religiosa en ellos con un profundo conocimiento de la diferencia. No es que creemos todos en Dios pues tanto es uno sólo. Ellos saben que soy un sacerdote católico. Y en la conciencia de la diferencia se manifiesta la perfección de la unidad. No hay confusión –indica– no hay una fe que es una mermelada, aquí no”. “Quien está abordo –concluyó- casi está obligado a subrayar lo que nos une y no lo que nos divide. Es como cuando se mira el mar desde la tierra, se piensa que el mar nos divide, en cambio el marino que está sobre el barco dice: no, el mar nos une”. salvavidas”, pero ¿quién ha publicado esto? Por favor, ¿quién ha visto los salvavidas en armarios de vidrio por los pasillos? Créame, todos los de la tripulación nos sentimos mal, también hemos perdido a algunos compañeros, también nuestros amigos sufren y no los encuentran. ¿Habrá alguien que nos defienda? Disculpe que me haya desfogado”. Otro mensaje de un compañero de misión, capellán también: “Hermanos todos, estamos viviendo momentos de gran dolor por la tragedia del Concordia, nave que llevo en el corazón, ya que el Concordia es para mí el primer amor, habiendo pasado cerca de ocho meses a bordo, desde marzo a noviembre de 2011. ¡Ahora, pensar que hay víctimas y otras personas desaparecidas nos llena de dolor por su actual situación!” (…) Estamos experimentando las atenciones que los miembros de la tripulación tienen con nosotros, se nota mucho esto. Estamos viendo que los muchachos están confundidos, se nota su preocupación y sufrimiento, debemos por tanto ser fuertes primero nosotros y en consecuencia estar cercanos a su situación de desorientación actual. El Señor nos dé la fuerza para desempeñar nuestra delicada misión de capellanes a bordo y vivirla del modo mejor (…) Me gusta recordar el pasaje del Evangelio de Emaús que, de algún modo explicita nuestro estar a bordo de la nave: “Jesús se puso al lado de los dos discípulos y caminaba con ellos”. Por H. Sergio Mora Tripulación: “Somos el chivo expiatorio”. El director de la oficina para la pastoral marítima ha dado a conocer a ZENIT algunos de los sms que ha recibido sobre la tragedia. Uno dice: “Hola don Giacomo. ¿Sabe lo que pienso oyendo las noticias? Se habla mal de la tripulación, todos los demás son estupendos y buenos pero nuestra tripulación se ha convertido en un chivo expiatorio. Espero que alguien de la empresa asuma la defensa de los miembros de la tripulación. He leído un artículo en un periódico que decía que “la gente rompía armarios de vidrio para robar 22 Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina LA IGLESIA EN LA ARGENTINA Nuevo Nuncio para la República Argentina El Santo Padre nombró al arzobispo Emil Paul Tscherrig como Nuncio Apostólico en Argentina. Ha sido, hasta ahora, Nuncio en Suecia, Dinamarca, Finlandia, Islandia y Noruega. El arzobispo Adriano Bernardini, hasta ahora Nuncio Apostólico en Argentina, fue nombrado Nuncio Apostólico en Italia y en la República de San Marino. Nuevas Autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina Reunidos los Obispos de la República Argentina en El Cenáculo, localidad de Pilar, provincia de Buenos Aires, han elegido las siguientes autoridades para el próximo trienio. Autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina. Período 2011 - 2014. COMISIÓN EJECUTIVA Presidente: Mons. José María Arancedo, Arzobispo de Santa Fe Vicepresidente 1.°: Mons. Virginio Bressanelli, Obispo de Neuquén Vicepresidente 2.°: Mons. Mario Antonio Cargnello, Arzobispo de Salta Secretario General: Mons. Enrique Eguía Seguí, Obispo Auxiliar de Buenos Aires COMISIONES EPISCOPALES C.E. de Fe y Cultura Presidente: Mons. Fenoy, Sergio 2. Mons. Zecca, Alfredo 3. Mons. Rodríguez, Roberto 4. Mons. Marino, Antonio 5. Mons. Frassia, Rubén 6. Card. Karlic, Estanislao C.E. de Catequesis y Pastoral Bíblica Presidente: Mons. Poli, Mario 2. Mons. Conejero Gallego, José Vicente 3. Mons. Rossi, José María 4. Mons. de Elizalde, Martín 5. Mons. Baisi, Nicolás 6. Mons. García, Eduardo C.E. de Ministerios Presidente: Mons. Sergio Buenanueva 2. Mons. Torrado Mosconi, Ariel Edgardo Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 3. Mons. Martínez, Juan Rubén 4. Mons. Fernández, César Daniel 5. Mons. Santiago, Hugo 6. Mons. Olivera, Santiago 7. Mons. Frassia, Rubén 8. Mons. Zurbriggen, Gustavo Gabriel 9. Mons. de Elizalde, Martín C.E. de Vida Consagrada Presidente: Mons. Franzini, Carlos María 2. Mons. Moreno García, Mariano 3. Mons. Baseotto, Antonio 4. Mons. Melani, Marcelo C.E. de Liturgia Presidente: Mons. Fernández, Luis 2. Mons. D’Annibale, Miguel Ángel 3. Mons. Eichhorn, Luis Guillermo 4. Mons. Torrado Mosconi, Ariel 5. Delegado Episcopal para los Congresos Eucarísticos: Mons. Cardelli, Héctor S. 6. Delegado Episcopal para la Pastoral de Santuarios: Card. Bergoglio, Mario 7. Delegado Episcopal para la Causa de los Santos: Mons. Olivera, Santiago C.E. de Pastoral Social Presidente: Mons. Lozano, Jorge 2. Mons. Casaretto, Jorge 3. Mons. Lugones, Jorge 23 LA IGLESIA EN LA ARGENTINA 4. Mons. Martín, Eduardo 5. Delegado de la C.E. para Caritas 6. Delegado de la C.E. para Migraciones y Turismo 7. Delegado de la C.E. para la Pastoral Aborigen 8. Delegado de la C.E. para la Pastoral de la Salud 9. Delegado de la C.E. para la Pastoral Penitenciaria C.E. de Educación Católica Presidente: Mons. Aguer, Héctor 2. Mons. Salaberry, Hugo 3. Mons. Barbaro, Hugo 4. Mons. Polti Santillán, Francisco 5. Mons. Taussig, Eduardo María 6. Mons. Rovai, José Ángel C.E. para el Apostolado de los Laicos y Pastoral Familiar Presidente: Mons. Stanovnik, Andrés 2. Mons. Urbanc, Luis 3. Mons. Collazuol, Luis 4. Mons. Laxague, Pedro M. 5. Mons. Cuenca Revuelta, Marcelo 6. Mons. Martín, Raúl 7. Mons. Bokalic, Vicente 8. Mons. Sigampa, Fabriciano C.E. de Comunicación Social Presidente: Mons. Radrizzani, Agustín 2. Mons. Dus, Alfredo 3. Mons. Delgado, Alfonso 4. Mons. Maulión, Mario 5. Mons. García, Eduardo Consejo de Asuntos Económicos Presidente: Mons. Sucunza, Joaquín 2. Mons. Mollaghan, José Luis 3. Mons. Sarlinga, Oscar Domingo C.E. para Caritas Presidente: Mons. Ojea, Oscar 2. Mons. Tissera, Carlos José 3. Mons. Bargalló, Fernando C.E. de Asuntos Jurídicos Presidente: Mons. Eguía Seguí, Enrique 2. Mons. Arancibia, José María 3. Mons. Colombo, Marcelo C.E. de Misiones Presidente: Mons. Bokalic, Vicente 2. Mons. Suárez, Juan Horacio 3. Mons. Gimeno Lahoz, Joaquín 4. Mons. Slaby, José 24 C.E. de Ecumenismo, Relaciones con el Judaísmo, el Islam y otras Religiones Presidente: Mons. Ñañez, Carlos 2. Mons. Villalba, Luis 3. Mons. Help, Gustavo 4. Mons. Rovai, José Ángel C.E. de la Pastoral Aborigen Presidente: Mons. Bitar, Damián 2. Mons. Colombo, Marcelo 3. Mons. Maletti, Fernando 4. Mons. Gimeno Lahoz, Joaquín C.E. de Iglesias Orientales Presidente: Mons. Arbach, Abdo 2. Mons. Kozelinski Netto, Daniel 3. Mons. Boghossian, Vartan W. C.E. de Ayuda a las Regiones Más Necesitadas Presidente: Mons. Uriona, Adolfo 2. Mons. Faifer, Ricardo O. 3. Mons. Olmedo Rivero, Pedro 4. Mons. Maletti, Fernando C.E. de la Pastoral de Migraciones y Turismo Presidente: Mons. Malfa, Carlos 2. Mons. Romanín, Juan Carlos 3. Mons. Arbach, Abdo 4. Mons. Martini, Baldomero C.E. de la Pastoral Universitaria Presidente: Mons. Taussig, Eduardo M. 2. Mons. Baisi, Nicolás 3. Mons. Martorell, Marcelo C.E. para la UCA Presidente: Card. Bergoglio, Jorge M. 2. Mons. Mirás, Eduardo Vicente 3. Mons. Fenoy, Sergio 4. Mons. Arancibia, José María 5. Mons. Casaretto, Jorge C.E. de la Pastoral de la Salud Presidente: Mons. Khun, Aurelio 2. Mons. Bianchi Di Cárcano, Emilio 3. Mons. Stöckler, Luis T. 4. Mons. Mollaghan, José Luis C.E. de la Pastoral Penitenciaria Presidente: Mons. Laxague, Esteban 2. Mons. Cardelli, Héctor S. 3. Mons. Santiago, Hugo Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina OCA Encuentro en Roma Discurso del Santo Padre Benedicto XVI en el Encuentro Internacional para los Ordinariatos Militares. Sala Clementina, Palacio Apostólico, sábado 22 de octubre de 2011. Señores Cardenales, venerados Hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio, Queridos amigos: Estoy contento de acogeros con ocasión del sexto Congreso Internacional de los Ordinariatos Militares y del tercer Curso Internacional de Formación de los Capellanes Militares en Derecho Humanitario, promovidos conjuntamente por la Congregación para los Obispos y por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz. Al saludar cordialmente a todos, agradezco al cardenal Marc Ouellet las corteses palabras que me ha dirigido también en vuestro nombre. Estas iniciativas vuestras asumen una importancia particular, porque se colocan –como se ha dicho ya– en el contexto del 25 aniversario de la Constitución Apostólica Spirituali militum curae, promulgada por el beato Papa Juan Pablo II, de la que hoy celebramos la memoria litúrgica. Mediante tal procedimiento legislativo, se pretende dar a los Ordinariatos Militares la posibilidad de promover una acción pastoral cada vez más adecuada y mejor organizada por una parte importante del Pueblo de Dios, es decir, los militares y sus familias, con sus instituciones como cuarteles, escuelas militares y hospitales. 