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COMUNIDAD DE MÉDICOS CLINICOS /// Martina Gusmán. Actriz en guardia /// La salud de EE.UU. El plan Obama /// Monotributo. Consejos contables Médicos stand by AÑO 3 I NÚMERO 6 I ABRIL DE 2011 I Cód.Tranf. 1001149 Estudiaron Medicina pero no ejercen. Sin embargo, coinciden en que la disciplina los marcó para el resto de sus vidas. El rugbier Felipe Contepomi, el periodista Nelson Castro y el DT Carlos Bilardo cuentan cómo influyó la carrera en sus éxitos profesionales. /Sm Sumario Nro. d e página 1 Xxxxxxxx xxxxxx Xx Xxxxxxxx Tema 4 Símbolo de la sección Nombre Notas de interés Mv Mirá vos 6 Médicos Stand by Nt Nota de tapa 12 Actríz en guardia 16 En Cm Entrevista Consejos contables 30 Reunión 24 House 32 Tour del vino Mendoza Caso House Hs Reflexión Tx Lg Textos 26 Prestigio en la mira Op Re Opinión Super Freakonomics Neurología cognitiva Rn Clínicos en el mundo 22 28 20 Plan Obama Tenis Bi Lugares Bienestar 34 Hospitales de América Up Última página Staff Ojo Clínico es una publicación de Capital Intelectual S.A. Edificio Insud - Paraguay 1535 (C1061ABC) Ciudad de Buenos Aires Tel. 4872 1300. Contenidos y diseño. Happy Together Contenidos / Asesor médico. Ricardo Coler Impresión. Nexo Gráfico S.A., Corrales 1659 (Capital Federal) Registro de la propiedad intelectual Nº 297625. Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial. Sugerencias y comentarios: revista@ojoclinico.net página 4 ojoclinico.net /Mv Mirá vos CES 2011: lo último en gadgets médicos Anatomía insólita en el Mütter Museum Cerebros de criminales convictos, un colon gigante, 2000 objetos curiosos tragados o inhalados accidentalmente, un esqueleto humano de 2,30 metros, huesos agujereados por balas, antiguos elementos de equipamiento médico, un compendio de lesiones oculares y hasta un tumor extraído a un ex presidente norteamericano son algunas de las piezas –no aptas para impresionables– que atesora el insólito Mütter Museum. Ubicado en Filadelfia, este original museo alberga una colección de excentricidades de la anatomía y la medicina. Si bien surgió con fines pedagógicos, para ofrecer a los estudiantes herramientas prácticas que contribuyeran a su formación, hoy las rarezas del Mütter convocan a un público heterogéneo y atraído por el morbo antes que por el afán de conocimiento. Lo cierto es que, más allá de su costado bizarro, constituye un sitio de visita obligada para cualquier médico que arriba a esa ciudad estadounidense. Cada año, el Consumer Electronic Show (CES) de Las Vegas abre una ventana al futuro inmediato del mundo de la tecnología. Las grandes marcas del sector eligen esta feria para anunciar sus novedades y lanzamientos. En la edición 2011, las vedettes del evento fueron los dispositivos médicos. Entre los varios prototipos y gadgets dedicados a la salud, hubo desde balanzas que discriminan el peso de huesos, músculos y grasa hasta relojes que monitorean el sueño. Pero los mayores elogios se los llevó la aplicación iHealth para iPhone, que mide la presión arterial y envía los datos a familiares del paciente, al clínico de cabecera o a cualquier número predeterminado por el usuario. Estos y otros avances apuntan a registrar información constante de los pacientes y así ayudar a los médicos a elaborar diagnósticos y tratamientos precisos. La madre de todos los debates La revista New Scientist pidió a expertos en cienciometría (la ciencia de medir la ciencia) que vaticinen los principales avances e hitos de 2011. En lo que a medicina refiere, los especialistas pusieron foco en el campo de las células madre. En Massachusetts comenzó una terapia con esta técnica para prevenir o retrasar un tipo de ceguera producida por una afección congénita. Además, diez pacientes con parálisis participan de otro estudio que utiliza células madre con el fin de reparar los nervios dañados y estimular el crecimiento de nuevos. El uso de dichas células, sin embargo, aún es blanco de cuestionamientos éticos y dudas respecto de su potencial terapéutico. Comunidad de médicos clínicos página 5 /An Maestras que Anécdotas Mi tocayo el pediatra De joven, al poco tiempo de recibirme, volví a mi pueblo natal –una pequeña ciudad del interior bonaerense– y ejercí durante unos años en el hospital local. Éramos pocos médicos allí, y casualmente dos nos llamábamos exactamente igual. Con frecuencia, la radio local me llamaba para entrevistarme sobre temas como la importancia de la lactancia materna o la prevención de broncoespasmos infantiles. “Seguramente ustedes buscan al otro Rodríguez, el pediatra; yo soy el clínico”, aclaraba ante cad a requisitoria de ese tipo. Pero un día me tomaron desprevenido y me sacaron al aire sin darme tiempo a disipar la