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REVISTA DE LA SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA PUBLICACION CUATRIMESTRAL. ORGANO OFICIAL DE LA SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA Rev Soc Bol Ped Vol. 48, Nº 2 LA PAZ - BOLIVIA 2009 SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA • Fundada el 7 de abril de 1943 • Afiliada a la Asociación Latinoamericana de Pediatría (ALAPE) • Afiliada a la Asociación Internacional de Pediatría (A.I.P.) • Miembro de las Sociedades de Pediatría del Cono Sur • Miembro de la Asociación Boliviana de Editores de Revistas Biomédicas (ABEREB) • Condecorada con la “Orden de la Salud Pública”, por el Ministerio de Salud y Deportes • Condecorada con el “Condor de los Andes” por el Gobierno Boliviano ¡Para la Niñez Boliviana! DIRECTOR-EDITOR Dr. Manuel Pantoja Ludueña DIRECTOR EMERITO Ac. Dr. Eduardo Mazzi Gonzáles de Prada CO - EDITOR Dr. Ricardo Arteaga Bonilla COMITE EDITORIAL REVISTA DE LA SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA Ac. Dr. Eduardo Aranda Torrelio Dr. Ricardo Arteaga Michel Dr. Juan Pablo Hayes Dorado Dr. Héctor Mejía Salas Dr. Alfredo Mendoza Amatller Dr. Adalid Zamora Gutiérrez Dirigir correspondencia a: SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA Teléfono/Fax: (591-4) 64-39977 • Celular: 72879123 E-mail: sobope_2007@hotmail.com ipepe63@yahoo.com Calle Pastor Sainz s/n, Edificio Colegio Médico de Chuquisaca Sucre - Bolivia SOCIEDAD PACEÑA DE PEDIATRIA Teléfono y Fax: (591-2) 2240081 E-mail: sobope@entelnet.bo Casilla Postal: No. 1027 La Paz – Bolivia DIRECTIVA SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA (Gestión 2007 - 2009) Presidente: Vicepresidente: SecretariO General: Secretaria de Hacienda: SecretariA de Actas: SecretariO DE CULTURA, Prensa y Biblioteca: Director de la Revista: Past-presidente: Dr. Iván Peñaranda Pérez Dra. Elena Lescano Aguilar Dr. Rafael Prudencio Beltrán Dra. Gloria Barrón Aramayo Dra. Leticia Flores Evia Dra. Eva Campos Sotes Dr. Manuel Pantoja Ludueña Ramiro Fabiani Solíz REVISTA DE LA SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA Volumen 48, Nº 2, 2009 EDITORIAL La enseñanza universitaria de la pediatría..........................................................................75 The university education of pediatrics Ac. Dr. Eduardo Aranda Torrelio ARTICULOS ORIGINALES Historia sobre el empacho en Bolivia (1612-2007)............................................................77 History of “Empacho” in Bolivia (1612-2007) Dr.: Roberto Campos Navarro Uso de laparoscopia para el diagnóstico y tratamiento de testículo no palpable................85 Use of laparoscopy for diagnosis and treatment of nonpalpable testicle Drs.: Germán Quevedo Perales, Dr. Roberto Gamez Arias CASOS CLINICOS Síndrome de Prune Belly en el sexo femenino...................................................................89 Prune belly síndrome in female sex Drs.: Saúl Rueda Arteaga, Manuel Díaz Villegas, Juan Manuel Rueda Gonzales Absceso cerebral, a propósito de un caso...........................................................................92 Cerebral abscess, a case report Drs.: Miguel Céspedes Lesczinsky, Freddy Choque, Soledad Diaz, Nazareth Melgar ACTUALIZACION Síndrome metabólico en niños y adolescentes....................................................................96 Metabolic syndrome in children’s and adolescents Dr.: Juan Pablo Hayes Dorado IMAGENES PEDIATRICAS INUSUALES Extracción de cuerpo extraño esofágico con sonda Foley................................................101 Extraction of esophageal foreign body with Foley catheter Dr.: Edgar Rocha Ortuño, Martha Rocha Fuentes RESUMENES DE ARTICULOS DE LA LITERATURA PEDIÁTRICA Tratamiento de las infecciones por Staphylococcus aureus meticilino-resistente adquirido en la comunidad................................................................................................102 Tratamiento de la tuberculosis congénita..........................................................................103 COMUNICACIÓN ESPECIAL Síndrome de alienación parental: otra presentación de maltrato infantil..........................106 Parental alienation syndrome: another presentation of child abuse Dr.: Raúl Onostre Guerra ARTICULOS DEL CONO SUR Vacuna anti-Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) en el Calendario Nacional de Argentina: portación nasofaríngea de Hib tras 8 años de su introducción....................... 114 Nasopharyngeal Colonization (NC) by Haemophilus influenzae: 8 years after the introduction of the Haemophilus influenza type b vaccination in the Argentine National Schedule Drs.: Viviana Romanin, Laura Chiavetta, María C. Salvay, María J. Chiolo, Mabel Regueira, Adriana Barrios, Gloria Califano, Salvador García, Angela Gentile Follow-up of neonatal jaundice in term and late premature newborns.............................123 Acompanhamento da icterícia neonatal em recém-nascidosde termo e prematuros tardios Drs.. Fernando Perazzini Facchini, Maria Aparecida Mezzacappa, Izilda Rodrigues Machado Rosa, Francisco Mezzacappa Filho, Abimael Aranha Netto, Sergio Tadeu Martins Marba Asociación entre morbilidad neonatal y desarrollo en pretérminos a la edad escolar......130 Relationship between neonatal morbility and development in preterm at the school age Dres. Miguel Martell, Marisa Burgueño, Graciela Arbón, Marina Weinberger, Cecilia Balbi, Alicia Munyo, Leonora Martinotti, Silvio Murillo, Ruth Keshishian, Andrés Pomi, Rafael Alonso EDUCACION MEDICA CONTINUA Vacuna frente a rotavirus..................................................................................................142 Rotavirus vaccine Drs.: Indhira Alparo Herrera, Nelson Ramirez Rodriguez CUESTIONARIO # 36......................................................................................................... 148 APENDICE. .............................................................................................................................. 150 EDITORIAL La enseñanza universitaria de la pediatría The university education of pediatrics Ac. Dr. Eduardo Aranda Torrelio* A pesar de los avances tecnológicos, de la investigación y de los conocimientos y complejidad de la medicina moderna, debe admitirse que la Pediatría aún se constituye en una de las cuatro disciplinas mayores, junto a la Medicina Interna, Cirugía General y la Ginecología-Obstetricia. Para mayor fundamento se reconoce que la mayoría de los países en desarrollo cuenta con porcentajes importantes de población joven (menor de quince años) que oscilan entre 35 y 45% de la población total. En ese sentido es importante advertir que los médicos generales y en particular los futuros médicos, tendrán que atender a recién nacidos, niños y adolescentes cuando estos grupos etários no tengan acceso a centros especializados que cuenten con servicios de Pediatría y sus sub-especialidades. Por tal circunstancia es pertinente analizar la responsabilidad que adquieren los centros universitarios que incluyen a la carrera de Medicina en su oferta académica, para que sus educandos incursionen en los fundamentos de esta especialidad con un contenido curricular mínimamente aceptable. Para ello, es válido enfocar este aspecto en cuatro temáticas de análisis: 1. El plantel docente. Las universidades públicas tienen normas casi similares para seleccionar y nominar a sus docentes titulares, desde el mismo cumplimiento de requisitos básicos, la calificación de documentos que respaldan su curricula y hasta la * ������������������������������������������������������� Past Presidente de la Sociedad Boliviana de Pediatría.. Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 75 - 76 recepción de exámenes de admisión que incluyen la evaluación de la capacidad que tiene el postulante para exponer sus conocimientos y transmitir los mismos a los estudiantes del año en el cual cursarán la materia de Pediatría. Las universidades privadas salvan las exigencias de normas establecidas por el Vice-Ministerio de Educación Superior pero su modalidad de selección es a cual más variada, incluyendo cierta improvisación en la nominación de docentes cuando se presentan acefalías en medio de una gestión académica ó una designación tácita sin evaluación de méritos ni examen de competencia. Así, no se puede garantizar la idoneidad uniforme de los futuros docentes de Pediatría y menos aún demostrar sus aptitudes para transmitir enseñanzas básicas a quienes serán prontamente médicos generales, con alta probabilidad de atender solos a los menores de edad y tener que resolver sus problemas frecuentes de salud. 2. El estamento estudiantil. La mayoría de las carreras de Medicina mantienen en su programa curricular a la materia de Pediatría en años ó semestres avanzados, asumiendo que los universitarios ya cuentan con conocimientos y destrezas básicas en Fisiopatología y Semiología. Sin embargo, la valoración a un niño pequeño ó mayor es ciertamente diferente, lo cual obliga a que los estudiantes aprendan a examinar a esta población en crecimiento con la mayor delicadeza y privacidad posibles, identificando signos y síntomas de alarma ó peculiares a enfermedades prevalentes en Pediatría. Así, el educando requie75 re de un número mínimamente adecuado de horas prácticas donde adquiera esas habilidades en servicios ambulatorios ó de hospitalización que asisten a niños y adolescentes. Ello será más satisfactorio si – además – el profesorado de la especialidad estimula y alienta la revisión teórica de conocimientos, con la ventaja de una disponibilidad enorme de fuentes de consulta reconocidas desde hace más de diez años. 3. Aspectos administrativos y de organización. En algunas carreras de Medicina el alumnado que ya cursa la materia de Pediatria es cuantioso y se torna difícil la enseñanza práctica cuando cada grupo es igualmente numeroso; así, se afecta la enseñanza personalizada como una modalidad sumamente útil en la transmisión de habilidades y competencias. Por ello, los responsables de la cátedra respectiva deben identificar estrategias que alienten la práctica inicial de la especialidad incluyendo el uso de modelos artificiales para examen físico, sociodramas, análisis de casos clínicos, ejercicios con problemas hipotéticos de salud en niños, así como la asignación del mayor número de horas posibles para que el alumnado tome contacto real con los pacientes, previa la otorgación del permiso correspondiente. 4. Evaluación y seguimiento de los programas. En el transcurso de los años se realizaron innumerables eventos en los cuales se discutieron y analizaron aquellas innovaciones que podrían introducirse a los programas, sobre todo cuando se reconoce la emergencia y re-emergencia de ciertas enfermedades, así como los cambios ecológicos que influyen en la condición de salud de la población. Ese es un argumento muy válido para revisar en forma periódica el contenido de los programas de cada disciplina y en el caso de la Pediatría se justifica aún más porque hay un cambio gradual y dinámico de las enfermedades prevalentes en la infancia. En suma hay muchas instancias responsables de la enseñanza de la Pediatría en el pre-grado ó antes de que ese universitario se gradúe como médico y debe respaldarse todo esfuerzo desarrollado por: instituciones, organizaciones, escuelas, hospitales y EDITORIAL / Ac. Dr. Eduardo Aranda Torrelio universidades para mejorar su preparación teórica y práctica, así como se generen ideas apropiadas para motivar su interés por la investigación de problemas relacionados con la especialidad. El corolario importante será dado por los docentes cuando incentiven en el alumno que cursa la disciplina de Pediatría, en la aplicación de principios éticos que lo inducirán hacia su práctica profesional futura, al admitir que el niño casi no puede defenderse del “error médico” y aún más, es el sujeto más indicado para ser atendido con diligencia, dedicación y la mayor humanización posible. Referencias de consulta - Bierer SB, Chen HC. How to Measure Success: The Impact of Scholarly Concentrations on Students – A Literature Review. Acad Med 2010;85:438-52. - Boninger M, Troen P, Green E, Borkan J, Lance-Jones C, Humphrey A y col. Implementation of a Longitudinal Mentored Scholarly Project: An Approach at Two Medical Schools. Acad Med 85:429-37. - Chevalier RL, Katona IM. The New Generation of Pediatric Faculty. J Pediatr 2007;151:557-8. - Fagbuyi DB, Upperman J. The Role of Pediatric Health Care Providers. 2009;10:156-8. - Fordham LA. Approach to the Pediatric Patient. Ultrasound Clin 2009;4:439-43. - Green EP, Borkan JM, Pross SH, Adler SR, Nothnagle M, Parsonnet J y col. Encouraging Scholarship: Medical School Programs to Promote Student Inquiry Beyond the Traditional Media Curriculum. Acad Med 2010;85:409-18. - Iserson KV. Ethical Principles – Emergency Medicine. Emerg Med Clin N Am 2006;24:513-45. - Kennedy S, Knibutat DB, DelBasso SL, Bokhari SAJ, Forman HP. The Educational and Career Impact of Using Medical Students for Triaging Off-Hour Diagnostic Imaging Requests at a Major Academic Medical Center. Am J Roentgen 2010;194:1027-33. - Monteiro S, Shannon M, Sandora TJ. Chung S. Pediatric Aspects of Hospital Preparedness. 2009;10:216-28. - Rubio DM, Schoenbaum EE, Lee LS, Schteingart DE, Marantz PR, Anderson KE y col. Defining Translational Research: Implications for Training. Acad Med 2010;85:470-5. 76 ARTICULO ORIGINAL Historia sobre el empacho en Bolivia (1612-2007) History of “Empacho” in Bolivia (1612-2007) Dr.: Roberto Campos Navarro* Resumen Introducción: el empacho es una categoría nosológica popular que se conoce en toda Iberoamérica. Es una enfermedad del aparato digestivo originada por la excesiva ingestión de alimentos e irregularidades en la digestión. Material y método: se hizo desde 2004 hasta 2008, una búsqueda documental especializada en las principales bibliotecas de Bolivia ubicadas en La Paz, Sucre, Cochabamba y Potosí. También se incluyeron centros de documentación en hospitales y organizaciones civiles no gubernamentales. Igualmente se hizo una revisión en medios electrónicos conectados a internet. Resultados: se encontraron 32 fuentes primarias donde aparece el tema del empacho, donde la mayoría corresponde al siglo pasado, luego el presente siglo, el siglo XVIII, el siglo XIX y otro del siglo XVII. La información procede de médicos académicos e indígenas, sacerdotes, abogados, naturistas y madres de familia. El concepto de empacho como trastorno gastrointestinal es expresado en español, aymara, quechua y guaraní. La causalidad es atribuida a comidas abundantes y excesivas, al desequilibrio frío-caliente, alimentos cuya cocción ha sido insuficiente y sustancias no digeribles. Se presenta de preferencia en edades infantiles. El cuadro clínico incluye náusea, vómito, dolor cólico, flatulencia, pérdida del apetito, fiebre y otros datos. La terapéutica abarca plantas medicinales, masajes, remedios religiosos, maniobras especiales y otras formas curativas. La prevención apunta hacia evitar los excesos. Conclusiones: el empacho es conocido por toda la población indígena y no indígena de Bolivia. La información conceptual, etiológica, epidemiológica, clínica y terapéutica es similar a la encontrada en el resto de América Latina, salvo que existe una mayor mención a las hierbas medicinales y un relativo desconocimiento de manipulaciones especiales que se hacen en países vecinos. Abstract Introduction: “Empacho” is a popular nosological category recognized throughout Latin America. It is an illness related to the digestive system, caused by overeating and digestive irregularities. Material and method: this study was conducted from 2004 until 2008 using documents from the principal libraries in La Paz, Sucre, Cochabamba and Potosí, Bolivia. Other sources include documentation centers in hospitals and non-governmental organizations. A revision of electronic media from the Internet was also completed. Results: thirty-two primary sources were found in which the topic of “empacho” appears. The majority of these sources date from the past century, the second most come from the current century, followed by the 18th century, the 19th century, and one other from the 17th century. The information comes from indigenous and academic doctors, priests, lawyers, naturists and homemakers. The concept for “empacho” as a gastrointestinal disorder is expressed in Spanish, Aymara, Quechua and Guaraní. Overeating, hot-cold disequilibrium, and the ingestion of undercooked foods and non-edible substances cause “empacho”. It appears with more frequency in infant populations. Symptoms include nausea, vomiting, colic pain, flatulence, loss of appetite, fever and others. Treatment includes medicinal plants, massage, religious cures, special practices and other curative forms. Prevention requires avoiding excessive eating. Conclusions: the entire population, indigenous and non-indigenous, of Bolivia, recognizes “empacho”. The conceptual, etiological, epidemiological, clinical and therapeutic information is similar to that found in the rest of Latin America. However, in Bolivia there is more frequent mention of medicinal herbs and a relative ignorance of special treatments performed in neighboring countries. Palabras claves: Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 77-84: medicina tradicional boliviana, enfermedades populares, empacho. Key words: Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 77-84: ��������������� Bolivian traditional medicine, popular illness, “empacho”. * Médico - Medicina familiar. Maestría y doctorado en antropología social. Profesor y coordinador de investigación del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina. Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México. E-mail: rcampos@unam.mx Artículo recibido 14/8/09 y fue aprobado para publicación 18/9/09 Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 77 - 84 77 Introducción Material y metodo El “empacho o ahíto” es un trastorno del aparato digestivo provocado por la ingesta excesiva de alimentos, o bien, el consumo de elementos que se caracterizan por su escasa o nula digeribilidad. El trastorno puede variar desde un simple malestar de indigestión hasta cuadros clínicos aparatosos que pueden conducir a la muerte. En el periodo 2004 - 2008 se recopilaron materiales en las principales bibliotecas del país: el Archivo y Biblioteca Nacional de Bolivia (ubicada en Sucre); la biblioteca de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Andrés (La Paz); el Centro de Documentación del ya desaparecido Ministerio de Asuntos Indígenas y Pueblos Originarios; el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA); la oficina de facilitadores interculturales Willaqkuna del Hospital Jatún JampinaWasi (Daniel Bracamonte) de la ciudad de Potosí; la biblioteca del Convento de Carmelitas Descalzas de la misma ciudad; la Biblioteca de la Escuela de Técnicos de Salud, localizada en Cochabamba. El diccionario de la lengua española (DLE) especifica que es una “indigestión de la comida” y que el alimento “no se digiere o se digiere con dificultad”1. Semejante desorden conduce a que el material ingerido se estanque, se adhiera o se pegue a las paredes intestinales, e incluso se acumule y se asiente. De allí que el DLE establezca en la palabra asiento de estómago como un empacho al existir un “estancamiento de alguna sustancia indigesta o sin digerir en el estómago o en los intestinos2 y el Pequeño Larousse Ilustrado como estado de saburra a la “acumulación de materia que se suponía formarse en el estómago tras una mala digestión”3. Los diccionarios especializados médicos, a veces lo incluyen y definen pero en otros ni siquiera aparece el término. En América Latina su empleo es generalizado dentro de la medicina popular, desde el extremo austral patagónico de Chile y Argentina hasta México, incluyendo los nativos y migrantes de origen hispano en Estados Unidos y Canadá, por lo que podemos considerar que es una enfermedad dependiente de la cultura (o síndrome de filiación cultural) que se encuentra en todo el continente americano, con un origen peninsular ibérico, es decir, europeo, con aportes propios de las culturas originarias americanas. Desde hace una década hemos recopilado información sobre esta enfermedad y ello ha significado la publicación de materiales de México, República Dominicana, Perú, Cuba y Argentina4-8. En esta ocasión, el propósito de esta comunicación es describir y analizar las informaciones que sobre el empacho se generaron en Bolivia, desde la época colonial hasta la actualidad. También la documentación proporcionada por el amauta aymara Rufino Páxsi, la Organización de Médicos Tradicionales de Potosí (bajo la coordinación de Alberto Camaqui), el antropólogo Luca Citarella, el doctor Gregorio Loza-Balsa, la antropóloga Denise Y. Arnold, la Fundación Uñatatawi, la Cooperazione Internazionale (COOPI) y nuestro querido y recordado Jaime Zalles Asín, Ex-Viceministro de Medicina Tradicional e Interculturalidad del Ministerio de Deportes y Salud Pública. Todos los materiales recopilados fueron reunidos y clasificados de acuerdo a criterios de concepción y definición del empacho, la causalidad que la origina, la caracterización epidemiológica (frecuencia y distribución con que se presenta), los signos y síntomas necesarios para construir un diagnóstico clínico, los tratamientos habituales y las diversas formas para prevenir la enfermedad. Resultados Se encontraron 32 textos sobre el tema, un autor es del siglo XVII9, tres del siglo XVIII10-12, uno del siglo XIX13, veinte del siglo XX14-33 y siete del presente siglo34-40. (Véase cuadro # 1). Hay autores que son misioneros, médicos académicos, abogados, médicos indígenas, antropólogos, médicos naturistas y amas de casa. Historia sobre el empacho en Bolivia (1612-2007) / Campos R. 78 Cuadro # 1. Textos con referencia al empacho producidos en bolivia (por año de edición, 1612-2007)* AÑO AUTOR TÍTULO 1612 Bertonio, Ludovico siglo XVIII De Losa Ávila y Palomares, Gregorio siglo XVIII De Sosa Revello y Mandoutti, Salvador [1853] Transcripción del vocabulario de la lengua aymara “De los árboles, frutos, plantas, aves y de otras cosas medicinales....tiene este reyno Colección completa de recetas del célebre Dr. Mandoutti siglo XVIII 1870 1908 1968 1969 1982 1983 1985 1986 1991 “Recetario del siglo XVIII” (manuscrito) Breve ensayo de Fitografía Médica Influencia de las pasiones sobre el aparato digestivo La lengua secreta de los Incas Plantas medicinales en Bolivia. Farmacopea callawaya Enfermedad y salud según la concepción aymaro-quechua La medicina natural Qulla Aymara y cultura de la disciplina warayatiwanaku Las plantas medicinales de los kallawayas Un herbolario de Ch´ajaya devela sus secretos El verde de la salud. Manual de medicina tradicional autóctona para uso de los agentes de Atención Primaria de Salud. Descripción y uso de 100 plantas medicinales del sur de Cochabamba y norte de Potosí Diccionario castellano / quichua Flora medicinal boliviana. Diccionario enciclopédico 1992 1992 1993 1993 1994 1995 1996 1996 1996 circa 1996 1999 1999 2001 2003 2003 2005 2006 2006 2007 Anónimo Montalvo, Manuel Oropeza, Belisario Oblitas Poblete, Enrique Oblitas Poblete, Enrique Aguiló, Federico Patzi, González, Felix Bastien, Joseph Salcedo, Mario Zalles, Jaime y De Lucca, Manuel Herbas, Ángel De Lucca, Manuel y Zalles, Jaime Zalles, Jaime y De Lucca, Manuel Erazo, Orlando; Hart, Thomas y Cuba, Rubén Alba Fernández, Juan José Loza-Balsa, Gregorio Federación Única de Mujeres campesinas del Altiplano Sur “Bartolina Sisa” De Lucca, Manuel y Zalles, Jaime Sagaceta de Ilurdoz Uranga, Juan L. Alba Fernández, Juan José Arnold, Denise Y., Yapita, Juan de Dios y Tito Margarita Patzi González, Félix Organización de Médicos Tradicionales de Potosí Fundación Uñatatawi Willaqkuna del Jatún jamipina Huasi Ticona, Vladimir et al Vanderbroek, Ina, Thomas, Evert y AMETRAC P´áxsi Limachi, Rufino COOPI Medicinas que hay en nuestro jardín. Descripción y uso de 100 plantas medicinales del Altiplano Boliviano Flora tarijeña. Sus propiedades medicinales y aplicación La medicina tradicional en la provincia de Arque Enciclopedia de la medicina aymara Manual de plantas medicinales Ñana mya Ñanderëta Rupigua. Enfermedades más importantes del Chaco Jampi makikunanchiqpi Kasan. La medicina está en nuestras manos Entre la pervivencia y la muerte: los campo jampiris de Campero Vocabulario aymara del parto y de la vida reproductiva de la mujer La salud por la naturaleza. Medicina natural Yachayninchiq. Nuestros conocimientos Producción, aprovechamiento y uso de especies aromáticas y medicinales Testimonio 05 Prácticas de medicina tradicional Plantas medicinales para la atención primaria de la salud. El conocimiento de ocho médicos tradicionales de Apillapampa (Bolivia) La salud por la medicina natural y cultura Qullana-aymara Plantas medicinales de Tinguipaya *Fuente: Información histórica 1612-2007, Bolivia Historia sobre el empacho en Bolivia (1612-2007) / Campos R. 79 Discución Conceptos sobre empacho: de acuerdo a J. Sagaceta, el empacho es un “trastorno transitorio de las funciones digestivas que sobreviene súbitamente por diversas causas”30, los sinónimos castellanos serían el ahíto22, la indigestión 29, saburra y embarazo gástrico39. En Abaroa (Oruro), el “impachu” sería el empacho y estaría asociado a la “inflamación de la mucosa del estómago, estreñimiento, cólico, [e] indigestión”32. En aymara se le traduce como purak p´átank-jip´ílaru chakachaña, chakach luraña39. En quechua como ñuskhuku, pénqaku // mist´aku // Tonaka 22 y ñusk´úku39. En el guaraní del oriente boliviano se le traduce como punga, lo cual significa que el individuo está hartado o panzón29. De acuerdo con E. Oblitas Poblete, se le llama kerimiji en el idioma “secreto” de los incas15. Causalidad: en la mayoría de los casos se considera que el empacho es originado por la ingesta abundante y excesiva de alimentos y bebidas; el desequilibrio corporal provocado por el consumo de alimentos considerados como fríos y pesados; la ingesta de alimentos en proceso de descomposición, es decir en “mal estado”, de “mala calidad” o bien, con un periodo de guardado excesivo y por causas inherentes al proceso fisio-patológico: mala digestión, comer “de prisa” o sin masticar. Con menores menciones aparecen los alimentos insuficientemente preparados (mal cocidos y sazonados), la ingesta de tierra por infantes y adultos, y el consumo de comidas muy grasosas. Véase cuadro # 2. Es interesante constar como un médico académico a principios de siglo XX hace resaltar la causalidad moral en función del “libertinaje [que] es una pasión cuyos efectos repercuten en el paquete intestinal. En los libertinos que comen con exceso, las digestiones al principio son prontas, fáciles, más luego se prolongan, hácense penosas, laboriosas y dan a conocer la impotencia siempre creciente de un órgano que se doblega, bajo el peso de las cargas que un instinto extraviado le impone...”14. Aproximación epidemiológica: es una enfermedad propia de la infancia pero también puede presentarse en adultos. Cuadro clínico: hay diversidad de datos clínicos pero los principales signos y síntomas corresponden a náusea, vómito, dolor abdominal tipo cólico (sobre todo después de comer), flatulencia (abundancia de gases intestinales), pérdida del apetito, fiebre, sensación de “pesadez de estómago”, estreñimiento (a veces diarrea), lengua con placas blanquecinas o saburra, acidez y con menos frecuencia: estómago “revuelto”, digestiones difíciles, calambres, eructos, Cuadro # 2. Causalidad del empacho en Bolivia (1612-2007)* Causa adjudicada Número Porcentaje Ingesta excesiva de alimentos y bebidas 5 22.7 Ingesta de alimentos en mal estado y de mala calidad 4 18.1 Ingesta de alimentos fríos o pesados 4 18.1 Comer rápido, sin masticar o hay mala digestión 4 18.1 Ingesta de alimentos insuficientemente preparados 2 9 Ingesta de elementos no alimentarios (por ejemplo, tierra) 1 4.5 Ingesta de alimentos muy grasosos 1 4.5 Eventos traumáticos en niños después de comer 1 4.5 22 100% Total *Fuente: Recopilación documental, Bolivia, 200 Historia sobre el empacho en Bolivia (1612-2007) / Campos R. 80 disfagia, pérdida de peso, dolor de cabeza, cansancio y otros datos menores. Véase cuadro # 3. Tratamiento: se observa un casi absoluto dominio de la terapéutica herbolaria por encima de cualquier otros tratamiento. Antes de siglo XX aparecen más bien fórmulas compuestas (incluidos productos curativos vegetales) con la finalidad de aplicar en la superficie abdominal en forma de unturas y emplastos. En los documentos no aparecen oraciones ni rituales religiosos ni tampoco manipulaciones en la espalda, tampoco medicamentos de patente. a) Plantas medicinales: con la revisión documental se recolectaron alrededor de noventa especies medicinales, siendo el paico, té de España o karé (Chenopodium ambrosioides) el más frecuentemente mencionado, en segundo lugar la hierba buena (Mentha viridis), luego el ajenjo (Artemisa absynthium), después la coca (Erythoxylum coca) y el suyku (Tagetes graveolens). Todas ellas empleadas en forma de mate, cocimiento o infusión. Otras menos mencionadas son la lechuga, la warjia o culén, la linaza, la manzanilla y la rosa. b) Masajes: se describen unciones abdominales, por ejemplo, Gregorio de Loza Avila recomienda las cortezas y semillas de limas y limones con manteca 10. Salvador de Sosa y Revello y Mandoutti afirma que el cocimiento de coles con sangre de toro, aplicada como emplasto es efectivo para deshacer los empachos11. Y el manuscrito que corresponde a Esteyneffer recomienda el unto sin sal o bien un emplasto más elaborado donde entran el sebo de una vela, saliva de un individuo en ayunas, hojas de rábano o hierbabuena, incienso, unto de cerdo o res, levadura de pan y vinagre 12. En la actualidad se suele usar la grasa de gallina para realizar la fricción en el vientre. c) Remedios religiosos: de acuerdo a Juan de Esteyneffer, los trastornos digestivos (incluido el empacho y su tratamiento) estarían bajo la advocación de los santos católicos San Gregorio Magno y San Juan Crisóstomo12. Aparte de esta breve mención, no encontramos ninguna oración o ritual para el tratamiento del empacho, excepto la mención de varios productos (wirta millu, kimsa chat millu, juyra q´uwa) que se utilizan en rituales curativos sin más información por parte de R. P´áxsi39. Cuadro # 3. Manifestaciones clínicas del empacho en Bolivia(1612-2007)* Signos y síntomas Número Porcentaje Náusea 5 10.6 Vómito 4 8.5 Dolor cólico 4 8.5 Pérdida de apetito 3 6.3 Fiebre 3 6.3 Flatulencia 3 6.3 Pesadez de estómago 2 4.2 Estreñimiento 2 4.2 Lengua saburral 2 4.2 Acidez 2 4.2 Distensión abdominal 2 4.2 Otros (malestar general, eructos, disfagia, dolor cabeza,etc.) 16 34 Total 47 100% *Fuente: Recopilación documental, Bolivia. Historia sobre el empacho en Bolivia (1612-2007) / Campos R. 81 d) Remedios diversos: en la época colonial destacan el empleo de productos humanos y animales, es el caso de la orina de niño que debe ser bebida, y la ingestión de los excrementos blancos de perro. Entre los actuales indígenas aymaras y quechuas se recomiendan remedios que incluyen el cocimiento de orines con diversas hierbas medicinales, el consumo de vísceras frescas del cuy y diversos mates de plantas curativas. e) Maniobras especiales: no se describen manipulaciones muy conocidas en otras naciones latinoamericanas como “tirar del cuerito”, “tronar” o “quebrar” el empacho. f) Otros remedios: se describe la elaboración de purgantes con las cenizas de “palos buenos y conocidos” o las cenizas de ajenjo o estafiate. Además de la mención del uso del bicarbonato, no existe ninguna referencia a medicamentos de patente. Prevención: en la época colonial se recomendaba el consumir una papa después de las comidas para evitar los malestares del empacho. Tomar orégano o mostaza en ayunas o bien dos docenas de pasas de uva que hubieran estado toda una noche en vino. En la actualidad se recomienda a las madres que se abstengan de consumir alimentos como papa amarga o el maíz colorado. Otro remedio preventivo es reducir a cenizas los alimentos, que la mamá los coma porque se piensa que el efecto preventivo pasará al bebé a través de la leche materna. En cuanto a los recién nacidos se recomienda que al segundo o tercer día de nacido se le de “un poco de orín”. Comentarios y conclusiones Mediante esta investigación documental se confirma que Bolivia es el Kollasuyo, la tierra de los médicos indígenas aymaras y kallawayas, pero también de las plantas medicinales pues la mayoría de los textos recolectados sobre el empacho tratan sobre tratamientos herbolarios, por encima de cualquier otra consideración conceptual, clínica, epidemiológica y preventiva. El concepto de empacho está muy presente en los pueblos indígenas de Bolivia, así como en su población mestiza. Sea en aymara, en quechua, en guaraní o en la lengua usada por los kallawayas, se encuentra una o varias palabras para designar al empacho, por supuesto, entendido éste como un trastorno específico del aparato digestivo. La causalidad relatada corresponde a la encontrada en el resto de América Latina, aunque llama la atención la escasa o nula mención al consumo de elementos no digeribles como las cortezas de frutas, leguminosas, textiles, cabellos, papel, así como la ingesta de frutas inmaduras, alimentos crudos e insuficientemente cocidos. En lo que sí se insiste es en el desequilibrio de la polaridad frío/caliente, en especial de la frialdad que conduce al estancamiento de los alimentos en el proceso digestivo y en la necesidad de aplicar fricciones y emplastos de calidad cálida para lograr de nuevo la armonía corporal. En cuanto a la epidemiología de la enfermedad, los datos son bastante pobres, pero confirman que la infancia es la época en que se presentan más los problemas gastrointestinales relacionados con el empacho. No hay información sobre periodos infantiles de mayor peligro, estaciones del año, espacios geográficos, grupos sociales más vulnerables, etc.. La construcción del cuadro clínico y la elaboración del diagnóstico es suficiente con el antecedente directo de la ingesta alimentaria previa, de la abundancia de alimentos consumidos, de la irregularidad en los horarios, de las condiciones impropias de comer, de la introducción de elementos extraños, etc.. Alguno de estos antecedentes inmediatos unido a trastornos digestivos como las náuseas, los vómitos, el dolor abdominal, la distensión abdominal (por la abundancia de gases), la fiebre y otros datos patológicos, nos conducen a la fácil y evidente formulación del diagnóstico de empacho. Los tratamientos son múltiples, y como ya hemos mencionado las plantas medicinales dominan el panorama terapéutico. En su mayoría corresponden a purgantes y laxantes que promueven la movilidad Historia sobre el empacho en Bolivia (1612-2007) / Campos R. 82 intestinal y la expulsión de aquello que provoca el asiento gastrointestinal. Sin duda, el más relevante corresponde al paico, una hierba medicinal originaria de México y que se extendió no sólo a Sudamérica, sino también a Europa y otros continentes. Se trata del epazotl o epazote, que en Cuba y las Islas Canarias se le conoce como apazote o pazote. Es conocido su efecto contra de las lombrices intestinales, en función de una sustancia que las elimina: el ascaridol. No obstante, su empleo para el empacho se tiene consignado en toda la literatura etnomédica iberoamericana. Otros importantes productos herbolarios serán las hierbabuenas y los ajenjos de origen europeo, así como otros elementos locales como la famosísima coca, el suycu y la warjia. Ésta última, también conocida como culé o culén y que es también muy utilizada para el empacho en Argentina, Chile y Uruguay. Cabe recalcar el origen mexicano de un manuscrito del siglo XVIII en el convento de las Carmelitas Descalzas en la ciudad de Potosí, Bolivia, pues es una copia realizada a partir del Florilegio de todas la enfermedades (1712), publicada primero en México, luego en Holanda y España, por Juan de Esteyneffer, un misionero jesuita de origen bohemio, quien dedica un capítulo al tratamiento de los empachos, donde consigna el estafiate, una planta medicinal propia de México e inexistente en los Andes. Precisamente, el dominio de la herbolaria medicinal, opaca otras formas terapéuticas y en ningún documento encontramos el empleo actual de masajes, fricciones, rituales religiosos, el pellizcamiento de la piel paravertebral (“tronada” o “quebrada” del empacho), ni la utilización de la cinta de medir, tan famosa en la vecina nación Argentina. Podemos concluir, afirmando la existencia del empacho en Bolivia, el reconocimiento de sus características clínicas específicas, el uso de una amplia variedad de plantas medicinales, en especial del paico, y el desconocimiento de otras formas curativas muy conocidas en países limítrofes como Chile y Argentina. Referencias 1. Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, 22 ed. Madrid: Editorial Espasa Calpe; 2001. 2. Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, 22 ed. Madrid: Editorial Espasa Calpe; 2001. 3. De Toro M, Pequeño Larousse Ilustrado, 5ta. ed. Editorial Larousse, México, 1969. 4. 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Historia sobre el empacho en Bolivia (1612-2007) / Campos R. 84 ARTICULO ORIGINAL Uso de laparoscopia para el diagnóstico y tratamiento de testículo no palpable Use of laparoscopy for diagnosis and treatment of nonpalpable testicle Drs.: Germán Quevedo Perales*, Dr. Roberto Gamez Arias** Resumen Introducción: muchas técnicas de imagen son caras y pueden no localizar de manera confiable los testículos no palpables, ni tampoco excluir su ausencia; recientemente la laparoscopia se ha llegado a constituir como el método eficaz de identificar la presencia y sitio de testículos no palpables. Objetivo: el objetivo del presente trabajo es el de evaluar los resultados y las ventajas del uso de laparoscopía en el diagnóstico como en el tratamiento de los testículos no palpables. Método: se presenta la serie conjunta de 3 años de experiencia en nuestro hospital con 9 pacientes afectados con testículos no palpables diagnosticados y tratados con laparoscopía. Se analizan los medios diagnósticos, en donde la ecografía demuestra mucha utilidad para la identificación de los testículos no descendidos de localización inguinal. Especialmente en pacientes obesos. En general esta entidad afecta más al lado izquierdo. En casi la mitad no se encontró testículo y en un 54% se efectuó una orquidopexia. Consideramos que la laparoscopía es el mejor medio de diagnóstico y tratamiento en estos casos de testículos no palpables. La inserción periumbilical del trocar por el método abierto, es el método mas seguro para la introducción de la cámara dentro de la cavidad abdominal. Conclusión: creemos que el examen laparoscópico y tratamiento de testículos no palpables es el procedimiento más efectivo y menos invasivo para localizar y al mismo tiempo tratar el testículo no descendido. No se requirieron de más intervenciones quirúrgicas. Abstract Introduction: many imaging techniques are expensive and can not locate reliably testicles not palpable, nor exclude their absence. Recently laparoscopy has come to constitute as effective method of identifying the presence and site testicles not palpable. Objectives: the purpose of this study is to evaluate the results and benefits of using laparoscopy in the diagnosis and treatment in the testicles not palpable. Method: we present a series of joint 3 years experience in our hospital with 9 patients with palpable testicles not diagnosed and treated with Laparoscopic. It examines the diagnostic tools, where ultrasound showed very useful for identifying the location of undescended testicles groin. Especially in obese patients. In general this entity creates the most left side. In nearly half were not found in a testicle and 54% are paid a orchiopexy. Conclusion: we believe that laparoscopy is the best means of diagnosing and treating these cases of nonpalpable testicles. The insertion of periumbilical bartered by the open method is the safest method for introducing the camera into the abdominal cavity. Conclusion: the laparoscopic examination and treatment of non-palpable testicles is the most effective and least intrusive to locate and at the same time treat undescended testicle. Not required more surgeries. Palabras claves: Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 85-88: testículo no palpable, laparoscopia, orquidopexia. Key words: Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 85-88: ������������� testicle not palpable, laparoscopy, orchidopex * ** Urólogo Pediatra. Docente responsable Residencia Cirugía Pediátrica. Hospital Universitario Japonés. Santa Cruz - Bolivia Residente de Cirugía Pediátrica. Hospital Universitario Japonés. Santa Cruz - Bolivia Artículo recibido 7/7/09 y fue aprobado para publicación 18/8/09 Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 85 - 88 85 Introducción Los niños tratados con laparoscopía se benefician por la exposición inmejorable que se obtiene con los sistemas ópticos (cámaras y monitores de alta resolución), lo que lleva a una mejor identificación de las estructuras, disminuyendo la incidencia de complicaciones intraoperatorias y postoperatorias. La escasa manipulación de órganos intraabdominales, las pequeñas incisiones por diéresis y el campo quirúrgico exangüe dan como resultado un mayor confort psicofísico y una rápida recuperación1-4. El testículo no descendido es quizás la patología más común en niños. Aproximadamente el 20% de los testículos no descendidos son no palpables y podrían estar localizados dentro la cavidad intraabdominal o presentar algún tipo de alteración morfológica que impida su palpación. Para evitar el riesgo de malignidad de las gónadas y la infertilidad resulta esencial determinar la presencia o ausencia de testículos no palpables, así como lograr su descenso para evitar disminuir la función endócrina1-8. A pesar de todas las pruebas diagnósticas que disponemos: ecografía, tomografía axial computarizada, resonancia nuclear magnética; ninguna ofrece el 100% de sensibilidad para identificar la gónada como lo hace la laparoscopia, la cual nos permite ver la localización del testículo y su posterior manejo. En el presente estudio presentamos nuestra experiencia en el Servicio de Urología Pediátrica del Hospital Universitario Japonés, con relación a este tema. Material y métodos Se revisa la serie de 9 pacientes atendidos en el Hospital Universitario Japonés, desde enero del año 2005 a diciembre del 2007 con testículo no palpable a los cuales se practicó una orquidopexia por vía laparoscópica, según técnica quirúrgica normada. Se analiza la edad al momento de la cirugía, la localización, si tuvieron tratamiento hormonal previo, la utilización de la ecografía diagnóstica, los hallazgos operatorios, las diferentes técnicas utilizadas, anomalías asociadas, el tiempo operatorio y la evolución postoperatoria. Resultados Los pacientes fueron remitidos a la consulta de Urología Pediátrica, entre los 3 meses hasta los 8 años. En el 28% de los pacientes el diagnóstico se hizo entre los 6 a 12 meses, el otro 28% se realizo entre 2 a 4 años; en la mayoría el diagnóstico se realizó antes de los 2 años de vida, con una edad media de 1 año. En cuanto a la localización. El 57% de los casos el lado más afectado era el izquierdo, y el 34% en ambos testículos. En el 34% se llevó a cabo tratamiento hormonal previo a la cirugía con pobres resultados. En 5 pacientes se realizó una ecografía de conducto inguinal diagnóstica con resultados positivos y esclarecedores. En tres pacientes de los 5 se localizó el testículo en el tercio superior del canal inguinal. Las edades de intervención oscilaron de 1 a 8 años, aunque la media viene a estar alrededor de los 3 años. Dentro de los hallazgos intraoperatorios, en un paciente el testículo era displásico a la salida del anillo inguinal profundo, el cual era pequeño con hipoplasia de vasos. Un paciente con ausencia de testículo, vasos y deferente y cinco pacientes con testículo disminuido de tamaño prácticamente en el anillo inguinal profundo sin alteración macroscópica o morfológica tanto del deferente como de los vasos. Dos pacientes con testículo intraabdominal. En todos los pacientes se realizó descenso del testículo por vía laparoscópica. El abordaje pre-escrotal ayudó para identificar algunos elementos que pudieran evitar un buen descenso testicular. En un solo caso se realizó orquiectomia convencional y colocación de prótesis después de la lapa- Uso de laparoscopia para el diagnóstico y tratamiento DE... / G. Quevedo. y Col. 86 roscopía. El tiempo quirúrgico fue de hora a hora y media en todos los casos. En algunos casos se encontraron anomalías asociadas como diabetes en un paciente; anemia, Tumor de Wilms, genital ambiguo y fimosis en dos casos. Discusión Actualmente preferimos el uso del término de testículo no descendido en vez de síndrome de escroto vacío o criptorquidea; pues define con más exactitud la naturaleza del problema. La laparoscopía es una excelente técnica no solo para el diagnóstico sino para el tratamiento del testículo no palpable. La orquidopexia vía laparoscópica demostró no solo ser un excelente abordaje para los testículos no palpables, sino también para los testículos palpables que se encuentran en el anillo inguinal profundo, clasificados como testículos furtivos. Los mismos que previo acceso inguinal no alcanzaron una posición escrotal satisfactoria y si se alcanzó a través del complemento con laparoscopía1-6. Encontramos las siguientes ventajas en el abordaje laparoscópico: una disección alta de los vasos espermáticos, que evita la tensión al momento de la fijación del testículo, una disección más larga y cuidadosa del deferente que evita la excesiva disección y corte de grupos musculares en el abordaje reduciendo así el dolor postoperatorio y resultados cosméticos más satisfactorios1,4-10. Nuestro objetivo como cirujanos es el de localizar la gónada y procurar su descenso dentro de la bolsa escrotal sin tensión, ya que el riesgo de degeneración del testículo no descendido se calcula del 2 al 6%. Este riesgo es mucho mayor en el testículo intrabdominal. Cortesi en 1976 fue el primero en utilizar la laparoscopía con fines diagnósticos, pero su verdadera aplicación ocurrió en la década de los 90. En el análisis de nuestra serie, se observa que el testículo no palpable es más frecuente en el lado iz- quierdo, con una frecuencia aproximadamente del doble en relación al lado derecho; datos que coinciden con otras series. La ecografía ha sido de mucha utilidad en la localización de testículos en área inguinal en pacientes obesos. En cuanto al tratamiento hormonal, pensamos que la utilidad es escasa pues ha demostrado a largo plazo poco efectos positivos en el paciente y ya se conoce el efecto lesivo que tiene sobre los monocitos, produciendo apoptosis celular temprana. Cabe mencionar que no se tuvo ningún inconveniente en la técnica y tampoco ninguna complicación debido al procedimiento. Recomendamos el ingreso abierto (técnica de Hassan) para la colocación del primer trocar, por la seguridad que representa esta maniobra. Finalmente la técnica de Fowler-Stephens en primer o segundo tiempo debe ser tomada en cuenta en casos en que los testículos estén en posición muy alta y haya dificultad vascular para su descenso. En cerca de la mitad de los casos la gónada no se va a encontrar, o va a ser hipoplásica y se va a requerir su extirpación. En estos casos los hallazgos más frecuentes han sido: vasos ausentes o hipoplásicos, deferente amputado a diferentes alturas, vasos hipoplásicos y conducto deferente que llegan al anillo inguinal interno, en cuyo caso se deberían extirpar los posibles restos que existieran a nivel del canal inguinal. En general creemos que la laparoscopia tanto diagnóstica como terapéutica actualmente es la mejor opción para los testículos furtivos e intra-abdominales y constituye una herramienta de mucha utilidad. Creemos que es muy necesaria la actualización y capacitación de los cirujanos pediatras con el uso de la laparoscopía con el objetivo de obtener mejores resultados en el descenso de testículos no descendidos furtivos e intra-abdominales. Uso de laparoscopia para el diagnóstico y tratamiento DE... / G. Quevedo. y Col. 87 Es importante la necesidad de contar con el apoyo de las instituciones para poder contar con el material y el instrumental adecuado para realizar laparoscopia en niños. Mediante el presente trabajo se demuestra que la laparoscopía es una opción de mucha utilidad en el manejo del testículo no palpable. Incentivamos a los colegas cirujanos pediatras a considerar esta opción dentro de su arsenal en el manejo de esta patología. Referencias 1. Elert A, Jahn K, Heidenreich A, Hofmann R. The familial undescended testis. Klin Padiatr. 2003;215:405. 2. Toledano MB, Hansell AL, Jarup L, Quinn M, Jick S, Elliot P. Temporal trends in orchidopexy, great britain, 1992-1998. 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Quevedo. y Col. 88 CASO CLINICO Síndrome de Prune Belly en el sexo femenino Prune belly síndrome in female sex Drs.: Saúl Rueda Arteaga*, Manuel Díaz Villegas**, Juan Manuel Rueda Gonzales*** Resumen: El Síndrome de Prune Belly en el sexo femenino es poco frecuente, siendo un 3 a 5% del total de casos masculinos; presentamos un caso nacido en el Hospital de La Mujer, Servicio de Neonatología, La Paz – Bolivia, con las características físicas evidentes de la enfermedad, sin que existan graves trastornos del aparto urinario o infecciones del mismo. Creemos que es el primer caso reportado en la literatura nacional que evoluciona con un curso clínico leve y pronóstico favorable dentro de su gravedad. Abstract: Prune Belly Syndrome in females is rare, being a 3 to 5% of cases were male, we present a case born in The Women’s Hospital, Service of Neonatology, La Paz - Bolivia, with obvious physical characteristics of the disease, with no serious disorders of the urinary tract or infections away from it. We believe it is the first case reported in the literature that develops an ongoing mild and favorable clinical prognosis in its severity. Palabras claves: Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 89-91: síndrome, Prune Belly, femenino. Key words: Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 89-91: Prune Belly, syndrome, female. Introducción El Síndrome de Prune Belly (SBP) tiene como sinónimos: síndrome de deficiencia muscular abdominal, síndrome de Eagle Barret, síndrome de displasia mesenquimatosa o malformación compleja con obstrucción uretral y ureteral. Osler describe como síndrome de abdomen en ciruela pasa, su incidencia se estima 1: 40.000 nacimientos y se reportan más de 300 casos en la literatura. Su etiología aun no se conoce y es controversial, en sus teorías como en su patogénesis, pero se ha asociado a alteraciones genéticas, infecciones y factores mecánicos diversos. Debe tener tres anomalías mayores características: aplasia parcial o total de los músculos de la parte * ** *** media e inferior de la musculatura abdominal, anomalía del aparato urinario (dilatación de sus sistema colector) y criptorquidia bilateral. Se reporta un mecanismo de fistulización, ruptura de la vejiga urinaria y/o de una anomalía del uraco persistente, que da la característica clínica del abdomen en ciruela pasa en un niño a término vivo. Por definición todos los pacientes con estas características son varones, aunque se reportan en la literatura un 5% en el sexo femenino, con evidencia clínica de ausencia de la musculatura de la pared abdominal, anomalía del tracto urinario leve, como el caso clínico que estamos presentando. Pediatra Neonatologo, Hospital de La Mujer, Miembro Titular del ECLAMC Pediatra Neonatologo, Jefe del Servicio de Neonatología, Hospital de La Mujer Médico Cirujano, Miembro Adherente del ECLAMC Artículo recibido 20/8/09 y fue aprobado para publicación 18/9/09 Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 89 - 91 89 Caso clínico Recién nacido a término de 40 semanas, femenino, primogénita, de padres no consanguíneos y madre adolescente; con buen control prenatal y estudios ecográficos sin patología obstétrica; antecedente prenatales: resfrio común y fiebre en el 2° semestre. Nacido por cesárea, presentación podálica sin oligohidramnios en el Hospital de La Mujer de La Paz, peso de 3100 g, Talla 46 cm, perímetro cefálico 34.5 cm y perímetro abdominal 42 cm. APGAR 6 – 7. Al examen físico destaco: abdomen grande, flácido, de paredes delgadas, finas, con pliegues y un surco profundo entre el tórax y abdomen muy evidente a la respiración; se palpan con facilidad asas intestinales y polo derecho del hígado; pies equino varo bilateral reductibles, orejas displásticas rotadas, micrognatia leve y genitales femeninos de aspecto normal (Figura # 2). El diagnóstico de ingreso a la unidad de neonatología fue Síndrome de Prune Belly en el sexo femenino. No presentó signos de obstrucción urinaria, tuvo buenos volúmenes urinarios y los cultivos practicados al ingreso, de sangre y orina, fueron negativos por lo que no se evidenció infección de vías urinarias además de una tasa de filtración glomerular normal (TFG = 103mL/min/1.73m2), uremia y creatinina normales. La ecografía abdominal de vías urinarias y sus controles reportan vejiga urinaria aumentada de tamaño, distendida y con ecogenicidad cortical bilateral aumentada, sin evidencia de útero o anexos, por lo que nefrología no descartó una probable displasia renal, pese a la gravedad del caso ya que tiene una función renal normal lo que favorece su pronóstico actual. Cursó con una disfunción hepática, con pruebas funcionales muy alteradas que motivaron preocupación por una falla hepática crítica, cuya biopsia hepática reporta hepatitis neonatal idiopática con disminución de conductos biliares intrahepáticos y colestasis severa; que pudo ser una hepatitis idiopática o Figura # 2. Síndrome de Prune Belly en el sexo femenino Síndrome de Prune Belly en el sexo femenino / Rueda S. y Col. 90 parte del síndrome de Prune Belly con alteraciones o anormalidades hepato biliares. Su evolución fue buena y fue dada de alta a los 30 días de edad para control y seguimiento por especialidad. Discusión En el sexo femenino, el síndrome Prune Belly es poco frecuente y la presentación clínica es más leve, sin que existan graves trastornos del aparato urinario, por esa razón es cuestionado como verdadero síndrome. No existe una explicación sobre el predominio masculino, tampoco hay evidencia de tendencia familiar, aunque se reporta en gemelos y uno de ellos afectado, el cariotipo es normal y no existe relación con la paridad. En nuestro caso, como factor de riesgo relativo, se presenta en madre adolescente. Las características clínicas del SPB son: abdomen grande, flácido, de paredes delgadas, finas con pliegues, que da aspecto abdomen de ciruela seca. El Síndrome de Prune Belly es una entidad clínica con una variedad de manifestaciones clínicas y cuya patogénesis se aceptaría por estudios recientes, que el defecto muscular de la pared abdominal como las anomalías genitourinarias son el resultado de un defecto primario del mesodermo embrionario con una deten- ción de su desarrollo entre la sexta y decima semana gestacional que da origen a la musculatura abdominal, parénquima y musculatura del aparato urinario. El pronóstico es difícil de establecer, está en directa relación con las malformaciones asociadas, grado de displasia renal e infecciones urinarias; en el presente caso su panorama es algo más alentador por su evolución y sin las complicaciones esperadas. La figura # 2, muestra las complicaciones posibles en el caso de un SPB con obstrucción uretral precoz, sobre distención vesical y oligodramnios. Agradecemos a los doctores: Deysy Bocangel, Indira Alparo Herrera y Jorge Galindo; por el apoyo brindado en el manejo de este paciente. Referencias 1. Jones K, Campos CM. Smith: patrones reconocibles de malformaciones humanas, 6ta ed. Editorial Elsevier: España. 2007.p.718-9. 2. Cabanillas L, Albujar B, Cisneros I. Síndrome de prunne-belly. Rev Chil Pediatr 2001;72:2-5. 3. Malo G, Ferro A, Orjuela C. Manejo integral de los pacientes con síndrome de Prune-Belly Urol Colomb 2000;9:51-6. 4. Pantoja M, Mazzi E. Imágenes Pediátricas Inusuales: síndrome Prune Belly. Rev Soc Bol Ped 2000;39:118-9. Figura # 2. Complicaciones posibles en el síndrome de Prune Belly Síndrome de Prune Belly en el sexo femenino / Rueda S. y Col. 91 CASO CLINICO Absceso cerebral, a propósito de un caso Cerebral abscess, a case report Drs.: Miguel Céspedes Lesczinsky*, Freddy Choque**, Soledad Diaz**, Nazareth Melgar** Resumen Los abscesos cerebrales constituyen la forma más común de supuración intracraneal en los niños, son más frecuentes entre los 4 a 8 años de edad, el tipo de germen que lo causa depende del proceso primario y de la localización del absceso. El diagnóstico se realiza con pruebas de imágenes y el tratamiento puede ser médico o quirúrgico y en algunos casos mixtos. Presentamos el caso de una niña cuyo foco primario era una otitis media supurada que llevó a la formación de absceso cerebral. Palabras claves: Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 92-95: otitis media supu- Abstract Cerebral abscesses are the most common form of intracranial suppuration in children, are more common among 4 to 8 years of age, the type of germ that causes it depends on the primary process and the location of the abscess. Diagnosis is made with imaging tests and treatment may be medical or surgical instruments and in some cases both. We report the case of a girl whose primary focus was a suppurative otitis media leading to the formation of cerebral abscess. Key words: Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 92-95: suppurative otitis rada, absceso cerebral. media, cerebral abscess. Introducción cerebral; cerebritis temprana, cerebritis tardía, capsula temprana y capsula tardía. Los abscesos cerebrales se pueden presentar en niños prácticamente a cualquier edad aunque son más frecuentes entre los 4 y 8 años, representan la forma más común de supuración dentro del cráneo y consiste en una acumulación localizada de material purulento. Son infrecuentes y son potencialmente mortales. Puede originarse desde focos supurativos contiguos, por diseminación hematógena desde focos distantes, por traumatismos craneales penetrantes o después de una intervención quirúrgica; los agentes causales difieren dependiendo del origen de la infección. Gracias a estudios experimentales se pueden identificar cuatro etapas en la formación de un absceso * ** El diagnóstico se realiza por pruebas de imagen, y el tratamiento depende del estadio en que se encuentre la patología, pero consiste en antibióticos adecuados y en varias ocasiones el drenaje quirúrgico de la colección purulenta. Presentamos el caso clínico de una niña con un cuadro primario de otitis media supurada que se complico con la formación de un absceso cerebral. Caso clínico Paciente femenino de 9 años de edad que ingresó al Servicio de Pediatría del Hospital Materno Infantil Médico Pediatra. Hospital Materno Infantil. Trinidad - Beni Médico Residente de Pediatría. Hospital Materno Infantil. Trinidad - Beni Artículo recibido 10/7/09 y fue aprobado para publicación 18/9/09 Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 92 - 95 92 de Trinidad derivada del Hospital de la ciudad de Santa Ana de Yacuma, por un cuadro clínico de 15 días de evolución caracterizado por otalgia derecha por lo cual recibió tratamiento en base a amoxicilina por 7 días, no cediendo el cuadro, fue hospitalizada debido a que se suma al cuadro vómitos frecuentes, mal estado general y supuración de oído derecho; luego de 8 días de tratamiento con cefotaxima y ampicilina, el cuadro febril no remite por lo que fue derivada a nuestro centro hospitalario. A su ingreso, paciente en regular estado general, piel y mucosas pálidas, con signos leves de deshidratación, desnutrida, orientada, álgica. Al examen físico se observa secreción purulenta y mal oliente de oído derecho, membrana timpánica congestiva y abombada en oído izquierdo, resto del examen sin particularidad. Ingresó con el diagnóstico de otitis media supurada. Se inicia antibiótico terapia en base a amoxicilina + ácido clavulánico más amikacina por vía parenteral. El hemograma de ingreso con leucocitosis de 12.800 mm3 y neutrofilia de 85%, Hb baja, VES de 75 mm, química sanguínea normal, coproparasitológico reporta quistes de Giardia Lamblia, examen de orina normal. A las 48 horas se reciben los resultados de los dos hemocultivos: negativos y de secreción de oído derecho: positivo para Proteus Mirabilis, sensible a amoxicilina + ácido clavulánico, ceftazidima, ci- profloxacina, ampicilina, cefotaxima, gentamicina. Se realizó interconsulta con Otorrinolaringología, y se decide cambiar antibióticos a ciprofloxaciona endovenosa y en gotas óticas. A las 48 horas, presenta nuevamente fiebre, vómitos, cefalea occipital, decaimiento general, por lo cual se realiza el día 5º de internación hemograma de control que reporta: leucocitos normales con neutrofilia, Hb 9,9; Hto 27.9, PCR +++, VES 65 mm, líquido cefalorraquídeo con citoquímico normal y cultivo negativo. La tomografía axial computarizada (TAC) de cráneo sin contraste muestra imagen compatible con absceso cerebral que fue confirmado con TAC con contraste, en la cual se observa en los diferentes cortes, imágenes de colección rodeada por un anillo reforzado por el contraste en región occipital que llega incluso a región frontal siguiendo el trayecto del seno venoso sagital (figura # 1), por este motivo se instaura tratamiento antibiótico con ceftriaxona, metronidazol y vancomicina, manitol y fenobarbital. Neurocirugía decide que la mejor conducta es la quirúrgica, sin embargo los familiares rechazan dicha intervención. En los días posteriores, la paciente presenta deterioro progresivo del estado de conciencia y posterior coma con signos de aumento de la presión intracraneal y finalmente presenta un paro cardio-respiratorio, falleciendo al día 7º de internación. Figura# 1. TAC de cráneo con contraste: evidencia el absceso cerebral y edema con desviación de la línea media. Absceso cerebral, a propósito de un caso / Céspedes M. y Col. 93 Discusión Los abscesos cerebrales son generalmente únicos, aunque en un 6% para algunos autores y en un 30% para otros pueden ser múltiples y afectar a más de un lóbulo, como en el caso que presentamos. Las vías de infección son varias, entre las cuales tenemos la que se da por focos supurativos contiguos, sobre todo infecciones que asientan en el oído, senos paranasales, mastoides y dentales y la localización de la lesión así como los agentes causales difieren dependiendo del origen de la infección, así en infecciones de oído y de la región mastoidea la localización más habitual es el lóbulo temporal y occipital, 80% de los abscesos cerebelosos se originan en infecciones de oído, los gérmenes que predominan son streptococos aerobios y anaerobios, fusobacterium, haemophilus, bacteroides, enterobacterias y Pseudomona aeruginosa. Proteus es el germen más frecuente para algunos autores en absceso de origen ótico, siendo este el germen que encontramos en el cultivo de la secreción otica de nuestro paciente. Otra vía de infección es la diseminación hematógena, que causan lesiones especialmente en el área de la arteria cerebral media aunque puede afectarse cualquier lóbulo cerebral. Las cardiopatías congénitas cianóticas representan hasta el 24% del origen de un absceso cerebral, siendo mayor el riesgo en presencia de Tetralogía de Fallot, seguida de la transposición de los grandes vasos, la atresia tricuspídea y el tronco arterioso, los gérmenes más frecuentes son estreptococos viridans, s. anaerobios, staphylococcus aureus ( que es más frecuente con endocarditis ), y en raras ocasiones haemophylus. Puede también formarse un absceso debido a una lesión pulmonar, focos intraabdominales, urinarios, etc. En pacientes con inmunodepresión es importante tomar en cuenta a las infecciones micóticas, y si es consecuencia de un trauma craneal el más frecuente es s. aureus. Los estadios o etapas en la formación de un absceso cerebral se conocen mejor hoy gracias a estudios experimentales, los cuales son: Cerebritis temprana (1 a 3 días); Cerebritis tardía (4 a 9 días); Capsula temprana (10 a 14 días); Capsula tardía (día 14 y más). Las manifestaciones clínicas dependen de varios factores como el tamaño y la localización del proceso, la virulencia de los microorganismos, el foco primario de infección, o el hecho de que sea único o múltiple. Según diferentes autores los signos más comunes son: Cefalea en un 60%, fiebre 50%, vómitos 50%, signos neurológicos focales 35%, edema de papila 35%, signos meníngeos 30%. La paciente del presente caso clínico manifestó cefalea, vómitos y fiebre prolongada. Entre las complicaciones tenemos herniación del tronco cerebral por aumento de la presión intracraneana, coma, o ventriculitis por rotura del absceso en el sistema ventricular lo cual conlleva un 80% de mortalidad. Para el diagnóstico los exámenes rutinarios son poco esclarecedores, los hemocultivos son positivos solo en un 10%, y en la mayoría de los casos el cultivo de LCR también es negativo, la mejor oportunidad para establecer el diagnóstico bacteriológico es durante la punción o intervención quirúrgica del absceso. Los estudios complementarios más fiables y de elección son la TAC y la resonancia nuclear magnética (RNM), que permiten la detección de la lesión desde etapas tempranas de cerebritis, determinan el tamaño, número y localización del absceso, la TAC no es tan sensible como la RNM pero es más fácil y rápida de practicar, la RNM es superior en sensibilidad y especificidad, diferencia mejor entre edema cerebral y cerebro normal.. En cuanto al tratamiento este depende del estado de maduración del absceso, la cantidad de edema, el efecto masa que detectan las imágenes y la situación clínica del paciente. Sin embargo el drenaje quirúrgico sumado a terapia antibiótica son de elección en la mayoría de los abscesos cerebrales. El tratamiento antibiótico estará indicado para aquellos casos en que los síntomas son de corta duración, clínicamente estables y con abscesos pequeños (< 2.5 cm.), abscesos en una zona crítica de difícil acceso, o aquellos pacientes que son malos candi- Absceso cerebral, a propósito de un caso / Céspedes M. y Col. 94 datos a la cirugía. Cuando la causa es desconocida se administra una cefalosporina de 3era generación más metronidazol y si existe antecedente de un traumatismo penetrante o neurocirugía se añade a estos vancomicina o nafcilina. En los casos en que exista cardiopatía congénita se recomienda penicilina más metronidazol. La monoterapia con meropenem es una buena alternativa Algunos autores recomiendan que cuando el absceso se deba a infecciones de oído, sinusitis o mastoiditis se indicará vancomicina, por el alto porcentaje de resistencia del S. Pneumoniae a la penicilina en combinación con cefalosporinas de 3era generación más metronidazol, siendo esta alternativa la que nosotros instauramos debido al antecedente de otitis media supurada y lo avanzado del proceso; como alternativa se puede utilizar ampicilina/ sulbactam, ciprofloxacina. En pacientes con inmunosupresión se debe tener en cuenta el uso de anfotericina B como terapia adicional. La duración que se recomienda para el tratamiento es de 4 a 6 semanas. El tratamiento quirúrgico estará indicado en aquellos pacientes con abscesos de gran tamaño, los de fosa posterior, aquellos que produzcan un notable efecto de masa, cuando están localizados muy cerca del ventrículo por la posibilidad de rotura a él, en fase de encapsulación avanzada, que no respondan a la medicación antibiótica y en especial cuando aparezcan signos de deterioro neurológico, o aquellos que aumentan de tamaño luego de dos semanas de tratamiento medicamentoso. El uso de corticosteroides hasta hoy esta en discusión, en presencia de convulsiones está indicada la administración de anticonvulsivos. Otros autores refieren que las convulsiones se presentan en un alto porcentaje 25 hasta 50% por lo que los anticonvulsivos estarán indicados de manera profiláctica, por un periodo no menor a 3 meses. Referencias 1. Alvez F. Absceso cerebral. En: Cruz Hernández M. Tratado de Pediatría. Barcelona: Océano. 