25 años después del documento, es necesario poner de manifiesto que los Ordinariatos Militares han demostrado, en general, haber adoptado un estilo cada vez más evangélico, adecuando las estructuras pastorales a las urgentes exigencias de la nueva evangelización. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina En estas jornadas de estudio, os proponéis recorrer idealmente el camino histórico y jurídico de los Ordinariatos Militares, su misión eclesial, así como está delineada por la Spirituali militum curae, separando las trayectorias comunes de la pastoral a favor de los militares y profundizando en los problemas más actuales. En la expresión de mi cordial aliento, deseo llamar vuestra atención sobre la exigencia de garantizar a los hombres y a las mujeres de las Fuerzas Armadas una asistencia espiritual que responda a todas las exigencias de una vida cristiana coherente y misionera. Se trata de formar a cristianos que tengan una fe profunda, que vivan una práctica religiosa convencida y que sean testigos auténticos de Cristo en sus ambientes. Para alcanzar este objetivo, es necesario que los obispos y capellanes militares se sientan responsables del anuncio del Evangelio y de la administración de los Sacramentos ahí donde estén presentes los militares y sus familias. Si el desafío de los Ordinariatos Militares es el de evangelizar el mundo castrense, haciendo posible el encuentro con Jesucristo y la santidad de vida a la que todos los hombres están llamados, parece evidente que los sacerdotes, comprometidos en este ministerio, deben tener una sólida formación humana y espiritual, una constante atención por la propia vida interior y, al mismo tiempo, estar disponibles a la escucha y el diálogo, para poder acoger las dificultades personales y ambientales de las personas a ellos confiadas. Estas, de hecho, 25 OCA necesitan un continuo apoyo en su itinerario de fe, ya que la dimensión religiosa tiene un significado especial también en la vida de un militar. La razón por la que existen los Ordinariatos Militares, es decir la asistencia espiritual a los fieles en las Fuerzas Armadas y de la Policía, hace referencia a la solicitud con la que la Iglesia ha querido ofrecer a los fieles militares y a sus familias todos los medios de salvación para facilitarles la atención pastoral ordinaria y la ayuda específica que necesitan para desarrollar su misión con el estilo de la caridad cristiana. La vida militar de un cristiano, de hecho, se pone en relación con el primero y más grande mandamiento, el de amor a Dios y al prójimo, porque el militar cristiano está llamado a realizar una síntesis por la que sea posible ser un militar por amor, cumpliendo el ministerium pacis inter arma. Me refiero, en especial, al ejercicio de la caridad en el soldado que socorre a las víctimas de los terremotos y de las inundaciones, como también a los prófugos, poniendo a disposición de los más débiles su valentía y su competencia. Pienso en el ejercicio de la caridad en el soldado comprometido en la desactivación de minas, con su peligro y riesgo personales, en las zonas que han sido escenario de guerras, como también en el soldado que, en el ámbito de las misiones de paz, patrulla las ciudades y los territorios para que los hermanos no se maten entre ellos. Hay muchos hombres y mujeres en uniforme llenos de la fe en Jesús, que aman la verdad, que quieren promover la paz y que se comprometen como verdaderos discípulos de Cristo en el servicio a la propia nación, favoreciendo la promoción de los derechos humanos fundamentales de los pueblos. En este contexto, se inserta la relación entre el derecho humanitario y los Capellanes Militares, ya que una colaboración entre las organizaciones humanitarias y los responsables religiosos desarrolla energías fecundas dirigidas a aliviar los sufrimientos de los conflictos. En las devastadoras 26 heridas producidas por las guerras y ante los ojos de todos, la dignidad humana es ultrajada a menudo y la paz destruida. Sin embargo, la sola dinámica del derecho no basta para restablecer el equilibrio perdido; es necesario recorrer el camino de la reconciliación y del perdón. Así escribió el beato Juan Pablo II en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2002, que siguió a los trágicos atentados del 11 de septiembre de 2001: “La verdadera paz, pues, es fruto de la justicia, virtud moral y garantía legal que vela sobre el pleno respeto de derechos y deberes, y sobre la distribución ecuánime de beneficios y cargas. Pero, puesto que la justicia humana es siempre frágil e imperfecta, expuesta a las limitaciones y a los egoísmos personales y de grupo, debe ejercerse y en cierto modo completarse con el perdón, que cura las heridas y restablece en profundidad las relaciones humanas truncadas” (nº 3). Queridos amigos, también a la luz de estas consideraciones, las motivaciones pastorales que son la base de la identidad del Ordinariato Militar son de gran actualidad. La obra de evangelización en el mundo militar exige una creciente asunción de responsabilidades, para que, en este ámbito, haya un anuncio siempre nuevo, convencido y gozoso de Jesucristo, única esperanza de vida y de paz para la humanidad. Él, de hecho, dijo: “Sin Mí, no podéis hacer nada” (Jn 15,5). Que vuestra particular misión y vuestro ministerio y el de vuestros colaboradores, presbíteros y diáconos, favorezcan una renovación general de los corazones, presupuesto de la paz universal, a la que todo el mundo aspira. Con estos sentimientos os aseguro mi oración y os acompaño con mi bendición, que impar to de corazón a vosotros y a los que se confían a vuestros cuidados pastorales. [Traducción del original italiano por Carmen Álvarez © Copyright 2011 - Librería Editrice Vaticana] Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina LA IGLESIA EN LA ARGENTINA X Aniversario de la Corporación de Clérigos Castrenses de México Nota enviada por Mons. Pedro Candia con motivo de las celebraciones del X Aniversario de la Corporación de Clérigos Castrenses de México. Buenos Aires, Argentina, 18 de enero de 2012. Pbro. Leonardo Rojas Pérez Responsable de la Corporación de Clérigos Castrenses - México De mi consideración más distinguida: Reciba mi cordial y afectuoso saludo en Cristo y su Santísima Madre en esta jornada memorable en la que se celebra con júbilo la Acción de Gracias por las festividades que concluyen las celebraciones por el X aniversario de la erección canónica de la Corporación de Clérigos Castrenses. Agradezco también especialmente la amable invitación y la cercanía espiritual que he experimentado con muchos gestos de comunión eclesial. En estos momentos, quiero hacer presente San Pablo, quien en su Carta a los Colosenses (Col. 3,17) dice: “Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por Él a Dios Padre”. Precisamente hoy, el Obispado Castrense de la República Argentina se une espiritualmente a la Corporación de Clérigos Castrenses que peregrina en esta hermana nación mexicana, para juntos alabar y agradecer a Dios Padre por tantos beneficios recibidos. La sabia providencia quiso que se celebre el X aniversario de la fundación de la Corporación unida a la gozosa alegría de contar con dos nuevos Diáconos que se pondrán el servicio pastoral de los fieles, los Reverendos Alfonso García Álvarez y José Fernando Tirado Becerril. Aseguro mi oración por los frutos de su nuevo ministerio. Para que dicha Acción de Gracias no sea incompleta, no podemos olvidar aquí a los pastores y laicos que se han preocupado desde muchos años atrás por la atención espiritual de los militares mexicanos y sus familias, dejando un riquísimo cimiento en la construcción de estructuras pastorales y canónicas. Recordamos especialmente, en un primer momento, el apostolado militar de los hermanos Guillermo y Josefina Belloc, y más tarde a S.E. Mons. Hilario Chávez Joya, quien fue Obispo de Nuevo Casas Grandes. Asimismo, la Conferencia Episcopal Mexicana, quien con solícita respuesta, desde el año 1985, se preocupó por los hermanos militares, designando desde entonces a un pastor para que se encargara especialmente de la coordinación de este específico apostolado como responsable, en atención a las peculiares condiciones de vida de dicha vocación. Más tarde, en el año 2002, elevó a la dignidad de Departamento a la Pastoral Militar, y designó un presidente. Mientras tanto, en octubre del año anterior, un grupo de clérigos de la diócesis de Nuevo Casas Grandes -que ya estaban dedicando sus desvelos pastorales a tal fin- dio nacimiento a la Corporación de Clérigos Castrenses. Su Santidad Benedicto XVI, en la audiencia que nos concedió en el marco del VI Congreso Internacional de Ordinariatos Militares, el pasado 22 de octubre en el Vaticano, llamaba la atención sobre “la exigencia de garantizar a los hombres y a las mujeres de las Fuerzas Armadas una asistencia espiritual que responda a todas las legítimas necesidades de una vida cristiana coherente y misionera. Se trata –decía el Papa– de formar a cristianos que tengan una fe profunda, que vivan una práctica religiosa convencida y que sean testigos auténticos de Cristo en sus ambientes. Para alcanzar este objetivo –recordaba– es necesario que los obispos y capellanes militares se sientan responsables del anuncio del Evangelio y de la administración de los Sacramentos ahí donde estén presentes los militares y sus familias”. