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Pioneros de la Psicología Experimental: Florente López ENTREVISTA Pioneros de la Psicología Experimental: Florente López César Augusto Carrascoza Venegas1 Facultad de Estudios Superiores Iztacala Universidad Nacional Autónoma de México F lorente López egresado de la Facultad de Psicología de la UNAM, alumno de Rogelio Díaz Guerrero y Luis Lara Tapia, durante sus estudios de licenciatura, en función de su interés por el enfoque experimental, se relaciona con alumnos de otras generaciones: Victor Alcaráz, Víctor Colotla, Emilio Ribes; una vez egresado se desempeña como psicotécnico y orientador vocacional en las preparatorias; posteriormente, a finales de 1965 en Jalapa en El Centro de Entrenamiento y Educación Especial trabaja en retraso conductual, al mismo tiempo que desarrolla investigación. Obtiene su grado de maestría a través de un intercambio de maestros con la Escuela de Psicología de la Universidad Veracruzana. En 1972 se integra como docente en la Facultad de Psicología de la UNAM en cursos de Análisis Experimental, Percepción y en el postgrado básicamente en el área experimental. Coordinador de la Maestría en Análisis Experimental de la Conducta, Jefe de la División de Enseñanza Básica de la Facultad de Psicología con una continua y constante actividad como docente e investigador, con una alta productividad en el desarrollo de textos académicos y publicación de trabajos de investigación. C. Buenos días Florente. Cuéntanos un poco por favor acerca de cómo te haz desarrollado en este campo de la psicología experimental, del Análisis Experimental, tomando como punto de partida desde el momento en que decidiste estudiar una carrera de esta orientación, qué factores influyeron para que te decidieras por esta opción, qué proyectos o qué metas te planteabas al decidir este camino. F. Cuando yo decidí entrar a psicología de hecho la carrera no estaba muy bien diferenciada, vamos a decir. No había una imagen clara de la gente. En los universitarios incluso, de lo que eso significaba. La facultad, mejor dicho, la escuela ni siquiera era una escuela por derecho propio, sino que estaba incrustada dentro de la Facultad de Filosofía y Letras, mezclada con especialidades tan diversas como Literatura, Pedagogía, Filosofía, etc. Entonces, de hecho, mi decisión no fue una decisión vocacional 1 cesarcarrascoza@unam.mx 54 C. César, F. Florente muy clara. Simplemente sonó bien y ya. Ya que entré en la carrera, efectivamente, se conformó lo que antes decía, que es una especialidad que no tenía una imagen clara de lo que era porque llevábamos cursos –creo que todavía tiene algo de esa característica porque se sigue llegando a esos extremos- desde Anatomía y Fisiología hasta Psicología del Arte, hasta Psicoanálisis de naturaleza tan diversa, como el psicoanálisis frommiano, que estaba tan de moda en aquella época, Freudiano y de muchos tipos. Entonces, vamos a decir que no presentaba un blanco definido. C. ¿Pero aún así te decidiste por psicología? F. Bueno, yo ni siquiera sabía. En realidad me interesaba el nombre, un poco místico, raro. Por eso. Quizá relacionado un poco con el término Filosofía. Pero no fue algo muy racional que digamos, muy pensado. Yo antes había abandonado la carrera de Ingeniería en el primer año, por satisfacer intereses típicos de mucha gente en esta etapa, que son intelectuales. Me gustaba el teatro, la ciencia y todo eso. Bueno, pues entonces al entrar a esa carrera también era mucho más esquizofrénica que ahora, porque la diversidad era mayor todavía. Pero era atractivo el lugar y además resultó especialmente atractivo para mí lo que yo denominaría desde el punto de vista científico, muy general, vamos a decir que estaba ejemplificado en aquella época por cursos de psicofisiología, psicología general experimental, metodología…este tipo de cursos. C. ¿Fueron los que más te importaron? F. Fueron los que más me gustaron, a los que más tiempo les dediqué y en los que muchos compañeros encontraron un punto común. Los maestros que eran portadores del punto de vista científico eran Fernández Guardiola, el hermano del pintor Cuevas, Alberto Cuevas, Díaz Guerrero y Luis Lara Tapia. Psicología y Ciencia Social C. ¿Fuiste alumno de ellos? F. De todos. Mientras que los demás…Bueno de hecho para la gran mayoría de los demás representaban lo realmente atractivo. Mientras que para un mínimo de gente estos cuatro que dije son los que resultaban más atractivos. C. ¿Y compañeros de tu generación que se hayan interesado en el mismo tipo de psicología que tú? F. Fueron varios. Directamente de mi generación, que se hayan interesado en un punto de vista más experimental me parece que no hay ninguno. Pero si los hay en cuanto a que muestran interés por lo que más adelante llamaré un punto de vista psicológico acerca de la psicología. Y son, entre otros, fuera de toda connotación política, Sandra Castañeda, Luis Castro, Isabel Reyes, son los tres que ahora recuerdo. Otros cuantos era más bien orientados hacia la cuestión psicométrica, que también tuvo una influencia fuerte, en particular, la difunta Chata: María Luisa Morales. Pero ella si dedicada totalmente a la cuestión de psicometría. Pero en realidad los intereses comunes más experimentales no fueron dentro del propio grupo, sino fuera, por individuos que correspondemos a diversas generaciones estudiantiles. Estaban Victor Alcaráz, Victor Colotla, Emilio Ribes, Serafín Mercado, un amigo que se apellidaba Cañedo, que perdí de vista. Varias gentes, ah! Gustavo Fernández, claro. Estas son gentes que recuerdo y que compartíamos ese interés a tal grado que hacíamos reuniones para avanzar, para profundizar en ciertas áreas en general, psicología cognoscitiva, psicología experimental en general, en esa época no en particular el conductismo. Teníamos seminarios, originalmente fueron en la casa de Serafín Mercado, aunque luego variaban, y luego más adelante, paradójicamente, en la casa de un psicoanalista que murió, que es Pedro Muchaca. Psicoanalista de corazón, pero con intereses científicos. Hubo mucha gente ahí. Por alguna razón se creó ese interés, yo lo achaco en términos muy inferenciales, a…viendo la psicología así como la de un ser humano, porque era la época de la adolescencia de la psicología y la gente andaba en busca de una identidad como psicólogos que no teníamos. Parece que esa identidad era mucho más clara en los desarrollos que había tenido la propia psicología contra los desarrollos que había habido en áreas que no era psicología, medicina en particular, en su versión psiquiatría, y medicina también, en su versión de psicoanálisis. Aunque la mayor parte de la gente va a psicología por eso, porque hay la invitación a la magia siempre, y eso es un hecho real. No estoy criticando cosas que ya no se de donde criticar, sino simplemente es un hecho. El ser humano le gusta mucho la interpretación mágica de las cosas, y la psicología ofrece Volumen 11, Núms. 1 y 2, 2009 eso. Siempre van a ser mayoría, desde luego, pero, vamos a decir, la gente que realmente está metida en psicología no encontraba, creo yo una identificación. Con eso sonaba muy falso…yo creo que cualquier persona inteligente que lea eso con seriedad va a acabar riéndose. No nos satisfacía. Y ese es el tipo de gente que tomó otro camino. Liderados, yo diría principalmente…liderados es una forma de hablar, porque no iba y decía “vamos muchachos, sigan haciendo”, simplemente a veces simbólicamente, a veces administrativamente, por el Dr. Luis Lara Tapia más que por el Dr. Díaz Guerrero. Este siempre actúo