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ISSN: 1888-9891 REVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL Eficacia en cada fase del1 tratamiento antidepresivo Revista de Psiquiatría y Salud Mental Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Volumen 5, Número 4. Octubre-Diciembre 2012 EDITORIALES Investigación en salud mental en España: algo más que brotes verdes Escuchar voces: la relevancia de los síntomas psicóticos en jóvenes ORIGINALES Efectos secundarios del tratamiento antipsicótico en niños y adolescentes naïve o quasinaïve: diseño de un protocolo de seguimiento y resultados basales Validez de criterio y concurrente de la versión española de la Conners Adult ADHD Diagnostic Interview for DSM-IV ORIGINAL BREVE Adherencia a las recomendaciones sobre estilo de vida en pacientes con depresión REVISIÓN ψ Eficacia y patrón de uso de la terapia electroconvulsiva de continuación y mantenimiento en el trastorno depresivo mayor CARTA CIENTÍFICA Hipernatremia grave en relación con un tratamiento con litio FE DE ERRORES THY-02-10/009 OCTUBRE-DICIEMBRE 2012 - VOLUMEN 5 - NUMERO 4 VER FICHA TÉCNICA EN PÁGINA Fe de errores de « Relación entre insight, violencia y diagnóstico en pacientes con psicosis » AGENDA Factor de impacto 2011: 0.308 www.elsevier.es/saludmental Indexada en Index Medicus/Medline, SSCI/JCR (Social Science Citation Index / Journal of Citation Reports) Revista de Psiquiatría y Salud Mental Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Sociedad Española de Psiquiatría Sociedad Española de Psiquiatría Biológica Junta Directiva Junta Directiva Presidente: J. Saiz Ruiz Presidente: J. Bobes García Vicepresidente: M. Gutiérrez Fraile Vicepresidente: M. Bernardo Arroyo Secretario: M. Martín Carrasco Secretario: C. Arango López Vicesecretario: J.I. Eguiluz Uruchurtu Vice-secretario: M. Urretavizcaya Sarachaga Vocal ex Presidentes: J. Vallejo Ruiloba Vocal Ex-presidente: J. Giner Ubago Vocal Presidentes de Sociedades Regionales de Psiquiatría y Secciones: M.P. García-Portilla González Vocal Investigadores Referentes: V. Pérez Sola Vocales Asamblea: A. Bulbena Vilarrasa, L. Rojo y F. Vidal Pardo Vocal Investigadores jóvenes acreditados: C. Díaz Sastre Vocal Asamblea: J.L. Ayuso Mateos Edición y publicidad: ELSEVIER ESPAÑA, S.L. Travessera de Gràcia, 17-21. 08021 Barcelona - Teléfono 932 000 711. Fax: 932 091 136 Infanta Mercedes, 90. 28020 Madrid (España) - Teléfono 914 021 212. Fax: 914 250 424 Indexada en Index Medicus/Medline, IBECS, Social Sciences Citation Index® Journal Citation Reports/ Social Sciences Edition Current Contents®/Social and Behavioral Sciences REVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL es el órgano oficial de expresión de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Publicación trimestral. Copyright 2012 Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos. Copyright 2012 Sociedad Española de Psiquiatría y Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Reservados todos los derechos. El contenido de la presente publicación no puede ser reproducido, ni transmitido por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, ni registrado por ningún sistema de recuperación de información, en ninguna forma, ni por ningún medio, sin la previa autorización por escrito del titular de los derechos de explotación de la misma. ELSEVIER ESPAÑA, a los efectos previstos en el artículo 32.1 párrafo segundo del vigente TRLPI, se opone de forma expresa al uso parcial o total de las páginas de REVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL con el propósito de elaborar resúmenes de prensa con fines comerciales. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Ni Elsevier ni la Sociedad Española de Psiquiatría ni la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica tendrán responsabilidad alguna por las lesiones y/o daños sobre personas o bienes que sean el resultado de presuntas declaraciones difamatorias, violaciones de derechos de propiedad intelectual, industrial o privacidad, responsabilidad por producto o negligencia. Tampoco asumirán responsabilidad alguna por la aplicación o utilización de los métodos, productos, instrucciones o ideas descritos en el presente material. En particular, se recomienda realizar una verificación independiente de los diagnósticos y de las dosis farmacológicas. Aunque el material publicitario se ajusta a los estándares éticos (médicos), su inclusión en esta publicación no constituye garantía ni refrendo alguno de la calidad o valor de dicho producto, ni de las afirmaciones realizadas por su fabricante. Tarifa de suscrición anual Profesionales 118,08 € Instituciones 298,95 € (IVA incluido. Precios válidos sólo para España) Suscripciones y atención al cliente Elsevier España, S.L. Travessera de Gràcia, 17-21. 08021 Barcelona. Tel.: 902 888 740 Correo electrónico: suscripciones@elsevier.com Protección de datos: Elsevier España, S.L. declara cumplir lo dispuesto por la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal. REVISTA DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL se distribuye exclusivamente entre los profesionales de la medicina. Impreso en España. Depósito Legal: B-28877-2008 ISSN: 1888-9891 Revista de Psiquiatría y Salud Mental Órgano Oficial de la Sociedad Española de Psiquiatría y de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica COMITÉ EDITORIAL Director: J. Bobes Universidad de Oviedo. CIBERSAM. Oviedo Editores Asociados: C. Arango M. Bernardo J.M. Menchón P.A. Sáiz Hospital Gregorio Marañón. CIBERSAM. Madrid. Hospital Clínic. CIBERSAM. Barcelona. Hospital Universitari de Bellvitge. CIBERSAM. Barcelona. Universidad de Oviedo CIBERSAM.Oviedo. E. Baca J. Cervilla J. Sáiz E. Vieta Fundación Jiménez Díaz. CIBERSAM. Madrid. Hospital Universitario San Cecilio. CIBERSAM UGR. Granada. Hospital Universitario Ramón y Cajal.. CIBERSAM. Madrid. Hospital Clínic, Universidad de Barcelona, IDIBAPS. CIBERSAM. Barcelona CONSEJO EDITORIAL R. Alarcón J. García-Sevilla J. Lieberman Mayo Clinic. Rochester, MN (USA) Universitat de les Illes Balears. Palma de Mallorca, Illes Balears (Spain) New York State Psychiatric Institute. New York (USA) M. Alegría J. Garrabé de Lara A. Lobo Center for Multicultural Mental Health Research. Somerville, MA Boston (USA) Fondation Henry Ey. Perpignan (France) Hospital Clínico. Universitario. Zaragoza (Spain) F. Artigas C. Gastó M. Maj Institut d’Investigacions Biomédiques de Barcelona. Barcelona (Spain) Hospital Clínico de Barcelona. Barcelona (Spain) University of Naples SUN. Naples (Italy) J.L. Ayuso Gutiérrez M. Gaviria J. Mann Universidad Complutense de Madrid. Madrid (Spain) University of Illinois. Chicago (USA) New York State Psychiatric Institute. New York (USA) J.L. Ayuso J. Gibert-Rahola J.E. Mezzich Hospital Universitario de La Princesa. Madrid (Spain) Universidad de Cádiz. Cádiz (Spain) International Center for Mental health. New York (USA) E. Baca J. Giner H.J. Möller Universidad Autónoma de Madrid. Madrid (Spain) Universidad de Sevilla. Sevilla (Spain) P. Bech T.E. Goldberg Psychiatry of the University of Munich (LMU). München (Germany) Frederiksborg General Hospital. Hillerød (Denmark) Zucker Hillside Hospital. Glen Oaks, NY (USA) M. Oquendo G. Berrios G. Goodwin University of Cambridge Fellow Vitalicio, Robinson College. Cambridge (UK) Warneford Hospital. Oxford (UK) Division of Molecular Imaging and Neuropathology. Columbia University. New York (USA) A. Blanco P. Gorwood Universidad de Sevilla. Sevilla (Spain) Hopital Louis Mourier. Paris (France) C. Blanco J. Guimón New York State Psychiatric Institute. New York (USA) Universidad del País Vasco. Bilbao (Spain) A. Bulbena M. Gutiérrez Hospital del Mar. Institut d’Atenció Psiquiàtrica. Barcelona (Spain) Universidad del País Vasco. Vitoria (Spain) J. M. Cañive M. Hammon University of New Mexico. Albuquerque, NM (USA) W. Carpenter Faculty du Medicine Pierre et Marie Curie Faculty Pitié-Salpétrière. Paris (France) University of Maryland School of Medicine. Baltimore, MD (USA) E. Hollander MRC Unit on Anxiety Disorders. Cape Town (South Africa) M. Casas Mount Sinai School of Medicine. New York (USA) M. Trujillo Hospital Universitari Vall d’Hebron. Barcelona (Spain) E. Ibáñez New York University School of Medicine. New York (USA) F.X. Castellanos Universidad de Valencia. Valencia (Spain) J. Van Os NYU Child Study Center. New York (USA) B. Kirkpatrick P. Delgado Medical College of Georgia. Augusta, GA (USA) School for Mental Health and Neuroscience. Maastricht (Nederland) Cleveland (USA) A. Labad J.M. Delgado HPU Institut Pere Mata. Tarragona (Spain) Universidad Central de Barcelona. Barcelona (Spain) Universidad Pablo de Olavide. Sevilla (Spain) C. Leal J.L. Vázquez-Barquero J. Escobar Hospital Clínico Universitario. Valencia (Spain) Robert Wood Johnson Medical School Clinical Academic Building. New Brunswick, NJ (USA) J. de León J. Fernández J. Licinio Universidad Autónoma de Madrid. Madrid (Spain) Miller School of Medicine. University of Miami. Miami, FL (USA) T. Palomo Hospital Doce de Octubre. Madrid (Spain) L. Rojo Hospital Universitario La Fe. Valencia (Spain) F. Rubia Universidad Complutense de Madrid. Madrid (Spain) P. Ruiz University of Texas-Houston Medical School. Houston, TX (USA) D. Stein J. Vallejo Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander (Spain) M. Weisman NYS Psychiatric Institute. New York (USA) Eastern State Hospital. Lexington, KY (USA) COMITÉ DE EXPERTOS L. Agüera (Madrid) E.J. Aguila (Valencia) C. Álamo (Madrid) E. Álvarez (Barcelona) B. Arranz (Barcelona) V. Balanzá (Valencia) J. Ballesteros (Bilbao) A. Benabarre (Barcelona) H. Blasco (Madrid) M. Bousoño (Oviedo) M. Camacho (Sevilla) F. Cañellas (Palma de Mallorca) J.L. Carrasco (Madrid) J. Castro (Barcelona) A. Ceverino (Madrid) I. Corripio (Barcelona) B. Crespo (Santander) J.M. Crespo (Barcelona) R. de Frutos (Valencia) J.M. de la Fuente (Lannemezan, France) C. de las Cuevas (Tenerife) M. Desco (Madrid) M. Díaz-Marsá (Madrid) M.C. Díaz (Madrid) J.I. Eguiluz (Bilbao) L. Fañanás (Barcelona) M. Farré (Barcelona) E. Fernández (Cambridge, UK) J. Fernández (Madrid) D. Fraguas (Albacete) M.D. Franco (Sevilla) J. García (Zaragoza) C. García (Barcelona) M. García (Palma de Mallorca) M.P. García-Portilla (Oviedo) L. Giner (Sevilla) A.M. González-Pinto (Vitoria) M. Gurpegui (Granada) B. Gutiérrez (Granada) J.M. Haro (Barcelona) A. Ibáñez (Madrid) M.A. Jiménez-Arriero (Madrid) J. López (Madrid) P. López (Navarra) M. Martín (Pamplona) F. Mayoral (Málaga) A. Mané (Barcelona) J. Martí (Barcelona) I. Mata (Santander) J. Meana (Bilbao) J.A. Micó (Cádiz) V. Molina (Salamanca) A.L. Montejo (Salamanca) J.M. Montes (Madrid) D. Moreno (Madrid) C. Moreno (Madrid) M. Mur (Lleida) V. Navarro (Barcelona) R. Navinés (Barcelona) J.M. Olivares (Vigo) F. Ortuño (Pamplona) M. Parellada (Madrid) J.C. Pascual (Barcelona) A. Pazos (Santander) R. Pérez (Santander) V. Pérez (Barcelona) J. Pifarré (Lleida) J.A. Ramos (Barcelona) M. Roca (Palma de Mallorca) M.D. Sáiz (Madrid) L. Salvador (Barcelona) L. San (Barcelona) J. Sanjuán (Valencia) P. Sierra (Valencia) C. Soutullo (Pamplona) R. Tabares (Valencia) M. Torrens (Barcelona) M. Urretavizcaya (Barcelona) M. Valdés (Barcelona) F. Vaz (Badajoz) Sumario Volumen 5, Número 4/2012 EDITORIALES 211 Investigación en salud mental en España: algo más que brotes verdes C. Arango 214 Escuchar voces: la relevancia de los síntomas psicóticos en jóvenes M. Cannon ORIGINALES 217 Efectos secundarios del tratamiento antipsicótico en niños y adolescentes naïve o quasi-naïve: diseño de un protocolo de seguimiento y resultados basales J. Merchán-Naranjo, C. Tapia, C. Bailón, C. Moreno, I. Baeza, R. Calvo-Escalona, A. Morer, C. Martínez-Cantarero, P.A. Nestares, J.Á. Alda, D. Muñoz y C. Arango 229 Validez de criterio y concurrente de la versión española de la Conners Adult ADHD Diagnostic Interview for DSM-IV J.A. Ramos-Quiroga, R. Bosch, V. Richarte, S. Valero, N. Gómez-Barros, M. Nogueira, G. Palomar, M. Corrales, N. Sáez-Francàs, M. Corominas, A. Real, R. Vidal, P.J. Chalita y M. Casas ORIGINAL BREVE 236 Adherencia a las recomendaciones sobre estilo de vida en pacientes con depresión M. García-Toro, O. Ibarra, M. Gili, M.J. Serrano, M. Vives, S. Monzón, N. Bauzá, B. Oliván, E. Vicens y M. Roca REVISIÓN 241 Eficacia y patrón de uso de la terapia electroconvulsiva de continuación y mantenimiento en el trastorno depresivo mayor E. Martínez-Amorós, N. Cardoner, V. Gálvez y M. Urretavizcaya CARTA CIENTÍFICA 254 Hipernatremia grave en relación con un tratamiento con litio A.M. Prieto Tenreiro FE DE ERRORES 256 Fe de errores de «Relación entre insight, violencia y diagnóstico en pacientes con psicosis» G. Lera Calatayud, N. Herrero Sebastián, E. Aguilar García-Iturrospe, J.C. González Piqueras, J. Sanjuán Arias y C. Leal Cercós AGENDA 257 Agenda Contents Volume 5, Number 4/2012 EDITORIALS 211 Mental Health Research in Spain: A bit more than green shoots C. Arango 214 Hearing voices — the significance of psychotic symptoms among young people M. Cannon ORIGINAL ARTICLES 217 Secondary effects of antipsychotic treatment in naive or quasi-naive children and adolescents: Design of a follow-up protocol and baseline results J. Merchán-Naranjo, C. Tapia, C. Bailón, C. Moreno, I. Baeza, R. Calvo-Escalona, A. Morer, C. Martínez-Cantarero, P.A. Nestares, J.Á. Alda, D. Muñoz and C. Arango 229 Criterion and concurrent validity of Conners Adult ADHD Diagnostic Interview for DSM-IV (CAADID) Spanish version J.A. Ramos-Quiroga, R. Bosch, V. Richarte, S. Valero, N. Gómez-Barros, M. Nogueira, G. Palomar, M. Corrales, N. Sáez-Francàs, M. Corominas, A. Real, R. Vidal, P.J. Chalita and M. Casas BRIEF REPORT 236 Adherence to lifestyle recommendations by patients with depression M. García-Toro, O. Ibarra, M. Gili, M.J. Serrano, M. Vives, S. Monzón, N. Bauzá, B. Oliván, E. Vicens and M. Roca REVIEW ARTICLE 241 Effectiveness and pattern of use of continuation and maintenance electroconvulsive therapy E. Martínez-Amorós, N. Cardoner, V. Gálvez and M. Urretavizcaya SCIENTIFIC LETTER 254 Severe hypernatraemia associated with lithium treatment A.M. Prieto Tenreiro ERRATUM 256 Erratum to “Relationship between insight, violence and diagnoses in psychotic patients” G. Lera Calatayud, N. Herrero Sebastián, E. Aguilar García-Iturrospe, J.C. González Piqueras, J. Sanjuán Arias and C. Leal Cercós CALENDAR 257 Calendar Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.). 2012;5(4):211---213 www.elsevier.es/saludmental EDITORIAL Investigación en salud mental en España: algo más que brotes verdes Mental Health Research in Spain: A bit more than green shoots Celso Arango Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental, CIBERSAM, Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón, Madrid, España En la coyuntura económica actual es de agradecer que alguna parcela de nuestro quehacer radie signos de fortaleza y esperanza. La psiquiatría española ha adquirido por primera vez en su historia un papel fundamental en la psiquiatría internacional. Lo ha hecho no a través de nombres concretos sino gracias al espíritu colaborativo de numerosos grupos de investigación que han decidido sumar esfuerzos. El que en el año 2012 se hable con toda naturalidad de que la mayor parte de las publicaciones en salud mental en este país proceden de colaboraciones entre distintos grupos era algo impensable hace tan solo unos años y que debe llenarnos a todos de orgullo1 . El que además el producto de esta colaboración sean publicaciones traslacionales publicadas en las mejores revistas, patentes y guías clínicas nacionales e internacionales, debe ser aún motivo de mayor regocijo. Nunca la presencia de artículos firmados por autores españoles o ponentes en las mejores reuniones de nuestra extensa área de conocimiento había sido tan numerosa. Atrás quedan los personalismos que tanto daño han hecho a la historia de la psiquiatría de este país. La participación de grupos españoles liderando proyectos europeos o la elaboración de la hoja de ruta en investigación en salud mental para la Comisión Europea son ejemplos de nuestra creciente fortaleza2 . Correo electrónico: carango@Hggm.Es En los tiempos que nos está tocando vivir, palabras como competitividad o innovación han adquirido una relevancia que no tenían hace unos años. No basta con investigar, la investigación que hacemos debe traducirse en productos tangibles que hagan eficiente la investigación. En nuestro ámbito, el sentido que engloban estas palabras, es nuclear al proceso por el que se transforma aquello en lo que investigamos en conocimiento original que produce mejoras en la práctica clínica y, por lo tanto, en la salud mental de nuestra sociedad y sus ciudadanos. Si además ello comporta no solo patentes y propiedad intelectual sino cambios en la actividad clínica que pueda a la larga, en el contexto de trabajo de calidad y humanizado, generar retorno económico −o disminuir el coste sin poner en compromiso el resultado− estaremos entonces en el camino correcto. La colaboración público-privada es capital en la situación actual para avanzar en la investigación de frontera. El binomio público-privado es la vía más eficiente para convertir ideas en patentes y obtener retorno con la investigación realizada. Así se ha entendido en otros países, que han aumentado su gasto presupuestario en investigación en situación de crisis económica con el convencimiento de que esa es la única forma de generar riqueza a medio plazo. El porcentaje de dependencia de fondos públicos nacionales es un buen criterio de la capacidad y calidad de un centro o grupo de investigación. A modo de ejemplo en el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM, www.cibersam.es) ha firmado con empresas privadas 1888-9891/$ – see front matter © 2012 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2012.06.005 212 25 desde su creación. Tan solo este consorcio ha generado 4 patentes, participado en 42 ensayos clínicos y realizado 22 guías clínicas. Deben ser estos números que hagan reflexionar a nuestros políticos a la hora de recortar gastos en investigación. Los componentes de innovación, transmisión y transferencia, tanto de productos como de procesos, como es el caso de las nuevas dianas terapéuticas, deben orientarse no solo a la búsqueda de moléculas con nuevos mecanismos de acción sino también a la búsqueda de técnicas de diagnóstico, detección, evaluación y pronóstico, abordajes terapéuticos no farmacológicos o tecnología en imagen médica. No hace falta recordar que muchos de los resultados de nuestras investigaciones tienen que ver con estrategias terapéuticas más eficientes (tratamientos farmacológicos, intervenciones psicoterapéuticas) con estrategias preventivas (detección de casos de riesgo, intervenciones para evitar o retrasar la aparición de trastornos mentales en personas de riesgo, prevención de comorbilidad o aparición de patologías secundarias en personas que ya tienen un trastorno mental). La implementación en la clínica de estos resultados puede sin duda disminuir el gasto sanitario a través de una psiquiatría más eficiente y basada en las pruebas que nos proporciona nuestra investigación. Esa es la forma de ser competitivos y no malgastar dinero público en una asistencia centrada en los intereses de los profesionales de la salud mental que la ejercen sino en aquello que ha demostrado ser coste-eficiente y por lo tanto sostenible en una sanidad pública de calidad. Hemos decidido dedicar nuestra vida profesional al mundo de las enfermedades mentales, paradigma de las enfermedades complejas por definición. No es posible encontrar una causa, un tratamiento, un mecanismo patógeno que sirva para las distintas personas que padecen una enfermedad compleja. Por ello debemos vivir siempre con la incertidumbre de que no llegaremos nunca a una causa última que pueda explicar la inmensa riqueza de las distintas formas de expresión de nuestro órgano más preciado. Debemos estar preparados para soportar la angustia del creciente conocimiento sobre nuestro desconocimiento. Para ello debemos armarnos de las mejores herramientas que estén a nuestra disposición y que hagan más liviano el que sea imposible saber de todo aquello que es relevante para la salud o enfermar mental. El trabajar codo con codo con expertos en epidemiología, genética, bioquímica, neurobiología, psicología, sociología, neuroimagen, aumentará nuestras posibilidades de éxito. Por ello no se puede concebir una investigación en salud mental que no sea multidisciplinaria. En una reciente editorial en esta revista se exponía magistralmente que solo acortando la distancia que separa los enfoques de investigación de ciencias sociales y ciencias naturales se puede avanzar en el conocimiento de los trastornos mentales3 . El que jóvenes investigadores preclínicos dediquen el resto de sus vidas a investigar en enfermedades del cerebro o se dediquen a otras enfermedades va a depender en parte de que vean nuestro campo atrayente, con posibilidades, y seamos capaces de transmitirles no solo la gran necesidad de investigar en nuestra disciplina sino también el que van a contar con plataformas que les ayudarán en su camino. Uno de los mayores activos del CIBERSAM es contar con grupos de investigación C. Arango preclínica. Debemos seguir trabajando para que la colaboración con estos grupos sea aún mayor y para atraer talento hacia nuestra área de conocimiento. Si queremos hacer investigación de calidad debemos mirar hacia Europa. En una situación favorable para la psiquiatría española que se ha internacionalizado y está presente en todos los foros importantes de discusión y decisión que tienen que ver con la investigación en salud mental no podemos desaprovechar esta oportunidad. Por ello, estoy convencido de que se puede mejorar aún más el retorno en forma de participación y coordinación por parte de nuestros grupos en proyectos financiados por la Unión Europea. A las puertas de Horizon 2020 la investigación en salud mental de nuestro país tiene no tan solo mucho que ofrecer a nuestros colegas europeos sino mucho que decir sobre las prioridades en la inversión en este campo. El papel de liderazgo de nuestra psiquiatría en la investigación en Europa lo atestigua la coordinación que desde este país se hace de la hoja de ruta que se está redactando para la Comisión Europea de lo que debe ser la investigación en este campo los próximos 10 años (www.roamer-mh.org). Un aspecto claramente mejorable es la formación de investigadores de talento. En la formación del médico especialista hay importantes carencias formativas en investigación en la carrera de medicina y en la especialidad. Una necesidad no cubierta en el momento actual es la de un máster en investigación en Salud Mental. En el momento actual el CIBERSAM está pendiente de la evaluación de la ANECA para la creación de dicho Máster. Estamos convencidos de que este Máster, en el que participan 5 de las mejores universidades del país, va a permitir acercar a la investigación de calidad a los futuros líderes de la investigación en salud mental de nuestro país. No toda la investigación de calidad está en el CIBER de Salud Mental ni mucho menos. Existen excelentes grupos en otros CIBER y RETICS dedicados directa o indirectamente a la investigación en Salud Mental y también grupos que no pertenecen a estas estructuras estables de investigación colaborativa. Si realmente queremos tener un gran centro de excelencia en investigación en salud mental en este país debemos integrar a los mejores grupos de investigación en este campo en las distintas patologías. Ese centro debe ser dinámico y flexible y adaptarse a los cambios temporales con salida y entrada de grupos en base a sus resultados. El parecido a la mayoría de las estructuras estables de investigación en este país o al modelo funcionarial o universitario de investigación debe evitarse en su gran parte. No tiene sentido que fuera de esa estructura haya grupos de mayor excelencia científica que los que están dentro, solo porque en algún momento fueran mejores. Un sistema cerrado o un sistema unidireccional no tienen cabida en el momento actual. No hay sistema más ineficiente que aquél que permite al que entra en una institución quedarse en ella independientemente de su esfuerzo, capacidad y resultados. Eso debe formar parte de nuestra historia. Debemos ser capaces de convertir la coyuntura económica actual en una oportunidad, algo que tenemos al alcance de nuestras manos gracias al talento atesorado en esta última década de investigación en salud mental en nuestro país. Los éxitos conseguidos deben servir de acicate para seguir por la misma senda, sin relajarnos, con Investigación en salud mental en España: algo más que brotes verdes espíritu de superación. Solo así podremos mirar algún día hacia atrás y sentirnos orgullosos por lo que entre todos estamos consiguiendo. Bibliografía 1. Vieta E. Psychiatric investigation in Spain: shine and shade. Med Clin (Barc). 