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1 Políticas públicas e identidades híbridas Políticas públicas e identidades híbridas. El caso de las comunidades indígenas de México Daniel Gutiérrez Martínez* 125 2007 La colección Documentos de Investigación difunde los avances de trabajo realizados por investigadores de El Colegio Mexiquense, A.C., con la idea de que los autores reciban comentarios antes de la publicación definitiva de sus textos. Se agradecerá que los comentarios se hagan llegar directamente al (los) autor(es). Los editores han mantenido fielmente el texto original del presente documento, por lo que tanto el contenido como el estilo y la redacción son responsabilidad exclusiva del(de los) autor(es). D.R. © El Colegio Mexiquense, A.C., Ex hacienda Santa Cruz de los Patos, Zinacantepec, México. Teléfonos: (722) 279-99-08, 218-01-00 y 218-00-56; fax: ext. 200; E-mail: ui@cmq.edu.mx Correspondencia: Apartado postal 48-D, Toluca 50120, México. *E-mail: dgutierrez@cmq.edu.mx Daniel Gutiérrez Martínez Resumen Este artículo se propone una comprensión de las culturas indígenas en México en torno a la identidad que ellas portan, fuera de los clásicos análisis folcloristas, exótistas, esencialistas o bien el de la aculturación. Así a partir de una serie de investigaciones empíricas realizadas en diversas comunidades indígenas, se analizó la repercusión e impacto que las políticas públicas han tenido en la construcción identitaria de los indígenas. Este ángulo trata efectivamente de romper con el hito de la identidad indígena a partir de la conquista espiritual o del revival étnico, enclaustrando los procesos identitarios indígenas en las llamadas identidades sincréticas. De esta manera se observan las identidades que se van construyendo, reestructructurando y complejizando en las comunidades indígenas, a lo largo de la historia, a partir de la relación que éstas han mantenido con las políticas públicas del Estado. En este trabajo se analizan las identidades a partir del fondo común de las creencias que se van impregnando en el proceso de reconocimiento identitario. Este proceso se denomina como híbrido, por el hecho de tratarse de comportamientos yacientes en las comunidades indígenas que juegan con diversos esquemas identitarios. Se trata de identidades que no se mezclan, pero interactúan constantemente en reacción a las situaciones circundantes. Palabras clave: Identidades híbridas, Políticas publicas “oportunidades”, pueblos indígenas, comunidad otomí. 2 Políticas públicas e identidades híbridas INTRODUCCIÓN El análisis y la comprensión de las culturas indígenas en México en torno a la identidad que ellas portan, siempre ha sido motivo de debate y grandes controversias. Las reflexiones en torno a la constitución de una identidad indígena han tendido la mayoría de las veces, a enfocarse en lo “popular”, oscilando así entre presupuestos folcloristas, exóticos, esencialistas o incluso manteniendo aún el debate clásico de la aculturación. A partir de una serie de investigaciones empíricas realizadas en diversas comunidades indígenas, se ha podido, desde otro ángulo de reflexión, comprender y estudiar la manera en la cual los miembros de estas comunidades hacen uso de diferentes formas de identidad para acomodarse a su entorno económico, social, religioso y cultural. Esta reflexión acompaña un proyecto más amplio de investigación que trata de dar cuenta la forma en la cual las diferentes comunidades indígenas perciben el bienestar, así como la manera en la cual los integrantes de dichas comunidades recepcionan las políticas públicas, particularmente aquellas vinculadas con las de educación, la salud y el campo.1 Nuestra propuesta se enfocará principalmente en las políticas públicas que han estado presentes en los últimos años en las comunidades indígenas 1 Sin duda alguna hacemos referencia a todas las políticas que en los olmos años se han planteado en torno a estas temáticas, a saber; Solidaridad, Progresa, Contigo, Oportunidades, Enlace. 3 –espacios privilegiados para la transmisión de valores, creencias y principios basada un modelo de sociedad– establecidas por el Estado-nación y que forman parte de la interacción cotidiana de algunas comunidades indígenas. En otras palabras se busca observar las representaciones sociales que se hacen los integrantes de dichas comunidades de las políticas públicas, lo cual nos permitirá entender la manera cómo aprehenden y transforman dichas políticas en su cotidiano y por consecuente movilizan diversos elementos identitarios contenidos en su haber a lo largo de su experiencia personal y grupal. Esta propuesta intenta abrir modos alternativos de reflexión con respecto al tema de la relación del Estado con las comunidades indígenas, y la manera en cómo a partir de esta relación se han constituido identidades antes desdeñadas conceptualmente, en parte debido al avasallamiento teórico e ideológico de los análisis indigenistas que predominaron en las ciencias sociales y políticas durante el siglo XX. De esta manera se podrán comparar en otros espacios, casos similares en otras regiones en América latina donde la relación Estado y sociedad pluri-étnica han tenido igualmente una presencia de importancia (Bolivia, Ecuador, Guatemala, Chile, etc.). Se parte aquí de la propuesta de los tipos ideales weberianos con el fin de establecer algunos puntos de arranque para la reflexión del tema planteado. Las comunidades de origen otomí o ñañu, situadas; una en Santiago Mextititlán Daniel Gutiérrez Martínez en el municipio de Amealco, Querétaro (frontera con el Edo. de México), y la otra en Casablanca en el municipio de Tolimán, Querétaro en el norte del Estado, permitieron establecer una serie de tipo-ideales identitarios permitiéndonos esquematizar las acciones observadas en el campo de estudio. I) PERSPECTIVAS HEURÍSTICAS Y PROSPECCIÓN TEÓRICA Umbrales de la identidad No sería el espacio indicado para debatir en torno a las diversas conceptualizaciones de la identidad, y de manera más precisa sobre la cuestión metodológica de los umbrales de la identidad. Es cierto que en la actualidad la identidad, ya no solamente no es considerada en singular, sino que ya se toman en cuenta en los análisis al respecto los aspectos movibles, flexibles, efímeros de las identidades. En este sentido, hoy podemos hablar de identidades culturales, políticas, sociales, hasta de identidades empresariales y administrativas, pasando por las identidades latinoamericanas, europeas, etc., nacionales, regionales, locales, identidades cibernéticas, pero sin saber ni conocer forzosamente la manera en la que se da este proceso y sin distinguir entre los aspectos interiorizantes y exteriorizantes de sus constituciones, las acciones y estrategias subjetivas y emocionales. En suma, se hace referencia a la noción de identidades como modos de identificación, de adhesión, y constitución de sentimientos de pertenencia, y poco se ha trabajado desde la concepción de que la identidad es ante todo un proceso que contiene una serie de dinámicas que pueden analizarse desde el nivel individual hasta el colectivo; desde el local hasta el global; desde la lógica de la homogeneización hasta la de la diferenciación; desde lo interiorizado a lo exteriorizado, o bien desde el enfoque que analiza la relación entre estas diferentes esferas. Al respecto la primera dificultad que se nos presenta empieza precisamente por comprender la conglomeración que encierra la noción de iden- 4 tidad al tiempo que se ve encerrada en una gran inflación en su uso y apropiación. Se trata de un término que ha llegado a ser tan manipulado, que el cuestionamiento en torno a su definición parece ser una ociosidad. Sería pertinente seguir la frase de Lévi-Strauss al advertirnos que “toda utilización de la noción de identidad comienza por la crítica misma de ésta” (Lévi-Strauss 1977).2 Del mismo modo, sucede cuando se habla en la actualidad de las “identidades de los pueblos indígenas de México”, pues habría quienes no se permitirían hablar con estos términos, tanto como quienes no consideran pertinente hablar de identidad (es) del mexicano, del latinoamericano o del árabe, por el hecho de que este tipo de conceptuaciones (Habermas 1990)3 encontrarían esquemas demasiado estructurales, deterministas o estáticos sobre la identidad. En fin, incluso se puede decir que habrá quienes cuestionen completamente el mismo término de identidades remitiéndonos a la noción de sentimientos de pertenencia o a un estar-juntos antropológico (Maffesoli 2007).4 Sin embargo, ciertamente, en la actualidad, se toma conciencia de que la(s) identidad(es) como toda construcción societal es ante todo un término en constante actualización, reflejando la movilidad de épocas, de pensamientos, de concepciones, y en ningún momento representando un aspecto fijo e inmóvil. Esto no significa que el término de identidad carezca de elementos que 2 Existen también uma serie de autores interesantes de consultar, a saber: (Martuccelli 2002), (Kaufmann 2004), (Beauchemin 2004), (Laclau 2000). 3 Se hará una diferencia entre conceptuación y conceptualización tal y como lo propone Habermas; el primer vocablo da cuenta de una visión, de un manera de concebir una noción que depende del contexto espacio-temporal y el posicionamiento epistemológico al que se adscriba, mientras que el segundo vocablo (el de conceptualización) significa la construcción teórica de una noción o un vocablo que busca agrupar todas las diferentes posturas existentes en vías de concretizar una sola significación, se trata de encontrar pues una fórmula de interpretación universal no importando el contexto en el que uno se encuentre. Así, una conceptuación sería un elemento más, un punto de vista entre tanto otros imbricados en un concepto, en el proceso de conceptualización. Varias conceptuaciones pueden formar una conceptualización, pero no al revés. 