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Estudio sobre fibromialgia y Síndrome de burnout Dr. F. Martínez Pintor Dra. N. Durany Pich INDICE 1. OBJETIVOS DEL ESTUDIO ............................................................................................3 2. INTRODUCCIÓN .............................................................................................................4 2.1. El dolor crónico .........................................................................................................4 2.2. Neurofisiología del dolor. ..........................................................................................6 2.3. Procesos dolorosos y emociones .............................................................................7 2.4. Las emociones .........................................................................................................9 2.5. El estrés..................................................................................................................14 2.6. Síndrome general de adaptación. Enfermedad no Específica. ...............................17 2.7. Estrés y personalidad .............................................................................................18 2.8. El dolor crónico: ¿respuesta al estrés?...................................................................21 2.9. Personalidad y patologías asociadas .....................................................................21 2.10. Síndrome doloroso crónico...................................................................................26 2.11. El trastorno somatomorfo......................................................................................27 2.12. La Neurastenia .....................................................................................................30 2.13 Fibromialgia ...........................................................................................................31 2.14. El síndrome de Burnout ........................................................................................33 2.15. Hombre enfermo vs. Enfermedad.........................................................................38 3. MATERIAL Y METODOS ...............................................................................................41 3.1. Muestra...................................................................................................................41 3.2. Metodología de trabajo. ..........................................................................................42 3.2.1. Estudio somático. ............................................................................................42 3.2.2. Estudio bioquímico ..........................................................................................43 3.2.3. Estudio funcional y psicológico........................................................................44 4. RESULTADOS. ..............................................................................................................45 4.1. Estudio funcional y psicológico ...............................................................................45 4.2. Estudio somático ....................................................................................................53 4.3. Estudio bioquímico. ................................................................................................59 5. DISCUSIÓN...................................................................................................................69 6. CONCLUSIONES ..........................................................................................................82 7. BIBLIOGRAFÍA..............................................................................................................84 8. ANEXOS ........................................................................................................................96 2 1. OBJETIVOS DEL ESTUDIO El objetivo del presente trabajo es mostrar las estrechas relaciones que existen entre la mente y el cuerpo y demostrar que la homeostasis de nuestro organismo depende en gran medida de las redes neuronales que están activadas en cada momento. Un estado de ánimo depresivo puede repercutir de manera importante a nivel somático, haciendo que se entremezclen patologías con sintomatologías abigarradas e imprecisas, que causan a una proliferación de nombres para definir el mismo proceso. Pretendemos, así mismo, evaluar cómo una situación de estrés permanente vivida por una persona, puede acabar con su energía vital, su autoestima, produciendo un cuadro asteniforme y/o doloroso. En base a estos hechos, planteamos como hipótesis la presencia de una única patología que manifiesta diferentes formas clínicas en diferentes pacientes, en función de factores genéticos determinantes y de la personalidad que desde el nacimiento se vaya adquiriendo. Esta patología final, tiene en común el mismo proceso etiopatogénico, una clínica parecida, y una repercusión psicológica, bioquímica y somática similar, ha recibido distintos nombres a lo largo de la historia y no existe ningún marcador especifico de ella.Para conseguir los objetivos marcados y la demostración de la hipótesis planteada, hemos elegido unas patologías tan frecuentes como la fibromialgia y el síndrome de burnout, ambas relacionadas con el dolor crónico no oncológico y la astenia, respectivamente. 3 2. INTRODUCCIÓN 2.1. El dolor crónico La definición de dolor dada por la IASP en 1984(1), sigue teniendo pleno valor y agrupa conceptos tales como emoción, que la lesión sea real o potencial e incluso la expresión de dicho dolor. No hace alusión a conceptos de duración, ni a intensidad, pero por ser de uso frecuente el término dolor crónico en toda la bibliografía, conviene puntualizar su significado. Consideramos dolor crónico aquel que dura mas de 6 meses desde su comienzo; si bien este criterio es totalmente arbitrario, su uso ha consolidado el término en la práctica diaria . También los términos “alodinia”, utilizado para referirnos a dolor ocasionado por un estímulo que comúnmente no lo causaría, e “hiperalgesia”, que se refiere al dolor más intenso que se produce ante un estímulo que habitualmente es doloroso, son términos utilizados frecuentemente y que es conveniente recordar. Un alto porcentaje de la población sufre dolor crónico. Una encuesta realizada en 16 países, con 3000 personas de cada país, mostró que el 19% de la población sufre dolor crónico(2), si bien en España este porcentaje decrecía hasta un 11%, (4,5 millones de españoles). El dolor de espalda fue la causa más frecuente de dolor crónico, concretamente un 24% de los pacientes refería dolor cervical, dorsal o lumbar, y el dolor músculoesquelético era la causa en el 35% de los pacientes. La medición del dolor se lleva a cabo mediante la escala analógica visual(3), ideada 4 por Scout Huskinson en 1976. Se compone de un dibujo con una linea continua, con los extremos marcados por dos lineas verticales, que indican la experiencia dolorosa. Al paciente se le indica que en el extremo de la izquierda está la ausencia de dolor absoluta y en el extremo derecho, el máximo dolor posible. Tiene como gran ventaja la rapidez de su realización. El paciente refiere, en qué punto de la línea se sitúa su dolor. También la escala numérica, introducida por Downie en 1978, es muy útil, ya que el paciente expresa el dolor con un número, medido de 0 a 10. Sólo se considera que el paciente mejora, cuando disminuye su dolor en 2 dígitos después de un tratamiento. En el estudio realizado en Europa para evaluar el dolor en la población europea, solo se le había realizado una evaluación cuantificada de su dolor a un 10% de la muestra. La clasificación del dolor crónico es difícil y ha de buscarse un método pragmático, que pueda ser útil en la medicina asistencial. En este estudio la bibliografía que citamos hace referencia a los diferentes tipos de dolor crónico que existen, y nosotros hemos seguido la clasificación de Patrice Queneau, por su simplicidad y pragmatismo(4). -Dolores por exceso de nocicepción. Son más frecuentes. -Dolores neuropáticos, periféricos o centrales. -Síndrome doloroso regional complejo (algodistrofia y causalgia) -Dolores Psicógenos: Dolor atribuible a factores psíquicos, en ausencia de cualquier alteración física, objetiva, que pudiera explicarlo. -Dolor moral. En todo caso aunque el dolor esté generado psicológicamente, siempre es real(5). 5 2.2. Neurofisiología del dolor. A continuación realizaremos un breve repaso de la neurofisiología del dolor, que nos permitirá comprender mejor las redes neuronales que interrelacionan las vías nociceptivas, con el sistema límbico y el sistema de las emociones de las que iremos hablando posteriormente. A principios del siglo XX Charles S. Sherrington (Premio Nobel Medicina en 1932) describió las fibras Aδ y C como las neuronas polimodales capaces de informar del dolor, las primeras tienen una mayor velocidad de conducción que las segundas (30 m/seg. mielínicas y 2 m/seg. amielínicas, respectivamente) y son polimodales, es decir reaccionan a un amplio conjunto de estímulos. Esta información nociceptiva, mediada por la fibras Aδ y C entra en la médula a nivel de las áreas II y V de Rexed desde donde asciende al cerebro a través de las vías espinotalámica y espinorreticular. La primera, tras hacer escala en el tálamo, termina en la corteza a nivel del área somatosensorial. Existen fibras que van desde el tálamo hasta la corteza prefrontal. La segunda vía ascendente, la espinorreticular, no es muy importante a nivel discriminativo del dolor, sino a nivel afectivo, ya que después de hacer sinapsis a nivel de la formación reticular, envía sus fibras a la corteza cingulada anterior, formación cerebral incluida en el sistema límbico y con redes neuronales que relacionan esta zona del cerebro con el hipotálamo, la amígdala y el hipocampo. 6 El término sistema límbico fue introducido en 1952 por MacLean, definiendo sus funciones, e identificando tres porciones(6): amígdala tabique o septum porción tálamo-cíngula Las conexiones de la nocicepción y el sistema límbico se describen en los trabajos de Corkin en 1980(7). 2.3. Procesos dolorosos y emociones A continuación describiremos como se relacionan los procesos dolorosos y su correspondiente componente afectivo. Existe una vía descendente con efecto analgésico, y con un alto grado de connotación psicológica descrita por Ronald Melzack y Patrick Wall en 1965. Esta vía es la bulboespinal, que parte de la sustancia gris periacueductal, y se une fuertemente al sistema límbico por redes neuronales complejas que Melzack denomina neuromatriz(8). Desde el sistema límbico, pasando por el bulbo, desciende por la médula, en forma de dos haces, uno serotoninérgico y otro noradrenérgico, que bajan por las astas dorsales, y establecen contactos con el haz espinotalámico, a través de las interneuronas de Cajal, con el que viaja la información dolorosa. Previamente a esta descripción de Melzack y Wall de las redes neuronales se 7 consideraban los trastornos psicológicos del dolor crónico como “reacciones al dolor”. A partir de estos descubrimientos los efectos psicológicos del dolor se consideran como parte integrante del proceso doloroso. Las sustancias capaces de estimular el haz bulboespinal que actuará inhibiendo posteriormente el haz espinotalámico son: la serotonina, la noradrenalina, las endorfinas y el ácido gamma-aminobutírico (GABA). La noradrenalina y la serotonina actúan a nivel de diferentes áreas de Rexed, las endorfinas a nivel del sistema límbico y de las terminales de los receptores del dolor donde existen receptores µ, y el GABA (cuyo precursor es el glutamato) actuando junto a los receptores del dolor. Este sistema de inhibición del dolor, tiene un alto componente emocional, ya que en situaciones extremas la experiencia nos dice que somos capaces de no sentir el dolor. La activación de este sistema tiene su origen a nivel de la sustancia gris periacueductal, lugar donde confluyen muchas fibras y redes provenientes del sistema límbico. En realidad, las neuronas se entremezclan en sus funciones, no hay una neurona que tenga una función determinada, sino que son las redes neuronales las que realizan las funciones. Según la red neuronal activada, la función de cada neurona será diferente, como describiera el psicólogo canadiense Donald O. Hebb en 1949(9). Esta plurifuncionalidad neuronal, hace que ante un estímulo emocional, pueda desencadenarse un proceso que involucre diferentes áreas cerebrales, resultando sintomatologías diversas que no siguen ninguna estructura anatómica determinada y que son capaces de desencadenar procesos hormonales diversos. 