2007. p.1862–5. 2. Arteaga-Bonilla R. Arteaga-Michel R. Absceso cerebral piógeno. Rev Soc Bol Ped 2004;43:26-8. 3. Campistol J. Absceso cerebral. En Fejerman N, Fernández E. Neurología Pediátrica. 3ª ed. Buenos Aires: Panamericana. 2007.p.869–74. 4. Coria J, Gómez D. Absceso cerebral en los niños. Revisión. Rev Mex Pediatr 2002;69:247–51. 5. Haslam R. Absceso cerebral. En: Behrman R, Kliegman R, Jenson H, Stanton B. Tratado de Pediatría Nelson. 18ª ed. Madrid: Elsevier. 2009. p.2524–25. 6. Rosanova M. Absceso cerebral. En Paganini H. 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Diagnóstico Hasta la fecha existen controversias respecto al diagnóstico del síndrome metabólico, existiendo varios criterios, como los del NECP - ATP III, los de la OMS y los de la IDF (International Diabetes Foundation). En niños y adolescentes, los criterios de diagnóstico del síndrome son aún más controversiales, ya que los valores considerados en el adulto, no son aplicables en esos grupos etáreos. Todavía no existe una definición consensuada que incluya a todos los criterios1-6. En pediatría, los criterios que mejor se ajustan para diagnosticar un síndrome metabólico, son6-7; pre* sencia de por lo menos tres o más de los siguientes parametros: 1)Perímetro abdominal mayor o igual al percentil 90 (según edad y sexo). 2)Presión arterial mayor o igual al percentil 90 (según edad y sexo). 3)Nivel de triglicéridos mayor o igual a 110 mg/ dL. 4)Nivel de HDL colesterol menor o igual a 40 mg/ dL. 5)Glucemia basal mayor o igual a 100 mg/dL. Epidemiología La prevalencia del síndrome metabólico, en adolescentes norteamericanos, entre 1999 y 2006, ha permanecido estable, al igual que los niveles de triglicéridos y de presión arterial, durante los años estudiados; los de colesterol HDL mejoraron, especialmente en el sexo masculino; por otro lado, se evidenció el aumento del diagnóstico de glucemia basal alterada8. En una revisión sistemática de las características del síndrome metabólico en adolescentes de 10 a 19 años, analizando 16 estudios recientes en países en vías de desarrollo, se evidenció una prevalencia variable del síndrome metabólico, del 4.2 al 15.4%, Médico pediatra. “Hospital Santa Cruz”. Caja Petrolera de Salud. Santa Cruz de la Sierra - Bolivia. Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 96 - 100 96 según los criterios del NCEP - ATP III y del 4.5 al 38.7%, según los criterios de la OMS. La hipertrigliceridemia fue el componente reportado con mayor frecuencia (prevalencia variable del 4.9 al 75%) y la glucemia basal alterada, el parámetro menos diagnosticado. La prevalencia del síndrome metabólico es variable según la definición aplicada; en una población joven europea, la prevalencia reportada fue del 5.25%, según los criterios del ATP-III; del 5.28%, según los criterios del ATP-III modificado y del 12.64%, cuando se agregó el HOMA como factor de riesgo7-8. Analizando las diferencias respecto al sexo de los adolescentes obesos con el síndrome, se observó que la adiposidad se asoció con hipertensión arterial, resistencia a la insulina y dislipidemia, en los adolescentes de sexo masculino. En las adolescentes obesas no se evidenció esta relación, probablemente por el efecto protector que otorgan las hormonas sexuales femeninas9. También se ha reportado que la prevalencia de síndrome metabólico es mayor en niñas en comparación a los niños, siendo la frecuencia mayor en aquellos que presentan dislipidemia por varios años. Respecto a la edad, se ha observado que la prevalencia del síndrome metabólico es diferente en niños en comparación a la evidenciada en adolescentes con sobrepeso y obesidad. En menores de 10 años se ha reportado una prevalencia del 14.1% al 20.7%; siendo en mayores de 10 años, del 20.7% al 33.2%21. Estudiando las diferencias en cuanto a etnia, se observó que en adolescentes de etnia negra, la prevalencia de síndrome es menor a la reportada en adolescentes blancos. Los hispanos y los adolescentes blancos presentan mayores valores de perímetro abdominal, triglicéridos y glucemia basal, además de niveles bajos de HDL colesterol, en comparación a adolescentes negros10-13. En un estudio realizado en Cochabamba, en niños y adolescentes obesos, de 5 a 18 años de edad, la prevalencia del síndrome metabólico (n = 61), aplicando los criterios de diagnóstico del NCEP-ATP III, fue del 36%, observándose niveles bajos de colesterol HDL en el 55.7%, hipertrigliceridemia en el 42.6%, hipertensión arterial en el 24.5% y tolerancia anormal a la glucosa en el 8.2% de ellos10. En Santa Cruz de la Sierra, la prevalencia observada del síndrome metabólico en adolescentes obesos (n = 148) de 9 a 14 años de edad (diagnóstico según el NCEP-ATP III) fue del 43%; habiéndose evidenciado niveles bajos de colesterol HDL en el 42% de ellos, hipertrigliceridemia en el 36%, hipertensión arterial en el 12% y tolerancia anormal a la glucosa en el 9% de los adolescentes11. Fisiopatología Comparando la frecuencia del síndrome en adolescentes de diferentes edades, se ha observado que su incidencia fue el doble en adolescentes de 14 a 18 años, en comparación a niños de 8 a 12 años; este hallazgo se explicaría porque las hormonas sexuales y el balance de andrógenos/estrógenos juegan un rol importante en la modulación de la resistencia a la insulina y del síndrome metabólico14. Por otro lado, se ha reportado que la prevalencia de sobrepeso en adolescentes con antecedentes de diabetes gestacional materna es mayor a la reportada en la población general (18 vs 8%); evidenciándose en este grupo de adolescentes, mayores valores de IMC, perímetro abdominal e insulinemia basal. También se ha descrito la relación entre los recién nacidos pequeños para la edad gestacional (PEG) con rápida recuperación ponderal y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y síndrome metabólico en años posteriores de su vida15,16. Se ha evidenciado que la tolerancia anormal a la glucosa, la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico, se asocian al aumento rápido de IMC durante la lactancia y la adolescencia, más que con el valor de IMC durante la infancia17. Respecto a la influencia de los factores ambientales, se ha observado que los asociados al síndrome metabólico en niños y adolescentes son: la rápi- Síndrome metabólico en niños y adolescentes / Hayes J. 97 da transición nutricional, la migración del ámbito rural al urbano, la adopción de un estilo de vida sedentario y las condiciones materno-fetales relacionadas18. Se ha reportado en adolescentes de sexo femenino, que el estrato socio económico elevado, el antecedente de sobrepeso en los padres y especialmente el hábito familiar del consumo elevado de carbohidratos, constituyeron los factores influyentes más importantes sobre la prevalencia del síndrome metabólico en ese grupo poblacional (la prevalencia del síndrome metabólico fue del 6.5% en la población general y del 45% en las adolescentes obesas). Se ha reportado que el uso prolongado de risperidona, en niños y adolescentes de 7 a 17 años de edad, especialmente cuando presentan sobrepeso, se asocia con varias anormalidades metabólicas (niveles bajos de colesterol HDL, hipertrigliceridemia), pero no precisamente con una mayor prevalencia de síndrome metabólico13. Hallazgos clínicos relacionados En una población joven europea se observó que el perímetro abdominal fue el mejor factor predictivo de síndrome metabólico. A nivel mundial, el aumento de la prevalencia del síndrome está estrechamente relacionado con la epidemia de obesidad; el 40.3 % de los obesos presenta síndrome metabólico; las co-morbilidades más frecuentemente descritas de la obesidad son: hipertensión arterial (42%), niveles bajos de colesterol HDL (40%) e hipertrigliceridemia (36%)10-20. Se ha reportado que los adolescentes pre-diabéticos (con glucemia basal alterada), con niveles elevados de colesterol no HDL, presentan mayor riesgo metabólico en comparación a los otros adolescentes; los niveles de colesterol no HDL representan un importante indicador, en la monitorización del riesgo de enfermedad cardiovascular, en adolescentes con glucemia basal alterada (prediabetes). Por otro lado, se ha descrito que la frecuencia de transaminasas elevadas en los niños y adolescentes con síndrome metabólico (21.6 %), según los criterios diagnósticos del IDF, fue similar a la reportada en niños y adolescentes obesos sin el síndrome. Los niveles de transaminasas se relacionaron con el perímetro abdominal, siendo más elevadas en el sexo masculino10-20. En los adolescentes obesos, independientemente de la grasa corporal total, el aumento de la severidad de esteatosis hepática se ha asociado con la alteración del metabolismo de los carbohidratos, síndrome metabólico y estado pro-inflamatorio. La pesquisa de sobrepeso en niños, determinando el IMC y el perímetro abdominal, constituye el primer paso para identificar a aquellos con riesgo de presentar hígado graso. También se ha reportado una significativa relación entre la esofagitis por reflujo y obesidad, niveles bajos de colesterol HDL, hipertrigliceridemia, hipertensión arterial y glucemia basal alterada, por lo que se ha sugerido que la esofagitis por reflujo puede representar una enfermedad dentro del amplio espectro del síndrome metabólico. Analizando el hemograma en niños menores de 10 años de edad, se ha reportado una asociación positiva entre el valor del IMC y el número de leucocitos; por otro lado, en este mismo grupo poblacional, se ha observado una relación negativa entre los niveles de colesterol HDL y el número de leucocitos. Estos hallazgos sugieren que el riesgo cardiovascular comienza en la edad pediátrica19. Tratamiento La modificación del estilo de vida, en los adolescentes con síndrome metabólico, es necesaria para disminuir los factores de riesgo cardiovascular; se ha observado la reducción de los valores de IMC, colesterol total y de colesterol LDL, a los seis meses del cambio de estilo de vida en los pacientes. Como la ateroesclerosis es un proceso que inicia en la in- Síndrome metabólico en niños y adolescentes / Hayes J. 98 fancia, el estilo de vida saludable debe recomendarse desde la lactancia, para disminuir los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular. Se sugiere, cuando están presentes varios factores de riesgo, la terapia farmacológica, solamente en algunos niños y adolescentes con dislipidemia. Es importante la implementación de un programa de control de peso (dieta saludable y ejercicio regular), para mejorar los diferentes parámetros metabólicos, en los pacientes con síndrome metabólico, más aún en los que reciben antipsicóticos. Se debe controlar la ingesta de carbohidratos, ya que el elevado consumo de éstos se ha relacionado con valores más elevados de perímetro abdominal, triglicéridos y glucemia. Por otro lado, la actividad física moderada es recomendable por su asociación con niveles más altos de colesterol HDL. Prevención En muchos niños y adolescentes obesos se observan consecuencias médicas serias, como aquellas características del síndrome metabólico, por lo cual se recomienda que los servicios médicos incorporen prácticas preventivas, promocionando el diagnóstico precoz de obesidad y evaluando sus condiciones comórbidas19-22. La combinación negativa de los efectos de la obesidad y de la resistencia a la insulina, determina la presencia del síndrome metabólico; los diagnósticos de obesidad, dislipidemia e hipertensión arterial, según criterios actualizados, son importantes para el manejo adecuado y las estrategias preventivas del síndrome metabólico. Se sugiere que la promoción de la rápida ganancia de peso en los neonatos pequeños para la edad gestacional, alimentándolos con fórmulas lácteas enriquecidas con nutrientes, debe ser considerada con precaución. Por otro lado se recomienda pesquisar el síndrome en niños con IMC mayores al percentil 85, en aque- llos que ganan peso rápidamente, en los que presentan antecedentes familiares de diabetes tipo 2 o hipercolesterolemia y en aquellos con hipertensión arterial o con signos de resistencia a la insulina. En conclusión, para prevenir el síndrome metabólico en adolescentes deben aplicarse políticas públicas, con la participación de los servicios de salud, servicios sociales y establecimientos educativos; principalmente, fomentando hábitos familiares saludables. Referencias 1. Battista M, Murray R, Daniels S. Use of the metabolic syndrome in pediatrics. Semin Pediatr Surg 2009;18:136-43. 2. Bricker L, Greydanus D. The metabolic syndrome. Adolesc Med State Art Rev 2008;19:475-97. 3. Alberti K, Zimmet P, Shaw J, et al. The metabolic syndrome. Lancet 2005;366:1059-62. 4. Cook S, Weitzman M, Auinger P, et al. Prevalence of a metabolic syndrome phenothype in adolescents. 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Síndrome metabólico en niños y adolescentes / Hayes J. 100 IMAGENES PEDIATRICAS INUSUALES Extracción de cuerpo extraño esofágico con sonda Foley Extraction of esophageal foreign body with Foley catheter Dr.: Edgar Rocha Ortuño*, Martha Rocha Fuentes** Escolar a de 6 años de edad, femenino, procedente de la comunidad de Villa 14 de la región del Chapare – Cochabamba. Acudió al servicio de emergencia del Hospital San Francisco de Asís de Villa Tunari con el antecedente de haber ingerido una moneda tres horas previa a la consulta. A su Ingresó se encontraba con sialorrea abundante, sin dificultad respiratoria y con signos vitales estables; el resto del examen físico fue normal. Se realizó una radiografía de cuello y tórax donde se demostró la presencia de un cuerpo extraño redondo en esófago (figura # 1). Se les indicó a los padres que se bebe transferir a su hija a un hospital de tercer nivel para realizar un procedimiento endoscópico y extraer el cuerpo extraño, pero ellos rechazan esta propuesta; por lo tanto se decidió realizar la extracción con una sonda Foley: se introdujo la punta de la sonda en el esófago sobrepasando el cuerpo extraño y luego se inflo el balón distal con 5 ml de agua destilada y se procedió a retirar la sonda arrastrando consigo la moneda hacia la boca, donde se vio que se trataba de una moneda de 50 centavos (figura # 2). De ésta manera se resolvió el problema y fue dada de alta en buenas condiciones. Figura # 1. Cuerpo extraño redondo en esófago. Figura # 2. Paciente con la moneda posterior a la extracción. ** Pediatra. Pediatra de planta. Hospital San Francisco de Asis de Villa Tunari. Chapare Cochabamba – Bolivia ** Ginecoobstetra. Cochabamba – Bolívia. Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 101 101 RESUMENES DE ARTICULOS DE LA LITERATURA PEDIATRICA* Tratamiento de las infecciones por Staphylococcus aureus meticilino-resistente adquirido en la comunidad Fergie J, Purcell K. Pediatr Infect Dis J 2008;27:67-68. La rápida emergencia de cepas de Staphylococcus aureus meticilino-resistentes adquirido en la comunidad (CA-MRSA) ha requerido importantes cambios en la terapia empírica de las infecciones provocadas por estos agentes y aquí nacen algunas interrogantes: 1. Qué antimicrobiano o combinación de antimicrobianos resuelve rápidamente los síntomas clínicos y/o la cura bacteriológica?; 2. Cuál es la ventaja de este antimicrobiano o la combinación?; 3. La rápida erradicación de la bacteremia en un buen marcador de morbilidad y mortalidad?: 4. La selección del antimicrobianos debe basarse en la localización de la infección y qué antimicrobiano debe usarse en caso de infección de varios órganos?; 5. Los nuevos antimicrobianos son mejores que la vancomicina para el tratamiento de infecciones severas?. En relación a vancomicina cabe destacar que el rol en infecciones graves continúa vigente. Así mismo, el artículo hace mención que el “punto de quiebre” para este fármaco cambió de ≤ 4 µg/mL a ≤ 2 µg/mL, sobre la base de un alto porcentaje de falla clínica en microorganismos con concentración inhibitoria mínima (CIM) ≤ 4 µg/mL, progresivo incremento de la CIM a través del tiempo y en caso de S. aureus meticilino-susceptibles, la vancomicina tendría un efecto inferior a los betalactámicos en bacteremia y endocarditis. Por otro lado se ha visto discrepancia en la susceptibilidad in-vitro e in-vivo debido en parte a la presencia de S. aureus heteroresistentes a vancomicina (hVISA), fundamentalmente en casos de neumonía y bacteremia, Esta subpoblación de microorganismos exhibe reducida acción bactericida con la vancomicina in-vitro. Probablemente el factor de fracaso más importante este en relación a la escasa concentración del fármaco en el sitio de infección; por ejemplo la concentración en epitelio pulmonar en adultos asistidos a la ventilación alcanza ~18% respecto al suero; en este estudio 13 de 14 pacientes alcanzaron ›1 µg/mL en el fluido de epitelio pulmonar, habiéndose ajustado la dosis de vancomicina para lograr una concentración de 15 a 20 µg/mL. Bajo las consideraciones farmacocinéticas y farmacodinámicas de la vancomicina, lo que interesa conocer es si existen ensayos clínicos que hayan demostrado superioridad de otros antimicrobianos sobre la vancomicina. Comparado con linezolid (estudio pediátrico multinacional) en el tratamiento de neumonía nosocomial, infección de piel y partes blandas y bacteremia, el porcentaje de curación fue similar con ambos antibióticos y se destaca que los pacientes tratados con linezolid estuvieron internados menos días y con menos reacciones adversas. Otro estudio en adultos comparó la eficacia en bacteremia y endocarditis por S. aureus con daptomicina y gentamicina asociada a penicilina antiestafilocócica, habiéndose obtenido mayor beneficio con daptomicina respecto a vancomicina. * Compiladores: Drs.: Ricardo Arteaga Bonilla, Ricardo Arteaga Michel Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 102 - 105 102 Debido al escaso número de estudios clínicos en niños, las recomendaciones terapéuticas se basan por observación en adultos. En el manejo ambulatorio de infección de piel y partes blandas por CA-MRSA está indicada clindamicina o trimetoprima-sulfametoxazol (TMP-SMX) oral, adicionalmente si se presentara absceso, la incisión y drenaje son las intervenciones más importantes. En relación a estos procedimientos, cuando el absceso es menor a 5 cm de diámetro no es necesario prescribir antimicrobianos, máxime si el paciente es inmunocompetente; pacientes con lesiones mayores a 5 cm deben ser hospitalizados. TMP-SMX podría ser preferible cuando la tasa de resistencia a clindamicina es superior a 15%. Otras alternativas terapéuticas incluyen minociclina, doxiciclina, ciprofloxacina y linezolid, de todas formas la elección del antimicrobiano se basa en la resistencia local. En niños hospitalizados con infección por CAMRSA moderada, sin apariencia tóxica es preferible emplear clindamicina; al mismo tiempo incisión y drenaje serán efectivizados en caso de estar presente absceso. En pacientes críticamente enfermos con sepsis severa, infección pulmonar o sospecha de infección multifocal, los autores recomiendan linezolid; esta indicación se basa en la inexistencia de ensayos clínicos con vancomicina en grandes poblaciones pediátricas y por los efectos adversos de ésta. Otros antimicrobianos altamente eficaces para el tratamiento de infecciones por esta variedad de estafilococos son dalbavancin, telavancin, oritavancin y ceptovipirole, aunque aún no han sido licenciados para uso pediátrico. ********** Tratamiento de la tuberculosis congénita Patel S, Hermes DeSantis EV. Am J Health-Syst Pharm 2008;65:2027-2031. Aproximadamente un tercio de la población mundial esta infectada con el bacilo de la tuberculosis. El año 2005 se reportaron nueve millones de casos nuevos de tuberculosis, asociados a dos millones de fallecimientos. Sólo 300 casos de tuberculosis congénita (TC) fueron publicados hasta el año 1989, desde entonces, 80 más fueron reportados. El número limitado de casos podría estar en relación a subregistro o la gran dificultad para diagnosticar el padecimiento, ya que la TC es rara y la tuberculosis genital y endometritis tuberculosa se acompañan de esterilidad. Los países en vías de desarrollo tienen altas tasas de tuberculosis (Tb) atribuibles a pobreza, flujo migratorio, acceso limitado a servicios de salud y alta prevalencia de infección por VIH. Las pacientes co-infectados con VIH están en alto riesgo de desa- rrollar tuberculosis extrapulmonar, ya sea genital o de placenta. LA TC ocurre en lactantes por contraer Mycobacterium tuberculosis (MT) in-utero o durante el nacimiento. El 50% de los lactantes infectados no son tratados y el 22% de los que reciben terapia fallecen, razón por la cual son críticos el diagnóstico y tratamiento temprano. Los pacientes con TC están en alto riesgo de desarrollar formas diseminadas de la enfermedad, porque desafortunadamente los síntomas son inespecíficos y las madres típicamente son asintomáticas lo que hace difícil la detección temprana. Prevención El diagnóstico precoz y tratamiento de la tuberculosis en las embarazadas minimiza el riesgo de infec- RESUMENES DE ARTICULOS DE LA LITERATURA PEDIATRICA 103 ción en el feto. La terapia recomendada en la madre consiste en isoniacida (INH) 5 mg/kg, rifampicina (RF) 600 mg y etambutos 15 a 25 mg/kg diariamente durante dos meses, seguido de isoniacida y rifampicina a las dosis indicadas todos los días por siete meses; cuando se opta por la terapia bisemanal se recomienda INH 15 mg/kg y se mantiene 600 mg de RF, juntos durante siete meses. La estreptomicina por pertenecer a la categoría D esta contraindicada en el embarazo. La pirazinamida es teratogénica y no debe emplearse. Fisiopatología Si la madre no es tratada el MT se transmite por vía hematógena. La placenta infectada disemina el vacilo a hígado y pulmón fetales a través de la vena umbilical. Una forma menos común de transmisión es la aspiración o ingestión de líquido amniótico infectado ya sea in-utero o durante el pasaje por el canal del parto. En estas condiciones el complejo primario puede localizarse en pulmones o en el tracto gastrointestinal respectivamente. En general los bacilos en el pulmón del feto son “durmientes” hasta después del nacimiento y se activan con el inicio de la oxigenación y circulación sanguínea pulmonar. Posteriormente la diseminación a otros órganos ocurre a través de la circulación fetal. Diagnóstico La transmisión congénita de la tuberculosis es muy rara, siendo más probable en lactantes por exposición intrafamiliar. La diferenciación de TC y la adquirida después del nacimiento es compleja y poco útil, ya que el paciente de todas formas debe recibir tratamiento antifímico, sin embargo los autores proponen una guía diagnóstica para TC que consiste en: lactante portador de lesión tuberculosa documentada mediante radiografía de tórax y presencia de granulomas, más uno de las siguientes condiciones: 1) inicio durante la primera semana de vida; 2)complejo primario hepático o caseificación de los granulomas hepáticos; 3)infección de la placenta o tracto genital materno; 4) exclusión de transmisión postnatal mediante la investigación de contactos. Típicamente los lactantes son nacidos prematuramente, los signos y síntomas son inespecíficos y empiezan en la segunda o tercera semana de vida e incluyen hepatoesplenomegalia, dificultad respiratoria, fiebre, escasa ganancia de peso, irritabilidad y rechazo al alimento. La reacción de Mantoux requiere cuatro semanas para ser positiva y no debe ser solicitada. Curiosamente, debido a la gran carga bacilar la investigación de BAAR y cultivos en aspirado gástrico y traqueal pueden dar resultados positivos. Revisión de la literatura médica Cantwell y Col. reportaron dos casos y revisaron otros 29 publicados desde 1980 a 1994. La edad de presentación de la TC fluctuó entre 1 y 84 días y muchos neonatos fueron sintomáticos entre la segunda y tercera semanas de vida. En los 29 pacientes los signos y síntomas más frecuentes fueron hepatoesplenomegalia (n = 22), dificultad respiratoria (n = 21), fiebre (n= 14) y linfadenopatía (n= 11). De estos, 23 presentaron radiografías de tórax anormales y 18 infiltrados inespecíficos. La mortalidad en 23 niños tratados fue de 22%. En la literatura médica sajona se reportaron 21 casos de TC desde el año 2001, los cuales presentaron datos similares a los expuestos por Cantwell. Basados en estos reportes, el diagnóstico de TC debe ser considerado en todo neonato con 1) neumonía progresiva que no responde a tratamiento, sobretodo en países con tasa alta de tuberculosis; 2) síntomas inespecíficos y madre con diagnóstico certero de tuberculosis; 3) recuento linfocitario alto en líquido cefalorraquídeo y ausencia de bacterias en el cultivo; 4) fiebre y hepatoesplenomegalia. RESUMENES DE ARTICULOS DE LA LITERATURA PEDIATRICA 104 Tratamiento Los recién nacidos diagnosticados con TC deben ser tratados con INH 10 a 15 mg/kg/d, RF 10 a 20 mg /kg/d, pirazinamida 20 a 40 mg/kg/d o estreptomicina IM 20 a 40 mg/kg/d por espacio de dos meses; INH y RF será instaurada por seis meses adicionales. Una alternativa constituye la prescripción de INH y RF durante nueve meses. Las formas extrapulmonares graves (meningitis tuberculosa) deben tratarse durante 12 meses. El etambutol no esta recomendado en neonatos debido a los efectos adversos (neuritis óptica). Los fármacos antituberculosos están asociados a hepatotoxicidad por lo que resulta imprescindible investigar mensualmente el estado de las transaminasas. En los neonatos que reciben aminoglucósidos debe monitorizarse la ototoxicidad mediante pruebas de audición mensual. ********** RESUMENES DE ARTICULOS DE LA LITERATURA PEDIATRICA 105 COMUNICACION ESPECIAL Síndrome de alienación parental: otra presentación de maltrato infantil Parental alienation syndrome: another presentation of child abuse Dr.: Raúl Onostre Guerra* Introducción Definición En los últimos años los modelos tradicionales de familia han sufrido cambios que muestran un gran aumento de separaciones y divorcios en nuestros días. Si este hecho ocurre es importante garantizar la relación adecuada de los hijos tanto con el padre como con la madre porque constituye un derecho fundamental de los niños expresada hace muchos años en el artículo 9 de la Convención de los Derechos del Niño. Sin embargo en muchas ocasiones existe la tendencia de obstaculizar estas relaciones saludables por parte de uno de los progenitores provocando el Síndrome de Alienación Parental. La primera definición sobre esta entidad fue de Richard Gardner, profesor de psiquiatría infantil de La Universidad de Columbia, que en 1985 formuló el concepto de Síndrome de Alienación Parental (SAP) en el artículo titulado “Tendencias recientes en el divorcio y la litigación por la custodia” 1, definiéndolo como: El síndrome de alienación parental (SAP) es un fenómeno cada vez más frecuente en las rupturas matrimoniales. La idea de que un progenitor manipule a sus hijos con la intención de predisponerlos contra el otro puede resultar difícil de aceptar; cuando el padre o la madre ha logrado inculcar en los hijos que el otro es muy malo, los niños pasan a la situación de ataque hacia el progenitor con el que no viven, hasta llegar a odiarle. Una de las consecuencias de esta patología es que hace “hijos huérfanos de padres vivos”. “El síndrome de alienación parental es un trastorno de la infancia que surge casi exclusivamente en el pos-divorcio en el contexto de conflictos de guarda o custodia. Su manifestación primaria es la injustificada campaña de denigración emprendida por el niño contra uno de sus progenitores. Esto resulta de la combinación de una programación (lavado de cerebro) por cuenta del otro progenitor, por una parte, y de las propias contribuciones del niño a la difamación del progenitor alienado, por la otra”. Cuando existe abuso y/o negligencia verdadera por parte de este progenitor, la conducta del niño puede estar justificada y el síndrome de alienación parental no es aplicable en este caso1. En los años ochenta, Gardner llevo a observar durante las valuaciones de niños para definir la custodia en los juzgados de su país, el creciente número * Medico-Pediatra CSSAA (SEDES-LaPaz). E-mail: raulonostre@hotmail.com Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 106 - 113 106 de hijos que denigraban a uno de sus progenitores, hasta el punto de expresar en ocasiones odio hacia el padre al que una vez amaron. En este estudio, Gardner reconoce a la “madre” como al progenitor alienador y al “padre” como el progenitor alienado; reconociendo también que en algunos casos el padre puede suscitar el SAP1. crítica. Tales expresiones de pensamiento independiente son apoyadas por la madre quien con frecuencia ensalza a estos chicos por ser la clase de gente que tiene pensamientos propios y son francos y suficientemente valientes como para expresar sus opiniones. Con frecuencia, tales madres exhortan a sus hijos a decirles la verdad mirando si quieren o no ver a sus padres. El chico generalmente apreciará que “la verdad”, es la expresión de que ellos odian al padre, y no quieren verle nunca más. Ellos por tanto aportan esa contestación – preparada... como “la verdad” que les protegerá de la ira de su madre, si tuvieran que manifestar lo que realmente quieren hacer, que es ver a su padres” 2. En 1992 en el libro “El Síndrome de Alienación Parental, Gardner afirma: “…muchos de estos chicos orgullosamente declaran, que la decisión de rechazar a sus padres, es únicamente suya. Ellos niegan cualquier contribución de sus madres. En realidad sus madres muy a menudo declaran que ellas quieren que sus hijos vean a sus padres, y reconocen incluso la importancia de esta relación. Estos niños aprecian que asumiendo que la decisión es suya, eliminan la culpa de sus madres y las protegen de la Los comportamientos y estrategias que el progenitor alienador pone en juego suelen ser sutiles. En la cuadro # 1 se resumen algunos de los más frecuentes. Cuadro # 1. Comportamientos del progenitor alienador • No pasar las llamadas telefónicas a los hijos. • Organizar varias actividades con los hijos durante el periodo que el otro progenitor debe normalmente ejercer su derecho de visita. • Interceptar el correo y los paquetes mandados a los hijos. • Desvalorizar y insultar al otro progenitor delante los hijos. • Rehusar informar al otro progenitor de las actividades en las cuales están implicados los hijos (partidos deportivos, actuaciones teatrales, actividades escolares...). • "Olvidar" avisar al otro progenitor citas importantes de su hijo (dentista, médico, psicólogo...) • Implicar a su entorno familiar propio (nuevo cónyuge, abuelos, tíos...) en el lavado de cerebro de los hijos. • Tomar decisiones importantes a propósito de los hijos sin consultar con el otro progenitor (elección de la religión, elección de la escuela) • Cambiar (o intentar de cambiar) sus apellidos o sus nombres. • Impedir al otro progenitor acceder a los expedientes escolares y/o médicos de los hijos • Irse de vacaciones sin los hijos dejándolos al cuidado de otra gente, aunque el otro progenitor esté disponible o desee ocuparse de ellos. • Decir a los hijos que, la ropa que el otro progenitor les ha comprado, es fea y prohibirles ponérselo. • Amenazar con castigo a los hijos si se atreven a llamarle, escribirle o contactarse con el otro progenitor de la manera que sea. • Premiar las conductas despectivas y de rechazo hacia el otro padre • Presentar falsas alegaciones de abuso (físico y/o sexual) en los tribunales para separar a los niños del otro progenitor. • Cambiar de domicilio, incluso a miles de kilómetros, con el único fin de destruir la relación del padre ausente con sus hijos. Síndrome de alienación parental: otra presentación de maltrato infantil / Onestre R. 107 Según Gardner, el componente de lavado de cerebro en el SAP puede ser más o menos consciente de parte del progenitor alienador, que “programa” al hijo y generalmente es de manera sistemática y sutil. Posteriormente el niño contribuye activamente a esta campaña de denigración, manteniéndose un flujo de refuerzos entre el niño programado y el progenitor programador (alienador) en contra del progenitor rechazado (alienado). Pese a estas contribuciones del hijo, Gardner contempla al padre alienador como el adulto responsable que crea o trasmite un conjunto negativo de creencias respecto al progenitor alienado. Las experiencias cariñosas del niño con el padre en el pasado son reemplazadas por una nueva realidad y el escenario negativo trasmitido por el progenitor alienador, crea en el niño diferentes grados de rechazo por el padre. A la luz de estas observaciones, Gardner previno que las afirmaciones de los niños (en casos de divorcio/custodia) que versan sobre el rechazo a uno de los progenitores, no deberían tomarse en consideración literalmente, sino que deberían ser evaluados por el filtro de las dinámicas del SAP. De acuerdo con la psicóloga Mary Lund, esta introspección es una de las contribuciones más importantes de Gardner, porque alertó al sistema legal, a los padres y a los profesionales de salud mental que tratan estos casos, de una importante eventualidad que podría tener efectos desastrosos en el niño si se deja pasar desapercibida3. Según Gardner, existen 8 síntomas primarios (cuadro # 2) y 3 tipos de SAP (cuadro # 3). Los niveles de este síndrome fueron basados en el tipo de comportamiento de los niños y no en el grado de adoctrinamiento al que el niño puede haber sido expuesto. Los padres alienadores están divididos en tres categorias: leve, moderado, y severo, no existiendo una delineación específica para cada caso. Por otra parte, los niveles severos de alienación sólo pueden darse o ser exitosos, al ir paso a paso del nivel leve al moderado y de este al grave, porque la influencia sana y de confianza del padre alienado(rechazado) sirven de antídoto al desarrollo de niveles severos de alienación con el paso del tiempo y el contacto con el niño2-4. Gardner subraya la importancia de distinguir entre PAS leve, moderado y severo en la determinación de qué medidas legales y terapéuticas son de aplicación. En los casos leves, existe alguna programación parental, pero el régimen de visitas no resulta seriamente afectado y el niño consigue adaptarse a las transiciones sin excesiva dificultad. El niño mantiene una relación sana con el progenitor pro- Cuadro # 2. Comportamientos del niño alienado 1. Campaña de denigración: El hijo da su propia contribución en la campaña de denigración del padre alienado. 