marginalmente a la facultad, más bien tenía un pié en otro país. En cambio Luis no. Ahí se desarrolló eso, y de hecho, todo eso determinó con claridad que hubiera dos núcleos. Aquellos que sentían a la psicología como una profesión particular, y otros como un pretexto para otras cosas. Ahí cada quien podrá imaginarse que otras cosas. La gente que estaba ahí metida es la gente que trabajó para crear la psicología desde un punto de vista psicológico, que es algo en lo que suelo insistir. Que es el legado que tenemos desde mucho tiempo antes de esto. Se fue creando poco a poco, y es lo que dio una imagen social al psicólogo un poco más clara y es lo que ahora, yo creo, permitiría a la gente tomar decisiones vocacionales con mayor claridad. Porque hay algo quizá más concreto, dentro de todo lo que significa que la psicología no es un punto de vista único, dentro de todo su esquema todavía es posible dar una imagen de lo que es la profesión. C. Retomando el punto de tu trayectoria en la universidad, tus maestros, etc. ¿Cómo fue que en un momento dado, después de estar formándote como estudiante, te fuiste transformando en docente? F. Bueno, la vida era un poco más dura en esa época. Teníamos esos intereses y habíamos creado estos seminarios externos, pero cada quien buscaba a ver donde conseguía un trabajo. Entonces, a mí me tocó trabajar de psicotécnico y orientador vocacional en las prepas aplicando pruebas que se siguen usando: el RAVEN y las pruebas de intereses y actitudes. Estuve trabajando en varias preparatorias, de hecho, el Departamento de Orientación Vocacional de las Preparatorias nos amparó a muchísima gente que estábamos empezando porque era una fuente de trabajo de las pocas que había. El salario que obteníamos equivale al salario que ahora obtiene, o mejor dicho beca que ahora obtiene, un estudiante de licenciatura, que asciende a 400 pesos. Al principio si eres psicotécnico, después te dan el doble. Ahí en las prepas había mucha gente, como Javier Aguilar, al que se me olvidó mencionar hace rato, que fue de mi grupo, pero él se orientó más al principio a la cuestión de psicometría. Nos 55 Pioneros de la Psicología Experimental: Florente López cobijó a gente como Javier Aguilar, como Serafín Mercado, etc. Sin embargo, después un pequeño grupito de gentes, más que grupo sería un par o un trío de gentes, habían emigrado a Jalapa. Yo me imagino que ahí por del 63-64, que fueron Antonio Gago y Víctor Alcaráz. Allá estaban al principio, en el país no había muchos psicólogos recibidos, en esa época no había ni veinte. C. ¿Víctor Alcaráz y Antonio Gago ya se habían titulado cuando se fueron a Jalapa? F. Yo creo que sí, pero no estoy tan seguro de ello. Ellos allá tomaron a su cargo lo que sería la clínica de conducta y Escuela de Psicología, que también era parte allá no de Filosofía, sino de Pedagogía. Ellos siempre han sido personas con una perspectiva mayor que otras, como yo que jamás hubiera pensado el eso, la de crear grupos, de crear instancias, en fin, algo más organizado y con mayor perspectiva. Ellos empezaron a pensar en la gente que tenía ideas en general, en global, más psicológicas, más de investigación, y se llevaron a Emilio Ribes, Serafín Mercado, después a mí y básicamente a todos aquellos que en la época en que te mencioné, que es cuando éramos estudiantes, habíamos mostrado ese interés y ya nos identificábamos. A pesar de que había diferencias generacionales hasta de dos o tres años, nos identificábamos perfectamente. C. ¿Todavía no eran precisamente conductistas? F. No éramos precisamente conductistas C. ¿Aún no se iban a postgrados en el extranjero? F. No, nada absolutamente. Es decir, las fechas pueden estar con un margen de error, pero más o menos en el 65, a finales, que es cuando yo llegué a Jalapa, ya todos estábamos recibidos de licenciatura, o a punto de hacerlo, y simplemente estábamos tratando de, al mismo tiempo de avanzar nosotros, sostener una escuela y darle una estructura más claramente psicológica. La capacitación o la influencia de personas fue un poquito después. Allí cada quien traía sus intereses particulares. Yo estaba más bien en esa época interesado en el estudio de la formación de conceptos, desde un punto de vista social. Había la idea de que los conceptos se pueden clasificar en tres grandes tipos, desde el punto de vista social: abstractos, funcionales y concretos, me parece. No aseguro exactitud. La cosa es que las clases más poderosas de una población tienden a desequilibrar la proporción de conceptos, usan más abstractos que funcionales, mientras que las clases más trabajadoras, más en ejercicio usan más funcionales que abstractos, y así. 56 ENTREVISTA Me interesó mucho el terreno de los conceptos y de ahí avancé a muchas otras cuestiones, pero casi siempre…si hicimos un poquito de trabajo de investigación y luego hicimos trabajos de ese tipo, pero cada quien se estaba formando a sí mismo. Como yo te platico esto, pues cada quien te podrá decir que pasó. Pero entonces, las gentes que tenían esa perspectiva más profunda de las cosas, no solamente el saber psicología y el hacer investigación, sino crear a un nivel más institucional, en este caso Emilio fue el que organizó todo esto. Empezó a traer algunos profesores visitantes a la escuela de psicología en Jalapa. Vino un montón de gente. Probablemente el primero que llegó fue Bijou, vino Daniel Berlyne, Harry Harlow, Burchard –un modificador de conducta que trabajaba en prisiones- se perdió en la historia, pues no era más que un modificador común y corriente, pero para nosotros que vivíamos el bajo mundo, era el hombre blanco. Claro que se da uno cuenta de lo que está pasando, pues este hombre trabajaba en prisiones pero norteamericanas. Lo llevamos a la prisión de Jalapa y ahí es donde la Modificación de Conducta y cualquier otra cosa se acaban. Simplemente las condiciones en que vivían esas gentes pues eran condiciones en las que era imposible intentar absolutamente nada. Trajeron a Burchard y muchos otros. Patterson estuvo también, pero tal vez en aquella época lo que fue importante de estas visitas, fuera de algunos de ellos eran realmente personas excepcionalmente brillantes, hablo específicamente de Berlyne y de Harlow, no digo que los demás no eran buenos psicólogos e investigadores, pero estos dos estaban muy por encima de todos los demás. Lo que pasó ahí es que, pues aunque no creo que todos lo reconozcan, pero si nos sentíamos en un extremo de inferioridad muy alto, y la influencia que ellos tenían bajo esas condiciones sobre uno era mucho mayor. Hoy día la gente, si viene un buen investigador aquí, no tiene mayor ascendencia sobre la gente. De hecho, mucha gente ni siquiera va a verlos. En esa época éramos nosotros y eran las multitudes, éramos líderes, bueno…era una fiesta. Era algo muy importante, y la capacidad que ellos tuvieron, debido a eso, de influir y de crear más aspiraciones en la gente fue muy grande. De ahí que se hicieron esfuerzos también a educarse especialmente en EUA, puesto que la influencia que habíamos tenido era de la gente de ese origen, excepto Victor Alcaráz que no fue a estudiar a EUA sino a Rusia. De ahí salimos a estudiar todos. Todos, menos Javier Aguilar que nunca lo hizo, no sé porque. C. ¿Y tú para dónde te fuiste y con quién? F. Yo fui a…A mí lo que me interesaba en esa época era lo siguiente, para decirte a donde me fui. Siempre hay que darle rodeos a las cosas. Después de la visita de Bijou, a mi Psicología y Ciencia Social me interesó mucho eso porque lo que teníamos en mente en la escuela de psicología, era proporcionar al