8 2.4. Las emociones El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española(10) define la emoción como: “Un estado de ánimo caracterizado por una conmoción orgánica consiguiente a impresiones de los sentidos, ideas o recuerdos, la cual produce fenómenos viscerales que percibe el sujeto emocionado, y con frecuencia se traduce en gestos, actitudes u otras formas de expresión”. La emoción es un proceso que trasmite información subjetiva. Peter Lang en una conferencia pronunciada en Granada en septiembre de 2005, en el Congreso Español de Psicofisiología, definió la emoción como disposición para la acción en una repuesta refleja a un sistema motivacional apetitivo o aversivo, con el fin de asegurar la supervivencia de la especie. Es pues, un estado complejo relacionado con los sentimientos por cuanto escapa del mundo consciente y con componentes psíquicos, somáticos y conductuales relacionados con el afecto y el estado de ánimo. En base al tipo de respuesta que se produce frente a un determinado estimulo, clasificamos las emociones en: 1) Emociones primarias. Estas se ubican en estructuras límbicas como la amígdala, (Fig. 1). La amígdala es el órgano fundamental en la activación emocional y en el condicionamiento de las asociaciones emocionales negativas. En situaciones de grave riesgo, las emociones impactan en la amígdala 300 milisegundos antes de llegar a la corteza, poniendo en marcha todo un sistema de respuesta al estímulo causante de la emoción. 9 2) Emociones secundarias: Son aquellas en las que el estimulo, activa una cadena de procesos neuronales, de manera secuencial que podemos dividir en las siguientes fases: • presencia de imágenes mentales organizadas en pensamientos en la corteza sensorial primaria (visual, auditiva, etc.). • evaluación cognitiva, con imágenes no verbales y verbales también a nivel de las cortezas sensoriales primarias. • respuestas automáticas involuntarias y no conscientes de la corteza prefrontal, derivadas de las experiencias previas, se ubica en la corteza 10 cingulada anterior, donde reside la memoria para hechos antiguos, y por ende la expresión de las emociones. Es la parte más antigua de la corteza y corresponde a la capa mas profunda del lóbulo frontal. • Una vez que el estímulo conecta con el córtex cingulado anterior, este activa el sistema límbico a través del hipotálamo poniendo en marcha los siguientes procesos (Fig. 2). Figura 2: Eje hipotálamo hipofisario. Tomado de A. Bear op. cit., pg. 726, Fig19-4 1. Hipertonía del sistema nervioso autónomo (SNA). El hipotálamo es el integrador principal de SNA y su estimulación desencadena perfiles fuertemente integrados en el sistema límbico. Damasio(11), afirma que los 11 cambios de estado corporal de tipo visceral y mediados por el SNA constituyen marcadores somáticos y sirven de mensajeros realizando funciones de evaluaciones afectivas de experiencias perceptivas, que confirman o niegan la situación emocional. 2. Activación del sistema motor (expresión facial, posturas, movimientos, etc) 3. Activación del eje hipotálamo-hipófiso-adrenal (H-H-A): La secreción hipotalámica de corticotropin-releasing-factor, activa la adenohipófisis, que libera la hormona adrenocorticotrópica y β-endorfinas, que a su vez desencadena la liberación de glucocorticoides. También las células del sistema inmunitario tienen receptores de estas hormonas, por lo que pueden responder a estos estímulos estresantes. (Fig. 3) Figura 3: Eje hipotálamo-hipófiso-adrenal. Tomado de M.F. Bear. op. cit., pag. 718, fig 21-2 12 4. Estimulación de la liberación de neurotrasmisores (glutaminérgicos y gabaérgicos ) Una vez las redes neuronales han puesto en marcha un determinado circuito, como puede ser el del dolor, es sorprendente la capacidad de memorización de que disponen dichas redes neuronales para perpetuarlo, al memorizarlo. Fue Pavlov, en su teoría del aprendizaje el primero que esbozó los conocimientos actuales sobre la memoria. Hoy sabemos que procesos como la potenciación a largo termino, aumento en la eficacia de las transmisión de las sinapsis, como respuesta a un estíimulo repetido, al crear las neuronas nuevas conexiones para realzar la capacidad de comunicarse, justifican la alta capacidad neuronal de la memorización y la capacidad de perpetuarse circuitos, por ejemplo el de cualquier dolor. Ya en 1930 el Neurólogo americano James Papez, había establecido el circuito de las emociones formado por el córtex cingulado anterior, el hipocampo, el hipotálamo, el tálamo anterior, y el neocórtex, toda esta red interconectada. (Fig. 4). Figura 4: Circuito de Papez. Tomado de M.F. Bear, op.cit., pag. 612, fig. 18.4 13 2.5. El estrés El estrés es considerado como una emoción, ya que los cambios psicofisiológicos que se producen en el organismo son secundarios a la activación del eje hipofisohipotálamo-adrenal y del SNA, en respuesta a una situación de sobredemanda, definición que es casi coincidente con la de emoción. El termino estrés, en medicina fue empleado por primera vez en 1932 por Walter Canon(12) en su libro “La sabiduría del cuerpo”, y entendía el estrés como una situación de alarma para el individuo. El estrés biológico es una respuesta del cerebro a estímulos reales o imaginarios. Existe un estrés fisiológico, producido por algún daño del organismo, y un estrés psicológico, en respuesta a algún estimulo emocional. En la ansiedad, se produce un proceso fisiopatológico del mismo tipo, que el estrés ,pero la diferencia con este , es que en esta el disparo del proceso neuroendocrino es previo a la situación, es una anticipación a la situación, mientras que en el estrés, la sobredemanda es real, en el momento de producirse la situación. Llamamos distress a un estrés negativo, en el cual las demandas son muy grandes para nuestro organismo. Eustress o estrés positivo cuando el estrés estimula a mejorarnos y superarlo. La parte periventricular del hipotálamo (Fig. 5), (tercio distal de la pared del tercer ventrículo), liberan un péptido, el corticotropin-releasing factor en la red de capilares que pasa a unos capilares y en 15 segundos estimula la secreción de ACTH por parte de la 14 hipófisis, que a través del torrente sanguíneo estimula en pocos minutos la síntesis de cortisol de la cápsula suprarrenal. El cortisol o hidrocortisona es el principal glucocorticoide segregado por la corteza suprarrenal humana y el esteroide mas abundante en la sangre periférica, si bien también se forman cantidades menores de corticosterona. Figura 5: Cerebro anterior: tálamo, hipotálamo. Tomado de M.F. Bear. op.cit. pag. 225. En el hombre, estudios cinéticos de la conversión del colesterol libre del plasma en cortisol, han demostrado que en esencia todo el cortisol secretado deriva del colesterol circulante en condiciones basales y que es el resultado de la estimulación aguda de adrenocorticotropina. El cortisol es una sustancia lipófila, puede atravesar la membrana hemato- encefálica, llega al hipotálamo donde frena la producción del realising factor corticotropin. No obstante hemos de decir que el cortisol tiene efectos importantes sobre otras células 15 del cerebro, que podrían superponerse a los del envejecimiento… es bien sabido, que un estrés crónico provoca un envejecimiento prematuro(13). Mientras que la parte lateral del hipotálamo está implicada en los comportamientos alimentarios mediante la activación del sistema dopaminérgico, meso-córtico-límbico, relacionado con todos los comportamientos hedónicos, más con el deseo, que con el placer propiamente dicho, la parte periventricular no controla solo la secreción de ciertas hormonas circulantes, sino también el SNA, a través de las neuronas preganglionares (fig. 6). Es decir que el hipotálamo regula el funcionamiento hormonal y el funcionamiento neurológico a través de las conexiones que éste tiene con el tronco cerebral, los núcleos de la médula espinal donde se localizan las neuronas preganglionares del sistema simpático y parasimpático. La activación del SNA regula así mismo, la producción de adrenalina por las neuronas postganglionares del simpático. (las neuronas postganglionares del parasimpático utilizan acetilcolina). La estimulación del simpático estimula la liberación de adrenalina y noradrenalina por la médula suprarrenal. Este SNA es el primer sistema que se activa ante una situación de alarma(14). Algunos investigadores sostienen que el SNA esta formado por tres divisiones; el simpático, el parasimpático y el entérico(15). En general el simpático se ocupa de las funciones de huida, lucha, etc., mientras que el parasimpático regula la frecuencia cardiaca basal, la respiración, el metabolismo. Los estímulos aferentes, como la emoción, excitan el SNA tal como hemos visto, que 16 de manera eferente activa los órganos, con una respuesta que puede ser la aceleración cardiaca, el aumento de la tensión muscular, las disfunciones viscerales, el temblor… Damasio considera a estos cambios que se producen en el organismo como marcadores somáticos, como una imagen del cuerpo(11) representada en nuestras redes neuronales. 2.6. Síndrome general de adaptación. Enfermedad no Específica. Hans Hugo Bruno Selye nació en Viena en 1907 y en el verano de 1936 (departamento de bioquímica de la Universidad McGill en Montreal) describe por primera vez el Síndrome General de Adaptación, en el British Journal Nature. Por estrés, Selye entendía no sólo el “estrés nervioso” sino “la respuesta no específica del organismo frente a cualquier demanda”. Crea el concepto de Enfermedad no Especifica, o síndrome de Solo Estar Enfermo. Murió en 1982 en Montreal después de haber publicado 33 libros , quizas el mas importante es The stress of life (El estrés de la vida), libro de divulgación donde explica los conceptos básicos de su descubrimiento. Impartió un sinfín de conferencias tanto a médicos como a religiosos, por cuanto hablaba de una nueva forma de vivir, del valor, del amor y de la importancia de ayudar a los demás para nuestro bienestar(16). Su Síndrome General de Adaptación tiene tres fases: 1. Fase de alarma: El cuerpo se prepara para la defensa o la huida 2. Fase de resistencia 17 3. Fase de agotamiento. Una forma de envejecimiento debida al deterioro del organismo por mantener un desgaste constante del organismo durante la resistencia. Si el organismo se activa repetidamente ante estímulos que son estresantes, puede desarrollar situaciones psicopatológicas que conlleven la presencia de enfermedades. 2.7. Estrés y personalidad La forma en que cada persona va a soportar una situación de estrés permanente y como va a comportarse su organismo ante esta situación es algo que depende de los marcadores genéticos, y del entorno en el que viva o haya vivido el paciente durante su infancia y adolescencia y que le haya conformado una personalidad biológica. Se puede definir la personalidad como “Una organización más o menos estable y duradera del carácter, el temperamento, el intelecto y el físico de una persona, que determina su adaptación única al ambiente”(17). La personalidad, entendida como un conjunto de peculiaridades estables en la cognición (manera de pensar), la emoción (manera de sentir), y la conducta (manera de comportarse)(17), ejerce una influencia enorme sobre muchos aspectos importantes de la vida, tales como el grado y la capacidad de adaptación a las diferentes situaciones a las que se ven sometida a la persona. A través de su interacción con los ejes psicofisiológico, psiconeuroendocrino, 18 psicoinmunológico, activados ante determinadas situaciones estresantes, repercute de forma directa en su estado de salud, modificando el riesgo de presentar enfermedades. La personalidad de cada uno de nosotros, condiciona nuestra manera de responder ante situaciones de estrés, es como una idiosincrasia personal(18) de cada individuo, una predisposición individual. Es lógico pensar que existan personalidades trastornadas, con falta de capacidad para responder adecuadamente a las situaciones de estrés(19), y que ante ellas, su repuesta sea contraria a la lógica. Las versiones recientes DSM-IV-TR, agrupan a los trastornos de personalidad en tres grupos: • Individuos raros o excéntricos • Individuos dramáticos emotivos, inestables • Individuos ansiosos o temerosos. No es el motivo de este estudio, detenerse en los trastornos de personalidad, sino, a partir de la definición de personalidad, comprender las diferentes respuestas que cada individuo realiza ante el mismo estimulo. Las causas que en cada sujeto pueden responsabilizarse del desarrollo de una determinada patología, ante situaciones vividas como estresantes o ansiógenas, son hoy desconocidas, pero sí se sabe la importancia del factor genético en la presencia de una cierta facilidad para desarrollar tal o cual clínica vinculada a procesos estresantes. Hablaríamos, entonces de vulnerabilidad genética, como aquella facilidad de cada paciente a desarrollar tal o cual patología somática secundaria a un proceso estresante. 19 Esta diátesis, de posible origen genético, puede verse complementada por factores extrínsecos vividos por la persona, condicionando una forma de respuesta determinada a cada factor estresante. Así, ante un determinado estímulo estresante, un profesional sanitario, un docente puede desarrollar un Síndrome de burnout, por ejemplo. Existe también una relación entre estrés y cáncer. Muchos son los trabajos en la actualidad que relacionan estos dos conceptos, si bien podemos citar el de Goldfard(20) realizado en 1967 que relacionó la presencia de cáncer en las parejas que habían sufrido durante un periodo de tiempo un estrés emocional importante. En 1978, Marsillach puso de manifiesto la presencia de depresión previa, en el 75 % de los pacientes que habían desarrollado un tumor canceroso(21). Un reciente estudio prospectivo, con seguimiento durante 13 años, realizado en la Universidad Johns Hopkins dirigido por Joseph J. Gallo y publicado en el 2000, confirma la asociación de depresión mayor y cáncer de mama en la misma proporción que el no tener hijos(22). El estrés del enfermo canceroso, es definitivamente distinto al estrés que presenta un enfermo cardiovascular. En tanto que en éste el estrés es por grandes tensiones en su modo de vida, en el enfermo canceroso, el estrés es la ausencia o la dificultad en la comunicación de las emociones y los sentimientos de los otros. 