2. Justificaciones fútiles: El hijo da pretextos fútiles, poco creíbles o absurdos para justificar su actitud. 3. Ausencia de ambivalencia: El hijo está absolutamente seguro de él y su sentimiento de “odio” hacia el progenitor alienado. 4. Fenómeno de independencia El hijo afirma que nadie lo ha influenciado y que ha llegado solo a adoptar esta actitud. 5. Sostén deliberado: El hijo toma de manera pensada la defensa del progenitor alienador en el conflicto. 6. Ausencia de culpabilidad: El hijo no siente ninguna culpabilidad hacia el denigramiento o la explotación del progenitor alienado. 7. Escenarios prestados: El hijo cuenta hechos que manifiestamente no ha vivido él, o que solo ha escuchado contar. 8. Generalización a la familia extendida: El hijo extiende su animosidad a la familia entera y amigos del progenitor alienado. Síndrome de alienación parental: otra presentación de maltrato infantil / Onestre R. 108 gramador y normalmente participa en la campaña de denigración para mantener el vínculo emocional primario con el progenitor alienador, por regla general la madre1. En los casos de SAP moderado existe una programación parental considerable, con interferencias significativas en el régimen de visitas. El niño a menudo experimenta dificultades en la transición de una casa a otra, pero eventualmente consigue calmarse y se involucra benevolentemente con el progenitor alienador; el vínculo entre este y el hijo es aún razonablemente sano, a pesar de su convicción compartida de que el progenitor objeto (re- chazado) es de alguna manera despreciable. A este nivel se requiere una intervención legal más fuerte, y un perito terapeuta especializado en SAP resulta muy recomendable para organizar las visitas, oficiar profesionalmente en el momento de las transiciones de una casa a otra e informar al juzgado de los incumplimientos que se han forzado en el régimen normal de visitas. Puede ser necesaria la amenaza de sanciones contra el padre alienador a fin de asegurar el cumplimiento del régimen de visitas ordenado. Si fracasa la implantación de medidas legales y de intervenciones terapéuticas en el caso de SAP moderado, el niño puede quedar bajo riesgo de de- Cuadro # 3. Diferentes tipos de síndrome alienación parental MANIFESTACIONES SINTOMATICAS PRIMARIAS LEVE MODERADO SEVERO Campaña de denigración Minima Moderada Grave Justificaciones fútiles Minima Moderada Multiples y absurdas Ausencia de ambivalencia Ambivalencia normal Ausencia de ambivalencia Ausencia de ambivalencia Fenómeno de independencia Usualmente no existe Presente Presente Sostén deliberado Minimo Presente Presente Ausencia de culpabilidad Culpabilidad Culpabilidad minima Ausencia de culpabilidad Normal Escenarios prestados Minimo Presente Presente Generalización a la familia extendida Minimo Presente Frecuente y fanático Usualmente ausente Moderado Grave: Comportamiento del niño durante la visita Bueno Intermitente, Antagónico, provocativo La visita no es posible. El comportamiento del niño es destructivo y continuamente provocativo Vinculo con el Alienador Fuerte y saludable Fuerte o moderadamente patológico Severamente patológico, frecuentemente paranoide Vinculo con el padre alienado Fuerte, saludable, o mínimamente patológico Fuerte, saludable, o mínimamente patológico Fuerte, saludable, o mínimamente patológico CONSIDERACIONES DIAGNOTICAS ADICIONALES Dificultades en el momento de la visita la visita no es posible *Modificado de referencia # 2. Síndrome de alienación parental: otra presentación de maltrato infantil / Onestre R. 109 sarrollar un SAP severo. En algunos casos moderados, cuando han fracasado las medidas terapéuticas legalmente ordenadas y también las sanciones, Gardner afirma que puede ser necesario considerar seriamente el transferir la custodia al progenitor supuestamente odiado, asumiendo que el progenitor es adecuado. En ciertas ocasiones, esa es la única esperanza de proteger al niño de la progresión hacia el grado severo del síndrome1. El niño que sufre un caso de SAP severo es un fanático en su odio por el padre alienado (rechazado). El niño puede rehusar las visitas, formular de modo propio falsas acusaciones de abuso sexual o amenazar con huir, con el suicidio o con el homicidio si se le obliga a ver a su padre. La madre y el hijo tienen un vínculo patológico, a menudo basado en fantasías paranoides sobre el padre, a veces hasta el punto de ser una locura a dos. En los casos severos de SAP, Gardner descubrió que si se deja al niño permanecer con la madre, la relación con el padre está condenada y el niño desarrollará una psicopatología de larga duración, e incluso una paranoia. Asumiendo la idoneidad del padre objeto, Gardner está convencido de que el único remedio efectivo en los casos de PAS grave es dar la custodia al progenitor alienado(rechazado). En 1992 sugirió que los tribunales debieran ser más receptivos al cambio de custodia empleando un periodo transitorio con apoyo terapéutico para el niño, tal como una hospitalización1. Por otra parte, a fines de los años setenta, surgió la preocupación de la Asociación legal Americana en su sección de Derecho de Familia a comisionar un estudio a gran escala sobre este problema; el resultado de este estudio de 12 años de duración fue publicado en 1991 en un libro llamado “Niños Rehenes”5, donde Clawar y Rivlin descubrieron que la programación parental era practicada en diversos grado por el 80% de los progenitores que se divorciaban, de los cuales el 20% lo aplicaban a sus hijos al menos una vez al día. Clawar y Rivlin basan su trabajo en 30 años de literatura sobre la psicología social y los procesos de influencia social, que han recibido varios nombres en la literatura, tales como reforma, lavado de cerebro, adoctrinamiento, modelación, replicación, control mental, re-educación y persuasión coercitiva. Estos términos describen varios métodos psicológicos para eliminar de las personas ideas que las autoridades no desean que tengan, y para reemplazar las viejas formas de pensar y de comportarse por otras nuevas. Para los propósitos de la investigación, Clawar y Rivlin pusieron de manifiesto la necesidad de una terminología definida con mayor precisión. Seleccionaron las palabras “programación” y “lavado de cerebro”. Definieron la palabra “programa” como el contenido, los temas y las creencias transmitidas por el progenitor programador al niño en relación con el otro padre y el “lavado de cerebro” como el proceso interactivo por el que un niño es persuadido a aceptar y elaborar el discurso desde el programa recibido. El lavado de cerebro según estos autores, se da a lo largo de un plazo de tiempo e implica una repetición del programa o de las palabras código que hacen referencia al programa, hasta que el sujeto responde con aceptación en sus actitudes y su comportamiento. La influencia del progenitor programador puede ser consciente y deseada o inconsciente y no intencionada; por lo general es sutil, con recompensas a una respuesta positiva a la programación, que pueden ser materiales, sociales o psíquicas. La ausencia de respuestas positivas a la programación puede resultar en sutiles castigos psíquicos tales como la retirada del cariño o un castigo corporal directo. Clawar y Rivlin identifican ocho fases en el proceso de programación/lavado de cerebro que culminan con un Síndrome agudo de Alienación Parental. Reconociendo que existe un desequilibrio de poderes entre el progenitor aliernador y el hijo, describiéndolo como un proceso gradual, que induce a la persuasión del niño, de la siguiente manera5: Síndrome de alienación parental: otra presentación de maltrato infantil / Onestre R. 110 1.Emerge o se elige un determinado tema sobre el que se concentran el progenitor programador y el niño. Este puede estar vinculado a una ideología más o menos formal respecto a temas como la familia, la religión o las etnias. 2.Se crea un sentimiento de apoyo y conexión con el progenitor programador. 3.Se induce un sentimiento de comprensión hacia el progenitor programador. 4.El niño empieza a mostrar síntomas de persuasión, tales como la expresión de temor a visitar al progenitor objeto, o rehusar a hablar con dicho progenitor por teléfono. 5.El progenitor programador mide el grado de persuasión del niño, por ejemplo, preguntándoles tras las visitas que ha realizado al otro progenitor, y recompensándole por las respuestas “correctas”. 6.El progenitor programador mide la lealtad del niño pidiéndole que exprese sus puntos de vista y las actitudes que pueden sugerir una preferencia de un progenitor sobre el otro. 7.Esto produce la escalada, la intensificación o la generalización, por ejemplo ampliando el programa con retoques o con nuevas acusaciones. El niño rechaza al padre objeto de manera global e inequívoca. 8.El programa se mantiene, así como la persuasión del niño, variando desde pequeños recordatorios y sugerencias a una presión intensa, dependiendo de la actividad litigiosa y del esquema mental del propio niño. El 2004, Aguilar JM., psicólogo forense y autor del libro “S.A.P. Síndrome de Alienación Parental”, define a esta entidad como una forma de maltrato emocional: “Es un trastorno caracterizado por el conjunto de síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor transforma la conciencia de sus hijos, mediante distintas estrategias, con objeto de impedir o destruir sus vínculos con el otro progenitor” 6. “…Los niños son un objeto que arrojarse. Cuando ya nada queda que lanzarse a la cabeza, siempre están ellos (…) y son reclutados por uno de los progenitores como parte del blindaje que usará contra el otro” 6. Finalmente, Bolaños entiende el SAP como un síndrome familiar en el que cada uno de sus participantes tiene una responsabilidad relacional en su construcción y por tanto en su transformación; teniendo en cuenta que el elemento principal es el rechazo más o menos intenso de los hijos hacia uno de los cónyuges, propone modificar la nomenclatura clásica de Gardner por la de progenitor aceptado y progenitor rechazado7. Segura, Gil y Sepúlveda (psicólogos forenses) afirman que las consecuencias que puede producir el SAP en los niños, coinciden con los síntomas descritos en niños que sufren maltrato emocional, extensamente sustentados en la literatura médica. Entre ellos podemos citar8: Trastornos de ansiedad: producto del fuerte estrés provocada por la visita del padre no aceptado, que pueden traducirse en respiración acelerada, enrojecimiento de la piel, sudoración, elevación del tono de voz, temblores y finalizar en un desbordamiento emocional, no pudiendo estar delante del progenitor rechazado con serenidad y normalidad. Trastornos del sueño y la alimentación: derivado de la situación anterior, los niños(as) a menudo manifiestan que sufren pesadillas, así como problemas para conciliar o mantener el sueño. Por otro lado pueden sufrir trastornos alimenticios derivados de la situación que viven y no saben afrontar, ingiriendo alimentos compulsivamente o no alimentándose, hechos que el progenitor alienador suele utilizar para cargar contra el otro, haciendo ver que estos síntomas son debidos al sufrimiento del niño(a) por no querer ver al progenitor rechazado por el daño que les está produciendo. Síndrome de alienación parental: otra presentación de maltrato infantil / Onestre R. 111 Trastornos de conducta: • Conductas agresivas: en caso de SAP severo, donde las visitas se hacen imposibles; a menudo se observa en los niños problemas de control de impulsos, teniendo que ser contenidos en ocasiones por los profesionales. Las conductas agresivas pueden ser verbales como insultos, o incluso físicas. • Conductas de evitación: conductas que el niño(a) despliega para evitar enfrentarse a la visita, como por ejemplo somatizaciones de tipo ansioso que producen una llamada de atención en el progenitor alienador y que tienen como consecuencia no pasar a la visita. • Utilizan lenguaje y expresiones de adultos: verbalizan palabras y posturas del progenitor alienador y de términos judiciales que son un claro reflejo de la fuerte conflictividad que viven y de la postura que han tomado en el conflicto. • Dependencia emocional: los niños(as) sienten miedo a ser abandonados por el progenitor con el que conviven, ya que saben, y así lo sienten, que su cariño está condicionado. Tienen que odiar a uno para ser querido y aceptado por el otro, y ese odio tiene que ser sin ambivalencias; todo ello va a crear una fuerte dependencia emocional para el/la menor. Todo ello va a tener como consecuencia la creación de una relación patológica entre progenitor e hijo/a. • Dificultades en la expresión y comprensión de las emociones: suelen expresar sus emociones de forma errónea, centrándose excesivamente en aspectos negativos. Por otro lado muestran falta de capacidad empática, teniendo dificultades para ponerse en el lugar de otras personas, manteniendo una actitud rígida ante los distintos puntos de vista que ofrezca el progenitor rechazado. • Exploraciones innecesarias: en casos severos, pueden darse denuncias falsas por maltrato físico o sexual hacia los niños(as), por lo que son expuestos a numerosas exploraciones por parte de diversos profesionales, las cuales, además de ser innecesarias, producirán una fuerte situación de estrés en el niño(a). También hace que adopten un rol de “víctimas” de algo que no han sufrido pero que debido a la campaña de denigración del progenitor alienador, y a la autonomía de pensamiento, toman como algo real, teniendo consecuencias devastadoras para su desarrollo psicológico. Ante la presencia de la sintomatología descrita, dichos autores aconsejan que los niños(as) continúen teniendo relación con el progenitor alienado, ya que una de las estrategias que va a utilizar el progenitor alienador va a ser que se suspenda el régimen de visitas utilizando tácticas como las descritas anteriormente. Recomendando al progenitor alienado para que durante los contactos no favorezca con su conducta o verbalizaciones, el mantenimiento del SAP. Dichas orientaciones van encaminadas a no realizar reproches a los niños(as), ni entrar en sus ataques, teniendo en cuenta que no hablan por ellos mismos; dar respuestas que satisfagan un reproche o necesidad que transmite el niño (SAP leve o moderado), centrar las visitas en un ambiente lúdico para ambos, buscar actividades que sean del agrado del niño y posteriormente tareas más personales8. El síndrome de alienación parental se está revelando como una nueva forma de maltrato infantil en nuestro país y muchos países del mundo, sin que los padres y los profesionales implicados en el cuidado y defensa de los derechos del niño cuenten con los conocimientos suficientes sobre este tipo de maltrato psicológico. Abrigamos la esperanza que este trabajo resulte útil para concienciarnos en la necesidad de contar con profesionales médicos que se capaciten debidamente en la problemática del síndrome del niño maltratado para promover y defender sus derecho, contribuyendo a que las familias que afronten el proceso de separación o divorcio, asuman el desafío de privilegiar, siempre, y por encima de todo, el bienestar de los niños. Síndrome de alienación parental: otra presentación de maltrato infantil / Onestre R. 112 Recomendaciones Todos los profesionales que de algún modo nos relacionamos con la infancia debemos aunar fuerzas en pro de un cambio en las pautas del trato adecuado de los niños en nuestro medio. El SAP es una grave forma de maltrato psicológico a los niños y vulnera flagrantemente el artículo 9 de la Convención de los Derechos del Niño. No podemos negar de ninguna manera el derecho que tiene todo hijo de contar con una figura paterna. Por lo anterior sugerimos las siguientes recomendaciones: 1.Entrenamiento de los profesionales que intervienen en casos de SAP: jueces, consejeros, abogados de parte, trabajadores sociales, psicólogos, pediatras, psiquiatras. Esta formación debe ser sistémica. 2.Abordar estos casos durante todo el proceso, en forma interdisciplinaria y con todo el grupo familiar. 3.Organizar una red de apoyo para los niños y sus familias con recursos provenientes tanto del ámbito público como del privado. Referencias 1. Gardner R. Recent trends in divorce and custody litigation. Academy Forum 1985;29:3-7. 2. Gardner R. ed. The Parental Alienation Syndrome: A Guide for Mental Health and Legal Professionals. Columbia:Creative Therapeutics;1992. 3. Lund M. A therapist’s view of parental alienation syndrome. Family and Conciliation Courts Review 1995;33:308-16. 4. Gardner R. Should courts order PAS children to visit/ reside with the alienate parent? The American Journal of Forensic Psychology 2001;19:61-6. 5. Clawar SS, Rivlin BV. eds. Children Held Hostage: Dealing with Programmed and Brainwashed Children. Chicago:American Bar Association. 1991. 6. Aguilar JM, ed. Síndrome de Alienación Parental. Hijos manipulados por un cónyuge para odiar al otro. Argentina:Almuzara;2004. 7. Bolaños I. Hijos Alienados y Padres Alienados. Asesoramiento e Intervención en las Rupturas Conflictivas. I Congreso de Psicología Jurídica en Red.2004. 8. Segura C, Gil MJ, Sepulveda MA. El síndrome de alienación parenteral: una forma de maltrato infantil. Cuad Med Forense 2006;12:117-28. 4.Incorporar en los Códigos Civil y de Familia, normas legales que privilegien la capacidad de facilitar y promover el contacto de los hijos con el padre no conviviente. Síndrome de alienación parental: otra presentación de maltrato infantil / Onestre R. 113 ARTICULOS DEL CONO SUR - ARGENTINA Vacuna anti-Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) en el Calendario Nacional de Argentina: portación nasofaríngea de Hib tras 8 años de su introducción(1) Nasopharyngeal Colonization (NC) by Haemophilus influenzae: 8 years after the introduction of the Haemophilus influenzae type b vaccination in the Argentine National Schedule Dres. Viviana Romanin*, Laura Chiavetta**, María C. Salvay*, María J. Chiolo***, Mabel Regueira**, Adriana Barrios**, Gloria Califano***, Salvador García**** y Angela Gentile* Resumen Introducción. En el contexto del “Protocolo para una evaluación del Impacto de los Programas de Vacunación contra Haemophilus influenzae tipo b, en cuatro países latinoamericanos” auspiciado por la OPS, se efectuó un estudio en Argentina luego de 8 años de introducción de la vacuna anti-Hib. Objetivos. Estimar el impacto de la vacunación anti-Hib mediante la evaluación de la tasa de portación nasofaríngea. Identificar factores asociados a la portación de Haemophilus influenzae. Métodos. Estudio de corte transversal, junio 2005- abril 2006, en el Hospital de Niños “Dr. Ricardo Gutiérrez” y el Hospital de NIños “Dr. Pedro de Elizalde”. Las muestras de hisopado nasofarígeo se procesaron en el INEI-ANLIS “Dr. Carlos Malbrán”, se realizó cultivo en agar chocolate con bacitracina, se identificó H. influenzae mediante Gram, oxidasa, catalasa, requerimiento de factores y prueba de la porfirina. La serotipificación capsular se realizó por aglutinación en lámina con antisueros específicos y su confirmación por reacción en cadena de la polimerasa. Población. 900 niños de 1 año y 700 de 5 años, con 3 y 4 dosis de vacuna, respectivamente. Resultados. Hi se detectó en el 40% (641/1.600) de las muestras; entre los Hi, 4,8% (31/641) fueron capsulados. Los Hi capsulados fueron: 3 serotipo a, 1b, 3c, 5d, 7e y 12f. Sólo un niño de 1 año fue portador de Hib (tasa= 0,06%). Los factores asociados a la portación de Hi fueron: la edad, convivir con algún hermano menor de 18 años y concurrir a jardín maternal. Conclusiones. Se halló una tasa de portación nasofaríngea de Hib muy baja, de 0,06%; por ello, no se pudieron analizar asociaciones. La edad, los contactos familiares y los extradomiciliarios se asociaron con la portación de Haemophilus influenzae. Palabras clave: Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 114-122: Haemophilus influenzae b, portación nasofaríngea, vacunación. Summary Introduction. As a part of the PAHO supported protocol “Evaluation of the impact of Haemophilus influenzae b vaccination programs in four Latinamerican countrys”, a study took place in Argentine 8 years after introduction of Hib vaccine. Objective. To evaluate the impact of Hib vaccination measuring Nasopharyngeal Colonization (NC) rate and to identify factors associated to Haemophilus influenzae (HI) carrier status. Methods. Cross-sectional study –from June 27th 2005 to April 12th 2006– in two pediatric hospitals, HNRG and PE. Nasopharyngeal swab specimens were processed in the INEI-ANLIS “Dr. C. Malbrán”; samples were cultured in chocolate agar medium containing bacitracin. Hi was identified with technics of Gram, oxidase, catalase, growth factors (V-X-XV) and test of porphyrin. Capsular serotypification was made by agglutination in lamina with specific antisera and the confirmation by polymerase chain reaction. Population. 900 children of 1 year of age, vaccinated with 3 doses and 700 children of 5 years, with 4 vaccine doses. Results. Hi was detected in 40% (641/1.600) of samples, among Hi, 4,8% (31/641) were encapsulated (3 serotypes a, 1 b, 3 c, 5 d, 7 e, and 12 f). Only one child of 1 year was NC carrier of Hi type b (0.06%). Conclusions. We found a very low NC Hib (0.06%) rate, for this reason associations could not be analyzed. The age, household and day care center contacts were associated with NC by Haemophilus influenzae. Key words: Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 114-122: Haemophilus influenzae type b, nasopharyngeal colonization, vaccination. * Hospital de Niños “Dr. Ricardo Gutiérrez”. ** Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas “Dr. Carlos Malbrán”. *** Hospital de Niños “Dr. Pedro de Elizalde”. **** Organización Panamericana de la Salud (OPS). Ciudad de Buenos Aires. (1) Artículo original de Argentina, publicado en archivos Argentinos de Pediatría: 2007; 105(6): 498-505, que fue seleccionado para su reproducción en la XIII Reunión de Editores de Revistas Pediátricas del Cono Sur. Uruguay 2008. Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 114 - 122 114 Introducción Haemophilus influenzae es un cocobacilo gramnegativo que puede o no ser capsulado. De acuerdo con las propiedades antigénicas de la cápsula se describen seis tipos diferentes que se designan con letras minúsculas, desde la a hasta la f. Este agente se trasmite a través de las gotas de secreción respiratoria, ingresa al organismo, coloniza transitoriamente la nasofaringe (de semanas a meses) y sólo en una pequeña proporción de casos se disemina por vía hematógena para provocar enfermedad invasiva. En la era prevacunación se observó que, en el primer año de vida, el 2,8% de los niños sanos presentaban cultivo nasofaríngeo positivo para Hib, porcentual que ascendía al 4% a los cinco años de edad; asimismo, 30-90% de los niños pueden portar Hi no capsulados. El hacinamiento, la concurrencia a jardines maternales y la convivencia con un caso índice de enfermedad invasiva son factores que se asocian a mayores tasas de portación y de enfermedad por Hib.1-12 Las manifestaciones clínicas difieren notablemente según el microorganismo posea o no cápsula. Hasta el advenimiento de las vacunas conjugadas el tipo hallado con mayor frecuencia en infecciones invasivas era el b, causante de más del 95% de las enfermedades invasivas por Hi, y el segundo lugar correspondía al f. Hib era el agente etiológico más frecuente de la meningitis aguda bacteriana en menores de 5 años (exceptuando el período neonatal). La mayoría de estas infecciones se daba en menores de 5 años, con mayor frecuencia en los menores de 1 año. La enfermedad invasiva también puede afectar otros órganos y sistemas; los cuadros más comunes son: epiglotitis, neumonía, artritis y celulitis.1,2,4,13,14 Las cepas no capsuladas se asocian más con otro tipo de patología; pueden causar infección respiratoria, como otitis, sinusitis, traqueitis, bronquitis y neumonía; ocasionalmente en neonatos, sepsis y meningitis. En los casos de meningitis, debe estudiarse la condición del huésped.2,13 Las vacunas Hib conjugadas comenzaron a utilizarse a fines de la década de 1980. Se dispone de datos epidemiológicos sobre la localización meníngea, cuya documentación bacteriológica es más factible. En la era prevacunación, la incidencia en EE.UU. comunicada, en promedio, era de 54 casos por 100.000; en Europa, 23 por 100.000 y en América Latina oscilaba entre 20 y 50 por 100.000; luego de la introducción de la vacuna la incidencia cayó a menos de 1 caso por 100.000. En nuestro país, la meningitis por Hib mostró un marcado descenso en las tasas de incidencia desde el año 1998, luego de la incorporación de la vacuna al Calendario Nacional de Inmunizaciones. Las tasas nacionales se mantienen en alrededor de 0,1 casos por 100.000 habitantes desde 1999; en el año 2006 se registraron 16 casos de meningitis por Hib en todo el país (Gráfico 1).15,16 Pocas vacunas han logrado una disminución de la carga de enfermedad tan brusca y en tan poco tiempo como lo han hecho las de tipo conjugado. Existen indicios de que reducen la tasa de portación nasofaríngea en los niños vacunados por producción de Ig A secretoria local; esta situación elimina la portación y, por ende, la trasmisión; de modo tal que disminuye el riesgo de exposición en los no vacunados (protección gregaria o “de rebaño”).17-20 En los programas de vigilancia epidemiológica, el estudio de la portación de Hib en niños adecuadamente vacunados se propone como un indicador útil para el monitoreo de la efectividad de los esquemas. Este estudio fue planteado para generar información que posibilitara evaluar el esquema de tres dosis y un refuerzo que adoptó el país en su Calendario Nacional. Futuros estudios en países que presentan un régimen de sólo tres dosis permitirán ampliar la información científica y corroborar la efectividad de las intervenciones. Objetivo • Estimar el impacto de la vacunación Hib en el país mediante la evaluación de la tasa de portación nasofaríngea al año de edad (tres dosis de vacuna) y a los cinco años de edad (cuatro dosis de vacuna). • Identificar factores asociados a la portación de Haemophilus influenzae. Vacuna anti-Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) en el... / Romanin V. y Col. 115 GRÁFICO Nº 1. Distribución anual de casos de meningitis por Haemophilus influenzae. Argentina 1994-2006 Fuente: Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SI.NA.VE) Dirección de Epidemiología. Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación. Población La población comprendió a niños sanos de 1 y 5 años que acudían al Hospital de Niños “Dr. R. Gutiérrez” o al Hospital “Dr. P. de Elizalde” para ser vacunados o para sus controles de salud. El procedimiento de selección estuvo a cargo de personal especialmente entrenado para conducir la encuesta de portación. Criterios de inclusión para el grupo de 1 año: • Edad ≥ 12 meses < 18 meses de vida. • Haber recibido 3 dosis primarias de vacuna Hib conjugada durante el primer semestre de vida (± 1 mes). • No haber recibido el refuerzo de vacuna Hib conjugada en el segundo año de vida. • Sin síntomas ni signos de enfermedad aguda en los 7 días precedentes a la toma de muestra. • No ser contacto intradomiciliario de un participante en el estudio. • Consentimiento informado para la participación, firmado por la madre, el padre o el tutor legal. Criterios de inclusión para el grupo de 5 años: • Edad ≥ 60 meses y < 72 meses de vida. • Haber recibido 3 dosis primarias de vacuna Hib conjugada durante el primer semestre de vida (± 1 mes). • Haber recibido una dosis de refuerzo de vacuna Hib conjugada durante el segundo año de vida. • Sin síntomas ni signos de enfermedad aguda en los 7 días precedentes a la toma de muestra. • No ser contacto intradomiciliario de un participante en el estudio. • Consentimiento informado para la participación, firmado por la madre, el padre o el tutor legal. Material y métodos Diseño del estudio Observacional, de corte transversal, prospectivo en la recolección de datos. Tamaño muestral El cálculo se hizo en base a una tasa de portadores estimada para el grupo de 1 año de 1,0% (intervalo Vacuna anti-Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) en el... / Romanin V. y Col. 116 de confianza de 95%, 0,5-1,9) y de 3,0% para los de 5 años (intervalo de confianza de 95%, 1,9-4,5). El número de niños a estudiar correspondió a un total de 1.600 participantes repartidos en 900 niños de 1 año y 700 de 5 años. Consentimiento informado Se solicitó consentimiento informado de acuerdo a las normativas y lineamientos éticos estipulados en las pautas para la investigación en seres humanos CIOMS-2002, de la Organización Mundial de la Salud-Organización Panamericana de la Salud.21 Este protocolo fue aprobado por los Comités de Docencia e Investigación y de Ética de los Centros participantes. Recolección de datos Los datos de interés para el estudio de portación fueron registrados en un formulario individual de recolección de datos. La primera parte se destinó a la identificación del participante; la segunda permitía verificar los criterios de inclusión y documentar las fechas de administración de la vacuna Hib; una tercera sección interrogó acerca de contactos intradomiciliarios y extradomiciliarios y la última fue destinada a consignar la obtención de la muestra de secreción nasofaríngea. Obtención y transporte de muestras de hisopado nasofaríngeo Las muestras se obtuvieron con hisopos de alginato de calcio con mango flexible de aluminio. El hisopo se introducía siguiendo el piso de la nariz hasta tocar la pared posterior de la nasofaringe, donde permanecía al menos cinco segundos antes de ser retirado y colocado en el medio de transporte STGG (caldo tripticasa soyaglucosa-glicerol-leche descremada bacteriológica) para ser trasladado dentro de las 8 h al laboratorio de referencia para su procesamiento. Procesamiento de las muestras Se realizó cultivo en agar chocolate con bacitracina, se identificó Haemophilus influenzae mediante Gram, oxidasa, catalasa, requerimiento de factores y prueba de la porfirina. Se realizó detección de β-lactamasa por cefalosporina cromogénica y pruebas bioquímicas para biotipificación. La serotipificación capsular se realizó por aglutinación en lámina con antisueros específicos de tipo y su confirmación por reacción en cadena de la polimerasa. Análisis estadístico Los datos fueron analizados mediante el programa Epi Info versión 6.04 (CDC, Atlanta). La prueba de χ2 con la corrección de Yates o la exacta de Fisher, según correspondiera, se emplearon para comparar las proporciones entre los grupos analizados (variables categóricas). Los factores de riesgo fueron analizados mediante la razón de probabilidades (Odds Ratio [OR]) como medida de asociación, con un intervalo de confianza del 95% (IC 95%). Para determinar los factores predictores independientes se efectuó un análisis multifactorial y para las variables categóricas se empleó el modelo de regresión logística múltiple (SPSS versión 11.5). Una probabilidad (p) < 0,05 fue considerada estadísticamente significativa. Resultados Desde el 27 de junio de 2005 hasta el 12 de abril de 2006 se enrolaron en el estudio 1.640 pacientes, de los cuales 1.600 cumplieron todos los criterios de inclusión (800 en cada hospital); 56,25% (900/ 1.600) correspondieron al grupo de 1 año mientras que 43,75% (700/1.600) pertenecieron al grupo de 5 años (Gráfico 2). El análisis de los contactos domiciliarios reveló que 61% (970/1.600) compartía el hogar con hermanos menores de 18 años y el 15% (239/1.600) convivía con otros menores (no hermanos); por lo tanto, predominó la población que compartía el hogar con algún otro menor (69%= 1.110 niños). Por otra parte, el 36% compartía el hogar con más de 2 adultos. En cuanto a los contactos extradomiciliarios, sólo 6% del grupo de niños de 1 año concurría a jardín maternal; mientras que en el grupo de 5 años, el 83% asistía a algún establecimiento preescolar. Vacuna anti-Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) en el... / Romanin V. y Col. 117 GRÁFICO Nº 2. Casos incorporados por semana epidemiológica. 