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Revisión VOL. 20 / N ÚM. 3 / 2001 INMUNOLOGÍA, 2001; PP 160-172 Inmunoterapia en el melanoma maligno diseminado R. VILELLA PUIG, D. B ENÍTEZ RIBAS , J. M ILÀ MALLOFRÉ, T. CASTEL RODÓ* Servicios de Inmunología y *Dermatología. Hospital Clínico. Barcelona IMMUNOTHERAPY OF DISEMINATED MALIGNANT MELANOMA RESUMEN Se ha demostrado que la quimioterapia es incapaz de aumentar la supervivencia de los enfermos de melanoma metastásico, cuya media de supervivencia es de 6-9 meses. Las observaciones, tanto clínicas como de laboratorio, sugirieron que la respuesta inmunitaria podía influenciar el curso de esta enfermedad y estimularon la utilización de modificadores de la respuesta biológica en su tratamiento. Las estrategias inmunoterapéuticas ya probadas en clínica que se han mostrado más eficaces son: las citocinas recombinantes solas o combinadas con agentes quimioterapéuticos (bioquimioterapia), las vacunas terapéuticas y la infusión de células antitumorales. Es muy difícil establecer comparaciones sobre la eficacia de las distintas pautas inmunoterapéuticas publicadas, debido a las diferencias existentes en la composición de los grupos de enfermos en cada estudio (número y ubicación de las metástasis). En conjunto, los tratamientos con dosis altas de IL-2, de IFN-α2 y bioquimioterapia, han proporcionado incrementos modestos de la supervivencia de estos enfermos, hasta los 9-11 meses, pero lo más destacable es que entre un 4 y un 10% de los enfermos así tratados, lograron alcanzar remisiones completas y de larga duración. El aspecto negativo de estos tratamientos, es que conllevan una toxicidad muy elevada, que limita su aplicabilidad. Las vacunas terapéuticas son mucho menos tóxicas, pero solamente son efectivas cuando la masa tumoral es pequeña. Empleando vacunas terapéuticas, el grupo de Morton y cols. logró incrementar la media de supervivencia de los enfermos metastásicos hasta los 23 meses. La utilización de células dendríticas “cargadas” con antígenos de melanoma, es prometedora, pero es necesario optimizar diversos aspectos de su preparación. De forma similar, es preciso encontrar un método práctico de preparación de las proteínas autólogas de estrés térmico. Finalmente, no ha sido posible demostrar la eficacia clínica de la infusión de células con probada actividad antitumoral in vitro. ABSTRACT Chemotherapy has failed to improve the overall survival of patients with metastatic malignant melanoma, which have a median survival of only 6-9 months. Clinical and laboratory observations have suggested that host immunologic responses may occasionally influence de course of melanoma and have stimulated interest in the use of biologic response modifiers in the treatment of this disease. The most succesful immunotherapeutic approaches already tested clinically, are: recombinant cytokines alone or combined with chemotherapy (biochemotherapy), therapeutic vaccines and cell transfer therapy. It is very difficult to stablish comparisons on the efficacy of the published therapeutic regimes, because of differences in the composition of the groups of patients (number and location of metastasis). On the whole, high-dose IL-2, high-dose IFN-α2 or biochemotherapy, have increased the median survival of these patients to 9-11 months, but, the important fact is that 4-10% of them reached a complete and durable response. However, all these therapies are associated with severe toxicity, that limits its applicability. Therapeutic vaccines are much less toxic, but they are only effective when the tumor burden is small. With whole cell vaccines, Morton et al., have increased the median survival of metastatic patients to 23 months. The use of dendritic cells pulsed with melanoma antigens is promising, but several aspects of their preparation need to be optimized. Similarly, the preparation of autologous heat shock proteins needs to be ameliorated. Finally, the antitumoral effects in vivo, of the transfer of cells really antitumoral in vitro, remains elusive. PALABRAS CLAVE: Interleucina-2/ Interferón α2 / Bioquimioterapia/ Vacunas terapéuticas/ Células dendríticas/ Proteínas de estrés térmico/ Terapia por transferencia de células. KEY WORDS: Interleukin-2/ Interferon α2/ Biochemotherapy/ Therapeutic vaccines/ Dendritic cells/ Heat shock proteins/ Cell transfer therapy. 160 INMUNOLOGÍA INTRODUCCIÓN L a incidencia del melanoma maligno cutáneo se incrementa cada año en un 5% (1). Cuando el diagnóstico se realiza en la fase inicial de la enfermedad y se lleva a cabo un tratamiento quirúrgico adecuado, la tasa de curación a los 10 años es de un 90% para los melanomas primarios de menos de 1,5 mm de grosor de Breslow (estadio I). Sin embargo, una vez que el melanoma metastatiza a distancia (estadio IV), la supervivencia media en la mayoría de las series oscila entre los 6 y los 9 meses, con una tasa de supervivencia a los 5 años inferior al 4% (2). Además, muchos de los pacientes son jóvenes, siendo la media de edad de unos 48 años. Aunque diversos agentes quimioterapéuticos poseen actividad sobre el melanoma, las respuestas son parciales, de corta duración y no consiguen aumentar la supervivencia de estos enfermos (3,4). El sistema utilizado en la actualidad para el estadiaje del melanoma cutáneo, es el de la American Joint Committee on Cancer (AJCC) (5,6). Este sistema de estadiaje se basa en el nivel de invasión (Clark) y en el grosor en milímetros (Breslow) del tumor primario (T), dando preferencia para el estadiaje al de peor factor pronóstico entre ellos, así se definen los estadios: 0 in situ, Ia, Ib, IIa y IIb. El estadio III se establece cuando se produce afectación de los nódulos linfáticos de los paquetes ganglionares más próximos al tumor (N). Finalmente, se habla de estadio IV cuando existen metástasis a distancia (M), tanto si se trata de metástasis viscerales como cutáneas. A pesar de ser el sistema de estadiaje más utilizado, la experiencia acumulada durante estas dos últimas décadas ha permitido establecer que