confusión. La nota versaba sobre “la alimentación durante los primeros tres años de vida”. Como los clínicos sabemos un poco de todo, y como además ya era padre de dos criaturas, pude aportar mis conocimientos y mi experiencia al respecto. El periodista nunca notó el malentendido, ni me ocupé de advertírselo. Al otro día, en el hospital, mi tocayo pediatra no paraba de gastarme: “¡Impostor! Ahora vení y atendé a mis pacientes también, que yo me voy a tomar sol al río”. ¿Querés contarnos un a anécdota? Manda s un mail a revista@ojno oclinic o.net curan fantes, mi del jardín de in disfraza ar es gr re al Una tarde, qué la seño se ntó: “Pa, ¿por u l que los eg pr e m o ij h s maestros, igua lo e qu ué iq pl cuando de vos?”. Le ex dapolvo blanco ar gu n sa u én ena edad de médicos, tambi os, estaba en pl añ 5 s su a , él o e no supe trabajan. Per a preguntas qu ó ll ra et am e ym er las ralos “por qué” o, quería conoc im áx m al so urio no de otro contestarle. C lvo es blanco y po da ar gu el ales los chicos, hasta zones por las cu ad habitual en id al ur at n la ntes fuera color. Con ntal de los doce la de el e qu r característico llegó a sugeri ejor el atuendo m ar ci n re fe la anécdota negro, para di spués le conté de os ñ A . es n io es sé qué de ambas prof ingeniosa: “Ya ón si u cl n co a un ; ellos, la y me devolvió enfermedades n ra cu es ed st u ún: tienen en com . a” ignoranci Hay turnos y turnos… Acababa de mudarme a un nuevo consul torio, y se ve que allí había funcionado tiempo antes una ofic ina de la Dirección de Tránsito. O bien la línea telefónica que me asignaron había correspondido en algún momento a esa depend encia, no lo sé. Lo cierto es que, de manera recurrente, mi secreta ria atendía llamados equivocados, de gente que quería renova r u obtener su licencia de conducir. “Hola, sí, para sacar un turno” , comenzaban casi siempre esos diálogos, hasta que en algún mo mento la equivocación quedaba en evidencia. Por ejemplo, cuando mi asistente preguntaba “¿Ya es paciente del doctor?” o “¿Tiene alguna prepaga?”. Ahí el interlocutor se daba cuenta de la confus ión. Siempre. Salvo una sola vez en la que alguien llamó y, efectiva mente, se le asignó el turno: grande fue su sorpresa cuando al llegar descubrió que era un consultorio y que su turno era para una consulta médica y no una cita para tramitar la renovación del registro. página 6 ojoclinico.net /Nt Nota de tapa Médicos que triunfan en otros trabajos MARCADOS POR LA MEDICINA Dr. Felipe Contepomi Rugbier, ícono de Los Pumas y cirujano. Comunidad de médicos clínicos Nota de tapa página 7 Se recibieron de médicos y ejercieron. Pero terminaron eligiendo otros caminos y son exitosos en lo que hacen. Tres historias de médicos famosos que se dedican a otra cosa. ¿En qué influyó su formación para sus carreras? ¿Piensan volver a ejercer? Por Martín Ambrosio Dr. Carlos Salvador Bilardo Director técnico de la selección de fútbol campeona de 1986 y ginecólogo. Dr. Nelson Castro Periodista y neurólogo. página 8 ojoclinico.net /Nt Nota de tapa E l que se recibió de médico –no importa si fue por vocación, conveniencia u obligación– quedará marcado para siempre. Su visión del mundo se verá condicionada y aunque se aleje de la profesión, la rechace y se resista, cuando enfrente un problema, y sin darse cuenta, pensará como un médico. Así se trate de la economía del país o de una pelea de novios, el médico tenderá a evaluar el origen del problema, su mecanismo, la manera de tratarlo y las posibilidad de obtener un resultado. Un punto de vista diferente del de un deportista, un abogado, un militar o un político. Pero, ¿habrá que ponerse contento de pensar como un médico? Ojalá que sí, porque cuando se recibe el diploma hay algo más que se adopta. Y no nos referimos ni a la ética ni al interés por los demás, sino a una manera de pararse frente a la vida. Carlos S. Bilardo El técnico campeón del mundo continúa leyendo cuestiones de Medicina. “Pensé que podría hacer las dos cosas a la vez, estudiar y entrenar. Pero Estudiantes empezó a ganar. Ganamos cuatro años seguidos. Eso me fue alejando de la Medicina. No lo planifiqué. La vida me fue llevando.” Escritores, hombres de Estado y deportistas pasaron con éxito por la facultad de Medicina. Y aunque muchos de ellos abandonaron la profesión, todavía sienten que haberse recibido los cambió para siempre. El DT que no puede equivocarse El técnico de fútbol más exitoso del Seleccionado nacional ejerció la ginecología. Bilardo, con fama de obsesivo, aún hoy sigue repasando por las noches los libros de su especialidad y recuerda con cariño a sus grandes maestros. ¿Cómo fue que decidió dejar la profesión? En 1966 me integré al equipo de Estudiantes de La Plata. Pensé