4 Toda la obra de Michel Maffesoli va en este sentido, por lo que sólo se pueden dar algunas bibliografías al respecto. (Maffesoli 2007, 2005, 2004). Políticas públicas e identidades híbridas puedan fungir como parámetros estables para la interpretación de realidades complejas a nuestro entendimiento (como las identidades religiosas, étnicas, raciales…), pero la noción de identidad es ante todo maleable, moldeable que permite el advenimiento de un proceso de constitución de un yo y de un nosotros, de un tú en el nosotros, y del nosotros en el yo. Así, la identidad definida primeramente como un proceso en constitución permanente hace loable el diálogo entre las diferentes disciplinas y corrientes que reflexionan en torno a la manera en que las identidades se conforman y su impacto en la interacción social. Al mismo tiempo, desde el ámbito de las ciencias sociales la gran dificultad que se esboza para el análisis del término de la(s) identidad(es) es la de su fixidad y la de su versatilidad. Esto se refiere al aspecto de su estructuración y de su agenciamiento, que no es más que una problemática ejemplar de las ciencias sociales. En suma, si bien la(s) identidad(es) tienen determinantes en el marco de lo psicológico y subjetivo, la(s) identidad(es) también son construidas a partir de una experiencia singular, estratégica en donde no se puede perder de vista que el individuo está insertado en instituciones o grupos de pertenencia que canalizan su acción y le proporcionan justificaciones simbólicas. Las instituciones de socialización e identitarias como la familia, los partidos políticos, las iglesias, los Estados, etc., parecen encontrar, según los análisis actuales, cierto declive en el mundo contemporáneo en cuanto a su presencia y su impacto, sin embargo sería pertinente pensar que se trata en realidad de una compensación conceptual entre el papel que tienen estas instituciones de socialización y el papel de los aspectos individuales en dicho proceso. Se puede decir, por tanto, que después de muchos años de idas y vueltas entre las diferentes conceptuaciones la(s) identidad(es) ya empiezan a no concebirse como una sustancia, un atributo inmutable del individuo y de las colectividades, sino más bien se empieza a plantear que la imagen, la estima de sí mismo, la estrategia y la racionalidad electiva, las identidades comunitarias o políticas se elaboran, se construyen y se 5 actualizan sin cesar en las interacciones entre los individuos, los grupos y sus ideologías, y que la socialidad institucional se confluye con la lógica interna de este mismo proceso. Así, la tarea en la actualidad es la de enriquecer la reflexión en torno a la(s) identidad(es) describiendo la relación que se genera en el interior y en el exterior de estos procesos de constitución. La adecuación, actualización o utilización de estos procesos a lo largo de las épocas o en los diferentes umbrales histórico-geográficos son pues la preocupación de inicio. Estudiar la noción de identidad desde el ámbito de los umbrales es entender que se puede comprender diversos procesos en el tiempo designando precisamente espíritus del tiempo, es decir, atmósferas, modus vivendis, cosmovisiones específicas de cada época que se van concatenando e interconectando en las épocas históricas, pero también es observar la manera en la que se interrelacionan diversos aspectos en el proceso de constitución de un fenómeno, desde aspectos disciplinarios, hasta aquellos vinculados con la política, la economía, lo cultural, las relaciones de poder, etc. Se trata de pensar en aquellos ambientes que se integran en la realidad social y que hay que tomar en cuenta, aunque en el análisis de la identidad haya una necesidad de fragmentar los elementos analíticos para la comprensión de los fenómenos. Algo que es importante mencionar es que estas etapas no corresponden a un corte histórico Justiniano del tiempo, sino a tiempos sociológicos en donde el espíritu del tiempo encerrado en cada noción temporal sociológica, se puede encontrar en cualquier momento de este calendario. Así nos podemos encontrar con el hecho de que actitudes identitarias están presentes en la actualidad refriéndose a cada época en la que se generaron. Este planteamiento no es gratuito si tomamos en cuenta que una serie de autores se posicionan desde cada una de estas perspectivas. La discusión y el debate empiezan precisamente desde el posicionamiento de cada autor y desde lo que significa estar en un punto de vista específico del análisis. Si bien la identidad no ha sido claramente definida por ninguna Daniel Gutiérrez Martínez corriente, el enfoque que se plantea de ésta si varia según la época y la escuela de pensamiento. Estos han sido precisamente los temas que han ocupado las reflexiones epistemológicas en torno a las identidades. En este sentido, una vez dicho lo anterior, sin desdeñar con justa razón los cuestionamientos manifestados en torno a las teorías de las identidades, es importante darse cuenta de que la identidad como herramienta heurística de los comportamientos humanos es un utensilio maleable y flexible que nos permite situarnos, según el caso, en diferentes niveles de análisis (véase micro, macro o meso). Nosotros nos situamos en un nivel macro-estructural y desde una perspectiva entrañable a Austin del núcleo duro, o bien hablando en término de cosmovisiones compartidas en las comunidades indígenas.5 Si bien es cierto que en algunos niveles de reflexión es muy difícil hablar de una identidad generalizada, existen otros que por el modelo de análisis nos permite efectivamente tener un panorama más general de la constitución de la(s) identidad(es) y ubicar los elementos compartidos de un grupo, siempre y cuando se limite a sus aportes particulares y no se quiera, por ejemplo, con estos elementos estructurales, analizar de manera quirúrgica la identidad de una localidad. Esto es, querer analizar desde los elementos estructurales analíticos un caso concreto y muy particular, saliéndose evidentemente del esquema general. Este ha sido el caso para el tema que nos ocupa, pues al analizar dos comunidades otomíes, 5 En palabras de Johanna Broda, “la cosmovisión es la visión estructurada en la cual los miembros de una comunidad combinan de manera coherente sus nociones sobre el medio ambiente en que viven y sobre el cosmos en que se sitúan la vida del hombre. La cosmovisión también incluye las nociones a cerca de las fuerzas anímicas del hombre; el cuerpo humano como imagen del cosmos” (ética). En palabras de Alfredo López Austin “la cosmovisión puede definirse como un hecho histórico de producción de pensamiento social inmerso en recursos de larga duración; hecho complejo integrado como un conjunto estructurado y relativamente congruente por los diversos sistemas ideológicos con los que una entidad social, en un tiempo histórico dado, pretende aprehender el universo” (ética). Su carácter histórico implica su vinculación dialéctica con el todo social y, por lo tanto implica también su permanente transformación (a través de la técnica). Cf. (López 1999:120), (Broda y Báez 2001: 16). 6 por cierto muy diferenciadas entre ellas6, quisimos dar cuenta de los trazos generales que circunscriben una identidad indígena general. De esta manera, lo que se intentó realizar aquí, es detectar el elemento común que pudiera ser compartido por la mayor parte de los grupos indígenas en el país en cuanto a la percepción del bienestar y su recepción de las políticas públicas impuestas, basándonos principalmente en el compartir de todos los grupos de una misma historia de exclusión, de marginalización, pero también de reconsideración, de resistencia y en su defecto de paternalismo, que las segundas han tenido con los primeros. Es ahí donde se encuentra el lugar privilegiado para la comprensión de la conformación identitarias de los grupos e individuos cuyo caso son las comunidades indígenas ñañus. Esta generalidad no excluye el hecho de que un miembro de una comunidad, tienda a sentirse primero identificado con su comunidad de origen, después con su grupo étnico, después por su nacionalidad, tanto como un mestizo urbano pudiera llegar a sentirse identificado primero con su familia, después con su barrio, ciudad o región, y después por el territorio nacional imaginario (en el sentido que B. Anderson (1993) le da a las comunidades imaginadas).7 Aunque en los dos casos, pudiera no darse con la misma intensidad y frecuencia, cierto es que se trata de un proceso inscrito en todo grupo humano y social. Esto refuerza aún más las diferentes posibilidades de nivel que se puedan tener al analizar los procesos identitarios, o mejor dicho las posibilidades de umbrales que se presentan para el estudio de la identidad. Así, podríamos preguntarnos si ¿no sería un pleonasmo hablar de identidades cuando se habla de procesos? 6 El grupo étnico otomí tiene la característica, tanto como la zapoteca, la nahua y la maya de tener una diferenciación entre las diversas comunidades, esto incluye el lenguaje. Dicha diferenciación puede llegar a ser de tal magnitud de no comprenderse muy claramente entre ellas, tal y como se puede observarse en el caso de los árabes-musulmanes, entre los del árabe libanés y de Egipto. 7 “Es imaginada porque aun los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión”. Los subrayados son míos. Cf. (B. Anderson 1993:23) el subrayado es mío. Políticas públicas e identidades híbridas Algunos enfoques heurísticos y culturales para el estudio de las identidades Hablamos así de identidad como el proceso de apropiación de elementos que permite la constitución de imágenes, símbolos, discursos, etc., compartidos que generan parámetros de interpretación y representación, y por lo tanto una comunalización con diferentes miembros del grupo. Toda constitución de un yo y de un nosotros, genera un discurso, una interacción que se ve atravesada por mecanismos culturales y evaluaciones morales, así como en la relación con construcciones políticas y sociales. Dicho proceso está en constante actualización/adaptación, es este aspecto quizá el más desafiante de comprender. Este proceso inscrito explícitamente en la definición aquí dada de la identidad se compone, por al menos dos dinámicas específicas que según el momento o el nivel de análisis pueden estar contenidas en procesos individuales y/o en procesos colectivos, en procesos locales o globales, y que pueden en cierta medida tender a prevalecer sobre una de ellos, sin que por lo tanto signifique que alguna de ellos desaparezca. La pregunta sería saber ¿cómo se conforman estos procesos o cómo éstos se inscriben en las dinámicas de la identidad (insistimos concebida ésta como un proceso)? Las dos dinámicas son necesarias de entenderlas como una mutua e interdependiente construcción e influencia en la constitución de las identidades, sean colectivas o individuales, locales y/o globales. Se insiste en el hecho de que en esta lógica de análisis según el momento puede haber una dinámica que tienda a prevalecer teniendo como resultados posibles procesos de unificación/homogenización o de fragmentación/diferenciación, a veces incluso los dos al mismo tiempo como se tiende a diagnosticar en la llamada posmodernidad. Una primera dinámica llamada identitaria es aquella que se refiere a los procesos continuos contenidos en la memoria colectiva y los imaginarios, en las adscripciones grupales y sentimientos de pertenencia. Se trata de dinámicas que pueden ser descritas en la larga duración (en términos braudelianos) y que tienden a ser es- 7 tables en el tiempo-espacio. Dichas dinámicas pueden ser localizadas de manera genérica, como es el caso para la religión, la etnicidad, los nacionalismos. En cierta medida hablamos de dinámicas que pueden resultar en procesos de homogenización. Las dinámicas identitarias tienen por tanto una relación estrecha con la construcción de la identidad a través de largos periodos. Es a través de la constitución de un sentido religioso (religare: unión) y la consolidación de una serie de creencias con base al establecimiento de ritos (prácticas acordadas en común o por medio de la tradición), que se conforma una comunidad, y por lo tanto una identidad de larga duración. Las llamadas identidades tradicionales. Una segunda dinámica llamada aquí de identificación hace referencia a momentos fragmentados de interpretación o representación. Se hace