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 27 LA IGLESIA EN LA ARGENTINA La historia siempre es maestra. Ha sido mucho el camino recorrido. Mucho también el camino por delante. Querido Padre Leonardo, seguramente los senderos que han de transitarse no serán mansos, pero ten la seguridad de la asistencia divina. Vislumbro un futuro promisorio para la Pastoral Castrense en México, en el trabajo arduo de esta Corporación, siguiendo las orientaciones y guía de la Conferencia Episcopal Mexicana. Continuemos en el desafío de cada jornada. Avancemos junto al Santo Padre y los demás Pastores de la Iglesia en la noble tarea de evangelizar el mundo castrense, haciendo posible el encuentro con Jesucristo y la santidad de vida a la que todos los hombres están llamados. Invoco a San Juan de Capistrano, Patrono de los Capellanes Castrenses, para que interceda por nosotros. Que nuestra Madre de Guadalupe nos asista y acompañe siempre. En Cristo, Mons. Pedro Candia, Administrador Diocesano Blog de la Misión Evangelizadora del Ejército Argentino En la dirección que consignamos debajo, podrán encontrar últimas informaciones sobre la CAPELLANÍA MAYOR DEL EJÉRCITO Y LA MISIÓN EVANGELIZADORA que se está realizando en los barrios militares en torno al Hospital Militar Central. http://cpsm2011.blogspot.com/ Misión de paz en Haití Una experiencia fantástica, hermosa, aunque también dura. Esta es verdaderamente una tierra de misión. Mi principal tarea es asistir al contingente argentino durante 6 meses lejos de todo y en una realidad bastante dura. Hay unos días de licencia a lo largo de dicho período. Mi base es Gonaives, donde está el mayor número del contingente 437, la sede del Batallón Conjunto Argentino Haití 15. Aquí son tres compañías, formadas por personal del Ejército Argentino y de la Marina Argentina. En un pueblo que está a dos horas, Saint Marc, se ubica otra compañía de 150 hombres y, en Puerto Príncipe, se encuentra la base del contingente y el hospital. Todas las semanas debo recorrer las tres localidades y asistir, en cada una de ellas, al personal allí destinado. Otra parte de la tarea es colaborar en la parte cívica y en la relación del Batallón con la población de la región. Visito orfanatos, escuelas, hospitales, autoridades. He visitado a las Hermanas de la Caridad, que asisten desde niños recién nacidos hasta ancianos. 28 Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina OCA Visité una escuelita con 500 chicos muy pobres de las Hermanas Vicentinas y un grupo de adolescentes de la Catedral. Se ve mucha miseria y pobreza. Cada día se realizan tareas parecidas y se tienen vivencias distintas, desde su inicio se programan actividades varias, recorridas por cada área de trabajo, charlas, clases, instrucción, salida a orfanatos, hospitales, escuelas. En alguna oportunidad, acompaño a las patrullas para estar más cerca para que me sientan con ellos. Generalmente, entre las 12 y las 13 está previsto el almuerzo, según cada grupo se vaya desocupando; luego, los que no tienen responsabilidades o turnos determinados tienen descanso o tiempo libre hasta las 14.45 y, luego, continúan las distintas actividades. Celebramos la Santa Misa a las 18.30 hs. Temprano por la mañana, al inicio del día y por la noche son los momentos propicios para mi oración personal. Sin embargo, cualquier programa puede verse modificado por la urgencia, donde se suspenden las tareas que se están realizando, para ponerse a disposición de las circunstancias. Pbro. Jorge Masut Oremos por el Eterno Descanso S.E.R. José Miguel Medina, quien en vida fue el cuarto vicario castrense y primer obispo de esta diócesis (+ 7 - 3 - 1990) S.E.R. Adolfo Servando Tortolo, quien se desempeñó como el tercer vicario castrense (+30-3-1982) Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 29 OCA CALENDARIO 2012 MES DÍA Enero 30 Inicio de la actividad de la Curia Castrense Comienzo del retiro espiritual para seminaristas (Inst. Juan Pablo II) Febrero 3 4 - 11 13 - 19 20 21 22 27 Finalización del retiro espiritual para seminaristas (Inst. Juan Pablo II) Convivencia con seminaristas Misión Pastoral de seminaristas en Guarnición Aérea Córdoba Feriado Carnaval Feriado Carnaval Miércoles de Ceniza - Retiro de Cuaresma para miembros de la Curia Castrense Reunión Obispados Castrenses Latinoamérica, Brasilia Marzo 3 14 21 24 Finalización de la Reunión Obispados Castrense Latinoamérica, Brasilia Reunión de Capellanes Mayores (Curia) 1ra. Jornada de Formación Permanente para el Clero Zona Buenos Aires Feriado, Día de la Memoria Abril 2 Feriado, Día de las Malvinas Inicio del receso de Semana Santa en la Curia Castrense Jueves Santo Viernes Santo Sábado Santo Pascua de Resurrección Reinicio de la actividad de la Curia XXII Encuentro General del Clero Castrense 103° Asamblea Plenaria CEA 20º Aniversario Ordenación Episcopal Mons. Antonio Juan Baseotto, Obispo Emérito Feriado Puente 5 6 7 8 9 9 - 13 23 - 28 27 30 Mayo 1 2 8 10 - 12 16 17 23 25 29 30 ACTIVIDAD Feriado, Día del Trabajo Reunión de Capellanes Mayores (Ejército) Ntra. Sra. de Luján, Patrona del Obispado Castrense y de la Gendarmería. Misa en la Catedral Castrense Peregrinación Militar a Lourdes X Jornadas Nacionales de la Pastoral de la Salud Castrense Día de la Armada Argentina 2da. Jornada de Formación Permanente para el Clero Zona Buenos Aires Feriado, Revolución de Mayo Día del Ejército Argentino Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina OCA MES DÍA Junio 13 20 27 28 ACTIVIDAD 30 Reunión de Capellanes Mayores (Armada) Feriado, Día de la Bandera Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro - Patrona de la Sanidad Castrense Aniversario de la Dedicación Iglesia Catedral 3ra. Jornada de la Formación Permanente para el Clero Zona Buenos Aires Día de la Prefectura Naval Argentina Julio 9 16 28 30 Feriado, Día de la Independencia Comienzo del receso de invierno Curia Castrense Día de la Gendarmería Nacional Reinicio de la actividad de la Curia Castrense Agosto 10 18 20 22 28 29 Día de la Fuerza Aérea Argentina Stella Maris, Patrona de la Armada y Prefectura Feriado, Muerte General San Martín Reunión de Capellanes Mayores (Fuerza Aérea) 11° Aniversario del fallecimiento Mons. Martina 4ta. Jornada de Formación Permanente para el Clero Zona Buenos Aires Septiembre 19 24 Reunión de Capellanes Mayores (Gendarmería) Ntra. Sra. de la Merced, Patrona del Ejército Octubre 3 8 9 12 22 - 26 23 31 5ta. Jornada de Formación Permanente para el Clero Zona Buenos Aires Feriado, Día de la Diversidad Cultural San Héctor Valdivielso Sáez, Patrono de la Educación Castrense X Peregrinación Anual Castrense a Luján Retiro espiritual anual para el Clero Castrense San Juan de Capistrano, Patrono de los Capellanes Castrenses Reunión de Capellanes Mayores (Prefectura) Noviembre 2 5 - 12 21 26 28 Misa por los Fieles Difuntos en la Iglesia Catedral 104º Asamblea Plenaria CEA Reunión de Capellanes Mayores (Curia) Feriado, Día de la Soberanía Nacional 6ta. Jornada de Formación Permanente para el Clero Zona Buenos Aires Diciembre 1 2 7 8 10 14 15 - 20 17 24 25 Retiro Espiritual de Adviento para Fieles Laicos (Inst. Juan Pablo II) Primer domingo de Adviento Retiro de Adviento para miembros de la Curia Castrense Feriado de la Inmaculada Concepción Ntra. Sra. de Loreto, Patrona de la Fuerza Aérea Culminación de las clases seminario Misión de Adviento de seminaristas Comienzo del receso de verano en Curia Castrense Feriado Puente Natividad del Señor Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 31 OCA El reconocimiento de nuestra fe Católica a Nuestra Señora de Luján con motivo de cumplirse “el 30 º Aniversario de la Gesta de Malvinas” En este escrito, quiero recordar con mucho respeto a cada uno de mis soldados, superiores y subalternos, a quienes el sagrado deber del llamado de la Patria hace 30 años nos reunió. Quiso el destino que participáramos de la historia de esa gesta. Asimismo, quiero