el grosor de Breslow tiene un mayor valor pronóstico que el nivel de Clark, y que existen otros factores pronósticos independientes no considerados en el estadiaje de la AJCC. Entre ellos, hay que considerar: la presencia de ulceración a nivel histológico en el tumor primario (peor pronóstico), el número de nódulos linfáticos afectados a nivel histológico, el número y ubicación de las metástasis a distancia y la elevación de la LDH sérica. Estos hechos han llevado a proponer un nuevo sistema de estadiaje para el melanoma cutáneo por la AJCC, que toma en consideración estos nuevos factores pronósticos (7,8). En la tabla I se muestra una versión abreviada de las dos clasificaciones de la AJCC. A pesar del nuevo estadiaje de la AJCC, en la presente revisión siempre se utilizará la antigua clasificación, puesto que todas las publicaciones referenciadas así lo hacen. Observaciones clínicas y de laboratorio han sugerido que la respuesta inmunitaria del huésped puede influenciar ocasionalmente el curso de la enfermedad y han estimulado el interés en el uso de modificadores de la respuesta biológica en el R. VILELLA PUIG ET AL. Tabla I Sistema de estadiaje de la American Joint Committee on Cancer (AJCC) Estadios “AJCC” O. In situ, nivel de Clark I Ia. Breslow inferior o igual a 0,75 mm, nivel de Clark II Ib. Breslow: 0,75-1,5 mm y/o invadiendo la interfase dermis papilar/reticular, Clark III IIa. Breslow: 1,5-4,0 mm y/o invadiendo la dermis reticular, nivel de Clark IV IIb. Breslow: >4,0 mm y/o invasión del tejido subcutáneo, nivel de Clark V III. Afectación de los nódulos linfáticos de los ganglios regionales (N) IIIa. Metástasis ganglionar inferior o igual a los 3 cm IIIb. Metástasis ganglionar mayor de 3 cm y/o cuando existe una metástasis en tránsito IV. Metástasis a distancia (M), para cualquier tumor primario y afectación ganglionar Nuevo estadiaje de la “AJCC” O. Melanoma in situ Ia. Breslow inferior o igual a 1 mm Ib. Breslow inferior o igual a 1mm con ulceración o Breslow IIa. Breslow entre 1,01 y 2 mm con ulceración o Breslow entre 2,01 y 4 mm IIb. Breslow entre 2.01-4 mm con ulceración o Breslow mayor de 4 mm IIc. Breslow mayor de 4 mm con ulceración IIIa. Cualquier primario más micrometástasis en un nódulo linfático IIIb. Cualquier primario más macrometástasis en un nódulo linfático o micro metástasis en 2-3 nódulos linfáticos IIIc. Cualquier grosor del melanoma primario más macrometástasis en más de dos nódulos linfáticos, o metástasis en transito/satelitosis con o sin nódulos linfáticos metastásicos IV. Cualquier grosor del melanoma primario y cualquier grado de afectación ganglionar, con presencia de metástasis a distancia melanoma. Muchas estrategias inmunoterapéuticas han demostrado actividad antitumoral o inmunomoduladora (9). Se ha estudiado la práctica totalidad de los agentes inmunoterapéuticos conocidos, y en la actualidad existen áreas de investigación activa en los siguientes campos: citocinas recombinantes (solas o en combinación con otros agentes), vacunación terapéutica (vacunas polivalentes y células dendríticas), anticuerpos monoclonales, transferencia de células preestimuladas in vitro con antígenos tumorales y citocinas y terapia génica. Cabe hacer la salvedad de que esta revisión se va a limitar a la descripción de los agentes inmunoterapéuticos que ya se hayan ensayado clínicamente y que hayan demostrado algún efecto sobre las células del melanoma metastásico. CITOCINAS En la actualidad y gracias a la ingeniería genética se dispone de la mayoría de citocinas en forma recombinante, lo que ha facilitado en gran 161 INMUNOTERAPIA EN EL MELANOMA MALIGNO DISEMINADO manera su utilización terapéutica, por dos motivos principales, su disponibilidad en forma pura, lo que ha permitido acotar perfectamente sus efectos terapéuticos y tóxicos, y la posibilidad de fabricarlas en cantidades ilimitadas, lo que ha permitido su disponibilidad para un gran número de enfermos. Las citocinas deben ser administradas sistémicamente en grandes cantidades para que puedan alcanzar, a nivel del entorno celular local, las concentraciones adecuadas que les permitan llevar a cabo su acción efectora. Desgraciadamente, estas cantidades tan elevadas de citocinas tienen efectos tóxicos y marcan los límites de su utilización terapéutica. Precisamente, uno de los campos de investigación activa, es la de utilización de fármacos que permitan aumentar las dosis máximas de citocinas al neutralizar sus efectos indeseables. Tan sólo dos citocinas han demostrado, hasta el momento, efecto terapéutico sobre el melanoma, la interleucina-2 (IL-2) y los interferones α2 (IFN-α2). IL-2 La IL-2 fue identificada en 1976 como un factor de crecimiento de los linfocitos T (10) y clonado en 1983 (11). Su acción antitumoral se demostró en 1985 en diversos modelos murinos (12) y posteriormente en humanos, produciendo respuestas completas y de larga duración en un pequeño porcentaje de pacientes con melanoma metastásico y carcinomas renales (13). En 1992 la Food and Drug Administration (FDA) norteamericana, aprobó su utilización en el carcinoma renal metastásico y en 1998, en el melanoma metastásico. La administración de altas dosis de IL-2 por vía i.v. da lugar a un 16% de respuestas, un 6% de ellas de larga duración (14,15). El grupo de Rosenberg publicó los resultados del seguimiento de 182 pacientes de melanoma metastásico, 10 de ellos presentaron respuestas completas de larga duración que se prolongaron desde los 70 hasta los 148 meses, desde el comienzo del tratamiento (16). A mediados de los años 80 la rama quirúrgica del National Cancer Institute, de los Estados Unidos, estableció las normas de administración y manejo de la IL-2. La dosis máxima oscila entre 600.000 y 720.00 UI/kg por vía intravenosa, cada 8 horas, en los días 1-5 y 15-19, con un máximo de 28 a 30 dosis por ciclo de tratamiento. Los ciclos de tratamiento se repiten cada 2-3 meses en los enfermos que responden. Sin embargo, muy a menudo, el tratamiento debe suspenderse debido a su excesiva toxicidad. Entre un 