que podría hacer las dos cosas a la vez, estudiar y entrenar. Pero Estudiantes empezó a ganar. Ganamos cuatro años seguidos. Y Comunidad de médicos clínicos Nota de tapa página 9 eso me fue alejando de la Medicina. No lo planifiqué. La vida me fue llevando. Ganamos un partido, ganamos otro, seguimos ganando. Nadie pensaba que íbamos a hacer esa carrera. En ese entonces el fútbol estaba dominado por los clubes grandes. Pero apareció Estudiantes. Y con Estudiantes vinieron las giras, la copa Libertadores de América, Europa. Eso me fue quitando tiempo. Cada vez iba menos al hospital. Me quedé fuera de órbita. ¿Qué hubiera pasado si en lugar de ser director técnico y manager en la AFA estuviera atendiendo un consultorio? ¿Piensa que hubiera podido soportarlo? Sí, sí, sí. Para mí era igual, me absorbía igual. Estaba todo el día en el hospital. Vivía ahí. Iba de un hospital a otro, trabajaba con el gran doctor Leal, iba al hospital de Villa Soldati. Todo el día trabajando. Me llevaba muy bien con la gente de cardiología pero yo elegí la especialidad de ginecología porque estaba con Firpo padre. En ese momento era el único que hacía cesáreas. Nos pegábamos a él, estábamos con él en las charlas y en todo lugar donde podíamos. Hice un año y medio en consultorio; iba y venía, iba y venía. Cuando me tocó cursar la Unidad Hospitalaria en el Alvear me quedaba ahí y no volvía a casa. Allí estudiaba. Todo ahí. ¿Nota alguna marca en su manera de pensar producto de su formación como médico? ¿La carrera lo estructuró o le dio una visión particular del mundo? La carrera me enseñó que uno no se puede equivocar en nada. Nada, nada. Mirá, a mí las únicas materias en las que me bocharon fueron farmacología y clínica médica. Yo tenía 19 años y me dijeron: “Oiga esto, esta persona tiene un soplo”. Yo me puse el estetoscopio, pero no oí nada. Me volvieron a preguntar: “¿Oye el soplo?”. Yo dije que sí, pero no había nada: era un corazón normal. Me bocharon y ahí me enseñaron eso: tenía que hacer lo que yo sentía. Escuchaba a todos pero decidía yo. Como técnico de fútbol es igual: todos te piden jugadores, pero el que decide es uno. Me dijeron ese día que uno decide, que el enfermo es propio. Lo hicieron para reforzar la personalidad. Si alguien llega a la consulta y uno no es capaz de decidir por sí mismo, chau. Lo mismo cuando hay que hacer un cambio en medio del partido. Cuando habla con un médico que ejerce la profesión, ¿en qué se siente diferente? No me siento diferente. Tengo mucho respeto por los médicos. Estoy desactualizado, pero todas las noches leo un tema. Agarro un libro y leo. Re- cuerdo que una vez le dije a Favaloro, acá perdés un sábado y te atrasás. En eso, la Medicina es distinta a todo, muy exigente. ¿Se arrepiente de haber estudiado Medicina? No, no, me encantaba. Vivía en el hospital. Tenía 17 años, estaba en el Alvear, dormía, comía, estaba con Firpo, con Kaminsky, unos capos. Al doctor Leal lo sigo viendo. Lo recuerdo todo con mucho cariño. ¿Alguna vez tuvo la fantasía de volver a ejercer? Quise. Quise pero no me da el tiempo. Leo, eso sí. A la noche, en la biblioteca, leo un tema. ¿Cuál fue el último material que leyó para actualizarse? Lo último que leí fue sobre ejercicios del corazón y el tema del aparato circulatorio. El periodista que piensa como médico Nelson Castro termina su programa de la mañana en Radio Mitre y le da el pase a Samuel “Chiche” Gelblung. Bromea, se siente a gusto. Castro Nelson Castro Asegura que la forma de pensar como médico se proyectó en lo periodístico. “Tenía mucha actividad como médico, pero la realidad me forzó a dejarla. El hecho de ser popular contamina, hace todo más difícil” página 10 ojoclinico.net /Nt Felipe Contempomi El rugbier tiene planeado seguir con la profesión una vez que deje de jugar. “El jugar al rugby en un equipo me entrena para funcionar también en un equipo médico. Del mismo modo, la constancia y dedicación que uno pone al estudiar Medicina me ayuda con el deporte.” construyó una vida en la que su profesión médica –es neurólogo– se mantuvo a la par de su carrera periodística. Pero, hace poco más de una década, el éxito, la fama, le impidieron seguir viendo pacientes. Como consuelo, le queda hacer gala en sus libros del conocimiento obtenido en ambos campos. ¿Cómo fue que se decidió a dejar la profesión médica? En mi caso, siempre ejercí las dos profesiones. Incluso me recibí primero de periodista. Tenía mucha actividad como médico, pero la realidad me forzó a dejarla. El hecho de ser popular contamina, hace todo más difícil y te lleva a situaciones éticamente grises. En prevención de eso dejé la Medicina, pero durante 14 años mantuve las dos profesiones. ¿Qué hubiera pasado si en lugar de hacer pe- riodismo