recordar a todos los que no volvieron, nuestros hombres, aquéllos quienes, como lo hicieron nuestros próceres, contribuyeron con su propia sangre a engrandecer el legado de nuestra historia; y también a nuestras familias, a cada uno de sus miembros, que con su amor supieron darnos la contención y la esperanza a nuestro regreso. Un nuevo aniversario, próximamente el 2 de abril, nos encuentra a todos los argentinos unidos en un sentimiento muy profundo. El recuerdo de nuestros hermanos que no repararon jamás en el sacrificio más sublime de entregar su vida en el cumplimiento del deber. Quiero dejar de manifiesto cómo la Fe católica nos unía en una plegaria de esperanza y nos mantenía en una actitud solidaria y de compañerismo. Compartíamos juntos, cuando podíamos, la lectura de alguna carta de nuestros seres más queridos y descubríamos nuestros sentimientos con mucha emoción. A veces, con algún camarada nos animábamos a proyectar alguna idea para cuando terminara la contienda. En nuestro pecho, abrigábamos un Rosario como signo de fortaleza de nuestra Fe y creencia religiosa. Sentimientos muy profundos, para sobrellevar aquellas duras jornadas que nos tocaba vivir. La Virgen de Luján acompañaba a los soldados desde las trincheras, haciéndonos sentir sus hijos, por su ferviente misericordia, brindándonos su protección cuando la necesitábamos en los momentos más difíciles. La misa de campaña nos reunía y nos reconfortaba espiritualmente. Teníamos nuestra fe puesta en Dios Nuestro Señor y el corazón henchido por el orgullo de ser testigos y protagonistas de ese momento histórico. Nuestras Islas Malvinas representan una causa nacional y el objetivo que tenemos es recuperarlas por la vía pacífica diplomática, ya que es un mandato constitucional conforme a los principios del derecho internacional. Cada uno de nosotros, como soldados y ciudadanos, tiene la responsabilidad de mantener vivo el recuerdo y de reafirmar los valores inalterables e irrenunciables; y así, desde nuestro hogar, desde nuestros lugares de trabajo o profesión, transmitir a los más jóvenes el amor a nuestra querida Patria. Para mí, ha sido un signo de altísimo honor haber acompañado a la Virgen en su ingreso y egreso de la Basílica de Luján, momentos antes de su partida desde Buenos Aires hacia las “Frías tierras de Malvinas”, donde a partir de entonces, acompaña y vela el sueño eterno de nuestros héroes. Estaré eternamente agradecido por esta deferencia a la Comisión de los Familiares de los caídos en Malvinas. Esta fotografía de la réplica de la Virgen de Luján fue tomada el 7 de octubre de 2009 en la VII Peregrinación Militar Nacional de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, en la Basílica de Luján. La imagen fue bendecida en dicha oportunidad por el Sr. Administrador Diocesano del Obispado Castrense, Mons. Pedro Candia. La inscripción colocada al pie de la imagen hace referencia a los héroes que ofrendaron sus vidas. La persona que aparece en el extremo izquierdo es al Suboficial Mayor (Veterano de Guerra de Malvinas) D. Víctor Miguel Pepe, encargado del Estado Mayor de Gendarmería Nacional (un referente de esa Fuerza). 32 Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina OCA La imagen de Nuestra Señora de Lujan, Patrona de la Argentina, es acompañada por la comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico sur. Así la Virgen inició su peregrinación por el territorio nacional y recorrió cada rincón de nuestro país, para poder llegar a este lugar donde fue entronizada el 10 de octubre de 2009 en la ermita del cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas. Este es el cementerio de Darwin, donde la Virgen de Luján se ha quedado para cuidar el sueño eterno de nuestros 649 hermanos argentinos que ofrendaron sus vidas durante la Gesta de Malvinas en abril - junio de 1982. En este nuevo aniversario, Madre, enséñanos a creer, esperar y amar contigo, y guíanos en nuestra Fe y en nuestro camino. Sean eternos los laureles que supimos conseguir: Coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir. Héctor Hugo Díaz Suboficial Mayor Veterano de la Guerra de Malvinas Encargado militar del Obispado Castrense de Argentina 30º Aniversario de la Gesta de Malvinas A lo largo de este año 2012, haremos presentes en nuestras celebraciones a los héroes de Malvinas que dieron su vida por nuestra Patria y homenajearemos a los Veteranos de Guerra que han luchado con valor para defender la República Argentina. Invitamos a todos los fieles a unirse a nuestras oraciones y plegarias. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 33 N O TI C I A S NOTICIAS Peregrinación Militar en Mendoza El 12 de octubre, se realizó la 9º Peregrinación al Santuario de la Virgen de Lourdes en la localidad de El Challao, ubicada en el departamento de Las Heras, provincia de Mendoza. La procesión finalizó con una misa a cargo del Capellán Auxiliar de la VIII Brigada de Montaña, Ángel Eduardo López Franco, y el Capellán Auxiliar Gerardo Argüello, de la Compañía de Comunicaciones de Montaña 8. El oficio religioso contó con la participación del personal militar perteneciente a los elementos dependientes de la Br M VIII, así como también de efectivos de la XI Agrupación “Mendoza” de Gendarmería Nacional. Peregrinación Mariana en Córdoba El 12 de octubre del corriente año, la Guarnición Aérea Córdoba y la 2da. División de Ejército, “Ejército del Norte”, realizaron la Peregrinación Mariana anual de modo conjunto. Contó con la participación de un gran número de fieles, que peregrinaron desde sus unidades y llenaron el recinto del templo. Encabezando a los efectivos de Ejército, se encontraba el Sr. Comandante, Grl. Br. D. Julio C. Pelagatti, y a la Guarnición Aérea Córdoba, el Sr. Jefe Brig. D. Luis María Cismondi. Concelebraron los padres Fray Tadeo Coradazzi, Heriberto Maidana, Julio A. Monge, Mario H. Vaca, Diego D. Dotto, Jorge A. Massut, César L. Tauro y Sergio O. Fochesato. La imagen de Nuestra Señora del Rosario del Milagro, Patrona de Córdoba, que presidió la celebración, fue una imagen de vestir de más de 200 años, realizada por indios entrerrianos y donada a la Iglesia de la Guarnición Aérea Córdoba en el año 1996. Al término de la celebración eucarística, el servicio religioso entregó placas recordatorias a la 2da. División de Ejército, a la Región III de Gendarmería Nacional Argentina y a las Escuelas de Aviación Militar y de Suboficiales de la Fuerza Aérea (Guarnición Aérea Córdoba). Con posterioridad, se compartió un sencillo brindis. 34 Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina N O TI C I A S Disertación de Mons. Pedro Candia en el Instituto para la Religión y la Paz Entre el 17 y 19 de octubre pasado, tuvo lugar en la ciudad de Viena la Conferencia del Instituto para la Religión y la Paz, organizada por el Obispado Castrense de Austria. Asistieron representantes de los Obispados Castrenses de Europa y de América. E l t e m a c e n t r a l q u e s e t r a t ó h i z o re f e re n c i a a l a s “opciones de la asistencia religiosa castrense en diferentes sistemas militares”. El Sr. Administrador Diocesano, Mons. Pedro Candia, especialmente invitado, tuvo a su cargo una disertación en la que hizo la presentación de nuestro obispado y se refirió al actual sistema argentino de servicio militar voluntario, la introducción del ejército profesional y sus implicancias pastorales. Conmemoración Anual de los Fieles Difuntos El 2 de noviembre de 2011, se celebró la Santa Misa en la Catedral Castrense Stella Maris en conmemoración de los fieles difuntos. Esta fue presidida por el Sr. Administrador Diocesano, Mons. Pedro Candia, y concelebrada por los Capellanes Mayores y Capellanes Castrenses. Participó de la Celebración Eucarística el Sr. Ministro de Defensa Dr. Arturo Puricelli y las máximas autoridades de las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Misa por los Fieles Difuntos El miércoles 2 de noviembre, en ocasión de la Conmemoración de los Fieles Difuntos, se celebró la Santa Misa en la Plaza de Armas, en el Regimiento de Infantería I “Patricios”, con presencia del personal y las autoridades militares allí destinados. La Celebración Eucarística fue presidida por el Capellán Castrense Enrique Alberto Saguier Fonrouge. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 35 N O TI C I A S Primeras Comuniones y Confirmaciones en Tierra del Fuego El miércoles 9 de noviembre, el Sr. Capellán Mayor de la Prefectura Naval Argentina, Pbro. Diego Julio Tibaldo, presidió la celebración eucarística donde marineros e hijos de prefecturianos recibieron su Primera Comunión y el sacramento de la Confirmación. La Santa Misa fue celebrada en Prefectura Lago Fagnano, Tierra del Fuego. Confirmaciones del Instituto de Capacitación Especializada “Cabo Juan Adolfo Romero” El jueves 18 de noviembre, se llevaron a cabo en la Basílica de Luján las Confirmaciones de 80 aspirantes de la Gendarmería Nacional, pertenecientes al Instituto de Capacitación Especializada Cabo Juan Adolfo Romero, de Mercedes. También recibieron la Primera Comunión 34 de los mismos aspirantes, y seis de ellos se bautizaron. Al curso de Catequesis se agregó un oficial de Carabineros de Chile, que realiza en Mercedes el curso para misiones de paz de la ONU, el cual también fue confirmado. La ceremonia fue preparada por los mismos integrantes de la Gendarmería, acompañados por un grupo de canto y música, todos integrantes de la banda del Instituto, que embellecieron la liturgia. La presencia del Sr. Director del Instituto, Cte. My. D. Marcelo Martinengo y del Subdirector educativo, Cte. Ppal. Igartúa, junto a otros oficiales, suboficiales y un grupo de aspirantes a suboficiales completaron la asamblea, presidida por la delegación del Sr. Administrador del Obispado Castrense de Argentina, Mons. Pedro Candia y por el capellán del INSCAES, Mons. Darío Kling. La visita guiada a la cripta y al museo histórico de la Basílica, realizada antes de la ceremonia religiosa, completó un día considerado una enorme Gracia de Nuestro Señor, llegada de manos de la Madre, nuestra patrona, la Virgen de Luján. Prefectura Naval Argentina Sacramentos Los días 28 de noviembre y 1 de diciembre, el Capellán Mayor de la Prefectura Naval Argentina presidió las celebraciones eucarísticas donde miembros de la Fuerza, en Neuquén y Ushuaia, recibieron los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Primera Comunión. 36 Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina NOTICIAS Misión Diocesana en Barrios Militares En el mes de noviembre de 2011, se llevó a cabo la Misión Diocesana 2011 en los barrios militares Gral. Manuel Belgrano y Malvinas Argentinas de Palermo, ciudad de Buenos Aires. El domingo 13 de noviembre, el Administrador Diocesano Monseñor Candia presidió la Santa Misa de envío en el Regimiento de Granaderos, concelebrada por los Capellanes Castrenses Pbro. Luis Eduardo Scrinzi, Oscar Ángel Naef y Diego Segundo. La Eucaristía marcó el inicio de la misión con el lema: “Discípulos de Cristo, el Hijo de Dios verdadero, el único Salvador de la humanidad y testigos del Evangelio en la Familia y la Ciudad”. Sexta Jornada de Formación Permanente para el Clero Castrense Zona Buenos Aires El 30 de noviembre, se desarrolló la sexta y última Jornada de Formación Permanente para el Clero Castrense de la región Buenos Aires. Esta dio inicio a las 9 h con disertaciones a cargo de las Licenciadas Isabel Curat y Marcela Bonadeo, sobre el tema “Los hijos adolescentes”. Finalizadas las exposiciones, se realizó un almuerzo. Confirmaciones en la Escuela de Suboficiales de la Gendarmería Nacional En el marco de las actividades de la Capellanía de la Escuela de Suboficiales “Cabo Raúl Remberto Cuello”, el 2 de diciembre de 2011, el Sr. Capellán Mayor de la Gendarmería Nacional Pbro. Rubén Darío Bonacina -delegado por el Sr. Administrador Diocesano del Obispado Castrense de Argentina Mons. Pedro Candia-, administró el sacramento de la Confirmación a 151 aspirantes a gendarmes en el transcurso de una solemne Celebración Eucarística en la que concelebró el Sr. Capellán del Instituto Pbro. Néstor Claudio Rocca Fraire. Dicha liturgia contó con la presencia del Sr. Director de la Ec. Cte. My. Osvaldo Rubén Torres, el Subdirector Educativo Cte. Pr. Osvaldo Rodolfo Calderón, el Subdirector Administrativo Cte. Pr. Justo José Bascolo y personal fijo del Instituto. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 37 N O T I C IA S Dichos aspirantes, a lo largo de este tiempo, se han ido preparando diligentemente recordando que: La Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal: – nos introduce más profundamente en la filiación divina que nos hace decir “Abbá, Padre” (Rm 8,15); – nos une más firmemente a Cristo; – aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo; – hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia (cf LG 11); – nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz (cf DS 1319; LG 11,12): Condecoración a la Santísima Virgen de Loreto Con motivo del egreso de Suboficiales Cadetes y Cadetes de IV año de la Escuela de Aviación Militar (Córdoba), el 7 de diciembre próximo pasado se celebró una Misa de acción de gracias en la ermita dedicada a la Santísima Virgen, ubicada en la plaza de armas General Belgrano de dicha escuela. Presidió la ceremonia la imagen de Nuestra Señora de Loreto portando sobre su banda las medallas de las «Promociones del año del Centenario» de la Aviación Militar Argentina (1912-2012), números 77 y 78. De esta manera, se instauró la tradición de condecorar a la Virgen Patrona de la Fuerza Aérea Argentina con las medallas que caracterizan a cada una de las promociones, en el año de su egreso. Bendición de Sables - Gendarmería Nacional El 7 de diciembre, en la Catedral Castrense Stella Maris, se celebró la Santa Misa en ocasión de la bendición de sables de los oficiales de la promoción 67 de la Escuela de Gendarmería “Grl. D. Martín Miguel de Güemes”. La celebración eucarística fue presidida por el Capellán Mayor de la Gendarmería Nacional, Pbro. Rubén Darío Bonacina, concelebrada por los capellanes de la Fuerza, Pbro. Gustavo Alberto De Majo Gómez, Carlos Alberto Pombo y Guillermo Conti. Asistió el Sr. Director Nacional de la Gendarmería Nacional, Comandante General D. Héctor Bernabé Schenone y su señora esposa, el Subdirector de la Fuerza, Comandante General D. Juan Obdulio Sainz y su señora esposa, miembros del Estado Mayor y el Sr. Director de la Escuela de Oficiales Comandante Mayor D. Héctor Daniel Revén, miembros de la Fuerza y familiares de los egresados. 38 Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina N O TI C I A S Retiro de Adviento Los miembros de la curia castrense y de las capellanías mayores participaron el 7 de diciembre del retiro de Adviento predicado por Mons. Germán Carmona, Capellán Mayor de la Armada Argentina. Solemnidad de la Inmaculada Concepción El 8 de diciembre, Mons. Pedro Candia presidió la Santa Misa en la Catedral Castrense en ocasión de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Concelebraron la Eucaristía el Sr. Capellán Mayor del Ejército Argentino, Mons. Mario Rodolfo Bonabotta y el Pbro. Diego Segundo. Asistió el diácono Ignacio David Cherino. En la celebración, recibieron el Sacramento de la Confirmación los fieles de la Guarnición Campo de Mayo del Ejército Argentino. Peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Loreto El 8 de diciembre de 2011, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, la Guarnición Aérea Córdoba y el personal del Escudo Norte de la Fuerza Aérea Argentina hicieron una peregrinación a la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto, en la provincia de Santiago del Estero. En horas de la mañana tuvo lugar la Santa Misa concelebrada por los Capellanes de la Guarnición y el Párroco local, tras lo cual se efectuó un desfile aéreo y terrestre en honor de la Patrona y Brigadiera de nuestra Fuerza Aérea. Una gran afluencia de público, acompañado por el Intendente de la ciudad santiagueña y demás autoridades locales y provinciales, se hizo presente en el acto. El Señor Jefe de la Guarnición Aérea Córdoba, Brig. D. Luis María Cismondi, dirigió unas palabras de agradecimiento a la Santísima Virgen por su constante protección y amparo. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 39 N O TI C I A S Condecoración Monseñor Pedro Candia El pasado 12 de diciembre, Mons. Pedro Candia fue condecorado con el título de Caballero Granadero en el grado de Oficial de la Orden Ecuestre Militar Caballeros Granaderos de los Andes, durante un acto realizado en el histórico Regimiento de Granaderos “General San Martín”. Misión Navideña de los Seminaristas Castrenses Del 17 al 22 de diciembre, los seminaristas castrenses llevaron a cabo en la 1ra. Brigada Aérea El Palomar, la misión navideña. Participaron de ella los diáconos recientemente ordenados, los seminaristas de este obispado y los candidatos a ingresar al seminario en este año. La supervisión general de la misión está a cargo del Sr. Capellán Mayor de la Fuerza Aérea Argentina, Pbro. Ricardo González, y el capellán responsable es el Pbro. Juan Rodolfo Brom. Misa de Egreso del Colegio Militar El 16 de diciembre, se celebró en la Catedral Castrense Stella Maris la Misa por los egresados del Colegio Militar. Esta fue presidida por Mons. Rodolfo Bonabotta y concelebrada por el Pbro. Daniel Domínguez, Capellán del referido colegio. Actividades de Verano de los Seminaristas Castrenses de Argentina Finalizada la misión de Adviento en el mes de diciembre pasado y luego de un mes de descanso junto a sus familias, el 30 de enero los seminaristas del Obispado Castrense de Argentina, dieron inicio a las actividades de verano del presente año, las cuales fueron presididas por Mons. Pedro Candia. Del 30 de enero al 3 de febrero, realizaron un retiro espiritual en el Instituto de Formación Juan Pablo II. A continuación, del 4 al 11 de febrero, junto al Administrador Diocesano y los Capellanes Mayores, llevaron a cabo en la Provincia de Mendoza la Convivencia Anual. Luego finalizaron el cronograma de actividades estivales con la Misión Pastoral en la Guarnición Aérea de Córdoba, del 13 al 19 de febrero. En el mes de marzo, retomarán sus estudios anuales. En las actividades indicadas, participó un candidato a ingresar al seminario. Elevemos oraciones a Nuestro Padre para que acompañe a nuestros seminaristas y los fortalezca en la vocación que han abrazado. 