20 2.8. El dolor crónico: ¿respuesta al estrés? Retomando nuestra hipótesis, planteamos el hecho de que los procesos dolorosos crónicos, de causa no filiada, en los cuales no llegamos a encontrar un factor desencadenante de ningún tipo infeccioso, ni tumoral, ni autoinmune, etc., sea una manera de responder de cada paciente, en función de la personalidad que tengan, a una situación de estrés, aguda o crónica, que daría como resultado la enfermedad dolorosa crónica, con un cortejo sintomático asociado del que mas tarde hablaremos(23). Ante un determinado marcador genético sobre una personalidad determinada una situación de estrés, aguda o crónica, produciría un síndrome doloroso crónico caracterizado por dolor, astenia, trastorno en el inicio y mantenimiento del sueño, hipertonía del simpático, etc. 2.9. Personalidad y patologías asociadas Existen en la actualidad numerosos trabajos que relacionan determinados factores de personalidad con la aparición de un tipo de patología. Así, por ejemplo, pacientes con una personalidad conformista, depresivos, compulsivos, con tendencia a la ansiedad, se relacionan con la aparición de la enfermedad cancerosa(24,25). La personalidad cancerosa, destaca también la personalidad con vocación de servicio a toda prueba a cambio de nada, es la típica persona dispuesta a servir al otro gratuitamente (26). 21 Algún trabajo relaciona de manera nítida, el estrés y el cáncer, como el de Goldfard en 1967, un estudio intensivo en parejas, mostrando la presencia de cánceres en pacientes cuyo cónyuge había sufrido un estrés emocional crónico(27). En una exhaustiva revisión de la personalidad como factor etiológico del cáncer, Lezna y Worthington en 1956, mencionan la pérdida de un ser querido como patogénesis del cáncer, este hecho sucede antes de la aparición del tumor, apreciándose en estos pacientes la incapacidad de liberar los sentimientos de hostilidad y las emociones(28). Esta personalidad de servicio, conformista, ansiosa, que se relaciona con procesos cancerosos, se ha dado en llamar Patrón de Conducta tipo C. En 1957 dos cardiólogos, Rosenman y Friedman(29), trabajando en el hospital Monte Sinai en San Francisco, describieron un patrón de comportamiento, Patrón de Conducta Tipo A, que hoy se considera como un factor de riesgo de la cardiopatía isquémica. Estos autores definían el Patrón de Conducta tipo A, como “Un conjunto particular de acción-emoción que puede observarse en cualquier persona comprometida en una lucha relativamente crónica para lograr un número de cosas normalmente ilimitadas de su ambiente, en el menor tiempo posible, y/o contra los esfuerzos opuestos de otras personas o cosas de su mismo ambiente”. A través de un cuestionario determinado se puede poner de manifiesto las personas con conductas tipo A, (Anexo 1). Mediante la realización de esta entrevista a un grupo de personas, se ha podido demostrar que los sujetos con Patrón de Conducta tipo A tienen 2,5 veces mas probabilidades de presentar angina de pecho o infarto de miocardio que 22 los no A, operando al margen de los factores de riesgo tradicionales (tabaco, hipertensión, obesidad). Parece ser que una mayor reactividad simpática en este tipo de personas con Patrón de conducta tipo A, hipertonía del simpático, les haría vivir en continua competición con los demás para conseguir lo que quieren, con una percepción amenazante del ambiente, en el que los demás son enemigos(30). Las personas con Patrón de conducta tipo A tienen dificultad para identificar, reconocer y expresar los afectos propios, junto con la ausencia de fantasías, lo que nos permitiría englobarles dentro del concepto clásico de la Medicina psicosomática, de Alexitimia(30). La Alexitimia se contextualiza como un trastorno emocional en el procesamiento de la información afectiva, así como en la regulación de los afectos y se relaciona como factor de riesgo para el padecimiento de los efectos patógenos del estrés, en su calidad de alteración en la modulación de la actividad fisiológica en respuesta al estrés. Etimológicamente significa ausencia de palabras para expresar emociones, aparece por primera vez el termino en los años 70 por Sifneos, para expresar un padecimiento en pacientes relacionados con síntomas psicosomáticos. La Alexitimia es un concepto difícil de objetivar en las entrevistas clínicas, utilizándose en la actualidad la Escala de Alexitimia de Toronto (TAS) (Anexo 2) de Taylor y cols., de 1985(31). 23 Existen diferentes cuestionarios para el análisis de los diferentes tipos de personalidad. En atención primaria(32) se utiliza, por su rapidez el “Sixteen Personality Factor Questionnaire -16 PF”, del Institute for Personality and Ability Testing, Champaign, Illinois USA, elaborado por RB Catell (Cuestionario Factorial de personalidad 16 PF, Tea ediciones. Madrid)(33), si bien el MMPI es el mas utilizado para la realización de estudios en los que intervenga la personalidad del paciente. El Inventario multifacético de personalidad de Minnesota (Minnesota multiphasic personality Inventory, MMPI) fue desarrollado en 1937 por Starke Hathaway y C. Mckinley, consiste en más de 500 enunciados, actualmente en diferentes programas informáticos, y proporciona una puntuación de 10 escalas clínicas(34). El sujeto responde “verdadero, falso o no lo sé”, lo cual le acaba otorgando una nota en cada una de las escalas clásicas: • Hipocondría • Depresión • Histeria • Personalidad Psicopática • Masculinidad - Feminidad. • Paranoia. • Psicastenia • Esquizofrenia. • Hipomanía. 24 La prueba ha sido sometida a revisión y actualmente se denomina MMPI-2. Es sin duda uno de los instrumentos mas valiosos para el estudio de las personalidades, por su formulación no teórica. Si se realiza el MMPI a los pacientes con dolor crónico se observa en los resultados alta puntuación en depresión, histeria, hipocondría, lo cual apoyaría la idea de considerar al dolor como síntoma histérico(35) o bien de patología psicosomática, como han puesto de manifiesto un trabajo realizado en el Servicio de Urgencias del Hospital de la Pitié en París recientemente presentado en el Congreso de la Sociedad Francesa del dolor del 2006 (36). Sin embargo, es inexcusable señalar, que en muchos ítems del MMPI, los pacientes que tienen respuestas positivas, hace relación a problemas físicos, por lo que resulta un cuestionario fácilmente artefactable para los pacientes con dolor crónico, por cuanto son personas que no tienen buen sentimiento de salud. (En hipocondriasis, por ejemplo, el 50% de las ítems hacen referencia a problemas físicos, y están incluidos en la escala de Histeria). Por eso en este momento, el cuestionario de Minnesota, puede no ser el mas útil para el dolor crónico(37). Quizás exista un patrón de conducta específico para los pacientes con este cuadro doloroso crónico, caracterizado por un síndrome ansioso-depresivo, alexitimia, poca realización laboral, familiar y social. 25 2.10. Síndrome doloroso crónico Actualmente no existe un test de personalidad que sea aplicable al paciente con dolor crónico. Consideramos al dolor crónico, como una enfermedad en sí mismo, independientemente de cual haya sido la causa primaria que lo desencadenase. En los años 50, John J. Bónica plantea ya este punto de vista del dolor, considerándolo como una enfermedad en si mismo, y creando los primeros servicios multidisciplinarios especializados, para hacer frente al dolor crónico(38). A partir de 1988, F. Bourreau define el Síndrome doloroso crónico como: “La unión de manifestaciones físicas, psicológicas, comportamentales y sociales, que tienden a hacer considerar el dolor persistente, cualquiera que sea su etiología de inicio, más como una enfermedad en si mismo que como el simple signo de un desorden fisiopatológico, subyacente” (39). Considerando al dolor con esta visión global, quisiéramos centrarnos en aquellas enfermedades de las cuales desconocemos su etiología, cursan con esta clínica de dolor y/o astenia, presentan trastornos trastornos psicológicos asociados, comportamentales y sociales; son enfermedades no bien delimitadas desde el punto de vista conceptual, e incluso sus criterios diagnósticos son exclusivamente clínicos. Nos referimos a la Fibromialgia, al Síndrome de Fatiga Crónica, al Síndrome de Burnout, al dolor lumbar inespecífico, etc. Estas enfermedades no difieren de enfermedades que están o han estado reconocidas a lo largo de la historia, tanto por el DSM ( American Psychiatric Manual of Mental Disorders)(40), como por el CIE (versión española de la clasificación de 26 enfermedades psiquiátricas según la OMS, ICD-10)(41) y bajo nuestro punto de vista, asistencial, los criterios diagnósticos actuales, no difieren de manera remarcable de los criterios que se adoptaron en otros momentos de la historia, para diagnosticar los procesos dolorosos que entonces sufría la población. Son pues, bajo nuestro punto de vista, las mismas enfermedades, en el mejor de los casos, con los cambios que la adaptación a la sociedad les haya producido. Así, por ejemplo, el Trastorno Somatomorfo, podría muy bien aplicarse a muchos de los pacientes que hoy diagnosticamos con otros nombres que se han incorporado mas recientemente y quizás el mismo término Somatomorfo, a su vez sustituyó a otros en su momento de aparición. 2.11. El trastorno somatomorfo En 1980, en el manual DSM–III se introdujo por primera vez el término trastorno somatomorfo, coincidiendo con la desaparición del término Neurosis, para definir “la presencia de síntomas físicos, que sugerirían una enfermedad médica y que no podrían explicarse por la presencia de una enfermedad, una sustancia o por otro trastorno mental”. En el DSM y el DSM-II no había mención al t. somatomorfo ni a Neurosis, si bien existía el término “reacción de conversión”. El término “conversión” alude al mecanismo que permite mantener alejados del nivel de conciencia contenidos e impulsos inconscientes o reprimidos y que se convierten en energía de inervación somática. Fue descrito por Freud en 1883(42,43) y está en un subgrupo de los trastornos somatomorfos en la DSM-IV. 27 En el CIE-10, de 1996, se incorpora el término somatomorfo, y tiene además una categoría dedicada a “síntomas somáticos no explicados”. Cualquier cuadro doloroso crónico, puede estar influido o reflejar un proceso psiquiátrico, reconocido por el DSM IV, superponibles a los trastornos de somatización, la hipocondriasis, los trastornos facticios, la simulación y el dolor asociado a trastornos psicológicos, todos ellos englobados dentro de los Trastornos Somatomorfos. También la depresión, la ansiedad, el pánico y los trastornos de estrés postraumático, pueden influir en el dolor. Está fuera de toda duda que salvo en el t. facticio y la simulación, el resto de dolor debe considerarse genuino por cuanto el paciente vive el dolor, sin voluntad de obtener ningún beneficio y no tiene voluntad de engañar. Siguiendo con los criterios de CIE-10 y DSM-IV, las tres características que definen los trastornos somatomorfos son: La existencia de numerosos síntomas que no tiene explicación orgánica y que cursan de manera repetitiva. El hecho de que los factores psicológicos jueguen un papel importante en el desarrollo de los síntomas y que el paciente se niegue a aceptar cualquier etiología psicológica. Que los síntomas se sitúen en el centro de atención del paciente con demandas permanentes de pruebas. 28 Un número importante de enfermedades, en el mundo médico, no psiquiátrico, están consideradas como “ funcionales”, aunque en la actualidad sea sinónimo de “psicológico”, en su primera acepción se refería a enfermedades por alteración en la función, en contraposición a las enfermedades con alteración en la estructura(44). Estas enfermedades, funcionales, pueden afectar a diferentes aparatos o sistemas, tales como en el tracto gastrointestinal, (síndrome de intestino irritable, dispepsia), en el sistema cardiovascular (la neurosis cardiaca, sincopes neuróticos), en el aparato respiratorio, (el síndrome hiperventilatorio), en el sistema urinario, (el síndrome uretral inespecífico) o en el metabolismo, (la hipoglucemia reactiva). Si bien, los trastornos somatomorfos, así llamados, suelen presentarse como dolor y fatiga, y para el CIE-10, son considerados como Síndrome doloroso somatomorfo persistente, donde el dolor es el síntoma predominante Un numero importante de estudios relacionan la Fibromialgia con un trastorno somatomorfo(45,46,47,48,49,50,51). El término somatomorfo, no debe equipararse al de psicosomático, ni al de somatización; las enfermedades psicosomáticas presentan cambios estructurales o fisiológicos, en teoría provenientes de factores psicológicos. En los t. somatomorfos, no deben evidenciarse dichos cambios, por definición. El Termino “somatización” se atribuye a Stekel(52) quien a principios del siglo XX lo define como un trastorno somático que surge como expresión de una neurosis profundamente asentada. 