estudiante herramientas que le permitiera resolver ciertos problemas. Me gustaba el retraso conductual, el retraso mental conductual, como sea, hicimos un lugarcito y empezamos a trabajar en eso como una manera de crear gente capacitada para ello, y como una manera de investigar al mismo tiempo. C. ¿Eso es lo que en la historia se conoce como la primera clínica de modificación de conducta? F. El Centro de Entrenamiento y Educación Especial C. ¿Esto fue antes de que te fueras e estudias a EUA? F. Fue antes. A mi me interesaba profundizar o tener mayores conocimientos, y en esa época el Centro, que se había caracterizado por ser el único –fue el primer departamento de Modificación de Conducta en EUA, estaba en la Universidad de Southern Illinois. Bien conocida porque allá estaba el Hospital de Anna, donde se hicieron las economías de fichas con Ayon y Azrin. Mi tirada era ir a ese lugar, pues era no solo el más importante, aunque para entonces ya no era el único, había otras dos opciones, una era Stonybrook, que fue la que le atrajo a Arturo Bouzas, que originalmente tenía intereses clínicos, y la otra era la Universidad de Kansas, con programas más o menos definidos. Pero Stonybrook estaba más orientado a lo que se conoce como terapias conductuales en general. Y Kansas era más nuevo. A mi me gustó la tradicional. Para cuando yo llegué allí, que fue más o menos en el 69… C. Perdón ¿Cómo se dio en contacto con la Universidad, a través de quien, la beca, me imagino que la daba la OEA o no sé…? F. No. No exactamente cómo, pero seguramente que el creador de todo esto habrá sido Emilio. Porque si mal no recuerdo vino a visitarnos el director de la escuela de educación de allá, se llamaba James Kraunes. Y cuando él llegó, yo me acuerdo que nos reunimos con él y se habló de establecer un intercambio de profesores. Dentro de ese intercambio, un profesor de allá vendría, y vino de hecho a la Universidad Veracruzana; era Peter Linch, no se que hizo, la verdad, pero no puedo saberlo porque no haya hecho nada, sino porque él estaba aquí y yo allá. Y yo me fui para allá en ese intercambio. Entonces realmente lo que pasó es que, como en esa época era difícil conseguir becas, no existían mecanismos. El único mecanismo posible era que la misma universidad te diera una beca. Yo me fui a estudiar allá Modificación de Conducta debido a este intercambio. Allí me dieron una beca de asistente de investigación, pero además Volumen 11, Núms. 1 y 2, 2009 daba clases en el departamento de educación especial. Esa fue la situación. C. ¿Y sobrevivías bien? F. Si claro. Muy bien porque la situación de intercambio es ideal porque te daban tu salario como profesor, y en esa época el salario, aunque era poco, la paridad no era tan mala. C. ¿En ese momento que tú mencionas, que seguramente habría sido a través de Emilio, que la Universidad tendría intercambio con la de Illinois, quien era director, o como estaba organizada allá la escuela de psicología en Jalapa? F. Esa es otra historia. No me la sé muy bien. Lo que pasa es que seguramente a instancias de la gente que te platico tenía más perspectiva, que era Gago, Víctor Alcaraz y Emilio, junto con otro amigo de Física, pensaron más bien en crear una facultad, una escuela al principio, pero no incrustada dentro de Filosofía o Pedagogía, sino aparte, que sería la Escuela de Ciencias. Allí se integraron los Departamentos de Física, Matemáticas, Biología y psicología. Son los que conformaban la Escuela de Ciencias, que es casi igual que aquí, nada más que aquí menos psicología. Ciencias tiene los otros tres pero no psicología. Allá tiene psicología, no se si todavía o que habrá pasado con el tiempo. Entonces fue un cambio muy benéfico, muy importante, creo yo que es de las cosas más atinadas que ha habido. Porque teníamos contacto con gente que tenía ciertas herramientas muy útiles, que podíamos comentar con ellos: los físicos, los matemáticos y los biólogos. No se podía esperar nada mejor. Yo de hecho creo que es el mejor lugar para los psicólogos. Pero eso pues obviamente porque me interesa la psicología experimental. Yo creo que esa decisión atinada también contribuyó un poco a fortalecer nuestros intereses experimentales. C. ¿Eso quiere decir entonces que para ese momento ya Alcaraz, Gago, Emilio tenían una fuerte presencia política en Jalapa? F. Totalmente. Si. Vamos a decir que la injerencia del psicólogo en aquella época había ido a varias instancias educativas a veces hasta del gobierno allá en Jalapa. Es decir, Víctor era Director, Emilio era Secretario, Emilio era Director, Víctor Secretario, y así era siempre. C. ¿En la Escuela de Psicología? F. Si, de la Escuela de psicología, pero también de la Clínica de Conducta, también teníamos relaciones en los servicios psicológicos que se daban en Centros Hospitalarios, en fin, había mucho movimiento, pero sobre todo a nivel universitario, 57 Pioneros de la Psicología Experimental: Florente López ENTREVISTA aunque nunca realmente ninguno de nosotros ocupó un puesto en la administración universitaria en sí. Sí dentro de la facultad, no en la universitaria. Algunos encontraron la manera de tener relaciones realmente influyentes con personas fundamentales en esa estructura. Te puedo mencionar a dos, que fueron los que en parte cobijaron mucho de las posibilidades que se ofrecieron. Uno es el Dr. Rafael Velasco, y otro, cuyo nombre no me voy a acordar, pero ahora es magistrado, No me acuerdo en este instante como se llama, pero era el Secretario de la Universidad, y ahora está en alguna Secretaría de Gobierno, o algo así. O sea, es gente que estaba realmente conectada, influyente, y también me acuerdo que teníamos relaciones con el Licenciado Villarreal, que hoy en día es Rector, o sea que es una persona que desde esa época tenía influencia. B. Arsón (o algo así) que ahora es Secretario de Educación Pública del estado, y gente así. Algunos de nosotros, yo no, se las ingeniaron para estar bien relacionados en el Estado y por eso se dieron posibilidades tales como la de crear la maestría en Modificación de Conducta. empezaron a desplazarlos a ustedes? F. Pues yo lo diría así, básicamente. Si sirve como dato, la escuela que se formó después que nosotros salimos fue estrictamente por todos los que creamos. Alumnos que se recibieron. Algunos de ellos no eran malos. Otros eran muy malos, pero más bien dentro de esa dinámica de supervivencia laboral, vamos a decirle. C. ¿La maestría se crearía una vez que habían regresado de los postgrados? F. Si, por lo menos en mi caso, el de Emilio también pues él se fue antes. C. ¿En el 72 ya era director? F. Ya era director. De hecho ya había contratado a Víctor y a Emilio. C. En el 69 te fuiste tú? F. En el 69, regresé en el 71 C. ¿Y fue entonces cuando se hizo lo de la maestría? F. Exactamente. Nada más que en esa época…bueno, pues el problema es muy simple. Tienes una escuela de psicología y lo que tienes que hacer es crear psicólogos. Lo que tú no tienes que hacer, o no lo piensas, es crear también trabajo para los psicólogos. Y la fuente de trabajo era nuestro trabajo. Entonces los locales ganaron a los foráneos. C. ¿No había demanda de trabajo para los egresados de la carrera? F. Muy poca. Muy poca y muy mal pagada. O sea, podías trabajar en el gobierno, en educación o en cuestiones asociadas a la medicina, pero muy mal pagada, poquito. Y otra era la iniciativa personal, de tener tu consultorio. Pero en esas poblaciones no…bueno, pues eso se crea. Es decir, el hecho de que la gente asista a un especialista depende de que la gente ya tenga una imagen formada de eso, etc., y