Download en Traumatología, Cirugía Ortopédica, Rehabilitación
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
en Traumatología, Cirugía Ortopédica, Rehabilitación, Medicina Preventiva y Deportiva 2003 - Vol. 33 · nº 2 80 95 102 112 AVANCES - Volumen 33/2 - 2do Trimestre 2003 116 EL ENCLAVADO INTRAMEDULAR DEL HÚMERO POR VÍA PROXIMAL VALORACIÓN DEL SOPORTE ARTROSCÓPICO EN EL TRATAMIENTO DE LAS FRACTURAS DE MESETA TIBIAL OSTEOTOMÍA RADIAL DE SUSTRACCIÓN EN LA ENFERMEDAD DE KIEMBÖCK: RESULTADOS A MEDIO Y LARGO PLAZO HALLAZGO DE UN PLASTOCITOMA EN UNA INTERVENCIÓN DE PRÓTESIS TOTAL DE RODILLA BURSITIS SUBESCAPULAR SECUNDARIA A EXOSTOSIS OSTEOCARTILAGINOSA DE LA ESCÁPULA 119 LUXACIÓN ANTERIOR DE HOMBRO EN NIÑOS. A PROPÓSITO DE DOS CASOS 122 SÍNDROME DE WARTENBERG: A PROPÓSITO DE UN CASO 125 LA MANO COMO LOCALIZACIÓN ATÍPICA DE LOS LIPOMAS. A PROPÓSITO DE UN CASO VOL. 33, nº 2 2003 SUMARIO Nuestros Clásicos EL ENCLAVADO INTRAMEDULAR DEL HÚMERO POR VÍA PROXIMAL José Luis Bordas Sales Enrique Castells Tejón Andrés Henríquez Lluch † 80 Revisión VALORACIÓN DEL SOPORTE ARTROSCÓPICO EN EL TRATAMIENTO DE LAS FRACTURAS DE MESETA TIBIAL R. Bausa Peris L. Roger Berenguer y la Unidad de Rodilla Hospital ASEPEYO San Cugat 95 OSTEOTOMÍA RADIAL DE SUSTRACCIÓN EN LA ENFERMEDAD DE KIEMBÖCK: RESULTADOS A MEDIO Y LARGO PLAZO D. Montaner J.A. Blas S. Muñoz M. Morales 102 Caso Clínico HALLAZGO DE UN PLASTOCITOMA EN UNA INTERVENCIÓN DE PRÓTESIS TOTAL DE RODILLA J.M. García Pesquera A.R. Fuester Ledesma E. González García R. Cermeño Pedrosa V.M. Teruel González A. Blanco Pozo 112 Caso Clínico BURSITIS SUBESCAPULAR SECUNDARIA A EXOSTOSIS OSTEOCARTILAGINOSA DE LA ESCÁPULA J. Colomer Gómez S. Suso Vergara L. Peidró Garcés P. Camacho Carrasco 116 LUXACIÓN ANTERIOR DE HOMBRO EN NIÑOS. A PROPÓSITO DE DOS CASOS J. Bento Gérard A. Galián Cánovas J. Valverde García 119 Caso Clínico SÍNDROME DE WARTENBERG: A PROPÓSITO DE UN CASO G.J. Gómez Bajo J. Valencia González F. Leyva Rodríguez D. Bernabéu 122 Caso Clínico LA MANO COMO LOCALIZACIÓN ATÍPICA DE LOS LIPOMAS. A PROPÓSITO DE UN CASO P. Bernáldez Domínguez S. Navarro Herreros M. Cintado Avilés J. Carrasco Ruíz G. Fernández Moreno M. Benito Caparrós 125 Revisión Caso Clínico EDITORIAL El reto de la integración de la asistencia sanitaria La integración de la asistencia sanitaria primaria y hospitalaria en una entidad de ámbito nacional, es decir con una extensión geográfica amplia, como es nuestra mutua, significa un reto profesional y estructural importante, teniendo en cuenta además que se pretende mantener la máxima calidad asistencial durante todos los episodios del proceso y que esta asistencia sea homogénea por parte de todos los profesionales que intervengan en el proceso. En el interés de satisfacer las demandas y dar todo el apoyo médico y quirúrgico que necesiten los distintos Centros Asistenciales que la mutua ASEPEYO tiene repartidos por la geografía de Catalunya así como en el resto de España, el Hospital ASEPEYO de Sant Cugat ha ido avanzando en criterios de mejora continua de sus prestaciones, remodelando su estrategia de trabajo para así dar mejor y más rápida respuesta a las necesidades de la asistencia primaria, siendo esta la misión primordial del hospital. Desde sus inicios en el año 1996, el hospital ha ido englobando en su quehacer diario el trabajo que sobrepasa las posibilidades asistenciales y/o técnicas de los Centros Asistenciales, hasta desembocar en lo que es hoy su oferta de servicios, entendiendo como tal, el conjunto de prestaciones y servicios de calidad, que ofrece el hospital a toda la organización. Esta oferta de servicios tiene como base fundamental los Equipos Médicos que engloban a las distintas Unidades Funcionales de sobreespecialización, y que con su alta capacitación y cualificación dan el máximo nivel de calidad asistencial a toda la organización, dando así respuesta rápida a las necesidades de diagnóstico y tratamiento ya sea este, médico, quirúrgico y/o rehabilitador. Estos equipos médicos están liderados por sus jefes de equipo, que con su compromiso y responsabilidad potencian las iniciativas de formación e investigación de los integrantes de su equipo, siendo la base para la constante mejora del trabajo diario. 78 Pero el hospital, no solamente debe dar respuesta a las necesidades, sino que debe dar un paso más y esforzarse por conocer las expectativas que tienen los Centros Asistenciales, para ello es necesario e indispensable mantener una comunicación ágil y fluida y para conseguirlo nada mejor que integrar en el trabajo diario del hospital, ya sea participando de forma activa en el servicio de urgencias, en quirófano o formando parte de las distintas Unidades Funcionales del hospital, a los distintos traumatólogos directores médicos de estos Centros Asistenciales que estando ya englobados en los equipos traumatológicos de la red primaria, establecen de esta manera, el nexo de unión y continuidad en la asistencia tanto extra como intrahospitalaria, lográndose además del conocimiento de las expectativas de los unos, un acercamiento global de las personas entre sí. De todo esto nace un entramado de interrelaciones que potencian el trabajo en equipo, mejorando así las capacidades profesionales y humanas del personal. Con esta manera de hacer, que no es fruto de la improvisación, sino de una filosofía, que prima el trabajo en equipo por encima de las individualidades, se ha conseguido realizar año tras año, más intervenciones quirúrgicas y con mayor grado de complejidad, mayor numero de consultas externas para las unidades funcionales, mayor numero de visitas e ingresos urgentes, más ingresos anuales en la Unidad de Vigilancia Intensiva y todo ello disminuyendo la estancia media y los tiempos de espera, en suma no sólo aumentar la eficacia y eficiencia del hospital sino también mejorar de forma continuada la asistencia orientada a nuestros lesionados. Dr. Josep Barrachina Pérez Subdirector Médico Hospital ASEPEYO Sant Cugat El enclavado intramedular del húmero por vía proximal* NUESTROS CLÁSICOS Revalorización de esta técnica José Luis Bordas Sales Enrique Castells Tejón Andrés Henríquez Lluch † Trabajo realizado conjuntamente en la Residencia de Trumatología y Rehabilitación “Francisco Franco”, de la SS de Barcelona y en el Centro de Cirugía, Trumatología y Rehabilitación de ASEPEYO de Barcelona *Artículo publicado en el volumen 6 número 3, 3er trimestre de 1976 003290 000787 Problemática seudoartrosis es excepcional y la consolidación ósea la regla. La osteosíntesis de las fracturas diafisarias del húmero no se ha impuesto de una manera general por una serie de razones: • Colocar una placa atornillada en la diáfisis humeral es siempre empresa difícil y no exenta de peligros (¡lesión del nervio radial!). • Por otra parte, los tornillos de la placa hacen poca presa sobre un hueso que se caracteriza por su ancho conducto medular y sus finas corticales. • Con más motivo aún, el simple atornillado de una fractura no conseguirá nunca una osteosíntesis estable (sustitutiva). • También el enclavado intramedular por vía proximal tiene fama de lesionar la articulación escapulohumeral y causar rigideces y dolores residuales; utilizar la vía distal (enclavado por la cara posterior de la paleta humeral) es técnicamente difícil y se corre el peligro de provocar una fractura supracondílea e incluso una lesión vasculonerviosa. • Por otra parte, es cierto que con el tratamiento conservador la 80 Por tanto, aún hoy en día, en pleno apogeo de la osteosíntesis, está muy en boga el tratamiento conservador de estas fracturas. Nuestra opinión Pero nosotros discrepamos de este general criterio por los siguientes motivos: • Colocar un yeso toracobraquial es siempre engorroso (para el que lo ha de poner y, sobre todo, para el que lo ha de llevar); las reducciones no siempre son óptimas y, aunque lo sean, es muy frecuente el desplazamiento secundario. Aunque sabemos que no hay disfuncionalismo aun cuando la fractura consolide con alguna discreta angulación o acortamiento, el resultado estético es muy malo y, hoy, el paciente tiene derecho a exigir que su brazo no le quede torcido o acortado. Por otra parte, hay multitud de pacientes a los que no se les puede aplicar el tratamiento 33/2 2003 - Págs. 80 a 92 con yeso toracobraquial: politraumáticos, viejos, mujeres obesas, bronquíticos, ... •Las férulas tipo Pouliquen están desacreditadas para este tipo de fracturas; con todas las desventajas del yeso toracobraquial, mantienen peor los fragmentos. • Las espicas de yeso hombro-codo pueden ser útiles en algunos casos, pero no pueden generalizarse. • Los vendajes tipo Velpeau y similares comprometen seriamente en muchos pacientes el funcionalismo del hombro; en todo caso las recuperaciones funcionales son siempre lentas y dolorosas. • El yeso colgante tipo Caldwell tiene pocas aplicaciones en las fracturas diafisarias del húmero. • Además, con el desarrollo actual de las técnicas de reparación plástica de los huesos, podemos y debemos utilizar métodos que le aseguren al paciente una curación rápida y exenta de incomodidades e incertidumbres; ello es un motivo más para utilizar las modernas técnicas de osteosíntesis. Por tanto, como veremos en el siguiente capítulo sobre -Indicacio- J.L. Bordas Sales, et al nes-, nosotros somos partidarios en muchos casos del tratamiento quirúrgico de estas fracturas. Material de osteosíntesis Rechazamos en principio el simple atornillado y la fijación con haz de alambres de Kirschner a lo Haeckentahl por no tratarse de osteosíntesis estables y las utilizamos sólo en ocasiones como métodos de recurso. Evitamos en lo posible la placa atornillada, por los siguientes motivos: • Necesita una vía de abordaje grande y agresiva. •Hay que efectuar una gran desperiostización fragmentaria, lo que nos puede conducir al retardo de consolidación. • Los tornillos consiguen poco agarre sobre las delgadas corticales del húmero lo que, unido al posible retardo de consolidación, nos puede llevar a un fracaso de la osteosíntesis. En estas fracturas, la frase “¡respetad al máximo el periostio!” (Küntscher) sigue teniendo hoy plena vigencia. • La posible necesidad de tener que retirar la placa es empresa quirúrgica mucho más difícil que el colocarla. Por ello, siempre que podemos utilizamos el método del enclavado intramedular con clavos de Küntscher de sección en trébol y doblados ligeramente en la unión de su tercio medio con su tercio proximal (modificación hecha por Herzog para poder adaptar el clavo de fémur a la tibia). Prácticamente, hemos conseguido siempre enclavar el húmero a cielo cerrado, incluso en fracturas que llevaban un mes de evolución en las que ya se veía un inicio de callo radiológico (ver iconografía) y la agresión quirúrgica es, por tanto, mínima; la osteosíntesis es estable y la recuperación funcional inmediata. VANCES ATraum Indicaciones del enclavado intramedular A) Según la localización y tipo de la fractura: las indicaciones nos las dan prácticamente el trazo y el nivel de la fractura. Enclavamos las fracturas transversales, oblicuas cortas o con un tercer fragmento que asientan en los 2/4 centrales de la diáfisis humeral. B) Según las características del paciente: además, como indicaciones específicas, creemos también que deben enclavarse; las fracturas diafisarias de húmero en pacientes que deban permanecer encamados (politraumáticos, neoplásicos, enfermos...); en pacientes seniles que deben restaurar precozmente el funcionalismo de su hombro; en traumatizados torácicos, para que ningún vendaje ni dolor les recorte la excursión respiratoria ni los ejercicios profilácticos; en fracturas patológicas por metástasis; en enfermas obesas de mediana edad; en pacientes psiquiátricos y en cualquier otro caso particular que no pueda o no deba ser inmovilizado. Queremos tocar aquí también el problema de la osteosíntesis en las fracturas abiertas. En el caso concreto del húmero, las fracturas abiertas en grado I de Cauchoix las tratamos quirúrgicamente, igual que si fuesen cerradas, sólo que, en vez de operarlas inmediatamente, esperamos ocho días, para controlar la evolución de la herida. En las fracturas abiertas de grado III de Cauchoix, con amplia dislaceración de tejidos blandos y muchas veces con lesiones de elementos nobles (vasos y/o nervios) que hay que reparar quirúrgicamente, debemos efectuar simultáneamente un enclavado intramedular del hueso que nos proporcionará una estabilización férrea del foco de la fractura, hecho tan beneficioso para la curación de las heridas como para la evolución de las suturas, nerviosas o vasculares. Los cirujanos vasculares que trabajan con nosotros en los equipos quirúr- Enclavado intramedular del húmero por vía proximal gicos de urgencias se niegan a efectuar suturas o injertos vasculares si previamente nosotros no fijamos los focos fracturarios. Con la antisepsia quirúrgica actual (Friedrich) y la antibioterapia de que disponemos el índice de infecciones al introducir un material metálico en un foco contaminado ha disminuido mucho y en el caso del enclavado aún más que con cualquier otro sistema y este pequeño riesgo se compensa con las ventajas del método en este tipo de fracturas, comparado con cualquier otro método de inmovilización; en efecto: • Las placas, aquí, se intoleran siempre • El fijador externo de Hoffmann no puede ser transfixiante y no acaba de estabilizar por completo, con sus clavos apoyados sobre las delgadas corticales del húmero. • La tracción-suspensión es quizá el mejor método de los ortopédicos. • El yeso toracobraquial con ventana es muy molesto para el paciente, no permite visualizar bien las heridas, no da una inmovilización férrea y hace difíciles las curas. Técnica general del enclavado Para el enclavado intramedular del húmero seguimos las directrices generales dadas por el Pr. Küntscher, de las que destacamos que: 1) Operamos inmediatamente, a las pocas horas de recibir al paciente, si su estado general lo permite, hecho actualmente posible en los modernos Servicios de Urgencias Quirúrgicas. Küntscher recomendaba también la operación inmediata, pero a las 24 horas (en 1950) debido a que entonces había que “preparar” la intervención con unos Servicios auxiliares que había que poner en marcha (análisis clínicos, anestesiología, material,...) y que hoy funcionan ya simultáneamente con el Servicio de Urgencias. No encontramos ninguna ventaja en esperar nueve días (Hohr Gómez) 81 y sí inconvenientes: se recargan aún más las camas de nuestros hospitales, las estancias se alargan y la recuperación funcional inmediata después de la intervención se dificulta por los nueve días de inmovilización. 