referencia pues a los aspectos emocionales, más enarbolados al aspecto subjetivo del grupo o individuo que conlleva una lógica de diferenciación, y vinculado específicamente con los aspectos de poca duración de la experiencia vivida. Las identificaciones son adscripciones o apropiaciones fragmentadas que pueden coexistir de manera momentánea y espontánea. Las dinámicas de identificación (generalmente asociadas a la construcción de la identidad individual) corresponden a procesos muchos más personales, flexibles y movibles, que también se ven ligados a la cuestión de la historia y de la memoria. Aquí es donde se puede hablar del sujeto fragmentado, de la identidad híbrida… Ahora bien, el estudio de un proceso identitario, es decir, la construcción de la(s) identidad(es) lleva consigo la consideración de éstas como una forma de adscripción cultural, es decir, como una entidad conteniendo una serie de rasgos comunes compartidos por una comunidad. La cultura es un medio, un punto de vista, un sistema simbólico a través del cual la gente va ordenado su experiencia: la(s) identidad(es) son necesarias considerarlas como un fenómeno cultural. Y es precisamente a través de los estudios culturales que se pueden observar la serie de cambios estructurales simultáneos que se dan y que generan el cambio y transformación de las Daniel Gutiérrez Martínez sociedades, y por ende conectarlo a la cuestión de las configuraciones identitarias. En este sentido la problemática a tomar en cuenta, tiene que ver con la manera en la que los procesos identitarios se fragmentan o se solidifican. ¿Como se dan uno y otro de estos procesos? Un ejemplo de ello, es precisamente los cambios estructurales que se han podido generar, al romper las bases identitarias de clase, de género y de raza, de etnia y de religión, de nacionalismos, etc., que antes constituían una base firme en los procesos de identidad o identitarios. Lo anterior presume la posibilidad de observar por ejemplo de que manera en la educación nacional se lleva a cabo la construcción de sentimientos de pertenencia (perennes) a través de la enseñanza de la historia, conformando así una identidad nacional (que no es forzosamente siempre colectiva). En efecto sobre la base de la educación hay una serie de mecanismos que se identifican con el Estado nacional, que sobrepasan a los grupos o etnias, como construcciones más generales. La constitución de las identidades nacionales ha sido ampliamente tratada por los autores mencionados (Anderson 1993). Del otro lado de la moneda es precisamente en lo que no es homogéneo, supuestamente liso, en aquello que no está contenido en las fronteras, los límites, lo no oficial, que se pueden de estudiar las identidades. Es decir, es en la oposición, en la contradicción que se pueden observar de igual modo los procesos tanto identitarios como de identificación. En este sentido hablamos desde el enfoque de las diferencias que se viven en las sociedades cotidianamente. La unicidad y la diferencia como idea de lo propio y lo ajeno, nos permite pues construir una herramienta de análisis sobre las identidades. En este sentido hablamos que desde la unidad estructuralmente compleja y la fragmentación subjetivamente constituida se pueden observar las cuestiones de la identidad desde el individuo, como desde la comunidad, tanto como desde la colectividad nacional, como la colectividad regional y local. Dos ejemplos de ello podrían ser las categorías de familia e institución estatal que fungen precisamente como núcleos de unidad 8 fundamental y formadoras de identidades a través de normas, pautas reglamentadas permitiendo la socialización interna y externa. Es esta misma socialización la que constituye a los procesos de identificación, y refuerza los procesos identitarios. De los procesos identitarios a la dualidad de las visiones del mundo El análisis de encontrar el elemento común que pudiera ser compartido por un grupo, es justificable cuando pensamos que desde el punto de vista estructural de los procesos identitarios se han podido identificar dos modos de comportamiento en el ser humano que se han desarrollado a lo largo de su historia y que cada uno de ellos han participado al procesamiento identitario de un grupo o un individuo.8 Dumont, Durkheim y Lévi-Strauss, para no dar más que algunos ejemplos emblemáticos, hablan en términos duales acerca de la interactividad humana. El primero lo hace a través de los conceptos de 8 Esto no significa que no se haya pensado en otros espacios, ya no en términos de dualismo, sino en términos de triadismo. A este respecto Maffesoli plantea que “es indudable que la hipótesis del «sentimiento compartido» obliga a repensar el papel del Tercero, es decir, de lo plural en la estructuración societal. La relación conyugal Individuo-Estado podía conocer fases tempestuosas; sin embargo, su orbe estaba bien delimitado. Pero la intrusión del tercero nos hace penetrar en una tempestad cuyas consecuencias resulta difícil medir. No carece, pues, de interés evaluar algunos elementos esenciales de esta efervescencia. Como se sabe, es Julien Freund, después de C. Schmidt y G. Simmel, quienes mejor han subrayado en reiteradas ocasiones la importancia de la cifra tres en la vida social. La noción de tercero ha adoptado desde entonces una dimensión epistemológica que deja mal paradas las simplificaciones reductoras. Con la cifra «3» nacería la sociedad y, por ende, la sociología. No es nuestra intención abordar aquí frontalmente esta cuestión; digamos simplemente que, desde las investigaciones antropológicas (Lévi-Strauss, Dumézil, Durand) hasta los experimentos psicológicos de la Escuela de Palo Alto, hallamos constantemente la primacía del triadismo. En el sentido fuerte del término, el dinamismo cultural e individual descansa en la tensión de elementos heterogéneos. Se trata de una perspectiva que está adquiriendo cada vez mayor importancia a medida que resurge una visión simbolista del mundo social. Naturalmente, nos hallamos muy lejos de esa Unidad que, desde el alba de la Modernidad, ha venido siendo el objetivo del racionalismo occidental. La metáfora del triadismo permite poner de manifiesto la paradoja, el estallido, el desgarramiento, lo contradictorial en acto; en una palabra, la pluralidad constitutiva de este neotribalismo contemporáneo” (Maffesoli 2004:192).Véase igualmente (Freund 1983), Cf. asimismo, (Dumezil 1941) y (Durand 1980). Sobre el triadismo a partir de una visión simbolista, Cf. (Durand 1984). Políticas públicas e identidades híbridas “holismo e individualismo”, el segundo en términos de “sociedades orgánicas y mecánicas”, y el tercero en términos de “pensamiento concreto o salvaje y pensamiento abstracto (universalismo y particularismo)”. Lo que es importante retener aquí, pues será nuestro punto central de análisis en el tema que hoy nos convoca, es que en la relación aplicación de las políticas públicas estatales en las comunidades indígenas encontramos inscritos estos dos procesos identitarios, sin duda mezclados unos con otros, pero ciertamente predominando uno más que otro, según la instancia de la que se hable. Si nos restringimos al planteamiento de Louis Dumont, el holismo sería una forma de organización social que implica que el individuo se define en función del grupo al que pertenece (familia, comunidad, casta o estamento), mientras que, el individualismo se caracteriza por resaltar la importancia del mérito de cada sujeto para su inserción social. A decir de Dumont “desde este punto de vista una primera constatación se impone: el individuo es un valor, o más bien forma parte de una configuración de ciertos valores sui generis” (Dumont 1966).9 La cuestión es que la sociología, al menos, en sus primeras décadas de constitución, se había solamente enfocado a la sociedad moderna actuando en conjunto pero a partir del individuo como objeto central de estudio, reemplazando así aquello que era representación común en las sociedades tradicionales. El ejemplo más emblemático es el de Durkheim 9 Valdría la pena al respecto citar en extenso al autor, pues plantea precisamente los puntos nodales de reflexión propios a nuestros tiempos y al tema planteado. “Dos configuraciones de este tipo […de ciertos valores sui generis…], se oponen inmediatamente, que caracterizan respectivamente las sociedades tradicionales y la sociedad moderna. En las primeras como por otro lado en la Republica de Platón, el acento está puesto en la sociedad en su conjunto, en tanto que Hombre colectivo; el ideal se define a través de la organización de la sociedad en vista de sus fines (y no en función del bienestar individual); se tata ante todo de orden, de jerarquía, cada hombre particular debe contribuir en su lugar al orden global y la justicia consiste en proporcionar las funciones sociales en relación al conjunto. Para los modernos por el contrario, el Ser humano es el hombre “elemental”, indivisible, bajo la forma de ser biológico y al mismo tiempo del sujeto pensante. Cada hombre particular encarna en un sentido la humanidad entera. Él es la medida de todas las cosas (en un sentido completamente nuevo)” (Dumont 1966:23). Los remito a las páginas siguientes, altamente pertinentes. 9 quien conceptualizó estas relaciones como solidaridad mecánica (relaciones por semejanza) se basa en imperativos morales para la cohesión del grupo y la solidaridad orgánica (rige la complementariedad) donde son los individuos que utilizan parámetros personales para su organización, apostándole evidentemente para la consolidación de la disciplina sobre las segundas (Durkheim 1930). Así, nos encontramos sin duda con la sempiterna reflexión sobre existencia de dos tipos de sociedades, de sociedades duales en el interior de cada grupo humano, en donde según el momento y el tiempo una dinámica societal pesa más en el grupo o en el individuo que otra. Sea que el individuo termine por tener más peso, sea el colectivo. Véase en el cuadro I.A de manera resumida a lo que se remite cada una de estas nociones. Vale la pena insistir que las dos formas de pensamiento conviven en nuestras sociedades. Aunque se pregona que en los contextos urbanos y con el advenimiento de la modernización hay una tendencia mayor a la lógica individualista, mientras que en el ámbito rural perviven mayoritariamente la lógica holista. Ambas significan procesos identitarios diferenciados y respuestas específicas con su entorno. A cada una de ellas se le podría sin duda atribuir una noción particular, por lo que se podría hablar en términos de identidades para contextualizar lógicas como la holista y de identificaciones para contextualizar la lógica de tipo individualista. A partir de estas abstracciones se puede así distinguir dos clases principales de concepciones cosmogónicas o de procesos mentales como se refiere Dumont; aquella que considera que, como cada ente particular, el universo entero tuvo un principio y tendrá un fin (teleología), del cual el génesis judío-cristiano o el racionalismo-desarrollista del Estado-nación son ejemplos de ello. Por otro lado, tenemos la cosmogonía que concibe la existencia del cosmos como resultado de