1999;112:737---8. 213 2. Ayuso-Mateos JL, Wykes T, Arango C. The Madrid Declaration: why we need a coordinated Europe-wide effort in mental health research. Br J Psychiatry. 2011;198: 253---5. 3. Van Os J. Solutions for patients depend on whether we can bridge the divide between social and natural science research approaches in the area of mental health. Rev Psiquiatr Salud Ment. 2012;05:135---8. Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.). 2012;5(4):214---216 www.elsevier.es/saludmental EDITORIAL Escuchar voces: la relevancia de los síntomas psicóticos en jóvenes Hearing voices --- the significance of psychotic symptoms among young people Mary Cannon Department of Psychiatry, Royal College of Surgeons in Ireland and Beaumont Hospital, Dublín, Irlanda Los pacientes con trastornos psiquiátricos no son los únicos que presentan síntomas psicóticos, ya que una proporción importante de la población general también los experimenta. La prevalencia de síntomas psicóticos parece reducirse con la edad: según metaanálisis, la prevalencia media de síntomas psicóticos en los niños (9-12 años de edad) es del 17%, en los adolescentes (13-18 años) del 7,5%, y en la población adulta general del 5%1 2 . La prevalencia de síntomas psicóticos también parece variar entre países: según la Encuesta de la Salud Mundial de la Organización Mundial de la Salud3 , las tasas de alucinaciones auditivas oscilan entre el 0,8% (Vietnam) y el 31% (Nepal). Los síntomas psicóticos presentan un origen familiar y hereditario y comparten con la esquizofrenia una amplia gama de factores de riesgo sociales, ambientales y de desarrollo4 . ¿Cómo debemos interpretar tales síntomas? ¿Son una forma incompleta o precursores de trastornos psicóticos posteriores, o son marcadores generales de riesgo para un abanico de enfermedades psiquiátricas? Este editorial va a examinar las pruebas que respaldan estos 2 puntos de vista, y que no son excluyentes entre sí. Los síntomas psicóticos como paradigma de alto riesgo para la psicosis clínica Fue un influyente artículo basado en el estudio Dunedin el que demostró por primera vez la existencia de un continuo Correo electrónico: marycannon@rcsi.ie clínico entre los síntomas psicóticos y el trastorno psicótico al mostrar que los niños de 11 años de edad que notificaron síntomas psicóticos presentaban entre 5 y 16 veces mayor riesgo de trastorno en el espectro esquizofrénico en la edad adulta5 . Este hallazgo fue replicado por Welham et al. con una muestra australiana, quienes mostraron que las alucinaciones auditivas autonotificadas a los 14 años se asociaban con un mayor riesgo de trastornos psicóticos a los 216 . Más recientemente, Werbeloff et al. observaron con registros israelíes que los jóvenes adultos que notificaron síntomas psicóticos presentaban 4 veces más riesgo de un trastorno psicótico no afectivo en las 2 décadas siguientes, y el riesgo más alto se producía en los primeros 5 años7 . Un metaanálisis de estudios con cohortes mostró que el riesgo anual de conversión a un desenlace clínico psicótico entre los individuos que han notificado síntomas psicóticos es 3,5 veces mayor que entre los individuos que no presentan dichos síntomas8 . Por lo tanto, es patente que las personas que informan padecer síntomas psicóticos tienen un mayor riesgo de presentar trastornos psicóticos clínicos posteriormente que aquellos que no experimentan tales síntomas. Si bien se considera que los cambios rápidos que se producen en el sistema nervioso durante la adolescencia son de gran relevancia en el desarrollo de la psicosis clínica, la baja incidencia de la enfermedad dificulta cualquier intento de estudiar su trayectoria evolutiva en un número elevado de personas antes de que esta aparezca (aproximadamente, solo uno de cada 100 niños estudiados desarrollará esquizofrenia). Los niños y los adolescentes con síntomas psicóticos que aún no han superado el período de riesgo de 1888-9891/$ – see front matter © 2012 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2012.06.002 Escuchar voces: la relevancia de los síntomas psicóticos en jóvenes psicosis representan una población particularmente valiosa para estudiar la etiología de la psicosis por las siguientes razones1 : aún no han pasado por el período de riesgo de psicosis y es más probable que dicha población incluya a individuos que presenten un verdadero riesgo de conversión2 , los síntomas psicóticos (también conocidos como fenotipo extendido de psicosis) son más frecuentes que el fenotipo clínico (enfermedad), lo que aumenta el grupo de población para estudio3 , los síntomas psicóticos pueden ser detectados entre jóvenes mediante un breve cuestionario validado4,9 el estudio de jóvenes facilita la investigación de cambios en el desarrollo neurológico en la psicosis a una edad muy temprana, en particular los procesos que implican el desarrollo del cerebro del adolescente. Si bien se ha aprendido mucho acerca de niños y adolescentes con síntomas psicóticos, queda aún más por descubrir en términos de genética, neurocognición, electrofisiología y neuroanatomía funcional y estructural10 . Los síntomas psicóticos en jóvenes se asocian con sutiles alteraciones neurocognitivas en la función ejecutiva, el lenguaje receptivo y el reconocimiento emocional facial11---14 . La velocidad de procesamiento parece estar particularmente afectada en los adolescentes con síntomas psicóticos15 , lo que apoya la hipótesis de que la velocidad de procesamiento es un déficit fundamental en la esquizofrenia16 . Hasta la fecha, solo se ha publicado un estudio de imágenes cerebrales sobre esta población y muestra interesantes, si bien preliminares, diferencias en la activación frontotemporal y en el volumen de materia gris17 . Un estudio genético, procedente de un grupo español, ha mostrado una interacción entre trauma en la infancia y el genotipo BDNF en cuanto al aumento del riesgo de síntomas psíquicos18 . Se necesitan más estudios en estas áreas, lo que podría ayudar a refinar la capacidad de predicción de estos síntomas, y proporcionar más información sobre la trayectoria evolutiva de la psicosis. Sin embargo, el desenlace mayoritario de estos síntomas en la niñez es su desaparición y no el trastorno clínico (solo el 2030% persisten en el tiempo)19 . Domínguez et al. demostraron que el riesgo de psicosis estaba más estrechamente relacionado con la persistencia de síntomas psicóticos a lo largo del tiempo10 . Por lo tanto, la identificación de «los persistentes» y los factores de riesgo asociados a dicha persistencia es un objetivo importante. Los síntomas psicóticos como un marcador no específico de una gama de trastornos psiquiátricos A pesar de que los indicios de síntomas psicóticos como paradigma de alto riesgo para la psicosis clínica posterior es convincente, algunos autores recomiendan encarecidamente cautela ante la idea de un «continuo de la psicosis20,21 ». De hecho, los valores predictivos positivos son demasiado bajos (alrededor del 1-2%) para considerar los síntomas psicóticos como «predictores» de un trastorno psicótico posterior, y uno no defendería intervención alguna sobre la base de estos síntomas por sí solos7 . Esto plantea la cuestión de si, más allá de la identificación de un grupo de alto riesgo para los estudios etiológicos, ¿son los síntomas psicóticos en la infancia y la adolescencia clínicamente importantes?22 215 El tema de la comorbilidad de síntomas psicóticos, funcionamiento general y otras psicopatologías ha comenzado a recibir atención. Nuevo et al. también observaron una asociación lineal entre el número y presencia de síntomas psicóticos y el grado general de funcionamiento en un análisis de los datos de la Encuesta Mundial de la Salud3 . Se observó una clara separación o discontinuidad entre los individuos sin síntomas y aquellos con síntomas respecto al impacto adverso sobre la salud, y se encontró un pequeño aumento lineal en los efectos adversos sobre la salud conforme aumentaba el número de los síntomas. Por lo tanto, los resultados de este estudio mundial identificaban 2 grupos diferenciados en la población: aquellos sin síntomas y aquellos que se encuentran en un supuesto continuo de psicósis3 . Se ha demostrado que los síntomas psicóticos en la adolescencia tardía están asociados con una serie de trastornos no psicóticos a los 30 de años de seguimiento23 . En una muestra de adolescentes irlandeses, los síntomas psicóticos se asociaron con una amplia gama de trastornos no psicóticos diagnosticables del Eje-124 . De hecho, la mayoría de los jóvenes con síntomas psicóticos en dicha muestra cumplían los criterios para algún otro trastorno, y la fuerza de la asociación con otros trastornos no psicóticos aumentaba conforme se pasaba de la niñez a la adolescencia, lo que indica que la notificación de síntomas psicóticos se vuelve más «patológica» con el aumento de la edad24 . Los síntomas psicóticos también eran predictores de morbilidad múltiple (es decir, presencia de más de un trastorno) y de conductas suicidas25 . Estos estudios indican que los síntomas psicóticos infantiles ya no se pueden considerar solo como precursores de psicosis en adultos, sino también como marcadores de perturbación psicológica general. Estos síntomas deben ser consultados entre todos los jóvenes que presenten desazón psicológica, y al contrario, la identificación de síntomas psicóticos en un interrogatorio debería ser señal de la necesidad de una evaluación más detallada. La investigación de la trayectoria longitudinal de la psicopatología infantil debe considerar todos los síntomas (psicóticos y no psicóticos) en lugar de adoptar una dicotomía arbitraria26 . Por último, destacar hasta qué punto estos síntomas son comunes entre los jóvenes debe contribuir a reducir la visión de «nosotros y ellos» en la psicosis y reducir el estigma asociado con síntomas tales como «escuchar voces27 ». Bibliografía 1. Kelleher I, Connor D, Clarke MC, Devlin N, Harley M, Cannon M. Prevalence of psychotic symptoms in childhood and adolescence: a systematic review and metaanalysis of population based studies. Psychol Med. 2012, http://dx.doi.org/10.1017/S0033291711002960. 2. 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Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.). 2012;5(4):217---228 www.elsevier.es/saludmental ORIGINAL Efectos secundarios del tratamiento antipsicótico en niños y adolescentes naïve o quasi-naïve: diseño de un protocolo de seguimiento y resultados basales Jessica Merchán-Naranjo a,∗ , Cecilia Tapia a , Concha Bailón a , Carmen Moreno a , Inmaculada Baeza b , Rosa Calvo-Escalona b , Astrid Morer b , Carmen Martínez-Cantarero c , Patricia Andrés Nestares c , José Ángel Alda d , Daniel Muñoz d y Celso Arango a a Sección de Psiquiatría del Niño y el Adolescente, Departamento de Psiquiatría. CIBERSAM, Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón, IISGM. Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Madrid, España b Servicio de Psiquiatría y Psicología infanto-juvenil, Hospital Clínic i Universitari de Barcelona, Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental, CIBERSAM, Barcelona, España c Sección de Psiquiatría y Psicología, Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, Madrid, España d Servicio de Psiquiatría y Psicología infanto-juvenil, Hospital Sant Joan de Déu, CIBERSAM, Barcelona, España Recibido el 14 de diciembre de 2011; aceptado el 26 de marzo de 2012 Disponible en Internet el 30 de junio de 2012 PALABRAS CLAVE Antipsicótico; Población infanto-juvenil; Extrapiramidal; Metabólico; Cardiológico ∗ Resumen Introducción: La prescripción de fármacos antipsicóticos en niños y adolescentes se ha convertido en una práctica habitual. Métodos: Este artículo presenta el diseño de un estudio multicéntrico longitudinal a 12 meses con 266 niños y adolescentes a los que se les prescribió por primera vez un antipsicótico de primera o segunda generación y los resultados basales del estudio. El protocolo de seguimiento tuvo como finalidad detectar la posible aparición de cambios metabólicos, cardiológicos y motores. Resultados: Cuando se valoró la presencia de efectos secundarios a través de la UKU (Udvalg für Kliniske Undersogelser) se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre pacientes naïve (pacientes incluidos que nunca habían tomado antipsicótico) y quasi-naïve (aquellos que habían tomado antipsicóticos durante un periodo inferior a 30 días), mostrando un mayor número de estos últimos síntomas de: ansiedad/laxitud/fatigabilidad (p = 0,0049), somnolencia/sedación (p < 0,001), aumento duración sueños (p < 0,001), aumento de sueños (p = 0,0199), indiferencia emocional (p = 0,0194), hipocinesia/acinesia (p = 0,0224), parestesias (p = 0,0049), trastorno de acomodación (p = 0,0254), aumento de la salivación (p < 0,001), poliuria/polidipsia (p = 0,0076), aumento de la sudoración (p = 0,0076), aumento del deseo sexual (p = 0,0117), Autor para correspondencia. Correo electrónico: jmerchan@iisgm.com (J. Merchán-Naranjo). 1888-9891/$ – see front matter © 2011 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2012.03.006 218 J. Merchán-Naranjo et al disminución del deseo sexual (p = 0,0053), cefaleas tensionales. (p = 0,0405). Cuando se valoró la presencia de síntomas extrapiramidales con la MPRC-IMS (Maryland Psychiatry Research CenterInvoluntary Movements Scale) se observó que los pacientes quasi-naïve presentaron un número estadísticamente superior de síntomas de discinesia (p = 0,002), parkinsonismo (p = 0,0004) y acatisia (p = 0,0437) con respecto a los naïve. Conclusiones: Estos resultados ponen de manifiesto que en población infanto-juvenil, la presencia de efectos secundarios se comienza a observar ya desde el inicio de la toma de fármacos antipsicóticos. © 2011 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. KEYWORDS Antipsychotic; Pediatric population; Extrapyramidal; Metabolic; Cardiology Secondary effects of antipsychotic treatment in naive or quasi-naive children and adolescents: Design of a follow-up protocol and baseline results Abstract Introduction: The prescribing of anti-psychotic drugs has become a normal clinical practice. Methods: This article presents a longitudinal, multicentre study of 12 months conducted on 266 children and adolescents who were prescribed a first or second generation antipsychotic drug for the first time, and the baseline results of the study. The follow-up protocol had as its purpose to detect the possible appearance of metabolic, cardiological, and motor changes. Results: When the presence of side effects was evaluated using the UKU (clinical side-effects scale) statistically significant differences were found between naive (patients who had never taken an anti-psychotic drug) and quasi-naive patients (those who have taken anti-psychotic drugs for a period of less than 30 days), with a greater number of the latter showing symptoms of: anxiety/laxity/tiredness (P=.0049), drowsiness/sedation (P<.001), increase in dream duration (P<.001), increase in dreams (P=.0199), emotional indifference (P=.0194), hypokinesia/akinesia (P=.0224), paresthesias (P=.0049), accommodation disorder (P=.0254), increase in salivation (P<.001), polyuria/polydipsia (P=.0076), increase in sweating (P=.0076), increase in sexual desire (P=.0117), decrease in sexual desire (P=.0053), tension headaches (P=.0405). When the presence of extrapyramidal symptoms was assessed using the MPRC-IMS (Maryland Psychiatry Research Center-Involuntary Movements) Scale, it was observed that the quasi-naïve patients had a statistically higher number of dyskinesia (P=.002), Parkinsonism (P=.0004) and akathisia (P=.0437) symptoms compared to the naïve patients. Conclusions: These results show that, in the childhood-adolescent population, the presence of secondary effects begins to be observed from the first dose of the antipsychotic drug. © 2011 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción En los últimos años se ha incrementado la prescripción de fármacos antipsicóticos, tanto para los trastornos psicóticos como para otros trastornos mentales en niños y adolescentes1---5 . Pese a las escasas indicaciones de estos tratamientos en este grupo de edad6,7 , esta práctica se ha convertido en habitual en la clínica psiquiátrica, especialmente en el caso de los antipsicóticos de segunda generación (ASG)8---11 . Estudios sobre la prevalencia del uso de antipsicóticos en población pediátrica, han puesto de manifiesto un descenso progresivo del uso de antipsicóticos de primera generación (APG)12 , acompañado de un incremento significativo de las prescripciones de ASG2,11 . Un estudio realizado en Reino Unido halló un aumento en las prescripciones de ASG en población infanto-juvenil de casi 60 veces (pasando de 0,01 usuarios por 1.000 pacientes en 1994, frente a 0,61 usuarios por 1.000 pacientes en 2005)12 . De igual modo, otro estudio llevado a cabo en Estados Unidos encontró un incremento del 160% en los años comprendidos entre 1990 y 20007 . Este incremento se ha observado, no solo en las prescripciones, sino también en el periodo de exposición a estos fármacos (pasando de 0,8 meses en 1998-1999 a 1,6 meses en 2001)13 . Los datos obtenidos hasta la fecha han demostrado que los ASG en conjunto tienen menos efectos neurológicos motores adversos, que los APG en población infantojuvenil4,5,14 ; por el contrario la mayor parte de ellos se asocian a un incremento en el riesgo de complicaciones metabólicas (obesidad, diabetes mellitus tipo ii, dislipemias y alteraciones cardiovasculares)4,5,14---17 . Un aspecto relevante que ha sido recogido en la literatura actual es la estabilidad temporal de los efectos secundarios metabólicos entre los diferentes fármacos antipsicóticos. En un estudio realizado con adolescentes y adultos, a los 3 meses de tratamiento con antipsicóticos (olanzapina, risperidona y haloperidol) se apreció un incremento de peso, mayor en el grupo de olanzapina (olanzapina > risperidona> haloperidol)18 . En cambio, cuando se comparó el incremento de peso transcurridos 12 meses de tratamiento no se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas entre los Efectos secundarios del tratamiento antipsicótico en niños y adolescentes naïve o quasi-naïve 3 grupos. En un estudio llevado a cabo con adolescentes con un primer episodio psicótico tratados con olanzapina o quetiapina, tras 6 meses de seguimiento, el grupo tratado con olanzapina tuvo un aumento mayor de peso que el grupo tratado con quetiapina (olanzapina 15,5 kg; quetiapina 5,5 kg); resultados similares se obtuvieron en el índice de masa corporal (IMC) (olanzapina 5,4 puntos; quetiapina 1,8 puntos)19 . Otro estudio realizado con niños y adolescentes tratados con olanzapina o quetiapina o risperidona, halló un incremento significativo de peso en el 50% de la muestra a los 6 meses de seguimiento e incrementos estadísticamente significativos en el IMC z-score, tanto en el grupo de olanzapina como en el de risperidona16 . Datos similares se obtuvieron en otro estudio longitudinal a 12 meses realizado en población infanto-juvenil naïve. En este trabajo se observó el mismo efecto en el IMC z-score en los 3 grupos de tratamiento (olanzapina, quetiapina y risperidona) a los 12 meses de seguimiento, siendo este incremento significativamente mayor en los 6 primeros meses de tratamiento20 . Respecto a los efectos secundarios metabólicos en población pediátrica es importante tener en cuenta el hecho de que los trastornos psicóticos suponen un mayor riesgo per se asociado a la aparición de complicaciones metabólicas, según avalan estudios realizados en adultos21 . En un estudio publicado recientemente con niños y adolescentes se observó una mayor incidencia de sobrepeso asociado a alguna complicación de la obesidad (hipertensión, dislipemia o hiperglicemia) asociado al tratamiento con ASG en adolescentes naïve con diagnóstico de trastorno bipolar, que en sujetos con cualquier otro diagnóstico22 . No obstante, en este mismo estudio la media de aumento de peso tras 3 meses de tratamiento con ASG fue de 5,5 kg, no encontrándose diferencias por diagnóstico, lo que indica que los ASG influyen negativamente en los parámetros metabólicos de los menores independientemente de la patología que presenten. Teniendo en cuenta que la población pediátrica es más vulnerable que la adulta a los efectos secundarios de los fármacos antipsicóticos, y además es más sensible al impacto negativo que dichos efectos ejercen sobre la imagen corporal o la autoestima8 , se hace evidente incrementar los esfuerzos en investigación que aborden estos aspectos. A pesar de los estudios realizados quedan importantes datos por conocer. La mayoría de las investigaciones están hechas con pacientes que han estado expuestos a antipsicóticos, durante periodos más o menos largos, antes de su inclusión en los estudios. Este hecho introduce factores de confusión en la interpretación de los datos. Además, los estudios recogidos hasta el momento en la literatura incluyen periodos de seguimiento cortos16,19,23 ; esto constituye una limitación para conocer si los efectos secundarios se estabilizan, si mejoran o desaparecen, o si por el contrario continúan aumentando a lo largo de todo el periodo de exposición. A partir de los datos expuestos parece necesario ampliar y profundizar en el estudio de la relación causal entre la aparición de efectos adversos y la administración de los fármacos antipsicóticos en población pediátrica. Este estudio pretende proporcionar el protocolo de seguimiento de un estudio cuya finalidad es medir la posible aparición de cambios metabólicos, cardiológicos y motores a lo largo de 12 meses de seguimiento, en niños y 219 adolescentes a los que se les ha prescrito por primera vez fármacos antipsicóticos de primera y segunda generación. Así mismo se describen los resultados basales de dicho estudio. Nuestra hipótesis de estudio fue que aquellos pacientes que en la visita basal ya estaban con tratamiento antipsicótico, presentarían un mayor número de efectos secundarios propios de la medicación antipsicótica que aquellos que en el momento de inclusión en el estudio eran pacientes naïve a tratamiento antipsicótico. Material y métodos Muestra Se llevó a cabo un estudio observacional, longitudinal, naturalístico y multicéntrico en el que participaron 4 hospitales españoles: Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid (HGUGM), Hospital Clínic de Barcelona, Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid y Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. Fueron incluidos pacientes tratados en consultas externas y pacientes en régimen de hospitalización. El reclutamiento se realizó entre mayo de 2005 y febrero de 2009. Los criterios de inclusión en el estudio fueron: (1) niños y adolescentes con edades comprendidas entre los 4 los 17 años, (2) cualquier diagnóstico psiquiátrico de acuerdo a los criterios diagnósticos del Manual Estadístico de Trastornos Mentales en su cuarta edición (DSM-IV)24 , (3) prescripción médica de tratamiento antipsicótico, tanto de primera como de segunda generación y (4) periodo de toma del antipsicótico inferior a 30 días en el momento de inclusión en el estudio. Los