29 Además del dolor, que es el síntoma mas característico del T. somatomorfo, la astenia, la fatiga, también es considerada hoy día como un t. somatomorfo indiferenciado, para el DSM-IV. 2.12. La Neurastenia El concepto de Neurastenia(53), ha tenido una historia de grandes altibajos, permaneciendo en la actualidad solo en la edición CIE-10, no así en la versión americana. El término neurastenia ya se utilizaba en el siglo XIX, Freud también publicó sobre ella en 1885, estuvo incluido en el DSM II, desapareciendo posteriormente en el III y no ha vuelto a ser incorporado. “Lo característico del síndrome, es el énfasis que pone el enfermo sobre la fatigabilidad y la preocupación por su rendimiento mental y físico, en contraste con los trastornos somatomorfos, en los que las quejas corporales y la preocupación por la enfermedad somática domina el cuadro”(54). Un número importante de estudios relacionan el síndrome de Fatiga Crónica con la Neurastenia(55,56,57,58). Los criterios para el diagnóstico de fatiga crónica (anexo 3) fueron establecidos en 1994 por Fukuda (59). El síntoma capital, tanto de la Neurastenia como del Síndrome de Fatiga Crónica, es el agotamiento, definido por el paciente como una anergia completa, una falta de fuerza para todo tipo de actividad, sea física o mental, lo que le puede obligar en algún caso a 30 tener que volverse a acostar después de tomar el desayuno, durante 1-2 horas a fin de recuperar fuerzas para empezar el día. Parece ser que el mismo Beard, creador del termino de Neurastenia, sufrió este cuadro de agotamiento mental y/o físico(55) en algún momento de su vida. Así como la Fibromialgia representa el ejemplo paradigmático del paciente con dolor crónico no maligno, el Síndrome de Burnout representa el ejemplo paradigmático de la enfermedad por agotamiento vital, intelectual/ laboral. 2.13 Fibromialgia El concepto de Fibromialgia se introduce en la literatura medica en 1904(60) y desde entonces ha sido muy controvertido por las indudables similitudes con cuadros ya existentes(61). Se podría definir como “Un trastorno de la regulación dolorosa de etiología desconocida, que cursa con dolor amplio, generalizado, de origen idiopático, a menudo asociado a trastorno de tipo psíquico y que no puede ser explicado por trastornos degenerativos o inflamatorios de origen músculoesquelético”. En 1990 un comité del American College of Rheumatology propuso unos criterios de clasificación que siguen vigentes en la actualidad a pesar de su poca especificidad(62), pero en la actualidad son ampliamente criticados, se habla de once puntos dolorosos pero no de dolor difuso(63) y respecto a los puntos definidos, numerosos trabajos muestran la poca validez de los mismos(64,65). La mayoría de los pacientes diagnosticados son mujeres, con una relación 8:1. 31 Se han encontrado en algún trabajo, alteraciones ligadas a una variante del gen Catecol-O-Metiltransferasa situado en el cromosoma 22 y ligado a la inactivación de la dopamina y las catecolaminas(66). Otros autores(67) lo incluyen dentro de un gen común a un grupo de enfermedades como la depresión, el colon irritable, la migraña, y la fatiga crónica, denominándolo “Affective spectrum disorder” de Hudson. El síntoma fundamental de la fibromialgia es el dolor difuso, que se refiere tanto a la espalda como a extremidades, de carácter crónico, el paciente refiere “me duele todo”, es un dolor que no sigue ninguna distribución metamérica ni se detecta ningún signo flogótico en ninguna de las articulaciones exploradas. El paciente refiere su dolor, sin ritmo biológico, puede aparecer de día o de noche, no calma con los analgésicos al uso ni con los antiinflamatorios habituales, siempre en la escala analógica visual se obtienen puntuaciones elevadas, de 8-9. La respuesta a todo tipo de tratamientos es modesta, no obteniendo descenso significativo en la EVA en casi ningún caso. Todos los pacientes con Fm tienen una percepción de enfermedad mayor que la que tienen otros enfermos reumatológicos, afectos de Artritis Reumatoide, Lupus, por ejemplo(68). Se acompaña de un sueño no reparador, lo cual dificulta todavía más el manejo de un paciente, ya que el hecho de no dormir, hace que el paciente vaya con una sensación permanente de sueño, bien sea secundario al proceso que le afecta, bien sea por la falta absoluta de sueño reparador. Los trastornos psicológicos asociados a la fibromialgia, tales como depresión y ansiedad están presentes en el 70 % de los pacientes(61). 32 Para el diagnóstico se han de seguir los criterios señalados por ACR (Anexo 4), entre ellos la presencia de unos puntos de dolor a la presión, denominados Tender points (Anexo 5). Se han ideado diferentes instrumentos de presión para medir la presencia de dichos puntos dolorosos. 2.14. El síndrome de Burnout Comenzaremos por exponer algunas nociones del síndrome de burnout, donde la fatiga es el síntoma básico. El primer antecedente histórico data de 1953, y se refiere a las enfermeras de un hospital psiquiátrico inglés, donde SCHWARTZ Y HILL, observaron un bajo rendimiento con una baja moral entre este personal(69). La primera definición de Burnout fue dada en 1970 por Freudenberger Herbert como “un agotamiento profesional, causado por la utilización excesiva de energía y de recursos que provocan un sentimiento de fracaso, agotamiento e incluso de extenuación.” Freudenberg trabajaba en una clínica de toxicómanos en New Cork, y observó que al año de estar allí la mayoría de los trabajadores sufría una pérdida de energía, cansancio físico y psicológico, ansiedad, depresión, dolores somáticos, etc. En sus escritos, aparece por primera vez el termino Burnout en los años 70. Más tarde, este mismo autor, en los años 80 añadió: “Me di cuenta de que las persona que cuidaban a los toxicómanos, eran a veces víctimas de un incendio, como el 33 de un inmueble, bajo los efectos de la tensión producida por nuestro mundo complejo, dejando un vacío en su interior aunque exteriormente se mantenga más o menos intacto.”(70) En 1975, en San Francisco, la psicóloga Cristina Maslach estudio las respuestas emocionales de los “profesionales de ayuda” que tras un tiempo presentaban un cuadro de desmotivación, falta de realización, con una sobrecarga emocional importante. Para una mejor evaluación de este tipo de paciente, en 1981, diseña el Maslach burnout inventory(71) (Anexo 6) que hoy es el mas utilizado en todo el mundo para el diagnóstico de este proceso. La comunidad científica, recibió un poco escépticamente este síndrome si bien hoy en día, además de un problema de salud, es un problema social remarcable, ya que afecta a un porcentaje de la población laboral cualificada importante. En 1976, Maslach, describe el S.B. como “Una incapacidad de adaptación del profesional, debido a un estrés emocional continuo, causado por el entorno del trabajo “ Mas recientemente, 1998, D. Bedard y A. Duquette, en trabajos realizados con enfermeras en Québec, han establecido la definición mas actual y universalmente admitida(72). “El S.B. es una experiencia psíquica negativa, vivida por el individuo, relacionada con un estrés emocional y crónico causado por un trabajo que tiene por objeto ayudar a 34 las personas “ En 1984 Freudenberger y North presentan este síndrome como resultado de un proceso evolutivo, en la relación con el trabajo(70). 1. fase de entusiasmo. 2. la estabilización. 3. la frustración. 4. la desmoralización. Estas cuatro fases no son universalmente admitidas… si bien, la acumulación de situaciones de estrés emocional, a medio plazo, comenzaría a iniciar los síntomas del S.B. dependiendo de los autores, en 2-5 años, se podría desarrollar el síndrome. Sintomatología: a) Síntomas somáticos. El síntoma que destaca en este síndrome es la fatiga. Por encima de un florido cortejo sintomático, el síntoma que expresa el paciente afecto de burnout es la fatiga. Otros síntomas asociados son cefaleas, trastornos digestivos, trastornos del sueño, dolor y malestar generalizado. b) Síntomas comportamentales, con manifestaciones de irritabilidad, labilidad emocional, indicando una sobrecarga emocional, puede llegar a pasar mas horas en el puesto de trabajo, sin que esto represente, ni mucho menos, un aumento de la productividad. Asociándose una fatiga enorme… Además este síndrome es altamente contagioso. 35 c) Síntomas por trastornos de estado de ánimo con sintomatología ansiosa, depresiva. Ademas de la sintomatología descrita, lo característico del SB es(73,74): A. Deshumanización en la relación personal. Éste es el núcleo duro del síndrome, al presentarse el cinismo, como dato importante, pasando a ser el alumno, el paciente, un mero objeto. B. Disminución de la implicación personal con las consecuencias obvias de falta de rigor en el trabajo, absentismo laboral o con un “presentismo ineficaz”. El SB afecta especialmente a los trabajadores que han de estar de cara al publico, por eso, enfermeras, médicos, abogados, periodistas, profesores, etc., son los más afectados. En el periódico de la Organización Medica Colegial de España (numero 86, XII, 2002) aparece el dato de que 32000 profesionales de la medicina padecen el sind. Burnout, es decir, aproximadamente entre un 15-20 % de los médicos presenta este síndrome y un 25,3% de las enfermeras(75). El Estudio Cisneros, “Riesgos psicosociales entre profesores”, realizado en 2006, por Iñaki Piñuel, indica que uno de cada 5 profesores (22%) presenta un síndrome de burnout y que el 33% está al límite de sufrirlo(76). Variables que pueden hacer mayor la susceptibilidad a desarrollar un S.B.(70,77): 36 A - La Personalidad. Como hemos dicho anteriormente, la personalidad de cada persona hace que una situación de estrés sea vivida de manera diferente por cada uno de nosotros. Algo que en una persona puede no significar mayor estrés en otra personalidad, mas vulnerable genéticamente o ambientalmente, puede representar una situación de difícil afrontamiento. • Variables sociodemográficas. No está demostrado que el SB sea más frecuente para determinado sexo, edad, situación familiar o número de hijos. No obstante, sí podemos decir que las personas más jóvenes son mas vulnerables. • Variables profesionales, es decir, los títulos, la formación, los años de experiencia… en contra de lo que se pudiera pensar, la formación no es una barrera frente al SD. • La hardiness Este término fue creado por Suzanne Kobasa, para definir los procesos de adaptación ya que la personalidad del sujeto interviene en la percepción del estrés. La osadía, así podríamos traducir hardiness, puede ser un arma frente al padecimiento del SB, según siete estudios realizados por los autores de la Universidad de Montreal, Bedard y Duquette(78). La hardiness seria una forma de afrontamiento, mediante procesos de esfuerzos cognitivos, comportamentales, destinados a moderar, reducir, o incluso tolerar las exigencias externas, que pueden derrumbar los cimientos del individuo. B - Los estresores debidos al trabajo El trabajo jugaría la parte más importante en la aparición de SB, especialmente 37 intervienen los siguientes factores: • Delimitación de tareas. • Ambigüedad de los roles. C - Los estresores debidos a las condiciones de trabajo. La relación de ayuda es la relación de base de las profesiones de los sanitarios. Escuchar, reconfortar, comprender, tranquilizar, es la relación, donde el afecto, toma su plaza entre el dolor físico y el sufrimiento moral. • La falta de soporte. • La tecnología. • El impacto de las patologías sobre los profesionales, especialmente en los servicios de urgencias, oncología, infecciosos y reanimación. D- Los estresores ambientales. • El medio, los centros de trabajo. • Las materias primas. • El material. • Los métodos de trabajo. • La mano de obra. 2.15. Hombre enfermo vs. Enfermedad La hipótesis que justifica este trabajo es la realidad del hombre enfermo. Esta forma de ver al enfermo como una parte del total, sea orgánica, somática o psíquica es la que nos puede hacer incidir en el mismo error en los próximos años, es decir, volver a 38 inventarnos un término nuevo cuando los términos fibromialgia, burnout, fatiga crónica, hayan vuelto a estar en desuso. La descripción de Salie, de Síndrome de estar enfermo, que después no ha tenido muchos seguidores es en la que se basa este trabajo. Nos cuesta trabajo creer que haya tantas enfermedades como nombres, en las cuales las diferencias son de matices clínicos y cuyos tratamientos, ineficaces, por cierto, sean siempre los mismos. Creemos que debemos dar un paso adelante en esta visión del hombre enfermo, olvidarnos de etiquetas, si bien, el paciente muchas veces nos las solicite, y volver la cara al concepto mas humanista y a la vez mas real que es el ser humano enfermo en el sentido mas amplio. Si revisamos los datos