15 y un 20% de los enfermos con melanoma metastásico responden a este tratamiento, si bien, solamente un 4-6% experimentan remisiones completas de larga duración. La duración media de las respuestas es de 9 meses y no se ha observado 162 VOL. 20 NÚM. 3 / 2001 progresión de la enfermedad cuando estas respuestas duran más de 30 meses, sugiriéndose que algunos de los pacientes podrían estar “curados”. Debido a la elevada toxicidad asociada al tratamiento con altas dosis y a los costes debidos a la monitorización y hospitalización que ello supone, diversos investigadores han probado dosis menores y protocolos de administración diferentes, sin embargo, solamente se han demostrado útiles las dosis elevadas de IL-2 (17-19). Una estrategia diferente, consiste en utilizar drogas que disminuyan los efectos tóxicos de la IL-2 sin afectar a sus efectos terapéuticos y que permitan utilizar dosis incluso superiores a las máximas establecidas. La toxicidad de la IL-2 es debida a que es un potente inductor de las denominadas citocinas proinflamatorias, como la IL-1, el TNF-α, el IFN-γ y del óxido nitroso (20-23). Así, la adición de dexametasona previene de la inducción de TNF-α circulante provocada por la IL-2 (y su toxicidad asociada: fiebre e hipotensión), de esta manera pueden utilizarse dosis de IL-2 hasta tres veces superiores a la máxima. Sin embargo, la dexametasona también afecta al poder antitumoral de la IL-2, por lo que su utilización queda limitada. La adición de CNI-1493 bloquea la síntesis de TNF-α, de IL-1 y del óxido nitroso inducido por el IFN-γ, sin afectar a la activación linfocitaria provocada por la IL-2 (24,25). En modelos animales, el CNI-1493 permite utilizar dosis de IL-2, 10 veces superiores a las máximas establecidas (26). Este hecho, hace que actualmente se estén llevando a cabo ensayos clínicos utilizando conjuntamente dosis elevadas de IL-2 y CNI-1493. La histamina potencia el efecto de la IL-2, al eliminar los derivados del oxígeno reactivo producidos por los monocitos, que disminuyen la activación de las células T y NK (27). Un ensayo clínico multicéntrico aleatorizado (fase III) que compara la utilización de la IL-2 sola con IL-2 más histamina, en enfermos de melanoma en estadio IV, ha demostrado un aumento de la supervivencia en los pacientes con afectación hepática (28). IFN Los IFN inhiben el crecimiento celular al promover la diferenciación, sobre todo cuando se utilizan en combinación con otros agentes como los retinoides. El rápido aclaramiento y la toxicidad sistémica de los interferones pueden subsanarse, en parte, con su conjugación al polietilenglicol, que además, favorece su tolerogenicidad al inhibir la producción de anticuerpos neutralizantes por el organismo. Aunque los IFN a las dosis terapéuticas tienen gran cantidad de efectos tóxicos, en general éstos son reversibles. El efecto secundario más común, es el síndrome pseudogripal: fatiga, anorexia y depresión. Los efectos de los IFN INMUNOLOGÍA sobre el melanoma, pueden dividirse en tres categorías: los directos, los compuestos y los indirectos. Los efectos directos, incluyen los antiproliferativos y los diferenciativos. Los compuestos, influyen sobre la expresión de los antígenos de superficie del tumor (las moléculas de clase I y II del sistema HLA, los antígenos asociados al tumor y las moléculas de adhesión), sin un impacto directo sobre el crecimiento celular, la invasividad o las metástasis, pero sí, sobre una mayor posibilidad de reconocimiento y desarrollo de una respuesta inmunitaria. Finalmente los indirectos, son los mediados por el sistema inmunitario del huésped, que incluyen a células NK, LAK, macrófagos, dendríticas, neutrófilos y linfocitos T y B, al favorecer el desarrollo de la respuesta llevada a cabo por cada una de estas células. El tratamiento del melanoma metastásico con dosis altas de IFN α2a y α2b, ha producido, en los ensayos clínicos en fase I y II, un 6% de respuestas completas y un 10% de respuestas parciales. La duración media de las respuestas parciales fue de unos 4 meses, mientras que alguna respuesta completa se ha mantenido durante 5 años (29-38). BIOQUIMIOTERAPIA BASADA EN IL-2 E IFN-α La bioquimioterapia, también llamada inmunoquimioterapia, se basa en la utilización combinada de diversos agentes quimioterapéuticos (cisplatino, vinblastina, dacarbazina, y/o carmustina y/o tamoxifeno) en combinación con dosis altas de IL-2 intravenosa o dosis más bajas de IL-2 combinada con IFNα subcutáneo. En su conjunto, estos regímenes terapéuticos dan un 48% de respuestas (12% de completas y 36% de parciales), con una media de supervivencia de 11 meses y una media de la duración de 6 meses. El aspecto más interesante de este tipo de tratamiento, es que un 10% de los pacientes presentan respuestas completas y duraderas (¿curaciones?) (39-44). El aspecto negativo es que es impracticable por varios motivos: por una parte requiere la hospitalización del paciente durante largos períodos de tiempo en unidades de cuidados intensivos, debido a su muy elevada toxicidad; por otra parte, son tratamientos extraordinariamente costosos. Por estos motivos, varios grupos han intentado aumentar la practicabilidad y tolerabilidad de la bioquimioterapia, administrando de forma concurrente la poliquimioterapia, seguida de la IL-2 y del IFN-α2. La bioquimioterapia concurrente, ha proporcionado alrededor de un 55% de respuestas (un 18% completas y un 37% parciales), con una media de supervivencia de 11 meses y una duración media de unos 6 meses (4547). Este tratamiento se administra intrahospitalariamente durante 5 días y se repite cada 3 semanas. Se administran un máximo de 6 ciclos a los pacien- R. VILELLA PUIG ET AL. tes que responden. La quimioterapia se administra previa o concurrentemente con la inmunoterapia. Se desconoce, tanto el mecanismo de acción, como el subgrupo de enfermos que resulta beneficiado por la bioquimioterapia (48,49). Se trata de un tratamiento sumamente tóxico, siendo los principales efectos secundarios: mielosupresión (64% de neutropenia