27 de junio 2005 - 12 de abril de 2006 n= 1.600 Datos de portación El aislamiento bacteriológico fue positivo para Haemophilus influenzae en el 40% (641/1.600) de las muestras. El 44% (392/900) de los cultivos (hisopados nasofaríngeos) en los niños de 1 año fueron positivos; mientras que en los de 5 años los cultivos fueron positivos en el 36% de los casos (249/700). El 95,2%(610/641) de las muestras de Haemophilus influenzae correspondieron a no capsulados mientras que 4,8% (31/641) de ellas resultaron capsulados. En los niños de 1 año el 94,9% (372/392) y el 5,1% (20/392) correspondieron a no capsulados y a capsulados, respectivamente, mientras que en el grupo de 5 años el 95,6% (238/249) fueron no capsulados y el 4,4% (11/249) capsulados (Tabla 1). Las características de los 31 Hi capsulados fueron las siguientes: • Distribución de serotipos: 3 aislamientos fueron serotipo a, 1 serotipo b, 3 serotipo c, 5 serotipo d, 7 serotipo e, 12 serotipo f. Correspondían al grupo de 1 año: 2 aislamientos serotipos a, 1 serotipo b, 2 serotipos c, 1 serotipo d, 4 serotipos e, 10 serotipos f. Sólo 1 niño de 1 año con 3 dosis de vacuna fue portador de Haemophilus influenzae tipo b, por lo que resultó una tasa de portación de 0,06% para TABLA 1. Tasas de portación nasofaríngea de Haemophilus influenzae Grupo No capsulados % Capsulados % Hi capsulado tipo b % Hi capsulados no b % Ambos Grupos n= 1.600 38,1 (610)* 1,94 (31) 0,06 (1) 1,87 (30) Grupo de 1 año n= 900 41,3 (372) 2,22 (20) 0,11 (1) 2,11 (19) Grupo de 5 años n= 700 34,0 (238) 1,57 (11) 0 1,57 (11) *número entre paréntesis: cifra absoluta de aislamientos de Haemophilus influenzae. Vacuna anti-Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) en el... / Romanin V. y Col. 118 el total de la muestra, de 0,11% para el grupo de 1 año y de 0% para el grupo de 5 años (Tabla 1). • Distribución de biotipos: 24 biotipo I, 6 biotipo II y 1 biotipo IV (entre los cuales pertenecían al grupo de 1 año: 16 biotipo I, 3 biotipo II y 1 biotipo IV). • Producción de betalactamasa: 3 de 31 aislamientos capsulados resultaron positivos (9,7%), lo cual representó el 10% (2/20) de los Hi capsulados del grupo de 1 año y el 9,1% (1/11) de los niños de 5 años. Factores de riesgo asociados a la portación Al realizar el análisis unifactorial los factores asociados a la portación de Haemophilus influenzae fueron: la edad (los niños del grupo de 1 año presentaron mayores tasas que los de 5 años), convivir con algún hermano menor de 18 años y concurrir a jardín maternal (Tabla 2). No se encontró asociación entre la portación de Haemophilus influenzae y la convivencia con menores de 18 años que no fueran hermanos o con más de 2 adultos; tampoco con la concurrencia a preescolar. Debido a que sólo un niño fue portador de Haemophilus influenzae tipo b y sólo 3 muestras de Haemophilus influenzae poseían betalactamasa no se pudieron analizar asociaciones en estas poblaciones. El análisis multifactorial identificó los siguientes factores predictores independientes asociados a la portación de Haemophilus influenzae: edad (1 año); convivencia con algún hermano menor de 18 años; concurrencia a jardín maternal (Tabla 3). TABLA 2. Factores asociados a la portación nasofaríngea de Haemophilus influenzae en el análisis univariado Factor Nº de niños n Haemophilus influenzae n OR Edad Grupo de 1 año Grupo de 5 años 900 700 392 (44)* 249 (36) 1,40 (1,13-1,73)** p= 0,001 referencia Hermanos < 18 años Alguno Ninguno 970 630 409 (42) 232 (37) 1,25 (1,01-1,55) p= 0,04 referencia 54 846 34 (63) 358 (42) 2.32 (1,26-4,28) p= 0,005 referencia Concurrir a jardín maternal (1 año) Sí No * número entre paréntesis: porcentaje. ** número entre paréntesis: intervalo de confianza 95%. TABLA 3. Factores asociados a la portación nasofaríngea de Haemophilus influenzae en el análisis multifactorial. n=1.600 Factor OR Haemophilus influenzae IC95% Edad Grupo de 1 año Grupo de 5 años 1,43 (1,16-1,76) referencia p= 0,001 Hermanos < 18 años Alguno Ninguno 1,40 (1,13-1,73) referencia p= 0,001 Concurrir a jardín maternal Sí No 2,41 (1,36-4,28) referencia p= 0,002 Vacuna anti-Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) en el... / Romanin V. y Col. p 119 Discusión El hallazgo de Haemophilus influenzae en el 40% de las muestras de nuestro estudio concuerda con los de otros autores que dan cifras del 3-19% para adultos y del 44-81% en niños menores de dos años. Los factores que intervienen en la portación son múltiples y no están totalmente claros. Los mecanismos del huésped responsables de la eliminación de los patógenos no son bien conocidos, pero una buena respuesta inmunitaria local podría prevenir la colonización y limitaría su duración; frente a una respuesta local pobre, la portación se prolongaría. Se describen tres patrones de portación: eliminación rápida de la cepa inicial, colonización prolongada con la cepa inicial y colonización secuencial con diferentes cepas. Los adultos en general se colonizan con una sola cepa, los niños tienen varias al mismo tiempo. La duración de la colonización con Hi no capsulados varía de 2 semanas a 5 meses. Dentro de los 3 meses, el 90% de las cepas iniciales se hace indetectable y el 78% de los niños permanecen colonizados menos de 2 meses. En ocasiones, las diferencias en la portación pueden atribuirse a diferencias metodológicas, como: toma de muestra, técnicas de cultivo, número y secuencia de muestras.1,2,22 Como sucede con otros gérmenes de la vía respiratoria, como Streptococcus pneumoniae varios factores favorecen la portación de Haemophilus influenzae: edad, condiciones de hacinamiento y convivencia con otros menores (tanto en el hogar como en instituciones).22-25 En nuestro estudio, los niños del grupo de 1 año presentaron mayores tasas de portación (44%) que los niños de 5 años (36%) y ser contacto domiciliario (hermanos) de menores de 18 años también resultó un factor asociado a la portación. Por otra parte, si bien sólo 6% del grupo de niños de 1 año concurrían a jardín maternal, se encontró en ellos mayor proporción de portadores de Hi. La población de nuestro estudio, cuyo criterio de inclusión requería un esquema de vacunación completa para la edad, presentó una tasa de portación de Hib muy baja, de 0,06% para el total de la muestra, de 0,11% para el grupo de 1 año y ausencia de portación para el grupo de 5 años. Las bajas tasas de portación halladas en el estudio permiten asumir que el esquema del país, con tres dosis iniciales y un refuerzo, es un esquema realmente efectivo. En la distribución de biotipos predominó el biotipo I. Los microorganismos que se aíslan de pacientes con meningitis son, sobre todo, biotipo I.1 En los niños estudiados, el serotipo predominante dentro de las formas capsuladas fue el f, lo cual refleja cierta coincidencia con lo que sucedía en la etapa prevacunación, en la cual el f era el segundo serotipo de importancia en la enfermedad invasiva por Hib.2 Con posterioridad a la reducción de la incidencia de esta patología no se observaron fenómenos de reemplazo por otros serotipos capsulados diferentes al b o por cepas no tipificables.26,27 De todos modos, una vigilancia epidemiológica continua permitirá controlar esta evolución. Los programas de inmunización contra Hib mostraron una efectividad que superó lo esperado en función de las tasas de cobertura de vacunación alcanzadas en la comunidad. Este efecto de inmunidad colectiva (gregaria) o protección “de rebaño”, es atribuido a la capacidad de las vacunas conjugadas de reducir la portación nasofaríngea de Hib y, por ende, el riesgo de exposición de los individuos no inmunizados.15,17,18 En contraposición con lo anteriormente mencionado, algunos autores han encontrado, pese a tener altas coberturas de vacunación, tasas de 2,2-13,2% de portadores de Hib, por lo que habría que considerar otros factores intervinientes en la reducción de la portación: esquemas, tipo de vacuna utilizada y características de la población.22 En Gran Bretaña, la enfermedad invasiva se redujo desde el comienzo de la vacunación en 1992, pero una combinación de factores todavía no bien aclarados determinó que la incidencia comenzara a aumentar desde 1999. Se ha descripto el primer brote de Hib (2002) en un jardín de infantes en niños con vacunación completa para su calendario (3 dosis en Vacuna anti-Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) en el... / Romanin V. y Col. 120 el primer año de vida, sin refuerzo en el segundo año), 10 años después de la introducción de la vacuna al Calendario Nacional.28,29 Con estos datos, más el descenso de la incidencia de Hib evidenciado por el sistema de vigilancia epidemiológica, un cambio del esquema en nuestro país (implementación de un esquema de 3 dosis como existe en otros países de Latinoamérica) no sería oportuno, ya que la efectividad del esquema actual es realmente importante. Nuestro estudio refleja la prevalencia de portación de Hib en población seleccionada, adecuadamente vacunada para la edad. El monitoreo de la efectividad de los programas de inmunización y la evaluación de los progresos hacia la eliminación de la enfermedad requiere acciones de vigilancia sostenida de la enfermedad en su conjunto, que abarca diferentes aspectos. Consideramos que se debería: notificar todas las formas invasivas de Hi en forma completa (con inclusión de: edad, procedencia, antecedente de vacunación, formas clínicas) y no sólo los casos de meningitis, como se realiza actualmente; trabajar en conjunto con redes de laboratorio para realizar la serotipificación estandarizada de todos los aislamientos de enfermedad invasiva por Hi. Esto último constituiría un indicador de la sensibilidad del sistema de vigilancia y permitiría detectar la aparición de enfermedad invasiva por cepas no b, cuya importancia clínica no puede ser soslayada, sobre todo en meningitis, y cuyo comportamiento debe ser estrechamente monitorizado a fin de detectar tempranamente eventuales cambios en el patrón epidemiológico.14,16,27,30 Por último, este estudio permite avanzar en la búsqueda de información para lograr el esquema óptimo para el país; los datos indican que, por el momento, el Calendario actual en relación a esta vacuna no debería sufrir modificaciones. Conclusiones Se halló una tasa de portación nasofaríngea de Hib muy baja, de 0,06%; por ello no se pudieron anali- zar asociaciones. La edad, los contactos familiares y los extradomiciliarios se asociaron a la portación de Haemophilus influenzae. Agradecimientos A todo el plantel de enfermería de ambos Vacunatorios, cuya desinteresada y valiosa colaboración nos permitió lograr el adecuado desarrollo de este trabajo. Bibliografía 1. Mendelman PM. Haemophilus influenzae. En: Feigin RD, Cherry JD (eds). Textbook of Pediatric Infectious Diseases, 3rd ed. Filadelfia: WB Saunders; 1992. Págs. 1117-1140. 2. American Academy of Pediatrics, Committee on Infectious Diseases. Haemophilus influenzae. En: Pickering LK (ed). Red Book: 2003 Report of the Committee on Infectious Diseases. 26th ed. Elk Grove Village, IL: American Academy of Pediatrics 2003. Págs. 357-365. 3. Moxon ER. Haemophilus influenzae. En: Mandell GL, Douglas RG, Bennett JE. Enfermedades Infecciosas. Principios y Práctica. Buenos Aires: Panamericana; 2002. Págs. 2877-2888. 4. Centers for Disease Control and Prevention. Haemophilus influenzae type b. En: Atkinson W, Humiston S (eds). Epidemiology and Prevention of Vaccine-Preventable Diseases, 5th ed. 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Vacuna anti-Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) en el... / Romanin V. y Col. 122 ARTICULOS DEL CONO SUR - BRASIL Follow-up of neonatal jaundice in term and late premature newborns(1) Acompanhamento da icterícia neonatal em recém-nascidos de termo e prematuros tardios Fernando Perazzini Facchini1, Maria Aparecida Mezzacappa2, Izilda Rodrigues Machado Rosa2, Francisco Mezzacappa Filho3, Abimael Aranha Netto4, Sergio Tadeu Martins Marba4 Resumo Objetivo: Relatar os resultados de um projeto de acompanhamento de recém-nascidos de termo e próximos ao termo ictéricos no período neonatal. Métodos: Foram encaminhados a ambulatório especializado neonatos com peso ≥ 2.000 g e/ou idade gestacional ≥ 35 semanas, cuja icterícia na alta foi avaliada inicialmente com o icterômetro de Ingram, Bilicheck® e, se indicado, com bilirrubinômetro Unistat (Leica). A bilirrubinemia destes recém-nascidos situava-se no ou acima do percentil 40 do nomogramaelaborado por Bhutani. Todos recém-nascidos tratados com fototerapia durante internação foram reavaliados laboratorialmente 24 horas após suspensão do tratamento. A indicação de reinternação para tratamento fototerápico intensivo foi para pacientecomnível ≥ 20 mg/dL. Resultados: De um total de 11.259 neonatos, 2.452 (21,8%) foram encaminhados para acompanhamento, dos quais 87,2% (2.140) retornaram. Oitenta neonatos retornados foram reinternados. Dos 2.452 encaminhados para retorno, 180 (7,3%) tinham bilirrubinemia ≥ 15 mg/ dL na alta. Destes, 151 retornaram para acompanhamento. Vinte (13,2%) foram reinternados para tratamento. Do total de reinternados, dois recém-nascidos apresentaram nível ≥ 25 mg/dL e nenhum ≥ 30 mg/dL. Todos responderam rapidamente à fototerapia intensiva, e não houve necessidade de utilizar exsangüinotransfusões. Conclusões: Nossos resultados sugerem que o esquema adotado é eficiente na detecção e prevenção de hiperbilirrubinemias de risco para produzir encefalopatia bilirrubínica em recém-nascidos de termo e próximos ao termo. Rev Soc Bol Ped 2009; 84 (2): 123-129: Hiperbilirrubinemia neonatal/ prevenção e controle, kernicterus/ prevenção, fototerapia/utilização. Abstract Objective: To report on the results of a project following term and near term newborn infants who were jaundiced during the neonatal period. Methods: Neonates were referred to the follow-up clinic with weight ≥ 2,000 g and/or gestational age ≥ 35 weeks, and jaundice at discharge was initially assessed with an Ingram icterometer or Bilicheck® and, if indicated, with a Unistat bilirubinometer (Leica). These newborn infants had bilirubinemia at or above the 40th percentile on the nomogram developed by Bhutani. All infants treated with phototherapy while in hospital were reassessed by laboratory methods 24 hours after withdrawal of treatment. Patients were rehospitalized for intensive phototherapy if their level was greater than or equal to 20 mg/dL. Results: From a total sample of 11,259 neonates, 2,452 (21.8%) were referred to the follow-up clinic, 87.2% (2,140) of whom did return. Eighty returned neonates were readmitted. Return appointments were set for 2,452 patients, 180 (7.3%) of whom had bilirubinemia ≥ 15 mg/dL at discharge. Of these 180, 151 returned for follow-up. Twenty (13.2%) were readmitted for treatment. Of the total number of readmitted patients, two newborn infants had levels ≥ 25 mg/dL and none ≥ 30 mg/dL. All responded rapidly to intensive phototherapy, and there was no need for exchange transfusions. Conclusions: Our results suggest that the regime adopted is effective for detecting and preventing hyperbilirubinemia at risk of causing bilirubin-induced encephalopathy in term and near term newborn infants. Rev Soc Bol Ped 2009; 84 (2): 123-129: Neonatal hyperbilirubinemia/prevention and control, kernicterus/ prevention, phototherapy/utilization. 1. Professor colaborador voluntário, Setor de Neonatologia, Departamento de Pediatria, Faculdade de Ciências Médicas, Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP), Campinas, SP. 2. Doutora. Professora assistente, Setor de Neonatologia, Departamento de Pediatria, Faculdade de Ciências Médicas, UNICAMP, Campinas, SP. 3. Professor assistente, Setor de Neonatologia, Departamento de Pediatria, Faculdade de Ciências Médicas, UNICAMP, Campinas, SP. 4. Doutor. Professor assistente, Setor de Neonatologia, Departamento de Pediatria, Faculdade de Ciências Médicas, UNICAMP, Campinas, SP. Artigo submetido em 31.10.06, aceito em 02.04.07. Como citar este artigo: Facchini FP, Mezzacappa MA, Rosa IR, Mezzacappa Filho F, Netto AA, Marba ST. Follow-up of neonatal jaundice in term and late premature newborns. J Pediatr (Rio J). 2007;83(4):313-318. doi 10.2223/JPED.1676 (1)Artículo original de Brasil, publicado en el Journal de Pediatría (Rio J.): 2007; 83(4): 313-8 y que fue seleccionado para su reproducción en la XIII Reunión de Editores de Revistas Pediátricas del Cono Sur. Uruguay, 2009. Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 123 - 129 123 Introdução Embora quase sempre benigna, a hiperbilirrubinemia indireta pode, se excessivamente elevada, causar danos ao sistema nervoso dos recém-nascidos (RN) (kernicterus). Esta entidade, que parecia extinta há anos, começou a ser reconhecida em número pequeno, porém crescente de RN nos EUA1-5. As altas precoces têm sido associadas à ocorrência de hiperbilirrubinemias muito importantes, principalmente na primeira semana de vida5,6. Quanto mais precoce a alta, sem adequado acompanhamento ambulatorial, maior a probabilidade de que icterícias acentuadas passem desapercebidas pelos familiares, os quais não possuem, na maior parte das vezes, habilidade para avaliar esta complicação. Desta forma,umpequeno número de neonatos desenvolverá hiperbilirrubinemias muito importantes que, se não tratadas a tempo, podem evoluir para seqüelas graves. Outros aspectos importantes que foram associados à reemergência do kernicterus forama despreocupaçãocomo nível da bilirrubinemia na alta hospitalar e com os possíveis fatores de risco para sua elevação, o tratamento menos agressivo da hiperbilirrubinemia e o retorno ambulatorial tardio (2 semanas de vida)4,7. Esses fatores são ainda mais importantes no atendimento de RN prematuros limítrofes (entre 35 e 36 6/7 semanas de idade gestacional) que, se tratados de forma similar a RN a termo, com bilirrubinemia não avaliada na alta e acompanhamento pós-alta insuficiente, têm alto risco de kernicterus7. Tentando solucionar este problema, alguns autores desenvolveram, baseados na dosagem de bilirrubina nas primeiras horas de vida8,9, indicadores de risco para hiperbilirrubinemias significativas que permitem identificar os RN que necessitam de acompanhamento mais cuidadoso após a alta. Baseado no trabalho desse grupo de autores, nosso serviço organizou um ambulatório para acompanhamento da icterícia neonatal durante a primeira semana de vida, visando monitorar a bilirrubinemia de neonatos que apresentavam, segundo as referidas publicações, possibilidades de desenvolver níveis perigosos de hiperbilirrubinemia. Este estudo pretende relatar os resultados do acompanhamento ambulatorial deRNa termo e pré-termo limítrofes, selecionados através da avaliação da bilirrubinemia realizada de forma sistemática antes da alta. Métodos Foramobjeto deste estudo todos os neonatos nascidos no período de 01/04/01 a 31/08/05 com peso de nascimento ≥ a 2.000 g e idade gestacional, pelo método de Capurro10, ≥ 35 semanas encaminhados ao alojamento conjunto e, portanto, sem complicações detectadas nas primeiras horas após o nascimento. No serviço, todos os RN foram alimentados ao seio materno e, em algumas situações, por indicação clínica, receberam complementação com fórmula artificial. A alta hospitalar ocorreu, rotineiramente, após as 48 horas de vida para os RN a termo nascidos de parto vaginal e após as 72 horas para aqueles nascidos de parto cesárea. Triagem e avaliação da bilirrubinemia durante a internação e na alta hospitalar Todos os RN eram triados de maneira sistemática, a partir de 12 horas de vida, para a presença de icterícia clínica através do icterômetro Ingram® (Cascade Health Care Products, Salem, EUA), observando-se a cor da pele na região da ponta do nariz, com pressão suficiente para deixá-la exangüe11. Caso as leituras fossem>2(valor estimado de bilirrubinemia média + 2 DP = 5,5-8,7 mg/dL) nas primeiras 24 horas de vida ou ≥ 3 (bilirrubinemia estimada = 10,0-14,5 mg/dL) a partir desse tempo de vida, a bilirrubina total (BT) era avaliada por espectrofotometria direta, com o bilirrubinômetro Unistat® (Leica, Reichert Inc., Depew, EUA). Coma adoção do Bilicheck®(Respironics Inc. Murrysville, EUA) em nossa rotina, parte das dosagens realizadas pelo bilirrubinômetro passaram a ser avaliadas com este equipamento, utilizando medi- Follow-up of neonatal jaundice in term and late premature... / Perazzini F. y Col. 124 das em pontos distintos da pele da região frontal e seguindo as recomendações do manual do aparelho. Foram sempre usadas as médias de duas avaliações. A troca da cápsula de calibração foi realizada diariamente, ao invés de efetuada a cada dosagem, visto que tal procedimento não altera os resultados obtidos12. Quando as estimativas transcutâneas detectavam valores ≥ 11 mg/dL13, a BT era confirmada pela dosagem sérica (bilirrubinômetro Unistat®), sendo a amostra de sangue coletada juntocoma triagem neonatal para fenilcetonúria e hipotireoidismo congênitos. Diariamente, o bilirrubinômetro foi aferido com o padrão óptico fornecido pelo fabricante e com dosagens em triplicata, utilizando uma solução padrão preparada de acordo com as recomendações da literatura14. Este padrão era estocado a 70 °C negativos, e a faixa de confiabilidade, dentro da qual as dosagens do padrão deveriam se manter, era determinada periodicamente. O coeficiente de variação deste equipamento é < 0,05; portanto, atende às normas de qualidade para este tipo de dosagem15. Nos RN tratados com fototerapia, a avaliação com o Bilicheck® foi efetuada somente após 72 horas da suspensão do tratamento. Seleção dos pacientes para o retorno ambulatorial No momento da alta, todas as crianças tiveram avaliação da intensidade da icterícia feita pelo icterômetro ou pelo Bilicheck® e, quando indicado, pelo bilirrubinômetro, segundo anteriormente descrito. Os valores da BT eram então plotados no gráfico publicado por Bhutani et al.8 Quando a BT se localizava no percentil 40 ou acima dele, as crianças eram agendadas para retornar ao ambulatório, em período de tempo que variou de 24 horas após a alta até o final da primeira semana de vida, de acordo com o percentil e, por conseguinte, risco de desenvolver hiperbilirrubinemias significativas. Assim, aquelas acima do P95 retornavam em 24 horas (ou permaneciam internadas para nova dosagem da BT em 24 horas). Os RN com BT entre P95 e P75 retornavam em 48 horas, e aqueles entre P75 e P40 retornavamde 72 até 168 horas de vida. Os neonatos com valores de BT abaixo do P40 eramencaminhados aos postos de saúde, pois, conforme observação de Bhutani et al.8, o risco de desenvolverem hiperbilirrubinemia importante é nulo. Tratamento da hiperbilirrubinemia durante a internação As crianças com icterícia precoce (< 24 h e BT>8mg/ dL) foram investigadas para doença hemolítica do RN e tratadas com fototerapia. As crianças com icterícia tardia (com mais de 24 horas de vida e icterômetro ≥ 3) eram acompanhadas conforme a necessidade clínica, com avaliações da BT até a alta. As indicações para fototerapia durante a internação imediatamente após parto foram: 1)qualquer nível de BT nos RN com suspeita de doença hemolítica e icterícia precoce até esclarecimento do diagnóstico; 2)BT ≥ 10 mg/dL nos RN com peso de nascimento ≤ 2.500 g ou idade gestacional < 37 semanas; 3)BT ≥ 20 mg/dL nos RN a termo sem doença hemolítica, com qualquer tempo de vida16. As crianças submetidas a fototerapia intensiva por 6 horas e que permanecessem com bilirrubinemia estável ou em ascensão deveriam ser exsangüinadas. Em todos os RN, 24 horas após a suspensão da fototerapia, a BT foi dosada para a avaliação de possível rebote. Seguimento ambulatorial Todos os RN eram acompanhados até que os níveis de bilirrubinemia entrassememdeclínio,comretorno s agendados a cada 24 a 72 horas, conforme os níveis de BT e a zona no gráfico de Bhutani et al.8. Durante o seguimento, a BT foi acompanhada por dosagem plasmática ou por avaliação transcutânea, damesmaforma que durante a internação. Todos os pacientes ambulatoriais faltosos eram reconvocados pelo serviço social, pelo menos por duas vezes. O critério de reinternação para fototerapia foi bilirrubinemia total ≥ 20 mg/dL16. Todos pacientes Follow-up of neonatal jaundice in term and late premature... / Perazzini F. y Col. 125 reinternados foram tratados com fototerapias duplas, equipadas com 14 lâmpadas azuis especiais (Philips TL52) que garantem irradiância espectral média maior que 45 μW/cm2/nm. O controle de irradiância era verificado conforme anteriormente publicado17. Coleta e análise dos dados As variáveis estudadas foram horas de vida e peso à alta hospitalar, valor (dosagem sérica ou estimativa transcutânea) da bilirrubinemia à alta, freqüência de pacientes que retornaram, número de consultas ambulatoriais, freqüência de reinternações e nível de bilirrubinemia à internação. As informações referentes aos pacientes foram coletadas das fichas de acompanhamento ambulatorial, especialmente desenhadas para esta finalidade. A seguir, os dados foram digitados em Epi-Info, versão 6.04. Foi realizada uma análise estatística descritiva utilizando cálculo das freqüências, média, mediana, desvios padrão e P25 e P75. Este estudo foi aprovado pelo comitê de ética em pesquisa em seres humanos da instituição. Resultados Nos 53 meses de duração do presente estudo, nasceram no serviço 12.312 RN. Desta coorte, 11.259 tinham peso de nascimento ≥ 2.000 g e 35 semanas ou mais de idade gestacional. Deste total, 2.452 neonatos (21,8%) foram encaminhados para acompanhamento ambulatorial. A taxa de retorno destas crianças foi de 87,2% (2.140 neonatos). Apenas uma consulta foi necessária em 79,7% (n = 1.706) dos RN, 11,4% retornaram duas vezes, 2,7% tiveram três retornos e apenas 0,8% dos RN retornaram quatro ou mais vezes. Durante o seguimento, 5,4% das crianças (n = 115) abandonaram o acompanhamento. Na Tabela 1, apresentamos o peso ao nascer, a idade gestacional e cronológica e os valores da bilirrubinemia total na alta dos RN que retornaram e dos que não compareceram a nenhum retorno. Por ocasião da alta, 180 RN (7,34% dos encaminhados ao ambulatório) apresentavam bilirrubinemia ≥ 15 mg/dL. As médias ± desvio padrão do peso ao nascer, da idade gestacional e da BT à alta destes 180 RN foram, respectivamente, 3.326,3±492,6 g, 38,9±1,3 semanas e 16,1±0,9 mg/dL. Dos 180 RN, 29 não retornaram para acompanhamento. Oitenta RN foram reinternados para tratamento por fototerapia. Este total representou 0,7% do total deRNda coorte, 3,7% dos RN que retornaram. O valor médio da BT destes RN na reinternação foi de 19,0±2,9 mg/dL, com P25 de 17,7 e P75 de 20,3 mg/dL. Destas crianças reinternadas, 60% eram do sexo masculino. Vinte (25%) destes RN tinham valores de BT ≥ 15 mg/dL na alta (Tabela 1). Dois RN foramreinternados com níveis maiores que 25 mg/dL, e nenhum maior que 30 mg/dL. Todos os pacientes tratados responderam rapidamente, com reduções significativas da bilirrubinemia. Nenhum paciente necessitou de tratamento por exsangüinotransfusão. Os exames neurológicos por ocasião da alta nos pacientes reinternados para tratamento foram normais. Dos RN com bilirrubinemia na alta entre os percentis 40 e 75, apenas 0,6% atingiram níveis de bilirrubinemia ≥ 20 mg/dL. Discussão Através deste estudo, pôde-se constatar a exeqüibilidade, em nosso meio, de um ambulatório de seguimento de icterícia neonatal na primeira semana de vida, partindo deum protocolo bem estabelecido de triagem da bilirrubinemia antes da alta hospitalar e utilizando instrumentos de boa acurácia. A freqüência de retorno de 87,2% pode ser considerada excelente para a nossa população, porém certamente depende do grau e do tipo de orientação dado às mães durante a internação, bem como da reconvocação pelo serviço social de todas as mães faltosas. A estimativa da bilirrubinemia realizada por intermédio do icterômetro, ainda que dependente da Follow-up of neonatal jaundice in term and late premature... / Perazzini F. y Col. 126 Tabela 1 - Descrição da população estudada Retornados (n = 2.140) Não retornados (n = 312) Reinternados (n = 80) 3.190,2±477,1 3.130,4±499,4 3.099,4±494,2 3.170,0 3.097,5 3.132,5 (2.870,0-3.495,0) (2.800,0-3.425,0) (2.760,0-3.382,5) 38,9±1,5 38,7±1,6 38,3±1,4 Peso (g) Média ± DP Mediana (P25-P75) IG (semanas) Média ± DP Mediana (P25-P75) 39,0 39,0 38,0 (38,0-40,0) (37,0-40,0) (37,0-40,0) 69,4±33,3 70,2±2,9 76,2±45,6 63,0 67,0 65,0 (54,0-73,0) (56,0-77,5) (54,0-81,0) 11,1±2,6 11,0±2,8 13,1±2,6 Idade na alta (h) Média ± DP Mediana (P25-P75) BT na alta (mg/dL) Média ± DP Mediana (P25-P75) 10,8 10,8 13,0 (9,5-12,6) (9,5-12,5) (11,1-15,0) BT = bilirrubina total; DP = desvio padrão; IG = idade gestacional; n = número de casos; P25 = percentil 25; P75 = percentil 75. avaliação visual e, portanto, sujeita a subjetividade, tem sido considerada adequada pela literatura11 e facilitou a operacionalização do acompanhamento, restringindo a coleta de bilirrubina na alta àqueles RN mais ictéricos, além da redução de custos, fato extremamente importante em nosso meio. Durante o último ano avaliado por este estudo, o serviço passou a utilizar a avaliação transcutânea da icterícia como rastreador de hiperbilirrubinemia, conduta que facilitou bastante nossa ação pela facilidade de execução, rapidez e confiabilidade dos resultados13,18. Infelizmente, o alto custo deste equipamento pode inviabilizar sua adoção pela maioria de nossas maternidades. A curva de Buthani et al.8 mostrou ser um instrumento de fácil uso e boa acurácia para identificar as crianças de risco, embora não tenhamos acompanhado aqueles RN que se encontravam na zona de mais baixo risco (abaixo do P40). É importante ressaltar que, para a melhor aplicação deste nomograma, as características demográficas da população e as taxas de amamentação exclusiva devem ser semelhantes. No estudo de Buthani et al.8, 40,8% dos RN receberam fórmula e 9,9% eram suplementados. Pudemos observar que, assim como outros autores já relataram19, as dosagens de bilirrubina colhidas precocemente (nas primeiras 24 horas) freqüentemente se situam acima do P75 ou P95; no entanto, a maior parte destes RN, no acompanhamento, tem evolução benigna. Neste estudo, pudemos constatar que o número de neonatos reinternados para tratamento de hiperbilirrubinemia, dentre os RN ≥ 2.000 g e idade gestacional ≥ 35 semanas, foi de 0,7%, relativamente baixo em comparação com outras avaliações da literatura5,20. Provavelmente, a explicação para este baixo nível de reinternações se deva ao fato de que os neonatos de baixo peso ou idade gestacional < 37 semanas tenham sido submetidos a fototerapia com níveis ≥ 10 mg/dL, abortando os níveis elevados de bilirrubinemia. Reforça essa hipótese a constatação de que, do total de 80 RN reinternados para fototerapia, apenas nove casos tinham peso < 2.500 g e seis tinham idade gestacional < 37 semanas, apesar de seu risco elevado de hiperbilirrubinemia. Esta conduta talvez deva ser reavaliada, pois implica em Follow-up of neonatal jaundice in term and late premature... / Perazzini F. y Col. 127 prolongamento das internações, utilização aumentada de equipamentos de fototerapia e tensão materna aumentada com suas possíveis implicações21. A diminuição de risco para tais crianças com esta conduta é posta em dúvida por conceituados autores22. Nesta grande coorte de pacientes seguidos, um número não expressivo de RN perdeu o seguimento (5,4%) ou não retornou (12,7%), porém as características demográficas semelhantes com os sujeitos que retornaram sugerem que a possibilidade de vieses seja pequena e que estes resultados tenham alto grau de validade externa. Parte significativa da coorte dos nascidos com peso ≥ 2.000 g ou idade gestacional ≥ a 35 semanas de idade gestacional (8.807 RN = 78,2%) não foi reavaliada ambulatorialmente. Este grupo era constituído pelos RN cuja icterícia não atingiu nível 3 pelo icterômetro e pelos que, após avaliação pelo Bilicheck® ou pelo bilirrubinômetro, situaram-se abaixo do P40 no gráfico de Bhutani8. Estas crianças foram encaminhadas, na alta, para os postos de puericultura, pois a possibilidade de desenvolverem hiperbilirrubinemias importantes inexistia8. Apenas uma destas crianças voltou espontaneamente com icterícia em nível de tratamento. Tal falha provavelmente se associou à avaliação inadequada na alta, já que este RN foi observado apenas clinicamente e julgado como “discretamente” ictérico. Alguns destes neonatos foram reencaminhados pelos médicos dos postos de puericultura e, após reavaliação da bilirrubinemia, encaminhados para o domicílio, uma vez que nenhum apresentava níveis que justificassem tratamento ou seguimento por mais tempo. Esses fatos reforçam a imprecisão da avaliação clínica da hiperbilirrubinemia23. O fato de apenas 13,2% das crianças apresentando bilirrubinemia na alta ≥ 15 mg/dL terem sido reinternadas para tratamento confirma a observação de que a maior parte não atinge valores ≥ 20 mg/dL24,25. Embora alguns serviços indiquem fototerapia com bilirrubinemia ≥ 15 mg/dL26,27, tal conduta pode implicar em prolongamento desnecessário das in- ternações, com aumento da utilização de recursos terapêuticos e laboratoriais28, além da angústia dos familiares e suas conseqüências21. Tal fato tem sido igualmente relatado em levantamento realizado nos EUA29. Por outro lado, o fato de 75% dos reinternados apresentarem valores de bilirrubinemia na alta<15 mg/dL reforça a necessidade de acompanhamento dos moderadamente ictéricos até a resolução da icterícia. A reinternação de apenas dois RN com níveis > 25 mg/dL e nenhum > 30 mg/dL confirma a adequação do esquema de rastreamento adotado. A utilização de equipamentos de fototerapia intensiva nas crianças reinternadas permitiu tratamentos de curta duração (< 48 horas), com redução do tempo de internação, custos e estresse de familiares com futuras conseqüências21 e evitou exsangüinações com seu alto custo e risco30. Finalizando, a adoção do esquema utilizadoemnosso serviço sugere ser possível reduzir significativamente os custos de acompanhamento de neonatos ictéricos sem implicar em aumento de riscos para os mesmos. Referências 1. Maisels MJ, Newman TB. Kernicterus in otherwise healthy, breast-fed term newborns. Pediatrics. 