un movimiento constante de creaciones y destrucciones, es decir, regido por una ley cíclica de muerte y renacimiento, como las leyes de vegetación y de los astros, que son la evidencia Daniel Gutiérrez Martínez 10 CUADRO I.A CARACTERÍSTICAS DEL HOLISMO E INDIVIDUALISMO HOLISMO INDIVIDUALISMO º Individuo se define en función del grupo de pertenencia º Estrategias de supervivencia pensadas en forma colectiva º Absorber el trabajo de manera familiar º Relaciones por semejanza, imperativos morales para la cohesión del grupo º Familia como responsable de reproducción de sistemas significativos (Familia extensa aunque sea simbólicamente). º Fuerte cohesión familiar, organización jerárquica º Una sociedad es una totalidad que trasciende a sus miembros y que sólo puede entenderse en su propio nivel. º La naturaleza y la sociedad son “totalidades orgánicas” que no pueden descomponerse en sus elementos º El individuo debe inclinarse ante los intereses superiores del grupo, las obligaciones están por encima de los derechos. º Fundamento de la cohesión social, la conducta social es controlada por valores y creencias compartidas. º La colectividad domina al individuo y sólo es posible el desarrollo rudimentario de la conciencia individual (conciencia del yo). Dominio de la conciencia colectiva limita el alcance o el campo de acción del individuo. º Individuo se define en función de sus logros º Desarrollo de competencia personales de supervivencia º Self-Made man º Rige la complementariedad, parámetros personales para su organización. º Familia responsable de la reproducción biológica (familia llamada nuclear) º Cohesión más reducida a unos miembros, organización menos jerarquizada, retensión a la igualdad de derechos º Una sociedad es simplemente una colección de individuos. º Una sociedad es un agregado de personas. Las totalidades supra-individuales son ficticias. º La interdependencia de los individuos y grupos, en relaciones sistemáticas de intercambio, sólo comienza a desarrollarse, en sentido significativo, con el surgimiento y expansión de la especialización de la producción. º Desarrollo de la moral individualista (culto al individuo a través de las ideas de libertad e igualdad). º Ensanchamiento de la diferenciación estructural entre los individuos a partir de sus ocupaciones. primaria que tiene el ser humano ante sí mismo. De esta manera, la diferencia de un inicio absoluto se hace borrosa, y el futuro se presenta como una continuación perpetua de la cadena de formaciones y catástrofes, por lo que, de hecho el universo es infinito. Muchos antropólogos, entre ellos Galinier (1990), encuentran muchos mitos de origen, que confluyen con la idea básica en las comunidades indígenas de una alternancia cíclica de periodos de creación y de reposo cósmico. Es en este sentido que se propone la noción de cosmovisión no solamente para analizar creencias y prácticas de pueblos no mecánicos, o de pueblos “indígenas”, sino de igual para observar los procesos de pensamiento tanto concretos como filosóficos de las sociedades llamadas “industriales y pos-industriales”.10 Los estudios antropológicos y culturales plantean una tendencia mayor a este tipo de cosmogonía en las comunidades indígenas, aun- que no es de desdeñarse que estas mismas lógicas, existen en sociedades mestizas, urbanas y “modernas”, sea de manera subrepticia o en superficie. En el cuadro I.B se caracterizan los diferentes procesos simbólicos que son observables en las diversas dinámicas aquí conceptua-lizadas por cosmovisiones de tipo holistas e individualistas. 10 Al respecto sólo valdría mencionar que este tipo de cosmogonías son vertidas en los llamados Nuevos Movimientos Religiosos como el New Age. Políticas públicas e individualismo, comunidades indígenas y holismo Con todas las precauciones que esto conlleva el tema se puede esquematizar por tanto en dos formas de pensamiento, en dos visiones del bienestar para el grupo y el ser humano. Nos encontramos con dos umbrales identitarios, el primero constituido por un pensamiento predominantemente holista, que se ve reflejado en la percepción de bienestar en las comunidades indígenas, el segundo conteniendo una predominancia de tipo individualista y que se exacerbó con el proceso de la Modernidad, principalmente en la percepción del bienestar inscrito en las políticas públi- 11 Políticas públicas e identidades híbridas CUADRO I. B PROCESOS SIMBÓLICOS DE COSMOVISIONES HOLISTAS E INDIVIDUALISTAS COSMOVISIÓN INDIVIDUALISTA (TEODICEA) COSMOVISIÓN HOLISTA (POLYDICEA) º Principio de un inicio y un final º Hombre en el centro del universo y refleja la centralidad monoteísta de un Dios º Un único Dios superior y absoluto (monoteísmo) º Abstracción simbólica y del lenguaje teo-lógico º Ser humano como centro del planteamiento ético con su relación con el medio ambiente º No hay posibilidad de combinación religiosa y diferenciación divina, no hay libertad esotérica de culto. º Perdida de consciencia de responsabilidad de su entorno º Idea de perfección, futuro y profeta, eternidad. º Cargo jerárquico y único º º º º cas, particularmente las de educación de los regímenes republicanos, enmarcados todos ellos principalmente en un pensamiento progresista, racionalista y futurista (soteriológico). Veremos más adelante como estos dos procesos identitarios o comportamientos de identificación se entremezclan, y para el caso de las comunidades indígenas, los dos se van rolando según el contexto y el momento, fungiendo así como estrategias de negociación, supervivencia, que otros llamarían una resignificación (Martínez-Casas 2001). En suma, las políticas públicas contienen en su substrato, en sus expectativas de respuestas, de resultados y de comportamientos una visión principalmente individualista. Mientras que en las comunidades indígenas; las reacciones, las expectativas, la percepción de vida, tanto como su recepción del mundo exterior tiende principalmente a caracterizarse por un proceso identitario holista. Todo ello no significa que en ciertos momentos no se entremezclen las dos dinámicas en los dos sistemas de creencias. Se trata de un ir-y-venir de formas holistas e individualistas en los comportamientos y lógicas de pertenencia de los grupos humanos e individuos. El punto nodal de esta investigación será saber si se hace de manera combinatoria (sincretismo) o concomitante (híbrida). Esto nos permitirá comprender por tanto los procesos identitarios que se ponen Ciclo de continuos renacimientos Hombre es parte del cosmos Ser humano dentro del mundo Diversos dioses representando diversos momentos (politeísmo) º Lenguaje simbólico concreto (referencia a animales, plantas, etc.) º Mundo ritual planteado en el mantenimiento de la armonía y el balance, diferenciación si es necesario. º Hombre considerado responsable de mantener esta armonía. º Aceptación de la idea de mortalidad, constante regeneración º Rol de cargos a lo largo del tiempo en juego en la relación comunidades indígenas políticas públicas. De esta manera se puede decir que las identidades sustraen su fondo común a partir de las creencias que se van impregnando en el proceso de reconocimiento identitario. En este sentido, las políticas públicas establecidas en México, principalmente, en las comunidades indígenas son portadoras de creencias e ideologías que no están sin repercusión en la percepción y construcción identitarias de los mismos indígenas. Hablamos de indígenas y no de comunidades, porque en este ámbito de análisis (macrosocial) también en el interior de las comunidades hay diferencias y graduaciones de identidad entre los miembros, que son importantes de tener en cuenta. Cada uno construye su identidad con base, ciertamente a un referente común, pero con graduaciones y matices propios a cada quien. Es a partir del estudio de la relación entre creencias intrínsecas en las políticas públicas del Estado (individualistas) y la construcción identitaria indígena (holista) que la investigación se enfocará. Durante el trabajo de campo se pudo observar que la mayor influencia que ejerce el sistema de creencias racionalista-secular (Estadonación) sobre las comunidades indígenas se encuentra en el espacio educativo y en la transmisión de conocimientos. Como es conocido, a Daniel Gutiérrez Martínez 12 CUADRO II CARACTERÍSTICAS HOLISTAS DE LA IDENTIDAD OTOMÍ CARACTERISTICAS INDIVIDUALISTAS DE LAS POLÍTICAS EDUCATIVAS (EJEMPLOS DE TERRENO DE CAMPO) CARACTERÍSTICAS HOLISTAS DE LA IDENTIDAD OTOMÍ CARACTERISTICAS INDIVIDUALISTAS DE LAS POLÍTICAS EDUCATIVAS º Sentido de pertenencia al barrio y a la comunidad más que a una entidad abstracta. º Relación con su espacio de manera colectiva. La casa otomí (Galinier): mayoría de las actividades son afuera de la casa con su entorno y los demás. º Desarrollo principalmente de actividades manuales con otros materiales. º Conocen más las historias de su familia o vinculadas con la comunidad que universal. La comunidad es el “ombligo del mundo”. º No hay un gran interés por cultivar tradiciones de otros lados. º Interrelación con el campo, la naturaleza y el entorno. º Dificultades para actuar en términos de competencia. Los padres no prestan mucho interés a los niveles de calificación. No conocen exactamente lo que significa el esquema de calificaciones. º Se elogia la pertenencia de grupo a una comunidad, con sus particularidades y sus procesos de diferenciación frente a otras comunidades refuncionalizando la identidad comunitaria. º No hay homología con los nuevos programas educativos, por tanto el indígena sólo aparece en la mayoría de las veces como objeto cultural y no como agente social. º No hay una operacionalización de la lengua en instancias de la vida cotidiana y en la funcionalización institucional. º Las competencias sociales se dan en el seno de la familia º Familia espacio de toma de decisiones, establecimiento de valores morales y socialización de los modelos culturales. º Relacionados con la lógica geo-centrista º Concepción liberal del individuo como sujeto. º Materiales didácticos siempre se presentaban imágenes de individuos (pocas veces grupos). º Ejercicios rígidos y no muy adecuados a realidades indígenas, como los ejercicios de caligrafía en letras minúsculas manuscritas, fácilmente realizables en un contexto urbano, pero poco practicado en el contexto rural. º Educación vinculada con la cultura humanista en las minorías letradas. º Se buscara destacar los contenidos de expresión de las culturas indígenas, pero en un marco nacional y no comunitario. º Valores cimentados en la urbanidad, el honor, el civismo, la competencia, las aritméticas y la “cientificidad” de los conocimientos. º Discurso está construido en torno al progreso de la civilización, por tanto se necesitaba medir y calificar los grados de progreso en el conocimiento, aumentando cada vez más la exigencia para calificar y medir. º Promover la diversidad como proceso de integración global a valores impuestos como universales, refuncionalizando el localismo a manera cultural. º La educación se realiza también a partir de otros medios, como los medios de comunicación, en donde se difunde un habitus