40 Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina A N I V E R SA R I O S Aniversario de las Ordenaciones Sacerdotales Elevemos oraciones a Dios, en acción de gracias por un nuevo aniversario de sacerdocio de nuestros presbíteros, para que sus ministerios estén fortalecidos por los sentimientos de Buenos Pastores y tengan las fuerzas para ejercer, en medio del cansancio, la misión que el Señor les ha confiado. ENERO: 28 Pbro. Celso Rafael Melida FEBRERO: 2 Mons. José Guido Pesce 26 Pbro. José Gerardo Virga 23 R.P. Agustín Juan Flores 28 Pbro. Alberto Andrés Rojas 26 Pbro. Miguel Ernesto Cáceres MARZO: 8 Pbro. Norberto Gaspar Toledo 24 Pbro. Luis María Bove 16 Pbro. Diego Daniel Dotto 25 Pbro. Bernardo José Conte Grand 16 Pbro. Pablo Castelnovo 28 Pbro. Lucas Gabriel Martínez 19 Pbro. Gerardo Román Argüello 31 Pbro. Nelson Horacio Da Silva 19 Mons. Lic. Carlos Darío Kling 31 Pbro. Néstor Claudio Rocca Fraire Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 41 A R T I C U LO D O C T R I NA L ARTÍCULO DOCTRINAL EL ARS CELEBRANDI Observancia de las normas litúrgicas 1. La situación en el post-Concilio El Concilio Vaticano II ordenó una reforma general de la sagrada liturgia [1]. Esta fue efectuada, tras la clausura del Concilio, por una comisión comúnmente llamada, por brevedad, el Concilium [2]. Es sabido que la reforma litúrgica fue desde el inicio objeto de críticas, a veces radicales, como de exaltaciones, en ciertos casos excesivas. No es nuestra intención detenernos en este problema. Podemos decir en cambio que se está generalmente de acuerdo en observar un fuerte aumento de los abusos en el campo celebrativo después del Concilio. También el Magisterio reciente ha tomado nota de la situación y en muchos casos ha llamado a la estricta observancia de las normas y de las indicaciones litúrgicas. Por otra parte, las leyes litúrgicas establecidas para la forma ordinaria (o de Pablo VI) – la que, excepciones aparte, se celebra siempre y en todas partes en la Iglesia de hoy – son mucho más “abiertas” respecto al pasado. Estas permiten muchas excepciones y diversas aplicaciones, y prevén también múltiples formularios para los diversos ritos (la pluriformidad incluso aumenta en el paso de la editio typica latina a las versiones nacionales). A pesar de ello, un gran número de sacerdotes considera que tiene que ampliar ulteriormente el espacio dejado a la “creatividad”, que se expresa sobre todo con el frecuente cambio de palabras o de frases enteras respecto a las fijadas en los libros litúrgicos, con la inserción de “ritos” nuevos y a menudo extraños completamente a la tradición litúrgica y teológica de la Iglesia e incluso con el uso de vestimentas, vasos sagrados y adornos no siempre adecuados y, en algunos casos, cayendo incluso en el ridículo. El liturgista Cesare Giraudo ha resumido la situación con estas palabras: “Si antes [de la reforma litúrgica] había fijación, esclerosis de formas, innaturalidad, que hacían la liturgia de entonces una “liturgia de hierro”, hoy hay naturalidad y espontaneidad, sin duda sinceras, pero a menudo sobreentendidas, malentendidas, que hacen – o al menos corren 42 en riesgo de hacer – de la liturgia una “liturgia de caucho”, resbaladiza, escurridiza, jabonosa, que a veces se expresa en una ostentosa liberación de toda normativa escrita. [...] Esta espontaneidad mal entendida, que se identifica de hecho con la improvisación, el facilismo, la superficialidad, el permisivismo, es el nuevo “criterio” que fascina a innumerables agentes pastorales, sacerdotes y laicos. [...] Por no hablar también de aquellos sacerdotes que, a veces y en algunos lugares, se arrogan el derecho de utilizar plegarias eucarísticas salvajes, o de componer acá o allá su texto o partes de él” [3]. El papa Juan Pablo II, en la encíclica Ecclesia de Eucharistia, manifestó su disgusto por los abusos litúrgicos que tienen lugar a menudo, particularmente en la celebración de la Santa Misa, en cuanto que “la Eucaristía es un don demasiado grande, para soportar ambigüedades y disminuciones” [4]. Y añadió: “Por desgracia, es de lamentar que, sobre todo a partir de los años de la reforma litúrgica postconciliar, por un malentendido sentido de creatividad y de adaptación, no hayan faltado abusos, que para muchos han sido causa de malestar. Una cierta reacción al « formalismo » ha llevado a algunos, especialmente en ciertas regiones, a considerar como no obligatorias las « formas » adoptadas por la gran tradición litúrgica de la Iglesia y su Magisterio, y a introducir innovaciones no autorizadas y con frecuencia del todo inconvenientes. Por tanto, siento el deber de hacer una acuciante llamada de atención para que se observen con gran fidelidad las normas litúrgicas en la celebración eucarística. Son una expresión concreta de la auténtica eclesialidad de la Eucaristía; éste es su sentido más profundo. La liturgia nunca es propiedad privada de alguien, ni del celebrante ni de la comunidad en que se celebran los Misterios” [5]. 2. Causas y efectos del fenómeno El fenómeno de la “desobediencia litúrgica” se ha extendido de tal forma, por número y en ciertos Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina A R T I C U LO D O C T R I N A L casos también por gravedad, que se ha formado en muchos una mentalidad por la cual en la liturgia, salvando las palabras de la consagración eucarística, se podrían aportar todas las modificaciones consideradas “pastoralmente” oportunas por el sacerdote o por la comunidad. Esta situación indujo al mismo Juan Pablo II a pedir a la Congregación para el Culto Divino que preparase una Instrucción disciplinar sobre la Celebración de la Eucaristía, publicada con el título de Redemptionis Sacramentum el 25 de marzo de 2004. En la citación antes reproducida de la Ecclesia de Eucharistia, se indicaba en la reacción al formalismo una de las causas de la “desobediencia litúrgica” de nuestro tiempo. La Redemptionis Sacramentum señala otras causas, entre ellas un falso concepto de libertad [6] y la ignorancia. Esta última en particular se refiere no sólo al conocimiento de las normas, sino también a una comprensión deficiente del valor histórico y teológico de muchos textos eucológicos y ritos: “Los abusos encuentran, finalmente, muy a menudo fundamento en la ignorancia, ya que por lo general se rechaza aquello de lo que no se capta el sentido más profundo, ni se conoce su antigüedad” [7]. Introduciendo el tema de la fidelidad a las normas en una comprensión teológica e histórica, además de en el contexto de la eclesiología de comunión, la Instrucción afirma: “El Misterio de la Eucaristía es demasiado grande 'para que alguien pueda permitirse tratarlo a su arbitrio personal, lo que no respetaría ni su carácter sagrado ni su dimensión universal'. [...] Los actos arbitrarios no benefician la verdadera renovación, sino que lesionan el verdadero derecho de los fieles a la acción litúrgica, que es expresión de la vida de la Iglesia, según su tradición y disciplina. Además, introducen en la misma celebración de la Eucaristía elementos de discordia y la deforman, cuando ella tiende, por su propia naturaleza y de forma eminente, a significar y realizar admirablemente la comunión con la vida divina y la unidad del pueblo de Dios. De estos actos arbitrarios se deriva incertidumbre en la doctrina, duda y escándalo para el pueblo de Dios y, casi inevitablemente, una violenta repugnancia que confunde y aflige con fuerza a muchos fieles en nuestros tiempos, en que frecuentemente la vida cristiana sufre el ambiente, muy difícil, de la 'secularización'. Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina Por otra parte, todos los fieles cristianos gozan del derecho de celebrar una liturgia verdadera, y especialmente la celebración de la santa Misa, que sea tal como la Iglesia ha querido y establecido, como está prescrito en los libros litúrgicos y en las otras leyes y normas. Además, el pueblo católico tiene derecho a que se celebre por él, de forma íntegra, el santo sacrificio de la Misa, conforme a toda la enseñanza del Magisterio de la Iglesia. Finalmente, la comunidad católica tiene derecho a que de tal modo se realice para ella la celebración de la santísima Eucaristía, que aparezca verdaderamente como sacramento de unidad, excluyendo absolutamente todos los defectos y gestos que puedan manifestar divisiones y facciones en la Iglesia” [8]. Particularmente significativa en este texto es la llamada al derecho de los fieles de tener la liturgia celebrada según las normas universales de la Iglesia, además de subrayar el hecho de que las transformaciones y modificaciones de la liturgia – aunque se hagan por motivos “pastorales” – no tienen en realidad un efecto positivo en este campo; al contrario confunden, turban, cansan y pueden incluso hacer alejarse a los fieles de la práctica religiosa. 3. El ars celebrandi He aquí los motivos por los cuales el Magisterio en las últimas cuatro décadas ha recordado varias veces a los sacerdotes en la importancia del ars celebrandi, el cual – si bien no consiste sólo en la perfecta ejecución de los ritos de acuerdo con los libros, sino también y sobre todo en el espíritu de fe y adoración con los que éstos se celebran – no se puede sin embargo realizar si se aleja de las normas fijadas para la celebración [9]. Así lo expresa por ejemplo el Santo Padre Benedicto XVI: “El primer modo con el que se favorece la participación del Pueblo de Dios en el Rito sagrado es la adecuada celebración del Rito mismo. El ars celebrandi es la mejor premisa para la actuosa participatio. El ars celebrandi proviene de la obediencia fiel a las normas litúrgicas en su plenitud, pues es precisamente este modo de celebrar lo que asegura desde hace dos mil años la vida de fe de todos los creyentes, los cuales están llamados a vivir la celebración como Pueblo de Dios, sacerdocio real, nación santa (cf. 1 P 2,4-5.9)”. [10]. 43 A R T I C U LO D O C T R I N A L Recordando estos aspectos, no se debe caer en el error de olvidar los frutos positivos producidos por el movimiento de renovación litúrgica. El problema señalado, con todo, subsiste y es importante que la solución al mismo parta de los sacerdotes, los cuales deben empeñarse ante todo en conocer de manera profundizada los libros litúrgicos, y también a poner fielmente en práctica sus prescripciones. Sólo el conocimiento de las leyes litúrgicas y el deseo de atenerse estrictamente a ellas impedirán ulteriores abusos e “innovaciones” arbitrarias que, si en el momento pueden quizás emocionar a los presentes, en realidad acaban pronto por cansar y defraudar. Salvadas las mejores intenciones de quien las comete, después de cuarenta años de “desobediencia litúrgica” no construye de hecho mejores comunidades cristianas, sino que al contrario pone en peligro la solidez de su fe y de su pertenencia a la unidad de la Iglesia católica. No se puede utilizar el carácter más “abierto” de las nuevas normas litúrgicas como pretexto para desnaturalizar el culto público de la Iglesia: “Las nuevas normas han simplificado en mucho las fórmulas, los gestos, los actos litúrgicos [...]. Pero tampoco en este campo se debe ir más allá de lo establecido: de hecho, haciendo así, se despojaría a la liturgia de los signos sagrados y de su belleza, que son necesarios, para que se realice verdaderamente en la comunidad cristiana el misterio de la salvación y se comprenda también bajo el velo de las realidades visibles, a través de una catequesis apropiada. La reforma litúrgica de hecho no es sinónimo de desacralización, ni quiere ser motivo para ese fenómeno que llaman la secularización del mundo. Es necesario por ello conservar en los ritos dignidad, seriedad, sacralidad” [11]. Entre las gracias que esperamos poder obtener de la celebración del Año Sacerdotal está por tanto también la de una verdadera renovación litúrgica en el seno de la Iglesia, para que la sagrada liturgia sea comprendida y vivida por lo que esta es en realidad: el culto público e íntegro del Cuerpo Místico de Cristo, Cabeza y miembros, culto de adoración que glorifica a Dios y santifica a los hombres [12]. 44 Notas [1] Cf. Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, n. 21. [2] Abreviación de Consilium ad exsequendam Constitutionem de Sacra Liturgia. [3] C. Giraudo, “La costituzione 'Sacrosanctum Concilium': il primo grande dono del Vaticano II”, en La Civiltà Cattolica (2003/IV), pp. 532; 531. [4] Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, n. 10. [5] Ibid., n. 52. Cf. también Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, n. 28. [6]“No es extraño que los abusos tengan su origen en un falso concepto de libertad. Pero Dios nos ha concedido, en Cristo, no una falsa libertad para hacer lo que queramos, sino la libertad para que podamos realizar lo que es digno y justo”: Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Redemptionis Sacramentum, n. 7. [7] Ibíd., n. 9. [8] Ibíd., nn. 11-12. [9] Sagrada Congregación de los Ritos, Eucharisticum Mysterium, n. 20: “Para favorecer el correcto desarrollo de la celebración sagrada y la participación activa de los fieles, los ministros no deben limitarse a llevar a cabo su servicio con exactitud, según las leyes litúrgicas, sino que deben comportarse de forma que inculquen, por medio de éste, el sentido de las cosas sagradas”. [10] Benedicto XVI, Sacramentum Caritatis, n. 38. Véase el n. 40 desarrolla adecuadamente el concepto. [11] Sagrada Congregación para el Culto Divino, Liturgicae instaurationes, n. 1. El texto continua: “La eficacia de las acciones litúrgicas no está en la búsqueda continua de novedades rituales, o de simplificaciones ulteriores, sino en la profundización de la palabra de Dios y del misterio celebrado, cuya presencia está asegurada por la observancia de los ritos de la Iglesia y no de los impuestos por el gusto personal de cada sacerdote. Téngase presente, además, que la imposición de reconstrucciones personales de los ritos sagrados por parte del sacerdote ofende la dignidad de los fieles y abre el camino al individualismo y al personalismo en la celebración de acciones que directamente pertenecen a toda la Iglesia”. [12] Cf. Pío XII, Mediator Dei, I, 1; Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, n. 7. O F I C I N A PA R A L A S C E L E B R A C I O N E S LITÚRGICAS DEL SUMO PONTÍFICE W W W. VAT I C A N . VA Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina M O VI M I E N TO S D E L A C U R I A MOVIMIENTOS DE LA CURIA CURIA DIOCESANA 11 2 - 11 Renovando a partir de la fecha del presente decreto al Sr. Diácono Permanente Simón Oscar Benítez, por el término de un año y ad honorem, las licencias diaconales otorgadas oportunamente para actuar en el ámbito de la asistencia espiritual y pastoral del Comando de Brigada Monte XII. 11 - X 1 3 0 - 11 Designando como Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión para la Campaña Antártica 2012 a: Sakamoto Leonardo, Yanson José y Charana Juan para la Base Esperanza; Lux Gustavo y Cavaría Sergio para la Base San Martín; Lerda Sebastián y Ríos Luis para la Base Belgrano; Morin Mauricio para la Base Yubany. 18 - XI 1 4 2 - 11 Admitiendo a la plena comunión con la Iglesia Católica Apostólica. 5 - XII EJÉRCITO ARGENTINO 11 4 - 11 Cesando al Pbro. Eduardo A. Gallardo Núñez como Sacerdote Auxiliar del Ejército Argentino a partir del 15 de octubre de 2011. 14 - X 11 7 - 11 Delegando al Sr. Capellán Castrense del Ejército Argentino, Pbro. Gustavo Salvador Eusebio Rébora, para administrar el Sacramento de la Confirmación en las celebraciones del día 19 de noviembre de 2011 en el Regimiento de Infantería 30 de Apóstoles, de Misiones, y en la Guarnición Ejército Posadas. 2 - XI 1 2 7 - 11 Delegando al Sr. Capellán Mayor del Ejército Argentino, Mons. Mario Rodolfo Bonabotta, para administrar el Sacramento de la Confirmación en la celebración del 18 de noviembre de 2011 en la Escuela de Suboficiales del Ejército “Sargento Cabral” en Campo de Mayo. 16 - XI 1 2 8 - 11 Inscríbase en el Libro de Bautismos actualmente en uso de la Capellanía Mayor del Ejército, el acta bautismal solicitada con los datos consignados en la documentación ofrecida. 18 - XI 1 2 9 - 11 Inscríbase en el Libro de Bautismos actualmente en uso de la Capellanía Mayor del Ejército, el acta bautismal solicitada con los datos consignados en la documentación ofrecida. 18 - XI 1 3 6 - 11 Nombrando al Sr. Sacerdote Auxiliar del Ejército Argentino, Pbro. Héctor Luis Talló Figueroa, en comisión como Capellán de la Fuerza de Tarea Argentina N.º 39 de la Misión de Paz en Chipre (UNFICYP) desde la fecha estimada del día 1.º marzo de 2012 y durante el tiempo que se prolongue. 25 - XI 1 3 7 - 11 Prorrogando para el cargo de Sacerdote Auxiliar del Ejército Argentino por el término de un año a partir del 1.