pacientes incluidos en el estudio que nunca habían tomado antipsicóticos fueron clasificados como naïve, y aquellos que habían tomado antipsicóticos durante un periodo inferior a 30 días a la inclusión del estudio se clasificaron como quasi-naïve. Consideraciones éticas Este estudio fue aprobado por el Comité de Ética e Investigación Clínica de cada uno de los hospitales que colaboraron en el reclutamiento. Se obtuvo consentimiento informado por escrito de los padres/tutores legales de los participantes y el asentimiento de los menores garantizando la confidencialidad de los datos. Se ofreció la posibilidad de plantear aquellas preguntas que los participantes y/o sus tutores juzgasen necesarias así como la libertad de abandonar el estudio en el momento que lo considerasen. Seguimiento del estudio El seguimiento del estudio de los pacientes se fijó a un año, con un total de 5 visitas (basal, un mes, 3 meses, 6 meses y 12 meses). Cada uno de los pacientes era citado a través de llamada telefónica. La cita para la visita correspondiente no podía sobrepasar la ventana establecida para el estudio (un tercio del periodo inter-visita). Concretamente las ventanas 220 para las visitas 1, 3, 6 y 12 meses se fijaron en: ±10, ±20, ±30 y ±60 días respectivamente. Los datos demográficos, antecedentes médicos personales del paciente, antecedentes médico-psiquiátricos familiares, hábitos tóxicos, así como la historia previa de distonías y síntomas extrapiramidales asociados a cualquier medicación, se recogieron en la visita basal por medio de una entrevista estructurada diseñada para el estudio, con los pacientes y sus padres o representantes legales. Todos estos datos exceptuando los antecedentes médicopsiquiátricos familiares fueron recogidos en el resto de visitas para controlar posibles cambios. Los diagnósticos fueron realizados por psiquiatras especializados en población infanto-juvenil de acuerdo a los criterios diagnósticos del DSM-IV24 . Los antecedentes médicos personales recogidos fueron: faringitis estreptocócica de repetición; fiebre reumática; traumatismo craneoencefálico (TCE) con pérdida de conciencia; transfusión sanguínea; encefalitis/meningitis; convulsiones/epilepsia; enfermedades cardiológicas; dislipemias; diabetes mellitus; sobrepeso/ obesidad; alergias/asma; artritis; exposición fetal a drogas/alcohol; psicosis actual; psicosis pasada; terapia electroconvulsiva (TEC) previa; sin antecedentes médicos: siempre sano; tomografía axial computerizada (TAC)/resonancia magnética (RM) (hallazgos encontrados); otras enfermedades (especificando cuáles). Los antecedentes médicos familiares recogidos fueron: faringitis estreptocócica de repetición; fiebre reumática; enfermedad de Huntington; enfermedad de Parkinson; síndrome de Gilles de la Tourette; diabetes mellitus; dislipemias; sobrepeso/obesidad; enfermedades cardiológicas; trastornos afectivos; trastornos psicóticos; otras enfermedades de la familia (especificando cuáles). En todos estos casos se registraba si estaba o no presente la patología y quién era el familiar afecto. Al finalizar el estudio se cumplimentó una hoja de finalización en la que se registró la fecha en la que el paciente acabó su participación en el estudio. En el caso en que la interrupción fuera de forma anticipada se registró el motivo (pérdida de seguimiento; pérdida de seguimiento pero continuación con la medicación; remisión de los síntomas; falta de colaboración del paciente; mala cumplimentación persistente; intolerancia; ausencia de respuesta clínica/intolerancia; ingreso hospitalario psiquiátrico; fallecimiento (especificando la causa); otros (especificando la causa). Medidas biológicas La talla, peso, perímetro abdominal, extracción sanguínea (incluyendo hemograma, parámetros bioquímicos y hormonales), tensión arterial y electrocardiograma (ECG) de cada paciente fueron recogidos por el equipo de enfermería. Este protocolo se aplicó en todas las visitas de seguimiento del estudio, exceptuando la visita del mes en la que se realizaron todas las pruebas excepto el ECG y la extracción sanguínea. Entre los parámetros bioquímicos se obtuvieron la glucosa en ayunas (ingesta previa 9 horas antes de la extracción), triglicéridos, colesterol total, lipoproteína de J. Merchán-Naranjo et al alta densidad (HDL), lipoproteína de baja densidad (LDL), hemoglobina glicosilada A1c (HbA1c), y homocisteína. La glucosa en sangre, el colesterol total, HDL, LDL, y los triglicéridos fueron determinados mediante procedimientos enzimáticos con el Analizador Químico Automático de Boehringer Mannheim/Hitachi 714 (Boehringer Mannheim Diagnostics, Inc., Indianapolis, Ind.): 1) test para la Glucosa (Roche Diagnostics, Mannheim, Alemania); 2) test para el colesterol (Boehringer Mannheim Diagnostics, Indianapolis, Ind.). La HbA1c fue analizada mediante cromatografía líquida de alta resolución (High Performance Liquid Chromatography, HPLC) Adams HA-8186, (Menarini, Zaventem, Bélgica). Además, el Hospital Clínic obtuvo los valores de homocisteina por inmunoensayo con fluorescencia (Abbot: AXSYM). El laboratorio de cada uno de los hospitales clasificó los datos obtenidos teniendo en cuenta los criterios de normalidad (máximo y mínimo) establecidos para cada uno de los parámetros. Los parámetros hormonales medidos fueron tirotropina u hormona estimulante del tiroides (TSH), tiroxina libre (T4L), adiponectina, leptina y grelina. TSH y FT4 fueron medidas por radioinmunoensayo (Diagnostic Product Corporation, Los Ángeles, California). Los valores de adiponectina y leptina fueron realizados únicamente en el HGUGM y en el Clínic de Barcelona. En el HGUGM los valores de adiponectina fueron obtenidos en duplicados por Enzyme-Linked Immuno Sorbent Assay ELISA (BioVendor, ref: RD195023100), y los de leptina en duplicados por Enzyme-Linked Immuno Sorbent Assay ELISA (BioVendor, ref: RD191001100). En el Hospital Clínic de Barcelona los valores de leptina y adiponectina fueron obtenidos por radioinmunoensayo (Linco Research, St. Charles, MO). Además el Hospital Clínic obtuvo las medidas de grelina por radio-inmunoensayo (Ghrelin-Total RIA Kit; Linco Research). El peso y la talla fueron medidos siempre con la misma báscula de escala Romana en cada hospital. Las básculas utilizadas por el HGUGM, Clínic, HNJ y HSJD fueron: Asimed S.A.; SosPanduri; Soehnle; Vogel & Halke Hamburg Model 701; SECA 220, respectivamente. El peso se registró en kilogramos (kg) y la altura en metros. A partir de estos datos se calculó el IMC, entendido como: peso en kilogramos/altura en metros al cuadrado [kg/m2 ]. Teniendo en cuenta que el rango de edad de inclusión en el estudio era muy amplio (4-17 años) y que los niños y adolescentes estaban en pleno desarrollo también calculamos el z-score del IMC de acuerdo a las tablas normativas españolas25 . El ECG se realizó con el paciente en reposo y en decúbito supino con el mismo electrocardiógrafo en cada hospital. Los electrocardiógrafos utilizados en el HGUGM, Clínic, HNJ y HSJD fueron: Delta 1Plus Digital Electrocardiogram; Siemens Scard 440; Delta 1Plus Digital Electrocardiogram y Bio-Tek (Lionheart-1), respectivamente. Los parámetros obtenidos con el ECG fueron: ritmo ventricular (latidos por minuto, lpm), PR (ms), QRS (ms), QTC (ms). El perímetro abdominal se midió en todos los centros de acuerdo al protocolo que utiliza la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). Se determina con una cinta métrica flexible, milimetrada, con el sujeto en bipedestación, sin ropa y relajado. Se localizó el borde superior de las crestas ilíacas y por encima de ese punto rodeó la cintura con la cinta métrica, de manera paralela al suelo, asegurando que la cinta esté ajustada pero sin comprimir la Efectos secundarios del tratamiento antipsicótico en niños y adolescentes naïve o quasi-naïve piel. La lectura se realizó al final de una espiración normal. Se hallaron los percentiles del perímetro abdominal de todos los pacientes siguiendo las tablas españolas elaboradas para niños y adolescentes26 . La tensión arterial fue tomada con el paciente en reposo con el mismo tensiómetro en cada hospital. Los tensiómetros utilizados en el HGUGM, Clínic, HNJ y HSJD fueron: tensiómetro digital OMRON M 6 (HEM-700-1E); OMRON M 6 (HEM-700-1E); Vital Signs Monitor 300 series (Welch Allyn) P/N 810-1707-00; HARTMANN TENSOVAL, respectivamente. La tensión arterial fue valorada en cada uno de los pacientes empleando los percentiles propuestos por The International Task Force for BP27 . Tratamiento En cada una de las visitas se registró de forma exhaustiva la medicación antipsicótica prescrita al paciente, anotándose, tanto los cambios de antipsicótico como los cambios de dosis. De igual modo se registró toda la medicación concomitante que estuviera recibiendo el paciente (antidepresivos, estimulantes, benzodiacepinas, estabilizantes, y anticolinérgicos). En cada una de las visitas se hicieron las conversiones de las dosis de los fármacos antipsicóticos a equivalentes de clorpromazina28 . De todos los pacientes se registró la dosis diaria de ingesta de los antipsicóticos en cada visita y posteriormente se calcularon las dosis acumuladas durante el periodo transcurrido entre una visita y otra (dosis x días de exposición). La adherencia al tratamiento antipsicótico se determinó utilizando la medición de los niveles plasmáticos del antipsicótico mediante HPLC (Alliance 2695) en el HGUGM y en el Hospital Clínic de Barcelona. El resto de centros se basaron en el criterio de los psiquiatras al no disponer de dicha técnica. Los criterios de continuación en el estudio fueron que los pacientes tuvieran una adecuada adherencia al tratamiento y que estuvieran tomando antipsicóticos durante un periodo de 12 meses. Consumo de tóxicos El registro del consumo de tóxicos se realizó a través de una entrevista diseñada para el estudio, en la que se preguntaba al paciente sus hábitos tóxicos con respecto al tabaco, alcohol, cannabis, cocaína, opiáceos, anfetaminas y derivados, dietilamida de ácido lisérgico (LSD), inhalantes y otros (especificando cuáles). En todos los casos se registró si había o no consumo y en caso de que lo hubiera el patrón de consumo del paciente (a diario, fin de semana, ocasional). En el caso del consumo de tabaco se registró también el número de cigarrillos diarios. Escalas clínicas En cada una de las visitas se evaluó el estado de desarrollo puberal de los pacientes, así como la presencia de efectos secundarios y de movimientos involuntarios provocados por los fármacos antipsicóticos. 221 Evaluación del desarrollo puberal Para la evaluación del desarrollo puberal se utilizaron las tablas diseñadas por Tanner29,30 ; que divide en 5 grados el desarrollo mamario, y el de vello púbico y genital. Estas tablas son usadas universalmente y permiten una evaluación objetiva de la progresión puberal. Durante la evaluación era el propio paciente el que señalaba el estadío en el cual se encontraba, exceptuando el caso de los niños más pequeños, en el que eran los padres o tutores/representantes legales que los acompañaban a la consulta quienes facilitaban la información. Evaluación de efectos secundarios de la medicación antipsicótica Para evaluar la presencia de efectos secundarios se empleó la escala UKU (Udvalg für Kliniske Undersogelser)31 . Esta escala es una medida integral de los efectos adversos psicológicos y físicos que la ingesta de fármacos psicotrópicos produce; está constituida por 48 ítems agrupados en: efectos adversos psicológicos, neurológicos, autonómicos y otros síntomas (dermatológicos, fotosensibilidad, aumento/disminución de peso, hormonales, sexuales, cefaleas, dependencia física/psíquica al fármaco). Para determinar la gravedad del síntoma los ítems se puntúan de 0 a 3 puntos (0: indica ausencia o dudosa presencia del síntoma; 1: leve; 2: moderada y 3: grave; 9: no evaluado). La posible relación causal de la medicación con los síntomas se evalúa asignando a estos ítems de 0 a 2 puntos (0: indica improbable; 1: posible y 2: probable). La UKU fue administrada mediante una entrevista semiestructurada por psicólogos y psiquiatras entrenados. Evaluación de movimientos involuntarios Para evaluar la presencia de movimientos involuntarios se utilizó la Maryland Psychiatry Research Center-Involuntary Movements Scale (MPRC-IMS)32 . La escala está constituida por 28 ítems y estructurada topográficamente en las siguientes áreas corporales: lengua, región perioral, ojos y región periorbitaria, rostro y mandíbula, dedos y muñecas, brazos y codos, cuello, hombros y cabeza, muslos y rodillas, piernas y pies, movimiento y tensión de los brazos, marcha, cintura, y respiración. Estos ítems miden la presencia de 2 síntomas extrapiramidales (discinesia y parkinsonismo) relacionados con la ingesta de fármacos antipsicóticos. Cada uno de los ítems se puntúa de 0 a 7 puntos (0-1: nada; 2-3: leve; 4-5: moderado; 6-7: severo). La valoración global de discinesia y parkinsonismo se obtiene sumando las puntuaciones de los 14 ítems que constituyen cada una de las subescalas. La MPRC-IMS permite también evaluar de forma global la acatisia a través de la observación subjetiva efectuada por el psiquiatra/psicólogo a lo largo de la exploración. Para la administración de la MPRC-IMS, una de las psiquiatras fue entrenada por los autores de la escala obteniendo coeficientes de correlación inter-clases (CCI) de 0,8 a 0,9 en los diferentes ítems que constituyen la escala. Posteriormente el resto de psicólogos y psiquiatras que participaron en la valoración pasaron por el mismo entrenamiento exigiéndoles un CCI mínimo de 0,8 en cada ítem para poder realizar la aplicación. 222 Tabla 1 J. Merchán-Naranjo et al Pacientes incluidos por los centros participantes Centros participantes Pacientes Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid) Hospital Clínic (Barcelona) Hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid) Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona) Total 86 80 55 45 266 Análisis estadístico Se realizaron análisis descriptivos o de frecuencias dependiendo de si las variables eran continuas o discretas respectivamente. Se analizó si existían diferencias estadísticamente significativas entre el grupo naïve y quasi-naïve a nivel basal en las variables de edad, sexo, raza y diagnóstico; para ello se realizó una t de student para la edad y una 2 para el resto de variables (sexo, raza y diagnóstico). Se comparó la presencia de efectos secundarios entre los grupos naïve y quasi-naïve controlando por el diagnóstico, para ello se realizó un Cochran-Mantel-Haenszel. Para estos análisis se usó el paquete estadístico SPSS 18.0 para Windows. Los test estadísticos se realizaron a 2 colas, y con un valor de p < 0,05 de significación estadística. Resultados El número de pacientes incluidos en el estudio fue de 266 niños y adolescentes (tabla 1). Los análisis descriptivos de la muestra aparecen en la tabla 2. Del total de la muestra analizada, el 72,9% (n = 194) fueron reclutados durante su ingreso hospitalario. El resto provenía de las consultas externas de psiquiatría. El análisis de los antecedentes médicos personales registrados en la visita basal de todos los pacientes proporcionó los siguientes resultados: 43,6% sin antecedentes médicos: siempre sano; 38% psicosis actual; 24,1% alergias/asma; al 19,5% se les había realizado alguna vez TAC/RM; 11,3% faringitis estreptocócica de repetición; 8,3% TCE con pérdida de conciencia; 7,9% sobrepeso/obesidad; 7,1% psicosis pasada; 4,5% convulsiones/epilepsia; 3% encefalitis/meningitis; 2,6% fiebre reumática; 2,6% enfermedades cardiológicas; 1,1% transfusión sanguínea; 0,8% dislipemias; 0,8% exposición fetal a drogas/alcohol; 0,4% diabetes mellitus; 0,4% artritis. Los antecedentes médicos familiares registrados en la visita basal de todos los pacientes, expresados en porcentajes incluyen, al menos, un familiar con las siguientes patologías: 42,49% trastornos afectivos; 24,43% enfermedades cardíacas; 23,68% diabetes; 22,18% sobrepeso/obesidad; 15,41% trastornos psicóticos; 12,78% faringitis estreptocócica múltiple; 4,14% Parkinson; 3,53% dislipemias; 3,38% fiebre reumática; 1,5% síndrome de Tourette; 0,36% corea de Huntington. Tabla 2 Descriptivos basales de la muestra (N = 266) Género Hombres N (%) Edad Media ± DE Raza Caucásica N (%) Diagnósticos (criterios DSM-IV) N (%) Trastorno bipolar Psicosis no especificada Trastorno de conducta Tratorno de conducta alimentaria Psicosis breve/trastorno esquizofreniforme Esquizofrenia/Trastorno esquizoafectivo Trastorno portics Depresión con síntomas psicóticos Trastorno afectivo depresivo sin síntomas psicóticos Trastorno por déficit de atención e hiperactividad Tratorno generalizado del desarrollo Trastorno adaptativo Trastorno asociado a sustancias Trastorno obsesivo-compulsivo Psicosis si N (%) Pacientes naïve N (%) Periodo previo de toma de antipsicóticos en pacientes quasi-naïve (días) Dosis media diaria ± DE, mg/d (equivalente a clorpormazina) Tratamiento concomitante Antidepresivos N (%) Benzodiazepinas N (%) Estabilizantes (Litio/Antiepiléptico) N (%) Estimulantes N (%) Consumo de tóxicos Tabaco N (%) Alcohol N (%) Cannabis N (%) Anfetaminas LSD Inhalantes 148 (55,6) 14,4 ± 2,91 237 (89,1) 39 38 38 30 (14,7) (14,3) (14,3) (11,3) 25 (9,4) 17 (6,4) 13 (4,9) 13 (4,9) 13 (4,9) 9 (3,3) 9 (3,4) 9 (3,3) 6 (2,3) 4 (1,5) 150 (43,6) 131 (49,2) 5,32 ± 7,56 105,39 ± 170,13 51 (19,2) 76 (28,6) 36 (13,5) 8 (3) 93 (35) 79 (29,7) 81 (30,68) 6 (2,3) 2 (0,8) 1 (0,4) DE: desviación estandar; Quasi-naïve: pacientes que habíantomado antipsicóticos durante un periodo inferior a 30 días previos a la inclusión en el estudio; LSD: dietilamidade ácido lisérgico; Naïve: pacientes que previamente a la inclusión en el estudio no habían tomado antipsicóticos. Efectos secundarios del tratamiento antipsicótico en niños y adolescentes naïve o quasi-naïve Tabla 3 Resultados bioquímicos y hematológicos basales Media ± DE Rango normal Bioquímica Glucosa Colesterol Total HDL LDL Triglicéridos HbA1c 82,98 ± 10,99 156,74 ± 36,29 52,98 ± 13,18 88,38 ± 25,60 70,22 ± 39,75 4,72 ± 0,57 60-100 mg/dL < 200 mg/dL 40-60 mg/dL < 130 mg/dL 50-150 mg/dL 4,0-6,0% Hematología Hematíes Hemoglobina Hematocrito Leucocitos Plaquetas 4,79 ± 0,46 14,06 ± 1,40 41,33 ± 3,96 6,96 ± 1,760 263,03 ± 65,12 4,60-5,70 10 E6/L 13,0-17,5 g/dL % 10 E3/L 140-400 10 E3/L Hormonas TSH T4L 2,18 ± 1,95 1,16 ± 0,35 0,5-4,5 U/ml 0,6-1,4 ng/dL DE: desviación estándar; HDL: lipoproteína de alta densidad; HbA1c: hemoglobina glicosilada; LDL:l ipoproteína de baja densidad; TSH: tirotropina hormona estimulante del tiroides; T4L: tiroxina libre. 223 adherencia. En el grupo de pacientes quasi-naïve la media de días de exposición a antipsicóticos previa inclusión al estudio fue inferior a 6 días (tabla 2). El 2,3% de los pacientes recibieron tratamiento combinado de 2 antipsicóticos con una dosis media en equivalentes a clorpromazina del segundo antipsicótico prescrito de 361,59± 265,87 mg. A nivel basal no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre el grupo naïve y quasi-naïve en las variables de edad (t: 1,342; p = 0,181), sexo (2 : 0,048; p = 0,827) y raza (2 : 5,157; p = 0,524), pero sí que se encontraron en diagnóstico (2 : 24,845; p = 0,036); existiendo un mayor número de pacientes con diagnóstico de psicosis en el grupo quasi-naïve. No se detectaron diferencias significativas entre ambos grupos en la tensión arterial sistólica ni en la tensión arterial diastólica, en el peso o el IMC. Con respecto a los parámetros analíticos únicamente se detectaron diferencias en la prolactina (grupo naïve 19,8, SD 13.1 frente a grupo quasi-naïve 37,7, SD 23.8; t = 6,8, p < 0,001). Los psicofármacos administrados como tratamiento concomitante fueron: antidepresivos, estabilizantes del ánimo (litio y antiepilépticos), benzodiacepinas y estimulantes (tabla 2). Consumo de tóxicos Medidas biológicas La media y desviación estándar (DE) del IMC basal de la muestra fue de 20,22 ±3,59 kg/m2 , y del perímetro abdominal fue de 74,61 ±10,71 cm. En el caso de la tensión arterial la tensión arterial sistólica (TAS) media a nivel basal fue 113,43 ±16,31 mm Hg y la tensión arterial diastólica (TAD) fue de 65,19 ±12,00 mm Hg. En la tabla 3 se presentan las medias y desviaciones estándar (DE) de los datos bioquímicos y hematológicos obtenidos en la extracción sanguínea. La leptina basal fue recogida por el HGUGM y Hospital Clínic en 122 pacientes cuya media y DE fue de 9,91 ± 12,92 ng/mL y la adiponectina en 101 pacientes con una media y una DE de 11,43 ± 4,64 g/mL. La grelina y homocisteína basal fueron recogidas por el Clínic en 35 y 61 pacientes respectivamente. Las medias y DE obtenidas en ambos parámetros fueron de 1.095,94 ± 408,15 pg/mL en el caso de la grelina y 9,7 ± 5,68 mol/l en el caso de la homocisteina. Se eliminaron 6 visitas de 6 pacientes en los que se comprobó la ausencia de niveles plasmáticos de antipsicótico. Tratamiento Al inicio del estudio, el 49,2% (n = 131) eran pacientes naïve para antipsicóticos. El resto de pacientes, denominados quasi-naive, (50,8%) recibieron tratamiento de antipsicóticos de primera generación (haloperidol = 3, pimozida = 1 y clorpromazina = 3) o de segunda generación (risperidona = 79, olanzapina = 29, quetiapina = 19 y aripiprazol = 1). Se midieron los niveles plasmáticos de antipsicóticos en 87 niños y adolescentes (32,7%) para comprobar si tenían una buena adherencia al tratamiento antipsicótico prescrito. Todos los pacientes analizados presentaron una buena En cuanto al consumo de tóxicos el 35% (n = 93) consumía tabaco en el momento de la visita basal, con una media de 4,46 cigarrillos/día, siendo el patrón más común de consumo en fin de semana (n = 44; 16,5%). El tiempo medio de consumo previo a la visita basal fue de 6,48 ± 12,6 meses. El consumo del resto de tóxicos registrados fue: cannabis el 30,68%, el patrón de consumo más frecuente fue a diario (16,66%); cocaína el 6,8%, el patrón de consumo más frecuente fue ocasional (4,1%); anfetaminas el 2,3%, LSD el 0,8%, inhalantes el 0,4%. Estos 3 últimos tóxicos (anfetaminas, LSD e inhalantes) presentaban un patrón de consumo ocasional. Ningún paciente comunicó consumo de opiáceos. Escalas clínicas Evaluación de efectos secundarios de la medicación antipsicótica En la tabla 4 aparecen los resultados basales obtenidos en la escala UKU de todos aquellos pacientes que obtuvieron al menos una puntuación de leve en los síntomas evaluados. Para un análisis más exhaustivo se analizó por un lado la muestra completa y por otra diferenciando entre pacientes naïve y quasi-naïve controlando por diagnóstico basal. En el área psíquica se encontraron diferencias estadísticamente significativas a favor de un mayor número de pacientes quasi-naïve en los siguientes síntomas: ansiedad/laxitud/fatigabilidad, somnolencia/sedación, aumento duración sueños, aumento de los sueños e indiferencia emocional; en el área neurológica: hipocinesia/acinesia y parestesias; en el área autonómica: trastornos de acomodación, aumento de la salivación, poliuria/polidipsia, y aumento de la sudoración; finalmente dentro del área otras: aumento del deseo sexual, disminución del deseo sexual y cefaleas tensionales. 