febril y un 48% de bacteriemias), náuseas, vómitos, anorexia, retención de fluidos e hipotensión. VACUNAS TERAPÉUTICAS Como su nombre indica estas vacunas se utilizan una vez que la enfermedad se ha manifestado, en contraposición con las vacunas convencionales, que se usan profilácticamente. El objetivo de estas vacunas es el de activar el sistema inmunitario para que sea capaz de destruir las células neoplásicas ya establecidas. Para cumplir con este objetivo, las vacunas deberán suministrar al organismo los antígenos tumorales en una forma adecuada (inmunogénica) para que el sistema inmunitario pueda reconocerlos y generar una respuesta que permita eliminarlos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que un tumor que se halla creciendo, ya ha superado al sistema inmunitario del huésped, gracias a la utilización individual o conjunta de diversos mecanismos de escape. Uno de los mecanismos, sería la ausencia de reacción inflamatoria en el lugar de crecimiento del tumor. La inflamación conlleva un cierto grado de daño tisular, que supone una señal de peligro, que pondría en funcionamiento al sistema inmunitario. Un segundo mecanismo, sería la producción de citocinas inmunoinhibitorias, como IL-10 y TGF-β, por parte de las células tumorales. Finalmente, la inestabilidad genética, explicaría la gran variabilidad que existe en la expresión antigénica de los tumores (pérdida de antígenos HLA y de determinados antígenos asociados al tumor). Las vacunas terapéuticas pueden clasificarse en 5 tipos: a) las constituidas por extractos más o menos purificados de antígenos asociados a melanoma (actualmente y gracias a que se conocen sus secuencias aminoacídicas, se pueden utilizar péptidos tumorales sintéticos); b) las integradas por lisados de células de melanoma; c) las que utilizan células de melanoma completas y atenuadas (bien autólogas, bien heterólogas); d) las que utilizan células dendríticas “cargadas” con antígenos tumorales; y e) las que usan proteínas de estrés térmico. Desde un punto de vista teórico, las vacunas que utilizan un péptido sintético (integrante de un antígeno asociado a melanoma), tienen la ventaja de ser más fáciles de monitorizar, tanto para la producción de anticuerpos como de células T citotóxicas, sin embargo, se ha constatado en diferentes ensayos que debido a la inestabilidad genética del tumor y a la presión ejercida por el sistema inmu- 163 INMUNOTERAPIA EN EL MELANOMA MALIGNO DISEMINADO nitario, se generan células tumorales (y sus correspondientes metástasis), que no expresan aquel determinado antígeno que se había utilizado como inmunógeno, en la vacuna y que escapan de esta forma, al control inmunitario (50). Por lo tanto, actualmente se tiende a utilizar combinaciones de diferentes péptidos sintéticos, pertenecientes a diferentes antígenos tumorales. Otro inconveniente de este tipo de vacunas es que solamente surtirán efecto en aquellos individuos que posean el alelo de clase I del sistema HLA idóneo para presentar el péptido utilizado en la vacunación. Las vacunas que utilizan lisados de células, o bien células completas atenuadas de melanoma tienen la ventaja de incluir la mayoría de antígenos asociados al tumor, por lo que, al menos desde un punto de vista teórico, provocarán una respuesta dirigida a muchos de los antígenos asociados al melanoma, y pueden evitar el mecanismo de escape derivado de la inestabilidad genética del tumor. Como contrapartida es más difícil monitorizar su respuesta de anticuerpos y citotóxica. Las vacunas que utilizan lisados tienen la ventaja de ser más manejables en su manipulación y conservación que las de células completas atenuadas, en cambio, estas últimas suelen ser más inmunogénicas. Las vacunas que utilizan células de melanoma autólogo (del propio enfermo), tienen varios inconvenientes: el suministro de células malignas para su elaboración es limitado; confieren protección contra los antígenos expresados por las células de melanoma constituyentes de la vacuna, pero no contra las variantes antigénicas aparecidas como consecuencia de la inestabilidad genética del tumor; su elaboración es extraordinariamente costosa, al ser individualizada para cada enfermo. Estos tres inconvenientes, hacen que apenas se trabaje con este tipo de vacunas. En cambio, sí que se ha utilizado ampliamente la vacunación con células completas heterólogas, o polivalentes. Los sucesivos pasos que deben realizarse para elaborar y administrar este tipo de vacunas son: a) obtención de líneas de melanoma en cultivo a partir de las exéresis de tumores primarios y metastásicos, de diferentes enferm o s ; b) selección de las líneas más apropiadas, en función de los antígenos tumorales expresados por cada línea, de sus propiedades de crecimiento, etc.; c) control microbiológico, para excluir la presencia de virus, bacterias, hongos, etc.; d) cultivo masivo, mezcla, alicuotado (unos 10-20 millones de células por dosis), congelación y conservación en nitrógeno líquido; y e) descongelación, irradiación (10.000 rads) para impedir la proliferación de las células malignas en el organismo, adición de BCG e inoculación intradérmica en la proximidad de ganglios linfáticos. Las pautas de vacunación son muy diversas, en general se administran 2-4 dosis semanales o quincenales, después mensuales durante el primer año, 164 VOL. 20 NÚM. 3 / 2001 trimestrales durante el segundo año y semestrales durante el tercer año. Lo habitual es la absoluta falta de toxicidad por el tratamiento con vacunas. Únicamente se producen molestias locales transitorias en el lugar de la inoculación. Estas vacunas terapéuticas inducen tanto una respuesta celular como humoral. Las regresiones clínicas no se hacen evidentes, sin embargo, hasta los 3-4 meses, del inicio de la vacunación, y pueden necesitar hasta 6-8 meses para inducir regresiones completas. Incluso, la enfermedad puede mostrar indicios de progresión durante los dos primeros meses postinmunización, que se siguen de un enlentecimiento en el crecimiento tumoral, de una estabilización