2) El fresado de la cavidad medular debe ser hecho con fresas de hasta 10 mm de diámetro como mínimo, para poder colocar al menos un clavo del nº 9; “los diámetros menores de clavos son insuficientes” (Küntscher, pág. 147, apartado b). Ello explica que en los casos en que se han utilizado clavos de menor diámetro se haya tenido que completar el tratamiento en muchas ocasiones con una inmovilización enyesada complementaria (en la estadística más reciente presentada en nuestro país, la de Hohr Gómez, se habían colocado clavos menores de 9 mm en el 45% de los casos y habían necesitado inmovilización enyesada complementaria el 33% de los casos, durante un período de 6-8 semanas). Debemos tener siempre presente el aforismo de Küntscher: “la osteosíntesis metálica no tiene sentido si no evita la inmovilización enyesada”. Y aún en el caso de tener que complementarla con un yeso, éste debe ser de tipo toracobraquial, ya que el yeso exclusivamente braquial no evita en absoluto las rotaciones a nivel del foco de la fractura. “El yeso debe inmovilizar una articulación por encima y otra por debajo del foco de la fractura” (Böhler). 3) En cuanto al enclavado, hemos conseguido efectuarlo en la casi totalidad de los casos a cielo cerrado. Muy excepcionalmente se ha tenido que abrir el foco de fractura en nuestros Servicios y en estos, pocos casos, se han encontrado grandes interposiciones musculares, ojales en los tabiques aponeuróticos, perforados por un fragmento e incluso, en un caso, una verdadera trasposición traumática del nervio radial en un paciente con un síndrome neurológico radial concomitante. 82 4) ¿Enclavado por vía proximal o por vía distal? Küntscher nunca ha dicho que la vía proximal deba utilizarse en las fracturas del tercio superior y la vía distal en las fracturas de los tercios medio e inferior (Hohr Gómez), sino que señaló exactamente lo contrario (Küntscher, pág. 146, apartado B); es decir, que las fracturas del tercio superior hay que enclavarlas por vía distal y que las fracturas de los tercios medio e inferior hay Fig. 1. Perforación y enclavado supratroquiterianos, según que enclavarlas por Küntscher. vía proximal, lo cual es lógico, porque así, en las fractu- Küntscher preconiza una incisión ras del tercio proximal enclavadas pequeña junto al borde externo del por vía distal podemos introducir la acromion, paralela a él. Luego, con punta del clavo hasta el centro de el punzón, labra un agujero entre el la cabeza humeral con lo que ga- troquiter y el cuello anatómico, lo namos unos centímetros de longi- agranda, pasa la guía y comienza tud de osteosíntesis en el fragmen- el fresado (fig. 1). to proximal comparado con los cen- Esta técnica ha producido tantos tímetros de osteosíntesis que ten- problemas que muchos AA la han dríamos en este fragmento proximal abandonado. Ello es debido a que si hiciésemos el enclavado por vía la perforación del hueso se hace proximal. prácticamente en zona intracapsuPara el tercio inferior recomienda en lar, lo que provoca hemartrosis cambio la vía proximal par el mis- posquirúrgica (figs. 2-3), dolores y mo motivo, y, para el tercio medio posteriormente incluso adherentambién la vía proximal por ser téc- cias, fibrosis y limitación de la movinicamente más fácil. lidad. Por otra parte, la cabeza del Nosotros seguimos fieles a este clavo, que queda también prácticaprincipio de Küntscher y sólo en- mente intraarticular, en los movimienclavamos por vía distal las fractu- tos de abducción tiene que pasar por ras muy altas. debajo del acromion y, por poco que sobresalga también creará problemas de roce o tope mecánico. Técnica del enclavado por vía Es por esto que nosotros hemos proximal variado la vía de abordaje proximal después de efectuar un estudio anaColocamos al paciente en la posi- tómico de la región. ción descrita por Küntscher: en de- Recordemos que: cúbito supino, con el tórax algo elevado (en ángulo de 300 con la hori- a) La cápsula articular que recubre zontal) y el miembro afecto en la cabeza humeral rebasa en muy aducción máxima, con la mano en poco el cuello anatómico del húmero, excepto la prolongación el hombro opuesto. J.L. Bordas Sales, et al Fig. 2. Enclavado intramedular por vía supratroquiteriana. Fig. 3. Artrografía glenohumeral. Ruptura de la cofia de los rotadores por enclavamiento supratroquiteriano. Paso de contraste a la bolsa serosa subacromial, retractil y fibrosa. Fig. 4. a) Eje del cuello anatómico; corresponde al límite de inserción de la cápsula. b) Eje del cuello quirúrgico, corresponde al nivel del nervio circunflejo. dirección dorsal y pasa a través del cuadrilátero humerotricipital; cubierto por el músculo deltoides, se inclina luego hacia fuera abrazando el cuello quirúrgico del húmero (Spalteholz, T. III, pág. 862) (fig. 4). c) En esta zona, limitada por la cápsula y el cuello anatómico por arriba y por el nervio circunflejo y el cuello quirúrgico por abajo, encontramos el macizo troquiteriano, externo, limitado por delante por anteroexterna que da para formar la vaina de deslizamiento del tendón de la porción larga del bíceps, alojada en el fondo de la corredera bicipital y cubierta (en la parte inferior de la corredera) por el tendón del pectoral mayor (Fumagalli, T II; págs. 324 y sig.). b) El nervio circunflejo, que procede de (C5-C6-[C7]), es un cordón grueso que nace en la cavidad axilar a expensas del tronco dorsal de la pars infraclavicularis; situado detrás de la arteria axilar y de la arteria circunfleja posterior, se extiende en VANCES ATraum Enclavado intramedular del húmero por vía proximal la inserción del músculo supraspinoso y, más abajo, a nivel del troquín, por la ancha inserción del músculo subescapular; por detrás, esta limitado por las inserciones del músculo infraespinoso por arriba y del músculo redondo menor un poco más abajo (fig. 5). Es en la zona externa de este macizo troquiteriano, un poco por debajo de su vértice, donde debemos perforar el hueso para proceder a un enclavado. Esta zona esta limitada pues por: • La cápsula y vértice del troquiter, por arriba. Fig. 5. A) Músculo supraespinoso; B) músculo subescapular; C) Músculo gran dorsal; D) Músculo pectoral mayor; E) músculo infraspinoso; F) Músculo redondo menor. 83 • El nervio circunflejo y cuelllo quirúrgico, por abajo. • Las inserciones del supraespinoso y subescapular, por delante. • Las inserciones del infraespinoso y redondo menor, por detrás. En esta zona el enclavado no producirá hemartrosis, no lesionará el manguito de los rotadores (figs. 6 y 7) y la cabeza del clavo no tendrá que introducirse bajo el acromion en el movimiento de abducción. En síntesis, la variación técnica consiste en que, en vez de perforar el hueso por encima del troquiter (fig. 3), lo hacemos por debajo de su vértice, en su ladera externa (fig. 8). Fig. 7. Artrografía que muestra la integridad de la cápsula y el manguito de los rotadores tras el enclavamiento por vía subtroquiteriana. Integridad del tendón largo del bíceps. Fig. 8. Perforación y enclavado infratroquiterianos. Fig. 6. Enclavamiento por vía subtroquiteriana. Conclusiones En el enclavado por vía proximal del húmero, cambiando la zona de penetración supratroquiteriana, clásica, por la zona subtroquiteriana, externa, evitamos los problemas articulares que habían hecho que esta técnica se desechase, con lo que el método del enclavado intramedular se sitúa también en la zona diafisaria humeral como el 84 método más seguro, eficaz e inocuo, en los casos en los que está indicada su utilización. Casos clínicos Caso nº 1: Francisca V. M. 70 años. El 18 de enero de 1974: fractura patológica de la diáfisis del húmero izquierdo, por metástasis de tumoración renal Se procede inme- diatamente a un enclavado intramedular a cielo cerrado, con un clavo de Küntscher de 9 X 23. Al día siguiente comienza la recuperación funcional. a) y b) Radiografías preoperatorias c) y d) Controles radiológicos postoperatorios e) y f) Control radiológico a los dos meses. La paciente utiliza con normalidad su brazo para la vida cotidiana. J.L. Bordas Sales, et al a) b) c) d) e) VANCES ATraum f) Enclavado intramedular del húmero por vía proximal 85 Caso nº 2: Eusebio M.Q. 18 años. Accidente de tráfico el 24 de mayo de 1974: fractura abierta del húmero izquierdo, con lesión por arrancamiento del plexo braquial (pars supraclavicularis). Se proce- 86 de a un enclavado inmediato del húmero, con un clavo de Küntscher de 10 x 26. A los 12 días las heridas están curadas y comienza la recuperación funcional (movilizaciones pasivas). a) Radiografías preopreatorias (fractura abierta en grado II de Cauchoix). b)Control radiológico postoperatorio. Las heridas curaron por primera intención en 12 días c) y d) Radiografía de control a los 3 meses. a) b) c) d) J.L. Bordas Sales, et al a) b) Caso nº 3: Araceli N.C. 15 años; atropellada por un tren el 4 de enero de 1974. Polifractura y conmocionada. Lesión en la arteria poplitea, que obliga a una intervención de urgencia. Se aprovecha la anestesia general para fijar su fractura del húmero derecho con un clavo de Küntscher de 8 x 23; enclavado a cielo cerrado. La paciente portaba un fijador externo de Hoffmann en la pierna izquierda, y, a la semana de la intervención, utilizaba su brazo fracturado para incorporarse en la cama agarrándose al trapecio. c) a) Radiografías preoperatorias. b) Radiografías postoperatorias inmediatas. c) Radiografías a los tres meses VANCES ATraum Enclavado intramedular del húmero por vía proximal 87 Caso nº 4: Francisco de Paula D.T. 27 años. ATS. Accidente de tráfico el 26 de noviembre de 1975. Fractura transversal abierta (puntiforme) del tercio medio del húmero derecho. A los ocho días intervención: enclavado a cielo cerrado del húmero con un clavo de Küntscher de 9 x 25. Dos semanas más tarde, reanudaba su ejercicio profesional. a) Radiografía preoperatoria (grado I de Cauchoix). b) Radiografía postoperatoria inmediata. c) y d) Radiografías a los 40 días. ¡Consolidado! 88 a) b) c) d) J.L. Bordas Sales, et al a) b) Caso nº 5: Eusebio M.G. 52 años. El 22 de febrero de 1976 sufre un accidente de trabajo que comporta fractura del tercio medio del húmero derecho, fractura de la rótula derecha, fractura del cúbito izquierdo, fractura calcáneo izquierdo. Dado su estado general es intervenido el 11 de marzo de 1976. Se practica enclavado intramedular del húmero a cielo cerrado con un clavo de Küntscher de 9 x 25. c) a) Radiografía preoperatoria. b) y c) Controles postoperatorios. VANCES ATraum Enclavado intramedular del húmero por vía proximal 89 a) b) Caso nº 6: Diego C.C. 41 años. El 5 de enero de 1976 sufre un accidente de circulación con fractura del tercio medio del húmero derecho y contusión renal con importante hematuria. Solucionado su problema renal es intervenido el 28 de enero de 1976 apreciándose ya radiológicamente un inicio de callo. Se practica enclavado intramedular del húmero a cielo cerrado con clavo de Küntscher 11 x 26. a) Radiografías preoperatorios donde se aprecia el inicio del callo. b) Radiografías postoperatorias de control. c) Radiografías de control al cabo de 30 días. c) Bibliografía - Böhler. Técnica del tratamiento de las fracturas. Ed. Labor. - Fumagalli Z. Anatomía Macroscópica Humana. Ed. Científico-Médica; Barcelona. 90 - Herzog. Cit. por Collado. (Tesis doctoral). Fracturas diafisarias de tibia. 1974. - Hohr Cómez C. El enclavado intramedular de Küntscher en las fracturas diafisarias del húmero. Rev Ortop Traum 1975;19-IB:585-597. - Küntscherl G. El enclavado intramedular. Fundamentos, indicaciones y técnica. Ed. Científico-Médica. Barcelona. 1965. - Spalteholz W. Atlas de Anatomía Humana. Ed. Labor. S. A. Barcelona. 