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55 EL PARTO DESHUMANIZADO Javier López Bárcena * Resumen El acto de parir es un proceso fisiológico con el cual termina el embarazo en una mujer. Este hecho también concierne a las personas que rodean a la mujer embarazada como son la familia, los médicos y la sociedad. En la actualidad, con el sistema de salud que impone la medicina socializada, el enfoque del acto de dar a luz (parto) ha perdido el respeto al ser humano y a la futura persona ya que (éstos) pasan a segundo término debido a que la medicina utilitarista adopta la dualidad cartesiana, brindando así una medicina despersonalizada. Palabras clave: parto, humanismo, acto humano, persona, medicina utilitarista, ser humano. * Alumno de la Maestría en Bioética. Universidad Anáhuac México Norte Revista Etbio Año 4- Núm. 6- 2014 56 Abstract The act of delivery is a physiological condition that terminates the pregnancy in a woman. This act also involves the people around the pregnant woman as the family, physicians and the society. At present, the focus from the act of giving birth (childbirth) with the current socialized medicine health system, has lost respect for the human person and the person to be, because (they) come to a second place because the utilitarian medicine adopts the Cartesian duality, providing a depersonalized medicine. Key Words: childbirth, humanism, human act, person, utilitarian medicine, a human being. Se entiende por parto: El proceso fisiológico con el que la mujer finaliza su gestación desde los 6 meses de embarazo, en el que están implicados factores psicológicos y socioculturales e implican el apoyo integral y respetuoso del mismo. La expulsión de uno o más fetos y sus anexos desde la cavidad uterina al exterior. Revista Etbio Año 4- Núm. 6- 2014 57 El Humanismo: “Un concepto definido desde la filosofía. Se trata de una actitud que intenta poner especial énfasis en la dignidad y el valor de la persona humana. Considerándola como un ser racional capaz de practicar el bien y encontrar la verdad”. Acto Humano: Se designa el obrar propio del hombre que en cuanto tal, puede convertirse en objeto de valoración moral. Esta definición tiene su origen en la distinción, ya presente en la teología medieval, que se realiza entre “actus hominis” y “actus humanus”. El primero es un acto puesto por el hombre, que sin embargo, no depende (al menos inmediatamente) de su voluntad deliberada. Pertenecen a esta categoría, los diversos procesos fisiológicos y el conjunto de las acciones provocadas por dinamismos biopsíquicos no controlables. El segundo por el contrario, es un acto que brota directamente de las facultades superiores del hombre (la inteligencia y la voluntad) y del que él es, por consiguiente, responsable. La teología moral se interesa evidentemente sólo por esta última tipología de actos, en cuanto que en ellos se implica la libertad del hombre. (www.mercaba.org/DicTM/TM acto humano.Htm). El valor en los actos, adquiere valor moral solamente si es realizado con buena voluntad, que en ningún caso es puritana ni cobarde, pero siempre bella y estética; es decir, hay buena voluntad si existe una razón moralmente válida que justifique la acción. (www.greenteacher.com/articles/La Ética.doc). Revista Etbio Año 4- Núm. 6- 2014 58 A través de la historia de la humanidad se le ha dado una importancia significativa al “acto de parir”, ya sea desde el punto de vista mítico, filosófico, fisiológico o sociológico, ya que por ser un proceso preponderantemente fisiológico es universal; es decir toda la especie humana es partícipe directa o indirectamente de dicho acto, aún cuando no sea privativa de ella, sino de cuanto mamífero exista en la naturaleza. Este es un acto en la vida de las personas que rodean a la mujer embarazada que se encuentra en este estado y en forma individual, ya que cada parto es diferente y cada mujer es distinta. Las definiciones que se citan en líneas anteriores tienen una importancia significativa, ya que yo creo que la mujer en la actualidad, ante este evento, conjuga el “actus hominis” con el “actus humanus”, ya que aun cuando es un evento fisiológico la mujer es capaz, a través de su voluntad, de inducir el parto. Incluso, cuando la mujer pudiera parir en forma autónoma, siempre ha sido asistida por otra(s) persona(s), que de alguna manera tenía(n) experiencia y algo de conocimiento en este arte, que en muchas ocasiones se le imponía a la mujer o se presentaba en forma fortuita. Con el paso de los siglos, surgió el médico o la profesión médica, en forma y apegado a lo científico. Por lo que al acudir la mujer con el médico se establecía la relación médico-paciente; con lo que se estableció una compleja Revista Etbio Año 4- Núm. 6- 2014 59 relación entre dos seres humanos… dos personas en las que el humanismo no puede quedar exclusivamente en el discurso, sino que debe ir a la actitud y a la conducta. Nace entonces el modelo de medicina paternalista en la que el médico cuidaba a su paciente, con