específico. º Las lenguas indígenas, éstas sólo fungen como elementos de un folclorismo globalizado. º Escuela juega un papel central para la inserción social posterior º Escuela, lugar de transmisión de valores y principios de socialización, aprendizaje de toma de decisiones individuales. º Difusión de la lógica ego-centrista pesar de la gran influencia que tuvieron los grupos cristianos protestantes o evangélicos en la educación y sobre todo en la indígena, la educación en México se ha fundamentado sobre todo a partir de las propuestas realizadas por las creencias racionalistas-seculares. Todos estos ejemplos nos permiten observar que lo que constituye la principal repercusión implícita en las políticas públicas es la discordancia entre un mundo dóxico holista (familiar) y uno institucional (individualista).11 Con esto se quiere decir, que los grupos indígenas tienen que lidiar con dos puntos de vista particulares en la instauración de las políticas públicas que se les ha impuesto: el que se encuentra en su identidad con la comunidad, la de sus grupos de pertenencia, la familia y el que se ubica en 11 Para Bourdieu la doxa “es un punto de vista particular, el punto de vista de los dominantes, que se presenta y se impone como vista punto de vista universal; el punto de vista de aquellos que dominan dominando el Estado” (Bourdieu 1994). Políticas públicas e identidades híbridas la identificación con el sistema político estatal. En otras palabras, el esquema mental holista que se puede advertir en la doxa familiar de los pueblos indígenas rara vez ha correspondido con los sistemas mentales individualistas del Estado-nación inscritos en la doxa de las políticas públicas institucionales. Es en este sentido, que el mayor problema que se encuentra en las políticas públicas principalmente las de educación, salud y alimentación aplicadas a los miembros de las comunidades indígenas, es el conflicto entre su experiencia dóxica propia familiar, su experiencia identitaria con su comunidad de origen (que es la más perdurable) y la experiencia con la institución estatal que con frecuencia se inscribe en la prolongación de una experiencia originaria que se distancia del mundo vivido en su comunidad. Esta afirmación, viene del hecho que el proceso identitario inscrito en la familia y en el grupo de pertenencia étnico-comunitario, en tanto que institución aceptada tácitamente como tal, funciona al mismo nivel que el proceso de identificación con la institución pública (escuela, centro de salud…). Lo anterior va en el sentido de inculcar un nomos, es decir, llevar a cabo todo un proceso de nominación y representación de las cosas en el mundo, que genera al mismo tiempo un trabajo de socialización operado y operante en un universo social y que se organiza a partir de la división familiar específica a cada grupo. Así, la familia y el proceso identitario constituye una de las categorías sociales más importantes en la consolidación de creencias y valores aceptados, en la medida que tiene la característica de clasificar y construir un mundo social, así como todo un registro de códigos y parámetros de comportamiento que conforman todo un trabajo de institucionalización que repercute en un trabajo de integración y de unión. Pero también es una formidable institución que mantiene la reproducción del orden interno. Asimismo, tal como sucede con el proceso de identificación de los sistemas políticos del Estado, la pertenencia identitaria a la comunidad tiene la facultad de heredar y mantener una serie de valores, así como la transmisión de los valores 13 específicos a cada cultura en el marco de cada generación. De esta manera, la pertenencia étnico-comunitaria es verdaderamente una ficción, un artefacto social, una ilusión en el sentido más ordinario del término, pero una ilusión bien fundamentada. En otras palabras las políticas educativas implantadas en los pueblos indígenas corresponden la mayor parte del tiempo a otra visión y actitud mental frente al mundo (individualismo) que la que se encuentra establecida en el interior de sus familias, comunidades y por ende en sus procesos identitarios (holismo). En este sentido, estamos de acuerdo con algunos autores cuando plantean con respecto a las políticas educativas, que lo que mayormente ha caracterizado los materiales didácticos para la enseñanza de los indígenas mexicanos ha sido por una parte la ausencia de una planeación lingüística adecuada que respalde las estrategias familiares y por otro lado los manuales institucionales que no corresponden a dicha lógica familiar. No hay duda que los factores económicos y sociales juegan un papel preponderante con el poco éxito educativo obtenido en las comunidades indígenas,12 pero eso no significa que los procesos mentales inscritos en dichos programas no infieran en los aspectos identitarios de los actores que ahí se ven inmiscuidos. En efecto, lo que se ha observado en la aplicación y análisis de los contenidos de los materiales didácticos aplicados en la educación indígena, así como en las entrevistas de campo es que el factor de adecuación cultural entre materiales didácticos y formas de pensar y actuar de las familias indígenas tienen un papel fundamental para comprender la desigualdad social que viven los grupos indígenas a partir de los valores y creencias que dominan en la sociedad. 12 Según la encuesta del INEGI de 1995, para una población de 229 350 de hablantes de lengua indígena de 6 a 14 años, 33% no sabe leer y escribir. Véase igualmente (Bravo Ahuja 1977). Daniel Gutiérrez Martínez II) SISTEMAS DE CREENCIAS13 Y LEGITIMIDAD EN LOS UMBRALES DE LA IDENTIDAD De esta manera es posible ofrecer un panorama general de la manera en cómo cada una de las identidades antes mencionadas son legitimadas en ocasiones de manera específica y muy bien delimitadas entre sí, según el contexto dominante. Efectivamente para el asunto que nos atañe es necesario considerar que todo proceso identitario está legitimado por una construcción discursiva, en su sentido más amplio (visual, lingüística, simbólica), que a su vez está sustentada por uno ó varios sistemas de creencias. Son legítimos y verdaderos porque se cree en ellos. De esta manera podemos observar que en las comunidades en cuestión, cohabitan, conviven, se entremezclan y se transponen tres sistemas de creencias, que hemos llamado; étnico-indígena, histórico-cristiano, racionalista-secular, cada uno de ellos invoca un modo de comportamiento particular que refleja valores, principios, formas de ver, de pensar, de percibir. Cabe señalara que se trata de tipo- ideales (Weber) en términos de creencias, con el objeto de que se puedan ordenar los diferentes elementos de la realidad que subyacen en las comunidades indígenas en torno a las políticas públicas del Estado-Nación. Por tanto no es necesario verlos como estáticos y 13 Por sistemas de creencia entendemos el conjunto de relaciones que existen en un conjunto de creencias, prácticas, valores pertenecientes a una cosmovisión específica. Dicha cosmovisión, se compone por los procesos cognitivos propios del Imaginario social, a saber, los procesos mágicos, míticos, religioso-institucionales, científicos que se expresan a través de una acción auspiciada por la técnica que sustenta dicha cosmovisión que alimentan y constituyen actos de fe incuestionables. Los cinco elementos se interrelacionan para conformar una creencia particular. Puesto que hablamos de sistemas, nos referimos a estructuras que mantienen relaciones en una lógica de redes, en donde el efecto de un elemento repercute en toda la estructura. Sistemas, de igual forma, configura la referencia a la función y a un corte de la realidad, con el fin de situarnos en un contexto empírico que sea analizable, aunque no forzosamente normalizable. Las relaciones del sistema aluden en realidad a las estructuras del sistema, misma con las cuales se pueden formar otros sistemas y así crear otros tipos ideales. Recordemos que sistemas hace igualmente alusión a tipos ideales, es decir, a una abstracción del campo empírico para des-complejizar el mundo real, con el fin de interrelacionar causalidades observables. Se toman en cuenta al mismo tiempo los factores externos que influyen en la estructura y por ende en todo el sistema. 14 estigmas, sino como un modelo de la realidad que nos permite observar de que manera se diferencian frente a los demás situaciones y contextos de estudio concretos. En las comunidades visitadas, cada uno de sus miembros tiene y mantiene un rol específico que actúa independientemente o en interdependencia con los demás, y funcionan como formas de estrategia y negociación con su entorno. En otras palabras se trata de identidades que no se mezclan forzosamente en la mayoría de los casos, pero que interactúan constantemente de manera alternativa en reacción de las diversas situaciones circundantes. Sin duda estamos situados desde un acercamiento característico de la propuesta goffmaniana de la multiplicidad de roles y máscaras que un actor social evoca, aplicado esta vez a los actores sociales que pertenecen a una comunidad indígena. Así, los integrantes de las comunidades indígenas serán frente a las políticas públicas del Estado, antes que nada en su conjunto actores sociales, más que individuos subordinados a una única identidad envolvente en una multiplicidad de valores. Cada uno de estos roles tiene una lógica intrínseca diferente que se ha construido y/ o legitimado a partir de una serie de creencias, valores, prácticas que se han conformado históricamente y que permite comprender la interacción de las estructuras históricas y relaciones objetivas con los contextos del presente y los comportamientos subjetivos. Cada creencia se construye a partir de elementos morales (principios designando lo bueno y lo malo para la reproducción y bienestar de la especie humana), pero también éticos (valores que comunalizan al grupo). Así, el sistema de creencias étnico-indígena invoca tantas cosmovisiones como etnias e individualidades en el país, que sin lugar a dudas, todas ellas han surgido de la fuente común mesoamericana y se han nutrido con el transcurso del tiempo, en mayor o menor medida, de aportes ideológicos occidentales. La religiosidad indígena se expresa mediante manifestaciones de cultura popular, cuya mayor representatividad se encuentra en la imaginería y las complejas fies- Políticas públicas e identidades híbridas tas tradicionales dedicadas a divinidades católicas y a diosas de muy antigua creencia. Ahora bien, los mitos entidades ancladas en un pasado y que envuelven constantemente un presente, (López Austin) les permiten organizar los significados y la enorme riqueza de su cultura de manera completamente diferente que la de una visión básicamente judío-cristiana-católica-protestante. Sin embargo, podemos hablar de la existencia de creencias pertenecientes a una dinámica indígena mesoamericana que continua existiendo en la actualidad14 y que en efecto condicionan los comportamientos y la visión que se tenga con respecto al desarrollo que se deba emprender para el beneficio de cada comunidad (Bartolomé y Barabas 1988).15 El sistema de creencias cristiano tiene que ver con todos los códigos morales y éticos así como sus procesos rituales implementados en la cultura mexicana y en las comunidades indígenas, que fungen en este caso como mediador entre un pasado revindicado originario y un planteamiento cosmológico hacia un mundo racional y progresista. La importancia de la trinidad en la cosmología cristiana es de suma importancia para estar involucrado en este proceso. Sus principales principios son la imposibilidad de perfeccionar (imperfectibilidad) este mundo y la magnificencia de un solo Dios para conducirnos al paraíso o felicidad eterna. 