1995;96(4 Pt 1):730-3. 2. Brown AK, Johnson L. 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Acesso: 14/01/05. Correspondência: Fernando Perazzini Facchini Rua Coronel Quirino, 910/101 CEP 13025-900 – Campinas, SP Tel.: (19) 3251.4735, (19) 8181.2028 Fax: (19) 3521.9307 E-mail: fepefaca@fcm.unicamp.br Follow-up of neonatal jaundice in term and late premature... / Perazzini F. y Col. 129 ARTICULOS DEL CONO SUR - URUGUAY Asociación entre morbilidad neonatal y desarrollo en pretérminos a la edad escolar(1) Dres. Miguel Martell1, Marisa Burgueño2, Graciela Arbón3, Marina Weinberger4, Cecilia Balbi4, Alicia Munyo5, Leonora Martinotti6, Silvio Murillo6, Ruth Keshishian4, Andrés Pomi4, Rafael Alonso7 Resumen El objetivo del presente trabajo es estudiar la asociación entre la morbilidad en neonatos nacidos con un peso menor de 1,250 gramos que requirieron cuidado intensivo neonatal y la capacidad cognitiva a la edad escolar. Material y método: es un estudio prospectivo de reconstrucción de cohortes en una muestra de 18 neonatos cuyo peso al nacimiento fue menor de 1,250 gramos. Se comparan con un grupo control de niños nacidos de término y peso adecuado, apareados por medio socioeconómico. Durante la internación neonatal se registró la morbilidad y la gravedad neonatal evaluada por el SNAP y NTISS que se realizó al ingreso y semanalmente hasta el alta. Se realizaron dos evaluaciones posnatales: una en el período preescolar, entre los tres y cuatro años, y la otra en edad escolar, entre ocho y nueve años. En la primera evaluación se valoró el desarrollo con la escala de Denver y un sistema de atributos que mide el estado de salud del niño (MASH). A la edad escolar se usó la escala de WISC-III para medir la capacidad cognitiva. En ambos controles se evaluó el crecimiento a través del peso, talla y perímetro craneano. La asociación entre el número de morbilidades y la escala cognitiva se estudió usando una regresión lineal simple. Resultados: el promedio de la capacidad cognitiva (CIG) fue de 87,5±14,3 en el grupo de pretérmino y de 104,3±12,18 para el grupo control. Esta diferencia fue significativa (p<0,003). La morbilidad más frecuente fue la sepsis (47,8%). Se encontró que cada morbilidad disminuye el puntaje cognitivo en 10 puntos (IC entre 5 y 14), con un coeficiente de determinación r2 = 0,60 (p<0,05). Los niños que tuvieron tres o más morbilidades presentaron retardo severo. La gravedad de éstos fue significativamente mayor entre las tres y cuatro semanas y el crecimiento menor que los que tuvieron evolución normal. Conclusiones: estos resultados muestran la contribución de las complicaciones neonatales en la unidad de terapia intensiva con las alteraciones del desarrollo en la edad escolar. Se deben extremar los cuidados de estos niños para evitar las complicaciones, especialmente la infección. El cuidado neonatal implica una gran responsabilidad de las personas que se encargan del cuidado directo y de los que mantienen la infraestructura. Cada complicación en la unidad de cuidados intensivos disminuirá entre 5 y 10 puntos la capacidad cognitiva. Palabras clave: Recién nacido de muy bajo peso, prematuro, morbilidad, desarrollo infantil, cognición. Summary The aim of the study is the relationship between the morbility of very low birthweight newborns which required neonatal intensive care and their cognitive abilities during school. Material and method: this is a prospective cohort reconstruction study with a sample of 18 newborns whose birthweight was lower than 1.250 g. It was compared with a control group (term newborns with adequate birthweight), paired by their socioeconomic status. During the neonatal period in the intensive care unit morbility and neonatal severity were assessed using SNAP and NTISS from the first day with weekly controls, until delivery day. Two postnatal evaluations were done: pre-school assessment (between 3 and 4 years old) and at school age (between 8 and 9 years old). In the first evaluation the Denver scale was used to evaluate their neurodevelopment. A health classification system which can detect the health state of a child (MASH) was also used. During school-age the WISC-III scale which evaluates cognitive abilities was applied. In both periods weigth, height and craneal perimeter were measured. The relationship between the number of pathologies and cognitive scale was studied with a linear regression. Results: the average cognitive capacity (CIG) was 87,5±14,3 in the preterm group and 104,3±12,18 in the control group, showing a significant difference (p<0,003). The most frequent pathology was sepsis (47,8%). Pathology decreases cognitive score in 10 points (CI 95% = between 5 and 14), with a determinant coeficient: r2 = 0,60 (p<0,05). Children who had three or more diseases developed severe neurodevelopment retardation. The severity of illness was significantly higher between 3 and 4 weeks of life. Conclusions: we found a significant relationship between neonatal complications and school outcomes in very low birth weight (<1.250 g).The newborn care in the intensive care units must aim at avoiding these complications, especially infectious diseases. Neonatal care implies a big responsibility for those who are in charge of the infrastructure and supervisision of the well-fucntioning of the units. Health carers should bare in mind that every complication will affect between 5 and 14 points the cognitive capacity at school. Key words: Infant, very low birth weight, infant, premature, morbidity, child development, cognition. 1. Profesor de Neonatología. 2. Licenciado en Psicología. 3. Auxiliar de enfermería CUP. 4. Pediatra. 5. Fonoaudióloga. 6. Oftalmólogo 7. Departamento de Biofísica. (1)Artículo original de Uruguay, publicado en Archivos de Pediatría del Uruguay: 2007; 78(2): 99-109 y que fue seleccionado para su reproducción en la XIII Reunión de Editores de Revistas Pediátricas del Cono Sur. Uruguay, 2009. Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 130 - 141 130 Introducción La sobrevida de los recién nacidos con muy bajo peso ha aumentado en las dos últimas décadas, sin embargo la prevalencia de secuelas continúa siendo alta, entre 15% y 20% para las graves y 50%-70% para alteraciones cognitivas(1,2). Esto se explicaría porque el aumento de la sobrevida ha tenido más impacto en aquellos nacidos con muy bajo peso (menores de 750 gramos) y muy inmaduros que aún tienen una alta morbilidad neonatal que genera importantes secuelas. Los nacidos con mayor peso sobreviven más pero con mucho menos complicaciones neonatales y tienen menos frecuencia de lesiones en la edad escolar(3). En los estudios de seguimiento de los nacidos con muy bajo peso, habitualmente se describen las lesiones encontradas en diferentes edades y se menciona la morbilidad como factor de riesgo(4,5). Schmidt(6) ha encontrado en nacidos con menos de 1.000 gramos que las morbilidades llamadas mayores como la broncodisplasia, la retinopatía, la hemorragia intraventricular y/o la leucomalasia, aumentan el riesgo de las alteraciones del desarrollo independiente de la edad gestacional y del peso al nacer. Cada una de ellas contribuye en forma similar e independiente una de la otra en la generación de lesiones. Este autor desarrolla un modelo de regresión logística que le permite predecir el estado del niño a los 18 meses de acuerdo al número de morbilidades en la etapa neonatal. Cada una de estas morbilidades aumentan alrededor de un 20% la posibilidad de muerte, parálisis cerebral, déficit cognitivo, y/o severa ceguera a la edad de 18 meses. A estas morbilidades mayores se ha agregado la sepsis no asociada a meningitis o enterocolitis que aumenta 1,5 (IC=1,2-1,9) veces los trastornos del desarrollo a los 18 meses(7,8). McGrath(8) encuentra un aumento del déficit cognitivo a la edad escolar en grupos de diferente peso al nacer cuando tienen un número mayor de morbilidades. Gerry Taylor(9) encuentra que las complicaciones individuales del neonato que predicen mejor la evolución a la edad escolar son: la ultrasonografía con anormalidades severas, la displasia broncopulmonar, la enterocolitis necrotizante y la apnea. Los trabajos de Schmidt, McGrath y Gerry Taylor(6,8,9) donde se definen morbilidades específicas que producen lesiones que se pueden cuantificar han sido estimulantes para identificar las morbilidades y planificar los cuidados. Hay experiencias que han sido positivas para mejorar la atención del neonato cuando no se puede evitar el parto prematuro, como han sido la administración de esteroides a la madre para la inducción de la maduración pulmonar(10); la administración de indometacina para prevenir la hemorragia intraventricular(11); estableciendo políticas estrictas de los niveles de saturación para evitar la hipoxia y la hiperoxia para prevenir la retinopatía(12) y la prevención de infecciones(13) que aún se está lejos de bajar la tasa de las mismas. Las unidades de cuidado intensivo deberían analizar las morbilidades para establecer estrategias estrictas de cuidado y mejorar el estado de salud de los niños que sobreviven. El objetivo del presente trabajo es estudiar la asociación entre morbilidades en el cuidado intensivo neonatal y el neurodesarrollo especialmente cognitivo a la edad escolar evaluado con la escala de WISC-III en un grupo de neonatos que pesaron menos de 1.250 gramos al nacer. Material y método Es un estudio prospectivo de reconstrucción de cohorte(14) donde los niños se evaluaron desde el nacimiento hasta el alta y luego en dos oportunidades, una en la etapa preescolar, entre 3 y 4 años, y la otra en la etapa escolar entre 8 y 9 años. Se evaluaron 20 niños con un peso al nacer menor de 1.250 g (rango: 750-1250 g) que ingresaron a una unidad de cuidado intensivo neonatal (Centro Uruguayo de Perinatología) entre julio de 1996 y agosto de 1997. Para el seguimiento se seleccionaron al azar uno de cada tres sobrevivientes de ingresos consecutivos. El número de sobrevivientes fue de 60 y la letalidad en ese período, para ese grupo de peso, fue del Asociación entre morbilidad neonatal y desarrollo EN.... / Martell M. y Col. 131 31,4% (28/88). Si el niño seleccionado tenía alguna malformación congénita o síndrome congénito mayor se rechazaba y se elegía el siguiente. La razón de no seguir a todos los sobrevivientes fue por falta de recursos para la evaluación adecuada de los mismos. En todos los casos se informó a los padres la causa del seguimiento y todos aceptaron colaborar. De los 20 niños seleccionados y evaluados entre los 3 y 4 años, sólo dos no pudieron ser controlados a los 8-9 años, uno porque reside en otro país y el otro por estar en psicoterapia y no interferir con la terapéutica. Al nacimiento se evaluó la vitalidad por el puntaje de Apgar, la edad gestacional y el peso. La edad gestacional se obtuvo a partir de la fecha de la última menstruación y si ésta era desconocida se estimaba con el método de Ballard(15). Cuatro fueron de bajo peso para la edad gestacional (z<2 DE). Para evaluar el crecimiento fetal (peso, talla y perímetro craneano) se usó la tabla de Usher(16). La evaluación del crecimiento durante la internación se realizó con la misma tabla de referencia hasta las 40 semanas y se expresó en puntaje de desvío estándar (puntaje z). Además, se determinó el incremento de peso por kilo y por día para evaluar la velocidad crecimiento. Para evaluar la gravedad se usó el puntaje de CRIB, el NTISS y el SNAP(17-19). El NTISS y el SNAP se realizaron al ingreso y luego todas las semanas hasta el alta(20) del cuidado intensivo. En ambos se determinó el error interobservador. El puntaje fue realizado separadamente por dos médicos de la unidad entrenados para realizar esta evaluación. Con un 95% de confianza, el error estuvo entre -4 y +4 para el SNAP y entre -3 y +3 para el NTISS. Definición de morbilidad: se definió como BDP el uso suplementario de oxigeno por más de 28 días a partir del nacimiento(21). Se consideró enterocolitis necrotizante (NEC) cuando estaba en la etapa IIAo más alta de la clasificación de Bell’s(22). En todos los neonatos se realizó una ecografía trasfontanelar a los 3, 7 y 28 días. La hemorragia intraventricular (HIV) era clasificada de acuerdo a lo descrito por Papile(23). La retinopatía se diagnosticó por oftalmólogo en el fondo de ojo que se realizó semanalmente y se si- guió la clasificación del comité internacional(24). Se definió como sepsis tardía aquellos neonatos que tuvieron un hemocultivo positivo después del tercer día de vida y recibieron antibióticos entre 7 y 10 días. Se consideró hiperbilirrubinemia cuando tenía una cifra mayor de 12 mg/100 ml en la primera semana, hipernatremia cuando el sodio era mayor de 150 mEq/litro e hipoglucemia cuando se tenía un valor de glucosa menor de 30 mg/100 ml. Se definió como apnea el cese de la respiración por un período de 20 segundos o más asociado con caída de la saturación a cifras menores de 80% y bradicardia. En cada niño se sumó el número de morbilidades. Después del alta fueron controlados por pediatras del Ministerio de Salud Pública y de Asignaciones Familiares, quienes evaluaron el crecimiento, desarrollo y control de las morbilidades. En todos se registró el inicio de la marcha. Para esto se advertía a los padres la fecha en la que el niño daba el primer paso sin ayuda. El control de crecimiento y desarrollo para el seguimiento se realizó en dos oportunidades en la etapa preescolar entre los tres y cuatro años y a la edad escolar entre los 8 y 9 años. Evaluación preescolar El crecimiento se evaluó a través del peso, la talla y el perímetro craneano. Los valores se expresan en unidades de desvío estándar. Se tomó como población de referencia los datos publicados por el NCHS(25) para peso y talla y de Roche(26) para el perímetro craneano. Para desarrollo se usó la escala de Denver(27) y un sistema que mide atributos del estado de salud (MAHS) descrito por Feeny(28) y modificado por Saigal(29). Los atributos considerados son: sensoriales (visión, oído y lenguaje) movilidad, emoción, cognitivos, de autocuidado, dolor, comportamiento y salud general. Esta información se obtuvo por observación del niño e interrogatorio a los padres y se realizó en el domicilio. Evaluación a la edad escolar Para el crecimiento se usaron los mismos parámetros que en la evaluación preescolar: peso talla y Asociación entre morbilidad neonatal y desarrollo EN.... / Martell M. y Col. 132 perímetro craneano. Para evaluar la capacidad cognitiva se aplicó la escala de WISC-III(30). Esta consta de la aplicación de 10 subtests (el promedio de cada uno es 10) cada uno de los cuales mide facetas diferentes de la inteligencia. Están organizados en dos subgrupos: los verbales y los preceptuales o de ejecución. El desempeño del niño en estos diversos subtests arroja tres puntajes compuestos: CIV (comprensión verbal), CIE (ejecutivo: organización perceptual motora) y CIG (escala completa: es la combinación de los puntajes verbal y ejecutivo). El promedio de cada CI es de 100 con un desvío estándar de 15. A todos los niños, además de un examen clínico, para evaluar la condición de salud, especialmente respiratoria y neuromuscular, se les efectuó un audiograma y un examen oftalmológico. La hipoacusia se clasificó en leve, moderada, severa y profunda cuando estaba por debajo de 20, 45, 75 y 90 decibeles respectivamente. Para los niños con déficit severo se usó la batería sonora*. En el examen oftalmológico se evaluó la agudeza visual con la cartilla de Snellen con y sin corrección, refracción, motilidad ocular intrínseca y extrínseca, además de fondo de ojo con oftalmoscopía indirecta. La actuación escolar se evaluó por la necesidad de ayuda o repetición del año. Se realizó con interrogatorio a los padres y confirmación con la escuela. La hiperactividad se evaluó por el examen físico y por el interrogatorio a padres y maestros. Con respecto al desarrollo y al comportamiento social se clasificaron en tres grupos. Grupo I: desarrollo normal, con un puntaje de WISC-III mayor de 90, escolaridad normal. Grupo II: retardo moderado, aquellos niños que presentan lesiones que no interfieren con el desarrollo de la vida cotidiana (moderado déficit neurológico, visual o auditivo, déficit progresivo en el aprendizaje escolar y/o con un puntaje en la prueba cognitiva entre 70 y 90). Grupo III: retardo severo, aquellos niños que tenían lesiones que interferían con el desarrollo de la vida normal (parálisis cerebral, déficit sensorial severo y/o capacidad cognitiva por debajo de 70 o imposible de evaluar). Se registró el nivel de educación y ocupación de la madre y el padre. Las condiciones socioeconómicas se mantuvieron con muy poco cambio durante el período de observación Se usó como grupo control un grupo de niños nacidos de término, apareado por edad, trabajo y escolaridad de los padres. Estadística Para los datos cuantitativos se usó el promedio como medida de resumen central y el desvío estándar como medidas de dispersión. En las distribuciones simétricas para comparar los promedios se usó la prueba de “t”. Cuando se compararon más de dos grupos se realizó un análisis de varianza (ANOVA). En las asimétricas se efectuó la prueba de Mann-Whitney, para una o dos colas según la hipótesis planteada. Para estudiar la asociación del puntaje global de la prueba de WISC-III con el número de morbilidades se usó el coeficiente de regresión de Pearson. Se tomó como variable independiente el número de morbilidades y variable dependiente el puntaje cognitivo. Para la asociación de las variables cualitativas se usó la prueba de chi cuadrado o de Fisher según el número de casos. Se tomó como nivel de significación un error alfa del 5% (p<0,05). Resultados Morbilidad Las morbilidades se detallan en la tabla 1. La complicación más frecuente fue la sepsis tardía que se presentó en 11 de 18 neonatos (47,8%), con mayor incidencia entre 10 y 21 días, seguida de la broncodisplasia, ocho en 18 (34%), apneas y enterocolitis en cuatro de 18 (17,4%), hiperbilirrubinemia, hipernatremia, e hipoglucemia dos casos de cada una (8,7%) y retinopatía en un caso (4,3%). El número de morbilidades por niño se describe en la tabla 2. La mayoría de los niños (72%) tuvieron dos o más. Edad al control El promedio de edad en el grupo de pretérmino fue de 8 años y 6 meses con un rango entre 8 y 10 años. Asociación entre morbilidad neonatal y desarrollo EN.... / Martell M. y Col. 133 Para el grupo control la edad promedio fue de 8 años y 8 meses, con el mismo rango de edad. En ambos grupos todos tuvieron la oportunidad de cursar, por lo menos, dos años de escuela. Evaluación cognitiva a la edad escolar El puntaje de la escala de WISC-III fue significativamente más bajo en el grupo de pretérmino (p≤0,003) (figura 1). Para el CIG fue de 87,5 ± 14,3, para el CIV fue de 88,4 ± 16,95 y para el CIE fue de 87,5 ±14,8. Para el grupo control el CIG fue de 104,3 ± 12,18 el CIV fue de 105,3 ± 13,43 y el CIE fue de 104,3 ± 12,8. La diferencia del promedio del CIG entre los grupos fue de 20 ± 5. Las diferencia entre ambos grupos disminuyó a –14 ± 5 puntos (-0,93 de DE) cuando en el grupo de pretérmino se excluye- ron los niños con puntaje menor de 70. Cuando se agruparon por los intervalos de la escala se encontró en el grupo de pretérmino que nueve niños (50%) tenían un puntaje de 90 o más, mientras que en el grupo control 89% estaban por encima de 90. El puntaje de los subíndices es más bajo en el grupo de prematuros y tiene una variabilidad mayor que en el grupo control. El coeficiente de variabilidad fue de 39,6 en los prematuros y de 20,1 en los controles: esta diferencia fue significativa (p=0,004). Desarrollo a la edad escolar Grupo I: desarrollo normal. De los 18 niños evaluados, 9 (50%) tuvieron un rendimiento escolar normal a pesar de que dos presentaron hipoacusia, uno severa y otro moderada y el promedio del CIG Tabla 1. Complicaciones en la etapa neonatal Complicación Tabla 2. Número de complicaciones por niño Número Porcentaje Nº de niños Porcentaje Infección 11 47,8 Nº de morbilidades 0 3 16,6 Broncodisplasia 8 34,7 1 2 11,4 Apnea 4 17,4 2 6 33,3 Enterocolitis 4 17,4 3 5 27,7 Hemorragia intraventricular 2 8,7 4 1 5,5 Hiperbilirrubinemia 2 8,7 5 1 5,5 Hipernatremia 2 8,7 Hipoglucemia 2 8,7 Retinopatía 1 4,3 Tabla 3. Diferencia del puntaje cognitivo entre prematuros y controles descritos en la literatura Autor n Prematuro- Puntaje Controles- puntaje 258/220 95,5 104,9 -9,4 (-12,1 a – 6,7) 1556/1720 91,9* 102,2* -10,9 (-9,2 a –12,5) 48/37 92,8 103,9 -11,1 (-10 a –20) Hack(43) 219/183 87,7 99,8 -12,1 Actual 18/18 83,4 105,3 -20,8 (-31,5 a –10,1) Actual** 14/18 91,3 105,3 -14 (-6 a –22) Andersen(33) Bhutta (meta-* analisis) McGrath M,Sullivan(8) (34) Diferencia. Intervalo de confianza de 95% * Media ponderada. ** No se consideran los que tienen un puntaje menor de 70 * Prueba que se realiza en la policlínica de Fonoaudiología del Centro Hospitalario Pereira Rossell en sustitución del audiograma en los niños con retardo severo. Asociación entre morbilidad neonatal y desarrollo EN.... / Martell M. y Col. 134 fue de 99,0. Este grupo tuvo una morbilidad neonatal menor que los otros dos grupos: la mediana de las complicaciones fue de 1 (figura 3). Grupo II: retardo moderado. Cinco (28%) presentaron déficit progresivo en el aprendizaje escolar, repitiendo una o dos veces el grado incluso con ayuda. La mediana del CIG fue de 82,0. En tres casos se asoció un síndrome de hiperexcitabilidad. La mediana de complicaciones neonatales fue de 2,5. Grupo III: retardo severo. Cuatro (22%) tenían déficit cognitivo severo (menor de 70) asociado en tres casos a parálisis cerebral y otro caso con hipoacusia bilateral grave y disminución de la visión. La mediana de complicaciones fue de 3,5. Este grupo tuvo un número significativo mayor de complicaciones que el grupo normal y un puntaje de gravedad evaluado por el SNAP y el NTISS mayor (p<0,05) en la tercera y cuarta semana que el grupo normal (figura 4). Repetición del grado escolar. Un niño del grupo normal y cuatro con retardo moderado (35%) repitieron un año escolar en los primeros tres años de Figura 1. Escala de WISC-III, global (CIG) en prematuros y grupo control. El grupo control presenta un CIG 20,9 más alto que los prematuros (p<0,0003). Figura 4. El puntaje de gravedad (SNAP y NTISS) es mayor en la tercera y cuarta semana de vida en los niños con retardo severo comparados con los retardos moderados o normales. Figura 3. Complicaciones y trastornos de desarrollo. Se observa un aumento significativo del número de complicaciones en los niños con retardos moderado y severo. Figura 2. Asociación entre el cociente de inteligencia global (CIG) y las complicaciones en el período neonatal. Asociación entre morbilidad neonatal y desarrollo EN.... / Martell M. y Col. 135 ingreso a la escuela. En el grupo control sólo uno (7%) repitió. No se consideraron los niños con retardo severo que concurren a escuelas especiales. Lesiones sensoriales. Se encontró hipoacusia en cuatro niños (22%), grave en dos casos y moderada en otros dos. Cuatro niños presentaron disminución de la agudeza visual, dos miopía y uno un estrabismo. En el grupo control se detectó un solo caso con miopía y otro con estrabismo. Asociación entre morbilidad neonatal y desarrollo cognitivo. Se encontró una asociación significativa entre el número de morbilidades neonatales y el desarrollo cognitivo en las tres escalas: global, verbal y ejecutiva (figura 2). Cada morbilidad produce un descenso de 10 puntos (b= -10) en cualquiera de las tres escalas (IC=95% entre -5 y -14 puntos). La ecuación de regresión es: y = a + b.x (a = 105; b= -10). Por ejemplo, para dos morbilidades (x= 2) se tiene: y (puntaje de la escala) = 105 – 10 x 2 = 85. El puntaje del niño que tenga dos morbilidades será de 85 ± 9. El coeficiente de determinación (r2) fue de 0,60. Esto significa que los valores de la escala cognitiva en un 60% dependen del número de morbilidades. Esta asociación es significativa (p<0,001). Peso al nacer. No se encontró diferencia significativa en el peso entre aquellos niños con puntaje de WISC-III mayores y menores de 90. Tampoco hubo correlación entre el peso al nacimiento y el puntaje de WISC-III. Si se encontró una asociación significativa entre el peso al nacer y la susceptibilidad a las infecciones, menor peso, mayor probabilidad de infección (p<0,05). Edad gestacional. No hubo diferencias en el desarrollo cuando se analizaron en conjunto los de peso adecuado y bajo peso para la edad gestacional. En el grupo de peso adecuado se encontró que la mediana de edad gestacional en aquellos que tenían una escala de WISC-III de 90 o más era de 29 semanas y los que tenían un puntaje menor de 90 era de 28 semanas. Esta diferencia fue significativa (p<0,05,1 cola). Rotura de membranas. Excepto un neonato del grupo normal que tuvo cuatro días de rotura de membranas, en los restantes fue menor de cuatro horas. No se encontró asociación del tiempo de rotura de membranas con el desarrollo cognitivo. No se obtuvo anatomía patológica de la placenta para el diagnóstico de corioamnionitis. Puntaje de gravedad. El puntaje de SNAP y de NTISS fueron más altos en la primera semana, luego fueron descendiendo progresivamente en los neonatos que tuvieron una evolución normal o un retardo moderado del desarrollo. En aquellos con retardo severo, ambos puntajes fueron significativamente más elevados en la tercera y cuarta semana de vida (p<0,01). No se encontró asociación entre el CRIB y el desarrollo del niño (figura 3). Crecimiento posneonatal hasta el alta. El descenso inicial de peso, expresado en puntaje “z” fue de –1,57 (IC 95%= -1,08 a -2,07) para los de peso adecuado, para la edad gestacional y de -0,93 (IC 95%= -0,78 a -1,58) en los de bajo peso. Después del descenso inicial de peso el puntaje de desvío en las primeras 5 semanas en el grupo de evolución normal el promedio del puntaje “z” fue de –2,25 ± 0,71 y el incremento de peso fue de 15 g/kg/día (IC95%= 8,8-23,0). En aquéllos que tuvieron más morbilidad el descenso de peso fue mayor, durante el mismo período el puntaje “z” fue de –3,2 ± 0,15 y el incremento de peso fue más variable, el promedio fue de 13 g/kg/día (IC95%= 2,0 a 26). Crecimiento a la edad escolar. El grupo control fue de mayor peso que el de pretérmino. Nohubo diferencias en talla ni en el perímetro craneano. Predicción del desarrollo escolar y el examen realizado entre los 3 y 4 años. El valor predictivo del examen clínico, el sistema de multiatributos MAHS) y la escala de Denver entre los tres y cuatro años con respecto al desarrollo escolar fue correcto en 16 de 18 niños (exactitud de 91%). Dos niños fueron subevaluados. El comienzo de la marcha en el grupo normal fue a los 12 meses de edad corregida (IC95%= 10 a 14) significativamente más bajo que Asociación entre morbilidad neonatal y desarrollo EN.... / Martell M. y Col. 136 en el grupo con retardo moderado que fue a los 15 meses y el de retardo severo más de 20 meses. Morbilidad respiratoria. Once de los 18 niños presentaron cuadros respiratorios frecuentes e intensos, especialmente en los dos primeros años de vida, que requi rieron medicación intermitente. No se encontró una asociación significativa entre los cuadros repiratorios y la presencia o ausencia de broncodisplasia pulmonar. Discusión El presente trabajo es una reconstrucción de cohortes de niños en edad escolar. Esta metodología implica interrupciones en el seguimiento, demostrando ser útil y sus resultados pueden ser comparables con aquellos en que el seguimiento se hace sin interrupción(14). Se encuentra una asociación significativa entre la morbilidad neonatal y el neurodesarrollo a la edad escolar. La morbilidad neonatal parece ser un buen predictor del desarrollo de los niños en la edad escolar, especialmente de la capacidad cognitiva. Los datos actuales permiten hacer una estimación que por cada morbilidad mayor que presente el neonato tendrá una probabilidad de tener un déficit de la escala de WISC-III de 10 puntos (IC 95% entre 6 y 14) (figura 4). Cuando se estudia el desarrollo global se tiene que el 50% de los niños tienen una evolución normal, que no difiere con el grupo control. El 50% restante tuvieron alteraciones moderadas 28% y graves 22%. A medida que aumenta el número de morbilidades aumenta el porcentaje de lesionados. Estas cifras son similares a las descritas en la literatura(4,5,8,9,31) para nacidos con 1.000 gramos o menos. El punto de corte en 1.250 gramos habitualmente no se realiza por lo que hace difícil comparar los resultados. Con respecto a los datos locales de Uruguay publicados en un grupo de niños que pesaron 1.500 gramos o menos (32) se tenía que un 61% eran normales, aquí es el 50%, y el número de lesionados graves era de 13%, en el actual es de 22%. El bajo número de casos no permite realizar comparaciones significa- tivas. Con respecto a la evaluación cognitiva, se destaca que la diferencia en la escala de WISC-III entre los prematuros y controles son mayores que las descritas en la literatura como muestra la tabla 3(33,34). Cuando se excluyen los que tienen un puntaje menor de 70 las diferencias son parecidas a los demás autores. Con respecto a los subíndices tienen un coeficiente de variabilidad similar a los publicados por Saigal(31). En el estudio actual el coeficiente de