de que disponemos hoy en la bibliografía, así como las últimas publicaciones de este tema, podremos ver que no hemos avanzado nada en los últimos dos siglos. Seguimos buscando aquella prueba, o aquel dato de laboratorio que nos permita una diferenciación clara de una entidad nosológica de otra. Llevamos años buscando un dato esclarecedor y diferencial, sin éxito porque ese dato no existe. No existe más que el hombre que enferma como reacción a un sufrimiento que no supera y que no consigue, consciente o inconscientemente superar. Este hombre enfermo es el mismo ahora que el de hace doscientos años, las mismas preocupaciones, las mismas inquietudes y los mismos sufrimientos. Es verdad que en este enfoque, tan actual como antiguo, tenemos dos grandes inconvenientes: 39 El primero es que el paciente siempre quiere saber, con etiqueta, que es lo que tiene. Magnificar un hallazgo es mas rápido. Se tarda más en la consulta explicando que el problema que tiene es un derrumbe de sus sistemas nervioso, endocrino, inmunológico, neuronal, en definitiva, que magnificando un hallazgo radiológico, analítico o del tipo que sea. El segundo es de orden cultural. El paciente no quiere admitir que su sufrimiento, que en ocasiones, cree superado o al menos alejado, pueda repercutir de tal manera en su vida somática. Es mejor pasar la pagina y seguir viviendo sin introspecciones, sin reflexiones sobre nuestra forma de vida, y sobre lo que nos hace sufrir o lo que no, porque así no me obligo a modificar conductas anteriores. En toda la revisión que hemos hecho, tanto de la fatiga como del dolor crónico, no hemos encontrado ni una sola idea original, que pueda anular a aquellas del siglo XIX, donde no se disponía de ningún método diagnóstico que no fuera la observación clínica. Probablemente en este siglo, volveremos a cambiar de nombre a la Fibromialgia y a la Fatiga crónica, cuando ambos términos caigan en entredicho. ¿Que nombre daremos al t. Somatomorfo en el siglo XXI? ¿y a la Neurastenia? ¿Que más dan los nombres si lo que realmente cuenta es el paciente que tiene este sentido de enfermedad, que acaba postrándole en su casa, carente de toda actividad, familiar, social, intelectual, lúdica? ¿Que espera de nosotros, los médicos? ¿Sólo un diagnóstico? ¿un tratamiento farmacológico? ¿o realmente, piensa que debemos explicarle las intensas relaciones de su mente con su soma, al menos una explicación que relacione su mundo psicológico con el somático? 40 3. MATERIAL Y METODOS 3.1. Muestra Se ha realizado un estudio observacional Caso-Caso-Control, sin enmascaramiento. La muestra se ha configurado con 60 pacientes con un muestreo consecutivo durante trece meses. Veinte diagnosticadas de Síndrome de Burnout, mediante el Cuestionario MBI, (Anexo 6), veinte con Fibromialgia, diagnosticadas según los criterios del Colegia Americano de Reumatología y veinte personas sanas, que no referían sintomatología dolorosa ni fatiga que no fuera relacionada con la actividad física o mental. La media de edad fue de 48 años para los burnouts, 54 para las fibromialgias y 51 para los sanos. Gráfico 1 Edad m áxim a, m ínim a y m edia en los tres grupos 80 60 40 76 51 32 64 54 39 55 48 38 20 0 control fibromialgia burnout Se ha realizado en un periodo que se inicia en Mayo del 2006 y termina en junio 2007. 5 personas no terminaron el estudio y fueron reemplazadas por otras 5 hasta obtener el mismo número de personas en cada grupo. El motivo del abandono fue la incomodidad de la técnica del Holter; su colocación, llevarlo durante 24 horas y al día 41 siguiente tener que volver al servicio de Cardiología para devolverlo. Este reemplazo no interfiere en el resultado. Las personas del estudio en todo momento se mostraron muy colaboradoras y con mucho interés en saber el resultado global del estudio, al percibir que se trata de un estudio donde intervienen muchos factores. 3.2. Metodología de trabajo. Dividiremos el estudio en tres apartados: estudio somático, estudio bioquímico y estudio funcional o psicológico. 3.2.1. Estudio somático. Desde los trabajos de Albert Ax en 1953(79) sobre la especificidad de las emociones, sabemos que la frecuencia cardiaca es una de las repercusiones somáticas que el individuo puede presentar en base al tipo de estímulo emocional al que esté sometido. Diversos artículos han analizado este tema desde entonces, con diferentes resultados de los que mas tarde hablaremos(80,81,82,83,12), en los que la técnica que se utiliza para la activación del SNA en el 70 % de los casos, ha sido la de revivir situaciones emocionales(8). Además de la medida de la frecuencia cardiaca, se pueden utilizar otras técnicas: posturografía, sudoración, conductancia cutánea, actividad de los músculos corrugator supercilii y zygomaticus major(84,85,86). 42 En este estudio hemos preferido la medida de la frecuencia cardiaca, ya que nos parece la mejor manera de exponer al paciente ante situaciones lo más reales posibles, mediante el empleo de un Holter. Colocamos pues un holter, durante 24 horas, un día laborable, a todas las personas del estudio. En general fue bien tolerado, si bien algunos refirieron un exceso de peso del mismo, y algunas personas abandonaron el estudio por la incomodidad de tener que pasar por la consulta dos veces en 24 horas(84,87). La estimulación simpática del corazón aumenta tanto la frecuencia como la fuerza de contracción, es decir, aumenta la eficacia de la bomba cardiaca. En situaciones de estrés prolongado, hemos estudiado la frecuencia cardiaca para intentar determinar la repercusión somática. 3.2.2. Estudio bioquímico La activación del eje hipotálamo-hipofiso-adrenal, en situaciones de estrés crónico(88,89,90,91), lleva como resultado alteraciones hormonales medibles y cuantificables. Las hormonas que más se han estudiado y vinculado a la activación del sistema neuroendocrino, para situaciones crónicas de estrés, son la testosterona(92,93,94) en sangre, y el cortisol en sangre y saliva(95,96,97,98,99,100,101). Hemos realizado determinaciones de cortisol en saliva, y cortisol y testosterona en suero. Para la realización de la muestra en saliva se le entregaba al paciente, el día de 43 consulta, una esponjita con un tubo para que antes de las 8 de la mañana de un día laborable se la introdujera en la boca, como un caramelo, antes de lavarse los dientes, y lo tuviera en la misma hasta que se empapara. Después lo metiera en el tubo. A continuación, iban al laboratorio en ayunas, donde se realizaba una extracción de sangre para la testosterona y cortisol. No hubo ninguna incidencia en el manejo de estas determinaciones, ni por parte del laboratorio ni nos fue referido por parte del paciente. 3.2.3. Estudio funcional y psicológico. Para medir la capacidad funcional de cada persona hemos utilizado el Cuestionario validado HAQ(102) (Anexo 7). En su corrección se consideran valores normales aquellos inferiores a 1. Para medir el grado de depresión hemos utilizado el cuestionario validado de Beck(103) (Anexo 8). En su corrección, se consideran estados depresivos aquellas puntuaciones superiores a 9. Para medir el grado de ansiedad (Anexo 9), hemos utilizado el cuestionario validado estado-rango (STAI),(104,105) considerándose patológico cuando supera los 12-15 puntos. 44 4. RESULTADOS. Exponemos los resultados obtenidos en este estudio en tres apartados, que reflejan las tres vertientes de este estudio: psicológico, somático, bioquímico. 4.1. Estudio funcional y psicológico Los resultados obtenidos para el cuestionario HAQ, que mide la capacidad funcional de la persona, se resumen en la Tabla 1: Tabla 1 ESTUDIO FUNCIONAL y PSICOLÓGICO FIBROMIALGI HAQ CONTROL A MEDIA 1,4 16,15 DESVIACIÓN 2,35 8,17 MÍNIMO 0 0 MÁXIMO 10 28 BURNOUT 10,09 10,63 0 38 En ella vemos en el grupo control unos valores promedio de HAQ de 1.4, lo cual puede considerarse normal para el grupo de edad presente en la muestra. En el siguiente gráfico se ve la diferencia de las medias de los tres grupos: Gráfico 2 Resultados del cuestionario HAQ 25 20 15 10 5 0 CONTROL FIBROMIALGIA BURNOUT Al comprobar si los resultados se ajustan a una distribución normal, mediante la 45 aplicación del test de Shapiro-Wilk, vemos que no es así (Tabla 2), por lo que no podremos aplicar el ANOVA. Tabla 2 Prueba de Shapiro-Wilk (HAQ BURNOUT): W 0,878 p-valor 0,017 alfa 0,05 Interpretación de la prueba: H0: La muestra sigue una ley Normal. Ha: La muestra no sigue una ley Normal. Como el p-valor computado es menor que el nivel de significación alfa=0,05, se debe rechazar la hipótesis nula H0, y aceptar la hipótesis alternativa Ha. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es menor que 1,66%. Para comparar los resultados de los test entre los tres grupos hemos utilizado una prueba no paramétrica (Kruskall-Wallis). Los resultados obtenidos para el HAQ se reflejan en las Tablas 3 a 8. Tabla 3 Variabl e HAQ fibrom HAQ burnout HAQ control Observacione s Ob. con datos perdido s Ob. sin datos perdido s Mínim o Máxim o Medi a Desviació n típica 20 0 20 0 28 16,15 8,171 20 0 20 0 38 10,90 10,632 20 0 20 0 10 1,40 2,349 Tabla 4 Prueba de Kruskal-Wallis: K (Valor observado) 24,889 K (Valor crítico) 5,991 GDL 2 p-valor (bilateral) < 0,0001 alfa 0,05 46 Tabla 5 Interpretación de la prueba: H0: Las muestras no son significativamente diferentes. Ha: Las muestras no vienen de la misma población. Como el p-valor computado es menor que el nivel de significación alfa=0,05, se debe rechazar la hipótesis nula H0, y aceptar la hipótesis alternativa Ha. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es menor que 0,01%. Tabla 6 Comparaciones múltiples por pares mediante el procedimiento de Dunn / Prueba bilateral: Muestra Frecuencia Suma de los rangos Media de los rangos Grupos HAQ control 20 325,500 16,275 A HAQ burnout 20 636,500 31,825 B B HAQ fibrom 20 868,000 43,400 Tabla 7 Diferencias por pares HAQ fibromialgia HAQ burnout HAQ control HAQ fibromialgia 0 11,575 27,125 HAQ burnout -11,575 0 15,550 HAQ control -27,125 -15,550 0 Diferencia crítica: 13,2212 Tabla 8 Diferencias significativas: HAQ fibrom HAQ burnout HAQ control HAQ fibromialgia No No Si HAQ burnout No No Si HAQ control Si Si No Nivel de significación corregido de Bonferroni: 0,0167 En la Tabla 9 está recogido el resumen de los datos obtenidos en el cuestionario de Beck, que mide la depresión para los tres grupos estudiados: 47 Tabla 9 BECK CONTROL FIBROMIALGI BURNOUT A MEDIA 4,9 19,9 20,85 DESVIACIÓN 4,59 6,94 8,17 MÍNIMO 0 5 6 MÁXIMO 20 32 36 En el gráfico 3 se representan las medias obtenidas por cada grupo: Gráfico 3 Resultados del cuestionario Beck 30 25 20 15 10 5 0 CONTROL FIBROMIALGIA BURNOUT Al someter al test de Shapiro-Wilk (Tabla 10) las muestras para comprobar si se pueden asimilar a una distribución normal, obtenemos que no es así. Tabla 10 Prueba de Shapiro-Wilk (Beck/ control): W 0,793 p-valor 0,001 alfa 0,05 Interpretación de la prueba: H0: La muestra sigue una ley Normal. Ha: La muestra no sigue una ley Normal. Como el p-valor computado es menor que el nivel de significación alfa=0,05, se debe rechazar la hipótesis nula H0, y aceptar la hipótesis alternativa Ha. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es menor que 0,07%. 48 Por tanto, como en el caso anterior, para ver la significancia de las diferencias obtenidas entre los tres grupos, utilizaremos la prueba de Kruskall-Wallis (Tablas 11-16) Tabla 11 Variable Observaciones Obs. con Obs. sin datos Mínimo datos perdidos perdidos Máximo Media Desviación típica BECK control 20 0 20 0 20 4,90 4,59 BECK fibromi algia 20 0 20 5 32 19,90 6,94 BECK burnou t 20 0 20 6 36 20,85 8,17 Tabla 12 Prueba de Kruskal-Wallis: K (Valor observado) 33,57 K (Valor crítico) 5,99 GDL 2 p-valor (bilateral) < 0,0001 alfa 0,05 Tabla 13 Interpretación de la prueba: H0: Las muestras no son significativamente diferentes. Ha: Las muestras no vienen de la misma población. Como el p-valor computado es menor que el nivel de significación alfa=0,05, se debe rechazar la hipótesis nula H0, y aceptar la hipótesis alternativa Ha. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es menor que 0,01%. 49 Tabla 14 Comparaciones múltiples por pares mediante el procedimiento de Dunn / Prueba bilateral: Muestra Frecuencia Suma de los rangos Media de los rangos Grupos BECK control 20 241,50 12,07 A BECK fibromialgia 20 778,00 38,90 B BECK burnout 20 810,50 40,52 B Tabla 15 Tabla de diferencias por pares: BECK control BECK fibromialgia BECK burnout BECK CONTROL 0 -26,83 -28,45 BECK FIBROMIALGIA 26,83 0 -1,63 BECK BURNOUT 28,45 1,63 0 Diferencia crítica: 13,2212 Tabla 16 Diferencias significativas: BECK CONTROL BECK FIBROMIALGIA BECK BURNOUT BECK CONTROL No Si Si No No BECK FIBROMIALGIA Si BECK BURNOUT Si No No Nivel de significación corregido de Bonferroni: 0,0167 El tratamiento se repitió con los datos obtenidos para el test STAI estado- rasgo para la ansiedad. En la tabla 17 podemos ver un resumen de los valores obtenidos para esta prueba. 