todavía estamos empezando. No había muchas fuentes de trabajo. C. ¿Y entonces los alumnos que ustedes formaban 58 C. ¿Ustedes en que año salieron de Jalapa? F. En diversas épocas. Porque primero salieron algunos, que fueron básicamente Emilio y Víctor, Serafín me parece, y algunos todavía nos sostuvimos como un año más por ahí o tal vez un poquito más. Y digo sostenernos porque el problema era que si no teníamos trabajo por allá, entonces ¿dónde? Entonces, estuvimos por allá un tiempo más, poco más de un año, y luego a buscar trabajo. De regreso. Y eso ya fue por el 72. Fuimos a buscar trabajo a Monterrey y no hubo, en la Ibero no querían conductistas, el Dr. Lara nos dijo: aquí pueden estar. C. Antes de pasar con Lara, porque es una historia que vale por sí misma, para mi entender el fenómeno Jalapa es difícil porque representa la ebullición, el punto más alto de un periodo de la psicología mexicana, que no logro explicarme bien a bien cómo tuvo lugar y cómo decayó. La literatura que hay al respecto es bastante oscura. Estaba leyendo hace poco un artículo de Paco Cabrer, en las Memorias de los Diez Años de la Facultad, y él habla del Congreso que hubo en el 71, donde se dio un rompimiento, él dice, el problema que se originó orilló que hasta trece años después se diera el segundo congreso y fue un freno para el desarrollo de la psicología en sí, pero no da muchos detalles al respecto. F. Sí, bueno. Para el surgimiento de Jalapa, yo creo que se dieron dos condiciones. Bueno, voy a ensayar con dos. La primera, gente con mucha iniciativa. Concretamente, fueron Antonio Gago, fue el primerito. Victor Alcaráz y luego Emilio Ribes. En ese orden, porque fue el tiempo en que llegaron. La segunda condición que se dio es que no había muchas posibilidades y Jalapa ofreció esa posibilidad de contratar a gente bajo condiciones en las que no se encontrarían aquí en el Distrito Federal, o sea Antonio encontró esa oportunidad, y de ahí, entre razones personales y razones de perspectiva, la necesidad de… No sé exactamente como habrá sido pero ahí hay que revisar Psicología y Ciencia Social la historia de la Universidad Veracruzana y de Jalapa porque es una entidad muy curiosa. Tiene sus altas y sus bajas en muchas áreas. Por ejemplo, en lo que son las carreras artísticas: literatura, música y todo eso. De pronto ahí ocurren cosas impresionantes, y luego van hasta el fondo. Toda la gente se va. Como que es muy cíclica. Pues es muy curiosa. Te digo, yo creo que depende que tipo de gente se reúna ahí, pero es atractiva para gente con intereses intelectuales, y tal vez por eso de pronto aparecen estas oportunidades. No sé si ocurra en todos los casos, pero en unos dos o tres que yo sé, finalmente todo termina cuando los locales adquieren el control (risas). Es cierto de esa época. Hoy día Jalapa es un lugar muy grande. Seguramente es un lugar distinto, pero en esa época era característico. Eso se puede ver porque muchas gentes, desde investigadores hasta artistas, pintores, escultores, escritores, todos tienen en su currículum haber estado en la Universidad Veracruzana, en Jalapa, en un periodo de vida. Y ese periodo fue aproximadamente en el que nosotros estuvimos, de hecho. Probablemente coincidió ahí algo que estaba fomentando la Universidad Veracruzana para un nivel de excelencia. Probablemente después murió. C. ¿Y entonces, cuando se van ellos se dan esas condiciones y por eso se van, etc., empieza a crecer la presencia de la psicología en Jalapa? F. Si. En Jalapa…pero yo sobre todo diría a nivel nacional. Nacional quiere decir “con efectos en el Distrito Federal” concretamente. Porque la gente de Jalapa era mirada con respeto y admiración, diciéndolo abiertamente. Y también para decirlo abiertamente, yo diría justificadamente, la razón de eso, por lo que digo que era justificado ese respeto y admiración, era porque los que estábamos ahí dedicábamos muchísimas horas de nuestra vida a trabajar en psicología, realmente. Vamos a decir que realmente dominábamos el campo donde estábamos. Era imposible que alguien pudiera superarnos. Eso es incuestionable. No hay razones de humildad. Era muy superior a la que había acá, pero muy superior. Ciento por ciento. Además que la gente de Jalapa empezó también a crear sus trabajitos de investigación, sus conferencias y todo eso. Lo hizo más visible porque, en general teníamos una visión que yo le llamo científica, y en particular, aunque no todos, una visión conductista. Eso lo hizo más visible. Sobre todo porque esa postura representaba una confrontación directa con la otra alternativa que era la psicoanalítica, que era muy fuerte en la universidad en la facultad. Era la corriente que decidía todo. Hoy sigue siendo fuerte, pero ya no en la facultad. En Jalapa no teníamos un solo psicoanalista. Uno solo, entonces nosotros tuvimos interés Volumen 11, Núms. 1 y 2, 2009 con ese mito. El psicoanálisis se hizo en confrontaciones públicas y por escrito, que fue lo que dices que dice Paco Cabrer que nos representó un atraso en la psicología, en el sentido de que los psicólogos no tuvimos ya otra oportunidad de reunirnos anualmente, sino que se hizo un periodo muy largo. C. ¿O sea que en este congreso, primero se dio una confrontación entre psicoanalistas y conductistas, podría ser esa la idea? F. Si, se dio de hecho. Pero ese fue el Primer Congreso Mexicano de Psicología. Yo no estoy seguro de que haya sido en el 71, más bien me inclino a pensar que fue en el 67. Pero en todo caso esos numeritos se pueden checar. C. Si, lo que pasa es que al margen del año, yo me quedaba con la duda de qué pasó en ese congreso F. Si, como era el primero, nadie sabía que tipo de congreso era. Había gente de todo tipo absolutamente. Yo creo que la gente se dedicaba a cuestiones psicoanalíticas, ni se esperaba. Pero cada uno de nosotros, en sus trabajos, hacía afirmaciones en contra de algún supuesto psicoanalítico y después ya públicamente se discutieron las presentaciones de los psicoanalistas. A pesar de que el grupo de conductistas era un grupo más de jóvenes, yo creo que había mayor habilidad verbal, que a eso se reduce finalmente cuando haces una discusión en público, gana el que tiene más habilidad verbal, no el que tenga la razón. Nosotros teníamos las dos cosas (risas). Entonces no fue difícil. Se creó esa fama y cierto temor de la gente, porque también nos miraban como gente muy agresiva, bueno, porque en este país no estamos acostumbrados a confrontaciones mucho. No es nuestro terreno. Por eso fue ideal que se hiciera nuevamente, yo insisto en mi idea regidora cuando hablo de la historia de la psicología en nuestro país, eso contribuyó a darle firmeza a la psicología como profesión. Cada vez más, aunque hoy día en lo que fallamos es en la calidad pero no en la perspectiva, por otras razones. Yo creo que la perspectiva que se dio es la correcta. C. ¿Entonces este Congreso significaría un primer momento de crisis? F. Si. Fue una especie de crisis C. ¿Con repercusiones nacionales porque hasta en el Distrito Federal se dejaban sentir? F. Si. En el D.F. y en varios otros lugares. Ya fue un poco después, pero se empezó a crear grupos que llevaron la 59 Pioneros de la Psicología Experimental: Florente López palabra del Señor a otros lugares, a Monterrey, a San Luis Potosí y varios así. C. ¿También se empezó a dar la descomposición interna allá en Jalapa, en donde los locales estaban atacando a los foráneos y ese sería un segundo momento de descomposición, de crisis, o como lo pensarías tú? F. Eso no lo explicaría, más bien lo entendería como el fin de una gran posibilidad. Yo