1963. - Ballester I. Henríquez A, Borrell I. La Cirugía en la patología traumática periarticular del hombro. Traum Cir Rehab 1972;2(1). J.L. Bordas Sales, et al NUESTROS CLÁSICOS Comentario al artículo:“El enclavado intramedular del húmero por vía proximal. Revalorización de esta técnica Trabajo de los Dres. Jose Luis Bordas Sales, Enrique Castells Tejón y Andrés Henríquez Lluch†, publicado en la Revista “Traumatología, Cirugía y Rehabilitación” de ASEPEYO en el volumen 6 nº 3 del tercer trimestre de 1976 Las fracturas diafisarias del húmero oscilan entre el 2 y el 7% del total de las fracturas y en pacientes jóvenes se producen por mecanismos de alta energía y asociadas a otras lesiones. En el año 1976 en que los Dres. Bordas, Castells y Henriquez escribieron este artículo el tratamiento más utilizado en estas fracturas era el ortopédico o el enclavado quirúrgico tipo Hackhettal. Aún habiendo sido descrito por Gerhard Küntscher en su tratado sobre “El enclavado intramedular” publicado en el año 1962, el método no está generalizado, estando prácticamente en desuso. El Dr. Luis Bordas, conjuntamente con los doctores Castells y Henríquez, revalorizan esta técnica, como bien apuntan en el título del artículo. Realizan una serie de casos, con un análisis poco protocolizado, pero con unas indicaciones técnicas muy precisas. En los tiempos actuales, cuando el enclavado de las fracturas del húmero empieza a ser una técnica habitual, aunque con conceptos distintos a los de Küntscher, sorprende que los problemas que se plantean 27 años después siguen siendo los mismos que tenemos en la actualidad: a) La entrada del clavo La entrada por vía proximal a nivel del troquiter y a través del tendón del supraespinoso tiene consecuencias adversas y complicaciones y así lo comunican los autores y la literatura sobre el tema. También se desprende de la literatura que el hábito en la práctica del método y la mejora técnica minimiza estos problemas. Los autores para evitar estas complicaciones realizan unos cambios técnicos en la entrada del clavo situándola entre el vértice del troquiter y la cápsula por arriba y el nervio circunflejo y el cuello quirúrgico por debajo y entre las inserciones musculares anteriores y posteriores. La entrada distal puede tener como consecuencia la fractura supracondílea, pero hay que tener en VANCES ATraum cuenta que estamos hablando de clavos de Küntscher y con un diámetro mínimo de 9 mm de calibre y precisando un fresado de un calibre de 10 mm. Todo ello incrementa el riesgo de fracturas. Con los sistemas de enclavados actuales, con los diseños y calibres que hay en el mercado que permiten el encerrojado proximal y distal y la compresión, creo que el enclavado retrógrado es el idóneo, sobre todo en personas jóvenes con menor riesgo de fracturas por la osteoporosis. Con estos sistemas es muy importante la colocación del paciente y el labrado del orificio de entrada, que permitan la colocación del clavo fácilmente y sin maniobras violentas. A diferencia de lo que preconizaba Kuntscher, con su sistema, en que para las fracturas proximales hay que usar la vía distal y para las de 1/3 medio y distal la proximal. El enclavado proximal, con los nuevos sistemas, hay que restringirlo a las fracturas proximales o en presencia de osteoporosis importante. b) Fresado El enclavado de Küntscher obliga al fresado y no menos de un calibre de 10 mm para colocar un clavo de 9 mm, ya que calibres inferiores no hacen presa en las paredes del canal medular obligando al uso engorroso de sistemas añadidos de estabilización como son los vendajes enyesados. Los sistemas actuales de enclavado no precisan el fresado, ya que la estabilidad del montaje lo ofrece el encerrojado proximal y distal, permitiendo además la compresión del foco de fractura que facilita la biomecánica de la consolidación. c) Fracturas abiertas En las fracturas abiertas los autores abogan por el sistema de enclavado, que facilita la curación de las heridas y la sutura de nervios y vasos, incluso en grados altos dentro de la clasificación de las Enclavado intramedular del húmero por vía proximal 91 NUESTROS CLÁSICOS fracturas abiertas, confiando en que las ventajas van a compensar los riesgos controlados por la antisepsia. Veintisiete años después mantenemos las dudas en cuanto en que grado de las fracturas abiertas debemos o no enclavar. El húmero y su cobertura muscular nos permite ser más agresivos en cuanto a la utilización del enclavado que en otras áreas anatómicas, pudiéndose enclavar fracturas del tipo IIIA o IIIB de Gustilo, teniendo en cuenta que no es preciso el fresado. El enclavado del húmero es un método de osteosíntesis que va ampliando sus indicaciones con el paso del tiempo y que manteniendo el espíritu de su creador Gerhard Küntscher, de evitar el 92 acceso al foco de fractura sin destruir el hematoma fracturario, ha ido variando técnicamente, llegando a los enclavados que no precisan fresado, estabilizan por el encerrojado proximal y distal y que permiten la compresión en el foco de fractura. Dr. F. Granell Escobar Dr. A. Montiel Giménez Unidad de Osteosíntesis Hospital ASEPEYO Sant Cugat J.L. Bordas Sales, et al Valoración del soporte artroscópico en el tratamiento de las fracturas de la meseta tibial * R. Bausà Peris Ll. Roger Berenguer, y la Unidad Rodilla Hospital ASEPEYO Sant Cugat ** Resumen El objetivo de este trabajo es valorar las ventajas del soporte artroscópico en el tratamiento de las fracturas de la meseta tibial frente a la cirugía abierta convencional. Se ha realizado el estudio en una población de 125 lesionados con fracturas del extremo proximal de tibia, tratados quirúrgicamente entre los años 1995 y 2000 en el Hospital ASEPEYO de Sant Cugat. Se seleccionaron 35 casos que correspondían a fracturas de la meseta tibial tipo I-II y III de Schatzker sin lesiones asociadas que pudiesen modificar los resultados finales. Palabras clave Fractura. Meseta tibial. Artroscopia. 004627 004552 Introducción Correspondencia R. Bausa Peris Unidad Rodilla Hospital ASEPEYO Av. Alcalde Barnils, s/n 08190 Sant Cugat (Barcelona) Tel.: 935 653 900 Fax: 935 896 368 VANCES ATraum Las fracturas de la meseta tibial son complejas de tratar por afectar tanto a hueso esponjoso como fragmentos osteocondrales, estructuras intraarticulares (meniscales y ligamentarias) y periarticulares, siendo además graves por tratarse de una articulación de carga. Se producen por traumatismos de alta intensidad como accidentes de tráfico (66%) y precipitaciones (21%); predominando en el sexo masculino en un 81%, con edades comprendidas entre 17 y 58 años siendo la edad media de 36 años, en el sexo femenino el rango de edad fue entre 21 y 54 años, con una edad media de 33 años (según nuestra casuística). El diagnóstico de estas fracturas puede ser difícil de realizar, si no conllevan un gran desplazamiento o hundimiento claro de la fractura, por ello y de manera protocolizada, ante una clínica sugestiva y un estudio radiológico de rodilla dudoso, se realiza una tomografía axial para realizar un correcto diagnóstico y conocer lo más exactamente posi- Soporte artrscópico en el tratamiento de las fracturas de la meseta tibial 33/2 2003 - Págs. 95 a 100 95 el paciente, con disecciones quirúrgicas reducidas y tiempo de descarga más corto. Material y métodos Fig. 1. Tipos de fractura de la meseta tibial, según clasificación de Schatzker. ble la anatomía patológica y tipo de fractura. Se han descrito muchas clasificaciones de este tipo de lesiones, basadas en la forma y el trayecto fracturario, pero las más utilizadas y aceptadas actualmente son la de Schatzker, utilizada por nosotros (fig. 1) y la de Hohl, por ajustarse ambas a los principios de sencillez, comprensión y valor pronóstico. El objetivo básico del tratamiento de estas fracturas es el que con- templa restaurar la congruencia articular, su alineación y estabilidad; ya que además de permitir un retorno a las actividades profesionales y deportivas habituales, también evitará el desarrollo precoz de procesos degenerativos osteoartrósicos. El uso de la técnica artroscópica, se ha introducido y potenciado durante la última década, en el tratamiento de estas fracturas por la buena visualización intraarticular que ofrece y la poca morbilidad para Hemos realizado un estudio retrospectivo comparando la reducción bajo control artroscópico y estabilización percutánea, con la cirugía abierta convencional, para el tratamiento de los tipos I, II y III, según la clasificación de Schatzker para las fracturas de meseta tibial (fig. 2). Se han evaluado 125 lesionados con fracturas del extremo proximal de la tibia, tratados en nuestro hospital y dados de alta entre los años 1995 y 2000. Se seleccionaron 76 casos clasificados como fracturas de meseta tibial tipo I,II y III de Schatzker (figs. 3a, 3b y 3c), fueron rechazados aquellos casos que presentaban lesiones asociadas y que pudieran influir en los resultados finales, quedando incluidos en el trabajo sólo 35 casos. De estos 35 casos incluidos en el estudio, 19 (54%) habían sido tratados mediante reducción con soporte artroscópico y fijación con tornillos canulados (grupo A) y los restantes 16 (46%), fueron tratados con cirugía abierta convencional y fijación interna con placas y tornillos (grupo B), los sujetos de este grupo, representan el análisis retrospectivo de los pacientes tratados antes de la implantación del soporte artroscópico en este tipo de fracturas. La distribución según tipo de fractura, en los dos grupos fue la siguiente (tabla I): Grupo A (soporte artroscópico): Fig. 2. Tipos I, II y III de la clasificación de Schatzker. • Tipo I de Schatzker, 2 casos (10,5%). • Tipo II, 15 casos (79%). • Tipo III, 2 casos (10,5%); total 19 casos. Tabla I. Tabla comparativa de los dos grupos estudiados Grupo B (cirugía abierta): Clasificación Schatzker Tipo Tipo II Tipo III Total Grupo A (soporte artroscópico 2 15 2 19 Grupo B (cirugía abierta 2 12 2 16 96 • Tipo I, 2 casos (12,5%). • Tipo II, 12 casos (75%). • Tipo III, 2 casos (12,5%); total 16 casos. R. Bausá Peris, et al Fig. 3a. Tipo I de Schatzker. Cizallamiento puro. Esquema, Rx y TC. queña incisión (fig. 4a), se realiza una ventana ósea en la metáfisis tibial externa; a través de esta y con un impactador se elevan los fragmentos osteocondrales hundidos bajo control artroscópico, hasta conseguir una reducción de dichos fragmentos y con tendencia a la hipercorrección (fig. 4b). El déficit óseo creado se rellena con un injerto tricortical de cresta ilíaca (fig. 4c), estabilizándose, por último, con dos tornillos canulados (fig. 4d) bajo control fluoroscópico (fig. 4e). Postoperatorio Fig. 3b. Tipo II de Schatzker. Cizallamiento y depresión. Esquema, Rx y TC. Se inicia la rehabilitación al día siguiente de la intervención con movilización pasiva entre 0º y 60º de flexoextensión, aumentando cada día 10-20º la flexión (fig. 5). Al sexto día se inician ejercicios activos sobre plano deslizante. No se permite apoyo de la extremidad afecta hasta los tres meses postintervención. El grupo B, había sido tratado con los mismos protocolos prequirúrgicos del grupo A, siendo además intervenidos por el mismo equipo quirúrgico y con la técnica habitual: artrotomía amplia, desinserción cuidadosa del menisco externo (en caso de estar intacto) para rechazarlo y permitir visualizar el platillo tibial, elevación del fragmento hundido, fijación con placas y tornillos y sutura de las estructuras diseccionadas. Resultados Grupo A Fig. 3c. Tipo III de Schatzker. Depresión pura. Esquema, Rx y TC. A todos los casos del grupo A, se les aplicó los mismos protocolos prequirúrgicos y la misma técnica quirúrgica, realizada además por el mismo equipo de artroscopistas, para evitar dispersiones, así como los mismos cuidados postoperatorios y tratamiento de rehabilitación posterior. VANCES ATraum Técnica quirúrgica El grupo A, tras visualización y valoración artroscópica de la superficie articular se procede a la reparación de las lesiones meniscales asociadas (resección parcial o sutura), posteriormente, con una pe- Los tiempos medios fueron de 18,1 días de hospitalización, el tiempo de descarga de la extremidad 86,1 días y el tiempo de rehabilitación de 136 días, reintegrándose a sus ocupaciones laborales habituales en un plazo medio de 149,3 días. El 97% de los lesionados presentaron al alta laboral una movilidad articular total, un 3% presentaban secuelas que fueron valoradas. Soporte artrscópico en el tratamiento de las fracturas de la meseta tibial 97 Fig. 4b. Ventana ósea a través de la cual se elevan los fragmentos osteocondrales. Fig. 4a. Incisión cutánea metáfisis proximal externa tibial Fig. 4c. Injerto tricortical de cresta ilíaca. Fig. 4d. Estabilización con tornillos canulados. Grupo B Fig. 4e. Control de la reducción mediante fluoroscopio. 98 El tiempo medio de hospitalización fue de 27,1 días, el tiempo de descarga de la extremidad 105,9 días y el de rehabilitación 205,3 días la reincorporación a su actividad laboral fue a los 223,6 días de media. El 44% de los lesionados presentaron un déficit en el balance articular que supuso una secuela recogida por baremo e indemnizada. R. Bausá Peris, et al Fig. 5. Evolución postoperatoria de la movilidad articular. Discusión En esta revisión, observamos grandes ventajas del tratamiento con soporte artroscópico sobre la cirugía abierta convencional en el tratamiento de estos tipos de fracturas de meseta tibial. Es sabido que la reducción anatómica de la superficie articular es un factor importante para prevenir los cambios degenerativos en las fracturas intraarticulares. En nuestro estudio la reducción obtenida usando el soporte artroscópico y fijación percutánea es subjetivamente y a tenor de los controles radiográficos valorados, superior a la conseguida con la cirugía abierta y fijación interna. Atribuimos esto, a la mejor visualización y manipulación de la fractura con el soporte artroscópico que con la cirugía abierta (fig. 6). Esta reducción anatómica, necesaria en todos los casos, es mucho más importante conseguirla en los pacientes jóvenes, la edad media de nuestros pacientes fue de 36 años en el sexo masculino y 33 años el femenino, tanto por las mayores solicitudes que demandaran realizar sobre la articulación de la rodilla, como por el mayor tiempo que tienen para desarrollar procesos degenerativos. Por otro lado la fijación de la reducción con dos tornillos canulados es, a tenor de la revisión de las radiografías de control realizadas, suficiente para mantener la estabilidad en este tipo de fracturas de la meseta tibial hasta conseguir su consolidación. La mayor agresión quirúrgica, con grandes incisiones, artrotomía amplia de la articulación de la rodilla, desinserción, movilización y posterior sutura meniscal; comportará un mayor tiempo de descarga (105,9 días), siendo de 86,1 días en los tratados con soporte artroscópico, ello conlleva además complicaciones postoperatorias, derivadas tanto de la mayor agresión quirúrgica como de la prolongada descarga. Otra de las ventajas asociadas a esta técnica, son las derivadas del menor tiempo de hospitalización, 18,1 días los tratados con soporte artroscópico por 27,1 días los tratados por cirugía convencional, menor tiempo de tratamiento rehabilitador (69 días menos) y mejores resultados finales. Subjetivamente los pacientes exteriorizan una mayor satisfacción, con menos dolor y molestias en los cuidados postoperatorios, disminución de los días de ingreso hospitalario, mejor confort en el tratamiento rehabilitador y en general menor tiempo de incapacidad temporal que representará una reinserción sociofamiliar más rápida. Conclusiones El soporte artroscópico, tanto por su visión directa sobre la superficie articular lesionada, facilidad de reparación de las lesiones meniscales asociadas, mínima agresión a las estructuras articulares y periarticulares, así como por la disminución de la estancia hospitalaria, disminución del tiempo total de curación, Fig. 6. Control TC de la reducción de los fragmentos osteocondrales, a los 15 días de la intervención. VANCES ATraum Soporte artrscópico en el tratamiento de las fracturas de la meseta tibial 99 Fig. 7. Gráfico comparativo entre el grupo A (soporte artroscópico) y el grupo B (cirugía convencional). y los buenos resultados finales con una reincorporación a las ocupaciones habituales sin secuelas (fig. 7), es la técnica de elección en el tratamiento de este tipo de fracturas de la meseta tibial. 