y finalmente de su regresión. Normalmente, la respuesta a la vacunación es duradera (meses o años). Vacunación con lisados de células heterólogas En 1993 se publicaron los resultados de un ensayo clínico en fase II, de la aplicación de una vacuna preparada con lisados de células de melanoma, sobre un grupo de 139 pacientes de melanoma metastásico. Obtuvieron un 3% de respuestas completas, un 5% de parciales, un 4% de menores y un 23% de los enfermos mostraron una estabilización de su enfermedad durante un periodo superior a los 6 meses. En su conjunto, los enfermos que habían manifestado algún tipo de respuesta o estabilización, mostraron una supervivencia de 22,3 meses, en contraposición a los 14 meses de todo el grupo de enfermos y a la media de supervivencia esperada de 6-9 meses (51). El autor de esta vacuna había publicado previamente los resultados de su institución, que habían sido algo mejores: de 150 enfermos metastásicos, un 20% de respuestas objetivas (5% completas y 15% parciales) y un 20% de estabilización de la enfermedad. Además, 13 de los pacientes (8%) presentaron una respuesta de larga duración, con una media de 21 meses y una supervivencia media de 46 meses (52,53). Posteriormente, Mitchell describió que 4 de aquellos pacientes habían sobrevivido durante más de 8 (2), 10 y 11 años (54). Vacunación con células completas autólogas En 1990 el grupo de Berd publicó un estudio realizado sobre 64 pacientes con melanoma metastásico, a los que administró una vacuna autóloga con BCG como adyuvante, tres días después de tratamiento con una dosis baja de ciclofosfamida. Obtuvo respuestas clínicas significativas en un 12,5% de los pacientes (55). Esta vacuna autóloga fue modificada con la finalidad de aumentar su antigenicidad, mediante tratamiento de las células autólogas con dinitrofluorobenceno (DNFB). INMUNOLOGÍA R. VILELLA PUIG ET AL. Con esta nueva vacuna autóloga, estos autores obtuvieron una supervivencia media global superior a los 62 meses, muy superior a la de los controles históricos, en enfermos de melanoma en estadio III de la AJCC (56). Vacunación con células completas heterólogas Nos referiremos fundamentalmente a los tratamientos realizados en enfermos diseminados (estadio IV de la AJCC) y con afectación ganglionar (estadio III de la AJCC), en los que se aportan datos de aumento significativo de la supervivencia debida al tratamiento. El grupo pionero en vacunación terapéutica, es el de Morton del John Wayne Cancer Institute, de Santa Mónica en California. Este grupo inició sus trabajos en 1984 y publicó revisiones de sus resultados en 1992 (57) y 1996 (58). Como grupo de referencia utilizaba controles históricos tratados con quimioterapia. En la tabla II, se muestran los resultados de supervivencia obtenidos por este grupo, aplicando una vacuna formada por células completas irradiadas provenientes de 3 líneas de melanoma cultivadas in vitro a gran escala, a las que se añadía BCG en el momento de su inoculación. La principal crítica que han recibido estos autores es la de utilizar un grupo de controles históricos tratados con quimioterapia, en vez de usar un grupo placebo. Morton y cols. han contestado a estas críticas arguyendo que las distintas pautas de quimioterapia no consiguieron aumentar la supervivencia de los enfermos tratados durante los últimos 25 años y que por lo tanto era lícito incluir este grupo de controles históricos. Posteriormente, el grupo de Morton realizó un análisis de la capacidad de la vacuna como adyuvante postquirúrgico: trataron 88 enfermos metastásicos con la vacuna más BCG y 88 enfermos metastásicos con placebo más BCG. Ambos grupos estaban equilibrados con referencia a: sexo, lugar de la metástasis y número de órganos afectados por el tumor. En ambos grupos se habían eliminado completamente las metástasis, quirúrgicamente. La tasa de supervivencia a los 5 años fue del 40% para el grupo de vacunados y tan sólo del 13% para el grupo placebo (59). Dentro del grupo de pacientes, los que mostraban una reacción considerable de hipersensibilidad de tipo retardado frente a la vacuna, así como un nivel elevado de anticuerpos del tipo IgM frente a uno de los antígenos del tumor (TA90), tenían una tasa de supervivencia a los 5 años del 75%, frente a tan sólo un 8% del grupo de pacientes que no respondían a la vacunación (parecida a la de los pacientes no tratados) (60). Vacunación con células dendríticas Las células dendríticas fueron identificadas a principios de los años setenta y denominadas así por su morfología característica (61). Debido a su escaso número, no pudieron ser estudiadas hasta que en los años 90 se describieron métodos para su obtención por diferenciación in vitro, de monocitos de sangre periférica cultivados con interleucina 4 (IL-4) y factor estimulador de colonias de monocitos y granulocitos (GM-CSF) (62) y la adición posterior de otras citocinas madurativas (62,63). Las células dendríticas son las células presentadoras de antígeno más potentes, expresando elevados niveles de moléculas HLA de clase I y II, de moléculas coestimuladoras, y de producir diversas citocinas (IL-1, IL-12, IL-18, IFN-α, etc.) (64-66). Las células dendríticas son las únicas células presentadoras capaces de inducir una respuesta primaria, de regular el tipo de respuesta T y también de inducir tolerancia (67). Las células dendríticas son capaces de captar antígenos de diversas fuentes: de células apoptóticas (68-73), de células necróticas (74), de exosomas provenientes de células tumorales o de otras células dendríticas cargadas con péptidos tumorales (75), de antígenos solubles (62,76-79), de complejos inmunes mediante su receptor Fcγ (80), directamente de otras células dendríticas (81). Un paso previo y necesario, a la captura antigénica, es la muerte Tabla II Resultados de supervivencia obtenidos por Morton del John Wayne Cancer Institute de Santa Mónica en California AJCC Vacunaciones terapéuticas Controles históricos Significación pac. s. med (meses) s. 5 años pac. s. med. (meses) s. 5 años IV 157 23 25% 