creo que si Jalapa, si se hubiera permitido al programa de Jalapa seguir adelante hasta la fecha, ahorita sería un centro muy importante de investigación a nivel mundial, creo yo, no me lo puedo imaginar de otra manera. Por muchas razones, dado que la gente se hubiera sostenido ahí, porque teníamos gente con capacidad de investigación, con capacidad de razonamiento, no todos en la misma persona, y estaba Emilio que tiene la gran capacidad de lanzar las cosas más adelante. Entonces con ese sustrato que había de infraestructura humana, eso hubiera sido increíble. Entonces yo creo que aquellos acabaron con una de las posibilidades más importantes que se ha dado en el país. Porque al venirnos acá, todo se difuminó. C. ¿Al interior del grupo de conductistas en Jalapa no había diferencias, que explicara un posible factor que descompusiera el proyecto? F. No. Creo que no. Si acaso las hubo no me percaté. Otra característica de ese grupo, desde luego había mayores o menores preferencias, pero fue un grupo muy unido. Yo así lo percibí hasta que nos corrompió el Distrito Federal de hecho. Nuestra unión duró…no que hubo una separación, pero ya no hay esa unión que había antes. Duró hasta el Laboratorio de Coyoacán, que se creó por el 75. Luego ya salió Emilio, y venían unos y se iban otros, y yo ahí fue el que me quedé. Pero hasta esa época, vamos a decir, yo creería que hasta el inicio de Iztacala, con mayores dificultades por estar en el Distrito Federal, pero, teniendo como centro de convergencia lo que sería la Sociedad Mexicana de Análisis de la Conducta y Coyoacán, venían integrando a la misma gente. Igual que ahora ocurre, es decir, a mí cierto tipo de puntos de vista del Análisis Conductual no me gustan, pero no quiere decir que no me guste la persona y que no colaboraría con ella, etc. etc. Te doy un ejemplo claro, a mi no me gusta lo que hace Carlos Brunner, pero él seguramente detesta lo que hago yo, en el sentido estricto del trabajo. En el sentido estricto de, si él es el editor de la revista… C. ¿No hubo roces dentro del grupo, sino que fueron presiones externas las que los orillaron a salir de Jalapa? F. Si. Por ejemplo el hecho de que hayan salido antes Emilio y 60 ENTREVISTA Víctor es porque de hecho ya se percibía que eso tenía pocas posibilidades. Si algunos nos mantuvimos ahí fue porque no teníamos otro chance. Eso, por ejemplo, no fue de ninguna manera que nosotros hubiéramos tenido fricciones para nada. La mayor parte del tiempo, te digo, ocurrieron cosas más adelante respecto a…porque el conductismo admite también algunas modalidades, diferencias en cuanto a que es lo más importante, para decirlo de una manera resumida. Lo cual nos hizo trabajar a cada quien por su lado, propiamente, pero eso es natural. Si a alguien le gusta una cosa y a mí no me gusta pues no puedo. Y como no conjugábamos dentro de un mismo equipo, nos fuimos separando, pero no fue otra cosa que el curso natural de todo grupo, que es su desintegración. C. Tú regresaste a Jalapa de Illinois en el 71 y estuviste hasta el 72, un año más. F. Exacto, si. C. Ya fue la vida imposible, y de regreso al D.F. ¿con Lara? F. Con Luis, si. C. Con el nuevo director, que era Lara Tapia, y ya siendo Facultad la Escuela ¿el problema de la Identidad de alguna forma quedaba resuelto? F. Ya estaba resuelto. C. En ese momento ¿se puede decir que la corriente dominante en la escuela era la psicología experimental, el conductismo? Esto me intriga porque Lara no era precisamente un experimentalista, era más bien de una corriente psicométrica, y este apoyo que brinda él, no se si fundamentalmente al grupo experimental o a otros grupos, se hace primordial para el desarrollo que ha tenido hasta el momento el conductismo F. Si. El problema de la perspectiva psicológica estaba resuelto en el papel porque el programa que se creó, y me parece que ahí tuvo que ver Serafín Mercado, tenía una perspectiva ya más psicológica, y ahí estaban ya incrustadas todas las materias básicas, que son características de estos programas: percepción, pensamiento y lenguaje, etc. Que Luis Lara no fuera propiamente experimentalista, sino más bien orientado a cuestiones de psicometría, no tenía mayores implicaciones para esto, porque después de todo la psicometría estaba propiamente dentro de la estructura de razonamiento psicológico y él, aún cuando no ejercía haciendo investigación sí la difundía, es decir, y para completarlo, también Díaz Guerrero, aunque no ejercía como investigador, bueno, yo no le llamo investigación a lo que él hace, investigación como la…quiero decir, desde luego es investigación que se publica, Volumen 11, Núms. 1 y 2, 2009 Psicología y Ciencia Social pero él hace trabajo psicométrico comparativo también propiamente. Eso es psicometría comparada, vamos a decir, pero no investigación manipulativa de algún tipo. Entonces, aunque ninguno de los dos era un investigador practicante, ambos si difundían esto. O sea, fueron ellos los encargados de propagar las enseñanzas de dos libros importantes. Uno que era Las Grandes Aportaciones a la Psicología Experimental, de Garret, que es un libro de esa época, muy bonito. Y el libro de Hilgard, Teorías del Aprendizaje, entonces esa difusión de esos dos libros, con el mensaje que llevaban, fue importantísima creo yo, al menos en mí y en otra gentes, lo puedo reconocer. C. Entonces ¿consideras que haya habido una especie de apoyo político por parte de Luis en el grupo de los conductistas para fortalecerse como razón de su apoyo a este grupo? F. Bueno, yo creo que ahí se entremezclan varias cosas, pero si él hubiese querido tener un apoyo, pues el grupo grande no era el de los experimentalistas, siempre fue el de los psicoanalistas. C. ¿Pero un apoyo ante ese grupo de psicoanalistas? F. Si. El único otro posible de un grupo formado sería este. Y el grupo que él mismo había formado con Ma. Luisa Morales, que era el de los psicómetras. En ese sentido podría interpretarse como tres grupos: el grandote, que era el de los psicólogos clínicos, los psicoanalistas, otro que era el de los psicómetras, y el tercero que era el de los conductistas. Pero yo no sé, bueno, me imagino que se dan las cosas, posiblemente el Dr. Lara se vio bien recibido por este grupo y nosotros nos vimos bien recibidos y se dio una gran alianza natural. Yo no estuve allá cuando se dio eso, de hecho, porque de hecho no fueron los conductistas jalapeños los que estaban en México cuando Luis accedió a la Dirección, sino que eran gente que acá mismo había trabajado por si cuenta, buscando fortalecer la corriente conductual. Básicamente: Martínez Stack y Paco Cabrer y otros más. Probablemente se dio esa alianza de esa forma. Porque de hecho, esto es, como se dice, un truismo, porque no hay manera de acceder a algo si tú no tienes un grupo que te recibe y al que recibes. Desde ese punto de vista aceptaría que fue aprovechar esa coyuntura política, pero no algo como así muy planeado por Luis. Yo creo que sus vínculos eran fuertes con este tipo de razonamiento, con este tipo de gente, porque incluso somos gente distinta. Tú puedes reconocer a un psicoanalista y a un conductista a un kilómetro de distancia. sido tu profesor. F. Fue mi profesor C. Y ahí se volvió a cerrar el círculo F. Se volvió a cerrar el círculo. En términos personales, que también son importantes, porque son pequeñas cosas que también van acumulándose, él nos dio muchísimas oportunidades tanto de tener trabajo estable, como de tener un mínimo de cosas. Si lo ve uno desde la perspectiva actual va decir que no fue nada. Pero es que antes no daban absolutamente nada. Entonces, un espacio, un salario, la posibilidad de tomar una carrera de profesor, muchas cositas así, pues fueron importantes para consolidar a algunos de nosotros. C. La Maestría de Coyoacán se creo en el… F. 72, tal vez. C. ¿A instancias de quien? ¿Fue un proyecto de… F. ¿Quiénes estuvieron metidos ahí? Probablemente Gustavo Fernández y Emilio. Dentro de los que ya tenían la posibilidad de ser profesores a ese nivel. Y como alumnos, probablemente Paco Cabrer y Martínez Stack. Probablemente porque esa historia yo no la viví. C.