100 Bibliografía 1. Buchko G, Johnson D. Arthroscopy assisted operative management of tibial plateau fractures. Clin Ortop 1996; 332:29-36. 2. Fowble C, Zimmer J, Schepsis A. The role of arthroscopy in the assessment and treatment of tibial plateau fractures. Arthroscopy 1993;9:584-590. 3. Gaunche C, Markman A. Arthroscopy management of tibial plateau fractures. Arthroscopy 1993;9:467-471. 4. Honkonen SE, Jarvin MJ. Classification of fracture of tibial condyles. J Bone Joint Surg 1992;74B:840-847. 5. Honkonen S. Indications for surgical treatment of tibial condyle fractures. Clin Orthop 1994;302:199-205. 6. Játiva S, Pérez B, Vallés P. Tratamiento de las fracturas de meseta tibial. 7. Khan RM, Khan SH,Ahmand AJ, Umar M.: Tibial Plateau Fractures. Clin Orthop Rel Res 2000;375:231-242. 8. Lasinger O, Bergman B, Körner L, Andersson G. Tibial condylar fractures: A 20 years follow-up. J Bone Joint Surg (Am) 1986;68:13-19. 9. Schatzker J, McBroom R, Bruce D. The tibial plateau fractures. The Toronto experience 1968-1979. Clin Orthop 1979;138:94-104. 10. Segal D, Malik M, Wezler M, Franchi A, Whitelaw G. Early weight bearing of lateral tibial fractures. Clin Orthop 1993;294:232237. 11.Tscherne H, Loberhoffer P. Tibial Plateau Fractures. Clin Orthop 1993; 292:87-100. 12. Vangsness T, Ghaderi B, Hohl M, Moore T. Arthroscopy of meniscal injuries with tibial plateau fractures. J Bone Joint Surg (Br) 1994;76:488-490. R. Bausá Peris, et al Osteotomía radial de sustracción en la enfermedad de Kiemböck Resultados a medio y largo plazo D. Montaner*, J. A. Blas*, S. Muñoz*, M. Morales** *Servicio COT Hospital Dr. Peset. Valencia **Unidad de Investigación, Universidad de Valencia Resumen Se ha realizado un estudio retrospectivo, para valorar la efectividad a medio y largo plazo, de la osteotomía radial con efecto valguizante, como tratamiento en los estadios II a III-A de Lichtman, para ello se han revisado a los pacientes, intervenidos entre los años 1995 y 1997, en los que se han medido parámetros objetivos previos y actuales como el índice radiocubital, altura del carpo, ángulo de la fosa semilunar, ángulo de inclinación radial, la movilidad actual, y parámetros subjetivos como son el grado de dolor residual, y grado de satisfacción con respecto a la intervención quirúrgica. La técnica quirúrgica empleada fue en todos los casos osteotomía metafisaria con cuña de sustracción externa, y osteosíntesis con placa de neutralización en L por vía dorsal, seguidamente se colocó vendaje enyesado. Del mismo modo y con objeto de comparar los resultados se han estudiado pacientes intervenidos en el mismo periodo de tiempo, en los que por presentar estadios más avanzados se realizó la técnica de Granner (estadio III-B) y carpectomía de la fila proximal (estadio IV). La evolución de los pacientes sometidos a osteotomía de sustracción radial ha sido en todos los casos catalogada como buen resultado, en comparación con los resultados obtenidos con las otras técnicas empleadas, que lo fueron de regular. Si bien la evolución de la deformidad se aprecia en algunos casos, la mejoría de la clínica es tangible, lo que estaría en correlación con la disminución de las cargas a la fosa semilunar, proporcionalmente a la disminución del ángulo radiolunar. Palabras clave Kiemböck. Necrosis. Osteotomía. Semilunar. 003839 003841 003604 Correspondencia Daniel Montaner Alonso P/ San Agustín 3-c-43 46002 Valencia Tel.: 963 940 161 montaner_dan@gva.es 102 33/2 2003 - Págs. 102 a 110 Introducción La enfermedad de Kiemböck, malacia o necrosis del semilunar, es una patología, con una incidencia relativamente baja, casualmente no reflejada en términos estadísticos según la bibliografía consultada, y que únicamente refiere Alexander en su tratado de la enfermedad que un cirujano ortopeda no especialista en la mano puede ver no más de 1 o 2 casos al año1. Afecta fundamentalmente a la población joven adulta, entre los 15 y los 40 años de edad, y sobre todo a varones en una proporción de dos a uno, si bien en los casos de edades tardías parece existir mayor predilección por las mujeres38,43. La sintomatología, está protagonizada por el dolor, que aparece con carácter insidioso, asociado a una pérdida de la flexión fundamentalmente palmar y una pérdida de la fuerza de empuñadura. Su etiología es desconocida, barajándose, diversas teorías, que tratan de explicar su patogenia, si bien ninguna de ellas está universalmente aceptada; de ellas destacamos algunas como las de: D. Montaner, et al • Hulten (1928), que asociaba la enfermedad a la existencia de una variante cubital corta (cubito minus) que aparecía hasta en el 78% de los casos. • Beckenbaugh (1980), implicó la existencia de un factor traumático, como causa de esta patología, atendiendo a que en la mayoría de los casos afecta a la mano dominante, de hecho la afectación bilateral es infrecuente, existía una relación con traumatismos previos en el 72% de los casos, y llegaron a referir la existencia de líneas de fractura en el semilunar hasta en un 82% de sus pacientes, si bien no se pudo demostrar si éstas eran previas o consecuencia de la necrosis avascular. • Gelberman (1980), describió el abastecimiento vascular del semilunar, existiendo tres modelos según las arterias perforantes procedieran de una o más de las arterias radial, cubital e interósea. Existía un 7% de los casos en los que el aporte vascular era escaso y únicamente penetraba por la cara volar procedente de la arteria interósea anterior, estos semilunares serían los que tendrían una mayor predisposición en caso de traumatismo a padecer una necrosis avascular. • Linscheid (1992), al no encontrar antecedentes traumáticos en más del 40% de sus pacientes, indicó que las presiones ejercidas sobre las caras articulares, podían alterar el aporte vascular, esta insuficiencia arterial secundaria a un estasis venoso, por el incremento de presión también era compartido por Jensen17. A este respecto Schiltenwolf et al, publicaron en 1996 un estudio de investigación sobre las variaciones de la presión intraósea del semilunar en determinados rangos de movimiento, observando que esta era superior a la arterial durante el movimiento forzado de extensión, pero especialmente en los semilunares afectos de necrosis, lo que habría originado un estasis venoso que desencadenó la enfermedad31. • Antuña Zapico (1993), describe la existencia de tres variantes morfo- VANCES ATraum lógicas del semilunar, en función del ángulo formado por sus carillas articulares radiocubitales3. • Werner (1993) refiere que la existencia de un cubito corto, favorece que las fuerzas de compresión y cizallamiento de la muñeca se transmitan fundamentalmente por la articulación radiolunar42. Ledoux en 1995 y posteriormente Iwasaki, realiza un modelo matemático sobre la transmisión de la fuerzas de presión del carpo, en los pacientes afectos de necrosis semilunar y su variación tras la osteotomía radial16,19. En resumen, aún no teniendo clara cual sería la etiología, sabemos que la existencia de un traumatismo agudo o bien de traumatismos repetidos de baja intensidad, en particular sobre una muñeca con varianza cubital negativa, podrían originar un aumento de la presión intraósea, y esto a su vez alteraría el aporte vascular al semilunar, que si es anatómicamente escaso, desencadenará una necrosis avascular. En esta patogénesis, la osteopenia resultante de los déficits de perfusión en una determinada zona, serían las responsables de la producción de líneas de fractura, que al formar posteriormente tejido fibroso de reparación sin un buen aporte vascular, este sería incapaz de la regeneración osteogénica, formándose cavidades quísticas que facilitan el colapso del semilunar y la consiguiente inestabilidad de la fila proximal del carpo, con tendencia a la artrosis radiocarpiana10,11. Esta evolución, queda bien reflejada en los estadios propuestos por Lichtman 20: Estadio I: Es una etapa inicial, con sintomatología positiva pero sin alteraciones radiográficas. Si es posible el diagnostico por medio de resonancia magnética, o bien mediante un rastreo con 99Tc. Estadio II: Se aprecian cambios en la densidad radiológica del semilunar, como esclerosis subcondral y cavidades quísticas, pero sin que exista colapso del mismo. Osteotomía radial de sustracción en el E. de Kiemböck Estadio III-a: Se produce un colapso del semilunar, que se asocia a un ensanchamiento de la primera fila, y una migración proximal del hueso grande, pero no existen alteraciones en la articulación escafolunar. Estadio III-b: Se produce una inestabilidad escafolunar, que origina una subluxación rotatoria del escafoides, que en el plano radiográfico anteroposterior da origen al denominado “signo del anillo”, y en la de perfil a una dorsiflexión del semilunar que conocemos como DISI (dorsiflexed intercalary segment instability). Estadio IV: existe una artrosis radiocarpiana, originando lo que conocemos como muñeca SLAC. Los tratamientos propuestos para esta enfermedad son múltiples. En el presente trabajo tiene como propósito el análisis de la osteotomía radial en cuña externa, propuesto a los pacientes en estadio II y IIIa, en comparación con pacientes intervenidos mediante técnica de Granner, y resección de la primera fila en los estadios IIIb y IV de Litchman. Material y método Se ha realizado un estudio retrospectivo, en 9 pacientes, de ellos 6 hombres y 3 mujeres, con edades comprendidas entre los 20 y 61 años con una media global de 35 años, y todos ellos tratados entre los años 1992 y 1997. El trabajo al que se dedicaban se ha catalogado como de gran esfuerzo (agricultores, albañiles) en el 22%, de esfuerzo moderado (amas de casa, camareros, etc.) en el 66%, y esfuerzo leve (oficinistas, estudiantes) en el 22% de los casos. No hemos tenido casos de afectación bilateral, apareciendo la enfermedad en el lado dominante en el 66,6% de los casos (tabla I). El estudio radiológico, practicado con proyecciones en sentido anteroposterior y perfil, permitió clasificar el estadio de la enfermedad, según los criterios de Lichtmann (fig. 1), encontrándose: 1 paciente 103 Tabla I. Número de caso, se relaciona el sexo, la edad, la profesión, el año de la intervención y el lado afecto Número de caso Sexo Edad Trabajo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Varón Mujer Varón Varón Varón Mujer Varón Mujer Varón 54 35 34 27 36 24 20 61 29 Construcción Secretaria Conductor Camarero Agricultor Dependienta Estudiante Ama de casa Almacén Año de la intervención 1992 1996 1997 1997 1995 1997 1997 1992 1994 Lado Derecho Izquierdo Izquierdo Izquierdo Derecho Derecho Derecho Derecho Derecho a) b) estadio III-a c) 104 en estadio II, 4 pacientes en estadio III-A, 3 pacientes en estadio III-B, y 1 paciente en estadio IV. Los pacientes en estadio II y III-A fueron intervenidos mediante técnica de osteotomía radial en cuña, (fig. 2), a 2 pacientes en estadio III-B se les realizó la técnica de Granner, (fig. 3) y a los otros 2 pacientes en estadio III-B y IV se les realizó una resección de la primera fila del carpo, atendiendo a la necesidad de mejorar su movilidad a expensas de un déficit de fuerza (fig. 4). La técnica de osteotomía, se realizó por abordaje dorsal en 4 casos y 1 por abordaje volar, al que se asoció el gesto de apertura del túnel del carpo, (por compresión del nervio mediano con estudio EMG +), tras la extracción de una cuña metafisaria, de base radial de 1⁄2 cm aproximado, se solidarizaba con una placa en L, AO de pequeños fragmentos, que al ser insuficiente para el soporte de cargas de presión se mantenía al paciente con vendaje enyesado durante 8 semanas, a excepción de un caso en el que se mantuvo 12. b) estadio III-b Fig. 1. Estadios de Lichtman. Estadio I: No existen cambios visibles en la radiología. A) Estadio II: cambios en la densidad radiológica: 1 caso. B) Estadio III: colapso del semilunar: III-a deformidad reductible: cuatro casos; III-B signo del anillo del escafoides por