estuviera atendiendo un consultorio? ¿Piensa que hubiera podido soportarlo? No, precisamente por eso dejé la carrera. Hubo un episodio: la cirugía de carótida del ex presidente Carlos Menem, que me dio mucho protagonismo. Lo operaba un profesor mío y yo estaba al tanto de todos los detalles. Eso le dio a mi profesión un relieve inusitado y en el hospital todos querían atenderse conmigo. Se me duplicaron los pedidos en el consultorio. Fue un salto a la popularidad brutal y me fue imposible responder a la demanda. ¿Nota alguna marca en su manera de pensar producto de su formación como médico? ¿La carrera lo estructuró o le dio una visión particular? Por supuesto. La formación que te da una profesión como la médica, donde lo hipotético deduc- Comunidad de médicos clínicos tivo ayuda mucho, está presente en tu vida siempre. Y se proyectó a lo periodístico, en la forma de pensar. La Medicina te enseña a pensar lo asociativo. Esto te ayuda inmediatamente a poner la noticia en un determinado contexto. Forma parte de lo periodístico y te lleva a una automatización de la cadena de consecuencias más rápidamente. Cada hecho responde a un marco, a una dinámica. Causas y consecuencias. Es decir, la película y no la foto, ¿no es cierto? Son mecanismos del buen pensamiento. Los tres coinciden en que haber estudiado Medicina fue positivo para el desarrollo de sus carreras. “Nunca dejás de ser médico”, dice uno de los referentes de Los Pumas. Cuando habla con un médico que ejerce la profesión, ¿en qué se siente diferente? No, nunca dejás de ser médico. Además, me mantengo actualizado, estudio sobre mi especialidad. Estoy al tanto. Cuando hablo con colegas hablamos todavía un lenguaje común. ¿Se arrepiente de haber estudiado Medicina? No, para nada, por supuesto que no. Lo agradezco mucho. Es una vocación que está siempre presente en mi vida. ¿Alguna vez tuvo la fantasía de volver a ejercer? Se hace difícil. Pero por suerte están los libros, las actualizaciones. En lo que yo mismo escribo, en mis propios libros, se ve la síntesis, las dos pasiones. El puma está en un impasse Uno de los mejores rugbiers argentinos es médico. Se llama Felipe Contepomi y es el capitán de los Pumas, la selección nacional. Tiene 33 años y luego de hacer buena parte de su carrera en la Universidad de Buenos Aires se recibió en Irlan- Nota de tapa da, mientras jugaba en Europa. Es una apasionado de la profesión y hasta hace no mucho tiempo seguía ejerciendo en un hospital. Sabe que su vida como rugbier tiene fecha de vencimiento, y por eso Contempomi está seguro de que pronto retomará su profesión y sueña con tener su propio consultorio. Mientras tanto, sigue jugando y representando al país. ¿Cómo fue que se decidió a dejar la profesión médica? En realidad no decidí dejar la profesión médica; se podría decir que estoy en un impasse. Hasta hace un año y medio, en Irlanda, jugaba al rugby y ejercía la Medicina en el hospital ¿Qué pasaría si en lugar de jugar al rugby atendiera un consultorio de manera exclusiva? ¿Piensa que hubiera podido soportarlo? Definitivamente sí. Yo empecé estudiando Medicina cuando terminé el colegio y luego me fui a jugar rugby profesional a Europa. Sin embargo, retomé los estudios en Irlanda para terminar la carrera, que en definitiva es mi verdadera vocación, y espero algún día poder estar exclusivamente atendiendo en un consultorio. ¿Nota alguna marca en su manera de pensar producto de su formación como médico? ¿La carrera lo estructuró o le dio una visión particular? Creo que ambas disciplinas me han brindado cosas que se complementan. Por ejemplo, el jugar al rugby en un equipo, me entrena para funcionar también en un equipo médico. Del mismo modo, la constancia y dedicación que uno le pone al estudiar medicina me ayuda con el deporte. Cuando habla con un médico que ejerce la profesión, ¿en qué se siente diferente? En que esa persona sabe muchísimo más y está más al día que uno. ¿Se arrepiente de haber estudiado medicina? No, ni un poco. Sí es cierto que a veces me pregunto por qué me gustó esta disciplina. Por ahí, podría haber sido mucho más fácil si me hubiese gustado otra cosa. ¿Alguna vez tuvo la fantasía de ejercer? Nunca dejé de tenerla. página 11 página 12 ojoclinico.net Comunidad de médicos clínicos Entrevistas página 13 /En MARTINA GUSMÁN, ACTRIZ Actriz en guardia Entre la adrenalina de un rodaje cinematográfico y la de una guardia de un hospital, parecería no haber puntos de contacto. Sin embargo, Martina Gusmán, una de las protagonistas de la película Carancho, vivió en carne propia cómo ambas realidades pueden solaparse. Anécdotas de una experiencia intensa. E s muy común en el mundo de los actores la costumbre de empaparse en ámbitos desconocidos a