¿En ese momento, tú a que te dedicabas? F. Todavía estaba en Jalapa. Cuando se creó esta maestría acá yo todavía estaba en Jalapa resistiendo el último periodo. Cuando yo llegué acá esta era una maestría poco estructurada, de hecho. Pero ya conjugaba algunas gentes. C. ¿Pero llegaste a la facultad a dar clases de experimental? F. En experimental, si, en el área. En el postgrado di Desarrollo, en el postgrado di Análisis Experimental. Pero básicamente en el área experimental. Los cursos clásicos: Análisis Experimental, Percepción, cualquiera de ellos. C. ¿Hasta llegaste a ser el jefe de la Maestría? F. Así es. C. Por primera vez, porque te tocó varias veces. F. Sí, hasta que…me tocó ser el Jefe porque es era la persona más estable, en el sentido de estable en el mismo lugar. Los demás se movían mucho. A mí me tocó ser el jefe en varias ocasiones. De hecho la mayor parte de mi vida de ese periodo fui jefe de maestría, pero la razón fundamental, porque yo carezco de habilidades administrativas, es simplemente estabilidad en el lugar. C. Y entonces llegaste aquí. Me decías que Luis Lara había 61 Pioneros de la Psicología Experimental: Florente López C- Ayer me platicaba Héctor al respecto de lo mismo, que fue alumno de un grupo de maestros marginales, en una actividad extracurricular, que eran Arturo (Bouzas), Gustavo (Fernández) y Capello ¿Este grupo, no fue maestro tuyo? F. Héctor Capello fue mi maestro, si claro. C. ¿Pertenecía a este grupo marginal extracurricular, o él ya estaba… F. Capello es una persona difícil de ubicar. Generalmente se le percibe como psicólogo social. Yo recibí muy poca influencia de él porque llevé un curso con él y el curso se redujo a una revisión de los heterodoxos del psicoanálisis. Pero era una persona que tenía intereses de conjuntar a la gente. Entonces había reuniones en su casa, se llevaba bien con todos, le hubiera gustado ser director y cosas así. A él no lo ubico muy bien, yo creo que él siempre jaló para sí mismo. No creo que haya correspondido a algún grupo en particular. No me da esa impresión, pero no me lo sé muy bien. De los otros dos, Gustavo y Arturo Bouzas no pudieron darme clases, porque Arturo es más joven que yo y Gustavo es casi de mi generación. Gustavo es otra persona un poco extraña, o fue, mejor dicho, ya murió. Quien sabe como es que llegó a pertenecer al grupo de conductistas, porque él en principio no lo era. O más bien, no estaba metido en eso. Fue a estudiar a Austin, estaba interesado en cuestiones de psicometría y estadística. Más al estilo de Díaz Guerrero, quizá de otra gente. Allá en Austin él llevó una cierta relación con un brasileño que era conductista, no me acuerdo de su nombre, y probablemente por ese camino. O también probablemente porque como estuvimos en Jalapa… C. Era una persona muy especial ¿verdad? De hecho lo lamentable es que no se le puede preguntar mucho a él, por eso es que a través de terceros, en este caso a través de ti, se trata de reconstruir un poco su figura… F- Si C. Porque tuvo mucho peso en el grupo F. Tuvo mucho peso en general, pero todo en él era un poco extraño. Primero, era una persona que hablaba con toda claridad. No le daba vueltas a las cosas. Segundo, cuando era conductista, cuando hacía afirmaciones conductistas, era del conductismo más radical posible, y con una creencia casi religiosa en los principios del conductismo, casi watsoniana, de que a partir de cualquier cosa tú puedes generar otra. Pero tenía la gran virtud de saber poner las cosas en el contexto cotidiano, cosa que no es muy común, sino de verlas en lo cotidiano. Era una persona muy instruida en el 62 ENTREVISTA área débil de la mayoría de los conductistas, que es en la estadística. Entonces, podía ver otras cosas que los demás no veíamos. Pero, y también no sé si esto sea una ventaja al final, yo creo que fue una ventaja, es que no podía hacer sus afirmaciones u observaciones críticas de manera diplomática. Que él hablara significaba que iba a haber pelea, que las cosas iban a ser duras. Creo que a la larga eso benefició más que perjudicó a los conductistas porque para sostener una postura de ataque tú necesitas estar muy bien preparado, y tú sabes que no vas a ir a un lugar viendo a ver si sabes, o a ver qué sale, sino que vas bien preparado. Entonces, el papel más importante, según yo lo percibo, de Gustavo Fernández, fue el estado motivacional que siempre mantuvo a o largo de mucho tiempo, en la gente. Estado de alerta. Aunque él personalmente en sus contribuciones y en su profundización más allá de ciertas cosas no haya sido muy grande. Más bien en ese sentido. Que sostuvo. C. Este el Blues de Gustavo ¿no? En el caso de Arturo (Bouzas) ¿tú piensas que para llegar a la Dirección sea el momento, digamos, en que el movimiento está maduro y por tanto se plasma en la Dirección, o algo así? F. No. Pasa una cosa, que nosotros vivimos en la creencia, me refiero a los conductistas y me refiero a una época hasta los ochentas, por ahí, quizá más adelante…no de que el conductismo era un movimiento psicológico importante, sino que el conductismo era el movimiento. Conforme pasa el tiempo simplemente tú te das cuenta de que el conductismo es un movimiento, parte a veces pequeña, a veces más importante, a veces débil, a veces fuerte, dentro de muchas cosas que ocurren en la psicología. Ya no tienes tanta necesidad de proselitismo, ni de esas cuestiones tan fuertes que había. Entonces, como que no hay hoy día la necesidad o la posibilidad de que alguien llegue y estabilice el punto de vista conductista. El punto de vista conductista está más bien con la capa caída; y menos Arturo. , Menos Arturo porque él, no digo que sea un mal conductista, pero es el tipo de conductista que tiene más vínculos con otros tipos de enfoques que la mayoría de nosotros. Perfectamente con todas las corrientes cognoscitivas, con las psicoanalíticas nunca. Eso es característico del investigador, más bien yo creo que él representa una oportunidad, no sé si lo logre, para abrir una perspectiva científica a la manera en que la cúspide norteamericana percibe la ciencia, esa es la apertura. Yo lo veo porque hay cosas que no se notan, pero en él lo ves conforme conoces más lo que hace en su trabajo y las personas que lo relacionan, es que hay un montón de gente en el extranjero que está saliendo ahorita, que se está yendo a formar o que ya concluye su formación, en diversas áreas, y son, sobre todo Psicología y Ciencia Social tú lo puedes reconocer, gente extraordinariamente inteligente y capaz. Entonces, si él realmente tuviera (inaudible), esa gente regresaría y formaría un cuerpo de trabajo muy potente, pero no necesariamente conductista. El puente entre él y el conductismo es la “relación de igualación” (matching law, n. de e.) y nada más. Yo creo que es la oportunidad de consolidar desde este punto de vista psicológico en el país, si es que lo puede hacer, porque eso…yo confío en que si, pero las vicisitudes de la vida son grandes. C. ¿Entonces no se puede considerar como culminación de aquel grupo que surgió en