inestabilidad residual: 3 casos. C) Estadio IV: artrosis radiocarpiana: un caso D. Montaner, et al Dado que los resultados obtenidos con las diferentes técnicas empleadas no pueden ser superponibles, ya que se trata de pacientes con distintos grados de evolución, se han analizado por separado a los pacientes tratados mediante osteotomía según los criterios, que la literatura considera objetivables 12,22,28,35 , tanto en el estado preoperatorio, como en la actualidad. Los criterios analizados son (tabla II): Fig. 2. Técnica de osteotomía radial con efecto valguizante. • Índice de Youm: que mide el grado de colapso del carpo, refiriéndose a la distancia existente entre la base del tercer metacarpiano y la cara articular del radio, en relación a la longitud del tercer metacarpiano, y oscila con un valor promedio de 0,54+/- 0,03 cm. • Índice radiocubital: que mide la longitud del cúbito respecto al radio. Existen tres variantes, el cúbito minus, que se relaciona con el mayor número de casos de la enfermedad, en nuestro estudio representan el 89% de los casos; cúbitos zeros en los que la longitud de las caras articulares distales del radio y el cúbito son similares, y que ha representado el 11% de los casos registrados (1 caso), y cubito plus, que aunque en la literatura se describen hasta un 8% de casos relacionados con la enfermedad, nosotros no hemos encontrado en el estudio. • Ángulo radiolunar: que es el formado entre la carilla para el semilunar del radio y la perpendicular al eje del mismo en la radiografía anteroposterior. • Estadio de Lichtman (fig. 1). • Tiempo de inmovilización con yeso. Fig. 3. Técnica de Granner: Seudoartrosis del hueso grande. VANCES ATraum Para el estudio comparativo de resultados Osteotomía radial de sustracción en el E. de Kiemböck globales entre las tres técnicas empleadas, se han analizado los siguientes criterios (tabla III): • Tiempo de baja laboral. • Movilidad radiocarpiana (diferencia en el preoperatorio y la actualidad). • Reincorporación al trabajo previo. • Dolor residual (según escala analógica de 0 a 10). • Grado de satisfacción (como criterio subjetivo del propio paciente). Todos los pacientes fueron seguidos en el mismo centro hospitalario, y revisados actualmente, obteniendo los siguientes resultados. Fig. 4. Resección de la primera fila del carpo. 105 Tabla II. Datos relacionados con los pacientes intervenidos mediante osteotomía radial con efecto valguizante: índice de Youm, índice radiocubital, ángulo radiolunar, estadio de Lichtman, tiempo de inmovilización con yeso, incidencias y resultados obtenidos según los criterios de Michon Nº Y pre Y pcs Ind rc pre Ind rc pcst >preop >pcstop Est pre Est act Yeso Incidencias Michon 3 3,5 3,5 Minus Zero 28 22 III-A III-A 6 EMO A 6M 3=bueno 4 3,8 3,8 Minus Plus 28 8 II II 6 EMO A 9M 3=bueno 5 3,9 3,9 Minus Zero 30 18 III-A II 12 Yeso3 meses 4=excel. 6 3,1 3,1 Minus Zero 28 20 III-A III-A 6 4=excel. 7 3,5 3,5 Minus Zero 19 9 III-A III-A 6 4=excel. Tabla III. Datos obtenidos para el estudio comparativo de las tres técnicas quirúrgicas empleadas: tiempo de inmovilización, movilidad preoperatoria (flexión dorsal, palmar, inclinación cubital y radial), tiempo en que se dio el alta laboral, incorporación posterior a su trabajo habitual. Movilidad actual de la muñeca, tiempo de seguimiento, dolor residual, grado de satisfacción del paciente, y resultados según criterios de Michon Nº Técnica Yeso sem F dors pr F pal pr In cub pr In rad pr Alta Trabajo F dors F pal In cub In rad Folow up Dolor (1-10) Satisfacción Michon 1 Granner 12 40 15 ? ? 8M No 35 15 10 5 8a 7 Malo 1=mediocre 2 Granner 12 20 5 5 0 6M Sí 20 5 5 0 5a 6 Regular 2=regular 3 Naka 6 40 20 20 5 8M Sí 40 25 30 15 4a 6 Bien 3=bueno 4 Naka 6 60 70 15 10 10 Sí 70 60 30 15 4a 2 Bien 3=bueno 5 Naka 12 40 45 15 15 5M Sí 45 45 25 20 5a 0 Excelente 4=excelente 6 Naka 6 60 70 25 15 5M Sí 60 90 30 20 4a 0 Excelente 4=excelente 7 Naka 6 60 45 20 15 5M Sí 70 45 20 15 4a 4 Excelente 4=excelente 8 Resec No 30 15 15 0 6M Sí 30 25 15 15 8a 0 Bien 3=bueno 9 Resec No 5 5 5 0 8M Sí 5 5 0 5 6a 5 Regular 2=regular Resultados Los resultados obtenidos se han cotejado según los criterios de Michon (tabla IV). El índice de Youm, en los resultados obtenidos, no existen diferencias en la altura del carpo entre el periodo preoperatorio y la actualidad. Por tanto este criterio, en el estudio actual, no influye en la obtención de resultados según los criterios de Michon ni en el grado de satisfacción del paciente. El índice radiocubital, en los 9 pacientes estudiados era minus, a excepción de una paciente que fue tratada mediante resección de la primera fila del carpo, en que era zero; Los cinco pacientes tratados 106 Tabla IV. Criterios de Michon. Criterios tomados para la evaluación de resultados Resultado Movilidad Fuerza Dolor Excelente Normal Normal Nulo Bueno Pérdida de <l5 Pérdida de 1/4 Discreto Medio Pérdida de 15 o -25 o Pérdida de 1/2 Limita la actividad Mediocre Pérdida de >25 o Pérdida de >1/2 Limita toda actividad Malo Nula o empeoramiento Nula o empeoramiento Mayor que antes o con osteotomía en cuña, presentaban un cubito minus, variando en la actualidad 4 a cúbito zero, y 1 a plus. Tres pacientes con cúbito zero obtuvieron un resultado según los criterios de Michon catalogados como excelente, y uno bueno, el paciente con cúbito plus obtuvo un resultado considerado bueno. El ángulo radiolunar, en nuestra casuística hemos obtenido una corrección insuficiente de 6º, y otra extralimitada de 20º (el mismo paD. Montaner, et al ciente que presentaba evolución a cúbito plus), en ambos casos el resultado según los criterios de Michon han sido catalogados como buenos, en los demás pacientes en los que la diferencia se encuentra entre los 8º y los 12º los resultados han sido excelentes. El análisis el grado de satisfacción del paciente, con respecto a la corrección del ángulo se corresponde con los resultados obtenidos. El estadio de Lichtman, en todos los casos se ha mantenido el mismo estadio, que presentaba el paciente antes de la intervención, es decir a diferencia de otros autores que refieren que no existe relación entre la evolución clínica y radiológica, (aunque no estadísticamente demostrativa por el escaso número de casos), pero resaltamos que un paciente, parece haber mejorado su estadio pasando de III-A a II, y obteniendo un resultado excelente según Michon. Para comparar los resultados obtenidos con las otras dos técnicas empleadas, hemos utilizado los siguientes criterios: • El tiempo de baja laboral, es similar con las tres técnicas, pero con este parámetro los mejores resultados se obtienen para la osteotomía, con tiempo de baja laboral entre los 5 y 9 meses, seguidos de la resección de la primera fila del carpo con periodos de baja entre los 6 y 8 meses, y finalmente el Granner, en los que se obtienen peores resultados manteniendo el mismo periodo de baja laboral. • La movilidad radiocarpiana, mejora considerablemente con la técnica de la osteotomía, con una ganancia media de 11,67º en los casos considerados como excelentes, y tan solo de 2,5º en los considerados como buenos; con respecto a la técnica de Granner, se ha mantenido la misma movilidad que antes de la intervención en el resultado considerado regular y ha obtenido una pérdida de 5º de movilidad en el resultado considerado malo; la resección de primera fila mejora la movilidad en VANCES ATraum 10º en el resultado considerado como bueno y no hay ganancias en el regular. • La reincorporación al trabajo previo, se ha producido en todos los casos menos en uno, mal resultado obtenido con técnica de Granner. • El dolor residual, según la escala analógica ha sido en términos globales de 2,4 para la osteotomía, 2,5 para la resección de la primera fila, y de 6,5 para la técnica de Granner. • El grado de satisfacción del paciente, también ha sido superior en los casos de osteotomía, siendo peor en los casos tratados con la técnica de Granner. Discusión El tratamiento conservador presumiblemente es ineficaz, si bien en muchos estudios éste siempre se tiene en cuenta. Mikkelsen publicó en 1987 una serie de 25 pacientes tratados conservadoramente, de ellos sólo seis a los cinco años se encontraban libres de dolor, y siete se vieron forzados a cambiar su puesto de trabajo. Por el contrario, Delaere en 1998, publica un trabajo retrospectivo, comparando diversas técnicas quirúrgicas con el tratamiento conservador, con un seguimiento mayor de 65 meses, concluyendo que la cirugía se asociaba a un 24% de morvilidad, y cambios en la actividad social de los pacientes en el 25% de los casos, y por tanto no se muestra superior el tratamiento quirúrgico al conservador7. En la serie publicada por Herradon et al, en el año 2000, se indica la realización de tratamiento quirúrgico, tras un periodo de inmovilización previo de cuatro meses, que no mejore el proceso15; posiblemente esta actitud sea la más prudente y aceptada, independientemente del tratamiento quirúrgico aplicado posteriormente30. Atendiendo a que en la mayoría de los casos de Kiemböck existe una varianza cubital negativa, se han propuesto las denominadas “intervenciones niveladoras”, bien por acortamiento de radio o por Osteotomía radial de sustracción en el E. de Kiemböck alargamiento del cúbito: el principal problema que presentaban los alargamientos de cúbito, era un índice de seudoartrosis del foco en aproximadamente el 15% de los pacientes tratados con este método3. El acortamiento de radio era por tanto más fácil de desempeñar, ya que no requería injerto óseo u osteotomías en Z como la técnica anterior, y se convirtió en un excelente método para tratar a los pacientes en estadios II y hasta IIIa, publicándose series con buenos resultados2,8,14,18,32,34,41: Quenzer en 1997, publica un seguimiento a 52 meses con 68 pacientes tratados por esta técnica, consiguiendo una disminución del dolor en el 93% de casos, con aumento de la fuerza, y la movilidad26; Watanabe en 1998 realiza una evaluación artroscópica de muñeca a los pacientes sometidos a osteotomía radial de acortamiento, al tiempo que se retiraba el material de osteosintesis a 21 meses de la primera intervención, observando que existía una progresión hacia la artrosis de muñeca, si bien no se correlacionaba con los hallazgos clínicos y radiológicos40. De Smet en un estudio realizado a 17 meses indicaba que todos los pacientes sometidos a acortamiento de radio mejoraban, pero ninguno estaba exento de dolor con una movilidad y fuerza restringidas a aproximadamente el 70% de la inicial, y la enfermedad no cesaba en su evolución6; trabajos como los de Condit5 también indicaban, la persistencia del proceso hacia el colapso del semilunar tras la osteotomía radial, indicando que sería el ángulo radioescafoideo el determinante. Fue en 1991 cuando Nakamura24, publica los resultados obtenidos con una osteotomía de acortamiento e inclinación radial, indicando buenos resultados, con mejoría del dolor y de la movilidad, en todos aquellos pacientes tratados con una variante cubital zero o minus. Posteriormente autores como Miura22, Garbuio12, avalan estos resultados con sus respectivas series. El presente estudio, trata de valorar el resultado a medio y largo plazo 107 de las osteotomías radiales de cuña externa, realizadas según un método propio, basado en la técnica difundida por Nakamura, y similar en su concepto a las técnicas de osteotomía publicadas posteriormente. Analicemos por tanto los resultados obtenidos: • El índice de Youm, iría prácticamente parejo al estadío de Litctmann, de hecho en los pacientes intervenidos mediante la técnica de osteotomía varizante, el estadio de Litchman se ha mantenido invariable, y por tanto, si no hay un mayor colapso del semilunar, la altura del carpo se mantendrá con el mismo índice preoperatorio. Lo que sí varía es una mayor cobertura del semilunar por el radio, por tanto una mejor alineación grande-lunar, y mejor reparto de las fuerzas de transmisión del carpo37. La valoración posterior radiográfica, y el empleo de la resonancia magnética, nos hace pensar que uno de los casos tratados con una posterior evolución clínica favorable, incluso mejoró de un estadio IIIa a un estadio II (fig. 5), que podría ser secundario a una cierta revascularización por la mejor disposición de fuerzas19,25, si bien en la mayoría de los casos no existe relación entre la evolución clínica y radiológica39; en el caso comentado el índice de Youm permanece invariable, ya que en ambos estadios la altura del carpo debe ser similar. • El índice radiocubital distal, de los pacientes tratados mediante osteotomía era minus, y tras la intervención todos menos uno (fig. 6) variaron a zero obteniendo un excelente resultado. La osteotomía superior a los 4 mm24 puede originar un cúbito plus, dando lugar a un síndrome de impactación cubital distal que clínicamente se traduce en dolor a la inclinación cubital12 e incluso en la pronosupinación15. • El ángulo radiolunar, según distintos trabajos los mejores resultados se obtienen con una corrección entre los 5º y los 15º12,13,24. De igual forma en nuestra serie los pacientes que han quedado con un ángulo entre 108 8º y 12º, son los que han obtenido un mejor resultado objetivo según los criterios analizados. • Dado que en la técnica empleada, hemos realizado inmovilización con yeso, ésto podía alterar los resultados en función del tiempo de la misma, no obstante en todos los casos se ha obtenido una mejoría de la movilidad radiocarpiana, y el único paciente que precisó un mayor tiempo de inmovilización (12 semanas), ha obtenido un resultado excelente, al igual que el grado subjetivo de satisfacción del paciente, si bien la inmovilización si ha influido negativamente en la mejora de la movilidad ya que este paciente sólo ha obtenido una ganancia global de 5º frente a una media de 15º de movilidad radiocarpiana obtenida por el resto de los pacientes. La técnica de osteotomía varizante la hemos comparado con otras dos técnicas realizadas en estadios más avanzados, como son la técnica de Granner y la carpectomía de la primera fila. Los malos resultados obtenidos con la técnica de Granner, coinciden con los de otros autores como Bartelmann 4 , quien informó de un índice de seudoartrosis cercano al 25%, necrosis del fragmento proximal en el 12%, evolución a Fig. 5. Estudio preoperatorio (Rx) apreciándose estadio III-a con colapso parcial del semilunar, y estudio con resonancia magnética a los dos años, en el que se aprecia una mejoría en el estado y estructura del semilunar. El paciente se ha considerado como un excelente resultado, coincidiendo con un grado de satisfacción también excelente. D. Montaner, et al Conclusiones 1. La osteotomía radial en cuña con efecto valguizante, es una buena técnica para el tratamiento de la enfermedad de Kiemböck en los estadios II y III-A. 2. Sus resultados son mejores, cuando se consigue un ángulo radiolunar residual entre los 8º y los 12º, con cúbito zero, pudiendo entonces incluso mejorar el estadio de involución de la enfermedad. 