variabilidad es de 39% para los pretérminos y 20% para los controles, para Saigal fueron de 37% y 20% respectivamente. Con esta variabilidad es muy difícil tener un perfil de los pretérminos y determinar cuáles son las áreas y las funciones que se comprometen. En el presente trabajo la morbilidad determina en un 60% la escala cognitiva, el resto del porcentaje podría ser explicado por la edad gestacional y otras variables que no se conocen o que no fueron medidas. Se ha descrito(35) que factores genéticos (polimorfismo de nucleótido simple) pueden hacer más susceptibles a la parálisis cerebral a los nacidos de pretérmino. Aunque es conocido que la broncodisplasia pulmonar, la retinopatía y las lesiones ecograficas llamadas de injuria cerebral como son: la hemorragia intraventricular grado III y IV, la leucomalacia y la ventriculomegalia son predictores de alteraciones del desarrollo en los niños prematuros, no se tuvo una evaluación cuantitativa hasta que Schmidt(6) cuantificó el daño de estas tres morbilidades graves. Encuentra que cuando tiene una, dos o tres las probabilidades de daño aumentan a 42%, 62% y 88%, respectivamente. Este efecto es independiente del peso al nacer y la edad gestacional. En el estudio actual no se encontró una asociación entre el peso al nacer con la evolución del desarrollo a la edad escolar, aunque si se encontró que cuando disminuye el peso al nacimiento aumenta la susceptibilidad a las infecciones (p<0,05). La edad gestacional fue una semana más baja en los niños que tenían un puntaje menor de 90 en la escala global. McGrath(8) evalúa el desarrollo a la edad escolar en pretérminos con diferentes intervalos de peso al nacer, entre 500 y Asociación entre morbilidad neonatal y desarrollo EN.... / Martell M. y Col. 137 2.500 gramos. Agrega a las tres morbilidades descritas por Schmidt, la sepsis con o sin meningitis y la enterocolitis. Encuentra una diferencia significativa de 8 puntos en la escala de WISC-III entre aquellos que no tienen ninguna morbilidad y los que tienen 1 o 2. La diferencia llega hasta 15 puntos si tiene tres o cuatro morbilidades con los que no tienen ninguna. La influencia negativa de la infección en el desarrollo cognitivo es mencionada por varios autores entre los 18 meses y 2 años(36) y McGrath a la edad escolar(8). En nuestro trabajo la sepsis estuvo presente en los 9 niños que tuvieron puntaje menor de 90, cuatro de los cuales presentaron una enterocolitis necrotizante. Esta última es una de la patologías que genera más secuelas especialmente cuando requiere cirugía(37). La morbilidad como una causa altamente probable de producir alteraciones del desarrollo que se encuentran ofrece una perspectiva nueva en el potencial de estos niños de pretérmino, ya que si se evita se puede obtener una buena evolución de estos niños y se disminuirá el porcentaje de secuelas. El mecanismo íntimo de cómo actúa la morbilidad para generar lesión no es conocido, aunque existen varias hipótesis. Hay autores(38) que atribuyen a la hipoxia y las infecciones pre y posnatales pueden ser el origen de la muerte neuronal y de lesiones producidas en la sustancia blanca. Episodios de hipoxia o isquemia y liberación de citoquinas en la infección, pueden llevar a la muerte neuronal y producir lesiones en la sustancia blanca. En modelos animales(39) que reproducen situaciones clínicas como la displasia broncopulmonar, ventilados en forma crónica se encuentra afectada especialmente la sustancia blanca con una proliferación glial y se acompaña de ventriculomegalia, asociándose a he morragia de la matriz germinal o intraventricular. Con respecto a las infecciones, Yan(40) ha encontrado que la administración de una endotoxina bacteriana (lipopolisacárido) a bajas dosis produce una alteración de la barrera hematoencefálica permitiendo el pasaje al sistema nervioso de moléculas de mayor peso molecular e incluso macrófagos que estimulan la res- puesta inflamatoria del cerebro. Abernethy(41) refiere en un estudio de 105 niños pretérmino a los 7 años que aquellos que tienen anormalidades en la resonancia magnética (leucomalacia, ventriculomegalia, disminución del espesor del cuerpo calloso) tienen un puntaje más bajo en la escala cognitiva. Marin-Padilla(42) ha encontrado en la necropsia de niños que sobrevivieron a encefalopatías perinatales que las lesiones que se observan en la resonancia magnética en la sustancia blanca y gris tienen un sustrato anatomopatológico. La zona del córtex no dañado que rodea la zona del daño presenta alteraciones compatibles con una displasia cortical adquirida que afecta la estructura y la diferenciación neuronal, las sinapsis, las fibras, los elementos gliales y los vasos. Estas alteraciones postinjurias no serían estáticas y podrían influenciar en la maduración neurológica y cognitiva que afecta a estos niños. El mismo autor propone que se tendría una encefalopatía adquirida postinjuria progresiva que explicaría las secuelas a la edad escolar en el área cognitiva, motora e irritativa, es decir, actuaría como una displasia cortical adquirida. Esto podría explicar la falta de correlación entre las pruebas hechas en la etapa preescolar y la evolución ulterior(43,44) así como la variabilidad de los subíndices de la escala de WISC-III. Así también se tendría que las diferentes morbilidades tendrían un mecanismo final común, muerte neuronal, lesión inflamatoria y lesión postinjuria. Esto apoyaría que las morbilidades del punto de vista estadístico puedan tomarse como unidades independientes para su análisis en la regresión. También el aporte nutricional en períodos críticos, con catabolismo aumentado, puede ser otra condición que genere lesión. Con respecto al crecimiento postnatal inmediato en los normales y con retardo moderado estuvo dentro de lo que se describe en la literatura(45) entre 14,0 y19 g/kg/día (DE= 2,3). El grupo con retardo severo tuvo un crecimiento estacionario entre la tercera y cuarta semana. Durante el período preescolar y escolar estos niños han hecho el catch-up, ya que no tienen diferencia en talla y perímetro craneano con Asociación entre morbilidad neonatal y desarrollo EN.... / Martell M. y Col. 138 el grupo control. Se destaca que el peso aunque es mayor en el control (p<0,005) son niños que están por encima de los valores de referencia. Con respecto al SNAP y el NTISS se encontró que el puntaje disminuye semana a semana en los niños normales o con un retardo leve, es decir, que su gravedad disminuye, mientras que en los niños con retardo severo aumenta en forma significativa a la tercera y cuarta semana, que fue el tiempo de vida que con más frecuencia se observaron las complicaciones, especialmente la sepsis y la enterocolitis. Para la mayoría de los autores(46) estos puntajes miden la mortalidad en los primeros días pero no la morbilidad del niño. Meadow(20) encuentra que el SNAP es un buen predictor de la muerte antes de los 10 días de vida, después el grupo es más heterogéneo y justamente son aquellos niños que se complican con sepsis, neumonía o enterocolitis que tienen aumento del puntaje y unos sobreviven y otros no. En este período y con estas complicaciones están los niños del estudio actual que luego del nacimiento mejoraron, estuvieron más estables, pero luego por una complicación habitualmente infecciosa aumentaron su gravedad, sobrevivieron pero quedaron con retardo severo. El impacto que produce la morbilidad en las alteraciones de órganos y funciones se traduce por la gravedad clínica, así como por la duración de la misma. Esto puede ser una fuente de lesiones neurológicas como muestra el estudio actual. Si se tiene en cuenta que el advenimiento del surfactante y la alimentación parenteral temprana pueden resolver dos problemas importantes como son la dificultad respiratoria y la enterocolitis además de mejorar la nutrición; la administración de indometacina profiláctica disminuye la hemorragia intraventricular, la monitorización de la oxigenación con saturómetro y transcutáneo mejoran la retinopatía y los episodios hipóxicos, se tiene que el factor a controlar con mayor cuidado son las infecciones. Con la tecnología y los cuidados actuales aumentan la sobrevida neonatal por lo que los cuidados deben de extremarse, especialmente el manejo de enfermería que es la persona que más frecuentemente tiene contacto con estos niños y realiza la manipulación de los mismos en los diferentes tipos de cuidado y procedimiento. La infección y la broncodisplasia son las morbilidades más frecuentes en nuestro medio. Se debe tener presente que un episodio infeccioso produce un descenso de 10 puntos el puntaje cognitivo. Estos resultados muestran en forma indirecta que el cuidado diario, continuo, progresivo, normatizado y evaluado permanentemente debe acompañar a cualquier tecnología que se introduzca en el área neonatal. En países con asistencia como Australia y Nueva Zelanda, donde las unidades de terapia intensiva concentran la tecnología y el personal más capacitado, el porcentaje de neonatos que sobreviven libres de morbilidad mayor es de 52% para los de 27 semanas o menos y de85%entre las 28 y 29 semanas(47). Dado que hay una buena asociación entre la evaluación preescolar realizada con la escala de Denver(27) y el MAHS(29) con el estado de los niños a la edad escolar, el uso sistemático de la escala de Denver y el MAHS, que es un elemento dinámico, ya que mide los logros o au sencia de los mismos, podría ser de utilidad para detectar tempranamente las alteraciones que requieren el apoyo del especialista (fisioterapeuta, psicomotricista, fonoaudiólogo, traumatólogo, oculista). Las implicaciones clínicas de estos encuentros son de mucho valor porque documentan la contribución de la morbilidad neonatal en el origen de las alteraciones del desarrollo en la edad escolar. El cuidado intensivo neonatal implica una responsabilidad del equipo de salud en lo que es el bienestar y la salud del niño, donde se pueden evitar muchas de las complicaciones descritas. Mejorar el desarrollo de los niños con riesgo debe ser debatido como una política de estado en lo que es el futuro previsible. Se debe evitar el parto prematuro, pero si nace debe ser manejado adecuadamente y si sobrevive apoyar a la familia y al niño. Esto llevará tener menos retardo, menos enfermedad, menos repetición escolar y mejor alcance académico. Asociación entre morbilidad neonatal y desarrollo EN.... / Martell M. y Col. 139 Referencias bibliográficas 1. Aylward GP. Cognitive function in preterm infants. No simple answers. JAMA 2003; 289: 752-3. 2. Hack M, Fanaroff AA. Outcome of children of extremely low birthweight and gestational age in the 1990’s. Early Hum Dev 1999; 53: 193-218. 3. Doyle LW,Anderson PJ; Victorian Infant Collaborative Study Group. Improved neurosensory outcome at 8 years of age of extremely low birthweight children born in Victoria over three distinct eras. Arch Dis Child Fetal Neonatal 2005; 90: 484-8. 4. Msall ME, Tremont MR. Measuring functional outcome after prematurity: development impact of very low birth weight and extremely low birth weight status on childhood disability. 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Este virus es responsable de 450.000 a 700.000 muertes por año y 2 millones e hospitalizaciones en países en desarrollo1. Infecta prácticamente a todos los niños menores de 5 años, aunque el principal pico de enfermedad aparece entre los 3 meses a los 2 años de edad, de estos 15-20% requieren asistencia médica, 1-3% se hospitalizan, considerándose cada año 114 millones de episodios de diarrea por este agente con necesidad solo de cuidado domiciliario, 24 millones con necesidad de consulta médica y 2.4 millones con necesidad de hospitalización2. El rotavirus pertenece a la familia Reoviridae, siendo identificado en las heces en un 35-50% en niños internados por gastroenteritis aguda en países en desarrollo y en un 10-40% en países desarrollados3. En climas templados el pico de gastroenteritis por rotavirus se observa en el invierno; en regiones tropicales existe mucha variación a este respecto. El alto número de partículas eliminadas por las heces y la necesidad de pocas partículas para iniciar la infección es lo que justifica su alto grado de contagio a pesar de la mejoría en medidas higiénico dietéticas. Se sabe que la primera infección es frecuentemente la más grave y que infecciones leves posteriores actuarían como protección contra cuadros que podrían llegar a deshidrataciones severas. El periodo de incubación es de 48-72 horas, este virus puede permanecer estable en el medio ambiente diseminándose como aerosol. El cuadro clínico clásico se inicia generalmente con vómitos, posteriormente deposiciones líquidas, sin embargo pueden no ocurrir siendo el único síntoma los vómitos, la fiebre es común pero no es constante. La duración de la diarrea tiene un amplio rango de permanencia desde los 5 días hasta más de 3 semanas, considerándose en este último caso causante de diarrea persistente. Guías de la Organización Mundial de la Salud para la vacuna contra rotavirus El gran impacto social y económico y la elevada morbi-mortalidad justificaron para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la implementación de una vacuna contra rotavirus especialmente en países de América Latina4. * Pediatra-Gastroenteróloga del Hospital del Niño “Dr. Ovidio Aliaga Uria” ** Pediatra- Gastroenterólogo. Jefe del Servicio de Gastroenterología, Hospital del Niño “Dr. Ovidio Aliaga Uria” Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 142 - 147 142 La prevención de la diarrea aguda es aún uno de los principales objetivos en el campo de la salud pública; por lo tanto el objetivo principal de la vacuna contra rotavirus es minimizar la severidad de los cuadros de gastroenteritis5. pués fue retirada por la posible asociación con el incremento de casos de invaginación intestinal (1 caso por cada 10.000 vacunados). La inmunidad natural del huésped esta dirigida específicamente a proteínas de la cápside viral P y G, la proteína P1 es responsable de ¾ partes de casos de gastroenteritis por rotavirus asociada a la proteína G, de las que existen aproximadamente 15 tipos. Sin embargo G1 a G4 y recientemente G9 explican más del 90% de casos, datos importantes para comprender la importancia de estos para la inducción de respuesta inmunitaria9, ver figura # 1. La suspensión en 1999 de la primera vacuna retrasó el progreso hacia una vacuna eficaz y segura contra rotavirus. Por tanto en los últimos años la OMS, la Alianza Global para Vacunas e Inmunizaciones (GAVI) y el Programa para Tecnología Apropiada par la salud (PATH), entre otras agencias internacionales; consideraron el desarrollo e introducción de esta vacuna como objetivo prioritario, acelerando la disponibilidad de vacunas económicas y accesibles para países en desarrollo. Figura # 1. Prevalencia de serotipos G en el mundo*. Modificado de referencia 9. En la década de los 90 se desarrollaron varias vacunas, la primera se comercializó en Estados Unidos en 1998, se trataba de una vacuna oral que contenía cepas resortantes procedentes del mono Rhesus que contenían 4 cepas distintas (G1, G2, G3, G4)3. La gran efectividad de la vacuna en la prevención de la enfermedad, la disminución de internaciones y los beneficios sociales y económicos; hicieron que la ACIP (Advisory Comité on Immunizations Practices) y el CDC (Centres for Disease Control and Prevention) incluyan esta vacuna en el calendario de vacunación de ese país, sin embargo meses desVacuna frente a rotavirus / Alparo I. y Col. De ahí la controversia para su inclusión considerando riesgo - beneficio en países en desarrollo. Las primeras vacunas se desarrollaron bajo el modelo jenneriano y utilizaron cepas de rotavirus animales, atenuadas, cuyo crecimiento en intestino es más fácil en relación a las humanas. Luego se realizaron estudios con vacuna de rotavirus bovina, monovalente y oral (RIT 4237), con escasa respuesta en países en desarrollo. Posteriormente se realizaron estudios con vacunas monovalentes de mono Rhesus y humano (M37) con virus atenuado, con gran variabilidad en resultados. Más tarde se desarrolló la segunda generación de vacunas frente a rotavirus, las llamadas resortantes o recombinantes, basadas en el carácter segmentario de rotavirus y cuyo objetivo era la protección contra las cepas mas frecuentes del virus G1, G2, G3, G4. Se realizaron cultivos mixtos celulares con cepas de rotavirus humanos y animales obteniéndose cepas con RNA reordenado, se escogieron como cepas vacunales aquellas que expresaban el segmento codificador de la proteína VP7. La primera vacuna recombinante desarrollada fue la de rotavirus resortante reshus-humano tetravalente (RotaShield) que incluía tres cepas reordenadas genéticamente entre rotavirus del mono rhesus y rotavirus humano estas correspondían a los serotipos G1, G2, G4 y una cepa de rotavirus del mono rhesus antihigiénicamente similar al serotipo G humano. Cuadro # 1. 143 Cuadro # 1. Tipos de vacunas orales desarrolladas* TIPO DE VACUNA LABORATORIO COMPOSICIÓN FASE DE DESARROLLO RECOMBINANTE -Rotavirus humano simio. Wyeth Ayerst RotaShield* Tetravalente Humano simio G1-G4 Comercializada 1998 Suspendida 1999 -Rotavirus humano bo����� vino (pentavalente) Merk RotaTeq* G1 x WC3 G2 x WC3 G3 x WC3 G4 x WC3 P/8/ x WC3 Comercializada y aprobada en EEUU. -Rotavirus humano bovino (cuadrivalente) NIH (EE.UU) G1x UK G2x UK G3x UK G4x UK Fase ll Rotavirus humanos RIX 4414 GlaxoSmithKline Rotarix G1 P/8/ Comercializada y aprobada en EEUU y Latinoamérica. Rotavirus neonatales 116 E (India) 1321 (India) RV3 (Australia) Bharat Biotech Bharat Biotech Universidad de Melbourne G 9 P/11/ G 10 P/11/ G 3 P/6/ Rotavirus de cordero LLR Lanzhou Institute of biomedical products G10 P/12/ MONOVALENTE Fase l Fase l Fase ll Comercializada solo en China desde el 2000 *Modificado de referencia 5. Dos grandes compañías farmacéuticas desarrollaron entonces vacunas orales contra rotavirus: Merck y Glaxo Smith Kline. Las mismas difieren en el diseño de estudio, cepas incluidas y formulación; sin embargo los resultados son muy similares. Merck desarrolló la vacuna Rotateq*, que contiene una cepa bovina (WC3) atenuada para el hombre con 5 serotipos resortantes humano-bovinos, esta cepa no se desarrolla adecuadamente en el intestino humano por lo que se elimina poco por heces y requiere 3 dosis. Se puede administrar junto a las vacunas del calendario habitual, aunque la administración simultánea con la vacuna oral antipolio no ha sido estudiada aún por lo que se recomienda un intervalo de por lo menos dos semanas entra ambas, no existen Vacuna frente a rotavirus / Alparo I. y Col. tampoco estudios de compatibilidad con la vacuna antipertusis. Esta vacuna ha sido aprobada en Estados Unidos y en La Unión Europea desde junio del 2006. Glaxo Smith Kline (GSK) desarrolló la vacuna Rotarix*, esta es una vacuna humana monovalente derivada de la cepa más común en humanos (G1P/8/) atenuada y que requiere solo dos dosis, esta cepa se replica bien en intestino y se elimina en mas del 50% de los vacunados por heces, ofreciendo protección cruzada frente a la mayoría de serotipos circulantes. Ver cuadro # 2. Se puede administrar con las vacunas habituales del calendario, sin embargo la co-administración con la vacuna oral antipolio podría disminuir la respuesta inmunitaria. 144 Ambos laboratorios realizaron ensayos clínicos con más de 60.000 niños, pero con clasificaciones distintas para determinar la gravedad de la enfermedad, los que explica la diferencia en la eficacia 98% contra 85%, respectivamente. Ambos ensayos demostraron la inexistencia de efectos colaterales tales como invaginación intestinal, sin embargo este punto se continúa vigilando en pacientes vacunados. En general se recomienda la primera dosis no antes de las 6 semanas o después de las 12 semanas de vida, 4 semanas como intervalo mínimo para cada dosis de la vacuna y no mas de 36 semanas para la ultima dosis, además está totalmente contraindicada en niños con antecedentes de intussucepción intestinal previa.4 Cuadro # 2. Diferencias entre Rotateq* y Rotarix* VACUNA Tipo Cadena Serotipo Ruta Pauta/intervalo Número de dosis Funcionamiento de la vacuna Estado socio-económico de la población Número de pacientes Reducción de hospitalización por rotavirus Reduccion de hospitalizacion por Gastroenteritis de otra etiologia Reduccion de hospitalizacion por rotavirus con Gastroenteritis grave Contraindicación Vacunación de contactos de inmunodeprimidos Presentación ROTATEQ ROTARIX Pentavalente humana bovina resortante WC 3 G1, G2, G3, G4. P/8/ Oral 4-10 semanas entre dosis Tres Monovalente humana 1ª dosis: 6-12 sem de edad 1ª dosis: 6-12 sem de edad 2ª y 3ª dosis: Intervalo 4 a 10 semanas 2ª dosis pasadas 4 semanas 3ª dosis: Edad máxima 32 sem No replica en intestino, requiere más dosis, poca protección cruzada RIX 4414 GIP/8/ Oral 4-8 semanas entre dosis Dos Edad máxima 24 semanas Alto Se replica en intestino con protección cruzada frente a otros serotipos, 50% protegidos en la 1ªdosis Medio-bajo 68.038 Hospitalización 95.8% 63.225 Hospitalización 85% IC 95% 90.5-92.8% 58.9% IC 95% 69.6-93.5% 42% IC 95% 51.7-65% 98% IC 95% 29-53 84.8% IC 95% 88.3-100% Historia previa de invaginación intestinal IC 95% 71.1-92.7% Historia previa de invaginación intestinal Malformación Intestinal Malformación Intestinal Lactante con infección asintomática de VIH Lactante con infección asintoática de VIH Inmunodeprimidos Precaución Inmunodeprimidos Precaución Liofilizado para reconstitución con buffer Líquida con buffer *Modificado de referencias 5,8. Vacuna frente a rotavirus / Alparo I. y Col. 145 Permanece aún pendiente considerar la posibilidad de invaginación intestinal en pacientes mayores de 6 meses ya que los estudios y la recomendación actual es vacunación antes de los 6 meses. La diferencia de respuesta al influjo viral con lactancia materna exclusiva, la co-administración con otras vacunas incluidas en el calendario vacunal actual, el paso de anticuerpos de la madre al niño vía transplacentaria o por lactancia materna y la respuesta en pacientes inmunodeprimidos o desnutridos. no-bovino con especificidad G9 y G8, con indicación de administración precoz de 0 a las 4 semanas de la primera dosis que aparentemente disminuiría el riesgo de invaginación6. Se han utilizado también cepas neonatales, basándose en infecciones asintomáticas en recién nacidos, estas son naturalmente menos virulentas. Se estudian al momento tres cepas Fase I – II, desarrolladas en la India con cepas recombinantes bovinohumanas al igual que en Australia7. En la China se utiliza desde el año 2000 la vacuna contra rotavirus proveniente de cepas de cordero, atenuadas y comercializadas solo en ese país, siendo segura con 61% de respuesta de anticuerpos neutralizantes en los niños vacunados7. Nuevas vacunas Existe otra vacuna cuadrivalente, desarrollada en los Estados Unidos, que incluye la cepa bovina UK y cuatro cepas de rotavirus recombinantes humanos bovinos, específicos para los tipos: G1, G2, G3, G4. En países desarrollados se han planteado varias modificaciones a las vacunas actualmente estudiadas, en cuanto a la vía de administración que podría ser intranasal y encapsulación de partículas víricas. Vacunas sin RNA viral, o con ADN plasmídico para codificar proteínas víricas específicas, sin embargo el costo de estas sería limitante para países en vías de desarrollo. Ver cuadro # 3. Se están modificando además las actuales vacunas pentavalentes para alcanzar otros serotipos, por ejemplo la vacuna pentavalente desarrollada por Merck para serotipos G1, G2, G3, G4 y G9, probada ya en tres estudios en Europa con buena respuesta9. Actualmente se encuentra también en estudio una vacuna hexavalente, con cepas de rotavirus huma- Cuadro # 3. Desarrollo de nuevas vacunas Vacuna Rotateq Rotarix Tipo Productor Reordenada, multivalente, bovina humana MSD, EUA Monovalente humana Glaxo Smith Kline Bélgica Observaciones Licenciada en 2006 Fase lll completa Fase lll completa UK Reordenada, multivalente, bovina humana NIH, India, Brasil RV3 Monovalente humana neonatal Universidad de Biofarmacia Melbourne, Indonesia Licenciada en varios países Fase ll Baja inmunogenisidad Fase ll 116E 1321 Reordenada monovalente bovina-humana-neonatal Bharat Biotech India-EUA Partículas virales Combinación de proteínas estructurales del virus Colegio de Medicina Baylor EUA (desarrollo preclínico) Resultados prometedores en modelos animales ADN Basada en genes para proteínas estructurales Escuela de Medicina Massachussets, EUA (desarrollo preclínico) Resultados prometedores en modelos animales Fase l Modificado de referncia 10. Vacuna frente a rotavirus / Alparo I. y Col. 146 Referencias 1. 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Bresee J, Parashar UD, Widdowson MC, Gentsch JR, SteeleD, et al. Update on rotavirus vaccine. Pediatr Infect Dis J 2005;24:947-52. 8. Giménez F, Martinón F, Bernaola E, Baca M, De Juan Martín F, et al. An. El papel de la vacuna frente a rotavirus en los calendarios de vacunación infantil. Pediatr (Barc) 2006;64:573-7. 9. Reisenger Ks, Block SL. Caracteristics o fan ideal Rotavirus vaccine. Clin Pediatr 2008;47:555-63. 10.Kang G. Rotavirus vaccines. Indian J Med Microbiol 2006;24:252-7. 147 EDUCACION CONTINUA EN PEDIATRIA CUESTIONARIO NUMERO 36 PREGUNTAS CORRESPONDIENTES AL TEMA: VACUNA FRENTE A ROTAVIRUS 1. El infección por rotavirus ocurre principalmente en niños: a) Mayores de 5 años de edad b) Entre los 3 meses a los 2 años de edad c) Menores de 3 meses de edad d) Entre 2 años y 5 años de edad e) Todas las anteriores 2. La vacuna Rotateq, se administra: a) Una dosis b) Dos dosis c) Tres dosis d) Cuatro dosis e) Ninguna de las anteriores 3. La vacuna Rotarix, para producir una buena respuesta inmunológica, se requiere de a) Una dosis b) Dos dosis c) Tres dosis d) Cuatro dosis e) Ninguna de las anteriores 4. En general, se recomienda administrar la primera dosis de las vacunas aprobadas: a) No antes de las 6 semanas o después de las 12 semanas de vida b) Antes de las 6 semanas de vida c) Después de las 12 semanas de vida d) Entre las 12 semanas y 24 semanas de vida e) Ninguna de las anteriores 5. Contraindicaciones de la vacunas frente a rotavirus a) Historia previa de invaginación intestinal b) Malformación intestinal c) Lactante con infección asintomática por virus de inmunodeficiencia humana (VIH) d) Inmunodeprimidos e) Todas las anteriores Rev Soc Bol Ped 2009; 48 (2): 148 - 149 148 Respuestas Cuestionario # 36 Respuestas: Cuestionario Nº 36 1. b 2. c 3. b 4. a 5. e 149 APENDICE INFORMACION * REGLAMENTO DE INGRESO DE MIEMBROS TITULARES A LA SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA A.1 * INSTRUCTIVO PARA LA PUBLICACION DE ARTICULOS EN LA REVISTA DE LA SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA A.2 * INSTRUCCIONES A LOS AUTORES PARA LA ELABORACION DE RESUMENES ESTRUCTURADOS DE ARTICULOS ORIGINALES SOBRE INVESTIGACION MEDICA A.6 * CARTA PARA SOLICITUD DE PUBLICACION A.7 * REGLAMENTO DE RELATOS Y CORRELATOS A.8 * REGLAMENTO PARA LA PRESENTACION DE RESUMENES Y TRABAJOS LIBRES A.9 * DIRECCIONES DE LAS SOCIEDADES DE PEDIATRIA A.10 APENDICE 150 SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA REGLAMENTO DE INGRESO DE MIEMBROS TITULARES A LA SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA De acuerdo a lo establecido en los Estatutos y Reglamentos de la Sociedad Boliviana de Pediatría aprobados en el XV Congreso Nacional, realizado en la ciudad de Sucre en septiembre de 1991, para optar la condición de miembro titular se requiere. a) Presentar certificado de Especialista en Pediatría. b) Presentar un trabajo de ingreso relacionado con la especialidad, realizado en el país, de carácter inédito, calificado como válido de acuerdo a las condiciones reglamentadas por cada Sociedad Departamental y que se basará en las posibilidades de investigación del medio. Dicho trabajo deberá ser aceptado por el Comité Científico de la Directiva Nacional o la Departamental respectiva y aprobado por la Asamblea, ante la que será presentado para su discusión en un plazo no mayor de un año desde la fecha de su postulación. c) Acreditar un mínimo de asistencia del 50% en las actividades ordinarias de la Sociedad en calidad de adherente y cubrir la cuota de ingreso asignada por la Sociedad Departamental respectiva. d) El diploma que lo acredita como miembro titular, será entregado en la sesión ordinaria, donde presente el trabajo de ingreso respectivo. 151 A1 Instructivo para la publicación de artículos en la Revista de la Sociedad Boliviana de Pediatría 1.- Los trabajos considerados para su publicación deberán ser entregados en la secretaría de la Sociedad Boliviana de Pediatría o enviados al Director - Editor de la Revista, casilla de correo 1027, La Paz - Bolivia. Una vez recibidos, los artículos serán propiedad de la revista de la Sociedad Boliviana de Pediatría, por lo tanto es obligación de los autores conservar una copia completa del trabajo, incluyendo los cuadros y figuras ya que la revista no devolverá el material enviado. 2.- Todos los artículos enviados deberán ser originales e inéditos, no se aceptarán trabajos presentados o enviados a otras revistas científicas. Los trabajos serán sometidos a un proceso de arbitraje, donde se los evaluará desde el punto de vista metodológico. Las opiniones vertidas en los artículos, serán de absoluta responsabilidad de los autores y no expresarán la opinión de la Sociedad Boliviana de Pediatría. 3.- Los manuscritos enviados deberán ser acompañados de una carta de solicitud de publicación (pagina A7 de la revista), donde se indicará la siguiente información: a)Si hubo una publicación anterior o envío por duplicado del trabajo o cualquier parte de él a otras revistas o medios de divulgación. b)Se declara que el trabajo no ha sido sometido, antes o simultáneamente, a consideración de otras publicaciones. c) Si es el caso, se declara sobre las relaciones financieras o de otro orden que pudiesen causar conflictos de intereses. d)Se declara que el manuscrito ha sido leído y aprobado por todos los autores. e)Todos los autores deberán firmar la carta de solicitud. f) Se indica la dirección, teléfono, Fax, correo electrónico del autor principal para permitir una comunicación posterior. g)Si es el caso, se acompañará de los permisos necesarios para reproducción de material publicado previamente o empleo de ilustraciones sobre personas susceptibles de ser identificadas. 4.- El orden de publicación de los trabajos queda a criterio de la Revista de la Sociedad Boliviana de Pediatría y nos reservamos el derecho de su aceptación, así como de sugerir cambios, efectuar reducciones, modificaciones del texto o del material gráfico. 5.- Los trabajos enviados deberán ajustarse a las siguientes normas generales: a)El trabajo deberá ser escrito en computadora con procesador de palabras Word para Windows de Microsoft, letra “Times New Roman” tamaño 12, en hojas tamaño carta y dejando un margen de 2.5 cm. en todos los bordes. La extensión del texto no debe sobrepasar 10 páginas para los artículos originales, 5 en los casos clínicos, 3 en las cartas al editor y comunicaciones breves, excepto los artículos de actualización o de revisión que pueden llegar a 15 páginas de texto. Debe enviarse el trabajo original impreso en hoja tamaño carta, así como también los cuadros y figuras, si corresponden. Junto con ello, se debe enviar el trabajo en disquete 3.5” o disco compacto con una etiqueta auto adhesiva que indique el nombre del autor y título del manuscrito; todo ello tiene la finalidad de facilitar las correcciones y la diagramación en la imprenta. b)Los trabajos tienen características que permiten dividirlos en secciones tituladas según el tipo de manuscrito: -Artículo original: introducción, material y métodos, resultados y discusión. -Casos clínicos: introducción, caso clínico y discusión -Imágenes pediátricas inusuales: caso clínico y discusión. -El formato de otros tipos de artículos de gran interés para los lectores, como revisiones de temas, actualización, editoriales, comentarios, cartas al editor, informes técnicos, etc., puede ser diferente según la naturaleza de su contenido y será aprobado por el Comité Editorial de la revista de común acuerdo con el autor. 6.- Los trabajos deberán contar con los siguientes apartados: PAGINA INICIAL: a) Título El título del trabajo debe ser conciso pero informativo sobre el contenido central de la publicación y de ser posible, se debe realizar su traducción en inglés. b) Autores Debe indicarse la lista de autores según el orden que figurarán en la publicación. Los autores deben ser identificados con su nombre de pila, apellidos paterno y materno seguidos por un asterisco en la parte superior, con el que se señala en el pie de página el grado académico, cargo que ocupa y lugar de trabajo. Los autores que no tengan el titulo de médico cirujano se los debe señalar como interno o alumno de la carrera de medicina o indicar si corresponden a otras áreas de la salud. Por otro lado, se debe indicar el nombre y dirección del autor responsable de toda correspondencia relacionada con el trabajo y resaltar las fuentes de apoyo económico si existen. En la nómina de autores solo deben figurar las personas que hubiesen participado de manera suficiente en el trabajo y por lo tanto serán públicamente responsables de su contenido. 