14 Tenemos por ejemplo los rituales muy parecidos que se hacían en la antigüedad desde el suroeste de los Estados Unidos hasta Centroamérica en las canchas del juego de pelota. Es decir, el mismo sacrificio de aves (gallos) que practican los triquis en la actualidad son una referencia de los antiguos sacrificios mexicas que se practicaban con las codornices. Los dos tienen el mismo significado que consiste en observar hacia donde despega el vuelo el ave par conocer de donde iba a venir la lluvia en las cosechas venideras. 15 En las últimas décadas ha habido una gran edición de obras que se preocupan por estudiar el pensamiento científico, filosófico de los pueblos originarios, así como sus técnicas utilizadas como una forma de saber avanzado y como formas autóctonas de desarrollo. Sin embargo, son pocos los trabajos que se preocupan por obtener y conocer las estrategias de desarrollo que están contenidas en las cosmovisiones indígenas y que puedan ser utilizadas en una política pública especifica. La mayoría de estos estudios se basan en los saberes medicinales locales y en algunas técnicas de manufacturación de prendas. Cf. (Bartolomé y Barabas 1988). 15 Ahora bien, el sistema de creencias racionalista-secular se plantea como el sustrato de la Modernidad ilustrada occidental cuya religión implícita yace en su lógica propia, proveniente de las creencias monoteístas judeocristiana. Los conceptos de progreso, de civilización, de evolución, de nación, de integración, de solidaridad, de liberalismo reflejan implícitamente, la idea de salvación/exclusión y de una entidad absoluta que ostenta todo el poder en una sola entidad en una sola Nación, en un solo pueblo, un único desarrollo (Dios). Mas aún, reflejan una idea abstracta inalcanzable, pero deseada y seductora que es la emancipación de la libertad y el arribo al mundo ideal (el paraíso). Es en este sentido, que se encuentra un lazo con la formación religiosa de una sola concepción monolítica del mundo y la imposición de una sola forma de explicar cosmogónicamente las realidades naturales que traducen la manera en la cual se planifican y se llevan a cabo las políticas públicas de desarrollo, es decir, una burocratización exhaustiva, un fervor por el materialismo modernizador, así como la exclusión de otras formas de concebir prácticas de desarrollo que no están en acuerdo con una racionalización y cientifización de los procesos de producción y transformación que pueden ser perceptibles. En la actualidad este sistema es perceptible aún incluso en las llamadas políticas multiculturales, difundidas por los organismos internacionales como el PNUD, y seguidos por propuestas nacionales desde el Progresa. En efecto, la educación y la salud son entidades privilegiadas para la conducción de la legitimidad de las creencias y valores de una visión del mundo. Cabe insistir que este sistema de creencias no está alejado de una filiación con la idiosincrasia encontrada en el sistema de creencias cristiano, es decir, de este Universalismo evocado desde La Ciudad de Dios de San Agustín, hasta la Unicidad e individualismo evocado en la época moderna. Este sistema de creencias demanda promueve y espera a través de las políticas, particularmente educativas y de salud, la conducción de principios y valores tales como: Racionalidad (instrumental en Weber), Competitividad, Progresismo, Trabajo en Daniel Gutiérrez Martínez 16 CUADRO III LEGITIMIDAD Y SISTEMAS DE CREENCIAS EN LAS COMUNIDAES OTOMÍES DE QUERÉTARO SISTEMAS DE CREENCIAS y REPRODUCCIÓN SOCIAL. Sistema de creencias racionalista secular: º La mayor parte de los entrevistados expresó la profunda necesidad de que se instalarán las infraestructuras adecuadas para que los niños de las comunidades indígenas encontrarán un mejor desarrollo y una mejor inserción al mundo secular y moderno. º La educación laica es sinónimo de igualdad social y bienestar en un futuro próximo. º La educación bilingüe en las comunidades Otomíes a sus ojos no es la que los va a llevar a una mejor situación social y económica y a la erradicación de la desigualdad social. Sino la integración al sistema. º La enseñanza sólo tiene un valor pragmático al nivel de la creencia y no realmente espiritual. Se cree en la posible eficacia de la educación laica para una mejor inserción de los niños de la comunidad al sistema dominante y no se le cuestiona su necesidad para el desarrollo comunitario, pero no se siguen los dogmas y valores establecidos por la educación laica como una norma espiritual indiscutible. Sistema de creencias cristiano-histórico: º La cultura cristiana en la región ha funcionado mejor como espacio de reacción a un tipo de pensamiento modernista y racionalista, principalmente en lo que se refiere al tema de la educación. º Las enseñanzas cristianas, los sermones y consejos que se pueden encontrar en los curas y Padres (que van una vez por mes a hacer misa), son mucho más instructivos, importantes y valorizados por la comunidad que la misma enseñanza en la escuela laica. Atribuyeron a los dogmas y valores católicos una mayor importancia normativa y espiritual. Sistema de creencias étnico-indígena: º El conflicto intrínseco que existe con respecto a la transmisión de conocimientos entre la creencia cristiana católica y la creencia racional-secular, ha llevado a una especie de fortalecimiento de prácticas autóctonas religiosas en la cotidianidad social, mezclados con algunos elementos pertenecientes a los otros dos sistemas de creencias. Se trata de un espacio en donde se puede encontrar una cierta coherencia entre una identidad pasada mítica y un presente socialmente desigual. individualidad, Obediencia a la autoridad, Calculabilidad de respuestas, del espacio y del tiempo, Ahorro y Actitud inversionista del capital. Sin duda se trata de un espíritu del tiempo ya muy extendido en el mundo, que favorece principalmente un pensamiento de tipo individualista. En todo caso, no se trata de un solo modo de pensamiento, ni el único inscrito en los mexicanos, y menos aún en las poblaciones llamadas indígenas. Sin embargo, existe un empecinamiento por establecer este tipo de políticas por el hecho de estar sustentadas en la creencia de un mundo mejor, en un futuro no muy lejano, y lograr la emancipación del ser humano, la igualdad para todos. Este es el problema de la teodicea mencionado por Max Weber. En este sentido la ética del campo económico se apoya sobre una lógica específica, opuesta a las sociedades “originarias” o pueblos indígenas. La producción y el intercambio de bienes son actividades necesarias, pero nada exige que ellas no sean totalmente autónomas con respecto a otras actividades, ni que ellas tengan que apoyarse sobre una voluntad de beneficio individual. En los pueblos indígenas (en cierta medida), la producción y el intercambio son fundamentalmente actividades sociales. Los intercambios, no monetarios, se fijan en los lazos sociales y se efectúan como dones gratuitos en los cuales uno espera que ellos sean pagados, pero bajo otras lógicas de reciprocidad. Es decir, el aspecto utilitario es secundario en este tipo de sociedades. Un ejemplo de esto es el saber medicinal que es compartido de manera homogénea por la comunidad. Las plantas, los tratamientos, las terapias y el simbolismo que contienen, son igualmente compartidos por ser del interés de la comunidad. Mientras que en una lógica capitalista, el saber médico contiene un cierto prestigio social y es utilizado de manera calculada creando así una forma de dominación, Políticas públicas e identidades híbridas como podría ser para la obtención del monopolio de la salud, de cómo curarse de los males del cuerpo. Ontogénesis en las comunidades indígenas La ventaja que representan las comunidades indígenas para el estudio de las políticas públicas, es que los sistemas de creencias que están implícitos ahí y el impacto sobre la identidad que generan y es que en ellas se presenta precisamente, más que en las demás, los tres sistemas de creencias aquí evocados. Ellos se presentan de diversas maneras según el momento y el entorno, pero no cabe duda que conforman los diversos procesos identitarios observables en las comunidades. En el caso específico de nuestra investigación en el cuadro III se presentan los tres sistemas de creencias. En resumen encontramos tres elementos que se involucran en el complejo proceso de la transmisión de conocimientos: a) una concomitancia entre la importancia que le dan los miembros de la comunidad en términos de creencia práctica y pragmática a la educación laica y a su fundamento social b) la importancia que se le da al dogma cristiano y el de la Iglesia para el bienestar espiritual y trascendental c) finalmente la importancia otorgada a la religiosidad y a los rituales populares y de la vida en la comunidad, que están fuertemente impregnados de creencias autóctonas indígenas, encontrándonos así con una especie de religiosidad compleja alrededor de la transmisión de conocimientos (Geertz 1987).16 16 Lo anterior es sin duda más evidente si partimos de la definición que da Geertz a la religión, a saber, un sistema de símbolos cuya función es de establecer en los hombres, disposiciones y motivaciones poderosas, penetrantes y duraderas, mediante la formación de conceptos que se refieran al orden general de la existencia: tales conceptos son revestidos con tal aura de verosimilitud que las disposiciones y motivaciones parecen singularmente realistas. 