3. Para estadios más evolucionados de la enfermedad, hemos obtenido mejores resultados, con la resección de la primera fila del carpo. Bibliografía Fig. 6. Exceso de corrección, tras la osteotomía, con ángulo de aproximadamente 20o, y originando un cúbito plus. la artrosis radiocarpiana en el 30%, y persistencia o empeoramiento del dolor en el 25% de los casos, por lo que concluía que no existen indicaciones para mantener esta técnica. También Renner27 realizó una técnica de Granner asociada a revascularización del fragmento proximal con segunda arteria retinacular sin injerto óseo según técnica de Lichmann21, indicando que los pacientes tratados en la etapas tempranas de la enfermedad obtenían mejoría, pero en los tratados en estadio III el 15% evolucionó a seudoartrosis y el 50% precisó cambios en el puesto de trabajo. En cuanto a la carpectomía de la primera fila, coincidimos con autores como Rhee28, de forma que dependiendo de la edad, sexo, tipo de trabajo y etapa de la enfermedad, puede ser preferible la resección de la primera fila, a otros procedimientos, si bien aunque en nuestra casuística no hemos realizado ningún ipo de artrodesis limitada VANCES ATraum o total de la muñeca (a excepción de los casos tratados con la técnica de Granner), no descartamos la necesidad de su empleo dependiendo de las necesidades y características del paciente. Hoy en día, una atención más temprana de los pacientes, nos permite su tratamiento en estadios menos avanzados de la enfermedad, por lo que las técnicas de revascularización 23,29,33,36, pueden suplir a las técnicas que hemos analizado, si bien existen estudios que las combinan, que todavía están por avalar respecto a qué técnica sería más fructífera si la osteotomía o la revascularización. Nosotros hemos adoptado la técnica de transposición de injerto óseo vascularizado por la cuarta arteria retinacular a través de un colgajo de la quinta arteria, según técnica de Shin et al33, con resultados esperanzadores no obstante carecemos del suficiente seguimiento de los mismos para su presentación. Osteotomía radial de sustracción en el E. de Kiemböck 1.Alexander AH., Lichtman DM. Kiemböck disease. In Controversies in hand surgery. Orthop Clin North Am 1986;17:461-472. 2.Amillo S, Martínez-Peric R, Barrios RH. Radial shortening for the treatment of Kiemböck’s disease. Int Orthop 1993;17(1): 23-26. 3.Antuña Zapico J.: Enfermedad de Kienböck. Rev Ortop Traumatol 1993;37(S1): 100-103. 4.Bartelmann U, Richter N, Landsleitner B. Graner operation in therapy of semilunar bone necrosis. Review of the literature and personal results. Handchir Mikrochir Plast Chir 1998;30(3):165-174. 5.Condit DP, Idler RS, Fischer TJ, Hastings H. Preoperative factors and outcome after lunate decompression for Kiemböck’s disease. J Hand Surg (Am) 1993;18(4): 691-696. 6.De Smet L, Verellen K, D’Hoore K, Buellens C, Lysens R, Fabry G. Long-term results of radial shortening forKiemböck’s disease. Acta Orthop. Belg. 1995; 61(3): 212-7. 7.Delaere O, Dury M, Molderez A, Foucher G. Conservative versus operative treatment for Kiemböck’s disease. A retrospective study. J Hand Surg (Br) 1998; 23(1):3336. 8.Desmanet E. Osteosynthesis in double elastic nailing of radial shortening osteotomy in Kiemböck disease. Apropos of 4 cases. Rev Chir Orthop Reparatrice Appar Mot 1996;82(4):327-330. 9.Evrard H, Guillaume C, Hoet F, Koenig H, Van Innis F. Semilunar disease. Ann Chir Main 1982;1(3):280-283. 10.Fredericks TK, Fernandez JE, PirelaCruz MA. Kiemböck’s disease (I). Anatomy and Etiology. Int J Occup Med Environ Health 1997;10(1):11-17. 109 11.Fredericks TK, Fernandez JE, PirelaCruz MA. Kiemböck’s disease (II). Risk factors, diagnosis, and ergonomic interventions. Int J Occup Med Environ Health 1997;10(2):147-157. 12.Garbuio P, Obert L, Tropet Y, Vichard P. Kiemböck’s disease treated by shortening osteotomy of the radius. Analysis of the results apropos of 13 cases. Ann Chir Main Memb Super 1996;15(4):226-237. 13. García-Elías M. Radial wedge osteotomy for Kiemböckdisease. J Bone Joint Surg (Am) 1992;(9):1431. 14.Gomis R, Martin B, Idoux O, Chammas M, Allieu Y. Kiemböck disease: treatment by shortening osteotomy of the radius. Rev Chir Orthop Reparatrice Appar Mot 1994;80(3):196-204. 15. Herradón F, Del Cerro M, Muñoz Guzman JA. La osteotomía radial en cuña externa de sustracción como tratamiento de la enfermedad de Kiemböck. Rev Ortop Traumatol 2000;4:353-359. 16. Iwasaki N, Genda E, Minami A, Kaneda K, Chao EY. Force transmission through the wrist joint in Kiemböck’s disease: a two-dimensional theoretical study. J Hand Surg (Am) 1998;23(3):415-424. 17. Jensen CH. Intraosseous pressure in Kiemböck’s disease. J Hand Surg (Am) 1993;18(2):355-359. 18. Lamas C, Mir X, Llusa M, Navarro A. Dorsolateral biplane closing radial osteotomy in zero variant cases of Kiemböck’s disease. J Hand Surg (Am) 2000; 25(4): 700-709. 19. Ledoux P. Transmission of forces at the carpal arch in hyperextension of the wrist—mathematical model. Acta Orthop Belg 1995;61(2):100-106. 20. Lichtman DM, Degnan GG. Staging and its use in the determination of treatment modalities for Kiemböck’s disease. Hand Clin 1993;9(3):409-416. 21. Litchtman DM., Ross G. Revascularización del semilunar en la enfermedad de Kiemböck. En Muñeca (“Master en Cirugía Ortopedica”). Marban libros 1999, pp. 363-372. 110 22. Miura H, Sugioka Y. Radial closing wedge osteotomy for Kiemböck’s disease. J Hand Surg (Am) 1996;21(6):1029-1034. 23. Moneim MS, Duncan GJ. Kienbock’s disease: treatment by implantation of vascular pedicle and bone grafting. Orthop. J 1998;18:67-73. 24. Nakamura R, Tsuge S, Watanabe K, Tsunoda K. Radial wedge osteotomy for Kiemböckdisease. J Bone Joint Surg (Am) 1991;73(9):1391-1396. 25. Nakamura R, Watanabe K, Tsunoda K, Miura T. Radial osteotomy for Kiemböck’s disease evaluated by magnetic resonance imaging. Acta Orthop Scand 1993;64(2): 207-211. 26. Quenzer DE, Dobyns JH, Linscheid RL, Trail IA, Vidal MA. Radial recession osteotomy for Kiemböck’s disease. J Hand Surg (Am) 1997;22(3):386-395. 27. Renner A, Egri L, Hardy G. Possibilities for revascularization in early and late stage lunate malacia. Handchir Mikrochir Plast Chir 1998;30(3):175-180. 28. Rhee SK, Kim HM, Bahk WJ, Kim YW. A comparative study of the surgical procedures to treat advanced Kiemböck’s disease. J Korean Med Sci 1996;11(2): 171-178. 29. Saffar P. Replacement of the semilunar bone by the pisiform. Description of a new technique for the treatment of Kiemböck’s disease. Ann Chir Main 1982;1(3):276279. 30. Salmon J, Stanley JK, Trail IA. Kienbÿock’s disease: conservative management versus radial shortening. J Bone Joint Surg (Br) 2000;82(6):820-823. 31. Schiltenwolf M, Martini AK, Mau HC, Eversheim S, Brocai DR, Jensen CH. Further investigations of the intraosseous pressure characteristics in necrotic lunates (Kiemböck’s disease). J Hand Surg (Am) 1996;21(5):754-758. 32. Schulz C, De Carli P, Anetzberger H, Illarramendi A. Stress osteotomy of the distal radius- and ulna metaphysis (Illarramendi procedure): an alternative treatment method in lunate necrosis. Handchir Mikrochir Plast Chir 1998;30(3): 188-195. 33. Shin AY, Bishop AT, Berger RA. Vasculariced pedicled bone grafts for disorders of the carpus. Tech Hand Upper Extrem Surg 1998;2:94-109. 34. Siala A, Ben Ayeche ML, Frikha R, Ghannouchi G, Moula T. Results of diaphyseal shortening of the radius in the treatment of Kiemböck’s disease: a series of 31 cases. Rev Chir Orthop Reparatrice Appar Mot 2000;86(2):151-157. 35. Staudenmaier R, Wilhelm K. Results of surgical management of lunate malacia. A retrospective clinical study. Handchir Mikrochir Plast Chir 1997;29(2):88-95. 36. Tamai S, Yajima H, Ono H. Revascularization procedures in the treatment of Kiemböck’s disease. Hand Clin 1993;9(3): 455-466. 37.Tsunoda K, Nakamura R, Watanabe K, Horii E, Miura T. Changes in carpal alignment following radial osteotomy for Kiemböck’s disease. J Hand Surg (Br) 1993;18(3):289-293. 38. Tubiana R. Treatment of semilunar necrosis. Ann Chir Main 1982;1(3):273. 39. Watanabe K, Nakamura R, Horii E, Miura T. Biomechanical analysis of radial wedge osteotomy for the treatment of Kiemböck’s disease. J Hand Surg (Am) 1993;18(4):686-690. 40. Watanabe K, Nakamura R, Imaeda T. Arthroscopic evaluation of radial osteotomy for Kiemböck’s disease. J Hand Surg (Am) 1998;23(5):899-903. 41. Weiss AP. Radial shortening. Hand Clin 1993;9(3):475-482. 42. Werner FW, Palmer AK. Biomechanical evaluation of operative procedures to treat Kiemböckdisease. Hand Clin 1993;9: 431-443. 43. Yoshida T, Tada K, Yamamoto K, Shibata T, Shimada K, Kawai H. Aged-onset Kiemböck’s disease. Arch Orth Trau Surg 1990;109(5):241-246 D. Montaner, et al Bursitis subescapular secundaria a exostosis osteocartilaginosa de la escápula CASO CLÍNICO J. Colomer Gómez, S. Suso Vergara, L. Peidro Garcés, P. Camacho Carrasco Institut Clínic del Aparato Locomotor Hospital Clínic. Barcelona Resumen Se presenta un caso de bursitis subescapular secundaria a un osteocondroma de la escápula en una paciente de 16 años, cuyo rápido desarrollo simulaba una tumoración de partes blandas sugestiva de degeneración sarcomatosa. La exéresis quirúrgica del osteocondroma y la bursa llevó a una completa resolución del proceso. Se revisa la bibliografía y se discute el diagnóstico diferencial. Palabras clave Bursitis subescapular. Osteocondroma. Tumoración de partes blandas 001037 003240 003252 Introducción Los osteocondromas son tumores óseos benignos relativamente frecuentes. Se estima que su degeneración sarcomatosa ocurre en un 1-2%. La aparición de una bursitis asociada a una exostosis osteocartilaginosa en la cara anterior de la escápula es excepcional. De los 13 casos publicados en la literatura, tan solo uno de ellos se manifestó inicialmente como una tumoración de rápido crecimiento similar a nuestro caso, asociándose el resto a dolor y crujidos periescapulares o bien a una tumefacción de muy lento desarrollo. Caso clínico Presentamos el caso de una joven de 16 años que acude a nuestro centro presentando una tumoración que ocupaba el borde medial de la escápula derecha, de consistencia blanda, y que se había desarrollado en pocas semanas tras un traumatismo menor. El examen radiográfico (fig. 1) mostró la existencia de una exostosis en la cara anterior de la escápula. En la RM se apreciaba que la exostosis se asociaba a una gran tumoración quística que se situaba entre la Correspondencia: Dr. L. Peidro ICAL. Hospital Clínic Barcelona C/ Villarroel 170 08036 Barcelona lpeidro@clinic.ub.es 116 33/2 2003 - Págs. 116 a 118 Fig.1. Exploración radiográfica donde se muestra la exostosis en la cara anterior escapular. J. Colomer Gómez, et al Fig.2. RM donde se aprecia la imagen quística de gran tamaño, entre la escápula y la pared costal. Fig.3. Punción-biopsia guiada por TC de la masa quística. VANCES ATraum Bursitis subescapular Fig.4. Intervención quirúrgica: resección de la exostosis osteocartilaginosa. 117 Fig.5. Tamaño de la exostosis: 3 x 3 x 2 cm. escápula y la pared costal (fig. 2). Se realizó una punción-biopsia guiada por TC (fig. 3), no evidenciándose signos de malignidad en el examen citológico. Fue intervenida quirúrgicamente a través de un abordaje infraescapular, realizándose una incisión cutánea en el borde inferomedial de la escápula siguiendo las líneas de Langer. Se disecó la superficie quística y se resecó la exostosis con su birrete cartilaginoso tras la exéresis de aquella. El osteocondroma fue extirpado completamente desde su base a escoplo y medía 3 x 3 x 2 cm (figs. 4 y 5). El examen anatomopatológico confirmó el diagnóstico de osteocondroma con una bursitis asociada, sin apreciar ningún signo de malignidad. Tras permanecer con el hombro inmovilizado en cabestrillo tres semanas, inició la movilización progresiva de la extremidad. Tres meses después de la intervención la movilidad del hombro era completa. Reexplorada la paciente a los dos años de la intervención, no presentaba complicaciones cicatriciales, dolor ni limitación funcional, no se apreciaba tampoco recidiva de la tumoración. Discusión El osteocondroma es el tumor óseo benigno más frecuente (24-40%)2. Sin embargo, la bursitis secundaria a éstos es rara. En 1914 MacWilliams describió por primera vez una exostosis escapular asociada a una bursitis5 y desde entonces se han descrito otros 13 casos4. 