224 J. Merchán-Naranjo et al Tabla 4 Puntuaciones basales de la escala UKU (Udvalg für Kliniske Undersogelser) Áreas Síntomas Muestra total N (%) Pacientes naive N (%) Pacienetes Quasi-naïve N (%) CMH P 83 (63,4) 40 (30,5) 30 (22,9) 36 (27,5) 31 (23,7) 49 (37,4) 17 (13,0) 19 (14,5) 6 (4,6) 8 (6,1) 86 (63,7) 67 (49,6) 64 (47,4) 43 (31,9) 45 (33,3) 47 (34,8) 45 (33,3) 14 (10,4) 14 (10,4) 18 (13,3) 0, 3392 7, 9136 13, 7952 0, 4782 1, 3888 0, 2262 11, 7567 1, 0098 5, 4231 5, 4685 0,5603 0,0049 < 0,001 0,4892 0,2386 0,6344 < 0,001 0,3149 0,0199 0,0194 Psíquica Dificultades de concentración Ansiedad/Laxitud/Fatigabilidad Somnolencia/Sedación Alteraciones amnésicas Depresión Tensión/Inquietud Aumento duración sueños Disminución duración sueños Aumento de los sueños Indiferencia emocional 169 (63,5) 107 (40,2) 94 (35,3) 79 (29,7) 76 (28,6) 96 (36,1) 62 (23,3) 33 (12,4) 20 (7,5) 26 (9,8) Neurológica Distonía Rigidez Hipocinesia/Acinesia Hipercinesia Temblor Acatisia Convulsiones epilépticas Parestesias 9 27 33 20 41 8 2 14 (3,4) (10,2) (12,4) (7,5) (15,4) (3,0) (0,8) (5,3) 2 9 9 14 16 2 1 2 (1,5) (6,9) (6,9) (10,7) (12,2) (1,5) (0,8) (1,5) 7 (5,2) 18 (13,3) 24 (17,8) 6 (4,4) 25 (18,5) 6 (4,4) 1 (0,7) 12 (8,9) 1,3607 2,2696 5,215 3,4205 1,6567 0,6629 0,0424 7,9204 Autonómica Trastornos de acomodación Aumento salivación Disminución salivación Náusea/Vómito Diarrea Estreñimiento Alteraciones micción Poliuria/Polidipsia Vértigo ortostático Palpitaciones/T aquicardia Aumento de la sudoración 21 23 25 20 9 33 4 22 21 30 21 (7,9) (8,6) (9,4) (7,5) (3,4) (12,4) (1,5) (8,3) (7,9) (11,3) (7,9) 6 2 9 5 3 10 2 5 8 10 5 (4,6) (1,5) (6,9) (3,8) (2,3) (7,6) (1,5) (3,8) (6,1) (7,6) (3,8) 15 (11,1) 21 (15,6) 16 (11,9) 15 (11,1) 6 (4,4) 23 (17,0) 2 (1,5) 17 (12,6) 13 (9,6) 20 (14,8) 16 (11,9) 4,9972 13,1517 1,5457 2,2405 1,2638 1,2489 0,0241 7,1148 1,1492 2,6455 7,119 0 (0) 0 (0) 1 (0,8) 1 (0,8) 0 (0) 2 (1,5) 1 (0,8) 0 (0) 18 (3,7) 3 (2,3) 0 (0) 3 (2,3) 0 (0) 0 (0) 0 (0) 0 (0) 0 (0) 1 (0,8) 2 (1,5) 0 (0) 0 (0) 0 (0) 2 (1,5) 0 (0) 1 (0,7) 5 (3,7) 5 (3,7) 1 (0,7) 19 (14,1) 5 (3,7) 2 (1,5) 5 (3,7) 1 (0,7) 3 (2,2) 8 (5,9) 8 (5,9) 0 (0) 2 (1,5) 0 (0) 1 (0,7) NA NA 0,0435 0,8095 1,3125 1,6202 1,3892 0,4444 0,4174 0,1356 2,3731 0,1495 0,8235 3,0699 6,3486 7,7773 NA 0,3496 0,8981 1,5 0,2434 0,1319 0,0224 0,0644 0,198 0,4156 0,8369 0,0049 0,0254 < 0,001 0,2138 0,1344 0,2609 0,2638 0,8765 0,0076 0,2837 0,1038 0,0076 Otras Rash morbiliforme petequial urticarial psoriásico inclasificable Prurito Fotosensibilidad Aumento de la pigmentación Aumento de peso Pérdida de peso Menorragia Amenorrea Galactorrea Ginecomastia Aumento del deseo sexual Disminución del deseo sexual Disfunción eréctil Disfunción eyaculatoria Disfunción orgásmica Lubricación vaginal 0 (0) 0 (0) 3 (1,1) 1 (0,4) 1 (0,4) 7 (2,6) 6 (2,3) 1 (0,4) 37 (13,9) 8 (3,0) 2 (0,8) 8 (3,0) 1 (0,4) 3 (1,1) 8 (3,0) 8 (3,0) 0 (0) 3 (1,1) 2 (0,8) 1 (0,4) NA NA 0,8348 0,3683 0,2519 0,2031 0,2385 0,505 0,5183 0,7127 0,1234 0,699 0,3642 0.0798 0,0117 0,0053 NA 0,5543 0,3433 0,2207 Efectos secundarios del tratamiento antipsicótico en niños y adolescentes naïve o quasi-naïve Tabla 4 225 (Continuación ) Áreas Síntomas Cefalea tensional migrañosa otras formas Dependencia física Dependencia psíquica Muestra total N (%) Pacientes naive N (%) 33 (12,4) 7 (2,6) 6 (2,3) 0 (0) 2 (0,8) 8 (6,1) 2 (1,5) 1 (0,8) 0 (0) 1 (0,8) Pacienetes Quasi-naïve N (%) 25 (18,5) 5 (3,7) 5 (3,7) 0 (0) 1 (0,7) CMH P 4,1967 1,0757 02/01/1900 NA 0,0076 0,0405 0,2997 0,1365 NA 0,9305 CMH: Cochran-Mantel-Haenszel; NA: no aplica; Naïve: pacientes que previamente a la inclusión en el estudio no habían tomado antipsicóticos; p: significación < 0,05; Quasi-naïve: pacientes que habían tomado antipsicóticos durante un periodo inferior a 30 días previos a la inclusión en el estudio. Las negritas indican que la diferencia es estadísticamente significativa. Evaluación de movimientos involuntarios La tabla 5 muestra los resultados basales obtenidos en la escala MPRC-IMS de todos aquellos pacientes que obtuvieron al menos una puntuación de leve en los síntomas evaluados. Los resultados aparecen presentados tanto teniendo en cuenta el total de la muestra evaluada como las puntuaciones obtenidas por los 2 grupos que la constituían (pacientes naïve y quasi-naïve), controlando en este último caso por el diagnóstico basal. De las 3 áreas evaluadas, en el caso de la discinesia, se encontraron diferencias estadísticamente significativas a favor de un mayor número de pacientes quasi-naïve en los siguientes síntomas: movimientos espasmódicos de la lengua, movimientos irregulares, espasmódicos, con extensión y flexión de los dedos, y contracciones espasmódicas y movimientos espasmódicos de brazos y codos; en parkinsonismo: expresión facial rígida «máscara», disminución del balanceo con brazos rígidos y marcha rígida arrastrando los pies. En las valoraciones globales de discinesia, parkinsonismo y acatisia, se observó de igual modo un número estadísticamente significativamente mayor de pacientes quasi-naïve con dichos síntomas. Discusión Este artículo describe el diseño y resultados basales de un estudio realizado en 4 hospitales españoles con niños y adolescentes a los que se les ha prescrito por primera vez un antipsicótico de primera o segunda generación. Se ha presentado el protocolo de seguimiento a lo largo de 12 meses de tratamiento evaluando la seguridad y tolerabilidad del uso de estos fármacos en población infanto-juvenil; así como los instrumentos de evaluación empleados. Del total de pacientes quasi-naïve al 98,4% se les prescribió ASG (risperidona, olanzapina, quetiapina o aripiprazol) y únicamente a 7 pacientes se les prescribió un APG (haloperidol, pimozida o clorpormazina). Estos datos van en consonancia con estudios de prevalencia del uso de antipsicóticos en niños y adolescentes, que describen el incremento significativo que se ha producido en las prescripciones de ASG en esta población en detrimento de las prescripciones de antipsicóticos de primera generación2 . De los pacientes quasi-naïve únicamente el 1,9% estaba recibiendo tratamiento combinado de antipsicóticos, porcentaje muy bajo en comparación con lo que suele ocurrir en población adulta, en donde la polifarmacia es una práctica habitual, especialmente en Estados Unidos, pese a que lo que se recomiende sea la monoterapia de antipsicóticos33---35 . Numerosos estudios hacen mención de la relación existente entre la dosis de antipsicótico y la aparición de efectos secundarios, aspecto observado habitualmente en la práctica clínica. Pese a ello, los datos que existen hasta el momento proporcionan resultados contradictorios36---38 . El registro exhaustivo de la medicación, así como el seguimiento prolongado durante 12 meses de los pacientes, nos permitirá analizar este aspecto tratando de arrojar datos aclaratorios. Los pacientes incluidos en el estudio junto a los antipsicóticos tenían prescritos otros psicofármacos (benzodiacepinas, antidepresivos, estabilizantes del ánimo [litio y antiepilépticos], y estimulantes), lo que debe tenerse en cuenta a la hora de atribuir la aparición de efectos secundarios a la acción de los antipsicóticos o a terceros fármacos39 . Un ejemplo de ello es un estudio previo de nuestro equipo que halló un posible efecto protector de los antidepresivos en el incremento de peso con ASG16 . Las áreas en las que mayor número de pacientes presentaron síntomas cuando se evaluaron los efectos secundarios con la UKU fueron la psíquica, neurológica y autonómica. Cuando se hizo un subanálisis diferenciando entre pacientes naïve y quasi-naïve se encontró un número significativamente mayor de los segundos con estos síntomas. En la valoración de síntomas extrapiramidales encontramos resultados similares siendo significativamente mayor el número de pacientes quasi-naïve que presentaban síntomas de discinesia, parkinsonismo y acatisia. La duración de los estudios realizados hasta el momento ha sido de no más de 12 semanas40 por lo que este estudio nos permitirá también ver posibles cambios así como la evolución de los síntomas extrapiramidales a lo largo de periodos más extensos de tiempo. Estos resultados obtenidos a nivel basal demuestran que en población infanto-juvenil tanto la aparición de efectos secundarios como de síntomas extrapiramidales ya se observan desde el inicio de la toma de los antipsicóticos. Nuestros resultados deben ser interpretados teniendo en cuenta una serie de limitaciones. En primer lugar el estudio se llevó a cabo en centros hospitalarios, por lo que el 72,9% 226 Tabla 5 J. Merchán-Naranjo et al Puntuaciones basales de la escala MPRC-IMS (Maryland Psychiatry Research Center- Involuntary Movements Scale) Muestra total N (%) Discinesia Movimientos espasmódicos de la lengua Besuqueos, mohines, chupeteo Movimientos «tic-like» en los ojos y región periorbitaria Gesticulación (movimientos laterales, irregulares, en mejillas y región centrofacial) Movimientos irregulares, espasmódicos, con extensión y flexión de los dedos Temblores regulares de brazos y codos Contracciones espasmódicas y movimientos espasmódicos de brazos y codos Movimientos espasmódicos de cuello, hombros y cabeza, encoger los hombros Movimientos alterantes de las rodillas Movimientos espasmódicos de tobillos tendones y dedos de los pies Balanceo exagerado, brazos colgantes, hipotónicos o flácidos Marchataloneante Proyecciones rápidas de la pelvis hacia delante Movimientos involuntarios del diafragma, y/o sonidos guturales Parkinsonismo Temblor regular de la lengua Salivación Temblor regular de labios Temblor regular de ojos y región periorbitaria Pérdida de parpadeo Expresión facial rígida «máscara» Temblor de mandíbula Temblor «contando monedas» Temblor regular de reposo en dedos Rigidez muscular de brazos y codos Rigidez muscular de piernas y pies Temblor regular de piernas y pies Disminución del balanceo con brazos rígidos Marcha rígida arrastrando los pies Valoración Global Discinesia Parkinsonismo Acatisia Pacientes naïve N (%) Pacientes quasi-naïve N (%) CMH p 95 (35,7) 14 (5,4) 13 (4,9) 26 (19,8) 5 (3,8) 8 (6,1) 69 (51,1) 9 (6,7) 5 (3,7) 21,421 0,968 0,193 < 0,0001 0,3253 0,6606 21 (7,9) 9 (6,9) 12 (8,9) 0,626 0,4288 59 (22,2) 15 (11,5) 44 (32,6) 13,751 6 (2,3) 3 (2,3) 3 (2,2) 0,064 0,7998 44 (16,5) 13 (9,9) 31 (23,0) 6,015 0,0142 12 (4,5) 7 (5,3) 5 (3,7) 1,163 0,2809 15 (5,6) 11 (4,1) 5 (3,8) 6 (4,6) 10 (7,4) 5 (3,7) 1,242 0,162 0,265 0,6877 10 (3,8) 4 (3,1) 6 (4,4) 0,314 0,5754 11 (4,1) 1 (0,4) 2 (1,5) 0 (0) 9 (6,7) 1 (0,7) 2,019 0,824 0,1553 0,3642 3 (1,1) 3 (2,3) 0 (0) 3,836 0,0502 30 3 3 0 (11,3) (1,1) (1,1) (0) < 0,001 12 (9,2) 1 (0,8) 2 (1,5) 0 (0) 18 2 1 0 (13,3) (1,5) (0,7) (0) 0,792 2,275 1,079 NA 0,3735 0,1315 0,2989 NA 7 (2,6) 21 (7,9) 4 (1,5) 7 (2,6) 46 (17,3) 10 (3,8) 8 (3,0) 2 (0,8) 36 (13,5) 4 (3,1) 6 (4,6) 2 (1,5) 4 (3,1) 21 (16,0) 5 (3,8) 2 (1,5) 0 (0) 9 (6,9) 3 (2,2) 15 (11,1) 2 (1,5) 3 (2,2) 25 (18,5) 5 (3,7) 6 (4,4) 2 (1,5) 27 (20,0) 0,013 3,887 0,013 0,379 0,732 0,287 2,139 2,532 6,295 0,9091 0,0487 0,9106 0,5384 0,3921 0,5925 0,1436 0,1116 0,0121 13 (4,9) 1 (0,8) 12 (8,9) 6,465 0,011 110 (41,4) 74 (27,8) 10 (3,8) 40 (30,5) 24 (18,3) 1 (0,8) 70 (51,9) 50 (37,0) 9 (6,7) 9,509 12,498 4,070 0,002 0,0004 0,0437 CMH: Cochran-Mantel-Haenszel; NA: No aplica; Naïve: pacientes que previamente a la inclusión en el estudio no habían tomado antipsicóticos; p: significación < 0,05; Quasi-naïve: pacientes que habían tomado antipsicóticos durante un periodo inferior a 30 días previos a la inclusión en el estudio. Las negritas indican que la diferencia es estadísticamente significativa. Efectos secundarios del tratamiento antipsicótico en niños y adolescentes naïve o quasi-naïve de la muestra estaba constituida por pacientes con ingreso hospitalario, lo que incluye un sesgo en la gravedad de la patología, así como a la hora de poder generalizar los resultados obtenidos con otras muestras de carácter ambulatorio. En segundo lugar, pese a que se midió la adherencia al tratamiento por medio de técnicas objetivas, este análisis no se pudo realizar en la totalidad de la muestra debido a que no todos los centros pudieron disponer de la técnica. En tercer lugar, no se incluyeron medidas de severidad de la enfermedad que hubiesen permitido evaluar el balance de eficiencia entre eficacia y efectos secundarios. Estas medidas deberían ser consideradas en futuros estudios. Dentro de los puntos fuertes de nuestro estudio destacamos: en primer lugar, desde nuestro conocimiento es el primer estudio realizado con niños y adolescentes naïve o quasi-naïve, con un tamaño muestral tan elevado, a los que se les ha seguido exhaustivamente durante un periodo de 12 meses de tratamiento antipsicótico, valorando variables clínicas y biológicas con el fin de detectar precozmente la posible aparición de efectos secundarios. En segundo lugar, prácticamente el 50% de la muestra estaba constituida por niños y adolescentes que nunca habían recibido tratamiento antipsicótico y el resto tenían una exposición mínima. En tercer lugar, este estudio nos va a permitir valorar directamente en población infanto-juvenil la seguridad y tolerabilidad de estos fármacos. A partir de los resultados obtenidos en adultos no se puede inferir su seguridad y tolerabilidad en personas en desarrollo, un ejemplo de ello son los estudios que demuestran que los efectos secundarios de los ASG son más evidentes en los niños y adolescentes que en adultos41---43 . En cuarto lugar, uno de los intereses de clínicos es establecer el perfil diferencial de los antipsicóticos. Atendiendo a los efectos secundarios, los antipsicóticos presentan perfiles muy heterogéneos, un ejemplo de ello es que el aumento de peso difiere de unos a otros ASG19 . Este estudio permitirá aportar información sobre el comportamiento diferencial y longitudinal de los antipsicóticos, especialmente de los ASG. En último lugar, este estudio está en consonancia con las leyes de la FDA (Agencia Estadounidense del Medicamento) y la EMA (Agencia Europea del Medicamento) que exigen la realización de estudios diseñados para niños y adolescentes, que permitan confirmar el uso de estos fármacos aportando más información sobre su seguridad y tolerabilidad en esta población. El objetivo principal de este artículo ha sido exponer un protocolo diseñado con la finalidad de permitir la detección precoz de efectos secundarios graves debidos al consumo de fármacos antipsicóticos en población infanto-juvenil. Tras los resultados que se obtengan y una vez demostrada su utilidad, esperamos que facilite el desarrollo e instauración en la práctica clínica habitual de protocolos de seguimiento específicos para niños y adolescentes con tratamiento antipsicótico. Responsabilidades éticas Protección de personas y animales. Los autores declaran que los procedimientos seguidos se conformaron a las normas éticas del comité de experimentación humana responsable y de acuerdo con la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki. 227 Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes y que todos los pacientes incluidos en el estudio han recibido información suficiente y han dado su consentimiento informado por escrito para participar en dicho estudio. Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Agradecimientos Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), Madrid. España. Financiado en parte por el Ministerio Español de Salud, Instituto de Salud Carlos III «Fondo de Investigación Sanitaria» (F.I.S.PI04/0455), «Asociación Madrileña de Salud Mental» («Miguel Angel Martín» Investigation Grant), «NARSAD 2005: Independent Investigator Award», Fundación Alicia Koplowitz y Fundación Mutua Madrileña. Con el apoyo del Ministerios de Ciencia e Innovación. Comunidad de Madrid, Ayudas I + D en Biomedicina S2010/BMD-2422 AGES, (Madrid). Bibliografía 1. Cooper WO, Hickson GB, Fuchs C, Arbogast PG, Ray WA. New users of antipsychotic medications among children enrolled in TennCare. Arch Pediatr Adolesc Med. 2004;158:753---9. 2. Olfson M, Blanco C, Liu L, Moreno C, Laje G. National trends in the outpatient treatment of children and adolescents with antipsychotic drugs. Arch Gen Psychiatry. 2006;63:679---85. 3. Zuddas A, Zanni R, Usala T. 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Chalita a y Miguel Casas a,b a b Programa de TDAH, Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari Vall d’Hebron, CIBERSAM, Barcelona, España Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal, Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona, España Recibido el 10 de enero de 2012; aceptado el 15 de mayo de 2012 Disponible en Internet el 4 de julio de 2012 PALABRAS CLAVE Adultos; Diagnóstico; Trastorno por déficit de atención/ hiperactividad ∗ Resumen Introducción: El trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) es un trastorno neuropsiquiátrico frecuente en la edad adulta. Su diagnóstico requiere realizar una evaluación retrospectiva de los síntomas durante la infancia, evaluar la continuidad de los mismos en la edad adulta y realizar un diagnóstico diferencial. Por estos motivos, el diagnóstico de TDAH en adultos supone un proceso complejo que precisa de instrumentos de evaluación efectivos. Objetivo: Analizar la validez de criterio de la versión española de la entrevista semiestructurada CAADID y la validez de concurrente comparándola con escalas de gravedad del TDAH. Método: Se realizó un estudio observacional de casos y controles en el que participaron un total de 691 sujetos, evaluados a nivel ambulatorio en el marco de un programa especializado en el TDAH de adultos Resultados: Se observó una sensibilidad del 98,86%, una especificidad del 67,68% un valor predictivo positivo del 90,77% y un valor predictivo negativo 94,87% La precisión diagnóstica fue de 91,46%. El índice de concordancia Kappa entre el patrón oro (entrevista clínica abierta) y la CAADID fue de 0,74. La validez concurrente reflejó una correcta correlación con la escala WURS (r = 0,522 p < 0,01), con la ADHD Rating Scale (r = 0,670 p < 0,01) y con la CAARS tanto en su versión autoreportada (r = 0,656 p < 0,01) como en la del observador (r = 0,514 p < 0,01). Conclusiones: La CAADID es una herramienta diagnóstica válida y útil para evaluar el TDAH en adultos siendo de utilidad para la práctica clínica diaria y en el ámbito de la investigación. © 2012 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Autor para correspondencia. Correo electrónico: jaramos@vhebron.net (J.A. Ramos-Quiroga). 1888-9891/$ – see front matter © 2012 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2012.05.004 230 KEYWORDS Adults; Diagnosis; Attention deficit hyperactivity disorder J.A. Ramos-Quiroga et al Criterion and concurrent validity of Conners Adult ADHD Diagnostic Interview for DSM-IV (CAADID) Spanish version Abstract Introduction: Attention deficit hyperactivity disorder (ADHD) is a common neuropsychiatric disorder in adulthood. Its diagnosis requires a retrospective evaluation of ADHD symptoms in childhood, the continuity of these symptoms in adulthood, and a differential diagnosis. For these reasons, diagnosis of ADHD in adults is a complex process which needs effective diagnostic tools. Aim: To analyse the criterion validity of the CAADID semi-structured interview, Spanish version, and the concurrent validity compared with other ADHD severity scales. Methods: An observational case-control study was conducted on 691 patients with ADHD. They were out-patients treated in a program for adults with ADHD in a hospital. Results: A sensitivity of 98.86%, specificity 67.68%, positive predictive value 90.77% and a negative predictive value 94.87% were observed. Diagnostic precision was 91.46%. The kappa index concordance between the clinical diagnostic interview and the CAADID was 0.88. Good concurrent validity was obtained, the CAADID correlated significantly with WURS scale (r = 0.522, P< .01), ADHD Rating Scale (r = 0.670, P < .0.1) and CAARS (self-rating version; r = 0.656, P < .01 and observer-report r = 0.514, P < .01). Conclusion: CAADID is a valid and useful tool for the diagnosis of ADHD in adults for clinical, as well as for research purposes. © 2012 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno neuropsiquiátrico que se caracteriza por la presencia de un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad e impulsividad. Se considera un trastorno crónico, que se inicia en la infancia y persiste en la edad adulta en más del 50% de los casos1 . La prevalencia en niños se estima en torno al 5%2,3 y en adultos sobre un 2-4%4,5 . Tanto en la edad adulta como en la infancia, el TDAH se ha asociado con un patrón general de problemas en el rendimiento académico y en la adaptación social, familiar y laboral, generando elevados costes económicos y sanitarios6 . A pesar de las repercusiones negativas en diferentes áreas que produce el TDAH en pacientes adultos y de disponer de tratamientos eficaces para el mismo7---9 todavía es un trastorno infradiagnosticado y escasamente tratado, ya que solo se tratan un 11% de los adultos con TDAH10 . En nuestro medio menos del 0.5% de la población general adulta recibe tratamiento psicofarmacológico para el TDAH11 . El diagnóstico del TDAH en adultos, al igual que en la infancia, se basa en la historia clínica, debiéndose interrogar por la presencia de síntomas de hiperactividad, déficit de atención e impulsividad a lo largo de la vida. Requiere realizar un diagnóstico retrospectivo de los síntomas durante la infancia y evaluar la continuidad de los mismos en la edad adulta12 . En la actualidad no existen otros métodos fiables de diagnóstico, como pruebas de neuroimagen o neuropsicológicas7,13 . A pesar de la similitud entre el trastorno en la infancia y en la edad adulta, las manifestaciones clínicas pueden modificarse con la edad del paciente. Por ejemplo, la hiperactividad externa del niño con TDAH suele manifestarse en el adulto como una sensación interna de inquietud psicomotriz o de motor interior12 . Por otra parte, debe realizarse un diagnóstico diferencial con otras patologías que cursen con clínica similar. Por estos motivos, se precisan instrumentos de evaluación efectivos para el diagnóstico del TDAH en adultos. Diferentes estudios han evaluado las propiedades psicométricas de las versiones españolas de escalas utilizadas para evaluar el TDAH en adultos, no obstante estos instrumentos son autoadministrados (el propio paciente es quién valora la presencia e intensidad de los síntomas), sin poder otorgar un valor diagnóstico definitivo14---16 . Por otra parte, se ha estudiado la sensibilidad y especificidad en la detección retrospectiva de síntomas de TDAH en la infancia, en adultos que consultan por clínica de TDAH, mediante una entrevista semiestructurada basada en criterios DSM-III-R17 . Los resultados mostraron que es posible evaluar con exactitud los síntomas del TDAH en la infancia a partir de la información aportada por los adultos con TDAH. En contraposición, no existen estudios que examinen la validez de criterio de entrevistas semiestructuradas en español para el diagnóstico del TDAH en adultos. La Conners Adult ADHD Diagnostic Interview for DSM-IV (CAADID)18 es una entrevista semiestructurada y heteroadministrada que consta de 2 partes. Cada parte está diseñada para dar información necesaria para hacer una determinación clínica sobre la presencia o ausencia del trastorno. La parte i recoge información de las siguientes áreas: A) Historia demográfica, B) Desarrollo psicomotor, C) Factores de Riesgo del TDAH y D) Comorbilidad psiquiátrica. Esta parte de la entrevista la puede completar el paciente o un clínico, y la parte ii debe ser administrada por un clínico entrenado y está diseñada para evaluar los criterios que definen el TDAH según el DSM-IV19 . Se ha estudiado la validez y fiabilidad del diagnóstico de TDAH realizado a través de la versión inglesa de la entrevista CAADID en una muestra de 30 pacientes, valorando la validez simultánea entre los síntomas TDAH actuales y durante la infancia19 . Los resultados del estudio sugieren que se trata Validez de criterio y concurrente de la versión española de la CAADID de un instrumento con una adecuada fiabilidad y consistencia «test-retest» para los juicios diagnósticos. La entrevista CAADID se ha utilizado ampliamente en investigación, tanto en ensayos clínicos como en genética 20---23. La validación en español de una entrevista semiestructurada de acuerdo con los criterios del DSM-IV permitiría disponer de una herramienta diagnóstica precisa para evaluar el TDAH en adultos, siendo de utilidad para la práctica clínica diaria y en el ámbito de la investigación. El objetivo principal del siguiente estudio es analizar la validez de criterio de la versión española de la entrevista semiestructurada CAADID parte ii (Conners Adult ADHD Diagnostic Interview for DSM IV)18 . El segundo objetivo del estudio, es examinar la validez concurrente de la entrevista CAADID comparándola con