los suyos a la hora de prepararse para sus papeles. Algunos incluso se animan a modificar sus físicos: las más audaces estrellas de Hollywood han subido de peso para representar personajes reales, o se han sometido a dietas furiosas para quedar esqueléticos. Han seguido a personas como sombras para mimetizarse lo más profundamente posible y apropiarse de esa identidad ajena. Después de todo, el cuerpo es la herramienta principal de un actor. En ese sentido, el caso de Martina Gusmán es digno de admiración. La actriz que interpretó a una médica emergentóloga en Carancho, la premiada película de Pablo Trapero, se sometió a seis meses de guardias en un hospital de González Catán para hacer suyo un mundo que hasta entonces sólo había conocido a través de los clichés de las series de médicos. Alejadísima de la dinámica real de un establecimiento médico del conurbano bonaerense, Gusmán tenía como referente la idiosincrasia de series norteamericanas como Dr. House o Grey’s Anatomy. Hasta esta experiencia. “Me pusieron como practicante, o ayudante, del jefe de guardia, o sea el emergentólogo del hospital, el tipo que recibe los accidentes de tránsito, los baleados, los acuchillados. Era un pibe de 34 años muy copado. Usaba un ambo naranja, la antítesis de la imagen que te dan las series de médicos. Nada que ver”, relata. Claro, la película toda es la antítesis del médico galán de telenovela. Transcurre –está dicho– en un hospital de provincia en el que ella es Luján, una joven médica que durante la noche recibe en su guardia casos extremos de accidentados; tiene la compañía silenciosa del carancho del título (interpretado por Ricardo Darín), el antihéroe que debe aparecer en todo policial que se precie. Es Sosa, un abogado en vías de redimirse de su ocupación: él recibe el dato de los accidentes, gracias a una serie de contactos oscuros, y llega al lugar antes que todos para ofrecer sus servicios legales a nombre de una firma de abogados. El negocio funciona: de lo que paga el seguro, la víctima cobra una pequeña parte, los abogados una mayor, y luego se les da una comisión a policías y paramédicos. Sin afirmar que la historia de Carancho es una realidad, Gusmán decía al momento del estreno de la película que “fue impresionante todo lo que vi, las cosas horribles que se ven: los accidentes de tránsito y los problemas del sistema hospitalario, la violencia a la que están expuestos”. Y aunque retrata un submundo que se sabe que existe, Carancho jamás funciona como panfleto de denuncia. “La película sirve como reflexión; no pretende ser una denuncia, pero sí modificarte, hacerte replantearte cosas”, decía la actriz en ese entonces. “Cuando entré me pusieron con el jefe de guardia. Eran 24 horas seguidas. Al principio estaba a 20 metros y después me empecé a acercar: quince metros, cinco, tres, dos”. Proveniente del mundo cinematográfico, Gusmán es además productora de cine. Su carrera se desarrolló detrás de cámaras hasta que se animó por primera vez a un protagónico en Leonera (2008), también dirigida por Trapero, su marido y padre de su hijo, con quien además mantiene una productora llamada Matanza Cine. Carancho fue su segundo gran papel en el cine y la plataforma que le permitió ingresar al mundo de la televisión (debutó en el unitario de Pol-ka Para vestir santos). Ese bagaje página 14 ojoclinico.net /En Ser una más Al principio Martina era “la actriz”. Pronto estaba empujando las camillas, sosteniendo instrumentos a los médicos y colaborando en el día a día. actoral, asegura ella, quedó a un costado mientras se asentaba en un mundo tan desconocido para ella como para los médicos lo era el de la actuación y la producción de películas. “Al principio yo era más como ‘la actriz’, en el sentido de que íbamos a comer, por ejemplo, y yo quería escucharlos a ellos pero la pregunta era hacia mí: ‘¿Cómo es actuar?’, y preguntas de ese estilo”. ¿Cómo se revirtió eso? Cuando empezaron a pasar las guardias, adonde tenía que estar de ambo médico, porque no podés estar de civil, y estaba ahí con ellos toda el día, empecé a ser una más del grupo. Ahí me encontré haciendo tareas varias: primero era la que juntaba la plata para la comida de la cena, o buscaba distintas cosas. Iba saludando a la gente de todo el hospital. Me acomodé en el ambiente, y empecé a incorporar imágenes y situaciones: cómo interrogaban a un paciente, cómo lo tocaban, cómo lo trataban, cómo miraban una radiografía. Cosas que se te empiezan a hacer carne. Se revirtió con el tiempo. Cuando entré me pusieron como practicante, como seguidora del jefe de guardia del hospital. Eran veinticuatro horas, una vez por semana. Al principio me quedaba a veinte metros y después me empecé a acercar: quince