118 Se estima que la inflamación de la bursa subescapular es producida por el roce repetido con la exostosis durante la movilización activa del hombro7. En la mayoría de los pacientes se manifestaba con molestias vagas y crujidos a la movilización, apreciando en algunos casos el desarrollo lento de una tumefacción periescapular. La rápida formación de una tumoración sin otra sintomatología previa, tal como se ha producido en nuestro caso, sólo tiene un antecedente en la literatura3,4. Se estima que la degeneración maligna del osteocondroma solitario es de un 1-2%2, pero no ha sido descrito ningún caso de degeneración sarcomatosa de un osteocondroma de la escápula en la infancia ni en la adolescencia. El examen complementario con TC o RM es muy útil ya que permite diferenciar una posible infiltración tumoral de la presencia de líquido en la bursa3, pero un examen anatomopatológico adicional nos permitirá identificar una degeneración maligna con mayor seguridad. El tratamiento de la bursitis subescapular simple es inicialmente conservador pero si éste no es satisfactorio puede considerarse la exéresis quirúrgica de la bursa, ya sea mediante cirugía abierta o incluso artroscópica6,1. Cuando la bursitis está causada por una exostosis, la resección completa de ésta y su examen anatomopatológico son el tratamiento de elección. Bibliografía 1. Ciullo JV. Subscapular bursitis. Treatment of “snapping scapula” or “washboard syndrome”. Arthroscopy 1992;8:412-413. 2. Dahlin D, Unui K. Osteochondroma. En Ch C Thomas . Bone Tumors. Springfield, Illinois 1978, pp. 17-27. 3. Griffiths HJ, Thompson RC, Galloway HR, Everson L, Suh JS. Bursitis in association with solitary osteochondromas presenting as mass lesions. Skeletal Radiol 1991;20:513-516. 4. Jacobi CA, Gellert K, Zieren J. Rapid development of subscapular exostosis bursata. J Shoulder Elbow Surg 1997;6:164-166. 5. Mac Williams CA. Subscapular exostosis with adventitious bursa. JAMA 1914;63:1473-1474. 6. Milch H. Partial scapulectomy for snapping of the scapula. J Bone Joint Surg Am 1950;32:561-566. 7. Parsons TA. The snapping scapula and subscapular exostosis. J Bone Joint Surg Br 1973;55B:345-349. J. Colomer Gómez, et al Luxación anterior de hombro en niños CASO CLÍNICO A propósito de dos casos J. Bento Gérard,* A. Galián Cánovas,* J. Valverde Garcia** *Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología **Servicio de Pediatría. Hospital “Los Arcos”, Santiago de la Ribera. Murcia Resumen Presentamos dos casos de luxación anterior de hombro en niños de 4 y 14 años, uno de ellos bilateral, que no tenían patología previa asociada como hiperlaxitud ligamentosa, inestabilidad multidireccional, lesión ósea displásica, ni afectación neurológica. Es una lesión muy rara en la edad infantil. Fueron tratados mediante reducción ortopédica e inmovilización durante tres semanas y posterior programa de rehabilitación domiciliaria con resultado funcional satisfactorio. Palabras clave: Luxación. Anterior. Hombro. Niños. 003222 Introducción Casos clínicos La luxación escapulohumeral es una patología poco frecuente en los niños15. Es más frecuente, en esta articulación y en estas edades, que se produzcan fracturas de la extremidad proximal del húmero como son las epifisiólisis o fracturas metafisarias. Por ello hemos decidido realizar esta publicación y efectuar una revisión bibliográfica sobre este tema. Caso 1 Recuerdo anatómico En la articulación escapulohumeral, la inserción de la cápsula en la escápula se realiza a lo largo del reborde óseo de la cavidad glenoidea y del labrum, y la inserción humeral está situada a nivel del cuello anatómico cerca de la epífisis, salvo en la cara interna, donde su inserción baja por la metáfisis humeral alrededor de un centímetro. Esto explicaría que, en caso de producirse una epifisiólisis, suela existir un fragmento metafisario interno unido a la epífisis. Por otro lado, las uniones capsuloligamentosas poseen una mayor resistencia en los niños y jóvenes, lo cual explicaría la menor frecuencia de luxaciones a estas edades. Correspondencia Dr. Bento Gérard Servicio de C. Ortopédica y Traumatología Hospital “Los Arcos” Paseo Colón, 54 30720-Santiago de la Ribera. Murcia VANCES ATraum Luxación de ahombro 33/2 2003 -anterior Págs. 119 121 en niños Varón de 4 años, sin antecedentes de interés, que presenta dolor e impotencia funcional de hombro derecho tras una caída de bicicleta. A la exploración clínica se observa edema y deformidad del hombro con limitación de la movilidad activa y pasiva de la articulación escapulohumeral. No presentaba alteraciones neurovasculares del miembro superior, con EMG posterior normal. En la radiografía simple (fig. 1) se aprecia una luxación anterior del hombro. Bajo anestesia general, se efectúa la reducción (fig. 2) e inmovilización de la articulación durante tres semanas. Posteriormente, tras retirar dicha inmovilización, se realiza programa de rehabilitación domiciliaria con un resultado satisfactorio a los dos años y sin presentar recidiva de la luxación. Caso 2 Mujer de 14 años, con antecedente de escoliosis lumbar, que durante una sesión de rehabilitación y realizando un ejercicio de reptación (abducción y rotación externa de hombros con el peso del tórax sobre las manos), presenta dolor brusco e intenso con impotencia funcional de ambos hombros. En la exploración clínica se aprecia deformidad escapulohumeral bilateral con limitación a la movilización activa y pasiva. No presentaba alteraciones neurovasculares del miembro superior, con EMG posterior normal. En la radiología simple (fig. 3) 119 Fig. 3. Luxación anterior bilateral: caso 2. Fig. 1. Luxación anterior: caso 1. Fig. 4. Control posrreducción: caso 2. Fig. 2. Control posrreducción: caso 1. se observa luxación escapulohumeral anteroinferior bilateral. Se reducen sin dificultad (fig. 4) e inmovilizan con Sling durante tres semanas. El tratamiento rehabilitador posterior fue domiciliario e insistiendo en el fortalecimiento de la musculatura anterior y rotadores internos, no presentado recidivas posterior ni limitación funcional. Discusión La luxación de la articulación escapulohumeral es muy poco frecuente en niños, encontrando un solo artículo en la revisión bibliográfica5 que mencione la luxación anterior en estas 120 edades. Kawan11 comunica la presencia de luxaciones posteriores de hombro en niños. Existen diversas referencias a luxaciones en adolescentes con series largas9,10,13,17, así como varios trabajos donde se mencionan casos de luxación bilateral por descargas eléctricas, anomalías congénitas, asociado a fracturas de cabeza de húmero 3,6,12,14,16,24. La mayoría de los autores citan un índice de luxaciones recidivantes muy elevado en sus series, que oscilan entre el 49 y el 100% de los casos1,4,9,13,20-23; preconizando que, en adolescentes y adultos jóvenes, si tras un primer episodio tratado con inmovilización de tres semanas, hay una reluxación, se debe realizar tratamiento quirúrgico, observando que en estos pacientes la lesión más frecuente fue la de Bankart17, 20. Hoelen8 y Rowe19 opinan que un factor importante para la reluxación fue la edad del paciente en el primer episodio, incluso Rowe aporta unas tasas de reluxaciones que van del 100% en pacientes menores de 10 años, 94% entre 10 y 20 años, 71% entre 21 y 30 años hasta 14% en mayores de 30 años. Carlier 2 y Rockwood18 afirman que el índice de reluxaciones puede disminuir mucho (hasta un 50%), si se somete al enfermo en su primer episodio a un programa apropiado de rehabilitación de seis semanas. Lo que no parece influir en las reluxaciones de hombro es el tiempo de inmovilización9. Por ello creemos, que ante un nuevo episodio de luxación de hombro, se debe efectuar una exploración clínica para J. Bento Gérard, et al descartar una laxitud multidireccional y una RM para descartar la lesión de Bankart. En nuestro caso, tras dos años de seguimiento de ambos pacientes, no han presentado nuevo episodio de luxación haciendo una actividad diaria y deportiva normal. Pensamos que, por la edad de los pacientes, para facilitar la reducción ortopédica y evitar lesiones yatrogénicas, se debe hacer bajo anestesia general, así como realizar un programa de rehabilitación adecuado durante un tiempo mínimo de seis semanas. Bibliografía 1.Ambacher T, Para O. Traumatic shoulder dislocation in young athletes, open or arthroscopic stabilization? Sportverletz Sportschaden 1999;13(3): 68 –73. 2.Carlier C, Pauwels P, Putz P. Treatment of shoulder dislocation and the prevention of its recurrence. Rev Med Brux, 1998;19(1):17–19. 3.Cresswell TR, Smith RB. Bilateral anterior shoulder dislocations in bench pressing: an unusual cause. Br J Sports Med 1998;32(1):71-72. 4.Elbaum R, Parent H, Zeller R, Seringe R. Luxation scapulohumerale traumatique chez enfant et adolescent. Á propos de 9 patients. Acta Ortho Belg 1994;60(2):204–209. 5.Endo S, Kasai T, Fujii N, Yamada Y, Takakuwa T, Nakac H, Kiluchi M, Hoshi S. Traumatic anterior dislocation of the shoulder in a child. Arch Orthop Trauma Surg 1993;112(4):201-202. 6.Gadzdizk T. A case of recurrence bilateral shoulder dislocation in a patient with Felty syndrome. Chir Narzadow Ruchu Ortop Pol 1996;61(6):531-533. 7.Gynning JB, Hansen HS. Bilatral anterior shoulder luxation , an overlooked case. Ugeskr Laeger 1995;157(16):2327-2328. 8.Hoelen MA, Burgers AM, Rozing PM. Prognosis of primary anterior shoulder dislocation in younger. Arch Orthop Trauma Surg 1990;110(1):51-54. 9.Hovelius L. The natural history of primary anterior dislocation of the shoulder in the young. J Orthop Sci 1999;4(4):307-317. 10.Kawaguchi AT, Jackson DL, Otsuka NY. Delayed diagnosis of a glenohumeral joint dislocation in a child with devolopmental delay. Am J Orthop 1998;27(2):137-140. VANCES ATraum Luxación anterior de hombro en niños 11.Kawan M, Sinclair J, Letts M. Recurrent posterior shoulder dislocation in children: the results of surgical management. J Pediatr Orthop 1997;17(4):533-538. 12.Lal M, Yadav RS, Prakash V. Bilateral anterior fracture dislocation shoulder , two cases reports. Indian J Med Sci 1992;46(7) :209-210. 13.Marans HJ, Angel KR, Schemitsch EH, Wedge JH. The fate of traumatic anterior dislocation of the shoulder in children. J Bone Joint Surg Am 1992;74(8):1242-1244. 14.Marty B, Simmen HP, Kach K, Trentz O. Bilateral anterior shoulder dislocation fracture after an epileptic seizure. A case report. Unfallchirurg 1994;97(7):382-384. 15.Michno P, Sulko J. Anterior traumatic dislocation of the shoulder in children. Chir Nazardow Ruchu Ortop Pol 2001;66(2):223-226. 16.Ng AB, Rix TE, Roy BR. Acute bilateral anterior dislocations of the shoulder. Ulster Med J 2000;69(2):171-172. 17.Postachini F, Gumina S, Cinotti G. Anterior shoulder dislocation in adolescents. J Shoulder Elbow Surg 2000;9(6):470-474. 18.Rokwood CA. Subluxation and dislocation of the glenohumeral joint. En Rockwood CA, Wilkins KE, King RE, eds. Fractures in children. Vol III, Philadelphia: J. B. Lippincott, 1984. Pp. 659682. 19. Rowe C.R. Prognosis in dislocations of the shoulder. J. Bone Joint Surg 1956; 38-A, 957-977 20.Taylor DC, Arciero RA. Pathologic changes associated with shoulder dislocations. Arthroscopic and physical examination findings in first- time traumatic anterior dislocations. Am J Sports Med 1997;25(3):306-311. 21.Tingart M, Bathis H, Bouillon B, Tiling T. Therapy of traumatic anterior shoulder dislocation: curre therapy in Germany. Are there scientifically verified the concepts? Chirurg 2001;72(6): 677-683. 22.Vermeiren J, Handelberg F, Casteleyn PP, Opdecam P. The rate of recurrence of traumatic anterior dislocation of shoulder. A study of 154 cases and a review of the literature. In Orthop 1993;17(6):337-341. 23.Wissing H, Obertacke U. Concomitant osseous and ligamentous injuries of traumatic shoulder dislocation and its significance for the pathogenesis habitual dislocation. Unfallchirurgie 1986;12(3):135-142. 24.Yuen MC, Tung WK. The use of the Spaso technique in a patient with bilateral dislocations of shoulder. Am J Emerg Med 2001;19(1):64-66. 121 Síndrome de Wartenberg CASO CLÍNICO A propósito de un caso * GJ. Gómez Bajo, *J. Valencia González, * F. Leyva Rodríguez, **D. Bernabéu * Médico Adjunto Servicio Cirugía Plástica. Médico Adjunto Servicio Radiodiagnóstico Hospital Universitario La Paz. Madrid ** Resumen El síndrome de Wartenberg es un cuadro clínico descrito por el autor del mismo nombre en 1932 como “queiralgia parestésica” y que presentaba clínicamente dolor en la superficie radial dorsal del antebrazo con irradiación al dorso de la mano, el pulgar y el segundo y tercer dedos. La causa más comúnmente relacionada con este cuadro ha sido la aparición de anomalías musculares a lo largo del trayecto de la rama superficial del nervio radial, especialmente la formación de bandas fasciales a lo largo del nervio produciendo un atrapamiento. El caso referido en este artículo es un paciente con clínica compatible con síndrome de Wartenberg, de siete años de evolución, diagnosticado previamente de síndrome de De Quervain e intervenido quirúrgicamente mediante apertura de primera corredera dorsal sin respuesta terapéutica alguna. La realización de un estudio de RM proporcionó el diagnóstico de síndrome de Wartenberg. La intervención quirúrgica consistente en la liberación de la compresión de las ramas sensitivas del nervio radial produjo un beneficio terapéutico inmediato tras siete años de sintomatología álgica invalidante Palabras clave Wartenberg. De Quervain. Ramas sensitivas nervio radial. Atrapamiento. 