50 Tabla 17 STAI CONTROL FIBROMIALGI BURNOUT A MEDIA 8,85 37,05 35,4 DESVIACIÓN 7,69 11,58 9,62 MÍNIMO 0 19 14 MÁXIMO 28 54 52 En el gráfico 4 podemos ver representada la diferencia entre las medias obtenidas en este test por cada grupo. Gráfico 4 Resultados del cuestionario de STAI 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 CONTROL FIBROMIALGIA BURNOUT En este caso, al someter los datos al test de Shapiro-Wilk (Tabla 18) para comprobar su normalidad, también obtenemos resultados negativos. Tabla 18 Prueba de Shapiro-Wilk (STAI /control): W 0,899 p-valor 0,040 alfa 0,05 Interpretación de la prueba: H0: La muestra sigue una ley Normal. Ha: La muestra no sigue una ley Normal. Como el p-valor computado es menor que el nivel de significación alfa=0,05, se debe rechazar la hipótesis nula H0, y aceptar la hipótesis alternativa Ha. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es menor que 4,01%. 51 En las Tablas 19-24 se muestran los resultados obtenidos al aplicar a los tres grupos el test de Kruskall-Wallis. Tabla 19 Variable STAI control STAI fibromialgia STAI burnout Observaciones Obs. con datos perdidos Obs. sin datos perdidos 20 0 20 00 28 8,85 7,693 20 0 20 19 54 37,05 11,583 20 0 20 14 52 35,40 9,616 Mínimo Máximo Media Desviación típica Tabla 20 Prueba de Kruskal-Wallis: K (Valor observado) 35,819 K (Valor crítico) 5,991 GDL 2 p-valor (bilateral) < 0,0001 alfa 0,05 Tabla 21 Interpretación de la prueba: H0: Las muestras no son significativamente diferentes. Ha: Las muestras no vienen de la misma población. Como el p-valor computado es menor que el nivel de significación alfa=0,05, se debe rechazar la hipótesis nula H0, y aceptar la hipótesis alternativa Ha. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es menor que 0,01%. Tabla 22 Comparaciones múltiples por pares mediante el procedimiento de Dunn / Prueba bilateral: Muestra Frecuencia Suma de los rangos Media de los rangos Grupos STAI control 20 229,00 11,45 A STAI burnout 20 783,50 39,17 B STAI fibromialgia 20 817,50 40,87 B 52 Tabla 23 Tabla de diferencias por pares: STAI control STAI fibromialgia STAI burnout STAI control 0 -29,42 -27,72 STAI fibromialgia 29,42 0 1,70 STAI burnout 27,72 -1,70 0 Diferencia crítica: 13,2212 Tabla 24 Diferencias significativas: STAI control STAI fibromialgia STAI burnout STAI control No Si Si No No STAI fibromialgia Si STAI burnout Si No No Nivel de significación corregido de Bonferroni: 0,0167 Según los resultados obtenidos para los tres test, vemos que existen diferencias significativas entre el grupo control y los otros dos grupos, que sin embargo, son similares entre ellos. 4.2. Estudio somático El Servicio de Cardiología de la Clínica Teknon de Barcelona, (Dr. J. Pujadas, Dr F. Planas y Dr. J Ibarra), nos informaron de que en los resultados de estudio somático no se percibían, a nivel clínico, diferencias relevantes. La Tabla 25 recoge los valores obtenidos para los tres grupos en esta prueba: 53 Tabla 25 Variable Observaciones Mínimo Máximo Media Desviación típica Frecuencia cardiaca control 20 65 84 73,25 5,54 Frecuencia cardiaca fibromialgia 20 68 95 78,30 7,91 Frecuencia cardiaca burnout 20 62 85 75,00 6,31 En el gráfico 5 están representadas las medias de las frecuencias cardiacas de os tres grupos. Gráfico 5 Frecuencia cardiaca 85 80 75 70 65 60 CONTROL FIBROMIALGIA BURNOUT Hemos comprobado la Normalidad de la distribución de la variable en los tres grupos (Tablas 26, 27 y 28), mediante el test de Shapiro- Wilks. Tabla 26 Prueba de Shapiro-Wilk (Frecuencia cardiaca control): W 0,942 p-valor 0,264 alfa 0,05 Interpretación de la prueba: H0: La muestra sigue una ley Normal. Ha: La muestra no sigue una ley Normal. Como el p-valor calculado es mayor que el nivel de significación alfa=0,05, se puede aceptar la hipótesis nula H0. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es de 26,41%. 54 Tabla 27 Prueba de Shapiro-Wilk (Frecuencia cardiaca fibromialgia): W 0,953 p-valor 0,432 alfa 0,05 Interpretación de la prueba: H0: La muestra sigue una ley Normal. Ha: La muestra no sigue una ley Normal. Como el p-valor calculado es mayor que el nivel de significación alfa=0,05, se puede aceptar la hipótesis nula H0. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es de 47,31%. Tabla 28 Prueba de Shapiro-Wilk (Frecuencia cardiaca burnout): W 0,956 p-valor 0,473 alfa 0,05 Interpretación de la prueba: H0: La muestra sigue una ley Normal. Ha: La muestra no sigue una ley Normal. Como el p-valor calculado es mayor que el nivel de significación alfa=0,05, se puede aceptar la hipótesis nula H0. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es de 47,31%. Una vez comprobado que las tres series de datos se ajustan a una distribución normal, procedemos a aplicar el ANOVA (Tablas 29, 30 y 31). 55 Tabla 29 Frecuencia cardiaca control/fibromialgia Variable Obs. con Observaciones datos perdidos Obs. sin datos perdidos Mínimo Máximo Media Desviación típica Frecuencia cardiaca control 20 0 20 65 84 73,25 5,543 Frecuencia cardiaca fibrom. 20 0 20 68 95 78,30 7,915 Prueba F de Fisher / Prueba bilateral: Intervalo de confianza de la razón de las varianzas al 95%: ] 0,194;1,239 [ Razón 0,490 F (Valor observado) 0,490 F (Valor crítico) 2,526 GDL1 19 GDL2 19 p-valor (bilateral) 0,129 alfa 0,05 Interpretación de la prueba: H0: La razón entre las varianzas no es significativamente diferente de 1. Ha: La razón entre las varianzas es significativamente diferente de 1. Como el p-valor calculado es mayor que el nivel de significación alfa=0,05, se puede aceptar la hipótesis nula H0. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es de 12,93%. 56 Tabla 30 Frecuencia cardiaca control/burnout Variable Obs. con Observaciones datos perdidos Obs. sin datos perdidos Mínimo Máximo Media Desviación típica Frecuencia cardiaca control 20 0 20 65 84 73,25 5,543 Frecuencia cardiaca burnout 20 0 20 62 85 75,00 6,308 Prueba F de Fisher / Prueba bilateral: Intervalo de confianza de la razón de las varianzas al 95%: ] 0,306;1,951 [ Razón 0,772 F (Valor observado) 0,772 F (Valor crítico) 2,526 GDL1 19 GDL2 19 p-valor (bilateral) 0,579 alfa 0,05 Interpretación de la prueba: H0: La razón entre las varianzas no es significativamente diferente de 1. Ha: La razón entre las varianzas es significativamente diferente de 1. Como el p-valor calculado es mayor que el nivel de significación alfa=0,05, se puede aceptar la hipótesis nula H0. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es de 57,86%. 57 Tabla 31 Frecuencia cardiaca burnout/fibromialgia Variable Obs. con Observaciones datos perdidos Obs. sin datos perdidos Mínimo Máximo Media Desviación típica Frecuencia cardiaca burnout 20 0 20 68 95 78,30 7,915 Frecuencia cardiaca fibromialgia 20 0 20 62 85 75,00 6,308 Prueba F de Fisher / Prueba bilateral: Intervalo de confianza de la razón de las varianzas al 95%: ] 0,623;3,977 [ Razón 1,574 F (Valor observado) 1,574 F (Valor crítico) 2,526 GDL1 19 GDL2 19 p-valor (bilateral) 0,331 alfa 0,05 Interpretación de la prueba: H0: La razón entre las varianzas no es significativamente diferente de 1. Ha: La razón entre las varianzas es significativamente diferente de 1. Como el p-valor calculado es mayor que el nivel de significación alfa=0,05, se puede aceptar la hipótesis nula H0. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es de 33,10%. De estas pruebas se infiere que no existen diferencias significativas entre los tres grupos en lo que se refiere a la frecuencia cardiaca, que hemos utilizado como marcador somático. 58 4.3. Estudio bioquímico. Las determinaciones de cortisol en saliva y cortisol y testosterona en sangre fueron realizadas utilizando la técnica de quimioluminiscencia para cortisol y testosterona en sangre, y enzimoinmunoanálisis para el cortisol en saliva. Con estos los métodos de laboratorio, las cifras de cortisol en saliva que se consideran dentro del rango normal son las incluidas entre 3-9 ng/ml, cortisol en sangre 137,94-772,46 nmol/L y testosterona en sangre 0,35-2,77 nmol/L. La Tabla 32 podemos ver los datos más relevantes obtenidos en la determinación de cortisol en saliva en los tres grupos Tabla 32 Variable Mínimo Máximo Media Desviación típica CORTISOL EN SALIVA control 2,40 8,30 5,95 1,544 CORTISOL EN SALIVA FIBROM 4,50 11,20 7,87 2,539 CORTISOL EN SALIVA BURNOUT 5,20 10,20 8,10 1,459 El gráfico 6 muestra las medias de los tres grupos para este parámetro: Gráfico 6 Resultados de cortisol en saliva 10 8 6 4 2 0 CONTROL FIBROMIALGIA BURNOUT 59 Como en ocasiones anteriores, realizamos el test de Shapiro-Wlks (Tabla 33), para confirmar o descartar la normalidad de las distribuciones. Tabla 33 Prueba de Shapiro-Wilk (CORTISOL EN SALIVA FIBROM): W 0,877 p-valor 0,016 alfa 0,05 Interpretación de la prueba: H0: La muestra sigue una ley Normal. Ha: La muestra no sigue una ley Normal. Como el p-valor computado es menor que el nivel de significación alfa=0,05, se debe rechazar la hipótesis nula H0, y aceptar la hipótesis alternativa Ha. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es menor que 1,56%. Al no seguir una distribución normal, aplicamos un test no paramétrico (Prueba de Kruskal-Wallis, Tablas 34-39), para calcular si las diferencias son significativas. Tabla 34 Variable CORTISOL EN SALIVA control CORTISOL EN SALIVA FIBROM CORTISOL EN SALIVA BURNOUT Obs. con Observaciones datos perdidos Obs. sin datos perdidos Mínimo Máximo Media Desviación típica 20 0 20 2,40 8,30 5,95 1,544 20 0 20 4,50 11,20 7,87 2,539 20 0 20 5,20 10,20 8,10 1,459 Tabla 35 Prueba de Kruskal-Wallis: K (Valor observado) 12,111 K (Valor crítico) 5,991 GDL 2 p-valor (bilateral) 0,002 alfa 0,05 60 Tabla 36 Interpretación de la prueba: H0: Las muestras no son significativamente diferentes. Ha: Las muestras no vienen de la misma población. Como el p-valor computado es menor que el nivel de significación alfa=0,05, se debe rechazar la hipótesis nula H0, y aceptar la hipótesis alternativa Ha. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es menor que 0,23%. Tabla 37 Comparaciones múltiples por pares mediante el procedimiento de Dunn / Prueba bilateral: Muestra Frecuencia Suma de los rangos Media de los rangos Grupos A CORTISOL EN SALIVA control 20 393,50 19,67 CORTISOL EN SALIVA FIBROM 20 676,50 33,82 B CORTISOL EN SALIVA BURNOUT 20 760,00 38,00 B Tabla 38 Tabla de diferencias por pares: CORTISOL EN SALIVA control CORTISOL EN SALIVA control CORTISOL EN SALIVA FIBROM CORTISOL EN SALIVA BURNOUT 0 -14,150 -18,325 CORTISOL EN SALIVA FIBROM 14,150 0 -4,175 CORTISOL EN SALIVA BURNOUT 18,325 4,175 0 Diferencia crítica: 13,2212 Tabla 39 Diferencias significativas: CORTISOL EN SALIVA control CORTISOL EN SALIVA FIBROM CORTISOL EN No Si SALIVA control CORTISOL EN Si No SALIVA FIBROM CORTISOL EN Si No SALIVA BURNOUT Nivel de significación corregido de Bonferroni: 0,0167 CORTISOL EN SALIVA BURNOUT Si No No 61 A continuación repetimos el procedimiento con los resultados obtenidos en las determinaciones de cortisol en sangre. La tabla 40 muestra los datos más relevantes. Tabla 40 Variable Observaciones Mínimo CORTISOL EN SANGRE control CORTISOL EN SANGRE fibrom CORTISOL EN SANGRE burnout Máximo Media Desviación típica 20 239,00 613,00 473,50 88,879 20 12,00 411,00 283,10 118,044 20 186,00 533,00 373,00 100,432 El gráfico 7 es un diagrama de barras con los valores de las medias de los tres grupos. Gráfico 7 Resultados cortisol en sangre 600 500 400 300 200 100 0 CONTROL FIBROMIALGIA BURNOUT A continuación realizamos el test de Shapiro-Wilks (Tabla 41), para comprobar la normalidad de la distribución. 62 Tabla 41 Prueba de Shapiro-Wilk (CORTISOL EN SANGRE fibrom): W 0,888 p-valor 0,025 alfa 0,05 Interpretación de la prueba: H0: La muestra sigue una ley Normal. Ha: La muestra no sigue una ley Normal. Como el p-valor computado es menor que el nivel de significación alfa=0,05, se debe rechazar la hipótesis nula H0, y aceptar la hipótesis alternativa Ha. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es menor que 2,49%. Del resultado de este test se deduce que la muestra no sigue una distribución normal, y por tanto para comprobar si las diferencias existentes entre los tres grupos son significativas aplicamos el test de Kruskall-Wallis (Tablas 42-47) Tabla 42 Variable Obs. con Observaciones datos perdidos Obs. sin datos perdidos Mínimo Máximo Media Desviación típica CORTISOL EN SANGRE control 20 0 20 239,00 613,00 473,50 88,879 CORTISOL EN SANGRE fibrom 20 0 20 12,00 411,00 283,10 118,044 CORTISOL EN SANGRE burnout 20 0 20 186,00 533,00 373,00 100,432 Tabla 43 Prueba de Kruskal-Wallis: K (Valor observado) 25,421 K (Valor crítico) 5,991 GDL 2 p-valor (bilateral) < 0,0001 alfa 0,05 63 Tabla 44 Interpretación de la prueba: H0: Las muestras no son significativamente diferentes. Ha: Las muestras no vienen de la misma población. Como el p-valor computado es menor que el nivel de significación alfa=0,05, se debe rechazar la hipótesis nula H0, y aceptar la hipótesis alternativa Ha. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es menor que 0,01%. Tabla 45 Comparaciones múltiples por pares mediante el procedimiento de Dunn / Prueba bilateral: Muestra Frecuencia Suma de los rangos Media de los rangos Grupos CORTISOL EN SANGRE fibrom 20 343,50 17,17 A CORTISOL EN SANGRE burnout 20 587,50 29,37 A CORTISOL EN SANGRE control 20 899,00 44,95 B Tabla 46 Tabla de diferencias por pares: CORTISOL EN CORTISOL EN CORTISOL EN SANGRE control SANGRE fibrom SANGRE burnout CORTISOL EN 0 27,775 15,575 SANGRE control CORTISOL EN -27,775 0 -12,200 SANGRE fibrom CORTISOL EN -15,575 12,200 0 SANGRE burnout Diferencia crítica: 13,2212 64 Tabla 47 Diferencias significativas: CORTISOL EN SANGRE control CORTISOL EN SANGRE fibrom CORTISOL EN SANGRE burnout CORTISOL EN SANGRE control No Si Si CORTISOL EN SANGRE fibrom Si No No CORTISOL EN SANGRE burnout Si No No Nivel de significación corregido de Bonferroni: 0,0167 Por último, vamos a mostrar los resultados obtenidos en las determinaciones de testosterona en sangre. La tabla 48 muestra un resumen de los resultados de testosterona en sangre.. Tabla 48 Variable Observaciones Mínimo Máximo Media TESTOSTERONA EN SANGRE control TESTOSTERONA EN SANGRE fibrom TESTOSTERONA EN SANGRE burnout Desviación típica 20 0,13 3,11 1,78 0,767 20 0,07 1,70 0,68 0,437 20 0,35 2,33 1,10 0,672 En el gráfico 8 tenemos una representación de las medias en diagrama de barras. Gráfico 8 Resultados de testosterona en sangre 2,5 2 1,5 1 0,5 0 CONTROL FIBROMIALGIA BURNOUT 65 Como en las ocasiones anteriores comprobamos la normalidad de las distribuciones mediante el Test de Shapiro-Wilks (Tabla 49), resultando que no se ajustan a la normalidad. Tabla 49 Prueba de Shapiro-Wilk (TESTOSTERONA EN SANGRE burnout): W 0,894 p-valor 0,032 alfa 0,05 Interpretación de la prueba: H0: La muestra sigue una ley Normal. Ha: La muestra no sigue una ley Normal. Como el p-valor computado es menor que el nivel de significación alfa=0,05, se debe rechazar la hipótesis nula H0, y aceptar la hipótesis alternativa Ha. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es menor que 3,21%. A la vista de este resultado, aplicamos la prueba de Kruskall-Wallis (Tablas 50-55), a los resultados de los tres grupos, para verificar si las diferencias obtenidas entre ellos son significativas Tabla 50 Variable TESTOSTERONA EN SANGRE control TESTOSTERONA EN SANGRE fibrom TESTOSTERONA EN SANGRE burnout Obs. con Obs. sin Observac datos datos Mínimo Máximo Media iones perdidos perdidos Desviación típica 20 0 20 0,13 3,11 1,78 0,767 20 0 20 0,07 1,70 0,68 0,437 20 0 20 0,35 2,33 1,10 0,672 66 Tabla 51 Prueba de Kruskal-Wallis: K (Valor observado) 19,236 K (Valor crítico) 5,991 GDL 2 p-valor (bilateral) < 0,0001 alfa 0,05 Tabla 52 Interpretación de la prueba: H0: Las muestras no son significativamente diferentes. Ha: Las muestras no vienen de la misma población. Como el p-valor computado es menor que el nivel de significación alfa=0,05, se debe rechazar la hipótesis nula H0, y aceptar la hipótesis alternativa Ha. El riesgo de rechazar la hipótesis nula H0 cuando es verdadera es menor que 0,01%. Tabla 53 Comparaciones múltiples por pares mediante el procedimiento de Dunn / Prueba bilateral: Suma de los Media de los Muestra Frecuencia Grupos rangos rangos TESTOSTERONA EN SANGRE 20 381,00 19,05 A fibrom TESTOSTERONA EN SANGRE 20 585,50 29,27 A burnout TESTOSTERONA EN SANGRE 20 863,50 43,17 B control Tabla 54 Tabla de diferencias por pares: TESTOSTERONA EN TESTOSTERONA EN TESTOSTERONA EN SANGRE control SANGRE fibrom SANGRE burnout TESTOSTERONA EN 0 24,125 13,900 SANGRE control TESTOSTERONA EN -24,125 0 -10,225 SANGRE fibrom TESTOSTERONA EN -13,900 10,225 0 SANGRE burnout Diferencia crítica: 13,2212 67 Tabla 55 Diferencias significativas: TESTOSTERONA EN TESTOSTERONA EN TESTOSTERONA EN SANGRE control SANGRE fibrom SANGRE burnout TESTOSTERONA EN No Si Si SANGRE control TESTOSTERONA EN Si No No SANGRE fibrom TESTOSTERONA EN Si No No SANGRE burnout Nivel de significación corregido de Bonferroni: 0,0167 En los tres grupos estudiados, queda claro que los pacientes afectos de fibromialgia y los que padecen síndrome de burnout, tienen unos niveles de testosterona y cortisol muy similares, y que aún pudiendo considerarse dentro de rango normal, resultan significativamente diferentes que los hallados en el grupo control de pacientes sanos. 68 5. DISCUSIÓN Al principio de la década de los noventa publicábamos un articulo haciendo alusión a la disociación que había entre los pacientes que sufrían de dolor de espalda lumbar y los hallazgos radiológicos que presentaban(106). Es decir, pacientes con altos niveles de dolor, medidos en la EVA, no presentaban manifestaciones radiológicas ni analíticas que lo justificasen y así lo publicamos en su momento. Años después la IASP,(107) clasificó como “lumbalgia crónica inespecífica” al 85% de los dolores de espalda, en los cuales no se encuentra una justificación clara de dicho dolor, confirmando nuestra impresión de algunos años antes, de que muchos dolores de espalda tenían una causa entonces desconocida. Convenimos todos entonces en esta definición, hoy totalmente vigente y refrendada a diario en la asistencia al paciente con dolor lumbar crónico. Alteraciones radiológicas importantes, con escoliosis avanzadas u osteofitosis marginales severas en la charnela lumbosacra, no necesariamente se asocian con dolor lumbar en los pacientes. Por el contrario, pacientes con dolor intenso, asociado lógicamente a los trastornos afectivos y cognitivos inherentes a todo dolor crónico, no presentan alteraciones significativas en la radiología de la región, ni en las sucesivas analíticas de sangre que se realizan o las diferentes pruebas que se van sucediendo en la historia de este tipo de dolores. Recientemente en el Congreso del Colegio Americano de Radiología, en Chicago se presentó un trabajo de la Clínica Universitaria de Munich,(108) en el que se habían estudiado mediante RMN Funcional cerebral una importante muestra de pacientes 69 diagnosticados de lumbalgia crónica in especifica, encontrándose que la zona del cerebro en la que más actividad presentaban este tipo de personas corresponde a la de las emociones: el sistema límbico. La historia del dolor músculoesquelético, es la historia del estudio de los músculos, articulaciones e incluso la manera en la que el cerebro realiza esa interpretación del dolor. A lo largo del siglo XX se han realizado tres revisiones de la historia del dolor músculoesquelético(109,110,111) y en ellas, como dice J.Travell “...podemos ver que a lo largo de la historia del dolor músculoesquelético, un determinado autor, o una determinada escuela, se concentran en una parte del cuadro clínico, introducen un nuevo nombre y prescinden del resto del cuadro”. Ésto es exactamente lo que ha venido pasando a lo largo de la historia del dolor, no solo del localizado a nivel lumbar, sino también al dolor musculoesquelético generalizado. Las primeras descripciones del dolor músculoesquelético así entendido, datan de 1824 y fueron realizadas por Balfour en Inglaterra(112), asociando los puntos dolorosos y “un reumatismo”. Más tarde, en 1843, aparece la primera mención a la presencia de cordones musculares dolorosos(113). Términos como “fibrositis”, utilizado por Gowers en 1904(114), “miofascial” y “puntos gatillo” en 1942 por Travell(115), hasta llegar a 1981 donde aparece el termino “Fibromialgia”, acuñado por Yunnus(116), no son más que un mismo proceso muscular que a lo largo de la historia ha ido modificando su fraseo tanto en lo referente a su descripción como cuadro clínico, como en su estudio etiopatogénico. Todo ésto culmina cuando en 1990 el Colegio Americano de Reumatología(117) acepta los criterios de clasificación de la Fibromialgia, hoy ampliamente utilizados. 70 Estos criterios de clasificación son clínicos. No existe ningún dato de laboratorio que permita el diagnóstico de fibromialgia basado en datos objetivables, siendo la presencia de una serie de puntos dolorosos en áreas determinadas, la que permite su diagnóstico. Al explorar un paciente con dolor crónico, sea lumbar, cervical o generalizado, cualquier médico experimentado observa procesos de hiperalgesia y alodinia entremezclados, siendo imposible de todo punto su diferenciación, es decir, no existe un punto más doloroso y más característico que otro en un paciente aquejado de dolor crónico y mucho menos se puede medir el dolor por la presión que se hace cuando se explora al paciente. Nos resulta sorprendente que se haya podido dar valor a la presencia de puntos que no son más que expresión de un proceso de alodinia generalizado, de hecho actualmente son numerosos los trabajos que demuestran lo absurdo de estos puntos y mucho más el que puedan considerarse como específicos de una enfermedad, sea cual sea. Algunos estudios han tratado de involucrar algún agente causal como, virus, enfermedad de Lyme, etc., sin éxito(118). No olvidemos además, que el paciente con dolor crónico presenta trastornos afectivos, a veces severos, lo que aun repercute más en la presencia de estos procesos de dolor generalizado(50), sin contar con los trastornos de inicio y mantenimiento del sueño, que pueden desembocar en procesos de mayor irritabilidad, mayor hiperalgesia, etc. Es pues evidente, para un número cada vez mayor de “Fibroescépticos”, que la fibromialgia entendida como un proceso plenamente diferenciado no existe y que no resiste el más mínimo estudio severo. Englobemos pues a estos pacientes dentro del Síndrome doloroso crónico, descrito por F. Bourreau(39), y estudiemos a nuestros 71 pacientes de una manera global y bien entendida, no parcelada como ya decía Travell en relación con el dolor de espalda; quizás así consigamos ser mas rigurosos en nuestra actividad asistencial al considerar al paciente como un todo enfermo, y superando la visión cartesiana, podamos entender mejor estos procesos que tanto daño causan a nuestros pacientes. Tal vez, con esta proliferación de nombres y pseudopatologías nuevas, estamos realizando una yatrogenia diagnóstica, pues el paciente viene a nosotros muchas veces esperando ya un diagnóstico de Fibromialgia, que además de pesar como una losa sobre él, por la repercusión social que dicha enfermedad tiene, le dificulta el tratamiento y por ende la curación. Todo lo anteriormente dicho es igualmente válido para el diagnóstico de Fatiga crónica. Ya hemos hablado a lo largo de este trabajo del término Neurastenia o Myastenia creado por Beard(53). La presencia de alteraciones a nivel mitocondrial, ampliamente estudiada por un grupo Belga, tampoco en la actualidad muestra nada especial(119). La palabra depresión significa hundimiento, concavidad, y es un término que efectivamente se adapta de manera gráfica a lo que el paciente expresa o describe. Durante esta fase de la discusión seguiremos los criterios expresados por el Prof. Alonso Fernández(120) para referirnos a la depresión como un Síndrome depresivo vital, por parecernos extremadamente acertada. En este SDV se engloban cuatro categorías; la depresión endógena, la depresión situativa, la depresión neurótica y la depresión somatógena. Las cuatro clases de enfermedad depresiva comparten la mayoría de los síntomas, con ciertas diferencias según se haya producido el hundimiento de un vector 72 básico de vitalidad u otro. Así, según el campo afectado tendremos: -Estado de animo----------------------------------------Humor depresivo -Impulsividad----------------------------------------------Anergia -Sintonización-------------------------------------------- Discomunicación -Regulación ritmos---------------------------------------Ritmopatía (insomnio) La vitalidad representa quizás el carrefour, la encrucijada, entre el mundo somático y el psíquico. La anergia o fatiga, seria un tipo de depresión, caracterizándose por una pérdida de estímulos. Alonso Fernández establece tres grados en este estado de fatiga: 1. Ligero: vivido como una falta de motivaciones internas, el hecho de estar aburrido, apático, hastiado. 2. Intermedio: Se añade una falta de reactividad a estímulos externos, lo que conduce al paciente a este sentimiento de embotamiento o anestesia. 3. Severo: Donde el enfermo se siente petrificado, paralizado. No resulta difícil englobar en esta clasificación muchos de los síntomas que los pacientes con Fibromialgia, Fatiga Crónica o Burnout refieren en la consulta. Esta forma de expresar su astenia, coincide plenamente con la clasificación que hemos expuesto así como la asociación con los cuadros dolorosos. 