1.521 7,5 6% p=0,0001 III 283 90 52%* 1.474 24,3 33%* p=0,002 (p*=0,0002) 165 INMUNOTERAPIA EN EL MELANOMA MALIGNO DISEMINADO de la célula neoplásica, que proporciona además, la señal de alerta o de peligro necesaria para la activación de la célula dendrítica (82). Sin embargo, se ha sugerido y demostrado la transferencia antigénica entre células dendríticas vivas, así como la presentación cruzada de estos antígenos por moléculas de clase I (83-85). Además de la vía clásica de carga y presentación de los antígenos intracelulares por las moléculas de clase I, las células dendríticas son capaces de presentar antígenos extracelulares utilizando estas moléculas. Para ello, pueden utilizar una vía independiente del TAP, en la que el antígeno es hidrolizado en los endosomas (86) y una dependiente del TAP (87-89). Finalmente, se ha demostrado la transferencia de péptidos desde las proteínas de estrés térmico a las células dendríticas (90,91). Las células dendríticas humanas pueden diferenciarse en cultivo a partir de dos precursores, los monocitos y las células plasmacitoides CD4+, CD3-, CD11c-. La diferenciación in vitro de monocitos de sangre periférica cultivados con interleucina 4 (IL-4) y GM-CSF, da lugar a células dendríticas inmaduras, mientras que las células plasmacitoides de la sangre y de las amígdalas, dan lugar a células dendríticas con características del linaje linfoide. Ambos tipos de células dendríticas se caracterizan por ser capaces de inducir una fuerte respuesta proliferativa de linfocitos CD4+ alogénicos nativos (92). Las células dendríticas plasmacitoides producen bajos niveles de IL-12 y producen una polarización de la respuesta hacia Th2, mientras que las derivadas de monocitos, producen elevados niveles de IL-12 y generan una respuesta de tipo Th1 (93). Recientemente, se ha descrito un nuevo tipo de célula dendrítica derivada de monocitos, productora de IL-10 y que dirige la diferenciación de las células T colaboradoras hacia un fenotipo Th0/Th2 (94). La producción local de citocinas inflamatorias como IL-1 o TNFa, por compuestos patogénicos como el lipopolisacárido, inducen la maduración de las células dendríticas y su migración hacia las zonas T de los órganos linfoides (95). En este desplazamiento juegan un papel fundamental las quimiocinas, en primer lugar, las células dendríticas cargadas con el antígeno y merced a los estímulos inflamatorios, antes mencionados, se desvinculan de la acción de la MIP-3*, que impide la migración de las células dendríticas inmaduras (96-98). Con la maduración, adquieren CCR7 y la capacidad de responder a MIP-3β y 6Ckine (96,100). De esta forma, la célula dendrítica madurativa puede abandonar las zonas de inflamación y penetrar en la corriente linfática gracias a la 6Ckine de los vasos linfáticos (100). Las células dendríticas ya maduras se ubican en la zona T de los ganglios linfáticos gracias a la acción de MIP-3β y/o 6Ckine (96). Las células dendríticas recién llegadas a la zona T, producen más MIP-3βy 6Ckine, manteniendo y amplificando señal quimiotáctica, atrayendo a más célu- 166 VOL. 20 NÚM. 3 / 2001 las dendríticas maduras y a más linfocitos T nativos (101-103). El papel de estas dos quimiocinas fue establecido gracias a la existencia de ratones deficitarios mutantes, que presentaban una deficiencia específica en el alojamiento de las células T y dendríticas en los nódulos linfáticos (104,105,106). En sus encuentros con las células T, que tienen lugar en los órganos linfoides secundarios y también, en los lugares de daño celular, las células dendríticas reciben señales madurativas adicionales de: el ligando del CD40, del RANK/TRANCE, del 4-1BB, y del OX40, que, a su vez, inducen la liberación de otras quimiocinas como la IL-8 y la fractalcina (107-109). La vacunación con células dendríticas autólogas “cargadas” con antígenos tumorales supone un tratamiento individualizado para cada enfermo, por lo que es laboriosa y difícilmente aplicable a un gran número de enfermos, si bien, podría ser el tipo de vacunación más potente, desde el punto de vista terapéutico, ya que se ha mostrado eficaz en enfermos de melanoma diseminado refractarios a cualquier otro tipo de tratamiento (incluida la bioquimioterapia). Este tratamiento, se basa en la utilización de células dendríticas autólogas, obtenidas por la diferenciación in vitro de monocitos de sangre periférica cultivados con IL-4 y GM-CSF (62) y la adición posterior de otras citocinas madurativas (62) o de CD40L (63). Una vez obtenidas, las células dendríticas maduras son “cargadas” con los antígenos tumorales, mediante una incubación con péptidos tumorales o lisados de células tumorales. En la primera descripción de esta metodología para el tratamiento de melanomas metastásicos (110), para la preparación de cada dosis de vacuna era necesario obtener una muestra de unos 100 ml de sangre periférica, a partir de la cual con6 seguían obtener unos 2.10 células dendríticas, que cargaban con antígenos de melanoma (péptidos sintéticos o lisados de células de melanoma) e inyectaban en nódulos linfáticos visualizados ecográficamente. De los 16 enfermos de melanoma metastásico tratados, 2 alcanzaron una remisión completa de más de 15 meses y 3 remisiones parciales que oscilaban entre los 3 y los 12 meses, en el momento de cerrar el estudio. Muy recientemente, Nestle ha comunicado 8 respuestas (3 completas y 5 parciales) de un total de 30 enfermos metastásicos tratados (111). En un segundo estudio (112), se introdujeron algunas ventajas metodológicas: por una parte se obvió la necesidad de obtener una muestra de sangre periférica para la preparación de cada una de las dosis de vacuna, mediante la realización de una leucoaféresis, que proporcionaba células suficientes para todo el tratamiento, además, la inoculación de la vacuna la hacían subcutáneamente, con lo que se evitaba la vía ecográfica. Estos autores refirieron la eliminación completa de metástasis INMUNOLOGÍA (incluso hepáticas y del sistema nervioso central), sin embargo, no describieron remisiones