17 Así, el cotidiano de la cosmovisión en la transmisión de conocimientos en las comunidades indígenas está lleno de símbolos que representan las diferentes disposiciones y motivaciones que circulan en su imaginario y en su contexto histórico. Se trata en este caso de motivaciones de carácter práctico (racionalismo), espiritual (cristiano-institucional) y comunitario (étnico-indígena) que envuelven el espacio de la transmisión de saberes y formas de aprehender el alrededor natural. En la educación en los grupos indígenas otomíes de Querétaro preponderan tres elementos importantes en la transmisión de saberes: al nivel moral y en las reglas de comportamiento son los valores católicos los que preponderan, en el nivel práctico de estrategias para las demandas y su relación con el Estado es la educación laica, y al nivel de sociabilidad, son los valores autóctono o indígenas los que preponderan. Por otro lado y reforzando lo anterior, en un texto publicado sobre las representaciones en torno al Progresa-Oportunidades en Santiago Mextititlán (García y Valencia 2003), se percibió que uno de los primeros aspectos identitarios de los lugareños era que se asumían y representaban como “pobres” (véase cuadro IV). De esta manera es posible observar que si bien existe una aceptación de los beneficiarios por el cumplimiento con los compromisos del programa, lo que se destaca particularmente es el valor del monto como medio de supervivencia, pero no precisamente los valores que lo integran. Asimismo su modo de identificación con el Estado es el de representarse como pobres, con una especie de resignación, al tiempo que cumplen con lógicas como las faenas, aplicación del poder informal. Ahora bien, este tipo de políticas afectada en la economía familiar, como la venta de muñecas, bordados, fritangas, y todo aquello a lo que se dedican habitualmente, tiene sin duda más que un valor comercial. En suma, habría que observar que el tipo de estrategias que se utilizan entre los miembros de las comunidades indígenas, para optimizar su relación con el entorno y particularmente con las políticas de Estado, tienen al menos dos lógicas que vale Daniel Gutiérrez Martínez 18 CUADRO IV REPRESENTACIONES INDÍGENAS Y PRINCIPIOS IDEOLÓGICOS REPRESENTACIÓN INDÍGENA Santiago Mextititlán Amealco, Qro. º Ideal: Estar en familia y poder vender mis productos. Presupuestos: Desconfianza para darse a conocer frente al foráneo. No entienden las razones del programa Aceptación de su condición de pobres, con las secuelas que hay (hibridación). Aunque hay unos más que menos en términos reales. (Mientras me den sigo siendo pobre, si quieren) - Las acciones del programa son refuncionalizadas a partir de las negociaciones entre las representaciones sociales de la población beneficiada y los funcionarios (representantes locales). - Los beneficiados son por el peso decisivo de la suerte (racionalidad mágica Weber). Quien sabe porque el gobierno excluye a otros. Finalmente todos están vinculados familiarmente. Genera focos de tensión en la población. º Objetivos - Los jefes de la casa continúan migrando a las ciudades (Qro., Guada., Monte., DF), la economía sigue siendo familiar. Se considera un apoyo, más que una salida la pobreza o mejor preparación. - Continúan sembrando maíz, calabaza principalmente uso domestico (¡No joven, ya no da pa’ más!). Tensión entre el trabajo del campo y las pláticas de salud. - Si no sale bien en la escuela, (pos que se ponga a trabajar con su papa en la ciudad u otras). (Con ese poco más igual y sale para el carguero) - Hubo hombres que argumentaban que eran ellos lo que la debían recibir. - Existe en muchos, agrado de mejorar salud, educación y alimentación, hasta llegar a la confianza en el gobierno. Se sienten obligaos en retribuir (Paternalismo).- Tensión por la falta de movilidad, el Programa se vuelve un lastre para la economía migrante º Prácticas - Las mujeres se alivian solas, no les gusta ir con el doctor que se les asigna. - La gente aprende a saber que contestar, pierde el temor y le permite acceder al Programa. - Más por obligación que por convencimiento. Pocos son los casos que incluyen a médicos locales de confianza. - Aprenden a lidiar con las faenas de inserción y de presión. La práctica se ritualiza con resignación (asumen roles). Padres están dispuestos a asumir exigencias no escritas. - Los hijos son fuente de inversión. º - PRINCIPIOS IDEOLOGICOS DE PROGRESA-OPORTUNIDADES º Ideales: Desarrollo de capacidades personales y familias, construcción social básica municipal, creación de empleos e ingreso, potencialidades de las personas º Presupuestos: - Sustituir los antiguos subsidios a la oferta, por subsidios a la demanda (focalizados). Banco Mundial. - Salir de la pobreza extrema: educación+salud+alimentación (universalistas, PNUD). - No hay negociación posible, el Estado propone y los beneficiarios dispone - Selección de las familias más pobres de la zona. º Objetivos -Inserción individual al mercado laboral - Mejoría de producción futura (campo) - Elevar niveles de ingreso y acumulación de capital. - Potenciar el rol de las mujeres - Mayor confianza y credibilidad al sistema, promoción para incentivar la producción y estabilidad local. - Inhibición a la migración (obligaciones médicas y escolares). º Prácticas - Obligación de acudir a pláticas de salud (revisión médica regular) - Solo los más necesitados. - Asistencia a la escuela por parte de los niños. - Apoyo a la limpieza en la escuela y en la clínica, y presión por parte de enfermera. - Según los maestros los padres descuidan a sus hijos: no dan de desayunar, no siguen tareas, no cooperación (capital cultural Bourdieu). Políticas públicas e identidades híbridas REPRESENTACIÓN INDÍGENA Santiago Mextititlán Amealco, Qro. 19 PRINCIPIOS IDEOLOGICOS DE PROGRESA-OPORTUNIDADES º Representaciones - Se sienten limitados por el comercio ambulante de las mujeres. Perdida de tiempo. Baja de ingresos. Han dejado de vender. - Se perciben las visitas como “ir al regaño”, y cuesta acostumbrarse a las nuevas disciplinas. Las pruebas del cáncer causan dolor. Varía según la edad: más edad se percibe como perjuicios, más jóvenes, percibe beneficios. Por ir al Dr. Particular pierden la beca. - No tienen tiempo para llevarlos la escuela (labores del campo o fuera comunidad). - La mayoría percibe beneficios, pero sienten que las regañan demasiado. Contradicción entre estrategias económicas y exigencias, entre prácticas culturales y acciones. - Ponen en duda que el gobierno siga ayudándolas. Por ¡angas o mangas han decidido permanecer en el programa¡ º Influencias - Progresa impone estilos de Vida: no permiten reproducción económica familiar. - Impone comportamientos en la salud: métodos anticonceptivos, detección de cáncer, parir bajo supervisión médica. - En la escuela- Impacto directo en las comunidades señalar. Las que aquí denominaremos de hibridación y la de significación. por el hecho de tratarse de comportamientos yacientes en las comunidades indígenas que juegan con diversos esquemas identitarios a la vez y de Resignificación. Diferentes respuestas han sido dadas para explicar el proceso identitario que se encierra en la relación entre las políticas públicas y las comunidades indígenas, y que por cuestiones de espacio no abundaremos. El primero de ellos podría ser el de la aculturación cara a Aguirre Beltrán, conocido por todos. Por otro lado, el sincretismo también ha fungido como modelo explicativo en la relación entre identidad indígena y políticas públicas del Estado-Nacional. Estas propuestas han sido con justa razón criticadas por varios autores, entre los que destacan por su nivel de innovación, García Canclini (1990) y Martínez Casas (2001). Ambos plantean que el proceso de aculturación, más que el de sincretismo son planteamientos que no bastan para dar cuenta de la complejidad identitaria que se enarbola en las interacciones de los grupos humanos, no solamente en lo referente con la identidad indígena en sus comunidades, sino de igual modo en las relaciones culturales en general. Se habla así de hibridación o de resignificación en el contexto urbano o rural, que no son más que estrategias vinculadas con la construcción cultural del sentido de pertenencia. Son III) HIBRIDACIÓN O SIGNIFICACIÓN Este ángulo trata efectivamente de romper con el hito de la identidad indígena a partir de la conquista espiritual o del revival étnico, enclaustrando los procesos identitarios indígenas en dos polos fijos (identidad popular, identidad étnica), a veces opuestos, a veces complementarios, hasta el punto de que se hable en ocasiones de identidades sincréticas. Si bien es cierto que no se pueden negar por completo estos procesos subjetivos, es menester no desdeñar las identidades que se van construyendo, reestructructurando y complejizando en las comunidades indígenas a lo largo de la historia a partir de la relación que éstas han mantenido con las políticas públicas del Estado. En cierta medida se trata de procesos de identificación (movibles, cambiables…) insertos en proceso identitarios más estructurados. Efectivamente, en este trabajo postulamos que contrariamente a la definición de identidades sincréticas, mestizas, populares que se han venido postulando en los últimos años para esquematizar formas de comportamiento yacientes en las comunidades indígenas, existen otros procesos identitarios que denominaremos como Híbridos, Daniel Gutiérrez Martínez modos de adaptación a las diferentes situaciones en las que los individuos o grupos interactúan en la ciudad y en el campo. Son las nuevas formas de adaptación de las relaciones identitarias o lo que unos autores llamarían identificaciones.17 Para Canclini la hibridación son los procesos socioculturales en los que estructuras o prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas. Desafortunadamente la propuesta de Canclini es demasiado general y tiende más a sintetizar todas las concepciones que a proponer alternativas. En este sentido lo de hibridación sólo tiene la ventaja de señalar procesos más flexibles, maleables, en renovación, pero no habla en términos de viscosidad, de textura, de pegajosidad yacientes en los procesos identitarios y particularmente de identificación, en una palabra, una identidad más orgánica.18 Para Martinez-Casas la resignificación es “el proceso complejo, tenso y conflictivo que presentan los migrantes para experimentar su cultura indígena, campesina y corporativizada, tanto en el contexto urbano como en su comunidad de origen con la cual mantienen fuertes vínculos materiales y simbólicos. Resignificar no implica un cambio cultural (aculturación) sino la adquisición de un conjunto de competencias sociales que amplían el espectro de significaciones posibles de la cultura indígena en el medio urbano y en las relaciones rurales en función de los contextos interactivos en los que los migrantes se mueven. […] La resignificación implica [… en condiciones de contacto con grupos urbanos…] la coexistencia de modelos culturales distintos en 17 Para la noción de identificaciones y su diferencia con el de identidades, véase la introducción del libro de Maffesoli (2004). 18 Una de las principales observaciones que se le han hecho a Néstor García Canclini en su obra es precisamente la escasa reflexión sistemática para definir hibridación, y meter en una misma concepción, todas las interrelaciones culturales que se generan en un mundo globalizado. En la nueva edición (Canclini 2001: iii) reconoce que este aspecto fue insuficientemente tratado en la versión original, por lo que brinda la definición de hibridación aquí citada. Sin duda, para el caso que nos compete, la definición sigue careciendo de algunos elementos definitorios para analizar el fenómeno de la identidad indígena, pero nos permite al menos esquematizar una serie de comportamientos y estrategias de adaptación al entorno en el que viven los miembros de las comunidades indígenas. 