metros, cinco, tres, dos. Llegó un momento en que estuve a la par de ellos, sosteniéndoles los instrumentos o ayudándolos a empujar una camilla. Como alguien completamente ajeno a ese mundo, ¿cómo te resultó la experiencia? Fue muy positiva, muy enriquecedora a nivel personal: me cambió mucho el concepto general de la muerte, de la vida, de la enfermedad, de la salud, porque yo siempre estuve más relacionada con la homeopatía. Solo había estado en un hospital cuando nació mi hijo Mateo. En ese sentido, somos muy naturistas, y tenía muy poco conocimiento médico. Pero, además, antes de esta experiencia yo veía un poco de sangre y me bajaba la presión, me desmayaba, era muy impresionable. Ahora tengo otras herramientas. Y me pasó que me sorprendí; me sorprendí del grupo humano, de la calidad de trabajo, y sobre todo de cómo la vida te puede cambiar en un segundo. “Pasábamos 24 horas juntos, una vez por semana. Desde las 8 de la mañana de un día hasta las 8 de la mañana del siguiente. Y en ese lapso pasan cosas recontra intensas”. ¿Seguís teniendo relación con los médicos? Nos hicimos súper amigos, porque los ves constantemente. Se hizo un grupo de gente muy lindo, de todos médicos bastante jóvenes. Mi idea de la medicina antes de esta experiencia era la del médico más tradicional. Uno tiene otra idea, otro preconcepto.Y de repente me encontré con un grupo de gente joven, que eran el alma del hospital, que dejaban todo Comunidad de médicos clínicos ahí, que le ponían toda la garra y el entusiasmo. Y yo soy del mundo del cine, ellos de la medicina, no teníamos nada que ver. Pero se generó mucha buena onda, porque además pasábamos 24 horas juntos una vez por semana. Desde las ocho de la mañana de un día hasta las ocho de la mañana del día siguiente. O sea, desayunás, almorzás, cenás, trasnochás, y en ese lapso pasan cosas muy intensas: llega un tipo accidentado y los ves trabajar, los ves transpirar, te angustiás, te reís, vas pasando por diferentes estados que te hacen unirte mucho al grupo y a la gente. ¿Qué fue lo más impactante que te tocó vivir en el hospital? Lo que más me chocó fue un chico de 16 años que llegó baleado, le habían pegado un tiro en la boca por un par de zapatillas. La bala le había atravesado la faringe y el esófago. Había quedado mudo e iba a tener que comer a través de un tubo por el resto de su vida, y además había quedado inmovilizado del cuello para abajo. Vi cómo el grupo médico estuvo horas tratando de salvarle la vida. Al ser alguien tan joven había una sensación de mayor dramatismo. Finalmente lo salvaron y fue a terapia intensiva. En un momento, ya de madrugada, el médico con quien yo estaba todo el día, muy conmocionado, me dice que tenía una contradicción muy grande: quería que viviera, y había hecho todo lo posible por salvarlo, y a la vez no imaginaba cómo ese chico podría tener una vida normal. Iba a estar postrado en una cama sin poder hablar ni comer por el resto de su vida, y sin ningún tipo de recursos. Ahí sentí un golpe: este médico había estado horas y horas salvándole la vida a alguien, nada menos. Recién mencionabas que tenías preconceptos del mundo de los hospitales, ¿a qué te referías con eso? Me refería a que pensaba que había muchos menos recursos de los que yo vi. Estoy hablando a nivel humano. A ver cómo un equipo de trabajo se compromete tanto con su trabajo con pocos recursos; recursos que deberían tener. Cuando lo conocí al médico con el que más tiempo pasé, tenía una ruedita de camilla en la mano, que había ido a comprar él mismo para arreglar la camilla de la guardia. Una de las cosas que hicimos ese primer mes fue la reparación de esa camilla. Todo eso me sorprendió Entrevistas mucho. Me saco el sombrero por la gente que conocí ahí, sobre todo cuando escuchás que prefieren estar en el hospital público y peleando con todos los problemas que eso implica, en lugar de estar en la Suizo peleándose por el menú de internación. Y es gente muy valiosa, con mucho conocimiento y que saben mucho. “Los mejores profesionales están acá” Me parece que este país tiene muchas deficiencias en cuanto a la salud, como a la educación y un montón de otras cosas; no es que los hospitales sean la excepción de algo que es general. Al mismo tiempo, es cierto que hay salud y hay educación pública. En Estados Unidos, por ejemplo, te morís en la calle y nadie te va a ir a buscar si no tenés plata. Eso tiene un peso. Si vos tenés un problema muy grave con tu hijo, vas a querer ir al Hospital de Niños, ¿no? Más allá de la obra social que tengas. Yo a partir de esto, de verdad pienso que si me llega a pasar algo grave, prefiero que me lleven a la guardia de emergencia de González Catán. Ante un choque de auto diría llamen a Julián o a Pablo. Yo