002038 003024 Introducción El síndrome de Wartenberg es un cuadro clínico descrito por el autor del mismo nombre en 19324 como “queiralgia parestésica” sobre cinco pacientes que presentaban clínicamente dolor en la superficie radial dorsal del antebrazo con irradiación al dorso de la mano, el pulgar y el segundo y tercer dedos. Además del dolor irradiado era frecuente la asociación de hipoestesia. En conjunto, la etiología de este proceso se ha asociado, tal y como refiere Eversmann1 a multitud de cuadros entre los que se han descrito hemorragias, traumatismos, procesos de origen yatrogénico, tumores del nervio radial, etc. Pero la causa más comúnmente relacionada con este cuadro ha sido la aparición de anomalías musculares a lo largo del trayecto de la rama superficial del nervio Correspondencia Gregorio J. Gómez Bajo Calle Albarracín 4 28224 Pozuelo de Alarcón. Madrid Tel.: 913 524 319 658 821 038 Fax: 913 524 319 122 33/2 2003 - Págs. 122 a 124 radial, especialmente la formación de bandas fasciales a lo largo del nervio produciendo un atrapamiento. Este atrapamiento es más frecuente a nivel del músculo supinador largo, en el momento en que el nervio se hace dorsal bordeando el tendón del citado músculo. Descripción del caso El paciente al cual se refiere la presente revisión era un varón de 28 años de edad, trabajador manual, que fue diagnosticado a los 21 años de edad de síndrome de De Quervain en otro centro asistencial siendo intervenido quirúrgicamente mediante liberación de la primera corredera dorsal. Año y medio más tarde y ante la persistencia de la clínica fue intervenido en otro servicio del mismo centro asistencial realizándose revisión quirúrgica de la cirugía previa y nueva apertura de la primera corredera dorsal. La persistencia de la clínica hizo que durante años siguiera todo tipo de tratamiento conservador sin que se consiguiese mejoría. Tras solicitar traslado de centro fue remitido a nuestro servicio solicitándose de modo previo a cualquier actuación quirúrgica la realización de una resonancia magnética (RM) ante la aparición de una clínica sugestiva de afectación neuropática. GJ. Gómez Bajo, et al Resultados El estudio RM evidencia una zona de hiperrefringencia de la rama sensitiva del nervio radial a nivel de epífisis distal y tercio distal del radio, subcutánea sin relación con otra estructura musculoesquelética (figs. 1 y 2). Intervenido quirúrgicamente bajo anestesia axilar se realizó una incisión sobre la cicatriz previa con prolongación en ángulo de 120º sobre el borde radial del antebrazo. (fig. 3) Se realizó disección de la rama sensitiva del radial apreciándose adherencias y tabiques fibrosos subcutáneos con aparición de una trifurcación confluente. Se disecó y liberó la rama nerviosa (figs. 4 a 9). La evolución postoperatoria del paciente fue normal describiendo la desaparición de la sintomatología álgica de modo postoperatorio inmediato. Fue dado de alta para su trabajo a los 19 días de la intervención. Revisado al año de la intervención, el paciente permanece asintomático. Fig. 3. Incisión: nótese cicatriz de cirugías previas. Fig. 1. Resonancia magnética de la muñeca derecha: se aprecia el área de hiperrefringencia a nivel de la epífisis distal del radio. Fig. 4. Disección de la rama sensitiva del radial y su trifurcación. Fig. 2. Resonancia magnética de la muñeca derecha: se aprecia el área de hiperrefringencia a nivel del tercio distal del radio. VANCES ATraum Síndrome de Wartenberg Fig. 5. Disección de la rama sensitiva del radial y su trifurcación. 123 Fig. 9. Disección de la rama sensitiva del radial y su trifurcación. Fig. 6. Disección de la rama sensitiva del radial y su trifurcación. Discusión Fig. 7. Disección de la rama sensitiva del radial y su trifurcación. Dos son las peculiaridades diagnósticas de este cuadro: uno la posible confusión inicial en su diagnóstico con una enfermedad de De Quervain y dos, la indiscutible ayuda diagnóstica que la técnica de RM ha introducido en este tipo de patología. En relación con lo primero la posible asociación de enfermedad de De Quervain y síndrome de Wartenberg ha sido descrita en repetidas ocasiones en la literatura2,3, habiéndose indicado que la citada asociación puede llegar a acontecer hasta en el 50% de los cuadros de enfermedad de De Quervain. Ello justifica la dificultad, en muchas ocasiones, de establecer un adecuado diagnóstico diferencial. No obstante el conocimiento adecuado del cuadro resulta fundamental para llegar a su diagnóstico y evitar orientaciones terapéuticas inadecuadas que prolongan la sintomatología y que no ofrecen una solución quirúrgica satisfactoria para el paciente. En segundo lugar la ayuda que proporciona la realización de una RM se antoja fundamental para establecer un adecuado enfoque diagnóstico y terapéutico. Bibliografía Fig. 8. Disección de la rama sensitiva del radial y su trifurcación. 124 1. Eversmann WW Jr. Entrapment and compression neuropathies. Chapter 36. En Green’s Operative Hand Surgery. 2nd edition. Vol. 2. Pp. 1423-1478. 2. Lanzetta M, Foucher G. Entrapment of the superficial branch of the radial nerve (Wartenberg’s syndrome). A report of 52 cases. Int Orthop 1993;17(6):342-345. 3. Lanzetta M, Foucher G. Association of Wartenberg’s syndrome and De Quervain’s disease: a series of 26 cases. Plast Reconstr Surg 1995;96(2):408-412. 4. Wartenberg R. Cheiralgia Paraesthetic (Isolierte neuritis des ramus superficialis nervi radialis). Z Ges Neurol Psychiatr 1935;141:145-155. GJ. Gómez Bajo, et al La mano como localización atípica de los lipomas CASO CLÍNICO A propósito de un caso clínico * P. Bernáldez Domínguez, S. Navarro Herrero, *M. Cintado Avilés, * J. Carrasco Ruiz, *G. Fernández Moreno, * M. Benito Caparrós ** * Servicio de Traumatología y Ortopedia Jefe de Servicio: Dr. Julio Gómez Vázquez Hospital Infanta Elena. Huelva ** Servicio de Radiodiagnóstico Hospital Virgen del Rocío. Sevilla Resumen La mano es un lugar muy infrecuente como localización de los lipomas (1-5%). Estos suelen evolucionar lentamente, presentándose como una tumoración bien delimitada, indolora y que en algunas ocasiones presentan manifestaciones de compromiso neurológico. Raramente el diagnóstico se hace antes de la cirugía. Presentamos el caso clínico de un paciente varón de 53 años que presenta una gran tumoración en la palma de la mano derecha de más de cuatro años de evolución que tras pruebas de imagen y según su anatomía patológica fue informado como un lipoma de 7 x 5,5 x 3 cm de tamaño. Tras año y medio de seguimiento el paciente se encuentra bien y no existen signos de recidiva. Palabras clave Mano. Tumoración benigna. Lipoma. Extirpación quirúrgica. 000503 003552 Introducción Material y método Los lipomas de la mano no tienen una diferenciación especial de los encontrados en el resto del organismo2. La mano es un lugar muy infrecuente como localización de los lipomas (1-5%)3,6,8. Pueden ser superficiales o profundos (subaponeuróticos, intramusculares o periostales) y son más frecuentes en la cara palmar -túnel carpiano, canal de Guyón, espacio palmar profundo- que en la dorsal4. Son lesiones frecuentemente presentadas durante años de evolución que pueden crecer lentamente. Los signos clínicos son inespecíficos y dependen sobre todo de su localización y tamaño8. El diagnóstico raramente se realiza antes de la cirugía. Desde el punto de vista radiológico se presenta como una lesión bien circunscrita con densidad grasa. La resonancia magnética (RM) es particularmente útil para demostrar la señal característica de la grasa. Presentamos el caso clínico de un paciente varón de 53 años de edad, trabajador del campo y analfabeto que acude a nuestras consultas con un enorme bultoma en la cara palmar de su mano derecha de más de cuatro años de evolución. El tamaño era de un «huevo de gallina» y su localización entre el segundo y tercer radio (figs. 1 y 2). No refería clínica de compromiso neurológico ni atrofias musculares así como tampoco presentaba más tumoraciones en el resto del cuerpo. En el estudio radiográfico observamos una imagen de gran tamaño, bien delimitada y con densidad de partes blandas (figs. 3 y 4) y en la RM se observa la lesión hiperintensa en TI y moderada en T2 (figs. 5, 6 y 7). Se procedió a su exéresis quirúrgica realizando un plexo braquial (fig. 8) y un abordaje palmar centrado en la lesión (figs. 9 y 10). Tras su extirpación completa (figs. 11 y 12) confirmamos entonces el diagnóstico de sospecha de forma macroscópica (fig. 13) y por su anatomía patológica: lipoma de 7 x 5,5 x 3 cm de tamaño. Correspondencia Dr. Pedro Bernáldez Domínguez Castilleja de Guzmán 41908 Sevilla pedroysilvia@navegalia.com Resultados VANCES ATraum En el postoperatorio no existieron complicaciones neurovasculares de interés y su evolución ha sido satisfactoria en todo momento. El paciente presenta una funcionalidad La mano 33/2 2003 -como Págs.localización 125 a 128 atípica de los lipomas 125 1 2 Figs. 1 y 2. Aspecto de la mano. Gran tumoración palmar entre el 2° y 3° radio. 3 4 Figs. 3 y 4. Estudio radiográfico. Tumoración bien delimitada con densidad de partes blandas. 5 7 126 6 Figs. 5, 6 y 7. Resonancia magnética de la lesión: Señal hiperintensa en T1 y moderada a intensa en T2. P. Bernáldez Domínguez, et al normal de la mano, con fuerza y sensibilidad conservada y un balance articular completo. Tras año y medio de seguimiento no ha vuelto a recidivar (figs. 14 y 15). Discusión Los lipomas son tumores benignos de localización atípica en la mano. La extirpación quirúrgica -simple para los casos superficiales ya que están bien delimitados- puede ser dificultosa en los profundos que se localizan cerca de estructuras neurovasculares, pudiendo incluso necesitar un doble abordaje4. La cara palmar de la mano es más frecuente que la dorsal2,11. En ocasiones puede existir un compromiso neurológico por compresión del nervio mediano debutando con clínica del síndrome del seno del carpo8 y de forma más inusual comprimiendo el nervio cubital en el canal de Guyón6. Cuando esto ocurre los déficit suelen ser más sensitivos que motores7. Según Paarlberg et al, de la clínica Mayo, esta sintomatología de por sí sería una clara indicación para realizar una exploración quirúrgica y extirpación de la lesión3. Las radiografías revelan una sombra de tejidos blandos y pueden mostrar alguna erosión en el hueso adyacente4. Fig. 8. Técnica anestésica: Plexo braquial e isquemia preventiva. 9 10 Figs. 9 y 10. Detalle de la intervención: Abordaje palmar centrado en la lesión. 11 12. Figs. 11 y 12. Detalle de la intervención: Delimitación y resección completa de la lesión . VANCES ATraum La mano como localización atípica de los lipomas 127 El lipoma es un tumor que muestra una señal muy característica en la RM que en muchos casos nos pueden dar casi el diagnóstico de certeza: hiperintenso en T1 y de moderado a hiperintenso en T210. En la revisión que hace Leffert1 del Hospital Joint Diseases de Nueva York durante los años 1961-1971, registró 141 lipomas de la extremidad superior de los cuales tan solo ocho se localizaban en la palma de la mano (5,67%). La recidiva suele ser rara y ocurre como resultado de una escisión incompleta. Algunos lipomas de la mano se han asociado con nuerofibromatosis y macrodactilias (Werthemann 1952)11. Los liposarcomas son aun más raros (0,5%) y la mayoría de los autores proponen la teoría de una transformación maligna de un viejo lipoma. Conclusiones Fig. 13. Aspecto macroscópico de la lesión. Lipoma de 7 x 5,5 x 3 cm de tamaño. 14 15 Figs. 14 y 15. Resultado clínico tras 18 meses de la cirugía. El uso de TC y la RM nos es muy útil para describir la localización y extensión del tumor, establecer un posible diagnóstico preoperatorio e incluso planificar la vía de abordaje quirúrgico9. 128 Los lipomas localizados en la mano son tumoraciones bastante infrecuentes, que suelen evolucionar lentamente y que en algunas ocasiones presentan manifestaciones de compromiso neurológico. En nuestro caso llegó a adquirir un tamaño importante debido a la tardanza del paciente en acudir a nuestras consultas. Tras un estudio radiográfico y de resonancia magnética podemos llegar a un diagnóstico muy fiable aunque a este último sólo lo alcanzaremos tras un estudio histológico de la lesión. La resección quirúrgica suele ser el tratamiento de elección, con muy buenos resultados y siendo rarísima la recidiva. Actualmente nuestro paciente se encuentra asintomático realizando una vida completamente normal después de un año y medio de la intervención quirúrgica. Bibliografía 1. Leffert RD. Lipomas of the upper extremity. J Bone Joint Surg 1972;54-A(6)1262-1266. 2. Leclercq C, Glicenstein J. Soft tissue tumors ofthe hand. Tubiana. Hand 1999;5:1864-1892. 3. Paarlberg D, Lincheid R, Soule E. Lipomas ofthe hand. Mayo Clinic Proc 1972;47;121-124. 4. Athanasian E. Bone and soft tissue tumors ofthe hand. Green’s.Operative hand surgery. 4th edition.1998, pp. 654-670. 5. Watson-Jones R. Encapsulated lipoma ofthe mediam nerve at the wrist. J Bone Joint Surg 1964;46-B(4):736. 6. Zahrawi Z. Acute compression u1nar neuropaty at Guyon’s canal resulting from lipoma. J Hand Surg 1984;19A(2):238-240. 7. McFarland G, Hoffer M. Paralysis ofthe intrinsic muscles of the hand secondary to lipoma in Guyon’s tunnel. J Bone Joint Surg 1971;53-A(2):375-376. 8. Babins D, Lubahn J. Palmar lipomas associated with compression ofthe median nerve. J Bone Joint Surg 1994;76A(9):1360-1362. 9. Kaplan P, Helm C. Muskuloesqueletal MRI. Tumors. 1ª ed. W.B. Saunders Company, 1995, pp. 125-150. 10. Stark D, Bradley W. Resonancia magnética. Tumores músculo esqueléticos. 3ª ed. Editorial Mosby, 2000, pp. 930-975. 11. Yeoman PM. Fatty infiltration of the median nerve. J Bone Joint Surg 1964;46-B(4):737-739. P. Bernáldez Domínguez, et al