escalas de gravedad del TDAH. Este es el primer estudio que se realiza con el objetivo de validar la versión española de dicha entrevista. Material y métodos Participantes Se realizó un estudio observacional de casos y controles en el que participaron un total de 691 sujetos, evaluados a nivel ambulatorio en el marco de un programa especializado en el TDAH de adultos de un hospital universitario de tercer nivel asistencial. Se trata de un programa dónde se realiza la evaluación, diagnóstico y tratamiento integral de pacientes adultos con TDAH, remitidos desde centros de atención primaria, consultas de psiquiatría infantil, centros de salud mental o centros de atención a las toxicomanías ante la sospecha diagnóstica de un TDAH. El estudio fue aprobado por el Comité Ético del hospital y todos los sujetos firmaron el consentimiento informado correspondiente. Los criterios de inclusión en el estudio fueron tener una edad superior o igual a 18 años e inferior a 65 años y presentar una capacidad suficiente para otorgar y firmar el correspondiente consentimiento informado. Los criterios de exclusión fueron presentar un coeficiente intelectual inferior a 70 o presentar síntomas de intoxicación por substancias psicotrópicas. Instrumentos Para estudiar la validez de criterio de la entrevista CAADID, se compararon los resultados de la misma con una entrevista abierta realizada en la primera fase del estudio. Mediante la entrevista abierta, se registró la presencia de síntomas según los criterios DSM-IV (Criterio A), la edad de inicio de los síntomas (Criterio B), la presencia de los síntomas en 2 o más áreas (Criterio C), el deterioro causado por los síntomas durante la infancia y la edad adulta (Criterio D) y que los síntomas no se expliquen mejor por otro trastorno (Criterio E). En la administración de la CAADID el entrevistador debe realizar una determinación clínica en relación a la presencia o ausencia de cada síntoma y del resto de criterios DSMIV para el trastorno, según la información aportada por el paciente y un observador que conozca el paciente desde la infancia. Para cada síntoma la CAADID aporta ejemplos de comportamientos típicos relacionados con el síntoma, que 231 el entrevistador puede utilizar para detectar la presencia o ausencia del mismo. Para analizar la validez concurrente de la entrevista CAADID se comparó el diagnóstico aportado mediante su administración con las siguientes escalas: • Wender Utah Rating Scale (WURS)24 : escala de 61 ítems autoadministrada, con buena consistencia interna y estabilidad temporal. Los adultos requieren recordar los síntomas de su propia infancia de forma retrospectiva. Cada síntoma se puntúa de 1 al 4. De los 61 ítems, 25 presentan empíricamente una mayor validez para discriminar TDAH versus no TDAH. • ADHD Rating Scale25 : escala de 18 ítems que valora los criterios diagnósticos del TDAH según el DSM-IV. Cada uno de los ítems se puntúa de 0 («Nunca o casi nunca») hasta un 3 («Muy frecuentemente») y sirve para determinar la presencia e intensidad de cada uno de los síntomas. Este cuestionario puede ser administrado tanto al paciente como a un familiar directo. • Conners Adult ADHD Rating Scale (CAARS)26 es una escala que consta de 6 cuestionarios, 3 de ellos autoreportados y 3 valorados por un observador, en que cada ítem ha de ser puntuado de 0 («Nunca») hasta 3 («Muy frecuentemente»). El número de ítems de cada una de las escalas depende de la versión: • Long Versions (66 ítems): auto-reportada (CAARS-S:L) --Observador (CAARS-O:L). • Short Versions (26 ítems): auto-reportada (CAARS-S:S) --Observador (CAARS-O:S). • Screening version (30 ítems): auto-reportada (CAARSS:SV) --- Observador (CAARS-O:SV). Procedimientos Inicialmente se realizó la traducción conceptual de la versión inglesa al español, según las normas diseñadas y aprobadas por la empresa propietaria del copyright de la entrevista (Multihealth System). Una vez obtenida la traducción española, en una primera fase se administró una entrevista abierta para evaluar el TDAH según los criterios del DSM-IV, la cual se utilizó como patrón oro, al no existir ninguna otra entrevista validada en español para adultos. Se obtuvieron 527 sujetos del total de la muestra que cumplían criterios diagnósticos para el TDAH. Los 164 sujetos restantes se utilizaron como grupo control, al no cumplir los criterios diagnósticos de TDAH. En una segunda fase, a todos los sujetos del estudio se les administró a través de otro profesional, el protocolo de evaluación del Programa de TDAH27 . En la primera visita de esta fase se administró la versión española de la entrevista semiestructurada CAADID parte i y ii18 para evaluar el diagnóstico de TDAH en la infancia y en la edad adulta. La entrevista se completó con la información aportada por el paciente y la obtenida a partir de un familiar o persona que conociera al paciente desde la infancia. En caso de discrepancia entre el familiar y el paciente, el clínico valoró la presencia o ausencia de los síntomas en función de toda la información recogida en la historia clínica. El umbral diagnóstico para determinar la presencia del trastorno en la edad adulta se situó en 6 o más síntomas en el momento actual 232 de inatención y/o hiperactividad-impulsividad, tal y como marca el criterio (A) del DSM-IV. Los síntomas debían aparecer antes de los 7 años de edad (criterio B), estar presentes en al menos 2 ambientes (criterio C) y presentar un deterioro funcional como consecuencia de los síntomas (D). En la segunda y tercera visita, se realizó el diagnóstico diferencial con otros trastornos psiquiátricos mediante la SCID I y II (Structured Clinical Interviews I y II para DSM-IV) 28,29 con la finalidad de evaluar el criterio (E) del DSM-IV. La intensidad de los síntomas del TDAH se evaluaron con diferentes escalas; la versión larga de la Conner’s ADHD Rating Scale versión autoadministrada y del observador (CAARS-S:L, CAARS-O:L)26 , la escala ADHD Rating Scale (ADHD-RS)25 y finalmente, la Wender Utah Rating Scale (WURS)24 para los síntomas retrospectivos de la infancia. El nivel de deterioro se evaluó con la escala de Impresión Clínica Global (ICG)30 y el Inventario de Discapacidad de Sheehan31 . El coeficiente intelectual (C.I.) se estimó a partir de la prueba de Vocabulario y Cubos, test del Wechsler Adult Intelligence Scale-3rd Edition (WAIS-III)32 . Todos los pacientes fueron evaluados por psiquiatras y psicólogos clínicos con experiencia en el diagnóstico de TDAH en el adulto y en la administración de la CAADID. Se compararon los resultados obtenidos en la CAADID con el diagnóstico clínico (patrón oro), obtenido mediante la entrevista abierta. Con el fin de reducir posibles sesgos, el clínico que administró la entrevista abierta fue siempre distinto del que evaluó al paciente con la CAADID. Así como, ambos profesionales fueron ciegos respecto el diagnóstico obtenido por la entrevista del otro colega. Por otra parte, se compararon los resultados obtenidos mediante la CAADID con la puntuación de las escalas WURS, ADHD-RS y CAARS. Análisis estadístico La determinación de la validez de criterio de la CAADID se llevó a cabo mediante un análisis de Sensibilidad (porcentaje de casos afectados identificados por la prueba), Especificidad (porcentaje de no afectados identificados por la prueba), Valor Predictivo Positivo (porcentaje de afectados que obtienen en la prueba una valoración positiva) y Valor Predictivo Negativo (porcentaje de no afectados que obtienen en la prueba una valoración negativa), acompañándose todas estas estimaciones de los correspondientes intervalos de confianza. Esta información se complementa con el cálculo de Kappa como medida general de concordancia. Para el análisis de la validez concurrente se llevan a cabo correlaciones bivariantes. En todos los casos las hipótesis estadísticas fueron bivariantes y el nivel de confianza del 95%. Resultados Las características sociodemográficas de los sujetos participantes en el estudio mostraron una mayor participación de varones (n = 459, 66,4%), con una edad media entre 32 y 35 años. Mayoritariamente estaban solteros, encontrándose diferencias significativas en el estado civil entre el grupo TDAH y el grupo control (2 = 12,92, p = .005). Los sujetos diagnosticados de TDAH mostraron una menor formación universitaria, pero no se observaron diferencias J.A. Ramos-Quiroga et al Tabla 1 Características sociodemográficas de la muestra TDAH Género n (%) Hombres Mujeres 2 = 2,26, p = 0,133 Edad (M, DT) t = 2,90, p = 0,956 Controles 358 (67,9) 169 (32,1) 32,22 (10,49) 101 (61,6) 63 (38,4) 35 (11,39) Estado civil n (%) Soltero Casado Separado/divorciado Viudo 2 = 12,92, p = 0,005 303 172 39 1 (58,8) (33,4) (7,6) (0,2) 69 68 21 0 (43,7) (43) (13,3) (0) Estudios n (%) Sin estudios Primarios incompletos Primarios completos F. P. BUP, COU Título universitario 2 = 4.237; p = 0,520 1 13 178 107 95 121 (0,2) (2,5) (34,6) (20,8) (18,4) (13,5) 0 4 49 40 22 44 (0) (2,5) (30,8) (25,2) (13,8) (27,6) significativas globalmente entre ambos grupos en la formación académica (ver tabla 1). Validez de criterio En términos de validez de criterio, utilizando como punto de corte la presencia de 6 o más síntomas en el momento actual de inatención y/o hiperactividad-impulsividad, se obtuvieron unos valores de sensibilidad del 98,86% (IC 95%, 97,41%- 99,54%), especificidad 67,68% (IC 95%, 59,88%- 74, 65%), valor predictivo positivo 90,77% (IC 95%, 88,02%92,95%), valor predictivo negativo 94,87% (IC 95%, 88,71%97,90%). La precisión diagnóstica fue de 91,46% (IC 95%, 80,06%- 93,39%). El índice de concordancia Kappa entre el patrón oro (entrevista clínica abierta) y la CAADID fue de 0,74. Validez concurrente Síntomas del déficit de atención con hiperactividad en la infancia 1. Síntomas de TDAH en la infancia: - WURS: Se evaluaron los síntomas TDAH durante la infancia que se recogen mediante la entrevista clínica CAADID, correlacionando dichos síntomas con los resultados de la escala WURS. La correlación entre los resultados de la WURS y los síntomas de inatención e hiperactividad en la infancia reportados mediante le entrevista, fue significativa para ambos grupos de síntomas («cluster») (síntomas de inatención, r = 0,37 p < 0,01; síntomas de hiperactividad, r = 0,46 p < 0,01 y total de síntomas r = 0,52 p < 0,01). 2. Síntomas actuales de TDAH: Validez de criterio y concurrente de la versión española de la CAADID Se evalúan los síntomas TDAH durante la etapa adulta recogidos mediante la entrevista CAADID, y se correlacionan con los resultados de las escalas autoadministradas a los pacientes y al observador. - ADHD Rating Scale: La correlación entre los resultados de la escala autoadministrada Rating Scale y los síntomas TDAH recogidos mediante la parte ii de la entrevista CAADID, fue significativa para el cluster de síntomas de inatención e hiperactividad (síntomas de inatención, r = 0,59 p < 0,01; síntomas de hiperactividad, r = 0,70 p < 0,01 y total de síntomas r = 0,67 p < 0,01). - Conners Adult ADHD Rating Scale (CAARS): • Versión autoreportada (CAARS S-L): Se observa una correlación significativa cuando se analiza la asociación de la entrevista y los autoreportados por el paciente con la escala CAARS versión S-L, en los 3 grupos de síntomas: r = 0,601 p < 0,01 en inatención, r = 0,699 p < 0,01 en hiperactividad y r = 0,656 p < 0,01 en el total de síntomas. • Versión del observador (CAARS O-L): Los resultados en este caso son similares a los obtenidos con la escala autoadministrada al paciente, ya que se observa una correlación estadísticamente significativa (síntomas de inatención r = 0,42 p < 0,01; síntomas de hiperactividad r = 0,58 p < 0,01 y total de síntomas r = 0,51 p < 0,01). Discusión Los objetivos de este trabajo fueron analizar la validez de criterio y la validez concurrente de la versión española de la entrevista clínica semiestructurada CAADID parte ii para el diagnóstico del TDAH en adultos. Los resultados mostraron que la versión española de la CAADID es un instrumento que reúne suficientes características a nivel de validez de criterio y validez concurrente para ser usado en el diagnóstico del TDAH en adultos. El presente trabajo es el primer estudio que evalúa las propiedades psicométricas de una entrevista semiestructurada en español para el diagnóstico del TDAH en adultos. Los resultados mostraron una precisión diagnóstica del 91,46% y un índice de concordancia Kappa con el patrón oro de 0,74. Por otra parte, el estudio de la validez concurrente reflejó una correcta correlación con respecto la escala WURS en la evaluación de los síntomas del TDAH en la infancia, obteniéndose para el total de síntomas un valor r = 0,522 p < 0,01. Así mismo, la validez concurrente también fue óptima en la evaluación de los síntomas actuales en la edad adulta con respecto a la escala ADHD Rating Scale y la escala CAARS. La correlación entre la CAADID y la ADHD Rating Scale para el total de síntomas del TDAH en la edad adulta mostró unos resultados significativos (r = 0,670 p < 0,01). Al igual que la escala CAARS tanto en su versión autoreportada (r = 0,656 p < 0.01) como en la versión del observador (r = 0,514 p < 0,01) para el total de síntomas del TDAH en la edad adulta. Los resultados del presente trabajo con la versión española de la CAADID están en la línea de los obtenidos por estudios previos19 empleando la versión inglesa de la entrevista. Los resultados de este estudio también son congruentes con los de otros trabajos previos, donde se ha observado 233 un buen valor predictivo entre el diagnóstico obtenido mediante la realización de una entrevista estructurada y el aportado por cuestionarios auto-reportados, tanto de la infancia como de la edad adulta26,33---38 . La ventaja principal de la entrevista CAADID es que permite evaluar de forma exhaustiva los síntomas del TDAH durante la época de la infancia y la etapa adulta. Además, adapta la definición de los síntomas de hiperactividad de la infancia a la etapa adulta. Por otra parte, proporciona una serie de ejemplos que sirven para evaluar mejor la presencia de cada uno de los síntomas del trastorno. Estos ejemplos están adaptados para la infancia y para la edad adulta. En contraposición, el hecho de que 2 de los síntomas de hiperactividad en la edad adulta (inquietud y motor interior) estén definidos de forma diferente a como los define el DSM-IV, en un intento de reflejar los cambios sintomatológicos que experimenta el TDAH con la edad, puede provocar diferencias cuando los resultados de la CAADID se comparan con los del patrón oro (criterios DSM-IV). Sin embargo, este esfuerzo de la entrevista por adaptar los síntomas de la infancia a la edad adulta, permite detectar mejor el TDAH en adultos, ya que los síntomas del DSM-IV son excesivamente restringentes para el diagnóstico en adultos, como así sugieren diferentes autores 5,39 . A pesar de que niños y adultos comparten un gran número de características clínicas, los estudios de campo que derivaron en los criterios del TDAH para el DSM-IV se realizaron en población infantil y no incluyeron muestras de adultos, por lo que los síntomas no están adaptados a la realidad clínica de los adultos. El poder disponer de una entrevista semiestructurada en español que evalúe de forma exhaustiva los síntomas del TDAH en adultos puede permitir mejorar la detección del TDAH en contextos clínicos. Además, puede facilitar la investigación en el ámbito de los adultos, ya que con la administración de la CAADID se pueden definir grupos más homogéneos y mejor delimitados clínicamente. No en vano, es una de las entrevistas diagnósticas del TDAH en adultos más ampliamente utilizada en la investigación19 . En este sentido, la CAADID se ha utilizado en ensayos clínicos22 y en investigación básica con buenos resultados27,40---42 . En el ámbito de la investigación también se ha utilizado para el diagnóstico del TDAH en adultos el módulo del TDAH de la K-SADS43---46 . Esta metodología limita la detección de casos de TDAH en la edad adulta, ya que se trata de una entrevista validada en población infantil y los síntomas no están adaptados para las características clínicas de los adultos. No sigue los criterios DSM-IV. Por otra parte, una limitación de la CAADID es que para su empleo se requiere pagar costes editoriales, no así con la entrevista K-SADS43 , que es de libre utilización. Los resultados obtenidos en este estudio deben interpretarse teniendo en cuenta una serie de limitaciones que presenta. Los pacientes que son derivados al PIDAA del Hospital Universitari Vall d’Hebron acuden con una sospecha previa de TDAH, por lo cual es una muestra en la que existen mayores posibilidades de detectar el trastorno. En este contexto, la especificidad de la CAADID fue baja (67,68%). Sensibilidad y especificidad permiten valorar la validez de la prueba y lo que nos dice una baja especificidad es que detecta mal a los sanos (no-casos). Hay muchas posibilidades de que para un sujeto sano se obtenga un resultado 234 positivo en la prueba como indica la baja especificidad. Esta limitación debe tenerse en especial consideración en causas periciales. Por otra parte, sería aconsejable observar las propiedades de la CAADID en población general o en programas focalizados en otras patologías psiquiátricas (trastorno bipolar, trastornos de personalidad, etc.) y observar sus propiedades psicométricas. Una de las limitaciones que se atribuye a la CAADID, y a las demás entrevistas semiestructuradas, es el tiempo de aplicación que requiere, aproximadamente una hora, lo que puede condicionar su utilización fuera del ámbito de la investigación. En conclusión, los resultados del presenten estudio indican que la entrevista CAADID presenta una buenas propiedades a nivel de validez de criterio y validez concurrente. Responsabilidades éticas Protección de personas y animales. Los autores declaran que los procedimientos seguidos se conformaron a las normas éticas del comité de experimentación humana responsable y de acuerdo con la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki. Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes y que todos los pacientes incluidos en el estudio han recibido información suficiente y han dado su consentimiento informado por escrito para participar en dicho estudio. Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Bibliografía 1. Wilens TE, Faraone SV, Biederman. Attention deficit/hyperactivity disorder in adults. JAMA. 2004;292:619---23. 2. Biederman J, Faraone SV. Attention-deficit hyperactivity disorder. Lancet. 2005;366:237---48. 3. Polanczyk G, de Lima MS, Horta BL, Biederman J, Rohde LA. The worldwide prevalence of ADHD: a systematic review and metaregression analysis. Am J Psychiatry. 2007;164:942---8. 4. 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Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.). 2012;5(4):236---240 www.elsevier.es/saludmental ORIGINAL BREVE Adherencia a las recomendaciones sobre estilo de vida en pacientes con depresión Mauro García-Toro a,c,∗ , Olga Ibarra b,c , Margalida Gili c , María Jesús Serrano c , Margalida Vives c , Saray Monzón c , Natalia Bauzá c , Bárbara Oliván d , Enric Vicens e y Miguel Roca c a Servicio de Psiquiatría, Hospital Son Llàtzer, Palma de Mallorca, España Servicio de Psiquiatría, Hospital Son Espases, Palma de Mallorca, España c Institut Universitari d’Investigació en Ciències de la Salut (IUNICS), Universitat de les Illes Balears (UIB), Red de Investigación en Actividades Preventivas y Promoción de la Salud (redIAPP), Palma de Mallorca, España d Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de San Jorge, Red de Investigación en Actividades Preventivas y Promoción de la Salud (redIAPP), Zaragoza, España e Departamento de Psiquiatría, Parc Sanitari San Joan de Déu, Red de Investigación en Actividades Preventivas y Promoción de la Salud (redIAPP), Barcelona, España b Recibido el 7 de octubre de 2011; aceptado el 19 de abril de 2012 Disponible en Internet el 20 de junio de 2012 PALABRAS CLAVE Depresión; Ejercicio físico; Exposición a la luz solar; Cumplimiento terapéutico; Estilo de vida ∗ Resumen Introducción: La práctica de ejercicio físico y la exposición a la luz solar cada vez tiene mayor respaldo experimental sobre su eficacia antidepresiva coadyuvante en pacientes con depresión leve o moderada. Sin embargo, no hay información objetiva disponible sobre el grado de adherencia que los pacientes depresivos son capaces de desarrollar frente a estas recomendaciones en condiciones de práctica habitual, lo que limita la tendencia del clínico a prescribirlas. Métodos: Se estudia una muestra de 15 pacientes con un episodio depresivo de más de un mes de evolución con tratamiento antidepresivo a los que se les colocó un actígrafo en forma de reloj de pulsera capaz de medir la actividad física y la exposición a la luz durante las 24 horas del día. Una semana después de la evaluación basal estos pacientes fueron aleatorizados en 2 grupos. En el primero de ellos se les pedía en una breve nota por escrito de forma explícita y concreta que aumentaran la actividad física y la exposición a la luz solar, mientras que en el segundo grupo no. Resultados: En la semana posterior a la entrega de las recomendaciones, solo el primer grupo aumentó su actividad física y su exposición a la luz (14,3 y 25,8% respectivamente). Conclusión: Los pacientes con depresión muestran un buen nivel de adherencia a recomendaciones sobre su estilo de vida a corto plazo. © 2011 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Autor para correspondencia. Correo electrónico: mgarciat@hsll.es (M. García-Toro). 