20 el contacto entre grupos que no se aculturan, sino que mantienen patrones e identidades indígenas en contextos no-indígenas”.19 Algunos avances Para el caso que nos concierne consideramos que la representación de los actores tiene un rol mucho más importante que la interpretación que puedan hacer de los diferentes habitus con los que se enfrentan. Los agentes sociales, en este caso los miembros de las comunidades indígenas, han aprendido a lo largo de la historia a responder frente a las imposiciones, invasiones o convivencias con el Otro, han aprendido a movilizar sus estrategias y a utilizar diferentes atuendos de respuestas y máscaras de resistencias frente a su entorno, principalmente frente al Cura, el Maestro, el Funcionario de gobierno, al Doctor20, todos ellos representando una Institución perteneciente al Estado-nación y por tanto vehiculando un sistema de valores y creencias específicos. Se trata por tanto de movilizaciones, que no impiden por supuesto que al mismo tiempo se vayan reestructurando sus formas de vivencia, o supervivencia, jugando entre una y otra experiencia vivida que se les presenta. Ciertamente, lo anterior no deja de contener varias consecuencias en cuanto al proceso de identidad como lo que llamaremos aquí, la hibridación de la identidad, es decir, la separación de diferentes estrategias de comportamiento frente a un grupo de pertenencia constituida a través de la experiencia vivencial. Estas estrategias se pueden asumir de manera conciente, 19 “La resignificación tampoco implica asimilación en los términos mas en boga en la antropología actual que analizan la progresiva acomodación lingüística y cultural de los migrantes. Es una propuesta diferente que pretende dar cuenta de la oscilación cultural presente en los migrantes entre los valores y patrones de su comunidad indígena y los de la vida urbana, en función de los diferentes contextos interactivos en los cuales deben aprender a moverse” (Martínez-Casas 2001:7-8). 20 Se trata por supuesto de estereotipos, que simbólicamente pueden ser usados como tipos-ideales en el sentido del poder de legitimación que transmiten. En la actualidad es posible ver por ejemplo maestros que pertenecen a la misma comunidad en donde ejercen su docencia. Como el caso principalmente de Santiago Mextititlán, que incluso pueden llegar a vivir en el mismo Barrio donde enseñan. Políticas públicas e identidades híbridas pero esto no deja por tanto de presentar características de desfragmentación de los campos identitarios. Estos campos se pueden reforzar (resignificación) pero también debilitar o resquebrajar (hibridación). En suma, la definición que hacemos aquí de hibridación, tiene que ver con los procesos orgánicos identitarios que no llegan a permear por completo los procesos mecánicos identitarios, mientras que la resignificación (Martínez-Casas 2001), es un proceso identitarios que llegar a constituirse de manera integral. Cabe insistir, que el proceso de hibridación aquí expuesto, fue observado en un contexto rural y en relación (percepción y recepción) con las políticas públicas establecidas por el Estadonación, La hibridación, es un proceso de integración mucho más lento que el llevado a cabo a través de la resignificación, pero es igual de persistente y presente. Nuestra interpretación de estas dos nociones, es que la resignificación tiende a darse de manera más directa, en razón del contexto con respecto a relaciones con no-indígenas en el que se encuentra y en el que ha sido estudiado. Este proceso por supuesto incluye la construcción de un imaginario con la comunidad de origen. Mientras que la hibridación, podría tender a presentarse en un contexto, la mayor parte de las veces rural, íntimamente y directamente relacionado con la comunidad misma, es decir en un contexto indígena. En suma, la resignificación se lleva a cabo la mayor parte de las veces cuando no existe de inicio una estructura de pertenencia de origen, que lleva a que las constituciones identitarias de los indígenas en su relación con el entorno tienda a resignificarse, mientas que en un contexto en donde existe una estructura de pertenencia de grupo sólida, el proceso de constitución de identidad con respecto al entorno es de hibridación (de apropiación de roles según el contexto en el que se interactúe, esto es un proceso de identificación). En fin, el proceso de resignificación, da cuenta de un comportamiento que está inserto en una dinámica descontextualizada del mundo indígena donde las políticas públicas no están forzosamente pensadas para los migrantes indígenas, por lo que su relación con las políticas públicas es diferente 21 que en una contextualización comunitaria indígena (rural), lo que lleva a que se favorezca más la resignificación que la hibridación. En este sentido, a pesar de lo paradójico que pueda parecer la relación entre diferentes sistemas de creencias en la comunidad de origen (proceso de hibridación identitaria) es más violento que el encontrado en un contexto de resignificación (contexto urbano la mayor parte del tiempo). Pues en este último tal y como una infinidad de pensadores han planteado con respecto a la ciudad y la identidad, es más factible que en las ciudades sobre todo las grandes ciudades, se facilite el desarrollo de una lógica de anonimato, y la identidad pueda encontrar nichos íntimos de protección. Mientras que en lo rural, el ataque o la relación es mucho más directa, el Otro entra por “la parte de atrás de la casa”. Existe por tanto menor factibilidad de refugio. Así, la respuesta frente a otros modos de pensamiento es diferente que el encontrado en un contexto urbano (resignificación). De ahí se puede establecer la diferencia de respuestas identitarias que pueda existir entre la llamada Resignificación (proceso identitario), y la hibridación (proceso de identificación). Las dos formas existen pero, dependiendo de los contextos, pueden tender a ser más predominantes, particularmente cuando se habla del impacto de las políticas públicas del Estado-nación en la identidad indígena en contexto rural (hibridación. Proceso de identificación). Así, se podrá plantear en esta problemática precisa (políticas públicas, contexto-rural, identidad-hibrida) que existe una lógica en tanto actor social (Goffman) en el contexto rural (Hibridación), y de agente social (Bourdieu) en el contexto urbano (Resignificación). En el primero hay una lógica de Representación, en la segundo de interpretación. Hibridación (stand-by) y Resignificación (fast-track) Podríamos decir ¿que en el contexto indígena de la comunidad de origen encontramos una lógica identitaria de resignificación constante en un proceso de hibridación, mientras que en el con- Daniel Gutiérrez Martínez texto indígena del imaginario de la comunidad de origen (urbano) encontramos una lógica identitaria de hibridación constante en un proceso de resignificación? Estas dos lógicas funcionan principalmente en circunstancias de relaciones diferenciadas, en reacción con el Otro diferenciado. Y las dos estrategias de protección y resguardo de la identidad o comunidad de origen, del mítico identitario. La hibridación sería entonces un proceso de absorción/dominación, mientras que la resignificación estaría inscrita en un proceso de resistencia/repulsión. El proceso de hibridación consiste en resguardar nuestros valores y tradiciones, y emplear por fuera nuestras estrategias y técnicas cuando nos enfrentamos a un escenario específico. Somos por tanto actores sociales. Sin duda este elemento nos permite a la postre resignificar en términos de estrategia nuestro sentido de pertenencia identitaria. Existe por tanto un proceso de ida-y-vuelta. La tarea para el científico social es detectar cuando ocurren estos procesos. En las siguientes gráficas simplificamos estos postulados con la esquematización de estos dos procesos identitarios: IDENTIDAD HIBRIDA: 22 RESIGNIFICACIÓN IDENTITARIA Identidad, legitimación y políticas equitativas Desde nuestra perspectiva la Resignificación plantea una disyuntiva: si bien la resignificación plantea una movilización de estrategias, apropiarse de elementos diferenciados, lógicas de respuestas e incluso de resistencia, esta resignificación difícilmente se presenta lo suficientemente legítima para lograr posicionarse frente a las políticas públicas resultado de un sistema de creencias específico aún dominante. Si la resignificación significa posibilidades de extensión económica, véase política, éstas deben por tanto fungir como potencialidades concretas para una concreción del ideal de bienestar manifiesto en los miembros del grupo. Desafortunadamente parece que éste no es el caso y aún se siguen encontrando situaciones de inequidad en las comunidades indígenas dentro del mismo proyecto democrático del Estado-nación. Por tanto esta resignificación (construcción de herramientas de respuesta a través de la reapropiación de elementos exógenos a su sustento identitario) solo podrá tomar cuerpo y validez concreta si se logra potenciar dichas lógicas. Este es sin duda el desafío del sistema de valores y de creencias dominante (el cual se le debe quitar toda la connotación negativa de tipo dialéctica que ha venido heredando estas dinámicas) y que está reflejado en el proyecto democrático multicultural equitativo, pues la seducción que ejerce es la del u-topos, es decir, encontrar el lugar de esparcimiento y legitimidad, ya no en la superficie (hibri- 23 Políticas públicas e identidades híbridas dación) sino en el elemento estructural del cuerpo social. Hay quienes plantearán por una política del affirmative action como primera estrategia de reforzamiento de alternativas políticas en cuestión de la identidad (que no deja de estar alejada de las políticas estilo Progresa, aunque con su matices cualitativos). Si bien no se desdeña estas propuestas, es indispensable enriquecerlas con un aporte vinculado a las creencias y la interacción que de ello procede, es decir, con aquello que ofrece parámetros de vida, de comportamiento y de convivencia con el entorno social y cultural. Esto sin duda es posible integrando en el análisis lo que Weber llamaría el sentido de la acción que los actores, es decir, el sentido que se da lo cotidiano a los comportamientos y a la alteridad. Esto se refiere sin duda alguna al innegable proceso social del sentimiento de pertenencia presente en toda interacción social. El sentido de pertenencia sin duda es una lógica en la que pensadores de toda índole estarán de acuerdo en otorgar a los grupos humanos (sociedad civil, solidaridad, etc.) sea el nombre que se le dé, poco importa, el hecho es que existe, y reaparece constantemente. Este sentido reconforta la pasión común, participa a un rito de anamnésis cotidiano, en una palabra celebra el clan al que se pertenece. Ciertamente no hay nada de muy racional en todo esto, y más bien se trata de una expresión más o menos brutal del sentimiento de pertenencia tribal, comunal, afectivo, que termina por recobrar una fuerza viva, bárbara, que el discurso de la Modernidad, del Estado-nación, y de la políticas desarrollistas, creían haber superado, y que se impone en la actualidad con virulencia en la retórica que el cuerpo social sostiene sobre sí mismo. BIBLIOGRAFÍA Anderson, Benedict, 1993, Comunidades Imaginadas, reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. Mexico: FCE, col. Popular. 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