siento que los mejores profesionales están acá. página 15 página 16 ojoclinico.net /Cm Por Ariel Duer Clínicos en el mundo cano ameri e t r o an sistem o v e l nu es de n o i s cu Reper R G L E UD: E T A B E AN D lud. de sa a m e t rta sis despie bre su e o s u q n a iscusió una reform lena d e p n n o e a prop s está ias. Unido arack Obam y resistenc s o d es Esta de B lealtad ierno El gob SAL Comunidad de médicos clínicos Clínicos en el mundo página 17 Por Dr. Jorge Lantos Director del Sanatorio Los Arcos. D esde hace más de cinco décadas, Estados Unidos enfrenta una inflación en el área de Salud que supera en mucho a la inflación general y que hoy consume un 17% del PBI. Si bien el gasto en salud de Estados Unidos supera al de la mayoría de los países desarrollados, sus resultados son peores en un gran número de indicadores de eficiencia y calidad. En efecto, la mayoría de los países desarrollados tienen un sistema de salud universal, pero en el país del norte 45 millones de los habitantes quedan fuera del sistema. Durante el gobierno demócrata de Bill Clinton hubo un intento para implementar una reforma, pero este fracasó debido al bloqueo republicano en el Congreso. El actual gobierno de Obama nuevamente intenta ir a la carga con la reforma que ya lleva varias modificaciones respecto de la original. ¿El objetivo? Negociar en el Congreso su votación y aprobación. Objetivos Lo que se pretende con esta reforma es fundamentalmente cumplir con seis objetivos básicos: 1_ Lograr acceso universal a la salud para todos los ciudadanos y residentes legales. 2_ Mejorar la calidad de los servicios. 3_ Promover programas de bienestar y prevención. 4_ Reformar programas públicos. 5_ Hacer una reforma de los sistemas de atención. 6_ Reducir el costo e incrementar valor. Estos objetivos se lograrán a través de la obligatoriedad de todos los ciudadanos y residentes legales de contratar un seguro de salud con multas y penalidades impositivas para quienes carezcan de seguro. La mayoría de los países desarrollados tienen un sistema de salud universal, mientras que EEUU. tiene 45 millones de habitantes que quedan fuera del sistema. Quedarán eximidos aquellos individuos cuyos ingresos sean inferiores al equivalente al 8% de los seguros más económicos, y quienes estén por debajo del umbral de declaración impositiva. Las empresas con mas de 50 empleados tendrán la obligación de contratar un seguro para sus trabajadores; de no hacerlo, sufrirán penalidades. A su vez, habrá subsidios impositivos para los empleadores que cumplan con la ley. Medicare y Medicaid destinarán parte de sus presupuestos para sostener el programa, incluyendo planes de prevención, aranceles para médicos de atención primaria y educación de enfermería. Con el nuevo sistema será imposible considerar preexistencias; no se podrán rescindir contratos excepto por fraude; no se podrán ajustar primas por estado de salud o sexo, y la cobertura de dependiente se extenderá a los 26 años. También se modificarán y simplificarán procesos administrativos a través de verificación y pago por vía electrónica, se reducirán los pagos por readmisiones que pudieran haberse evitado y los hospitales no recibirán pagos por complicaciones intrahospitalarias. De esta manera se está trans- OBJETIVOS CLAROS La reforma de Obama se propone ampliar el servicio y optimizar los recursos, con un sustancial incremento del valor. página 18 ojoclinico.net /Cm ESPERANZA Desde la elección de Obama como presidente de EE.UU., su imagen es un icono de esperanza. Esta expectativa se mantiene latente para ciertos sectores en lo que respecta a salud. Roosevelt generó la seguridad social, Johnson introdujo el Medicare y Medicaid, y Obama propone la reforma actual. firiendo el riesgo económico del costo de la no calidad del financiador al prestador. Gran debate En este momento existe, en Estados Unidos, un gran debate político alrededor de la reforma del sistema de salud. Dado que gran parte de la financiación será obtenida a través de impuestos a ciudadanos con mayores ingresos y cargas a planes de salud más altos, hay un fuerte lobby encabezado por senadores republicanos para tratar de frenarla. Si uno mira la evolución histórica de los cambios en el sistema de salud en ese país, Roosevelt generó la seguridad social, Johnson introdujo Medicare y Medicaid y Obama propone la reforma actual. Los tres fueron presidentes demócratas, y a los tres se les opuso con toda su energía el lobby republicano. El tiempo dirá si esta vez se logran los objetivos propuestos. página 20 ojoclinico.net /Rn Reunión Neurología cognitiva “La vejez no es sinónimo de deterioro” Cecilia Serrano, coordinadora del Laboratorio de Investigación de la Memoria del Hospital