1888-9891/$ – see front matter © 2011 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2012.04.003 Adherencia a las recomendaciones sobre estilo de vida en pacientes con depresión KEYWORDS Depression; Physical Activity; Sun Exposure; Adherence; Lifestyle 237 Adherence to lifestyle recommendations by patients with depression Abstract Introduction: There is an increasing amount of evidence showing that physical activity and sun exposure are effective coadjuvant treatments for patients with mild to moderate depression. However, there is a lack of information regarding patient’s adherence to these recommendations in daily clinical practice. Methods: We conducted a study including 15 depressive patients who had been under antidepressant treatment for at least one month. They wore a wrist-watch-like actimetry sensor to measure physical activity and sun exposure 24 hours a day. After one week of baseline assessment, patients were randomised into one of the two arms of the study. Patients in the experimental group received a brief note in which they were explicitly asked to increase both their physical activity level and time of sun exposure, while control group patients did not receive these explicit recommendations. Results: One week after recommendations were delivered, only patients in the experimental group had increased time of sun exposure and physical activity (25.8% and 14.3%, respectively). Conclusions: Depressive patients are able to follow prescribed lifestyle recommendations in the short-term. © 2011 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción La depresión es una enfermedad muy prevalente e incapacitante, y con altas tasas de cronificación. Los tratamientos de primera elección disponibles (psicoterapia y farmacoterapia) no siempre consiguen alcanzar la remisión completa del cuadro ni evitar sus recaídas o recurrencias. Por ello, sigue siendo necesario investigar sobre nuevas alternativas terapéuticas antidepresivas coadyuvantes, especialmente si pueden añadir eficacia al tratamiento sin restar tolerancia y seguridad1 . En los últimos años crecen los datos en torno a la utilidad de que los pacientes depresivos realicen determinados cambios en su estilo de vida2,3 . Por ejemplo, el ejercicio físico moderado es capaz de contribuir a la mejora de pacientes depresivos, hasta el punto de que ya se está incluyendo en algunas guías clínicas4,5 . Por otro lado, aunque es conocido desde hace años que la exposición a la luz es el tratamiento de elección en el trastorno afectivo estacional, se está demostrando que también puede ser útil en la depresión no estacional, incluyendo la exposición la luz solar6,7 . La adherencia al tratamiento es un problema cardinal en el tratamiento de la depresión, tanto en sus aspectos psicofarmacológicos como psicoterapéuticos. El grado de adherencia a este otro tipo de recomendaciones basadas en cambios de estilo de vida es en gran medida desconocido. Se ha sugerido que podría ser muy baja, ya que la presencia de síntomas depresivos constituye una de las principales barreras cuando se recomiendan cambios en el estilo de vida a pacientes con enfermedades médicas8 . Sin embargo, no hay estudios centrados específicamente en muestras de pacientes con depresión. Quizá por ello muchos clínicos son escépticos sobre la pertinencia de efectuar estas recomendaciones al paciente deprimido en fase aguda. En este estudio se evalúa de forma objetiva en un experimento piloto si los pacientes con un episodio depresivo son capaces de aumentar, al menos a corto plazo, sus niveles de actividad física y exposición a la luz solar cuando se les prescribe como recomendación terapéutica coadyuvante a su tratamiento antidepresivo habitual. Material y métodos Se reclutaron 15 pacientes mayores de 18 años con un episodio depresivo (Depresión Mayor, Distimia o Trastorno Bipolar fase depresiva, según DSM-IV). Se confirmó el diagnóstico con la escala MINI y se evaluó el nivel de gravedad con las escalas Hamilton Depression Rating Scale y Beck Depression Inventory. Los pacientes llevaban en tratamiento antidepresivo al menos un mes y se comprometieron a continuarlo durante el estudio. Se excluyeron aquellos pacientes con riesgo significativo de suicidio o con otros problemas médicos o psiquiátricos que dificultasen su participación. Los pacientes reclutados formaban parte de un ensayo clínico multicéntrico cuyo objetivo era evaluar la eficacia de recomendaciones higiénico-dietéticas en pacientes depresivos y cuyo protocolo ha sido registrado (ISRCTN59506583) y publicado1 . Las recomendaciones que recibían los pacientes se exponen en la tabla 1. Este estudio fue aprobado por el Comité de Ética local y todos los pacientes otorgaron su consentimiento por escrito después de ser informados sobre las características del mismo. Disponíamos de 4 actígrafos que fueron adjudicándose a medida que iban quedando disponibles inmediatamente después de su uso por el anterior paciente. El actígrafo lo llevaron puesto en la muñeca del brazo no dominante durante las 2 semanas que duraba el estudio. Se les pidió que solo se lo quitaran para bañarse y que evitaran que quedara cubierto por la ropa. El modelo que usamos fue el Actiwatch Light AWL (dimensiones 37 × 29 × 10; 17 g; Cambridge Neurotechnology LTD) configurado con un intervalo de muestreo de un minuto. El actígrafo detecta y mide los movimientos que exceden 0,01 g (fuerza de la gravedad por minuto). Además, la célula fotoconductiva registra los niveles de exposición a la luz medidos en lux (1 lux: noche de luna llena; 32.000 lux: luz solar en un 238 Tabla 1 M. García-Toro et al Recomendaciones entregadas a los pacientes Grupo activo De cara a intentar acelerar la mejoría de su depresión, le recomendamos que cumpla estas medidas higiénico dietéticas 1. Váyase a la cama cuando tenga sueño y no antes de las 11 de la noche. Use la cama y el dormitorio solo para dormir y para actividades sexuales (no lea, vea la televisión o permanezca en ella durante el día). Si no se queda dormido o dormida al cabo de 15---20 minutos de acostarse levántese y ocúpese en alguna actividad hasta que tenga la sensación de sueño para volver a acostarse. Levántese pronto, nunca más tarde de las 9 de la mañana, independientemente de lo que haya dormido durante la noche. Si pasa mala noche evite echarse siesta y no se tumbe durante el día 2. Camine al menos 1 hora diaria, a buen ritmo pero sin llegar a que le falte el aliento o a ser incapaz de hablar mientras camina. Si cree que tiene algún problema médico que pueda desaconsejarlo consulte con su médico de cabecera. Utilice calzado deportivo cómodo para caminar y aséese después, dándose una ducha o baño 3. Esté al menos 2 horas diarias expuesto a la luz del sol, tomando las precauciones para evitar quemaduras o insolaciones (crema protectora, gorro, etc.) 4. Intente llevar una dieta sana y equilibrada. Coma en horarios regulares evitando hacerlo entre horas, especialmente dulces o bebidas azucaradas. Consuma legumbres y pescado al menos 3 veces por semana, además de fruta, cereales, frutos secos y otros vegetales diariamente Grupo control De cara a intentar acelerar la mejoría de su depresión, le recomendamos que cumpla estas medidas higiénico dietéticas 1. Duerma cada día lo que necesite su cuerpo para encontrase lo mejor posible 2. Adapte cada día el ritmo de su actividad física a sus necesidades para encontrase lo mejor posible 3. Si se expone a la luz del sol tome las precauciones necesarias para evitar quemaduras o insolaciones (crema protectora, gorro, etc.). 4. Intente llevar una dieta sana y equilibrada día medio). Se recogieron los promedios de actividad física y exposición a la luz diarios despreciando los días en que el paciente se puso el actígrafo y se lo retiró (por incompletos) y también el día en que el paciente recibió las recomendaciones por escrito. En la mayoría de los casos se pudieron obtener los datos completos de 7 días antes y 7 días después de las recomendaciones. El estudio estadístico se llevó a cabo con el paquete SPSS versión 19 con el que se realizó un análisis descriptivo y de comparación de medias. Debido al pequeño tamaño muestral utilizamos pruebas no paramétricas (Mann-Whitney y Wilcoxon). Resultados Los principales datos clínicos y sociodemográficos de los pacientes se exponen en la tabla 2. También se señalan las medias de actividad física y exposición a la luz en cada grupo de tratamiento, tanto de los 7 días antes como de los 7 días después de que el recibiera las recomendaciones. Debido a la reducida muestra y a la amplia variabilidad interindividual de estas medidas, que además dependen de la época del año con sus distintas horas de luz, se objetivó un desequilibrio entre grupos en las mediciones basales de actividad física y exposición a la luz. Por ello, se utilizaron porcentajes de decremento respecto a la medición basal para comparar los cambios entre grupos. Así se pudo constatar que había una diferencia clara entre grupos al final del estudio respecto a la situación basal que estaba en línea con la hipótesis del estudio. Efectivamente, la actividad física y exposición a la luz aumentaban un 14,3 y un 25,8% respectivamente en el grupo activo, mientras que en el grupo control el cambio en esos mismos parámetros era de -15,8 y -26,9%. Sin embargo, el contraste estadístico no fue significativo. Lo que sí quedó demostrado es que en el grupo de tratamiento activo el nivel de exposición a la luz aumentaba respecto a la situación basal (135,85 vs 186,75; p = 0,046). El aumento de la actividad física (164,22 vs 188,69; p = 0,194) solo llegó a apuntar una tendencia estadística no significativa (ver tabla 1). No hubo correlación entre el grado de cumplimiento y gravedad de la Depresión medida en las escalas. No se apreció ningún problema relevante en cuanto a la tolerancia, y no hubo ningún incidente relacionado con la seguridad. Discusión El estilo de vida mediterráneo se ha relacionado con los buenos indicadores sanitarios que disfrutan los países del sur de Europa9 . Dentro de los «ingredientes» del estilo de vida mediterráneo se incluye la dieta, el ejercicio físico, el control del estrés, el alto apoyo social y también pasar más tiempo al aire libre y expuestos a la luz del sol, favorecido todo ello por el habitual clima agradable10 . Desgraciadamente, asistimos a una lenta pero inexorable pérdida de estos patrones de estilo de vida. Surge la duda de si este es un fenómeno inevitable e irreversible, tributo de la denominada «globalización». Al menos en medicina parece que no, en la medida que se ha demostrado que pacientes afectos de distintas, prevalentes y graves enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neurológicas pueden mejorar mucho su pronóstico vital cuando modifican aspectos de su estilo de vida10---13 . La depresión podría muy bien añadirse a este grupo de enfermedades, ya que sabemos que existe una relación bidireccional entre ella y la mala alimentación, el sedentarismo, la desorganización de los ritmos vitales y la exposición a la luz solar14 . Sin embargo, aún no se ha aceptado el tratamiento higiénico-dietético como un componente Adherencia a las recomendaciones sobre estilo de vida en pacientes con depresión Tabla 2 Datos sociodemográficos y clínicos Número Edad; años (SD) Varones Depresión mayor Distimia Trastorno bipolar Hamilton depresión basal (SD) Beck depresión basal (SD) Actividad física basal (SD) Actividad física final (SD) Exposición a la luz basal (SD) Exposición a la luz final (SD) * 239 Grupo activo Grupo control 8 53 (12,5) 1 5 3 0 22,3 (7,1) 26,2 (7,4) 164,2 (74,7) 188,6 (47,4) 135,8 (101,1) 186,7 (143,9) 7 56 (9,4) 1 4 2 1 21,1 (2,3) 24,6 (12,7) 131,6 (53,1) 126,4 (53,6)* 255,9 (138,4)* 237,8 (150,6) Diferencia estadísticamente significativa (P < 0,05). necesario del plan terapéutico en pacientes depresivos de forma generalizada, aunque ciertamente bastantes clínicos llevan muchos años realizando recomendaciones sobre estilo de vida basadas en su intuición y experiencia. Quizá una de las razones de la falta de uso de recomendaciones sobre estilo de vida en la depresión sean las dudas justificadas sobre la adherencia a estas medidas15 . Es cierto que el retardo psicomotor es un obstáculo clave, así como la anhedonia, la anergia, la abulia, el retraimiento, la desesperanza y la angustia psíquica y somática. También lo son otros síntomas depresivos, como los problemas de memoria y concentración, las molestias corporales múltiples y el desinterés por el aspecto y la salud. Todos ellos aumentan las dificultades para que el paciente pueda cambiar determinadas conductas relacionadas con su estilo de vida de la forma en que se le pide. En el otro lado de la balanza tenemos la buena conciencia de enfermedad y colaboración del paciente depresivo, especialmente si no es excesivamente grave y el paciente es capaz de convencerse de que merece la pena el esfuerzo. Los resultados de este estudio apuntan a que sí aumentan la actividad física y la exposición a la luz a pacientes con depresión leve o moderada tras recomendarles que lo hagan, al menos en la semana posterior. Sin embargo, llama la atención que la disminución en las medidas de actividad física y exposición a la luz del grupo control fue de magnitud similar al aumento del grupo activo. Es posible que las recomendaciones que se les hicieron a los pacientes del grupo control no fueran interpretadas de forma tan neutra como se pretendía (ver apéndice 1). Es decir, cuando a los pacientes del grupo control se les pidió que ajustaran su ritmo de actividad y sus horas de sueño a sus necesidades para encontrarse lo mejor posible y que se protegieran del sol si se exponían a él, quizá les indujo a hacer menos actividad física, salir menos de casa o dormir más. En cualquier caso, tenemos que prevenir sobre la escasez de la muestra antes de sacar conclusiones sobre sucesos quizá azarosos o que al menos no tienen respaldo estadístico y por tanto creemos que hay aspectos en este proyecto que merecen ser mejor investigados con una muestra más amplia. Por ejemplo, si es preferible que el grupo control reciba o no alguna recomendación, así como las estrategias para aumentar la motivación y la adherencia. También sería muy importante averiguar en qué medida los pacientes son capaces de mantener el cumplimiento en los 3-6 meses posteriores. En resumen, este estudio piloto, a pesar de sus limitaciones, sugiere que entregar una sencilla hoja de papel con recomendaciones sobre estilo de vida a los pacientes con Depresión es suficiente para que, al menos a corto plazo, se esfuercen en llevarlas a cabo. Responsabilidades éticas Protección de personas y animales. Los autores declaran que los procedimientos seguidos se conformaron a las normas éticas del comité de experimentación humana responsable y de acuerdo con la Asociación Médica Mundial y la Declaración de Helsinki. Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes y que todos los pacientes incluidos en el estudio han recibido información suficiente y han dado su consentimiento informado por escrito para participar en dicho estudio. Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Agradecimientos A todos los pacientes y médicos del Ib-Salut que han colaborado en este proyecto. Al Instituto Carlos III por su financiación (FIS n.◦ PI07 0544). Al Hospital Son Llàtzer, la FUE y la UIB que gracias a su acuerdo de colaboración han permitido su ejecución. Bibliografía 1. Garcia-Toro M, Ibarra O, Gili M, Salva J, Monzón S, Vives M, et al. Effectiveness of hygienic-dietary recommendations as enhancers of antidepressant treatment in patients with depression: 240 2. 3. 4. 5. 6. 7. M. García-Toro et al study protocol of a randomized controlled trial. BMC Public Health. 2010;10:404. Brown MA, Goldstein-Shirley J, Robinson J, Casey S. The effects of multi-modal intervention trial of light, exercise, and vitamins on women’s mood. Women Health. 2000;34:93---112. Sánchez-Villegas A, Delgado-Rodríguez M, Alonso A, Schlatter J, Lahortiga F. Serra Majem L et al. Association of the Mediterranean dietary pattern with the incidence of depression: the Seguimiento Universidad de Navarra/University of Navarra follow-up (SUN) cohort. Arch Gen Psychiatry. 2009;66: 1090---8. Dunn AL, Trivedi MH, Kampert JB, Clark CG, Chambliss HO. 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Institut Universitari Parc Taulí - UAB, Universitat Autònoma de Barcelona, Bellaterra, Barcelona, España b Grupo de Neurociencias [Institut Recerca Biomèdica Bellvitge] IDIBELL, Unidad Clínica e Investigación de Trastornos Afectivos, Servicio de Psiquiatría, Hospital Universitari de Bellvitge-ICS, L’Hospitalet de Llobregat, Universitat de Barcelona, Barcelona, España c Cibersam (Ciber en Salud Mental), Barcelona, España Recibido el 14 de abril de 2012; aceptado el 2 de junio de 2012 Disponible en Internet el 25 de julio de 2012 PALABRAS CLAVE Terapia electroconvulsiva; Depresión; Continuación y mantenimiento; Eficacia; Patrón uso KEYWORDS Electroconvulsive therapy; Depressive disorder; Continuation and maintenance; Effectiveness; Pattern of use ∗ Resumen La elevada tasa de recidivas en los pacientes con trastorno depresivo mayor (TDM) que han requerido un curso agudo de terapia electroconvulsiva (TEC) hace necesaria establecer una estrategia terapéutica de mantenimiento eficaz. La TEC de continuación o mantenimiento (TEC-C/M) podría constituir una opción adecuada de tratamiento a largo plazo. Sin embargo, la falta de estudios controlados ha cuestionado su utilización. En la presente revisión se ha realizado una descripción detallada de los estudios relacionados con la eficacia de la TEC-C/M en el TDM. A pesar de sus limitaciones metodológicas, estos estudios sustentan la idea de que la TEC-C/M representaría una alternativa terapéutica efectiva y segura, especialmente en los pacientes más graves y recurrentes. No obstante, son necesarios estudios controlados que aporten nuevas evidencias y permitan una evaluación más fidedigna de la eficacia, seguridad y patrón de uso óptimo del la TEC-C/M. © 2012 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Effectiveness and pattern of use of continuation and maintenance electroconvulsive therapy Abstract Patients with major depressive disorder (MDD) who require an acute course of electroconvulsive therapy (ECT) have high relapse rates. Therefore, an effective maintenance treatment strategy needs to be established. Continuation and maintenance ECT (C/M-ECT) could be an adequate treatment option, although the lack of controlled studies has led to its usefulness being questioned. This review includes a detailed description of studies on the effectiveness/efficacy of ECT in MDD. Despite their methodological limitations, the results appear to support the idea that C/M-ECT would be a safe and effective alternative, especially in patients with severe and recurrent disease. Nevertheless, more controlled studies are needed to provide Autor para correspondencia. Correo electrónico: emartineza@tauli.cat (E. Martínez-Amorós). 1888-9891/$ – see front matter © 2012 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2012.06.004 242 E. Martínez-Amorós et al new evidence and allow a more accurate assessment of the efficacy, safety and pattern of use of C/M-ECT. © 2012 SEP y SEPB. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción La eficacia de la terapia electroconvulsiva (TEC) en el tratamiento agudo de los episodios depresivos está bien establecida y así queda recogida en las principales guías1---7 . Sin embargo, es relevante señalar que más de un 50% de los pacientes depresivos que responden a un curso de TEC, y hasta un 95% de los pacientes con depresión psicótica, recaen entre los 6-12 meses posteriores a pesar de recibir un adecuado tratamiento farmacológico de continuación8---14 . En este contexto, se ha sugerido que la TEC de continuación o mantenimiento (TEC-C/M) podría indicarse en algunos de los pacientes que han precisado un curso agudo de TEC para la remisión clínica, como el tratamiento farmacológico de mantenimiento se indica en los pacientes que han respondido a la farmacoterapia en la fase aguda. Además, algunos estudios sugieren que la TEC-C/M podría mejorar la capacidad de respuesta al tratamiento farmacológico15,16 , e incluso a la propia TEC en recidivas posteriores15,17 , y que consecuentemente podría reducir los costes sanitarios16,18,19 . La TEC-C/M ha sido utilizada desde los años 40 del siglo pasado como estrategia para prolongar la mejoría obtenida tras un curso agudo de TEC («prophylactic electroshock», «convulsion dependence»)20---25 . Sin embargo, el desarrollo e introducción de los fármacos psicotrópicos en la década de los 50 supuso una reducción drástica de su uso. No obstante, las limitaciones del tratamiento farmacológico en la prevención de recidivas observadas en algunos pacientes con trastorno depresivo mayor (TDM) severo han propiciado que la TEC-C/M recobre vigencia y que en los últimos años se haya recuperado el interés en su utilización y estudio26 . La mayoría de estudios que evalúan la utilización de la TEC como tratamiento de continuación o mantenimiento se basan en casos puntuales, estudios naturalísticos o series retrospectivas, y el número de ensayos controlados y aleatorizados es muy escaso27,28 . Por todo ello, la indicación de la TEC-C/M ha sido discutida por algunos autores en base a los escasos datos disponibles en la literatura sobre su eficacia y seguridad a largo plazo3 . Junto a la controversia sobre la eficacia, el grado de utilización de la TEC-C/M y los patrones de uso de la técnica son muy variables en los distintos países donde se aplica la TEC como tratamiento agudo29 . La American Psychiatric Association (APA)2 contempla la TEC como una opción terapéutica en sus recomendaciones para el manejo a largo plazo de los pacientes con TDM que han respondido a la TEC en la fase aguda y que presentan alguna de las siguientes características: a) la farmacoterapia no ha sido efectiva en el tratamiento del episodio índice o en la prevención de recidivas, b) la farmacoterapia no puede administrarse de forma segura, y por último c) el paciente prefiere la TEC, está de acuerdo con recibir TECC/M y es capaz, con el soporte de otros, de cumplir con el plan terapéutico. El objetivo del presente trabajo es revisar la literatura existente sobre la eficacia y el patrón de uso de la TEC a largo plazo, con la finalidad de aportar datos que den soporte al clínico en la determinación de indicar la TEC como tratamiento de continuación o mantenimiento. La APA define continuación como el tratamiento realizado durante los 6 meses posteriores a la recuperación del episodio índice y mantenimiento como el tratamiento realizado pasados estos 6 meses2 . Sin embargo, en la literatura, encontramos que ambos términos son usados de forma indistinta; en el presente artículo se utilizará el término TEC-C/M para referirnos tanto a la TEC de continuación como a la de mantenimiento. Método Se ha realizado una revisión bibliográfica en las bases de datos PubMed, ScienceDirect y Scopus. Se han utilizado como términos de búsqueda «terapia electroconvulsiva de continuación», «terapia electroconvulsiva de mantenimiento», «depresión» y «trastorno depresivo mayor». Se han considerado casos clínicos, estudios naturalísticos, estudios no controlados y ensayos clínicos, así como revisiones. También se ha realizado una búsqueda manual en las referencias bibliográficas de los estudios revisados. Se han incluido los estudios con los criterios de búsqueda desde la década de los 40 hasta el año 2011. Nuestra revisión se ha centrado en la obtención de datos, análisis y discusión de los hallazgos referentes a la eficacia y al patrón de uso de la TEC-C/M. Resultados Eficacia de la terapia electroconvulsiva de continuación o mantenimiento en el trastorno depresivo mayor Se han incluido en la revisión un total de 40 artículos que cumplieron los criterios de búsqueda, concretamente 17 casos o series de casos, 12 estudios retrospectivos y 11 prospectivos (tablas 1---3). Casos clínicos o series de casos En la literatura encontramos 17 publicaciones que incluyen casos clínicos y series de casos (tabla 1) que apoyan a nivel clínico la eficacia y seguridad de la TEC-C/M como herramienta terapéutica para la prevención de recidivas en el TDM16,17,30---43 , incluso en adolescentes44 . Estudios retrospectivos Se han revisado 12 estudios retrospectivos. Las especificaciones de cada uno de ellos y los datos referentes a las Eficacia y patrón de uso de la terapia electroconvulsiva Tabla 1 243 Series de casos y casos clínicos Autores Diseño y diagnóstico Resultados Holt, 1965 N = 2 (depresión psicótica) «prophylactic electroshock» mensual (5 años) N = 3 (TDMr, TB, TEA) TEC-C/M + F (3-6 meses; sesiones cada 10-30 días; 7 sesiones de media Mecta bilateral F = nortriptilina; litio + AP; haloperidol N = 4 (trastorno afectivo recurrente) TEC-C/M N = 8 (DU y DB resistente) TEC-C/M + F (1,5-12 meses) No específica modelo N = 2 (TDM recurrente + patología neurológica) TEC-C/M mensual (2 años) Mecta D y SR-1, bifrontotemporal N = 6 (5 TDM, 1 TB; ancianos) TEC-C/M (6 meses - 5 años) Mecta, unilateral (sesiones cada 4-8 semanas) N = 10 (7 TDM con síntomas psicóticos y 3 con TDM resistente) TEC-C/M «abreviada» (4-12 semanas) + F vs TEC-C/M «completa» (6 meses) + Fa Mecta SR-II (unilateral 4, bilateral 6) N = 5 (1 TEA, 4 TDM) TEC-C/M bilateral ≥ 4 meses N = 7 pacientes edad avanzada (5 TDM recurrente, 1 TB, 1 TEA) TEC-C/M cada 3-5 semanas durante 4 meses y luego cada 4-8 semanas durante 1-3 años N = 1 (depresión psicótica recurrente con retraso mental leve) TEC-C/M bilateral + F N = 1 (depresión psicótica recurrente) TEC-C/M bilateral + F (125 tratamientos, 7 años) N = 4 (2 TDM y 2 TB) TEC-C/M bilateral + F a dosis bajas (6-24 meses) S/E = 8-24 meses tras TEC-C/M N = 3 (TDM recurrente; ancianos) TEC-C/M bilateral (18-48 meses) Thymatron N = 1 (depresión psicótica recurrente en paciente anciano) TEC-C/M bilateral (244 tratamientos, > 7 años) sin F Thymatron N = 3 (TEA, TB, TDM) con síntomas psicóticos TEC-C/M bilateral semanalmente varios años + F N = 3 (depresión recurrente/crónica agitada, psicosis afectiva recurrente, depresión crónica comórbida con ansiedad y abuso de sustancias) TEC-C/M + F N = 6 (depresión resistente severa en adolescentes de 14-17 años) TEC-C/M bilateral + F Mecta Mejoría marcada durante el período de tratamiento profiláctico Remisión mantenida en los 2 casos que cumplían la pauta Decina et al., 1987 Loo et al., 1988 Matzen