conocimiento y atención personal, en donde se englobaba la relación científico-personal. Con el pasar del tiempo aparece el dualismo cartesiano que separa el alma del cuerpo y hace que la medicina se centre sólo en el cuerpo; señalando que los problemas del alma no le competían, con lo que se inicia el proceso de deshumanización, al negar la unión psíquica corporal, la que siempre se consideraba en el tratamiento del paciente. A mediados del siglo XIX aparece el positivismo que consideraba al hecho observable empírico y reproducible en el laboratorio, como la única forma de conocer y explorar la realidad, que es cuando la ciencia médica tiene importantísimos avance pero se separa de la conducta humanística. A partir del siglo XX y ya en el XXI el avance tecnocientífico ha evolucionado lo que no hizo en 19 siglos; sin embargo, esto ha acentuado la separación entre cuerpo y psique. Ya Emmanuel Mounier había señalado que el hombre así como es espíritu es también un cuerpo “totalmente cuerpo y totalmente espíritu”. Del mismo modo, Gabriel Marcel dice: “Lo que es propio de mi cuerpo es el no existir por sí solo, el no poder existir por sí solo. Somos cuerpo, no tenemos un cuerpo. Se puede decir yo soy mi cuerpo, pero no sólo somos cuerpo, somos cuerpo y espíritu en unidad. Yo existo subjetivamente, yo existo Revista Etbio Año 4- Núm. 6- 2014 60 corporalmente son una sola y misma experiencia. Somos persona, entendido como ser subsistente, consciente, libre y responsable”. En la actualidad y con una medicina socializada, se lleva a cabo una práctica de medicina utilitarista, en la que los resultados importan más que las personas que constantemente se quejan no solamente de los médicos, sino del sistema de salud, ya que tomando en cuenta que hay que ser productivos se olvida que los pacientes son personas y no un número más. La forma en que son tratadas las mujeres que van a parir o están pariendo es, en muchas ocasiones, un tanto denigrante para la persona, con frecuencia escuchamos en las salas de labor “ya no te quejes no eres la primera mujer que va a parir”; “mamacita”; ”reinita”; “la de la cama 4”; “¿otra vez aquí?”; ¿qué no te enseñaron a cuidarte?”; “¿qué no sirves para otra cosa que abrir las piernas?”, entre otras. Momentos tan importantes que está viviendo la mujer, que evidentemente conllevan un dolor que no es medible o interpretable, además del temor para muchas ante lo desconocido, y para todas el ver el bienestar de su bebé, son ignorados por los médicos y por el personal de salud. Es aquí cuando el médico debería de ejercer una medicina comprensiva, compasiva y respetuosa de la dignidad humana, no siendo un ser despersonalizado. Es decir, no existe relación médico-paciente. Revista Etbio Año 4- Núm. 6- 2014 61 Actualmente en diversas sociedades perciben a los médicos con un alto nivel de competencia técnica, pero que carecen de calor humano e interés por el paciente como persona. La deshumanización del médico y del personal de salud es muy notoria. La moral nos enseña que la salud es la justa jerarquía de la persona. Y el hombre como persona posee en proyecto existencial con una conciencia creadora que no está referida únicamente al mundo biológico, sino también al mundo moral que él mismo puede entrever en las experiencias de su vida. Se espera que el médico se ocupe del hombre en su totalidad, porque se encuentra, de hecho, frente a una persona, no ante un cuerpo, ni ante una psique abstracta. Bibliografía 1 Schwarcz, Ricardo Leopoldo, Obstetricia, Buenos Aires, Editorial Ateneo, 1966, 887 p. 2 Fragoso, David Lizalde, Lecciones de Obstetricia, México, Imprenta Laura, 1952, 595 p. 3 Käser, O. Ginecología y Obstetricia, Tomo II Embarazo y Parto, Barcelona, Salvat Editores, 1974. 4 Mounier Emmanuel, El personalismo. Antología esencial. Salamanca, Editorial Sígueme, 2002, 987 p. 5 Marcel, Gabriel, Du refus à l´Invocation, Paris, Gallimard, 1940, 327 p. Revista Etbio Año 4- Núm. 6- 2014 62 6 Sgreccia, Elio, Manual de bioética, Madrid, Biblioteca de autores cristianos 992 p. 7 Moreno Altamirano, Laura, Enfermedad cuerpo y corporeidad: Una mirada antropológica en Gaceta Médica de México, Volumen 146 número 2, México, Universidad Nacional Autónoma de México, pp. 150-156. 8 Descartes, René, Meditationes de prima philosophia, in quibus Dei existentia, & animae à corpore distinctio, demonstratur ... Amsterdam. 1650. 6 p.l.,191,[1] [Publicado con:] Appendix, continens obiectiones quintas & septimas in Renati Des-cartes meditationes de primâ philosophia, ... altera ad celeberrimum virum D. Gisbertum Voetium ... Amsterdam 1649. Versión en castellano: Meditaciones metafísicas con objeciones y respuestas. Traducción del latín por E. López y M. Graña., Madrid, Editorial Gredos, 1997. 9 Kremer-Marietti, Angèle, Le positivisme, Collection Que Sais-Se? Paris, Presses Universitaires de France, 1982. 10 Karchmer, Samuel, Reflexiones sobre una vocación científica. Conceptos, visiones y pensamientos, México, MPM SA de CV, 2004, Revista Etbio Año 4- Núm. 6- 2014