los sesentas, la llegada de Arturo a la Dirección? F. No creo C. ¿Más bien, logro individual? F. Bueno, logro individual sostenido porque, insisto en que este grupo no se ha deteriorado en sus relaciones. Seguramente recibió asistencia de Emilio (Ribes), de Victor (Alcaráz) y de gente así, mía desde luego. De la gente de trabajo… el grupo sigue siendo el mismo, pero la razón ahora no es la razón conceptual del punto de vista conductista, sino es una razón laboral, que tú lo crees, lo consideras una persona suficientemente inteligente y capaz como para hacer eso. C. De todos los que tú mencionaste ahorita como apoyos que hubieran podido servirle a Arturo, todos ellos tienen una carrera consolidada y tienen una presencia académica, política y demás. Sin embargo, tú decías hace un momento que el conductismo estaba de capa caída. F. Si, el conductismo muy tradicional C-¿El skinneriano? F. Si, bueno aquí en el país…a la mejor es injusto lo que estoy diciendo, y a la mejor es falta de conocimiento. No siento que haya, excepto los que ya conocemos, que haya desarrollos o trabajo, por ejemplo, en Modificación de Conducta, en investigación aplicada, y todo eso, no veo mucho. La investigación básica en el país no ha trascendido mayor cosa, por mucho que la veamos con buenos ojos. Con criterio conductista, podrías hacer una gráfica de publicaciones independientemente de donde sean, y ésta se va a mantener estable, no va para arriba, lo cual quiere decir que… C. ¿Y tampoco tiene impacto social? F. No tiene impacto social, hay que verlo crudamente. Es decir, está sostenido por puntales muy tenues. La Sociedad Mexicana de Análisis de la Conducta ya no tiene reuniones regulares. La revista, efectivamente, está puesta al día, Volumen 11, Núms. 1 y 2, 2009 pero no tiene circulación, está almacenada, a ver cuando la vendes, y cosas así son sintomáticas. Yo creo que eso es malo, desde luego, porque no estoy orgulloso que esto pase, pero tampoco tengo la suficiente iniciativa para tratar de arreglarlo; me doy cuenta. Iztacala, por ejemplo, también se va deteriorando. A lo lejos, de ser un programa de tipo conductista particular, se le hicieron agujeros por todas partes. Tiene desde psicoanalistas de última calaña hasta sociólogos desencantados, muy raro está, está deteriorado. Existe como nombre… C. ¿Hablando de aquí, de Coyoacán…? F. Si, pero espacialmente tú no tienes una…yo no sé ni quienes son los alumnos, porque antes estábamos aquí, trabajábamos aquí, en fin. Son cosas que determinan que algo está funcionando de manera…En ese sentido está de capa caída. En el sentido activo, real. No tiene nada que ver con que sea válido, inválido, o lo que sea. C. En una plática anterior con Sánchez Sosa, ante la pregunta parecida de si el conductismo estaba de capa caída, él decía que éste ya no era un movimiento masivo, que ya era más refinado, que se sostenía por la calidad de los centros y de las personas que lo están promoviendo. Es decir, ya no está en las universidades de todo el país, está en algunas selectas y que el hecho de que no está muriéndose está en que los principales investigadores de psicología que están en el SNI, más del 50% serían conductistas. Lo cual a él le da la impresión de que hay una maduración y no una masificación ¿Estas de acuerdo? F. Estoy de acuerdo con esa evaluación, también agregaría que ese 50% es el mismo grupo de personas de hace cien años. Vaya, exagerando el numerito, o sea, lo único que eso quiere decir es que esas personas son personas que trabajan activamente y que hacen, etc. Pero también habla mal porque no han dejado gente formada. C. ¿A pesar de todos los centros que han abierto? F. Exactamente, y esa es la gran falla. Por eso es que digo que está de capa caída. Mi interpretación también es distinta a la de Juan José porque decir que es más refinada porque se ha focalizado y ya no es amplia, quiere decir que alcanzó su perfecta perspectiva. Como una posibilidad dentro de muchas otras. También diría…bueno “de capa caída” es una palabra que no me gusta mucho. C. ¿Decadencia? F. Tampoco decadencia, está como detenido. Como que no muestra, o no ha tenido la capacidad, ya a nivel más general, 63 Pioneros de la Psicología Experimental: Florente López de ampliar la perspectiva con la que inició. Demostrar que tú puedes hacer que un niño ecolálico se suelte cinco o seis palabritas bien dichas si les das caramelos cuando lo hace bien, eso está bien hace cincuenta años, pero no puedes seguir haciendo lo mismo hoy día, porque ya debías estar en otra cosa. Lo otro es, efectivamente, hay una parte que se sostiene así: A, B, A; le doy, le quito y como sube y baja. Pero otra parte se dedica a ampliar esto a un nivel, vamos a decir, grupal, social o como quieras. Extensiones por ejemplo hacia la salud, hacia el tratamiento de pacientes en estado terminal, y cosas así. Pero allí, esos procedimientos pierden su vínculo con el Análisis Conductual, todo se vuelve puro empirismo; y no es eso lo que uno quería, es decir, muchas de las prácticas que se desarrollaron en Kansas en particular, que fueron traídos aquí, en especial por Héctor Ayala (no le vayas a decir que yo dije eso porque me va a golpear); buenos, pues creo que después de todo es la opinión de alguien, y nada más; carecen de coherencia con un punto de vista conductual y más bien son coherentes con el acumulamiento de experiencia práctica que la gente ha tenido, y yo creo que la tarea es integrar las dos cosas, para seguir teniendo un punto de vista conductual que supere la etapa del reforzamiento como tal. C. Pero ni eso, porque ves los reportes y ves resultados, ves cambios de los procedimientos que se han empleado, pero nunca encuentras un referente teórico que explique esos campos, y que lo hagan en un marco… F. Exactamente, a eso me refiero, pues es una psicología empírica en una buena parte, no digo que esté mal, y además no digo que hubieran tenido el chance de hacerlo de otra manera. Pues no, porque la gente está respondiendo a las presiones competitivas de un medio que solicita cambios. Yo no digo que esté alguien olvidando ciertos principios, simplemente que también valdría la pena trabajar sobre estos. C. ¿No consideras esa situación como signo de los tiempos; es decir, no es solo aquí, sino que si ves las revistas internacionales tienen lo mismo. No lo podrías pensar, por ejemplo, en términos de la “crisis de los paradigmas” y de la Modernidad-Posmodernidad o algo así? ¿O que opinas tú de este tipo de polémica? F. De la crisis de los paradigmas no creo. Si aceptamos ciertos puntos de vista acerca de lo que es la psicología, como el estudio de un fenómeno natural, etc. no ha habido absolutamente ninguna crisis; ha habido distintos puntos de vista, No ha habido cambios abruptos o terribles. C. Perdón, pensando en las transformaciones que ha 64 ENTREVISTA sufrido el conductismo, digamos, de Skinner a la fecha… F. No, tampoco, tú lo ves en perfecta perspectiva, y todo ha sido un cambio tranquilo porque la verdad es que los conductistas nunca pudimos atacar otros problemas que se habían dejado de lado, que son los problemas de razonamiento, de pensamiento y de lenguaje. Por ejemplo, por ahí de los 70s aparece un artículo de Schimp, donde introduce el término “memoria” y fue criticado durísimamente porque ese era un término mentalista, etc., etc. Y él dijo que simplemente por “memoria” se refería a una duración entre dos tiempos para operacionalizarlo. Pero quiero decir que en esa época los términos de este nivel no eran aceptados. Las formulaciones estadísticas eran impensables. Hoy día todo lo que hay en