et al., 1988 Dubin et al., 1989 Thienhaus et al., 1990 Grunhaus et al., 1990 Kramer, 1990 Loo et al., 1991 Puri et al., 1992 Hay & Scott, 1994 Srinivasan et al., 1995 Fox, 2001 Wijkstra & Nolen, 2005 Zisselman et al., 2007 Odeberg et al., 2008 Ghaziuddin et al., 2011 Remisión mantenida durante 8-18 meses < hospitalizaciones en los 2 años posteriores (30 vs 10) TEC segura y eficaz, sin empeoramiento de la enfermedad neurológica ↓ hospitalizaciones y días de ingreso Remisión completa en 6 pacientes, respuesta parcial en 1 (18 meses de seguimiento). Mejor en depresión psicótica Útil en la prevención de recidivas en casos graves ↓ tiempo de hospitalización de 58,2 a 3,7 semanas y de recurrencias de 4,7 a 1,4 por año Mejoría en el mantenimiento Mejor evolución, sin efectos en medidas neuropsicológicas Mejoría evolución y mejor respuesta a fármacos posterior a la TEC-C/M Recaídas menos frecuentes y menos severas y más breves al introducir TEC-C/M Un único episodio de depresión moderada en 6 años tras instauración de TEC-M (5 ingresos en los 4 años preTEC-C/M) Buena tolerancia cognitiva; recaídas al intentar espaciar los tratamientos Mejor evolución, ↓ número de ingresos y días de hospitalización Recuperación de los niveles premórbidos de funcionamiento en 5 No se evidencian déficits cognoscitivos DB: depresión bipolar; DU: depresión unipolar; F: farmacoterapia (incluye distintos tipos de fármacos y/o estrategias); TB: trastorno bipolar; TDM: trastorno depresivo mayor; TDMr: trastorno depresivo mayor recurrente; TEA: trastorno esquizoafectivo; TEC-C/M: TEC de continuación/mantenimiento. a TEC-M «abreviada» (semanal o quincenal); TEC-C/M «completa» (semanal el primer mes, quincenal el segundo y tercer mes y luego mensual). N = 21 Naturalístico TEC-C/M vs ausencia de tratamiento vs AD vs AD + AP vs Litio vs Litio + AP S/E = no disponible N = 10 Naturalístico TEC-C/M + F S/E = 18 meses N = 30 Revisión retrospectiva TEC-C/M S/E = 12 meses (cuestionario estructurado telefónico) N = 21 Caso-control TEC-C/M vs F-C/M vs no TEC índice (F), apareados por edad, sexo, raza, diagnóstico y días de estancia S/E = 4,0 ± 1,3 años N = 56 Naturalístico TEC-C/M S/E = 4,5 años N = 58 (29 vs 29) Caso-control TEC-C/M + F vs F S/E = 45 meses (mediana 3,9 años) N = 43 Revisión retrospectiva TEC-C/M + F > 12 meses S/E = 12 meses Schwarz et al., 1995 Kramer, 1999 Gagné et al., 2000 Russell et al., 2003 Petrides et al., 1994 Thornton et al., 1990 Diseño Aronson et al., 1987 Estudios retrospectivos Autores Tabla 2 Mecta SR-1 Bilateral mayoritariamente TEC-C: una sesión a la semana de terminar el curso agudo, a las 2 semanas, a las 3 semanas, y posteriormente mensual hasta 6-8 meses, momento en el que se decidía continuar o no con la TEC-M Mecta SR-1 Unilateral (27,6%) y bilateral (65,5%) Semanal el primer mes, quincenal el segundo y posteriormente mensual (no se específica duración de la TEC-C/M) No se especifica el modelo de aparato Bitemporal (85%), unilateral derecha (12%) o bifrontal (3%) Media de 50,4 tratamientos durante 27,8 meses; intervalo medio entre tratamientos de 3,7 semanas TDM (24), TB (9), Dep+Eje II (10), Dep+Pk (10), EQZ (3) TDM (34), TB (4), TEA (5) Depresión crónica (TDM [46] y TB [12]) DU (17) y DB (4) 22 TDMr (11 con y 11 sin síntomas psicóticos) y 8 TB con síntomas psicóticos (3 manía) Mecta SR-1 Unilateral (hemisferio no dominante) Mensual (media de 4,1 semanas entre sesiones) 4-113 meses (media de 21,8 tratamientos) No se especifica el modelo de aparato Bilateral o unilateral o ambos (= que curso agudo, excepto en 2 pacientes) Mínimo de 2 tratamientos TEC-C/M ≤ 6 meses: media de 10 semanas (62 ± 43 días), intervalo entre sesiones de 10,1 ± 3,8 días (7,0 ± 5,1 sesiones) Mecta SR-1 Unilateral Media de 8 sesiones en 6 meses No se especifican el modelo de aparato ni el emplazamiento de los electrodos 6 meses a 3,5 años Características TEC TDM (8 recurrente, un episodio único) y TB (1) Depresión psicótica Diagnóstico Resultados ↓ significativa de los días de hospitalización (18,95 días durante el año antes versus 3,23 tras la instauración de la TEC-C/M) Técnica segura Pronóstico mejor en el grupo TEC-C/M + F (supervivencia sin recaídas a los 2 años 93 vs 52% y a los 5 años de 73 vs 18%) Mejores resultados en pacientes con TDM (75% se mantenían en «mucha mejoría», que equivalía, como mínimo a la mejoría conseguida con la TEC aguda) Peores resultados en Dep+Eje II Más recaídas en el grupo de TEC-C/M (71 vs 48%), pero sin diferencias en el tiempo hasta la recidiva (12 ± 18 vs 16 ± 17 meses). Grupo de TEC-C/M más severo. Aún así, el del número de ingresos ↓ un 67% en este grupo (1,9 ± 5,4 vs 0,6 ± 0,1) Datos de seguimiento de 21 pacientes Recidivas (reingreso) en el 33% (42% en depresión psicótica) ↓ número de hospitalizaciones al introducir TEC-C/M (3,1 vs 0,3); 8/10 pacientes no requirieron ninguna hospitalización Tasas recaídas elevadas Mejor terapias combinadas 244 E. Martínez-Amorós et al N = 38 (19 vs 19) (apareados por edad, sexo y diagnóstico) Caso-control TEC-C/M (mínimo 4 meses) vs no TEC-C/M S/E = durante la TEC-C/M y los 4 años posteriores N = 41 Estudio de cohorte no controlado TEC-C/M + F S/E = 4-36 meses Gupta et al., 2008 Ancianos (65-92 años) con DU (93%) y DB severa o resistente Trastorno afectivo (25 DU, 10 DB, 6 TB) Depresión refractaria con respuesta parcial o remisión a TEC agudo Ancianos (edad media de 82,2 años) con TDM resistente (14), TB (1) y TPP (2) Ancianos (media de edad de 70,6 años) con TDM crónico y/o recurrente Mecta 5000Q Unilateral derecho Mínimo 4 meses (inicialmente pauta fija; finalmente, se optó por una pauta individualizada: media de 12,5 meses, con un intervalo entre sesiones medio de 2 semanas (media de 29,7 sesiones) ThymatronTM System IV No se especifica el emplazamiento Pauta: semanal, luego quincenal y finalmente mensual (media de 14,1 tratamientos) No se especifica el modelo de aparato Unilateral (7) o bilateral (4) o ambas (7) Mínimo 4 meses (mediana de 37 tratamientos durante una mediana de 26 meses; intervalo medio entre sesiones de 2,5 semanas) No se especifica el modelo de aparato Bifrontal Mínimo 3 meses (media de 10,8 meses; intervalo medio entre tratamientos de 2,6 semanas) No se especifica el modelo de aparato Bilateral Mediana de 13,5 meses, con un intervalo medio entre sesiones de 15,3 días (mediana de 23 sesiones) ↓53% el número de ingresos y un 79% la duración ↓ significativa de los pacientes ingresados (64%), del número de ingresos (64%) y de los días de ingreso (76%) ↓ significativa del número de ingresos y días de ingreso durante el período de TEC-C/M (los datos se mantenían al finalizar la TEC-C/M) ↓ significativa de los ingresos y de los días de hospitalización tras la instauración Técnica segura Recidiva en 11%. Técnica segura AD: antidepresivo; AP: antipsicótico; DB: depresión bipolar; Dep: depresión; DU: depresión unipolar; Eje II: trastorno codificado en el eje ii del DSM-IV-TR; F: farmacoterapia (incluye distintos tipos de fármacos y/o estrategias); Pk: enfermedad de Parkinson; S/E: tiempo de seguimiento o datos referentes a la evolución en dicho período de tiempo; TB: trastorno bipolar; TDM: trastorno depresivo mayor; TDMr: trastorno depresivo mayor recurrente; TEA: trastorno esquizoafectivo; TEC-C/M: TEC de continuación/mantenimiento; TPP: trastorno psicótico primario. O’Connor et al., 2010 N = 58 Revisión retrospectiva TEC-C/M + F S/E = 24 meses N = 17 Naturalístico TEC-C/M + F (3-60 meses) S/E = 3-60 meses Lim, 2006 Odeberg et al., 2008 N = 18 Revisión retrospectiva TEC-C/M + F S/E = no disponible Abraham et al., 2006 Eficacia y patrón de uso de la terapia electroconvulsiva 245 Diseño N = 50 Aleatorizado «extra ECT» sin F (2 sesiones) vs «sufficient ECT» sin F S/E = 4 meses N = 32 Aleatorizado, doble ciego TEC-C/M + cápsulas placebo vs Imipramina S/E = 6 meses N = 27 Naturalístico TEC-C/M sin F S/E = 5 meses N = 32 Naturalístico TEC-C/M sin F S/E = 1-49 meses N = 22 Naturalístico, no controlado TEC-C/M + F S/E = media 18 meses N = 15 Abierto, naturalístico TEC-C/M sin F S/E = 6 meses tras TEC-C/M N = 42 (21 vs 21) No aleatorizado, controlado TEC-C/M + F vs F S/E = 12 meses Autores Barton et al., 1973a Jaffe et al., 1990 Vanelle et al., 1994 Wijkstra et al., 2000 Swoboda et al., 2001 Clarke et al., 1989 Gangadhar et al., 1982a Estudios prospectivos Tabla 3 Depresión resistente: TDM (18), TB (8), TEA (16) TDM resistente TDM (15) y TB (7), con o sin síntomas psicóticos Depresión recurrente orgánica (2), DU (3) y DB (27) en pacientes ancianos TDM (24) y TB (3) 6 de los pacientes tenían demencia comórbida TDM (melancolía) TDM (melancolía) Diagnóstico Recidivas en el 30% 15 pacientes no completaron los 4 meses de TEC-C/M > tasas de recidiva (entendidas como reingreso) en pacientes no completadores (47 vs 8,3% en completadores 32,1% presentaron una recidiva (solo 3 requirieron hospitalización). Sin complicaciones cardiovasculares ni neurológicas Mecta SR-1 o ThymatronTM Unilateral derecha (25 pacientes) y bitemporal (2 pacientes) Mínimo de 4 meses (semanal el primer mes, quincenal durante el segundo mes y luego mensual) Mecta SR-1 Unilateral y bilateral 1.a sesión a la semana, 2.a a las 2 semanas, 3.a a las 3 semanas y luego mensual (pauta ajustada según entrevista y HDRS) Lapipe and Rondepierre’s device (onda sinusoidal) Unilateral (2) o bilateral (20) Sesiones administradas semanal o quincenalmente y mensuales (media de 17,1 tratamientos) ThymatronTM Bilateral (bifrontotemporal) Mínimo 6 meses (mediana de 11 sesiones). Pauta flexible en función de síntomas (semanal el primer mes, quincenal el 2.◦ , 2 veces cada 3 semanas y posteriormente mensual) Mecta SR-1 Unilateral (19) y bilateral (2) Media de 19,47 tratamientos durante 9,61 meses Mayor tiempo hasta la recidiva (9,14 ± 0,91 vs 5,71 ± 1,02 meses) y menor rehospitalización en el grupo de TEC-C/M (33 vs 67%). Mejores resultados en TDM (23%). Técnica segura Tasas de recaídas del 50% (tiempo hasta la recaída de 1,5-5 meses). El 25% requirieron rehospitalización. 45% permanecían en remisión total y 27% en remisión parcial (100% de los cicladores rápidos y 80% de las depresiones psicóticas). ↓ proporción tiempo/año ingresados (44 vs 7%) y ↓ número de episodios (≥3 vs 1) Mantenimiento de la mejoría clínica y del funcionamiento social en ambos grupos. TEC segura No diferencias en las recaídas tras 12 semanas Maxwell-McPhail «Phasotron» apparatus. Bifrontotemporal No se especifican el modelo de aparato ni el emplazamiento de los electrodos 2 meses (3 sesiones de «mantenimiento» en las siguientes 8 semanas) Resultados Características TEC 246 E. Martínez-Amorós et al N = 127 Naturalístico TEC-C/M + F (44) vs F S/E = 24 meses N = 23 Aleatorizado TEC-C/M + notriptilina (8) vs notriptilina (15) S/E = 24 meses N = 184 (531) Multicéntrico, aleatorizado (simple ciego) TEC-C/M vs F (Litio + nortriptilina) S/E = 12 meses N = 33 Aleatorizado TEC-C/M + notriptilina vs notriptilina S/E = 24 meses TDM severo ThymatronTM DGx Bifrontotemporal Semanal, quincenal, mensual Mecta SR-2 Bifrontotemporal Semanal el primer mes, quincenal el 2.◦ y posteriormente mensual Recaídas a los 6 meses del 11,76% (2/17) en el grupo de nortriptilina y del 6,25% (1/16) en el grupo de TEC-C/M y nortriptilina Recidivas a los 24 meses > en el grupo de fármaco (47,1 vs 6,25%) y > tiempo hasta la recidiva en el grupo de TEC-C/M (23 vs 16 meses) Técnica segura No diferencias entre grupos. Grupo de TEC-C/M más severo. ↓ significativa de los episodios, ingresos y días de ingresos tras TEC agudo en ambos grupos. Técnica segura No diferencias significativas en la prevención de recaídas (37,1% en el grupo de TEC (9,1 ± 7,0 semanas hasta la recaída) y del 31,6% en el grupo de psicofármacos (6,7 ± 4,6 semanas hasta la recaída) ThymatronTM DGx Bilateral 5 meses (10 sesiones): pauta fija (semanal el primer mes, quincenal el segundo y tercer mes y mensual durante 2 meses) TDM DU psicótica en ancianos (≥ 60 años) Recaídas y recurrencias > en el grupo de psicofármacos (53,85 vs 16,66% en el grupo de TEC-C/M). Técnica segura Mecta SR-2 Bifrontotemporal Semanal el primer mes, quincenal el 2.◦ y posteriormente mensual DU psicótica en ancianos (≥ 60 años) a Estudios aleatorizados. F, farmacoterapia (incluye distintos tipos de fármacos y/o estrategias). S/E: tiempo de seguimiento o datos referentes a la evolución en dicho período de tiempo; TB: trastorno bipolar; TEA: trastorno esquizoafectivo; TEC-C/M: TEC de continuación/mantenimiento; TDM: trastorno depresivo mayor. MartínezAmorós et al., 2012 Navarro et al., 2008a Grupo Core, 2006a Serra et al., 2006a Eficacia y patrón de uso de la terapia electroconvulsiva 247 248 características de la muestra y de la aplicación de la TEC han sido descritos en la tabla 2. De los 12 estudios retrospectivos, la TEC-C/M se combinó con psicofármacos en 7 de ellos39,45---50 y en 5 no se combinó o no se especificó dicho aspecto8,9,29,51,52 . En 8 de los estudios se evaluó, exclusivamente, la evolución de un grupo de pacientes que recibieron TEC-C/M tras el episodio agudo9,39,45,47---51 . En los 4 estudios retrospectivos restantes, a pesar de las limitaciones metodológicas inherentes a este tipo de estudios, se evaluó la eficacia de la TEC-C/M respecto a otras estrategias de tratamiento de continuación/mantenimiento8,29,46,52 , que incluían ausencia de tratamiento8,52 , antidepresivo solo8,46 , antidepresivo más antipsicótico8,46 , litio solo8,46 , antidepresivo más estabilizador46 y litio más antipsicótico8 , o farmacoterapia sin especificar29 . La potencial eficacia de la TEC-C/M como tratamiento de mantenimiento se recoge en los 12 estudios retrospectivos, algunos de los cuales reportan tasas de recidivas entre el 11 y el 33%9,45,51 . Cabe destacar que se trata de tasas inferiores a las descritas en pacientes no tratados con TEC-C/M tras un curso agudo de TEC8---14 . La eficacia de la TEC-C/M se refleja también en la reducción del número de pacientes ingresados39,50 , del número de ingresos29,39,47,48,50,52 y de los días de hospitalización tras la instauración de la TECC/M39,47---49,52 . No obstante, la eficacia de la técnica está sujeta a diferentes consideraciones en 3 de los estudios revisados9,29,46 . Aronson et al.8 encontraron una tasa de recidivas muy elevada en el grupo TEC-C/M (95,2%) y sugirieron que la TEC-C/M en ausencia de combinación con fármacos no mostraba especial eficacia en la prevención de recidivas. Sin embargo, estos mismos autores sugerían que la tasa de recidivas se reducía cuando se usaba una estrategia terapéutica combinada y, en este sentido, destacaban la necesidad de realizar más estudios con tratamientos combinados, especialmente con TEC. Schwarz et al.29 encontraron tasas de recaídas más elevadas en el grupo de TEC-C/M (71 vs 48%), sin embargo, concluían que el grupo tratado con TEC-C/M era más grave. Quizás, los resultados más claramente favorables a la TEC-C/M combinada con psicofármacos, respecto a la farmacoterapia a largo plazo, son los aportados por Gagné et al.46 , con una probabilidad de supervivencia sin recidivas a los 2 años del 93% respecto el 52% y a los 5 años del 73% respecto al 18%, siempre a favor de la TEC-C/M asociada a psicofármacos. El perfil de pacientes a los que se indicó TEC-C/M ha sido analizado en algunos de los estudios retrospectivos revisados. Thornton et al.50 reportaron que este tratamiento era indicado con mayor frecuencia en pacientes con edad superior a 60 años, con depresión psicótica y/o pseudodemencia depresiva y en aquellos con una historia de respuesta pobre o falta de tolerancia a fármacos. Schwarz et al.29 objetivaron que la TEC-C/M era indicada en pacientes clínicamente más severos, en los cuales había fallado la farmacoterapia. Por otra parte, algunos autores evaluaron la eficacia de la TEC-C/M en subpoblaciones específicas. Petrides et al.9 reportaron una tasa de recidivas en pacientes con depresión psicótica inferior (42%) a las obtenidas con farmacoterapia de continuación en este subtipo de depresión (50-95%)8,11,53 , sugiriendo que la TEC-C/M podría ser una buena estrategia en este subgrupo de pacientes especialmente graves. E. Martínez-Amorós et al Kramer51 analizó la eficacia de la TEC-C/M en pacientes con distintos tipos de depresión con comorbilidad en eje ii o eje iii según criterios DSM-IV (TDM, trastorno bipolar, depresión asociada a eje ii, enfermedad de Parkinson y esquizofrenia): los mejores resultados se observaron en los pacientes con TDM y los peores resultados se obtuvieron en los pacientes con depresión y trastorno comórbido en el eje ii. Finalmente, en un estudio realizado en población anciana, Lim47 concluía que la TEC-C/M parecía ser una estrategia eficaz y segura, dato replicado por otros autores en estudios posteriores48,52 . Respecto a los posibles factores predictores de recidiva tras un curso agudo de TEC, se ha sugerido que aspectos clínicos como la resistencia farmacológica previa, el género, la gravedad del episodio y la presencia de síntomas psicóticos podrían influir en las recidivas posteriores8,11,53,54 . Sin embargo, en pocos estudios que abordan la TEC-C/M de forma retrospectiva se analiza esta cuestión. En ellos, a pesar del examen de múltiples variables, no se detectó ninguna con valor predictivo9,46 , con la excepción del posible efecto protector de la propia TEC-C/M9 . Por último, en relación al perfil de seguridad de la TECC/M, en los estudios revisados se podría concluir que esta constituiría una estrategia relativamente segura y bien tolerada, incluso en población anciana, ya que los pacientes no presentaron ningún efecto adverso grave relacionado con el tratamiento45,47,49 . Estudios prospectivos Se han analizado 11 estudios prospectivos. Las especificaciones de cada estudio y los datos referentes a las características de la muestra y de la aplicación de la TEC han sido descritos detalladamente en la tabla 3. Seis de los estudios prospectivos eran naturalísticos55---60 y los otros 5 eran aleatorizados61---65 . En 3 de los estudios naturalísticos se analizó la evolución de un solo grupo de pacientes a los que se indicaba TEC-C/M como único tratamiento55,56,60 y en uno la TECC/M se combinaba con psicofármacos59 . En los estudios de Clarke55 , Jaffe56 y Vanelle59 se postuló la eficacia de la TECC/M como tratamiento de mantenimiento y se recogieron tasas de recidivas en torno al 30%. Sin embargo, Wijkstra et al.60 señalaron tasas mayores de recidiva (50%), similares a las descritas en pacientes no tratados con TEC-C/M tras un curso agudo de TEC. Los 2 estudios naturalísticos restantes incluían un grupo de pacientes tratados con distintos psicofármacos, y en ellos la TEC-C/M se asociaba también a farmacoterapia57,58 . La eficacia de la TEC-C/M como tratamiento de mantenimiento a largo plazo se reflejaba también en estos estudios en forma de reducción del número de episodios57,59 , del número de ingresos57,58 , de los días de hospitalización tras la instauración de la TEC-C/M57,59 y en la mejora del funcionamiento global de los pacientes56 . Vanelle et al.59 , señaló la superioridad de la TEC-C/M combinada con psicofármacos para reducir el número de episodios y el tiempo de ingreso por año. Swoboda et al.58 apuntaron la superioridad del TEC-C/M combinada sobre los psicofármacos (respecto a un mayor tiempo hasta la recidiva) y Martínez-Amorós et al.57 concluyeron que tanto los psicofármacos como la TECC/M combinada con psicofármacos podrían ser 2 estrategias Eficacia y patrón de uso de la terapia electroconvulsiva útiles en el tratamiento a largo plazo de los pacientes que precisaron TEC en el episodio agudo. Cinco de los 12 estudios prospectivos eran aleatorizados61---65 e incluían un grupo de pacientes tratados con psicofármacos, a excepción del estudio de Barton et al.61 . Cabe destacar que los datos aportados por Serra et al.65 son los datos preliminares de un estudio posterior64 . Únicamente en 2 de estos estudios la TEC-C/M se combinó con tratamiento farmacológico64,65 . Barton et al.61 no encontraron diferencias significativas en el número de recaídas, tras 12 semanas, entre la TEC-C/M en monoterapia y la ausencia de tratamiento. No obstante, es importante reseñar que la TEC-C/M consistía, únicamente, en 2 sesiones extras tras la recuperación del episodio índice. Gangadhar et al.62 tampoco encontraron diferencias entre la TEC-C/M y el tratamiento con imipramina en 6 meses de seguimiento. El grupo CORE63 realizó un estudio multicéntrico y randomizado sobre 531 pacientes con depresión unipolar (episodio único o trastorno recurrente). Los pacientes habían recibido un curso de TEC, durante los años 19972004, como tratamiento del episodio índice. Después de realizar una semana de lavado, sin ningún tratamiento, los pacientes que continuaban cumpliendo criterios de remisión (escala de Hamilton de depresión (HDRS) de 24 ítems (HDRS24 ) ≤ 10; n = 184) eran asignados aleatoriamente a una pauta fija de TEC-C/M durante 5 meses (total de 10 sesiones) o a una pauta de psicofármacos (litio y nortriptilina a dosis determinadas en función de niveles plasmáticos). En los pacientes que finalizaron el estudio (n = 184), los autores encontraron unas tasas de recaídas del 37,1% en el grupo de TEC y del 31,6% en el grupo de psicofármacos, sin encontrar diferencias significativas entre ambos grupos de tratamiento. Los autores concluían que ambas estrategias de tratamiento a largo plazo eran, aparentemente, comparables en la prevención de recaídas en pacientes severos con elevada tendencia a la recurrencia y superiores a placebo, al comparar los resultados con las tasas de recaídas obtenidas en un estudio previo del grupo de Sackeim14 . En este estudio realizado en pacientes que recibieron placebo, nortriptilina, o litio más nortriptilina, tras un curso agudo de TEC, se detectaron tasas de recaídas a los 6 meses del 84% en el grupo placebo, del 60% en el grupo de nortriptilina y del 39%, en los pacientes con litio y nortriptilina14 . Entre las limitaciones del estudio del grupo CORE se encuentran: la pérdida de pacientes durante el período de lavado, la falta de un grupo de tratamiento con TEC-C/M asociada a psicofármacos y el uso de una pauta fija de TEC-C/M63 . Serra y Gastó65 compararon la eficacia de la TECC/M asociada a nortriptilina respecto a un grupo que recibía únicamente fármaco. Aportaron los datos iniciales sobre 23 pacientes ancianos con depresión psicótica unipolar, y Navarro et al.64 ampliaron la muestra evaluada a 33 pacientes. Los autores concluían que la tasa de recaídas/recurrencias, tras 2 años de seguimiento, era significativamente mayor en el grupo que recibía únicamente nortriptilina, mientras que la tolerabilidad era similar en ambos grupos de tratamiento. Aunque el tamaño de la muestra era relativamente pequeño, su homogeneidad proporcionaba una alta validez interna a los resultados, sugiriendo que la TEC-C/M podría ser una alternativa eficaz y segura en este subgrupo de pacientes de edad avanzada. 