º de diciembre de 2011 al Pbro. Héctor Francisco Vallejo continuando en la atención pastoral del Regimiento de Caballería de Tanques 2 en Olavarría. 30 - XI Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 45 M O V I M I EN TO S D E LA C U R IA 1 3 8 - 11 Inscribiéndose en el Libro de Bautismos en uso en la Capellanía Mayor del Ejército el acta bautismal solicitada con los datos consignados en la documentación ofrecida. 30 - XI 1 4 0 - 11 Delegando al Sr. Sacerdote Auxiliar del Ejército Argentino, Pbro. Alberto Edgardo Barda, para administrar el Sacramento de la Confirmación en la ceremonia del 7 de diciembre de 2011 en la Capilla del Barrio de Suboficiales del Ejército “Sargento Cabral”, en Campo de Mayo. 5 - XII 1 4 4 - 11 Designando para el cargo de Sacerdote Auxiliar del Ejército Argentino por el término de un año y a partir del 1.º de enero de 2012 al R.P. Sergio Francisco Elías Stang, CSsR asignándole la atención pastoral del Batallón de Ingenieros de Monte 12 en la ciudad de Goya, Corrientes. 12 - XII 1 4 5 - 11 Nombrando ad nútum al Pbro. Héctor Luis Talló Figuero Capellán Castrense del Ejército Argentino a partir del 1.º de enero de 2012 continuando su atención pastoral en el Comando de la V Brigada de Montaña. 12 - XII 1 4 7 - 11 Nombrando ad nútum al Pbro. Martín José María Llanos Capellán Castrense del Ejército Argentino a partir del 1.º de enero de 2012 continuando su atención pastoral en la XI Brigada Mecanizada de Río Gallegos. 14 - XII 1 4 9 - 11 Inscribiendo en el Libro de Bautismos en uso en la Capellanía Mayor del Ejército el acta bautismal solicitada con los datos consignados en la documentación ofrecida. 14 - XII ARMADA ARGENTINA 11 5 - 11 Delegando al Sr. Capellán Mayor de la Armada Argentina, Mons. Germán Carmona, para administrar el Sacramento de la Confirmación en las celebraciones que tendrán lugar los siguientes días: 28 de octubre en el Liceo Naval Almirante Storni de Posadas, 2 de noviembre en la Escuela de Suboficiales de Puerto Belgrano, 18 de noviembre en el Liceo Naval Almirante Storni de Posadas, 2 de noviembre en la Escuela de Suboficiales de Puerto Belgrano, 18 de noviembre en el Liceo Naval Almirante Brown, 25 de noviembre en la Parroquia Stella Maris de Puerto Belgrano, 26 de noviembre en la Base Aeronaval Cte. Espora, 11 de diciembre en la Base Naval Mar del Plata, fecha a confirmar en la Escuela Naval Militar. 28 - X 11 8 - 11 Rectificándose en el Libro de Confirmaciones actualmente en uso de la Capellanía Mayor correspondiente a un fiel laico. 7 - XII 139 bis-11 Delegando al Sr. Capellán Castrense de la Armada Argentina, Pbro. Alberto Carlos Pita Abancens, para administrar el Sacramento de la Confirmación en las celebraciones de los días 3 y 4 de diciembre de 2011 en la Capilla “Sagrada Familia” de Puerto Rosales. 30 - X I 1 4 1 - 11 Delegando al Sr. Capellán Mayor de la Armada Argentina, Mons. Germán Carmona, para administrar el Sacramento de la Confirmación en la ceremonia del 7 de diciembre de 2011 en la Escuela Naval Militar de la Fuerza. 5 - XI 1 4 3 - 11 Autorizando al Padre Jorge González, Capellán Auxiliar en la Base Aeronaval Almirante Espora de Puerto Belgrano, a participar de la misión que tendrá lugar en Río Gallegos durante el mes de febrero de 2012. 5 - XII 1 5 0 - 11 Cesando al Pbro. Miguel Jorge Siufi como Sacerdote Auxiliar de la Armada Argentina a partir del 31 de diciembre de 2011. 16 - XII 46 Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina M O V I M I EN TOS D E LA C U R I A FUERZA AÉREA ARGENTINA 11 6 - 11 Delegando al Sr. Capellán Castrense de la Fuerza Aérea Argentina, Pbro. Sergio Omar Fochesato, para administrar el Sacramento de la Confirmación en la celebración del 4 de noviembre de 2011 en la Plaza de Armas del Regimiento de Infantería de Paracaídas 2, en el Comando de la 2da. División del Ejército en la Caldera, Córdoba. 2 - XI 1 2 5 - 11 Concediendo el consentimiento requerido aprobando el proyecto de reparación de la Iglesia en la Guarnición Aérea Córdoba y que dicho plan sea ejecutado sin más trámite, conforme los procedimientos administrativos correspondientes. 15 - XI 1 2 6 - 11 Autorizando la Capilla Nuestra Señora de Loreto del Hospital Militar reubicable de la FAA en Puerto Príncipe, República de Haití, para que en ella se tenga la reserva del Ssmo. Sacramento siempre que un capellán esté presente en la misión y se celebren todos los Sacramentos y demás Actos del Culto Divino de la Iglesia. Delegando al Sr. Capellán Eduardo Castellanos para que bendiga la Capilla en la Celebración que tendrá lugar el 4 de diciembre de 2011, y labre correspondiente acta. Disponiendo que la anotación de aquellos sacramentos que deban registrarse se haga en la Capellanía Mayor de la Fuerza a la que pertenezca el fiel, siendo el capellán responsable de velar por la debida anotación. 15 - XI 1 3 1 - 11 Delegando al Sr. Capellán Castrense de la Fuerza Aérea Argentina, Pbro. Juan Rodolfo Brom, para administrar el sacramento de la confirmación en la celebración del 18 de diciembre de 2011 en la Parroquia San Miguel Arcángel de la Brigada Aérea I de El Palomar. 21 - XI 1 3 2 - 11 Delegando al Sr. Capellán Castrense de la Fuerza Aérea Argentina, en comisión como Capellán de la Fuerza de Tarea Argentina N.º 38 de la Misión de Paz en Chipre (UNFICYP) R.P. Fray Celso Rafael Mélida para administrar el Sacramento de la Confirmación en la celebración del 8 de diciembre de 2011 en la Isla de Chipre. 21 - XI 1 3 3 - 11 Delegando al Sr. Capellán Castrense de la Fuerza Aérea Argentina, Pbro. Sergio Omar Fochesato, para administrar el Sacramento de la Confirmación a dos cadetes fieles de este Obispado Castrense en la celebración litúrgica que oportunamente se celebrará. 21 - XI GENDARMERÍA NACIONAL 11 3 - 11 Nombrando por un año a partir del 1.º de noviembre de 2011, sacerdote auxiliar de la Gendarmería Nacional, al Pbro. Dr. Rubén Darío Celeste Kosaros. Asignándole la atención pastoral de la Agrupación Especial Metropolitana “Cabo Roberto Omar Centeno”, Campo de Mayo. 11 - X 11 9 - 11 Cesando al Pbro. Roberto Pablo Crettaz como sacerdote auxiliar de la Gendarmería Nacional Argentina desde el día 30 de noviembre de 2011. 7 - XI 1 2 0 - 11 Cesando al Pbro. José Luis Socaires como sacerdote auxiliar de la Gendarmería Nacional Argentina desde el día 30 de noviembre de 2011. 7 - XI 1 2 1 - 11 Delegando al Sr. Capellán de la Gendarmería Nacional Mons. Darío Kling para administrar el Sacramento de la Confirmación en la celebración del 17 de noviembre de 2011, a los fieles del Instituto de Capacitación Especializada (Mercedes). 7 - XI Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina 47 M O VI M I E N TOS D E L A C U R IA 1 2 4 - 11 Delegando al Sr. Capellán Castrense de la Gendarmería Nacional Argentina, Mons. José Antonio Pasarell, para administrar el Sacramento de la Confirmación en la celebración que tendrá lugar el día 19 de noviembre de 2011 en la Parroquia San Pedro y San Pablo de la ciudad de San Salvador de Jujuy. 11 - X I 1 3 4 - 11 Cesando al Pbro. Héctor M. Quiroga como Sacerdote Auxiliar de la Gendarmería Nacional Argentina desde el 30 de noviembre de 2011. 21 - XI 1 3 9 - 11 Delegando al Sr. Capellán Mayor de la Gendarmería Nacional Argentina, Pbro. Rubén Darío Bonacina, para administrar el Sacramento de la Confirmación el 2 de diciembre de 2011 en la Capilla de la Escuela de Suboficiales de Gendarmería Nacional “Cabo Raúl Remberto Cuello” de la ciudad de Jesús María, Córdoba. 30 - XI 1 4 6 - 11 Delegando al Sr. Capellán Mayor de la Gendarmería Nacional Pbro. Rubén Darío Bonacina, para administrar el Sacramento de la Confirmación a hijos de gendarmes en la Iglesia Catedral de Posadas el 17 de diciembre de 2011. 13 - XII 1 4 8 - 11 Nombrando por un año a partir del 1.º de enero de 2012, Sacerdote Auxiliar de la Gendarmería Nacional, al Pbro. Ángel Simeón Zararías asignándole la atención pastoral de la Agrupación III “Corrientes”. 14 - XII PREFECTURA NAVAL ARGENTINA 1 2 2 - 11 Delegando al Sr. Capellán Mayor de la Prefectura Naval Argentina, Pbro. Diego Julio Tibaldo, para administrar el Sacramento de la Confirmación el 12 de noviembre de 2011 a los fieles de la Fuerza en la Parroquia Nuestra Señora de la Esperanza. 7 - XI 1 2 3 - 11 Cesando al R.P. Ramón Gustavo Doldán C.S.s como Sacerdote Auxiliar de la Prefectura Naval Argentina desde el 30 de noviembre de 2011. 9 - XI 1 3 5 - 11 Delegando al Sr. Capellán Mayor de la Prefectura Naval Argentina, Pbro. Diego Julio Tibaldo, para administrar el sacramento de la Confirmación el 29 de noviembre de 2011 en el Instituto de Formación Zárate de la Prefectura Naval Argentina. 25 - XI 48 Boletín Eclesiástico | Obispado Castrense de Argentina Página Web del Obispado Castrense de Argentina www.obispadocastrenseargentina.org Invitamos a nuestros lectores a visitar nuestra página de Internet. Ofrecemos noticias, formación, novedades y un medio de contacto.