investigación son básicamente los siguientes tipos de estudios: los tradicionales de variables, qué parámetros afectan la tasa de respuestas bajo qué condiciones, etc., que son los que acumulan datos, y los “por modelos”, y de los modelos hay distintos tipos y ya nadie se preocupa de eso. Esto es curioso, porque si tú lo ves en la historia ¿quién es el más conductista a los largo de la historia y menos apegado a términos y que los rechaza? Pues fue Schoenfeld, se mantuvo así toda su vida. ¿Quién es el alumno de Schoenfeld más influyente de todos sus alumnos? Pues es Gibbon, curiosamente no hay cosa más opuesta, pues Gibbon es un teórico total, propone modelos, mete términos, desde “memoria de trabajo”, lo que quieras. Entonces, yo creo que está agarrando su propia perspectiva, su ubicación dentro del campo más general que es la investigación básica. En donde también se empiezan a olvidar o a superar, no sé si olvidar o superar, alguien que se dedique más a ello lo sabrá, se olvidan cuestiones de carácter epistemológico, porque ya todo mundo parece vivir en paz. C. A eso me refiero un poco. Hace poco tuve la ocasión de leer con mis alumnos a Skinner nuevamente. Me pareció, no se que opinas tú, que el primer capítulo de la “Conducta de los Organismos” es toda una declaración epistemológica de cómo abordar el problema de la psicología. F. Así es. C. Y eso es algo que ya ni lo encuentras en los nuevos textos, ni tampoco en los nuevos textos hay un respeto a esa estructura epistemológica… F. Claro. C. Ya no sé si eso sea una degradación o evolución, y era un poco la pregunta en ese sentido ¿Cómo lo explicarías tú? F. Yo creo que es más bien…yo lo veo todo como una Psicología y Ciencia Social consecuencia del trabajo de Skinner, en general. Donde ahorita no hay necesidad propiamente de una postura como la fijó Skinner, o como antes lo había hecho Watson, sino de conseguir los términos en los que se va a discutir el nuevo desarrollo de la investigación del comportamiento. Dos posturas hoy día son, una desviada del conductismo desde la perspectiva conductista mentalista, y es la de Gibbon, son esos modelos. Y los otros modelos son los de Killin, que es un modelo conductista totalmente, pero es un modelo matemático. Los percibo perfectamente como consecuencias, evoluciones, creo yo, positivas. Todos siguen declarando el problema original de tasa de respuestas, de cómo el individuo hace esto o aquello, en fin, que fueron los planteamientos básicos de Skinner, pero tienen formas de organizar la información de manera menos casuística que la skinneriana. Hay que reconocer que en el modelo skinneriano tú dices que distintas formas de programar el mundo generan distintos patrones, y la gente ahora está interesada en, a partir de un conjunto de principios, entender toda una serie de fenómenos diversos. Eso es evolución siempre y cuando lo logren. Y yo he visto que lo logran parcialmente. El pleito que ellos tienen más bien es de detalles, o del grado de generalidad, o de los problemas en los que incurre en lo metodológico. Entonces, yo creo que si hay una evolución. Gibbon está en esta tradición. C. Dos últimas preguntas. Una de ellas es: hay un efecto que es nocivo, que lo hemos vivido y que no se cómo lo podrías explicar tú, que es el hecho de que los diferentes lideres que ha tenido el movimiento conductista en México. Por ejemplo Emilio, que abre tantas posibilidades, y en cuanto el se va se cierran esas posibilidades y no hay “matitas que germinen”. Es nocivo el efecto porque no crece nada y sería bueno explicárselo, oír tú versión al respecto. Y la última pregunta es ¿de qué manera te influyó, por ejemplo, el haber estado en la carrera de ingeniería, para que después hubieras escogido una forma de psicología que se parece en términos metodológicos? F. Sí, bueno lo de Emilio yo estaría de acuerdo en que la consecuencia no en su caso, sino en cualquier caso, de crear y no dejar una estructura que sustente lo que has creado, es peligroso, en general. Pero no creo que deba señalarse a una persona, porque una persona necesita desarrollarse y buscar oportunidades. Al mismo tiempo, en esos cambios también ha creado opciones para otra gente. Entonces, yo creo que lo que es preocupante no de Emilio, sino de todos nosotros que de alguna manera somos los líderes de eso, por así decirlo, es que nuestra capacidad para la formación de gente no ha sido tan buena. Es decir, si se mueren “los siete magníficos” entonces ¿Qué queda? Vaya, no es que yo piense que todos Volumen 11, Núms. 1 y 2, 2009 los demás no valen la pena o no se…pero me refiero a una infraestructura dentro de lo que es esto, fuerte. Desde luego queda gente, pero no al nivel que habría de esperarse. A la mejor es como tú dices, un poco eso está condicionado por como han ido cambiando las cuestiones en la sociedad más en grande, es decir, yo creo que las presiones sobre eficiencia práctica son cada vez más fuertes, la demora no se admite. El interés por investigación, sobre todo en algunas áreas en las que no es tan claro como ayudan, pues bajó muchísimo. De las áreas menos aceptadas, pero mucho menos aceptadas, es la experimental en esta facultad, aquí. Que te puedo decir, es una facultad grande, que tal vez tiene tres mil alumnos. De esos tres mil si acaso diez están en el área. Entonces, no es atractivo, así que probablemente nuestros esfuerzos formativos también se ven un poco limitados por esa situación. C. ¿A pesar de la enorme influencia que en los setentas y en los ochentas tuvo el conductismo en las universidades de todo el país? F. A pesar de eso, claro. Yo creo que la influencia persiste, pero no en el sentido en que lo estoy diciendo. Se me hace que persiste en el sentido de que después de todo lo que creó el grupo, porque puede hablarse así, es una especie de moral sobre la gente, donde ya no es un país en el que tan libremente puedes hablar sin tener por lo menos algunos argumentos adicionales para tus afirmaciones. O si tienes datos, todavía mejor, creo que eso es lo que acaba finalmente. Esta parte sí ha sido fortalecida porque muchos de los recursos dependen de esa producción, el que los adquieras. Pero a ese nivel. Y de lo otro, mi vínculo con los números y con el método…si, desde el principio por algo me conoció la gente es más bien por el método, por el número, que por conductista. C. ¿Pero tu paso por ingeniería significó esa opción en psicología? F. No, el paso por ingeniería lo que me dio es simplemente la aversión a las matemáticas, porque como ahí no saben enseñarlas, no las encuentras agradables. Aunque me sirvió un poquito porque más adelante tuve que aprender a usarlas, se me facilitó y encontré un lugar agradable donde se mueven, que es en la estadística y en los modelos, pero nada más. C. ¿Y la preferencia entonces por la metodología naturalista, de donde surge? F. Bueno eso es skinneriano totalmente C. Pero antes, cuando eras un estudiante ¿de dónde surge 65 Pioneros de la Psicología Experimental: Florente López tu vocación? F. Pues eso si no sabría decirlo, simplemente yo creo que, según las condiciones en las que vivas es el tipo de razonamiento que te acaban estableciendo para interpretar el mundo. Te digo, en la mayor parte de la población, el medio familiar, y las circunstancias que le rodean, le favorecen más bien pensamientos de interpretación como mágica. Pues en mi caso no. C. ¿Había ingenieros? F. No, no, no, somos una familia más bien pobre, artesanos. Entonces, pues si tu vives al día no tienes mucha magia en que pensar. C. Bien maestro, muy amable F. Órale, espero que te sirva. 66 ENTREVISTA