249 En uno de los estudios naturalísticos se analizó el perfil de pacientes a los se indicaba la TEC-C/M. Estos pacientes eran aquellos con mayor tasa de recurrencias, menor edad de inicio del trastorno, mayor resistencia al tratamiento farmacológico, mayor número de sesiones de TEC agudo, y también resultó más prescrita en pacientes varones57 . Respecto a algunas subpoblaciones específicas, los resultados aportados en la revisión de estudios prospectivos son congruentes a los observados en los estudios retrospectivos: además de ser favorables a la TEC-C/M en pacientes ancianos64,65 , también muestran eficacia en depresión psicótica55,59,64,65 , así como en cicladores rápidos59 . Por su parte Swoboda et al.58 analizaron por separado distintos grupos diagnósticos, que comprendían TDM, trastorno bipolar y trastorno esquizoafectivo, encontrando mejores resultados en el grupo de TDM. Finalmente, la eficacia de la TEC-C/M, parecería inferior en pacientes resistentes60 . En relación a los posibles factores predictores de recidiva tras un curso agudo de TEC, en un único estudio identificaron como factores de riesgo para presentar una recidiva del TDM tras un curso agudo de TEC una mayor duración del episodio índice y un mayor número de episodios en los 2 años previos57 . Sin embargo, Clarke et al.55 no encontraron ninguno entre las variables, sociodemográficas y de curso, analizadas. El haber completado el curso de TEC-C/M fue, nuevamente, el único factor protector55 . Algunos de estos estudios prospectivos reportaron datos referentes a la seguridad de la técnica y concluyeron que la TEC-C/M sería una estrategia segura y bien tolerada, al no reportar efectos secundarios graves relacionados con su utilización56---58,62,64,65 . Patrón de uso de la terapia electroconvulsiva de continuación/mantenimiento La TEC-C/M se aplica de forma heterogénea y con gran variabilidad15 . Algunos de los centros en los que se realiza la TEC como tratamiento agudo no disponen de programas de TEC-C/M. Además, la proporción de pacientes a los que se les indica la TEC-C/M y la frecuencia con la que se realizan las sesiones varía según los países y los centros15 . Los datos publicados sugieren una frecuencia de uso inferior a la utilización de TEC aguda, con tasas de utilización que oscilan entre 14 y el 25,5%66---68 . En un estudio realizado en un grupo de 86 psiquiatras estadounidenses con experiencia en la utilización de TEC, únicamente un 60% de ellos indicaba la TEC-C/M69 . En los 59 centros de Nueva York donde se realizaba TEC en 2001, el 15,9% de los pacientes recibían TEC-C/M67 . En otro estudio realizado en un centro de Nueva York, la TEC-C/M se indicó, durante un período de 6 años, en solo el 19% de los pacientes que recibían TEC como tratamiento agudo9 . En Noruega, la TEC-C/M se aplicaba en el 88% de las unidades que respondieron a una encuesta sobre el patrón de uso de la TEC y se indicó en el 14% de los casos, 60 pacientes de un total de 42068 . En España, los resultados obtenidos en 2006 señalaron que la TEC-C/M fue indicada en el 16% de los pacientes que fueron tratados con TEC aguda70 . Asimismo, los autores reportaron que en 26 unidades de psiquiatría, donde se aplicaba la TEC como tratamiento agudo, la TEC-C/M no fue indicada a 250 Tabla 4 E. Martínez-Amorós et al Algoritmo STABLE Semanas 1-4 (pauta fija) Semanas 5-24 (pauta flexible) Semana 1 Semana 2 Semana 3-4 HDRS ≤ 6 o incremento post-TEC agudo < 3 HDRS ↑ pos-TEC agudo ≥ 3 y < 8 HDRS ↑ pos-TEC agudo ≥ 8 o HDRS ≥ 16 2 sesiones/semana 1 sesión/semana 1 sesión en 10 días 0 sesiones adicionales 1 sesión adicional 2 sesiones adicionalesa a HDRS: Hamilton Depression Rating Scale. Máximo 2 sesiones/semana durante 3 semanas, luego un máximo de una sesión/semana. La sesión será pospuesta 2 días si el MMSE es < 21. ningún paciente en 12 meses70 . En un estudio anterior, realizado en Barcelona, el 60% de los hospitales que realizaban TEC agudo (8/12) disponían de un programa de TEC-C/M71 . Por otra parte, en la India, únicamente el 25,5% de los psiquiatras que respondieron a una encuesta, realizada por la Indian Psychiatric Society, indicaban TEC-C/M66 . La frecuencia con la que han de realizarse las sesiones durante la TEC-C/M y la duración de la TEC-C/M no está todavía bien establecida28,51,72 . En general, el intervalo temporal entre sesiones se incrementa tras finalizarse la TEC aguda, siguiendo una pauta fija o una pauta flexible. En la pauta flexible, el intervalo temporal entre sesiones se modifica en función de los síntomas y de la tolerancia que presenta el paciente al tratamiento con TEC-C/M. En la pauta fija, al preestablecerse la cadencia de sesiones, resulta más difícil la detección de los signos tempranos de recidiva y los pacientes pueden recibir más sesiones de las necesarias, hecho que puede favorecer la aparición de efectos indeseables72 . Fink73 propone, como una posible aproximación a una pauta de tratamiento estándar, una sesión a la semana durante 3-4 semanas, una sesión cada 15 días durante 4 semanas y proseguir mensualmente durante 4-6 meses. Asimismo, sería recomendable que el paciente se encontrara enteramente libre de síntomas durante 16-26 semanas antes de dar por finalizado el tratamiento74,75 . En la misma línea, en España la pauta de tratamiento más recomendada consiste en realizar sesiones semanales el primer mes, quincenales durante el segundo y tercer mes y finalmente mensuales5 . Para muchos autores, sería preferible utilizar una pauta flexible e individualizada, con los intervalos recomendados (semanal-quincenal-mensual), en función de la evolución clínica y los efectos secundarios observados en cada paciente, administrando el mínimo número de tratamientos necesarios para conseguir la remisión sostenida2,5,27,39,63,76 . En la TEC-C/M, se deberá evaluar al paciente antes del inicio (estado basal) y posteriormente antes de cada tratamiento2 , con la finalidad de valorar tanto la el estado clínico, como la aparición de posibles efectos adversos. Es importante reseñar que no existe un número máximo de tratamientos en la TEC-C/M2 . Sin embargo, se considera que debería revisarse la indicación de la TEC-C/M cada 6 meses2,5 . Algunos autores, sugieren el uso de escalas psicométricas, especialmente la HDRS y el mini-examen del estado mental (MMSE) como herramientas de evaluación estandarizada en estos pacientes56 . En este sentido, el grupo de Lisanby72 ha diseñado un algoritmo (STABLE, symptomtitrated algorithm-based longitudinal ECT) basado en la titulación de síntomas depresivos medidos a través de la HDRS24 y la aparición de efectos cognitivos a través del MMSE. El objetivo de este algoritmo es conseguir la reducción del riesgo de recaída en el crítico primer mes tras la TEC aguda y evitar el sobre-tratamiento y la aparición de posibles efectos adversos. Durante la primera semana los pacientes recibirían 2 sesiones, una sesión en la segunda semana y una sesión tras 10 días (4 sesiones en 24 días). La frecuencia de sesiones en las siguientes semanas (de la 5 a la 24) sería flexible (aplicación del algoritmo): en función de las puntuaciones semanales obtenidas en la HDRS24 y el MMSE, los pacientes podían recibir 0-2 sesiones de TEC en esa semana (tabla 4). El algoritmo está diseñado para ser implementado a través de la gestión de casos y con un seguimiento intensivo, que incluye visitas cada semana con la finalidad de detectar los primeros síntomas de recaída y los posibles efectos adversos, a nivel cognitivo, que podrían conducir al abandono del tratamiento. Los datos derivados de este estudio retrospectivo sugieren que este algoritmo podría ser útil72 , no obstante, se trata de un algoritmo de aplicación compleja en la práctica clínica habitual al implicar un elevado número de visitas y su utilidad debería confirmarse en estudios controlados aleatorizados. Discusión El tratamiento a largo plazo de los pacientes depresivos que han remitido tras un tratamiento con TEC agudo sigue siendo, hoy en día, objeto de controversia. La evidencia actual sobre la eficacia de la TEC-C/M se basa en publicaciones que incluyen casos clínicos y series de casos, estudios retrospectivos y estudios prospectivos, de los cuales 5 son aleatorizados, circunstancia que implicaría un nivel de evidencia I77 . No se puede obviar, por tanto, que existen varios factores que limitan la interpretación global de los resultados. En primer lugar, las características metodológicas de la mayoría de estos estudios, que incluyen muestras pequeñas y uso de datos administrativos o recogidos en la historia clínica, en vez de datos recogidos de forma prospectiva. Además, estos estudios son difícilmente comparables por diversos motivos: 1) la heterogeneidad de las muestras, que incluyen pacientes con TDM, trastorno bipolar y trastorno esquizoafectivo; 2) las diferentes características de aplicación de la técnica (en cuanto al tipo de onda y a la colocación de los electrodos); además, en la mayoría de los estudios no se recogen otros factores técnicos que pueden condicionar la efectividad de la terapia, como la carga aplicada o la amplitud del pulso; 3) un número significativo Eficacia y patrón de uso de la terapia electroconvulsiva de estudios no dispone de grupo control; 4) la TEC-C/M se aplica en monoterapia o asociada a distintos psicofármacos; el uso concomitante de fármacos, a pesar de tratarse de la práctica clínica habitual78 , podría constituir un factor de confusión50 ; 5) los estudios comparativos incluyen distintos tipos de estrategias (ausencia de tratamiento, fármacos diversos, en monoterapia o en combinación u otras estrategias). Así mismo, la introducción o modificación de la pauta farmacológica durante el estudio constituirían factores que dificultarían la evaluación de la contribución específica de la TEC-C/M39 ; 6) el período de seguimiento y aplicación de TEC-C/M es muy variable; y, por último, 7) algunos estudios retrospectivos, incluían únicamente aquellos pacientes que habían recibido TEC-C/M durante un determinado período de tiempo (por ejemplo 4 o 12 meses) y excluían a los que no, hecho que podría suponer un sesgo a favor de los respondedores a la TEC-C/M39,49 . A pesar de todas las limitaciones analizadas, los datos derivados de la revisión sugieren que la TEC-C/M podría constituir una estrategia terapéutica eficaz en la prevención de recidivas depresivas después de un curso agudo de TEC, con un grado de recomendación B (tratamiento recomendable: al menos moderada evidencia de que la medida es eficaz y los beneficios superan a los perjuicios)77 . Factores como la reducción de tasas de recidiva, del número de episodios u hospitalizaciones o la mejoría en el funcionamiento global del paciente son medidas que reflejan la potencial eficacia del tratamiento con TEC-C/M. La información sobre la eficacia de la TEC-C/M comparada con otras estrategias farmacológicas es muy escasa. Los pocos trabajos que realizan algún tipo de análisis comparativo obtienen resultados poco uniformes; mientras que unos sugieren una mayor eficacia de la TEC-C/M respecto a los psicofármacos46,58,64,65 , otros no detectan diferencias57,61---63 y otros indican una mayor eficacia de los psicofármacos8,29 . Del mismo modo, llama la atención que en aproximadamente la mitad de los estudios, incluido el estudio multicéntrico del grupo CORE63 , no se utilice la TECC/M combinada con psicofármacos, a pesar de tratarse de una estrategia muy habitual en la práctica clínica y con un perfil de tolerancia y seguridad bien establecido78 . De forma global, se ha sugerido que la TEC-C/M debería ser considerada en aquellos pacientes depresivos que han respondido a la TEC aguda y donde la farmacoterapia no puede ser indicada o ha mostrado su ineficacia9,29,39,45,46,48---50,52,59 , en aquellos con una historia de enfermedad recurrente que curse con frecuentes hospitalizaciones, especialmente si existen síntomas psicóticos9,50 , y en pacientes de edad avanzada47,48,64,65 . Más allá de la eficacia, en todos los estudios revisados no se informó de ningún efecto adverso significativo, hecho que permite concluir que TEC-C/M es una técnica bien tolerada y con un buen perfil de seguridad, incluso en pacientes frágiles con alta complejidad somática. La elevada tasa de recaídas tras un curso agudo de TEC ha puesto en relieve la necesidad de identificar los posibles factores de riesgo para la recidiva. Determinar la presencia de posibles factores de riesgo en aquellos pacientes que han completado un curso agudo de TEC puede ayudar en la selección de los candidatos a recibir TEC-C/M y en su planificación. Algunos estudios sugieren que una mayor resistencia farmacológica14,79---82 o la presencia de síntomas 251 psicóticos10,83,84 , facilitarían la aparición de recidivas. Sin embargo, en pocos de los estudios incluidos en nuestra revisión se han evaluado los posibles factores de riesgo para la recidiva tras un curso de TEC. La duración del episodio depresivo y un mayor número de episodios en los 2 años previos al episodio índice podrían constituir factores de riesgo57 . Sin embargo, la resistencia a fármacos o la presencia de clínica psicótica no contribuían a la aparición de una nueva recidiva. Las diferencias metodológicas entre los estudios dificultan la interpretación de resultados y explicarían la escasa réplica en el hallazgo de estos factores de riesgo o la ausencia de factores de riesgo para las recidivas tras la TEC aguda en muchos otros estudios46,55,58 . Finalmente, a pesar de la ausencia de estudios que comparen pautas de sesiones fija o flexible en el uso de la TEC-C/M, determinados factores clínicos, como el riesgo de realizar tratamientos subóptimos o innecesarios, el patrón individual de recidivas y la existencia de síntomas residuales, entre otros, nos orientan a recomendar la individualización en la pauta inicial de sesiones de TEC-C/M para cada paciente (pauta flexible). Esta pauta permite realizar modificaciones en función de la evolución clínica y de la tolerancia al tratamiento, con el objetivo de abordar precozmente los signos tempranos de recidiva, los síntomas residuales específicos y reducir el riesgo de aparición de posibles efectos adversos2,5 . Conclusión Los datos derivados de la presente revisión permiten concluir que la TEC-C/M podría considerarse una estrategia de tratamiento recomendable a largo plazo en pacientes depresivos que han precisado de TEC en la fase aguda. La utilidad de la técnica radica en datos de eficacia, en el impacto favorable en el curso de la enfermedad depresiva y en su buen perfil de tolerabilidad. Aún así, dicha utilidad debería ser refrendada con estudios prospectivos aleatorizados que superen las limitaciones de los estudios publicados hasta la fecha y que permitan una evaluación fidedigna de la TECC/M. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Bibliografía 1. American Psychiatric Association. Practice guideline for the Treatment of Patients with Major Depressive Disorder. 3.a ed. 2010 [consultado 15 Jun 2011]. Disponible en: http://www.guidelines.gov/content.aspx?id=24158 2. American Psychiatric Association Committee on Electroconvulsive Therapy. 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Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.). 2012;5(4):254---255 www.elsevier.es/saludmental CARTA CIENTÍFICA Hipernatremia grave en relación con un tratamiento con litio Severe hypernatraemia associated with lithium treatment Sr. Editor: La diabetes insípida nefrogénica (DIN) se caracteriza por una incapacidad para concentrar la orina a pesar de niveles de hormona antidiurética (ADH) normales o elevados1 . Puede ser genética o adquirida. Las principales causas de DIN adquirida son: alteraciones electrolíticas, insuficiencia renal crónica y diversos fármacos2 , el más frecuente el litio donde la DIN aparece en el 10-40%3 de los tratados. Por su sintomatología banal (polidipsia y poliuria) frecuentemente pasa desapercibida hasta que existe restricción hídrica. En este caso, la hipernatremia resultante puede producir un síndrome confusional potencialmente letal. Presentamos el caso de un hombre de 69 años con trastorno bipolar tratado con litio (actualmente 1.200 mg/día) desde hacía 14 años, remitido a Urgencias por una infección respiratoria y oscilaciones en el nivel de conciencia. Entre sus antecedentes personales destacaba la existencia de artrosis y síndrome metabólico con hipertensión arterial, obesidad y dislipemia mixta en tratamiento con enalapril 20 mg/día, atorvastatina 40 mg/día, ácido acetilsalicílico 100 mg/día, alprazolam 4 mg/día y antiinflamatorios no esteroideos a demanda. Además, tras sufrir un ictus isquémico hacía 2 años el paciente presentaba una hemiparesia derecha y frecuentes neumonías broncoaspirativas. Desde el punto de vista psiquiátrico, destacaba un intento autolítico a los 58 años. En el último año, la dosis del carbonato de litio se había mantenido estable. La familia aseguraba una buena adherencia al tratamiento, puesto que era administrado por ellos. La bioquímica realizada en urgencias mostró una hipernatremia grave (sodio [Na]: 161 mmol/l), con aumento de la osmolalidad plasmática (Osmp ) (313 mOsm/kg), descenso de la osmolalidad urinaria (Osmou ) (300 mOsm/kg) e hiponatriuria (49 mmol/L). A pesar de la fluidoterapia, las alteraciones analíticas y el deterioro cognitivo se intensificaron. El balance hídrico mostró una poliuria de 4,5 litros/día que la familia refirió como habitual desde hacía años y que consideraban normal dado que el paciente ingería más de 4 litros de líquido diarios. Siempre habían atribuido este comportamiento a su patología de base, por lo que no había sido estudiado. La litemia fue de 0,73 mmol/L y los niveles plasmáticos de ADH de 2 pg/ml (ambos valores dentro del rango de normalidad). Sospechando una DI, se realizó la prueba de la desmopresina (DDAVP). Tras esta, la Osmp se incrementó menos de un 10%, estableciéndose el diagnóstico de DIN 2.a a tratamiento crónico con litio. Este fue suspendido y se instauró tratamiento con hidroclortiazida (50 mg/día) y ketorolaco (50 mg/8 h). Las alteraciones hidroelectrolíticas y el síndrome confusional se resolvieron 48 horas después. Los pacientes con patología psiquiátrica (principalmente esquizofrenia), a menudo presentan alteraciones del balance hídrico4 . La más frecuente es la polidipsia primaria5,6 , en la que existe una disrregulación en el mecanismo de estimulación de la sed, frecuentemente intensificado por diversos fármacos antipsicóticos. Suele cursar con hiponatremia, cifras bajas de ADH y en ella la poliuria habitualmente respeta el sueño. Sin embargo, hay que recordar que la toxicidad renal por litio es común3,7 y la DIN es su complicación más frecuente, por lo que la poliuria puede también deberse a una DIN 2.a a tratamiento con litio. Esta se relaciona con la duración y dosificación del tratamiento3 . Además, aunque se considera al litio como una causa de DIN normalmente reversible, pueden aparecer cuadros persistentes, hasta 10 años tras su retirada8 . Debido a la estimulación de la sed por la hiperosmolaridad, la existencia de una hipernatremia grave es rara, pero puede aparecer ante disminuciones del nivel de conciencia en las que al no poder reclamar agua, el paciente se deshidrate, como en nuestro caso. El mecanismo por el que el litio induce la aparición de una DIN ha sido ampliamente discutido existiendo varias propuestas3 fisiopatológicas: 1) el litio provoca una regulación negativa (de hasta el 95%) de la acuaporina 2 e incluso el 5% restante no es transportada adecuadamente a la membrana de ducto colector; como consecuencia, disminuye la respuesta a la ADH y se produce una intensa pérdida de agua, 2) disminución de la densidad de receptores de ADH, y 3) disminución de la actividad de la adenilato ciclasa. El tratamiento radica en el mantenimiento de una ingesta hídrica adecuada, con corrección gradual de la hipernatremia y una dieta hiposódica. Si es posible, el tratamiento con litio debería suspenderse. Las tiazidas (50-100 mg/día) presentan un efecto antidiurético paradójico beneficioso9 , aunque incrementan la litemia un 25-40%. La amilorida10 (5-20 mg/día) es el fármaco de elección, principalmente cuando sea preciso continuar el tratamiento con litio (pues disminuye su entrada en el 1888-9891/$ – see front matter © 2012 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2012.03.005 CARTA CIENTÍFICA interior de las células del túbulo distal) o para contrarrestar la hipopotasemia inducida por tiazidas. En casos persistentes, la adición de AINES11 , especialmente 100-150 mg/día de indometacina, también es útil. En conclusión, las alteraciones del balance hídrico son frecuentes en pacientes psiquiátricos y atribuibles a muy diversas causas, por lo que precisan de una adecuada evaluación. En pacientes sin alteraciones en el mecanismo de la sed, la DIN 2.a a tratamiento con litio pasa habitualmente desapercibida y permanece infradiagnosticada. Sin embargo, dado que es una complicación frecuente, siempre debería considerarse la posible existencia de una DIN en pacientes que hayan estado o estén en tratamiento con litio (aún con litemias normales), siendo necesario vigilar e informar de la aparición de síntomas (poliuria, polidipsia) y mantener una hidratación adecuada para evitar hipernatremias graves potencialmente mortales. Bibliografía 1. Bichet DG. Nephrogenic diabetes insipidus. Nephrol Ther. 2006;2:387---404. 2. Garofeanu CG, Weir M, Rosas-Arellano MP, Henson G, Garg AX, Clark WF. Causes of reversible nephrogenic diabetes insipidus: a systematic review. 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Prieto Tenreiro Sección de Endocrinología y Nutrición, Hospital El Bierzo, Ponferrada, León, España Correo electrónico: almaprietotenreiro@hotmail.com Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.). 2012;5(4):256 www.elsevier.es/saludmental FE DE ERRORES Fe de errores de «Relación entre insight, violencia y diagnóstico en pacientes con psicosis» Erratum to ‘‘Relationship between insight, violence and diagnoses in psychotic patients’’ Guillem Lera Calatayud a,∗ , Neus Herrero Sebastián b , Eduardo Aguilar García-Iturrospe c , José Carlos González Piqueras d , Julio Sanjuán Arias b y Carmen Leal Cercós b a Departamento de Psiquiatría, Hospital de la Ribera, Alzira, València, España Facultat de Medicina de València, Universitat de València, València, España c Departamento de Psiquiatría, Hospital de Sagunt, València, España d Departamento de Psiquiatría, Hospital Clínic de València, València, España b En el artículo «Relación entre insight, violencia y diagnóstico en pacientes con psicosis» (Rev Psiquiatr Salud Ment [Barc.]. 2012;5:43-47) se ha detectado que por error no se publicaron las 2 figuras que se mencionan en el texto y que publicamos a continuación: 4,5 3,5 4 3 3,5 2,5 Medias Medias 3 2,5 2 1,5 2 1,5 1 1 0,5 0,5 0 0 Ausencia de insight Esquizofrenia Trastorno biopolar Figura 1 ∗ Hostilidad Esquizofrenia Figura 2 Véase contenido relacionado en DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2011.10.003 Autor para correspondencia. Correo electrónico: guillemlera@comv.es (G. Lera Calatayud). 1888-9891/$ – see front matter © 2012 SEP y SEPB. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rpsm.2012.05.001 Trastorno bipolar Rev Psiquiatr Salud Ment (Barc.) 2012;5(4 ):257 www.elsevier.es/saludmental AGENDA 2012 25º ECNP Congress Vienna (Austria), 13-17 de octubre Organising Secretariat: 25th ECNP Congress Colloquium Group 6, Avenue E. Van Nieuwenhuyse 1160 Brussels, Belgium T. +32 2 777 0188 F. +32 2 779 5960 Correo electrónico: organisingsecretariat@ecnp-congress.eu www.ecnp-congress.eu XIX Reunión Anual de la Sociedad Española de Psicogeriatría (SEPG) y XII Reunión del International College of Geriatric Psychopharmacology (ICGP) Sevilla, 24-27 de octubre Secretaría Técnica: GRUPO PACÍFICO Paseo del General Martínez Campos, 44 – 1º 28010 Madrid T. 913 836 000 F. 91.302.39.26 Correo electrónico: icgp-sepg2012@pacifico-meetings.com www.icgp-sepg-sevilla2012-meetings.org XIV Jornadas Nacionales de Patología Dual Madrid, 25-27 de octubre Secretaría Técnica: Tilesa Kenes Spain Londres, 17 28028 Madrid T. 913 612 600 F. 91 355 9208 Correo electrónico: jornadas@patologiadual.es www.patologiadual.es/jornadas2012/ doi:10.1016/j.rpsm.2012.01.006 12th International Forum on Mood and Anxiety Disorders (IFMAD) Barcelona, 7-9 de noviembre Secretaría Técnica: Publicreations 74 Bd d’Italie MC98000 Montecarlo, Monaco T. +377 9797 3555 F. +377 9797 3550 Correo electrónico: ifmad@publicreations.com http://www.ifmad.org/2012/ XVIII Congreso Astur-Galaico de Psiquiatría Oviedo, 9-10 de noviembre Secretaría Técnica: Colegio Oficial de Médicos de Oviedo Plaza de América 10, 33005 Oviedo T. 985 23 09 00 F. 985 23 15 48 Correo electrónico: secretaria@comast.es www.psiquiatriaasturiana.org XXVII Congreso APAL (Asociación Psiquiátrica América Latina) Buenos Aires (Argentina), 16-19 de noviembre Secretaría del congreso: T. +54 11 4952-1249 F. +54 11 4951-9434 Correo electrónico: secretaria@apalcongreso2012.org http://apalcongreso2012.org/ VIII Congreso de la Sociedade Portuguesa de Psiquiatria e Saúde Mental Oporto (Portugal), 29-30 de noviembre y 1 de diciembre www.sppsm.org