73 La depresión somatógena, somatomorfa o somatotropa, es una forma clínica del Síndrome Depresivo Vital. Es aquella en la que los síntomas dominantes son los somáticos. Coinciden otros autores dedicados al estudio de la Fm, con los resultados de nuestro estudio, en el que la depresión detectada no es de alta intensidad, medida a través del Cuestionario de la depresión de Beck, si no depresiones ligeras, larvadas incluso. Coincidimos con la afirmación del Prof. Alonso Fernández cuando dice que “los síntomas somáticos de la depresión no se derivan de una alteración mental, si no que son la expresión de un hundimiento vital…” El Humor depresivo, como manifestación de una alteración del estado de animo, representa el dolor moral, el dolor por vivir la desesperanza, la amargura, la tristeza, la anhedonia, como manifestaciones clínicas de una constelación de sentimientos negros, de un hundimiento total de la persona, que naturalmente se asocian con síntomas somáticos mas o menos floridos. Resulta difícil a nivel clínico diferenciar todos estos cuadro que hemos ido enumerando. Los síntomas se superponen unos con otros, se entremezclan, se asocian conformando un cuadro clínico que tiene un cortejo sintomático más o menos florido, quizás con un síntoma dominante pero en el que aparecen tanto síntomas somáticos como psíquicos, depresivos o ansiosos, con trastornos cognitivos asociados y dificultades en el dormir. Los nombres se han ido sucediendo a lo largo de la historia, e incluso modificándose en función de la rama de la medicina que estudiase el proceso. Así, si el avance era desde un punto de vista músculoesquelético el nombre sería fibromialgia, como 74 definiendo con el nombre los síntomas que el paciente presenta; por el contrario, si la descripción de la enfermedad la realizaba un psiquiatra o un psicólogo el nombre otorgado correspondería a cuadros mentales como neurastenia, síndrome depresivo vital, etc. Sea un cuadro depresivo, sea un cuadro fibromiálgico, lo que hoy está fuera de toda discusión razonable es la presencia de estrés emocional como factor desencadenante del proceso o incluso de un traumatismo psíquico, con un periodo de latencia que puede ser incluso de años(23). No podemos olvidar el componente genético de estas enfermedades(66,67), incluso la posibilidad de que puedan trasmitirse de manera asociada como describió Hudson; la importancia del factor genético es incuestionable. Quizás el gen dominante en cada familia condicionará que el síntoma que domine sea el dolor, la depresión o los trastornos en el dormir, la migraña, el síndrome de intestino irritable, etc. El ambiente es tan básico como la carga genética en el desarrollo de los cuadros dolorosos y depresivos a los que nos estamos refiriendo. Genes y entorno darán como resultado una personalidad, que hoy no puede ser encuadrada dentro de los patrones A o C que ya se relacionan con otras patologías, pero estamos seguros que este hipotético patrón de conducta que correspondería a la enfermedad dolorosa crónica idiopática, podrá ser establecido y en él intervendrán sin duda conceptos como afrontamiento, estado de vitalidad, desubicación social, falta de ilusión en el futuro, etc. 75 A estas alturas del trabajo es el momento de volver la mirada a las descripciones hechas por Selye(16) para describir al paciente que ha sufrido un cuadro de estrés. Nos gusta mas la palabra sufrimiento que estrés, puesto que creemos que se ajusta más a lo que queremos expresar en este estudio. El paciente que ha sufrido una situación de estrés, que puede haber sido desde una separación, una mudanza no deseada, una pérdida importante económica, la desaparición de un ser querido, etc., desarrolla un cuadro de “estar enfermo” de manera inespecífica, de difícil estudio por lo abigarrado de sus síntomas, ya que coinciden síntomas somáticos y psicológicos que se superponen de manera mas o menos florida y que dan como resultado un proceso de hundimiento vital más o menos severo. En palabras de la Profesora Anne Allaz de Ginebra, en la conferencia pronunciada en París con motivo de las Journees Thematiques Douleur,(121) en octubre de este año, el paciente con dolor crónico idiopático comienza a presentar un neo-narcisismo doloroso, con necesidad de queja; no se trata del beneficio secundario que pueda producir la enfermedad bajo un prisma de rentabilidad económica, sino del beneficio de estar enfermo en el sentido freudiano de “la necesidad inconsciente de estar enfermo”. En esta segunda acepción, sí podríamos aceptarlo pues podrían intervenir factores culturales y ambientales que harían sentir a la persona la necesidad inconsciente de estar enferma, con una intención no necesariamente consciente. Una vez puesto en marcha el proceso estresante, se produce la activación del sistema neuroendocrino así como la hipertonía del SNA, ambas cosas coordinadas por el hipotálamo, encargado de somatizar las emociones percibidas por el sistema límbico. 76 Con el SNA y el sistema neuroendocrino en marcha, un estimulo nociceptivo, produce una respuesta anómala de la nocicepción, al ponerse en marcha los procesos de memorización del dolor mediante la potenciación a largo término, mencionada con anterioridad en este trabajo, dando lugar a los procesos de hiperalgesia y alodinia. El concepto de dolor-memoria se ha constatado en situaciones de re-experiencia del dolor físico con ausencia de nuevos estímulos nociceptivos, lo que hace pensar que el sistema nervioso genera, él mismo, el dolor-memoria. El ejemplo mas característico es el dolor del miembro fantasma. Así, una vez producido el estímulo nociceptivo, se activarían los procesos dolorosos con el consiguiente proceso doloroso generalizado(122). En este trabajo hemos querido valorar las similitudes que existen a nivel neuroendocrino, psicológico y somático entre dos procesos, uno caracterizado por dolor y el otro por astenia severa. El estudio del marcador somático, en terminología de A. Damasio (11) , es hoy en día tema de estudio y de controversia. Está fuera de toda duda y discusión que la vivencia de la situación que desencadena en el paciente una situación de estrés, produce en el sujeto una descarga del SNA simpático, con sudoración, aumento de la frecuencia cardiaca, boca seca, etc. Nosotros hemos intentado, no que el paciente reviva las situaciones que se le suponen estresantes, sino exponerlo de hecho a estas situaciones. En el caso del Síndrome de Burnout, el paciente debía ir a dar clase con normalidad o tener las reuniones de claustro de profesores portando el Holter. No obtuvimos alteraciones de ningún tipo que pudieran ser valorables. 77 En los pacientes con Fibromialgia, se realizó la prueba con la misma normalidad en un día de actividad laboral, familiar y social que no fuera nada excepcional. El resultado tampoco ha mostrado ningún rasgo especial, según nos informo el Dr. Planas de CM Teknon. El grupo testigo no mostró alteraciones significativamente diferentes de las de los otros grupos. Algunos trabajos ya han sido publicados en esta línea, confirmando la dificultad de obtener un registro somático de la actividad emocional que esta viviendo el paciente. En nuestro caso no han aparecido alteraciones valorables. No sabemos por qué ha sido así, pero consideramos que caben cuatro posibilidades: -el Holter no es una técnica adecuada. -en el registro del Holter no se han buscado los datos que podrían ser significativos. -la exposición de manera rutinaria al estresor, no es la mejor manera de poner en marcha el SNA. -el marcador somático expresa emociones, sino estados de ánimo. Sea cual fuere la causa, no hemos podido obtener ninguna conclusión, pues los resultados no han sido valorables. Esta situación se ha producido también en otros autores, que no encuentran alteraciones significativas debidas a un estimulo emocional al estudiar la repercusión que sobre el corazón tiene la hipertonía del simpático(123,124, 125). 78 Cuando realizamos el estudio bioquímico obtenemos dos grupos de resultados: los referentes a la saliva y los referentes a la sangre. El estudio del cortisol en saliva medido en las condiciones ya indicadas, en las 60 personas estudiadas, nos da valores significativamente mas altos para los pacientes con diagnóstico de Fm o de SB. La interpretación que nosotros hacemos es la siguiente: el cortisol en saliva es el marcador del estrés más sensible por no estar unido a proteínas, es decir en su determinación no existen factores exógenos que puedan desvirtuar su resultado, con lo que pensamos que puede ser un buen índice, el mejor, para medir el grado de sufrimiento en un momento dado. Nos indicaría, en valores altos, en la banda alta de la normalidad, que el paciente está siendo sometido a un estrés importante, sea físico o mental, por ideación negativa continuada o por diferentes razones, que le produce un sufrimiento, por ejemplo la obligación de impartir clase en condiciones consideradas inadecuadas, generando un estrés, con la consiguiente elevación repetitiva del cortisol en saliva. Podríamos considerar al cortisol, en sus valores elevados, como un buen marcador del grado de sufrimiento agudo de la persona. La determinación del cortisol y la testosterona en sangre, descartadas patologías que pudieran incidir en sus resultados, muestran valores bajos, con relación al grupo control. La interpretación que nosotros hacemos de este descenso significativo, es el considerar al organismo en fase de hundimiento neuroendocrino, con reservas hormonales bajas, con dificultad para mantener la actividad diaria, en la linea de lo que Alonso Fernández denomina el hundimiento vital de la persona. No es preciso que esté el 79 paciente con cifras consideradas patológicas en sus valores hormonales, sino en valores considerados normales pero que muestran un agotamiento de las reservas del organismo, situándose en la banda baja de los límites de la normalidad. Respecto al estudio de la capacidad funcional, las gráficas y datos son suficientemente significativos mostrando un mayor grado de incapacidad para el grupo afecto de dolor, es decir, con diagnóstico de fibromialgia, que al resto de los grupos. Con relación al cuadro ansioso depresivo que presentan los pacientes con diagnostico de SB y de Fm, observamos un dominio del cuadro ansioso sobre el depresivo. El cuadro depresivo, parece de baja intensidad si bien el estudio de la ansiedad obtiene cifras superiores. Esto puede interpretarse como una expresión de sufrimiento contenido; téngase en cuenta que en la ansiedad el paciente revive la situación que le estresa, con la consiguiente estimulación del eje neuro-endocrino y SNA, generando una elevación de cortisol en saliva como hemos obtenido en nuestro estudio. La ansiedad, es en sí misma una emoción estresante. Hemos querido poner de manifiesto en este estudio varios detalles: Primero: que las enfermedades que ahora están siendo estudiadas como nuevas, son las mismas que en siglo XlX ya estaban descritas, al menos en su carácter clínico asistencial. También quisiéramos resaltar el poco avance que ha habido en este campo, ya que aún estamos en fase de estudiar solamente manifestaciones clínicas, sin contar de 80 momento con ningún hallazgo analítico, radiológico o funcional, que nos permita mejorar el conocimiento de estos procesos. En tercer lugar, hemos querido resaltar la facilidad con la que cambiamos de nombre a las enfermedades cuando no se nos ocurre nada mejor que aportar al respecto. Terminaremos con las palabras del Profesor Francis Blotman de Montpellier, respecto al dolor crónico idiopático cuando dice que quizás cuando tratamos a nuestros pacientes con estos cuadros de hundimiento vital, estamos “medicalizando la miseria” (126), en vez de ocuparnos de tratar la auténtica causa de la enfermedad dolorosa crónica idiopática, que es el sufrimiento del ser humano en el sentido mas profundo del término. 81 6. CONCLUSIONES Como conclusiones a nuestro estudio podemos decir: 1. Existen enfermedades que tienen el mismo origen etiopatogénico y la misma repercusión somática y que solo difieren en su manifestación clínica, como hemos demostrado con la Fibromialgia y el Síndrome de Burnout. Esta situación es posiblemente extrapolable a otras patologías como el Síndrome de Fatiga Crónica, la Neurastenia, el Síndrome Doloroso Somatomorfo Persistente, etc. Esta es una vía de investigación que queda abierta para trabajos posteriores. Por tanto, concluimos que existen enfermedades en las cuales la única diferencia es el nombre, que se ha ido modificando a través de los años y siglos, pero la enfermedad es fundamentalmente la misma. 2. El cortisol en saliva se muestra reiteradamente en la banda alta de la normalidad, en pacientes diagnosticados de fibromialgia o de síndrome de Burnout, ratificando que están sometidos a un estrés emocional permanente, siendo pues un marcador correcto del sufrimiento del individuo. 3. El cortisol y la testosterona en sangre se muestran en la banda baja de la normalidad en pacientes diagnosticados de fibromialgia o de síndrome de burnout. 4. El HAQ muestra un mayor estado de incapacidad en pacientes con fibromialgia que en pacientes con síndrome de burnout. Es interesante la observación que 82 en algunos pacientes con diagnóstico de Fibromialgia las puntuaciones han sido muy bajas. 5. El registro de la frecuencia cardiaca mediante un Holter durante 24 horas no muestra alteraciones significativas en pacientes con diagnóstico de fibromialgia o síndrome de burnout, pese a haber sido expuestos a las situaciones que teóricamente deberían producir alteraciones somáticas relevantes. 6. Desde el punto de vista psicológico, al comparar las puntuaciones obtenidas en los cuestionarios de Beck para la depresión y de STAI para la ansiedad, ambos grupos de pacientes presentan cuadros de ansiedad y depresión similares. 83 7. BIBLIOGRAFÍA 1. Merskey H. Classification of chronic pain. Descriptions of chronic pain syndromes and definitions of pain terms, 2nd ed. Seattle,WA:IASP Press,1984 2. Pérez Sánchez T. Aragón F. Torres LM. Análisis del tratamiento del dolor crónico en Europa. Revista de la SED.1; 47-48; 2006 3. Muriel Villoria C., Madrid Arias J. L. Estudio y tratamiento del dolor agudo y crónico. Editorial Libro del año. 93-94.ISBN: 84-87748-50-3 4. 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