Zubizarreta, reivindica el papel del clínico en la detección de síntomas predemenciales y explica cómo diferenciar un olvido benigno de uno patológico. U n nombre. Un número de teléfono. La hora de una cita. El argumento de una película. El vencimiento de una factura. Todos, a veces, olvidamos algo. Olvidar es tan humano como errar. Pero un simple olvido puede ser la punta de un iceberg que amenaza nuestra salud. La neuróloga cognitiva y coordinadora del Laboratorio de Investigación de la Memoria del porteño Hospital Zubizarreta, Cecilia Serrano, reconoce que son los médicos clínicos quienes suelen recibir las primeras consultas por este tipo de síntomas. El desafío, afirma, pasa por discernir un olvido benigno de uno patológico. “Los olvidos son síntomas frecuentes en la adultez. No necesariamente implican una pérdida de memoria, sino que –sobre todo entre los pacientes más jóvenes– pueden surgir como consecuencia de un cuadro de ansiedad o estrés”, apunta. “Por lo general, cuando el olvido es benigno el paciente llega solo a la consulta; se olvida de algunos nombres, detalles, fechas o datos puntuales pero conserva el recuerdo de la experiencia en sí misma. Además, la información le vuelve a la memoria más tarde, ya sea espontáneamente o con la ayuda Olvidar es tan humano como errar. Pero una simple distracción también puede ser la punta de un iceberg para nuestra salud. de algún dato clave. Se trata de alguien que se maneja con autonomía y que nunca se ha perdido o desorientado en tiempo y espacio”. En cambio, el perfil de alguien con un olvido patológico difiere bastante. “En estos casos, la persona suele arribar al consultorio en compañía de un pariente, quien expresa su preocupación por el cuadro, aunque el involucrado intente minimizar lo que le pasa. No olvida detalles sino situaciones completas, que ya no volverá a recordar. Y empie- Comunidad de médicos clínicos za a evidenciarse una pérdida de independencia en actividades de la vida diaria. Otro rasgo habitual aquí es la repetitividad: hacer o decir lo mismo, sin darse cuenta”. Esa persona, explica Serrano, probablemente esté ingresando en un deterioro cognitivo leve, estado transicional entre la normalidad y la demencia, con altas chances de desarrollar Alzheimer u otros males de la memoria en el corto o mediano plazo. Hoy, es posible retrasar la manifestación de la enfermedad con tratamientos farmacológicos que prolongan la calidad de vida. Para lograrlo, el diagnóstico precoz es indispensable. “El peor error del médico radica en desestimar la queja y concebir la vejez como sinónimo de deterioro; creer que los años traen aparejados un inexorable daño en la memoria”, sentencia la experta. Por suerte, aquel mito está siendo desterrado. “Nosotros antes recibíamos pacientes ya con demencia avanzada; hoy, el clínico hace más hincapié en el olvido y deriva al paciente en un estadio inicial de la enfermedad”. ¿Con qué herramientas cuenta el clínico para distinguir un tipo de olvido de otro? Además del interrogatorio, existen eva- página 21 “Hoy, el clínico hace más hincapié en el olvido y deriva al paciente en un estadio inicial de la enfermedad”, explica la neuróloga Cecilia Serrano. luaciones cognitivas breves a partir de tests de detección de demencia que no duran más de 15 minutos, como el popular Mini Mental. Por cierto, entre los factores a considerar para decidir una eventual derivación a un centro especializado figuran la edad (si es mayor o menor de 65) y los antecedentes familiares. Mediante estudios de laboratorio, tomografía cerebral o resonancia magnética y evaluaciones neuropsicológicas exhaustivas, el neurólogo elaborará un diagnóstico que le permitirá indicar el tratamiento adecuado para cada circunstancia. UN CENTRO DE REFERENCIA Psicólogos, neurólogos y fonoaudiólogos integran el equipo del Laboratorio de la Memoria del Hospital Zubizarreta, centro de referencia en la materia en la ciudad de Buenos Aires. Allí no sólo se atienden consultas por trastornos de la memoria y de la lengua, afasia progresiva primaria y deterioro cognitivo. También se dictan talleres para pacientes y cuidadores, se organizan grupos de autoayuda gratuitos para familiares –con el apoyo de ALMA, Asociación de Lucha contra el Mal de Alzheimer– y se desarrollan múltiples proyectos de investigación científico-médica y de formación, que incluyen capacitaciones a becarios, simposios y conferencias. página 22 ojoclinico.net /Op Opinión CONSEJOS CONTABLES PONERSE AL DIA Lo que hay que saber sobre el monotributo Qué pasos debe seguir un médico para adherir al régimen simplificado. Cómo inscribirse y cuándo recategorizarse. La documentación necesaria y los aspectos a tener en cuenta. Por Mariela Paleeff. Contadora Pública (UBA)