152 A2 SEGUNDA PAGINA c) Resumen y palabras clave Se debe contar con un resumen en español e inglés, de no más de 250 palabras, que describa los propósitos del estudio o investigación, material y método básico empleados, resultados principales y conclusiones más importantes (no emplee abreviaturas no estandarizadas y no use expresiones vagas). El resumen debe ser estructurado de acuerdo a las secciones que componen un artículo original, como se describe en la pagina A6 de la revista. en ambos. No repita datos en el texto, que el lector pueda conocer al analizar un cuadro o figura, excepto aquellos resultados más relevantes del trabajo, deben ser siempre descritos en el texto. No incluya en los resultados comentarios de los mismos, ya que esto corresponde a la sección de discusión. El relato a desarrollar en esta sección es solamente de tipo descriptivo. - Cuadros TEXTO: Presente cada cuadro en hoja aparte, mecanografiado en doble espacio. Numere los cuadros en orden consecutivo según el orden de aparición en el texto, seguido de un título breve en cada cuadro. Sobre cada columna coloque un encabezado corto o abreviado. Separe con líneas horizontales solamente los encabezados de las columnas y los títulos generales; en cambio, las columnas de datos deben separarse por espacios y no por líneas. Cuando se requieran notas aclaratorias o indicar el significado de las abreviaciones usadas, agréguelas al pie del cuadro y no en el cuerpo del mismo. Cite cada cuadro en orden consecutivo en el texto del trabajo. a) Introducción - Figuras Resuma la racionalidad del estudio y exprese en forma clara el propósito del artículo. Cuando sea pertinente en el estudio, explique la hipótesis cuya validez pretenda analizar, pero sin incluir datos o conclusiones del trabajo que se está presentando. No revise extensamente el tema y cite solamente las referencias bibliográficas que sean necesarias. Denomine figuras a cualquier tipo de ilustración que no corresponda a un cuadro, como ser gráficos, radiografías, electrocardiogramas, ecografías, etc. Las figuras pueden ser realizadas en una computadora y presentadas en un tamaño de 10 por 15 cm en formato electrónico como archivos JPG con una resolución de igual o mayor a 300 pixeles. El diseño debe ser simple y su sola observación debe permitir su comprensión, las figuras complejas no pueden interpretarse salvo lectura en el texto, por lo tanto deben evitarse. En el caso de que una figura sea realizada por un dibujante profesional, no envíe el original, remita 2 fotografías en blanco y negro, tamaño de 10 por 15 cm. Las letras, números y símbolos deben verse claros y nítidos en toda la superficie de la fotografía y tener un tamaño suficiente como para seguir siendo legibles cuando la figura se reduzca de tamaño en la publicación. Los títulos y leyendas no deben aparecer en la fotografía sino en una hoja aparte, para ser compuestos por la imprenta. En el respaldo de cada fotografía debe anotarse en una etiqueta pegada, el número de la figura, el nombre del autor principal y una flecha indicando su orientación espacial. Envíe las figuras protegidas en un sobre grueso de tamaño apropiado. Cite cada figura en el texto con un orden consecutivo según corresponda. Si una figura es reproducción de material ya publicado, indique su fuente de origen y obtenga permiso escrito del autor o editor para reproducirla en su trabajo. El resumen de los casos clínicos deberá indicar de manera sintetizada la introducción, el caso clínico y además, una colusión del trabajo. A continuación de cada resumen en español e inglés, se escriben las palabras clave del estudio, las que no deben exceder mas de cinco palabras y con su respectiva traducción en inglés, bajo el título de “key words”. b) Material y Métodos Describa claramente la selección de sujetos en observación. Identifique los métodos, instrumentos o aparatos y los procedimientos empleados, con la precisión necesaria para permitir a otros observadores que reproduzcan sus resultados. Si se trata de métodos establecidos y de uso frecuente, incluso métodos estadísticos, limítese a nombrarlos y cite las referencias respectivas. Si los métodos ya han sido publicados pero no son bien conocidos, proporcione las referencias y agregue una breve descripción. Cuando los métodos son nuevos se aplicaron modificaciones a métodos establecidos, descríbalos con precisión, justifique su empleo y enuncie sus limitaciones. Si se efectuaron experimentos en seres humanos, estos deberán contar con una autorización por un comité de ética de la institución donde se efectuó el estudio. Identifique todos los fármacos y compuestos químicos empleados con su nombre genérico, dosis y vías de administración. En caso de ser necesario identificar a los pacientes hágalo mediante números correlativos y no utilice sus iniciales ni los números de historias clínicas. Indique el número de sujetos, de observaciones, el o los métodos estadísticos empleados y el nivel de significación estadística establecido previamente para juzgar los resultados. c) Resultados Presente sus resultados con una secuencia lógica según el desarrollo del texto, cuadros y figuras. Los datos se pueden mostrar en cuadros o figuras, pero no simultáneamente d) Discusión Se trata de realizar una discusión de los resultados obtenidos en el trabajo y no de una revisión del tema. Discuta y destaque únicamente los aspectos nuevos e importantes que aporta su trabajo y las conclusiones de los datos que ya fueron presentados en la sección de resultados, ni incluya comentarios de datos que figuren en los mismos. Compare sus hallazgos con otras observaciones relevantes identificándolos mediante las citas bibliográficas respectivas. Relacione sus conclusiones con los propósitos del estudio que destacó en la introducción; evite proponer conclusiones que no están sólidamente respaldadas por sus hallazgos, así como apoyarse en otros trabajos que aún no están terminados. 153 A3 e) Referencias Las referencias bibliográficas deben ser numeradas consecutivamente por orden de aparición en el texto, incluyendo las que se mencionan en los cuadros y figuras. Límite las referencias a no más de 30. Es importante la revisión e inclusión de referencias nacionales sobre el tema que es presentado. Identifique las referencias en el texto mediante números arábigos, colocados como superíndice al final de la frase o párrafo en que se las alude. Los nombres de las revistas deben abreviarse según el estilo usado en el Index Médicus. Los resúmenes de presentaciones a congresos pueden ser citados como referencias únicamente cuando están publicados en revistas de circulación común. Los autores serán responsables de la exactitud de sus referencias, cite solo la bibliografía a la que ha accedido, no es ético citar referencias que aparecen en otros trabajos, no incluya como referencias “observaciones no publicadas” ni “comunicaciones personales”. Puede incluir entre referencias a trabajos que están oficialmente aceptados por una revista y en trámite de publicación; en este caso indique la referencia completa, agregando a continuación el nombre abreviado de la revista, entre paréntesis la expresión “en prensa”. Los trabajos que han sido enviados a publicación pero todavía no han sido oficialmente aceptados, no deben colocarse entre las referencias, sino que pueden ser citados en el texto, entre paréntesis, como “observaciones no publicadas”. Ejemplos: Artículo de revista: Apellido e iniciales del nombre, si son varios autores se los separa con una coma. Mencione todos los autores cuando sean seis o menos; si son siete o más mencione seis y agregue: “y col”, escriba el título completo del artículo, en su idioma original. Luego, el nombre de la revista en que apareció abreviado de acuerdo a la nomenclatura internacional (Index Medicus), año de publicación, volumen de la revista, página inicial y final del artículo. - Arteaga BR, Arteaga MR. Fascitis necrosante. Rev Soc Bol Ped 2003; 42:102-15. - Lang ME, Vaudry W, Robinson JL. Bliss D, Healey P, Waldhausen J, et al. Case report and literature review of late onset group B streptococcal disease manifesting as necrotizing fasciitis in preterm infant: is this a new syndrome? Clin Infect Dis 2003; 37:132-5. Artículo de revista con soporte electrónico: Autor/es de artículo. Título del artículo. Título abreviado de la publicación /publicación periódica en línea/ Año de la publicación /Fecha de consulta/; volumen (número): paginación o número de pantallas/. Disponible en: http:// www.... ... ... - Pérez C, Solís G, Martínez D, De la Iglesia P, Viejo de la Guerra G, Martinez M. Factores predictivos de enfermedad neumocócica invasora: estudio de casos y controles. An Esp Pediatr /publicación periódica en línea/ 2002 /Fecha de consulta 2003 abr 10/; 57(4): 7 pantallas. Disponible en: http://www.doyma.es Capítulo de libro: Autor/es del capítulo. Título del capítulo. En: Autor/es del libro. Editores. Título del libro. Edición (solo se cita a partir de la 2da, Ciudad de publicación, editorial, año de publicación y páginas que abarca el capítulo. - Mazzi E. Malformaciones frecuentes del tubo neural. En: Aranda E, Tamayo L, Sandoval O, Mazzi E, Bartos A, Peñaranda RM, Quiroga C, eds. Texto de la cátedra de Pediatría. 3a. ed. La Paz: Elite impresiones; 2003. p.370-2. - Brun J, Coritza E, Mazzi E. Malformaciones frecuentes del tubo neural. En: Mazzi E, Sandóval O, eds. Perinatología. 2da. ed. La Paz: Elite impresiones; 2002. p.643-52. Capítulo de un libro con soporte electrónico: Autor/es del capítulo. Título del capítulo. En: Autor/es del libro. Título del libro /monografía en línea/ Año de publicación /fecha de consulta/; número de pantallas. Disponible en: URL: http - Philips SL. Hypertension. En: Criley J, Crilet D. The physiological origin of the health /monografía en línea/ 1995 /fecha de consulta 2003 abr 10/ ; 3 pantallas. Disponible en: http://www.......... Libro: Autores. Título del libro. Edición (solo se cita a partir de la 2da. edición). Ciudad de publicación: Editorial; año - Mazzi E, Sandóval O, eds. Perinatología. 2da. ed. La Paz: Elite impresiones; 2002. Artículo de periódico: - Aranda E. Leucemia. El Diario 1997, 21 de julio. Sección A: 3 (col 2). Organización como autor: - Sociedad Boliviana de Pediatría. AIEPI. Rev Soc Bol Ped 2000;41:26-31. Artículo sin autor: Anónimo - Meningitis en La Paz [editorial]. S Afr Med J 1996; 45:789. Revista con suplemento en un volumen - Mazzi E, Pantoja M. Enterocolitis necrosante en el recién nacido a término. Rev Soc Bol Ped 1999; 32: supl 1:12-4. 154 A4 Artículo en prensa: - Perez J, Alfaro N. Defectos del cierre del tubo neural: prevalencia y búsqueda de asociación con algunos factores de riesgo durante el primer trimestre del embarazo. Bol Med Hosp Infant Mex. En prensa 2004. Referencia de editorial: - Pantoja M. Suplemento de pediatría del Cono Sur [Editorial]. Rev Soc Bol Ped 1997; 36: 92. Referencia de carta al editor: - Mendoza A. Drogas y adolescencia. [Carta]. Rev Soc Bol Ped 2001;42:190. con las siguientes secciones: introducción, caso clínico y discusión. 3. Actualización Revisión de capítulos de interés especial, realizadas por profesionales expertos reconocidos en el tema o invitados por el comité editorial. 4. Imágenes pediátricas inusuales Presentación de uno o más casos clínicos, en forma resumida, que sea de presentación inusual e interesante y que se acompañe de material grafico ilustrativo sobre el caso. El formato a seguir es el siguiente: caso clínico y discusión. 4. Comunicaciones breves f) Agradecimientos Exprese su reconocimiento solo a personas e instituciones que hicieron contribuciones sustantivas al trabajo. Los autores son responsables por la mención de personas o instituciones a quienes los lectores podrían asignar responsabilidad o apoyo de los resultados del trabajo y sus conclusiones. Las contribuciones serán clasificadas de la siguiente forma: 1. Trabajo original Trabajo en el que se trata de encontrar una respuesta a una o varias interrogantes planteadas sobre una determinada patología. El esquema que deberá seguir es el siguiente: introducción, material y métodos, resultados y discusión. 2. Casos clínicos Descripción de uno o más casos clínicos que supongan una contribución importante al conocimiento de la enfermedad y una revisión del tema en cuestión. Cuenta Todo trabajo que signifique un aporte original, con carácter preliminar o definitivo, que no sobrepase en extensión 4 hojas tamaño carta, incluyendo tablas y referencias. 6. Cartas al Editor Comentario o discusión de temas que se estime de interés general relacionados con la pediatría o de trabajos publicados en la revista. BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA 1.- Comité internacional de directores de revistas médicas. Requisitos uniformes para los manuscritos enviados a revistas biomédicas. Rev Soc Bol Ped 1998;37:74-82. 2.- Velásquez – Jones ed. Redacción del escrito médico. 4ta. ed. México: Ediciones médicas del Hospital Infantil de México Federico Gómez; 1999. 3.- Mitru N, Aranda E, eds. ABC de la redacción y publicación médico científica. La Paz: Fondo Editorial del Instituto de Gastroenterología Boliviano – Japonés; 2001. Dr. Manuel Pantoja Ludueña Director - Editor Revista Sociedad Boliviana de Pediatría Hospital del Niño Dr. Ovidio Aliaga Uría Calle Mayor Zubieta # 100 La Paz - Bolivia Tel. (591-2) 2240081 - Cel. 71527168 email: mpantoja@acelerate.com 155 A5 Instrucciones para la elaboración de resúmenes estructurados de artículos originales sobre investigación médica Un resumen estructurado no debe exceder las 250 palabras; esta norma fue tomada considerando la extensión máxima permitida por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, para el registro en el MEDLINE. Debe evitarse el uso innecesario de verbos, presentar resultados secundarios y evitar hacer inferencias con resultados destacables. Los resúmenes, escritos en un máximo de 250 palabras, deben tener los siguientes encabezamientos: Título y autores, objetivo, contexto o lugar, pacientes o participantes, intervenciones (en el caso de ensayos clínicos), mediciones del desenlace principal, resultados principales y conclusiones. El título debe contener la menor cantidad posible de palabras, ser atractivo e informativo para el lector y en lo posible, clasificar el estudio. Es importante evitar el uso de palabras, tales como: “Estudio sobre...” ó “Investigación de...” lo mismo con abreviaciones o jerga indefinida que hace incomprensible al título. De preferencia escribirlo en una linea continua (puede ser diferenciado en negrilla y mayúsculas), luego el nombre del autor o autores (puede resaltarse al autor principal subrayando su nombre). Finalmente el nombre de la institución donde pertenece el autor o autores. Es necesario ser preciso en presentar el objetivo principal o la pregunta de investigación. En el caso de demostrarse una hipótesis a priori, ésta debe mencionarse. Si la extensión del resumen lo permite, puede incluirse la importancia del problema estudiado. Describir brevemente el diseño metodológico empleado en la investigación y el tiempo de seguimiento (en el caso que lo hubiere). Los principales diseños son los siguientes: • Ensayo clínico o diseño experimental, cuando implique una intervención del investigador. Pueden ser controlados, aleatorizados, a doble ciego, con placebo, cruzado, antes y después. • Estudios de pruebas diagnósticas, comparan pruebas buscando principalmente sensibilidad y especificidad, valores predictivos y likehood ratios. • Estudios de cohorte, implican el seguimiento a grupos de pacientes, generalmente expuestos y no expuestos a uno o varios factores, para posteriormente verificar un resultado o respuesta. Pueden ser prospectivos o retrospectivos. Son usados en estudios de pronóstico, causalidad y tratamiento. • Estudios de casos y controles, comparan un grupo de pacientes con un padecimiento o un resultado (casos) con otro grupo sin el padecimiento o resultado (controles). • Estudios transversales, tambien llamados de prevalencia; implican la medición de variables predictoras y resultados en un mismo tiempo. Generalmente son realizados empleando encuestas. • Estudios descriptivos, son muy frecuentes en la literatura médica y se refieren como “serie de casos” o “a propósito de un caso”. Describen varias características de un grupo de pacientes (edad, sexo, procedencia, grados de la enfermedad, época del año, etc.) con un mismo diagnóstico. Son mal utilizados para proponer causalidad. • Estudios de evaluación económica, actualmente muy en boga, pueden ser: análisis de costo-minimización, costo beneficio, costo-utilidad, costo-eficacia. En este acápite, mencionar el lugar donde fue realizado, en el caso de estudios hospitalarios o centros de salud, es importante explicar si fueron centros de primer, segundo o tercer nivel, privados o estatales. De esta forma se provee a los lectores la posibilidad de aplicar los resultados en sus contextos. Debe mencionarse el número de sujetos que participaron en el estudio (incluso los seleccionados y que luego rechazaron la participación), las pérdidas durante el seguimiento, en el caso de estudios de cohorte (ingresaron al estudio y por algún motivo lo abandonaron). También debe informarse las características del trastorno estudiado, criterios de inclusión y exclusión empleados. El tipo de muestreo utilizado debe ser informado, para dar una idea de la validez a los revisores y lectores. En el caso de ensayos clínicos debe describirse exactamente la maniobra de intervención. En el caso de medicamentos usar sus nombres genéricos. Debe describirse cómo se midió el o los resultados principales y los instrumentos o escalas de medición empleados. Deben describirse los resultados principales del estudio, incluyendo valores para hallazgos positivos y pruebas estadísticas para hallazgos negativos. Deben ser presentados en valores absolutos y relativos. Siempre que sea posible se deben incluir los intervalos de confianza del 95% y el nivel exacto de significación estadística. Describir, de manera breve, las conclusiones que estén apoyadas por los resultados presentados, mencionando la aplicabilidad clínica (evitando la “teorización”), limitaciones y extrapolaciones del trabajo. Referencia: Mejía H. Cómo escribir resúmenes para congreso o revistas médicas. Rev Soc Bol Ped 1999; 38:25-7 156 A6 CARTA PARA SOLICITUD DE PUBLICACION Srs. COMITE EDITORIAL DE LA REVISTA DE LA SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA Cumpliendo con los requisitos exigidos para la publicación, envío a Uds. el artículo titulado: .......................... ............................................................................................................................................................................... .............................................................................................................................................................................. para que se considere su publicación, señalando lo siguiente: 1. Es un artículo original, con temas de investigación clínica o experimental, salud pública, medicina social o bioética; revisión de temas; actualizaciones o casos clínicos, que cumple con las normas para la publicación de artículos que se detallan en cada número de la Revista de la Sociedad Boliviana de Pediatría 2. Es un artículo inédito, que no ha sido enviado a revisión y no se encuentra publicado, parcial ni totalmente, en ninguna otra revista científica, nacional o extranjera 3. No existen compromisos ni obligaciones financieras con organismos estatales ni privados que puedan afectar el contenido, resultados o conclusiones de la presente publicación. Si la publicación ha sido financiada, los términos de dicho financiamiento son detallados en carta adjunta. A continuación presento los nombres y firmas de los autores, que certifican la aprobación y conformidad con el artículo enviado. .............................................................................................................................................................................. .............................................................................................................................................................................. .............................................................................................................................................................................. .............................................................................................................................................................................. .............................................................................................................................................................................. El nombre del autor principal es: .............................................................................................................................................................................. El teléfono del autor principal es:......................................................................................................................... FAX:................................................................... Correo electrónico:...........................................@.................................................... Inclusión de mi correo electrónico en la publicación: SI ( ) NO ( ) 157 A7 SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA REGLAMENTO DE RELATOS Y CORRELATOS El Relato y los Correlatos son asignados en sesión administrativa del Congreso Nacional de Pediatría, para los dos siguientes eventos nacionales (Jornada y Congreso) con carácter específico. RELATO.- Es el desarrollo de una investigación en equipo, asignada a una Sociedad Departamental debiendo involucrar en la misma, a todos los socios departamentales, bajo la conducción de una Comisión de Relatos nominada por la Sociedad Departamental respectiva. Una vez hecha la asignación del tema y naturaleza de la investigación, la Sociedad Departamental responsable deberá: a) Elaborar un protocolo de investigación en un plazo no mayor a cuatro meses, someterlo a consideración del Comité Científico Nacional y difundirlo para su aplicación por lo menos seis meses antes de la fecha señalada para su presentación. b) Cada Comisión de Relato estará integrada por un mínimo de 3 y un máximo de 10 miembros, siendo todos ellos acreedores a la certificación respectiva. (siempre y cuando estén inscritos en el evento), pero sólo uno designado para hacer la presentación programada en Jornada o Congreso Nacional, en calidad de Relator Oficial. c) Cada relato deberá ser presentado al Comité Organizador por escrito, en no más de 10 carillas y por lo menos 30 días antes de su presentación oficial. El Comité organizador de la Jornada o Congreso tomará nota del nombre del Relator a tiempo de recibir la versión escrita del trabajo, para fines de programación y certificación. La forma de presentación debe ceñirse a las normas señaladas para la “Redacción de Artículo Médico” establecidas por el Comité Editorial de la Revista de la Sociedad Boliviana de Pediatría. d) Los relatos deberán ser necesariamente inéditos y su presentación se hará en 20 minutos. El material auxiliar -preferentemente diapositivas- debe ilustrarse con fotografías clínicas además de cuadros y figuras. CORRELATOS A. El protocolo de investigación será considerado a nivel del Comité Científico Departamental y la investigación puede tener carácter nacional o local. B. De preferencia, el trabajo debe ser en equipo pero no está excluido el desarrollo de un correlato a cargo de un solo profesional, si cuenta con la anuencia de la Sociedad Departamental respectiva. C. Cada correlato deberá ser presentado por escrito al Comité organizador en no más de 10 carillas y por lo menos 30 días antes de su presentación oficial. El Comité organizador de la Jornada o Congreso tomará nota del nombre del expositor -relator a tiempo de recibir la versión escrita del trabajo, para fines de programación y certificación. La forma de presentación debe ceñirse a las normas señaladas para la “Redacción de Artículo Médico” establecidas por el Comité Editorial de la Revista de la Sociedad Boliviana de Pediatría. D. Los correlatos deben ser inéditos y su presentación se hará en 15 minutos, con material audiovisual similar al requerido para los relatos. Nota: El presente reglamento ha sido elaborado por encargo de la Sesión Administrativa de la Sociedad Boliviana de Pediatría, realizada el 19 de septiembre de 1992 en Montero. La Directiva Nacional 158 A8 REGLAMENTO PARA LA PRESENTACIÓN DE TRABAJOS LIBRES EN POSTERS 1. Los resúmenes de los trabajos libres que se reciban en la Secretaría del Congreso o Jornada, serán evaluados por el Comité Científico y serán aceptados aquellos que se ajusten plenamente al reglamento de publicaciones. Contenido del resumen: a) Título: en mayúsculas. Debe ser conciso y de acuerdo al contenido del resumen. b) Autor (es). 2. La fecha límite para la presentación de los resúmenes será 2 meses antes del comienzo del evento. c) Institución: lugar donde se realizó el trabajo, dirección, localidad, código postal, teléfono y fax. 3. Los trabajos deben ser inéditos. No deben estar publicados ni haber sido presentados en otros eventos, del país ni del extranjero. d) Títulos profesionales. e) Dirección y teléfono. f) Resumen: incluirá: introducción, objetivos, material y métodos, resultados y conclusiones; Dejando un renglón luego del encabezamiento, se transcribirá el resumen que deberá estar escrito en el recuadro adjunto. Introducción: aporta los elementos que fundamentan la realización del trabajo. Objetivos: claramente explicitados. Material y Métodos: contiene la información necesaria para la realización y reproducibilidad del trabajo de acuerdo a los objetivos propuestos. Resultados: expone los datos más representativos en forma breve y clara. Se podrán incluir cuadros y gráficas simples, pero no ilustraciones ni referencias. Conclusiones: deben responder a los objetivos y resultados. 4. El autor o autores de cada trabajo deberán estar inscritos en el Congreso, para su certificación de presentación de trabajos libres. 5. Cada poster debe medir no más de 150 cm. de alto por 80 a 90 cm. de ancho. Las letras del título deben medir entre 2 a 2.5 cm. y las del texto de 1 a 1.5 cm. 6. Cada poster debe contener: Título del trabajo, seguido de nombre de los autores, lugar de realización, material, método, resultados y conclusiones. 7. La ubicación y el tiempo de permanencia de los posters será determinado por el Comité Organizador, en función de la cantidad de trabajos inscritos y los ambientes disponibles en la sede del evento y comunicado con anticipación al autor principal. 8. El primer autor y/o los colaboradores deben estar presentes a fin de responder a las preguntas de los asistentes y del jurado calificador a ser nombrado por el Comité Organizador. 9. Después del tiempo asignado, los posters deben ser retirados, para la presentación de otros trabajos. 12. El Directorio Nacional de la Sociedad Boliviana de Pediatría premiará a los 3 mejores trabajos según informe del jurado calificador, mismos que serán entregados en la sesión de clausura de la jornada. 10. Para que los trabajos libres sean aceptados se debe enviar un resumen dos meses antes del evento. 13. Cualquier punto que no se haya estipulado en este reglamento será resuelto por el Comité Organizador. 11. El resumen debe ser escrito en máquina eléctrica o procesador de texto. No debe tener errores o enmiendas pues se publicará exactamente como se envíe. Directorio Nacional SBP 159 A9 DIRECCIONES DE LAS SOCIEDADES DEPARTAMENTALES DE PEDIATRIA Dr. H. Jorge Salazar F. Presidente SOCIEDAD PACEÑA DE PEDIATRIA Hospital del niño “Dr. Ovidio Aliaga U” Casilla postal # 1027 Tel. 2544225 Fax: 010 - 2 - 2240081 E-mail: sobope@entelnet.bo Dra. Gina Orozco Gonzáles Presidenta SOCIEDAD DE PEDIATRIA SUB FILIAL QUILLACOLLO Av. Blanco Galindo este 0170. Colegio Médico de Quillacollo Tel./Fax: 4363611 Celular: 71779905 Dra. Virginia Azurduy Presidenta SOCIEDAD CHUQUISAQUEÑA DE PEDIATRIA Colegio Médico de Chuquisaca Teléfono: 010 - 4 - 64 - 21884 Celular: 72882883 Dr. César Zamora E. Presidente SOCIEDAD POTOSINA DE PEDIATRIA Linares 122 “A” Teléfonos: 010 - 2 - 6225837 Celular: 71820319 E-mail: zamorai@cotapnet.com.bo Dr. Luis F. Zabaleta L. Presidente SOCIEDAD ORUREÑA DE PEDIATRIA Colegio Médico Depatamental Belzu esquina Vásquez No. 610 Telefonos: 010 - 2 - 5246920 Celular: 71842308 E-mail: fayala@coteornet.bo Dr. Félix Veintemillas S. Presidente SOCIEDAD BENIANA DE PEDIATRIA Calle Cañaveral No. 98 Zona El Carmen Teléfono: 010 - 3 - 4624324 Celular: 71143553 E-mail:–mariacostales@hotmail.com Dr. Gerardo Aramayo Presidente SOCIEDAD DE PEDIATRIA FILIAL PANDO Hospital Roberto Galindo Fax: 010 - 3 - 8424146 Celular: 76001163 Dra. Ma. Julia Iriarte S. Presidenta SOCIEDAD COCHABAMBINA DE PEDIATRIA Av. G. Villarroel No. 1132 Edificio Confort 5to. piso oficina 5-E Teléfono: 010 - 4 - 4488416 Celular: 71721373 E-mail: soped@albatnos.net dramfabiani@hotmail.com Dra. Juana Vargas A. Presidenta SOCIEDAD CRUCEÑA DE PEDIATRIA Calle Santa Bárbara esquina Seoane s/n (Hospital de Niños Dr. M.O.S.) Casilla Postal # 6929 Tel.: 010 - 3 - 3342783 Celular: 70045019 E-mail: soccrupediatria@cotas.com.bo Dr. Jorge Fernández Casson Presidente SOCIEDAD DE PEDIATRIA SUB FILIAL EL ALTO Ciudad Satélite Hospital Boliviano Holandés. El Alto Teléfono: 2818090 Fax: 2119870 Celular: 72595495 160 A10 Dr. Fuentes Dr. Osvaldo Antelo Aparicio Presidente Presidente SOCIEDAD DE PEDIATRIA SUB FILIAL YACUIBA SOCIEDAD DE PEDIATRIA SUB FILIAL MONTERO Calle Paraguay s/n entre Santa Cruz y Comercio. Yacuiba Clínica Norte calle Warnes esquina Ángel Sandoval. Montero Teléfono / Fax: 6822580 E-mail: sp_yacuiba@hotmail.com Dr. Juan Carlos Balderas Presidente SOCIEDAD DE PEDIATRIA SUB FILIAL CAMIRI Teléfono: 9922100. Celular: 71887604 E-mail: arwindac@hotmail.com Dr. Darwin Martínez M. Presidente SOCIEDAD TARIJEÑA DE PEDIATRIA Calle Oruro 139-153 Colegio Médico de Camiri Colegio Médico Dptal. de Tarija Ayacucho casi esquina Junín Teléfono: 010 - 3 - 95224699 Teléfono: 010 - 4 - 6633973 Celular: 70213100 161 A11 FUNDADORES DE LA SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA Dr. Cecilio Abela Deheza Dr. Carlos Ferrufino Burgoa Dra. María Josefa Saavedra Dr. Juan Antonio Osorio Dr. Roberto Pacheco Iturralde Dr. Nestor Salinas Aramayo Dr. Ernesto Trigo Pizarro Dr. Julio Pereira Dr. Enrique Hertzog Garaizábal Dr. Francisco Torres Bracamonte PRESIDENTES DE LA SOCIEDAD BOLIVIANA DE PEDIATRIA Dr. Carlos Ferrufino Burgoa Dr. Cecilio Abela Deheza Dr. Carlos Daza Meruvia Dr. Antonio Pizarro Dr. Luis V. Sotelo Dr. Cecilio Abela Deheza Dr. Luis Hurtado Gómez Dr. Carlos Daza Meruvia Dr. Humberto Zelada Vargas Dr. Jorge Dorado de la Parra Dr. Gonzalo Silva Sanjinez Dr. Jorge Tejerina Peñaranda Dr. Eduardo Aranda Torrelio Dr. Andrés Bartos Miklos Dr. Jorge Tejerina Peñaranda Dr. Eduardo Mazzi Gonzáles de Prada Dr. Oscar Sandóval Morón Dr. Javier Torres-Goitia Caballero Dr. Jaime Tellería Guzmán Dra. Ruth Guillén de Maldonado Dr. Ricardo Arteaga Bonilla Dr. Adalid Zamora Gutiérrez Dr. Orlando Jordán Jiménez Dr. Ramiro Fabiani Dr. Iván Peñaranda Pérez Gestión 1943 - 1948 Gestión 1949 - 1950 Gestión 1951 - 1953 Gestión 1953 - 1955 Gestión 1955 - 1957 Gestión 1957 - 1959 Gestión 1959 - 1967 Gestión 1967 - 1969 Gestión 1969 - 1972 Gestión 1973 - 1975 Gestión 1975 - 1977 Gestión 1977 - 1979 Gestión 1979 - 1983 Gestión 1983 - 1987 Gestión 1987 - 1989 Gestión 1989 - 1991 Gestión 1991 - 1993 Gestión 1993 - 1995 Gestión 1995 - 1997 Gestión 1997 - 1999 Gestión 1999 - 2001 Gestión 2001 - 2003 Gestión 2003 - 2005 Gestión 2005 - 2007 Gestión 2007 - 2009 162 10 pasos para una Lactancia Exitosa DECLARACION CONJUNTA OMS/UNICEF (1989) 1. Tener una política de Lactancia Materna escrita que sea periódicamente comunicada al personal. 2. Entrenar a todo el personal para implementar esta política. 3. Informar a toda mujer embarazada sobre los beneficios y manejo de la lactancia materna. 4. Ayudar a las madres a iniciar la lactancia durante la primera media hora después del parto. 5. Enseñar a las madres cómo amamantar y cómo mantener la lactancia aún si se separan de sus bebés. 6. No dar a los recién nacidos ningún alimento ni bebida que no sea leche materna. Hacerlo sólo por indicación médica. 7. Practicar el alojamiento conjunto, dejar que los bebés y sus madres estén juntos las 24 horas del día. 8. Fomentar la lactancia materna a libre demanda. 9. No dar tetinas, chupetes u otros objetos artificiales para succión a los bebés que están siendo amamantados. 10. Promover la creación de grupos de apoyo a la lactancia materna y referir a las madres a éstos. 163