completas de larga duración. Es muy probable que se consiga aumentar la eficacia terapéutica de estas vacunaciones, cuando se optimicen las condiciones de maduración, de “cargado” con antígenos tumorales, de vía y frecuencia de inoculación, etc. de las células dendríticas. Vacunación con proteínas de estrés térmico Un área de estudio muy prometedora, es la de las proteínas de estrés térmico o heat shock pro teins (HSP). Estas proteínas, muy ubicuas y conservadas evolutivamente, se encuentran fundamentalmente en el citosol de todas las células del organismo (incluidas las neoplásicas) y son liberadas al medio extracelular bajo condiciones de estrés (térmico, depleción de nutrientes, etc.) (113). La unión de las HSP a sus receptores en las células dendríticas, constituye la señal endógena de alerta o peligro necesaria para estimular el desplazamiento de las células dendríticas hacia los ganglios linfáticos regionales y su maduración, una vez en ellos, que dará lugar a la re s p u e s t a inmunitaria (114). La respuesta inmunitaria generada no va dirigida contra las HSP sino contra los péptidos tumorales transportados por estas proteínas. Todos estos aspectos referentes a las HSP fueron demostrados en el ratón: en primer lugar se vio que cuando estas proteínas provenían de tumores, era posible inducir una fuerte respuesta inmunitaria (especialmente citotóxica), aunque el tumor ya estuviera establecido; en segundo lugar, mediante análisis de las secuencias de DNA, se constató la identidad de las HSP aisladas de tumores o de células normales; en tercer lugar, se demostró que estas proteínas actuaban como moléculas transportadoras de péptidos y que cuando se aislaban de una d e t e rminada célula eran un auténtico muestrario de todos los péptidos sintetizados por aquella célula. Por lo tanto, las HSP aisladas de un tumor determinado constituyen la mejor representación de los antígenos tumorales expresados por aquel tumor y por ende, los inmunógenos más adecuados (115). La vacunación con proteínas de estrés térmico se ha iniciado recientemente en diversos cánceres (116) y en el melanoma (117). Todavía es demasiado pronto para evaluar la potencialidad terapéutica de estas proteínas. Transferencia de células Las vacunas terapéuticas tienen la finalidad de estimular al sistema inmunitario, para que genere células efectoras específicas capaces de destruir a R. VILELLA PUIG ET AL. las células neoplásicas que ya se encuentren creciendo en el organismo. Por lo tanto, forman parte de la denominada inmunoterapia activa. Otra estrategia inmunoterapéutica, es la de preparar a las células efectoras de la inmunidad in vitro y administrarlas posteriormente al organismo afectado. La transferencia de células efectoras de la inmunidad estimuladas o activadas fuera del organismo, forma parte de la denominada inmunoterapia pasiva. Las técnicas de transferencia de células se han visto extraordinariamente favorecidas por la disponibilidad de las citocinas recombinantes, especialmente de la IL-2. Teóricamente, estas técnicas de transferencia celular tendrían la ventaja sobre las vacunaciones terapéuticas de que las células se obtienen fuera del organismo y por tanto lejos de la influencia negativa que pueden ejercer las células tumorales sobre su crecimiento (las células de melanoma son capaces de secretar citocinas como la IL-10 y el TGF-β, que inhiben la respuesta inmunitaria del huésped). Sin embargo, si bien se ha demostrado la capacidad citotóxica antitumoral de las células preparadas in vitro, su eficacia in vivo, no se halla bien establecida. De hecho cuando las células son introducidas en el torrente circulatorio, pueden desplazarse con la sangre, colisionar con las paredes de los vasos, adherirse a ellas de forma transitoria o estable y finalmente extravasarlos. La eficacia terapéutica de las células infundidas, dependerá en último término de que las células lleguen al tumor. En experimentos llevados a cabo en ratones, se vio que las células inoculadas se acumulaban rápidamente en los pulmones y que ello era debido, posiblemente, a que estas células se volvían más rígidas durante su activación in vitro por la IL-2, lo que facilitaba su atrapamiento en la microcirculación pulmonar (118,119). Las células que consiguen escapar al atrapamiento pulmonar, deben reconocer moléculas de adhesión en las paredes de los vasos neoangiogénicos del tumor, formar adhesiones estables y finalmente, extravasarlos y entrar en contacto con las células tumorales. Podemos considerar tres tipos de células para su infusión intravenosa en pacientes afectos de melanoma: las células LAK (Lymphokine Activated Killer), los TIL (Tumor Infiltrating Lymphocytes) y las IVS (In Vitro Sensitized). Las células LAK se obtienen por cultivo de una muestra de sangre periférica autóloga, con concentraciones muy elevadas de IL-2 (6000 U/ml) hasta conseguir grandes cantidades de células (del 10 11 orden de 10 -10 células), que se inoculan por vía iv conjuntamente con elevadas dosis de IL-2. Las células LAK, poseen una capacidad citolítica inespecífica, porque son el resultado de la expansión de todas las células de la muestra de sangre periférica, debido a las elevadas concentraciones utilizadas de IL-2. 167 INMUNOTERAPIA EN EL MELANOMA MALIGNO DISEMINADO Los TILs se obtienen por desagregación mecánico-enzimática de las células del tumor autólogo y posterior cultivo con elevadas concentraciones de IL-2 (unas 200 U/ml). Los linfocitos, que en mayor o menor número, se hallaban infiltrando el tumor, eliminarán a las células tumorales y se expandirán, gracias a la acción de la IL-2 añadida al cultivo. Una vez conseguida una gran cantidad 9 10 de células (del orden de 10 -10 células), se inoculan por vía iv acompañadas de elevadas dosis de IL-2. Las células TIL, poseen una capacidad citolítica más específica del tumor, puesto que provienen de la expansión de las células linfoides que se hallaban infiltrando el tumor, si bien no todas estas células poseen actividad específica antitumoral. Las IVS se obtienen por cultivo de células de sangre periférica de enfermos de melanoma con sus células tumorales autólogas. Los linfocitos de sangre periférica son repetidamente estimulados con sus células tumorales autólogas y expandidas mediante IL-2 a dosis bajas (del orden de 10-20 U/ml). Las células IVS, son las más específicas, puesto que son el resultado de la activación in vitro por los antígenos tumorales autólogos, en presencia de pequeñas cantidades de IL-2, que sólo facilitarán la proliferación de los clones de linfocitos T específicos antitumorales. Si bien estos tres tipos de células dieron resultados esperanzadores en modelos murinos de melanoma, su extrapolación a la clínica humana no ha dado el fruto esperado. Probablemente ello sea debido a que en los modelos murinos los melanomas son mucho más inmunogénicos que en los humanos y a los motivos señalados anteriormente, que hacen referencia a la destrucción de la mayoría de células inoculadas por vía iv. En un primer estudio randomizado realizado en enfermos de cáncer diseminado, en el que 181 e n f e rmos fueron tratados con células LAK más I L -2, o bien IL-2 sola. Tras un periodo de seguimiento de 63 meses, se observó una tendencia a una mejora en la supervivencia en los enfermos de melanoma, que recibieron células LAK más IL-2, en comparación con los que recibieron IL-2 sola (a los 4 años un 18% contra un 4%, respectivamente) (120). Sin embargo, en un segundo ensayo clínico aleatorio, realizado sobre 128 enfermos de melanoma, tratados con células LAK más IL-2, o bien, IL-2 sola, no se observaron diferencias entre los dos grupos de tratamiento. Como consecuencia de este estudio se abandonó el tratamiento sistémico con células LAK. En la serie más larga de enfermos de melanoma metastásico tratados con TILs más altas dosis de IL-2, se observó una respuesta clínica objetiva global del 34%. Esta tasa de respuesta es aproximadamente el doble que la observada en 134 pacientes de melanoma, tratados solamente, con la misma dosis de IL-2 (121). Sin embargo, para demostrar la efectividad clínica de los TILs en el melanoma dise- 168 VOL. 20 NÚM. 3 / 2001 minado, sería necesario realizar un ensayo aleatorio prospectivo, en el que se sometiera a los enfermos a tratamiento con TILs más IL-2, o bien, IL-2 sola. Este estudio no ha sido realizado todavía. Por lo que hace referencia al tratamiento de enfermos de melanoma metastásico con células IVS, todavía no se tienen datos suficientes para evaluar su eficacia terapéutica (122). CONCLUSIONES No existe tratamiento para el melanoma maligno diseminado. Esta afirmación, que es válida para la mayoría de cánceres diseminados, tiene sin embargo, una connotación especial en el melanoma, dado que, en muchos casos ya en el momento del diagnóstico, aunque éste sea temprano, se han producido micrometástasis ganglionares (por vía linfática) o a distancia (por vía hematógena). Se admite que en los melanomas primarios, del estadio IIa en adelante, existe un riesgo significativo de metastatizar. Este riesgo se va incrementando conforme lo hace el grosor de Breslow y especialmente cuando concurren factores de mal pronóstico, como la ulceración. El tratamiento con citocinas como la IL-2, los IFN α2 (A o B) y la bioquimioterapia (la utilización de ambas citocinas conjuntamente con cisplatino, vinblastina, dacarbazina, y/o carmustina y/o tamoxifeno), ha proporcionado tan sólo un pequeño aumento de la supervivencia media (se ha pasado de 6-9 meses a 9-11 meses), pero lo más importante es que ha dado respuestas completas y duraderas en un pequeño porcentaje de enfermos (4-10%). Sin embargo, no es posible determinar a priori el grupo de enfermos que responderán a estos tratamientos. Si a este hecho se le añade la toxicidad notable y el coste elevado de estos tratamientos, el resultado es que muchos clínicos se plantean su utilización. Las vacunas terapéuticas, han mostrado un mayor aumento de la supervivencia media de estos enfermos (desde los 6-9 meses a los 23 meses), sin efectos tóxicos remarcables. Sin embargo, el hecho de que estas vacunas terapéuticas polivalentes no pueden fabricarse en condiciones de good manufacturing practice (GMP), dificulta su aplicabilidad. La vacunación terapéutica con células dendríticas autólogas “cargadas” con antígenos tumorales y la utilización de proteínas de estrés térmico autólogas, podrían ser las vías terapéuticas más efectivas, siempre que se optimicen sus condiciones de preparación. En el caso de las células dendríticas, es necesario obtener las condiciones de maduración, de “cargado”, la fuente de antígenos tumorales, la vía de inoculación, etc., idóneas. En el caso de las proteínas de estrés térmico, es necesario conseguir un método de preparación rápido y sencillo, INMUNOLOGÍA puesto que, es necesario extraerlas individualmente para cada enfermo. Por el momento estas dos últimas estrategias terapéuticas sólo pueden aplicarse a un número restringido de enfermos, si bien ambas pueden prepararse en condiciones GMP. AGRADECIMIENTOS Este trabajo ha sido financiado por una ayuda del Fondo de Investigación Sanitaria (FIS 99/129). R. VILELLA PUIG ET AL. 11. 12. 13. 14. 15. CORRESPONDENCIA: Ramón Vilella Puig Servicio de Inmunología Hospital Clínico de Barcelona Villarroel, 170 08036 Barcelona Tel.: 93-4544920 Fax: 93-4518038 E-mail: rvilella@medicina.ub.es 16. 17. 18. Bibliografía 19. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Koh HK: Cutaneous melanoma. N Engl J Med 1991; 325: 171-82. Ahmed I. Malignant melanoma: prognostic indicators. Mayo Clin Proc 1997; 72: 356. Ahmann DL, Creagan ET, Hahn RG, Edmonson JH, Bisel HF, Schaid DJ. Complete responses, long-term survivals after systemic chemotherapy for patients with advanced malignant melanoma. Cancer 1989; 63: 224-7. Chapman PB, Einhorn LH, Meyers ML, Saxman S, Destro AN, Panageas KS, et al. Phase III multicenter randomized trial of the Darthmouth Regimen versus dacarbazine in patients with metastatic melanoma. J Clin Oncol 1999; 17: 2745-51. 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